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DERECHO PROCESAL ORGANICO

PARTE GENERAL

CAPITULO I

EL CONFLICTO Y SUS FORMAS DE SOLUCION

1.- INTRODUCCION.

El hombre es un ser social, puesto que debe relacionarse con los demás para los efectos de
poder lograr su plena realización material y espiritual.

El hombre vive en sociedad, ha vivido siempre en sociedad y no puede vivir más que en
sociedad con sus semejantes y la sociedad humana es un hecho primario y natural y en
manera alguna producto o resultado de la voluntad humana "(Duguit).

La sociedad supone un orden y el orden ciertas limitaciones. En toda sociedad hay una
ordenación como en la propia naturaleza: el sol sale siempre, hay un día que sigue a la
noche, la luna se ve más grande o más pequeña, las estaciones se suceden.

El hombre para poder mantener su vida en común ha debido autolimitarse de manera más o
menos acentuada, configurándose un conjunto de normas que regulan su conducta externa e
incluso interna, espiritual.

Así hay, ha habido normas de la convivencia, de la etiqueta, de la moral, de la religión y del


derecho.

“Obedece a las normas morales aquel que sin ser constreñido por una orden del Estado,
exento de toda sanción civil o religiosa, se comporta en sus acciones como exige el
sentimiento ético de la sociedad en que vive, es decir, actúa en conformidad con las leyes
de la honestidad por libre determinación interna de la conciencia.

"Obedece a normas jurídicas aquél que conforma su conducta a las reglas emanadas del
Estado, a aquellos preceptos que emanan de los poderes constituidos por el Estado,
constituidos a este fin según una peculiar ordenación, como mandato que se impone
necesariamente a la voluntad y a la acción del particular; y que puede adoptar la forma de
un precepto negativo cuando es prohibición; o permisivo, en cuanto es declaración de una
pura facultad de hacer o no hacer" (Roberto de Ruggiero)

En las sociedades primitivas, todas las normas están confundidas, acentuándose las morales
en forma especial.

Las normas jurídicas se van imponiendo poco a poco y se diferencian claramente de las
otras desde dos puntos de vista: por una parte, al ser impuestas por el Estado tienen fuerza

1
coercitiva; de otro lado, mientras las otras (éticas, religiosas, de etiqueta), sólo imponen
normalmente deberes, las normas jurídicas imponen deberes pero también otorgan
pretensiones (derechos).-

Las normas jurídicas son bilaterales, en tanto que las otras son universales.

Una vez que una norma de conducta adquiere carácter jurídico no interesa al Derecho si
figura al mismo tiempo en la esfera de otras normas, aunque muchas veces coinciden. Así
por ejemplo, es norma ética, religiosa y jurídica el "no matar”, el "alimentar a los hijos",
etc.

Luego Derecho es "norma de las acciones humanas en la vida social establecida por una
organización soberana e impuesta coactivamente a la observancia de todos.

Surge como un producto de la vida social y como creación del espíritu humano, por los
hombres es creado y a los hombres sirve, puesto que gobierna sus actos dirigiéndolo al fin
supremo que es la realización del bien y en todos los idiomas evoca la idea de dirección. Se
descubre ello en la raíz etimológica de la palabra: "regare", "dirigere", "recht" (alemán),
"right" (inglés), "diritto" (italiano), "drept" (rumano).

Estos vocablos dan la idea de dirección, de rectitud, de disciplina: es "la regla social
obligatoria" (Josserand).1

En general, atendido el carácter social del ser humano, puede surgir un conflicto de
intereses, el que se produce cuando una persona siente una necesidad y no puede
satisfacerla plenamente. En otras palabras, cuando se produce una confrontación de
intereses.

Los conflictos de intereses pueden clasificarse en dos grandes categorías: conflicto interno
y conflicto externo de intereses.

“El conflicto interno se produce cuando el propio sujeto debe ponderar alternativas
tendientes a satisfacer algunas de sus ilimitadas necesidades. Por tal motivo se denominan
también conflictos entre intereses individuales o personales. Estos son resueltos por el
propio sujeto mediante el sacrificio del interés menor en beneficio del interés mayor. Así,
por ejemplo, si una persona siente la necesidad de comer o de divertirse, normalmente,
frente a la alternativa, optará por satisfacer la de alimentarse, pero, evidentemente, puede
darse el caso inverso, lo que resulta armónico con el concepto subjetivo de necesidad. Ellas
son por su naturaleza ilimitadas y, en un momento determinado, el sujeto, con los bienes
disponibles, sólo podrá satisfacer aquellas que signifiquen un mejor interés.

"El conflicto interno así descrito nunca será regulado por el derecho, y, por ende, carecerá
de relevancia jurídica. Empero, su existencia tiene una influencia importante sobre la forma
de actuar del sujeto en el mundo externo y, por lo tanto, lográndose una educación y
1
Apuntes Esquemáticos para Guía de los Alumnos de Derecho Procesal. Derecho Procesal Orgánico. Parte
General. Mario Mosquera Ruiz.

2
orientación en la fase interna de la decisión de las personas, se podría, por esa vía, evitar la
generación de conflictos externos. Un buen ejemplo lo encontramos en las etapas de
desarrollo del delito. En su fase interna no hay efectos con resultados externos y, por
consiguiente, esa conducta no provoca sanción. Sólo podrá tenerla cuando la decisión de
actuar se exterioriza transformándose en una acción u omisión o en la ejecución de actos
preparatorios."

"El conflicto externo de intereses se sustenta en la presencia de intereses discrepantes de


dos o más personas que se manifiestan mediante una acción u omisión que produce un
cambio en el mundo externo.

"Este conflicto puede surgir en diversos ámbitos según quien actúe, dónde y frente a quién,
pudiendo distinguir confrontación de intereses con otro sujeto, la familia, un grupo social,
el estado, varios estados o el mundo.

"Considerando el espectro donde los intereses se resisten y provocan el conflicto externo,


éste puede producirse por la acción de un sujeto sobre otro, dentro del grupo familiar o
social, en su relación con el Estado, entre los estados y conflagrados en el mundo. Las
guerras mundiales han sido un buen ejemplo de estos últimos. Quizás si en algún tiempo
debamos agregar los que surjan entre mundos.

"Estos conflictos externos de intereses pueden subdividirse a su vez en conflictos externos


de relevancia jurídica y en aquellos que no la tienen. Los primeros (conflictos externos de
relevancia jurídica) se generan cuando un sujeto, con su acción u omisión, produce como
resultado el quebrantamiento del ordenamiento jurídico, esto es, la infracción de la ley, o
mejor dicho de la norma reguladora de su conducta, ya sea ésta imperativa, prohibitiva o
permisiva; los segundos (conflictos externos que carecen de relevancia jurídica) son
aquellos que, siendo también externos, carecen de relevancia jurídica porque no conllevan
la violación del derecho, como, por ejemplo, los que afectan el orden social y moral. En
consecuencia, y en lo sucesivo, cuando en este trabajo mencionemos al "conflicto"
debemos nosotros "leer" que se trata del conflicto de intereses de relevancia jurídica”.2

Este conflicto externo de relevancia jurídica que requiere de ser compuesto para la
mantención de la paz social se le ha denominado litigio.

Se entiende por litigio el conflicto de intereses caracterizado por la existencia de la


pretensión de uno de los interesados y la resistencia de otro a satisfacerla.

De acuerdo con ello, la doctrina ha conceptualizado el conflicto como litigio, entendiendo


por tal "el conflicto intersubjetivo de intereses, jurídicamente trascendente, reglado por el
derecho objetivo, y caracterizado por la existencia de una pretensión resistida”.3

2
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción ene lDerecho Chileno. Páginas 3 a 5. Editorial Jurídica de Chile.
Primera Edición. 1991.
3
Francisco Hoyos H. Temas fundamentales de Derecho Procesal. Página 177. Editorial Jurídica de Chile.
Primera Edición. 1987.

3
2.- FORMAS DE SOLUCION DE LOS CONFLICTOS.

"El nacimiento de un litigio entre los particulares o el de un conflicto entre la sociedad y


alguno de sus miembros origina un estado de insatisfacción individual o colectiva. La paz
social se ha alterado y urge equilibrar los intereses en pugna. Para ello han surgido en la
historia de las instituciones procesales y coexisten en el momento presente tres métodos o
posibles medios de solución: la autotutela, la autocomposición y la heterocomposición.4

2.1. LA AUTOTUTELA O AUTODEFENSA.-

La autotutela, la autodefensa o autoayuda es de las tres formas de composición de los


conflictos la más primitiva, puesto que el asunto se pretende solucionarse sin recurrir a
nadie, directamente, e incluso por el empleo de la fuerza entre los propios interesados.

“Etimológicamente significa defenderse o cuidarse a sí mismo. Representa la forma más


primitiva y arbitraria de solución.

"Se denomina también autodefensa y, en virtud de ella, cualquiera de los sujetos


involucrados en el conflicto acciona para resolverlo por mano propia. Es una forma
primitiva y, la más de las veces, injusta, de poner término a un conflicto.5 Mediante la
autotutela una de las partes impone a la otra por su fuerza propia la solución del litigio.
"Consiste en la reacción directa y personal de quien se hace justicia con manos propias".6
Representa el imperio de "la ley del más fuerte", en que resulta triunfador no siempre quien
tiene efectivamente la razón, sino que quien cuenta con medios coercitivos para imponer su
decisión.7

Son pues, caracteres de la autotutela la inexistencia de un tercero o juez distinto a las


propias partes y la imposición coactiva de la decisión por una de ellas a la otra, resultando
indiferente el que la solución se adopte a través de un procedimiento preestablecido.

Expresa la autotutela la natural reacción del sujeto lesionado en su interés que al acudir a
ella se deja llevar por consideraciones emocionales y egoístas prescindiendo de toda idea
de solidaridad social.8

La autodefensa o autotutela consiste en que, uno de los sujetos en conflicto, sea un


individuo, sea una persona jurídica, sea una masa indeterminada, resuelven o intentan
resolver el conflicto pendiente con otro sujeto (o los dos a la vez), a través de una acción
directa en lugar de dirigir el instrumento apropiado hacia un tercero que lo dirima. El

4
José Gimeno Sendra. Fundamentos de Derecho Procesal. Página 22. Editorial Civitas. Madrid. 1981.
5
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción en el Derecho Chileno. Página 8. Editorial Jurídica de Chile.
Primera Edición. 1991.
6
Eduardo Couture. Fundamentos de Derecho Procesal Civil. Pág. 9. Ediciones Depalma. Buenos Aires.
7
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción en el Derecho Chileno. Página 8. Editorial Jurídica de Chile.
Primera Edición. 1991.
8
José Gimeno Sendra. Fundamentos de Derecho Procesal. Página 22. Editorial Civitas. Madrid. 1981.

4
brocardo "hacerse justicia por su mano" responde a ello; aunque no por ello la autodefensa
ha de ser forzosamente injusta.9

Lo que caracteriza a la autodefensa o autotutela no es la preexistencia de un ataque que no


existe en varias de sus formas, ni la inexistencia de un determinado procedimiento que a
veces se observa, sino la concurrencia de dos elementos:

a) La ausencia de un tercero imparcial distinto de los sujetos en conflicto; y

b) La imposición de la decisión por una de las partes a la otra.10

La natural evolución social y jurídica va excluyendo la fuerza a medida que se progresa,


podemos identificar la evolución con el rechazo de la solución mencionada. Por eso los
derechos - y las sociedades - que no han evolucionado suficientemente, como sucede en el
ámbito internacional, mantienen aún soluciones de conflictos basadas en la fuerza. Y por
eso también, resulta indudable que todas las soluciones de violencia representan un
retroceso en la humanidad.

En alguna etapa primitiva - o de desarrollo muy retardado - se llega a la propia regulación


de la fuerza como forma sancionadora: por ejemplo, cuando se establece la ley del talión
(ojo por ojo, diente por diente, pero no dos ojos por un ojo....) o se regula el armamento que
puede usarse en la guerra (proscripción de armas nucleares, etc.). Son sistemas reveladores
del atraso de la humanidad, aunque existan.

Esa forma la podemos llamar autodefensa (defensa propia), en virtud de la cual el titular de
la situación (o del derecho) asume la defensa de ella. El primer intento fue fijar la medida
de la reacción en el sistema de la composición (wergeld) germano, donde se permitía la
reacción individual (o familiar, o de grupo), pero se trataba de tarifarla. Es una forma muy
primitiva de intervención de la colectividad para determinar el modo de sanción ante el
violador.

En la evolución del derecho vamos a ver que la última etapa es la moderna, en la cual el
Estado se apodera de la facultad sancionadora. O sea, que, prohíbe la justicia por la propia
mano, llegando a tipificar como delito esa conducta, en el Código Penal. Tal es la
importancia que en nuestra época se reconoce a este fin esencial del Estado (el brindar
tutela jurídica), que si no lo realiza prácticamente se considera que no existe11

"La autotutela está reñida con nuestro ordenamiento constitucional y legal. La igualdad
ante la ley y ante la justicia excluye el empleo de la autotutela como medio de solución. Por
tal razón, pueden afirmarse que el derecho positivo chileno prohíbe la autotutela y, más
aún, la sanciona criminal y civilmente como regla general.

9
Victor Fairen Guillen. Doctrina General del Derecho Procesal. Pág. 20. Librería Bosch. 1990.
10
Forma de solución de los conflictos. Autodefensa, Autocomposición, Proceso. Nelson Rojas Preter.
Facultad de Derecho. Universidad de Chile. Mayo 1989.
11
Enrique Vescovi. Teoría General del Proceso. Página 4. Temis. 1984.

5
"En efecto, el artículo l° de la Constitución Política, al consagrar el principio que los
hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos, conceptualmente ya excluye el uso
de la fuerza como método de término de los conflictos. Esta disposición, concordada con el
artículo 19 en sus numerales l°, 2° y 3°, que contemplan los principios de igualdad ante la
ley y ante la justicia, al declarar que la Constitución "asegura a todas las personas la igual
protección de la ley en el ejercicio de sus derechos", está eliminando el empleo de este
método arbitrario de solución. Estas disposiciones deben concordarse con el artículo 73 de
la Carta Fundamental, que establece que todo conflicto debe ser resuelto a través de un
proceso del cual conocerá el tribunal establecido por la ley. Siendo así, se excluye el
"juzgamiento" de una parte por la contraria.

"Finalmente, y dentro del ámbito de estas nociones, podemos añadir que el texto del citado
artículo 73 dispone en su inciso l° que "la facultad de conocer de las causas civiles y
criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los
tribunales establecidos por la ley", como consecuencia de lo cual está prohibido a los
particulares autotutelar sus eventuales derechos. Dicho principio se reitera en el art. 1° del
C.O.T.- En materia procesal penal, se dispone en el inciso l° del artículo primero del NCPP
que ninguna persona podrá ser condenada o penada, ni sometida a una de las medidas de
seguridad establecidas en este Código, sino en virtud de una sentencia fundada, dictada
por un tribunal imparcial. Toda persona tiene derecho a un juicio previo, oral y público,
desarrollado en conformidad con las normas de este cuerpo legal.

En el orden legal, el empleo de la fuerza por los sujetos en la solución de sus conflictos se
encuentra sancionado, produciendo su uso efectos penales o civiles, como se dijera,
dependiendo de la forma y actividad de quien haga uso de ella.

En efecto, el Código Penal y su legislación complementaria establecen una serie de tipos


delictivos que sancionan como delito el empleo de la fuerza y que van desde los delitos
patrimoniales hasta el homicidio, según el cual sea el bien jurídicamente resguardado.

Por su parte, la ley civil contempla la fuerza como un vicio de la voluntad y declara
anulables todos aquellos actos que se realizan bajo su efecto, como lo indica el artículo
1456 del Código Civil, que expresa: "La fuerza no vicia el consentimiento, sino cuando es
capaz de producir una impresión fuerte en una persona de sano juicio, tomando en cuenta
su edad, sexo y condición. Se mira como una fuerza de este género todo acto que infunde a
una persona un justo temor de verse expuesta ella, su consorte o alguno de sus ascendientes
o descendientes a un mal irreparable y grave.

El temor reverencial, esto es, el solo temor de desagradar a las personas a quienes se debe
sumisión y respeto, no basta para viciar el consentimiento".

Dentro del ámbito procesal debemos recordar, a vía solamente ejemplar, que la confesión
como medio de prueba, en materia civil y penal, debe ser libre y espontánea; si se obtiene
por fuerza o coacción no produce efecto alguno. En general, la ritualidad del procedimiento

6
está consagrada, entre otros motivos, para garantizar la libre disposición de los derechos en
el proceso, excluyendo la posibilidad de coacción de los sujetos.12

La autotutela o autodefensa en atención al reconocimiento positivo del legislador se divide


en:

a) Lícita o autorizada (P. ej. legítima defensa)


b) Tolerada (P. ej. guerra defensiva)
c) Prohibida (P. ej. Exclusión de la usurpación, de las amenazas, del pacto comisorio)

La autodefensa es susceptible de ser clasificada atendiendo a diversos criterios:

a) Como reacción a una agresión, siendo su ejemplo típico la legitima defensa


contemplada en el art. 10 N° 4 del Código Penal;

b) Como acción que importa el ejercicio de un derecho subjetivo, siendo sus casos más
destacables el ejercicio de la autoridad paterna contemplada en el artículo 233 del Código
Civil, la persecución de animales domésticos contemplada en el artículo 620 del Código
Civil, el corte directo de raíces de árboles plantados en suelo ajeno conforme al artículo 942
del Código Civil, y los casos de autotutela cautelar contemplados como derecho de
retención respecto del arrendatario (Art. 1.937 del C. Civ.), del mandatario (Art. 2162 del
C. Civ), del comodatario (Arts. 2192 y 2193 del C. Civ), del depositario (Arts. 2.234 y
2.235 del C. Civ.), del acreedor prendario (art.2.401 del C. Civ);

c) Como imperativo ante situaciones de excepción, siendo sus casos mas destacables el
estado de necesidad previsto en el N° 7 del artículo 10 del Código Penal, y la obediencia
debida y cumplimiento de un deber contemplada en los artículos 10 N° 10 del Código Penal
y 334 y 335 del Código de Justicia Militar.

d) Como recurso convencional de fuerza, dentro del cual cabe destacar la guerra defensiva
conforme a lo establecido en el Capítulo VIII de la Carta de Naciones Unidas, el Capítulo
V de la Carta de Organización de Estados Americanos y el Tratado de Asistencia Recíproca
de Río de Janeiro de 1947;

e) Como coacción unilateral, dentro de los cuales cabe destacar la huelga y el lock out
regulados en el Título VI del Libro IV del Código del Trabajo.

Generalmente, producida la autodefensa ella es objeto de comprobación judicial respecto


de la concurrencia de sus requisitos condicionantes, como ocurre por ejemplo en los casos
de legítima defensa y estado de necesidad en el proceso penal. En tales casos, se señala que
nos encontramos ante una autodefensa homologada, puesto que con posterioridad a su
ejercicio extraprocesal se requiere que ella se convalide dentro de un determinado proceso.

12
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción en el Derecho Chileno. Páginas 9 a 11. Editorial Jurídica de
Chile. Primera Edición. 1991.

7
En la autodefensa ilícita no existe una solución el conflicto, sino que por el contrario, con
ella se agrava el conflicto o se da lugar a nuevos conflictos por poder importar esas
conductas la comisión de delitos civiles y penales. Las formas lícitas de autodefensa
tienden a resolver el conflicto, pero muchas veces se requiere de la existencia de un proceso
posterior para que homologue la licitud de la solución alcanzada a través de la autodefensa.

2.2. LA AUTOCOMPOSICIÓN.

"La palabra composición equivale a solución, resolución o decisión. El concepto "auto


composición " revela la solución del conflicto por obra de los partícipes en este.

La autocomposición es la forma "mediante la cual, bien ambas partes mediante el acuerdo


mutuo, bien una de ellas, deciden poner término al litigio planteado.13

"Si bien en la autodefensa también la solución del conflicto puede provenir de las partes, el
rasgo peculiar de la autocomposición es el carácter reflexivo, renunciativo o altruista frente
al signo instintivo, impositivo, a veces violento, egoísta de la autodefensa.14

La autocomposición se caracteriza por:

a) Ser una forma de solución de conflictos, ya sea que se hayan llevado o no al proceso para
su decisión.

b) Es una forma en que las partes en forma directa, sea con la asistencia o no de terceros,
determinan las condiciones en que se debe solucionar el conflicto.

c) Sólo puede llegarse a la forma autocompositiva por quienes tienen la capacidad o las
facultades suficientes para convenir en el acuerdo. La capacidad se encuentra regulada por
las normas del Código Civil, y las facultades para autocomponer dentro del proceso
requieren del mandatario judicial facultades especiales de conformidad a lo establecido en
el inciso 2° del artículo 70 del Código de Procedimiento Civil.

d) Es una forma pacífica de solución de los conflictos que emana de una decisión voluntaria
de las partes, por lo que la concurrencia de la fuerza física o moral la invalida.

Durante estas últimas décadas se ha puesto énfasis en la solución del conflicto por esta vía
autocompositiva, sin tener que acudir al proceso para su solución en diversos países,
generándose nuevos métodos a los cuales se ha designado como ADR o Resolución
Alternativa de Litigios.

“Todos los esfuerzos realizados para la búsqueda de nuevos métodos de resolución de


conflictos, hasta entonces dispares, coincidieron en abril de 1976, cuando Warren E.
Burger, magistrado del Tribunal Supremo, convocó a la Conferencia de Roscoe E. Pound

13
Gimeno Sendra. Derecho Procesal. Valencia 1990. T. 1. Vol. 1. Pág. 194.
14
Nelson Rojas Preter. Facultad de Derecho. Universidad de Chile. Mayo 1989.

8
para analizar las causas del descontento popular con la administración de justicia de Saint
Paul.15 Burger expresó su temor de que "podamos estar encaminados a una sociedad
invadida por hordas de abogados, hambrientos como una plaga de langostas, y brigada de
jueces, mas numerosos que nunca", y añadió luego que "estamos llegando a un punto en
que el sistema judicial - tanto estatal como federal - puede literalmente, hundirse antes de
finales de siglo".

"La reunión atrajo a miembros del estamento judicial, preocupados por el gran volumen de
litigios y la aparición de nuevos casos que comenzaban a incrementarse peligrosamente:
litigios sobre cuestiones medioambientales, peticiones de reforma de las instituciones
públicas y conflictos calificados de menores sobre reclamaciones de pequeñas sumas de
dinero.

"También estaban presentes en la reunión algunos veteranos del movimiento en pro de


movimiento de los derechos civiles, junto a abogados preocupados por la forma en que
aumentaban las demandas y por la equidad de los procedimientos. Todos estos extraños
compañeros estaban unidos por el propósito académico común de encontrar mejores
soluciones a los problemas sociales y científicos cada vez más complejos.

"A raíz de la Conferencia de Pound, la proliferación de técnicas conciliatorias y la


aparición de nuevos profesionales e instituciones dispuestos a usarlas han constituido el
mayor fenómeno de cambio social. Han surgido discretos esfuerzos para elaborar un nuevo
sistema de resolución de conflictos, aunque por cauces distintos y, a menudo, sin
sincronización"

1- Los directivos de las empresas acuden a cursos de negociación, para aprender a tratar
directamente con sus empleados, clientes y competidores. También asisten a seminarios
sobre negociación. Las ofertas de las escuelas empresariales están variando, lo que refleja
la nueva orientación de los ejecutivos.

En la actualidad, cuando los directores ejecutivos se enfrentan a conflictos con otras


empresas o con los consumidores, insisten, cada vez mas, en resolver la cuestión a través de
la negociación, la mediación o el proceso simplificado, para reducir los costes legales,
ganar tiempo y apaciguar los ánimos.

2.- Las familias con problemas solían acudir a los tribunales o a los terapeutas. Ahora ya
pueden solicitar la mediación de sus propios terapeutas, sus abogados o del voluntariado
comunal. La idea consiste en acudir a un tercero, sin poder para tomar decisiones, que
ayude a limar las asperezas entre maridos y mujeres, padres e hijos, y sobre todo, entre
personas en trámite de divorcio. Algunos psiquiatras han relatado en sus informes que el
grueso en su práctica profesional se ha desplazado de la terapia a la resolución de los
conflictos jurídicos.

15
En 1906. Pound proclamó, durante un discurso en Saint Paul por la legislatura de Minnesota, su
preocupación por la inoperancia legal para resolver los problemas de la mayoría de los americanos.

9
Muchas jurisdicciones han seguido esta tendencia y ordenan a las parejas con intención de
divorciarse que intenten la mediación antes de presentar la demanda ante el juez. Los
defensores de la mediación obligatoria piensan que, gracias a la comunicación abierta y el
carácter de "soluciónelo usted mismo", la mediación es el proceso ideal para llegar a
acuerdo en los casos de divorcio, sobre todo si la pareja tiene hijos. Los detractores alegan
que, probablemente, el sistema funciona mejor cuando las partes lo eligen voluntariamente.

3.- En los últimos quince años se han creado más de 350 centros vecinales de justicia en los
Estados Unidos, en lugares tan dispares como tiendas, escuelas públicas o juzgados. Estos
centros, que a veces se denominan institutos de mediación o "juntas vecinales" se valen de
voluntarios de la comunidad que actúan como conciliadores en conflictos entre
arrendadores y arrendatarios, entre vecinos y entre miembros de una familia. Algunos de
ellos median entre abogados criminalistas y las víctimas, como alternativa al juicio o como
parte de la sentencia. Sólo en Nueva York se solucionan más de 14.000 conflictos cada año
a través de la mediación.

4.- Una ingente cantidad de organismos, como Comisión de Igualdad de Oportunidades en


el Empleo, y las oficinas locales de defensa del consumidor exigen a los consumidores y
empleados que tengan alguna queja, que, antes de proceder a la investigación de las
reclamaciones tomen parte en intentos de acuerdo con las empresas presidido por el propio
organismo.

5.- El 95% de las Facultades de Derecho de los Estados Unidos y un creciente número de
las escuelas empresariales, de planificación y de política pública, incluyen cursos de
resolución alternativa de conflictos en sus programas de estudios. Las editoriales jurídicas
incluyen en sus publicaciones sobre enjuiciamiento civil contratos, agravios y derecho de
familia. La mitad de los abogados, jueces y profesores de Derecho en ejercicio, que se
inscriben cada mes de junio en el Programa de Formación Jurídica de la Facultad de
Derecho de Harvard eligen asignaturas sobre mediación y negociación.

6.- Un número, cada vez mayor, de institutos de enseñanza media de todo el país - seguidos
por los colegios de bachillerato elemental - organizan cursos sobre resolución de conflictos.
Los estudiantes hacen prácticas, resuelven las disputas de otros estudiantes y evitan que se
diriman las diferencias a puñetazos, lo que es causa de expulsión. También trabajan en
grupos, dirigidos por profesores especializados en la materia y solucionan los conflictos
entre los estudiantes y el personal docente.

7.- En 1990 el Congreso aprobó la Ley de Resolución de Litigios Administrativos que


obligaba a todos los organismos federales a desarrollar políticas de utilización de ADR, a
designar profesionales de ADR y a proporcionar a los empleados necesarios, con una
formación adecuada, Instigados por dicha ley y por un decreto posterior, de 1991, que
ordenaba a los organismos federales que utilizasen la negociación o la intervención de un
tercero siempre que fuese procedente y que el gobierno federal se enfrentase un litigio,
muchos organismos aplicaron gran variedad de métodos de ADR para negociar con los
empleados, los contribuyentes, las empresas y los contratistas.

10
8.- Algunos organismos federales, comisiones estatales de utilidad pública e, incluso, los
centros sanitarios locales están dictando una nueva normativa a través de la llamada
"reglamentación negociada".- En este nuevo proceso se sientan a negociar las reglas
gubernamentales de los representantes de los grupos de intereses opuestos, pertenecientes a
organizaciones llamadas industriales, de consumidores y de medio ambiente, y los
organismos involucrados en el tema. El comité negociador que tuvo que establecer las
multas que debían pagar los fabricantes de motores diesel por violar la Ley de No
Contaminación del Aire estaba formado por los representantes de los fabricantes, agentes e
importadores de los motores diesel, especialistas en medio ambiente, organismos estatales,
la Dirección de Protección del Medio ambiente y la Oficina de Administración y
Presupuesto. Un decreto en 1990, autoriza específicamente a los agentes federales a aplicar
este procedimiento.

9.- En un proceso similar, denominado "estrategias negociadas de inversión", los


negociadores fueron los representantes de organismos federales, estatales y locales que
tenían intereses particulares en el reparto del presupuesto gubernamental para servicios
sociales y proyectos de obras públicas. Los acuerdos resultantes asignaron el presupuesto
estatal a los servicios sociales de Conneticut, establecieron prioridades para la
consolidación de las obras públicas en Saint Paul y ofrecieron una ayuda gubernamental
para crecimiento de Gary, Indiana.

10.- La Ley de Reforma de la Justicia Civil, aprobada en 1990, exigía a todos los juzgados
de distrito que se crearan comités asesores para analizar la reducción de los costes y los
retrasos de los litigios. La legislación pedía concretamente a cada comité asesor que
estudiase la utilización de la ADR para reducir los citados costes y retrasos. Como
resultado del estudio en los comités, varios (aunque no la mayoría) juzgados federales están
instituyendo algún tipo de programa de mediación, arbitraje o valoración imparcial
(muchos de ellos obligatorios) con la esperanza de ayudar a los litigantes de reducir sus
costes.

11.- Los abogados, terapeutas, jueces retirados y empresarios sin identidad profesional
particular se "alquilan" como mediadores. Gran cantidad de estudiantes y de profesionales
cansados en sus carreras intentan buscar nuevos horizontes en el sector de la resolución de
los conflictos, animados por el interés que despiertan en el público eventos como las
"Semanas del Acuerdo", en las que se paraliza toda actividad judicial para que los jueces y
voluntarios actúen de mediadores entre las partes litigantes, y las "Semanas de Resolución
de Litigios", de ámbito estatal, la primera de las cuales la instituyó en 1985 el gobernador
de Texas.

12.- La ADR se ha extendido desde América del Norte, Inglaterra y Australia a Vietnam,
Sudáfrica, Rusia, varios países centroeuropeos, Sri Lanka y Filipinas. Todos estos países
están desarrollando programas innovadores, acoplados a sus propias características
culturales, que van desde la mediación en causas civiles a la protección del medio
ambiente. Los países también recurren a la mediación para resolver sus conflictos con otros

11
países. El Tratado de Libre Comercio de EE.UU y Canadá y el Tratado de Libre Comercio
de Norteamérica contienen cláusulas expresas de resolución de controversias.16

Como muestra de la extensión de los métodos de ADR a nuestro continente tenemos el caso
de Argentina en la que "mediante la Ley 24.573, publicada en el Boletín Oficial de
27-X-1995, se instituyó con carácter obligatorio la mediación previa a todo juicio,
aclarándose que por tal procedimiento se promoverá la comunicación directa entre las
partes para la solución extrajudicial de la controversia."17

Dentro de los nuevos métodos alternativos a acudir a los tribunales para la solución de los
litigios se han señalado los siguientes:

a) Arbitraje obligatorio. Las partes libremente acuden a un elegido por ellas, con
experiencia en el campo en el cual se plantea el conflicto, para que sea éste quien resuelva
la disputa.

Se encuentra establecido en nuestra legislación y más que un método autocompositivo es


un caso de heterotutela, puesto que es el arbitro quien impone la decisión a las partes.

b) Arbitraje consultivo Las partes libremente acuden a un elegido por ellas, con
experiencia en el campo en el cual se plantea el conflicto, para que sea éste quien les
proponga la forma en la cual debería ser resuelva la disputa.

La decisión del arbitro no es obligatoria para ellas, pero se pueden diseñar desestímulos
para aquel que acudiendo al proceso no obtenga una satisfacción de su pretensión en la
sentencia mejor a la propuesta por el arbitro, como podrían ser gravarlo con los honorarios
del arbitro y el pago de multas.

En este caso nos encontramos ante un caso de autocomposición, puesto que las partes
deben aceptar lo propuesto por el arbitro consultivo

c) Arbitraje de oferta final.- Las partes libremente acuden a un árbitro elegido por ellas,
generalmente con experiencia en el campo en el cual se plantea el conflicto, para que sea
éste quien les indique la forma en la cual debería ser resuelva la disputa, teniendo que optar
solo por una de las proposiciones que le hayan puesto en su conocimiento por las partes, sin
que pueda el arbitro idear ninguna otra forma de decisión.

d) Evaluación neutral temprana. Las partes libremente acuden a un abogado elegido por
ellas, generalmente con experiencia en el campo en el cual se plantea el conflicto, para que
una vez agotado el periodo de discusión del proceso les indique en forma no vinculativa
cual debería ser la decisión del conflicto.

e) La Mediación.
16
Resoluciones de Conflictos, Técnicas de actuación en los ámbitos empresarial, familiar ylegal. Linda R.
Singer. Páginas 19 a 27. Editorial Paidós. Primera Edición. 1996.
17
Mediación y conciliación. Juan Carlos G. Depuis. Página 83. Abelardo Perrot. 1997.

12
Debemos tener presente que en el sistema norteamericano la negociación opera incluso
dentro del proceso penal, pudiendo reconocer dentro de él dos clarísimas instituciones en
que opera la negociación para la solución de los litigios como son el "gui1ty plea" y el
"p1ea bargaining”

El "guilty plea" o declaración de culpabilidad puede revestir cualquiera de las tres


modalidades siguientes:

a) enteramente voluntaria o no influenciada, cuando el acusado asume su culpabilidad


bien porque es tan evidente que un juicio carecería de sentido, bien por remordimientos de
conciencia o porque no ve ventaja alguna en negarla;

b) estructuralmente inducida, porque la ley impone una pena de mayor gravedad para
aquel que fuera condenado tras un juicio, o por el común conocimiento de que el Juez será
clemente con las personas que renuncian a su derecho a juicio; y

c) negociado, que implica un acuerdo previo al juicio entre la acusación y defensa acerca
de la imputación, sentencia o ambas. Esta tercera modalidad abrirá el camino a lo que se ha
denominado "plea bargaining".18

"La doctrina ha compartido tradicionalmente una visión conceptual restringida del "p1ea
bargaining": acuerdo suscrito entre la acusación y defensa por el cual el inculpado se
compromete a declararse culpable a cambio de ciertas concesiones del representante del
Estado.19

"El acuerdo suscrito entre la acusación y la defensa podrá revestir dos formas
fundamentales, aunque el objetivo final será coincidente. Tal objetivo. Inmediato, es el de
influir en el contenido de la sentencia en beneficio del acusado a cambio de su declaración
de culpabilidad. Así el acuerdo o "plea agreement" podrá afectar a los cargos,
constituyendo lo que se ha denominado "charge concession" o “charge bargaining", de
modo que se permitirá al acusado declararse culpable de un delito de menor entidad que el
que fuera objeto de acusación inicial, aunque propiciándose el que guarde una más estrecha
relación con este. En otras hipótesis, la transacción versará no sobre la calificación, sino
sobre la disposición final del caso, la "sentence conccession" o "sentence bargaining” que
entrañará la asunción por el acusado de la culpabilidad del cargo original, a cambio de
algún tipo de promesa del ministerio Público sobre la condena a imponérsele.20 Es
evidente que el juez no está vinculado por el acuerdo que hayan concluido las partes, sin
embrago, si está obligado a dar a éste la consideración que se merece. Normalmente las
negociaciones culminan con la aceptación de culpabilidad convenida por el órgano

18
El Ministerio Público y la justicia negociada en elos Estados Unidos de Norteamérica. Nicolás Cabezudo
Rodriguez. Págs. 64 y 65. Editorial Comares. Granada. 1996.
19
El Ministerio Público y la justicia negociada en los Estados Unidos de Nortemérica. Nicolás Cabezudo
Rodríguez. Pág. 67. Editorial Comares, Granada 1996.
20
El Ministerio Público y la justicia negociada en los Estados Unidos de Norteamérica. Nicolás Cabezudo
Rodríguez. Pág. 77. Editorial Comares. Granada. 1996.

13
jurisdiccional una vez comprobada la observancia de los requisitos contenidas en la regla
11.21

De lo anteriormente expuesto se puede constatar que cada vez más se está poniendo mayor
énfasis en la negociación para los efectos de obtener la solución de un conflicto, sin
perjuicio de que ella es una técnica mucho más general, puesto que no es utilizada sólo con
ese propósito de componer conflictos jurídicos.

“Cada vez mas son las ocasiones en que debemos negociar: el conflicto es una industria en
crecimiento. Todos desean participar en las decisiones que los afectan; cada vez será menos
las personas que aceptarán las decisiones dictadas por alguien más. La gente difiere, utiliza
la negociación para arreglar sus diferencias. Ya sea en las empresas, el gobierno o la
familia, la gente toma la mayoría de las decisiones a través de la negociación. Incluso
cuando se presentan ante la Corte, casi siempre negocian un acuerdo antes del juicio".

"A pesar de que la negociación se lleva a cabo todos los días, no es fácil realizarla bien. Las
estrategias comunes para negociar con frecuencia dejan a la gente insatisfecha, fatigada o
enemistada, y a menudo, experimenta las tres cosas.

"La gente se encuentra en un dilema. Todos perciben dos formas de negociar, suave o dura.
El negociador suave desea evitar los conflictos personales, y por lo tanto, hace concesiones
de inmediato para llegar a un acuerdo. Desea una resolución amigable; sin embrago, con
frecuencia termina explotado y sintiéndose amargado. El negociador duro ve cualquier
situación como una contienda de voluntades, en donde la parte toma las posiciones más
extremas y las mantiene firmes durante mas tiempo, obtiene más. No obstante, con
frecuencia, termina produciendo una respuesta igualmente dura, que lo agota a él y a sus
recursos, y que daña la relación con la otra parte. Otras estrategias comunes de negociación
se ubican entre la rigidez y la moderación, pero cada una incluye el intento de un trato para
conseguir lo que se desea y llevarse bien con la gente.

"Existe una tercera forma de negociar, la cual no es dura ni suave, pero sí ambas a la vez.
El método de negociación de principios desarrollado en el Proyecto de Negociación de
Harvard, consiste en resolver sus asuntos por sus méritos y no a través de un proceso
tajante enfocado en que cada parte dice qué hará y qué no hará . Sugiere buscar beneficios
mutuos siempre que sea posible, y que donde hay intereses en conflicto, éstos deben
resolverse en base a patrones justos e independientes de la voluntad de cada parte. El
método de negociación de principios es rígido respecto de los méritos y benigno respecto
de las personas. No emplea trucos ni posiciones. La negociación de principios propone
como obtener lo que se ha propuesto manteniendo la decencia. Le permite ser justo
mientras lo protege de aquellos que quieren aprovecharse de esto".22

21
El Ministerio Público y la justicia negociada en los Estados Unidos de Norteamérica. Nicolás Cabezudo.
Rodríguez. Pág. 174. Editorial Comares. Granada. 1996.
22
Obtenga el Si. El arte de negociar sin ceder. Roger Fisher. Williams Ury y Bruce Patton. Pág. XVI.
Compañía Editorial Continental. México. Segunda reimpresión. 1995.

14
La negociación directa entre las partes constituye la primera alternativa para la
composición del litigio.23

La autocomposición presupone la existencia de un conflicto, a cuya solución se arriba por


una acción voluntaria de sus partes.

La autocomposición es indiferente a la pendencia del proceso en cuento puede existir


aquella sin éste, o bien, puede existir aquella durante el proceso o después de éste en la
ejecución de la sentencia. Como medio de resolver el litigio no se circunscribe al concepto
de modo de concluir el proceso. Desde este punto de vista lo esencial es el conflicto y no el
proceso.

En el nuevo proceso penal, no obstante establecer el juicio oral como el principal


instrumento para la resolución de los conflictos penales de mayor gravedad, para que pueda
operar el sistema en forma eficiente se han contemplado salidas alternativas para poner
termino o suspender los procesos penales durante su transcurso, para lo cual se requiere
contar siempre con el acuerdo de las partes, siendo las dos medios autocompositivos más
trascendentes los de suspensión condicional del procedimiento (arts. 237 a 240 del NCPP)
y los acuerdos reparatorios (arts. 241 a 245 del NCPP).

Otra vía autocompositiva de carácter unilateral consiste en el nuevo proceso penal en el


ejercicio del principio de oportunidad contemplado en el art. 170 del NCP, en virtud del
cual "los fiscales del ministerio público podrán no iniciar la persecución penal o abandonar
la ya iniciada cuando se trate de un hecho que no compromete gravemente el interés
público, a menos que la pena mínima asignada al delito excediere de la de presidio o
reclusión menores o se tratare de un delito cometido por un funcionario público en el
ejercicio de sus funciones. La decisión del fiscal se encuentra sujeta al control del juez de
garantía, quien puede dejarla sin efecto en los casos previstos por la ley.

Finalmente, en el nuevo proceso penal se prevé que la solución de los conflictos puede
lograrse no a través de un juicio oral ante un tribunal oral, sino que mediante el
procedimiento abreviado siempre que exista acuerdo entre el fiscal y el imputado y se
reunieren los demás requisitos previstos en la ley. (arts. 406 y sgtes del NCPP).

Debemos hacer presente que todas esas vías deben ser aprobadas por parte del juez de
garantía, puesto que en caso contrario debería necesariamente alcanzarse la solución del
conflicto mediante la celebración del un juicio oral.

El Miércoles 21 de Marzo de 2001 se llevó a cabo el primer juicio oral en La Serena,


teniendo presente que dicho sistema comenzó a regir en la IV y IX Región a partir del 16
de diciembre del año 2000.

Del primer balance que se efectuó del nuevo sistema procesal a esa fecha de celebración del
juicio oral en la dos Regiones antes mencionadas es posible comprobar que se están dando
23
Alternativas para la resolución de las disputas. Una guía crítica. Dany Ertel y Rogel Fisher. Negociación
2.000. Pág. 68. Mac Graw Hill. 1996.

15
los supuestos a la fecha que no mas del 8% de los asuntos criminales debería llegar a ser
resuelto en juicio oral.

En la Cuarta Región, a la fecha de celebración del primer juicio oral se habían solucionado
conflictos penales a través de 49 salidas alternativas, la que se desglosan en 7 acuerdos
reparatorios, 15 suspensiones condicionales del procedimiento, y 27 condenas en
procedimientos especiales. A esa misma fecha en la IX Región, fecha en la cual no se ha
celebrado aún ningún juicio oral, se registraron 106 salidas alternativas, la que se desglosan
en 32 acuerdos reparatorios, 24 suspensiones condicionales del procedimiento, y 50
condenas en procedimientos especiales.24

Debemos hacer presente que en el antiguo proceso penal, que se encuentra vigente a la
fecha en varias Regiones del país como único sistema procesal para dar solución a los
conflictos penales rige el principio de la legalidad y no de la oportunidad, por lo que no
reciben aplicación ninguna de las salidas alternativas mencionadas precedentemente para la
solución del conflicto penal.

De lo expuesto, podemos concluir que en el nuevo proceso penal se dio cabida a formas
autocompositivas de solución del conflicto respecto de los delitos de acción penal pública,
las que sólo se reconocen en el antiguo proceso penal a través del perdón de la parte
ofendida, la renuncia y conciliación respecto de los delitos de acción penal privada.

Desde el punto de vista de su relación con el proceso la autocomposición se clasifica en :

a) Extraprocesal o pre-procesal: Tendrá uno u otro carácter según se discuta su validez en


el proceso.

b) Intra-procesal: Es aquella que se produce durante el proceso declarativo sea por


iniciativa y acuerdo de las partes (avenimiento) o a instancia del órgano jurisdiccional.
(conciliación)

c) Pos-procesal : Es aquella que se verifica desde la sentencia firme durante la ejecución


de ésta, ya sea en la ejecución singular como en la colectiva.

La autocomposición intraprocesal requiere resolución judicial que no tiene carácter de


decisión jurisdiccional del conflicto objeto del proceso. Se trata de una función
homologadora en el caso del avenimiento, y da lugar más a un acta que a un
pronunciamiento en el caso de la conciliación. Su carácter esencial es que en virtud de esa
resolución o formalidad la autocomposición adquiere imperatividad.

Desde el punto de vista de la concurrencia de las partes para generar la


autocomposición, es menester tener presente que siendo dos las partes del conflicto (quien
pretende y aquel de quien se pretende la satisfacción de una pretensión) y no tres como
ocurre en las partes del proceso en que también debe intervenir el órgano jurisdiccional

24
El Mercurio de Santiago. Cuerpo A Página 10 Edición 22 de Marzo de 2001.

16
imponiendo la decisión por medio de una sentencia a las partes, la conducta por medio de la
cual se puede arribar a la solución del conflicto por la vía autocompositiva puede provenir
de una de las partes (unilateral) o del acuerdo de ambas partes del conflicto (bilateral),
logrado actuando ellas en forma directa o asistidas por un tercero.

En general, podemos señalar que las diversas formas autocompositivas no se encuentran


suficientemente reguladas en nuestra legislación. Al efecto, se ha señalado con razón que
"nuestro sistema procesal legisla tímidamente sobre la autocomposición”.25

Para que se llegue a una solución autocompositiva se requiere que las partes puedan
disponer de la pretensión o de sus derechos, puesto que en caso que con ello con se mire
sólo al interés individual del renunciante o esté prohibida la renuncia deberá ser resuelto el
conflicto sólo a través del proceso.

1.- FORMAS AUTOCOMPOSITIVAS UNILATERALES.

Las formas autocompositivas de carácter unilateral que se contemplan en nuestra


legislación son las siguientes: La que procede del atacante o el sujeto titular de la
pretensión se le denomina renuncia o desistimiento; la que emana del atacado o del sujeto
que se opone a la satisfacción de la pretensión se la denomina allanamiento.

A.- LA RENUNCIA.

En primer lugar, es posible que el actor y el que hubiere deducido una reconvención
renuncie a su pretensión antes de hacerla valer en el proceso de conformidad a lo previsto
en el artículo 12 del Código Civil, de acuerdo con el cual pueden renunciarse a los derechos
conferidos por las leyes con tal que miren al interés individual y no esté prohibida su
renuncia.

Dicho precepto debe ser concordado con lo establecido en el inciso primero del artículo 28
del Código de Procedimiento Penal y con el artículo 56 del Código Procesal Penal, en
adelante NCPP, según los cuales la acción penal pública no se extingue por la renuncia de
la persona ofendida.

De acuerdo con ello, se puede establecer que es posible renunciarse a la acción penal
pública por la parte ofendida, pero ella importa que sólo el ofendido y sus sucesores no
podrán hacer valer dicha acción, puesto que el acto abdicativo afecta sólo al renunciante y
sus sucesores y no a las otras personas a quienes correspondiere el ejercicio de la acción
penal pública (arts. 29 del C.P.P. y 57 del NCPP), pudiendo ser ejercida ella por cualquiera
otra persona que reúna los requisitos contemplados en el artículo 15 del Código de
Procedimiento Penal y 111 y 173 del NCPP). En consecuencia, en caso que exista una
renuncia a la acción penal pública, no se produce la extinción de la acción, sino que tan
sólo la pérdida del derecho de ejercitarse ella por el renunciante con posterioridad.

25
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción en el Derecho Chileno. Página 13. Editorial Jurídica de Chile.
Primera Edición. 1991.

17
En el antiguo proceso penal, al aplicarse el principio de la legalidad, se contempla que los
oficiales del Ministerio Público tienen la obligación de ejercer la acción penal pública con
respecto a todo delito que deba perseguirse de oficio en el artículo 23 del Código de
Procedimiento Penal.

En el nuevo proceso penal, el art. 170 del NCPP contempla el principio de la


oportunidad, al permitirse a los fiscales del ministerio público no iniciar la persecución
penal o abandonar la ya iniciada cuando se tratare de un hecho que no comprometiere
gravemente el interés público. Dicho principio de oportunidad reviste los caracteres de
reglada y no discrecional, por cuanto se contemplan los casos en los cuales es procedente
ejercer esta facultad por el Ministerio Público y se encuentra sujeta a revisión por parte del
juez de garantía, la que puede ejercer de oficio o a petición de cualquiera de los
intervinientes en el proceso.

Sin embargo, tanto en el antiguo como en el nuevo proceso penal, tratándose de la acción
penal privada y de la acción civil, se establece expresamente su extinción con motivo de la
renuncia efectuada por la parte ofendida de conformidad a lo establecido en el inciso
segundo del artículo 28 del Código de Procedimiento Penal y en el inciso 2° del artículo 56
del NCPP.

Incluso el legislador contempla la renuncia tácita de la acción penal privada en caso que se
hubiere ejercido primeramente la acción civil que emanada del delito antes que la acción
penal privada en el artículo 12 del Código de Procedimiento Penal y en el art.66 del NCPP.

Finalmente, se contempla como una forma de extinguir la responsabilidad penal el perdón


de la parte ofendida en el artículo 93 N° 5 del Código Penal en relación con los artículos
408 N° 5 del C.P.P. y 250 letra d) del N.C.P.P., el que puede llevarse a efecto incluso
después de encontrarse ejecutoriada la sentencia condenatoria.

B.- EL DESISTIMIENTO.-

Una vez hecha valer la pretensión en el proceso por parte del actor, lo que cabe es el
desistimiento, que consiste en la renuncia que efectúa el demandante de la pretensión hecha
valer en su demanda o el demandado de la pretensión hecha valer en su reconvención
dentro del proceso.

El desistimiento consiste en un acto unilateral del actor que no requiere aceptación el


demandado, sin perjuicio del derecho a oponerse que sea aceptado (arts. 140 y 150 del
Código de Procedimiento Civil). Sin embargo, es menester que el tribunal de a la solicitud
de desistimiento la tramitación de un incidente y dicte una sentencia interlocutoria
aceptando el desistimiento formulado para los efectos que se ponga término al proceso,
perdiendo la parte que se hubiere desistido la pretensión que hubiere hecho valer de
acuerdo a lo establecido en el artículo 150 del Código de Procedimiento Civil.

18
Tanto en el antiguo como en el nuevo proceso penal, el querellante puede desistirse de la
acción penal pública, pero éste no produce la extinción de la acción penal, sino que sólo
genera el efecto de dejar el querellante de ser parte activa en el proceso de acuerdo a lo
establecido en el inciso segundo del artículo 30 del Código de Procedimiento Penal y 118
del NCPP, sin perjuicio de quedar obligado a comparecer al proceso y a la responsabilidad
penal que pudiere afectarle por el ejercicio de esa acción penal conforme a lo establecido
en los artículos 31 y 34 del Código de Procedimiento Penal y 119 del NCPP. En el antiguo
proceso penal, al regir el principio de la legalidad, el Ministerio Público no puede desistirse
de la acción penal de conformidad a lo previsto en el artículo 36 del Código de
Procedimiento Penal, sin perjuicio de poder pedir, a su tiempo, el sobreseimiento o la
absolución del procesado cuando así lo estimare de derecho. Excepcionalmente, se
contempla la extinción de la responsabilidad penal en caso de matrimonio del participe en
los delitos de rapto, violación y otros en el inciso 4° del artículo 369 del Código Penal.

En el nuevo proceso penal, rige el principio de la oportunidad reglado, pudiendo el


Ministerio Público si se cumplen los requisitos legales hacer abandono de la acción penal
que hubiere iniciado (art. 170 del NCPP).

Tratándose de la acción penal privada, tanto en el antiguo como en el nuevo proceso penal,
el desistimiento del querellante que es el único titular para el ejercicio de la acción produce
la extinción de la pretensión penal y el proceso termina mediante la dictación de un
sobreseimiento definitivo de conformidad a lo establecido en el artículo 32 del Código de
Procedimiento Penal y en el artículo 401 del NCPP, sin perjuicio de quedar sujeto a la
responsabilidad penal que pudiere afectarle por el ejercicio de esa acción penal conforme a
lo establecido en los artículos 34 del Código de Procedimiento Penal y 119 y 401 del
NCPP.

En los artículos 575 del Código de Procedimiento Penal se contempla un caso de


desistimiento tácito por el legislador respecto del querellante en los delitos de acción penal
privada de injuria y calumnia para el evento en que el querellante no comparezca al
comparendo de conciliación. En el artículo 402 del NCPP se contempla el mismo principio
en caso de inasistencia a la audiencia, pero haciéndolo extensivo a todos los delitos de
acción penal privada.

C.- EL ALLANAMIENTO.

El allanamiento consiste en una manifestación de voluntad por parte del demandado por el
cual reconoce y se somete a la satisfacción de la pretensión hecha valer en su contra por el
actor.

En efecto, el demandado después de haber optado por apersonarse a los autos, puede
contestar la demanda, formulando incluso reconvención, o puede dejar de contestar; y cabe
también que abandonando toda idea de contienda, llegue a manifestar su conformidad con
los pedimentos de la demanda, lo que constituye el allanamiento.26

26
Pedro Márquez Romero. El Allanamiento en el proceso civil. Página 17. Granada 1992.

19
Si bien este instituto constituye la contrapartida del desistimiento del actor, el allanamiento
del demandado en nuestro derecho sólo importa eliminar la fase probatoria del
procedimiento civil de conformidad a lo previsto en el artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil, debiendo el tribunal dictar una sentencia definitiva para los efectos de
acoger la pretensión que se hubiere hecho valer y respecto de la cual se ha efectuado el
allanamiento. De acuerdo con ello, si el demandado en un juicio ordinario civil se allana a
las pretensiones hechas valer por el actor, el tribunal debe citar a las partes a oír sentencia
definitiva luego de concluido el periodo de discusión (artículo 313)

Sin embargo, es obvio que, en caso de allanamiento, la conformidad del demandado con lo
pedido por el actor, simplifica en extremo la labor del Juez al dictar su sentencia. Así, en el
supuesto de allanamiento, una vez que el juez ha llegado a la conclusión de que lo que se
pide en la demanda no es imposible o contrario al ordenamiento jurídico, no es necesario
enjuiciar los hechos, ni se precisa un análisis o valoración de la prueba ..............27

En los casos en que exista un interés de orden público, como se ha señalado por nuestra
jurisprudencia en los casos de nulidad de matrimonio, se ha restado eficacia al allanamiento
para excluir la etapa de prueba, debiendo en tal caso las partes acreditar los hechos en el
proceso para que pueda ser acogida la pretensión del demandante. En consecuencia, en
estos procesos no se genera por el allanamiento el efecto de eliminarse la etapa de prueba,
no pudiéndose citar a las partes para oír sentencia luego del concluido el período de
discusión.

En el antiguo proceso penal, no cabe el allanamiento del demandado para los efectos de
obviar el trámite de prueba, puesto que la contestación de la acusación es un trámite
esencial conforme a lo previsto en el inciso 3° del artículo 448 del Código de
Procedimiento Penal, y el reconocimiento de los hechos que configuran la pretensión penal
hecha valer en su contra solo permite dar por acreditada su participación en la medida que
cumpla con los requisitos del artículo 481 del Código de Procedimiento Penal, pero no
permite tener por acreditado el delito conforme a lo establecido en los artículos 110 y 111
de ese cuerpo legal. En el nuevo proceso penal, no es posible concebir un allanamiento en
el juicio oral, porque de darse esta situación lo que cabría sería aplicar el procedimiento
abreviado (art. 406 del NCPP) o las salidas alternativas de suspensión condicional del
procedimiento o de acuerdos reparatorios.

B.- FORMAS AUTOCOMPOSIVAS BILATERALES.

Las formas autocompositivas de carácter bilateral que se contemplan en nuestra legislación


son las siguientes:

Extrajudicial Asistida · Mediación


No Asistida · Transacción
Judicial Asistida · Conciliación

27
Pedro Márquez Romero. El Allanamiento en el proceso civil. Página 153. Granada 1992.

20
No Asistida · Avenimiento
· Suspensión condicional
del procedimiento
· Acuerdos reparatorios

Estas formas autocompositivas se caracterizan por tratarse de métodos no adversariales, por


lo que:

a)Las partes actúan juntas y cooperativamente, ya sea solas o asistidas por un tercero
b)Mantienen el control de las conversaciones
c)Acuerdan la propia decisión, que resuelve el conflicto, sin importar la solución jurídica o
los precedentes judiciales.

El proceso, sea que se siga ante un tribunal ordinario, especial o arbitral, se caracteriza por
tratarse de un método adversarial, por lo que:

a)Las partes están enfrentadas y son contendientes;


b)Un tercero suple la voluntad de las partes y toma la decisión;
c)Si una de ellas gana, la otra necesariamente pierde; y
d)La decisión que pone fin al litigio se basa en la ley o el precedente, por lo que
necesariamente se resuelve el conflicto satisfaciendo el interés de las partes.

A.- LA TRANSACCION.-

Es un medio autocompositivo de carácter extrajudicial, bilateral y no asistido, destinado a


precaver un litigio eventual o a poner termino a un litigio pendiente, haciéndose las partes
concesiones reciprocas.

La transacción se encuentra regulada en los artículos 2446 y siguientes del Código Civil.
En materia penal, el querellante puede en los juicios de acción penal privada de consuno
con el querellado poner término al juicio mediante el contrato de transacción conforme a lo
previsto en el artículo 30 inciso 3° del Código de Procedimiento Penal. En el nuevo proceso
penal entendemos que también ello es posible conforme a lo previsto en el art. 403 del
NCPP.

La transacción se caracteriza por ser:


a) Es método autocompositivo, puesto que a través de ella se pretende precaver un litigio
eventual, esto es, solucionar el conflicto antes de haber sido este llevado al proceso, o poner
término a un litigio pendiente, esto es, a un litigio sobre el cual existe un proceso.

El conflicto es requisito preliminar para que las partes puedan transigir, Así lo establece el
inciso segundo del artículo 2446 al señalar: no es transacción el acto que sólo consiste en la
renuncia de un derecho que no se disputa.28

28
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción ene l Derecho Chilemo. Página 14. Editorial Jurídica de Chile.
Primera Edición. 1991.

21
b) Es un medio autocompositivo directo, puesto que no se contempla la asistencia de un
tercero que asesore a las partes en su celebración

c) Es un contrato o acto jurídico bilateral, por lo que requiere el acuerdo de las partes del
litigio para establecer las condiciones bajo las cuales se precave el litigio eventual o se
pone termino a un litigio pendiente. Se rige por las normas generales y las especiales que a
su respecto se encuentran contenidas en el Código Civil a su respecto.

d) Es un contrato procesal, puesto que esta destinado a producir efectos respecto del
proceso, ya sea impidiendo su inicio al solucionar el litigio eventual, o poniéndole termino
en caso que el litigio se encontrare pendiente dentro de un proceso.

e) Es un contrato que pone término a un litigio eventual o precave un litigio pendiente,


exigiendo que las partes se hagan concesiones reciprocas.

La transacción supone sacrificios o concesiones mutuas entre las partes. Si es una sola de
las partes quien cede o accede, habrá renuncia, desistimiento o allanamiento, parciales o
totales, pero no una transacción. Reciprocidad no quiere decir igualdad en los sacrificios
consentidos o concesiones otorgadas, de manera que no se requiere que la solución
contemple el otorgamiento entre las partes de concesiones que tengan una igualdad
matemática.

f) Es un contrato extrajudicial, puesto que las partes lo celebran fuera del proceso.

g) Es un contrato regulado en la ley, por lo que sólo puede ser celebrado en los casos que
ella contempla.

h) El mandatario judicial requiere de facultades especiales para transigir conforme al


inciso 2° del artículo 7° del Código de Procedimiento Civil y 403 del NCPP, habiéndose
entendido que la facultad de transigir comprende la de avenir y conciliar.

i) Es una excepción perentoria, por lo que debe hacerse valer en la contestación de la


demanda en el juicio ordinario. Además constituye una excepción mixta, por lo que puede
hacerse valer como excepción dilatoria antes de contestar la demanda conforme al artículo
304 del Código de Procedimiento Civil, y una excepción anómala por lo que puede hacerse
valer en cualquier estado del proceso hasta antes de la citación para oír sentencia en
primera instancia y la vista de la causa en segunda conforme a lo previsto en el artículo 310
de ese cuerpo legal.

j) Es un contrato de carácter consensual.-

Sin embargo, la transacción constituye título ejecutivo perfecto sólo cuando ella se celebra
por escritura pública de conformidad a lo establecido en el artículo 434 N° 2 del Código de
Procedimiento Civil.

22
k) La transacción produce el efecto de cosa juzgada en última instancia de conformidad
a lo previsto en el artículo 2.460 del Código Civil.

B.- LA MEDIACION.-

Es un medio autocompositivo de carácter extrajudicial, bilateral y asistido, destinado a


precaver un litigio eventual o a poner término a un litigio pendiente.-

La mediación no se encuentra regulada orgánicamente en nuestro ordenamiento jurídico, y


sólo se contempla ella con carácter facultativo dentro del proceso de negociación colectiva
en materia laboral en los artículos 352 y siguientes.

La mediación se ha definido como un procedimiento no adversarial en el cual un tercero


neutral ayuda a las partes a negociar para llegar a un acuerdo mutuamente aceptable.

En la mediación nos encontramos con la intervención de un tercero aceptado por las partes,
imparcial, que carece de poder de decisión, pero que se encuentra facultado para ayudar a
las partes contendientes para que ellas determinen voluntariamente las condiciones bajo las
cuales podrían celebrar un acuerdo que ponga termino a un conflicto.

La mediación se caracteriza por ser:

a) Un método autocompositivo, puesto que a través de ella se pretende por las partes,
mediante la asistencia de un tercero, llegar a determinar voluntariamente las condiciones
que les permitan llegar a un acuerdo destinado a precaver un litigio eventual o poner
término a un litigio pendiente.

b) Es un medio autocompositivo de negociación asistida, puesto que se contempla la


asistencia de un tercero, denominado mediador, para que asesore a las partes a fin de que
sean ellas las que determinen las condiciones bajo las cuales pueden llegar a poner término
al conflicto.

La mediación es un procedimiento de negociación asistida, por el cual las partes del


conflicto pretenden encontrar una solución que las satisfaga a ambas, recurriendo a la
colaboración de un tercero neutral, que carece de poder de decisión y cuya función será de
ayudarlas en arribar a un acuerdo.

c) El mediador no cumple una función decisoria respecto del conflicto, sino que es un
colaborador de las partes para que arriben a un acuerdo.

En la mediación la función del mediador es acercar a las partes y facilitar la comunicación


entre ellas a fin de que lleguen por sí mismas a la solución del conflicto, sin que al
mediador le corresponda un papel decisorio en el conflicto al quedar dicha facultad
radicada exclusivamente en las partes.

23
De allí que el mediador no es un juez o un al no corresponderle decidir la controversia, sino
que ejerce una función colaborativa para las partes en la solución del conflicto,
transformándose en un puente entre los afectados para que las partes se comuniquen entre
sí y lleguen por sí mismas a la solución del conflicto.

d) El proceso de mediación es confidencial, tanto para las partes, el mediador y


terceros.

El mediador no puede revelar a la otra parte del conflicto lo que alguna de ellas le ha
confiado en sesión privada, y menos puede develar a terceros lo acontecido durante el
proceso de mediación.

e) El proceso de mediación puede ser establecido con carácter voluntario, obligatorio


u optativo.

Nos encontramos en presencia de un proceso de mediación voluntario, cuando son las


partes de común acuerdo quienes optan por acudir a la mediación, sin que se encuentren
compelidas a ello por norma alguna. El proceso de mediación será obligatorio cuando las
partes se encuentran obligadas a acudir a ella por mandato de una norma legal, como
acontece en la República Argentina de acuerdo a la ley 24.573, que establece la mediación
previa y obligatoria a todo juicio, con las salvedades que ella establece. Finalmente, la
mediación será optativa cuando la decisión de una parte de acudir a la mediación obliga a
la otra parte a participar en ella.

No obstante, cualquiera sea el sistema establecido, no se discute que la permanencia dentro


del proceso de mediación es voluntaria para las partes, pudiendo cualquiera de ellas darlo
por terminado.

f) El proceso de mediación se caracteriza por ser de una informalidad relativa y flexible.

A diferencia de lo que ocurre con los procedimientos que se llevan a cabo ante el órgano
jurisdiccional para resolver un conflicto, la mediación se caracteriza por no tener etapas
preestablecidas, teniendo el mediador libertad para convenir las partes las diversas etapas
que debe contemplar dicho proceso.

g) El proceso de mediación se caracteriza por ser creativo.

En el proceso de mediación, a diferencia del procedimiento que se lleva a cabo ante los
tribunales, el mediador y las partes no se encuentran limitados en explorar las diversas
soluciones a través de las cuales se puede llegar a componer el conflicto

En el proceso de mediación, el mediador debe suavizar los ánimos encrespados, actuar


como un guía imparcial de la discusión y asegurar que todas las partes tengan oportunidad
de hablar, ayudar, a diferenciar intereses de posiciones, trabajar con las partes para idear
soluciones creativas que cubran sus respectivas necesidades, ganarse la confianza de las
partes de modo que compartan con él información confidencial sobre sus intereses y

24
alternativas, trasladar de uno a otro una selección de información, traduciéndola de un
lenguaje negativo a uno positivo, actuar como un representante de la realidad y ayudar a las
partes a ser mas realistas con respecto a sus alternativas, ofrecer, ocasionalmente, una
opinión objetiva sobre el aspecto positivo de la controversia, mantener viva la negociación
cuando las partes están dispuestas a abandonar, efectuar recomendaciones si las partes lo
piden, y actuar de cabeza de turco cuando las cosas van mal.29

De allí que se ha señalado que el mediador precisa de la paciencia de Job, la sinceridad y


tenacidad de los ingleses, el talento de los irlandeses, la resistencia física de los corredores
de la maratón, la habilidad para esquivar a un contrario de un jugador de fútbol americano,
la astucia de Maquiavelo, la técnica para sondear la personalidad de un buen psiquiatra, la
capacidad de guardar secretos de un mudo, la piel de un rinoceronte, y la sabiduría de
Salomón.30

h) El proceso de mediación puede permitir que las partes lleguen a un acuerdo reciproco
acerca de la forma de resolver el conflicto.

En el proceso de mediación "el modo más común de asegurar el compromiso con un


acuerdo consiste en convertirlo en un contrato legal, cuyo cumplimiento se impone desde la
justicia. Los convenios se caracterizan por un intercambio de consideraciones, una promesa
o un acto en el sentido de que una parte acepta cumplir a cambio de las promesas o actos de
la otra".31
En nuestro derecho, lo normal será que el acuerdo alcanzado durante un proceso de
mediación se materialice mediante la suscripción de un contrato de transacción.32

C - EL AVENIMIENTO.

Es un medio autocompositivo de carácter extrajudicial, bilateral y no asistido, destinado a


poner término a un litigio pendiente.

El avenimiento ha sido definido como "el acuerdo que logran directamente las partes en
virtud del cual le ponen término a su conflicto pendiente de resolución judicial,
expresándoselo así al tribunal que está conociendo de la causa.”33.

El avenimiento se caracteriza porque:

a) Es método autocompositivo, puesto que a través de ella se pretende poner término a un


litigio pendiente, esto es, a un litigio sobre el cual existe un proceso.
29
Resolución de Conflictos. Técnicas de actuación en los ámbitos empresarial, familiar y legal. Linda R.
Singer. Páginas 36 y 37. Editorial Paidós. Primera Edición 1996.
30
William Simkin. Comocido mediador laboral, citado en Resolución de Conflictos. Técnicas de actuación en
los ámbitos empresarial, familiar y legal. Linda R. Singer. Página 39. Editorial Paidós. Primera Edición 1996.
31
El proceso de mediación. Cristopher Moore. Ediciones Granica. 1995.
32
Resolución de Conflictos. Técnicas de actuación en los ámbitos empresarial, familiar y legal. Linda R.
Singer. Páginas 19 a 27. Editorial Paidós. Primera Edición. 1996.
33
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción en el Derecho Chileno. Página 20. Editorial Jurídica de Chile.
Primera Edición. 1991.

25
b) Es un medio autocompositivo directo, puesto que no se contempla la asistencia de un
tercero que asesore a las partes en su celebración.

c) Es un contrato o acto jurídico bilateral, por lo que requiere el acuerdo de las partes del
litigio para establecer las condiciones bajo las cuales se pone termino a un litigio pendiente.

d) Es un contrato procesal, puesto que esta destinado a producir efectos respecto del
proceso, que no es otro que ponerle termino totalmente en caso que verse sobre todas las
pretensiones hechas valer, o parcialmente, en caso que verse sólo sobre algunas de las
varias pretensiones respecto de las cuales se encontrare pendiente su resolución dentro de
un proceso.

e) Es un contrato judicial, puesto que generalmente las partes lo celebran fuera del
proceso, pero deben dar cuenta de éste al tribunal para que se produzca el término del
proceso.

f) Es un contrato no regulado sistemáticamente en la ley.

Nuestro legislador no ha reglamentado sistemáticamente el avenimiento, y muchas veces


cuando utiliza la expresión se está refiriendo mas bien a la conciliación.

El avenimiento se encuentra contemplado en el artículo 434 N° 3 del Código de


Procedimiento Civil, el cual otorga mérito ejecutivo al "acta de avenimiento pasada ante
tribunal competente y autorizada por un ministro de fe o por dos testigos de actuación."

De lo expuesto se desprende que el avenimiento para ser título ejecutivo requiere:

1°.- Constar en un acta, esto es, debe ser extendida por escrito por las partes que hubieren
convenido en su celebración;

2°.- Dicha acta de avenimiento debe encontrarse autorizada por un ministro de fe o por dos
testigos de actuación; y

3°.- El acta que cumple con dichos requisitos debe ser pasada ante tribunal competente.

Acerca del término pasada ante tribunal competente se han sustentado dos posiciones:

El Profesor Mario Mosquera considera que la expresión "pasada ante tribunal competente"
quiere significar que debe existir constancia de la agregación material del avenimiento en el
expediente.

En la práctica, los tribunales no pronuncian ninguna resolución que apruebe derechamente


el avenimiento, ya que la resolución que aquellos dictarán será "téngase presente". Con esa
resolución se tiene que el avenimiento, para los efectos legales, ha sido pasado ante tribunal
competente.

26
En todo caso, debemos tener presente que respecto del avenimiento celebrado sobre
alimentos futuros que se deben por ley a ciertas personas se exige expresamente su
aprobación por parte del tribunal en el artículo 2.451 del Código Civil.

Por otra parte, el profesor Colombo ha señalado que la expresión "pasada ante tribunal
competente”, significa que ha debido ser presentada al tribunal. Y el segundo requisito, que
es absolutamente discutible y en el cual estoy matriculado con una tesis desde hace muchos
años, significa cual es la posición del tribunal frente a esta acta de avenimiento. Si el
tribunal basta con que tenga presente este avenimiento o si tiene que dictar una resolución
que tenga por aprobado el avenimiento. A mi juicio, para que el acta de avenimiento sea
título ejecutivo tiene que ser presentada al tribunal, o sea pasada al tribunal y aprobada por
este tribunal. ¿de dónde deduzco esto yo? Que justamente lo que se trata es que el tribunal
pueda controlar la disponibilidad de los derechos en un acta de avenimiento y ¿cuando el
tribunal podría oponerse a dar su visto bueno al acta de avenimiento? Cuando ésta contenga
derechos indisponibles y que, por lo tanto, el juez no esté obligado a aceptar como un
equivalente jurisdiccional que le ponga término a su proceso. De ahí entonces que yo
pienso que en esta acta de avenimiento el título es el acta presentada por las partes y la
resolución del tribunal debidamente notificada y autorizada por su secretario que lo apruebe
expresa, y yo podría llegar hasta aceptar que lo apruebe en forma tácita, dependiendo ya de
la resolución que pueda dictar el tribunal en estos casos. Pero si el tribunal simplemente se
limita a tener presente el avenimiento, yo creo que éste sería vulnerable por la excepción
del artículo 464.”34

De acuerdo con ello, se ha señalado que el juez, conociendo del contenido del avenimiento,
debe dictar una resolución al respecto, aceptándolo o rechazándolo, facultad que miramos
como inherente a la función jurisdiccional. Si las partes no desean que el juez intervenga y
controle la legalidad de los acuerdos, tienen el camino de la transacción legislado
minuciosamente por el Código Civil.35

g) El mandatario judicial requiere de facultades especiales para avenir conforme al


inciso 2° del artículo 7° del Código de Procedimiento Civil, puesto que se entendido que la
facultad de transigir comprende la de avenir y conciliar.

h) El avenimiento pasado ante tribunal competente pone término al proceso y produce el


efecto de cosa juzgada.

D - LA CONCILIACION.

Es un medio autocompositivo de carácter judicial, bilateral y asistido, destinado a poner


término a un litigio pendiente.

34
Juan Colombo C. El Título Ejecutivo. Juicio Ejecutivo. Panorama Actual. Páginas 18 y 19. Conosur Ltda.
35
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción en el Derecho Chileno. Página 21. Editorial Jurídica de Chile.
Primera Edición. 1991.

27
La conciliación ha sido definida como "el acto jurídico procesal bilateral en virtud del cual
las partes, a iniciativa del juez que conoce de un proceso, logran durante su desarrollo
ponerle fin por mutuo acuerdo".36

La conciliación se caracteriza porque:

a) Es método autocompositivo, puesto que a través de ella se pretende poner término a un


litigio pendiente, esto es, a un litigio sobre el cual existe un proceso.

Se ha señalado que la conciliación no es un método autocompositivo puro, ya que precisa


de la existencia de un proceso y, en su momento, de la actividad personal del juez de la
causa.37

b) Es un medio autocompositivo asistido, puesto que se contempla la asistencia del juez


que conoce de la causa en su celebración, llamado que debe ser efectuado en forma
obligatoria y facultativo.

En la conciliación le corresponde al juez un papel activo, puesto que éste debe tratar de
poner a las partes de acuerdo para los efectos de poner termino al proceso, ya sea en forma
total o parcial, no constituyendo causal de inhabilidad las opiniones que emita el juez para
los efectos de poder seguir conociendo de la causa de conformidad a lo previsto en el
artículo 263 del Código de Procedimiento Civil. El juez actúa como un amigable
componedor, y puede proponer bases de arreglo a las partes, quienes son libres para
aceptarlas o no.

Sin embargo, es menester tener presente que la función del mediador o del conciliador es
aproximar a las partes y, a lo sumo, la de proponer una solución; pero la composición
definitiva del litigio la realizarán las propias partes, a través del acuerdo o la resignación. El
tercero actúa inter partes, no supra partes."38

A partir de la dictación de la Ley 19.334, publicada en el Diario Oficial de 7 de octubre de


1994, se introdujo a continuación del periodo de discusión y antes de la recepción de la
causa a prueba, en todo juicio civil a excepción de los casos establecidos en la ley, el
tramite obligatorio o necesario para el tribunal del llamado a conciliación.

Sin perjuicio de ello, el tribunal puede además para llamar a conciliación en forma
facultativa, en cualquier estado de la causa, una vez evacuado el trámite de contestación a
la demanda. (art. 262 del C.P.C).

Debemos hacer presente que también se contempla el trámite del llamado a conciliación en
forma obligatoria en el procedimiento laboral (art. 442 del Código de Trabajo), en el

36
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción en el Derecho Chileno. Páginas 16 y 17. Editorial Jurídica de
Chile. Primera Edición. 1991.
37
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción en el Derecho Chileno. Páginas 17. Editorial Jurídica de Chile.
Primera Edición. 1991.
38
José Gimeno Sendra. Fundamentos de Derecho Procesal. Página 24. Editorial Civitas. Madrid. 1981.

28
procedimiento ante los juzgados de policía local respecto de las acciones civiles, de manera
que producida la conciliación se sigue adelante el proceso respecto del aspecto
contravencional (Art. 11 Ley 18.287 sobre procedimiento ante juzgados de policía local, y
respecto sólo de los delitos de injuria y calumnia en el artículo 574 del Código de
Procedimiento Penal y respecto de todos los delitos de acción penal privada en el art. 404
del NCPP.

e) Es un contrato o acto jurídico bilateral, por lo que requiere el acuerdo de las partes del
litigio para establecer las condiciones bajo las cuales se pone termino a un litigio pendiente.

La conciliación supone necesariamente el acuerdo de las partes, sin perjuicio de la


intervención que le corresponde al tribunal.

d) Es un contrato procesal, puesto que esta destinado a producir efectos respecto del
proceso, que no es otro que ponerle termino totalmente en caso que verse sobre todas las
pretensiones hechas valer, o parcialmente, en caso que verse sólo sobre algunas de las
varias pretensiones respecto de las cuales se encontrare pendiente su resolución dentro de
un proceso.

En la materia, cabe tener presente que se ha sostenido que en la conciliación existe una
limitación respecto a la competencia específica sobre lo que puede versar la conciliación."
Ello significa que las partes sólo pueden autocomponer por la vía de la conciliación las
pretensiones y contrapretensiones debatidas, sin poder hacer concesiones ajenas a los
sustentos del proceso. Esta posición resulta discutible, pero en opinión de quien la sostiene
se ajusta exactamente a la reglamentación que de ella formula el Código de Procedimiento
Civil.

"Si se desea llegar a una solución sobre la base de prestaciones no discutidas, deberá
recurrirse a la transacción, que para tal efecto, no tiene límites"39

e) Es un contrato judicial, puesto que las partes lo celebran dentro del proceso y en
presencia del tribunal, dejándose constancia en un acta que debe consignar sólo las
especificaciones del acuerdo, la cual deben suscribir el juez, las partes que lo deseen y el
secretario del tribunal. (art. 267 del C. P.C.)

f) Es un contrato regulado en la ley.

Nuestro legislador ha reglamentado sistemáticamente la conciliación en el Titulo II del


Libro II del Código de Procedimiento Civil, estableciendo además que el llamado a
conciliación obligatorio por el tribunal constituye un trámite esencial en la primera
instancia de conformidad al artículo 795 N° 2 del Código de Procedimiento Civil, cuya
omisión faculta para deducir el recurso de casación en la forma en contra de la sentencia
que se dicte conforme a lo prescrito en el artículo 768 N° 9 de ese cuerpo legal.

39
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción en el Derecho Chileno. Página 18. Editorial Jurídica de Chile.
Primera Edición. 1991.

29
g) El mandatario judicial requiere de facultades especiales para conciliar conforme al
inciso 2° del artículo 7° del Código de Procedimiento Civil, puesto que se ha entendido que
la facultad de transigir comprende la de avenir y conciliar.

h) El acta de conciliación se estima como una sentencia ejecutoriada para todos los
efectos legales de conformidad al artículo 267 del Código de Procedimiento Civil, y en
consecuencia, produce el efecto de cosa juzgada de acuerdo a lo prescrito en el artículo
175 de ese Código, y constituye un título ejecutivo perfecto conforme a lo prescrito en el
artículo 434 N° 1 de éste.

E.- LA SUSPENSIÓN CONDICIONAL DEL PROCEDIMIENTO.

Es un medio autocompositivo de carácter judicial, bilateral y no asistido, celebrado entre el


fiscal y el imputado dentro del nuevo sistema procesal penal, que requiere ser homologado
por el juez de garantía, y se celebra con el fin de suspender el procedimiento y conducir al
término del litigio penal pendiente respecto de un delito de acción penal pública en caso de
cumplirse los requisitos establecidos en la resolución que concede el beneficio. La
suspensión condicional del procedimiento se caracteriza porque:

a) Es método autocompositivo, puesto que para poder ser decretada la suspensión


condicional del procedimiento por el juez de garantía se requiere que exista un acuerdo
entre el fiscal y el imputado.

b) Es un medio autocompositivo homologado, puesto que no basta el acuerdo entre el


fiscal y el imputado, sino que en definitiva es el tribunal quien teniendo presente dicho
acuerdo quien fija las condiciones en las cuales debe verificarse la suspensión provisional
del procedimiento.

c) Es un contrato o acto jurídico bilateral, por lo que requiere el acuerdo del fiscal y del
imputado para que pueda ser decretado por el tribunal.

La suspensión condicional del procedimiento supone necesariamente el acuerdo de las


partes, sin perjuicio de la intervención que le corresponde al tribunal para su aprobación,
dado que si no existiera dicho acuerdo y se decretare la suspensión, nos encontraríamos
ante una violación a la existencia del juicio oral que se requiere que exista para establecer
alguna medida de seguridad y el cual sólo puede dejar de existir en los casos en los cuales
se cuente con la voluntad del imputado para renunciar a ese derecho. De acuerdo con ello,
es que se prevé que la asistencia del imputado a la audiencia en que se analice la solicitud
de suspensión condicional del procedimiento es un requisito de validez de ella.

Para que se decrete la suspensión condicional del procedimiento no es necesaria la


concurrencia del querellante, dado que sólo se contempla el derecho para que éste sea oído
en la audiencia antes de ser decretado en caso de haber asistido, sin perjuicio de poder
impugnar posteriormente la resolución que lo decrete, al igual que el fiscal y el imputado.
(art. 237 incs. 4 y 6 NCPP).

30
d) Es un contrato procesal, puesto que está destinado a producir efectos respecto del
proceso penal, que no es otro que suspender el procedimiento penal durante un determinado
plazo, debiendo cumplir el imputado con las condiciones que haya determinado el tribunal
y que pueden consistir en una o mas de las medidas establecidas en el art. 238 del NCPP.
Dicha suspensión del procedimiento podrá ser total en caso que verse sobre todos los
imputados, o parcial, en caso que decrete sólo respecto de alguno de los imputados, art.
239 del NCPP La suspensión condicional del procedimiento no produce la extinción de las
acciones civiles de la víctima o de terceros, sin perjuicio que si como una de las
condiciones que deben cumplirse para que sea decretado consistiere en pagar una
determinada suma de dinero a la víctima, dicha suma pagada se imputará a la
indemnización de perjuicios que posteriormente pudiere ser determinada por un juez civil.
arts. 237 inc. final y 240 del NCPP

Transcurrido el plazo de la suspensión provisional del procedimiento sin que éste hubiere
sido revocado por haberse incumplido las condiciones determinadas en la resolución que lo
hubiere dispuesto o haberse verificado una nueva formalización de una investigación
respecto del imputado por hechos distintos se extingue la pretensión penal, debiendo el juez
de garantía, de oficio o a petición de parte, dictar el sobreseimiento definitivo. Art. 240.
NCPP.

e) Es un contrato judicial, puesto que el juez de garantía puede decretar la suspensión lo


solo si este se hubiere acordado en una audiencia celebrada ante él por el fiscal y el
imputado.

f) Es un contrato regulado en la ley.

Nuestro legislador ha reglamentado sistemáticamente la suspensión condicional del


procedimiento, estableciendo claramente los casos en los cuales puede llegar a ser
decretado y el procedimiento que debe llevarse a cabo para poder ser decretado en el art.
237 del NCPP, así como las medidas de seguridad que puede disponer y el periodo de
vigencia que ellas pueden tener.

E.- LOS ACUERDOS REPARATORIOS.

Es un medio autocompositivo de carácter judicial, bilateral y no asistido, celebrado entre el


imputado y la víctima dentro del nuevo sistema procesal penal, que requiere ser
homologado por el juez de garantía, y se celebra con el fin de convenir la reparación de las
consecuencias causadas por el delito y poner término al litigio penal pendiente respecto de
un delito que afectare bienes jurídicos disponibles de carácter patrimonial, consistieren en
lesiones menos graves o constituyeren delitos culposos.

El acuerdo reparatorio se caracteriza porque:

a) Es método autocompositivo, puesto consiste en un acuerdo entre la víctima y el


imputado que requiere ser aprobado por parte del juez de garantía. Art. 242 del NCPP.

31
b) Es un medio autocompositivo homologado, puesto que no basta el acuerdo entre la
víctima y el imputado, sino que en definitiva es el tribunal quien debe aprobar dicho
acuerdo para que se produzca el término del proceso penal.

c) Es un contrato o acto jurídico bilateral, por lo que requiere el acuerdo de la víctima y


el imputado, debiendo dicho acuerdo ser aprobado por el tribunal.

El acuerdo reparatorio supone necesariamente el acuerdo de sólo la víctima y el imputado,


sin perjuicio de la intervención que le corresponde al tribunal para su aprobación

Para que se celebre o apruebe el acuerdo reparatorio no es necesaria la concurrencia del


fiscal, dado que sólo se contempla el derecho para que éste sea oído en la audiencia antes
de ser aprobado.( art. 241 inc. final NCPP).

d) Es un contrato procesal, puesto que está destinado a producir efectos respecto del
proceso penal, que no es otro que ponerle término mediante un sobreseimiento definitivo al
generarse la extinción de la responsabilidad penal art. 242 del NCPP. Dicho término del
procedimiento podrá ser total en caso que el acuerdo reparatorio aprobado verse sobre
todos los imputados, o parcial, en caso que se hubiere celebrado el acuerdo reparatorio sólo
por alguno de los imputados, art. 242 del NCPP.

El acuerdo reparatorio produce la extinción de las acciones civiles de la víctima o de


terceros, pudiendo pedirse su cumplimiento al juez de garantía a través del procedimiento
incidental, sin que pueda ser dejado sin efecto a través del ejercicio de ninguna acción civil,
art. 243 NCPP.

d) Es un contrato judicial, puesto que el juez de garantía debe aprobar el acuerdo


reparatorio en una audiencia, en la cual verificará que este se ha alcanzado libre y
conscientemente por las partes y en los casos en los cuales es procedente su celebración.
Art. 241 NCPP.

e) Es un contrato regulado en la ley.

Nuestro legislador ha reglamentado sistemáticamente los acuerdos reparatorios,


estableciendo claramente los casos en los cuales pueden celebrarse y el procedimiento que
debe llevarse a cabo para poder ser aprobados 241 NCPP, así como el procedimiento que
debe llevarse a cabo para lograr su cumplimiento. Art. 243 NCPP.

En la actualidad por efectos pragmáticos la vía autocompositiva se ha ido abriendo camino


para constituirse cada vez más en una vía necesaria de ser utilizada para la composición del
litigio antes que acudir al proceso, el cual no puede constituirse en la actualidad en el único
instrumento que sea capaz de permitimos llegar siempre y respecto de todos los conflictos
que se presentan en la sociedad a una pronta, eficiente y justa solución.

32
Es así, como sobre la vía ideal para solución del conflicto, se nos ha señalado por Carnelutti
que "ni en el campo sociológico ni en el jurídico existe igualdad y sí solo equivalencia,
entre la solución contractual y la judicial del litigio. En principio, ésta es bastante más cara
que aquella; hablo de costo en sentido amplio, como suma de las desventajas que el proceso
lleva consigo, tanto desde el punto de vista de la duración del litigio, como en cuanto al
dispendio de energías necesarias para su desenvolvimiento. En compensación, si en un
determinado régimen de organización del proceso fuese apta para lograr plenamente su
finalidad, al mayor costo correspondería un mayor rendimiento, puesto que la vía del
proceso aseguraría la composición justa y, de ese modo, la mejor satisfacción a las partes y
a la sociedad.

"En realidad, sin embargo, las enormes dificultades de una buena organización del proceso
agravan su costo, comprometen su rendimiento y contribuyen a que la solución contractual
predomine notablemente en el balance, sobre la solución judicial. Esta consideración
explica la inclinación de los prácticos del foro a favorecer las transacciones: más vale una
mala transacción que un buen pleito.40

2.3. EL PROCESO.

La heterocomposición es aquel medio de solución de conflicto en el cual las partes acuden


a un tercero, ya sea una persona individual o colegiada, quien se compromete o está
obligada en razón de su oficio (tribunal), luego de la tramitación de un proceso, a emitir
una decisión para la solución de un conflicto, cuyo cumplimiento deberán acatar las partes.

En consecuencia, en la heterocomposición no son las partes, sino que un tercero a quien


acuden las partes y que actúa supra partes, a quien le corresponderá brindar la solución al
conflicto mediante la decisión que emita.

La razón por la cual el tercero imparcial a quien acuden las partes para la resolución del
conflicto actúa sobre las partes para la solución del conflicto radica en que se la investido
para el ejercicio de una función pública denominada jurisdicción, la que reconoce su
fuente Constitucional en el artículo 73 de nuestra Constitución Política del Estado.

En este sentido, se ha señalado que la jurisdicción es el poder deber que tienen los
tribunales para conocer y resolver, por medio del proceso y con efecto de cosa juzgada, los
conflictos de intereses de relevancia jurídica que se promuevan en el orden temporal,
dentro del territorio de la República y en cuya solución les corresponda intervenir.41

Para que se ponga en movimiento el ejercicio de la función jurisdiccional es menester que


se ejerza por la parte activa interesada en obtener la solución del conflicto una acción.

De allí que la acción ha sido conceptualizada como "el derecho subjetivo público, de
carácter constitucional, consistente en excitar o poner en funcionamiento la actividad
40
Francisco Carnelutti. Sistema de Derecho Procesal Civil.Tomo I. Pág. 202 y 203. Uteha. 1994.
41
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción en el Derecho Chileno. Página 41. Editorial Jurídica de Chile.
Primera Edición. 1991.

33
jurisdiccional del Estado" (Nicolás Fairen Guillen.) o "como la posibilidad jurídicamente
encuadrada de recabar los proveimientos jurisdiccionales necesarios para obtener el
pronunciamiento de fondo y, en su caso, la ejecución respecto de la pretensión litigiosa"
(Niceto Alcalá Zamora).

El actor ejerce la acción para los efectos de obtener la satisfacción de una pretensión, a lo
cual se opone la persona en contra de quien se hace ella valer.

Debemos entender por pretensión como “la exigencia de subordinación de un interés ajeno
al interés propio”42 "El máximo estudioso de este concepto y - quien lo desarrolla
largamente, el español Jaime Guasp lo define como "una declaración de voluntad por la
cual se solicita la actuación de un órgano jurisdiccional frente a una persona determinada y
distinta del autor de la declaración."

"Acción y pretensión son conceptos básicos en el Derecho Procesal y se reúnen en el acto


procesal demanda que se presenta al órgano jurisdiccional. "La pretensión es el cordón
umbilical que une la acción con el derecho material en litigio".

"Ahora, frente a la "acción" sobrevendrá normalmente, "la reacción" del sujeto pasivo o
demandado. Hay otra posibilidad, como el simple silencio del demandado, el que decide no
hacer nada, que se verá más adelante, pero lo normal es que el demandado se defienda,
actúe, "reaccione".

"Por ello, habitualmente el proceso se desarrolla a través de "acciones" y "reacciones". La


"reacción" destinada a obtener el rechazo de la demanda por el tribunal puede consistir en
la oposición por el demandado de "defensas" (simple negativa de los hechos en que se
funda la pretensión) o “excepciones" ("todos los otros medios destinados a restar eficacia a
la pretensión del actor").

"Sin embargo, es necesario, para evitar erróneas interpretaciones, establecer que a la voz
excepción se le da o puede dársele tres significados:

a) En el sentido más amplio es toda defensa que el demandado oponga a la pretensión del
actor, cualquiera sea su naturaleza (negativa de los hechos, hechos impeditivos (nulidad),
hechos extintivos (pago), etc. 'Frente al ataque la defensa".

b)Solo cuando se configura a través de hechos impeditivos o extintivos, que excluyen la


razón de lo que el actor pretende.

c) En sentido estricto, es toda defensa fundada en hechos extintivos o impeditivos que el


órgano jurisdiccional sólo puede declarar, acoger, por regla general, cuando el sujeto
pasivo la hace valer la invoca. (prescripción).

42
Francisco Carnelutti. Sistema de Derecho Procesal Civil. Tomo II. Pág. 7. Uteha. 1944.

34
"En la situación contemplada en la letra b) se contendrían las llamadas "excepciones
procesales" (en nuestro derecho "excepciones dilatorias") que se refieren a defectos de
mero procedimiento, de mera forma.

"Las ideas de "acción" y "reacción" son básicas en sus vinculaciones con la marcha del
proceso y para que el sujeto pasivo esté en condiciones de defenderse debe ponerse en
conocimiento la pretensión del demandado a través de una notificación válida. Así se entera
que ha sido demandado y que se pide a su respecto. A raíz de esa notificación se cumple
con un principio básico en el llamado "debido proceso de ley" (en el derecho
angloamericano: "due process of law") cual es el principio de audiencia, o de bilateralidad
de la audiencia o audiencia bilateral. Este principio es el trasunto del "nadie puede ser
condenado sin ser oído", pero en el Derecho Procesal debe entenderse como "nadie puede
ser condenado, sin saber legalmente que existe un proceso respecto de él y de tener la
posibilidad cierta de intervenir en ese proceso".

"El principio de audiencia es, pues, un principio formativo básico del procedimiento y
salvo escasas y calificadas excepciones, ha de integrar el debido proceso de ley que
constituye una garantía emanada de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre,
aprobada por las Naciones unidas y reconocido expresamente por la Constitución Política
Vigente. (artículo 19 N° 3, inciso 5°).43

La oposición a la satisfacción de esa pretensión por la otra parte es la que genera el


conflicto o litigio entendido éste como "el conflicto intersubjetivo de intereses,
jurídicamente trascendente, reglado por el derecho objetivo, y caracterizado por la
existencia de una pretensión resistida".44

No habiendo sido posible obtener la solución del conflicto a través de la autocomposición,


es menester que el titular de la pretensión accione para que se ejerza la función
jurisdiccional, lo que debe realizarse a través del proceso.

Al efecto, se establece en nuestra Constitución Política del Estado en el artículo 19 N° 3


que "la Constitución asegura a todas las personas: 3° La igual protección de la ley en el
ejercicio de los derechos".

La forma en la cual se verificará la solución del conflicto será mediante una decisión de la
autoridad jurisdiccional, la que se manifiesta a través de la sentencia que debe ser dictada al
final del proceso. Al efecto, se establece en el citado precepto de nuestra Carta
Fundamental que "toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un
proceso previo legalmente tramitado."

43
Apuntes Esquemáticos para Guía de los Alumnos de Derecho Procesal. Derecho Procesal Orgánico. Parte
General. Mario Mosquera Ruiz.
44
Francisco Hoyos H. Temas Fundamentales de Derecho Procesal. Pág. 177. Editorial Jurídica de Chile.
1987.

35
Debemos entender por proceso, "una secuencia o serie de actos que se desenvuelven
progresivamente, con el objeto de resolver, mediante un juicio de autoridad, el conflicto
sometido a su decisión."45

La sentencia que se debe dictar en el proceso por el órgano jurisdiccional resulta eficaz
para la solución del litigio por provenir ella de un tercero imparcial, dotado de autoridad
para tal efecto por ejercer una función pública, y porque dicha decisión se toma en
inmutable e inimpugnable una vez pasada en autoridad de cosa juzgada.

La cosa juzgada es la cualidad de los efectos que adquieren ciertas y determinadas


resoluciones una vez firmes y ejecutoriadas. Al efecto, se establece en el artículo 175 del
Código de Procedimiento Civil, que "las sentencias definitivas o interlocutorias producen la
acción o la excepción de cosa juzgada."

La acción de cosa juzgada es aquella que permite exigir el cumplimiento forzado de lo


resuelto en la sentencia, en caso de no ser cumplida por el afectado la decisión contenida en
el fallo.

La excepción de cosa juzgada es aquella que se genera a partir de la preclusión de los


recursos procesales en el proceso en el cual se dictó la resolución (inimpugnable), y que
impide iniciar otro proceso con posterioridad con la finalidad de modificar la decisión
contenida en la sentencia firma o ejecutoriada (inmutabilidad)

El proceso como forma de solución de los conflictos es susceptible de ser abordado con tres
preguntas ¿Cómo es el proceso? ¿ Qué es el proceso? y ¿Para que sirve el proceso?

¿ CÓMO ES EL PROCESO?

Con dicha pregunta estamos evocando el desarrollo o la forma de ser externa del proceso.

El proceso es una idea abstracta y teleológica vinculada a las partes y al tribunal y asentada
en una dinámica de conocer, juzgar y hacer ejecutar lo resuelto, independientemente de las
formas, de las instancias y los recursos.

La forma externa en la cual se debe desarrollar esta idea abstracta que es el proceso
compuesta de una secuencia o serie de actos que permite arribar a la sentencia que
solucionará un conflicto es el procedimiento.

Entendemos por procedimiento el conjunto de formalidades externas, de trámites y


ritualidades establecidas por el legislador para los efectos que se desarrolle el proceso.

45
Eduardo J. Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Páginas 121 y 122. Ediciones De Palma.
Buenos Aires. 1985.

36
Al efecto, se establece en el artículo 19 N° 3 de nuestra Carta fundamental que
"corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un procedimiento y una
investigación racionales y justos"

Para el desarrollo del proceso nos encontramos con diversos procedimientos, pudiendo
distinguir en cuanto a su contenido entre procesos civiles y penales; en cuanto a su
objetivo, nos encontramos con procesos declarativos y ejecutivos, pudiendo distinguir
dentro de los declarativos los meramente declarativos, constitutivos, de condena y
cautelares; y respecto de las formas de los procedimientos penales se han distinguido los
procedimientos penales inquisitivos, acusatorios y mixtos.

¿ QUÉ ES EL PROCESO?

Con esta pregunta estamos indagando acerca a la naturaleza jurídica del proceso. Para
explicar la naturaleza jurídica del proceso nos encontramos con las teorías privatistas, la
que nos explican el proceso primeramente como un contrato, y luego a través de la figura
del cuasicontrato; y posteriormente surgen las teorías publicistas, las que nos explican el
proceso como una relación jurídica, como una situación jurídica, como una relación
jurídica compleja, como una institución, a todas las cuales nos referiremos con
posterioridad durante el curso del año.

¿PARA QUE SIRVE EL PROCESO ?

Con esta pregunta pretendemos inquirir acerca de cuales son los fines a los cuales sirve el
proceso.

"La idea de proceso es necesariamente teleológica, pues sólo se explica por su fin. El
proceso por el proceso no existe.

"El fin del proceso es el de dirimir el conflicto de intereses sometido a los órganos de la
jurisdicción."

"Ese fin es privado y público, según trataremos de demostrarlo. Satisface al mismo tiempo,
el interés individual comprometido en el litigio, y el interés social de asegurar la
efectividad del derecho mediante la obra incesante de la jurisdicción”46.

De acuerdo a lo señalado por dicho destacado procesalista uruguayo, es posible concluir


que el proceso como medio destinado a resolver los conflictos de intereses jurídicamente
trascendentes cumple una doble función: privada y pública.

La función privada del proceso, consiste en que es el único medio en materia penal, y el
medio residual a falta de acuerdo en materia civil, para los efectos de lograr la satisfacción
de los intereses jurídicamente trascendentes por las partes de un conflicto.

46
Eduardo J. Couture Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Páginas 145 y 146. Ediciones De Palma.
Buenos Aires. 1985

37
Al efecto, se nos ha señalado que "desprovisto el individuo, por virtud de un largo
fenómeno histórico, de la facultad de hacerse justicia por su mano, halla en el proceso el
instrumento idóneo para obtener la satisfacción de su interés legítimo por acto de la
autoridad.

"La primera de todas las concepciones sobre la naturaleza del proceso debe ser, pues, una
concepción eminentemente privada: el derecho sirve al individuo, y tiende a satisfacer sus
aspiraciones. Si el individuo no tuviera la seguridad de que existe en el orden del derecho
un instrumento idóneo para darle la razón cuando la tiene y hacerle justicia cuando le falta,
su fe en el derecho habría desaparecido.

"Contemplando el mismo proceso desde el punto de vista del demandado, su carácter


privado se presenta todavía más acentuado que desde el punto de vista del actor.

“Configurado como una garantía individual, el proceso (civil o penal) ampara al individuo
y lo defiende del abuso de la autoridad del juez, de la prepotencia de los acreedores o de la
saña de los perseguidores.

"No puede pedirse una tutela más directa y eficaz del individuo. Difícilmente puede
concebirse un amparo de la condición individual más eficaz que éste”.47

Tanta razón tienen las palabras del notable procesalista uruguayo, que el proceso aparece
contemplado como uno de los mas preciados derechos humanos en diversas declaraciones,
tratados y convenciones, pudiendo reseñar al efecto los siguientes preceptos:

- Artículo 10 de la Declaración Universal de Derechos Humanos:

Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y
con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus
derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia
penal.

- Artículo 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos

Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá
derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de cualquier
acusación de carácter penal formulada contra ella o para la determinación de sus derechos y
obligaciones de carácter civil. La prensa y el público podrán ser excluidos de la totalidad o
parte de los juicios por consideraciones de orden moral, orden público o seguridad nacional
en una sociedad democrática, o cuando lo exija el interés de la vida privada de las partes o,
en la medida estrictamente necesaria en opinión del tribunal, cuando por circunstancias
especiales del asunto la publicidad pudiera perjudicar los intereses de la justicia; pero toda
sentencia en materia penal o contenciosa será pública, excepto en los casos en que el interés
47
Eduardo J. Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Páginas 145. Ediciones De Palma. Buenos
Aires. 1985.

38
de menores de edad exija lo contrario, o en las actuaciones referentes a pleitos
matrimoniales o a la tutela de menores.

Artículos XVIII y XXVI de la Declaración Americana de los derechos y deberes del


Hombre

- Artículo XVIII: Derecho de justicia. Toda persona puede concurrir a los tribunales para
hacer valer sus derechos. Asimismo debe disponer de un procedimiento sencillo y breve
por el cual la justicia lo ampare contra actos de la autoridad que violen, en perjuicio suyo,
alguno de los derechos fundamentales consagrados constitucionalmente.

- Artículo XXVI: Derecho a proceso regular. Se presume que todo acusado es inocente,
hasta que se pruebe que es culpable.
Toda persona acusada de un delito tiene derecho a ser oída en forma imparcial y pública, a
ser juzgada por tribunales anteriormente establecidos de acuerdo con leyes preexistentes y a
que no se le imponga penas crueles, infamantes o inusitadas.

Artículo 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos.

Artículo 8. Garantías Judiciales.

1.- Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantía y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la substanciación de cualquier acusación penal formulada contra
ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal, o
de cualquier otro carácter.

La función pública del proceso, consiste en asegurar la efectividad del derecho mediante
la obra incesante de la jurisdicción.

"El proceso sirve al derecho como un instrumento de creación vivificante, como una
constante renovación de las soluciones históricas forjadas en el pasado. El derecho se
realiza día a día en la jurisprudencia. Satisfecho el interés individual, queda todavía un
abundante residuo de intereses no individuales que han quedado satisfechos.

"El proceso es el medio idóneo de asegurar la lex continuatis del derecho, su efectividad en
la experiencia jurídica.

"Ese es, sin duda, su fin social, Proviene de la suma de los fines individuales.48

Respecto del proceso, se ha señalado que "la finalidad última, es por consiguiente, la
realización del derecho (sería admisible afirmar que la actuación de la ley) para, en
definitiva, asegurar la paz social y la justicia”.49
48
Eduardo J. Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Página 147. Ediciones De Palma. Buenos
Aires. 1985.
49
Enrique Vescovi. Teoría General del Proceso. Página 107. Temis. 1984.

39
CAPITULO II

LAS REGLAS DE DESCARTE PARA DETERMINAR EL TRIBUNAL A QUIEN


CORRESPONDE CONOCER DE UN ASUNTO Y EL PROCEDIMIENTO DE
ACUERDO CON EL CUAL DEBE SER TRAMITADO Y RESUELTO.

1.- INTRODUCCION.

Antes de iniciar los estudios del Derecho Procesal, y para dimensionar de manera general
cuales son los grandes objetivos que se persiguen a través de la aplicación de sus normas,
se deben estudiar lo que se denominan las reglas de descarte parea los efectos de
determinar ante que tribunal acudo para obtener la resolución de un conflicto y como acudo
para los efectos de obtener dicha resolución, en caso de no haberse podido resolver el
conflicto por la vía autocompositiva y tener que acudir al proceso para su solución.

Estas reglas de descarte que nos darán una visión general de la forma en cuanto al
funcionamiento orgánico y procedimental del Derecho Procesal son las que nos enseñará en
clases el ex- Decano y Profesor Titular de la Cátedra de Derecho Procesal de esta Facultad,
don Mario Mosquera Ruiz.

El Derecho Procesal, cuando se produce un conflicto y se requiere para su resolución el


ejercicio de la función jurisdiccional a través del debido proceso, tiene por finalidad
responder fundamentalmente dos interrogantes:
¿ Dónde acudo? y ¿Cómo acudo?

2.- ¿DONDE ACUDO PARA OBTENER LA SOLUCION DEL CONFLICTO?

A.- GENERALIDADES.

Esta interrogante debe ser contestada, señalándose que producido que sea un conflicto, sin
que haya operado la autotutela y la autocomposición, debe acudirse para su solución a los
tribunales establecidos en la ley, a los cuales les corresponde en forma exclusiva conocer
de las causas civiles y criminales, resolverlas y hacer ejecutar lo juzgado, de acuerdo a lo
establecido en el artículo 73 de la Constitución Política de la República de Chile que
constituye nuestra Carta Fundamental. (En adelante C. Pol.).

En consecuencia, sabiéndose que al producirse un conflicto debe acudirse para obtener su


solución a uno de los tribunales establecidos en la ley, debemos indagar ¿cuales son los
tribunales que establece la ley, a quienes debemos acudir para obtener la solución del
conflicto?

40
El artículo 5° del Código Orgánico de Tribunales (en adelante C.O.T.), se encarga de
señalarnos cuales son los tribunales que se encuentran establecidos en nuestro
ordenamiento jurídico. Dicho Código reviste el carácter de Ley Orgánica Constitucional de
acuerdo a lo establecido el artículo 74 de nuestra Constitución Política, en relación con lo
establecido en el artículo 5° transitorio de ella.

De acuerdo a lo prescrito en el artículo 5° del C.O.T. podemos distinguir las siguientes


categorías de tribunales: 1° Ordinarios 2° Especiales y 3° Arbitrales.

1°. TRIBUNALES ORDINARIOS.

Los Tribunales Ordinarios tienen una estructura jerárquica de carácter piramidal, en cuya
cúspide se encuentra la Corte Suprema y en su base los jueces de letras, los jueces de
garantía y los tribunales de juicio oral en lo penal.

Debemos hacer presente que los jueces de garantía y los tribunales orales se han
incorporado recientemente a nuestro ordenamiento jurídico por ser a quienes les
corresponderá ejercer la jurisdicción penal en el nuevo sistema procesal penal y de allí que
ellos se irán instalando con la antelación prevista en la ley a la fecha en que haya de entrar
en vigencia el nuevo sistema procesal penal en la respectiva Región. Art. 1° transitorio de
la Ley 19.665, modificado por la Ley 19.861, 4° transitorio de la Ley Orgánica del
Ministerio Público y 484 del NCPP.

De acuerdo con el art. 7 transitorio de la Ley 19.665, las disposiciones que modifican las
reglas de competencia en materia penal contenidas en el COT regirán sólo una vez que
entre en vigencia en la Región respectiva del país el nuevo sistema procesal penal y
respecto de los tribunales que conozcan de los procesos que deben regirse por esas normas
procesales.

El artículo 5° del C.O.T., establece que integran el Poder Judicial, como tribunales
ordinarios de justicia, los siguientes:

a. La Corte Suprema. Es el máximo tribunal de la República; posee la superintendencia


directiva, correccional y económica de todos los tribunales de la nación, con las
excepciones que se establecen en el artículo 79 de la Constitución Política; tiene el carácter
de tribunal colegiado y letrado; ejerce su competencia respecto de la totalidad del territorio
y tiene su sede en la capital de la República, de conformidad a lo establecido en el artículo
94 del C.O.T.

b. Las Cortes de Apelaciones.- Existen 17 Cortes de Apelaciones (art. 54 del C.O.T.), las
que tienen como superior jerárquico a la Corte Suprema y son ellas los superiores
jerárquicos de los jueces de letras, tribunal oral y juez de garantía de su respectiva
jurisdicción; tienen el carácter de tribunal colegiado y letrado, ejercen su competencia
generalmente respecto de la totalidad de una Región (Art. 55 del C.O.T.) y tienen su
asiento en las comunas que establece la ley. (Art. 54 del C.O.T.).

41
c. Los Tribunales Unipersonales de Excepción, Estos tribunales unipersonales letrados se
encuentran permanentemente establecidos en la ley para conocer de las materias que
específicamente establece la ley y son:

1.- El Presidente de la Corte Suprema (art. 53 del C.O.T.)


2.- Un Ministro de la Corte Suprema (Art. 52 del C.O.T.)
3.- El Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago (Art. 51 del C.0.T.)
4.- Un Ministro de la Corte de Apelaciones respectiva. (Art. 50 del C.O.T.)

d. Los Jueces de Letras. Estos tribunales unipersonales letrados tienen como superior
jerárquico a la Corte de Apelaciones respectiva, ejercen su competencia para el
conocimiento de la generalidad de los asuntos en primera y única instancia, y tienen su
asiento en una comuna y ejercen su competencia sobre una comuna o agrupación de
comunas. (Arts. 27 a 40 del C.O.T.).

e.- Los juzgados de garantía. Estos tribunales letrados, están conformados por uno o más
jueces, tienen como superior jerárquico a la Corte de Apelaciones respectiva, ejercen su
competencia para el conocimiento de la generalidad de los asuntos penales en el nuevo
sistema procesal penal consistentes en la aseguración de los derechos del imputado y demás
intervinientes en el nuevo proceso penal, y conocen dentro de éste del procedimiento
simplificado y del procedimiento abreviado, tienen su asiento una comuna y ejercen su
competencia en primera y única instancia en una comuna o agrupación de comunas.(Arts.
14 a 16 del C.O.T.).

f. Los tribunales orales en lo penal, son tribunales colegiados, letrados, tienen como
superior jerárquico a la Corte de Apelaciones respectiva, ejercen su competencia para el
conocimiento y fallo de los juicios orales en el nuevo sistema procesal penal en única
instancia, tienen su asiento en una comuna y ejercen su competencia sobre una comuna o
agrupación de comunas.(Arts. 27 a 40 del C.O.T.).50

2°.- TRIBUNALES ESPECIALES.

De acuerdo a lo prescrito en los incisos 3° y 4° del artículo 5° del C.O.T., podemos


distinguir dos categorías de tribunales especiales: l°) Tribunales especiales, que forman
parte del Poder Judicial; y 2°) Tribunales especiales, que no forman parte del Poder Judicial

2.1. Tribunales especiales, que forman parte del Poder Judicial.

Forman parte del Poder Judicial, como tribunales especiales, los siguientes:

50
Debemos dejar constancia que se contemplaban con anterioridad la existencia de los jueces de menor
cuantía, quienes conocían como su nombre lo indica de los asuntos de menor cuantía, los que fueron
derogados por el D.L. 2.416 de 10 de Enero de 1979; y los Jueces de distrito y subdelegación, quienes
conocían de los asuntos de mínima cuantía, los que fueron derogados por la Ley 18.776 de 18 de enero de
1989. La competencia que les correspondía a estos tribunales respecto de materias de menor y mínima cuantía
les fue entregada a los jueces de letras, salvo que por disposición expresa le hubiere sido asignada dicha
competencia a un tribunal especial.

42
a.- Los Juzgados de Letras de Menores, los que se rigen en su organización y
atribuciones por la disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en la Ley 16.618
(Ley de Menores, contenida en el Apéndice del C.O.T.);

b.- Los Juzgados de Letras del Trabajo, los que se rigen en su organización y
atribuciones por la disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en el Código del
Trabajo (Específicamente, en el Libro V del Código del Trabajo denominado "De la
Jurisdicción Laboral"); y

c.- Los Juzgados Militares en Tiempo de Paz, los que se rigen en su organización y
atribuciones por la disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en el Código de
Justicia Militar.

Estos Tribunales especiales forman parte del Poder Judicial, los que se rigen en su
organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales especiales
precedentemente señaladas, rigiendo para ellos las disposiciones del Código Orgánico de
Tribunales sólo cuando dichas normas orgánicas constitucionales especiales se remitan en
forma expresa a él. (Art. 5° inc. 3° del C.O.T.)

2.2.- Tribunales especiales, que no forman parte del Poder Judicial.

El legislador ha establecido otros tribunales especiales, que no forman parte del Poder
Judicial, pudiendo destacar como los mas importantes de ellos los siguientes:

a.- Los Juzgados de Policía Local, los que se rigen en su organización y atribuciones por
la disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en la Ley 15.231 sobre Organización
y Atribuciones de los Juzgados de Policía Local, cuyo texto refundido se fijó por el Decreto
supremo 307 de 23 de Mayo de 1978, estableciéndose en la Ley 18.287, de 7 de febrero de
1984, el Procedimiento ante los Juzgados de Policía Local, conteniéndose ambos textos
legales en el Apéndice del Código Orgánico de Tribunales;

b.- Los Juzgados Militares en Tiempo de Guerra, los que se rigen en su organización y
atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en el Código de
Justicia Militar.

c.- La Contraloría General de la República, quien a través del Subcontralor General de


la República en primera instancia, y el Contralor General de la República en segunda
instancia, conoce de los juicios de cuentas fiscales de conformidad a lo establecido en el
artículo 87 de la Constitución Política la Ley 10.336 (Ley Orgánica de la Contraloría
General de la República);

d.- La Comisión Resolutiva de la Ley de Defensa de la Libre Competencia, también


conocida como Ley Antimonopolios, a quien le corresponde conocer e investigar, de
oficio o a solicitud del Fiscal Nacional Económico, las situaciones que pueden constituir
infracciones a las normas de la libre competencia contenidas en el D.L. 211 de 1973, cuyo

43
texto refundido coordinado y sistematizado se contiene en el Decreto 511 de 27 de Octubre
de 1980, contenido en el Apéndice del Código de Comercio.

e. - El Director del Servicio de Impuestos Internos,

f.- El Director del Servicio Nacional de Aduanas,

g.- Los Alcaldes, quienes deben conocer de los reclamos que se interpongan en contra de
resoluciones u omisiones ilegales de la Municipalidad, sea que provengan del propio
Alcalde o de sus funcionarios, de conformidad a lo establecido en el artículo 136 de la Ley
18.695, Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades, contenida en el Decreto Supremo
662 de 27 de Agosto de 1992, contenido en el Apéndice de la Constitución Política.

h.- El Tribunal de Marcas, que deben conocer de los juicios de oposición, nulidad de
registro o de transferencias, como de cualquier reclamación relativa a la validez, efectos o
derechos de propiedad industrial, en primera instancia a través del Jefe del Departamento
de Propiedad Industrial dependiente del Ministerio de Economía, Fomento y
Reconstrucción, y en instancia a través del Tribunal Arbitral de Propiedad Industrial, de
conformidad a lo establecido en el artículo 17 de la Ley 19.039, de 25 de enero de 1991,
que establece normas aplicables a los privilegios industriales y protección de los derechos
de propiedad industrial, y artículos 115 y siguientes del Decreto Supremo 177 de 30 de
septiembre de 1991, Reglamento de la Ley 19.039, contenidos en el Apéndice del Código
Civil.

Estos tribunales especiales no forman parte del Poder Judicial, y se rigen por las leyes que
los establecen y reglamentan, sin perjuicio de quedar sujetos a las disposiciones generales
del Código Orgánico de Tribunales. (Art. 5° inc. 4° del C.O.T.)

3°. TRIBUNALES ARBITRALES.

Los jueces árbitros se rigen por las disposiciones contenidas en el Título IX del Código
Orgánico de Tribunales.

Se llaman árbitros los jueces nombrados por las partes o por la autoridad judicial en
subsidio, para la resolución de un asunto litigioso. (Art. 222 del C.O.T.).

La clasificación de los árbitros se efectúa en atención a dos factores: A) La forma en que


resuelven el conflicto (esto es, si deben fallar conforme a Derecho o a lo que su prudencia o
equidad le dictaren) y B) La manera en que deben tramitar el proceso (esto es, si deben
tramitar el asunto de acuerdo al procedimiento que corresponda de acuerdo a la naturaleza
del asunto o de acuerdo a las normas que las partes hayan establecido o en su defecto si
éstas nada han señalado, conforme a las normas mínimas de procedimiento establecidas en
la Ley). Los árbitros se clasifican en:

Árbitros de Derecho son aquellos que deben fallar con arreglo a la ley y se someten tanto
en la tramitación como en el pronunciamiento de la sentencia definitiva, a las reglas

44
establecidas para los jueces ordinarios según la naturaleza de la acción deducida. (Art. 223
inc.2° del C.O.T.)

Árbitros Arbitradores, son aquellos que deben fallar obedeciendo a lo que su prudencia y
equidad le dictaren y no están obligados a guardar en el procedimiento otras reglas que la
que las partes hayan expresado en el acto constitutivo del compromiso, y si éstas nada han
expresado, a las normas mínimas que se establecen el Código de Procedimiento Civil
consistentes en escuchar a las partes y agregar los documentos que le presenten. (Arts. 223
inc.3° del C.O.T. y 637 del Código de Procedimiento Civil, en adelante C.P.C.)

Árbitros Mixtos son los árbitros de derecho a quienes se les conceden facultades de
arbitrador en cuanto al procedimiento, pero que deben pronunciar la sentencia definitiva
dando aplicación estricta a la ley. (Art. 223 inc.2° del C.O.T.)

De acuerdo con ello, los árbitros mixtos son aquellos árbitros de derecho que deben fallar
con arreglo a la ley, y que tramitan el asunto conforme al procedimiento que la que las
partes hayan establecido, y si éstas nada han expresado, a las normas mínimas que se
establecen el Código de Procedimiento Civil consistentes en escuchar a las partes y agregar
los documentos que le presenten. (Arts. 223 inc.3° del C.O.T. y 637 del Código de
Procedimiento Civil, en adelante C.P.C.)

En relación a las materias que pueden ser sometidas al conocimiento de un arbitro ellas se
clasifican en:

Materias de Arbitraje Prohibido: Son aquellos asuntos que, por mandato del legislador,
no pueden ser sometidos por las partes al conocimiento y resolución de un arbitro,
debiendo ser resueltos ellos por los tribunales ordinarios o especiales que establece la ley.
(Arts. 229 y 230 del C.O.T)

Materias de Arbitraje Obligatorio: Son aquellos asuntos que, por mandato del legislador,
deben ser sometidos por las partes al conocimiento y resolución de un arbitro, no pudiendo
ser resueltos por los tribunales ordinarios o especiales que establece la ley, los que carecen
de competencia para ello. (Art. 227 del C.O.T.)

Materias de Arbitraje Facultativo: Son aquellos asuntos que no siendo de arbitraje


prohibido u obligatorio, las partes pueden voluntariamente sustraerlos del conocimiento de
los tribunales que establece la ley para someterlos al conocimiento y resolución de un
arbitro. (Art. 228 del C.O.T). Estos asuntos constituyen la regla general, pero requieren de
la voluntad de todas las partes del conflicto para sustraerlos del conocimiento de un tribunal
ordinario o especial y someterlos al conocimiento y resolución de un árbitro, lo que se
realiza mediante la celebración de un compromiso o cláusula compromisoria.

B. NORMAS PARA DETERMINAR EL TRIBUNAL ANTE EL CUAL DEBO


ACCIONAR O ACUDIR PARA REQUERIR LA SOLUCION DEL CONFLICTO.

45
Para los efectos de determinar el tribunal ante el cual debo accionar o acudir para requerir
la solución del conflicto se deben aplicar las siguientes reglas de descarte:

1.- Arbitraje

En primer lugar, debo determinar si el legislador ha establecido que el conflicto es de


aquellos en los cuales no es procedente su solución por medio de arbitraje, puesto que en
tal caso debo pasar de inmediato a la aplicación de las otras reglas de descarte para
determinar si este debe ser resuelto por un tribunal especial o uno ordinario. En tal caso de
arbitraje prohibido se encuentran las cuestiones que versan sobre alimentos; derecho a pedir
la separación de bienes entre marido y mujer; las causas criminales; las de policía local; las
que se susciten entre un representante legal y su representado; y aquellas en que debe ser
oído el Ministerio Público, las que se establecen en el artículo 357 del C.O.T.

A continuación, debo examinar si se trata de una materia de arbitraje obligatorio, puesto


que en tal caso deberá procederse a someter el asunto a la resolución del arbitro y no será
necesario en consecuencia pasar a analizar las otras reglas de descarte para determinar si
corresponde intervenir a un tribunal especial o a uno ordinario. Los casos en que se
establece la obligatoriedad de la resolución de un conflicto por parte de un árbitro se
encuentran establecidos en el artículo 227 del C.O.T.

