Tesis La Actividad Agrícola Empresarial en El Valle Del Mayo, 1920-1934 PDF

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA

FACULTAD DE HISTORIA
MAESTRÍA EN HISTORIA

LA ACTIVIDAD AGRÍCOLA EMPRESARIAL EN EL VALLE


DEL MAYO (1920-1934).

Tesis que para obtener el grado de Maestría en Historia


Presenta:

ERNESTO CLARK VALENZUELA

Director:
DR. ARTURO CARRILLO ROJAS

Culiacán, Rosales, Sinaloa, marzo de 2006.


2

ÍNDICE

Página
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6

CAPÍTULO I. EL SUR DE SONORA, FORMACIÓN DE UNA


REGIÓN CON DESARROLLO EMPRESARIAL AGRÍCOLA. 19

1.1 Condiciones históricas ………………………………….......


1.1.1 Antecedentes …………………………………………… 19
1.1.2 De la hacienda tradicional a la moderna …………….. 19
23
1.2 Evolución y características geohistóricas de la región
empresarial …………………………………………………… 27
1.2.1 La sierra de Álamos como primer centro de la actividad
económica regional …………………………………………… 29
1.1.2 El valle del Mayo, nuevo centro de la actividad
económica regional ……………………………………………. 32
1.2.2.1 Navojoa …………………………………………………. 34
1.2.2.2 Etchojoa ………………………………………………… 36
1.2.2.3 Huatabampo ……………………………………………. 37
1.2.3 La costa y el tráfico comercial ………………………….. 38
CAPÍTULO II. LA AGRICULTURA EN EL VALLE DEL MAYO
DE 1920 A 1934 …………………………………………………….. 41

2.1 Política agraria y estructura de la tenencia de la tierra en


Sonora ……………………………………………………………….. 41
2.2 El entorno histórico y socioeconómico del desarrollo
agrícola empresarial ………………………………………………. 53
2.3 El desarrollo agrícola en el valle del Mayo ……………….. 59

CAPÍTULO III. LOS EMPRESARIOS AGRÍCOLAS DEL VALLE


DEL MAYO …………………………………………………………… 68

3.1 Condiciones para el desarrollo de la actividad


empresarial …………………………………………………………. 68
3.1.1 Haciendas, ranchos y las primeras compañías agrícolas .. 68
3.1.2 Transportes y vías de comunicación ………………………. 75
3.1.3 Infraestructura hidráulica ……………………………………. 77
3.1.4 Infraestructura financiera ……………………………………. 79
3.1.5 Las organizaciones empresariales regionales …………… 81
3

3.2 Empresarios agrícolas de los municipios de Navojoa,


Etchojoa y Huatabampo ……………………………………………. 83
3.2.1 Antecedentes ……………………………………………… 83
3.2.2 La actividad empresarial agrícola ………………………. 87
3.2.3 El General Álvaro Obregón como empresario ………… 97
3.2.4 La familia Salido ………………………………………….. 99

3.4 El principal producto de exportación y los empresarios


Agrícolas garbanceros ………………………………………..... 103

CONCLUSIONES ……………………………………………………….. 109

ANEXOS …………………………………………………………………. 112

BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………………. 118


4

AGRADECIMIENTOS

Quiero en primer término expresar mi agradecimiento a la Universidad de


Sonora por la beca otorgada a través de la Dirección de Desarrollo Académico,
siendo ésta un apoyo fundamental para que pudiera realizar mis estudios de
Maestría en Historia durante el ciclo 2003-2005. Agradezco también a Conacyt la
beca concedida para concluir el trabajo de tesis, por mi colaboración como
asistente en el proyecto: “Empresa y agricultura de exportación en el noroeste de
México. Historia económica y tendencias actuales.” (42007H).
Mi agradecimiento a la planta de maestros adscritos a la Maestría en
Historia de la Facultad de Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa, a su
personal administrativo como también a los maestros invitados por haber
compartido con nosotros su experiencia, sus conocimientos y por el esfuerzo
realizado al venir a impartirnos los cursos. Agradezco a los miembros del Comité
de tesis que me fueron asignados, los Doctores Gustavo Aguilar Aguilar y Eduardo
Frías Sarmiento, sus comentarios y observaciones, así como al Dr. Mario Cerutti
sus atinadas recomendaciones. A mis compañeros de generación por compartir su
amistad y experiencias.
Agradezco al personal del Archivo Histórico del Gobierno del Estado de
Sonora su amable atención y servicios prestados, y al Prof. Alfonso Balderrama,
encargado del Registro Público de la Propiedad de Álamos, por su gentileza.
Asimismo, al Sr. Manuel Hernández Salomón, cronista de Navojoa, agradezco su
generosidad y buena disposición. A mi amigo, José Luis Madero Robles y a su
familia, por su hospitalidad y apoyo en la ciudad de Culiacán. Finalmente, de
manera muy especial mi agradecimiento a mi Director de tesis el Dr. Arturo
Carrillo Rojas, por haber compartido conmigo su calidad profesional y humana, por
sus valiosas observaciones y consejos que me sirvieron de guía en mi
investigación.
5

INTRODUCCIÓN

Realizar un estudio acerca de la actividad agrícola empresarial del valle del Mayo
reviste una gran importancia para entender el proceso histórico que dio lugar a la
conformación de esta región del sur de Sonora, dado el papel dinamizador que
jugó la agricultura comercial como principal actividad económica en este espacio
desde principios del siglo XX.
La historia del desarrollo económico del sur de Sonora se remonta a los
tiempos de la Colonia, cuando Álamos surge gracias a la minería como una de las
principales ciudades coloniales del noroeste de México y se convierte en el centro
económico y político de la región.
El decaimiento de la actividad minera desde fines del siglo XIX condujo a
una modificación de la geografía humana y al desplazamiento del centro comercial
a otro lugar. El espíritu de empresa, la experiencia de los hombres de negocios de
Álamos, así como sus capitales, rindieron sus frutos posteriormente en el valle. La
mayoría de los inversionistas que se dedicaron al negocio agrícola, al comercio y a
otras actividades, son los mismos que habían estado asentados en Álamos y en
los principales centros productores de plata, como Promontorios, La Quintera,
Baroyeca, La Aduana y otros.
Estas nuevas empresas pertenecían a familias de abolengo,
acostumbradas a ramificar sus intereses económicos y a crear fuertes vínculos
con otros hombres de negocios y personajes de la política. Muchos de estos
vínculos constituyeron relaciones mercantiles y redes de intereses que fueron
abriendo mercados a los productores agropecuarios. Ya sea desde Álamos o
avecindados directamente en los municipios del valle, lograron crear un paisaje
agrícola novedoso en la región, sustentando en la agricultura el nuevo patrón de
acumulación que vino a sustituir a la minería. Cabe mencionar que desde el
Porfiriato en Sonora se produce el desarrollo pleno de algunas haciendas como
empresas, empiezan a proliferar los molinos harineros y otras medianas y
pequeñas propiedades, muchas de las cuales surgieron de la apropiación de
tierras de las comunidades.
6

Los comuneros sufrieron despojos violentos en varias partes del estado,


situación que se acentuó en el valle del Yaqui, y en la subregión serrana la etnia
ópata dejó de existir.1
En el sur de Sonora, como en otras regiones de país, las haciendas y
ranchos experimentaron a finales del siglo XIX una tendencia hacia la
modernización capitalista de sus principales estructuras productivas y comerciales,
en respuesta a los cambios que se estaban operando a escala regional y nacional.
Se habla de modernización de la agricultura en Sonora, según Juan José Gracida
Romo, a partir de la década de 1890 cuando se da un cambio cualitativo en esta
actividad pues aparecen nuevos cultivos, y hay cambios en los métodos de
producción y en las características de las unidades productivas.2
El valle del Mayo, a diferencia de los vecinos del Yaqui y El Fuerte, se
conformó mayoritariamente con capitales nativos desembolsados por hombres de
empresa y con firmes antecedentes en el ámbito mercantil alamense, en
particular, y por pequeños y medianos comerciantes, propietarios, ganaderos y
mineros que fueron desarraigados de la región serrana por la descomposición
económica que trajo consigo la paralización y la quiebra de las compañías
mineras. Así como algunos ex-militares que participaron en la guerra del yaqui. En
esta región como en el valle de El Fuerte, el Yaqui y otras regiones agrícolas del
noroeste, se manifestó claramente la conformación de un sector empresarial
agrícola moderno con características propias.
Los objetivos propuestos en este trabajo son: estudiar la actividad agrícola
empresarial en el valle del Mayo durante el periodo 1920 -1934, indagar qué
empresarios participaron, cuál fue el origen de sus capitales y cómo se
organizaron.
Dentro del análisis se han incorporado variables importantes como el agua,
el crédito, el transporte, la tenencia de la tierra y la fuerza de trabajo, así como el
contexto político e institucional en el que se desenvolvían.

1
Esperanza Fujigaki, “La agricultura, siglos XVI al XX”, en Historia económica de México, Enrique
Semo, (Coord.), México, UNAM-Océano, 2004, p. 46.
2
Juan José Gracida Romo, “La agricultura moderna en Sonora (1882-1910), en Cynthia Radding,
(Coord.), Historia General de Sonora, T.IV, Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1985, p.
96.
7

La hipótesis propuesta es la siguiente: durante el periodo pos-revolucionario


(1920-1934) se incrementó la actividad empresarial en algunas regiones agrícolas
del país. Como en el sur de Sonora, particularmente en el valle del Mayo, donde
se dio el surgimiento y concentración de propietarios agrícolas que compraron y
arrendaron tierras y a su vez constituyeron empresas con la finalidad de cultivar y
comercializar productos de alta rentabilidad.
Los numerosos estudios publicados en México y en el extranjero sobre
empresas y empresarios dan cuenta del dinamismo que han adquirido los estudios
empresariales en general y la historia empresarial, de los nuevos enfoques,
propuestas y la diversidad de problemáticas que han sido abordadas a partir de
estos estudios en las últimas décadas. Situación que nos hace distinguir que no
sólo desde el punto de vista de la historia es posible estudiar a las empresas y
empresarios, sino que la contribución de otras disciplinas ha dado lugar a una
gama de estudios.
Varios autores se han dedicado a abordar los aspectos teóricos y
metodológicos de la historia empresarial. Uno de los autores clásicos sobre la
temática es Joseph A. Schumpeter, quien con sus contribuciones vino a
enriquecer los estudios. Entre sus principales planteamientos considera que el
empresario es una persona innovadora por naturaleza. La característica definitoria
es “…simplemente hacer nuevas cosas o el hacer de una manera nueva, cosas
que ya se habían hecho”.3 Se le considera un ente innovador y como tal tiene que
enfrentarse a la oposición del medio social en que se desenvuelve para lo cual
debe poseer cualidades que le permita tener la fuerza para ello.
Otro planteamiento por demás polémico, es el papel que le atribuye al
empresario y su influencia en el contexto social, pues lo concibe como un
elemento que crea los factores para su propio desenvolvimiento. “No es
sencillamente el incremento de los factores de producción lo que importa (…). De
hecho buena parte del incremento de los factores y particularmente de capital
físico fue el resultado más que la causa, de lo que podemos ahora identificar como
actividad empresarial (…).4

3
Joseph A. Schumpeter, Ensayos, Barcelona, Ed. Barcelona, 1966, pp., 222-223.
4
Ibid, p. 263.
8

Para Schumpeter es importante el estudio de los empresarios dado que


permite una mayor comprensión de la historia económica e incluso de la historia
general. Se ha considerado que el enfoque de Schumpeter condujo a una visión
apologética de la historia del empresario al atribuir a éste capacidades innatas y
considerarlo como el motor del desarrollo económico, por su capacidad de afrontar
los riesgos que implica la creación y explotación de una empresa y restarle
importancia a otros factores como la influencia que ejerce el contexto social en el
ejercicio de la actividad empresarial.
Por otro lado, Sombart asume una posición similar a la de Schumpeter al
considerar al empresario como “la fuerza impulsora en la economía capitalista
moderna, por tanto, el empresario capitalista (…) es, por consiguiente, la única
fuerza productora, o sea la fuerza realizadora, creadora, como se deduce
inmediatamente de sus funciones. Todos los restantes factores de producción,
trabajo y capital, se encuentran en una relación de dependencia frente a él,
adquiere vida por su acción creadora. También todos los inventos técnicos se
llegan a realizar gracias a él.”5
Como se puede advertir, también Sombart exagera el papel del empresario
como elemento dinamizador del desarrollo económico. Es precisamente con estos
autores, W. Sombart y Schumpeter, con quienes tiene sus inicios la formalización
institucional y académica de la historia empresarial a partir de 1927.6
Más recientemente, en el ámbito internacional, en la literatura especializada
se hace referencia de manera genérica a la disciplina de la historia empresarial.
Esta posición implica contemplar tanto a la historia de empresarios como a la de
empresas como partes complementarias de un mismo problema a investigar
dentro de la disciplina de la historia, mientras que la historia económica goza de
autonomía disciplinaria.
La historia de empresarios centra su objeto de estudio en la acción de los
sujetos empresariales, mientras que a la historia de empresas le interesa el

5
Werner, Sombart, El apogeo del capitalismo, México, FCE, 1984, T.I., p. 29.
6
Posteriormente, casi dos décadas después, en 1946 Arthur H. Cole pasó revista a los cambios históricos
experimentados por la historia empresarial en su intervención que realizó en la Economic History
Association. En 1947, apareció la obra de J. Schumpeter, Historia del análisis económico.
9

conocimiento de ésta (su estructura, estrategias, resultados). Por lo tanto, cada


posición detenta un objeto de estudio propio, teorías y métodos específicos.
De acuerdo con Marcela Hernández Romo, dentro de las corrientes más
importantes que abordan al empresario, a partir de 1980, se pueden identificar
cuatro en el plano internacional: a) la perspectiva societal impulsada por
representantes de la sociología del trabajo francesa (Bordieu, Weber, Bowers,
Cohen), b) el neoinstitucionalismo que utiliza las teorías de los costos de
transacción y derechos de propiedad (North, Williams) c) la historia social, y d) la
llamada “nueva historia cultural”, que actualmente se encuentra en lucha en
Estados Unidos por constituirse en un campo académico específico de estudio.7
La tradición francesa societal analiza al empresario como actor social que
se desenvuelve en diferentes ámbitos, tanto en el nivel micro como en el
macrosocial. Esta corriente se mueve en diferentes niveles de análisis; en el
conceptual se discute sobre la categoría analítica que permita abordar al
empresario englobado en las diferentes acepciones en que lo tipifican: patrón,
dirigente, emprendedor. Esto implica analizarlo como agente de riesgo, como
estratega y en relación con el impacto que el sistema educativo pueda imprimir en
su acción. En lo metodológico buscan desde diferentes planos redescubrir lo que
circunda al empresario en la actualidad en Francia. En síntesis, y de manera
general, se considera que la corriente societal está en el proceso de búsqueda de
cómo y por dónde aprehender al sujeto empresario.
Dentro de la corriente neoinstitucionalista la forma de abordar y analizar al
empresario difiere de acuerdo con el acento puesto al método y teoría que utilizan
en sus marcos analíticos. En el neoinstitucionalismo hay diferencias de enfoques,
y hay quienes combinan diversas teorías en sus explicaciones. Por un lado,
retoman la teoría de North del cambio institucional que se nutre en parte con la
teoría de costos de transacción y la teoría de la racionalidad limitada de Simon, y
por otro lado, introducen la teoría económica y la cliometría.
La nueva historia institucional trata de explicar el atraso o crecimiento
económico de un país a través del cambio institucional con base en la teoría de los

7
Marcela Hernández Romo, La cultura empresarial en México, México, H. Cámara de Diputados, UAA,
Porrúa, 2004, p. 21
10

costos de transacción y los derechos de propiedad y una teoría cognitiva. En esta


teoría el papel del Estado y de la ideología de los agentes individuales y/o
colectivos, se vuelven elementos centrales para el análisis del cambio institucional.
La ideología provee de una visión del mundo y tiene que ver con la forma
en que los individuos perciben las reglas que pueden ser formales e informales,
siendo estas últimas resultado de la cultura entendida como valores, normas,
costumbres, códigos y conductas, y que son modificadas por la experiencia.
Dentro de esta corriente la acción empresarial queda sujeta a las estructuras que
determinan su funcionalidad, de manera que se puede hablar de sujetos
predeterminados por estructuras.
Por su parte la historia social tiene sus raíces en la historiografía francesa o
movimiento de los Annales, teniendo en Braudel al representante más reconocido
y a Thompson en la historiografía inglesa. La primera apareció en la literatura con
diferentes nombres: historia de las mentalidades, antropología histórica y
recientemente como la “nueva historia cultural o social”.
Siguiendo a Marcela Hernández Romo, en el movimiento de Annales se
hace referencia a cuatro generaciones de estudiosos: la primera generación se
inicia con los fundadores de la revista en 1929; la segunda generación se identifica
con el nacimiento de la historia cuantitativa (1950-1970) pasando de la historia de
los precios hasta la historia serial.
En la tercera generación se pasa de la historia socioeconómica a la historia
sociocultural o de las mentalidades. Los principales representantes son: Chartier,
Ibarra, Bürchges, Yarrington y Burker. La cuarta generación hace referencia a la
actualidad y a una nueva manera de hacer historia social en las prácticas
culturales. Así, para Chartier la historia cultural actual es entendida como un
conjunto de significaciones que se enuncian en los discursos transmitidos
históricamente, objetivados en símbolos. Esta nueva concepción de la corriente de
los Annales supera las versiones anteriores que conllevaban a una visión
objetivista y estructuralista de la cultura y tratan de darle un nuevo papel a los
sujetos, devolviéndoles su papel como agentes activos que construyen sus
relaciones.
11

A partir de la década de los setenta, los historiadores incursionaron en la


historia empresarial dedicando una buena cantidad de trabajos a los hombres de
negocios, grupos económicos, familias y, en algunos casos, a las empresas. El
énfasis fue puesto en la mayor parte de los trabajos en el ámbito regional,
entendido éste como el espacio que propició el surgimiento de una burguesía con
raíces en sus regiones y en la historia de familias y hombres de negocios. Así,
presenciamos un boom historiográfico que ha profundizado, entre otros periodos,
en el devenir de la burguesía desde la segunda mitad del siglo XIX hasta 1940
aproximadamente.
En el conjunto de esta vasta producción de tesis, libros y artículos, se
observa la escasez de trabajos históricos dedicados a la primera etapa del periodo
posrevolucionario. Este fenómeno, según María del Carmen Collado,8 puede ser
resultado de la dificultad para acceder a archivos de empresas y empresarios más
contemporáneos, de las limitaciones temporales impuestas por los archivos de
notarios del país para la consulta de sus acervos, pero sin duda, dice la autora, al
celo con que la elite económica ha resguardado sus actividades de la mirada
pública.
Es, pues, a partir de esta década de los setenta cuando se empieza a
reconocer la importancia de los empresarios como actores sociales, situación que
coincidió con la apertura de ciertos archivos por parte de algunas compañías y
familias. De manera que, pese a las dificultades que aún persisten, contamos ya
con algunos trabajos históricos sobre la elite económica posrevolucionaria, como
los de Emilio Zebadúa, Mark Wasserman, Mario Ramírez Rancaño y María del
Carmen Collado, en tanto que los de Stephen Haber y Alex Zaragoza se ocupan
de analizar a este sector desde el Porfiriato hasta 1940.
El empresario es analizado en relación con el Estado, las masas
trabajadoras y a la posibilidad de constituirse como una burguesía nacional. El
análisis consistía en mostrar la articulación de la burguesía con la estructura del
Estado nacional. Este enfoque perduraría a lo largo de la década de los setentas y

8
María del Carmen Collado H., “Los empresarios y la politización de la economía entre 1876 y 1930: un
recuento historiográfico”, en Secuencia, núm. 46, México, Instituto Mora, 2000, p. 53.
12

se establecería como la perspectiva legítima de estudiar al empresariado en


América Latina y en México.
Marcela Hernández Romo, identifica las siguientes corrientes que estudian
al empresario: Corriente Estado-empresarios: ésta considera a los empresarios
como sujetos políticos. Se analiza la relación Estado-empresario y organizaciones
que representan a los patrones, así como las coyunturas políticas de tipo electoral
en las que intervinieron. Estos estudios aparecen en los años setenta y se
consolidan a finales de los ochenta. Su método consiste en hacer cronología de
los sucesos políticos y económicos emparentándolos con las acciones
empresariales. Las declaraciones de los dirigentes de las organizaciones
empresariales se vuelven la unidad de análisis; la fuente de información son las
declaraciones en los periódicos y documentos oficiales. Para una parte de esta
corriente, las cámaras empresariales pueden ser analizadas con el concepto de
corporativismo. A finales de los noventa introducen la teoría del análisis
institucional y el estudio de las conductas estratégicas en análisis históricos. La
unidad de análisis son las organizaciones (empresas) a través de las
declaraciones de sus líderes en la prensa.
Corriente histórica: La corriente histórica se encuentra bajo tres
perspectivas teóricas: Business history, historia empresarial regional, y la
historiografía de familias y elites empresariales.
La primera corriente retoma el paradigma de Chandler, la teoría de los
costos de transacción y el neoinstitucionalismo de North como marcos teóricos
desde los cuales son analizadas las grandes empresas. Para la segunda corriente,
lo regional y sus particularidades permiten entender el contexto global del
desarrollo industrial en México.
En sus inicios, a finales de la década de 1970, esta perspectiva se ve
influenciada por la corriente francesa estructuralista, de manera que las
especificidades estructurales y la posibilidad de elección del empresario aparecen
estrictamente limitadas por determinaciones económicas, sociales y por su
capacidad innovadora, su definición de empresario es schumpeteriana.
En los noventa todavía se manejan conceptos como el de sociedades
periféricas, rescatado por Mario Cerutti, que hacen alusión a los grandes procesos
13

mundiales de desarrollo económico. A partir de estas explicaciones globales se


intenta entender el desarrollo industrial de ciertas regiones (lo local) como parte de
especificidades regionales que tienen que ver más con lo local que con lo global.
Los análisis se centran por lo general en los procesos históricos en correlación con
el desempeño de ciertos empresarios exitosos. Sus fuentes de información son los
archivos históricos, el diario de vida personal, documentos oficiales, etcétera.
La historiografía de familia y elites empresariales se desarrolla bajo tres
perspectivas:
a). La que hace referencia a la familia como dimensión analítica central. El
análisis consiste en hacer una cronología de la vida del empresario y su
vinculación en los negocios a través de la familia (parentesco político o
consanguíneo).
b). La que, aparte de hacer cronología, ve a la familia como unidad social
discreta que contiene cualidades y cantidades para afianzar sus intereses en la
sociedad. La familia funciona como una especie de corporativo. Lo social se define
como valores, normas y formas de relacionarse con el resto de la estructura
familiar y el mundo de los negocios, lo social se vuelve un recurso que se moviliza
de acuerdo con los intereses corporativos y la familia es un recurso más para
lograr ganancias.
c). La que analiza a la familia de manera ampliada, es decir a través de tres
generaciones como mínimo. Para esta posición las prácticas de la familia transitan
entre la acción individual y la colectiva. La ocupación, los cargos públicos, los
clubes, la propiedad, el matrimonio y el Estado, son parte de las variables que
permiten entender la historia de América Latina y su influencia en la vida pública.
Dentro de estos estudios también se encuentran los que introducen por primera
vez la dimensión cultural en sus dos versiones, como recurso de poder y como
parte constitutiva de la vida cotidiana del empresario que permite comprender su
actuar. La mayoría de estos estudios analizan el Porfiriato.
Los empresarios, por su parte, también están interesados en
autoestudiarse, lo nuevo de estos trabajos es que buscan indagar sobre los
valores, la cultura empresarial y los estilos de dirigir a través de las propias
experiencias de las empresas y de sus cuadros gerenciales. Estos estudios se
14

realizan o son apoyados por instituciones como el Instituto Panamericano de Alta


Dirección Empresarial. La forma en como abordan directamente al empresario es
por vía de encuestas, lo que constituye una limitante metodológica y teórica, sobre
todo cuando quieren dar cuenta de aspectos tan movedizos como son la cultura y
las relaciones de poder.
En México son escasos los trabajos que se han realizado sobre
empresarios desde la perspectiva de Annales, entre los que podríamos mencionar
los siguientes: en el libro coordinado por Cristina Puga y Ricardo Tirado, Los
empresarios mexicanos, ayer y hoy publicado en 1992 se encuentran dos trabajos
que se inscriben dentro de esta corriente, el primero es el de R. Meyer y E. Flores
denominado “Empresarios y vida cotidiana, (1820-1879)”, el otro es el de J.E.
Arrazola titulado “Empresarios y clubes de servicio en Puebla (1924-1940)”, un
estudio más que enfatiza el aspecto de la cultura es el de N. Pérez y E. Rayón,
Entre la tradición señorial y la modernidad: la familia Escandón Barrón y Escandón
Arango, publicado en 1995, entre otros.
En México como en otros países existen estudios que tratan
específicamente el tema de los empresarios agrícolas. Un trabajo interesante es el
de Patricia Safa9 cuyo hilo conductor se refiere a los mecanismos heterogéneos
de penetración del capitalismo en el campo, vistos a través de las innovaciones
tecnológicas realizadas por los empresarios. De acuerdo con esta autora, el
capitalismo ha penetrado y ha configurado dos clases de empresarios: una que
invierte en cultivos comerciales y que aplica avances tecnológicos, y otra
representada por productores a menor escala, que compiten con los anteriores
con grandes desventajas por sus escasas posibilidades económicas. La autora
centra su análisis en los primeros, los cuales han desempeñado un papel muy
importante en el desarrollo agropecuario del valle. Controlan los principales
recursos de tierra y capital locales; a ellos les pertenece el mayor volumen de
producción agropecuaria y son los principales proveedores de productos
comerciales para el mercado.

9
Patricia Safa, Crisis agropecuaria y cambio regional: empresarios agrícolas-ganaderos de Zapotlán El
Grande, México, UAM-Iztapalapa, 1988.
15

Otra obra historiográfica que trata este tema es la de Hubert Cartón de


Grammont, Los empresarios agrícolas y el Estado: Sinaloa 1893-1984.10 En ella
el autor utiliza el concepto de empresario agrícola o burguesía agrícola,
fundamentándose en la teoría marxista, considerando que esta clase empresarial
se encuentra conformada por todos los dueños de las empresas que se
reproducen a partir del uso de la fuerza de trabajo asalariada, sin importar criterios
de superficie, tecnología, producción o riqueza.
Además de fuentes bibliográficas para este trabajo, se revisaron fuentes
primarias de archivo, particularmente se consultó el Archivo Histórico del Gobierno
del Estado de Sonora (AGHES), en el que se encuentran los libros de notarios
para el periodo estudiado. Se consultó también el Registro Público de la
Propiedad de Álamos, obteniendo información sobre propietarios agrícolas entre
los años de 1905 y principios de los veinte.
Para el desarrollo de la investigación se ha utilizado el método de análisis
histórico, por medio del cual, después de hacer el rastreo de la información, se
estructura primero un relato en orden cronológico, tomando como guía de
selección de datos la hipótesis central, para proceder posteriormente a hacer el
análisis e interpretación de esta información y a reordenar en una nueva narrativa
el texto en apartados temáticos.
En el proceso de trabajo la información fue recabada en fichas que
contienen los siguientes datos: identificación de la fuente, lugar, sector económico,
notario, fecha, fojas, número de escritura, empresa y asunto, para el caso del
Archivo Histórico del Gobierno del Estado.
El factor económico- social fue el hilo conductor de la investigación, es
decir, la actividad de los agentes económicos o empresarios agrícolas, quiénes
jugaron un papel muy importante en las transformaciones que tuvieron lugar en la
región.
El trabajo está dividido en tres capítulos. En el primero se hace una breve
reseña histórica de la región considerando la modernización de la hacienda
tradicional, así como la evolución y características de la región del Mayo. Aunque

10
Hubert Cartón de Grammont, Los empresarios agrícolas y el Estado: Sinaloa 1893-1984, México, UNAM,
1990.
16

la delimitación física del objeto de estudio abarca a los municipios de Navojoa,


Etchojoa y Huatabampo, se incluye la sierra para fines de análisis dada la
importancia que tuvo la minería en Álamos y su repercusión en el valle del Mayo.
Para finalizar el capítulo se hace una breve descripción de los tres municipios y de
la costa.
El segundo capítulo trata sobre la agricultura en el valle del Mayo de 1920 a
1934, y empieza presentando un análisis acerca de la política agraria y la
estructura de la tenencia de la tierra en Sonora, para enseguida hacer referencia
al marco histórico y socioeconómico del proceso de desarrollo agrícola
empresarial en la región durante el periodo de estudio, por último, se aborda lo
relativo al desarrollo agrícola en el valle del Mayo.
El tercer capítulo se refiere a los empresarios agrícolas del valle del Mayo e
inicia haciendo una descripción de las condiciones que se dieron para el desarrollo
de la actividad empresarial. Dentro de estas condiciones se hace mención en
primer término de las haciendas, ranchos, las primeras compañías agrícolas,
incluyendo el tema de las haciendas del Mayo que se encontraban intervenidas
por el Gobierno del Estado a principios de los años veinte. Los siguientes sub-
incisos se refieren a: Transportes y vías de comunicación, infraestructura
hidráulica, infraestructura financiera y las organizaciones empresariales
regionales.
El siguiente inciso se refiere a los empresarios agrícolas de los municipios
estudiados, inicia con antecedentes, para enseguida abordar lo referente a la
actividad empresarial agrícola a partir de la información obtenida en los archivos,
se ofrecen algunos datos acerca de la actividad empresarial de Álvaro Obregón y
también sobre la familia Salido, y por último se trata el caso del garbanzo como
principal producto de exportación.
17

CAPÍTULO I. EL SUR DE SONORA, FORMACIÓN DE UNA REGIÓN CON


DESARROLLO EMPRESARIAL AGRÍCOLA.

