Páginas Desdeel Canon de La Escritura - FF Bruce Unlocked PDF
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Marción
Marción y su enseñanza
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EL CANON DE LA ESCRITURA
sino el Antiguo Testamento mismo. Creía que el evangelio era una enseñan-
za totalmente nueva traída a la tierra por Cristo. La Ley y los Profetas no
habían sido una preparación para él, y si en algunos pasajes de la correspon-
dencia de Pablo se sugería que sí, aquellos pasajes debían de ser una interpo-
lación hecha por otros, por la clase de judaizantes contra quienes Pablo
había hablado en Gálatas y en otras cartas.2
Al parecer, Marción permaneció en comunión con la Iglesia Católica
mientras vivió en Asia Menor. Hay algunas razones para pensar que com-
partió sus ideas radicales con líderes de las iglesias de la región, como
Policarpo de Esmirna y Papías de Hierápolis, pero no le hicieron caso.3
Puede que fuera con la esperanza de encontrar una respuesta más po-
sitiva de los eclesiásticos más comprensivos de Roma como se puso en
camino a la capital del imperio a comienzos del gobierno de Antonino Pío
(quien se había convertido en emperador en el año 138 d.C.). Al llegar a
Roma hizo una generosa donación de dinero a la iglesia (se dice que era
propietario de un barco y probablemente fuera muy adinerado).4 Su inter-
pretación del evangelio y sus implicaciones eran tan evidentemente co-
rrectas en su opinión que no podía creer que no resultarían igualmente
evidentes a cualquier mente sin prejuicios. Pero los eclesiásticos romanos
se enfadaron tanto por su doctrina que no sólo la rechazaron sino que
hasta devolvieron el dinero que había entregado a la iglesia.
Marción no sólo consideraba a Pablo el único apóstol fiel de Cristo;
afirmaba que los apóstoles originales habían corrompido la enseñanza de
su Maestro con una mezcla de legalismo. No sólo rechazaba el Antiguo
Testamento; diferenciaba al Dios del Antiguo Testamento del Dios del
Nuevo. Esta distinción de dos deidades, cada una con una existencia inde-
pendiente, delata la influencia del gnosticismo en el pensamiento de Mar-
ción. El Dios que había creado el universo material, el Dios de Israel, era
-según él- un ser totalmente diferente del Padre del que había hablado
Jesús. El Padre era un Dios bueno y misericordioso de quien nadie había
oído hablar hasta que Jesús vino a revelarle. Como en la enseñanza de la
de Tertuliano Con-tra Marción, escrito aproximadamente medio siglo des-
pués, cuando hacía varias décadas que Marción había muerto. A pesar de
que el tratado de Tertuliano es hostil e insultante, los datos que expone
parecen ser fiables.
El Evangelio de Marción era una edición del Evangelio de Lucas. Se
ha especulado mucho acerca de por qué escogió el Evangelio de Lucas:
quizá en su entorno natal se había llegado a asociar de alguna forma espe-
cial con Pablo. 7 En ningún lugar menciona el nombre de Lucas en rela-
ción con él; se presenta simplemente como el Evangelio de Cristo. Su
texto fue purgado de aquellos elementos que resultaban incoherentes con
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MARCIÓN
pos). Pero para Marción, el Dios que creó todas las cosas no tenía nada que ver
con el evangelio; era un ser diferente del Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo. Así que, por medio de un cambio muy pequeño, Marción con-
siguió que este texto hiciera referencia a e/ misterio escondido desde los siglos a
Dios, que creó todas las cosas.19
Gálatas
Los gálatas eran griegos. Recibieron por primera vez la palabra de verdad del
apósto4 pero tras su marcha fueron tentados por falsos apóstoles a retornar a la lry
y la circuncisión. El apóstol los llama de nuevo a creer en la verdad, escribiéndoles
desde Éjeso.
