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UNIVERSIDAD DE CHILE

VICERRECTORIA ACADEMICA Y ESTUDIANTIL


DEPARTAMENTO DE POSTGRADO Y POSTITULO

EL ALTIPLANO
Ciencia y conciencia en los Andes

Actas delll Simposio Internacional de Estudios Altiplánicos


19 al 21 de Octubre de 1993,
Arica, Chile

. Santiago de Chile

1997
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

.11 SIMPOSIO INTERNACIONAL


DE ESTUDIOS ALTIPLANICOS

19-21 de Octubre de 1993


Arica, Chile

UNIVERSIDAD DE CHILE
VICERRECTORIA ACADEMICA Y ESTUDIANTIL
DEPARTAMENTO DE POSTGRADO Y POSTITULO
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

AUTORIDADES SUPERIORES CENTRALES


DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE

Doctor Jaime Lavados Montes


Rector

Alfredo Lahsen Azar


Prorrector

Juan Manuel Pino Ramírez


Contralor

Fernando Lolas Stepke


Vicerrector Académico y Estudiantil

Patricio J. Basso Gallo


Vicerrector Económico y Administrativo
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

11 SIMPOSIO INTERNACIONA L
DE ESTUDIOS ALTIPLANICOS

19-21 de Octubre de 1993


Arica, Chile

TEMAS GENERALES Y ACTAS

ORGANIZACION
DEPARTAMENTO DE POSTGRADO Y POSTITULO
VICERRECTORIA ACADEMICA Y ESTUDIANTIL
UNIVERSIDAD DE CHILE

COLABORACIO N
UNIVERSIDAD DE TARAPACA

AUSPICIO
THE TINKER FOUNDATION

Santiago de Chile, 1997


El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

COMITE ORGANIZADOR

César González Oróstica


Presidente

Patricio Aceituno Gutiérrez


Mil ka Castro Lucic
Reynaldo Charrier González
Aníbal Llanos Mansilla
Luis Alberto Raggi Saini
Coordinadores por Area

M. Cristina Salas Marín


Marcia Calfucoy Norambuena
Marcela Lagos Araya
Secretarias

COMITE EDITOR
Reynaldo Charrier González
Editor General

Patricio Aceituno Gutiérrez


Milka Castro Lucic
Aníbal Llanos Mansilla
Luis Alberto Raggi Saini
Editores

Reynaldo Charrier González


Fotografía de Portada

Inscripción N° 1OO. 491


ISBN 956 - 272 - 693 - 2
Universidad de Chile
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

INDICE GENERAL

PREFACIO

DISCURSOS 111

DISCURSO DEL DR. REYNALDO CHARRIER GONZALEZ, V


EN NOMBRE DEL COMITE ORGANIZADOR

DISCURSO DEL SR. JORGE URQUHART MATHEU, VIl

RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DETARAPACÁ

DISCURSO DEL DR. JAIME LAVADOS MONTES, IX


RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE

ACUERDOS Y CONCLUSIONES XIII

HOMENAJE AL GEOLOGO PROFESOR JUAN VARELA BARBAGELATA (1938 -1993) XVII

OBRA ACADEMICA DEL PROFESOR VARE LA XXI

PRESENTACIONES AL 11 SIMPOSIO INTERNACIONAL

DE ESTUDIOS ALTIPLANICOS

AREA CIENCIAS DE LA TIERRA Y MINERIA


CIENCIAS DE LA TIERRA Y RECURSOS MINEROS Y ENERGETICOS 5
EN EL ALTIPLANO CHILENO.

Reynaldo Charrier

GRADO DE COMPENSACION ISOSTATICA EN EL ALTIPLANO: 15


ANALISIS GRAVIMETRICO DE 2 Y 3 DIMENSIONES.

Gonzalo Yañez, Aldo Giavelli y Jorge Cañuta

GEOLOGIA Y TECTONICA DEL ALTIPLANO CHILENO. 23


Reynaldo Charrier y Nelson Muñoz

ALTIPLANO NORTE DE BOLIVIA: EVOLUCION GEOLOGICA TERCIARIA. 33

Gérard Hérail, Philippe Rochat, Patrice Baby,

Osear Araníbar, Alain Laven u y George Mascle

APORTE DE LA PALEOPALINOLOGIA AL CONOCIMIENTO DE LA EVOLUCION CLIMATICA 45

DURANTE EL ALZAMIENTO DEL ALTIPLANO.

Silvia Palma"Heldt

\
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

HALLAZGO DE UNA GIGANTESCA AVALANCHA DE DETRITOS DEL CENOZOICO SUPERIOR 47


EN OXAYA, REGION DE TARAPACA.

