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Análisis de la pornografía: la mujer

como objeto de estudio

Trabajo Final de Grado


Tutor: Joan M. Minguet

3 de junio 2019

Jara Burillo Gil

1390457
Dedicatoria

A mis abuelos,

por ser mi bastón en todas y cada una de mis decisiones.


Índice
0. Introducción…………………………………………………………………...Página 1

1. El Género. Concepto Masculinidad hegemónica………………………….Página 2


1.1. El género y los hombres………………………………………………...Página 2
1.2. Masculinidad hegemónica: qué es y cómo se manifiesta………...……..Página 3
1.3. Conexión entre Sexualidad y Masculinidad hegemónica…………….....Página 5
1.4. Construcción del deseo sexual masculino……………………………....Página 5
1.5. Violencia de género: ¿Qué tiene que ver con todo esto?..........................Página 7
1.6. El modelo piramidal patriarcal: sus componentes………………………Página 9
2. La Pornografía………………………………………………….....………Página 10
2.1. La definición de la pornografía: problemáticas………………………..Página 10
2.2. La respuesta del feminismo………………………………...…………..Página 12
3. Caso de estudio………………………………………………………….....Página 14
3.1. Análisis del vídeo “Fóllame duro hasta que te corras conmigo
(Creampie)”…………………………………………………………...Página 14
3.2. Conclusiones……………………………………………………….…..Página 17
3.3. Análisis de clips……………………………………………….……….Página 18
3.4. Cifras…………………………………………………………….....….Página 20
4. Consecuencias, tabúes y discriminación en la pornografía…………….Página 22
4.1. La mirada pornográfica……………………………………………….Página 23
4.2. El cuerpo femenino bajo la mirada pornográfica……...………………Página 24
4.3. Normalización de las prácticas de riesgo…………………………...…Página 24
4.4. Erotización de la violencia…………………………………………….Página 25
4.5. Tabúes (menstruación, vello femenino y pene flácido)……………..…Página 26
4.6. Relación entre pornografía y violación………………………………..Página 27
Costes sociales de la pornografía…………………………………..….Página 28
5. Conclusiones finales……………………………………………………….Página 29
5.1. ¿Por qué es la pornografía una amenaza para la igualdad de
género?...................................................................................................Página 29
6. Bibliografía……………………………………………….………………..Página 32
7. Anexo………………………………………………………………………Página 34
0. Introducción

La palabra radical proviene del latín radicalis y significa “relativo a la raíz”. El objeto
de estudio que pertenece a este trabajo es la pornografía. Mi propuesta es examinarla y
reflexionar sobre ella de una manera radical. Y cuando digo radical, me remito a su
etimología: pretendo realizar una lectura desde la misma raíz pornográfica, todo lo que
se presenta y re-presenta en ella misma: su contenido, su ideología, su imaginario y sus
consecuencias. Me interesa el estudio de esta problemática desde una perspectiva
artístico-cinematográfica. El análisis se sustentará a partir de dos vertientes
diferenciadas: una más teórica, sobre todo de la mano del feminismo, sociología e
incluso antropología; y una más práctica, apoyándome en el lenguaje cinematográfico
como herramienta para realizar una crítica reflexiva alrededor de los códigos
pornográficos. Así pues, la visión interdisciplinar será básica y necesaria para la
construcción de un relato crítico y reflexivo.

Esta narración está escrita desde la práctica intelectual feminista, pues toda práctica
intelectual constituye una lucha con aquello que nos desafía. Esta práctica se nutre de un
movimiento introspectivo constante, con su posterior externalización de conocimientos.
De una subjetividad flexible. La subjetividad a la cual hago referencia, se caracteriza
por el trabajo colectivo añadido a un proceso vivencial del conocimiento para construir
una respuesta ética. Bajo estas premisas, bajo esta lente feminista, es desde donde
quiero iniciar este recorrido. Solo desde el feminismo, como movimiento, como
ideología, como necesidad, como respuesta, es posible realizar la lectura pornográfica
transversal que busco, de un modo u otro, nuestra tarea, la tarea feminista, mi tarea
personal, es revelar lo que la pornografía esconde.

1
1. El género. Concepto masculinidad hegemónica. Cómo se manifiesta.
Conexión con la sexualidad y la nueva pornografía. Construcción del
deseo sexual masculino. Violencia de género.
El género y los hombres

En general, el género ha sido algo invisible para los hombres, debido a su posición
hegemónica que precisamente el sistema del género les atribuye. No encontramos a
nivel nacional fuertes grupos críticos de hombres que traten estas cuestiones al respecto,
es interesante la afirmación de Michael Kimmel al respecto:

“El género es invisible para los hombres de igual modo que la raza es invisible para los
blancos, porque los privilegios que se brindan a quienes forman parte de los grupos
hegemónicos desincentivan la revisión crítica de la situación social en que se
encuentran1 .”

Así pues, los estudios alrededor del género y la masculinidad, son más bien recientes,
podríamos datarlos a partir de los noventa del siglo XX. En España, la sociología del
género siempre ha ido más enfocada a desigualdades que afectan a mujeres, y
evidentemente el presente trabajo va dirigido hacia los costes pornográficos sobre la
mujer, si bien es cierto que desviar el foco hacia el varón es igual de importante para
determinar las problemáticas, ya que es el claro consumidor de pornografía.

Nuestra percepción sobre el género no es universal, pues éste es una construcción


social, al igual que la masculinidad, son productos sociales que cambian a lo largo de la
historia; pues hay sociedades que tienen más de dos géneros. Por lo que convertir en
antropológico el problema de nuestra masculinidad occidental es un tanto etnocéntrico:

“Cada cultura define, establece, da forma y sentido a un conjunto de ideas, creencias y


valoraciones sobre el significado que tiene ser hombre y el ser mujer, delimitando los
comportamientos, las características e incluso los pensamientos y emociones que son
adecuados para cada ser humano, con base a esta red de estereotipos o ideas
consensuadas2 .

El concepto de masculinidad es un producto puramente occidental que sigue en


constante proceso y cambio. Podríamos definirlo como un todo que engloba tanto las
normas de género como sus posibles alternativas. Se configura a través del aprendizaje
de los roles, estereotipos y conductas.

Es preciso estudiar la masculinidad teniendo en cuenta los significados y como está


gestado el orden social de nuestra sociedad. Masculinidad es aquello que socialmente es
bueno, normativo y recomendable para los varones, la sociedad define como debe ser el
varón.

1 GUASH, 2008, Pág.30.


2 ALZÁS, GALET, FELIPE, 2016, Pág.76.

2
Cuando hablamos de masculinidad debemos hablar de masculinidades: existe toda una
jerarquía de masculinidades regidas por la masculinidad hegemónica que es la que
socializa la estructura social viéndose con el poder en todos sus espacios: medios de
comunicación, familia, estructura social, la justicia etc. El hecho de que exista una
masculinidad hegemónica quiere decir que el resto de masculinidades se ven
devaluadas. El género también oprime y discrimina, y la masculinidad hegemónica es el
vehículo a través del cual se manifiesta3 .

Masculinidad hegemónica: que es y cómo se manifiesta

La masculinidad hegemónica será un término intrínsecamente relacionado con la


pornografía. Ha sido un concepto ampliamente analizado y cuestionado por M. Alario
Gavilán en su artículo; ésta defiende que se configura como una suerte de actitudes que
pretenden subrayar que es ser hombre y cómo exteriorizarlo. La masculinidad
hegemónica se ha definido siempre dentro de unos términos asociados como la práctica
de género que reafirma la posición dominante de los hombres y reprime la de las
mujeres, o generalmente como mecanismo político de reproducción del patriarcado
donde se fomenta una desigualdad entre hombres y mujeres. En síntesis, vendrían a ser
todos aquellos comportamientos, actitudes y maneras de relacionarse que reproducen
este patriarcado y arraigan en un sustrato común los privilegios masculinos frente a la
mujer. Se trata de una alianza implícita expresada a través del sexismo, la misoginia y la
homofobia4 .

Me resulta interesante la idea particular de la masculinidad hegemónica como


mecanismo político, porque esto justificaría su poder de invisibilidad; es decir, al
manifestarse a través del patriarcado, ésta se convierte en normativa, por lo que resulta
más complejo denunciar y trabajar las consecuencias que la masculinidad hegemónica
ejerce sobre hombres y mujeres. Otro concepto muy relacionado con toda esta
problemática será patriarcado, definido según Marcela Lagarde bajo las siguientes
premisas:

“El patriarcado es un orden social genérico de poder, basado en un modo de


dominación cuyo paradigma es el hombre. Este orden asegura la supremacía de los
hombres y de lo masculino sobre la inferiorización previa de las mujeres y lo femenino.
Es asimismo un orden de dominio de unos hombres sobre otros y de enajenación de las
mujeres5 .”

Iniciar nuestro itinerario partiendo de estos conceptos, patriarcado, masculinidad


hegemónica, género, masculinidades… Son vitales para entender como posteriormente
se construirá la sexualidad y el deseo sexual masculino.

3 GUASH, 2008, Pág.33.


4 GUASH, 2008, Pág.32.
5 BOSCH, FERRER, 2013, Pág.57.

3
La masculinidad hegemónica es algo que se cultiva en los niños desde muy pequeños y
que consiste en construir dicho concepto en oposición a lo generalmente asociado con lo
femenino. El niño, pese a que no reciba una educación totalmente dirigida hacia esta
dirección, convivirá y se relacionará con un entorno patriarcal, por lo que muchas
actitudes las aprenderá en su contexto. Interiorizar estos comportamientos comportará
adquirir una serie de privilegios a cambio de devaluar la feminidad, que será el concepto
opuesto y otorgado a las mujeres. E. Simón analiza este fenómeno en las maneras de
relacionarse entre varones niños, se refiere a ello como el club de los iguales-
superiores6 .

Este concepto hace referencia al modo de relacionarse los varones niños entre ellos,
mostrando igualdad entre compañeros pero superioridad hacia el resto. Esta
superioridad es mostrada también ante niños que no cumplen los requisitos de la
masculinidad hegemónica, y por supuesto, niñas.

Comportamientos que asientan esta masculinidad son los tópicos que establecen una
relación entre feminidad y devaluación, como pueden ser las expresiones “los niños no
lloran, solo las niñas”, “nenaza” o “mariquita”, que refuerzan y activan esta
masculinidad hegemónica y que son comentarios dirigidos a varones que no cumplen
los requisitos de esta masculinidad. La homofobia será el dispositivo de control social
por excelencia que marca los límites del género asociados a los hombres y que sobre
todo, señala a quienes no encajan, utilizando todo tipo de calificativos; como los
mencionados anteriormente con la voluntad de degradarlos al nivel del género femenino
y cuestionar la masculinidad del individuo7 .Es interesante percibir ya de manera tan
prematura un comportamiento clave en el asentamiento de este concepto: el varón niño
necesita de la aprobación de los demás miembros del grupo para formar parte del
mismo. Así pues, masculinidad hegemónica es sinónimo de colectividad, solo así se
explicaría el patriarcado. De este modo puede entenderse también el fenómeno conocido
como manadas, la masculinidad se ve duramente reforzada y validada en grupo, el
sentimiento de poder y de dominación se multiplica y ponen en práctica constante su
superioridad.

Otro punto clave en la manera de desarrollarse este tipo de masculinidad, es que


necesita estar en constante validación, no es un aprendizaje inmutable, estos varones
deben justificar siempre que se preste la ocasión su masculinidad ante el grupo
dominante para seguir formando parte de él. Esta cuestión, se gesta desde la infancia y
es algo que acompañará al hombre durante toda su vida. Esta necesidad demuestra que
esta superioridad no es natural, sino construida e impuesta8 , ya que si esta masculinidad
fuera inherente a los varones no habría necesidad ninguna de estar validándola
constantemente, ya que surgiría de manera natural. Al resultar una construcción social,
ésta la hace endeble por lo que su reafirmación y validez ayuda a proteger sus
privilegios.

