Woyzeck PDF
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PERSONAJES.
FRANZ WOYZECK
MARIE
CHRISTIAN, el hijo de ambos
CAPITÁN
DOCTOR
TAMBOR MAYOR
EL SUBOFICIAL
ANDRÉS
MARGARETH una vecina de Marie
EL PREGONERO
UN VIEJO
EL JUDIO
EL MESONERO, de una barraca de feria.
1° ARTESANO
2° ARTESANO
KARL, un idiota
KÄTHE
LA ABUELA
1° NIÑA
2° NIÑA
OTRA NIÑA
1° PERSONA
2° PERSONA
UJIER del tribunal.
JUEZ
Soldados, estudiantes, gentes, muchachas y niños.
II
Georg Büchner Woyzeck
[1]
CAMPO ABIERTO: LA CIUDAD A LO LEJOS.
WOYZECK.- Si, Andrés; ahí, sobre aquella franja de hierba, ahí rueda la cabeza por la
noche; uno la levantó una vez, pensaba que era un erizo. Tres días y tres
noches, y yacía en la caja. (Bajando la voz) Andrés, eran los masones, ahora
ya lo sé, los masones chss...
Andrés canta.
Woyzeck Mira fijamente hacia el horizonte, tras la retirada Woyzeck arrastra a Andrés hasta
la maleza.
III
Georg Büchner Woyzeck
[2]
MARIE CON SU HIJO EN LA VENTANA. MARGRETH.
Pasa una banda militar, a la cabeza el tambor mayor Marie. Mece al niño.
MARIE.- Chss, mi niño chss, A la nana nanita. ¿Oyes? Vienen por ahí.
MARGRETH.- ¡Qué buen mozo! Como un roble mismamente.
MARIE.- Como un león, con ese andar.
MARGRETH.- Vaya, vaya, qué ojitos tiernos vecina. ¿Quién lo habría penado de usted?.
Cantando.
Canta.
Llaman a la ventana.
V
Georg Büchner Woyzeck
[3]
PLAZA PÚBLICA, BARRACAS, LUCES.
VIEJO.- Niño
Nada dura en esta vida.
Al fin todos moriremos,
Eso es cosa bien sabida.
WOYZECK.- Si ¡Así se baila! ¡Pobre hombre, que viejo! ¡Pobre niño, que joven! Venga,
Marie, ¿quieres que te lleve? Un hombre tiene que… para poder comer.
¡Mundo! ¡Hermoso es el mundo!.
PREGONERO.- ¡Señoras! ¡Caballeros! Vean ustedes la criatura tal y como dios la formó nada,
nada de nada. Vean ahora el arte anda derecho, lleva levita y pantalón, lleva un
sable. ¡Así! ¡Haz reverencia! Así se hace. ¡Hecha un beso! (Toca la trompeta)
Michel entiende de música. Señoras y señores, vean aquí presentes al caballo
astronómico y estos bonitos canarios cantores: son los favoritos de todos los
potentados de Europa y miembros de todas las sociedades científicas. Le leen
el provenir a todo el mundo, cuántos años tiene uno, cuántos hijos, qué
enfermedades; sabe disparar con pistola y andar cojeando. Educación, sólo
educación; tienen un raciocinio animal o más bien una animalidad dotada de
raciocinio. No es una bestia irracional, como tantas personas, a excepción del
distinguido público. ¡Pasen, señores! ¡Empieza la función, el comienzo del
comienzo va a dar inmediatamente!.
Vean los adelantos de la civilización. Todo progresa, el caballo, el mono, el
canario. El mono ya es un soldado, todavía no es mucho, el escalón más bajo
del género humano. Principia la representación. ¡El inicio, el inicio! ¡El
comienzo va a dar comienzo inmediatamente!.
WOYZECK.- ¿Tú quieres?.
MARIE.- ¿Por qué no? Bien lindo que será. Que borlas le cuelgan al hombre y la mujer
lleva pantalones.
SUBOFICIAL.- ¡Ahora! ¡mira! ¿La vez? ¡Qué mujer!.
