Vida y Milagros de Santa Redegunda
Vida y Milagros de Santa Redegunda
Vida y Milagros de Santa Redegunda
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RESUMEN:
Los milagros de santa Radegunda fueron narrados, esencialmente, por sus
biógrafos Venancio Fortunato y Baudonivia. Otros quince milagros han
sido añadidos en dos manuscritos de los siglos XIII (milagros 1-13) y XV
(14-15). A ellos hay que añadir el milagro conocido como “el milagro de las
avenas”. Todos ellos forman un conjunto en el que cabe destacar, para su
estudio, por un lado, los milagros-castigo de Radegunda en relación con los
de otros santos altomedievales (“Apéndice I”) y la repercusión del tema del
milagro-leyenda de las avenas en la literatura, el arte y el “folclore” de época
posterior.
ABSTRACT:
Saint Radegunda’s miracles are told, essentially, by her biographers Venancius
Fortunatus and Baudovinia. Fifteen more miracles have been added in two
manuscripts dating from the XIIth century (miracles 1-13) and the XVth
century (miracles 14 and 15). As a legendary complement a mention must be
made of the well known “miracle of the oats”. Within this group of miracles it
is worth studying, on the one hand, Saint Radegunda’s miracles-punishments
in relation with those of other saints from the high Middle Ages (“Appendix
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I”) and, on the other, the impact that the topic of miracle-legend has made in
later literature, art and folklore (“Appendis II”).
Baudonivia
a) Referencias de tipo general; en la Dedicatoria: la monja tiene
intención de completar aquello que Venancio Fortunato no contó
en su biografía de Radegunda, así como “dar a conocer unos
pocos de sus muchos milagros; cap. 10: “el Señor, dispensador
de las virtudes, la hizo más famosa, gracias a sus milagros”;
14: “dondequiera que un enfermo, víctima de cualquier tipo de
enfermedad, la invocara, recuperaba la salud”; 5: “¿quién podría
enumerar cuántos enfermos recuperaron la salud al invocarla?”;
23: Gregorio, obispo de Tours, asistió al entierro de la santa, “y
de todo lo que, presente, contempló con sus [propios] ojos, antes
de enterrarla, así como acerca de sus milagros, dejó constancia en
el libro que compuso acerca de los milagros”13; 25: “¿quién sería
capaz de enumerar cuántos milagros se hicieron allí después
de su muerte, cuántos endemoniados fueron liberados, cuántos
Hildeberto de Lavardin
Ofrece 13 milagros; de ellos, 12 son iguales a otros tantos
de V. Fortunato y 1 a otro de Baudonivia (el 10 de la monja).
Por su parte, Baudonivia y Fortunato no coinciden en ningún
milagro, por lo que los narrados por la monja no son registrados
por nadie más que por ella. Por otro lado, dado que de los 19
milagros de Fortunato, 12 aparecen en Hildeberto, quedan 7 que
sólo aparecen en Fortunato: cap. 11, 20 (a, b y c) 34 (a), 37 y 38.
17 El relato de Hildeberto es, en todos los casos, una amplificación del relato
de Fortunato.
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APÉNDICE I: LOS MILAGROS-CASTIGO EN LA
HAGIOGRAFÍA ALTOMEDIEVAL
Como hemos visto, en las dos biografías primitivas de santa
Radegunda (Vita 1 y Vita 2) se nos ofrece un caso, en cada una de
ellas, de milagro-castigo que son tan peculiares que no volvemos
a encontrar una tipología semejante en las biografías de todas las
santas de época alto-medieval (y, a nuestro entender, en toda la
hagiografía medieval). En efecto, en el primer caso, Vita 1 3025,
se trata del castigo (nada menos que de muerte) infligido a un
pobre ratón que pretendió morder un ovillo con el que estaba
trabajando la santa. Y que el castigo era considerado como justo y
a mayor gloria de Dios lo deja entrever el propio biógrafo cuando
introduce el relato con estas palabras: “también en las cosas más
pequeñas reside la gloria del creador”. Peculiar es, igualmente,
el caso recordado por Baudonivia26: una sirvienta, llamada
“Vinopergia”, como queda dicho, por haber osado sentarse en la
cátedra de la santa, ya difunta, “golpeada por el juicio de Dios”,
fue presa de un incendio en su cabeza, incendio que le duró tres
27 Véase Michel Dousse, Dieu en guerre. La violence au coeur des trois monothéismes,
París, Albin Michel, 2002.
