El Derecho y La Mentira

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EL DERECHO Y LA MENTIRA

A propósito del artículo de Kant

“Sobre un supuesto derecho de mentir por amor al prójimo (Menschenliebe)”

Por Rainer Zaczyk *

I. Introducción

*) traducción de Susana Goldmann

En un tiempo, en que el presidente de la Comisión Europea defiende la máxima


política según la cual “Cuando las cosas se ponen serias, hay que mentir” 1, en un
tiempo en que el poder ejecutivo engaña al poder legislativo, 2 y en un tiempo, en
que la ley misma miente a quienes deben regirse por ella 3, en un tiempo así es
conveniente que el artículo de Kant “Sobre un supuesto derecho de mentir por
amor al prójimo”4 se convierta en objeto de reflexión. En este texto se encuentra la
siguiente frase: “Ser veraz (honesto) en todas las declaraciones es por lo tanto un
sagrado e incondicional precepto de la razón, que no debe ser limitado por
ninguna conveniencia.5” En la edición Akademieausgabe de las obras de Kant este
texto solo abarca 6 páginas y al apurado lector moderno parece ofrecerle una
rápida idea de la filosofía práctica de Kant. A más tardar cuando estos lectores
llegan a la frase recién citada (se encuentra casi por la mitad del texto), parecen

1
Publicado en una noticia de la {desaparecida} agencia alemana de noticias dapd de mayo de 2011.
2
Impreso BT-Drs. 16/3656, p.18 del parlamento alemán Bundestag. Allí, en el curso de la modificación del
artículo 303b del Código Penal alemán StGB sobre sabotaje informático, el gobierno federal, frente a
objeciones de la Cámara Alta, respondió en relación a la “importancia” de una instalación de
procesamiento de datos y su “fallo considerable”, que había “suficiente interpretación sólidamente fundada
en bibliografía y jurisprudencia”; más bien se trataba de lo contrario, lo que se desprendía fácilmente de
aquella “bibliografía y jurisprudencia”.
3
Artículo 257c, inciso 1, frase 3, StPO (Código procesal penal alemán). Allí se afirma que el principio de
investigar de oficio del artículo 244 inciso 2 del StPO (Código procesal penal alemán) permanecía intacto en
esas soluciones negociadas. También en este caso sucede exactamente lo contrario. Quienes conocen los
escritos del homenajeado {Paeffgen, Hans-Ullrich} pueden imaginarse qué tormenta verbal en notas al pie
de página se habría desatado si él mismo hablara aquí (en un tema similar ver su ensayo Paunsdorf – Eines
langen Vorgangs Reise in die Nacht – der Archive- {Paunsdorf - El viaje de un largo expediente hacia la
noche –de los archivos}, escrito en homenaje a Küper, 2007, p. 389 ss).
4
Kant, edición Akademieausgabe der Werke (citada como AA), 1910 ss., el artículo de Kant del título está en
tomo 8, p. 425-430; se lo cita con la sigla VRL; en castellano, con la sigla SDM, seguida del número de
párrafo; Metaphysische Anfangsgründe der Rechtslehre, AA 6, 203 ss. {Principios metafísicos de la doctrina
del derecho} que forman parte de la obra Metafísica de las costumbres, se citarán como MdS, a veces solo
con indicación de §. En castellano, se citarán como MdC, siguiendo la edición de Tecnos de Metafísica de
las costumbres, 1999, Tercera edición, Clásicos del pensamiento 59, Madrid.
5
VRL, AA 8, 427; ver SDM, párrafo 11, en esta edición.
relevarse del esfuerzo de seguir leyendo. 6 Porque en este ensayo7 de “mala fama”
claramente parece confirmarse el prejuicio, y aparentemente convertirse en juicio,
de que la filosofía práctica de Kant es “rigorista”; una prohibición semejante de la
mentira “hoy nos produce una impresión grotesca”. 8 Pero habría que considerar si
tal deber de decir la verdad y una prohibición de mentir, resultante de la anterior 9,
parecen “grotescas” realmente desde cualquier perspectiva: Desde la perspectiva
de quien miente circunstancialmente o con frecuencia, semejará grotesco
seguramente porque Kant parece hacerle imposible cualquier autoabsolución con
referencia a una práctica generalizada. ¿Será grotesco también en la perspectiva
de la otra parte, de una persona que en todo momento debe contar con que se le
mienta, por la motivación que fuera? Además se debería tener en cuenta la
advertencia de Hans Wagner, de ser cauto en relación con Kant, “si no se quiere
correr el riesgo de que tildar a Kant de retraso mental desemboque en desmedro
filosófico de quien lo afirma” 10. A continuación se analizará otra vez11 el texto de
Kant para establecer si su resultado es realmente tan desacertado y poco realista,
como puede parecer a primera vista. De entrada habría que señalar que este
escrito de Kant no era en absoluto exclusivamente de ocasión; el filósofo relaciona
en él, más bien, de modo muy complejo, diversos trazos de ideas de su filosofía
práctica en general. La siguiente contribución está dedicada a mi estimado colega
de Bonn, Hans-Ullrich Paeffgen, con quien en los últimos años hemos discutido de
forma crítica los grandes textos de la tradición filosófica, en el marco del Seminario
de Filosofía del Derecho en Bonn.