TAMBOR MAYOR.- ¡Demonios! ¡Qué buena para la reproducción de regimientos de coraceros y
para la cría de tambores mayores!.
VI
Georg Büchner Woyzeck
SUBOFICIAL.- Tal y como lleva la cabeza, se creería que la melena negra tira de ella hacia
abajo como una pesa, y esos ojos negros…
TAMBOR MAYOR.- Como quien mira en lo hondo de un pozo o al fondo de una chimenea. ¡Venga
a seguirla!.
MARIE.- ¡Cuántas luces!
WOYZECK.- Si… un gato grande y negro cono ojos de fuego. ¡Ay, qué noche!.
VII
Georg Büchner Woyzeck
[4]
BUHARDILLA
Marie sentada con un niño en el regazo, un trocito de espejo en la mano se mira en él.
MARIE.- ¡Cómo brillan las piedras!. ¿Qué piedras serán? ¿Cómo ha dicho él?... duerme,
niño. Cierra los ojos, apriétalo (el niño se tapa los ojos con las manos), más
aún; quédate así, a callar o viene a buscarte.
Niña, cierra las ventanitas;
Sino, viene un gitanillo
Que te llave de la mano
Al país de los gitanos.
Se mira de nuevo.
MARIE.- Seguro que es oro. Los pobres sólo tenemos rincón en el mundo y un trozo de
espejo, y sin embargo yo tengo una boca tan roja como las señoronas, con esos
espejos donde se ven de arriba abajo y con esos espejos donde se ven de arriba
abajo y con esos caballeros tan guapos que les besan la mano; yo sólo soy una
pobre mujer. Niño, a ser bueno, cierra los ojos, el angelito del sueño. Mira
cómo corre por la pared, (refleja con el espejo la pared) a dormir o te mira
dentro de los ojos hasta dejarte ciego.
Entra Woyzeck, se detiene detrás de Marie quien se sobresalta, se lleva las manos a las orejas.
VIII
Georg Büchner Woyzeck
WOYZECK.- Está bien Marie. ¡Cómo duerme el niño! Tómalo por debajo del brazo, la silla
le hace daño. Tiene la frente llena de goterones; todo es trabajo bajo el sol,
sudar hasta durmiendo. ¡Pobres que somos! Esto es dinero otra vez, Marie, la
soldada y un poco más de mi capitán.
MARIE.- Dios te lo pague Franz.
WOYZECK.- Tengo que irme. Esta noche, Marie. Adiós.
Sale Woyzeck.
MARIE.- Soy una mala persona. Sería capaz de apuñalarme. ¡Bah! ¿Qué importa el
mundo? Todo acaba machándose al diablo, el hombre y la mujer.
IX
Georg Büchner Woyzeck
[5]
EL CAPITÁN Y WOYZECK
CAPITÁN.- Despacio, Woyzeck, despacio, una cosa después de otra. Me das vértigo. ¿Qué
voy hacer con los diez minutos que me sobran hoy porque tú terminas antes?
Calcula, Woyzeck, aún te quedan por vivir tus treinta hermosos años; ¡Treinta
años! O sea trescientos sesenta meses y días, horas, minutos. ¿Qué quieres
hacer con esa enorme cantidad de tiempo? Adminístralo bien, Woyzeck.
WOYZECK.- Sí, mi capitán.
CAPITÁN.- Tengo mucho miedo por el mundo cuando pienso en la eternidad. ¡Hay que
ocuparse, Woyzeck, ocuparse! La eternidad es eterna, es eterna, eso lo
entiendes; pero luego, no es eterna y es un instante, sí, un instante. Woyzeck,
me dan escalofríos cuando pienso que la tierra da un giro completo en un día.
¡Qué pérdida de tiempo! ¿A dónde vamos a parar?. Woyzeck, yo ya no puedo
ver una rueda de molino sin ponerme melancólico.
WOYZECK.- Sí, mi capitán.
