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Resumen:
La Arqueología vive tiempos difíciles. Tras haber conocido una auténtica edad
de oro de la mano del boom inmobiliario, la crisis se ha llevado por delante
el endeble edificio que de forma un tanto temeraria habíamos construido sobre
arenas movedizas, y ahora, tras la debacle y el recuento de víctimas, es llegado
el momento de la reflexión y la autocrítica, del análisis sosegado, la ponderación
y la catarsis, por muy dura que ésta sea. Es preciso detectar con urgencia los
errores para no volver a caer en ellos, corregir sesgos para evitar seguir a la deriva
y rentabilizar recursos, aunar esfuerzos en pro de un mayor corporativismo que
acabe con la separación tradicional y falazmente enconada entre Academia
y Arqueología Comercial y reivindique la Arqueología como ciencia, pero
también como profesión. En este marco, nuevas corrientes epistemológicas
como la genéricamente denominada Arqueología Pública tratan de reparar
viejas obviedades, reintegrando de paso a la sociedad la responsabilidad sobre el
patrimonio arqueológico que nunca le debió ser cuestionada. Un intento loable,
1 Este trabajo se inscribe en el marco del Proyecto de Investigación Del registro estratigráfico
a la sociedad del conocimiento: el patrimonio arqueológico urbano y rural como agente de
desarrollo sostenible (ciudad y territorio), financiado por la Secretaría de Estado de Investigación,
Desarrollo e Innovación del Ministerio de Economía y Competitividad, en el marco del Programa
estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación orientada a los retos de la sociedad,
Convocatoria 2013, Modalidad 1: Proyectos de I+D+I (Ref.: HAR2013-43389-R), del que soy
Investigador Principal. También, es importante señalar el apoyo institucional y económico para el
correcto desarrollo de nuestras actividades por parte de la Fundación Española para la Ciencia y la
Tecnología del Ministerio de Economía y Competitividad (Fecyt), que financia desde hace algunos
años diversos proyectos en el marco de Arqueología somos todos (vid. infra). Al respecto, por
ejemplo, Vaquerizo 2014 y 2015, a-e.
2 Grupo de Investigación Sísifo (PAIDI HUM-236. Universidad de Córdoba
justo todo aquello que hoy apenas hacemos, rozando a veces el puro mercantilismo.
Convertir nuestros escasos monumentos en escenarios para teatros, conciertos,
catas de salmorejo, mercados, juegos o escenografías de más que dudoso alcance
en algún caso, cuando hay tanto patrimonio exangüe, es invertir los términos,
empezar la casa por el tejado, transformar en carnaval y fiesta lo que deberían ser
rigor y cultura. Hemos de corregir nuestra tendencia a trivializar, a dar por hecho
que los ciudadanos no son capaces de entender mensajes más profundos que
el puro disfraz. En caso contrario contribuiremos a incrementar el componente
exacerbadamente hedonista que nos domina, la mediocridad imperante, ese
epicureísmo extraño proclamado día a día desde todos los ámbitos imaginables,
que antes o después acabará estallando cual globo de helio. “Sólo quien alterna los
placeres con ocupaciones serias saca de ambas cosas el merecido disfrute…Una
vida compuesta sólo de aquéllos es tan insípida como despreciable”, le comentaba
Lord Chesterfield a su hijo en una de sus cartas (la CXCII), allá por 1750.
A día de hoy, la investigación arqueológica sensu stricto en nuestras ciudades
históricas (hablo siempre en términos genéricos) es poco menos que inexistente,
o se mantiene en precario con dificultades enormes de financiación, basada en el
voluntarismo y el sacrificio personales, casi sin excepción desde la Universidad.
