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Dante Afig6ieri: stt Vida y su 06ra

"Dante es. por una parte. el hombre que ha mirado mejor


las formas de las cosas".- Orteqa y Gasset.

Por José León Barandiarán (1)

LA VIDA

Durante Alighieri, más tarde conocido como Dante Alighieri, nac1o a


fines de Mayo de 1265 en "la bellísima y famosísima hija de Roma", como
es llamada Florencia en El Convivio. Apolo corrió presuroso a su cuna pa-
ra ponerle bajo su padrinazgo. Y, parafraseando a Daría, podría decir-
se que la sombra lejana de Virgilio aplaudía. Porque Dante nació para
ser poeta. No lo podemos concebir sino como tal. C1aro que podría espe-
cularse en cuanto a cómo .su misma vida contribuyó a su obra, pensándo-
se que si no hubiese acaecido el exilio y se hubiese dedicado Dante por
ejemplo, a la política, dentro de lqs turbulencias de ese tiempo en la ciudad
del Damo, no hubiera podido producir, acaso, una obra literaria con la mag..
nitud como la que realizara. Pero no es del caso ahora hacer tales memen-
tos. Lo cierto es que Dante dotado de extraordinario ploctre de poeta, tenía
que serlo por vocación, entendida ésta, como se sabe, en cuanto llamado
existencial, que en tal virtud viene a imponerse en el sujeto, aunque al pro-
pio tiempo sea por éste aceptado gustosamente el quehacer fundamentál
que dicha vocación exige.

Poco se sabe sobre su familia, inclusive casi nada sobre sus progeni-
tores. Murieron cuando Dante era un niño y él no dejó referencia sobre
ellos. La indicación de índole ancestral se halla en el Paraíso, cuando el
vate se encuentra con su tatarabuelo, Cacciaguida, y aquél se vanagloria
de tan ilustre ascendiente y ésto se complace en ver al tataranieto. "Hoja
de mi árbol, cuánto tiempo ansiosa mi alma esperó; yo he sido tu raíz" .
Aquí se echa de . ver el narcisismo que ofrece el carácter de Dante; aquél,
sobre todo, se manifiesta en cuanto a la estimación de su misma obra, de
lo cual hay varias demostraciones.

(1) Catedrático titular de Derecho Civil en la Facultad de Derecho de la Pontificia Uni-


versidad Católica. el Doctor José León Barandiarán ha sido Rector . de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos y Decano ·de su Facultad de Derecho. Ex-Ministro de
Justicia y Trabajo. Ex-Decano del Colegio de Abogados de Lima y ex-Presidente de la
Comisión Internacional de Juristas (Sección Peruana).
DANTE ALIGHIERI: SU VIDA Y SU OBRA

Lo cierto es que en el trescientos, es decir, cuando naciera Dante, el


~pellido ~lighieri no se ofrecía como notable en Florencia. Era como si el
,destino hubiera querido hacer que tal apellido sólo resultara famoso con él,
,con Dante, y que con él concluyese esa fama.
Poco se sab~ de su infancia, pues el encuentro con Beatríz, que vino
a ser la mujer idílica, cuando Dante tiene nueve años, puede considerarse
·;eomo el primer hecho históricamente relevante en su vida.
Según sus biografos, su primera educación la adquirió en una escue-
la de los Hermanos Menores del Convento de Santa Croce. Qué influencia
pudo tener esta primera educación catequista en el alma del infante, es
aventurado afirmarlo. Pero es de presumir que fuese como un primer pun·
to de apoyo al sentimiento religioso que tan acendrado se mostró en la
existencia del hombre. En 1234 Dante encu~ntra a Beatriz. Es una nueva
vida para él; es un nuevo existir; es el haber descubierto insondables pro-
fundidades espirituales; es el primer amor que se presenta con el prístimo
encan+o de la revelación. Beatriz va a ser la mujer que inspire el gran amor
de Dante, y como el ,pulso que haga vibrar su lira. Que Beatríz fuera mujer
-de existencia real verdadera, o ente de razón, no importa. De todos modos,
fué objeto intencional de una íntima y ternísima poesía. Beatrí~ vino a ser
rcomo la encarnación viviente de Polimnia.
Parece comprobado que se trataba de Beatriz Portinari. Mas ello re·
,sulta intrascendente. Lo importante está en que el poeta la reconoció como
la mujer predestinada para que le sirviera de despertadora de su numen ..
Pudo Beatríz no poseer los atributos que le concedió Dante; pudo en esto
haber mucho de ficción. Pero lo cierto es que hay una Beatríz que ha pa·
sado a la historia por causa de Dante. De otro modo, su nombre habría
quedado en el anominato. Es indudable que tuvo que haber un principio
de conocimiento que podríamos llamar empírico. A base de él la mujer
fue sublimada por la imaginación del poeta. Don Quijote se enamoró de
Dulcinea y pudo decir que no importaba mayormente que en realidad exis·
tiera. El ente imaginario es siemrre un ente, y no interesa desde el punto
de- vista de la ilusión, que el objeto supuesto no represente fielmente al ob·
jeto real. Es más: no debe representarlo. A Don Quijone se le ocurrió que
una vulgar aldeana era su Dulcinea.
En 1283 se produce el segundo encuentro con Beatriz. Dante üene
·dieciocho años. ¿Qué le ha sucedido entre tanto? Estudia con Brunetto Laü·
ni, quien le enseña "como el :P,ombre puede eternizarse"; frase un tanto am·
'bigua p:)r lo codiciosa y que puede interpretarse como que Latini le guiara
por el camino de la ciencia y le hiciera despertar su vocación literaria. En
Bologna asistió a clases universitarias, al rededor de 1290.
El año 1283 es uno de singular significación. Da a conocer la pro·
ducción poética "A toda alma presa de amor, a todo corazón gentíl".. Es·
tuvo motivada por su segundo encuentro con Beatriz, cuando se produjo el
segundo saludo. La impresión en Dante fué tan grande que necesitó como
de una catarsis; y surge el antes recordado soneto. El vino a ser como la
crisma de una nuev-a creencia y actividad en Dante; mereció ser alabado
por personas dedicadas a menesteres literarios, entre ellos el' ilustre y des.
deñoso Guido Cavalcanti. Era como una consagración, dado el prestigio de
"'aquel que acaso no tuviera par en Florencia", conforme al el6gio de Sac·
''~
DERECHO

