OVO I Actualizado
OVO I Actualizado
OVO I Actualizado
1) ORIENTACIÓN VOCACIONAL:
● BOHOSLAVSKY: La define como “tareas que realizan los psicólogos especializados cuyos destinatarios
son las personas que enfrentan en un determinado momento de su vida, por lo general en el pasaje de
un ciclo educativo a otro, la posibilidad y la necesidad de ejecutar decisiones. Esto hace de la elección
un momento crítico de cambio en la vida de los individuos y de cómo las personas enfrentan y
elaboran ese cambio dependerá el desarrollo ulterior, ubicable en algún punto del continuum que va
de la salud a la enfermedad”.
● JOZAMI: “Es la tarea que define un espacio destinado a los adolescentes que interrogan a un saber
sobre su vocación, propiciando el análisis y la reflexión sobre las cuestiones que se ponen en juego en
el momento de elegir, teniendo como objetivo fundamental provocar que ésta pregunta a un saber,
implícita en toda demanda de orientación vocacional, abra la posibilidad a cada sujeto de una nueva
forma de interrogación. Ésta nueva forma supone pasar de interrogar a interrogarse”.
Antecedentes Remotos:
Platón intenta la primera sistematización de la orientación profesional. Concibe un estado ideal jerarquizado
en función de las aptitudes de los individuos.
En la época antigua las elecciones se realizaban en función de lo que pronunciaban los ancianos y los
hechiceros.
Luego en la época clásica a la hora de la elección influye la familia, el estado y las castas (diferentes rangos
sociales). El cristianismo propugnó con su doctrina la eliminación de las castas después, pero continuaron
existiendo las clases sociales, determinantes en ese momento de la elección de la profesión.
Durante la Edad Media importa a la hora de elegir lo que viene heredado de la familia, transmitiéndose la
profesión por herencia, en muchos casos de modo obligatorio.
Con el Renacimiento nace la orientación profesional, el fundador fue Juan de Dios Huarte. Quién recomienda
la organización de la orientación profesional mediante un examen sobre las aptitudes al ingreso a la
universidad, sin dejar librada la elección a la iniciativa del sujeto, en su libro “Examen de ingenios para las
ciencias” en 1574. Habla de escoger una ciencia a partir de habilidades naturales.
Guibelete, médico francés en 1631 adopta el punto de vista opuesto a Huarte interpretando que las
diferencias individuales no son debidas a la herencia sino al ejercicio. Todo hombre es capaz de saber las
ciencias con tal que se aplique en ellas con afección.
1890: Stern funda la psicología individual estudiando las diferencias intraindividuales y Gattell crea el método
psicotécnico de los tests.
1893: Jastren y Scripture y en adelente Toulose, Binet, estudian las diferencias individuales en las aptitudes
intelectuales mnemóricas y psicofísicas.
Es en este período entre 1870 y 1890 podemos decir que aparece la psicología como ciencia independiente,
aparece además el uso técnico de los tests como herramienta (método psicotécnico)
La doctrina de Juan de Dios Huarte se moderniza por obra de los sociólogos tales como Durkheim, con su texto
“la división del trabajo social”.
De este modo la psicotécnia y la selección profesional van abriendo el camino para la orientación profesional
como una práctica experimental.
1902: Se crea en Múnich la primera oficina de orientación profesional en la que Lipmann y Bernary realizaron
estudios estadísticos a fin de determinar los individuos que eran ineptos para una u otra profesión.
1903: William Stern crea en Alemania el término “psicotécnia” como aplicación de la psicología que pretende
conseguir un fin práctico por medios psicológicos.
1908: Frank Pearson funda en Boston una oficina laboratorio de orientación profesional y escribe la obra
“Choosing a vocation” sobre la elección de profesiones.
Simultáneamente Christiaens funda en Bélgica en colaboración con Decrory otra oficina de orientación. Estas
oficinas se multiplican desde entonces en diversos países de Europa como Inglaterra, Francia, Italia, etc.
Conformando la historia nos encontramos con el Primer Congreso y Segundo Seminario Internacional de
Orientación Profesional en septiembre de 1954 en París.
En 1959 en El Salvador tiene lugar el Primer Seminario Centroamericano de Educación Secundaria sobre
Orientación Escolar y Vocacional.
Entonces así con los avances de la psicología y el nacimiento de nuevas técnicas de medición surgen métodos
y escuelas que dan forma a esa nueva área de trabajo dentro la psicología denominada Psicología Laboral y
Profesional o Vocacional.
Según Luis Ojer en su libro “Orientación Profesional”, ésta es una rama de la psicología que posee el mismo
objeto formal: el conocimiento de la conducta humana, y el mismo objeto material: el hombre. Utiliza las
técnicas de la psicología con una finalidad práctica: la integración del hombre en la sociedad en la que vive,
bajo el punto de vista de su profesión o campo de actividad.
Ojer además divide la orientación profesional en orientación escolar y en orientación laboral o vocacional. La
primera determina las ramas del saber más apropiadas para el individuo, según sus capacidades e intereses, y
la segunda analiza las profesiones que más se adaptan al sujeto.
Pero entre los años ´60 y ´70 irrumpió con toda la fuerza de su creatividad, Rodolfo Bohoslavsky y sorprende a
todos aquellos que se dedican a la orientación profesional o vocacional y se abre a un nuevo capítulo en la
historia de la misma.
El punto que marca el pasaje del enfoque tradicional a otro cuya influencia y repercusión se mantienen y dan
cuenta del nacimiento de una nueva modalidad, es el abordaje desde el psicoanálisis. Esto estimula un mayor
interés por la persona que elige y la manera en que elige. Se enfatiza la necesidad de ayudar a elegir y no
elegir en lugar de.
Surge como consecuencia una nueva modalidad denominada “Modalidad Clínica” que está caracterizada por
el rescate de la singularidad de la elección y del conflicto de la persona que elige. En esta modalidad el
adolescente puede llegar a una decisión si logra elaborar los conflictos y ansiedades que experimenta frente al
futuro. Las carreras y profesiones requieren potencialidades pero no son específicas. Por lo tanto, éstas no
pueden definirse a priori ni mucho menos, ser medidas.
El adolescente debe desempeñar un rol activo. La tarea del psicólogo es esclarecer e informar. La ansiedad no
debe ser aplicada sino resuelta y esto sólo si el adolescente elabora los conflictos que la originan.
La entrevista y el grupo psicológico reemplazan a los tests y esto desencadena una prolongada polémica.
Y la polémica continúa, se sigue trabajando por un lado con modalidades actuarialistas y por otro con la
modalidad clínica propuesta por Bohoslavsky.
Desde 1980 en adelante en nuestro país en las distintas provincias aparece el auge de los distintos congresos y
jornadas de orientación vocacional-ocupacional.
En 1981 se lleva a cabo en la Universidad Nacional de Tucumán las “Jornadas Nacionales de Orientación
Vocacional”. En ellas se trabaja lo que se definió como aportes teóricos desde la filosofía, desde el
psicoanálisis kleiniano, también la adaptación del “Test Desiderativo para Orientación Vocacional”, las
“Técnicas Psicodramáticas aplicadas en Orientación Vocacional”.
En 1986 se publica el libro “Orientación Vocacional” de Muller, en el dice que el encuadre teórico de la
orientación vocacional clínicamente operativa proviene, en principio, del psicoanálisis, con algunos aportes de
la psicología social. Las técnicas principales son: la entrevista psicológica, individual y grupal, los tests
proyectivos, los recursos psicodramáticos, lúdicos y expresivos, y las técnicas de información ocupacional.
La Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza) presenta en 1988, en las Jornadas Nacionales de Orientación
Vocacional un trabajo llamado “Orientación Informativa para todos”, proponiendo en él actividades
informativas para actualizar la información y perfeccionar la investigación de la oferta educativo-ocupacional.
EN 1990 se publica el libro “Orientación Vocacional- Espacio de Reflexión, Confrontación y Creación” en él se
da cuenta sobre diferentes abordajes de la orientación vocacional.
Los antecedentes históricos de la orientación vocacional nos fueron mostrando distintas modalidades de
abordaje: desde lo laboral-ocupacional, desde lo pedagógico, desde lo asistencial, desde la prevención.
Pensamos la orientación vocacional como la tarea que define un espacio destinado a los adolescentes que
interrogan a un saber sobre su vocación, propiciando el análisis y la reflexión sobre las cuestiones que se
ponen en juego en el momento de elegir, teniendo como objetivo fundamental provocar que esta pregunta
a un saber, implícita en toda demanda de orientación vocacional, abre la posibilidad a cada sujeto de una
nueva forma de interrogación. Esta nueva forma supone pasar de interrogar a interrogarse. (DEFINICIÓN
POR EL AUTOR SOBRE OVO)
En 1964 nace el “Centro de Orientación Vocacional y Profesional” dirigido por Menéndez quien propone en un
primer momento los siguientes seminarios:
● Orientación Vocacional
● Técnicas de investigación pedagógica.
En 1965 comienza a funcionar lo que daría lugar al C.O.V y P (Centro de Orientación Vocacional y Profesional)
que se mantuvo hasta el 7 de mayo de 1976. Contaba con personal compuesto por psicólogos y pedagogos en
su mayoría. En sus comienzos trabajaba con la modalidad actuarialista. La duración del proceso era de
aproximadamente un mes, a razón de tres entrevistas por semana. Posteriormente se incorpora la
información a través de mesas informativas. En 1970 comienza a trabajar con la modalidad clínica, se trabaja
en grupos operativos durante un mes o un mes y medio de dos entrevistas semanales, cuenta con un
coordinador y un observador.
En 1971 se constituye la “Junta de Orientación Vocacional de Universidades Nacionales”. El proyecto es
elevado por personal del C.O.V y P. Las primeras jornadas se realizaron en Buenos Aires, el primer encuentro
de orientación vocacional de Universidades Nacionales se realizó en Mendoza en 1970. Las segundas jornadas
de Orientación Vocacional se realizaron en Tucumán.
El C.O.V y P. funcionó hasta el 7 de mayo de 1976.
En 1983 se reabre el C.O.V y P. con sus departamentos de información y asistencia ofreciendo nuevamente al
medio otro espacio destinado a la orientación vocacional.
Resumen:
Lo que la historia muestra como común denominador más allá de los diferentes marcos teóricos y de las
técnicas utilizadas, es el hecho de presuponer un hombre libre con derecho a ser feliz y/o más productivo, que
podrá llegar a insertarse en el mundo del trabajo, la cultura y la producción. La orientación vocacional
históricamente ocupa el lugar del intermediario que posibilita ésta inserción.
Retomando la importancia histórica de la Declaración de los Derechos del Hombre de la Revolución Francesa
en la historia de la orientación vocacional, vemos que ésta da cuenta de un derecho: el derecho de elegir
libremente. Es posible entonces, considerar esta Declaración como un paso liberador.
Pero la historia de la orientación vocacional formalizada como tal, es situada como efecto de otra revolución,
la Revolución Industrial. Donde los estudios y las técnicas empleados permitieron realizar selección de
personal. De ésta manera se aseguraba al mejor hombre en el lugar correcto. Entonces se daba cumplimiento
a esto que anunciaba la Declaración de los Derechos del Hombre.