Así ocurre en Córdoba. Por eso, el objetivo último del proyecto de cultura científica
Arqueología somos todos (en adelante AST; vid. infra), que pocos parecen haber
entendido, es demostrar que la difusión arqueológica, al tiempo que cierra el
ciclo del trabajo científico, puede también convertirse en vía de financiación
para el estudio y la exégesis, retroalimentando el proceso; ojo, no ya sólo para
quienes integran el proyecto, sino también para otras empresas del ramo. Por eso,
el hecho de que las instituciones apoyen sin dudarlo actividades de divulgación
con frecuencia fútiles e insustanciales, mientras no invierten un solo céntimo en
investigación, nos ha llevado a dar un nuevo giro a AST, tratando de convertirlo en
un proyecto comunitario. Su sostenimiento dependerá así, en último término, de la
ciudadanía, de su capacidad crítica y su sentido del compromiso, de su necesidad
de educación y su predisposición para implicarse, de su convencimiento de que
conocer y potenciar nuestro patrimonio son el mejor modo de valorarlo y respetarlo,
además de perfilarse como vías efectivísimas de futuro6. Es la hora de la verdad, la
hora del mecenazgo activo. Pero de todo eso hablaré más abajo…
6 Vid. http://www.arqueologiasomostodos.com/amigos/amigos.html.
Sesión 6. Didáctica de la arqueología 255
7 La tradición más importante en este sentido la tiene el mundo anglosajón, donde en cualquiera
de los casos la realidad es muy diferente a la española, tanto desde el punto de vista legal como
de percepción e implicación de la ciudadanía, no siempre para bien. Al respecto, vid. por ejemplo
como trabajos recientes Henson 2009, o Simpson 2009, con bibliografía anterior.
256 Vaquerizo Gil, D. - Arqueología pública o el uso del patrimonio...
8 “…revertir beneficios a la comunidad debe ser la base de todo proyecto científico, máxime si éste
ha sido sufragado con dinero público” (Pulido 2008, 322).
9 “… estudiar, excavar, proteger, restaurar, investigar, publicar, difundir, gestionar…” (Andreu,
García 2013, 277).
10 Vid., por ejemplo, al respecto, Merriman 2004; Holtorf 2007; Bonacchi 2009; Vannini 2011;
Liverani 2011; Almansa 2011c (este autor edita en inglés, desde 2011, la publicación online AP.
Online Journal in Public Archaeology, pionera en España; www.arqueologiapublica.es); Skeates,
McDavid, Carman 2012; Ayán, González, Rodríguez 2012; Ayán, Gago 2012; La Linde 2013;
Ayán 2014; los trabajos contenidos en Almansa 2013a, o las Actas del I Congreso Internacional
sobre Socialización del Patrimonio, celebrado en Malpartida de Cáceres entre los días 18 a 21 de
septiembre de 2013, todavía inéditas en el momento de entregar estas líneas.
Sesión 6. Didáctica de la arqueología 257
los numerosos proyectos activos a día de hoy destacan, por ejemplo: A Lanzada
(Sanxenxo, Pontevedra; Ayán, González, Rodríguez 2012); Cueva Pintada
(Gáldar, Gran Canaria; Rodríguez Santana, Correa 2013); Los Bañales (Uncastillo,
Zaragoza; Andreu, García 2013); Torre dos Mouros (Lira-Carnota, A Coruña; Gago
et alii 2013)11; Entorno Camila (Villanueva de los Infantes, Ciudad Real; Moya-
Jaleno 2013), o el consciente y militantemente poco objetivo12 blog “Arqueología
de la Guerra Civil”, de la Universidad Complutense de Madrid (Marín Suárez et
alii 2013).
Está claro que la sociedad tiene mucho que decir en la gestión del patrimonio
y el conocimiento arqueológico, por lo que conviene, primero de todo, conocerla
en detalle (Ruiz Zapatero 2012, 34)13. Sin embargo, eso que muchos han dado
en llamar “democratización” de la arqueología no está en absoluto reñido con
la Academia, por más que desde que aquélla tomó cuerpo como ciencia nos
hayamos empeñado en trabajar al margen de la sociedad, en desarrollar una jerga
propia no siempre inteligible, en enfocar los resultados de nuestras investigaciones
sólo al cuerpo mismo de arqueólogos, en encapsularnos de forma temeraria. Aun
así, hemos de ser conscientes como punto de partida de una verdad absoluta,
y es que, como ya antes avanzaba, la difusión no tiene ningún sentido, ni se
podría sostener por sí misma durante mucho tiempo, sin investigación que la
retroalimente. Otra cosa son los egos desbordados y las actitudes despreciativas y
excluyentes, que los hay y empiezan también a ser denunciados, no siempre con
razón ni en los mejores términos (Ayán, González, Rodríguez 2012, 68; Albelda,
Pardo, Real 2013, 320).
