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Protocolos

El documento discute el concepto de protocolo en el BDSM. Explica que el protocolo incluye normas y valores que rigen las interacciones entre practicantes, y que existen diferentes tipos de protocolo, como uno general para la comunidad y otro interno para las relaciones individuales. También señala que el protocolo tiene cualidades prácticas que promueven el respeto mutuo y experiencias seguras entre todos los participantes.
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Protocolos

El documento discute el concepto de protocolo en el BDSM. Explica que el protocolo incluye normas y valores que rigen las interacciones entre practicantes, y que existen diferentes tipos de protocolo, como uno general para la comunidad y otro interno para las relaciones individuales. También señala que el protocolo tiene cualidades prácticas que promueven el respeto mutuo y experiencias seguras entre todos los participantes.
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No se discute que en el BDSM existe un conjunto de normas razonables y

sensatas que determinan cómo deben ser nuestras conductas,


comportamientos y relación con otras personas, a su vez saber qué
podemos esperar de los demás. Básicamente es lo que podríamos
denominar Protocolo. En el Diccionario multilingüe de BDSM de
Bartomeu Doménech (Ed. Bellaterra 2004) se define como “conjunto de
reglas que hay que observar”. 

Además de lo anterior, el Protocolo sirve para desarrollar la fantasía y la


imaginación, adornan el vínculo y la relación, explicitando cada uno de los
pasos que debes seguir durante un encuentro. 

Ambas formas de entender el Protocolo fueron denominadas en un debate


celebrado en Rosas5 (Barcelona) como Protocolo Generalizado (que afecta
al BDSM como grupo) y otro Protocolo Interno (que afecta al vínculo
Amo-sumisa) [1]. No obstante, algunos practicantes del BDSM se rebelan
contra dichas normas, hay quien las cuestiona y se muestran no
partidarios de ellas, otros matizan en cambio que son defensores de su
existencia siempre que no sean muy elaboradas. 

Lo chocante de esta observación, que puedes seguir a través de lecturas en


foros y debates, es que aunque se escribe mucho sobre la conveniencia o
no de Protocolo, pocos se atreven a entrar en el detalle de cuáles son los
contenidos de dicho Protocolo, en qué conceptos se sustenta, de dónde
proviene o cómo articularlo [2]. 

Una razón de esta carencia es intrínseca al BDSM, consecuencia de su


variedad y su pluralidad de prácticas, de modo que por ejemplo, aquellas
reglas a seguir que pudieran considerarse muy convenientes para la
práctica del Bondage son irrelevantes o quedan sin efecto para otras
prácticas más próximas al sadomasoquismo. 

La otra razón es dialéctica: ¿Qué incluye el protocolo? Hay quienes


consideran que deben quedar fuera de ser consideradas Protocolo BDSM
aquellas reglas o normas objetivas y explícitas que se concretan en torno a
un evento, organización o local (denominándolas, tal cual, reglas o
normas), y también deben quedar fuera las que se basan en el respeto y el
buen comportamiento de las personas (por cuanto se presuponen para
quiénes quieren relacionarse e integrarse en el seno de una Comunidad);
incluyendo por tanto sólo aquellas que sí tipifican y adornan propiamente
la escena y el comportamiento en rol del Dominante y de la sumisa. 

Otros en cambio, entre los que me incluyo, consideramos que el


Protocolo está constituido por la existencia del conjunto de normas,
valores, símbolos y formas de relación entre personas, aunque muchas
no escritas, y que son las que confieren un carácter singular y específico
que permiten apelar a los términos Subcultura BDSM y Estilo de Vida
BDSM. 

Como soy consciente que el debate sobre el Protocolo continuará después


de éste Artículo, y quizá más por un sentido de previsión para cuando las
cosas suceden demasiado tarde, prefiero hacer referencia al todo y no
quedarme solo en una parte. 

