Lectura El Laudo Parcial Fernando Cantuarias Salaverry
Lectura El Laudo Parcial Fernando Cantuarias Salaverry
Lectura El Laudo Parcial Fernando Cantuarias Salaverry
1. A MODO DE INTRODUCCIÓN
Como explica BARRAGÁN ARANGO (1), “[p]or muchos años se ha considerado que el
laudo arbitral es la expresión de los árbitros, en virtud de la cual finaliza la disputa que se
ha puesto en su conocimiento”.
La respuesta es que, en el caso planteado, a todas luces la posibilidad de que los árbitros
puedan emitir una o más decisiones resulta por demás conveniente y eficiente y que,
además, no existe argumento alguno de orden público que pudiera esgrimirse para
impedir este proceder. La única razón existente para negar esta posibilidad es que, como
tradicionalmente el juez solo emite una sentencia, el árbitro solo debe dictar un laudo.
Es más, asumamos que dentro del procedimiento arbitral una de las partes impugna la
competencia del tribunal arbitral y el colegiado procede a resolverla como cuestión previa.
¿Acaso esta decisión acerca de la competencia del tribunal arbitral no resuelve de
manera definitiva (por lo menos en sede arbitral) un extremo de la controversia existente
entre las partes? ¿No es acaso un laudo?
Por último, imaginemos que dentro de las actuaciones arbitrales las partes concilian parte
de la controversia y solicitan a los árbitros que conviertan esa transacción en laudo y que
prosigan conociendo el resto de la controversia. ¿Acaso no es razonable aceptar que en
este escenario los árbitros puedan emitir un laudo por acuerdo de las partes y que, más
adelante, dicten un segundo laudo respecto de las pretensiones aún controvertidas?(2)
Ejemplos como los descritos han llevado desde hace muchos años a la doctrina y luego a
diversas legislaciones arbitrales a aceptar que los árbitros pueden dictar uno o más
laudos arbitrales (3).
Sin embargo, antes de analizar qué dice a este respecto la Ley de Arbitraje peruana,
consideramos necesario definir previamente qué se entiende por laudo.
2. DEFINICIÓN DE LAUDO
REDFERN, HUNTER, BLACKABY y PARTASIDES (4) informan que “[n]o hay una
definición del término ‘laudo’ aceptada internacionalmente, tal como lo demuestra el
hecho que no se la incluya en ninguna de las convenciones internacionales sobre
arbitraje, como los tratados de Ginebra, la Convención de Nueva York o la Ley Modelo”.
Es más, MONTERO MURIEL (5) identifica que “el concepto de laudo arbitral ha sido, y es
objeto todavía, de un debate controvertido. Por esta razón la Ley Modelo, las legislaciones
de derecho comparado, los reglamentos de las principales instituciones arbitrales, así
como los tratados y convenios internacionales han optado por no incluir una definición de
laudo”.
Sin embargo, al final se optó por no incluir definición alguna(6), debido a que no existió
consenso acerca del concepto “laudo” y del los árbitros(7).
Sobre este particular, nosotros consideramos que una correcta definición de laudo, es la
propuesta por MANTILLA-SERRANO(8):“[P]uede(…) considerarse laudo toda
decisión tomada por los árbitros, después de haber considerado los argumentos de
las partes y analizado minuciosamente los fundamentos invocados por ellas, que
de manera definitiva y motivada(9) ponga fin a una cuestión litigiosa que las partes
les han sometido, relacionada con el fondo del asunto”.
El ejemplo típico de “laudo final” es aquel mediante el cual el tribunal arbitral resuelve en
un solo fallo todas las controversias sometidas a su conocimiento. Pero, también puede
ser considerado “laudo final” aquel que culmina la tarea de los árbitros, luego de que se
hayan
dictado uno o más “laudos parciales”(17). En ese sentido, siempre existirá un último (o a
veces un único) laudo con el que los árbitros darán por concluida sus funciones, pero, en
el camino, es decir, durante la secuela de las actuaciones arbitrales, los árbitros tendrán
la facultad (salvo pacto en contrario de las partes) de dictar uno o más laudos parciales.
Sin embargo, al mismo tiempo debe de quedar claro que estos laudos parciales, de
existir, también serán “finales”, pero en el sentido de que resolverán de manera definitiva
una parte de la controversia(18), quedando aún vigente el mandato de los árbitros para
dictar uno o más laudos hasta culminar su tarea. En ese sentido, un “laudo parcial”
siempre tendrá los mismos efectos que un “laudo final”(19), tema que trataremos más
adelante.