1.1 Condiciones históricas.


1.1.1 Antecedentes.
El establecimiento del dominio español en el espacio de lo que es hoy el
estado de Sonora se logró por medio de la difusión de los pueblos de misión.
Buena parte de estas misiones subsisten actualmente como localidades,
comprenden la mayoría de las cabeceras municipales de la entidad y se ubican en
asentamientos indígenas preexistentes al arribo de los misioneros, entre 1591 y
1621, para los valles del Mayo, Yaqui y Sahuaripa, y entre 1691 y 1721, para la
Pimería Alta, es decir, para las cuencas de los ríos Asunción, Altar, Magdalena y
Gila.11
El jesuita portugués Pedro Méndez inició la evangelización en 1614 en la
región del Mayo, congregando a los naturales en sus ancestrales asentamientos a
la orilla del río Mayo. Los religiosos construyeron capillas con horcones y techos
de rama y tierra. De ese modo nacieron las misiones de Camoa, Tesia, Navojoa,
San Ignacio Cohuirimpo, Etchojoa y Santa Cruz del Mayo, ésta última casi en la
desembocadura del río. Les enseñaron nuevas técnicas agrícolas, el uso de
instrumentos y herramientas metálicas, así como la introducción de la ganadería
en toda su gama.
Alrededor de 1685, al descubrirse los primeros minerales en la sierra de
Álamos llegaron más españoles a la región y provocó que la mano de obra de los
Mayos se utilizara como fuerza de trabajo en las minas de plata y oro que los
peninsulares buscaban con ansia.
En el espacio que hoy es Sonora la aplicación de las Reformas Borbónicas
fue mayor que en otras regiones novohispanas. Aquí se cristalizaron en núcleos
urbanos con un tejido social menos jerárquico que en el centro de la Nueva
España, encabezada por familias prominentes, con intereses económicos en la
minería, en el comercio, en la siembra y en la cría de ganado. En este lugar

11
Ignacio Almada Bay, Historia Regional de Sonora, Perfil socioeconómico, México, Limusa-Conalep-Sep,
2000, p. 19.
18

prosperaron en el siglo XIX ayuntamientos, logias, clubes políticos, imprentas y


escuelas rodeadas de minas, labores, ranchos y haciendas, que a su vez
colindaban con los asentamientos netamente indígenas que contaban con su
propia jerarquía y organización.
Hacia 1800, en Sonora, la presencia de la Iglesia era débil como propietaria
y como educadora, la influencia del ejército era limitada y la mayor capacidad de
iniciativa la desplegaban redes de parentesco, articuladas alrededor de algunas
familias, notables por sus conexiones y su riqueza.
El efecto más notable en Sonora de la Guerra de Independencia (1810-
1821) fue su apertura al comercio internacional, por medio de la presencia
creciente de barcos y comerciantes ingleses o norteamericanos. Después de
1821, roto el monopolio Veracruz-Cd. de México-Acapulco, los productos de
Sonora participaban más visiblemente en circuitos comerciales que conectaban
otros estados como Baja California, Sinaloa y Chihuahua e iban formando
mercados regionales, a pesar de la escasez de moneda y de la desventaja que
implicaba vender la plata en pasta en vez de acuñarla, por estar las casas de
moneda distantes, en Zacatecas o Guadalajara, además de los caminos
inseguros.
Otro aspecto sobresaliente de la Guerra de Independencia en Sonora fue la
escasez de fondos para los presidios militares y las misiones franciscanas, lo que
aceleró su debilitamiento.
El Estado de Occidente (1824-1831) fue la nueva denominación político-
administrativa que conoció esta región en el México independiente y que reunía
las provincias de Sonora y Sinaloa. Al Estado de Occidente le tocó enfrentar la
primera rebelión de los indios ex -misionales de habla cahíta -mayos y yaquis- y
naufragó por el conflicto de intereses entre los representantes de los vecindarios
de Sonora y Sinaloa, que en 1830 acordaron establecer por separado los estados
de Sonora y Sinaloa, resultando ambos estados productos de sus congresos, no
de caudillos. Las autoridades y el distrito de Álamos solicitaron adherirse al estado
de Sonora y el Congreso General lo aprobó.
Durante el resto del siglo XIX, se asiste al enfrentamiento entre dos
sociedades. Una indígena, con un troquelado de 200 años de vida en los pueblos
19

de misión, y otra sociedad de criollos y mestizos que cuajó sobre todo en los
asentamientos favorecidos por las Reformas Borbónicas y que despuntaron como
núcleos urbanos.
La mayoría de la población indígena sin mezcla estaba en los valles del
Yaqui y Mayo, en donde conservaban su identidad, mientras que en el centro y
el norte los ópatas y los pimas bajos se asimilaban a la sociedad criolla.
Entre 1838 y 1876 los yaquis, mayos, ópatas y pimas bajos intervinieron en
las guerras civiles periódicas bajo la modalidad de alianzas verticales,
subordinados al interés de aliados no indígenas, favoreciendo en la práctica un
estado de cosas que desataba la violencia entre las familias, dificultaba el tendido
del ferrocarril, posponía el fraccionamiento de las tierras de los ríos y desalentaba
su colonización por población blanca.12
La frontera con los indios “bárbaros” –refractarios a las misiones- se había
ido transformando en la frontera con Estados Unidos, que se estaba convirtiendo
en una potencia mundial y en el mayor mercado del mundo.
El Porfiriato aceleró un proceso de centralización del poder político que
aumentó los controles del Gobierno Federal a nivel estatal y del estatal a nivel
municipal, haciendo que algunos cargos de elección se volvieran de designación,
como los prefectos de distrito y los jueces, causando malestar a nivel local. Se
asistió también a una centralización jurídica, al adoptarse nuevos códigos en
consonancia con los federales. Aumentaron las dependencias y los empleados
federales, tornándose más visible la presencia del Gobierno Federal en la entidad,
al tiempo que se alcanzó estabilidad luego de 50 años de desórdenes. La carrera
pública del alamense Ramón Corral (1854-1912), que fue diputado local y federal,
Secretario de Gobierno, Gobernador de Sonora (1895-1899) y del Distrito Federal
(1900-1903), Secretario de Gobernación (1903-1911), atrajo a otros sonorenses
como colaboradores en el Gobierno Federal y mostró un cambio generacional en
el que nativos de la entidad hicieron carrera en el ejército, la judicatura, el servicio
consular y el periodismo oficialista en la Ciudad de México.
Durante el Porfiriato se aceleró el crecimiento de las ciudades y fueron
comunicadas por el telégrafo, urbanizadas y embellecidas con edificios públicos

12
Ibid., p. 29.
20

como plazas con kioscos, palacios municipales con relojes, escuelas, mercados y
rastros, y dotadas en su primer cuadro de servicios como luz eléctrica, alumbrado,
drenaje y agua entubada.
La presencia y el radio de acción del ejército federal aumentó
considerablemente en la entidad para combatir a los yaquis rebeldes y al aplicar
los gobiernos federal y estatal una política de deportación de familias de yaquis al
estado de Yucatán. La envergadura del conflicto se puede apreciar por los
proyectos de expatriación en masa de los yaquis, por la conversión en territorio
federal el distrito de Guaymas y por su completa ocupación militar.
Los grandes negocios, como las concesiones ferrocarrileras, mineras, de
proyectos de irrigación, colonización, venta de tierras públicas y deslinde de
terrenos, se otorgaban en la Ciudad de México. Las inversiones estadounidenses
se dispararon en la entidad, sobre todo en ferrocarriles y en minas de cobre. Los
intermediarios de las compañías extranjeras eran políticos. Así se estableció una
conexión entre la política y los negocios.
La construcción del ferrocarril del Sudpacífico, que en 1907 llegó a Navojoa
y en 1912 se extendió hasta Tepic, fue la obra material más notable del Porfiriato
en la entidad; reforzó el eje comercial Nogales-Hermosillo a expensas del puerto
de Guaymas, favoreció a los productos norteamericanos por encima de los
europeos y enganchó a la economía regional con la norteamericana, además de
que reforzó la pacificación de la entidad al permitir la movilidad de las fuerzas
públicas, aun en temporada de lluvias.
La economía regional se volvió vulnerable a las fluctuaciones de los ciclos
de la economía estadounidense, como quedó de manifiesto con la crisis de 1907-
1908 que trajo la caída internacional del valor de la plata y el cobre, causando el
cierre de las minas, la despoblación de los minerales, un agudo desempleo, la
repatriación de trabajadores mexicanos desde Estados Unidos y la reducción de
los empleos públicos que golpeó a la clase media y lanzó migraciones a los valles,
aunado a varios años de sequía y malas cosechas que habían elevado el precio
del fríjol y otros alimentos básicos.
Es en este marco en el que da inicio la revolución maderista en Sonora. En
el valle del Mayo los Talamante, los Bórquez, los Esquer y Benjamín Hill
21

encabezaron a vecinos –acomodados y pobres- marginados del ambiente político


oficial y sus proyectos empresariales.
Después del golpe militar contra el gobierno de Madero y asesinado éste, el
Gobernador Maytorena pidió licencia y fue sustituido por Ignacio L. Pesqueira. El
Congreso Local desconoció al gobierno de Victoriano Huerta el 5 de marzo de
1913 y el congreso fue acusado de “separatista” por Huerta. El Gobierno del
Estado reasumió la soberanía, absorbió facultades y oficinas del Gobierno
Federal, organizó fuerzas que vencían a los federales, emitió papel moneda,
estampillas fiscales y postales y se encargó de la administración de bienes de
ausentes y enemigos. Además, el gobierno de Sonora estableció una alianza con
el gobierno del estado de Coahuila, presidido por Venustiano Carranza, a quien se
reconoció como el Primer Jefe de la Revolución Constitucionalista. Desde el
Gobierno del Estado se organizó un ejército regular que pronto se profesionalizó y
alcanzó una gran movilidad espacial y logística, hasta ocupar la capital del país el
15 de agosto de 1914.
Entre 1916 y 1920 se registró en Sonora una actividad armada contra las
autoridades carrancistas locales por partidas identificadas con Maytorena. Estos
núcleos anticarrancistas se disolvieron o amnistiaron al proclamarse el Plan de
Agua Prieta en marzo de 1920, en contra del gobierno de Carranza.

1.1.2 De la hacienda tradicional a la moderna.


Las grandes haciendas fueron muy importantes en el norte, desde la
Colonia hasta el Porfiriato, pero al mismo tiempo empezaron a surgir y a proliferar
las pequeñas y medianas propiedades y, durante el siglo XIX, el pequeño
ranchero independiente. Durante el Porfiriato, el desarrollo de la minería, tanto de
metales preciosos como industriales; la llegada de los ferrocarriles estadunidenses
a la frontera, la mayor vinculación con el mercado del suroeste de los Estados
Unidos; la creciente inversión extranjera, principalmente norteamericana; el
aumento de la población y el crecimiento de la ciudad permitieron el surgimiento
de nuevas condiciones económicas y políticas que se manifestaron en todo el
norte de México.
22

Por otra parte, la pacificación de la zona fronteriza, después de la derrota


de los apaches, y el fin de la guerra del Yaqui en la parte sur de Sonora,
incorporaron enormes extensiones de tierras productivas a la agricultura y la
ganadería comerciales. En este contexto, la hacienda tradicional se ve obligada a
transformarse y a adaptarse a la nueva situación que se presentaba.
Con respecto a la hacienda tradicional, Enrique Semo anota lo siguiente:
La hacienda representa un obstáculo que frena la creación de un mercado interno
de mercancías y fuerza de trabajo: que impide el aumento de la productividad y la
producción agrícola necesaria al desarrollo de los centros urbanos e industriales y
dificulta el proceso de acumulación. Pero no refleja la función de la hacienda en
todas las etapas de su historia (…) ¿Si la hacienda era tan inoperante, cómo se
explica su persistencia como pilar básico de la economía mexicana durante más
13
de 250 años?
Para Semo, la hacienda en sus orígenes representó una respuesta a la
caída de la producción minera, del comercio exterior y la debacle poblacional;
pues concentraba diversas actividades en su interior, con una marcada tendencia
al autarquismo, pero también le concedía enorme importancia al desarrollo de un
sector mercantil privilegiado.
La amalgama entre los dos sectores, el del autoconsumo y el comercial, era
una de sus características principales, lo mismo que el empleo de distintos tipos
de trabajadores. Sin embargo, esta concentración de actividades agrícolas,
ganaderas, artesanales y comerciales reflejaba la escasa diferenciación entre la
ciudad y el campo así como el bajo nivel de la división del trabajo entre los
sectores de la economía y, con el tiempo, se convirtió en “uno de los aspectos
más conservadores de esta constitución”14
Durante el Porfiriato las leyes de colonización (1875,1883 y 1894) y la venta
de terrenos baldíos impulsaron aún más la concentración de la tierra en manos de
las haciendas y de las compañías deslindadoras; al mismo tiempo que el
crecimiento de la economía y la ampliación del mercado interno favorecieron el
auge de las haciendas, cada vez más modernas, en muchas regiones del país, e
incluso su creciente vinculación al mercado de los Estados Unidos y de Europa.15

13
Enrique Semo, “La hacienda mexicana y la transición del feudalismo al capitalismo” en Historia Mexicana.
Economía y lucha de clases, Era, México, 1978, p. 72.
14
Ibid., p. 74.
15
Juan José Gracida Romo, “Sonora moderno, 1880-1929”, en Cynthia Radding (Coord.), Historia General
de Sonora, Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1985, p. 97.
23

En 1910 Sonora contaba con 314 haciendas, y 1,290 ranchos y


propiedades no especificadas. La mayoría de los ranchos eran en realidad
propiedades dedicadas a la ganadería, y otros a la exportación. Algunos de estos
ranchos formaban parte de unidades productivas mayores, como una hacienda o
una compañía como fue el caso de la Cananea Cattle Co., alcanzando esta
actividad su mayor desarrollo en los distritos de Magdalena, Arizpe y Álamos.
La hacienda tradicional era propiedad rústica que cumplía con un conjunto
específico de actividades económicas -agrícolas, extractivas, manufactureras-,
que contenía una serie de instalaciones y edificios permanentes, que tenían una
administración y un sistema contable relativamente complejos, que mostraba
cierto grado de autonomía jurisdiccional de facto respecto del poder público y que
basaba su funcionamiento en la explotación del peonaje por deudas.
En Sonora, algunas haciendas se habían convertido en empresas que
dedicaban su producción para el consumo externo, regional y local. En ellas se
producía trigo, donde una parte de éste era exportado y otra para consumo
interno, o transformado en harina que se consumía en el estado, o era vendido a
Baja California y Sinaloa.
También producían maíz, chile, tabaco, caña de azúcar, garbanzo, y frutas
en las extensas huertas del estado. Las haciendas también aportaban al mercado
local la leña, que era el principal energético de la región, tanto para el consumo
doméstico como para el industrial. Las tierras de las haciendas solían dividirse en
tres sectores bien diferenciados: un sector de explotación directa constituido por
las mejores tierras de los valles irrigados por algunos de los ríos, arroyos,
manantiales y riachuelos con los que cuenta el estado. Este sector era explotado
por la administración de la finca mediante el peonaje endeudado y libre, y
constaba de dos áreas, a saber: una destinada a la producción para el mercado y
otra orientada a la producción para el autoconsumo.
El segundo sector de explotación directa formado por las tierras pobres
exhibía una completa falta de infraestructura. Dichas tierras se dedicaban
fundamentalmente a la ganadería o a la minería (donde fuera posible) o, por
último, se cedían en arrendamiento y aparcería. De estos dos últimos usos del
suelo la administración de la hacienda podía obtener renta en dinero, en especie o
24

en trabajo, la cual era por demás favorable, si se toma en cuenta que se trataba
de una zona en donde la escasez de mano de obra dificultaba las labores en
determinados momentos del ciclo agrícola.
El tercer sector consistía en tierras no explotadas, que se conservaban en
calidad de reserva. De éstas, al igual que de las anteriores, se obtenía el
energético básico que se usaba en Sonora, tanto en los hogares como en las
industrias, por no hablar del ferrocarril: la leña.
En cuanto a la estructura de la hacienda, las regiones del estado imponían,
si puede decirse, la forma; por ejemplo, aquellas haciendas que se encontraban
cerca de la zona de depredación de las tribus indígenas eran levantadas como
verdaderas fortalezas, contando sus instalaciones con una capilla, las
habitaciones del dueño, las oficinas, la troje, los almacenes, los corrales, las
tiendas de raya, el taller, y la maquinaria para los molinos de harina, en cambio,
las que se encontraban fuera del área de conflicto presentaban características
distintas.
Las principales relaciones de trabajo que se establecieron en las haciendas
fueron las de los trabajadores permanentes: dependientes y peones endeudados.
La mayoría eran trabajadores agrícolas, pero había también vaqueros, pastores y
artesanos. Estos vivían permanentemente en la hacienda.
Sus ingresos provenían de manera principal de cuatro fuentes distintas. Había la
pequeña parcela (pegujal) que les cedía el hacendado, una ración de maíz y a
veces otros bienes que les daba anualmente de las haciendas; el derecho de
apacentar animales en tierras de la hacienda, y el salario que se les pagaba por
16
cada día de trabajo en los campos del hacendado.
Otra de las relaciones de trabajo que se establece es la del peón libre, que
era el trabajador ocasional o estacional, llamado así porque su trabajo se utilizaba
en los diferentes momentos del ciclo agrícola, donde se necesita una mayor
cantidad de mano de obra (cultivo, desyerbe y recolección). Dentro de este tipo de
mano de obra siempre destacó la de las comunidades indígenas, como los yaquis
y mayos.
Un tercer grupo de trabajadores vivía permanentemente en la hacienda y
obtenía la parte más considerable de su ingreso de las tierras que la hacienda

16
John Coatsworth, “La producción de alimentos durante el porfiriato”, en Los orígenes del atraso. Nueve
ensayos de historia económica de México en los siglos XVIII y XIX, Alianza Editorial, México, 1990,
p. 178.
25

ponía a su disposición. Sus terrenos eran mayores que los de los peones
residentes y tenía que pagar a la hacienda en efectivo o en productos por el uso
de la tierra. Además estaban obligados a trabajar para la hacienda una parte del
año.
Había también medieros y arrendatarios que no estaban obligados a dar
servicio a la hacienda, pero que pagaban al dueño una suma fija de dinero o una
parte de la cosecha.

1.2 Evolución y características geohistóricas de la región empresarial del


valle del Mayo.
En este apartado nos enfocaremos a las condiciones históricas,
económicas y geográficas que permitieron el desarrollo de la agricultura comercial
en el sur de Sonora.
El espacio físico que comprende nuestro objeto de estudio se ubica en una
región que abarca tres municipios del sur de Sonora. Estos municipios son:
Navojoa, Etchojoa y Huatabampo. Sin embargo, para efectos de análisis, se hace
necesario incluir la sierra de Álamos debido a la gran importancia económica que
tuvo por sus minerales y por ser origen de poderosas familias que trasladaron sus
capitales y su experiencia mercantil al valle del Mayo, efectuándose así un
reacomodo del espacio regional convirtiendo a Navojoa en el nuevo centro de la
actividad económica del sur de Sonora. Esta región, a su vez, se encuentra
integrada e interactúa dentro de un espacio mayor, es decir, el estado de Sonora y
el noroeste de México.
Por la importancia del espacio para el desenvolvimiento de la actividad
empresarial se hace una breve descripción de las condiciones geográficas de la
región, de manera que nos permita tener un conocimiento general del territorio en
el que se desarrollaron las actividades económicas.
El noroeste de México es una región que anteriormente incluía parte del
suroeste norteamericano y que comparte condiciones geográficas e historia
común. Sonora pertenece a esta región fisiográfica que abarca además de su
territorio, a Sinaloa, norte de Nayarit, y el estado de Arizona situado al sur de la
meseta del río Colorado.
26

Mapa del noroeste de México. Los valles costeros.

El contorno geográfico de Sonora se puede describir como un triángulo


invertido cuya base al norte, colinda con Estados Unidos a lo largo de 588
kilómetros, el ángulo inferior, gran parte del cual nos interesa para esta
investigación, lo constituye el límite con Sinaloa, con 117 kilómetros, y los lados
oriente y poniente se comparten con Chihuahua y el Golfo de California, con 595 y
916 kilómetros de longitud respectivamente.17
El estado se divide en tres grandes regiones geográficas: la llanura costera,
que abarca desde el límite meridional, en los confines de Sinaloa, hasta San Luis
17
Ernesto Camou Healy y José Trinidad Chávez Ortiz, “Sonora y sus regiones: Dialéctica de su desarrollo”
en Memoria del XIII Simposio de Historia y Antropología de Sonora, Vol. II., Hermosillo, Unison, 1989,
p. 469.
27

Río Colorado como límite septentrional. En esta región se encuentran varios tipos
de zonas ecológicas: hacia el norte se extiende el gran desierto de Sonora, cuya
superficie de 66,940 kilómetros cuadrados representa el 37% de la superficie
estatal y el 18% de las zonas desérticas de México. En el centro hay una zona de
transición que da paso a los valles del Yaqui y Mayo. Otra zona geográfica es la
porción sonorense de la Sierra Madre Occidental, en los límites con Chihuahua.18
En estas tres demarcaciones existen, como parte integrante de ellas, cinco
cuencas hidrológicas: la de los ríos Colorado, Magdalena o Altar, la del río Sonora,
la del Yaqui y Mayo.
Sonora se ubica en una región donde más de la mitad de su territorio es
desértico y semidesértico, su clima es extremoso y las precipitaciones pluviales
son escasas; las lluvias rara vez alcanzan niveles de escurrimiento superiores a
los 400 milímetros (su promedio oscila entre los 200 y 600 mm).19

1.2.1 La sierra de Álamos como primer centro de la actividad


económica regional.
En la sierra se ubica lo que fue el primer centro vital de la región, ya que
contuvo en su seno los importantes minerales que en un tiempo llenaron de
prosperidad y fama a la ciudad de Álamos. Aquí comienza la historia de Álamos y
del sur de Sonora, entre las montañas que le dieron vida a una de las más
célebres e importantes poblaciones coloniales y porfiristas del noroeste mexicano.
En la sierra, y tomando a Álamos como centro de gestión regional, desde el
periodo colonial fue conformándose una elite que mantenía el control de la
estructura socioeconómica y política de la región, gracias a la formación de redes
comerciales, de parentesco y a los puestos ocupados en la administración pública,
ocasionando como natural consecuencia una concentración y diversificación de
sus intereses económicos.

18
Ibid., p. 478.
19
Ángel Bassols Batalla, El Noroeste de México. Un estudio geográfico-económico, México, UNAM/IIE,
1972, p. 275.
28

Mapa del distrito de Álamos en 1908.


29

D. Balmori, Stuart F.Voss y M.Wortman, sostienen que desde las primeras


generaciones las familias llegadas de España recurrieron a la creación de lazos de
parentesco, asociándose mediante el matrimonio con importantes familias del
lugar, como un mecanismo para consolidar sus intereses. Así se cuentan
importantes familias con antecedentes coloniales, que fueron obteniendo
propiedades y puestos públicos por todo lo ancho y largo de la región: Salido,
Almada, Ortiz, Gómez Lamadrid, Velderráin, Quirós, Palomares, Urrea, Corbalá, y
otras, incorporándose en las generaciones posteriores nuevos apellidos que,
mediante los mismos mecanismos, entran a formar parte de la elite alamense:
Goycolea, Muñoz, Ramos, Santini, Robinson Bours, Ocháran, entre otros.20
La fundación de Álamos, en el último tercio del siglo XVII, se debió al
descubrimiento de los minerales de Promontorios y la Aduana; y Minas Nuevas,
descubierta en la primera mitad del siglo XVIII,21 con los cuales mantenía un
eslabonamiento comercial intenso. Durante el Porfiriato, esas poblaciones y
cabeceras municipales, para sostenerse económicamente, dependieron casi
exclusivamente de sus negociaciones mineras.
En cuanto a la agricultura, en la sierra había fértiles y pequeños valles
irrigados, donde se lograban hasta dos cultivos anuales de cereales, legumbres y
hortalizas. Las haciendas y ranchos desempeñaron un papel fundamental en la
historia de sus entornos, abastecían de productos agrícolas, cárnicos, lácteos,
cueros y derivados a los centros mineros. También proporcionaban los animales
de tiro y cargas tan necesarios para movilizar la producción ante la inexistencia de
otros medios de transporte. Las frutas y legumbres sólo se producían en regular
escala en el municipio de Álamos, al ser éste el de mayor extensión, tenía en su
jurisdicción arroyos con agua corriente todo el año, el arroyo Cuchujaqui es un
ejemplo de ello, que mediante represas irrigaba pequeñas extensiones de tierra en
los ranchos que se encontraban en sus riberas como en Los Muertos y
Tapizuelas.

20
Diana Balmori, Stuart F. Voss y Miles Wortman, Las alianzas de familia y la formación del país en
América Latina, México, FCE, 1990, pp. 112-121.
21
Francisco R. Almada, Diccionario de historia, geografía y biografía sonorenses, Hermosillo, Instituto
Sonorense de Cultura, 1990, pp. 413 y 566.
30

Las frutas que se producían, entre otras, eran la guayaba, naranja, plátano,
higo, sandía, melón, mango, durazno, lima y papaya; de la sierra del Taymuco
bajaban a Álamos carretas cargadas de duraznos. De las legumbres sobresalían
el repollo, lechuga, rábano, zanahoria, betabel, acelga, chile, tomate, cebolla, ajo,
pepino, camote y calabaza.
En cuanto a los productos comerciales serranos que tenían una difusión
local sobresalía el agave o mezcal. Desde fines de la década de 1870, las
vinaterías se habían establecido en el municipio de Álamos en algunos ranchos y
haciendas ubicados en los lomeríos contiguos a la sierra del mismo nombre, como
Aurora, Mayobampo, La Colorada, Yocojihua, Paredones, Agua Nueva y El
Salitral, entre otros.
Importantes propietarios de Álamos usufructuaban, en la parte alta del valle
del Mayo, haciendas con molinos harineros. Los más altos volúmenes de
producción harinera se daban ahí, en particular Concepción Salido de Roy en la
hacienda Tres Hermanos, establecida en 1867, y Faustina Salido de Goycolea en
su hacienda Santa Bárbara, abierta a la explotación a partir de 1879, ambas en el
municipio de Camoa y en las cercanías del río Mayo.

1.2.2. El Valle del Mayo, nuevo centro de la actividad económica


regional.
Ante la decadencia de la minería en la sierra de Álamos, las expectativas
para el desarrollo regional se centraron en el valle del Mayo. La corriente fluvial
que da vida al valle es el río Mayo que nace en la Sierra Madre, en Chihuahua, y
entra a Sonora en dirección Sudsudoeste; sigue la del Oeste en su curso medio, y
en Conicárit, por la orilla derecha, se le junta al río Cedros, procedente de los
minerales de Carrizal y Trinidad. En su curso inferior, orientado al Sudoeste, pasa
por los municipios de Etchojoa, Navojoa y Huatabampo, para desembocar en el
Golfo de California, a 16 kilómetros de la Punta de Santa Rosa, a los 26º 41’ de
latitud Norte, y a los 109º 30’ 50” de longitud Oeste de Greenwich.
El curso del río Mayo es de 292 kilómetros y su cuenca es de 11,000
kilómetros cuadrados. Las márgenes del río son de suave declive y eran
31

abundantes en bosques, al igual que en el Yaqui. En su desembocadura había


una caleta en la que podían anclar buques de pequeño calado.22
En general, el clima del valle, al igual que en los llanos, es semidesértico,
extremoso y la temperatura media anual es de 30º C, con fluctuaciones alrededor
de 0º en invierno y en verano de 48º C. La vegetación es de tipo bosque espinoso
(bosques bajos), mezquite, palo fierro, guayacán, vinorama, baynoro, pitahaya,
nopal, carablanca, palo santo y otros.23
Económicamente el valle es, desde la década de 1890, la zona más
importante de la región; se estaba gestando desde entonces un polo de desarrollo
agrícola, y al mismo tiempo un centro de atracción poblacional. Era el centro
receptor de importantes contingentes humanos de la sierra, que se había
transformado en una zona expulsora de población ante la cada vez más difícil
situación de la minería.
De 1892 a 1902 los agricultores construyeron alrededor de 15 canales de
riego y se abrieron al cultivo 40,000 hectáreas de las cuales no todas se irrigaban,
todo dependía de la extensión de los canales, sólo alrededor de una tercera parte
de ese total eran susceptibles de riego.24
En el crecimiento de las obras de irrigación influyeron varios eventos de
orden interno y externo, como la pacificación de los indígenas mayos y los trabajos
de la Comisión Geográfica Exploradora a fines de la década de 1880, las políticas
porfiristas a favor de la agricultura a partir de 1892 (específicamente el permiso a
los particulares para construir canales), la colonización del sudoeste
norteamericano y la creciente demanda de alimentos que ello trajo consigo, la
introducción de maquinaria y tecnificación de las actividades (fertilizantes,
desgranadoras, trilladoras y demás instrumentos), así como la llegada del
ferrocarril al valle en 1907, favorecieron ampliamente la explotación de las tierras
en escala comercial.

22
Alfonso Ruiz Velasco, Noticias estadísticas del Estado de Sonora, Hermosillo, Gobierno del Estado de
Sonora, 1850, p. 32-33.
23
Monografía, Mi ciudad. A Navojoa en sus 70 años, Navojoa, Gobierno Municipal, s/f de publicación, pp.
18-19.
24
Raúl Montaño y Octavio Gaxiola, Álbum del Mayo y del Yaqui, Directorio Comercial, 1933, Navojoa,
Edición del autor, 1933, pp. 41-46.
32

La superficie irrigada del valle estaba concentrada en pocas manos,


importantes negociaciones como la Compañía Agrícola del Río Mayo, S.A., la
Compañía Morales y García Peña, la Sociedad Salido Hermanos, la Sociedad
José T. Otero e Hijos, la negociación de Orrantia y Quirós, entre otras, sostenían
el control de la infraestructura agrícola y del principal recurso: El agua.25
La compra de tierras y las adquisiciones por denuncios fue adquiriendo
cada vez mayor fuerza. Integrantes de familias asentadas en Álamos, Quiriego,
Rosario y Río Chico, como los Salido, Ortiz, Goycolea, Almada, Campoy,
Palomares, Otero, Bórquez, Amparán, Velderráin, entre otros, fueron obteniendo
lotes de terrenos de los indígenas del río.26
La penetración de los alamenses se hacía cada vez más sistemática al
valle, en sus labores agrícolas predominaban los cultivos comerciales: garbanzo,
trigo, maíz y algunas legumbres. En la parte alta del valle del Mayo, desde Camoa
a San Ignacio Cohuirimpo los agricultores se especializaron en la siembra de trigo,
cuya harina se vendía a otros estados del país; en el Bajo río Mayo, desde San
Pedro hasta Moroncárit se sembraban especialmente garbanzo y legumbres.
También había cultivos importantes que se comercializaban a nivel regional, como
el maíz, trigo, frijol, algunas hortalizas y legumbres.

