Códice Alejandrino

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Códice Alejandrino

Información general
El primero de los cinco principales manuscritos de la Biblia anteriores a
alrededor de 900 dC, numerado A, es el manuscrito de Alejandría. Aunque
traído a Inglaterra por Cirilo Lucar, patriarca de Constantinopla, como
regalo a Carlos I, se cree que fue escrito no en esa capital sino en
Alejandría, y de ahí su título. Ahora se le fecha en el siglo V dC. También
llamado Códice Alejandrino, contiene casi toda la Biblia.

Códice Alejandrino

Valioso manuscrito griego del Antiguo y Nuevo Testamentos, llamado así


porque fue traído a Europa desde Alejandría, habiendo pertenecido al
patriarca de esa sede. En aras de la brevedad, en su Biblia políglota
Walton lo denomina con la letra A, estableciendo así la forma de designar
con tales símbolos a los manuscritos bíblicos. El Códice A fue el primero de
los grandes unciales conocido por el mundo erudito. Se cree que cuando
Cirilo Lucar, patriarca de Alejandría, fue transferido al Patriarcado de
Constantinopla en 1621, llevó consigo el códice. Más tarde lo envió como
regalo al rey Jacobo I de Inglaterra, pero como éste falleció antes de que
llegara el regalo, Carlos I lo aceptó en vez de él en 1627. Ahora es la
mayor gloria del departamento de manuscritos del Museo Británico, donde
está en exposición. [Nota del editor: el Museo Británico y la Biblioteca
Británica se separaron en 1973, y el Códice se conserva en esta última.]
El Códice A contiene la Biblia del Canon católico, por lo que incluye los
libros deuterocanónicos y partes de libros del Antiguo Testamento. Es más,
une a los libros canónicos de los Macabeos los apócrifos III y IV Macabeos,
de origen muy tardío. Al Nuevo Testamento agrega la epístola de San
Clemente de Roma y la homilía que pasó bajo el título de Segunda Epístola
de Clemente, únicas copias conocidas hasta entonces. Estas figuran en la
lista prefijada de libros del Nuevo Testamento, y parecen haber sido
consideradas por el escribiente como parte de éste. La misma lista revela
que los Salmos de Salomón, ahora desaparecidos, figuraban originalmente
en el volumen, pero el espacio que separa a este libro de los demás en la
lista indica que no se le clasificó entre los del Nuevo Testamento. Se
inserta una "Epístola a Marcelino" atribuida a San Atanasio, como prólogo
al Salterio, junto con el resumen que Eusebio hace de los salmos; el Salmo
151 y ciertos cánticos seleccionados del Antiguo Testamento están
adosados entre sí, indicándose los usos litúrgicos de los salmos. No todos
los libros están completos. En el En el Antiguo Testamento hay que señalar
especialmente la laguna de treinta salmos, de 5:20 a 80:11 y, además, de
Génesis 14:14-17; 15:1-5, 16-19; 16:06 - 9, y de 1 Samuel 12:20-14:09. El
Nuevo Testamento ha perdido los primeros veinticinco hojas del Evangelio
de San Mateo, hasta 25:6; asimismo las dos hojas que va desde Juan 6:50
a 8:52 (que, como demuestra la cantidad de espacio, omite el antes muy
controvertido pasaje acerca de la mujer adúltera), y tres hojas que
contienen II Corintios 04:13-12:06. Falta una hoja en I Clemente y
probablemente dos al final de II Clemente. El Códice A apoya la Vulgata
Sixtina en lo que respecta a la conclusión de San Marcos y Juan 5:4, pero,
como todos los manuscritos griegos anteriores al siglo XIV, omite el texto
de los tres testigos celestiales, I Juan 5:7. El orden de los libros del Antiguo
Testamento es peculiar. En el Nuevo Testamento el orden es Evangelios,
Hechos, Epístolas católicas, Epístolas Paulinas, Apocalipsis, con Hebreos
colocado antes de las epístolas pastorales. Originalmente un solo volumen
grande, el códice está ahora organizado en cuatro volúmenes que llevan
en sus portadas las armas de Carlos I. Tres tomos contienen el Antiguo
Testamento, y el tomo restante, el Nuevo Testamento con Clemente. Las
hojas, de delgada vitela, 12 ¾ pulgadas de alto por 10pulgadas de ancho,
son 773 en la actualidad, pero según el cálculo corriente originalmente
fueron 822. Cada página tiene dos columnas de 49 a 51 líneas.