chetti. Así nació la influencia de Calvacanti en las primeras manüestacio-


nes poéticas de Dante, plasmadas en Vita Nuova, y así esa ~mistad entr&.
los dos ilustres hombres, que llevó a que se hablara en el Infierno del "pri-
mero de mis amigos"; amistad que sin embargo después tanto se enfriase.
De 1283 a 1289 nada singular ocurre en el existir de Dante. Prosigue
su labor poética, mientras en Florencia iban a presentarse graves dificul-
tades políticas. Aquélla entró en conflicto con Arezzo, sobreviniendo la ba-
talla de Capaldino, en que participa Dante, quien ya había asistido a otras
operaciones contra los cretinos. No interesa a nuestro propósito referirnos
a los antecedentes de la guerra. Dante, de veinticuatro años, ~ctúa en el
ejército güelfo frente a los gibelinos y ello, de todos modos, es un dato in-
teresante en su vida (Hay quienes creen que Dante mató a Mbntefeltro, por
inferencia extraída del Purgatorio).
Viene un período de 1290 a 1296. Las campañas militares han termi:..
nado; Florencia, empero, bulle dentro de problemas internos; Beatríz ha
muerto; Dante sigue en la producción de la Vita Nuova. En 1295 asume un·
modesto cargo público. En Florencia predominan 1-os güelfos y Dante se en-
cuentra entre ellos. Había sobrevenido el período de las llamadas Paz del
Cardenal Latino, y desde este punto de vista se diría que reinaba un rela-
tivo sosiego. Mas, tras la calma superficial se agitaban subterráneas corrien-
tes procelosas. Lo que podía llamarse un movimiento de clase popular o
media,. insurgía.
Dante actúa en tales circunstancias, en la vida política. , El joven
temperamental que reaccionara vivamente a solicitaciones existenciales, se·
iba. a interesar en este género de actividades. Cuando pudo conseguir el
ejercicio del jus honorarium, es elegido miembro del Consejo especial del
pueblo para el semestre de Noviembre de1 95 a abril del 96. Nada desta·-
cante, empero, puede anotarse sobre su actuación. A fines de 1295 integró·
el cons~jo de los sindicatos y los jefes de gremios y otros prudentes, y en
1296 el Consejo de los Cien. ·
No tuvo mayor relieve es1a participación cívica. Viene un período
nada ostensible hasta 1300, en que es nombrado Embajador de San Gimig-
nano, y en que es elegido Prior. Son momentos difíciles en Florencia. Se
habían producido los choques entre los partidarios de Cerchi y los de De-
nati; y aprovechando de esa contienda Bonüacio VIII, astuto, ambicioso, do-
minante, estaba decidido a ejercer una soberanía espiritual y temporal, re-
clamando la provincia de Toscana. Dante, patriota florentino y con altive-
za de carácter, opúgnase a los propósitos del Papa. El 15 de -junio de re-
greso de San Gimignano, había sido elegido Prior. Para mayor complica-
ción en Florencia se produjo la asonada del 23 de Junio entre los dos gru-
pos que habían resultado de la bisección de los güelfos en neg!os y blan-
cos. La Señoría pudo supeditar el peligro y una de las medidas fue deste-
rrar a algunos dirigentes, de uno y otro bando. Entre los desterrados esta-
ba Calvacanti.
Habría que imaginarse si algún problema de conciencia conmovió
entonces a la decisión de _expulsión a la que Dante se sumara, contra su-
pre4ilecto amigo. La razón de estado hubo de predominar. Dante actuaba
escrupulosamente como funcionario, quien debía proceder "sine ire ira sin&
DANTE ALIGHIElU: SU VIDA Y SU OBRA

amere", y anteponía así a los sentimientos personales en cuanto al amigo


y al pceta admirado, las necesidades de orden público.
Concluído el priotato de Dante, vino otro período en su vida que cam·-
bia su curso.
Una posibilidad de acuerdo entre negros y blancos parecía disipar-
s·e. Ello era, sin embargo, lo que propiciaba Dante, dentro de la idea de:
unüicación política; idea qu~ fué germen de la concepción universal políti-·
ca que sustentara en De Monarquía. ·
Los acontecimientos tomaron un rumbo que hicieron comprometiva la
posición personal de Dánte. Bonifacio se vale de Carlos de Valois a fin de·
que -intervenga como parüicador de Toscana, para sus propósitos anexio-
nistas, contando con la adhesión de la facción de Donati. Es entonces que
se nombra una embajada .ante el Vaticano y entre sus miembros se cuenta·
a Dante. Se refiere a este respecto que presuntuosamente habría dicho: "Si
yo voy quién queda, y si me quedo quien va? Bonüacio recibe a los em-
bajadores, tratándoles de infundirles una especie de temor reverencial; ~les
pide que se prosternen ante él; les asegura que sólo busca la paz de Flo-
rencia; les expresa que si le obedecen tendrán su bendición. Y en seguida
les .despide con excepción de Dante, a quien· ordena que se quede en Ro-
ma, pudiendo presumirse que el Papa, psicólogo penetrante, debió estimar·
que era preferible para su!? planes que Dante, por su inteligencia natural y
por su briosa arrogancia, no actuase en Florencia. Bonifacio debía adivinar
que· un ángel soberbio _anidaba en el alma de Dante. Este ya no regresaríar
más a su dudad natal.
Mientras estaba. ausente de Florencia se produjo el predominio rotun·
do de los güelfos negros. La política de mano dura implantada por Donati'
alcanzó a Dante. El 27 de enero de 1403 se le pena con el destierro e inha-
bilitación para todo cargo público. De otro lado, hubo incautación de pro-
piedades del condenado. Su esposa pudo empero salvar algunas cosas, en--
tre ellas manuscritos. Dante estaba, en efecto, ya entonces casado con
Gomma Donati. Poco se sabe de la vida doméstica. Co·mo Don Quijote~
Dante no quiso aludir mayormente a éste respecto. Don Quijote ·apenas
hace referencia a la madre de la sobrina, que era hermana de aquél. Dan~
te no hace más referencia en cuanto vínculos fmiliares, que· la que apare-
ce en la Divina Comedia sobre un antepasado remoto. Gamma Donati ha
podido librarse de que su nombre haya sido olvidado, simplemente por ha-
ber estado casada con Dante; de todos modos, nada se sabe de ella; de
tal manera que es una figura opaca e insignificante. No aparecen, de orra
lado, en la obra de Dante noticias sobre sus cuatro hijos habidos en el ma-
trimonio.
Empieza un largo período que abarca hasta 1321. Dante se ha con-
vertido en un Heimatlos. Este hombre orgulloso ha de someterse a pleite-
sías forzosas, ha de subir y bajar escaleras, según su expresión, de acuer-
do al humor de los eventuales señores que le dan hospedaje y le imparten
órdenes· y encargos. En el Paraíso hablará a través de Cacciaguida, en tono
amargo, de su condidón de apatrida. Se suceden sus peregrinaciones vici-
situdinarias, de ciudad en ciudad, de hospedaje en hospedajes, más o me-
nos con la benevolencia de los señores que quieren aceptarle.
Antes y mientras anduviera por las tierras de !oscana, intervino cC»--
DERECHO

