Atahualpa Yupanqui Biografia
Atahualpa Yupanqui Biografia
Atahualpa Yupanqui Biografia
Biografía
Payada se llama a las poesías que el gaucho (payador) cantaba casi recitando con la ayuda de la
guitarra, caracterizándose por ser improvisada y cantada.
Los principales temas mencionados eran el origen de la vida, el amor, su hogar o el misterio de la
muerte.
La payada podía ser individual o a dúo, esta última se llamaba contrapunto y podía ser a preguntas y
respuestas, o sobre varios asuntos; durando, generalmente, varias horas o días y terminaba cuando uno
de los cantores no respondía inmediatamente la pregunta.
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En la década del “40 suma a su actividad como compositor e intérprete la de escritor,
publicando sus dos primeros libros: “Piedra Sola” (Jujuy) en 1941 y “Aires Indios”
(Montevideo) en 1943. Más adelante publica la novela “Cerro Bayo”, en la que luego se
basaría el guión de la película “Horizontes de Piedra”.
Continúan sus grabaciones: “Viene clareando”, “Hui jo jo”, “Ahí andamos señor”,
“El arriero”, “Zamba del grillo”, “Chilca Juliana”, “La añera”, “La pobrecita”, “Camino
del indio”, entre otras, van cimentando su fama y su prestigio en todo el país.
En 1945 se afilia al Partido Comunista, vínculo que mantendrá hasta el año 1952,
fecha en que renuncia al mismo retomando una posición política independiente. Esta
afiliación y su actitud crítica ante el gobierno peronista le valdrán un silenciamiento
forzoso durante todos esos años. Sus actuaciones fueron prohibidas, no participó en
programas radiales, sus grabaciones se interrumpen desde 1947 hasta 1953. Tampoco se
permitía la interpretación de sus temas por otros artistas.
Es detenido y encarcelado en ocho oportunidades.
Comienzan en estos años sus retiros en la localidad de Cerro Colorado, en la
provincia de Córdoba, donde levanta su casa, y sus viajes por Europa donde obtendrá un
reconocimiento excepcional. En 1949 actúa en distintos países de la órbita comunista:
Hungría, Checoslovaquia, Rumania y Bulgaria. Recala luego en París, donde se vincula
con distintos artistas e intelectuales del momento. Conoce a Edith Piaf quien queda
impresionada con su arte y lo invita a participar en sus propios recitales ante el público
parisino, en los que obtiene un resonante éxito. En 1950 obtiene el premio de la
Academia Charles Cross de París al mejor disco folklórico del año.
A partir de 1953 se levanta su proscripción y vuelve a grabar en forma sostenida:
“Tierra querida”, “Chacarera de las piedras”, “Recuerdos del Portezuelo”, “La
Tucumanita”, “Indiecito dormido”, “Lloran las ramas del viento”, “La humilde”, “Le
tengo rabia al silencio”, “Luna Tucumana”, etc., etc.
Retoma, también, sus actuaciones en Buenos Aires y el interior del país.
En la década del “60 además de sus giras de concierto por Europa, comienza a actuar
en el Japón, donde nuevamente obtiene un profundo reconocimiento. Continúa con sus
grabaciones: “Los ejes de mi carreta”, “Sin caballo y en Montiel”, “La alabanza”,
“Cantor del sur”, “El árbol que tu olvidaste”, “El payador perseguido” entre muchos
otros títulos. Edita, asimismo, uno de sus libros más importantes: “El canto del viento”.
En 1967 obtiene el Premio del Festival de Cosquín y en 1968 y 1969 el Premio de la
Academia Charles Cross de París al mejor disco extranjero.
De aquí en adelante el reconocimiento de su propio país, América y Europa se ve
plasmado en una serie de premios y homenajes: El escenario del Festival Folklórico de
Cosquín (el más importante de Argentina) es bautizado con su nombre (1972); es
nombrado ciudadano ilustre en el estado de Vera Cruz, México (1973); es condecorado
por el gobierno de Venezuela (1978); es nombrado Presidente Honorario de la
Asociación de Trovadores de Medellín, Colombia (1979); recibe el Diploma de Honor
del Consejo Interamericano de Música de la O.E.A. (1983); recibe el Premio Konex de
Platino como autor de folklore (1985); Premio “Caballero de las Artes y Letras” del
Ministerio de Cultura de Francia (1986); Doctor Honoris Causa en la Universidad
Nacional de Córdoba, Argentina (1990); Ciudadano Ilustre de la ciudad de Buenos
Aires (1991).
Recomiendo consultar el libro de Fernando Boasso quien incorpora una extensa lista
de premios y distinciones recibidos por el artista. Aquí sólo se han citado algunos
(“Tierra que anda...”, pág. 183/185).
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Compone en París dos cantatas con música de compositores argentinos: “El sacrificio
de Tupac-Amaru” (1971) con música de Enzo Gieco y Raúl Maldonado; y “La Palabra
Sagrada” (1989) con música de Juan José Mosalini y Enzo Gieco.
Para completar esta sucinta enunciación de sus obras, cabe recordar aquí sus últimos
libros: “Guitarra”, “El payador perseguido”, “Del algarrobo al cerezo” y “La capataza”.
A fines de los “80 concreta la creación de la “Fundación Yupanqui”. Cuenta Fernando
Boasso: “Por 1987 Don Ata va ultimando los detalles para una fundación, que se
concretará en 1989, como Fundación Yupanqui. Declara a “Clarín” (17 de mayo de
1987): “Por supuesto, será en Cerro Colorado. Aún no tiene un nombre definido. Será
un sitio para los enamorados de la ecología, la naturaleza, la botánica, los idiomas
antiguos. En definitiva un hecho cultural en una zona alejada de todo, y un canto de
amor muy personal a la tradición. Tengo muchas expectativas de todo esto. Tal vez,
cuando yo no esté en el mundo, ese modesto centro de ideas continuará de algún modo
con mis ideas, con mis afectos”.
(...) “Lo pensamos con mi amigo, el investigador Rex González. Tenía cosas muy
valiosas, iba a causar muchos problemas para el hijo tener que conservarlas. Y entonces
dejé para la Fundación mi casa de Cerro Colorado. Tenía una casa grande; la regalé con
mis libros, los puñales de mi abuelo, ponchos, aperos, regalos que me fue dando la
gente en todos estos años de recorrer el mundo...” “. (“Tierra que anda...”, pág. 111).
Encontrará Ud., en más de una oportunidad, la firma de “Pablo del Cerro” en algunas
de las canciones interpretadas por Yupanqui. Se trata del seudónimo artístico de quien
fue su esposa: Antonieta Paula Pepín Fitzpatrick de Chavero, la que dejó un grupo de
aproximadamente 40 composiciones.
Atahualpa Yupanqui falleció en Francia el 23 de mayo de 1992. Sus restos descansan
ahora en el Cerro Colorado, Provincia de Córdoba, República Argentina.