Entonces hasta ahora hemos marcado dos hitos importantes en los cuales se anuda y de los cuales es efecto
esto que tendemos a llamar “orientación vocacional”: La Revolución Francesa y la Revolución Industrial.
La orientación vocacional nos remite siempre a una tarea puesta en marcha en función de la selección y/o
ubicación de un individuo en una profesión u ocupación o, en el mejor de los casos, a colaborar en el
esclarecimiento del “mundo interno y mundo externo” de un sujeto para que éste pueda elegir.
Pues bien cualquiera de estas situaciones se pone en juego en el marco de la historia. Entendiendo por esto
los aspectos socioeconómicos, políticos y culturales de un pueblo, que abarca tanto al sujeto que es
“orientado” como al “orientador vocacional”.
Entonces si un sujeto (sujeto sujetado a su historia personal) está inmerso y sujetado a la Historia que lo
contiene y abarca, podríamos pensar que el determinismo que implica ser “sujeto” impediría acceder a la
literalidad de los términos “libre elección”.
Si nos situamos frente al recorrido y la evolución de la orientación vocacional en el mundo, nos vamos a
encontrar con similitudes que hablan de que el “sujeto” es universal. Pero también nos dicen de las diferencias
en esto que llamamos “orientación vocacional-profesional u ocupacional”, según sea la realidad socio-
económica-política y cultural en la que está inmerso, y según sea el sistema educativo al que debe responder.
Entonces la orientación vocacional está siempre unida a la idea de elegir una carrera, profesión u ocupación y
esto implica indefectiblemente al sistema educativo formal y al mundo del trabajo en el cual este sujeto que
elige podrá incluirse en un futuro productivamente. Por lo tanto de una u otra manera está siempre en íntima
relación con los sistemas educativos y éstos con los sistemas de producción.
Las migraciones interprovinciales de zonas del país con pocas posibilidades laborales y con bajos índices de
producción convierten a estas jurisdicciones en “jóvenes”, “equilibradas” y “viejas”. Esto permite pensar como
uno de los puntos básicos a la estructura ocupacional y a ésta obviamente anudada a los aspectos políticos y
económicos que la constituyen.
Hoy la industria ha perdido su capacidad de generar empleo, creciendo paralelamente las áreas
administrativas, de comercialización y de conducción. Si bien es cierto, que los jóvenes hoy acceden a un
sistema educativo en expansión, éste resulta de bajo rendimiento, segmentación y deterioro cualitativo.
De esta manera el sistema de educación formal ofrece peores condiciones para la distribución de habilidades
instrumentales y conocimientos científicos a los sectores de la población más empobrecidos, cuya vida gira
alrededor de la búsqueda laboral y mejores condiciones, respecto a sectores de la población cuya vida
extraescolar les ofrece también otras oportunidades de apropiación de habilidades instrumentales o
conocimientos científicos.
Silvia Braslavsky plantea que estas funciones se organizan alrededor de momentos claves, y al estar dichos
momentos desarticulados, cada uno de ellos se convierte en una instancia de orientación social. Y es en estas
instancias, que marcan generalmente el pasaje de un ciclo escolar a otro, donde tiene lugar la orientación
vocacional. Planteada generalmente como orientación educacional cuando se trata del pasaje del ciclo
primario al ciclo secundario y como orientación vocacional cuando supone una elección de carrera de
profesión u ocupación.
(Se citan diversas formas de tratar OVO en los diversos países, y hacia a qué tipo de cultura, sistema educativo,
económico-de producción están destinados). Esto lo preguntan?
Resumen:
Ubicar la Orientación Vocacional desde los planos sociológico-pedagógico nos lleva a situar tanto al orientado
como al orientador vocacional en el marco de la historia que los contiene y abarca y que conforman los
aspectos socio-económicos, políticos y culturales de un pueblo.
Si nos situamos frente al recorrido y la evolución de la orientación vocacional en el mundo, nos vamos a
encontrar con similitudes que hablan de que el sujeto (en tanto sujetado) es universal. Pero también nos dicen
de las diferencias en esto que llamamos “selección vocacional-profesional-ocupacional”, según sea la realidad
socio-económica, política y cultural en la que está inmersa. Y debemos agregar, según sea el sistema educativo
al que debe responder.
De esta forma, la orientación vocacional, según da cuenta de ello su historia, en el mundo en general y
comprobable sin lugar a dudas en nuestro país, tiene un lugar privilegiado en las instancias que marcan el
pasaje de un ciclo educativo a otro por ser éstos verdaderas instancias de orientación social.
La orientación vocacional abarca una serie de dimensiones o ejes que van desde el asesoramiento en la
elaboración de planes de estudio hasta la selección de becarios cuando el criterio selectivo es la vocación.
Constituye por lo tanto un amplio orden de tareas que incluyen lo pedagógico y lo psicológico en el nivel
diagnóstico, la investigación, la prevención y resolución de la problemática vocacional.
De acuerdo con esto, las tareas que tienden a prevenir y/o resolver los factores implicados en lo que se puede
llamar “proceso de orientación ante la situación de elección” no son de incumbencia exclusiva del psicólogo.
Sin embargo existe una dimensión de la tarea en que el campo es privativo del psicólogo: el del diagnóstico y
la resolución de los problemas que los individuos tienen en relación con su futuro como estudiantes y
productores en el sistema económico de la sociedad a la que pertenecen. (Como sería esto?)
En este texto DEFINE como Orientación vocacional, las tareas que realizan los psicólogos especializados, cuyo
destinatarios son las personas que enfrentan un determinado momento de su vida – por lo gral. El pasaje de
un ciclo educativo a otro- la posibilidad y necesidad de ejecutar decisiones. Esto hace de la elección un
momento crítico de cambio en la vida de los individuos. De cómo las personas enfrenten y elaboren ese
cambio, dependerá el dllo ulterior, ubicable en el continuum que va de la salud a la enfermedad.
Por orientación vocacional se entiende en nuestro medio, distintas actividades que responden a marcos de
referencia y técnicas de trabajo diversas, aún cuando no siempre las diferencias sean bastante explícitas. He
resumido las diferencias en dos tipos extremos a los que llamaré: modalidad actuarial y modalidad clínica.
● MODALIDAD ACTUARIAL: Para los psicólogos que se colocan en esta posición, el joven que debe elegir
una carrera o un trabajo va ser asistido por el psicólogo quien una vez conocidas las aptitudes e
intereses del consultante va a encontrar entre las oportunidades existentes aquellas que más se
ajusten a las posibilidades y gustos del futuro profesional.
_El test es el instrumento fundamental para conocer estas aptitudes e intereses, ya que parece
describir con rigor las cualidades personales del interesado y una vez hecho esto basta formular un
consejo que resuma lo que al joven “le conviene hacer”.
_ Influida por la psicotécnica norteamericana y la psicología diferencial.
● MODALIDAD CLÍNICA: Para los psicólogos ubicados en esta otra posición la elección de una carrera y
un trabajo puede ser asistida si el joven puede llegar a tomar en sus manos la situación que enfrenta y,
al comprenderla, llegar a una decisión personal responsable.
_La entrevista es para estos psicólogos el principal instrumento, ya que en ella se condensan los tres
momentos del acontecer clínico.
_El psicólogo se abstiene de adoptar un rol directivo porque considera que ninguna adaptación a la
situación de aprendizaje o trabajo es buena si no supone una decisión autónoma.
_ Vinculada con las técnicas no directivas de Rogers en EE.UU, y en nuestro país influida por los
aportes psicoanalíticos de la escuela inglesa y la psicología del Yo.
Para unos la psicología clínica constituye una rama de la psicología. Para otros la psicología clínica está
caracterizada como campo de trabajo del psicólogo. En otros casos se halla identificada con un lugar de
trabajo. Finalmente el término clínica se usa por oposición a experimental enfatizándose las diferencias en
cuanto a la intención o al enfoque.
Pero la psicología clínica no es nada de estas cosas, para este autor la psicología clínica se caracteriza por ser
una estrategia de abordaje al objeto de estudio, que es la conducta de los seres humanos. Hablar de
estrategia implica el tipo de “mirada” y de “operación” sobre las conductas humanas por encima de lo que se
mire o lo que se opere.
Esta estrategia puede emplearse para estudiar cualquier tipo de trabajo dentro de cualquier campo de trabajo
y según la finalidad de quien emplee esta estrategia respecto de una situación humana, cualquiera sea su
modificación, su comprensión y explicación, o bien la prevención de dificultades. Además toda estrategia tiene
un carácter intencional consciente, o sea que quien la emplea sabe por qué y para qué la emplea.
Si bien el manejo de una estrategia clínica guarda en parte relación con el “estilo” personal del psicólogo y
tiene por eso un carácter artesanal, es fundamentalmente una actividad científica pues se basa sobre ciertas
hipótesis o predicciones que han de verificarse ciñéndose al imperativo del “control” que caracteriza al
método científico.
Además la estrategia es una mirada y operación autoconsciente sobre la situación humana. Es decir, que es
observador participante y que su rol de observador modifica, por lo que al observar una situación se observa a
sí mismo y al vínculo que ha establecido; conformando un nuevo campo del que es parte y a la vez se
distancia, efectuado la “disociación instrumental”.
Sin embargo el carácter científico y autoconsciente de la estrategia clínica no permite con todo, diferenciarla
de la estrategia experimental. Dos son primordialmente las diferencias con ésta última.
Esta surgió en un momento del dllo de la psicología donde se había desatendido el enfoque individualizador
particularizante de la conducta humana, hasta que luego de un par de décadas surge la psico. de la
personalidad intentando fundar en los SH su singularidad y unicidad, su carácter irrepetible, y el modo
personal de dar significado al mundo.
La psicología clínica es individual por su encuadre (particularizante), pero no necesariamente por el hecho de
que estudie o trabaje con individuos solamente.
La estrategia clínica puede aplicarse para conocer, investigar, comprender, modificar la conducta de los seres
humanos operando tanto en un ámbito psico-social (individual) como socio-dinámico (grupal), institucional o
comunitario.
Podemos admitir por consiguiente, que la psicología clínica sea “individual”, si por tal entendemos una visión
particularizante que encare cada situación como singular, peculiar; pero no lo admitimos si por “individual”
entendemos que el psicólogo clínico sólo opera sobre sujetos aislados. Por otra parte aún cuando el psicólogo
clínico trabaja con una sola persona, su trabajo está centrado en el vínculo entre esa persona y él y es, por lo
tanto, necesariamente bi-personal: ya es un grupo lo que está mirando, comprendiendo y modificando.
El concepto de psicoprofilaxis no siempre está definido claramente. Puede entenderse por tal toda actividad
que desde un nivel de análisis psicológico y mediante el empleo de recursos y técnicas psicológicas, tienda a
promover el desarrollo de las posibilidades del ser humano, su madurez como individuo y en definitiva, su
felicidad.
Tomando la psicoprofilaxis en un sentido tan amplio, sus alcances trascienden los límites tradicionales de la
higiene mental y los trastornos de conducta y su prevención, y llegan a todas las situaciones de vida de los
seres humanos, sean o no conflictivas, en un momento dado.