6
ALARIO, 2018, Pág. 64.
7 GUASH, 2008, Pág.34.
8
ALARIO, 2018, Pág.65.

4
Conexión entre la masculinidad hegemónica y la sexualidad

Podemos establecer un paralelismo directo entre esta masculinidad hegemónica y la


sexualidad. La sexualidad se configura hoy en día como uno de los espacios todavía
más seguros para ejemplificar esta superioridad. Si bien es cierto que en muchos
ámbitos de la sociedad este concepto se está trabajando o señalando y muchos varones
llevan a cabo deconstrucciones consigo mismos, la sexualidad sigue formando parte de
unos parámetros claramente asociados con la masculinidad hegemónica. Según M.
Alario Gavilán hay unas causas que justifican esto. Históricamente hablando, se ha
concebido la masculinidad a partir de tres exigencias morales que se le atribuían al
varón: provisión, protección y potencia sexual. Provisión y protección eran requisitos
para asegurar la supervivencia de sus familias y posteriores generaciones y así también
un modo justificado de presentar esta masculinidad hegemónica. Estos dos aspectos
hoy en día han variado: provisión y protección ya no son espacios donde se necesite de
un varón para sobrevivir, y por lo tanto, su masculinidad no es necesaria. En cambio, la
potencia sexual, no ha sido mermada del mismo modo; y con ello, la sexualidad de los
varones será el espacio asociado a estas prácticas hegemónicas.

Históricamente la potencia sexual se ha identificado con el rol del varón en cuanto a


paternidad en el sentido de asentar y asegurar su generación futura, su control familiar.
Hoy en día esta potencia sexual está mucho más dirigida no en un sentido reproductivo
familiar, sino a través de la idea de una compulsiva vida sexual, esto es, cuantas más
experiencias sexuales, más reafirma el varón su condición. Precisamente en este aspecto
sexual, un concepto clave es la difusión de sus experiencias sexuales con terceras
personas. El presumir ante varones de su mismo grupo dominante sus experiencias, se
refleja también en el hecho de consumir pornografía colectivamente o en la libre
circulación de pornografía a través de grupos dominantes. Sexualidad y colectividad son
conceptos intrínsecamente relacionados, consumir prostitución en grupo e incorporar
esta actividad a su ocio, incorporar a la mujer en situación de prostitución a
celebraciones o compromisos o ejercer violencia sexual en grupo, en manada; son
diversas ejemplificaciones de esta relación entre sexualidad y colectividad. Hacemos un
breve recuerdo: compartir su experiencia sexual personal ante su grupo de iguales, no
deja de ser una forma de validar su masculinidad.

Construcción del deseo sexual masculino

Según Simón9 , las socializaciones de género se apoyan en tres pilares fundamentales, y


nos interesa concretamente el primero: la educación sentimental sexista. La inculcación
de este tipo de educación es la que determina que emociones deben tener los niños y
cómo deben expresarlas. Sobre este tema, Simone de Beauvoir habló abiertamente en su
obra El segundo sexo10 . En ella, de Beauvior afirma como el género femenino se ha
sustentado en un “ser para otros”, de aquí podríamos extrapolar los tópicos asociados
con la mujer sobre la sensibilidad, el desarrollo “innato” de las mujeres por el cuidado

9
SIMÓN, 2010, Pág. 34.
10
BEAUVOIR, 2007, Pág. 56.

5
De los demás, la atención etc., que en última instancia lleva a la propia mujer a
anteponer el bienestar de sus allegados antes que el suyo propio; mientras que para el
género masculino se ha nutrido en formar una concepción del “ser para uno mismo”
asociándose a los tópicos de que los hombres suelen ser menos atentos, constantes y
miran siempre por y para su bienestar propio.

Esta concepción tiene un impacto real sobre la gestación de las emociones en niños
varones dando como resultado el rechazo hacia sentimientos sinónimos de
vulnerabilidad, tristeza, ternura, empatía etc. Siendo además características
generalmente asociadas al género femenino. Esto se verá traducido en un deseo sexual
masculino hegemónico con la idea principal de protagonismo y falta de empatía con la
mujer con la que practique relaciones sexuales11 .

El deseo sexual hegemónico se caracteriza porque el varón siempre está dispuesto a


tener relaciones sexuales y cuanto mayor sea el número de éstas, mayor refuerzo
realizará en su masculinidad. Estamos hablando de relaciones estrictamente
heterosexuales, donde el varón toma la parte activa de la misma, utilizando la
experiencia sexual falocéntrica y coitocéntrica como refuerzo para su dominación y
potencia12 .

Estas relaciones sexuales heterosexuales se han materializado no como un deseo sino


como una necesidad para los varones, llegando a la conclusión de que como tal, éstas
deben ser satisfechas. Históricamente hemos asumido y seguimos fomentando la
concepción de que el deseo sexual masculino se percibe como un derecho básico porque
éste es una necesidad. Esta idea es altamente peligrosa ya que en determinadas
circunstancias justifica directamente la violencia sexual o la existencia de la
prostitución. La masturbación es la solución ante tal problemática. Nombrarla como
solución puede ser considerado aquí como una respuesta irónica ante tal suceso, pero
hablamos totalmente en serio: el hecho de que los varones configuren su deseo sexual
como una necesidad, acarrea la consecuencia de exigir también como derecho el cuerpo
de una mujer para satisfacerse, idea que, de nuevo, fomenta el consumo de prostitución
y justifica la violación. Respecto a este tema, considero que la opinión de Peter Szil es
particularmente interesante; cito textualmente:

“El proceso de socialización de los hombres está construido sobre la certeza de que su
sexo les otorga derecho a disponer de su entorno, del espacio y del tiempo de otros y,
en primer lugar, otras. Este derecho se extiende también al cuerpo y a la sexualidad de
las mujeres. De allí hay sólo un paso a que, tratándose de un derecho, es legítimo
conseguirlo y preservarlo, aunque sea con violencia 13 ”.

11
ALARIO, 2018, Pág. 67.
12
ALARIO, 2018, Pág. 67.
13 SZIL, 2004, Pág.7.

6
Violencia de género: ¿qué tiene que ver con todo esto?

La violencia de género hace referencia a ese tipo de violencia que los hombres ejercen
sobre las mujeres, por el simple hecho de serlo. El sistema que legitima esta violencia es
el patriarcado:

“La violencia de género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario,


se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra
sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo
de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de
libertad, respeto y capacidad de decisión14 .”

Los hombres que practican este tipo de violencia tienen una ideología machista, esta
ideología se confiere como la posición de privilegio del hombre como grupo
manifestada a través de su masculinidad y dominio sobre la mujer. Este privilegio deja
en un segundo plano a la mujer en cualquier aspecto de ésta como ser social: en la
familia, en el trabajo, en la sociedad y, por supuesto, en la pornografía 15 .

Cuando hablamos de violencia de género, no nos referimos únicamente a esa


agresividad manifiesta por el hombre, a la acción directa, a algo físico; sino al conjunto
de tácticas mediante las cuales los hombres realizan un abuso de poder económico,
emocional, sexual o físico sobre las mujeres para perpetuar su posición dominante y
mantenerlas en una situación de dependencia o subordinación hacia ellos, es el
mecanismo de sometimiento por excelencia del sistema patriarcal16 .

Los roles de género tienen mucho que ver en todo este asunto. En el rol de género
masculino adscribimos esta masculinidad hegemónica ya analizada. Se tratan de una
construcción social sobre los rasgos que culturalmente se han atribuido a hombres y
mujeres, en función de su sexo biológico. Sobrevaloración de lo masculino y
devaluación de lo femenino vendría a ser la configuración de estos roles de género.
Estos, generan un rechazo hacia los aspectos más típicos del sexo opuesto al suyo, este
fenómeno es el llamado patriarcado psicológico.

Es interesante poner en tensión todos estos conceptos, violencia de género, roles de


género, masculinidad hegemónica… Todos contribuyen en cierto modo, o son
consecuencias directas, del consumo y de la pornografía. Es importante percibir cada
parte de este relato, cada nuevo concepto que vamos ahondando, como la parte de un
todo, de un engranaje que funciona a la perfección y es tan perfecto, que a menudo se
nos hace invisible, etéreo; el patriarcado. Que en los roles de género asociemos al
hombre con la fuerza, con el poder, competitividad, racionalidad, agresividad, firmeza
etc. y en cambio a las mujeres con la delicadeza, la empatía, atención de los
sentimientos y cuidado del otro, actitud dialogante y flexible etc. es algo que en la
pornografía se lleva al extremo: control, dominio, agresividad será el rol masculino

14 BOSCH, FERRER, 2013, Pág.58.


15 GARCÍA-MINA, 2008, Pág.49.
16 VALDEMORO, PEYRÓ, 2009, Pág.7.

7
Generalizado, pasando la mujer a un segundo plano de sumisión y pasividad. Esto tiene
unas consecuencias reales sobre las relaciones sexuales entre hombres y mujeres,
muchas mujeres explican como su pareja sentimental muestra una actitud de
indiferencia ante las necesidades emocionales de ésta.

Otro concepto que podemos introducir en toda esta red de conexiones sería la palabra
maltrato. En cuanto a maltrato, podemos definirlo como el conjunto de actitudes,
comportamientos que tienen como objetivo denigrar a su compañero, para
desestabilizarle emocionalmente ejerciendo un dominio y control sobre éste. Si
hablamos de maltrato, podemos también a su vez realizar toda una categorización de
diferentes tipologías: maltrato psicológico, maltrato físico… La que nos atañe en
nuestro caso, es la violencia sexual; un tipo de maltrato que consiste principalmente en
obligar a la mujer a mantener relaciones sexuales no deseadas, mediante una coacción
psicológica o amenazas. Es un tipo de violencia que puede manifestarse de manera
aislada o junto a otras tipologías de maltrato. Es importante aclarar que cuando
hablamos de violencia sexual, no necesariamente hablamos de violaciones explícitas,
sino de un conjunto de actitudes y situaciones que se generan entre parejas, ya sean
éstas estables o no, que son la consecuencia de toda una ideología patriarcal machista
fruto de un sistema de dominación-sumisión donde la pornografía actúa aquí como uno
de los focos principales de este sistema mismo, esto es, teniendo repercusiones reales
sobre las relaciones sexuales entre hombres y mujeres.

Esta violencia sexual se asienta sobre una serie de creencias que en la pornografía
encontramos. Una de las más arraigadas es la de que la mujer tiene la obligación de
mantener relaciones sexuales con su pareja aunque a ésta no le apetezca. Esto va muy
ligado con la idea de que el hombre es un ser sexualmente activo, tal y como hemos
analizado previamente en el apartado El deseo sexual masculino, y la mujer pese a que
explícitamente e implícitamente se niegue a mantenerlas, debe satisfacerle. Otra
creencia es la respectiva al consentimiento de la mujer: cuando la mujer dice que no, en
realidad quiere decir sí. Es un mito dañino y peligroso que fuera de entornos “seguros”
como en principio debería serlo una pareja, son capaces de llegar a justificar una
violación; pero es que en ámbitos estables también se desarrollan estas situaciones, solo
que por el simple hecho de existir un vínculo más o menos arraigado entre las dos
personas, se normaliza. Existe la creencia de que una vez en pareja, ésta tiene total
derecho sobre a ti a exigir la satisfacción de todas sus necesidades, incluida la sexual; y
esto no es así. En todas estas situaciones que se generan en un ámbito emocional-sexual
estable generalmente la mujer acaba accediendo a mantener relaciones aún sin su
consentimiento para contentar al hombre, por lo que éste acabará encontrando un modo
recurrente de satisfacer siempre que quiera sus deseos. Las mujeres sufren todo tipo de
coacciones y chantajes emocionales para realizar actividades sexuales que ellas no
desean, este tipo de coacciones y situaciones, son reproducidas y normalizadas en la
pornografía17 .