José Antonio Naranjo

LOS RECURSOS NO METALICOS DEL ALTIPLANO CHILENO. UNA REVISION. 53


Guillermo Chong Díaz

AREA CLIMA Y RECURSOS HIDRICOS


ASPECTOS GENERALES DEL CLIMA EN EL ALTIPLANO SUDAMERICANO. 63
Patricio Aceituno

HIDROLOGIA DEL SECTOR ALTIPLANICO CHILENO. 71


Carlos Salazar Méndez

HISTORIA DEL LAGO TITICACA DURANTE EL HOLOCENO. 79


Philippe Mourguiart, Jaime Argollo y Denis Wirrmann

LA INFLUENCIA DE LA ALTA DE BOLIVIA EN LAS PRECIPITACIONES EN EL PERU 80


Hermenegilda Manrique Olivares

CLIMATOLOGIA DE LA PUNA DE ATACAMA Y SU RELACION CON 87


LOS RECURSOS HIDRICOS

Hugo Romero, Andrés Rivera y Patricio Fernández

ESCENARIOS PALEOHIDROLOGICOS Y PALEOCLIMATICOS DE LOS ULTIMOS 30.000 AÑOS 95


EN EL ALTIPLANO BOLIVIANO.

Jaime Argollo

GLACIOLOGIA E HIDROLOGIA DE GLACIARES EN LA CORDILLERA REAL DE BOLIVIA. 99


P. Ribstein y B. Francou

GEOQUIMICA DE AGUAS EN EL ALTIPLANO. UNA APROXIMACION. 105


HugoAionso

EXPOSICION AL ARSENICO DE LA POBLACION ATACAMEÑA. 109


A. M. Sancha, F. Fuentes, H. Venturina, A. M. Baron

V. Moreno y A. M. Salazar

CARACTERIZACION DE LA CALIDAD SANITARIA DE AGUAS DE BOFEDALES 117


Y VEGAS DEL AREA ANDINA CHILENA

G. Castillo, M. Castro, M. Bahamondes y V. Lorca


El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

AREA ECOSISTEMAS ACUATICOS


SIGNIFICADO DE LA ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO DE ECOSISTEMAS 127

ACUATICOS Y ZONAS ECOTONALES ALTIPLANICOS PARA SU EVALUACION,

GESTION AMBIENTAL Y CONSERVACION.

Hermann A. Mühlhauser

COMUNIDADES BENTONICAS DE LAGUNAS ALTIPLANICAS Y SU RELACION 135

CON LA ACTIVIDAD TROFICA.

Matilde López M.

MICROORGANISMO S DE AMBIENTES EXTREMOS: . SALAR DE ATACAMA, CHILE 143

Victoriano Campos Pardo

AREARECURSO SEDAACOS
RECURSOS EDAFICOS DEL ALTIPLANO, 1 REGION 151

Walter Luzio

LOS SUELOS DE ALTURA DE LA REPUBLICA ARGENTINA: LA PUNA. 153

José R. Vargas Gil y Carlos O. Scoppa

AREA FLORA ALTIPLANICA


LA VEGETACION EN EL ALTIPLANO. 161

Rosa Negrete Córdova

FLORA ANO VEGETATION OF NORTHERN CHILEAN ANDES. 167

Mary T. Kalin Arrollo, Francisco A. Squeo, Heinz Veit,

Lohengrin Cavieres, Pedro León y Eliana Belmonte

QUIMICA DE PRODUCTOS NATURALES DE LA FLORA PRECORDILLERANA ANDINA 179

DE LA 11 REGION DE CHILE.

Luis A. Loyola M. y Jorge Borquez R.

ESTUDIO DE PLANTAS MEDICINALES, DE DISTINTAS REGIONES DE BOLIVIA, 185

CON ACTIVIDAD ANTIPARASITARIA.

Elfride Balanza, Victoria Muñoz, Alcira Angelo, Emma Ruiz, Eric Deharo,

Alaint Fournet, Christian Moretti y Michel Sauvain.


El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

LA IMPORTANCIA DE LOS INDICADORES BIOLOGICOS EN LA RECONSTRUCCION


191
DEL PALEOAMBI ENTE: EL CASO DE LA LLARETA Y LA QUENOA.

Eliana Belmonte

AREA FAUNA ALTIPLAN ICA


LA FAUNA ALTIPLANIC A.
199
Luis Alberto Raggi Saini

FAUNA DE VERTEBRAD OS DEL ALTIPLANO: UN ANALISIS COMPARATIVO EN EL


203
EXTREMO NORTE DE CHILE.

Pedro E. Cattan

PRINCIPALES PROBLEMA S DE LAS AVES ACUATICAS EN EL ALTIPLANO BOLIVIANO.


207
Eliana Flores

EVOLUCION Y DESARROLL O DE LA GANADERIA CAMELIDA EN EL ALTIPLANO


211
EN LATINOAME RICA

Julio Sumar Kalinowski

CARACTERI STICAS FISIOLOGICAS Y PRODUCTIVAS Y PRODUCTIVAS DE LOS


223
CAMELIDOS SUDAMERIC ANOS DOMESTICOS.

Luis Alberto Raggi Saini

ESTRATEGIAS REPRODUCTIVAS DE LOS CAMELIDOS SUDAMERICANOS


227
. EN ELALTIPLAN O.

