Psicologia Clinica 1... Trabajo Final

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(UAPA)

ASIGNATURA:
Psicología clínica l

TEMA:
Trastorno de Ansiedad

FACILITADORA:
Ramona Jiménez

SEC:
60

PARTICIPANTES:
Yanet Encarnación Encarnación

MATRICULA:
13-0290

Santo Domingo Este

12 de agosto del 2020


Introducción

El hombre, como ser vivo, se desenvuelve en constante interacción con el medio, y


aunque este es fuente de oportunidades  para la satisfacción de sus necesidades e
intereses, también es de riesgos y amenazas. En esencia, la relación del individuo
con el medio  consiste en procurarse y conservar las primeras, y en combatir, evitar,
minimizar o contrarrestar las segundas. La  evolución ha ido dotando a la especie de
complejos mecanismos destinados a preservarse y optimizar la adaptación a
diferentes entornos y circunstancias. Entre ellos, han alcanzado especial relevancia
y desarrollo los sistemas de alerta y de defensa. El sistema que llamamos ansiedad,
cumple estas funciones.

Las personas estables y bien adaptadas pueden desmoronarse cuando se ven


obligadas a enfrentarse con el estrés de combate, la tortura, o catástrofes naturales
devastadoras. Pero para algunas personas, incluso la realización de sus actividades
cotidianas puede resultar estresante. Al enfrentarse con exigencias cotidianas de la
vida, experimentan una intensa sensación de temor o ansiedad.

Freud interpretó la ansiedad como un sentimiento general de aprensión respecto a


algún peligro potencial, como un indicador de la existencia de un conflicto interno
entre algún deseo primitivo (procedente del ello), y las normas que prohíben su
expresión (procedentes del yo y del superyo). Para Freud la ansiedad se plasmaba
de manera manifiesta a través del nerviosismo y la aprensión.

A lo largo de la historia, los trastornos de ansiedad se han considerado como


ejemplos clásicos de conducta neurótica, que consiste en la utilización exagerada
de conductas de evitación o de mecanismos de defensa. Si bien la conducta
neurótica es inadaptada, la persona neurótica no se encuentra desconectada de la
realidad, ni actúa de manera incoherente o peligrosa.
Trastorno de ansiedad.

El término ansiedad es muy variado, y es por esto que considere de suma


importancia conocer la definición del mismo, desde la perspectiva de diferentes
autores, antes de plasmar lo concerniente al trastorno de ansiedad.

Para Lang, la ansiedad es una respuesta emocional que da el sujeto ante


situaciones que percibe o interpreta como amenazas o peligros (Virues, 2005).

Por otra parte, Lazarus define la ansiedad como un fenómeno que se da en todas
las personas y que, bajo condiciones normales, mejora el rendimiento y la
adaptación al medio social, laboral, o académico. Tiene la importante función de
movilizarnos frente a situaciones amenazantes o preocupantes, de forma que
hagamos lo necesario para evitar el riesgo, neutralizarlo, asumirlo o afrontarlo
adecuadamente (Virues, 2005).

De acuerdo con estos autores, la ansiedad viene a ser una postura de alerta, de
agitación, inquietud e incomodidad del estado de ánimo, que provoca reacciones o
actitudes determinadas a la situación o hecho que la provoca. En esta entran en
juego diversos mecanismos que ayudan a enfrentar dicha situación que se percibe
como amenazante.

La ansiedad es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia a pesar de


lo cual, hoy en día, se confunde con una patología. Esta confusión se debe a que
este trastorno puede acabar, bajo determinadas circunstancias que abundan en
ciertos modos de vida, desencadenando problemas de salud graves.

Ahora que ya conocimos el término de ansiedad, procederemos hablar sobre los


trastornos de ansiedad.
Trastorno de ansiedad

Trastorno de ansiedad, antes neurosis de ansiedad, es un término que abarca las


diferentes formas de un tipo de enfermedad mental caracterizado
por ansiedad, miedo y cambios conductuales asociados. Mientras que
la ansiedad es una «respuesta anticipatoria a una amenaza futura», el miedo implica
una respuesta emocional a una amenaza inminente. Estas respuestas pueden
producir síntomas físicos, como taquicardia y temblores, que suelen mejorar con
conductas evitativas.

