Los Pobres y La DSI

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LOS POBRES Y LA DSI

INTRODUCCION
La comprensión de la opción por los pobres suscita muchas interrogantes que se relacionan entre sí: ¿Quiénes son los pobres?
¿Por qué hay pobres? ¿Cuál es su significado y potencialidad? ¿Cuál es el lugar de los pobres en el mensaje cristiano?
El peligro radica en acostumbrarnos a esta realidad de
injusticia, explotación, y exclusión y finalmente
considerar la pobreza como una cuestión “natural”.  De
ahí que, como discípulos misioneros de Cristo, no
podemos acostumbrarnos a los pobres y a la pobreza,
lo contrario conlleva el peligro de olvidar la tarea
evangelizadora, perder el talante profético de la Buena
Nueva.
América Latina es un continente mayoritariamente pobre, pero y aquí está la gran paradoja, también es un continente
mayoritariamente cristiano.  Optar por los pobres implica luchar contra la pobreza y esto ya trae problemas.
La opción preferencial por los pobres (OPP) es de suma importancia en la vida de la Iglesia. No se puede entender un cristiano
que no se preocupe por los que sufren. En realidad, esta opción es más consecuencia lógica del seguimiento de Cristo.
Detrás de esta opción está en juego: la vida de los pobres, la coherencia entre la fe y las obras, y en expresión de Juan Pablo II
la fidelidad en el seguimiento a Cristo (L.E .8).
Por eso, es ilustrativo recordar la frase: “No te olvides de los pobres”, que el
cardenal brasileño Claudio Hummes le dijo al cardenal Jorge Bergoglio, en el
momento de su elección como Papa.
Esta paradigmática frase lleva consigo una tremenda carga de significado para los
cristianos y para la Iglesia. Una de las preocupaciones más constantes del pontificado
del Papa Francisco, precisamente tiene que ver con los pobres, porque son ellos la
primera preocupación del Dios bíblico. 
Por eso, el documento de Aparecida expresa: “La opción preferencial por los pobres es uno de los rasgos
que marca la fisonomía de la Iglesia latinoamericana y caribeña” (A, n. 391)
Los rostros de la pobreza en nuestro mundo globalizado:
“La globalización hace emerger, en nuestros pueblos, nuevos rostros de pobres.  Con especial atención…
fijamos nuestra mirada en los rostros de los nuevos excluidos: los inmigrantes, las víctimas de la violencia,
desplazados y refugiados, víctimas del tráfico de personas y secuestros, desaparecidos, enfermos de VIH y de enfermedades
endémicas, tóxico dependientes, adultos mayores, niños y niñas que son víctimas de la prostitución, pornografía y violencia o
del trabajo infantil, mujeres maltratadas, víctimas de la  exclusión y del tráfico para la explotación sexual, personas con
capacidades diferentes, grandes grupos de desempleados/as, los excluidos por el analfabetismo tecnológico, las personas que
viven en la calle de las grandes urbes, los indígenas y afroamericanos, campesinos sin tierra y los mineros.  La Iglesia con su
pastoral Social, debe dar acogida y acompañar a estas personas excluidas en los ámbitos que correspondan” (A.402)
1. SITUACIÓN ACTUAL

https://youtu.be/AuXbnQjPsBQ

- Algunos Datos

La realidad de pobreza y miseria que se vive en el mundo está alcanzando ribetes de escándalo. Según el Informe Oxfam,
sobre la riqueza y desigualdad en el mundo, el 1% de la población mundial tiene el 50% de la riqueza, en consecuencia el 99%
se reparte el otro 50%[1].
[1] https://www.oxfamamerica.org/explore/stories/richest-1-percent-captured-82-percent-of-wealth-created-last-year-while-
poorest-half-of-the-world-got-nothing-1/
https://youtu.be/ObiEsqIBySU
- Rostros de la pobreza
- Nuevos excluidos

Así lo constata el documento del episcopado latinoamericano en Aparecida:


“La globalización hace emerger, en nuestros pueblos, nuevos rostros de pobres.  Con especial
atención… fijamos nuestra mirada en los rostros de los nuevos excluidos: los inmigrantes, las víctimas
de la violencia, desplazados y refugiados, víctimas del tráfico de personas y secuestros, desaparecidos,
enfermos de VIH y de enfermedades endémicas, tóxicodependientes, adultos mayores, niños y niñas
que son víctimas de la prostitución, pornografía y violencia o del trabajo infantil, mujeres maltratadas,
víctimas de la  exclusión y del tráfico para la explotación sexual, personas con capacidades diferentes, grandes grupos de
desempleados/as, los excluidos por el analfabetismo tecnológico, las personas que viven en la calle de las grandes urbes, los
indígenas y afroamericanos, campesinos sin tierra y los mineros.  La Iglesia con su pastoral Social, debe dar acogida y
acompañar a estas personas excluidas en los ámbitos que correspondan” (A, 402).
- Más cifras
A continuación, presentamos 10 datos que ayudan a dimensionar el problema de la pobreza en el mundo:
1. Más de 3 millones de habitantes, cerca de la mitad de la población humana, vive con 2,5 dólares o menos al día, según
datos de la Organización de las Naciones Unidas. De estos, 1.3 millones de personas sobreviven con 1.25 dólares diarios,
es decir, sufren pobreza extrema.
2. Aproximadamente mil millones de niños alrededor del mundo son pobres, de acuerdo a la UNICEF. Además, 22 mil niños
mueren diariamente a causa de la pobreza.
3. En todo el planeta existen 805 millones de personas que pasan hambre todos los días y se van a dormir sin alimento en el
estómago.
4. Existen 750 millones de personas que no tienen acceso garantizado al agua potable. La diarrea causada por la escasez de
agua e inadecuadas condiciones de higiene matan cerca de 842 mil personas cada año, es decir, 2 mil 300 al día, según
datos de la Organización Mundial de la Salud.
5. En el año 2011, a 165 millones de niños menores de cinco años se les diagnosticó interrupción del desarrollo y
crecimiento por causa del hambre crónica.
6. Enfermedades que se pueden prevenir como la neumonía o la diarrea cobran la vida de más de 2 millones de niños cada
año, la mayoría de ellos son pequeños que viven en medio de la pobreza absoluta y no tienen acceso a los tratamientos
médicos apropiados.
7. Según datos de la UNICEF, 21 millones 800 mil bebés (de menos de un año) no se les aplicó vacuna contra el tétano, la
difteria y la tos ferina durante el año 2013.
8. El 80 por ciento de los habitantes del planeta viven con menos de 10 dólares diarios.
9. De acuerdo con Oxfam, se necesitan 60 mil millones de dólares anuales para combatir la pobreza mundial, es decir, cerca
de una cuarta parte de lo que ganan las 100 personas más ricas del planeta.
La principal causa de muerte en el mundo es el hambre, y cobra más vidas que el sida, la tuberculosis y la malaria juntas.
desigualdad en el mundo
https://youtu.be/mrtuGmn1m7w

II. ACLARANDO TÉRMINOS

La Real Academia Española define el término pobre como: “necesitado, que no tiene lo necesario para vivir”.
Sin embargo, la voz “pobre” o “pobreza” no es unívoca. Por eso, cuando nos acercamos a esta primera definición surgen
interrogante como: ¿Qué significa no tener lo necesario para vivir? ¿Es sólo en referencia a la escasez de bienes materiales?
¿No es “pobre” también quien carece de respeto a su dignidad como persona humana, o quien está privado de libertad, o
quien no tiene participación en el devenir de su comunidad socio-política?
Como es evidente acercarse a una definición de pobreza hoy no es uniforme, algunos
dicen que se puede calificar con tres adjetivos: colectivo, conflictivo y alternativo. Los
pobres, en efecto, constituyen un fenómeno colectivo, son resultado de un proceso
conflictivo y exigen un proyecto histórico diferente.
El desarrollo de las ciencias sociales ha colaborado en la mayor conciencia actual sobre las diversas formas de pobreza, yendo
más allá de la tradicional categorización socioeconómica, así se habla de:
-          Pobreza es hambre.
-          Pobreza es falta de techo.
-          Pobreza es estar enfermo y no poder ver un doctor.
-          Pobreza es no tener acceso a la escuela y no saber cómo leer.
-          Pobreza es no tener un trabajo, es miedo al futuro, es vivir un día a la vez.
-          Pobreza es perder un hijo por la enfermedad contraída por beber agua no potable.
-          Pobreza es no tener poder alguno, ni representatividad, ni libertad.
Pero como la situación de pobreza hoy no es uniforme, algunos dicen que se puede calificar con
tres adjetivos: colectivo, conflictivo y alternativo. Los pobres, en efecto, constituyen un fenómeno
colectivo, son resultado de un proceso conflictivo y exigen un proyecto histórico diferente.

