El Curanderismo en Mórrope y Salas
El Curanderismo en Mórrope y Salas
El Curanderismo en Mórrope y Salas
en Mórrope y Salas
5EM1MAR10
INTRODUCCIÓN 7
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CONDICIONES SOCIALES EN EL
CURANDERISMO 111
ANEXOS
BIBLIOGRAFÍA 179
INTRODUCCIÓN
8
universidad sobre los hechos religiosos, en particular el
chamanismo. De hecho, curanderismo y chamanismo son
fenómenos cercanos. El curandero cumple al igual que el
chamán, funciones sociales más amplias que las curativas,
aunque se encuentre inserto en una sociedad mayor. De
algún modo estos curanderos norteños del siglo XX son
herederos de los chamanes neolíticos y paleolíticos; pero está
fuera del ámbito de esta publicación explorar el decurso que
vincula esos dos extremos.
Mis primeros acercamientos al curanderismo y la
medicina tradicional se iniciaron recopilando información en
tesis de Secigristas sobre el conocimiento de plantas
medicinales y descripciones de algunas enfermedades
mágicas, investigación a cargo del doctor Femando Cabieses.
Bajo su dirección, realicé una primera investigación sobre
plantas medicinales en Olmos, Lambayeque y logré un primer
contacto con curanderos en Huancabamba (Piura).
La investigación sobre curanderos de Mórrope y
Salas recoge estos antecedentes y los profundiza. He
intentado explicarme las prácticas mágicas, observando las
costumbres y creencias de la población de ambas
comunidades, aún cuando el tema diera lugar a sospechas y
desvíos. También pretendí (sin resultados) obtener la “visión
mágica” del curandero. Las interrogantes sobre estas
prácticas pudieron resolverse mucho más tarde y solo en
alguna medida, durante la elaboración de la tesis.
En el planteamiento y en el desarrollo de esta
investigación ha recibido la ayuda y el consejo de numerosas
personas que desde luego, no son responsables de la
aplicación y los errores personales míos. Menciono en
primer término al profesor Ansión, quien me ha aconsejado
constantemente en el desarrollo de esta tesis. A Lupe Camino
por sus orientaciones bibliográficas y el intercambio de ideas
e informaciones en el curso del cual siempre he resultado
beneficiado. A Cristina Hunefeldt quien insistió en la
9
necesidad de relacionar las variables sociales con el
fenómeno del curanderismo, y a mis amigos y compañeros de
trabajo que formaban los equipos de promotores en el Centro
de Investigación de Chiclayo, quienes me transmitieron sus
conocimientos y amistades locales y me dieron apoyo y
auxilio en mis investigaciones.
10
CAPÍTULO I
CARACTERÍSTICAS
SOCIO-ECONÓMICAS DE LAS
COMUNIDADES INVESTIGADAS
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
D EPARTAM EN TO
LA M BAY EQ U E
59.02 73 13 36 7 2 21 40 50 2
Lambayeque
Provincias
39.88 63 18 50 4 2 17 59 79 1
Chiclayo 66.30 78 10 30 8 1 18 31 37 2
Leyenda:
• Columna 1 Ingreso promedio mensual por persona
ocupada de quince años y más (intis de 1981).
• Columna 2 % de población de 5 a 19 años que asiste a
instituciones de enseñanza.
• Columna 3 % de población analfabeta de quince años y
más.
• Columna 4 % de población de quince años y más sin
primaria completa.
• Columna 5 % de población de cinco años y más con
educación superior.
• Columna 6 % de población ocupada infantil (de 6 a 14
años).
12
• Columna 7 % de viviendas sin agua potable por red de
tubería, pilón o pozo.
• Columna 8 % de vivienda sin desagüe por red de tubería
pozo negro o ciego.
• Columna 9 % de viviendas sin alumbrado eléctrico.
• Columna 10 Número de camas hospitalarias y de
intemamiento por 1 000 habitantes*.
* Fuente: Mapa de Pobreza del Perú 1981. Lima, BCR, diciembre 1986
13
RECUR SO S P O R C E N T A JE S
Eriazos 56.65%
Pastos 27.92%
Yeso 12.4%
Tierras aptas para el cultivo 1.87%
M onte bajo 0.82%
Sal 0.66%
Tierras de reforestación 0.02%
PEA
OCUPACIÓN PRINCIPAL
MÓRROPE 1981
Profesional Técnico* 1%
Administrativo* 3%
Comerciante, vendedor, ocupación afín 2%
Servicios 1%
Agrícola, forestal, pesca, caza 68%
Transportes 10%
No especificada 10%
B uscan trabajo por primera vez 5%
* Incluye asimilados
14
MAPA DE LA COMUNIDAD DE MÓRROPE
16
un proceso de minifundización; debido a la repartición de la
parcela entre los hijos de los comuneros, lo cual crea
unidades productivas cada vez más pequeñas y de menor
producción percápita.
Estas condiciones socio-económicas, incluido el
sobrante de fuerza de trabajo familiar debido a la escasez de
recursos productivos, obliga al poblador morropano (el padre
de familia y sus hijos mayores de quince años) a la venta
estacional de su fuerza de trabajo. Aproximadamente el 70%
de pobladores se emplean como trabajadores eventuales en
zonas agrarias de mayor desarrollo capitalista, como las
dedicadas a la producción de algodón y arroz. De hecho,
aproximadamente el 80% de los trabajadores eventuales en el
departamento provienen de esta comunidad. Además, el
campesino morropano es considerado como un gran
cultivador de arroz.
Respecto a otro tipo de recursos, la comunidad
cuenta con grandes yacimientos de sal y yeso. La sal es
actualmente administrada y explotada por el Estado por
medio de empresas privadas, sin beneficiar a la población
morropana. En cuanto al yeso, la comunidad no lo
explota institucionalmente, beneficiándose con el 0.5% de
la producción por permitir el usufructo individual de
este recurso. La producción de yeso alcanza, se calcula,
15 000 tonelada métrica al año, generando rendimientos
económicos importantes que ha llevado a la conformación de
un grupo de poder económico, los yeseros. Los “Molineros”,
encargados del refinamiento en los molinos y la
comercialización, son el sector más importante de este grupo.
Son los poseedores de los mayores recursos económicos,
tanto de capital productivo como por los beneficios que
obtienen. Además, los molineros han detentado casi siempre
el poder dirigencial de la comunidad, utilizando esta instancia
política para su propio beneficio.
17
1.2.2 La comunidad campesina de San Francisco de Asís
de Salas
La comunidad campesina de Salas se ubica en la provincia de
Chiclayo, conformando justo con la comunidad San Pedro de
Penachi el distrito de Salas. El pueblo de Salas es caluroso y
seco. Al parecer, el aire es entasado por los primeros
contrafuertes andinos, impidiendo la formación de fuertes
vientos. En la parte baja de la comunidad el paisaje es
transformado por corrales de grandes extensiones; en la parte
alta existe humedad y vegetación similar a los andes
tropicales piuranos.
Las tierras de la comunidad pueden ser agrupadas de
acuerdo a tres zonas ecológicas distintas; la parte alta, media
y baja. El 94% de las tierras se encuentran sin cultivo,
distribuidas entre bosques y pastos naturales (39%) y cerros y
vegetación arbustiva (55%).
El problema fundamental sigue siendo el agua. No
solamente no permite la incorporación de nuevas tierras
agrícolas, sino que las tierras aptas para el cultivo tienen
un riego muy irregular. Ciertos años el agua no corre
más de dos o tres veces, durante los meses de lluvia, de
febrero a abril.
La comunidad de Salas cuenta con una población de
5 873 habitantes, proyectada a partir del Censo de 1981, con
una tasa de crecimiento de 0.06%. La población urbana ha
aumentado considerablemente, en el período 1972-1981 ha
crecido de un 10.8% al 18.3%, mientras que la población
rural ha decrecido. En general, la población migra a otras
ciudades, principalmente Lima, en busca de ocupación
laboral. Este fenómeno se explica debido a la situación
socio-económica de la zona y de la región.
Existen 453 explotadores agrícolas, de los cuales 440
cultivan menos de cinco hectáreas y dos disponen de más de
diez hectáreas. Además los ciclos de sequía muy
pronunciados han obligado desde 1937 a los habitantes a
18
CROQUIS DE LA COMUNIDAD DE SALAS
PEA
OCUPACIÓN PRINCIPAL
SALAS 1981
Profesional técnico* 1%
Administrativo* 3%
Comerciante 3%
Servicios 1%
Agrícola, forestal, pesca, caza 78%
Transportes 4%
No especificada 8%
Buscan traba) o por primera vez 2%
* Incluye asimilados
20
mano de obra en los pueblos anteriores, también ofrecen su
mano de obra en los pueblos de Jayanca, Mochumi, Motupe,
Ferreñafe y la zona nor-oriente, o sino realiza la tala de
árboles, la quema de carbón. El grupo humano estudiado
incluye la pequeña burguesía (17.94%) conformado por el
sector público y los pequeños comerciantes.
A continuación, presentamos en porcentaje la
distribución de los cultivos más importantes en las distintas
zonas ecológicas.
CULTIVOS
21
22
CAPÍTULO II
24
Además, el curandero le da al dueño un agua que
debe ser rociada, al día siguiente de la sesión, en forma de
cruz, en las cuatro esquinas de su corral; el restante se
esparce entre los animales.
Las prácticas para hacer volver la productividad a los
terrenos agrícolas pueden ayudamos a entender los rituales
anteriores. El daño también puede originar que terrenos
anteriormente productivos, dejan de serlo. La curación
consiste en “recoger un poco de tierra del terreno y
trabajarlo” a nombre del cliente, en una sesión mágica.
Posteriormente, se zahuma el contomo del terreno
con incienso, zahumerio, azufre y romero bendito; la tierra
trabajadas se deja cerrar en los surcos de éste.
En los dos casos que hemos visto, tanto en la
curación del ganado como en el tratamiento de tierras
agrícolas; la curación, que supone una lucha con el brujo
causante del mal se finaliza con la protección sobre estos
bienes como una forma de asegurar su nuevo bienestar. La
protección se da envolviendo los bienes que requieren ser
defendidos, formando una especie de círculo mágico
alrededor de ellos. En el caso de los terrenos, el espacio que
ha sido mágicamente defendido, está delimitado por los
surcos. En el caso de la curación del ganado, la protección
toma la configuración de una cruz; lo cual puede estar
indicando la concordancia entre el uso de un símbolo
cristiano y la cría de animales traídos con la conquista
española.
Por otro lado, la presencia del cliente es
imprescindible en la curación de sus bienes, porque a través
de sus propiedades, él mismo está siendo agredido y ese es el
objetivo del daño.
25
2.1.2 Las maquinarias
En la comunidad de Salas, la esfera del accionar mágico, del
curandero abarca a su vez a las maquinarias. Al respecto, en
el tiempo que estuve en el pueblo se hacían bastantes
conjeturas: se decía que el motor que da luz al pueblo, le
habían hecho daño y por eso estaba malogrado, igual podía
estar sucediendo con los ómnibus de la ruta Salas Chiclayo,
que habían sufrido varios accidentes. Esto no invalidaba
otras posibles explicaciones o la constatación del mal estado
de la máquina; al motor que genera electricidad además de
“brujearlo”, le habían sacado una pieza; por su parte, los
ómnibus son carros viejos y con desperfectos.
Sucede algo parecido al caso de las enfermedades.
Tanto la enfermedad del daño como la natural pueden
presentar síntomas parecidos; lo que diferencia a la primera
es su origen mágico. Igual ocurre con los desperfectos de las
máquinas, los cuales pueden ser causados por un brujo. Es
importante destacar que las maquinarias, que reflejan la
introducción de una economía de corte capitalista, han sido
incluidas en la concepción mágica del curandero. Esto puede
ser debido a la importancia que tienen estos instrumentos de
trabajo en la economía familiar de algunos habitantes del
pueblo; siendo así, descomponer las máquinas significa
realizar un acto mágico, dirigido a causar el mal de persona y
su familia.
El siguiente dato confirma esta afirmación. Según
Pedro Ventura, curandero saleño, a raíz de una discusión
entre un brujo y un campesino, el primero amenazó al
segundo con brujería, que la concretizó haciéndole maldad a
su trapiche, mediante un soplo mágico que realizan brujos y
curanderos con sus varas. El padre de Pedro Ventura,
también curandero, realizó la sesión mágica, en la cual
limpió la máquina y peleó con el brujo citado.
26
2.1.3 Obtención de la riqueza y hallazgo de tesoros
El descubrimiento de tesoros y la apropiación de riquezas
también pueden ser competencia del curandero. La obtención
de riquezas se encuentra muchas veces asociada a la
presencia de espíritus, como el espíritu de los cerros, el
demonio, los gentiles y los fallecidos; los cuales pueden ser
manipulados, hacia cierto punto, por el curandero.
Según Justo Cajo, curandero de Salas, existen cerros
como el Camparcirca, el Carhuacocha y el Cerro Negro,
donde habitan espíritus millonarios y donde crecen las
hierbas de la Plata, de la Estrella, del Porvenir y la Trencilla.
El curandero debe convencer al espíritu de estos cerros para
que beneficie al cliente con una parte de sus riquezas. Con
este fin, se “trabaja” un billete del cliente de la siguiente
manera: al billete se le echa sal, azufre y alumbre se colocan
tres velas alrededor y un jarrito que gotee; luego se sacude, se
limpia y se manda comprar con éste algún artículo en el
negocio del rival, también se puede cambiar disimuladamente
en el banco. Este dinero debe ser empleado por el cliente
para comprar mercadería, pero nunca en vicios. La suerte se
otorga con la finalidad de beneficiar la economía familiar de
la persona y tampoco puede ser utilizada por el curandero
para su propio beneficio, pero puede dañar, si el especialista
es un brujo, la economía del comerciante rival.
Pero también tanto en Mórrope como en Salas, la
persona (puede tratarse de un curandero) tiene la posibilidad
de obtener riquezas mediante un pacto con el demonio,
recibiendo el nombre de “compactado”. En este caso, la
persona común o el curandero realizan el trato directamente
con el espíritu, sin intermediarios. Según Juan Quiróz,
campesino morropano, el compactado, en contraparte, debe
entregar al diablo una vida humana, cada cierto tiempo; con
este fin sale de noche, convertido en alguna persona difícil
(agresiva, que busca problemas), un animal (chivo, caballo,
chancho o zorro) o algún bulto. Además los compactados
27
aparecen los días viernes, moreteados y con ojeras. Según la
curandera Fredesbinda Chiroque, de Salas, el demonio se
comporta como un marido celoso; pues no permite el
despilfarro, se come a los hijos del compactado que nacen
después del pacto y recoge todo el dinero a la muerte de éste.
Como se ve en los casos señalados, las condiciones
para la obtención de la riqueza dependen de la identidad del
espíritu al que se ha acudido, cerro o demonio. Sin embargo,
según Fredesbinda Chiroque, el compactado, para realizar el
pacto, debe dirigirse a orillas de un río o a las faldas de un
cerro. Puede entonces tratarse del mismo espíritu. La
diferencia radicaría en la forma como se ha entablado la
relación con él. En el primer caso, el curandero convence al
espíritu para que beneficie a una tercera persona; en el
segundo, la persona (poblador o curandero) recurre al espíritu
para su propio beneficio. El hecho de que el demonio recoja
el dinero a la muerte del compactado puede ser una forma de
corresponder la actitud “egoísta” de éste, quien busca
riquezas para sí mismo; los malos tratos le recuerdan que ha
recibido los bienes en préstamo. En el primer caso, por
acuerdo moral y en el segundo, por la recuperación posterior
de la riqueza prestada, el beneficiario debe administrar los
bienes, sin caer en el despilfarro y los vicios. Sin embargo,
esta administración de bienes genera un beneficio social
(familiar) en el cliente, y no en el compactado pues sus hijos
son comidos.
Respecto a la obtención de riquezas por medio de los
gentiles, esto ocurre de forma fortuita para las personas, al
parecer, por la elección de estos espíritus. Juan Quiroz,
campesino morropano, refería el caso de una chica a quien se
le apareció el gentil, ofreciéndole riquezas para que se
enamorara de él. El gentil visitaba a la muchacha a media
noche y se iba a la hora que cantaba el gallo. En esos
tiempos, los animales domésticos de la familia, como patos,
gallinas y pavos incrementaban en número. Pero la chica
28
avisó a su padre, quien amenazó al gentil y mandó llamar a un
curandero para asegurarse que este no volviera. Con su
marcha los animales domésticos que se habían reproducido,
empezaron a morir. Según el mismo campesino, el gentil
otorga riquezas a la persona que vive con él; pero también le
hace enfermar, la obliga a estar siempre en casa y no le
permite salir. En general, le niega la posibilidad de otro
compromiso.
La relación con el gentil posee connotaciones
negativas similares a las del compacto; la diferencia está en
que la persona no propicia el vínculo, sino el propio gentil.
Seguramente porque al ser los gentiles, muertos no
bautizados de la época de la conquista; el contacto que
pueden tener con los pobladores ha sido roto y depende de
ocasiones fortuitas, explicadas como “enamoramientos”.
Por otro lado, puede ocurrir que los tesoros
enterrados están custodiados por un gentil o algún difünto,
debiéndose recurrir a un curandero para obtenerlo. Según
Lamberto Ligueroa, saleño, en una oportunidad, un joven
quiso desenterrar el tesoro de su padre ya fallecido, para lo
cual contrató los servicios de un curandero. Durante la sesión
mágica, los participantes vieron al difünto pasearse
emponchado a la entrada de la caverna donde estaba el tesoro.
El hijo no se atrevió a entrar a la caverna y cuando el maestro
curandero lo intentó, no pudo y enfermó. Al parecer, el
difunto quería que füese su propio hijo, quien desenterrara el
tesoro.
Vemos pues, cómo el espíritu del difunto decide las
condiciones en las cuales deben ser desenterrados sus bienes;
el curandero actúa como mediador de los designios del
primero. De igual forma, el curandero debe convencer (no
ordenar) al espíritu millonario del cerro y el mismo usufructo
de la riqueza supone el seguimiento de ciertas reglas.
En el caso del compacto, la persona, en contraparte
debe sobrellevar sufrimientos y obligaciones penosas. Con
29
esto quiero dar a entender que la acción mágica en el
curanderismo no es simplemente una manipulación de las
fuerzas mágicas, sino “una prueba de fuerza” entre varias
entidades espirituales, entre ellas las de las personas, los
curanderos y los brujos.
30
moral de este curandero. Por ejemplo, Manuel Vidaurre,
brujo de Mórrope, me ofreció realizar el guayanche, con la
mujer que yo quisiera.
La descripción de Justo Cajo nos muestra dos
aspectos importantes de la concepción mágica curanderil: en
primer lugar, el hábito del espíritu de desligarse del cuerpo
durante el sueño y la existencia de un lugar o morada donde
permanece; en segundo lugar, la facultad del curandero de
capturar este espíritu e influenciarlo por medio de sus objetos
de poder.
31
2.2.1 Las curaciones y acciones mágicas de los brujos
Respecto a los relatos sobre brujos y curanderos, constituyen
una “prueba” (para los propios pobladores) de la existencia
del fenómeno mágico. Debe quedar claro que no intento
verificar científicamente los sucesos mágicos en el
curanderismo, sino de valorar la versión del poblador sobre
estos sucesos, pues cuando estas versiones se consolidan
ayudan a formar el prestigio del curandero y porque además
descubren aspectos del accionar mágico. Principio con los
relatos sobre éxitos curativos.
Juan Quiroz, campesino morropano, refiere haber
participado en Caj amarca, en la curación de una niña de doce
años, enferma de susto. La paciente tenía ronchas en todo el
cuerpo, que le supuraban, como consecuencia de haberse
asustado lavándose en un manantial.
El procedimiento terapéutico incluía la
administración de un remedio en base a maíz tostado y una
botella de yonque (alcohol de caña); así como la realización
de un acto mágico. Se fue en comitiva al lugar donde había
ocurrido el susto, llevando un muñeco que representaba al
enfermo; en el sitio se chicoteó al muñeco, con el fin de que
la sombra (el espíritu enfermo) del paciente los acompañase a
la vuelta. Sin embargo, hay casos como el presente, en los
cuales la sombra no sigue a la comitiva, lo cual significa que
el encanto causante del mal está amargo y es muy resistente;
entonces se deben emplear además dos cuyes negros (después
se verá su utilidad).