CAPITÁN.- Woyzeck, estás siempre tan apresurado. Una persona buena no hace eso, una
persona buena que tiene la conciencia tranquila- pero ¡di algo Woyzeck! ¿Qué
tiempo hace hoy?.
WOYZECK.- Malo, mi capitán, malo. Viento.
CAPITÁN.- Ya lo noto, hay algo muy ligero ahí afuera; un viento así me hace el efecto de
un ratón. Creo que es algo así como viento norte-sur.
WOYZECK.- Sí, mi capitán.
CAPITÁN.- ¡Ja, ja, ja!, ¡norte sur! ¡Ja, ja, ja! Oh, qué necio eres, horriblemente necio.
Woyzeck, eres una buena persona, una buena persona… pero, Woyzeck, no
tienes moralidad. Moralidad es cuando uno es moral, ¿comprendes? Es una
palabra buena. Tienes un hijo sin la bendición de la iglesia, como dice nuestro
muy reverendo capellán, sin la bendición de la iglesia; la expresión no es mía.
X
Georg Büchner Woyzeck
WOYZECK.- Mi capitán, dios no va a tenerle en cuanta a la pobre criatura que no le hayan
echado amén antes de fabricarla. El señor ha dicho: dejad que los niños vengan
a mí.
CAPITÁN.- ¿Qué estás diciendo? ¿Qué curiosa respuesta es ésa? Me llana de confusión.
Cuando yo digo tú, quiero decir, tú, tú.
WOYZECK.- Pobres que somos. Mire usted, mi capitán: dinero, dinero. Quien no tiene
dinero… que uno haya de traer al mundo a otro de su misma condición
pensando en la moralidad. Uno es también de carne y hueso. Los pobres somos
desgraciados, en este mundo y en el otro. Yo creo que si fuésemos al cielo,
tendríamos que ayudar a tronar.
CAPITÁN.- Woyzeck, no tienes virtud, no eres una persona virtuosa. ¿Carne y hueso?
Cuando estoy tumbado junto a la ventana, ha llovido y se me van los ojos
detrás de esas medias blancas que dan saltitos por la calle… ¡Maldita sea,
Woyzeck!, entonces es amor lo que siento. Yo también soy de de carne y
hueso. Pero, Woyzeck, la virtud, la virtud. ¿Cómo iba a pasar el tiempo yo,
sino? Lo que yo me digo siempre: eres una persona virtuosa, una buena
persona, una buena persona.
WOYZECK.- ¡Sí, mi capitán, la virtud! Aún sé lo que es eso. Mire usted, la gente común
como yo no tiene virtud, a uno le viene la naturaleza así, sin más; pero si yo
fuese un caballero y tuviera sombrero, reloj una levita inglesa y hablara como
los señoritos, sí que me gustaría entonces ser virtuoso. Tiene que ser bien lindo
eso de la virtud mi capitán. Pero yo soy un hombre pobre.
CAPITÁN.- Está bien Woyzeck. Eres una buena persona, una buena persona. Pero piensas
demasiado, eso desgasta, siempre estás como tan apresurado. El platicar
contigo me ha fatigado mucho. Márchate ahora y no corras tanto; despacio
calle abajo.
XI
Georg Büchner Woyzeck
[6]
BUHARDILLA
MARIE.- ¡Déjame!
TAMBOR MAYOR.- ¡Animalito salvaje!
MARIE.- ¡Tócame, a ver!
TAMBOR MAYOR.- ¿Te sale el diablo por los ojos?
MARIE.- ¡Qué más da! ¡Al fin y al cabo!.
XII
Georg Büchner Woyzeck
[7]
EN LA CALLE.
WOYZECK.- ¡Hum! No veo nada, no veo nada. ¡Oh, tendría que verlo uno mismo, tendría
uno que poder agarrarlo fuerte con las manos.
MARIE.- ¿Qué te pasa Franz? Estás disparatando, Franz.
