Tema 10 El Proceso de Urbanización en El Planeta
Tema 10 El Proceso de Urbanización en El Planeta
Tema 10 El Proceso de Urbanización en El Planeta
INTRODUCCIÓN
El análisis del proceso de urbanización obliga a prestar atención a la investigación del
pasado y el análisis del presente, puesto que las ciudades han evolucionado
paralelamente al ser humano, de ahí la importancia de incluir en el currículum. Las
ciudadanos más antiguas aparecieron en Mesopotamia, aunque el hecho urbano y la
urbanización masiva son hechos relativamente recientes que se han desarrollado de
manera dispar en el mundo y que acarrea problemas de orden físico y social.
La disciplina que analiza este fenómeno es la Geografía urbana que aborda el estudio
de la ciudad a dos niveles: como entidades que se distribuyen y organizan en un
territorio y mantienen relaciones entre sí; y de forma individual, analizando su
emplazamiento, sus usos del suelo y las áreas físicas, sociales y culturales. R.M.
Northam propuso en 1975 fue quien estableció los temas básicos de la Geografía
urbana con investigaciones que se dedican a las relaciones entre diferentes ciudades,
otra que analiza el estudio de las relaciones que existen entre poblaciones de
diferencias ciudades y, por último, las que se generan en la ciudad o en la población
que reside en ella.
Para hacer una clasificación del tipo de ciudad no solo hay que tener en cuenta
criterios cualitativos, incluidos en las primeras clasificaciones, sino también
cuantitativos y otros muchos que tienen en cuenta aspectos socioeconómicos y del
medio físico.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Como se ha señalado, en los últimos 200 años se ha producido una “explosión urbana”
paralela a la revolución industrial. El crecimiento de las ciudades se hizo con tasas
nunca vistas en la historia y los modos de vida rurales van siendo sustituidos
progresivamente por los de la ciudad. A finales del siglo XX la mayor parte de la
población mundial vive en ciudades, aunque el crecimiento se produce de un modo
diferente entre el mundo desarrollado y los países en vías de desarrollo. El primero fue
anterior y más lento, mientras que el segundo es más reciente y las tasas de
urbanización aumentan vertiginosamente.
El surgimiento de las primeras ciudades, sin embargo, se sitúa miles de años antes.
Historiadores y arqueólogos sitúan las primeras ciudades en Mesopotamia (4500 a. C.)
de la mano del desarrollo de los excedentes agrarios. De forma general, el proceso de
evolución de las ciudades se puede estructurar en tres grandes periodos:
La ciudad pre-industrial: (4500 a. C- finales del siglo XVIII principios del XIX)
Ciudad antigua: En un primer momento se establecieron en zonas fértiles de
climatología idónea. Son ciudades-estado, fuertemente jerarquizadas, en su
mayoría teocráticas con un poder político centralizado. Estaban fortificadas y el
centro era el templo. Independientemente de Mesopotamia, surge en China,
en torno al Río Amarillo, otro proceso de urbanización. De forma desconectada
de los procesos anteriores surge la civilización americana de la península del
Yucatán.
Ciudad clásica: Es el periodo en el que se la ciudad se consolida como forma
espacial y organización social. Son las ciudades fenicias, las griegas -que
aportaron al proceso de urbanización la creación de los espacios públicos-, y las
romanas -se conciben como centros organizativos y burocráticos, por lo que se
consideran el precedente de la ciudad moderna, y se basan en la planificación
racional del espacio-.
Ciudad medieval: Con la caída del Imperio Romano la vida urbana languideció y
las ciudades medievales se convierten en lugares amuralladas, de reducidas
dimensiones y con un trazado desigual. Se puede hablar de dos tipos: la ciudad
cristiana y la musulmana. Ambas coinciden en su emplazamiento, que suele
estar en lugares altos y fácilmente defendibles. De forma paralela, las ciudades
asiáticas siempre gozaron de una actividad intensa y gran magnitud al servir de
asiento administrativo, político, religioso, comercial y cultural.