17 GARCÍA-MINA, 2008, Pág.63.

8
El modelo piramidal patriarcal: sus componentes

A continuación, desde la perspectiva feminista en la que nos situamos; proponemos la


definición de un modelo de carácter piramidal como planteamiento de la violencia
contra las mujeres, donde por supuesto, incluimos la pornografía. El modelo piramidal
se sustenta sobre cinco escalones (Ilustración 1), siendo su base la sociedad patriarcal.
Esta sociedad patriarcal se configura como el sistema de organización social que
fomenta y mantiene los privilegios de los hombres frente a las mujeres, y va
acompañado de una ideología que legitima su poder. Este sistema ha ido
transformándose significativamente a lo largo de los años, y la dominación masculina,
consigo. Por ejemplo, hoy en día bajo un modelo político democrático comenzamos a
convivir con leyes que fomentan la igualdad entre hombres y mujeres, por lo que el
sistema patriarcal tendrá que utilizar unos mecanismos más sutiles que permitan seguir
con esta dominación masculina18 .

El segundo escalón de este modelo piramidal serían los procesos de socialización


diferencial, donde básicamente se difunden las creencias y actitudes que genera la
cultura del patriarcado. En este eslabón, aprendemos lo que es ser hombre masculino y
mujer femenina, los modelos de masculinidad y feminidad configurarán nuestras
conductas, expectativas y también nuestras relaciones afectivas y de pareja. Se definen
los significados de conceptos como amor, atractivo…también será cuando se
interioricen los mitos sobre el amor y el amor romántico. La pornografía tendrá aquí su
papel relevante, ayudará junto a otros mecanismos del patriarcado, a configurar todos
estos procesos de socialización.

El tercer eslabón se ve configurado por las expectativas de control. Con esto nos
referimos a las posibilidades de conseguir algo o de que algo suceda, a modo de
suposición. Vendría a ser poner en práctica los modelos de masculinidad y feminidad,
esto es, la visión del hombre como alguien racional, resolutivo, exitoso, ausencia de
sensibilidad etc. Frente a la visión de la mujer como cuidadora, responsable del
bienestar ajeno, predisposición al amor etc. Los varones que asumen este mandato, este
rol de género, esperan mantener el control sobre las mujeres con las cuales se
relacionan, pues esperan una sumisión por su parte, legitimado por todo un sistema.

Si seguimos ascendiendo nos encontramos con los eventos desencadenantes, vendrían a


figurar dentro aquellos acontecimientos que activan el miedo del hombre hacia la mujer,
porque ve peligrado su dominio de poder; por lo que el varón pondrá en práctica
estrategias de control. Estos eventos desencadenantes pueden ser de varios tipos:
sociales como una crisis económica, políticos-religiosos como la aparición de religiones
nuevas fruto de la inmigración o personales como el abuso de alcohol, drogas o
situaciones de estrés, frustración laboral, problemas económicos etc. La mayoría de
estos fenómenos fueron considerados en su momento la causa de la violencia de género,
pero lo cierto es que por sí solos no se tratan de eventos causales sino más bien
desencadenantes.

18 BOSCH, FERRER, 2013, Pág.58.

9
Finalmente llegamos al estallido de la violencia, una vez el varón con tal de no perder o
recuperar su dominio sobre la mujer, él mismo legitima el despliegue de toda una serie
de maniobras incluyendo en estas todo tipo de violencia: física, psicológica, económica
y sexual19 . La pornografía funciona en este modelo piramidal como engranaje de todo
un mecanismo que genera desigualdad entre hombres y mujeres.

2. La pornografía

Pasamos a continuación a revisar el tema sobre la pornografía. La pornografía no se nos


presenta como una estructura rígida o como un objeto sólido; sino que más bien a la
pornografía le envuelve toda una textura del acontecimiento. Se manifiesta
notablemente ambigua: es visible e invisible, material e imaginativa etc. La primera
problemática que nos aparece ante la pornografía, es su definición en sí.

La multiplicidad de aspectos desde donde podemos analizar la pornografía es


innumerable: podemos tratarla desde una teoría feminista, desde una crítica al mercado
capitalista, desde su vertiente estética de la representación, hasta incluso, desde una
perspectiva religiosa. En nuestro caso, estudiarla desde una perspectiva feminista actual,
es la que también nos permitirá acotar y desechar aquellos aspectos de la pornografía
que en esta ocasión no nos interesen, no siendo por ello, menos importantes.

La pornografía actúa sobre la sociedad como una especie de “eco”, no es necesario estar
directamente en el foco, en su epicentro; basta con habitar un espacio frecuentado para
escucharla. La pornografía pues, se manifiesta como efecto y se transmite y magnifica
hasta formar una masa generalizada donde su comportamiento sexual y su objeto no
recae sobre cuerpos individuales sino sobre las mujeres en general.

Cuestión de la definición de la pornografía

A la hora de definir la pornografía, es alto el riesgo de confundirla con otras categorías


o conceptos que puede incluirse en la misma como son el erotismo o la obscenidad,
términos que a menudo se comprenden como sinónimos de la pornografía.

Etimológicamente pornografía proviene del griego porne, que significa esclava sexual o
prostituta, y graphos, que quiere decir representación, escritura o descripción de. En su
conjunto, vendría a significar la representación de la esclavitud sexual y prostitución. Se
incluyó en el diccionario por primera vez en 1857 y la figura de la prostituta sigue
respondiendo a la de una persona que realiza relaciones sexuales como trabajo
desvinculándose de vínculos emocionales y reproductivos 20 .

19 BOSCH, FERRER, 2013, Pág.60.


20 EGAÑA, 2017, Pág.23.

10
Esta concepción no deja de ser vaga y contextualmente neutra. Tenemos muchos
ejemplos de arbitrariedad en torno a las definiciones legales de la pornografía, una
definición histórica se basa en la afirmación de Potter Stewart en 1964:

“No sé definir pornografía, pero la sé reconocer21 .”

Para Stewart, no era necesario definir el porno, ya que es algo sentido, que se reconoce
y sucede más allá de nuestra voluntad. Si pasamos a ir desengranando la pornografía,
ésta puede ser presentada o representada, aunque por lo general se desarrollan ambos
conceptos a la vez. En el discurso pornográfico se utilizan los dos para referirse a los
comportamientos sexuales, la razón de no hacer distinción entre uno y otro es debido a
que la finalidad de la pornografía es una: la excitación sexual. En resumidas, la
pornografía podemos entenderla como una re-presentación de ciertos comportamientos
sexuales que tiene como único fin excitar sexualmente 22 .

Un modo también de entender mejor que es la pornografía y como se manifiesta, es


siendo conscientes de que no es la pornografía. Definir la línea divisoria entre
pornografía y arte erótico es algo que nos ayudará a percibir mejor los mecanismos de la
primera. Szil, a la hora de definir ambos términos, para hablar sobre el erotismo, recurre
al campo artístico: el arte erótico es aquel tipo de arte donde el artista se relaciona con
su obra o tema de una manera erótica, transmitiéndonos una parte de su propia
experiencia (Ilustración 2). En cambio, el mismo motivo, la misma escena, en la
pornografía se representaría seguramente con la mujer de cara al público (Ilustración 3).
La pulsión de ambas imágenes es totalmente diferente, pese a que representan lo mismo.
La diferencia que radica para Szil es que la pornografía no busca la representación del
vínculo entre las partes protagonistas que realizan la relación sexual, sino que se asienta
sobre la relación entre el consumidor y el objeto sexual que aparece representado 23 .

Entendemos como pornografía hegemónica, pornografía mainstream 24 o Nueva


pornografía toda aquella pornografía consumida mediante el uso de recursos
electrónicos, a través de Internet. Pese a que el consumo de pornografía a través de
Internet ha permitido naturalizar el sexo y el placer, en este tipo de pornografía nos
encontramos con una serie de problemáticas. Se sustenta sobre las prácticas de
dominación del hombre hacia la mujer siendo válida la violencia para tal fin, además de
mostrar un espectro limitado de posibilidades que no tengan a la masculinidad
hegemónica y al varón como eje central25 .

21 OGIEN, 2003, Pág.47.


22
A. MACKINNON, POSNER, 1997, Pág.14.
23 SZIL, 2004, Pág.5.
24 Significa en castellano “corriente principal” en la pornografía lo utilizamos para referirnos a lo

convencional, aquella que es producida por grandes compañías y no de manera independiente. No es un


tipo de pornografía estable, se va modificando a lo largo del tiempo; ya que como todo mercado, va
renovándose y diversificando sus productos dependiendo de la oferta.
25
DEL BARRIO, 2015, Pág. 110.

11
Este nuevo tipo de pornografía, se caracteriza por el medio a través del cual se consume:
internet. Esta es la principal diferencia respecto a la anterior pornografía física que ha
quedado sustituida paulatinamente por el auge de internet. La pornografía convencional
se caracteriza por desarrollarse a través de imágenes impresas o filmaciones distribuidas
ya bien por canales ilegales o por distribuidoras de revistas; con un punto de venta físico
conocido como sex-shop. Su impacto era menor debido a que su acceso era más
limitado, por motivos económicos y sociales: suponía un coste y además te exponía
como consumidor públicamente. No podemos comparar la pornografía convencional
con esta nueva pornografía, que se caracterizará por la inmediatez, la simplificación y la
reducción de las relaciones interpersonales, la descontextualización de la sexualidad y la
cercanía y posterior normalidad con prácticas de riesgo y; sobre todo, el factor
económico: totalmente gratuito, totalmente anónimo.

La respuesta del feminismo

El feminismo también ha reaccionado ante la pornografía, básicamente en dos vertientes


diferenciadas: pro-porno y anti-porno. Situamos en los años setenta del siglo pasado la
primera respuesta de las feministas radicales ante el discurso que la pornografía emitía.
Para ellas, la pornografía es una de las principales causas de la violencia contra la
mujer, fomentando la cosificación y la denigración hacia ésta, mostrando contenido que
roza sus derechos básicos como la zoofilia, las violaciones reales o la penetración con
artefactos26 . La representación pornográfica hegemónica muestra a la mujer
ampliamente atada, golpeada, violada, humillada etc. En definitiva, a la mujer en
cualquier situación inferior respecto al hombre.

Para las feministas anti-porno, la violencia recurrente directa e indirecta que aparece en
la pornografía es el mecanismo que refuerza este mandato basado en la dominación-
violencia por parte de los hombres hacia las mujeres y que tiene consecuencias reales en
las relaciones sexuales entre hombres heterosexuales y mujeres. Además, a esta
situación no podemos obviar la carga económica que supone la pornografía, igual que la
masculinidad hegemónica se asienta en un sistema patriarcal, la pornografía se nutre del
capitalismo y se establece como la tercera fuente de ingresos directa después del tráfico
de armas y de la droga. Es por este motivo por el cual numerosas activistas feministas
todavía con mayor ímpetu reivindican la abolición de la pornografía: el capitalismo
actúa sobre el cuerpo de la mujer utilizándolo únicamente para fines económicos,
convirtiéndolos en productos de usar y tirar sin importar la personalización de la
individua en cuestión27 . Mackinnon y Dworkin definen la pornografía según las
siguientes premisas:

“[...] la subordinación de las mujeres presentada gráficamente de forma sexualmente


explícita, ya sea en retratos o en palabras, e incluye uno o más de los siguientes
elementos: 1) las mujeres se presentan deshumanizadas como objetos sexuales, cosas o
bienes; 2) como objetos sexuales que disfrutan del dolor o la humillación; 3) como

26
DEL BARRIO, 2015, Pág. 109.
27
DEL BARRIO, 2015, Pág. 110.

12
Objetos sexuales que experimentan placer sexual en la violación; 4) como objetos
sexuales amarradas, cortadas, mutiladas, golpeadas o físicamente heridas; 5) en
posturas de sumisión sexual, servilismo o en exhibición; 6) se exhiben partes del cuerpo
femenino de manera tal que las mujeres quedan reducidas a esas partes; 7) las mujeres
se presentan como prostitutas por naturaleza; 8) se presentan medio penetradas por
objetos o animales; 9) se presentan en situaciones de degradación, daño, tortura,
mostradas como sucias o inferiores, sangrando, golpeadas o heridas en un contexto que
convierte estas condiciones en sexuales. La pornografía también incluye el uso de
hombres, niños o transexuales en el lugar de las mujeres28 ”.