Bessie Urquieta M.

ESTRATEGIAS NUTRICIONA LES DE LOS CAMELIDOS SUDAMERICANOS EN LAS


233
ZONAS ALTOANDIN AS DEL PERU.

Felipe San Martin

AREA ANTROPO LOGIA


EL CAMPESINA DO ALTOANDIN O DEL NORTE DE CHILE.
243
Milka Castro Lucic

LOS RECURSOS AGROPECU ARIOS DEL NORTE DE CHILE AL TIEMPO


255
DE LA INVASION EUROPEA.

Lautaro Núñez

ARQUEOLO GIA DE LOS ANDES.


269
Calogero M. Santoro V.
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

DISPONIBILIDAD, ACCESO Y SISTEMAS DE TENENCIA DE LA TIERRA ENTRE 277

LOS AYMARAS DEL ALTIPLANO DE LA 1 REGION DE TARAPACA.

Héctor Gonzáles Cortés

SISTEMAS ECONOMICOS DE LOS AYMARAS DEL ALTIPLANO DE LA REGION 283

DE TARAPACA E INTERVENCION PUBLICA Y PRIVADA PARA EL DESARROLLO

Hans Gundermann Kroll

EL ABUELO SACRAMENTO PANIRE: RELATO DE LA DEFENSA DE LAS 287

AGUAS DE TURI.

Carlos Aldunate Del Solar

CULTURA Y EDUCACION EN EL ALTIPLANO. 293

Bernardo Guerrero

ARTE ANDINO, REFLEJO DE UNA CULTURA. 1 297

Juan M. Chacama R. y Luis Briones M.

EL ALTIPLANO ECUATORIAL ANDINO, ESTUDIOS SOBRE SU ESPECIFICAD CULTURAL 301

Segundo E. Moreno Yañez

AREA BIOMEDICINA Y FISIOLOGIA DE ALTURA


BASES BIOLOGICAS DEL MAL DE MONTAÑA CRONICO. 311

Carlos Monge C. y María del Pilar Fortunic

¿ ES EVITABLE LA ENFERMEDAD AGUDA DE LA MONTAÑA, "PUNA"? 315

. Robert Torrance y Hugo Donoso

PALEOEPIDEMIOLO GIA GENETICA DE POBLACIONES ANDINAS: 8.000 AÑOS 321

DE EVOLUCION.

Francisco Rothhammer y Rodrigo Moreno

CAPACIDAD DE EJERCICIO Y ACTIVIDAD LABORAL EN CONDICIONES DE HIPOXIA 329

HIPOBARICA INTERMITENTE.

Pablo Casanegra, Jorge Jalil, Sandra Braun, Gastón Chamorro,

Fernando Saldías, Roberto Rodríguez y Miguel Morales

ARTERIAL CHEMORECEPTORS IN TISSUE CULTURE: MORPHOLOGIC 333

ANO PHYSIOLOGIC ASPECTS.

J. Alcayaga

MODULATION OF ARTERIAL CHEMORECEPTORS ACTIVITY ANO ITS 341

CONTRIBUTION TO THE HYPOXIC RESPONCE.

P. Zapata R. lturriaga
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

DYNAMICS ANO ENDOCRINE COMPONENTS OF THE CARDIOVASCU LAR 349


RESPONCE TO ACUTE HYPOXAEMIA IN THE LLAMA FETUS COMPARED

TO THE SHEEP FETUS.

Dino A. Gussani, Raquel A. Riquelme, Hugh H. McGarrigle, Fernando A. Moraga,

Cristián R. Gaete, Emilia M. Sanhueza, Mark A. Hanson y Aníbal J. Llanos

ONTOGENY OF CORTISOL SECRETION BY THE ADRENAL GLAND IN THE 357


FETAL LLAMA (Lama glama).

Raquel Riquelme, Gertrudis Cabello, Marcela Vergara, Michelle Towstoless,

Marelyn Wintour, Aníbal Llanos y Maria Serón-Ferré

ESTUDIO CORPORATIVO DE LA FUNCION RESPIRATORIA EN NINOS BOLIVIANOS 365


DE LA ALTURA Y DEL TROPICO. INFLUENCIA DEL ESTADO NUTRICIONAL

Y ANTROPOMETR ICO.

Enrique Vargas Pacheco, Mercedes Villena Cabrera, Hilde Spielvogel,

Philippe Obert, Ana María de Quiroga, Guy Falgairette, Esperanza Cáceres,

Han C. G. Kemper, Jean Coudert y Cristina González

PATOLOGIA DEL SISTEMA NERVIOSO EN LAS GRANDES ALTITUDES. 373


Zdzislaw Jan Ryn

NUESTRA EXPERIENCIA EN RESIDENTES PERMANENTES DE ALTURA: 377


"Calidad de la aclimatacion".

