Hechos de Maíz - La Dieta Mesoamericana y Los Huertos Urbanos.

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Universidad Nacional Autónoma de

México
Colegio de Ciencias y Humanidades
Plantel Azcapotzalco

Análisis de Textos Literarios I

“Reflexión crítica:
Hechos de maíz: la dieta
mesoamericana y los huertos urbanos”

Alumna:
Castillo Tapia Dana Aimée

Profesora: Herrero González Lucía

Grupo: 602 Sexto Semestre

Periodo 2020-2

Fecha: 30/04/2020
Índice

● Índice 1
● Introducción: Nacimos del maíz,
comemos procesados y buscamos 2
soluciones.
● De la milpa a tu mesa. 3
● La revolución de los huertos urbanos. 4
● Conclusiones: Un efecto mariposa. 6
● Fuentes de Información. 7

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Reflexión crítica
Hechos de maíz: La dieta mesoamericana y los huertos urbanos

Nacimos del maíz, comemos procesados y buscamos soluciones.

El maíz siempre ha sido parte de la vida del mexicano. Lo encontramos en casi


todos nuestros alimentos, dentro de la cocina mexicana es innumerable los platillos
que se preparan con maíz como: sopa de elote, tamales, atole, tostadas , gorditas,
quesadillas, etc. Pero el maíz no solo se ha limitado a satisfacer el hambre de 125
millones de comensales, sino que su importancia ha ido más allá, pues se entrelaza
con siglos de cultura. Nuestros ancestros narraron que nosotros, los seres humanos
nacieron a partir del propio maíz. Así se vio relatado en el libro del Popol Vuh:

“​Entonces se comenzó a moler el maíz amarillo, el maíz blanco, y Xmucané


compuso con él nueve bebidas, y de ese alimento que entraba (en el cuerpo) hizo
nacer la fuerza y el vigor, y dio carne y músculos al hombre[...] Sólo maíz amarillo y
maíz blanco (entraron en) su carne y fueron el único alimento de las piernas y de los
brazos del hombre. Y ellos fueron nuestros primeros padres, los cuatro hombres
formados y en los que este alimento (se hizo) su carne.” ​(Popol Vuh, 1993)

De esta manera desde nuestro propio antepasado, nos hemos envueltos en una
cultura de maíz. Tal es su importancia, que una alimentación sin este alimento (ya
sea en cualquiera de sus formas) no estaría completa. El maíz es un cereal de alto
valor nutritivo,que contiene muchas vitaminas y minerales que favorecen nuestro
metabolismo. Por ello la OMS recomienda su consumo. Es esencial en una dieta
saludable.
De esta manera, una dieta sana se compone esencialmente de comida “natural”,
entre los que se encuentra el maíz y otros productos como verduras, frutas,etc.
Desafortunadamente, en la dieta de la mayoría de las personas de países
occidentales (entre los que se encuentra México) predominan los alimentos
procesados.

Los alimentos procesados (enlatados por decir mencionar algunos) resultan ser una
opción más barata y rápida de preparación en casa, por lo que no faltan
explicaciones para justificar su popularidad actualmente. México ha sufrido en las
últimas décadas una transformación, producto de los s cambios en los patrones de
consumo, el estilo de vida, así como al aumento de la esperanza de vida. Esto ha
significado entre otras cosas, un incremento de la obesidad, diabetes, insuficiencia
renal, enfermedades de la mujer, del adulto mayor y otras denominadas crónico
degenerativas, entre muchas otras. En vista de lo anterior, es importante señalar

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que la población está altamente desinformada sobre a lo que la alimentación sana
corresponde.

Tras una búsqueda de alternativas para lidiar con este problema que la sociedad
actual enfrenta en silencio, se encontró una alternativa bastante viable e interesante:
La dieta de la milpa.

De la milpa a tu mesa

La dieta de la milpa es definida como “​El modelo saludable de alimentación de


origen mesoamericano, que tiene como centro nutritivo-cultural a los productos de la
milpa (maíz, frijol, chile y calabaza), más los demás alimentos de origen
mesoamericano que se consumen en México, junto con aquellos adoptados por la
cocina tradicional mexicana de origen externo, combinados de forma saludable.”
(s.a. 2017). A partir de lo anterior es fácilmente comprender a que se refiere este
proyecto. Sin embargo creo indispensable definir más a profundidad el concepto de
milpa.