Debemos tener claro que no existe un único Protocolo. El propósito de


éste artículo es mostrar dónde y cómo actúa el Protocolo y cuáles son las
claves para que cualquier practicante (inicial o con experiencia) sepa
desenvolverse con su mejor conocimiento y capacidad relacional dentro
del BDSM. 

Algunos errores frecuentes respecto del Protocolo 

El Protocolo existe porque existen las relaciones entre practicantes del


BDSM. Es necesario para la buena armonía y convivencia de quienes se
relacionan. 

Creo que debemos tener en cuenta, ante todo, a quién afecta el


Protocolo. Un error muy común es pensar que el Protocolo solo se aplica
cuando se trata de actividades organizadas que congregan a un amplio
número de practicantes del BDSM. Unas pautas de comportamiento en
una relación Amo – sumisa ya forman en su conjunto un Protocolo.
Incorporar a una tercera persona a ese vínculo o relación implica
necesariamente explicar cómo se manifiestan los roles en dicho vínculo.
Es verdad que, donde se hace público y manifiesto el Protocolo es en las
Organizaciones, locales con espacios acondicionados para BDSM y
aquellos eventos puntuales para el encuentro y desarrollo de algunas
prácticas. Cada uno de estos casos puede tener especificidades aunque la
mayor parte de sus normas son comunes. 

Otro error muy frecuente es pensar que el Protocolo solo se refiere a


cómo debe comportarse una sumisa o esclava frente a su Amo, y por
indicación de éste a otros Dominantes y sumisas. Se olvidan que el
Protocolo también debe ser seguido y respetado por los Dominantes (la
falsa idea del Amo “dios”) en relación a su sumisa y esclava, en la
relación con otros Dominantes y para con otras sumisas. 

Una generalización que también da lugar a errores frecuentes, es pensar


que el Protocolo solamente se extiende a aspectos como el código de
vestuario, un argot específico, uso de instalaciones o aplicar las normas
sólo en el momento del desarrollo de una sesión o juego BDSM. 

Para terminar con la descripción de situaciones que considero erróneas,


otra que se da con suma frecuencia es la que considera que el Protocolo se
aplica sólo con quien ha dado muestras suficientes de merecerlo. Como
forma de comunicación, el Protocolo revela mucha información:
apariencia externa, estética, saber estar, carácter del rol y experiencia. 

Los cuasi Dogmas del BDSM 


El Protocolo existe porque el BDSM incide, afecta y altera al estado físico
y emocional de quienes lo practican. En cualquiera de sus variantes, el
BDSM desarrolla relaciones asimétricas: Una persona inmoviliza - otra
queda inmovilizada; una persona ejerce autoridad y poder - otra obedece;
una persona infringe dolor y humillación - otra lo experimenta. 

En un nivel superior, inviolable por describirlo de algún modo y que


pudiéramos considerarlas como dogmas están un conjunto de valores que
giran sobre los conceptos “Seguro, Sensato y Consensuado” (acrónimo
SSC); y “Riesgo Asumido y Consensuado para la práctica Sexual
Alternativa” (acrónimo RACSA o RACK). Esta terminología conceptual,
tantas veces citada y redefinida en cualquier espacio virtual o físico de
BDSM, trata de garantizar que entre los participantes quedan
consensuadas las prácticas, las formas de comunicación y mecanismos de
seguridad, los límites y alcance de dichas prácticas; y que el proceso de
recuperación o cuidado que se requiere y que cualquier alteración
negativa física y emocional quedará adecuadamente restablecida [3]. 

Otro conjunto de valores están destinados a identificar las actitudes y


aptitudes que deben identificar los roles superior e inferior en estas
relaciones asimétricas. 