Las situaciones en que un psicólogo puede participar con una finalidad psicoprofiláctica han sido reseñadas
por Bleger:
● Momentos o períodos del desarrollo o de la evolución normal (embarazo, parto, lactancia, niñez, etc).
● Momentos de cambio o de crisis (inmigración, casamiento, viudez, etc).
● Situaciones de tensión normal o anormal en las relaciones humanas (en la flia, escuela, trabajo, etc).
● Organización y dinámica de instituciones sociales (escuelas, tribunales, clubes, etc).
● Problemas que crean ansiedad en momentos o períodos específicos de la vida (sexualidad, orientación
profesional, elección de trabajo).
● Situaciones altamente significativas que requieren información, educación o dirección (crianza de
niños, juegos, ocio, adopción de menores, etc).
Si por psicoprofilaxis entendemos básicamente una finalidad, intención o actitud en el quehacer del psicólogo,
podemos entender que su propósito requiere apelar a una estrategia, una táctica adecuada y específica para
cada caso.
● Estrategia: “Arte de dirigir operaciones militares”(RAE) tal como la estamos caracterizando parece ser
adecuada a la promoción de la salud, ya que permite ver, pensar y actuar psicológicamente que implica
una mirada particular (la escucha del sujeto)
● Táctica: “Arte de enseñar a poner en orden las cosas” (RAE). Es el “encuadre” que el psicólogo hace de
la situación
● Técnica: “Conjunto de procedimientos de que se sirve una ciencia o un arte”(RAE). Son los recursos
prácticos, como la encuesta, el test, la observación, los grupos diagnósticos, etc. Pero la técnica por
excelencia es la entrevista.
La finalidad primordial del quehacer de un psicólogo clínico es la psicoprofilaxis entendida en este sentido.
En muchos países son considerados como profesionales que trabajan en clínicas generales o psiquiátricas,
instituciones de reeducación o rehabilitación o en consultorios privados, abocados a la tarea de diagnosticar
perturbaciones de la conducta en sus diversos grados y a su superación mediante el consejo, el asesoramiento
o la psicoterapia. Esta imagen restringe los alcances de la labor clínica.
Para muchos psicólogos se es psicólogo clínico cuando se dispone de conocimientos y práctica suficientes
como para poder abordar una situación humana desde un nivel de análisis psicológico a fin de investigarla,
comprenderla, explicarla, modificarla mediante recursos psicológicos.
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“El psicólogo clínico es alguien entrenado en el manejo de la información psicológica mediante el método
clínico, lo cual lo capacita para incluirse en la situación de un campo de relaciones humanas, desde donde
puede detectar los puntos de urgencia de dicha situación que le permiten diagnosticar la acción crítica y
resolverla, posibilitando el cambio más adecuado y previniendo las dificultades en la adecuación al cambio
logrado. En tanto trabaja a partir del grado de autonomía y de la información del objeto, favorece en éste y en
sí mismo el aprendizaje de pautas de conducta eficaces para enfrentar futuros cambios”. (Ulloa)
La psicología clínica se caracteriza por una estrategia que incluye tres momentos: VER, PENSAR Y ACTUAR
psicológicamente. Estos tres momentos fueron descriptos por muchos autores como “observación” o
“investigación”, “diagnóstico” y “tratamiento”, “consejo” o “asesoramiento”.
Lo que caracteriza a la estrategia clínica es la síntesis entre investigación y acción, entre teoría y práctica, entre
conocer y hacer.
En síntesis la psicología clínica se caracteriza por una estrategia que incluye tres momentos: ver, pensar y
actuar psicológicamente. Los tres momentos constituyen una unidad que sólo puede diferenciarse con fines
didácticos. También es posible que en el entrenamiento de un psicólogo clínico los tres momentos sean
desarrollados independientemente y uno a continuación del otro.
Es necesario que el psicólogo conozca cuáles son los esquemas referenciales con que se maneja, cuál es en fin
la concepción del mundo explícita o implícita que motiva sus actitudes ante determinados fenómenos, su
escala de valores que se refleja en su manera particular de operar sobre la realidad.
Antecedentes:
Dice Bohoslavsky: Cuando empecé a trabajar en el Departamento de Orientación Vocacional de la UNBA había
cursado pocas materias de psicología. Al trabajar en tareas que en ese momento excedían mi formación, tenía
la sensación de estar “jugando en la oscuridad” con las connotaciones placenteras y displacenteras ligadas con
tal sensación.
A partir de ese momento me vi motivado a dedicar muchos esfuerzos a definir cuál sería mi encuadre de
trabajo y además a pensar en el carácter lúdico que pudiera tener la orientación vocacional.
Estas son las dos líneas de abordaje que intento en este momento:
● Examinar la identidad del orientador en función del “juego” implícito en la tarea
● Analizar la relación entre identidad del orientador y su encuadre de trabajo.
En esa época pensaba que percibir con mucha claridad tal “encuadre” me serviría de protección. En mi fuero
interno me impuse una condición. Era la primera a partir de la cual definía mi encuadre de trabajo: consistía
en no atender a ningún adolescente cuyos planteos tuvieran relación con la psicología y el teatro que, en ese
entonces, eran un resabio de mis dudas vocacionales personales. La condición parecía referirse al temor de
confundirme con los planteos del adolescente.
De ahí mi primera hipótesis sobre esta cuestión es que la elección que realiza un adolescente reactualiza en el
orientador sus propias elecciones ocupacionales y sus duelos personales ligados con las mismas.
Ser psicólogo implica lógicamente dejar de ser cualquier otra cosa, es decir, supone renunciar a cualquier otra
profesión. Y ser un psicólogo que se dedica al campo de la orientación vocacional supone renunciar total o
parcialmente a otros campos de trabajo de la psicología.
Paradójicamente fue un contacto con el teatro lo que me aclaró el papel de los duelos en relación con la
identidad ocupacional. Así llegué al siguiente corolario: no es el tipo de conflicto personal que el orientador
tenga respecto de sus propias elecciones lo que lo convierte en un obstáculo o una ventaja para su tarea, sino
el grado de claridad con que lo percibe.
Para lograr el carácter instrumental de la disociación los psicólogos estamos acostumbrados a decir que el
encuadre nos ayuda, pues nos permite a la vez “meternos” y “salir” del otro.
El encuadre, límite de la identidad y posibilidad de acción de cada uno, será el único instrumento que nos
permitirá observar, pensar y operar libremente, asumiendo el máximo de efectividad profesional y el mínimo
de confusión o identificación con la situación problemática. El encuadre es algo así como el salvavidas que nos
permitirá flotar dentro de las situaciones esteriotipadas, confusas o enfermas y que nos permitirá mantener la
cabeza fuera de la confusión.(Martha Berlín)
Para Bohoslavsky el encuadre es un conjunto de reglas de juego, es algo arbitrario, ficticio, artificial. Conviene
hablar de él como una táctica en el sentido general de “arte de poner orden en las cosas”
La resolución de una situación confusa o conflictiva siempre implicará confrontar el dato emergente, la
conducta, con el interjuego del encuadre del psicólogo (su táctica) y las tácticas del entrevistado. Estas últimas
siempre son actuales pero a la vez condensan y expresan su historia pasada y sus posibilidades proyectadas en
el futuro. Entonces si se subraya la importancia de mantener fijo el encuadre, es decir las reglas del juego
manifiestas, es porque son un requisito indispensable para poner en evidencia las reglas del juego latentes del
entrevistado, esto es su estructura de personalidad.
Bleger entiende que el encuadre funciona desde la perspectiva del paciente como un meta-yo. el encuadre es
algo sordo, implícito, de lo cual sin embargo depende lo explicito; entiende que constituye una perfecta
compulsión a la repetición.
También plantea que hay dos encuadres, uno el que propone y sostiene el psicoanalista aceptado
conscientemente por el paciente, y otro el del “mundo fantasma, el que en él proyecta el paciente” El
encuadre sería el meta-yo del paciente (los supuestos no manifiestos que ayudan a entender su Yo
manifiesto); su análisis esclarece en el encuadre del psicoanalista la depositación de aspectos psicóticos de la
personalidad del paciente.
Bohoslavsky considera que el encuadre debe ser considerado no sólo como el meta-yo del paciente, del
consultante, sino también el meta-yo del psicólogo.
Pues el encuadre puede convertirse (añade Bleger) en una adicción si no es analizado sistemáticamente,
puede transformarse en una organización estabilizada, en la base de la organización de la personalidad y el
sujeto obtiene un Yo adaptado en función de un modelamiento externo a las instituciones. Además muchas
veces emplear un encuadre no esclarecido implica reemplazar su identidad por su identificación con un
“profesional adaptado”. El psicólogo expresa la necesidad de defender su identidad, defendiendo el encuadre;
identificándose como psicólogo sólo a partir de una identificación con un encuadre de trabajo, reemplazando
la identidad profesional añorada por una pseudo identidad profesional.
El encuadre asume una función defensiva: protección, y al mismo tiempo riesgo de estereotipia y
empobrecimiento.
De ahí la segunda hipótesis: “el encuadre no sólo es depositario del meta-Yo del entrevistado sino también del
meta-Yo del psicólogo. En un sentido positivo o más favorable será la depositación de sus aspectos más
maduros y esclarecidos lo que le permitirá reflexionar a partir de una buena disociación instrumental. En un
sentido más regresivo o desfavorable el encuadre se convertirá en algo disociado (clivado) de la personalidad
del psicólogo. No será un meta-Yo sino un no-Yo”.
Para comprender mejor todo esto convendría recordar la modalidad clínica de trabajo que el autor sugiere
porque implica la articulación operativa entre estrategia, táctica, técnica e ideología.
Esta modalidad es operativa sólo si la identidad del psicólogo está establecida. En la medida en que el
orientador vocacional es un profesional adulto que entrevista a un adolescente, es depositario de múltiples
personajes y objetos internos del adolescente ligados con fantasías acerca de las carreras. Pero también
ocurre lo mismo con el entrevistador respecto del entrevistado. La depositación de las propias experiencias
que el profesional realiza sobre el adolescente dependerá del modo en que asuma su rol o sea de su identidad
ocupacional. Si el rol es asumido de un modo maduro podemos suponer que su actividad será auténticamente
reparatoria.
El psicólogo y la reparación:
Aunque muchas veces la reparación está asociada a lo terapéutico, en realidad aparece en cualquier esfera de
trabajo profesional, no es privativa de ninguna especialidad, cada ser humano puede reparar en su tarea en la
medida en que se halla interiormente integrado.
Además la reparación no puede ser juzgada por los resultados del trabajo ya que en el fondo la reparación
comienza y termina con el objeto interno cuyo representante es el objeto externo.
En orientación vocacional el adolescente es el representante externo de objetos internos del psicólogo cuya
reparación es intentada por éste. Los fundamentos de un vínculo progresivo (sano) vs un vínculo regresivo
(enfermo) entre el psicólogo y el adolescente dependerá del monto del daño que el psicólogo siente haber
producido sobre sus objetos internos en términos de identificaciones ocupacionales abandonadas al elegir su
propia profesión, así como la modalidad con que intente la reparación.