Es decir, este artículo reconoce la existencia de “laudos finales” y “laudos parciales” para
resolver la controversia de fondo sometida por las partes a conocimiento de un tribunal
arbitral.
Por último, otro supuesto de laudo, es el contenido en los incisos 4) y 5) del artículo 41 de
la Ley de Arbitraje, referido a la competencia del tribunal arbitral para definir su propia
competencia. Así, si por ejemplo, el tribunal arbitral se declara incompetente, esa decisión
será un “laudo final”. En cambio, si se declara competente, ese será un caso típico de
“laudo parcial”(21).
Por otro lado, el inciso 2 del artículo 47 de la Ley de Arbitraje, referido a la adopción de
medidas cautelares por los árbitros, afirma que “[p]or medida cautelar se entenderá toda
medida temporal, contenida en una decisión (…) tenga o no forma de laudo”.
Verifiquemos que la norma no dice que una decisión cautelar sea un “laudo”, sino que los
árbitros pueden darle a dicha decisión la “forma de laudo”.
Esta posibilidad de darle a una medida cautelar la “forma de laudo” no está pensada para
medidas cautelares que se ejecutarán en nuestro país, ya que en este caso la simple
decisión cautelar emitida por un tribunal arbitral requerirá la inmediata atención de nuestro
Poder Judicial(22), sino para decisiones cautelares que requieran de ejecución fuera de
las fronteras peruanas.
Sobre este particular, cabe aclarar que en el Perú una decisión cautelar dictada por un
tribunal arbitral con sede en el extranjero será reconocida y ejecutada como si se tratara
de un “laudo extranjero”, pero no al amparo de la Convención de Nueva York, sino de
conformidad con los artículos 75 al 77 de la Ley de Arbitraje, con las particularidades y
condiciones dispuestas en el inciso 4) del artículo 48 de dicho dispositivo legal.
Por último, el artículo 58(1) (c) de la Ley de Arbitraje autoriza a que las partes puedan
solicitar a un tribunal arbitral que integre un laudo cuando se haya omitido resolver algún
extremo controvertido. Si bien es cierto la decisión de integración que emita el tribunal
arbitral será obviamente un laudo, esta decisión conforme al inciso 2) del artículo 58 de la
Ley de Arbitraje “formará parte del laudo” original.
Como bien apunta MANTILLA-SERRANO (24), puede ser útil apelar a laudos parciales
“sobre el fondo en controversias de extraordinaria complejidad o en aquellas que afectan
multiplicidad de partes o contratos.
En estos casos, la práctica arbitral demuestra que puede ser útil dictar un laudo sobre
responsabilidad contractual únicamente, dejando para una fase ulterior la determinación
del daño indemnizable, sobre todo cuando la prueba del daño puede conllevar gastos
probatorios importantes que se reducirían (al delimitar el ámbito de la prueba) una vez se
conozca cuál es la parte que debe ser indemnizada y, por ende, probar el daño sufrido
(25). También, demuestra la experiencia que, en el caso de varios contratos o varias
partes, puede ser aconsejable que el árbitro decida primero aquellas cuestiones de fondo
que son comunes a todas las partes o que emanan de todos los contratos, o aún las que
condicionan la ejecución o la responsabilidad de las demás partes”(26).
Otro supuesto típico, que ya se adelantó, es cuando las partes arriban a una transacción
parcial de sus controversias y solicitan al tribunal arbitral que hagan constar dicho acuerdo
en la forma de un laudo parcial (artículo 50.1 de la Ley de Arbitraje)(27).
Los incisos 1) y 2) del artículo 59 de la Ley de Arbitraje establecen que “[t]odo laudo es
definitivo, inapelable y de obligatorio cumplimiento” y “produce efectos de cosa juzgada”.
En consecuencia, emitido un laudo sea éste parcial o final, la parte interesada podrá
solicitar al tribunal arbitral la rectificación, inter- pretación, integración o exclusión del
laudo(29) y, además, su anulación(30) ante el Poder Judicial(31).
Ahora bien, en materia de anulación hay autores peruanos que afirman que la ley peruana
se aleja de la legislación española (que como sabemos ha sido una de las principales
fuentes de inspiración de la Ley de Arbitraje peruana), ya que esta última dispone en su
artículo 40 lo siguiente: “Contra un laudo definitivo podrá ejercitarse la acción de anulación
en los términos previstos en este título”.