Así pues, para estas autoras la pornografía es sinónimo de daño físico y psicológico del
estatus de la mujer, mostradas únicamente como objetos de placer sexual y llevando al
terreno sexual contextos denigrantes para ellas como el dolor, la tortura...Estos
discursos de las feministas antipornografía expresan su posición ideológica entendiendo
la pornografía como algo más material que representativo, es decir algo más real que
ficticio29 .

En contraposición encontramos el movimiento feminista liberal y las seguidoras de la


teoría queer30 que reivindican la pornografía como un nuevo espacio subversivo y
reivindicativo precisamente como respuesta a la violencia contra las mujeres que
seguimos encontrando en este mismo31 . Generalmente estas feministas están en contra
de la censura, por lo que perciben la pornografía como una forma de libertad de
expresión. Una activista feminista pro-porno, Erika Lust, entiende la pornografía como
un campo más donde el feminismo tiene cabida como expresión cultural y artística
transmitiendo un discurso basado en la no violencia e igualdad, con una pornografía
donde la mujer toma partido también como consumidora activa, por lo que su contenido
irá enfocado tanto a satisfacer el deseo sexual masculino como el femenino. Según Lust,
afirma que es necesario ser partícipe del porno para precisamente generar un espacio
donde todas las sexualidades e identidades de género no queden exentas de
representación:

“-¿Puede la pornografía ser feminista y reivindicativa?

- Claro. Aún faltan mujeres detrás de las cámaras en todos los puestos, desde la
dirección hasta la fotografía pasando por el sonido. Pero el porno puede ser feminista
si llevas los valores feministas a la pantalla, si muestras el importante papel de la
mujer32 .”

28
A. MACKINNON, POSNER, 1997, Pág.19.
29 EGAÑA, 2017, Pág.27.
30 DEL BARRIO, GARROSA, 2015, Pág.30.
31
DEL BARRIO, 2015, Pág. 109.
32 MARTÍNEZ, 2017-2018, Pág.1.

13
3. Caso de estudio

En este apartado pasaremos a un sentido práctico todo lo mencionado con anterioridad.


Consultando una de las páginas pornográficas más consumidas mundialmente y también
a nivel nacional, estudiaremos como se manifiesta esta pornografía hegemónica a través
de sus vídeos más visualizados. El patrón de estudio y seguimiento realizado parte de
unas premisas iniciales: la pornografía consumida es pornografía estrictamente
heterosexual y visualizaremos los vídeos más reproducidos por los consumidores para
así poder establecer una generalización sobre el varón que reside en España y consume
pornografía.

Objetivo

Realizar una lectura crítica sobre los roles de género, estereotipos y patrones
transmitidos en la pornografía a través de la visualización de vídeos procedentes de la
primera página pornográfica más consumida del mundo, y segunda en España,
Pornhub. Analizaremos a través del lenguaje cinematográfico contenido y contenedor
de estos vídeos, tanto iconológicamente como iconográficamente.

Método

Consumo de 1 vídeo pornográfico para su posterior análisis cinematográfico y


sociológico. Los vídeos que visualizaremos variarán en función de la demanda de sus
consumidores, el criterio a seguir será la demanda de esta página pornográfica.

Consumo de vídeos pornográficos para extraer conceptos a través de clips muy


determinados. Tendremos en cuenta la visualización y repercusión de dichos vídeos,
intentando reproducir los más consumidos a partir de realizar una lista de las categorías
preponderantes en esta página pornográfica.

Resultados

Análisis del vídeo: Fóllame duro hasta que te corras conmigo (Creampie)

(Consultado 12/5/19 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5c49fb0da872b )

Hemos analizado el vídeo Fóllame duro hasta que te corras conmigo (Creampie) con
27.217.218 visualizaciones y un 70% de likes. El vídeo tiene una duración de 20:46
minutos y está grabado mediante primeros planos y planos medios cortos. El montaje
del vídeo se sustenta en 7 cambios de planos acompañados con transiciones que
desvanecen una escena y presentan la siguiente. Hemos realizado un análisis exhaustivo
a partir de la fragmentación de estos 7 cambios de planos o escenas:

14
1ª escena 00:00 – 02:51 (Ilustración 4)

El vídeo da comienzo con un plano medio donde aparece una joven de entre 20-30 años,
blanca y morena en ropa interior, con lencería roja. En el plano que observamos, apenas
aporta información sobre el espacio, solamente vemos la superficie sobre la cual se
desarrolla la práctica sexual, una cama, y detalles sin importancia como los calcetines
de la joven. El plano está grabado desde el punto de vista del varón, del cual
desconocemos totalmente su identidad y durante todo el vídeo solo será visible su pene
y parte de sus caderas. Esto refuerza la idea de que el espectador al visualizarlo, se
siente protagonista, se siente activo durante la práctica sexual; perfectamente podría ser
él.

En cuanto al audio del vídeo en general, hay un patrón muy marcado: además de
escuchar música de fondo a modo de acompañamiento, durante los 20:46 de duración,
solo escuchamos gemidos y expresiones por parte de la mujer.

Del minuto 00:00-02:51 el vídeo se dedica a una exhibición de la mujer con planos
medios y zooms por todo su cuerpo mientras la mano del varón va tocando zonas
erógenas de su cuerpo y la masturba vaginalmente con penetración. Exactamente el
placer dedicado hacia la joven traducido en su masturbación tiene una duración de 1:29
minutos (01:22-02:51). Toda esta escena sucede en un mismo plano sin cortes, grabado
por el varón que protagoniza el vídeo; por lo que la cámara va moviéndose de manera
voluntaria e involuntaria además de desenfocarse constantemente e incluso quemarse la
imagen por completo debido al exceso de luz. La mujer mira de manera lasciva y
recurrente a cámara.

2ª escena 02:51-05:42 (Ilustración 5)

Encontramos un cambio de plano desencadenado a partir de una transición que se


desvanece. Esta nueva escena está grabada como un plano medio corto y un primer
plano: aparece el pene ya erecto en primera persona y el rostro de la joven mirando
directamente a cámara mientras le realiza una felación tanto con bucal como
acompañada por sus manos. La escena está grabada sin cortes por lo que se va
moviendo entre un primer plano de su pene y la mujer y también haciendo zoom al
trasero de la joven. La calidad es pésima, constantemente la cámara se desenfoca y la
imagen se quema por exceso de luz. El hombre no emite ningún gemido placentero
durante toda la felación y de manera reiterada agarra la cabeza de la joven con fuerza.

3ª escena 05:42-10:02 (Ilustración 6)

Encontramos de nuevo un cambio de plano con el mismo tipo de montaje: transición


que desvanece la imagen. Esta vez se trata de un primer plano más detallado donde
seguimos con la felación por parte de la mujer al varón. Además, la cámara está en un
punto fijo, el varón no graba esta escena y de nuevo el plano ofrece una visión del pene
erecto y la cara de la joven, que mira en todo momento directamente a cámara. De
nuevo, él la empuja con su mano y no emite ningún sonido.

15
4ª escena 10:02-13:45 (Ilustración 7)

Cambio de escena: plano medio donde aparece la chica de espaldas, su trasero es el


elemento principal de esta secuencia. Narrativamente se nos presenta una penetración
vaginal sin uso de ningún anticonceptivo, la mujer todavía lleva la lencería roja y desde
el primer momento que es penetrada, comienza a gemir. Está grabado desde el punto de
vista del varón, la cámara se mueve constantemente y hay un intento de primeros planos
y planos detalle al pene y la vagina por parte del varón, a menudo se desenfoca; se van
alternando con planos medios donde la chica se gira de espaldas y mira directamente a
cámara mientras gime.

5ª escena 13:45-17:40 (Ilustración 8)

Este cambio de plano continúa con la penetración, esta vez desconocemos de qué tipo
porque la cámara está colocada en un punto fijo donde la mujer en posición sobre sus 4
extremidades mira directamente a cámara mientras el varón queda detrás de ella,
seguimos sin conocer la identidad de éste. Él le retira la lencería y durante toda esta
secuencia mientras se produce la penetración de manera reiterada, el varón le da
cachetes y la agarra con fuerza del cuello, además de estirarle del pelo. Durante unos 8
segundos aprox. (16:28-16:36) el varón estimula a la mujer clitorialmente. Lo
destacamos porque es el único signo del varón hacia la mujer, más allá del coito.

6ª escena 17:40-19:17 (Ilustración 9)

De nuevo, con la misma tónica de montaje; encontramos un cambio de plano pero muy
similar al anterior: no aporta nada nuevo, seguimos con la penetración, la chica sigue en
primer plano mirando a cámara y de él solo percibimos sus caderas, mientras él repite
las mismas acciones anteriores: cachetadas y agarres reiterados.

7ª escena 19:17-20:46 (Ilustración 10)

El último cambio de plano se configura a partir de un plano detalle de ambos genitales:


la chica aparece en una postura boca arriba y esta vez solo percibimos su vagina y el
pene del varón, de nuevo la escena es grabada por él. Encontramos una penetración
vaginal reiterada que es grabada con primeros planos y zooms notablemente
desenfocados. El varón intenta estimular el clítoris de la joven, afirmamos intenta
porque ni siquiera está cerca de éste. Llegados a este punto determinamos que el varón
ha llegado al orgasmo porque se produce una eyaculación dentro de la vagina de la
joven, ésta sigue gimiendo con la misma intensidad y regularidad que desde que se
inició la penetración (en la 4ª escena) y el varón no emite ningún tipo de sonido durante
su eyaculación. El vídeo finaliza con un primer plano detallado de un Creampie, una
práctica sexual que consiste en observar como el semen es expulsado de la vagina o ano
después de su eyaculación.

16
Conclusiones

Las conclusiones que extraemos de este audiovisual son las siguientes: en primer lugar,
este tipo de vídeos, se caracterizan por girar alrededor de la penetración y de la felación
masculina; en total, el vídeo ha estado configurado por un 50% penetración, 40%
felación y un 10% restante del inicio. Este 10% es sumamente interesante, ha sido el
tiempo destinado al deseo sexual femenino de la joven, fraccionado entre planos medios
alrededor de su cuerpo y la masturbación y penetración vaginal por parte del varón a
ésta. Los pocos minutos donde la mujer ha aparecido sola, han sido dedicados a su
exhibición más que satisfacción, con el fin de limitarla a mero objeto sexual. Exhibir de
manera reiterada partes de su cuerpo, genera que acabe siendo reducida a eso. Es
interesante comparar como la masturbación se aplica a cada sujeto: en el caso del varón,
la mujer adquiere un falso protagonismo donde mira en reiteradas ocasiones a cámara,
simbólicamente busca la aprobación de su consumidor, es una forma de preguntarle:
¿Te está gustando? Cuando encontramos la situación invertida, la mujer aparece siendo
masturbada y este falso protagonismo no se desplaza hacia el varón, ella sigue mirando
a cámara, dejando claro que le está gustando.

Estos vídeos están diseñados bajo un patrón mercantil claro: primero se nos enseña el
producto, la joven con lencería roja se contonea alrededor de la cámara; luego se prueba
el producto, se demuestra que es de calidad, se masturba a la mujer en cuestión; en otros
vídeos este tiempo suele ser más amplio donde el varón puede aparecer realizando un
cunnilungus a la mujer, a veces también, esta parte es inexistente, no hay estimulación
hacia la mujer. A continuación, una vez el producto es correcto, pasa a quedar en manos
del varón: suele haber de manera general una felación mucho más detallada y de mayor
duración que la masturbación femenina. A no ser que la categoría del vídeo sea
explícitamente solo felaciones, siempre encontramos una penetración, que junto a la
felación suelen ocupar la mayor parte de duración del vídeo. Todos los vídeos finalizan
con la eyaculación del varón sobre o dentro de la mujer o mujeres en cuestión. La
ausencia del uso del preservativo o de cualquier tipo de anticonceptivo es un hecho muy
normalizado en la práctica pornográfica. Como también es el largo intervalo de la
erección masculina, que de principio a fin, aparece erecto.