28 Por tratarse de castigos infligidos por no guardar el descanso del sábado,
comparables a tantos milagros-castigo que encontramos en las biografías de
nuestros santos, véanse un par de ejemplos del Antiguo Testamento (los textos
bíblicos pertenecen a la versión de Luis Aonso Schökel): Éxodo, 35, 2: “esto es lo
que el Señor les mandó hacer [habla Moisés al pueblo]: durante seis días harán sus
tareas, pero el séptimo es el día de descanso solemne, dedicado al Señor. El que
trabaje en él será castigado con la muerte”. Números, 15, 32-36: “estando los israelitas
en el desierto, sorprendieron a un hombre recogiendo leña en sábado. Se lo llevaron
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32 Es la fecha que suelen ofrecer las biografías, aunque en algún caso aparece
la fecha de 557.
33 En Gregorius Turonensis, Vitae Patrum, Pat. Lat., 71, col. 01088D-01089A, c.
XIX: “De Monegunde” (= Acta Sanctorum, Iul. I, Dies 2, pág 314, 4).
34 Acta Sanctorum, 25 Julio, 198-224, c. V, 41-42.
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Patrocinium:
C. 48, pág. 152D-F, nº 6 de la descripción de H. Platelle:
Ingebrando, es un miles que amenaza con la destrucción a los
clientes y a los sirvientes del monasterio. Llega, arrebatado
por un espíritu loco, a, jactándose, amenazar con presentarse
con 30 compañeros armados en el Capítulo y acabar con los
Hermanos monjes. La razón de su animadversión residía en que
el jefe del molino, un sobrino suyo, exigía algo a lo que no tenía
ningún derecho; por todos los medios reclamaba que se le fuera
35 Sobre Galbert y sus escritos acerca de santa Rictrude, véase H. Platelle, “La
religión populaire …” pág. 369 y nota 16. El autor, en las págs. 392-5 de su trabajo
ofrece un «Annexe» con la lista de todos los milagros de la santa y de sus hijos Jonat
y Eusebia, con un total de 68 milagros (el número 33 hace referencia a un milagro de
Jonat y los números 34-42 a los de Eusebia).
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han sido víctimas de una inesperada muerte; han visto disminuido su patrimonio;
se han visto reducidos a la pobreza, desprovistos de todo consuelo; otros, actuando
como enemigos de sí mismos, con su propia mano se han dado muerte; otros, en
un repentino conflicto con sus enemigos, unas veces al ambicionar el botín de sus
rivales, otras, al defender sus propios derechos, en el certamen han tenido que dar
la espalda, llevándose consigo numerosas heridas, y de ellos algunos apenas si han
podido levantarse de su lecho; y es que, como termina el texto, jus enim exigebat
ut qui erga Dei famulam audaciori deliquerant praesumptione, sors gravior redundaret in
eorum capita punientis seu vindicantis poenae.
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Y los santos de la época ¿cómo se comportan a este respecto?
Pasamos revista, en busca de milagros-castigo, a las biografías de
santos obispos compuestas por Venancio Fortunato45.
46 A san Medardo dedica Venancio Fortunato el poema XVI del libro II de sus
Carmina (166 versos, 83 dísticos elegíacos).
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Los milagros-castigo que encontramos en las biografías
de los santos antiguos muchas veces, como hemos visto, están
aplicados por razones livianas, a veces hasta ridículas, pero, en
la mentalidad de los biógrafos y de los contemporáneos, todo
está encaminado a mayor gloria del santo, de la iglesia donde
están guardadas sus reliquias y de la propia ciudad donde yace
la iglesia y/o el monasterio relacionado con el santo.
En la siguiente relación agrupamos los milagros-castigo hasta
ahora vistos por temas. A continuación, en los cuadros, las letras
de las columnas designan, cada una, el motivo por el que se ha
infligido, milagrosamente, el castigo, mientras que los números
de las filas indican el número de casos que aparecen en cada
santo, según dicha relación:
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APÉNDICE II: EL MILAGRO DE LA AVENA
En íntima relación con los milagros de santa Radegunda está la
leyenda conocida como “el milagro de la avena”, que haría referencia
a un episodio de la vida de la santa reina, precisamente al momento
en que, tras el asesinato de su hermano, promovido probablemente
por su propio esposo Clotario, huiría del lado de su esposo47.