El autor sugiere que el orientador vocacional intenta reparar esos objetos dañados en la fantasía, al ayudar a
un adolescente a elegir. Operará bien si su reparación es depresiva y mal si se trata de una pseudoreparación
(maníaca, compulsiva, melancólica, etc.) La auténtica reparación (supone siempre conductas sublimatorias)
contribuye a definir progresivamente la identidad ocupacional del ejecutor del rol.
Cuando se elige dedicarse a la orientación vocacional se elige como depositario externo a los adolescentes y
ellos dado el momento evolutivo de “moratoria psicosocial” son depositarios que están “entre paréntesis” en
cuanto al rol ocupacional, es decir, que pueden ser cualquier cosa, cualquier actividad, ya que por el momento
para ellos nada es definitivo.
Por eso la tarea es vivida de un modo exitoso cuando funciona como un interjuego. Cuando pienso en
interjuego estoy pensando en la entrevista como una situación de investigación conjunta en la que el
entrevistador intenta comprender y poner a prueba sus comprensiones acerca del adolescente y la forma de
elegir su futuro, así como definir su identidad vocacional accediendo a roles ocupacionales adultos. Pero al
mismo tiempo es una situación de investigación o de puesta a prueba por parte del adolescente quien
examina y confronta con un experto sus fantasías, ansiedades, etc. Comprometidos con la elección.
Por eso el proceso de orientación vocacional es una oportunidad de” juego” para el adolescente porque va
aprendiendo quién es él y discriminando que quiere ser y hacer, mientras el psicólogo le ofrece una actitud
permisiva de aceptación o disponibilidad, que es diferente de lo que a menudo se entiende como simpatía o
apoyo, puestas estas últimas implican el grave riesgo de brindar una oportunidad de huida o de estereotipia y
le abren las puertas para no asumir el ejercicio de la autonomía.
En cambio al ubicarse en una actitud “disponible” el psicólogo expone su identidad profesional a diversos
“ataques” derivados de varios motivos y ligados en general a la situación adolescente del consultante, por
ende, a los aspectos adolescentes del orientador vocacional que se reactualizan al enfrentarse con ese espejo
actual de sus problemas pasados.
Estos ataques están ligados a la intolerancia y a la ambigüedad del adolescente. Pero si la ambigüedad que
exhibe el adolescente frente al futuro le resulta intolerable al psicólogo, éste “absorbe” se identifica y actúa lo
depositado en él. Y esto lo mueve a reactualizar su propia ambigüedad cuando eligió carrera y especialidad en
el pasado. En definitiva están actuando dos sentimientos opuestos que el psicólogo experimentó en ese
momento: la diada impotencia-omnipotencia.
En este contexto el test aparece a veces como un recurso mágico, idealizado, cargado de fantasía omnipotente
frente a la duda e incertidumbre. Como un “distanciador” (protector).
Otros ataques a la identidad profesional derivan de la temática adolescente planteada en las entrevistas en
términos de “éxito-fracaso”. Las dudas del psicólogo pueden deberse a su concepción ideológica.
Una tercera forma de ataque a la identidad profesional se halla referida a lo económico. La “culpa por cobrar”,
las dudas acerca de cómo fijar los honorarios, etc. Pueden ser una manifestación del déficit en cuanto a la
identidad profesional del psicólogo.
Lo que rescato de esta parte es cuando cita a la tesis de Elliot Jacques, “podemos suponer que lo que se
pierde con la institución, desde el punto de vista dinámico, son aquellas defensas que la institución protegía
contra las ansiedades tempranas”. La urgencia por crear un instituto propio se torna así más comprensible.
También cuando hace referencia a la similitud de este grupo con la situación de un adolescente que elige
carrera. En el primer momento la elección se realiza en la fantasía, anotando todas las posibilidades de un
modo megalomaníaco, teniendo en cuenta sólo los gustos, todos los gustos. El instituto para ellos el
continente de todas las fantasías reparatorias, como lo es la universidad para un adolescente.
El egreso de la universidad y la elección de especialización constituyen un momento por lo menos tan crítico
como el ingreso a la universidad y que requiere un análisis sistemático referido a la psicoprofilaxis en cuanto al
desempeño del rol profesional.
El duelo por la facultad puede tener características melancólicas y en ese caso predominarían sentimientos de
impotencia (con este sistema de educación no se puede hacer absolutamente nada); cuando predominan
defensas de ntza maníaca, la teras es sobreidealizada (fantasía de que al adolescente “todo le irá bien” si elige
bien)
El consultante es un disparador de la situación descripta. Por eso se lo aguarda ansiosamente como un
“salvador” (pues confirma el fin del paso de la universidad a la profesión) y al mismo tiempo se le teme.
La tercera hipótesis de éste trabajo es que en el psicólogo la dificultad de asumir el rol profesional se
manifiesta en distintas formas de identificación simbiótica con el adolescente.
Esta relación (mala integración de la identidad profesional y el consecuente deterioro del encuadre) se
expresa a veces bajo diferentes formas:
● Una forma se podría llamar “de complot”. El psicólogo se une con el adolescente y juntos critican a los
padres, a los profesores, etc.
● Una forma se podría llamar “de parasitosis” El psicólogo parasita la elección del adolescente, demora
innecesariamente la finalización del proceso.
● Otra forma de simbiosis consiste en “actuar “como si el profesional se orientara al asistir al otro en la
toma de decisiones.
● Otra forma es la “envidia” que despierta en el profesional la amplia posibilidad de elección del
adolescente. Esta impide la aceptación de la autonomía del otro, se expresa a veces en la patología
“follow up” en la que se telefonea periódicamente al adolescente para preguntarle cómo le va en sus
estudios.
Este tipo de fenómenos me ha sugerido una cuarta hipótesis: En el orientador vocacional existe la fantasía
latente de proseguir a través de las elecciones de los adolescentes todos los estudios y carreras que ha debido
abandonar al hacer sus propias elecciones.
Esta circunstancia puede estar al servicio de la salud, si el psicólogo acepta las depositaciones de distintos
roles ocupacionales que hace el consultante en el encuadre y si los esclarece. En tal caso los “dramatizará”
conscientemente y se convertirá en un co-jugador. Podrá al asumir las identificaciones jugarlas y con-jugarlas
dentro de sí, y devolverlas al adolescente para que a su vez éste las conjugue. La fantasía en tal sentido es
instrumental.
En el caso contrario, si en la situación de consulta el profesional no es consciente de la implicación de sus
propios vínculos con las carreras “abandonadas” y con la suya asumida, hará fracasar el proceso pues la
fantasía inducirá actuaciones que simbioticen la relación.
Los problemas relativos a la técnica se reflejan en la instauración de:
● Un vínculo cuasi sado-masoquista en el cual los silencios dejan de ser instrumentalmente eficaces y se
convierten en herramientas agresivas o las interpretaciones son empleadas de modo aplacatorio y no
esclarecedor, contra la confusión interna del adolescente vivida como intensamente peligrosa.
● Un vínculo desvalorizador en el que el profesional deja de percibir las conductas progresivas y piensa
que el adolescente se “mueve en círculos” al reiterar temas o fantasías, cuando en realidad repite
aproximándose a una elaboración de sus conflictos.
● Un vínculo idealizador en donde él adolescente es genial, tan maduro que desempeñará
excelentemente en la carrera que desea elegir, en estos casos esa carrera es depositaria de fantasías
del profesional ligadas a proyectos suyos abandonados y no elaborados.
● Un vínculo paralizador en tal caso el psicólogo actúa la depositación de la figura paterna que sobre él
realiza el adolescente. Comienza a operar como padre castrador que le “corta las alas”.
Es necesario que el profesional esté tranquilo y seguro de su propia identidad, sólo así se permitirá dejarse
invadir por las depositaciones del adolescente, “con-jugarlas” e “inter-jugarlas”
La seguridad en cuanto a la autoidentidad del psicólogo se expresa simultáneamente en un alto grado de
coherencia interna y un alto grado de ambigüedad externa (disponibilidad). Esta última permitirá la “
absorción” de lo depositado, en tanto que la coherencia interna prevendrá la desorganización, la emergencia
de ansiedades confusionales y la instauración de vínculos patológicos como los citados anteriormente.
Cuando la coherencia interna fracasa aquellos aspectos del self ligados a la identidad profesional pueden
llegar a convertirse en un baluarte. Este baluarte en tanto condensación de fantasías omnipotentes es
firmemente defendido, pues exponerlo a una pérdida eventual implica para el paciente el peligro de
vulnerabilidad y desesperanza. Puede ser la perversión, ideología, la superioridad intelectual o maral, la
profesión, etc.
El baluarte implica patología cuando los contenidos se hallan clivados en el self, no están integrados al resto
de la personalidad ni sometidos a la prueba de realidad.
En caso de no producirse un clivaje correspondería o bien no hablar de esos aspectos del self como “baluarte”
o bien entender que las fantasías omnipotentes pueden ser integradas a la personalidad. Piensa que las
primitivas fantasías omnipotentes pueden integrarse y que eso es lo que ocurre en el caso de una identidad
profesional sana.
La escisión, rigidez y estereotipia permitirán hablar de una característica profesional en lugar de una
verdadera identidad profesional. La profesión es uno de los más significativos anclajes de la identidad. El
ejercicio de la profesión, que siempre implica conductas reparatorias, estará condicionado por el grado de
clivaje de las fantasías omnipotentes. Lo cual equivale a afirmar que una auténtica reparación supone una
elaboración de la pérdida de la omnipotencia omni reparatoria.
Es decir, que si para defender la profesión el Yo no encuentra otro camino que su clivaje, ella se “baluartiza” y
el encuadre dejará en tal caso de operar como el meta-yo del psicólogo y derivará en un no-yo. Cuando esto
acontece, los conocimientos teóricos y técnicos, la formación e ideología del profesional no desempeñan ya el
papel de un esquema conceptual referencial y operativo sino que tenderán a ritualizarse y alienarse. Esto se
expresa en la tarea clínica mediante signos más o menos serios de despersonalización momentánea, ansiedad
confusional y conductas defensivas tendientes a protegerse de ambas.
Un ejemplo de buena síntesis entre coherencia interna y ambigüedad externa se expresaría cuando el
psicólogo puede experimentar algo como “ en la medida en que estoy seguro de que soy psicólogo y de que
me dedico a la orientación vocacional, puedo estar disponible para jugar el rol de ingeniero, papá, arquitecto,
mecánico, etc; depositado por mí por el adolescente, entenderlo y ayudarlo a entenderlo”.
Los déficits relativos a la identidad se traducen simultáneamente en ataques a la estrategia, táctica y técnica.
La estrategia clínica se caracteriza precisamente por su carácter operativo, lo que supone una enorme
capacidad de adaptación por parte del orientador vocacional.
Un esquema referencial teóricamente impecable pero operativamente estéril constituye un contrasentido en
el quehacer clínico.
En lo que atañe a la táctica, el síntoma más frecuente es la estereotipia. El encuadre pierde su carácter
instrumental y al ritualizarse puede dar lugar a conductas cuasi compulsivas (compulsión a la repetición).
