RESUMEN - T5 (Andrea)
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I. LA TIPICIDAD
II. LA EVOLUCIÓN DE LA CATEGORÍA DE LA TIPICIDAD Y DE SU RELACIÓN CON LA ANTIJURICIDAD
III. EL CONCEPTO DE TIPO SEGUIDO EN ESTE SISTEMA
IV. LA EXCLUSIÓN DEL TIPO
1. LA COMPROBACIÓN DE LOS ELEMENTOS UTILIZADOS EN LA DESCRIPCIÓN TÍPICA CONTENIDA
EN UNA FIGURA DELICTIVA
2. LOS CRITERIOS DE IMPUTACIÓN OBJETIVA
2.1. IMPUTACIÓN OBJETIVA DE LA CONDUCTA: LA PELIGROSIDAD DE LA CONDUCTA O
PREVISIBILIDAD OBJETIVA DE LA REALIZACIÓN DEL TIPO
2.2. IMPUTACIÓN OBJETIVA DEL RESULTADO: LA PERTENENCIA AL ÁMBITO DE PROTECCIÓN
DE LA NORMA
3. LOS CRITERIOS INTERPRETATIVOS RESTRICTIVOS DE LA TIPICIDAD
V. LA ESTRUCTURA Y CLASIFICACIÓN DE LOS TIPOS
VI. LAS DIFERENCIAS ENTRE EL RESULTADO TÍPICO, EL RESULTADO VALORATIVO Y LAS CUALIDADES
DE LA ACCIÓN: LOS CONCEPTOS DE RESULTADO, LESIÓN, PELIGRO ABSTRACTO Y PELIGRO
CONCRETO
I. LA TIPICIDAD
En DP se llama tipicidad a la categoría o elemento del concepto analítico del delito que se refiere a la cualidad de
un comportamiento de hallarse comprendido en la descripción de lo injusto que hace una figura delictiva.
Será típica la conducta que pueda subsumirse en una figura delictiva, es decir, la conducta que cumpla con todos los
requisitos o elementos mediante los que esa figura delictiva define lo injusto específico de ese delito.
La categoría de la tipicidad se relaciona con el principio de legalidad: solo un hecho tipificado en la ley penal con
antelación a su comisión puede ser castigado como delito. La tipicidad es la categoría que tiene la misión primera
de seleccionar y de informar sobre las conductas prohibidas.
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2. Para BELING el tipo era solamente una descripción que no incorporaba ninguna valoración sobre el
comportamiento. Pretendía así distinguir la tipicidad como mera adecuación de un hecho a la descripción
contenida en una figura delictiva, de la antijuricidad, categoría en la que se examina la contradicción entre
ese hecho y el ordenamiento jurídico en su conjunto. ACTUALMENTE PREDOMINA LA CONCEPCIÓN DE
QUE LA TIPICIDAD ES FUNDAMENTO DE LA ANTIJURICIDAD. La tipicidad ya incorpora una valoración del
hecho como injusto, como contrario a derecho, aunque la antijuricidad pueda eliminar esa valoración en
el caso de que concurran causas de justificación.
La postura más extrema en esta evolución la representa la Teoría De Los Elementos Negativos Del Tipo, que
fusiona las categorías de la tipicidad y la antijuricidad. Según esta teoría el tipo estaría formado no solo por sus
elementos positivos, aquellos que fundamentan lo injusto específico de una figura delictiva, sino también por
elementos negativos (que deben no concurrir) que serán todos aquellos elementos o circunstancias objetivas que
sirven de base a cada una de las causas de justificación.
A. La concurrencia de una causa de justificación haría que la conducta (p.ej. legítima defensa), no fuera ni siquiera
típica al faltarle elementos negativos del tipo. QUIEN NO SIGUE ESTA TEORÍA ENTENDERÍA QUE SOLO
ELIMINARÍA LA ANTIJURICIDAD DEJANDO INTACTA LA TIPICIDAD DEL COMPORTAMIENTO.
B. Al entenderse los elementos objetivos de las causas de justificación como elementos negativos (deben estar
ausentes) del tipo, significa que el dolo debe comprenderlos, es decir, para actuar con dolo el sujeto debe
conocer su ausencia, debe saber que esos elementos no concurren. Lo que supone que quien actúa pensando
erróneamente que concurren los elementos objetivos de una causa de justificación actúa sin dolo. QUIEN NO
SIGUE ESTA TEORÍA ENTIENDE QUE LAS CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN TIENEN SU ELEMENTO SUBJETIVO PROPIO
Y DIFERENTE DEL DOLO. Las consecuencias penales a las que se llega por una u otra solución son muy diversas.