El códice es el primero en contener los capítulos principales con sus títulos,


las secciones amonianas y los Cánones de Eusebio (escribiente)
completos. (Scrivener). Cada párrafo se indica con una gran mayúscula y
con frecuencia por espaciamiento, y no comenzando una nueva línea; la
gran mayúscula se coloca en el margen de la línea siguiente, aunque,
curiosamente, puede no coincidir con el comienzo del párrafo, o incluso de
una palabra. El manuscrito está escrito en letras unciales por una mano a
la vez firme, elegante y sencilla; Gregorio atribuye la mayor parte del
volumen III a una mano diferente de la de los demás. En el Nuevo
Testamento Woide Percibe dos manos, y Sir E. Maunde Thompson y
Kenyon, tres: los expertos difieren sobre estos puntos. Generalmente se
estima que la escritura pertenece a comienzos o mediados del siglo V o
posiblemente a fines del IV. Una nota en árabe indica que fue escrito por
Tecla, mártir, y el Patriarca Cirilo Lucar añade en su nota que la tradición
dice que era una egipcia noble que escribió el códice poco después del
Concilio de Nicea. Pero nada se sabe de tal mártir en esa fecha, y el valor
de este testimonio se ve debilitado por la presencia de los Cánones de
Eusebio (m. 340) y destruido por la inserción de la carta de Atanasio (m.
373). Por otro lado, reconsidera que la ausencia de las divisiones
Eutalianas es prueba de que difícilmente puede ser posterior al 450. Esto
no es determinante, y Gregorio lo lleva hasta la segunda mitad del siglo V.
El carácter de las letras y la historia del manuscrito apuntan a Egipto como
su lugar de origen.Se considera que el texto del Códice A es uno de los
testigos más valiosos del Septuaginto; perose encuentra, primero, que
tiene una gran afinidad con el texto incluído en la Hexapla de Orígenes, y
luego, que ha sido corregido en innumerables pasajes de acuerdo con el
hebreo. El texto de los códices del Septuaginto está en condición
demasiado caótico, y la crítica del mismo está muy poco avanzada como
para que haya un juicio seguro del valor textual de los grandes
manuscritos. Aquí el texto del Nuevo Testamento es la de un carácter
mixto. En los Evangelios tenemos el mejor ejemplo del tipo de texto
llamado Siríaco, antepasado de la forma tradicional y y menos pura que se
encuentra en el textus receptus. No obstante, la gran mayoría de los
académicos rechaza el texto siríaco en favor del tipo "neutral", mejor
representado en el Códice Vaticano. En los Hechos y epístolas católicas, y
aún más en las Epístolas de San Pablo y el Apocalipsis, el Codex es más
cercano al tipo neutral o pertenece a éste. Esta mezcla de tipos textuales la
explica la teoría de que A o su modelo no fue copiado de un solo
manuscrito, sino de varios de desigual valor y diverso origen. En este
Códice los errores del copista son bastante frecuentes.

El Códice Alejandrino tuvo un importante papel en el desarrollo de la crítica


textual de la Biblia, especialmente del Nuevo Testamento. Grabe editó el
Antiguo Testamento en Oxford en 1707-20,edición reproducida en Zurich
1730-32, y en Leipzig, 1750-51, y de nuevo en Oxford, por Field, en 1859;
Woide publicó el Nuevo Testamento en 1786, que BH Cowper reprodujo en
1860. Las lecturas del Codex A se evidencian en la Políglota de Walton,
1657, así como en cada análisis hecho desde entonces. Baber publicó una
edición del Antiguo Testamento en facsímil en 1816-28, pero todas las
ediciones anteriores fueron reemplazadas por la magnífica fotografía
facsímil del Antiguo y Nuevo Testamentos producida por atención de Sir
Edward Maunde Thompson (el Nuevo Testamento en 1879, el Antiguo
Testamento en 1881-83), con una introducción en la que el editor da la
mejor descripción disponible del códice (Londres, 1879-1880).

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