Encontramos motivos de dominación y sumisión por parte del varón a la mujer, también
normalizados: el gesto de agarre durante la felación y durante la penetración son
tendencias más que habituales en los vídeos pornográficos, añadidos a las posturas de
sumisión sexual, de servilismo. Esto vendría a configurarse como sutiles matices, sería
el simbolismo pornográfico intrínseco en éste, que muchos consumidores ya tienen
normalizado. Iconológicamente, es totalmente claro: hay una percepción continuada de
que el varón es el sujeto activo durante todo el vídeo, ella se limita a una posición de
segundo plano; a una especie de contenedor listo para recibir lo que en este vídeo
determinado exige el varón. Hay toda una idea no explícita de que es el varón el que
debe enseñar a la mujer como llevar a cabo la práctica sexual y que la mujer debe
aceptar cualquier demanda de éste.

17
Finalmente, en cuanto al tema expresivo, observamos un patrón claro: al mínimo
contacto del varón hacia la mujer sobre sus zonas erógenas, ya sea con sus manos o con
su pene, la mujer gime de manera intensa y reiterada. En cambio, el hombre durante
todo el vídeo no hemos percibido ningún gemido y durante su eyaculación tampoco.

Hay un mensaje en la pornografía respecto al deseo sexual femenino muy claro: éste no
es importante, porque tan solo analizando el montaje de los vídeos claramente están
diseñados para consumidores varones, pero todas las mujeres, aparezcan vejadas,
humilladas, sometidas, dominadas, insatisfechas… expresan una satisfacción por las
prácticas a las cuales están siendo sometidas, alterando la percepción del deseo sexual
femenino. Además, técnicamente estos vídeos son de baja calidad. Existen categorías o
etiquetas de pornografía en hd, donde no encontramos una mejora de la técnica del
montaje sino un aumento de la calidad. Suelen ser vídeos o bien grabados desde la
perspectiva del varón, que esto acentúa el protagonismo del consumidor; o bien
grabados con una cámara fija mientras se desarrolla la escena. A menudo pues, aparecen
desenfocados, con una luz pobre o en exceso. En cuanto a la narrativa, a como se
desencadenan los hechos, hay una ausencia total; el hecho es la práctica sexual en sí,
puede haber un inicio previo más erotizado o más enfocado a la excitación, pero esto se
ha convertido en algo opcional; la penetración es la hegemonía del vídeo; en general, se
han simplificado y genitalizado al máximo el vídeo pornográfico.

Análisis de clips

En este apartado, siguiendo la tónica del análisis anterior, hemos cogido clips aleatorios
que podemos relacionar directamente con patrones claros.

Hemos realizado pequeñas agrupaciones de vídeos con patrones similares para extraer
conclusiones más generalizadas. Para empezar, tenemos un conjunto de vídeos que
ejemplifican como la pornografía percibe el consentimiento de la mujer. En Papá folla a
hija cuando la mamá no está cerca, con más de 23 millones de visualizaciones
(23.086.177) y un 61% de me gustas (Consultado 15/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5915597d3f6ce), durante los seis
primeros minutos de vídeo (00:00-06:15) el hipotético “padre” se dedica a realizar todo
tipo de tocamientos sobre el cuerpo de su “hija” mientras ésta constantemente se
muestra reticente y explícitamente le pide que pare (Ilustración 11). Llegados al minuto
seis, éste la penetra vaginalmente sin previo aviso. A lo largo de todo el video, se van
sucediendo diversas escenas donde se repite este mismo patrón: ella aparece estudiando,
durmiendo… en todas esas situaciones, el hombre la fuerza a mantener relaciones
sexuales. En este vídeo, además de normalizar el incesto y la ausencia del uso del
preservativo, se normaliza el hecho de no necesitar el consentimiento de la mujer para
llevar a cabo prácticas sexuales. No nos planteamos si el vídeo es preparado o no, es
ficción; pero es una ficción con unas consecuencias reales: pese a que la mujer en
reiteradas ocasiones, tanto físico como verbalmente, le haga explícito su no
consentimiento, el hombre satisface igualmente su deseo, es una violación (Ilustración
12). La misma tónica de vídeo encontramos en “Said no to Anal” Extreme punishment
fuck con más de 1 millón de visualizaciones (1.268.254) y un 53% de me gustas
18
(Consultado 15/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5b0b2f047f9b3) la mujer no quiere
ser penetrada analmente y lo comunica de manera clara, pero el hombre la penetra
igualmente (Ilustración 13). Incluso explícitamente encontramos un gran abanico de
oferta si buscamos palabras como violación, ella dice que no, ella no quiere follar etc.
Como el vídeo 19 Lizzy gets violated by men old enoguh to be her father con más de 2
millones de visualizaciones (2. 012. 903) y con un 56% de me gustas. (Consultado
15/05/2019  https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5a45c6658c8a7),
explícitamente en la propuesta que nos aparece en el título se nos anuncia la
representación de una violación entre una joven y un conjunto de hombres que duplican
su edad (Ilustración 14). Reiteramos que no nos interesa si estos vídeos son reales o no,
son preparados o no, sino que nos interesa la representación erotizada que aquí se nos
muestra: la violación, erotizada en la pornografía, y por lo tanto, normalizada. El
abanico de posibilidades respecto al no consentimiento es muy amplio (Ilustración 15).

Otro patrón claro que hemos observado, es la erotización e hipersexualización de las


mujeres cada vez de manera más prematura, hay todo un abanico de posibilidades en
torno a la visualización de mujeres en edad “adolescente” o extremadamente joven.
Como por ejemplo en Jugando a un juego con hermana caliente (Consultado
15/05/2019  https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5a7f1ba584481)
con más de 81 millones de visitas (81.894.881) y un 73% de me gustas, además de
fomentar de nuevo el incesto entre parientes; la joven que aparece está hipersexualizada
(Ilustración 16). Del mismo modo actúan Joven y su hermanita comparten a una
pequeña adolescente en un trío (Consultado 15/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5774af847f652), con más de 37
millones de visualizaciones (37.849.393) y un 70% de me gustas; encontramos práctica
sexual de riesgo, ausencia de preservativo, las jóvenes aparecen totalmente sexualizadas
(Ilustración 17), y también Las adolescentes aman las vergas grandes (Consultado
15/05/2019  https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph580935f29c7d6),
con más de 36 millones de visitas (36.704.753) y un 70% de me gustas. La tónica
general de este tipo de vídeos es la idea que se genera: de nuevo, no nos importa la edad
real de las protagonistas, nos importa cómo se comportan, con qué actitud se
desenvuelven… independientemente de su edad, aparecen representadas como jóvenes
adolescentes con dieciocho años recién cumplidos. Es evidente que hay una erotización
muy fuerte alrededor de las jóvenes adolescentes, cuanto menos edad tienen, mayor
desafío supone para el varón. Que el consentimiento y la legalidad de sus actos esté en
entredicho, es un factor que en la pornografía excita enormemente a su consumidor, así
lo demuestran estos vídeos (Ilustración 18). Además de volver a hacer hincapié, en la
normalización de las relaciones sexuales entre parientes directos.

Para acabar, el último patrón recurrente que nos gustaría mostrar es la erotización de la
violencia. Este tipo de prácticas están llenas de matices: en primer lugar ya encontramos
en los títulos las palabras “duro” “fuck hard” o “follada duro” (Ilustración 19). Una vez
más, no entramos en los patrones de realidad y ficción, los desconocemos y partimos de
la base de que todo ha sido previamente consensuado.

19
Pese a esto, ciertas actitudes y acciones llevadas a cabo por el hombre hacia la mujer, de
manera directa e indirecta suponen una degradación, como observamos en Caliente
hermanastra folla dura y traga semen caliente con más de 22 millones de
visualizaciones (22.094.357) y un total de 69% de me gustas (Consultado 17/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5a69ea08aeddb), encontramos una
cantidad ilimitada de vídeos de este tipo, todos ellos muestran una sumisión femenina
versus la dominación masculina. En todos ellos, el hombre es quien dirige la narración
del vídeo, la narración de la relación sexual, la mujer pasa a configurarse como un
sujeto pasivo con la función de ser penetrada, eyaculada o agarrada (Ilustración 20). Se
repite este patrón en Chica castigada es amarrada y recibe dura follada, con más de 15
millones de visitas (15.569.195) y 68% de me gustas (Consultado 17/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph571ae9f054447) o también en
Flaquita de 18 años cogiendo duro con 13 millones de visualizaciones (13.458.113) y
un 80% de me gustas (Consultado 17/07/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=152108643). En definitiva, en este
conjunto de vídeos, lo que nos interesa analizar es el mensaje que proyectan, un mensaje
con unas consecuencias reales donde las mujeres aparecen sumisas y conformes con las
situaciones a las que son expuestas: hay una distorsión del deseo sexual femenino,
aparecen satisfechas con la violencia, esto modifica la concepción del varón.
Evidentemente a muchas mujeres les gustará recibir este tipo de placer de manera
totalmente consensuada, pero en la pornografía este tipo de placer resulta ser el
hegemónico, por lo que se generaliza respecto al tipo de placer que le gusta recibir a la
mujer. Todo esto es reforzado con el lenguaje cinematográfico, son vídeos grabados
entre planos medios con unos fines narrativos, se nos muestra en detalle el cuerpo de la
mujer, la posición que adoptan, los gestos etc. En los primeros planos encontramos una
finalidad expresiva: para captar de cerca una emoción y que ésta llegue directa al
espectador. Generalmente suele estar grabado desde el punto de vista del hombre
(Ilustración 21), la identidad del varón es irrelevante mientras que la mujer es
genitalizada y cosificada. Todos los mecanismos funcionan enfocados hacia el consumo
del varón y la mujer toma aquí un papel secundario, es reducida a producto.

Cifras

Durante la parte práctica, también hemos realizado diversas listas que aportan
perspectivas interesantes sobre las demandas más habituales del consumidor. La
primera lista hace referencia a las 15 categorías pornográficas más visualizadas y con
mayor oferta (Ilustración 22). Es interesante observar como la gran parte de las
categorías más populares son sobre partes del cuerpo de la mujer o características de
esta misma, cosificando a la mujer y destacando partes de su cuerpo (los pechos,
trasero…) o rasgos en su fisionomía (morenas, rubias…). La sexualización del
lesbianismo es otra de las problemáticas que encontramos en la pornografía: si una
mujer es percibida como objeto de consumo, si duplicamos el producto mayor
satisfacción. En general, las prácticas sexuales que encontramos en esta categoría, pese
a prescindir de la presencia del varón, aunque en muchos éste aparece para acabar
formando un trío; el gran consumidor sigue siendo éste.

20
No es menos importante la gran demanda por parte de los consumidores por una
pornografía donde las mujeres que aparecen desconocemos su edad, pero aparentan ser
jóvenes, en muchos casos; demasiado jóvenes (adolescentes, babe). La erotización e
hipersexualización de las mujeres cada vez se da de manera más prematura, hay un gran
abanico de chicas prototipo Lolita que atraen a los varones. Esto es altamente peligroso
y en múltiples ocasiones se acerca a la pedofilia.

También hemos decidido consultar que categorías tienen menos visualizaciones y


reproducciones (Ilustración 23). Los resultados apuntan hacia la misma dirección:
cualquier motivo que no sean vídeos pornográficos falocéntricos que giran en torno a la
penetración de varones heterosexuales hacia mujeres, podría considerarse fuera de la
tónica general. La pornografía con personas transgénero o con hombres bisexuales
masculinos lo ejemplifica: cuando la identidad de género o la orientación sexual difieren
del hombre cis heterosexual, no vende. Que el orgasmo femenino sea de las categorías
menos visitadas genera dos conclusiones: la primera es que como norma general se
busca el orgasmo masculino ya que él es el protagonista; y la segunda y no menos
importante, orgasmo masculino y femenino no tienen por qué ser incompatibles, el
hecho de que exista una categoría del orgasmo femenino como tal, demuestra que no es
la regla sino la excepción.

Estos resultados se ven mezclados con prácticas de riesgo que pueden ser interpretadas
como poco convencionales e incluso denigrantes para quien las recibe, como puede ser
la categoría de orinadas o bukkake, con mucha más oferta y popularidad que las
categorías mencionadas con anterioridad.