Del mismo modo, y dado que no existe aforismo sin su contrario, conviene
reforzar los cuidados con el amateurismo, no confundir divulgación con
participación directa en determinados procesos (por más que rigor y amenidad
no sean en absoluto nociones contrapuestas), hacer de la educación un motor
transformador que, al fin y a la postre, se nutre de datos accesibles sólo a
especialistas. Así ocurre en otras ciencias, históricas o no, y nadie lo cuestiona.
Habrá, por tanto, que poner atención especial a los extremos, porque de no manejar
adecuadamente el discurso se incrementarán, reforzándolos, la cerrazón y el
rechazo que por otra parte se critican, se agudizará sin remedio la fragmentación
conceptual, incluso corporativa, que nos divide.
11 Este trabajo sirve además como síntesis historiográfica del desarrollo de la Arqueología Pública
o Comunitaria en Galicia: “una Arqueología integradora que, partiendo de la interdisciplinariedad
y el activismo cultural y político, haga verdaderamente partícipes del proceso de construcción del
conocimiento sobre el pasado a los diferentes públicos, las comunidades locales y la comunidad
virtual” (Gago et alii 2013, 293).
12 Referido mi adjetivo a la imparcialidad de partida que cabe exigir siempre, y sin concesiones,
al historiador.
13 La “divulgación científica, a nivel básico, no quiere decir transmitir respuestas, sino preguntas”,
y en una estrategia entendida a largo plazo, además (Bruner 2012, 37).
258 Vaquerizo Gil, D. - Arqueología pública o el uso del patrimonio...
14 Y es que parece haber acuerdo en que resulta necesaria “una recontextualización que permita
conectar arqueología, sitios y poblaciones locales” (Ruiz Zapatero 2012, 61)
15 “Arqueología Pública a la gallega” (Ayán 2014, 94)
Sesión 6. Didáctica de la arqueología 259
16 Evidentemente, no soy el primero en acercarme con ojos más o menos críticos a la etapa
autonómica de la Arqueología andaluza. Lo han hecho ya, entre otros, Salvatierra 1994, a-c;
Rodríguez Temiño 2004, 2009, a y b, y 2010; Guarriarán, Salado 2009; Hidalgo 2010; Ventura 2010,
para el caso específico de Córdoba; Aranda Jiménez 2011; Sánchez Romero 2011; León Muñoz
2012.; León Muñoz, Vaquerizo 2013, o Vaquerizo 1994, 2014 y 2015a. No pretendo, por tanto, ser
original ni descubrir nada que no haya sido ya señalado; sólo dar mi versión de los hechos, desde
la experiencia.
17 “La atomización de las responsabilidades en la gestión de los registros arqueológicos y la flagrante
dejación en sus funciones y responsabilidades de las administraciones competentes, pueden ser la
manifestación de los límites de un marco legal que no ha conseguido la aceptación del patrimonio
como un bien común” (Gutiérrez Lloret 2011, 115).
260 Vaquerizo Gil, D. - Arqueología pública o el uso del patrimonio...
18 “Una burocrática ‘gestión de la destrucción patrimonial’ que no deja de ser una prostitución del
objetivo prístino del legislador” (Gutiérrez Lloret 2011, 115).
19 Los picos, como en el resto de España, se alcanzan entre 2000 y 2006, básicamente ligados a la
actividad constructiva (Parga, Martín, Criado 2013, 177 s., Fig. 1).
20 Esta etapa se revela hoy como uno de los mayores atentados jamás vividos por los archivos del suelo
andaluces; más dramático por cuanto ha tenido lugar con todas las bendiciones institucionales y en
buena medida académicas.
21 “Algo que conviene con la nula preocupación por estas cuestiones de que hacen gala los
responsables políticos y administrativos de alto nivel de las administraciones concernidas. Actitud
secundada por muchos técnicos y profesionales” (Rodríguez Temiño 2010, 21 ss.)