El texto de la leyenda lo encontramos en un manuscrito que,
editado por Beaugendre en 1708, fue recogido en la Patrologia Latina,
171, 0987A, como epílogo a la Vita s. Radegundis de Hildeberto de
Lavardin48. El manuscrito parece ser de la segunda mitad del s.
XIII o comienzos del XIV, y, como dice Robert Favreau49, «il figure
aussi dans le lectionnaire de Sainte-Radegonde du XIVe ou, selon
les auteurs, du XVe siècle». De hecho el milagro de las avenas fue
solemnizado ya a mediados del s. XIV, y así dice este autor50: «les
chanoines de Sainte-Radegonde doivent célébrer ou faire célébrer
l’office à l’abbaye Sainte-Croix ce jour-là [el día del milagro de las
avenas] avec diacre simple, tandis que l’abbesse doit, avec son
couvent, se rendre en l’église Sainte-Radegonde le jour de la fête
des octaves de «Sainte Radegonde des avoines et y officier».
En la Patrologia el relato va precedido de un “Monitum” en el
que se nos informa de que al editor le parece conveniente añadir
a la biografía de la santa un “Prefacio” que se lee en el manuscrito
908, manuscrito que le ha hecho llegar D. Leonardo Senemaud,
monje del monasterio de san Cipriano Pictaviense, “de nuestra
Congregación”. Dicho Prefacio parece corroborar una tradición,
famosa entre los habitantes de Poitiers, acerca del milagro de
las avenas. Hace constar el editor que de tal tradición no se
hacen eco ni Gregorio de Tours, ni Fortunato, ni Baudonivia, ni
Hildeberto de Lavardin, y por ello lo ofrece, invitando al lector a
que él mismo se forme un juicio sobre la misma. Y a continuación
ofrece el Prefacio en cuestión, hacia la mitad del cual aparece el
milagro de la avena, que es como sigue51:
según recuerda R.Aigrain, el conjunto de los 15 “Milagros de los siglos XIII y XIV”,
editados por Bodenstaff, de los que ya se ha hablado. Recuérdese que el milagro
14º se termina con estas palabras: “[Jacques de la Croix] hizo promesas y se colocó
avena en los miembros que estaban enfermos e inmediatamente curó”. Lo que es
evidente es que el origen de la atribución del milagro a santa Radegunda tuvo que
ser posterior a la composición de su biografía por Hildeberto de Lavardin, que no
lo menciona, y que vivió entre 1056 y 1133/34.
49 “Le culte de sainte Radegonde à Poitiers au Moyen Âge”, Les religieuses
dans le cloître et dans le monde des origines à nos jours. Actes du Deuxième Colloque
International du C.E.R.C.O.R. Poitiers, 29 septembre-2 Octobre 1988. Publications
de l’Université de Saint-Etienne, 1994, pp. 91-109, en pág. 99.
50 Art. c., pp. 99-100.
51 La traducción es nuestra.
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52 René Aigrain, o. c., pp. 34-35 hace notar que más de media docena de
localidades así lo consideraron: las menciona en nota 35, de p. 55: “Vouillé,
Bouresse et Verrières, Sainte-Radegonde-en-Gâtine [Vienne], la Genétuze [Vendée],
Riantec [Morbihan], l’Epinay-Sainte-Radegonde et Lanneray [Eure-et Loir], Sainte-
Radegonde [Somme], sin pretender ser exhaustivo.
53 Con numerosas reediciones posteriores; las más recientes, 1967 y 2007.
54 Muy anterior a Radegunda, puesto que murió en el 379, y la santa reina
no lo hizo hasta el 587, era hermana de los cuatro hermanos santos Basilio el
Grande, Gregorio Niseno, Pedro de Sebasta y Naucracio. Su hermano Gregorio (c.
335-c..395) que la asistió cuando estaba moribunda, escribió, entre otras “Vidas”,
la Vida de santa Macrina, de la que Pierre Maraval nos ha ofrecido una traducción,
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59 Remite a E. Mâle, L’art religieux du XIIIe siècle en France, 4e édit., pág. 261.
60 Art. c., pág. 68.
61 Pág. 71 ss.
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62 Pág. 72.
63 Pág. 73.
64 Hay versiones en las que hay un segundo labrador maldiciente que dice que
lo que está sembrando son cuernos, y cuernos crecen en su campo.
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