1.2.2.1. Navojoa.
Navojoa proviene de la palabra mayo Naabo-jogüa que significa “lugar o
27
casa de tunas”. Territorio que ha estado habitado desde los tiempos
prehispánicos por los indios mayos, cuya historia está íntimamente ligada al valle y
al río del mismo nombre. A partir de 1610 se inicia la evangelización y la
administración de los misioneros jesuitas, siendo los primeros y más destacados
los padres Andrés Pérez de Rivas y Pedro Méndez. Navojoa fue pueblo de misión,
teniendo como lugares de visita a San Ignacio de Cohuirimpo, Masiaca y
Camoyoa. Camoa también fue pueblo de misión con lugar de visita en San Ignacio
de Tesia.

25
Ibid., p. 52
26
Miguel Ángel Siqueiros Murrieta, La reorganización de un espacio regional: Álamos-Navojoa, 1890-1910,
Culiacán, Tesis de Maestría en Historia regional, UAS, 2000, p. 31.
27
Lombardo Ríos Ramírez, Navojoa. Monografía didáctica, Navojoa, Ed. del autor, 1998, p. 60
33

Los pueblos mayos dependieron durante la Colonia de la alcaldía mayor del


partido de Álamos, que pertenecía a la provincia de Sinaloa. Al dividirse los
estados de Sonora y Sinaloa en 1831, la región del Mayo pasó a formar parte del
estado de Sonora junto con el partido de Álamos. Después de 1857 fueron
municipalidades Camoa, Cohuirimpo, Masiaca, Navojoa y Tesia, adscritos al
distrito de Álamos hasta 1917. Estos se fueron integrando al municipio de Navojoa
en la primera década del siglo XX. La cabecera municipal estuvo situada
originalmente en la margen izquierda del río Mayo que hoy se conoce como
Pueblo Viejo.
La actual ciudad de Navojoa tuvo su origen en la estación del Ferrocarril
Sudpacífico construida en 1907. En diciembre de 1914, a raíz de que Pueblo Viejo
fue arrastrado por una creciente del río Mayo, la mayoría de la población se
trasladó a los terrenos contiguos a la estación. El 17 de diciembre de 1917 la
Legislatura autorizó el cambio de cabecera de pueblo Viejo al nuevo poblado. Por
decreto del 16 de julio de 1923, se le otorgó la categoría de ciudad.28
El municipio está ubicado en el sur del estado de Sonora, con una
extensión de 4,381 kilómetros cuadrados representando el 2.36 % del territorio
estatal. Se caracteriza por ser plano casi en su totalidad, interrumpido por algunos
cerros y lomeríos. Colinda al norte con los municipios de Cajeme y Quiriego, al
este con Álamos, al suroeste con Huatabampo y al oeste con Etchojoa. Su
cabecera es la población de Navojoa y se localiza en el paralelo 27º 03’ de latitud
norte y a los 109º 25’ de longitud oeste del meridiano de Greenwich, a una altura
de 33 metros sobre el nivel del mar.
En este municipio se encuentran dos tipos de clima, uno semiseco y el otro
semihúmedo; ambos son extremosos con una temperatura media máxima
mensual de 32.7º C en los meses de junio y julio, y una temperatura media mínima
mensual de 18.5º C en diciembre y enero, teniendo una temperatura media anual
de 25.5º C.
La época de lluvias se presenta en verano, en los meses de julio y agosto,
contándose con una precipitación media anual de 389.5 milímetros. En los meses

28
Ibid. p. 64.
34

de septiembre y octubre se presentan ocasionalmente ciclones de variada


intensidad, según las condiciones metereológicas.
En cuanto a la flora, en este municipio se encuentra una combinación de
diferentes especies de vegetación con variedades de pastizales y matorrales.
Entre los principales componentes se encuentran el torote blanco, torote colorado,
hierba del burro, gobernadora, palo fierro, incluyendo también las llamadas
agrupaciones de cardonal. También destacan en este municipio las áreas
dedicadas a la agricultura de riego, incluidas las llamadas de riegos parciales.

1.2.2.2. Etchojoa.
El nombre del municipio de Etchojoa proviene de la lengua mayo y significa
“lugar de etchos”, cactus o xirofitas de espacios semidesérticos entre las que se
encuentran los sahuaros, pitahayas, choyas, biznagas y otras plantas. Su territorio
actual perteneció a la tribu Mayo que le dio nombre al valle y al río que lo
atraviesa. En acato a la Constitución de 1857, Etchojoa quedó dentro del distrito
de Álamos y perteneció al municipio de Huatabampo hasta el año de 1909,
cuando se erigió en municipalidad.
En la década de 1900 a 1910 los pueblos de Etchojoa se repoblaron a
consecuencia del auge que trajeron consigo la aparición del garbanzo como
cosecha de exportación, la llegada del ferrocarril, y la crisis económica de 1907
que al arruinar la minería provocó la expulsión de mano de obra hacia el valle.
Etchojoa alcanzó la categoría de municipio por el decreto No. 8 del 9 de
octubre de 1909, por mandato del Vice-gobernador Alberto Cubillas. El decreto
establece que “se erige en municipalidad al pueblo de Etchojoa, en el distrito de
Álamos, con jurisdicción en los ejidos de dicho pueblo y los de las comisarías de
San Pedro, en los predios rústicos denominados Sibolibampo, Bayájori,
Bacobampo, El Caurara, Sebampo y Baynorillo.
En Etchojoa florecieron las haciendas de San Pedro, con 6,400 hectáreas,
propiedad de la Compañía Agrícola del Río Mayo, S.A., la Tosalicari de Fermín
Palomares, entre otras.
El municipio de Etchojoa se ubica en las coordenadas geográficas al norte
27º 13’; al sur 26º 52’ de latitud norte; al este 109º 30’; al oeste 110º 00’ de
35

longitud oeste. Las colindancias del municipio de Etchojoa durante el periodo de


estudio eran: al norte con Cajeme y Navojoa; al este con el municipio de Navojoa;
al sur con el municipio de Huatabampo; al oeste con el Golfo de California. Las
principales localidades del municipio aparte de la cabecera son: Bacobampo,
Buaysiacaobe, Bacame Nuevo y Basconcobe.

1.2.2.3. Huatabampo.
El nombre de Huatabampo proviene de la lengua cahíta: de las raíces
“huata”, sauce; “baam”, plural de “baa”, agua: y “po”, en; por lo que su significado
es “sauce en el agua”. Santa Cruz Río Mayo tuvo su primer Ayuntamiento en
1825. Posteriormente estuvo regido por la Ley Particular del 30 de septiembre de
1828 del Gobierno de los pueblos indígenas, y hacia fines del siglo XIX tuvo la
categoría de municipalidad adscrita al distrito de Álamos.
La actual ciudad de Huatabampo empezó a formarse en la última década
del siglo XIX. Fue erigida en cabecera de municipio por decreto de la Legislatura
local el 1ro. de diciembre de 1898, comprendiendo las comisarías de Moroncárit,
San Pedro y Etchojoa. Estas dos últimas fueron segregadas para constituirse el
municipio de Etchojoa y el 3 de mayo de 1933 se le agregó la comisaría de
Agiabampo.
El municipio de Huatabampo se localiza en el sur del estado y colinda con
los siguientes municipios: al norte con Etchojoa, al sur con Ahome, Sinaloa, al este
con los municipios de Navojoa y Álamos, y al oeste con el Golfo de California. El
municipio cuenta con 1,170 kilómetros cuadrados y se encuentra a una altura
promedio de 10 metros sobre el nivel del mar.
Las coordenadas geográficas del municipio de Huatabampo son: al Norte
26º 54’: al Sur 26º 14’ de latitud Norte; al Este, 109º 53’ de longitud Oeste. Las
localidades más importantes además de la cabecera son: Ejido La Unión, Yavaros,
Sahuaral de Otero, Etchoropo, Huatabampito, Moroncárit, Agiabampo, Estación
Luis, Las Bocas, El Caro, El Citavaro, Pozo Dulce y El Júpare.29

29
Monografía del Municipio de Huatabampo, CEPES Municipal, Huatabampo, 1987, pp. 7-13.
36

1.2.3 La costa y el tráfico comercial.


Las costas regionales se encuentran bañadas por el Golfo de California; en
general son bajas, medanosas y de difícil acceso para los barcos de regular
calado ante los peligrosos escollos y bancos de arena frente a los esteros, bocas
del río Mayo y arroyos.
Las lluvias escasean y casi no hay agua potable. Una característica más es
la abundancia de tierras salitrosas y arenales estériles. Los principales sitios de la
costa de norte a sur son: el estero de Las Salinas e isla del Siari, la Punta
Arboleda, el estero de Santa Lugarda, la bahía de Santa Bárbara, la boca del río
Mayo, el estero de Yavaros y el puerto de Agiabampo, cercano a los límites con el
estado de Sinaloa.30
En los esteros se podían obtener, y aún se obtienen, buenos productos de
la pesca, además existían algunas salinas cuya producción, aunque casi
insignificante, también era objeto de explotación. Existía interés para poseerlos,
así lo dejan ver algunos denuncios de terrenos baldíos donde se encontraban
esteros como Los Mochiques, Río Muerto, Sicome, Yoriboca, Moroncárit y las
salinas llamadas Las Arenas, al sur de la bahía de Santa Lugarda y las salinas
Hongojori al norte de la misma, ambas en la jurisdicción del municipio de
Huatabampo, mediando entre ellas un estero de dos a tres kilómetros de longitud.
El espacio regional del que Álamos era lugar central, se encontraba
restringido, era como una especie de prisión geográfica, hacia el norte se
encontraban los territorios yaquis, al oriente la abrupta Sierra Madre Occidental, al
sur el camino al puerto de Mazatlán estaba libre de amenaza indígena, pero la
distancia, los altos fletes, los bandoleros, el mal estado de los caminos, la
temporada de lluvias, en no pocas ocasiones resultaban incosteables, como única
posibilidad de una salida constante les quedaba el occidente: el mar.
Ante una situación así no fue nada extraño que los comerciantes y hombres
de negocios alamenses promovieran un puerto de cabotaje. Ya desde 1848, un
grupo de vecinos de la ciudad de Álamos determinaron apoyar la habilitación al
comercio de cabotaje del puerto de Santa Bárbara. Argumentaban que esta parte
de la región se vería ampliamente beneficiada puesto que fomentaría la creación

30
Alfonso Ruiz Velasco, op. cit., p. 151.
37

de un pueblo de raza blanca, mayor progreso para el comercio y la agricultura, un


ahorro en los fletes y la agilización de los productos (principalmente harina), el
tráfico mercantil hacia Guaymas y Mazatlán sería incrementado notablemente; el
argumento central era que los indígenas de los ríos Mayo y Yaqui, al entrar en
contacto con los residentes del puerto, se socializarían más rápidamente dejando
de ejercer la ociosidad y el vandalismo.
El puerto de Agiabampo, desde la década de 1870, ya se había consolidado
dando servicio a las poblaciones del sur del distrito de Álamos y de la sierra de
Chihuahua colindante a éste. En 1905, de Agiabampo partía una completa red de
caminos carreteros que conectaba con los pueblos del interior de la región, de
ellos el más transitado era el que llevaba a Álamos que distaba 90 kilómetros del
puerto.
Por Agiabampo se introducía un intenso tráfico comercial hacia la región,
los barcos nacionales y extranjeros que atracaban en la bahía del lugar traían
consigo toda clase de efectos comerciales para uso personal, doméstico,
alimentos perecederos, conservas de todas clases, artículos para boticas, de
construcción, semillas y maquinaria agrícola, maquinaria para la minería, artículos
para ganadería, implementos para ferretería y talabartería, semillas para
jardinería, zapatería, vinos, cigarros, cervezas, alambres, petróleo, maderas finas,
cristalería y demás productos.31
Hacia la última década del Porfiriato, cuando las haciendas agrícolas del
valle del Mayo empezaron a producir volúmenes respetables de granos, se tornó
necesario crear un puerto de cabotaje más cercano. Agiabampo estaba retirado de
los nuevos centros de crecimiento económico asentados en el valle, es entonces
cuando se establecen en Médano Blanco, ubicado a 15 kilómetros de
Huatabampo, una agencia aduanal cuyo encargado, Severiano Ochoa, era a la
vez consignatario y comisionista.
De los puertos regionales, Agiabampo continuó presentando los mayores
volúmenes de carga y de movilización de pasajeros. Era el puerto por excelencia,
la incorporación legal de Médano Blanco al tráfico comercial disminuyó
notablemente al incorporarse al puerto de Yavaros a la navegación de cabotaje.

31
Miguel Ángel Siqueiros Murrieta, op. cit., p. 45.
38

Médano Blanco se creó exclusivamente para dar salida a la producción


garbancera que se embarcaba con rumbo a Australia, Estados Unidos y Europa,
vía Guaymas y Mazatlán; el garbanzo era el producto regional de mayor
comercialización en el exterior.
Cuando se dio la noticia de que Yavaros sustituiría a Médano Blanco,
inmediatamente conocidos agricultores y comerciantes del valle establecieron
agencias comerciales en el lugar, entre ellos Flavio A. Bórquez, Alejandro Corral y
Bernardo Gastélum. Aunque el traslado de la sección de cabotaje a Yavaros se
hizo a partir de 1906, este lugar era ya conocido por comerciantes y
contrabandistas, debido a la seguridad que brindaba en la descarga por bultos y
por la casi nula vigilancia de las autoridades.
39

CAPÍTULO II. LA AGRICULTURA EN EL VALLE DEL MAYO DE 1920 A 1934.

2.1 Política agraria y estructura de la tenencia de la tierra en Sonora.


A partir del Porfiriato las condiciones de la tenencia de la tierra fueron
alteradas significativamente, el crecimiento del latifundio y la propiedad privada
basadas en la expropiación de bienes de la iglesia, la enajenación de terrenos
baldíos, de tierras comunales indígenas ayudó al incremento de la pequeña
propiedad, que en última instancia favoreció el surgimiento de una clase media
rural que en un futuro no muy lejano se convertiría en opositora al régimen que le
había dado origen.
Representantes de esta clase media encabezaron el movimiento
revolucionario, tales como Álvaro Obregón, Adolfo de la Huerta, Benjamín Hill y
otros. La Revolución prometía a las clases desprotegidas solucionar el problema
de la tenencia de la tierra a su favor, pero aún después de terminado el
movimiento, las autoridades que subieron al poder trataron de evadir en diferentes
grados de responsabilidad los compromisos que habían adquirido con el pueblo
mediante mecanismos burocráticos que retardaron la distribución de tierras. Este
proceder provocó nuevos levantamientos que vinieron a presionar para la
agilización de los repartos de tierra, pero aún así se siguió actuando con cautela,
cuidando de no afectar los intereses de los dueños de la tierra.
Durante el periodo de Carranza se hicieron estudios técnicos y jurídicos de
las concesiones otorgadas a las grandes compañías acaparadoras que ponían
como pretexto la colonización. Con base en estos estudios se expidió el decreto
del 6 de enero de 1915 en el cual se declaraban nulas todas las enajenaciones de
tierras, aguas y montes pertenecientes a los pueblos, rancherías, comunidades o
congregaciones, hechas por las autoridades federales, desde el primero de
diciembre de 1876, hasta la fecha del decreto, así también la creación de la
Comisión Nacional Agraria, con sus respectivas oficinas en cada uno de los
estados y territorios. Aún con la organización y previsiones, el reparto ejidal
durante su periodo fue mínimo considerando el número de solicitantes.
Con la ley del 6 de enero de 1915, el gobierno constitucionalista ponía las
bases para iniciar el reparto agrario en el país. A inicios de 1916 llegaron a Sonora
40

los funcionarios que integraron la Comisión Local Agraria. Los trabajos a realizar
estaban encauzados para que se dieran tanto la restitución como la dotación de
ejidos a los pueblos.
El modelo de desarrollo rural derivado de la Revolución que fue recogida
por la Constitución de 1917, tal como se planteó no fue aplicado por los gobiernos
pos-revolucionarios de Obregón y Calles. Desde 1915 hasta 1934 predominó la
forma latifundista de la reforma agraria, favoreciéndose al sector privado en
detrimento del ejidal.
Durante el periodo señalado, al reparto agrario se le vio como un paliativo
militar, como un proceso de desmilitarización del campesino y como un método
para convencer a los campesinos indígenas de las bondades de la propiedad
privada. Al arribo de Obregón al poder en 1920, en el caso de la agricultura, el
centro del problema era la tenencia de la tierra, pues se encontraba acaparada por
un pequeño número de propietarios nacionales y extranjeros, muchos de los
cuales utilizaban procedimientos rudimentarios y, por lo mismo, no colaboraban
con la producción necesaria para competir en el mercado internacional y para
satisfacer el mercado interno.
Desde la perspectiva obregonista, la cuestión agraria debía formar parte de
la reconstrucción nacional dentro del marco de conciliación de clases. Según
Obregón, una de las formas de resolver el problema era el fomento de la pequeña
agricultura, es decir, el desarrollo de la pequeña propiedad que, con el apoyo del
gobierno, permitiera el mejoramiento de toda persona con espíritu emprendedor y,
en consecuencia, el desarrollo de la productividad agrícola en México.
Sin embargo, no estaba de acuerdo con fincar la creación de la pequeña
propiedad sobre la base de la fragmentación indiscriminada del latifundio antes de
que se hubiera logrado desarrollar la pequeña propiedad. Se negaba, según él, a
aceptar que se lesionaran los intereses de los demás, porque “si un propietario
trabajaba y mantenía en explotación sus tierras, incluso tratándose de un gran
terrateniente, lo lógico y lo verdaderamente legal era que se le respetase su
propiedad.”32 Estaba de acuerdo en que debían de preservarse los latifundios que
utilizaban procedimientos modernos.

32
Arnaldo Córdova, La ideología de la Revolución Mexicana, México, Ed. Era, 1987, p. 279.
41

De esta manera, el reparto agrario tendría que ser gradual, la gran


propiedad sería destruida sólo cuando pudiera ser sustituida por una pequeña
propiedad verdaderamente productiva, ya que por otra parte, Obregón no estaba
de acuerdo que se sustituyera al latifundio por la propiedad comunal.
Durante su gobierno, Obregón dio comienzo al reparto agrario y al final de
su mandato informó haber realizado 650 resoluciones definitivas sobre 1,170 000
hectáreas, y haber dado 3,245 000 hectáreas en posesión provisional, medidas
que beneficiaron a cerca de 400 mil personas, siendo en todos los casos menores
las restituciones que las dotaciones de tierras, con lo cual la estructura de la
propiedad agrícola del país se mantuvo casi invariable.33
De manera paralela a los trabajos de la Comisión Local Agraria, el
gobernador del estado Plutarco Elías Calles, promulgó el decreto número 37, en
donde se señala la obligación para los propietarios de poner en cultivo sus
terrenos, ya que esto se consideraba de utilidad pública. En caso de que los
dueños no acataran tal medida, sus tierras podrían ser ocupadas por el trabajador
que obtuviera la aprobación de la autoridad local y permanecería en ellas hasta el
levantamiento de la cosecha, después de lo cual, el propietario recuperaba sus
tierras.34
En el artículo 27 de la Constitución quedó establecido que se “dictarían las
medidas necesarias para el fraccionamiento de los latifundios; para el desarrollo
de la pequeña propiedad agrícola en explotación; para la creación de nuevos
centros de población agrícola con las tierras y aguas que les sean indispensables
… Los núcleos de población que carezcan de tierras y aguas o no las tengan en
cantidad suficiente para las necesidades de su población, tendrán derecho a que
se les dote de ellas, tomándolas de las propiedades inmediatas, pero respetando
siempre la pequeña propiedad agrícola en explotación…Los propietarios afectados
con resoluciones rotatorias o restitutorias de ejidos o aguas que se hubiesen
dictado a favor de los pueblos o que en lo futuro se dictaren, no tendrán ningún
derecho ni recurso legal ordinario, ni podrán promover el juicio de amparo.”35

33
Gloria M. Delgado de Cantú, Gran Historia de México, T. IV, México, Ediciones Terra, 1996, p. 36.
34
Héctor Aguilar Camín, La frontera nómada y la Revolución Mexicana, México, Siglo XXI, 1986, p. 433.
35
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, México, H. Comisión Editorial de Publicaciones
de la Lotería Nacional, 1975, p. 23-24, 34.
42

El problema principal que se presenta para resolver el problema agrario fue


el hecho de que no se señaló el número de hectáreas correspondiente a la
pequeña propiedad, lo cual fue aprovechado por los grandes propietarios para
llevar a cabo la defensa de sus intereses.
El General Plutarco Elías Calles en el informe que presentó ante la XXIV
Legislatura del Estado en septiembre de 1918, reconoció la situación crítica en
que vivían un gran número de mexicanos por el despojo de sus tierras comunales
o de repartimiento, orillándolos a contratarse por salarios bajos con los
terratenientes. Ante tal situación, era imprescindible que las comunidades rurales
recuperaran la posesión de las tierras, o en su defecto, las adquirieran mediante
dotación con el propósito de lograr su bienestar y desarrollo.
En Sonora, la aplicación de la Ley del 6 de enero de 1915 y,
posteriormente, del artículo 27 constitucional fue lenta, tortuosa y con mucho
regateo. Los pueblos beneficiados resultaron muy pocos. Solamente en Térapa y
Pívipa, pequeñas comunidades de origen ópata -ya mestizas- se efectuó una
restitución de tierras comunales en 1916. En el río Mayo, donde también existía
una gran cantidad de mestizos junto a la población indígena, en el mismo año se
hizo un reparto ejidal en los pueblos de San Pedro y Moroncárit; al norte del
estado, en Santa Ana, aparecen noticias de la formación de un ejido. Para 1918
era notorio el interés del gobierno por impulsar la pequeña propiedad rural, para tal
efecto se fomentaba la colonización, sobre todo en los predios agrícolas y
ganaderos que se habían intervenido como bienes “ausentes”, comúnmente
porque pertenecían a personas identificadas como enemigos de la Revolución.
El 27 de julio de 1919 fue promulgada una ley agraria para el estado de
Sonora, las preocupaciones fundamentales de su texto giraban en torno a la
delimitación de las extensiones máximas y mínimas de la tierra, que en función de
su calidad y su aprovechamiento, podían ser poseídas por personas o por
corporaciones legales, advirtiendo que si ello no era realizado dentro de los
términos estipulados, serían expropiados por utilidad pública, además se planteó
que los solicitantes debían demostrar que contaban con recursos para trabajar la
tierra. En la ley en cuestión resulta evidente el desinterés por el reparto ejidal o por
la restitución a las comunidades, aspectos que no fueron mencionados siquiera.
43

Ya en la década de los veinte la formación de ejidos resultó ligeramente


más favorecida, aunque en una proporción muy baja. La mayor parte del reparto,
empero, se realizó entre 1920 y 1921, con la dotación aproximada de 10 ejidos.
De 1922 a 1926 resultaron afectados 31 predios para la formación de 14 ejidos en
distintas partes del estado. Ello, sumado a los que se repartieron durante los dos
años anteriores únicamente significó la afectación del 0.044% del total de predios
rurales existentes en Sonora.36
Los datos anteriores reflejan el poco interés que tenía el gobierno, no para
formar ejidos y restituir las tierras comunales, sino para atender la cuestión de la
propiedad de la tierra de los grupos étnicos. Debe tomarse en cuenta que la
política que se generalizó en el país con Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles
fue la de formar pequeños propietarios rurales. Incluso, Calles promulgó leyes
para subsanar la contradicción que representaba la propiedad ejidal, debía ser
fraccionada en parcelas individuales; esto tenía, entre otras cosas, una clara
intención para que en un plazo mediano la propiedad ejidal se transformase en
particular.37
Ante la política agraria que surgió después del movimiento armado de la
Revolución, era de esperarse que la situación de los indios de Sonora,
directamente afectados por ella, lejos de tornarse favorable, continuara sin
grandes variaciones respecto a los procesos que desde el Porfiriato definían su
desarrollo.
La proporción del territorio registrada como terrenos nacionales se
incrementó en todo el país. La evidencia recopilada para Sonora durante este
periodo tiende a confirmar que el arrendamiento de los terrenos nacionales fue
una práctica común. Su aplicación dio a los particulares mayor acceso a la tierra –
a veces a expensas de los pueblos y comunidades- y amplió la jurisdicción del
Gobierno Federal en el estado, pues los contratos se firmaban entre los
interesados y la Secretaría de Agricultura y Fomento.38

36
Alejandro Figueroa Valenzuela, “La Revolución Mexicana y los indios de Sonora” en Cynthia Radding
(Coord.), Historia General de Sonora, T. IV, Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1985, p.359.
37
Michel Gutelman, Capitalismo y Reforma agraria en México, México, Era, 1980, p. 94.
38
Cynthia Radding de Murrieta y Rosa María Ruiz Murrieta, “La reconstrucción del modelo de progreso,
1919-1929”, en Historia General de Sonora, T.IV., Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1985,
p. 324.
44

El gobierno adoptó una posición hasta cierto punto cautelosa frente a las
empresas extranjeras que habían deslindado y repartido terrenos agrícolas,
construyendo extensas redes de irrigación. Esto debido a las garantías ofrecidas a
nacionales y extranjeros para la seguridad de sus propiedades y negocios en el
Plan de Agua Prieta. Desde las presidencias de Obregón y Calles se siguieron
fomentando las inversiones de capital extranjero. El caso más connotado fue el de
la Compañía Richardson que se había establecido en el valle del Yaqui durante la
última década del Porfiriato después de la quiebra de la Sonora&Sinaloa Irrigation
Company. Su dominio sobre las tierras y aguas de este valle fue el motivo
constante no sólo de rebeliones indígenas sino también de protestas elevadas por
los colonos y arrendatarios de la empresa que habían poblado los municipios de
Bácum y Cócorit. El fomento de la irrigación en los valles costeros seguía los
patrones porfiristas de concesiones a particulares, fortaleciendo el sector
agroexportador de la economía. Son ilustrativos los casos de la Compañía de
Irrigación de Aquichopo, S.A. de Huatabampo, y del particular Macario Alatorre, en
Fronteras.
Los conflictos sobre la tenencia de la tierra más frecuentes en los valles
tradicionales de Sonora durante este periodo surgieron a raíz de la ocupación de
propiedades abandonadas o intervenidas durante las luchas revolucionarias.
En marzo de 1919, el Presidente Carranza, con la finalidad de demostrar su
interés por atacar el problema agrario y en ese sentido, cumplir las palabras del
general Calles, con la más grande de las promesas de la Revolución, dictó el
siguiente acuerdo:
La Secretaría de Agricultura y Fomento enviará una comisión de ingenieros para
que practiquen los deslindes y mesuras necesarias de los terrenos pertenecientes
a las colonias de Huíviris, Ráhum, Pótam, Vícam, Tórim, San José, Bácum y
Cócorit en las márgenes del río Yaqui; los de Cohuirimpo, San Pedro, Etchojoa,
Huatabampo y Moroncarit sobre el río Mayo, para determinar los terrenos que no
han sido enajenados en dichas colonias…Tendrán derecho preferentemente los
vecinos establecidos en las poblaciones respectivas que carezcan de tierras,
39
siendo la máxima superficie que puede solicitar cada uno cincuenta hectáreas.

39
Informe que rinde el C. Gobernador del Estado, General Plutarco Elías Calles ante el H. Congreso local,
Hermosillo, Talleres de Artes Gráficas Cruz Gálvez, 1919, p. 17. Cynthia Radding en su trabajo
“Revolucionarios y reformistas sonorenses: las vías tendientes a la acumulación de capital en Sonora, 1913-
45

Por lo menos, a partir del discurso y de las disposiciones legales manejados


tanto a nivel federal como estatal, se puede constatar el interés que se tenía en los
dos niveles de gobierno, para avanzar en la solución del problema agrario.
Siendo presidente Adolfo de la Huerta, el 23 de junio de 1920 dio a conocer
la Ley de Tierras Ociosas, con la cual se daba inicio al proceso encaminado a la
reglamentación del artículo 27 constitucional o en su defecto, a la creación de una
legalidad paralela al mandato constitucional y por otra, demostrar que se mantenía
el “interés” por parte del Estado mexicano de solucionar el problema agrario. Con
esta ley se otorgaba a los municipios la facultad de conceder en aparcería o
arrendamiento las tierras consideradas como ociosas a los solicitantes, y cuya
posesión sería hasta el levantamiento de la cosecha, después, las tierras volverían
a sus legítimos poseedores.
Antes de terminar su interinato Adolfo de la Huerta promulgó el decreto
sobre la adquisición y división de la propiedad rústica nacional. La “importancia”
del mismo residía en el establecimiento de los límites a las extensiones de las
tierras de riego, temporal y pastoreo que podían ser adquiridas. Para las primeras,
la cantidad de hectáreas que un individuo podría comprar eran diez; para la
segunda quedó en cinco y para las últimas la cantidad quedó en cien. El pago se
realizaría en el plazo de diez años, pero a cada adquiriente se le daría
inmediatamente la posesión provisional.40 Con este decreto, el Gobierno Federal
demostraba que la solución de la cuestión agraria, no sólo tenía que ser por las
dotaciones o restituciones de tierras, sino que también se abría la posibilidad de
obtenerla por medio de la compra.
Cuando Álvaro Obregón Salido asume la presidencia de la República en
1920, así como se abren amplias expectativas respecto del reparto de tierras,
también existen serios obstáculos a la política agraria al interior del aparato
gubernamental. Sin embargo, Obregón avanzó considerablemente –en relación a
Carranza- en la política redistributiva de la tierra. Al principio y al fin de su periodo

1919”, nos dice que el Gobierno del Estado expropió una extensión de 2,600 hectáreas de el terreno conocido
como “El Bacame” en el municipio de Etchojoa, para fundar una Colonia Agrícola Cooperativa denominada
“Cruz Gálvez”, p. 38. Tomado de Gustavo Lorenzana Durán, Política agraria y movimientos campesinos en
los valles del Yaqui y Mayo (1915-1934), Hermosillo, El Tejabán, Cuaderno del IIH-Unison No.4, septiembre
de 1991, p. 15.
40
Gustavo Lorenzana Durán, “Política agraria y movimientos campesinos en los valles del Yaqui y Mayo
(1915-1934)”,Ibid.,p. 16.
46

se incrementaron las cifras del reparto. En el primer caso para atraerse a los
campesinos y en el segundo para hacer frente en el terreno político y social a la
rebelión delahuertista. Al finalizar su gobierno, Obregón había ejecutado 650
resoluciones definitivas que beneficiaron a 135 mil individuos, con una superficie
de 1.1 millones de hectáreas.41
Pese a las cifras mencionadas, la política agraria implementada por
Obregón, alteró muy poco la estructura de la tenencia de la tierra en el país y no
alcanzó a satisfacer las demandas de tierra de los pueblos. El 10 de abril de 1922
fue expedido el Reglamento Agrario, que vino a sustituir a la Ley de Ejidos
promulgada a finales de 1920. Esta ley, exigía a los solicitantes de tierras que su
lugar de asentamiento contara con el reconocimiento de categoría política –
pueblo-, así como también comprobar su necesidad de tierras si la solicitud era
por vía de dotación, amén de tener que cubrir una serie de requisitos.
Para 1923 –según Frank Tannenbaum-, citado por Ramón Eduardo Ruiz,
un poco más de 600 mil propiedades de pueblos, que conformaban el 97.9 de los
propietarios, poseía una superficie de 66 millones y medio de hectáreas –el 41.8%
de la superficie del país- mientras que casi 13 mil haciendas –el 12% de los
propietarios- absorbía una superficie mayor de 92 millones y medio de hectáreas,
el 58% de la superficie del territorio nacional, situación que se agravaba en
algunos estados donde la propiedad privada cubría más del 90% de la superficie
total.42
El ascenso de Plutarco Elías Calles a la presidencia de la República
significó –a pesar del incremento en el reparto, en relación al régimen anterior-, un
endurecimiento de la posición oficial respecto del ejido. La propiedad privada
aparece como forma privilegiada de la tenencia y explotación de la tierra. Para
remediar la difícil situación del agro y del país, Calles concibe no sólo una política
agraria orientada al desarrollo económico del campo. El afán desarrollista de
Calles siempre colocó como agente principal del proceso económico y social a la
propiedad privada de la tierra, mientras que al ejido se le otorgó un papel
secundario.