Existen múltiples trastornos de ansiedad, entre los que se incluyen el trastorno de


ansiedad generalizada, el trastorno de ansiedad social, el trastorno de ansiedad por
separación, la agorafobia, el trastorno de pánico, el mutismo selectivo y las fobias.

El término ansiedad abarca cuatro aspectos que un individuo puede experimentar:


aprehensión mental, tensión física, síntomas físicos y ansiedad disociativa. Cada
uno tiene sus propias características y síntomas y requieren tratamientos diferentes.
Las emociones presentes en los trastornos de ansiedad van desde el simple
nerviosismo a episodios de terror o pánico.

Causas de la ansiedad.
No está del todo claro cuáles son las causas de los trastornos de ansiedad. Ciertas
experiencias de vida, como acontecimientos traumáticos, parecen provocar los
trastornos de ansiedad en personas que ya son propensas a la ansiedad. Los
rasgos heredados también pueden ser un factor.

Para algunas personas, la ansiedad puede estar relacionada con un problema de


salud oculto. En algunos casos, los signos y síntomas de ansiedad son los primeros
indicadores de una enfermedad. Si el médico sospecha que la ansiedad que tienes
puede tener una causa médica, quizás te indique análisis para buscar los signos del
problema.
En ocasiones, la ansiedad puede ser un efecto secundario de algunos
medicamentos.

La ansiedad puede ser desencadenada, tanto por estímulos externos o


situacionales, como por estímulos internos al sujeto, tales como pensamientos,
sensaciones, imágenes.  El tipo de estímulo capaz de evocar la respuesta de
ansiedad vendrá determinado en gran medida por las características de la persona,
y por su circunstancia.

Se trata pues de un mecanismo  facilitador de nuestra relación con el medio, y


destinado a preservar los intereses del individuo y de la especie. Muchas de las
cosas que nos van bien son debidas, en parte,  al correcto funcionamiento de este
sistema: evitamos actividades o lugares  peligrosos, procuramos no llegar tarde al
trabajo, plantamos cara a diferentes conflictos, nos preparamos para un examen o
una reunión, buscamos apoyos para resolver un problema, minimizamos algunos
contratiempos o buscamos formas de asumirlos y reformularlos.

De hecho, para desempeñarnos convenientemente, en función de las exigencias y


opciones del medio, por un lado, y de nuestras posibilidades e intereses, por otro, 
es necesario un cierto estado de alerta, una activación psicológica y fisiológica
mínimas. De otro modo estaríamos lentos, desatentos, con poca capacidad de
anticipación y respuesta, lo que podría acarrearnos algunos perjuicios o renuncias.

Cuando sobrepasa determinados límites, la ansiedad se convierte en un problema


de salud, impide el bienestar, e interfiere notablemente en las actividades sociales,
laborales, o intelectuales. Puede limitar la libertad de movimientos y opciones
personales. En estos casos no estamos ante un simple problema de nervios, sino
ante una alteración.

La gravedad de los trastornos de ansiedad se mide fundamentalmente por dos


parámetros: el sufrimiento y la incapacitación que generan, siendo más graves los
que originan más problemas de salud, y más intensos,  e implican mayores
limitaciones para quien los padece.
Factores de riesgo

Los siguientes factores pueden incrementar el riesgo de padecer un trastorno de


ansiedad:

 Trauma. Los niños que soportaron maltratos o traumas o que presenciaron


eventos traumáticos tienen mayor riesgo de manifestar un trastorno de
ansiedad en algún momento de sus vidas. Los adultos que atraviesan un
evento traumático también pueden manifestar trastornos de ansiedad.

 Estrés debido a una enfermedad. Tener un problema de salud o una


enfermedad grave puede causar gran preocupación acerca de cuestiones
como el tratamiento y el futuro.

