Ensayo Seda
Ensayo Seda
Ensayo Seda
Lavilledieu es una pequeña localidad francesa que vive casi totalmente de la sericultura.
En un principio los huevos del gusano de seda son importados desde Siria y Egipto,
hasta que una plaga obliga a los sericultores a buscar seda en Japón. Hervé Joncour
impulsado por su amigo Baldabiuo hace el viaje y conoce a Hara Keiquien quien le
vendía los gusanos de seda este esta acompañado por una joven Hervé Joncour queda
totalmente impresionado por la belleza de la joven que acompañaba a Hara Kei. Entre
Joncour y la mujer surgirá un deseo “La última cosa que vio, antes de salir, fueron
los ojos de ella fijos en los suyos, perfectamente mudos.” (Baricco, 1996. Pag 16) es
una de las citas que a mi parecer es de gran trascendencia dentro de la historia ya que a
partir de esto surgirá entre ellos una atracción que no podrán contener. “ Ni siquiera
llegué a oír nunca su voz. Es un dolor extraño. Morir de nostalgia por
algo que no vivirás nunca” (Baricco, 1996) hace falta un instante para que el
deseo llegue a tu vida sin condición. Un papel que ella le entrega lo ínsita a volver. Está
obsesión llevará a Joncour varias veces de regreso a Japón, aun cuando ya no sea
necesario traer huevos desde allá. Hélène sutilmente se dará cuenta de que algo mueve y
obsesiona a su marido. Después del cuarto viaje, Joncour recibe una carta escrita en
caligrafía japonesa. Más tarde muere Hélène. Joncour recurre a Madame Blanche (la
misma que antes le tradujo el papel que lo instaba a regresar a Japón) para que le
traduzca la carta. Se trata de una carta de amor, llena de pasión, que revela un amor
inmenso.Joncour se da cuenta que la carta fue escrita por Hélène y no por la japonesa.
Esta historia nos describe un triángulo amoroso, la infidelidad de un hombre hacia su mujer
ante la atracción que ejerce sobre él lo desconocido.
Para finalizar creo que Alessandro Baricco consigue una novela capaz de estremecer al lector
hasta el final con un final algo nostálgico ya que Joncour termino de cierta manera siendo
infeliz tal vez porque nunca se decidió que elecciones tomar durante toda la historia.
Bibliografía:
Es cierto que la novela de Alessandro Baricco requiere una gran paciencia, pero la lectura
pausada de sus capítulos nos proporciona una experiencia lingüística irrepetible. De hecho,
cuando decidimos retomarla después de un tiempo, observamos que nuestra percepción de
las escenas descritas es diferente en base a nuestra experiencia.
En este sentido, los capítulos que describen los sucesivos viajes de Hervé Joncour entre los dos
países reflejan ese cambio. El camino no se ha visto alterado por las circunstancias, pero si el
viajero que los recorre. Precisamente, la precisión de sus descripciones permite al autor
centrarse en la historia sin necesidad de recurrir a diálogos superfluos u otros elementos que
pudiesen desviar la atención del lector, como suele ocurrir en la mayoría de las novelas
actuales.
Si bien, el tratamiento del argumento conlleva el menosprecio de algunos personajes por parte
del autor. «Seda» nos describe un triángulo amoroso, la infidelidad de un hombre hacia su
país, su cultura y, por en ende, su mujer ante la atracción que ejerce sobre él lo desconocido,
el exotismo de lo diferente. Con todo, la presencia de la mujer que despierta su deseo resulta
anecdótica, casi inexistente en contraposición con otros personajes.
Con todo, Alessandro Baricco consigue una novela capaz de estremecer al lector con la simple
caricia de las palabras. La belleza del verso convertida en prosa a través de un viaje hacia el
autodescubrimiento y la complejidad del amor, así como las difíciles elecciones que debemos
realizar durante su transcurso. «Seda» es evocadora, sensual y exótica. En definitiva, una
experiencia para los sentidos.
La calidad de los gusanos de seda franceses ha empeorado y, como digo, animado por su colega
Baldabiou, Hervé se desplaza (¡en pleno siglo XIX!) hasta Japón para volver con huevos de seda. No será
nada sencillo: además de estar atrapado en el siglo XIX, el Japón es un país cerrado con llave, sin ningún
contacto con el resto del mundo. Hervé necesitará tres meses para llegar hasta allí (en tren hasta los
Urales, a caballo por Siberia y, finalmente, como pasajero clandestino en un barco holandés, ya que el
Japón ha autorizado hace pocos años un pequeño comercio con este país. A esta odisea se añade el
amor, casi platónico, que Hervé sentirá por Hara Kei.
El único calificativo que se me ocurre para este libro es "sedoso". La trama discurre
suavemente, sin sobresaltos, con un lenguaje claro y sencillo que te permite dejarte llevar por los viajes en
busca de seda y maravillarte con el desconocido Japón de entonces