WOYZECK.- Un pecado tan gordo y tan ancho. Apesta tanto que se podría ahumar a los
ángeles y ahuyentarlos del cielo. Tienes roja la boca, Marie ¿No te han salido
ampollas? Adiós Marie, eres hermosa como el pecado. ¿Puede ser tan
hermoso el pecado mortal?.
MARIE.- Franz estás delirando, tienes fiebre.
WOYZECK.- ¡Maldita sea! ¿Ha estado plantado ahí? ¿Así? ¿Así?.
MARIE.- Como el día es largo y el mundo es viejo, puede haber muchas personas en el
mismo sitio, una después de otra.
WOYZECK.- Lo he visto. Yo lo he visto.
MARIE.- Se pueden ver muchas cosas cuando se tienen ojos y no se es ciego, luce el sol.
WOYZECK.- Tú vas a ver.
MARIE.- Bueno, ¿y qué?.
XIII
Georg Büchner Woyzeck
[8]
EN CASA DEL DOCTOR.
Woyzeck y el Doctor.
XIV
Georg Büchner Woyzeck
DOCTOR.- Woyzeck, ¿filosofando otra vez?.
WOYZECK.- Doctor, ¿ha visto alguna vez la naturaleza doble? Cuando el sol está en lo alto
del mediodía y es como si al mundo lo devorasen las llamas, me ha hablado
una voz terrible.
DOCTOR.- Woyzeck, tienes un aberratio.
WOYZECK.- Los hongos doctor. Ahí, ahí está el intríngulis. ¿Ya ha visto usted qué figuras
forman los hongos al crecer en el suelo? ¡Quién pudiera leerlas!.
DOCTOR.- Woyzeck, tienes la más hermosa aberratio mentalis partialis, segunda especie.
Con las características más patentes. Woyzeck, voy a darte un aumento.
Segunda especie, idea fija, con estado general razonable; ¿haces todo como
siempre, sigues afeitando al capitán?.
WOYZECK.- Si señor.
DOCTOR.- ¿Tomas los guisantes?.
WOYZECK.- Siempre conforme a sus indicaciones doctor. El dinero de la comida va para
mi mujer.
DOCTOR.- ¿Sigues prestando servicio en el cuartel?.
WOYZECK.- Si señor.
DOCTOR.- Eres un caso interesante, sujeto Woyzeck, vas a recibir un aumento. Sigue tan
dispuesto. A ver el pulso… si.
XV
Georg Büchner Woyzeck
[9]
EN LA CALLE.
Capitán y Doctor.
CAPITÁN.- Doctor, los caballos me dan mucho miedo. Cuando pienso que las pobres
bestias tienen que ir a pie. No corra de esa manera. ¡No menee el bastón en el
aire de esa forma! Va usted a la carrera detrás de la muerte. Una buena persona
que tenga la conciencia tranquila no va tan deprisa. (Toma al doctor por la
levita) Doctor, permítame que salve una vida humana. Va usted como una
bala… doctor, estoy tan melancólico, me entra una exaltación tengo siempre
que ponerme a llorar cuando veo mi casaca colgada en la pared. Ahí cuelga.
DOCTOR.- ¡Hum! Abotagado, adiposo cuello grueso, constitución apoplética. Si capitán, a
usted le puede dar una apoplexia cerebralis pero también le puede dar de un
solo lado y quedarse entonces paralizado psíquicamente y seguir vegetando;
éstas son más o menos sus perspectivas para las cuatro semanas próximas. Por
lo demás, le puedo asegurar que usted constituye uno de los casos más
interesantes, y si dios quiere que su lengua se quede parcialmente paralizada,
haremos los más inmortales experimentos.
CAPITÁN.- Doctor, no me asuste, ya ha habido gente que ha muerto del susto, pura y
simplemente del susto. Ya veo a la gente con los limones en las manos, pero
dirán era una buena persona, una buena persona… ¡Voto al diablo! ¡es usted
un clavo de ataúd!.
Tendiéndole el sombrero.
XVI
Georg Büchner Woyzeck
CAPITÁN.- Igualmente a sus órdenes, señor clavo de ataúd.