22 Esta es una dinámica perversa que ha alejado a la Arqueología Urbana de cualquier criterio científico
en la búsqueda más o menos planificada de información histórica, y que muy posiblemente, además,
tiene los días contados, tras la devastadora crisis que estamos viviendo, las primeras sentencias por
parte de algunos tribunales, y las nuevas e inquietantes iniciativas legisladoras de algunas Comunidades
Autónomas, con base en el artículo 33 de la Constitución, relativo al derecho de propiedad (Díaz del
Pozo, Torija, Zarco 2014). Es difícil imaginar qué será de la Arqueología Urbana cuando todo esto pase;
sobre todo, porque no parece haber el menor interés por parte de ninguno de los agentes implicados
en corregir errores pasados.
Sesión 6. Didáctica de la arqueología 261
El ejemplo de Córdoba
26 “En un país de albañiles y camareros la eficacia del sistema no incluye hacer algo socialmente
relevante con la arqueología. Ni a las excavaciones arqueológicas urbanas se les exigen memorias
que expongan el resultado de la actividad acometida ni mucho menos se pide que tales memorias
sean publicadas, puesto que su función primordial no es producir conocimiento, sino liberar solares
de la ‘carga arqueológica’” (Rodríguez Temiño 2009a, 15). El subrayado es mío.
27 Lo lógico sería que tales expedientes estuvieran disponibles para los investigadores en Internet,
previa autorización. Se evitaría así chocar con el principio, básico e inalienable, de propiedad
intelectual de los mismos (una discusión reciente al respecto en Rodríguez Temiño 2009b, 109 ss.).
Sesión 6. Didáctica de la arqueología 263
poco que hemos dejado. Por más que desde fuera sea difícil percibirlo, Córdoba
es mucho más que el templo romano o la Mezquita…
El Convenio GMU-UCO
un reto, sin duda, que dio en pocos años un vuelco determinante a la forma de
trabajar en la ciudad, al conocimiento de su secuencia histórica, pero que vio su
fin de manera dramática, por iniciativa unilateral del nuevo Ayuntamiento de la
ciudad, el 31 de diciembre de 201132.
Con financiación de la GMU, que también ponía las instalaciones, un equipo
de Investigadores de la UCO se encargó durante diez años (2001-2011), bajo
la dirección de J.F. Murillo y de quien esto suscribe, de la ejecución técnica de
las intervenciones arqueológicas promovidas por el Ayuntamiento, cualquier
otra Administración Pública que así lo solicitaba, o los particulares acogidos al
Programa de Fomento y Ayuda. Además del trabajo de campo en sí mismo (que
exigió muchas renuncias, pero también acumuló logros), ambas instituciones
pusimos especial énfasis desde el principio en varios objetivos que consideramos
definidores de nuestra labor: la gestión, encaminada hacia un modelo de
arqueología urbana que unificaba criterios y trataba de evitar errores pasados; la
investigación en profundidad, con un método único y extrapolable que primaba
el rigor en la documentación y la publicación de resultados; la formación de
investigadores y la inserción laboral de nuestros egresados; la transferencia de los
resultados obtenidos al entorno más inmediato, con una fuerte imbricación en
su problemática educativa, cultural y socioeconómica, y, muy particularmente,
la potenciación de la Arqueología como recurso de futuro y garantía de retorno
económico33.
Fueron años de lucha interior para un buen número de jóvenes investigadores,
pendientes de no caer en la tentación del dinero y los informes acomodaticios,
de no perder el rumbo y mantenerse fieles a la idea de arqueología como ciencia
32 El convenio fue denunciado en septiembre de 2011, de manera unilateral y sin previo aviso, por
el responsable de la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento cordobés con el único
argumento de que suponía un dispendio excesivo para las arcas públicas. No dijo, en cambio,
cuánto se habían ahorrado (porque esta forma de trabajar, eludiendo el mercado libre, les permitió
dividir el gasto por dos); que dicho dinero se había destinado exclusivamente a dar trabajo a
entre treinta y cuarenta personas por año; que el equipo sostenido por el Convenio cambió por
completo la gestión de la arqueología en Córdoba, trayendo algo de concierto al desconcierto;
que la investigación sobre el yacimiento gravitó durante décadas y casi en exclusiva sobre nuestros
hombros, o que éramos los únicos en hacer transferencia del conocimiento. Tampoco aludió a que
con el cierre de esta iniciativa se ponía fin a una época, se daba muerte oficial a la Arqueología
cordobesa sin plantear a cambio alternativa alguna.