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FUND. RESP. PENAL PRIMER PARCIAL LECCIÓN 5
b) Criterios De Imputación Objetiva Del Resultado: solo una vez que hemos constatado la existencia de la
acción típica, se examinará si se dan los criterios para decidir que el resultado producido causalmente por
esa conducta típica es precisamente el resultado típico (imputación objetiva del resultado).
La constatación de que no concurre en el caso concreto un criterio de imputación objetiva del resultado
exigido por el tipo hará que no pueda castigarse por ese resultado, pero esto no impide el castigo por
tentativa ya que en este caso si se ha constatado previamente la concurrencia de la conducta típica.
Según la Teoría de la Equivalencia de las Condiciones que una conducta cause un resultado, no basta para afirmar
que tal conducta sea la conducta típica del tipo de resultado en cuestión. Según esta opinión, para que una
conducta sea típica debe ser peligrosa.
La peligrosidad de la acción coincide con el juicio de previsibilidad objetiva. Se trata de un juicio realizado ex ante
por una persona inteligente colocada en la posición del autor en el momento del comienzo de la acción y teniendo
en cuenta todas las circunstancias del caso concreto cognoscibles por esa persona inteligente, más las conocidas
por el autor (saber ontológico) y la experiencia común de la época sobre los cursos causales (saber nomológico).
Si la realización del tipo aparece como no absolutamente improbable, la acción es peligrosa.
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FUND. RESP. PENAL PRIMER PARCIAL LECCIÓN 5
Uno de los problemas que plantea este criterio es el de determinar qué grado de probabilidad de producción del
resultado es exigible para afirmar esa peligrosidad que la convierte en conducta típica:
a) Si se elige que el resultado aparezca como meramente posible, tal requisito sería de muy escasa
trascendencia, pues coincidiría con las leyes causales.
b) Si se opta por exigir que el resultado aparezca como probable sería excesivo el número de conductas que
podrían resultar impunes.
Por ello el criterio de peligrosidad suele concretarse en el sentido propuesto por ENGISCH para la Teoría de la
Causalidad Adecuada la producción del resultado debe aparecer ex ante como una consecuencia no absolutamente
improbable de la acción.
Este criterio ha sido muy cuestionado por el finalismo porque su inclusión en el tipo puede dejar sin castigo conductas
dirigidas a la lesión del BJ, nomológicamente capaces de causar el resultado (capaces de causar el resultado aplicando
las leyes de la causalidad) pero no peligrosas (que no alcancen el grado de probabilidad exigido), lo que parece
desaconsejable. A pesar de las críticas, el criterio se ha impuesto ampliamente.
El legislador español parece haber introducido este criterio en la definición de la tentativa del art. 16 CP, con la
intención de dejar impune la llamada tentativa inidónea, aludiendo de nuevo al criterio de previsibilidad objetiva. En
las normas que subyacen a los tipos penales de los delitos de acción dolosos no se prohíben todas las acciones dirigidas
por la voluntad a la producción del resultado típico, sino solo aquellas de las que además ex ante se prevea la causación
del mismo como una consecuencia no absolutamente improbable.
El criterio de imputación objetiva del resultado admitido en este Sistema es el criterio del fin o ámbito de
protección de la norma, tanto para los tipos dolosos como para los imprudentes.
Según en este principio, en los tipos en los que se exige la producción de un resultado, para poder castigar como delito
consumado, es necesario comprobar que ese resultado es justamente el que trataba de evitar la norma infringida.
Esto no puede suceder cuando por ejemplo el resultado se ha producido causalmente según la teoría de la equivalencia
de las condiciones, pero a través de una anudación de distintos cursos causales o interacción de diferentes factores
para cuya evitación no fue diseñada la norma infringida.
En el ámbito de los delitos dolosos esto sucede, por ejemplo, en algunos supuestos en los que interviene la conducta
posterior, dolosa, imprudente o incluso fortuita de un tercero con las que el sujeto que realizó la primera acción ya
típica no contaba en su diseño del curso causal o cuya aparición e interacción con su propia conducta no podía
dominar.
En los delitos imprudentes, es el único criterio de imputación objetiva del resultado necesario (CAPÍTULO 6).
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Algunos autores han criticado los criterios anteriores por ser imprecisos y generar así cierta inseguridad jurídica, y
prefieren hablar de la necesidad de hacer una interpretación teleológica-restrictiva del tipo, consistente en
limitar su ámbito en función de su finalidad, es decir, a la hora de decidir si un hecho es subsumible en el tipo hay
que atender a cuál es el BJ protegido, ver si se ha visto realmente afectado por la conducta examinada y si esa
afectación es el tipo de lesión del que se lo quiere proteger penalmente.
Una interpretación teleológico-restrictiva dejaría fuera del tipo todas aquellas conductas que afectan a un BJ de
manera distinta a aquella que se quiere evitar con la norma penal.