CAPITÁN.- ¡Eh, Woyzeck! ¿A dónde vas, siempre con esas prisas? Descansa un poco.
Andas por el mundo como una navaja de afeitar abierta, uno se corta si te roza;
corres como si tuvieras que afeitar a un regimiento de cosacos y fueran a
ahorcarte un cuarto de hora después de acabar con el último pelo… pero, por
cierto, a propósito de barbas largas… ¿qué te quería decir yo? Woyzeck las
barbas largas.
DOCTOR.- Una larga barba debajo del mentón, Plinio ya hablaba de ello; hay que quitar
esa costumbre a los soldados, eh tú…
CAPITÁN.- A ver… las barbas largas… dime Woyzeck, ¿no has encontrado ningún pelo
de barba en tu tazón ¡Eh! Entiendes lo que digo ¿no? ¿el pelo de un hombre,
de la barba de un soldado, de un suboficial, de un… de un tambor mayor? ¡Eh,
Woyzeck! Pero tú tienes una mujer decente. No te pasa como a otros.
WOYZECK.- Si señor. ¿Qué me está queriendo decir mi capitán?
CAPITÁN.- ¡Qué cara pone este hombre! Bueno, no tiene que ser precisamente en la sopa,
pero si te apresuras y tuerces la esquina, acaso encuentres un par de labios.
Woyzeck, otra vez he sentido el amor. Woyzeck ¿Qué te pasa?, estás blanco
como el papel.
WOYZECK.- Mi capitán soy un pobre diablo… y no tengo otra cosa en el mundo, mi
capitán, si usted está bromeando…
CAPITÁN.- ¿Bromeando yo? ¡A ti te voy a dar yo bromas mentecato!.
DOCTOR.- El pulso, Woyzeck: breve, duro, arrítmico, desigual.
WOYZECK.- Mi capitán, la tierra quema como el infierno, pero yo estoy helado, estoy
helado; el infierno es frío, ¿Qué se apuesta? Imposible. Dios, dios…
¡Imposible!.
CAPITÁN.- Eh, tú, ¿quieres que te fusilen?, ¿quieres que te metan un par de balas en la
cabeza?. Me estás apuñalando con los ojos, yo te quiero bien porque eres una
buena persona, Woyzeck, buena persona.
XVII
Georg Büchner Woyzeck
DOCTOR.- Músculos faciales rígidos, tensos, contracciones intermitentes, posición
erguida, tensa.
WOYZECK.- Me voy. Son posibles muchas cosas. ¡El hombre! Son posibles muchas cosas.
Hace buen tiempo mi capitán. Mire usted qué hermoso y firme es ese cielo
gris, le entran a uno ganas de clavar un garfio en él y ahorcarse, tan sólo por la
coma que separa al sí del no. Mo capitán ¿sí no? ¿Tiene culpa el no del sí o el
sí del no? Voy a meditar sobre esto.
Se marcha a grandes zancadas, primero despacio luego cada vez más de prisa. El Doctor sale
corriendo tras él.
Puesta en escena del año 1992 con adaptada por Hang Ong
XVIII
Georg Büchner Woyzeck
[10]
CAMPO ABIERTO: LA CIUDAD A LO LEJOS.
Andrés canta
Inquieto.
XIX
Georg Büchner Woyzeck
[11]
MESÓN.
Woyzeck se coloca junto a la ventana. Marie y el tambor mayor pasan bailando sin verle.
Pasa Marie por delante de Woyzeck bailando. Woyzeck al querer hablar al principio se ahoga,
se incorpora bruscamente y se deja caer otra vez en el banco.
XX
Georg Büchner Woyzeck
¡Ese hijo de perra! Cómo la sobaba, cómo sobaba su cuerpo, él la posee…
como yo la poseía al principio.