41
Jorge Luis Ibarra Mendívil, Propiedad agraria y sistema político en México, México, El Colegio de Sonora
– Porrúa, 1989, p. 142.
42
Ramón Eduardo Ruiz, México: la gran rebelión. 1905-1924, México, Era, 1984, p. 41.
47

Congruente con su posición, Calles hizo aprobar el 1 de septiembre de


1925 la Ley de Repartición y Constitución del Patrimonio Parcelario Ejidal, en la
que se ordenaba la división y entrega parcelada e individual de la tierra a los
ejidatarios. De acuerdo con la concepción callista sobre el problema agrario, “la
labor de cualquier gobierno verdaderamente nacionalista debe dirigirse, en primer
término, a crear la pequeña propiedad, convirtiendo a los campesinos en
propietarios de las tierras que puedan trabajar….”43

Resoluciones presidenciales
ejecutadas por periodos presidenciales.
(1915-1934)
Presidentes Periodos Distribución Porcentaje de Benef.
(has.) la superficie.
Venustiano Carranza (1915-1920) 167, 935 0.1 46, 398
Álvaro Obregón (1921-1924) 1,133, 813 1.3 134,798
Plutarco E. Calles (1925-1928) 2,972, 876 3.4 297,428
Emilio Portes Gil (1929-1930) 1,707, 757 1.9 171, 577
Pascual Ortiz Rubio (1931-1932) 944,538 1.1 64,573
Abelardo L Rodríguez (1933-1934) 790,694 0.9 68,556

Fuente: José Luis Zaragoza y Ruth Macías, El desarrollo agrario de México y su marco
jurídico, México, Centro Nacional de Investigaciones Agrarias, 1980, p. 456.
Por lo visto, el general Plutarco Elías Calles estaba ya muy distante de la
postura que había externado con respecto al problema agrario durante su gestión
como gobernador de Sonora en el sentido de que era necesario llevar a cabo el
reparto de tierra para beneficio de ciertos campesinos. Para llevar a cabo el
proyecto del Presidente Calles, fue necesaria la creación de instituciones, cuya
tarea sería impulsar el desarrollo de la agricultura en el país. Entre ellas, podemos
ubicar a la Comisión Nacional de Irrigación, el Banco Nacional de Crédito Agrícola
y los Bancos Agrícolas Ejidales.
La actitud poco favorable a un desarrollo amplio de la propiedad ejidal se
expresó también sin las complicaciones impuestas a los procedimientos agrarios y

43
Arnaldo Córdova, La ideología de la Revolución Mexicana, México, Era, 1987, p. 334.
48

a la comprobación de la capacidad colectiva para recibir tierras en la Ley de


Dotaciones y Restituciones. Además, en ésta se enfatiza poco la capacidad del
ejido como unidad económica, se trata con deferencia a la propiedad privada y se
reduce la superficie mínima de dotación ejidal. No obstante, diversas
circunstancias acaecidas durante el régimen callista –entre ellas la rebelión
cristera- obliga a que éste incremente la cifra del reparto de tierra, en relación a los
regímenes anteriores. Al finalizar el periodo de Calles los cambios en las
estructuras de la propiedad habían comenzado a notarse, aunque todavía en
forma poco espectacular.
Al asumir Emilio Portes Gil la presidencia interina del país, todavía existían
fuerzas y condiciones favorables a la reanimación del reparto agrario. De ahí que
en un año de gobierno, Portes Gil repartiera una cantidad mayor que la entregada
por Obregón, y más de la mitad de la repartida por Calles.
Emilio Portes Gil anunció, en uno de sus primeros discursos, que era
necesario mantener a los campesinos en la posesión de las tierras y continuar con
la solución del problema agrario de acuerdo con la ley, para poder crear la clase
rural libre y próspera que sirva de acicate a su retardataria técnica latifundista,
quien al no disponer de asalariados paupérrimos tendrá que hacer evolucionar los
métodos de cultivo con ventajas indudables para el mismo propietario y para la
economía general del país.44
Es claro que la caracterización del latifundista que hizo Portes Gil, no se le
puede aplicar a los grandes propietarios de los valles del Mayo y Yaqui, los cuales
utilizaban sistemas de cultivo modernos y la maquinaria agrícola e industrial más
avanzada de la época.
En el aspecto legal, el principal objetivo del Presidente Portes Gil fue la
ratificación por medio del decreto que adiciona y reforma la Ley de Dotaciones y
Restituciones de Tierras y Aguas del 11 de agosto de 1927, de que los peones
acasillados no gozarían de capacidad para obtener dotación de tierras o aguas,
llegando al extremo de definirlos: “Se consideran peones acasillados para los
efectos de esta ley, aquellos individuos que, recibiendo jornal o ración y jornal,

44
Gustavo Lorenzana Durán, op. cit., p. 18.
49

prestan servicios de manera permanente en fincas rústicas, ocupando casa de la


propiedad del dueño de la finca sin pagar renta”.45
El gobernador provisional Francisco S. Elías, en el informe que rindió ante
la XXX Legislatura el 1 de diciembre, cuestionó severamente las administraciones
de Alejo Bay y Fausto Topete, en virtud de que dejaron pendientes de resolución
numerosos expedientes de restitución y dotación de ejidos. A pesar de esto, el
Gobernador señaló que estaba dispuesto a “secundar la política agraria delineada
por el C. Presidente de la República –Emilio Portes Gil-, cooperando con él
eficazmente para convertir en realidad uno de los principales postulados de la
Revolución y animado de la más buena voluntad para mejorar en el menor tiempo
posible la crítica situación en que se hayan los campesinos del estado.”46
El Presidente Ortiz Rubio, que inició su gobierno el 5 de febrero de 1930,
continuó con la tradición de sus antecesores, ya que también se abocó a formular
disposiciones legales para la cuestión agraria, siendo su materia de trabajo la Ley
de Dotaciones y Restituciones de Tierras. También el Poder Legislativo del Estado
de Sonora cumplió con su razón de ser, al promulgar las leyes número 10, 11, 120
y 130 que giraban alrededor de la agricultura.47
La llegada de Pascual Ortiz Rubio a la Presidencia significó el triunfo de las
fuerzas más inclinadas a la conservación y desarrollo de la propiedad privada y
contrarias al reparto de las tierras. Ortiz Rubio se hacía eco de las opiniones
callistas y se afiliaba a las fuerzas que concebían el reparto como un mecanismo
de pacificación política, sin importancia alguna en la estructura económica y
productiva del país.
Si bien es cierto que para 1930 las fuerzas revolucionarias se habían
convertido en hegemónicas y tenían a la sociedad bajo control total, sobre todo
después de la derrota cristera, también debe reconocerse que para ese año se
mostraban incapaces de llevar adelante el programa de reparto de tierras48 sobre
todo porque en su interior dominaba una corriente antiagrarista, identificada con el
45
Manuel Fabila, Cinco siglos de Legislación Agraria 1493-1940, México, Secretaría de la Reforma Agraria-
CEHAM, 1981, p. 346.
46
Gustavo Lorenzana Durán, op. cit., p. 20.
47
La Ley número 10 se refiere a la protección de la agricultura. La Ley número 11 establece la aparcería en el
estado de Sonora. La Ley 130 aprueba el contrato celebrado entre el Ejecutivo del Estado y la Secretaría de
Agricultura y Fomento para el establecimiento de una estación agrícola experimental en la región del Yaqui.
48
Arnaldo Córdova, La política de masas del cardenismo, México, Era, 1984, pp. 12-13.
50

callismo, que inicia una ofensiva en contra de la redistribución territorial por la vía
ejidal. El 23 de junio de 1930 apareció una nota en el periódico El Universal de la
Ciudad de México, en la que Calles sostiene que el ejido había sido un fracaso por
lo que no debía ampliarse.49
Ortiz Rubio, a pesar de su posición antiagrarista, no pudo dejar de repartir
tierras y si bien la entrega de ésta a grupos campesinos solicitantes no fue
caracterizada por su amplitud, el régimen no pudo desconocer del todo su
compromiso con las masas campesinas. En sus dos años de gobierno entregó
944 mil hectáreas –de las cantidades más bajas desde Carranza- que beneficiaron
a 64,573 solicitantes.
Después de estar dos años con siete meses despachando como Presidente
de la República, Pascual Ortiz Rubio fue sustituido por el General Abelardo L.
Rodríguez. El nuevo Presidente también participó de la fiebre legislativa,
dedicándose a mejorar la redacción de algunos artículos de la legislación agraria
vigente o en su defecto, a complementarlos. Aquí podemos ubicar las reformas a
la Ley de Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas del 27 de diciembre de
1932 con respecto a su artículo 19. Se señaló que el ejidatario debería hacer
inversiones de capital o trabajo y se reconocía que la dotación superabundante de
tierras de mala calidad no podía compensar la falta de tierras de cultivo.50
El 13 de diciembre de 1933 se publicó la noticia dada por el Presidente
Abelardo L. Rodríguez de la creación a partir del 1 de enero de 1934 del
Departamento Agrario, dependiente directamente del Poder Ejecutivo Federal, ya
“que responde a un sentimiento unánime y apremiante de nuestra población
campesina, expresado en forma inequívoca, en lo que a este aspecto del
problema se refiere, en la segunda Convención Nacional del Partido Nacional
Revolucionario, celebrada recientemente en Querétaro.”51
Abelardo L. Rodríguez, entre 1933 y 1934 sólo repartió 791 mil hectáreas
que benefician a 68,566 ejidatarios, pero abre de nuevo la puerta a la posibilidad
de atención administrativa a las solicitudes de tierra. Rodríguez, además de
aceptar las reformas constitucionales y el primer Código Agrario –que

49
Ricardo J. Zevada, Calles el presidente, México, Nuestro Tiempo, 1977, pp. 97-98.
50
Manuel Fabila, Cinco Siglos… op. cit., p. 544.
51
Gustavo Lorenzana Durán, op.cit., p. 22.
51

reorganizaba a las autoridades agrarias-, expedidas por su predecesor. Dispuso


que ni el presidente, ni los gobernadores, ni las autoridades agrarias, tenían
facultades para limitar los derechos concedidos a los pueblos y declaraba nulas
las decisiones que fijaban plazos para el ejercicio del derecho de los pueblos a
solicitar tierras. El mismo decreto ordenaba la reconstrucción de las comisiones
locales agrarias que hubieren sido depuestas

2.2. El entorno histórico y socioeconómico del desarrollo agrícola


empresarial.
Para entender desde una perspectiva histórica la dinámica y procesos
internos de la realidad regional es preciso que consideremos el marco de
referencia que nos proporciona el contenido y desenvolvimiento de la estructura
económica, en este caso, del espacio geográfico-económico que comprende el
norte de México.
El norte del país representa un espacio que, estando integrado a una
sociedad periférica, entrelaza su destino y desarrollo económico a la dinámica y
expansión del capitalismo mundial y norteamericano en particular.
Desde mediados del siglo XIX las grandes regiones del norte de México y
del sur de los Estados Unidos comienzan a manifestarse como espacios
regionales comunes, al margen de las divisiones fronterizas.52
Acerca de la conformación del norte de México, Héctor Aguilar Camín
apunta lo siguiente:
La desamortización liberal de los bienes corporativos (eclesiásticos y civiles) dio
lugar a la acumulación oligárquica, no a la pequeña propiedad productiva, los
cimientos teóricos de una democracia moderna, que estableció la constitución de
1857, fueron la antesala de la dictadura porfiriana.
Como sea, es seguro que en estos treinta años de paz porfírica el norte sufrió
cambios más definitivos que en toda su historia anterior. El auge capitalista del otro
lado de la frontera, y sus inversiones en éste, el ferrocarril que abatió las
distancias, el boom petrolero en el golfo, el minero en Sonora, Chihuahua y Nuevo
León, el agrícola en la Laguna, el Yaqui y Tamaulipas, el industrial en Monterrey, el
marítimo en Tampico y Guaymas, trajeron en esos años para el norte el impulso

52
Mario Cerutti, Propietarios, empresarios y empresa en el norte de México. Monterrey: de 1848 a la
globalización, México, Siglo XXI, 2000, p. 27.
52

material de una doble y efectiva incorporación; por un lado, el pujante mercado


norteamericano, por el otro a la red inconclusa de lo que podía empezar a llamarse
53
República Mexicana.

En esos años el norte fue un foco de inversiones y nuevos centros


productivos que diversificaron notablemente el paisaje económico y humano. Ahí
convergieron en rápida mezcla haciendas tradicionales y cultivos de exportación,
nuevas ciudades mineras y agrícolas, altos salarios, una capa próspera de
rancheros, vaqueros y agricultores libres, una explosiva clase obrera en las minas,
una banca incipiente y un comercio ramificado.
En Sonora, esta ola de expansión capitalista llega con mayor fuerza al valle
del Yaqui, cuyo desarrollo se caracteriza al igual que el valle de El Fuerte, en
Sinaloa, por la presencia del capital extranjero, predominantemente
norteamericano.
El periodo 1921-1934 tiene una gran importancia para el estado, ya que se
le puede considerar como un proceso de transición en el sentido de que se
establecen las bases que permiten el cambio estructural y productivo de la región.
Durante este tiempo se advierte como se va generando la adecuación de la
antigua burguesía porfiriana de Sonora, con la nueva oligarquía regional.
Se puede considerar la presencia de dos aspectos que obstaculizaban el
potencial desarrollo agrícola de Sonora. El primero, de índole geográfico y
climatológico, hay regiones en la serranía donde la lluvia es abundante, pero
debido a lo accidentado del terreno no es posible una agricultura eficiente. En
contraste a esto, en los valles agrícolas costeros son escasas las precipitaciones
pluviales, por lo que se requería de presas de almacenamiento para la captación
del agua que viene desde la sierra y que la agricultura pudiera llevarse a cabo
mediante sistemas de riego.
Segundo, Sonora hasta antes de 1917 es un estado donde las inversiones y
propiedades norteamericanas se cuentan en abundancia, basta tomar en cuenta
los siguientes datos: La hacienda Baviácora de Hearst contaba con 507, 000
hectáreas, la California-México con 786, 782 hectáreas, la Colorada River Co., con

53
Héctor Aguilar Camín, “Los jefes sonorenses de la Revolución Mexicana”, en D.A. Brading, Caudillos y
campesinos en la Revolución Mexicana, México, FCE, 1995, p. 126.
53

325, 364 hectáreas, la Compañía Irrigadora Richardson, propietaria de vastas


extensiones de terrenos en el valle del Yaqui y de las obras de infraestructura para
riego.54
A partir de 1917 esta situación fue cambiando paulatinamente, mediante el
proceso de expropiación, amparados en las normas constitucionales o en la
política carrancista. El impacto que produjo en Sonora fue notable puesto que se
generaron nuevos propietarios en las tierras expropiadas a los latifundios
extranjeros, así también como la reducción de propiedades a los grandes
terratenientes, que vieron reducida su influencia política pero no del todo en lo
económico.
Al asumir el control el gobierno revolucionario y someter los grandes
intereses que hasta cierto punto impedían el desenvolvimiento de una nueva
oligarquía nacional y de la región, se cuestionaba lo reducido de aquel antiguo
grupo que no permitía una ampliación de sus beneficios económicos a otros
sectores de la sociedad.
Al igual que en otras regiones del país, en Sonora también el Estado alentó
la coexistencia de centros productivos modernos y exportadores de la zona
costera, y de los núcleos de población cuya producción se orientó al autoconsumo
o subsistencia en los terrenos de temporal de la sierra.
Tres aspectos originaron un auge en la agricultura costera del sur del
estado: aumento de la superficie cultivada, mejor rendimiento agrícola y cambios
en la estructura de la producción. Este último punto significó el cultivo de
productos que se enfocan a la exportación y reditúan mayores ganancias,
sustituyendo a los cultivos tradicionales de consumo interno. En Sonora esto es
factible a causa de la eficiente producción, la baja densidad demográfica y la
amplitud del territorio. Esa economía agroexportadora de los grandes centros
productivos sonorenses es diferente a las regiones del Bajío y al sur del país, ya
que sus cultivos responden a la demanda de los grandes centros de población que
se encuentran en esa zona, la más poblada y de menos espacio geográfico en
promedio por persona.

54
Sergio Peña Medina, “Diferencias en la estructura y producción agraria. (Sonora 1920-1930)”, en Memoria
del XIII Simposio de Historia y Antropología de Sonora, Vol. 2, Hermosillo, Universidad de Sonora, 1989, p.
120.
54

En el lapso de 1920 a 1924 se nota la gran influencia que Obregón ejerce


sobre el desarrollo de la parte costera del sur del estado. En su periodo
presidencial destacan principalmente la ampliación de los canales de riego, en el
aspecto fiscal logra, por su gran influencia, que el impuesto sobre el garbanzo de
exportación se pague al vender las cosechas y tener el capital líquido.
En este periodo tuvieron relevancia principalmente los grandes proyectos,
como presas de irrigación y caminos que actualmente son obras de infraestructura
con que cuenta Sonora. Cabe subrayar que la política del gobierno de Obregón
siguió con la misma orientación de auspiciar obras enfocadas a los grupos
empresariales agrícolas o generar una agricultura de exportación. Por otro lado,
resulta significativo el fomento a la propiedad privada en el noroeste del país
durante este periodo. Es el que menos porcentaje tiene de tierras ejidales y
comunales, lo cual se explica si tomamos en cuenta que el proyecto que se
impone al país es el del Grupo Sonora, cuya idea era generar pequeños
propietarios agrícolas.
A partir de 1924, cuando Plutarco Elías Calles toma posesión como
Presidente de la República, la tónica va cambiando paulatinamente. La política de
Calles trató de enfocarse a través de instituciones gubernamentales o secretarías,
dando prioridad a las obras de irrigación y caminos. A partir del periodo
presidencial de Elías Calles, se crearon instituciones tales como la Comisión
Nacional de Irrigación, Comisión Nacional de Caminos, Banco de México y el
Banco de Crédito Agrícola. En lo que se refiere a los caminos, a partir de Calles
cambió el enfoque, se abandona en gran medida la construcción de vías férreas y
se aboca a la construcción de carreteras. A partir de ese momento en Sonora
solamente se llevan a cabo dos proyectos internos: el ferrocarril, del interés
personal de Obregón, de Yavaros a Navojoa y el Sonora – Baja California.
Por otra parte, la composición del capital extranjero varió, creciendo la
proporción estadounidense, y con respecto a la política agraria se instrumentó un
reparto de tierras selectivo para pacificar focos permanentes de agitación, como
ocurrió en Chihuahua, Durango y Morelos, bases del villismo y del zapatismo. El
predominio de Obregón y Calles en la política nacional trajo una estabilidad a
Sonora que favoreció el desarrollo de la iniciativa privada, aprovechando la
55

cercanía con los inversionistas estadunidenses y la subordinación disciplinada de


los agentes políticos y sociales. Así, en Sonora no se registraron los camarazos –
el desconocimiento del Gobernador por el Congreso Local y la formación de
gobiernos paralelos- fenómeno que se presentó en otros estados como expresión
de conflictos faccionales por el control político.
Aquí se advierte claramente un ascenso más temprano que en otras
entidades de civiles en la conducción de los gobiernos estatal y municipal, y en la
ocupación de los cargos públicos. Además, mientras el agrarismo o el sindicalismo
–estilo CROM- se robustecían en otros rumbos del país, en Sonora se contó con
una estabilidad que favoreció el desarrollo de la empresa privada, gracias al
control directo que ejercían Obregón y Calles sobre los oficiales del ejército
destacados en el estado y sobre los políticos locales triunfantes.
Militares y empresarios locales -en ocasiones emparentados- empezaron a
hacerse de propiedades, de ranchos en especial, a fincar empresas y a
aprovechar las oportunidades para asociarse con inversionistas estadounidenses,
inhibiendo el desarrollo de un agrarismo radical y de los movimientos sindicales.
Este periodo de reconstrucción se basó en la cercanía entre la política y los
negocios por medio de concesiones y contratos y el acceso privilegiado a fuentes
de crédito y de inversiones selectas en infraestructura. Obregón impulsó el
crecimiento económico de los valles del Yaqui y del Mayo con inversiones públicas
y privadas, como el ferrocarril Navojoa-Yavaros. Las inversiones de las empresas
estadounidenses del cobre, los cultivos de exportación como el garbanzo y la
ganadería destinada para el mercado del país vecino venían consolidándose
desde el triunfo del carrancismo en 1915. Mientras que los yaquis persistían como
el grupo social que rechazaba el arreglo posrevolucionario definido en la práctica
desde 1916, lo que dio como resultado que entre 1926 y 1928 el gobierno
desatara la última guerra del yaqui, en la que emplea artillería y aviones.
En 1929 tuvo lugar la gran crisis que deriva en una larga recesión de los
intercambios mundiales y en la aplicación de una política proteccionista en
Estados Unidos. Se desplomó la extracción del cobre, así como los precios de
cultivos de exportación (algodón, arroz, chícharo, garbanzo y tomate), y de la
56

ganadería, lo cual generó desempleo y migración de la sierra a los valles costeros,


aumento del déficit público y atraso en el pago a los empleados públicos.
Los callistas dominaron la política local desde 1929 con la derrota de los
obregonistas o renovadores. Bajo Rodolfo Elías Calles Chacón como Gobernador
(1931-1935), hijo del llamado Jefe Máximo, aplicaron un ambicioso proyecto que
se tradujo en un fuerte impulso a la agricultura de riego como la pieza central del
despegue económico de la faja costera y a las asociaciones agrícolas
empresariales como las instancias idóneas para organizar la producción, la venta
y la comercialización del sector agrícola moderno; dieron prioridad a la reducción
del déficit público emprendiendo un vigoroso fomento de caminos carreteros para
facilitar la integración de los mercados locales, con la creación de la Junta Local
de Caminos.55

2.3 El desarrollo agrícola en el valle del Mayo.


Durante la primera mitad del siglo XIX la mayor parte del estado
permanecía despoblada o escasamente poblada, y los intentos constantes y
violentos de despojar a los indígenas (primero apaches y luego yaquis y mayos)
habían convertido a la región en un campo de batalla. La pacificación de las
rebeliones mayos durante la última década del siglo XIX, entre otros factores
importantes como la llegada del ferrocarril en 1907, trajo consigo un vertiginoso
crecimiento de la producción agrícola en la planicie costera que da forma al valle
del Mayo; y ésas tierras llanas y con un declive natural fueron abiertas al cultivo.
La expansión de la agricultura crea la necesidad de incorporar nuevas
tierras a la producción, y la de incrementar las obras de irrigación. Dicha
expansión se vio favorecida por las políticas de apoyo a la colonización de nuevas
tierras o tierras conquistadas mediante el crecimiento de las haciendas y la
operatividad de las compañías deslindadoras, instrumentándose para ello la Ley
de Colonización de Terrenos Baldíos de 1883, instrumento legal que autorizó e
impulsó la expropiación y deslinde de las tierras nacionales y comunales.
En la segunda mitad del siglo XIX dio comienzo el trazo de canales de
irrigación, y las tierras antes marginales para la agricultura dejaron de serlo. Así,

55
Ignacio Almada Bay, op. cit., p. 143.
57

llegan al valle del Mayo la modernización, la alta productividad, siendo posible su


vinculación con los mercados internacionales. Aparecen los cultivos de
exportación entre los que destacan el algodón y el garbanzo en las zonas de
reciente colonización de los ríos Yaqui y Mayo.56
El control de los mayos, como trabajadores, había sido virtualmente más
importante que el de las escasas tierras que podían ser aprovechadas para la
agricultura. Las tribus yaqui y mayo contaban con una fuerte constitución física y
con un alto nivel de laboriosidad: se dedicaban a las actividades agrícolas,
ganaderas, pesqueras y textiles. Los mismos promotores de la colonización lo
manifestaban al decir que los indígenas eran “…los que componen las cuadrillas
de trabajadores de las haciendas agrícolas (…) los operarios de las minas (…) los
mejores marinos de nuestras costas (…) los que hacen la pesca de la perla en el
golfo de California; los que se ocupan de toda clase de construcciones y trabajos
urbanos y rurales; los que hacen el servicio doméstico; los que ejecutan cualquier
obra pública que se emprende, y, en una palabra, ellos son el verdadero pueblo
trabajador (…). Uno de estos indígenas puede hacer en un día doble trabajo del
que haga el mejor de los trabajadores de raza blanca.”57
Una vez pacificados los mayos, terminaron de ser despojados de su valle.
Surge así la colonización de sus tierras, ahora con los nuevos métodos de habilitar
tierras a colonos nacionales para la explotación agrícola. De esta manera
aparecen algunos pequeños propietarios beneficiados de un reparto que
solamente favoreció a un número reducido de ellos. La pequeña propiedad no era
sino una intención idílica que cubría la concentración de las tierras en manos de
las prominentes familias ligadas al Porfirismo.
A finales de la primera década del siglo XX, lo que caracterizaba a las
haciendas del Mayo aparte de la producción del trigo era la de del garbanzo, grano
éste que desde hacía algunos años era recibido con extraordinario aprecio en
España. Para el año de 1910, ya bajo el influjo del ferrocarril del Southern Pacific,
Navojoa se convirtió en el centro del intercambio para la transportación del
56
Juan José Gracida Romo, “Sonora moderno, 1880-1929”, en Cynthia Radding (Coord.), Historia General
de Sonora, T.IV, Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1985, pp. 45-46.
57
Héctor Aguilar Camín, La frontera nómada…, op. cit., p. 44.
58

garbanzo y en un poderoso foco de atracción para la inversión, y había visto


crecer grandes intereses y propietarios agrícolas. En menos de diez años había
erigido una redituable agricultura de exportación y contaba con una corta aunque
intensa tradición en materia de irrigación, la región había sufrido una caída
vertiginosa en su actividad minera y vivía, sin embargo, un nuevo momento de
efervescencia creado por el ferrocarril, por la abundancia de mano de obra y por el
flujo creciente de la inversión.
Mientras esto sucedía, tuvo sus inicios el movimiento revolucionario, que a
su término no planteó en Sonora ningún cambio radical. Sólo salieron beneficiados
los aspirantes a ocupar un lugar en la burguesía regional. Fue hasta 1916,
después de la etapa de la lucha armada, cuando se dieron algunos cambios. Se
hicieron deslindes de tierras pero sólo para restituir ejidos o dotar de éstos a los
pueblos, pero nunca el fraccionamiento de las grandes propiedades, éstas se
conservaron intocadas en sus dimensiones y sólo cambiando de dueño, siendo
agraciados los revolucionarios carrancistas vencedores.
Hubo intentos de cierto cooperativismo, pero como un paso inicial para
generar una legión de pequeños propietarios tipo farmer. De este movimiento
surge Álvaro Obregón, dedicándose al cultivo de garbanzo e impulsando su “Liga
de Garbanceros”.
Durante el periodo 1920-1934 en la actividad agrícola se dio en Sonora una
de las más álgidas manifestaciones del pensamiento pequeño-burgués y
neoempresarial que firmemente defendían los indiscutidos políticos en el poder.
Las formas en que los dirigentes posrevolucionarios ejercieron el control fue
básico para la contención de las legítimas aspiraciones campesinas. En esta etapa
se manifiesta con fuerza el empuje de los caudillos sonorenses vencedores en la
Revolución. Después de la promulgación del Plan de Agua Prieta el 23 de abril de
1920, y del asesinato de Carranza en Tlaxcalantongo, Puebla, Adolfo de la Huerta
asume la presidencia el 1 de junio de 1920.
El Grupo Sonora había llegado al poder para permanecer en él durante
quince años, unas veces constitucionalmente y otras informalmente, en el periodo
del Maximato. Después del interinato de De la Huerta, Álvaro Obregón gobernó de
1920 a 1924; continuó Plutarco Elías Calles, de 1924 a 1928, y cuando se frustró
59

la reelección del difunto presidente, Calles decidió los nombramientos de Emilio


Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez y de Lázaro Cárdenas,
todo esto entre 1928 y 1934.
Muchos de los participantes campesinos sonorenses en la Revolución
tenían aspiraciones de tierras, pero fueron dominados eficientemente por los
terratenientes de nuevo cuño y los viejos hacendados que se transformaron en
empresarios agrícolas. Obregón trató de impulsar en su mandato la creación del
pequeño propietario que conviviese con el gran terrateniente. Repartió tierra, pero
sólo para restituir y dotar a los pueblos de sus ejidos. No se afectaron las grandes
propiedades. Esto permitió equilibrar la tensión de las masas campesinas que
exigían tierras, con la presión de los terratenientes nacionales y extranjeros que no
estaban dispuestos a ceder su patrimonio. A los segundos nunca se propuso
eliminarlos, sino modernizar su acción. Esta política agraria llevó, al final del
periodo obregonista, a que el 20% de los predios en Sonora tenían 1,000 o más
hectáreas, ocupando el 94% del total de la superficie agrícola estatal.58
Durante su periodo, Plutarco Elías Calles dictó algunas medidas para
equilibrar el poder de la dominación extranjera mayoritaria en lo económico. Estas
fueron: la creación del Banco de México, la Comisión Nacional de Irrigación, el
Banco Agrícola y Ganadero, y el reforzamiento de la Secretaría de Agricultura y
Fomento.
Su defensa del ejido y la reforma agraria integral estaba enmarcada en su
idea de que era sólo una forma transitoria hacia el surgimiento del agricultor tipo
farmer. Bajo esta situación de cambios se dio el desarrollo agrícola y agrario en
Sonora hasta en 1935, cuando la fracción sonorense dominó la política nacional.
En el valle del Mayo, para 1926 se había alcanzado la cifra de 25,200
hectáreas irrigadas, además de contar con 133 kilómetros de canales principales y
210 kilómetros de canales laterales. Para el ciclo 1926-1927, se cultivaron en el
sur de Sonora 75,700 hectáreas que representaban el 50% del total del estado. De
esta cantidad, el 86% se cultivó en los valles y el resto en la sierra. Los principales