Finalmente, debo examinar si las partes han celebrado un compromiso o una cláusula
compromisoria en un asunto de arbitraje facultativo, puesto que en tal caso ello significa
que las partes han sustraído el conocimiento del asunto de los tribunales para los efectos de
entregárselos al conocimiento de un arbitro, debiendo acudirse ante éste para la solución
del conflicto. En tal caso, las partes no podrían acudir posteriormente ante un tribunal
ordinario o especial, si no han resciliado o dejado sin efecto previamente el compromiso o
la cláusula compromisoria, puesto que se podría por el demandado oponer la excepción de
compromiso para impedir que el tribunal ordinario o especial conozca del asunto. En
consecuencia, en este caso no será necesario pasar a analizar las otras reglas de descarte
para determinar si corresponde intervenir a un tribunal especial o a uno ordinario, puesto
que el conocimiento del asunto deberá ser sometido a la resolución de un árbitro.

2.- Tribunal especial.

En segundo lugar, en caso de no ser obligatoria por mandato del legislador o por acuerdo
de las partes la resolución del asunto por un arbitro, en una materia que no sea de arbitraje
prohibido, debo examinar si el legislador ha establecido un tribunal especial para los
efectos que sea éste el encargado de solucionar el conflicto.

Así por ejemplo, si el conflicto consiste en el reclamo de un trabajador de despido


injustificado para que se ordene el pago de la indemnización se debe acudir a un tribunal
del trabajo de acuerdo a lo previsto en el artículo 420 letra a) del Código del Trabajo en
relación con el artículo 416 de ese cuerpo legal; si el conflicto pretende la aplicación de una
sanción por infracción por parte de un conductor de un vehículo motorizado consistente en
un choque en que no hubo personal lesionadas se debe acudir a un juez de policía local de

46
acuerdo a lo previsto en el artículo 13 letra a de la Ley 15.231 sobre organización y
atribuciones de los jueces de policía local; si el conflicto consiste en la obtención del pago
de alimentos para menores o para estos y su madre se debe acudir a un juez de menores de
acuerdo a lo previsto en el artículo 26 N'2 de la Ley 16.618 (Ley de Menores); etc.

En caso que el legislador haya establecido el tribunal especial para la resolución del
conflicto en atención a la naturaleza del asunto y/o la calidad de las partes se debe acudir
ante él y termina la aplicación de estas reglas de descarte.

3.- Tribunal ordinario.

En caso que el asunto no deba ser resuelto por un arbitro o un tribunal especial, debe
acudirse ante un tribunal ordinario, a quienes les corresponde residualmente el
conocimiento de todos los asuntos judiciales que se promuevan en el orden temporal dentro
del territorio de la República, cualquiera sea su naturaleza o la calidad de las personas que
en ellos intervengan, sin perjuicio de las excepciones que establezcan la Constitución y las
leyes. (Art. 5° del C.O.T.).-

Los tribunales ordinarios se encuentran organizados mediante una estructura piramidal, en


cuya cúspide se encuentra la Corte Suprema, de ellas dependen las Cortes de Apelaciones,
y en la base de esa estructura pirámide se encuentran los jueces de letras, juzgados de
garantía y los tribunales de juicio oral.

El territorio jurisdiccional de la corte suprema es todo el territorio nacional; de las Cortes


de Apelaciones lo es una Región o una parte de ella según el caso; y de los jueces de letras
su territorio es una comuna o agrupación de comunas.

3.A.- JERARQUIA DEL TRIBUNAL ORDINARIO QUE DEBE CONOCER DEL


ASUNTO.

Establecido mediante la aplicación de las reglas de descarte que un tribunal ordinario debe
de conocer el asunto, en primer termino debo determinar la jerarquía del tribunal ordinario
que debe conocer y resolver el conflicto, lo que se debe realizar mediante la aplicación de
las reglas de la competencia absoluta.

Para los efectos de determinar la jerarquía del tribunal que dentro de esa estructura
piramidal debe conocer del asunto se deben aplicar las reglas de la competencia absoluta.

En otras palabras, las reglas de la competencia absoluta, que revisten el carácter de orden
público, y por ello irrenunciables e inmodificables por las partes, determinan la jerarquía
del tribunal que dentro de la estructura jerárquica piramidal debe conocer del asunto. (V.gr.
la Corte Suprema, una Corte de Apelaciones, un tribunal de excepción o un juez de letras).

Los elementos que el legislador ha considerado para los efectos de determinar la


competencia absoluta son los siguientes:

47
a.- La Cuantía. (Art. 115 C.O.T.)

En materia civil, la cuantía se determina por el valor de la cosa disputada.

En materia penal, la cuantía se determina por la pena que el delito lleva consigo.- Los
delitos en atención a la pena que lleva consigo, se clasifican en crímenes, simples delitos y
faltas de acuerdo a lo establecido en el artículo 21 del Código Penal.

b.- La Materia, que no es más que la naturaleza del asunto disputado. (Arts. 130 y 131 del
C.O.T.)

c.- El Fuero, es la calidad de las partes que intervienen en el conflicto para los efectos de
elevar la jerarquía del tribunal que debe resolver el asunto.

El Fuero, en atención a la mayor o menor dignidad de las personas que intervienen en el


asunto, se clasifica en:

c. a. Fuero Mayor, de acuerdo con el cual el asunto debe ser conocido por un Ministro de
Corte de Apelaciones como tribunal unipersonal de excepción (Art. 50 N° 2 C.0.T.), el que
no recibe aplicación en el nuevo sistema procesal penal;

c. b. Fuero Menor, de acuerdo con el cual el asunto debe ser conocido por un juez de letras
(Art. 45 N° 2 letra g).-

El fuero se encuentra consagrado para proteger a la parte del conflicto que no se encuentra
constituida en dignidad, puesto que se estima que a mayor jerarquía es mayor la
independencia del tribunal para los efectos de resolver el asunto.

Existen asuntos en los cuales no cabe considerar la existencia del fuero para los efectos de
elevar la jerarquía del tribunal que debe conocer del asunto, los que se indican en el artículo
133 del C.O.T.

Las reglas de la competencia absoluta antes señalada se caracterizan porque deben ir


aplicándose una en pos de la otra, y siempre con el efecto de ir elevando mediante su
aplicación la jerarquía del tribunal que debe de conocer el asunto.

Aplicadas las reglas de la competencia absoluta queda determinada la jerarquía del tribunal
que debe conocer del asunto.

Finalmente, tratándose de los asuntos penales será menester para determinar el tribunal
competente considerar el factor tiempo, esto es, la fecha en la cual se cometió el delito.
Debemos hacer presente que los jueces de garantía y los tribunales orales que integran el
nuevo sistema procesal penal solo poseen competencia y los Fiscales pueden investigar los
delitos que se hubieren cometido a partir de la entrada en vigencia del nuevo sistema
procesal penal en la respectiva Región. Art.1° transitorio de la Ley 19.665, 4° transitorio de

48
la Ley Orgánica del Ministerio Público y 484 del NCPP, El cronograma original para la
entrada en vigencia del nuevo sistema procesal penal era nuestro país el siguiente:

FECHA ENTRADA EN VIGENCIA REGION


16 Diciembre 2000 Coquimbo y Araucanía
16 Octubre 2001 Antofagasta, Atacama y Maule
16 Octubre 2002 Metropolitana
16 Octubre 2003 Tarapacá, Valparaíso, L. Gral. B. O’Higgins;
Bio-Bio; Los Lagos; Aysen, Magallanes y
Antártica Chilena..

El cronograma actual, luego de la modificación que se introdujera por la Ley 19.762,


publicada en el diario Oficial de 13 de Octubre de 2001, a los artículos l° transitorio de la
Ley 19.665, 4° transitorio de la Ley Orgánica del Ministerio Público y 484 del NCPP, es el
siguiente:

FECHA ENTRADA EN VIGENCIA REGION


16 Diciembre 2000 Coquimbo y Araucanía
16 Octubre 2001 Antofagasta, Atacama y Maule
16 Diciembre 2002 Tarapacá, Aysén, Magallanes y Antártica
Chilena.
16 Diciembre 2003 Valparaíso, L.Gral. B.OHiggins; Bío-Bío; y Los
Lagos;
16 Diciembre 2004 Metropolitana de Santiago

3.B.- TRIBUNAL ORDINARIO QUE DENTRO DE UNA DETERMINADA


JERARQUIA DEBE CONOCER DEL ASUNTO.

Establecida la jerarquía del tribunal ordinario que debe de conocer el asunto mediante la
aplicación de las reglas de la competencia absoluta, debe determinarse cual tribunal dentro
de esa jerarquía debe de conocer del asunto. En otras palabras y desde un punto de vista
práctico, mediante las reglas de la competencia relativa debe determinarse cual de las
Cortes de Apelaciones o de los diversos jueces de letras que existen a lo largo del país es el
competente para conocer del asunto. Así por ejemplo, si se determinó mediante las reglas
de la competencia absoluta que es competente un juez de letras, debe mediante la
aplicación de las reglas de la competencia relativa determinarse si es competente por
ejemplo un juez de letras de Arica, Santiago, Valparaíso, La Serena, Temuco, etc.-

De allí que mediante la aplicación de las reglas de la competencia relativa se determina


cual tribunal dentro de una determinada jerarquía (preestablecida por la aplicación de las
reglas de la competencia absoluta) es el competente para conocer del asunto.

Las reglas de la competencia relativa tienen como elemento el territorio, que más que un
espacio físico consiste en la aplicación de una serie de reglas para determinar el tribunal de

49
cual territorio jurisdiccional ha de conocer el asunto. Las reglas de competencia relativa se
vinculan directa y exclusivamente con el elemento territorio. Este, a juicio de don Mario
Mosquera, no se traduce en un concepto meramente geográfico, sino que comprende
cualquier aspecto que la ley tome en consideración para la determinación precisa del
tribunal que tendrá competencia para conocer de un asunto.
De acuerdo con ello, el territorio para los efectos de determinar la competencia relativa no
es mas que los diversos factores que considera el legislador para determinar el juez del
lugar de una determinada jerarquía que debe conocer de un asunto.

Para determinar la competencia relativa es menester distinguir entre asuntos penales y


civiles, y en estos, subdistinguir los asuntos civiles contenciosos y los no contenciosos.

a.- Asuntos contenciosos civiles.

Las reglas de la competencia relativa en los asuntos contenciosos, en primera o única


instancia, y entre tribunales ordinarios de igual jerarquía, se caracterizan por ser de orden
privado, y en consecuencia renunciables y modificables por las partes.

El medio que se contempla por el legislador para que las partes puedan modificar las reglas
de la competencia relativa en los asuntos contenciosos civiles es la prórroga de la
competencia.

La prórroga de la competencia es el acuerdo expreso o tácito de las partes en virtud del


cual, en la primera instancia de los asuntos civiles contenciosos que se tramitan ante
tribunales ordinarios, otorgan competencia a un tribunal ordinario que no es el
naturalmente para conocer de él en razón del elemento territorio.

La prórroga de la competencia se puede verificar en forma expresa o tácita.

La prórroga expresa es la convención en virtud de la cual las partes acuerdan prorrogar la


competencia, sea que se contenga en el contrato mismo o en un acto posterior, designando
con toda precisión el juez a quien se someten.

De acuerdo con ello, la prórroga expresa se puede verificar en el mismo contrato, cuando
las partes insertan dentro de éste una cláusula sometiéndose a la competencia de
determinados tribunales para la resolución de cualquier conflicto que pudiera suscitarse con
motivo de su celebración, o en un acto posterior a la celebración del contrato, puesto que
en el evento que no se hubiere contemplado la estipulación de la prórroga al celebrarse el
contrato, no existe inconveniente alguno para que se convenga en ella mediante un acto
posterior, en cuyo caso deberá en éste contemplarse la materia respecto de la cual se
efectúa y el tribunal para ante el cual se prórroga la competencia.

La prorroga tácita es aquella contemplada por parte del legislador con motivo de las
conductas que las partes hayan realizado en el proceso.

50
Para establecer la existencia de la prorroga tácita es menester distinguir entre el
demandante y demandado.

a.-La prorroga tácita del demandante.

Se entiende que el demandante prorroga tácitamente la competencia por el hecho de ocurrir


ante el juez interponiendo su demanda.

En este caso debe darse a la expresión demanda un sentido genérico como de cualquier
solicitud que se formula por el actor al tribunal que no es el naturalmente competente, y no
sólo la del escrito de demanda en los términos contemplados en el artículo 254 del C.P.C.

En consecuencia, debe entenderse que prorroga la competencia no sólo el actor que acude a
interponer la demanda ante un tribunal que no es el naturalmente competente, sino que
también aquel que solicita ante él una medida prejudicial, ya sea propiamente tal,
probatoria o precautoria; una medida preparatoria de la vía ejecutiva o la notificación del
tercer poseedor en una acción de desposeimiento.

b.- La prórroga tácita del demandado.

Se entiende que el demandado prorroga tácitamente la competencia por hacer, después de


apersonado en el juicio, cualquiera gestión que no sea la de reclamar la incompetencia del
juez.

Ello significa que el demandado debe como primera gestión que efectúa en el juicio alegar
la incompetencia relativa del tribunal. En consecuencia, si el demandado comparece al
proceso oponiendo excepciones dilatorias, entre las cuales no se encuentra la
incompetencia relativa del tribunal, o contesta derechamente la demanda sin oponer
excepciones dilatorias, se entenderá que ha prorrogado tácitamente la competencia.

En consecuencia, la prorroga tácita de la competencia siempre se realiza con motivo de


actuaciones que el demandante y demandado realizan dentro del proceso.

Los efectos que genera la prórroga de la competencia consisten en que un tribunal que no
era el naturalmente competente para conocer del asunto en virtud del elemento territorio
pasa a ser competente para conocer de él.

Producida la prorroga de la competencia, ya sea expresa o tácita, no podrán las partes


alegar la incompetencia relativa del tribunal que naturalmente no era el competente, pero
que ha pasado a tener una competencia prorrogada.

Las reglas de descarte que deben aplicarse para determinar en un asunto civil
contencioso, cual tribunal de una determinada jerarquía, en razón del territorio, será
competente para conocer del asunto, son las siguientes:

51
1° Se debe determinar si existe o no prórroga de la competencia. Si se ha pactado, a ella
hemos de atenernos.

2° A falta de prórroga de competencia, será necesario especificar si existen o no


disposiciones especiales que establezcan el tribunal que debe conocer del asunto. En el
primer caso, a esas reglas habremos de atenemos. Los arts. 139 y sgtes. del C.O.T.
establecen diversas reglas especiales al efecto.

3° A falta de reglas especiales, hemos de estudiar la naturaleza de la acción deducida, de


acuerdo a las prescripciones del Código Civil, cuerpo de leyes que las clasifica en
inmuebles, muebles y mixtas; las que para los efectos de determinar la competencia se
contemplan en los arts. 135, 137 y 138 del C.O.T.

4° Finalmente, a falta de todas las reglas precedentes, y como norma residual, se entiende
que será competente para conocer del asunto el tribunal del domicilio del demandado. Así
lo prescribe el Art. 134 C.O.T. en cuya virtud "en general, es juez competente para conocer
de una demanda civil o para intervenir en un acto no contencioso, el del domicilio del
demandado o interesado, sin perjuicio de las reglas establecidas en los artículos siguientes
y de las demás excepciones legales".

b.- Asuntos no contenciosos civiles.

Las reglas de la competencia relativa en los asuntos no contenciosos civiles se caracterizan


por ser de orden público, y en consecuencia irrenunciables e inmodificables por las partes.
En los asuntos no contenciosos civiles no procede la prorroga de la competencia, puesto
que ella se contempla sólo respecto de los asuntos contenciosos civiles en el artículo 182
del C.O.T.-

Las reglas de descarte para determinar el tribunal que dentro de una determinada jerarquía
debe conocer de un asunto civil no contencioso, esto es, en que no se promueve conflicto
entre partes, y respecto de los cuales no cabe la prorroga de la competencia, son las
siguientes:

1° Determinar si el legislador ha establecido una norma especial en atención al elemento


territorio, las que se encuentran contempladas en los artículos 148 a 155 C.O.T., en cuyo
caso a ella hemos de atenernos; y

2° Ante la falta de una regla especial, se debe aplicar la regla supletoria que concede
competencia al tribunal de la comuna o agrupación de comunas en que tenga su domicilio
el solicitante o interesado. (Art. 134 C.O.T.)

c.- Asuntos penales.

Las reglas de la competencia relativa en los asuntos penales, al igual que en los asuntos no
contenciosos civiles se caracterizan por ser de orden público, y en consecuencia
irrenunciables e inmodificables por las partes.- En los asuntos penales, al igual que en los

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asuntos no contenciosos civiles no procede la prorroga de la competencia, puesto que ella
se contempla sólo respecto de los asuntos contenciosos civiles en el artículo 182 del C.O.T,
y se prohíbe expresamente respecto de los asuntos penales en el artículo 9° del Código de
Procedimiento Penal y.-

Para determinar la competencia relativa en los asuntos penales, el legislador procesal


distinguió respecto de los delitos cometidas dentro del territorio nacional entre unidad y
pluralidad de delitos y, respecto de estos últimos, entre delitos conexos y los inconexos o
independientes. Adicionalmente, formuló reglas referentes a la competencia de los
tribunales en el conocimiento de ciertos delitos cometidos en el extranjero.

De acuerdo con ello, las reglas de descarte en materia de competencia relativa para
determinar el tribunal competente para conocer de un asunto en materia penal son las
siguientes:

1. DELITOS COMETIDOS EN EL EXTRANJERO.-

En nuestro país rige el principio de la territorialidad (Arts. 1° C.P.P. y 6°. C.P.), en razón
del cual, la ley penal sólo rige en Chile y en su territorio afecta a todos los habitantes, sean
chilenos o extranjeros. Sin embargo, también hemos visto que existe una importante
excepción, contemplada en el Art. 6° C.O.T. y en cuya virtud los tribunales chilenos
pueden conocer de ciertos delitos cometidos en el extranjero.

A esta excepción se refiere el Art. 167 C.O.T. en los siguientes términos: "De los delitos a
que se refiere el artículo sexto conocerán los tribunales de Santiago".

Para estos efectos, y como regla de distribución de causas, por Auto Acordado de la Corte
de Apelaciones de Santiago, se determinó que corresponde conocer de estos asuntos al juez
de letras en lo criminal que esté de turno en el mes en que se inicie el procedimiento.

Existe, en todo caso, una regla especial de competencia referente a delitos calificados como
atentatorios contra la seguridad del Estado cuando éstos son perpetrados fuera del territorio
de la República. En efecto, de acuerdo al Art.27, letra l) de la Ley N° 12.927 sobre
Seguridad del Estado, de estos delitos conoce en primera instancia un ministro de la Corte
de Apelaciones de Santiago, según el turno que ese mismo tribunal debe fijar
mensualmente.

En el nuevo proceso penal, de acuerdo a lo previsto en el artículo 48 de la Ley 19.806,


publicada en Diario Oficial de 31 de Mayo de 2002, la investigación de los delitos previstos
en la Ley de Seguridad del Estado perpetrados fuera del territorio de la República por
chilenos, ya sean naturales o nacionalizados y por extranjeros al servicio de la República,
será dirigida por el fiscal adjunto de la Región Metropolitana que sea designado por el
Fiscal Regional Metropolitano que tenga competencia sobre la comuna de Santiago, con
arreglo al procedimiento señalado por esta ley, sin perjuicio de las potestades del Fiscal
Nacional que contempla la Ley Orgánica Constitucional del Ministerio Público.

53
2.- DELITOS COMETIDOS DENTRO DEL TERRITORIO NACIONAL.

Para determinar el tribunal competente respecto de delitos cometidos dentro del territorio
nacional es menester aplicar las siguientes reglas:

1.- Comisión de un solo delito.

Rige, a este respecto, lo dicho en el Art.157, inc.1° C.O.T., esto es, será competente el
tribunal en cuyo territorio jurisdiccional se hubiere cometido el hecho que da motivo a la
iniciación del proceso.

El delito se considerará cometido en el lugar donde se dio comienzo a su ejecución".

En el nuevo proceso penal, el juzgado de garantía del lugar de comisión del hecho
investigado conocerá de las gestiones a que diere lugar el procedimiento previo al juicio
oral. Sin perjuicio, cuando las gestiones debieren efectuarse fuera del territorio
jurisdiccional del juzgado de garantía y se tratare de diligencias urgentes, la autorización
judicial previa podrá ser concedida por el juez de garantía del lugar donde deban realizarse.
Asimismo, si se suscitare conflicto de competencia entre jueces de varios juzgados de
garantía, cada uno de ellos estará facultado para otorgar las autorizaciones o realizar las
actuaciones urgentes, mientras no se dirimiere la competencia.

2. Comisión de varios delitos.

Enseguida, el legislador procesal orgánico se encarga de establecer una serie de reglas en


que distingue entre los delitos de igual gravedad, los de distinta gravedad, los delitos
conexos y los delitos inconexos.

a) Delitos independientes de igual gravedad.-

La gravedad de los delitos está determinada por la pena que el hecho ilícito lleva consigo
(Arts. 132 C.O.T. y 3° y 21 C.P.). Así, por ejemplo, son delitos de igual gravedad los que
tengan una pena de crimen o los que la tengan de simple delito.

Si se cometen varios delitos de igual gravedad en un solo territorio jurisdiccional, será


competente para conocer de todos ellos el tribunal de ese territorio jurisdiccional.

Si se cometen varios delitos de igual gravedad en distintos territorios jurisdiccionales, se


aplica el Art.158 C.O.T. que nos señala que "si un individuo hubiere cometido delitos en
diversos territorios jurisdiccionales será juzgado por el juez de aquel en que cometió el
último delito".

b) Delitos independientes de distinta gravedad.

A este caso se refiere el Art. 159, inc. l° C.O.T., en los siguientes términos: "Si el reo
hubiere cometido en varias comunas delitos de distinta gravedad, será competente para

54
conocer de todos ellos el juez de aquellas comunas en que se cometió el último crimen o,
en su defecto, el último simple delito"

c) Delitos conexos.-

El Código Orgánico de Tribunales señala en su Art. 165 qué entiende por delitos conexos:
Considéranse delitos conexos:

1° Los cometidos simultáneamente por dos o más personas reunidas;

2° Los cometidos por dos o más personas en distintos lugares o tiempos, si hubiere
precedido concierto entre ellas;

3° Los cometidos como medio para perpetrar otro delito, o para facilitar su ejecución, y

4° Los cometidos para procurar la impunidad de otros delitos".

Por regla general, cada crimen o simple delito de que conozca un tribunal es materia de un
sumario. Sin embargo, existe una evidente excepción en los delitos conexos, ya que no
obstante existir una pluralidad de hechos punibles, el sumario, primera fase del
procedimiento ordinario por crimen o simple delito de acción penal pública, es único.

El Art.164 C.O.T. señala qué tribunal es competente para conocer de los delitos conexos
sometidos a lo que denomina “fuero común" o tribunales ordinarios: "En caso de delitos
conexos sujetos al fuero común, será juez competente para conocer de todos ellos, en un
solo proceso:

1° el de la comuna en que se hubiere cometido el delito de mayor gravedad;

2° si todos los delitos fueren de igual gravedad, el de la comuna en que se cometió el


último delito;

3° si no se supiere cual fue el último delito, el de la comuna en que se cometió uno de ellos
y que primero hubiere comenzado a instruir el proceso;

4° si varios jueces hubieren comenzado a instruirlo a un mismo tiempo, aquel que fuere
designado por la respectiva Corte de Apelaciones, o por la Corte Suprema, si los jueces
dependen de diversas Cortes de Apelaciones".

En una disposición común tanto para los delitos conexos como para los que no lo son
(independientes prescribe el Art. 163 C.O.T. que "si no se pudiere establecer con precisión
en qué comuna se ha cometido el delito, será competente el juez que primero comenzaré a
instruir el proceso, con tal que lo sea de alguna de las comunas respecto de las cuales se
suscitaré duda. Si no se supiere cuál juez dio principio a la investigación, se aplicará la
cuarta regla establecida en el artículo siguiente".

55
En el nuevo proceso penal, para los efectos de determinar la competencia no se efectúa
ninguna distinción entre delitos independientes de acuerdo a su gravedad y no se contempla
la existencia de delitos conexos.

Al efecto, los arts. 185 del NCPP y 159 del C.O.T. establecen que si en ejercicio de las
facultades que la ley procesal penal confiere al Ministerio Público, éste decidiere
investigar en forma conjunta hechos constitutivos de delito en los cuales, de acuerdo al
artículo 157 de este Código, correspondiere intervenir a más de un juez de garantía,
continuará conociendo de las gestiones relativas a dichos procedimientos el juez de
garantía del lugar de comisión del primero de los hechos investigados.

En el evento previsto en el inciso anterior, el Ministerio Público comunicará su decisión en


cada uno de los procedimientos que se seguirán en forma conjunta, para lo cual solicitará
la citación a, una audiencia judicial de todos los intervinientes en ellos.

El o los jueces de garantía inhibidos harán llegar copias de los registros que obraren en su
poder al juez de garantía al que correspondiere continuar conociendo de las gestiones a
que diere lugar el procedimiento.

Sin perjuicio de lo previsto en los incisos precedentes, si el Ministerio Público decidiere


posteriormente separar las investigaciones que llevare conjuntamente, continuarán
conociendo de las gestiones correspondientes los jueces de garantía competentes de
conformidad al artículo 157. En dicho evento se procederá del modo señalado en los
incisos segundo y tercero de este artículo".

Una vez que utilizamos las reglas de competencia absoluta y relativa podemos llegar a
determinar el tribunal que va a conocer del asunto.

Si de la aplicación de esas reglas hemos llegado a establecer que dentro del territorio
jurisdiccional existe un sólo tribunal de la misma jerarquía para conocer del asunto no
existirá inconveniente alguno, y podremos deducir derechamente la demanda en materia
civil y la denuncia o querella en materia penal directamente ante él. Sería el caso por
ejemplo, si determinamos que es competente para conocer del asunto un juez de letras de la
Comuna de Buin de la Región Metropolitana, de la comuna de Quilpue, Villa Alemana,
Casablanca, La Ligua, Petorca, Putaendo, Calera, Limache o Isla de Pascua en la Quinta
Región, etc., lugares en los cuales sólo existe un juez de letras.

Sin embargo, puede ocurrir que por la aplicación de las reglas de la competencia absoluta y
relativa lleguemos a determinar que es competente el juez de letras de una comuna o
agrupación de comunas donde existe más de un tribunal, siendo, legalmente, todos
igualmente competentes. Este es el caso de los jueces de letras con asiento en la Comuna de
Santiago en que existen 30 jueces de letras en lo civil y 26 jueces de letras en lo criminal.

En el caso del nuevo sistema procesal penal, será necesario aplicar las normas de
distribución de causas cuando se determinare que es competente un juzgado de garantías
integrado por más de un juez, dado que no existen con competencia respecto de una misma

56
comuna como acontece en el antiguo sistema diversos juzgados de garantía, sino que tan
sólo un juzgado, que puede estar compuesto por diversos jueces.

Frente a esa circunstancia, surge entonces la pregunta de saber cuál de todos esos tribunales
o jueces va, en definitiva, a conocer del asunto, pese a que, por aplicación de las reglas
anteriores, todos son competentes.

3.- LAS REGLAS DE DISTRIBUCION DE CAUSAS Y DEL TURNO.

Las reglas de distribución de causas son aquellas que nos permiten determinar cual tribunal
luego aplicadas las reglas de la competencia absoluta y relativa va a conocer del asunto,
cuando existan en el lugar dos o más tribunales competentes.

De acuerdo a la posición mayoritaria de la doctrina y de la jurisprudencia en la actualidad,


podemos señalar que las reglas de distribución de causas no son reglas de la competencia
relativa, sino que sólo medidas de orden establecidas en virtud de facultades económicas
destinadas a producir una adecuada distribución del trabajo. No obstante, estas reglas de
distribución de causas son de orden público, no pudiendo ser modificadas por la voluntad
de las partes, debiendo el tribunal abstenerse de admitir a tramitación las demandas que no
las respeten, pudiendo ser sancionado el tribunal que haga caso omiso de ellas en virtud de
las facultades disciplinarias.

1- Reglas de distribución de causas en los asuntos civiles contenciosos.-

Es necesario, previamente, determinar si los tribunales competentes se encuentran en


comunas que son asientos de Corte de Apelaciones o comunas que no lo son.

2.1. Si los jueces de letras son de lugares que no son asiento de Corte de Apelaciones se
aplica la regla del turno de acuerdo a los incisos 1°, 2° y 4° del art. 175, del C.O.T.:

2.2. Si los jueces de letras son de lugares que son asiento de Corte de Apelaciones se
aplica la regla de distribución de causas de acuerdo al artículo 176 del C.O.T.

2.- Realas de distribución de causas en los asuntos civiles no contenciosos.-

Respecto de los asuntos judiciales no contenciosos siempre debe aplicarse la regla del
turno, sin importar si los dos o más jueces de letras sean o no asiento de Corte de
Apelaciones, de acuerdo a lo previsto en el artículo 179 del C.O.T.

En el territorio jurisdiccional de la Corte de Apelaciones de Santiago de acuerdo con el


precepto legal citado existen cinco juzgados de letras civil de turno semanal y se podía
acudir con el asunto judicial no contencioso ante cualquiera de ellos. Sin embrago, la Corte
de Apelaciones de Santiago con fecha 9 de Diciembre de 1991 dictó un Auto Acordado,
que aparece publicado en el Diario Oficial de 23 de Diciembre de 1991, mediante el cual
estableció que "a contar del 2 de Marzo de 1992, todas las demandas de asuntos no
contenciosos y demás materias propias del turno o no afectas actualmente a distribución, de

57
competencia de los Juzgados de Letras en lo Civil de Santiago, deberán ser ingresadas por
los interesados en la Oficina de Distribución de causas de la Corte de Apelaciones de esta
ciudad, para su incorporación y registro en los libros respectivos y para su distribución
entre los juzgados de turno en la semana de su presentación.

3. Reglas de distribución de causas en los asuntos penales.

A este respecto es menester distinguir entre comunas o agrupaciones de comunas que son
asiento de Corte de Apelaciones de las que no lo son:

3.1. Los jueces de letras son de lugares que son asiento de Corte de Apelaciones.

Para la distribución de los asuntos entre los juzgados de letras que son asiento de Corte de
Apelaciones es necesario distinguir la forma en que comienza el procedimiento: si por
querella, por denuncia o de oficio por el tribunal (Art. 81 C.P.P.):

a) Si el procedimiento penal comienza por querella, de la distribución de causas: (Art.


180 inc l° del C.O.T.)

b) Si el procedimiento penal comienza por denuncia, se aplica siempre la regla del turno,
exista o no Corte de Apelaciones en la comuna o agrupación de comunas respectiva;

c) Si el procedimiento penal comienza de oficio por el tribunal a través de un


autorequerimiento, si el tribunal se encuentra de turno, a éste corresponderá conocer del
asunto. Empero, si el tribunal no está de turno debe, en todo caso, practicar o hacer
practicar las denominadas "primeras diligencias del sumario", que ordena efectuar el Art.6°
C.P.P. a todo tribunal que tenga competencia penal.

d) Si el procedimiento penal comienza a requerimiento del Ministerio Público, debe


aplicarse la regla general que establece el artículo 175 del C.O.T.

3.2. Los jueces de letras son de lugares que no son asiento de Corte de Apelaciones.

Si la comuna o agrupación de comunas de los jueces de letras no es asiento de Corte de


Apelaciones, se aplica la regla del turno, cualquiera que sea la forma en que el
procedimiento sea incoado.

En el nuevo sistema procesal penal, la distribución de causas entre los jueces de los
juzgados de garantía se realizará de acuerdo a un procedimiento objetivo y general, que
deberá ser anualmente aprobado por el comité de jueces del juzgado a propuesta del
presidente, o solo por éste último, según corresponda. (art. 15 C.O.T.)

III. ¿COMO ACUDO ANTE LOS TRIBUNALES PARA OBTENER LA SOLUCION


DEL CONFLICTO?.

58
Los tribunales para los efectos de resolver los conflictos ejercen la función jurisdiccional,
la que se delimita en su ejercicio respecto de cada tribunal por la competencia de acuerdo
con las reglas de descarte antes señaladas.

Para que los tribunales ejerzan la función jurisdiccional se requiere que las partes del
conflicto acudan a los tribunales requiriéndoles su intervención por medio del ejercicio de
la acción. Mediante el ejercicio de la acción el actor requiere a los tribunales que le
satisfagan la pretensión, a lo cual no ha accedido la parte demandada.

Los tribunales deben resolver el conflicto por medio de un proceso, el que se desarrolla a
través de las formas externas que el legislador determina mediante la consagración de un
procedimiento.

Nuestro Constituyente establece expresamente la necesidad de que exista un proceso para


la solución de un conflicto por medio de la dictación de una sentencia por parte del
tribunal, y que dicho proceso se desarrolle de acuerdo con el procedimiento racional y justo
establecido por el legislador.

Al efecto, establece el artículo 19 N° 3 inciso 5° de la Carta Fundamental que "Toda


sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo
legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un
racional y justo procedimiento".

Nuestro legislador ha establecido diversas procedimientos normas para la solución de un


conflicto, tanto en materia penal y civil, de acuerdo con la naturaleza del asunto.

En consecuencia, existen diversas reglas de descarte que deberemos aplicar en materia civil
y penal para determinar el procedimiento aplicable para la solución de un conflicto, puesto
que este varía de acuerdo con la naturaleza de un asunto.

1.- Reglas de descarte para determinar el procedimiento aplicable en un asunto civil


contencioso.

Para determinar el procedimiento aplicable para la solución de un asunto civil contencioso


debemos aplicar las siguientes reglas de descarte:

a.- Debemos determinar si el legislador ha establecido un procedimiento especial para


la solución del conflicto.

El legislador, tanto en leyes especiales como en el Libro III del Código de Procedimiento
Civil, ha establecido diversos procedimientos especiales para la solución de un conflicto.

En primer lugar, es menester tener presente que el legislador normalmente al establecer la


creación de un tribunal especial contempla también un procedimiento especial para que
ellos tramiten los asuntos que se someten a su resolución.

59
Así por ejemplo, respecto de los juzgados de policía local creados por la Ley 15.231, se
contempla un procedimiento especial ante los juzgados de policía local en la Ley 18.287
contenidas ambas en el apéndice del C.O.T.; respecto de los juzgados laborales se
contemplan procedimientos especiales para la tramitación de los asuntos laborales en los
párrafos 2°, 3° y 4° del Capitulo II del Libro V del Código del Trabajo; respecto de los
Juzgados de Menores se contempla un procedimiento especial en los artículos 34 y
siguientes de la Ley de Menores contenida en el apéndice del COT.; etc.-

En caso que el legislador no tenga establecido un procedimiento especial para el tribunal


especial, estos deberán tramitar el asunto de acuerdo con el procedimiento general aplicable
según las reglas que a continuación se indican.

Tratándose de los tribunales ordinarios, el legislador también ha establecido que respecto


de determinados asuntos deberán aplicar el procedimiento especial que éste establece para
la solución de un conflicto, ya sea en una ley especial como ocurre con el procedimiento
especial para el cobro de deudas hipotecarias establecido la Ley de Bancos; o como
acontece en el Libro III del Código de Procedimiento por ejemplo con los interdictos
posesorios, los juicios de arrendamiento, etc.- En la especie, cabe tener presente que el
juicio sumario tiene una aplicación especial como procedimiento especial en los diversos
casos que se enumeran en el artículo 680 del C.P.C.

b.- A falta de la existencia de un procedimiento especial, debemos determinar si cabe


dar la aplicación general del procedimiento sumario de acuerdo con la naturaleza de
la acción deducida.

En caso que no exista un procedimiento especial para la solución del conflicto, ya sea en
una ley especial o en el Libro III del Código de Procedimiento Civil, debemos apreciar si
procede darle la aplicación general al juicio sumario contemplada en el inciso l° del art.
680 de C.P.P.

De acuerdo con ese precepto legal, "el procedimiento sumario se aplica en defecto de otra
regla especial, a los casos en que la acción (pretensión) deducida requiera, por su
naturaleza, tramitación rápida para que sea eficaz."

c.- A falta de procedimiento especial y no cabiendo darle aplicación general al juicio


sumario, deberá aplicarse el juicio ordinario de mayor cuantía para la solución del
conflicto.

El legislador regula en el Libro II del C.P.C. el Juicio Ordinario Civil de Mayor Cuantía, el
que debe aplicarse para la solución de todos los conflictos en caso que no se haya
establecido un procedimiento especial o sea aplicable el juicio sumario de acuerdo con la
naturaleza de la pretensión hecha valer por el actor.

El Juicio Ordinario Civil de Mayor Cuantía se caracteriza por ser de aplicación general y
por tener el carácter de supletorio respecto de los otros procedimientos, al tenerse que
aplicar sus disposiciones a todos las gestiones, trámites y actuaciones de los otros

60
procedimientos que no estén sometidos a una norma especial, cualquiera sea su naturaleza
de conformidad a lo establecido en el artículo 3° del C.P.C., Así por ejemplo, si se desea
rendir una prueba testimonial, acompañar un documento o practicar la prueba pericial en un
juicio sumario, de arrendamiento o interdicto posesorio, dado que no se regula la forma de
rendir dichas pruebas en esos procedimientos, se deberán aplicar las normas que sobre la
materia se contemplan en el juicio ordinario.

2.- Reglas de descarte para determinar el procedimiento aplicable en un asunto civil


no contencioso.

Para determinar el procedimiento aplicable para la solución de un asunto civil no


contencioso debemos aplicar las siguientes reglas de descarte:

a.- Debemos determinar si el legislador ha establecido un procedimiento especial para


la tramitación del asunto civil no contencioso.

El legislador, tanto en leyes especiales como en el Libro IV del Código de Procedimiento


Civil, a partir de su Título II, ha establecido diversos procedimientos especiales para la
tramitación de distintos asunto civiles no contenciosos

Así por ejemplo, en el párrafo 3 del Libro IV del C.P.C. se regula la dación de posesión
efectiva de la herencia, y en los artículos 33 y siguientes de la Ley de Impuesto de
Herencias contenida en el Apéndice de ese cuerpo legal se contempla un procedimiento
para la tramitación de las posesiones efectivas que no excedan de 50 Unidades Tributarias
anuales.

b.- A falta de la existencia de un procedimiento especial, deberá aplicarse el


procedimiento de general aplicación que se contempla en el Titulo 1 del Libro IV del
CPC para la tramitación de los asuntos no contenciosos.

3.- Reglas de descarte para determinar el procedimiento aplicable en un asunto


criminal en el antiguo sistema procesal penal.

Para determinar el procedimiento aplicable para la solución de un asunto criminal en el


antiguo sistema procesal penal debemos aplicar las siguientes reglas de descarte:

a.- Debemos determinar si el legislador ha establecido un procedimiento especial para


la solución del conflicto.

El legislador, tanto en leyes especiales como en el Libro III del Código de Procedimiento
Penal, ha establecido diversos procedimientos especiales para la solución de un conflicto.

En primer lugar, es menester tener presente que el legislador normalmente al establecer la


creación de un tribunal especial contempla también un procedimiento especial para que
ellos tramiten los asuntos que se someten a su resolución.

61
Así por ejemplo, respecto de los juzgados de policía local creados por la Ley 15.231, se
contempla un procedimiento especial ante los juzgados de policía local en la Ley 18.287
contenidas ambas en el apéndice del C.O.T., a quienes por regla general les corresponde
conocer de las faltas; respecto de los Tribunales Militares se contempla en el Libro II del
Código de Justicia Militar procedimientos penales especiales militares para tiempo de paz y
tiempo de guerra; etc.-

En caso que el legislador no tenga establecido un procedimiento especial para el tribunal


especial, estos deberán tramitar el asunto de acuerdo con el procedimiento general aplicable
según las reglas que a continuación se indican.

Tratándose de los tribunales ordinarios, el legislador también ha establecido que respecto


de determinados asuntos deberán aplicar el procedimiento especial que éste establece para
la solución de un conflicto, ya sea en una ley especial como ocurre con el procedimiento de
falta de ebriedad o de manejo bajo estado de ebriedad contemplado en la ley de alcoholes o
en el Libro III del Código de Procedimiento Penal, como ocurre con el procedimiento de
faltas para los casos en que ellas son conocidas por los jueces del crimen..

b.- A falta de procedimiento especial, deberá aplicarse el procedimiento penal de


acuerdo con la naturaleza de la acción penal deducida.

Los delitos, de acuerdo a la pena, se clasifican en crímenes, simples delitos y faltas.

De las faltas como hemos visto precedentemente conocen por regla general los jueces de
policía local, y excepcionalmente los jueces del crimen, debiendo en tal caso aplicar los
procedimientos especiales ya señalados.

Los crímenes y simples delitos para los efectos de determinar la forma en que puede ser
deducida la acción y el procedimiento aplicable, se clasifican en crímenes o simples delitos
de acción penal pública, de acción penal privada y de acción penal mixta.

Los crímenes o simples delitos de acción penal privada son aquellos en que la acción
penal sólo puede ejercitarse por la parte agraviada con el delito (Art. 11 C.P.P.) y sólo
mediante la interposición de una querella (Art. 572 del C.P.P.). El procedimiento que debe
aplicarse para la tramitación de los crímenes o simples delitos de acción penal privada es el
procedimiento de acción penal privada, contemplado en el Título II del Libro III De los
Procedimientos Especiales del Código de Procedimiento Penal.

Los crímenes o simples delitos de acción penal pública son aquellos en que la acción
penal se ejercita por cualquier persona capaz a nombre de la sociedad para obtener el
castigo del delito. (Art. 11 C.P.P.) y el procedimiento puede iniciarse por la interposición
de una querella, una denuncia, por requisición del Ministerio Público o por pesquisa
judicial (Art. 81 C.P.P.). El procedimiento que debe aplicarse para la tramitación de los
crímenes o simples delitos de acción penal pública es el procedimiento de juicio ordinario
sobre crimen o simple delito de acción penal pública, contemplado en el Libro II del
Código de Procedimiento Penal.

62
Al igual que en el procedimiento civil, el legislador penal regula en el Libro II del C.P.P. el
Juicio Ordinario Penal, el que debe aplicarse para la solución de todos los conflictos en
caso que no se haya establecido un procedimiento especial.

El Juicio Ordinario Penal se caracteriza por ser de aplicación general y por tener el carácter
de supletorio respecto de los otros procedimientos penales, al tenerse que aplicar sus
disposiciones a todos las gestiones, trámites y actuaciones de los otros procedimientos que
no estén sometidos a una norma especial.

Los crímenes o simples delitos de acción penal mixta son aquellos en que la acción penal
sólo puede ser ejercitada por las personas que establece la ley (Art. 19 C.P.P.) y el
procedimiento sólo puede iniciarse por la interposición de una querella o de una denuncia
presentada por dichas personas; pero una vez deducidas, la acción y el procedimiento
aplicable se rige por las normas de la acción penal pública.

4.- Reglas de descarte para determinar el procedimiento aplicable en un asunto


criminal dentro del nuevo sistema procesal penal.

Para determinar el procedimiento aplicable para la solución de un asunto criminal debemos


aplicar las siguientes reglas de descarte:

a.- Debemos determinar si el legislador ha establecido un procedimiento especial para


la solución del conflicto.

El legislador, en el Libro III del Código de Procedimiento Penal, ha establecido diversos


procedimientos especiales para la solución de un conflicto.

En cuanto a los procedimientos penales especiales se contienen en la Ley 19.806, publicada


en el Diario Oficial de 31 de Mayo de 2002, una serie de normas adecuatorias que
contemplen la forma en la cual se regulará la tramitación de esos procedimientos especiales
en el nuevo sistema procesal penal, debiendo tener presente que entendemos que a partir de
la entrada en vigencia en todos los procesos penales, excluidos los procedimientos penales
militares, le corresponderá llevar a cabo la investigación al Ministerio Público por el
mandato contenido en el artículo 80 A de la Carta fundamental.

b.- A falta de procedimiento especial, deberá aplicarse el procedimiento penal de


acuerdo con la naturaleza de la acción penal deducida.

Los delitos, de acuerdo a la pena, se clasifican en crímenes, simples delitos y faltas.

b.1. FALTAS.

De las faltas conocen los juzgados de garantía a través de los siguientes procedimientos:

a.- Procedimiento monitorio.

63
Este procedimiento es aplicable sólo tratándose de las faltas respecto de las cuales pide el
Fiscal ser sancionadas sólo con pena de multa. Art. 392 NCPP

b.- Procedimiento simplificado.

Este procedimiento es aplicable respecto de todas las faltas con excepción de las que
debieren sancionarse sólo con pena de multas Art. 388 NCPP, y también respecto de las
faltas que debieren sancionarse sólo con pena de multa, se hubiere reclamado de ella por el
imputado dentro del plazo legal. Art. 392 inc. final NCPP

b.2. CRIMENES Y SIMPLES DELITOS.

Los crímenes y simples delitos para los efectos de determinar la forma en que puede ser
deducida la acción y el procedimiento aplicable, se clasifican en el nuevo proceso penal en
crímenes o simples delitos de acción penal pública, de acción penal privada y de acción
penal pública previa instancia particular.

Los crímenes o simples delitos de acción penal privada son aquellos en que la acción
penal sólo puede ejercitarse por la víctima (Art. 55 N.C.P.P.) y sólo mediante la
interposición de una querella (Art. 400 del N.C.P.P.). El procedimiento que debe aplicarse
para la tramitación de los crímenes o simples delitos de acción penal privada es el
procedimiento de acción penal privada, contemplado en el Título II del Libro IV De los
Procedimientos Especiales y Ejecución del Código Procesal Penal.

Los crímenes o simples delitos de acción penal pública son aquellos en que la acción
penal debe ser ejercida de oficio por el Ministerio Público y además por las personas que
determine la ley. (Art. 53 C.P.P.) La investigación puede iniciarse de oficio por el
Ministerio Público, por denuncia o por querella. (art. 172 NCPP).

El procedimiento que debe aplicarse para la tramitación de los crímenes o simples delitos
de acción penal pública es:

a. El procedimiento abreviado. (art. 406 NCPP)

El procedimiento abreviado se aplica si concurren los siguientes requisitos copulativos:

a.1. Se trate de crímenes o simples delitos respecto de los cuales el fiscal no requiriere la
imposición de una pena de muerte o privativa de libertad superior a cinco años de presidio
o reclusión menores en su grado máximo; y

a.2. El imputado, en conocimiento de los hechos de la acusación y de los antecedentes de la


investigación que la fundaren, debe haber aceptado los hechos y manifestado su
conformidad con la aplicación de este procedimiento.

b.- El procedimiento simplificado. (art. 388 NCPP).

64
El procedimiento simplificado se aplica respecto de los simples delitos respecto de los
cuales el Ministerio Público requiriere la imposición de una pena que no excediere de
presidio o reclusión menores en su grado mínimo y no recibiere aplicación el
procedimiento abreviado

c.- El juicio oral. (arts. 281 y sgtes.).

El juicio oral constituye el procedimiento ordinario en el nuevo sistema procesal penal, y se


encuentra contemplado en el Título III del Libro II del Código Procesal Penal.

Al igual que en el procedimiento civil, el legislador penal regula en el Titulo III del Libro II
del N.C.P.P. el Juicio Oral, el que debe aplicarse para la solución de todos los conflictos en
caso que no se haya establecido un procedimiento especial.

El Juicio Oral se caracteriza por ser de aplicación general y por tener el carácter de
supletorio respecto de los otros procedimientos penales, al tenerse que aplicar sus
disposiciones a todos las gestiones, trámites y actuaciones de los otros procedimientos que
no estén sometidos a una norma especial. (A titulo ejemplar, véase arts. 389, 405 y 415 del
NCPP).

Los crímenes o simples delitos de acción penal pública previa instancia particular son
aquellos en que no puede procederse de oficio sin que, a lo menos, el ofendido por el delito
o las demás personas previstas en la ley hubiere denunciado el hecho a la justicia, al
ministerio público o a la policía. (Art. 55 N.C.P.P.). La investigación por el Ministerio
Público sólo puede iniciarse por la interposición de una querella o de una denuncia
presentada por dichas personas; pero una vez deducidas, la acción y el procedimiento
aplicable se rige por las normas de la acción penal pública.

CAPITULO III

EL DERECHO PROCESAL.

1.- CONCEPTO DE DERECHO PROCESAL.

Respecto del Derecho Procesal pueden darse diversas definiciones, pudiendo distinguir las
que ponen en los conceptos de acción, jurisdicción y proceso como aquellas que tienen el
carácter de meramente descriptivas.

“Como nos señala don Mario Mosquera en sus Apuntes Esquemáticos para Guía de
Alumnos de Derecho Procesal, desde un punto de vista aplicable fundamentalmente al
Derecho Procesal Civil, podemos citar la siguientes definiciones:

65
"Para Chiovenda es el "conjunto de normas que regulan la acción de la ley en el proceso y
particularmente la relación procesal".

"Para Goldschmidt es el conjunto de normas relativas al "método que se sigue ante los
Tribunales con el fin de que se reconozca frente al Estado la existencia del derecho a ser
tutelado jurídicamente y a que se otorgue esa tutela, si el derecho que se invoca existe."

Rosemberg lo estima como "el conjunto de las normas que tienen por objeto las
instituciones de jurisdicción, los presupuestos y forma de procedimiento que se realizan
ante las mismas y los presupuestos, formas y efectos de los actos de jurisdicción".

Guasp dice que: "derecho procesal no quiere decir otra cosa que derecho referente al
proceso conjunto de normas que tienen por objeto el proceso o recaen sobre él. En este
sentido el Derecho Procesal se nos ofrece como una parte del total ordenamiento jurídico
caracterizado por la institución específica a que se refiere."

Para Carnelutti es el "conjunto de reglas que establecen los requisitos y efectos del
proceso".

Alsina, por último, expresa que el "Derecho Procesal es el conjunto de normas que regulan
la actividad jurisdiccional del Estado para la aplicación de las leyes de fondo y su estudio
comprende la organización del poder judicial, la determinación de la competencia de los
funcionarios que lo integran y la actuación del juez y las partes en la substanciación del
proceso" y agrega "Estas normas que en su conjunto forman el Derecho Procesal, reciben el
nombre de leyes procesales..."

Ahora bien, como concepto de Derecho Procesal Penal y sin perjuicio de lo que se dirá
acerca de la unidad del Derecho Procesal, hemos elegido la de Giovanni Leone quien
señala que "es el conjunto de normas encaminadas a la declaración de certeza: a) de la
"notitia criminis" (es decir, la declaración de certeza del delito e inflicción de la pena); b) a
la declaración de certeza de la peligrosidad social y a la aplicación de las medidas de
seguridad; c) a la declaración de certeza de las responsabilidades civiles conexas al delito y
a la inflicción de las consiguientes sanciones y d) a la ejecución de la providencia.").51

En nuestro derecho, podemos citar las definiciones de don Fernando Alessandri


Rodríguez, quien nos señala que "el Derecho Procesal es la rama del derecho que estudia
la organización y las atribuciones de los tribunales y las reglas a que están sometidos en su
tramitación los asuntos que se, han entregado a su conocimiento."

"Puede dividirse en tres partes:

1.- La organización y atribuciones de los tribunales;

51
Apuntes Esquemáticos para Guía de los Alumnos de Derecho Procesal. Derecho Procesal Orgánico. Parte
General Mario Mosquera Ruiz.

66
2.- El derecho procesal civil que estudia la tramitación a que deben sujetarse los asuntos
civiles sometidos a los tribunales; y

3.- El derecho procesal penal que estudia la tramitación a que deben sujetarse los asuntos
penales.52

Don Hugo Pereira Anabalón define el Derecho Procesal como "la ciencia jurídica cuyo
objeto es el estudio sistemático de las normas, principios e instituciones que regulan el
ejercicio del poder jurisdiccional del Estado".53

2.- CONTENIDO DEL DERECHO PROCESAL.

El Derecho Procesal se ha sólido clasificar para los efectos de su estudio en Derecho


Procesal Orgánico y Derecho Procesal Funcional.

En el Derecho Procesal Orgánico se aborda el estudio de las normas referentes a la


función jurisdiccional y la competencia, la organización y atribuciones de los tribunales y
los Auxiliares de la Administración de Justicia.

Las principales normas del Derecho Procesal Orgánico se encuentran contenidas en:

1°. La Constitución Política de la República de 1980, particularmente en:

a) Capítulo VI denominado "Poder Judicial", que reproduce casi sin mayores variaciones
las normas contenidas en la Constitución de 1925, sin perjuicio de tener presente la
modificación introducida a la composición de la Corte Suprema por la Ley 19.541
publicada en el Diario Oficial de 22 de Diciembre de 1997; y

b) Capítulo VI A Ministerio Público, introducido por la Ley 19.519, publicada en el Diario


Oficial de 16 de Septiembre de 1997, sin perjuicio de tener presente las normas que sobre
la vigencia de este Capítulo VI A se contemplan en los artículos 36 y 37 transitorio de la
Constitución.

2°. El Código Orgánico de Tribunales.

Además, las normas del Derecho Procesal Orgánico se contienen en el "Código Orgánico
de Tribunales, resultado de la autorización conferida al Presidente de la República por el
artículo 32 de la ley N° 7.200, de 21 de julio de 1942, para la refundición en un solo texto
de la Ley de Organización y Atribuciones de los Tribunales, de 15 de octubre de 1875, y
todas las leyes que la modificaron y complementaron, delicada labor que fuera
encomendada por el Gobierno a la Universidad de Chile, por intermedio de la Facultad de

52
Fernando Alesandri. Colección Apuntes de Clases. Código Orgánico de Tribunales. Editorial Jurídica de
Chile. 1961.
53
Hugo Pereira A. Curso de Derecho Procesal. Tomo I. Derecho Procesal Orgánico. Página 5. Editorial
Jurídica Conosur. 1993.

67
Ciencias Jurídicas y sociales, por decreto de 19 de agosto de 1942. Desde la vigencia de
este Código, el 9 de julio de 1943, ha experimentado numerosísimas modificaciones.

Las últimas modificaciones más trascendentes que se introdujeron al Código Orgánico de


Tribunales son las contempladas en la Ley 19.665, publicada en el Diario Oficial de 9 de
marzo de 2.000, la Ley 19.708, publicada en el Diario Oficial de 5 de enero de 2.001, y la
Ley 19.794, publicada en el diario Oficial de 31 de enero de 2003, las que revisten
particular trascendencia porque son las que tienen por objeto adecuarlo al nuevo sistema
procesal penal, y por ello sus normas en lo que dice relación con la modificación de la
competencia en materia procesal penal entrarán en vigencia en forma simultánea en las
diversas regiones del país con dicho nuevo sistema.

Este Código, por imperio de los artículos 74 permanente y 5° transitorio de la Constitución,


es Ley Orgánica Constitucional del Poder Judicial.54 Las leyes que tengan por objeto
modificar el Código Orgánico de Tribunales se encuentran afectas al control preventivo de
constitucionalidad por el Tribunal Constitucional conforme a lo previsto en el artículo 82
N° 1 de la Constitución.

Sin embargo no nos es posible confundir el concepto genérico de ley orgánica


constitucional con el de Código Orgánico de Tribunales.

Sobre el particular, en primer lugar, es necesario precisar: ¿qué entendemos por ley
orgánica constitucional?.

Como nos ha señalado la doctrina, dentro de la Constitución de 1980, es posible distinguir


las siguientes categorías de leyes:

1°.- Las leyes interpretativas de la Constitución;

2°.- Las leyes orgánicas constitucionales;

3°.- Las leyes de quórum calificado; y

4°.- Las leyes ordinarias. 1 (Mario Verdugo M. Emilio Pfeffer U. Y Humberto Nogueira.
Derecho constitucional Tomo II. Página 158. Editorial Jurídica de Chile. Primera - Edición
1994.)

Las materias cuya determinación se confía a las leyes orgánicas constitucionales se


contemplan en los arts. 18, 26, 27, 43, 45 y 47 ( sistema electoral público); 19 N° 11 inc. 5°
(enseñanza); 19 N° 15 inc. 5° (partidos políticos); 19 N° 24 inc. 71 (concesiones mineras);
41 N° 19 (estados de excepción constitucional); 48, 71 inc. 2° y 117 inciso final (congreso
Nacional); 74 (organización y atribuciones de los tribunales); 80 B (organización y
atribuciones del Ministerio Público); 81 inc. 7° (organización, funcionamiento, planta de
remuneraciones y estatuto del personal del Tribunal Constitucional); 84 (organización y
54
Hugo Pereira Anabalón. Curso de Derecho Procesal. Tomo I. Derecho Procesal Orgánico. Página 47.
Editorial Jurídica Conosur. 1993.

68
funcionamiento del Tribunal Calificador de Elecciones; 87 (Contraloría General de la
República); 94 (Fuerzas Armadas y Carabineros); 97 (Banco Central); 102 inc. l° (consejos
Regionales); 105 inc. 3° (Consejo económico social provincial); 107 incs. 1°, 3°, 5°, art.
108 inc. 1 y 3 y art. 114 (Municipalidades) 2. (Alejandro Silva Bascuñan. Tratado de
Derecho constitucional. Tomo VII. Congreso Nacional. La función legislativa. Pág. 27.
Editorial Jurídica de Chile. Segunda edición. 2.000.)

Nuestro Tribunal Constitucional nos ha señalado que "no ha estimado necesario nuestro
sistema jurídico definir el alcance conceptual de ley orgánica constitucional. Queda por
tanto al intérprete determinar en cada caso su contenido específico diferenciándola por una
parte, de los preceptos constitucionales y sus leyes interpretativas y, por la otra, de la ley
común. Esa tarea permitirá establecer tanto dicho contenido imprescindible como sus
elementos complementarios indispensables, esto es, aquellos elementos que, lógicamente,
deben entenderse incorporados en el rango propio de una determinada ley orgánica
constitucional". 3 Sentencia 26 Noviembre de 1981. Rol N° 4 Protesto de Letras.

Para determinar el contenido específico que deben tener las materias reservadas a las leyes
orgánicas constitucionales, es necesario recurrir al espíritu del constituyente al incorporarla
a nuestro sistema jurídico, reflejado en su objetivo, en los preceptos que las consagran y en
sus características esenciales. 4 Sentencia 26 Noviembre de 1981. Rol N° 7 Protesto de
Letras.

La competencia se limita al control de constitucionalidad, no pudiendo el Tribunal


Constitucional emitir juicio de mérito sobre ella. 5 Sentencia 26 Noviembre de 1981. Rol
N° 43 Protesto de Letras.

La interpretación que se efectúa en cuanto a las normas que revisten el carácter de ley
orgánica constitucional es restrictiva, por cuanto no debe extenderse el ámbito de
aplicación de las leyes orgánicas constitucionales mas allá de lo necesario y permitido por
la constitución, ya que el hacerlo privaría a nuestro sistema legal de una equilibrada y
conveniente flexibilidad, dado el alto quórum que exige esta clase de leyes para su
aprobación, modificación o derogación. 6 Sentencia 28 Septiembre de 1999. Rol N° 293
Ministerio Público.

En atención a lo anterior, es que la doctrina ha definido las leyes orgánicas constitucionales


atendiendo a los requisitos formales que se requieren para su aprobación, puesto que su
contenido específico debe ser analizado caso a caso según la ley orgánica constitucional
respectiva, teniendo presente los criterios antes señalados.

Las leyes orgánicas constitucionales son aquellas que versan sobre materias expresamente
previstas en el texto de la Constitución, las que requieren ser aprobadas por los cuatro
sétimos de los diputados y senadores en ejercicio. Ellas son objeto de un control preventivo
de constitucionalidad y no pueden ser materia de delegación de facultades legislativas. 6
(Mario Verdugo M. Emilio Pfeffer U. y Humberto Nogueira. Derecho Constitucional Tomo
II. Página 158. Editorial Jurídica de Chile. Primera - Edición 1994. En el mismo sentido, se

69
pronuncia Tribunal Constitucional en Sentencia 3 de Diciembre de 1990. Rol N° 115 Ley
de Pesca.)

La razón de esta conceptualización basada en lo formal se justifica por la gran dificultad


para encontrar rasgos sustantivos o materiales sobre los cuales pueda construirse una
definición comprensiva de las mas de 17 leyes orgánicas constitucionales que tratan
materias de diversa índole y que se contemplan con diversos grados de extensión. 7 (En
este sentido se pronuncia Patricio Zapata L. La Jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
Pág. 106. Corporación Tiempo 2.000. Primera edición. 1994).

En segundo lugar, respecto de las leyes orgánicas constitucionales en materia procesal,


debemos tener presente que conforme a la Jurisprudencia reiterada del Tribunal
Constitucional en materia procesal es posible distinguir la existencia de dos tipos de leyes:

a.- Las leyes orgánicas constitucionales.

b.- Las leyes de rango común.

Debemos advertir que esta clasificación no se efectúa en cuanto a la jerarquía de esas leyes,
por cuanto no existe una diferenciación especial por este concepto respecto de ellas, sino
que se basa en los diversos requisitos formales, informes y controles preventivos que deben
concurrir para la aprobación de las leyes orgánicas constitucionales en materia procesal. 8
(En este sentido se pronuncian Luz Bulnes A. Ley orgánica constitucional. Revista Chilena
de Derecho. Pág. 232. Volumen 11. Nos 2 y 3.Mayo - Diciembre de 1994 y José Luis Cea.
Contribución al estudio de la ley orgánica sobre Administración del Estado. Revista
Chilena de Derecho. Pág. 640. Volumen 10. N° 3. 1983).

De acuerdo a lo previsto en el artículo 74 de nuestra a Carta Fundamental revisten el


carácter de ley orgánica constitucional:

a.- La que determina la organización y atribuciones de los tribunales que fueren necesarios
para la pronta y cumplida administración de justicia en todo el territorio de la República.

b.- La que determina las calidades que respectivamente deben tener los jueces y el número
de años que deben haber ejercido la profesión de abogado las personas que fueren
nombradas como ministros de Corte o jueces letrados.

Adicionalmente, a partir de la reforma introducida a la Constitución por la Ley 19.519 de


16 de septiembre de 1997, de conformidad a lo previsto en su actual artículo 80 B, una ley
orgánica constitucional debe regular respecto del Ministerio Público:

a.- La organización y atribuciones del Ministerio Público;

b.- Las calidades requisitos que deben cumplir los fiscales para su nombramiento;

70
c.- Las causales de remoción de los fiscales adjuntos en lo no contemplado por la
Constitución; y

d.- El grado de independencia, autonomía y responsabilidad que tendrán los fiscales en la


dirección de la investigación y en el ejercicio de la acción penal pública, en los casos que
tengan a su cargo.

En consecuencia, debemos tener presente que revisten el carácter de ley orgánica en


materia procesal las que regulan los aspectos del derecho procesal orgánico antes
señalados.

El carácter de ley orgánica constitucional se encuentra delimitado en atención a la materia y


no en relación con un determinado cuerpo legal en el cual se regulen esas materias.

La reiterada jurisprudencia del tribunal constitucional respecto de las leyes orgánicas


constitucionales en las materias del derecho procesal orgánico contempladas en el artículo
74 de la Carta Fundamental, las que estadísticamente constituyen claramente la mayoría de
las sentencias que han pronunciado respecto de las leyes orgánicas, nos demuestran que sea
que se trate de un Código o de una ley especial, ellas deben ser sometidas al control previo
de constitucionalidad si contienen preceptos que se refieran a la organización y
atribuciones de los tribunales y a los requisitos que deben concurrir para la designación de
los jueces.

Adicionalmente a los requisitos formales que deben concurrir respecto de la totalidad de las
leyes orgánicas constitucionales que ya hemos señalado al referimos a su
conceptualización, tratándose de esta especial categoría se requiere imperativamente oír
previamente a la Corte Suprema. La omisión del cumplimiento de este requisito genera una
inconstitucionalidad de forma, la que nuestro Tribunal Constitucional ha declarado que
impide la promulgación del proyecto de ley que hubiere sido aprobado por el Parlamento. 9
En este sentido pueden consultarse la Sentencia 26 Noviembre de 1981.Rol N43 Protesto de
Letras.

Por otra parte, es necesario que determinadas materias procesales sean reguladas
necesariamente mediante una ley común, siendo ellas conforme a lo previsto en el artículo
60 de la Constitución:

a.- Las que son objeto de codificación, sea civil, comercial, procesal, penal u otra; ( art. 60
N° 3): y

b.- Las que señalen la ciudad en que debe funcionar la Corte Suprema ( art. 60 N° 17).

Este criterio ha sido expresamente reconocido por el Tribunal Constitucional al ejercer el


control preventivo de las diversas leyes orgánicas constitucionales que se han pronunciado
en las materias antes señaladas de derecho procesal orgánico.

71
En el Derecho Procesal Funcional se aborda el estudio de los diversos procedimientos
establecidos en materia civil y penal, y de los recursos contemplados dentro ellos, a fin de
resolver, las controversias sometidos a la decisión jurisdiccional mediante la dictación de
una sentencia, con la eficacia de autoridad de cosa juzgada.

Las principales normas del Derecho Procesal Funcional se encuentran contenidas en:

1°.- La Constitución Política de la República de 1980.

La Constitución contiene específicamente normas de Derecho Procesal Funcional en sus


artículos 19 N° 3, el que contempla el derecho de defensa jurídica, la prohibición de
juzgamiento por comisiones especiales y el juzgamiento por tribunal establecido con
anterioridad en la ley, el debido proceso de ley, y la prohibición de presumir de derecho la
responsabilidad penal; 19 N° 7, el que en sus letras a) a i) contempla diversas garantías
procesales respecto del derecho de la libertad personal y seguridad individual, 20, el que
contempla el recurso de protección, 21, el que contempla el recurso de amparo, 38 inciso
segundo, el que contempla las acciones contenciosas administrativas, 48 N° 2 y 49 N° 1
que regulan el juicio político; 79 inciso segundo, el que es fuente del recurso de queja; y
80, que contempla el recurso de inaplicabilidad de la ley.

b.- El Código de Procedimiento Civil.

"El Código de Procedimiento Civil entró a regir el l° de marzo de 1903, conforme con lo
dispuesto en la ley aprobatoria N° 1.552, y desde su vigencia derogó todas las leyes
preexistentes sobre las materias que en él se tratan, salvo que dichas materias se refieran a
los tribunales especiales no regidos por la ley de 15 de octubre de 1985. Esta derogación
orgánica fue acompañada de una derogación tácita puesto que los Códigos Civil, de
Comercio y de Minería, la Ley de Organización y Atribuciones de los Tribunales y las
leyes que los hayan complementado o modificado, sólo se entenderán derogados en lo que
sean contrarios a las disposiciones del Código. (artículo final).55

c.- El Código de Procedimiento Penal.

"El Código de Procedimiento Penal comenzó su vigencia el 1° de Marzo de 1907,


quedando derogadas desde esa fecha todas las disposiciones que a la sazón regían en cuanto
contuvieran reglas de procedimiento penal para los tribunales de fuero común. (Título
final.)

Dicho Código es producto de un llamado a concurso que el gobierno efectuó en 1889 a los
juristas nacionales para la elaboración de un proyecto, al cual se presentaron siete estudios,
recayendo la elección en el que elaboró don Manuel Egidio Ballesteros, el cual fue remitido
por el Gobierno al Congreso en 1894. Examinado en este por una Comisión Mixta de

55
Hugo Pereira Anabalón. Curso de Derecho Procesal. Tomo I. Derecho Procesal Orgánico. Páginas 47 y 48.
Editorial Jurídica Conosur. 1993.

72
Diputados y Senadores, de la que formó parte el propio autor, quedó despachada en la
Cámara de diputados en febrero de 1906”.56

d.- El Código Procesal Penal.

El Código Procesal Penal se contiene en la Ley 19.696, que fuera publicada en el Diario
Oficial de 12 de octubre de 2.000.

La cronología de la tramitación fue la siguiente:

1.- El Proyecto de Código Procesal Penal fue elaborado durante el año 1994 en el contexto
de un acuerdo de colaboración técnica en que el Ministerio de Justicia, cuya Ministra era
doña Soledad Alvear V., contó con la directa cooperación de la fundación Paz Ciudadana y
la Corporación de Promoción Universitaria. El trabajo fue estructurado a partir de un foro
de discusión en cuyo seno fueron diseñados los lineamientos básicos de la reforma, el que
se integró con un conjunto de académicos, abogados y magistrados convocados con el
criterio de buscar la más amplia representatividad entre los diversos roles al interior del
sistema jurídico y las diversas sensibilidades políticas y culturales.

La redacción del proyecto se encontró a cargo de una comisión de profesores, que fue
dirigida por Cristian Riego, e integrada por Jorge Bofill, María Inés Horvitz, Raúl Tavolari
y Mauricio Duce.

2.- Con fecha 13 de junio de 1995, correspondiente a la legislatura ordinaria N° 331, se


ingresó el Mensaje en primer trámite constitucional a la Cámara de Diputados.

3.- Con fecha 17 de marzo de 1998, ingresó el proyecto en segundo trámite constitucional
al Senado.

4.- Con fecha 18 de julio de 2.000, ingresó el proyecto en tercer trámite constitucional a la
Cámara de Diputados.

5.- Con fecha 8 de agosto de 2.000, ingresó el proyecto en cuarto trámite constitucional al
Senado.

6.- Con fecha 17 de agosto de 2000, ingresó el proyecto en quinto trámite constitucional a
la Cámara de Diputados.

7.- Con fecha 2 de agosto de 2.000, ingresó el proyecto en sexto trámite constitucional al
Senado.

8.- Con fecha 31 de agosto de 2.000, ingresó el proyecto en séptimo trámite constitucional
a la Cámara de Diputados.

56
Hugo Pereira Anabalón. Curso de Derecho Procesal. Tomo I. Derecho Procesal Orgánico. Páginas 49.
Editorial Jurídica Conosur. 1993.

73
Las leyes que configuran el nuevo sistema procesal penal, además del Código Procesal
Penal, son las siguientes:

1°.- La Ley 19.640 Orgánica Constitucional del Ministerio Público, publicada en el Diario
Oficial de 15 de Octubre de 1999

2°.- La Ley 19.665 Orgánica Constitucional que crea los juzgados de garantía y los
tribunales de juicio oral en lo penal y modifica el C.O.T., publicada en el Diario Oficial de
9 de Marzo de 2000, modificada por la Ley 19.708, publicada en el Diario Oficial de 5 de
enero de 2001

3°.- La Ley 19.718, publicada en el Diario Oficial de 10 de Marzo de 2001, que crea la
Defensoría Penal Pública;

4°.- La Ley 19.762, publicada en el diario Oficial de 13 de Octubre de 2001, que cambia la
gradualidad de la entrada en vigencia de la reforma procesal penal;

5°.- La Ley 19.794, publicada en el diario Oficial de 5 de marzo de 2002, que agrupa los
tribunales de la reforma procesal penal de Santiago; y

6°.- La Ley 19.806, publicada en el diario Oficial de 31 de mayo de 2002, que introduce
normas adecuatorias del sistema legal chileno a la reforma procesal penal.

3.- EVOLUCION DEL DERECHO PROCESAL.

De acuerdo a lo señalado por Niceto Alcalá Zamora en sus adiciones a la obra del sistema
de Derecho Procesal Civil de Francisco Carnelutti, respecto de la evolución del derecho
procesal en España, la que es posible de aplicar parcialmente en nuestro país, se pueden
apreciar cuatro tendencias o períodos acerca de la evolución del Derecho Procesal:

a.- La tendencia o período_Judicialista.

Se denomina judicialista por ser el juicio el concepto que destaca en los trabajos que la
integran. Los judicialistas se encuentran fuertemente influidos por la Escuela de Bolonia y
su más autorizado representante es el Maestro Jacobo de las Leyes, cuyas Flores del
Derecho vienen a ser el borrador o proyecto de la Partida III del Código Alfonsino, que a su
vez, por intermedio de la Ley de enjuiciamiento civil española de 1855 pasó a ser el
sustrato de la ley de enjuiciamiento española actualmente vigente.

b.- La tendencia o periodo de los prácticos.

Se caracteriza porque observa la disciplina como arte antes que como ciencia; la calidad de
prácticos de los autores, los que por ello escriben en castellano y no en latín; existe un
predominio de las opiniones de los prácticos sobre los preceptos legales, anulándolos y
deformándolos, y es una tendencia de una tonalidad nacional. Dentro de los autores de esta

74
tendencia se cita al Conde de la Cañada. Instituciones prácticas de los juicios civiles.
Madrid. 1793.

El Derecho procesal se aprecia sólo como una manera de actuar ante el órgano
jurisdiccional, quedando totalmente subordinado al derecho sustantivo a aplicarse para
resolver el conflicto. Al derecho procesal se le denomina derecho adjetivo,
desconociéndosele su carácter autónomo y enseñándose conjuntamente con el derecho
sustantivo respectivo.

El Derecho Procesal se limitaba a fórmulas o estereotipos contenidos en obras llamadas


Prontuarios, que eran verdaderos recetarios acerca de como tramitar los juicios.

c.- La tendencia o período de los procedimientalistas.

Esta tendencia es de inspiración francesa y nace como consecuencia de la tendencia


codificadora manifestada en Francia bajo el reinado de Napoleón, en que se dicta el Código
de Procedimiento Civil y el Código de Procedimiento Penal.

Se caracteriza por un estudio exegético, agotando sus cultores exposiciones en temas


relativos a la organización judicial, la competencia y el procedimiento, con planes que
siguen de cerca las instituciones legales y el desarrollo se encuentra impregnado en zonas
importantes de concepciones privatistas.

A esta época se deben algunas instituciones que han ido evolucionando, como son por
ejemplo, la explicación del proceso como cuasicontrato buscando su origen en la litis
contestatio del Derecho Romano, y la concepción de la acción como el derecho deducido
en juicio.

d.- La tendencia o periodo del procesalismo científico o de los procesalistas.

Se mencionan como obras que dieron inicio a este periodo la famosa controversia sostenida
respecto de la acción en Alemania durante los años 1856 y 1857 por los juristas Bernardo
Windscheid y Teodoro Von Muther, en sus monografías "La acción del derecho romano
desde el punto de vista moderno" y "La teoría de la acción romana y el derecho de obrar
moderno"; y la obra de Oskar Von Boluw de 1868 sobre "La teoría de las excepciones
procesales y de los presupuestos procesales".

Se caracteriza esta tendencia por la concepción publicista del proceso; alejamiento del
método exegetico e incorporación del método sistemático; visión autónoma y unitaria del
proceso; elaboración de teorías particulares sobre teorías fundamentales como el proceso,
concebido ya como una relación jurídica, la acción, se concibe no como el derecho
deducido en juicio, sino que como el derecho a poner en movimiento la actividad
jurisdiccional, ete.; percepción del sistema procesal como parte del sistema general del
derecho; estudio del proceso basado en principios de valor universal; y construcción de las
bases para la elaboración de una teoría general del proceso.

75
Este movimiento intelectual parte en Alemania con autores como Kohler, Stein, Wach, para
continuar luego con los de Goldschmidt, Kisch, Rosemberg y Schonke.

Dicho movimiento se traslada a Italia, siendo su iniciador Chiovenda seguido luego por
Calamandrei, Carnelutti, Redenti, Satta, Liebman, Capelletti, Morelli y muchos otros.

En España destacan Leonardo Prieto Castro, Jaime Guasp, Niceto Alcalá Zamora, Victor
Fairén Guillén y Manuel de la Plaza.

En América, resaltan como precursores en Uruguay, Eduardo Jorge Couture, y en


Argentina, Hugo Alsina, Santiago Sentis Melendo, Lino Palacio, Manuel Ibañez Forcham,
Ramiro Podetti.

En nuestro país, la escuela del procesalismo científico parte en la Facultad de Derecho de la


Universidad de Chile con las enseñanzas de los profesores Manuel Urrutia Salas, Francisco
Hoyos Henrechson y Hugo Pereira Anabalón, siendo sus continuadores en dicha escuela
los profesores Mario Mosquera Ruiz y Juan Colombo Campbell.

e.- La tendencia o periodo de la internacionalización del Derecho Procesal.

A partir del siglo XX, teniendo presente que vivimos en un mundo cada vez mas
globalizado y que los principios y garantías de la persona humana no reconocen su
existencia sólo por haber sido recogidos en las Constituciones de cada Estado, sino que en
tratados internacionales que pretenden regir a nivel mundial, se ha estimado que la etapa
que comenzará a construirse será la de la internacionalización del derecho procesal, que
debería llevamos a reconocer la existencia de tribunales internacionales para la solución de
los conflictos en que concurran elementos que no son sólo de carácter interno.

En la actualidad, constituye una realidad la consagración de principios y garantías en


diversos tratados internacionales como "la Declaración Universal de Derechos Humanos de
1948, el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos de 1966, la Convención
para la Salvaguarda de los Derechos del Hombre y Libertades Fundamentales de 955 (con
sus diversos protocolos adicionales) y Convención Americana sobre Derechos Humanos de
1970. Además de estas normas internacionales existen hasta dos tribunales de ámbito
supranacional, la corte de San José de Costa Rica y el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos que han empezado a formar un verdadero cuerpo de jurisprudencia internacional
procesal penal.

"Por este camino de la internacionalización de aspectos de la regulación de los procesos


civil y penal se está llegando a algo que no podían sospechar los prácticos forenses ni los
procedimentalistas. Los primeros estimaban que su función consistía en explicar el estilo o
modo de proceder los tribunales de cada país y, aún más, de tribunales concretos dentro de
cada país, mientras que los segundos centraban su estudio en la explicación de cómo la ley,
cada ley nacional, describía las formas de proceder de los tribunales, pero los dos hacían
una especie de ciencia nacionalista. Después de una larga evolución estamos llegando a la

76
posible aparición de un ius comune procesal occidental. En su elaboración está el reto del
futuro”.57

Siguiendo esta huella se puede reconocer al Estatuto de Roma de la Corte Penal


Internacional, adoptado en dicha ciudad el 17 de julio de 1998, contenido en el Acta final
de la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios de las Naciones unidas sobre el
establecimiento de una Corte Penal Internacional. La competencia de dicha Corte
internacional se limita al juzgamiento de personas naturales por los crímenes más graves de
trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto, siendo ellos los crímenes de
genocidio, lesa humanidad, de guerra, de agresión.

Muchos países (P.ej. Argentina, Austria, Holanda e Italia) contemplan expresamente en sus
Constituciones la autorización expresa para transferir la soberanía nacional que importa el
ejercicio de la función jurisdiccional a órganos intemacionales. En cambio, otros países
(P.ej Francia, Portugal, Luxemburgo, Irlanda) que no contempla dicha autorización expresa
en sus respectivas Cartas Fundamentales, debieron enmendar éstas para suscribir e
incorporar con plena vigencia en su normativa el Tratado de Roma, reconociendo la Corte
Penal Internacional como agente en el ejercicio de una función jurisdiccional en materia
penal internacional.

Nuestro ejecutivo, firmó el Tratado de Roma y fue remitido para su aprobación a la Cámara
de Diputados, la que prestó su aprobación por 67 votos a favor y 35 votos en contra.

Nuestro Tribunal Constitucional, en sentencia de 8 de abril de 2002, ejerciendo el control


previo de constitucionalidad del tratado a requerimiento de diversos Diputados, resolvió
que la aprobación de dicho Tratado requiere de reforma constitucional previa.

En consecuencia, de conformidad a lo resuelto por nuestro Tribunal Constitucional sólo


será posible que Chile se someta a la jurisdicción de órganos internacionales para el
juzgamiento de crímenes en contra de la humanidad una vez que sea modificada nuestra
Carta Fundamental.58

4.- CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PROCESAL.

Las principales características, que dentro del Derecho en general, tiene el Derecho
Procesal, para lo cual seguiremos textualmente los que nos señala don Mario Mosquera en
sus Apuntes Esquemáticos para Guía de Alumnos de Derechos Procesal, son las siguientes:

a) Pertenece al Derecho Público.

57
El Derecho Procesal en el siglo XX, Juan Montero Aroca. Página 142. Tirant lo Blanch alternativa.
Valencia. 2000.
58
Atendida la importancia de ese fallo y al desarrollo doctrinario que en el se efectúa, entre otros aspectos
jurídicos de la jurisdicción, éste se incorpora como Anexo 1 de esa separta, siendo material de lectura
obligatorio.

77
El Derecho Procesal pertenece al Derecho Público por cuanto regula el ejercicio de una
función pública, de una función del Estado.

En realidad, por las constantes transformaciones del Derecho, la clasificación en Derecho


Público y Derecho Privado ha ido perdiendo paulatinamente importancia, siendo más
conveniente y lógico determinar si una norma es de orden público u orden privado, por los
efectos que tales características traen consigo.

b) El Derecho Procesal en cuanto a las normas que lo rigen, por regla general es de
orden público.

Es muy difícil dar un concepto de orden público. Resulta mejor expresar el efecto que se
produce ante una norma de orden público o de orden privado para los individuos que son
afectados por ella. Las leyes de orden público son irrenunciables, es decir, los afectados no
pueden disponer de los derechos y obligaciones que ellas establecen.

Para determinar si las leyes de Derecho Procesal son de orden público o privado, se
clasifican en: Leyes de organización; leyes de competencia absoluta; leyes de
competencia relativa; y por último, leyes de procedimiento.

1.- Las leyes de organización.

Son de orden público, pertenecen al Derecho Público y al determinar la existencia de un


poder del Estado son irrenunciables.

2.- Las leyes de competencia absoluta.

Son aquellas que toman en cuenta los elementos cuantía de un asunto, su naturaleza
(materia) y las personas que intervienen (fuero) y en atención a esos factores determinan la
jerarquía del tribunal dentro de la organización del Poder Judicial, que va a resolver el
conflicto promovido. Sin embargo, aunque la cuantía de un asunto sea de una determinada
suma, en razón de su naturaleza puede corresponder a un juez de mayor cuantía
reemplazándose así la competencia. Los factores de cuantía y materia pueden también ser
modificados por el tercer elemento de la competencia absoluta: la persona. Si existen
personas constituídas en dignidad, la ley modifica los otros factores y en virtud del fuero
que emana de esa dignidad, entrega el conocimiento de un asunto que por su cuantía o por
materia correspondería a un tribunal inferior, a la resolución de uno jerárquicamente
superior. Nunca debe olvidarse que el legislador establece esta elevación de jerarquía por
fuero en favor del que no lo tiene y no del constituido en dignidad, porque supone que a
mayor jerarquía del tribunal menos compromiso existe, en ningún sentido, con las personas
constituídas en dignidad.

Como puede apreciarse, las leyes de la competencia absoluta fijan la organización


jerárquica de los tribunales y miran a la distribución de los asuntos, atendida esa
organización jerárquica. Son, en el hecho, leyes de organización judicial y por lo tanto de
orden público e irrenunciables.

78
3.- Las leyes de competencia relativa.

Las leyes de competencia relativa son aquellas que, una vez determinado jerárquicamente
qué tribunal va a conocer de un asunto por las normas de la competencia absoluta, fijan
cual tribunal dentro de la jerarquía será el encargado de resolverlo. Para hacer esta
determinación la ley recurre al elemento territorio que constituye el único propio de la
competencia relativa. Al legislador suele serle indiferente en los asuntos contenciosos
civiles, en primera o única instancia cuál de los tribunales ordinarios, dentro de una
jerarquía va a conocer del asunto. De ahí que las normas de la competencia relativa, el
elemento territorio, puede renunciarse. Si hay acuerdo entre los interesados podrá ser
cualquiera de los tribunales de Chile dentro de la jerarquía, ya determinada por las leyes de
la competencia absoluta, quien conozca en única o primera instancia del conflicto. En
conclusión, las leyes de la competencia relativa en los asuntos contenciosos civiles, en
primera o unica instancia y entre tribunales ordinarios son de orden privado y por ende,
renunciables. La renuncia de ellas se denomina prórroga de la competencia y se encuentra
reglamentada en los arts. 181 y siguientes del C.O.T. bajo la denominación "De la prórroga
de la competencia".

Sin embargo, esta permisividad de renuncia no es absoluta. En materia procesal penal no


existe la prórroga de la competencia relativa y el elemento territorio se equipara en su
irrenunciabilidad a la cuantía, materia y persona. Igual cosa ocurre en los asuntos no
contenciosos civiles, es decir, aquellos en que no se promueve conflicto entre partes.

4.- Las leyes de procedimiento.

Por último, para determinar si las leyes de procedimiento propiamente tales son de orden
público o de orden privado, es necesario examinar si la ley está actuando o no en el juicio.

Si la ley de procedimiento no se está aplicando en el juicio, ella tiene carácter de


irrenunciable y de orden público. No puede admitirse la renuncia anticipada a las normas
de procedimiento, porque eso conduciría al proceso convencional, lo que repugna a los
fines generales del Estado, como regulador de los conflictos. Tampoco puede admitirse tal
cosa, porque no hay derechos adquiridos, casi sin excepción, antes de que empiece a
desenvolverse un juicio.

Una vez que la ley comienza a actuar dentro del procedimiento, la mayor parte de las
normas son renunciables expresa o tácitamente. Por ejemplo, podría renunciarse
expresamente el plazo para rendir prueba, y se entendería renunciado tácitamente el
derecho a entablar el recurso de apelación si se deja transcurrir el término para
interponerlo. Pero en la duda, las normas de procedimiento deben considerarse, en
principio, obligatorias, de orden público. Una clara aplicación de orden público en las leyes
de procedimiento lo constituye la consulta que es un trámite procesal que el legislador hace
obligatorio en asuntos en que prima el interés social, si las partes, por su propia voluntad no
llevan el asunto al conocimiento de una Corte de apelaciones mediante el recurso de
apelación (ejemplos: en materia civil, la sentencia que acoge la nulidad de matrimonio o el

79
divorcio perpetuo y las sentencias dictadas en juicios de hacienda (aquellos en que tiene
interés el Fisco y cuyo conocimiento está entregado a los tribunales ordinarios de justicia)
que sean desfavorables al Fisco (artículos 751 y 753 del C. de P. Civil) son siempre
consultables si no se deduce apelación. En el antiguo sistema procesal penal es la regla
general respecto de las resoluciones más trascendentes que se dictan para resolver el asunto
cuando alguna de las partes no apela de alguna resolución ya que la ley se preocupa de
establecer el trámite referido respecto de las principales decisiones del órgano
jurisdiccional. En el nuevo sistema procesal penal no se contempla el trámite de la consulta.

c) No se trata de un derecho adjetivo o formal.

El Derecho Procesal no es un derecho adjetivo, por oposición al derecho sustantivo, según


la clasificación de Bentham. Se trata de un derecho propio, independiente, que contiene
normas e instituciones tan importantes y trascendentales como la jurisdicción, la
competencia, la acción, el proceso, la prueba, etc., etc. A lo más, puede decirse que dentro
del Derecho Procesal en general puede distinguirse un Derecho Procesal sustancial o
material que se refiere fundamentalmente al proceso como institución y a las otras nociones
ya señaladas y aun Derecho Procesal formal, instrumental, regulador de los trámites
mismos que es necesario cumplir. Si se insiste en llegar a buscarle una clasificación, lo que
no parece indispensable, se trataría de un Derecho Instrumental.

d.- Su objetivo.

El objetivo del Derecho Procesal es traducir en una voluntad concreta, la voluntad abstracta
de la ley, consiguiendo así el mantenimiento del orden jurídico y la conservación de la paz
social, comprobando el derecho de las partes, asegurándolo y ejecutándolo. (Recuérdese la
definición de acción de Niceto Alcalá Zamora que contiene gran parte de los elementos
mencionados aquí.)

e. El Derecho Procesal constituye una unidad.

El Derecho Procesal, aunque su objetivo inmediato sea civil, penal, laboral, tributario, etc.
es una unidad. Existen principios y normas básicas comunes, como la jurisdicción, la
acción, el proceso, las partes, la instancia, prueba, recursos, etc. que comprueban lo unitario
del Derecho Procesal, Sin embargo, esta característica no fue generalmente aceptada
principalmente en el pasado. Especialmente, el problema se centró en torno a establecer si
el Derecho Procesal Civil (empleando la expresión civil en un sentido amplio, como
opuesto a lo penal) y el Derecho Procesal Penal tienen una misma esencia.

La doctrina separatista, es decir, aquella que sostiene que no hay una unidad en el Derecho
Procesal, cree que las instituciones de ambos procesos son inconciliables tanto desde un
punto de vista funcional cuanto desde el punto de vista de sus propias estructuras. Las
manifestaciones de los procesos civiles y penal y sus fisonomías son diferentes por lo
diverso de su objeto, no hay identidad entre ellos, ni siquiera analogía. Los principales
sostenedores de la doctrina separatista son los italianos Florian y Manzini.

80
Por su parte, la doctrina unitarista o unitaria sostiene que existe una evidente unidad
conceptual entre ambos procesos, en torno a diversas instituciones y estructuras,
primordialmente a través de la jurisdicción. Esta doctrina es la que sustentan la mayor parte
de los procesalistas modernos y es la que ha prosperado en los últimos tiempos. En todo
caso, debe advertirse que en ningún caso la doctrina unitaria pretende, ni ha pretendido, que
existe confusión entre el Derecho Procesal Civil y el Derecho Procesal Penal y que éste sea
absorbido por aquél. Solo se entiende que ambos deben ser considerados integrantes de un
Derecho Procesal. Es decir, el centro de la discusión debe estar en la solución del problema
de si ambos procesos significan o no conceptos que representen una misma noción
funcional que lleve a una teoría general del proceso, sin calificación.

Desde este último punto de vista, puede sostenerse que, como es obvio, en su objetivo el
proceso civil y el proceso penal no son la misma cosa, pero se puede, través de una unidad
conceptual, configurar una doctrina general del proceso con las lógicas diferencias en sus
tendencias, que es necesario establecer para el adecuado cumplimiento de sus diferentes
finalidades. Como se ha dicho doctrinalmente "el juicio civil es un juicio al haber y el
juicio penal es un juicio al ser", lo que explica las diferencias entre ellos.

El análisis específico de las doctrinas unitarista y separatista, con todos sus argumentos,
debe ser objeto de un estudio posterior, porque supone el conocimiento previo del proceso
civil y del proceso penal.

Por último, la importancia de determinar si el Derecho Procesal es o no una unidad, reside


fundamentalmente, en la posibilidad de aplicar las disposiciones de uno a otro,
especialmente del civil al penal para integrar lagunas legales. Esta integración sólo podrá
ser posible si se estima que existe una doctrina general del proceso; si el Derecho Procesal
es una unidad.

5.- RELACIONES CON OTRAS RAMAS DEL DERECHO

1. Con el Derecho Constitucional.

La Constitución Política crea el Poder Judicial como poder del Estado, establece principios
básicos de su organización y garantías constitucionales que son, a la vez, garantías
procesales. Las disposiciones de la Constitución vigente desde el 11 de marzo de 1981 que
reflejan esta relación son principalmente los arts. 5°, 6°, 7°, 12°, 19° N°s. 1°, 2°, 3°, 5°, 7°,
14° y 24°, art. 20, 21, 32° N°s. 14, 15 y 16, 41 N° 3 y 7, inciso final; 48, N° 2, letra c) e
inciso antepenúltimo; 49 N°s. 1, 2 y 3; 60 N°s. 1, 3 y 16; 61, inciso 3°; 63; y
fundamentalmente las disposiciones contenidas en el Capítulo Sexto sobre el Poder
Judicial, artículos 73 a 80, ambos inclusive.

Deben recordarse también las normas relativas al Tribunal Constitucional, porque en las
materias de su competencia no pueden intervenir jamás los Tribunales Ordinarios (art. 82).

81
Entre las disposiciones transitorias tienen trascendencia en nuestro ramo la quinta (en
relación con el artículo 74 permanente) que debe entenderse referida al actual Código
Orgánico de Tribunales; octava, inciso primero; décimoctava, letra H y vigésimo cuarta.

2. Con el Derecho Civil y Comercial:

El Derecho Procesal es el instrumento para el ejercicio de los derechos y el cumplimiento


de las obligaciones civiles y comerciales. Hay también actos civiles que influyen en el
curso del proceso, como el pago, la prescripción, la transacción, etc. Además, existen
normas civiles aplicables al Derecho Procesal con algunas modificaciones, como el
mandato, la capacidad, la interpretación de la ley, etc.

3. Con el Derecho Penal:

El Derecho Procesal es también el instrumento para la aplicación de la sanción a los


delincuentes, tomando la forma de Derecho Procesal Penal para el cumplimiento de ese
objetivo.

4. Con el Derecho Internacional, tanto Público como Privado:

Tiene especial importancia la posibilidad que una ley procesal extranjera rija en Chile o una
ley procesal chilena rija en el extranjero. Fundamentalmente se presentan estos problemas
en relación con el cumplimiento de los fallos y la extradición y, en general, con el problema
de la territorialidad de la ley procesal.

En nuestro país rige en materia de Derecho Procesal Internacional, aunque con reservas, el
Código de Derecho Internacional Privado o Código de Bustamante. También pueden existir
relaciones con las disposiciones de Derecho Internacional Público en caso de guerra,
anexión u otras situaciones, que pueden producir dificultades en la determinación de la ley
procesal aplicable, en relación con el Estado que la emitió.

5. Con el Derecho Administrativo:

En cuanto, en general, los integrantes del Poder Judicial están sometidos en Chile al
régimen de los empleados públicos, el conjunto de normas que configuran el Derecho
Administrativo se encuentra vinculado al Derecho Procesal. Además, pueden citarse, como
relaciones entre ambas ramas, el que la autoridad administrativa está encargada del
cumplimiento de las sentencias que se dicten en materia criminal y también, el que la
organización administrativa haya tomado del Derecho procesal diversas normas para
aplicarlas al ámbito de sus investigaciones y sanciones, desarrolladas a través de los
sumarios administrativos y, en especial, en el régimen de recursos.

6. Con el Derecho Tríbutario:

El Código Tributario establece las normas relativas a las reclamaciones de impuestos y


otras materias y puede decirse que él forma parte del Derecho Procesal, constituyendo una

82
de sus fuentes. Al estructurar ese cuerpo legal un procedimiento tributario, tiene íntima
vinculación con nuestro ramo y por extensión, la tiene también el Derecho tributario se
relaciona con el derecho Procesal por cuanto, respecto de los procedimientos judiciales
tributarios, especialmente ejecutivos, hay una constante remisión al C. de P. Civil.

6.- FUENTES DEL DERECHO PROCESAL.

Las fuentes jurídicas del derecho procesal se pueden clasificar en fuentes directas e
indirectas.

La fuente directa o inmediata es aquella que contiene el mandato general, abstracto y


coactivo de la norma jurídica procesal. La única fuente directa del derecho procesal es la
ley, comprendiendo dentro de ella como acepción genérica a la Constitución Política, la ley
procesal, los tratados internacionales y los autos acordados.

La fuente indirecta o inmediata son aquellos actos o hechos de carácter jurídico que
constituyen fuente del derecho procesal solo en la medida que determinan el contenido, la
evolución, la interpretación, la aplicación o la integración de la norma jurídica procesal.
Fuentes indirectas son la doctrina y la jurisprudencia.

Reproduciendo lo señalado por don Mario Mosquera Ruiz, Ex- Decano y Profesor Titular
de Derecho Procesal de esta Facultad en sus Apuntes Esquemáticos para Guía de Alumnos
de Derecho Procesal, podemos señalar que las fuentes del Derecho Procesal, cuyo estudio
nos interesa son: La doctrina, la Jurisdicción, la Ley Procesal y los Autos Acordados. Estos
últimos ocupan, podría decirse por su naturaleza, un lugar intermedio entre la ley y la
jurisprudencia. Veremos, también somerarnente la situación de la costumbre como fuente
específica del Derecho Procesal.

6.1. LA DOCTRINA.-

La importancia de la doctrina reside en que ella crea los principios generales y configura
las instituciones fundamentales y básicas del Derecho Procesal. Constituye un importante
auxiliar para la interpretación de la ley procesal y para su reforma en aquellos casos que,
por el transcurso del tiempo, sus disposiciones se hagan insuficientes o inconvenientes para
la adecuada decisión de los conflictos.

La doctrina debe ser un complemento del estudio de la ley procesal positiva y de la


jurisprudencia, formando una trilogía que conduzca al perfecto dominio de los principios
generales aplicables en toda ocasión y que crearán un criterio jurídico verdadero.

A título informativo señalaremos los principales autores que en los distintos países han
contribuido a la creación y desenvolvimiento de la doctrina procesal.

ITALIA: Mattirolo, Chiovenda, Carnelutti, Calamandrei, Rocco, Satta, Leone, Resta,


Redenti, Micheli, Allorio, Liebman, Cappelletti, Fazzalari, Denti.

83
ALEMANIA: Goldschmidt, Rosenberg, Wach, Kisch, Von Bulow, Roxin.

ESPAÑA: Jaime Guasp, De la Plaza, Leonardo Prieto Castro, Niceto Alcalá Zamora,
Santiago Sentís Melendo, Fairén Guillén, Serra Domínguez, Valentín Cortes, Vicente
Gimeno Sendra, Victor Moreno Catena, Jose Almagro Nocete, Juan Montero Aroca,
Manuel Ortells Ramos, Juan Luis Gómez Colomer.

INGLATERRA Y EE.UU.: Wyness Millar, Bentham.

MEXICO: Oñate, Pallares.

URUGUAY: Couture.Vescovi.

ARGENTINA: Alsina, Podetti, Carlos, Morello, Palacios, Ibañez, Binder, Maier.

CHILE: Manuel Egidio Ballesteros, Fernando Alessandri, Rafael Fontecilla, Carlos


Anabalón, Hugo Pereira, Manuel Urrutia, Mario Casarino, Francisco Hoyos, Juan
Colombo, Mario Mosquera Ruiz.

Entre las publicaciones internacionales sobre nuestro ramo, vale la pena destacar la Revista
de Derecho Procesal Argentina ya dejada de publicar y otras publicaciones similares
españolas, italianas, mexicanas, etc.

6.2. LA JURISPRUDENCIA.

Si bien la importancia de la jurisprudencia en nuestro país es muy relativa, atendido lo


dispuesto en el artículo tercero del Código Civil, su trascendencia es enorme en cuanto los
fallos de los tribunales, especialmente de la Corte Suprema, van formando un criterio
interpretativo de la ley que en definitiva es el que se impone.

Sin embargo, no debe partirse de la premisa de que lo dicho por la jurisprudencia es la


verdad absoluta. Los problemas deben estudiarse y plantearse primeramente desde el punto
de vista de la ley y de la doctrina. Una vez estudiado un deterrninado asunto y habiéndose
estimado que se ha arribado a su solución, se debe buscar en la jurisprudencia una
ratificación de ella y si no se encuentra tal ratificación, sino por el contrario una posición
opuesta, sólo se deberá conformarse con el criterio de la jurisprudencia si las razones
emanadas de ella son irrebatibles, puesto que en caso contrario deberá defenderse la
solución que nos parece adecuada y justa, tratando de hacer variar la opinión de los
tribunales.

Especial importancia reviste la reforma introducida por la Ley 19.374 al recurso de


casación en el fondo para los efectos demostramos que la jurisprudencia no tiene una fuerza
vinculante y que lo ideal es lograr la uniformidad del criterio jurisprudencial en la
interpretación de la ley, al permitirse a cualquiera de las partes de dicho recurso solicitar a
la Corte Suprema que éste sea conocido y resuelto por el Pleno y no por una Sala de dicho
tribunal, debiendo la petición de parte que se formule fundarse en el hecho que la Corte

84
Suprema, en fallos diversos, ha sostenido distintas interpretaciones sobre la materia del
recurso. (Art. 780 del C.P.C.). El mismo propósito de lograr una uniformidad de la
jurisprudencia se persigue en el recurso de nulidad que se contempla en el nuevo proceso
penal, al establecerse que corresponderá a la Corte Suprema conocer del recurso de nulidad
que se funde en la causal de haberse incurrido en el pronunciamiento de la sentencia en una
errónea aplicación del derecho que hubiere influido sustancialmente en lo dispositivo del
fallo, siempre que respecto de la materia de derecho objeto del recurso existieren distintas
interpretaciones sostenidas en diversos fallos emanados de los tribunales superiores. (art
376 inc. 2° NCPP).

Reconociéndose el valor que tiene la Jurisprudencia en el inciso final del art. 89 del C.O.T.
se dispone que el voto de minoría y fundamento de las sentencias se publicarán en la
Gaceta de Tribunales, hoy Revista de Derecho y Jurisprudencia y Gaceta de los Tribunales.
Además de dicha revista, existe un Repertorio de Legislación y Jurisprudencia de los
principales cuerpos legales, en los cuales se extractan la doctrina de los diversos fallos
pronunciados por nuestros tribunales superiores respecto de cada precepto que forman parte
de dichos Códigos. Finalmente, en la actualidad existen otras revistas en las cuales pueden
ser consultados los fallos que se pronuncian por nuestros tribunales como es la Revista de
Fallos del Mes, respecto de las sentencias pronunciadas por nuestra Corte Suprema, la
Revista Gaceta Jurídica, en la cual se contienen fallos de los diversos tribunales colegiados
y sobre las diversas materias, la Revista Técnica del Trabajo, en la cual se contienen fallos
de interés laboral y previsional, etc.

6.3. LOS AUTOS ACORDADOS.

Este párrafo está basado en la memoria de doña Graciela Weinstein sobre el tema.

Una de las fuentes del Derecho Procesal Chileno la constituyen los autos acordados que no
podríamos clasificar ni como de tipo directo (como lo es la ley) ni indirecta (como lo es la
jurisprudencia).

¿Qué características tan especiales presentan los autos acordados para merecer dicha
particularidad? Para resolver el problema debemos saber ¿qué son, de dónde y cómo
emanan, cuál es su fuerza obligatoria?, etc.

Los autos acordados "son resoluciones emitidas especialmente por los tribunales superiores
de justicia, que tienden a reglamentar, en uso de sus facultades económicas, ciertos asuntos
que no se encuentran suficientemente determinados por la ley o materias cuya regulación es
trascendente y necesaria para un mejor servicio judicial".

Estas resoluciones de los tribunales superiores darían la impresión de no estar vinculadas a


su misión fundamental que es la de ejercer la jurisdicción.

Pero, tal como lo veremos más adelante, los tribunales ejercen una serie de atribuciones que
muchas veces no se traducen en la dictación de sentencias dirimiendo conflicto entre las
partes, sino que, por la misma organización de ellos y a quienes tienen mayor jerarquía, le

85
competen otra clase de funciones. Junto a la jurisdicción propiamente tal están las
facultades respecto de asuntos judiciales no contenciosos, disciplinarias, conservadoras y
económicas (artículos 1° 2° y 3° del C.O.T.). Estas últimas como se señala en la definición,
son las que originan los autos acordados.

A) FUNDAMENTO JURIDICO DE LOS AUTOS ACORDADOS.

El fundamento jurídico de los autos acordados es la organización jerárquica de los


tribunales ordinarios. Dicha organización se asemeja a una escala o pirámide en cuyo grado
inferior se encuentran los jueces de Letras, con una competencia muy amplia, y en la
superior la Corte Suprema, con importantes atribuciones jurisdiccionales, estando investida,
además, de la "superintendencia directiva, correccional y económica” sobre todos los
tribunales de la nación (artículo 79 de la Constitución).

Nuestra legislación al establecer el sistema jerárquico de tribunales, con un superior


encabezándolo, no ha hecho más que seguir la tendencia predominante en la mayor parte de
las legislaciones, que han considerado necesario crear un tribunal, que, reuniendo requisitos
de relevantes cualidades, tanto en lo moral como en lo jurídico, inspira en los individuos
confianza y respeto y desempeña el papel de director del resto de la organización judicial,
estando encargado de velar por la disciplina judicial y por un adecuado y correcto
desempeño de las funciones que la ley ha entregado a los organismos que forman el Poder
Judicial.

Volviendo al artículo 79 de la C.P.E., tendremos que analizar esta facultad de la Corte


Suprema, ya que ella es el antecedente, la fuente legal en que tiene su base la potestad de la
Corte para dictar Autos Acordados.

Dentro de los principios formativos básicos que regulan el procedimiento está el de “la
economía procesal", que consiste en obtener el máximo resultado de la aplicación de la ley
con el menor desgaste posible de la actividad jurisdiccional. Las facultades económicas que
son más bien de carácter administrativo, de ordenamiento, son las que persiguen regular y
mejorar el ejercicio jurisdiccional en todos sus aspectos.

En la práctica, esta facultad comprende, por ejemplo, la intervención del Poder Judicial en
el nombramiento de sus propios funcionarios, así como la facultad de concederles licencias
de acuerdo a la ley, la calificación de dichos funcionarios y por sobre todo la de dictar
normas generales que tiendan a reafirmar el principio de la economía procesal, a través de
autos acordados.

B) NATURALEZA Y CARACTERISTICAS DE LOS AUTOS ACORDADOS.

El auto acordado es un tipo de norma jurídica, emanada habitualmente de la Corte


Suprema, de carácter general y destinada a lograr un mejor ejercicio de las funciones de los
tribunales.

Sus principales características son:

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1) Se trata de "normas", de reglas que deben seguirse o a las que se debe ajustar la
conducta, en los casos para los que se dictan.

2) Son normas destinadas a señalar formas de comportamiento.

3) Su cumplimiento es normalmente obligatorio en todos los casos a que el auto acordado


de que se trata se refiere, o sea, son "reglas de conducta impuestas por una autoridad a la
cual se debe obediencia".

4) Su contenido es normalmente de aplicación general, o sea, está dirigido a todos o a toda


una categoria de funcionarios del propio poder judicial o a personas extrañas a él.

5) Emanan de los tribunales superiores de justicia, a quienes la ley ha otorgado las


facultades necesarias para actuar como superior jerárquico. Por lo tanto, en la Corte
Suprema es en quien reside la facultad de dictar autos acordados con vigencia en todo el
territorio nacional; por su parte, las Cortes de Apelaciones poseen también esta facultad,
pero la vigencia de las normas que dictan, haciendo uso de ella, se limita al territorio de la
Corte que lo emite.

Vale la pena recordar las palabras de don Clemente Fabres, que están recogidas en las actas
de la comisión redactora de la Ley de Organización y Atribuciones de los Tribunales de
1875, ya que la facultad de la Corte Suprema de dictar autos acordados podría encontrar
oposición en el principio que dice que "sólo puede hacerse en Derecho público aquello que
las leyes expresamente permitan", por lo que los principios teóricos expresados serían
insuficientes ante la ley.

"Todo Poder Público tiene atribuciones de dictar normas de carácter general; desde luego la
Cámara ha reconocido y no ha podido menos de hacerlo, que el Presidente de la República,
para complementar la ley puede dictar reglamentos que tienen carácter de generalidad,
igual que las leyes. Y sin embargo, esto no quiere decir que los Reglamentos que dicta el
Presidente de la República sean mandatos legislativos. Esto proviene no solo de nuestra
organización política, sino también de nuestro sistema tradicional, ya que a nadie se le ha
ocurrido que el Poder Ejecutivo o el Poder Judicial dicten mandatos propios del poder
legislador". Así, los autos acordados de la Corte Suprema tienen ese carácter general y
tienen por objeto dar cumplimiento a las leyes.

C) POTESTAD REGLAMENTARIA DE LA CORTE SUPREMA.

La Constitución y la ley han investido a la Corte Suprema de las facultades económicas


que, según vimos, tienen por objeto "velar por el cumplimiento y buen funcionamiento del
servicio judicial". Estas facultades otorgan a la Corte Suprema una especie de potestad
reglamentaria, semejante a la de los órganos del Poder Ejecutivo, pero limitada por el fin
con que se le ha concedido.

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Al dictar medidas de carácter general, está la Corte Suprema haciendo uso de atribuciones
de carácter administrativo destinadas a surtir efecto en su esfera, por así decirlo,
atribuciones que le son tan necesarias como a los otros poderes para así llevar a cabo su
misión sin interferencias, dándose a sí mismo como Poder Judicial las reglas necesarias
para su desempeño, reglas que solo el mismo poder que debe cumplirla puede ernitir con el
conocimiento necesario para alcanzar el objetivo señalado. Los autos acordados son actos
administrativos normativos tendientes a asegurar determinados modos de actuar de los
funcionarios del Poder Judicial o de terceros. La Corte Suprema y las Cortes de
Apelaciones poseen una especie de potestad reglamentaria limitada por la ley, el que se
justifica atendido el carácter de independencia que se le reconoce a nuestros tribunales.

Examinando los elementos constitutivos de un auto acordado, vemos que son declaraciones
de voluntad emitidas por un órgano, que no siendo por esencia administrativo, está
actuando como tal ("la función hace el órgano"). Esas declaraciones de voluntad implican
una decisión destinada a producir efectos jurídicos, y también "señalan los modos de actuar
a los funcionarios del Poder Judicial o a terceros que actúan ante ellos", modos de actuar
establecidos ya sea en el interés del funcionario, ya sea en el interés del tercero o de la
sociedad rnisma, ya que una administración judicial eficaz es una necesidad jurídica básica.
Por lo tanto, puede considerarse que la naturaleza jurídica del auto acordado es la de un
acto administrativo emanado de la Corte Suprema, que al hacer la declaración de voluntad
contenida en él, actúa en el carácter de jerarca del Poder Judicial, carácter que le ha
otorgado la Constitución. He ahí la razón de ser de los autos acordados: la necesidad de
esclarecer, acelerar, garantizar y, por lo tanto, dar la mayor eficacia posible a la acción de la
judicatura, ya que con ello se responde a una necesidad social que ha primado siempre, aún
antes de la organización del propio Estado. Sin embargo, a nuestro juicio esa potestad tiene
como límite la ley y, por supuesto, antes que ésta la Constitución. Aunque la ley reglamente
incompletamente la materia a que se refiere el auto acordado, este no puede ir más allá que
aquella. Así, por ejemplo, un auto acordado no puede crear sanciones, aunque sean de
carácter exclusivamente procesal. En este caso el auto acordado estaría en contraposición
con la ley, como lo puede estar el reglamento. Algunos claros ejemplos de ilegalidad se
encontraban en el auto acordado sobre recurso de queja, los que se comentarán cuando
corresponda.

D) CLASIFICACION DE LOS AUTOS ACORDADOS

Hay distintas maneras de clasificarlos. La más importante es atendiendo a la forma en que


la Corte Suprema ha procedido a dictarlos. En la mayoría de los casos, la Corte actúa
discrecionalmente, pero en ciertos casos al dictarse una ley y en algunos casos la propia
Constitución, se ha ordenado a la Corte Suprema dictar un auto acordado sobre una materia
particular. Es así como podemos clasificarlos en dos grandes grupos:

1) Autos Acordados dictados en virtud de mandato contenido en la Constitución o la


ley:

Como ejemplos de Autoacordado dictados por la Corte Suprema en virtud de un mandato


contenido en la Constitución y la Ley podemos citar:

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a) El auto acordado sobre la forma de las sentencias definitivas, de 1920, dictado por
mandato de la ley N° 3390;

b) El auto acordado sobre el procedimiento del recurso de protección, que se dictó por la
Corte Suprema en virtud de lo dispuesto en el artículo 2° del Acta Constitucional N° 3,
recurso que ahora se encuentra reglamentado por el artículo 20 de la Constitución vigente.-
Dicho auto acordado se encuentra actualmente derogado por el que dictará la Corte
Suprema con fecha 24 de Junio de 1992, y que se publicará en el Diario Oficial de 27 de
Junio de 1992, a pesar de no contenerse ese mandato para dictar el auto acordado
actualmente en la Constitución;

c) El auto Acordado sobre las materias que deberán ser conocidas por las salas de la Corte
Suprema en su funcionamiento ordinario como extraordinario, el que debe dictar en virtud
del mandato contenido en el artículo 99 del C.O.T..- En la actualidad dicha materia se
encuentra contenida en el Auto Acordado de l° de Abril de 1998, publicado en el Diario
Oficial de 9 de Abril de 1998, por el cual se modifican los autos acordados de 7 de marzo
de 1995 y 7 de marzo de 1997 anteriormente dictados para regular dicha materia.

2) Autos Acordados dictados por la Corte Suprerna en virtud de sus facultades


discrecionales:

Como ejemplos de Autoacordado dictados por la Corte Suprema haciendo uso de sus
facultades discrecionales tenemos:

a) Autos Acordados meramente internos, que tienen por objeto señalar modos de actuar a
los funcionarios del orden judicial y cuyas materias son solo de administración, destinados
a lograr la mejor atención de los asuntos judiciales. Son verdaderamente instrucciones.

b) Autos Acordados externos, son aquellos cuyas disposiciones afectan no sólo a los
funcionarios del orden judicial, sino también a los terceros ajenos, dándoles norrnas de
procedimiento, reglamentando relaciones entre ellos y el poder judicial. Los más
importantes entre éstos, son los que reglamentan ciertos recursos procesales, que si bien
han sido establecidos por la ley o la Constitución eran insuficientemente reglamentados por
ellas. Al efecto, podemos citar el Auto Acordado sobre tramitación y fallo del recurso de
amparo de 19 de diciembre de 1932 y el Auto Acordado sobre substanciación del recurso
de inaplicabilidad de las leyes de 22 de marzo de 1932. Tambien podemos citar como
ejemplo al efecto el Auto Acordado de la Corte Suprema sobre vista de la causa de 2 de
Septiembre de 1994, publicado en el D. Oficial de 16 de Septiembre de 1994.

3) En cuanto a su extensión o amplitud, obviamente tenemos que mencionar:

1) Autos Acordados emanados de la Corte Suprema cuya aplicación abarca


normalmente todo el territorio nacional, y

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2) Autos Acordados, emanados de las Cortes de Apelaciones, cuya eficacia alcanza al
territorio que determina la ley para cada una de ellas. Ejemplo: Auto acordado de la Corte
de Apelaciones de Santiago, sobre distribución de traba o entre sus fiscales; Auto Acordado
de 19 de Diciembre de 1988 de la I. Corte Apelaciones de Santiago, publicado en el D.
Oficial de 21 de enero de 1989, modificado por Auto Acordado de 29 de octubre de 1993,
publicado en el D. Oficial de 9 de noviembre de 1993, sobre las menciones que deben
contener las demandas y gestiones judiciales que se presenten a la Corte para su
distribución a los Juzgados Civiles y del Trabajo de su jurisdicción.

Existen también Autos Acordados de las Cortes de Apelaciones de Concepción, de La


Serena, etc.

La aplicación de los Autos Acordados de la Corte Suprema en todo el territorio nacional les
da una importancia sin duda mayor como fuente de nuestra disciplina.

4) FUERZA OBLIGATORIA Y LIMITACION DE LOS AUTOS ACORDADOS.

Si partimos de la base que los autos acordados quedan comprendidos en el ámbito de la


competencia de la Corte Suprema, podemos concluir que los reglamentos emitidos por
dichos tribunal superior en virtud de las facultades que con este objeto les conceden la
Constitución y la ley, son válidos y por lo tanto obligatorios.

También si lo analizamos desde el punto de vista kelsiano, recordaremos que la validez de


una norma no es más que un modo particular de su existencia. Una norma no tiene
solamente una validez material, si se consideran los hechos particulares, las diversas
conductas a las cuales se aplica, sean del orden político, religioso o económico; tiene
también una validez personal, referida a los individuos cuya conducta regula.

Entonces, las normas jurídicas son válidas en cuanto son creadas en conformidad a la
Constitución o norma fundamental, según la tendencia kelsiana. Si aplicamos este
principio, debemos concluir que al ser dictados los autos acordados en virtud de facultades
otorgadas al tribunal superior por la Constitución, como ya hemos dicho, resulta que ellas
son válidas y, por consiguiente, deben ser eficaces y por lo mismo tienen fuerza obligatoria.
Lo propio ocurriría si las Cortes de Apelaciones e, incluso, los jueces letrados tienen
facultades para ernitir, según la ley, autos acordados cuya trascendencia, obviamente, es
mucho más limitada.

Recordando la clasificación antes efectuada, podemos expresar que los autos acordados que
hemos catalogado de Internos y que contienen normas destinadas a los funcionarios del
servicio judicial, los obligan plenamente. Ahora bien, si en ese auto acordado se
extralimitare el tribunal Superior en sus funciones, sólo podría el funcionario elevar un
"Recurso de Gracia" ante la Corte para que reconsidere la aplicación del auto acordado sí
este fuere inconstitucional e ilegal o no respondiere a los principios de equidad. Para
derogar o modificar este tipo de auto acordado bastaría que el mismo tribunal, o sea la
misma Corte, así lo dispusiera.

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En cuanto a los autos acordados que afecten a terceros, podríamos decir que la
superintendencia económica autoriza, o mejor dicho obliga, a tomar las providencias
necesarias para la buena marcha de la actividad jurisdiccional, y si a los terceros les fuere
posible excusarse de cumplir las medidas adoptadal en este sentido, por algunos de los
autos acordados, esta finalidad de la institución se vería burlada.

Por ello, los autos acordados que se dicten en el ejercicio de las atribuciones de la Corte
Suprema e incluso de las Cortes de Apelaciones, son plenamente eficaces y obligatorios
unos en todo el país y otros dentro del respectivo radio de competencia. Contra este tipo de
autos acordados inconstitucionales o ilegales, cabría solicitar directamente al tribunal que
le emitió su derogación o modificación y, eventualmente, si el caso es gravísimo, una
acusación constitucional por notable abandono de los deberes de los integrantes de las
Cortes de Apelaciones o de la Corte Suprema que hayan emitido tal auto acordado.

Por último, los autos acordados dictados por mandato de la ley sólo podrán ser modificados
o derogados por medio de una ley, ya que la Corte Suprema se ha visto investida de la
competencia para dictarlos en virtud de la correspondiente actuación legislativa y, una vez
realizado su mandato, pierde, agota dicha competencia y no puede volver a hacer uso de
ella. Igual cosa ocurre si el mandato es de rango constitucional, como el que se refiere al
recurso de protección.

F) ESTUDIO PARTICULAR DE LOS MAS IMPORTANTES AUTOS


ACORDADOS.

1) AUTO ACORDADO SOBRE LA SUSTANCIACION DEL RECURSO DE


INAPLICABILIDAD POR INCONSTITUCIONALIDAD DE LAS LEYES:

Se relaciona con el artículo 80 de la C.P.E. La tramitación de este recurso no fue


reglamentada por la Constitución de 1925 o 1980, ni por el legislador, quien no dictó
normas que señalaran la forma de su tramitación y fallo. Con el objeto de obviar esta
dificultad, la Corte Suprema dictó el 22 de marzo de 1932 un auto acordado que rige hasta
hoy, pese a haberse modificado el precepto constitucional pertinente por la Constitución
ahora vigente.

2) AUTO ACORDADO SOBRE TRAMITACION Y FALLO DEL RECURSO DE


AMPARO.

El recurso de amparo es el procedinúento que la ley establece para reclamar y hacer cesar
toda privación arbitral de libertad o, igualmente, para evitar que esas medidas sean
ejecutadas.

Este auto acordado se dictó el 19 de diciembre de 1932. Aquí la Corte Suprema hizo un
pleno y claro ejercicio de sus facultades económicas, señalando la forma de aplicar los
preceptos legales respectivos y vigilando de este modo el cumplimiento de la ley, al mismo
tiempo que el ejercicio de las facultades conservadoras que la ley ha otorgado a los

91
tribunales superiores. Ha tenido varias complementaciones, las que junto al auto acordado
mismo, están vigentes, no obstante que, como el caso anterior, los preceptos
constitucionales de 1925 fueron modificados en el texto actual auto acordado en varios
aspectos.

3) AUTO ACORDADO SOBRE LA FORMA DE LAS SENTENCIAS.

Este auto acordado se dictó el 30 de septiembre de 1920 por mandato de la ley 3390 del 15
de julio de 1918, que disponía en su artículo 5° transitorio, que la Corte Suprema
establecerá, por medio de un auto acordado, la forma en que deben ser redactadas las
sentencias definitivas para dar cumplimiento a lo dispuesto en los artículos 170 (193) y 785
(959) del Código de Procedimiento Civil.

Estas disposiciones tienen un valor técnico admirable, ya que sus normas establecen la
forma de redactar un fallo judicial ordenado y preciso, sin que pueda dejar de acudirse a sus
normas, que guían de manera perfecta al juez.

4) AUTO ACORDADO SOBRE AJUSTE DE CUANTIAS.

El artículo 6° del Decreto ley N° 1417, publicado en el Diario Oficial de 29 de abril de


1976, delegó en la Corte Suprema una facultad muy importante relacionada con la cuantía,
elemento de la competencia absoluta de los tribunales.