Básicamente es responder a dos preguntas: ¿Qué se espera de un


Dominante?, ¿Qué se espera de un sumiso? Aquí el Protocolo es más
díscolo y difícil de precisar, porque cada Comunidad BDSM acentúa unas
cualidades o unos rasgos en detrimento de otros, buscando una mayor
adaptabilidad para el conjunto de personas que congrega (por ejemplo,
las sociedades hispanas han enfatizado mucho en aquellos valores que
identifican claramente al BDSM fuera de toda sospecha relacionada con el
predominio del hombre sobre la mujer y situaciones de abuso sexual).
Pero todas las Comunidades tienen en común que describen las
características del comportamiento esperadas en ambos roles y el alcance
de las respectivas responsabilidades y obligaciones de todos los
practicantes según sea su rol. Están muy difundidas las 10 reglas para los
Dominantes y las 10 reglas para la sumisa [4]: Paciente, humilde, mente
abierta, comunicativo, honesto, sensible, dominante/sumiso, realista,
cuerpo sano, y diviértase. 

Las cualidades del Protocolo El BDSM no ha desarrollado su propio


Protocolo sobre la base de un precedente ideológico o una corriente
filosófica, ni siquiera una fantasía, (aunque el goreano tiene
especificidades propias del mundo fantástico que recrea) [5]. 

Podemos afirmar que, por una parte, el Protocolo del BDSM es el


resultado de incorporar elementos específicos de su tradición, como
pueden ser por ejemplo, el uso de un lenguaje – argot BDSM; las formas
de tratamiento que marcan la distancia entre roles; determinadas
formas y variantes de vestimenta y desnudez corporal; el uso de
símbolos y adornos para el cuerpo; la adopción de determinadas
posiciones corporales; algunas consideraciones relacionadas con la
seguridad en la práctica BDSM, y todas aquellas otras variantes que
hacen del Estilo de Vida una práctica relacional y sexual alternativa que
transgreden a las tradicionales y convencionalmente establecidas en
nuestras sociedades. Y por otra parte, añadido a lo anterior, incorpora
para sí valores universales como son el respeto a las personas, el sentido
común, las buenas prácticas, y mantener las buenas formas. 
La cualidad más importante de un Protocolo es su utilidad práctica, y en
el BDSM la cumple. Existe porque es útil para cada situación. Por tanto su
existencia y la consideración de ser tenida en cuenta no actúan de forma
coercitiva ni merma creatividad a quienes la cumplen. Más bien al
contrario, enfatiza y genera más atención para que el respeto, las buenas
prácticas o las buenas maneras se lleven a la práctica con exquisito
cuidado. 

En los vínculos Amo – sumisa, este sentido de la utilidad hace que el


Protocolo actúe como un instrumento poderoso del aprendizaje a través
del condicionamiento operante o instrumental, es decir, a través del
reforzamiento y del castigo tan ampliamente utilizados en el BDSM [6]. 

Por ejemplo, recientemente leí las instrucciones que un Ama daba a su


sumiso para preparar la mesa para ella y sus invitados y la forma de
servirla: absolutamente nada de aquellas instrucciones tenía alguna
particularidad específica para el BDSM, todo lo contrario, era el resumen
de cualquier manual de vestir y servir una mesa de comensales. Pero su
sumiso debe cumplirlo con sumo cuidado sabiendo que su Ama estará
muy atenta de que sigue las instrucciones, o sufrirá las consecuencias de
su castigo, en definitiva, el sumiso pondrá en práctica un Protocolo que le
obliga a manifestar su conducta de sometido a la voluntad de su Ama. 

Para el BDSM en general el Protocolo sirve para fijar las pautas


generales de conducta de sus practicantes, la consideración de la
admisión o no en el seno de la Comunidad a nuevas personas y sus
posibles prácticas. 
Para el Dominante, el Protocolo sirve para fijar los objetivos a corto
plazo en relación a su vínculo con su sumisa, es decir, dentro de los
límites consensuados, qué cosas practicar y cómo espera que las
practique para que le reporten el beneficio y placer esperados de la
entrega sumisa. 

Para la sumisa, el Protocolo es el camino a seguir para llevar a cabo la


conducta esperada por su Dominante, con el fin de proporcionarle el
bienestar y placer debidos y como fuente para la obtención de su propio
placer. El Protocolo ayuda para penetrar en el adecuado ambiente de
sumisión, centrándose en las tareas que debe cumplir, dejando a un lado
aquellos otros factores que pudieran condicionar el desempeño eficaz de
dichas tareas. 

