El Mestizaje y La Invisibilidad de Los Afrodescendientes en Colombia

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EL MESTIZAJE Y LA INVISIBILIDAD DE LOS AFRODESCENDIENTES EN

COLOMBIA.

"LA AFROCOLOMBIANIDAD ES MUCHO MÁS QUE UN ASUNTO MUSICAL, UN


CÓDIGO DE VESTIR Y SENTIR DIFERENTES DE QUIENES PERTENECEN A
ELLA, SINO TAMBIÉN UNA PARTE INTEGRAL DE NUESTRA HISTORIA."

CATEDRA DE PAZ –GRUPO A

DOCENTE: TEDDYLENIS SEOANES LERMA

ESTUDIANTE: VALERIA VALENTINA LUQUEZ CARRILLO

CODIGO:17291058

FACULTAD DE DERECHO

UNIVERSIDAD DE SANTANDER. CAMPUS VALLEDUPAR

2020
En este ensayo hare una descripción sobre cómo ha evolucionado el racismo hasta llegar a
nuestros propios días y pese a ser cualquier enorme tabú en la sociedad de la cual formamos
parte no fue cualquier componente para que este salga de nuestras propias vidas, sencillamente la
manera en como lo veíamos anteriormente se ha ido modificando en la manera en como lo
vemos, aplicamos, de tal forma que perjudicamos a los derechos humanos de otras personas
también hablaremos sobre el mestizaje y los afrodescendientes.
.
Como todos entendemos, los derechos humanos son las facultades, prerrogativas y libertades
primordiales de que goza una persona y que se derivan de su dignidad, por lo cual no tienen la
posibilidad de ser vulnerados y por esto los Estados y las leyes que los rigen poseen la obligación
de reconocerlos, difundirlos, protegerlos y garantizarlos.
Toda la gente, sin que importe su edad, religión, sexo o condición social, gozan de dichos
derechos, los cuales son importantes para el desarrollo integral del sujeto; no obstante, además
debemos respetar los derechos humanos de las otras personas, puesto que poseemos obligaciones
que consumar. El racismo se define una forma de discriminación de los individuos recurriendo a
motivos raciales, tono de piel u otras propiedades físicas de los individuos, de tal modo que unas
se piensan mejores a otras. El racismo tiene como fin intencional o como consecuencia, el
decrecimiento o anulación de los derechos humanos de los individuos discriminadas. Apareció
en el continente europeo durante el siglo XIX con el fin de justificar la supremacía de una
supuesta "raza blanca" sobre lo demás de la raza humana. Y actualmente aún permanece debido
a que la discriminación en camino a equipos étnicos todavía permanece debido a que hasta fu
forma de pensar, actuar, vestir, casa e inclusivo el caso económico no solo de os nativos sino
además de cualesquiera personas es componente que influye en el racismo. Hace ya ciertos años
a la población de color la discriminaban y la trataban con injusticia sin que ellos tengan la
posibilidad de dialogar ya que nadie los escuchaba, sin ellos poder aprender por que los “negros”
como les decían no eran dignos de aprender o de estar en los mismos sitios que los individuos
blancos. Obviamente que no tenían ni voz ni voto, no podían emplear puestos en el régimen ni
muchas otras cosas que han sufrido. Ha habido muchas peleas contra el racismo y la
discriminación racial y de color, empero existe una persona en particular que luchó por el
equilibrio de derechos a la población de distinto color, se denomina Martin Luther King, él era
una persona de color que lucho por los derechos de los negros con muchas ganas y sobre todo
halando con la realidad, que en dichos tiempos era bastante perjudicial, lo cual causo que mucha
gente se le uniera en esta contienda y no solamente gente de color sino además gente de todos
colores
Puedo concluir que nosotros como sociedad es tiempo de que dejemos de cualquier lado aquel
tabú que hemos venido cargando ya hace varios años, ya es tiempo de que nos dejemos de
influenciar por los puntos físicos de los individuos y que empecemos a ver a una persona por sus
cualidades buenas en donde tenemos la posibilidad de notar con facilidad que ella tiene la misma
capacidad que cualquier persona de nosotros y en lugar de señalarla por ser distinto a nosotros
debemos de hacerla sentir orgullosa de como es, debido a que para vivir en cualquier ambiente
de tranquilidad debemos evadir cualquier forma de discriminación, dejándonos de prejuicios y
eludir las diferencias en medio de las demás personas.
Debemos respetar los derechos de los otros, y llevar a cabo con nuestras propias obligaciones.
Debemos tratar a todos igualmente, no importando su procedencia, religión, clase social, color de
la piel, etcétera. La discriminación se da en varios sitios de todo el mundo, pese a que ciertos