III. ÁPROXIMACIÓN BÍBLICA A LA POBREZA


Para acercarnos al tema de los pobres en la Biblia, es necesario establecer primero quién es el
Dios de la Biblia. 
Fundamentalmente es el Dios que sacó al pueblo de Israel de Egipto y el Dios que resucitó a Jesucristo de entre los muertos.
Es el Dios que demostró su predilección por los esclavos en Egipto y por los pobres de Galilea en Palestina.Israel nace de la
alianza entre el pueblo y Yave -y no otros dioses-, cuya acción principal fue liberar al pueblo de la esclavitud de Egipto. Por
tanto, para Israel el único Dios verdadero es el que lo liberó de la esclavitud. Y su nombre es Yave, como él mismo se lo reveló
a Moisés al encargarle la liberación de su pueblo (Ex 20,2-3; 3,14-15). Existe, pues, una relación indisociable entre el éxodo y el
pueblo de Yave.Y queda claro en el relato del éxodo que Yave es el Dios que oye el gemido del pueblo oprimido, toma partido
por él y le propone la liberación. Es el Dios que se compromete con los últimos, con los injusticiados, con los pobres: viuda,
huérfano, forastero.
3.1 Antiguo Testamento
En el Antiguo Testamento los pobres son primariamente los pobres sociológicos. son los indigentes económicamente y los
marginados socialmente, tipificados por las figuras bíblicas que caracterizan la impotencia explotada; la viuda, el huérfano y el
forastero (Ex 22,21s). Los pobres del Antiguo Testamento incluirían a los pequeños campesinos empobrecidos y endeudados
que viven en angustia económica. Incluyen también a los desposeídos rurales y urbanos -trabajadores sin tierra
desempleados, trabajadores por obligación (esclavizados por su incapacidad de pagar sus deudas), el proletariado urbano de
artesanos desempleados y mendigos- todos aquellos que no poseen nada y sobreviven precariamente.
En menor grado, pobres en el Antiguo Testamento son también los afligidos y oprimidos en cualquier forma, no solamente
económicamente necesitados. Los pobres pueden, así, ser identificados con todo el pueblo de Israel en el destierro.
También más limitadamente los pobres en el AT pueden significar los espiritualmente pobres, "los pobres de Yave", los que
ponen su esperanza solo en Dios.
3.2 Los pobre en el Nuevo Testamento
La práctica y las palabras de Jesús, su culminación en el misterio de su pasión, muerte y resurrección constituyen el núcleo del
N.T., que es el punto de partida para los apóstoles y para la comunidad cristiana originaria. Es evidente que en este proceso el
pobre ocupa siempre un lugar central.
Jesús llamado por sus coterráneos tekton (constructor, artesano), muestra cuál era de hecho su extracción social. Es un
provinciano “galileo”, predicador itinerante.
Desde su experiencia y predicación se descubre que el trabajador y el marginado de todo tipo ocupan un lugar central en su
predicación y en sus actos. A través de su quehacer muestra claramente que la causa de Dios es la causa de los pobres (Mt
25,3445), por eso, siempre está mostrando y realizando la presencia libertadora de Dios (Mt 9,35). Es claro que Jesús en su
quehacer también, se opone, en su tiempo, a aquellos grupos que se mantienen a costa de la opresión de los pobres (Mt 12,1-
12), infringiendo la alianza firmada con Yhwh en el éxodo.
En sus palabras encontramos con claridad, Jesús criticó la religión legalista de los fariseos y la ritualista de los sacerdotes del
templo (saduceos), porque ambas se asientan en la explotación del pobre (Mt 23,1-36). Jesús rompe también barreras
culturales y raciales haciéndose prójimo de los grupos marginados de su tiempo: la mujer (Me 15,40-41; Le 7,37-38; 8,1-3), los
niños (Me 10,14; Mt 18,10; Le 9,48), el extranjero (Jn 4,5-42; Le 7,1-10; Me 7,24-30), los "impuros" (Mt 9,118; Me 5,21-43; Lc
17,11-19).
- Pobreza en el Nuevo Testamento
Motivado por su creciente conciencia de estar cumpliendo la voluntad del Padre, Jesús lleva su opción por los pobres a sus
últimas consecuencias: entrega su vida. Su resurrección reafirma la esperanza de los pobres y muestra que el triunfo final no
es de la muerte, sino de la vida.
Podríamos continuar explicitando la opción por los pobres en el resto del NT, de los Hechos y hasta el Apocalipsis. Pero es
imposible pasar por alto a Santiago, que, junto con Pablo en ICor 1,27-8 ya citado, expresa de manera del todo inequívoca la
opción por los pobres por parte de Dios: "¿No ha elegido Dios a los pobres según el mundo para ser ricos en la fe y herederos
del reino...?" (2,5).
Y por eso Cristo Jesús, aun siendo Dios, no se avergonzó de hacerse hombre, solidarizándose con toda la humanidad pobre
(Fip 2,5-11 y 2Cor 8,9). Esta experiencia marca a Pablo de tal manera que la pobreza como fenómeno social le pasa como
desapercibida desde el punto de vista teológico, prevaleciendo la teología de la solidaridad de Dios con la humanidad.
La identificación de Cristo con los pobres “tuve hambre y me diste de comer” nos conduce a percibir la fundamental unidad de
los dos amores: amor a Dios y amor al prójimo y plantea exigencias de enormes alcances, porque “dar de comer al
hambriento” en el mundo de hoy significa ocuparse de los más necesitados, pero también implica comprometerse a suprimir
las causas que generan hambrientos, y esto significa el rechazo de la injusticia o como decía el Papa Pío XI: “el combate por la
justicia”.
- La Opción por los pobres es TEOLOGICA
La opción por los pobres, encuentra su raíz última en Dios mismo, de tal forma que él, al encarnarse, asume como suyo el
rostro del pobre. En nuestra época, la Iglesia cristiana se da cuenta de la profundidad teológica de la condición social asumida
por el verbo de Dios: "Esto os servirá de señal: encontraréis a un niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre".