1° ARTESANO.- Mas si un caminante que se apoya en el transcurso del tiempo o que se hace
consciente de la divina sabiduría y que dice: ¿Por qué existe el hombre? Pero
en verdad, en verdad os digo, ¿de qué viviría el campesino, el tonelero, el
zapatero, el médico si dios no hubiese creado al hombre? ¿de qué viviría el
sastre si dios no hubiese inculcado al hombre el sentimiento del pudor, de qué
soldado si no le hubiera imbuido la necesidad de matar a otros? Por eso, no lo
dudéis, sí, sí es bello y agradable, pero todo lo terreno es vanidad, hasta el
dinero acaba pudriéndose… para concluir, amados oyentes, vamos a mear en
forma de cruz a fin de que muera un judío.
Músicos ensayando para Woyzeck, del director Marike Splint en el Theater of the Riverside
Church abril del 2007
XXI
Georg Büchner Woyzeck
[12]
CAMPO ABIERTO: LA CIUDAD A LO LEJOS.
WOYZECK.- ¡Más y más! Silencio. Música. ¿Eh? ¿Qué? ¿Qué dices? Más alto, más alto.
¿Clávale el puñal, mata a esa zorra? Apuñala, apuñala a esa zorra. ¿Lo hago?
¿Tengo que hacerlo? ¿Lo oigo también ahí? ¿También dice eso el viento?
Siempre lo oigo, siempre, siempre: mata, apuñala.
Diseños de Magda Banach para Woyzeck puesta Argentina del 2007 por Damián Moroni.
XXII
Georg Büchner Woyzeck
[13]
DE NOCHE.
WOYZECK.- ¡Andrés! ¡Andrés! No puedo dormir; cuando cierro los ojos, todo me da
vueltas y oigo esos violines: más y más, siempre y siempre, y luego sale una
voz de la pared, ¿tú no oyes nada?
ANDRÉS.- Si, déjalos que bailen. Dios nos proteja. Amén
XXIII
Georg Büchner Woyzeck
[14]
MESÓN.
TAMBOR MAYOR.- ¡Yo soy un hombre! Un hombre, digo ¿Quién quiere algo? Quien no sea dios
borracho, que no se meta conmigo. Le voy a zarandear hasta que se meta la
nariz en el culo. Le voy a… ¡eh, tú!, bebe, los hombres tienen que beber. Ojalá
el mundo entero no fuese más que aguardiente.
Woyzeck silba.
TAMBOR MAYOR.- Oye ¿quieres que te saque la lengua del gaznate y te la enrolle en el cuerpo?
TAMBOR MAYOR.- ¿Cuánto aire te dejo para respirar? ¿el del pedo de una vieja?
TAMBOR MAYOR.- Que silbe el mentecato hasta ponerse azul. ¡Sí! El aguardiente es mi vida. El
aguardiente es mi fuerza.
UNA.- Ese ya tiene bastante.
OTRA.- Está sangrando.
WOYZECK.- Cada cosa a su tiempo.
XXIV
Georg Büchner Woyzeck
[15]
WOYZECK Y EL JUDIO
Una escena del 'Woyzeck' dirigido por Emilio García Wehbi, aún en cartel en el Teatro San
Martín
XXV
Georg Büchner Woyzeck
[16]
BUHARDILLA
MARIE.- ¡Señor, señor! No puedo. Señor ¡dame sólo que pueda rezar! El niño, me da
una punzada en el corazón. ¡Fuera!!Qué calor tan sofocante!.
KARL.- Este es el rey y tiene una corona de oro. Mañana e llevaré al hijo de la reina.
Esta morcilla dice: Ven acá salchichón.
Karl carga al niño y guarda silencio, Marie tras el bochorno abre la ventana.
MARIE.- No ha venido Franz, ni ayer, ni hoy; qué calor hace aquí. …Y poniéndose a
sus pies comenzó a llorar y le mojaba los pies con sus lágrimas y con los
cabellos de su cabeza se los secaba; y besaba sus pies y los ungía con
perfumes.
MARIE.- ¡Todo está muerto! Señor, redentor mío, yo quisiera ungirte los pies.
XXVI
Georg Büchner Woyzeck
[17]
CUARTEL
WOYZECK.- Esta camisa, Andrés, no forma parte del uniforme, te puede servir a ti Andrés.