El ritual curativo, en el cual participó Juan Quiroz,
debió repetirse, pero tampoco esta vez los acompañó la
sombra, por lo cual el maestro curandero decidió disparar con
un rifle contra el cerro encantado. Al instante, salieron de la
montaña luces que los alumbraban y les llegaban, rozándoles
la cara y el cuerpo. Los integrantes de la comitiva se
abrazaron al curandero, pero éste los tranquilizó y les hizo
32
cavar un hoyo, donde dejaron a los cuyes. Finalmente, la
niña logró recuperar la salud.
En esta versión, el poderío del encanto manifestado
en las luces o rayos que envía, no hace sino resaltar la
dificultad de la curación y el poder personal del curandero.
El siguiente relato complementa al anterior, pues muestra
cómo ciertos casos de enfermedad sólo pueden ser resueltos
por un curandero determinado. Al parecer, este tipo de
pronóstico se fundamenta no sólo en el reconocimiento al
poder del curandero elegido, sino en una concatenación
mágica, que existe entre distintos hechos.
Abelardo Cajusol y su hijo, campesinos morropanos,
cuentan que hace siete años, el segundo de ellos enfermó.
Estaba con la rodilla hinchada y encogida, sin poder caminar
y además tenía fiebre, dolor de cabeza y el cuerpo “envarado”
(adolorido). Lo llevaron donde un médico quien diagnosticó
que era necesario una operación; pero Abelardo Cajusol
consultó el caso con una adivina de Cajamarca. Esta le dijo
que la enfermedad no era para doctor, sino que la curaría un
curandero de la tierra de los Cajusol (la comunidad de
Mórrope), un gordito que lo encontrarían por donde raya el
sol. Abelardo Cajusol siguió estas indicaciones y ubicó al
curandero Tomás Sandoval, quien curó al enfermo. Primero
le recetó sin verlo, un remedio en base a hierbas; luego el
paciente, ya restablecido y caminando, acudió a dos sesiones
terapéuticas seguidas. Posteriormente, tuvo que dietar y estar
en reposo, a la sombra (sin ver la luz del sol) durante tres
meses seguidos.
Así como se reconoce la capacidad terapéutica del
curandero, también hay relatos que admiten la facultad del
brujo para producir la maldad. Existen informantes que dicen
haberse convencido de la veracidad del accionar mágico-
curativo, cuando han sufrido ellos mismos los actos negativos
de los brujos maleros. Al parecer, existen ciertos métodos
infalibles, conocidos por los brujos, para causar la maldad en
33
una persona. Además del “daño por la boca”, que consiste en
administrar un brebaje o polvo; el “trabajo” con la huella o
rastro del pie dejado por la futura víctima, es considerado
muy efectivo.
En la casa de Hilario Cruz, curandero radicado en
Mórrope, estaba siendo curado de una maldad o daño un
campesino de Mochumí. Tenía una herida desde hacía 23
años, que había principiado con unos cortes, olía mal y
drenaba; cuando lo vi, gracias a los procedimientos
terapéuticos la zona de pierna estaba negra e hinchada, pero
la herida ya no drenaba.
El campesino atribuía su enfermedad a un problema
de litigio, que tuvo con el brujo Daniel Zúñiga. Este último
le había brujeado hasta dos veces pero sin resultado porque él
tiene un espíritu fuerte (valeroso, sin miedo).
Por último, el brujo le había recogido la huella la
había quemado, junto con otras pajas malas. Según él, esto
hizo inevitable la manifestación del mal.
Otros informantes, convencidos por experiencia
propia de la eficacia de los procedimientos mágicos, son
Natividad Jurupe de Barbadillo y la señora que tiene un
puesto de ventas en el desvío de la Carretera a Salas. La
señora Natividad Jurupe, dice que no creía en la brujería
hasta que ella misma enfermó y füe curada por un maestro
curandero; actualmente le tiene respeto a los brujos. Esta
señora tenía un negocio de venta de pollos y de un momento a
otro, sus manos y talones empezaron a cuartearse y supurar.
Debía vender con guantes. Como no sanaba, el curandero
Manuel Velasquez, compadre de su esposo, le jugó las cartas
y le comunicó que le habían hecho daño. La curó en tres
sesiones: desde la primera sesión las heridas le dejaron de
supurar, también le dio la descripción física de la persona
que había encargado el daño y le dijo que le habían
brujeado un dinero. Posteriormente, la señora Jurupe
identificó a esta persona porque puso un negocio similar al
34
suyo; corroborándose así, lo afirmado por el curandero.
La señora que posee el puesto de ventas no creía en
los brujos, hasta que la curó de un “daño” un curandero de
Mórrope. Le habían hecho maldad a su negocio y a ella
misma: las ventas bajaron y ella no podía caminar porque se
le hinchaban las plantas de los pies. Los médicos le dijeron
que era reuma, le recetaron fármacos, pero no la curaron. En
la comunidad de Mórrope, el curandero la sanó en una sola
sesión.
Los actos de curación de los maestros curanderos son
considerados como hazañas, no sólo por la efectividad real
que puedan lograr, sino porque de acuerdo a la concepción
mágica, suponen una lucha con el agente mágico causante de
la enfermedad, lo cual entraña un peligro de muerte.
Contaba Santos Santisteban, promotor de salud
formado por el Centro Solidaridad en la comunidad de
Mórrope, que en una oportunidad un brujo estaba brujeando
en una huaca, cuando se posó un escarabajo de oro en la parte
posterior de su cuello. Se trataba de un animal enviado por
otro brujo. El maestro curandero seguía brujeando, pero se
iba “bajando” perdiendo fuerzas; los alzadores tuvieron que
“levantarlo (fortalecerlo mágicamente, ver acápite 3.2.2
Acciones Rituales) sorbiendo líquidos por la nariz, sino se
moría.
Las acciones de la lucha son conocidas por los
pobladores de la zona y hasta cierto punto, han sido
internalizadas por considerárseles efectivas. El 6 de octubre
de 1988, cerca de la medianoche, Santos Santistéban soñó
primero que Toña, la enfermera que los capacitaba, le daba
un libro que él consideraba sin valor; después soñó que un
muerto lo ahogaba, gemía en sueños, como consta pues estaba
durmiendo en la misma habitación. Dice haber visto al
muerto al frente de su casa, al lado de la pared; luego lo
ahuyentó con silbidos, como los que realizan los maestros en
sus sesiones mágicas.
35
Esto nos demuestra que incluso en niveles pre
conscientes son incorporados los sucesos mágicos como
hechos reales que entrañan peligro; lo prueban los gemidos de
Santos. Aún más, los silbidos que emite, simulando a los de
los brujos y curanderos, nos dan una pauta del poder
convencimiento que tienen las acciones rituales de estos para
los pobladores de la zona.
36
viejita, no muy viejita; y todos los días llegaba a la
noria a sacar agua con su cantarito”.
37
(comunidad de Salas), un señor con sombrero y a caballo, así
como viudas vestidas de negro. Dicen que se escuchaban
ruidos de penas en la huaca. En una oportunidad que fueron a
ver lo que sucedía, encontraron en un árbol cercano, unas
herramientas colgadas, las cuales no podían ser de ningún
habitante del lugar. La gente, conocedora de estos hechos, no
pasaba cerca de Jarpiche, después de las diez de la noche.
A lo largo de estos relatos, se ha visto cómo la
creencia en los sucesos mágicos contribuye a formar
determinadas actitudes entre los pobladores; como el hecho
de que se acuda a los curanderos en caso de enfermedad el
respeto hacia la brujería, la creencia en la efectividad de los
procedimientos de los curanderos, el temor de pasar por
ciertos lugares considerados peligrosos. La existencia de
estas creencias y actitudes explican en parte, como veremos
mas adelante, la eficacia de la terapia curanderil.
Sin embargo, en este acápite, se ha tratado de rescatar
el aspecto vivencial de los fenómenos mágicos. Los relatos
de los propios curanderos no reflejan esta dimensión con
nitidez, ya sea porque buscan conservar una imagen de
autosuficiencia frente a la persona común o porque se trata de
secretos mágicos que no deben ser comentados.
38
Polía (1988-68), en su estudio sobre el curanderismo norteño,
al referirse a este universo mítico, emplea el término de
“espíritu” y la equipara a los de “viento”, “aire”, “soplo”,
“poder” y “virtud”. Un curandero de Palo Blanco (Ayabaca)
citado por él dice:
“El poder es un espíritu” (Ib:. 68).
Prefiero el empleo del término “poder” a nivel del
discurso académico, porque da mejor cuenta del carácter de
combatividad, alianza y subordinación que tiene las
relaciones entre estas entidades espirituales. Sin embargo, la
propiedad de ciertos brujos, compactados e incluso de ciertas
plantas de transformarse en animales, se explica mejor
mediante el concepto de espíritu. Efectivamente, lo que
sucede en estos casos es una modificación de forma, bajo la
cual subyace la misma entidad espiritual.
El propio curandero se constituye en un poder más
dentro de este mundo de fuerzas mágicas. No sólo es el más
indicado para percibir este mundo mítico, sino que está en
capacidad de buscar alianzas o subordinar a unos poderes y
vencer a otros. El acceso del curandero al mundo espiritual
no es contemplativo sino actuante, como corresponde a
cualquier especialista.
39
Los encantos de cerros y lagunas poseen una
identidad sexual: Las lagunas son siempre hembras; en
cambio los cerros pueden ser machos o hembras. La
identidad sexual del cerro se conoce en la visión mescalínica,
de acuerdo a si el cerro se levanta en figura de hombre o de
mujer. Según Filiberto Cajo y José Ballena, curanderos
saleños, son cerros hembras de esta comunidad La Angelina,
el Andamarca, La Iachupa, La Macuchina, y Peña Blanca; los
cerros machos son el Negro, el Hualtaco, el Mulato, el San
Antonio, el Tres Puntas y el Gallo.
No pude hacer más averiguaciones sobre las
propiedades distinta de los cerros machos y hembras.
Seguramente en el pasado pre-hispánico y tal vez en la
actualidad, esta clasificación sexual de los encantos permitía
explicar ciertas relaciones entre ellos; denominando como
enamoramiento por ejemplo, al vínculo de empatia que
existía entre dos cerros o entre un cerro y una laguna.
Se recogió en cambio, un breve relato sobre una pelea
entre dos cerros, Mulato, cerro curandero y Chaparrí, Cerro
malero. Según Lucas, chofer del Centro de Estudios Sociales
Solidaridad y natural de Chongoyape, cuentan que Chaparrí,
trasladó a Ferreñafe Viejo al lugar donde ahora se encuentra
este pueblo.
Iba a hacer lo mismo con el pueblo de Chongoyape,
pero Mulato se opuso y defendió a sus habitantes. Esta no es
la única reseña sobre la rivalidad existente entre dos cerros.
En la memoria de bachiller (Macera, 1988: 50-55); citaba un
relato mítico que describe la historia de las luchas entre
Yanahuanga y Chaparrí. Sin embargo, ahí, Chaparrí aparece
como cerro curandero y Yanahuanga como malera. La
inversión de atributos que se da en el relato de Lucas se
explica porque Mulato es un cerro tutelar del pueblo de
Chongoyape. De igual forma, la denominación de brujo
malero es empleada por el enfermo de daño y el curandero
que está tratando su enfermedad. Sin embargo, este mismo
40
brujo puede actuar como curandero en otros casos y aun más,
no tiene valoración negativa para el cliente que le ha
encargado causar la enfermedad. Por otro lado, en los dos
casos, la lucha entre los cerros influye sobre el bienestar de
los pueblos.
Los encantos son responsables de ciertas
enfermedades, la desaparición de algunas personas y la
muerte. Los encantos pueden apoderarse de la sombra
(espíritu) de una persona y ocasionarle la enfermedad del
susto. De acuerdo a la naturaleza del encanto, varían las
manifestaciones de la enfermedad; así existe una
sintomatología distinta entre los sustos de cerro, río, laguna,
mar y huaca.
Se dan también casos de cerros que han encantado a
crianderos (ganaderos) con todo y cría, haciéndoles
desaparecer. En esas ocasiones, el espíritu del cerro aparece
bajo la forma de un hombre o una mujer, que engaña u ofrece
alguna cosa a las personas.
Por su parte, Fredesbinda Chiroque, curandera saleña
refiere que el cerro Shin-shin, donde está la laguna de
Marayhuaca, es un cerro malo, encantado. Cuando los
campesinos trabajan en ese lugar, cae bastante sangre.
Identifica en general, a los cerros malos como aquellos donde
se encuentran puquios.
Sin embargo, no debe pensarse que la totalidad de los
encantos está constituida por espíritus malignos. Como
veremos más adelante, esas entidades espirituales son
empleadas por los curanderos en el proceso de curación;
además ya hemos visto, que existen espíritus multimillonarios
en ciertos cerros, los cuales pueden ser propiciados para que
beneficien al cliente con una parte de sus riquezas.
41
en el curanderismo y la brujería. Al parecer, existe una
distribución diferencial de estas plantas, de acuerdo al tipo
de encanto. Según, Filiberto Cajo, curandero saleño, los
“hermanos” (ver anexo sobre plantas medicinales
alucinógenas) se encuentran encajonados en las faldas de los
cerros, mientras que las “mishas” (ver anexo sobre plantas
alucinógenas) están a orillas de la laguna. Una interrogante
que debe plantearse, se refiere al vínculo existente entre
los encantos y las plantas mágicas, así como sus implicancias.
Al respecto, Mario Polia en Las lagunas de los encantos dice
que:
42
el poder de la planta que crece en ese lugar. De acuerdo a
Polia, el pacto con el encanto significaría el permiso para
utilizar la cualidad de poder de la planta, que le corresponde a
esta fuerza mágica.
Esta “autorización” del encanto requiere de la
realización de ciertas acciones rituales por parte del
curandero. Oswaldo Bemilla, curandero saleño, dice que los
maestros curanderos “levantan” (sorben por la nariz) con
agua florida, canaga y olores, para que no aparezcan lluvias y
nieblas en los encantos, cuando recogen las plantas.
Según Antero Rojas, otro curandero saleño, el recojo
de hierbas supone la observancia de las siguientes reglas: se
realiza cuando la luna está madura y los alimentos ingeridos
en el trayecto, deben ser dulces y bizcochos; pero los brujos
maleros deben comer sal, pimienta y ajíes. Esto, además de
indicar prácticas rituales y hasta antagónicas entre el
curandero y el malero, significa que el encanto debe estar
enterado de la finalidad del empleo de estas plantas. Esto
quiere decir que en el poder de la planta está participando la
fuerza mágica del encanto, lo cual corrobora la afirmación de
Polia.
Por otro lado, el curandero mismo puede influenciar o
dirigir la fuerza mágica de la planta. Según Mario Polia:
43
ronchas en los pies de las personas. Queda por resolver
algunas interrogantes: ¿se requiere del mismo tipo de
“trabajo” cuando se emplean plantas vivas “benignas”? ¿Las
cochayas son espíritus indiferenciadas (ni malignos ni
benignos) y por lo tanto pueden ser empleados tanto en
curaciones como para ocasionar maldades o mas bien, como
parece ser, posee una predisposición para causar
enfermedades, que es acrecentada por los brujos maleros? De
cualquier forma, queda reseñado para el caso de la
comunidad de Salas, la función catalizadora y de
acrecentamiento de poderes que realiza el espiritista o brujo
malero, con respecto a las plantas: “vivas malignas”. La
noción de fuerza mágica indiferenciada será vista cuando
analicemos la función de las artes en el capítulo III.
También el San Pedro debe pasar por la mediación
del curandero, si se quiere que cumpla determinadas
funciones. Según Abelardo Cajusol, campesino morropano,
cuando es trabajado por un curandero, el San Pedro cuida
la casa, silbando, gritando o hablando; también puede
convertirse en un hombre vestido todo de blanco o de algún
animal, como un toro, chivo, caballo, perro o chancho.
La transformación de las plantas mágicas en animales
parece ser una expresión del poder de la planta, que requiere
de la acción catalizadora del curandero. Juan Quiroz,
campesino morropano, refiere lo siguiente: existen mishas
malas, que cuando se administran, se vuelven culebras,
cabeza de lechuza o bultos en el estómago de la persona.
Pedro Ventura, curandero saleño, especifica más esta
dimensión de las plantas mágicas. Según él, existen plantas
vivas como el gato cimura y el león cimura (ver anexo sobre
plantas medicinales alucinógenas), las cuales se transforman
en animales (gato y león respectivamente) y son empleadas
para causar el daño por la boca. Este se asemeja a lo
expuesto por Eugenio Acosta, curandero morropano: la
cimura (¿se trata de la misma planta?); es empleada para
44
defenderse contra los hechizos; salen culebras, gatos y leones.
Hasta aquí, la cualidad de las plantas de convertirse
en animales se da siempre en el accionar del contexto mágico
del curandero y dependería, de acuerdo a Polía, de las
funciones catalizadoras y de exaltamiento de poderes que
realice éste. Sin embargo, según Fredesbinda Chiroque
cuando se van a recoger las plantas vivas de los lugares
encantados, éstas saltan o se transforman en algún animal. Se
comprueba así, que el poder mágico de la planta puede actuar
en forma independiente.
Por otro lado, la ingestión de plantas mágicas permite
al curandero saleño, existe una relación entre el nombre de la
planta y la propiedad que posee; por ejemplo, el “Toro
Hómamo” permite al curandero convertirse en toro. Esta
información estaría indicándonos la asociación de poderes,
que existe en la concepción mágico-religiosa: no sólo el
curandero aporta su poder personal para hacer aflorar la
cualidad de las plantas; sino que también sucede lo inverso,
los atributos propios de la planta permiten al curandero la
realización de determinadas acciones mágicas. La relación
entre el curandero y los poderes existentes puede ser de
rivalidad o subordinación, entre otros; en el caso del vínculo
que se establece entre éste y las plantas mágicas existe una
asociación en la cual se potencian ambos poderes, con la
finalidad de hacer más evidente sus respectivas cualidades.
45
morropano, ejemplifica esto, refiriendo que si una persona
está yendo a buscar algún amigo y encuentra uno de estos
animales, se regresa a su casa porque teme no encontrarla.
Según José Ballena, curandero saleño, existen animales que
anuncian la muerte de las personas o “tapian”: cuando la
lechuza grita y el zorro o el perro aludían cerca de una casa,
significa que su habitante va a morir.
Francisco Morales, campesino morropano, nos
proporcionó información obtenidas de un campesino de
Querocotillo (provincia de Sullana); llamado Roberto
Espinoza Herrera. En esta zona, el campesino reconoce el
comportamiento de ciertos seres vivos, algunos de los cuales
poseen una connotación mágica, como indicios de que el año
agrícola será bueno. Según Roberto Espinoza, son anuncios
de que el año va a ser bueno, cuando:
46
2.3.1.4 Huacas y gentiles. Como se señaló anteriormente,
las huacas también son consideradas encantos; esto es, están
habitadas por espíritus. Según Mario Polia, los gentiles son
los habitantes de estos lugares sagrados; los custodios que les
proporcionan su poder (1988: 69). Por mi parte, he
encontrado algunos indicios, mencionados más adelante, que
orientan hacia las mismas conclusiones, para los casos de
Morrope y Salas.
El espíritu o poder de las huacas es empleada por los
curanderos del lugar, lo cual explica ciertas denominaciones y
rituales. Francisco Morales, campesino morropano, señala
que a los brujos de Mórrope se les llama “guacaqueros”
porque trabajan con la fuerza mágica de las huacas y no con
los cerros encantados y lagunas, como corresponde a los
curanderos serranos. El empleo del poder de las huacas se
evidencia a su vez, en la presencia en una huaca, de un
camero negro sacrificado, encontrado por Lamberto Figueroa
y otros cuatro saleños; según este informante, se trataba de la
ofrenda o pago de un brujo a este lugar sagrado.
Por otra parte, el poder de las huacas se puede
manifestar de forma independiente, de acuerdo al relato de
algunos campesinos morropanos.
El hijo de Abelardo Cajusol, cuenta que en una
oportunidad, a las cuatro de la mañana vio atrás de la falda de
una huaca una luz verde, roja y amarilla que se movía a la
velocidad de un carro. Esta luz llegó hasta una huaca y la
abrió en dos, quedándose ahí unos cinco minutos para
después salir. La intervención de los encantos de huaca en la
vida campesina explican las desapariciones y las pérdidas
de orientación de algunas personas. Roberto Gómez,
economista, hijo de mujer morropana, refiere que en el
camino a Pañalá, zona ganadera donde se encuentran varias
huacas, los campesinos dicen ver luces, encantos que les
pueden llevar. Cabe recordar que las huacas ocasionan
también enfermedades, como el susto de huaca. La creencia
47
en el poder de las huacas se evidencia en las costumbres de
los campesinos, tanto de Mórrope como de Salas, de
huaquear en estos lugares sólo los días de Semana Santa, por
respeto y precaución a estos poderes.