territorios dicen por el momento no ser racistas, sin embargo, todavía hay personas que siguen
siendo racistas hasta el punto de llegar a golpearlos, maltratarlos y les causan males psicológicos
solo ya que son de otro color distinto a la ellos, inclusive además los discriminan por tener otras
creencias.
No se debería discriminar a los otros personas solo pues son de cualquier color de piel distinto
o por ser de creencias dientes a las nuestras propias, se debería tratar a todos igualmente como si
fuéramos del mismo color de piel, a la hora en que discriminamos a otras personas por su tono de
piel o por ser distinto a nosotros, le estamos ocasionando cualquier problema psicológico, moral
y otras maneras de sentir mal a aquellas personas, hasta el punto de que dicha persona por el
momento no resista la discriminación que se le está realizando y podría suicidarse.
A partir del descubrimiento del conjunto de naciones americano por las comunidades
europeas hace bastante más de 500 años, la crónica de América Latina fue forjada por la mezcla
de diferentes etnias que, en el espectro de su monumental variedad, se podrían clasificar a groso
modo en 3 tipos: blancos, aborígenes y negros. Al resultado de tal mezcolanza es lo cual
llamamos mestizaje. Este término ha pasado de tener tonos peyorativos, connotativo de impureza
racial y representativo de las capas bajas de la sociedad, las clases subyugadas, a ser cualquier
criterio o una iniciativa situada en el espectro contrario, o sea, a ser fundamento de orgullo, el
rasgo unificador y de identidad no ya de gentes de alguna nación americana en especial, sino de
toda la zona Latino-Panamericana. Actualmente, el mestizaje está pasando por cualquier proceso
de re-definición, para ajustarse al fenómeno de la globalización que perjudica a cada una de las
sociedades del mundo.
Tanto los españoles, como lo demás de las comunidades del continente Europeo, marcaron
sus contactos con los pueblos nativos americanos en términos de una obligada superioridad de
poder de los primeros con en relación a los segundos. Las razas determinaban las diversas
‘castas’ sociales, dependiendo del nivel de oscuridad del color de la piel. El propio criterio de
raza es aún cualquier criterio controvertido, debido a que no posee base científica (tal y como se
pretendía asegurar en siglos y décadas pasadas) pues basa la categorización de “las categorías
humanas por fenotipos” (Latin, 25), arbitrariamente eligiendo el color de la piel como rasgo
prioritario y determinante del status biológico y social. Sea como sea, los nativos y después los
negros de África (traídos como esclavos) se encontraban en el escalón inferior de la
categorización de los ‘científicos’ sociales, que intentaban no ya describir, sino justificar la
injusticia y el subyuga miento al que estaban sometidos los bajos estamentos sociales, por parte
de las clases “superiores”
Al principio de la colonización, el termino mestizaje connotaba contaminación, era una
mezcla impura. De hecho, la iglesia católica tuvo que determinar si es que los ‘especímenes’ de
gentes encontradas en la nuevas tierras eran o no seres humanos, es decir, si es que poseían
almas. Se determinó que sí, y por tanto podrían no simplemente ser usados como animales, sino
ser endoctrinados y hechos súbditos ‘protegidos’ por la corona. Para los reinos católicos de la
península ibérica la misión de cristianizar el imperio era una de las prioridades, pues querían que
las tierras americanas fueran un reflejo de la sociedad castellana. En ésta, los diferentes
estamentos sociales tenían distinta importancia y representación política (solo las almas en el
juicio final son iguales ante Dios; en la Tierra, la gente vive en un ‘valle de lágrimas’)
El subyugamiento de la población aborigen comenzó con la llegada de los conquistadores
peninsulares, “una temprana aristocracia colonial” (Gibson, 48) a quienes se compensaba con la
adjudicación de una Encomienda, un extenso terreno para que fuese trabajado por los indígenas
que la corona ponía a su cargo, a cambio de que el encomendero protegiese las conquistas y
cristianizase a la población. Se produjo así, de hecho, una “esclavización en gran escala”
(Gibson, 49) Pero “como resultado de la explotación extrema de los indígenas se produjo un
declive demográfico” (Panamá, 143) de los mismos, a lo cual contribuyó también, en gran
escala, las enfermedades que los europeos portaron al nuevo continente, que diezmó a la