6
Se percibe incluso en las obras especializadas. Así Timmermann en Kant und die Lüge aus Pflicht,
Philosophisches Jahrbuch 107, año 2000, p. 267 ss., 277. Allí Timmermann interrumpe sus esfuerzos por
interpretar el texto de Kant, con la frase: “Abandonamos ahora definitivamente el terreno de la pura
exégesis de Kant. Sea como sea.”
7
Timmermann, nota al pie 6, p. 270.
8
Schwemmer en Vernunft und Moral {Razón y moral}, en: Prauss (comp.), Kant - zur Deutung seiner Theorie
von Erkennen und Handeln, 1973, p. 255 ss.
9
El nexo entre ambas se explicará más adelante en el curso del texto.
10
Hans Wagner, Kant-Studien 69 , 1978. (Geismann/Oberer [comp.], Kant und das Recht der Lüge) {Kant y el
derecho de mentir}, [citado como compilación],1986, p. 95)
11
Desde su publicación el artículo de Kant provocó un sinnúmero de tomas de posición, de las que citamos
algunas; como panorama general ver la compilación de nota al pie nº 10; este tomo no contiene el análisis
exhaustivo y la defensa del texto de Geismann sobre la prohibición de mentir, Das rechtliche Verbot der
Lüge, en: Kant und kein Ende, tomo 2, Studien zur Rechtsphilosophie, 2010, p. 229 ss (= versión revisada de
Geismann, Versuch über Kants rechtliches Verbot der Lüge en: Oberer/Seel [comp.] Kant, Analysen –
Probleme - Kritik, 1988, p. 293 ss.). Además el artículo de Kant se inserta en una larga tradición de
discusiones en torno al problema ético de la mentira; ver panorama general en compilación de nota 10, p. 7-
22; rico en material Gregor Müller, Wahrhaftigkeitspflicht und die Problematik der Lüge {Deber de veracidad
y la problemática de la mentira}, 1962. Sobre el problema de la mentira en su aspecto jurídico, buen aporte
de Saliger, Kann und soll das Recht die Lüge verbieten? {¿Puede y debe el derecho prohibir la mentira?} en
Depenheuer [comp], Recht und Lüge, 2005, p. 93 ss. con más citas; como ampliación de “la justicia divina”,
también Wyrwich, Kants Aufsatz über das Lügenverbot und das Problem der Verquickung von juridischer
und göttlicher Gerechtigkeit, Freiburger Zeitschrift für Philosophie und Theologie 60 (2013), 128 ss.
II El motivo tras el artículo de Kant

1. El artículo de Kant fue publicado en septiembre de 1797 en los “Berlinischen


Blättern”.12 Fue una reacción a un pasaje en el texto del autor francés Benjamin
Constant. En ese mismo año éste había tomado posición en la publicación “Des
réactions politiques”, que ya en 1797 había sido traducida al alemán, 13 en relación
a lo que afirmaba “un filósofo alemán”, para quien sería “un delito una mentira en
respuesta a un asesino, que nos preguntara si nuestro amigo, por él perseguido,
no se habría refugiado en nuestra casa”. La crítica de Constant apunta
esencialmente a que, en el ejemplo, el principio (la prohibición de mentir) se
plantea de un modo abstracto y se lo aplica a un ejemplo extremo. Tal proceder
(erróneo) “destruiría la sociedad”. Para la aplicación de un principio abstracto
deberían conformarse más bien conceptos intermedios, como sigue: “Es un deber
decir la verdad. El concepto de deber es inseparable del concepto de derecho. Un
deber es lo que en un ser corresponde a los derechos de otro. Allí donde no hay
derechos, tampoco hay deberes. Decir la verdad es por lo tanto un deber; pero
solo frente a aquel que tiene un derecho a la verdad. Pero nadie tiene derecho a
una verdad que perjudica a otros.”14

2. Antes de adentrarnos en la crítica que realiza Kant y en cada uno de sus


argumentos, será de ayuda referirnos al arsenal argumentativo del que Kant
disponía en el verano de 1797. En esta época su ámbito de trabajo principal eran
las cuestiones de derecho, como parte de una Metafísica de las costumbres. “Los
principios metafísicos de la doctrina del derecho” habían sido publicados a
principios del año 1797; en febrero de 1797 ya había aparecido la reseña de
Bouterwek, sobre la cual, en el mismo año, Kant escribió un “Apéndice con
observaciones aclaratorias” para la segunda edición (1798) de la Metafísica de las
Costumbres. Kant estaba por lo tanto familiarizado con las cuestiones del derecho
y con la sistemática de sus propias respuestas a aquellas cuando se encontró con

12
Ver AA 8, 517; ver también carta del editor Biester, AA 12, p. 202 s.
13
Con el título “Frankreich im Jahr 1797. Aus den Briefen deutscher Männer in Paris” {Francia en el año
1797. De las cartas de alemanes en París}”, segundo tomo, parte 6, p. 123 ss., Altona, 1797. El editor K. Fr.
Cramer señala que Constant mismo le había dicho que “el filósofo alemán” era Kant. En su artículo, Kant
admite haber dicho alguna vez la frase mencionada en el título, pero ya no recuerda dónde. El estudio
filológico de su obra aun no logró encontrar el pasaje, si es que existe. No puede ser correcta la suposición
de Vuillemin (On Lying: Kant and Benjamin Constant en: Compilación [Nota 10] p. 103 ss. según la cual
Constant había reaccionado a lo expuesto en § 9 de la Doctrina de la virtud en Metafísica de las costumbres;
esta obra se publicó en el verano/otoño europeo de 1797 y Constant no la pudo haber conocido cuando
redactó su texto (a principios de 1797). En cuanto a las fechas, ver AA 12, 187 y Ludwig en su edición de
Principios metafísicos de la doctrina del derecho, 1986, p. XXII. – El texto que sigue se basa en la traducción
con la que contó Kant; la traducción publicada en Constant, Obras en 4 tomos, editadas por Gall, 1972,
tomo III, p. 176 ss., no difiere sustancialmente de la primera.
14
VRL, AA 8, 425 {SDM, párrafo 4}. Kant cita aquí puntualmente la traducción al alemán del texto de
Constant {que a su vez aquí se tradujo al castellano}.
el texto de Constant. Una porción importante de la argumentación está
emparentada con “La paz perpetua”, escrito aparecido en 1795, que también fue
producido cuando trabajaba en la Metafísica de las Costumbres. Para contradecir
a Constant, Kant utiliza argumentos de todos estos escritos. Resulta claro que el
telón de fondo en el ensayo sobre la prohibición de mentir está dado por la base
de la filosofía práctica de Kant, o dicho de forma comprimida: está dado por el
imperativo categórico. Sin embargo, todas las interpretaciones de este texto
quedarán incompletas si no toman en cuenta la ampliación del principio moral
hacia el principio jurídico (Rechtsprinzip). En una nota al pie, Kant refiere
explícitamente que en la prohibición de la mentira, en el sentido por él aludido, no
se trata de un principio ético sino de un deber jurídico (Rechtspflicht) y su
fundamento.15