La herencia prehispánica, en especial la Azteca, nos dejó como legado diferentes


formas y métodos en el campo de la agricultura. Entre ellas destaca la milpa,
palabra que deriva del náhuatl milli, parcela sembrada, y pan, encima. Literalmente
su significado es “lo que se siembra encima de la parcela”. Es un sistema agrícola
en el que se aprovecha la tierra para sembrar varios productos, el maíz siempre
está presente y se acompaña de frijol, calabaza u otros cultivos que puedan crecer
juntos en concordancia, logrando obtener el mayor beneficio de los recursos
naturales disponibles en el cultivo. Entonces ¿cuáles son los beneficios de una
milpa?

La respuesta tiene que ver en que en ella se aprovecha todo lo que se siembra, uno
de los beneficios más notorios es que es mucho más provechosa que el monocultivo
del maíz híbrido, ya que produce alimentos durante todo el año, a diferencia de los
cultivos industrializados que por lo general sólo lo hacen una vez. También propicia
el rescate de los alimentos tradicionales, pues es posible encontrar una gran
variedad de maíz o frijoles, los cuales han formado parte de la tradición
gastronómica mesoamericana. Una familia que consume los alimentos cultivados en
una milpa no sufre problemas de desnutrición. A su vez la milpa es una de los
métodos agrícolas más sensatos y productivas en el mundo, desde el punto de vista
ecológico.

Retomando el tema de la alimentación, al seguir una dieta de la milpa, los aportes


nutritivos son bastantes. Algunos de los muchos beneficios que tiene esta son por
ejemplo que existe con ella un balance proteico, ya que es difícil excederse en

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proteínas por el aporte de fibra que estimula saciedad. También ventajas como el
favorecimiento en el balance ácido alcalino debido a que la proteína vegetal, menor
aporte de grasas, un estado de antioxidación o de balance oxidativo, y finalmente un
efecto antitóxico. Por esta y otras razones considero que esta alternativa podría ser
de bastante utilidad. Sin embargo tomemos en cuenta la siguiente situación.

La siguiente dieta bien podría ser más fácil de llevar a cabo en un entorno de
mayoría rural, ya que en ese tipo de paisaje es más sencillo contar con un espacio
para la siembra y producción autónoma. Sin embargo, en el caso de las ciudades es
más complicado. Los centros urbanos en general cuentan con menos espacio
disponible para dedicar a la siembra, a su vez la vida en ellas suele ser más
apresurada, razón por la que los alimentos procesados son más populares. Además
los costos de mantener un cultivo, pueden ser mayores. Pero a pesar de todo lo
mencionado anteriormente, aún existe una posible solución a esta nueva
problemática. Nos referimos a los huertos urbanos.

La revolución de los huertos urbanos

Los huertos urbanos actualmente han aparecido progresivamente en las ciudades.


Este término es muy utilizado y ha causado impacto en la sociedad, y a pesar de
que aparentemente entró como una moda, la realidad ha sido que se ha convertido
en un fenómeno más duradero. En este contexto, crear un pequeño huerto en casa,
en un balcón, terraza o patio, se convierte en una actividad que puede ser muy
satisfactoria y enriquecedora.

De esta manera puedo considerar esta actividad, ya que tuve la oportunidad de


participar en un proyecto de esta índole. Aunque el propósito inicial del proyecto era
apreciar empíricamente el proceso de la fotosíntesis (debido a que fue una actividad
realizada en la asignatura de Biología IV) este se observó a partir del cultivo en
maíz, en lo que el profesor de esa clase denomino miniparcelas. Tras esta
experiencia, me pareció bastante interesante, ya que integramos la ciencia con la
participación social y la conservación del medio ambiente.

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Imagen 1: Construcción de una mini parcela a partir de un guacal. Imagen 2: Cultivo de
maíz cubierto de papel celofán naranja para comprobar hipótesis de captación de luz en el
proceso de la fotosíntesis.

