El cuento trata sobre un hombre que tenía un caballo y un asno. Mientras viajaban a la ciudad, el asno le pidió al caballo que lo ayudara cargando parte de su carga porque se sentía cansado, pero el caballo no lo ayudó. Como consecuencia, el asno murió de fatiga. Cuando llegaron a la ciudad, el hombre le cargó al caballo toda la carga del asno, incluso su piel, como castigo. El caballo se arrepintió de no haber ayudado al asno.
El cuento trata sobre un hombre que tenía un caballo y un asno. Mientras viajaban a la ciudad, el asno le pidió al caballo que lo ayudara cargando parte de su carga porque se sentía cansado, pero el caballo no lo ayudó. Como consecuencia, el asno murió de fatiga. Cuando llegaron a la ciudad, el hombre le cargó al caballo toda la carga del asno, incluso su piel, como castigo. El caballo se arrepintió de no haber ayudado al asno.
El cuento trata sobre un hombre que tenía un caballo y un asno. Mientras viajaban a la ciudad, el asno le pidió al caballo que lo ayudara cargando parte de su carga porque se sentía cansado, pero el caballo no lo ayudó. Como consecuencia, el asno murió de fatiga. Cuando llegaron a la ciudad, el hombre le cargó al caballo toda la carga del asno, incluso su piel, como castigo. El caballo se arrepintió de no haber ayudado al asno.
El cuento trata sobre un hombre que tenía un caballo y un asno. Mientras viajaban a la ciudad, el asno le pidió al caballo que lo ayudara cargando parte de su carga porque se sentía cansado, pero el caballo no lo ayudó. Como consecuencia, el asno murió de fatiga. Cuando llegaron a la ciudad, el hombre le cargó al caballo toda la carga del asno, incluso su piel, como castigo. El caballo se arrepintió de no haber ayudado al asno.
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El caballo y el asno
Un hombre tenía un caballo y un asno.
Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al caballo: - Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.
El caballo haciéndose el sordo no dijo
nada y el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la carga
encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo:
- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no
haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima! Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide, sin que lo notes en ese momento, en realidad te estás perjudicando a ti mismo.
Si conoces alguna otra fábula para
niños y quieres compartirla con nosotros y los demás padres, estaremos encantados de recibirla. El mono y los pescadores
Una mañana propicia para la pesca,
animo a un grupo de amigos a salir muy temprano como siempre lo hacían. Llegado el momento se dirigieron al río, y se alistaron a lanzar sus grandes redes. Ninguno de ellos noto la presencia de un mono que se hallaba en lo alto de un árbol observando todo lo que hacían los pescadores en el transcurso de esa mañana. Una vez logrado una buena pesca y de llenar sus cestas, los amigos partieron a sus hogares a la hora del almuerzo dejando sus redes, pues vivían cerca y pronto regresarían. Como todos sabemos, el mono es uno de los animales que más imita entre todos, así que ni bien se alejaron todos el mono bajo del árbol y tomo las redes observándolas por unos instantes. Luego de verlas recordó como hicieron los pescadores y de pronto las lanzo al agua sin darse cuenta que por la forma en que lo hizo se enredaba en ellas siendo arrastrado por la corriente de agua mientras se iba hundiendo y saliendo de a pocos, perdiendo las fuerzas y casi el conocimiento. Mientras el mono se ahogaba, aun consciente se decía a sí mismo: -Esto me lo tengo bien ganado y me lo merezco, quien me manda a mí a meterme donde no debo y hacer cosas que no entiendo? acaso yo sabía algo de pesca? querer un pescado no es suficiente. Un niño entra a una óptica y le dice al vendedor: - Quiero comprar una gafas, por favor. El vendedor le pregunta: - ¿Para el sol? Y el niño responde: - No. ¡Para mí! En el cole la profesora pregunta: - María, dime un apalabra que tenga muchas “o”. Y María responde: -Goloso, profe. - Muy bien, María. Ahora tú Pepito. Pepito se queda pensando y dice… -Goooooooooooooooooooool. Un niño le pregunta a su madre: - Mamá, mamá, que tienes en la barriga? -Es un bebé hijo. Y lo quieres mucho? -Si hijo, lo quiero mucho. Ahm… ¿Y por qué te lo comiste? Mamá, mamá - Mamá, mamá, en la escuela me dicen interesado. - ¿Quién hijo? - ¡si me das 5 pesos te lo digo!