Esta condición de la pobreza concreta no es en Cristo una determinación accidental, tal como el color de la piel u otros
aspectos de su fisonomía silenciados por los evangelios. Por el contrario, la condición de la pobreza en Cristo, explícita en los
textos bíblicos, forma parte del misterio de su humillación y anonadamientos.
A partir de la práctica de Jesús, el Dios de los cristianos no se entiende sin el pobre, y toda la predicación evangélica sólo es
buena nueva si es proclamadora  
https://youtu.be/T61kJGDeTws
de liberación de los oprimidos. El kerigma de la salvación escatológica comprende el kerigma de la liberación histórica, tal
como se ve en el mismo Jesús.
En Lc 4,18-19 es bastante evidente: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a llevar la buena
nueva a los pobres, a anunciar la libertad a los presos, a dar la vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos y a proclamar un año
de gracia del Señor". Evangelizar a los pobres es fundamentalmente darles la buena nueva de que son ellos los primeros
destinatarios del reino y que habitan en el corazón mismo de Dios.
Además, el pobre aparece en el evangelio como sacramento de Dios, el único "sacramento" absolutamente universal y
necesario para la salvación. En ese horizonte, la opción por los pobres constituye un rasgo original de la revelación cristiana.
Se funda en razones teológicas (permanentes), y no sólo en condiciones sociológicas (mudables).
La opción por los pobres es teológica
Para la comunidad de los cristianos, la opción por los pobres no es ni puede ser una opción originaria, sino derivada de una
opción anterior: la fe en Jesucristo. Es la fe cristológica lo que confiere un sentido último e inagotable a la opción por los
pobres. No se trata de opciones diversas, sino de niveles diferentes de una misma opción de fondo.
https://youtu.be/BpFfr1-99JA
En una perspectiva cristiana importa notar y practicar una reflexión entre esos dos polos: opción (de fe) por Jesucristo y
opción consiguiente (ética y política) por los pobres. La fe en Cristo envía a los pobres, y el compromiso por y con los pobres
remite a Jesús y a su reino. Entre Cristo y el pobre está la justicia como nexo interno. Por tanto, Cristo-justicia-pobres forman
una trilogía indisociable y siempre articulable.
Podemos remarcar, por lo tanto, que la opción preferencial por los pobres, no es opcional, ¡en el sentido de “libre elección!,
sino que es una opción implícita en la fe cristológica, porque no podemos ser cristianos, llamarnos seguidores de Cristo, si es
que no somos capaces de reconocerlo en medio de nosotros en los más pobres.  Aparecida es contundente, no deja lugar a
dudas o como decía Mons. Pedro Barreto (Arzobispo de Huancayo), “no es momento de perder el tiempo en discusiones
antojadizas, más bien hay que ponerse en acción de manera creativa”.
IV. LA IGLESIA Y LA OPCIÓN POR LOS POBRES
La opción por los pobres apunta a la dimensión social de la "caridad", o sea, al carácter político del amor evangélico. La opción
por los pobres es la moderna expresión de esa "caridad" que, al asumir determinaciones históricas actuales de la pobreza,
exige una opción en su favor, a través de una toma de posición social, de una elección histórica.
La opción por los pobres es, el nuevo rostro del amor cristiano; un amor síntesis, que armoniza e integra corazón y razón
crítica, gestando en cada práctica señales de un mundo alternativo, anticipaciones del reino de Dios.
https://youtu.be/cThOeWQNfbQ
La opción por los pobres es en el fondo un imperativo ético de toda y de cualquier sociedad por más "reconciliada" que
pretenda ser. Además, esa opción lleva siempre a ver la sociedad a partir de los últimos, sean cuales sean: hoy los pobres
socio-económicos; mañana quizá los "desesperados de la vida". La opción por los pobres sólo cambia de forma histórica en la
exacta medida en que cambia el aspecto de pobreza de la época de una sociedad. En ese sentido permanece válida la
afirmación de Dios: "Siempre tendréis pobres entre vosotros" (Jn 12,8).
Desde el punto de vista del objeto, la opción por los pobres apunta a pobres concretos, o sea, definidos a partir de su
condición socioeconómica. La opción por los pobres no se reduce a una clase de pobres, como sería el proletariado industrial,
comprende a todos los pobres (desocupado, mendigo, obrero, agricultor) y a todo el pobre (también en sus determinaciones
socio-culturales: negro, mujer, indio).
Desde el punto de vista formal importa entender que la opción por los pobres no es sólo una opción temporal, sino también
espiritual; no es sólo política, sino también religiosa. Es decir, el pobre no tiene solamente hambre de pan, sino también,
sobre todo y sin discusión, hambre de sentido y de misterio. Para que una opción por los pobres sea evangélica, debe ser una
opción integral o total, capaz de articular todas las dimensiones que definen a una persona humana.
Los propios pobres aparecen como los sujetos y protagonistas de su propio proceso de liberación. Indudablemente, esa
conciencia es en parte fruto de un trabajo pastoral encarnado, llevado adelante por la propia Iglesia. Podemos decir entonces
que la convergencia eclesial ha posibilitado la aparición de un "nuevo modo de ser Iglesia", expresado particularmente en las
Comunidades eclesiales de base (CEBs).
Indudablemente, la fe en Jesucristo es lo que justamente
constituye el lazo más profundo de unidad eclesial. Por eso
importa activar esa unidad "católica" en torno al eje de los pobres,
eje íntimamente ligado a Jesucristo. Pues cuanto más concretas
sean las exigencias de la fe respecto a los pobres más concreta
será esa unidad.