En efecto, dicho precepto expresa:

"Artículo 6°.- La cuantía de los asuntos no determinados en sueldos vitales, a que se refiere
este decreto ley, se ajustará anualmente, mediante auto acordado de la Corte Suprema, en el
porcentaje en que hubiere variado, durante este período, el índice de precios al consumidor
determinado por el Servicio Nacional de Estadística o el organismo que lo reemplace. En la
misma proporción y forma se reajustarán esas cuantías en los casos que ellas determinen la
aplicación de procedimientos judiciales o la procedencia de recursos y todas las cantidades
a que se refiere este decreto ley, expresadas en signos monetarios que fijen multas o
consignaciones.

En el auto acordado a que se refiere el inciso precedente, deberán fijarse las cuantías,
multas y consignaciones que resulten de la aplicación de este decreto ley, y podrá elevarse
o disminuir a la decena de pesos más próxima la unidad que exceda o sea inferior a cinco
pesos. El período anual empezará a contarse desde el l° de enero y las modificaciones
regirán desde el l° de marzo siguiente. El auto acordado respectivo deberá publicarse en el
Diario Oficial, 10 días antes, a los menos, a la fecha en que deben empezar a regir los
reajustes.

El primer período anual que deberá considerarse para los efectos de este período es el
comprendido entre el l° de enero y el 31 de diciembre de 1976, de modo que las
modificaciones rijan desde el 1° de marzo de 1977”.

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El último de estos autos acordados se publicó en el Diario Oficial del 28 de enero de 1987.

5) AUTO ACORDADO SOBRE EL RECURSO DE PROTECCION

El Acta Constitucional N° 3, en su artículo 2°, estableció el llamado recurso de protección.


En su inc. segundo, ese precepto estableció que "La Corte Suprema dictará un auto
acordado que regula la tramitación de este recurso". En cumplimiento de ese mandato
constitucional, la Corte Suprema dictó el respectivo auto acordado, con fecha 29 de marzo
de 1977, el que se publicó con fecha 2 de abril del mismo año en el Diario Oficial.
Recuérdese que hoy el recurso de protección está regulado en el artículo 20 de la actual
C.P.E., y el mencionado auto acordado se encuentra actualmente derogado por el que
dictará la Corte Suprema con fecha 24 de Junio de 1992, y que se publicará en el Diario
Oficial de 27 de Junio de 1992. Por otra parte, este último fue modificado por un Auto
acordado de 4 de mayo de 1998.

6) AUTO ACORDADO SOBRE LAS MATERIAS QUE DEBERAN SER


CONOCIDAS POR LAS SALAS DE LA CORTE SUPREMA EN SU
FUNCIONAMIENTO ORDINARIO COMO EXTRAORDINARIO.

El Auto Acordado sobre las materias que deberán ser conocidas por las salas de la Corte
Suprema en su funcionamiento ordinario como extraordinario, debe ser dictado en virtud
del mandato contenido en el artículo 99 del C.O.T..- En la actualidad dicha materia se
encuentra contenida en el Auto Acordado de l° de Abril de 1998, publicado en el Diario
Oficial de 9 de Abril de 1998, por el cual se modifican los autos acordados de 7 de marzo
de 1995 y 7 de marzo de 1997 anteriormente dictados para regular dicha materia.

7) AUTO ACORDADO SOBRE LA VISTA DE LA CAUSA.

La Corte Suprema, con fecha 2 de Septiembre de 1994, dictó el Auto Acordado sobre la
vista de la causa, reglamentando ese trámite en atención a las modificaciones introducidas
por la Ley 19.317. Dicho auto acordado se publicó en el Diario Oficial de 16 de septiembre
de 1994.

G. PUBLICIDAD DE LOS AUTOS ACORDADOS

Normalmente, se adoptan los medios más apropiados según la naturaleza del auto
acordado, para que este sea conocido por todos. La principal medida es su publicación en el
D.O., lo que ocurrió - como se acaba de ver - por ejemplo con los que se refieren al recurso
de amparo, de protección y materias que deben ser conocidas por las Salas de la Corte
Suprema en su funcionamiento ordinario como extraordinario, por tratarse por lo demás de
autos acordados de carácter y aplicación general. Así, por lo demás, lo ordena en forma
expresa y categórica el art 96 del C.O.T. que aparte de señalar (N° 4) que los autos
acordados deben dictarse en pleno, señala en su inc. final que: "todos los autos acordados
de carácter y aplicación general que dicte la Corte Suprema deberán ser publicados en el
Diario.0ficial."

93
6.4. LA LEY PROCESAL

Es, indiscutiblemente, la fuente de Derecho Procesal de más trascendencia e importancia.


Su estudio lo enfocaremos desde diversos puntos de vista. En efecto, veremos cuales con
las leyes positivas mas importantes que en Chile constituyen fuente del Derecho Procesal y
en seguida abordaremos los siguientes problemas en relación con esta fuente: concepto y
alcance de la ley procesal ; renunciabilidad de la ley procesal; la ley procesal en el tiempo;
la ley procesal en el espacio; y la interpretación de la ley procesal. (Fuentes del Derecho
Procesal. Nelson Rojas Preter. Marzo 1990).

6.4. 1.- DISPOSICIONES POSITIVAS CHILENAS.

1°. CONSTITUCION POLITICA DE LA REPUBLICA.

La Constitución constituye la primera fuente del Derecho Procesal en nuestro país,


conteniéndose en ella diversas disposiciones de carácter procesal orgánico y funcional.

A.- NORMAS CONSTITUCIONALES DE DERECHO PROCESAL ORGANICO.

Las normas constitucionales de derecho procesal orgánico que aparecen contenidas en la


constitución son las siguientes:

A. - FORMA DE SOLUCION DE LOS CONFLICTOS:

El artículo 73 de la C.P. establece el proceso jurisdiccional como el medio para la solución


de los conflictos, al señalamos que "la facultad de conocer de las causas civiles y
criminales, de resolverlas, y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los
tribunales establecidos en la ley. Dicho principio se refuerza por lo establecido en el
artículo 6° el cual establece que "los órganos del Estado deben someter su acción a la
constitución y a las normas dictadas conforme a ella" y el artículo 7° establece que dichos
"órganos actúan válidamente, previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su
competencia y en la forma que prescriba la ley".

Finalmente, el art.19 N° 3 inc. 5° establece que "toda sentencia de un órgano que ejerza
jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado. Corresponderá al
legislador establecer siempre las garantías de un racional y justo procedimiento"

Los conflictos contenciosos administrativos, esto es, los agravios que pueden causar la
Administración del Estado, sus organismos o las municipalidades a los particulares pueden
ser demandados antes los tribunales que determine la ley, sin perjuicio de la
responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere ocasionado el daño, de
conformidad a lo previsto en el artículo 38 inc. 2°.

Los conflictos constitucionales que se generen durante la tramitación de un proyecto de ley


o de una elección parlamentaria se resuelven a través del tribunal constitucional (art.82) o
por los tribunales electorales según corresponda (art.85).

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La autotutela está reñida con nuestro ordenamiento constitucional y legal. La igualdad ante
la ley y ante la justicia excluye el empleo de la autotutela como medio de solución. Por tal
razón, puede afirmarse que el derecho positivo chileno prohibe la autotutela y, más aún, la
sanciona criminal y civilmente como regla general.

En efecto, el artículo l° de la Constitución Política, al consagrar el principio que los


hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos, conceptualmente ya excluye el uso
de la fuerza como método de término de los conflictos. Esta disposición, concordada con el
artículo 19 en sus numerales 1°, 2° y 3°, que contemplan los principios de igualdad ante la
ley y ante la justicia, al declarar que la Constitución "asegura a todas las personas la igual
protección de la ley en el ejercicio de sus derechos", está eliminando el empleo de este
método arbitrario de solución. Estas disposiciones deben concordarse con el artículo 73 de
la Carta Fundamental, que establece que todo conflicto debe ser resuelto a través de un
proceso del cual conocerá el tribunal establecido por la ley. Siendo así, se excluye el
"juzgamiento" de una parte por la contraria.

Finalmente, y dentro del ámbito de estas nociones, podemos añadir que el texto del citado
artículo 73 dispone en su inciso 1° que "la facultad de conocer de las causas civiles y
criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los
tribunales establecidos por la ley", como consecuencia de lo cual está prohibido a los
particulares autotutelar sus eventuales derechos.

B.- LA JURISDICCION.

En primer lugar, la función jurisdiccional aparece expresamente consagrada en la


Constitución de 1980, al señalarnos en el art. 19 N° 3 inc.5° que "toda sentencia de un
órgano que ejerza Jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado".

Dicha función pública es una emanación de la soberanía de conformidad a lo establecido en


los artículos 5,6 y 7 de la C.P.-

En segundo lugar, es menester tener presente que el ejercicio de la función jurisdiccional se


radica en los tribunales que establece la ley, en consecuencia, es la función la que
caracteriza al órgano y no el órgano a la función.

Al efecto, establece el artículo 19 N° 3 de la C.P inc. 4° que "nadie puede ser juzgado por
comisiones especiales, sino por el tribunal que le señale la ley y que se halle establecido
con anterioridad por ésta."

Dicho principio aparece reiterado en el artículo 73 inc. 1° al señalamos que "la facultad de
conocer de las causas civiles y criminales, de resolverlas, y de hacer ejecutar lo juzgado,
pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos en la ley. "El referido precepto
excluye al Presidente de la República y al Congreso como sujetos que pueden ejercer la
función jurisdiccional al señalamos "que ni el Presidente de la República ni el Congreso

95
Nacional pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas pendientes,
revisar los fundamentos o contenido de sus resoluciones o hace revivir procesos fenecidos."

En relación al alcance de la jurisdicción, se establece en el artículo 74 que los tribunales


deben ejercer sus atribuciones para la pronta y cumplida administración de justicia en todo
el territorio de la República"

Finalmente, en cuanto a los momentos que comprende el ejercicio de la jurisdicción, el


artículo 73 se refiere a la facultad de conocer, juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en las
causas civiles y criminales.

En los incisos 3 y 4 del artículo 73 de la C.P. de 1980 pasó a desarrollarse expresamente la


facultad de imperio que poseen los tribunales para hacer cumplir sus resoluciones al
señalamos que "para hacer ejecutar sus resoluciones y practicar o hacer practicar los actos
de instrucción que determine la ley, los tribunales ordinarios de justicia y los especiales que
integran el Poder Judicial podrán impartir órdenes directas a la fuerza pública o ejercer los
medios de acción conducentes de que dispusieren. Los demás tribunales (los especiales que
no integran el Poder Judicial y los s) lo harán en la forma que determine la ley."

En cuanto a la conducta que debe asumirse por quien recibe la orden judicial, el inciso final
nos señala que "la autoridad requerida deberá cumplir sin más trámite el mandato judicial y
no podrá calificar su fundamento u oportunidad, ni la justicia o legalidad de la resolución
que se trata de ejecutar."

C.- LOS TRIBUNALES.

La jurisdicción según vimos con anterioridad es un atributo de los tribunales establecidos


en la ley.

El Capitulo VI del Poder Judicial, se refiere a los tribunales que conforman dicho Poder,
dentro de los cuales se encuentran los tribunales ordinarios y los especiales que integran el
Poder Judicial, los que se mencionan expresamente en el inciso 3° del art 73 de la C.P.

Sin embargo, del propio texto de la Constitución es posible concebir la existencia de otros
tribunales diversos a los ordinarios y los especiales que integran el Poder Judicial, puesto
que el artículo 73 inc.3° se refiere a los demás tribunales, y el artículo 19 N° 3 de la C.P
inc. 4° nos señala que "nadie puede ser juzgado por comisiones especiales, sino por el
tribunal que le señale la ley y que se halle establecido con anterioridad por ésta, sin que
exija que dicho órgano forma parte del Poder Judicial.

El primer tribunal ordinario que aparece expresamente mencionado en la Constitución es la


Corte Suprema, señalándonos su máxima jerarquía al establecerse en el art.79 inc. l° que
ella "tiene la superintendencia directiva, correccional y económica de todos los tribunales
de la nación", con excepción del Tribunal Constitucional, el Tribunal Calificador de
Elecciones, los tribunales electorales y los tribunales militares en tiempo de guerra. En el
artículo 75, modificado por la Ley 19.541, se establece la composición de la Corte Suprema

96
por 21 Ministros, de los cuales 5 deben ser abogados extraños a la administración de
justicia. Hacen mención expresa además a la Corte Suprema los artículos 12, 19 N° 7 letra
i), 74, 76, 77, 80, 80 C, 80 E,80 G, 81, 84 y 95, sobre diversas materias.

El segundo tribunal ordinario que aparece expresamente mencionado en la Constitución


son las Cortes de Apelaciones a propósito del sistema para la designación de Ministros de
Corte en el artículo 75, de los requisitos que deben cumplirse para la designación como
Ministros de Corte de Apelaciones que se remiten a la ley orgánica constitucional en el art.
74, al establecerse el informe previo de la Corte de Apelaciones respectiva para hacer
efectiva la responsabilidad funcionaria en el art. 77, al establecerlos como tribunales
competentes para conocer del recurso de protección en el art. 20, como encargadas de
laborar la terna para la designación del Fiscal Regional en el art. 80 D, como encargadas de
llamar a concurso público para designar fiscales en el art. 80 E y para los efectos de que
uno de sus Ministros integre el tribunal electoral regional en el art. 85.

Finalmente, como tribunal ordinario aparecen expresamente mencionados los jueces de


letras en los artículos 74, 75 y 78 Constitución

Como tribunales especiales aparecen contemplados en la Constitución los tribunales


militares en tiempo de guerra (art. 79) y la Cámara de Diputados y el Senado para conocer
de la acusación constitucional conforme a los arts 48 y 49. Además, como únicos
tribunales que se reglamentan orgánicamente, se contemplan el Tribunal Constitucional
(Capitulo VII) y el Tribunal Calificador de Elecciones y tribunales electorales regionales.
(Capítulo VIII).

D.- LOS JUECES.

La constitución contiene respecto de los jueces las siguientes normas:

d.a.- Nombramiento: El artículo 75, modificado por la Ley 19.541 se refiere al


nombramiento de los Ministros y fiscal judicial de la Corte Suprema, de los ministros y
fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones y de los jueces de letras.

Los artículos 81, 84 y 85 se refieren al nombramiento de los miembros del Tribunal


Constitucional, del Tribunal Calificador de Elecciones y de los tribunales electorales
regionales respectivamente.

d. b.- Responsabilidad de los jueces: El artículo 76 se refiere a la responsabilidad


ministerial de los jueces. Del artículo 79, que otorga a la Corte Suprema la
superintendencia correctiva, arranca la responsabilidad disciplinaria. Los artículos 48 letra
e) y 49 N° 1 se encargan de regular la responsabilidad política que se hace efectiva
mediante la acusación constitucional por la causal de notable abandono de deberes respecto
de los Magistrados de los tribunales superiores de justicia.

97
d. c.- Inamovilidad. El artículo 77 consagra la inamovilidad de los jueces en sus cargos
mientras dure su buen comportamiento, cesando en sus funciones cuando cumplan 75 años,
por renuncia, incapacidad legal sobreviniente o por causa legalmente sentenciada.

d. d.- Fuero. El artículo 78 establece el fuero de los jueces.

d. e. Prohibiciones. De ser candidato a Diputado o Senador Art. 54 N° 4. De ser designado


juez Art. 54 inc.2°.- De ser designado Fiscal Nacional y Regional. Art. 80 E y 37
transitorio.

d. f. Traslados. El art. 77 inc. final establece la forma en la cual debe ser aprobado un
traslado.

E. - EL MINISTERIO PÚBLICO.

En el Capitulo VIA, agregado por la Ley 19.519 publicada en el D.Of. de 16 de Septiembre


de 1997, se regula el Ministerio Público, contemplándose su existencia y funciones (art. 80
A), ley orgánica constitucional sobre organización y atribuciones (art. 80 B), sistema de
nombramiento y requisitos Fiscal Nacional (art. 80 C), sistema de nombramiento y
requisitos Fiscales Regionales (art. 80 D), Formación de quinas y ternas para
nombramiento de Fiscales (art. 80 E), Existencia de Fiscales Adjuntos (art. 80 F),
Remoción de Fiscales (art. 80 G), la superintendencia directiva, correccional y económica
del Fiscal Nacional respecto del Ministerio Público (art. 801), y la entrada en vigencia de
todas esas normas (Art. 36 transitorio).

F.- LA COMPETENCIA.

La Constitución contiene una serie de preceptos en los cuales se refiere a la competencia,


que no es mas que la esfera o medida dentro de la cual se ejerce la función jurisdiccional
por parte de un tribunal, pudiendo al efecto citar los siguientes

f a. - Tribunal preestablecido en la ley.

El art. 19 N° 3 establece que nadie puede ser juzgado por comisiones especiales, sino por el
tribunal que señale la ley y que se halle establecido con anterioridad por esta.

f. b.- Distribución de la jurisdicción.

El art. 74 establece que una ley orgánica constitucional determinará la organización y


atribuciones de los tribunales que fueren necesarios para la pronta y cumplida
administración de justicia en todo el territorio de la República. Mientras dicha ley no se
dicte continúan aplicándose los anteriores textos legales que no pugnen con la Constitución
(art. 5° transitorio), caso en el cual se encontraría el Código Orgánico de Tribunales.

98
La determinación de las atribuciones de los tribunales no es otra cosa que la determinación
del ámbito de competencia que cada uno de ellos poseerá para ejercer la función
jurisdiccional.

f. c. Inexcusabilidad.

El art. 73, inciso 2°, establece que un tribunal no puede abstenerse de actuar si se le ha
requerido su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, ni aún por falta
de ley que resuelva el conflicto sometido a su decisión.

f.d. Actos de órganos del Estado.

El art. 7° contiene la regla general de la competencia respecto de los órganos del Estado, no
siendo los tribunales más que uno de ellos, estableciendo que ellos deben actuar previa
investidura regular, dentro de su competencia y en la forma que prescriba la ley.

El acto que se realice por un órgano del Estado sin cumplir con dichos requisitos es nulo y
originará las responsabilidades y sanciones que la ley señale.

De acuerdo con ello, y específicamente respecto de los tribunales, debemos concluir que
ellos deben actuar dentro de las atribuciones que les otorga la ley orgánica constitucional
conforme al art. 74, y la sanción es la nulidad procesal de sus actuaciones, siendo las vías
que se contemplan para hacerla valer el incidente de nulidad procesal y el recurso de
casación.

f.e. El detenido por delito flagrante debe ser puesto a disposición del juez competente.
Art. 19 N° 7 letra c).

f.f. El recurso de amparo debe ser conocido por la magistratura que señala la ley. Art.
21

f.g. El recurso de protección debe ser deducido ante la Corte de Apelaciones


respectiva. Art. 20.

f.h.- La constitución establece la competencia de la Corte Suprema para conocer de la


inaplicabilidad por inconstitucionalidad de la ley (art.80); de la acción de reclamación
por pérdida o desconocimiento de la nacionalidad (art.12). Respecto del tribunal
constitucional se establece su competencia en el art. 82 y de los tribunales especiales
en los arts. 84 y 85.

f.i.- Contempla la regla general de la competencia de la inexcusabilidad con rango


constitucional en el art. 73 inc. 2°.-

G.- CONTIENDAS DE COMPETENCIA.

99
En la Carta Fundamental se contempla el Senado como órgano encargado de resolver las
contiendas de competencia entre las autoridades administrativas y políticas y los tribunales
superiores de justicia (Art. 49 N° 3) y a la Corte Suprema como órgano encargado de
resolver las contiendas de competencia entre las autoridades políticas o administrativas y
los tribunales inferiores de justicia (art.79 inc. 3°)

B.- NORMAS CONSTITUCIONALES DE DERECHO PROCESAL FUNCIONAL -

Las normas constitucionales de derecho procesal orgánico que aparecen contenidas en la


constitución son las siguientes:

A.- LA ACCION.-

Nuestra Carta fundamental no ha contemplado expresamente la acción en ella, no obstante


su reconocimiento constitucional puede encontrarse en las siguientes disposiciones:

a.- En el derecho de petición contenido en el artículo 19 N° 14, puesto que la acción puede
ser concebida, especialmente en el concepto de Couture, como una emanación del derecho
de petición.

b.- En el artículo 19 N° 3, en cual se asegura a todas las personas "la igual protección de la
ley en el ejercicio de los derechos", no siendo el ejercicio más que la acción o efecto de
ejercer un derecho, lo que en materia procesal se realiza mediante la acción procesal.

c.- En el artículo 82, que contempla una acción pública para requerir al Tribunal
Constitucional el conocimiento de las materias comprendidas en sus N°s 7 y 10.-

B.- EL PROCESO.

El artículo 19 N° 3 establece en su inciso 5° que "toda sentencia de un órgano que ejerza


jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado.".- Por su parte, en
el proceso deberá reconocerse los momentos jurisdiccionales de conocimiento, juzgamiento
y ejecución conforme a lo establecido en el art.73.-

C. - EL PROCEDIMIENTO.

Entendemos por procedimiento el conjunto de formalidades externas, de trámites y


ritualidades establecidas por el legislador para los efectos que se desarrolle el proceso.

La existencia del procedimiento se reconoce en el inciso 5° del 19 N° 3 de nuestra Carta


Fundamental, la que prescribe "corresponderá al legislador establecer siempre las
garantías de un procedimiento y una investigación racionales y justo ".

D. - GARANTÍA DE DEFENSA JURIDICA.

100
La garantía de defensa jurídica se contempla en el art.19 N° 3 incisos 2° y 3°. Para los
efectos de garantizar la adecuada defensa en el nuevo sistema procesal penal respecto de las
personas de escasos recursos se dictó la Ley 19.718, publicada en el Diario Oficial de 10 de
Marzo de 2001, que crea la Defensoría Penal Pública.

E.- GARANTIAS DENTRO DEL PROCEDIMIENTO PENAL.

El legislador respecto del procedimiento penal contiene las siguientes garantías:

e.1. No se puede presumir derecho la responsabilidad penal. Art. 19 N° 3 inc.6°.

e.2. Nullum crimen nulla poena sine lege. Art. 19 N° 3 incisos 7 y 8.

e.3. La privación o restricción de la libertad personal solo puede efectuarse en los casos y
en la forma establecida en la ley. Art. 19 N° 7 letra b)

e.4. El arresto y la detención solo puede ser ordenada por funcionario público expresamente
autorizado por ley y luego de intimada la orden en forma legal. Art. 19 N° 7 letra c)

e.5. Se permite la detención en caso de delito flagrante con el objeto de poner al detenido a
disposición del tribunal competente dentro de las 24 horas. Art. 19N° 7 letra c).

e.6. Se regula la duración máxima de la detención. Art. 19 N° 7 letra c) inc. 2°.

e.7. Se regulan los lugares en que debe permanecer el arrestado, detenido o sujeto a prisión
preventiva y como deben ser recibidos en ellos los privados de libertad por los encargados
de prisiones. Art. 19 N° 7 letra d)

e.8. Se regula la forma en que debe relacionarse el funcionario de prisiones con el


incomunicado. Art. 19 N° 7 letra d).

e.9. Se regula la libertad provisional y los casos en el juez si lo considera necesario puede
denegarla. Art. 19 N° 7 letra e).

e.10. Se regula la consulta y el quórum para otorgar la libertad provisional en los delitos
por conductas terroristas. Art. 19 N° 7 letra e).

e.11. Se exime de la obligación de declarar bajo juramento al inculpado sobre hecho propio
y a las demás personas que se indican. Art. 19 N° 7 letra f).

e.12. Se prohibe imponer la pena de confiscación de bienes, sin perjuicio de establecer el


comiso en los casos que contemple la ley. Art. 19 N° 7 letra g), así como la pérdida de
derechos previsionales. Art. 19 N° 7 letra h).

F - APRECIACION DE LA PRUEBA.

101
Existen diversos preceptos en los cuales el Constituyente se ha referido a la forma en que
debe apreciarse la prueba en algunos procesos:

f.1. Procesos por delitos contra dignidad de la patria o de intereses esenciales y


permanentes del Estado. Los hechos se aprecian en conciencia. Art. 11 N° 3.

f.2. Accion reclamación por pérdida o desconocimiento de la nacionalidad. La Corte


Suprema conoce como jurado. Art. 12.

f.3. El Senado resuelve como jurado la acusación constitucional. Art. 49 N° 1.

f.4. El Tribunal Calificador de Elecciones aprecia los hechos como jurado y sentencia con
arreglo a derecho. Art. 84 inc.5°.

f.5. El Tribunal Constitucional puede apreciar en conciencia los hechos cuando conozca de
las atribuciones indicadas en los N°s 7, 8, 9 y 10, como, asimismo, cuando conozca de las
causales de cesación en el cargo de parlamentario. Art. 82 inc. 2.

G. - LA COSA JUZGADA.

La excepción de cosa juzgada en cuanto a permitir la inmutabilidad de la sentencia que


emana de una sentencia firme o ejecutoriada se encontraría consagrada en el artículo 73, en
cuanto se prohibe al Presidente de la República y al Congreso Nacional "hacer revivir
procesos fenecidos".

La acción de cosa juzgada está contemplada en el inciso 1° del art. 73 al contemplar la


etapa o momento jurisdiccional de hacer ejecutar lo juzgado, y se encuentra amparada en
cuanto a su eficacia por la facultad de imperio que se otorga a los tribunales para hacer
cumplir sus resoluciones en los incisos 3° y 4° de ese precepto.

H. - ACCIONES ESPECIALES CONTEMPLADAS EN LA CONSTITUCIÓN.

En la Constitución bajo la denominación de recursos, aunque más bien nos encontramos


ante acciones por no tener ellas por objeto impugnar resoluciones judiciales, se encuentran
expresamente consagrados:

1. El recurso amparo. Art. 21

2. El recurso de protección. Art. 20

3. La inaplicabilidad por inconstitucionalidad de la ley. Art. 80

4. Reclamo por privación o desconocimiento de la nacionalidad. Art. 12

5.- Acción pública ante el Tribunal Constitucional. Art. 82

102
6. Reclamación de ilegalidad de la expropiación. Art. 19 N° 24 inc. 3°

7. Reclamación en caso de caducidad o extinción de concesiones mineras. Art. 19 N° 24


inc. 8°.

8. Acción indemnizatoria por sentencia penal declarada por Corte Suprema


injustificadamente errónea o arbitraria. Art. 19 N° 7 letra i.

9. Juicio político. 48 N° 2 y 49 N° 1

10. Desafuero especial para admisión de acciones indemnizatorias en contra de Ministro de


Estado. Art. 49. N° 2

11. Acciones en materia contencioso administrativas. Art.38 inc. 2°

12. El Desafuero de Diputados y Senadores. 58 inc. 3°

13. El Desafuero de Intendentes y Gobernadores. Art. 113 inc. final

I.- RECURSOS.

La Constitución no ha contemplado en forma directa los recursos de reposición, apelación,


hecho, y casación.

Sin perjuicio de ello, estimamos que al referirse en diversas normas a las Cortes de
Apelaciones está implícitamente reconociendo la existencia de este recurso.

Por otra parte, estimamos que el recurso de casación en la forma reconoce su fuente en el
artículo 19 N° 3 al señalamos que toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe
fundarse en un proceso previo legalmente tramitado. En consecuencia, si se hubieren
cometido vicios de forma en la tramitación de un procedimiento o en la dictación de la
sentencia cabría impugnar el fallo que se dicte, cumpliendo dicho objetivo el recurso de
casación en la forma.

Además, estimamos que el recurso de casación en el fondo reconoce su fuente en el art. 19


N° 2 de la Constitución, en el cual se establece la igualdad ante la ley, agregándose que ni
la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias. A través del recurso de
casación en el fondo se impugna una de las sentencias que señala la ley por haber sido
dictada con infracción de ley que influye substancialmente en lo dispositivo del fallo, y se
persigue su nulidad por la Corte Suprema para que se de una correcta aplicación a la ley.
Este objetivo de igualdad en la aplicación de la ley, aparece aún más de manifiesto en la
actualidad en caso de ejercerse la facultad de solicitar que el recurso de casación en el
fondo sea conocido por el Pleno de la Corte Suprema en caso de haberse sostenido en
diversos fallos distintas interpretaciones sobre la materia objeto del recurso que se
contempla en el art. 780 del C.P.C., que se introdujera por la Ley 19.374 de 18 de febrero
de 1995.

103
Finalmente, consideramos que el recurso de queja tiene ahora una clara y directa
consagración constitucional en el inciso 3° del art. 79, que se introdujera por la Ley 19.541
de 22 de diciembre de 1997, al contemplarse que los tribunales de justicia, en uso de sus
facultades disciplinarias, sólo podrán invalidar resoluciones jurisdiccionales en los casos y
en la forma que establezca la ley orgánica constitucional respectiva. La ley orgánica
constitucional respectiva que establece la facultad, para que los tribunales de justicia en uso
de sus facultades disciplinarias, puedan invalidar resoluciones judiciales es el Código
Orgánico de Tribunales, al encargarse de regular el recurso de queja en sus artículos 545 y
siguientes.

2°.- EL CODIGO ORGANICO DE TRIBUNALES.

Es el producto de la autorización conferida al Presidente de la República por el artículo 32


de la ley N° 7.200, de 21 de julio de 1942, para la refundición en un solo texto de la Ley de
Organización y Atribuciones de los Tribunales, de 15 de octubre de 1875, y todas las leyes
que la modificaron y complementaron. Rige desde el 9 de julio de 1943, y ha
experimentado numerosísimas modificaciones. Este Código, por imperio de los artículos 74
permanente y 5° transitorio de la Constitución, es Ley Orgánica Constitucional del Poder
Judicial. En él se regulan la jurisdicción, la competencia, los tribunales y sus facultades,
los jueces y los funcionarios auxiliares de la administración de justicia. Se encuentra
dividido en XVII Títulos y un Título Final.

3°.- EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL.

"El Código de Procedimiento Civil rige desde el 1° de marzo de 1903, y consta de cuatro
libros: Libro I Disposiciones comunes a todo procedimiento; Libro II Juicio Ordinario;
Libro III Juicios Especiales y Libro IV Actos Judiciales no Contenciosos.

4°.- EL CODIGO DE PROCEDIMIENTO PENAL.

"El Código de Procedimiento Penal rige desde 1° de Marzo de 1907, y consta de cuatro
libros: Libro I Disposiciones generales relativas al juicio criminal; Libro II Juicio Ordinario
sobre crimen o simple delito de acción pública; Libro III De los Procedimientos Especiales
y Libro IV Del Cumplimiento y Ejecución.

5°.- EL CODIGO PROCESAL PENAL.

El Código Procesal Penal, que se contiene en la Ley 19.696 publicada en el Diario Oficial
de 12 de Octubre de 2.000, tiene una vigencia progresiva y gradual a partir de diversas
Regiones del país de (art. 484 NCPP) y sólo es aplicable a los hechos acaecidos con
posterioridad a su entrada en vigencia (art. 483 NCPP).

El Código Procesal Penal consta de cuatro libros: Libro I Disposiciones generales 1; Libro
II Procedimiento Ordinario; Libro III Recursos y Libro IV Procedimientos Especiales y
Ejecución.

104
Además, podemos citar como fuentes positivas del Derecho Procesal Chileno el Código de
Justicia Militar; Ley Orgánica de los Juzgados de Policía Local (Ley 15.231) y Ley 18.287
sobre procedimiento ante juzgados de Policía Local; la Ley de Menores, N° 16.618, que
aparece en el apéndice del C.O.T. y la Ley 14.908 sobre Abandono de Familia y pago de
pensiones alimenticias, que aparece en el apéndice del C.P.C.; el Código Tributario; El
Libro V del Código del Trabajo que regula los jueces del trabajo y los procedimientos
laborales; sin perjuicio de la existencia de numerosas otras leyes que han creado tribunales
y procedimientos especiales.

6.4.2. CONCEPTO, ALCANCE Y OBJETO DE LA LEY PROCESAL

Este párrafo incorpora, modificado en parte, el trabajo de Hugo Alsina sobre este tema
contenido en su Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial y algunas
ideas de Giuseppe Chiovenda, todo contenido en un trabajo que publicó hace un tiempo el
Instituto de Docencia e Investigación Jurídicas.

Tiene extraordinaria importancia tratar de fijar el concepto de la ley procesal, es decir,


determinar, dentro del conjunto de la legislación, qué disposiciones constituyen
propiamente leyes de esta naturaleza.

Podemos decir, tratando de simplificar lo más posible las ideas, que son leyes procesales
aquellas que se encuentran contenidas en los Códigos Procesales propiamente tales.
Además, son leyes procesales todas aquellas que, sin encontrarse en dichos Códigos, están
llamadas a cumplir una finalidad directa o indirecta de tutela de los derechos de acuerdo
con los límites de extensión del Derecho Procesal.

Para algunos la determinación de la ley procesal debe hacerse según el contenido de la


norma. Otros estiman que según su finalidad. Parece mejor, sin embargo, complementando
la idea general recién dada, estimar como elemento definitorio de la ley procesal la tutela
judicial de los derechos, por oposición a establecer si son éstos fundados o no, lo que
corresponde al Derecho sustancial o material, al Derecho Civil o Penal y no al Derecho
Procesal.

Ampliando más el tema, podemos decir que “llámase ley procesal la ley reguladora de los
modos y condiciones de la actuación de la ley en el proceso, así como de la relación
jurídica procesal.

"Las disposiciones de la ley procesal están sólo en parte contenidas en la ley procesal
fundamental. (Cód. de Proc. Civil en Italia o ley de Enjuiciamiento Civil en España). Otras
están contenidas en leyes modificatorias o complementarias de la fundamental, y aún otras
están esparcidas en leyes de diferente naturaleza, es decir, leyes que principalmente regulan
relaciones de derecho sustantivo privado o público. Lo cual depende a veces de razones de
orden histórico y, sobretodo, de la influencia, persistente (que nos es transmitida por el
Código y la Doctrina francesa) de concepciones abandonadas, que consideraban el proceso
como un negocio de derecho privado y como un simple instrumento al servicio del derecho

105
sustantivo (así frecuentemente por ejemplo, encontrar reguladas en el Código Civil
instituciones eminentemente procesales, como la prueba, la cosa juzgada, la expropiación
forzosa).

La naturaleza procesal de una ley no debe pues deducirse del lugar donde está colocada,
sino de su finalidad.

"En el Estado moderno (ya queda dicho) el ejercicio del poder jurisdiccional se considera
como un deber esencial y exclusivo de la Soberanía y las personas investidas con la
jurisdicción no son otra cosa que funcionarios del Estado. La doctrina procesal moderna
considera en el proceso preferentemente la actividad pública y ello no refleja en el estudio
de todas las instituciones procesales, que son consideradas principalmente desde el punto
de vista del interés general. Esto explica no sólo la antítesis entre el estado de las leyes y la
posición de la doctrina, sino también algunas diferencias fundamentales entre la doctrina
moderna y la antigua, que, repito, estudiaba el proceso como un organismo de interés
privado.

"Por lo demás, frecuentemente la norma procesal se conecta por su mismo objeto, con
instituciones y principios de Derecho Privado (así la norma que concede la acción de
condena, se refiere al Derecho Civil en lo que respecta al concepto de crédito y al estado de
incumplimiento; igualmente la norma de que el juez debe abstenerse de resolver si es
pariente o afín de una parte, la norma según la cual quien pretende estar liberado de una
obligación debe probar el hecho extintivo). Igualmente muchas normas se vinculan con el
Derecho Constitucional y Administrativo.

"Es necesario, además, tener presente que ley procesal no es simple sinónimo de ley
formal. La norma que concede la acción no es ciertamente formal, porque garantiza un bien
de la vida que, frecuentemente como se ha visto, no podría concebirse fuera del proceso,
pero es procesal, porque se funda sobre la existencia del proceso y de esto deriva. A todo
conjunto de normas que regulan una figura procesal le sirve de base, expresa o
sobreentendida, una norma (procesal) que concede las correspondientes acciones, que
dispone, por ejemplo: quien tiene un crédito en estado de incumplimiento, tiene el poder de
pedir una sentencia de condena; quien es acreedor mediante una letra de cambio vencida,
tiene el poder de pedir ejecución forzosa inmediata, etc. Existe, por lo tanto, Derecho
Procesal material y formal"59

6.4.3. RENUNCIABILIDAD DE LA LEY PROCESAL

Este aspecto ya lo vimos al estudiar las características de orden público o de orden privado
que tienen las leyes procesales. Recapitulando, podemos expresar que son irrenunciables
las leyes de organización, las de competencia absoluta y las de procedimiento, estas
últimas, por lo general, antes de comenzarse a aplicar en un procedimiento determinado.
Son renunciables las leyes de la competencia relativa (salvo en materia procesal penal en
que están elevadas a la categoría de orden público y también en la competencia de asuntos
59
G. Chiovenda. Instituciones de DERECHO Proceal Civil. Tomo 1°, Págs. 24-25. Ed. Revista de Derecho
Privado. Madrid 1943.

106
judiciales no contenciosos en que también son de ese carácter) y las leyes de procedimiento
una vez comenzado el conocimiento del asunto por el tribunal, salvo que la ley dé a estas
últimas carácter de orden público. En el proceso penal, entendemos que todas las leyes que
se encuentren contempladas para consagran los derechos y garantías del imputado son de
carácter irrenunciables, en especial, las que dicen relación con su libertad personal, a menos
que expresamente se consagre su renuncia.( art.42 bis y 448 inc.3 C.P.P. y 5, 9, 102 inc.
final, 160, etc. NCPP).

6.4.4. LA LEY PROCESAL EN EL TIEMPO.

Una ley se aplica a los hechos y actos consumados durante el tiempo en que ha estado en
vigor, es decir, desde que se promulgó y se hizo obligatoria, hasta que es derogada. Pero no
todos los hechos y los actos son instantáneos, esto es, surgen, se realizan, funcionan, se
extinguen, se agotan en un breve lapso. Hay actos sucesivos cuyo desenvolvimiento
demora un tiempo largo. Es en este caso cuando se presenta la cuestión de determinar si se
aplican las leyes nuevas o las antiguas que se refieren a esos actos. En resumen, el
problema de la ley en el tiempo y, por lo tanto, los problemas de la ley procesal en el
tiempo se reducen a contestar la pregunta de si ante un cambio de legislación es todavía
aplicable el derecho antiguo o lo es el nuevo. Analicemos la situación en lo que se refiere a
la ley procesal.

Podemos afirmar que en nuestra legislación positiva el principio general es el de la


irretroactividad de la ley. Así se desprende de lo que dispone el artículo 19 N° 3, incisos
quinto y octavo de la Constitución, el artículo 9 del Código Civil y el artículo 18 del
Código Penal.

Sin embargo, la remisión constitucional a la ley y el hecho de que el artículo noveno del
Código Civil no sea más que una ley en sí mismo, hace que la dictación de disposiciones
nuevas creen el conflicto de aplicación de ellas con preeminencia sobre las antiguas o de
éstas sobre las nuevas.

Para la adecuada solución de los problemas que pueden surgir, estudiaremos las diversas
situaciones desde dos puntos de vista:

A) Estado en que se encuentra el juicio al momento de dictarse la nueva ley:

El juicio puede encontrarse en tres estados o situaciones al momento de dictarse la nueva


ley, siendo distinto el efecto, según sea tal estado o situación. En efecto, los juicios pueden
estar terminados, no iniciados y en tramitación.

a. - El proceso se encuentra terminado al dictarse la nueva ley.

Los procesos terminados son inamovibles, no pueden verse afectados en caso alguno por la
nueva ley. La sentencia dictada en ellos ha producido el efecto de cosa juzgada inalterable.
Así se desprende de lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 9° del Código Civil, y,
sobretodo, del artículo 73 de la Constitución Política del Estado que nos dicen,

107
respectivamente, que en ningún caso las leyes afectan a las sentencias judiciales
ejecutoriadas en el tiempo intermedio y que ni el Presidente de la República ni el Congreso
pueden en caso alguno hacer revivir procesos fenecidos.

b. - El proceso no se ha iniciado al dictarse la nueva ley.

Si el proceso no se ha iniciado, la nueva ley procesal rige "in actum" es decir, todo se
regula por la nueva ley. La nueva ley tiene efecto inmediato, se aplica con preeminencia
sobre la antigua, salvo norma especial diversa.

c. - El proceso se encuentra en tramitación y pendiente de resolución al dictarse la nueva


ley

Una de las características fundamentales del proceso y su consecuencia el procedimiento es


la de constituir ambos un conjunto de actos sucesivos. Por ello, cuando se encuentra
pendiente y se dicta una ley que lo regula, surgen las mayores dificultades para determinar
si se aplica la antigua o la nueva.

Como principio fundamental, podemos decir que todo lo que se realizó durante la vigencia
de la antigua ley se mantiene firme y se reputa válidamente ejecutado. Los actos que con
posterioridad a la vigencia de la nueva ley deban realizarse en el proceso se ajustarán a
ésta, salvo que sean incompatibles absolutamente con lo que establecía la antigua o con los
efectos de los actos realizados bajo aquella.

Normalmente, el legislador soluciona los problemas que puedan producirse con la dictación
de disposiciones transitorias que detenninan casuísticamente, la aplicación de la antigua o
de la nueva ley. Así ha ocurrido desde hace bastante tiempo con lo cual se han evitado casi
todos los problemas sobre la materia.

En el nuevo sistema procesal penal se establece que "las leyes procesales penales serán
aplicables a los procedimientos ya iniciados, salvo cuando, a juicio del tribunal, la ley
anterior contuviere disposiciones más favorables al imputado. Art. 11 NCPP.

En todo caso es menester hacer presente como se dejó expresa constancia en el 2° informe
de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado que "la
regla así expresada tendrá una limitación importante en cuanto al ámbito de su aplicación
temporal, derivada del mandato contenido en la disposición trigésima sexta transitoria de la
Constitución Política, en orden a que la reforma procesal penal sólo se aplique a los hechos
nuevos acaecidos con posterioridad a su entrada en vigencia. De este modo, no será
procedente, para los efectos de la aplicación de este precepto, comparar las normas
contenidas en este Código con las leyes procesales penales preexistentes. Ello, por cierto,
es sin perjuicio de que el legislador - como la Comisión tiene considerado hacer en el
proyecto de ley sobre normas adecuatorias antes aludido- resuelva introducir en los
procedimientos vigentes algunos cambios para armonizarlos en mejor medida con algunos
principios o garantías que se incorporen con la reforma."

108
B) Naturaleza jurídica de las leyes procesales:

En el segundo punto de vista hay que considerar la naturaleza de las leyes procesales y,
aplicando una clasificación ya conocida, podemos fijar los siguientes principios generales
en materia de efectos de una nueva ley:

Las leyes de organización por ser de Derecho Público y de orden público rigen "in actum",
se aplican inmediatamente luego de su vigencia, con preeminencia sobre las antiguas.

Igual cosa sucede con las leyes de la competencia absoluta, las que, sin perjuicio de la
discusión que existe en nuestro derecho positivo y que más adelante veremos, también
rigen "in actum" por ser en el hecho las leyes de organización al determinar la jerarquía de
los tribunales.

Respecto de las leyes de la competencia relativa, renunciables por ser de orden privado en
materia civil contenciosa, es necesario respetar el acuerdo previo de las partes para ser
juzgados por un tribunal distinto territorialmente. Esto no es más que la aplicación del
principio que establece que la ley vigente a la época de la celebración de un contrato se
incorpora a éste. En el caso que no exista acuerdo, las leyes de la competencia relativa,
modificatorias de las antiguas, rigen, también “in actum".

Por último, respecto de las leyes de procedimiento y en lo que dice relación con un proceso
pendiente, como ya antes se dijo, las actuaciones realizadas bajo la antigua ley deben
respetarse, rigiéndose las posteriores por las disposiciones del nuevo cuerpo legal.

C) Legislación Positiva Chilena acerca de la aplicación de la ley procesal en el tiempo.

Entramos ahora a estudiar las disposiciones de nuestra ley positiva, reguladora de los
efectos de la ley en el tiempo.

La ley sobre efecto retroactivo de las leyes de 1861 contiene en sus artículos 22, 23 y 24 las
disposiciones que regulan el conflicto de aplicación de la ley antigua o de la nueva en
materia procesal y ya fue objeto de estudio en Derecho Civil de Primer Año.

Estos preceptos, cuya claridad hace innecesaria casi siempre la dictación de disposiciones
transitorias, reconocen la mayor parte de los principios que hemos establecido
anteriormente.

Así, luego que se sienta como regla que "en todo contrato se entenderán incorporadas las
leyes vigentes al tiempo de su celebración", el artículo 22 establece el efecto inmediato de
las leyes procesales en general, al exceptuar “las concernientes al modo de reclamar en
juicio los derechos que resultaren de ellos". También el artículo 24 ratifica que las leyes de
procedimiento rigen, por regla general, "in actum" al expresar que “las leyes concernientes
a la substanciación y ritualidad de los juicios prevalecen sobre las anteriores desde el
momento en que deben empezar a regir".

109
Los articulos 23 y 24 se refieren a situaciones especiales que pueden acaecer en el campo
procesal. A las expresamente contempladas y a otras que no lo están, nos referiremos a
continuación.

Plazos: Si los plazos han comenzado a correr a la fecha de vigencia de la nueva, rige la ley
antigua. Si los términos no han comenzado su curso a la época de la nueva ley, rige ésta.
Asi lo dice la segunda parte del artículo 24: "pero los términos que hubiesen empezado a
correr .......................... se regirán por la ley vigente al tiempo de su iniciación".

Recursos: Esta materia no está expresamente reglamentada en la ley de efecto retroactivo,


pero dándole a la expresión "actuaciones", que utiliza la segunda parte del artículo 24, una
extensión comprensiva de la institución de los recursos, es necesario concluir que a su
respecto rige la ley bajo cuyo imperio se interpusieron. Dice en la parte pertinente el
artículo 24: “las actuaciones y diligencias que ya estuvieren iniciadas se regirán por la ley
vigente al tiempo de su iniciación".

Actuaciones y diligencias en general: Las actuaciones y diligencias que se encontraren


iniciadas a la época de vigencia de la nueva ley, se rigen por la antigua. Las no iniciadas se
regirán por las disposiciones de la nueva ley. Así se desprende de la segunda parte del
artículo 24, recién transcrito.

Prueba: La materia probatoria está legislada por el artículo 23. Para el efecto de determinar
qué ley se aplica, es necesario distinguir si el medio de prueba es sola y únicamente eso, un
medio probatorio, o si es el fundamento mismo de la pretensión. Será el fundamento mismo
de esta, por ejemplo, en el caso que el medio de prueba constituya, a la vez, una solemnidad
del acto o contrato, como ocurre con la escritura pública, especie del medio probatorio
instrumento público, en la compraventa de bienes raíces. En este caso, rige la ley antigua,
la vigente a la época de celebración del contrato.

En la primera situación, es decir, si se trata de un simple medio probatorio y la nueva ley


crea nuevos medios de pruebas, sin afectar ni alterar los existentes en la ley antigua, la
parte interesada puede optar entre el nuevo medio o el antiguo. Lo que se desprende de la
expresión "podrá" utilizado en el artículo 23.

Problema respecto de las normas de competencia absoluta: Analicemos a continuación


un problema que se ha suscitado con referencia a los efectos de la ley procesal en el tiempo.
El dice relación con la posibilidad, dentro de nuestro derecho positivo, que las leyes de la
competencia absoluta rijan "in actum".

Se ha discutido acerca de si las leyes de competencia absoluta deben o no regir de


inmediato en nuestro Derecho. Los argumentos para estimar que no puede alterarse la
competencia fijada por una ley a través de la dictación de otra, son los siguientes: 1) El
texto del artículo 109 del Código Orgánico de Tribunales que establece: "Radicado con
arreglo a la ley el conocimiento de un negocio ante tribunal competente, no se alterará esta
competencia por causa sobreviniente", Se afirma que la ley que radica un asunto ante un
tribunal es la que se encuentra vigente a la época de tal radicación y que la competencia así

110
otorgada no puede alterarse por causa sobreviniente, como sería la nueva ley; 2) El texto de
la segunda parte del artículo 24 de la ley de Efecto Retroactivo que al expresar: "las
actuaciones y diligencias que ya estuvieren iniciadas se regirán por la ley vigente al tiempo
de su iniciación", no hace -se dice- sino confirmar que la competencia se fija al momento
de la iniciación del juicio, por la ley vigente a esa época, sin que sea posible establecer tal
competencia por una ley posterior; y 3) El inciso cuarto del artículo 19 N° 3 de la
Constitución Política al establecer que "nadie puede ser juzgado por comisiones especiales,
sino por el Tribunal que le señale la ley y que se halle establecido con anterioridad por
ésta", garantiza constitucionalmente la existencia previa del tribunal que va a conocer de un
asunto sin que pueda alterarse posteriormente por causa ni ley alguna ese tribunal
previamente establecido.

Se dan, si embargo, buenas razones para sostener la posibilidad de dictar normas que
alteren la competencia de los tribunales de manera que asuntos de los que conocía alguno
de determinada jerarquía pasan a otro de jerarquía inferior o distinta. En nuestro país ello se
ha hecho habitualmente, disponiéndose por la ley que determinados asuntos pasarán al
conocimiento de otros tribunales. Generalmente, esto ha ocurrido históricamente con los
cambios que se han introducido en las reglas de la cuantía. Al aumentarse la competencia
pecuniaria de determinados tribunales han pasado a su conocimiento asuntos pendientes
ante jueces de mayor jerarquía a quienes, según la ley antigua, correspondía resolverlos.
Las razones que se invocan para sostener esta tesis, reconocida por nuestros legisladores y
tribunales son las siguientes: 1) El artículo 109 del Código Orgánico de Tribunales se
refiere a la radicación ante el tribunal que es legalmente competente. Como ese artículo 109
no es más que una ley, susceptible de ser modificada por otra ley, perfectamente puede
alterarse la competencia adquirida bajo la vigencia de disposiciones anteriores. 2) Las leyes
de la competencia absoluta son de Derecho Público y de orden público, por lo tanto rigen
"in actum"; 3) La ley sobre efecto retroactivo, en su artículo 24, se refiere a las leyes
concernientes a la substanciación y ritualidad de los juicios y no a las leyes de la
competencia; 4) Por último, la garantía constitucional se refiere a la prohibición de ser
juzgado por comisiones especiales, creadas al efecto y no por los tribunales permanentes,
que pertenecen a la organización normal de un poder del Estado.

Jurisprudencia: Insertaremos ahora la doctrina de algunos fallos de nuestros tribunales


que han aplicado los principios expuestos y las disposiciones legales citadas. Debemos, sí,
dejar constancia que la jurisprudencia en los últimos tiempos ha desaparecido,
prácticamente, porque cada ley modificatoria establece la solución de los problemas,
especialmente, a través de artículos transitorios.

a) "El Decreto Ley 778 que creó como título ejecutivo la letra de cambio respecto del
aceptante cuya firma estuviere autorizada por Notario, se aplica a los documentos de esa
especie suscritos antes de su vigencia si el juicio se inicia una vez que rigen las
disposiciones, ello de acuerdo a la parte final del artículo 22 y al artículo 24 de la Ley de
efecto retroactivo".

b) "El artículo 29 de la ley 9293, que empezó a regir el 29 de febrero de 1949 y que
preceptúa que en los juicios de menores no procede el recurso de casación, no tiene

111
aplicación al caso en que se haya deducido y concedido recurso de casación en la forma
con anterioridad a esa fecha".

c) "No procede declarar caducado un recurso de casación en el fondo por la circunstancia


que una ley posterior a su formalización lo declare inadmisible en razón de la cuantía".

6.4.5. LA LEY PROCESAL EN EL ESPACIO.

Una ley es territorial cuando se aplica dentro de los límites geográficos de una nación a
todos los que allí habitan. Sin embargo, por la interdependencia de los Estados, por las
múltiples relaciones de todo tipo que se producen entre los habitantes de las diferentes
naciones, el principio de la territorialidad de la ley tiene que atenuarse. Los Estados deben
aceptar la limitación a su soberanía que significa la aplicación, dentro de su territorio, de
leyes de otros Estados. La ley procesal es eminentemente territorial, pero por las mismas
razones que la ley general, debe admitir que se apliquen otras leyes procesales dentro del
territorio de un Estado.

Estableceremos a continuación los principios doctrinarios fundamentales que rigen en


materia de territorialidad de la ley procesal:

1) La ley procesal sólo se aplica dentro del territorio del Estado que la expide;

2) La competencia, las formas de procedimiento, los deberes y derechos de las partes, la


carga de la prueba, se rigen por la ley del lugar en que se sigue el proceso;

3) Los medios de prueba de las obligaciones se determinan por la ley del lugar en que el
acto se realizó, siempre que esa ley no sea procesal. Si lo es, rige la del lugar en que se
sigue el juicio;

4) La validez de los actos procesales realizados en el extranjero se determina por la ley del
lugar donde se verificaron, pero si deben producir efecto ante un tribunal nacional, dichos
efectos se regulan por la ley nacional. Este principio es lo que Savigny denomina
"nacionalización del derecho extranjero" y habitualmente se admite, en virtud de las
normas de reciprocidad internacional;

5) Tanto los nacionales como los extranjeros están potencialmente sometidos a la


jurisdicción de los tribunales del Estado donde viven;

6) Son nulos los pactos que pretenden someter a las partes a una jurisdicción extranjera o a
un tribunal extranjero;

7) Los tribunales nacionales, mediante una resolución (denominada "exequatur") reconocen


la eficacia de otras resoluciones extranjeras, para que puedan ser ejecutadas dentro del
territorio nacional;

112
8) En ciertos casos, en protección de los intereses superiores del Estado y de la propia
soberanía nacional, la ley procesal se aplica fuera del territorio de la República,
transformándose así de territorial a extra territorial. Esto ocurre especialmente en materia
penal.

Los anteriores principios se encuentran, casi en su totalidad, reconocidos por el Derecho


positivo chileno. Al efecto, podemos citar el art. 11 del Código Civil y los artículos 5° y 6°
del Código Penal que establecen la territorialidad de la ley civil y penal de Chile. El art. 5°
del Código Orgánico de Tribunales, que señala el ámbito territorial del país para el
ejercicio de la jurisdicción. El artículo 1° del Código de Procedimiento Penal, que ratifica
la idea territorial para el ejercicio de la jurisdicción, referido en este precepto a la materia
penal. El artículo 6° del Código Orgánico de Tribunales que establece casos de
extraterritorialidad. El artículo 1462 del Código Civil, que establece que es nula, por vicio
del objeto, la promesa de someterse en Chile a una jurisdicción no reconocida por las leyes
chilenas. Los artículos 242 y siguientes del Código de Procedimiento Civil que se refieren
al cumplimiento en Chile de las resoluciones pronunciadas por los tribunales extranjeros,
señalando las circunstancias y requisitos necesarios para que opere este cumplimiento.
Estos artículos deben entenderse en relación con lo que dispone sobre la misma materia el
Código de Bustamante o Código de Derecho Internacional Privado y diversos otros tratados
internacionales, de los cuales tienen gran importancia los relativos a la extradición. (Ver en
conexión con esta materia separata sobre equivalentes jurisdiccionales, párrafo referente a
la sentencia extranjera).

6.4.6. INTERPRETACION DE LA LEY PROCESAL

a.- Generalidades.

Interpretar la ley es fijar su verdadero sentido y alcance.

Respecto de la interpretación de la ley procesal hay que tener presente todas las normas que
nuestro Código Civil da para los efectos de la interpretación de la ley en los artículos 19 y
siguientes del Código Civil.

Debe recordarse que existen dos clases de interpretación. Una doctrinal que es de carácter
privado y no obligatoria. Otra de autoridad que tiene, por el contrario, carácter público y
obligatorio.

La interpretación de autoridad puede, a su vez, ser judicial y legal. A la interpretación


judicial y su carácter relativo se refiere al inciso segundo del artículo tercero del Código
Civil. A la interpretación legal y su carácter general se refiere el inciso primero del mismo
precepto.

Los elementos de interpretación contenidos en nuestra legislación son: el gramatical (art.


19, inc. l°, en relación con el artículo 20 del Código Civil); el lógico (inc. 2° del art. 19 o
inc. l° del art. 22); el histórico, inciso segundo del artículo 19 y el sistemático (inc. 2° del
art. 22 y art. 24).

113
Además del juego de estos elementos de interpretación, cuyo alcance es materia de
Derecho Civil, hay que tener presente dos normas: las leyes especiales prevalecen sobre las
generales (arts. 4° y 13° del Código Civil) y lo favorable u odioso de una disposición no se
tomará en cuenta para restringir su interpretación (artículo 23).

Otros principios que sirven para la interpretación de las disposiciones legales son: la
analogía, "donde existe la misma razón, debe existir la misma disposición"; la
contradicción, del "quien puede lo más puede lo menos o prohibido lo menos se prohibe lo
más"; "donde la ley no distingue no es lícito al intérprete distinguir"; y por último, la
interpretación al absurdo. En general, estos principios reciben la denominación de
"aforismos".

Sin perjuicio que no puede hablarse de normas especiales de interpretación de la ley


procesal y deben aplicarse las disposiciones generales a que recién nos referimos, es
necesario tener en cuenta que las normas de Derecho Procesal están influidas por sus
características peculiares y que múltiples principios que informan el debido proceso y el
Derecho Procesal mismo, deben tenerse en cuenta al fijar el alcance de las reglas de nuestro
estudio.

Veamos cuáles son los elementos de juicio o los principios que al aplicar las normas
generales de interpretación, deben considerarse respecto de una ley procesal.

I) Las normas de Derecho Procesal son normas de conveniencia y deben interpretarse por
ello tan libremente como sea posible. No han de ser un obstáculo por el que se frustre el
derecho material. La inobservancia de normas procesales puede no ser perjudicial, si su
obediencia en el caso concreto sólo se manifiesta en una consecuencia de mero trámite
procedimental sin ninguna significación. Lo que interesa es una resolución imparcial que
determine, de acuerdo al mérito de autos, si debe o no prosperar la pretensión.

II) Como reguladoras de una actividad del Estado, las normas procesales son más sensibles
a las corrientes sociales y políticas de la época en que aparecen, por lo que el elemento
histórico de interpretación tiene decisiva importancia.

III) Como consecuencia de ser el Derecho Procesal una unidad, la interpretación de las
normas que lo constituyen debe hacerse siempre respetando este principio unitario,
recordando que existen instituciones generales que orientan el desenvolvimiento de la ley
procesal hacia el fin que ella persigue.

IV) La interpretación por analogía debe aplicarse, en materia de ley procesal, en forma más
amplia. En la interpretación analógica de la ley procesal debe estarse a su fin, adecuando la
interpretación a lo que ella regula.

V) Para Chiovenda, citando a Mancini, existen numerosos principios que, si bien son
informadores del Derecho Procesal y sobretodo del debido proceso, o más bien

114
procedimiento, están, a la vez, directamente vinculados a la interpretación de la ley
procesal. Esos principios son:
a) El principio lógico que se enuncia como "la selección de los medios más seguros y
expeditos para buscar y descubrir la verdad, evitando el error";
b) El principiojurídico que persigue "igualdad en la contienda y justicia en la decisión";
c) El principio político que persigue la máxima garantía de debida jurisdicción prestada por
el Estado;
d) El principio económico que es aquel que tiende a evitar que la justicia se recargue con
gastos excesivos o con una extensión demasiado grande, lo que la pondría sólo al alcance
de unos pocos privilegiados; y
e) El principio de la economia procesal que persigue el "máximo resultado en la aplicación
de la ley con el menor desgaste posible de la actividad jurisdiccional".

VI) Por su parte, Couture señala cuatro principios, básicos también para la interpretación de
la ley procesal: la probidad, la concentración, la preclusión o consumación y la protección.

Según el principio de la probida, el proceso es una institución de buena fe que no debe ser
utilizado por las partes con fines fraudulentos o abusivos.

Por la concentración se persigue reunir las cuestiones que se promuevan en el juicio,


cualquiera que sea su naturaleza, para ser resueltas todas ellas o el mayor número posible
en la sentencia definitiva, evitándose que el curso del asunto principal se suspenda. Es una
consecuencia de la economía procesal.

Por la consumación o preclusión se consideran en su aspecto principal extinguidos los


derechos y facultades procesales por su ejercicio, sin que, por regla general, se permita
modificar la forma en que se ejercitaron ni ejercitarlos una vez más. Así, por ejemplo, la
facultad de contestar la demanda se extingue por la presentación del escrito
correspondiente, sin que pueda presentarse después otro escrito de contestación con el
pretexto de que se cometió un error o se incurrió en un olvido la primera vez.

La protección establece que la nulidad de los actos procesales sólo puede hacerse valer y
declararse cuando existe un perjuicio, cuando se ha lesionado un interés patrimonial o
moral. Sólo puede admitirse la alegación de nulidad cuando la omisión de los requisitos de
validez del acto procesal deja sin posibilidad de defensa a una de las partes, pudiendo
alegarla sólo el afectado por el vicio, el perjudicado.

B.- La interpretación de la ley procesal en el derecho positivo chileno.

A continuación analizaremos concretamente las disposiciones de nuestras leyes positivas


sobre este aspecto de nuestro estudio y señalaremos cómo se han recogido positivamente
los principios que hemos enunciado y otras normas propias de la interpretación de esta
clase de leyes.

115
a) Para interpretar la ley procesal deben aplicarse las disposiciones comunes de
interpretación, señaladas en los arts. 19 y siguientes del Código Civil y los demás que se
citaron y fueron ya estudiados en Derecho Civil.

b)Se han reconocido en nuestra legislación positiva la casi totalidad de los principios de
debida interpretación de la ley procesal, antes establecidos.

Así principio jurídico que garantiza la igualdad de las partes, se encuentra plenamente
reconocido en la fijación de casi todos los procedimientos en los cuales, tanto demandante
como demandado, disfrutan, salvo excepciones muy explicables, de idénticas posibilidades
de defensa y prueba de sus posiciones.

El principio lógico, que persigue establecer los procedimientos idóneos para obtener una
mejor y expedita justicia, también ha sido reconocido. Nuestros Códigos buscan los
trámites más adecuados, atendida la naturaleza del asunto. Así, se fijan procedimientos
rápidos y concentrados para los asuntos de arrendamiento, para los asuntos relativos a la
posesión de inmuebles, para los juicios de poca cuantía, para el juicio ejecutivo.

El principio político se encuentra reconocido a través de las disposiciones procesales de la


Constitución Política y, especialmente, de la estructuración de los procedimientos penales.

El principio económico se reconoce al establecerse como base del ejercicio de la


jurisdicción, su gratuidad y al favorecerse a las personas de pocos recursos con el privilegio
de pobreza y la asistencia judicial gratuita.

La economía procesal está reconocida en la fijación de procedimientos breves y


concentrados, en la no suspensión del cumplimiento de las resoluciones judiciales por la
interposición de recursos en su contra y por el planteamiento de todas las cuestiones
inherentes a la posición jurídica del demandante o del demandado en una sola oportunidad,
como ocurre, por ejemplo, respecto del demandado en el juicio ejecutivo, el que debe
defenderse oponiendo todas las excepciones, cualquiera que sea su naturaleza, en un solo
escrito y dentro de un plazo fatal.

La probidad, el que el proceso es una institución de buena fe y no puede abusarse de él, se


encuentra protegida por numerosas disposiciones legales. Se exige a la parte que ha perdido
dos o más incidentes en un juicio que consigne previamente una suma de dinero para poder
promover una nueva cuestión dilatoria. Se condena en costas, esto es, el pago de los gastos
del juicio, a la parte que pierde totalmente el pleito. Se aplican multas a aquel de los
litigantes que deje de cumplir las obligaciones o cargas procesales para obtener alguna
ventaja o simplemente por negligencia (como cuando no se acompaña copia de un escrito,
por ejemplo). Incluso el Código de Etica Profesional cuya vigencia ahora se discute protege
el principio de la probidad al establecer como obligación del abogado el abstenerse del
empleo de recursos y formalidades destinados sólo a entrabar la marcha del procedimiento,
de promover incidentes o realizar gestiones meramente dilatorias e innecesarias (art. 5°).

116
La concentración está reconocida al tratarse, por ejemplo, del juicio sumario y la mayor
parte de los procedimientos especiales. En ellos, tanto el asunto principal como las
cuestiones accesorias o incidentes, se reservan para el fallo definitivo, no suspendiéndose el
curso del proceso.

La preclusión también está ampliamente reconocida por nuestra ley. En el juicio ordinario
todas las excepciones dilatorias deben oponerse en un solo escrito, sin que pueda después
complementarse tal escrito y oponerse nuevas excepciones, que por error u olvido no se
hicieron valer aunque reste parte del plazo que la ley señala para oponerlas. Igual cosa
ocurre en el juicio ejecutivo en que el demandado debe oponer todas las excepciones en un
solo escrito, sin que pueda alterar posteriormente los fundamentos de su defensa,
igualmente aunque le quedare parte del término para hacerlas valer. Está también
reconocido este principio en el recurso de casación en el que una vez expuestas las causales
y sus fundamentos, no pueden alterarse ni modificarse por motivo alguno. En todos estos
casos, como puede verse, la facultad procesal se extingue, se consolida, por su ejercicio.

La protección se encuentra también reconocida expresamente. En efecto, al tratarse una de


las maneras de hacer valer la nulidad procesal, el recurso de casación en la forma, se ha
establecido que el tribunal, a pesar de reunirse todos los requisitos estrictamente formales
para acogerlo, podrá desestimar dicho recurso "si de los antecedentes aparece de manifiesto
que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable sólo con la invalidación del fallo".
(Inc. penúltimo del art. 768 del Código de Procedimiento Civil). Este principio, por lo
demás, lo encontramos latente en toda la institución de la nulidad procesal y así lo ha
establecido nuestra jurisprudencia en varias ocasiones.

c) Tiene extraordinaria relevancia dentro de las normas de interpretación de la ley procesal


una que podríamos llamar supletoriedad. De acuerdo a lo que dispone el artículo 3° del
Código de Procedimiento Civil "se aplicará el procedimiento ordinario en todas las
gestiones, trámites y actuaciones que no están sometidos a una regla especial diversa,
cualquiera que sea su naturaleza". Igual cosa, en cuanto a su aplicación general y
supletoria, ocurre con las disposiciones comunes a todo procedimiento, contenidas en el
Libro Primero del Código de Procedimiento Civil.

d) Por último, tenemos que referimos a otra nonna de interpretación que constantemente
aparece en el Derecho procesal Chileno: la remisión. Habitualmente, las disposiciones
legales aluden a otras, remitiéndose a su contenido. Esto ocurre, incluso, del Procedimiento
Penal al Procedimiento Civil. Así en el juicio por crimen o simple delito de acción pública,
el Código de Procedimiento Penal, especialmente en lo que se refiere al término probatorio,
se remite al juicio ordinario civil. Además, conforme al artículo 43 del Código de
Procedimiento Penal, son aplicables "al procedirtliento penal en cuanto no se oponga a lo
establecido en el presente Código o en leyes especiales, las disposiciones comunes a todos
los juicios contenidos en el Libro I del C. de Procedimiento Civil". Esto significa la
confirmación del principio de la unidad del Derecho Procesal y, también, de la importancia
que la interpretación por analogía tiene en materia de ley procesal.

117
e) Se encuentra proscrita la analogía y se establece como obligatoria la interpretación
restrictiva respecto de todas las disposiciones del Código Procesal Penal que autorizan la
restricción de la libertad o de otros derechos del imputado o del ejercicio de alguna de sus
facultades.( art 5° Inciso segundo)

7.- LOS TRATADOS INTERNACIONALES.

El inciso segundo del artículo 5° de la Constitución establece que "el ejercicio de la


soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esenciales que emanan de la
persona humana. Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos,
garantizados por esta Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por
Chile y que se encuentren vigentes".

En relación al texto actual del artículo 5, cuyo texto definitivo es el fijado por la Ley
18.825, publicada en el diario Oficial de 17 de agosto de 1989, se ha señalado que "en
cuanto al artículo quinto se acordó introducir la reforma genérica que permitía que los
tratados internacionales sobre los derechos de la persona, ratificados por Chile y vigentes,
se incorporarán a la legislación chilena con rango constitucional”60

"El concepto de respeto, atribuido a los derechos humanos, significa que la preocupación
dominante debe ser la de asegurar a los derechos garantizados una verdadera efectividad,
pues el fin consiste en proteger esos derechos, no teóricos o ilusorios, sino concretos y
efectivos. Los derechos enunciados, que deben ser objeto de respeto y promoción,
engendran no solamente simples obligaciones, sino que exigen medidas positivas por parte
del Estado en cuestión.61

En cuanto a los tratados internacionales sobre la persona humana requieren de acuerdo con
el texto constitucional que ellos se ratifiquen por Chile y que se encuentren vigentes.

Al respecto se ha señalado, que "la ratificación es la operación, reglamentada tanto por el


derecho interno como por el derecho internacional, en virtud de la cual consta la voluntad
del Estado de obligarse por el tratado. En Chile, le corresponde al Presidente de la
República ratificar los tratados que estime conveniente para los intereses del país (artículo
32 N° 17 ) y que deberán ser sometidos, conforme a lo prescrito en el artículo 50, a la
aprobación previa del Congreso Nacional. ¿Cómo interpretar esta primera condición? Los
tratados internacionales que reconozcan derechos esenciales deberán previamente conocer
el proceso de ratificación para poder enseguida producir efectos en el plano interno. Dicho
de otra manera, no se podrá, mediante acuerdos en forma simplificada, reconocer derechos
esenciales y otorgarles efectos en Chile”. Además, el tratado requiere para que entre en
vigencia dentro de nuestro país que sea publicado en el Diario Oficial de acuerdo a la
jurisprudencia de nuestra Corte Suprema.

60
Historia de una Negociación para la Protección y Garantía de los Derechos Humanos. Francisco Cumplido.
Pág. 193. Nuevas dimensiones en la protección del individuo. Instituto de Estudios Internacionales de la
Universidad de Chile.
61
La Reforma al Artículo 5° de la Constitución Política. Rodrigo Díaz Albónico. Pág. 200. Nuevas
dimensiones en la protección del individuo. Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

118
"Respecto a que derechos son esenciales de la persona, la idea que se quiso reflejar en la
reforma al artículo 5° es que todos los derechos asegurados en la Constitución Política de
1980, sean políticos, civiles, económicos y culturales tienen tal carácter”.62

Dentro de los principales tratados internacionales sobre derechos humanos que han sido
ratificados por Chile y que se encuentran vigentes podemos resaltar los siguientes :
a) Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos adoptado por la Asamblea
General de Naciones Unidas en su resolución 2.220 A de 16 de diciembre de 1966, y que
entró en vigor el 23 de marzo de 1976, de conformidad al art. 49 del mismo. Chile depositó
el instrumento de ratificación el 10 de febrero de 1972. El Pacto se Promulgó por Decreto
N° 778 de 30 de noviembre de 1976 y se publicó en el Diario Oficial de 29 de Abril de
1989.

b) El Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos se


adoptó por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución 2.220 A de 16 de
diciembre de 1966, y que entró en vigor el 23 de marzo de 1976, de conformidad al art. 9
del mismo. Chile depositó el instrumento de ratificación el 27 de mayo de 1992. El
Protocolo se Promulgó por Decreto N° 747 de 15 de junio de 1992 y se publicó en el Diario
Oficial de 20 de Agosto de 1992.

c) Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica


fue suscrita en ese país con fecha 22 de noviembre de 1969, y entró en vigencia el 18 de
julio de 1978, de conformidad al art. 74.2. de la Convención. Chile depositó el instrumento
de ratificación el 21 de agosto de 1990. La Convención fue promulgada por Decreto N° 873
de 23 de agosto de 1990 y se publicó en el Diario Oficial de 5 de enero de 1991.

d) La Convención contra la Tortura fue adoptada por la Asamblea General de Naciones


Unidas en su resolución 39/46 de 10 de diciembre de 1984, y entró en vigor el 26 de junio
de 1987, de conformidad al art. 27.1. de ella. Chile depositó el instrumento de ratificación
el 30 de septiembre de 1988, con reservas. La Convención se promulgó por Decreto N° 808
de 7 de octubre de 1988 y se publicó en el Diario Oficial de 26 de noviembre de 1988. Con
fecha 7 de septiembre de 1990, se depositó por Chile el instrumento de retiro de reservas,
promulgado por Decreto N° 39 de 7 de enero de 1991 y se publicó en el Diario Oficial de
13 de marzo de 1991

e) La Convención Interamericana contra la Tortura fue adoptada el 9 de diciembre de


1985, y entró en vigor el 28 de febrero de 1987, de conformidad al art. 22 de ella. Chile
depositó el instrumento de ratificación el 30 de septiembre de 1988, con reservas. La
Convención se promulgó por Decreto N° 809 de 7 de octubre de 1988 y se publicó en el
Diario Oficial de 26 de noviembre de 1988.Con fecha 21 de agosto de 1990, se depositó
por Chile el instrumento de retiro de reservas, promulgado por Decreto N° 40 de 7 de enero
de 1991 y se publicó en el Diario Oficial de 13 de enero de 1991.
62
Historia de una Negociación para la Protección y Garantía de los Derechos Humanos. Francisco Cumplido.
Pág. 194. Nuevas dimensiones en la protección del individuo. Instituto de Estudios Internacionales de la
Universidad de Chile.

119
f) La Convención sobre Eliminación de todas Formas de Discriminación contra la
Mujer fue adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución 34/180
de 18 de diciembre de 1979, y entró en vigor el 3 de septiembre de 1981, de conformidad al
art. 27.1. de ella. Chile depositó el instrumento de ratificación el 7 de diciembre de 1989.
La Convención se promulgó por Decreto N° 789 de 27 de octubre de 1989 y se publicó en
el Diario Oficial de 9 de diciembre de 1989.

g) La Convención sobre los Derechos del Niño fue adoptada por la Asamblea General de
Naciones Unidas en su resolución 44/25 de 20 de noviembre de 1989, y entró en vigor el 2
de septiembre de 1990, de conformidad al art. 49 de ella. Chile depositó el instrumento de
ratificación el 13 de agosto de 1990. La Convención se promulgó por Decreto N° 830 de 14
de agosto de 1990 y se publicó en el Diario Oficial de 27 de septiembre de 1990.

"Si hay concordancia entre el derecho consagrado en la Constitución y en el tratado no


existe problema interpretativo. Tampoco en nuestra opinión hay problema cuando la norma
constitucional chilena es más limitada que la norma internacional en el sentido de la
extensión del derecho conferido, porque aquí la norma constitucional sería insuficiente y,
precisamente, la incorporación del tratado hace que se extienda el efecto más amplio del
tratado al derecho de la persona beneficiaria de él.

"La cuestión de interpretación que puede presentarse es en el caso en que haya un tratado
internacional una disposición incompatible con la Constitución de 1980, porque aquí
tendría el intérprete que señalar cuál es el que prevalece. Si Uds. observan, la constitución
los colocó en un mismo rango, porque habla de asegurar los derechos garantizados por esta
Constitución y por los tratados internacionales ratificados por Chile y vigentes. Los colocó
en un mismo plano.

"Cuando se discutió, la verdad es que no se quiso zanjar, expresamente - se los digo con
toda honestidad - porque de ser zanjado en ese momento es muy posible que se hubiera
entrabado la reforma constitucional. Entonces los negociadores llegamos a la conclusión de
que esto debía ser interpretado por un tribunal. Uds. dirán que es una mala técnica
constitucional.... y es una mala técnica legislativa. Pero, frente a la situación en que nos
encontrábamos de tener que convenir con un gobierno militar reformas constitucionales que
para nosotros eran fundamentales para transitar a un régimen democrático, teníamos que
aceptar situaciones de incertidumbre y también situaciones de insuficiencia técnica como
las que describo. Son los tribunales los que, en consecuencia, van a resolver la situación
frente a la incompatibilidad."63

"El otro problema que requiere interpretación es el referente a la derogación tácita. Para
ello es indispensable examinar la jurisprudencia de la Corte Suprema de Chile, en los
últimos años. A la Corte Suprema le corresponde pronunciarse sobre la inaplicabilidad de
las leyes por inconstitucionalidad.
63
Historia de una Negociación para la Protección y Garantía de los Derechos Humanos. Francisco Cumplido.
Págs. 194 y 195. Nuevas dimensiones en la protección del individuo. Instituto de Estudios Internacionales de
la Universidad de Chile.

120
"Pues bien, la Corte Suprema chilena, a diferencia de la jurisprudencia que había
mantenido durante largos años, hoy estima que sólo tiene competencia para pronunciarse
sobre la constitucionalidad de la ley dictada con posterioridad a la Constitución, o sea sólo
pueden ser materia de recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad las leyes
publicadas con posterioridad al 11 de marzo de 198 1.

"Las leyes vigentes anteriores a la Constitución de 1980 se encontrarían tácitamente


derogadas por la Constitución de 1980. Por lo tanto, si están tácitamente derogadas, le
corresponde al Tribunal de Fondo, cualquiera sea su jerarquia, pronunciarse sobre este
punto. Este mismo criterio se puede trasladar a la interpretación del art. 5° y estimar que
toda legislación interna contraría a los tratados internacionales sobre derechos de las
personas, estaría derogada por la reforma constitucional al incorporar esos tratados. Esto,
significa que los tribunales de fondo tendrían que aplicar preferentemente el tratado sobre
la ley interna, tanto respecto de la Constitución, como de la ley, lo cual abre la posibilidad
de que este art. 5°, en relación con la incorporación de los tratados, puede ser de inmediato
aplicado por los tribunales sin necesidad de modificar la legislación interna.
64
Los referidos tratados internacionales se encuentran plenamente vigentes en nuestro país
y han sido analizados en diversos fallos de nuestra Jurisprudencia para resolver diversas
materias como se señala por el Ministro de nuestro máximo tribunal don Mario Garrido
Montt en su artículo "La Constitución y los Tratados Internacionales en la Jurisprudencia",
el que aparece publicado en la Revista Ius et Paxis N° 2 Año 2 de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca.

Por otra parte, es menester tener presente que Chile suscribió el 20 de Febrero de 1928, en
la Habana, la Convención de Derecho Internacional Privado, la que fue aprobada por el
Congreso Nacional, ratificada por el Presidente de la República y publicada en el Diario
Oficial de 25 de abril de 1934, y rige en nuestro país con la reserva "de que ante el derecho
chileno y con relación a los conflictos que se produzcan entre la legislación chilena y
alguna extranjera, los preceptos de la legislación actual o futura de Chile, prevalecerán
sobre dicho Código, en caso de desacuerdo entre unos y otros". El Libro IV del ese Código,
conocido también como Código de Bustamante en homenaje a su redactor, se refiere al
Derecho Procesal Internacional.

Sin perjuicio de ello, el artículo 242 del Código de Procedimiento Civil contempla a los
tratados internacionales como la primera fuente a la que debe acudirse para los efectos de
otorgar el exequátur para permitir el cumplimiento de una sentencia extranjera en nuestro
país.

8.- LA COSTUMBRE.-

64
Historia de una Negociación para la Protección y Garantía de los Derechos Humanos. Francisco Cumplido.
Pág. 196. Nuevas dimensiones en la protección del individuo. Instituto de Estudios Internacionales de la
Universidad de Chile.

121
Sabemos que conforme al artículo 2° del Código Civil "la costumbre no constituye derecho
sino en los casos que la ley se remite a ella". Es decir, sólo se acepta la costumbre como
fuente del derecho, si ella es "según la ley".

En Derecho Procesal chileno puede afirmarse categóricamente que en los Códigos


Orgánico de Tribunales, de Procedimiento Civil y de Procedimiento Penal no hay norma
alguna que se remita a la costumbre, como ocurre, por ejemplo, en el artículo 1951 del
Código Civil.

Tampoco existen disposiciones como las contenidas en los artículos 4°, 5° y 6° del Código
de Comercio, mucho más amplias que el artículo 2° del Código Civil, de conformidad con
los cuales las costumbres mercantiles suplen el silencio de la ley, cuando ellas reúnen los
requisitos y es acreditada en la forma prevista en la ley.

No debe confundirse de modo alguno que el juez deba en ciertos casos fallar conforme a la
costumbre (cuanto la ley se remite a ella en materia civil general y en los casos previstos en
los artículos 4°, 5° y 6° del C. de Comercio) con que la costumbre sea fuente del Derecho
Procesal.

Podemos afirmar, pues, que en nuestros Códigos básicos la costumbre no constituye


derecho en materias procesales propiamente tales, sin perjuicio de la incidencia que ella -
regulada en el C. Civil y en el de Comercio - tenga en la prueba y en la sentencia definitiva.

En el ejercicio de la función jurisdiccional se pueden distinguir ciertos usos y prácticas


procesales, ya sea del tribunal o de los otros sujetos que intervengan en el proceso.

Los usos están configurados por el elemento material de la costumbre excluído el elemento
subjetivo y emanan de una necesidad práctica que la ley no satisface por no contemplar la
conducta constitutiva del uso o regularla insuficientemente, siendo necesaria la conducta
constitutiva del uso para el logro o cumplimiento de los intereses, derechos, facultades o
funciones del autor de la conducta.

Ante la naturaleza eminentemente instrumental del derecho procesal, el surgimiento de los


usos obedece a una necesidad práctica que la ley procesal no satisface, lo que es resuelto
por los involucrados en el proceso de una manera uniforme y sin creer que su actuación se
fundamenta en una norma determinada.

Dentro de los usos por parte de los tribunales se pueden comprender el despacho de oficios
dirigido a instituciones públicas o privadas requiriendo antecedentes; la reconstitución de
un expediente civil en caso de extravío; la tercería de posesión hasta que se recogiera
expresamente en los artículos 518, 521 y 522 del C.P.C. por la Ley 18.705; el arraigo, que
luego se incorporara al Código de Procedimiento Penal por la Ley 18.288; etc.

Por otra parte, existen las practicas procesales consistentes en las formas en que se realizan
los actos procesales por el juez y las partes, que se transmiten de tiempo en tiempo.

122
Dentro de las practicas positivas, estimadas como aquellas que tienen por objeto dar una
aplicación de la ley procesal, nos encontramos con la forma de redacción de los escritos y
de realización de los alegatos ante los tribunales; la custodia especial de expedientes en la
Secretaría del Tribunal; la lista de despacho; el Libro de Receptores; Libro de Custodia de
Documentos; etc.

Dentro de las practicas negativas, estimadas como aquellas que no tienden a dar una
aplicación a la ley procesal, sino que desvirtúan su correcta aplicación, nos encontramos
con las resoluciones que concluida la tramitación de un incidente en lugar de resolverlo
derechamente proveen "Autos" o "Autos para resolver" alargando la tramitación prevista
por el legislador; el interrogatorio de los testigos y de las partes en la prueba testimonial y
en la confesión ante funcionarios auxiliares y no del juez como prevé expresamente el
legislador; etc.-

9.- LOS ACUERDOS O CONVENCIONES ENTRE LAS PARTES.

El proceso es una institución que se desarrolla de acuerdo con un procedimiento, cuyas


formas establecidas por parte del legislador revisten el carácter de orden público y por regla
general con irrenunciables e indisponibles por las partes.

De acuerdo con ello, las partes por regla general no se encuentran facultadas para, en virtud
del principio de la autonomía de la voluntad, modificar la regulación que para el desarrollo
del proceso ha previsto el legislador.

Sin embargo, el legislador ha previsto la posibilidad de que las partes fuera del proceso
convengan acuerdos que tengan por objeto producir efectos en él. Dentro de estas
convenciones procesales que las partes pueden celebrar fuera del proceso destinadas a
producir efectos procesales que se contemplan en la ley podemos citar el compromiso y la
cláusula compromisoria a propósito del arbitraje (arts. 222 y siguientes del Código
Orgánico de Tribunales); la prórroga expresa de competencia (arts. 181 y sgtes. del C.O.T);
la transacción (art.2446 del C. Civ); el mandato judicial otorgado por escritura pública al
mandatario judicial (Art. 6 C.P.C.),

Además, el legislador prevé la posibilidad de que las partes dentro del proceso convengan
acuerdos que tengan por objeto producir efectos en él, pudiendo citar al efecto los
convenios judiciales destinados a alzar la quiebra (arts. 173 y sgtes Ley de Quiebras); el
otorgamiento de mandato judicial (Art. 6° del C.P.C.), la suspensión del procedimiento (art.
64 del C.P.C.); la conciliación (arts. 262 y sgtes. del C.P.C.); la renuncia a la prueba (art.
313 inc.2° del C.P.C.); la designación de peritos (art.414 del C.P.C.).-

CAPITULO IV

LA JURISDICCION

123
1.- ASPECTOS GENERALES.

Según Calamandrei, el Derecho Procesal se basa en el estudio de tres conceptos


fundamentales: La jurisdicción, la acción y el proceso.

La jurisdicción es la actividad que se realiza por el juez, como un tercero imparcial, para
los efectos de dirimir a través del proceso, el conflicto que las partes han sometido a su
conocimiento, mediante el ejercicio de la acción.

La acción es el derecho que se reconoce a los sujetos para los efectos de poner en
movimiento la actividad jurisdiccional para los efectos que se resuelva a través del proceso
el conflicto que se ha sometido a la decisión del tribunal.

La acción se puede concebir como el derecho a poner en movimiento la actividad


jurisdiccional, para que se desarrolle a través de un proceso destinado a resolver el
conflicto mediante la dictación de una sentencia.

Excepcionalmente, la actividad jurisdiccional se pone en movimiento sin necesidad de que


se ejercite una acción, como ocurre en los procesos penales de acción penal pública en el
antiguo procedimiento por crimen o simple delito de acción penal pública, los que pueden
iniciarse de oficio por parte del órgano jurisdiccional.

El proceso es el medio que el sujeto activo tiene para obtener la declaración jurisdiccional
acerca de la pretensión que ha hecho valer mediante el ejercicio de la acción; donde el
sujeto pasivo tiene el derecho de defenderse: y el tribunal la obligación de dictar sentencia
conforme a lo alegado y probado por las partes en él. El proceso podrá desarrollarse en
forma escrita u oral, rápida o concentradamente o en forma lata; en presencia del juez o
través de auxiliares de éste; de acuerdo a la ley del procedimiento establecida para su
desarrollo.

2.- ETIMOLOGIA.

Del latín iutisdictio, nis, que significa "acción de decir o indicar el derecho", o sea se trata
de un nomen actionis formado por la locución verbal ius dicere "decir o indicar el
derecho".65

La acepción etimológica no ha sido aceptada por la doctrina para conceptualizar la


jurisdicción por las siguientes razones:

a.- Se trataría de un concepto de gran multivocidad.

No sólo el juez indica o declara el derecho, sino que también el legislador al dictar la ley
(Art. 1° Código Civil); el Poder Ejecutivo al reglamentar la ley y aplicarla de acuerdo a las
funciones que le encomienda la Carta Fundamental; la Contraloría General de la República

65
Couture. Vocabulario Jurídico. Página 370. 1998.

124
cuando emite dictámenes o torna razón de un decreto luego de verificar su legalidad; el
Servicio de Impuestos Internos, la Dirección del Trabajo, u otros órganos administrativos,
al interpretar o aplicar las leyes tributarias, laborales u otras normas legales; y finalmente,
los particulares al manifestar su voluntad en cuanto a la forma en que se deben regir
determinadas situaciones al celebrar los contratos (Art. 1.545 C.Civ.)

b.- No se comprende la equidad.

Al señalar que la jurisdicción es declarar el derecho se está dejando de lado a la equidad.

En efecto, si bien es cierto que en la gran mayoría de los Estado existe un "Jurisdicción de
Derecho", esto es, el deber del juez de aplicar la ley (formulación del derecho por clases o
formulación legal en concepto de Calamandrei) al caso concreto, no es menos cierto que, a
falta de norma de autoridad que solucione el conflicto, es el juez quien, aplicando la
equidad, debe cumplir con su deber social (Arts. 73 C. Pol. ; 10 inc. 2° C.O.T. y 170 N° 5
C.P.C.).

c.- Se restringe la jurisdicción a las sentencias declarativas.

La definición etimológica restringe la actividad del juez a las resoluciones o actos jurídicos
procesales meramente declarativos al expresarse que la jurisdicción es declarar el derecho.
Esta conceptualización no comprendería a ciertos pronunciamientos judiciales que,
emanando de la actividad jurisdiccional, no se limitan a "declarar el derecho", o sea, no se
limitan a reconocer situaciones preexistentes.

En efecto, en la actualidad existen las denominadas "sentencias constitutivas", que son


actos jurídicos procesales del juez que crean, modifican o extinguen un estado o una
situación jurídica, produciendo sus efectos sólo hacia futuro y no hacia el pasado. Ejemplo
de esta categoría de resoluciones es la que desconoce o la que constituye el estado de hijo
legítimo, hoy simplemente hijo de filiación matrimonial o no matrimonial.66

3.- DIVERSAS ACEPCIONES DE LA JURISDICCION.

En nuestro ordenamiento jurídico es posible advertir que la voz jurisdicción ha sido


utilizada con los sentidos o alcances de ámbito territorial, competencia, poder y
función:

a.- Como ámbito o extensión territorial.

Con gran frecuencia se habla de que un delito determinado fue cometido en el territorio
jurisdiccional de cierto juzgado del crimen o dentro del de una Corte de Apelaciones que
señala (Véase por ejemplo Arts 27, 55, etc. del C.O.T); y por extensión se suele hablar
igualmente de aguas territoriales de los Estados: dícese entonces de aguas jurisdiccionales

66
Eduardo Morales Robles. Explicaciones de Derecho Procesal Tomo I. Páginas 2 y 3. Basadas en las Clases
del Profesor Titular de Derecho Procesal Don Mario Mosquera Ruiz. 1987.

125
chilenas, argentinas, etc.- Esta primera acepción debe ser descartada de inmediato, puesto
que ella se utiliza como expresión de territorio, la que se aparta claramente del significado
de la jurisdicción.

b.- Como competencia.

En diversos preceptos legales se ha sólido confundir la jurisdicción con la competencia, en


circunstancias que se trata de conceptos diferentes no obstante existir respecto de ellos una
relación de totalidad a parte.

"La confusión entre jurisdicción y competencia era corriente en la legislación y doctrina en


épocas pretéritas; mas en la actualidad ambos conceptos se encuentran perfectamente
delimitados.

"La competencia es una medida de jurisdicción; pero no todos los jueces tienen
competencia para conocer de un determinado asunto. Un juez competente es, al mismo
tiempo juez con jurisdicción; pero un juez incompetente es un juez con jurisdicción y sin
competencia. La competencia es el fragmento de jurisdicción atribuido a un juez.

"La relación entre la jurisdicción y la competencia es la relación que existe entre el todo y
la parte. La jurisdicción es el todo, la competencia es la parte: un fragmento de la
jurisdicción. La competencia es la potestad de jurisdicción para una parte del sector
jurídico: aquel específicamente asignado al conocimiento de determinado órgano
jurisdiccional. En todo aquello que no le ha sido atribuido, un juez, aunque sigue teniendo
jurisdicción, es incompetente. (Couture. Fundamentos de Derecho Procesal Civil.).-

La diferenciación entre la jurisdicción y la competencia tiene gran relevancia y nos


referiremos específicamente a ellas al estudiar la competencia, puesto que claramente
existen facultades que pueden ser ejercidas respecto de la competencia, como la prórroga y
la delegación, más no respecto de la jurisdicción.

En párrafo 8 del Título VII del C.O.T. y en los diversos artículos que lo conforman (arts.
181 a 187), el legislador hasta antes de dictación de 18.869 de 10 de Marzo de 1990, se
refería a la prórroga de la jurisdicción en circunstancias de tratarse la prórroga de la
competencia en ese párrafo y los preceptos que lo conforman.

En la actualidad, aún es posible encontrar preceptos en los cuales el legislador utiliza


erróneamente la voz jurisdicción como una acepción de competencia, pudiendo citar al
efecto el artículo 433 N° 1 y 440 del C.P.P. en la cual se habla de declinatoria de
jurisdicción en circunstancias que claramente se está refiriendo a la declinatoria de
competencia, que es una de las formas para alegar la incompetencia del tribunal. En el
Código Procesal Penal, en adelante NCPP, este error se subsana al señalarse en la letra a)
del artículo 264, que la excepción de previo y especial pronunciamiento consiste en la
"incompetencia" del juez de garantía.

126
En consecuencia, esta acepción de la voz jurisdicción es errada, puesto que la competencia
es un concepto diverso a ella.

c.- Como poder.

También se utiliza la expresión jurisdicción para referirse al conjunto de atribuciones del


cual se encuentran dotados los diferentes órganos del poder público. Es así como se señala
que el Presidente de la República o el Senado posee jurisdicción respecto de una
determinada materia.

Tratándose de los órganos jurisdiccionales, la sola noción de poder no permite delimitar el


concepto de la jurisdicción.

En efecto, la jurisdicción no sólo importa un poder, sino que también un deber que requiere
ser ejercido por parte del órgano que la posee para los efectos de conocer y resolver los
conflictos que ante él se promuevan por las partes.

Esta noción de poder - deber, y en especial en lo que dice relación con este último aspecto,
aparece expresamente recogido en nuestra Carta Fundamental con la consagración del
principio de la inexcusabilidad, contemplado expresamente en el inciso 2° del art. 73, según
el cual "reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no
podrá excusarse de ejercer su autoridad, ni aún a falta de ley que resuelva la contienda o
asunto sometido a su decisión”.

d.- Como función.

La jurisdicción, como poder deber del Estado, constituye una de las funciones públicas que
deben ser desarrolladas en toda nación civilizada, y constituye la función que debe ser
ejercida para resolver los conflictos de trascendencia jurídica que se promuevan dentro de
él.

El ejercicio de esa función jurisdiccional se halla radicada, según el inciso 1° del artículo
73 de la Constitución, "exclusivamente en los tribunales establecidos en la ley", y, "ni el
Presidente de la República ni el Congreso pueden, en caso alguno ejercer funciones
judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los fundamentos o contenido de sus
resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos". "Además, la última parte del inciso 1° del
artículo 80 A de la Carta fundamental nos señala que el Ministerio Público "en caso alguno
podrá ejercer funciones jurisdiccionales".

Sin embargo, debemos advertir que no es posible identificar las nociones de función
jurisdiccional y de función judicial, puesto que el Poder Judicial ejerce preferentemente la
función jurisdiccional, sin perjuicio de ejercer además otras funciones que no revisten tal
carácter como ocurre con los asuntos judiciales no contenciosos (art. 2° del C.O.T., a los
cuales la mayoría de la doctrina les ha atribuido una naturaleza administrativa) y las
facultades conservadoras, disciplinarias y económicas ( Art. 3° del C.O.T.).-

127
Por otra parte, es menester tener presente que el legislador puede encomendar respecto de
algunos asuntos el ejercicio de la función jurisdiccional a órganos que no forman parte del
Poder Judicial, los cuales pueden ejercer preferentemente una función legislativa (como
ocurre con la acusación constitucional (48 N° 2 y 49 N° 1 de la Constitución) o una función
administrativa (como ocurre en el juicio de cuentas fiscales con la Contraloría General de la
República o con los asuntos tributarios en primera instancia que son conocidos por el
Director del Servicio de Impuestos Internos).

De allí, que resulta imprescindible el estudio de la jurisdicción, puesto que es la función la


que caracteriza al órgano y no el órgano que la ejerce quien caracteriza a la función.
Dicho en otras palabras, tendrá el carácter de tribunal u órgano jurisdiccional quien ejerce
la función jurisdiccional, y podremos encontrarnos en presencia de un tribunal que respecto
de determinadas actividades no ejerce una función jurisdiccional, como ocurre por ejemplo
en el conocimiento por parte de un juez de letras de los asuntos judiciales no contenciosos o
en el ejercicio por una Corte de Apelaciones o Corte Suprema de las facultades económicas
o disciplinarias.

4.- LA JURISDICCION COMO FACULTAD DE ADMINISTRAR JUSTICIA.

La función jurisdiccional concebida como la administración de justicia, desde un punto de


vista orgánico, obedece a un resabio histórico.

En efecto, hasta antes de la existencia del Estado moderno se concebía la existencia de sólo
dos poderes fundamentales del Estado: El legislativo y el ejecutivo.

Durante mucho tiempo se concibió por los tratadistas de Derecho Administrativo y de


Derecho Público que la intervención de los órganos creados por ley para la resolución de
las controversias no era sino una derivación de la administración interna del Estado y,
consiguientemente, una derivación del Poder Ejecutivo. Ello se fundaba en que
correspondiendo al Poder Ejecutivo la administración y conservación del Estado y de la paz
social, era obvio que también le correspondiera resolver los conflictos que se suscitaban
entre los súbditos, dado que ello atentaba en contra de la paz social que se intentaba
proteger.

La función jurisdiccional era una parte del Derecho Administrativo en lo que se refería a su
organización interna, mas no a su función, ya que esta siguiendo la ideología imperante era
ejercida con independencia a toda otra autoridad. La confusión se presenta entonces en que
los miembros del Poder Judicial se regían por el Derecho Administrativo,
consiguientemente su actividad se desarrollaba a través de la administración de la función,
esto es, de hacer justicia.

En la Constitución de 1833 el Capítulo dirigido a regular a los órganos encargados de


ejercer la función jurisdiccional se denominaba "De la Administración de Justicia",
situación que cambio en la Constitución de 1925 en que el Capítulo respectivo paso a
denominarse" Del Poder Judicial", situación que se mantuvo en la Constitución de 1980.

128
Respecto de esta concepción aún se conservan reminiscencias en nuestro Código Orgánico,
utilizándose la expresión Administración de Justicia no como sinónima de jurisdicción sino
que de Poder Judicial. Así por ejemplo, el Titulo XI del C.O.T. se denomina de Los
Auxiliares de la Administración de Justicia.

La jurisdicción como función definida como "la facultad de administrar justicia" está sujeta
también a una serie de críticas:

1°.- La jurisdicción no es una facultad, esto es algo que pueda ser ejercido o no a discreción
de su titular, sino que un poder y a la vez un deber que tiene el Estado para con sus
súbditos, teniéndose la obligación de ejercerse cuando se es requerido el órgano depositario
de la función.

2°.- La justicia no se administra de la manera como se hace una empresa o negocio.- La


Justicia se hace o no se hace, se imparte o no, pero no se administra en el entendido de
como graduar o dosificar el uso de alguna cosa.

3°.- Finalmente, en cuanto a lo que se administra a través de la jurisdicción, cabe tener


presente siguiendo a Santo Tomas, que se hará justicia en la medida que la ley a aplicar
corresponda a dicho valor. La justicia general es la justicia legal en cuanto ella debe
concordar con la ley que ordena los actos de todas las virtudes al bien común.

Sin perjuicio de ello, debemos tener presente que en la aplicación de la ley mediante el
ejercicio de la función jurisdiccional debe siempre respetarse los derechos esenciales que
emanan de la naturaleza humana por mandato del artículo 5° de la Carta Fundamental, y en
caso que por la interpretación sistemática de los diversos preceptos no fluya claramente
dicho respeto debe darse aplicación a la equidad natural y principios generales de derecho
para determinar el verdadero sentido y alcance de la ley. (art. 24 del Código Civil).

En caso en que no exista ley, en virtud del principio de la inexcusabilidad consagrado en


los arts. 73 de la Constitución y 10 del C.O.T. y de lo establecido en el art.170 N° 5 del
C.P.C., le corresponderá al tribunal resolver el conflicto no acudiendo a la justicia legal,
sino que a la equidad entendida ella como la justicia del caso concreto.

Sin embargo, en nuestro sistema legal resulta claro que la justicia, entendida como la
equivalencia de las prestaciones, y la justicia distributiva, entendida como darle a cada uno
lo que le corresponde, no es una misión de los tribunales al tener que ellos atenerse al texto
de la ley o de la justicia social o general para los efectos de resolver el conflicto, en la
medida que ella no entre en pugna los derechos esenciales que emanan de la naturaleza
humana por mandato del artículo 5° de la Carta Fundamental. Este principio o ha quedado
claramente establecido en el nuevo proceso penal al contemplarse expresamente como
causal del recurso de nulidad de la sentencia penal la infracción sustancial de los derechos
o garantía asegurados por la Constitución o por los tratados internacionales ratificados por
Chile que se encuentren vigentes. (art. 373 letra a) NCPP).

5.- DEFINICIONES DOCTRINARIAS DE LA JURISDICCION.

129
5.a.- Definiciones Doctrinarias Extranjeras.

5.1.Teoría organicista. Son jurisdiccionales todos los actos emanados del Poder
Judicial.

La primera teoría respecto del concepto de jurisdicción es la de carácter organicista,


encontrándose ella superada en la actualidad, la que arranca de la teoría de separación de
los poderes generada en el siglo XVIII y XIX, aplicada en su grado extremo.

De acuerdo con esta teoría, formulada por Carre de Malberg serían jurisdiccionales todos
los actos emanados del Poder Judicial.

Esta teoría se encuentra actualmente superada y no puede ser aceptada en atención a las
siguientes razones:

1° No todos los actos que emanan del Poder Judicial son de carácter jurisdiccional como se
desprende de la sola lectura de los artículos 1°, 2° y 3° del C.O.T..-

2° La simplicidad de esta teoría hace imposible distinguir los actos jurisdiccionales de los
actos administrativos y legislativos.

Al respecto, se ha señalado por Calamandrei "que este modo de distinción no sería otra
cosa que un giro de palabras y el problema volvería a presentarse de nuevo como insoluble
siempre que se quisiera establecer cual es la diferencia que corresponde en la distribución
de los órganos a diferencia de los nombres".

Esta tesis es sólo aproximativa en la realidad, puesto que en ella se dan zonas grises en que
algunos órganos no ejercen sólo la función para la cual se han creado.

Así por ejemplo, los tribunales superiores dictan autos acordados que mas que una función
jurisdiccional es de administración reglada; el Congreso Nacional conoce de la acusación
constitucional que claramente no es una actividad legislativa sino que de orden
jurisdiccional; etc..-

Por ello más que hablar de que el órgano caracteriza a la función, lo correcto es señalar que
en la actualidad es la función la que caracteriza al órgano.

En la actualidad no existe una división de Poderes del Estado absoluta, sino que una
supremacía de la función dentro de un determinado Poder del Estado.

La teoría organicista debe ser desechada porque con ella no se examina el acto en razón de
su forma, contenido y función, que es los que permite diferenciar los actos jurisdiccionales
de aquellos otros actos que se realizan por parte del Estado.

130
5.2.- Concepto de Chiovenda Función estatal de actuación de la ley mediante la
sustitución de la actividad de órganos a la actividad ajena

De acuerdo con este autor, la Jurisdicción es la "función del Estado que consiste en la
actuación de la ley mediante la sustitución de la actividad de órganos a la actividad
ajena, ya sea afirmando la existencia de una voluntad de ley, ya poniéndola
posteriormente en práctica”.67

Los elementos que se extraen de esta definición son los siguientes:

1.- La jurisdicción es una función pública.

Al efecto, nos señala el autor que "la soberanía es el poder inherente al Estado, o sea la
organización de todos los ciudadanos para fines de interés general. Pero este poder único
comprende tres grandes funciones: legislativa, gubernativa (o administrativa) y
jurisdiccional.

“Todas se refieren al Estado; en particular emana exclusivamente del Estado la


jurisdicción. Ya no se admite hoy que personas o instituciones diferentes del Estado
constituyan jueces, como ocurría en otras civilizaciones, particularmente en favor de la
iglesia, cuyos jueces pronunciaban sobre muchas materias, incluso con efectos civiles”.68

2. El objeto de la jurisdicción es la actuación de la voluntad de la ley al caso concreto


(subsunción).

3.- La jurisdicción se concibe como la sustitución de la voluntad de las partes en conflicto


por la actividad pública del juez.

4.- La sustitución de la actividad pública del juez a la voluntad de las partes opera en dos
planos: a) sustitución intelectiva y b) sustitución material.

a) Sustitución intelectiva.

"En el conocimiento, la jurisdicción consiste en la sustitución definitiva y obligatoria de la


actividad intelectiva del juez a la actividad intelectiva no sólo de las partes, sino de todos
los ciudadanos al afirmar existente o no existente una voluntad concreta de ley
concerniente a las partes. En la sentencia, el juez se sustituye para siempre a todos al
afirmar existente una obligación de pagar, de dar, hacer o no hacer, al afirmar el derecho
existente a la separación personal o la resolución de un contrato, o querido por la ley un
castigo. Esta función no puede significarse mejor que con la palabra juzgar", la cual es
ejercida por un juez que por ejercer una función de sustitución debe ser necesariamente "un

67
José Chiovenda. Principios de Derecho Procesal Civil. Página 377. Vol. I. Editorial Reus S.A. Madrid.
1977.
68
José Chiovenda. Principios de Derecho Procesal Civil. Página 368. Vol. I. Editorial Reus S.A. Madrid.
1977.

131
juez en pleito ajeno". (José Chiovenda. Principios de Derecho Procesal Civil. Página 373.
Vol. I. Editorial Reus S.A.Madrid. 1977).

En otras palabras, la sustitución intelectiva se da dentro del proceso de conocimiento al


ejercerse por el tribunal la función de juzgar, cuya decisión va a sustituir la voluntad de las
partes para la solución del conflicto, la que regirá no sólo para ellas, sino que también para
los otros miembros de la comunidad en cuanto a cual es la voluntad concreta de la ley
respecto del litigio.

b) Sustitución material.

En la etapa de ejecución de la sentencia, la jurisdicción consiste en la sustitución material


del juez a la actividad de la parte que no hubiere cumplido con el fallo, sea ejecutando el
juez directamente el acto por el remiso en el cumplimiento del fallo, como ocurre en el
juicio ejecutivo cuando firma en representación del deudor la escritura pública de los
bienes rematados; o apercibiendo al deudor condenado para que de cumplimiento al fallo.

En caso que el fallo sólo pueda cumplirse por vía administrativa, como ocurre según
Chiovenda, en las sentencias penales, no nos encontraríamos ante una labor jurisdiccional.

En otras palabras, en la sustitución material nos encontramos en que el juez realiza


materialmente la actividad ha debido ejecutar la parte vencida para dar cumplimiento del
fallo o las apercibe con multas o arrestos para que la parte vencida dé cumplimiento al
fallo.

5.3. Enrico Redenti. Función judicial que tiene por objeto la aplicación de sanciones.

La jurisdicción no es sino la función judicial que tiene por objeto la aplicación de


sanciones.

Su tesis descansa en la estructura de la norma jurídica, la cual se compone de dos


elementos: el precepto y la sanción.

De acuerdo con ello, si A es B será C, esto es, si existe un precepto (A) que ha sido
incumplido (B) se deberá aplicar la sanción (C).

Esta tesis de Redenti ha sido rechazada por no precisar claramente el concepto de la


sanción.

5.4.Francisco Carnelutti. Actividad desarrollada para obtener la justa composición de


la litis.

La jurisdicción es la actividad desarrollada para obtener la justa composición de la litis.

132
Carnelutti pone énfasis en el desarrollo de su gran obra de Derecho Procesal denominada
Sistema de Derecho Procesal Civil en el concepto de la litis, y todo sus sistema gira en
torno a dicho concepto.

De acuerdo con ello, nos señala también que "el proceso se desenvuelve para la
composición justa del litigio.

"Paz con justicia" podría ser, de ese modo, el lema del Derecho Procesal. Ni paz sin
justicia, ni justicia sin paz. Nada de paz sin justicia, porque el proceso como se ha visto, no
tiende a componer el litigio de cualquier modo, sino según el Derecho. Nada de justicia sin
paz, porque el Derecho no se aplica o no se realiza por quien esta en conflicto, sino por
quien está sobre el conflicto: supra partes, no inter partes; a fin de componer un litigio y
no de tutelar un interés.

"Según esa fórmula, el quid motiv de la función procesal consiste en la combinación de dos
elementos : paz y justicia"69

5.5. Piero Calamandrei. Función estatal para garantizar la observancia del derecho
obietivo.

Para Calamandrei, la Jurisdicción es la potestad o función que el Estado ejerce en el


proceso por medio de sus órganos jurisdiccionales como garantía para la observancia del
derecho objetivo70

Los principales elementos que se pueden extraer del concepto de Calamandrei son los
siguientes:

1.- La jurisdicción es una función pública.

Al efecto, se señala por Calamandrei que "la actividad que los jueces ejercen, en nombre
del Estado, es la jurisdicción.

2.- La jurisdicción requiere que sea ejercida en el proceso.

"Antes que el magistrado esté en condiciones de juzgar sobre el tema propuesto a su


investigación es necesario, por parte suya y por parte de aquellos que solicitan su juicio, el
cumplimiento de una serie de actividades preparatorias que se suceden ordenadamente para
hacer conocer al juez cual es el problema que debe examinar y para proporcionarle las
informaciones necesarias para resolverlo según justicia: esta serie de actividades que se
suceden en un orden preestablecido, procediendo como hacia su última meta, hacia el acto
jurisdiccional, constituyen el proceso, el cual aparece conceptualmente como una unidad,
en vista de este único fin que une todo su desarrollo, y el logro del cual constituye su
conclusión normal.71
69
Francisco Carnelutti. Sistema de Derecho Procesal Civil. Tomo I. Página 287. Uteha Argentina. 1944.
70
Piero Calamandrei. Instituciones de Derecho Procesal Civil. Vol. I. Pág. 174. Ejea. 1973.
71
Piero Calamandrei. Instituciones de Derecho Procesal Civil. Vol. I. Págs. 110 y 111. Ejea. 1973.

133
3.- La jurisdicción importa una garantía de la norma jurídica.

"La palabra garantía lleva siempre consigo la idea de un remedio, de una defensa, de una
extrema ratio, destinada a valer solo en un segundo momento, a falta de un evento con el
cual se contaba en un primer momento, y que, si se hubiese producido, habría hecho inútil
la garantía. El fiador que garantiza una deuda ajena se obliga a pagar sólo en la
eventualidad de que no pague el deudor principal: en un sentido remotamente análogo, se
dice que el Estado garantiza la observancia del derecho, en cuanto es normal y deseable
que el derecho sea voluntariamente observado por aquellos a los cuales se dirige como
reglas de su conducta: sólo cuando falte esta voluntaria observancia por parte de los
mismos, empieza el momento jurisdiccional del derecho, esto es, la puesta en práctica, por
parte del Estado, de los medios de garantía dispuestos para hacerlo observar, e incluso, en
caso de necesidad, con la fuerza."72

4.- La jurisdicción es la función del Estado destinada a garantizar la observancia practica


del derecho objetivo.

"Que esta es la finalidad perseguida por el Estado a través de la jurisdicción resulta ya de


cuanto se ha dicho precedentemente a propósito de los estrechos lazos que tienen lugar, en
el sistema de la legalidad, entre la función jurisdiccional y la legislativa. El Estado, en
cuanto crea el derecho, establece en abstracto reglas de conducta que deben ser observadas
por otros, esto es, por los ciudadanos en sus relaciones interindividuales. Pero si después
los preceptos concretos que, según las circunstancias nacen de estas normas, no son
voluntariamente observados por aquellos respecto de los cuales se han individualizado,
entonces a fin de que las leyes tengan un valor práctico, es necesario en un segundo
momento poner en obra esta ulterior actividad, la cual sirve para garantizar que, cuando el
derecho no es observado voluntariamente por aquellos a los cuales el mismo, con sus
preceptos individuales, se dirige, el Estado provea de hacerlo observar con otros medios; la
puesta en práctica de los cuales constituye precisamente la jurisdicción.

"Parece claro, si uno se fija en el modo en que está formulado y actuado el derecho en el
sistema de la legalidad, que la función jurisdiccional persigue, también en el proceso civil,
una función eminentemente pública: si a través de la realización de las garantías
jurisdiccionales, pueden llegar a encontrarse correctamente satisfechos los intereses
individuales que el derecho tutela, el ejercicio de la jurisdicción mira, en primer lugar a
hacer prácticamente operativa la ley, esto es, a hacer que la voluntad del Estado, expresada
en la ley, sea respetada y obedecida. La satisfacción de los intereses individuales tutelados
por el derecho, pueden ser, para el Estado que administra la justicia, una finalidad mediata
e indirecta; pero la finalidad primera que el mismo persigue en el sistema de la legalidad,
es la de la observancia del derecho, sólo porque es derecho independientemente de su
contenido. De esta manera el Estado, a través de los jueces, se confirma a sí mismo,
haciendo que su autoridad, del imperio de las leyes abstractas, descienda al nivel de las
vicisitudes humanas e intervenga con eficacia práctica en regular según las leyes la

72
Piero Calamandrei. Instituciones de Derecho Procesal Civil. Vol. I. Pág. 135. Ejea. 1973.

134
conducta de los ciudadanos: El Estado defiende con la jurisdicción su autoridad de
legislador.73

5.6.- Jaime Guasp. La función específica estatal por la cual el Poder público satisface
pretensiones.

Para el destacado autor español Jaime Guasp, la jurisdicción es la función específica


estatal por la cual el Poder público satisface pretensiones.74

Los principales elementos que se pueden extraer del concepto de Guasp son los siguientes:

1°.- La jurisdicción es una función específica estatal.

“En una primera dirección, de carácter muy general, por Jurisdicción se entiende la función
que realiza cualquier órgano o conjunto de órganos, preferentemente del Estado, al
intervenir dentro de la esfera de atribuciones que le es propia: así se habla de jurisdicción
de las Cortes, de un Tribual, en un Departamento o entidad administrativa.75

2°.- La jurisdicción es la función específica estatal que tiende a la satisfacción de


pretensiones.

"Para obtener una noción precisa de la función jurisdiccional hay que renunciar a toda idea
que no parta de la congruencia que existe entre jurisdicción y proceso, pues ambos
conceptos son correlativos y cualquiera de ellos implica necesariamente el otro. En virtud
de la definición de proceso, ya conocida, la jurisdicción habrá de considerarse como la
función específica estatal que tiende a la satisfacción de las pretensiones. El Estado asume
esta función, no porque si no lo hiciera quedaría sin resolver el conflicto o lesionado un
derecho, sino porque, al no reconocer la figura de la pretensión procesal, quedaría
estimulada por el abandono público la satisfacción privada de otras pretensiones de análogo
contenido. Así, aunque el Estado interesa indudablemente eliminar los conflictos sociales y
dar efectividad a los derechos subjetivos que la ley reconoce, o, aún en mayor grado,
realizar prácticamente las normas que el mismo ha puesto en vigor, ninguna de las
funciones que inmediatamente se dirigen a este fin se basa en supuestos de estricto carácter
jurisdiccional. Por el contrario, el fundamento de la Jurisdicción se halla en la idea de que,
por el peligro que supone para la paz y la justicia de la comunidad, una abstención de este
punto, se ha de concebir como función del Estado la de la satisfacción de las pretensiones
que las partes puedan formular ante él”.76

5.7.- Eduardo Couture.

El notable autor uruguayo Eduardo Couture no da una noción descriptiva de la jurisdicción


señalándonos que la Jurisdicción es la función pública, realizada por órganos
73
Piero Calamandrei. Instituciones de Derecho Procesal Civil. Vol. I. Pág. 175. Ejea. 1973.
74
Jaime Guasp. Derecho Procesal Civil. Tomo I. Pág. 91. Civitas. Cuarta Edición. 1998.
75
Jaime Guasp. Derecho Procesal Civil. Tomo I. Pág. 92. Civitas. Cuarta Edición. 1998.
76
Jaime Guasp. Derecho Procesal Civil. Tomo I. Pág. 92. Civitas. Cuarta Edición. 1998.

135
competentes del Estado, con las formas requeridas en la ley, en virtud de la cual, por
acto de juicio, se determina el derecho de las partes, con el objeto de dirimir sus
conflictos y controversias de relevancia jurídica,mediante decisiones con autoridad de
cosa juzgada, eventualmente factibles de ejecución.77

Los principales elementos que se pueden extraer del concepto de Couture son los
siguientes:

1°.- La jurisdicción es una función.

Se trata de una función porque ella no sólo importa un conjunto de poderes y facultades
sino también de un conjunto de deberes de los órganos del poder público.78

2°.- La jurisdicción es una función pública, que se realiza por órganos competentes.

La jurisdicción se realiza, en el Estado democrático, por institución del orden público, y en


nombre de la nación organizada como tal.

Esta función se realiza mediante órganos competentes, los que normalmente son los del
Poder Judicial, pero esta circunstancia no excluye que funciones jurisdiccionales puedan
ser asignadas a otros órganos.79

Los jueces que desempeñan la función jurisdiccional deben ser idóneos, la que exige, ante
todo, la imparcialidad.

3°.- La jurisdicción se cumple mediante un adecuado proceso.

4°.- La función jurisdiccional asegura la vigencia del derecho.

5°.- El cometido inmediato de la jurisdicción es decidir conflictos y controversias de


relevancia jurídica.

Por conflicto se entiende toda pretensión resistida o toda pretensión insatisfecha. Por
controversias se entienden todas aquellas cuestiones de hecho o de derecho que, no
pudiendo resolverse mediante procedimientos de autotutela o autocomposición, reclaman
un pronunciamiento de los órganos del Estado.

No toda la función jurisdiccional supone la existencia de un conflicto. Hay intervenciones


jurisdiccionales necesarias. Puede no existir, por ejemplo, pretensión resistida o
insatisfecha en materia de divorcio. Pero el divorcio no puede lograrse por autotutela ni
autocomposición. La jurisdicción penal no siempre es jurisdicción de pretensiones
resistidas o insatisfechas. Es jurisdicción tuitiva, necesaria, determinada por la ley.80

77
Eduardo J. Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Pág. 40. Ediciones Depalma. 1985.
78
Eduardo J. Couture. Fundamentos del derecho Procesal Civil. Pág. 41. Ediciones Depalma. 1985.
79
Eduardo J. Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Pág. 41. ediciones Depalma. 1985.
80
Eduardo J. Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Pág. 41. ediciones Depalma. 1985.

136
6.- La decisión del conflicto o controversia se logra mediante una sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada.

La cosa juzgada es la piedra de toque del acto jurisdiccional. Donde hay cosa juzgada hay
jurisdicción y donde no hay cosa juzgada no existe función jurisdiccional.81

7.- La sentencia que se dicte para decidir la controversia o conflicto es eventualmente


factible de ejecución.

El triunfador no esta obligado a ejecutar la sentencia de condena; pero debe estar facultado
para hacerlo cuando desee. Sin esa facultad la jurisdicción se frustra.82

En relación con la Jurisdicción, se procede por Couture a distinguir respecto de todo acto
jurisdiccional los tres elementos propios siguientes:

1°.- Formas o elementos externos de la jurisdicción.-

Los elementos formales o externos que permiten indicar la presencia de la jurisdicción son
las partes, el juez, y el procedimiento establecido en la ley.

2°.- El contenido de la jurisdicción lo constituye la existencia de un conflicto o controversia


de relevancia jurídica que debe ser decidido por el órgano jurisdiccional mediante una
sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada.

3°.- La función de la jurisdicción es el logro de la paz social y demás valores del Derecho,
lo que se alcanza mediante su aplicación, aún eventualmente en forma coercitiva.

5.b. Definiciones Doctrinarias Nacionales.

Francisco Hoyos H., destacado profesor de esta Facultad de Derecho Procesal y


lamentablemente fallecido, definía la Jurisdicción como "un Poder - Deber del Estado que,
ejercido con sujeción a las formas del debido proceso de derecho, tiene por objeto
resolver litigios, con eficacia de cosa juzgada y eventual posibilidad de ejecución.”83

Hugo Pereira Anabalón, destacado profesor de esta Facultad define la jurisdicción como
"la potestad pública ejercida privativamente por los jueces, mediante el debido proceso,
para dirimir en justicia conflictos jurídicos actuales o eventuales, con la aplicación de
normas y principios de derecho o la equidad natural, en sentencia con autoridad de cosa
juzgada, susceptible, según su contenido de ejecución”84

81
Eduardo J. Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Pág. 41. ediciones Depalma. 1985.
82
Eduardo J. Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Pág. 41. ediciones Depalma. 1985.
83
Francisco Hoyos H. Temas Fundamentales de Derecho Procesal. Pág. 5. Editorial Jurídica de Chile. 1987.
84
Hugo Pereira Anabalón. Curso de Derecho Proceal. Tomo I. Derecho Procesal Orgánico. Pág. 92. Editorial
Jurídica Conosur. 1993.