Finalmente, con respecto a la técnica, el trastorno más frecuente está constituido por un ineficaz manejo de la
“disociación instrumental”. El orientador observa a distancia de un modo no empático que bloquea su
comprensión, o bien simpatiza extremadamente con el consultante, pero sin rescatar su sentido crítico, que le
permita confrontar las fantasías con la realidad.
Cuando se ha adquirido una auténtica identidad profesional el interjuego de una estrategia, táctica y técnica
eficaces al servicio de la resolución de los problemas de elección se traducen en la posibilidad de brindar al
adolescente una adecuada oportunidad para que aproveche la “moratoria psicosocial” en el examen,
discriminación, evaluación e integración de sus identificaciones.
Para conocer al adolescente el psicólogo debe en parte compartir su mundo. Y para ayudarlo debe contar con
los medios para que el adolescente parta de sí y parta de sí. La comunicación es la vía de:
● La indiscriminación de roles a la discriminación
● La identificación a la identidad
● La confusión a la claridad
● La disociación a la síntesis
● La negación al sentido de realidad
● La dependencia a la autonomía
● La estereotipia a la libertad.
Embarcarse en tal aventura es fuente de gratificación, quien opta dedicarse a la orientación vocacional
encuentra en la asistencia a los adolescentes en el momento de su elección su manera personal de reparar.
Modelos Dinámicos:
La cátedra elige trabajar desde estos modelos, porque permiten la escucha del otro, y además porque
permiten crear un espacio de reflexión, es decir, que el otro se pregunte.
Estos modelos posibilitan el dinamismo, que es sinónimo de movimiento, permiten que el sujeto empiece a
dudar, posibilitando esto a su vez que el individuo como se dijo se pregunte acerca de el mismo . Que el otro
pueda ir avanzando en el pensamiento, sacar lo interno que surge como duda hacia el afuera.
Desde estos modelos no solo nos quedamos con aquello manifiesto, sino que se trata de develar que hay
detrás de esas manifestaciones conscientes. Por eso se trabaja con las ansiedades, las defensas, las funciones
yoicas, las identificaciones, las fantasías, la novela familiar, es decir, todo aquello inconsciente, que el sujeto
no puede ver de sí mismo.
Esto no es fácil por lo que siempre se va a hablar de un proceso, debemos tener en cuenta el tiempo de cada
paciente, no sólo aquellos tiempos cronológicos sino también los tiempos lógicos, internos, inconscientes.
Es muy importante no dejar de tener en cuenta el motivo de consulta, ya que tiene que ver con la elección
que va a realizar ese sujeto y va a ser el lugar desde el cual se establece el encuadre. El foco de trabajo es la
elección y desde ahí se produce la apertura.
● La matriz de información: En ella se evalúa que información tiene el sujeto y se corrigen distorsiones
en la misma. Se aplican otras técnicas (Imágenes ocupacionales=abre la matriz y Visión del
Futuro=cierra la matriz u otras técnicas optativas)
● La matriz de elección: Aquí se tiene en cuenta los recursos que tiene el sujeto y las fortalezas. Se toma
la técnica de RORO (Relaciones objetales, relaciones ocupacionales, es la técnica de los duelos por eso
es la última y cierra el proceso).
La herramienta principal es la entrevista y las demás técnicas se utilizan para evaluar el funcionamiento
adaptativo del paciente en términos de su juicio crítico, valores percepciones, discriminaciones, etc.
Luego se tienen en cuenta otras 5 matrices que son diferentes a estas 3 anteriores porque éstas cinco son las
matrices a través de las cuales se va a gestar el proceso de elección.
Las entrevistas son abiertas, se plantea trabajar este espacio como de pregunta, en donde se tiene en cuenta
cómo se posiciona el sujeto frente a la castración, y de acuerdo a esto cómo se posiciona frente a su deseo. Se
intenta que el sujeto se pregunte continuamente y a través de esto se vaya conociendo y vaya viendo que le
pasa.
🡪 ORIENTACIÓN VOCACIONAL Y OCUPACIONAL (CAP 3: EL PROCESO DE ORIENTACIÓN VOCACIONAL-
OCUPACIONAL) - (Veinsten)
Hemos encarado nuestro trabajo desde la “modalidad clínica” que es opuesta a la “modalidad actuarial”. Una
y otra si bien corresponden a formulaciones diferentes, tratan de arribar al mismo resultado de lo que
llamaríamos “una buena elección”.
También en ambos casos la actividad es común, en la modalidad actuarial en las respuestas de los
consultantes y en la modalidad clínica en la búsqueda de asociaciones, reflexiones y síntesis.
En ambos casos también el especialista es activo, la diferencia mayor radica en dos variables:
a) la consideración psicodinámica o no del proceso de elección
b) la evaluación cuantitativa y cualitativa puesta directamente en los términos sujeto-elector-objeto-elegible y
en su mutua relación, mediatizada por tests de análisis factorial.
Sin embargo no hay que dejar de acotar que es preferible un buen método actuarial, coherente y bien
intencionado, que una mala instrumentación de la modalidad clínica. Así aparecería una tercera modalidad de
trabajo que llamamos “hibridación” donde el marco de referencia y el análisis discriminado de las variables,
no coincide con el “modus operandi” del consultor.
No es el empleo de una técnica proyectiva o psicométrica lo que define a la modalidad del proceso, sino la
actitud y el conocimiento del especialista.
Elegir significa optar. En cada situación de nuestra vida, elegimos entre conductas posibles, pero no siempre
son elecciones concientizadas. Se aprende a elegir tanto como a percibir, en tanto nuestros modos de actuar,
son elegidos según la percepción y valoración de los otros.
Describe el ejemplo de Aníbal (familia militar) y de Maricarmen (3ra carrera) en relación a la elección de los
nombres.
De las expectativas de comportamiento, los resultados de sus conductas, la evaluación de los otros con
respecto a su hacer y ser el niño va conformando modos de acción, selecciona habilidades y aprende a elegir,
en acto y en planeamiento, de acuerdo a una modalidad personal y un esquema valorativo. El entender y
comprobar esa modalidad y ese esquema, para lograr una síntesis adaptativa, donde pueda ser lo que quiera
ser dentro de lo que es factible ser, es patrimonio del proceso de elección en el cual prestamos nuestra
colaboración.
Para la comprensión de éste proceso de identificación, contamos con el aporte de la Teoría Psicoanalítica
(Freud, Klein, White, etc).
Por la importancia de los vínculos que se establecen con el área ocupacional y los objetos de la relación,
instrumentamos los aportes Kleinianos, y por las funciones que permiten la comprensión, evaluación y
reflexión de las variables, nos remitimos al estudio del Yo, como instancia capaz de ser reguladora y
controladora de los impulsos, relacionarse con la realidad de sus 3 aspectos de adaptación, prueba y sentido
de realidad, de relación objetal, de los procesos del pensar, de las funciones defensivas, de la función sintética
(fx autónomas: percepción-atención-lenguaje-productividad) .
Entonces, en este punto nos basamos en el concepto de “identidad” que va más allá de ser una suma de
identificaciones parciales, en tanto es recreación y cuenta con los aprendizajes sobre sí mismo, de su unidad y
mismidad tanto como la de los demás.
El “sentimiento de identidad” es el conocimiento de la persona, de ser una entidad separada y distinta de los
otros. Este sentimiento es el resultante de tres vínculos de integración: espacial, temporal y social.
La “conciencia de identidad” se corresponde en su normalidad a ese sentimiento sobre sí mismo, más la
comprensión de las posibilidades de cambio y de desarrollo.
Así como nos referimos a la identidad, al sentimiento de identidad y a la conciencia de identidad entendemos
la elección como emergiendo de distintos niveles de integración. Así destacamos:
● Elección: Todos hacen elecciones y tienen un modo característico, un estilo de manejo y síntesis de
datos de sí mismo y no sí mismo para coordinar y dirigir su conducta.
● Conciencia de elección: Darse cuenta de que se elige.
● Elección conciencializada: Donde la elección cobra dimensiones de participación activamente reflexiva
y se siente tanto producto del y para el sí mismo. Una elección conciencializada implica el manejo
discriminado por parte del sujeto elector, de sus sistemas de percepción, juicio, valoración y esquemas
conductuales que se apoyan en fantasías y representaciones de sí mismo y del mundo.
En orientación vocacional ocupacional, el problema es lograr que éste proceso sea una experiencia de
aprendizaje, de autocomprensión y autoconocimiento, de experimentación activa y reflexiva, en una apertura
de relación que le permite al sujeto la elección responsable.
La tarea de elección es del consultante, y nosotros somos solamente sus co-pensadores y co-decodificadores,
en una investigación conjunta donde el Ver-Pensar y Actuar no sean solamente patrimonio del especialista.
Un proceso de OVO es factible de ser efectuado a cualquier edad, en tanto la ocupación presente o futura, sea
recortada como área conflictiva a resolver. Para ello, es necesario entender la dinámica normal de cada ciclo
evolutivo y el contexto socio-cultural al que pertenece el sujeto.
A) PUBERES:
El púber pasa por una llamada orientación educacional, dando por sentado su inclusión en un proceso de
aprendizaje. Esta perspectiva que deja para más adelante el pensar en la ocupación, se apoya en dos
supuestos:
● El púber no tiene capacidad suficiente para hacerlo, par falta de perspectiva y por la condición dolorosa
de elaborar su pubertad.
● La escuela secundaria no es más que una transición siempre se estaría a tiempo para un cambio o
equivalencia.
11 años: Es una época de transición y de iniciación. El organismo total sufre una serie de minuciosas
transformaciones, que se manifiestan inequívocamente en las cambiantes formas y patrones de la conducta.
La individualidad se define cada vez más. Se busca incansablemente investigar todo, aparece un orgullo y una
susceptibilidad desconocida, junto con un humor variable.
12 años: El niño se vuelve menos insistente, más razonable, más compañero de los suyos. Ya no muestra un
egocentrismo tan ingenuo y es capaz de considerar a sus mayores e incluso a sí mismo con objetividad.
Período que beneficia la integración de la personalidad. Su nueva visión de las cosas involucra una capacidad
de maduración a la vez que descubre las líneas fundamentales del crecimiento mental que se proyecta hacia el
futuro.
13 años: Enuncia las afiliaciones sobre su sentir y su conciencializacón de sí mismo. Pero éste proceso de
interiorización no se agota en sí mismo sino que mantiene contacto con el mundo exterior. Sus reflexiones son
polifacéticas, involucran deseos, elecciones, ideas, ambiciones y pueden conducir decisiones provisorias y
potenciales en la esfera de la conducta moral. Su interiorización conduce a un auténtico pensar y éste crea a
su vez cierta cosa que el niño denomina correctamente fuerza de voluntad. Alcanza el período de operaciones
formales.
B) ADOLESCENCIA:
Se considera a la adolescencia como una etapa de cambio relevante, que va desde la pubertad hasta los 21/22
años aproximadamente, que por su complejidad y grados de inestabilidad presenta características
pseudopatológicas denominadas el “síndrome normal de la adolescencia”
Estos cambios se ven por su magnitud y las concomitancias como una crisis vital, que en tanto tal, es un
período transicional que “representa tanto una oportunidad para el desarrollo de la personalidad como el
peligro de una mayor vulnerabilidad al trastorno mental”.