Sin embargo, como bien identifica MANTILLA-SERRANO(32), uno de los cuatro autores
de la ley española, no existe diferencia alguna entre las legislaciones española y peruana,
ya que “laudo definitivo debe entenderse no como ‘laudo final’ –sentido que tiene en el
artículo 38.1 de la Ley de Arbitraje–, es decir, aquel que pone fin al trámite arbitral, sino
como aquel laudo que decide de manera definitiva –y no meramente provisional o
interina– la cuestión sobre la que versa.
(UPC). Árbitro nacional e internacional. Miembro del Comité Editor de la REVISTA PERUANA DE ARBITRAJE.
(1) BARRAGÁN ARANGO, Luis Alfredo, “El laudo arbitral”, en: El contrato de arbitraje,
Eduardo SILVA ROMERO y Fabricio MANTILLA ESPINOSA (coordinadores), Lexis, Bogotá, 2005, p. 663.
(2) VIDAL RAMÍREZ, Fernando, Manual de Derecho Arbitral, Gaceta Jurídica,Lima, 2003, p. 125.
(3) Ver, por ejemplo, Ley inglesa de Arbitraje (artículo 47.1), Ley de Derecho Internacional Privado de Suiza (artículo 188),
Código Judicial belga (artículo 1699), Ley española de Arbitraje (artículo 37.1), Código Procesal Civil holandés (artículo
1049), Ley de Arbitraje de Suecia (artículo 29). En Francia aún cuando su legislación arbitral no lo menciona, se reconoce
esta facultad en los árbitros.
(5) MONTERO MURIEL, Félix J., “Artículo 37. Plazo, forma, contenido y notificación del laudo”, en: Comentarios a la Ley de
Arbitraje de 2003, ARIAS LOZANO, David (Coordinador), Thomson-Aranzadi, Navarra, 2005, p. 351.
(6) UNITED STATES COMMISSION ON INTERNATIONAL TRADE LAW; en: Analytical Commentary on Draft Text of a
Model Law on International Commercial
(7) Aún así, definir qué se entiende por “laudo” resulta ser una tarea importante, como lo
E-7474) la decisión adoptada en enero 26 del mismo año cuando se rechazó una
laudo –en el sentido del artículo 2 (iii) del Reglamento CCI– donde se afirmaba la
competencia de un tribunal arbitral y se ordenaba a una parte abstenerse de adelantar
trámites arbitrales diferentes del ventilado ante el tribunal emisor del laudo en referencia.
(…) conforme a la Convención de Nueva York las ‘sentencias arbitrales’ son las que
la respectiva demanda a composición judicial, pero no las que surgen del mismo procedimiento,
(9) Siempre y cuando las partes no renuncien expresamente a la motivación, lo que está
(11) UNITED NATIONS CONFERENCE ON TRADE AND DEVELOPMENT, Course on Dispute Settlement
(12) BARRAGÁN ARANGO, Luis Alfredo, El laudo arbitral, op. cit.; p. 663. “Legislaciones como
las de Inglaterra, Gales, Irlanda del Norte y España establecen que, salvo que las partes
pacten lo contrario, la controversia podrá ser resuelta mediante uno o varios laudos
op. cit.; p. 741. “In the absence of an agreement between the parties on this matter,
the arbitrators are responsible for deciding whether it is appropriate to decide by way
of partial awards”.
(13) VÁRADY, Tibor; John J. BARCELÓ III y Arthur T. VON MEHREN; International Commercial
(14) REDFERN, Alan, Martín HUNTER, Nigel BLACKABY y Constantine PARTASIDES, Teoría y
(15) Ibídem; p. 521. “(…) se acostumbra reservar el término ‘laudo final’ para hacer referencia
(18) UNITED NATIONS CONFERENCE ON TRADE AND DEVELOPMENT, Course on Dispute Settlement
(19) Ibídem; p. 7.
(21) UNITED NATIONS CONFERENCE ON TRADE AND DEVELOPMENT, Course on Dispute Settlement
(23) El fallo del Tribunal de Apelaciones del Séptimo Circuito Federal se ubica en XXV
con sede en los Estados Unidos, afirmando que dicha decisión no era en realidad un
(25) Leer también a: REDFERN, Alan, Martín HUNTER, Nigel BLACKABY y Constantine PARTASIDES,
(26) Leer también a: UNITED NATIONS CONFERENCE ON TRADE AND DEVELOPMENT, Course
(28) Ibídem; p. 8