 Acumulación de estrés. Un evento importante o una acumulación de


situaciones estresantes más pequeñas de la vida pueden provocar ansiedad
excesiva, por ejemplo, la muerte de algún familiar, estrés en el trabajo o
preocupaciones continuas por la situación financiera.

 Personalidad. Las personas con determinados tipos de personalidad son más


propensas a sufrir trastornos de ansiedad que otras personas.

 Otros trastornos mentales. Las personas que padecen otros trastornos


mentales, como depresión, a menudo también padecen un trastorno de
ansiedad.

 Tener familiares consanguíneos que padecen un trastorno de ansiedad. Los


trastornos de ansiedad pueden ser hereditarios.

 Drogas o alcohol. El consumo o el uso indebido o la abstinencia de drogas o


alcohol pueden provocar o empeorar la ansiedad.

En la aparición y mantenimiento de la ansiedad como trastorno influyen tres grandes


grupos de factores: los factores predisposicionales, los factores activadores, y los
factores de mantenimiento.
Factores predisposicionales: Con este término  nos referimos a variables biológicas
y constitucionales, hereditarias o no, que  hacen más probable que un individuo
desarrolle alteraciones de ansiedad si se ve expuesto a situaciones capaces de
activarla. Dentro de este grupo de factores podríamos considerar también algunos
referidos a la personalidad, dependiente de la historia del individuo, condicionada
por  la biología y el aprendizaje. Estos factores predisposicionales no son la
ansiedad ni condenan a padecerla. Son factores de vulnerabilidad. Dicho en otras
palabras, hay personas que cuentan con un sistema de alerta más sensible,  por un
lado,  y más complejo de desactivar una vez disparado, por otro.

Factores activadores: Con esta expresión nos referimos a aquellos hechos,


situaciones o circunstancias que son capaces de activar el sistema de alerta,  la
preparación para responder ante ellas y la respuesta propiamente dicha. Hemos
señalado anteriormente que la ansiedad está fundamentalmente vinculada a la
percepción de amenaza, por lo tanto, esencialmente, los factores activadores de la
ansiedad son aquellos que están relacionados con la amenaza y su naturaleza.
Hemos indicado, también, que la percepción de riesgo, es decir de lo considerado
amenazante, depende fundamentalmente de un proceso de evaluación, consciente
o automático, determinado por la valoración de qué pasa y cómo nos afecta, por un
lado; y qué podemos hacer  frente a ello, por otro. Básicamente, en términos
generales, la ansiedad procede de dos grandes tipos de problemas. En primer lugar,
de la posible obstaculización o entorpecimiento de planes, deseos o necesidades,
aún en desarrollo, cuya consecución es para nosotros importante o necesaria. En
segundo lugar, del posible deterioro o problematización de objetivos que ya hemos
alcanzado,  logros con los que ya contamos o forman parte de nuestro estatus. Así,
percibiríamos como amenazante la pérdida de la salud o el trabajo.
También se encuentran en este grupo de factores otros que por diversas vías
inducen un sobre-estimulación/sobre-activación del organismo: podemos mencionar
especialmente el estrés y el consumo de sustancias, particularmente las
estimulantes.

Factores de mantenimiento: Este grupo de factores afectan fundamentalmente a


aquellos casos en que los problemas originarios de ansiedad no se resuelven
satisfactoriamente, o bien cuando la ansiedad alcanza límites de trastorno. Una vez
que la ansiedad se manifiesta como problema tiene ciertas probabilidades de
incrementarse. En el momento en que la ansiedad  aparece, debido a los factores
activadores, ayudados en más o en menos por los factores predisposicionales, si es
excesiva y sostenida, propicia la aparición de problemas de salud. Estos problemas,
que previamente no existían, son debidos a la ansiedad, pero, a su vez, la
multiplican.

Características del trastorno de ansiedad


Los individuos pueden experimentar la ansiedad de manera diferente, y mientras
unos sufren ataques agudos de pánico por sus pensamientos catastróficos, otros
experimentan los síntomas ansiosos en situaciones sociales.