En este Sistema entendemos que esta es la vía de solución correcta pero que no es incompatible con la aceptación
de la adecuación social y el riesgo permitido como criterios materiales para la interpretación teleológica, que
surgen de las ponderaciones de intereses entre la protección de BJs y la necesidad de su utilización y consumo en
la vida diaria y que tiene su fundamento en las valoraciones sociales asumidas por el ordenamiento jurídico.
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FUND. RESP. PENAL PRIMER PARCIAL LECCIÓN 5
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VI. LAS DIFERENCIAS ENTRE EL RESULTADO TÍPICO, EL RESULTADO VALORATIVO Y LAS CUALIDADES
DE LA ACCIÓN: LOS CONCEPTOS DE RESULTADO, LESIÓN, PELIGRO ABSTRACTO Y PELIGRO
CONCRETO
Cuando hablamos de resultado podemos hacerlo en dos sentidos distintos:
1. Resultado Típico: efecto de la acción descrito en el tipo que recae sobre un objeto.
2. Resultado Valorativo: efecto sobre el BJ.
Lo mismo ocurre cuando hablamos de peligro concreto, ya que podemos referirnos a una situación sobre el objeto de
la acción descrito en el tipo o podemos referirnos a un efecto sobre el BJ.
El simple dato de que la descripción típica incluya un resultado material no debe llevarnos a la conclusión de que el
delito en cuestión es de lesión del BJ, y de la misma forma, que el tipo exija un resultado de peligro concreto no significa
automáticamente que estemos ante un delito de peligro para el BJ, pues el resultado típico puede recaer sobre un
objeto (el objeto de la acción) que no coincida con el objeto del BJ.
Además, no todos los BJs tienen un sustrato material que se pueda identificar con el objeto de la acción. Por ello hay
delitos de lesión que no exigen ningún resultado típico, sino que se lesionan con meras conductas. También podemos
encontrarnos delitos que carecen de desvalor del resultado (delitos de peligro abstracto).
Diferencia entre:
1. Peligro Concreto: situación en la que un objeto entra en el ámbito o radio de acción de una conducta peligrosa
y en ese momento su lesión aparece como inminente, aunque por fortuna finalmente la misma haya podido evitarse.
Si esta situación de peligro concreto es exigida expresamente en el tipo, el peligro concreto será un elemento típico;
si además ese objeto puesto en peligro concreto representa al BJ, es el objeto que lo encarna, hablaremos de un delito
de resultado valorativo de peligro para el BJ.
2. Peligro Abstracto: el legislador prohíbe una conducta porque generalmente es peligrosa para los BJs. La
peligrosidad de esa conducta suele ser solo la ratio legis, el motivo por el que el legislador la prohíbe, y además es una
peligrosidad que el legislador presume, pero rara vez pasa a ser definida en el tipo, y por lo tanto no pasa a ser un
requisito típico cuya concurrencia deba probar el juez para afirmar la realización del tipo.
o Es peligrosa aquella conducta que presenta una cierta probabilidad de producir un resultado lesivo en un
juicio de previsibilidad objetiva. Cuando el legislador prohíbe una conducta por ser peligrosa y exige en el
propio tipo esa peligrosidad, la misma se convierte en una exigencia típica que el juez sí que tendrá que
comprobar para afirmar la realización del tipo. En estos casos estamos ante una variante de los delitos de
peligro abstracto conocida como delitos de aptitud para producir un daño y también como delitos de
peligro abstracto-concreto.
Al contrario de lo que ocurre con el peligro concreto (resultado típico), la peligrosidad no es un resultado
sino una cualidad de la conducta y por tanto se ubica valorativamente en el desvalor de la acción.
Los juicios de peligro que determinan la peligrosidad de la conducta y el peligro concreto son dos juicios de
previsibilidad, aunque hechos en momentos diferentes.
El juicio de previsibilidad objetiva sirve para determinar la peligrosidad de una conducta y es muy utilizado
en DP. Es un juicio realizado ex ante por una persona inteligente colocada en la posición del autor en el momento
del comienzo de la acción y teniendo en cuenta todas las circunstancias del caso concreto cognoscibles por esa
persona inteligente, más las conocidas por el autor (saber ontológico) y la experiencia común de la época sobre
los cursos causales (saber nomológico). Si la realización del tipo aparece como no absolutamente improbable la
acción es peligrosa.
Aunque el juicio de peligro siempre implica una previsibilidad, un juicio de probabilidad, y por lo tanto es
necesariamente siempre un juicio ex ante-resultado, en el peligro concreto ese juicio es posterior al juicio de
peligrosidad de la acción, y en ese sentido es ex post-acción, pero sigue siendo ex ante-resultado.