Raimundo Santolaya B., Luis Salazar C., Mario Sandoval M.,

Raimundo Santolaya C. y Rubén Alfare T.


El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

PREFACIO

El Altiplano es, con el Tibet, una de las mayores mesetas elevadas de la Tierra con una altura promedio de casi 4.000 m sobre
el nivel del mar. Se ubica en los Andes Centrales y es un territorio compartido por Argentina, Bolivia, Chile y Perú. Su población
principalmente aymara y quechua mantiene estrechos lazos con su cultura prehispánica y depende fundamentalmente de una
actividad agrícola y ganadera, especialmente de especies indígenas, y ocasionalmente artesanal de subsistencia. Las condiciones
ambientales, debidas a la gran altura y el prolongado aislamiento, han permitido el desarrollo de un delicado equilibrio ecológico,
muy sensible a la contaminación y a la intervención del Hombre. Este equilibrio está actualmente amenazado por la actividad
turística, las necesidades de las grandes ciudades ubicadas en las tierras bajas adyacentes y los requerimientos de la industria
minera desarrollada en la región.

El Altiplano presenta, en consecuencia, características únicas para desarrollar investigaciones científicas puras y aplicadas,
interdisciplinarias, interinstitucionales y internacionales, en una amplia gama de disciplinas: Ciencias de la Tierra, Ciencias
Atmosféricas, Recursos Hídricos, Biomedicina y Fisiología, Recursos Geotérmicos, Vegetación, Fauna, Ecología, Ciencias
Ambientales, etc. Es por estas razones que la Universidad de Chile, consciente de su papel de universidad estatal por excelencia,
creó el Centro de Estudios Altiplánicos y organizó, conjuntamente con la Universidad de Tarapacá, elll Simposio Internacional
de Estudios Altiplánicos, realizado en Arica, los días 19 a 21 de Octubre de 1993.

Los objetivos de este Simposio fueron evaluar el conocimiento adquirido hasta la fecha sobre la región altiplánica, definir las
áreas de investigación y desarrollo más importantes, y fomentar la realización de proyectos de investigación cooperativos,
interdisciplinarios e inernacionales. Las grandes áreas temáticas del conocimiento cubiertas por este Simposio son: Ciencias
de la Tierra y Minería, Clima y Recursos Hidrícos, Ecosistemas Acuáticos, Recursos Edáficos, Flora, Fauna, Antropología y,
Biomedicina y Fisiología de Altura.

Este libro contiene los resultados y ponencias del 11 Simposio Internacional de Estudios Altiplánicos. En la primera parte se
presentan los aspectos generales del Simposio como los discursos de la Ceremonia Inaugural y los Acuerdos y Conclusiones
y, en la segunda parte, se incluye un homenaje al Profesor Juan Varela Barbagelata, fallecido poco después de su participación
en este Simposio, a quién se dedica este libro.

Por su especialización en Geología del Cuaternario, el Profesor Varela ha realizado destacadas contribuciones, muchas de
ellas en grupos interdisciplinarios de investigación y en diversas regiones del país, en áreas relacionadas con ese tema, como
Geomorfología, Estratigrafía y Sedimentología de depósitos cuaternarios, Arqueología, origen, evolución y caracterización de
suelos y Riesgo Geológico.

La tercera parte está formada por los textos correspondientes a las conferencias generales, presentadas en sesiones plenarias
del Simposio y destinadas a introducir a todos los participantes en los temas propios de cada una de las áreas temáticas, y a los
textos completos de la mayoría de las presentaciones realizadas durante las sesiones de trabajo de cada área temática.

El Comité Editor de este libro desea expresar muy especialmente su agradecimiento a la Fundación Tinker de los Estados
Unidos de Norte América por su valioso apoyo, sin el cual elll Simposio Internacional de Estudios Altiplánicos y la impresión de
estas actas no se habrían podido realizar.

El Comité Editor
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

DISCURSOS PRESENTADOS EN LA SESION INAUGURAL


ANTE:

Autoridades centrales y regionales,

Autoridades universitarias y académicas,

Miembros de la comunidad universitaria,

Representantes de organismos no gubernamentales,

Miembros de instituciones extranjeras, ·

Invitados especiales, y

Participantes .

111
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El Altiplano. Cienci.a y conciencia en los Andes

DISCURSO DEL DR. REYNALDO CHARRIER GONZALEZ


EN NOMBRE DEL COMITE ORGANIZADOR ,

Estamos reunidos en este Salón de Honor para inaugurar el "Segundo Simposio Internacional de Estudios Altiplánicos",
que se desarrollará durante los próximos tres días en la ciudad de Arica.