mo promotor en las dos guerras llamadas de Mugello, pero ahora adherién-


dose a los gibelinos contra los güeUos que dominaban en Florencia. La vic-
toria de éstos acaba con la tentativa de Dante de participar en menesteres
de esa índole, apartándose de los desterrados, para hacer su vida propia.
Dante se concentra en sí mismo; es el gran solitario dentro de las cortes
en que va a habitar, entre las gentes con quienes tiene que convivir, tran~
siguiendo con ellas . Es la época de sus intensas concentraciones mentales
que le permiten hacer sus grandes obras.
Ciertas tramos de su vida no se conocen bien; dónde residió y qué
]lizo. ,En esos tiempos del exilio, sobre todo en los primeros, sufrió los apre-
jones siempre duros de la pobreza. De esto hace alusiones en el Convivio:
..Casi mendigando anduve", "he sido barco sin vela y sin gobierno, lleva~
~ao a diversos puertos, hoces y playas por el viento seco que exhala la dolo-
rosa pobreza"; en el Paraíso el tatarabuelo le hace la profecía: "probarás qué
amargo es el pan ajeno y cuán duro camino el que conduce a subir y bajar
las escaleras de otros". En esa época del destierro compone sus obras: De
Vulgari Elocuentia y El Convivio, de 1304 a 1309;de Monarquía alrededor
:de 1312, y las tres partes de la Divina Comedia, presumiblemente el Infier-
no de 1304 a 1308, el Purgatorio de 1309 a 1313, y el Paraíso de 1314 a 1321.
Se produce la muerte de Bonifa.cio y su sucesor el probo Benedicto
~XI, envía a su legado Nicolás de Prato a Florencia, en misión conciliadora,
obteniendo en parte éxito. Algunos exilados retornan. Entre ello no está
Dante. Pero la conciliación en definitiva fracasa y poco tiempo después
muere Benedicto. Dante que pudo alentar la esperanza del regreso, vió des-
vanecerse (.quélla. Ahora rompe toda adhesión filial; considerará como con-
·victa de ingratitud a su tierra natal. Después, el fracaso de Orsino, sobrino
del Papa Nicolás III, para incursionar en Florencia, que proseguía firmemen-
te en poder de los güelfos negros, marcó el sino de Dante: no debería vol-
ver a Florencia. Y cuando se produjo· la amnistía en 1311, no figuraba su
~nombre.
Sucesos importantes advienen de 1308 a 1312, en relación a Enrique
de. Luxemburgo y al Imperio Romano-Germánico. Enrique VIII es elegido
-emperador germano. Siguiendo el pathos que Cario Magnq se asignara en
·cuanto al Heilige Deutsches Romanisches Reich, con el apoyo del Papa Cle-
mente se ciñe la corona de hierro en Milán y después en San Juan de Le-
irán. Quiere ejercer una autoridad unificadora en Italia, que por causa de
sus divisiones internas era una expresión geográfica e histórica, pero no re-
'presentaba una integración estadual. El espíritu fogoso de Dante se siente
estremecido; un ideal patriótico le enfervoriza; ve en Enrique una especie
de Mesías político para Italia. Dante, de ser superada la anarquía política,
:podría volver ·a Florencia.
Escribió entonces su famosa epístola en pro del intento del empera-
dor, en la cual puso toda la fuerza de sus más profundas convicciones. Se
siente como un tribuno y asume una prestancia de magister mundi. Dan-
1e, según algunos, había precisame~te regresado de París, en cuya Uni-
versidad estaba estudiando. (Hay que anotar, empero, que se duda de esa
du moranza en París).
Entus.:.asmado por la obra que Enrique debería realizar, Dante que se
nabía proesternado hacia más o menos 10 años ante Bonifacio, máxima auto-
DANTE ALIGHIERI: SU VIDA Y SU OBRA 75