33 “… producir la conversión del conocimiento arqueológico en patrimonio, que es el último
eslabón del trabajo arqueológico: hacer socialmente visible lo invisible” (Ruiz Rodríguez 2011,
221). Efectivamente, hay que transmitir la información a la sociedad en términos que ella entienda,
a cada uno según su nivel. Sólo si el ciudadano comienza a percibir la arqueología como recurso
consigue disfrutar de ella como un elemento de recreación cultural y un factor de empleo y de
reactivación económica; esas “piedras” que tan presentes están en nuestra cotidianeidad dejarán
de ser el problema que hoy son, para convertirse justo en lo contrario. Basta pensar en ciudades
como Tarragona o Mérida, donde han triunfado iniciativas de tanta trascendencia como el Proyecto
Mecenas, para saber de lo que hablo.
Sesión 6. Didáctica de la arqueología 267
34 Además de la producción individual de cada uno de sus miembros, nuestro Grupo de Investigación
sostiene tres series periódicas de divulgación científica: Anales de Arqueología Cordobesa, Anejos
de Anales de Arqueología Cordobesa, y Monografías de Arqueología Cordobesa.
268 Vaquerizo Gil, D. - Arqueología pública o el uso del patrimonio...
35 “La nueva realidad requiere de una administración que permita transferir a la sociedad de
forma adecuada los valores culturales de nuestro patrimonio -creando puentes- por los que fluya la
información, la crítica, la colaboración, los problemas, las dificultades o los aciertos, rompiendo la
barrera del aislamiento, cuando no de incomprensión, que actualmente existe entre los diferentes
agentes de la arqueología andaluza” (Aranda Jiménez 2011, 17). Es, en esencia y con otras palabras,
lo mismo que yo defendía un poco más arriba.
Sesión 6. Didáctica de la arqueología 269
Fig. 1. mágenes de algunas de las conferencias que se vienen impartiendo en muy diversas
sedes y a cargo de un variadísimo elenco de profesionales desde 2011 en el marco de AST.
Fig. 2. AST es un proyecto universitario que pretende en último término transferir a la sociedad
los resultados de nuestra propia investigación. En esta labor son fundamentales nuestras
publicaciones, entre las cuales un Boletín semestral y un nuevo concepto de Guías Didácticas
en cuya edición están colaborando otras instituciones.
Sesión 6. Didáctica de la arqueología 271
Fig. 3. AST nació con el objetivo fundamental de difundir, pero también de educar. Por
eso, nuestros talleres van encaminados a los más diversos niveles de enseñanza, incluida
Primaria, entre cuyos alumnos tienen un éxito enorme.
272 Vaquerizo Gil, D. - Arqueología pública o el uso del patrimonio...
Como contrapartida y estímulo a nuestro empeño (un tanto quijotesco, por qué
no reconocerlo39), la sociedad parece estar valorando muy positivamente la labor
que realizamos, si hemos de juzgar por el seguimiento de nuestras actividades, el
reflejo en prensa, o los numerosos reconocimientos recibidos desde el momento
mismo en que pusimos en marcha el proyecto (Lám. 5)40. Y es que, por fortuna, a
pesar de mil y una zancadillas, de tener que sortear a diario multitud de piedras
en el camino, de darnos de frente una y otra vez con molinos de viento, no
estamos solos. En el último año nuestra página web ha recibido casi dos millones
de visitas, y son muchos miles los ciudadanos que nos siguen a diario; también a
través de las redes sociales.