137
Juan Colombo Campbel, destacado ex Decano y Profesor Titular de Derecho Procesal de
esta Facultad, nos señala que la jurisdicción es “el poder deber que tienen los tribunales
para conocer y resolver, por medio del proceso y con efecto de cosa juzgada, los
conflictos de intereses de relevancia jurídica que se promuevan en el orden temporal,
dentro del territorio de la República y en cuya solución les corresponda intervenir”.85

Mario Mosquera Ruiz, destacado ex - Decano y Profesor de Derecho Procesal de esta


Facultad, nos enseñó que la Jurisdicción "es el Poder - Deber del Estado, radicado
preferentemente en los tribunales de justicia, para que estos como órganos imparciales,
resuelvan de manera definitiva e inalterable con posibilidad de ejecución, los conflictos
de intereses de relevancia jurídica suscitados entre partes o que surjan de una violación
del ordenamiento jurídico social, en el orden temporal y dentro del territorio de la
República."

5.c.- Definición de la Cátedra.

Luego de varios años de estudio y de ejercicio de la Cátedra, teniendo presente la lectura de


las obras antes señaladas y las enseñanzas recibidas por los profesores de esta Facultad de
Derecho antes citados y especialmente, como ayudante durante muchos años de la Cátedra
de don Mario Mosquera Ruiz, daremos una noción propia, que no presenta ninguna
innovación trascendental, sino que importa en definitiva tratar de condensar dentro de ella
los diversos elementos contenidos en los diversos conceptos antes citados.

De acuerdo con ello, podemos señalar que entendemos por JURISDICCION "es el Poder
- Deber del Estado, radicado exclusivamente en los tribunales establecidos en la ley,
para que éstos dentro de sus atribuciones y como órganos imparciales, por medio de
un debido proceso, iniciado generalmente a requerimiento de parte y a desarrollarse
según las normas de un racional y justo procedimiento, resuelvan con eficacia de cosa
juzgada y eventual posibilidad de ejecución, los conflictos de intereses de relevancia
jurídica que se promuevan en el orden temporal y dentro del territorio de la
República."

De la definición de la jurisdicción podemos extraer los siguientes elementos:

1°.- La Jurisdicción es un Poder - Deber del Estado.

En primer lugar, es menester tener presente que el ejercicio de la soberanía reside


esencialmente en la Nación, la que se ejerce a través de las autoridades que esta
Constitución establece.( Art. 5° C. Pol.)

Las tres funciones que corresponden ser ejercidas en el Estado moderno son las ejecutiva o
administrativa, la legislativa y la jurisdiccional.

85
Juan Colombo Campbell. La jurisdicción en el Derecho Chileno. Pág. 41. Editorial Jurídica de Chile. 1991.

138
Estas funciones deben ser ejercidas por los órganos del Estado previa investidura regular de
sus integrantes, dentro de su competencia y en la forma que prescriba la ley. (Art. 7° C.
Pol.).

El artículo 73 de la Constitución prevé expresamente que corresponde el ejercicio de la


función jurisdiccional a los tribunales establecidos en la ley.- Al efecto, prescribe dicho
precepto, que " la facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de resolverlas y de
hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos en la ley".

Sin embargo, la jurisdicción importa también un deber para los órganos del Estado, puesto
que ellos deben de ejercer la función jurisdiccional cuando son requeridos al efecto.

Al efecto, el artículo 6° de la Constitución establece que "los órganos del Estado deben
someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella. Los preceptos
de esta constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de dichos órganos como a
toda persona, institución o grupo. La infracción de esta norma generará las
responsabilidades y sanciones que determine la ley."

Tratándose del ejercicio de la función jurisdiccional, se prevé expresamente la


obligatoriedad de su ejercicio en el inciso segundo del artículo 73 de la Constitución, al
señalársenos que "reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su
competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad, ni aún por falta de ley que
resuelva la contienda o asuntos sometidos a su decisión". Dicho precepto constitucional,
incorporado al texto en la Carta de 1980, no hace más que reiterar con mayor rango lo
estatuido en el inciso segundo del artículo 10 del C.O.T.

El incumplimiento del deber de ejercicio de la función jurisdiccional puede acarrear


diversas especies de responsabilidad respecto de los titulares de los órganos que incurren
dicha omisión, cuando poseyendo la jurisdicción y siendo competentes para ejercerla se
niegan a hacerlo en forma dolosa o culpable.

En primer lugar, el artículo 76 de la Constitución establece que los jueces son


personalmente responsables por los delitos de denegación de administración de justicia,
disposición que no es aplicable a los miembros de la Corte Suprema de conformidad a lo
previsto en el artículo 324 del Código Orgánico de Tribunales.

En los artículos 224 y 225 del Código Penal se tipifican como delitos las conductas dolosas
y culpables que importen una negativa o retardo en la administración de justicia y en
brindar el auxilio y protección que legalmente se les pida.

En segundo lugar, es menester tener presente que la Constitución prevé la responsabilidad


política respecto de los magistrados de los tribunales superiores de justicia al hacer
procedente la acusación constitucional en su contra por haber incurrido en notable
abandono de sus deberes de conformidad a lo previsto en sus artículos 48 N° 2 letra c) y 49
N°1.

139
Finalmente, es menester tener presente que en caso de incurrir en alguna conducta que
importe el incumplimiento de este deber los jueces también posee una responsabilidad de
carácter disciplinaria de conformidad a lo previsto en el artículo 77 de nuestra Carta
Fundamental.

2°.- El ejercicio de la función jurisdiccional se radica exclusivamente en los tribunales


establecidos en la ley.

El artículo 19 N° 3 de la Carta Fundamental establece que "nadie puede ser juzgado por
comisiones especiales, sino por el tribunal que señale la ley y que se halle establecido con
anterioridad por ésta.".

El artículo 2° del Código Procesal Penal, titulado del "juez natural", complementa el
principio establecido en la Carta Fundamental, al establecer que nadie podrá ser juzgado
por comisiones especiales sino por el tribunal que señalare la ley y que se hallare
establecido por ésta con anterioridad a la perpetración del hecho".

Concordante con dicho principio, el artículo 73 establece que la facultad de conocer de las
causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece
exclusivamente a los tribunales establecidos en la ley".

De lo expuesto, resulta claro que los órganos encargados de ejercer la función


jurisdiccional son los tribunales establecidos en la ley, los cuales pueden formar parte o no
del Poder Judicial según lo establecido en el artículo 5° del Código Orgánico de Tribunales.

Ello "explica por qué autoridades legislativas o administrativas, a las cuales la Constitución
o la ley han otorgado extraordinariamente el ejercicio de facultades jurisdiccionales,
excepcionalmente en la medida en que las tienen y hacen uso de ellas son tribunales de
justicia. Así ocurre, por ejemplo, con el Senado cuando conoce del juicio político, del
Subcontralor y Contralor cuando se pronuncian sobre las cuentas fiscales y el Director de
Impuestos Intemos, tribunal de primera instancia en causas tributarias".86

Asimismo, "los tribunales agrupados en su mayoría en el llamado Poder Judicial detentan


funciones no jurisdiccionales, como es el caso de la competencia que tienen para conocer
de los asuntos judiciales no contenciosos y aquellos propios de las facultades
disciplinarias"87

De acuerdo con ello, y teniendo presente que en la actualidad existe sólo una primacía y no
una exclusividad en el ejercicio de la función dentro del principio de la separación de los
Poderes, es la función la que da carácter al órgano y no el órgano a la función, teniendo el
carácter de tribunal cualquier órgano publico, sea que pertenezca o no al Poder Judicial, en
la medida en que el legislador le haya investido de las facultades para ejercer la función
jurisdiccional.

86
Juan Colombo Campbell. La jurisdicción en el Derecho Chileno. Pág. 47. Editorial Jurídica de Chile. 1991.
87
Juan Colombo Campbell. La jurisdicción en el Derecho Chileno. Pág. 47. Editorial Jurídica de Chile. 1991.

140
El carácter privativo del ejercicio de la jurisdicción en los tribunales establecidos en la ley
aparece ratificado en el artículo 73 de la Constitución al prescribir que "ni el Presidente de
la República ni el Congreso pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse
causas pendientes, revisar los fundamentos o contenidos de resoluciones judiciales o hacer
revivir procesos fenecidos" y en la última parte del inciso l° del artículo 80 A de la Carta
Fundamental al señalarnos que el Ministerio Público “en caso alguno podrá ejercer
funciones jurisdiccionales".

3°.- Los tribunales deben ejercer la función jurisdiccional actuando dentro de sus
atribuciones.

Todo tribunal, por el hecho de ser tal, se le ha entregado por parte del legislador el ejercicio
de la función jurisdiccional.

De acuerdo con ello, todo tribunal tiene jurisdicción, pero no necesariamente poseerá
competencia para los efectos de poder ejercer dicha función. La parte de jurisdicción que
corresponde a cada tribunal es su competencia.

La competencia es la esfera, grado o medida que posee cada tribunal para el ejercicio de la
función jurisdiccional, existiendo una relación entre la jurisdicción y la competencia de
genero a especie.-

Revistiendo la jurisdicción una función de carácter pública es menester que ella sea
ejercida por los órganos que la detentan dentro de la órbita de su competencia.

Al efecto, el art. 7° de la Constitución establece que "los órganos del Estado actúan
válidamente, previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su competencia y en la
forma que prescriba la ley.( Art. 7° C. Pol.).

Tratándose de la función jurisdiccional, la obligación de su ejercicio sólo se prevé respecto


de los órganos que posean competencia. Al efecto, el citado inciso segundo del artículo 73
de la Constitución prevé que "reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su
competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad, ni aún por falta de ley que
resuelva la contienda o asuntos sometidos a su decisión".

Por su parte, el art. 74 de la Carta Fundamental establece que "una ley orgánica
constitucional determinará la organización y atribuciones de los tribunales que fueren
necesarios para la pronta y cumplida administración de justicia en todo el territorio de la
República."

Concordante con ello, los artículos 108 y siguientes del C.O.T. se encargan de regular la
esfera o medida (competencia) dentro de la cual cada tribunal debe ejercer su función
juriscuccional.

La jurisdicción como función es única y no admite clasificaciones, lo que no ocurre


tratándose de la competencia.

141
De acuerdo con ello, se pueden distinguir las reglas de la competencia absoluta, que nos
sirven para determinar la jerarquía del tribunal que debe conocer de un proceso; las reglas
de la competencia relativa, que determinan cual tribunal dentro de una determinada
jerarquía es el competente para conocer de un proceso; y las reglas de la competencia
específica que determinan cual es el ámbito de atribuciones que posee un tribunal para
resolver el conflicto sometido a su decisión, y que en materia civil se configura por las
peticiones formuladas por las partes, sancionándose la sentencia que se aparta de ese
ámbito con la nulidad por la vía del recurso de casación en la forma, a través de la causal de
ultra petita.

"La competencia produce la singularización de la jurisdicción en un tribunal determinado,


que, siendo absoluta y relativamente competente, se encuentra habilitado para resolver un
conflicto en virtud de la competencia específica que le otorgan las partes.

"La falta de jurisdicción hace al acto inexistente; la incompetencia absoluta, o relativa,


anulable; y la incompetencia específica lo hace incurrir en el vicio de la extra o de la ultra
petita”.88

4°.- Los jueces, que son los que actúan en representación del órgano jurisdiccional
para la solución del conflicto, deben ser imparciales.

El ejercicio de la función jurisdiccional se delega en un juez, quien además de ser


independiente, requiere ser imparcial, para los efectos de poder resolver el conflicto. Ello
aparece reconocido ya en el aforismo latino " Nemo esse judex in sua causa potest" (Nadie
puede ser juez en causa propia)

La imparcialidad, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, significa la


"falta de designio anticipado o de prevención en favor o en contra de personas o cosas, que
permite juzgar o proceder con rectitud."

Para que nos encontremos ante un debido proceso de ley, que permita el pronunciamiento
de una sentencia para dar cumplimiento a la garantía de igual protección de la ley en el
ejercicio en los derechos contemplada en el art, 19 N° 3 de la Carta Fundamental, es
menester como requisito sine qua non que el órgano jurisdiccional encargado de ejercer esa
función sea imparcial.

Es de la esencia del ejercicio de la jurisdicción, que el órgano encargado de ejercer la


función sea imparcial, puesto que éste se sitúa supra partes para los efectos de imponerles
la solución del conflicto.

De allí, que el juez que ejerce la jurisdicción debe ser impartial, es decir, debe ser una
persona distinta a las partes del conflicto, e imparcial, es decir, no debe poseer ninguna

88
Juan Colombo Campbell. La jurisdicción en el Derecho Chileno. Pág. 48. Editorial Jurídica de Chile. 1991.

142
vinculación con las partes que le motive un designio en favor o en contra de alguna de las
partes.

En las Actas de la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, el profesor José


Bernales dejó expresa constancia que uno de los presupuestos para que nos encontremos
ante un racional y justo procedimiento, consiste en la existencia de "un tribunal constituido
de tal manera que dé una seguridad razonable de honestidad e imparcialidad”.89

Por otra parte, es menester tener presente que en los tratados internacionales suscritos por
Chile sobre los derechos humanos se diferencia claramente la independencia de la
imparcialidad.

Al efecto, se ha señalado que "el derecho supranacional contemporáneo diferencia


claramente ambos atributos y, así, el Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos
demanda un juez independiente e imparcial, formula que el Pacto de San José de Costa
Rica reproducirá años más tarde. Es que, con esfuerzo y singulares condiciones propias, se
puede llegar a ser dependiente e imparcial y se podrá ejercer jurisdicción. Quien, en
cambio, sea independiente (no dependa de nadie: ni se subordine a potestad alguna), pero
sea parcial, jamás ejercerá la jurisdicción."90

En caso que concurra una causa que le reste imparcialidad al juez para la solución del
conflicto se dice que éste no posee una competencia de carácter subjetiva.

Al efecto, el artículo 194 del C.O.T. establece que "los jueces pueden perder su
competencia para conocer determinados negocios por implicancia o recusación declaradas,
en caso necesario, en virtud de causas legales."

Nuestro legislador celoso de resguardar la efectiva imparcialidad de los jueces ha


establecido una serie de casos que pueden generan o pueden generar la inhabilidad de un
juez para los efectos de conocer un determinado proceso, no obstante poseer por el tribunal
del cual forma parte competencia objetiva en virtud de las reglas de la competencia
absoluta y relativa.

Los medios a través de los cuales se pueden hacer valer las inhabilidades de un juez por
carecer de la imparcialidad necesaria para conocer de un determinado proceso son las
implicancias y recusaciones.

Las implicancias, cuyas causales se encuentran contempladas en el artículo 195 del C.O.T.,
se caracterizan por ser de orden público y por ello irrenunciables para las partes, debiendo
ser ellas declaradas de oficio por parte del tribunal, bastando su sola concurrencia para los
efectos de poder ser impugnado el fallo por la vía del recurso de casación en la forma. En
cambio, las recusaciones cuyas causales se encuentran contempladas en el artículo 196 del
C.O.T., se caracterizan por ser de orden privado y por ello renunciables para las partes, no
89
Enrique Evans de la Cuadra. Los Derecho Constitucionales. Tomo II. Página 31. Editorial Jurídica de
Chile.
90
Raul Tavolari Oliveros. Tribunales, Jurisdicción y Proceso. Página 55. Editorial Jurídica de Chile.

143
debiendo ser ellas declaradas de oficio por parte del tribunal, y sólo en caso que se
encuentren declaradas o pendientes de resolución permiten la impugnación del fallo por la
vía del recurso de casación en la forma.

Especial trascendencia reviste en esta materia el asegurar también una neutralidad subjetiva
por parte del juez en el ejercicio de la jurisdicción, debiendo impedirse que pueda ejercerse
esa función de juzgar por parte de quienes, por haber participado con anterioridad
realizando otras actividades, deben tener una opinión formada, ya sea consciente o
inconscientemente sobre el conflicto que deben resolver.

Para resguardar esta imparcialidad subjetiva dentro del proceso penal, por la Ley 19.708 se
incorporó al artículo 195 del C.O.T. el siguiente inciso final:

"Respecto de los jueces con competencia criminal, son causas de implicancia, además, las
siguientes:

l° Haber intervenido con anterioridad en el procedimiento como fiscal o defensor;

2° Haber formulado acusación como fiscal, o haber asumido la defensa, en otro


procedimiento seguido contra el mismo imputado, y

3° Haber actuado el miembro del tribunal de juicio oral en lo penal como juez de garantía
en el mismo procedimiento."

Los artículos 113 y siguientes del Código de Procedimiento Civil se encargan de regular el
incidente especial a través del cual deben hacerse valer las implicancias y recusaciones, y
los artículos 52, 75 y 76 del Código Procesal Penal se refieren a la inhabilitación del juez
de garantía y jueces del tribunal oral en lo penal.

La intervención de un juez inhabilitado en el proceso, de conformidad al artículo 76 de la


Constitución, genera la responsabilidad de dicho juez por el delito de torcida
administración de justicia, disposición que no es aplicable a los miembros de la Corte
Suprema de conformidad a lo previsto en el artículo 324 del Código Orgánico de
Tribunales.

En el Código Penal se tipifican diversos delitos para sancionar la parcialidad del juez en la
tramitación y resolución de un proceso. (arts 224 N°s 4 a 7 y 225 N°s 4 y 5 del Código
Penal).

Finalmente, es menester tener presente que en caso de incurrir en alguna conducta que
importe el incumplimiento de este deber los jueces también posee una responsabilidad de
carácter disciplinaria de conformidad a lo previsto en el artículo 77 de nuestra Carta
Fundamental.

5°.- La jurisdicción debe ser ejercida dentro de un debido proceso legal.

144
El artículo 19 N° 3 de la Constitución Política establece "que toda sentencia de un órgano
que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado".

El texto exige que toda sentencia de un órgano que ejerce Jurisdicción debe fundarse en un
proceso previo, legalmente tramitado, correspondiendo al legislador establecer siempre las
garantías de un racional y justo procedimiento. Encontramos aquí varios requisitos para la
validez de la sentencia de cualquier órgano que ejerza jurisdicción. Aclaremos primero que
se trata de un texto aplicable a cualquier autoridad, expresión sinónima de órgano en la
constitución, que ejerza jurisdicción, o sea, que deba cumplir funciones o ejercer
atribuciones que afecten derechos de las personas. Además, dejamos establecido que la
expresión "sentencia" no se refiere exclusivamente a la sentencia judicial, sino a cualquier
resolución, ya vimos que de cualquier autoridad, que ejerciendo sus atribuciones afecte
derechos constitucionales o legales.

Para que esa resolución de autoridad sea válida debe reunir los siguientes requisitos:

1) Que exista un proceso previo, legalmente tramitado. Luego, la resolución es nula si no


existe una tramitación anterior a ella, en que el afectado haya sido oído en sus defensas y
sus pruebas.”91

De acuerdo con ello, no sería legítimo que se ejerciera la función jurisdiccional para la
solución de cualquier conflicto si no emana ella de un proceso previo legalmente tramitado.

El artículo l° del Código Procesal Penal, titulado juicio previo y única persecución,
establece este principio del debido proceso al señalarnos en su inciso 1° que "Ninguna
persona podrá ser condenada o penada, ni sometida a una de las medidas de seguridad
establecidas en este Código, sino en virtud de una sentencia fundada, dictada por un
tribunal imparcial. Toda persona tiene derecho a un juicio previo, oral y público,
desarrollado en conformidad con las normas de este cuerpo legal."

El incumplimiento del debido proceso en el nuevo proceso penal permite deducir el recurso
de nulidad para invalidar el fallo que hubiere emanado de él conforme a lo previsto en los
artículos 373 letra a) y 374.

6°.- El ejercicio de la jurisdicción y el inicio del proceso suponen generalmente el


requerimiento de parte.

El ejercicio de la jurisdicción para la solución de los conflictos en el ámbito civil es


eventual, puesto que sólo será necesario que se ponga en movimiento la actividad
jurisdiccional cuando las partes no hubieren arribado a la solución del conflicto por la vía
autocompositiva.

91
Enrique Evans de la Cuadra. Los Derechos Constitucionales. Tomo II. Página 28. Editorial Jurídica de
Chile.

145
Por otra parte, debemos tener presente que en el proceso civil rige el principio dispositivo,
el que se manifiesta a través de tres bocardos latinos que se han presentado como una
unidad tanto en su naturaleza como en su origen:

a) Nemo iudex sine actore. (El proceso debe comenzar a instancia de parte)

b) Ne eat iudex ultra vel extra petita partium (El proceso tiene como contenido o ámbito el
que determinan las partes con sus peticiones); y

c) Secundum allegata et probata partium (Corresponde a las partes elegir los medios
oportunos de prueba para defender sus intereses, debiendo el juez limitarse a juzgar en
atención a lo alegado y probado por las partes).

El bocardo Nemo iudex sine actore (El proceso debe comenzar a instancia de parte) se
justifica en el proceso civil, en atención a que los derechos privados pertenecen a las partes
y por ello su protección queda entregado a la petición de sus titulares.

La justificación de este principio emana de la naturaleza misma de los intereses en juego en


el proceso civil.

Dada la naturaleza privada de los intereses en juego, el Estado sólo debe intervenir cuando
es requerido para ejercer la función jurisdiccional, puesto que las partes pueden llegar a la
solución del conflicto mediante los medios autocompositivos.

De allí que la aplicación de este principio de disposición derivada de la naturaleza privada


de los derechos conduce a:

a) Que el proceso solo puede iniciarse a instancia de parte;

b) Que iniciado el proceso, las partes pueden dentro de él disponer de sus pretensiones
mediante la renuncia, el desistimiento y el allanamiento; y

c) Que en el proceso solo cabrá la revisión de la sentencia que se dicte si las partes deducen
recursos, encontrándose el tribunal superior limitado por la congruencia a lo que las partes
hubieren solicitado al interponer el recurso (tamtum devolutum quantum apellatum).

El medio que la parte tiene para los efectos de poner en movimiento el ejercicio de la
función jurisdiccional es la acción.

Este principio aparece reconocido en nuestro ordenamiento respecto del ejercicio de la


función jurisdiccional en la base orgánica de la pasividad consagrada en el inciso l° del
artículo 10 del Código Orgánico de Tribunales, de acuerdo con el cual "los tribunales no
podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo en los casos en que la ley los
faculte para proceder de oficio".-

146
En materia penal, en el antiguo proceso penal de corte inquisitivo que se regula en el
Código de Procedimiento Penal, tratándose de los delitos de acción penal pública es posible
que la jurisdicción se ponga en movimiento y se de inicio al proceso penal sin que exista
una actividad de parte, puesto que " sin esperar denuncia ni querella alguna, deberá el
tribunal competente instruir sumario de oficio, siempre que, por conocimiento personal, por
avisos confidenciales, por notoriedad o por cualquier otro medio, llegare a su noticia la
perpetración de un crimen o simple delito de acción pública". (art. 105 en relación con art.
81 N° 4 del Código de Procedimiento Penal)

En el nuevo proceso penal, que se basa en el sistema acusatorio, el juez sólo puede actuar a
requerimiento de parte por regla general, y no puede de oficio dar inicio a una investigación
que no le corresponde realizar (arts 3, 77 y 172 del NCPP), ni proceder a formalizar una
investigación (art. 229 del NCPP) o formular la acusación (arts 248 letra b) y 258 del
NCPP).

7°.- La sentencia que se dicte en el proceso requiere que éste se haya desarrollado
según las normas de un racional y justo procedimiento.

El proceso debe desarrollarse para los efectos de permitir la dictación de la sentencia


dirigida a resolver el conflicto a través de un procedimiento racional y justo.

Al efecto, se ha señalado que para la validez de la resolución de autoridad es necesario que


- la ley haya establecido un racional y justo procedimiento. Si la ley no lo ha establecido,
corresponde que la autoridad que va a aplicar una sanción o que de alguna manera va a
afectar derechos, antes de resolver cumpla con la exigencia del "racional y justo
procedimiento". Si así no sucede, la sanción aplicada y el acto de autoridad son nulos (art.
7° de la Constitución) y así debe declararlo la justicia ordinaria.

En cuanto a la utilización de las expresiones "racional y justo procedimiento" es menester


tener presente que "el señor Bernales señala que bien podría emplearse la expresión "justo
proceso”; a lo que el señor EVANS agrega que bien podría decir " justo o racional"

"El señor DIEZ manifiesta que ambos conceptos son distintos: racional y justo. Racional,
referido al procedimiento, y justo, a lo sustantivo.

"El señor EVANS expresa que si se emplea escuetamente la expresión "debido proceso",
tiene el temor - aunque es partidario de un texto escueto - de obligar al interprete, a la
jurisprudencia, a los tratadistas y a los abogados, a un estudio exhaustivo de los
antecedentes, especialmente, como ha señalado el profesor Bernales, de la doctrina y la
jurisprudencia anglosajonas.

"En cambio, cree que nadie puede dejar de entender o de sostener con un mínimo de valor,
en el sentido de eficacia, que hay ciertas garantías mínimas racionales de un proceso. Ya se
desprenderá de la naturaleza del proceso si es garantía mínima racional el que, por ejemplo,
deba ser la sentencia objeto de apelación o de consulta, o no; dependerá de la naturaleza del
asunto el que racionalmente pueda concluirse que no es necesario otorgar un recurso. Por

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eso, consulta si sería conveniente emplear la expresión "racional" agregada a "justo", como
se ha sugerido, en lugar de "debido proceso".

"El señor BERNALES señala que a él le gustaría agregar la expresión "justicia" a


"racionalidad", por una razón de conocimiento práctico en los tribunales.

"Si se pone solo la expresión "debido proceso", podría interpretarse que lo que es debido es
lo que está en la ley, y lo que se debe hacer es lo que ha dicho la ley. Entonces resulta que
es un poco restringido y puede interpretarse asimismo en forma limitada. Por eso, considera
adecuado agregar las expresiones “racionalidad y justicia".92

Una de las principales manifestaciones del racional y justo procedimiento dice relación con
la fundamentación que debe poseer la sentencia que resuelve el conflicto, lo que se
reconoce respecto de la sentencia definitiva civil en el art. 170 del C.P.C. y respecto de la
sentencia definitiva penal en el antiguo procedimiento en el artículo 500 del C.P.P. En el
nuevo Código Procesal Penal se contempla como principio general la obligación de
fundamentar las sentencias en su artículo 36, el cual nos señala que "Será obligación del
tribunal fundamentar las resoluciones que dictare, con excepción de aquellas que se
pronunciaren sobre cuestiones de mero trámite. La fundamentación expresará
sucintamente, pero con precisión, los motivos de hecho y de derecho en que se basaren las
decisiones tomadas.
La simple relación de los documentos del procedimiento o la mención de los medios de
prueba o solicitudes de los intervinientes no sustituirá en caso alguno la fundamentación."

Tratándose de la sentencia definitiva penal se regula especifica la forma en la cual ella


deberá ser redactada, poniendo especial énfasis en su fundamentación en el artículo 342 del
NCPP, constituyendo la omisión de ella una causal que permite deducir en su contra el
recurso de nulidad. (art. 374 letra e).

8°.- La jurisdicción tiene por objeto resolver los conflictos de relevancia jurídica, con
eficacia con eficacia de cosa juzgada y eventual posibilidad de ejecución.-

En primer lugar, es menester tener presente que la jurisdicción tiene por objeto la
resolución de conflictos de relevancia jurídica.

Debemos recordar que los conflictos externos de relevancia jurídica se generan cuando un
sujeto, con su acción u omisión, produce como resultado el quebrantamiento del
ordenamiento jurídico, esto es, la infracción de la ley, o mejor dicho de la norma reguladora
de su conducta, ya sea ésta imperativa, prohibitiva o permisiva y a su resolución esta
destinado el ejercicio de la función jurisdiccional. Los conflictos internos como los
externos que carecen de relevancia jurídica porque no conllevan la violación del derecho,
como, por ejemplo, los que afectan el orden social y moral, no son resueltos a través del
ejercicio de la función jurisdiccional.

92
Enrique Evans de la Cuadra. Los Derechos Constitucionales. Tomo II. Páginas 28. Edoitorial Jurídica de
Chile.

148
Este conflicto externo de relevancia jurídica que requiere de ser compuesto para la
mantención de la paz social se le ha denominado litigio. Se entiende por lítigio el conflicto
de intereses caracterizado por la existencia de la pretensión de uno de los interesados y la
resistencia de otro a satisfacerla.

La misión que la jurisdicción tiene respecto de estos litigios es su resolución, la que se


materializa a través de la dictación de una sentencia al termino de la tramitación del
procedimiento, y que en nuestro ordenamiento jurídico se le denomina sentencia definitiva.

La decisión del conflicto que se obtiene a través de la sentencia definitiva puede llegar a ser
impugnada por las partes mediante la interposición de los diversos recursos que se
contempla con tal finalidad, siendo los que revisten una mayor trascendencia los recursos
de apelación, de casación en la forma y en el fondo.

Sin embargo, dentro del proceso debe llegarse a un instante en que la sentencia que se dicte
para los efectos de resolver el conflicto se vuela en inimpugnable por la preclusión de los
medios de impugnación, lo que da origen a la cosa juzgada formal, la que se entiende
también a todo otro proceso posterior que se pretenda iniciarse con posterioridad par los
efectos de obtener la revocación, modificación o anulación de la sentencia a través de la
cosa juzgada substancial.

Una sentencia definitiva o interlocutoria pasa a producir cosa juzgada una vez que la
resolución se encuentre firme o ejecutoriada de conformidad a lo previsto en el artículo
174 del Código de Procedimiento Civil, debiendo para tal efecto distinguir:

a) Si no proceden recursos en su contra, la sentencia se encuentra firme o ejecutoriada


desde que ella se ha notificado legalmente a todas las partes;

b) Si proceden recursos en su contra, debemos subdistinguir:

b.l.) Si proceden recursos y ellos no se han interpuesto: la sentencia se encontrará firme


desde que hubieren transcurrido todos los plazos que la ley concede para su interposición
por las partes; y tratándose de una sentencia definitiva se requerirá que ese hecho sea
homologado mediante un certificado por parte del Secretario del Tribunal;

b.2.) Si proceden recursos y ellos se han interpuesto: la sentencia se encontrará ejecutoriada


una vez que se hayan fallado la totalidad de esos recursos y se notifique a las partes el
decreto que debe dictar el tribunal de primera o única instancia ordenando su
cumplimiento.

La cosa juzgada tiene un reconocimiento de carácter constitucional, al disponerse en el


artículo 73 que “ni el Presidente de la República ni el Congreso pueden, en caso alguno,
ejercer funciones judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los fundamentos o
contenidos de resoluciones judiciales o hacer revivir procesos fenecidos", y de carácter
legal al disponer el artículo 175 del C.P.C. que "las sentencias definitivas o interlocutorias
firmes producen la acción o excepción de cosa juzgada". El inciso final del artículo l° del

149
Código Procesal Penal nos señala que "La persona condenada, absuelta o sobreseída
definitivamente por sentencia ejecutoriada, no podrá ser sometida a un nuevo
procedimiento penal por el mismo hecho.

La excepción de cosa juzgada es una característica peculiar del ejercicio de la función


jurisdiccional y propio de ella, que no concurre respecto de la función administrativa y
legislativa; y tiende a darle eficacia a dicha función al permitir que la decisión contenida en
la sentencia adquiera estabilidad por no ser impugnable y modificable una vez que la
sentencia se encuentre firme o ejecutoriada.

Finalmente, las sentencias que se dicten para la solución del conflicto son susceptibles de
una eventual posibilidad de ejecución a través de la acción de cosa juzgada.

Al efecto, debemos recordar que el artículo 175 del C.P.C. dispone que "las sentencias
definitivas o interlocutorias firmes producen la acción de cosa juzgada."

Sobre el particular, debemos tener presente que la posibilidad de requerir el cumplimiento


de una sentencia definitiva no se genera, como ocurre con la excepción de cosa juzgada,
sólo cuándo una sentencia se encuentra firme o ejecutoriada.

En efecto, también es posible solicitar el cumplimiento de las sentencias que causan


ejecutoria, entendiendo por tales, aquellas respecto de las cuales se puede solicitar su
cumplimiento no obstante existir recursos pendientes en su contra. Revisten el carácter de
sentencias que causan ejecutoria las sentencias definitivas en contra de las cuales se haya
concedido un recurso de apelación en el solo efecto devolutivo sin que se haya concedido
una orden de no innovar, y las sentencias en contra de las cuales se hubiere interpuesto un
recurso de casación en la forma y en el fondo sin que sea procedente la suspensión de su
cumplimiento en los casos previstos en el art. 773 del C.P.C..- En el nuevo proceso penal se
establece como regla general que los recursos no suspenderán la ejecución de la decisión
impugnada, salvo que se trate de sentencia definitiva condenatoria o que la ley dispusiere
expresamente lo contrario. (art.355 NCPP).

La ejecución de la sentencia firme o ejecutoriada mediante el ejercicio de la acción de cosa


juzgada es eventual, puesto que:

a) No todas la resoluciones judiciales son susceptibles de ejecución, existiendo algunas que


satisfacen su misión por el sólo hecho de su dictación como ocurre con las sentencias de
mera declaración de certeza, ya sea positivas o negativas, así como con las sentencias
constitutivas; y

b) Las sentencias de condena que son las que requieren de ejecución no siempre requieren
de un procedimiento compulsivo posterior para ser satisfechas, sea porque en algunos casos
el deudor puede voluntariamente darles cumplimiento (como ocurre con el deudor que paga
la indemnización a la cual es condenado) o porque no es procedente exigir
compulsivamente su cumplimiento por la vía de apremio como ocurre con las sentencia
dictadas en juicio de hacienda en contra del Fisco que se cumplen en sede administrativa

150
mediante la dictación de un decreto supremo por el Presidente de la República, a través del
ministerio respectivo y previo informe del consejo de Defensa del Estado.( Arts. 748 y sgte.
del C.P.C.).-

El procedimiento de general aplicación para exigir el cumplimiento de la sentencia es el


Procedimiento de Cumplimiento Incidental, el que se debe solicitar por la parte que hubiere
obtenido en el juicio (176 C.P.C.) ante el tribunal que dictó la sentencia en primera o única
instancia (Art. 231 C.P.C. y 113 del C.O.T.) y dentro del plazo de un año contado desde
que la prestación contenida en el fallo se hubiere hecho exigible (233 C.P.C.).-

El otro procedimiento establecido por la ley para solicitar el cumplimiento de una sentencia
es el Juicio Ejecutivo, constituyendo la sentencia definitiva firme o ejecutoriada el primero
de los títulos ejecutivos enumerados en el art. 434 del C.P.C., pudiendo solicitarse su
cumplimiento dentro del plazo de tres años contados desde que la prestación contenida en
el fallo se hubiere hecho exigible, existiendo en este caso una competencia acumulativa o
preventiva al poderse solicitar su cumplimiento ante el tribunal que dictó la resolución en
única o primera instancia o ante el tribunal que fuere competente según las reglas
generales. (Art. 114 del C.O.T.).

Sin perjuicio de lo anterior, es menester hacer presente que existen además otros
procedimientos ejecutivos especiales los cuales estudiaremos oportunamente.

En el Código Procesal Penal se regula la ejecución de las sentencias condenatorias y


Medidas de Seguridad en el Título VIII del Libro IV (arts. 466 a 472)

9°.- La jurisdicción tiene por objeto resolver los conflictos de relevancia jurídica, que
se promuevan en el orden temporal.

El artículo 5° del C.O.T. establecía que "a los tribunales mencionados en este artículo
corresponderá el conocimiento de todos los asuntos judiciales que se promuevan en el
orden temporal .............”

La expresión temporal debemos entenderla de acuerdo con el Diccionario de la Real


Academia Española en su acepción de "Secular o profano". Por "profano" se entiende lo
que no es sagrado ni sirve a usos sagrados, sino puramente secular.

De acuerdo con ello, la expresión temporal quiere decir que la jurisdicción se ejerce
solamente sobre lo no secular o espiritual.

De acuerdo con ello, y demostrando la existencia de la separación existente entre la


jurisdicción que se entrega respecto de lo temporal a los tribunales de justicia respecto de la
que se pudiere poseer sobre materias sobre los tribunales eclesiásticos, el inciso final del
primitivo artículo 5° del C.O.T. disponía que "las penas que la autoridad eclesiástica
imponga en virtud de su jurisdicción espiritual no se entenderá que dejan de ser espirituales
porque produzcan efectos temporales, como por ejemplo, la suspensión o privación de un
beneficio eclesiástico, o de sus frutos".

151
El artículo 11 de la Ley 19.665 de 9 de -marzo de 2.000, eliminó en el inciso l° del artículo
5° del C.O.T. la expresión "en lo temporal". Esta supresión tuvo su origen en una
indicación del Senador Viera Gallo, atendido a que "ella se explicó en un contexto histórico
pero que, en la actualidad, la diferenciación entre el orden temporal y el espiritual para los
efectos de determinar la competencia de los tribunales no aporta mayor utilidad"93

En consecuencia, se entiende que la jurisdicción se ejerce respecto de todas aquellas


materias que no revisten un carácter espiritual.-

10°.- La jurisdicción tiene por objeto resolver los conflictos de relevancia jurídica, que
se promuevan dentro del territorio de la República."

La jurisdicción al ser una función publica, que emana de la soberanía y que se delega para
su ejercicio en los tribunales establecidos en la ley, debe reconocer como límite para su
ejercicio el territorio de la República.

Al efecto, el artículo 5° del C.O.T. establece que "a los tribunales mencionados en este
artículo corresponderá el conocimiento de todos los asuntos judiciales que se promuevan en
el orden temporal dentro del territorio de la República, cualquiera sea la naturaleza o la
calidad de las personas que en ellos intervengan, sin perjuicio de las excepciones que
establezcan la constitución y las leyes."

Este principio de la territorialidad para el ejercicio de la función jurisdiccional aparece


ratificado por lo establecido en el artículo l° del Código de Procedimiento Penal al señalar
que "los tribunales de la República ejercen jurisdicción sobre los chilenos y extranjeros
para el efecto de juzgar los delitos que se cometan en su territorio, salvo los casos
exceptuados por las leyes generalmente reconocidas en el Derecho Internacional".

Por su parte, el artículo 5° del Código Penal establece que "la ley penal chilena es
obligatoria para todos los habitantes de la República, incluso los extranjeros. Los delitos
cometidos en el mar territorial adyacente quedan sometidos a la prescripciones de este
Código".

Al ser la jurisdicción una función pública, debemos tener presente el principio general
contemplado en el artículo 1462 del Código Civil, el cual prescribe que "hay objeto ilícito
en todo lo que contraviene el derecho público chileno. Así la promesa de someterse en
Chile a una jurisdicción no reconocida por las leyes chilenas, es nula por vicio del objeto".

Sin embargo, es menester tener presente que este principio de la territorialidad de nuestra
jurisdicción reconoce excepciones en casos en que nuestros tribunales poseen competencia
para conocer de asuntos promovidos fuera del territorio de la República; y por otra parte,
existen asuntos promovidos dentro del territorio de la República respecto de los cuales
nuestros tribunales no ejercen la función jurisdiccional.

93
Sesión 19 del Senado. Anexo Documentos. Pág. 1.663

152
En primer lugar, como casos de asuntos en que nuestros tribunales ejercen jurisdicción para
juzgar asuntos promovidos fuera del territorio de la República cabe destacar el
conocimiento de los crímenes y simples delitos cometidos fuera el territorio de la
República los cuales quedan sometidos a la jurisdicción de los tribunales chilenos que se
enumeran en el artículo 6° del Código Orgánico de Tribunales.

Respecto de estos delitos no tienen eficacia en nuestro país las sentencias absolutorias
dictadas por los países extranjeros para los efectos de evitar su juzgamiento en nuestro país
(Art. 3° inc. final del C.P.P.) y las sentencias condenatorias no producen el efecto de cosa
juzgada para impedir su juzgamiento, sino que son consideradas sólo las penas que se
hubieren cumplido en el extranjero para los efectos de computarlas a las que se impusieren
de acuerdo a la ley nacional si son de igual naturaleza o en caso contrario, para los efectos
de atenuar prudencialmente la pena.( Art. 3° inc.3° del C.P.P.).- En el Nuevo Código
Procesal Penal, su artículo 13 dispone que "Tendrán valor en Chile las sentencias penales
extranjeras. En consecuencia, nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el
cual hubiere sido ya condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo a la ley y al
procedimiento de un país extranjero, a menos que el juzgamiento en dicho país hubiere
obedecido al propósito de sustraer al individuo de su responsabilidad penal por delitos de
competencia de los tribunales nacionales o, cuando el imputado lo solicitare
expresamente, si el proceso respectivo no hubiere sido instruido de conformidad con las
garantías de un debido proceso o lo hubiere sido en términos que revelaren falta de
intención de juzgarle seriamente.

En tales casos, la pena que el sujeto hubiere cumplido en el país extranjero se le imputará
a la que debiere cumplir en Chile, si también resultare condenado.

La ejecución de las sentencias penales extranjeras se sujetará a lo que dispusieren los


tratados internacionales ratificados por Chile y que se encontraren vigentes.

En segundo lugar, como asuntos que se hayan promovido en Chile respecto de los cuales
nuestros tribunales no ejercen la función jurisdiccional son aquellos que se conocen bajo la
denominación de inmunidades de jurisdicción y que se regulan en tratados internacionales
respecto de funcionarios diplomáticos de países extranjeros u organismos internacionales.

Finalmente, es menester tener presente que de acuerdo lo previsto en nuestra legislación es


posible someterse válidamente a la jurisdicción y competencia de los tribunales o de un
arbitro en Chile, puesto que existen diversas normas que expresamente así lo contemplan.

Al efecto, es menester tener presente que la Convención de Derecho Internacional Privado


suscrita en La Habana con fecha 10 de Mayo de 1942, en cuya redacción participaron los
delegados enviados entre otros, por los Presidentes de las Repúblicas de Perú, Chile y
Estados Unidos de Norteamérica.

153
La referida Convención fue ratificada, habiéndose efectuado el depósito respectivo de las
mismas, por Chile, con fecha 6 de Septiembre de 1933 y, por Perú, con fecha 19 de Agosto
de 1929.

Dicha Convención de la Habana es conocida en nuestro país, como el Código de Derecho


Internacional Privado.

De acuerdo a lo previsto en el artículo 318 de dicho cuerpo legal, "será en primer término
competente para conocer de los pleitos a que dé origen el ejercicio de las acciones civiles y
mercantiles de toda clase, aquel a quien los litigantes se sometan expresa o tácitamente,
siempre que uno de ellos por lo menos sea nacional del Estado contratante a que el juez
pertenezca o tenga en él su domicilio y salvo el derecho local contrario.

"La sumisión no será posible para las acciones reales o mixtas sobre bienes inmuebles, si la
prohibe la ley de su situación."

La sumisión a los tribunales chilenos puede materializarse en forma expresa o tácita.

La sumisión expresa es aquella hecha por los propios interesados renunciando clara y
terminantemente a su fuero propio y designando con toda precisión el juez a quien se
sometan. (Art. 321 Cod. Int. Priv.)

La sumisión tácita es aquella que se entiende hecha por "el demandante con el hecho de
acudir al juez interponiendo la demanda, y por el demandado con el hecho de practicar,
después de apersonado en el juicio, cualquier gestión que no sea proponer en forma la
declinatoria. No se entenderá que hay sumisión si el procedimiento se siguiera en
rebeldía.".(Art. 322 Cod. Int. Priv.)

La sumisión sólo podrá hacerse a juez que ejerza la jurisdicción ordinaria y que la tenga
para conocer de igual clase de negocios y en el mismo grado.(Art. 319 Cod. Int. Priv.)

La sentencia que se dicte por el tribunal ordinario o el arbitro podrá ser ejecutada incluso
en otros de los países que han suscrito la convención de la Habana, de conformidad a lo
establecido en el Título X de su Libro IV denominado "Ejecución de sentencias dictadas
por tribunales extranjeros".

Existen, incluso tratados internacionales en los cuales se contempla el sometimiento de


conflictos ante otros tribunales.- Así por ejemplo, por Decreto Supremo N° 458 del
Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Chile, publicado en el Diario
Oficial de 13 de agosto de 1979, se ha dispuesto y mandado cumplir que se lleven a efecto
como ley de la República el Convenio para la unificación de ciertas reglas relativas al
Transporte Aéreo Internacional de 12 de Octubre de 1929, suscrito en Varsovia, y el
Protocolo que lo modifica de 28 de Septiembre de 1955, suscrito en La Haya.

En el artículo 28 de dichas convenciones internacionales, que rigen como ley de la


República, se dispone expresamente en cuanto al tribunal competente y el procedimiento

154
respecto de las acciones para hacer efectivas las responsabilidades provenientes de un
accidente aéreo, lo siguiente:

"1.- La acción de responsabilidad, a elección del demandante, deberá entablarse, en el


territorio de una de las Altas Partes Contratantes ante el tribunal del domicilio del
transportista, o del asiendo principal de su negocio o del lugar en que posea oficina por
intermedio de la cual se hubiera celebrado el contrato, o ante el tribunal del lugar de
destino.

2.- El procedimiento se regirá por la ley del tribunal competente.

En consecuencia, de acuerdo con lo señalado precedentemente es posible de acuerdo a las


normas generales de derecho internacional privado que exista válidamente una sumisión de
parte de una persona natural o jurídica extranjera a la jurisdicción de los tribunales o un
arbitro en Chile; e incluso, existen casos en que la referida sumisión como acto de
manifestación expreso o voluntario de voluntad no es necesaria para los efectos que
nuestros tribunales ejerzan la jurisdicción respecto de ellas, puesto que nuestra ley o
normas de carácter internacional pueden entregarles a éstos el ejercicio de la función
jurisdiccional, en cuyo caso no se requeriría de la existencia de la manifestación de
voluntad de la parte extranjera para que se produzca la sumisión a dicha jurisdicción.

6.- CARACTERISTICAS DE LA JURISDICCION

Las características que se ha señalado respecto de la jurisdicción son las siguientes

1°.- La jurisdicción tiene un origen constitucional.

La jurisdicción tiene un origen de carácter constitucional, encontrándose contemplada


como tal en el artículo 73 de la Constitución Política.

Respecto de esta materia, debemos tener presente que en el nuevo sistema procesal penal se
consagró el principio de separación de la función de la investigación del juzgamiento.

La investigación es concebida como una etapa meramente preparatoria del juicio oral,
desformalizada y sin valor probatorio, entregándose dicha función a los fiscales del
Ministerio Público. En la etapa de investigación, se concibe la participación de un juez de
garantía, el que sólo cumple una misión garantística del respeto de los derechos que
asegura la Constitución al imputado e intervinientes en el proceso, al tener que autorizar
previamente los actos de instrucción ordenados por los fiscales que importen una
privación, restricción o perturbación de esos derechos, sin corresponderle a dicho juez
llevar a cabo acto alguno de investigación, puesto que la dirección de ella queda entregada
en forma exclusiva a los Fiscales respecto de la investigación de los hechos constitutivos
de delito, los que determinen la participación punible y los que acrediten la inocencia del
imputado. (arts. 3° y 9° del NCPP)

155
En la Sesión 40a Ordinaria del Senado, celebrada el 15 de abril de 1997, el Senador Otero,
señaló que , “a objeto de no dejar duda alguna de que este es un órgano administrativo y no
jurisdiccional, en la propia Constitución se ha señalado que en caso alguno podrá ejercer
funciones jurisdiccionales"

"Se ha sostenido que la función de investigar es privativa de los Tribunales de Justicia, por
cuanto conocer e investigar son una misma cosa. Este es un claro error de Derecho. Nuestra
Constitución Política entrega a los tribunales de justicia la facultad de conocer y de juzgar.
Esto es, el tribunal debe resolver el conflicto con pleno conocimiento de los hechos que los
configuran, los cuales son establecidos por los medios de prueba legal. Esta es una realidad
tanto en el proceso penal como en el proceso civil y, en ambos casos, la jurisdicción es una
misma.

"De acogerse esta tesis que impugno no existiría jurisdicción en el proceso civil, por cuanto
en éste el órgano jurisdiccional carecería de toda facultad investigadora.

No obstante el carácter de exclusividad que se reconoce respecto de esta función al


Ministerio Público, es menester tener presente que los tribunales se encuentran facultados
para los efectos de practicar o hacer practicar actos de instrucción, pero sólo en los casos
que lo determine la ley. (Art. 73 inc. 3°).

En el Segundo Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento


del Senado, que aparece en el Boletín 1.943-07, se deja expresa constancia que la
sustitución de las palabras " que decreten" por la expresión "que determine la ley" esta en
armonía con la decisión de traspasar al Ministerio Público la facultad de investigar los
delitos y, al mismo tiempo, preserva las atribuciones de los jueces para practicar y hacer
practicar actos de instrucción en conformidad a la ley.

"Se ha incluido en el inciso tercero del artículo 73 la frase "que determine la ley" de modo
que los jueces siempre lo podrán hacer, en la oportunidad, forma y condiciones que ella
señale, sea la ley orgánica constitucional del Ministerio Público o cualquiera otra.

"Además, la comisión acordó dejar en la misma forma unánime constancia que los actos
de instrucción que pueden ordenar los jueces no altera el hecho que la investigación
siempre será dirigida por los fiscales".

"La facultad que el inciso tercero del articulo 73 otorga a los tribunales para hacer ejecutar
sus resoluciones no es afectada de modo alguno por el presente proyecto y se mantiene
integra y sin modificaciones".

Uno de los casos en que le corresponderá necesariamente a los tribunales practicar o hacer
practicar los actos de instrucción, por mandato expreso del constituyente, serán aquellos en
que con ellos se prive, restrinja o perturbe al imputado o terceros del ejercicio de los
derechos asegurados en la Constitución, puesto que ellos requieren de aprobación judicial
previa.

156
La ley orgánica constitucional deberá determinar el grado de independencia, autonomía y
responsabilidad que tendrán los fiscales en la dirección de la investigación y en el ejercicio
de la acción penal pública en los casos que tengan a su cargo. (Art. 80 B inc. 2° ).

En todo caso, es menester tener presente que la investigación que se lleve a cabo por parte
de los fiscales deberá ser racional y justa, habiéndose modificado para tal efecto el inciso
quinto del número 3° del artículo 19 de la Carta Fundamental, el cual dispone en su nuevo
texto: "Toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso
previo legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías
de un procedimiento y una investigación racionales y justos”

En el Segundo Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y


Reglamento del Senado, que aparece en el Boletín 1.943-07, se deja expresa constancia
que dicha modificación se introdujo con motivo de una indicación del Senador Diez, y que
"ella apunta a exigir que la investigación que pudiera dar lugar a un proceso se deberá
ceñir también a los requisitos de justicia y racionalidad. Si se tiene en cuenta que el
proyecto en informe deja claramente sentado que la pesquisa que realice el Ministerio
Público no tiene carácter jurisdiccional, resulta imperativo entonces, sujetarla también y
expresamente, a las exigencias que la Carta Fundamental impone al procedimiento.

Por otra parte, los Fiscales deben llevar a cabo los actos de instrucción en forma objetiva,
puesto que a estos no les corresponde sólo instar por la investigación de los hechos
constitutivos de delito y los que determinen la participación punible, sino que también por
aquellos que acrediten la inocencia del imputado. (art. 3° L.O.C. Ministerio Público. Ley
19.640).

De acuerdo con lo expuesto, se desprende claramente que el Ministerio Público en el


nuevo proceso penal no ejercerá funciones jurisdiccionales, sino que meramente de
carácter administrativo al dirigir la investigación de los hechos constitutivos de delito
conforme a lo previsto actualmente en el artículo 80 A de la Constitución.

En el nuevo proceso penal, el juzgamiento se lleva a cabo en un juicio oral, público y


contradictorio, y dentro del cual debe formularse la acusación por parte del Ministerio
Público, funcionario público distinto e independiente del juez, ejercerse la defensa por los
defensores que designe el imputado o los defensores públicos en caso de no poseer los
medios para procurarse uno; y rendirse la prueba la prueba por las partes. Todo ello debe
realizarse en el juicio oral a desarrollarse ante un tribunal colegiado e imparcial, cuyos
miembros no deben haber tenido ninguna intervención con anterioridad en la investigación
de los hechos ni en el control de ella, y a quien le corresponderá fallar la causa penal, y en
caso de dictarse sentencia condenatoria, determinar la imposición de la pena consiguiente.
Claramente este juzgamiento corresponde al ejercicio de una función jurisdiccional dentro
del proceso penal.

Sin perjuicio de lo anterior, resulta incuestionable que el juez de garantía claramente ejerce
funciones jurisdiccionales con anterioridad a que el proceso penal pase a ser conocido y
resuelto dentro de un juicio oral.

157
En efecto, conforme a lo dispuesto en el nuevo Código Procesal Penal el juez de garantía
ejerce funciones jurisdiccionales: l°.- Al autorizar las actuaciones que le solicite el Fiscal
que importen una privación, restricción o perturbación de los derechos que la Constitución
asegura al imputado o terceros ( art. 9°); 2°.- Al aprobar el ejercicio de la facultad por parte
del Fiscal de no iniciar la investigación (art. 168) o de aplicar el principio de oportunidad
(art. 170); 3°.- Al aprobar la suspensión condicional de procedimiento (art. 237) o los
acuerdos reparatorios (art.241); 4°.- Al decretar el sobreseimiento definitivo (art. 250) o
temporal (art. 252); 5°.- Al aceptar la solicitud del fiscal y del imputado de aplicar el
procedimiento abreviado (art.410); etc.

2°.- La jurisdicción es una función pública.

En cuanto al carácter de función pública de jurisdicción nos remitimos a lo señalado en las


diversas definiciones doctrinarias extranjeras y al analizar el concepto de Poder - Deber
contenido en la definición de la jurisdicción dada en la Cátedra.

3°.- La jurisdicción es un concepto unitario

“La jurisdicción, cualquiera fueren sus diversas manifestaciones o las ramas en que se
divide, responde a una unidad conceptual, considerada desde el punto de vista funcional,
esto es, a partir del examen de la labor que toca al juez desplegar como resolutor de litigios.
En efecto, ius dicunt tanto el juez civil como el juez penal (el primero en sentido amplio
comprensivo de los mercantil, laboral, lo tributario, etc) ya que ambos, en definitiva,
mediante el desenvolvimiento de sendos complejos silogísticos, concretan, actuando la
norma abstracta en el caso concreto, la voluntad abstracta de la ley relativamente a un bien
de la vida. Se trata aquí, cual exactamente sucede con el Derecho Procesal en general
(ramas civil y penal), de la unidad (jurisdicción) en la diversidad (civil y penal): idéntica
esencia, sin perjuicio de la separación del árbol en ramas. (Francisco Hoyos H. Temas
Fundamentales de Derecho Procesal. Pág. 20. Editorial Jurídica de Chile. 1987 ).

En el mismo sentido, se ha señalado que "no es dudoso que la jurisdicción es una y es la


misma cualquiera sea el tribunal que la ejercite y el proceso de que se valga para ello. Pero,
tiene además, carácter totalizador en el sentido que cuando el órgano correspondiente la
ejercita, lo hace como un todo sin posibilidad de parcelación.

"Cuando en el lenguaje común o, incluso, en el de la ley, se emplea la expresión


jurisdicción seguida del calificativo civil, penal, laboral, constitucional, etc, se incurre en
impropiedad, porque lo que en realidad admite distribución, previa clasificación, es la
competencia." (Hugo Pereira Anabalón. Curso de Derecho Procesal. Tomo I. Derecho
Procesal Orgánico. Pág.95.- Editorial Jurídica Conosur. 1993.

Todos los jueces tienen jurisdicción; si no la tuviesen no serían jueces. Por lo tanto, es una
unidad, un género que debe estudiarse globalmente para poder apreciar su contenido y
alcance.

158
La jurisdicción es una sola y como tal no acepta clasificaciones. Por el solo hecho de
dividirse la jurisdicción, ésta se restringe y especifica en el concepto de competencia. (Juan
Colombo Campbell La Jurisdicción en el Derecho Chileno. Pág. 51. Editorial Jurídica de
Chile. 1991.

4°.- El ejercicio de la jurisdicción es eventual.

Como señala Calamandrei, el ejercicio de la jurisdicción es eventual, puesto que ella sólo
debe acruar en caso de incumplinúento del mandato contenido en la ley, siendo la regla
general que ella sea cumplida naturalmente por parte de sus destinatarios.

Tratándose del proceso penal, el ejercicio de la función jurisdiccional reviste el carácter de


necesaria e indispensable para solucionar el conflicto penal, dado que la única vía para los
efectos declarar la culpabilidad del sujeto y de imponerle una pena por la comisión del
delito es la sentencia definitiva penal, la que debe ser pronunciada dentro de un debido
proceso. (Arts. 19 N° 3 de la C. Pol; 42 Código de Procedimiento Penal y l° del Código
Procesal Penal.)

5°.- El ejercicio de la función jurisdiccional corresponde exclusivamente a los


tribunales establecidos en la ley.

En esta materia nos remitimos a lo señalado al analizar la definición de la jurisdicción dada


en la Cátedra.

Además, cabe reiterar en este sentido lo señalado en cuanto a que el Ministerio Público, a
quien le corresponderá dirigir la investigación en el nuevo proceso penal, realiza una
actividad de naturaleza administrativa al cumplir con ese cometido, y que por expreso
mandato constitucional en caso alguno podrá ejercer funciones jurisdiccionales. (Art. 80°
C. Pol).

6°.- La jurisdicción es indelegable.-

De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española delegar significa "dar una
persona a otra la jurisdicción que tiene por su dignidad u oficio, para que haga sus veces o
conferirle su representación."

El juez no puede delegar o conceder la función jurisdiccional a otro órgano, particular o


autoridad. Una vez que el tribunal está instalado (nombrado y juramentado de acuerdo a los
arts 296 a 305 del C.O.T.) no puede dejar de ejercer su ministerio si no es por causa legal.

El art. 7° inciso primero de la Constitución nos señala que "los órganos del Estado actúan
válidamente, previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su competencia y en la
forma que prescriba la ley"

"Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y


sanciones que la ley señale" (art. 7° inc. final)

159
El juez no puede dar a otro lo que es su obligación ejercer como tal y como funcionario
público que es. Los actos del delegado serán nulos, porque no ha sido investido en el cargo
en la forma que determina el Código Orgánico de Tribunales. En tal sentido, el artículo 35
del NCPP establece categórica y expresamente que “la delegación de funciones en
empleados subalternos para realizar actuaciones en que las leyes requirieren la intervención
del juez producirá la nulidad de las mismas."

El juez delegante estará sujeto a la responsabilidad consiguiente, sea política (art. 48 N° 2


letra a) de la Constitución) cuando se trate de los magistrados de los tribunales superiores
de justicia; sea ministerial (art. 76 C.P. y 324 y sgtes. del C.O.T.) o penal por el delito de
abandono de destino tipificado en el artículo 254 del Código Penal.

Lo que el juez puede hacer es delegar parcialmente su competencia a través de los exhortos
conforme a lo previsto en los artículos 7° del C.O.T., 71 y sgtes. del C.P.C., y 20 del
NCPP, pero nunca su jurisdicción. Esta delegación parcial de la competencia que está
permitida por la ley se realiza a través de los exhortos, y se efectúa de un juez a otro juez
que se encuentra en un distinto territorio jurisdiccional, con la finalidad de que se
practiquen en ese lugar una o más actuaciones del proceso.

Especial trascendencia reviste respecto de la delegación de la jurisdicción la sentencia que


se pronunciara por el Pleno de la Corte Suprema el 20 de Diciembre de 2002. En dicha
sentencia, ejerciendo de oficio la facultad de declarar la inconstitucionalidad de la ley, se
declaró por la mayoría de nuestro máximo tribunal que el artículo 116 del Código
Tributario al permitir que a través del mecanismo de la delegación se constituya un órgano
jurisdiccional cuya asignación o determinación no provenga de manera inmediata de la ley
sino del llamado discrecional de otro ente normativo, se opone a la normativa precitada de
la Carta Fundamental (arts. 19 N° 3 inc 4°, 38 inc. 2° 73 y 74); sin perjuicio de contravenir
además lo dispuesto en sus artículos 6° y 7° en relación con lo preceptuado en el artículo
73 que impide la delegación de funciones de índole judicial.94

7°.- La jurisdicción es improrrogable.

La jurisdicción es improrrogable en el sentido que la función jurisdiccional no puede ser


creada, modificada o derogada por la voluntad de los particulares.

Debemos recordar que la función de ejercer la jurisdicción corresponde exclusivamente a


los tribunales establecidos en la ley de conformidad a lo establecido en el artículo 73 de la
C.P.E., y en consecuencia, los particulares no pueden en virtud del principio de la
autonomía de la voluntad pretender conferir el ejercicio de la función jurisdiccional a
quien por ley no la tiene y no la puede ejercer.

Al efecto, el artículo 5° de nuestra Carta Fundamental establece que la soberanía reside


esencialmente en la Nación, la que se ejerce a través de las autoridades que esta
94
En atención a la trascendencia jurídica de dicha resolución pronunciada por la Corte Suprema se incorpora
como Anexo a esta separata y su lectura y análisis es de carácter obligatorio.

160
Constitución establece. (Art. 5° C. Pol.).- Por otra parte, es menester tener presente que
ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas puede atribuirse, ni aun a
pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que
expresamente se les hayan conferido en virtud de la Constitución y las leyes. Todo acto en
contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que
señale la ley (Art. 7° inc. 2° C.Pol. )

En la especie, debemos recordar que lo que se ha permitido por parte del legislador es la
prorroga de la competencia respecto de los asuntos contenciosos civiles, en la primera
instancia y ante tribunales ordinarios respecto del elemento territorio, situación que en la
actualidad aparece meridianamente clara a partir de la Ley 18.969 de 10 de marzo de 1990
que sustituyó la denominación errónea de "prorroga de la jurisdicción" por "prorroga de la
competencia" que se contenía en el Título VII párrafo 8° del Código Orgánico de
Tribunales, confirmando con ello el carácter de improrrogable de la jurisdicción.

En relación con los árbitros, debemos hacer presente que el principio de la


improrrogabilidad de la jurisdicción no reconoce excepciones, puesto que ellos han sido
contemplados por parte del legislador con el carácter de órgano jurisdiccional en el artículo
5° del C.O.T. y en el Título IX del Código Orgánico de Tribunales.

En la especie la diferencia entre los árbitros y los jueces ordinarios y especiales radica en
el sistema especial de designación de la persona del juez que ejercerá una función
jurisdiccional contemplada en la ley y en la duración de sus funciones, la que se limita sólo
al asunto sometido a su conocimiento y decisión. Además, dicho ábitro posee una facultad
de imperio limitada conforme a lo establecido en el inciso 3° el artículo 73 de la
Constitución y en los artículos 635 y 643 del Código de Procedimiento Civil.

Las restantes características sólo nos limitaremos a enunciarlas, puesto que ellas ya han
sido analizadas precedentemente al referimos a concepto de la jurisdicción.

8°.- La parte de jurisdicción que corresponde a cada juez o tribunal es su


competencia.

9°.- La jurisdicción debe ser ejercida a través del debido proceso, el que debe
tramitarse según las normas de un racional y justo procedimiento.

10°.- La jurisdicción se ejerce para resolver asuntos del orden temporal.

11°.- La jurisdicción como función publica que emana de la soberanía se debe ejercer
dentro del territorio de la República.

12°.- La jurisdicción resuelve conflictos a través de sentencias que tienen la eficacia de


cosa juzgada, y de eventual posibilidad de ejecución.

7.- LOS MOMENTOS JURISDICCIONALES.-

161
Los momentos de la jurisdicción dicen relación con las diversas fases o etapas que se
contemplan para el desarrollo de dicha función, los que en definitiva corresponden a las
etapas que se deben contemplar dentro del un debido proceso, al ser éste el único medio a
través del cual la jurisdicción puede válidamente ejercerse.

Los momentos o etapas que se contemplan para el ejercicio de la función jurisdiccional en


las causas civiles y criminales son: el conocimiento, juzgamiento y ejecución de lo
juzgado. Dichos momentos se encuentran contemplados respecto de la jurisdicción en los
arts 73 inciso l° de la C.Pol y l° del C.O.T..-

Los momentos de la jurisdicción corresponden a una secuencia psicológica porque en el


proceso judicial también se comienza por saber los hechos y el derecho mediante el
contradictorio de las partes y por obra del juez; luego éste decide, esto es, quiere en sentido
jurídico, a cuyo querer se le asigna una eficacia especial; y por último obra, esto es, asegura
prácticamente el resultado de la obra intelectual y volitiva, mediante las diversas formas
exigidas por el contenido mismo de la sentencia.95

Como nos ha señalado certeramente la I. Corte de Apelaciones de Santiago, "el ejercicio de


la jurisdicción está concebido sobre la base de tres tareas específicas, a saber, la de
conocer, la de resolver y la de hacer ejecutar lo juzgado, conocidas en doctrina como "
momentos" jurisdiccionales, integradas en una misma función, de manera que el
conocimiento se encamina naturalmente al juzgamiento y éste exige a su vez el
cumplimiento de lo resuelto”.96

La fase de conocimiento comprende conocer las pretensiones de parte del actor y de las
alegaciones, excepciones o defensas que frente a ellas puede hacer valer el demandado, y la
realización de la actividad probatoria para acreditar los hechos en los cuales ellas se
sustentan

En el procedimiento civil, en un primer lugar, esta etapa de conocimiento se encuentra


conformada por la demanda que debe efectuar el demandado y la contestación de ella que
realiza el demandado. En el proceso penal, esta etapa se encuentra representada por la
acusación que debe efectuar el Fiscal y la acusación particular del querellante si lo hubiere
y la contestación de la acusación por parte del acusado.

En segundo lugar, la fase de conocimiento se proyecta esencialmente a saber los hechos por
medio de las pruebas que suministran las partes o por la propia iniciativa del juez. En la
primera situación se dice que las partes prueban y en la segunda se afirma que el juez
investiga. En cuanto al derecho, las partes pueden invocarlo, sin que esta invocación ligue
en forma alguna al juez quien tiene absoluta autonomía para elegir, interpretar y aplicar la
norma o el principio jurídico que estime pertinente, absolutismo que desde antiguo se ha

95
Hugo Pererira Anabalon. Curso de Derecho Procesal. Tomo I. Derecho Procesal Orgánico. Página 97.
Editorial Jurídica Comosur.
96
C. Ap. Stgo. R.D.J. Tomo 81. 2° parte sec. 3°, pág. 63.

162
expresado con la formula " iura novit curia" o " el juez sabe el derecho". Y como el ámbito
de éste cada vez es más vasto, si no lo sabe, lo estudia.97

"De numerosas disposiciones constitucionales y legales podemos concluir que en todo


proceso chileno existe un período previo a la decisión, que es el de conocimiento y que
comprende dos etapas claras: la de discusión y la de prueba.

"El Código Orgánico de Tribunales en su artículo l° expresa: "la facultad de conocer las
causas civiles y criminales...” El artículo 108, definiendo la competencia, agrega en
términos amplios que "la competencia es la facultad que tiene cada juez o tribunal para
conocer de los negocios que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones".

"Los artículos 110, 111 y 112 repiten el concepto a propósito de las reglas generales de la
competencia. La regla del grado indica: "Una vez fijada con arreglo a la ley la competencia
de un juez inferior para conocer en primera instancia de un determinado asunto, queda
igualmente fijada la del tribunal superior que debe conocer del asunto en segunda instancia.

"La regla de la extensión en el artículo 111 señala: "El tribunal que es competente para
conocer de un asunto lo es igualmente para conocer de todas las incidencias que en él se
promuevan. Lo es también para conocer de las cuestiones..."

"Los artículos 46,50,51,52,53,63,98,99, Título VII, párrafo 4 del Código Orgánico, entre
otras muchas disposiciones, reconocen en la ley la facultad jurisdiccional de conocer.

"Del análisis de las disposiciones precedentemente recordadas, se desprende que todo


tribunal al que la ley otorga la facultad de conocer, que se asimila a su competencia
específica, asume el deber poder de juzgar resolviendo el conflicto. Así lo establece la regla
de la inexcusabilidad tantas veces citada y consagrada en los artículos 73 de la Constitución
Política y 10 del Código Orgánico de Tribunales".

"Con los antecedentes expuestos podemos concluir que existen principios básicos en el
Derecho Procesal nacional, en virtud de los cuales "nadie puede ser condenado sin ser
oído", "bilateralidad de la audiencia", y que "las sentencias se pronunciarán conforme al
mérito del proceso", norma contenida en el artículo 160 del Código de Procedimiento Civil.
Por su lado, los artículos 170 del Código citado y 500 del Código de Procedimiento Penal
(y hoy también en el art. 342 del NCPP) señalan que la parte considerativa de la sentencia
definitiva debe ya contener los antecedentes de hecho y de derecho que le sirven de
fundamento a la parte resolutiva y que la sustentan, sancionando con pena de nulidad la que
no los contenga. Debe recordarse a propósito del estudio de este momento jurisdiccional el
contenido del artículo 318 del Código de Procedimiento Civil que prescribe que el juez, si
existen hechos sustanciales pertinentes y controvertidos, deberá recibir la causa a prueba;
un conjunto de disposiciones de los códigos procesales estructuran y regulan la prueba y su
forma de rendirla en nuestro sistema procesal.

97
Hugo Pereira Anabalón. Curso de Derecho Procesal. Tomo I. Derecho Procesal Orgánico. Página 97.
Editorial Jurídica Conosur.

163
"De todo lo anterior se deduce que ningún juez en Chile puede juzgar sin conocer lo que va
a juzgar; de allí la necesidad reconocida expresamente por el artículo l° del Código
Orgánico de Tribunales y reglamentada por distintos procedimientos, de que todo proceso
se inicia por la fase jurisdiccional del conocimiento, que en el vocabulario tradicional
comprende los períodos de iniciación; discusión, prueba y discusión de la prueba. Es la
primera aplicación legal del principio del debido proceso que consagra nuestra actual
Constitución Política en su artículo 19 N° 3”.98

La fase de juzgamiento es en esta secuencia, la más relevante y caracteriza la misión del


juez. Implica reflexión, estudio y análisis del material de hecho y de derecho necesario para
adoptar una decisión, análisis que se manifiesta o exterioriza en el acto o declaración de
voluntad que es la sentencia. Ciertamente, no implica sólo reflexión y volición, sino que
también valoración y sentimiento.

En nuestro derecho la labor de raciocinio y análisis ya de la situación fáctica, ya de la


situación jurídica, se desarrolla en las consideraciones de hecho o de derecho de la
sentencia definitiva (arts. 170 N° 4 del C.P.C. 500 N°s 4 y 5 del Código de Procedimiento
Penal, letras c y d del art. 342 del C. Procesal Penal y 83 del C.O.T.) y es el antecedente
directo e inmediato de la resolución, es la razón del mandato, y por ello Leonardo Prieto
Castro define la sentencia como "el resultado de un juicio jurídico y de valoraciones
investido de autoridad."99

"Corresponde al período de sentencia. Esta etapa constituye la esencia de la jurisdicción.


Dentro del lenguaje de nuestra ley, equivale a la función de "juzgar", término que
encontramos en los artículos 73 de la Constitución Política y 1° del Código Orgánico de
Tribunales, entre muchos otros.

"Sin duda que ésta es la etapa más importante de la jurisdicción y que la caracteriza. Sin
embargo, ella carecería de fundamento y de eficacia si no contara con el desarrollo previo
del conocimiento y con la posterior etapa de ejecución de lo resuelto.

"En virtud de este momento jurisdiccional, el tribunal resuelve el conflicto aplicando el


derecho o la equidad a los hechos probados en la fase del conocimiento, mediante un
raciocinio mental que se exterioriza y adquiere forma en un acto procesal denominado
sentencia definitiva. Esta resolución del tribunal, cuando precluye el período de
impugnación o no hay recursos en su contra, adquiere caracteres de verdad jurídica
indiscutible e inamovible, provocándose así la solución jurídica del conflicto con efecto de
cosa juzgada.

"La ley procesal en esta etapa otorga diversas posibilidades al juez. En efecto, los
sentenciadores deben ajustarse en sus fallos a lo que ordenan los códigos procesales. Estos
consagran, como regla general decisoria litis, la jurisdicción de derecho, que conlleva la
98
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción ene l Derecho Chileno. Pág. 55 a 57. Editorial Jurídica de Chile.
1991.
99
Hugo Pereira Anabalón. Curso de Derecho Procesal. Tomo I. Derecho Procesal Orgánico. Páginas 97 y 98.
Editorial Jurídica Conosur.

164
aplicación del derecho a los hechos para resolver el conflicto de acuerdo a sus preceptos.
Excepcionalmente, deben fallar de acuerdo a las normas de la equidad natural y de la sana
crítica, lo que ocurre, por ejemplo, en la sentencia dictada por los árbitros arbitradores y
por los jueces de letras cuando no hay ley que resuelva el conflicto en asuntos civiles,
según los dispone el artículo 10 inciso 2° del Código Orgánico de Tribunales, que expresa:
"Reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán
excusarse de ejercer su autoridad ni aun por falta de ley que resuelva la contienda sometida
a su decisión".

"En esta etapa, los jueces pueden hacer uso de la llamada jurisdicción de derecho o la de
equidad, según corresponda, siendo ambas alternativas válidas, cada cual en su especie, en
el momento resolutivo de la jurisdicción.

"La aplicación de uno u otro sistema es un problema de política procesal, que no


corresponde debatir a propósito del análisis de la jurisdicción.

"Las diferencias fundamentales en su aplicación radican en lo siguiente: cuando el juez


falla en un sistema de jurisdicción de equidad extrae la norma decisoria litis de su
conciencia y experiencia. Es el caso típico de los jurados en que las personas no expertas en
la aplicación de la ley resuelven un proceso. Consecuentemente, el ámbito de la labor
intelectiva del juzgador es mayor pero más peligroso.

"En el sistema de jurisdicción de derecho el juez falla de acuerdo a lo que indique la


legislación vigente, debiendo limitarse en su sentencia a expresar las consideraciones de
derecho en que fundamenta el fallo. Los artículos 160 y 170 del Código de Procedimiento
Civil y 500 del Código de Procedimiento Penal establecen claramente esta obligación. En
este régimen, el juez no puede discutir la bondad de la ley, sino que debe limitarse a
aplicarla para cumplir así con el objetivo que ha tenido en vista el legislador al establecer y
lograr su efectiva vigencia. Si no lo hace, su sentencia será casada en el fondo, anulándose.

"Podemos anotar, como comentario final, que el sistema chileno es de jurisdicción de


derecho, salvo los casos de excepción en que la propia ley autoriza al juez para resolver en
equidad. Debemos también comentar la tendencia actual de nuestra legislación de facultar a
juez para apreciar la prueba en conciencia, atribución que no lo exonera de su obligación de
fallar en derecho, por lo cual no esta latitud en la valoración de la prueba no limita la
aplicación del sistema de jurisdicción legal que estamos comentando.

"Para ilustrar en esta parte el desarrollo del tema, examinaremos los casos más importantes
de aplicación de la jurisdicción de equidad que nuestra legislación consagra:

1) Arbitros arbitradores. De acuerdo al artículo 223 del Código Orgánico de Tribunales, "el
arbitrador falla obedeciendo a lo su prudencia y la equidad le dictaren".

"Esta disposición debe concordarse con el artículo 640 N° 4° del Código de Procedimiento
Civil, que señala que la sentencia del arbitrador contendrá las razones de prudencia o de
equidad que le sirvan de fundamento.

165
"Como es lógico, la impugnación de la sentencia por agravio o vicio estará en concordancia
con la jurisdicción de equidad aplicada por el árbitro. Por tal motivo no procede el recurso
de casación en el fondo contra su sentencia de acuerdo al artículo 767 inciso 2° del Código
de Procedimiento Civil. Por su parte, el recurso de apelación sólo procede cuando las partes
lo han reservado y han señalado el tribunal de segunda instancia, el que necesariamente
estará compuesto por árbitros arbitradores (art. 642 del Código de Procedimiento Civil).

2) Tribunales ordinarios. Estos jueces deben fallar en derecho por ser éste el sistema
consagrado por nuestra ley procesal. No obstante, en virtud de la regla general de la
competencia llamada "de la inexcusabilidad”, contenida en los artículos 73 de la
Constitución Política y 10 inciso 2° del Código Orgánico de Tribunales, reclamada su
intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de
ejercer su autoridad ni aun por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su
decisión, esta disposición obedece a la necesidad procesal de contar siempre con un
tribunal con competencia suficiente para resolver conflictos, sin que la falta de ley que los
resuelva deje a las partes en la indefensión.

"El proceso, como medio de solución de conflictos, requiere siempre de un tribunal que
pueda resolver en cualquier momento una contienda. Es así entonces como nuestro
mecanismo procesal civil señala que los tribunales, como norma general, tienen una
jurisdicción de derecho, pero supletoriamente pueden ejercer su jurisdicción de equidad en
causas civiles.

“Confirma lo expuesto el artículo 170 N° 5° del Código de Procedimiento Civil en la parte


que expresa que la sentencia definitiva deberá contener “la enunciación de las leyes
-jurisdicción de derecho-, y en su defecto de los principios de equidad -jurisdicción de
equidad-, con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo". El carácter supletorio de las
normas de equidad que puede aplicar el juez se ha visto confirmado por la doctrina de la
Excma. Corte Suprema que se resumen en la siguiente: “No es aceptable aducir razones de
equidad en los casos en que se formulan peticiones fundadas en la ley, más aún cuando
existe una norma para fallar el juicio". En materia penal no hay jurisdicción de equidad. No
hay delito sin ley.

"Para el ejercicio de este momento jurisdiccional el juez cuenta con la sentencia definitiva
y, en ciertos casos, con la sentencia interlocutoria."100

En la etapa de ejecución, en cambio, la reflexión cede paso, sin desaparecer, al obrar. Su


existencia está subordinada al contenido de la sentencia en cuanto funciona si ésta es de
condena y normalmente requiere coerción, del auxilio de la fuerza pública. Si la resolución
ordena pagar una suma de dinero, se embargan bienes del deudor que se subastan para
entregar al acreedor el producido del remate; si ordena restituir al actor una cosa raíz o

100
Juan Colombo Campbell. La jurisdicción en el Derecho Chileno. Páginas 58 a 61. Editorial Jurídica de
Chile. 1991.

166
mueble, se procede a la entrega mediante lanzamiento; si ordena destruir una obra se
procede a su, demolición, etc.

Como el órgano judicial carece de fuerza pública propia, ha de recurrir al órgano


administrativo correspondiente para que le suministre la suya. De ahí las disposiciones
constitucionales (art. 73 incisos 3° y 4°) y legales (art. 11 del C.O.T.) que habilitan a los
tribunales ordinarios para impartir órdenes directas a la fuerza pública para hacer ejecutar
sus resoluciones, sin que la autoridad requerida pueda diferir el mandato judicial, ni
calificar su fundamento, oportunidad, justicia o legalidad.

Como es obvio, esta fase jurisdiccional deja de existir si el obligado por el fallo se allana a
cumplirlo voluntariamente o se produce alguna forma de composición, no del conflicto que
ya se encuentra resuelto, sino en el modo de facilitar la ejecución.101

" Corresponde al contenido de las expresiones "hacer ejecutar lo juzgado".

"Si bien es efectivo que en ciertos casos las sentencias se cumplen por vía administrativa,
como ocurre con las sentencias penales condenatorias a penas corporales, la regla general
es que ellas se hagan cumplir por la via jurisdiccional directa. Sin embargo, la esencia de
este momento radica en la fuerza que tiene el tribunal para hacerla cumplir. Cómo se
materialice es un asunto secundario.

"Por ello, la generalidad de la doctrina procesal está acorde en considerar la facultad de


hacer cumplir lo juzgado como una cuestión inherente a la jurisdicción, esta opinión la
comparte la Excma. Corte Suprema.

"La ejecución de la sentencia equivale a la conversión de ésta en actos; el derecho existía,


pero sólo se transforma en realidad mediante el mandato contenido en la sentencia, y éste
no puede dejar de llevarse a efecto, puesto que de otro modo sería ilusorio y teórico. Es por
ello que resulta inherente a la jurisdicción el poder de coerción; éste es el presupuesto
ineludible de la eficacia del derecho, porque mediante la medida coercitiva se impone la
restauración del orden jurídico violado. Por consiguiente, a la jurisdicción va anexo el
imperio, que es la facultad que tienen los jueces de usar la fuerza para ejecutar lo juzgado y
decretado (Esta sentencia se encuentra en Revista de Derecho y Jurisprudencia, t LXII,
secc. 1°, pág. 57.)

"De faltar este momento, la jurisdicción no cumpliría con la esencial función de mantener
la vigencia real de la ley, ya que la falta de cumplimiento por parte del infractor provocaría
al sistema una doble contravención; la primera a la ley, y la segunda a la sentencia. de este
modo, la facultad de hacer cumplir lo juzgado está íntimamente ligada a la de juzgar, que
constituye en esencia su contenido, pero que se verá necesariamente completada por la de
hacer cumplir lo juzgado.

101
Hugo Pereira Anabalón. Curso de Derecho Procesal. Tomo I. Derecho Procewal Orgánico. Páginas 98 y
99. Editorial Jurídica Conosur.

167
"Para hacerla efectiva, la ley señala diversos procedimientos. En algunos se realiza
mediante la actividad directa del tribunal, como ocurre con el procedimiento ejecutivo por
obligación de hacer cuando se trata de suscribir un documento o reconocer una obligación,
en que el juez firma por el deudor. Igual ocurre con la licitación de bienes raíces y otras
especies que requieren de previa tasación. Pero en la generalidad de los casos las
resoluciones judiciales se cumplen mediante lo que Jaime Guasp denomina auxilios
jurisdiccionales y que define como el "conjunto de deberes y derechos en virtud de los
cuales cabe exigir y se debe prestar por tales organismos la actividad necesaria o
conveniente para la adecuada consecución de una finalidad procesal reconocida por la
ley".

"Estos auxilios pueden emanar del propio Poder Judicial o de fuera de él. Ejemplo del
primer caso es la acción de un receptor que practica un retiro de especies. En el segundo
caso se encuentra el auxilio de la fuerza pública para que se cumpla la sentencia del
tribunal.

"Sobre el particular nuestra legislación contiene algunas disposiciones fundamentales:

"En primer término debe señalarse el contenido del nuevo artículo 73 de la Carta
Fundamental, que a propósito de la facultad de hacer cumplir lo juzgado expresa: "Para
hacer ejecutar sus resoluciones y practicar o hacer practicar los actos de instrucción que
decreten, los tribunales ordinarios de justicia y los especiales que integran el Poder
judicial, podrán impartir órdenes directas a la fuerza pública o ejercer los medios de acción
conducentes de que dispusieren. Los demás tribunales lo harán en forma que la ley
determine.

"La autoridad requerida deberá cumplir sin más trámite el mandato judicial y no podrá
calificar su fundamento u oportunidad, ni la justicia o legalidad de la resolución que se
trata de ejecutar".

“Por su parte, el artículo 11 del Código Orgánico de Tribunales, que se explica a sí mismo,
señala que "Para hacer ejecutar sus sentencias y para practicar o hacer practicar los actos
de instrucción que decreten, podrán los tribunales requerir de las demás autoridades el
auxilio de la fuerza pública que de ellas dependiere, o los otros medios de acción
conducentes de que dispusieren.

"La autoridad legalmente requerida debe prestar el auxilio, sin que le corresponda calificar
el fundamento con que se le pide ni la justicia o legalidad de la sentencia o decreto que se
trata de ejecutar".

"La Corte Suprema en interesantes fallos ha reafirmado categóricamente este precepto. El


comentario de los mismos excede el tema que estamos desarrollando.

"En el desenvolvimiento de la jurisdicción en el campo del proceso penal ocurre un


fenómeno similar, con la diferencia de que esta tercera etapa del cumplimiento de la
sentencia les corresponde a los auxiliares judiciales un rol más activo. El juez mantiene la

168
vigilancia del cumplimiento y mantiene el imperium, el que no se ve disminuido en modo
alguno por la participación de otras personas en la ejecución material.

"Siendo así, puede resumirse que la esencia de este momento es el poder de hacer cumplir
lo resuelto en forma coactiva. Es la decisión del cumplimiento la que tipifica esta fase. El
hecho del cumplimiento material sólo complementa la decisión, haciéndola realmente
efectiva en la práctica.

"Además, quienes cuestionan la existencia de este tercer momento en el proceso penal,


deben tener presente que durante la fase de instrucción el juez hace uso del imperio
jurisdiccional.

"Debe recordarse que si bien esta facultad se identifica con el cumplimiento de lo resuelto
por la sentencia definitiva que puso fin al conflicto, también es propia de todas las demás
sentencias del proceso. Como ejemplos, pueden mostrarse la detención, el arraigo, la
prisión preventiva y tantos otros.

"Basta leer el Código de Procedimiento Penal para llegar a tal conclusión."102

8.- LOS LIMITES DE LA JURISDICCION.-

a.- Concepto.

Se entiende por límites de la jurisdicción los diversos factores que delimitan el ejercicio de
la función jurisdiccional.

b.- Clases de límites.

b.l. En atención al tiempo.

En primer lugar, es posible distinguir un límite en atención al tiempo. En general el


ejercicio de la función jurisdiccional es perpetua.

La excepción la constituyen los árbitros y los tribunales unipersonales de excepción.

Debemos tener presente que en la actualidad rige respecto de las personas designadas para
ejercer la función jurisdiccional un límite en cuanto a la edad. Arts. 77 y 8° transitoria de la
Constitución.

b.2. En atención al espacio.

En atención al espacio es posible distinguir:

102
Juan Colombo Campbell. La Jurisdicción en el Derecho Chileno. Págs. 61 a 63. Editorial Jurídica de
Chile. 1991.

169
b.2.1. Un limite interno que esta dado por las normas de la competencia respecto de cada
tribunal
b.2.2. Un limite externo que está dado por la jurisdicción de los otros Estados.

b.3. En atención a la materia.

La jurisdicción sólo debe ejercerse respecto de la resolución de asuntos de trascendencia


jurídica del orden temporal.

b.4.En atención a la persona.

La jurisdicción sólo puede ser ejercida por el tribunal establecido en la ley, no pudiendo el
juez delegarla, ni las partes modificarla de manera alguna.

b.5.- En relación con las atribuciones de otros poderes del Estado.

Los tribunales no pueden ejercer más funciones que las encomendadas por la ley, no
pudiendo ejercer funciones que se han entregado por la Constitución a otros Poderes del
Estado.

Esta materia puede ser enfocada desde un doble punto de vista:


a.- Los tribunales no pueden avocarse el ejercicio de las funciones de los otros poderes del
Estado Art. 4° del C.O.T.
b.- Los otros poderes del Estado no pueden avocarse el ejercicio de las funciones
encomendadas a los tribunales. Arts. 73 y 80 A de la Constitución.

b.6. En relación con el respeto a los otros Estados.


Los tribunales no pueden ejercer la jurisdicción respecto de Estados extranjeros,
mandatarios, diplomáticos, organismos internacionales, y en general respecto de toda
persona que goza de inmunidad de jurisdicción.

9.- INMUNIDAD DE JURISDICCION.

La inmunidad de jurisdicción se refiere a los casos en que no es posible que se ejerza por
parte de nuestros tribunales el ejercicio de la función jurisdiccional respecto de
determinadas personas.

1- Los Estados Extranjeros.

Los Estados Extranjeros no pueden ser juzgados como sujetos de derecho por nuestros
tribunales de acuerdo con las normas consuetudinarias del derecho internacional y al
principio de la igualdad soberana de los diversos Estados consagrada en la Carta de las
Naciones Unidas. (art. 2. l.)

Este principio se encuentra expresamente reconocido en nuestro derecho en los artículos


333 y 334 del Código de Derecho Internacional Privado.

170
Nuestra Corte Suprema ha reconocido expresamente este principio en sentencias
pronunciadas con fecha 3 de septiembre de 1969 y 2 de junio de 1975 (R.D.J. Tomo 66 2°
parte. Sección 2°. Pág. 5 y Tomo 72. 2° parte Sección 1°. Pág.54)

Respecto de la inmunidad de que gozan los Estados Extranjeros se reconoce la inmunidad


de jurisdicción y la inmunidad de ejecución,

Para que se reconozca a un Estado extranjero la inmunidad de jurisdicción y ejecución en


nuestro país se exige el principio de la reciprocidad de acuerdo a lo establecido en el art. 9°
del D.L. 2.349.

De conformidad a dicho Decreto Ley el Estado de Chile, sus organismos e instituciones


pueden someterse a una legislación extranjera, y renunciar a la inmunidad de jurisdicción
(art. 1°) y a la inmunidad de ejecución.( Art. 2°).-

Excepcionalmente, no es posible la renuncia a la inmunidad de ejecución respecto de los


fondos, derechos y bienes que el Banco Central posea en el extranjero, a menos que se
pacte en contratos que den cuenta de obligaciones contraidas por el Banco Central (Art.
5°); y respecto de bienes inmuebles y mobiliario destinado a una Misión Diplomática,
consular o a la residencia del jefe de ellas (art. 6° inc 1°) y respecto de bienes dedicados a
fines militares (art. 6° inc 2°).

2°.- Los Jefes de Estado Extranieros.

Los Jefes de Estado Extranjeros gozan de inmunidad de jurisdicción de conformidad a los


artículos 333 y 334 del Código de Derecho Internacional Privado.

3°.- Los agentes diplomáticos.

Los agentes diplomáticos gozan de inmunidad de jurisdicción de conformidad a lo previsto


en el art. 31 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, pudiendo
renunciarse a ella por el Estado acreditante de conformidad a lo previsto en el art.32 de esa
Convención. El art. 37 hace extensiva la inmunidad a los miembros de la familia de un
agente diplomático.

4°.- Los Cónsules.

Los cónsules y empleados Consulares gozan de inmunidad de jurisdicción de conformidad


al art. 43 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, y pueden renunciar a
ella de conformidad a lo previsto en el art. 45 de esa Convención.

5°.- Misiones Especiales y Organizaciones Internacionales.

Los artículos 31 y 41 de la Convención sobre Misiones Especiales regulan la inmunidad de


jurisdicción y la renuncia a ella respecto de las Misiones Especiales.

171
10.- LOS CONFLICTOS DE JURISDICCION.

Los casos en los cuales nos podemos encontrar ante un conflicto de jurisdicción se
presentan en relación con los limites externos de ella, esto es, porque existe un tribunal
nacional que se atribuye facultades para los efectos de resolver un determinado conflicto
frente a un tribunal extranjero u otra autoridad política o administrativa del Estado.

De acuerdo con ello, nos podemos encontrar ante dos caso de conflictos de jurisdicción:

a) Conflictos de jurisdicción internacional.

Nos encontraremos ante un conflicto de jurisdicción internacional cuando se discute de los


límites de poderes que puede tener un tribunal chileno frente a un tribunal extranjero o
viceversa, para los efectos de conocer y resolver un determinado conflicto.

En tal caso, se deberán aplicar para resolver dicha controversia las normas contempladas en
los tratados internacionales y de derecho internacional privado, las cuales se contemplan en
el Código de Derecho Internacional Privado.

b) Conflictos de jurisdicción o de atribuciones nacionales.

De conformidad a lo establecido en los artículos 5, 6, 7 de la Constitución los órganos del


Estado deben actuar dentro de su competencia y no pueden atribuirse facultades que no se
les han conferido ni aún a pretexto de concurrir circunstancias extraordinarias.

De acuerdo con ello, nos encontramos antes un conflicto entre los tribunales ordinarios o
especiales cuando ellos se atribuyen una función que se sostiene corresponder ella a otro
poder del Estado.

Según nuestro ordenamiento jurídico, los órganos encargados de resolver estos conflictos
de atribuciones difieren según la mayor o menor jerarquía del tribunal que interviene en el
conflicto.-

Conforme a las reglas que se contienen en nuestro ordenamiento jurídico, el conflicto de


jurisdicción deberá ser resuelto:

a) Por el Senado, si el conflicto se suscita entre las autoridades políticas o administrativas y


los tribunales superiores de justicia, entendiendo por tales a la Corte Suprema y la Corte de
Apelaciones. (Art. 49 N° 3 de la Constitución)

Especial mención merece en esta materia las contiendas resueltas reiteradamente ya por el
Senado en cuanto a que no es procedente que la Corte de Apelaciones de Santiago conozca
de recursos de protección deducidos en contra de la Contraloría General de la República
con motivo de haber tomado razón de decretos supremos.

172
a) Por la Corte Suprema, si el conflicto se suscita entre las autoridades políticas o
administrativas y los tribunales inferiores de justicia. (Art. 191 inc. 4° del C.O.T.).

En estos casos nos encontramos ante un conflicto de jurisdicción o atribuciones, puesto que
deberá el Senado o la Corte Suprema en su caso decidir a cual órgano de un poder del
Estado le corresponderá intervenir en el asunto, ya sea ejerciendo una función
jurisdiccional o administrativa según se determine el carácter de la atribución que deba
ejercerse.

Como regla especial, el artículo 8° inciso 2° de la Ley 19.665, incorporado por la Ley
19.708, dispone que “corresponderá, asimismo, a la Corte de Apelaciones competente
respecto del territorio de un tribunal con competencia en lo penal, dirimir las cuestiones
que se planteen entre éste y el ministerio público sobre la competencia para investigar un
determinado hecho punible.

Si no pudieren aplicarse las reglas precedentes, resolverá la Corte Suprema.

Por otra parte, el artículo 19 del Código Procesal Penal al regular los requerimientos de
información, contenido y formalidades con las cuales deben ser requeridas por el ministerio
público y los tribunales con competencia penal a las autoridades y órganos del Estado,
dispone que:

Todas las autoridades y órganos del Estado deberán realizar las diligencias y proporcionar,
sin demora, la información que les requirieren el ministerio público y los tribunales con
competencia penal. El requerimiento contendrá la fecha y lugar de expedición, los
antecedentes necesarios para su cumplimiento, el plazo que se otorgare para que se llevare
a efecto y la determinación del fiscal o tribunal requirente.

Con todo, tratándose de informaciones o documentos que en virtud de la ley tuvieren


carácter secreto, el requerimiento se atenderá observando las prescripciones de la ley
respectiva, si las hubiere, y, en caso contrarío, adoptándose las precauciones que aseguraren
que la información no será divulgada.

Si la autoridad requerida retardare el envío de los antecedentes solicitados o se negare a


enviarlos, a pretexto de su carácter secreto o reservado y el fiscal estimare indispensable la
realización de la actuación, remitirá los antecedentes al fiscal regional quien, si compartiere
esa apreciación, solicitará a la Corte de Apelaciones respectiva que, previo informe de la
autoridad de que se tratare, recabado por la vía que considerare más rápida, resuelva la
controversia. La Corte adoptará esta decisión en cuenta. Si fuere el tribunal el que
requiriere la información, formulará dicha solicitud directamente ante la Corte de
Apelaciones.

Si la razón invocada por la autoridad requerida para no enviar los antecedentes solicitados
fuere que su publicidad pudiere afectar la seguridad nacional, la cuestión deberá ser
resuelta por la Corte Suprema.

173
Aun cuando la Corte llamada a resolver la controversia rechazare el requerimiento del
fiscal, por compartir el juicio de la autoridad a la que se hubieren requerido los
antecedentes, podrá ordenar que se suministren al ministerio público o al tribunal los datos
que le parecieren necesarios para la adopción de decisiones relativas a la investigación o
para el pronunciamiento de resoluciones judiciales.

Las resoluciones que los ministros de Corte pronunciaren para resolver estas materias no
los inhabilitarán para conocer, en su caso, los recursos que se dedujeren en la causa de que
se tratare.

En cambio, nos encontraremos ante un conflicto de competencia y no de jurisdicción, en


caso que lo que se debe resolver es cual de dos o más tribunales sean ordinarios o
especiales deben intervenir para la resolución de un conflicto.

A esta materia se refieren las contiendas de competencia y nos avocaremos a su estudio y al


órgano encargado de resolverlas cuando nos refiramos a la competencia.

11.- LOS EQUIVALENTES JURISDICCIONALES.

A.- Concepto

Se entiende por equivalente jurisdiccional todo acto que sin haber emanado de la
jurisdicción de nuestros tribunales equivale a los efectos que produce una sentencia para los
efectos de la solución del conflicto.

B.- Análisis de los diversos equivalentes jurisdiccionales.

Los equivalentes jurisdiccionales que se han mencionado en nuestro ordenamiento jurídico


son los siguientes:

a.- La transacción.

Es un equivalente jurisdiccional de la sentencia, por cuanto de acuerdo al art. 2460 del


Código civil produce el efecto de cosa juzgada en última instancia, y por ello puede
oponerse por vía de excepción para los efectos de impedir que se dicte un fallo por un
tribunal en contra de lo estipulado en ella. En relación con la acción de cosa juzgada, la
transacción sólo producirá dichos efectos en la medida en que ella se hubiere celebrado por
escritura pública, puesto que no aparece ella mencionada dentro de los títulos ejecutivos
enumerados en el artículo 434 del Código Civil.

b.- La conciliación.

Es un equivalente jurisdiccional de la sentencia, puesto que el acta de conciliación se


estima como una sentencia ejecutoriada para todos los efectos legales de conformidad al
artículo 267 del Código de Procedimiento Civil, y en consecuencia, produce el efecto de

174
cosa juzgada de acuerdo a lo prescrito en el artículo 175 de ese Código, y constituye un
título ejecutivo perfecto conforme a lo prescrito en el artículo 434 N° 1 de éste.

c.- El avenimiento.

Es un equivalente jurisdiccional, puesto que el avenimiento pasado ante tribunal


competente pone término al proceso y produce el efecto de cosa juzgada.

Además, el avenimiento se encuentra contemplado en el artículo 434 N° 3 del Código de


Procedimiento Civil, el cual otorga mérito ejecutivo al "acta de avenimiento pasada ante
tribunal competente y autorizada por un ministro de fe o por dos testigos de actuación”.

d.- La sentencia extranjera.

La sentencia extranjera no tiene eficacia en Chile mientras no se halla otorgado respecto de


ella el exequatur por parte de la Corte Suprema.

La Corte Suprema para los efectos de otorgar el exequatur, esto es, la autorización para que
dicha sentencia tenga eficacia en Chile, debe atender:

a.- A los tratados internacionales (Art. 242 del C.P.C.)

b.- A las normas de reciprocidad internacional (Arts. 243 y 244 del C.P.C.); y

c.- A los principios de regularidad internacional (Art. 245 del C.P.C.).

Otorgado el exequatur por la Corte Suprema la sentencia extranjera tendrá en nuestro país
la misma fuerza que si se hubiera dictado por tribunales chilenos, pudiendo hacerse valer
fundado en ella la excepción de cosa juzgada, y ejercerse la acción de cosa juzgada
pidiendo su cumplimiento al tribunal a quien habría correspondido conocer del negocio en
primera o única instancia, si el juicio se hubiera promovido en Chile (art. 251 del C.P.C.).

En materia penal, respecto de la eficacia de la sentencia penal extranjera se han establecido


las siguientes normas:

a.- Las sentencias penales extranjeras condenatorias no se ejecutarán en Chile (Art. 3° inc.
2° C.P.P.)

b.- La sentencia penal extranjera condenatoria respecto de delitos cometidos en el


extranjero que queden sometidos a la jurisdicción chilena no producen el efecto de cosa
juzgada para impedir el juzgamiento por los tribunales chilenos. No obstante, la pena o
parte de la pena que se hubiere cumplido en el extranjero por el procesado se computará a
la que se impusiere de acuerdo a la ley nacional si ambas son de similar naturaleza, y si no
lo son, se atenuará prudencialmente la pena. (Art. 3° inc.3° del C.P.P.)

175
c.- La sentencia penal extranjera condenatoria tiene valor en Chile para los efectos de
determinar la calidad de reincidente o delincuente habitual del procesado. (Art. 3° inc.4°
del C.P.P.)

d.- La sentencia penal extranjera absolutoria respecto de delitos cometidos en Chile, en el


extranjero o en los demás lugares sometidos a la jurisdicción chilena no producen el efecto
de cosa juzgada para impedir el juzgamiento de ese delito por los tribunales chilenos. (Art.
3° inc.5° del C.P.P.)

En todos los casos en que se pretenda otorgar eficacia dentro de nuestro país a la sentencia
penal extranjera, se ha sostenido que debería solicitarse el exequatur de conformidad a lo
establecido en el artículo 43 del C.P.P..-

En el artículo 13 del nuevo Código Procesal Penal respecto del efecto en Chile de las
sentencias penales de tribunales extranjeros se establecen las siguientes reglas:

1°.- Tendrán valor en Chile las sentencias penales extranjeras, sean ellas condenatorias o
absolutorias.

En consecuencia, nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual hubiere
sido ya condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo a la ley y al
procedimiento de un país extranjero.-

2°.- Excepcionalmente, una persona juzgada y condenada o absuelta en un país extranjero


puede ser nuevamente juzgada en Chile, si el juzgamiento en dicho país extranjero hubiere
obedecido al propósito de sustraer al individuo de su responsabilidad penal por delitos de
competencia de los tribunales nacionales o, cuando el imputado lo solicitare expresamente,
si el proceso respectivo no hubiere sido instruido de conformidad con las garantías de un
debido proceso o lo hubiere sido en términos que revelaren falta de intención de juzgarle
seriamente.

En tales casos, la pena que el sujeto hubiere cumplido en el país extranjero se le imputará a
la que debiere cumplir en Chile, si también resultare condenado.

3°.- La ejecución de las sentencias penales extranjeras se sujetará a lo que dispusieren los
tratados internacionales ratificados por Chile y que se encontraren vigentes.

e.- La sentencia eclesiástica.

La sentencia eclesiástica no es un equivalente jurisdiccional en Chile, desde que se puso


termino en 1875 al fuero eclesiástico, en 1884 la Ley de Matrimonio civil puso termino al
matrimonio civil previo al religioso, y en 1925 se estableció la separación entre la Iglesia y
el Estado.

12.- JURISDICCION, LEGISLACION Y ADMINISTRACION.

176
El Estado ejerce tres funciones para el desempeño de su cometido de satisfacer las
necesidades de sus habitantes, a través de diversos órganos en los cuales delega su
soberanía.

Para efectuar la distinción entre estas tres funciones se puede acudir a un criterio orgánico,
formal y funcional.

Los dos primeros no otorgan ninguna certeza y no permiten determinar adecuadamente la


naturaleza jurídica de una función, siendo más bien criterios aproximativos para la solución
del problema.

Para los efectos de diferenciar estas tres funciones se acude a los diversos caracteres que se
presentan respecto de cada función, siendo la distinción más fácil la que se realiza entre la
función legislativa y la jurisdiccional.

FUNCION LEGISLATIVA FUNCION JURISDICCIONAL


1.- Se ejerce mediante la ley Se ejerce a través de la sentencia
2.- Normas generales Normas particulares
3.- Normas abstractas Caso concreto
4.- Efectos generales Efectos específicos Art. 30 C.Civ.
5.- Emana normalmente P. Legislativo Emana normalmente de los tribunales
6.- Se dicta luego de una serie de actos Se dicta en un solo acto.
7.- Derogable Inmutable (Art. 9 inc.2 C.Civ y 175 del C.P.C.)
8.- Relación de jerarquía No tienen relación de jerarquía.
9.- Crean la norma jurídica Aplican la norma jurídica.

FUNCION ADMINISTRATIVA FUNCION JURISDICCIONAL


El acto administrativo debe emanar de un El acto jurisdiccional debe emanar del debido
procedimiento. Art. 60 N° 18 Constitución proceso. Art. 19 N° 3 C.Pol
Reclamable ante órgano jurisdiccional (P.ej. art. No es susceptible de revisión ni calificación por la
12 Constitución) Administración.
Control Administrativo. Contraloría General de la Control opera dentro Poder Judicial a través de los
República. Art.88 Constitución. Control recursos
jurisdiccional a través de los recursos de Amparo,
protección y contencioso administrativo
Mutable (Decaimiento, Derogación de la ley a la Inmutable ( Cosa Juzgada)
que sirven ejecución, inexistencia circunstancias
que lo hacen procedente, etc).
La Administración hace cumplir sus actos Los órganos jurisdiccionales recurren por regla
general a las autoridades administrativas.
No requieren para su validez su motivación, a La sentencia requiere ser fundada (Art. 170 C.P.C.
menos que la ley lo requiera. y 500 C.P.P.).
Legalidad rígida en sentido orgánico y funcional. Legalidad no es tan estricta en el sentido funcional.

177
(Arts. 73 C.Pol.,10 C.O.T. Inexcusabilidad y 170
N° 4 C.P.C. Equidad)
Administración está interesada y es parcial Decisión desinteresada e imparcial
en la emisión del acto.
Finalidad es satisfacer necesidades públicas Finalidad es la resolución de conflictos.

13.- LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO.

1.- Concepto y elementos.

El Estado, como sujeto de derecho público, debe actuar para los efectos de lograr la
satisfacción de las necesidades públicas.

El Estado puede actuar como un sujeto patrimonial como cualquier ciudadano para los
efectos de satisfacer dichas necesidades, y en tal caso asume la denominación de Fisco.
(Por ejemplo, al adquirir o arrendar un inmueble a un particular).

En nuestro derecho existe desde la vigencia del Código de Procedimiento Civil un


procedimiento especial para los efectos de tramitar los procesos en los cuales tiene interés
el Fisco y que se encuentren sometidos al conocimiento de los tribunales ordinarios, como
es el Juicio de Hacienda, regulado en los artículos 748 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil.

Sin embargo, el Estado también debe actuar realizando actos de imperio, en los cuales
realiza su gestión en un plano de autoridad en relación con los particulares para los efectos
de satisfacción a las necesidades públicas.

En consecuencia, se señala que asuntos contenciosos administrativos son aquellos


conflictos que se generan entre un particular y la Administración del Estado, en cuanto ella
actúa realizando actos de poder y no meramente de carácter patrimonial regido por las
normas de carácter general.

De acuerdo con ello, se ha señalado por el profesor don Enrique Silva Cimma que los
elementos que deben concurrir para que nos encontremos ante un asunto contencioso
administrativo son los siguientes:

1°.- La existencia de un conflicto entre la Administración del Estado y un particular.

De acuerdo con ello, siempre en el contencioso administrativo una de las partes,


generalmente el demandado, será un órgano de la administración del estado.

2°.- Que el conflicto se genere con motivo de un acto de autoridad de la administración.

178
De acuerdo con ello, el conflicto deberá ser solucionado por el juez mediante la aplicación
en la sentencia de las normas de Derecho Público, y generalmente las de derecho
administrativo que regulan la actuación del órgano administrativo.

3°.- Que deba ejercerse una ulterior actividad jurisdiccional para la resolución del conflicto.

El contencioso administrativo se diferencia del control interno que puede existir dentro de
la propia administración, como es por ejemplo la toma de razón de los decretos por parte de
la Contraloría General de la República, en que el conflicto es resuelto por un órgano de
carácter jurisdiccional, luego de la tramitación de un debido proceso de ley.

En la actualidad de acuerdo con la Ley de Bases de la Administración del Estado (Ley


18.575 de 5 de diciembre de 1986), es posible que la administración cause daños a los
administrados o se generen conflictos con ellos en relación con un acto administrativo.- Los
conflictos de la Administración con los administrados pueden provenir de:

1°.- Por obrar los órganos de la Administración del Estado con infracción a lo establecido
en la Constitución y la ley;

2°.- Por obrar los órganos de la administración del Estado fuera de su órbita de
competencia;

3°.- Por obrar los órganos de la administración del Estado con abuso o exceso de poder, aun
cuando lo hagan dentro de su órbita de competencia; y

4°.- Por incurrir los órganos de la Administración del Estado en la falta de servicio.

2.- Mecanismos de solución para los asuntos contenciosos administrativos.

En la doctrina se han establecido los siguientes mecanismos para la solución de los asuntos
contencioso administrativos:

Primer sistema: Los órganos encargados de solucionar los conflictos deben pertenecer a la
propia Administración, de acuerdo a la teoría de la separación e independencia de los
Poderes del Estado.

Dentro de este sistema, una primera variante es que los conflictos contencioso
administrativos se resuelvan mediante un recurso de reconsideración ante la propia
administración. Una segunda variante es considerar la existencia de un recurso de exceso
de Poder ante la Contraloría.

Segundo sistema: Los asuntos contenciosos administrativos deben ser resueltos por los
tribunales ordinarios en virtud del principio de la plenitud o unidad de jurisdicción.

179
Tercer sistema: Se debe crear un órgano jurisdiccional independiente de la Administración
y del Poder Judicial para la solución de los conflictos, denominándose ellos Tribunales
Contencioso Administrativos.

3.- Breve reseña histórica de lo contencioso administrativo en Chile.

En el artículo 87 de la Constitución de 1925 se establecía expresamente que "Habrá


Tribunales Administrativos, formados con miembros permanentes, para resolver las
reclamaciones que se interpongan contra los actos o disposiciones arbitrarias de las
autoridades políticas o administrativas y cuyo conocimiento no esté entregado a otros
Tribunales por la Constitución o las leyes. Su organización y atribuciones son materia de
ley".

Los Tribunales Administrativos no fueron creados durante toda la vigencia de la


Constitución de 1925.

En general, los tribunales ordinarios interpretaron que no existiendo los Tribunales


contenciosos administrativos y en virtud del principio de separación de los poderes, ellos
no podían inmiscuirse en las funciones correspondientes a la Administración, careciendo
ellos de jurisdicción y lógica y consecuencialmente de competencia para conocer de los
asuntos contencioso administrativos. Al efecto, puede consultarse la jurisprudencia del
artículo 4° del C.O.T. en el Repertorio de Legislación y Jurisprudencia de ese cuerpo legal.

En la Constitución de 1980, se estableció respecto de lo contencioso administrativo dos


principios básicos:

1°.- La responsabilidad del Estado por los actos que causen daño a los administrados; y

2°.- La existencia de tribunales contencioso administrativos, los que debían ser creados por
ley.

Al efecto, el primitivo artículo 38 de la Constitución de 1980 establecía:

"Una ley orgánica constitucional determinará la organización de la Administración


Pública, garantizará la carrera funcionaria y los principios de carácter técnico y
profesional en que deba fundarse, y asegurará tanto la igualdad de oportunidades de
ingreso a ella como la capacitación y el perfeccionamiento de sus integrantes.

"Cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por la Administración del Estado,
de sus organismos o de las municipalidades, podrá reclamar ante los tribunales
contencioso administrativos que determine la ley, sin perjuicio de la responsabilidad que
pudiere afectar al funcionario que hubiere causado el daño".

Por su parte, el artículo 79 de la Constitución de 1980, establecía en su inciso primero:

180
"La Corte Suprema tiene la superintendencia directiva, correccional y económica de todos
los tribunales de la nación. Se exceptúa de esta norma el Tribunal Constitucional, el
Tribunal Calificador de Elecciones, los tribunales electorales regionales y los tribunales
militares de tiempo de guerra. Los tribunales contencioso administrativos quedarán
sujetos a esta superintendencia conforme a la ley”.

Coincidente con los criterios establecidos en la Constitución de 1980, la Ley Orgánica


Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado, (Ley 18.575,
publicada en el Diario Oficial de 5 de diciembre de 1986) establece:

Artículo 4°: El Estado será responsable por los daños que causen los órganos de la
Administración en el ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de las responsabilidades que
pudieren afectar al funcionario que los hubiere ocasionado.

Artículo 9°: Los actos administrativos serán impugnables mediante los recursos que
establezca la ley. Se podrá siempre interponer el de reposición ante el mismo órgano del
que hubiere emanado el acto respectivo y, cuando proceda, el recurso jerárquico, ante el
superior correspondiente, sin perjuicio de las acciones iurisdiccionales a que haya lugar.

Por su parte, el artículo 137 de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades


establece que “las municipalidades incurrirán en responsabilidad por los daños que
causen, la que procederá principalmente por falta de servicio. No obstante, las
municipalidades tendrán derecho a repetir en contra del funcionario que hubiere incurrido
en falta personal”.

Con motivo del establecimiento de estas normas constitucionales que contemplan


expresamente la responsabilidad del Estado y de sus órganos, y no obstante la falta de
creación de los tribunales contencioso administrativos, se varió la jurisprudencia de los
tribunales ordinarios de justicia quienes pasaron a sostener mayoritariamente la tesis de que
correspondía a ellos conocer de los asuntos contencioso administrativos, mientras no se
crearan los tribunales especializados para conocer de estas materias, de conformidad a lo
establecido en los preceptos antes mencionados y a lo establecido en los artículos 73 de la
Constitución Política y l° y 5° del C.O.T.

Mediante la Ley 18.825 publicada en el Diario Oficial de 17 de Agosto de 1989, en


relación con los asuntos contenciosos administrativos, la reforma aprobada en el plebiscito
introdujo a la Constitución de 1980 las siguientes reformas:

1°.- Elimina en el inciso segundo del articulo 38 las palabras "contencioso administrativos",
y de esta manera, mientras no se dicte la ley que regule los tribunales contencioso
administrativos, corresponderá a los tribunales ordinarios del Poder Judicial el
conocimiento de estos asuntos.

2°.- Suprime en el artículo 79 la frase final que dice "Los tribunales contencioso
administrativos quedarán sujetos a esta superintendencia conforme a la ley”.

181
"Desaparece asi, de establecerse los tribunales contencioso administrativos, la dependencia
de estos al Poder Judicial, pudiendo, en consecuencia, la ley que los cree señalar su
independencia, su dependencia, u otra forma de integración a la Administración del
Estado”. (Carlos Andrade Geywitz. Reforma de la Constitución Política de la República de
Chile de 1980. Página 231. Editorial Jurídica de Chile. 199l).

Con el mérito de lo expuesto, no cabe duda que hoy corresponde a los tribunales ordinarios
conocer de los asuntos contencioso administrativos.

Sin perjuicio de lo anterior, es menester tener presente que además del contencioso
administrativo general que corresponde conocer a los tribunales ordinarios de acuerdo con
el procedimiento civil ordinario, exísten procedimiento especiales para la resolución de
algunos asuntos contencioso administrativos, pudiendo señalar de modo meramente
ejemplar los siguientes:

a.- El recurso de reclamación por privación o desconocimiento de la nacionalidad. (Art. 12


C.Pol).

b.- Juicio de cuentas fiscales conocidos por el Subcontralor General de la República en


primera instancia y el Contralor en la segunda instancia.

c.- El contencioso tributario que es conocido en única o primera instancia por el Director
del Servicio de Impuestos Internos (art. 115 del Código Tributario); y en segunda instancia
por la Corte de Apelaciones. (Art. 120 Código Tributario)

d.- Reclamo de ilegalidad en contra de los actos de los Alcaldes.- (Art. 136 de la Ley
Orgánica Constitucional de Municipalidades ).

e.- Contencioso Sanitario. (art. 171 del Código Sanitario)

Sin perjuicio de ello, es menester tener presente que los actos ilegales o arbitrarios de los
órganos de la administración o de las Municipalidades pueden ser impugnados de
ilegalidad o arbitrariedad por la vía del recurso de amparo y de protección de conformidad
a lo establecido en los artículos 20 y 21 de la Constitución Política de la República.

14.- LOS ACTOS JUDICIALES NO CONTENCIOSOS.

1.- Reglamentación.

El artículo 20 del C..T. nos señala que "también corresponde a los tribunales intervenir en
todos aquellos actos no contenciosos en que una ley expresa requiera su intervención."

De conformidad con el artículo 45 N° 2 letra c) del C.O.T. le corresponde a los jueces de


letras conocer en primera instancia de los actos judiciales no contenciosos, salvo respecto
de la designación de curador ad litem de la que debe conocer el juez que conozca del
proceso en el cual deba realizarse la designación.

182
El Libro IV del Código de Procedimiento Civil (arts. 817 a 925 se encarga de establecer
diversos procedimientos para la tramitación de los asuntos judiciales no contenciosos".

2.- Acepciones y naturaleza jurídica.

Para referirse a los actos judiciales no contenciosos se ha solido utilizar las expresiones de
jurisdicción voluntaria y de jurisdicción no contenciosa, las que claramente adolecen de
serias deficiencias.

No cabe utilizar la expresión de jurisdicción voluntaria.

En primer lugar, porque en el conocimiento de los asuntos no contenciosos no se ejerce una


función jurisdiccional, dado que no existe un conflicto jurídico que deba ser resuelto
mediante el ejercicio de ella y además no concurre la cosa juzgada respecto del dictamen
que se pronuncia sobre la petición.

Por otra parte, no cabe hablar del ejercicio de una actividad de carácter voluntario tanto
respecto de los interesados, dado que ellos se encuentran compelidos a solicitar la
declaración de la autoridad respecto del asunto no contencioso, como respecto de los
tribunales, dado que ellos deben actuar si la ley les ha entregado la competencia para
conocer de ellos.

Tampoco cabe la expresión de jurisdicción no contenciosa, porque que no cabe hablar del
ejercicio de la función de la jurisdicción respecto de materias en las cuales no se promueve
conflicto alguno entre partes, siendo éste de la esencia para que nos encontremos ante el
ejercicio de una función jurisdiccional.

De allí que se ha señalado que los actos judiciales no contenciosos no importan más que el
ejercicio de una función administrativa, cuyo ejercicio se ha entregado por mandato
expreso de la ley a los tribunales.

Los actos judiciales no contenciosos, por su contenido entran en la rama más vasta de la
función administrativa que se suele llamar administración pública del derecho privado.

Como explica Calamandrei, si bien es cierto que el estado reconoce a los particulares un
campo de autonomía para crear, modificar o extinguir relaciones jurídicas mediante
declaraciones de voluntad manifestada en ciertas formas, en determinados casos, para la
producción de efectos jurídicos deseados, exige la intervención de algún órganos del
mismo Estado que puede consistir en la simple verificación de la legalidad del acto o
examinando la oportunidad del mismo con criterios discrecionales. Esta administración
puede ser ejercida por autoridades de la propia Administración (intervención del oficial de
Registro civil en la celebración del matrimonio v.gr.); pero en determinadas oportunidades
se entrega por razones de conveniencia práctica o de tradición histórica a los jueces y
entonces toma la denominación de jurisdicción voluntaria, la que se puede definir, por

183
consiguiente, como "la administración pública del derecho privado ejercida por órganos
jurisdicionales"103

Como concluye con gran acierto el profesor Hugo Pereira A. "esa actividad estatal no es
encuadrable dentro de la potestad jurisdiccional.

"No es dudoso, en otro sentido, que el acto judicial no contencioso es el resultado de la


confluencia de la actividad estatal para la consecución de actividades diferentes que
realizan diversas autoridades. El Presidente de la República, cuando reconoce personalidad
jurídica, o el conservador de Bienes Raíces al inscribir en los registros de su dependencia
actos o declaraciones de voluntad de los particulares, o el Oficial de Registro Civil al
intervenir en la celebración del matrimonio, o los jueces cuando declaran presunción de
muerte por desaparecimiento o cuando intervienen en la multiplicidad de procedimientos
regulados en el Libro V del Código de Procedimiento Civil.

"La intervención de los jueces en estas actividades no tiene carácter esencial, sino
meramente secundario o accidental, pudiendo desaparecer en todo o en parte de la esfera de
su competencia o transferirse a otros agentes públicos sin inconvenientes. Este su carácter
secundario lo confirma la inexistencia en la Constitución Política de cualquiera referencia a
los actos judiciales no contenciosos, cuyo articulo 73 solamente regula la verdadera
jurisdicción que se ejercita en las "causas" civiles y criminales y, por otra parte, el Código
Orgánico de Tribunales, junto con reiterar en su artículo l° la normativa constitucional,
alude en su artículo 2° a los actos judiciales no contenciosos exigiendo la existencia de ley
expresa que requiera la intervención de los tribunales en tales materias, lo que no ocurre en
el ejercicio de la potestad jurisdiccional que, por pertenecerles de suyo, no necesita de
norma expresa para que, en cada caso, puedan intervenir.104

3°.-Concepto legal.

El artículo 817 del C.P.C. define los actos judiciales no contenciosos señalándonos que
"son aquellos que según la ley requieren la intervención del juez y en que no se promueve
contienda alguna entre partes."

De acuerdo con la definición legal, dos son los elementos que deben concurrir para que nos
encontremos ante un acto judicial no contencioso:

1°.- Que la ley requiera la intervención del juez y

2°.- Que no se promueva contienda alguna entre partes.