Estos resultados se complementan con los oficiales publicados cada año por Pornhub.
Por ejemplo, es interesante ver cómo cambian las preferencias si obtenemos los datos de
los términos más buscados directamente (Ilustración 24), la categoría de Lesbianas es la
palabra más buscada durante este 2018. Lo recordamos de nuevo, las lesbianas en la
pornografía están totalmente sexualizadas.

21
4. Consecuencias, tabúes y discriminación en la pornografía

Cuando entramos a consumir nueva pornografía, lo primero que llama nuestra atención
es que nos encontramos ante una oferta aparentemente ilimitada, miles y miles de
vídeos, contenido actualizado casi al segundo (Ilustración 25). Evidentemente, junto a
la infinidad de vídeos se suman la infinidad de categorías, de variables temáticas que
podemos encontrar en estas páginas, las prácticas sexuales que se pueden observar van
de lo más convencional hasta lo más arriesgado y en numerosas ocasiones rozan o
penetran la ilegalidad. Además, mencionar la gran variedad de interactividad que se
generan en estas páginas: puedes intervenir únicamente como consumidor de
pornografía o en casos extremos, entrar en contacto a distancia, es decir, consumir a
través de un nuevo contexto virtual, prostitución. Actualmente este tipo de pornografía
se ha normalizado en la población, y su consumo no ha dejado de aumentar año tras
año33 .Ésta, actúa aquí como imaginario sexual común que determinará el deseo sexual
masculino. Pornografía y prostitución son dos ámbitos que fomentan la creación de un
sustrato de ideas en lo que al deseo sexual masculino se refiere 34 . Ambas forman parte
de la industria del sexo y podríamos afirmar que “la pornografía es el marketing de la
prostitución35 ”. El deseo sexual masculino a partir del consumo de la pornografía
hegemónica se verá puesto en práctica en la prostitución.

La pornografía modifica el hábito sexual del consumidor y una de las consecuencias


más evidentes es la separación de los roles sexuales entre hombres y mujeres. El porno
se encarga de confirmar y reforzar estos roles de género a través del modo de
relacionarse hombres y mujeres: son filmaciones sexuales estereotipadas. Si bien es
cierto que la condición física es bastante variable, encontramos mujeres con todo tipo de
condiciones físicas distintas, en los hombres el aspecto físico queda en un recogido
segundo plano y el requisito principal será la duración de sus erecciones. Determinamos
que las mujeres no quedan fuera de su cosificación, no debemos confundir mayor
diversidad con mayor libertad o naturalidad: ellas son el producto, cuanta más variedad,
mejor. Del mismo modo, el hombre como consumidor y protagonista activo, no nos
interesa su físico, solo será básico su pene. Hemos de percibir esta nueva pornografía
como una repetición ritualizada constante que modifica la conducta, ejemplifica qué
prácticas sexuales se consideran aceptables y cuáles no, cómo entender el proceso de
seducción… en definitiva, como poner en práctica la sexualidad. La conducta
modificada se desarrolla alterando el imaginario personal/colectivo de la sexualidad y
este imaginario se tornará de dominación, impuesto y reforzado por el patriarcado.

33
BALLESTER, ORTE, POZO, 2014, Pág.166.
34
ALARIO, 2010, Pág. 68.
35
SZIL, 2004, Pág.2.

22
La mirada pornográfica

Hemos extrapolado una pulsión constante en todas las relaciones: el deseo sexual
masculino es el que siempre queda satisfecho, toda la filmación comienza y finaliza con
la erección masculina y, finalmente, las prácticas sexuales representadas giran en torno
a los deseos y fantasías sexuales masculinas. El varón se reivindica como el consumidor
habitual por lo que la finalidad pornográfica irá totalmente dirigida a él, tal y como
podemos apreciar en los datos publicados por Pornhub en 2018 sobre consumo de
pornografía (Ilustración 26).

Estas representaciones de los modelos de género serán incorporadas por los jóvenes y
buscarán la aceptación de sus demandas y particularidades en posibles experiencias
sexuales futuras36 . Estas relaciones sexuales se sustentan en la mirada pornográfica.
Entendemos por mirada pornográfica esa serie de ideas y actitudes que el porno nos
normaliza o enseña, como la extensa idea de que la dominación sobre la mujer es algo
placentero y positivo en el deseo femenino. Es interesante percibir como esta mirada
pornográfica omite totalmente la expresión del deseo femenino, no tiene lugar ni cabida,
no existe. Todo el mundo pornográfico está habitado por hombres sexualmente activos
frente a mujeres siempre pasivas porque no llevan a cabo su propia sexualidad sino la
dictaminada por las fantasías masculinas37 . De este modo, las mujeres son
extremadamente vulnerables en cuerpo y mente y serán los hombres los que configuren
su deseo. Mackinnon define muy bien este asunto:

“La pornografía despoja a las mujeres del poder que, en ese mismo acto, confiere a los
hombres: el poder de definir lo sexual y, por lo tanto, de definir el género. Tal vez un
ser humano, para los propósitos de género, sea alguien que puede controlar la
definición social de sexualidad38 .”

El consumidor de pornografía sabe lo que quiere antes de contactar con las imágenes,
con los vídeos, busca una erección y determina con anterioridad el tipo de imágenes que
podrían provocársela. Por lo que la mirada pornográfica es más una actitud permanente
que un acto aislado. En esta mirada reside la connotación del cuerpo femenino que más
adelante ahondaremos. La mirada tiene la potencialidad de cambiar de perspectiva, si
aceptamos la pornografía como un modelo que establece formas discriminatorias de
percibir el cuerpo femenino y en general de tratar a la mujer, es válido que si
cambiamos nuestra perspectiva, nuestra mirada cambie. La mirada es tremendamente
poderosa, en función de las creencias y el imaginario común y colectivo, el espectador
atribuirá un significado u otro a las imágenes o vídeos que consume. Estas creencias
configuran la concepción de significados y le dicen al espectador que definición atribuir
estéticamente, culturalmente y políticamente. Esta mirada puede ser transformada en
una manera distinta de percibir tanto la sexualidad como el cuerpo femenino 39 .

36
BALLESTER, ORTE, POZO, 2014, Pág.173.
37 SZIL, 2004, Pág.7.
38
A. MACKINNON, POSNER, 1997, Pág.29.
39
A. MACKINNON, POSNER, 1997, Pág.30.

23
El cuerpo femenino bajo la mirada pornográfica

La mirada patriarcal configura y reproduce la imagen de lo que debe ser una mujer a
través de la pornografía. Las consecuencias de este rol, de este modelo sobre como es
una mujer tiene unas consecuencias nocivas para ésta: cuando actúa como ser social,
implica estar atada a su cuerpo constantemente. La mujer, ante esta situación puede
acabar conviviendo y asumiendo esta validación a través de su cuerpo, o puede
rebelarse y vivir su propio cuerpo como un espacio subjetivo pero pagar el precio de la
exclusión. Es tan poderosa esta mirada patriarcal que las propias mujeres suelen tener
de su propio cuerpo una mirada afín con este sistema.

Este dominio masculino que se muestra en la pornografía está inscrito en el cuerpo


femenino a través de diversas prácticas y actitudes. El cuerpo femenino debe aparecer
siempre preparado para la aprobación y posterior satisfacción ante la mirada masculina.
Esta tarea, descansa en la percepción del cuerpo femenino como objeto para ser visto y
consumido, como por ejemplo podría ser la depilación femenina. La pornografía se
encarga de ampliar y reducir bajo sus parámetros la mirada sobre el cuerpo femenino a
objeto sexual40 .

Uno de los motivos por los cuales se cree que la pornografía tiene tan éxito es por la
relación que establece con el cuerpo femenino. La pornografía se manifiesta como el
dominio del control político del cuerpo, el sistema capitalista demanda control sobre los
cuerpos como medio para controlar este cuerpo político. Por lo que la pornografía a
nivel de industria, creará este espacio o contexto donde los deseos más excesivos podrán
ser satisfechos. Aparece como un desfogue de la tensión social de la cual el consumidor
se cree preso y proyectará y focalizará precisamente sobre el cuerpo femenino toda esta
agresión.

El cuerpo femenino se percibe de manera fragmentada a través del porno, se desplaza el


cuerpo a una categoría para ser objeto, para ser poseído y usado, consiste en exhibir
partes del cuerpo de manera reiterada y de tal manera, que la mujer queda reducida a
eso. Cuando hablamos de consumo, hablamos de saciar unas ganas, unos deseos; hasta
que mermen y cuando vuelvan, repetir la acción. Las consecuencias de fragmentar el
cuerpo femenino son que se suprime la persona de éste, pero se mantienen sexualizados
sus fragmentos, encontrando una pornografía totalmente despersonalizada, vacía y
saturada de fragmentos hiper sexualizados. El cuerpo femenino como objeto siempre
está presente, como sujeto es inexistente.

Normalización de las prácticas de riesgo

Los matices también serán necesarios: dentro de las prácticas sexuales mostradas, no
solo es interesante analizar la conducta de los individuos sino la actitud, y con actitud
me refiero a la posición pasiva del consumidor ante el consumo de las prácticas de
riesgo. Entendemos prácticas de riesgo y les atribuimos esta categoría a todas aquellas
prácticas que pueden tener un impacto negativo sobre la salud e integridad en aquellas

40
A. MACKINNON, POSNER, 1997, Pág.27.

24
Personas que las realizan, y sobre todo, que las reciben. Las prácticas de alto riesgo son
muy habituales en el imaginario pornográfico y todos los jóvenes tienen fácil acceso a
ellas: la realización de sexo vaginal sin preservativo en grupo, cambiando de pareja etc.,
sexo anal sin ningún tipo de protección con diversas parejas, eyaculación bucal tras
realizar sexo anal sin preservativo etc. Todas estas prácticas son consideradas de riesgo
por su evidente peligrosidad.

Encontramos que los consumidores establecen una familiaridad con dichas prácticas,
esto tiene unas consecuencias peligrosas: altera la aceptabilidad, los límites del
consentimiento y del riesgo quedan difusos, teniendo consecuencias graves para las
personas que las reciben. La adhesión de dichas prácticas suponen su normalización en
sus consumidores, teniendo como consecuencia una posterior demanda a sus parejas
sexuales o recurriendo a la prostitución para poner en práctica dichas prácticas.

Las relaciones de seducción también se verán alteradas: se caracterizan por ser un tipo
de relación no pautado, pero que generalmente asociamos a la relación sexual, la
seducción es necesaria para el fomento de una buena experiencia, tanto física como
emocionalmente. Se observa cómo a partir del consumo de pornografía, una
incapacidad por estimular y seducir a la pareja, encontramos una grieta entre lo que
cada parte de la relación busca o necesita. Esto es debido a la expectativa distorsionada
en las relaciones sexuales. La masculinidad hegemónica actúa como base a través de la
cual la pornografía se nutre y expande la noción de masculinidad y feminidad según el
género al que pertenezcas. Los jóvenes reproducirán en sus relaciones los patrones
referidos a la sexualización de los cuerpos y a la ritualización de las relaciones. La
ritualización de las relaciones se basa en la simplificación de éstas, creando una forma
ritual rígida. Esta nueva manera de relacionarse irá regida por el hábito modificado por
la pornografía41 .

Erotización de la violencia

¿Cómo hacer visible el daño que produce la pornografía? La pornografía construye


realidades sociales, haciendo el perjuicio y sus consecuencias reales invisibles. Hemos
observado a mujeres forzadas a realizar actos pornográficos, las grandes dosis de
violencia han erotizado lo que antes era tabú, el tabú cada vez más contiene unas
fronteras más difusas a medida que se atraviesa. El consumidor a medida que visualiza
la violencia, la normaliza y necesitará de dosis mayores para considerarlo tabú, es decir,
el consumidor acaba normalizando e insensibilizando las escenas de violencia. Se
configura la idea de que tener sexo bajo un no consentimiento es la manera de lograrlo,
de adquirir la victoria, se representa como un acto de poder, de jerarquía.

La erotización de la violencia en la pornografía es justamente esto, pensar en cualquier


atrocidad sobre las mujeres y ver como seguramente ya exista en la pornografía de
manera totalmente erotizada42 .