Del mismo modo, contamos con el apoyo institucional o económico de
diversos colectivos, empresas y organismos, entre los cuales no quiero dejar de
citar aquí de nuevo, por el papel relevante que han desempeñado en la buena
marcha y consolidación de AST, el Ministerio de Economía y Competitividad, la
Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, integrada en el mismo41, el
Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, la Fundación Obra Social “la Caixa”,
el Ayuntamiento de Córdoba, Casa Árabe, la Fundación Descubre, el Parque de
las Ciencias de Granada, etc.
Desde AST42 entendimos enseguida que la sociedad era nuestro destinatario
último, que debíamos hacer el proyecto participativo y abierto (vivo…). Por esa
razón constituimos a principios de 2013 la Asociación Cultural homónima, sin
ánimo de lucro, que además de permitir la colaboración de personas físicas
y jurídicas se ha convertido en una vía de apoyo y sostenimiento al Grupo de
Investigación; y no hace mucho acabamos de poner en marcha los Amigos de
la Arqueología Cordobesa, plataforma activa de mecenazgo ciudadano que,
fiel al concepto de socialización que antes invocaba, permite a la sociedad
civil comprometerse y apoyar -en la medida de sus posibilidades y con distintos
grados de implicación- la investigación, la protección y la difusión del patrimonio
arqueológico de Córdoba y su provincia (http://www.arqueologiasomostodos.com/
amigos/amigos.html), al tiempo que disfrutar de ellas (Lám. 6). Nuestro modelo
encuentra su referente más cercano en el Proyecto Mecenas del Consorcio de la
Ciudad Monumental de Mérida, que acoge también la adopción de monumentos
40 Locales: Premio Juan Bernier de Arqueología, otorgado por la Asociación Arte Arqueología
e Historia de Córdoba (2011); Premio a la Recuperación del Patrimonio Histórico-Artístico de
Córdoba, convocado por la Fundación Caja Rural en 2011; Premio Averroes de Oro Ciudad de
Córdoba a las Ciencias (2011); Premio Córdoba Joven del Instituto Andaluz de la Juventud (2012);
Premio Transferencia del Conocimiento a la Sociedad del Consejo Social de la Universidad de
Córdoba) (2013). Nacionales: Fundación Obra social “La Caixa” (2013) y Premios Vaccea del
Centro de Estudios Vacceos ‘Federico Wattenberg’ (2014). Internacionales: Mención especial de los
Premios Europa Nostra en su categoría de Educación, Formación y Sensibilización (2014).
41 La Fecyt ha sido la principal valedora de Arqueología somos todos desde sus inicios. Además de
concedernos hasta la fecha varios proyectos de diverso alcance, en 2012 nos consiguió, en el marco
de su convenio “para apoyar algunos de los proyectos más destacados de cultura científica que se
desarrollan en nuestro país”, el respaldo económico suplementario de la Obra Social “La Caixa”, y más
recientemente (2014) nos ha incluido en su II Catálogo de Prácticas Inspiradoras en Cultura Científica.
42 Un análisis mucho más detenido de la filosofía del proyecto y de las actividades realizadas hasta
la fecha puede consultarse por ejemplo en Vaquerizo, Ruiz 2013 y 2015; Ruiz, Vaquerizo 2014.
276 Vaquerizo Gil, D. - Arqueología pública o el uso del patrimonio...
por parte de los centros educativos emeritenses, en una adaptación del programa
internacional “La scuola adotta” que ha conseguido cautivar a centros educativos
de toda Europa, con una fuerte repercusión también en Cataluña43.
Además de otros dos de mucho alcance con el Ministerio de Cultura y la
Fecyt, respectivamente, en esos momentos desarrollamos además el proyecto de
I+D+i “Del registro estratigráfico a la sociedad del conocimiento: el patrimonio
arqueológico urbano y rural como agente de desarrollo sostenible”, concedido a
nuestro Grupo de Investigación por el Ministerio de Economía y Competitividad
en el marco del Programa estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación
orientada a los retos de la sociedad (Convocatoria 2013, Modalidad 1: Proyectos
de I+D+I; Ref.: HAR2013-43389-R), con la colaboración de investigadores de
Italia, Alemania, Portugal, Mérida y Córdoba.
