Un Pequeño Empujon
Un Pequeño Empujon
Un Pequeño Empujon
Un pequeño empujón
Richard Thaler
Hoy en día la gente por lo general vive sus vidas pensando que toma las
decisiones que forjan sus vidas, día con día desde el hecho de levantarse de la
cama hasta la elaboración de un portafolio de inversión son decisiones que ya
sean grandes o pequeñas afectan la forma de vida de las personas.
Se ha hablado mucho sobre como las decisiones que tomamos están basadas en
aspectos predeterminados en nuestro cerebro, recuerdo hace tiempo ver un
documental sobre como nuestra mente ya había decidido antes de que nosotros
hayamos “tomado la decisión” conscientemente, o algunos otros factores como
cuando la presión social actúa, la presión de la familia, o diversos factores
personales e incluso enfermedades y lesiones pueden influir bastante en
decisiones que tomamos.
Como dice el libro, podemos definir varios tipos de pensamiento en los cuales las
personas reflexionan sus acciones: Reflexivo y automático. Por la parte de
pensamiento reflexivo es aquel en el que nos detenemos a analizar bien la
respuesta, son cosas como problemas matemáticos, análisis de datos, etc. Por
otro lado el automático tiene que ver con respuestas y decisiones que se hacen al
momento, son respuestas que están ya grabadas en nuestro sistema y por
intuición e impulso los tomamos. En este caso puedo aportar un poco
comparándolo con un curso que antes hice en el cual narran esto como dos tipos
de pensamiento, el curso se llama Learning to learn en coursera y narra sobre
cómo hay dos tipos de pensamiento, por un lado aquel que requiere de muchas
conexiones neuronales lo que significa un mayor trabajo cerebral y cansancio, y
por otro lado aquellos pensamientos automatizados que ya tienen un “camino”
preestablecido en nuestras redes neuronales, son redes fuertes que ya tienen un
trabajo sináptico dentro del cerebro. Relacionándolo con lo anterior se puede
concluir que incluso en un sentido biológico es mucho más sencillo para nuestro
cerebro tomar caminos de redes neuronales que ya están establecido a tener que
crear otros, por lo que el pensamiento “intuitivo” siempre será la opción prioritaria.
términos éticos que podría conllevar el hecho de “dar empujones” para influir en
las decisiones. Sí, poner los artículos saludables en medio o alejar el postre
pueden hacer que la gente coma más sano, pero ¿quién decide estas decisiones?
Los arquitectos de decisiones los define el libro como aquellas personas que
intervienen en cierta medida en la toma de decisiones de otras personas, ya sea
desde un acomodador de artículos en el supermercado o el secretario de salud
(aplicable ahora con el covid19) se puede influir en las personas decidiendo que
es lo que se busca resaltar, los efectos esperados o los objetivos personales. Sin
embargo, creo que también a pesar de la insistencia ética del libro existen muchas
posibilidades que permitan a los individuos influir sobre sus compañeros en
decisiones que no necesariamente representen un bien para ellos mismos, incluso
aún orillarlos a cometer algo a favor de un beneficio particular. Al inicio de este
ensayo se expuso como la toma de decisiones ya se venía estudiando dados
condicionantes que alteran la forma en la que se realizan, sin embargo, si los
publicistas por ejemplo de comida rápida o incluso de otros productos dañinos o
practicas poco saludables pueden ocupar este tipo de estrategias también
entonces nada nos deja exentos de que la economía conductual, tal como otras
prácticas económicas y culturales, termine siendo apropiada para beneficios
particulares.
Sin embargo, leyendo también el libro puedo decir que estoy de acuerdo en que
este tipo de enfoque es bueno e incluso necesario en algunos puntos en los
cuales la situación puede ser delicada, se habla de un bien mayor o de temas que
no solo afectan a uno solo. En este caso el capítulo que me hizo dar cuenta de
esto es el de la donación de órganos. Personalmente no quiero ser alguien que
done, por motivos personales, sin embargo en pláticas con algunos compañeros
de trabajo y familia creo que es el bien mayor; pero eso es solo una opinión, no
he hecho nada para cambiar mi licencia a donante de órganos y dudo hacerlo al
menos hasta que tenga que renovarla, pero aquí viene un cambio importante, y es
que con el ejemplo del experimento de un “si” implícito en la población podría
cambiar mi postura hacia esto, todo tomando los 3 sesgos que el libro menciona:
Aldo Vargas Aguilar A01364699