La diversidad en el Protocolo 

En la primera parte hemos ido desgranando las ideas precedentes, los


errores de apreciación que frecuentemente se cometen, y finalmente sus
cualidades, hemos estado dando pistas del alcance real de los Protocolos o
conjunto de reglas y normas escritas y no escritas del comportamiento en
el BDSM. Ahora es el momento de ir fijándolas en más detalle. 

El Lenguaje de los Símbolos 

Una serie de símbolos visibles sustentan la mejor tradición del BDSM en


el Protocolo, de las que destaco: 
-El triskel como emblema del BDSM (Emblema Project) y la bandera
(Leather PrideFlag) que localizamos en muchos espacios para identificar
que congregan a la Comunidad BDSM. En un reciente viaje a Bruselas,
donde banderas de todo país y signo asoman de los edificios del centro de
la ciudad, me detuve a contemplar las decenas de Leather Pride Flag que
ondeaban en sus calles. 

-El negro, color universalmente usado como forma de vestir que identifica
a la Comunidad y comúnmente aceptado como requisito de participación
y relación con otros. 

-El Cuero, y posteriormente el látex como tejidos preferentes y con un alto


componente fetichista junto con sus complementos de botas y zapatos de
tacón alto, cinturones anchos y cadenas. 

-El Collar, símbolo universalmente utilizado para describir un vínculo de


Dominación – sumisión, la señal inequívoca de pertenencia a un
Dominante, en sus variantes de collar de entrenamiento y disciplina o
collar de paseo. 

-El anillo, alegoría del anillo descrito en Historia de O, otra variante de


señal de pertenencia. 

-Las listas de prácticas BDSM, playlist, como primer paso - norma para
proceder a la comunicación y establecimiento de las afinidades, prácticas
posibles y límites dentro del BDSM entre dos practicantes de diferente
rol. 
-El contrato, temporal o indefinido, manifestación escrita de los
propósitos y el alcance del poder de un Amo sobre su sumisa. 

-Las ceremonias y rituales, las más difundidas las de Iniciación, de las


Rosas (o consagración de un vínculo) y la del Té (inspirada en el mundo
Geisha). A estas hay que añadirles aquellas otras que cada Organización o
grupo de amigos BDSM deciden llevar a la práctica (por ejemplo, bajo el
nombre de rituales, los peruanos de Love Chains han incorporado una
amplia variedad) [7]. 

-Los pañuelos de colores, complemento utilizado en ambientes


homosexuales como forma predominante de identificarse en una
tendencia dominante o sumisa y en qué grado de implicación o
compromiso de relación mantiene su vínculo. Su origen comenzó en la
costa oeste de Estados Unidos y enseguida recorrió todo el país y el sur de
Canadá. 

El Protocolo para el vínculo Amo – sumisa, la humillación y


servidumbre. 

En este caso nos referimos a las pautas (algunas veces más que pautas son
reglas inviolables) a seguir y normas de conducta que afectan de forma
exclusiva a una relación Amo – sumisa. Estas, por lo general, son las
instrucciones precisas que el Amo consensua con su sumisa que afectan: 

-Al conocimiento mutuo, los límites y limitaciones a partir del trabajo


sobre una lista de prácticas. 
-Desde el nombre de la sumisa hasta la forma de tratamiento y uso del
Usted; Amo; Señor; Dueño; etc. 

-Habla, mirada y posiciones corporales [8]. 

-Uso del tiempo, de los espacios y del mobiliario. 

-Formas de servidumbre, incluida la sexual. 

-Celebración de Rituales y ceremonias. 

-Vestuario y desnudez. 

-Relaciones de la sumisa con otras personas del BDSM. 

-Publicidad o no de la existencia del vínculo y -Grado de concreción o


vinculación de la relación, temporal o indefinida, parcial o con tendencia a
una Cesión Completa de Poder (Total Power Exchange) [9]. 

