Natividad Frias

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HECHOS

En 1966, Natividad Frías concurre a la asistencia médica como consecuencia


de las lesiones sufridas por maniobras abortivas. En la desesperación, la mujer
refiere el hecho al profesional que la asiste exponiéndose a la denuncia policial
con la consiguiente condena criminal, su otra alternativa era resignarse a morir.
La circunstancia llega a los estrados judiciales por intermedio del médico.

Se plantean aquí dos cuestiones: por un lado, la obligación del profesional de


denunciar (el aborto es un delito perseguible de oficio según el artículo 71 del
Código Penal); por el otro lado, el deber del médico de guardar secreto médico
en los términos del artículo 156 del Código Penal, El art. 156 del Código
Penal establece que será reprimido con multa e inhabilitación especial "el que
teniendo noticia, por razón de su estado, oficio, empleo, profesión o arte de un secreto
cuya divulgación pueda causar un daño, lo revelare sin justa causa

que determina que la excepción de revelar un secreto se ampara en la “justa


causa”, que si existiera releva del secreto profesional. Por otra parte, la mujer
debería ser procesada e imputada por “aborto criminal”, según dispone el
artículo 88 del Código Penal: “será reprimida con prisión de 1 a 4 años la mujer
que causare su propio aborto o consintiere en que otro se lo causare. La
tentativa de la mujer no es punible”.

El secreto medico profesional, está regulado en el art 11 de la ley del ejercicio de la


medicina que es la 17. 132, que establece que :

Artículo 11. — Todo aquello que llegare a conocimiento de las personas cuya actividad se
reglamenta en la presente ley, con motivo o en razón de su ejercicio, no podrá darse a
conocer —salvo los casos que otras leyes así lo determinen o cuando se trate de evitar un
mal mayor y sin perjuicio de lo previsto en el Código Penal—, sino a instituciones,
sociedades, revistas o publicaciones científicas, prohibiéndose facilitarlo o utilizarlo con fines
de propaganda, publicidad, lucro o beneficio personal.

Lo que hace este art es imponer un deber de confidencialidad a todos lols profesionales
de la salud respecto de aquella información de la cual tomaran conocimiento en el
ejercicio de la medicina o en su vínculo con el paciente.

Hay dos excepciones: cuando una ley establezca lo contrario o para evitar un mal
mayor.

Las leyes que establecen un deber de notificar ciertas circunstancias que los médicos
pueden conocer en el vínculo con un paciente está la ley de salud pública que menciona
una lista de enfermedades que una vez detectadas los profesionales de la salud deben
notificar a la autoridad sanitara.

En la actualidad esto lo podemos ver a través de un dnu, el poder ejecutivo


Doctrina Plenaria: “No puede instruirse sumario criminal en contra de una mujer que
haya causado su propio aborto o consentido en que otro se lo causare, sobre la base de
la denuncia efectuada por un profesional del arte de curar que haya conocido el hecho
en ejercicio de su profesión o empleo oficial o no, pero sí corresponde hacerlo en todos
los casos respecto de sus coautores, instigadores o cómplices”.

“La abortante es antes que nada una paciente a la que está obligado a asistir y procurar
curación; obligarlo, en tales condiciones, a denunciar a su propia paciente, sobre
recargar su conciencia y constituir una flagrante violación del secreto profesional,
redundaría a buen seguro en grave perjuicio y riesgo de las asistidas”, sostiene la
sentencia.

Quien recurre a un médico por una afección autoprovocada, aún delictuosa como el
aborto, goza de la seguridad de que su secreto no será hecho público; en cambio, no
ocurre lo mismo cuando el atentado lo ha producido un extraño. En estos casos el
facultativo debe denunciar el hecho delictuoso ejecutado por terceros”, aclara el fallo.

Según el antecedente, la mujer que se somete a aborto comete un delito, pero si las
consecuencias de ese delito ponen en riesgo su vida, y acude a un hospital para
salvarse, no es punible porque, según el fallo plenario de 1966, “el interés público no
podría justificar este inhumano dilema: o la muerte o la cárcel”.

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