Asimismo, hay personas que tienen una preocupación y ansiedad excesiva,


irracional y persistente. Los trastornos de ansiedad causan mucho sufrimiento a la
persona que los padece, y es uno de los motivos más frecuentes de consulta en
terapia psicológica.

La ansiedad es una condición que provoca síntomas tanto físicos como


psicológicos, y afecta a millones de personas en todo el mundo.

La sintomatología de esta patología se clasifica en tres grupos:

Conductuales: Produciendo cambios en nuestra forma de actuar.

Cognitivos: la manera de pensar o cómo percibimos el entorno también se ven


afectados por la ansiedad.

Fisiológicos: Provoca una serie de respuestas fisiológicas, como palpitación,


sequedad de boca, etc.
Los signos y síntomas de la ansiedad más comunes incluyen los siguientes:

 Sensación de nerviosismo, agitación o tensión

 Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe

 Aumento del ritmo cardíaco

 Respiración acelerada (hiperventilación)

 Sudoración

 Temblores

 Sensación de debilidad o cansancio

 Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la


preocupación actual

 Tener problemas para conciliar el sueño

 Padecer problemas gastrointestinales (GI)

 Tener dificultades para controlar las preocupaciones

 Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad

Importancia de tratar el trastorno de ansiedad


a tiempo.
Si no se tratan, los trastornos de ansiedad pueden tener consecuencias graves. Por
ejemplo, algunas personas que tienen ataques de pánico recurrentes evitan a toda
costa ponerse en situaciones que temen podrían desencadenar un ataque. Esta
conducta evasiva puede crear problemas si está en conflicto con requisitos del
trabajo, obligaciones familiares u otras actividades básicas de la vida diaria.
Muchas personas que tienen trastornos de ansiedad no tratados son propensas a
otros trastornos psicológicos, como depresión, y tienen una mayor tendencia al
abuso de alcohol y otras drogas. Sus relaciones con familiares, amigos y
compañeros de trabajo pueden volverse muy tirantes y su desempeño laboral puede
decaer.
La ansiedad es un sentimiento normal en la vida de todos nosotros. A un nivel
controlado, se considera saludable, el miedo nos ayuda a evitar comportamientos
impulsivos, por ejemplo. Sin embargo, cuando entra en un nivel preocupante, es
tiempo de depender de un psicólogo en el tratamiento de la ansiedad.

¿Cómo reconocer la ansiedad excesiva?

Sentirse preocupado por una presentación importante en el trabajo o por asustarse


en una situación que nunca ha experimentado son sensaciones comunes. La
ansiedad no puede extinguirse por completo porque cumple un papel importante en
nuestra vida.

La preocupación le ayuda a anticipar los problemas y prepararse mejor para la


reunión en la empresa, por ejemplo. El problema es cuando sucede lo contrario y el
miedo te paraliza, disminuyendo tus ingresos en el trabajo. Esto puede ser una
señal de que la ansiedad ha superado lo normal.

¿Por qué buscar al psicólogo en el tratamiento de la ansiedad?

Si usted se ha identificado con los síntomas de la ansiedad y siente que es más


difícil lidiar con sus propios sentimientos, sepa que la terapia es la intervención más
efectiva para mejorar la ansiedad.

El psicólogo puede ayudar de las siguientes maneras:

Facilita la toma de conciencia

La mayoría de las veces la persona no puede evaluar su propia ansiedad solo. Con
la ayuda del terapeuta es posible ponerse en contacto con uno mismo y entender
las raíces y los desarrollos del problema.
Cuando tratas al sujeto en terapia, lo entiendes mejor. Usted será capaz de
entender lo que alimenta su ansiedad, identificar las causas posibles y reconocer las
emociones y comportamientos que han obstaculizado su vida.

Enseña técnicas de control

También es el papel del psicólogo guiarte sobre estrategias que te ayudan a


controlar la sensación de ansiedad. La metacognición, una técnica de reflexión
sobre sus propios pensamientos, es muy interesante para estos casos.