Respecto a los gentiles, estos son moros que se
enterraron cuando llegaron los españoles para evitar ser
bautizados. Asimismo, según la madre de Roberto Gómez,
son considerados gentiles las personas que fueron enterradas
bajo tierra cuando la guerra con Chile.
De esta manera, la existencia de los gentiles se
explica como consecuencia de grandes cataclismos que
afectaron al mundo social andino, siendo la Conquista el de
mayor repercusión y extensión. El pasado que existió antes
de estos sucesos sigue vigente, trasladado al mundo
sobrenatural, como fuerzas mágicas (gentiles y huacas).
El vínculo de residencia que tienen los gentiles con
las huacas se hace evidente cuando Juan Quiróz, campesino
morropano, refiere que de “los gentiles salen huacas”.
Además, los poderes de las huacas y los gentiles se expresan
de forma similar, pues mientras las primeras aparecen bajo la
forma de luces, los segundos se presentan como figuras
humanas luminosas (según Roberto Gómez), ocasionando
igualmente desapariciones.
Sin embargo, el gentil, al igual que las huacas, poseen
un actuar independiente, como cuando propicia la riqueza en
animales domésticos de una familia campesina (caso ya
reseñado) u ocasiona enfermedades.
Manuel Cajusol, curandero morropano, ha tratado un
caso de esta enfermedad, el cual está reseñado en la revista
“Alternativa Agraria.”
48
Pasó el tiempo y el muchacho se comprometió,
pero también empezó a enfermarse: estaba mal de
los pulmones, con tos, todo moreteado y con los
testículos hinchados. La enfermedad era
producida por la gentil vinculada al huaco
señalado”. (Macera, 1989: 126)
49
2.3.2.1 Brujos, compactadores y curanderos. Como
decíamos, estos personajes, mediante su vinculación con los
poderes del universo mágico-religioso, están en capacidad de
realizar acciones sobrenaturales. Sin embargo, mientras los
brujos y curanderos poseen un poder personal; el compactado
está supeditado a una fuerza superior.
Los compactados son seres humanos que han
establecido un pacto con el demonio con la finalidad de
obtener riquezas; se les reconoce por tratarse de campesinos
de pocos recursos que, de un momento a otro, entran en
posesión de buenas casas, carros o comercios de mercaderías.
Sus actos sobrenaturales ya mencionados
anteriormente, tales como la conversión en animales, bultos o
alguna persona difícil (agresiva, que busca problemas), tienen
como finalidad el cumplimiento de este contrato y dependen
del poder que les confiere.
En el pacto, la persona emplea un libro de magia
negra o de San Cipriano, se dirige a orillas de un río o de un
cerro, donde se le aparece un toro con candela que le embiste
o una culebra que lo enrolla de pies a cabeza. Las figuras
expresadas en este pacto denotan posesión (toro que embiste,
culebra que enrolla); de hecho, el espíritu del compactado, a
su muerte, quedará en poder del demonio.
Estas imágenes asociadas con el demonio guardan
estrecha relación con una categoría de espíritus femeninos de
la cosmogonía andina. De acuerdo a Taylor (1980), estas
imágenes serían en realidad una caracterización particular del
demonio, pues este concepto (demonio) asimiló a los espíritus
venerados en los cultos prehispánicos. En el caso de los
espíritus femeninos llamados mamakuna, estos podían tomar
la forma de un toro salvaje, una boa gigante, o de viejas
horribles o damas (Taylor 1980: 61).
Por su parte, los brujos y los curanderos establecen
pactos con los encantos. La diferencia entre estos dos
especialistas mágicos no siempre es clara: algunos
50
informantes, como Francisco Morales, campesino morropano,
refieren que los brujos emplean encantos considerados
malignos, como las huacas; sin embargo, especialistas
mágicos que se autodenominan curanderos, se vinculan con
este tipo de encanto. Otros refieren que los brujos son
compactados, obtienen su poder del demonio, pueden
convertirse igualmente en animales o bultos y deben entregar
su espíritu cuando mueren. Fredesbinda Chiroque, curandera
saleña, cuenta que, cuando murió Benjamín Silva, famoso
curandero del lugar, compactado en cuerpo y alma, no se
encontró su cadáver porque debía entregar su cuerpo y alma.
En la práctica, los brujos se distinguen de los
curanderos, no por el tipo de encanto o poder al cual se
dirigen, sino por la forma como utilizan sus vínculos con
estos. Resulta ser de consenso general entre los pobladores,
el atribuir al brujo la causación de las enfermedades de daño
y la muerte de sus víctimas.
Los brujos y curanderos, a diferencia de los
compactados, poseen un poder personal. La “visión” que
obtienen por intermedio de la ingestión de San Pedro,
indispensable para establecer contacto con los demás poderes
y conocer el mundo sobrenatural, es una cualidad poseída por
estos especialistas mágicos, que no se presenta a cualquier
persona. Según Manuel Cajusol, curandero morropano, la
capacidad de “ver” es una virtud que Dios les ha brindado. Si
bien se atribuye a un poder superior el origen de esta virtud,
se trata de una capacidad propia del curandero.
La existencia de un poder personal, poseído por
brujos y curanderos se expresa claramente en el manejo que
realizan de sus “artes” u objetos de poder. Son artes los
bronces de huaca, los huacos, las piedras, las varas, las
espadas de bronce y de metal, las perlas de huaca y de mar;
todos ellos conforman la “mesa” del maestro, empleado en el
curso de sus sesiones mágicas.
51
El poder de estos objetos proviene, al parecer, del
encanto o lugar mágico de donde han sido recogidos. Mario
Polia, en “Las lagunas de los encantos” dice:
52
aparecía un muerto.
Respecto a las enfermedades causadas por estos
espíritus, el curandero saleño Pedro Ventura, distingue dos
tipos: 1) la “pisadura de muerto” que sucede cuando la
víctima sueña con un familiar fallecido que viene a abrazarlo;
en el lugar donde el muerto lo ha tocado, le empieza a doler,
posteriormente el enfermo se consume y tose; 2) el “espanto
de muerto”, producido cuando el espíritu de algún muerto
asusta a una persona. El “espanto de muerto” es conocido
con el nombre de “enfermedad del aire de los malos
espíritus”, por el curandero morropano Tomás Sandoval.
Según este último, el mal se origina por la visión de un
espíritu; la víctima al ver el esqueleto, enmudece y se tuerce
también le puede “salir la vista hacia afüera”.
La relevancia del poder de estos espíritus se
demuestra en la conformación de un nuevo tipo de
especialización mágica, el espiritismo.
Los espiritistas realizan curaciones, guayanches y
elaboran “seguros de éxito”; basándose su accionar en la
relación con ciertos espíritus de difuntos y el conocimiento
botánico. Gaspar Silva por ejemplo, es un espiritista del
pueblo de Salas, que trabaja con el cráneo del cementerio de
Guadalupe y le prende velas a su “mesa” todos los días de 6
p.m. hasta la medianoche, salvo los domingos en que las
enciende a las seis de la mañana hasta dejarlas consumirse.
53
paciente. Según Eugenio Acosta, curandero morropano, el
agente causante de la enfermedad, ya se huaca, agua o cerro,
“agarra” o “empuña” al espíritu de la persona.
Por otra parte, la enfermedad del daño también opera
sobre el espíritu de la víctima; según el curandero morropano
Manuel Cajusol, el brujo captura al espíritu y lo “enrolla” en
una huaca por ejemplo.
Mientras la acción de los encantos puede ocurrir
durante el día, los brujos trabajan solamente en la noche y al
parecer, cuando las personas están soñando. Ya he referido
como, para realizar el guayancho, el curandero requiere que
la persona esté soñando, porque en esos momentos ese
espíritu viaja a su morada y el especialista mágico puede
atraparlo. Igualmente, si bien no lo expresan los informantes,
puede suceder que la captura del espíritu por parte del brujo
sea mas factible de realizar en las noches cuando éste se
encuentra en su morada, separado de su cuerpo.
Sin embargo, no siempre los espíritus de los seres
humanos son víctimas seguras de los poderes del universo
mágico. Según Genara Purisaca, pobladora morropana, el
mal depende de la debilidad de la persona; si ésta tiene sangre
fuerte, es valiente y no teme a las visiones, no sufrirá estas
enfermedades. La excepción es el daño producido por la
boca, cuya eficacia no depende del miedo o debilidad de la
víctima, sino de la administración de una sustancia, como el
polvo de muerto. Salvo este último caso, vemos que los seres
humanos pueden hacer frente, en cierta medida a los poderes
ya señalados.
54
prácticas curanderiles y explicaría el universo mágico. Como
se verá a continuación, en la mayoría de estos mitos
intervienen figuras religiosas cristianas, lo cual muestra el
sincretismo entre creencias de distinto orden cultural
prehispánico y occidental.
Es importante rescatar que los mitos aquí citados no
son necesariamente rezagos de un corpus mítico
desmembrado o en vías de desaparición. Por el contrario,
existen evidencias de que este corpus está renovándose en la
actualidad. En un documento inédito, un curandero
entrevistado por Mario Polía, refiere que ha conocido los
mitos que relata por medio de la ingestión del San Pedro,
gracias a la visión que le da el cactus. Siendo así, la fuente de
creación de estos relatos estaría en el propio curandero; lo
cual asegura la permanencia del corpus mítico, así como
futuras variaciones de acuerdo a las nuevas circunstancias
que debe afrontar el especialista mágico. El curandero a
través de esta dimensión creativa, confirma su rol de
preservación de los valores culturales de su sociedad.
55
A continuación el relato mítico:
56
demonio. En este sentido, el grupo familiar se convertiría en
una familia maligna.
El padre soluciona esto matando a su hija; de esta
manera la castiga y evita el compromiso con el diablo.
El sentido final del relato mítico consiste en dar
cuenta de la estrecha vinculación existente entre el diablo,
que personifica la fuerza mágica de los encantos malignos
y las culebras. Veíamos anteriormente que, en el pacto con
el demonio el compactado puede ser enrollado por una
serpiente. Este animal es pues considerado como el
representante o aliado de las fuerzas malignas.
57
San Cipriano aparece como un héroe cultural, responsable del
acto de distribuir las plantas y por ende, de diferenciar a los
maestros curanderos.
Cristo, en un principio como representante de la
iglesia oficial avala la labor de san Cipriano, al ser éste su
apóstol.
Los atributos del santo son mágicos, pues se basan en
la manipulación de las fuerzas naturales como el parar la
luna, el sol y bajar las estrellas.
Este poder mágico además, le ha sido conferido a san
Cipriano por Cristo: así se explica que después de la
maldición de Cristo, a San Cipriano no le acierten las cosas.
Una concepción similar le encontramos en el discurso del
curandero morropano Manuel Cajusol, quien concibe a Dios
como la fuerza superior en el universo, atribuyendo su
accionar como curandero a la gracia divina. De esta manera
en el mito y en el discurso, el curandero busca justificar
(porque es creyente o por evitar la censura) sus actos mágicos
ante la iglesia oficial.
En este relato mítico como en el anterior, la
configuración actual del mundo, concretamente la existencia
de las culebras y las plantas mágicas, se explica como
consecuencia de actos sexuales ilícitos. En este caso, el acto
sexual no llega a realizarse, pero existe la intención por parte
de san Cipriano de tener relaciones con la Virgen María, lo
cual está prohibido por el carácter sagrado de ésta, como
madre del hijo de Dios.
Los actos sexuales prohibidos que ocurren en el plano
sobrenatural (san Cipriano y la Virgen) o los que ocurren
en el mundo terreno por acción de poderes sobrenaturales
(el brujo compactado y la muchacha) actúan como
desencadenantes de nuevas fuerzas en la tierra, como las
plantas mágicas y las culebras.
El castigo que recibe San Cipriano por su intención es
doble; por un lado contrae una enfermedad, por el otro lado,
58
pierde su poder mágico. Este segundo aspecto es interesante
desarrollarlo: San Cipriano todavía influye sobre las fuerzas
mágicas, pero ha perdido el dominio sobre ellas, la identidad
entre la intención y el resultado de la acción mágica se ha
perdido y por ello resulta inútil su poder.
San Cipriano, descorazonado, bota las plantas
mágicas a la tierra.
Sin embargo, entre los vegetales de los que se
deshace existen, además de las plantas mágicas benignas,
plantas mágicas malignas. Esto puede parecer contradictorio,
si vemos a San Cipriano como apóstol de Cristo, pero no si lo
consideramos un héroe cultural, que avala incluso a los brujos
maleros. Las demostraciones del poder del santo pueden
violentar las leyes de la naturaleza (“para la luna el sol y bajar
las estrellas”); pero no trastocar el orden socio-religioso,
intentando relacionarse con la virgen, figura sagrada.
Cristo entonces, o Dios para Manuel Cajusol, es un
poder superior entre los demás poderes del universo mágico-
religioso; es también un principio ordenador que parece dejar
en libertad al mago para actuar en el plano natural, pero no en
el religioso.
Por último, la distribución diferencial de las plantas
mágicas benignas y malignas, determina la ubicación de los
curanderos en la Sierra y de los brujos maleros en la Costa.
Se corrobora así la información obtenida de parte de
Francisco Morales, campesino morropano oriundo de la
Sierra de Huancabamba y de otros dos curanderos, Alfredo
Morales, el hermano del anterior e Hilario Cruz, también
huancabambino, quienes denominan a los curanderos
morropanos con los términos de “maleros” y “guacaqueros”,
porque trabajan con los encantos malignos de las huacas.
Feliberto Cajo, el curandero relator de este mito, aunque vive
en el pueblo de Salas, es oriundo de la parte alta de su
comunidad, donde se encuentran lagunas y cerros encantados.
59
Cabe preguntarse si existen versiones por parte de los
curanderos costeños, en las cuales el mito aparezca invertido.
Es decir, se atribuye a los serranos la denominación de brujos
maleros y sean considerados curanderos, los costeños.
60
la derecha por eso que hay muchos... hay unos
verdaderos y otros mentirosos”. (Documento
inédito, p. 2)
61
En palabras de Mario Polia:
62
CAPÍTULO III
64
En el caso de la región lambayecana, concretamente
en las comunidades de Mórrope y Salas, la obtención de los
artes puede realizarse mediante tres vías: 1) por
“descubrimiento” personal del curandero; 2) por medio de la
herencia; 3) por intercambio.
La vía del “descubrimiento” personal es la que más se
asemeja a la obtención de objetos de poder mediante la
revelación mágica. Resulta ser pues el medio de obtención
más antiguo o tradicional, si bien las versiones de los
curanderos muchas veces no mencionan su carácter mágico,
haciendo ver el “descubrimiento” como un simple encuentro.
Igual puede estar sucediendo con la herencia de los
componentes de la mesa: los maestros prefieren aprender
por su cuenta el curanderismo, pero ¿acaso el traspaso de
la mesa del padre, abuelo o tío al futuro curandero, no supone
un asesoramiento o una alianza entre parientes para asegurar
que los objetos de poder trabajen para un nuevo dueño? Si
fuera así, habría similitud entre la herencia de la mesa en el
curanderismo y la enseñanza paterna que reciben los
hechiceros australianos.
El intercambio puede darse en forma de obsequio, en
cargo o compra. Toribio Acosta, curandero morropano, dice
haber obtenido sus artes de huaca a huaca y de cerro, por
medio de amistades o conocidos que saben que él es maestro
y se los han obsequiado. Su hermano Eugenio Acosta,
también curandero refiere que las “chontas” (varas de poder)
las manda confeccionar donde un ebanista, de unas varas que
le traen (¿las encarga?) de la Sierra. Los coyos o caracoles se
los traen compadres suyos de San José (comunidad litoral).
En este caso, como en el anterior, la obtención de esos
objetos parece estar institucionalizado, por lo que debe
tratarse de encargos o pedidos que ha gestionado el propio
curandero.
Respecto a la compra, en el mercado de Chiclayo, los
vendedores - herbolarios de plantas medicinales ofrecen,
65
además de hierbas y brebajes curativos, huacos que son
empleados como objetos de poder por los curanderos.
También puede ser sujeto de intercambio el conjunto de los
objetos de poder, es decir la mesa entera. Santos Mendoza
Carlos, maestro de Salas, le compró al hijo de Benjamín
Silva, famoso curandero ya fallecido, una parte de su mesa.
Esta forma de adquisición es un fenómeno moderno, el cual
guarda relación con el proceso de comercialización que viene
sufriendo el curanderismo, como veremos en el próximo
capítulo.
Sin embargo, los curanderos mencionados, Toribio y
Eugenio Acosta, declaran nunca comprar los artes que
emplean, resguardándose así en la tradición. Incluso Toribio
Acosta dice tener piedras en su mesa que él mismo ha
recogido.
En esta vía del “descubrimiento” personal también
encontramos a tres curanderos del pueblo de Salas. Feliberto
Cajo, curandero de este pueblo, refiere que a la edad de 21
años, encontró en Motupe una mesa antigua; objetos
incaicos como piedras, varas, chungana. Este curandero no
hace explícito el carácter mágico del descubrimiento; pero sí
lo considera un hecho afortunado, lo cual corrobora la
importancia del empleo de las fuerzas mágicas pre-hispánicas
en el curanderismo actual, más aún si estas fuerzas ya han
sido compendiadas en esa época por un chamán.
En cambio en el relato del curandero José Ballona se
advierte una revelación de orden sobrenatural. Cuenta que a
los doce años de edad soñaba con objetos como piedras que al
día siguiente o después de dos días, encontraba. A esa edad,
también encontró una mesa de gentil.
Por su parte, Fredesbinda Chiroque, curandera del
pueblo, encontró una calaverita de piedra cuando se bañaba
en el mar; lo cual fue considerado como un indicio, por un
curandero que la trató de una enfermedad, de que ella podía
ser curandera.
66
El fenómeno de la herencia de las mesas se da sobre
todo en la comunidad de Salas. En la comunidad de
Mórrope, sólo he encontrado una referencia indirecta; según
Juan Raúl Suclupe, Oswaldo Mimbela emplea en sus
actividades mágicas la mesa de su padre. Es posible que
otros curanderos del lugar, como Alfredo Morales, Tomás
Sandoval, Toribio y Eugenio Acosta; cuyos padres han sido
maestros curanderos hayan heredado la mesa familiar; pero
no existen evidencia al respecto.
En cambio, en la comunidad de Salas, varios
curanderos declaran trabajar con la mesa de sus familiares.
Así, Justo Cajo utiliza la mesa de sus abuelos y de su padre;
Gaspar Silva trabaja en parte con prendas de su abuelo
Benjamín Silva, también se dice que la curandera Paula
Carlos emplea la mesa de su esposo, ya fallecido. Como se
ve, el traspaso de la mesa puede efectuarse a través del
parentesco por afinidad. No existe como en el caso de
Huancabamba reglas que prescriban la transmisión de las
mesas. Lupe Camino, en su investigación de los curanderos
de la zona, encuentra que el traspaso de los objetos de poder
se da vía la herencia del tío materno (Camino: manuscrito
inédito).
Ahora bien, intentemos establecer si la herencia de
las mesas es simplemente un traspaso material, o supone
algún tipo de acción mágica correspondiente. Los objetos
de poder del curandero son de uso personal; según el
curandero saleño, José Ballona, los artes son celosos y
secretos. Resulta pues extraño que, incluso un familiar del
maestro curandero puede también emplearlos. Por ejemplo
¿cómo se explica que el curandero saleño Pedro Ventura haya
trabajado siempre con la mesa de su padre; antes
esporádicamente curando éste se encontraba ausente y en la
actualidad de forma permanente; porque su padre está muy
enfermo?
67
El uso de una mesa, ajena o que se emplea por
primera vez, puede ocasionar enfermedades e incluso peligro
de muerte. Fredesbinda Chiroque, curandera saleña, cuenta
que recibió la mesa de su hermano a la muerte de éste, pero,
fue enfermada por las piedras. Por otra parte, durante la
primera sesión mágica efectuada por el curandero José
Ballona, con una mesa de gentil, se le apareció un maestro,
llamado Andrés Flores (el espíritu de éste), que quiso
enfriarlo (matarlo). Cuenta Ballona que al saber él resistir
este ataque, el propio Andrés Flores lo instó a proseguir su
aprendizaje del curanderismo. Esto nos indicaría que los
artes no sólo poseen un poder mágico intrínseco, sino que al
haber sido usados por otros curanderos, pueden “cargarse”
del poder de éstos”.