Los objetivos de este Simposio, como se expresa en los trípticos y las invitaciones a participar, son:

Evaluar el estado del conocimiento de la región altiplánica y de sus problemas, con una visión regional integrada e inter-
disciplinaria.
Definir las líneas de investigación y de desarrollo regional de mayor importancia y urgencia.
Impulsar proyectos de carácter cooperativo e interdisciplinario entre los paises de la región.

Para lograr los objetivos planteados es necesario:

a. Disponer de un conocimiento actualizado y de una comprensión profunda e integrada de los antecedentes disponibles
sobre la región y de los problemas existentes en ella, y

b. Reunir al mayor número de especialistas en temas altiplánicos y en temas de interés para la región, para realizar la mejor
evaluación posible de los conocimientos disponibles y de sus problemas.

Es por ello que hemos considerado indispensable difundir la realización de este simposio a todas las instituciones chilenas y
extranjeras que pueden aportar experiencia en la temática altiplánica. Como resultado de esta gestión se ha reunido estos días
en la ciudad de Arica una amplia gama de especialistas nacionales y extranjeros vinculados con temas, relacionados con el
Altiplano pero tan diferentes entre sí como: Geología, Geofísica, Minería, Meteorología, Climatología, Recursos Hídricos, Recursos
Edáficos, Contaminación Ambiental, Vegetación, Fauna, Arqueología, Antropología, Biomedicina , Fisiología de Altura, etc.
La convocatoria ha tenido éxito y es así como están participando en este Simposio miembros de diversas universidades
chilenas y extranjeras, de instituciones nacionales como: Comisión Nacional de Riego, Corporación Nacional Forestal (CONAF),
Dirección General de Aguas, Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), Ministerio de Agricultura, Servicio Nacional de Geología
y Minería, y organismos no-gubernamentales, y de instituciones extranjeras como: Centro de Investigación de Recursos Naturales
de Castelar de Argentina, Instituto Boliviano de Biología de Altura, Instituto de Investigaciones Arqueológicas del Perú, Instituto
Francés de Investigación Científica para el Desarrollo en Cooperación (ORSTOM), Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología
del Perú. Así mismo están presentes destacadas autoridades nacionales y regionales.

En relación con la organización de este simposio es necesario mencionar el importante apoyo que esta iniciativa ha recibido de
parte de la Tinker Foundation de los Estados Unidos.

Con el objeto de lograr la integración de conocimientos, necesaria para una profunda comprensión de los variados aspectos y
problemas relacionados con la región, esta reunión se estructuró de manera que todos los participantes podamos atender a
charlas generales sobre cada una de las seis áreas temáticas del simposio: Ciencias de la Tierra, Clima y Recursos Hídricos,
Vegetación y Recursos Edáficos, Fauna, Antropología, y Biomedicina y Fisiología de Altura.

Posteriormente, nos separaremos por grupos, según disciplinas, para participar en mesas redondas sobre cada una de las
áreas recién mencionadas.

Considerando la nómina de participantes a este simposio, pensamos que, con posterioridad a este evento, se podrá publicar un
libro que reuna las exposiciones presentadas durante estos días y las conclusiones del simposio. Este libro será un valioso
documento, no sólo para los participantes, sino para todos aquellos interesados en el Altiplano, sean éstos científicos,
profesionales, o instituciones responsables de su conservación o de su desarrollo.

La iniciativa de la Universidad de Chile de crear un Centro de Estudios Altiplánicos tiene sentido en la medida que exista un
grupo de investigadores que trabajen en la región, interesados en seguir trabajando en ella, con una idea clara de lo que se
debe hacer, de por qué y cómo se puede trabajar de manera complementaria e interdisciplinaria.

V
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Este segundo simposio no sólo nos está reuniendo por segunda vez, sino que nos está ofreciendo la posibilidad de adquirir esa
necesaria visión integral de la región y sus problemas, sin la cual no hay progreso en esta época de rápido avance científico y
tecnológico, de complejidad creciente y de fuerte preocupación por el deterioro del ambiente.

Estamos convencidos que no tiene sentido crear el Centro y después solicitar a los investigadores que se acerquen a trabajar.
Pensamos que el camino es el contrarío: Es necesario que existan los investigadores y el interés por trabajar en el tema y
después reunirlos en este Centro para realizar juntos e integradamente esa difícil tarea de crear conocimientos y solucionar
problemas.

Esta reunión pone en evidencia que existe un número grande de investigadores y profesionales interesados en el problema
altiplánico y que hay instituciones de diversa índole enfrentadas a la difícil y aparentemente contradictoria tarea de conservar
el delicado ambiente altiplánico y de encontrar y poner en marcha actividades de desarrollo en la región.