En el proceso de aprendizaje de la sumisión, la humillación y la


servidumbre se requiere por parte del Amo una serie de pautas e
instrucciones (tantas como sea posible según sus objetivos, y cuanto más
descritas mejor) que ayuden a la sumisa para cumplir su misión. Cuando
el Amo planifica escenas de humillación se basa en las fantasías propias y
las de su sumisa, desempeñará su rol y actuará con autoridad y
creatividad, y exige de la sumisa estricta obediencia, cumplimiento y
sometimiento. Es aquí donde el Protocolo demuestra sus beneficios. A
través de la humillación la sumisa se somete a la voluntad de su Amo. La
obliga a darse cuenta de cuán profundamente es esta decisión y que
obedecer no siempre resultará grato y fácil. Afectará psicológicamente a la
sumisa en aspectos positivos en unas ocasiones, y quizá en la mayoría de
un modo negativo, de ahí la importancia que el Amo conozca muy bien a
su sumisa y emplee con suma precaución la humillación. El Amo es
siempre responsable del cuidado somático de la sumisa, de su crecimiento
en la relación y en el desarrollo de la sumisa. La humillación está asociada
a estas prácticas: Adoración, animalismo, aspecto físico, ceremonias,
castigos, comunicación Amo-sumisa, control de decisiones, dolor,
exhibicionismo, forma de hablar y mirar, forma de vestir, mortificación,
objeto, posiciones corporales, rituales, rol de edad, rol de género,
servidumbre funcional, servidumbre sexual (homo, hetero y bisexuales) y
súplica. 

Adicionalmente y de forma pormenorizada, el Amo que planifica a través


de un detallado Protocolo las escenas de humillación puede beneficiarse
en: 

-Facilitar a la sumisa que asuma su rol, entrar en la sumisión y sentirse


realmente sometida. 

-Potenciar la humildad en la conducta de la sumisa, aceptando que la


humillación es un poder que ejerce su Amo para que ella obedezca y le
satisfaga. La dimensión y alcance de este comportamiento humilde queda
restringida al universo de su Amo y sólo en este espacio es donde deberá
manifestarla. 
-Modificación de la conducta de la sumisa. La humillación es empleada
para romper con las pautas y convencionalismos de cada uno [10]. 

El Protocolo en Internet 

Durante los primeros años del Internet, el Protocolo o normas de


comportamiento sirvieron para reconocer quién era practicante –
interesado en el BDSM y quién un desafortunado curioso. 

En los últimos cinco años y la incorporación de miles de nuevos usuarios,


esa capacidad de reconocimiento no es posible (algunos sarcásticos dicen
que es cuestión de repetir cuatro sencillas reglas). A la vez que se han
generalizado y proliferado los espacios virtuales donde supuestamente se
agrupan los practicantes de BDSM (donde cada vez que se habla es más
de todo lo insustancial que de BDSM). De modo que, pese a existir
normas de acceso y comportamiento, los administradores -moderadores
de estos espacios parecen más vigilantes -policías persiguiendo a los que
incumplen dichas normas, sobre todo si son las más esenciales. Con lo
que el Protocolo tiende a diluirse y en muchos casos a desaparecer para
quedar relegado a los contactos privados. 

Hasta el momento, el Protocolo de los espacios de BDSM en Internet


contempla habitualmente: 

-El respeto al otro como forma esencial de comunicación. 

Una norma básica que persiste aunque desgraciadamente también se


transgrede. [11] 
-Formas de identificar los apodos o nicks de los participantes, según sean
sus roles [12]. 

-Formas de habla, conversación y de tratamiento entre los participantes,


según sean sus roles. 

-Formas de organizar las actividades dentro y fuera del espacio virtual (las
comúnmente denominadas Kedadas), 

así como de los debates y tratamiento del conocimiento y la información


acerca del BDSM. 

-Formas de resolver los conflictos que puedan producirse entre


participantes. Últimamente tengo la impresión que también se ha perdido
en sustitución del webmaster-juez y parte. 