Además, algunas técnicas de relajación, como la respiración diafragmática, también


son eficientes para controlar la ansiedad. Con las intervenciones del psicólogo, te
empoderas para intervenir en ti mismo y controlar las crisis.

Estimula nuevos comportamientos

Finalmente, la terapia también actúa modificando su manera de actuar en el mundo:


después de que usted entienda mejor lo que está sucediendo y desarrolle técnicas
de control emocional, es más fácil identificar y cambiar los comportamientos que
mantienen su ansiedad en alto.

La intervención de un psicólogo en el tratamiento de la ansiedad es esencial para


superar los síntomas y recuperar su salud.

Tipos de trastornos de ansiedad.

Trastorno de ansiedad generalizada.

El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es un trastorno crónico común


caracterizado por ansiedad de larga duración y que no se centra en algún objeto o
situación particular, al contrario que en las fobias. Las personas que padecen este
trastorno experimentan miedos y preocupaciones persistentes no específicos, muy
focalizados en asuntos cotidianos.

El trastorno de ansiedad generalizada es el trastorno de ansiedad más común que


afecta a adultos mayores. La ansiedad puede ser un síntoma secundario al abuso
de medicamentos o sustancias, y los profesionales médicos deben ser conscientes
de ello.

El diagnóstico de trastorno de ansiedad generalizada se produce cuando una


persona ha estado excesivamente preocupada por uno o más problemas todos los
días durante seis meses o más. La persona puede tener problemas para tomar
decisiones diarias y recordar compromisos como consecuencia de la falta de
concentración que le supone la "preocupación por la preocupación". Antes de
diagnosticar un trastorno de ansiedad generalizada, los médicos deben descartar
las causas de ansiedad inducida por fármacos.

Trastorno de pánico.

En el trastorno de pánico, una persona sufre ataques breves de intenso miedo y


terror, a menudo acompañado de síntomas como temblores, agitación, confusión,
mareos, desvanecimiento, náuseas y dificultad para respirar. Estos ataques de
pánico, que se define por la APA como el miedo o malestar que se presenta
repentinamente, y con picos en menos de diez minutos, puede durar varias horas y
puede ser desencadenado por el estrés, el miedo o incluso el ejercicio. La causa
específica no siempre es evidente.

Además de los recurrentes ataques de pánico inesperados, un diagnóstico de


trastorno de pánico requiere que dichos ataques de angustia tengan consecuencias
crónicas, o bien preocupación por las consecuencias de los episodios de angustia,
el miedo persistente de posibles ataques futuros, o el miedo a sufrir cambios
significativos en el comportamiento relacionados con los ataques.

En consecuencia, aquellos que sufren de síntomas de pánico sufren de trastorno de


pánico, incluso fuera de los episodios específicos. A menudo, el afectado, ante
cambios normales de los latidos cardíacos, los percibe como amenazantes, lo que
lleva a pensar que algo anda mal con su corazón o que está a punto de tener otro
ataque de pánico. Normalmente va asociado un temor anticipatorio a volver a sufrir
otro ataque de pánico (ansiedad anticipatoria o "miedo al miedo"). En algunos
casos, se produce una mayor conciencia de las funciones fisiológicas del organismo
(hipervigilancia) durante el ataque de pánico, en donde cualquier cambio percibido
fisiológicamente se interpreta como una posible enfermedad potencialmente mortal
(es decir, extrema hipocondría). Puede diagnosticarse trastorno de pánico con o
sin agorafobia.

Trastorno de pánico con agorafobia .

El trastorno de pánico con agorafobia es una variante que suele ir asociado con el
trastorno de pánico. Una persona experimenta un ataque de pánico inesperado, y a
continuación, tiene temor a la posibilidad de volver a tener otro ataque. La persona
teme y evita cualquier situación que podría inducir a un ataque de pánico. La
persona nunca o rara vez podrá salir de casa con tal de evitar un posible ataque de
pánico que cree que es un terror extremo ineludible.

Trastorno fóbico.