El documento de Aparecida cuando quiere aplicar la opción


preferencial por los pobres o quiere convertirla en acciones
concretas manifiesta un deseo de transformación de la misma
Iglesia, la Iglesia debe ser “casa de los pobres”, “abogada de justicia y de los pobres”.  La iglesia se presenta entonces como
necesitada de conversión, de ahí la radicalidad de Aparecida.
“La Iglesia está convocada a ser “abogada de la justicia y defensora de los pobres” ante intolerables desigualdades sociales y
económicas que claman al cielo” (395)
La Iglesia debe ser, lo dice con claridad el documento, abogada de la justicia y de los pobres, porque la acción por la justicia y
el trabajo por la promoción humana no son ajenas a la evangelización, no terminan allí donde comienza el mensaje
evangélico, sino más bien como decía Pablo VI: “evangelización y promoción humana van de la mano”.
Para ello es necesario, primeramente, que se asuman actitudes concretas, es necesario hacer el camino de la amistad y
cercanía, sólo de esa manera se puede entablar relaciones que se transformen en crecimiento continuo de aquellos a quienes
queremos ayudar.
https://youtu.be/hDXkcJNOGHo
Por eso, los obispos de América Latina en aparecida manifiestan que, “sólo la cercanía que nos hace amigos nos permite
apreciar profundamente los valores de los pobres de hoy, sus legítimos anhelos y su modo propio de vivir la fe.  La opción por
los pobres debe conducirnos a la amistad con los pobres…” (A. 398)
 Además, no se trata sólo de teorizar o de una emoción sobre la opción, ese es uno de los riesgos en los que se puede caer (A.
397).  Se trata de buscar que ellos sean portadores de su propia transformación.
“Es necesaria una actitud que se manifieste en opciones y gestos concretos… dedicar tiempo a los pobres, prestarles una
amable atención, escucharlos con interés, acompañarlos en los momentos más difíciles, eligiéndolos para compartir horas,
semanas o años de nuestra vida, y buscando desde ellos, la transformación de su situación” (A. 397)
V. TIPOS DE POBREZA
a. Pobreza material