III. La argumentación de Kant

1. Kant encabeza su argumentación reprochándole a Constant ser víctima de una


conclusión falsa debido a una premisa falsa (proton pseudos). 16 Esta conclusión
falsa radica en la frase: “Decir la verdad es un deber, pero solo frente a aquel que
tiene un derecho a la verdad.”17

La fundamentación de por qué se trataría de una conclusión falsa, comienza con


una corrección, en apariencia pequeña, en la formulación de Constant, que los
intérpretes del texto a veces califican como “incidental”, pero que en la mayoría de
los casos aceptan: Kant dice que sería una expresión sin sentido hablar de un
derecho a la verdad; colocaría a la verdad, entre los objetos de los derechos
reales y dependería de la voluntad del individuo que posea la verdad o no. 18 En
cambio, sería correcto decir que el ser humano tiene “un derecho a su propia
veracidad (…) es decir, a la verdad subjetiva en su persona.” 19 Esta corrección de
ningún modo es de segundo orden. Más bien aporta desde el principio del ensayo,
15
VRL, AA 8, 426, nota al pie 2; {SDM, nota al pie 2}. Con frecuencia no se tienen en cuenta lo suficiente las
distinciones categoriales; ver por ejemplo Korsgaard, The Right to Lie: Kant on Dealing with Evil, Philosophy
and Public Affairs 15 (1986), 352 ss; Cholbi, The Murderer at the Door: What Kant should have said,
Philosophy and Phenomenological Research 79 (2009), 17 ss. (ambos indicando más fuentes); esto vale
incluso para un notable conocedor de Kant como Paton , ver su contribución An alleged right to lie, Kant-
Studien 1953/54, 190 ss. (compilación [nota al pie 10], p. 46 ss.). En Kim hay una aproximación, Kants
Lügenverbot in sozialethischer Perspektive, Kant-Studien 95 (2002), 226 ss. {Las distinciones categoriales}
fueron incluidas sistemáticamente en los trabajos de Geismann y Oberer (ver notas al pie 11 y 36), como
también en Kahlo, escrito en homenaje a E.A. Wolff, 1998, p. 153 ss., 178 ss.
16
Es solo una presunción, pero al utilizar esta cita, que en su artículo aparece en letras griegas, Kant, que
conocía las lenguas antiguas (aunque no justamente el griego, ver Vorländer, Kant, segunda edición, 1977, p.
27), posiblemente hizo uso de una cierta picardía, como más de una vez en sus textos, al reprochar a su
contrario “una primera mentira”, traducción literal de proton pseudos.
17
VRL, AA 8, p. 425; {SDM, párrafo 4}
18
VRL, AA 8, p. 426; ver también p. 428 s.; {SDM, párrafo 6}.
19
VRL, AA 8, p. 426; {SDM, párrafo 6}.
como se verá, una parte central de su argumentación, porque en primer término se
cambia la perspectiva de Constant (quien habla de un derecho a la verdad del
probable asesino, en adelante A.) con la perspectiva de quien es apremiado con la
pregunta (en adelante: B; C sería el perseguido por A). 20 Pero ante todo, se habla
de un derecho de B {el apremiado con la pregunta} a su propia veracidad y no por
lo pronto de un deber jurídico.

2. A continuación, Kant divide el problema enunciado en el título de su ensayo en


dos preguntas a fin de dar una respuesta:

1) “si el ser humano, en casos en los que no puede eludir responder con sí o con
no, tendría la facultad (el derecho) de no ser veraz”;

2) “si no estaría obligado, en una cierta declaración a la que lo fuerza una


coacción injusta, a no ser veraz, para evitar un acto ilícito {Missetat} que lo
amenaza a él en sí o a otro.“21

También aquí habría que reparar en el hecho de que en la primera pregunta se


habla de un derecho y recién en la segunda, de un deber, aunque la formulación
esté provista de determinantes adicionales (coacción injusta, acto ilícito que lo
amenaza). 22

a) La respuesta a la primera cuestión se produce a pasos rápidos, en realidad en


media página. Kant habla primero (en relación con la corrección a Constant, en
apariencia de carácter lingüístico) de un derecho de todo ser humano a su propia
veracidad (“es decir, a la verdad subjetiva en su persona” 23). Significa en un primer
paso, que nadie puede prohibir a otro decir la verdad. Sin embargo, con esto no
está dicho si no se estaría autorizado a mentir alguna que otra vez. Precisamente
eso es lo que Kant excluye en el paso siguiente (de modo radical, como ya se
mostrará). Amplía el derecho subjetivo a la propia veracidad a un “deber formal del
hombre frente a cada individuo” 24 a ser veraz en las declaraciones (dando por
supuesto siempre que no se pueda eludir una declaración). Lo importante es que
este deber es un deber jurídico, lo que significa: que despliega la fuerza que dirige
la acción en su relación con otros. Kant señala en una nota al pie 25 que este deber
20
Paton encuentra equivocada la objeción de Kant; para él se trata del derecho que tiene A a que le sea
dicha la verdad (como nota al pie 15).
21
VRL, AA 8, p. 426 {SDM, párrafo 7}. La segunda pregunta debería leerse así: para evitar “… un acto ilícito
(Missetat) que lo amenaza a él o a otro.”
22
Típico del malentendido de Paton es que (nota al pie nº 15) confunde las preguntas en su importancia.
23
VRL, AA 8, 426; {SDM, párrafo 6}
24
VRL, AA 8, 426; {SDM, párrafo 8}
25
VRL, AA 8, 426, nota al pie *: “No quiero extremar aquí el principio hasta el punto de decir ‘La falta de
veracidad es un incumplimiento del deber consigo mismo’. Porque este [principio] pertenece a la ética,
mientras que aquí se habla de un deber jurídico.” En este contexto cabría observar que las decisiones
tomadas bajo una coacción externa poco sirven para la elaboración de principios éticos.
podría aún “extremarse” hasta llevarlo a un deber para consigo mismo de ser
siempre veraz. Sin embargo, no lo lleva a cabo en este contexto porque un deber
semejante (“extremado”) pertenecería a la ética (entendida aquí como diferente
del derecho). Dado que Kant trata el derecho no solo como doctrina de los
deberes, sino como un edificio constituido por derechos y por deberes que
reposan sobre estos derechos y están vinculados con ellos, el deber jurídico de la
veracidad debe tener un derecho como base. A esta base Kant la ve en el
“derecho de la humanidad en nuestra propia persona”. 26 En este punto es posible
advertir, que en su filosofía del derecho Kant considera aún el imperativo
categórico como condición básica de la libertad del ser humano 27, pero que lo
amplía para el derecho: El imperativo categórico ya no es solo base de mi propia
autonomía ética, sino al mismo tiempo, y de modo ampliado, la base de nuestra
libertad jurídica en común. El “derecho de la humanidad en mí” no se refiere sin
embargo a la relación jurídica con otro ser humano concreto, o sea, no alude a un
“mío y tuyo exterior,” sino a un estar-en-el-derecho fundamental de todo ser
humano, el único derecho innato, la libertad. Este derecho no tiene que ser
adquirido ni reconocido por otros, es condición de todo acto jurídico, es propio de
todo ser humano y constituye una unidad entre derecho y el ser {la existencia} del
hombre. En él cada individuo se une con todos los otros en una comunidad
(Allgemeinen), que al mismo tiempo lo mantiene en su singularidad. 28