Así pues, la mesa en su totalidad y cada arte
particularmente requieren para su empleo, de un contacto
previo por parte del curandero, en el cual éste llegue a
dominarlos y así consiga hacerlos trabajar de acuerdo a sus
propios requerimientos, como especialista mágico.
Teniendo en cuenta que el uso de la mesa supone
dominio de la misma, resulta obvio pensar (es una hipótesis)
que el maestro instruye a su hijo sobre el empleo de sus
objetos de poder. Puede suceder también que el traspaso sea
progresivo, y se inicie cuando el hijo ayude al padre en las
sesiones mágicas. Sin embargo, ninguna información
recibida corrobora estas suposiciones.
68
incluso de ciertas especies naturales. Por ejemplo, el
curandero Toribio Acosta dice emplear una vara fabricada
con la madera de la Huatata (árbol serrano). No especifica si
la Huatata debe encontrarse en algún encanto, como un cerro
o cerca de una laguna, o si de por sí este árbol posee
propiedades particulares.
El conocimiento del lugar de origen de los objetos de
poder lleva a preguntarse por el tipo de relación que
mantienen los artes y los encantos. Según Mario Polia:
69
De acuerdo a estas observaciones, se puede inferir
que las artes no sólo son representaciones de las fuerzas
mágicas, sino que ellos mismos participan del poder de los
encantos. Por ello, se confunden en el habla arte y encanto
porque hacen referencia a un mismo poder. Por otra parte
existe una estrecha relación entre la forma material del objeto
y la propiedad mágica que posee. Entre los objetos de poder
que conforman la mesa del maestro curandero, se encuentran
artes con figuras de leones, toros, culebras en bronce. Según
el curandero saleño Feliberto Cajo, estos artes pueden
convertirse durante la sesión mágica, en los animales que
representan; por ejemplo, el arte de figura de león se
transforma en león y así respectivamente. Por su parte, la
curandera Fresdesbinda Chiroque dice tener una Cochaya
(planta mágica) en forma de vara, que se transforma en
serpiente cuando realiza sus sesiones mágicas.
Incluso, la propiedad mágica de la forma origina
innovaciones con respecto a los objetos que pueden ser
empleados como artes. Así, el curandero morropano Isidro
Indoñan considera entre los objetos de poder de su mesa, las
balas de fusil que le sirven para defenderse de los ataques de
otros especialistas mágicos. Por otra parte, María Polia
destaca en el caso de Huancabamba, la importancia que tiene
la forma del objeto como criterio para dilucidar sus fines
mágicos. Dice:
70
distintas “cuentas”, de acuerdo al uso mágico que se le quiere
dar al objeto y a las particularidades del poder de cada
curandero. El maestro Toribio Acosta afirma que la “cuenta”
empleada en la curación es distinta a la de suerte (para
elaborar “seguros de éxito”); por su parte, otro curandero,
Justo Cajo señala que un arte puede tener varias cuentas que
lo hacen trabajar.
El curandero trujillano Eduardo Calderón, el “Tuno”
al ser entrevistado por Douglas Sharon, ofrece su propia
explicación del concepto de “cuenta”. Según él:
71
en el acápite 2.3.1.4 Huacas y gentiles), ocasionado por un
espíritu femenino residente en un huaco que representa los
senos de una mujer. En la actualidad, Manuel Cajusol
emplea ese huaco para tratar enfermedades de mujeres cuyos
pechos se rajan e hinchan. Infiero que este curandero ha
realizado la “cuenta” del huaco, logrando así emplear su
fuerza mágica para sus propios fines. La forma del objeto, la
cual tiene implicancias mágicas, ha determinado que su
empleo se circunscriba a casos de mujeres con enfermedades
en los senos.
Después de haber sido “contados”, los artes pasan a
formar parte del equipo mágico personal del curandero,
realizando acciones mágicas de acuerdo a las indicaciones de
éste. Los artes intervienen pues en todas las funciones del
curandero, como la curación, la dilucidación de robos, el
arreglo de juicios, la magia amorosa. La curación de las
enfermedades se basa de acuerdo a la cosmovisión indígena,
en el empleo de los artes. Según el curandero Manuel
Cajusol, la curación de las enfermedades se busca en los artes
y cada arte particular sirve para curar. ¿Cómo así, porque se
requiere de un arte especial? El curandero Eugenio Acosta
aclara que en las curaciones se necesita de un arte de la
misma huaca o encanto, o sino de un arte que pueda entrar
para “desenrollar” el espíritu del paciente. Justo Cajo,
también curandero, dice que para curar las enfermedades se
debe emplear una vara del mismo encanto y superior a la vara
del brujo que ha causado el mal. Esto nos indica dos aspectos
de la cosmovisión del curandero.
Primero, el hecho de que se emplee el arte capaz de
liberar el espíritu del paciente del lugar donde se encuentra
atrapado (“pueda entrar para desenrollar...”), indica que
estamos frente a una variedad de fuerzas mágicas, cada una
con su propia dotación de mayor o menor poder. Igual debe
suceder con los especialistas mágicos, cada curandero o
malero posee su propio poder personal que puede ser
72
comparado con el de sus demás congéneres. Así, el éxito
del especialista en sus actividades mágicas se fundamenta
en su propio poder personal y en la dotación de poder que
poseen las fuerzas mágicas (encanto, plantas mágicas, artes)
con los que se alía.
Segundo, vemos que la fuerza mágica causante de
la enfermedad también es empleada en la curación de la
misma: para lograr la curación, se requiere de un arte,
sino de mayor poder, proveniente del mismo encanto que
ha aprisionado al espíritu del enfermo. Esto nos indica que
las fuerzas mágicas de la cosmovisión curanderil son poderes
indiferenciados que puede ser utilizados indistintamente por
curanderos y maleros. De esta manera, se entiende lo
expuesto por Sharon con respecto a la “Vara Lechuza”,
objeto de poder de la mesa del “Tuno”.
73
de estos poderes, ya sea para la curación o para causar el
daño respectivamente; siendo posible que estas
denominaciones se atribuyan a un mismo especialista mágico.
Como se sabe, los artes son empleados en las distintas
actividades mágicas de los curanderos; muchas de las cuales
suponen una lucha con otros poderes, ya sea sobrenaturales
(encantos) o humanos (brujos, otros curanderos), por liberar a
el espíritu del paciente que se encuentra capturado. Si
bien ningún curandero lo especificó, las propiedades mágicas
de los artes de transmutarse en animales y de transformar el
espíritu del curandero en animales o cosas, son seguramente
empleadas en estos casos.
74
curandero Manuel Cajusol, a toros, cabríos, lanares, porcinos,
perros, culebras; parece ser una representación de la fuerza
ganadera (por los animales domésticos citados) o animal (por
la inclusión de las culebras). El “manadero” como objeto de
poder, es utilizado por los especialistas mágicos para causar
el daño o maldad y también para defenderse; lo cual
corrobora la noción propuesta de fuerza mágica
indiferenciada empleada con fines distintos y hasta
antagónico. En este caso, mientras el brujo malero se vale de
esta fuerza para causar el daño, el curandero puede servirse
de la misma para contrarrestar los ataques del brujo o encanto
que quiere impedir el proceso de curación.
Esta “coincidencia” en el empleo de ciertas fuerzas
mágicas por parte de varios curanderos, nos muestran que
existen una geografía sagrada y una cosmovisión comunes en
el curanderismo. Las lagunas de las Huaringas y el manadero
son ejemplos respectivos de ello; también en el campo de la
geografía sagrada, los encantos de los cerros como el
Hualtaco, Cerro Negro, Cerro Tres Puntas, son reconocidos
como poderes mágicos por varios curanderos (ver acápite
2.2.1.1. Encantos y apariciones).
De esta manera, los curanderos participan de una
concepción mágica común, lo cual hace posible la interacción
mágica entre ellos. Por ejemplo, en algunos casos la curación
es posible sólo si el curandero posee el arte del encanto que
ha causado la enfermedad, o que ha sido empleado por el
brujo para capturar el espíritu del enfermo. En cambio,
cuando se emplea un arte de mayor poder , se estaría dando
pie a la incorporación de nuevas fuerzas mágicas (cerros y
lagunas de las otras regiones; incluida la selva), ampliándose
así el universo mágico del curandero. Asimismo, queda en
evidencia una jerarquía de poder entre los artes, lo cual
explica a su vez la eficacia o ineficacia de los brujos y
curanderos, pues vencerá (o tendrá más probabilidades de
hacerlo) quien tenga los objetos de mayor poder.
75
Ahora bien, los diversos objetos de poder no son
colocados al azar en la mesa, sino que se ubican
espacialmente de acuerdo a la división conceptual del
universo mágico en un campo amalero o ganadero y otro
campo curandero. Justo Cajo, curandero saleño, refiere que
el lado derecho de su mesa es curandero y el izquierdo
malero; igualmente la mesa del curandero morropano Isidro
Indoñan se divide en un campo ganadero y otro curandero.
El curandero truj illano Eduardo Calderón “El
Tuno” cuando es entrevistado por Douglas Sharon, concibe
un campo o zona adicional y explica el uso de todos ellos.
Su mesa está dividida en tres campos (Sharon, 1980:87-89).
El Campo Ganadero, el lado más pequeño, que
contiene fragmentos de cerámica antigua, piedras de huacas y
de centros de poder, alcohol de caña, una pata de venado y
una concha de caracol tritó; todos relacionados con las
fuerzas del mal y gobernados por Satanás. Según “El Tuno”
el uso de este campo es el siguiente:
76
El Campo Justiciero, el lado más grande, comprende
imágenes de santos, cristales, conchas, una daga, una sonaja,
tres perfumes, agua bendita, tabaco negro, azúcar, lima dulce
y una lata de veinte litros con la infusión de San Pedro todos
relacionados con las fuerzas del bien o magia blanca y
gobernados por Cristo, quien es a su vez señor de la mesa
entera.
Si bien Sharon no lo dice, los elementos aquí
consignados no son propiamente objetos de poder; no son
empleados en el mismo acto de curación, esto es, en la lucha
contra la fuerza mágica causante de la enfermedad. Varios de
ellos se utilizan en las acciones rituales del proceso de
curación; la sonaja para acompañar el canto del curandero; el
agua bendita, los perfumes, la lima dulce y el azúcar para
aperturar la sesión mágica y “refrescar” (purificar) a los
integrantes y a la mesa misma, al final de la sesión; la daga
para una vez levantada la mesa, trazar una cruz tres veces en
el sitio donde ha estado colocado.
Respecto al tabaco, este es colocado en una concha y
sorbido (“shingueado”) por los integrantes de la mesa, con el
fin de “levantarlos”, es decir suprimir la causa de la
enfermedad y fortalecerlos. En este caso, que parece
contradecir lo propuesto sobre el uso de este campo, el tabaco
es mezclado con alcohol de caña, el cual proviene del Campo
Ganadero. Las funciones del Campo Justiciero o Curandero
se aclararán más cuando examine las dos mesas secundarias
del curandero Isidro Indoñan y compare ambas, la mesa
curandera con la malera.
El Campo Medio, situado entre los dos campos
anteriores integrado por “un sol de bronce, disco que
simboliza el sol “completo”, una piedra que simboliza el mar
y los vientos, un jarro de vidrio (seguro) que contiene las
hierbas mágicas que Eduardo considera como su alter ego
espiritual una piedra de las Huaringas (laguna Shimbe), una
estatua de San Cipriano sobre un mazo de cartas españolas de
77
adivinación con runas adivinatorias a sus pies, una “piedra de
fortuna” y un “espejo” de cristal con el amuleto de gato en la
parte superior” (Ib:. 89), los cuales representa las fuerzas
sociales y nacionales que pueden ser empleadas tanto para el
bien como para el mal. Este campo es gobernado por San
Cipriano, el cual participa de la ambigüedad de las fuerzas
que están a su cargo, por ser un santo que se convirtió al
cristianismo luego de haber sido un practicante de la magia
negra.
El Campo Medio expresa una noción de equilibrio en
la cual participan las fuerzas del bien y del mal. El universo
no es concebido ni orientado hacia la consecución del bien;
sino que esta cosmovisión reconoce a las fuerzas de el mal
como componentes de la vida social y natural. Esta es la
versión que Sharon recoge del curandero “El Tuno”. Sin
embargo, también se puede realizar una interpretación
distinta; el universo no está constituido por fuerzas del bien y
del mal; sino por fuerzas con cierta dotación de poder
(fuerzas mágicas indiferenciadas) que pueden ser utilizadas
en acciones positivas o negativas, de acuerdo a los fines
ético-curativo (curar la enfermedad, combatir el daño) o
pragmáticos (cumplir con el pedido del cliente, incluido el
daño) que persiguen el curandero y el brujo malero
respectivamente. Al estar el ser humano en capacidad de
actuar sobre estas fuerzas, se convierte en el principal
responsable de los sucesos buenos y malos que ocurren en el
mundo social. Esto no quita que exista una noción de
equilibrio. Pero no entre fuerzas positivas y negativas, sino
entre poderes indiferenciados que se oponen en cuanto son
utilizados con intenciones distintas por el curandero y el
brujo. La ambigüedad entre un uso positivo o negativo
propiedad de los artes del Campo Malero, es compartido
también por los demás objetos de la mesa. La clasificación
de los objetos de poder en un Campo Malero y otro curandero
se refiere al uso de los mismos durante la sesión mágica; los
78
objetos de poder del Campo Malero o Ganadero son
empleadas en la acción mágica misma, en el caso de la
curación, en la lucha contra el especialista mágico rival (caso
del daño) o el encanto causante de la enfermedad (caso del
susto); los objetos del Campo Curandero o Justiciero son
usados principalmente en las acciones rituales, como la
apertura y cierre de la sesión mágica, activación de los
poderes que se conjugan en la mesa tales como el cactus San
Pedro y los artes.
79
JUEGO DE MESAS DEL CURANDERO
ISIDRO INDOÑAN
A A A A A A
A A AA AAA ^ f t @ M ^ g g
^ o0oo°0C
o OOG
Recipiente de
Huaco A. Huaco /V*
tabaco con (rí\
curandero "
pisco
Huaco con .
pico y orejas / V
de felino
rt r
Laja
Piedras Q
0Naipe
Bronce
Huaco felino / V
Mortero Q— ^
Huaco A 5
animales Varas
Perlería * * £
80
B. MESA CURANDERA SECUNDARIA
a\ ¿t A A A O O
81
intercambiables entre la tradición pre-hispánica y occidental.
Es el caso de las piedras porosas, las lajas y los depósitos de
hierbas medicinales. El pisco o cualquier otro licor fuerte
moderno, podría incluirse dentro de esta categoría puesto que
quizás sustituye a un equivalente pre-hispánico.
La mesa curandera secundaria, es una mesa pre
cerámica (hasta la perlería) y bien podría haber sido utilizada
por un chamán de Huaca Prieta. Estando constituida en su
mayor parte por conchas, caracoles (spondylus) y perlas el
uso de esta mesa se restringe a los actos rituales de rituales de
purificación de la sesión mágica y de “levantar” (fortificar
mágicamente) al paciente.
En cambio, la mesa malera secundaria está
conformada en su gran mayoría por huacos y piedras, objetos
de poder empleados en el acto cumbre de la curación: la
liberación del espíritu del paciente del lugar donde está
capturado. La categoría malero-ganadero-demonio incluye a
los objetos de poder que intervienen en los actos mágicos
decisivos y tienen una vinculación evidente con los cultos
pre-hispánicos (como huacos, piedras de huaca); en cambio
la categoría curandero-justiciero-Cristo se relacionan con
aspectos rituales menos comprometedores, las conchas por
ejemplo para contener el compuesto (tabaco macerado en
alcohol) empleado para levantar. Sin embargo las fuerzas
cristianas no logran desligarse del sentido mágico de las
acciones del curandero, como queda evidenciado en la mesa
principal de Isidro Indoñan, cuyo campo curandero incluye
varas, algunos huacos y las hierbas mágico-medicinales,
ambos campos son usados tanto por curanderos como por
brujos malero.
Las funciones claramente diferenciadas de los
campos malero y curandero a nivel de las mesas secundarias,
se vuelven más difusas en la mesa principal, donde algunos
elementos intentan homogenizar su presencia en ambos
campos. Ver por ejemplo, la hierba de varas y huacos en la
82
parte superior, así como la distribución de las piedras.
Añadiré otras indicaciones referidas a la mesa malera:
1) la asociación específica con cierto tipo de huacos (felinos,
serpientes) sugeriría algún tipo de relación con religiones
organizadas y sacerdotales que en la zona andina aparecieron
a partir de Chavín; 2) la mesa malera excluye el spondylus
(principio masculino) y sólo se apoya en su complemento
femenino (las conchas). El mal sólo es posible en esta
propuesta por una ruptura del equilibrio y la simetría que en
la mesa curandera se restablece por la acción conjunta de los
dos principios sexuales. 3) El curandero parecería manejar
una estrategia de equivalentes al lado de esta otra anterior de
restas y supresiones.
Allí donde hay perlería en la mesa curandera, la mesa
malera presenta piedras y los huacos amenazadores
compensan y reemplazan al mortero. Con lo cual por otro
lado, el principio masculino activo de la mesa malera es
asumido por tales huacos. Por el contrario, la mesa curandera
subraya las acciones punitivas, ya que el mortero (que
aparece con la molienda de cereales y los comienzos de la
agricultura) es de por sí un símbolo antiguo de unión sexual
que reitera la combinación spondylus-concha. A su vez, el
mortero como símbolo de la agricultura y en general de lo
humano guarda equilibrio con los huacos con figura de
animales (ver leyenda del dibujo sobre el juego de mesas) que
representan el aspecto salvaje de la vida y por extensión a la
ganadería.
83
concepto de enfermedad; un acercamiento a las relaciones
interpersonales entre los miembros de la mesa.
Esta interpretación de la acción curativa no busca
corroborar la eficacia de la terapia, examinando a uno o
varios enfermos, antes y después del proceso curativo, para
establecer si realmente ha sido sanado. Se limita a dar
lincamientos generales a partir de los cuales se puede ensayar
una explicación científica (mediante la psicología y la ciencia
médica) y ofrecer una interpretación de la curación basada en
el análisis de la cosmovisión mágica del curandero
(explicación antropológica). Este acercamiento principiará
examinando los conceptos de enfermedad, por ser ésta la
preocupación central de las acciones terapéuticas del
curandero.
84
La terapéutica de las enfermedades naturales se basa
casi enteramente en los conocimientos herbolarios del
curandero y en su competencia como huesero (arreglo de
huesos, fracturas, luxaciones) y sobandero (tratamiento de
golpes, caídas). La excepción en los casos reseñados la
constituye la sobada de cuy, que posee un doble significado
mágico: el diagnóstico de la enfermedad del paciente
mediante el examen de las visceras de animal y la “limpia”
del enfermo al “chupar” (extraer) parte de la enfermedad. Sin
embargo, en estos tratamientos la mesa no es requerida, o en
todo caso no es indispensable. De esta manera, la mesa se
convierte en un rasgo diferencial de la terapeuta de las
enfermedades mágicas.
Existe una gran variedad de enfermedades mágicas
las cuales pueden ser clasificadas de acuerdo al tipo de poder
mágico que la produce.
Así tenemos: 1) las causadas por los encantos, como
los sustos de agua, cerro, huaca y el “viento remolino” el cual
es producido por el “aire” (espíritu) de alguna huaca; 2) las
causadas por los brujos, como el “daño por el aire” cuando el
maestro envía un “rayo” o “soplo” mágico a la víctima, y el
“daño por la boca”, cuando el brujo (o el propio cliente)
consigue que la víctima ingiera una sustancia preparada por
él; 3) las causadas por los espíritus de difuntos y gentiles,
como el “viento de muerto” y la “pisadura de muerto”
respectivamente, las cuales serán descritas más adelante. Se
constata que todas ellas son producidas por agentes mágicos
(naturales, humanos, fallecidos); de allí la denominación
propuesta de enfermedad mágica.