“La pobreza como carencia de los bienes de este mundo es, en cuanto tal, un
mal. Los profetas la denuncian como contraria a la voluntad del Señor y las
más de las veces como el fruto de la injusticia y el pecado de los hombres”
(M.14,4)
Teológicamente, no es querida por Dios y representa un "pecado social"
(Puebla, 28, passim) por ser sinónimo de injusticia. Ya los pobres son "socialmente inocentes", víctimas de la injusticia. Por eso
"merecen una atención preferencial, cualquiera que sea la situación moral o personal en que se encuentren" (Puebla, 1142).
Por los pobres, contra la pobreza: tal es el lema de la opción por los pobres.
b. Pobreza Espiritual
“La pobreza espiritual, es el tema de los pobres de Yavé (258). La pobreza espiritual es la actitud de apertura a Dios, la
disponibilidad de quien todo lo espera del Señor (259). Aunque valoriza los bienes de este mundo no se apega a ellos y
reconoce el valor superior de los bienes del Reino” (M.14,4)
Situada en otra esfera, esta pobreza, acompañada del apelativo "espiritual", revela su sentido traslaticio o metafórico.
Pobreza espiritual es la inherente a todo ser creado, en cuanto dependiente absoluto de Dios, y por ello ontológicamente
pobre. Aquí pobreza es conciencia de la propia condición humana, engendrando un sentido religioso de apertura a Dios, de
confianza, humildad y entrega al misterio.
Pobreza material y pobreza espiritual, si bien distintas, pueden caminar juntas, e incluso tienden a coincidir. La pobreza
espiritual representa una entidad relativamente autónoma y comprensible en sí misma. Por eso el publicano de la parábola (Lc
18,9-14) y el publicano de la historia (Zaqueo: Lc 19,110) son realmente pobres de espíritu.
c. Pobreza como compromiso
“La pobreza como compromiso, que asume, voluntariamente y por amor, la condición de los necesitados de este mundo para
testimoniar el mal que ella representa y la libertad espiritual frente a los bienes, sigue en esto el ejemplo de Cristo que hizo
suyas todas las consecuencias de la condición pecadora de los hombres y que "siendo rico se hizo pobre" para salvarnos. (M.
14, 4)

El ideal evangélico de la pobreza, vivido y propuesto por Cristo a sus seguidores (Lc 13,33-34;14,33;18,1830; 19,1-10, etc.), es
la síntesis concreta de los dos tipos de pobreza descritos anteriormente. En efecto, la pobreza evangélica, ideal de todo
cristiano, posee una faceta interna y otra externa.
Es espiritual y material al mismo tiempo. Se trata, efectivamente de una actitud interior originaria, que se expresa
coherentemente en un estilo de vida exterior. Importa aquí articular las dos dimensiones: el polo decisivo es ciertamente el
interior, mientras que el exterior, a la vez que es determinado, reacciona sobre el interior a partir de su autonomía específica.
La pobreza cristiana o evangélica implica, un desapego afectivo, una actitud de compartir y una sobriedad (estilo de vida
austero). Es también el ideal de la pobreza evangélica el que debe inspirar, a los ojos cristianos, el proyecto socio-económico
de una nueva sociedad humana y fraterna, en la que el desarrollo material sea únicamente la condición necesaria (y siempre
insuficiente) del desarrollo humano integral. Ésa fue la gran lección de Pablo VI en la Populorum progressio: no busca tener,
sino ser, y busca tener solamente en función del ser.
VI. APOROFOBIA ¿QUÉ ES?
https://youtu.be/uEBq2lGCSqQ
VIi. LOS NADIES
https://youtu.be/EHx4N6q9zN0

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