El Lenguaje Como Semiótica Social
El Lenguaje Como Semiótica Social
El Lenguaje Como Semiótica Social
La Perspectiva sociolingüística
I El lenguaje y el hombre social (parte I)
1. El lenguaje y El medio
El lenguaje es un potencial de significado compartido, a la vez tanto una parte como una
interpretación intersubjetiva de la experiencia. (10)
El lenguaje como medio de reflexión sobre las cosas, el lenguaje como medio de acción sobre las
cosas. (10)
Sería más correcto decir que el lenguaje simboliza activamente el sistema social, representando
metafóricamente en sus patrones de variación la que caracteriza a las culturas humanas; eso es lo
que permite a la gente jugar con la variación en el lenguaje, utilizándola para crear significados de
tipo social: participar en todas las formas de competencia y alarde verbales, lo mismo que en la
elaborada retórica de la conversación común. (11).
Eso no equivale a tomar una oración aislada y plantarla en algún invernadero que podamos llamar
contexto social; implica la difícil tarea de enfocar la atención simultáneamente en lo real y en lo
potencial, interpretando tanto el discurso como el sistema lingüístico que se halla detrás en
términos de la infinitamente compleja red de potencial de significados que constituye lo que
llamamos cultura. (13)
Eso no sucede por instrucción, cuando menos no en el periodo escolar, nadie le enseña los
principios de acuerdo con los cuáles están organizados los grupos sociales, ni sus sistemas de
creencias, como tampoco los comprendería él si se intentara; sucede indirectamente, mediante la
experiencia acumulada de numerosos hechos pequeños, insignificantes en sí, en los que su
conducta es guiada y regulada, y en el curso de los cuales él contrae y desarrolla relaciones
personales de todo tipo. Todo eso tiene lugar por medio del lenguaje, y no es del lenguaje del
salón de clase, y mucho menos del de los tribunales, de los opúsculos morales o de los textos de
sociología, de donde el niño aprende acerca de la cultura en que ha nacido. La verdad
sorprendente es que son los usos cotidianos del lenguaje más ordinarios, con los padres,
hermanos y hermanas, con niños del vecindario, en el hogar, en la calle y en el parque, en las
tiendas y en los trenes y los autobuses, los que sirven para transmitir, al niño las cualidades
esenciales de la sociedad y la naturaleza del ser social. (19)
Cuando hablamos de hombre social, nos referimos al individuo considerado como una sola
entidad y no como un conjunto de partes. (22)
En vez de empezar desde el interior del organismo y de mirar hacia el exterior, podemos adoptar
una perspectiva durkheimiana y empezar desde el exterior del organismo para mirar su interior.|
(24)
Una Teoría funcional no es una teoría sobre los procesos mentales que concurren en los procesos
de aprendizaje de la lengua materna; es una teoría acerca de los procesos sociales que confluyen
en él. (29)
Uno de los problemas al estudiar el lenguaje de un niño muy pequeño reside en saber qué es
lenguaje y qué no lo es; en un contexto funcional, podemos responder a esto diciendo que
cualquier sonido vocal (y cualquier gesto, si se da una definición que incluye al gesto) que pueda
interpretarse por referencia a una función reconocible del lenguaje, es lenguaje, siempre que la
relación de sonido a significado sea consistente. La producción de un sonido con el propósito de
practicar ese sonido constituye un medio de aprender el lenguaje pero no es en sí un ejemplo de
lenguaje. La producción de un sonido con el propósito de llamar la atención es lenguaje, una vez
que tenemos razón en afirmar que “llamar la atención” es un significado que concuerda con el
potencial funcional de lenguaje en esta etapa del desarrollo. (30)
.. La segunda concierne a su transición al lenguaje adulto, un lenguaje que sigue siendo funcional
en sus orígenes pero que en el concepto de “función” ha sufrido un cambio importante: ya no es
simplemente sinónimo de “uso”, sino que se ha hecho más abstracto, una especie de
“metafunción”, mediante la cual se da expresión simbólica en una forma sistemática y finita a
todos los innumerables usos concretos del lenguaje en que participa el adulto. (34)
Una escuela de pensamiento se ha concentrado en el efecto del medio lingüístico del niño, a
saber, la forma particular de lenguaje en que creció hablando. Como el fracaso educativo se suele
asociar con la clase trabajadora urbana inferior, en la práctica eso significa un dialecto
socioregional particular y, en ese terreno, encontramos dos versiones de la teoría del “fracaso
lingüístico” a veces conocidas como “teoría del déficit” y “teoría de la diferencia”. (35-36)
Esa es la idea fundamental en la obra empírica y teórica del profesor Basil Bernstein (1971) en el
campo del lenguaje y la sociedad; junto con otra idea, a saber, que lo que determina la verdadera
configuración cultural y lingüística es, en esencia, la estructura social, el sistema de relaciones
sociales, en la familia y en otros grupos sociales clave, que es característico de la subcultura
particular. (37)
Bernstein ha investigado cómo se establece ese vínculo, y sugiere que eso ocurre mediante
códigos lingüísticos o modas del habla, que surgen como consecuencia de la estructura social y de
los tipos de relación social vinculados a ella . Como dice Mary Douglas, “ la regulación (del
pensamiento) no está en las formas del habla sino en el conjunto de relaciones que generan el
pensamiento y el habla” (1972) (38).
Las “modas del habla” son de naturaleza sociosemántica; son patrones de significado que surgen
de manera más o menos consistente, en contextos particulares, especialmente en aquellos
vinculados a la socialización del niño en la familia. De allí que, aunque un medio de aprendizaje de
la lengua de un niño sea único, éste también comparte ciertas características comunes con otros
de antecedentes sociales similares; no solo en el sentido superficial del que el entorno material
pueda ser semejante – a decir verdad puede no serlo-, sino en el sentido más profundo de que las
formas de relación social y los sistemas de función que lo rodean ejercen influencia en el tipo de
opciones de significado que serán destacadas y recibirán preponderancia en diferentes tipos de
situaciones. (38-39)
5. Lenguaje y Situación
Pero desde la perspectiva social es de donde podemos explicar mejor lo que es, porque podemos
prestar atención situaciones de uso del lenguaje, tomando en cuenta los factores no lingüísticos
que sirven como medio regulador. (41)
En lo esencial, lo que eso implica es que el lenguaje sólo surge a la existencia cuando funciona
algún medio. No experimentamos el lenguaje en el aislamiento – si lo hiciéramos no lo
reconoceríamos como lenguaje -, sino siempre en relación con algún escenario, con algún
antecedente de personas, actos y sucesos de los que derivan su significado las cosas que se dicen.
Es lo que se denomina “situación”, y cualquier explicación del lenguaje que omita incluir la
situación como ingrediente esencial posiblemente resulte artificial e inútil. (42)