Los duelos adolescentes se centran en la pérdida por el cuerpo infantil, por los padres de la infancia y por los
roles infantiles y en la ansiedad ante el cuerpo, los padres y los roles de la adolescencia, todo lo cual remite a
la revisión de las identificaciones, y en esta revisión se adquieren otras que se van sintetizando en lo que
llamamos identidad.
Por la importancia de la imagen que adquirió de sí en los distintos grupos significativos la revisión de estos y su
síntesis cobra importancia en confrontación con su propia expectativa para sí.
En lo concerniente a lo grupal, las posibilidades de grupos prolongados son más eficientes que los
fraccionados, por la continua apertura y participación no coartada por el tiempo y el espacio.
C) ADULTEZ:
Con adultos, en situaciones de revisión laboral, en crisis donde se cuestiona un cambio ocupacional, también
trabajamos con éstos procedimientos de OVO.
Algunas veces, los consultantes son derivados por sus psicoterapeutas, efectuándose las dos intervenciones
simultáneamente.
D) VEJEZ:
Los ancianos son los únicos que no hacen referencia al mundo, hay una retracción del interés y participación
hacia lo cercano. Los ancianos representan una queja constante, lo cual nos indica no solo su evitación a verse
viejos, sino también la incapacidad de resolución que se siente para ello y la culpa consiguiente lo que se les
hace intolerable.
Estos rasgos melancólicos de los ancianos, la impotencia inoculada a los otros, corresponden en ellos a la
creciente experiencia de ser cada vez más empobrecidos corporal y socialmente. En su deseo de aferrarse a la
vida participativa, no encuentran a veces otra salida que la queja, que es dolor y miedo, agresión e impotencia.
El planteo del mantenimiento y utilización de sus propios recursos, el ayudarse a sí mismos y poder establecer
una fuente afectiva con los más jóvenes es todo un logro al que pueden acceder. Una ocupación es un camino
para ellos.
En esta etapa también los grupos son importantes, como pares semejantes donde el tiempo pasado cobra una
dimensión compartida y el presente una tarea de abordaje. Los duelos que en este ciclo deben elaborarse, son
el duelo por el cuerpo más joven y por los roles de adulto joven, así como también por la propia imagen
parental.
Introducción:
La llamada Orientación Vocacional es una práctica que ha dado lugar a diversas posiciones.
La ética del Psicoanálisis supone evitar que la idea de universalidad, deje por fuera al uno por uno, la
singularidad de cada sujeto.
La Orientación Vocacional es una práctica que ha estado y aún está enmarcada por el discurso del amo, que
trata de regular, de poner orden, de intervenir, de dar consejo, de orientar. Por lo que, tras la búsqueda de
eficacia y profesionalidad, se producen segregaciones, selecciones según las capacidades de los sujetos,
transformándose entonces en instrumento de exclusión y segregación.
Se trata de la eficacia según la tradición europea, que es concebida a partir de la abstracción de formas
ideales. Esta tradición es la del plan ideado de antemano, se trata de la eficacia de los medios y los fines.
Un concepto de eficacia bien distinto es el que existe en China, donde se trata de una lógica del desarrollo,
pasando, de lo que podría ser visto por adelantado como cálculo, a considerar la potencialidad de las
circunstancias. Se trata de la eficacia no pensada como acción directa (de medio a fin) sino de la eficacia de la
transformación que es indirecta (de condición a consecuencia) que se hace progresivamente imparable. Esta
concepción es la que la autora considera propicia para la práctica de orientación. ¿Cómo??
Entonces surgen interrogantes como ¿cómo orientar sin orientar? ¿Cómo orientar sin dirigir? Desde el
comienzo es necesario incluir la dimensión de la ética y del acto.
● De la ética, Bohoslavsky desde su enfoque clínico plantea “la ética surge del hecho de considerar al
hombre sujeto de elecciones. Consideramos que la elección del futuro es algo que le pertenece y que
ningún profesional, por capacitado que esté, tiene derecho a expropiar”
Lacan dice “No hay clínica sin ética y esta ética en el psicoanálisis está en relación con el deseo”. La
propuesta es intentar permitir que algo de la dimensión del deseo se ponga en juego, dando lugar a un
quiebre, a una apertura, a un interrogante.
● Del acto, ya que desde el momento que supone un hacer, una intervención de nuestra parte conlleva a
una toma de posición.
El momento de elección para los jóvenes es un momento clave, de transición y pasaje, en el cual varias
cuestiones son puestas a prueba. La salida de la adolescencia queda articulada al Ideal del Yo, se trata de una
elección del sujeto con relación a su vida, a su existencia. Elige un marco que va a darle una cierta estabilidad
de allí en más.
Lacan ha remarcado cómo esa elección está articulada a la función paterna. Función que está articulada a la
ley y al deseo ya que un padre no es sólo el que dice que no, sino también el que dice que sí aunque sin decir
sí a todo, es aquél que habilita el trayecto del hijo, que lo acompaña.
La elección vocacional corre paralela a un momento importante en la vida. Un momento que requiere
considerar una doble vía con relación a las coordenadas: espacio y tiempo.
● Con relación al espacio: Se trata de un trayecto, de un espacio que atravesar, que lleva de lo familiar, la
casa, la escuela, a un más allá.
● Con relación al tiempo: Podría hablarse de una doble temporalidad. De anticipación, por un lado,
porque con la elección el futuro se pone en juego, se instalan el por-venir, el trabajo, la inserción
laboral. Y de retroacción por otro, por que las dudas, las preguntas con relación a la vocación, remiten
al tiempo pasado, a otras elecciones, a avatares de la vida personal que retornan.
La palabra dispositivo remite a un mecanismo o artificio dispuesto para producir una acción, implica la
disposición y organización para acometerla ubicando los lugares en orden y situación convenientes. (RAE)
Y frente a la diversidad, es posible permitir distintos usos a partir del uno por uno. Esto lo permite el
dispositivo mismo que aplicamos en orientación vocacional, que no tiene un marco establecido a priori con
respecto a la cantidad de entrevistas de quien consulta y tampoco en relación con un cronograma de
actividades a realizar. Se trata de entrevistas individuales, cuya cantidad depende de lo que se decida en cada
caso. Tampoco se parte de una promesa de “resultado final” para la obtención del nombre de una carrera.
El lugar dado a la palabra ocupa en el dispositivo el lugar central. Se lo pone al sujeto que hable y se instala
entonces la circulación de la palabra, que en su circulación se va topando con lo que la detiene, con lo que se
interpone, con lo que no puede ser dicho, es decir, que lo incalculable se hace presente en el encuentro
mismo. Surge entonces, y recién aquí, lo que se llama el dispositivo que no puede ser anterior a lo que se
produce.
Se trata de brindar así un marco propicio para la escucha singular, desde una posición ética, que permita un
resquicio al deseo: horadando el discurso del amo, interrogando los dichos preestablecidos y consistentes de
lo sujetos que consultan, de los Otros y también del Otro de la época. Es decir, interrogando los prejuicios , los
fantasmas y las representaciones imaginarias que hay presentes en los dichos de los consultantes con relación
a las carreras, a sus posibilidades personales, al campo de inserción profesional, al éxito o fracaso que podrían
deparar cada una de ellas, etc.
Es preciso destacar que, de la misma manera en que se plantea de un modo abierto el inicio de la consulta, es
abierta también la salida. El sujeto toma una decisión de la que a veces nos enteramos, y se produce una
conclusión del proceso en el mismo dispositivo de las entrevistas. Otras veces, el sujeto deja de concurrir a las
entrevistas cuando toma una decisión, que se despejó en el intervalo entre entrevistas y de la que no viene a
avisarnos. Estos procesos de orientación vocacional, en los que ocupan un lugar privilegiado la palabra y la
información, pueden extenderse por dos, tres, cuatro o más entrevistas. En muchas ocasiones el proceso se
desarrolla en una sola entrevista en la que el sujeto realiza un trayecto en el que se habilita a tomar una
decisión que estaba demorada.
Es indispensable resaltar el lugar de la información, que no es sólo un recurso, sino que forma parte del
proceso mismo en tanto permite involucrarse, apropiarse de lo que se está por elegir.
Es posible ubicar rasgos dominantes en las consultas de orientación vocacional en distintos períodos. Esto da
cuenta de cómo los sujetos se ven afectados por la época y sus avatares.
A lo largo del tiempo, se sostienen lo que podemos denominar las consultas “clásicas” de orientación
vocacional. Aquellas que se refieren a la búsqueda de info. sobre diversas carreras, al pedido de orientación
por dudas, temores, mandatos de la flia, indecisión subjetiva, etc.
En el período que se extendió a partir de 1998 se acentuó en las consultas un rasgo relacionado con una clara
preocupación por las carreras y la salida laboral, frente a un medio familiar y social que estaba padeciendo ya
la falta de trabajo, o la inestabilidad en él y el creciente índice de desocupación que avanzaba año tras año.
También los adultos, frente a las dificultades laborales se preguntaban si la apuesta a un estudio universitario
o terciario les abriría nuevas alternativas u oportunidades.
En el último período, el comprendido desde el año 2002 aproximadamente en adelante, en las consultas de
orientación se ha agregado otro rasgo que ocupa un lugar preponderante y que está relacionado con las
dificultades de los jóvenes en su rendimiento académico. Reconocen no contar con los métodos de estudio
adecuados, ni con el hábito del mismo. El sentimiento que los acompaña es de frustración, desazón y
desorientación para poder dar respuesta.
¿Qué ofrecerles en éstas situaciones? En primer lugar y a partir de la escucha singular, ubicar si se trata de una
dificultad ligada a la elección de la carrera o a las dificultades con las que se encuentran. Por otro lado, hacer
caer el prejuicio de que “no pueden”, “no sirven”, partiendo de las dificultades reales, reconociéndolas, pero
abriendo al mismo tiempo la posibilidad de un trayecto que no será sin dificultades y obstáculos, pero en el
que pueden ir encontrando los recursos para hacerle frente, recursos que están claramente del lado subjetivo.
Entonces dos cuestiones son centrales en esta perspectiva: el tiempo y el lazo. El tiempo, porque es necesario
entrar en una dimensión que contemple el trayecto y la consideración para consigo mismos (otorgarse nuevas
oportunidades y que no reine la tragedia). Y en segundo lugar apostar claramente al lazo social, al lazo con los
pares de estudio, permite subsanar la desazón de soledad, aporta recursos subjetivos variados.
En estos casos entonces el dispositivo de orientación vocacional permite el surgimiento del obstáculo y de la
angustia y un tratamiento posible y acotado de ella. Sirve también para proponer caminos alternativos que no
parecían posibles, busca anticipar las dificultades para buscar respuestas sin quedar en un malestar que
paraliza y detiene, alivia abriendo nuevas oportunidades.
● MODELO SISTÉMICO:
Aquí se va a poner énfasis en la familia, en la interacción con ésta. Se trabaja con la comunicación, en redes en
las que el orientador se puede apoyar para ayudar al sujeto a que salga adelante. Se cierra el proceso con los
integrantes de la familia, se aclara lo que está ocurriendo desde un nivel socio-cultural.