41
BALLESTER, ORTE, POZO, 2014, Pág.175.
42
A.MACKINNON, POSNER, 1997, Pág.53.

25
Tabúes (menstruación, vello femenino y el pene flácido)

Respecto al tema de tabúes, hemos observado durante el análisis la ausencia de ciertos


elementos más que cotidianos con la sexualidad femenina y asociados al género
femenino en general.

En primer lugar, el claro tabú de la menstruación. Ante el periodo, el tabú no es solo


sexual, en la actualidad los medios de comunicación siguen maquillándolo, hay gente
que sigue cuestionando las dolencias menstruales... Sigue existiendo una falta de
conciencia alrededor de la menstruación y la mujer, más que de conciencia, de empatía.
Si bien es cierto, en la sexualidad este fenómeno se ve instigado hasta tal punto de no
existir, de no encontrar re-presentación. Cualquier persona que jamás haya tenido
contacto con mujeres y que solo consumiera pornografía como única vía de
conocimiento sexual, llegaría a tal punto de alejamiento respecto a la menstruación que
su existencia parecería inventada. Las activistas reclaman la naturalización de la
pornografía, ya que eso ayudaría a su deconstrucción y fin del tabú, y reivindican una
pornografía donde las mujeres también aparezcan con el período, un hecho natural e
intrínseco en el género femenino. Ante las críticas afirman que la menstruación siempre
se ha percibido como un concepto despectivo, sinónimo de suciedad asociado a la
mujer; pero en cambio las violaciones reales o mujeres humilladas junto a excrementos
parecen ser elementos sí válidos y con fuerte representación en la pornografía 43 . Este
doble rasero hipócrita es el que debemos eliminar.

Otro de los grandes tabúes es el vello femenino. En general todas las actrices aparecen
depiladas, axilas, cara, piernas etc. Si bien es cierto que el vello púbico no siempre
aparece depilado en su totalidad, éste fenómeno se ha convertido en una categoría en sí,
siendo por lo tanto una excepción y no una regla. A menudo el hilo narrativo de estos
vídeos pornográficos representan escenas de sexo esporádicas no planeadas, como por
ejemplo el vídeo She is pantyless and gets fucked hard, (Consultado 15/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5cbec43eb4c0f) donde
aparentemente la chica que posteriormente mantiene relaciones sexuales, ha sido
escogida al azar; si estas escenas no han sido planeadas, ¿cómo puede ser que la mujer
siempre aparezca perfectamente depilada? (Ilustración 27). Sabemos de sobras que la
pornografía es ficción y que reproduce un imaginario que tiene efectos reales sobre sus
consumidores, y de nuevo somos conscientes de que la gran mayoría de vídeos han sido
previamente acordados; donde queremos ahondar es en que se vende el producto como
si fuera algo imprevisto y se genera la idea de que las mujeres no tienen vello en la zona
vaginal. La alteración de este vello femenino, no deja de utilizarse como una
herramienta más para reforzar la feminidad, en el caso de las mujeres que aparecen sin
vello, y la masculinidad; en el caso de hombres donde la aparición de vello sí es válida.
La pornografía evita a toda costa la similitud física entre hombres y mujeres 44 .

43
DEL BARRIO, 2015, P ág.110.
44
DEL BARRIO, 2015, P ág.111.

26
En el ámbito pornográfico no solo se refuerza la feminidad asociada a las mujeres sino
que también se legitima y toma forma ante los ojos de sus consumidores. El porno está
escrito en un lenguaje simbólico, posee una iconografía propia. Su símbolo por
antonomasia es el falo, pero este falo se caracteriza por su erección, estableciendo una
relación muy estrecha entre pene y poder; esta erección es el icono representativo de la
masculinidad. Por lo que mostrar un pene flácido es algo que la pornografía omite. En
las diversas situaciones en las que aparece, siempre es en un contexto previo al acto
sexual, es decir; el pene flácido suele ser representado en los inicios de los vídeos o bien
cuando un hombre interviene en el acto sexual. Comienzan con este pene flácido que
por autoestimulación o estimulación ajena, se tornará erecto o bien ya aparecerá erecto
desde el principio. Es interesante apreciar como los vídeos finalizan generalmente con
la eyaculación del hombre, por lo que prácticamente el pene del hombre siempre o casi
siempre se percibe erecto en pantalla. Nos cuestionamos por lo tanto este tabú alrededor
del pene flácido, que no tiene por qué tener un significado negativo sino que podría ser
perfectamente naturalizado representando una vez al varón, que ya ha eyaculado,
continua practicando el acto sexual con su pareja o parejas en cuestión, simplemente por
el disfrute sexual de éstas. Evidentemente esta es una situación que no se genera porque
tambalearía la percepción de masculinidad y feminidad arraigada en la pornografía.
Además, visualmente, la carga simbólica que emana el pene erecto refleja la percepción
incontrolable del hombre por satisfacer su necesidad; en ningún vídeo pornográfico
donde el hombre aparece con su miembro erecto, éste se queda sin ver su deseo sexual
satisfecho, cuando perfectamente podría crearse la situación de proporcionar placer a su
compañera siendo esto el causante de la excitación y posterior erección de él, pero sin
ser su deseo sexual el protagonista de tal situación.

Es interesante la idea que aporta J. Benjamin sobre la construcción de la masculinidad


alrededor del pene, afirmando que buena parte de esta masculinidad se basa en las
diferencias que comparten con las mujeres, cuanta más distancia haya entre hombres y
mujeres, mayor superioridad será la de éste45 . Entonces, gran parte de esta distancia se
consigue con el pene, debido a que es la mayor diferencia entre hombres y mujeres, por
lo que será el elemento recurrente y central de este imaginario visual pornográfico.

Relación entre la pornografía y la violación

Este pensamiento ha sido uno de los más recurrentes y que más debate han suscitado
alrededor de la pornografía y sus consecuencias sociales. Pornografía y violación son
dos términos que comparten más similitudes de las que creemos y que suelen
interpelarse la una a la otra. Muchos defensores de la pornografía, la justifican
afirmando que si no fuera de la existencia de ésta y de la prostitución, los hombres
violarían más. Esta idea es tremendamente problemática: en primer lugar, justifica la
existencia de la prostitución y ya deja en un segundo plano todas las desigualdades, toda
la red y tráfico de personas, toda la situación y problemática sobre la prostitución
quedan en un plano pasivo porque si no fuera por ésta, los hombres violarían más.

45
DEL BARRIO, 2015, Pág.111.

27
En esta idea vemos arraigada una concepción del deseo sexual masculino como
necesidad y por lo tanto, como derecho; en lugar de ser algo opcional. Los hombres se
ven con el derecho de exigir la satisfacción de sus deseos, por lo que encuentran en
estos ámbitos, pornografía y prostitución; un espacio que lo confiere.

Volviendo a la problemática entre violación y pornografía, a menudo la relación que se


establece entre ambas es de causa y efecto, que el amplio consumo de pornografía incita
a los hombres a violar. El porno estimula el apetito sexual del consumidor e incrementa
la posibilidad de que éste vea satisfecho su deseo sexual aunque eso implique el no
consentimiento y por lo tanto, la violación. El feminismo atribuye esta causa y efecto al
poder ideológico de la pornografía. Si bien es una idea con muchos matices y que por lo
general no podemos afirmar de manera objetiva, tendríamos que analizar el tipo de
consumidor, con qué frecuencia consume pornografía etc., es evidente que existe una
relación clara entre pornografía y violación: esta relación se nutre de la concepción de
que en el porno las mujeres aparecen afines a la violación y sus preferencias son
inexistentes. No podemos negar, que la pornografía incita a la violación, directa o
indirectamente. Consumir frecuentemente pornografía donde a la mujer le gusta ser
violada o denigrada, construye y modifica el hábito del consumidor, y su concepción
sobre el no consentimiento y el respeto hacia las mujeres, se verá alterado. Esta es la
relación entre pornografía y violación, es su primer estadio, digamos que es como se
configura la misma relación, su estado embrionario; que en última instancia el hombre
ponga en práctica dicha acción, es algo que todavía está por demostrar46 .

Los costes sociales de la pornografía

¿Es la pornografía siempre una ficción? La pornografía no es ni expresión, ni


proyección, ni fantasía, ni símbolo; es realidad sexual. Al producir su propio
significado, la pornografía construye y define lo que es un hombre y lo que es una
mujer; el poder que la pornografía le otorga a la sexualidad, dominada por la
supremacía masculina, es el poder también, a través del cual la desigualdad de sexos se
convierte en una realidad social47 . Se han realizado estudios desde distintas perspectivas
y de manera multidisciplinar, con el fin de evaluar estos costes sociales que origina la
pornografía. Lo primero a tener en cuenta es que la actual pornografía consumida en
Internet es cualitativa y cuantitativamente distinta a la anterior; siendo ésta más
accesible, con un contenido más extremo y sobre todo, más consumida 48 .

La primera conclusión que extraemos es que nadie permanece ajeno a la pornografía, y


es que, la pornografía nunca había sido tan accesible o consumida como hasta hace bien
poco. Necesitamos una revisión urgente sobre el impacto de la pornografía a través de
Internet, personas de todas las edades, géneros y grupos socio-económicos se ven
expuestos y tienen fácil acceso a la red pornográfica.

46 A. MACKINNON, POSNER, 1997, Pág.108.


47
A. MACKINNON, POSNER, 1997, Pág.50.
48 AGUSTINA, 2011, Pág.25.

28
Otro coste social de la pornografía es su insensibilización. Encontramos una pérdida de
la sensibilidad provocada por el bombardeo de imágenes que se consumen. Escenas o
categorías que inicialmente disgustan al espectador, con el tiempo se normalizan;
llegando a normalizar por ejemplo, la violación. Es interesante también el concepto de
Szil sobre uno de los costes sociales del porno, él habla de cómo la pornografía separa
la sexualidad de los hombres de sus propios sentimientos y de sus relaciones cotidianas,
define la disociación como rasgo dominante en esta masculinidad hegemónica y esto va
anclado a otras consecuencias como la irresponsabilidad reproductiva de los hombres
que se fomenta en la pornografía, donde el uso del preservativo como tónica general, es
inexistente49 .

Evidentemente, uno de los costes sociales es el impacto sobre la mujer. La pornografía


moldea las expectativas culturales sobre el comportamiento sexual que se espera de
éstas. Uno de los grupos sociales vulnerables son los jóvenes adolescentes; ya que se ha
demostrado que estar expuestos a medios de comunicación altamente sexualizados
promueve la cosificación de la mujer50 .

5. Conclusiones finales
¿Por qué es la pornografía una amenaza para la igualdad de género?

Está claro que este título ya refleja una clara toma de posición, que la pornografía tiene
efectos reales e incide en las mujeres y en sus relaciones de género. De qué manera
sucede es lo que a continuación tratamos de analizar. Partimos de la premisa clara de
que la pornografía no puede asumir totalmente ser la causa directa de la desigualdad de
género, sino que más bien funciona como una de las bases sobre las cuales se sustenta el
sistema patriarcal. Esto es, la pornografía, o más bien la actitud pornográfica en sí, es la
que promueve y reproduce esta desigualdad ya establecida por el patriarcado. Que no
sea un agente directo no la hace menos extensa y dañina, no debemos olvidar que es la
tercera fuente de ingresos mundial, su poder ideológico es masivo. La pornografía
mezclada con el sistema patriarcal que la refuerza, es lo que la hace tan hostil y
perjudicial51 .

Entre los resultados y conclusiones destacamos que hay una evidente influencia del
consumo de pornografía en internet sobre las actitudes sexuales, morales y actividad
sexual de sus consumidores, siendo el colectivo masculino su consumidor por
excelencia; además de toda la problemática existente alrededor del fácil acceso a la
pornografía, fruto de un entorno altamente sexualizado 52 . Interesantes son también las
conclusiones que encontramos alrededor de los estudios sobre Nueva pornografía 53 .