58
Manuel García Morales y Alfredo Sánchez Mondragón, “La agricultura en la historia del sur de Sonora” en
Memoria del tercer Congreso de Historia Regional, Culiacán, UAS-IIES, 1986, p. 499.
60

cultivos eran el trigo, el arroz y el maíz. Además, en el sur de Sonora se cultivaba


el total de arroz y chícharo del estado y casi el 100% del garbanzo.
La exportación creció aceleradamente de 1924 a 1926 y después mantuvo
un ritmo lento, desapareciendo casi completamente en el periodo de la recesión
en 1929. Cuando Rodolfo Elías Calles asumió la gubernatura del estado, en 1931,
aplicó una política muy clara en beneficio de la agricultura comercial.
Especialmente apoyó el mejor aprovechamiento de las tierras irrigadas de los
valles y alentó la incorporación al cultivo de las que estaban ociosas, lo que
significaba, en ambos casos, la contratación de fuerza de trabajo en las labores de
desmonte, nivelación y de riego.
En estas condiciones se desarrolló una política de colonización, cuyas
líneas generales estaban contenidas en las leyes de fomento a las actividades
agrícolas, de aparcería y de tierras ociosas. Los aparceros eran, regularmente,
trabajadores de los campos agrícolas que desde tiempo atrás residían en ellos en
condiciones semejantes a los antiguos peones acasillados. En ocasiones eran
también trabajadores sin tierra que vivían en estos campos y que regularmente
explotaban la tierra en aparcería para vivir esperando algún día llegar a poseerla.
Estos grupos representaban, hacia 1930, el 90% de la población dedicada a
las labores agrícolas en Sonora y no tenían propiedad de ningún tipo. El 10%
restante estaba constituido por 4,071 ejidatarios, en posesión del 0.4% del total de
las propiedades agrícolas del estado, y por poco más de 2,000 propietarios a los
que pertenecía el otro 99.6%.59 En vista de que muchas tierras estaban
parcialmente abandonadas, el gobierno de Elías Calles quiso aprovechar esta
situación para resolver el problema agrario. Los contratos de aparcería ofrecían a
los campesinos la posibilidad limitada a tres años de trabajar las tierras ociosas de
sus patrones, a cambio del agua, las semillas, los animales y los aperos. Además,
cuando las tierras tuvieron que ser desmontadas, éstas podrían ser usadas
“libremente” por los campesinos por un periodo de dos a cinco años.
Es importante señalar que la legislación en materia agraria aprobada
durante el gobierno de Elías Calles, no fue homogénea en el estado, hubo

59
Lorenzo Meyer, El conflicto social y los gobiernos del Maximato. Historia de la Revolución Mexicana.
Periodo 1928 – 1934., México, El Colegio de México, 1978, pp. 190 -191.
61

diferencias por regiones. Así, la Ley de Tierras Ociosas dividía al estado en dos
grandes regiones, la del norte y la del sur. Y la Ley de Fomento a las Asociaciones
Agrícolas señala las siguientes regiones: Mayo, Yaqui, Hermosillo, Altar,
Magdalena, Arizpe y Moctezuma.60
Sin embargo, el problema agrario en Sonora hizo crisis. Como se señaló
anteriormente, existía un número muy elevado de población sin tierra, muy pocos
ejidatarios y un alto índice de desempleo. La propuesta de Elías Calles para
resolver el problema se inspiraba en el marco de la Constitución de 1917, que
suponía la conciliación del conflicto social por el Estado. Teniendo este marco
como trasfondo y enfrente una crisis que había desarticulado los nudos de la
economía serrana, Elías Calles propuso que el estado, los agricultores y los
grupos de solicitantes superaran sus diferencias y acordaran el reparto de la tierra,
pero teniendo en cuenta que la producción no podía estancarse y que nuevas
tierras y fuerza de trabajo se incorporaran al cultivo.
El Mayo sería el caso modelo para resolver el problema agrario en el
estado. Era una de las regiones más conflictivas por la concentración de la tierra y
por las condiciones de vida de la fuerza de trabajo, agravadas en aquel momento
por la presencia de cientos de repatriados y desempleados convertidos en
solicitantes de tierras. De manera que, los propietarios procedieron a organizarse
para prevenir un estallido social de consecuencias desfavorables para ellos.
El resultado de las primeras pláticas fue un convenio de 13 cláusulas,
firmado en junio de 1932, en el que se fijaban los derechos y obligaciones de las
partes contratantes.61 Los agricultores se comprometieron a colaborar en la
formación de un centro de población agrícola en el predio denominado La Unión,
municipio de Huatabampo, con 4,000 hectáreas de superficie, mismas que serían
cedidas al Estado para que las distribuyera entre los grupos solicitantes. Así
mismo convinieron en ceder el 3% del valor de sus cosechas para solventar los
gastos de operación de las 4,000 hectáreas de terreno, la construcción del canal
principal y sus laterales, los desmontes y bordes del mismo.

60
Rocío Guadarrama, “La reorganización de la sociedad”, en Historia General de Sonora, T. V, Hermosillo,
Gobierno del Estado de Sonora, 1985, p. 87.
61
Ignacio Almada Bay, Breve Historia de Sonora, México, El Colegio de México-FCE, 2000, p. 143.
62

Para administrar los fondos del proyecto, agricultores y gobierno


constituyen un comité administrativo -también conocido como Comité para la
Resolución del Problema Agrario del Mayo-, que tuvo una influencia definitiva en
los asuntos agrarios de la región. De acuerdo con este nuevo plan, fueron
adquiridos los terrenos de La Unión para ubicar a los solicitantes de Etchojoa y
Huatabampo que recibirían parcelas de 5 hectáreas, y se dispuso que los canales
San Pedro y Oriental llevaran agua hasta esos predios. En realidad, las obras de
irrigación construidas en este año fueron de gran beneficio para todos los dueños
de la tierra, porque además de que el gobierno absorbía buena parte de los costos
y las condiciones otorgadas para el uso y distribución del agua les significaba
buenos dividendos, se ahorraron lo más importante: la mano de obra.
Incluso, cuando se trató de obras totalmente construidas por el gobierno
para beneficio de los ejidatarios, los propietarios también obtuvieron beneficio. Por
ejemplo, para irrigar los terrenos ejidales de la comisaría de Tesia, el Gobierno del
Estado hizo todas las obras necesarias para prolongar el canal de Santa Rosa, no
obstante el propietario del canal original vendía el agua a los ejidatarios en
“condiciones libres”. Iniciado el año de 1933, el problema agrario en esta región se
agudizó a tal grado que el gobierno se vio en la necesidad de agilizar los trámites
para iniciar la construcción de nuevos canales y responder a las demandas de los
grupos organizados de solicitantes que exigían la conclusión de las obras de
irrigación y apoyo crediticio.
En estas condiciones se proyectó la construcción del canal “Rodolfo Elías
Calles” para bañar 2,000 hectáreas del ejido San Ignacio; se llevó a efecto la obra
de defensa de la boca-toma del canal Rosales que beneficiaría 1,500 hectáreas
del ejido Navojoa; se iniciaron los trabajos para construir los canales del
Guayparín y 14 en el ejido San Pedro, se consideró también la necesidad de llevar
el agua hasta el ejido Moroncárit, en el extremo sur del valle.
Por otra parte, los propietarios asumían el incremento del área de cultivo de
La Unión en 10,000 hectáreas. Se declaró de utilidad pública el predio Hermanos
Álvarez, ubicado en el municipio de Huatabampo, que se agregó al centro de
población agrícola La Unión. Como resultado de esa política de ampliación de las
fronteras irrigadas y del incremento de los precios, los ingresos provenientes de la
63

venta de productos agrícolas de la entidad empiezan a aumentar a partir del año


de 1934, generándose un auge agrícola, de manera que para este año el índice de
precios había superado al de 1929.
Son tres los aspectos que fueron abordados en este capítulo: la política
agraria y estructura de la tenencia de la tierra en Sonora, el entorno histórico y
socioeconómico del desarrollo agrícola empresarial, y el desarrollo agrícola en el
valle del Mayo.
Con el triunfo de las fuerzas revolucionarias el poder político pasó de la
aristocracia terrateniente a manos de la nueva burguesía. A ésta última
pertenecían muchos constitucionalistas que, al promover y promulgar la Ley del 6
de enero de 1915, sentaron las bases para iniciar el reparto agrario en el país. El
reparto agrario se efectuó muy lentamente a lo largo de los años veinte, continuó
el predominio del latifundio y se favoreció al sector privado en detrimento del
ejidal.
Fue precisamente la tenencia de la tierra el problema central durante los
gobiernos pos-revolucionarios, en virtud de que la tierra se encontraba acaparada
por unos cuantos propietarios nacionales y extranjeros que utilizaban
procedimientos rudimentarios dando por resultado una producción insuficiente
para abastecer el mercado interno y que no podía competir en el mercado externo.
El discurso de los gobiernos de Obregón y Calles acerca de la
reconstrucción nacional fue hasta cierto punto demagógico ya que, en cuanto al
desarrollo de la agricultura, el apoyo y la inversión de recursos federales se hizo
de manera selectiva privilegiando algunas regiones en detrimento de otras.
Situación que se vio claramente en el fuerte impulso de estos gobiernos al
desarrollo de la agricultura comercial en el norte del país y particularmente en los
valles del sur de Sonora. Se trataba de promover un modelo de economía
agroexportadora.
La dinámica regional en el ámbito económico del Mayo se ve condicionada
por un conjunto de factores tanto internos como externos. En las primeras tres
décadas del siglo XX emerge una nueva generación de empresarios que
empiezan a tomar las riendas de los negocios familiares con una visión moderna.
En lo que respecta a la actividad agrícola, se empiezan a aplicar nuevos
64

procedimientos, tecnología, maquinaria, así como nuevos cultivos y fertilizantes.


Se fomenta la creación de infraestructura en vías de comunicación y en irrigación.
Hay un crecimiento del mercado interno y un aumento de la demanda de
productos primarios por parte de los mercados del sudoeste norteamericano.
La economía sonorense se ve supeditada e influenciada por los ritmos y
necesidades del mercado norteamericano, de manera que predomina en la
entidad un modelo minero-agropecuario-exportador, en donde el cobre, el oro y la
plata, el garbanzo, el trigo, arroz y ganado vacuno, tenían como destino el
mercado de los Estados Unidos.
Estas actividades productivas no propiciaron el desarrollo general del
estado, sino de algunos puntos aislados en donde tenían lugar dichas actividades,
como los enclaves mineros y las empresas agroganaderas ligadas a ellos, los
ranchos de ganadería extensiva y los cultivos de exportación en los valles.
En lo que respecta al desarrollo agrícola del valle del Mayo, éste tiene lugar
a partir del desplazamiento de los capitales de ex-mineros y comerciantes
alamenses al valle debido a la quiebra de la minería a principios del siglo XX.
Entre los factores que contribuyeron al desarrollo de la agricultura comercial
en el valle de 1920 a 1934 está el fuerte impulso por parte de los gobiernos de
Obregón y Calles, que se tradujo en la construcción de caminos y obras de
irrigación, además de crédito, exenciones de impuestos y estímulos fiscales a los
productores. El cultivo del garbanzo como producto de exportación imprimió un
gran dinamismo a la economía regional, tanto por el volumen como por el valor de
la producción que se exportaba principalmente a España.
65

CAPÍTULO III. LOS EMPRESARIOS AGRÍCOLAS DEL VALLE DEL


MAYO.

3.1 Condiciones para el desarrollo de la actividad empresarial.


En este capítulo se tratan de analizar en primer término las condiciones que
permitieron el desarrollo de la actividad agrícola empresarial en la región.
También se realiza un estudio acerca de la actividad económica desarrollada por
los empresarios agrícolas de los municipios del Mayo, se abordan además los
casos del general Obregón, de la familia Salido, y finalmente el cultivo del
garbanzo como producto de exportación.
En lo referente a la actividad empresarial agrícola se acude a las fuentes de
archivo para estudiar el comportamiento de los propietarios agrícolas a través del
conjunto de operaciones registradas en los libros de notarías para los tres
municipios del Mayo. Se entiende que esta información representa una muestra
del conjunto de la actividad económica desplegada por todos los propietarios
agrícolas durante el periodo, en virtud de que una gran cantidad de transacciones
se hicieron a través de contratos privados.

3.1.1 Haciendas, ranchos y las primeras compañías agrícolas.


De acuerdo con el cronista porfiriano Pedro N. Ulloa62, para la primera
década del siglo XX el distrito de Álamos se dividía en trece municipalidades que
eran: La Aduana, Álamos, Camoa, Navojoa, Minas Nuevas, Movas, Nuri, Rosario,
Promontorios, Quiriego, Río Chico, Etchojoa y Huatabampo, y existían varias
haciendas agrícolas-ganaderas y ranchos.
En Camoa se encontraban las haciendas de Santa Bárbara, propiedad de
Faustina S. de Goycolea, con 250 hectáreas de tierras de labor donde se cultivaba
trigo, maíz, frijol y naranja, y la hacienda Tres Hermanos perteneciente a
Concepción S. de Roy, con 9,000 hectáreas de extensión, de las cuales se
cultivaban 100. Los ranchos que se encontraban en este municipio eran:
Barebampo, Osobampo, Yorigiobe y Santa Bárbara. En tres Hermanos había

62
Pedro N. Ulloa, El Estado de Sonora y su situación económica, Imprenta a cargo A.B. Monteverde,
Hermosillo, 1910, pp. 129-139.
66

un molino harinero que producía anualmente 96,000 kilogramos de harina. En


Santa Bárbara había otro molino harinero que producía 33,000 kilogramos al año,
además de varias caleras que producían cal de buena calidad.
En Etchojoa las principales haciendas eran: San Pedro, que pertenecía a la
Compañía Agrícola del Río Mayo, S.A., con 6,400 hectáreas de extensión;
Bacobampo, de los hermanos Salido, Tosalicari, de Crispín Palomares; la
hacienda Caurara de los Salido y Bay; La Paz de los hermanos Terminel; El
Huichaca, de Ramón Ross y hermano con 450 hectáreas; la hacienda Rosita de
Óscar Ocháran; El Porvenir, de Clemente Ibarra, y la propiedad de Manuel
Otálora y Abascal. El total de hectáreas empleadas en la siembra ascendían a
2,900.
En Huatabampo las principales haciendas eran: Jupateco, propiedad del
general José Tiburcio Otero e hijos, contaba con 1,000 hectáreas de tierras
laborables y con 12,000 más susceptibles de aprovechar mediante futuras obras
de irrigación. Ocupaban cien jornaleros. El Naranjo, de Jesús Velderráin, con
150 hectáreas de terreno de cultivo y 1,350 más que podían ser aprovechadas con
nuevas obras de irrigación. Los ranchos que había en Huatabampo eran: Tóbari,
Lebampo, Moroncárit, Jupagogoli, Guacopora, Bayájori y Bachoco.
En Navojoa se encontraban las haciendas Rosales, de los Salido, con 600
hectáreas de siembra y 500 susceptibles de ser aprovechadas, producían trigo,
maíz, fríjol, garbanzo y alfalfa. Ocupaban a 125 trabajadores. La hacienda de
Almada y Orrantia con 500 hectáreas de cultivo, producían trigo, maíz y frijol.
Ocupaban cien jornaleros. La hacienda Juárez de Morales y García Peña que
poseían 1,000 hectáreas de labor y 500 posibles de ser irrigadas, producían trigo,
maíz, fríjol y garbanzo. Ocupaban cien trabajadores.
Se encontraban además, en el mismo municipio, las haciendas:
Mochibampo, de Bernardo García, con 200 hectáreas de cultivo, producía lo
mismo que las anteriores y ocupaba 40 peones. La hacienda Bayehuey, propiedad
de los hermanos Campoy, con 350 hectáreas de siembra e igual número
susceptible de aprovecharse, producía los mismos cultivos que las anteriores y
ocupaban a cien jornaleros. Los Nachuquis, de los Amparán, con 250 hectáreas
de labor e igual número posible de irrigar. Ocupaban a 80 hombres. Los ranchos
67

que se encontraban en este municipio eran: Jupatahuece, de los Morales y García


Peña; Buenos Aires, Chinobampo, Navomora, de Alberto Rosas; Vivajimari y Las
Ánimas de Jesús Morales; Jusibampo, de Clotilde Gaxiola; La Soledad, de los
hermanos Campoy; El Yópori, de José Ballester; El Bacame, de los hermanos
Hurtado, San José y el Bachito, de Adolfo Retes.
Fue la modernización de la hacienda tradicional, la creación de obras de
irrigación e introducción de nuevas tecnologías en el campo, un proceso que
permitió el surgimiento de las empresas agrícolas y el fomento de la actividad
empresarial. Algunos de los dueños de las haciendas y ranchos mencionados
lograron constituir grandes compañías agrícolas que explotaron sus tierras con
cultivos de exportación como el garbanzo. Desafiando a los indígenas Mayos y
Yaquis, a fines de los años cincuentas del siglo XIX, se inicia con altibajos la
colonización de ambos valles. A partir de los años sesenta importantes hombres
de negocios y comerciantes de Álamos y del extranjero irrumpen en el Mayo
explotando propiedades agrícolas, adquiriendo tierras, construyendo obras de
irrigación, en fin, dotando al valle de una infraestructura agrícola para aprovechar
mejor sus recursos.
Este proceso de transición trajo consigo situaciones adversas para algunos
hombres de negocios, mientras para otros representó el despegue y la posterior
consolidación de sus empresas en los años noventa, como el caso de Ángel
Almada que empezó estableciendo una casa comercial e industrial a mediados de
1880, y para 1893 sería el comerciante más importante de la región, plenamente
identificado con el porfirismo estatal. En la década de los ochenta las únicas
grandes unidades agrícolas en explotación eran las propiedades de las haciendas
de Navojoa, Tres Hermanos y Santa Bárbara, que producían maíz, trigo, frijol y
algunas legumbres para el mercado regional.63 A partir de los años noventa, una
vez finalizados los trabajos de la Comisión Geográfica Exploradora, en 1889, y del
interés del Gobierno Federal, en 1892, de abrir canales por su cuenta y permitir a
los particulares su construcción, el Mayo se ve envuelto en una febril actividad. De

63
Ibid., p. 39
68

1892 a 1902 se construyen alrededor de quince canales de riego y se abren al


cultivo 40,000 hectáreas.64
A principios del siglo XX habían florecido en el valle extensas propiedades
agrícolas, trigueras y garbanceras, que dieron lugar a la constitución de
importantes sociedades agrícolas entre 1892 y 1902, como la Compañía Agrícola
del Río Mayo, S.A., en San Pedro, con 6,400 hectáreas; la Compañía Morales y
García Peña, ubicada en la hacienda Juárez, de Jesús Morales y García Peña, la
Sociedad Salido Hermanos, de José María, Epifanio e Ildefonso Salido en la
hacienda Rosales; la Sociedad José Tiburcio Otero e Hijos, de la familia Otero
Esquer, en la hacienda Jupateco, en el municipio de Huatabampo; y por último, la
sociedad Orrantia y Quirós, de Francisco Orrantia y Sarmiento, agricultor del valle
de El Fuerte, Sinaloa y Pedro S. Quirós, en la hacienda Navojoa.
La Compañía Agrícola del Río Mayo, S.A., fundada en 1902, con un
capital de $200,000.00 pesos dentro de los ejidos del pueblo de San Pedro, la
compañía tuvo 6,587 hectáreas de terreno, todas irrigadas por las aguas del canal
de 8,652 metros de longitud, con un gasto de 10,000 litros por segundo, que
producía en 1906 1,500 hectolitros de garbanzo y 2,000 de maíz, así como trigo y
frijol. Organizada por Ángel Almada, siendo fundadores Jesús Guillermo Almada,
Óscar Ocháran, Alberto Ramos, Manuel Larraguíbel, Joaquín S. Urrea y Felipe
Ramos, habiendo ingresado posteriormente Tomás Robinson Bours y hermanos,
Ignacio E. Almada, Miguel C. Urrea, Reynaldo Ramos, M.R. de Velderráin, Banco
de Sonora, S.A., Amparo E. viuda de Corral, José María Quiróz, Ignacio L.
Almada, Alberto Almada, Redo y Cía., de El Dorado, Sinaloa, Jorge Le Brun, de
Hermosillo y Lic. Guillermo Obregón, de México, D.F.
El Consejo de Administración de esta compañía estaba formado por las
siguientes personas:

1er. Vocal Ignacio E. Almada


2do. Vocal Alberto Ramos
3er. Vocal Óscar Ocháran
Comisión Propietario Joaquín S. Urrea

64
Raúl Montaño y Octavio P. Gaxiola, op. cit., pp. 41-46
69

Comisión Suplente Manuel Velderráin


Hacia el año de 1909 aparecen registrados 71 socios en un Libro Mayor de
esta compañía con fecha 3 de septiembre. Destacan entre ellos importantes
personajes de la política como Ramón Corral y Severiano Talamante, figuran
además bancos extranjeros como The Citizen National Bank, de Los Ángeles,
California y Sonora Exchange & Comisión Co. Participaban también inversionistas
foráneos como Redo y Cía. de Eldorado, Sinaloa, Alberto Ramos y Valentín
Zapatero del Distrito Federal. La mayoría de los socios eran inversionistas locales
miembros de importantes familias alamenses principalmente como los Almada,
Quirós, Robinson Bours, Urrea y otros.65
Durante el periodo de 1910 a1920 se vivió en varias regiones del país y en
Sonora una situación social convulsionada, y todavía en el transcurso de los años
veinte ocurrieron en algunas zonas levantamientos armados que fueron sofocados
por el Gobierno Federal. Ésta situación obligó a algunos hacendados, entre ellos
algunos del Mayo, como Ildefonso Salido, a salir al extranjero.
En 1906, fue promulgada por el régimen porfirista la Ley de Expropiación
por Causa de Utilidad Pública. En mayo de 1913 se formó la Oficina de
Administración de Bienes Ausentes, que, según Aguilar Camín, se aplicó a los
“enemigos de la causa”, siendo además la primera “incursión precoz de la
Revolución en los secretos de la gestión estatal”66. La labor de esta oficina tuvo
beneficiarios muy claros: los altos mandos de la Revolución. El 14 de agosto del
mismo año el gobernador José María Maytorena estableció el decreto sobre el
Subsidio Forzoso de Guerra, mismo que fue aplicado ese año a la Compañía
Agrícola del Río Mayo, obligándola a aportar la cantidad de $92,569.00 pesos al
Gobierno del Estado.67
La producción agrícola en Sonora se volvió un recurso estratégico de la
Revolución, tanto como lo habían sido las minas y las aduanas en el norte. El
ejército revolucionario había ocupado la mayor parte de la región agrícola en el sur
del estado, y las necesidades de la guerra pedían la utilización de esa riqueza. Sin
65
Libro Mayor de la Compañía Agrícola del Río Mayo, S.A., Navojoa, 3 de septiembre de 1909. (Facilitado
por el Dr. Ignacio Almada Bay).
66
Héctor Aguilar Camín, La Revolución que vino del norte, España, Océano, 1988.
67
Juan Castro Castro, El Financiamiento del Constitucionalismo, 1913-1915. Una Aproximación. Tesis de
Licenciatura, Departamento de Antropología e Historia, Hermosillo, UNISON, 1996, p. 77.
70

embargo, las haciendas no eran afectadas mientras aportaran recursos al erario


estatal, aunque muchas de aquellas propiedades caían dentro del cuadro previsto
por la intervención de bienes ausentes, pues pertenecían a los llamados
“enemigos acérrimos de la causa”. Tras la huida de la oligarquía porfiriana, sus
haciendas y tierras fueron ocupadas por agentes del ejército revolucionario. El
gobierno estatal actuó como administrador directo de la economía.
En el Mayo se dieron casos como el de Ildefonso Salido y de otros
porfiristas que tuvieron que salir al extranjero, por lo que sus propiedades fueron
afectadas por el Gobierno del Estado. Lejos de ser fraccionadas y repartidas
pasaban a ser administradas por el gobierno con el propósito de mantenerlas
activas y allegarse recursos para sostener al ejército.
En la región de Navojoa, Fermín Carpio fue el encargado de poner a
producir las mayores propiedades del Mayo. Los procedimientos de Carpio tenían
un aspecto más favorable a los agricultores, pero repetían igual los hábitos de los
hacendados de la zona. Al respecto, Aguilar Camín señala:
Todas las tierras de cultivo de las haciendas intervenidas por el Estado en la zona
a mi cargo (informó Carpio a mediados de octubre de 1913) están sembradas de
maíz casi en su totalidad por gente pobre, pero que se dedican al cuidado de las
tierras que cultivan. Hasta ahora no se han celebrado contratos de ninguna
especie con los arrendatarios, siguiéndose únicamente las costumbres observadas
por los dueños de que cada sembradío dé una cuarta parte de cada cosecha,
llevándose solamente un registro de los sembradíos de cada hacienda
68
intervenida.

Años más tarde, el 7 de febrero de 1920, el Director General de Catastro


envió a Ignacio L. Gómez, presidente municipal de Navojoa, un oficio en el que le
notifica que a partir de esa fecha el Gobierno del Estado había tenido a bien
disponer que quedaran bajo la vigilancia de esa presidencia municipal las
haciendas Orrantia, Rosales y El Citavaro, otorgando nombramientos como
administradores a Victoriano Valencia, Manuel Duarte y Juan Rábago,

68
Héctor Aguilar Camín, La frontera nómada, op. cit., p. 495.
71

respectivamente, quiénes además fungirían como Jueces de Aguas y encargados


de la reparación de los canales.69
Se menciona que el pago de los sueldos a los administradores se haría del
derrame que periódicamente aportarían los ocupantes de terrenos de las
haciendas. Las personas que poseían lotes en las haciendas les correspondía
pagar una cuota por concepto de gastos de administración y de conservación de
los canales.
En la hacienda de Orrantia, en esa fecha, había treinta y tres ocupantes:
Severiano Navarro, Carmen Cázares, Anselmo Valenzuela, Manuel Cárdenas,
Rafael Morales, Aureliano Mendívil, Gral. Fermín Carpio, José Henry H., José C.
Rincón, Clemente Borbón, Gregorio Fierro, Ramón Nieblas, Modesto Valencia,
Rafael Esquer, Quirino López, Felizardo Nolasco, Antonio Mendívil, Nicolás
Cuamea, Luis López, Felipe Duarte, Telésforo Torres, Joaquín Baldenegro,
Gabino Cuamea, Gregorio García, José Juan Ramírez, Gral. Lino Morales, Tomás
Galaviz, Vicente Moroyoqui, Francisco Murillo, Felipe López, Juan Mendoza y
Victoriano Valencia.
En la hacienda Rosales había treinta y nueve arrendatarios de lotes, los
ocupantes eran: Antonio Valenzuela, Francisco Miranda, Macedonio Valenzuela,
Crispín García, José Martínez, Tiburcio Ibarra, Epifanio Soto, Bernardino Elenes,
Santiago Peñúñuri, Amado García, Ramón J. Valderrama, Jesús María del Pardo,
Rafael Morales, Cruz Gastélum, Baltasar Caballero, Jesús F. Ferro, Secretaría de
Agricultura, Leonardo Alcántar, Antonio Rivera, Lucio Duarte, Refugio Álvarez,
José Trasviña, Sotero Castro, Librado Félix, Ignacio Gómez, Guadalupe Vda. de
Talamante, Teodoro Ayala, Procopio Duarte, Simeón Ponce, José María Quiróz,
Refugio Coronado, Ángel Salguero, Ramón Franco, Faustino Ayala, Alejandro
Maldonado, Agustín Amarillas, Rafael Gil Lamadrid, Rosalío Higuera y Joaquín
Tavares.
En la hacienda El Citavaro tenían contrato de arrendamiento de lotes las
siguientes personas: Pedro Duarte, Adalberto Campoy, Flavio S. Bórquez, Santos
Valenzuela y Leonardo Robles; En la hacienda de Jupateco eran arrendatarios
Ángel López, Felipe Valenzuela, José María Aguilar,Jesús Gutiérrez, Alfonso

69
AHGES, Oficialía Mayor de Gobierno, Sección Agricultura, T. XI, Exp. No. 4, 7-02-20.
72

García, Guadalupe García, Manuel Elizondo, José Esquer, Epifanio Zayas, Adolfo
Esquer, Benigno Solís y Refugio Almada; en la hacienda Las Mayas aparece el
nombre de Randolfo Esquer con siete hectáreas.70
En un telegrama enviado el 7 de julio de 1920 por Alejandro C. García al
gobernador Flavio Bórquez participa haber terminado la recolección de garbanzo
en las haciendas intervenidas, habiendo obtenido una cosecha de 852 sacos. La
cosecha parece ser muy baja y no se especifica cuales haciendas eran. Alejandro
García recibía un sueldo de $150.00 pesos mensuales como Comisionado
especial del Gobierno del Estado para la recolección de partidos y arreglos de
contratos respectivos de las haciendas intervenidas.