Corintios (1 y 2)
Los corintios eran de Ac,rya. Ellos igualmente habían escuchado la palabra de
verdad del apósto4 pero habían sido subvertidos de varias maneras por falsos após-
tolesy unos se habían apartado convencidos por la verbo"ea retórica de la filosefia
y otros por los partidarios de la lry judía. El apóstol los llama a volver a la verda-
dera sabiduría del evangelio, escribiéndoles desde Éjeso.
Romanos
Los romanos estaban en una región de Italia. Habían sido invadidos por falsos
apóstoles que utiliZfZban el nombre de nuestro Seilor Jesucristo y llevados a aceptar
la lry y los prefetas. El apóstol los !lama a volver a la verdadera fe evangélica
escribiéndoles desde Atenas.
Tesalonicenses (1 y 2)
Los tesalonicenses eran macedonios que estaban en Cristo Jesús. Habiendo recibido
la palabra de verdad perseveraron en la fe, aun bajo la persecución por parte de sus
conciudadanos; más aún, no aceptaron lo que dijeron los falsos apóstoles. El apóstol
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MARCIÓN
''Laodicenses"(= Efesios)
Los laodicenses eran de Asia. Habiendo recibido la palabra de verdad perseveraron
en la fe. El apóstol los elogia, escribiéndoles desde la prisión en Roma.
Colosenses
Los colosenses también eran, como los laodicenses, de Asia. También habían sido
invadidos por los falsos apóstoles. El apóstol no los visitó personalmente, pero los
rectificó mediante una carta. Habían escuchado la palabra de Arquipo, quien
había recibido el encargo de ministrados. Portanto, elapósto4 ahora en cadenas, les
escribe desde Éfeso.
Filipenses
Los filipenses eran macedonios. Habiendo recibido la palabra de verdad persevera-
ron en la fey no aceptaron a los falsos apóstoles. El apóstol los elogia y les escribe
desde la prisión en Roma.
Filemón
A Filemón le envía una carta personal a favor de su esclavo Onésimo. Le escribe
desde la prisión en Roma.
y en cuanto a "la ley y los profetas" juntos, afirma que dan testimonio del
camino de justicia de Dios por medio de la fe en Cristo aparte de la lry
(Romanos 3:21, un texto omitido en la edición de Marción). Nadie salvo
un marcionita podría haber tergiversado el mensaje de Roma- nos como
lo hace este prólogo. Cuando consideramos esta colección de prólogos
en conjunto, es difícil no estar de acuerdo con la conclusión de
F.C. Burkitt: Son obra de alguien que estaba tan obsesionado con la oposición delpauli-
nismo al cristianismo judaizante como lo está Baur mismo.23 Parece que la lista de
Muratori, que examinaremos en breve,24 estaba al corriente de estos prólo-
gos,y es ciertamente posible que su in-tención fuera eefrentarse a ellos directamente con
sus propias ideas de catolicismo sano.25
Probablemente fue cuando se olvidó el origen marcionita de los prólo-
gos cuando fueron introducidos en las copias católicas de las epístolas
paulinas. En su momento fueron complementados con adiciones católi-
cas, incluyendo un nuevo prólogo a Efesios y prólogos a 2 Corintios
y 2 Tesalonicenses (que no aparedan como cartas separadas en la edición
de Marción) y a cada una de las tres epístolas pastorales.26 La extendida
idea de que Marción proporcionó a la Iglesia el precedente para establecer
un canon de los libros dd Nuevo Testamento ha sido for- mulada, entre
otros, por Hans von Campenhausen: la ideay la realidad de una Biblia
cristiana fue obra de Marción; y la Iglesia que rechazó su obra, lefos de
anticiparse a él en esto, desde un punto de vista for111al lo único que hizo fue seguir su
efentplo.27 Pero esta opinión posiblemente esté equivocada. Theodor von Zahn,
una generación antes, tenía tendencia a exagerar sus argumentos, pero en
cuanto a este punto su opinión es que Marción jo17l1ó su Biblia en oposición decla-
rada a las santas Escrituras de la Iglesia de la cual se separó;fue en oposición a su critica
por lo que la Iglesia a su vezfue consciente de su herencia de escritos apostólicos28.
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