zidad eclesiástica, se prosterna ahora ante la autoridad imperial. Pero la


empresa de Enrique se frustró; los hechos históricos no marcharon de acuerdo
.con las ideas y el querer de Dante. Ofreciéndose para Enrique misión provi-
dencial, no pudo realizarla; aquélla resultó muy ancha para su personalidad.
La misión estaba fracasada cuando ocurrió el deceso de Enrique. Para Dante
era el último de sus posibilidades de intervención activa en la política. Será
el gran decepcionado; su amargura será lacerante. Y es que en Dante todo
.es dantesco, es decir, que sus impresiones vienen a tener una patética in-
tensidad. ¿Qué le queda para resarcirse de esa profunda amargura, de
esa agobiadora decepción? Tiene para resarcirse su propia conciencia de
lo que intrínsicamente vale. Y así, con esa convicción, puede sentirse supe-
rior a decepciones, amarguras y pesares. Porque parece que el destino
quisiera probar a los hombres con longanimidad de alma, para que, supe-
rando sus düicultades, retemplen su espíritu. Esto ocurrió en el caso de
·nante.
Otros datos biográficos son de anotar. En 13'15 se concede amnistía
en Florencia. ·Dante no quiere ampararse en ella, pues considera indecoro-
sas las condiciones impu~stas, que importan en buena cuenta una admi-
sión de mea culpa; rechaza categóricamente la posibilidad de una repatria-
·ciÓn en tales circunstancias, pues ellas repugnan a su congénito orgullo .
Escribe entonces la célebre carta "Al amigo Florentino", que revela
·elocuentemente ese altivo rechazo. Habla de "la fama y honor de Dante";
refiriéndose, pues, a él como un sujeto que puede ser montado con un nom-
bre que objetivamente tiene su propia significación. Y en tono de segura
elación dice· "¿Es esta entonces la clemente revocación con la que se quie-
.re llamar a la patria a Dante AHghieri, después de las amarguras de un
-exilio de más de tres lustros?". De modo que si Dante. ha de regresar a Flo-
.rencia, habrá de ser sin desmedro de su personalidad y, más bien, para ser
coronado en San Juan con la hoja de laurel, como expresara en algún es-
crito. Si va a haber reconciliación, que sea Florencia la que transija, más
no él. Así se le impone su idiosincracia prometeica. Florencia responde a
la altanería de Dante drasticamente, con la sentencia del 6 de noviembre
de 1315, de decapitación.
Entre tanto Dante que se había establecido en V erona, se traslada a
Ravena. Ahí vivió alrededor de un lustro. Murió después de un viaje que
realizara como Embajador a Venecia.
Sus ojos se cerraron el 13 de setiembre· de 1321. Se cerraron definiti-
vamente esos ojos que se habían detenido en tantas lecturas, que habían
observado tantos hechos de la natu.raleza y de la vida, captándolos de sus
intimidades más profundas; esos ojos por los cuales habían desfilado tan-
tas ensoñaciones; que tanto, pues, habían visto de este mundo y también
'imaginariamente de otros mundos.
Y así se hizo el silencio, para usar una expresión de Hamlet. Se hi-
·zo el silencio en la vida de Dante, pero no podía hacerse el silencio sobre
·Dante. Quedaba su obra, acerca de la cual generaciones futuras tanto iban
-<I hablar, cautivas del poder que encarna el genio.
76 DERECHO

LA OBRA
La Vita Nueva es un libro de composiciones poéticas precedidas de
palabras en prosa explicativas sobre las motivaciones de aquéllas. El amor
hacia Beatriz es el punto de gravitacion. ¿Se trataba de una fijación recor-
datorio de la mujer que fuese en realidad Beatriz Portinari? ¿O· se trataba
de una ideación, de una ·creación mítica que toma de Beatriz solamente el
nombre? La verdad puede estar en el término medio. La imagen de Bea-
triz, desde que Dante la tuvo frente a sí, la primera vez o en alguna otra
ocasión en que ella se le presentase realiter, debía quedar fuertemente im-
presa como sedimento sentimental en el poeta. Mas, el poder· fabulador de
éste la sublimiza y la idealiza, de tal modo que el ente real parace como.
si se convirtiese en un ente supositicio. De cualquier modo, la Vita Nueva es
un conjunto de canciones amorosas de exquisita delizadeza, de ternísima
dulzura afectiva. Es la referencia a un amor en que el amante sólo sabe
que ha de dedicarlo a quien es la amada y que ha de ser amada, en tri-
butación necesaria, como el río que debe correr para entregar todo su cau-
dal a la mar.
La hiperestesia del lirida ló lleva a esa rica fluencia de sentimen-
talismo. Dada esa sensibilidad y la forma como es considerada la persona
amada, se suceden las lágrimas y los suspiros; los desfallecimientos; 1as
lamentaciones; los anhelos y nostalgas, o sea, un proyectarse al futuro y
un retornar hacia el pasado, en relación a la mujer qúe inspira una devoción
casi latréutica; las angustias y los éxtasis de un alma que pudo decir que
sobre ella se había enseñoreado un dios, aludiendo al amor. Las viven-
cias lipemánicas vienen a ser como una necesidad; y pudo por eso decir
el poeta aludiendo al dolor: "Mi alma lo ansía; ved cual soy del dolor al-
bergue y clave".
Sin caer en dantonomías exageradas para sobreestimar méritos y ex-
celencias, no se puede empero dejar de admirar cómo la devoción por un
amor puro, pudibundo, anafrodítico, por decirlo así, romántico, llegara a
brindarse con tal icástico candor y con tal poder de sincera emotividad, te..
saurizando tanta delicadeza y ternura, suscitando tal atracción por la pro-
pia ingenuidad que por doquier asoma. Hay en la Vita Nu ova el encanto
de la pureza de una ternura inefable para la áurea y angelical Beatriz, que
suge y pasa como una bondad de Dios sobre la tierra, como dijo Carducci.
El sentimiento del amor que inspira todo el poemario se presenta,
pues, con la inocencia y el asombro genuinos de una revelación. Bien lle-
va el riombre con que se conoce al libro, "Vita Nuova", ya que como lo
recordara su generador, nomina sum consecuenüa rerum, según la enseñan-·
za del Aqujnatense.
-----~oOo-------

El Convivio es de índole filosófica, Dante proyectaba escribir una


obra que comprendería quince tratados, habiendo escrito sólo cuatro. El
libro tiene la particularidad de que fuera del primer tratado, en los otros
hay como un proemio constituido por una composición poética, viniendo
después los comentarios en prosa. Los versos son un tanto sibilinos, pues
adrede se utiliza en ellos un sentido simbólico, alegórico, ya que como se·
dice en la tercera canción: "Cerrado hánme el camino del habla usual". El
DANTE ALIGHIERI: SU VIDA Y SU OBRA 77