El Centro de Estudios Altiplánicos será un ente catalizador para los intereses de los investigadores y de las instituciones
interesadas en el Altiplano. Además, la existencia de un Centro de Estudios Altiplánicos, formalmente constituido, favorecerá al
nivel de instituciones, de grupo de instituciones, como país y como grupo de paises altiplánicos, nuestra vinculación con otras
instituciones y grupos de estudio de otros paises no altiplánicos interesados en desarrollar estudios en la región; favorecerá,
así mismo, la obtención de fondos para realizar los estudios y los trabajos que sean, de acuerdo con nuestras conclusiones, de
interés prioritario. Sin este tipo de apoyo económico, esta iniciativa de formar un grupo de trabajo sobre problemas altiplánicos
podría resultar estéril.

Después de esta introducción, me resta sólo desear a todos los participantes mucho éxito en sus presentaciones y a los
asistentes una interesante y provechosa reunión.

¡Muchas gracias!

VI
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

DISCURSO DEL SR. JORGE URQUHART MATHEU,


RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE TARAPACA

Es un honor, para quién les habla, dirigirse a ustedes, en esta ocasión de especial relevancia, tanto para la Universidad de
Tarapacá, como para la Universidad de Chile, a la cual acogemos en nuestras aulas con motivo delll Simposio Internacional
de Estudios Altiplánicos.

En esta oportunidad, quiero resaltar dos hechos que me parecen dignos de destacar en las relaciones entre la Universidad de
Ta(apacá y la Universidad de Chile.

12 Cuando suscribiéramos el convenio de cooperación entre la Universidad de Chile y la Universidad de Tarapacá, pocos
imaginaron las proyecciones que éste alcanzaría.

Con el transcurso del tiempo, nuestro convenio se ha ido materializando,

Por una parte, mediante la identificación de temas específicos de interés común, a través del trabajo de investigación
conjunto de los académicos de ambas instituciones y en la elaboración de proyectos y su respectivas puesta en marcha de
programas tales como el magíster en biología por parte de la Facultad de Ciencias y la creación de la Carrera de Derecho
de nuestra universidad para el año próximo, donde hemos recibido el apoyo necesario de la Universidad de Chile;

Y, por otra, mediante la colaboración en la organización de eventos como el que inauguramos hoy.

Por esta razón, cuando hace algunos meses el Rector Lavados me planteara la realización de este simpÓsio, no dudamos en
prestar nuestra colaboracion, la que se expresa en la designación de un contraparte local, la participación de algunos expositores
y en el uso de nuestra infraestructura física.

Estas acciones han tenido como objetivo estrechar los vínculos entre la Universidad de Tarapacá y una de sus universidades
matrices.

22 Sin embargo, estimamos, y lo digo sin falsa modestia, que estamos en condiciones, tanto de profundizar estas acciones
como de extenderlas hacia otras áreas del conocimiento:

a) En la Agricultura, campo en el cual nuestro instituto puede aportar 30 años de experiencia en la investigación sobre plagas,
fruticultura tropical, manejo tecnificado del recurso hídrico y transferencia tecnológica;

b) En la Arqueología, cuyo museo y trabajos de investigación se remontan a la década de los 50, los cuales, en la actualidad,
ya comienzan a ser conocidos, tanto en Estados Unidos como en Europa;

e) En los negocios internacionales, donde ponemos a disposición la experiencia ganada en nuestras incursiones en Lima,
Arequipa y, próximamente, en Bolivia.

La Antropología, la Etnohistoria, la Lingüistica, la Climatología, el recurso hídrico, la energía no convencional, el medio ambiente
podrían ser, entre otros, campos propicios para la colaboración entre ambas instituciones.

Hoy, al inaugurar este 11 Simposio Internacional de Estudios Altiplánicos organizado por la Universidad de Chile, somos
meros colaboradores. Sin embargo, estamos ciertos que nuestras inquietudes y nuestro desarrollo nos permitirán trabajar de
manera conjunta y armónica en la organización de eventos como este y en la búsqueda del conocimiento en alguna de las
áreas mencionadas.

VIl
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

DISCURSO DEL DR. JAIME LAVADOS MONTES,


RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE

Este es para nosotros, la Universidad de Chile, un evento de particular importancia, lo que se demuestra por el hecho que el
Rector haya decidido venir a Arica sólo por el día a participar en esta inauguración.

Me interesa enfatizar algunos de los conceptos ya mencionados por el estimado Rector y amigo don Jorge Urquhart. Se trata
de un evento simbólico. La Universidad moderna está enfrentada a una serie de nuevos desafíos, para los cuales no hemos
tenido en nuestra historia las experiencias adecuadas como para fundar en ellas nuestros acomodos institucionales. ·

En primer lugar es necesario destacar la velocidad increíble, con que avanza el conocimiento. En algunas áreas podremos
estar a la par con el desarrollo mundial, quizás mantenernos en la frontera, en otras en cambio, tenemos que estar sólo al tanto
de lo que se hace en el mundo más avanzado. Por otra parte cambian las prioridades sociales y económicas del país al cual
tenemos que responder las Universidades que, como las nuestras, tienen vocación de servicio público. Asimismo, cambia el
ambiente en que nos desarrollamos y el modo como nos conectamos con la actividad pública o la manera cómo generamos
nuestros recursos, que_ ahora como todos saben, son menos del 50% de origen fiscal. También cambia el contexto cultural en
el que se da la actividad universitaria y con ello las condiciones y posibilidades de nuestra acción en este importante campo.