Las fobias o trastornos fóbicos corresponden a la mayor y más amplia categoría de


los trastornos de ansiedad; incluye todos los casos en que se desencadena miedo
y ansiedad por algún estímulo o situación específica. Las víctimas suelen anticipar
las consecuencias terribles del encuentro con el objeto de su miedo, que puede ser
cualquier cosa, desde un animal, objeto, persona, situación particular, o un fluido
corporal. Los afectados entienden que su miedo es irracional, no proporcional al
peligro potencial real, pero se ven abrumados por el miedo que se escapa a su
control.

Trastorno de ansiedad social.

El trastorno de ansiedad social (TAS), también conocido como fobia social, se


caracteriza por un temor intenso, crónico y persistente temor, acompañado de
conductas de evitación, a ser juzgado, avergonzado, humillado o hacer el ridículo en
situaciones de interacción social. Este temor puede ser específico para situaciones
sociales especiales (como hablar en público) o, generalmente, experimentarse en la
mayoría (o todas) de interacciones sociales.

La ansiedad social específica a menudo manifiesta síntomas físicos tales como


rubor, sudoración, temblor, taquicardias y dificultad para hablar. Al igual que el resto
de trastornos fóbicos, los que sufren de ansiedad social a menudo tratan de evitar la
fuente de su ansiedad; y en el caso de la ansiedad social se torna particularmente
problemático, y en casos graves puede llevar a la exclusión social.

Trastorno obsesivo-compulsivo.

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un tipo de trastorno de ansiedad


caracterizado sobre todo por la presencia de obsesiones (imágenes o pensamientos
angustiosos, persistentes e intrusivos) y compulsiones (insta a realizar determinados
actos o rituales). A menudo el proceso es totalmente ilógico e irracional, al igual que
las compulsiones, donde simplemente se tiene la necesidad de completar un ritual
con el fin de acabar con la ansiedad provocada por la obsesión.

En una minoría pequeña de los casos, las personas con TOC pueden llegar a
experimentar obsesiones sin compulsiones (obsesivos puros).

Trastorno de estrés post-traumático.

El trastorno de estrés post-traumático (TEPT) es un trastorno de ansiedad que se


produce a partir de una experiencia traumática. El estrés post-traumático puede ser
el resultado de experimentar situaciones extremas, como una guerra, desastres
naturales, violaciones, secuestros, abuso infantil, acoso o incluso un accidente
grave. También puede resultar por una exposición prolongada en el tiempo a un
estrés crónico.

Los síntomas comunes del trastorno de estrés post-traumático incluyen


hipervigilancia, escenas retrospectivas rememorando el acontecimiento traumático
(flashbacks), conductas de evitación, ansiedad, ira y depresión.

Hay una serie de tratamientos que constituyen la base del plan de atención para las
personas que sufren trastorno de estrés postraumático. Estos tratamientos incluyen
varias formas de psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), terapias
grupales y el apoyo de familiares y amigos. También pueden beneficiarse de
la farmacoterapia, como los ISRS.

En parte, este tipo de trastorno de ansiedad se fundamenta en la memoria


emocional: los recuerdos relativos a una experiencia quedan "almacenados" en el
cerebro de una manera disfuncional, de manera que estas imágenes aparecen de
manera inesperada en la consciencia de la persona con relativa frecuencia,
produciéndole un gran malestar.

Los síntomas incluyen:

 Revivir el trauma: pueden revivir el trauma constantemente, por ejemplo, con


pesadillas.
 Responder a estresores: la persona puede revivir el evento ante la presencia
estresores similares a la situación o la escena del hecho. Por ejemplo, al escuchar
ruidos fuertes o al reconocer un olor similar.
 Ansiedad recidivante: el individuo experimenta ansiedad de forma regular.
 Problemas emocionales: la persona también experimenta problemas
emocionales, por ejemplo, desinterés por las relaciones con los demás.

Diferencias entre miedo y pánico.