49 SZIL, 2004, Pág.2.


50 AGUSTINA, 2011, Pág.57.
51
A. MACKINNON, POSNER, 1997, Pág.24.
52
BALLESTER, ORTE, POZO, 2014, Pág.165.
53
BALLESTER, ORTE, POZO, 2014, Pág.167.

29
De acuerdo con la literatura científica alrededor de ésta, la gran masa consumidora de
porno es el hombre en cuanto a consumidor preponderante y a tiempo consumiendo, y
se esperará en un futuro, que los grupos de edad preponderantes sean aquellos que usen
con mayor frecuencia los servicios de internet, siendo cada vez más prematuro el
consumo de pornografía. Si bien es cierto que la mujer también consume pornografía,
su hábito es mucho más ocasional, puntual, no premeditado; por lo que podemos
establecer una relación clara entre hombre y consumo frecuente de pornografía. Este
consumo genera un impacto real sobre los hábitos de los grandes consumidores
modificando así las prácticas sexuales en dos direcciones diferenciadas: o bien la
demanda a sus parejas sexuales de dichas prácticas nuevas, aunque estas sean de riesgo;
o bien recurriendo a la prostitución para realizarlas. Este cambio de hábito generará una
ritualización de las relaciones sexuales ya que el espacio que nos brinda internet
resultará crucial para el desarrollo del proceso de vinculación entre cada joven y su
sexualidad.

Este nuevo hábito se caracterizará por el consumo de experiencias observadas más que
vividas y este nuevo ejercicio de la sexualidad distará enormemente de las generaciones
previas no formadas con el apoyo de Internet. Este nuevo hábito, apoyado de diferentes
agentes externos a él, como puede ser el factor mediático, el factor social etc. son los
que fomentarán y modificarán el entorno de aprendizaje del joven respecto a su
sexualidad. La manera de generar relaciones sexuales y el modo en el que éstas se
desarrollan variará, se simplifica la relación, por ejemplo se caracterizarán por la
disminución o ausencia de cuidados emocionales en lo que afirmaríamos relaciones
interpersonales y girara toda la práctica entorno a la penetración. Estos nuevos ritos
pueden generar altas expectativas en el varón consumidor de pornografía, el criterio
para valorar si una experiencia sexual ha sido positiva o no también será diferente, los
códigos, las prácticas, la manera de relacionarse etc. todos estos factores se ajustarán a
unos nuevos criterios dictaminados por el consumo de pornografía, ésta actuará como
un referente formativo, creando un efecto modelado sobre los jóvenes. Hemos
establecido aproximadamente un patrón desarrollado en el proceso de ritualización a
consecuencia del consumo pornográfico:

1. la conducta o hábito se altera y modifica con la observación frecuente y repetida


de consumo de nueva pornografía.
2. Una vez modificado este hábito, influirá directamente sobre las prácticas
sexuales ejercidas por el consumidor de pornografía. Influyendo y determinando
en patrones tan variados como la elección de parejas, demandas sexuales
específicas, conductas y actitudes sexuales…
3. La simplificación será una característica básica en las relaciones interpersonales
derivadas de un hábito modificado. Las relaciones sexuales interpersonales se
legitimarán según unos nuevos parámetros, los pornográficos. Cuando por
ejemplo, hablamos de simplificación, podemos relacionarlo con internet y su
consumo de pornografía: actualmente, las pantallas de ordenador, de móviles

30
etc. se han convertido en el medio por el cual establecer relaciones
interpersonales54 .

También hemos observado que las respuestas de los jóvenes sobre sus demandas
sexuales, se limitarán a una serie de opciones particularmente similares; si bien el
consumo pornográfico se realiza mayormente de manera individual, las prácticas más
deseables serán comunes. Entendemos esta situación debido a que la pornografía ejerce
este papel formativo modificando hábito y deseo 55 .

Así pues, concluimos que la pornografía extiende la idea de que el cuerpo de las
mujeres es un objeto disponible para ser configurado según los deseos masculinos de
dominio y domesticación. La pornografía, además; muestra como este dominio y
superioridad es algo precisamente deseado por las mujeres56 . El tipo de comportamiento
social que plasma la pornografía es aprobado como respuesta al deseo sexual femenino.

La sociedad está permeada por un modelo pornográfico que se pone en práctica en las
relaciones. La sociedad celebra este consumo de pornografía y la pornografía se
manifiesta como práctica pública. Ésta tiene un carácter performativo, su discurso y sus
imágenes no solo forman una unidad con sentido, sino que conforman un espacio donde
usando la expresión se realiza una acción. Por lo que cumplir con el fin de la
pornografía, ser excitado sexualmente por su contenido, aun siendo éste de violencia y
dominación contra las mujeres, es repetir su ideología, es tomar parte en la violencia
misma57 .

Hoy en día, es públicamente celebrada, se contempla como una victoria a la represión


pero el tratamiento hacia las mujeres no ha cambiado en absoluto: eran sexo y lo
continúan siendo, nos venden la pornografía como libertad de expresión, como
progreso; pero se trata de una ideología imperante. Seguimos viviendo en un mundo
dominado por la supremacía masculina, la pornografía en cierto modo, crea este mundo;
y las mujeres viven la mentira de la pornografía como una realidad. Esta realidad
inventa a las mujeres, porque tiene el poder de hacer verdadera su propia perspectiva. Es
peligroso el discurso de la pornografía y la libertad de expresión, porque mientras
vivamos en este sistema, el porno será un ejemplo más de la esclavización de las mentes
y cuerpos de las mujeres. Esta “libertad de expresión” de la cual los defensores hacen
ahínco, no es más que la libertad de unos pocos, de los hombres más bien. La libre
expresión de los hombres silencia la libre expresión de las mujeres. Este mismo
discurso puede aplicarse también a la prostitución, la igualdad de género no se
conseguirá jamás mientras los hombres compren, consuman, vendan y exploten a
mujeres y niños prostituyéndolos58 .

54
BALLESTER, ORTE, POZO, 2014, Pág.176.
55
BALLESTER, ORTE, POZO, 2014, P ág.173.
56
A.MACKINNON, POSNER, 1997, Pág.21.
57
A. MACKINNON, POSNER, 1997, Pág.32.
58 SZIL, 2004, Pág.7.

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emblematica-de-este-genero-pensado-para-que-guste-a-las-mujeres (Consultada
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OGIEN, Ruwen. Pensar la pornografía. Barcelona: Paidós, 2003.

SIMÓN RODRÍGUEZ, Elena. La Igualdad también se aprende: cuestión de


coeducación. Madrid: Narcea, 2010.

SOLNIT, Rebecca. Men explain things to me. Barcelona: Angle Editorial, 2016.

SZIL, Peter. 2004. “Los hombres, la pornografía y la prostitución”. Congreso


Internacional: Las ciudades y la prostitución. Madrid.

VALDEMORO PASCUAL, Josefa, PEYRÓ ARCAS, M a José. 2009. “Juventud y


violencia de género”. Revista Estudios de Juventud vol. (86): 7-84.

WITTIG, Monique. El pensamiento heterosexual y otros ensayos. Barcelona: Egales,


2006.

33
7. Anexo

Ilustración 1 modelo piramidal (Fuente: BOSCH, FERRER, 2013, Pág.58.)

Ilustración 2 obra Escena erótica de Picasso. (Fuente: SZIL, 2004, Pág.5.)

34
Ilustración 3

Cunnilingus on public beach

(Consultado 20/05/2019:
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5b82a0b41e19b )

Ilustración 4

Fóllame duro hasta que te corras conmigo (Creampie)

(Consultado 12/5/19 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5c49fb0da872b )

35
Ilustración 5

Fóllame duro hasta que te corras conmigo (Creampie)

(Consultado 12/5/19 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5c49fb0da872b )

Ilustración 6

Fóllame duro hasta que te corras conmigo (Creampie)

(Consultado 12/5/19 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5c49fb0da872b )

36
Ilustración 7

Fóllame duro hasta que te corras conmigo (Creampie)

(Consultado 12/5/19 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5c49fb0da872b )

Ilustración 8

Fóllame duro hasta que te corras conmigo (Creampie)

(Consultado 12/5/19 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5c49fb0da872b )

37
Ilustración 9

Fóllame duro hasta que te corras conmigo (Creampie)

(Consultado 12/5/19 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5c49fb0da872b )

Ilustración 10

Fóllame duro hasta que te corras conmigo (Creampie)

(Consultado 12/5/19 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5c49fb0da872b )

38
Ilustración 11

Papá folla a hija cuando la mamá no está cerca

(Consultado 15/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5915597d3f6ce)

Ilustración 12

Papá folla a hija cuando la mamá no está cerca

(Consultado 15/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5915597d3f6ce)

39
Ilustración 13

“Said no to Anal” Extreme punishment fuck

(Consultado 15/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5b0b2f047f9b3)

Ilustración 14

Lizzy gets violated by men old enoguh to be her father

(Consultado 15/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5a45c6658c8a7)

40
Ilustración 15

She said no resultados de búsqueda (1 de 1141 en total)

(Consultado 20/05/2019  https://es.pornhub.com/video/search?search=she+said+no)

Ilustración 16

Jugando a un juego con hermana caliente

(Consultado 15/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5a7f1ba584481)

41
Ilustración 17

Joven y su hermanita comparten a una pequeña adolescente en un trío

(Consultado 15/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5774af847f652)

Ilustración 18

Las adolescentes aman las vergas grandes

(Consultado 15/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph580935f29c7d6),

42
Ilustración 19

Fuck hard y búsquedas relacionadas con este término

(Consultado 20/05/2019  https://es.pornhub.com/video/search?search=fuck+hard)

Ilustración 20

Caliente hermanastra folla dura y traga semen caliente

(Consultado 17/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph571ae9f054447)

43
Ilustración 21

Chica castigada es amarrada y recibe dura follada

(Consultado 17/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph571ae9f054447)

44
Ilustración 22

Lista de vídeos con más oferta de Pornhub

(Consultado 20/05/2019  https://es.pornhub.com/categories)

1. Aficionado (218.349 vídeos)


2. Tetas grandes (186.270 vídeos)
3. Adolescentes (183.709 vídeos)
4. Morenas (182.442 vídeos)
5. Sexo duro (168.277 vídeos)
6. Babe (128.304 vídeos)
7. Rubias (125.514 vídeos)
8. Culos grandes (100.687 vídeos)
9. Vergas grandes (97.333 vídeos)
10. Anal (95.857 vídeos)
11. MILF Mother I like to Fuck 59 (95.464 vídeos)
12. Masturbación (91.527 vídeos)
13. Mamadas (87.962 vídeos)
14. Tetas pequeñas (85.468 vídeos)
15. POV Point of view 60 (76.431 vídeos)

59 Término inglés que traducido significa “Madres que les gusta follar”. Se caracterizan por ser mujeres
que superan los 30-40 años y aparecen como deseables y sexualmente activas.
60 Término inglés que traducido significa “Punto de vista”. Se caracterizan por ser vídeos grabados desde

el punto de vista de uno de los protagonistas del vídeo, generalmente el del varón.

45
Ilustración 23

Lista de vídeos con menos oferta de Pornhub

(Consultado 20/05/2019  https://es.pornhub.com/categories)

1. Hombre trans (177)

2. Trans con chicas (240)

3. Trans con chicos (1.491)

4. Niñeras (1.651)

5. Cornudos (3.289)

6. Bisexual masculino (4.331)

7. Orgasmo femenino (5.333)

8. Bukkake práctica de sexo en grupo (5.386)

9. Orinadas (8.141)

10. Masajes (8.429)

46
Ilustración 24

Términos más buscados en 2018 (Pornhub)

(Consultado 20/05/2019  https://www.pornhub.com/insights/2018-year-in-review)

47
Ilustración 25

Categorías de Pornhub

(Consultado 20/05/2019  https://es.pornhub.com/categories)

48
Ilustración 26

Proporción entre el consumo del hombre y la mujer en 2018 (Pornhub)

(Consultado 20/05/2019  https://www.pornhub.com/insights/2018-year-in-review)

49
Ilustración 27

She is pantyless and gets fucked hard

(Consultado 15/05/2019 
https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5cbec43eb4c0f)

50

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