Estas sustanciales modificaciones en el conocimiento, en las necesidades sociales, en el ambiente en que nos movemos, en
la cultura que nos envuelve, generan tres órdenes de respuesta:

En primer lugar, hay necesidad de identificar áreas sustantivas del conocimiento que es necesario desarrollar, y naturalmente
cuáles se hace necesario dejar de lado. Se trata de una reconversión de nuestras prioridades académicas, la que ahora
debe considerar los distintos cambios a los cuales se debe responder.

En segundo lugar, es necesario establecer formas organizacionales y administrativas distintas a las habituales, para movernos
en el ámbito económico y político en que ahora nos desenvolvemos, que sin duda, es distinto al que teníamos 20 ó 30 ó 50
años atrás.

En tercer lugar, hay que cambiar culturas organizacionales, es decir, el modo cómo nuestras instituciones perciben su
trabajo y el entorno y sus conductas concretas en el hacer cotidiano. Ellas tienden a ser menos activas de lo que es
indispensable para enfrentar el mundo actual, por lo que requieren evolucionar. Eramos, y a veces somos demasiado
pasivos respecto a la búsqueda y encuentro, desde ideas a recursos.

Lo que ahora quisiera mostrar es por qué para nosotros este simposio y la fundación del Centro de Estudios Altiplánicos es tan
importante. Porque, sin duda, responde bien a la primera de las necesidades más arriba, la propiamente académica. Así ¿son
los estudios Altiplánicos importantes? Respondemos que sí, y hay varias razones para eso.

Una primera razón es de carácter geopolítico. Allí confluyen tres paises del continente, tres paises limítrofes de Chile, tres
paises con los cuales no sólo necesitamos, sino que debemos y nos gustaría tener muy buenas relaciones. Es urgente,
entonces, que el Altiplano, recupere su condición de espacio común para latinoamericanos a través de generar un centro de
relaciones, ahora científicas, docentes e intelectuales.

Desde el punto de vista geopolítico entonces, este nuevo renacer de América Latina es un tema importante, pero también lo es
desde el punto de vista científico. Ahí hay cuestiones trascendentales que aluden a la vida de las comunidades humanas
antiguas y presentes que poblaron la región, y las posibilidades económicas y técnicas de los bofedales. Los especialistas en
alguna forma de biología de plantas con interés en biodiversidad encuentran ahí un campo importante para sus quehaceres.

También hay necesidades de un conocimiento por urgencias prácticas. Los tres paises y por supuesto Chile, también requieren
saber más de lo que es la medicina de altura. Tenemos minas que están funcionando a 4.000 o 4.500 metros de altura, hay
seres humanos que no son aymaras que trabajan en ambientes a los cuales no estan acondicionados. Necesitamos conocer
más su fisiología. También necesitamos conocer más el régimen hidrológico de esas regiones, para no destruirlas. ¿De qué
manera el uso de las aguas por las empresas mineras efectivamente genera una pasajera riqueza minera y una definitiva
pobreza ambiental? O qué pasa con los grupos de personas que ahí, siendo chilenos, peruanos o bolivianos, no se declaran ni
chilenos, ni peruanos, ni bolivianos, sino que se declaran aymaras.

IX
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Por otra parte a esta búsqueda de la Universidad moderna, destinada a encontrar temas distintos y novedosos, se agrega la
urgencia de desarrollar nuevos mecanismos desde un punto de vista organizacional y de gestión Es claro que todos los
problemas que ahora parecen trascendentes ya no son tan disciplinarios como eran hace algunos años. Todo aquello que más
atrae nuestra atención, que más estimula nuestra indagación resulta ser multidisciplinario o multifacultad, como diríamos de la
organizacion que nosotros tenemos actualmente. Esto aún implica un importante desafío a las formas como administramos las
Universidades, como organizamos las relaciones entre las diversas unidades y como financiamos proyectos de características
in habituales, que se hacen cada vez, y valga el contrasentido, más frecuentes.

En una palabra, los estudios altiplánicos requieren nuestra atención no sólo porque son científicamente trascendentes o
geopolíticamente importantes. También estimulan los necesarios cambios que las Universidades deben hacer en su interior y
en sus relaciones con otros cuerpos empresariales académicos y científicos.