El miedo: es una emoción que surge cuando interpretamos una situación como
peligrosa. Éste tiene como objetivo alertarte y empujarte a tomar medidas para
evitar el peligro (huir, luchar o pedir ayuda).

El miedo es una emoción caracterizada por una intensa sensación desagradable


provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o
incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural
al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, lo que incluye al ser
humano. La máxima expresión del miedo es el terror. Además el miedo está
relacionado con la ansiedad.

Existe miedo real cuando su dimensión está en correspondencia con la dimensión


de la amenaza. Existe miedo neurótico cuando la intensidad del ataque de miedo no
tiene ninguna relación con el peligro. Ambos, miedo real y miedo neurótico, fueron
términos definidos por Sigmund Freud en su teoría del miedo. En la actualidad
existen dos conceptos diferentes sobre el miedo, que corresponden a las dos
grandes teorías psicológicas que tenemos: el conductismo y la psicología profunda.
Según el pensamiento conductista el miedo es algo aprendido. En el modelo de la
psicología profunda el miedo existente corresponde a un conflicto básico
inconsciente y no resuelto, al que hace referencia.

El pánico: es la vivencia de miedo o terror intenso, que genera sensación de


descontrol, desmayo o muerte inminente, siendo esto parte de los síntomas de un
ataque de pánico.

En el caso del pánico, sería una reacción desmesurada a la situación percibida e


irracional. El pánico se consideraría un miedo extremo, incontrolado, que suele ir
acompañado de varios síntomas posteriores (Palpitaciones rápidas o violentas con
elevación de la frecuencia cardíaca, Dolores en el pecho ,Vértigo, mareo, náusea,
Inestabilidad, mareo o desmayo, Dificultad para respirar, Sofoco, transpiración o
escalofrío, Sensación de ahogo o falta de aliento, Sensación de atragantarse,
Opresión o malestar en el tórax, Náuseas o molestias abdominales, Cosquilleo o
entumecimiento en las manos, Sensación de estar soñando o deformación de
percepción, Terror – sentir que algo horrible va a pasar y que no puede uno evitarlo,
Miedo de perder el control y hacer algo que le cause a uno vergüenza, Miedo de
morir, Angustia, Agorafobia).
Diferencias entre miedo y fobia
El miedo es una emoción caracterizada por un sentimiento intenso ya sea de
desagrado o de rechazo, que en general es provocado por la percepción de
un peligro. La fobia es un trastorno psicológico ante cosas concretas.
El miedo es una emoción primaria ocasionada por la aversión natural al
riesgo o a una amenaza. La fobia tiene a veces sentimientos de odio hacia
algo que genera problemas emocionales o sociales.
El miedo es normal aunque irracional. Se pueden superar con voluntad. La
fobia requiere de un tratamiento sugerido bajo un estudio previo del paciente.
El miedo es aprendido, a veces viene por malas experiencias. La fobia es el
miedo persistente por un objeto o una idea y que es generalmente sin
justificación.
El miedo puede tener la influencia de personas que signifiquen algo
importante en la vida del otro. La fobia se da por no enfrentar el objeto o la
situación.
El miedo puede ser controlado por la persona de alguna manera. La fobia no
puede ser manejada de forma racional. La persona siente que es superior a
ella.
El miedo viene por malas experiencias, mientras que una fobia surge
generalmente sin justificación.
La mayoría de personas tienden a presentar miedos por determinadas cosas,
generalmente las mismas que otras personas. Esto es normal. Pero cuando
el miedo se vuelve más intenso y tiene niveles desproporcionados de
reacción en la gente, ya se habla de una fobia.
2. Describir un caso de una persona con un
trastorno de ansiedad, donde se noten algunos
de estos componentes trabajados

Agorafobia

1)Datos de identificación:
Hombre soltero de 26 años de edad.