De estas determinaciones fundamentales resulta ahora el razonamiento de Kant.


Rebate el argumento de Constant, según el cual una prohibición absoluta de
mentir hace imposible cualquier comunidad, mediante el recurso de considerar
seriamente el derecho de mentir, como un principio universal, en casos
individuales y como construcción mental. Cualquiera podría entonces, en cualquier
situación (sea por amor al prójimo, por egoísmo o por otros motivos) crear para sí
un motivo de excepción del deber de veracidad, pero terminaría con cualquier
confianza recíproca en lo manifestado. En un primer paso Kant lo relaciona con
contratos y por lo tanto parece referirse solo a un área parcial del derecho en la
sociedad. En un paso siguiente, el deber de veracidad se fundamenta más
profundamente: El reconocimiento de la mentira como principio haría “inutilizable
la fuente del derecho”29.

Fuente del derecho es para Kant, por una parte, la razón jurídico-práctica del
individuo, que siempre fue pensada en relación al otro como igualdad jurídica. 30
26
VRL, AA 8, 426 {SDM, }; MdS, AA 6, 237 s. {MdC, p. 47 }
27
Ver MdS, AA 6, 239; {MdC, p. 50 }.
28
Acerca de las consecuencias para el concepto de derecho ligadas a esto, véase de este autor, Selbstsein
und Recht, 2014 {Subjetividad y derecho}.
29
VRL, AA 8, 426. {SDM, párrafo 9}
30
MdS, Einleitung in die Rechtslehre, §§ B, C, (AA 6, 229 ss). {MdC, Introducción a la doctrina del derecho, B
¿Qué es el derecho?, C Principio universal del derecho}. No es cierto que el derecho en Kant haya sido
Debido a que de esta posición jurídica de los individuos, determinada
recíprocamente, resulta la necesidad de una comunidad de hombres libres en
general para que a cada uno le corresponda su derecho, 31 pero esta comunidad a
su vez es consecuencia de la idea de un contrato, 32 un derecho a la mentira es en
sí contradictorio: La constitución misma de la comunidad estaría bajo la reserva de
que este contrato no esté afectado por mentiras oportunistas. 33 Es por este motivo
que Kant dice que la exclusión de este supuesto derecho de mentir no cobra
sentido solo por la norma jurídica de que debe producir a otro un daño concreto
(“nocere”).34 En un sentido fundamental se lesiona a toda la humanidad (laedere)
(como orientada a relaciones de libertad) cuando se postula un tal derecho y se le
miente a otra persona. La Metafísica de las Costumbres deja en claro de dónde se
alimenta el derecho de la humanidad: allí se lo deriva de modo directo del único
derecho innato, el de la libertad del ser humano, 35 que le es propio por naturaleza
(como dice Kant). Sobre este derecho se basa el deber jurídico de ser un hombre
recto (honeste vive = vive honestamente). 36 Este derecho se lesiona cuando
simplemente se equipara la mentira con la verdad (veracidad).

Cuando en este contexto Kant manifiesta que este deber fundamental del hombre
de decir la verdad es un deber formal, no se refiere a un deber abstracto,
extraterreno. Se trata de un deber que emana de un derecho y que constituye una
condición de posibilidad de todo derecho y está contenido como fundamento en
toda norma jurídica individual; le da sustancia formadora a un derecho de la razón.
Esta relación fundamental no admite ninguna excepción; el deber de la veracidad
no hace “ninguna distinción entre personas (…), con las que se tenga este deber o
con las que uno también se pueda librar de este deber”; “un deber incondicional
(…) que rige en todas las circunstancias”.37

Que en el ejemplo de Constant también A (a quien Kant llama el “adicto al


homicidio”)* es “lesionado” (“lädiert”) por la mentira, se muestra en la siguiente
reflexión:38 Con su conducta, A da por supuesto que el interrogado B dirá la
verdad. Si no lo supusiera, todas sus preguntas carecerían de sentido. Porque en