3.1.2 Transportes y vías de comunicación.


Para la última década del siglo XIX, Sonora contaba con un sistema
carretero que lo comunicaba con los estados vecinos y el extranjero. Dicho
sistema abarcaba las principales ciudades, puertos y fronteras del estado. Se
contaba con un camino central que comunicaba al estado con el resto del país por
dos rutas: una al norte, y la otra al sur. Por el sur venía la carretera de
Guadalajara-Tepic-Mazatlán-El Fuerte-Álamos.
Estos caminos, junto con los locales, eran recorridos por carretas,
diligencias y recuas de mulas. Una de las diligencias que funcionaban en esa
época era la que daba servicio de Álamos al puerto de Mazatlán, en tres corridas a
la semana, saliendo los días martes, jueves y sábados de Álamos, y pasando por
El Fuerte, Sinaloa y Culiacán; otra compañía se dedicaba a la transportación de
las ciudades de Álamos al puerto de Guaymas; de Guaymas a Hermosillo
funcionaba la compañía de la familia Aguilar y Sucesores.
Las principales rutas marítimas eran aquellas que salían del puerto de
Guaymas, considerado como puerto de altura, esto es, con posibilidad de dar
albergue y recibir barcos de gran calado. Había dos rutas internacionales de vital
importancia: la primera de Guaymas a la Paz, de la Paz a San Diego, y de ése
puerto a San Francisco, California; la segunda de Guaymas a Centro América y

70
AHGES, Oficialía Mayor de Gobierno, Sección Agricultura, T. II, Exp. No. 24, 19-03-20.
73

Sudamérica, para de ahí virar al estrecho de Magallanes y dirigirse a los países


europeos. Éstas rutas eran cubiertas por barcos y compañías extranjeras.
La ruta nacional recorría los principales puertos del Pacífico mexicano, la
cubría la Línea Acelerada del Golfo de Cortés, a través de la ruta Guaymas-
Altata-La Paz-Mazatlán-San Blas (Nayarit)-Manzanillo (Colima). Por otra parte, en
septiembre de 1879 se inauguró la primera línea telefónica en la ciudad de
Hermosillo y en el distrito de Álamos, otra línea de Minas Nuevas a Promontorios
en 1882. El servicio se fue generalizando a medida que terminaba el siglo.
El telégrafo tuvo su desarrollo en la misma década de 1880, sus primeras
líneas fueron inauguradas en mayo de 1880 (de Ures a Hermosillo), y en junio del
mismo año (de Guaymas a Hermosillo). El puerto de Mazatlán fue comunicado
con Álamos en abril de 1881, estableciéndose en dicha ciudad el centro de
comunicaciones con el interior del país.
Por su parte el ferrocarril ofreció la posibilidad de incorporar los valles del
Yaqui y del Mayo al mercado interno y externo, y su llegada a Navojoa el 7 de
mayo de 1907 permitió profundizar los cambios habidos en el valle del Mayo,
posibilitando la obtención de maquinaria y equipo para las nuevas explotaciones
agrícolas y la posibilidad de exportar por ferrocarril directamente su garbanzo
atrayendo una nueva ola de inversionistas y colonos que hicieron surgir y crecer
poblaciones de ambos valles, como Navojoa, Huatabampo, Etchojoa, Cd.
Obregón, Esperanza y otras. El mismo año de 1907 se construyó el ramal del
ferrocarril a Álamos.
A final de cuentas, la llegada del ferrocarril del Southern Pacific a Navojoa y
la construcción del ramal a Álamos convirtieron a Navojoa en centro ferroviario del
sur del estado, que después sería acentuado con la construcción del Ferrocarril
del Río Mayo en 1922. Con la llegada del ferrocarril, la estación de Navojoa se
convirtió en la receptora de los carretones jalados por bueyes, que llegaban de
todo el valle con la producción de garbanzo, arroz, maíz y frijol, para ser
transportados por el ferrocarril, como aparecen en los informes de la compañía
ferrocarrilera.71

71
Juan José Gracida Romo, Los ferrocarriles en el desarrollo agrícola del valle del Mayo. (1902-1931),
Hermosillo, Centro INAH – Sonora, 2004, p. 5.
74

El proyecto de construir el ramal del ferrocarril de Navojoa a Yavaros se


realizó a pesar de las condiciones desfavorables para el mercado del garbanzo,
principal producto de exportación, que desde el año de 1920 venía a la baja. El
año de 1922 el gobierno del Presidente Álvaro Obregón, incentivó a un grupo de
agricultores del río Mayo para que contribuyera a construir un ferrocarril de vía
ancha de 62 kilómetros, pasando por las principales haciendas: San Ignacio, San
Pedro, Bacobampo, Etchojoa, Estación Rosas, Huatabampo y Yavaros.72
Al arribar Plutarco Elías Calles a la Presidencia, se privatizó el ferrocarril y
se firmó un contrato el 3 de mayo de 1925 con el ciudadano americano Edgar K.
Smoot para la construcción y explotación de una línea del puerto de Yavaros,
pasando por Navojoa, a un punto del Ferrocarril Kansas City o del Noroeste de
México. A este contrato de un ferrocarril de Sonora a Chihuahua quedó
incorporado el Ferrocarril Río Mayo. Todavía el año de 1926 no se había
entregado el ferrocarril al señor Smoot porque no había cumplido con los
requisitos impuestos en el Decreto de concesión del 4 de marzo de 1925.
Cuando entró en operación el ferrocarril en el río Mayo, el ramal de Navojoa
a Álamos había prácticamente dejado de funcionar, finalmente se levantó la vía el
año de 1930. Para entonces, Navojoa ya contaba con dos ferrocarriles y dos
estaciones, manteniéndose como centro ferroviario del sur de Sonora. El efecto
determinante del ferrocarril se vería años después cuando logra unir a todo el
noroeste con el centro del país.

3.1.3 La Infraestructura hidráulica.


Los pioneros de la irrigación en la región del Mayo fueron los hermanos
Martín, José de Jesús y Juan Salido, quienes en 1865 abrieron el canal Tres
Hermanos, de doce kilómetros de longitud para irrigar las tierras de su hacienda
del mismo nombre, con un costo de 30,000.00 pesos. Además de humedecer las
tierras de cultivo, el agua del canal se aprovechaba mediante una sencilla
cascada, como fuerza motriz del primer molino harinero conocido en los
contornos.73

72
Ibid., p. 10.
73
Héctor Aguilar Camín, La frontera nómada… pp. 35-36.
75

Sin embargo, no fue sino hasta la década de los noventa del siglo XIX
cuando la irrigación tuvo un importante desarrollo: entre 1892 y 1902 se habían
construido, o estaban por construirse sobre la margen derecha del Mayo, nueve
canales con una capacidad de conducción global de 35,500 litros; y sobre la
margen izquierda, otros nueve con capacidad de conducción de casi 40 000
litros.74
El fomento de la irrigación en el Mayo y demás valles costeros seguía los
patrones porfiristas de concesiones a particulares, fortaleciendo el sector
agroexportador de la economía. La reglamentación del uso del agua se remonta
al año de 1843, cuando fue dictado originalmente el Reglamento de Aguas, mismo
que fue reformado en 1880, y estuvo en vigor hasta su modificación en el año de
1905. Dicho Reglamento concedió el beneficio de las aguas a los pobladores más
antiguos según sus títulos de propiedad, debiendo estar sus terrenos dentro de los
fundos o ejidos respectivos.
Los ayuntamientos, escudados en ese Reglamento, hacían preferencia
indebida a personalidades influyentes en las comunidades y, para su
funcionamiento, el Gobierno del Estado empezó a celebrar contratos y convenios
con particulares para la perforación de pozos artesianos que permitieran obtener
agua del subsuelo; también se recurrió a los contratos para la construcción de
canales de irrigación.
Durante la Revolución se registraron agudos conflictos relacionados con el
uso del agua. Los ríos de Sonora, afluentes vitales para la producción y el sostén
de sus comunidades, fueron objeto de discusiones en torno a su jurisdicción para
el estado y la federación. El Presidente Venustiano Carranza, fundamentado en el
artículo 27 de la Constitución, declaró en 1918 propiedad de la nación a los ríos
Yaqui, Mayo, Altar, Asunción y Sonora.
En 1920 se otorgó a la Compañía de Aquichopo “el derecho de
aprovechar como riego 3,882 litros por segundo de las aguas broncas del río Mayo

74
Joaquín Mange, “Historia del negocio del garbanzo”… p. 42
76

para beneficio de 4,642 hectáreas colindantes con las haciendas El Naranjo y los
ejidos de los pueblos de Huatabampo y Moroncárit.”75
Durante los gobiernos de Obregón y Calles se dio un gran impulso a las
obras de riego en los valles, de manera que para el año de 1926 la superficie de
riego en el valle del Mayo era de 30,000 hectáreas, distribuidas de la siguiente
manera: Navojoa, 7,500; Etchojoa, 13,500 y Huatabampo, 9,000.76 Más adelante,
en el ciclo 1929-1930 las tierras irrigadas representaban la mayoría de la
superficie de labor del estado (224,524 hectáreas), muy por encima de las zonas
temporaleras que cubrían el 45% de la superficie total.

3.1.4 La infraestructura financiera.


Para todo proyecto de desarrollo capitalista es esencial la
institucionalización de los sistemas de crédito. El inicio del sistema bancario en
Sonora fue un producto tardío del Porfiriato. La ley sobre bancos e instituciones de
crédito de 1897 dio lugar a que el año siguiente se fundaran el Banco de Sonora,
en Hermosillo y el Banco Occidental de México, en Mazatlán. Durante más de
veinte años estos dos bancos eran las únicas instituciones de crédito propiamente
de la región. A partir de 1920 se abrieron algunas alternativas para la acumulación
de capital financiero y el acceso a crédito con la formación de nuevos bancos
regionales. Su competencia influyó para liberalizar las políticas del Banco de
Sonora.
La Sonora Bank & Trust Company fue organizada en Nogales como
subsidiaria del Banco de Sonora durante los años más críticos de la revolución,
dirigiendo desde este punto fronterizo sus operaciones. Su nombre y ubicación
nos señala la influencia norteamericana en las estructuras financieras del estado y
la importancia de Nogales como ciudad fronteriza para mantener las operaciones
de crédito durante los años álgidos de la Revolución.

75
Cynthia Radding y Rosa María Ruiz Murrieta, “La reconstrucción del modelo de progreso 1919-1929.”, en
Cynthia Radding, Historia General de Sonora, T.V., Gobierno del Estado de Sonora, 1985, p. 325.
76
José C. Ramírez y Ricardo León, “El último auge”, en Cynthia Radding, Historia General de Sonora, T.V.,
Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1985, p. 28.
77

BANCOS REGISTRADOS EN SONORA: 1920.

Banco de Sonora Hermosillo

Cía. Bancaria Mercantil y Agrícola de Hermosillo/Guaymas/Nogales


Sonora
Cía. Bancaria Mercantil de Cananea Cananea

Sonora Bank & Trust Company Guaymas/Navojoa/Nogales

Banco Hipotecario y Agrícola del Hermosillo


Pacífico
Banco Refaccionario de Occidente Navojoa

Fuente: Cynthia Radding de Murrieta y Rosa María Ruiz Murrieta, “La reconstrucción del
modelo de progreso, 1919-1929”, en Historia General de Sonora, T. IV., Hermosillo, Gobierno del
Estado de Sonora, 1985, p. 330.

En la región del Mayo, la mayoría de las operaciones bancarias siempre


fueron manejadas por la casa de Tomás Robinson Bours y Hermanos, de Álamos,
como agente del Banco Occidental de México, S.A., del Banco de Sonora y del
Nacional. Por el año de 1908 se estableció en Álamos una sucursal del Banco de
Sonora, que funcionó hasta 1910, al estallar la Revolución. Entre 1907 y 1916 la
Agencia Comercial del Río Mayo, bajo la gerencia de J.A Morales, fungió como
banquero durante ese difícil periodo.

3.1.5 Las organizaciones empresariales.


La primera Cámara Agrícola en Sonora fue fundada el 15 de mayo de 1910
en Hermosillo. Sus fundadores la denominaron Cámara Agrícola Nacional del
Estado de Sonora, y la fundamentaron en la Ley del 21 de diciembre de 1909.
Entre los socios fundadores se encontraba el general Luis E. Torres, Rafael Izábal,
Alberto G. Noriega, Carlos Camou, Ricardo Laborín, Antonio A. Gándara, José T.
78

Otero, Epifanio Salido y Óscar Ocháran. Seis meses después esta primera
iniciativa se frustró al iniciar la Revolución.
Durante la presidencia de Carranza, los primeros en organizarse fueron los
empresarios a través de las cámaras comerciales que quedaron confederadas en
1917 con la creación de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio
(CONCANACO). Su finalidad era coordinar las actividades del pequeño, mediano
y gran comercio, así como representar los intereses federales, estatales y
municipales. Para 1920 se habían establecido en Sonora cámaras comerciales en
Guaymas, Hermosillo y Nogales. Un año después se fundó, el 19 de junio, la
Cámara Agrícola y Comercial del Río Mayo en la villa de Navojoa.
Esta iniciativa fue encabezada por Manuel Terminel hijo, Salvador Y.
Campoy, José A. Morales, Mauricio García Sepúlveda y Gumersindo López,
quiénes lograron reunir para tal evento alrededor de cincuenta agricultores y
comerciantes de los valles del Mayo y Yaqui.77
Su primera mesa directiva quedó conformada de la siguiente manera:
Presidente, Manuel Terminel hijo, Vicepresidente, Salvador Y. Campoy; como
vocales propietarios fueron elegidos Epifanio Salido, Ignacio Velderráin, Crispín J.
Palomares y como vocales suplentes Jesús Ruy Sánchez, Felizardo Velderráin,
Carlos Obregón, y Comisario, José María Quiróz.
En sus primeros meses de existencia, la Cámara Agrícola recibió el saludo
de cámaras de comercio nacionales y extranjeras como la Cámara de Comercio y
Navegación de Barcelona, la Cámara de Comercio de Brasil y la Cámara Nacional
de Comercio de Tepic. Para ingresar a la Cámara Agrícola era necesario que uno
de los socios propusiera al aspirante, y finalmente correspondía a la mesa
directiva decidir el ingreso de los nuevos socios. Cabe señalar que no era
indispensable ser agricultor o comerciante. La cuota de ingreso se estableció en
diez pesos y la cuota mensual en tres pesos.
En el periodo de 1921 a 1933 se asociaron a la Cámara Agrícola empresas,
compañías, sociedades comerciales y bancos de Navojoa, Guaymas, Cócorit,
Etchojoa, Huatabampo, Álamos, Nogales, Yavaros, y Ciudad Obregón. Entre ellos

77
José C. Ramírez y Ricardo León, “El último auge”, en Gerardo Cornejo Murrieta, Historia General de
Sonora, T. V., Hermosillo, Gobierno del Estado de Sonora, 1985, pp. 28-29.
79

se encontraban la Compañía Industrial de Navojoa, Ching Chong y Cía., J.


Dabdoub y Hermano., Sonora Bank & Trust Company, Hilario Millán y Cía., F.R.
Bours y Hermanos, Southerns Frust Co., Montero Sucs., Cía. Ferrocarril Sud-
Pacífico de México, Compañía Azucarera Almada, Banco Refaccionario de
Occidente, Asociación de Productores de Garbanzo, Frijol y Cereales de la Región
Agrícola del Mayo, Mariposa, S.A., Explotadora de Grafito, Cía. Molinera del Río
Yaqui, Fong Hong y Cía., y la Compañía Maderera de Guaymas, con sus
sucursales de Navojoa y Cajeme.78
También tuvieron cabida agricultores norteamericanos radicados en los
valles del Mayo y Yaqui, como Fred Dow, B.F. Brunk, Fred C. Hetschil, Ernesto
Ramsburg, C.A. Morgan, James Ryan, W.A.Ryan, Z.O. Stocker y S.B.Trimble. El
interés despertado por la Cámara en agricultores y comerciantes radicados fuera
de Navojoa, planteó la necesidad de crear delegaciones en los lugares con más
solicitudes de ingreso, ampliando así su influencia. A principios de 1923, Tomás
Robinson Bours Jr. señaló ante la mesa directiva la conveniencia de crear
delegaciones tanto en el Mayo como en el Yaqui.
Aprobada la propuesta de Robinson Bours, la Cámara Agrícola inició los
trámites correspondientes solicitando a la Secretaría de Hacienda la autorización
del proyecto. Esta dependencia emitió su autorización para que la Cámara
representara los intereses del comercio en la ciudad de Álamos y demás distritos y
pueblos del río Yaqui. El 10 de febrero de 1923 se estableció la delegación de
Cócorit, su primer presidente fue José María Parada, la delegación de Bácum se
fundó el 19 de marzo, nombrando como presidente a Jesús J. Encinas, la
delegación de Cajeme se estableció el 26 de mayo, siendo su primer presidente
Gustavo Dingfelder. La delegación de Huatabampo quedó constituida el 30 de
septiembre, siendo su primer presidente José Ramón Uribe.79
Cabe mencionar que, de manera individual, ingresaron a la Cámara
Nacional de Agricultura, Industria y Comercio de Ciudad Obregón. El
establecimiento de la nueva Cámara ocasionó la desaparición de las delegaciones

78
Everardo Santillán Domínguez, La Cámara Agrícola y Comercial del Río Mayo, 1921-1932, Tesis de
Licenciatura en Historia, Departamento de Historia y Antropología, Universidad de Sonora, Hermosillo,
1998, p. 10.
79
Ibid., pp. 16-17.
80

del valle del Yaqui reduciéndose los elementos del organismo al 60% según las
estimaciones de la propia cámara.
Al desaparecer las delegaciones establecidas en el Yaqui, la Cámara
Agrícola se mantuvo como entidad representativa de los intereses agrícolas en el
Mayo. Dicha situación cambió radicalmente cuando el entonces presidente de la
República, Pascual Ortiz Rubio decretó en 1932 la Ley Federal de Asociaciones
Agrícolas. Esta ley tuvo la finalidad de organizar a los agricultores en asociaciones
de productores de acuerdo a la especialidad o cultivo.

3.2 Empresarios agrícolas de los municipios de Navojoa, Etchojoa y


Huatabampo.

3.2.1 Antecedentes.
Ya se han considerado algunos elementos que configuran el proceso
histórico y las condiciones que permitieron el origen y conformación del
empresariado agrícola del valle del Mayo. De esta manera, encontramos que este
espacio pasa a formar parte del conjunto de sub-regiones agrícolas modernas que
conforman la franja costera del noroeste mexicano, desde Sinaloa hasta Baja
California. El investigador Mario Cerutti ha conceptualizado a estas regiones como
bolsones geográficos de alta fertilidad empresarial80situados en temporalidades
diferentes en el norte de México, en los que se registran procesos locales en
varias ramas como la industria, la minería, la agricultura y otras actividades
económicas bajo distintos matices, dentro de un amplio proceso histórico de
desarrollo capitalista, en una sociedad periférica. De acuerdo con Cerutti, el norte
de México ocupa el espacio geográfico que se ubicaría desde una línea imaginaria
entre los puertos de Mazatlán y Tampico y la frontera con Estados Unidos. Un
factor común que existió entre los valles costeros del noroeste fue que su
producción agrícola se orientó a la exportación hacia el mercado de los Estados
Unidos, principalmente hacia la región sudoeste. En el caso del garbanzo, su
exportación se dirigió también a mercados como el español y otros.

80
Mario Cerutti, Fertilidad empresarial en Monterrey (1885-1930), Monterrey, UANL, 2003, p. 3
81

En la conformación del empresariado agrícola del Mayo intervienen, como


se ha visto, múltiples factores. Los efectos de la política agraria del régimen
porfirista, la pacificación de los indígenas mayos y las leyes de colonización
propiciaron el surgimiento de una nueva generación de hacendados que se
preocuparon por modernizar la agricultura y que se opusieron al régimen de Díaz.
Las compras de tierras y las adquisiciones por denuncios fueron tomando
fuerza en la medida en que miembros de familias provenientes de Álamos,
Quiriego y Rosario fueron penetrando sistemáticamente al valle, donde
predominaban cada vez más los cultivos comerciales como el trigo, el garbanzo,
maíz y algunas legumbres. En el alto río Mayo, desde Camoa hasta San Ignacio
Cohuirimpo, los agricultores se especializaron en la siembra del trigo; en el bajo
río Mayo, desde San Pedro hasta Moroncárit, se sembraba garbanzo y legumbres.
Había también otros cultivos importantes que se comercializaban a nivel regional
como el maíz, frijol, algodón y hortalizas.
A partir de la década de 1890, el Gobierno Federal alentó la creación de
nuevas poblaciones a lo largo del río Mayo, entregando títulos de propiedad, tanto
de lotes para cultivo como solares para vivienda entre indígenas y colonos, así
como los permisos para construir obras de irrigación.
En el archivo del Registro Público de la Propiedad de Álamos se encuentra
información entre abril de 1905 y noviembre de 1913 en la que destacan las
operaciones de compra-venta de terrenos y el otorgamiento de títulos de
propiedad por parte del Presidente de la República en los municipios de Navojoa,
Etchojoa y Huatabampo.
En esta información aparecen frecuentemente los apellidos de las familias
más representativas de Álamos, como los Salido, Almada, Campoy, Palomares,
quienes realizaron diversas operaciones. Por ejemplo, en 1905, la Sociedad “José
María Salido y Cía” compró a Dolores y María Ana Salido el terreno denominado
San José de Guadalupe en Camoa81 y Clotilde Gaxiola compró a Laura Talamante
de Rosas en Capetamaya, municipio de Navojoa, 8,000 hectáreas de terreno.82

81
Registro Público de la Propiedad, (En adelante R.P.P.), Álamos, L. I, Vol. I, Escr. 97, 15-12-05.
82
R.P.P., Álamos, L. I., Vol. I, Escr. 498, 10-08-09
82

Dentro de este mismo municipio aparecen más compras de terrenos y de


acciones de tomas de agua por parte de la Compañía Agrícola del Río Mayo, S.A.,
de la Sociedad Agrícola “Campoy Hermanos”, de la familia Salido, de los
Velderráin de la hacienda “El Naranjo”. Se expidieron títulos de dominio sobre
terrenos del rancho Barebampo en Camoa a Óscar Ocháran, uno de los
fundadores y socios importantes de la Compañía Agrícola del Río Mayo, S.A., se
expidió título de propiedad a favor de Pánfilo R. Santini sobre el predio
Chombacia.
En el municipio de Etchojoa se encuentran registradas varias operaciones
de compra-venta de terrenos, entre otras, la compra de 60 lotes en San Pedro, por
Leobardo Salido a Ángel Quiróz.83 Ramón Ross compró a Jesús Toledo y Vega
treinta lotes de terreno y una acción de toma de agua en el Canal “Jupagogoli” en
Etchojoa y Huatabampo.84 Crispín J. Palomares compró terrenos en ese municipio
a Adalberto de Córdova y a L.A. de Cárdenas. Otros agricultores que compraron
terrenos en Etchojoa en esos años fueron la familia Terrazas, Tomás P. Bay, José
T. Obregón y Abelina Palafox.
En el municipio de Huatabampo, uno de los más grandes hacendados y
exportador de garbanzo fue el General José Tiburcio Otero. Por su parte, Trinidad
B. Rosas, quien fuera apoderado legal de la Compañía Agrícola del Río Mayo,
S.A., aparece comprando a José María Romero 300 hectáreas en el terreno
denominado “Aquichopo”.85
El General Álvaro Obregón también realizó algunas operaciones, adquirió
de Concepción viuda de Rojas el predio denominado “Bunijamino”.86 Los demás
compradores de terrenos en Huatabampo en ese tiempo fueron Pedro H.
Zurbarán, Manuel Espinoza, Benjamín Terrazas, Clotilde Gaxiola, Óscar Ocháran,
Luz Robles viuda de Otero, Miguel Pérez, Ramón Armenta, Modesto Armenta,
Guadalupe Cruz, Clemente Villegas, Emmer R. Arnold, Frank N. Arnold y Ramón
Ross. Fueron otorgados títulos de propiedad de terrenos, entre otros a Pánfilo R.
Santini, Pedro H. Zurbarán, Miguel Vildesola, Celedonio Cervera, José María

83
R.P.P., Álamos, L. I., Vol. I, Escr. 95, 8-11-13
84
R.P.P., Álamos, L. I., Vol. I, Escr. 102, 3-12-13
85
R.P.P., Álamos, L. I., Vol. I, Escr. 79, 2-11-05.
86
R.P.P., Álamos, L. I., Vol. I, Escr. 133, 4-06-06
83

Salido, Leónidas Zayas Vda. de Talamante, José Gil Valenzuela y Jesús Valdéz.
Benjamín Terrazas, del municipio de Guazapares, Chihuahua, adquirió 56 lotes en
Huatabampo y 24.5 lotes en Etchojoa, poseía además 6 acciones en la toma de
agua del Canal de “Tiriscohuasa”.
Entre 1905 y 1913 aparecen 28 contratos de compra venta de terrenos que
suman un total de 8,338 hectáreas, 138 lotes y medio y 12 predios en el valle del
Mayo. En este periodo, de acuerdo con la misma fuente, se otorgan también 40
títulos de propiedad de terrenos nacionales por parte de la presidencia de la
República, la mitad de éstos eran de uno y un lote y medio en promedio
concedidos a indígenas en el municipio de Huatabampo.
Posteriormente, al término del movimiento revolucionario, en los años de
1919 y 1920 aparecen de nuevo registradas algunas inscripciones relativas a
contratos de compra-venta de terrenos y otorgamiento de títulos de propiedad. En
Etchojoa, Tomás Robinson Bours Jr. y María Ramos de Robinson Bours
adquirieron varios terrenos, Ángel Urbina adquirió la labor del fundo “La Galera”
ubicada sobre la margen derecha del río Mayo.87 Se otorgaron títulos de
propiedad sobre 16 lotes cada uno en los ejidos de Etchojoa a Jesús Ruy Sánchez
y Balvanera Zayas de Ruy Sánchez.88
En abril de 1920 se llevó a cabo la división y desmancomunación de la labor
denominada “Las Parras”, ubicada en los terrenos de la hacienda “Jupateco” sobre
la margen derecha del río Mayo, por Guadalupe Otero viuda de Otero y sus hijos
José F., Rodrigo A. y Elodia Trinidad Otero de Terrazas.89

3.2.2. La actividad empresarial agrícola.


En los inicios de la década de los veinte, cuando los militares y políticos
sonorenses habían alcanzado una proyección nacional, orientaron su presencia e
influencia a lograr la integración de Sonora, como región, a la economía nacional y
a promover la formación de una nueva clase empresarial comandada por ellos
mismos, en particular por Obregón y los sucesores de Elías Calles. Uno de los
mecanismos para la consolidación de la nueva clase siguió siendo el despojo,

87
R.P.P., Álamos, L. I, Vol. IV, Escr. 19, 25-07-19.
88
R.P.P., Álamos, L. I, Vol. IV, Escr. 132, 11-02-20.
89
R.P.P., Álamos, L. I, Vol. IV, Escr. 147, 05-04-20.
84

inaugurando, además, el uso de todo tipo de vínculos gubernamentales como una


fuente segura de aprovisionamiento.
Fue en el sur del estado donde originalmente se sintió la vena empresarial
de los hombres de poder sonorense, y se dio el surgimiento y formación de una
clase empresarial nativa fuertemente vinculada a los círculos de poder nacional y
regional. En este proceso fueron determinantes el apoyo del Estado y la
emergencia de nuevos empresarios, afianzados a partir del movimiento
revolucionario.
La información disponible en el Archivo Histórico del Gobierno del Estado
de Sonora (AHGES) sobre los empresarios agrícolas del valle del Mayo durante el
periodo de 1920 a 1934 se encuentra principalmente en los libros de los jueces y
notarios de Navojoa, en los que se da cuenta, aunque de manera parcial, de las
diversas operaciones efectuadas por los propietarios agrícolas e inversionistas
durante el periodo.
A lo largo del periodo de estudio de acuerdo con el número de operaciones
realizadas se observan diversos momentos: de 1921 a 1924, un proceso de
ascenso en las actividades; luego, un descenso desde 1925, con una leve
recuperación en 1928; por último, vuelve una fase con tendencia a la baja,
coincidente con la crisis de 1929-1933.
Al inicio de la década de 1920 el grueso de las inversiones seguían siendo
la compra-venta de terrenos, la creación de sociedades y las actividades de
financiamiento. La actividad económica en la región se desarrolló en condiciones
adversas en un marco de inestabilidad política desde el estallido de la Revolución
hasta fines de la década de los veinte. La recuperación económica en el país se
realizaba lentamente. La hacienda seguía siendo la estructura social que marcaba
las relaciones en el campo, y éste seguía siendo el sector principal de la sociedad.
En ese lapso, varios fueron los factores que contribuyeron en la conformación de
la región y de sus actores empresariales. Los empresarios tuvieron que buscar
mecanismos para restituir el funcionamiento de la economía en la región. Entre
otros problemas, la escasez de circulante obligaba a muchos empresarios a
renegociar sus deudas, a hipotecar sus bienes o a recurrir a préstamos para
solventar sus necesidades.
85