autor tomó con cariño la empresa a realizar, aunque no la concluyese. Se


entregó con su habitual pasión al estudio de la filosofía y a formular una
serie de apreciaciones de carácter metafísico y ético. Es realmente impre-
sionante las palabras que utilizó para revelar la devoción que puso en el
trabajo: "Amor que en la, mente habla". Con esta frase comienza la can-
ción segunda. Este amor es el que se tiene a las cosas perfectas y hones-
tas; sin amor por ellas no puede uno dedicarse a la filosofía. Hay filosofía
cuando el alma y la sabiduría se han hecho amigas. Para filosofar es me-
nester amor. Amor es forma de filosofía. He aquí algunas expresiones que
resaltan en El Convivio.
Este libro es diferente al de la Vita Nuova. co.mo .que son distintos el
objetivo y el contenido. A la Vita Nuova correspondió la palabra tenue,
frágil, dentro de una especie de mágica ensoñación, en la cual se difunde
el mi1o intimista del corazón de Dante, constituido por su Beatriz, mientras
que El Convivio requiere la palabra seria, templada y profunda, con "ele-
vado estilo", como su autor dice; agregando en la canción tercera: "Depon-
dré el suave estilo que en el tratado de amor he usado". _
El Convivio es un ensayo de Filosofía Moral y de especulaciones me-
tafísicas. Aunque un tanto asistemático y a veces un poco alambicado, con
algunas ideas que hoy están .supeditadas en cuanto a rigor científico, como
es el caso de digresiones astronómicas, a las que era tan adicto Dante, la
obra no deja actualmente de seguir teniendo interés y su lectura es siem-
pre ilustrativa. Conceptista agudo, el . autor a base de las condones que
preceden a los tratados segundo, tercero y cuarto, se vale de ellaa como
hipótesis de trabajo para hacer sus sutiles disertaciones, sus lucubraciones,
por los campos fértiles de las disciplinas filosóficas. A veces nos parece
estar leyendo a Gracián, aunque el símil es muy relativo. Ingenioso y fluen-
te y, sobre todo, con un contenido sin duda valioso, el libro pese a ciertos
defectos que denota, es intrínsecamente meritorio .
El puede,. por lo demás, ser considerado como una manifestación de
catarsis en la vida de su autor. Pobre; sufriendo destierro injustificado del
cual podría., por el mismo, quejarse, a semejanza de su admirado Boecio;
decepcionado políticamente; con su Beatriz ya fallecida; incomprendido en
general, pese a que él, narcicista después de todo, era conciente de lo que
valía~ así, en tal situación podría entregarse al estudio de las Ciencias, es-
pecialmente de la Filosofía, y dedicarse a escribir el libro, que conforme al
propósito del autor debía tener mayores y considerables proporciones. A
hase de tal esfuerzo y con tal confianza pudo decir que "obra muy grande
y elevada es la que tenemos entre manos y pocas veces intentada" .

---0001---

"De vulqari Eloquentia" representó un interés circunstancial dentro


de la época en que fué elaborada. Dante siempre estuvo imbuído de ideas
de generalización. Las cosas las veía en gra.nde, a virtud de la propia
grandiosidad de su mente. Dante se atormentaba frente a una Italia divi-
dida políticamente. Profundamente patriota, pensaba y pugnaba por la
unidad política de que aquélla carecía. Un elemento revelante diagnósti-
camente de la situación de divisionismo, era la diversidad. de dialectos que
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se hablaban en la península. El latín era sólo para gentes doctas. "De


V ulgari Eloquentia" sostiene la necesidad de llegar a un idiomá común ita-
liano, que superase las hablas dialectales y que así sería un vínculo vivien-
te de unidad nacional.
El libro que, por lo demás, quedó inconcluso, encarnó un apasiona·
do deseo para que se crease un lenguaje nacional capaz de representar,
como decía, esa "luz nueva", ese "sol nuevo", a que aludía como a algo
que iluminase el alma patria, en la reafirmación de su intrínseca constitu~
ción unitaria o integracionista .
Después de tratar sobre el origen del lenguaje, don concedido por
Dios desde la aparición adánica, así como sobre la confusión babélica, se
detiene a estudiar los idiomas neo-latinos, haciendo gala de. conocimientos
filológicos. En seguida entra en la consideración de los ·dialectos italianos,
contra los que denuesta; decidiéndose por lo que llama el "vulgar ilus-
tre", del cual hablaba como dice Gallarati Scotti, como de una revelación
interior, como de un gran descubrimiento, y lo era, por el cual no sólo po-
día expresar por él un nuevo mundo poético que se agitaba en su interior,
sino que tambfén daría por primera vez a los italianos un vínculo ideal de
su unidad. ·

---oOo---

"De Monarquía". fué una obra basada en una consideración gene-


ral de la filosofía política .
Tres ideas fundamentales sustentan la obra, dentro de las tres par-
tes que la integran. En .primer lugar, idea sobre la necesidad de la monar-
quía, entendiéndose por tal un gobierno monócrata para todo el orbe. En
segundo lugar, la idea de que al pueblo romano le estaba destinado la re-
gencia al respecto. En tercer lugar, la idea de que la función social corres-
pondiente a la monarquía o imperio depende inmediatamente de Dios; lo
que significa que no es dependiente del Papado. Dante es movido por un
animus como de una cruzada en pro de la paz universal, que garantice la
justicia y la libertad; lo que le lleva a propiciar ardorosamente el gobierno
único, es decir, de un solo monarca que sería un arbiter. Se trata de la
formulación de un principio regulativo; no en cuanto a la designación de
ese emperador ecuménico y con que medios impondría su autoridad. La
necesidad de la instauración de la monarquía universal se basa en que
todos los individuos forman un género, el género humano, y éste se halla
ordenado a un fin (demostrándose aquí el pensamientÓ teleológico que ins-
pira a Dante), enderezado a la perfección del ser del hombre. Y por ello es
necesario que una persona mande, para concordia dentro de las relacio-
nes sociales . Dante había presenciado y sufrido los estragos de las luchas
partidaristas, las contiendas de campanario, los choques. entre güelfos y
gibelinos; veia a Italia fraccionada en múltiples secciones dominadas por
sus régulos individualistas, y enemigo de la anarquía, pensaba en una or-
ganización que fuese garantía de unidad social fundamental, de paz {de
esa paz respecto a la cual ya nos viene la impetración evangélica de "Glo-
ria a Dios en las alturas y paz a los hombres de buena voluntad"), y de
justicia, para atribuir a cada uno lo suyo (según la cita tomada del Diges-
DANTE AUGHIERI: SU VIDA Y SU OBRA 79~