concebido sin la reflexividad de los sujetos y que se trate de la conducta al pie de la letra. Ver Zaczyk, R.,
Einheit des Grundes, Grund der Differenz von Moralität und Legalität. Jahrbuch für Recht und Ethik 14
(2006), p.311 ss.
31
MdS, AA 6, § 41. {MdC, Primera parte de la doctrina del derecho, Cap. Tercero, D § 41}.
32
MdS, AA 6, § 52. {MdC, Segunda parte de la doctrina del derecho, § 52}
33
Ver Wagner, Kant-Studien 69 (1978), 90 ss., 93 s.
34
VRL, AA 8, p. 426. {SDM, párrafo 9}.
35
MdS, AA 6, 237 s. {MdC, División de la doctrina del derecho, B, p. 48}.
36
Ebbinghaus, Kant’s Ableitung des Verbotes der Lüge aus dem Rechte der Menschheit {Deducción, por
parte de Kant, de la prohibición de mentir del derecho de la humanidad}, en: Sammelband, compilación
según nota al pie nº 10, p. 75 ss. Oberer, escrito en homenaje a Manfred Baum, 2004, p. 203 ss.
37
VRL, AA 8, 429; {SDM, párrafo 13 final}.
38
*) Otros posibles significados: ‘individuo ávido por matar‘.
principio debería contar con que B miente. Si se supusiera entonces un derecho a
mentir por amor al otro, uno le estaría haciendo lugar, de modo consecuente en
este caso, a lo opuesto al derecho, a la violencia. No se intercambian palabras,
por ser superfluas; el dueño de casa B es empujado a un lado o bien ultimado
también ahí mismo.39 Pero si a la respuesta mentirosa de B respondiera A tan solo
“¡Qué lástima!” y desapareciera, entonces su confianza estaría lesionada.

b) Luego Kant amplía su argumentación fundamental de un modo que no


favorece a su intención y que reclama una mirada crítica. Habla de las
consecuencias de la conducta de B e incluso se refiere a una posible punibilidad
de la conducta respectiva. Kant dice: Si B miente, el hecho puede sin embargo
llegar a producirse: acaso si C hubiese salido de la casa sin que B lo advirtiera y
A, engañado por B, se hubiese ido y C lo hubiese encontrado en plena calle. Y al
revés: Si B dice la verdad, también podría suceder que el hecho no se cometiera,
porque C podría haber abandonado la casa inadvertido y podría no haberse
encontrado más con A; o porque A, mientras buscaba a C dentro de la casa,
podría haber sido capturado por “vecinos que acudieron corriendo”. El análisis
crítico de estas explicaciones hay que dividirlo en dos pasos parciales.

aa) Para comenzar, hay que poner de relieve que Kant no basa o justifica su
resultado fundamental (prohibición de mentir) a partir de los efectos. Más bien solo
extrae las consecuencias del principio planteado y del hecho de que los
resultados de una acción son en principio imprevisibles. Este rechazo del
utilitarismo40 que ya cobró fuerza en la Crítica de la razón práctica, aquí no se
abandona. Para juzgar una acción, hace falta un principio que esté más allá de
las contingencias empíricas del curso del mundo; ese es el imperativo categórico,
que aquí se desarrolló hasta ser un imperativo jurídico.

bb) Las que aparecen como problemáticas, son las consecuencias jurídicas que
Kant extrae de cada conducta de B. Si B miente, debe poder ser punible según
“las leyes civiles” (o sea, en una comunidad de derecho), porque todas las
consecuencias, incluso las no previsibles, le son imputables. Kant no fundamenta
esto más en detalle. Después de todo, para el resultado puede apoyarse en la
doctrina del “versari in re illicita” 41 que procede del derecho canónico y que aún
Ver también Gillespie, Exceptions to the Categorical Imperative, en: Sammelband (ver aquí nota al pie
nº10), 85 ss.; Grünewald, en: Akten des X. Internationalen Kant-Kongresses {Actas del 10º Congreso
Internacional sobre Kant}, tomo 3, 2008, p. 149 ss. (ambos textos con un enfoque distinto al de este
trabajo).
39
“Sea como sea”, podría decirse aquí, siguiendo a Timmermann (ver nota al pie nº 6)
40
Kritik der praktischen Vernunft, AA 5, § 3, p. 22 ss. {Crítica de la razón práctica, § 3}
41
* CCC Constitutio Criminalis Carolina o simplemente Carolina. Lleva este nombre por Carlos V, porque
entró en vigencia en 1532, durante su reinado. Es el primer cuerpo de derecho penal alemán. Se basaba en
las disposiciones penales de Bamberg, que tomaban en cuenta el pensamiento humanista de las escuelas
italianas del derecho y contenía muchos elementos del derecho romano. El objetivo era la unificación del
asoma en el artículo 146 del CCC*. Según este artículo, el juicio de culpabilidad
por homicidio culposo se basa primariamente en la calidad (i-)lícita de la conducta
causante. Antes de que se dé por terminada la cuestión con el comentario de que
esta doctrina hoy ya no se defiende 42, al menos hay que señalar que una doctrina
moderna del ilícito que quiere renunciar al resultado, 43 en el fondo llegaría a la
misma conclusión, si uno acompaña tan solo el primer paso, según el cual no
mentir es un deber jurídico (“deber de conducta”). Por cierto que hoy se rechazaría
imputar el resultado al dolo o incluso a la imprudencia. Este resultado (de hoy),
hay que decirlo, es uno que surge de un análisis detallado de la responsabilidad
jurídica de la persona, que fue llevado a cabo en el curso de la Ilustración.

El juicio de Kant es inequívoco en el caso opuesto, en el que B dice la verdad.


Como de ese modo acata su deber jurídico fundamental, queda excluida la
posibilidad de reprocharle las consecuencias de la acción. Tiene que ser veraz en
sus declaraciones, ya sea que este deber “lo perjudique a él o a otro”. 44 Así
también se responde, para Kant, a la segunda pregunta: Nadie tiene el deber de
mentir para el beneficio de otro.

3.a) Si se examina todo lo escrito sobre el artículo de Kant, se obtiene la


impresión de que con esto queda concluido su razonamiento, porque al menos
debería haberse respondido a las dos preguntas formuladas al comienzo por Kant.
Toda excepción al deber incondicional es rechazada varias veces en el texto. 45
Así, en este punto, los intérpretes bien intencionados quieren negarse a seguirlo 46
o manifiestan una cierta incomodidad con el resultado, ligado a la explicación de
que nadie quisiera ser el juez de B, para el caso de que no hubiese dicho la
verdad.47 Muchos críticos intentan finalmente corregir a Kant, (casi siempre por
medio de operaciones en el imperativo categórico) construyendo excepciones a la
prohibición general. Mientras estos esfuerzos se muevan en un terreno en que los
deberes jurídicos no se separan de los deberes de virtud, tienen que fracasar.