Ciudad moderna: Surge de la mano de la burguesía, la clase social emergente, y
de la ideología dominante, el absolutismo monárquico. El fin de estas ciudades
vendrá con la nueva visión del mundo a partir de la Revolución Industrial. Se
retoman algunos supuestos clásicos sobre la planificación urbana, aunque sigue
siendo predominante la sociedad agraria.
La ciudad industrial: (principios del siglo XIX hasta mediados del XX) A mediados del
siglo XVIII se inicia en Inglaterra y se extiende por el resto de Europa la sustitución del
modo de producción artesano por otro industrial con la aparición de las máquinas, lo
que da lugar a numerosos cambios socieconómicos. Este desarrollo hace que las
ciudades experimenten una transformación y se instalan sobre una red mercantilista a
la que modifican según el grado de desarrollo. Su nacimiento se debe a múltiples
factores:
Elemento demográfico: Ligado al fuerte crecimiento de la población como
consecuencia del descenso de la mortalidad catastrófica y el aumento de la
natalidad.
Elemento agrario: Los avances de la Revolución Industrial llegan al campo, lo
que mejora la productividad y un excedente de producción agraria, lo que hace
que se pase de una economía de subsistencia a otra que permite abastecer de
productos agrícolas a las ciudades.
Elemento industrial: La industria que se desarrolla se establece en las ciudades,
lo que significa una nueva estructura y función de éstas.
Elemento de transporte: Facilita la conexión y la distribución de la producción,
sobre todo en lo que se refiere a abastecimiento.
En la ciudad industrial, se produce un trasvase de población y productos agrarios del
campo a la ciudad, donde surge una nueva estructura que acoge los nuevos barrios
residenciales de la burguesía, las áreas industriales y los barrios obreros, que suelen
caracterizarse por sus carencias, lo que da lugar a una segregación espacial urbana. El
trasvase de la población del campo a la ciudad da lugar a modelos de ciudades
planteadas por teóricos del urbanismo, entre los que pueden señalarse:
La ciudad jardín de Howard: Propone un centro rodeado de una corona
residencial y de los polígonos industriales. Suelen haber seis grandes avenidas
que desembocan en el centro. Alrededor, un cinturón verde que actúa como
purificación del ambiente. La ciudad debe disponer de servicios. Howard
intenta, sin conseguirlo, evitar la especulación del suelo. París es un ejemplo de
este tipo de ciudad, aunque también hay ejemplos en países como EE. UU. En
España, son de estas características Barcelona, Madrid y San Sebastián.
La ciudad lineal: Ideada por Arturo Soria tiene gran repercusión en Europa.
Consiste en una gran avenida urbanizable que une dos ciudades preexistentes.
A través del ancho del eje discurren los transportes, y se instalan en intervalos
regulares centros comunitarios y de servicios.
Las ciudades nuevas: Es un plan que llevan a cabo los ingleses para
descongestionar Londres en los años 40. Se llegan a construir 33 nuevas
ciudades que pretendían ser autónomas pero que al final derivaron en ciudades
dormitorio con un menor precio del suelo.
Según Peter Hall en el mundo hay cinco grandes megalópolis, término con el que
Gottman se refiere a ciudades con un crecimiento que absorbe otras ciudades,
Boswash (Boston-Washington, 40 millones de hab); Chippitts (Chicago-Pittsburg, 40
millones de hab.); la megalópolis japonesa (Tokio, Yokohama, Nagoya, Osaka, Kobe,
con 45 millones de hab); la renana (desde Ámsterdam a Frankfurt, con 33 millones de
hab); y la megalópolis londinense (de Londres a Manchester pasando por Birmingham,
con 34 millones de habitantes).
Mención aparte merecen los países socialistas, que no siguieron el proceso evolutivo
anterior debido a que el crecimiento y la difusión del sistema urbano se hizo de forma
planificada desde el poder central sin seguir las pautas que el capitalismo industrial
marcaba a través del sistema de libre mercado. El espacio urbano fue creado por el
Estado siguiendo criterios de utilitarismo y funcionalidad, y la consecuencia más
llamativa es una mayor homogeneidad constructiva y morfológica.