La cruz es para mi hermana y el anillo; tengo también una estampa, dos
corazones de oro, estaban en la Biblia de mi madre y pone:
Sea el sufrir mi beneficio,
Sea el sufrir mi sólo oficio.
Como tu cuerpo , llagada y sangrante.
Mi madre sólo siente el calor del sol en la mano. No importa.
ANDRÉS.- Sí.
WOYZECK.- Friedrich Johann Franz Woyzeck, fusilero jurado del segundo regimiento,
segundo batallón, cuarta compañía, nacido el día de la anunciación, tengo hoy
treinta años de edad , siete meses y doce días.
ANDRÉS.- Franz, tienes que ir al hospital. Pobre, bébete el aguardiente con los polvos
dentro, eso mata la fiebre.
WOYZECK.- Sí, Andrés, cuando el carpintero clava los maderos del ataúd, nadie sabe quién
meterá la cabeza en él.
XXVII
Georg Büchner Woyzeck
[18]
EL PATIO DEL DOCTOR.
DOCTOR.- Señores, estoy en el tejado como David cundo vio Betsabé pero yo sólo veo
los polisones de pensionado de señoritas puestos a secar… Señor estamos
tratando el importante problema de la relación del sujeto con el objeto. Si sólo
tomamos una de las cosas en las que se manifiesta la autoafirmación orgánica
de lo divino en uno de los elevados niveles y si investigamos sus relaciones
con el espacio, con la tierra, con el sistema planetario, señores, si yo tiro este
gato por la ventana, ¿cómo se comportará ese ser en relación con el centrum
gravitatoris y con el propio instinto? ¡Eh, Woyzeck! ¡Woyzeck!
WOYZECK.- Señor Doctor, el gato muerde.
DOCTOR.- Mentecato, agarras el animal con la misma delicadeza que si se tratara de tu
abuela.
WOYZECK.- Doctor, tengo los temblores.
DOCTOR.- Muy bien Woyzeck.
DOCTOR.- Qué veo aquí, señores, la nueva especie del piojo de iebre, muy diferente de la
del doctor Rizinus, oscura.
DOCTOR.- Señores, este animal no tiene instinto científico. A cambio señores, vean
ustedes a este hombre; desde hace tres meses no come otra cosa que guisantes,
¡observen los efectos, tómenle el pulso, vean que desigual, aquí los ojos!.
WOYZECK.- Doctor, todo se me vuelve negro.
XXVIII
Georg Büchner Woyzeck
DOCTOR.- Ánimo Woyzeck, unos días y hemos concluido; palpen ustedes, señores
palpen.
DOCTOR.- A propósito, Woyzeck, mueve las orejas para estos señores, yo ya quería
mostrárselo a ustedes. Actúan en él dos músculos. ¡Venga! ¡Deprisa!.
WOYZECK.- ¡Oh, Doctor!.
DOCTOR.- ¡Animal! ¿Habré yo de menearte las orejas? ¿quieres hacer como el gato? ¿Lo
ven señores? Es la transición al asno, muchas veces como consecuencia de la
educación femenina y de la lengua materna. ¿Cuántos pelos te arrancó ya tu
madre cariñosamente, como recuerdo? Se te han vuelto muy escasos desde
hace unos días; sí, los guisantes señores.
XXIX
Georg Büchner Woyzeck
[19]
MARIE CON NIÑAS DELANTE DE LA PUERTA E SU CASA
Cantan:
XXX
Georg Büchner Woyzeck
MARIE.- ¿Qué pasa?.
WOYZECK.- Marie vamos, es hora.
MARIE.- ¿A dónde?.
WOYZECK.- ¿Lo sé yo acaso?.
XXXI
Georg Büchner Woyzeck
[20]
MARIE Y WOYZECK
Cantan:
Silencio.
XXXII
Georg Büchner Woyzeck
[21]
LLEGA GENTE
1° PERSONA.- ¡Alto!
2° PERSONA.- ¿Oyes? ¡Calla! Por ahí.