Pero el texto kantiano contiene otra línea de argumentos, que rara vez se incluye
en las interpretaciones, aunque de ningún modo está oculta (abarca casi la mitad
del texto); con la mirada puesta en el arsenal de argumentos mencionado al
comienzo, puede describirse con más precisión. Se trata de la significación de la
sistema legal del imperio.
En relación con este instituto ver Kollmann, ZStW 35 (1914), 46 ss; Löffler, die Schuldformen des
Strafrechts, tomo 1, parte 1, 1895, p. 139 ss. {La formas de culpabilidad del derecho penal}.
42
Paton pregunta casi desesperado qué tribunal justificaría una punibilidad semejante.(Nota al pie 15), p.
195.
43
Ver con pruebas, del autor, GA2014, 273 ss.
44
VRL, AA 8, 428; {SDM, párrafo 13}
45
VRL, AA 8, 427, 430 {SDM, párrafos 10, 16, 17}.
46
Paton, (nota al pie 15), p 201 s.
47
Wagner, (nota al pie 10), p. 93
política en el artículo de Kant. Se suele citar de él la frase: “El derecho nunca debe
ser adaptado a la política, sino siempre la política al derecho” 48 Pero con eso no se
determina nada sobre el contenido de lo que aquí se espera que la política aporte.
Tendremos que elaborarlo ahora con cierta interpretación. Implica un difícil
equilibrio, ya que la interpretación no debe obviar el veredicto de Kant contra las
excepciones al principio del deber de veracidad.

b) Después de que Kant reiterara en su artículo que el precepto racional de


veracidad es un precepto “sagrado, exigible sin condiciones (…)” continúa su
discusión con Constant de un modo un tanto sorprendente. Porque le da a su
contrincante la razón en sus explicaciones acerca de “la condena de esos
principios rígidos que se pierden en supuestas ideas imposibles de realizar y por lo
tanto desechables”.49 Kant agrega una cita indirecta de Constant: “ Cada vez que
(…) un principio demostrado como verdadero parece inaplicable, es porque no
conocemos el principio intermedio, que contiene el medio de la aplicación”. 50
Constant lo aclara (con la aprobación de Kant) con el principio de la igualdad en
una comunidad de derecho, en concreto, que nadie está obligado a cumplir leyes
a cuya formación no contribuyó. De forma pura este principio solo podría aplicarse
en una comunidad pequeña, en una comunidad grande solo de modo que los
individuos colaboran en la formación de las leyes por medio de representantes;
aplicado de modo directo en una comunidad grande, este principio tendría en
cambio un efecto nocivo. El principio “intermedio” de la representación es solo en
apariencia una contradicción con principio de la participación de cada individuo en
el dictado de leyes. A la idea de esta participación debe dársele acogida en las
condiciones de realización de una comunidad; solo de este modo se vuelve
“aplicable”. También podría describírselo así, que se le agregue al principio una
condición limitativa, que si bien parece desvirtuarlo (como “excepción”) pero en
cierta medida lo desarrolla conservándolo. Para nuestro tema, la pregunta a
formular es: ¿Puede haber también condiciones limitativas para el principio
general del deber incondicional (¡jurídico!) de verdad, que puedan ser entendidas
como esos principios intermedios de la aplicación? ¿Cómo se llega a ellos y
cuáles podrían ser?51

48
VRL, AA 8, 429 {SDM, párrafo 14}.
49
VRL, AA 8, 427 {SDM, párrafo 12}.
50
VRL, AA 8, 427 {SDM, párrafo 12}.
51
Admito de entrada que la frase de VRL, AA 8, 428, renglones 12 a 16, {SDM, párrafo 12 final} parece
contradecir mi interpretación. Cito a Kant: “Y sin embargo el buen hombre (Constant) había abandonado él
mismo el principio incondicional de la veracidad por el peligro que conllevaba para la sociedad: porque no
podía encontrar ningún principio intermedio que sirviera para prevenir ese peligro y aquí tampoco hay que
intercalar ninguno.” (El destacado en cursiva es mío. RZ). En este sentido véase la conclusión final del
trabajo.
* aufrichtig = sincero, franco, leal.
c) aa) Comienza con un señalamiento en apariencia superfluo de la situación de
partida del artículo sobre la prohibición de mentir, que se describe en el título y en
las primeras líneas. Se trata de un derecho de mentir por amor al prójimo, y a un
tiempo, de la evaluación de un caso individual (la pregunta del individuo ávido por
matar y la respuesta de B). En su prólogo a la Metafísica de las costumbres Kant
había observado que allí, en la Doctrina del derecho, solo podía tratarse de
nociones elementales metafísicas del derecho. Porque, si bien el concepto de
derecho es un concepto puro, sin embargo depende de la praxis (aplicación a los
casos que se presentan en la experiencia). Un sistema metafísico debería “tener
consideración por la multiplicidad empírica de esos casos”, pero que una
determinación sistemática de esos casos sería imposible. 52 Los derechos que se
refieren a casos particulares de la experiencia deberían “aportarse con
comentarios extensos”. En el artículo sobre la prohibición de mentir se deriva el
deber de verdad del derecho de la humanidad en cada uno, que a su vez está
contenido en el único derecho humano innato: la libertad. Precisamente en este
lugar de la Metafísica de las costumbres se llega en efecto a una observación
acerca del hablar sincero*(aufrichtig) y se llega a hacer diferenciaciones teniendo
en vista la mentira: a continuación entraremos en detalles.