La identificación de las enfermedades mágicas resulta
dificultosa. Primero, porque puede suceder que con una
misma denominación, los curanderos se estén refiriendo a
enfermedades distintas, o que una misma enfermedad tenga
denominaciones diferentes. Es el caso de las enfermedades
llamadas “pisadura de muerto”, y “viento de muerto”. El
85
curandero morropano Manuel Cajusol atribuye la pisadura de
muerto a la intervención de un gentil, que se aparece en los
sueños de las personas y busca atraer su espíritu. En cambio,
el curandero saleño Pedro Ventura señala que se presenta en
sueños el espíritu de un difunto de la familia, que abraza a la
persona y en el lugar donde el muerto lo ha tocado empieza a
doler; cuando la enfermedad se agrava, el enfermo tose y se
consume. El curandero José Ballona, también de Salas,
denomina viento de muerto al mal descrito por Pedro
Ventura.
Según Ballona, el espíritu del difunto familiar, amigo
u otro; agarra a la víctima, puede tratarse de un difunto amigo
que ha querido en vida a la víctima y quiere llevárselo con él.
Como resultado, el enfermo presenta tos y se consume.
Segundo, la variedad de síntomas que poseen cada
una de las enfermedades mágicas, vuelve difícil su
identificación. La sintomatología de la enfermedad puede
comprender incluso las relaciones sociales del paciente. Es el
caso de la enfermedad del daño, que puede originar
dificultades en el trabajo, la quiebra del negocio o disputas al
interior de la familia (ver acápite 4.1.2 Implicancias de la
función terapéutica).
Entre los síntomas psíquicos y físicos también se da
una gran diversidad, llegando a presentarse cierta similaridad
entre los síntomas de enfermedades distintas. La
comparación entre las versiones de la señora Genara Purisaca,
pobladora morropana y la madre de Pedro Barbadillo,
habitante saleña, hará esto evidente. La madre de Pedro
Barbadillo refirió que en una ocasión le dolía el cerebro, la
cabeza, no tenía apetito y le daba por estar muda; producto de
un daño por la boca. Por su parte, la señora Purisaca
explicaba que los enfermos de susto no comen, adelgazan, no
quieren nada, viven durmiendo y pellizcándose.
86
En este caso, las enfermedades de daño por la boca y
susto se asemejan, por estar caracterizadas las dos por
síntomas psíquicos similares.
Además, una misma enfermedad puede presentarse
bajo síntomas distintos, lo cual indica, como dice Chiappe
(1985:39-40) que los curanderos identifican la enfermedad no
por sus manifestaciones sino por su etiología. Así, entre las
distintas manifestaciones del daño, el curandero Isidro
Indoñan incluye el trastorno (forma de locura), el tullimiento,
el dolor de barriga y las frialdades. Por su parte, el curandero
José Ballona considera como formas de daño, el alcoholismo,
el vicio por el cigarro y las enfermedades de la piel llamadas
“yatamas”. Según Ballona, la yatama puede ser: 1) blanca,
cuando la piel se escama en forma de “escama de pescado”;
2) colorada, si la piel está de ese color, se hacen llagas y se
cae la carne.
Se constata que en una variedad de situaciones, los
síntomas de la enfermedad son: 1) predominantemente
psíquicos como en el caso del susto; 2) pueden explicarse
como desarreglos de la personalidad, en el caso del
alcoholismo y el vicio por el cigarro; 3) se manifiestan en
desarreglos sociales como disputas familiares y problemas
laborales.
Esto, estaría indicando que muchas veces la
enfermedad mágica tiene un origen psíquico, o en todo caso
puede subsanarse por medio de un asesoramiento psicológico
(caso de los vicios mencionados y los desarreglos sociales);
con la cual la acción curativa del curandero se caracterizaría
por ser fundamentalmente psicoterapéutica.
El origen psíquico de la enfermedad mágica explica
el porqué algunos habitantes de estos lugares reconocen
la invulnerabilidad de individuos con caracteres personales
particulares, con respecto a estos males. La señora Genara
Purisaca decía que exceptuando el daño por la boca
(producido por la ingestión de un brebaje o sustancia
87
dañina) el mal depende de la debilidad de la persona: si uno
posee sangre fuerte y no tiene miedo a las visiones (de
difuntos gentiles, brujos convertidos en animales); no pasa
nada. Juan Quiróz, también de Mórrope, explicaba algo
parecidos. Según él, la persona de carácter fuerte y valiente,
ni tímida, ni miedosa, no tiene estas enfermedades
(refiriéndose al susto, la pisadura de muerto, ...). La acción
psicoterapéutica del curandero se encuentra en su
cosmovisión mágica. Los síntomas físicos y psíquicos son
producidos por acción de los agentes mágicos, en esto deben
estar de acuerdo paciente y curandero.
Por otro lado, cuando no se trata de síntomas
psíquicos o de dificultades sociales, la enfermedad mágica
(concretamente el daño) se manifiesta en la forma de granos y
heridos. Así, Raymundo Velásquez, comerciante de Salas
señala que los habitantes del pueblo acuden al curandero
cuando les salen granos o están desahuciados. José Jurupe,
otro comerciante del pueblo, menciona a la curación de
granos como una de las especialidades del curandero. Sin
embargo, el caso de los granos puede ser incluido en la
categoría de síntomas psíquicos, pues los zarpullidos tienen
muchas veces origen psíquico.
En varios de los casos reseñados, la enfermedad
consiste en granos infectados o heridas que no cierran. El
curandero Feliberto Cajo dijo haber curado paciente de daño
que tenía una herida en el pecho en forma de avispero, la cual
no cerraba, aún cuando los médicos lo trataron. Según Benito
Farroñan, en una oportunidad un curandero sanó a su madre
de unas manchas que después se le ampollaron y escamaron,
lo cual fue considerado un daño.
¿Cómo se explica en estos casos la eficacia de la
terapéutica del curandero? La curación puede deberse al
conocimiento herbolario del curandero, que se expresa en la
aplicación de emplastos de hierbas y administración de
brebajes medicinales. Pero también, puede entenderse
88
desde la perspectiva psicoterapéutica, pues, en la medida de
que toda enfermedad tiene un componente psicógeno, la
terapia curanderil está en capacidad de lograr verdaderas
hazañas de actuación psicosomática (Silva, 1979: 83).
89
Indoñan, al paciente le habían hecho un daño por la boca,
cuando estuvo tomando yonque (alcohol de caña) con unos
conocidos.
La sesión estuvo integrada por el paciente, su padre,
dos hermanos y una cuñada suya, el curandero, sus dos
alzadores (ayudantes del curandero en su terapéutica mágica)
y el investigador. Como se verá más adelante, la
participación de los familiares en la mesa, cumple una
función psicoterapéutica.
La sesión empezó a las nueve de la noche
aproximadamente. Desde esta hora, el maestro curandero
estuvo concentrado frente a su mesa; de cuando en cuando
frotaba las piedras (los artes) y los soplaba; también
efectuaba movimientos de mano (como si roceara algo)
encima de su mesa. Luego, junto con sus alzadores, realizó
rezos e invocaciones.
A continuación, el maestro y sus alzadores
principiaron a “shinguear” repetidas veces. Esta acción
consiste en sorber por las fosas nasales, el tabaco macerado
en alcohol (alcohol de caña, pisco) vertido en una concha.
Entre “shingueada”, el maestro curandero dijo, entre otras
fases lo siguiente:
“Banco celestial,
banco de claridad te vengo levantando
así me concentré en mis poderes
así me concentré en mis encantos
así me aclaran en mis encantos”.
90
Las acciones rituales descritas, como el frotamiento y
el soplido, así como la “shingueada”, tienen por finalidad
activar y propiciar las fuerzas mágicas presentes en la mesa,
renovando alianzas con ellas para así poder emplearlas.
Según Isidro Indoñan, las piedras o artes se frotan para que
trabajen, es decir, para que su poder mágico se active. El
mismo curandero refiere que se le debe pagar al San Pedro,
para que éste le dé poder. El cactus indica cuántas manos
(veces) se deben “levantar” o “shinguear” en su nombre. Lo
propio sucede con la mesa entera, denominada banco celestial
y de claridad en el discurso; se la “levanta” con la finalidad
de propiciar las fuerzas mágicas que la integran.
Alrededor de la medianoche, el curandero, sus
ayudantes, el padre del enfermo, el hermano de éste último
que hizo de alzador (ayudante) durante la sesión y el
investigador ingirieron el cactus San Pedro contenido en una
lata al frente de la mesa principal. Además, el padre del
paciente y el investigador recibieron de parte de uno los
alzadores, una vara y una espada respectivamente. Luego, las
personas mencionadas “shinguearon” varias manos. La
ingestión del alucinógeno junto con la absorción de tabaco
macerado en alcohol, produce gases, eruptos y náuseas.
Varios de los participantes de la sesión vomitaron. Esto, en
realidad, es un fin buscado.
Según Mario Polia, la “shingada” es empleada para
los siguientes fines: a) propiciación de füerzas benéficas; b)
protección contra las fuerzas maléficas (malos aires)
naturales o inducidos por magia; c) expulsión de los “males”
sea por el poder apotropaico del tabaco mismo, o sea por su
propiedad vomitiva (mediante el vómito uno se libera de
elementos y fuerzas nefastas presentes e inducidos en el
organismo); d) “fortificación” (mágica) de las personas en
cuanto al tabaco las libera de los males y aclara la “mente”
levantando la persona y su fortuna de la postración; e) el
tabaco actúa como catalizador acelerando o reforzando el
91
efecto del San Pedro, (Polia, 1988: 100).
¿Qué se pretende conseguir mediante los efectos del
San Pedro, catalizados por la “shingueada” y qué tipo de
visión proporciona el cactus? El curandero Manuel Cajusol
decía que el objeto de ingestión del San Pedro consiste en
lograr “contar”, “descontar” o tarjar a la persona. Es decir,
conocer qué es todo lo que tiene el paciente ver porqué está
enfermo; para ello se realiza el pago del San Pedro,
pidiéndole poder. El campesino morropano Juan Quiróz le
explicaba de la siguiente manera: “tomando el remedio (San
Pedro), el maestro ve y sabe qué es lo que le ha pasado al
paciente, si le han dado algo (daño por la boca) o si se ha
caído (susto); y qué hierbas se deben dar”.
Respecto a la visión que produce el cactus, el
curandero de Salas, Oswaldo Bemilla decía que se ven como
pueblos y faroles al interior de los cerros; a los espíritus de
las lagunas y a uno mismo bañándose con las hierbas.
Durante la sesión mágica, refería que se ven los espíritus
relacionado con el cliente, sus rasgos físicos, su vestimenta;
en los casos de curación se sabe además qué hierbas deben
ser empleadas. El diagnóstico de la enfermedad y el
conocimiento botánico-medicinal de los curanderos se
fundamenta según ellos, en las directrices que les da el cactus
San Pedro durante la visión.
Por otro lado, en distintos momentos de la sesión, el
curandero inició varios cantos. A continuación, transcribo el
extracto de uno de ellos:
92
de las faldas voy fugando, recorrido por mil valles
por Bolivia y Argentina, y Venezuela donde vengo
trabajando montoneras de mi luna, montoneras
cafetales asi me abres carreteras, donde vengo
trabajando y asi vengo yo jugando, asi juega y asi
juega asi juega el herbolario, herbolario-curandero
curandero-curandero, como soy yo, yerbatero”.
93
para dirigir una sesión. Durante mis sesiones, a
veces e andado buscando cierta fuerza por ejemplo
un antiguo santuario o una montaña y de repente
(mientras) yo cantaba y silbaba la cuenta se activó
y me sentí entrar en la montaña, que me abría
todos sus pasajes, todos sus laberintos. Y de
repente regresaba. Había “visto” y había
visualizado con mi espíritu. (Sharon, 1980:69)
“Seca tu jarro
cerro La Vieja, cerro La Negra
cerro La Punta, bailes la aguja
abre mi jarro de 3 mujeres, abre mi jarro de 2
mujeres
abre mi jarro 7 de emees, abre mi jarro de 8 emees
abre mi huaca de Mancolán
abre mi huaca de San José
abre mi huaca de Carrachán
abre mi huaca de La Merced, de Batán Grande
... asi me drogo por mis compactos”.
94
Siguiendo con la sesión, después de la “shingada” los
alzadores principiaron a mover sus espadas y varas
haciéndolas “temblar”, como si estuviesen en contacto con
algún poder mágico o intentasen activarlo. También
acompañándose de un silbido, extendieron varias veces sus
varas como si enviasen algo a través del aire. Se trata de
“malos aires” (espíritus o fuerzas mágicas) que se envían al
brujo causante de la enfermedad, principiándose así la lucha
por la curación del paciente.
Alrededor de la una de la madrugada, el paciente fue
llamado por el curandero, a colocarse frente a la mesa
principal. Luego, debió realizar un recorrido acompañado
por los dos alzadores, que abarcaba la mesa malera
secundaria y la mesa mayor. Por último, paciente fue situado
al borde de la mesa malera secundaria y al frente del
curandero y su mesa mayor. En ese momento el curandero
empezó nuevamente a cantar.
Mientras tanto, los alzadores y el hermano del
paciente (quien hizo a su vez de alzador) reiniciaron el
recorrido descrito anteriormente. Parecía que peleaban contra
alguien (el brujo causante del mal y sus artes); espetaban en
voz alta, diciendo entre otras frases: “ya, ya me recuerdo”, “a
ver pues cojudo”,... “quien pega”. A continuación, los
alzadores tomaban viada y saltaban a espaldas del paciente,
para luego caer al piso dando una voltereta. Estos saltos se
repetirían en distintos momentos de la sesión curativa. Según
declaraciones posteriores del curandero, estas acciones tienen
como finalidad el espantar a los espíritus que rodean al
paciente e inciden sobre su mal estado de salud.
Incluso, los alzadores escenificaron una lucha detrás
de la mesa curandera secundaria en el cual intervino en algún
momento el curandero. Daban patadas puñetes al aire y
perseguían a alguien (al brujo y/o sus füerzas mágicas
aliadas).
95
La terapéutica del curandero requiere de maniobras
físicas destinadas a combatir y/o ahuyentar al brujo causante
del mal y los espíritus maléficos, agentes mágicos percibidos
sólo por aquellos individuos a los que el San Pedro les ha
otorgado “visión”. Eduardo Calderón, “El Tuno” también
emplea estos conocimientos; Sharon lo explica de la siguiente
manera:
96
Por último, el hermano del paciente que hizo de
alzador, frotó con dos conchas marinas, una en cada mano,
todo el cuerpo de su mujer luego las frotó una con otra y
escupió en ellas un perfume que el curandero le había dado
previamente. El mismo rito lo efectuó con su padre, pero esta
vez, en lugar de conchas marinas, empleó varas de madera.
Estos ritos se corresponden con la última fase de la sesión
denominada “florecimiento”, en la cual los alzadores
esparcen perfümes entre los integrantes de la mesa
propiciando la buena fortuna en el hogar y el trabajo, así
como la alegría y felicidad en los corazones (Polía; 1988:125-
126).
En la descripción de las acciones rituales de la mesa,
destacan las siguientes dimensiones psicoterapéuticas. En
primer lugar, las acciones rituales del curandero y sus
alzadores, que son una representación de la extracción de la
enfermedad, para así lograr la curación. La lucha mágica
contra el brujo causante del mal se evidencia en las acciones
rituales, como cuando los alzadores saltan detrás del
paciente, escenifican la lucha detrás de la mesa curandera
secundaria, o cuando “shinguean” para expulsar los males y
fortalecer mágicamente al paciente. La pelea contra el brujo
no se da sólo en un nivel mágico no visible para las personas
ordinarias (sin “visión”), sino que incluye maniobras físicas.
De esta forma, el paciente y sus familiares constatan los
avatares de la lucha y el esfuerzo del curandero y los
ayudantes por vencer al brujo y curar al enfermo.
Segundo, los vínculos existentes entre los integrantes
de la mesa, así como la participación activa de algunos de
ellos, son aspectos que contribuyen al proceso de curación.
En el caso reseñado, el paciente acudió acompañado de sus
familiares: sus dos hermanos, su cuñada y su padre. Por otro
lado, los alzadores del curandero son a su vez cuñados suyos.
Por otro lado, las relaciones familiares, entre el curandero y
sus ayudantes son comunes en Mórrope: el curandero
97
Lorenzo Sandoval emplea a su hermano, su hijo y su yerno
como alzadores; Alfredo Morales tiene como ayudante a su
hermano Francisco.
Así pues, la sesión curativa se establece a partir de la
alianza entre dos grupos familiares, el del curandero y el del
paciente, ambos preocupados por el restablecimiento de la
salud de éste y su bienestar social y familiar. La alianza se
forma por iniciativa del grupo familiar del enfermo, el cual
reconoce en el curandero y sus ayudantes facultades
terapéuticas. La asistencia de los familiares es una
corroboración para el paciente, de la preocupación e interés
de éstos en su salud. De esta forma, el paciente es reafirmado
como miembro fundamental de la unidad familiar: la familia
entera se encuentra “enferma”, su bienestar supone un buen
estado de salud de todos sus miembros. Desde el punto de
vista del paciente, su estado de salud comprende el bienestar
del conjunto de su familia.
Jerome Frank, citado por Holand, resume de la
siguiente manera las condiciones que caracterizan a las
técnicas curativas psíquicas:
98
los que el paciente, el curador y el grupo de
personas (si lo hay), participan juntos”. (Holland:
1963:262)
99
etiología mágica de las enfermedades del Susto, el daño por
aire y el daño por la boca.
En el susto, el encanto, ya sea huaca, cerro, laguna,
pozo de agua o de mar, se apodera de la sombra (espíritu) de
la persona, causándole la enfermedad. La captura del espíritu
por parte del encanto, recibe diversas denominaciones: se
dice que el encanto ha agarrado, atrapado, empuñado al
espíritu de la víctima. Algunos, como el habitante de
Mórrope Juan Quiróz, refieren que los encantos golpean al
espíritu capturado.
En el caso del daño por aire, el encanto actúa por
intermediación del brujo. Esta captura al espíritu y lo
deposita en un encanto, como por ejemplo en una huaca,
encerrándolo allí acción denominada “rollo de huaca”. Según
el morropano Juan Raúl Suclupe, el brujo después de atrapar
al espíritu de la víctima, la golpea. Tanto en el susto como el
daño por aire, el fenómeno que defina la enfermedad es la
sustracción del espíritu de la víctima, su encierro y el
maltrato. De acuerdo a una perspectiva psicoterapéutica, se
podría decir que la problemática psicológica -ya que el hecho
fundamental es la pérdida temporal del espíritu- se expresa
en un nivel mágico-simbólico. Tal vez, incluso las
mutaciones mágicas como la transformación de las artes y
plantas mágicas en animales (ver capítulo II), puedan ser
representación, pues para que resultase cierta, tendrían que
concordar las “visiones” mágicas del curandero (las
mutaciones mágicas que ves con la enfermedad psicológica
real del paciente).
En cuanto al d año por la boca, el brujo lo produce
administrando en la comida de la víctima, un preparado de
nominado “polvo de muerto”.
Según el curandero Gaspar Silva, considerado brujo
por varios habitantes del pueblo de Salas, el “polvo de muerto
de gentil” se prepara con los huesos de la canilla, el cráneo o
la costilla de algún gentil; se hacen resecar y se muelen junto
100
con la malva espinosa, la yatama negra o colorada y algunos
alíñeos, como el ajo, el ají, la pimienta de montaña. La
simbología mágica aparece luego de que la víctima ha
ingerido esta sustancia. El morropano Juan Quiróz dice que
existen plantas malignas que, cuando se administran, se
vuelven culebra, cabeza de lechuza o bultos en el estómago
de la víctima. Contó el caso del curandero José de La Cruz, a
quien se le administró alguna sustancia en una comida, que se
transformó en un bulto con cachos o cabeza de lechuza en su
estómago.
El primer paso en la curación de estas enfermedades
consiste en “descontar” o “tarjar” al enfermo. Como ya he
referido, esta acción es inducida por la ingestión del San
Pedro y al “shingada” y tiene por finalidad conocer porqué
está enfermo el paciente. En palabras del curandero Toribio
Acosta, se debe encontrar la sombra (espíritu) del enfermo,
que está amarrado en algún sitio.
Una vez identificado el agente mágico causante de la
enfermedad y en el lugar donde se encuentra capturado el
espíritu del paciente, principia la lucha del curandero por su
curación. Las maniobras con las varas, así como las
escenificaciones de lucha de los alzadores y el curandero
corresponden a esta etapa.