En ese momento no sabía que me había involucrado en un huerto de tipo social, ya


que cumplia una función educativa. Pero cabe señalar que no solo se puede montar
un huerto en las instalaciones académicas. También este puede ser realizado en
nuestros hogares.
El cultivo en espacios urbanos sin suelo (balcones, terrazas o patios) nos obliga a
usar recipientes para albergar nuestras plantas. Estos recipientes pueden ser muy
variados; podemos utilizar jardineras, macetas, mesas de cultivo, recipientes a partir
de materiales reciclados o construirlos nosotros mismos con una gran diversidad de
materiales. Los beneficios de tener un huerto en casa ya los hemos nombrado en el
transcurso de esta crítica, pero cabe resaltar que gracias a ellos no sólo nos provee
de una dieta más sana y más orgánica, libre de agroquímicos y sustancias tóxicas,
sino que puede fungir como una terapia para equilibrar nuestro ritmo de vida y
aprender a disfrutar de los instantes con la naturaleza.

Es bastante sencilla su instalación y no solo se limita a la siembra del maíz (como lo


hice asi en mi proyecto escolar) sino también otros productos como el aguacate,
cebolla, zanahoria, albahaca, jengibre, ajo, chile de árbol, etc. Todos estos son
ingredientes importantes en la base de los platillos y son fáciles de integrar a
nuestra alimentación.
La construcción de huertos es una gran opción para empezar una vida sana y
ayudar al medio ambiente, ya que el consumo de productos del mismo (locales)
evita la innecesaria de importarlos de otros lugares, reduciendo la huella ecológica
ocasionada por la contaminación de los medios de transporte usados para su
traslado, de las fábricas para su procesado y empaquetado, así como los desechos
que esta industria produce. Y no olvidemos un beneficio más sencillo, pero igual de
importante: la creación de un nuevo espacio verde, un pulmón para nuestra ciudad.

El cultivo en huertos, si se sabe aplicar de forma correcta, podría hacer no solo un


cambio a nivel personal y familiar, sino que también en una sociedad. Como se nos
explicó en las conferencias sobre este tema impartidas en el CCH Azcapotzalco, si
varios grupos (familias o comunidades) empezaran a crear esta clase de huertos,
podría existir una cooperación social, donde se encuentre una mayor variedad y
cantidad disponible de productos, propiciando el intercambio (o trueque) de ellos y
permitiéndole a más personas ser parte de todos los beneficios de un huerto y la
dieta mesoamericana.

La instalación de este tipo de proyectos, podría dar con el paso del tiempo a una
mayor conciencia social, permitiendo que estos ya no se limite su uso a nivel familiar

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y de pequeñas comunidades, sino que este se convierta en estrategias a nivel de
municipios, y con un poco de suerte a nivel estatal. Sin embargo falta un largo
camino por recorrer actualmente, donde primero se buscan las estrategias más
adecuadas para su exposición mediática y su correcta instalación en las
comunidades iniciales.
Por lo tanto, he llegado a la conclusión que este tema ha sido abordado por varias
asignaturas (Análisis de Textos, Historia, Filosofía, etc) con el propósito de
incentivarnos a nosotros como alumnos, para involucrarnos en más proyectos de
esta temática.

Conclusiones: Un efecto mariposa.

De maíz estamos hechos, de maíz nos hemos alimentado, nuestra cultura tiene sus
bases en este producto y nuestros hijos heredan todo este conocimiento. Los mayas
y otros pueblos indígenas, entendían bien lo anterior. Lo demostraron en su
mitología, en su literatura y en las prácticas que realizaban cotidianamente. Me
gustaría pensar que de todo el amplio legado que nos heredaron al pueblo
mexicano, el más útil es la dieta mesoamericana y los métodos agrícolas, que a
pesar de la industrialización y el nuevo orden mundial basado en el capitalismo,
siempre aquellos conocimientos milenarios se mantendrán persistentes al paso del
tiempo.

Una mente sana, es el reflejo de un cuerpo sano. Por lo tanto la alimentación es


parte importante de nuestro desarrollo en la vida. Es un proceso biológico tan vital,
que decimos conocer a la perfección. Sin embargo nos hemos sumergido en estos
últimos siglos en un estilo de vida apresurado, donde intentamos vivir al día, pero
olvidando cosas que creemos triviales. Hemos pasado de comer la frescura del
campo, a una serie de cócteles químicos procesados, que bien le permiten a
nuestro motor interno se mantenga trabajando, a la larga podría causarnos más
desgracias que beneficios. Somos los hijos del capitalismo y el consumo, buscando
la comodidad y rapidez a corto plazo.