En cuanto al primer elemento, que la ley requiera la intervención del juez, es importante
destacar que los asuntos judiciales no contenciosos no son de la esencia de la función que
103
Hugo Pereira Anabalon. Curso de Derecho Procesal. Tomo I. Derecho Procesal Orgánico. Páginas 145 y
146. Editorial Jurídica Conosur.
104
Hugo Pereira Anabalon. Curso de Derecho Procesal. Tomo I. Derecho Procesal Orgánico. Páginas 151.
Editorial Jurídica Conosur.

184
debe desempeñar un tribunal por mandato constitucional como ocurre con la jurisdicción,
función esta ultima que debe desarrollarse siempre, aun ante la falta de ley para la solución
del conflicto. (Arts. 73 C. Pol. y 10 inc. 2° del C.O.T.).

De allí que tratándose de los actos judiciales no contenciosos, a diferencia de lo que ocurre
con la jurisdicción, sólo van a poder ser conocidos por parte de los tribunales sólo si existe
una ley que expresamente le ha entregado el conocimiento de esta clase de asunto.

De acuerdo con ello, es posible que determinados asuntos no contenciosos no sean


conocidos por parte de los tribunales sino que por una autoridad administrativa, si el
legislador les ha encomendado a ella esta atribución.

Por otra parte, no existiría ningún inconveniente para que los asuntos no contenciosos de
los cuales conocen actualmente los tribunales sean sacados de su esfera de competencia y
puedan ser entregados a la autoridad administrativa,

Por ello es posible que un asunto no contencioso pueda ser conocido por diversos órganos y
a través de diversos procedimientos por mandato del legislador. Así por ejemplo, es posible
llegar a rectificar o modificar una inscripción en el Registro Civil ante el propio oficial de
registro civil si la inscripción contiene omisiones o errores manifiestos (art. 17 Ley
Registro Civil), ante el juez de letras si no se trata de errores manifiestos (art. 18 Ley de
Registro Civil) o mediante el procedimiento de cambio de nombre ante el juez de letras
conforme al procedimiento contemplado en la Ley 17.344, la que autoriza el cambio de
nombres y apellidos en los casos que indica.

En cuanto al segundo elemento, que no se promueva contienda alguna entre partes, el


legislador ha incurrido en una inexactitud jurídica al utilizar la expresión contienda.

En efecto, la contienda se entiende como la lidia, pelea, riña o batalla en un termino usual,
o como la disputa, discusión o debate físico que se da entre dos personas. En consecuencia,
se entiende que existe contienda cuando se da un enfrentamiento físico entre dos partes
dentro del proceso, al haber comparecido ambas dentro de él a plantear peticiones que se
contraponen.

Sin embargo, es posible que nosotros claramente nos encontremos en un proceso civil en el
cual exista un conflicto y por ello estemos en presencia de un proceso que debe ser resuelto
mediante el ejercicio de la función jurisdiccional, y que sin embargo no nos encontremos en
presencia de una contienda por no haber comparecido el demandado, como ocurre
claramente en los juicios que se siguen en su rebeldía.

De acuerdo con ello, es que respecto del segundo elemento que se contempla en la ley se
incurre en una impropiedad, y por ello se debe señalar que los asuntos no contenciosos son
aquellos en los cuales no se promueve conflicto alguno entre partes, y por ello se indica que
éstos son procedimientos unilaterales, en los cuales se contempla la intervención sólo del
interesado, que formula la petición; y la del tribunal, que emitirá su dictamen respecto de
aquella.

185
4°.-Concepto doctrinario.

Los actos judiciales no contenciosos consisten en aquella actividad del Estado, radicada en
los tribunales en virtud de expresa disposición de ley, siempre que no surja conflicto por
oposición de legítimo contradictor, para que éstos emitan un dictamen a petición de un
interesado para cumplir con los diversos fines perseguidos con su establecimiento. (Mario
Mosquera Ruiz).

Los actos judiciales no contenciosos son procedimientos de carácter unilateral cumplidos


ante los jueces con el objeto de determinar auténticamente ciertas situaciones jurídicas o
cumplir determinados requisitos impuestos por la ley, mediante declaraciones que no
adquieren autoridad de cosa juzgada ni pueden causar perjuicio a terceros. (Couture).

5.- Clasificación.

Los actos judiciales no contenciosos conforme al objetivo que se persigue a través de su


establecimiento se clasifican en:

a.- Actos judiciales no contenciosos destinados a proteger incapaces y/o completar la


capacidad designación de tutores y curadores; autorización judicial para celebrar actos y
contratos; tasación e inventario solemne, etc).

b.- Actos judiciales no contenciosos destinados a declarar solemnemente ciertos hechos o


derechos (Posesión efectiva, declaración goce de censos)

c.- Actos judiciales no contenciosos destinados a autentificar ciertos actos situaciones


jurídicas (Inventario solemne y tasación)

d.- Actos judiciales no contenciosos destinados a cumplir una finalidad probatoria


(Información de perpetua memoria)

e.- Actos judiciales no contenciosos destinados a evitar fraudes. (Insinuación de


donaciones).

6°.- Caracteristicas.

Respecto de los actos judiciales no contenciosos podemos señalar la concurrencia de las


siguientes características:

a.- En ellos no se promueve conflicto alguno entre partes.

De acuerdo con ello, si durante la tramitación se hace oposición a la solicitud presentada


por un legítimo contradictor, se hace contencioso el negocio y pasa a sujetarse a los
trámites del juicio que corresponda. (art. 823 C.P.C.).

186
b.- Su conocimiento corresponde a los tribunales sólo cuando exista texto expreso de ley
que requiera su intervención. (art. 817 C.P.C.).

c.- No se considera el fuero personal de los interesados para establecer la competencia del
tribunal (arts 133 inc.2° del C.O.T. y 827 del C.P.C.).

d.- El conocimiento de los asuntos judiciales no contenciosos le corresponde en primera


instancia a los jueces de letras conocer, salvo respecto de la designación de curador ad
litem de la que debe conocer el juez que conozca del proceso en el cual deba realizarse la
designación. (Art 45 N° 2 letra c) del C.O.T.).

e.- El juez competente para conocer de ellos en razón del elemento territorio es el que se
contemple en una regla especial, y falta de ella, cabe aplicar la regla general del domicilio
del interesado. (art. 134 del C.O.T.). En estas materias, no es procedente la prórroga de la
competencia. (art. 182 del C.O.T.).

f.- En cuanto a su tramitación cabe aplicar el procedimiento especial, y a falta de éste el


procedimiento general, conforme con el cual el asunto judicial no contencioso puede ser
resuelto de plano, si la ley no ordena obrar con conocimiento de causa (art. 824 del C.P.C.)
o con conocimiento de causa, en los casos en que ley lo requiera (art. 818 del C.P.C.).

En los casos en que deba obrarse con conocimiento de causa, los antecedentes le son
proporcionados al tribunal mediante informaciones sumarias.

Se entiende por información sumaria la prueba de cualquier especie rendida:

a.- Sin notificación e intervención de contradictor; y

b.- Sin previo señalamiento de termino probatorio. (Art. 817 inc. final C.P.C.).

g.- Se aplica el principio inquisitivo, al poder el tribunal decretar todas las diligencias
informativas que estime convenientes. Art. 820 del C.P.C.).

h.- El tribunal aprecia el mérito de las justificaciones y de las pruebas que se produzcan
prudencialmente, esto es, conforme a un sistema de apreciación judicial y no legal de la
prueba. (art. 819 C.P.C.)

g.- La sentencia definitiva debe reunir las menciones que se indican en el art. 826 del
C.P.C..- y proceden los recursos de apelación y casación conforme a las reglas
generales.(art. 822 del C.P.C.)

h.- Las sentencias definitivas no producen cosa juzgada, sino que el desasimiento del
tribunal para impedir que se modifique la resolución dentro del procedimiento no
contencioso, debiendo distinguirse para tal efecto entre resoluciones negativas o positivas
respecto de la petición formulada.

187
Las resoluciones afirmativas pueden revocarse o modificarse por el tribunal que la dictó si
varían las circunstancias y con tal que esté pendiente aún su ejecución.- ( P.Ej. Se inscribió
el auto de posesión efectiva en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes
Raíces). En el caso de la resolución negativa, ella puede revocarse o modificarse si varían
las circunstancias, sin hacerse distinción alguna respecto de la ejecución de ella. (Art. 821
del C.P.C.).

7.- Paralelo entre la jurisdicción y el acto judicial no contencioso.

Un esquema simple de efectuar un paralelo entre la jurisdicción y los actos judiciales no


contenciosos para apreciar sus diferencias mas elementales, utilizando para ello los
elementos que identifican al proceso, sería el siguiente:

JURISDICCION ACTO JUDICIAL NO CONTENCIOSO


Tribunal, quien debe intervenir por mandato Tribunal, quien interviene sólo en virtud de
constitucional y aún a falta de ley que norma legal expresa y en virtud de una
resuelva el conflicto. opción discrecional del legislador.
Existe conflicto Existe sólo un asunto o negocio
Existen Partes Sólo concurren interesados.

Un esquema más completo para efectuar un paralelo entre la jurisdicción y los actos
judiciales no contenciosos es el que se efectúa por Niceto Alcalá Zamora, según el cual se
pueden apreciar las siguientes diferencias:

JURISDICCION ASUNTO JUDICIAL NO


CONTENCIOSO
Proceso Expediente. (no proceso)
Litigio Asunto
Partes Participantes o interesados
Acción Pedimento
Demanda Solicitud
Poder- Deber Atribución que el Estado entrega por acto
legislativo a los tribunales.
Juzgador Funcionario
Sentencia Dictamen

15.- LAS ATRIBUCIONES 0 FACULTADES CONEXAS.

1.-Concepto.

Son aquellas atribuciones vinculadas con el ejercicio de la función jurisdiccional que se


radican en los tribunales, por mandato de la constitución o de la ley.

188
El artículo 3° del C.O.T. se refiere a ellas, al indicamos que "los tribunales tienen, además,
las facultades conservadoras, disciplinarias y económicas que a cada uno de ellos se
asignan en los respectivos títulos de este Código ".

De acuerdo con lo anterior, como atribuciones conexas con el ejercicio de la función


jurisdiccional podemos distinguir las siguientes facultades:

a.- Conservadoras
b.- Disciplinarias; y
c.- Económicas.

15.1. LAS FACULTADES CONSERVADORAS.

a.- Concepto

Las facultades conservadoras son aquellas conferidas a los tribunales para velar por el
respeto de la constitución en el ejercicio de la función legislativa y por la protección y
amparo de las garantías y derechos que se contemplan en la Constitución.

La expresión facultades conservadoras tiene su origen histórico en la constitución de 1833,


la cual contemplaba en sus artículos 48 y 49, la constitución de una Comisión
Conservadora, la que se constituía anualmente y se componían por 7 miembros elegidos
por cada Cámara, para velar fuera del periodo de las sesiones ordinarias en representación
del Congreso por la observancia de la constitución y de las leyes y prestar protección a las
garantías individuales.

b.- Diversas manifestaciones de facultades conservadoras.

Respecto de los tribunales se contempla en nuestro ordenamiento jurídico las siguientes


manifestaciones de las facultades conservadoras:

1.- Respeto de la Constitución y las leyes.

a.- Inaplicabilidad por inconstitucionalidad de la ley. Art. 80 C.Pol.

El control de constitucionalidad que se ejerce por parte del Tribunal constitucional reviste
el carácter de preventivo al verificarse con anterioridad a la publicación de la ley y tiene
carácter general, puesto que impide en caso de declararse la norma legal contenida en el
proyecto que ella pueda entrar a regir. Arts. 82 N°s 1 y 2 y 83 incisos 1 y 2 de la Carta
Fundamental.

Además, se contempla un control constitucional represivo o con posterioridad a la


publicación de la ley a cargo de la Corte Suprema, pero sólo tiene un carácter relativo,
atendido a que la declaración de inaplicabilidad de la ley por inconstitucionalidad de la ley
sólo rige para el proceso en el cual se pretendiere aplicar esa norma para la solución del
conflicto. (Art. 80 C. Pol.)

189
El destacado profesor de Derecho Procesal y miembro del tribunal Constitucional, don Juan
Colombo Campbell, en forma fundada y promoviendo una modificación que es compartida
mayoritariamente por la doctrina y que permite como ocurre por lo general en los
ordenamientos europea continentales concentrar en un solo órgano el control de
constitucionalidad, ha recomendado para un buen orden de la justicia constitucional:

a.- Traspasar las atribuciones que el artículo 80 otorga a la Corte Suprema para conocer de
la acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad de las leyes, al Tribunal constitucional
con los mismos efectos que señala el artículo 83. Esto significa que su sentencia deje sin
efecto la ley declarada inconstitucional.

b.- Facultar a cualquier Tribunal de la República para que, cuando se le plantee una
cuestión de inconstitucionalidad de la norma aplicable a la solución de un asunto pendiente,
pueda recurrir al tribunal constitucional para solicitar su pronunciamiento al respecto. (El
conflicto constitucional. Competencia del Tribunal Constitucional para su solución. Pag.
64. Revista de Derecho Público. Facultad de Derecho Universidad de Chile. N° 61.
1998-1999.)

b.- Resolver las contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades
políticas o administrativas y los tribunales inferiores de justicia.

Corresponde a la Corte Suprema la resolución de estos conflictos de jurisdicción conforme


a lo previsto en el inciso final del artículo 191 del C.O.T. en relación con el art. 49 N° 3 de
la C.Pol., dado que las contiendas que se suscitan entre esas autoridades y los tribunales
superiores, entendiendo por tales a la Corte Suprema y Corte de Apelaciones, corresponde
resolverlas al Senado.

Creemos que la totalidad de la solución de las contiendas deberían ser resueltas en el futuro
por el Tribunal Constitucional, atendido a que estamos en este caso en presencia de
conflicto con componentes no sólo jurídicos, sino que también políticos, componentes que
siempre deben encontrarse presentes y tenerse en consideración en las resoluciones que se
pronuncian por un Tribunal Constitucional, y porque además por regla general no se
encontrará involucrado como una de las partes entre quienes se promueve ese conflicto.

2.- Protección de garantías constitucionales.

Para velar por el respeto de las garantías y derechos constitucionales se contemplan


respecto de los tribunales el ejercicio de las siguientes facultades:

a.- Conocimiento del recurso de protección, el que es de competencia en primera instancia,


en Sala, de la Corte de Apelaciones respectiva, y en segunda instancia, en Sala, por la Corte
Suprema. Art. 20 C. Pol, y Auto Acordado de la Corte Suprema sobre tramitación del
recurso de garantías constitucionales de 27 de Junio de 1992. Arts. 63 n° 4 letra b) y 98 N°
4° del C.O.T.

190
b.- Conocimiento del recurso de amparo, el que es de competencia en primera instancia, en
Sala, de la Corte de Apelaciones respectiva, y en segunda instancia, en Sala, por la Corte
Suprema. Art. 20 C. Pol, y Auto Acordado de la Corte Suprema sobre tramitación y fallo
del recurso de amparo de 19 de Diciembre de 1932. Arts. 63 n° 4 letra b) y 98 N° 3° del
C.O.T.

c.- Amparo ante el juez de garantía. Art. 95 Código Procesal Penal.

d. - Reclamación por desconocimiento o pérdida de la nacionalidad. Art. 12 C.Pol.

e.- Acceso a los tribunales. Art. 19 N° 3 incisos 1 y 2 C.Pol.

e.1.- Privilegio de pobreza. Art. 129 C.P.C. 593, 596 y 600 del COT, 64 y 277 del C.P.P. y
Ley 19.718 de 10 de Marzo de 2.001, que crea la Defensoría Penal Pública.

e.2.- Abogados y procuradores de turno. Art. 598 inc. 1° del C.O.T.

3.- Otras manifestaciones.

a.- Desafuero. Arts. 611 a 6222 del Código de Procedimiento Penal y 416 a 423 del Código
Procesal Penal.

b.- Visitas a los lugares de prisión o detención.

Semanal art.567 del C.O.T.

Semestral Arts. 578, 579 y 580 del C.O.T.

Este sistema de visitas sufrirá radicales modificaciones con la entrada en vigencia de la


reforma procesal penal, dado que las visitas semanales se efectúan por un juez de garantía
con un juez de tribunal oral, y las otras visitas a cargo del Presidente y un Ministro de la
Corte Suprema y el Presidente y Ministro de Corte de apelaciones pueden efectuarlas
cuando lo estimen necesario y no en forma semestral como se indicaba anteriormente.

15.2. LAS FACULTADES DISCIPLINARIAS.

a.- Concepto

Las facultades disciplinarias son aquellas conferidas a los tribunales para velar por la
mantención y el resguardo del correcto y normal funcionamiento de la actividad
jurisdiccional, pudiendo al efecto reprimir las faltas o abusos en que incurrieren los
diversos funcionarios como los particulares que intervienen o asisten a los tribunales.

El principio que rige en esta materia consiste en que las máximas facultades disciplinarias
se ejercen a mayor jerarquía del tribunal. Al efecto, se comprende el ejercicio de facultades

191
disciplinarias por la Corte Suprema en los artículos 77 inciso 3° y 79 de la C. Pol y 540 del
C.O.T..-

El Titulo XVI, Arts. 530 y sgtes. del C.O.T., se encarga de regular la denominada
jurisdicción disciplinaria de los tribunales.

El ejercicio de las facultades disciplinarias se puede ejercer por parte de los tribunales no
sólo respecto de los funcionarios de un tribunal, sino que también respecto de los abogados,
las partes y en general respecto de todos aquellos que concurren ante ellos.

Las facultades disciplinarias pueden ser ejercidas de oficio como a petición de parte.

b.- Aplicación de facultades disciplinarias de oficio.

b. l. Juez de letras. Arts. 530, 531 y 532 del C.O.T.

b.2. Juez de garantía. Art.71 NCPP

b.3.- Tribunal oral Arts. 292 a 294 NCPP.

b.4. Cortes de Apelaciones. Arts. 535, 537, 538 y 542 del C.O.T.

b.5. Corte Suprema Arts. 540, 541 y 542 del C.O.T.

c.- Aplicación de medidas disciplinarias a petición de parte.

c.1. Queja disciplinaria. Arts. 544, 547 y 551 del C.O.T. y N°s 14, 15 y 16 del Auto
Acordado de la Corte Suprema sobre tramitación y fallo de los recursos de queja de l° de
diciembre de 1972.

La queja disciplinaria no se deduce con motivo de la dictación de una resolución judicial,


sino que con motivo de la infracción de los deberes y obligaciones de los funcionarios
judiciales.

Debemos tener presente que respecto de estas quejas no se dará curso a ellas después de 60
días de ocurridos los hechos que la motivan, sin perjuicio de la facultad de proceder de
oficio. N° 15 inc. 2° del auto Acordado de Recurso de queja.

c.2. Recurso de queja. Arts. 545, 548, 549 del C.O.T.

El recurso de queja experimentó trascendentales modificaciones con motivo de la dictación


de la Ley 19.374, de 18 de febrero de 1995.

Mediante dicha ley se limitó el recurso de queja que se puede deducir en contra del juez o
jueces que dictaron una resolución con flagrante falta o abuso, al poderse deducir sólo
cuando concurran los siguientes requisitos:

192
a.- Se trate de una resolución de carácter jurisdiccional
b.- Tenga la naturaleza jurídica de sentencia definitiva o de sentencia interlocutoria,
siempre que ella ponga termino al juicio o haga imposible su continuación; y

c.- La resolución no debe ser susceptible de recurso alguno, ordinario o extraordinario.

El recurso de queja es conocido en Sala por el tribunal superior jerárquico del juez o jueces
que dictaron la resolución con falta o abuso. Si la Sala acoge el recurso de queja e invalida
una resolución jurisdiccional, debe disponer que se de cuenta al Pleno de los antecedentes
para que aplique la medida disciplinaria respectiva, la que no podrá ser inferior a
amonestación privada. Art.545 inciso final del C.O.T.

Debemos tener presente que el Presidente de la República puede solicitar a la Corte


suprema la declaración de mal comportamiento de un empleado del Poder Judicial
conforme a lo previsto en el art. 32 N° 15 C.Pol.

d.- Sanciones a abogados. Art. 546 del C.O.T. y 287 NCPP.

e.- Medios indirectos.

Las visitas son actividades de carácter inspectivo que desarrollan los superiores jerárquicos
respecto de los inferiores.

Las visitas pueden ser ordinarias o extraordinarias.

Las visitas ordinarias son ejercidas por las Cortes de Apelaciones y se encuentran reguladas
en los arts. 555 a 558 del C.O.T.

Las visitas extraordinarias son ejercidas por un miembro de un tribunal superior de justicia
a alguno de los tribunales de su dependencia siempre que el mejor servicio judicial lo
exigiere. Art 559 del C.O.T.

El artículo 560 se encarga de señalar las causales especificas en que es procedente la


designación de un Ministro en visita extraordinaria.

Se ha entendido que la alarma pública se presenta cuando un hecho genera una impresión
profunda en la sociedad toda de que el mal acaecido vuelva a ocurrir.

El artículo 561 del C.O.T. nos señala las facultades y el artículo 562 señala la duración de
la visita extraordinaria.
Finalmente, el artículo 562 exige la presentación de informe al Ministro visitador.

Otro medio indirecto para el ejercicio de las facultades disciplinarias son los estados y
publicaciones que se contemplan en los arts. 586 y sgtes.

193
Finalmente, el Relator de dar cuenta de las faltas o abusos que notare antes de comenzar la
relación ante los tribunales colegiados. Art. 373 inc. 1° del C.O.T.

15.3. LAS FACULTADES ECONOMICAS.

a.- Concepto

Las facultades económicas son aquellas conferidas a los tribunales para velar por el mejor
ejercicio de la función jurisdiccional y para dictar las normas o instrucciones destinadas a
permitir cumplir con la obligación de otorgar una pronta y cumplida administración de
justicia en todo el territorio de la República.(arts. 74 y 79 C.Pol).

b.- Diversas manifestaciones de facultades económicas.

Respecto de los tribunales se contempla en nuestro ordenamiento jurídico las siguientes


manifestaciones de las facultades económicas:

a.- Discurso Presidente de la Corte Suprema Art. 102 N° 4 del C.O.T.

b.- Intervención en el nombramiento. Arts. 282 y sgtes. del C.O.T.

c.- Escalafón. Art. 264 y sgtes. COT.

d.- Confección de Listas. 278 del C.O.T.

e.- Instalación de jueces. Art. 300 C.O.T.

f.- Traslados y permutas. Art. 310 C.O.T.

g.- Autos acordados internos y externos.

CAPITULO V
LA COMPETENCIA

TITULO I. CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN DE LA COMPETENCIA.

I.- CONCEPTO.

Para los efectos de resolver los conflictos a través del proceso es menester que las partes
ejerzan la acción para que se ponga en movimiento la jurisdicción.

La jurisdicción, concebida como el poder deber del Estado destinado a conocer las causas
civiles y criminales, de juzgarlas y hacer ejecutar lo juzgado (Arts. 73. de la C.Pol. y 1 del
C.O.T.), pertenece exclusivamente a los tribunales que establece la ley.

194
Para el adecuado ejercicio de la jurisdicción es necesario que ella sea distribuida entre los
diversos tribunales, puesto que no es posible concebir que se confíe el ejercicio de ella a un
solo tribunal o persona.

De allí que la competencia no viene a ser mas que la esfera, órbita, medida o grado de
jurisdicción establecida por el legislador para que ella se ejerza por cada tribunal a través
del debido proceso de ley.

El artículo 108 del C.O.T. se encarga de definir la competencia, señalándonos que "es la
facultad que tiene cada juez o tribunal para conocer de los negocios que la ley ha
colocado dentro de la esfera de sus atribuciones".

De acuerdo con los preceptos legales citados, la jurisdicción es la facultad de conocer,


juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en las causas civiles y criminales; y la competencia es la
esfera fijada por el legislador para que la jurisdicción se ejerza.

Según lo anterior, la definición de competencia adolece de un defecto formal al señalarnos


que la competencia es la facultad para conocer de los negocios, puesto que ella no es mas
que la esfera, grado o medida fijada por el legislador para el ejercicio de la facultad
(jurisdicción).

Esta objeción que se formula respecto de la definición legal de la competencia es posible


salvarla invirtiendo sus términos. De acuerdo con ello, podemos definir la competencia
como "la esfera de atribuciones establecida por la ley para que cada juez o tribunal ejerza
la facultad de conocer, juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en las causas civiles o
criminales" o "la esfera, grado o medida establecida por el legislador para que cada
tribunal ejerza la jurisdicción." En este sentido, don Manuel Urrutia Salas define la
competencia como "la esfera de atribuciones dentro de la cual la ley ha colocado los
negocios de que debe conocer cada juez o tribunal."

"La confusión entre jurisdicción y competencia era corriente en la legislación y doctrina en


épocas pretéritas; mas en la actualidad ambos conceptos se encuentran perfectamente
delimitados.

"La competencia es una medida de jurisdicción; pero no todos los jueces tienen
competencia para conocer de un determinado asunto. Un juez competente es, al mismo
tiempo juez con jurisdicción; pero un juez incompetente es un juez con jurisdicción y sin
competencia. La competencia es el fragmento de jurisdicción atribuido a un juez.

"La relación entre la jurisdicción y la competencia es la relación que existe entre el todo y
la parte. La jurisdicción es el todo, la competencia es la parte: un fragmento de la
jurisdicción. La competencia es la potestad de jurisdicción para una parte del sector
jurídico: aquel específicamente asignado al conocimiento de determinado órgano
jurisdiccional. En todo aquello que no le ha sido atribuido, un juez, aunque sigue teniendo
jurisdicción, es incompetente. (Couture. Fundamentos de Derecho Procesal Civil.)

195
II.- CLASIFICACIÓN.

La jurisdicción es un concepto unitario, que no admite clasificaciones.

En cambio, respecto de la competencia se han establecido una serie de clasificaciones


atendiendo a distintos aspectos, siendo las principales de ellas las siguientes:

1.EN CUANTO A LA DETERMINACIÓN DEL TRIBUNAL COMPETENTE.

Desde este punto de vista la competencia se clasifica en competencia absoluta y relativa.

La competencia absoluta es aquella que persigue determinar la jerarquía del tribunal,


dentro de la estructura jerárquica piramidal de ellos, que es competente para conocer de un
asunto especifico.

Los elementos de la competencia absoluta que sirven para determinar la jerarquía del
tribunal son la cuantía, la materia y el fuero o persona.

En la actualidad, podríamos agregar como otro elemento de la competencia absoluta en


materia penal el factor tiempo.

Como sabemos se ha contemplado una entrada gradual de vigencia para el nuevo sistema
procesal penal, el cual determina cual es el tribunal competente para conocer de un
determinado asunto.

En efecto, conforme a lo previsto en los artículos 4° transitorio de la Ley Orgánica


Constitucional del Ministerio Público y 484 del Código Procesal Penal, respecto de todos
los delitos cometidos con anterioridad a la fecha de entrada en vigencia en la respectiva
Región serán competentes los tribunales que correspondan por la aplicación de las normas
de competencia vigentes a esa fecha y se aplicará el procedimiento que corresponda
contemplado en el Código de Procedimiento Penal o en leyes especiales. En este caso, la
investigación no es dirigida por el Ministerio Público y son claramente incompetentes para
conocer de él tanto el juez de garantía como el tribunal de juicio oral en lo penal.

En cambio, si el delito se hubiere cometido con posterioridad a la entrada en vigencia del


Código Procesal Penal, la investigación deberá ser dirigida por el Ministerio Público con la
participación del juez de garantía que se prevé en la ley, y se aplicará el procedimiento que
fuere pertinente de los contemplados en el Nuevo Código Procesal Penal para el desarrollo
del proceso penal.

Sin embargo, debemos hacer presente que el factor tiempo no tiene injerencia alguna
respecto de los delitos de competencia de los tribunales militares, en atención a que la
reforma procesal penal no es aplicable respecto de ellos conforme a lo prescrito en el inciso
final del artículo 80 A de la Constitución Política.

196
Con la aplicación de las reglas de la competencia absoluta podemos determinar en
consecuencia si para el conocimiento de un asunto específico es competente un juez de
letras, un tribunal unipersonal de excepción, una Corte de Apelaciones o la Corte Suprema;
y en el nuevo sistema procesal penal, si es competente un juzgado de garantía, un tribunal
oral en lo penal, una Corte de Apelaciones o la Corte Suprema.

Una vez determinada la jerarquía del tribunal por las reglas de la competencia absoluta que
es competente para conocer de un asunto específico, es menester establecer cual tribunal
dentro de esa jerarquía es el competente para su conocimiento.

La competencia relativa es aquella que determina cual tribunal dentro de una jerarquía es
el competente para conocer de un asunto especifico.

El único elemento establecido por el legislador para determinar la competencia relativa es


el territorio.

Es así como si por la aplicación de las reglas de la competencia absoluta hemos


determinado que es competente un juez de letras para el conocimiento de un asunto
específico, por la aplicación del elemento territorio de la competencia relativa podemos
llegar a determinar que es competente el juez de letras con asiento en la comuna de
Santiago, San Miguel, San Bernardo, Puente Alto, Talagante, Melipilla, Buin, etc.-

Entre las reglas de la competencia absoluta y de la competencia relativa existen las


siguientes importantes diferencias:

COMPETENCIA ABSOLUTA COMPETENCIA RELATIVA


1.Sus elementos son la cuantía, materia, fuero 1.Su elemento es el territorio.
o persona.
2.Determina la jerarquía del tribunal dentro de 2.Determina cual tribunal dentro de la
la estructura piramidal que es el competente jerarquía es el competente para conocer del
para conocer del asunto. asunto específico.
3.Son reglas de orden público e irrenunciables. 3.En primera instancia, en asuntos
contenciosos civiles, y entre tribunales
ordinarios de igual jerarquía es de orden
privado y renunciable.
4.Sus reglas no pueden ser modificadas por la 4.En primera instancia, en asuntos
voluntad de las partes a través de la prórroga contenciosos civiles y entre tribunales
expresa o tácita de la competencia. ordinarios de igual jerarquía puede ser
modificada por la voluntad de las partes por la
prórroga de la competencia.
5. La incompetencia absoluta puede y debe ser 5.La incompetencia relativa sólo puede ser
declarada de oficio por el tribunal o a petición declarada por el tribunal a petición de parte.
de parte.
6.No existe plazo para alegar la nulidad 6.Existe plazo para alegar la nulidad procesal
procesal por incompetencia absoluta del por incompetencia relativa.
tribunal. (Art. 83 C.P.C.)

197
2.-EN CUANTO A LA INTERVENCIÓN DE LA VOLUNTAD DE LAS PARTES EN
LA DETERMINACIÓN DE LA COMPETENCIA.

Desde este punto de vista, la competencia puede ser clasificada en competencia natural y
competencia prorrogada.

Competencia natural es aquella que se asigna por la ley a un determinado tribunal para el
conocimiento de un asunto.

La competencia natural es aquella que se genera por la aplicación lisa y llana de las reglas
de la competencia absoluta y relativa que el legislador establece para la determinación del
tribunal competente, sin que tenga intervención alguna la voluntad de las partes.

Competencia prorrogada es aquella que las partes expresa o tácitamente confieren a un


tribunal, que no es el naturalmente competente para conocer de un asunto específico, a
través de la prórroga de la competencia.

La competencia prorrogada es aquella que resulta de la voluntad expresa o tácita de las


partes, que conduce a otorgar competencia a un tribunal que no es el naturalmente
competente para conocer de un asunto.

Sólo puede existir competencia prorrogada en los casos en que se permite por el legislador
que opere la prórroga de la competencia, regulada en cuanto a sus requisitos, condiciones y
modos en que opera en el párrafo 8 del Titulo VII del C.O.T., la que en general sólo puede
operar respecto del elemento territorio en los asuntos contenciosos civiles, en primera
instancia y entre tribunales ordinarios de igual jerarquía.

En consecuencia, la competencia de un tribunal siempre será la natural respecto de todos


los elementos de la competencia absoluta; en todos los asuntos penales se encuentren
regidos o no por el nuevo sistema procesal penal; en los civiles no contenciosos respecto
del elemento territorio; y siempre respecto de la segunda instancia de cualquier proceso,
puesto que respecto de ellos no cabe la prórroga de la competencia.

En la primera instancia de los asuntos civiles contenciosos respecto del elemento territorio,
la competencia no será la que naturalmente corresponde al tribunal cuando las partes la
hubieren modificado expresa o tácitamente en virtud de la prórroga de la competencia entre
tribunales ordinarios de igual jerarquía.

3.-EN CUANTO AL ORIGEN DE LA COMIPETENCIA EN VIRTUD DE LA CUAL


ACTÚA UN TRIBUNAL.

Desde este punto de vista la competencia se clasifica en competencia propia y competencia


delegada.

198
La competencia propia es aquella que naturalmente o por voluntad de las partes en virtud
de la prórroga de la competencia corresponde a un tribunal para el conocimiento de un
asunto por la aplicación de las reglas de la competencia absoluta y relativa.

El tribunal con competencia propia tiene la plenitud de la competencia para el


conocimiento del asunto desde el principio hasta su fin.

Este tribunal con competencia propia, de acuerdo con la base orgánica de la territorialidad
contemplada en el art.7 del C.O.T., sólo puede ejercer su competencia en los negocios y
dentro del territorio que la ley le hubiere asignado.

Excepcionalmente, el legislador posibilita al tribunal que posee competencia propia que


efectué personalmente algunas diligencias fuera de su territorio jurisdiccional, como
acontece en los siguientes casos:

a.- El tribunal que posee la competencia propia puede realizar la prueba inspección
personal del tribunal fuera de su territorio jurisdiccional de acuerdo a lo previsto en el
art.403 del C.P.C.;

b.- Los jueces del crimen de las comunas o agrupaciones de comunas de las provincias de
Santiago y Chacabuco en los asuntos sometidos a su conocimiento pueden practicar
actuaciones en cualquiera de las comunas de la Región Metropolitana de Santiago de
acuerdo a lo previsto en el inciso 3 del art. 43 del C.O.T..- Esta norma se encontrará
derogada cuando rija la reforma procesal penal, dado que los tribunales no les corresponde
llevar a cabo la investigación, sino que a los Fiscales.

Debemos tener presente en el nuevo proceso penal, que conforme a lo previsto en el inciso
2° del artículo 70 del NCPP que cuando las actuaciones que requirieren autorización previa
del juez de garantía competente debieren realizarse fuera del territorio jurisdiccional de ese
juzgado de garantía competente y se tratare de diligencias urgentes, el ministerio público
también podrá pedir la autorización directamente al juez del juzgado de garantía del lugar.
En este caso, una vez realizada la diligencia, el ministerio público dará cuenta a la brevedad
al juez de garantía del procedimiento.

Igual regla del art.43 del C.O.T. rige para los tribunales en lo civil de la Región
Metropolitana a los que se les fije un territorio jurisdiccional exclusivo, situación que no ha
acontecido a la fecha.

No obstante, es posible que para la realización de determinadas diligencias del proceso sea
necesario que se actúe fuera del territorio del tribunal que posee la competencia propia sin
encontrarnos ante las excepciones señaladas precedentemente, como puede acontecer con
la necesidad de practicar la notificación de la demanda o interrogar a un testigo que tiene su
domicilio fuera del territorio jurisdiccional del tribunal.

En tal evento, se establece en el inciso 2° del art. 7 del C.O.T. que consagra la mencionada
base de la territorialidad, que ello "no impide que en los negocios de que conocen puedan

199
dictar providencias que hayan de llevarse a efecto en otro territorio", para lo cual deberá
proceder a delegar su competencia mediante exhorto para que se lleve a cabo una actuación
específica ante el tribunal de ese otro territorio jurisdiccional.

De acuerdo con ello, La competencia delegada es aquella que posee un tribunal que no
conoce del asunto, para la realización de diligencias especificas, por habérsela delegado
para ese sólo efecto el tribunal que posee la competencia propia.

El tribunal con competencia propia delega su competencia en otro tribunal (tribunal


delegado) sólo para la realización de una o más diligencias específicas del proceso, las
cuales no puede realizar por deberse ellas verificar fuera de su territorio jurisdiccional.

De acuerdo con ello, tenemos que nunca puede delegarse la competencia del tribunal
delegante al tribunal delegado en forma total, sino que solo parcialmente y para la práctica
de diligencias específicas y determinadas. Esta situación se reconoce expresamente en el
inciso final del art.71 del C.P.C. al señalamos que "el tribunal a quien se dirija la
comunicación ordenará su cumplimiento en la forma que ella indique, y no podrá decretar
otras gestiones que las necesarias a fin de darle curso y habilitar al juez de la causa para
que resuelva lo conveniente."

Además, es requisito sine qua non para que se produzca la delegación parcial de la
competencia que el tribunal delegante y delegado posean un distinto territorio
jurisdiccional, puesto que si ambos tuvieran un mismo territorio no procedería efectuar la
delegación al carecer ella de objeto.

Finalmente, para el tribunal delegado constituye una obligación practicar o dar orden para
que se practiquen en su territorio las actuaciones que en él deban ejecutarse y que el
tribunal delegante le encomiende de acuerdo a lo establecido en el inciso 1 del art. 71 del
C.P.C.- Señala al efecto la mencionada disposición que “todo tribunal es obligado a
practicar o dar orden para que se practiquen en su territorio las actuaciones que en él deban
ejecutarse y que otro tribunal le encomiende."

El medio a través del cual se verifica la delegación de la competencia del tribunal delegante
al delegado son los exhortos, que son las comunicaciones que el tribunal que conoce de
una causa dirige a otro tribunal, nacional o extranjero, para que practique u ordene practicar
determinadas actuaciones judiciales dentro de su territorio jurisdiccional. La existencia
legal de los exhortos se contempla en el inciso 2 del art. 71 del C.P.C., al señalamos que "el
tribunal que conozca de la causa dirigirá al del lugar donde haya de practicarse la diligencia
correspondiente comunicación, insertando los escritos, decretos y explicaciones
necesarias." El art. 20 del NCPP se refiere a la materia.

De lo expuesto se desprende que no puede ser confundida la competencia prorrogada con la


competencia delegada, existiendo entre ellas las siguientes diferencias:

COMPETENCIA PRORROGADA COMPETENCIA DELEGADA


1.Tiene su origen en la voluntad expresa o tácita 1.Tiene su origen en la comunicación que

200
de las partes a través de la prórroga de la tribunal dirige al de otro territorio para la
competencia. práctica de una actuación judicial determinada a
través de un exhorto.
2.Sólo comprende el elemento territorio en los 2.Tiene aplicación respecto a la competencia
asuntos civiles contenciosos en la primera necesaria para la práctica de la actuación
instancia y entre tribunales ordinarios. encomendada, tanto en los procesos civiles y
penales.
3.El tribunal a quien se prórroga competencia 3.El tribunal en quien se la delega la competencia
debe conocer íntegramente del proceso como si sólo debe conocer de la actuación específica en
se tratara del naturalmente competente. la forma que se le encomienda, manteniendo el
tribunal delegante su competencia para conocer
del resto de las actuaciones del proceso y
resolver el conflicto.
4.Existe para conocer del asunto con la plenitud 4.Existen para conocer del proceso dos
de competencia sólo el tribunal que no es el tribunales: El delegado, con competencia sólo
naturalmente competente y a quien se le ha para conocer de las diligencias específicas
efectuado prorroga. encomendadas y el delegante para conocer del
resto del proceso con plenitud de competencia.

4.-EN CUANTO A LA EXTENSION DE LA COMIPETENCIA OUE POSEEN LOS


TRIBUNALES PARA EL CONOCIMIENTO DE LOS PROCESOS.

Desde este punto de vista la competencia se clasifica en competencia común y competencia


especial.

Competencia común es aquella que permite a un tribunal conocer indistintamente de toda


clase de asuntos, sean ellos civiles, contenciosos o no contenciosos, y penales.

En nuestro país, la regla general respecto de los jueces de letras es la competencia común,
puesto que ellos deben conocer tanto de los asuntos civiles y penales. Se entiende por civil
no sólo los asuntos propiamente civiles, sino que también los de comercio, minas,
contencioso administrativos; y también los de menores y del trabajo si no existiere creado
dentro de su territorio jurisdiccional alguno de estos tribunales especiales. En consecuencia,
para estos efectos debemos entender que es civil todo aquello que no es penal.

De la lectura de los artículos 28 a 40 del C.O.T. que se encontraban vigentes con


anterioridad a la Ley 19.665, podemos apreciar que la mayoría de los jueces de letras posee
competencia común, debiendo conocer indistintamente tanto de los asuntos civiles y
penales.

Sin embargo, una vez que entre en vigencia la reforma procesal penal dicha norma se
alterará y pasará a ser la regla general en la primera o única instancia la competencia
especial, en atención a que los juzgados de garantía tendrán una competencia sólo penal y
solo existirá la competencia común radicada en el juez de letras cuando no existiere en la
Comuna respectiva un juez de garantía cuya competencia se ejercerá por el juez de letras; y

201
los tribunales de juicio oral en lo penal siempre poseerán una competencia penal específica
como básicamente es la de conocer del juicio oral.

Las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema son tribunales colegiados que tienen
siempre una competencia común, puesto que ellos conocen tanto de los asuntos civiles y
penales conforme a lo previsto en los artículos 63, 96 y 98 del C.O.T..- Sin embargo, la
Corte Suprema debe funcionar en forma ordinaria y extraordinaria en salas especializadas
para resolver los asuntos que debe conocer en Sala, debiendo asignarse a cada sala a lo
menos cada dos años y mediante Autoacordado las materias de las cuales debe conocer
cada una de las Salas.

Competencia especial es aquella que faculta a un tribunal ordinario para el conocimiento


de determinadas causas civiles o penales.

Excepcionalmente, dentro de la estructura de los tribunales ordinarios vigente con


anterioridad al nuevo sistema procesal penal, el legislador ha establecido una competencia
especial para determinados jueces de letras. En efecto, solo en las Comunas de Antofagasta,
Mejillones y Sierra Gorda (art. 29), Valparaíso, Juan Fernández, y Viña del Mar (Art. 32);
Rancagua, Graneros, Mostazal, Codegua, Machalí, Coltauco, Doñihue, Coinco y Olivar
(art. 33); Chillan, Pinto, Coihueco, chillan viejo, Concepción, Penco, Hualqui, San Pedro
de la Paz, Chiguayante y Talcahuano (art.35), Temuco, Vilcún, Melipeuco, Cunco y Freire
(art.36) y todas las comunas de la Región Metropolitana, con excepción de las de San
Bernardo, Talagante, Peñaflor, Melipilla, Buin y Colina (art. 40 del C.O.T.) se contempla la
existencia de juzgados civiles y juzgados del crimen.

“Preciso es, sin embargo, no confundir la competencia especial con el tribunal especial. No
coinciden matemáticamente estas expresiones, ya que es posible que un tribunal ordinario
tenga competencia especial y no por eso deje de ser ordinario. Me explico: Un Juez de
Letras de Santiago, en lo civil, sólo conoce de causas civiles y no por eso deja de ser
ordinario. Pero sí tiene competencia especial, porque sólo puede conocer causas civiles."105

5.EN CUANTO AL NÚMERO DE TRIBUNALES POTENCIALMENTE


COMPETENTES PARA CONOCER DE UN ASUNTO.

De acuerdo a este punto de vista la competencia se clasifica en competencia privativa o


exclusiva y competencia acumulativa.

Competencia privativa o exclusiva es aquella en que de acuerdo a la ley existe un sólo


tribunal competente para conocer del asunto, con exclusión de todo otro tribunal.

Como casos de competencia privativa o exclusiva podemos citar la competencia que posee
la Corte Suprema para conocer de los recursos de casación en el fondo (Art. 767 del
C.P.C.); recursos de revisión (Arts. 810 del C.P.C. y 675 del C.P.P.); recursos de

105
Juan Colombo C. La competencia Pág. 37.

202
inaplicabilidad por inconstitucionalidad de la ley (Art. 80 C.P.E.) y reclamo por privación o
desconocimiento de la nacionalidad (Art. 12 C.Pol.).

Respecto de los jueces de letras podemos citar como un caso de competencia privativa o
exclusiva la que poseen los jueces de letras o el juez de garantía dentro del nuevo sistema
procesal penal para conocer dentro del proceso penal de la acción civil restitutoria, la que
sólo puede ser ejercida ante ellos. (Arts.171 C.O.T., 5 del C.P.P. y 59 y 189 del N.C.P.P.)

Competencia acumulativa o preventiva es aquella en que de acuerdo a las reglas de


competencia que establece la ley existen dos o más tribunales potencialmente competentes
para conocer del asunto, pero previniendo cualquiera de ellos en el conocimiento del asunto
cesa la competencia de los demás para conocer del asunto por el sólo ministerio de la ley.

Como ejemplos de casos de competencia acumulativa podemos destacar los siguientes:

a) Para el conocimiento de una acción (pretensión) inmueble en razón del elemento


territorio, a falta de convención de las partes, son competentes el tribunal del lugar
donde se contrajo la obligación o el del lugar donde se encontrare la especie reclamada.
(Art. 135 del C.O.T.);

b) En el juicio de alimentos en razón del elemento territorio, son competentes


para conocer de la demanda de alimentos el juez de letras en lo civil del domicilio del
alimentante o del alimentario a elección de este último. Art. 1° Ley Abandono de
Familia y Pago de Pensiones alimenticias y 147 del C.O.T., modificados por la Ley
19.741, publicada en el Diario Oficial de 24 de julio de 2001.

En el caso que de la demanda de alimentos sea de competencia del juez de menores, porque
los alimentos se deban a menores, al cónyuge del alimentante cuando éste los solicitare
conjuntamente con sus hijos menores, o a parientes mayores y menores de edad que los
reclamaren conjuntamente, se mantiene el principio de la competencia acumulativa dado
que conocerá de la demanda el juez de letras de menores del domicilio del alimentante o
del alimentario a elección de este último. Art. 2° Ley Abandono de Familia y Pago de
Pensiones alimenticias, modificado por la Ley 19.741, publicada en el Diario Oficial de 24
de julio de 2001.

c) En el antiguo proceso penal, para el conocimiento de una acción destinada a perseguir la


indemnización de los perjuicios provenientes de la comisión de un delito son
potencialmente competentes el juez que conozca del respectivo proceso penal o el juez civil
que sea competente de acuerdo con la aplicación de las reglas generales para conocer de la
pretensión indemnizatoria. (Arts. 5 del C.P.P. y 171 y 172 del C.O.T.).

En el nuevo sistema procesal penal, la competencia acumulativa o preventiva para conocer


de una acción civil indemnizatoria se mantiene solo en caso que ella sea ejercida por la
víctima del delito en contra del imputado, pudiendo solo en que los legitimados activos y
pasivos sean esas personas optarse por demandar dentro del proceso penal o ante el juez
civil competente conforme a las reglas generales. (art. 59 inc. 2° NCPP).

203
En el nuevo sistema procesal penal si la acción civil es ejercida por quien no es la víctima
del delito y/o ella se dirige en contra de una persona distinta del imputado como son los
terceros civilmente responsables, no nos encontraremos ante un caso de competencia
acumulativa o preventiva, dado que en ese evento sólo cabra deducir la acción civil ante el
tribunal civil y no ante el tribunal penal. (art. 59 inc. 3° NCPP). El concepto de víctima se
encuentra contemplado en el art. 108 del N.C.P.P.

En los casos de competencia acumulativa existen dos tribunales con competencia potencial
para el conocimiento del asunto, pero previniendo cualquiera de ellos en su conocimiento
cesa de inmediato y por el sólo ministerio de la ley la competencia del otro para conocer de
él. Así por ejemplo, si se ejerce la acción indemnizatoria destinada a obtener la reparación
de los perjuicios provenientes de la comisión de un delito ante el juez del crimen o el juez
de garantía por la víctima en contra del imputado, cesa por el sólo ministerio de la ley la
competencia del juez civil para conocer de esa acción en virtud de la regla general de la
competencia de la prevención contemplada en el artículo 112 del C.O.T.-

Se habla indistintamente de competencia acumulativa, porque existen dos o más tribunales


potencialmente competentes para conocer del asunto; como de competencia preventiva,
porque en definitiva será competente para conocer del asunto sólo aquel tribunal de los
potencialmente competentes que hubiere prevenido en el conocimiento del asunto.

6.-DE ACUERDO A LA INSTANCIA EN QUE EL TRIBUNAL POSEE


COMIPETENCIA PARA CONOCER DEL ASUNTO.

La instancia es cada uno de los grados de conocimiento y fallo que corresponde a un


tribunal para la resolución de un asunto, pudiendo avocarse al conocimiento tanto de las
cuestiones de hecho y de derecho que configuran el conflicto.

El concepto de instancia se encuentra indisolublemente vinculado al recurso de apelación,


que es el que da origen a la segunda instancia.

De acuerdo a la procedencia o improcedencia del recurso de apelación en contra de la


resolución que se dicta para la resolución de un asunto es que se determina la instancia en
que un asunto es conocido por el tribunal, pudiendo distinguirse de acuerdo con ello la
competencia de única instancia, competencia de primera instancia y competencia de
segunda instancia.

El párrafo 9 del Título VII del C.O.T se refiere a la competencia para fallar en única o
primera instancia, señalándonos que “la competencia de que se halla revestido un tribunal
puede ser o para fallar un asunto en una sola instancia, de modo que la sentencia sea
inapelable; o para fallarlo en primera instancia de manera que la sentencia quede sujeta al
recurso de apelación."

Por otra parte, el C.O.T en sus arts. 45 respecto de los jueces de letras; 50 a 53 respecto de
los tribunales unipersonales de excepción; 63 respecto de las Cortes de Apelaciones y; 96 y

204
97 respecto de la Corte Suprema establecen la instancia en que ellos deben conocer de los
asuntos que son de su competencia.

Finalmente, los arts. 187 del C.P.C. y 54 bis del C.P.P. se encargan de establecer las reglas
generales de procedencia del recurso de apelación respecto de las resoluciones que se
dictan en los procesos civiles y penales respectivamente. Los artículos 364 y 370 del
N.C.P.P. se encargan de establecer las reglas generales respecto de la procedencia del
recurso de apelación en el nuevo procedimiento penal.

a)Un tribunal posee competencia en única instancia para el conocimiento de un asunto


cuando no procede el recurso de apelación en contra de la sentencia que debe dictar para su
resolución.

En este caso, el asunto sólo será conocido y resuelto en sus cuestiones de hecho y de
derecho por un sólo tribunal, puesto que la parte agraviada con la resolución no podrá
deducir el recurso de apelación para instar por la revisión de la sentencia por parte del
tribunal de alzada al haberse establecido por el legislador su improcedencia.

En nuestro país, la competencia de única instancia es de carácter excepcional, puesto que


siempre es procedente el recurso de apelación en contra de una sentencia, salvo texto
expreso en contrario.

En el nuevo sistema procesal penal, se altera esta regla general, y se contempla el


conocimiento en única instancia del juicio oral por el tribunal de juicio oral en lo penal (art.
364 N.C.P.P.) y del procedimiento simplificado por el juez de garantía. (Art. 399 N.C.P.P.)

b)Un tribunal posee competencia en primera instancia para el conocimiento de un asunto


cuando es procedente la interposición del recurso de apelación en contra de la sentencia que
debe dictar para su resolución.

La primera instancia constituye la regla general en nuestro país, puesto que siempre será
procedente el recurso de apelación en contra de la sentencia que se dicte para la resolución
del conflicto, a menos de existir texto legal expreso en contrario. Debemos dejar en claro
que la competencia de primera instancia la posee un tribunal para el conocimiento de un
asunto por el hecho de estar establecida por el legislador la posibilidad de interponerse el
recurso de apelación en contra de la sentencia que se pronuncia, aún cuando en definitiva
no se ejerza esa facultad por las partes.

En el nuevo sistema procesal penal, esta regla se altera, por cuanto no procede el recurso de
apelación respecto de la sentencia definitiva que se pronuncia en el juicio oral por el
tribunal de juicio oral en lo penal (art. 364 N.C.P.P.) y en el procedimiento simplificado por
el juez de garantía. (Art. 399 N.C.P.P.), sin perjuicio que además el recurso de apelación en
contra de las resoluciones que pronuncia el juez de garantía sólo es procedente en los casos
contemplados en el art. 370 del N.C.P.P.

205
Lo anterior se ve reforzado en el nuevo sistema procesal penal por la eliminación del
trámite de la consulta, la que era procedente para revisar la sentencia definitiva pronunciada
en la primera instancia en caso de no haberse verificado ella por medio del conocimiento de
un recurso de apelación. La consulta se encontraba contemplada en el antiguo
procedimiento penal respecto no sólo de la sentencia definitiva, sino que respecto de una
serie de resoluciones que se dictaban durante el curso de éste.

c)Un tribunal posee competencia de segunda instancia para el conocimiento de un asunto


cuando se encuentra conociendo del recurso de apelación interpuesto en contra de una
resolución pronunciada por el tribunal de primera instancia.

7.-EN CUANTO A LA MATERIA CIVIL RESPECTO DE LA CUAL SE EXTIENDE


LA COMPETENCIA.

Desde este punto de vista la competencia se clasifica en competencia civil contenciosa,


que es aquella que posee el tribunal para resolver un asunto en que existe un conflicto entre
partes; y competencia civil no contenciosa, que es aquella en que la ley requiere la
intervención de un tribunal para resolver un asunto en que no se suscita conflicto entre
partes.

Esta clasificación es importante porque los tribunales siempre deben intervenir, aun a falta
de ley en los asuntos contenciosos; en cambio en los asuntos no contenciosos, sólo pueden
intervenir en caso que la ley contemple expresamente su intervención.

Por otra parte, en los asuntos contenciosos, cuando la sentencia se encuentra firme o
ejecutoriada, produce cosa juzgada, vale decir, ella pasa a ser irrevocable e inmutable. En
los asuntos de jurisdicción voluntaria, o no contenciosos en cuanto a la posibilidad de
modificar la sentencia es menester distinguir si ella es afirmativa o negativa. Si la sentencia
es negativa, ella puede ser modificada. Si la sentencia es afirmativa, hay que volver a
distinguir si ella se encuentra pendiente o está cumplida. Si la sentencia afirmativa se
encuentra pendiente de ejecución, ella puede modificarse. Si la sentencia afirmativa se
encuentra cumplida, ella no puede modificarse. (Art. 821 del C.P.C.).-

Debemos hacer presente que esta clasificación de la competencia se ha sostenido que es


inadmisible, puesto que los asuntos no contenciosos no tendrían un carácter jurisdiccional,
sino que una naturaleza administrativa; y siendo la competencia una medida o esfera de la
jurisdicción no sería procedente hablar de competencia respecto de los asuntos no
contenciosos, sino que sólo de ejercicio de una atribución conferida por la ley a los
tribunales.

No obstante compartir la opinión respecto de la naturaleza administrativa de los asuntos no


contenciosos, hemos estimado útil contemplar esta clasificación que se efectúa respecto de
la competencia dada la trascendencia de las diferencias existentes entre ambas clases de
asuntos, cualquiera sea el punto de vista que se tenga respecto de su naturaleza jurídica.

8.-EN CUANTO AL DESTINATARIO DE LAS REGLAS DE COMPETENCIA.

206
Desde este punto de vista, la competencia se clasifica en competencia objetiva y subjetiva.

Competencia objetiva es aquella que determina el órgano jurisdiccional que debe conocer
del asunto en virtud de las reglas de la competencia absoluta y relativa.

Competencia subjetiva o funcional es aquella que determina la posibilidad de actuar de la


persona misma del juez para la resolución de un asunto, por no ser este parte en el proceso
a resolver (Imparcialidad).

El medio que nuestro legislador ha establecido para velar por la competencia subjetiva de la
persona del juez encargada de resolver el conflicto ha sido el establecimiento de las
implicancias y recusaciones, cuyas causales se encuentran expresamente contempladas en
la ley y se pueden hacer valer con el fin de velar por la imparcialidad e imparcialidad del
juez que debe resolver el conflicto.

El Artículo 196 del C.O.T. establece que "los jueces pueden perder su competencia para
conocer determinados negocios por implicancia o recusación declaradas, en caso necesario,
en virtud de causas legales."

En caso de concurrir la incompetencia subjetiva respecto de un juez, se mantiene la


competencia objetiva del órgano jurisdiccional o tribunal, pero el juez inhabilitado debe
abstenerse de intervenir en el asunto, debiendo ser subrogado por la persona que establece
la ley.

III.- REGLAS DE LA COMPETENCIA. CLASIFICACION.

Las reglas de la competencia se clasifican en especiales y generales.

Las reglas generales lo son en el sentido que se aplican a cualquier clase de materias y
tribunales.

Las reglas especiales son aquellas que se encuentran destinadas a determinar la jerarquía
del tribunal que debe conocer del asunto (competencia absoluta) y cual tribunal específico
dentro de esa jerarquía debe conocer del asunto (competencia relativa).

TITULO II. LAS REGLAS GENERALES DE LA COMPETENCIA.

1.- CONCEPTO Y CARACTERISTICAS.

Las reglas generales de la competencia son los principios básicos que establece el
legislador respecto de la competencia y que deben aplicarse sin importar la naturaleza del
asunto y la clase o jerarquía del tribunal que debe conocer de él.

207
Estas reglas generales de la competencia se caracterizan por cuanto:

a) Son generales, en el sentido de recibir ellas aplicación respecto de todos los asuntos que
conocen los tribunales ordinarios, especiales o arbitrales, cualquiera sea su jerarquía, tanto
en los asuntos penales y civiles;

b) Son complementarias, en cuanto no integran las normas de la competencia absoluta o


relativa, pero sirven para determinar las facultades de un tribunal una vez que aquellas han
recibido aplicación;

c) Son consecuenciales, en cuanto reciben aplicación una vez que se encuentre


determinado el tribunal competente de acuerdo a las reglas de la competencia absoluta y
relativa; y

d) Su infracción no tiene establecida una sanción única, sino que ella debe determinarse
respecto de la violación de cada regla general atendiendo a los diversos principios
doctrinarios que motivan su consagración.

2.- ENUNCIACION.

Las reglas generales de la competencia se encuentran establecidas en los artículos 109 a


114 del C.O.T. y ellas son las siguientes:

1.-Regla de la Radicación o fijeza (Art. 109);


2.- Regla del grado o jerarquía (Art. 110);
3.- Regla de la extensión (Art. 111);
4. - Regla de la prevención o inexcusabilidad (Art. 112); y
5.- Regla de la ejecución (Arts. 113 y 114)

3.- REGLA GENERAL DE LA COMPETENCIA DE LA RADICACION O FIJEZA.

A.-CONCEPTO.

La regla de la radicación o fijeza, o "perpetuatio iuridictionis" como se la denomina desde


antiguo, se encuentra consagrada en el artículo 109 del C.O.T., según el cual: "Radicado
con arreglo a la ley el conocimiento de un negocio ante tribunal competente, no se
alterará esta competencia por causa sobreviniente."

La radicación consiste en fijar en forma irrevocable la competencia del tribunal que ha de


conocer de un asunto, cualquiera fueren los hechos que acontezcan con posterioridad
modificando los elementos que se tuvieron en cuenta para determinar la competencia
absoluta o relativa.

Como señala Dalloz, citado por don Juan Colombo, en virtud de la radicación "el juez
conserva el conocimiento del negocio que le está sometido no obstante cualquier cambio

208
que pueda ocurrir, sean en la condición o domicilio de las partes, sea en las leyes relativas a
la competencia y a las formas del procedimiento".

La regla de la radicación o fijeza importa la consagración del principio de la seguridad


jurídica en materia de competencia, puesto que una vez acaecida ella, las partes sabrán que
deberán continuar tramitando siempre el proceso ante ese tribunal, sin importar los hechos
que puedan sobrevenir con posterioridad modificando los elementos que se tuvieron en
vista para determinar el tribunal competente.

"Así, por ejemplo, si está conociendo de una materia un juez de letras (porque los
elementos de la competencia absoluta y relativa determinaron su intervención) y
posteriormente una de las partes es designada Ministro de Estado, sigue, no obstante,
conociendo de la causa el mismo juez y no el que le correspondería conocer de las causas
en que sea parte un Ministro de Estado, ya que operó en tal sentido la regla de la
radicación. La designación es una causa sobreviniente que no afecta en nada la cuestión
principal controvertida, que se encuentra ya radicada ante un tribunal determinado." (Juan
Colombo C. La Competencia.)

En los juicios de alimentos que se siguen ente el juez de menores se efectúa por el
legislador una aplicación específica de la regla de la radicación, al establecerse
expresamente que la circunstancia que el menor alimentario llegue a la mayoría de edad
mientras el juicio se encuentre pendiente no constituye causa sobreviniente para alterar la
competencia. (Art. 2° inc. 1° parte final Ley Abandono de Familia y Pago de Pensiones
Alimenticias, modificado por la Ley 19.741, publicada en el Diario Oficial de 24 de julio
de 2001.

B.-ELEMENTOS QUE DEBEN CONCURRIR PARA QUE SE PRODUZCA LA


RADICACIÓN DEL ASUNTO ANTE UN TRIBUNAL.

De acuerdo a lo previsto en el citado art. 109 del C.O.T, para que se produzca la radicación
del conocimiento de un asunto ante un tribunal es menester que concurra los siguientes
elementos:

a.- Actividad del tribunal.

Es menester para que se produzca la radicación de un asunto ante un tribunal competente


que este haya intervenido en el conocimiento del asunto, sea actuando de oficio o a petición
de parte.

Jamás será posible entender que el conocimiento de un asunto se ha radicado ante un


tribunal, si éste no ha actuado para su conocimiento.

b.- Competencia del tribunal interviniente.

Para que se produzca la radicación no basta con la intervención de un tribunal en el


conocimiento de un asunto, sino que se requiere que esa actividad se hubiere realizado por

209
un tribunal que sea competente de acuerdo con las reglas de la competencia absoluta y
relativa.

Al efecto, el art. 109 establece claramente que la radicación del conocimiento del asunto
debe efectuarse "ante tribunal competente".

c.- Intervención del tribunal con arreglo a derecho.

Finalmente, la intervención del tribunal competente debe haberse efectuado con arreglo a
derecho, puesto que si las actuaciones realizadas por el tribunal y las partes adolecen de
irregularidades o se efectuaron ante un tribunal incompetente, éstas podrán ser declaradas
nulas y en consecuencia no producirán efecto alguno.

C.-MOMENTO A PARTIR DEL CUAL SE ENTIENDE RADICADO UN ASUNTO


ANTE EL TRIBUNAL COMIPETENTE.

La determinación del momento en que se produce la radicación de la competencia ante un


tribunal tiene gran importancia, puesto que desde ese instante la modificación de los
antecedentes fácticos que se tuvieron presente para fijar el tribunal competente no serán
aptos para alterarla en virtud de esa causa sobreviniente.

De acuerdo con ello, causa sobreviniente será todo hecho acaecido con posterioridad a
producida la radicación de la competencia ante un tribunal para el conocimiento del asunto
y que no es apto para modificar el tribunal competente que conoce de éste.

Para determinar el instante en que se produce la radicación de un asunto ante el tribunal


competente, es menester distinguir lo que sucede en el proceso civil y penal.

a.- En materia civil.

La radicación ante el tribunal competente se produce desde la notificación válida de la


demanda, instante a partir del cual se entiende constituida la relación jurídica procesal y
generado el estado de litis pendencia.

En caso que la notificación válida de la demanda se hubiere producido ante un tribunal


incompetente de acuerdo a las reglas de la competencia absoluta no se habrá producido la
radicación por la falta de concurrencia de uno de sus elementos, vicio respecto del cual no
existe plazo para formular el incidente de nulidad procesal de acuerdo a lo previsto en el
inciso segundo del artículo 83 del C.P.C.-

En caso que la notificación válida de la demanda se hubiere producido ante un tribunal


incompetente de acuerdo a las reglas de la competencia relativa es posible que se produzca
la radicación si el demandado contesta la demanda sin alegar la incompetencia del tribunal
o se genera su rebeldía por no contestar la demanda dentro del plazo fatal que el legislador
contempla al efecto, puesto que en tales casos se genera la prórroga tácita de la
competencia conforme a lo previsto en el artículo 187 del C.P.C.-.

210
Debemos hacer presente que algunos autores sustentaban la opinión que la radicación se
producía con el cuasicontrato de litis contestacio, esto es, una vez contestada la demanda, o
en su rebeldía por el transcurso del plazo fatal para ello. Esta opinión que se sustentaba en
una concepción iusprivatista del proceso se encuentra actualmente superada por la
evolución experimentada por el Derecho Procesal acerca de la naturaleza jurídica del
proceso.

En consecuencia, notificada que sea válidamente la demanda ante un tribunal competente,


cualquier modificación de los hechos que permitieron su fijación no constituirán causas
sobrevinientes aptas para alterar o modificar la competencia de éste.

b.- En materia penal.

b.1.- En el antiguo sistema procesal penal.

En materia penal se han formulado dos tesis acerca del momento en que se produce la
radicación de la competencia:

a.- La radicación se produce a partir de la resolución instrúyase Sumario.

Esta primera tesis es la sostenida por don Mario Casarino V. y don José Quezada M.

Esta primera tesis considera que si la radicación presupone la competencia y, siendo en


materia criminal los cuatro elementos de orden público, lo propio sería que, cuando falte
alguno, el tribunal declarara su propia incompetencia y si ordena instruir sumario es que
tiene competencia para conocer y fallar el asunto.(Mario Casarino V.)

Esta tesis tendría apoyo en los artículos 102 del C.P.P. que establece que presentada una
querella ante el tribunal, "si el juez se cree incompetente lo declarará así; y el querellante
podrá ocurrir ante el tribunal a quien corresponda el conocimiento del negocio, sin
perjuicio de lo dispuesto en el artículo 47."

Por otra parte, el artículo 105 del C.P.P. en cuanto al inicio del Sumario por pesquisa
judicial, establece que "sin esperar denuncia, ni querella alguna, deberá el tribunal
competente instruir sumario de oficio, siempre que, por conocimiento personal, por avisos
confidenciales, por notoriedad o por cualquier medio, llegare a su noticia la perpetración de
un crimen o simple delito de acción penal pública."

De acuerdo con estos dos preceptos el examen de la competencia por parte del tribunal se
debe realizar desde el inicio del proceso penal y al momento de dictarse la resolución
instrúyase sumario.

b.- La radicación del asunto se produce a partir de la resolución auto de


procesamiento.

Las razones que existen para sostener esta tesis en materia penal son las siguientes:

211
a) De acuerdo con los arts.6 y 7 del C.P.P. todos los jueces letrados con competencia penal
y los demás jueces que tengan esta competencia, aunque sólo sea respecto de delitos
menores o contravenciones, están obligados a efectuar las primeras diligencias de
instrucción del Sumario con respecto a los delitos cometidos dentro de su jurisdicción, las
que pueden llegar hasta ordenar la detención de los inculpados.

En consecuencia, al legislador no le importa mayormente determinar la competencia antes


del nacimiento del sujeto pasivo con el auto de procesamiento, estableciendo una
competencia preventiva en relación con la práctica de las diligencias de investigación
atendiendo solo al territorio en que se cometió el delito.

Ello aparece ratificado al establecer el sujeto que puede alegar la incompetencia mediante
una excepción de previo y especial pronunciamiento en el Sumario criminal, al establecer
que corresponde en esta etapa deducirlas al procesado en el artículo 405 del C.P.P.

b) Para los efectos de determinar la radicación es menester que ella se verifique ante un
tribunal competente, para lo cual deben concurrir todos los elementos de la competencia
absoluta y relativa.

Sólo a partir del auto de procesamiento se encuentra determinado en el proceso penal el


hecho punible y existen presunciones fundadas acerca de la participación de un sujeto,
motivo por el cual se le somete a proceso respecto de una figura típica determinada. En
consecuencia, sólo a partir del auto de procesamiento se exige por el legislador penal una
certeza relativa acerca del delito y la participación, elementos indispensables de tener
presente para los efectos de poder determinar la competencia de acuerdo con las reglas de
la competencia absoluta y relativa.

De allí que el legislador penal, establece que sólo el auto de procesamiento debe ser
pronunciado por el tribunal competente, y que las medidas privativas o restrictivas de
libertad de menor gravedad a la prisión preventiva que genera el auto de procesamiento
(detención y arraigo) pueden ser decretadas por cualquier tribunal que ejerza jurisdicción
en materia penal conociendo de las primeras diligencias del sumario.

Jamás será posible entender que el conocimiento de un asunto se ha radicado ante un


tribunal, si éste no ha actuado para su conocimiento.

b.2.- En el nuevo sistema procesal penal.

En el nuevo sistema procesal penal, creemos que la radicación sólo puede producirse una
vez que se haya formalizado la investigación. Debemos entender, conforme al artículo 229
del N.C.P.P., que la formalización de la investigación es la comunicación que el fiscal
efectúa al imputado, en presencia del juez de garantía, de que desarrolla actualmente una
investigación en su contra respecto de uno o más delitos determinados.

212
El art. 230 del N.C.P.P. nos señala en cuanto a la oportunidad de la formalización de la
investigación, que el fiscal podrá formalizar la investigación cuando considerare oportuno
formalizar el procedimiento por medio de la intervención judicial.

Cuando el fiscal debiere requerir la intervención judicial para la práctica de determinadas


diligencias de investigación, la recepción anticipada de prueba o la resolución sobre
medidas cautelares, estará obligado a formalizar la investigación, a menos que lo hubiere
realizado previamente. Exceptúanse los casos expresamente señalados en la ley.

De acuerdo con lo anterior, resulta meridianamente claro que los efectos jurídicos y los
procesales de una investigación se deben generar sólo a partir de la formalización de la
investigación, siendo uno de ellos la radicación de la competencia ante el juez de garantía .

Al efecto, el artículo 233 del N.C.P.P. nos señala que la formalización de la investigación
producirá los siguientes efectos:

a) Suspenderá el curso de la prescripción de la acción penal en conformidad a lo dispuesto


en el artículo 96 del Código Penal.

Debemos hacer presente que la suspensión del curso de la prescripción siempre se ha


establecido como principio general por la intervención del tribunal para el conocimiento
efectivo de un determinado asunto, siendo claro que sólo cabría exigir la competencia del
tribunal a partir de ese momento.

b) Comenzará a correr el plazo previsto en el artículo 247.-

El plazo previsto en el artículo 247 es para el cierre de la investigación formalizada, esto es,
para impedir que se mantenga en forma indefinida un proceso penal en su fase de
investigación con un determinado imputado a quien se le puede estar afectando sus
garantías mas esenciales sin que exista una sentencia condenatoria ejecutoriada. y

c) El ministerio público perderá la facultad de archivar provisionalmente el procedimiento.

Este último efecto es lógico, dado que formalizada la investigación, el conferir esta facultad
al Ministerio Público importaría facultarlo para desconocer el mérito de una resolución
judicial, a la cual el Ministerio Público debe darle cumplimiento mientras ella se encuentre
vigente.

Debemos hacer presente que esta tesis se encuentra demás en clara concordancia con el
instructivo N° 4 del Fiscal Nacional del Ministerio Público, contenido en el oficio N° 113
de 20 de septiembre de 2.000, en el cual se nos señala que "existe una etapa preliminar de
investigación o no formalizada, en la cual el Fiscal procederá a evaluar las denuncias o las
querellas, decretará las primeras diligencias, ordenará diversas investigaciones a la Policía,
interrogará a testigos y a posibles futuros imputados, acompañará la documentación que sea
necesaria a su carpeta de investigación, etc.

213
"La investigación preliminar que no ha sido formalizada, no tiene plazo de duración y
podrá prolongarse por todo el tiempo que sea necesario, a menos que el Fiscal aprecie que
si no formaliza la investigación corre el riesgo de que la prescripción de la acción penal
extinga la responsabilidad penal por el delito cometido. En cambio si el Fiscal decide
formalizar la investigación, se suspenderá la prescripción de la acción penal conforme lo
establece el artículo 23 letra a) del nuevo Código.

"La plena intervención judicial y control del juez de garantía se produce cuando se ha
formalizado la investigación y luego cuando a este le corresponde presidir una serie de
audiencias garantizadoras de la investigación, autorizar actuaciones del Fiscal conforme al
art. 9 del nuevo Código, conocer y resolver los antecedentes de los acuerdos reparatorios,
suspensión condicional del procedimiento, la petición de juicio inmediato.

"En resumen, pueden existir investigaciones preliminares que nunca pasen a una etapa de
investigación formalizada y que sencillamente deberán ser archivadas en el tiempo por las
respectivas Fiscalías.

"En cambio, hay otras investigaciones que serán formalizadas y con ello se pasará a una
segunda fase de la investigación. Además la formalización en contra de un imputado es
necesaria para pretender posteriormente una acusación en su contra, luego que se cierre la
investigación. No es posible acusar a ninguna persona que no ha sido previamente
imputada en una formalización de cargos (art. 248 b).106

De lo expuesto, podemos apreciar que la investigación preliminar es una actuación de


carácter administrativo, y que mal cabría requerir que se determine a su respecto la
competencia que sólo es propia de la actividad jurisdiccional. La investigación requiere de
una intervención jurisdiccional sólo a partir de la formalización de la investigación, y en
consecuencia resulta lógico exigir en ese momento la existencia de la competencia del juez
de garantía y radicar en éste el conocimiento del asunto a partir de ese momento con el
grado de fijeza que determina esta regla general de la competencia.

D.-EXCEPCIONES A LA REGLA DE LA RADICACIÓN.

La radicación es una regla general de la competencia de carácter general y de rango legal.

Como toda norma de carácter general y de rango legal es posible que se contemple la
existencia de excepciones a su respecto, las que requieren de un texto legal expreso.

Las excepciones a la regla de la radicación consisten en que, no obstante encontrarse fijado


el tribunal competente para el conocimiento y resolución del asunto, por un hecho posterior
el proceso debe pasar al conocimiento de otro tribunal para su tramitación y fallo.

106
Ministerio Público. Fiscalía Nacional. Instrucciones Generales N°s 1 a 25. Septiembre – Noviembre 2.000.
Página 73 y sigtes. Mayo 2.001.

214
Es menester destacar que para que exista realmente la excepción a la regla de la radicación,
el cambio que debe producirse con posterioridad debe decir relación con el tribunal u
órgano jurisdiccional y no con la persona del juez.

De allí que la subrogación de un juez por otro no importa una excepción a la regla de la
radicación, puesto que el tribunal que debe resolver el asunto permanece inalterable y sólo
existe una sustitución de la persona física del juez que debe resolver el asunto.

Tradicionalmente se ha señalado que constituyen una excepción a la regla de la


radicación o fijeza las siguientes:

a.-El compromiso.

Por la suscripción de una convención de compromiso, pueden las partes del juicio sustraer
el conocimiento del asunto radicado ante el juez ordinario y entregárselo a la decisión de un
juez árbitro, siempre y cuando no se trate de materias de arbitraje prohibido.

b.-La acumulación de autos, tanto en materia civil y penal.

b.a)En materia civil. La acumulación de autos es un incidente especial que tiene como
finalidad evitar el pronunciamiento de sentencias contradictorias, manteniendo la
continencia o unidad de la causa.

Puede ocurrir que se tramiten dos o más procedimientos vinculados subjetiva y


objetivamente entre sí y que, de ser fallados separadamente, puedan obtenerse sentencias
diferentes y hasta contradictorias (Art.92 y ss. C.P.C.), donde una de ellas pueda oponerse
como excepción de cosa juzgada

Todas estas causas y expedientes van a ser conocidas y falladas por un solo juez, quien las
resolverá en una única sentencia. Por ello, todos los demás tribunales que válidamente
estaban conociendo de otros asuntos similares, objetiva y subjetivamente, deben dejar de
hacerlo para que todos los procesos se acumulen ante uno solo y ante un mismo tribunal.

El Art.96 C.P.C., se encarga de establecer el tribunal que deberá seguir conociendo de los
procesos una vez decretada la acumulación en forma operativa en los siguientes términos:
"Si los juicios están pendientes ante tribunales de igual jerarquía, el más moderno se
acumulará al más antiguo; pero en el caso contrario, la acumulación se hará sobre aquel que
esté sometido al tribunal superior".

b. b)En materia criminal. La acumulación de autos tiene un doble aspecto. Por una parte,
es una excepción clarísima a la regla de la radicación, ya que todo lo pendiente ante otro
tribunal se acumula ante el que establece la ley. Por otro lado, si se continúan cometiendo
delitos, el conocimiento de ellos se acumula ante el tribunal que ya estaba conociendo de
los demás hechos imputados al inculpado.

215
Esta regla se encuentra consagrada en el Art. 160, inc. 1° C.O.T.: "El culpable de diversos
delitos será juzgado por todos ellos en un solo proceso, para lo cual se acumularán las
causas iniciadas o por iniciarse en su contra; y las personas que en ella figuren como reos
quedarán sometidas a la jurisdicción del tribunal a quien corresponda conocer en los
procesos acumulados".

En el nuevo proceso penal, es procedente que se acumulen investigaciones formalizadas


ante diversos jueces de garantía ante uno sólo de ellos y pasen a conformar una sola
investigación conforme a lo previsto en el artículo 159 del C.O.T..- Establece dicho
precepto que "Si en ejercicio de las facultades que la ley procesal penal confiere al
Ministerio Público, éste decidiere investigar en forma conjunta hechos constitutivos de
delito en los cuales, de acuerdo al artículo 157 de este Código, correspondiere intervenir a
más de un juez de garantía, continuará conociendo de las gestiones relativas a dichos
procedimientos el juez de garantía del lugar de comisión del primero de los hechos
investigados.

En el evento previsto en el inciso anterior, el Ministerio Público comunicará su decisión en


cada uno de los procedimientos que se seguirán en forma conjunta, para lo cual solicitará
la citación a una audiencia judicial de todos los intervinientes en ellos.

El o los jueces de garantía inhibidos harán llegar copias de los registros que obraren en su
poder al juez de garantía al que correspondiere continuar conociendo de las gestiones a
que diere lugar el procedimiento.

Sin perjuicio de lo previsto en los incisos precedentes, si el Ministerio Público decidiere


posteriormente separar las investigaciones que llevare conjuntamente, continuarán
conociendo de las gestiones correspondientes los jueces de garantía competentes de
conformidad al artículo 157.

En dicho evento se procederá del modo señalado en los incisos segundo y tercero de este
artículo.

Al regularse la acumulación de investigaciones en dicho precepto, se deroga para el nuevo


sistema procesal penal el art. 160 del C.O.T.

B c)En materia comercial. La Ley de Quiebras establece la acumulación en su Art.70, inc.


1°, al disponer que "todos los juicios pendientes contra el fallido ante otros tribunales de
cualquiera jurisdicción y que puedan afectar sus bienes, se acumularán al juicio de la
quiebra. Los nuevos juicios que se entablen contra la masa se substanciarán también ante el
tribunal que conozca de la quiebra".

No obstante lo anterior, existen algunas materias en que el juicio debe comenzar o seguir
tramitándose ante el tribunal que actualmente conoce o debe conocer de ellos. Estos juicios,
que vienen a constituir una contraexcepción de la regla de la radicación, son:

1. los juicios posesorios;

216
2. los de desahucio;
3. los de terminación inmediata del arrendamiento;
4. los de que actualmente conociendo jueces árbitros, y
5. los que, según la ley, deban someterse a compromiso.

Del contexto del Art.70 de la Ley de Quiebras, se concluye que, aun cuando es realmente
una excepción a la regla de la radicación, la acumulación de que trata el precepto es del
todo distinta a la que contemplan los Códigos instrumentales, ya que se trata de una
"reunión" física de expedientes y no de una reunión jurídica de los mismos, destinada a la
obtención de una decisión única.

En efecto, el incidente de acumulación de autos tiene la finalidad de evitar, frente a


determinadas circunstancias, la existencia de sentencias o decisiones contradictorias, "para
mantener la continencia, o unidad de la causa". En otras palabras, "siempre que la sentencia
que haya de pronunciarse en un juicio deba producir la excepción de cosa juzgada en otro"
(Art.92. N° 3 C.P.C.).

Nada de esto ocurre en la quiebra. Los juicios que, como consecuencia de la quiebra, deben
reunirse en el juzgado en que se sigue el concurso, mantienen su individualidad de
sustanciación y, consiguientemente, su individualidad en la decisión. En un juicio puede
haber una sentencia favorable al demandado y en otro, una desfavorable.

La razón de esta acumulación física dice relación con las consecuencias que las diversas
decisiones produzcan respecto de la masa. En efecto, con una sentencia puede aumentar o
disminuir el número de acreedores o aumentar el número de bienes sujetos al concurso
(Sobre esta materia y, en general, respecto de la quiebra y del procedimiento concursal,
véanse Alvaro Puelma Accorsi, “Curso de Derecho de Quiebras", Editorial Jurídica de
Chile, 4a.ed., 1985, Págs. 66-68; y Juan Esteban Puga Vial, “Derecho Concursal. El Juicio
de Quiebras". Editorial Jurídica de Chile, la. Ed., 1989, Págs.361-367.)

c.- Las Visitas.

Se ha sostenido por algunos que también las Visitas constituirían una excepción a la regla
de la radicación.

En el caso de las llamadas Visitas Extraordinarias reglamentadas en los artículos 559 a 563
del C.O.T., el Ministro Visitador se constituye en un juzgado determinado con todas las
facultades de un juez de primera instancia y contra las resoluciones que dictare en los
procesos a que hubiere lugar en dichos casos, podrán deducirse los recursos legales como si
se dictaren por el juez visitado.

En este caso, no nos encontramos frente a una excepción a la regla de la radicación, puesto
que no existe una sustitución de un tribunal por otro, sino que la de persona física de un
juez (visitado) por la de otro (el visitador).

217
En todo caso, hacemos presente que en el nuevo sistema procesal penal sólo proceden las
visitas que permiten asumir al Visitador el conocimiento de una causa en materia civil, en
las causas que se rigen por el antiguo sistema procesal penal, y en el nuevo sistema
procesal penal sólo respecto de las causas penales militares. Art. 560 C.O.T.

4.REGLA DEL GRADO O JERARQUIA.

1.-CONCEPTO.-

Con esta regla se persigue la determinación, desde el inicio del procedimiento, de un


tribunal de segunda instancia que conozca del asunto en caso de impetrarse algún recurso
de apelación o el trámite de la consulta, cuando ella sea procedente. Una vez determinado
el tribunal de alzada, esta designación nunca podrá verse alterada.

Esta regla se encuentra establecida en el Art. 110 del C.O.T. en los siguientes términos:

"Una vez fijada con arreglo a la ley la competencia de un juez inferior para conocer
en primera instancia de un determinado asunto, queda igualmente fijada la del
tribunal superior que debe conocer del mismo asunto en segunda instancia".

Esta regla general de la competencia se vincula a dos conceptos que son fundamentales en
Derecho Procesal: la instancia y el recurso de apelación.

La instancia está constituida por cada uno de los grados de conocimiento y fallo que tiene
un tribunal para la decisión de un asunto, comprendiéndose el análisis tanto los hechos
como del derecho involucrado en él.

El recurso de apelación es el recurso ordinario por cuya interposición y concesión se otorga


competencia al tribunal superior respectivo, con el objeto que este último enmiende, con
arreglo a derecho, una resolución susceptible de ser apelada y que fue pronunciada por el
tribunal inferior.

La vinculación entre la instancia y la apelación da origen a la clasificación de la


competencia en única, primera y segunda instancia a la cual ya nos refiriéramos.

La regla del grado o jerarquía tiene por objeto determinar el tribunal de alzada que va a
conocer de la segunda instancia.

La regla del grado o jerarquía es de orden público e irrenunciable.

En consecuencia, nunca podrá haber prórroga de la competencia en segunda instancia, ya


que sólo podrá conocer del recurso de apelación el tribunal superior jerárquico de aquel que
dictó la resolución impugnada y que, además, concedió el recurso para ante su superior
(Art. 182 C.O.T.).

2.-ELEMENTOS PARA QUE OPERE LA REGLA DEL GRADO O JERAROUÍA.

218
Los elementos que deben concurrir para la aplicación del grado o jerarquía son los
siguientes:

a. - Que el asunto se encuentre legalmente radicado ante un juez de primera instancia; y

b.- Que sea procedente el recurso de apelación en contra de la resolución pronunciada por
el tribunal de primera instancia.

Concurriendo estos elementos queda determinado de pleno derecho el tribunal que debe
conocer en segunda instancia, que siempre será el superior jerárquico del de primera
instancia.

La aplicación de la regla del grado o jerarquía se fundamenta en la estructura jerárquica


piramidal de los tribunales.

De acuerdo con lo anterior, de la apelación de las resoluciones dictadas en primera


instancia por el juez de letras conoce la Corte de Apelaciones respectiva; y de la apelación
de las resoluciones pronunciadas en primera instancia por las Corte de Apelaciones conoce
la Corte Suprema.

En el nuevo sistema procesal penal, la regla del grado o jerarquía para determinar el
tribunal competente solo recibe aplicación respecto de los jueces de garantía respecto de las
resoluciones que ellos pronuncian y que son apelables (art. 370 NCPP), y no recibe
aplicación respecto de los jueces de tribunal oral en lo penal porque las resoluciones que
pronuncian no son apelables (art. 364 NCPP.) y respecto del trámite de la consulta, por
haber sido este suprimido.

Creemos que la regla del grado o jerarquía debería ser modificada en el sentido de
vincularla a los recursos en términos más amplios que limitada sólo a la apelación, porque
ella opera respecto de todos ellos por regla general para determinar el tribunal superior que
debe conocerlo, y porque además, la competencia en el recurso de apelación por parte del
tribunal de alzada se ha ido delimitando, al igual que respecto de los recursos
extraordinarios, al extenderse la competencia específica del superior jerárquico sólo a las
peticiones concretas que se hubieren formulado al interponerlo.

5.REGLA DE LA EXTENSION.

1.CONCEPTO.-

Esta regla general de la competencia es de una gran importancia, porque determina cuales
asuntos vinculados al asunto principal pueden llegar a ser de conocimiento del tribunal ante
el cual se tramita la causa.

La regla de la extensión se encuentra formulada en el Art. 111 C.O.T. en los siguientes


términos:

219
"El tribunal que es competente para conocer de un asunto lo es igualmente para
conocer de todas las incidencias que en él se promuevan.

Lo es también para conocer de las cuestiones que se susciten por vía de reconvención o
de compensación, aunque el conocimiento de estas cuestiones, atendida su cuantía,
hubiere de corresponder a un juez inferior si se entablaran por separado".

El Profesor y Ex- Decano de nuestra Facultad, don Mario Mosquera define esta regla de la
siguiente manera: "La regla general de la extensión consiste en que el tribunal que es
competente para conocer del asunto principal que se promueve ante él, es también
competente para conocer de todo aquello que se vincula al asunto principal y que lo
conduce a la decisión del conflicto".

Los romanos conocían de esta regla y la sentaron en el principio de que "el juez que es
competente para conocer de la acción lo es también para conocer de la excepción".

El tribunal es naturalmente competente para conocer del asunto principal, pero en cada caso
se generan situaciones que sería absurdo que no conociera, dada su vinculación con aquél.

No obstante lo anterior, el legislador procesal chileno no quiso correr riesgos y señaló


perentoriamente todo aquello vinculado al asunto principal que, en virtud de esta regla, el
tribunal puede llegar a conocer.

El objetivo de la regla de la extensión es proporcionar unidad al procedimiento,


permitiendo al juez avocarse al conocimiento de otros asuntos independientes o accesorios
que complementen o adicionen el planteamiento de la acción principal y sus excepciones".
(La Competencia. Juan Colombo C.)

La determinación de las materias a las cuales se extiende la competencia del tribunal para
su conocimiento y fallo tiene gran trascendencia, puesto que su infracción puede llegar a
configurar el vicio de ultrapetita que da lugar a la interposición del recurso de casación en
la forma en contra de la sentencia que se dicte para la resolución del asunto.(Art.768 del
C.P.C.)

Para un correcto análisis de la regla de la extensión es menester efectuar una distinción


entre lo que ocurre con ella en materia civil y penal.

2. REGLA DE LA EXTENSIÓN EN MATERIA CIVIL.

El Art. 111 del C.O.T., antes transcrito, señala cuáles son los asuntos de los cuales puede
conocer el tribunal en virtud de la regla de la extensión en materia civil: el asunto principal,
los incidentes, la reconvención y la compensación. Además, el tribunal de primera instancia
puede conocer de la ejecución de la sentencia por él pronunciada de acuerdo a lo previsto
en los arts. 113 y 114 del C. O.T.

220
a.- El asunto principal.

El asunto principal se encuentra configurado en materia civil básicamente por las


pretensiones que el demandante formula en el proceso, la que debe hacer valer en la parte
petitoria de su demanda (Art. 254 No5 del C.P.C.) y por las alegaciones, defensas y
excepciones que el demandado formula respecto de la pretensión hecha valer en su contra,
las que debe señalar en la contestación de la demanda. (Art. 309 del C.P.C.)

b.- Los incidentes.

Incidente es toda cuestión accesoria de un juicio que requiere pronunciamiento especial del
Tribunal (Art. 82 C.P.C.).

El Tribunal que es competente para conocer del asunto principal también lo es para conocer
de los incidentes que en el transcurso del procedimiento se promovieren.

Durante la tramitación del asunto principal pueden promoverse diversas cuestiones que no
dicen relación directa con él, pero que tienen una relación accesoria con él.

El legislador contempla la existencia de incidentes ordinarios, esto es, todas las cuestiones
accesorias que no tienen establecida una tramitación especial, a los cuales se les aplican las
reglas generales contempladas en los artículos 82 a 91 del C.P.C.- Sería el caso por
ejemplo, de la impugnación de un instrumento público presentado al proceso, de la
solicitud de una actuación que debe concederse con audiencia, de la oposición a la practica
de una actuación judicial decretada con citación, etc.

Además se contempla la existencia de incidentes especiales, esto es, cuestiones accesorias


respecto de las cuales se han establecido reglas especiales para su tramitación en el C.P.C.,
dentro de los cuales se encuentran la acumulación de autos (Arts. 92 a 100 ), las cuestiones
de competencia (Arts. 101 a 112), las implicancias y recusaciones (arts. 113 a 128), el
privilegio de pobreza (129 a 137), las costas (138 a 147), el desistimiento de la demanda
(148 a 151) y el abandono del procedimiento (152 a 157).-

c.- La reconvención.

La reconvención es la demanda formulada por el demandado en su escrito de contestación a


la demanda y que se inserta en el primitivo procedimiento o juicio en tramitación iniciado
por el demandante.

La reconvención sólo puede aplicarse en el juicio ordinario de mayor cuantía, salvo, claro
está, que la ley la haga aplicable en virtud de una regla especial a otros procedimientos.
Tales casos son:

1) El juicio de arrendamiento.-

221
Oportunamente veremos cuáles son los cuerpos legales que regulan la materia, cuya
aplicación depende de la fecha en que el contrato se celebró.

La ley N° 18.101, en actual vigencia, señala en su Art.9°, N° 4 que los juicios derivados del
contrato de arrendamiento se rigen y tramitan conforme a las reglas del juicio sumario, con
las modificaciones que indica, una de las cuales consiste, precisamente, en la posibilidad de
reconvenir: "4) La audiencia tendrá lugar con sólo la parte que asista y no se requerirá la
concurrencia del defensor público. En ella el demandado podrá reconvenir al actor y se
aplicarán las normas del Título VIII del Libro II del Código de Procedimiento Civil, en
cuanto fueren procedentes, de acuerdo con la naturaleza del procedimiento de que aquí se
trata. Del traslado de la reconvención tendrá el actor seis días para su contestación".

2) El juicio ordinario de menor cuantía.-

El Art. 698, N°1 C.P.C. expresa que “los juicios de más de 10 UTM y que no pasen de 500
UTM y que no tengan señalado en la ley un procedimiento especial, se someterán al
procedimiento ordinario de que trata el Libro II con las modificaciones siguientes:

1ª. Se omitirán los escritos de réplica y duplica.

Si se deduce reconvención, se dará traslado de ella al demandante por seis días, y con lo
que éste exponga o en su rebeldía, se recibirá la causa a prueba".
3) El juicio ordinario laboral.-

Consagrando una solución jurisprudencial, que hacía aplicable la reconvención al


procedimiento laboral del D.L. 3.648, la ley N° 18.510 se encargó de regularla
explícitamente en sus artículos 21, 22 y 23. En la actualidad, los artículos 440, 441 y 442
del Código del Trabajo mantienen la misma redacción y principio.

La reconvención podrá deducirse ante el tribunal que conoce del asunto principal cuando
este sea competente para conocer de la reconvención estimada como demanda y siempre
que la reconvención deba someterse en su tramitación al mismo procedimiento que se ha
aplicado para la tramitación de la demanda formulada por el demandante.

Para estimar la competencia del tribunal para conocer de la reconvención se considerará el


monto de ella independientemente al de la demanda de acuerdo a lo previsto en el art. 124
del C.O.T..-

No obstante, es posible deducir la reconvención ante el tribunal que conoce de la causa


principal aún cuando por su cuantía la reconvención deba ventilarse ante un juez inferior de
acuerdo a lo previsto en el inciso segundo del mencionado art. 124..-

La importancia de la reconvención y sus límites serán analizadas en forma detallada cuando


tratemos del juicio ordinario civil de mayor cuantía y la actitudes que el demandado puede
asumir frente a la demanda deducida en su contra.

222
d.- La compensación.

Por otra parte, la competencia del tribunal que conoce de un asunto se extiende al
conocimiento de la compensación que haga valer el demandado.

Desde la perspectiva sustancial civil, la compensación es un modo de extinguir las


obligaciones civiles. El Art. 1655 C.C. señala el efecto que produce la convención en
estudio: "Cuando dos personas son deudoras una de otra, se opera entre ellas una
compensación que extingue ambas deudas, del modo y en los casos que van a explicarse".

La doctrina sustancial civil, en general, está concorde en señalar, sobre la base de lo


dispuesto en los Arts.1655 y 1656 C.C., que la compensación es un modo de extinguir
obligaciones recíprocas existentes entre dos personas, hasta concurrencia de la de menor
valor.

Desde el punto de vista instrumental, la compensación es una excepción perentoria, es


decir, un medio de defensa que puede hacer valer el demandado y que ataca y enerva el
fondo de la acción deducida de manera definitiva (Art.303, N° 6 C.P.C., interpretado a
contrario sensu).

De este modo, para el Derecho Procesal, la compensación es una excepción que afecta el
fondo de la pretensión del actor por la cual el demandado persigue obtener la declaración
de la extinción del crédito invocado por el demandante hasta la concurrencia de su monto,
fundado en su calidad de acreedor recíproco.

No se trata de una demanda, como en la reconvención, sino que es una excepción que, al
oponerse, pasa a formar parte del conflicto al cual el tribunal debe avocar su conocimiento
y que, por tanto, debe ser resuelta en el fallo.

Después de la entrada en vigencia de la Ley N° 18.776, de 18 de enero de 1989, las reglas


referentes a la competencia en atención a la cuantía para hacer valer la reconvención y la
compensación, como manifestación de la regla de la extensión ha dejado de tener la
importancia que tenía, desde el momento que son jueces competentes para conocer en
primera instancia de un asunto civil común únicamente los jueces de letras, salvo en los
casos de fuero o en que recibe aplicación el elemento materia. Los jueces de subdelegación
y de distrito, y anteriormente los jueces de letras de menor cuantía, con cuya concurrencia
la regla en comento tenía verdadero interés, fueron eliminados de la geografía judicial
nacional, convirtiéndose tanto ellos como la aplicación general de esta regla en
reminiscencia histórica.

e.- Ejecución de la sentencia.

De acuerdo a lo previsto en los arts. 113 y 114 del C.O.T., que contemplan la regla general
de la competencia de la ejecución a la cual nos referiremos más adelante, la ejecución de
las resoluciones puede corresponder a los tribunales que las hubieren pronunciado en
primera o única instancia, sea con competencia exclusiva si se aplica el procedimiento

223
incidental para obtener el cumplimiento; o como uno de los tribunales con competencia
acumulativa o preventiva si se aplica el procedimiento ejecutivo para obtener el
cumplimiento.

Respecto de los juicios de alimentos, debemos tener presente que la regla de la extensión
tiene una aplicación mayor aún, dado que se prevé expresamente que será competente para
conocer de las demandas de aumento, rebaja o cese de la pensión alimenticia el mismo juez
que decretó la pensión..Art. 2° inc. 2° de la Ley Abandono de Familia y Pago de Pensiones
alimenticias, modificado por la Ley 19.741, publicada en el Diario Oficial de 24 de julio de
2001.

3.REGLA DE LA EXTENSION EN MATERIA PENAL.-

Algunos autores denominan esta materia 1a competencia civil del juez del crimen",
denominación que, a juicio de don Mario Mosquera, es equívoca no siendo sino la
aplicación de la regla en estudio en materia penal.

En efecto, el juez del crimen en virtud de la regla de la extensión no sólo puede llegar a
conocer de pretensiones de carácter civil, sino que también de diversas cuestiones de
carácter accesorio o complementarias a la cuestión penal.

En virtud de la regla de la extensión, el juez del crimen puede conocer:

a.- Del asunto principal.

En primer término, siempre va a conocer de la acción penal destinada a la averiguación de


todo hecho punible y a obtener la sanción del delito que resulte probado (Art. 10, inc. 1°
C.P.P.).

Durante la etapa de Sumario, el tribunal deberá investigar los hechos que constituyen la
infracción (hecho punible) y determinen las personas o personas responsables de ella y las
circunstancias que pueden influir en su calificación y penalidad. (Arts. 76, 108 y 109 del
C.P.P.).-

En el nuevo proceso penal, la investigación le corresponde dirigiría al Ministerio Público,


limitándose el juez de garantía a autorizar la realización de actuaciones que importen una
privación, perturbación o restricción a los derechos que la constitución asegura a las
personas. El juez de garantía puede de oficio o a petición de parte fijar un plazo para la
conclusión de la investigación, y a su termino le corresponde preparar el juicio oral.

En la etapa de Plenario, el asunto principal se configurará por la acusación de oficio o


autoacusatorio que debe formular el tribunal señalando en forma especifica el delito y el
grado de participación por el cual se acusa al acusado; por la adhesión a la acusación o
acusación particular que puede formular el querellante; y por la contestación a la acusación
del acusado.

224
En el nuevo proceso penal, la discusión, prueba y fallo se realiza en una audiencia pública,
en que rige la oralidad y la inmediación, configurándose el conflicto sobre el cual debe
recaer el fallo en la acusación y contestación de la acusación, cuyos hechos sustentantes
deben haber sido acreditados con la prueba rendida en el juicio oral.

b.- Los incidentes.

En segundo término, al igual que en el procedimiento civil, el juez del crimen conoce de los
incidentes que se promuevan dentro del juicio.

Lo mismo acontece con el juez de garantía durante la etapa de investigación que dirige el
Ministerio Público, y con el tribunal de juicio oral con las incidencias que se promuevan
durante el curso de éste.

c.- La acción civil.

Igualmente, corresponde conocer al juez del crimen de ciertas acciones civiles emanadas o
vinculadas con el delito cometido. Estas acciones (pretensiones) son:

c.a) La acción civil restitutoria, esto es, la destinada a obtener la restitución de la cosa que
ha sido objeto material del delito o su valor. El juez de letras o juez de garantía que conoce
del procedimiento penal es el único, exclusiva y excluyentemente competente para conocer
de la acción civil restitutoria (Arts.6° y 10, inc.2° C.P.P.; 59 y 189 N.C.P.P.; y 171 C.O.T.).

Respecto de la acción civil que persigue obtener el valor de la cosa objeto del delito,
cuando no puede recuperarse la especie o cuerpo cierto, al no existir norma expresa en el
C.O.T. ni en el C.P.P., serán indistintamente competentes para conocer de ella tanto el juez
civil como el juez del crimen, con la limitación en el nuevo proceso penal que esa acción
solo podrá ser conocida por el juez del crimen si ellas es ejercida por la víctima en contra
del imputado.(art. 59 inc. 2° NCPP).

c.b)La acción civil indemnizatoria, esto es, la que pretende la indemnización de los
perjuicios generales o especiales (Arts. 10 C.P.P.; 2314 C.C., y 24, 370 y 410 C.P.).

En esta situación nos encontramos frente a un caso de competencia preventiva o


acumulativa. En efecto, dos son los tribunales potencialmente competentes para conocer de
la indemnización de perjuicios, a elección del perjudicado: el juez del crimen que conoce
del delito y el juez civil que corresponda, de acuerdo a las reglas generales. Tan pronto
como uno de ellos prevenga en el conocimiento del asunto civil, cesa la competencia del
otro para conocer de él (arts.6°, inc.2° C.P.P y 167 C.P.C.).

En el nuevo proceso penal existe esta competencia acumulativa, sólo si la acción


indemnizatoria es ejercida por la víctima en contra del imputado.(art. 59 inc. 2° NCPP).

Si la acción civil pretende ser ejercida por personas distintas a la víctima, o si pretende ser
ejercida por la víctima pero en contra de personas distintas al imputado como son los

225
terceros civilmente responsables, ella sólo podrá ser ejercida ante el tribunal civil y no
dentro del proceso penal. (art. 59 inc. 3° NCPP y 171 inc. 3° del C.O.T. ).

Esta dualidad de tribunales importa para los efectos del procedimiento a utilizar, el que es
enteramente distinto en un caso y en otro. En efecto, si el perjudicado acude al juez civil
para exigir las indemnizaciones, el procedimiento que se utilizará será el ordinario de
mayor, menor o mínima cuantía, según sea el monto o cantidad solicitada.

En cambio, si se sigue la vía criminal, esto es, se solicita el pago de la indemnización de


perjuicios ante el juez del crimen que está conociendo del hecho que los ha originado
mediante la interposición de una demanda civil en el Plenario Criminal, el procedimiento a
utilizar respecto de la demanda civil deducida se inserta en el plenario criminal, cuya
tramitación es bastante breve. Lo mismo sucede con la demanda civil indemnizatoria, la
que deberá ser deducida en la oportunidad prevista en el articulo 261 (hasta quince días
antes de la audiencia de preparación del juicio oral) y será conocida, probados los hechos y
resuelta dentro del juicio oral conjuntamente con la acusación y defensa penal.

En el sumario, el sujeto activo de las indemnizaciones se denomina "actor civil”, pero este
nombre cambia al de "demandante civil” cuando el procedimiento pasa a la fase de plenario
y en él aquél ha deducido demanda civil, sea en forma independiente, como parte de la
acusación particular o como parte de la adhesión a la acusación.

La demanda civil puede ser deducida en el proceso penal no sólo contra el acusado, sino
que también respecto de los terceros civilmente responsables al pago de las
indemnizaciones que correspondan, en atención a que el autor del delito no es capaz (Art.
172 C.O.T.). Estos terceros responden por el hecho ajeno, hecho que se manifiesta a través
de un delito o cuasidelito civil (definidos genéricamente como hechos ilícitos que causan
daño).

Esta situación que no acontece en el nuevo proceso penal conforme a lo previsto en los
artículos art. 59 inc. 3° NCPP y 171 inc. 3° del C.O.T., por lo que se ha derogado el artículo
172 del C.O.T., debiendo en estos casos deducirse la acción civil sólo ante el juez civil que
fuere competente y conforme al procedimiento aplicable según las reglas generales.

c.c) La acción civil reparatoria, esto es, la que persigue la reparación de los efectos
patrimoniales que las conductas de los procesados por sí mismas hayan causado o que
puedan atribuírseles como consecuencias próximas o directas, de modo que el fundamento
de la respectiva acción civil obligue a juzgar las mismas conductas que constituyen el
hecho punible objeto del proceso penal.

En este caso, lo que se persigue es la reparación de un efecto patrimonial causado por la


comisión de un delito mediante la declaración de ineficacia de un acto civil en el cual se
cometió el delito. Así por ejemplo, sí mediante un engaño en la suscripción de un contrato
alguien llegó a ser considerado dueño de una cosa, será la nulidad del contrato el medio
para obtener su restitución física y jurídica.

226
d.- Las cuestiones prejudiciales civiles.

El Art. 173 C.O.T., en su inciso primero, señala que "si en el juicio criminal se suscita
cuestión sobre un hecho de carácter civil que sea uno de los elementos que la ley penal
estime para definir el delito que se persigue, o para agravar o disminuir la pena, o para no
estimar culpable al autor, el juez del crimen se pronunciará sobre tal hecho".

De acuerdo con ese precepto, podemos definir las cuestiones prejudiciales civiles como
todos aquellos hechos de carácter civil que el legislador penal ha considerado como uno de
los elementos para definir el delito, para agravar a disminuir la pena o para no considerar
culpable al autor."

La regla general es que corresponde al juez del crimen (o al juez de garantía en el


nuevo proceso penal) conocer de todas las cuestiones prejudiciales civiles que se hagan
valer.

Sin embargo, y no obstante la amplitud de esta regla general, existen ciertas cuestiones
prejudiciales civiles que por su naturaleza e importancia ellas no pueden ser conocidas por
el juez del crimen (o el juez de garantía en el nuevo proceso penal), sino que su
conocimiento corresponde en forma exclusiva a los jueces civiles o de tribunales especiales
de acuerdo a lo previsto en los arts. 173 incisos 2 y 3 y 174 del C.O.T.- Tales excepciones
son:

1) Las cuestiones sobre validez de matrimonio;

2) Las cuestiones sobre cuentas fiscales;

Esta cuestión prejudicial civil es conocida a través del juicio de cuentas por la Contraloría
General de la República.

3) Las cuestiones sobre estado civil cuya resolución deba servir de antecedente necesario
para el fallo de la acción penal persecutoria de los delitos de usurpación, ocultación o
supresión de estado civil (Art. 173, inc.3o. C.O.T.);

4) La última excepción está contemplada en el Art. 174 C.O.T, referente a los delitos que
versen sobre el dominio u otro derecho real constituidos sobre inmuebles, la que nos señala
al efecto: "Si contra la acción penal se opusieren excepciones de carácter civil
concernientes al dominio o a otro derecho real sobre inmuebles, podrá suspenderse el juicio
criminal, cuando dichas excepciones aparecieren revestidas de fundamento plausible y de
su aceptación, por la sentencia que sobre ellas recaiga, hubiere de desaparecer el delito."

La excepción del Art. 174 C.O.T., presupone:

a.- Que se trate de una excepción de carácter civil concerniente al dominio u otro derecho
real;

227
b.- Que recaiga sobre bienes inmuebles;

c.- Que aparezca revestida de fundamento plausible; y

d.- Que de aceptarse por la sentencia que sobre ella recaiga hubiere de desaparecer el
delito.

Esta excepción tiene una característica especial, puesto que mientras en las tres primeras el
asunto prejudicial civil necesariamente debe ser conocido por un juez distinto al criminal,
en ésta, dicho conocimiento es facultativo ("podrá") y circunstanciado (“fundamento
plausible").

Típica infracción criminal vinculada a los inmuebles es el delito de usurpación, sancionada


en sus distintas figuras por los Arts.457 a 462 del C. Penal.

El que la solicitud debe estar revestida de fundamento plausible significa que se debe
acompañar en el escrito en que se hace valer uno o varios antecedentes en los cuales se
pueda apreciar prima facie su procedencia, por ejemplo, copia de la inscripción del
usufructo o del título que sirve de antecedente a la inscripción de dominio,

Con estos cuatro elementos cumplidos, el juez del crimen entra a resolver si acoge o no la
petición formulada. He aquí la circunstancialidad y facultatividad que caracteriza a esta
excepción.

Planteada una cuestión prejudicial civil, si se estima ser ella procedente, el juicio criminal
se suspende por la dictación de un sobreseimiento temporal (Art.409, N°4 del C.P.P. y 252
letra c) del NCPP) y pasa a conocer de la cuestión planteada el juez civil que corresponda o
a Contraloría General de la República si se trata de un juicio de cuentas fiscales; o en caso
contrario, la tramitación penal continúa.

Estas cuestiones prejudiciales, cuando no son de conocimiento exclusivo de los jueces del
crimen sino que de los jueces civiles, suscitan diversos problemas:

a) ¿Qué ocurre con el procedimiento penal cuando se promueve una cuestión prejudicial
civil de competencia de un juez distinto del juez del crimen?.

El procedimiento penal se suspende. Ello que se materializa con el pronunciamiento por


parte del juez del crimen de la resolución denominada "sobreseimiento temporal”. En
efecto, el Art.409, N°4 C.P.P., señala que esta categoría de resolución se dictará "cuando
para el juzgamiento criminal se requiera la resolución previa de una cuestión civil de que
deba conocer otro tribunal; y entonces se observará lo prevenido en los artículos 4o. de este
Código y 173 del Código Orgánico de Tribunales". El principio se establece para el nuevo
sistema procesal penal en el artículo 252 letra c) del NCPP.

La paralización temporal del procedimiento penal se mantiene hasta tanto no se resuelva


por el juez competente la cuestión prejudicial civil promovida.

228
Sin perjuicio de ello, es menester tener presente conforme a lo previsto en el artículo 171
del NCPP. que "Siempre que para el juzgamiento criminal se requiriere la resolución previa
de una cuestión civil de que debiere conocer, conforme a la ley, un tribunal que no ejerciere
jurisdicción en lo penal, se suspenderá el procedimiento criminal hasta que dicha cuestión
se resolviere por sentencia firme.

"Esta suspensión no impedirá que se verifiquen actuaciones urgentes y estrictamente


necesarias para conferir protección a la víctima o a testigos o para establecer circunstancias
que comprobaren los hechos o la participación del imputado y que pudieren desaparecer.

"Cuando se tratare de un delito de acción penal pública, el ministerio público deberá


promover la iniciación de la causa civil previa e intervendrá en ella hasta su término,
instando por su pronta conclusión."

Resuelta la cuestión prejudicial por el juez civil o la Contraloría, deben ponerse en


conocimiento del juez del crimen o de garantía los antecedentes.

Si en virtud de ellos no desaparece el delito, debe reiniciarse el procedimiento penal.

Si en virtud de ellos desaparece el delito, deberá sobreseerse definitivamente la causa,


como ocurre por ejemplo en el delito de bigamia si el juez civil hubiere determinado que es
nulo el primer matrimonio.

b) ¿Qué legislación es aplicable en el conocimiento de las cuestiones prejudiciales civiles?.

La respuesta a esta interrogante la encontramos en el inciso final del Art. 173 C.O.T., según
el cual "en todo caso, la prueba y decisión de las cuestiones civiles que es llamado a juzgar
el tribunal que conoce de los juicios criminales, se sujetarán a las disposiciones del derecho
civil”.

6.REGLA DE LA PREVENCION O INEXCUSABILIDAD.

1.CONCEFITO

Esta regla se encuentra formulada en el Art. 112 del C.O.T. según la cual "siempre que
según la ley fueren competentes para conocer de un mismo asunto dos o más
tribunales, ninguno de ellos podrá excusarse del conocimiento bajo el pretexto de
haber otros tribunales que puedan conocer del mismo, asunto; pero el que haya
prevenido en el conocimiento excluye a los demás, los cuales cesan desde entonces de
ser competentes".

Este artículo no es más que una aplicación de uno de los fundamentos o bases del ejercicio
de la Jurisdicción consagrado en el inciso segundo del art.73 de la C.P.E y en el art.10,
inc.2° C.O.T., en cuya virtud, reclamada la intervención de los tribunales "en forma legal y

229
en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad ni aún por falta
de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión".

2.-ELEMENTOS QUE DEBEN CONCURRIR PARA LA APLICACIÓN DE LA


REGLA.

Para que opere la regla de la prevención o inexcusabilidad contemplada en el mencionado


art. 112 del C.O.T. es menester:

a.- Que de acuerdo con las reglas de la competencia existieren dos o más tribunales
potencialmente competentes para el conocimiento del asunto.

Esta situación es la que se presenta en todos los casos en que existe competencia
acumulativa o preventiva para el conocimiento de un asunto, es decir, cuando hay dos o
más tribunales que pueden potencialmente conocer de un mismo asunto como acontece por
ejemplo en las acciones inmuebles, la acción civil indemnizatoria de un delito, la ejecución
de las resoluciones judiciales cuando sea necesaria la iniciación de un nuevo juicio, etc.

b.- Que el demandante presente su demanda ante uno de ellos.

El demandante puede, en caso que existan dos o más tribunales potencialmente


competentes para conocer de un asunto, requerir la intervención de cualquiera de ellos para
conocer del asunto, sin que ninguno pueda excusarse de conocer del asunto bajo pretexto
de existir otros tribunales competentes para ello.

Este es el aspecto de la regla que le otorga la denominación de inexcusabilidad.

c.- Que uno de los tribunales prevenga en el conocimiento del asunto, instante a partir del
cual cesa la competencia de los otros tribunales que hubieren sido potencialmente
competentes.

En este aspecto, se contempla la denominación de esta regla como "de la prevención",


puesto que apenas comience a conocer uno de los tribunales competentes (prevenga en el
conocimiento), se produce automáticamente la extinción de la potencial competencia del o
de los otros tribunales. Se habla del tribunal que "previno" como aquel que conoce primero.

Este efecto esta expresamente contemplado respecto de la competencia acumulativa que se


contempla en el nuevo sistema procesal respecto de la acción civil indemnizatoria ejercida
por la víctima en contra del imputado en el inciso segundo del artículo 59 del N.C.P..-
Prescribe al efecto ese precepto que "Asimismo, durante la tramitación del procedimiento
penal la víctima podrá deducir respecto del imputado, con arreglo a las prescripciones de
este Código, todas las restantes acciones que tuvieren por objeto perseguir las
responsabilidades civiles derivadas del hecho punible. La víctima podrá también ejercer
esas acciones civiles ante el tribunal civil correspondiente. Con todo, admitida a
tramitación la demanda civil en el procedimiento penal, no se podrá deducir nuevamente
ante un tribunal civil”.

230
Finalmente, respecto de los juicio de alimentos se contempla un caso de competencia
preventiva al establecerse que son competentes para conocer de la demanda de alimentos el
juez de letras en lo civil del domicilio del alimentante o del alimentario a elección de este
último. Art. 1° Ley Abandono de Familia y Pago de Pensiones alimenticias y 147 del
C.O.T., modificados por la Ley 19.741, publicada en el Diario Oficial de 24 de julio de
2001.

En el caso que la demanda de alimentos sea de competencia del juez de menores, porque
los alimentos se deban a menores, al cónyuge del alimentante cuando éste los solicitare
conjuntamente con sus hijos menores, o a parientes mayores y menores de edad que los
reclamaren conjuntamente, se mantiene el principio de la competencia acumulativa dado
que conocerá de la demanda el juez de letras de menores del domicilio del alimentante o
del alimentario a elección de este último. Art. 2° Ley Abandono de Familia y Pago de
Pensiones alimenticias, modificado por la Ley 19.741, publicada en el Diario Oficial de 24
de julio de 2001.

7.REGLA DE LA EJECUCION.

1.-CONCEPTO.-

Señala el Art. 113, inc.1° C.O.T. que “la ejecución de las resoluciones corresponde a los
tribunales que las hubieren pronunciado en primera o en única instancia".

Esta regla hace radicar el cumplimiento de las resoluciones en los tribunales que las
pronuncian en primera o en única instancia.

Este principio de carácter general reconoce tres excepciones:

1°.- En el nuevo sistema procesal penal, la ejecución de la sentencia definitiva penal y


de las medidas de seguridad establecidas en la sentencia pronunciada por el tribunal
de juicio oral no debe ser ejecutada ante él, sino que ante el juzgado de garantía que
hubiere intervenido en el respectivo procedimiento penal.

En el nuevo sistema procesal penal, la ejecución de las sentencias penales y de las medidas
de seguridad previstas en la ley procesal penal será de competencia del juzgado de garantía
que hubiere intervenido en el respectivo procedimiento penal. (art. 113 inc. 2° del C.O.T.).

Nos encontraremos realmente frente a una excepción de la regla general cuando se hubiere
resuelto el conflicto penal en el juicio oral, puesto que en tal caso, no obstante que la
sentencia definitiva es pronunciada por el tribunal de juicio oral en lo penal, la ejecución de
la sentencia le corresponderá al juzgado de garantía.

Sin embargo, si la sentencia ha sido pronunciada por el juez de garantía en el


procedimiento abreviado o simplificado no nos encontraremos en tal caso frente a una
excepción de la regla general, sino que más bien ante una aplicación de ella.

231
El artículo 466 del NCPP establece que " durante la ejecución de la pena o de la medida de
seguridad, sólo podrán intervenir ante el competente juez de garantía el ministerio
público, el imputado y su defensor.

El condenado o el curador, en su caso, podrán ejercer durante la ejecución de la pena o


medida de seguridad todos los derechos y facultades que la normativa penal y penitenciaria
les otorgare".

El referido precepto ratifica la competencia del juez de garantía para conocer de la


ejecución de la pena o de la medida de seguridad, pero además excluye de esta parte del
procedimiento a los demás intervinientes en el proceso penal, como son el querellante, la
víctima y sus respectivos defensores.

2°.- En el nuevo sistema procesal penal, la ejecución de la parte civil de la sentencia


definitiva dictada dentro del proceso penal no debe ser ejecutada ante los tribunales
penales, sino que ante el juzgado de letras civil que fuere competente conforme a las
reglas generales.
De conformidad a lo previsto en el artículo 349 del NCPP, tanto en caso de absolución
como en el de condena deberá el tribunal pronunciarse acerca de la demanda civil
válidamente interpuesta."

Por otra parte, el inciso final del artículo 172 del C.O.T. haciendo una clara excepción a la
regla general de la ejecución, nos señala que será competente para conocer de la ejecución
de la decisión civil de las sentencias definitivas dictadas por los jueces con competencia
penal, el tribunal civil que fuere competente conforme a las reglas generales.

En consecuencia, si se hubiere pronunciado una sentencia definitiva penal, acogiéndose la


demanda civil deducida por la víctima en contra del imputado, único caso en que ello es
posible ante los tribunales del crimen en el nuevo sistema procesal penal, la ejecución de la
sentencia civil no deberá seguirse ante ellos, sino que ante el tribunal civil que fuere
competente conforme a las reglas generales.

El procedimiento que deberá aplicarse para obtener la ejecución de la sentencia civil se nos
señala en el artículo 472 del NCPP señalándonos que "en el cumplimiento de la decisión
civil de la sentencia, regirán las disposiciones sobre ejecución de las resoluciones judiciales
que establece el Código de Procedimiento Civil."

Ello implica que el único procedimiento que cabrá aplicar para la ejecución de esa
sentencia que contempla prestaciones civiles será el juicio ejecutivo, dado que no cabe
aplicar el procedimiento incidental que sólo es procedente cuando la ejecución se solicita
ante el tribunal que conoció del proceso en única o primera instancia. Debemos acordar que
conforme al artículo 233 del C.P.C. el procedimiento incidental sólo es aplicable "cuando
se solicite la ejecución de una sentencia ante el tribunal que la dictó dentro del plazo de
un año contado desde que la ejecución se hizo exigible, si la ley no ha dispuesto otra forma

232
especial de cumplirla, se ordenará su cumplimiento con citación de la persona en contra de
quien se pide.".

3.- Los tribunales que conozcan de los recursos de apelación, casación o revisión,
ejecutarán los fallos que dictaren para la sustanciación de dichos recursos.

Es obvio que los tribunales que conocen de los recursos están investidos de la facultad de
ejecutar las resoluciones que pronuncien durante su tramitación. Al efecto, el inciso 2° del
Art. 113 C.O.T. señala que "De igual manera, los tribunales que conozcan de la revisión de
las sentencias firmes o de los recursos de apelación, casación o de nulidad contra
sentencias definitivas penales, ejecutarán los fallos que dicten para su sustanciación.
Podrán también decretar el pago de las costas adeudadas a los funcionarios que
hubieren intervenido en su tramitación, reservando el de las demás costas para que
sea decretado por el tribunal de primera instancia".

Si bien la regla del Art. 113 C.O.T., es plenamente aplicable en lo relativo al cumplimiento
de los autos y decretos, no lo es respecto de otras resoluciones.

En efecto, tratándose de las sentencias definitivas o interlocutorias, se puede solicitar su


cumplimiento o ejecución conforme al procedimiento incidental dentro del año siguiente
a la fecha en que se haga exigible la obligación sólo ante el tribunal que la dictó en única
y primera instancia, aplicándose las normas contempladas en los Arts.231 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil.