-Formas de contribuir al sostenimiento económico e informático del


espacio virtual.

El Protocolo en Organizaciones y Locales de BDSM 

Antes mencionamos que en estos se hace necesaria la necesidad de


publicar reglas básicas y Protocolo. 

Hay referencias en el artículo de Cuadernos BDSM nº 3, titulado “BDSM


Social” [13]. Estas normas que 
tienen en común: 

-Formas de acceso a las organizaciones, derecho de admisión y


preservación de la identidad de los asistentes. 

-Formas de organización y administración. 

-Formas de desarrollo de actividades de performance y sesiones BDSM


grupales. 

-Uso de las instalaciones y prácticas permitidas. 

-Formas de moderación de grupos de debate e integración de nuevos


miembros. 

-Formas de intervención en caso de conflictos. 

Bajo la denominación de Código de Conducta la Society of Janus [14]


establece 10 reglas para sus miembros, cuya máxima es no perturbar el
juego de los demás. En cambio, el Club Rosas5 ha optado por la
denominación de Régimen Interno y amplía hasta 15 las normas que
deben ser respetadas. [15] 

Algunas Organizaciones desarrollan sus Protocolos inspirados en la


literatura y la fantasía, tipo Roissy y Samois (inspirados en la Historia de
O), y las Goreanas (inspiradas en la novela de John Norman) entre otras. 

El Protocolo entre Dominantes.


Recientemente he participado en un foro donde he expuesto mis
apreciaciones sobre ésta forma de Protocolo. Aunque genere mucho
rechazo por parte de otros Dominantes, me detendré más en explicarlo
[16]. 

-Respeto: A su persona, a sus límites y a su vida privada. Respeto a su


anonimato (incluido el nick) salvo consentimiento previo. 

-Discreción: Las conversaciones particulares no tienen por qué ser


reveladas. 

Previamente a una invitación, debe conocer quiénes son el resto de


invitados. 

-Consideración: Si no es conocido ni hay referencias, es tratado como


Dominante en un trato de igualdad, sin dudar de su condición salvo un
comportamiento que haya manifestado lo contrario, y aún así tiene el
derecho de, privadamente, exponerle las razones por las que ha dejado de
tener tal consideración. 

-Reconocimiento: A su pertenencia en la Comunidad BDSM, a su


experiencia en el BDSM y a su Maestría. 

-Preferencia de Anfitrión: En su domicilio y en su Comunidad. A ser


considerado Master de Master y/o Maestro de Ceremonias donde es
reconocida su experiencia y maestría. A ser el primero en el uso y disfrute
del juego SM donde es el anfitrión. 
En presencia de sumisas, actuando en rol, tendrá preferencia ante ellas. 

-Inviolabilidad: Su propiedad es suya y es inviolable. Para poder hacer uso


de ella debo contar con su debida autorización. La presencia de un collar
(aún en periodo de pruebas) es suficiente para garantizar que su
propiedad es inviolable. 

-Interés: Y atención preferente a lo que diga o haga por su condición


Dominante. 

-Visión: Tiene derecho a tener una visión diferente, incluso


completamente diferente de la práctica del BDSM, sin tener por qué ser
prejuzgada o criticada por mi parte, siempre en la seguridad, sensatez y
consenso. 

-Reciprocidad: Consensuar formas recíprocas de Protocolo. 

El Protocolo entre sumisas. 

El Protocolo más usado contempla la hermandad entre las sumisas y


esclavas, como forma de comprensión, aprecio y apoyo mutuo. En otras
ocasiones, este Protocolo se vuelve más estricto cuando resulta necesario
para la escena o práctica de Dominación – sumisión que se quiere llevar a
cabo. 

Algunas sumisas realizan actividades encaminadas a la información –


orientación y acompañamiento de otras que recién se inician. En estos
casos se concreta el reparto de tareas, cierta jerarquía basada en la
experiencia y el alcance y responsabilidad de dicha tarea sin menoscabo
de las acciones y decisiones que pueda tomar el Dominante. 