En general, durante todo el periodo 1920-1934 aparecen registradas en los


libros de notarios un total de 67 operaciones distribuidas en los tres municipios:
Navojoa 40, Etchojoa 14, y 13 en Huatabampo. Entre 1920 y 1921 prácticamente
no aparecen registradas operaciones en el sector agrícola del Mayo en los libros
de notarios. Sólo la disolución de una sociedad anónima, la constitución de una
sociedad en nombre colectivo y un contrato de compra-venta de acciones de toma
de agua en 1921. El 1 de mayo de 1921, Manuel, Nicolás R. y Francisco Terminel
constituyeron la Sociedad Mercantil y Agrícola “Manuel Terminel y Sucesores”,
con un capital social de $9,000.00 pesos. En julio del mismo año, Manuel Güereña
y hermano vendieron a José F. Mazón, dos acciones del canal “Constitucionalista”.
Manuel J. y Modesto Güereña habían constituido la Sociedad “Manuel J. Güereña
y Hermano”, misma que fue disuelta en agosto de 1921.90 Es importante tomar en
cuenta que en junio de este año fue fundada la Cámara Agrícola y Comercial del
Río Mayo que desde su inicio agrupó un buen número de empresarios del sur del
estado, entre ellos a Álvaro Obregón y a otras importantes familias como los
Salido, Almada, Cambustón, residentes en Bacobampo, Etchojoa, Huatabampo o
Navojoa.
La Cámara Agrícola y las grandes empresas agrícolas como la Compañía
Agrícola y Comercial del Río Mayo, las haciendas de los Salido, Obregón y Cía., y
otras representaban una importante fuerza política que actuaban como contrapeso
ante las eventualidades tan comunes de esta época.
A partir de 1922 se advierte un incremento en la actividad económica entre
los agricultores, principalmente en el área del bajo río Mayo, en Huatabampo y
Etchojoa. Fue en este año cuando se construyó el Ferrocarril del Río Mayo, que
unió a Navojoa con las colonias agrícolas del bajo río Mayo hasta el puerto de
Yavaros.
Felizardo Velderráin obtuvo un préstamo por $2,000.00 pesos de N.H. Ruby
ofreciendo en garantía la siembra de garbanzo que tenía en la hacienda de San
Pedro.91 En agosto, Manuel J. Güereña hipotecó a Tomás Robinson Bours Jr. 47

90
AHGES, Pedro Bórquez, Caja 127, 29-07-21, 47, 48.
91
AHGES, Pedro Bórquez, Caja 127, 25-08-22, 142, 294-295.
86

lotes y medio ubicados en la Colonia de Santa Cruz de Huatabampo, y dos


acciones del canal “Constitucionalista”, en la cantidad de $17, 648.26 dólares.92
Durante el año de 1923 aparecen registradas 5 operaciones en Navojoa y 3
en Etchojoa. El 14 de julio se constituyó la Sociedad Mercantil y Agrícola
“Palomares y Bórquez”, en Navojoa con un capital social de $1,000.00 pesos.93 En
el mismo municipio se encuentran además 3 contratos de compra-venta de
terrenos y una rescisión de contrato de compraventa de terrenos, en Etchojoa hay
3 operaciones diversas. En este año se encuentran también en el Boletín Oficial
del Gobierno del Estado tres solicitudes de concesiones para tomas de agua. La
primera solicitud fue la presentada por Joaquín Ruy Sánchez el 25 de julio, en la
que solicita aprovechar en riego la cantidad de 60 litros por segundo de las aguas
del río Mayo hasta completar un volumen de 500 mil metros cúbicos anuales para
riego de tierras ribereñas. Las aguas se tomarían en un punto frente al pueblo de
Etchojoa por medio de una bomba de 6 pulgadas de descarga. La superficie de los
terrenos a beneficiarse eran de 14 hectáreas y fracción con las siguientes
colindancias: al norte, línea de los cuadriláteros 16 y 17, al sur, prolongación hacia
el oeste de la calle central del pueblo de Etchojoa, al oriente, el canal de
Tiriscohuasa de su trazo actual, y al oeste el cauce del río Mayo.94
La segunda concesión de toma de agua fue solicitada por Leobardo Salido,
y fue publicada en el Boletín Oficial el 11 de agosto. Se solicita una cantidad de
1000 litros por segundo hasta completar un volumen de 150,000 metros cúbicos
anuales para riego por entarquinamiento de terrenos para el cultivo de garbanzo y
otros cereales. Las aguas se tomarían en el punto denominado “El Rodeo” frente
al pueblo de San Pedro en la margen derecha del río. La superficie de terreno a
beneficiar era de 73 lotes de terreno de repartimiento de 3 hectáreas y fracción, o
sean 2,244 750 metros cuadrados.95
El último permiso para toma de agua que aparece registrado en el Boletín
Oficial durante este año fue la solicitud presentada por Ubaldo S. Palomares y
aparece publicada el 7 de mayo. Este agricultor solicitaba abrir una bocana de dos

92
AHGES, Pedro Bórquez, Caja 127, 5-08-22, 125, 272-281.
93
AHGES, Cenobio Esquer, Caja 127, 14-07-23, 194, 248-250.
94
Boletín Oficial del Gobierno del Estado de Sonora, Tomo XIII, 25-07-23, No. 7
95
Boletín Oficial, Tomo XIII,11-08-23, No. 12
87

metros de ancho para hacer uso de 300 litros por segundo de las aguas del río
Mayo, en la margen derecha, a 50 metros debajo de la bocana de la compuerta
conocida con el nombre de “Campanichaca” para irrigar 300 hectáreas de terreno
en los cuadriláteros 17 y 18 del pueblo de Etchojoa.96
Durante el año de 1924 aparecen un total de 14 operaciones. Se
constituyeron tres sociedades agrícolas, la Sociedad Mercantil y Agrícola “Nicolás
Contreras y Hermano”, constituida el 5 de enero por los hermanos Nicolás y
Antonio Contreras.97 La sociedad conformada por Sebastián Chacón y David J.
Dabdoub el 26 de julio, denominada Sociedad Agrícola “Sebastián Chacón y Cía.”,
en la que Sebastián Chacón introduce a la sociedad 300 hectáreas de terreno en
la hacienda de La Villa en el municipio de Etchojoa.98 Y la sociedad formada por
Tomás Robinson Bours Jr., y David J. Palomares el 31 de diciembre, denominada
“Almacenes de Navojoa, S.A.”99 Uno de los casos de arrendamiento de tierras se
refiere a Margarito Hayakawa, quien en mayo de ese año hizo un contrato de
arrendamiento de 225 hectáreas en El Sahuaral, municipio de Etchojoa, el terreno
era propiedad de Luz T. viuda de Terminel.100
En el año de 1925 aparecen registradas muy pocas operaciones, 3 en
Navojoa y una en Huatabampo. Se encuentra una escritura de cesión de terrenos
de la Compañía Agrícola del Río Mayo, S.A. a favor del Ferrocarril Río Mayo, para
las estaciones Bacobampo, Chucárit y San Pedro.101 En febrero se constituyó la
sociedad en nombre colectivo denominada “Palomares y Retes”, los socios
fundadores fueron Luis R. Palomares y Adolfo E. Retes.102 Se efectúa además una
operación de compra-venta otorgada por David J. Dabdoub a favor de Ignacio
Ruiz de 100 hectáreas en Huatabampo en la cantidad de $3,000.00 pesos.103
El 1 de septiembre de 1925 abrió sus puertas en Navojoa el Banco de
México, S.A., y el 23 de marzo de 1926 se estableció el Banco Refaccionario de
Occidente, S.A. Así tenemos que fue a partir de septiembre de 1926 que se

96
Boletín Oficial, Tomo XII, 7-05-23, No. 5
97
AHGES, Francisco L. Esquer, Caja 126, 5-01-24, 29, 70-72.
98
AHGES, Antonio Maldonado y Osuna, Caja 126, 26-07-24, 78, 192-195.
99
AHGES, Francisco L. Esquer, Caja 126, 31-12-24, 3, 70-72.
100
AHGES, Antonio Maldonado y Osuna, Caja 126, 14-05-24, 57, 191.
101
AHGES, Francisco L. Esquer, Caja, 126, 16-01-25, 9,50-51
102
AHGES, Arturo Ulloa, Caja 126, 14-02-25,28, 107-108.
103
AHGES, Arturo Ulloa, Caja 126, 18-04-25, 33, 87-89
88

realizaron los primeros préstamos de habilitación y avío por parte de éste último
banco. Durante este año, el Banco Refaccionario de Occidente, S.A. concedió
préstamos de habilitación y avío a la Sociedad “Araiza y Rivera”, representada por
Jesús C. Araiza, por la cantidad de $2,500.00 dólares. Ésta sociedad tenía
terrenos en arrendamiento en el valle del Yaqui, en Cócorit y en la hacienda “La
Fortuna”.104 Este banco realizó otro préstamo a Carlos Obregón por la cantidad de
$2,500.00 dólares. Obregón tenía en arrendamiento 250 hectáreas en la hacienda
de Caurara, en Etchojoa.105 Otro préstamo fue otorgado a Inocente Amparán por
la cantidad de $7,500.00 dólares para el cultivo de sus terrenos en la hacienda de
Los Nachuquis, municipio de Navojoa. Además, Amparán tenía en arrendamiento
a la Compañía Richardson el Block No. 45 en el valle del Yaqui, con 400
hectáreas de arroz y 50 de garbanzo.106 En otra operación de compra-venta
Trinidad B. Rosas vendió a Ignacio Ruiz varios lotes de terreno en el municipio de
Huatabampo y 60 acciones de la Compañía de Regadío de Etchojoa y 10
acciones de la Compañía de Regadío de Tiriscohuasa con la cantidad de
$15,000.00 pesos.107
Estos tres casos, de la Sociedad “Araiza y Rivera” y de los agricultores
Carlos Obregón e Inocente Amparán, refleja, un fenómeno que estuvo presente
durante el periodo, el cual tuvo que ver con la presencia de empresarios que
fueron ampliando su radio de acción al adquirir propiedades e invertir en ambos
valles y en diferentes giros. El principal ejemplo de este tipo de empresarios fue el
general Álvaro Obregón, que tenía propiedades y negocios en ambos valles, como
terrenos en los municipios del Mayo, la Sociedad “Obregón y Cía.” con oficina en
Navojoa, y la hacienda “Nainari” en el Yaqui.
Desde 1926, Sonora había venido aumentando su participación nacional en
la producción de trigo, ya que de un 11.4 % pasó a aportar el 15.2% en 1929.
Igualmente en el arroz, Sonora se había convertido junto con Morelos en uno de
los principales productores a nivel nacional de este cereal gracias a la elevada
productividad en el valle del Yaqui, que desde 1925 se vio favorecido por las

104
AHGES, Roberto H. Orellana, Caja 58, 86, 53-60.
105
AHGES, Roberto H. Orellana, Caja 58, 106, 90-96.
106
AHGES, Roberto H. Orellana, Caja 58, 20-10-26, 103, 67-74.
107
AHGES, Roberto H. Orellana, Caja 58, 22-09-26, 83, 259-262.
89

exigencias derivadas de las exportaciones al mercado europeo y


norteamericano.108 En lo que respecta al maíz, el Mayo había incrementado su
participación estatal, mientras que la aportación no comercial estaba repartida
entre todas las unidades de producción del estado. El valle del Mayo se distinguió
por la naturaleza altamente comercial de su producción agrícola. Una situación
similar se observó con el garbanzo, el chícharo y el frijol, que ocupaban una
amplia área cultivada de esta región; tan solo el garbanzo acaparó el 60% de las
tierras del valle con el fin de atender la creciente demanda europea, española,
principalmente.109
Desde 1927, la agricultura sufrió a nivel nacional una caída de los precios
de las exportaciones (azúcar, café, henequén, tomate y otros cultivos), pues se
presentaron las luchas cristeras y agrarias y la ausencia de crédito. Los efectos de
esta situación se sintieron en el Mayo, además en ése mismo año se registró una
creciente en el río Mayo que acabó con las cosechas de ese año. En los archivos
aparece solamente una operación y fue precisamente la constitución de la
sociedad civil denominada “Obregón y Cía.”, que se llevó a cabo el 24 de junio, y
la protocolización de la escritura el 15 de julio del mismo año.110 Esta sociedad
venía operando desde septiembre de 1925. Álvaro Obregón y su apoderado legal
Ignacio P. Gaxiola fueron inicialmente los únicos socios de esta firma que tenía su
domicilio fiscal en Navojoa y un capital social de $2,300 000.00 pesos.
En el año de 1928 se observa un relativo incremento de las operaciones
entre los propietarios agrícolas, mayormente en los municipios del bajo río Mayo,
predominando los contratos de compra-venta de terrenos. Entre estas operaciones
destaca la compra del terreno denominado “Las mil hectáreas”, en el municipio de
Huatabampo, por parte de Ildefonso Salido a José T. Otero en la cantidad de
$10,000.00 pesos oro nacional.111 En otro contrato de compra-venta, el General
Álvaro Obregón compró a Ricardo G. Hill 450 hectáreas, 37 áreas, tres quintos de
área del terreno denominado “Unión” y parte de la concesión del derecho de
aprovechamiento de agua del río Mayo, en la cantidad de $5,000.00 pesos,

108
José C. Ramírez y Ricardo León, “El último auge”, op. cit., pp. 30.
109
Ibid., p. 30.
110
AHGES, Marcos Gómez, Caja 58,15-08-27, 115,
111
AHGES, Fernando E. Moreno, Caja 57, 8-04-28, 90, 82-90.
90

ambos representados por Luis H. Salazar e Ignacio P. Gaxiola.112 Alejo Bay vendió
al general Benito Bernal la mitad del terreno “El Yópori”, ubicado en el municipio
de Navojoa, en $3, 650.00 plata mexicana.113 Por último, aparece la escritura de
un préstamo que el Banco de Sonora concedió a Jesús María Quijada, por la
cantidad de $8,000.00 pesos.114
A partir de este año empieza a descender el número de operaciones por
año, sólo aparecen cuatro entre Navojoa y Huatabampo. Se encuentra la escritura
de Sociedad Civil Particular otorgada por David Roy y Federico Dow, denominada
Sociedad Agrícola y Ganadera “Dow y Roy” en la hacienda de Santa Rosa o Las
Tablas, ubicada en el municipio de Navojoa.115 Otra sociedad es la formada por
Humberto Ortiz, Bernardino, Esteban y Ángel Ibarrola, denominada “H. Ortiz y
Compañía”. El primero de los socios era mexicano y los otros españoles, mismos
que residían en Nogales y Guamúchil, Sinaloa. La sociedad con domicilio en
Huatabampo, se dedicaba al giro de la agricultura y ganadería con un capital
social de $10,000.00 pesos y con una duración de 5 años, hasta el 31 de
diciembre de 1934.116
En mayo de 1930 comenzó el derrumbe de la producción de cobre
provocando el desplome del comercio, del sistema financiero, la quiebra del Banco
de Sonora, institución que constituía el soporte principal de la actividad financiera
en el estado. Ésta fue otra de las expresiones que transformó la estructura
económica de la entidad. Los efectos de la crisis minera tuvieron un alto costo
para la entidad debido a la ausencia de una sólida estructura económica que fuera
capaz de ofrecer, desde dentro, una respuesta alternativa. Hacia 1930, Sonora no
contaba con una estructura independiente fundada en el mercado interno por la
razón de que sus principales actividades dependían del capital y del mercado
norteamericano. Con excepción de una importante fracción del producto agrícola
(trigo y arroz de los valles del Mayo y del Yaqui) que a la postre resultaba

112
AHGES, Fernando E. Moreno, Caja 57,14-05-28, 114,178-182.
113
AHGES, Fernando E. Moreno, Caja 57,10-07-28, 151,40-52.
114
AHGES, Fernando E. Moreno, Caja 57, 12-11-28, 173, 21-23
115
AHGES, Jesús C. Araiza, Caja 59, 3-07-29, 65, 163-165.
116
AHGES, Jesús C. Araiza, Caja 59, 31-12-29, 169, 222-227.
91

beneficiado en los molinos, la industria basada en el consumo masivo estaba


totalmente descuidada.117
En este año aparece una operación de compra-venta en la que Telésforo
Hurtado vendió a Arcadio Pacheco 53 hectáreas en El Bacame, municipio de
Navojoa.118 Ese mismo año se constituyó la Sociedad Anónima denominada
Compañía Exportadora de Sonora, S.A. formada por W.H.. Jully y E.E. Oliver, con
un capital social de $1,000.00 pesos.119
En 1931 José T. Otero vendió a Benjamín y Aurelio Valenzuela 300
hectáreas de terreno en el predio rústico de su propiedad denominada “Las
Mayas” en el municipio de Huatabampo, en la cantidad de $3,000.00 plata
mexicana.120 Benjamín Valenzuela.121 En junio de 1932 se llevó a cabo la
protocolización del acta de la Asamblea General Extraordinaria de accionistas de
la compañía “Canal Jupagogoli”, Sociedad Civil, por la cual se modificó la escritura
constitutiva y se protocolizaron los estatutos, con capital social de
$25,000.00 pesos.122
En mayo de 1933 se llevó a cabo la protocolización de la primera Asamblea
de la Asociación de Productores de Garbanzo, Frijol y Cereales de la Región
Agrícola del Mayo. Comparecieron Ildefonso y Ramón Salido, Presidente y
Secretario. En Asamblea General Extraordinaria celebrada el 5 de mayo de 1933,
se asentaron en el libro de Actas de la Cámara Agrícola y Comercial del Río Mayo
los acuerdos que se tomaron. El Presidente era Ildefonso Salido; Tesorero,
Francisco J. Santini; Vocales, Francisco J. Terminel, Carlos G. Salido y Ángel
Almada. Se acordó por unanimidad los porcentajes de la tributación fijada por la
Confederación para el establecimiento del Banco Agrícola, de acuerdo con el
proyecto del convenio aprobado por los agricultores del Yaqui y Delegados de esta
Asociación en juntas tenidas los días del 10 al 13 de marzo de 1933, y demás
acuerdos posteriores, quedando la tributación con los siguientes porcentajes, todo

117
José C. Ramírez, Ricardo León y Óscar Conde, “La estrategia económica…”, op.cit., p 69
118
AHGES, Marcos Gómez, Caja 58, 17-07-30, 83, 259, 262.
119
AHGES, Marcos Gómez, Caja 58, 6-11-30, 100, 16-20.
120
AHGES, Marcos Gómez, Caja 58, 12-01-31, 112, 56-58.
121
Abuelo materno del Dr. Rubén Aguilar Valenzuela, Vocero de la Presidencia de Vicente Fox Quesada.
122
AHGES, Delfino O. López, Caja 126, 30-06-32, 37, 110-123.
92

ad valorem: 10% en legumbres, 5% en trigo y alfalfa, 4% en frijol y maíz, 3% en


garbanzo, arroz y demás productos no especificados.123
En mayo de 1934 se protocolizó una escritura adicional a la Sociedad
Salido Hermanos, en la que comparecieron Maclovia Salido viuda de Salido,
gestora oficiosa de sus hijos, Concepción Salido de Escalona, Maclovia Salido de
Escalona, Carmen Salido de Ramos, quienes radicaban en la Cd. de México. Los
demás hijos eran José María Salido Jr., José Jesús Salido, Srta. Jesús G. Salido y
Celia Salido de González Agrás. La Sociedad Civil “José María Salido y
Sucesores” se constituyó por escritura de 22 de diciembre de 1932.124 En julio de
1934 se llevó a cabo un contrato de compra-venta por medio del cual Ildefonso
Salido vendió a Jorge Salido el terreno “Las Mil Hectáreas”, superficie de 1,000
hectáreas ubicada en el municipio de Huatabampo, en la cantidad de $9,000.00
pesos.125
Aparecen cuatro operaciones de hipoteca, seis de compra-venta de
terrenos, una escritura de cesión de terreno de la Compañía Agrícola del Río
Mayo a favor del Ferrocarril del Río Mayo, para las estaciones Bacobampo,
Chucárit y San Pedro126, y una escritura de arrendamiento de la labor denominada
“Sahuaral”, situada en los ejidos del pueblo de Etchojoa, de 225 hectáreas,
otorgada por Luz T. Vda. de Terminel y Ricardo J. Terminel a favor de Margarito
Hayakawa.127 En el municipio de Huatabampo aparecen cinco operaciones de
hipoteca, tres de compra-venta de terrenos agrícolas, una jurisdicción voluntaria e
información ad- perpetuam promovidas por Arturo Rosas, propietario de una
superficie de 16 hectáreas de terreno.128
Tratando de hacer un recuento general del conjunto de operaciones
registradas en los protocolos notariales por los propietarios agrícolas en el valle
del Mayo durante el periodo de estudio, se pueden observar tres etapas: en la
primera de 1921 a 1924 se advierte un proceso de ascenso en las actividades de
los empresarios con un total de 35 operaciones en las que predominan la compra-

123
AHGES, Jesús C. Araiza, Caja 60, 15-05-33, 512, 78-81.
124
AHGES, Jesús C. Araiza, Caja 60, 11-05-34, 590, 138.
125
AHGES, Jesús C. Araiza, Caja 60, 20-07-34, 605, 252-262.
126
AHGES, Francisco L. Esquer, Caja 126, 16-01-25, 9, 50-51.
127
AHGES, Antonio Maldonado y Osuna, Caja 126, 14-05-24, 97, 191.
128
AHGES, Delfino O. López, Caja 126, 23-06-32, 36, 105-108.
93

venta de terrenos, en segundo lugar las hipotecas, y luego la constitución de


sociedades. En la segunda etapa, de 1925 a 1928, tenemos una disminución
significativa de las actividades, con 17, ésta es mayor de 1925 a 1927, y en 1928
hay una leve recuperación. En la tercera etapa se aprecia una tendencia a la baja,
con 15, coincidente con la crisis de 1929 -1933

Gráfica.
Número de operaciones registradas por año en el valle del Mayo entre 1921 y 1934.

14
13
12
11
10
09
08
07
06
05
04
03
02
01
1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934

A lo largo del periodo, el número total de operaciones fue de 67, distribuidas


en los tres municipios: Navojoa 40; Etchojoa 14; y Huatabampo 13. Por tipo de
operaciones destacan 20 contratos de compra-venta de terrenos, 9 escrituras de
constitución de sociedades, 7 contratos de hipotecas, 5 compra venta de acciones
de toma de agua, 3 préstamos de habilitación y avío, y el resto de otras
operaciones diversas.
94

3.2.3 El General Álvaro Obregón como empresario.


Desde el año de 1917, después de haber dejado la Secretaría de Guerra,
Obregón se dedica a sus negocios, controla toda la red del garbanzo y otros
productos exportables, gestiona la construcción de presas y del puerto de
Yavaros, organiza a los productores en una liga que él mismo presidió, misma que
originalmente se formó con el nombre de Sindicato de Cultivadores de Garbanzo
de Sonora y Sinaloa o Liga de Garbanceros, que en el verano de 1918 se convirtió
en la Sociedad Cooperativa Agrícola de Sonora y Sinaloa. Obtiene beneficios en
materia hacendaria de parte de los gobiernos estatal y federal, y bajo el impulso
de sus negocios la modesta estación de Cajeme va adquiriendo la facha de una
ciudad. Su acceso a la presidencia en 1921 refrenda y activa sus proyectos
empresariales.129
Desde las postrimerías de la Revolución, aparecen en el sur de Sonora
algunas agroindustrias de propiedad de Álvaro Obregón, entre las que destacan El
Molino Harinero del Yaqui, Compañía Molinera del Río Yaqui, Despepitadora del
Noroeste, y Empacadora del Noroeste. Además, la Compañía Industrial y de
Comunicaciones encargada de generar energía eléctrica, con capital de
$100,000.00 pesos, con sucursales en Esperanza, Navojoa, Cajeme y
Huatabampo, posteriormente vendida al Gobierno Federal en 1929 en la cantidad
de $100,000 dólares, cuyo nombre cambió a Empresa de Servicios Públicos de los
Estados Unidos Mexicanos. La mayor parte de estos negocios se ubican en los
valles del Yaqui y Mayo.130
Desde su primera campaña a la presidencia en 1919, Álvaro Obregón
pregonaba su convicción de que el progreso de México se encontraba en el
desarrollo de una agricultura comercial. Ya en el poder, tomó como laboratorio su
terruño y el noroeste para impulsar la agricultura moderna de exportación, -
proyecto que continuaría Plutarco Elías Calles en la presidencia-. Como
Presidente, Obregón continuó realizando negocios y apoyando el desarrollo de la
región del Mayo. Alentó la organización empresarial como un medio para

129
Ernesto Camou Healy y José T. Chávez Ortiz, op. cit., pp. 476-477.
130
Sergio Peña Medina, “Política de Estado y Desarrollo Regional en Sonora …”, op .cit., p. 446.
95

promover el desarrollo de las actividades productivas, así contribuyó a la


formación de la Cámara Agrícola y Comercial del Río Mayo, de la que fue socio
honorario.131 Promovió la creación de infraestructura como la construcción de un
ferrocarril, telégrafo y la obra portuaria de Yavaros.
Al término de su periodo presidencial, Obregón se dedica de nuevo a sus
negocios en los valles del Yaqui y Mayo, en los que promueve personalmente la
apertura de obras de irrigación, viviendo por meses en tiendas de campaña,
enfundado en un overol de mezclilla, junto a las siembras y los canales de riego
recién abiertos. En estos años, Obregón multiplicó sus negocios e inversiones:
Molino Harinero de Navojoa y estación Cajeme, Agencia para la exportación de
garbanzo en Nogales, una enlatadora de caguama para venderla con el señuelo
de afrodisíaco (Voronoff era la marca), siembra de henequén en el área de riego
de los valles, entre otros.132
En el año de 1927 se constituyó la sociedad civil denominada “Obregón y
Compañía”, la protocolización de las escrituras se llevó a cabo el 24 de junio del
mismo año.133 Esta sociedad venía operando desde septiembre de 1925. Álvaro
Obregón y su apoderado legal fueron inicialmente los únicos socios de esta firma
que tenía su domicilio fiscal en Navojoa y su capital social de $2,300 000.00
pesos. El 80% de las acciones eran de Obregón y el 20% de Gaxiola. Los
objetivos de la Compañía eran la explotación de molinos de trigo y de arroz, la
agricultura, adquisición de fincas rústicas y urbanas, bonos y acciones en
cualquier empresa o compañía.134 Su febril actividad empresarial fue cortada de
tajo en 1928, con su asesinato.

3.2.4. La familia Salido.


Los herederos de las grandes familias de hacendados de origen alamense
lograron mantener y expandir sus negocios a través de las redes de parentesco y
de la formación de sociedades. Una de estas familias de ascendencia colonial que
históricamente ha tenido un desempeño exitoso tanto en la agricultura como en

131
La Cámara se fundó en la villa de Navojoa el 19 de junio de 1921.
132
Ignacio Almada Bay, Álvaro Obregón Salido: nuevos datos… op. cit., p. 28.
133
AHGES, Marcos Gómez, Caja 58, 15-08-27, 115.
134
Sergio Peña Medina, “Política de Estado y desarrollo regional en Sonora…”, op. cit., p. 52.
96

otras actividades económicas en la región ha sido la familia Salido. El fundador de


esta familia fue Bartolomé Salido y Exodar, presuntamente de origen andaluz,
llegó a Álamos a fines del siglo XVIII tras el arribo del Visitador José Gálvez, quien
venía a poner en práctica las Reformas Borbónicas que, entre otras, promovería la
propiedad privada como norma con el fin de ampliar el desarrollo de la región,
después de abrirse el campo de posibilidades por la expulsión de los jesuitas.135
El cargo que desempeñó don Bartolomé fue el de contador de la Real Caja y
custodio del mercurio, propiedad de la Corona, que se entregaba a los mineros,
responsabilidad que le permitió consolidar una regular fortuna, misma que dedicó
a la compra de haciendas y ranchos.
Su residencia, que ocupaba una cuadra entera en el centro de la ciudad,
tenía un patio delantero cerrado con una columnata, que daba acceso a varios
salones de techo alto, pisos de mosaico rojo, puertas de madera tallada, paredes
blanqueadas y cielos rasos interrumpidos por vigas oscuras y arañas de cristal.
Los invitados comían en vajilla de plata, porcelana pintada a mano y cristal.136
Bartolomé Salido contrajo matrimonio con Bárbara González de Elías Zayas, que
sirvió para fortalecer los lazos económicos con una familia que tenía grandes
propiedades en el distrito de Álamos. Sus hijos fueron: Bartolomé Miguel que
contrajo nupcias con Francisca Palomares, Salvador y José de Jesús que
profesaron el sacerdocio; Manuel de Jesús, que casó con María Isabel Gil;
Trinidad, con Ignacio Almada; Antonio, con Antonia Ceballos y Ramón con
Eufemia Ortiz. Bartolomé Salido falleció el 23 de noviembre de 1816.137 Los hijos
de Salido, Almada y algunos de la familia Elías González se convirtieron en el
núcleo de la red en la cual se introdujeron gracias al matrimonio, aquellos que
luego crearían las familias notables de Álamos, la mayoría recién llegados de la
península: Ortiz, Gil, Ceballos, Quirós, Palomares, Zavala, Gómez Lamadrid y
Urrea.138
Los Salido fueron una de las familias fundadoras de Álamos, contaban entre
sus miembros con importantes hombres de negocios que habían extendido sus

135
Ignacio Almada Bay, Breve Historia de Sonora, op. cit., p. 104.
136
Diana Balmori, Stuart F. Voss y Miles Wortman, op. cit., p.
137
Francisco R. Almada, op. cit., p. 622.
138
Ibid., p. 120
97

intereses tanto a la minería y al comercio, como a la agricultura y a la ganadería.