Pero si para perseguir el cumplimiento o ejecución de la sentencia definitiva se quiere


iniciar un nuevo juicio para obtener su cumplimiento, el procedimiento que deberá
aplicarse será el juicio ejecutivo contemplado en los artículos 434 y siguientes del C.P.C..
En tal caso nos encontramos ante una competencia acumulativa o preventiva, puesto que
se podrá requerir su cumplimiento a través de este procedimiento ante el tribunal que dictó
la resolución en única o primera instancia o ante el tribunal que fuere competente conforme
a las reglas generales. Esta situación es la que se contempla en el art. 114 del C.O.T. al
señalamos que "siempre que la ejecución de una sentencia definitiva hiciere necesaria
la iniciación de un nuevo juicio, podrá éste deducirse ante el tribunal que menciona el
inciso primero del articulo precedente o ante el que sea competente en conformidad a
los principios generales establecidos por la ley, a elección de la parte que hubiere
obtenido en el pleito".

Este artículo 114 C.O.T. es otro ejemplo, quizás uno de los más claros y manifiestos, de
competencia acumulativa o preventiva que consagran nuestros textos positivos cuando se
inicia un nuevo juicio para solicitar la ejecución de la sentencia. En cambio, cuando se
solicita el cumplimiento de la sentencia a través del procedimiento incidental, es un caso de
competencia privativa o exclusiva, puesto que su conocimiento sólo corresponde al tribunal
que la pronunció en única o primera instancia.

Debemos recordar que, de acuerdo a lo previsto en los dos últimos incisos del art.73 de la
C.P.E., "para hacer ejecutar sus resoluciones y practicar o hacer practicar los actos de

233
instrucción que determine la ley, los tribunales ordinarios y los especiales que
integran el Poder Judicial, podrán impartir órdenes directas a la fuerza pública o
ejercer los medios de acción conducentes de que dispusieran. Los demás tribunales lo
harán en la forma que determine la ley.

La autoridad requerida deberá cumplir sin más trámite el mandato judicial y no


podrá calificar su fundamento u oportunidad, ni la justicia o legalidad de la decisión
que se trata de ejecutar."

Esta facultad de imperio que poseen los tribunales para hacer efectivo el cumplimiento por
la fuerza de sus resoluciones aparece reiterado con rango legal en el artículo 11 del C.O.T.-

Finalmente, el artículo 240 del C.P.C. establece que "cumplida una resolución, el tribunal
tendrá facultad para decretar las medidas tendientes a dejar sin efecto todo lo que se haga
en contravención a lo ejecutado.

"El que quebrantar lo ordenado cumplir será sancionado con reclusión menor en su grado
medio a máximo".

TITULO III. LAS REGLAS ESPECIALES DE LA COMPETENCIA

1.-GENERALIDADES.

Determinado que un asunto debe ser conocido por un tribunal ordinario, es menester
determinar cual de ellos dentro de la escala jerárquica es el competente para conocer de él.

Una de las clasificaciones de la competencia que analizamos era la de la competencia


absoluta y relativa.

Las reglas de la competencia absoluta son las que determinan la jerarquía del tribunal
ordinario que será competente para el conocimiento de un asunto.

Las reglas de la competencia relativa son las que determinan cual tribunal ordinario dentro
de una determinada jerarquía es el competente para conocer de un asunto.

Del estudio particular de estas reglas de la competencia absoluta y relativa nos haremos
cargo a continuación.

SECCION 1ª: REGLAS DE LA COMPETENCIA ABSOLUTA.

1.-CONCEPTO.

Las reglas de la competencia absoluta son aquellas que determinan la jerarquía del
tribunal que es competente para conocer de un asunto determinado.

Ellas se encuentran establecidas en los artículos 115 a 133 del C.O.T.-

234
2.-CARACTERISTICAS.

Las reglas de la competencia absoluta presentan las siguientes características:

a.- Son de orden público.

Las reglas de la competencia absoluta son de orden público por cuanto dicen relación con
la organización y funcionamiento de nuestros tribunales.

b.- Son irrenunciables.

Esta característica de las reglas de la competencia absoluta no es más que una consecuencia
de su carácter de orden público, no pudiendo ellas ser modificadas por la voluntad expresa
o tácita de las partes.

c.- No procede la prórroga de la competencia.

d.- Puede y debe ser declarada de oficio la incompetencia del tribunal.

e.- No existe plazo para que las partes aleguen la nulidad del procedimiento por
incompetencia absoluta del tribunal.

3.ELEMENTOS DE LA COMPETENCIA ABSOLUTA.

Los tres elementos de la competencia absoluta en nuestra legislación, que determinan la


jerarquía del tribunal que conocerá de un determinado asunto, son las siguientes:

A. La Cuantía;
B. La Materia, y
C. El Fuero o Persona.

En la actualidad, podríamos agregar como otro elemento de la competencia absoluta en


materia penal el factor tiempo.

Como sabemos se ha contemplado una entrada gradual de vigencia para el nuevo sistema
procesal penal, el cual determina cual es el tribunal competente para conocer de un
determinado asunto.

En efecto, conforme a lo previsto en el artículo 4° transitorio de la Ley Orgánica


Constitucional del Ministerio Público y en el artículo 484 del Código Procesal Penal,
respecto de todos los delitos cometidos con anterioridad a la fecha de entrada en vigencia
en la respectiva Región serán competentes los tribunales que correspondan por la
aplicación de las normas de competencia vigentes a esa fecha y se aplicará el
procedimiento que corresponda contemplado en el Código de Procedimiento Penal o en
leyes especiales. En este caso, la investigación no es dirigida por el Ministerio Público y

235
son claramente incompetentes para conocer de él tanto el juez de garantía como el tribunal
de juicio oral en lo penal.

En cambio, si el delito se hubiere cometido con posterioridad a la entrada en vigencia del


Código Procesal Penal, la investigación deberá ser dirigida por el Ministerio Público con la
participación del juez de garantía que se prevé en la ley, y se aplicará el procedimiento que
fuere pertinente de los contemplados en el Nuevo Código Procesal Penal para el desarrollo
del proceso penal.

Sin embargo, debemos hacer presente que el factor tiempo no tiene injerencia alguna
respecto de los delitos de competencia de los tribunales militares, en atención a que la
reforma procesal penal no es aplicable respecto de ellos conforme a lo prescrito en el inciso
final del artículo 80 A de la Constitución Política.

4. LA CUANTIA.

4.A. GENERALIDADES.-

Este elemento o factor de la competencia absoluta, que ya había perdido importancia con la
supresión de los juzgados de letras de menor cuantía, tanto en el campo civil cuanto en el
penal, por lo que hoy como regla de competencia prácticamente no tiene ningún interés,
atendido el hecho de la eliminación por la dictación de la Ley N° 18.776 de 1989 de los
jueces de distrito y de los de subdelegación.

Con todo, si bien en la actualidad la importancia de este elemento ha disminuido en lo que


respecta a la determinación de la competencia, no la ha perdido para los efectos de
determinar el procedimiento aplicable.- La cuantía como regla de admisibilidad para la
procedencia de determinados recursos se mantiene en lo que dice relación con la
procedencia de algunos recursos, como el de apelación en materia civil y el de revisión en
materia penal, pero ya no se aplica respecto del recurso de casación en el fondo a partir de
la modificación introducida al artículo 767 del C.P.C. por la ley 19.374.

4.B. CONCEPTO.

El Art. 115 del C.O.T. especifica qué se entiende por cuantía en materia civil y penal.
Señala el precepto que "en los asuntos civiles la cuantía de la materia se determina por el
valor de la cosa disputada.

En los asuntos criminales se determina por la pena que el delito lleva consigo".

4.C. REGLAS PARA DETERMINAR LA CUANTÍA EN LOS ASUNTOS PENALES.

“Para determinar la gravedad o levedad en materia criminal, se estará a lo dispuesto en el


Código Penal" (Art. 132 C.O.T.).

236
Según el Código Penal los delitos, en cuanto a su gravedad, se clasifican en faltas, simples
delitos y en crímenes. Esta clasificación se determina por la pena que el hecho ilícito lleva
consigo.

Respecto de los crímenes conoce el juez de letras en lo criminal o un tribunal unipersonal


de excepción.

De los simples delitos, por regla general, conoce el juez de letras.

De las faltas, por regla general, conocen los jueces de policía local siempre que sea
abogado. Por excepción, los jueces del crimen de Santiago deben conocer de las faltas
sancionadas en los artículos 494, Nos.5, 7, 12, 16, 19, 20 y 2 1; 495, Nos.3, 15, 21 y 22;
494, Nos. 1, 8, 18, 31 y 33; y 497 del Código Penal, que se cometan dentro de las comunas
de Santiago, Quinta Normal, Ñuñoa, Providencia, Las Condes y La Reina (Art.45, N° 2,
letra e, inc.2° C.O.T.).

En el nuevo proceso penal, la cuantía del asunto determina el tribunal competente y el


procedimiento aplicable.

b.1. FALTAS.

De las faltas conocen los juzgados de garantía a través de los siguientes procedimientos:

a.- Procedimiento monitorio.

Este procedimiento es aplicable sólo tratándose de las faltas que debieren sancionarse sólo
con pena de multa. Art. 392 NCPP

b.- Procedimiento simplificado.

Este procedimiento es aplicable respecto de todas las faltas con excepción de las que
debieren sancionarse sólo con pena de multas Art. 388 NCPP, y también respecto de las
faltas que debieren sancionarse sólo con pena de multa, se hubiere reclamado de ella por el
imputado dentro del plazo legal. Art. 392 inc. final NCPP.

b.2. CRIMENES Y SIMPLES DELITOS.

Los crímenes y simples delitos para los efectos de determinar la forma en que puede ser
deducida la acción y el procedimiento aplicable, se clasifican en el nuevo proceso penal en
crímenes o simples delitos de acción penal pública, de acción penal privada y de acción
penal pública previa instancia particular.

Los crímenes o simples delitos de acción penal privada son aquellos en que la acción
penal sólo puede ejercitarse por la víctima (Art. 55 NCPP) y sólo mediante la interposición
de una querella (Art. 400 del NCPP).- El procedimiento que debe aplicarse para la
tramitación de los crímenes o simples delitos de acción penal privada es el procedimiento

237
de acción penal privada, contemplado en el Título II del Libro IV De los Procedimientos
Especiales y Ejecución del Código Procesal Penal.

Los crímenes o simples delitos de acción penal pública son aquellos en que la acción
penal debe ser ejercida de oficio por el Ministerio Público y además por las personas que
determine la ley. (Art. 53 C.P.P.) La investigación puede iniciarse de oficio por el
Ministerio Público, por denuncia o por querella. (art. 172 NCPP).

El tribunal competente y el procedimiento que debe aplicarse para la tramitación de los


crímenes o simples delitos de acción penal pública es:

a.- El procedimiento abreviado. (art. 406 NCPP)

Del procedimiento abreviado conoce el juez de garantía y se aplica si concurren los


siguientes requisitos copulativos:

a.1. Se trate de crímenes o simples delitos respecto de los cuales el fiscal no requiriere la
imposición de una pena de muerte o privativa de libertad superior a cinco años de presidio
o reclusión menores en su grado máximo

a.2. El imputado, en conocimiento de los hechos de la acusación y de los antecedentes de la


investigación que la fundaren, debe haber aceptado los hechos y manifestado su
conformidad con la aplicación de este procedimiento.

b.- El procedimiento simplificado. (art. 388 NCPP).

Del procedimiento simplificado conoce el juez de garantía y se aplica respecto de los


simples delitos respecto de los cuales el Ministerio Público requiriere la imposición de una
pena que no excediere de presidio o reclusión menores en su grado mínimo y no recibiere
aplicación el procedimiento abreviado.

c.- El juicio oral.- (arts. 281 y sgtes).

Del juicio oral conoce el tribunal oral en lo penal, luego de concluida la investigación, y
constituye el procedimiento ordinario en el nuevo sistema procesal penal, contemplándose
en el Título III del Libro II del Código Procesal Penal.

Al igual que en el procedimiento civil, el legislador penal regula en el Titulo III del Libro II
del NCPP el Juicio Oral, el que debe aplicarse para la solución de todos los conflictos en
caso que no se haya establecido un procedimiento especial.

El Juicio Oral se caracteriza por ser de aplicación general y por tener el carácter de
supletorio respecto de los otros procedimientos penales, al tenerse que aplicar sus
disposiciones a todos las gestiones, trámites y actuaciones de los otros procedimientos que
no estén sometidos a una norma especial.- (A titulo ejemplar, véase arts. 389, 405 y 415 del
NCPP).

238
Los crímenes o simples delitos de acción penal pública previa instancia particular son
aquellos en que no puede procederse de oficio sin que, a lo menos, el ofendido por el delito
o las demás personas previstas en la ley hubiere denunciado el hecho a la justicia, al
ministerio público o a la policía. (Art. 55 NCPP). La investigación por el Ministerio
Público sólo puede iniciarse por la interposición de una querella o de una denuncia
presentada por dichas personas; pero una vez deducidas, la acción y el procedimiento
aplicable se rige por las normas de la acción penal pública.

4.D. REGLAS PARA DETERMINAR LA CUANTÍA EN LOS ASUNTOS CIVILES.

Sin lugar a dudas, era en materia civil en donde mayor aplicación tenía la regla de la
cuantía en sede de competencia. En la actualidad, como se ha venido diciendo, no la tiene y
nuestro estudio posterior únicamente influirá para los efectos de determinar si el tribunal
conocerá en única o en primera instancia, la procedencia de algunos recursos y la
naturaleza del procedimiento aplicable. La competencia en función de la cuantía está
entregada exclusivamente a los jueces de letras.

Ahora bien, en éstos últimos tribunales la cuantía sólo importa para fijar si el tribunal será
competente para resolver el asunto en única o primera instancia (Art. 45, Nos. 1 y 2
C.O.T.). En efecto, si el asunto es de una cuantía inferior a 10 U.T.M., conocerá en única
instancia. Si es superior a 10 U.T.M., en primera instancia.

Las reglas que se establecen para determinar la cuantía son las siguientes:

En primer lugar, para estudiar la cuantía en materia civil, es menester distinguir entre
aquellos asuntos susceptibles de apreciación pecuniaria y aquellos que no lo son.

4.E. DETERMINACIÓN DE LA CUANTÍA EN ASUNTOS NO SUSCEPTIBLES DE


APRECIACIÓN PECUNIARIA.

Estos asuntos, por su importancia, siempre han estado entregados al conocimiento del juez
de letras. En efecto, los Arts. 130 y 131 C.O.T, por vía meramente ejemplar, señalan qué
asuntos no son susceptibles de apreciación pecuniaria.

Señala el primero de los preceptos citados que "para el efecto de determinar la competencia
se reputarán de mayor cuantía los negocios que versen sobre materias que no estén sujetas a
una determinada apreciación pecuniaria. Tales son, por ejemplo:

1° Las cuestiones relativas al estado civil de las personas;

2° Las relativas a la separación de bienes entre marido y mujer, o a la crianza y cuidado de


los hijos;

239
3° Las que versen sobre validez o nulidad de disposiciones testamentarias, sobre petición
de herencia, o sobre apertura o protocolización de un testamento y demás relacionadas con
la apertura de la sucesión, y

4° Las relativas al nombramiento de tutores y curadores, a la administración de estos


funcionarios, a su responsabilidad, a sus excusas y a su remoción".
Prescribe el Art. 131 C.O.T. que "se reputarán también, en todo caso, como materias de
mayor cuantía, para el efecto de determinar la competencia del juez, las que en seguida se
indican:

1° El derecho al goce de los créditos de un capital acensuado, y

2° Todas las cuestiones relativas a quiebras y a convenios entre el deudor y los acreedores"
(Art. 143 C.O.T.).

En general, se puede afirmar que los asuntos reputados como de mayor cuantía son
materias vinculadas al Derecho de Familia y a cuestiones en que las sumas de dinero
involucradas no se pueden cuantificar con facilidad.

4.FREGLAS PARA DETERMINAR LA CUANTÍA EN ASUNTOS SUSCEPTIBLES


DE APRECIACIÓN PECUNIARIA.

A este tipo de asuntos se refieren los Arts. 116 y siguientes C.O.T., preceptos que
establecen reglas generales para determinar la cuantía del juicio.

En primer término, comienza el legislador por distinguir si el demandante acompaña o no


documentos en que apoye su pretensión.

Si el demandante acompaña esos documentos se aplica el Art. 116, precepto que señala
que si "en ellos apareciere determinado el valor de la cosa disputada, se estará para
determinar la competencia a lo que conste de dichos documentos".

Para determinar la cuantía de las obligaciones en moneda extranjera, podrá acompañar el


actor, al tiempo de presentar la demanda, un certificado expedido por un banco, que
exprese en moneda nacional la equivalencia de la moneda extranjera demandada. Dicho
certificado no podrá ser anterior en más de 10 días (Art.21 Ley N° 18.010) a la fecha de
presentación de la demanda.

Si el demandante no acompaña documentos que sirvan de apoyo a su pretensión es


menester efectuar una nueva distinción según si la acción o pretensión emana de un
derecho real o de un derecho personal.

a) Acción personal.-

Señala el Art. 117 C.O.T. que "si el demandante no acompañare documentos o si de ellos
no apareciere esclarecido el valor de la cosa, y la acción entablada fuere personal, se

240
determinará la cuantía de la materia por la apreciación que el demandante hiciere en su
demanda verbal o escrita".

b) Acción real.-

Si la acción (pretensión) es real, entran a jugar una serie de reglas para determinar la
cuantía:

1. Señala el Art. 118, inc. 1° C.O.T. que "si la acción entablada fuere real y el valor de la
cosa no apareciere determinado del modo que se indica en el artículo 116, se estará a la
apreciación que las partes hicieren de común acuerdo".

En el inciso segundo se establece una presunción de derecho de que existe acuerdo entre las
partes, presunción que constituye una verdadera "prórroga de la competencia absoluta" en
función de la cuantía. Esta "prórroga" se produce cuando las partes efectúan cualquiera
gestión que no sea reclamar de la incompetencia por concepto de la cuantía.

Señala el inciso citado que "por el simple hecho de haber comparecido ante el juez para
cualquier diligencia o trámite del juicio todas las partes juntas o cada una de ellas
separadamente, sin que ninguna haya entablado reclamo por incompetencia nacida del
valor de la cosa disputada, se presume de derecho el acuerdo de que habla el inciso anterior
y se establece la competencia del juez para seguir conociendo del litigio que ante él se
hubiere entablado".

2. Si no existe acuerdo entre las partes, el juez debe determinar la cuantía por medio de la
evaluación efectuada por peritos.

El Art. 119 C.O.T. señala que "si el valor de la cosa demandada por acción real no fuere
determinado del modo que se indica en el artículo anterior, el juez ante quien se hubiere
entablado la demanda nombrará un perito para que evalúe la cosa y se reputará por
verdadero valor de ella, para el efecto de determinar la cuantía del juicio, el que dicho
perito fijare".

El informe del perito es obligatorio en cuanto a sus conclusiones, tanto para el juez como
para las partes. Esta circunstancia diferencia el peritaje en estudio del informe de peritos
-medio de prueba, ya que este último es apreciado por el juez conforme a las reglas de la
sana crítica (art. 425 del C.P.C.). Además, para los efectos de determinar la cuantía
corresponde al juez la designación del perito; en cambio, tratándose del informe pericial
como medio de prueba, corresponde a las partes designar los peritos, y sólo ante el
desacuerdo de las partes, debe el tribunal efectuarla designación. (Art. 414 del C.P.C.)

Finalmente, previene el Art. 120 C.O.T. que "cualquiera de las partes puede, en los casos
en que el valor de la cosa disputada no aparezca esclarecido por los medios indicados en
este Código, hacer las gestiones convenientes para que dicho valor sea fijado antes de que
se pronuncie sentencia.

241
Puede también el tribunal dictar de oficio las medidas y órdenes convenientes para el
mismo efecto".

Esta facultad, según veremos, debe ejercerse en primera instancia y antes de que el tribunal
cite a las partes a oír sentencia.

Las reglas precedentes pueden resumirse en el siguiente esquema:

1.Asunto avaluable pecuniariamente.

a) Actor acompaña documentos en que basa su demanda:


Se está al valor que en ellos se expresa (Art. 116).

b) Actor no acompaña documentos con su demanda:

i. si es acción personal, se está a lo que exprese el demandante (Art. 117).

ii. si es acción real, se está:

a) al acuerdo de las partes, presumiéndose de derecho que lo hay cuando no se alega la


incompetencia del tribunal en razón de la cuantía (Art. 118).

b) a falta de acuerdo, se estará a la evaluación de la cosa disputada que efectúe un perito


(Art. 119).

Si el valor de la cosa disputada no se puede determinar de acuerdo a las reglas precedentes,


las partes pueden hacer las gestiones para fijar la cuantía antes de que se dicte sentencia.

El Tribunal puede dictar medidas de oficio para idéntico objetivo (Art. 120).

2.Asunto no avaluable pecuniariamente.

Se reputa siempre de mayor cuantía (Arts. 130 y 13l).

4.G. MOMENTO EN OUE SE DETERMINA LA CUANTÍA.-

Ya hemos visto que una vez que la cuantía es fijada no puede ser alterada. Pero, ¿en qué
momento o instante procesal debe determinarse la cuantía del asunto?.

De lo señalado en los Arts. 116 y siguientes C.O.T. se desprende que la cuantía debe
tomarse en consideración cuando se presenta la demanda. Esto para los efectos de calificar
el procedimiento aplicable y, antes de la Ley N° 18.776, para la competencia de los
tribunales. Con la demanda, según veremos, la cuantía comienza a fijarse.

La verdad sea dicha, para determinar el momento en que se fija la cuantía han de tomarse
en consideración las reglas de determinación de la misma. Si se deduce una pretensión real

242
y se acompañan documentos justificativos del derecho que se invoca, evidentemente que
desde ese momento la cuantía quedará fijada. En consecuencia, podría afirmarse que, por
regla general, la cuantía queda fijada con la presentación de la demanda.

La cuantía de la materia está configurada por todos los elementos que se contienen en la
demanda, cuando es asunto susceptible de apreciación pecuniaria: capital, intereses,
cláusulas penales, reajustes, etc.

Una vez que la cuantía queda determinada, no puede ser alterada por causa sobreviniente.
Es lo que denominamos “la inmutabilidad de la cuantía".

Prescribe al efecto el Art. 128 C.O.T. que "si el valor de la cosa disputada se aumentare o
disminuyere durante la instancia, no sufrirá alteración alguna la determinación que antes se
hubiere hecho con arreglo a la ley".

Por su parte, el Art. 129 C.O.T. ratifica la regla de la inmutabilidad de la cuantía fijada al
expresar que "tampoco sufrirá la determinación alteración alguna en razón de lo que se
deba por intereses o frutos devengados después de la fecha de la demanda, ni de lo que se
deba por costas o daños causados durante el juicio.

Pero los intereses, frutos o daños debidos antes de la demanda se agregarán al capital
demandado, y se tomarán en cuenta para determinar la cuantía de la materia".

Todo lo que se devengue antes de la presentación de la demanda altera la cuantía, no así lo


que se devengue con posterioridad

En el Art. 120 C.O.T. se autoriza a determinar la cuantía, de oficio o a petición de parte, y


en cualquier estado del juicio, pero antes que se pronuncie sentencia. Esta disposición,
aisladamente considerada podía conducir a incurrir en un grave error con nefastas
consecuencias vinculadas para la determinación de la procedencia del recurso de casación
en el fondo, puesto que el artículo 767 exigía una fijación especial para ese efecto. En la
actualidad, el elemento cuantía carece de toda trascendencia para los efectos del recurso de
casación en el fondo, dado que la ley 19.374 modificó el Art. 767 C.P.C. eliminando este
elemento como requisito de procedencia.

Si la tramitación del juicio admite la reconvención, la fijación de la cuantía no puede


efectuarse con la sola demanda, para lo cual deben sumarse las cantidades indicadas en
ambos escritos. Mas, esta fijación no es importante para los efectos de la cuantía como
regla de la competencia, sino que para los de la cuantía como requisito de procedencia de
recursos.

Existen procedimientos en los que la cuantía necesariamente se determina en función de lo


que se expone en la demanda y donde no existe la posibilidad de reconvenir. Es lo que
sucede con el procedimiento ejecutivo por obligación de dar, donde en la demanda
necesariamente se debe indicar la especie o cuerpo cierto que se debe o la cantidad a la que
asciende la deuda (liquidez de obligación) (Art. 438 C.P.C.).

243
4.G-REGLAS ESPECIALES PARA LA DETERMINACIÓN DE LA CUANTÍA.

Entre los artículos 121 a 127 C.O.T., el legislador procesal orgánico contempló una serie de
reglas especiales en que el elemento cuantía es fijado por la ley, a fin de evitar
dificultades:

a) Pluralidad de acciones.- Señala el Art. 121 C.O.T.: "Si en una misma demanda se
entablaren a la vez varias acciones, en los casos en que puede esto hacerse conforme a lo
prevenido en el Código de Procedimiento, se determinará la cuantía del juicio por el monto
a que ascendieren todas las acciones entabladas".

Esta disposición guarda relación con lo dispuesto en el Art. 17 C.P.C., donde se autoriza la
interposición de dos o más "acciones" en una misma demanda, con tal que no sean
incompatibles (inc l°) o, cuando lo son, una en subsidio de otra (inc.2°).

b) Pluralidad de demandados.- El Art. 122 C.O.T. se refiere a este punto en los siguientes
términos: "Si fueren muchos los demandados en un mismo juicio, el valor total de la cosa o
cantidad debida determinará la cuantía de la materia, aun cuando por no ser solidaria la
obligación no pueda cada uno de los demandados ser compelido al pago total de la cosa o
cantidad, sino tan sólo al de la parte que le correspondiere".
El artículo transcrito guarda relación con el Art. 18 C.P.C., precepto que autoriza la
intervención de una pluralidad de sujetos pasivos y, en general, la intervención de muchos
contra muchos.

c) Caso de la reconvención.- Para estos efectos, el Art. 124 C.O.T. señala que deben
considerarse aisladamente los montos de la reconvención y los de la demanda: "Si el
demandado al contestar la demanda entablare reconvención contra el demandante, la
cuantía de la materia se determinará por el monto a que ascendieren la acción principal y la
reconvención reunidas; pero para estimar la competencia se considerará el monto de los
valores reclamados por vía de reconvención separadamente de los que son materia de la
demanda.

No podrá deducirse reconvención sino cuando el tribunal tenga competencia para conocer
de ella, estimada como demanda, o cuando sea admisible la prórroga de jurisdicción. Podrá
también deducirse aún cuando por su cuantía la reconvención debiera ventilarse ante un
juez inferior".

Este precepto guarda relación con los Arts.314 y 315 C.P.C., disposiciones que regulan la
oportunidad en que debe ser entablada, los requisitos de la solicitud y una regla de
competencia para el tribunal que conoce de la demanda, respectivamente.

Para la procedencia de recursos, la cuantía de la materia se determina sumando las


cantidades expresadas en la demanda y en la reconvención.

244
d) Terminación del arrendamiento.- De acuerdo a lo establecido en el Art. 125 C.O.T
debemos distinguir:

d.a) En los juicios de desahucio o de restitución de la cosa arrendada el valor de lo


disputado se determinará por el monto de la renta o del salario convenido para cada período
de pago. Si las partes en el contrato de arrendamiento establecen dicho período de pago se
estará a ello. Así por ejemplo, si se arrienda un inmueble urbano con una renta de $
1.000.000 pagadera anualmente y se demanda el desahucio o la restitución, la cuantía
ascenderá a $1.000.000.

Si las partes no han estipulado el período de pago de la renta en el contrato de


arrendamiento sino que solo el monto de ella en $ 100.000, se deberá aplicar lo establecido
en el artículo 1944 del C. Civil, según el cual “el pago del precio o renta se hará en los
períodos estipulados, conforme a la costumbre del país, y no habiendo estipulación ni
costumbres según las reglas que siguen: La renta de los predios urbanos se pagará por
meses, la de los predios rústicos por años."

d.b) En los juicios de reconvenciones de pago, el valor de lo disputado se determinará por


el monto de las rentas insolutas".

e) Saldos insoluto.- Agrega el Art. 126 C.O.T. que "si lo que se demanda fuere el resto
insoluto de una cantidad mayor que hubiere sido antes pagada en parte, se atenderá, para
determinar la cuantía de la materia, únicamente al valor del resto insoluto".

f) Pensiones futuras.- Finalmente, previene el Art. 127 C.O.T. que "si se trata del derecho
a pensiones futuras que no abracen un tiempo determinado, se fijará la cuantía de la
materia por la suma a que ascendieren dichas pensiones en un año. Si tienen tiempo
determinado, se atenderá al monto de todas ellas.

Pero si se tratare del cobro de una cantidad procedente de pensiones periódicas ya


devengadas, la determinación se hará por el monto a que todas ellas ascendieren".

4.H. OTROS FINES DE LA CUANTÍA.

Nuestro legislador procesal no sólo ha utilizado el factor cuantía para la determinación de


la competencia absoluta de un tribunal, la que, como hemos visto, en la práctica ya no
recibe ninguna aplicación, sino que, además, lo ha hecho en las siguientes materias, donde
está plenamente vigente:

a) La cuantía de un asunto importa para los efectos de establecer la utilización de un


procedimiento determinado. Así, por lo demás, se colige de lo prescrito en los Arts. 698 y
703 C.P.C.

En virtud de los preceptos citados se puede afirmar que existen tres procedimientos
ordinarios: el de mayor, menor y mínima cuantía.

245
Los asuntos cuya cuantía sea superior a 500 U.T.M, se tramitan de acuerdo al
procedimiento ordinario del Libro II del Código de Procedimiento Civil;

Los asuntos cuya cuantía sea superior a 10 U.T.M. pero inferior a 500 UTM, se tramitan de
acuerdo a las normas del juicio ordinario de menor cuantía.

Los asuntos cuya cuantía sea inferior a $ 10 UTM o, se tramitan de acuerdo al


procedimiento de mínima cuantía.

Pese a que en la actualidad no existen los juzgados de letras de menor cuantía y los de
distrito y subdelegación, lo cierto es que los procedimientos ordinarios que regulan los
párrafos l° y 2°, del Título XIV del Libro III del Código de Procedimiento Civil se
encuentran plenamente vigentes, puesto que se han mantenido las razones y motivos que
originaron su establecimiento.

b) La cuantía importa en los negocios civiles y comerciales para los efectos de


determinar si el tribunal que conoce de ellos lo hará en primera o en única instancia
(Art.45 C.O.T.)

4.I. LA CUANTÍA EN ASUNTOS PACTADOS EN MONEDA EXTRANJERA.-

A las obligaciones en moneda extranjera o expresadas en moneda extranjera se refieren el


Título II de la Ley N° 18.010 sobre operaciones de crédito de dinero y el Art. 116, inc.2°
C.O.T.

De acuerdo al Art.20, inc. l° de la Ley N° 18.010, “1as obligaciones expresadas en moneda


extranjera serán solucionadas por su equivalente en moneda chilena según el tipo de
cambio vendedor del día del pago".

En la determinación de la cuantía, el legislador ha autorizado, como medio de prueba, la


utilización de un certificado emitido por una entidad bancaria: "Para determinar la cuantía
de las obligaciones en moneda extranjera, podrá acompañar el actor, al tiempo de presentar
la demanda, un certificado expedido por un banco, que exprese en moneda nacional la
equivalencia en moneda extranjera demandada. Dicho certificado no podrá ser anterior en
más de 15 días a la fecha de la presentación de la demanda" (Art. 116, inc.2° C.O.T.).

Por su parte, indica el Art.21 de la Ley N° 18.010, que, por ser especial y posterior, prima
sobre la normativa del Código Orgánico de Tribunales, que en “los juicios en que se
persiga el cumplimiento de alguna de las obligaciones señaladas en el artículo anterior,
hasta un certificado otorgado por un Banco de la plaza, referido al día de la presentación de
la demanda o a cualquiera de los diez días precedentes, para los efectos de lo dispuesto por
los artículos 116 y 120 del Código Orgánico de Tribunales".

Regla similar, en cuanto al establecimiento de la cuantía, rige en materia de obligaciones


pactadas y pagaderas en moneda extranjera.

246
5.- LA MATERIA.

5.1.CONCEPTO Y ACTUAL IMPORTANCIA.


La materia es la naturaleza del asunto controvertido.

En la actualidad, pese a que ha ido perdido importancia, en la legislación chilena el factor


materia juega doblemente.

En efecto, por una parte, es utilizada para el establecimiento de los tribunales especiales, ya
que éstos han sido creados en razón, precisamente, de este factor (cuentas fiscales,
laborales, de menores, militares, etc.), en no pocas oportunidades acompañados del factor
persona.

El Art.6° C.0.T., sea de manera directa o de forma mediata, establece cuáles son los
distintos tribunales que integran el Poder Judicial, dividiéndolos en tribunales ordinarios y
especiales, solamente en función del elemento materia, sea en forma exclusiva o en relación
con el elemento persona.

Dispone al efecto el Art.6°, inc.3° C.O.T. que "forman parte del Poder Judicial, como
tribunales especiales, los Juzgados de Letras de Menores, los Juzgados de Letras del
Trabajo y los Tribunales Militares en tiempo de paz, los cuales se regirán en su
organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales contenidas en
la ley N°16.618, en el Código del Trabajo, y en el Código de Justicia Militar y sus leyes
complementarias, respectivamente, rigiendo para ellos las disposiciones de este Código
sólo cuando los cuerpos legales citados se remitan en forma expresa a él".

Existen otros tribunales en que también se atiende exclusivamente a la naturaleza del


asunto para los efectos de otorgarles competencia. Ello ocurre, por ejemplo, en las causas
sobre cuentas cuyo conocimiento corresponda a la Contraloría General de la República; en
las causas cuyo conocimiento corresponda a los Alcaldes y a los Jueces de Policía Local en
los Juzgados de Policía Local (Arts. 12 y siguientes Ley 15.231); y en los demás asuntos
judiciales del orden temporal que leyes particulares entreguen al conocimiento de
tribunales especiales.

Lo mismo puede afirmarse de asuntos tan importantes como las causas aduaneras y las
tributarias, donde la materia sobre la que versan es esencial para señalar que son
competentes los Administradores de Aduanas, el Director Nacional de Aduanas, la Junta
General de Aduanas, los Directores Regionales del Servicio de Impuestos Internos, el
Tribunal Especial de Alzada para asuntos relativos a avalúos, etc.

En materia de acusación constitucional, en que toca conocer al Senado como jurado


(Arts.49, N° 1 C.P.E. y 47 a 52 Ley 18.918), el elemento materia se encuentra mezclado
con un marcado ingrediente personal.

En segundo lugar, la materia juega a través de lo que se denomina propiamente "elemento


de la competencia absoluta" (fuero real), para la determinación de la jerarquía de un

247
tribunal. En este carácter, la materia -elemento de competencia- ha tendido a arrastrar
siempre asuntos de una cuantía inferior al tribunal superior jerárquico.

Por la materia, se tiende a elevar la jerarquía del tribunal. En la actualidad, esta finalidad
sólo se cumple parcialmente, según veremos.

5.2.LA MATERIA COMO FACTOR DE COMPETENCIA.-

Hemos visto con anterioridad que en ciertos casos, cuando no existe la posibilidad de
cuantificar pecuniariamente un determinado asunto, éste se reputa, por el solo ministerio de
la ley, como de mayor cuantía. Es lo que ocurre con las hipótesis contempladas en los
Arts.130 y 131 C.O.T., referentes, fundamentalmente, como afirmáramos, al Derecho de
Familia.

Estos dos preceptos juegan tanto para asuntos no susceptibles de apreciación pecuniaria
(Art. 130 C.O.T.), como para aquellos que por su naturaleza corresponden al conocimiento
de un tribunal superior (Art. 131 C.O.T.).

Antes de la entrada en vigencia de la Ley N° 18.776, de 18 de enero de 1989, los jueces de


letras se dividían en jueces de letras de simple departamento, jueces de letras de capital de
provincia y jueces de letras de asiento de Corte de Apelaciones.

En la actualidad, los jueces de letras también se estructuran en forma jerárquica, pero


adecuándose ella a la regionalización del país, pudiéndose acuerdo con esa nueva
organización administrativa interna del Estado distinguir: jueces de letras de comuna o
agrupación de comunas; jueces de letras de capital de provincia; y jueces de letras de
comunas asiento de Corte de Apelaciones. En esta estructura, el factor materia, en conjunto
con el factor fuero o persona, juega a través de la sustracción del conocimiento de un
asunto correspondiente a un tribunal y su radicación en otro de mayor jerarquía.

Es necesario hacer notar que el elemento materia también juega respecto de los juzgados de
letras que no tienen competencia común. En efecto, tanto en las comunas de la provincia de
Santiago y Chacabuco, como en algunos tribunales que dependen de las Cortes de
Apelaciones de San Miguel, Concepción, Temuco y Valparaíso, existen tribunales que
conocen únicamente de asuntos criminales y otros de asuntos civiles, sin perjuicio de la
existencia de juzgados especiales como los de Menores, del Trabajo, Policía Local, etc.

Dando un breve vistazo al C.O.T. nos encontramos con que el factor materia se encuentra
en las siguientes reglas de competencia:

a) El Art.48 C.O.T..- Los juicios de hacienda, esto es, aquellos en que tiene interés el
Fisco y cuyo conocimiento se encuentra entregado a los tribunales ordinarios (Art. 748 del
C.P.C.), presentan ciertas peculiaridades que se orientan a obtener el inmediato beneficio
de la defensa Fiscal, como por ejemplo, la consulta de la sentencia que es contraria al
interés fiscal y que no son apeladas, etc.

248
El primero de los beneficios orgánicos con que cuenta el Fisco es la determinación de la
jerarquía del tribunal que conoce de ese asunto. Es así como el Art.48 C.O.T. expresa: "Los
jueces de letras de comunas asiento de Corte conocerán en primera instancia de las causas
de hacienda, cualquiera que sea su cuantía.

No obstante lo dispuesto en el inciso anterior, en los juicios en que el Fisco obre como
demandante, podrá éste ocurrir a los tribunales allí indicados o al del domicilio del
demandado, cualquiera que sea la naturaleza de la acción deducida.

Las mismas reglas se aplicarán a los asuntos no contenciosos en que el Fisco tenga interés".

b) El Art.45, N° 2 letra c) C.O.T., entrega a los jueces de letras el conocimiento exclusivo


en primera instancia de los asuntos judiciales no contenciosos, salvo en lo que respecta a
la designación de los curadores ad litem, donde es competente el tribunal que "conoce en el
pleito" (Art. 494, inc. 2° C.C.).

c) El Art.50, N°1 C.O.T. entrega al conocimiento de un ministro de la Corte de Apelaciones


respectiva, según el turno que ella fije, los asuntos seguidos por delitos contra la seguridad
del Estado (Ley N° 12.927), por los delitos de los Títulos II y VI, párrafo l° del Libro II
del Código Penal, y por los delitos de los Títulos IV y V, párrafo I, del Código de Justicia
Militar, cuando dichos delitos son cometidos exclusivamente por civiles.

Es de notar que este precepto, según veremos con posterioridad, es el único que hace jugar
el factor materia en los asuntos penales. Este precepto se encuentra derogado en el nuevo
sistema procesal penal, por cuanto la investigación de todos los procesos penales, excluidos
solo los penales militares, le corresponde efectuarla al Ministerio Público.

d) El Art.50, N° 4 C.O.T. entrega al conocimiento de los ministros de las Cortes de


Apelaciones los asuntos en que se pretende hacer efectiva la responsabilidad ministerial
de los jueces de letras;

e) El Art.51, N°1 C.O.T. radica en el Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago el


conocimiento de las causas sobre amovilidad de los ministros de la Corte Suprema;

f) El Art. 53, N° 1 C.O.T. radica en el Presidente de la Corte Suprema el conocimiento en


primera instancia de las causas sobre amovilidad de los ministros de las Cortes de
Apelaciones;

g) El Art.52, N°1 C.O.T. entrega a un ministro de la Corte Suprema el conocimiento en


primera instancia de las causas a que se refiere el artículo 23 de la Ley N°12.033, esto es,
de las cuestiones o juicios entre la Corporación de Ventas de Salitre y Yodo de Chile y
las empresas adheridas o que en el futuro se adhieran, o que se retiren de la misma; y
al pleno de la Corte Suprema el conocimiento en segunda instancia de los mismos asuntos;

249
h) El art.52 N°2 del C.O.T. entrega a un Ministro de la Corte Suprema el conocimiento en
primera instancia de los delitos de jurisdicción de los tribunales chilenos, cuando
puedan afectar las relaciones internacionales de la república con otro estado.

Este caso de competencia en razón de la materia fue agregado por la Ley 19.047, publicada
en el D. Of. de 14 de Febrero de 1991.

Por Auto Acordado de 3 de octubre de 1991 de la Excma. Corte Suprema, publicado en el


Diario Oficial de 5 de Octubre de 1991, se estableció que corresponderá a una Sala de la
Corte Suprema, designada por el Presidente del tribunal, el conocimiento de los recursos
que se interpongan contra las resoluciones que se dicten por un Ministro de la Corte
Suprema conociendo de esos procesos. Este es el único caso en el cual se mantiene vigente
en el nuevo sistema procesal penal un precepto que otorga competencia penal a un tribunal
unipersonal de excepción.

i) El Art.53, N°3 C.O.T. entrega al conocimiento del Presidente de la Corte Suprema "las
causas de presas, de extradición pasiva y demás que deban juzgarse con arreglo al
Derecho Internacional”. En el nuevo sistema procesal penal la extradición pasiva es
conocida por un Ministro de la Corte Suprema en primera instancia.
j) El Art.227 C.O.T. entrega exclusivamente a los tribunales arbitrales el conocimiento y
fallo el conocimiento de determinados asuntos.

6.- EL FUERO O PERSONA

6.1.CONCEPTO.-

Se puede afirmar que el fuero es aquel elemento de la competencia absoluta que modifica la
determinación previa de la jerarquía de un tribunal en razón de la cuantía y materia para
conocer de un asunto por existir la intervención de una persona constituida en dignidad.

Este factor mantiene toda su vigencia como elemento alterador de la competencia de un


tribunal.

El fuero, contrariamente a lo que se pudiera pensar, no es un beneficio para la persona que


lo goza, sino que es una garantía para la persona que no cuenta con él. De esta manera,
abstractamente considerada, se mantiene una relativa igualdad ante la ley.

El legislador piensa que a una mayor jerarquía del tribunal que conoce del asunto mayor es
la independencia del tribunal para su resolución, de allí que la elevación de la jerarquía del
tribunal en virtud de este elemento protege a aquella persona no constituida en dignidad.

6.2.CLASIFICACION DEL FUERO.

El factor fuero recibe una clasificación entre fuero mayor y fuero menor.

250
Por el fuero mayor, se eleva el conocimiento de un asunto que, en principio, estaba
entregado a un juez de letras al de un tribunal unipersonal de excepción.

Al fuero mayor se refiere el Art. 50, N° 2 C.O.T. en los siguientes términos: "Un ministro
de la Corte de Apelaciones respectiva, según el turno que ella fije, conocerá en primera
instancia de los siguientes asuntos:

2° De las causas civiles y de las criminales por crímenes o simples delitos en que sean parte
o tengan interés el Presidente de la República, los ex Presidentes de la República, los
Ministros de Estado, los Intendentes y Gobernadores, los Agentes Diplomáticos chilenos,
los Embajadores y Ministros Diplomáticos acreditados con el Gobierno de la República o
en tránsito por su territorio, los Arzobispos, los Obispos, los Vicarios Generales, los
Provisores y los Vicarios Capitulares.

La circunstancia de ser accionista de sociedades anónimas las personas designadas en este


número, no se considerará como una causa suficiente para que un ministro de la Corte de
Apelaciones conozca en primera instancia de los juicios en que aquéllas tengan parte,
debiendo éstos sujetarse en su conocimiento a las reglas generales".

En el nuevo sistema procesal penal no se contempla la existencia del fuero mayor respecto
de las causas penales, debiendo su investigación ser efectuada por parte del Ministerio
Público, actuando el juzgado de garantía y el tribunal oral en lo penal de acuerdo con las
reglas generales.

Por el fuero menor, determinadas personas, por el hecho de desempeñar una función
pública, hacen radicar el conocimiento de un asunto en los jueces de letras, pero sólo en
asuntos civiles o de comercio. Señala, al efecto, el Art. 45, N° 2 letra g) C.O.T. que los
jueces de letras conocerán en primera instancia "de las causas civiles o de comercio cuya
cuantía sea inferior a las señaladas en las letras a) y b) del N° 1 de este artículo (10
Unidades Tributarias Mensuales), en que sean parte o tengan interés los Comandantes en
Jefe del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea, el General Director de Carabineros,
los Ministros de la Corte Suprema o de alguna Corte de Apelaciones, los Fiscales de estos
tribunales, los jueces letrados, los párrocos y vicepárrocos, los cónsules generales, los
cónsules o vicecónsules de las naciones extranjeras reconocidas por el Presidente de la
República, las corporaciones y fundaciones de derecho público o de los establecimientos
públicos de beneficencia".

También existe aplicación de esta categoría de fuero en el Art. 46 C.O.T., según tendremos
oportunidad de apreciar a continuación.

6.3.EL FUERO DE LOS JUECES.-

En esta materia, sobre todo a partir de la entrada en vigencia de la actual Constitución, es


preciso tomar en consideración que lo que comúnmente se denomina “fuero orgánico", el
que está complementado con una garantía que no dice relación directa con la competencia.
Nos referimos a la inviolabilidad.

251
De acuerdo al Art. 78 C.P.E., “los magistrados de los tribunales superiores de justicia, los
fiscales y los jueces letrados que integran el Poder Judicial, no podrán ser aprehendidos sin
orden del tribunal competente, salvo el caso de crimen o simple delito flagrante y sólo para
ponerlos inmediatamente a disposición del tribunal que debe conocer del asunto conforme a
la ley".

Los jueces están al margen de toda privación de libertad que no sea el caso indicado en el
precepto constitucional transcrito.

Por nuestra parte, entendemos por “fuero de los jueces", la alteración establecida por la ley
en la jerarquía de los tribunales que van a conocer de asuntos civiles o penales en el que sea
parte o tenga interés un juez, ministro o fiscal del Poder Judicial. Estas normas son
equiparables a las del fuero, pero son única y exclusivamente aplicables a esos miembros
del orden judicial.

El fuero de los jueces tiene idéntico fundamento que el fuero común, ya que son medidas
protectoras de la persona que litiga con el juez. Recordemos, una vez más, que el fuero no
es un derecho del aforado, sino que una garantía para el que carece de él.

A esta especial modalidad del fuero se refieren los siguientes preceptos orgánicos:

a) El Art. 45, N°2, letra g) C.O.T. establece la competencia en primera instancia de un juez
de letras en el conocimiento de las causas civiles y de comercio, cualquiera que sea su
cuantía, en que sean parte o tengan interés los jueces letrados.

b) El Art. 46 C.O.T., de acuerdo a su nueva redacción, establece que “los jueces de letras
de comunas asiento de Corte conocerán en primera instancia de las causas criminales en
que sea parte o tenga interés un juez de letras de una comuna o agrupación de comunas de
la jurisdicción de esa misma Corte de Apelaciones". En el nuevo sistema procesal penal no
se contempla la existencia de esta norma de las causas penales, debiendo su investigación
ser efectuada por parte del Ministerio Público.

c) El Art. 50, N° 3 C.O.T. otorga competencia en primera instancia a los ministros de Corte
de Apelaciones para que conozcan de las causas por delitos comunes en que sean parte o
tengan interés los miembros de la Corte Suprema, los de las Cortes de Apelaciones, los
fiscales de estos tribunales y los jueces letrados de las comunas asiento de las Cortes de
Apelaciones; En el nuevo sistema procesal penal no se contempla la existencia de esta
norma, debiendo su investigación ser efectuada por parte del Ministerio Público.

d) E1 Art. 51, N° 2 C.O.T. radica en el Presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago


el conocimiento de las acusaciones o demandas civiles que se entablen contra uno o más de
los miembros de la Corte Suprema o contra su fiscal para hacer efectiva su responsabilidad
por actos cometidos en el desempeño de sus funciones; En el nuevo sistema procesal penal
no se contempla la existencia de esta norma, debiendo su investigación ser efectuada por
parte del Ministerio Público y

252
e) El Art. 53, N° 2, C.O.T., que radica en el Presidente de la Corte Suprema el
conocimiento en primera instancia de los asuntos indicados en la letra d) precedente, en que
participen los ministros de las Cortes de Apelaciones o los fiscales de estos tribunales
colegiados. En el nuevo sistema procesal penal no se contempla la existencia de esta
norma, debiendo su investigación ser efectuada por parte del Ministerio Público.

6.4.MATERIAS EN QUE NO OPERA EL FUERO.-

Nuestro legislador ha señalado en el art. 133 del C.O.T. algunos casos en que por la
naturaleza del asunto o del procedimiento empleado, el factor fuero no es tomado en
consideración, siendo ellos los siguientes:

l) los juicios posesorios;

2) los juicios sumarios y los procedimientos que deban tramitarse breve y sumariamente;

3) los juicios de minas;

4) los juicios sobre distribución de aguas;

5) los procedimientos de partición de bienes;

6) los procedimientos seguidos por faltas o contravenciones;

7) "Tampoco se tomará en cuenta el (fuero) que tengan los acreedores en el juicio de


quiebras ni el de los interesados en los asuntos no contenciosos" (Art. 133, inc.2°
C.O.T.).

8) los demás que determinen las leyes.

SECCION 2a: REGLAS DE LA COMPETENCIA RELATIVA.

1. CONCEPTO.-

Las reglas de competencia relativa persiguen establecer, dentro de la jerarquía ya


determinada por las reglas de competencia absoluta, el tribunal específico dentro de esa
jerarquía que va a conocer del asunto. Así, por lo demás, se desprende del encabezado del
párrafo 4° del Título VII C.O.T., al señalar que se refiere a “las reglas que determinan la
competencia en materias civiles entre tribunales de igual jerarquía"; y del encabezado del
párrafo 6° del mismo Título, relativo a las "reglas que determinan la competencia en
materias criminales entre tribunales de igual jerarquía".

Como premisa básica, es menester señalar que estas reglas tienen el carácter de
instituciones de orden privado, siendo, por tanto, plenamente renunciables, pero sólo
respecto de los asuntos contenciosos civiles. Tanto en materia civil no contenciosa (Art.
182 C.O.T., interpretado a contrario sensu), como en materia penal (Art. 9° C.P.P.), las

253
reglas de competencia relativa son de orden público, irrenunciables y no admiten la
prórroga de la competencia.

Las reglas de competencia relativa se vinculan directa y exclusivamente con el elemento


territorio. Este, a juicio de don Mario Mosquera, no se traduce en un concepto meramente
geográfico, sino que comprende cualquier aspecto que la ley tome en consideración para la
determinación precisa del tribunal que tendrá competencia para conocer de un asunto.

De acuerdo con ello, el territorio para los efectos de determinar la competencia relativa no
es mas que los diversos factores que considera el legislador para determinar el juez del
lugar de una determinada jerarquía que debe conocer de un asunto.

El territorio como lugar físico resulta ser una consecuencia y no el elemento determinante
de la competencia relativa.

2.ADECUACIÓN A LA REGIONALIZACIÓN.-

Los Decretos-Leyes N°s 573 y 575 modificaron substancialmente la división política y


administrativa de nuestro país.

En efecto, en la actualidad el territorio nacional se divide en comunas, provincias y


Regiones. A la cabeza de las primeras se encuentran los Alcaldes; de las segundas, los
Gobernadores, y, finalmente, de las últimas, los Intendentes.

Por expresa disposición del artículo l° transitorio del D.L. N°573, el proceso de
regionalización tendría un carácter gradual, de manera que mientras no se hubieran dictado
las leyes previstas en ese Estatuto, continuaría vigente, en cuanto no hubiera sido
modificadas específicamente, la división territorial del país vigente a esa fecha, sus
sistemas de Gobierno y Administración interiores y la organización y competencia
territorial de los tribunales de justicia.

Nuestros Códigos (Civil, de Procedimiento Civil, de Procedimiento Penal, Orgánico de


Tribunales y de Minería), utilizaban la antigua división administrativa de la Ley de
Organización y Administración interior del Estado, siendo la unidad administrativa básica,
el departamento y, en algunos casos, las subdelegaciones y los distritos.

La Ley N° 18.776, de 18 de enero de 1989, vino a regularizar la situación transitoria antes


indicada y adecuó a la Regionalización la organización interna del Poder Judicial. El Art.
1° de la citada ley señala que “las normas sobre regionalización del país serán aplicables al
Poder Judicial en conformidad a lo dispuesto en la presente ley".

En la actualidad, la unidad administrativa básica no es el departamento, sino la comuna. En


efecto, de acuerdo al Art. 27 C.O.T., introducido por la Ley N° 18.969 de 10 de marzo de
1990, "Sin perjuicio de lo que se previene en los artículos 28 al 40, en cada comuna habrá,
a lo menos, un juzgado de letras.

254
Los nuevos juzgados que se instalen tendrán como territorio jurisdiccional la respectiva
comuna y, en consecuencia, dejarán de ser competentes en esos territorios los juzgados que
anteriormente tenían jurisdicción sobre dichas comunas".

Sin embargo, de acuerdo al Art. 1°, inc. 3° transitorio de la aludida ley, mientras no se
instalen esos juzgados, mantendrán su competencia en los territorios señalados en los
artículos 28 al 40, los tribunales existentes a la fecha de vigencia de la ley.

En consecuencia, mientras no se instalen los aludidos tribunales, mantiene plenamente su


vigencia lo dispuesto en el Art. 2, inc. 1° de la Ley N° 18.776, en cuya virtud, "en los casos
que las leyes, reglamentos y decretos se refieren al Departamento como territorio
jurisdiccional de un tribunal o de los auxiliares de la administración de justicia, dicha
referencia se entenderá hecha a la comuna o agrupación de comunas que constituyan el
respectivo territorio jurisdiccional”.

En consideración a ésta disposición, aludiremos a la comuna o agrupación de comunas en


todos los textos legales que citemos, aun cuando no hayan sido expresamente modificados
por la ley de adecuación.

3.- PLAN DE DESARROLLO.

En sucesivos párrafos analizaremos las reglas de competencia relativa en los asuntos


contenciosos civiles, asuntos no contenciosos civiles, asuntos mineros, asuntos concursales,
asuntos penales, asuntos laborales y de menores, y asuntos tributarios y aduaneros.

PÁRRAFO PRIMERO: LAS REGLAS DE LA COMPETENCIA RELATIVA EN


LOS ASUNTOS CONTENCIOSOS CIVILES.

1.GENERALIDADES.-

Para poder determinar, con precisión, qué tribunal, en razón del territorio, será competente
para conocer del asunto, será menester tomar en consideración las siguientes reglas de
descarte:

1° Determinar si existe o no prórroga de la competencia. Si se ha pactado, a ella hemos


de atenernos;

2° A falta de prórroga de competencia, será necesario especificar si existen o no


disposiciones especiales que establezcan el tribunal que debe conocer del asunto. En el
primer caso, a esas reglas habremos de atenernos;

3° A falta de reglas especiales, hemos de estudiar la naturaleza de la acción deducida, de


acuerdo a las prescripciones del Código Civil, cuerpo de leyes que las clasifica en muebles
e inmuebles; y

255
4° Finalmente, a falta de todas las reglas precedentes, y como norma residual, se entiende
que será competente para conocer del asunto el tribunal del domicilio del demandado. Así
lo prescribe el Art. 134 C.O.T. en cuya virtud "en general, es juez competente para conocer
de una demanda civil o para intervenir en un acto no contencioso, el del domicilio del
demandado o interesado, sin perjuicio de las reglas establecidas en los artículos siguientes
y de las demás excepciones legales".

A continuación pasaremos a referimos a la aplicación de todas estas reglas para los efectos
de determinar el tribunal competente para conocer de un asunto civil contencioso en
atención al elemento territorio.

2.- LA PRÓRROGA DE LA COMPETENCIA.

a.- REGLAMENTACIÓN.

La prórroga de la competencia se regula en el Párrafo 8 del Titulo VII del Código Orgánico
de Tribunales y en el artículo 9 del Código de Procedimiento Penal.

Debemos advertir que mediante la dictación de la Ley 18.969, publicada en el Diario


Oficial de 10 de Marzo de 1990, se modificó el párrafo 8 y diversos preceptos de éste con
el fin de sustituir al tratar esa institución la alusión que el legislador efectuaba a la
jurisdicción para denominarla por la de competencia, con lo cual se adecua ella a la actual
posición de la doctrina al no ser prorrogable la jurisdicción.

Por otra parte, tradicionalmente se enseña la prórroga de la competencia como una


institución en forma aislada, pero hemos estimado pertinentes referimos a ella en esta parte
para los efectos de destacar su aplicación sólo respecto de la determinación del territorio en
los asuntos civiles contenciosos.

b.- CONCEPTO.-

De acuerdo a lo establecido en el artículo 181 del C.O.T "un tribunal que no es


naturalmente competente para conocer de un asunto, puede llegar a serlo si para ello las
partes, expresa o tácitamente, convienen en prorrogarle la competencia para este negocio."

Invirtiendo los términos de ese precepto, la prórroga de la competencia sería el acuerdo


expreso o tácito de las partes para otorgar competencia a un tribunal que no es el
naturalmente competente para conocer del asunto.

Esta definición de la prórroga de la competencia, que fluye de la explicación que nos da el


citado precepto legal es demasiado amplia y merece por ello las siguientes críticas;

a) No precisa que la prórroga sólo procede respecto de los asuntos contenciosos civiles y no
en los asuntos civiles no contenciosos y en los asuntos penales;

256
b) No señala que ella sólo opera sólo respecto del elemento territorio, en la primera
instancia y solo entre tribunales ordinarios de igual jerarquía.

De acuerdo con ello, podemos definir en nuestro derecho la prórroga convencional de la


competencia como: el acuerdo expreso o tácito de las partes en virtud del cual, en la
primera instancia, de los asuntos civiles contenciosos, que se tramitan ante tribunales
ordinarios, otorgan competencia a un tribunal que no es el naturalmente para conocer de
él, en razón del elemento territorio.

c.- CLASIFICACIÓN.

Desde un punto de vista doctrinario es posible efectuar una clasificación de la prórroga de


la competencia desde diversos puntos de vista.

c.1.En cuanto al sujeto que efectúa la prorroga.

Desde este punto de vista la prórroga de la competencia puede ser clasificada en legal y
convencional.

Prórroga legal de la competencia es aquella que se verifica por el propio legislador


modificado el tribunal que debe conocer de un asunto de acuerdo a las reglas generales que
la ley ha preestablecido.

Esta prórroga de la competencia como se efectúa por el propio legislador es posible que se
refiera a cualquiera de los elementos de la competencia absoluta y relativa, tanto en los
asuntos penales y civiles.

Se han señalado como casos de prórroga legal los siguientes:

a.- El art. 161 del C.O.T., a propósito de las faltas, establece que si un mismo reo tuviere
procesos pendientes por faltas y por crímenes o simples delitos, el juez de letras será el solo
competente para conocer de todos ellos." Este precepto se encuentra derogado en el nuevo
sistema procesal penal.

b.- Los artículos 11 y 124 del C.O.T., a propósito de la reconvención, establecen que el
tribunal que conoce de la causa es competente para conocer de la reconvención aún cuando
por su cuantía hubiere de corresponder a un juez inferior si se entablare por separado.

c.- El artículo 168 inciso 2 del C.O.T., el cual señala que "si siendo muchos los autores de
un delito o de varios delitos conexos, hubiere entre ellos individuos aforados y otros que no
lo sean, el tribunal competente para juzgar a los que gozan de fuero, deberá juzgar a los
demás autores y a los cómplices y encubridores." Este precepto se encuentra derogado en el
nuevo sistema procesal penal.

No obstante lo anterior es discutible hablar que en estos casos nos encontremos ante una
prórroga de la competencia, puesto que es esencial para que ella opere la manifestación de

257
voluntad de las partes. En estos casos, sólo nos encontramos con normas especiales en
virtud de las cuales el legislador contempla excepciones respecto a las reglas generales que
él mismo ha establecido.

Prórroga convencional de la competencia es aquella que las partes realizan en forma


expresa o tácita, otorgando competencia a un tribunal que naturalmente no la posee.

Esta es la prórroga de la competencia que se reglamenta en el Código Orgánico de


Tribunales.

La prórroga convencional de la competencia se subclasifica en expresa o tácita según la


forma en que las partes manifiestan su voluntad para que ella opere como veremos al
referirnos a su regulación en nuestro derecho.

c.2.En atención al elemento sobre el cual recae la prorroga.

De acuerdo a lo señalado por don Manuel Egidio Ballesteros en su obra Ley de


organización y atribuciones de los tribunales de justicia, se puede clasificar la prórroga en:

1.- De persona a persona, cuando el avencindado en un distrito judicial se somete a la


jurisdicción del juez de un distrito diferente, o el del fuero especial al del fuero común.

La prórroga de persona a persona en razón del elemento territorio recibe aplicación en


nuestro país de acuerdo a lo previsto en los artículos 181 y siguientes del C.O.T..-

La prórroga de persona a persona relacionada con la renuncia del fuero no se aplica en


Chile, porque el fuero está establecido por razones de orden público.

2.- De cantidad a cantidad, cuando se somete a un juez que no puede juzgar sino hasta
cierta cuantía, una cuestión de cuantía superior.

Ella no tiene aplicación en Chile, puesto que como nos señala Ballesteros "si la ley ha
restringido la jurisdicción de un juez, también por razones de orden público, a negocios
cuyo valor no pase de una cuantía determinada, este juez no puede aceptar de las partes una
jurisdicción que la ley no les ha conferido."

3.- De tiempo a tiempo o de causa a causa, cuando las partes convienen en que el juez
cuya jurisdicción está limitada a cierto tiempo o cierto negocio conozca más allá del plazo
o de negocio diverso, como suele suceder en los juicios arbitrales.

La prórroga de tiempo a tiempo procede en los casos de arbitraje. En efecto, el arbitro tiene
un plazo dentro del cual debe cumplir su función. Este termino, a falta de estipulación
expresa, es de dos años contados desde la aceptación. El plazo convencional puede ser mas
largo o mas breve.

258
Ballesteros nos señala que "puede en Chile prorrogarse la jurisdicción de tiempo a tiempo y
de causa a causa, cuando los sometidos a un arbitraje convienen en ampliar el plazo del
compromiso o las materias sujetas a la decisión del juez, esta clase de prórroga ha sido
considerada por nuestros tribunales como la constitución de un nuevo compromiso."

4.- De lugar a lugar, que ocurría antiguamente cuando el juez de un territorio conocía en
otro, de alguna causa con conocimiento de los litigantes y permiso expreso o tácito del juez
del distrito."

La prórroga de lugar a lugar no puede tener aplicación en Chile en virtud de la base


orgánica de la territorialidad consagrada en el inciso primero del artículo 7 del C.O.T.,
según el cual “los tribunales solo pueden ejercer su potestad en los negocios y dentro del
territorio que la ley les hubiere respectivamente asignado.".-

d.- REQUISITOS DE PROCEDENCIA DE LA PRÓRROGA DE LA


COMPETENCIA.

Para que en nuestro derecho sea procedente que opere la prórroga de la competencia es
menester que concurran los siguientes requisitos:

1.- Naturaleza del asunto.

De acuerdo a lo previsto en el artículo 182 del C.O.T., la "prórroga de la competencia sólo


procede respecto de negocios contenciosos civiles."

A contrario sensu, la prórroga no es procedente en los asuntos civiles no contenciosos y en


los asuntos penales.

Además, cabe hacer presente a mayor abundamiento que el legislador señala


categóricamente en el art.9 del C.P.P. que “la competencia criminal no puede, en caso
alguno, ser prorrogada por simple voluntad de las partes."

2.-Elemento de la competencia que puede ser modificado.

La prórroga de la competencia sólo procede respecto del elemento territorio.

Los elementos cuantía, materia y fuero o persona tienen un carácter de orden público y no
pueden ser modificados por la voluntad de las partes.

3.-Tribunales entre los cuales procede.

De acuerdo a lo previsto en el artículo 182 del C.O.T.," la prórroga sólo procede "entre
tribunales ordinarios de igual jerarquía".

4.-Instancia en la cual procede.

259
De acuerdo a lo previsto en el artículo 182 del C.O.T." la prórroga de la competencia sólo
procede en primera instancia".

La prórroga de la competencia no procede en la segunda instancia, no sólo por la norma


expresa citada, sino que además en virtud de la regla general de la competencia del grado o
jerarquía contemplada en el artículo 110 del C.O.T.

En consecuencia, la prórroga de la competencia sólo procede respecto del elemento


territorio, en los asuntos contenciosos civiles, en la primera o única instancia y entre
tribunales ordinarios de igual jerarquía.

e.- CAPACIDAD PARA PRORROGAR LA COMPETENCIA.

La prórroga de la competencia es un acto jurídico bilateral cuando se verifica en forma


expresa, y debe realizarse por personas que tengan la capacidad de ejercicio que contempla
el Código Civil.

Al respecto, establece el art.184 del C.O.T que "pueden prorrogar competencia todas las
personas que según la ley son hábiles para estar en juicio por si mismas y por las que no lo
son pueden prorrogarla sus representantes legales.".

f.- FORMA DE PRORROGAR LA COMPETENCIA.

La prórroga convencional de la competencia se puede verificar en forma expresa o tácita.

f.a. PRÓRROGA EXPRESA.

De acuerdo a lo establecido en el artículo 186 del C.O.T., se prorroga la competencia


expresamente cuando en el contrato mismo o en un acto posterior han convenido en ello las
partes, designando con toda precisión el juez a quien se someten."

Según lo señalado por el legislador, podemos definir la prórroga expresa como la


convención en virtud de la cual las partes acuerdan prorrogar la competencia, sea que se
contenga en el contrato mismo o en un acto posterior, designando con toda precisión el juez
a quien se someten.

La prórroga expresa puede verificarse por las partes

a.- En el mismo contrato.

Se prórroga la competencia en el mismo contrato, cuando las partes insertan dentro de éste
una cláusula sometiéndose a la competencia de determinados tribunales para la resolución
de cualquier conflicto que pudiera suscitarse con motivo de su celebración.

260
Para los efectos de estipular esa cláusula es menester tener presente que la competencia de
los jueces de letras se extiende a la Comuna y que el legislador exige la designación con
toda precisión del juez a cuya competencia se someten.
En consecuencia, la cláusula que debería insertarse en el contrato para prorrogar la
competencia normalmente es del siguiente tenor: "Las partes para todos los efectos del
presente contrato fijan su domicilio en la Comuna de Santiago de la Región Metropolitana
y prorrogan expresamente la competencia respecto de cualquier conflicto que pudiera
suscitarse respecto de él para ante sus tribunales ordinarios."

b.- Acto Posterior.

En el evento que no se hubiere contemplado la estipulación de la prórroga al celebrarse el


contrato, no existe inconveniente alguno para que se convenga en ella mediante un acto
posterior, en cuyo caso deberá en éste contemplarse la materia respecto de la cual se
efectúa y el tribunal para ante el cual se prórroga la competencia.

En consecuencia, la prórroga expresa se debe verificar normalmente antes de que se


hubiere dado inicio al juicio mediante la presentación de la demanda.

f.b. PRÓRROGA TÁCITA.

Una vez iniciado el proceso, el legislador contempla la existencia de la prórroga tácita de la


competencia, la cual se establece no porque exista una manifestación expresa de voluntad
de las partes en ese sentido, sino que de actuaciones por ella realizadas que no importan
desconocer la incompetencia en razón del elemento territorio en los asuntos contenciosos
civiles del juez ordinario ante el cual comparecen. (Art. 187 del C.O.T.)

Para establecer la existencia de la prórroga tácita es menester distinguir entre el


demandante y demandado.

a.- La prórroga tácita del demandante.

Se entiende que el demandante prórroga tácitamente la competencia por el hecho de ocurrir


ante el juez interponiendo su demanda.

En este caso debe darse a la expresión demanda un sentido genérico como de cualquier
solicitud que se formula por el actor al tribunal que no es el naturalmente competente, y no
sólo la del escrito de demanda en los términos contemplados en el artículo 254 del C.P.C..-

En consecuencia, debe entenderse que prórroga la competencia no sólo el actor que acude a
interponer la demanda ante un tribunal que no es el naturalmente competente, sino que
también aquel que solicita ante él una medida prejudicial, ya sea propiamente tal,
probatoria o precautoria; una medida preparatoria de la vía ejecutiva o la notificación del
tercer poseedor en una acción de desposeimiento.

b.- La prórroga tácita del demandado.

261
Se entiende que el demandado prórroga tácitamente la competencia por hacer, después de
apersonado en el juicio, cualquiera gestión que no sea la de reclamar la incompetencia del
juez.

Ello significa que el demandado debe como primera gestión que efectúa en el juicio alegar
la incompetencia relativa del tribunal. En consecuencia, si el demandado comparece al
proceso oponiendo excepciones dilatorias, entre las cuales no se encuentra la
incompetencia relativa del tribunal, o contesta derechamente la demanda sin oponer
excepciones dilatorias, se entenderá que ha prorrogado tácitamente la competencia.

Excepcionalmente, tratándose del juicio ejecutivo, se establece en el artículo 465 del C.P.C.
que "no obstará para que se deduzca la excepción de incompetencia, el hecho de haber
intervenido el demandado en las gestiones del demandante para preparar la acción
ejecutiva." En consecuencia, tratándose del juicio ejecutivo, si el demandado interviene con
motivo de alguna gestión preparatoria de la vía ejecutiva de las contempladas en el artículo
434 del C.P.C., como por ej. concurre a la gestión preparatoria de confesión de deuda o
reconocimiento de firma, no se producirá la prórroga tácita de la competencia y este podrá
con posterioridad una vez deducida la demanda ejecutiva y requerido de pago oponer la
excepción de incompetencia relativa del tribunal.

Si el demandado no comparece en el juicio no habrá prorrogado tácitamente la competencia


relativa del tribunal, pero normalmente su derecho para hacer valer la incompetencia
precluirá por haber transcurrido el plazo que posee para alegarla como excepción dilatoria
en el juicio ordinario (Art. 305 del C.P.C.) o como incidente de nulidad procesal (Art.83
inciso 2 del C.P.C.).-

En consecuencia, la prórroga tácita de la competencia siempre se realiza con motivo de


actuaciones que el demandante y demandado realizan dentro del proceso.

g.-EFECTOS DE LA PRÓRROGA DE LA COMPETENCIA.

Los efectos que genera la prórroga de la competencia son los siguientes:

a.- Un tribunal que no era el naturalmente competente para conocer del asunto en virtud del
elemento territorio pasa a ser competente para conocer de él.

Producida la prórroga de la competencia, ya sea expresa o tácita, no podrán las partes


alegar la incompetencia relativa del tribunal que naturalmente no era el competente, pero
que ha pasado a tener una competencia prorrogada.

b.- Los efectos de la prórroga de la competencia son relativos, puesto que sólo afecta a las
partes que han concurrido a otorgarla.

262
Al efecto, el art. 185 establece que "la prórroga de la competencia sólo surte efectos entre
las personas que han concurrido a otorgarla, mas no respecto de otras personas como
fiadores o codeudores."

Siendo la prórroga de la competencia uno de aquellos actos denominados por la moderna


doctrina como “negocios procesales", esto es, actos jurídicos bilaterales celebrados fuera o
dentro del proceso y destinados a producir efectos a su respecto, se hace extensivo por el
legislador el principio de la relatividad contractual.

3. REGLAS LEGALES ESPECIALES RESPECTO DE LA COMPETENCIA


RELATIVA.-

En caso de no existir prórroga de la competencia, para determinar el tribunal competente en


razón del territorio es menester aplicar las diversas reglas especiales que el legislador
establece respecto de distintas materias.

Estas reglas especiales se encuentran contempladas entre los artículos 139 y 148 C.O.T.,
siendo las siguientes:

3.1.Varias obligaciones que deban cumplirse en distintos lugares.

"Si una misma demanda comprendiere obligaciones que deben cumplirse en diversos
territorios jurisdiccionales, será competente para conocer del juicio el juez del lugar en que
se reclame el cumplimiento de cualquiera de ellas" (Art. 139 C.O.T.).

3.2.Demandado con dos o más domicilios.

"Si el demandado tuviere su domicilio en dos o más lugares, podrá el demandante entablar
su acción ante el juez de cualquiera de ellos" (Art. 140 C.O.T.).

3.3.Dos o mas demandados con diversos domicilios.

"Si los demandados fueren dos o más y cada uno de ellos tuviere su domicilio en diferente
lugar, podrá el demandante entablar su acción ante el juez de cualquier lugar donde esté
domiciliado uno de los demandados, y en tal caso quedarán los demás sujetos a la
jurisdicción del mismo juez" (Art. 141 C.O.T.).

3.4.Personas jurídicas.

“Cuando el demandado fuere una persona jurídica, se reputará por domicilio, para el objeto
de fijar la competencia del juez, el lugar donde tenga su asiento la respectiva corporación o
fundación.

Y si la persona jurídica demandada tuviere establecimientos, comisiones u oficinas que la


representen en diversos lugares, como sucede con las sociedades comerciales, deberá ser

263
demandada ante el juez del lugar donde exista el establecimiento, comisión u oficina que
celebró el contrato o que intervino en el hecho que da origen al juicio" (Art. 142 C.O.T.).

Es necesario recordar que, tratándose de la persona jurídica Fisco, es competente para


conocer de los juicios de hacienda el juez de letras de comuna asiento de Corte de
Apelaciones, cuando aquél aparece como demandado. Si, por el contrario, el Fisco es el
demandante, puede deducir su demanda ante el juez de letras de comuna asiento de Corte
de apelaciones o ante el juez del domicilio del demandado, a su elección.

3.5.Acciones posesorias.

"Es competente para conocer de los interdictos posesorios el juez de letras del territorio
jurisdiccional en que estuvieren situados los bienes a que se refieren. Si ellos, por su
situación, pertenecen a varios territorios jurisdiccionales, será competente el juez de
cualquiera de éstos" (Art. 143 C.O.T.).

3.6.Juicios de Aguas.

A los juicios de aguas se refiere el Art. 144 C.O.T., con la redacción que le dio la Ley
N°18.776, citada: "Será competente para conocer de los juicios de distribución de aguas el
de la comuna o agrupación de comunas en que se encuentra el predio del demandado. Si el
predio estuviere ubicado en comunas o agrupaciones de comunas cuyo territorio
correspondiere a distintos juzgados, será competente el de cualquiera de ellas".

3.7.Avería común.

"La justificación, regulación y repartimiento de la avería común se hará ante el tribunal que
designa el Código de Comercio" (Art. 145 C.O.T.).

Este punto requerirá de una breve explicación.

Uno de los riesgos de la navegación marítima está constituida por la avería, la que, en
términos simples, puede equipararse a los daños y gastos extraordinarios o imprevistos
incurridos durante la expedición para la conservación de la nave, de la carga o de ambas a
la vez. La avería se clasifica en avería simple o particular y avería gruesa o común.

La avería simple o particular, cuya especificación se encuentra en el Art. 1093 C. de Co.,


no genera, en principio, mayores problemas, ya que, de acuerdo al Art. 1094 C. de Co., "el
propietario de la cosa que hubiese sufrido el daño o causado el gasto, soportará la avería
particular, sin perjuicio de su derecho para perseguir las responsabilidades que
correspondan".

La avería gruesa o común están constituida "por los sacrificios o gastos extraordinarios e
imprevistos, efectuados o contraídos intencional y razonablemente, con el objeto de
preservar de un peligro común a los intereses comprometidos en la expedición marítima".

264
En cuanto a las normas de competencia, el legislador mercantil ha sido bastante
explícito:

a) si el arreglo de la avería se hace fuera del territorio de la República, se aplican las leyes,
usos y costumbres del lugar donde se verifica el arreglo (Art. 1092 C. de Co.).

b) si el arreglo se hace en territorio nacional, éste debe efectuarse por un perito liquidador,
designado, a falta de acuerdo, por el juez competente del puerto donde termina la descarga.

El nombramiento se verifica según las normas de designación de peritos de los Arts. 414 y
415 del Código de Procedimiento Civil.

Si el capitán o el armador, dos de los sujetos que participan en el comercio marítimo, no


han declarado la avería común, cualquier interesado puede solicitar al juez indicado
precedentemente que nombre un árbitro, para que se pronuncie sobre la existencia de la
avería común.

Las objeciones de la legitimidad de la liquidación de la avería común se deben presentar


ante el juez competente del puerto chileno donde termina la descarga (Art. 1106 C. de Co.).

Si se formula observación, el tribunal debe citar a las partes a un comparendo para designar
un árbitro para que conozca, en única instancia, del juicio de impugnación (Arts. 1107 y
1108 C. de Co.).

3.8.Juicio de alimentos.

En el juicio de alimentos en razón del elemento territorio, son competentes para conocer de
la demanda de alimentos el juez de letras en lo civil del domicilio del alimentante o del
alimentario a elección de este último. Art. 1° Ley Abandono de Familia y Pago de
Pensiones alimenticias y 147 del C.O.T., modificados por la Ley 19.741, publicada en el
Diario Oficial de 24 de julio de 2001.

En el caso que de la demanda de alimentos sea de competencia del juez de menores, porque
los alimentos se deban a menores, al cónyuge del alimentante cuando éste los solicitare
conjuntamente con sus hijos menores, o a parientes mayores y menores de edad que los
reclamaren conjuntamente, se mantiene el principio de la competencia acumulativa dado
que conocerá de la demanda el juez de letras de menores del domicilio del alimentante o
del alimentario a elección de este último. Art. 2° Ley Abandono de Familia y Pago de
Pensiones alimenticias, modificado por la Ley 19.741, publicada en el Diario Oficial de 24
de julio de 2001.

3.9.Juicios hereditarios.

En su aspecto contencioso, señala el Art. 148, inc. 1° C.O.T. que "será competente para
conocer del juicio de partición de la herencia, del de desheredamiento y el de validez o

265
nulidad de disposiciones testamentarias, el del lugar donde se hubiere abierto la sucesión
del difunto con arreglo a lo dispuesto por el artículo 955 del Código Civil”.

El precepto sustancial al que la norma instrumental se remite, se refiere a la delación de la


herencia, esto es, al llamado que hace la ley a los herederos a aceptar o repudiar una
asignación: "La sucesión en los bienes de una persona se abre al momento de su muerte en
su último domicilio, salvos los casos expresamente exceptuados.

La sucesión se regla por la ley del domicilio en que se abre; salvas las excepciones legales"
(Art. 955 C.C.).

En otras palabras, concordando el precepto orgánico-procesal con el precepto del Código


Civil, se concluye que es competente el juez de letras de las comunas o agrupaciones de
comunas donde el causante tuvo su último domicilio.

El Art. 148, inc. 2° C.O.T., como veremos, se refiere a la competencia en materias no


contenciosas. Sin embargo, existe una hipótesis, en el inciso primero, cuya inclusión
pareciera dudosa dentro de las reglas de competencia contenciosa. En efecto, señala el
precepto citado que ese mismo juez es competente para conocer de todas las diligencias
judiciales relativas a la partición de bienes que el causante hubiere dejado.

La lectura aislada del precepto puede inducir a error, ya que la partición de bienes es
materia de arbitraje forzoso, el que necesariamente ha de verificarse por medio de árbitros
de derecho (Arts. 227, N° 2 C.O.T. en relación con los Arts. 1323 C.C. y 225 C.O.T). Sin
embargo, concordando los preceptos citados, hemos de llegar a la conclusión que el Art.
148, inc. 1° C.O.T. se refiere a aspectos previos y conducentes a la designación del juez
partidor, en caso de que las partes no lleguen a acuerdo sobre la persona en quien recaerá la
designación.

3.10. Asuntos Concursales.-

De acuerdo al Art. 154 C.O.T. "será juez competente en materia de quiebras, cesiones de
bienes y convenios entre deudor y acreedores el del lugar en que el fallido o deudor tuviere
su domicilio".

Este precepto contempla tres distintas hipótesis.

Una, referente al juicio de quiebra, concebido por el Art. 1° de la Ley N° 18.175, como
aquel que "tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de una persona
natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma
determinados por la ley".

Otra, se relaciona con la cesión de bienes. Al respecto, señala el Art. 1614 C.C. que “la
cesión de bienes es el abandono voluntario que el deudor hace de todos los suyos a su
acreedor o acreedores, cuando, a consecuencia de accidentes inevitables, no se halla en
estado de pagar sus deudas".

266
Sólo pueden ceder sus bienes los deudores no comprendidos en el Art. 41 de la Ley de
Quiebras, esto es, los deudores que no sean comerciantes, agricultores, industriales o
mineros; y cumpliendo con los demás requisitos legales, (Art. 241 Ley N° 18.175).

Finalmente, el precepto se refiere a los convenios. Éstos, según un autor, son "acuerdos
entre el deudor y la masa de sus acreedores que versan sobre la forma de solucionar el
pasivo del deudor, adoptados cumpliendo las solemnidades legales y que tienen por fin
impedir o alzar la quiebra y obligan al deudor y a todos sus acreedores, salvo las
excepciones legales". (Véase. Alvaro Puelma A. "Curso de Derecho de Quiebras", op. cit.
1985. Pág. 204.)

Los convenios pueden ser extrajudiciales preventivos o judiciales, y éstos, a su vez, pueden
ser preventivos o solución (simplemente judiciales).

Los convenios extrajudiciales y los judiciales preventivos tienen por finalidad evitar o
prevenir la declaración de quiebra.

Los convenios judiciales de pago o solución son aquellos que están destinados a poner
término o a alzar la quiebra. En todos estos casos, cualquiera sea la naturaleza de convenio
judicial de que se trate, rige la regla del domicilio del deudor como factor de competencia
relativa.

Tratándose de personas naturales con más de un domicilio, es competente el tribunal que


ejerza jurisdicción sobre cualquiera de ellos (Art. 140 C.O.T.). Tratándose de personas
jurídicas, se aplica la regla el Art. 142 C.O.T., según hemos visto con anterioridad.

Finalmente, hemos de recordar que el fuero de los acreedores no modifica la competencia


del tribunal y que sí lo hace el fuero de que goce el deudor (Art. 133 C.O.T.).

4.-REGLAS VINCULADAS A LA NATURALEZA DE LA ACCION DEDUCIDA.-

En la determinación de la competencia, atendiendo al factor naturaleza de la pretensión, el


Código distingue entre acciones muebles, acciones inmuebles y acciones mixtas, esto es, en
las que se reclaman derechos muebles e inmuebles a la vez, siguiendo en este punto la
clasificación general del Art. 580 del Código Civil.

4.1.- Cuando la acción (pretensión) es INMUEBLE estamos frente a un caso de


competencia acumulativa o preventiva. En efecto, prescribe el Art. 135 C.O.T. que "si la
acción entablada fuere inmueble, será competente para conocer del juicio el juez del lugar
que las partes hayan estipulado en la respectiva convención. A falta de estipulación será
competente, a elección del demandante:

1° El del lugar donde se contrajo la obligación; o


2° El del lugar donde se encontrare la especie reclamada".

267
Si el inmueble o inmuebles que son objeto de la acción estuvieren situados en distintos
territorios jurisdiccionales, será competente cualquiera de los jueces en cuya comuna o
agrupación de comunas estuvieren situados".

La Ley 18.969 ha solucionado, con la modificación del Art. 135 y la derogación del Art.
136, un problema interpretativo debatido durante mucho tiempo. La regla establecida en el
actual Art. 135 C.O.T. es lo suficientemente clara para explicarse por sí misma, no
requiriendo mayores comentarios.

4.2.- Tratándose de acciones (pretensiones) MIXTAS o que comprende pretensiones


muebles e inmuebles a la vez, señala el Art. 137 C.O.T. que "si una misma acción tuviere
por objeto reclamar cosas muebles e inmuebles, será juez competente el del lugar en que
estuvieren situados los inmuebles.

Esta regla es aplicable a los casos en que se entablen conjuntamente dos o más acciones,
con tal que una de ellas, por lo menos sea inmueble".

4.3.- Finalmente, prescribe el Art. 138 C.O.T. que "si la acción entablada fuere de las
que se reputan MUEBLES con arreglo a lo prevenido en los artículos 580 y 581 del
Código Civil, será competente el juez del lugar que las partes hayan estipulado en la
respectiva convención.

A falta de estipulación de las partes, lo será el del domicilio del demandado".

Los hechos que se deben, como las promesas, se reputan muebles, de acuerdo al Art. 581
C.C. y, consiguientemente, se rigen por la disposición del Art. 138 C.O.T.

5.-REGLA SUPLETORIA.-

A falta de todas las otras reglas de competencia que se han enunciado, será juez competente
para conocer del asunto aquel en que tenga su domicilio el demandado (Art. 134 C.O.T.).

A este respecto es necesario tomar en consideración que la voz "domicilio", esto es, la
residencia acompañada real o presuntivamente del ánimo de permanecer en ella (Art. 59,
inc. 1° C.C.), sólo es utilizada para los efectos orgánico-procesales de determinación de
competencia y no en el sentido procesal funcional de lugar hábil y específico donde pueda
practicarse alguna actuación o diligencia judicial.

Para los efectos de la competencia, "el lugar donde un individuo está de asiento, o donde
ejerce habitualmente su profesión u oficio, determina su domicilio civil o vecindad" (Art.
62 C.C.).

Cuando el demandado posee más de un domicilio, será competente para conocer del asunto
el juez que ejerza jurisdicción en cualquiera de ellos.

268
PARRAFO 2: LAS REGLAS DE LA COMPETENCIA RELATIVA EN LOS
ASUNTOS CIVILES NO CONTENCIOSOS.

1.REGLAS DE DESCARTE.-

Para poder determinar con precisión el tribunal que es competente para conocer de los
asuntos no contenciosos en que no se promueve conflicto entre partes, en los que no cabe la
prórroga de la competencia, es menester tomar en consideración las siguientes reglas de
descarte:

1° Determinar si el legislador ha establecido una regla especial en atención al elemento


territorio, en cuyo caso a ella hemos de atenernos; y

2° Ante la falta de una regla especial, se debe aplicar la regla supletoria que concede
competencia al tribunal de la comuna o agrupación de comunas en que tenga su domicilio
el solicitante.

2.REGLAS ESPECIALES.-

Ellas se encuentran contempladas en los artículos 148 a 155 C.O.T., siendo las
siguientes:

2.1.Asuntos no contenciosos en materia sucesoria.

a.-Es competente para conocer de todas las diligencias judiciales relativas a la apertura de
la sucesión, formación de inventarios, tasación, declaración de herencia yacente, la guarda
y aposición de sellos y la posesión efectiva, el tribunal de la comuna o agrupación de
comunas en que tuvo su último domicilio el causante (Arts. 148, inc.2° C.O.T. y 955, inc.
1° C.O.T.).

b.-"Cuando una sucesión se abra en el extranjero y comprenda bienes situados dentro del
territorio chileno, la posesión efectiva de la herencia deberá pedirse en el lugar en que tuvo
el causante su último domicilio en Chile, o en el domicilio del que la pida si aquél no lo
hubiere tenido" (Arts. 149 C.O.T. y 998 C.C.).

2.2.Nombramiento de tutores y curadores.-

"Será juez competente para conocer del nombramiento de tutor o curador y de todas las
diligencias que, según la ley, deben preceder a la administración de estos cargos, el del
lugar donde tuviere su domicilio el pupilo, aunque el tutor o curador nombrado tenga el
suyo en lugar diferente.

El mismo juez será competente para conocer de todas las incidencias relativas a la
administración de la tutela o curaduría, de las incapacidades o excusas de los guardadores y
de su remoción" (Art. 150 C.O.T.).

269
“Para nombrar curador a los bienes de un ausente o a una herencia yacente, será
competente el juez del lugar en que el ausente o el difunto hubiere tenido su último
domicilio.

Para nombrar curador a los derechos eventuales del que está por nacer, será competente el
juez del lugar en que la madre tuviere su domicilio" (Art. 152 C.O.T.).

2.3.Muerte presunta.

"En los casos de presunción de muerte por desaparecimiento, el juez del lugar en que el
desaparecido hubiere tenido su último domicilio será competente para declarar la
presunción de muerte y para conferir la posesión provisoria o definitiva de los bienes del
desaparecido a las personas que justifiquen tener derecho a ellos" (Arts. 151 C.O.T. y 81,
N° 1 C.C.).

2.4.Autorización gravar y enajenar.

"Para aprobar o autorizar la enajenación, hipotecación o arrendamiento de inmuebles, es


competente el juez del lugar donde éstos estuvieren situados" (Art. 153 C.O.T.).

2.5.Censo.

"Será tribunal competente para conocer de la petición para entrar en el goce de un censo de
transmisión forzosa, el del territorio jurisdiccional en donde se hubiere inscrito el censo. Si
el censo se hubiere redimido, el del territorio jurisdiccional donde se hubiere inscrito la
redención. Si el censo no estuviere inscrito ni se hubiere redimido, el del territorio
jurisdiccional donde se hubiere declarado el derecho del último censualista" (Art. 155
C.O.T.).

PÁRRAFO 3: LAS REGLAS DE LA COMPETENCIA RELATIVA EN LOS


ASUNTOS PENALES.

1.PLAN DE DESARROLLO.-

En materia criminal el factor territorio presenta dos particularidades que lo diferencian de


las reglas civiles. Por una parte, es un elemento de orden público y, consiguientemente,
improrrogable por la voluntad de las partes (Art. 9o. C.P.P.). Por otro lado, este elemento
está determinado por el lugar físico en que el delito se cometió o dio inicio a su ejecución.
Así, por lo demás, lo señala el Art. 157, inc. 1° C.O.T. al expresar: "Será competente para
conocer de un delito el tribunal en cuyo territorio se hubiere cometido el hecho que da
motivo al proceso".

Excepcionalmente, en el Art. 22 de la Ley sobre cuentas corrientes bancarias y cheques se


establece una regla particular de competencia relativa. En efecto, el inciso séptimo de la
citada disposición señala que “será juez competente para conocer de los delitos que se

270
penan en la presente ley, el del domicilio que el librador del cheque tenga registrado en el
Banco".

El legislador, por razones prácticas, tomó en consideración un elemento


extraordinariamente objetivo, de muy fácil determinación, para precisar el tribunal que
debe conocer del delito. No se atiende a elementos subjetivos, como podría ser el principio
de ejecución, ni tampoco a otros factores como el lugar donde el cheque fue girado o la
sucursal en que éste fue presentado para su pago, sino que el mero domicilio registrado en
el Banco por el cuenta corrientista.

Para determinar la competencia relativa en los asuntos penales, el legislador procesal


distinguió respecto de los delitos cometidas dentro del territorio nacional entre unidad y
pluralidad de delitos y, respecto de estos últimos, entre delitos conexos y los inconexos o
independientes. Adicionalmente, formuló reglas referentes a la competencia de los
tribunales en el conocimiento de ciertos delitos cometidos en el extranjero.

En la exposición seguiremos este mismo orden, y señalaremos las principales


modificaciones que respecto de estas reglas se contemplan en el nuevo sistema procesal
penal, el que contiene normas muy simples sobre la materia.

2.-DELITOS COMETIDOS DENTRO DEL TERRITORIO NACIONAL.

Para determinar el tribunal competente respecto de delitos cometidos dentro del territorio
nacional es menester aplicar las siguientes reglas:

2.1.- Comisión de un solo delito.

Rige, a este respecto, lo dicho en el Art. 157, inc. 1° C.O.T., esto es, será competente el
tribunal en cuyo territorio jurisdiccional se hubiere cometido el hecho que da motivo a la
iniciación del proceso.

En seguida, señalan los restantes incisos del Art. 157 C.O.T. que “esta competencia, así
como la de la Corte de Apelaciones que deba conocer en segunda instancia, no se alterará
por razón de haber sido comprometidos por el delito intereses fiscales.

Si el autor del delito se ausentare del lugar en que lo cometió, y fuere aprehendido en otro
territorio jurisdiccional, será puesto inmediatamente a disposición del juez del lugar en que
delinquió.

El delito se considerará cometido en el lugar donde se dio comienzo a su ejecución”.

En el nuevo sistema procesal penal, el artículo 157 del C.O.T. contempla las siguientes
reglas:

1°.- Será competente para conocer de un delito el tribunal en cuyo territorio se hubiere
cometido el hecho que da motivo al juicio.

271
2°.- El delito se considerará cometido en el lugar donde se hubiere dado comienzo a su
ejecución.
3°.- El juzgado de garantía del lugar de comisión del hecho investigado conocerá de las
gestiones a que diere lugar el procedimiento previo al juicio oral.
4°.- Cuando las gestiones debieren efectuarse fuera del territorio jurisdiccional del juzgado
de garantía y se tratare de diligencias urgentes, la autorización judicial previa podrá ser
concedida por el juez de garantía del lugar donde deban realizarse.
5°.- Si se suscitare conflicto de competencia entre jueces de varios juzgados de garantía,
cada uno de ellos estará facultado para otorgar las autorizaciones o realizar las actuaciones
urgentes, mientras no se dirimiere la competencia.
6°.- La competencia del Juez de Garantía, como la de las Cortes de Apelaciones, no se
alterará por razón de haber sido comprometidos por el hecho intereses fiscales.

2.2. Comisión de varios delitos.

En seguida, el legislador procesal orgánico se encarga de establecer una serie de reglas en


que distingue entre los delitos de igual gravedad, los de distinta gravedad, los delitos
conexos y los delitos inconexos.

a) Delitos independientes de igual gravedad.-

La gravedad de los delitos está determinada por la pena que el hecho ilícito lleva consigo
(Arts. 132 C.O.T. y 3o. y 21 C.P.). Así, por ejemplo, son delitos de igual gravedad los que
tengan una pena de crimen o los que la tengan de simple delito.

Si se cometen varios delitos de igual gravedad en un solo territorio jurisdiccional, será


competente para conocer de todos ellos el tribunal de ese territorio jurisdiccional.
Si se cometen varios delitos de igual gravedad en distintos territorios jurisdiccionales, se
aplica el Art. 158 C.O.T. que nos señala que "si un individuo hubiere cometido delitos en
diversos territorios jurisdiccionales será juzgado por el juez de aquel en que cometió el
último delito".

b) Delitos independientes de distinta gravedad.-

A este caso se refiere el Art. 159, inc. 1° C.O.T., en los siguientes términos: "Si el reo
hubiere cometido en varias comunas delitos de distinta gravedad, será competente para
conocer de todos ellos el juez de aquellas comunas en que se cometió el último crimen o,
en su defecto, el último simple delito".

c) Delitos conexos.-

El Código Orgánico de Tribunales señala en su Art. 165 qué entiende por delitos conexos:
"Considéranse delitos conexos:

1° Los cometidos simultáneamente por dos o más personas reunidas;

272
2° Los cometidos por dos o más personas en distintos lugares o tiempos, si hubiere
precedido concierto entre ellas;
3° Los cometidos como medio para perpetrar otro delito, o para facilitar su ejecución, y
4° Los cometidos para procurar la impunidad de otros delitos".

Por regla general, cada crimen o simple delito de que conozca un tribunal es materia de un
sumario. Sin embargo, existe una evidente excepción en los delitos conexos, ya que no
obstante existir una pluralidad de hechos punibles, el sumario, primera fase del
procedimiento ordinario por crimen o simple delito de acción penal pública, es único.

El Art. 164 C.O.T. señala qué tribunal es competente para conocer de los delitos conexos
sometidos a lo que denomina “fuero común" o tribunales ordinarios: "En caso de delitos
conexos sujetos al fuero común, será juez competente para conocer de todos ellos, en un
solo proceso:

1° el de la comuna en que se hubiere cometido el delito de mayor gravedad;

2° si todos los delitos fueren de igual gravedad, el de la comuna en que se cometió el


último delito;

3° si no se supiere cual fue el último delito, el de la comuna en que se cometió uno de ellos
y que primero hubiere comenzado a instruir el proceso;

4° si varios jueces hubieren comenzado a instruirlo a un mismo tiempo, aquel que fuere
designado por la respectiva Corte de Apelaciones, o por la Corte Suprema, si los jueces
dependen de diversas Cortes de Apelaciones".

En una disposición común tanto para los delitos conexos como para los que no lo son
(independientes prescribe el Art. 163 C.O.T. que "si no se pudiere establecer con precisión
en qué comuna se ha cometido el delito, será competente el juez que primero comenzaré a
instruir el proceso, con tal que lo sea de alguna de las comunas respecto de las cuales se
suscitare duda. Si no se supiere cuál juez dio principio a la investigación, se aplicará la
cuarta regla establecida en el artículo siguiente".

En el nuevo sistema procesal penal no se hace ninguna distinción en caso de pluralidad


de delitos o de delitos conexos para determinar la competencia del tribunal competente,
debiendo entenderse derogadas todas las normas anteriores. Para los efectos de regular esa
materia, se contempla una norma única en el artículo 159 del C.O.T, la que contempla las
siguientes reglas:

1°.- Si en ejercicio de las facultades que la ley procesal penal confiere al Ministerio
Público, éste decidiere investigar en forma conjunta hechos constitutivos de delito en los
cuales son competentes más de un juez de garantía en atención a haberse cometido en más
de un territorio jurisdiccional, continuará conociendo de las gestiones relativas a dichos
procedimientos el juez de garantía del lugar de comisión del primero de los hechos
investigados.

273
2°.- En el evento anterior, el Ministerio Público comunicará su decisión en cada uno de los
procedimientos que se seguirán en forma conjunta, para lo cual solicitará la citación a una
audiencia judicial de todos los intervinientes en ellos. El o los jueces de garantía inhibidos
harán llegar copias de los registros que obraren en su poder al juez de garantía al que
correspondiere continuar conociendo de las gestiones a que diere lugar el procedimiento.

3°.- Si el Ministerio Público decidiere posteriormente separar las investigaciones que


llevare conjuntamente, continuarán conociendo de las gestiones correspondientes los jueces
de garantía competentes de conformidad a la regla general contenida en el artículo 157,
procediéndose de conformidad a los incisos segundo y tercero del artículo 159 del C.O.T.

3.- DELITOS COM[ETIDOS EN EL EXTRANJERO.-

Hemos visto con anterioridad que en nuestro país rige el principio de la territorialidad
(Arts. 1° C.P.P. y 6° C.P.), en razón del cual, la ley penal sólo rige en Chile y en su
territorio afecta a todos los habitantes, sean chilenos o extranjeros. Sin embargo, también
hemos visto que existe una importante excepción, contemplada en el Art.6o. C.O.T. y en
cuya virtud los tribunales chilenos pueden conocer de ciertos delitos cometidos en el
extranjero.

A esta excepción se refiere el Art. 167 C.O.T. en los siguientes términos: "De los delitos a
que se refiere el artículo sexto conocerán los tribunales de Santiago".

Para estos efectos, y como regla de distribución de causas, por Auto Acordado de la Corte
de Apelaciones de Santiago, se determinó que corresponde conocer de estos asuntos al juez
de letras en lo criminal que esté de turno en el mes en que se inicie el procedimiento.

En el nuevo sistema procesal penal se mantiene esta regla, debiendo entenderse que ellos
serán de competencia del juzgado de garantía de Santiago, sin que sea pertinente aplicar la
regla del turno, por existir un solo órgano jurisdiccional en el nuevo sistema procesal penal,
pero con pluralidad de jueces.

Existe, en todo caso, una regla especial de competencia referente a delitos calificados como
atentatorios contra la seguridad del Estado cuando éstos son perpetrados fuera del territorio
de la República. En efecto, de acuerdo al Art.27, letra 1) de la Ley N°12.927 sobre
Seguridad del Estado, de estos delitos conoce en primera instancia un ministro de la Corte
de Apelaciones de Santiago, según el tumo que ese mismo tribunal debe fijar
mensualmente. En el nuevo sistema procesal penal esta norma no tiene aplicación, dado
que debemos entenderla orgánicamente derogada al corresponderle dirigir la investigación
al Ministerio Público.

4. LA ACUMULACION DE AUTOS EN MATERIA PENAL.-

274
En variadas oportunidades nos podemos encontrar con que una misma persona haya
cometido o sea inculpado de más de un delito. Esta circunstancia genera la segunda
excepción al principio de que un delito debe ser investigado en un sumario.

En efecto, de acuerdo al Art.77 C.P.P., "cada crimen o simple delito de que conozca un
tribunal será materia de un sumario.

Sin embargo, se comprenderán en un solo sumario:

1° Los delitos conexos; y

2° Los diversos crímenes, simples delitos y faltas que se imputaren a un solo procesado, ya
sea al iniciarse la causa o durante el progreso de ésta".

La institución por la que se tiende a que exista un solo tribunal y un solo procedimiento en
que se conozca de una pluralidad de delitos unidos por la unidad del sujeto infractor, se
conoce con el nombre de acumulación de autos penales.

Señala el Art. 160, inc. 1° C.O.T., en una redacción que consagra una excepción a la regla
general de la competencia de la radicación, que "el culpable de diversos delitos será
juzgado por todos ellos en un solo proceso, para lo cual se acumularán las causas iniciadas
o por iniciarse en su contra; y las personas que en ella figuren como reos quedarán
sometidas a la jurisdicción del tribunal a quien corresponda conocer en los procesos
acumulados".

Una segunda disposición referente a la acumulación de autos y que se vincula, como


veremos más adelante, a una verdadera prórroga legal de competencia, señala que "si un
mismo reo tuviere procesos pendientes por faltas y por crímenes o simples delitos, el juez
de letras será el solo competente para conocer de todos ellos" (Art. 161 C.O.T.).

En el Art. 161 C.O.T., el legislador autoriza al juez letrado a absorber la competencia de los
juzgados de policía local, juzgados que conocen de la generalidad de las contravenciones,
al establecer que "si un mismo reo tuviere procesos pendientes por faltas y crímenes o
simples delitos, el juez de letras será el sólo competente para conocer de todos ellos".

Empero, existen otras circunstancias en que, no obstante encontrarse presentes los


requisitos para mantener los autos acumulados, debe decretarse la desacumulación de los
mismos. Ello ocurre, fundamentalmente, cuando alguno de los asuntos acumulados se
encuentra en un estado más avanzado que los demás, cuando existen tramitaciones
especiales o cuando se trate de procedimientos con términos o plazos particulares.

Al respecto, prescribe el Art.160, inc.2° C.O.T. que "sin perjuicio de la regla anterior, el
juez podrá ordenar por medio de un auto motivado la desacumulación de los procesos o su
substanciación por cuerda separada, cuando éstos tengan una tramitación diferente o plazos
especiales para su tramitación, o la acumulación determine un grave retardo en la
substanciación de las causas. Los procesos separados seguirán tramitándose ante el mismo

275
juez a quien correspondía conocer de ellos acumulados y al fallarlos deberá considerar las
sentencias que hayan sido dictadas con anterioridad en estos procesos. Si procediere
unificar las penas, el tribunal lo hará al dictar la última sentencia. Con todo, este último
fallo no tomará en consideración las sentencias anteriores para apreciar las circunstancias
modificatorias de responsabilidad penal”.

¿Qué tribunal es el competente para conocer de los asuntos acumulados y de la


desacumulación?. Será competente para conocer de los procesos acumulados el tribunal
que, de acuerdo a las reglas contempladas para los delitos conexos y los inconexos, deba
conocer del asunto al cual se acumulan los demás. El tribunal que inicialmente conoció de
un delito o de varios delitos sigue siendo competente para conocer y fallar los demás
delitos que pudieran cometerse. Se puede afirmar que los procesos más nuevos se acumulan
a los más antiguos.

Finalmente, en el Art.160, inc.3o. C.O.T. se establece la posibilidad de desacumular


temporalmente un expediente. Señala el precepto citado que, "cuando, siendo procedente la
desacumulación, en alguno de los sumarios se investigue un delito cometido en otro
territorio jurisdiccional, el juez podrá reenviar ese sumario al juez del territorio
jurisdiccional donde se cometió el delito, encargándole la práctica de todas las diligencias
determinadas de instrucción que puedan realizarse en aquel lugar y las que aparezcan en el
curso de su indagación. El exhortante sólo dejará una relación sucinta del hecho
investigado y de los datos necesarios para llevar a cabo las diligencias que haya de
practicar. La tramitación de estos exhortos tendrá siempre carácter urgente".

En el nuevo sistema procesal penal estas normas se encuentran derogadas, por recibir
aplicación el artículo 159 ya analizado.

5. REGLAS DE COMPETENCIA RELATIVA VINCULADAS A LA


PARTICIPACIÓN CRIMINAL Y A LA EVENTUAL INCIDENCIA QUE EN ELLA
PUEDE TENER EL FUERO.-

El legislador procesal orgánico, aplicando en cierto sentido la regla general de la extensión,


señala categóricamente que en materia de competencia la calidad de autor de un hecho, trae
como consecuencia que los cómplices y encubridores también sean juzgados por ese mismo
tribunal.

En efecto, de acuerdo al Art. 168, inc. 1°' C.O.T, "el tribunal competente para juzgar al
autor de un delito lo es también para juzgar a los cómplices y encubridores del mismo
delito".

Esta norma se encuentra derogada en el nuevo sistema procesal penal, pero entendemos que
ella recibe plena aplicación por tratarse de la investigación y juzgamiento de un mismo
hecho en el cual pueden participar varias personas.

Sin embargo, esta competencia se ve alterada cuando aparecen personas aforadas: "Si
siendo muchos los autores de un delito o de varios delitos conexos, hubiere entre ellos

276
individuos aforados y otros que no lo sean, el tribunal competente para juzgar a los que
gozan de fuero, deberá juzgar a los demás autores y a los cómplices y encubridores" (Art.
168, inc.2° C.O.T.).

La circunstancia de ser uno de muchos autores una persona aforada altera la regla de
competencia en función del fuero, pero no altera la regla del inciso primero, porque la
circunstancia de un autor acarrea que los demás autores, los cómplices y los encubridores
sean juzgados por el mismo tribunal que juzga al aforado. Si los cómplices o los
encubridores gozan de fuero, la regla de competencia no se ve alterada, ya que lo que
determina la variación es la circunstancia procesal del autor.

En el nuevo sistema procesal penal, esta norma se deroga, por cuanto no se contemplan
normas relativas al fuero para modificar las reglas de la competencia.

En seguida, el legislador pasa a ocuparse de delitos en que no sólo intervienen civiles sino
que también individuos naturalmente sometidos a los tribunales militares. Prescribe al
efecto el Art. 169 C.O.T. que "si siendo muchos los responsables de un delito o de varios
delitos conexos, hubiere entre ellos individuos sometidos a los tribunales militares y otros
que no lo estén, el tribunal competente para juzgar a los que gozan de fuero juzgará
también a todos los demás".

La redacción del precepto es más amplia, ya que no habla de "autores" sino que de
"responsables", y en un delito no sólo es responsable el autor, sino que también el cómplice
y el encubridor. En consecuencia, se puede llegar a la conclusión que, atendida la redacción
del precepto, el juez militar será competente para conocer del hecho en que aparezcan
civiles involucrados cuando al menos el encubridor se encuentre sujeto a la competencia de
tribunales militares.

En el artículo transcrito, la voz “fuero" no está tomada en el sentido de regla de


competencia sino que en el de persona sujeta a los tribunales militares.

En el nuevo sistema procesal penal, esta norma se deroga, por cuanto no se contempla la
existencia de delitos conexos.

Tratándose de delitos inconexos, señala el Art. 170 C.O.T. que "cuando se hubiere
cometido por un mismo agente delitos de jurisdicción militar y de jurisdicción común, que
no sean conexos, el tribunal militar será competente para conocer de los primeros y el
tribunal ordinario de los segundos. Si la aplicación de esta norma creare alguna
interferencia o dificultad para la práctica de medidas o diligencias que se relacionen con el
inculpado, tendrán preferencia las requeridas por el tribunal militar.

Los tribunales deberán remitirse recíprocamente copias de los autos de procesamiento y de


los fallos que se dictaren en sus respectivas causas, las que deberán agregarse a los autos.

277
El tribunal que dictare el último fallo no podrá considerar circunstancias modificatorias de
responsabilidad criminal que de estar acumulados los procesos no se hubieren podido tomar
en cuenta.

El reo podrá solicitar dentro del plazo de un año, a contar del último fallo, al tribunal
superior común la unificación de las penas cuando ello lo beneficiare".
En el nuevo sistema procesal penal se deroga esta regla, por cuanto ella es innecesaria dado
que se aplicación hace volver a la regla general en cuanto a que los delitos de carácter
militar son conocidos por los tribunales militares y los de naturaleza civil por la justicia
ordinaria.

6. EXCEPCIÓN AL PRINCIPIO DE LA TERRITORIALIDAD.-

Hemos visto con anterioridad que los tribunales sólo pueden ejercer su ministerio en un
radio territorial determinado, pasado el cual dejan, de inmediato, de ser competentes.
Existen, empero, algunas excepciones, una de las cuales se encuentra contemplada en el
Art. 170 bis C.O.T., en cuya virtud, "el juez que conozca de un proceso por delitos
cometidos en diversas comunas o de delitos cuyos actos de ejecución se realizaron en
varias comunas, podrá practicar directamente actuaciones judiciales en cualquiera de ellas.
En este caso deberá designar un secretario ad-hoc que autorice sus diligencias.

El funcionario que subrogue al juez podrá actuar, en casos urgentes, aun en la misma causa
que motiva la ausencia del titular".

En el nuevo sistema procesal penal esta norma se deroga, teniendo aplicación lo dispuesto
en el artículo 157 del C.O.T.-

TITULO IV

LA INCOMPETENCIA DEL TRIBUNAL. SANCION. FORMA DE HACERLA


VALER. PARALELO ENTRE LA JURISDICCION Y LA COMPETENCIA.

1.- LA INCOMPETENCIA DEL TRIBUNAL Y SU SANCIÓN.

De acuerdo a lo establecido en el art.73 de la C.Pol., los tribunales son los órganos


establecidos por la ley para ejercer la facultad de conocer de las causas civiles y criminales,
resolverlas y hacer ejecutar lo juzgado.

La organización y atribuciones de los tribunales debe ser establecida mediante la dictación


de una ley orgánica constitucional de acuerdo a lo previsto en el artículo 74 de la C.Pol.-

Hasta la fecha no se ha dictado en forma orgánica una ley orgánica constitucional que
regule la organización y atribuciones de los tribunales, por lo que debemos entender que
permanece plenamente vigente con ese rango en todo aquello que no se oponga a la

278
Constitución las disposiciones del Código Orgánico de Tribunales que se refieren a esa
materia de acuerdo a lo previsto en el artículo 5 transitorio de la C.Pol..-

La jurisdicción es una de las funciones básicas, conjuntamente con la legislativa y ejecutiva


que debe desarrollar el Estado para cumplir con sus fines.

El artículo 7 de la C.P.E establece que "los órganos del Estado actúan validamente previa
investidura regular de sus integrantes, dentro de su competencia y en la forma prescriba la
ley.

Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aún a


pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que
expresamente se les hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y
sanciones que señale la ley.-"

Por otra parte, el artículo 19 No 7 de la C.P.E establece que "la Constitución asegura a
todas las personas la igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos.

Nadie puede ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que le señale la
ley y que se halle establecido con anterioridad por esta.
Toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo
legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un
racional y justo procedimiento. "
En consecuencia, el constituyente se ha encargado expresamente de establecer que los
tribunales son los órganos públicos encargados de ejercer la función jurisdiccional,
debiendo actuar para ello dentro de las atribuciones que la ley confiere.

La esfera, medida o grado en la que cada órgano jurisdiccional puede ejercer sus
atribuciones se encuentran establecidas por las reglas de la competencia conforme a los
establecido en los artículos 108 y siguientes del Código Orgánico de Tribunales.

Si un tribunal actúa fuera de las atribuciones que la ley le ha establecido, todo lo actuado
ante el adolecerá de nulidad de acuerdo a lo previsto en el artículo 7 de la C.P.E..-

En nuestro derecho procesal no se contemplan causales específicas para declarar la nulidad


procesal , sino que ella debe ser declarada en todos los casos en que se infrinjan las normas
que se han establecido para la actuación de un órgano publico, ya sea en lo que diga
relación son su competencia o el procedimiento.

La nulidad procesal puede obedecer a infracciones respecto de leyes de orden público, en


cuyo caso ella debe ser declarada de oficio por el tribunal o a petición de parte; o de orden
privado, en cuyo caso ella sólo puede ser declarada a petición de parte. Además la nulidad
procesal sólo puede ser invocada en las oportunidades que el legislador contempla dentro
del proceso en el cual se hubiere cometido el vicio, no siendo posible que se pueda iniciar
un nuevo juicio con posterioridad para obtener la declaración de nulidad de lo actuado en

279
un juicio anterior. Al efecto, en el mensaje del C.P.C. se establece perentoriamente que "se
desconoce de un modo expreso la acción ordinaria para invalidar sentencias".

En consecuencia, una vez que la sentencia se encuentre firme o ejecutoriada y hubiere


pasado en autoridad de cosa juzgada se genera la máxima preclusión, extinguiéndose todo
medio para los efectos de impugnar la resolución con motivo de cualquier vicio que se
hubiere cometido en el proceso, a menos que excepcionalmente sea procedente la
interposición del recurso de revisión por las causales y en los plazos que el legislador
establece.

Tratándose de la infracción de las reglas de la incompetencia absoluta no cabe duda que


estamos en presencia de una infracción de una ley de orden público, y su trascendencia es
de tal envergadura que el tribunal no sólo ha establecido la facultad del tribunal para
declararla de oficio, sino que además excepcionalmente y como único caso la ha excluido
del plazo preclusivo para que se alegue por la vía de un incidente de nulidad dentro del
proceso en que se cometió el vicio en inciso segundo del artículo 83 del C.P.C.-

En cambio, las leyes de la competencia relativa en los asuntos contenciosos civiles son de
orden privado, puesto que ellas son renunciables por las partes a través de la prórroga de la
competencia. La infracción a las reglas de la competencia relativa en esta materias da lugar
a una nulidad procesal de orden privado, la que se caracteriza por no poder ser declarada de
oficio por el tribunal y ser susceptible de sanearse y de renunciarse por las partes.

2. FORMAS DE HACER VALER LA INCOMPETENCIA DEL TRIBUNAL.

De acuerdo a lo señalado, precedentemente, ha quedado claramente demostrado que la


sanción a la infracción de las reglas de la competencia absoluta y relativa es la nulidad
procesal.

El legislador ha establecido diversas formas comunes de hacer valer la nulidad procesal por
infracción a las reglas de la competencia absoluta y relativa, las que en algunos casos
presentan ciertas particularidades tratándose de las que dicen relación con la competencia
relativa en los asuntos civiles contenciosos atendiendo su orden privado respecto de las
demás que revisten el carácter de orden público, diferencias a las cuales nos vamos a referir
expresamente en las materias que ellas concurran.
Las vías que el legislador ha contemplado para hacer valer la nulidad procesal son las
siguientes:

2.1.De oficio por el tribunal.

Los artículos 84 inciso final del C.P.C. y 72 del C.P.P. establecen que el tribunal puede
corregir de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso. En el artículo 163
del NCPP se contempla la facultad del tribunal para declarar la nulidad con carácter mas
limitado, pero dentro de la cual debemos considerar comprendida la declaración de nulidad
por incompetencia del tribunal.

280
Por otra parte, el artículo 83 del C.P.C., aplicable en el proceso penal de acuerdo a lo
previsto en el art.68 del C.P.P., establece que la nulidad procesal podrá ser declarada de
oficio por el tribunal.

Además, el inciso segundo del artículo 102 del C.P.P., establece que el tribunal ante el cual
se presenta la querella si se cree incompetente, lo declarará así; y el querellante podrá
ocurrir ante el tribunal a quien corresponda el conocimiento del negocio...................”.- En
el nuevo sistema procesal penal no se regula esta situación en el artículo 117 del NCPP.

Finalmente, a propósito del recurso de casación en la forma se establece que si un tribunal


superior jerárquico se encuentre conociendo de una causa por vía de casación, apelación,
consulta o alguna incidencia puede proceder a casar de oficio una sentencia si aparece de
manifiesto de los antecedentes una causal que hace procedente el recurso de casación en la
forma, dentro de las cuales se encuentra la incompetencia del tribunal. (art.776 del C.P.C.,
aplicable también en el procedimiento penal en virtud de lo establecido en el artículo 535
del C.P.P).-

Tratándose de la incompetencia relativa en los asuntos civiles contenciosos, ella no puede


ser declarada de oficio por el tribunal, puesto que se trata de aquellas nulidades de orden
privado que sólo pueden ser invocadas por las partes.

Además, no es posible que el tribunal declare de oficio su incompetencia relativa en los


asuntos civiles contenciosos, puesto que el legislador contempla la disponibilidad de esas
normas por las partes, la que en caso de la prórroga tácita de la competencia ellas operan
luego de iniciado el proceso.

Si el tribunal pudiera declarar de oficio su incompetencia relativa en los asuntos judiciales


contenciosos a la presentación de la demanda no sería posible que operara la prórroga tácita
que contempla el legislador.

2.2.Por vía incidental.

La posibilidad de alegar la incompetencia del tribunal a través de la promoción de un


incidente se puede verificar a través de la declinatoria de competencia, la inhibitoria de
competencia, el incidente de nulidad procesal y el incidente de nulidad en la segunda
instancia.

2.2.a. La declinatoria de competencia.

El artículo 101 del C.P.C. establece que podrán las partes promover cuestiones de
competencia por inhibitoria o declinatoria.

Estas dos vías para alegar la incompetencia del tribunal son incompatibles entre sí, puesto
que “las que hayan optado por uno de estos medios no podrán después abandonarlo para
recurrir al otro.

281
Tampoco podrán emplearse los dos simultánea ni sucesivamente."

La declinatoria de competencia es aquella incidencia que se propone ante el tribunal que se


cree incompetente para conocer de un negocio que le esté sometido, indicándole cual es el
que se estima competente y pidiéndole que se abstenga de dicho conocimiento. Su
tramitación se sujetará a las reglas establecidas para los incidentes. "(Art. 111 del C.P.C.).-

En el juicio ordinario civil, la forma de hacer valer la declinatoria de competencia es a


través de la excepción dilatoria contemplada en el N° 1 del artículo 303 del C.P.C., esto es,
“la incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda". La sola
aceptación de la excepción de incompetencia del tribunal importa la abstención de este de
seguir conociendo del asunto de acuerdo a lo prescrito en el artículo 306 del C.P.C.-

Si no se hace valer la declinatoria de competencia como excepción dilatoria, ella puede


hacerse valer con posterioridad por la vía de un incidente de nulidad procesal de acuerdo a
lo establecido en el inciso 2 del artículo 305 del C.P.C.-

No obstante, esta facultad sólo existe tratándose de la infracción de las normas de la


competencia absoluta y no de la normas que rigen la competencia relativa en los asuntos
civiles contenciosos, puesto que si el demandado comparece al proceso sin hacerla valer
prorrogará tácitamente la competencia. El demandante nunca podrá alegar la incompetencia
relativa del tribunal, puesto que este prórroga tácitamente la competencia por concurrir a
presentar la demanda ante un tribunal que no es el naturalmente competente.

En el procedimiento penal, la declinatoria de competencia por infracción de las reglas de la


competencia absoluta y relativa se puede alegar como una excepción de previo y especial
pronunciamiento de acuerdo a lo previsto en el N° 1 del artículo 433 del C.P.P. y 264 letra
a) del NCPP.-

Dicha excepción se puede hacer valer durante el Sumario Criminal, pero en tal caso se
tramita como un incidente que no reviste el carácter de previo y especial pronunciamiento,
tramitándose en cuaderno separado sin suspender la investigación. (Arts. 405 y 445 del
C.P.P.). en el nuevo procedimiento penal se contempla que se hagan valer para ser resueltas
en la audiencia de preparación del juicio oral por el juez de garantía.

Además, dicha excepción se puede hacer en el Plenario Criminal por el acusado en lo


principal del escrito de contestación a la acusación, la que se efectúa en forma subsidiaria,
tramitándose como incidente de previo y especial pronunciamiento en el cuaderno principal
y suspendiéndose el curso del procedimiento hasta su resolución. (Art.434 y 439 el
C.P.P.).-En el nuevo procedimiento penal no es procedente hacer valer la excepción de
incompetencia en el juicio oral Art. 265 NCPP.