La finalidad de la sesión curativa consiste en liberar
al espíritu de las fuerzas mágicas que los mantienen
capturado, produciéndole la enfermedad. El curandero
Manuel Cajusol los explica de la siguiente manera: “durante
la curación, después de abrir las puertas (del encanto) y
utilizando un arte que lo puede sacar, el curandero lleva el
espíritu del paciente al hombro”. En el susto la lucha se
entabla contra un agente mágico natural, o una huaca
(también considerada como encanto). En el caso del daño por
aire, no queda claro si la pelea es contra el brujo mismo,
como lo refieren la mayor parte de curanderos (Manuel
Cajusol, José Ballona, Alfredo Morales).
101
El curandero Toribio Acosta precisaba que la lucha
no se entabla contra el maestro causante de la enfermedad,
sino contra sus artes. De esta manera, en la medida que la
fuerza mágica de los artes proviene de los encantos, en este
caso también la lucha del curandero estaría dirigida contra el
encanto en el cual está atrapado el espíritu de el paciente y no
contra la persona del brujo. Existe pues una identificación
entre el curandero, sus artes y los encantos que éstos
presentan.
En cuanto al daño por la boca, el curandero, para
contrarrestar la sustancia (convertida en animal) que se
encuentra en el estómago del paciente, debe administrar una
planta mágica que sea su “contra”. El curandero saleño Pedro
Ventura ejemplifica estos procedimientos en el caso de dos
plantas mágicas: el león cimura y el gato cimura que tienen la
propiedad de convertirse en gato y león respectivamente.
Según él, cuando un paciente tiene un Gato cimura al interior
del estómago, el curandero debe administrar durante la sesión
un León cimura, lo opuesto sucede cuando en el estómago de
aquel se encuentra un León cimura. Esta explicación
corrobora una vez más, la noción propuesta de fuerzas
mágicas indiferenciadas. El proceso de curación supone la
lucha entre dos principios de poder opuestos: por un lado, el
encanto o el brujo con sus artes y plantas malignas; por el
otro, el curandero y sus fuerzas mágicas aliadas, encantos,
artes y plantas. Sin embargo, esta clasificación de poderes en
principios opuestos no es previa, sino que se actualiza en
cada caso de brujería.
Los encantos, artes y plantas intervienen en la
causación de la enfermedad o en su curación, dependiendo
del especialista mágico, brujo o curandero, que los manipula.
Ejemplo de ello son el gato y el león cimura (ver anexo de
plantas medicinales), que pueden ser empleados tanto para
causar el daño por la boca, como para curarlo.
102
Así pues, con la ayuda de sus artes y encantos
aliados, el curandero y el brujo entablan una lucha mágica, en
las cuales las fuerzas mágicas y los espíritus de los maestros
adquieren diversas formas, de acuerdo a las circunstancias del
combate. Las plantas mágicas transmutan de forma: las
mishas se transforman en gatos, la cimura y la cochaya en
culebras. También, como ya he referido, los artes de figuras
en bronce de león, toros, culebras, se convierten en los
animales respectivos. A su vez, el espíritu del curandero
puede adoptar la forma de un toro, un gato, un león, un
gallinazo, disfrazarse de muerto o convertirse en un cerro
entero.
Las acciones rituales de la sesión curativa no pueden
entenderse, sino se hace referencia a los hechos que ocurren
en este nivel de realidad mágica y le confieren un sentido.
Por ejemplo el curandero Eugenio Acosta relataba que
cuando la huaca no quiere soltar al espíritu del paciente, lanza
piojería, granizos y rayos; debiendo entonces el curandero
refrescar su mesa con maíz blanco y agua bendita. Así pues,
la acción ritual de refrescar la mesa es la respuesta al ataque
sobrenatural de la huaca, que ocurre en un nivel de realidad
mágico. Lo propio sucede con las maniobras realizadas por
el curandero o sus alzadores con varas y espadas. En la
realidad mágica, de acuerdo a referencias del curandero
Manuel Cajusol, estos objetos son enviados a través del aire
contra el brujo causante del mal.
Ahora bien, ¿cuáles son las posibles consecuencias de
esta lucha mágica? El curandero Manuel Cajusol lo explica
de la siguiente manera: si el curandero pierde la lucha, puede
suceder que éste ya no quiera trabajar (en el curanderismo),
olvida su saber y enferme; o sino puede morir el paciente, sus
familiares, el curandero o sus alzadores.
Las versiones sobre lo que le sucede al brujo, cuando
el curandero logra curar la enfermedad causada por él, son
varias. Juan Quiróz, habitante de Mórrope, recordaba que el
103
curandero José de la Cruz enviaba “aires” a sus
condescendientes y como resultado, el brujo se quedaba
dormido, enfermaba o moría. También, algunos curanderos
referían preguntar al paciente si deseaban que el daño se
“devuelva”, es decir causarle al cliente del brujo la misma
enfermedad que ha curado en su paciente.
Estas diversas consecuencias de la lucha mágica nos
hace ver que si bien los especialistas mágicos son los que
pelean, están implicados vitalmente en el combate dos
alianzas distintas: la alianza brujo-cliente y la del curandero-
paciente (incluidos los participantes de la sesión curativa).
Las consecuencias de la lucha mágica las pueden sufrir no
sólo el brujo o el curandero, sino los interesados en este caso
de brujería.
A continuación presento varios esquemas sobre el
hecho de brujería que explicitarán y desarrollarán lo ya
expuesto. Los primeros tres esquemas se refieren
exclusivamente al caso en el cual el daño se manifiesta como
enfermedad, el cuarto esquema se refiere no sólo a los casos
de enfermedad, sino también al menoscabo de la posición
económica (debido a pérdida de bienes por ejemplo) y de las
relaciones familiares (disputa con la esposa o los hijos).
104
Aquí se representa la forma cómo el brujo a petición
del cliente y empleando sus artes, -causa enfermedad en el
paciente- el cual no posee una fuerza mágica que lo proteja, a
lo más puede oponer la fortaleza de su carácter y lo deposita
en algún encanto aliado suyo, donde es encerrado se realiza la
sustracción de espíritu del paciente.
Esquema 1
Ataque del brujo y captura del espíritu del cliente
105
El enfermo sin capacidad de hacer frente a la acción
del brujo, acude donde el curandero y lo forma junto con él y
su familia una alianza que busca restablecer su salud. El
curandero y el brujo, los dos con sus poderes mágicos aliados
(artes, encantos, plantas mágicas) entablar una lucha mágica
por el espíritu capturado del paciente, el segundo quiere
conservarlo donde está. Si el curandero vence en esta lucha,
el espíritu del paciente es restituido (como lo muestra la línea
punteada).
Esquema 2
El combate mágico y su resolución
106
El acto de curación puede traer como consecuencias
la enfermedad y muerte del brujo, o la devolución de la
enfermedad al cliente. Esta doble posibilidad indica que
ambos, brujos y clientes están igualmente comprometidos en
la causación de la enfermedad, formando una alianza. De
igual manera, la alianza curandero-paciente se explícita por
las consecuencias funestas que puede tener para ambos, el
que el curandero pierda la lucha. El curandero-brujo Gaspar
Silva, al referirse al ritual de florecimiento, expresaba esta
alianza. Decía: “al florecerte a ti, me florezco yo” y “se
florece y se fortalece”.
Esquema 3
Posibles consecuencias del acto de curación
107
Por otro lado, la versión del curandero Toribio
Acosta, niega la existencia de represalias contra el brujo (al
explicar que la lucha es entre lo objetos de poder), pero deja
abierta la posibilidad de la devolución del daño al cliente. Al
parecer, las represalias contra la diada brujo-cliente son una
posibilidad; también puede ocurrir que la acción del
curandero se limite a luchar contra los encantos aliados del
brujo y restablecer la salud del paciente con lo cual el
esquema 2 (su línea punteada) es una posible final del
combate mágico.
Esquema 4
Beneficios que obtiene el cliente con la enfermedad del
daño de la víctima (hipótesis)
108
a) El caso de brujería tiene como punto de inicio la envidia
del cliente frente a la situación social de la futura víctima.
El dominio de la víctima (o espacio vital) está constituido
por las relaciones familiares que mantiene, su situación
socio-económica y su salud; todas estas son dimensiones
susceptibles de ser atacados por un brujo. El sentimiento
de envidia supone que el cliente considera la situación
socio-económica de la futura víctima como superior a la
suya; pero también podría originarse debido a la existencia
de bienes en disputa. La envidia encuentra su sustrato en
relaciones de antagonismo y rivalidad.
109
Sin embargo, no se trata de investigar si el cliente a
acrecentado realmente sus riquezas, sino de cómo relacionan
estos hechos (enfermedad de uno y fortuna del otro) los
actores comprometidos, clientes, víctima, brujo y curandero.
En la parte final del próximo capítulo se volverá a aportar a
favor de esta hipótesis.
110
CAPÍTULO IV
CONDICIONES SOCIALES EN EL
CURANDERISMO
112
Cuando la automedicación mediante remedios
caseros, primer paso en la restauración de la salud, fracasa; el
enfermo debe elegir entre el curandero y algún otro agente de
salud moderno, para que le diagnostiquen su mal. La
elección de este agente de salud es importante: no sólo
porque se basa en el prestigio curativo del agente, sino porque
éste orienta al paciente sobre quien debe curarlo. En el caso
de los agentes modernos de salud, no se trata de una
orientación sino de una determinación que es muy raro que un
médico por ejemplo, recomiende a un curandero. De otro
lado, aún cuando la gente del lugar reconoce que existen
enfermedades naturales y mágicas, de una competencia del
médico y del curandero respectivamente; éste último, después
del diagnóstico, puede considerarse capaz de curar cualquier
tipo de enfermedad.
Con esto quiero decir que la competencia entre
agentes de salud condicionales y modernos, por la atención
del enfermo, se inicia en el momento del diagnóstico y
cobrará su real dimensión durante el proceso de curación.
En este proceso no solo interviene el prestigio del agente de
salud, sino su real efectividad terapéutica y la opinión
subjetiva de la misma que realizan el paciente y sus
familiares. Esta última es importante, pues puede determinar
por sí sola, el cambio de agente de salud. Es el caso de un
campesino en Mórrope que cambió de médico a los tres días
de seguir la medicación, y luego, dejó también al segundo
facultativo, para terminar tratándose con un curandero. En un
artículo anterior, propongo el siguiente esquema para explicar
el sistema médico en el cual opera el curandero.
La última opción (C-6) representa una innovación de
la estrategia de curación campesina: se trata de aprovechar las
dos vertientes, la que ofrece la medicina moderna y la del
curandero. Puede ser que esta nueva modalidad sea el inicio
de una forma de complementariedad entre medicina moderna
y tradicional, como también se limite a disfrazar las
113
deficiencias o limitaciones de cualquiera de los dos tipos de
agentes.
C = Circuito
114
curanderos, en correspondencia con la clasificación cultural
de enfermedades naturales y mágicas. Sólo tratan estas
últimas. El curandero resulta ser no un médico rural, sino un
mago que cumple funciones terapéuticas.
115
maquinarias, la mala marcha de los negocios y los problemas
laborales. Esto es explicable si se tiene en cuenta que
Mórrope y Salas considerados como centros de
curanderismo son a su vez lugares en los cuales el recurso
hídrico es escaso y alto el grado de pobreza. Por lo
tanto, toda dificultad que impida la sobrevivencia económica
de la unidad familiar resulta ser tan importante como la
misma enfermedad. De hecho, las dificultades económicas
son consideradas como males o enfermedades. Por otra vía
de razonamiento, coincidimos con el razonamiento de Lupe
Camino (comunicación personal), cuando relaciona salud y
bienestar económico. Según ella, se considera que el
bienestar económica supone el buen estado de salud de los
miembros de la familia, pues así se asegura la participación
de todos en el trabajo.
116
Así, por ejemplo, las hierbas del carpintero y del tesoro dan
dinero, las de la señorita y del caballero llaman a la clientela.
Según el curandero Toribio Acosta del caserío Chepito
(Mórrope), la composición de las hierbas mencionadas y el
tipo de seguro dependen de los requerimientos y necesidades
de cada cliente particular.
La importancia de esta actividad mágica no debe ser
menospreciada, pues la mayoría de curandero refieren entre
sus actividades, la elaboración del seguro de éxito. Incluso
podría llegar a decirse que se trata de una actividad de tanta
importancia como la misma labor terapéutica. Las pocas
veces que obtuve respuestas directas a la pregunta ¿para qué
tipo de labor lo buscan más sus clientes?, se dieron los
siguientes resultados: mientras José Ballona, curandero de
Salas, afirmaba que sus clientes más numerosos son los
enfermos de daño; Feliberto Cajo, curandero del mismo lugar,
aclaraba que la mayoría de sus clientes acudían para la
elaboración del “seguro de éxito”. Sin embargo, curación y
confección de seguros son actividades distintas que además
no implican una especialización entre los curanderos.
Además, el mismo Ballona entregaba “seguros de
éxito” a los pacientes de daño que había curado. Asimismo,
según él, la confección de seguros requiere de una curación
previa, que consiste en “despejar” al paciente. La estrecha
relación entre curación y confección de seguros nos remite
otra vez al hecho de que la salud de individuo no sólo está
referida al aspecto físico y psíquico, sino que también es
concebida como un bienestar social.
El curandero, a su vez, posee la facultad de realizar
otras actividades mágicas, que denotan su injerencia en otros
tipos de problemática social. El especialista mágico interfiere
en el orden legal de la sociedad, cuando delucida el lugar
donde se encuentra el objeto robado y/o al causante de dicho
robo, y cuando resuelve problemas judiciales. El lugar del
objeto robado puede descubrirse por medio de una “mesa” o
117
sesión mágica. Respecto a la identidad del ladrón, los
alcances del procedimiento varían: algunos curanderos dan
los rasgos generales de la persona, pero no revelan su
identidad; otros si dicen el nombre del ladrón. Según Hilario
Cruz y Manuel Cajusol curanderos morropanos, una forma
infalible para delucidar la identidad del causante del robo
consiste en recoger el rastro (huella del pie), dejada por éste
en el lugar del hecho. Teniendo la huella, se “cuenta” (ver
acápite 3.1.2.) su nombre y se averigua quien es el culpable.
Lo que el curandero comunica al cliente depende más bien
de como éste considera que su “descubrimiento mágico”
será tomado por las autoridades. Candelario Santistéban,
curandero de Mórrope, señala que no hace averiguaciones
sobre robos porque es mucho escándalo. De hecho, el
curandero puede ser denunciado judicialmente por
difamación, por el sujeto identificado como el autor del robo.
El curandero puede también resolver problemas
judiciales. En estos casos, según Justo Cajo, curandero
saleño, el cliente debe llevar la copia del la denuncia al brujo,
el cual la brujea, dejándola posteriormente en una huaca o
algún entierro. De esta forma, el documento original,
mágicamente, se “enrolla” y se bota. Como resultado el
problema judicial se soluciona; puede ocurrir que: no haya
orden de citación de arresto, no aparezcan los denunciantes o
se gane el juicio.
Si bien en los casos de robo, la acción del curandero
está contribuyendo al ordenamiento legal de su sociedad; su
intervención en problemas judiciales no responde a un ideal
social de justicia sino a una estrategia familiar de
sobrevivencia. En estos casos, el curandero, sin considerar la
justicia o injusticia de la causa, actúa salvaguardando los
intereses del cliente y su familia. Incluso se podría decir que
el rol de ordenamiento legal que cumple en la resolución de
robos es una consecuencia no buscada, que coincide con la
estrategia familiar del cliente.
118
Por otro lado, los pleitos judiciales pueden originarse
por luchas entre distintos grupos sociales de la comunidad, lo
cual nos llama la atención sobre la posibilidad del curandero
de influenciar sobre cuestiones políticas. Alfredo Morales
del caserío Chepito (Mórrope) refiere que en una oportunidad
fue contratado por la parte baja de la comunidad para ganar
un pleito judicial sobre la junta de agua. Como se sabe la
escasez del recurso hídrico en Mórrope es un factor
importante de su atraso y su pobreza, poseyendo mayores
posibilidades para obtener este recurso los de la parte alta de
la comunidad. La intervención del curandero en este pleito
comprueba la importancia política que pueden tener sus actos
mágicos.
La función política del curandero resulta más
evidente cuando alguna lista lo requiere para asegurar su
triunfo en alguna elección de cargos dirigenciales. Fue lo que
sucedió en las elecciones de 1987 para cargos comunales en
la comunidad de Mórrope. En esa oportunidad existían
cuatro listas postulantes, siendo dos las principales: la lista
verde encabezada por el señor Juan Raúl Suclupe,
expresidente de la comunidad y la lista celeste presidida por
el señor Nery, representante del grupo de poder de los
yeseros. Según la versión de los integrantes de la lista verde,
la lista rival ganó porque reunieron unos cuatro brujos de
distintos caseríos, para que “jugaran” (brujearan) en nombre
suyo y porque además regalaron libros y medicinas. La
brujería se habría manifestado concretamente en la desunión
que sufrieron los integrantes de la lista verde. La capacidad
económica de la lista rival hace posible no solo que ofrezca
regalos, sino contratar a los brujos de mayor prestigio en la
comunidad. La causa fündamental del triunfo de la lista
celeste reside en su poder económico que es empleado no
solo para sobornar a los votantes, sino para asustar a los
integrantes de la lista rival, hasta desunirlos. Sin cuestionar
la veracidad o falsedad de la brujería, la presencia de los
119
brujos realiza el efecto deseado y esto justifica el gasto en
ellos.
Según Manuel Cajusol, curandero morropano, el acto
mágico puede interferir en la elección de dos formas: sucede
que los votantes de una lista votan, como trastornados por la
lista rival; sino al realizarse el recuento de la votación, los
votos de un color se convierten en el color de la otra lista.
120
otros que tratan la locura.
Además, es posible intuir que el prestigio social del
curandero no se limita solo a su rol terapéutico, sino que
puede estar referido a otro rango de actividades mágicas. La
Sra. Ahída Piscoya, residente en Salas, comentaba que
Maximino Díaz es un buen brujo, fundamentando su opinión
en el hecho de que logró sacar a su sobrino de la cárcel. Por
su parte, el sacerdote de Salas refiere que los brujos cañaris
son buenos realizando guayanches o magia de amor.
Lo dicho sobre la forma como los pobladores
reconocen la labor curativa del curandero, se ve corroborado
por las declaraciones de algunos de ellos. Manuel Cajusol
curandero morropano, recuerda que su clientela se formó
desde que curó a un chico de unos cinco años, sobrino suyo.
Este muchacho estaba destroncado de la cintura por causa de
una maldad; había sido tratado por otros curanderos hasta que
su cuñado se decidió a acudir donde el. Por su parte, José
Ballona, curandero saleño, refiere que al principio curaba
muchachitos enfermos de susto, siendo considerado
solamente como un “curioso”. Su primera curación la realizó
con el señor Juan Lara, enfermo de daño. Según él, la
recomendación (el prestigio diríamos nosotros) le viene de las
mismas curaciones que ha realizado.
El curandero es consciente de la importancia que
tiene la conformación de su prestigio. En su discurso deja
entrever sus éxitos curativos o mágicos, así como sus
facultades personales. A veces, esta exhibición del prestigio
alcanzado o de su búsqueda es muy clara, lo cual se muestra
en las declaraciones de dos brujos saleños, citados en un
artículo anterior:
121
muy estimado por la población; cuando viajaba
por los alrededores los choferes de los ómnibus del
pueblo no le cobraban y por donde iba le
convidaban alimentos”. (Macera; 1989: 132)
122
Cajusol, curandero morropano, reconoce que los antiguos
clientes de su abuelo, al fallecer éste, pasaron a curarse donde
él.
Otra forma de evaluar el reconocimiento de la
clientela consiste en ver si el curandero recibe, aparte de la
tarifa por sus servicios, regalos (un corte de tela, un juego de
tazas) de los pacientes agradecidos. En general, la posesión
de bienes puede ser una comprobación del prestigio
alcanzado por el brujo curandero, si bien al respecto existen
informaciones contradictorias. Algunos curanderos señalan
que el grado de riqueza alcanzado no es producto del
ejercicio del curandero; otros, como Justo Cajo, curandero
saleño, refieren lo contrario. Según este último, la riqueza
poseída por el curandero demuestra que éste es bueno;
además en el pueblo existen sólo cuatro buenos curanderos y
todos ellos son poseedores de riqueza.