Las ciudades de los países en vías de desarrollo, al contrario de lo que sucede en los
países desarrollados, crecen a un ritmo muy elevando tanto en número de habitantes
como en número de asentamientos, lo que ha hecho que las mayores aglomeraciones
urbanas del mundo correspondan, hoy, a países en vías de desarrollo.
El crecimiento de la población, debido a la repulsa de las condiciones de vida en un
campo empobrecido en extremo, ha desembocado en problemas de hacinamiento y
deterioro de las condiciones de vida. Existe una gran segregación espacial y
marginalidad con un gran contraste entre barrios ricos y barrios pobres.
ESPAÑA Y CANARIAS
La historia del proceso de urbanización en España ha seguido, a grandes rasgos, los
pasos señalados anteriormente. Al contemplar las ciudades españolas es fácil advertir
las huellas que las distintas etapas históricas han dejado en ellas. Desde las primeras,
como Tartesos, España ha sido un país en el que las ciudades han constituido una
realidad permanente. La herencia romana ha formado el sedimento de muchas
ciudades, aunque tampoco puede obviarse la importancia del legado medieval. Sin
embargo, y de cara a la época actual, las más importantes transformaciones
comenzaron a producirse en el siglo XIX.
Durante la primera mitad del siglo XX, las ciudades españolas, y en particular todas
aquellas que conocieron un importante desarrollo industrial, apenas iniciaron procesos
de remodelación. Simplemente se limitaron a introducir mejoras de saneamiento en
determinadas áreas y a contemplar cómo los recién llegados se apiñaban en zonas
insalubres. La gran transformación se produjo en la segunda mitad del siglo. Tras la
Guerra Civil y el terrible periodo que la siguió, España comenzó su recuperación
económica a finales de los años cincuenta y con ella se inició la gran expansión de las
áreas urbanas con la emigración desde el campo. Obviamente, tan rápidos cambios no
permitieron un crecimiento paralelo y ordenado de las ciudades, por lo que la calidad
de las construcciones y la dotación de servicios dejaron mucho que desear. Sin
embargo, este proceso no es homogéneo; de hecho, se ha señalado que se caracteriza
por su concentración en determinadas áreas, quedando amplias zonas del país
progresivamente despobladas. El desequilibrio ha dominado en todo el moderno
proceso de urbanización de España.
REPERCUSIONES MEDIOAMBIENTALES
De forma general, la ciudad se ha convertido en depredadora del espacio y de las
materias primeras. Además, es una gran productora de deshechos y residuos cuya
eliminación o almacenamiento plantea problemas y repercusiones medioambientales.
Si se abordan estos factores por separado se podrían clasificar en:
Otro tipo de contaminación que producen las ciudades es la de las aguas. Las ciudades
consumen grandes cantidades de agua hasta el punto de que se ha triplicado en los
últimos 50 años, a lo que se suma que cuando sale de la ciudad es un agua inservible
que, en muchas ocasiones, se convierten en vertidos pese a los nuevos usos de
depuración. Esto deriva en una sobreexplotación de los acuíferos, se transforma el
ciclo hidrográfico y se produce una transformación del suelo.
Respecto a este último elemento, el suelo, las ciudades consumen y destruyen suelo
agrícola y forestal sobre los que se ha puesto el foco para su protección. Además, la
expansión de la estructura física de la ciudad crea una fuerte demanda de materiales
de construcción que también producen efectos ambientales. Del mismo modo, la
necesidad de abastecimiento deriva en una sobreexplotación del suelo.
REPERCUSIONES SOCIOECONÓMICAS
Segregación social. El acceso a los servicios depende, en muchas ocasiones, del rango
social. A esto hay que añadir la llegada masiva de inmigrantes formando
aglomeraciones más o menos fuerte, con afección en la vivienda, el empleo, el racismo
y otros conflictos.
Proliferación de patologías médicas tanto físicas como psicológicas derivadas de las
formas de vida.
CONCLUSIONES
Siglo de las ciudades, retos de la sostenibilidad.