Antes hay que mencionar otro aspecto significativo. En la Introducción a la


doctrina del derecho, § A, Kant distingue la tarea del teórico versado en la doctrina
pura del derecho (der Rechtskundige), de la tarea del letrado (der Rechtsgelehrte,
“Jurist”); el primero aporta los principios transformables en una legislación positiva,
pero el letrado o abogado conoce las leyes exteriores por afuera, “es decir en su
aplicación a los casos que ocurren en la experiencia”. Con este telón de fondo, se
comprende mejor, en el artículo sobre la prohibición de mentir, esa transición que
en el texto tiene lugar de modo abrupto. Se refiere a la formación de esos
conceptos intermedios que hacen aplicables los principios. Kant lo describe como
la senda que va “de una metafísica del derecho (abstraída de todas las
condiciones de la experiencia) hacia un principio de la política (que aplica este
concepto a los casos de la experiencia)” 53 Para el filósofo se presenta como una
tarea que se resuelve en tres pasos: Primero el filósofo formula un axioma, es
decir, “una proposición apodíctica cierta que surge directamente de la definición
del derecho externo (concordancia de la libertad de cada individuo con la libertad
de todos, según una ley general).” En segundo lugar formula “un postulado de la
ley pública externa, como la voluntad unida de todos según el principio de
igualdad, sin la que no tendría lugar la libertad de cada uno.“ El filósofo plantea
ahora en tercer lugar “un problema (…) acerca de cómo habrá que hacer para que
en una sociedad, por grande que sea, se conserve la concordia según principios
52
MdS, AA 6, 205 s. {MdC, Prólogo, p.5}.
53
Todas las citas VRL, AA 8, 429. {SDM, párrafo 14} El destacado es de Kant.
de la libertad e igualdad.” 54 El propósito de una representación completa de la
regulación de casos individuales no puede ser alcanzado por el filósofo, quien
solo abre el campo de las tareas de otro, del político del derecho, por decirlo así.
Este se mueve necesariamente dentro de un marco, formado por los principios del
derecho y la conformación de libertad de una comunidad. La pregunta sería ahora:
¿Cuál es el aporte propio de la política?

bb) La relación entre el derecho y la política es un tema central de “La paz


perpetua”, de 1795. Para esclarecer la relación entre los dos términos, Kant elige
una cita bíblica: “Sean sagaces* como las serpientes y sin malicia** como las
palomas”55. Si en el lugar de la sagacidad se inserta el concepto de política y para
la sinceridad el concepto de derecho, la primera determinación posible de una
relación consiste en darle la primacía a la política: Con sus reglas de sagacidad
(en parte maquiavélicas), ella establece el marco de la actuación política y solo en
algunas partes lo limita (cuando resulta oportuno) por las reglas del derecho. Para
Kant, la determinación de esta relación tiene que ser incorrecta, porque en ella los
ciudadanos de una comunidad de derecho no son tratados según los derechos
que se les reconocen; más bien son usados como instrumentos para fines
establecidos por otros. Solo puede ser correcta la relación inversa, es decir, dando
primacía al derecho, pero incluyendo en su realización, en algunos casos, reglas
de la sagacidad.

Las reglas de la sagacidad no son parte de la metafísica del derecho, pero abren
mentalmente el espacio que hace aplicables los principios; así podría formularse
este entramado después de lo dicho. Lo que esto significa en cada caso puede
verse en detalle en el texto “La paz perpetua”. Ahí Kant antepone seis artículos
preliminares a los denominados artículos definitivos, constitutivos de una paz
jurídica. En los artículos preliminares se trata de quitar del camino, mediante
preceptos y prohibiciones, los obstáculos a la paz, como ser: no incluir cláusulas
secretas en los tratados de paz56 o el precepto de que los ejércitos regulares sean
disueltos totalmente con el tiempo (tercer artículo preliminar). Precisamente este
artículo mencionado en último término muestra cómo las reglas de sagacidad en la
implementación intervienen en los principios del derecho: aunque no representen
excepciones a la regla jurídica, tienen efecto “porque teniendo en cuenta la
ejecución de esa regla por las circunstancias, {admiten} que se amplíe

54
VRL, AA 8, 429 {SDM, párrafo 14}.
*klug = prudente, sensato, juicioso, astuto, sagaz, perspicaz
** ohne Falsch = También sincero, leal, íntegro, franco, recto.
55
San Mateo 10, 16, ver AA 8, 370.
56
Este (primer) artículo preliminar se extiende al tema del artículo sobre la prohibición de mentir; ver
Geismann (nota al pie 11), p. 242, nota al pie 51.
subjetivamente la competencia {…} pero sin perder de vista la finalidad.” 57 La
relación también se hace clara en la famosa cita según la cual la política es
doctrina del derecho en ejercicio.58 De ningún modo debe entenderse que el
político solo ejecuta mecánicamente los principios del derecho. El les agrega su
aporte, trasponiéndolos a la realidad, pero sin perder de vista nunca los principios
de un orden jurídico de la libertad. En una acción política así entendida se unen
los principios del derecho con los “conocimientos de la experiencia”.

cc) Si volvemos al artículo sobre la prohibición de mentir, se ve claro que aquí


Kant también le hace lugar a la política: “en una sociedad, por grande que sea, [la
política] debe conservar la concordia siguiendo los principios de libertad e
igualdad”, crear “decretos”59 extraídos “del conocimiento de experiencia del ser
humano” que “tengan como propósito el mecanismo de la administración de
derecho y el modo más conveniente de organizarla”. 60

Pero persiste la pregunta: si en relación con la prohibición de mentir puede haber


esas condiciones limitativas. La frase citada en la nota 51 al pie se le opone. Pero
hay ciertos puntos de apoyo en los textos de Kant, incluso en el mismo artículo
sobre la prohibición de mentir, que hablan a favor [de las condiciones limitativas]:

El primer punto de apoyo es la diferenciación, mencionada varias veces por Kant,


entre laedere y nocere. Los juristas, dice, agregaban al concepto de mentira una
condición adicional, según la cual la mentira solo era lo que daña (nocet) a otro, lo
que lo lesiona en sus derechos externos. Como esta limitación no puede ser
descartada como mera invención de los juristas, en cambio debe estar
fundamentada jurídicamente y solo entonces representa una justificada
modificación del concepto de mentira, debe ser posible encontrarle una
fundamentación. Kant la encuentra en la nota ya mencionada de la Metafísica de
las Costumbres: Una no-verdad, que le deja espacio a otro para creerla o no,
puede tener calidad de ilícito (la diferencia con la mera infracción moral es muy
sutil, opina Kant). Pero, podría decirse interpretando, que en todo caso esa
infracción – inocua- no es de una calidad que pudiera ser negociada en el foro de
la comunidad. La sagacidad impone aquí moderación, aún cuando siga habiendo
acuerdo en que la prohibición de mentir fue infringida (laedere).
57
Zum ewigen Frieden, AA 8, 347 {La paz perpetua, biblioteca.org.ar/libros/89929.pdf, página 5}; En una
acotación Kant hace referencia al concepto de la ley permisiva. Esta relación no puede ser explicada en el
marco del presente trabajo.
58
Zum ewigen Frieden, AA 8, 370 {La paz perpetua, biblioteca.org.ar/libros/89929.pdf, p. 17, Apéndice I}
También esto apenas corresponde “hoy en día” a la concepción generalizada: “El derecho en el estado
democrático (es) política coagulada” (según Nettesheim, Postpolitik aus Karlsruhe, Merkur H 781[2014] p.
490).
59
Para Kant, eran parte del derecho estatutario, sin ser leyes. Ver MdS, AA 6, § 49 {Metafísica de las
costumbres, § 49}.
60
VRL, AA 8, 429 {SDM, párrafo 14}
El segundo punto de apoyo lleva desde las observaciones en el artículo sobre la
prohibición de mentir a un breve comentario en la Metafísica de las costumbres.
Kant denomina “coacción ilícita” (ungerechter Zwang) la agresión de A, lo que
seguramente vale igualmente para B como para el amenazado C; señala que con
la mentira no se comete injusticia contra A, ya que este fuerza a B de modo ilícito
a hacer una declaración”.61 Con la mentira sucede en lo formal un ilícito (porque el
derecho universal de la humanidad es lesionado), pero no en lo material. Esto
requiere una explicación. En la Metafísica de las costumbres, cuando se trata el
derecho de necesidad, también aparece un “agresor ilícito (ungerechter Angreifer)
(que quiere quitar la vida a otro); con una sola frase Kant resuelve el interrogante,
de si el atacado puede defenderse matando al otro. Kant responde que sí. 62 Esto
coincide, como Küper ya había señalado acertadamente 63, con los principios del
concepto de derecho de Kant, según el cual el derecho está ligado a la facultad de
coacción, cuando esta coacción está dirigida a un obstáculo a la libertad misma (la
coacción por el agresor)64. La particularidad de la mentira consiste en que con ella
se agrede el derecho de la humanidad de modo fundamental. Por lo tanto, la
mentira sigue siendo en lo formal ilícita aun cuando en lo material se esté
facultado a usarla para defenderse de una agresión.

Puede haber entonces, extraídas del conocimiento obtenido de la experiencia,


traducidas a circunstancias de la vida y medidas en el principio básico de un orden
de libertad, situaciones en las que está permitido mentir: así en la mentira “inocua”
y la mentira en legítima defensa o en defensa de terceros. Pero dado que con ella
en lo formal se sigue cometiendo un ilícito, no hay derecho que permita exigir de
un individuo que formule una mentira. B no puede ser coaccionado a mentir,
tampoco C. Si B dice la verdad, no hay nada que pueda serle reprochado
conforme a la ley, sea cual fuere la consecuencia de su dicho; ese es el rigorismo,
si uno quiere llamarlo así, que queda como resto. 65 Porque la prohibición universal
de mentir, que [procede] del derecho de la humanidad, no tolera excepción, ya que
se trata de una de las ideas básicas del derecho en general. Pero la existencia del
homo phaenomenon y su vínculo con las circunstancias de la vida hacen posible
61
VRL, AA 8, 426 {SDM, párrafo 8}
62
MdS, AA 6, 235 s. {Metafísica de las costumbres, Introducción a la doctrina del derecho, El derecho de
necesidad, p 45}. La defensa necesaria o legítima defensa no debe ser confundida con el derecho de
necesidad o de urgencia que, como se sabe, Kant niega como derecho. Ver el análisis detallado de Küper,
Immanuel Kant und das Brett des Karneades, 1999 {Immanuel Kant y la tabla de Carnéades}. Ver también del
mismo autor, escrito de homenaje a E.A. Wolff, p.285 ss.
63
Küper, (nota al pie 62) p. 8 s. En relación a la legítima defensa como “excepción” a la prohibición de
mentir ver también Kahlo, escrito en homenaje a E.A. Wolff, p. 153 ss., 178 ss.
64
MdS, AA 6, Einleitung in die Rechtslehre, § D {MdC, Introducción a la doctrina del derecho, § D}.
65
Por eso tampoco es posible reprocharle a B complicidad en el homicidio, para el caso en que se llegue,
por su manifestación veraz, al homicidio. En este contexto se evidencia otro aspecto, que no debe olvidarse
al juzgar moral o jurídicamente la situación de B: El “autor principal” del caso es A y en cuanto a él el juicio
moral o jurídico es inequívoco.
extraer del conocimiento empírico las situaciones particulares y reglamentarlas, en
una comunidad establecida, por medio de “decretos”, en los que la prohibición de
mentir, en lo material, se restrinja por razones jurídicas. Kant no es un rigorista a
quien le fuera totalmente ajena una diferenciación según las circunstancias de la
vida. De todas formas, en él se expresa un pensamiento que se rige por principios,
que no se deja arrastrar de un lado a otro por contingencias exteriores o estados
emocionales y decida de forma diversa cada vez. Es posible que muchos de
“nosotros hoy en día” no coincidamos. Pero eso no lo convierte en algo
equivocado. Para establecer la relación con la cita del comienzo, “Cuando las
cosas se ponen serias, hay que mentir” es, en su generalidad, una máxima de lo
ilícito, no del derecho.

IV Epílogo

El artículo que tratamos fue escrito por Kant a los 73 años. A algunos intérpretes
los llevó a pensar que “había sido redactado en un momento de mal humor en su
vejez”.66 Este aporte se propuso señalar, entre otras cosas, que sería deseable
que todos “en su juventud o en su vejez, tuvieran un poco de la energía mental y
del rigor que no habían abandonado a Kant en este tardío artículo ocasional.” 67
Fue este anhelo el que inspiró el deseo de “ad multos annos”, al final de mi aporte
al libro en homenaje a Hans-Ullrich Paeffgen.

66
“written in a bad temper in his old age”. Así lo formula Paton, p. 201.
67
Geismann, p. 248.

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