123
entendida solo como producto del ejercicio del curanderismo
sino también por el cumplimiento de otras actividades socio
económicas. Esta variedad de actividades sociales realizadas
por el curandero deben guardar una coherencia intema en su
mente. Hasta el momento, solo se percibe una línea divisoria
bien delimitada entre su accionar en el mundo mágico y la
realización de sus demás actividades cumplidas en forma
racional.
En el caso de la comunidad de Mórrope, todos los
campesinos entrevistados son a su vez campesinos. Incluso la
actividad agropecuaria parece ser la más importante: no solo
requiere de un esfuerzo familiar conjunto, constituyéndose en
el eje de su sobrevivencia; sino que se trata de una actividad
independiente que no depende de la llegada de clientes. Sin
embargo, según Mario Polía en Huancabamba, el grupo
familiar del curandero posee una organización del trabajo
distinta; en la cual los demás miembros de la familia realizan
las labores agrícolas que debería cumplir el curandero, pero a
la vez se benefician de sus ingresos (1988:22). Este podría
ser también el caso morropano; aunque el curandero de este
lugar parece estar más apegado al modo de vida campesino si
se consideran algunos hechos. Manuel Cajusol, curandero
morropano, decía que él cuando no siembra, cura semanas
seguidas, como también hay semanas en las cuales no le
llegan pacientes. Por otro lado, en una oportunidad Isidro
Indoñan no pudo realizar la sesión terapéutica porque sus
alzadores, por estar sembrando frijol “Moquegua” en sus
chacras, no acudieron. En cambio, la organización familiar
del trabajo señalada por Polia ocurre necesariamente, cuando
el curandero viaja fuera de la comunidad para realizar
curaciones. En el caso del pueblo de Salas, las actividades
socio-económicas del curandero no solo son agropecuarias,
sino que guardan relación con un medio más urbanizado. El
curandero saleño puede tener oficios como la carpintería, la
albañilería, la refacción de aparatos eléctricos o poseer
124
pequeños negocios como una chichería, una bodega pequeña.
Así por ejemplo, Pedro Ventura es además de curandero,
agricultor y albañil; Oswaldo Bemilla realiza guayanches
(magia de amor), pero además refacciona aparatos eléctricos,
hace carpintería y albañilería. El curandero, como cualquier
otra persona del lugar, tiene en su haber el conocimiento de
varios oficios, con el fin de lograr la sobrevivencia de su
unidad familiar. En este sentido, el curanderismo mismo es
visto como una alternativa para la obtención de ingresos.
Chiappe, Lemlij y Millones citan la siguiente declaración de
un brujo saleño: “Si el pueblo volviera a tener agua seguro
que muchos dejaríamos la profesión y no dedicaríamos a criar
animales y a sembrar la tierra, la mayoría se ha dedicado a
esto porque no tiene otra cosa en que trabajar” (1985:44).
Los habitantes del pueblo también perciben la
brujería como un negocio, solo unos pocos son reconocidos
como verdaderos curanderos. Guzmán Reyes, por ejemplo,
comerciante del pueblo de Salas, declaraba que antes habían
buenos brujos, los cuales eran pocos; pero que ahora todos
son brujitos jóvenes que lo hacen por negocio.
Si se reconstruyeran las historias de vida de los
curanderos saleños, seguramente encontraríamos un
recorrido, aprendiendo varios oficios y realizando varias
actividades económicas, cuyo objetivo es la búsqueda de
mejores oportunidades de trabajo. Por mi parte, solo he
logrado recabar gruesas líneas de este recorrido.
Feliberto Cajo fue pastor de ganado desde los 16 años
y jornalero en Motupe y Ferreñafe a los 18. Posteriormente,
realizaría su servicio militar en Zarumilla, durante tres años.
Entre 1954 y 1965 fue ayudante de camión y camionero en el
negocio de un señor Motupe. Al casarse se instaló en Salas,
dedicándose a la agricultura y el curanderismo. Es curandero
desde los 21 años.
125
Por su parte, Pedro Ventura es, como ya decíamos
agricultor, curandero y hace trabajos de albañilería.
Anteriormente, en distintas épocas, ha tenido ganado, un
negocio de chichería y una pequeña bodega. Actualmente
cada año por el día de los difuntos, instala un negocio a las
afueras del cementerio, donde vende velas (confeccionadas
por él), platos de cabrito, cebiche, chicha y yonque.
Esta variedad de actividades económicas se explica
por la escasez de agua que sufre la comunidad de Salas lo
cual va en desmedro de las actividades agrícolas y ganaderas.
Muchos pobladores deben buscar alternativas de trabajo o de
vida, como la migración, la brujería, la tala de árboles, la
quema de carbón y los oficios ya mencionados.
Cabe señalar que no pretende explicar el ejercicio del
curanderismo, como una fuente de ingresos. Si bien en
muchos casos, la curandería se ha convertido en un negocio,
como veremos más adelante cuando analicemos los agentes y
servicios conexos; este no invalida el valor terapéutico que
posee. Incluso el bienestar económico que puede alcanzar el
curandero, es factible de ser explicado a partir de la propia
cosmovisión curanderil. Como señalaba en el plan de
investigación:
126
como el eje de sus actividades a la agricultura. Sobre
Gumercindo De La Cruz, otro curandero saleño de posición
acomodada, Feliberto Cajo, también curandero, señala que
sus riquezas son debidas a que él era único y ha recibido una
herencia familiar.
Falta pues hacer un estudio en profundidad sobre el
origen de la riqueza en el curanderismo. Cabe preguntarse, si
la explicación de la herencia familiar no es sino una forma
mediante la cual el curandero encubre el verdadero origen de
sus bienes, o bien si estamos frente a un fenómeno de
múltiples factores causales.
127
hectáreas de terrenos arrendados con acceso al
agua. El segundo es propietario de un automóvil,
una camioneta, dos casas y hasta 300 cabezas de
ganado”. (Macera; 1989:132)
128
La presencia de signos de riqueza capitalistas en este
grupo de curanderos saleños resulta estar comprobada en la
mayoría de los casos. Estos signos de riqueza no solo se
explican por la pertenencia de estos individuos a un medio
urbano, sino también por un proceso de aculturación, el
curandero está tomando solo algunos elementos de la cultura
capitalista; sin apartarse por ello, en lo fundamental, de su
cultura rural.
El mismo ejercicio del curanderismo supone un
contacto estrecho (y un reforzamiento) con las dimensiones
más tradicionales de su cultura, como la creencia en seres
espirituales y fuerzas mágicas prehispánicas. Por lo demás,
la presencia de estos signos de riqueza capitalistas se
fundamentan en la posesión de una riqueza agraria y en el
ejercicio del curanderismo.
En los casos de Gumercindo De La Cruz y José
Ballona, se encuentra una correspondencia entre el nivel
socioeconómico alcanzado y la capacidad terapéutica, si bien
no comprobada, reconocida por varios habitantes del pueblo.
Esto apoyaría la validez de la hipótesis, formulada en el
proyecto de investigación ya citada anteriormente.
En segundo término, examinaremos la posición
socioeconómica de los curanderos saleños, Pedro Ventura y
Oswaldo Bemilla; los cuales pueden ser incluidos en la
categoría de campesinos pobres, quienes poseen de uno a
cuatro hectáreas de terreno y muchas veces no crían ganado.
Pedro Ventura tiene seis hectáreas propias de terreno,
compartidas con seis hermanos suyos; también cultivó cuatro
hectáreas más en Huaca de Bandera (Jayanca), las cuales son
herencia de su esposa. Además, como ya señalábamos antes,
realiza una serie de ocupaciones eventuales.
Por su parte, Oswaldo Bemilla ha cultivado la tierra
de su padrastro y tenía un poco de ganado; pero al parecer, en
la actualidad no posee ninguno de estos bienes. En realidad
pertenece a un nivel socioeconómico, el de los campesinos
129
sin tierra, ofertantes de mano de obra. En su caso particular,
la falta de recursos agrarios lo impele a realizar una serie de
oficios: repara aparatos eléctricos, hace trabajos de
carpintería y albañilería.
La variedad de oficios, tanto en Pedro Ventura como
en Oswaldo Bemilla, indica una diversificación de la
actividad económica, explicable por el desmedro de la
explotación agrícola y ganadera. Seguramente es en este
nivel socioeconómica donde encontraremos la mayor parte de
los brujos que se dedican a esta actividad por negocio,
buscando ampliar sus fuentes de ingreso y sin poseer
facultades mágicas particulares.
130
4.4.1 El abastecimiento de las plantas y otros objetos
empleados en el curanderismo
Respecto al abastecimiento de plantas alucinógenas y
medicinales, en la comunidad de Mórrope, la mayoría de los
curanderos las compran en el mercado de Chiclayo u otro, a
los maestros herbolarios que las traen de la sierra. Dos de
estos curanderos, Alfredo Morales e Isidro Indoñan refieren
viajar a Huancabamba para conseguir las plantas; sin que esto
signifique necesariamente que ellos mismos los recolecten,
también pueden comprárselas a los maestros curanderos del
lugar. Las plantas empleadas por los curanderos morropanos
vienen en general de la sierra: Caj amarca, Incahuasi,
Penachí, Huancabamba. En este caso, por estar ubicada la
comunidad de Mórrope en una zona semi-desértica donde no
se encuentran muchas de las plantas requeridas, la red de
comercialización resulta indispensable.
Por su parte, la comunidad de Salas tiene en su
jurisdicción una parte de sierra, donde crecen tanto plantas
medicinales como alucinógenas. Sin embargo, salvo un
curandero (Antero Rojas), ninguno refirió ir a recogerlas. El
San Pedro, por ejemplo, se encuentra cortado en trozos, en
varias tiendas del pueblo, listo para su expendio. La
comercialización de este cactus supone la presencia de varios
intermediarios, antes de llegar a las manos del curandero.
Daniel Rangel, herbolario de la Shita Alta (parte alta de la
comunidad) vendió en una oportunidad un ciento de trozos
de San Pedro en una tienda del pueblo, el cual había sido
comprado a su vez a unos jóvenes de Pampa Rumi que los
habían recolectado.
Por otro lado, José Jurupe tiene una tienda en el
pueblo de Salas, donde entre otras cosas, vende distintos
objetos y plantas relacionados con el curanderismo. Por
ejemplo, patas de venado de distinto tamaño, para santiguar a
los niños con mal de ojo; granos de colores de maíz de sierra,
empleados para curar el susto; también la semi-yuca, planta
131
usada como purgante por los curanderos; el Hermano y el San
Pedro, plantas alucinógenas.
Habría que ver cuantos intermediarios suponen esta
exhibición de objetos para la venta. De hecho, mediante estas
ventas, no solo se está posibilitando el acceso del curandero a
los distintos objetos y plantas que emplea sino que se permite
y/o fomenta el uso de éstos por parte de individuos que se
interesan en el ejercicio del curanderismo ya sea por negocio
o necesidad.
132
necesidad de varias sesiones y por lo tanto de otras compras
por parte de un mismo cliente u otros usos de estas colonias;
se habrá contabilizado para 1988, teniendo en cuenta solo dos
negocios (Velasquez y Percy), un total de 1 320 personas que
arribaron al pueblo para ocupar algún curandero. Además,
según Raymundo Velasquez, la afluencia de clientes tiene un
carácter estacional: se da un aumento en la venta de estas
colonias durante los meses de enero, febrero y marzo.
Quiero rescatar el valor de esta aproximación, pues
las demás vías resultan poseer un mayor margen de error: los
curanderos y los habitantes del pueblo no contabilizan la
llegada de los clientes y por lo tanto sus cálculos están
influenciados por preferencias y consideraciones. La
siguiente pregunta que cabría hacerse se refiere al posible
impacto que logra este arribo de clientes en otros negocios
del pueblo, como restaurantes y hoteles. Al parecer, las
repercusiones económicas a este nivel se dieron sobre todo en
el pasado, habiendo dejado de ser importantes en la
actualidad.
La señora Chong dueña del hotel Cáceres, refiere que
hace veinte o treinta años los cuartos del hotel, que incluye
doce camas, se llenaban por la llegada de clientes de los
curanderos. Aún así, en la actualidad llegan de vez en cuando
clientes, pero esto no pudo ser contabilizado porque los
registros del hotel son desordenados e incompletos. Según la
señora Chong, los clientes, en lugar de quedarse en los
hoteles, van directamente a la casa del brujo, participan en la
sesión mágica y parten al día siguiente. Los beneficios de los
restaurantes estarían supeditados a si el curandero decide
hacerse cargo de la alimentación del cliente y al lapso de
tiempo que media entre la hora de llegada al pueblo y la hora
en que el cliente se instala en la casa del curandero.
133
4.4.3 La captación de clientes: prestigio y distorsión del
prestigio
La variedad de brujos existentes en el pueblo de Salas
conlleva a una competencia entre ellos por la captación de
clientes. La mayor parte de los curanderos emplean
“enganchadores”, los cuales son cualquier cosa del lugar que
lleva clientes donde algún curandero, habiéndoles
previamente extraído información sobre sus vidas y
recibiendo a cambio dinero. La socióloga Lindaura
Rodríguez brinda una buena descripción de esta práctica.
134
ómnibus de la ruta Chiclayo-Salas.
Existe la posibilidad de que el enganche sea realizado
a gran escala y desde fuera del pueblo. Según Pedro Ventura,
curandero, una vez vino a Salas un ómnibus contratado desde
Chiclayo, donde viajaban la hermana del brujo Gaspar Silva y
varios pacientes que iban a la casa de este. En este caso, la
hermana habría actuado como enganchadora. La práctica del
enganche supone varios hechos ya señalados anteriormente.
Corrobora sobre todo, el hecho de que la brujería se ha
convertido en un negocio: los futuros clientes llegan sin
ideas claras, motivados por el prestigio de Salas como pueblo
de brujos; aprovechándose de esto los individuos que se han
dedicado a esta actividad por necesidad o negocio. Se da
pues una distorsión del prestigio del curandero. Las
supuestas facultades de estos brujos son falsas por lo que
deben recurrir al enganche para asegurarse la clientela y
formar una imagen de poder mágico. En la comunidad de
Mórrope se da otras prácticas, como la propaganda radial y
por medio de taijetas de presentación, destinadas a lograr el
mismo fin.
El verdadero curandero basa el contacto con sus
futuros clientes, en sus éxitos terapéuticos anteriores. Por
oposición, se puede considerar como curanderos de verdadero
prestigio a los que no emplean enganchadores. El más citado
a este respecto es Gumercindo De La Cruz.
135
interesado en la enfermedad del otro. Como dice El Tuno,
curandero truj illano:
136
4.5.1 Relación entre los hechos de brujería y las
características de la sociedad
Los diversos casos señalados sólo pueden darse entre
personas que mantienen relaciones cara a cara, como es el
caso de vecinos y pobladores de un mismo pueblo, caserío o
comunidad. Los sentimientos de envidia se manifiestan entre
personas que son miembros de “sociedades de relación” (face
to face societies), constantemente en contacto y donde todos
se conocen entre sí. Esta es una característica de las personas
involucradas -las víctimas y los clientes- en este género de
rivalidades y pleitos. Los brujos y curanderos pueden ser de
otros lugares, pues no participan directamente y en el origen
de estos conflictos.
Las relaciones sociales en este tipo de sociedades de
relación pueden caracterizarse por dos aspectos: la
desconfianza entre sus miembros y la canalización de la
agresión a través de la brujería. La desconfianza entre los
pobladores resulta el producto inevitable de la canalización
de sentimientos de envidia a través de especialistas mágicos
en agresiones (como son los casos de daño).
El poblador forma parte de una red de relaciones, en
la cual su vecino o un conocido puede estar encubriendo
sentimientos de rivalidad o envidia contra él. La actitud de
desconfianza buscaría evitar el que estos sentimientos se
acrecienten y se expresen en daños.
Los curanderos de las comunidades de Mórrope y
Salas son los principales propugnadores de esta actitud de
desconfianza, al ser los que tienen un contacto cercano y
constante con las enfermedades mágicas. El curandero de
Mórrope, Toribio Acosta me refería que, a veces, el mejor
amigo es el peor enemigo; por su parte, Feliberto Cajo,
curandero saleño, aconseja a sus clientes no juntarse con
malas amistades. Los propios curanderos cumplen estas
recomendaciones. Manuel Cajusol, de Mórrope, decía que él
como curandero, no puede relacionarse con cualquiera ni ir a
137
cualquier casa, porque existe mucha envidia entre ellos (los
curanderos). Esta envidia se explica porque el conocimiento
mágico del curandero resulta ser un medio de defensa contra
las enfermedades mágicas y una vía para obtener una mejor
posición económica, como veíamos en este capítulo. De esta
manera, el conocimiento del curandero forma parte de los
bienes y recursos que las personas persiguen (y envidian) en
estas comunidades.
Por otro lado, la respuesta a la agresión que significa
el daño, está socialmente controlada. De primera impresión,
el afectado (el enfermo de daño) y su grupo familiar no
buscarían averiguar quien es la persona que los envidia, su
único y principal interés consistiría en la curación de la
enfermedad. Así, al relatar la enfermedad de daño de su
madre, Benito Farroñan mencionó que la familia no averiguó
la identidad de la persona que había pedido el daño.
Igualmente, durante una sesión curativa del curandero Isidro
Indoñan, el padre del enfermo declaró que no le interesaba
saber quién era el cliente del brujo causante del mal.
Sin embargo, los casos mencionados muestran una de
las varias actitudes que puede adoptar la parte afectada. El
curandero, según dicen varios informantes, lega a conocer e
el curso de la sesión mágica la identidad del cliente del brujo;
pero no da su nombre sino que describe sus facciones. Esto
nos indica que existen pacientes que si están interesados en
conocer la identidad de quien los envidia, para estar
prevenidos del causante o para tomar medidas contra él.
Si negamos la facultad del curandero de hacer estas
averiguaciones y buscamos la explicación en la propia trama
social, conveniremos en señalar que el paciente es el que
realmente elige al responsable del daño, basándose en la
animadversión o las rencillas que tiene con él, si bien el
curandero aventura una descripción; el paciente y/o su grupo
familiar deben hacer coincidir esta con su vida cotidiana,
asignándosela a un vecino o algún conocido concreto.
138
Cuando se descubre la identidad de la persona que ha
encargado el daño, deben acrecentarse en alguna medida las
rencillas y sentimientos adversos mutuos. Sin embargo,
como en el caso del cliente, el paciente tiene la oportunidad
de canalizar su agresión por intermedio del curandero, quien
además de curar, tiene la facultad de “devolver” el daño. Si
bien no siempre se hace uso de esta facultad, lo cual puede
depender del grado de conflicto existente entre dos personas
o grupos familiares, la canalización de la agresión a través de
la brujería entre dos personas o grupos familiares, la
canalización de la agresión a través de la brujería está
socialmente aprobada.
139
norteamericano George Foster, quien se basa en su
investigación en la comunidad de Tzintzuntzan. Foster
(1974) explica el comportamiento campesino en general,
como consecuencia de una orientación cognoscitiva
particular, que es un conjunto de principios fines y motivos
culturalmente aprendidos. Este modelo de orientación
cognoscitiva se denomina “Imagen del Bien Limitado” y
consiste en lo siguiente:
140
posición a expensas de otros. De aquí que una
aparente mejora en la posición relativa de
cualquiera con respecto a un “Bien” se verá como
una amenaza para toda la comunidad”. (Ib.: 65)
141
Esta segunda opción guarda mayor correspondencia
con la teoría del Bien Limitado; pues Foster postula una
amenaza generalizada, que no se circunscribe a determinadas
personas. De esta forma, las derivaciones y conjeturas sobre
el modelo denominado Imagen del Bien Limitado corroboran
la hipótesis final del capítulo III, sobre los beneficios que
obtiene el cliente con el daño. El cliente recibe estos
beneficios porque el brujo propicia la fortuna de éste,
interviniendo para que la riqueza poseída por la víctima no se
difunda en toda la sociedad, sino que sea apropiada por el
cliente. La teoría del Bien Limitado al postular una cantidad
finita de bienes y explicar el incremento de la riqueza
individual a expensas de otros fundamenta el acto de brujería
que peijudica a la víctima y beneficia al cliente.
142
varios pobladores, a la falta de cohesión comunal para
emprender los trabajos.
Por otro lado, en Mórrope, los CODECO (Comités de
Desarrollo Comunal) proporcionados por el Centro de
Estudios Sociales Solidaridad tienen problemas organizativos
y de liderazgo; mientras que los cargos comunales son
ocupados por el grupo de poder de los yeseros o sus aliados
(ver capítulo I).