Este texto tiene que ver con una investigación que buscó hacer una descripción de las comprensiones,
estrategias y prácticas que identifican el proceso de orientación vocacional profesional laboral desde una
perspectiva sistémica en la que se involucren varios actores como: el alumno, los docentes, la familia y el
orientador.
Introducción:
Se requiere que en el escenario de la formación para la vida de los jóvenes, se logren movilizar sus redes en la
escuela, la familia y la sociedad para que desde una mirada sistémico constructivista y ecológica los
estudiantes desde su ciclo vital de desarrollo logren tomar las decisiones más pertinentes para su futuro.
Se parte de reconocer a los jóvenes como seres humanos con experiencias de vida importantes y con grandes
recursos personales, que están en capacidad de tomar decisiones y de asumir responsablemente sus sueños y
retos. Para acceder a sus mundos necesitamos como psicólogos entenderlos en sus redes relacionales.
Es el momento de la educación secundaria el que se considera como vital en el desarrollo intelectual, afectivo
y social en donde los jóvenes toman las decisiones sobre su futuro profesional y laboral.
Cuando el joven está dudando de lo que quiere hacer con su vida, en términos de orientación vocacional
profesional laboral centramos su mirada en sus sueños, metas e ideales.
El proceso sería más acertado si comprendemos que el joven se encuentra inmerso en múltiples sistemas y
sobre todo en las relaciones que se están dinamizando al interior de ellos. Es decir, no podemos comprender
el desarrollo humano aislando al individuo de sus contextos.
Los estudiantes participan en una diversidad de actividades ante la toma de su decisión, como, aplicación de
pruebas, visitas a universidades, cátedras de orientación, contacto con universitarios, trabajo con padres de
familia, entrevistas con psicólogas, etc. Manifiestan:
● Que la orientación profesional les sirve para no cometer errores futuros, tomar decisiones para un
proyecto de vida y describir sus capacidades personales para lograrlo.
● Que los docentes no participan activamente en su proceso de orientación, lo perciben como una
falta de interés en ellos. Los orientadores también opinan lo mismo.
● Que los docentes deben vincularse más al proceso de orientación profesional por su experiencia
profesional como egresados de universidades.
● Que los padres de familia participan activamente apoyando su decisión, pero con una dedicación
en tiempo baja. Señalan que una mayor participación de los padres les da seguridad en ellos
mismos, los haría sentir más valorados y escuchados.
● Que la orientación profesional les ofrece información a los alumnos para que ellos tomen las
decisiones sobre su orientación profesional.
● Que en términos generales los padres de familia no están involucrados en el proceso de sus hijos.
Proponen: Algunas consideraciones para que su participación sea más activa en el proceso de orientación.
Requieren saber más sobre el proceso para participar más, quieren conocer más las competencias y
habilidades de los estudiantes para apoyarlos más en su toma de decisión. Proponen trabajar en equipo con el
orientador.
Los orientadores:
● Consideran que los docentes son una fuente de influencia positiva. Solo se convierten en una
fuente negativa al hacer comentarios descalificativos y al asumir una actitud indiferente.
● Consideran además a los padres como una fuente de influencia en el joven de manera negativa,
dado que en sus opiniones imperan más sus expectativas, obstaculizan el proceso de decisión,
enfatizan mas sobre el apoyo económico, presionando por carreras lucrativas y con prestigio
social. También por otro lado estos pueden ser una influencia positiva en el sentido de que
acompañan el proceso de decisión.
● Plantean además que la influencia de los amigos en el joven frente a la toma de decisión es
significativa, convirtiéndose en una fuente facilitadora cuando éstos están bien informados y una
negativa en caso contrario.
Desde una perspectiva sistémica se propone el trabajo en equipos reflexivos. Nos invita a pensar que hay que
reconocer la totalidad de actores que participan con sus diferentes apreciaciones (estudiantes, profesores,
padres, orientador).
Ninguna de estas voces es más significativa que la otra, por el contrario, se validan en la medida en que al
compartirlas mediante un proceso reflexivo crean nuevas posibilidades de toma de decisión en el joven.
La orientación requiere entenderse como una construcción interaccional. Tomar decisiones se va
construyendo y reconstruyendo en las interacciones con los otros.
En conclusión, la toma de decisiones se caracteriza, desde esta perspectiva, por ser un proceso reflexivo,
generativo e intercontextual en el que coparticipan diversos actores.
● MODELO EXISTENCIAL:
Langle dice que para llegar a la existencia, al ser del sujeto consultante, para llegar a que se pregunte quién es
él, existen 4 métodos eficaces para conocer su ser y que el mismo lo conozca:
● Búsqueda del sentido del ser: Se trabaja con aquellas personas tienden a hacer hincapié
fundamentalmente en la reflexión y el entendimiento, se mantienen a una cierta distancia emocional
de lo que les sucede y no están del todo inmersas en lo que es realmente un problema. Las personas
que buscan un sentido normalmente no buscan en su interior ese sentido, sino que recurren a su
entorno para hallar las respuestas a sus preguntas. El orientador es quien trata de ayudar a ver mejor
cuál puede ser la respuesta a aquello que le paciente está demandando, aún cuando esto no significa
que él mismo tenga esa respuesta.
● Refuerzo de la Voluntad: Cuando una persona ha decidido ya que es lo que quiere hacer pero no es
capaz de cumplir con su voluntad está más ocupada consigo misma que con el mundo externo.
Entonces de lo que se trata aquí es buscar el sentido, a eso que quiere ser.
● Toma de Posición: Este es un método aún más terapéutico, ya que permite el manejo de las ansiedades
y debilidades. Es allí donde la gente lucha contra sus propios problemas, esto implica mirar más
atentamente hacia el interior.
● Análisis Existencial Personal: Implica entrar en contacto con los sentimientos más profundos y
trabajarlos de tal modo de incluir también la conciencia moral, permitiendo así aflorar una mayor
autenticidad hacia el mundo. De este modo cada persona podrá dirigir sus propios pasos y llevar a cabo
sus propios proyectos personales.
● MODELO CONDUCTUAL:
Aquí se trabaja mayormente con la modalidad actuarial. Se tiene en cuenta que es lo que sucede a nivel de la
conducta del sujeto que consulta. Se trabaja con pocas sesiones, en las que se le toman técnicas aptitudinales
y es de acuerdo al porcentaje obtenido y a lo trabajado en las entrevistas si es apto o no para una
determinada especialidad o carrera.
El psicólogo clínico es aquel que va a utilizar una estrategia clínica, esto implica un ver, pensar y actuar
psicológicamente en un espacio grupal, individual o institucional. Es a través de esta estrategia con la cual
abordamos el foco de trabajo que es la elección. Esto implica una mirada particular que es la escucha del
sujeto que nos consulta.
Esta estrategia tiene que ver con un rol de psicólogo que nos permite observar, participar y sobre todo
permitir un:
● Espacio de reflexión en el cual se va a escuchar al sujeto y se va a buscar que éste mismo se escuche,
se pueda preguntar, pueda reflexionar, lo cual implica una retrospección, un pensamiento crítico para
que el sujeto pueda conocerse, desde su pensar y desde lo que siente en relación con su elección.
● Pasaje a la acción: Ayudar a que el sujeto que nos consulta no se quede con la elección, sino que la
lleve a la acción, se mueva por propia iniciativa.
Esta estrategia clínica tiene que ver con el encuadre que es la táctica de la misma y con los tests y las
entrevistas que son la técnica.
El orientador vocacional puede responder con batería de tests desde donde en base a los resultados con
respecto a las aptitudes, los intereses, las capacidades y/o test proyectivos de personalidad, diagnosticará y
pronosticará qué es lo que le conviene a este adolescente.
Si esto ocurre así, probablemente dejará a este adolescente sin posibilidades de protagonizar su elección, de
apropiarse de ella. Lo deja entonces alienado. A la pregunta: ¿Qué desea el Otro de mi? Este orientador
vocacional responderá con un “yo sé”. Una tarea abordada desde el plano imaginario de Yo a Yo. Algunas
veces desde el lugar del semejante, otras en el lugar del Saber, no del Supuesto Saber.
Lugar tentador, donde se jugará la historia del orientador vocacional, que ya eligió.
Un orientador desde el “lugar del Saber” dictamina, aconseja, da resultados, diagnostica y pronostica, y se
ofrece a veces como modelo de identificación, orienta entonces a imagen y semejanza suya, donde pone en
juego las propias elecciones, proyectos y deseos.
El psicoanalista debe guardarse conscientemente de la tentación de querer desempeñar ese rol. Nuestro
planteo ubica al problema de la elección vocacional en el estatuto del síntoma: “síntoma en estado de enigma
que aún no estaría formulado” Esto implica necesariamente a un orientador vocacional que soporte sostener
el lugar de “sujeto supuesto saber”
Es decir que tenemos al sujeto de la orientación vocacional, al orientador vocacional y a un tercer elemento:
“el del sujeto supuesto saber” es decir un orientador vocacional que soporte sostener este lugar sin
identificarse a él.Se inicia aquí, el fundamento de la transferencia, dónde se juega la pregunta “¿ qué desea el
Otro de mí?”; si esto ocurre estamos ante la operación que sitúa el “tercer elemento”.
Si esta operación fue posible podremos afirmar que algo en el sujeto se ha puesto a trabajar. Es decir que esto
que situamos como “síntoma” empieza formularse, se convierte en una demanda sobre la verdad de su deseo,
es decir, que comienza un recorrido y una posibilidad de construcción y el oyente fundamental que la decidirá
es este sujeto supuesto saber.
Será necesario también poder soportar que un proceso de orientación vocacional no sea terminal, que no
cierra con respuestas finales y que se abren interrogantes justamente allí donde algo se quiebra, y es desde
aquí que el sujeto adolescente podrá realizar su propia construcción.
El orientador vocacional en posición analítica podrá entonces sostener este lugar, posibilitando que el
problema de elección vocacional interrogue al sujeto y pueda desde aquí acceder a algún punto de verdad
sobre su deseo.
El sujeto no es el Yo y planteamos nuestra propuesta de trabajo con el sujeto (del inconsciente, que “no
aprende”, ni puede “ejercitar su voluntad”) Es aquí entonces en donde se juega la escucha analítica del
orientador vocacional, y es desde aquí desde donde será posible remitir al sujeto a su propio enunciado,
propiciando un efecto de interrogación.
Desde nuestro planteo deberemos entonces subrayar que el orientador vocacional no es un educador sino un
profesional con amplia formación psicoanalítica.
Se ha tratado de desarrollar un modelo teórico suficientemente abarcativo de las condiciones complejas que
presentan la teoría y la praxis de la Orientación, investigando tres ejes fundamentales como “el proceso- el
imaginario social y la prevención” a partir de dos enfoques a)el nivel conceptual y b)las investigaciones y el
trabajo de campo. Al mismo tiempo, se ha procurado darles bases empíricas a la investigación teórica, para
que los modelos alcancen no sólo la claridad conceptual, sino también la capacidad de generar aplicaciones
múltiples en la diversa realidad educacional, cultural, personal, laboral, social.
