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Texto Baroja

El pueblo de Alcolea carecía de sentido de comunidad y solidaridad entre sus habitantes. Cada familia vivía aislada y no había cooperación ni asociación entre ellos. Como resultado, el pueblo se arruinó cuando terminó un tratado comercial sobre el vino que los había prosperado. Los habitantes aceptaron su ruina con resignación en lugar de buscar nuevas soluciones.

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Texto Baroja

El pueblo de Alcolea carecía de sentido de comunidad y solidaridad entre sus habitantes. Cada familia vivía aislada y no había cooperación ni asociación entre ellos. Como resultado, el pueblo se arruinó cuando terminó un tratado comercial sobre el vino que los había prosperado. Los habitantes aceptaron su ruina con resignación en lugar de buscar nuevas soluciones.

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Las costumbres de Alcolea eran españolas puras, es decir, de un

absurdo completo.
El pueblo no tenía el menor sentido social; las familias se metían en sus
casas, como los trogloditas en su cueva. No había solidaridad; nadie sabía ni
podía utilizar la fuerza de la asociación. Los hombres iban al trabajo y a veces
al casino. Las mujeres no salían más que los domingos a misa.
Por falta de instinto colectivo el pueblo se había arruinado.
En la época del tratado de los vinos con Francia, todo el mundo, sin
consultarse los unos a los otros, comenzó a cambiar el cultivo de sus campos,
dejando el trigo y los cereales, y poniendo viñedos; pronto el río de vino de
Alcolea se convirtió en río de oro. En este momento de prosperidad, el pueblo
se agrandó, se limpiaron las calles, se pusieron aceras, se instaló la luz
eléctrica…; luego vino la terminación del tratado, y como nadie sentía la
responsabilidad de representar el pueblo, a nadie se le ocurrió decir:
Cambiemos el cultivo; volvamos a nuestra vida antigua; empleemos la riqueza
producida por el vino en transformar la tierra para las necesidades de hoy.
Nada.
El pueblo aceptó la ruina con resignación.
—Antes éramos ricos —se dijo cada alcoleano—. Ahora seremos
pobres. Es igual; viviremos peor, suprimiremos nuestras necesidades.
Aquel estoicismo acabó de hundir al pueblo.
Era natural que así fuese; cada ciudadano de Alcolea se sentía tan
separado del vecino como de un extranjero. No tenían una cultura común (no la
tenían de ninguna clase); no participaban de admiraciones comunes: sólo el
hábito, la rutina, les unía; en el fondo, todos eran extraños a todos.
Muchas veces a Hurtado le parecía Alcolea una ciudad en estado de
sitio. El sitiador era la moral. La moral católica . Allí no había nada que no
estuviera almacenado y recogido: las mujeres, en sus casas; el dinero, en las
carpetas; el vino, en las tinajas.
Andrés se preguntaba: ¿Qué hacen estas mujeres? ¿En qué piensan?
¿Cómo pasan las horas de sus días? Difícil era averiguarlo.

El árbol de la ciencia, Pío Baroja

1. Las ideas del texto, exponga de forma concisa su organización e


indique razonadamente su estructura.
2. Explique la intención comunicativa del autor y comente dos
mecanismos de cohesión distintos que refuercen la coherencia
textual.
3. Analice cómo están formadas las siguientes palabras subrayadas
en el texto.
4. Analice sintácticamente la oración subrayada en el texto.
5. Indique en qué parte de la obra se localiza este fragmento y
comente brevemente cómo se refleja en el texto la situación
cultural de la época (1 punto).

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