En las dos comunidades, se da una estrategia familiar
de vida y es a este nivel que operan las demandas por
brujería. Exceptuando el caso de las elecciones visto
anteriormente, los casos de resolución de robos y juicios, así
como los daños a las propiedades (maquinarias, cosecha,
ganado) y a la salud se dan entre familias, o en todo caso, no
peijudican sólo al individuo sino que comprometen a toda la
familia.
No creo que la brujería provoque la desunión entre
las gentes; sino que aquella se da en un contexto de familias,
que es anterior. La brujería puede justificar los pleitos y
rivalidades; pero una estrategia de tipo familiar, como
cualquier otra estrategia de vida, está dirigida a resolver
necesidades materiales. Kervyn, siguiendo los supuestos de
la “nueva economía institucional”, explica que tanto la
cooperación, las organizaciones colectivas como el accionar
privado (o familiar) se fundamentan en el interés de las
personas por conseguir beneficios individuales (Kervyn;
1989:12). La elección entre una estrategia familiar de vida y
una comunal depende pues tanto del medio geográfico como
de variados factores sociales, políticos y económicos.
Kervyn (Ib:. 13) precisa que los factores ideológicos pueden
constituir incentivos materiales y limiten los
comportamientos oportunistas. En este caso sucede lo
contrario: la brujería no limita la búsqueda de beneficios
individuales, sino que refuerza este interés, contribuyendo a
conformar una estrategia familiar de vida.
143
144
CONCLUSIÓN
146
El prestigio social del curandero se incrementa y
consolida en la medida que logra el bienestar físico, psíquico
y/o social de sus clientes. En el caso específico de la
curación de enfermedades, este especialista mágico aplica sus
capacidades psicoterapéuticas, apoyándose en la participación
de los familiares del paciente en el acto de curación y en el
conocimiento de las propiedades medicinales de las plantas.
En cualquier caso, la holgura socio-económica del curandero
constituye una prueba de su eficacia terapéutica y en forma
más general, de sus poderes mágicos; pues significa en buena
cuenta, que puede aplicar estos poderes en beneficio propio.
El nivel socio-económico del curandero depende del circuito
económico en el que se desarrolle. Puede tratarse de una
riqueza agraria o de la posesión de bienes de mercado, como
en el caso de la adquisición de camiones. Cualquiera sea el
circuito, el curandero, al igual que el chamán del antiguo
Perú, es originario de una sociedad con bajo desarrollo de la
división del trabajo; lo cual lo lleva a alternar sus funciones
de especialista mágico con aquellas propias de los demás
pobladores.
147
148
ANEXO 1
RELACIÓN DE CURANDEROS
ENTREVISTADOS
150
ANEXO 2
RELACIÓN DE INFORMANTES
DE LA COMUNIDAD DE
SAN PEDRO DE MORROPE
a) Promotores de salud
Los promotores de salud, no sólo fueron fuente de
información sino que colaboraron en la propia investigación:
b) Campesinos
8. Francisco Morales Siesquén. Caserío Chepito Bajo.
9. Juan Raúl Suclupe Purisaca. Caserío Chepito Bajo.
10. Genara Purisaca Gómez. Caserío Chepito Bajo (Madre
de Juan Suclupe).
11. Genaro Farroñan. Caserío Lagunas.
12. Juan Quiróz. Caserío Pocitos.
13. Paulino Piñoque. Caserío Quemazón.
14. Manuela Indoñan. Caserío Huaca de Barro.
15. Segundo Montalvo. Caserío Trancas.
16. El Padre de Segundo Montalvo. Caserío de Trancas.
17. Abelardo Cajusol Acosta. Caserío La Colorada.
18. El Hijo de Abelardo Cajusol. Caserío.
19. Tres campesinos entre los 65 y 75 años. Caserío Pocitos.
20. Padre del Paciente de la Mesa de 1/09 de Isidro Indoñan.
Caserío Cruz del Medaño.
c) Profesionales
21. Roberto Gómez. Economista U.N.M.S.M.
22. Miguel Marcelo. Médico.
23. Los integrantes del Equipo Mórrope del CESS, quienes
dieron información y sugerencias muy útiles.
d) Encuestas
24. Julio Valdera Farroñan, 62 años. Caserío Lagunas.
25. Miguel Farroñan Champoñan, 28 años. Caserío Lagunas.
26. Rosa Farroñan Tuñoque, 42 años. Caserío Chepito.
27. Mariela Farroñan Sucluye, 23 años. Caserío Chepito.
28. Alejandrina Santistéban Sandoval, 47 años. Caserío
Chepito.
29. Matilde Tejada Cajusol, 62 años. Caserío Lagunas.
152
ANEXO 3
RELACIÓN DE INFORMANTES
DE LA COMUNIDAD DE
SAN FRANCISCO DE SALAS
a) Campesinos
1. N. Pozo, 50 años. Sector LA ALITA.
2. Germán Reyes, 60 años. Sector LA ALITA.
3. José Bulnes, 45 Años. Sector LA ALITA.
4. José Infar Ordoñez Saavedra, 68 años. Sector TEMPON.
5. Manuel Burga, 35 años. SALAS.
6. Ricardo Bemilla, 32 años. Sector SHITA PAJA.
7. Daniel Rangel, 36 años. Sector SHITA BAJA.
8. Candelario Rangel Rojas, 21 años. Sector SHITA BAJA.
b) Vecinos
9. Raymundo Velásquez, 28 años. Comerciante.
10. Guzmán Reyes, 60 años. Comerciante.
11. Amanda Ordóñez Guerrero, 62 años. Comerciante.
12. N. Percy, 35 años. Comerciante.
13. José Jurupe Anee, 60 años. Comerciante.
14. Natividad Jurupe de Barbadillo, 37 años. Ama de casa
(hija de José Jurupe).
15. Delmo Silva Mijo, 23 años. Negocios.
16. Casimiro Huamán Quispe, 37 años. Raspadillero.
17. Madre de Víctor Blanco, 68 años. Negocios.
18. Cobrador y cargador en los ómnibus de Salas.
c) Profesional
19. Tito Arce, 55 años. Profesor Pueblo de Salas.
20. Hida Piscoya Mendoza, 54 años. Enfermera de Salas.
21. Pedro Guerrero Bazán, 64 años. Sacerdote de Salas.
22. Alberto Samamé, 29 años. Médico de la Posta Médica de
Salas.
23. Lamberto Figueroa, 30 años. Estudiante de Ingeniería.
154
ANEXO 4
RELACIÓN DE CURANDEROS
POR CASERÍO
Chepito
1. Mateo Chapoñan.
2. Manuel Cajusol García.
3. Toribio Costa Santisteban.
4. Lorenzo Sandoval de la Cruz.
5. Alfredo Morales Sesquén.
Lagunas
No hay.
Huaca de Barro
6. Isidro Indoñan.
7. Eugenerio Acosta.
Pocitos
8. Oswaldo Mimbela Pupuche.
Tranca_Sasape
No hay.
Tranca Fanupe
9. Candelario Santisteban Acosta.
Mórrope
17. Manuel Vidaurre.
18. Octavio Vidaurre Hermanos.
19. Máximo Vidaurre.
20. Pablo Santamaría.
Las Pampas
21. Manuel Farroñan Siesquén.
22. Sacramento Santisteban Indoñan.
Cochinero
23. Feliciano Indoñan.
156
24. Isidro Sandoval (trabaja con un médico).
Arbosol
25. Roberto Sánchez Sánchez.
26. Pablo Chapoñan.
Santa Isabel
27. Milagro Cruz.
28. Celidonio Indoñan.
29. José Alamo Sandoval (viejo e hijo) (camino a Homitos).
Annape
30. Isidro Sandoval Santisteban.
Paredones
31. Tomás Seña.
Dos Palos
32.“Chamán” Andrés Santisteban Damián.
Monte Hermoso
33. Abelardo Farroñan Santamaría.
Puplan
34. Manuel Chapoñan Sánchez.
157
Hornitos
35. Demetrio Ventura.
36. Carmen Siesquén - Abuelo y nieto Dolores (trabajan
juntos).
La Cartera
37. Manuel Siesquén.
38. Cirilo Santisteban.
Sequiones
No hay.
Quemazón
39. Sixto Sandoval
Monte Grande
40. Martiniano Vidaurre.
Chochor
No hay.
Romero
41. Isidro Alamo.
42. Segundo Torres.
Colorada
No hay.
158
ANEXO 5
LISTA DE PLANTAS
MEDICINALES Y ALUCINÓGENAS
PLANTAS MEDICINALES
Infecciones respiratorias
Si bien no está especificado, se pueden hacer preparados
curativos de las afecciones respiratorias, que incluyan varias
hierbas de propiedades similares.
1. El resfrío
■ El cidrón.
■ La hierba luisa y dos mejórales.
■ La achicoria y la ruda.
■ La altamisa y el bichayo en frotaciones.
■ El ajo hervido y la hierba luisa se sahúman.
2. La tos
■ Alfalfa.
■ Eucalipto.
■ Escorzonera.
■ La ruda seca en infusión.
■ La planta de matico en infusión.
■ El cidrón y la hierba luisa en infusión cuando se
tiene tos con pasmo.
160
La infusión de reyna luisa (o hierba luisa) bien
caliente (Salas).
3. Gripe y tos
■ El bichayo, veinticinco a treinta cogollos cuando
se tiene gripe y tos con un dolor que llega hasta el
cerebro.
■ El párramo, las hojas frescas en infusión para
tratar la tos exigente y la gripe.
■ En caso de gripe se da a tomar el jugo de dos
limones.
■ También se recomienda un compuesto de
verbena, achicoria y ruda.
■ Cuando se tiene gripe y resfrío, se administra
eucalipto, la hierba del soldado y la huamaringa
(Salas).
■ Se quema un poco de azúcar y se mezcla con
agua y culón.
4. Fiebre
■ En caso de fiebre y gripe, se emplea la hierba del
gallinazo en inhalaciones.
■ Cuando se tiene tos y fiebre, se utiliza la cúcula
de plátano.
■ La achicoria y la ruda, baja la fiebre en tres días.
■ En caso de fiebre alta, se cocinan la achicoria y la
verbena administrándose en enemas.
■ Compuesto de hierba que incluye la hierba luisa,
el limón, el cedrón y la hierba del aire.
■ El carlos santo, la manzanilla, la escarzonera, la
aujilla.
161
5. Inflamación de la garganta
■ La caigua, el fruto fresco se macera y se
administra como emplasto en la zona de la
garganta cuando está roja.
■ El nabo, las hojas frescas en infusión.
6. Otros
■ Además, antiguamente se usaba el ajo verde para
matar los microbios del pulmón.
■ El cogollo del sauce se chancaba empleándose
para curar los escalofríos, el frío y la fiebre.
■ La balancea se exprimía y su jugo se tomaba con
agua para curar la fiebre y los fríos intermitentes
o terciana.
■ En caso de dolor, punzada o aire; se hierven siete
cogollos de bichayo junto con un diente de ajo y
media cuchara de timolina, se administra antes de
dormir.
■ El asma o resfrío o los bronquios, se cura con un
vaso de sangre del gato negro con vino;
administrando dos o tres veces (Salas).
ENFERMEDADES DIGESTIVAS
1. La diarrea
■ El culón cura la diarrea de los niños.
■ El algarrobo.
■ La planta de cidrón fresca se cocina.
■ La zanahoria, se hace un suero casero con un litro
de agua, cuatro cucharaditas de azúcar y dos
zanahorias rayadas. Se hierve y se da por dosis.
162
La semilla seca de la nuez moscada en infusión.
La ruda fresca en infusión.
La manzanilla.
163
■ Las hojas frescas de la cerraja, se administran en
infusión para curar el hígado.
■ La cola de caballo y el apio, para trata la afección
al hígado y al riñón.
■ La grama se cocina y se da a tomar con un punto
de azúcar para tratar los riñones.
■ La moradilla en emoliente. La doradilla. Las dos
son empleadas, para curar la inflamación de los
riñones.
■ Cuando se tienen lombrices en el estómago o
“BICHE”, se administra la flor del furre cocida.
■ La flor de overo, en agua de tiempo con limón se
emplea para curar la inflamación de los riñones
(Salas).
4. El chucaque de barriga
Esta enfermedad es producida por una vergüenza y presenta
los siguientes síntomas: náusea, dolor de estómago y el
ombligo brinca. En la curación se emplea distintos remedios:
■ El algarrobo con yonque y limón.
■ Al limón se le agrega yonque y un poquito de
azúcar.
■ La corteza del algarrobo en infusión junto con
azúcar quemada (Salas).
5. Laxantes
La semilla del guabo que es un gran laxante, purgante. Una
de estas semillas se seca bien, luego se muele y un poquito de
este polvo, se da a tomar con agua.
164
DOLORES EN GENERAL
165
■ La semilla del ají, alivia el dolor de diente.
■ El mastrante fresco se macera y se aplica en el
diente adolorido, para desinfectarlo.
■ La cebolla fresca se macera y se aplica como
emplaste en caso de dolor de vista.
LLAGAS Y GRANOS
1. Granos y heridas
■ El cuncuno hervido se usa para tratar los granos y
las úlceras.
■ Los baños de matico cocido, curan los granos y la
rasca rasca.
■ Las semillas secas del tugio, se maceran y se
emplean para lavar las heridas de los granos.
■ Para que no se infecten las heridas, se hierve la
moradilla y se restriegan sus hojas.
■ Se muelen la taya, el tugio verde y la cebolla, se
estrujan y ese jugo se utiliza para lavar con agua
hervida, los granos de la lengua y del alrededor
de los dientes.
166
■ Cuando le salen a los niños (entre los seis meses
y el año medio) “sursupe” o granos en la lengua,
se debe buscar la consuelda, emplear su flor y
refregar esta sustancia con algodón en la lengua.
■ En caso de mordedura de perro, se emplea
externamente ajos chancados.
■ El llantén hervido en caso de heridas (Salas).
■ El aceite de iguana se administran todas las
noches, para borrar las cicatrices.
■ La prodigiosa, cura los granos infectados. Se saca
la lámina de la hoja y se la coloca externamente
(Salas).
2. Hinchazones y manchas
■ Las hojas frescas de la sábila se cocinan y se
colocan como emplasto en las hinchazones.
■ Cuando las heridas se hinchan, se emplea el fruto
fresco macerado del tomate, como emplasto
extemo.
■ Los capones, reptiles parecidos a la lagartija, se
abren y se colocan en las hinchazones del cuerpo
actuando como desinfectante.
■ La planta del romero fresco, se utiliza en infusión
para quitar las manchas de la cara.
■ La flor del mastuerzo fresca se macera y se
coloca en emplasto para sanar las manchas del
cuerpo.
■ A las embarazadas con manchas, se les da
enjundia de gallina.
■ En caso de ronchas, se tuestan las hojas del chope
y se hace frotaciones con éstas.
■ La hoja del ciruelo se calienta al fuego y se frota
lentamente en el cuerpo del enfermo con rochas.
167
GOLPES Y QUEBRADURAS
OTRAS ENFERMEDADES
1. El paludismo o la terciana
■ Se cocinan las hojas del tumbo y se da con limón.
■ Antes se empleaban cinco hojas de tumbo y cinco
de granadilla (si había tiempo se adicionaba
achicoria); se envolvían y se exprimían las hojas
echándose este jugo en agua caliente, para curar
el paludismo o la terciana.
■ La achicoria y la verbena, curan el paludismo.
Estas plantas se muelen y se exprimen hasta hacer
168
salir el jugo, administrándose un vaso a las seis
de la mañana durante quince días.
169
complementa con medicamentos. En total se
consumen uno o dos botellas de miel.
■ El fruto del garbanzo en infusión o cocido, se
utilizan en casos de inflamación de la próstata.
5. Enfermedades de la vista
■ Cuando la vista está inflamada, se emplea el jugo
de la verdolaga fresca.
■ Para el dolor de vista, se aplica como emplasto
extemo el fruto fresco de la cebolla macerada.
■ cuando se ven manchas en las noches y colores,
se muele la albahaca y la ruda y se aplica en los
ojos.
■ Antes se hacía hervir azúcar saturna comprada en
botica con rosas de castilla; la cual quitaba las
nubosidades y cataratas de la vista (Salas).
6. Varios
■ La caigua se raspa empleándose el aguita de su
cáscara para curar la sordera.
■ La anemia se trata con:
Alfalfa molida (Mórrope y Salas).
Culantro rayado con zanahoria.
■ La pepa del guabo, se seca, tuesta y se utiliza
para tratar el alcoholismo.1
■ En la sierra, se rompe la cabecita de la flor de la
contoya y se administra con agua para que purgue
a la persona floja y de esta manera la despabile.
170
ANEXO 6
RELACIÓN DE PLANTAS
MEDICINALES
DE LA ZONA ALTA DE SALAS
1. Afecciones respiratorias
■ El matico hervido con azúcar quemada, cura la
tos y la gripe en los niños.
■ La verbena cocida cura las enfermedades del
costado o bronquitis.
■ Se utiliza un compuesto de hojas de tumbo,
granadilla, sauce y achicoria, para tratar la fiebre
alta por neumonía o problemas intestinales.
■ El tabaco es empleado en frotaciones, para curar
el aire y el frío.
2. Enfermedades digestivas
■ En casos de diarreas por frío y disentería, se
utiliza la tuna. Se espolvorea azúcar en la penca
y luego se deja al sereno.
■ La diarrea por el sol, se trata con el chuleo.
■ Cuando se tienen pujos, se emplea el purushco, la
cáscara de la granada y la hoja o el fruto del
membrillo.
■ La cola de caballo, el llantén, el matico y el amor
seco en infusión, cuando se está mal de los
riñones. Se toma en ayunas y dejando un día.
3. Dolores
■ El chuico, la púlpura y el clavel blanco; se
administran en medio vaso, en caso de dolor de
cabeza por el sol.
4. Heridas
■ La tela de la araña, se utiliza para cicatrizar
heridas y evitar la infección.
5. Enfermedades de la vista
■ Se hacen baños con las hojas cocidas del
guabo.En caso de carnosidades y nubosidades en
la vista.
PLANTAS ALUCINÓGENAS
172
confieren; sino también propiedades medicinales, pues son
administradas a las víctimas de enfermedades mágicas.
La información sobre las propiedades mágicas y
medicinales de estas plantas resulta difícil de obtener, pues el
fundamento del conocimiento mágico y secreto del
curandero. Por ello, me he limitado a recoger información
dispersa y confrontar los nombres obtenidos de las plantas
con la identificación científica propuesta por Polia (1988).
Una investigación de mayor profundidad sobre este tema
deberá comprender la identificación de las plantas en base a
muestras, información sobre la siembra o recolección de las
especies, sus modos de empleo, las enfermedades que curan,
sus propiedades mágicas, así como un análisis (o proyección)
de sus efectos en el organismo humano.
A continuación, el listado de plantas alucinógenas en
orden alfabético.
173
paciente. El bejuquillo morado combate la
antimonia de la enfermedad del susto de huaca,
contraída cuando los gentiles de la huaca (que
poseen antimonia) agarran a la víctima.
175
existencia de especies distintas, sino que resalta
propiedades mágicas distintas de la misma planta.
177
(comunicación personal) distingue los
maiques de las mishas (ver en mishas, misha
toro maique). En este caso, el Toro maique
es una variedad de maique. El curandero
morropano, Manuel Cajusol refiere que el
toro maique otorga “visión mágica” y es
bueno para la sangre.
178
BIBLIOGRAFÍA
180
1986 a “Shamanismo y Curandería Shipiba”, en
Agro Revista del Banco Agrario, Año III,
N° 5, Lima.
181
Favret-Saada, Jeanne. Les Mots, lamort, les sorts. Francia,
1977 Editions Gallimard.
182
Kervyn, Bruno. “Campesinos y acción colectiva: la
1989 organización del espacio en comunidades
de la sierra sur del Perú”; en Revista Andina,
año 7, N° 1.
183
Sal y Rosas, Federico. “El mito del Jani o Susto de la
1958 Medicina Indígena del Perú”, en Revista
de la Sanidad de Policía, Lima.
184
Vellard, Jean. “Los Conceptos de la Medicina Indígena
1964 Sudamericana”, en Anales del Tercer
Congreso Latinoamericano de Psiquiatría,
Lima, Seguín y Ríos editores.
185
H IS T O R IA
oiavwwas-