El acogimiento de la excepción de declinatoria de competencia se encuentra regulado en


los artículos 48 y 440 del C.P.P..- El primero de esos preceptos establece que "todas las
actuaciones practicadas ante los jueces que resultaren incompetentes serán válidas sin
necesidad de que se ratifiquen ante el juez que fue declarado competente." Este criterio se

282
ratifica en el mencionado art. 440 al señalarnos que "si alguna de las excepciones opuestas
fuere la de declinatoria de jurisdicción (competencia) o la de litis pendencia, el juez la
resolverá antes de las demás. Cuando considere procedente alguna de estas y la litis
anterior no pendiere ante él, mandará remitir los autos al juez que considere competente,
absteniéndose de resolver sobre las otras excepciones.".-

2.2.b. La inhibitoria de competencia.

La inhibitoria de competencia es aquel incidente especial que se promueve ante el tribunal


que se cree competente y que no está conociendo del asunto pidiéndole que se dirija al
tribunal, que es incompetente pero que esta conociendo del negocio, para que se inhiba y le
remita los autos.(art. 102 del C.P.C.)

El tribunal ante el cual se presenta la solicitud debe analizar los antecedentes y


pronunciarse acerca de su competencia. Si estima que la solicitud es procedente, le
solicitará al tribunal que está conociendo del asunto que se inhiba de seguir conociendo de
él y le remita el proceso.

Requerido el tribunal que esta conociendo del asunto deberá oír a la parte que ante él litiga,
y con lo que ella exponga o en su rebeldía, procederá a acceder a la inhibición o negar lugar
a ella. Si se niega se generará una contienda positiva de competencia. Si acepta la
inhibitoria, remitirá los autos al tribunal requirente, resolviéndose con ello la cuestión de
competencia.

2.2.c. El incidente de nulidad procesal.

La tramitación de un proceso por parte de un tribunal incompetente es un vicio que da lugar


a la nulidad procesal, pudiéndose hacer ella valer de acuerdo a lo previsto en los artículos
83 y 85 del C.P.C.-

Para hacer valer el incidente de nulidad procesal no existe un plazo para promoverlo de
acuerdo a lo establecido en el inciso segundo del artículo 83 del C.P.C.- No obstante,
deberán concurrir para promover el incidente de nulidad por incompetencia del tribunal los
siguientes requisitos: Que exista un juicio pendiente; que el proceso se trámite ante un
tribunal absolutamente incompetente y que el juicio se encuentre pendiente.

2.2.d. Como incidente de nulidad procesal en segunda instancia.

El inciso segundo del artículo 305 del C.P.C. establece en su inciso final que “las
excepciones de incompetencia y litispendencia pueden oponerse en segunda instancia en
forma de incidente.

3.- El recurso de casación en la forma.

El recurso de casación en la forma es aquel que persigue invalidar una sentencia definitiva
o interlocutoria de aquellas que ponen termino al juicio o hacen imposible su continuación,

283
por emanar ella de un procedimiento viciado o no haberse cumplido con los requisitos
legales en su dictación.

Una de las causales que permite interponer el recurso de casación en la forma es la


incompetencia del tribunal de acuerdo a lo establecido en los artículos 768 No 1 del C.P.C.
y 541 No 6 del C.P.P.-

Para los efectos de poder deducir el recurso de casación en la forma es menester que el
recurso se hubiera previamente preparado, esto es, que en la especie se hubiere alegado
previamente por todos los medios que establece la ley y oportunamente el vicio de
incompetencia del tribunal. Si el vicio de casación en la forma no hubiere sido reclamado
con anterioridad en el procedimiento el recurso de casación en la forma deberá ser
declarado improcedente.

El recurso de casación en el fondo nunca podrá ser interpuesto en contra de una sentencia
con motivo del vicio de incompetencia del tribunal, puesto que las normas que regulan la
competencia tienen el carácter de ordenatoria litis y su infracción no puede ser reclamada a
través de este recurso.

Además constituyen medios indirectos de reclamar respecto de la incompetencia del


tribunal el recurso de apelación y el recurso de queja, los cuales se pueden interponer con
motivo de la dictación de las resoluciones que erróneamente no hubieren acogido un
incidente en el cual se hace valer fundadamente el incidente de incompetencia del tribunal.

En el nuevo sistema procesal penal, la incompetencia del tribunal que pronuncia la


sentencia definitiva es una causal para deducir el recurso de nulidad en su contra.(Art. 374
letra a)

3.- PARALELO ENTRE LA JURISDICCIÓN Y LA COMIPETENCIA.

De acuerdo al estudio que hemos realizado respecto de la jurisdicción y competencia es


posible efectuar entre ellas el siguiente paralelo:

JURISDICCIÓN COMPETENCIA
Poder deber del Estado para la resolución de Grado, esfera o medida para el ejercicio de la
litigios (Art. 73 C.P.E. y 1 del C.O.T). jurisdicción (Art 108 C.O.T.).
No admite calificaciones. Admite múltiples clasificaciones.
No es delegable por los tribunales. Es delegable, pero sólo parcialmente a través de
los exhortos.
No es prorrogable. Es prorrogable respecto del elemento territorio,
en los asuntos contenciosos civiles, en primera
instancia y entre tribunales ordinarios.
Un juez puede tener jurisdicción y carecer de Un juez no puede tener competencia y carecer de
competencia. jurisdicción.

284
Su falta genera la inexistencia procesal. Su falta genera la nulidad procesal.
Según la jurisprudencia puede ser alegada como Por vía de declinatoria se alega como excepción
excepción perentoria. dilatoria.
La falta de jurisdicción no se sanea con la La falta de competencia se sanea con la
ejecutoriedad de la sentencia, produciéndose sólo ejecutoriedad de la sentencia, produciéndose la
una cosa juzgada aparente. cosa juzgada formal y real.
La falta de jurisdicción no se puede impugnar por La falta de competencia puede impugnarse por la
el recurso de casación en la forma, puesto que casación en la forma, existiendo una causal
este supone juicio existente, aunque con defectos específica de procedencia.
formales.
De aceptarse la tesis de poderse hacer valer como Nunca procede el recurso de casación en el
perentoria, procedería el recurso de casación en el fondo, por ser las leyes que regulan la
fondo contra fallo segunda instancia. competencia ordenatoria y no decisoria litis.
La sentencia dictada con falta de jurisdicción da La sentencia dictada con falta de competencia no
lugar a la excepción del N° 7 del art. 464 del da lugar a la excepción mencionada.
C.P.C.

TITULO V.-

LAS REGLAS DE DISTRIBUCION DE CAUSAS.

1.- NATURALEZA E IMPORTANCIA.-

Una vez que utilizamos las reglas de competencia absoluta y relativa podemos llegar a
determinar el tribunal que va a conocer del asunto.

Si de la aplicación de esas reglas hemos llegado a establecer que dentro del territorio
jurisdiccional existe un sólo tribunal de la misma jerarquía para conocer del asunto no
existirá inconveniente alguno, y podremos deducir derechamente la demanda en materia
civil y la denuncia o querella en materia penal directamente ante él. Sería el caso por
ejemplo, si determinarnos que es competente para conocer del asunto un juez de letras de la
Comuna de Buin de la Región Metropolitana, de la comuna de Quilpue, Villa Alemana,
Casablanca, La Ligua, Petorca, Putaendo, Calera, Limache o Isla de Pascua en la Quinta
Región, etc, lugares en los cuales sólo existe un juez de letras.

Sin embargo, puede ocurrir que por la aplicación de las reglas de la competencia absoluta y
relativa lleguemos a determinar que es competente el juez de letras de una comuna o
agrupación de comunas donde existe más de un tribunal, siendo, legalmente, todos
igualmente competentes. Este es el caso de los jueces de letras con asiento en la Comuna de
Santiago en que existen 30 jueces de letras en lo civil y 36 jueces de letras en lo criminal.

Frente a esa circunstancia, surge entonces la pregunta de saber cuál de todos esos tribunales
va, en definitiva, a conocer del asunto, pese a que, por aplicación de las reglas anteriores,
todos son competentes.

285
A esta situación se van a referir las reglas de distribución de causas y del turno, reglas que
nos indicarán cuál es el tribunal preciso de los competentes en virtud de las reglas de la
competencia absoluta y relativa que va a conocer del asunto.

Las reglas de distribución de causas son aquellas que nos permiten determinar cual tribunal
luego aplicadas las reglas de la competencia absoluta y relativa va a conocer del asunto,
cuando existan en el lugar dos o más tribunales competentes.

De acuerdo a la posición mayoritaria de la doctrina y de la jurisprudencia en la actualidad,


podemos señalar que las reglas de distribución de causas no son reglas de la competencia
relativa, sino que sólo medidas de orden establecidas en virtud de facultades
económicas destinadas a producir una adecuada distribución del trabajo. Se ha fallado
que “la distribución de las causas entre los varios jueces de un mismo departamento (hoy,
comunas o agrupación de comunas) de igual jerarquía, a que se refiere el artículo 176 del
Código Orgánico de Tribunales, no constituye una regla de competencia, sino que una
medida legal de orden puramente económico, cuya naturaleza no permite sustentar en ella
la incompetencia del tribunal y, por ende, debe rechazarse la excepción dilatoria fundada en
ella" (R.D. y J. Tomo LXXIX N50 N°2. 1982. Segunda Parte. Sección Segunda. Pág. 35.).
No obstante, estas reglas de distribución de causas son de orden público, no pudiendo ser
modificadas por la voluntad de las partes, debiendo el tribunal abstenerse de admitir a
tramitación las demandas que no las respeten, pudiendo ser sancionado el tribunal que haga
caso omiso de ellas en virtud de las facultades disciplinarías.

En otras palabras, las reglas de distribución de causas y del turno son simples disposiciones
de carácter administratívo tendientes a una mejor distribución del trabajo judicial.

El sistema chileno tiene como base a los Arts. 175 y ss. del C.O.T., preceptos que reciben
una complementación con otras dos vías que no son propiamente leyes:

a) por una parte, están los decretos del Presidente de la República que fijan territorios para
cada tribunal. Esta vía es utilizada en los territorios de competencia de los tribunales del
crimen de las provincias de Santiago y Chacabuco.

b) por otro lado, están los autos acordados, especialmente los de la Corte Suprema y de la
Corte de Apelaciones de Santiago.

2. REGLAS DE DISTRIBUCION DE CAUSAS EN LOS ASUNTOS CIVILES.-

Es necesario, previamente, determinar si los tribunales competentes se encuentran en


comunas que son asientos de Corte de Apelaciones o comunas que no lo son.

2.1. Si los jueces de letras son de lugares que no son asiento de Corte de Apelaciones se
aplica la regla del turno.

286
Establecen al respecto los incisos 1°, 2° y 4° del art. 175, del C.O.T.: "En las comunas o
agrupaciones de comunas en donde hubiere más de un juez de letras, se dividirá el ejercicio
de la jurisdicción, estableciéndose un turno entre todos los jueces, salvo que la ley hubiere
cometido a uno de ellos el conocimiento de determinadas especies de causas.

El turno se ejercerá por semanas. Comenzará a desempeñarlo el juez más antiguo, y


seguirán desempeñándolo todos los demás por el orden de su antigüedad.

Cada juez de letras deberá conocer de todos los asuntos judiciales que se promuevan
durante su turno, y seguirá conociendo de ellos hasta su conclusión".

2.2. Si los jueces de letras son de lugares que son asiento de Corte de Apelaciones se
aplica la regla de distribución de causas.

Si en la comuna o agrupación de comunas asiento de Corte de Apelaciones existieren dos o


más jueces de letras, se está a la regla de distribución de causas que reglamenta el Art. 176
C.O.T.: “En los lugares de asiento de Corte en que hubiere más de un juez de letras en lo
civil, deberá presentarse a la secretaría de la Corte toda demanda o gestión judicial que se
iniciare y que deba conocer alguno de dichos jueces, a fin de que se designe el juez a quien
corresponda su conocimiento.

Esta designación se hará por el presidente del tribunal, previa cuenta dada por el secretario,
asignando a cada causa un número de orden, según su naturaleza, y dejando constancia de
ella en un libro llevado al efecto que no podrá ser examinado sin orden del tribunal”.

En la Provincia de Santiago de la Región Metropolitana, con fecha 29 de Diciembre de


1989, la I.Corte de Apelaciones de Santiago dictó un Auto Acordado (que aparece en el
apéndice de la última edición del C.O.T.) exigiendo que las demandas y demás
presentaciones que vayan a distribución tengan incorporadas una minuta con los datos que
se consignan, permitiéndose con ello una distribución por medios computacionales de las
causas entre los diversos jueces de letras civiles de su territorio jurisdiccional. Con ello se
ha logrado como se señala en el Auto Acordado mediante el empleo de los adelantos de la
informática aumentar la expedición del trámite de la distribución de causas (ahora es
automática porque con la sola presentación en la Secretaria se distribuye de inmediato a
uno de los juzgados de letras) y lograr una mayor seguridad en el reparto equitativo de las
causas entre los diversos juzgados.

Existen, empero, algunas excepciones en que se exime de la distribución de causas,


pudiendo llevarse directamente el asunto ante un tribunal por la sola disposición de la ley; o
bien, ordenándose que determinados asuntos vuelvan a la regla del turno.

A la primera situación se refiere el Art.178 C.O.T., precepto que indica los casos en que no
se sigue la regla de distribución de causas sino que directamente se recurre para efectuar
una presentación ante un tribunal previamente determinado. No será menester, entonces,
utilizar nuevamente la regla de distribución de causas toda vez que el asunto se encuentra
sometido, de acuerdo a la regla de la radicación, al conocimiento de un tribunal.

287
Señala el precepto citado que no obstante lo dispuesto en el Art. 176, serán de la
competencia del juez que hubiere sido designado anteriormente, las demandas en juicios
que se hayan iniciado:

a)por medidas prejudiciales;

b)por medidas preparatorias de la vía ejecutiva;

c)mediante la notificación previa ordenada por el artículo 758 del Código de


Procedimiento Civil.

d)todas las gestiones que se susciten con motivo de un juicio ya iniciado y

e)aquellas a que dé lugar el cumplimiento de una sentencia, fuera del caso previsto en la
parte final del artículo 114.

A la segunda situación, esto es, el regreso a la regla del turno, se refiere el Art. 179 C.O.T.:
"No están sujetos a lo dispuesto en el artículo 176 el ejercicio de las facultades que
corresponden a los jueces para proceder de oficio en determinados casos, ni el
conocimiento de los asuntos que tienen por objeto dar cumplimiento a resoluciones o
decretos de otros juzgados o tribunales, ni los asuntos de jurisdicción voluntaria.

La jurisdicción en estos casos será ejercida por el juez letrado de turno, a menos que se
trate de negocios derivados del conocimiento que otro juzgado tuviere de un determinado
asunto, en cuyo caso la jurisdicción podrá también ser ejercida por éste.

Asimismo, en el territorio jurisdiccional de la Corte de Apelaciones de Santiago el turno


para el conocimiento de los asuntos de que trata el presente artículo y demás que leyes
especiales dispongan será ejercido simultáneamente por cinco jueces letrados en la forma
establecida en el inciso segundo del artículo l75".

En consecuencia, de acuerdo con este precepto legal respecto de los asuntos judiciales no
contenciosos siempre debe aplicarse la regla del turno, sin importar si los dos o más
jueces de letras sean o no asiento de Corte de Apelaciones.

En el territorio jurisdiccional de la Corte de Apelaciones de Santiago de acuerdo con el


precepto legal citado existen cinco juzgados de letras civil de turno semanal y se podía
acudir con el asunto judicial no contencioso ante cualquiera de ellos. Ello trajo como
consecuencia una gran disparidad en los totales de asuntos judiciales no contenciosos entre
los diversos juzgados de letras, existiendo en algunos cerca de 1.300 asuntos y en otros
asuntos que no sobrepasaban de 100.

A fin de solucionar esos problemas de división del trabajo entre los diversos jueces de
letras civiles de Santiago para el conocimiento de los asuntos judiciales no contenciosos y
demás asuntos no sujetos a la distribución de causas, la Corte de Apelaciones de Santiago

288
con fecha 9 de Diciembre de 1991 dictó un Auto Acordado, que aparece publicado en el
Diario Oficial de 23 de Diciembre de 1991, mediante el cual estableció que "a contar del 2
de Marzo de 1992, todas las demandas de asuntos no contenciosos y demás materias
propias del turno o no afectas actualmente a distribución, de competencia de los Juzgados
de Letras en lo Civil de Santiago, deberán ser ingresadas por los interesados en la Oficina
de Distribución de causas de la Corte de Apelaciones de esta ciudad, para su incorporación
y registro en los libros respectivos y para su distribución entre los juzgados de turno en la
semana de su presentación. En las solicitudes correspondientes a asuntos no contenciosos,
deberá anteponerse al texto de la suma del escrito las menciones que se indican en dicho
Auto Acordado."

En consecuencia, respecto de estos asuntos continúa rigiendo la regla del turno semanal
entre los 5 juzgados de letras civil de Santiago, pero para repartir el trabajo entre, esos
cinco juzgados se aplica la regla de distribución de causas por mandato contenido en el
mencionado Auto Acordado de la I.Corte de Apelaciones de Santiago.

La tramitación de los exhortos nacionales se rige por la regla del turno.

3. REGLAS DE DISTRIBUCION DE CAUSAS EN LOS ASUNTOS PENALES.

A este respecto es menester distinguir entre comunas o agrupaciones de comunas que son
asiento de Corte de Apelaciones de las que no lo son.

3.1. Los jueces de letras son de lugares que son asiento de Corte de Apelaciones.

Para la distribución de los asuntos entre los juzgados de letras que son asiento de Corte de
Apelaciones es necesario distinguir la forma en que comienza el procedimiento: si por
querella, por denuncia o de oficio por el tribunal (Art. 81 C.P.P.):

a)Si el procedimiento penal comienza por querella, se aplica la regla del Art. 180, inc. 1°
C.O.T., que expresa que en estos casos se hacen aplicables las disposiciones relativas a la
distribución de causas: "En la misma forma establecida en el artículo 176 se distribuirán los
juicios criminales que se inicien por querella en las comunas o agrupaciones de comunas de
asiento de Corte de Apelaciones en que hubiere más de un juzgado en lo criminal".

b)Si el procedimiento penal comienza por denuncia, se aplica siempre la regla del turno,
exista o no Corte de Apelaciones en la comuna o agrupación de comunas respectiva;

c)Si el procedimiento penal comienza de oficio por el tribunal a través de un


autorequerimiento, si el tribunal se encuentra de turno, a éste corresponderá conocer del
asunto. Empero, si el tribunal no está de turno debe, en todo caso, practicar o hacer
practicar las denominadas "primeras diligencias del sumario", que ordena efectuar el Art.
6o. C.P.P. a todo tribunal que tenga competencia penal.

d)Si el procedimiento penal comienza a requerimiento del Ministerio Público, debe


aplicarse la regla general que establece el artículo 175 del C.O.T.-

289
3.2. Los jueces de letras son de lugares que no son asiento de Corte de Apelaciones.

Si la comuna o agrupación de comunas de los jueces de letras no es asiento de Corte de


Apelaciones, se aplica la regla del turno, cualquiera que sea la forma en que el
procedimiento sea incoado. En todo caso, “en materia criminal este turno comenzará a las
24 horas del día domingo de cada semana" (Art. 175, inc.3o. C.O.T.).

3.3. Reglas especiales de distribución de causas.

Existen, empero, algunas reglas especiales de distribución de causas. Entre ellas


encontramos las siguientes:

a) tratándose de los delitos cometidos en el extranjero y cuyo conocimiento corresponde a


los juzgados nacionales en virtud de lo previsto en el Art.6o. C.O.T., es competente para su
conocimiento el juez del crimen de Santiago que se encuentre de turno, según lo señala el
auto acordado de la Corte de Apelaciones de Santiago, de 12 de Enero de 1935;

b) tratándose de las comunas o agrupaciones de comunas de las provincias de Santiago y


Chacabuco, el Presidente de la República, previo informe de la respectiva Corte de
Apelaciones, fija un territorio determinado dentro del que cada juez de letras puede ejercer
su ministerio (Art. 43, inc. l° C.O.T.);

Complementando la disposición anterior, el inciso segundo del Art. 180 C.O.T. establece
que la regla del turno que consagra el inciso primero y a la que ya nos hemos referido, "no
regirá respecto de los jueces del crimen de la Región Metropolitana de Santiago, a los
cuales se les asigne un territorio jurisdiccional determinado".

En consecuencia, tratándose de los juzgados de letras en lo criminal de las Provincias de


Santiago y Chacabuco no reciben aplicación las reglas de distribución de causas y del
turno, puesto que debe acudirse a ellos de acuerdo a la distribución geográfica que se
efectúa por decreto supremo del Ministerio de Justicia, previo informe de la Corte de
Apelaciones, sin importar la forma de iniciación del proceso.

c) tratándose de los exhortos nacionales que deban ser cumplidos por los tribunales del
crimen de Santiago, no se aplica la regla del turno ni la de distribución de causas sino que
la precisa indicación señalada en el acuerdo de la Corte de Apelaciones de Santiago, de 27
de Enero de 1975, donde, por ejemplo, se establece que al Segundo Juzgado del Crimen de
Santiago corresponde tramitar los exhortos de la Corte de Apelaciones de Antofagasta y los
del Primero y Segundo Juzgado de esa ciudad, etc.; y

d) finalmente, los exhortos enviados por los tribunales extranjeros son tramitados por el
Primer Juzgado del Crimen de la Comuna de Santiago, si son exhortos en materia criminal;
si lo son en materia civil, el tribunal competente es el Primer Juzgado de Letras en lo Civil
de Santiago, y, si lo es en materia de menores, el tribunal competente es el Segundo

290
Juzgado de Menores de Santiago (Acuerdo de la Corte de Apelaciones de Santiago, de 4 de
Octubre de 1982).

En el nuevo sistema procesal penal, no cabe aplicar las reglas de distribución de causas
porque solo existe un tribunal de garantía y de tribunal de juicio oral en la respectiva
comuna. Los asuntos se dividen entre los jueces que conforman el tribunal de garantía y
entre las diversas Salas del tribunal oral en lo penal de conformidad al procedimiento
objetivo y general que apruebe el comité de Jueces de conformidad a lo previsto en los
artículos 15, 17 y 23 letra a) del C.O.T.

TITULO VI.
LAS CONTIENDAS Y CUESTIONES DE COMPETENCIA.

1.- GENERALIDADES.

Mediante la aplicación de las reglas de la competencia absoluta y relativa se determina por


el legislador cual es el tribunal competente para conocer de un determinado asunto.

No obstante, puede suceder que tanto el tribunal ante el cual se acude como las partes que
intervienen en el proceso puedan estimar que el órgano jurisdiccional carece de
competencia para conocer del conflicto.

Se señala que existe una cuestión de competencia cuando una de las partes en el proceso
reclama mediante la promoción de un incidente la incompetencia del tribunal para conocer
del asunto.

En cambio, se dice que nos encontramos ante una contienda de competencia cuando se
suscita un conflicto entre dos o más tribunales, en el cual uno de ellos sostiene poseer
competencia para conocer de un determinado asunto con exclusión de los otros que están
conociendo de él (contienda positiva); o en cual ninguno de los tribunales que se
encuentran en conocimiento de los antecedentes estima poseer competencia para conocer
de un asunto (contienda negativa)

2.- LAS CUESTIONES DE COMPETENCIA.

La posibilidad de alegar la incompetencia del tribunal a través de la promoción de un


incidente especial de cuestión de competencia se puede verificar a través de dos vías: la
declinatoria de competencia y de la inhibitoria de competencia.

2.A. LA DECLINATORIA DE COMPETENCIA.

El artículo 101 del C.P.C. establece que podrán las partes promover cuestiones de
competencia por inhibitoria o declinatoria.

Estas dos vías para alegar la incompetencia del tribunal son incompatibles entre sí, puesto
que “las que hayan optado por uno de estos medios no podrán después abandonarlo para

291
recurrir al otro" y "tampoco podrán emplearse los dos simultánea ni sucesivamente.". De
esta manera, utilizada una vía precluye la facultad de hacer valer la otra por operar la
modalidad de la preclusión del ejercicio de un acto incompatible.

La declinatoria de competencia es aquella incidencia que se propone ante el tribunal que


se cree incompetente para conocer de un negocio que le esté sometido, indicándole cual es
el que se estima competente y pidiéndole que se abstenga de dicho conocimiento. Su
tramitación se sujetará a las reglas establecidas para los incidentes." (Art. 111 del C.P.C.).-

En el juicio ordinario civil, la forma de hacer valer la declinatoria de competencia es a


través de la excepción dilatoria contemplada en el No 1 del artículo 303 del C.P.C., esto es,
“la incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda". La sola
aceptación de la excepción de incompetencia del tribunal importa la abstención de éste de
seguir conociendo del asunto de acuerdo a lo prescrito en el artículo 306 del C.P.C.-

Si no se hace valer la declinatoria de competencia como excepción dilatoria, ella puede


hacerse valer con posterioridad por la vía de un incidente de nulidad procesal de acuerdo a
lo establecido en el inciso 2 del artículo 305 del C.P.C..-

No obstante, esta facultad sólo existe tratándose de la infracción de las normas de la


competencia absoluta y no de las normas que rigen la competencia relativa en los asuntos
civiles contenciosos, puesto que si el demandado comparece al proceso sin hacerla valer
prorrogará tácitamente la competencia. El demandante nunca podrá alegar la incompetencia
relativa del tribunal, puesto que éste prórroga tácitamente la competencia por concurrir a
presentar la demanda ante un tribunal que no es el naturalmente competente.

En el procedimiento penal, la declinatoria de competencia por infracción de las reglas de la


competencia absoluta y relativa se puede alegar como una excepción de previo y especial
pronunciamiento de acuerdo a lo previsto en el No 1 del artículo 433 del C.P.P. y 264 letra
a) del NCPP.-

Dicha excepción se puede hacer valer durante el Sumario Criminal, pero en tal caso se
tramita como un incidente que no reviste el carácter de previo y especial pronunciamiento,
tramitándose en cuaderno separado sin suspender la investigación. (Arts. 405 y 445 del
C.P.P.). En el nuevo procedimiento penal se contempla que se hagan valer para ser
resueltas en la audiencia de preparación del juicio oral por el juez de garantía.

Además, dicha excepción se puede hacer en el Plenario Criminal por el acusado en lo


principal del escrito de contestación a la acusación, la que se efectúa en forma subsidiaria,
tramitándose como incidente de previo y especial pronunciamiento en el cuaderno principal
y suspendiéndose el curso del procedimiento hasta su resolución. (Art.434 y 439 el
C.P.P.).- En el nuevo procedimiento penal no es procedente hacer valer la excepción de
incompetencia en el juicio oral. Art. 265 NCPP.

El acogimiento de la excepción de declinatoria de competencia se encuentra regulado en


los artículos 48 y 440 del C.P.P..- El primero de esos preceptos establece que "todas las

292
actuaciones practicadas ante los jueces que resultaren incompetentes serán válidas sin
necesidad de que se ratifiquen ante el juez que fue declarado competente." Este criterio se
ratifica en el mencionado art.440 al señalarnos que "si alguna de las excepciones opuestas
fuere la de declinatoria de jurisdicción (competencia) o la de litis pendencia, el juez la
resolverá antes de las demás. Cuando considere procedente alguna de estas y la litis
anterior no pendiere ante él, mandará remitir los autos al juez que considere competente,
absteniéndose de resolver sobre las otras excepciones.".-

2.B. LA INHIBITORIA DE COMPETENCIA.

La inhibitoria de competencia es aquel incidente especial que se promueve ante el tribunal


que se cree competente y que no está conociendo del asunto pidiéndole que se dirija al
tribunal, que es incompetente pero que está conociendo del negocio, para que se inhiba y le
remita los autos. (art. 102 del C.P.C.)

El tribunal ante el cual se presenta la solicitud debe analizar los antecedentes y


pronunciarse acerca de su competencia. Si estima que la solicitud es procedente, le
solicitará al tribunal que está conociendo del asunto que se inhiba de seguir conociendo de
él y le remita el proceso.

Requerido el tribunal que esta conociendo del asunto deberá oír a la parte que ante él litiga,
y con lo que ella exponga o en su rebeldía, procederá a acceder a la inhibición o negar lugar
a ella. Si se niega se generará una contienda positiva de competencia. Si acepta la
inhibitoria, remitirá los autos al tribunal requirente, resolviéndose con ello la cuestión de
competencia.

2.C. PARALELO ENTRE LA VIA DECLINATORIA E INHIBITORIA.

a.- Ambas son incidentes especiales.

b.- La inhibitoria se promueve ante el tribunal que se cree competente, pero que no está
conociendo del asunto.

La declinatoria se promueve ante el tribunal que está conociendo del asunto, pero que se
estima incompetente para que conozca de él.

c.- La inhibitoria genera un incidente que no es de previo y especial pronunciamiento, sin


perjuicio que se anule todo lo obrado ante el tribunal incompetente si con posterioridad ella
es acogida.

La declinatoria es un incidente de previo y especial pronunciamiento. 112 inc. 1° C.P.C.

d.- La inhibitoria puede dar lugar a una contienda positiva de competencia

293
La declinatoria no da origen a una contienda de competencia.

3.- LAS CONTIENDAS DE COMPETENCIA.

Son los conflictos que se suscitan entre dos o más tribunales cuando estiman que todos
ellos tienen competencia para conocer de un determinado asunto (contienda positiva) o
que ninguno de ellos posee competencia para conocer de un determinado asunto.
(contienda negativa).

Lo transcendente desde un punto de vista orgánico es determinar el tribunal encargado de


resolver la contienda de competencia, debiendo para tal efecto distinguir las contiendas
entre tribunales ordinarios; entre tribunales especiales o entre éstos y los tribunales
ordinarios; y entre las autoridades políticas y administrativas con los tribunales de justicia.

A.- CONTIENDA ENTRE TRIBUNALES ORDINARIOS.

a.1. Tribunales en conflicto tienen superior común: la contienda es resuelta por el


tribunal superior común (P. Ej. ler y 2° Juzgado Letras Civil de Santiago: Resuelve C. Ap.
Stgo). Art. 190 inc. l C.O.T.

a.2. Tribunales en conflicto fueren de distinta jerarquia: será competente para resolver
la contienda el superior de aquel que tenga jerarquía más alta. Art. 190 inc. 2 C.O.T.

a.3. Tribunales en conflicto dependieren de diversos superiores, iguales en jerarquía:


será competente para resolver la contienda el que sea superior del tribunal que hubiere
prevenido en el conocimiento del asunto. Art. 190 inc. 3 C.O.T.

Los jueces árbitros de primera, de segunda o de única instancia tendrán por superior, para
estos efectos a la respectiva Corte de Apelaciones.

B.- CONTIENDA ENTRE TRIBUNALES ESPECIALES O ENTRE ÉSTOS Y LOS


TRIBUNALES ORDINARIOS,

b.1.- Entre tribunales especiales o entre éstos y los tribunales ordinarios, dependientes
ambos de una misma Corte de Apelaciones: La contienda debe ser resuelta por la Corte
de Apelaciones.

b.2. Entre tribunales especiales o entre éstos y los tribunales ordinarios, dependientes
ambos de diversas Cortes de Apelaciones: La contienda debe ser resuelta por la Corte de
Apelaciones que sea superior jerárquico del tribunal que hubiere prevenido en el
conocimiento del asunto.

b.3.- Si no pudieren aplicarse las reglas precedentes, resolverá la contienda la Corte


Suprema.

294
C.- CONTIENDA ENTRE LAS AUTORIDADES POLÍTICAS Y
ADMINISTRATIVAS CON LOS TRIBUNALES DE JUSTICIA.

c.1 Contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades políticas o


administrativas y los tribunales inferiores de justicia: Corresponderá resolver la
contienda a la Corte Suprema. Art. 191 inc. 4 C.O.T.

c.2 Contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades políticas o


administrativas y los tribunales superiores de justicia: Corresponderá resolver la
contienda al Senado. Art. 49 N°3 de la C. Pol.

Todas las contiendas de competencia serán falladas en única instancia. Art. 192 C.O.T.

TITULO VII.
LAS IMPLICANCIAS Y RECUSACIONES.

A.- INTRODUCCIÓN.

La jurisdicción es una función del estado que requiere ser ejercida por un órgano integrado
por jueces imparciales.

Si el juez que ejerce jurisdicción no es imparcial no se daría uno de los presupuestos para
que nos encontremos ante el debido proceso.

Para resguardar esta imparcialidad se ha establecido el sistema de las implicancias y


recusaciones.

Las implicancias y recusaciones conducen a una incompetencia accidental o subjetiva


conforme a lo previsto en el art. 194 del C.O.T.

De acuerdo con lo anterior, podemos afirmar que el debido proceso requiere de un juez,
esto es, que no sea parte en el conflicto, e imparcial, esto es, que no tenga interés en el
conflicto que debe resolver.

B.- REGLAMENTACIÓN.

Arts. 194 y sgtes. y 483 y sgtes. C.O.T.


Arts. 113 y sgtes. C. P. C.

C.- CONCEPTO.

Las implicancias o recusaciones son inhabilidades por las causales previstas en la ley, que
inhabilitan a un juez o funcionario naturalmente competente para conocer o participar en un
determinado asunto, por considerarse que existe un interés presente que le hace perder la
imparcialidad requerida en la función que desempeña.-

295
D.- CAUSALES:

Implicancias art. 195 C.O.T.

Recusaciones 196 C.O.T.

E.- MOTIVOS.

1.- Parentesco: Implicancias 195 N°s 2,4,6,7 y 9


Recusaciones : 196 N°s 1,2,3,5,6,7,8,11 y 13

2.- Interés: Implicancias 195 N°s 1,3,5, 6,7 y 9


Recusaciones: 196 N°s 4,5,12,14,17 y 18

3.- Amistad Recusación 195 N° 15

4.- Enemistad Recusación 195 N° 16

5.- Emisión de juicio: Implicancia Art. 195 N° 8


o anticipo juicio sobre Recusación 195 N° 10
cuestión pendiente

Especial trascendencia tiene en esta materia, el inciso final del art. 195 del C.O.T. el cual
establece como causales de implicancias en el nuevo proceso penal, respecto de los jueces
con competencia criminal, además de las señaladas, las siguientes:

1° Haber intervenido con anterioridad en el procedimiento como fiscal o defensor;

2° Haber formulado acusación como fiscal, o haber asumido la defensa, en otro


procedimiento seguido contra el mismo imputado, y

3° Haber actuado el miembro del tribunal de juicio oral en lo penal como juez de garantía
en el mismo procedimiento.

F.- PARALELO ENTRE LAS IMPLICANCIAS Y RECUSACIONES.

IMPLICANCIAS RECUSACIONES
Fuentes Art. 195 Art. 196
Extensión A todos los jueces; Idem
funcionarios judiciales y
peritos.
Obligación jueces Art. 199 Art. 199
Fundamento Presunción falta Idem.
responsabilidad
Gravedad Mayor Menor
Modo de operar Declaración de oficio o Petición de parte, sin

296
voluntad de parte. Art.200 perjuicio tribunal la declare
de oficio. Art. 200
Disponibilidad Orden público Orden privado
Purga No existe Se purga art. 114 C.P.C.
Renuncia tácita No existe Procede si no se alega dentro
de 5° día. Art. 125 C.P.C.
Infracción Delito Prevaricación. Art. No hay delito
224 C. Penal
Consignación Art. 118 C.P.C. Art. 118 C.P.C.
Efectos interposición Art. 119 y 120 C.P.C. Art. 119 y 120 C.P.C
Competencia Ante propio afectado. Art. Superior jerárquico Art. 204
203 C.O.T. C.O.T.
Causal casación forma Basta su concurrencia Debe haber sido alegada 768
N° 2 C.C. y 541 N° 7 C.P.P.
Naturaleza jurídica Incidente especial Idem
Vía amistosa No existe Procede 124 C.P.C.
Apelación Inapelable, salvo la que Inapelable, salvo la que
pronuncia juez unipersonal acepte la recusación
desechando la implicancia amistosa, o declare de oficio
inhabilitación por alguna
causal de recusación. Art.
205
Efectos Integración y subrogación Idem

G.- RECUSACIÓN ABOGADOS INTEGRANTES.

1°.- No se requiere expresar causa. Art. 198 C.O.T.

2°.- Antes del inicio de la audiencia.

H.- ABANDONO IMPLICANCIA Y RECUSACIÓN.

De conformidad a lo previsto en el artículo 123 del C.P.C. "paralizado el incidente de


implicancia o de recusación por más de diez días, sin que la parte que lo haya promovido
haga gestiones conducentes para ponerlo en estado de que sea resuelto, el tribunal lo
declarará de oficio abandonado con citación del recusante."

En consecuencia, tratándose de los incidentes de implicancia y recusación, el legislador ha


previsto el plazo más breve para sancionar la inactividad del recusante (diez días) con la
pérdida la implicancia y recusación que se haya hecho valer.

I.- RENOVACIÓN.

De conformidad a lo previsto en el artículo 128 del C.P.C. "cuando sean varios los
demandantes o los demandados, la implicancia o recusación deducida por alguno de ellos,

297
no podrá renovarse por los otros, a menos de fundarse en alguna causa personal del
recusante."

ANEXO I

FALLO DEL TRIBUNAL INTERNACIONAL RESPECTO DEL TRATADO DE


ROMA

"Santiago, ocho de abril de dos mil dos.

Vistos:

Con fecha 4 de marzo de 2002, fue formulado a este Tribunal un requerimiento por
treinta y cinco señores diputados, que representan más de la cuarta parte de esa
Corporación, en conformidad al artículo 82, N° 2°, de la Constitución Política de la
República, con el objeto de que se declare la inconstitucionalidad del Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional, adoptado en dicha ciudad el 17 de julio de
1998, contenido en el Acta Final de la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios
de las Naciones Unidas sobre el establecimiento de una Corte Penal Internacional, y
sus rectificaciones posteriores. Se solicita se declare la inconstitucionalidad total del
mencionado estatuto, por violar las disposiciones constitucionales a que se hace
referencia en el cuerpo y conclusión del requerimiento.

La nómina de los señores diputados requirentes es la siguiente: Gonzalo Ibáñez Santa


María, Maximiano Errázuriz Eguiguren, Pablo Longueira Montes, Francisco Bartolucci
Johnston, Eduardo Díaz del Río, Patricio Melero Abaroa, Luis Monge Sánchez, Julio
Dittborn Cordua, Sergio Correa de la Cerda, Gustavo Alessandri Valdés, Pedro Pablo
Álvarez-Salamanca Büchi, Rodrigo Álvarez Zenteno, Claudio Alvarado Andrade, Mario
Bertolino Rendic, Carlos Caminondo Sáez, Juan Antonio Coloma Correa, Haroldo Fossa
Rojas, René Manuel García García, José García Ruminot, Alejandro García-Huidobro
Sanfuentes, Rosa González Román, Cristián Leay Morán, Juan Masferrer Pellizzari, Darío
Molina Sanhueza, Iván Moreira Barros, Jaime Orpis Bouchón, Osvaldo Palma Flores,
Darío Paya Mira, Víctor Pérez Varela, Baldo Prokurica Prokurica, Carlos Recondo
Lavanderos, Manuel Rojas Molina, Jorge Ulloa Aguillón, Enrique van Rysselberghe Varela
y Alfonso Vargas Lyng.

En la introducción del requerimiento, que se refiere al control de constitucionalidad


de los tratados internacionales y a la competencia del Tribunal Constitucional, los
requirentes señalan que la Constitución no establece para los tratados internacionales
expresamente el control preventivo obligatorio de constitucionalidad, pero que, sin
perjuicio de lo anterior, la mayoría del Tribunal Constitucional, añaden los
requirentes, ha sostenido que si un tratado incluye normas propias de ley orgánica
constitucional debe ser sometido a control de constitucionalidad. En la doctrina,
sostienen, hay cierto acuerdo en cuanto a la necesidad de este control.

298
Indican que el Tribunal Constitucional ha dejado en claro que no hay una mayoría
única de aprobación de las normas de un tratado si éste contempla disposiciones de
distinta naturaleza de aquellas consagradas en el artículo 63 de la Carta
Fundamental. Ellas han de aprobarse con la mayoría correspondiente al carácter que
tengan, sin perjuicio, según los requirentes, de que el tratado ha de sancionarse o
rechazarse como un todo.

Los tratados deben someterse a la Constitución Política no sólo en cuanto al


procedimiento de aprobación y ratificación, sino que también en lo que dice relación
con su contenido. Si alguno de sus preceptos es contrario a la Carta Fundamental,
antes de su aprobación, debe procederse a la modificación de esta última.

Señalan que, al no estar establecido explícitamente el control preventivo obligatorio


de constitucionalidad de los tratados internacionales en la Constitución Política,
vienen en presentar el presente requerimiento.

299
Definiendo el concepto de soberanía, los requirentes indican que el Constituyente se
refiere a la Nación como un continuo histórico de personas que, por su naturaleza,
trasciende las generaciones, siendo la Nación la depositaria de la soberanía, en tanto,
el pueblo o las autoridades constitucionales no son sujetos de ella, ya que solamente la
ejercen.

El poder de que dispone la autoridad ha de estar al servicio de las personas que


constituyen la Nación. Esto es lo que señala, a juicio de los requirentes, el artículo 5°,
inciso segundo, de la Constitución.

Agregan que en virtud de su propia soberanía el Estado puede darse la organización


que estime conveniente, que esencialmente son las potestades que dan gobierno a la
Nación: dictar las leyes, aplicarlas y conocer las contiendas que se susciten, resolverlas
y hacer ejecutar lo juzgado. Esta última es la denominada potestad jurisdiccional.

El ejercicio de las potestades inherentes a la soberanía no sólo está permitido por la


Constitución, sino que exigido por ella.

Exponen que en el ejercicio de la soberanía se pueden celebrar acuerdos, pero que


éstos no pueden significar la renuncia de potestades esenciales como es la de
administrar justicia, sobre todo en materia penal.

Los requirentes exponen que, en atención a las graves violaciones a la justicia, a los
atropellos a la dignidad humana y a los abusos del poder político durante el siglo XX,
los gobiernos de un conjunto de Estados, entre ellos el nuestro, han considerado
conveniente la creación de una Corte Penal Internacional para conocer de delitos
especialmente indignos que por su gravedad no pueden dejar indiferente a nadie.

Se establece en el Estatuto, agregan, que la competencia de la Corte es


complementaria de aquella que es propia de los tribunales nacionales, pero en
realidad, sostienen, es un tribunal que se sobrepone a éstos, pudiendo por sí y ante sí
ordenar las investigaciones que él decida.

Por otra parte, plantean que las atribuciones de la Corte están gravemente limitadas
por las facultades del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el cual puede
requerir a la Corte que suspenda la investigación o enjuiciamiento que haya iniciado,
petición que puede renovarse.

De esta manera, exponen los requirentes, el atropello a la soberanía nacional es doble,


en primer término por las atribuciones que se otorgan a la propia Corte y, luego, por
el derecho a veto que se asigna al Consejo de Seguridad.

Reiteran que no se niegan a aprobar tratados que impliquen transferencia de


competencias o limitaciones parciales de la soberanía, pero destacan que se requiere
en tal sentido previamente de una autorización constitucional que no está
contemplada en nuestra Carta Fundamental.

Se indica que en el artículo 1° del Estatuto de Roma se crea una Corte de carácter
complementario de las jurisdicciones nacionales; sin embargo, su competencia se
superpone a la de los tribunales nacionales, pudiendo ser paralela e incluso
contradictoria con ella, de manera que puede calificarse como sustitutiva de la
competencia de los tribunales de justicia de nuestro país.

Después de citar varias disposiciones del Estatuto indican los requirentes que la Corte
entra a disponer, en nuestro territorio, del Estatuto de un órgano del Estado, sin que
ni su creación ni su acción estén reguladas por la ley.

Seguidamente se detallan los preceptos constitucionales violados por el Estatuto de la


Corte Penal Internacional, indicando los requirentes que esta Corte pasa, de hecho, a

300
ser un órgano del Estado que la Constitución no contempla, con jurisdicción penal
directa sobre las personas de chilenos y chilenas. Se desprende, de lo anterior, que
vulnera el artículo 5°, inciso primero, de la Carta Fundamental, que establece que la
soberanía se ejerce por las autoridades contempladas en la propia Constitución,
carácter que naturalmente no tiene dicha Corte Penal Internacional.

Destacan, que ejerce un poder al interior del Estado de Chile sin respetar ninguna
norma de nuestro propio ordenamiento jurídico, puesto que queda sujeta a su propio
Estatuto. Pasa a llevar, en consecuencia, los artículos 6°, inciso primero, y 7°, incisos
primero y segundo, de la Carta Fundamental.

Agregan que la situación es tanto más grave cuanto que por decisión unilateral de la
propia Corte, los órganos del Estado de Chile establecidos en la Constitución y en la
ley pueden encontrarse impedidos de cumplir con sus deberes y de ejercer la
soberanía nacional, de acuerdo a lo que dispone el propio artículo 5°, inciso primero,
de la Constitución, todo lo cual equivale a reconocer una soberanía extraña y superior
a la del propio Estado.

Indican que la aprobación del Tratado significa una enajenación indebida de la


soberanía nacional y, en consecuencia, una violación a lo dispuesto en los artículos 5°,
inciso primero; 6°, inciso primero, y 7°, incisos primero y segundo, de la Constitución.

Exponen que la Corte es inconstitucional porque su creación se propone por medio de


un tratado internacional y no de una ley según lo dispone el artículo 73 de nuestra
Constitución.

Un tratado internacional dista mucho de ser una ley. Entre otras diferencias, destacan
que el Congreso Nacional sólo le cabe aprobarlo o no; que respecto de él no caben
indicaciones ni tampoco la formación de comisiones mixtas de diputados y senadores
para resolver las discrepancias entre ambas Cámaras; y que no es susceptible de
derogación por una ley posterior, por cuanto ha de ponérsele término de acuerdo a las
disposiciones del mismo tratado.

De este modo, para crear una Corte Penal Internacional es necesario modificar la
Constitución Política señalando que un tribunal puede ser establecido por la ley o por
un tratado internacional.

Resulta evidente, en consecuencia, que el Tratado es inconstitucional al intentar


establecer un tribunal cuya creación es competencia exclusiva de la ley.

En relación a que la Corte es inconstitucional porque carece de la independencia


exigida por el artículo 73, inciso primero, de la Constitución, señalan que ese precepto
constitucional consagra uno de los aspectos esenciales del principio de separación de
poderes: la independencia del Poder Judicial. Sin embargo, el Estatuto de la Corte
dispone que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas puede paralizar la
investigación o enjuiciamiento que la Corte haya iniciado, lo que contraviene al
principio de independencia de los tribunales que consagra el artículo 73 de la Carta
Fundamental.

Indican, además, que es inconstitucional porque la Corte puede excusarse de ejercer


su autoridad, transgrediendo así lo dispuesto en el artículo 73, inciso segundo, de la
Constitución.

Señalan que, como se ha indicado, el Consejo de Seguridad puede solicitar a la Corte


la suspensión de la investigación o del enjuiciamiento.

Además, sostienen que la Corte Penal Internacional infringe la Constitución, porque


para el nombramiento de sus jueces las reglas básicas no están comprendidas en ella,
indicando al respecto que la Constitución establece en su artículo 75 las normas

301
básicas a que debe ajustarse el nombramiento de los jueces de las diversas clases de
tribunales a que se refiere.

Sin embargo, las normas para el nombramiento de los jueces de la Corte están
comprendidas en su propio Estatuto, en el artículo 36, bajo el epígrafe "Condiciones
que han de reunir los magistrados, candidaturas y elección de los magistrados".

El Estatuto de la Corte es, en consecuencia, contrario y violatorio, no sólo de los


artículos 76 y siguientes de la Constitución, sino que de todo el Capítulo VI de ella.

Se indica, además, que el Tratado viola el principio de legalidad que, especialmente en


materia penal, establece la Constitución, constituyéndose, la Corte Penal
Internacional, en una verdadera comisión especial en contradicción con lo dispuesto
en el artículo 19, N° 3°, de la Constitución, como antes igualmente lo han indicado.

Se reitera que hay claras diferencias entre una ley y un tratado y que resulta evidente
que si han de establecerse nuevos tipos penales, éstos han de consagrarse por ley.

El artículo 5°, N° 2, del Estatuto dispone que la Corte sancionará el crimen de


agresión, el cual no se encuentra definido. De este modo, plantean los requirentes, el
Tratado viola el artículo 19, N° 3°, inciso octavo, de la Constitución, al establecer
penas para una conducta no descrita en la ley.

La Corte Penal Internacional ha de conocer de 4 crímenes muy importantes:


genocidio, crímenes de lesa humanidad, guerra y agresión.

Respecto de los 3 primeros, los artículos 6°, 7° y 8° del Estatuto de la Corte


contemplan una gran cantidad de conductas específicas que los constituyen: 5, 11 y 50,
respectivamente. De modo que, en definitiva, el Estatuto constituye un verdadero
código penal.

De acuerdo con el artículo 60, N° 3°, de la Constitución, un código de ese carácter sólo
puede ser aprobado por ley.

En relación a la especial violación del principio nullum crimen sine lege, se indica al
respecto que el Estatuto de la Corte lo consagra expresamente. Sin embargo, se hace
referencia a principios generales de derecho que no se explicitan y que aun pueden ser
contradictorios entre sí -pues derivan de los sistemas jurídicos del mundo-, o a fuentes
distintas a la estricta letra de la ley como derecho aplicable en materia penal, lo que
transgrede el artículo 19, N° 3°, incisos séptimo y octavo, de la Constitución.

Respecto a la inconstitucionalidad de otras disposiciones del Estatuto, los requirentes


exponen, en primer lugar, el indulto y la amnistía.

Si sólo a través de una ley pueden disponerse amnistías o indultos generales, sólo a
través de una ley pueden dejarse sin efecto, lo que constituye una manifestación de
voluntad de un Estado en orden a no llevar adelante una investigación o un
enjuiciamiento. Sin embargo, sostienen, una ley de esta naturaleza puede dejarse sin
efecto por simple voluntad de la Corte, si considera que los hechos cubiertos por la
amnistía o indulto general son de su competencia.

Agregan también, que, igualmente, la Corte puede dejar sin efecto una decisión del
Presidente de la República concediendo un indulto particular.

En relación a las funciones y atribuciones del Fiscal de la Corte Penal Internacional,


señalan los requirentes, que contraviene lo dispuesto en el artículo 80 A de la
Constitución Política, que entrega, en territorio chileno, la investigación de los hechos
constitutivos de delitos en forma exclusiva al Ministerio Público.

302
Añaden que, no obstante, es la misma Corte la que resuelve en forma del todo
independiente y autónoma cuando le corresponde a su Fiscal iniciar las
investigaciones que estime pertinentes pasando así por sobre las atribuciones de la
Fiscalía Nacional.

Señalan la grave falta al debido proceso, en la relativización de la cosa juzgada,


indicando que el artículo 20, del Estatuto, consagra el principio de la "autoridad de
cosa juzgada".

Sería la propia Corte la que decide en forma autónoma acerca de la validez de las
circunstancias antes indicadas en los casos que se presenten. Y dependiendo de su
decisión, puede quedar sin efecto la autoridad de cosa juzgada de sentencias dictadas
por tribunales nacionales, incluyendo a la propia Corte Suprema.

Indican los requirentes, que el desmantelamiento de las inmunidades establecidas en


la Constitución, es otra de las inconstitucionalidades del Tratado.

El Estatuto al establecer la no vigencia de las inmunidades de las autoridades propias


de un Estado, viene a constituir un evidente atropello a los preceptos de la
Constitución Política.

Al ser éstas las únicas excepciones que consagra, indican que el Estatuto viola el
derecho constitucional de chilenos y chilenas de no encontrarse obligados a declarar
bajo juramento en contra de sus ascendientes, descendientes, cónyuges y demás
personas que, según los casos y circunstancias, establezca la ley, que se contempla en
el artículo 19, N° 7, letra f) de la Constitución, vulnerándose así este precepto.

Concluyen los requirentes expresando que las inconstitucionalidades que contiene el


Estatuto de la Corte afectan al menos a las siguientes disposiciones constitucionales:
Artículos 5°, inciso primero; 6°; 7°; 19, N° 3° y N° 7°; 58; 60, N° 3) y N° 16); 73; 74;
75; 76; 77; 78; 79; 80 A; 81, y 90.

Por esta razón solicitan que se declare contrario a la Constitución el Estatuto de


Roma de la Corte Penal Internacional y sus rectificaciones posteriores.

Con fecha 19 de marzo se acogió a tramitación el requerimiento y con esa misma


fecha se puso en conocimiento del Presidente de la República, del Senado y de la
Cámara de Diputados, como órganos constitucionales interesados.

Con fecha 25 de marzo de 2002, el Presidente de la República formula las siguientes


observaciones al requerimiento:

Expone, respecto del Estatuto de la Corte Penal Internacional, que es consecuencia de


una larga evolución, especialmente después del término de la Segunda Guerra
Mundial, para establecer una jurisdicción penal internacional con competencia para
conocer de crímenes internacionales, y el Tratado de Roma puede considerarse la
culminación de ese proceso. En él los Estados Partes expresan su voluntad de crear
una instancia jurisdiccional internacional que termine con la impunidad, pero que sea
al mismo tiempo de carácter preventivo, con el propósito de evitar la comisión de
nuevos crímenes gravísimos que afecten a la comunidad internacional.

La Corte Penal Internacional es la institución adecuada para lograr la finalidad de


protección de la persona humana, sin reemplazar la jurisdicción penal interna de los
Estados Partes, sino actuando bajo el principio de complementariedad, puesto que la
responsabilidad primera corresponde antes que a nadie a los propios Estados.

Las características principales de la Corte son las siguientes: es un tribunal;


constituye un aparato judicial completo; es un tribunal penal internacional; ha sido
creado de acuerdo a las reglas del derecho internacional; es un tribunal autónomo;

303
está dotado de personalidad jurídica internacional; goza de privilegios e inmunidades;
tiene vocación permanente y ejerce jurisdicción sobre personas y no Estados. En este
último sentido, destaca que son únicamente las personas naturales quienes pueden ser
objeto de investigación, procesamiento y condena por la Corte Penal Internacional.

El Presidente señala que el requerimiento parte del supuesto erróneo de que la


jurisdicción de la Corte es la misma que corresponde y que es propia de las
jurisdicciones penales internas de los Estados. La Corte no está llamada a
complementar la acción de los tribunales nacionales en el ejercicio de su jurisdicción
nacional, sino que ella viene a complementar el ejercicio por parte de los Estados
miembros de una jurisdicción universal o internacional.

Analizando el alcance del principio de complementariedad, señala que el Estatuto de


Roma confiere y otorga competencia a las jurisdicciones estatales respecto de los
delitos o crímenes sujetos a la jurisdicción universal y que están comprendidos en la
órbita de atribuciones de la Corte.

Con la creación de la Corte la jurisdicción universal sobre los crímenes comprendidos


en el Tratado, quedará depositada en un sistema internacional unitario en el cual se
integran, bajo el principio de la complementariedad, las jurisdicciones penales
nacionales y la propia Corte.

De ello se siguen dos consecuencias para los Estados Partes: por un lado, la atribución
de competencia para que una jurisdicción penal interna pueda juzgar
preferentemente y de modo exclusivo, los crímenes internacionales sancionados en el
Estatuto. Del otro, el deber que asume cada Estado de perseguir dichos crímenes
internacionales conforme a las normas del Tratado, lo que explica y legitima la
intervención de la Corte en los supuestos de que dicha obligación no sea efectivamente
satisfecha por el respectivo Estado.

Hace presente que Chile ha suscrito numerosas convenciones que, basándose en el


principio de la jurisdicción universal, le facultan u obligan a ejercer su jurisdicción
penal respecto de crímenes internacionales fundamentales.

En relación al principio de complementariedad en el Tratado de Roma, señala que


ello quiere decir que la Corte sólo actuará en aquellos casos en que los sistemas
nacionales sean incapaces de llevar adelante sus obligaciones con la justicia de una
manera efectiva.

En síntesis, destaca que el concepto de complementariedad que acoge el Estatuto


supone una competencia compartida entre las jurisdicciones estatales y la Corte Penal
Internacional. Una y otra competencia emanan directamente de la ratificación del
Tratado y ambas jurisdicciones son complementarias para la satisfacción de un deber
internacional colectivo y común a todos los Estados.

No obstante, el Tratado opta por conferir preferencia a los Estados que en la forma
que indica estén en condiciones de ejercer su jurisdicción penal interna para la
sanción de los crímenes de que se trata. Ello es lo que explica que el Estatuto declare
que la jurisdicción de la Corte es complementaria de las jurisdicciones penales
nacionales y no a la inversa.

No se obliga a un Estado a ceder parte de su jurisdicción nacional, como


equivocadamente sostienen los requirentes, porque la actividad complementaria de la
Corte Penal Internacional viene a perfeccionar o a completar el ejercicio de la
jurisdicción universal que se reconoce a las jurisdicciones estatales y para el que se les
otorga competencia.

Señala el Presidente que la facultad de juzgar crímenes internacionales fundamentales


no es parte de la jurisdicción interna o estatal por lo que no puede, en caso alguno,

304
significar una transferencia o cesión de la soberanía nacional o de la denominada
soberanía jurisdiccional.

La aprobación y ratificación del Tratado de Roma por Chile cumple el mandato


constitucional consagrado en el artículo l° de la Constitución en el sentido de que el
Estado está al servicio de la persona humana y se encuentra dentro de las limitaciones
impuestas por el artículo 5° de la Carta Fundamental.

Agrega el Ejecutivo que la aprobación del Tratado constituye un legítimo ejercicio de


la soberanía permitido por la Constitución.

Por otra parte, la jurisdicción y competencia que se atribuye a la Corte no forman


parte de la soberanía nacional.

La potestad de perseguir la responsabilidad penal internacional, en la medida que


excede el marco de un Estado individual, no forma parte del contenido de la soberanía
nacional interna, por lo que la creación de una jurisdicción penal internacional no
constituye, ni podría constituir, una transferencia de la soberanía jurisdiccional, pues
ésta sólo comprende la facultad de conocer, juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en
asuntos que correspondan al ámbito del respectivo Estado.

Por este motivo, el conferir competencia a la Corte para efectuar tal juzgamiento en
forma complementaria, no implica una renuncia a potestades esenciales del Estado
chileno, porque no estamos en presencia de potestades que éste posea. De modo que,
lejos de haber una cesión o renuncia de soberanía jurisdiccional, lo que hay en el
Tratado es una ampliación de la competencia de los tribunales nacionales para
conocer y sancionar los delitos internacionales a que ésta se refiere.

A su vez, la jurisdicción y competencia que se otorgan a la Corte nacen, no por


transferencia de potestades propias de la soberanía nacional de los Estados Partes,
sino por medio de una directa atribución que éstos efectúan, en virtud de su capacidad
como sujetos de derecho internacional, mediante un acto que es propio de la soberanía
externa de cada uno de ellos.

La aprobación del Estatuto de Roma se ciñe al ordenamiento constitucional, y en este


sentido destaca que la Constitución entrega al Presidente la facultad de conducir las
relaciones internacionales, y negociar, celebrar y ratificar los Tratados que estime
convenientes para los intereses del país, y al Congreso, la de aprobar o rechazar los
Tratados que el Presidente de la República le presente.

De lo expuesto, concluye el Presidente que no es necesaria una reforma constitucional


previa para aprobar y ratificar el Tratado de Roma y que, por el contrario, ello se
encuentra permitido desde ya por la Constitución de 1980.

El Presidente señala que la Corte es un tribunal internacional al cual sólo se le


atribuye competencia en virtud del Tratado de Roma para perseguir la
responsabilidad penal internacional por crímenes internacionales fundamentales y, en
ese sentido, se le faculta para actuar dentro de nuestro territorio, por lo que resulta
improcedente hacerle aplicables las normas contenidas en el Capítulo VI de la
Constitución, por cuanto éstas dicen relación sólo con los tribunales nacionales, de los
cuales la Corte no formará parte.

Dentro de la estructura y organización de nuestros tribunales, la Corte podría ser


asimilada a un tribunal especial no integrante del Poder Judicial.

Indica que la Corte es un tribunal independiente e imparcial, ya que la existencia de tales


características constituye uno de los elementos esenciales para estar en presencia de un
racional y justo procedimiento.

305
El Estatuto de Roma protege la independencia de los magistrados estableciendo una
serie de normas que aseguran dicha libertad, incluso después de haber cesado en el
cargo.

La Corte es un órgano autónomo dotado de plena independencia funcional. No


depende de ningún organismo nacional o internacional, ni menos aún de Naciones
Unidas.

La intervención del Consejo de Seguridad en el procedimiento, lejos de afectar su


independencia funcional, constituye un mecanismo de control necesario y de
coordinación.

La creación de la Corte se inserta en el complejo sistema internacional de protección


del derecho humanitario y de los derechos humanos, donde la actuación de
organismos como Naciones Unidas ha sido esencial.

La facultad que le otorga el Tratado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas


para solicitar la suspensión del procedimiento se encuentra plenamente justificada. La
existencia de dos bienes jurídicos de alta trascendencia como son la necesidad, por
una parte, de que delitos tan graves sean sancionados y, por otra, el mantenimiento de
la paz y la seguridad, deben conciliarse adecuadamente.

El fundamento de la atribución en análisis radica, entonces, en la necesidad de evitar


que la acción de la Corte pueda afectar la conducción política o los procesos de
mediación y de pacificación que esté llevando a cabo el Consejo.

En síntesis, la intervención que pueda hacer el Consejo de Seguridad en el


procedimiento de la Corte Penal Internacional, en nada obsta a su independencia
puesto que tiene suficientes resguardos.

Indica seguidamente que los miembros de la Corte son responsables por el ejercicio de
sus atribuciones, afirmando que el Estatuto se ha preocupado por establecer un
completo régimen de responsabilidad, a fin de velar por el adecuado desempeño y
cumplimiento de las atribuciones que le son propias.

Expresa que no se afecta la superintendencia de la Corte Suprema, ya que la


jurisdicción de la Corte tiene por objeto hacer efectiva la responsabilidad penal
internacional.

Respecto de los requisitos básicos para el nombramiento y la determinación de la


responsabilidad de sus miembros, a que se refieren los requirentes, dicen relación con
la organización y funcionamiento de nuestros tribunales nacionales, entre los cuales
no se comprende la Corte Penal Internacional.

El Presidente expone que el Estatuto de Roma reconoce los principios generales del
derecho penal, ya que la Corte se enmarca dentro del ámbito del derecho penal
internacional, que tiene por finalidad asignar y sancionar la responsabilidad del
individuo en aquellos casos en que se ha cometido un crimen internacional.

De esta manera, el Estatuto establece especialmente, según señala el Presidente, los


siguientes principios: non bis in idem (artículo 20); nullum crimen sine lege (artículo
22); nulla poena sine lege (artículo 23); irretroactividad de la ley penal (artículos 11 y
24); responsabilidad penal individual (artículo 25); exclusión de los menores de 18
años de la competencia de la Corte (artículo 26); improcedencia de la excusa del cargo
oficial y de las inmunidades (artículo 27); responsabilidad de los jefes y otros
superiores (artículo 28); imprescriptibilidad (artículo 29); intencionalidad o dolo
(artículo 30); circunstancias eximentes de responsabilidad penal (artículos 31 y 32);
límites a la obediencia debida (artículo 33); presunción de inocencia (artículo 66).

306
En relación a la violación del principio nullum crimen, nulla poena sine lege, según
expone el Presidente, se establece un orden de prelación en cuanto a la legislación
aplicable por la Corte a los casos concretos sometidos a su jurisdicción, lo que supone
habilitarla, bajo ciertas circunstancias, para invocar fuentes normativas que se
encuentren más allá de los márgenes formales del propio Estatuto.

Hace presente que la secuencia lógica que contiene el Estatuto en materia de


interpretación y aplicación jurídica encuentra importantes similitudes tanto en las
normas internacionales que regulan la interpretación de los tratados, como asimismo
en nuestro propio ordenamiento jurídico.

El Presidente indica que no hay inconstitucionalidad con el delito de agresión y su


falta de tipicidad, porque se detalla todo un procedimiento para el establecimiento
futuro de su definición, resguardando las diversas posiciones sobre el tema.

Respecto de la amnistía y el indulto, luego de analizar estos conceptos, como también


la situación de estas instituciones en los principales instrumentos del derecho
internacional de los derechos humanos, el Presidente plantea que la aprobación del
Estatuto de Roma es incompatible con la dictación de amnistías o indultos respecto de
los crímenes de su competencia, lo cual se encuentra perfectamente ajustado a la
Constitución Política, puesto que así como el Estado puede otorgar una amnistía o un
indulto general, como resulta igualmente legítimo que en una expresión de su propia
soberanía, renuncie a esa posibilidad tratándose de crímenes internacionales, lo cual
en ningún caso implica una cesión de la soberanía.

Dicha renuncia constituye un acto de ejercicio legítimo de la soberanía a través de los


procedimientos que la propia Constitución contempla y que le otorgan potestad tanto
al Congreso como al Presidente para concluir tratados, sin excluir ninguna materia
como susceptible de ser regulada por ellos.

Además, es concordante con lo que dispone el artículo 5°, inciso segundo, de la


Constitución, en cuanto establece como limitación al ejercicio de la soberanía el
respetar los derechos esenciales propios de la persona humana.

El Ejecutivo plantea que la Constitución y la ley orgánica constitucional


correspondiente le otorgan al Ministerio Público las funciones de dirección exclusiva
de la investigación en materia penal; ejercicio de la acción penal pública en la forma
prevista por la ley; dar protección a las víctimas y a los testigos; e impartir órdenes
directas a las fuerzas de orden y seguridad durante la investigación.

El Estatuto de Roma entrega al Fiscal de la Corte funciones y atribuciones que tienen


por objeto corroborar la información sobre crímenes de competencia de la Corte y
funciones y atribuciones que dicen relación con la investigación misma a fin de
establecer la veracidad de los hechos.

Señala al respecto qué debe entenderse bajo el principio de complementariedad, por


el cual los Estados Partes tendrán preferencia para investigar y enjuiciar los crímenes
sometidos a la jurisdicción de la Corte, aplicándose el deber de cooperación lo que
implica que la Corte ha de contar con la ayuda de los Estados Partes.

De este modo, la cooperación entre los Estados y la Corte se hace sobre la base de
respetar, en lo esencial, los sistemas nacionales; además, actúa a través de ellos.

Luego de analizar detenidamente la cosa juzgada aparente, la inexistencia y el fraude


procesal, el Presidente señala que el derecho interno chileno contempla causales de
excepción similares a las del Estatuto de la Corte.

Respecto de las inmunidades, el Presidente señala que el Tratado circunscribe este


tema haciendo aplicación del principio de igualdad jurídica, que consagra la regla

307
general de que los preceptos del Estatuto son aplicables por igual a todas las personas,
sin distinción que se base en el cargo oficial que un individuo detenta, y además, prevé
que las inmunidades y normas de procedimiento especiales que conlleve un
determinado cargo oficial, sea con arreglo al derecho interno o internacional, no
obstan para que la Corte ejerza sus atribuciones sobre el individuo que lo detenta.

El fundamento de la disposición tiene por objeto resguardar los principios de igualdad


ante la ley y ante la justicia y de responsabilidad de las autoridades, también
garantizados por la Constitución de 1980.

Se recuerda que en virtud del principio de complementariedad, son los sistemas


penales nacionales los llamados prioritariamente a sancionar los delitos previstos en el
Tratado, razón por la cual no se presenta inconveniente para que se invoquen en cada
Estado los fueros procesales que establece su propia legislación.

Expone el Jefe del Estado que, en materia de autoincriminación, el Tratado respeta la


situación del inculpado en los términos previstos por el ordenamiento jurídico chileno
que se encuentra absolutamente garantizada por las disposiciones del Estatuto de
Roma.

Respecto de la situación de los ascendientes, descendientes y cónyuge del inculpado,


tampoco se verifica infracción constitucional alguna, puesto que para obtener tal
comparecencia, la Corte debe recabar necesariamente la asistencia de los Estados
Partes.

Concluye el Presidente de la República solicitando tener por informado el


requerimiento de autos y en su sentencia declarar la plena concordancia del Estatuto
de Roma con la Constitución chilena.

Con fecha 26 de marzo se ordenó traer los autos en relación.

Con fecha 28 de marzo el Tribunal prorrogó el plazo de diez días que tiene para
resolver este requerimiento.

Considerando:

1° Que, treinta y cinco señores diputados, que representan más de la cuarta parte de los
diputados en ejercicio de la respectiva Corporación, han requerido a este Tribunal para que
declare "la inconstitucionalidad del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional,
adoptado en dicha ciudad el 17 de julio de 1998, contenido en el Acta Final de la
Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre el
Establecimiento de una Corte Penal Internacional, y sus rectificaciones posteriores, en su
totalidad, por violar diversas disposiciones constitucionales" que son señaladas
expresamente en el cuerpo del requerimiento;

2° Que, el Tratado que contiene el Estatuto de Roma y su rectificación, fue firmado por el
Gobierno de Chile el 11 de septiembre de 1998 y por iniciativa del Presidente de la
República fue enviado a la Cámara de Diputados para su aprobación o rechazo de acuerdo
con el artículo 50, N° 1, de la Constitución Política que establece lo siguiente:

"Artículo 50.- Son atribuciones exclusivas del Congreso:

l° Aprobar o desechar los tratados internacionales que le presentare el Presidente de


la República antes de su ratificación. La aprobación de un tratado se someterá a los
trámites de una ley.";

308
3° Que, conforme lo indicado, la tramitación del Tratado tuvo su origen en la Cámara
de Diputados donde fue aprobado por 67 votos a favor y 35 en contra, sin
abstenciones;

4° Que, el Tratado sometido a control de este Tribunal fue aprobado por la Cámara
de Diputados con el quórum de ley orgánica constitucional;

5° Que, la materia sometida a la decisión de esta Magistratura, es la


constitucionalidad de la iniciativa que contiene el proyecto de acuerdo destinado a dar
su aprobación al Tratado de Roma que establece la Corte Penal Internacional y el
contenido de su Estatuto;

I. CONTENIDO DEL ESTATUTO DE ROMA DE LA CORTE PENAL


INTERNACIONAL.

6° Que, para una mejor decisión del asunto, que se debe resolver, es necesario señalar
los aspectos fundamentales del Estatuto de la Corte Penal Internacional;

7° Que, el artículo 34 indica la composición de la Corte Penal, y en el artículo 36, se


señalan las normas básicas relativas a los magistrados:

"Artículo 34

Órganos de la Corte

La Corte estará compuesta de los órganos siguientes:

a) La Presidencia;

b) Una Sección de Apelaciones, una Sección de Primera Instancia y una Sección de


Cuestiones Preliminares;

e) La Fiscalía;

d) La Secretaría.";

8° Que, el artículo 36 señala las normas básicas relativas a los magistrados:

"Artículo 36

Condiciones que han de reunir los magistrados, candidaturas y elección de los magistrados

1. Con sujeción a lo dispuesto en el párrafo 2, la Corte estará compuesta de 18 magistrados.

2. a) La Presidencia, actuando en nombre de la Corte, podrá proponer que aumente el


número de magistrados indicado en el párrafo 1 y señalará las razones por las cuales
considera necesario y apropiado ese aumento. El Secretario distribuirá prontamente la
propuesta a todos los Estados Partes;

b) La propuesta será examinada en una sesión de la Asamblea de los Estados Partes que
habrá de convocarse de conformidad con el artículo 112. La propuesta, que deberá ser
aprobada en la sesión por una mayoría de dos tercios de los Estados Partes, entrará en vigor
en la fecha en que decida la Asamblea;

c) i) Una vez que se haya aprobado una propuesta para aumentar el número de magistrados
con arreglo al apartado b), la elección de los nuevos magistrados se llevará a cabo en el
siguiente período de sesiones de la Asamblea de los Estados Partes, de conformidad con los
párrafos 3 a 8 del presente artículo y con el párrafo 2 del artículo 37;

309
ii) Una vez que se haya aprobado y haya entrado en vigor una propuesta para
aumentar el número de magistrados con arreglo a los apartados b) y c) i), la
Presidencia podrá en cualquier momento, si el volumen de trabajo de la Corte lo
justifica, proponer que se reduzca el número de magistrados, siempre que ese número
no sea inferior al indicado en el párrafo 1. La propuesta será examinada de
conformidad con el procedimiento establecido en los apartados a) y b). De ser
aprobada, el número de magistrados se reducirá progresivamente a medida que
expiren los mandatos y hasta que se llegue al número debido.

3 a) Los magistrados serán elegidos entre personas de alta consideración moral,


imparcialidad e integridad que reúnan las condiciones requeridas para el ejercicio de las
más altas funciones judiciales en sus respectivos países;

b) Los candidatos a magistrados deberán tener:

i) Reconocida competencia en derecho y procedimiento penales y la necesaria


experiencia en causas penales en calidad de magistrado, fiscal, abogado u otra función
similar; o

ii) Reconocida competencia en materias pertinentes de derecho internacional, tales


como el derecho internacional humanitario y las normas de derechos humanos, así
como gran experiencia en funciones jurídicas profesionales que tengan relación con la
labor judicial de la Corte;

c) Los candidatos a magistrado deberán tener un excelente conocimiento y dominio de por


lo menos uno de los idiomas de trabajo de la Corte.

4. a) Cualquier Estado Parte en el presente Estatuto podrá proponer candidatos en las


elecciones para magistrado de la Corte mediante:

i) El procedimiento previsto para proponer candidatos a los más altos cargos judiciales del
país; o

ii) El procedimiento previsto en el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia para


proponer candidatos a esa Corte.

Las propuestas deberán ir acompañadas de una exposición detallada acerca del grado
en que el candidato cumple los requisitos enunciados en el párrafo 3;

b) Un Estado Parte podrá proponer un candidato que no tenga necesariamente su


nacionalidad, pero que en todo caso sea nacional de un Estado Parte;

c) La Asamblea de los Estados Partes podrá decidir que se establezca un comité asesor para
las candidaturas. En ese caso, la Asamblea de los Estados Partes determinará la
composición y el mandato del comité.

5. A los efectos de la elección se harán dos listas de candidatos:

La lista A, con los nombres de los candidatos que reúnan los requisitos enunciados en
el apartado b) i) del párrafo 3; y

La lista B, con los nombres de los candidatos que reúnan los requisitos enunciados en
el apartado b) ii) del párrafo 3.

El candidato que reúna los requisitos requeridos para ambas listas podrá elegir en
cuál desea figurar. En la primera elección de miembros de la Corte, por lo menos
nueve magistrados serán elegidos entre los candidatos de la lista A y por lo menos
cinco serán elegidos entre los de la lista B. Las elecciones subsiguientes se organizarán

310
de manera que se mantenga en la Corte una proporción equivalente de magistrados
de ambas listas.

6. a) Los magistrados serán elegidos por votación secreta en una sesión de la Asamblea de
los Estados Partes convocada con ese fin con arreglo al artículo 112. Con sujeción a lo
dispuesto en el párrafo 7, serán elegidos los 18 candidatos que obtengan el mayor número
de votos y una mayoría de dos tercios de los Estados Partes presentes y votantes;

b) En el caso de que en la primera votación no resulte elegido un número suficiente de


magistrados, se procederá a nuevas votaciones de conformidad con los procedimientos
establecidos en el apartado a) hasta cubrir los puestos restantes.

7. No podrá haber dos magistrados que sean nacionales del mismo Estado. Toda persona
que, para ser elegida magistrado, pudiera ser considerada nacional de más de un Estado,
será considerada nacional del Estado donde ejerza habitualmente sus derechos civiles y
políticos.

8. a) Al seleccionar a los magistrados, los Estados Partes tendrán en cuenta la necesidad


de que en la composición de la Corte haya:

i) Representación de los principales sistemas jurídicos del mundo;

ii) Distribución geográfica equitativa; y

iii) Representación equilibrada de magistrados mujeres y hombres;

b) Los Estados Partes tendrán también en cuenta la necesidad de que haya en la Corte
magistrados que sean juristas especializados en temas concretos que incluyan, entre otros,
la violencia contra las mujeres o los niños.

9. a) Con sujeción a lo dispuesto en el apartado b), los magistrados serán elegidos por un
mandato de nueve años y, con sujeción al apartado c) y al párrafo 2 del artículo 37, no
podrán ser reelegidos;

b) En la primera elección, un tercio de los magistrados elegidos será seleccionado por


sorteo para desempeñar un mandato de tres años, un tercio de los magistrados será
seleccionado por sorteo para desempeñar un mandato de seis años y el resto desempeñará
un mandato de nueve años;

e) Un magistrado seleccionado para desempeñar un mandato de tres años de conformidad


con el apartado b) podrá ser reelegido por un mandato completo.

10. No obstante lo dispuesto en el párrafo 9, un magistrado asignado a una Sala de Primera


Instancia o una Sala de Apelaciones de conformidad con el artículo 39 seguirá en funciones
a fin de llevar a término el juicio o la apelación de los que haya comenzado a conocer en
esa Sala.";

9° Que, la competencia de esta Corte Penal Internacional está indicada en el articulo 5° del
Estatuto:

"Artículo 5
Crímenes de la competencia de la Corte

1. La competencia de la Corte se limitará a los crímenes más graves de trascendencia para


la comunidad internacional en su conjunto. La Corte tendrá competencia, de conformidad
con el presente Estatuto, respecto de los siguientes crímenes:

a) El crimen de genocidio;

311
b) Los crímenes de lesa humanidad;

c) Los crímenes de guerra;

d) El crimen de agresión.

2. La Corte ejercerá competencia respecto del crimen de agresión una vez que se apruebe
una disposición de conformidad con los artículos 121 y 123 en que se defina el crimen y se
enuncien las condiciones en las cuales lo hará. Esa disposición será compatible con las
disposiciones pertinentes de la Carta de las Naciones Unidas.";

10° Que, por el artículo 13 del Estatuto se establece cuándo la Corte podrá ejercer su
competencia respecto de los crímenes a que se refiere el artículo 5°, transcrito en el
considerando anterior de esta sentencia:

"Artículo 13

Ejercicio de la competencia

La Corte podrá ejercer su competencia respecto de cualquiera de los crímenes a que


se refiere el artículo 5 de conformidad con las disposiciones del presente Estatuto si:

a) Un Estado Parte remite al Fiscal, de conformidad con el artículo 14, una situación en que
parezca haberse cometido uno o varios de esos crímenes;

b) El Consejo de Seguridad, actuando con arreglo a lo dispuesto en el Capítulo VII de la


Carta de las Naciones Unidas, remite al Fiscal una situación en que parezca haberse
cometido uno o varios de esos crímenes; o

c) El Fiscal ha iniciado una investigación respecto de un crimen de ese tipo de conformidad


con lo dispuesto en el artículo l5.";

Lo anterior es sin perjuicio de las facultades de la Corte para actuar de oficio,


conforme al artículo 19, párrafo 1;

11° Que, el artículo 16 del Estatuto indica cuándo se podrá suspender la investigación o el
enjuiciamiento:

"Artículo 16

Suspensión de la investigación o el enjuiciamiento

En caso de que el Consejo de Seguridad, de conformidad con una resolución aprobada


con arreglo a lo dispuesto en el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, pida
a la Corte que suspenda por un plazo de doce meses la investigación o el
enjuiciamiento que haya iniciado, la Corte procederá a esa suspensión; la petición
podrá ser renovada por el Consejo de Seguridad en las mismas condiciones.";

l2° Que, además, el Tratado no admite reservas, como lo señala el artículo 120:

"Artículo 120

Reservas

No se admitirán reservas al presente Estatuto.";

13° Que, la Corte Penal Internacional es un tribunal permanente y ejercerá su


jurisdicción sobre personas naturales, en conformidad al artículo 1° del Estatuto:

312
"Artículo 1

La Corte

Se instituye por el presente una Corte Penal Internacional (“la Corte"). La Corte será
una institución permanente, estará facultada para ejercer su jurisdicción sobre
personas respecto de los crímenes más graves de trascendencia internacional de
conformidad con el presente Estatuto y tendrá carácter complementario de las
jurisdicciones penales nacionales. La competencia y el funcionamiento de la Corte se
regirán por las disposiciones del presente Estatuto.";

l4° Que, la facultad de ejercer la jurisdicción penal sobre personas naturales se reitera y
explicita en el artículo 1.5 de dicho Estatuto:

"Artículo 25

Responsabilidad penal individual

1 . De conformidad con el presente Estatuto, la Corte tendrá competencia respecto de las


personas naturales.

2. Quien cometa un crimen de la competencia de la Corte será responsable individualmente


y podrá ser penado de conformidad con el presente Estatuto.

3. De conformidad con el presente Estatuto, será penalmente responsable y podrá ser


penado por la comisión de un crimen de la competencia de la Corte quien:

a) Cometa ese crimen por sí solo, con otro o por conducto de otro, sea éste o no penalmente
responsable;

b) Ordene, proponga o induzca la comisión de ese crimen, ya sea consumado o en grado de


tentativa;

c) Con el propósito de facilitar la comisión de ese crimen, sea cómplice o encubridor o


colabore de algún modo en la comisión o la tentativa de comisión del crimen, incluso
suministrando los medios para su comisión;

d) Contribuya de algún otro modo en la comisión o tentativa de comisión del crimen por un
grupo de personas que tengan una finalidad común. La contribución deberá ser intencional
y se hará:

i) Con el propósito de llevar a cabo la actividad o propósito delictivo del grupo,


cuando una u otro entrañe la comisión de un crimen de la competencia de la Corte; o

ii) A sabiendas de que el grupo tiene la intención de cometer el crimen;

e) Respecto del crimen de genocidio, haga una instigación directa y pública a que se
cometa;

f) Intente cometer ese crimen mediante actos que supongan un paso importante para su
ejecución, aunque el crimen no se consume debido a circunstancias ajenas a su voluntad.
Sin embargo, quien desista de la comisión del crimen o impida de otra forma que se
consuma no podrá ser penado de conformidad con el presente Estatuto por la tentativa si
renunciare íntegra y voluntariamente al propósito delictivo.

4. Nada de lo dispuesto en el presente Estatuto respecto de la responsabilidad penal de las


personas naturales afectará a la responsabilidad del Estado conforme al derecho
internacional.";

313
15° Que, su jurisdicción solamente es penal, y de acuerdo al articulo 1°, sería, además,
complementaria de las jurisdicciones nacionales. Por las características especiales que
presenta, este Tribunal se referirá a ella en acápite aparte;

III. OBJETIVO Y CARACTERÍSTICAS DEL TRATADO.

16° Que, del contenido del Tratado aparece que su objetivo es crear un órgano con
jurisdicción penal permanente de carácter internacional destinado a hacer efectivas
las responsabilidades penales individuales de los autores de determinados y graves
delitos contra la humanidad.

Cabe destacar que la Corte Penal Internacional estará facultada para ejercer su
jurisdicción sobre personas respecto de los crímenes más graves de trascendencia
internacional y tendría, de acuerdo a su Estatuto, carácter complementario respecto
de las jurisdicciones penales nacionales;

l7° Que, el objetivo señalado aparece con claridad en el Preámbulo del Estatuto sometido a
conocimiento de este Tribunal: "Destacando que la Corte Penal Internacional establecida en
virtud del presente Estatuto será complementaria de las jurisdicciones penales nacionales",
lo que corrobora el artículo 1° del mismo Tratado, ya transcrito en este fallo;

18° Que, de lo expuesto se desprenden con nitidez las siguientes características de la Corte
Penal Internacional, a saber:

-Será un tribunal preestablecido y permanente;

-Ejercerá su jurisdicción sobre personas naturales;

-Su competencia será exclusivamente penal y sobre los crímenes de trascendencia


internacional señalados en el artículo 5° del Estatuto, antes transcrito;

-Su estatuto contiene los presupuestos orgánicos y funcionales para su desempeño;

A lo anterior, cabe agregar, que la Corte Penal Internacional tendrá “facultad de


imperio" para hacer ejecutar sus resoluciones, de conformidad con las disposiciones
de la Parte Décima de su Estatuto;

Como característica final podemos señalar que la Corte Penal Internacional tendrá la
personalidad jurídica que indica el artículo 4° del Estatuto;

III. NATURALEZA JURÍDICA DE LA JURISDICCIÓN DE LA CORTE PENAL


INTERNACIONAL.

19° Que, la naturaleza jurídica de la jurisdicción de la Corte Penal Internacional, de


acuerdo al Preámbulo del Estatuto y al artículo 1°, transcritos en los considerandos
13° y 17°, es penal y complementaria de las jurisdicciones nacionales, pero, a juicio de
los requirentes, aparece más bien como paralela o contradictoria a ellas;

20° Que, un estudio del Tratado por el que se establece la Corte Penal Internacional nos
lleva a la conclusión de que dicho Estatuto no definió el significado del carácter
complementario de la jurisdicción que se crea;

21° Que, el escrito de observaciones del Presidente de la República, refiriéndose al carácter


complementario de la Corte Penal Internacional, dice:

"Una de las principales dificultades que presenta esta tarea, que aparentemente no
pudo ser sorteada por los requirentes, es que el Estatuto se limita a consagrar el

314
principio de complementariedad y a regular las normas que lo concretizan, omitiendo
una definición del mismo";

22° Que, junto con reconocer que la complementariedad no ha sido definida, el Presidente
de la República, utilizando elementos literales, históricos y sistemáticos busca desentrañar
este concepto para llegar a la conclusión de que "el Tratado optó por conferir preferencia a
los Estados que, en virtud del principio de la nacionalidad o de la territorialidad, estén en
condiciones de ejercer su jurisdicción penal interna para la sanción de dichos crímenes.
Ello y no otra cosa, es lo que explica que el Estatuto declare que la jurisdicción de la C.P.I.
es complementaria a las jurisdicciones penales nacionales, y no al revés".;

23° Que, estas observaciones se apartan de la verdadera naturaleza jurídica de la


jurisdicción de la Corte Penal Internacional, porque, si bien es cierto que por el carácter
complementario que se le atribuye se ha querido disminuir el efecto de las atribuciones que
se le otorgan a este Tribunal, no es menos cierto que del examen de distintas disposiciones
del Estatuto resulta clara la debilidad de esta característica y afirmación.

Del análisis de diversas normas del Estatuto aparece más bien que la naturaleza
jurídica de la jurisdicción que ejerce la Corte Penal Internacional es de carácter
correctiva y sustitutiva o supletoria, en determinados casos, de las jurisdicciones
nacionales;

24° Que, de un estudio de lo sustantivo o esencial de las disposiciones del Estatuto que se
transcriben a continuación, resulta evidente que la Corte puede corregir lo resuelto por los
tribunales nacionales de los Estados Partes, pudiendo, en consecuencia, decidir en contra de
lo obrado por ellos y, en determinadas situaciones, de ausencia real o formal de dichos
tribunales nacionales, sustituirlos.

Ello aparece claro de las normas que se refieren a las cuestiones de admisibilidad,
según lo expresan los siguientes numerales del artículo 17:

"Artículo 17

Cuestiones de admisibilidad

1. La Corte teniendo en cuenta el décimo párrafo del preámbulo y el artículo 1, resolverá la


inadmisibilidad de un asunto cuando:

a) El asunto sea objeto de una investigación o enjuiciamiento en el Estado que tiene


jurisdicción sobre él salvo que éste no esté dispuesto a llevar a cabo la investigación o el
enjuiciamiento o no pueda realmente hacerlo;

b) El asunto haya sido objeto de investigación por el Estado que tenga jurisdicción sobre él
y éste haya decidido no incoar acción penal contra la persona de que se trate, salvo que la
decisión haya obedecido a que no esté dispuesto a llevar a cabo el enjuiciamiento o no
pueda realmente hacerlo;

c) La persona de que se trate haya sido ya enjuiciada por la conducta a que se refiere la
denuncia, y la Corte no pueda incoar el juicio con arreglo a lo dispuesto en el párrafo 3 del
artículo 20;

2 A fin de determinar si hay o no disposición a actuar en un asunto determinado, la Corte


examinará, teniendo en cuenta los principios de un proceso con las debidas garantías
reconocidos por el derecho internacional, si se da una o varias de las siguientes
circunstancias, según el caso:

a) Que el juicio ya haya estado o esté en marcha o que la decisión nacional haya sido
adoptada con el propósito de sustraer a la persona de que se trate de su responsabilidad
penal por crímenes de la competencia de la Corte, según lo dispuesto en el artículo 5;

315
b) Que haya habido una demora injustificada en el juicio que, dadas las circunstancias, sea
incompatible con la intención de hacer comparecer a la persona de que se trate ante la
justicia;

c) Que el proceso no haya sido o no esté siendo sustanciado de manera independiente o


imparcial y haya sido o esté siendo sustanciado de forma en que, dadas las circunstancias,
sea incompatible con la intención de hacer comparecer a la persona de que se trate ante la
justicia.

3. A fin de determinar la incapacidad para investigar o enjuiciar en un asunto determinado,


la Corte examinará si el Estado, debido al colapso total o sustancial de su administración
nacional de justicia o al hecho de que carece de ella, no puede hacer comparecer al
acusado, no dispone de las pruebas y los testimonios necesarios o no está por otras razones
en condiciones de llevar a cabo el juicio.";

25° Que, si se examinan los artículos transcritos, es evidente que por el artículo 17, párrafo
1, a), b) y c), y párrafo 2, a), b) y c), la Corte Penal Internacional puede corregir lo resuelto
por los tribunales nacionales y, además, por el mismo artículo, párrafo 3, puede sustituir
supletoriamente la jurisdicción nacional, en los casos que en dicho precepto se expresan;

26° Que, debe precisarse, también, que conforme al artículo 19, párrafo 1, y artículo 57,
párrafo 2, letra a), del Tratado, quien resuelve sobre la admisibilidad de la jurisdicción de la
Corte es la Sala de Cuestiones Preliminares, de conformidad con las normas del Estatuto;

27° Que, lo anterior, es sin perjuicio de la apelación que puede deducirse ante la Sala de
Apelación de la misma Corte, de acuerdo a los artículos 19 y 82, párrafo 1, letra a);

28° Que, de un examen exhaustivo del Estatuto de la Corte Penal Internacional, es evidente
que es la propia Corte la que resuelve sobre su competencia para conocer de las materias
entregadas a su conocimiento y, como aparece con claridad de las disposiciones transcritas
e indicadas del Estatuto de Roma, la Corte Penal Internacional ejerce su jurisdicción en
algunas materias de su competencia corrigiendo o sustituyendo la de los Estados Partes;

29° Que, de las normas citadas y de lo considerado precedentemente, se concluye que la


jurisdicción de la Corte que se crea, no necesariamente complementa a aquella de los
tribunales de los Estados Partes, sino que, por el contrario, puede en ciertos casos, previstos
expresamente por el Estatuto, llegar a revisar resoluciones ejecutoriadas dictadas por
tribunales nacionales de los Estados y sustituirlas;

30° Que, a mayor abundamiento, y en relación con la jurisdicción correctiva, la


concordancia de las normas citadas permite concluir que la Corte Penal Internacional
actuará cuando los sistemas judiciales estatales, competentes, básicamente en razón del
principio clásico de territorialidad, no pudieran o no quisieran hacerlo o, incluso, cuando
los procedimientos seguidos no sean considerados genuinos;

31° Que, de todo lo expuesto se desprende que el Estatuto de la Corte Penal Internacional,
al establecer una jurisdicción que puede ser correctiva y sustitutiva de las nacionales, más
que complementar a éstas, está prorrogando a una jurisdicción nueva, no contemplada en
nuestro ordenamiento constitucional, la facultad de abrir procesos penales por delitos
cometidos en Chile, lo que importa, por ende, una transferencia de soberanía que, por no
estar autorizada en nuestra Carta Política, vulnera en su esencia el artículo 5°, inciso
primero, de la Constitución, como luego se verá;

IV. LA CORTE PENAL INTERNACIONAL ES UN TRIBUNAL


SUPRANACIONAL.

32° Que, la Corte Penal Internacional tiene características que permiten calificarla
como un tribunal supranacional, en razón de las disposiciones del Estatuto transcritas

316
anteriormente en este fallo aparece en forma indubitable la diferencia entre ambos
tipos de tribunales.

La Corte Penal Internacional se distingue por ser un tribunal "permanente" que


ejerce su jurisdicción sobre personas naturales y, en ciertos casos, por sobre las
jurisdicciones penales nacionales a que se encuentran sometidas esas personas que
sean procesadas por los delitos que contempla el Estatuto de la Corte;

33° Que, los tribunales internacionales establecidos en tratados ratificados por Chile, como
por ejemplo, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, de San José de Costa
Rica, y el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, no tienen una
supervigilancia correctiva o sustitutiva de las resoluciones de los tribunales nacionales.

Como bien dice la profesora Ángela Vivanco en el Informe en Derecho y exposición


ante la Cámara de Diputados y sustentándose fundamentalmente en el artículo 17 del
Estatuto, antes transcrito:

“a) La presunta idea de la acción de la Corte como complementaria a la de los tribunales


chilenos se pierde del todo, ya que se superpone totalmente a la actividad de éstos, y aún
más, el juzgamiento que ellos puedan hacer previamente de un asunto, no tendrá más
mérito que el que en criterio de la Corte éste tenga.

b) De esta forma, la Corte se transforma en una instancia de supervigilancia respecto de los


tribunales de justicia chilenos, incluida la Corte Suprema, ya que tiene la facultad de
examinar sus intenciones y motivaciones al juzgar, cosa que le está expresamente prohibida
de hacer tanto al Presidente de la República como al Congreso Nacional de acuerdo al
artículo 73 de la Carta. De esta forma, en la materia, la Corte será más soberana que la
totalidad de los poderes públicos del país.";

V. LA SOBERANÍA NACIONAL Y LA CORTE PENAL INTERNACIONAL.

34° Que, los requirentes sostienen en su presentación que la Corte Penal Internacional tiene
facultades jurisdiccionales que se sobreponen a las resoluciones de los tribunales
nacionales de los Estados Partes;

35° Que, la naturaleza jurídica de la jurisdicción de la Corte Penal Internacional atentaría


por ello contra el principio de "soberanía nacional" establecido en el artículo 5°, del
Capítulo I, de nuestra Constitución Política.

Dice este artículo:

"Artículo 5°. La soberanía reside esencialmente en la Nación. Su ejercicio se realiza


por el pueblo a través del plebiscito y de elecciones periódicas y, también, por las
autoridades que esta Constitución establece. Ningún sector del pueblo ni individuo
alguno puede atribuirse su ejercicio.

El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos


esenciales que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado
respetar y promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como por
los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.";

36° Que, la disposición transcrita tiene su origen en la Constitución de 1925, que en su


artículo 2° decía: "La soberanía reside en la Nación, la cual delega su ejercicio en las
autoridades que esta Constitución establece.";

317
37° Que, la Constitución de 1980 al establecer el principio de la soberanía nacional, ha
aclarado sustancialmente el concepto en relación a la Constitución anterior, por las
siguientes razones:

a) Porque hizo una clara distinción entre el titular de la soberanía y quien la ejerce
(Comisión de Estudio de la Nueva Constitución, Sesiones N°s 413 y siguientes).

El titular es la Nación y su ejercicio corresponde al pueblo que la realiza a través del


plebiscito y de elecciones periódicas y corresponde además a las autoridades que la
propia Constitución establece.

Cabe destacar que el Constituyente utilizó el vocablo "esta Constitución" al referirse


a la posibilidad de que las autoridades ejerzan soberanía de lo que se desprende con
claridad que sólo éstas, además del pueblo, son las únicas que pueden ejercerla
válidamente.

b) Se diferencia también la Constitución actual de la Constitución de 1925, porque


establece expresamente un límite al ejercicio de la soberanía, cual es, el respeto a los
derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana.

Adopta así el texto actual una concepción que significa que la gran garantía de los
derechos es la Constitución, pues establece expresamente un límite al ejercicio de la
soberanía;

38° Que, la soberanía se ha entendido como el Poder del Estado, o en forma más precisa,
como una cualidad de dicho Poder: no admite a otro ni por encima de él ni en concurrencia
con él;

39° Que, el concepto de soberanía ha evolucionado con los tiempos de manera que hoy se
reconoce que limitan su ejercicio los derechos esenciales que emanan de la naturaleza
humana, como lo dice expresamente nuestra Carta Fundamental;

40° Que, el Constituyente ha sido claro al referirse a la soberanía. Ha señalado con


precisión quién es su titular -la Nación, o sea, aquella agrupación de personas, unidas por
vínculos materiales y espirituales, que los hace tener conciencia de poseer caracteres
comunes que les permite diferenciarse de otros grupos nacionales, y en que los individuos
manifiestan y demuestran tener la voluntad de conservar esos lazos de unidad. Se
comprenden en este concepto, las generaciones pasadas, presentes y futuras.

Ha indicado, también, quién ejercita la soberanía: el pueblo y las autoridades que la


Constitución establece y ha adoptado una posición acorde con los tiempos actuales, al
señalar que cuando se ejercita existe un límite que es el respeto a los derechos
esenciales que emanan de la naturaleza humana;

41° Que, las únicas autoridades que pueden ejercitar soberanía son las que la Constitución
establece, entre las que destaca el Presidente de la República, el Congreso Nacional y los
Tribunales de la Nación.

Las funciones y atribuciones que la Constitución entrega a estas autoridades


constituyen la forma en que la soberanía se manifiesta y se hace realidad;

42° Que, entre las distintas funciones públicas, entregadas por la Constitución a las
autoridades que ella establece, está la función jurisdiccional que viene a ser un aspecto de
cómo se ejercita la soberanía nacional;

43° Que, este Tribunal Constitucional ha invocado, y lo hace una vez más, el concepto de
jurisdicción en los siguientes términos: el poder-deber que tienen los tribunales para
conocer y resolver, por medio del proceso y con efecto de cosa juzgada, los conflictos de
intereses de relevancia jurídica que se promuevan en el orden temporal, dentro del territorio

318
de la República y en cuya solución les corresponda intervenir (Colombo Campbell, Juan,
"La Jurisdicción en el Derecho Chileno", Ed. Jurídica de Chile, 1991, pág. 41);

44° Que, nuestra Constitución Política caracteriza la jurisdicción como una función pública
emanada de la soberanía, lo que resulta de aplicar los artículos 5°, 6° y 7° de la
Constitución, y entrega su ejercicio en forma privativa y excluyente a los tribunales
establecidos por ella o la ley, que son “las autoridades que esta Constitución establece". Así
se desprende nítidamente de las disposiciones constitucionales contempladas en los
artículos 73, 74, y de los Capítulos VII y VIII, que establecen al Tribunal Constitucional y
a la Justicia Electoral, respectivamente.

Debe señalarse que, cuando la Constitución habla de “la facultad de conocer"; "la
pronta y cumplida administración de justicia"; "Son atribuciones del Tribunal
Constitucional"; "El Tribunal conocerá y resolverá", son todas manifestaciones del
ejercicio de la función jurisdiccional o jurisdicción de que se encuentran investidos los
tribunales de la República;

45° Que, como la función jurisdiccional es expresión del ejercicio de la soberanía, sólo la
pueden cumplir las autoridades que la Constitución establece. El mandato de su artículo 5°,
inciso primero, no admite dudas sobre el particular, sea que las autoridades jurisdiccionales
a que alude se encuentren dentro o fuera del "Poder Judicial". De esta manera, a la Corte
Penal Internacional el Tratado, precisamente, le otorga jurisdicción para eventualmente
conocer de conflictos ocurridos dentro del territorio de la República, y que deberían ser de
competencia de algún tribunal nacional. Este específico reconocimiento de potestad
jurisdiccional para ser ejercida por una autoridad no establecida por nuestra Carta, entra en
frontal colisión con la norma recordada, por lo que hace evidente su inconciliabilidad;

46° Que, los artículos 73 y 19, N° 3, de la Carta Fundamental, consagran expresamente a la


jurisdicción en el sistema constitucional nacional.

La potestad jurisdiccional le permite a los tribunales conocer, resolver y hacer


cumplir lo juzgado, excluyendo en el área de los conflictos sometidos a su poder
cualquier injerencia de autoridad alguna, nacional o internacional, como se desprende
del artículo 73 de la Constitución, en cuanto expresa "Ni el Presidente de la República
ni el Congreso pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas
pendientes, revisar los fundamentos o contenido de sus resoluciones o hacer revivir
procesos fenecidos".

El deber se consagra en el inciso segundo del artículo 73, de la Carta Fundamental,


que contiene la llamada regla de la inexcusabilidad, y que dice: "Reclamada su
intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de
ejercer su autoridad, ni aun por falta de ley que resuelva la contienda o asunto
sometido a su decisión".

Siendo así, en la medida que se incluyan disposiciones de un tratado que


complementen o eventualmente corrijan la situación antes descrita, deberán
necesariamente incorporarse a nuestro sistema jurídico a través de una reforma a la
Constitución;

47° Que, cabe destacar el último artículo mencionado, que en su inciso primero, dice:

"Artículo 79. La Corte Suprema tiene la superintendencia directiva, correccional y


económica de todos los tribunales de la nación. Se exceptúan de esta norma el
Tribunal Constitucional, el Tribunal Calificador de Elecciones, los tribunales
electorales regionales y los tribunales militares de tiempo de guerra.";

48° Que, conforme con la norma transcrita y a su claro tenor literal, la Corte Penal
Internacional debiera ser uno de los tribunales exceptuados de la superintendencia de la

319
Corte Suprema, lo que hace necesaria la adecuación de la referida disposición
constitucional;

49° Que, la jurisdicción contemplada en los artículos 73 y 19, N° 3, de la Constitución,


como ya se ha expresado, le corresponde ejercerla a los tribunales establecidos por la ley,
lo cual confirma la aplicación del principio de la territorialidad de la jurisdicción.

Así se establece en el texto de los artículos 74 y 19, N° 3. El primero expresa que:


"Una ley orgánica constitucional determinará la organización y atribuciones de los
tribunales que fueren necesarios para la pronta y cumplida administración de justicia
en todo el territorio de la República".

Por su parte los artículos 6°, 7° y 19, N° 3, en concordancia con el artículo 5°, inciso
primero, expresan que la jurisdicción como ejercicio de soberanía se ejecuta por "las
autoridades que esta Constitución establece". Recordemos que los tribunales,
incluyendo a esta Magistratura, como órganos del Estado, deben someter su acción a
la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, y que éstos sólo actúan
válidamente dentro de su competencia y en la forma que prescribe la ley;

50° Que, de las disposiciones invocadas, debe concluirse que todo conflicto en cuya
solución exista un interés público comprometido queda necesariamente sometido al
conocimiento y decisión de los tribunales establecidos por la ley chilena.

Por el contrario, sí estamos en presencia de derechos disponibles, podrá prorrogarse


la competencia entre tribunales nacionales e incluso, como se ha hecho, a tribunales
internacionales o de otros países.

Las materias cuyo conocimiento se entrega a la Corte Penal Internacional, por su


naturaleza, son improrrogables, por lo cual, para que Chile reconozca la jurisdicción
de tribunales supranacionales deberá incorporar una nueva preceptiva constitucional
a su sistema interno;

51° Que, el poder de un Estado para ejercer jurisdicción sobre los crímenes cometidos en su
territorio es un atributo esencial de la soberanía -Hillier, T., Sourcebook on Public
International Law, 1998, p. 254-. Sólo podrá hablarse de un Estado soberano cuando se está
ante una "afirmación de poder de la supremacía dentro de un determinado territorio
concretamente traducido en el ejercicio de las competencias soberanas: legislación,
jurisdicción y administración" -Canotilho, "Derecho Constitucional y Teoría de la
Constitución", 1999, p. 1218. También Evans, en The transformation of democracy?
Globalisation and territorial democracy, ed McGren, 1997, p. 122, "The fundamental
prínciple of international relations is sovereignty, which includes domestic juridictions" (El
principio fundamental de las relaciones internacionales es la soberanía, lo que incluye las
jurisdicciones nacionales).

El Tribunal creado por el Estatuto, en la categoría a la que se deba adecuar, no se


encuentra directa o indirectamente previsto o admitido por el texto constitucional y la
esfera jurisdiccional que le es atribuida verá reducir, correlativamente, la dimensión
de soberanía constitucional deferida a los tribunales. Con el Estatuto, la competencia
soberana que es una jurisdicción constituida resultará necesariamente disminuida,
por la transferencia para el Tribunal de una de sus atribuciones.

No es admisible que la ley o el Tratado, sin previa credencial constitucional, reduzca la


esfera de “competencia soberana", constitucionalmente conformada, de órganos
expresamente representados como "autoridades que la Constitución establece." (se deja
constancia que en lo expuesto en este considerando se sigue la Propuesta de Resolución N°
41/VIII, de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Derechos, Libertades y Garantías a la
Asamblea de la República de Portugal, de 6 de diciembre de 2000);

320
52° Que, cuando el Constituyente quiso delegar el ejercicio de una de las funciones
por las que se manifiesta la soberanía, lo dijo expresamente, como es en el caso de la
delegación de la función legislativa en el Presidente de la República, autorizada por el
artículo 61, de la ley Fundamental:

"Artículo 61. El Presidente de la República podrá solicitar autorización al Congreso


Nacional para dictar disposiciones con fuerza de ley durante un plazo no superior a
un año sobre materias que correspondan al dominio de la ley.

Esta autorización no podrá extenderse a la nacionalidad, la ciudadanía, las elecciones


ni al plebiscito, como tampoco a materias comprendidas en las garantías
constitucionales o que deban ser objeto de leyes orgánicas constitucionales o de
quórum calificado.

La autorización no podrá comprender facultades que afecten a la organización,


atribuciones y régimen de los funcionarios del Poder Judicial, del Congreso Nacional,
del Tribunal Constitucional ni de la Contraloría General de la República.

La ley que otorgue la referida autorización señalará las materias precisas sobre las
que recaerá la delegación y podrá establecer o determinar las limitaciones,
restricciones y formalidades que se estimen convenientes.

A la Contraloría General de la República corresponderá tomar razón de estos


decretos con fuerza de ley, debiendo rechazarlos cuando ellos excedan o contravengan
la autorización referida.

Los decretos con fuerza de ley estarán sometidos en cuanto a su publicación, vigencia
y efectos, a las mismas normas que rigen para la ley".

Cabe destacar que el Constituyente al permitir la delegación legislativa, reguló en


forma cuidadosa y precisa todos los aspectos de ella y tan extraordinaria la consideró
que le estableció expresamente un plazo;

53° Que, si bien el concepto de soberanía ha evolucionado y no es absoluto como se le


concibió en el siglo XVIII, y prueba de ello es que la propia Constitución le ha señalado un
límite -los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana-, no es dable pretender
que las funciones por las que se manifiesta el Poder del Estado puedan ser renunciadas, ya
sea a través de una delegación o cesión no autorizada por el Constituyente;

54° Que, en las observaciones del Presidente de la República, se sostiene que "La
jurisdicción y competencia a la C.P.I. nacen, no por transferencia de potestades propias de
la soberanía nacional de los Estados parte, sino por medio de una directa atribución que
éstos efectúan, en virtud de su capacidad como sujetos de derecho internacional, mediante
un acto que es propio de la soberanía externa de cada uno de ellos." (pág. 60);

55° Que, esta observación incurre en la imprecisión de dividir la soberanía, una interna y
otra externa, sin considerar su esencia, que es la cualidad del Poder del Estado y que, en
consecuencia, es única;

56° Que, desde otra perspectiva, el Presidente de la República, en su respuesta, ha entrado a


distinguir entre jurisdicción interna y jurisdicción externa o internacional de los tribunales
chilenos, sosteniendo que la prohibición de delegar la soberanía jurisdiccional sólo alcanza
a la primera. Si bien es lícito hacer la distinción, toda vez que nuestro ordenamiento
permite a los órganos nacionales extender su ámbito jurisdiccional a conflictos ocurridos
fuera de la República, el doble alcance que puede tener dicha función soberana no permite
concluir que sólo respecto de la interna se encuentra vedada su delegación. La jurisdicción
es una, única y -salvo para fines meramente didácticos-, conceptualmente indivisible, de
manera que el distingo propuesto, a más de artificioso, no permite arribar a la conclusión

321
que una sea delegable y la otra no lo sea. No se divisa otra forma de permitir la propuesta
delegación, que una específica reforma constitucional;

57° Que, corolario de lo expuesto en los considerandos precedentes contenidos en los


Capítulos III, IV y V de esta sentencia, fuerza es concluir que los artículos 1°; 17, párrafo 1
-letras a), b) y c)-, párrafos 2 y 3; 19, párrafo 1 y 6; 57, párrafo 2, letra a); 61, párrafo 7; y,
82, párrafo 1, letra a), del Tratado que contiene el Estatuto de Roma, materia de estos autos,
vulnera en su esencia el artículo 5°, inciso primero, de la Constitución, en concordancia con
los artículos 6°, 7° y 73 a 79, de la misma;

58° Que, en síntesis, el incorporar a un tribunal de justicia con competencia para resolver
conflictos actualmente sometidos a la jurisdicción chilena, e incluirlo entre las "autoridades
que esta Constitución establece", en concordancia con el artículo 74, ya citado, debe
necesariamente ser autorizado por el Constituyente.

En consecuencia, para que la Corte Penal Internacional sea un tribunal establecido


para juzgar delitos cometidos en Chile, debe incorporarse al sistema interno mediante
una adecuación constitucional;

VI. LA JERARQUÍA DE LOS TRATADOS.

59° Que, por la reforma constitucional de 1989, se modificó el artículo 5° de la


Constitución Política, agregando un inciso segundo. Esta disposición dice:

"El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos


esenciales que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del Estado
respetar y promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como por
los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.";

60° Que, como consecuencia de esta reforma se ha suscitado una controversia respecto a la
interpretación que debe darse al inciso segundo del artículo 5°, de la Constitución.

La nueva redacción ha llevado a algunos a pretender que los tratados sobre derechos
humanos tendrían rango constitucional, de manera que podrían modificar
disposiciones de la Carta Fundamental.

Dada la estrecha relación entre este tema y el que se analiza en esta causa, se hace
necesario dilucidar esta controversia, máxime cuando en la fundamentación de las
observaciones formuladas por el Presidente de la República subyace la idea de que el
derecho internacional convencional sobre derechos humanos prevalece sobre la
Constitución;

61° Que, con anterioridad a la reforma de 1989, había opinión unánime en el sentido
de que los tratados internacionales estaban sujetos al principio de supremacía
constitucional;

62° Que, en este aspecto, es relevante recordar que, aunque aparezca obvio, la norma
constitucional reformada no consagró que los tratados internacionales sobre derechos
esenciales tuvieran una jerarquía igual o superior a la ley Fundamental;

63° Que, la historia fidedigna de la norma corrobora el aserto anterior.

En el Informe de la Comisión Conjunta de la Junta de Gobierno, de 12 de junio de


1989, se dejó expresa constancia de que:

"En virtud de este número se agrega una oración final al inciso segundo del artículo
5° de la Constitución, que dice: "Es deber de los órganos del Estado respetar y

322
promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como por los
tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentran vigentes.

Esta disposición reafirma el concepto de que el Estado está al servicio de la persona


humana y que, por tanto, el ejercicio de la soberanía no puede vulnerar los derechos
esenciales que emanan de su naturaleza. A la autoridad le corresponde, también, la
promoción de los derechos humanos, los que, emanando de la naturaleza de la
persona, no son establecidos por la Constitución, sino que ésta se limita a reconocerlos
y a describirlos, pudiendo las leyes y los tratados desarrollarlos sin afectar su esencia.

En relación con los tratados a que se refiere esta norma, cabe señalar que su vigencia
no obsta a la procedencia del recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad
conforme a las reglas generales".

Lo anterior nos permite afirmar que no estuvo en la mente del Constituyente que los
tratados no quedaran sujetos a la supremacía de la Constitución ni menos que su
jerarquía permitiera enmendar normas de la ley Fundamental, ya que si así no fuere
carece de toda explicación lógica y jurídica que se hubiere afirmado que era
procedente el recurso de inaplicabilidad de una norma de un tratado por ser contraria
a la Constitución, habida consideración que dicho recurso reconoce como causa
inmediata, precisamente, la prevalencia de la Constitución sobre la ley o el tratado.

Comentando este Informe, el profesor Raúl Bertelsen, en su trabajo "Rango Jurídico


de los Tratados Internacionales en el Derecho Chileno" (Revista Chilena de Derecho,
Vol. 23, N°s 2 y 3, Tomo I, pág. 219), dice: "¿Cabe, entonces, alguna duda que las
normas de los tratados internacionales sobre derechos humanos están subordinadas a
la Constitución si pueden ser contrastadas con los preceptos de ésta para ser
declaradas inaplicables? Nada se innovó en 1989, por consiguiente, en la solución
tradicional chilena sobre la superioridad de las normas constitucionales sobre las de
los tratados internacionales.";

64° Que, con anterioridad a la reforma de 1989, este Tribunal, en sentencia de 21 de


diciembre de 1987, Rol N° 46, señaló expresamente que las normas constitucionales, en el
orden interno, prevalecen sobre las disposiciones contenidas en tratados internacionales;

65° Que, este criterio fue confirmado en acuerdo de la Comisión de Constitución,


Legislación, Justicia y Reglamento del Senado, sobre Reforma a la Constitución Política de
la República de 1980, de noviembre de 2001, en el que se hizo expresa mención al
contenido del Rol N° 46, antes citado, y expresó:

"En relación a la propuesta referida a tratados que modifiquen materias reguladas


por la Constitución, se acordó, sin embargo, dejar constancia de que la Comisión
confirma el criterio ya definido en un informe evacuado en el año 1963, en el cual,
respondiendo a una consulta de la Sala (Boletín N°s 139-10), señaló, coincidiendo con
lo sostenido por el Tribunal Constitucional en sentencia de fecha 21 de diciembre de
1987, que no procede enmendar la Constitución por la vía de un tratado
internacional." (págs. 349 y 350);

66° Que, para la interpretación de la reforma constitucional en análisis, tiene gran


importancia esta afirmación de la Comisión, pues para determinar el sentido del artículo 5°,
inciso segundo, utiliza el mismo criterio de un informe del año 1963, y deja constancia, en
esta forma, de que la Constitución prevalece sobre los tratados que se refieran a derechos
humanos;

67° Que, con posterioridad a la reforma de 1989, este propio Tribunal en sentencia de 4 de
agosto del año 2000, Rol N° 309, señaló que "si un tratado internacional contiene normas
propias de ley orgánica constitucional, el acuerdo del Congreso para su aprobación o
rechazo exige el quórum establecido por la Constitución para esa clase de leyes"
(considerando 17°).

323
Si las distintas materias del tratado deben respetar los quórum de aprobación o
rechazo que indica el artículo 63 de la Constitución Política, resulta que es indudable
la absoluta sujeción de los tratados internacionales a la Carta Política;

68° Que, sobre el particular, el profesor Lautaro Ríos, señala: "Ninguna constitución
contempla el logro automático de la jerarquía constitucional mediante un simple proceso
semántico como el que se pretende hacer con la oración agregada al inc. 2° del art. 5° de
nuestra Carta, que tiene -manifiestamente- otro alcance, como ya vimos. La desmesurada
pretensión de identificar el rango de los tratados internacionales sobre DD. HH. con la
suprema jerarquía normativa de la Constitución, choca abruptamente con el sistema mixto
de control de constitucionalidad de la ley, tanto preventivo como represivo, entregados al
Tribunal Constitucional y a la Corte Suprema, según el caso, los que no serían operables si
los tratados sobre DD. HH. tuvieran rango constitucional perse.

Dicha pretensión también atenta contra el delicado mecanismo de reforma de la Carta


Fundamental, contenido en un capítulo especial, el Capítulo XIV, y que se caracteriza
por su notable rigidez, especialmente tratándose de la reforma del capítulo relativo a
los derechos y deberes constitucionales, cuya estabilidad y preservación el
constituyente aseguró exigiendo un quórum reforzado de las dos terceras partes de los
diputados y senadores en ejercicio.

Tanto este quórum especial como los trámites propios de una ley y de reforma
quedarían reemplazados por el quórum y los trámites de una ley ordinaria que,
además, tendría el efecto de reformar la Constitución si aceptáramos el rango
constitucional de los tratados sobre DD. HH. y su eventual carácter modificatorio de
la Constitución.

Una interpretación semejante, para ser armónica con el resto de la preceptiva


constitucional, debiera haberse plasmado en un texto diferente y debiera haber venido
acompañada de la modificación de los arts. 80, 82, N° 2, y del Capítulo XIV de la
Constitución." ("Jerarquía Normativa de los Tratados Internacionales sobre
Derechos Humanos", en Gaceta Jurídica N° 215, 1998, pág. 13);

69° Que, sostener que los tratados internacionales sobre derechos humanos puedan
modificar la Constitución, conduce a que pierdan eficacia las disposiciones que permiten el
control previo de constitucionalidad de los tratados (artículo 82, N° 2, de la Constitución) y
el control a posteriori (artículo 80, de la Constitución) ¿pues qué sentido tendrían estos
controles si las normas del tratado sobre derechos humanos tuvieren el mismo rango
jerárquico que la Constitución?,

70° Que, igualmente quedaría sin sentido, parcialmente, el Capítulo XIV de la ley
Fundamental sobre Reforma de la Constitución, si por la vía de los tratados internacionales
sobre derechos humanos se pudiera enmendar su texto. Llegaríamos al absurdo de que
mediante el quórum simple podría modificarse la Carta Política que exige el quórum de tres
quintos o de dos tercios de los miembros en ejercicio de cada Cámara, según sea la materia
que se reforma;

71° Que, el sentido que debe darse a la frase agregada al artículo 5° de la Constitución, es
que el Constituyente quiere dar énfasis a los derechos fundamentales, señalando que es
deber para los órganos del Estado, respetarlos y promoverlos, no sólo los derechos
asegurados en la Constitución, sino que también los contenidos en tratados internacionales
ratificados por Chile y que se encuentren vigentes;

72° Que, si aplicamos el criterio de interpretación de unidad y coherencia del texto


constitucional, es evidente que el artículo 5°, inciso segundo, de la ley Fundamental, no
puede analizarse aisladamente y debe armonizarse con las siguientes disposiciones
constitucionales, lo que nos lleva a hacer primar las normas fundamentales sobre las de los
tratados internacionales sobre derechos humanos vigentes y ratificados por Chile;

324
73° Que, las disposiciones constitucionales que llevan a la conclusión anterior son las
siguientes:

El artículo 6°, inciso primero, que consagra el principio de supremacía constitucional:

"Artículo 6°. Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a las
normas dictadas conforme a ella".

El, artículo 82, N° 2, que autoriza el control previo de constitucionalidad de los


tratados internacionales, cuando así lo solicitaren:

"Artículo82. Son atribuciones del Tribunal Constitucional:

2° Resolver las cuestiones sobre constitucionalidad que se susciten durante la tramitación


de los proyectos de ley o de reforma constitucional y de los tratados sometidos a la
aprobación del Congreso;"

El artículo 80, que autoriza el control de constitucionalidad de determinados


preceptos legales, entre los que deben considerarse los tratados internacionales:

"Artículo 80. La Corte Suprema, de oficio o a petición de parte, en las materias de que
conozca, o que le fueren sometidas en recurso interpuesto en cualquier gestión que se
siga ante otro tribunal, podrá declarar inaplicable para esos casos particulares todo
precepto legal contrario a la Constitución. Este recurso podrá deducirse en cualquier
estado de la gestión, pudiendo ordenar la Corte la suspensión del procedimiento".