población indígena, la cual, en su aislamiento histórico, nunca había sido expuesta a
enfermedades como la viruela o el sarampión. Nos dice Gibson: “Los indios estaban casi extintos
en las islas del Caribe hacia el 1540” (Gibson, 56). Debido a la escasez de trabajadores
aborígenes, la jerarquía colonial, con la connivencia, el permiso y el monopolio comercial (al
comienzo de la trata de esclavos) de la corona, transporta a las Américas grandes cantidades de
esclavos negros de África.
Estas fueron, a grandes rasgos, las condiciones políticas y económicas que enmarcan la
construcción social de la colonización de Latinoamérica, donde se produce el amasijo étnico. No
es difícil de entender, pues, que, en términos coloniales, la mezcla con ‘razas inferiores’ fuese
considerado como algo ‘sucio’. Esta actitud ‘irresoluta’ de la población era criticado por el clero
que acusaba a la población blanca de ser “libertina y disoluta” (Panamá, 142) y pedía al Consejo
de Indias que hubiese una selección más cuidadosa de aquellos a quienes se dejase venir. Pero
esto es mejor dicho que hecho, ya que, aparte de los burócratas y delegados de los grandes
cargos asignados por la corona, ésta no tenía mucho que decir acerca de quienes decidían saltar
el charco. La mayoría de los peninsulares eran hijos segundones de la aristocracia, con nombre,
pero sin fortuna, hidalgos y aventureros, pequeños comerciantes, artesanos, marinos y sicarios
sin puesto de armas, y todos aquellos que buscaban la oportunidad de hacer fortuna en el nuevo
mundo. Cuando llegaban, las prioridades no se centraban en la moral religiosa ni los modos
sociales que, lejos de Castilla, tendían a perder valor o realidad.
Por otro lado, la población blanca que emigró a Latinoamérica era del “sexo femenino solo el
10%” (Panamá, 141), al menos así lo era en la sociedad de Panamá durante el siglo XVI, que
puede muy bien servir de barómetro demográfico. La escasez del género femenino propició que
los blancos se unieran a las mujeres indígenas que, por otro lado, eran “parte de la conquista”
(Latin, 61) entendiendo esto en un sentido literal, ya que se puede interpretar el sistema de la
encomienda casi como una vuelta al sistema feudal (y su consabido ‘derecho de pernada’). En
cualquier caso, en clero se quejaba que había una suerte de competición entre los peninsulares
por ver quien más pudiera “tener hijos con mancebas” (Panamá, 142) No tan descaradamente,
pero así mismo conducente al aumento de la mezcla, lo fue el hecho de que miembros de la
nobleza o de las más altas clases de la sociedad blanca se unieran en matrimonio con mujeres
pertenecientes a familias nobles indígenas, no tanto por respeto, sino por mera necesidad
biológica, y por mantener ciertas capas de la sociedad, con capacidad para llamar a sublevación,
acallada .
El modelo patriarcal de la sociedad peninsular se trasladó al sistema social colonial, aunque
debido a las circunstancias especiales del continente, la mujer blanca disfrutaba de mejores
derechos políticos y de propiedad que en Castilla. De todos modos, las mujeres blancas en las
colonias eran muy controladas para mantener la ‘pureza de sangre’ lo cual no parecía aplicarse a
los hombres, y menos cuando tanto la mujer indígena como la negra, como la mestiza o mulata,
no eran sino mercancía que podíase usarse a conveniencia (al fin y al cabo, aunque humanas,
eran inferiores, meras siervas). Un reflejo de esta terrible corrupción moral es mostrado por
Clorinda Matto de Turner en su libro “Aves sin nido”, donde la autora denuncia la subordinación
de los indígenas en manos de las clases privilegiadas. Esta obra, aunque dentro de un marco
paternalista y romántico, lejos de tonos sumamente radicales, al reflejar como un espejo la cruda
realidad a sus perpetradores, le costó a la autora la expatriación.
Los imperios coloniales, español y portugués, fueron perdiendo su esplendor de manera
proporcional al avance del sentimiento nacionalista en el continente americano. Cuando se
produce la consolidación del poder político en las clases privilegiadas mestizas, los criollos, el
mestizaje pierde su tono semántico despreciativo. De hecho, héroes independentistas como
Simón Bolívar “usaron el concepto de mestizaje para argüir que los súbditos de la España
colonial no eran españoles y deberían ser independientes” (Latin, 27). En 1815, en su “Carta de
Jamaica” Bolívar asegura que “no somos indios, ni europeos, sino una especie media entre los
legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles” (monografías.com), y añade en su
“Discurso ante el Congreso de Angostura”, que los mestizos son “nacidos todos del seno de la
misma madre” (monografías.com), refiriéndose, por supuesto a la madre patria, panamericana.
Otro gran ideólogo independentista, el poeta y político cubano José Martí, también
asevera que “las nuevas naciones deberían ser fieles al mestizaje de su propia creación en lugar
de adoptar ideales extranjeros” (Latin, 27), porque, tal y como nos informa en su obra “Nuestra
América” el mestizo es “una raza original” (Nuestra América, 38) En su artículo: “La invención
de la identidad mestiza: Reflexiones sobre la ideología del mestizaje cubano”, Luis Duno-
Gottberg, llama a este cambio de contexto el “paradigma del mestizaje como mito conciliador de
la nacionalidad” (Identidad Mestiza, 1), y añade que “el mito respondía bien a un fundamento
rector de proyectos liberales que buscaban disolver las conflictivas diferencias étnicas que
‘minaban’ cierta idea de la nación” (Identidad Mestiza, 1). Con la conversión del mestizaje en un
símbolo de identidad panamericano, se consigue que éste “se constituyera en una ‘realidad
evidente’, en una creencia irrefutable, un proyecto etnopopulista de la nación” (Identidad
Mestiza, 1) Esta visión idealizada del mestizo está muy lejos del “Cholo”, la figura marginada,
“rechazada por ambos, los blancos y los indígenas” (Latin, 28) porque, efectivamente, también
los indígenas ”a veces rechazaban a los mestizos por abandonar el lado indígena de la ecuación”
(Latin, 27).
Pero esta versión del mestizaje del criollo liberal, de la elite ilustrada, independentista
y nacionalista, aunque sincera, en cierto modo no deja de ser una idealización romántica y, si
quisiéramos ser cínicos, una excusa política. Un ejemplo de esta interpretación insolente puede
encontrarse en el uso político que el dictador Rosas hizo de su gauchismo en Argentina.
Domingo F. Sarmiento nos informa que “los gauchos (era una) raza peculiar de hombres que se
ven en las pampas i están entre el europeo i el indígena” (Facundo, 8). Una de las causas del
populismo del caudillo populista Rosas fue su pertenencia a esta casta mestiza. Esto nos da una
idea de la versatilidad, la resistencia y la atracción cultural y social que tiene el fenómeno del
mestizaje. En todo caso, como estrategia política, el mestizaje funcionó históricamente y se
convirtió en uno de los catalizadores de un cambio de mentalidad y percepción cultural.
A medida que el concepto del mestizaje evoluciona, se debe considerar el vocablo más
allá del aspecto biológico y político, y contextualizarlo dentro del ámbito cultural. En nuestro
periodo postmodernista, cuando existen movimientos sociales como el Zapatismo indígena de
Chiapas, el aspecto étnico, aunque enfocándose más en las culturas locales, al mismo tiempo
abarca “muchas nacionalidades y etnias de emigrantes nacionales e inmigración internacional”
(Latin, 321), con lo que al término del mestizaje, tenemos que añadir el del pluralismo y el de la
cultura abierta. Hoy en día, en la edad de la comunicación y la globalización, la mezcla étnica es
una evidencia aceptada y asumida. Más allá de haberse convertido en un símbolo de identidad
regional o de panamericanismo, el mestizaje es más bien una realidad global, que fusiona las
raíces culturales locales, que se comparten a través de los medios de comunicación, y que se
universalizan a través del contacto humano de los pueblos, sin fronteras de raza y cultura.
Una de las causas más remotas de la situación actual del continente africano se sitúa en la
época de la trata de los esclavos. Esta página sombría de la historia de la humanidad tiene que ser
conocida. Entre los siglos XVI y XIX, los europeos trasladaron a millones de africanos, hombres
y mujeres jóvenes reducidos a la esclavitud, hacia sus colonias de América del Norte, América
del Sur y del Caribe. Se compraban seres humanos a cambio de alguna mercancía de poco valor
y otros productos.

Después de la trata de esclavos, la etapa colonial. Esta representa la causa más directa de los
conflictos políticos en África. Por otro lado, notamos en el siglo XV, siglo XVI los españoles
utilizan la fuerza para someter a los negros y luego lo traen al puerto marítimo más importante
del Continente americano hoy conocido como Cartagena de India. Actualmente esta comunidad
vive en condiciones muy precarias.

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