1° PERSONA.- ¡Uh! ¡Ahí! ¡Qué ruido!.
2° PERSONA.- Es el agua que llama, hace tiempo que no se ha ahogado nadie. Vámonos, no
es bueno escucharla.
1° PERSONA.- ¡Huy! Otra vez. Como alguien que se estuviera muriéndose.
2° PERSONA.- Da miedo esta bruma. Todo gris, casi niebla… y el zumbido de los abejorros
como campanas rajadas. Vámonos.
1° PERSONA.- No, la voz es demasiado clara, demasiado fuerte. Por allí ven.
XXXIII
Georg Büchner Woyzeck
[22]
MESÓN.
WOYZECK.- A bailar todos, más y más; ¡sudar!, ¡apestar!; al final él vendrá a buscarnos a
todos.
Una moza tiene el alma
Que noche y día se pasa
Sentadita en el jardín
Hasta dar las doce
Espera a los soldados.
Así Käte. Siéntate que tengo calor. ¡Calor!.
WOYZECK.- Así es, el diablo se lleva a una y deja suelta a la otra. Käthe, estás caliente.
¿Por qué Käte? Tú también te pondrás fría. Sé razonable. ¿Es que no sabes
cantar?.
KÄTHE.- Yo no quiero marcharme a Suabia
Ni tampoco llevar trajes largos;
trajes largos, zapatos de tacón
no se casan con la moza de un mesón.
WOYZECK.- No, sin zapatos, también se puede ir al infierno sin zapatos.
KÄTHE.- ¿Pero qué tienes en la mano?.
WOYZECK.- ¿Yo? ¿Yo?
KÄTHE.- ¡Rojo! ¡Sangre!
Se forma un círculo de gente en torno a ellos.
XXXIV
Georg Büchner Woyzeck
MESONERO.- ¿Y cómo? ¿El codo derecho con la mano derecha? Si que usted es muy
mañoso.
KARL.- Y entonces dijo el gigante: me huele, me huele, me huele a carne humana.
¡Puah! Ese ya hiede.
WOYZECK.- ¡Demonios! ¿Qué quieren? ¿Qué les importa? ¡Déjenme salir! O al primero
que… ¡demonios! ¿Creen que he matado a alguien? ¿Soy yo un asesino? ¿Qué
están mirando? Mírense a ustedes mismos. Déjenme salir
Se escapa.
XXXV
Georg Büchner Woyzeck
[23]
WOYZECK SOLO.
WOYZECK.- ¿El cuchillo? ¿Dónde está el cuchillo? Lo dejé ahí. ¡Va a delatarme! ¡Más
cerca!, más cerca aún! ¿Qué sitio es éste?. ¿Qué estoy oyendo? Algo se
mueve. Silencio. Ahí cerca. ¿Marie? ¡Ah, Marie! Silencio. Todo silencio. Hay
que marcharse de este lugar. El cuchillo, el cuchillo, ¿lo tengo? ¡Ah, bueno!
Gente. Allí.
Se marcha corriendo.
XXXVI
Georg Büchner Woyzeck
[24]
WOYZECK JUNTO A UN ESTANQUE.
WOYZECK.- Se hunde en el agua oscura, como una piedra. La luna es como un cuchillo
ensangrentado. ¿Pero es que el mundo entero quiere delatarme?. No, está
demasiado cerca y cuando se bañen…
WOYZECK.- Así, ahora, pero en verano, cuando se metan buscando conchas… Bah, para
ese entonces ya estará oxidado. ¿Quién va a reconocerlo? ¿Por qué no lo habré
roto? ¿Tengo sangre aún? Voy a lavarme. Aquí hay una mancha y aquí otra.
XXXVII
Georg Büchner Woyzeck
[25]
NIÑAS
XXXVIII
Georg Büchner Woyzeck
[26]
UJIER, MEDICO Y JUEZ.
XXXIX
Georg Büchner Woyzeck
[27]
KARL, CHRISTIAN Y WOYZECK.
XL