El Protocolo en la Seguridad 

La práctica del BDSM conlleva asumir riesgos a partes iguales entre


Dominantes y sumisas, del mismo modo que minorarlos y aumentar las
condiciones de seguridad son responsabilidad de ambos roles en base al
conocimiento de las prácticas, la experiencia y la forma de actuar en caso
de lesiones [16]. 

Olvidamos con frecuencia la conveniencia de tener disponibles las pautas


a seguir para aumentar la seguridad de nuestras prácticas. Son algunos
ejemplos: 

-Safeword o el posible uso de la palabra de seguridad durante el


desarrollo de una sesión BDSM [17]. 

-Instrumental y atención de primeros auxilios sanitarios. 

-El conocimiento de la seguridad en el Bondage [18]. 

-El conocimiento de la seguridad en el Spanking y azotes [19]. 

-El conocimiento del Aftercare o cuidado Post Sesión. 

El Protocolo para dirimir conflictos dentro del BDSM. 


Este tema sigue preocupando a muchas Comunidades BDSM,
comunidades formales (legales) o informales (amigos que se juntan para
celebrar y jugar). Estas son las soluciones que proponen:

-La existencia del Master of Masters, que en los locales de BDSM suele ser
el dueño del local, (tiene el derecho de admisión y de expulsión, es el
responsable de la mazmorra y él decide quién, cómo y cuánto juega). 

En las Comunidades, el Master of Masters resulta elegido de forma


temporal y se ocupa de coordinar el desarrollo de las actividades o
sesiones. En domicilio particular coincide con el anfitrión, salvo que
reconozca entre los Dominantes alguien con más crédito, pericia o
experiencia que él y delegue esa tarea. 

La existencia de la Slave of slaves, otros la llaman Slave Guardián, otros


Slave Guide; cumple la misma función que las anteriormente descritas.
Cuando se trata de aplicar la disciplina en un mal comportamiento de un
Dominante es donde surge grandes discusiones. En el común de los casos
se determinan cuatro situaciones: Aviso, Amonestación, Exclusión,
Denuncia [20]: 

-Aviso: Debe detener el desarrollo de la sesión en ese instante y es


reconducido o guiado hasta darlo por concluido. Apartado del escenario,
acompañado y aislado en un feedback se analiza el comportamiento
observado y cómo reconducirlo. Este hecho no es considerado como
punible, al contrario, se considera muy seguro y es habitual: una comida
que causa malestar; una copa con efecto indeseado; un subspace con
reacciones inoportunas; pasar desapercibido un safeword; o simplemente
un entrometido que se dedica a tomar fotos de una escena sin permiso... o
el que se pone a hablar por el móvil-celular en el momento más
inadecuado. Si el aviso es reconocido, vuelve al escenario. Si no reconoce
el aviso, es invitado a abandonar el lugar. 

-Amonestación: Es en los casos anteriores que no reconoce el aviso y


persevera en el comportamiento inadecuado y no atiende la indicación de
abandonar el lugar del Master of Master. Se hace llegar un día o dos
después de haber ocurrido el incidente, ofreciéndose diferentes opciones
en función de la causa: Retirada temporal de los encuentros; Práctica con
un Amo Guía o Tutor; o un tiempo con una participación - pasiva, asiste
pero no juega activamente. En cualquier caso, la amonestación es un
diálogo posterior, comprensivo y que busca el consenso. Es un derecho
del amonestado ser escuchado y actuar en descargo, aportando cuantos
considerandos o testigos considere oportunos. Se procede a rexaminar el
contenido de su amonestación, su retirada o su ratificación. 

-Exclusión: La medida más tajante que se da en las comunidades BDSM a


nivel interno. Si el amonestado no está de acuerdo con reconducir su
comportamiento y práctica, se procede a comunicarle que queda excluido
de las reuniones que pueda tener el grupo o Comunidad. Igual que la
amonestación, existe con el excluido un encuentro y un diálogo. 

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