to) y de libertad, pues ésta tiene el significado de consistir en ser por sí y


no por otro, inspirándose en este punto en el Estagirita.
La idea de una monarquía universal no puede ser juzgada sino co--
mo un principio ideal de comportamiento. Los litigios y disputas entre pue. .
blos y gentes quedan superados, porque hay una autoridad suprema, más.
que todo de significación moral, aunque políticamente debe estarle recono-·
cida su autoridad. Hay así la posibilidad de una· verdadera pax universo·
lis. Ello es un nobilísimo ideal, que apodícticamente ha de defenderse. Só-
lo que frente a la realidad de los hechos cabe siempre preguntarse, suspi··
cazmente, acerca de qué seguridad pueda haber en que el hombre (des-
pués de todo una débil criatura, como toda persona humana) investido con
el respectivo cargo, esté libre de apetitos y de torcidas intenciones, de pre_:,-
juicios y de falibilidad de entendimiento. Se necesitaría un sentido de res-
ponsabilidad exquisito, que inspirase toda la existencia del Emperador, por
. el hecho de serlo de todo el orbe; que tal existencia fuese la encarnación.
misma de lci areté, en ·cuanto al ejercicio de la trascendental función que le,
correspondiera.
La segunda parte del libro es un esfuerzo para defender un punto~
de vista en que Dante aparece paralogizado. Con la habitual vehemencia.
con que dafendía sus ideas, no se arreda sobre el particular. Trae a cola-
ción antecedentes históricos, sometiéndolos a su idea preconcebida, y has-
ta recurre a argumentos religiosos. Los datos históricos que consagraron el
predominio de Roma y la implantación consectaria de la Pax Romana, son_
facta concludentia. O sea, que apela al juicio de la historia; y nos parece.
que hay aquí como una especie de anticipación de cierta concepción he..
geliana. Lo erróneo de la ponencia estriba en pretender que la historia se
repite . La historia, en verdad, no se repite, porque es un curso de eventos
que pasan como las corrientes de los ríos, que como ocurre en éstos, no
pueden remontar a sus hontanares.
Pero, de otro lado, es de destacar el sentimiento de exaltado naciona-
lismo, de ardiente patriotismo como italiano, que alienta a Alighieri.
La tercera parte del libro ofrecía, sobre todo, interés circunstancial
en atinencia a la época en que fué escrita. La delicada cuestión de enton--
ces sobre la recíproca situación de los dos gobiernos, el temporal y el ecle-
siástico, fué una que fatigó mucho a la preocupación medieval, sobre todo
durante el tramo feudal y el de la baja Edad Media. Las dos posiciones
extremas eran: o predominio del gobierno de Pedro sobre el de César, o vi-.
ceversa, del segundo sobre el primero. Recordemos el incidente de Cano-
sa, que puede ser mirado como sintomático de lo primero, y el de Agnani,
que puede serlo de lo segundo. La posición de Dante es, más bien, ecléc-
tica. Los dos poderes son independientes. El autor presenta una serie de
refutaciones a los argumentos para subordinar en sus orígenes y caracte-
res el poder temporal frente al espiritual.
Estos argumentos, sobre todo, habían sido ·formulados enérgicamen-
te por Bonifacio en la Unam Sanctam. Dante, de un·· temperamento tan enér-
gico como Bonifacio, se opone categóricamente con idéntica fuerza de con-
vicción, a tal punto de vista. Los dos poderes, el de la silla gestatoria y el
del trono, tienen cada uno, origen divino, de acuerdo a una inspiración pro..
videncialista muy socorrida en la Edad Media y a la que se adhirió el es-
.so DERECHO

píritu sinceramente creyente de Dante. Ambas potestades aunque ninguna


se originó de la otra, son necesarias para tuición de la felicidad terrena y
..de la feliCidad ultraterrena que deben corresponder al hombre. Mas, a la
larga, si es cierto que ambos poderes son independientes, en Dante acaba
por imponerse el sentil:niento religioso, haciendo una concesión dentro de
la estimación ambivalente por él adoptada. La felicidad inmortal de ultra-
tumba es predominante frente a la felicidad mortal, es decir, terrenal; por lo
<cual concluye que: "César debe usar con respecto a Pedro la misma reve-
_rencia que el hijo primogénito debe usar con su padre".
La valía fundamental en De Monarquía reside en que, por encima
de atingencias circunstanciale·s, miradas sobre todo dentro de una inferen-
,,cia temporal, responde, como dice del Vecchio, o un postulado de paz uni-
versal, a base de la unidad del espíritu, que tuvo en Dante un sublime a- ·
póstol; siendo .esta una idea eterna.
- - - o O o,_____

En el Cancionero son recogidas poesías de Dan'e que no se incluyen


en la Vita Nuova. Reunidas sin un orden previamente determinado y de-
pendiendo de generes y épocas diferentes, rehuyen a un enjuiciamiento de
.conjunto, pero no dejan de difundir, como tenía que ser, destellos del estro
de su autor, además de destacar aspectos de su alma complicada. A ve-
. ces, algunas de las composiciones aparecen un tanto artificiosas; pero en
otras hay delicada belleza, una prestancia artística, que hacen que gusten
verdaderamente.
Así 0curre, por ejemplo, con aquella que comienza "Por una garde-
nia que ví". Repárese en un verso tan sugerente como este: "Cada estre-
lla vierte en mis ojos su luz y su virtud".

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En referencia .a las Rimas · pe~rosas, hay que anotar que su nom-


bre es misterioso . El amor por quien vino a· ser llamada Petra, las inspira.
·Las pasiones dantescas insurgén en toda su fuerza, por el amor ·a esta mu-
jer, el cual está lejos de. uno como en el caso de Beatriz, puesto que se ha-
lla sujeto a las proclividades de la libido. Es como la demitización del ideal
de Beatriz. Poesía erotómana, sobre todo si la compara con la casta y me-
liflua de la Vita Nuova, y que denota el agitarse de un alma a la que in-
vade y domina el poder el amor sensual como un bosque al que abrasara
un incendio.