Los hermanos Juan, Martín y José de Jesús Salido, poseían unas propiedades en
la margen izquierda del río Mayo, en el municipio de Camoa. Los tres decidieron
unir esfuerzos y formar la hacienda “Tres hermanos”, que se convirtió en el
paradigma de las haciendas agrícolas de la región. Ellos fueron los pioneros de la
explotación agrícola al abrir el primer canal de irrigación en 1865. De los tres
hermanos sobresalía Martín, minero y agricultor, nacido en Álamos en 1815, tenía
intereses en los minerales de Huruapa y Tobago, ubicados en la sierra de
Guazapares, Chihuahua; accionista de importantes haciendas y ranchos en los
municipios de Camoa, Álamos, Promontorios, Navojoa y Huatabampo.
En la margen derecha del río abrieron al cultivo 4,000 hectáreas de terreno
dedicadas a la siembra de garbanzo, trigo y maíz. 2,764 de ellas, valuadas en
$4,528.00 pesos, las habían adquirido en 1906, de Alejandro García Peña, oriundo
de Chihuahua y vecino de Navojoa, donde constituyeron la Sociedad “José María
Salido y Cía.”. Esta Sociedad, desde principios de la década tenía en la mira su
expansión al bajo valle del Mayo. En 1903 había comprado a los hermanos
Ildefonso y Ramón Ross 123 lotes completos y seis medios lotes, pertenecientes a
las labores denominadas “Huíchaca” y “La Laguna”, en el municipio de Etchojoa.
También eran propietarios de terrenos en las colonias de Moroncárit y Santa Cruz
de Huatabampo. Ramón Ross nació en Álamos en 1864, fue regidor suplente de
esa ciudad en 1891-1892 y en 1896-1897, en abril de 1910 Álvaro Obregón y
Ross fueron nombrados integrantes de la Junta de Mejoras Materiales. Ross sería
luego diputado constituyente, Gobernador del Distrito Federal y Secretario de
Comunicaciones y Obras Públicas en el gabinete de Calles. Ramón Ross
pertenecía a una familia que dio varias alcaldías en la región del río Mayo: José
Aurelio Ross lo fue de Minas Nuevas en 1904-1905, 1906-1907 y en 1910-1911, y
primer regidor en 1908-1909, y abriría en Navojoa el célebre mentidero-fonda-
cantina “El Furgón”, el refugio favorito de Obregón; Jesús S. Ross fue Presidente
Municipal de Minas Nuevas en 1909-1910 y había sido juez local en 1908-1909; y
Ricardo Ross fue comisario en Techomoa, municipio de Promontorios.139

139
Ignacio Almada, Bay, Álvaro Obregón Salido…, op. cit., p. 14.
98

En 1907, la razón social “José María Salido y Cía.” queda disuelta y en su


lugar se forma la sociedad civil particular “Sociedad Agrícola Salido Hermanos”,
dedicada al giro agrícola y ganadero, los socios invirtieron en partes iguales un
capital de $45,150.00 pesos. La firma “José María Salido y Cía” se había ocupado
de un almacén de abarrotes y mercería, además de importar toda clase de
mercancías. Una parte importante del negocio era la compra-venta de productos
nacionales y extranjeros a comisión. Vendía al público harina de su depósito “El
Gallo” y una variedad de cereales, un completo surtido de instrumentos de
labranza, maquinaria, trilladoras, desgranadoras de maíz y demás herramientas.
Los Salido contaban con las haciendas más productivas en el río Mayo: “Tres
Hermanos”, en Camoa; “Rosales”, en Navojoa, y “Bacobampo” en Etchojoa,
además de varios ranchos distribuidos en el distrito de Álamos.
Durante la Revolución, en el año de 1916, Ildefonso Salido tuvo que radicar
en Nogales, Arizona como comisionista en condiciones económicas algo difíciles,
obligado por la situación de inestabilidad social y política propiciada por los
levantamientos armados. A su regreso al Mayo, invirtió su capital en el negocio
agrícola mejorando los sistemas de cultivo, ampliando la superficie de cultivo y
utilizando maquinaria moderna. La familia Salido se dedicó también a la ganadería
en sus ranchos de Buenos Aires y Sibolibampo.
José María Salido contrajo matrimonio con Maclovia Salido, con quien
procreó seis hijos: José de Jesús, José María, Celia, María de Jesús, Concepción
y Carmen. Ildefonso Salido contrajo matrimonio con Luz Quirós, y sus hijos fueron:
Luis, Jorge y Luz.
En una entrevista que Luis Salido Quirós ofreció a Manuel Hernández
Salomón, cronista de Navojoa, dice lo siguiente: “Mi abuelo, José Jesús Salido crió
a los Obregón, se los trajo del rancho “Siquisiva” al de “Tres Hermanos”. Álvaro
era muy buen carpintero, él hacía las ruedas de las carretas, los radios, las masas.
Mi tío José María fue el que le enseñó a Obregón, porque era muy buen
carpintero. Habiendo sido criado por mis tíos, hubo el distanciamiento, porque
Obregón se metió a la revuelta, y mis padres no, porque mi familia era porfirista,
del gobierno. Cuando atacaron Álamos en 1913, los revolucionarios echaron bala
a toda la colonia porfirista. Mi padre (Ildefonso Salido) tuvo que salir, embarcó en
99

El Médano (hoy Huatabampito) rumbo a Mazatlán, de allí tomó rumbo a


Manzanillo, y de ése puerto partió a Guadalajara.
Estando mi familia en Guadalajara, el General Villa aprehendió a mi padre
por el parentesco que tenía con Obregón. Yo tenía cuatro años. Se lo trajo a
Chihuahua y allí estuvo preso como cuatro meses. Mi madre lo siguió, sufriendo al
oír, “ya lo fusilan…, que no lo fusilan”. Fue cuando intervino José María
Maytorena, quien le dijo a Villa:
“Déjalo libre, ése le echó bala a Obregón, están distanciados, si lo armas, si
le das un fusil, él va a tu lado a pelear.” Por la intermediación de un pariente, el
Lic. José Moreno Salido, que andaba con el villismo, lo dejaron libre. La familia se
trasladó de Chihuahua a El Paso, Texas y, por el lado americano nos venimos a
vivir a Nogales, Arizona. Allí estuvimos como quince años.”140

3.4 El principal producto de exportación y los empresarios agrícolas


garbanceros.
Al iniciarse las operaciones de cultivo en las tierras del río Mayo, el
garbanzo figuraba en orden muy secundario al lado de los demás cultivos
regionales como el maíz, trigo, fríjol y varias legumbres, considerándose siempre
el trigo como uno de los productos más importantes, prueba de ello fue el
establecimiento de molinos harineros en la región desde 1865.
Pero en la práctica no pudo desarrollarse el cultivo del trigo en primera
línea, debido a que este grano encontró aquí, entre otras plagas, el mayor de sus
enemigos: el chahuixtle. Este fue el principal motivo, según Mange, para que las
cosechas anuales se hayan mantenido dentro de los siguientes límites: de 1902-
1906, el promedio fue de 30,000 sacos de 100 kilogramos; de 1917-1923, el
promedio fue de 18,000; de 1924-1930, fue de 26,000 sacos, siendo muy raros los
años en el primero y tercer periodos que la producción subiera a 40,000 sacos.141
Esta reducción de la producción de trigo afectó a la industria molinera,
situación que obligó a los agricultores a buscar otras alternativas. Después de
experimentar con otros cultivos como el algodón y la higuerilla, se inicia el cultivo

140
Entrevista a Luis Salido Quirós, Manuel Hernández Salomón, cronista de Navojoa.
141
Joaquín A. Mange, “Historia del negocio del garbanzo”…,op. cit., p. 51.
100

del garbanzo con muy buenos resultados. Su resistencia a los rigores del clima y a
las plagas conocidas lo convirtió en un cultivo exitoso a partir de 1902.
Las relaciones comerciales ya pujantes de la región lo pusieron en contacto
con el puerto de Mazatlán, en donde se habían establecido casas españolas
enteradas de las necesidades y costumbres de aquel país, y ya desde 1900,
“Hernández Mendía y Cía.” Óscar Ocháran, de Álamos, con casa en Santander, y
Carmelo Echavarría, jefe del molino harinero “El Hermosillense”, iniciaron la
exportación de garbanzo mexicano: los primeros, en España, y el último en
Estados Unidos, por cuenta de casas comerciales de San Francisco, California,
teniendo el grano muy buena aceptación por su calidad.
Los buenos resultados de estas operaciones estimularon a los agricultores
locales y propició la inmigración de nuevos inversionistas del propio distrito de
Álamos, tales como la Compañía Agrícola del Río Mayo, S.A, bajo la
administración de Jesús R. Parada, Salvador Y. Campoy, Manuel Terminel, José
María Salido, que se establecieron en Rosales; Leobardo Salido en Bacobampo, y
otros.
El éxito del garbanzo a principios del siglo XX significó la formación de un
grupo numeroso de agricultores de la región. Al final del Porfiriato se contaban
alrededor de 164 agricultores dedicados a la producción garbancera. Los centros
productores estaban en Etchojoa, Navojoa, San Pedro, Huatabampo y Quiriego.
La importancia de estos centros opacaba considerablemente la competencia de
otros centros productores sonorenses ubicados en los distritos de Altar, Arizpe,
Magdalena, Moctezuma, Sahuaripa, Hermosillo y Ures, los cuales no tenían
capacidad para cubrir sus propias necesidades.
Durante la Revolución, el garbanzo continuó produciéndose, pero en una
menor cantidad, el grano se siguió exportando con la autorización del gobierno
estatal siempre que los agricultores demostraran su simpatía hacia el movimiento
revolucionario.
El Gobernador José María Maytorena, en beneficio de la causa
revolucionaria impuso el cobro de un peso por saco de garbanzo exportado. Al
término de la revolución, se incrementó la producción en sacos de 100 kilogramos.
En 1917 se produjeron 80,000 sacos, en 1918 la producción subió a 150,000, en
101

1919 a 250,000, y en 1920 a 320,000. Huatabampo y Etchojoa continuaron siendo


los principales centros productores. En 1921 se reportaron las siguientes cifras
cosechadas en sacos de 100 kilogramos: Huatabampo, 125,000 sacos; Etchojoa,
54,000 sacos, mientras que Navojoa sólo reportó aquel año 5,000 sacos. La
producción permanecía almacenada sin poderse exportar pues existía un embargo
sobre el garbanzo por decreto presidencial.
Debido a la importancia del grano, el Gobernador del estado sometió ante la
Cámara de Diputados un proyecto de Ley para establecer un impuesto sobre el
garbanzo. La contribución propuesta por el Gobernador era de un peso por cada
100 kilogramos producidos. En 1925 un nuevo decreto estableció el impuesto a
razón de 40 centavos, habiéndose rebajado a 30 centavos. De acuerdo con un
folleto elaborado por la Cámara Agrícola en 1924, el garbanzo se sembraba en
una extensión de 100 kilómetros, ocupando ambas márgenes del río Mayo. La
época de siembra era en los meses de noviembre y diciembre, levantándose la
cosecha entre mayo y junio, el cultivo del grano combinaba nuevas y antiguas
técnicas. Para sembrar se utilizaban máquinas, y la cosecha se hacía con el
antiguo método de garrote, por la razón de que las máquinas adaptadas para corte
y trilla eran insuficientes.
La producción de garbanzo, aún disminuida por la plaga de la rabia142,
continuó siendo el principal producto agrícola en el Mayo. Por ello, como en otros
casos, la Cámara Agrícola realizó diferentes gestiones para liberar en lo posible el
garbanzo de cargas tributarias.
En el año de 1924 resultó excelente para los productores garbanceros. La
demanda del producto permitió aumentar su valor a $13.50 dólares el saco. Aquel
año los beneficios calculados al erario público fueron por $30,000.00 pesos. La
región del Mayo reportó una cosecha de 127,500 sacos, el valle del Yaqui por su
parte reportó 10,000 sacos. De esta producción, 45,000 sacos fueron exportados
a Estados Unidos y 49,820 sacos a España.
Para el año de 1930, los principales exportadores de garbanzo del Mayo
beneficiados fueron Ildefonso Salido, de Bacobampo; Antonio M. Félix, de Navojoa

142
La plaga comenzó a contaminar los cultivos de garbanzo a mediados del periodo 1902 -1916, no obstante,
fue hasta 1922, cuando comenzó a resentirse en la producción.
102

e Ignacio Ruiz, de Huatabampo. Sin embargo, a partir del segundo semestre de


1932, el mercado internacional del garbanzo se vino a la baja. Para los
productores garbanceros del sur de Sonora se presentaron malas expectativas.
España, su principal comprador, había aumentado su propia producción en un
27% con respecto al año anterior.

PRODUCCIÓN DE GRANOS EN EL RÍO MAYO (1917-1930)


SACOS DE 100 KILOGRAMOS
AÑOS GARBANZO MAÍZ FRÍJOL TRIGO
1917 80 000 30 000 5 000 9 000
1918 150 000 32 000 7 000 12 000
1919 250 000 31 000 10 000 14 000
1920 320 000 28 000 9 000 18 000
1921 260 000 27 000 23 000 25 000
1922 200 000 23 000 29 000 22 000
1923 118 000 21 000 30 000 26 000
1924 100 000 18 000 20 000 20 000
1925 110 000 20 000 60 000 30 000
1926 180 000 30 000 10 000 40 000
1927 60 000 20 000 15 000 25 000
1928 60 000 25 000 20 000 30 000
1929 140 000 20 000 28 000 25 000
1930 100 000 30 000 30 000 25 000
TOTAL 2, 128 000 355 000 296 000 321 000

PROMEDIO DE SUPERFICIES Y PRECIOS DE VENTA POR SACO


(1917 – 1930)
GARBANZO MAÍZ FRÍJOL TRIGO
SUPERFICIE 20 000 Has. 2 500 Has. 3 700 Has. 4 000 Has.
DE PRECIOS $ 18.00 $ 9.00 $ 13.00 $ 10.00

Fuente: Raúl Montaño y Octavio Gaxiola, Álbum del Mayo y del Yaqui, Directorio
Comercial, 1933, Navojoa, Edición del autor, 1933, p.56.

Por otro lado, la cosecha almacenada estaba generando muchos gastos.


Faltaban créditos y los productores necesitaban urgentemente atender los gastos
de la última siembra. Además, la quiebra del Banco de Sonora estaba afectando
tanto a productores sonorenses como sinaloenses, haciéndose indispensable un
reajuste de impuestos que permitiera solventar y equilibrar su situación.
103

Los agricultores se hallaron más que nunca expuestos a la falta de liquidez,


o a los efectos de la plaga, que mermaba considerablemente su producción. Para
hacer frente a la situación, los garbanceros se abocaron a negociar conjuntamente
mejores cotizaciones de precio. En noviembre de 1932, la Cámara Agrícola y
Comercial del Río Mayo, presidida por Francisco Santini, logró reducir un poco los
derechos de exportación del garbanzo.
Al mismo tiempo, los productores se reagrupan en una nueva organización
al fundar la Asociación de Productores de Garbanzo, Fríjol y Cereales de la
Región del Mayo en Navojoa, misma que fue reconocida el 18 de febrero de 1933
por el gobernador Rodolfo Elías Calles.143
En ese mismo mes la Cámara mandó instalar una oficina en la capital del
país para que se hiciera responsable de los contactos con los mercados
extranjeros, buscando mejorar los precios. Los resultados no se hicieron esperar y
en julio de 1933 se acordó con los representantes de las casas españolas y
norteamericanas, una nueva lista de precios que dejaban a los vendedores de
Sonora y Sinaloa en una posición más favorable.144
Las asociaciones agrícolas empezaron a proliferar desde 1932 como la vía
clásica de organización de los productores, debido a que en julio de ese año el
Gobierno Federal derogó la vieja ley porfirista de las cámaras agrícolas de 1909
decretando en su lugar la de asociaciones agrícolas. Los beneficios y estímulos
contenidos en esta iniciativa federal, aumentaron el interés por formar
asociaciones locales ya que ampliaba la red de actividades en las cuales los
agremiados podían intervenir desde la producción misma hasta el beneficio de los
granos.
Para junio de 1934 ya había diez asociaciones agrícolas esparcidas en el
sur de Sonora. Entre ellas destacaban las de los grandes agricultores del Mayo y
del Yaqui. En adelante, las asociaciones agrícolas pudieron contar con
información continua sobre las condiciones de cotización del mercado
internacional de legumbres u otros productos vendidos en los Estados Unidos,

143
José C. Ramírez, Ricardo León, et. al., “La estrategia económica de los callistas”, op cit., p. 71
144
Ibid., p. 71
104

como también fue normal lograr la comercialización de sus productos sin el peso
oneroso que significaban los intermediarios.
105

CONCLUSIONES

La conformación de la región económica del valle del Mayo y de su


empresariado agrícola es resultado de un proceso histórico en el que se fueron
presentando gradualmente las condiciones que hicieron posible el surgimiento de
dicha zona.
Con la finca de las haciendas y la apertura del primer canal de riego en
1865 por los hermanos Salido dio comienzo en el Mayo la actividad agrícola
empresarial antes que en el valle del Yaqui.
El largo periodo del Porfiriato trajo consigo, como en otras partes del país,
un importante desarrollo económico que tuvo su expresión en un auge de la
agricultura de exportación, principalmente a partir de la colonización del valle, la
llegada del ferrocarril en 1907, y la presencia de otros factores como la inversión
de capitales de ex -mineros y comerciantes de Álamos y la creciente vinculación
con el mercado de los Estados Unidos.
Un factor determinante en el desarrollo de la agricultura en el valle fue su
corta, pero fructífera tradición irrigatoria, que permitió la apertura al cultivo de
grandes extensiones de tierra en ambas márgenes del río Mayo, donde florecieron
extensas propiedades agrícolas, trigueras y garbanceras que se constituyeron en
importantes empresas agrícolas, algunas organizadas en sociedades, lo cual
permitió a los empresarios una mejor administración de sus negocios, así como
una mayor estabilidad al encontrarse amparados bajo un régimen legal. Además,
empezaron a crear sus propias organizaciones como lo fue en un principio la
Cámara Agrícola y Comercial del Río Mayo, S.A., fundada en 1921.
En la Cámara Agrícola se agruparon agricultores y comerciantes de las
principales poblaciones de la región del Mayo. Este organismo desempeñó un
papel primordial en el desarrollo de la actividad agrícola empresarial al convertirse
en la representación empresarial más importante de su tiempo en el sur de
Sonora. Dentro de las principales actividades desarrolladas por la Cámara, se
encuentran la gestión ante las instancias del Gobierno Federal y particularmente
ante el General Álvaro Obregón con quien mantuvo una especial relación, además
de apoyar a sus miembros en la gestión de crédito, en el comercio con el exterior,
106

en su momento manifestó su preocupación por los efectos del contrabando y del


comercio chino. La Cámara contribuyó también de manera importante a la
solución del problema agrario en el valle del Mayo a principios de los años treinta.
En general, el papel que desempeñaron los empresarios agrícolas fue
determinante en las transformaciones de la región. La información obtenida en los
protocolos de los notarios, ciertamente no ofrece un panorama completo del
desempeño de los propietarios agrícolas durante el periodo, sin embargo, no deja
de ser valiosa en la medida en que contribuye a corroborar la hipótesis propuesta,
en el sentido de que durante el periodo pos-revolucionario se dio en la región del
Mayo el surgimiento y concentración de propietarios agrícolas que a través de una
serie de operaciones como la compra-venta de terrenos, la constitución de
sociedades, contratos de hipoteca, préstamos de habilitación y avío, de
arrendamiento y demás, éstos propietarios desarrollaron una intensa actividad
económica que tuvo como eje principal el cultivo de productos de alta rentabilidad
en el mercado extranjero, como lo fue el caso del garbanzo.
Dentro de este empresariado se pueden mencionar casos sobresalientes de
familias y de empresarios que han logrado mantener e incrementar sus negocios a
través del tiempo. Uno de éstos casos es el de la familia Salido, que de ser
pioneros de la irrigación y participar activamente a través de sus haciendas en la
agricultura comercial desde sus inicios, algunos de sus herederos figuran
actualmente como empresarios exitosos. Entre ellos se encuentran los hermanos
Avelino e Ildefonso Fernández Salido, nietos de Ildefonso Salido. El primero se
encuentra al frente de la agencia Chrysler de Navojoa, y el segundo liderea la
empresa “Granos La Macarena” como comercializador y exportador de garbanzo,
con plantas en la costa de Hermosillo, Sinaloa y Baja California Sur.
Por otra parte, no se puede dejar de mencionar el caso del General Álvaro
Obregón como principal promotor de la actividad agrícola empresarial en los valles
del Mayo y Yaqui. Él mismo asumió el papel de empresario que combinó con la
política y se dedicó a sus negocios en el sur de Sonora. Quizás, de alguna
manera, su muerte prematura vino a truncar la realización de importantes
proyectos para la región.
107

En otro orden, el Estado desempeñó también un papel estelar en la


conducción de la economía, la sociedad, la política y por ende en la actividad
empresarial en la posrevolución. El origen y consolidación de la nueva burguesía
agrícola regional se sustenta en el apoyo del Estado, sin dejar de lado la
experiencia y espíritu emprendedor de los empresarios locales. Cabría decir que
pese a esa experiencia y esfuerzo individual de algunos empresarios, y quizás a la
ausencia de otros factores, no fue posible que cristalizara en Sonora una cultura
empresarial industrial como la desarrollada en Nuevo León, proceso del cual ha
emanado otro tipo de empresario menos ligado al Estado.
Serían entonces las definiciones políticas de la época uno de los factores
que inciden fuertemente en la conformación de esta burguesía regional, y
específicamente del empresariado agrícola que se desarrolla bajo la tutela del
Estado, cuyo protagonismo se sustenta en una legislación agraria que otorgó
facultades jurisdiccionales extraordinarias al Poder Ejecutivo para realizar la
distribución de la tierra.
108

ANEXOS
ANEXO 1.

Relación de operaciones realizadas por propietarios agrícolas del valle del


Mayo.
(1921 – 1934).

Fecha: Tipo de operación: Municipio:

1921
01-05-21 Escritura constitución de sociedad mercantil y agrícola Navojoa
29-07-21 Contrato de compra-venta de acciones de toma de agua Navojoa
12-08-21 Escritura de disolución de sociedad anónima Navojoa
23-08-21 Escritura de constitución de sociedad en nombre colectivo. Navojoa

1922
29-05-22 Escritura de disolución de sociedad anónima Navojoa
18-07-22 Contrato de compra-venta de terreno Huatabampo
18-07-22 Escritura de adjudicación de terreno Huatabampo
05-08-22 Contrato de hipoteca Huatabampo
07-08-22 Contrato de hipoteca Etchojoa
25-08-22 Contrato de préstamo Etchojoa
11-09-22 Rescisión de contrato de compra-venta de terreno Navojoa
11-09-22 Contrato de compra-venta de terreno Etchojoa
23-09-22 Contrato de hipoteca Huatabampo

1923
15-03-23 Contrato de compra-venta de terreno Navojoa
22-03-23 Escritura de subrogación convencional de derechos Etchojoa
29-03-23 Rescisión de contrato de compra-venta de terreno Navojoa
06-04-23 Contrato de hipoteca Etchojoa
18-04-23 Protocolización de diligencia s/información ad perpetuam Navojoa
11-05-23 Contrato de compra-venta de terreno Navojoa
17-08-23 Contrato de traspaso de terreno Etchojoa
31-08-23 Contrato de compra-venta de terreno Navojoa
1924
09-01-24 Contrato de hipoteca Navojoa
02-02-24 Contrato de hipoteca Navojoa
07-04-24 Contrato de compra-venta de terreno Etchojoa
14-05-24 Contrato de arrendamiento de terreno Etchojoa
18-05-24 Contrato de arrendamiento de terreno y promesa de venta Navojoa
26-05-24 Contrato de hipoteca Navojoa
06-06-24 Contrato de compra-venta de terreno Navojoa
24-07-24 Contrato de compra-venta de terreno Huatabampo
26-07-24 Constitución de sociedad anónima Etchojoa
26-07-24 Constitución de sociedad anónima Navojoa
01-08-24 Contrato de compra-venta de terreno Etchojoa
26-08-24 Escritura de promesa de venta de terreno Navojoa
30-12-24 Constitución de sociedad anónima Navojoa
31-12-24 Constitución de sociedad anónima Navojoa
109

1925
21-02-25 Contrato de compra-venta de terreno Huatabampo
14-02-25 Constitución de sociedad en nombre colectivo Navojoa
28-02-25 Escritura de información ad perpetuam Navojoa
17-07-25 Contrato de compra-venta de terreno Navojoa

1926
09-09-26 Contrato de préstamo de habilitación y avío Navojoa
22-09-26 Contrato de compra-venta de acciones de toma de agua Etchojoa
22-09-26 Contrato de compra-venta de acciones de toma de agua Etchojoa
20-10-26 Contrato de préstamo de habilitación y avío Navojoa
27-11-26 Contrato de préstamo de habilitación y avío Navojoa

1927
15-08-27 Protocolización de escritura de sociedad civil Navojoa
1928
17-01-28 Contrato de compra-venta de terreno Navojoa
31-01-28 Protocolización de escritura de sociedad anónima Navojoa
06-03-28 Contrato de aparcería Etchojoa
08-05-28 Contrato de compra-venta de terreno Huatabampo
14-05-28 Contrato de compra-venta de terreno Huatabampo
10-07-28 Contrato de compra-venta de terreno Etchojoa
12-11-28 Contrato de préstamo Huatabampo

1929
09-02-29 Contrato de dación de pago Navojoa
03-07-29 Constitución de sociedad civil particular Navojoa
30-07-29 Contrato de compra-venta de terreno y acciones de t/agua Huatabampo
18-10-29 Escritura de rescisión de contrato de compra-venta de terreno Huatabampo

1930
13-04-30 Contrato de compra-venta de terreno Navojoa
27-06-30 Escritura de disolución de sociedad Navojoa
17-07-30 Contrato de compra-venta de terreno Navojoa
06-11-30 Escritura de constitución de sociedad Navojoa

1931
12-01- Contrato de compra-venta de terreno Huatabampo
31

1932
30-06-32 Escritura de protocolización de sociedad civil Navojoa
05-08-32 Escritura que modifica razón social de sociedad anónima Navojoa
26-10-32 Contrato de compra-venta de terreno Navojoa
15-11-32 Escritura de finiquito o liquidación judicial de sociedad anónima Navojoa

1934
10-07-34 Constitución de sociedad en nombre colectivo Navojoa
20-07-34 Contrato de compra-venta de terreno Huatabampo
110

ANEXO 2.

Tipo de operaciones por municipio:


Navojoa.
01 Contrato de compra-venta de terreno
02 Contrato de compra-venta de terreno
03 Contrato de compra-venta de terreno
04 Contrato de compra-venta de terreno
05 Contrato de compra-venta de terreno
06 Contrato de compra-venta de terreno
07 Contrato de compra-venta de terreno
08 Contrato de compra-venta de terreno
09 Contrato de compra-venta de terreno
10 Constitución de sociedad
11 Constitución de sociedad
12 Constitución de sociedad
13 Constitución de sociedad
14 Constitución de sociedad
15 Constitución de sociedad
16 Constitución de sociedad
17 Constitución de sociedad
18 Constitución de sociedad
19 Protocolización de escritura de sociedad civil
20 Protocolización de escritura de sociedad civil
21 Protocolización de escritura de sociedad anónima
22 Contrato de préstamo de habilitación y avío
23 Contrato de préstamo de habilitación y avío
24 Contrato de préstamo de habilitación y avío
25 Contrato de hipoteca
26 Contrato de hipoteca
27 Contrato de hipoteca
28 Escritura de disolución de sociedad
29 Escritura de disolución de sociedad
30 Escritura de disolución de sociedad
31 Rescisión de contrato de compra-venta de terreno
32 Rescisión de contrato de compra-venta de terreno
33 Escritura de información ad perpetuam
34 Escritura de información ad perpetuam
35 Contrato de compra-venta de toma de agua
36 Escritura de arrendamiento de terreno
37 Escritura de promesa de venta de terreno
38 Contrato de dación de pago
39 Escritura que modifica razón social de sociedad anónima
40 Escritura de finiquito o liquidación judicial
111

Etchojoa
01 Contrato de compra-venta de terreno
02 Contrato de compra-venta de terreno
03 Contrato de compra-venta de terreno
04 Contrato de compra-venta de terreno
05 Contrato de hipoteca
06 Contrato de hipoteca
07 Contrato de compra-venta de acciones de toma de agua
08 Contrato de compra-venta de acciones de toma de agua
09 Constitución de sociedad anónima
10 Contrato de arrendamiento de terreno
11 Contrato de préstamo
12 Contrato de aparcería
13 Escritura de subrogación convencional de derechos
14 Contrato de traspaso de terreno

Huatabampo
01 Contrato de compra-venta de terreno
02 Contrato de compra-venta de terreno
03 Contrato de compra-venta de terreno
04 Contrato de compra-venta de terreno
05 Contrato de compra-venta de terreno
06 Contrato de compra-venta de terreno
07 Contrato de compra-venta de terreno
08 Contrato de hipoteca
09 Contrato de hipoteca
10 Contrato de compra-venta de terreno y toma acción de toma de agua
11 Escritura de rescisión de compra-venta de terreno
12 Contrato de préstamo
13 Escritura de adjudicación de terreno
112

ANEXO 3.

Sociedades dedicadas al ramo agrícola en el valle del Mayo. (1921 – 1932).


Razón social Socios Año de su
constitución
Compañía Agrícola del Río Mayo, Ángel Almada 1902
S.A. Óscar Ocháran
Joaquín S. Urrea
Sociedad Agrícola “Salido José María, Epifanio e 1907
Hermanos” Ildefonso Salido.

Sociedad Mercantil y Agrícola Manuel, Nicolás R. 1921


“Manuel Terminel y Sucesores”, S.A. y Francisco Terminel.
Compañía “Manuel L. Güereña y Manuel J. y Modesto 1921
Hno.” Güereña.
Sociedad “Palomares y Bórquez”, Juan J. Palomares y 1923
S.A. Heroldo C. Bórquez.

Sociedad Agrícola “Campoy Joaquín C. Campoy 1923


Hermanos”, S.A.
Almacenes de Navojoa, S.A. Tomás Robinson Bours 1924
y David J. Dabdoub.
Sociedad Mercantil y Agrícola Nicolás y Antonio 1924
“Nicolás Contreras.
Contreras y Hermano”, S.A.
Sociedad Agrícola “Sebastián Chacón Sebastián Chacón y 1924
y Cía., S.A.
y David J. Dabdoub.
Sociedad “Palomares y Retes”, S.A. Luis R. Palomares y 1925
Adolfo E. Retes.
Sociedad “Obregón y Cía.” Álvaro Obregón e 1927
Ignacio P. Gaxiola.
Sociedad Agrícola y Ganadera Federico Dow 1929
“Dow y Roy”, S.A.
y David Roy.
H. Ortiz y Cía. Humberto Ortiz, 1929
Bernardino y Ángel
Ibarrola.
Compañía Exportadora de Sonora, E.E. Oliver 1930
S.A.

Manuel Soto y Olea, S.A. Manuel Soto y Olea 1930

Empacadora del Noroeste, S.A. Fernando Aguilar,


Salvador Y. Campoy, 1931
Emilio R. Bohórquez
y Luis A. Salazar.

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113

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