2) Motivo de consulta:
 Se siente nervioso y triste. Pasa casi todos los días en casa, viendo la televisión,
fumando y tratando de eludir confrontaciones con su hermana, quien según refiere
el paciente, domina la casa con sus rabietas, su conducta imprevisible y demandas
exageradas. El principal miedo del paciente es vomitar después de comer, crear
confusión y enfurecer a su hermana. Esto ha hecho que haya restringido sus
comidas, perdido peso y evite comer con los miembros de su familia desde hace
cinco meses. Su miedo a vomitar delante de otros le lleva a limitar seriamente su
vida social, viendo solo a sus vecinos y no concertando ninguna cita. También tiene
miedo a alejarse de casa y perderse, lo que le ha llevado a restringir cada vez más
la distancia a la que es capaz de moverse desde su casa.

4) Historia del problema


Su historia de ansiedad se remonta a su infancia y había estado hospitalizado cinco
veces desde su niñez por "estómago nervioso". Durante una hospitalización, según
cuenta el paciente, se le removían trozos de comida en el intestino. Su angustia le
había impedido comer ante otros, trabajar y viajar lejos de casa.
5) Historia personal y familiar:
Vive con sus padres y una hermana mayor.
Su hermana tiene una conducta "histérica" dominando la casa con sus rabietas,
conducta imprevisible y demandas irracionales. El paciente teme hacerla enfadar si
vomita comiendo ante ella.

El paciente describe a sus padres como "sobreprotectores", no le dejaban pasar la


noche con amigos o parientes, como a los otros niños, y le disuadieron, ya de joven,
de la idea de cambiarse a su propio piso a vivir, debido a su falta de muebles,
diciéndole "si no puedes hacer las cosas completamente bien, no las hagas".

6) Diagnóstico:
Agorafobia
Conclusión
La ansiedad es una mezcla difusa de emociones, que incluye elevados niveles de
efecto negativo, la preocupación respecto a posibles peligros o amenazas, y la
sensación de ser incapaz de predecir posibles amenazas, o de controlarlas en el
caso de se produzcan. La ansiedad y el pánico están asociadas cada una con
síndromes diferentes de ansiedad.

Como pudimos ver, sentir ansiedad de modo ocasional es una parte normal de la
vida. Sin embargo, las personas con trastornos de ansiedad con frecuencia tienen
preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones
diarias. Con frecuencia, en los trastornos de ansiedad se dan episodios repetidos de
sentimientos repentinos de ansiedad intensa y miedo o terror que alcanzan un
máximo en una cuestión de minutos (ataques de pánico).

Estos sentimientos de ansiedad y pánico interfieren con las actividades diarias, son
difíciles de controlar, son desproporcionados en comparación con el peligro real y
pueden durar un largo tiempo. Con el propósito de prevenir estos sentimientos,
puede suceder que evites ciertos lugares o situaciones. Los síntomas pueden
empezar en la infancia o la adolescencia y continuar hasta la edad adulta.

Como vimos, son muchos los trastornos de ansiedad. Algunos de estos son:
trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad social (fobia social),
fobias específicas y trastorno de ansiedad por separación.

Bien es cierto que todos sentimos ansiedad y estrés de vez en cuando. Ya que hay
situaciones que suelen despertar sentimientos de ansiedad como, por ejemplo,
cumplir plazos de entrega ajustados, obligaciones sociales importantes o conducir
con mucho tránsito. Esta ansiedad leve puede ayudar a mantenerlo alerta y
concentrado para enfrentarse a situaciones amenazadoras o difíciles.
Pero las personas que sienten temor extremo y preocupaciones que perduran
pueden estar lidiando con trastornos de ansiedad.  La frecuencia e intensidad de
este tipo de ansiedad es a menudo debilitante e interfiere con actividades diarias.
Sin embargo, con un tratamiento adecuado y eficaz, las personas que tienen
trastornos de ansiedad pueden llevar vidas normales.

Bibliografía

Butcher, James N. (2007). Psicología Clínica Ed.12. Pearson Educación.

https://www.ukessays.com/essays/psychology/la-ansiedad.php#:~:text=De%20acuerdo
%20con%20el%20autor,o%20hecho%20que%20la%20provoca.

https://psicologiaymente.com/clinica/tipos-de-trastornos-de-ansiedad

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