---0001---

Para .no omitir ninguna menc1on a la obra de Dante, cabe hacer la


referente a lasEpístolas. Escritas en diferentes circunstancias y con varia-
dos motivos, no cabe hacer, cuando menos ahora, un comentario de con-
junto y sinóptico. Han quedado trece cartas, de las cuales tres aunque es-
-critas por Dante, aparecen bajo nombre de otras personas como sus auto-
:res, . y una carta está ~a nombre del C?nsejo del partido Güelfo Blanco. La
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..crítica en general, después de algunas hesitaciones, ha acabado por ad~


.mitir la paternidad de Dante en cuanto a esas cartas. Las Epístolas· en ge..
neral sirven para aclarar algunos puntos conectados ·a la biografía de Ali·
ghieri y para poner de manifiesto sus ideas políticas, así como otras en asun..
tos de interés social, y parCI demostrar la vigorosa personalidad de su
..autor.
--oeo----:..
Por último, cabe hacer el recuerdo de las Egloqas y, de la quaestio de
.:aqua ettena. En las primeras explica el por qué· escribió la Comedia en
jdioma vulgar ilustre, viniendo así a ser realizador de la "idea que preconi~
.zara en El Convivio. En la segunda sostuvo un "puuto. de vista en relación
-a los dos términos mencionados en el opúsculo. ··

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La Divina Comedia, la obra magna de Dante Alighieri y una de las


·más excelsas creaciones de la mente humana, es la que sobre todo le ha
.dado fama universal y gloria permanente. ·Uamada simplemente Comedia,
la posteridad le asignó el enaltecedor epíteto· de Divina.
Ahora bien, · ¿cómo referirse a esta obra cuando se sabe que es de
·1an portentosas dimensiones, desde todo punto de vista, por lo que uno se
.•quedc;r ante ella estupefacto? Podría repetirse el verso de Cervantes: "Vive
Dios, que me espanta esta grandeza".
Dante con la Divina Comedia busca otros panoramas. No le basta·
:ron los de este mundo, el mundo que se llama de lo visible, sino que qu~
zía ver el mundo de lo invisible, penetrar en el trasmundo, salir .del más
~acá e incm·sionar en el más allá, escapar de lo finito de esta· vida y pasar
.al limen de lo transfinito. Para él con más razón que acerca de Cervantes,
·_podría utilizarse el verso de Vallejo: "Mi reino es de este mundo, pero tam~
:bién del otro". ·
Múltiples horizontes y múltiples tiempos, pasados y aún futuros, (por..
.que el vate, vaticinando por ende, formula profesías), vienen a caer dentro
de su inferencia. Maneja, así, siglos como escenarios prodigiosos de todas
-clases; se en<;:uent!a con seres extraterrenales, mejor dicho extrahumanos,
-ángeles y demonios, e impávido prosigue en su viaje extraordinario. Como
dice de Sanctis, lo maravilloso aparece por sí mismo, sin necesidad que lo
~busquemos.
l.Jn descenso al infierno ya tenía anteceden~es en relación a semidio-
ses y héroes, que lo hicieran, como Hércules, Orleo, Teseo, Ulises, Eneas,
·y, de otro lado, cabe tener presente. el caso de Owen o de SwerdEU"berq, siri
-olvidar lo concerniente en este punto a la descripción del infierno que opa·
rece en el Paraíso Perdido de Milton. Una visión sobre el Pmgatorlo tam-
l>ién tenía algunos antecedentes: recuérdese la leyenda de San Patricio. P~
ro en la Divina Comedia las versiones resultan de tal grqdo y de tal ín-
dole, que parecerían patentizar el hecho mismo inaudito de ese viaje fabulo-
·so. El ascenso al cielo es algo propiamente sin antecedentes. Los . seres
-·ollmpicos a veces descendían a la tierra, pero a lo~ mort~s no les estaba
]>ermitido ascender al Cielo. Por eso la pretensión de Ica:ro se vió malogra-
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da, cuando al querer acercarse al sol se quemaron sus alas. En el Paraí--


so Perdido de Milton no es un hombre, sino Satanás el que engañando al
ángel Uriel, penetra en el cielo. En la Divina Comedia un hombre, Dante•.
se atribuye el privilegio· de visitar el Paraíso y de llegar a presencia de.
Dios mismo.
Guíado por Virgilio en el Infierno y en el Purgatorio, y por Beatriz
en el Paraíso, la razón y la teología, asciende hasta el Empíreo. El poeta
pudo decir: "el agua por donde sigo no fué jamás recorrida".
La osadía de haber llevado a cabo una obra tal como La Comedia_
llena, pues, de asombro. Como ha dicho Giovanni Papini, ningún otro poe-
ta antes ni .después de él se cimentó en empresa tan alta y tan vasta.
·Y a través del Infierno, del Purgatorio y del Paraíso, es Dante testig~
de visu de lo que ocurre en aquellas tres regiones extraterrestres, y viene
a dar testimonio. sobre todo, de la inmortalidad del alma, de la existencia..
de una eternidad por encima de la precaridad de la vida de este mundo •.
así como del juicio sobre el bien y el mal y de la aplicación de los premios
y castigos correspondientes. Y a base de estas consideraciones escatológi-
cas, propónense instruir al hombre acerca de sus· normas de conducta. El
Nuevo Testamento trae indicaciones sobre la inmortalidad del alma. Es la:
no resignación frente a un acabarse definitivo del ente humano, la que ha--
ce que éste, hablando en términos generales, crea en una trascendencia
post·mortem frente a nuestro efímero tránsito mundanal. Como ha escrito
Norman Luyton: "Así la muerte física corporal viene a ser, por ende, una
victoria sobre la muerte misma, pues con aquélla comienza una vl.da nue-
va perdurable". De ahí que San Pablo exclamase: Oh muerte, dónde está
.tu victoria?
Para Dante los muertos no lo son, con prescindencia de su desapari-
ción como seres terrestres. Los muertos, pues, están viviendo en las tres:
regiones de ultratumba, donde reciben los juzgamientos que les correspon-
den, de acuerdo a cómo se comportaron en la vida terrena. Y Dante se eri-
ge en una especie de judex humanitatis, y como un profe~a bíblico lanza
sus imprecaciones y sus exhortaciones por boca de sí mismo o de sus inter-·
locutores.
Dante utiliza el excepcional presupuesto de la vida ultraterrestre pa--
ra pronunciar sus juzgamientos, según su propio criterio. Pero juzgar es en
cierto modo prejuzgar; y de ahí que se observe cómo algunas apreciacio-
nes resulten exageradas e inapropiadas. Sus ideas políticas y religiosas,
desde luego, así como sus experiencias personales, no dejan de tener in--
fluencia. Pero claro está que en general el sano sentido ético rige, conside-
rando tipológicamente los casos de delitos ·y pecados, de una ·parte, y de
virtudes, de la otra, por lo que, genéricamente hablando, discierne una cer--
tera justicia distributiva. A veces este sentimiento de justicia es tal, que no
se quiebra ante poderosas motivaciones circunstanciales. No reparó en po-
ner en el Infierno a Guido Calvacanti y a Brunetto Latini. Aunque se tras--
luzca una íntima súnpatía por Francisca de Rinlini, resulta precito. Su orto-
doxia religiosa no lo consiente otra salida que la de confinar en el limbo·
anodino a los más qrandes hombres de la humanidad clásica que vivieron
antes de Jesucristo y no pudieron por ello recibir el bautismo, y a su admi...
rado Virgilio no le permite que penetre en el Paraíso.
DANTE ALIGHIElU: SU VIDA Y SU OBRA 83