Pretendemos con él generar un espacio único de colaboración multidisciplinar,
intersectorial e internacional que, a través de la investigación científica, la transferencia
del conocimiento y sus respectivas aplicaciones prácticas, trate de resolver problemas
y carencias actuales de la sociedad, al tiempo que abra nuevas vías de desarrollo
para la disciplina (entre otras, servir de base para nuevos proyectos de impacto
internacional cada vez más acusado y de alcance); un modelo extrapolable, como
decía, a cualquier otra ciudad histórica o a muy diversos ámbitos territoriales, que se
sustenta en un principio rector de potencialidad futura indiscutible: la divulgación de
excelencia como factor capaz de retroalimentar la investigación.
Un congreso internacional, varias reuniones científicas, la edición de un Manual
de Buenas Prácticas, la creación de una plataforma web con contenidos abiertos
en línea, el diseño de material didáctico para docentes y discentes, información
arqueológica al servicio de ciudadanos, investigadores y tour-operadores, etc., nos
convertirán en una fuente de información primordial, en un generador de propuestas
de actuación de las que, posteriormente, podrán beneficiarse administraciones y
empresas privadas. Así lo han hecho ya de algunos de nuestros programas e iniciativas
pasadas, como demuestran la proliferación en la ciudad de rutas arqueológicas por
parte de jóvenes emprendedores, los ciclos de conferencias sobre temas históricos a
cargo de muy diversas instituciones, los recorridos en bicicleta por el casco histórico
como valor de accesibilidad, la presencia de talleres didácticos y divulgativos en
multitud de centros educativos y en varios arqueódromos diseminados por Córdoba
y provincia, la asunción como propias de nuestras nuevas sugerencias didácticas y
tecnológicas, o la incorporación del “somos todos” para las más variadas propuestas
patrimoniales, reivindicativas o de mecenazgo44.
43 Vid., por ejemplo, en este sentido, algunos de los trabajos incluidos en Treballs d’Arqueología 15
(2009), que publica la Universidad Autónoma de Barcelona.
44 Sirva como ejemplo la campaña de crowfunding montada por el Ayuntamiento de Écija para la
restauración del mosaico de El Picadero destrozado por los expoliadores: https://www.facebook.
com/video.php?v=1610490425832444&fref=nf
Sesión 6. Didáctica de la arqueología 277
Fig. 6. Entrega por parte de la Reina Dña. Sofía de la distinción especial conseguida por
AST en el marco de los Premios Europa Nostra 2014 al director del Proyecto, el día 17 de
abril de 2015 en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
*****
“Hay que fijarse en lo que se ha hecho bien y en quienes lo han hecho bien para
tomar ejemplo. No tendremos disculpa si no hacemos todos lo poco y lo mucho
que está en nuestras manos, en las de cada uno, para que no se pierda lo que
tanto ha costado construir, para asegurar a nuestros hijos un porvenir habitable, si
no los alentamos y los adiestramos para que lo defiendan. Ya no nos queda más
remedio que empeñarnos en ver las cosas tal como son, a la sobria luz de lo real.
Después de tantas alucinaciones, quizás sólo ahora hemos llegado o deberíamos
haber llegado a la edad de la razón…”46. Termino, como empecé, con una cita de
nuestro ilustre y sagaz Premio Príncipe de Asturias de las Letras A. Muñoz Molina
perfectamente extrapolable al mundo de la Arqueología. Hemos vivido un sueño;
de pronto, todo lo que parecía superfluo se ha convertido en imprescindible;
recibimos cada mañana un baño inmisericorde de realidad que nos ha colocado
frente al peor de los espejos; tratamos, no sin esfuerzo, de aceptar con humildad
nuestro papel real en el mundo. Es llegada, pues, la hora de reflexionar sin cortinas
de humo, asumir con gallardía los errores y construir el futuro con lo mejor que
tenemos; y entre esos recursos la arqueología representa sin duda un activo de
primera importancia, particularmente en el caso de las ciudades históricas. No
asumir su enorme potencialidad actuando en consecuencia (por parte de todos)
es un pecado de temeridad que, como estamos sufriendo ya, acaba siempre
pasando factura.
Bibliografía