Sin embargo, “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del
mundo.” La teoría del caos o efecto mariposa suele enunciar que las alteraciones
aparentemente simples e inocuas de una variable o acción pueden llegar a generar
efectos masivos. Lo anterior es la clave de todo este tipo de proyectos enunciados
en esta crítica. Si empezamos por pequeñas acciones, como por ejemplo instruir a
un grupo pequeño de alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades
Azcapotzalco, y continuamos cultivando ideas que busquen la mejora social,
personal y ambiental, a largo plazo podrían propiciar a un gran cambio en nuestro
manera de pensar ya actuar en comunidad, llegando a alcances inimaginables.

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A mi juicio personal, considero que motivar a los jóvenes a participar de este tipo de
actividades, puede dejar resultados muy satisfactorios, así como la posibilidad de
reflexión y réplica de estos proyectos. Las aspiraciones, la imaginación e ideas de
la juventud actual si es acompañada de una guía y motivación, puede lograr
grandes cosas. Y la capacidad de compartir la información útil siempre es la mejor
propaganda para esta clase de proyectos. Por ejemplo, desde mi participación en el
cultivo de maíz como un proyecto de manera obligatoria, se transformó en un cierto
interés por la siembra. Motivada por lo anterior compartí mis experiencias con mi
familia, y ahora mi padre ha iniciado un pequeño huerto con algunas de sus plantas
aromáticas predilectas. Aquí una clara señal del efecto mariposa.

Las pequeñas acciones, pueden conducir a grandes cambios. Y si siguen existiendo


profesionales con la pasión para enseñar y guiar, personas comunes dispuestas a
escuchar y participar, así como un interés social por el bienestar de todos, los
resultados puede ser que no sean tan lejanos.

Fuentes de información:

● s.a. (1993). ​Popol Vuh: Las antiguas historias del Quiché.​ México: Fondo de
cultura económica.
● Arabuko, N. (2018). La importancia de llamarse maíz. Abril 30, 2020, de
Grupo Sacsa Sitio web:
http://www.gruposacsa.com.mx/la-importancia-llamarse-maiz/
● Mercola, J. (2019). ​La importancia de comer productos orgánicos.​ Abril 30,
2020, de Asociación de consumidores organicos Sitio web:
https://consumidoresorganicos.org/2019/02/06/la-importancia-comer-producto
s-organicos/
● Penelo, L. (2019). ​Maíz: propiedades, beneficios y valor nutricional. A​ bril 30,
2020, de La Vanguardia Sitio web:
https://www.lavanguardia.com/comer/20180906/451618009383/maiz-valor-nu
tricional-propiedades-beneficios.html
● s.a. (2017). L​a dieta de la milpa: modelo de alimentación saludable y
pertinente.​ Abril 30, 2020, de El poder del consumidor Sitio web:
https://elpoderdelconsumidor.org/2017/03/la-dieta-de-la-milpa-modelo-de-alim
entacion-saludable-y-pertinente/
● Almaguer, J., García, H., Padilla, M., & González, M. (s.f). ​La dieta de la
milpa. Modelo de alimentación.​ México: Secretaría de Salud de México.
● Alvarez, B. (2012). ​Comida Natural Vs. Comida Procesada.​ Abril 30, 2020, de
Secretos de Salud Blog Sitio web:
http://secretosdelasalud.blogspot.com/2012/04/comida-natural-vs-comida-pro
cesada.html

7
● s.a . (2019). ​La milpa, tradición milenaria de agricultura familiar.​ Abril 30,
2020, de Simiente desidiente Sitio web:
https://simientedisidente.com/la-milpa-tradicion-milenaria-de-agricultura-famili
ar/
● s.a. (2020).​ La revolución de los huertos urbanos.​ Abril 30, 2020, de Eco
inventos Sitio web:
https://ecoinventos.com/los-huertos-urbanos-han-llegado-para-quedarse/

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