Y así se va desarrollando la obra, es decir, el viaje. Es como un de·


lirio propia1nente onírico con una cuantiosa sucesión de escenas y persona-
jes, con el ingente caudal de las observaciones, los conocimientos científi·
cos, las ideas, las sugerencias, las lucrubaciones, las imágenes-, las metáfo-
ras, los recursos alegóricos, los simbólicos, los anagógicos, las metomimias
{en que es eximio maestro el poeta). Qué mirada la suya! Nada parece
haber escGpado a su captación amplia, profunda y cabal. Todo el saber
de la época era de su pertenencia. Como él mismo dijera, se hallaba po-
seído por "la sed natural que no se sacia nunca", aludiendo a la sed del
saber.-
Lo eJd!l'aordinariamente admirable de ia Divina Comedia, está en la
imponente exaltación que hace de los valores representados por lo bueno,
lo santo, lo justo, lo bello. Lo primero, y de ahí el carácter ético que dima-
na de todu la obra. Lo segundo, -y de ahí su profundo sentido religioso.
Lo tercero, y de ahí que ella sea como un tribunal para un juicio final. Lo
cuarto, pues el libro se exhibe como una de las más felices forjaciones ca-
tológicas.
La obra de Dante, la Divina Comedia, es pues dantesca. La posteri-
dad ha utilizado esta palabra para aludir algo que es calificable como gran-
dioso y sublime. Se ha incorporado al lenguaje este término, dantesco; y
aquí cabe hacer el parangón con lo ocurrido respecto a Homero y la incor-
poración del término "homérico".
Hay que pensar qué fuerza, qué poder, qué capacidad, no sólo in-
telectual y art:ística, sino de energía anímica en general, pudo tener el au-
tor para emprender y realizar- una hazaña como la que fué el escribir La
Divina Comedia. Y así, por ejemplo, para cualquier lector resulta que ha
de experimentar vivencias casi paroxismales cuando se detiene en algunas
páginas del libro, a tal punto que la lectura casi le pareciera como irresis-
tible; verbigrácia, cuando lee el testamento del Conde Ugolino. Parece como
si la sangre se helara y el corazón se paralizase y como sí una sierpe de
pavor se enroscase dentro del remaje interno de nuestros nervios . Pero el
. vate era una alma suficientemente fuerte, para imponerse la propia impre-
sión tremenda que a sí mismo se asignara.
En sin duda por el amor al hombre, anejo al amor por Dios, que Dan-
te concibe v forja la Divina Comedia. Es esta una obra doctrinal, como lo
recuerda Cmducci. Quiere exhortar al hombre para prevenirle a fin de que
se aparte del mal, e infundirle la esperanza de la recompensa por el ejerci·
cio del bien. De ahí ~1 sentido paren ético que muestra la obra. El amor,
como anota Casella, es el principio dinámico que informa la Divina Come-
dia; es el amor humano como participación finita frente del amor que 'Dios
siente por sí mismo en virtud de su propia perfección.
Y así es el amor el sentimiento que en último término, como fuerza
humana y divina, vive en el impulso creador de Dante, quien de tal modo
a través de su obra rinde como un homenaje a ese amor que alienta todo
lo anímico y todo lo cósmico. Por eso pudo decir: "Yo soy uno que voy
anotando lo que amor inspira y luego lo expreso tal como él me dicta
dentro del alma". Y pudo acabar su obra, hablando "del amor que mueve
a Dios y a las demás estrellas".
---oO,oo---
DERECHO

Con motivo del séptimo centenario del nacimiento de Dante Alighie--


ri se le ha rendido homenaje universal. Y en esta circunstancia, podría yo
advertir que hablar dentro de este artículo, sobre Dante, es no poder decir
nada. ¿Qué puede en efecto, aportar una voz asaz tímida e insignilicante
dentro del coro de tantas voces seguras y significantes que se han alzado
en recordación y alabanza del gran hombre?
No obstante, pot más humilde que sea una voz de elogio, como en el
presente caso, ella se explica, si proviene de la admiración .que despierta
el genio.
El artista genial es como un pequeño Dios que se complace en una
especie de recreación del mundo. El puede devalar los más íntimos y re-
cónditos secretos de la naturaleza y del alma, presentándolos con la genui·
na fruición de todo hallazgo y toda producción originales. Para el artista
no es cierto que nada hay que sea nuevo bajo el sol, tal como decía el
escéptico versículo del Eclesiatés. Más bien, seria de expre_sar con Casirier,
que aquí se puede repetir con Heráclito, que "el sol le es nuevo cada día".
Es que él tiene ese singular saper vedere de que hablase Leonardo da
Vinci._
En el caso de Dante la humanidad le es legataria de un cuantioso
don intelectual y artístico que sigue próvido ofreciendo diatumamente sus
lucencias lau~as. Lo que en la Divina Comedia de Virgilio dijese Dante se
puede dech de éste mismo: "Oh alma, cuya fama dura aún en el mundo
y durará mientras su movimiento se prolongue". Dante, por eso, nos da la
impresión de eternidad. El, que de tal modo se preocupó y creyó en la trans-
cendencia, es trascendente secularmente a través de su obra.

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