El Capítulo XIV, que señala un procedimiento especial para la reforma constitucional;

74° Que, en suma, por lo expuesto y analizadas las normas constitucionales pertinentes con
un criterio armónico, sistemático y coherente, no es posible sostener que un tratado que
verse sobre derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana enmiende la
Constitución en lo que sea contraria a ella o tenga igual jerarquía. De este modo, sí dicho
tratado contiene normas contrarias a la Carta Fundamental, sólo podrá, válidamente,
incorporarse al ordenamiento jurídico interno, previa reforma constitucional;

75° Que, por último, sobre el particular, cabe destacar lo señalado por el profesor y
tratadista Alejandro Silva Bascuñán, en su obra “Tratado de Derecho Constitucional", en
que expresó: “En la Comisión Ortúzar sostuvimos que "...dentro del ordenamiento jurídico
chileno los tratados constituyen una jerarquía de normas que están por debajo de la
Constitución, pero antes de la ley común y de todas las demás normas jurídicas que se
dicten dentro del Estado, de manera, entonces, que debe prevalecer, en el derecho interno,
todo el contenido de los tratados que regularmente se hayan tramitado y siempre que tal
contenido esté dentro de los preceptos constitucionales". Basándonos en esta convicción
formulamos la siguiente proposición de norma, que en definitiva no fue incorporada al
anteproyecto: "Los tratados regularmente aprobados, ratificados y promulgados, prevalecen
en el derecho interno en cuanto sean aplicables y su contenido no se oponga a los preceptos
de esta Constitución." En seguida sostuvimos: "que en esta forma queda consagrada la
jerarquía normativa de los tratados, que es inferior a la de la Carta Fundamental, pero
superior a cualquiera otra norma jurídica, y considera que, en realidad, respecto de las
demás normas jurídicas el tratado no las deroga ni las modifica, sino que las supera, las
hace inaplicables, las deja sin efecto, las hace caducas, no genéricamente, en todo su
contenido, sino que nada más en función de su aplicación, en todo cuanto se oponga a sus
disposiciones" (sesión 47ª, págs. 14 y 15).

Las afirmaciones anteriores conservan, a mi juicio, pleno valor, incluso respecto de los
tratados sobre los derechos humanos esenciales. Revisten éstos, en efecto, una fuerza
jurídica superior a la de la ley, sin dejar de estar comprendidos, desde el punto de
vista formal, en el nivel de ésta, en virtud de que, de acuerdo con la Carta

325
Fundamental, toda normativa sobre derechos de los gobernados pertenece a la órbita
legislativa. Así, pues, aun cuando, por su propia índole, los preceptos contenidos en los
tratados que consideramos recaigan, según ya se ha anotado, en asuntos de la más
diversa naturaleza, cuando ellos inciden en lo que se pudiera llamar el "estatuto de la
libertad" consagrado por la Constitución, quedan siempre evidentemente situados en
la categoría formal de la ley y, ello advirtiendo, una vez más, la circunstancia de que
les acompaña mayor fuerza jurídica al compararlos con la que reviste la ley interna
común. En síntesis, si tratados y leyes integran formalmente el mismo rango o
jerarquía normativa, en la aplicación de ambas preceptivas a un caso concreto tendrá
primacía la del tratado sobre el precepto legal." (Silva Bascuñán, Alejandro.
"Tratado de Derecho Constitucional, Tomo IV. La Constitución de 1980. Bases de la
Institucionalidad. Nacionalidad y Ciudadanía. Justicia Electoral." Ed. Jurídica de
Chile, 1997, pág. 124);

VII. OTRAS INCONSTITUCIONALIDADES.

76° Que, los requirentes sostienen que, además de la inconstitucionalidad analizada en los
capítulos precedentes, otras disposiciones del Estatuto son contrarias a la Constitución
Política de la República, por lo que el Tratado, de acuerdo al artículo 50 de la Carta, antes
transcrito, no podría aprobarse, pues no cabe su modificación o enmienda por el Congreso
Nacional.

El rechazo de una disposición del Tratado implica la desaprobación de su totalidad


frente a nuestro sistema constitucional, ya que el Congreso no puede modificar ni
hacer reservas;

77° Que, si bien los requirentes formularon otras inconstitucionalidades, este Tribunal en
esta oportunidad, sólo examinará las siguientes:

1) En relación con indultos y amnistías.

El Estatuto de la Corte Penal Internacional señala:

"Artículo 17

Cuestiones de admisibilidad

1. La Corte teniendo en cuenta el décimo párrafo del preámbulo y el artículo 1, resolverá la


inadmisibilidad de un asunto cuando:

a. El asunto sea objeto de una investigación o enjuiciamiento en el Estado que tiene


jurisdicción sobre él salvo que éste no esté dispuesto a llevar a cabo la investigación o el
enjuiciamiento o no pueda realmente hacerlo".

Por su parte, el artículo 110 dispone:

"Artículo 110

Examen de una reducción de la pena

1. El Estado de ejecución no pondrá en libertad al recluso antes de que haya cumplido la


pena impuesta por la Corte.

2. Sólo la Corte podrá decidir la reducción de la pena y se pronunciará al respecto después


de escuchar al recluso.

3. Cuando el recluso haya cumplido las dos terceras partes de la pena o 25 años de prisión
en caso de cadena perpetua, la Corte revisará la pena para determinar si ésta puede
reducirse. La revisión no se llevará a cabo antes de cumplidos esos plazos.

326
4. Al proceder a la revisión examen con arreglo al párrafo 3, la Corte podrá reducir la pena
si considera que concurren uno o más de los siguientes factores:

a) Si el recluso ha manifestado desde el principio y de manera continua su voluntad de


cooperar con la Corte en sus investigaciones y enjuiciamientos;

b) Si el recluso ha facilitado de manera espontánea la ejecución de las decisiones y órdenes


de la Corte en otros casos, en particular ayudando a ésta en la localización de los bienes
sobre los que recaigan las multas, las órdenes de decomiso o de reparación que puedan
usarse en beneficio de las víctimas; o

c) Otros factores indicados en las Reglas de Procedimiento y Prueba que permitan


determinar un cambio en las circunstancias suficientemente claro e importante como para
justificar la reducción de la pena.

5. La Corte, si en su revisión inicial con arreglo al párrafo 3, determina que no procede


reducir la pena, volverá a examinar la cuestión con la periodicidad y con arreglo a los
criterios indicados en las Reglas de Procedimiento y Prueba.";

78° Que, la Constitución indica expresamente cuál es la autoridad que puede otorgar los
beneficios del indulto y la amnistía. Al efecto cabe tener en consideración lo dispuesto por
los artículos 32, N° 16 y 60, N° 16, de la Carta Política.

"Artículo 32. Son atribuciones especiales del Presidente de la República:

16° Otorgar indultos particulares en los casos y formas que determine la ley. El indulto será
improcedente en tanto no se haya dictado sentencia ejecutoriada en el respectivo proceso.
Los funcionarios acusados por la Cámara de Diputados y condenados por el Senado, sólo
pueden ser indultados por el Congreso;"

"Artículo 60. Sólo son materias de ley:

16) Las que concedan indultos generales y amnistías y las que fijen las normas
generales con arreglo a las cuales debe ejercerse la facultad del Presidente de la
República para conceder indultos particulares y pensiones de gracia;

Las leyes que concedan indultos generales y amnistía requerirán siempre de quórum
calificado. No obstante, este quórum será de las dos terceras partes de los diputados y
senadores en ejercicio cuando se trate de delitos contemplados en el artículo 9°";

79° Que, los artículos del Estatuto de Roma transcritos en el considerando 77°, son
incompatibles con las normas constitucionales anteriormente citadas, toda vez que, de una
comparación de los textos transcritos resulta que el Estatuto infringe claras normas
constitucionales, pues, en esencia, coarta las atribuciones del Presidente de la República
para dictar indultos particulares, e igualmente priva al órgano legislativo de su facultad de
dictar leyes sobre indultos generales y amnistías, en relación con los ilícitos contemplados
en el artículo 5° del Estatuto de la Corte Penal Internacional.

Este quebrantamiento constitucional se produce en razón de que la Corte Penal


Internacional podría desconocer en sus sentencias indultos o amnistías previamente
concedidas por las autoridades nacionales competentes;

80° Que, la sentencia del Consejo Constitucional Francés que declaró que para ratificar la
Convención sobre el Estatuto de la Corte Penal Internacional era necesaria una revisión
constitucional, tuvo en especial consideración que, de acuerdo con el Estatuto, una causa
podía ser sometida válidamente ante la Corte Penal Internacional por la sola circunstancia
de la aplicación de la ley de amnistía, lo que obligaría a Francia a entregar a una persona

327
por hechos que estarían cubiertos por dicha amnistía. En estas circunstancias, se estimó que
se estaría atentando contra las condiciones esenciales del ejercicio de la soberanía nacional;

81° Que, el mismo argumento es dable utilizar tratándose de la aprobación del Tratado de
Roma por nuestro país, pues los artículos del Estatuto antes señalados violan claras
disposiciones constitucionales y, en consecuencia, atentan contra el ejercicio de la
soberanía nacional por el órgano colegislador y por el Presidente de la República,
conculcando el artículo 5°, inciso primero, de nuestra ley Fundamental;

2) Fuero parlamentario y prerrogativas de los jueces.

82° Que, el Estatuto, en el artículo 27, señala:

"Artículo 27

Improcedencia del cargo oficial

1. El presente Estatuto será aplicable por igual a todos sin distinción alguna basada en el
cargo oficial. En particular, el cargo oficial de una persona, sea Jefe de Estado o de
Gobierno, miembro de un gobierno o parlamento, representante elegido o funcionario de
gobierno, en ningún caso la eximirá de responsabilidad penal ni constituirá perse motivo
para reducir la pena.

2. Las inmunidades y las normas de procedimiento especiales que conlleve el cargo oficial
de una persona, con arreglo al derecho interno o al derecho internacional, no obstarán para
que la Corte ejerza su competencia sobre ella.";

83° Que, el artículo 58 de la Constitución Política establece, con el doble objetivo de


asegurar la independencia del Congreso y una mayor libertad de acción a sus miembros,
ciertos beneficios, como son la inviolabilidad y el fuero parlamentario;

84° Que, el fuero parlamentario está consagrado en el artículo 58, inciso segundo, de la
Constitución, que dice:

"Ningún diputado o senador, desde el día de su elección o designación, o desde el de su


incorporación, según el caso, puede ser procesado o privado de su libertad, salvo el caso de
delito flagrante, si el Tribunal de Alzada de la jurisdicción respectiva, en pleno, no autoriza
previamente la acusación declarando haber lugar a formación de causa. De esta resolución
podrá apelarse para ante la Corte Suprema";

85° Que, los magistrados de los tribunales superiores de justicia, los fiscales y los jueces
letrados gozan también de una prerrogativa en materia penal, que se encuentra indicada en
el artículo 78 de la Constitución:

"Artículo 78. Los magistrados de los tribunales superiores de justicia, los fiscales judiciales
y los jueces letrados que integran el Poder Judicial, no podrán ser aprehendidos sin orden
del tribunal competente, salvo el caso de crimen o simple delito flagrante y sólo para
ponerlos inmediatamente a disposición del tribunal que debe conocer del asunto en
conformidad a la ley";

86° Que, de acuerdo al artículo 81, inciso cuarto, de la Constitución Política, de igual
prerrogativa gozan los Ministros del Tribunal Constitucional, al hacérseles aplicables las
disposiciones del artículo 78 de la misma Carta. Lo propio ocurre con el Fiscal Nacional,
los fiscales regionales y los fiscales adjuntos, a quienes por disposición del artículo 80 H,
también les rige el citado artículo 78;

87° Que, las normas constitucionales transcritas en los considerandos anteriores deben
confrontarse con el artículo 27 del Estatuto de Roma;

328
88° Que, de la sola lectura de ellas, aparece con nitidez que el fuero parlamentario y las
prerrogativas penales de los magistrados de los tribunales superiores de justicia, los fiscales
judiciales y los jueces que integran el Poder Judicial y de los Ministros del Tribunal
Constitucional, el Fiscal Nacional, los fiscales regionales y los fiscales adjuntos quedan sin
efecto porque el Estatuto hace desaparecer este sistema, ya que prevé un procesamiento
directo ante la Corte, lo que resulta incompatible con las disposiciones constitucionales
precedentemente citadas;

3) Función y atribuciones del Fiscal de la Corte Penal Internacional.

89° Que, algunas normas del Tratado de Roma, como por ejemplo su artículo 54, párrafo 2,
en relación con el artículo 99, párrafo 4, del mismo cuerpo normativo, otorgan al Fiscal de
la Corte Penal Internacional determinadas facultades, entre otras, las de investigar en el
territorio del Estado Parte, reunir y examinar pruebas, hacer comparecer e interrogar a las
personas objeto de investigación, las víctimas y los testigos.

Estas normas infringen derechamente el artículo 80 A de la Constitución, la que encarga en


forma exclusiva y excluyente al Ministerio Público la dirección de la investigación de los
hechos constitutivos de delito;

VIII. CONSIDERACIONES FINALES.

90° Que, siguiendo el criterio expuesto por este Tribunal, en sentencia dictada el 28 de julio
de 1998, Rol N° 276, considerando 18°, si se declara la inconstitucionalidad de
determinadas normas de una ley - en este caso de un tratado-, corresponde declarar la
inconstitucionalidad de todos aquellos cuerpos normativos ya que éstos, sin las normas
excluidas, no pueden subsistir por sí solos. Allí se dijo y se ha reiterado con posterioridad
por esta Magistratura "Que declarado por el Tribunal que un determinado artículo de un
proyecto es inconstitucional, igualmente lo son aquellas normas del mismo que se
encuentren tan ligadas con aquél, que por sí solas carezcan de sentido, se tornen
inoperantes o, dada la íntima conexión entre sí, se pueda presumir razonablemente que los
órganos colegisladores no las hubieran aprobado.";

91° Que las innovaciones introducidas por el Estatuto de la Corte Penal Internacional en el
ordenamiento jurídico mundial son de tal entidad, que son varios los países, que previa a su
aprobación y ratificación han debido reformar sus Constituciones como único medio de
superar las incompatibilidades que surgen entre dicho Estatuto y estas últimas. A vía de
ejemplo, cabe recordar, entre otros, los siguientes:

- En Francia, el Consejo Constitucional, órgano constitucional en que se inspiró la Carta


Fundamental de 1980 para consagrar nuestro Tribunal Constitucional, por decisión N°
98-408 DC, de 22 de enero de 1999, resolvió la necesidad de reformar la Constitución para
aprobar el Estatuto de Roma por la incompatibilidad que existía entre determinados
aspectos de dicho Estatuto y la Carta Política Francesa. Por ello es que fue necesario dictar
la ley Constitucional N° 99-568, de 8 de julio de 1999, por la cual se incorporó en el Título
VI de la Constitución, un artículo 53-2, redactado en los términos siguientes: "La República
puede reconocer la jurisdicción de la Corte Penal Internacional en las condiciones previstas
por el Tratado firmado el 18 de julio de l998".

- Por su parte, el Gobierno de Portugal presentó a la Asamblea de la República la propuesta


de Resolución N° 41/VIII "teniendo como fin la aprobación, para ratificación, del Estatuto
de Roma del Tribunal Penal Internacional...". En dicha propuesta se contiene el parecer de
la Comisión de Asuntos Constitucionales, Derechos, Libertades y Garantías de esa
Asamblea. Es interesante, por la similitud con el caso chileno, transcribir lo expuesto por
dicha Comisión en su párrafo primero del punto 2, que expresa:

"Aunque la Constitución de la República Portuguesa se puede describir como una


Constitución "amiga del derecho internacional" (Jorge Miranda), no lo es hasta el punto de

329
reconocer, como otras (Holanda y Austria) la supraconstitucionalidad del derecho
internacional convencional".

En vista de la conclusión de dicho "parecer", de proponer una reforma constitucional para


superar las incompatibilidades entre el Tratado y la Constitución, la Asamblea de la
República aprobó con fecha 4 de octubre de 2001, modificar la Carta Fundamental,
dictándose la ley Constitucional respectiva el 12 de diciembre de 2001, la cual incorporó,
en su artículo 7°, un nuevo número 7, que dispone: "Portugal puede, teniendo en vista la
realización de una justicia internacional que promueva el respeto de los derechos de la
persona humana y de los pueblos, aceptar la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional,
en las condiciones de complementariedad y demás términos establecidos en el Estatuto de
Roma".

- Luxemburgo modificó el artículo 118 de su Constitución para aprobar el Estatuto de la


Corte Penal Internacional, por ley de 8 de agosto de 2000, estableciendo que "Las
disposiciones de la Constitución no serán obstáculo para aprobar el estatuto de la Corte
Penal Internacional ... y a la ejecución de las obligaciones establecidas bajo las condiciones
previstas por este Estatuto".

- En fin, Irlanda enmendó su Carta Fundamental, mediante la Vigésima Tercera Enmienda


de la Constitución, que entró en vigencia el 27 de marzo de 2002, adicionando a su artículo
29, una disposición que prescribe: "El Estado puede ratificar el Estatuto de Roma de la
Corte Penal Internacional suscrito en Roma el 17 de julio de l998".

- Varios otros países no necesitaron modificar sus Constituciones para aprobar la Corte
Penal Internacional, pues sus textos autorizaban expresamente la transferencia de soberanía
en estas materias, pudiendo señalarse, a vía de ejemplo, las de Argentina, Austria, Holanda
e Italia;

92° Que, este criterio que implica que una jurisdicción supranacional como la Corte Penal
Internacional no pueda integrarse al ordenamiento jurídico nacional, frente a los claros
términos de nuestra Constitución, y sin entrar al mérito del Tratado, no significa que frente
a los crímenes atroces que presenció la humanidad en el siglo XX, se acepte la impunidad.
Por el contrario, el mundo ve hoy la necesidad de enjuiciar y sancionar en su caso, esos
delitos, pero una jurisdicción de carácter supranacional debe insertarse dentro del sistema
constitucional nacional procediendo previamente a modificar el texto de la Constitución;

93° Que, si se aceptara bajo el texto actual de la ley Fundamental Chilena, la Corte Penal
Internacional, ello implicaría una violación a normas de rango constitucional y no se debe
olvidar que hoy se acepta universalmente que la gran garantía de los derechos
fundamentales es la Constitución -concepción garantista de la Constitución-, de manera que
la violación de la Carta Política viene a significar en último término, la desprotección de los
derechos;

94° Que, si bien es efectivo que esta nueva concepción de la Constitución, ha dado origen
al Estado Constitucional de Derecho y al reconocimiento de su fuerza normativa, no es
menos cierto que en sus orígenes históricos estaban las bases de estos principios, como tan
brillantemente lo expuso el juez Marshall, en la sentencia de Marbury versus Madison "o la
Constitución es una ley superior y suprema, inalterable por medios ordinarios; o se
encuentra al mismo nivel que las leyes y, como cualquiera de ellas, puede reformarse o
dejarse sin efecto siempre que al legislativo le plazca.

Si es cierta la primera alternativa, entonces una ley contraria a la Constitución no es ley; si


en cambio es verdad la segunda, entonces las Constituciones escritas son absurdos intentos
del pueblo para limitar un poder ilimitable por su naturaleza".

Vistos, los artículos 5°, 6°, 7°, 32, N° 16, 60, N° 16, 58, 73, 74, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 80 A
y H, 81, inciso cuarto, y 82, de la Constitución Política de la República, y lo prescrito en

330
los artículos 38 a 45 de la ley N° 17.997, Orgánica Constitucional de este Tribunal
Constitucional.

Se resuelve: Se acoge la petición de inconstitucionalidad planteada en el requerimiento de


fojas 1 y se declara que el Tratado que contiene el Estatuto de Roma de la Corte Penal
Internacional, materia de estos autos, para su aprobación por el Congreso Nacional y su
posterior ratificación por el Presidente de la República, requiere de reforma constitucional
previa.

Se previene que el Presidente, don Juan Colombo Campbell y el ministro señor Juan
Agustín Figueroa Yávar, no comparten el considerando 89° de esta sentencia.

Se previene que el ministro señor Juan Agustín Figueroa Yávar no acepta lo expresado en
los considerandos 59° a 73°, ambos inclusive, ya que nadie ha cuestionado la admisibilidad
del requerimiento en cuanto a la potestad de este Tribunal de revisar la constitucionalidad
del Tratado en examen. Ahora, la supremacía de la Constitución sobre esta última fuente, es
una cuestión que surge cuando el aludido compromiso internacional se incorpora a nuestro
derecho interno, para dilucidar -en tal evento y momento- su efecto sobre las normas
constitucionales. Dicha cuestión es enteramente ajena a la situación sub-lite, por lo que no
resulta útil todo aquel desarrollo argumental.

Igualmente, el Ministro señor Figueroa previene que, como lo han reconocido los
requirentes, el Tratado de Roma significa un importante avance del Derecho Internacional
Humanitario. La concepción que es ahora el hombre, en cualquier lugar del mundo en que
se encuentre, quien debe ser objeto de específica protección por el Derecho Internacional
Humanitario, aun contra o sin la voluntad del Estado que ejerza soberanía sobre él, hace
particularmente necesaria la existencia de estas jurisdicciones. Además, esta visión superior
hará posible el castigo de aquellos que cometan horrendos crímenes, a los que se refiere el
instrumento internacional analizado, lo que podrá producir un muy beneficioso efecto
disuasivo y ejemplarizador. Pero, en la necesidad de preservar nuestra Carta Fundamental,
es fuerza concluir que la adopción de esta laudable normativa, sólo será posible mediante
una reforma de aquélla.

Se hace constar, frente a esta última prevención del ministro señor Juan Agustín Figueroa,
que el Presidente, don Juan Colombo Campbell, y los Ministros señor Eugenio Valenzuela
Somarriva, señora Luz Bulnes Aldunate y señor Hernán Álvarez García, estiman que los
términos de ella se encuentran enteramente comprendidos en el considerando 92° de esta
sentencia.

Acordada con el voto en contra del ministro señor Marcos Libedinsky, quien fue de opinión
de rechazar la petición de inconstitucionalidad formulada en el requerimiento de fs. 1 y de
declarar que el Tratado que contiene el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional
no requiere de reforma constitucional previa para su eventual aprobación por el Congreso
Nacional y posterior ratificación por el Presidente de la República, en mérito de los
siguientes fundamentos:

Primero.- Que si bien es efectivo, según se expresa en el considerando 91° del fallo que
antecede, que varios países han optado por reformar sus Constituciones en forma previa a la
aprobación y ratificación del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, no es
menos cierto que aparentes obstáculos constitucionales pueden ser salvados acudiendo a
enfoques interpretativos que, estableciendo límites armoniosos y justos, permitan concluir
que existe plena compatibilidad entre el Estatuto de la mencionada Corte y las
Constituciones de países que se encuentran en trámite de ratificación del Tratado como es
el caso de Chile;

Segundo.- Que tratándose en el presente caso de un simple voto en contra, que no altera la
decisión del Tribunal, quien lo emite se limitará a dejar constancia de sus discrepancias en
los aspectos que estime de mayor relevancia constitucional, considerando innecesario
abarcar todos y cada uno de los puntos comprendidos en el requerimiento de fs. 1;

331
Tercero.- Que de conformidad con el Estatuto de Roma, la Corte Internacional será una
institución permanente, facultada para ejercer su jurisdicción sobre personas respecto de los
crímenes más graves de trascendencia internacional y tendrá carácter complementario de
las jurisdicciones penales nacionales (artículo l). Los crímenes de la competencia de la
Corte están enumerados en el artículo 5 del Estatuto y el carácter de su jurisdicción
complementaria deriva, fundamentalmente, de las cuestiones de admisibilidad a que se
alude en el artículo 17, encontrándose estas dos últimas disposiciones transcritas en la
sentencia que antecede;

Cuarto.- Que en el presente voto se estima adecuada la utilización de la palabra


"complementaria" por cuanto ella evidencia que el propósito de la Corte no es sustituir a las
jurisdicciones nacionales, sino sólo intervenir cuando estas últimas no puedan o no quieran
ejercer su obligación de investigar o juzgar a los presuntos responsables de los delitos
contemplados en el Estatuto. A mayor abundamiento, por la importancia que reviste este
principio de la complementariedad para desestimar las objeciones referentes a una supuesta
"enajenación indebida de la soberanía nacional", con violación de los artículos 5°, inciso
1°; 6°, inciso 1° y 7°, incisos 1° y 2° de la Constitución Política, y otros puntos de
supuestas inconstitucionalidades que invocan los requirentes, se transcribirá a continuación,
en lo pertinente, el Mensaje del Presidente de la República con que se iniciaron los trámites
legislativos destinados a obtener la aprobación del Estatuto de Roma;

Quinto.- "El principio de complementariedad. El funcionamiento de la Corte está basado en


el denominado principio de complementariedad. Dicho principio se encuentra
expresamente mencionado en el párrafo 10 del Preámbulo y en el artículo 1 del Estatuto.
En diversas disposiciones es posible ver implícitamente recogido este mismo principio.

Este principio determina, en definitiva, las relaciones de la Corte con los sistemas judiciales
nacionales. De acuerdo con aquél, este Tribunal está llamado a complementar los referidos
sistemas nacionales en los casos en que ellos no puedan funcionar en un determinado
momento, como consecuencia de situaciones de disturbios internos graves, o bien en
aquellos casos en que, funcionando, no estén en condiciones de administrar una justicia
imparcial e independiente.

La Corte, en consecuencia, no sustituye a los tribunales nacionales ni se convierte en una


instancia de apelación de sus resoluciones. Tanto es así, que el párrafo 6 del antes
mencionado Preámbulo, señala que “es deber de todo Estado ejercer su jurisdicción penal
contra los responsables de crímenes internacionales". De allí que, no obstante el
establecimiento de la Corte, serán los sistemas penales nacionales los llamados
prioritariamente a conocer y sancionar las conductas constitutivas de delitos de
competencia de los mismos.

Por consiguiente, en la medida en que el sistema judicial de un Estado se atenga a las


normas internacionales y sancione real y efectivamente a los autores de los delitos dentro
de su competencia, ésta no debería inmiscuirse en el funcionamiento de esos tribunales
nacionales ni cuestionar sus procedimientos. Para ese Estado, la creación del referido
Tribunal Internacional, no debería implicar ningún tipo de efecto en el funcionamiento de
sus propios tribunales, salvo tratándose de solicitudes de asistencia que les pueda dirigir la
Corte.

La Corte debe declarar si un caso sometido ante ella es o no admisible, atendiendo a una
serie de factores, entre los cuales puede mencionarse el criterio de la complementariedad.
Así, deberá manifestar inadmisible un caso ante ella si éste está siendo investigado o
juzgado por un Estado que tiene jurisdicción sobre él. Igual declaración deberá formular
cuando el caso haya sido investigado por un Estado con jurisdicción y ese Estado hubiere
decidido no enjuiciar a la persona o personas acusadas, a menos que esta decisión sea el
resultado de una falta de real voluntad o de capacidad para enjuiciar.

332
Si por otra parte, la persona acusada hubiere sido enjuiciada en relación con la materia que
es objeto de la demanda y el procedimiento ante la Corte no resulta procedente, en razón
del principio "non bis in idem", deberá declarar el caso inadmisible. Sobre este particular,
cabe señalar que no siempre que haya habido un juicio previo a nivel de un Estado, la Corte
deberá inhibirse de conocer nuevamente. En efecto, tal como lo dispone el Artículo 20.3,
ésta no enjuiciará a nadie que haya sido encausado por otro tribunal, a menos que el
proceso en ese otro tribunal: a) Obedeciere al propósito de sustraer al acusado de su
responsabilidad por crímenes de la competencia de la Corte, o b) No hubiere sido instruido
en forma independiente o imparcial, de conformidad con las debidas garantías procesales
reconocidas por el derecho internacional, o lo hubiere sido de alguna manera que en las
circunstancias del caso, fuere incompatible con la intención de someter a la persona a la
acción de la justicia.

La admisibilidad o la jurisdicción de la Corte pueden ser cuestionadas, ya sea por el


acusado o por la persona a que se ha requerido a comparecer ante ésta, de acuerdo con el
artículo 58. Igualmente, puede hacer esta impugnación el Estado que tiene jurisdicción,
señalando que está investigando o juzgando o lo ha investigado o procesado. En los
procedimientos sobre jurisdicción o admisibilidad, también pueden formular observaciones
aquellos que pueden someter un caso ante la Corte, como son los Estados o el Consejo de
Seguridad";

Sexto.- Que, por lo expuesto, debe concluirse que el principio de la complementariedad


consagrado en el Estatuto de Roma configura una garantía de la primacía de nuestro
sistema jurisdiccional, que sólo posibilitará la actuación de la Corte Penal Internacional en
aquellas situaciones en que este sistema no haya actuado o lo haya hecho sólo de un modo
ficticio o simulado. No se afecta, en consecuencia, el principio básico de la soberanía del
Estado chileno en orden a que sus tribunales, de modo primario, conozcan las causas civiles
y criminales que se promuevan dentro del territorio de la República, las juzguen y hagan
ejecutar lo juzgado. En efecto, ya en el párrafo décimo del preámbulo del Estatuto se
destaca que la Corte Penal Internacional "será complementaria de las jurisdicciones
nacionales", afirmación que se repite en su artículo 1, ya transcrito en el fundamento
tercero de este voto.

El mismo preámbulo, en su párrafo sexto, recuerda "que es deber de todo Estado ejercer su
jurisdicción penal contra los responsables de crímenes internacionales" y, en su párrafo
cuarto afirma “que los crímenes más graves de trascendencia para la comunidad
internacional en su conjunto no deben quedar sin castigo y que, a tal fin, hay que adoptar
medidas en el plano nacional e intensificar la cooperación internacional para asegurar que
sean efectivamente sometidos a la acción de la justicia".

Todo lo anterior contribuye a corroborar lo ya manifestado en el sentido de que la Corte


Penal Internacional intervendrá sólo de modo subsidiario, cuando los Estados no lo hagan,
incumpliendo la obligación de castigar, a través de sus respectivos tribunales, los crímenes
enumerados en el artículo 5 y tipificados en los artículos 6 a 8 del Estatuto.

Séptimo.- Que resguardan, asimismo, la intervención preferente de los tribunales


nacionales los artículos 17 a 19 que vedan, en principio, el ejercicio de la jurisdicción por
la Corte cuando ésta ya hubiese sido puesta en movimiento por aquéllos. Los mencionados
preceptos establecen la obligación de la Corte de cerciorarse de ser competente en todas las
causas que le sean sometidas, pudiendo de oficio declarar su incompetencia o
inadmisibilidad (artículo 19.1), la que deberá resolver teniendo en cuenta "el décimo
párrafo del preámbulo y el artículo 1” (artículo 17.1) esto es, su calidad de complementaria
de las jurisdicciones nacionales. Cabe observar que este mismo artículo 17 establece una
suerte de presunción de inadmisibilidad o incompetencia, que se desvirtúa sólo cuando
concurren las circunstancias enunciadas en su N° 2 bajo las letras a), b) y c). Obviamente, y
de acuerdo al principio procesal que otorga atribuciones a todo tribunal para decidir acerca
de su propia competencia, será la propia Corte la que decidirá al respecto, en una
resolución que puede ser objeto de impugnaciones.

333
Octavo.- Que, ahora bien, nuestra Constitución Política no se colocó en el supuesto de que
los tribunales de justicia nacionales no pudieran o no quisieran ejercer su jurisdicción penal
castigando los crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional
permitiendo, de este modo, su impunidad. En estas condiciones, y donde nada se ha dicho,
no resulta posible investigar la voluntad real del constituyente, sino que hay que buscar su
voluntad supuesta o ficta acudiendo, si es del caso, al contenido de otros preceptos
constitucionales.

Un tratadista ha explicado que "un Tribunal de justicia constitucional, en su actuación, no


sólo debe ejecutar técnica jurídica, sino también tener en cuenta, en los límites de los
principios constitucionales, las corrientes de opinión, las transformaciones y la evolución
sociales; y debe considerar la realidad social a fin de que el texto de la Constitución no
obstaculice los cambios requeridos por el desarrollo y el progreso del país...". En apoyo de
esta opinión se recurre a dos citas: "La de Panchaud, para quien un órgano de justicia
constitucional debe ser, en el cumplimiento de su misión, lo bastante flexible para atender a
la evolución del país y lo suficientemente firme para mantener los principios esenciales".
También cita al jurista norteamericano Beck, que expresa que "la interpretación verdadera
de la Constitución se logra cuando se considera a ésta, no como el ancla que mantiene
quieto el barco, sino como las velas que impulsan su navegación". (Segundo Linares
Quintana. Tratado de Interpretación Constitucional. Abeledo-Perrot. Pág. 510);

Noveno, Que, como es sabido, el inciso 2° del artículo 5° de la Constitución Política


establece que: "El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los
derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana. Es deber de los órganos del
Estado respetar y promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como
por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes".

¿Frente al tenor categórico de esta cláusula podría el intérprete sostener que son contrarias
a la Constitución disposiciones contenidas en el Tratado de Roma que posibilitan la
intervención de una Corte Penal Internacional que permita el castigo efectivo de quienes
han atropellado "derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana"? ¿En otras
palabras, es concebible que la Constitución, por una parte, imponga a todos los órganos del
Estado el deber de respetar y promover los derechos esenciales que emanan de la naturaleza
humana y, por otro lado, ella misma considere que mecanismos dirigidos, inequívocamente,
a cumplir su mandato y obtener el respeto que ella exige, sean declarados
inconstitucionales?

Décimo.- Que, por otra parte, para desestimar pretendidas inconstitucionalidades alegadas
en el requerimiento fundadas en que la Corte Penal Internacional se establecería por
“tratado" y no por "ley", como lo exige el artículo 73 de la Constitución Política; y que
igualmente por ley, y en este caso orgánica constitucional, debe determinarse la
organización y atribuciones de los tribunales que fueren necesarios para la pronta y
cumplida administración de justicia en todo el territorio de la República, así como las
calidades que deben tener los jueces; y, finalmente, que la mencionada Corte se encontraría
sustraída a la superintendencia directiva, correccional y económica de la Corte Suprema,
con infracción a lo dispuesto en el artículo 79 de la Carta Fundamental, basta considerar lo
expuesto en el fundamento 75° del fallo que antecede y tener en cuenta, además, que las
disposiciones contenidas en el capítulo VI, artículos 73 al 80 de la Constitución Política,
forman parte del Derecho Público Interno pero no del Derecho Internacional. Esas reglas
están dirigidas a tribunales chilenos, pero no puede pretenderse que se hagan extensivas
también a tribunales extranjeros o Internacionales;

Undécimo.- Que por lo demás cabe precisar que, como lo señala un conocido tratadista, "el
requisito de legalidad como base de la jurisdicción se cumple cabalmente siempre que de
modo explícito la letra de un precepto de rango y jerarquía legal señale, en términos
expresos y directos, cuál es el órgano llamado a desempeñar la función de carácter judicial
que le encomiende".

334
“Por lo dicho, la única autoridad que puede crear tribunales con carácter permanente es la
ley. Ningún tipo de normas de derecho de jerarquía inferior (reglamentos, decretos, etc.)
pueden dar origen a tribunales" (Alejandro Silva Bascuñán. Tratado de Derecho
Constitucional. Tomo VIII. Pág. 64).

Según puede advertirse lo que se encuentra vedado es la creación de tribunales por norma
de "rango y jerarquía" inferior a la legal. Pues bien, sin necesidad de adentrarse en el
debatido problema acerca de cuál es el rango y jerarquía que corresponde a los Tratados
Internacionales en nuestro derecho interno, en particular, los que versan sobre derechos
humanos, toda vez que existen opiniones que les asignan un rango supraconstitucional, o
constitucional, o inferior a la Constitución pero superior a las leyes y a otras disposiciones
de derecho interno, lo cierto es que ningún autor que se haya preocupado de este punto
asigna a los tratados un rango o jerarquía inferior al de la ley. Nos remitimos, nuevamente,
a la cita contenida en el considerando 75° de la sentencia que antecede.

Duodécimo.- Que, en último término, el autor de este voto no comparte lo sostenido en la


sentencia que precede, en el sentido de que "el fuero parlamentario y las prerrogativas
penales de los jueces y de los ministros del Tribunal Constitucional, quedan sin efecto
porque el Estatuto hace desaparecer este sistema, ya que prevé una responsabilidad directa
ante la Corte, lo que sería incompatible con las disposiciones constitucionales" (alude a los
artículos 58, inciso 2°; 78 y 81, inciso 4° de la Constitución).

Al respecto es conveniente tener en consideración lo que manifiesta Aurea Roldán Martín


en un trabajo titulado "Cuestiones de alcance constitucional en la ratificación del Estatuto
de Roma": "También podrían considerarse como prerrogativas formales las inmunidades de
que gozan normalmente los parlamentarios durante su mandato, de modo que no pueden ser
detenidos salvo en caso de flagrante delito, ni inculpados o procesados sin la previa
autorización del Parlamento. Aunque el rigor en la confrontación de tales previsiones
constitucionales con las del Estatuto de Roma es susceptible de matices diferenciales en
cada Estado -y consiguientemente puede conducir a la adopción en cada uno de posiciones
diferentes-, pueden estimarse razonables determinados argumentos para conciliar ambas
normas, así: a) el carácter funcional y no personal de las referidas inmunidades; b) su
fundamento histórico-institucional en la doctrina de la división de poderes dentro del
Estado nacional, particularmente para prevenir injerencias espurias del Ejecutivo en el
Legislativo; c) la limitación de su observancia, pues, a las autoridades estatales y la falta de
justificación de su oponibilidad a un Tribunal Internacional al que se han cedido
competencias jurisdiccionales, y d) si es posible levantar la inmunidad mediante la
concesión de la autorización parlamentaria en realidad no existe confrontación radical con
el Estatuto de Roma (sino que, en su caso, el cumplimiento de éste exigiría tal concesión).".
"Un argumento de cierre respecto del tema que venimos tratando consistiría en considerar
que la comisión de alguno de los crímenes que tipifica el Estatuto -y no hay que olvidar que
los tipifica para salvar los bienes jurídicos más elementales, que deben estar asimismo
tutelados por toda Constitución digna de tal nombre- sin que existiera una reacción de los
mecanismos constitucionales del propio Estado para reprimirlos supondría de hecho la
quiebra o colapso del orden constitucional, de todo el orden constitucional, inclusive de las
prerrogativas e inmunidades que establece con un carácter funcional". (Internet
www.iccnow.org.);

Decimotercero.- Que, en conclusión, por las razones expresadas, el autor de este voto opina
que el Tratado que contiene el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional no
consigna disposiciones contrarias a preceptos de la Constitución Política de la República.

Redactó la sentencia la ministro señora Luz Bulnes Aldunate.

Redactó la disidencia el ministro Marcos Libedinsky Tschorne.

Comuníquese, regístrese y archívese.

Rol N° 346.

335
Pronunciada por el Excelentísimo Tribunal Constitucional, integrado por su Presidente don
Juan Colombo Campbell, y los ministros señor Eugenio Valenzuela Somarriva, señora Luz
Bulnes Aldunate, señores Hernán Álvarez García, Juan Agustín Figueroa Yávar y Marcos
Libedinsky Tschorne.

Autoriza el Secretario del Tribunal Constitucional, don Rafael Larraín Cruz.

Conforme son su original.

ANEXO II

FALLO DEL PLENO DE LA EXCMA. CORTE SUPREMA QUE DECLARA


INAPLICABLE POR INCONSTITUCIONAL EL ARTÍCULO 116 DEL CÓDIGO
TRIBUTARIO

Santiago, veinte de diciembre de dos mil dos. VISTOS: La Sala Constitucional de esta
Corte Suprema, al conocer del recurso de casación en el fondo deducido por el Fisco de
Chile en contra de la sentencia de segunda instancia recaída en los autos rol n°5.873, sobre
reclamación tributaria, caratulados Guillermo Verdugo P. y Cía. Ltda. con Servicio de
Impuestos Internos, advirtiendo, durante el estado de acuerdo, una cuestión de oposición,
surgida en el recurso y en el fallo impugnado, entre disposiciones constitucionales y legales
los artículos 6°, letra b), n° 7 y 116 del Código Tributario y 20 de la Ley Orgánica del
Servicio de Impuestos Internos en relación con los artículos 19 n° 3 inciso 4° y 73 de la
Constitución Política de la República- dispuso, por resolución de 12 de junio de 2001,
escrita a fs. 74, fundada en el artículo 80 de la Carta Constitucional, para entrar a la vista
del recurso, pasar los antecedentes al Pleno de esta Corte a los efectos de que se pronuncie
sobre la inaplicabilidad planteada.

El Tribunal Pleno acordó conferir traslado de la resolución anterior a los interesados en la


gestión en que ésta se dictó. Contestándolo, el Fisco de Chile sostuvo que no existe
contradicción entre los preceptos constitucionales y legales a que se ha hecho referencia.

El mencionado trámite se tuvo por evacuado en rebeldía de la sociedad Guillermo


Verdugo P. y Cía. Ltda.. La señora Fiscal de la Corte informó que hay oposición entre
los preceptos constitucionales y legales confrontados, por lo que procede declarar la
inaplicabilidad de estos últimos en la gestión pendiente. Se trajeron los autos en
relación, escuchándose los alegatos del abogado del Fisco de Chile.

CONSIDERANDO: PRIMERO: Que don Juan Buratovic Ulloa, obrando como Juez
Tributario, en virtud de la delegación de facultades jurisdiccionales que, por medio de la
Resolución Exenta n° 3.316 de 10 de junio de 1994, le hiciera el titular de Dirección
Regional Metropolitana Santiago Oriente, del Servicio de Impuestos Internos, rechazó por
sentencia de 26 de diciembre de 1995, el reclamo presentado por la contribuyente
Guillermo Verdugo P. y Cía. Ltda. en contra de determinadas liquidaciones cursadas por el
Departamento de Fiscalización Administrativa de dicha Dirección Regional, por diferencias
de impuestos a la renta de Primera Categoría -año tributario 1992- y al Valor Agregado
períodos tributarios correspondientes a agosto y septiembre de 1992-. Apelada la sentencia
por la contribuyente, la sala de la Corte de Apelaciones, en que recayó el conocimiento del
recurso, estimó que la mencionada Resolución n° 3.316 carecía de toda eficacia jurídica,
por haberse dictado en virtud de normas legales que habían quedado tácitamente derogadas
por preceptos posteriores de la Constitución Política de 1980, de acuerdo con las cuales, la
delegación de atribuciones jurisdiccionales de los Directores Regionales del Servicio de
Impuestos Internos en otros funcionarios administrativos, resulta improcedente; anomalía
que viciaba el procedimiento a que se sujetó la tramitación del reclamo y la sentencia
recaída en él, por falta de jurisdicción del órgano, produciéndose con tal situación, además,
una nulidad de derecho público, de acuerdo con lo establecido en los artículos 6 y 7 de la
Carta Fundamental. Sin embargo, se abstuvo la Corte de anular de oficio todo lo obrado en

336
los autos, por impedirlo el artículo 140 del Código Tributario, optando, según expone en su
fallo, por un medio diverso para subsanar el vicio producido, consistente en eliminar las
partes expositiva y considerativa y las citas legales de la sentencia apelada,
reemplazándolas por otras fundamentaciones, que le permitieron revocar parcialmente lo
resuelto en ésta y acoger el reclamo respecto de algunas de las liquidaciones cuestionadas;
SEGUNDO: Que, como se dejó expresado en la parte enunciativa, la Sala Constitucional,
antes de entrar al examen del recurso de casación en el fondo, por medio del cual el Fisco
de Chile impugnó el fallo de segunda instancia, remitió los autos al Tribunal Pleno a fin de
que, en virtud de lo dispuesto en el artículo 80 de la Constitución Política de la República,
que permite a la Corte Suprema, en las materias de que conozca, declarar de oficio para
esos casos particulares todo precepto legal contrario a las normas establecidas en la Carta
Fundamental, este Tribunal emita pronunciamiento acerca de la oposición observada entre
las disposiciones de carácter legal y constitucional que señala y de la eventual
inaplicabilidad de las primeras en el reclamo a que se refiere el recurso de casación;
TERCERO: Que los preceptos legales que, de acuerdo con la mencionada resolución de la
Sala Constitucional, plantean una cuestión de oposición con normas de la Constitución
Política de la República, son los siguientes: 1.- Artículo 6°, letra b) n° 7 del Código
Tributario, de acuerdo con el cual, corresponde a los Directores Regionales del Servicio de
Impuestos Internos en la jurisdicción de su territorio, autorizar a otros funcionarios para
resolver determinadas materias, aun de su exclusiva competencia o para hacer uso de las
facultades que le confiere el Estatuto Orgánico del Servicio, actuando por orden del
Director Regional y encargarles, de acuerdo con las leyes y reglamentos, el cumplimiento
de otras funciones u obligaciones. 2.- Artículo 116 del mismo Código, que faculta a los
Directores Regionales para autorizar a funcionarios del Servicio para conocer y fallar
reclamaciones y denuncias obrando por orden del Director Regional. 3.- Artículo 20 del
D.F.L. n° 7 de 1980, Ley Orgánica del Servicio de Impuestos Internos, según el cual, los
Directores Regionales podrán, de acuerdo con las normas impartidas por el Director,
autorizar a funcionarios de su dependencia, para resolver determinadas materias o para
hacer uso de algunas de sus atribuciones, actuando por orden del Director Regional;
CUARTO: Que, siguiendo para los efectos del análisis concerniente a la cuestión de
inconstitucionalidad propuesta, los razonamientos desarrollados en la sentencia de segundo
grado, los preceptos legales que se vienen de transcribir, en la medida que autorizan a los
Directores Regionales del Servicio de Impuestos Internos para delegar en funcionarios del
mismo Servicio la facultad de conocer y fallar reclamaciones tributarias -actividad esta que
implica el ejercicio de facultades jurisdiccionales- se oponen a los artículos 19 n° 3 inciso
4° y 73 de la Carta Fundamental, que consagran el principio de la legalidad en el
establecimiento de los Tribunales; principio que las señaladas normas legales contravienen,
al permitir que un tribunal designado por la ley para resolver reclamaciones tributarias
como lo es el Director Regional del Servicio de Impuestos Internos- delegue sus
atribuciones en un funcionario del orden administrativo que no tiene la investidura legal de
juez y cuya determinación queda entregada al mero arbitrio del Director Regional
delegante; QUINTO: Que, como puntos preliminares de análisis, es necesario abordar dos
temas que guardan relación con la admisibilidad de la cuestión de constitucionalidad que
viene propuesta. El primero de ellos -que se ha formulado a propósito del recurso de
inaplicabilidad en situaciones idénticas a las que se trata en el presente caso- estriba en que
las disposiciones legales que se estiman afectadas por vicios de inconstitucionalidad no se
vinculan con la materia sustantiva que se debate en el reclamo de las liquidaciones, la que
versa sobre la interpretación y aplicación de las Leyes de Impuesto a la Renta e IVA.; y,
por consiguiente, aquellos preceptos carecerían de trascendencia en el fallo que expida
pronunciamiento definitivo en la litis; SEXTO: Que, sobre el particular, conviene recordar
que en la especie no se examina un recurso de inconstitucionalidad propiamente tal sino
una cuestión de inconstitucionalidad de oficio planteada por la Sala Constitucional de esta
Corte, como asunto previo a la vista del recurso de casación en el fondo pendiente ante ella;
remisión que sólo se explica, por entender dicha Sala que los preceptos legales sobre cuya
constitucionalidad requiere un pronunciamiento del Tribunal Pleno, son susceptibles de
aplicación al fallarse el mencionado recurso de casación. Por otra parte, uno de los
capítulos comprendidos en ese recurso se refiere precisamente a la presunta transgresión en
que habría incurrido la sentencia de segundo grado en la aplicación de las disposiciones
legales cuya constitucionalidad se propone a examen. Ha de concluirse, entonces, que las

337
normas mencionadas -que revisten la naturaleza de leyes procesales de carácter orgánico-
tendrán incidencia en la decisión del recurso de nulidad pendiente; razón por la que resulta
procedente, a su respecto, el estudio acerca de su sujeción o disconformidad con la
preceptiva superior de la Carta Fundamental; SEPTIMO: Que el segundo aspecto
concerniente a la admisibilidad de la cuestión de constitucionalidad en estudio conduce a
discernir acerca de si la oposición entre preceptos de índole legal anteriores a la Carta
Política y disposiciones contenidas en ésta debe solucionarse por el mecanismo de la
derogación tácita o bien por el sistema de inaplicabilidad previsto en el artículo 80 de dicha
Carta. Semejante estudio resulta imprescindible en la situación que se ha planteado en estos
autos, habida cuenta de que, según se expresó en el considerando primero, el tribunal de
alzada, en su fallo, luego recurrido de casación en el fondo por el Fisco, optó por la primera
de las alternativas enunciadas, teniendo presente, al respecto, que el Decreto Ley n° 830,
que aprueba el texto del Código Tributario empezó a regir el 1° de enero de 1975 y el
Decreto con Fuerza de Ley n° 7, que fija el texto de la Ley Orgánica del Servicio de
Impuestos Internos entró en vigor el 15 de octubre de 1980, en tanto que la Constitución
Política de la República adquirió vigencia recién el 11 de marzo de 1981; y, de acuerdo con
tal circunstancia, invocando el principio de la temporalidad de vigencia de las leyes,
concluyó en que los preceptos de carácter legal debían estimarse tácitamente derogadas por
la normativa posterior de la Carta Fundamental; OCTAVO: Que la jurisprudencia emanada
de los fallos pronunciados por esta Corte en los últimos años sobre la materia en comento
admite la procedencia de la inaplicabilidad de preceptos legales anteriores a la Constitución
vigente cuando ellos se encuentran en contradicción con otras disposiciones establecidas en
la Norma Superior. Así se ha dicho: 3°.- Que, contrariamente a lo afirmado por el señor
Fiscal, no comparte este tribunal la afirmación de que sólo incumba a los jueces de la
instancia resolver si las leyes anteriores a la Constitución, que los recurrentes estiman
opuestas a su texto lo son realmente, como tampoco acepta que en la especie se trataría de
una eventual derogación por la posterior Constitución Política, de una ley anterior a ella.
En efecto, si los jueces de la instancia pueden decidir que la ley general, que es la
Constitución, ha derogado una ley especial común, también puede esta Corte Suprema
declarar la inconstitucionalidad de esta última, conforme al artículo 80, que no hace
diferencia entre leyes anteriores o posteriores a ella. La tesis de la derogación, que pretende
eliminar las facultades de este tribunal cuando la ley de cuya inaplicabilidad se trata es
anterior a la Constitución, no resuelve el caso de la creación por ésta, de un sistema
incompatible con la aplicación de la norma común, y sí lo puede resolver, en cambio, esta
Corte Suprema, que tiene como Tribunal Único, el control de la constitucionalidad de la ley
en la forma dispuesta por el artículo 80 de la Carta Fundamental. Lo esencial para que esta
Corte Suprema pueda pronunciarse sobre la inaplicabilidad de una ley es que ésta y la
Constitución estén simultáneamente vigentes, y el requisito que se sostiene en el informe
del señor Fiscal en el sentido de que la ley de cuya inconstitucionalidad se trate deba ser
posterior a la Carta Fundamental es contrario a la letra y al espíritu del precepto de rango
superior y al principio jurídico de que donde, la ley no distingue no es lícito al hombre
distinguir (Rol n° 14.444. Campos Canales, Natividad y otros. Inaplicabilidad Civil.
Sentencia de 8/6/1990). Que lo esencial para que esta Corte pueda pronunciarse sobre la
inaplicabilidad de una ley radica en la condición de que ésta y la Carta Fundamental se
hallen vigentes, como ocurre en la especie. Este ha sido el criterio de la Corte Suprema
últimamente, concordando con el predicamento que se sostuvo durante el imperio de la
Constitución de 1925 cuando se abordó a través de este recurso la posible
inconstitucionalidad de las leyes dictadas durante la vigencia de la Constitución de 1833.
Que, además, dentro de la hipótesis del señor Fiscal, quedarían muchos conflictos sin
resolver ante la imposibilidad en que se encontrarían los jueces frente, por ejemplo, a leyes
que contengan normas especiales que estuvieren en pugna con disposiciones orgánicas
generales contenidas en una Constitución posterior. En tal eventualidad y dado que, de
acuerdo con principios comúnmente aceptados, la norma genérica no deroga, por lo regular,
de un modo tácito, a la norma especial dictada precedentemente, el magistrado se vería
obligado a aplicar ésta, que mantendría una ultra actividad sustancialmente contraria a una
regla o precepto de rango superior y, a su vez, le estaría vedado a la Corte Suprema hacer
respetar la supremacía de la Constitución en conformidad con lo estatuido, justamente, por
la Carta Fundamental. De ahí que, tanto desde el punto de vista jurídico estricto, como por
ineludibles razones de conveniencia institucional, es preferible que sea la Corte Suprema y

338
no la judicatura de la instancia, la que resuelva un asunto de tanta trascendencia como es la
constitucionalidad o inconstitucionalidad de la ley (Rol n° 16.293. Compañía de Teléfonos
de Chile. Inaplicabilidad. Sentencia de 28/1/1992). En términos similares se había
expresado este Tribunal en fallo de 31 de octubre de 1991 recaído en los autos rol n°
16.164 interpuesto por Miguel Dencil Vera Bascur; NOVENO: Que a todo lo ya dicho
sobre este punto en los recién citados fallos de esta Corte sólo cabe añadir, en esta
oportunidad, que el problema de la posible contradicción entre leyes viejas y Constitución
nueva se ha presentado con cierta frecuencia en el campo del Derecho Comparado. En
España, por ejemplo, el Tribunal Constitucional en una de sus primeras sentencias se
manifestó en el sentido de que las leyes anteriores a la Constitución, o norma
preconstitucionales, podían ser objeto de la cuestión de inconstitucionalidad. En el caso de
que se trataba el Abogado del Estado había formulado excepción de inadmisibilidad del
recurso por entender que al tratarse de una legislación anterior a la Constitución, la cuestión
suscitada es de derogación y no de inconstitucionalidad. La sentencia rechazó esta
alegación y entró a pronunciarse sobre el fondo del recurso sosteniendo, entre otros
argumentos, que no puede negarse que el Tribunal, intérprete supremo de la Constitución,
según el artículo 1° de su Ley Orgánica, es competente para enjuiciar la conformidad o
disconformidad con aquélla de las leyes preconstitucionales impugnadas, declarando, si
procede, su inconstitucionalidad sobrevenida ... (sentencia N° 4 de 2 de Febrero de 198l).
Esta misma doctrina fue reiterada en un fallo posterior de fecha 8 de Abril de 1981. Por su
parte, en Italia, la primera sentencia de la Corte Constitucional, de 14 de Junio de 1956,
decidió que el contraste entre ley ordinaria y ley constitucional es siempre un caso de
ilegalidad constitucional. Comentando el fallo precedentemente citado, señalaba Piero
Calamandrei que semejante decisión cuya importancia podemos calificar, sin adulación, de
histórica, ha resuelto en forma jurídica y políticamente inexcepcionable la cuestión,
vivamente combatida por la doctrina durante los meses precedentes, de la competencia
exclusiva de dicha Corte para declarar la ilegalidad constitucional también de las leyes
anteriores a la Constitución. Si la Corte Constitucional hubiese resuelto negativamente
dicha cuestión, reservando su control, como alguien sostenía, sólo a las leyes posteriores a
la Constitución, con esa automutilación, hubiese desilusionado la justa expectativa que se
había formado acerca de ella en la opinión pública: la primera sentencia (y las que la han
seguido) no ha traicionado la expectativa del pueblo italiano. Agrega en su comentario el
citado autor que no es el caso extractar aquí las razones en virtud de las cuales la inmensa
mayoría de los más autorizados constitucionalistas, antes ya de que se pronunciase la Corte
Constitucional, se había pronunciado a favor de la tesis que después hizo suya la Corte. En
la sobria motivación de esta primera sentencia, la Corte no se ha dejado arrastrar (y ha
hecho bien) al laberinto de las sutiles disputas en que se había extendido y había ahondado
la polémica: la sentencia se ha limitado a observar que la tesis según la cual la noción de
ilegitimidad constitucional habría de entenderse limitada únicamente a las leyes posteriores
a la Constitución, no puede ser acogida por dos argumentos fundamentales: uno textual (ubi
lex non distinguit), y otro lógico, pues la relación de prevalencia entre las leyes
constitucionales y las leyes ordinarias, sean éstas anteriores o posteriores a la Constitución,
no se funda nunca en una razón de sucesión cronológica, sino siempre en una diversidad
intrínseca de autoridad en la degradación de las fuentes jurídicas. (Estudios sobre el
Proceso Civil. Vol. III. La primera sentencia de la Corte Constitucional, pág. 185 y sgts.);
DECIMO: Que no se considera que esté de más agregar aquí, finalmente, en cuanto a este
tema, que el recién citado maestro florentino con fecha 11 de Febrero de 1956, o sea, con
anterioridad al primer fallo de la Corte Constitucional, ya había manifestado su autorizada
opinión sobre el problema en estudio expresando, entre otros conceptos, que cuando se dice
que también la Constitución es una ley, y que, por tanto, si una ley ordinaria anterior es
incompatible con la Constitución entrada en vigor posteriormente, sería este un problema
de abrogación por incompatibilidad, el problema, planteado así, queda empequeñecido:
pues, en realidad, aquí la ley ordinaria incompatible con la Constitución viene a perder
eficacia, no sólo, ni tanto, porque la norma constitucional es una norma que, por sí misma,
tiene valor predominante. El parangón que debe hacer aquí el juez no atañe tanto a la
relación cronológica entre la ley anterior y la ley posterior, cuanto a la relación funcional
entre la ley ordinaria y la ley constitucional, es decir, un parangón que entra in toto (salvo
el juicio preliminar y sumario acerca de su manifiesta falta de fundamento) en la
competencia de la Corte Constitucional quote. Agregase que, aunque se trate de contraste

339
entre una ley anterior y la norma constitucional sobrevenida, el problema aquí sale de los
estrechos límites del previsto por el ya recordado artículo 15, de la abrogación por
incompatibilidad entre leyes ordinarias. La norma constitucional carece frecuentemente de
la categórica puntualidad preceptiva propia de la ley ordinaria, cuya entrada en vigencia
hace caer automáticamente por abrogación el precepto anterior incompatible con el
anterior, que entra en su puesto; pero tiene frecuentemente la norma constitucional alcance
al mismo tiempo más vasto y menos preciso, toda vez que, más que a dictar preceptos, se
extiende a indicar los principios de orden general a que deben ajustarse las leyes ordinarias,
de manera que el decidir si una ley ordinaria es o no incompatible con tales principios, no
es ya un problema específico de sucesión de leyes, sino que implica una visión y una
interpretación panorámica de todo el ordenamiento constitucional dentro del cual debe
encuadrarse la ley ordinaria para que pueda sobrevivir, en una condición, como si
dijéramos de homogeneidad constitucional, que sólo la Corte Constitucional puede valorar.
(Piero Calamandrei. Ob. Cit. Págs. 151 y 152); UNDECIMO: Que las disquisiciones
precedentes se han asentado como se puntualizó en el basamento séptimo- a propósito de la
decisión adoptada por el fallo recurrido de casación en el fondo en orden a declarar
tácitamente derogadas por la Constitución Política de 1980 las normas relativas a
delegación de facultades jurisdiccionales por los Directores Regionales del Servicio de
Impuestos Internos, al considerarlas opuestas y preexistentes a la Carta Fundamental.
Empero, la realidad jurídica de la situación planteada en estos autos nos revela que, en el
orden cronológico, las normas constitucionales concernientes al principio de legalidad o
reserva en la creación y establecimiento de los tribunales de justicia, precede con sobrada
antelación al Decreto Ley n° 830 de 1974 Código Tributario-, cuyo artículo 116 se refiere a
la delegación de potestades de carácter jurisdiccional. En efecto, el artículo 73 inciso 1° de
la carta de 1980 reconoce como antecedente inmediato el artículo 80 de la Constitución de
1925, exhibiendo inclusive ambos preceptos idéntica redacción en sus textos. Aún más, la
misma disposición estaba ya plasmada en el artículo 108 de la Constitución Política de
1833, es decir, 147 años antes que la Carta en actual vigencia. Por otra parte, el precepto
contenido en el artículo 19 n° 3 inciso 4° de la Constitución de 1980 se encontraba también
consagrado en el artículo 1° n° 3 inciso 4° del Acta Constitucional n° 3 de 11 de septiembre
de 1976 y, más remotamente, en el artículo 12 de la Carta de 1925. Los tres textos
mencionados presentan, además, una misma redacción. De lo expuesto, se deduce que el
principio constitucional sobre legalidad en el establecimiento de los Tribunales de Justicia
se ha mantenido ininterrumpidamente, sin solución de continuidad, desde tiempos muy
anteriores a la vigencia del Código Tributario. La conclusión a extraer de semejante
premisa no puede, entonces, ser otra que la situación de preexistencia de la norma
constitucional respecto de aquella de rango inferior impide la aplicación de las reglas de
derogación tácita como parámetro idóneo para resolver la oposición existente entre unas y
otras; conflicto que debe discernirse, en cambio, por medio del mecanismo de la
inaplicabilidad contemplado en el artículo 80 de la Carta Política, que cautela el principio
de supremacía de las normas fundamentales sobre aquellas que integran la legislación
común; DUODECIMO: Que, zanjado en los términos expuestos, el tema relativo a la
admisibilidad de la cuestión de constitucionalidad formulada en estos autos, corresponde
estudiar, enseguida, la materia de fondo que se encuentra implícita en ella y que
específicamente estriba en determinar si los preceptos legales que autorizan a los Directores
Regionales del Servicio de Impuestos Internos para delegar en otros funcionarios de dicha
institución la facultad para conocer y fallar los reclamos presentados por los
contribuyentes, contravienen o se ajustan a la Constitución Política de la República;
DECIMO TERCERO: Que, con este propósito procede citar, en primer lugar, las siguientes
disposiciones de índole legal: A.- El artículo 6°, letra b) n° 6 del Código Tributario, según
el cual, corresponde a los Directores Regionales del Servicio de Impuestos Internos
resolver las reclamaciones que presenten los contribuyentes de conformidad a las normas
del Libro Tercero; B.- El artículo 115 del mismo Código, que en su inciso 1° establece: El
Director Regional conocerá en primera o en única instancia, según proceda, de las
reclamaciones deducidas por los contribuyentes y de las denuncias por infracción a las
disposiciones tributarias, salvo que expresamente se haya establecido una regla diversa; y
C.- El artículo 19, letra b) de la Ley Orgánica del Servicio de Impuestos Internos prescribe:
Le corresponde a los Directores Regionales, dentro de sus respectivas jurisdicciones:
resolver las reclamaciones tributarias que presenten los contribuyentes y las denuncias por

340
infracción a las leyes tributarias, en conformidad al Libro III del Código Tributario y a las
instrucciones del Director; DECIMO CUARTO: Que del examen de los preceptos
transcritos se colige que los Directores Regionales del Servicio de Impuestos Internos, en
las materias a que ellos se refieren, desarrollan actividades de carácter jurisdiccional
-entendida la jurisdicción, bajo una acepción general, como aquella potestad pública, en
virtud de la cual, ciertos órganos del Estado dirimen conflictos de trascendencia jurídica
suscitados entre partes, mediante decisiones dotadas de los atributos de inmutabilidad y
coercibilidad de la cosa juzgada-; constituyendo, por ende, tribunales especiales de aquellos
a que se alude en el artículo 5° inciso penúltimo del Código Orgánico de Tribunales; los
cuales, pese a no formar parte del Poder Judicial, administran justicia en ciertas áreas
específicas que le asigna la ley -como las reclamaciones tributarias de los contribuyentes,
en el caso de los Directores Regionales-, ejerciendo una función de naturaleza
jurisdiccional, comprendida en el concepto definido por el artículo 73 de la Carta
Fundamental; DECIMO QUINTO: Que, a propósito de la aseveración que antecede,
resultan adecuadas las opiniones que sobre el punto vierte el procesalista don Juan
Colombo Campbell, actual ministro del Tribunal Constitucional: Debemos dejar en claro
que el mecanismo constitucional es categórico en el sentido de entregar el ejercicio de la
jurisdicción a los tribunales de justicia y no al Poder Judicial, lo que tiene consecuencias
importantes, ya que si se le entregase al Poder Judicial, significaría que ningún órgano que
estuviere fuera de él podría tener el ejercicio de la jurisdicción. En cambio, entregándoselo
a los tribunales de justicia es la función la que le da el carácter de tribunal al órgano y no el
órgano a la función; y agrega, enseguida: Lo anterior explica por qué autoridades
administrativas, a las cuales la ley ha otorgado especialmente el ejercicio de facultades
jurisdiccionales, en la medida que las tienen, son tribunales de justicia (La jurisdicción, el
acto jurídico procesal y la cosa juzgada en el Derecho Chileno. Editorial Jurídica de Chile.
Página 44); DECIMO SEXTO: Que las disposiciones legales citadas en el considerando
décimo tercero -todas ellas preexistentes a la Constitución Política de 1980-, en cuanto
instituyen como jueces especiales con competencia para entender en materias tributarias, a
los Directores Regionales del Servicio de Impuestos Internos, cumplen con la exigencia
que, respecto del estatuto concerniente a la organización y atribuciones de los tribunales, se
contempla en el artículo 74 inciso 1° de la Carta, pues, con arreglo a lo que se previene en
su disposición transitoria, debe entenderse que las leyes en vigor, al tiempo de entrar en
vigencia la Constitución y que, conforme a ella, deben ser objeto de leyes orgánicas
constitucionales, satisfacen ese requisito y seguirán aplicándose en lo que no sean
contrarias a su normativa superior, mientras no se dicten los correspondientes cuerpos
legales; DECIMO SEPTIMO: Que el Tribunal Constitucional, interpretando la disposición
contenida en el artículo 73 de la Carta Política según la cual, la facultad de conocer las
causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado pertenece
exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley- ha señalado: Que, dentro del
concepto causas civiles a que se refiere la disposición preinserta, se deben incluir todas
aquellas controversias jurídico-administrativas que se pueden suscitar, y que deben resolver
autoridades que, si bien no están insertas dentro de los tribunales que regula el Código
Orgánico de Tribunales, están ejerciendo jurisdicción y resolviendo cuestiones que afectan
a los derechos de las personas (fundamento 6°; sentencia de 22/11/1993; Rol n°
176);DECIMO OCTAVO: Que, en el señalado orden de ideas, la naturaleza jurisdiccional
de la actividad desplegada por los Directores Regionales en el conocimiento y fallo de los
reclamos tributarios y la condición de jueces especiales que asumen en el desarrollo de
dicha función, ha sido claramente definida en la sentencia de este Tribunal, pronunciada
con fecha 4 de septiembre de 1992 en los autos rol n° 17.167 sobre reclamo de
inaplicabilidad presentado por la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad. Así, en su
considerando 15° se expresa: Que el Director Regional de Impuestos Internos, por
prescripción del Código Tributario, es juez de única o primera instancia para conocer de las
reclamaciones tributarias y de la infracción a las leyes del mismo carácter, con
independencia de las funciones administrativas, que le corresponden en su carácter de tal ...
; y en el párrafo penúltimo del fundamento 20°, ha agregado: ... en el propio Código
Orgánico de Tribunales se reconoce la existencia de tribunales especiales regidos por leyes
propias, lo que sucede con los que reglamenta el Código Tributario, que son tribunales
especiales establecidos por la ley para conocer materias de carácter tributario; son
tribunales de primera instancia y de sus sentencias se puede apelar a las Cortes de

341
Apelaciones y sus resoluciones también pueden ser corregidas por la vía disciplinaria por la
Corte Suprema, que tiene la superintendencia directiva, correccional y económica de todos
los tribunales de la nación; DECIMO NOVENO: Que, en fin, sobre el tópico en referencia,
corresponde tener en consideración que, para el legislador, los Directores Regionales del
Servicio de Impuestos Internos, sin perjuicio de sus funciones administrativas, también
ejercen potestades de índole judicial, como se colige del epígrafe del Libro Tercero del
Código Tributario, que alude a los tribunales y a los procedimientos y de los artículos 115 y
siguientes, comprendidos en este mismo Libro, en que se consignan referencias a
conocimiento en primera instancia te; Cortes de Apelaciones que conocen en segunda
instancia de los recursos de apelación; Corte Suprema a la que corresponde el conocimiento
de los recursos de casación en la forma y en el fondo que se deduzcan contra las sentencias
de segunda instancia dictadas por las Cortes de Apelaciones, en los casos en que ellos sean
procedentes de conformidad al Código de Procedimiento Civil y a las disposiciones del
presente Código; aplicación, en cuanto fueren compatibles con la naturaleza de las
reclamaciones, de las normas establecidas en el Libro Primero del Código de
Procedimiento Civil, etc. Todos estos preceptos ponen de manifiesto que las reclamaciones
deducidas por los contribuyentes, de conformidad al artículo 115 del Código Tributario,
originan un proceso que corresponde resolver al respectivo Director Regional del Servicio
de Impuestos Internos en el carácter de juez o tribunal de primera instancia. En el mismo
orden de ideas cabe recordar que, a raíz de las modificaciones que, en su oportunidad, la
ley n° 19.374 de 18 de febrero de 1995 introdujo al artículo 63 del Código Orgánico de
Tribunales en el sentido de que correspondería a las Cortes de Apelaciones conocer en
única instancia de los recursos de queja que se deduzcan en contra de jueces de letras,
jueces de policía local, jueces árbitros y órganos que ejerzan jurisdicción, dentro de su
territorio jurisdiccional, quedó constancia en la Comisión de Constitución, Legislación y
Justicia del Senado, que la expresión, órganos que ejerzan jurisdicción, había sido utilizada
en un sentido, que incluía a los funcionarios administrativos que ejercen funciones
jurisdiccionales, tales como el Director Regional del Servicio de Impuestos Internos, los
Superintendentes de Bancos y de Aduanas; VIGESIMO: Que, demostrada como ha
quedado, la naturaleza jurisdiccional de la función que los Directores Regionales del
Servicio de Impuestos Internos desarrollan al resolver los reclamos de los contribuyentes,
cabe centrar ahora el análisis en la delegación que de esas potestades públicas hacen los
Directores Regionales en otros funcionarios, en virtud de las disposiciones del Código
Tributario y de la Ley Orgánica del Servicio de Impuestos Internos, que se citaron en el
basamento tercero del presente fallo; y que, en el caso específico de que se trata en autos,
se concretó en la Resolución Exenta n° 3.316 de 10 de junio de 1994 del titular de la XV
Dirección Regional Metropolitana, Santiago Oriente, publicada en extracto en el Diario
Oficial del 21 del mismo mes y año, mediante la cual, se delegaron en el Jefe del
Departamento Jurídico de esta Regional las facultades para conocer y fallar todas las
reclamaciones en contra de las liquidaciones, giros, pagos; resoluciones que deban
tramitarse con arreglo a los procedimientos establecidos en el Título II y en el párrafo 1°
del Título III del Libro Tercero del Código Tributario; y para que conozca y resuelva todas
las denuncias por infracciones que deban tramitarse de acuerdo a los procedimientos
contemplados en los párrafos 1° y 2° del Título IV del Libro Tercero del citado Código
Tributario, sin perjuicio de las facultades delegadas en las Resoluciones n°s 13.585 y 9.679,
de 1991 y 1992, respectivamente; derogándose las delegaciones de las facultades que sobre
las materias señaladas se habían efectuado con anterioridad en el Jefe del Departamento de
Resoluciones Regional; VIGESIMO PRIMERO: Que un adecuado ordenamiento del
análisis hace necesario tener en consideración que los Directores Regionales del Servicio
de Impuestos Internos, en el ámbito territorial que les ha sido asignado, ejercen dos órdenes
de potestades públicas: a) una, de carácter administrativo, que se relaciona
fundamentalmente con la aplicación y fiscalización de las disposiciones tributarias
(artículos 6° inciso l° del Código Tributario y l° de la Ley Orgánica del Servicio de
Impuestos Internos); y b) otra, de índole jurisdiccional, como jueces tributarios, en los
casos a que se acaba de hacer referencia en las consideraciones precedentes; VIGESIMO
SEGUNDO: Que el examen de las disposiciones transcritas en el citado basamento tercero
de esta sentencia permite concluir que los artículos 6°, letra b) n° 7 del Código Tributario y
20 de la Ley Orgánica del Servicio de Impuestos Internos, dada la generalidad de los
términos empleados en su redacción, deben entenderse referidas a la delegación de

342
atribuciones administrativas que forman el caudal mayor de potestad es que el sistema
normativo confía a la autoridad delegante- y no a aquéllas de tipo jurisdiccional, respecto
de las cuales, cuando el legislador alude a ellas, hace uso de un lenguaje más preciso y
explicativo, como ocurre en el artículo 116 del Código Tributario, que consagra la
delegación para conocer y fallar las reclamaciones y denuncias; y en el artículo 165 n° 8 del
mismo Código -precepto este no comprendido en el envío de la Sala Constitucional-, que
autoriza la delegación de facultades para conocer y fallar reclamos en contra del giro de
ciertas multas; VIGESIMO TERCERO: Que, por consiguiente, las dos normas
primeramente mencionadas en el fundamento que precede esto es, los artículos 6° letra b)
n° 7 del Código Tributario y 20 de la Ley Orgánica del Servicio de Impuestos Internos-
atañen a la delegación que se produce en el campo de la actividad administrativa;
institución que, bajo semejante perspectiva, puede concebirse como un mecanismo
destinado a proporcionar eficiencia y agilidad a la gestión de los órganos del servicio
público en el cumplimiento de su labor esencial, consistente en la satisfacción de las
necesidades colectivas y se traduce en una autorización que hace la propia ley para que el
poder jurídico que ella ha atribuido originalmente a un determinado órgano estatal pueda
ser ejercido, no por éste sino por un órgano dependiente o subordinado suyo
jerárquicamente, dentro de la escala jerárquica del ente o persona jurídica estatal de que se
trata (Eduardo Soto Kloss, La Delegación en el Derecho Administrativo Chileno. Revista

de Derecho Público. N° 45-46. Enero-diciembre de 1989. Página 117) . Dicha especie de


autorización, que tiene reconocimiento en la Carta Fundamental (artículos 33; 35 inciso 2°;
100; 106 inciso 2° y 108) y regulación general en el artículo 41 de la Ley n° 18.575 de 5 de
diciembre de 1986, Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del
Estado y en la Ley n° 18.834 de 23 de septiembre de 1989, que aprueba el Estatuto
Administrativo, artículo 55 letra a) y 78 letra b), atendida su naturaleza y el ámbito en que
opera y produce sus efectos, carece de relevancia en el presente caso, en que lo que se
examina es la constitucionalidad de la delegación de sus facultades jurisdiccionales por
parte de los Directores Regionales del Servicio de Impuestos Internos y no de aquella
relativa a las atribuciones administrativas de que también se encuentran dotados; razón por
la cual no corresponde expedir pronunciamiento acerca de la conformidad o antinomia de
las señaladas disposiciones con el ordenamiento constitucional; VIGESIMO CUARTO:
Que es conveniente esclarecer, sin embargo, a propósito de alguna jurisprudencia que ha
pretendido fundamentar en el referido artículo 41 de la Ley n° 18.575, la legitimidad de las
actuaciones judiciales de funcionarios delegados por Directores Regionales del Servicio de
Impuestos Internos para el conocimiento y fallo de reclamaciones tributarias, que dicho
precepto -norma matriz en materia de delegación de potestades públicas- se refiere no a la
delegación de funciones jurisdiccionales sino a la delegación de atribuciones de carácter
administrativo -funciones estas que, según ya se dejó expresado, conforman la mayor parte
del acervo potestativo de esos órganos de la Administración del Estado-, como se evidencia
en la letra d) de la mencionada disposición legal, donde con toda claridad se indica que su
preceptiva se halla destinada a regular las delegaciones administrativas. Sin perjuicio de lo
expresado, debe racalcarse que el precitado artículo 43 impone para la validez de la
delegación ciertas exigencias que no se cumplen en aquélla que se examina en estos
antecedentes. Así, en su letra a), se establece que ella debe recaer en materias específicas;
en tanto, la delegación jurisdiccional de que aquí se trata -contenida en la antes aludida
Resolución n° 3.316-, está concebida en términos de generalidad, como se colige de su
enunciado textual, pues, a través de ella, se autoriza al delegado para conocer y fallar todas
las reclamaciones de los contribuyentes en contra de las liquidaciones, giros y pagos;
abarcando en su enumeración la mayor parte de lo contencioso administrativo que puede
suscitarse entre los contribuyentes y el Fisco con motivo de la interpretación y aplicación
de las disposiciones tributarias. De otra parte, según la letra d) del precepto en estudio, la
delegación es esencialmente revocable; lo que significa que, en cualquier momento cuando
lo considere conveniente y sin expresión de causa, el delegante puede reasumir sus
funciones, dejando sin efecto la delegación. Esta característica, como es advertible, no se
aviene con la actividad jurisdiccional, donde, en el evento de encontrase un tribunal
conociendo de una determinada causa, ningún otro órgano puede avocarse a ella (artículo
73 inciso l° de la Constitución Política de la República). Por otra parte, en la situación
descrita, adquiere vigencia la regla general de competencia conocida como el principio de

343
la radicación o fijeza, previsto en el artículo 109 del Código Orgánico de Tribunales, de
acuerdo con el cual, radicado con arreglo a ley, el conocimiento de un negocio ante tribunal
competente no se alterará esta competencia por causa sobreviniente; VIGESIMO QUINTO:
Que los autores de derecho procesal concuerdan en señalar que uno de los rasgos esenciales
de la jurisdicción -actividad conceptuada en términos generales, según se apuntó
anteriormente, como aquélla que permite a ciertos órganos del Estado dirimir conflictos
jurídicos por medio de resoluciones dotadas con los atributos de la cosa juzgada- consiste
en su indelegabilidad; lo que viene a significar, según opinión de los tratadistas, que resulta
improcedente que un órgano en quien la ley ha depositado el ejercicio de la jurisdicción
pueda delegarla válidamente en otro. Así, Luis Mattirolo, ex profesor de la Universidad de
Turín, señala que delegar la función implica el acto de quien, investido de jurisdicción
propia, confía el ejercicio de ésta a otro juez. Ahora bien, la delegación de la jurisdicción
no está conforme a la lógica del Derecho ni a los vigentes estatutos de la justicia. Pugna, en
efecto, con la esencia de la jurisdicción y con el sistema que nos rige concebir que un
magistrado, motu proprio, pueda despojarse de sus atribuciones especiales, declinar por un
motivo cualquiera la obligación que la ley le comete de conocer de una determinada causa
y entregar tal función a otro juez. Por lo que el principio, según el cual, la jurisdicción
propiamente dicha (jus dicere o jus declarare) no se puede delegar, es una de las bases de
nuestro derecho procesal y no admite ni puede admitir excepciones de ninguna clase y
concluye: Sólo en ciertos casos permite la ley la delegación de otro magistrado o por un
tribunal colegiado en uno de sus jueces, de un acto de instrucción del proceso o de
cualquiera formalidad procesal que se deba realizar en el curso del juicio; más, aun en estos
casos, la jurisdicción, esto es, la función de decidir la causa permanece siempre en el juez o
magistrado que, por la ley está investido de la jurisdicción propia (Instituciones de Derecho
Procesal Civil. Tomo I. Páginas 10 y 11. Madrid. La España Moderna). Parafraseando, el
acápite precedente, don Manuel Urrutia Salas, ex profesor de Derecho Procesal Civil de la
Universidad de Chile, expresa: Lo dicho por Mattirolo es aplicable a nuestro derecho y aún
reforzado por texto expreso de ley, porque no sólo no se permite la facultad de delegar la
jurisdicción sino que se prohíbe a los jueces dejar de conocer un asunto por el hecho de que
haya otro juez que pueda conocer del mismo asunto, regla fundamental de competencia,
conocida con el nombre de inexcusabilidad y puntualiza este tratadista su opinión en los
siguientes términos: l°.- La jurisdicción es indelegable, porque el juez investido de
jurisdicción propia no puede entregar a otro la facultad de conocer de todo el asunto ni
mucho menos la de juzgar ese mismo asunto, que debe ser resuelto por el tribunal que está
conociendo del negocio; 2°.- Sólo se permite la delegación de actos aislados de instrucción
del proceso, los cuales, una vez realizados por el juez delegado, con todo lo actuado, debe
remitirse al tribunal de origen que fallará en definitiva. Tal sucede, por ejemplo, cuando se
pide a otro juez que reciba la declaración de testigos que se residen en un departamento
diferente de aquél en que se sigue el proceso. En general, podemos decir que estas
delegaciones aisladas se refieren a la práctica de determinadas diligencias probatorias; 3°.-
En estos casos en que un juez realiza ciertas formalidades de un juicio, por encargo del juez
que está conociendo del negocio, lo que se delega no es la jurisdicción o mandato o calidad
de juez de que está investido ya el magistrado, sino el ejercicio de ese mandato en un
asunto radicado ante otro juez, es decir, se delega la competencia y sólo para realizar actos
aislados del procedimiento" (Manuel Urrutia Salas. Manual de Derecho Procesal. Editorial
Jurídica de Chile. Año 1949. Páginas 168-1670) El procesalista Francisco Hoyos
Henrechson, refiriéndose a la indelegabilidad como una de las notas distintivas de la
jurisdicción, dice que delegarla -usa para ellos el término prorrogar- supondría transferir un
juez a otro, no ya la posibilidad de juzgar sino la calidad de tal. En realidad -agrega- ésta es
una característica que, por obvia, nadie ha discutido jamás. (Temas Fundamentales de
Derecho Procesal. Página 23. Conosur Lexis-Chile. 2001). El catedrático Juan Colombo
Campbell, aludiendo también a las características de la jurisdicción, sostiene que esta es un
atributo de la soberanía y, en consecuencia, ella no puede faltar en una agrupación humana
disciplinada capaz de dictar sus leyes y designar sus gobernantes. La jurisdicción, así
considerada, como por lo demás, lo son todos los atributos de la soberanía, es indelegable y
sólo corresponde ejercerla a los Tribunales creados en conformidad a ley (La competencia.
Editorial Jurídica de Chile. 1959. Página 24). En el mismo sentido se pronuncia el profesor
José Quezada Meléndez: La jurisdicción es indelegable: la delegación es el acto por medio
del cual una persona o institución entrega las facultades que tiene a otra persona o

344
institución. Indudablemente que, por los caracteres que hemos indicado precedentemente,
la jurisdicción no se puede delegar. Tanto es así que el artículo 112 -del Código Orgánico
de Tribunales- ni siquiera permite que un tribunal se excuse del conocimiento de un asunto
bajo el pretexto de haber otros tribunales que puedan conocer del mismo asunto. Lo que sí
permite la ley es la delegación de actos aislados de competencia; especialmente, se delegan
actos de instrucción, de carácter probatorio (La Jurisdicción. Derecho Procesal Civil
Chileno. Ediar Editores Ltda. Página 49). Para concluir este extenso repertorio de citas
doctrinarias referentes a la indelegabilidad de la jurisdicción, se complementarán ellas con
la opinión del tratadista argentino Clemente A. Díaz, el cual expone que el Estado realiza
un acto de delegación de poder cuando inviste a una persona para el ejercicio de la
jurisdicción (jurisdicción delegada), pero ella limita cuantitativa y cualitativamente la
sucesiva delegación. El ejercicio de la jurisdicción es intransferible en forma absoluta: la
persona a quien el juez delegara el ejercicio de la jurisdicción, continuaría careciendo de la
investidura de juez: sería un no-juez y sus hechos, aunque poseyeran la forma de un acto
judicial, serían meras expresiones de desviación de poder (Instituciones de Derecho
Procesal. Tomo II. Volumen A. Teoría de la Jurisdicción. Página 6. Abeledo Perrot. Buenos
Aires, 1972); VIGESIMO SEXTO: Que, enfocado el tema desde un punto de vista del
ordenamiento jurídico positivo, debe tenerse presente que la Carta Fundamental consagra
ciertos principios que tienen por finalidad el correcto y eficiente funcionamiento de los
órganos jurisdiccionales, destacando, entre ellos, el de la legalidad -que adquiere decisiva
relevancia como criterio de orientación en la tarea de discernir sobre la cuestión de
constitucionalidad que se analiza-, el cual, en un sentido orgánico y como garantía política
de seguridad, implica que sólo en virtud de una ley se pueden crear Tribunales. Así, el
artículo 73 prescribe que la facultad de conocer las causas civiles y criminales, de
resolverlas y hacer ejecutar lo juzgado pertenece exclusivamente a los tribunales
establecidos por la ley. El mismo principio se encuentra corroborado y reforzado en el
artículo 74, según el cual, una ley orgánica constitucional determinará la organización de
los tribunales que fueren necesarios para la pronta y cumplida administración de justicia en
todo el territorio de la República. El enunciado criterio de que la ley es la única fuente
formal y directa capaz de crear tribunales se desprende también de lo dispuesto en los
artículos 19 n° 3 inciso 4° y 38 inciso 2° de la Carta Fundamental, en cuanto establecen,
respectivamente que, nadie puede ser juzgado por comisiones especiales sino por el
tribunal que le señale la ley y que se halle establecido con anterioridad por ésta y que
cualquiera persona que sea lesionada en sus derechos por la Administración del Estado, de
sus organismos o de las municipalidades, podrá reclamar ante los tribunales que determine
la ley, sin perjuicio de la responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere
causado el daño; VIGESIMO SEPTIMO: Que, como puede advertirse, de acuerdo con lo
que se preceptúa en las normas fundamentales preinsertas, la única fuente creadora de
tribunales es la ley, quedando excluida a tal respecto, todo otro tipo de origen diverso. De
allí que el artículo 61 de la Carta Política que faculta al Presidente de la República solicitar
al Congreso Nacional autorización para dictar disposiciones con fuerza de ley, excluye
semejante posibilidad -entre otras materias- respecto de los asuntos que afecten la
organización, atribuciones y régimen de los funcionarios del Poder Judicial; materias que,
como quedó dicho, deben abordarse por medio de una ley orgánica constitucional, de
acuerdo con lo ordenado en el artículo 74; VIGESIMO OCTAVO: Que destacados
constitucionalistas se han referido al principio de legalidad de la función jurisdiccional,
consagrado en la Carta Política. Don Alejandro Silva Bascuñan, analizando el artículo 12
de la Constitución de 1925, cuyo texto era similar al del actual inciso 4° del n° 3 del
artículo 19, señala: La única autoridad que puede crear tribunales con carácter permanente,
como lo expresa esta disposición y lo confirman los artículos 80 y 82, es la ley. Ningún tipo
de normas de jerarquía inferior (reglamentos, decretos, etc.) puede dar origen a tribunales
(Tratado de Derecho Constitucional. Tomo II. Editorial Jurídica, 1963; página 214). Don
José Luis Cea, a su vez, comentando la norma de la Constitución actualmente en vigencia,
expresa: Toda persona tiene, entonces, el derecho a ser juzgada por el tribunal imparcial,
independiente y permanente que la ley haya establecido con anterioridad para este efecto
(Tratado de la Constitución de 1980. Editorial Jurídica de Chile. 1988. Página 272);
VIGESIMO NOVENO: Que, como se manifestó en el razonamiento décimo tercero, los
artículos 6° letra b) n° 6 y 115 del Código Tributario y 19 letra b) de la Ley Orgánica del
Servicio de Impuestos Internos establecen el marco normativo institucional -asumiendo, a

345
tal efecto, el rango de leyes orgánicas constitucionales de acuerdo con lo dispuesto en la
disposición 5 transitoria de la Carta Fundamental-, que asigna a los Directores Regionales
del Servicio de Impuestos Internos la calidad de jueces especiales con competencia para
conocer y fallar reclamos en materia tributaria. Semejante normativa, por ende, no presenta
antinomia con el principio de reserva o legalidad que la Constitución contempla para el
establecimiento de los tribunales, desde que la fuente inmediata que los crea está
constituida por las señaladas disposiciones legales; TRIGESIMO: Que no ocurre lo mismo
con la disposición contenida en el artículo 116 del Código Tributario, que faculta a dichos
jueces especiales -Directores Regionales del Servicio de Impuestos Internos- para delegar
las atribuciones jurisdiccionales de que los ha dotado la ley en otros funcionarios del
Servicio; pues, en estos casos, la delegación se traduce, en el hecho, en otorgarle el carácter
de órgano jurisdiccional a personas a las que sólo la ley puede conferirle tal calidad,
contraviniéndose así el mencionado principio de reserva en materia de organización y
atribuciones de los tribunales; TRIGESIMO PRIMERO: Que la circunstancia de que el
precepto en cuestión forme parte de una ley orgánica constitucional, acorde con lo señalado
en el respectivo artículo 5° transitorio de la Carta Política, no excluye la antinomia que
viene manifestarse, dado que las disposiciones orgánicas constitucionales, no obstante el
tratamiento privilegiado que, en consideración a su importancia, le dispensa la Constitución
y que se traduce en un quorum especialmente elevado para su aprobación, modificación o
derogación (artículo 63 inciso 2°) y en el control preventivo que, a su respecto, ejerce el
Tribunal Constitucional, (artículo 82 n° l); mantienen el rango jurídico de leyes,
subordinadas en el orden jerárquico normativo a los dictados de la Carta Fundamental. La
consideración anterior resulta pertinente, pues el mismo artículo 5° transitorio, que permite
reconocerle a la normativa del Código Tributario la calidad de ley orgánica constitucional,
supedita su aplicación como tal en lo que no sea contraria a la Constitución; TRIGESIMO
SEGUNDO: Que, respondiendo a fs. 83, el traslado que se le confiriera de la resolución de
la Sala Constitucional donde se formula la cuestión de constitucionalidad -acorde con lo
dispuesto en el Auto Acordado sobre Substanciación del Recurso de Inaplicabilidad de las
Leyes- el Fisco de Chile argumentó que la pretendida oposición entre los preceptos legales
y constitucionales que se ha planteado no existe, pues, de acuerdo con lo dispuesto en los
mencionados artículos 115 y 116 del Código Tributario,, tanto el Director Regional del
Servicio de Impuestos Internos como el funcionario dependiente a quien éste autorice son
tribunales especiales de aquéllos a que se refiere el artículo 5°, inciso 4° del Código
Orgánico de Tribunales, con competencia para conocer y fallar reclamaciones y denuncias,
encontrándose su investidura amparada, además, en el artículo 7'°de la Constitución
Política de la República. La jurisdicción, facultad de decir el derecho, -enfatiza- es radicada
por la ley en el Director Regional y también en el funcionario a quien éste autorice para
conocer y fallar reclamaciones y denuncias. No hay, por lo tanto, delegación de facultades
jurisdiccionales o delegación de jurisdicción, ya que el Director Regional no ha traspasado
su facultad jurisdiccional, sino sólo ha designado al funcionario destinado a ejercer su
propia facultad jurisdiccional prevista en la ley; TRIGESIMO TERCERO: Que la
aseveración del Fisco contenida en el razonamiento precedente en orden a que las
potestades de índole jurisdiccional que el funcionario autorizado por el Director Regional
pone en ejercicio al fallar reclamos tributarios -y la calidad de juez especial que tal
actividad permite atribuirle -emanan en forma directa del tantas veces citado artículo 116
del Código del Ramo, no se aviene con la realidad jurídica que este precepto pone de
manifiesto, pues de su texto resulta patente que, por su intermedio, el legislador se limita a
facultar a los Directores Regionales para que autoricen a funcionarios del Servicio, dirimir
las reclamaciones tributarias que indica, prescindiendo, empero, de toda referencia a la
determinación de los funcionarios que deban asumir tal cometido y aun de señalar las
condiciones o requisitos exigibles para su designación, salvo la de su pertenencia genérica
al Servicio de Impuestos Internos; TRIGESIMO CUARTO: Que una adecuada inteligencia
de la cuestión en examen supone tener en cuenta que la delegación constituye un
mecanismo jurídico de estructura compleja, que opera mediante el concurso copulativo de
dos presupuestos: a) el primero de ellos, lo constituye la existencia de una norma de
carácter legal, que autoriza a un órgano, titular de determinadas atribuciones, radicadas
legítimamente en él (delegante) para transferir su ejercicio a otro órgano (delegado); b)
enseguida, para que se perfeccione y adquiera expresión concreta la delegación, se requiere
que el delegante, amparándose en dicha autorización legal objetiva, por medio de un acto

346
administrativo suyo, transfiera al delegado el ejercicio de determinadas atribuciones o
facultades de aquéllas que naturalmente le pertenecen y que, de acuerdo con la previsión
normativa, puede confiar en este último (el delegado). De lo expuesto ha de concluirse,
entonces, que la delegación permitida en una disposición de rango legal adquiere realidad y
se hace efectiva a través de un acto administrativo. Con razón se ha dicho, en relación a
esta materia, que la competencia del delegado se activa, en virtud del acto volitivo del
delegante; TRIGESIMO QUINTO: Que, traídas las reflexiones que anteceden a la cuestión
en estudio, el artículo 116 del Código Tributario viene a constituir la norma legal que
permite a los Directores Regionales del Servicio de Impuestos Internos la delegación de las
facultades jurisdiccionales de que se hallan investidos en otros funcionarios del Servicio;
en tanto que el acto administrativo que concreta la delegación es la Resolución n° 3.316 de
junio de 1994 -a la que se hizo detallada referencia en el basamento vigésimo de este fallo-;
mediante la cual, el Director Regional Metropolitano, Santiago Oriente, del Servicio,
confirió la pertinente habilitación en el Jefe del Departamento Jurídico Regional. Se colige
de lo anterior -reiterándose lo ya expuesto anteriormente sobre este punto- que no es,
entonces, la ley la que practica la designación del funcionario que habrá de asumir, como
delegado, la calidad de juez con las facultades jurisdiccionales inherentes, sino que dicho
rol es asumido por la resolución del delegante -el Director Regional del Servicio de
Impuestos Internos, quien, a través de ella, designa al órgano jurisdiccional en la persona
de un subordinado suyo dentro de la respectiva escala jerárquica y le transfiere el ejercicio
de potestades que le son propias, llegando ese acto administrativo a convertirse finalmente,
en el título jurídico habilitante de la actuación del delegado. La afirmación precedente se
corrobora a cabalidad en la situación de autos, en la cual el juez delegado- de primera
instancia, don Juan Buratovic Ulloa, al suscribir su fallo, lo hace en la calidad de Juez
Tributario, invocando en apoyo de semejante investidura la mencionada Resolución n°
3.316 y no el artículo 116 del Código Tributario u otra cualquiera de las normas legales
referentes a delegación de atribuciones; TRIGESIMO SEXTO: Que, de conformidad con
los razonamientos precedentemente desarrollados, forzoso es concluir que las atribuciones
de índole jurisdiccionales ejercidas por el juez tributario, a cuyo cargo estuvo la tramitación
y fallo de la reclamación sobre que versan estos autos, provienen de la resolución del
Director Regional que le delegó dichas facultades; constituyéndose, de tal manera, esa
decisión u orden administrativa en la fuente jurídica inmediata que ha investido con la
calidad de juez a un funcionario naturalmente adscrito a la Administración del Estado; en
circunstancias de que, de acuerdo con los preceptos constitucionales señalados en el
considerando vigésimo sexto, que consagran el principio de legalidad en la creación y
organización de los tribunales de justicia, ello corresponde exclusivamente a normas de
rango y jerarquía legal; TRIGESIMO SEPTIMO: Que, por ende, el artículo 116 del Código
Tributario, al permitir que, a través del mecanismo de la delegación, se constituya un
órgano jurisdiccional cuya designación o determinación no provenga de manera inmediata
de ley sino del llamado discrecional de otro ente administrativo, se opone a la normativa
precitada de la Carta Fundamental; sin perjuicio de contravenir, además, lo dispuesto en sus
artículos 6 y 7 -en relación con lo preceptuado en el artículo 73- que impiden la delegación
de las funciones de índole judicial. POR LOS FUNDAMENTOS ANTERIORES, lo
informado por el Ministerio Público y de conformidad, además, con lo dispuesto en el
artículo 80 de la Constitución Política de la República y en el Auto Acordado de esta Corte
Suprema de 22 de marzo de 1932 sobre Substanciación del Recurso de Inaplicabilidad de
las leyes, se declara de oficio que en los autos sobre reclamación tributaria, deducida por la
sociedad Guillermo Verdugo P. y Cía. Ltda., rol n° 70.340-93 de la XV Dirección Regional
Metropolitana, Santiago Oriente, del Servicio de Impuestos Internos; rol n° 5.873-96 de la
Corte de Apelaciones de Santiago y rol n° 3.267-2000 de esta Corte Suprema; no es
aplicable, la norma del artículo 116 del Código Tributario, por ser contraria a la
Constitución Política de la República. Acordada con el voto en contra de los Ministros
señores Mario Garrido Montt, Orlando Álvarez Hernández, Urbano Marín Vallejo,
Domingo Yurac Soto y Jorge Medina Cuevas, quienes estuvieron por no declarar la
inaplicabilidad de las disposiciones cuya inconstitucionalidad se ha dubitado, sobre la base
de las consideraciones que siguen: Que es útil examinar, en relación con la materia, si los
Directores Regionales del Servicio de Impuestos Internos realmente tienen funciones
jurisdiccionales, sea como tribunales especiales descritos en el inciso cuarto del artículo 5°
del Código Orgánico de Tribunales, sea como un órgano de otra índole que ejerza

347
jurisdicción, como lo dice el inciso quinto del N° 3 del artículo 19 de la Constitución
Política de la República; Que, en efecto, si las Jefaturas Regionales del referido organismo
actúan en ese carácter al conocer de reclamaciones de contribuyentes y denuncias en contra
de éstos, la ley no podría autorizar la delegación de estas atribuciones, por ser contraria a
la naturaleza de la actividad jurisdiccional que definen los artículos 73 de la Constitución
Política de la República y l° del Código Orgánico de Tribunales; Que, en abono de la idea
de que las mencionadas autoridades desempeñan una función jurisdiccional, puede hacerse
valer que el Código Tributario las incluye entre los Tribunales que contempla el Título I de
su Libro III, al señalar en el inciso primero del artículo 115 que el Director Regional
conocerá en primera o en única instancia, según proceda, de las reclamaciones deducidas
por los contribuyentes y de las denuncias por infracción a las disposiciones tributarias,
salvo que expresamente se haya establecido una regla diversa; Que, asimismo, el hecho que
el artículo 120 del citado cuerpo legal preceptúe que a las Cortes de Apelaciones les
corresponde conocer en segunda instancia de los recursos de apelación que se deduzcan en
contra de las resoluciones del Director Regional, en los casos en que ellos sean procedentes
de conformidad a este código, confirmaría que esas resoluciones recaen en una materia
jurisdiccional, revisable por la vía de la apelación por un tribunal ordinario de justicia, el
que, en cambio, carece de potestades disciplinarias sobre los Directores Regionales de
Impuestos Internos, las que sólo puede ejecutar a su respecto la Corte Suprema; Que,
igualmente, las Direcciones Regionales de Impuestos Internos podrían estimarse
comprendidas entre los tribunales a que alude el inciso segundo del artículo 38 de la Carta
Política al prevenir que cualquiera persona que sea lesionada en sus derechos por la
Administración del Estado, de sus organismos o de las municipalidades, podrá reclamar
ante los tribunales que determine la ley, sin perjuicio de la responsabilidad que pudiere
afectar al funcionario que hubiere causado el daño, puesto que les compete conocer de
reclamaciones de contribuyentes fundadas en que las actuaciones de ese Servicio agravian
sus derechos; Que como la referida función ha sido radicada en los Directores Regionales
de Impuestos Internos por el Código Tributario y la Ley Orgánica del Servicio, que
contiene el decreto con fuerza de ley N° 7, de 1980, se cumpliría la exigencia impuesta por
el inciso primero del artículo 73 de la Constitución Política, de que los tribunales facultados
para conocer de las causas civiles y criminales, resolverlas y hacer ejecutar lo juzgado,
deben ser establecidos por la ley; Que, con todo, el hecho que un organismo creado por ley
tenga facultades resolutivas en materias que afectan a derechos de particulares, por la vía
de conocer reclamaciones de éstos o denuncias que se formulen en su contra, no es, por si
solo, suficiente para atribuirle la condición de órgano dotado de poderes propiamente
jurisdiccionales aunque tengan la atribución de imponer multas, porque ella es común a
diversas autoridades administrativas en relación con las personas cuyas actividades
fiscaliza n; Que, a este respecto, interesa recordar que, refiriéndose a la garantía de la
igualdad ante la justicia para todas las personas, el antes mencionado inciso quinto del N° 3
del artículo 19 de la Constitución Política alude a todo órgano que ejerza jurisdicción, al
exigir que sus sentencias se funden en un proceso previo legalmente tramitado. El concepto
utilizado en la norma tiene una amplitud mayor que la noción ordinaria de tribunal o de
órgano jurisdiccional, en cuanto admite que un órgano puede desempeñar funciones
jurisdiccionales, aun sin poseer la condición de tribunal, lo que coincide con los
antecedentes que aporta la historia del establecimiento de esta disposición (Actas Oficiales
de la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, sesión 103 pág. 14); Que como la
jurisdicción, vocablo derivado de la raíz latina iurisdictio, encierra la facultad de decir o
mostrar el derecho (iusdicere), tal como lo recordara Francisco Hoyos H. en sus Temas
Fundamentales del Derecho Procesal, (Editorial Jurídica de Chile, 1987, pág. 3 y
siguientes), ella debe ejecutarse con independencia de las partes y con imparcialidad, lo que
es un elemento de la exigencia del debido proceso, según lo destacó, a su vez, Adolfo
Alvarado Velloso (El Debido Proceso, Gaceta Jurídica N° 110, año 1989, pág. 8 y
siguientes). Ello hace necesario examinar si esas condiciones concurren en el caso de las
Direcciones Regionales de Impuestos Internos; Que, desde luego, los Directores
Regionales, según el artículo 18 de la Ley Orgánica del Servicio de Impuestos Internos, son
las autoridades máximas del Servicio, dentro de sus respectivas jurisdicciones y dependen
directamente del Director; Que el Servicio de Impuestos Internos forma parte de la
Administración del Estado que describe el inciso segundo del artículo 1° de la Ley
Orgánica Constitucional N° 18.575, cuyo texto fijó el decreto con fuerza de ley N°

348
1/19.653 de 2001, en el carácter de organismo fiscal centralizado y desconcentrado, en los
términos de los artículos 28 y 33, respectivamente, del mismo cuerpo legal; Que, en esa
virtud, debe admitirse que los Directores Regionales de Impuestos Internos carecen de
independencia en la aplicación de la facultad que les asignan tanto el N° 6 del artículo 6°
del Código Tributario para resolver las reclamaciones que presenten los contribuyentes, de
conformidad a las normas del Libro Tercero, cuanto la letra b) del artículo 19 del citado
decreto con fuerza de ley n° 7, de 1980, de resolver las reclamaciones tributarias que
presenten los contribuyentes y las denuncias por infracción a las leyes tributarias, en
conformidad al Libro III del Código Tributario y a las instrucciones del Director, porque
pertenecen a la estructura y dotación de la misma repartición estatal a la que corresponde la
aplicación y fiscalización de todos los impuestos internos actualmente establecidos o que se
establecieren, fiscales o de otros carácter, en que tenga interés el Fisco y cuyo control no
esté especialmente encomendado por la ley a una autoridad diferente (artículo 1° de la
misma Ley Orgánica); Que de lo expuesto se sigue que los Directores Regionales del
Servicio de Impuestos Internos no cuentan con la autonomía que distingue a la función
judicial, de acuerdo con el primer inciso del artículo 73 de la Carta Política, la que no
puede faltar incluso en los tribunales especiales que no son parte del Poder Judicial, de
acuerdo con el inciso quinto del artículo 5° del Código Orgánico de Tribunales, porque a
ellos les es aplicable la independencia que impone a ese Poder el artículo 12 de este
Código, en el carácter de disposición general que debe regir a dichos tribunales, por
mandato de aquella norma; Que, como lo afirmara Eduardo Couture, (Vocabulario Jurídico,
Editorial Depalma, Buenos Aires, 1983), lo que distingue a la independencia o falta de
dependencia inherente a los agentes del Poder Judicial, es la posibilidad de dictar
resoluciones como su convicción se los aconseje, sin obedecer instrucciones de ninguna
otra autoridad y atendiendo sólo a lo que establece la ley. Esto, al margen, naturalmente, de
que esas resoluciones puedan ser revisadas, modificadas o dejadas sin efecto por otro
órgano judicial también independiente, a través de las vías y recursos respectivos; Que
menos puede reconocerse que en el cumplimiento de la referida función los Directores
Regionales estén investidos de la imparcialidad que para Raúl Tavolari O., no sólo integra
la noción del debido proceso, sino es un elemento definitorio, identificador de la
jurisdicción, (Tribunales, Jurisdicción y Proceso, Editorial Jurídica de Chile, 1994, pág.
54). Con arreglo a la aludida norma de la letra b) del artículo 19 del decreto con fuerza de
ley N° 7, de 1980, ese cometido debe cumplirse precisamente de acuerdo a las
instrucciones del Director, de quien dependen de manera directa por disposición del
artículo 18 de ese estatuto orgánico. A igual resultado conduce la disposición del inciso
final del artículo 6° del Código Tributario, que señala que los Directores Regionales en el
ejercicio de sus funciones deberán ajustarse a las normas e instrucciones impartidas por el
Director, porque entre esas funciones está la de resolver las reclamaciones que presenten
los contribuyentes..., que les entrega el N° 6 del mismo precepto legal; Que, a su vez, si al
Director del Servicio de Impuestos Internos le compete interpretar administrativamente las
disposiciones tributarias, fijar normas, impartir instrucciones y dictar órdenes para la
aplicación y fiscalización de los impuestos, según lo dicen el N° 1 del artículo 6° del
Código Tributario y la letra b) del artículo 7° del decreto con fuerza de ley N° 7, de 1980,
los Directores Regionales que les están directamente subordinados no pueden sino acatar y
aplicar las normas fijadas y las instrucciones impartidas por el Director para la recta
interpretación de las disposiciones tributarias al resolver las reclamaciones de
contribuyentes y denuncias por infracciones a esas leyes que conocen; Que tales
instrucciones superiores no pueden impugnarse mediante la reclamación regulada por el
Código Tributario, por prohibirlo expresamente su artículo 126, al preceptuar que En
ningún caso serán reclamables las circulares o instrucciones impartidas por el Director o las
Direcciones Regionales al personal, ni las respuestas dadas por los mismos o por otros
funcionarios del Servicio a las consultas generales o particulares que se les formulen sobre
la aplicación o interpretación de las leyes tributarias, por cuanto si bien esta limitación se
explica por tratarse de instrucciones dirigidas al personal del Servicio, ellas igualmente
alcanzan indirectamente a los contribuyentes, sin que éstos puedan objetarlas por esa vía;
Que los Directores Regionales de Impuestos Internos tampoco tienen inamovilidad en sus
cargos, atributo que para otros autores, como Patricio Figueroa Velasco (El Estado de
Derecho y la Justicia Tributaria, Actualidad Jurídica N° 5, enero de 2002, Universidad del
Desarrollo), también debe caracterizar al órgano a cargo de la función jurisdiccional, si se

349
considera que en virtud de lo prescrito en el inciso segundo del artículo 49 de la Ley
Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado, a los
directores regionales de los servicios públicos les corresponde uno de los tres primeros
niveles jerárquicos en que se ubican los cargos de la exclusiva confianza de la autoridad
facultada para efectuar el nombramiento, lo que confirma que se trata de jefaturas que no
gozan de la inamovilidad que poseen los jueces en el Poder Judicial, conforme el artículo
77 de la Carta Fundamental; Que, a su turno, en el sistema de calificaciones que consulta el
Estatuto Administrativo, aprobado por la ley N° 18.834 y que desarrolla el decreto
reglamentario N° l.825, de 1998, del Ministerio del Interior, el Cumplimiento de normas e
instrucciones es un subfactor de medición del factor 3 de la calificación Comportamiento
Funcionario y mide el respeto a los reglamentos e instrucciones de la institución y demás
deberes estatutarios de los personales de los organismos afectos a esa normativa, De este
modo, las instrucciones del Director del Servicio de Impuestos Internos para la
interpretación de las leyes tributarias deben considerarse comprendidas entre las
disposiciones cuya fiel observancia por los Directores Regionales es antecedente de sus
calificaciones anuales, lo que corrobora que estas Jefaturas no pueden actuar con plena
independencia e imparcialidad al conocer reclamos de contribuyentes y denuncias en contra
de éstos, si el incumplimiento de tales instrucciones obligatorias se refleja en sus
calificaciones; Que si los Directores Regionales de Impuestos Internos no poseen, como se
ha visto, independencia e imparcialidad para resolver las reclamaciones de contribuyentes y
las denuncias en contra de éstos últimos, ni tienen inamovilidad en sus cargos, fuerza es
concluir que definitivamente no llevan a cabo una función jurisdiccional ni como tribunales
especiales de los aludidos por el inciso final del artículo 5° del Código Orgánico de
Tribunales o como órgano administrativo que ejerza jurisdicción, en los términos del inciso
quinto del N° 3 del artículo 19 de la Carta Constitucional; Que esa actividad bien puede
ubicarse, por el contrario, entre los procedimientos de revisión administrativa de los actos
de la Administración que contempla el ordenamiento institucional y que pueden anteceder a
su revisión a cargo de un órgano contencioso administrativo o de uno propiamente judicial
y que sí corresponde en plenitud al ejercicio de la jurisdicción propia de los Tribunales;
Que, efectivamente, aparte que el artículo l0° de la antes citada Ley Orgánica
Constitucional N° 18.575, declara que respecto de los actos administrativos se podrá
siempre interponer el recurso de ... reposición ante el mismo órgano del que hubiere
emanado el acto respectivo y, cuando proceda, el recurso jerárquico ante el superior
correspondiente, sin perjuicio de los recursos jurisdiccionales a que haya lugar, el artículo
11° del mismo texto previene en su inciso segundo que el control jerárquico permanente de
las autoridades y jefaturas se extenderá tanto a la eficiencia y eficacia en el cumplimiento
de los fines y objetivos establecidos, como a la legalidad y oportunidad de las actuaciones,
lo que franquea la posibilidad de que, en, todo caso, por la vía del recurso genérico de
reposición y a través de la reclamación jerárquica pueda impetrarse la revisión de los actos
en la misma sede administrativa; Que, sin contar con la potestad genérica de la autoridad
administrativa de invalidar sus actos ilegítimos por medio de un nuevo acto de contrario
imperio, propio del autocontrol inherente a su función y que se hace efectivo en sede
administrativa, el sistema nacional consulta la existencia de numerosos procedimientos
para reclamar de los actos de la Administración ante ella misma, como etapa previa al
ejercicio de los recursos que permiten a los tribunales ordinarios o especiales conocer de
reclamos de los afectados por esas actuaciones; Que, entre otros casos en que se agota la
vía administrativa como fase anterior a una revisión jurisdiccional de actos administrativos,
se encuentran los reclamos en contra de la ilegalidad de actos municipales, regulados por el
artículo 140 de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades, cuyo rechazo puede
dar lugar a un recurso ante la respectiva Corte de Apelaciones; la atribución de los
Directores de Salud para dejar sin efecto las clausuras y demás medidas sanitarias resueltas
en un sumario sanitario, sin perjuicio de que la justicia ordinaria también pueda hacerlo,
conociendo de las reclamaciones que se deduzcan con arreglo a los artículos 170 y 171 del
Código Sanitario; la facultad del Director del Trabajo para dejar sin efecto o rebajar las
sanciones impuestas por funcionarios de su dependencia, mediante resoluciones fundadas
que son reclamables ante el Juez de Trabajo, en conformidad con los artículos 481 y 482
del Código del Trabajo; el recurso de reposición ante el Superintendente respecto de actos
de la Superintendencia de Valores y Seguros, sin perjuicio del reclamo de ilegalidad que
puede interponerse ante la Corte de Apelaciones de Santiago, de acuerdo con los artículos

350
44 y siguientes del decreto Ley N° 3.558, de 1988; el recurso de reposición ante el
Superintendente para impugnar las resoluciones o instrucciones de la Superintendencia de
Instituciones de Salud Previsional, al que puede seguir, si es denegado, una reclamación
ante la Corte de Apelaciones correspondiente, según los artículos 6° y 7° de la ley N°
18.933; las reclamaciones de oposición a una concesión de servicios de telecomunicaciones
que son conocidas y resueltas por el Ministro de Transportes y Telecomunicaciones, pero
su decisión es reclamable, a su vez, para ante la Corte de Apelaciones de Santiago en el
plazo y condiciones señaladas en el artículo 13A de la Ley General de Telecomunicaciones,
etc.; Que el conocimiento y resolución de reclamos de contribuyentes y de las denuncias
que los afecten por infracciones a las leyes tributarias, al estar a cargo de los Directores
Regionales de Impuestos Internos que carecen de los caracteres y atributos inseparables del
ejercicio de la jurisdicción, puede conceptuarse como una fase de revisión administrativa
de las actuaciones en que inciden tales reclamos y denuncias, a despecho de que esas
Jefaturas figuren entre los tribunales que señala el Libro III del Código Tributario y a pesar
de que ella pueda preceder a la intervención de las Cortes de Apelaciones en la materia, a
través de la apelación que concede el artículo 120 del mismo cuerpo de leyes; Que, en estas
condiciones, cabe reconocer que las disposiciones de los artículos 116 del Código
Tributario y 20 del Estatuto Orgánico de Impuestos Internos que permiten a los Directores
Regionales autorizar a funcionarios del Servicio para resolver determinadas materias o para
hacer uso de sus atribuciones, actuando por orden del Director Regional, no pueden
merecer reproche de inconstitucionalidad, pese a que esas autorizaciones se refieran
específicamente al conocimiento de reclamaciones de contribuyentes o denuncias en contra
de éstos por infracciones a las leyes tributarias; Que, como de acuerdo con lo expuesto
anteriormente, la resolución de dichas reclamaciones y denuncias no pertenece al dominio
de la función jurisdiccional, no podría objetarse la legitimidad de su traspaso a otros
funcionarios de la Dirección Regional, en la medida que esta modalidad no solamente está
permitida por las referidas disposiciones del Código Tributario y de la Ley Orgánica del
Servicio de Impuestos Internos, sino que ella se conforma con las prescripciones del
artículo 41 del texto de la Ley Orgánica Constitucional N° 18.575, sobre delegación del
ejercicio de facultades y atribuciones. Que en apoyo de este criterio, incluso puede añadirse
que tal autorización para actuar por orden del Director Regional, se encuadra más en la
figura prevista en el inciso final de esta norma que en una delegación de facultades
propiamente tal, teniendo presente que en ella la autorización ni siquiera modifica la
responsabilidad del delegante, a diferencia de la delegación normal de facultades, según lo
dice la letra d) del mismo precepto, lo que corroboraría que tal traspaso de funciones no
está viciada de inconstitucionalidad; Acordada también contra el voto del Ministro señor
Milton Juica Arancibia, quien estuvo por desestimar la cuestión previa de inaplicabilidad
formulada por una de las salas de este tribunal, en virtud de las siguientes consideraciones:
1.- Que como se infiere de los fundamentos primero y segundo del fallo, del cual se
discrepa, la Sala Constitucional de este tribunal, en el conocimiento de un recurso de
casación en el fondo, requirió del Pleno el pronunciamiento acerca de una posible
inaplicabilidad de ciertos preceptos legales que había observado como inconstitucionales,
con respecto de la cuestión debatida, en los términos del artículo 80 de la Constitución
Política de la República de 1.980, argumentando que dicha declaración era admisible por
tratarse de una materia que estaba conociendo por vía de un recurso procesal, y que podía
decidirse de oficio por la Corte Suprema. De este modo, con algunas disidencias acerca de
quien correspondía tal resolución oficiosa, se dispuso traer los autos en relación ante el
tribunal pleno; 2.- Que en la vista de la causa se ha establecido, que la Corte de
Apelaciones de Santiago, conociendo de un recurso de apelación deducido por un
contribuyente en contra de una resolución dictada por un funcionario del Servicio de
Impuestos Internos, que rechazó una reclamación tributaria, revocó dicha decisión,
argumentando que aquella sentencia emanaba de un órgano que no tenía jurisdicción para
resolver dicha controversia, restándole toda autoridad como juez, ya que su investidura
resultaba ser el fruto de una delegación de facultades improcedente, sosteniendo que las
normas legales que autorizaban dicho mandato de ejercicio jurisdiccional se encontraban
derogadas por las disposiciones de los artículos 6, 7 y 19 N° 3, de la Constitución Política
de la República promulgada con posterioridad a la vigencia de los artículos 6 letra b) N° 7
y 116 del Código Tributario y 20 del D.F.L. N° 7 de 1.980 -Ley Orgánica del Servicio de
Impuestos Internos-. El Tribunal de Alzada, si bien dictó una sentencia revocatoria,

351
implícitamente declaró la nulidad de todo lo actuado por el órgano que resolvió la cuestión
en primera instancia, por carencia absoluta de jurisdicción; 3.- Que esta última decisión fue
recurrida de casación en el fondo por el Fisco de Chile, quien sostuvo que la sentencia
impugnada había resuelto la cuestión con infracción de ley y con influencia sustancial en su
parte dispositiva, fundamentando esta impugnación, precisamente en que los jueces del
fondo habían cometido error de derecho en la aplicación de las normas legales antes
señaladas, afirmando en sus argumentos dicha parte, la vigencia y aplicabilidad al caso
concreto de las disposiciones legales que permitían la delegación del Director Regional del
S.I.I. en su calidad de juez tributario a otro empleado subalterno; 4.-Que de la forma antes
expuesta f1uye que, la controversia planteada mira a la vigencia o derogación de ciertas
disposiciones legales que han sido consideradas por los jueces de la instancia para dirimir
la cuestión discutida en lo que se refiere a la legitimidad de la potestad que ejerció el
funcionario como juez en el caso en análisis, debate jurídico que no se concilia con la
naturaleza de la inaplicabilidad a que se refiere el artículo 80 de la Carta Fundamental, ya
que si es verdad que la aludida Constitución contiene preceptos inconciliables con una ley
anterior a su vigencia dicha antinomia provoca la derogación tácita de ésta y de esta forma,
si esta es la situación, no puede haber ninguna pugna entre la Constitución y algo que no
está vigente, pues precisamente, abrogado expresa o tácitamente un precepto se produce de
inmediato el efecto de privarla de su fuerza obligatoria; 5.- Que además de lo anterior, la
eventual contradicción que ha observado una Sala de este tribunal corresponde
precisamente a la cuestión fundamental que es materia del recurso de nulidad que se ha
deducido y del cual estaba conociendo y, en esta perspectiva, se encontraba habilitada
como tribunal de casación para determinar si esa decisión, de falta de jurisdicción, se dictó
o no con infracción de ley, materia que era precisamente de su competencia y para lo cual
debió pronunciarse derechamente. Al imponer al Tribunal Pleno la decisión de la vigencia
de ciertas normas ha provocado una solución que no resulta conveniente, puesto que al
acogerse la inaplicabilidad no propuesta, ha obligado a este tribunal a resolver el fondo del
conflicto, dado los fundamentos decisorios en que se apoya la sentencia, respecto de la falta
de jurisdicción que declara del órgano que ofició como tribunal de primera instancia. Pero
además, en lo práctico y sobre todo en esta materia, se está suponiendo con esta doctrina
que los jueces del fondo y además la Corte Suprema, necesariamente deben aplicar como si
estuviere vigente el artículo 116 del Código Tributario, aceptando la jurisdicción de un
órgano que naturalmente no la tiene, a virtud de una delegación jurídicamente inaceptable,
afectando seriamente un presupuesto procesal de existencia de la relación procesal, con lo
cual, se ordena como único camino viable para corregir esta irregularidad en todos los
casos la acción de inaplicabilidad, dado los efectos relativos que la Constitución establece
respecto de esta impugnación constitucional, indicándole con ello a dichos tribunales que
no están habilitados para decidir sobre la calidad de juez que pueden asumir frente a
cualquier conflicto otros órganos o personas que naturalmente no tienen dicha investidura,
afectando con ello los principios de que nadie puede ser juzgado por una comisión especial,
sino por el tribunal que le señale la ley y que se halle establecido con anterioridad por esta,
ni se concilia tampoco con la garantía de que toda sentencia debe emanar de un órgano que
ejerza jurisdicción y fundada en un proceso previo legalmente tramitado y no puede haber
proceso que legitime una decisión si falta el presupuesto del órgano público, natural,
independiente y básico en el ordenamiento jurídico chileno. Los Ministros señores Ricardo
Gálvez Blanco y señorita Antonia Morales Villagran, hacen reserva de su opinión contraria
a la doctrina contenida en los fundamentos séptimo a décimo, sin perjuicio de lo expresado
en el undécimo. Devuélvanse los autos a la Sala Constitucional. Regístrese. Redactó el
Ministro señor Adalis Oyarzún Miranda; los votos de minoría, los Ministros señores
Urbano Marín Vallejo y Milton Juica Arancibia, respectivamente; y la prevención, el
Ministro señor Ricardo Gálvez Blanco. Rol n° 3.419-2001.

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