Del análisis de los 3 ejes mencionados, y del producto de las investigaciones empíricas presentadas y
relacionadas con los mismo, se desprenden los campos y saberes, que deben tenerse en cuenta en el proceso
de orientación vocacional ocupacional.
El campo es un espacio de conocimientos y prácticas relacionadas con una misma problemática y con un
conjunto de temas que se desprenden de la misma. De nuestro punto de vista debe estar acotada la definición
a lo institucional, enfoque que permite poner la atención en el conjunto de prácticas que los actores realizan,
y que revelan acuerdos y contratos que no se basan sólo en las luchas por el poder del campo.
1)_ Educativo: comprende el estado de educación en que se encuentra cada grupo poblacional y erario; grado
de dllo; inserción en el sistema formal o no formal de la enseñanza; nivel de deserción; accesibilidad;
posibilidades de capacitación; grado de formación de recursos humanos; calidad e inequidad educativa;
estrategias para poder incluir a todos los sujetos desde la diversidad personal, social, étnica, cultural, en el
logro de los objetivos educacionales y en las posibilidades de orientación educativa y laboral.
También incluye las diferentes políticas educativas para dar respuesta a la igualdad de oportunidades.
2)_ Salud: Incluye la promoción, prevención y la asistencia para el mejoramiento de la calidad de vida. El
mejoramiento del media ambiente, la higiene, la vivienda y la salubridad.
Las acciones generadas en este campo dependen de las políticas gubernamentales operativizadas en el ámbito
provincial, municipal, a través de los Hospitales y servicios de alta y mediana complejidad, centros de salud,
centros de atención primaria, planes y programas. Es de fundamental importancia incluir en este campo las
problemáticas psicosociales, por el deterioro que causan en la salud mental de estos grupos poblacionales, lo
que incide en cualquier política de orientación.
3)_ Laboral-Económico: Corresponde al estado en que se encuentran todas las actividades relacionadas con lo
laboral: inserción, desocupación, precarización, inestabilidad, reconversión, etc. Muestra el estado en que se
encuentra la división del trabajo, es decir, el desarrollo productivo, la inversión capital-trabajo, la
proliferación,y destrucción de ocupaciones, las nuevas ocupaciones, el dllo de nuevas competencias, la
cultura del trabajo, los procesos de integración y desintegración de las ocupaciones, la legislación laboral y
empresarial, y las políticas de intervención del Estado.
Son de importancia la seguridad y salubridad en el trabajo, y el conocimiento de cómo responden las
empresas ante la discapacidad laboral producida en servicio.
4)_ Políticas Sociales: Abarca los conocimientos, actividades, planes, recursos y objetivos en forma de
estrategias, cuya articulación permite impactar sobre el medio social elegido. Apuntan a lograr resultados
esperados sobre sectores o segmentos sociales discriminados según recortes.
Dichas políticas son llevadas tanto por instituciones específicas que integran el Estado nacional, provincial y
municipal, como por las diversas organizaciones sociales de la comunidad.
Los saberes:
Los saberes recorren todo el espacio de los territorios institucionales y de los ejes nombrados con
anterioridad.
Este espacio de reflexión implica referirnos al valor de las nociones de disciplina, interdisciplina y
transdisciplina.
Hemos denominado SABERES, específicos y ampliados, a estas maneras de trabajar conjuntos restringidos y
complejos, donde se articulan diversas disciplinas en nuevos espacios de saber.
La Transdisciplina se puede considerar como una etapa de fusión y difusión del saber, donde varias disciplinas
se amalgaman y construyen un objeto de conocimiento común. Supone un paso más y dificultades mayores,
pues implica crear saberes y prácticas con problemas y recorridos propios. A quí el mismo objeto de
conocimiento y acción es transdisciplinario y sus problemas también. La transdisciplina reconoce el aporte de
las interdisciplinas y las unidisciplinas.
La revolución Transdisciplinaria obliga a pensar realidades en sus múltiples facetas desde una perspectiva
unificadora y global. Considerar enfoques totalizadores, “macro”, que superen las fragmentaciones habituales.
Abre nuevos campos de saberes y prácticas antes desconocidos. Se construyen objetos, ,métodos y técnicas
que permiten investigar y realizar productos originales totalizadores, complejos y globales, que obligan a
reconsiderar fronteras y fragmentaciones en el campo de las ciencias. Sin embargo, estas adquisiciones no
invalidan los desarrollos inter y unidisciplinarios. Antes bien, todos ellos, en paralelo y en interacción,
constituyen modos específicos de dllo de los campos del saber.
🡪 LAS ELECCIONES VOCACIONALES DE LOS JÓVENES ESCOLARIZADOS. CAP 8 (RASCOVAN) (MIRAR DEL
TEXTO)
¿Qué es la ética?:
Para poder hablar sobre la ética en el ámbito de la orientación vocacional-ocupacional primero intentaremos
definir el concepto mismo. La ética o moral puede definirse como el estudio de la conducta humana en
relación al bien y al mal.
Se la considera como una disciplina filosófica destinada a orientar la conducta. Se relaciona con el deber ser
por lo tanto es una ciencia normativa cuyo fin es dar norma para la acción en función de lo bueno y lo malo.
Para la Provincia de Mendoza la Ley 5045 es la que rige el ejercicio profesional de la Psicología,
complementada por otras leyes y códigos.
● Ley 5511 Ley de la Carrera Psicológica. Los profesionales que prestan funciones en la administración
Pública Provincial y Municipal. Normas y Excepciones.
● Ley 5837 Modificaciones a la Ley 5511
● Código de ética y disciplina de Mendoza en el ejercicio de la profesión de Psicólogo.
• Código de Ética y Disciplina de Mendoza en el ejercicio de la profesión del Psicólogo • (Mirar del texto)
La ética profesional del psicólogo implica además del cumplimiento de las leyes y normas que regulan su
quehacer, el respeto por los derechos de quienes lo consultan.
¿Cómo debe ser el proceder del psicólogo en la situación concreta de la Orientación Vocacional y
Ocupacional? Para hablar de esto se toma como referencia a dos autores especializados en esta área:
Bohoslavsky y Veinsten
A partir del rol activo que asume el consultante dentro de esta modalidad se define el rol del psicólogo. Según
Veinsten el orientador tiene un rol de guía, de co-pensador discriminador, un de-codificador de las
expresiones y mensajes, por los cuales el consultante enriquece su posibilidad comprensiva del campo
electivo, aprehende y reflexiona su elección para tomar su decisión con mayor libertad. Desde su posición
como consultor el orientador le ayuda al sujeto a preguntarse cómo quiere ser.
Dentro de esta modalidad se explicita al consultante el mecanismos general del proceso, para que desde un
comiendo pueda ejercer su rol de efector, es decir, para que se plantee elegir la manera de elegir.
A este tipo particular de “mirada” sobre las conductas humanas, Bohoslavsky lo ha denominado estrategia
clínica, es decir que es un conjunto de operaciones mediante las cuales el psicólogo accede a la comprensión
de la conducta de quien lo consulta y facilita a éste el acceso a su propia comprensión. Toda estrategia tiene
un carácter intencional consciente por lo tanto proceder éticamente como orientador vocacional además del
respeto por el rol de elector del consultante implica ser conscientes del por qué y para qué se instrumenta
determinada estrategia. En el desarrollo de esta estrategia se dan tres momentos que constituyen una unidad:
VER, PENSAR Y ACTUAR. El ver implica la observación de la conducta. El pensar supone la unión del marco
teórico con lo observado, para lograr la comprensión del significado de la conducta. El actuar implica la
implementación de recursos técnicos en función del objetivo o la meta que se persigen.
Con respecto a los recursos técnicos o herramientas más utilizadas en la modalidad clínica, la entrevista es el
principal instrumento así como la propia personalidad del psicólogo. En relación a la meta del proceso de
orientación vocacional, hay un objetivo inmediato que es “la elección ocupacional” y un objetivo mediato que
es “aprender a elegir”, estos dos objetivos no deben perderse de vista a lo largo del proceso.
Bohoslavsky plantea que para que el psicólogo clínico desarrolle su estrategia varios son los supuestos
implícitos: Una información sólida (el psicólogo debe tener una sólida base en cuanto a conocimientos de
psicología, técnicas y sus fundamentos teóricos, e información específica sobre el campo en que ha de
desarrollar su quehacer) formación eficaz (el psicólogo debe tener una formación tal que le posibilite articular
esos conocimientos con la labor práctica) Actitud psicológica.
Uno de los instrumentos fundamentales del método clínico es la personalidad del psicólogo, de ahí que su
identidad profesional sea el dato más importante de la comprensión de su esquema referencial y operativo.
En orientación vocacional según Bohoslavsky el psicólogo reactualiza en su tarea sus propias elecciones
ocupacionales y sus duelos personales ligados con las mismas. El orientador debe ser consciente de la
influencia de sus propios vínculos con las carreras abandonadas y con la suya ya asumida, de lo contrario hará
fracasar el proceso.
La modalidad clínica es operativa sólo si la identidad del psicólogo está establecida de un modo maduro, y un
índice de madurez es la calidad de reparación que realiza en su tarea. El orientador intentará reparar sus
objetos internos dañados en la fantasía al ayudar a una persona a elegir. El consultante es el representante
externo del objeto interno del psicólogo.
El orientador es depositario de múltiples personajes y objetos internos del adolescente ligados con fantasías
acerca de las carreras. Para desempeñar bien su rol, es necesario que esté tranquilo y seguro de su propia
identidad. La seguridad en cuanto a la autoidentidad del psicólogo se expresa simultáneamente en: un alto
grado de coherencia interna que prevendrá la desorganización, la emergencia de ansiedades confusionales y
la instauración de vínculos patológicos. Un alto grado de ambigüedad externa también llamada actitud
disponible del psicólogo, que permitirá la absorción de lo depositado por el consultante.
Cuando el psicólogo ha adquirido una identidad profesional madura puede desarrollar una estrategia, táctica y
técnica eficaz, al servicio de la resolución de los problemas de la elección.
El psicólogo debe tener en cuenta que su rol de observador modifica aún por su sola presencia, el campo de
observación, es por lo tanto un observador participante y debe hacerse consciente de esa participación en el
fenómeno que está bajo su mirada. Al observar una situación a la vez está observándose a sí mismo y al
vínculo que ha establecido con ella, conforma entonces un nuevo campo del cual al mismo tiempo forma
parte y por lo tanto debe distanciarse instrumentalmente.
El orientador vocacional para operar de un modo psicológicamente adecuado debe implementar la disociación
instrumental, se trata de un disociación porosa que le permite al orientador entrar en la situación, salir, poder
observar y dejar de observar, conectarse y desconectarse del otro. Bohoslavsky sostiene que para lograr el
carácter instrumental de la disociación es imprescindible el encuadre, que es una estrategia táctica que
consiste en la fijación de ciertas constantes tales como el lugar de trabajo, los honorarios, etc. El encuadre le
permite observar, pensar y operar libremente, asumiendo el máximo de efectividad profesional y el mínimo
de confusión o identificación con la situación problemática.