X
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sapu'lf so¡ ua B!Ouapuoo Á epua!::) ·oue¡d!mf 13
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ACUERDOS Y CONCLUSIONES

En la Reunión Plenaria de Clausura del 11 Simposio Internacional de Estudios Altiplánicos se alcanzaron los siguientes
acuerdos y conclusiones:

La masiva participación que ha tenido este Simposio demuestra el gran interés existente en el tema del Altiplano, tanto de parte
de las Universidades más representativas del país y de la región y de sus académicos, como de instituciones nacionales y
regionales. Esto quedó también demostrado con la presencia de numerosos miembros de Universidades e instituciones de
investigación científica provenientes de paises altiplánicos y no-altiplánicos.

Es indispensable continuar el desarrollo de cada una de las disciplinas consideradas en este Simposio, con el máximo
carácter interdisciplinario a fin de obtener resultados de mayor alcance y significación.

Del mismo modo, la repartición política del Altiplano obliga a considerar a esta región como un patrimonio compartido, cuyos
problemas deben ser necesariamente abordados de manera compartida, es decir, que los estudios que se emprendan
deben tener, además del carácter interdisciplinario ya mencionado, una clara integración con las demás naciones que
comparten el Altiplano.

La iniciativa de la Universidad de Chile de crear un Centro Internacional de Estudios sobre esta región y de organizar en
conjunto con la Universidad de Tarapacá este Segundo Simposio Internacional de Estudios Altiplánicos, no sólo pone en
evidencia que existen maneras de establecer eficientes vinculaciones interuniversitarias, sino que sirve de modelo para este
tipo de relaciones y resfuerza el concepto arriba expresado de la integración a nivel regional e internacional.

Se ha puesto en evidencia la ausencia de vinculación que existe ente los investigadores y los organismos relacionados con
la definición y toma de decisiones de políticas nacionales o regionales de desarrollo. La escasa o nula presencia o participación
de los científicos en estos niveles, debe servir de llamado de atención para que en el futuro la orientación de sus estudios o
bien los resultados o conclusiones que extraigan de ellos permitan ofrecer elementos o ideas útiles para las instituciones
encargadas de proponer esas políticas. Es, en cierto modo, un deber de los investigadores dar a conocer a esas instituciones
los resultados de sus investigaciones que puedan ser de interés para esas instituciones.

La calidad de este Simposio ha quedado reflejada en el alto nivel de la mayoría de las presentaciones orales y de la Sesión-
de Posters. Se destaca la existencia de una buena capacidad científica y tecnológica para continuar y mejorar~Els
1
actividades
en torno a los problemas que plantea el Altiplano, tanto en su condición de ecosistema frágil, de región en gran medida
sostenedora o proveedora de recursos para las regiones bajas adyacentes, como de región que ofrece posibilidades de ,
resolver grandes problemas científicos básicos, aunque con claras implicaciones prácticas, como la aclimatación a la altura, \
sus efectos sobre el clima y la comprensi6n de los fenómenos vinculados con su alzamiento.

Se concluye la necesidad de continuar con este tipo de reuniones de caracter integrador y con mesas redondas sobre
ciertos temas específicos en distintas localidades de la región altiplánica.

En todas las Areas Temáticas del Simposio surgieron aspectos que requieren de especial dedicación. Entre ellos están los
siguientes:

• Necesidad de revisar los planteamientos generales de la preservación del ambiente,

• Definir con precisión el rol de las especies en el ecosistema,

• Conocer las características geofísicas de la corteza en la región altiplánica,

• Precisar la cronología de la evolución geológica y del alzamiento del Altiplano,

• Definir las propiedades de las plantas aromáticas de la región~

• Iniciar estudios sistemáticos sobre la distribución y caracterización de los suelos en el Altiplano,

• Definir pautas para una legislación relativa al uso del agua y del suelo,

• Estudios de adaptación fisiológica a cambios de altitud intermitentes,

• Necesidad de crear una base de datos con toda la información disponible sobre el Altiplano.

XIII
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

HOMENAJE AL GEOLOGO PROFESOR


JUAN VARELA BARBAGELATA
(1938- 1993)

El fallecimiento del Geólogo Profesor Juan Varela Barbagelata, quién participara en este evento con una ponencia vinculada
. con los recursos geológicos y edafológicos del territorio andino que nos preocupa, repercutió rápidamente en el medio geocientífico
y arqueológico chileno. Es que, para los más cercanos colegas y amigos esta ausencia
fue inesperada y en todo sentido absurda. Su vacío sigue recorriendo este país a su largo
y ancho en donde la problemática del Cuaternario, la geología de los impactos ambientales,
y los contextos sedimentológicos de los antiguos escenarios paleoindios, lo reclaman
como el que más profundamente había logrado jerarquizar esa geología de los tiempos
más recientes, pero no por ello menos delicada y compleja.

Nadie podrá dudar de su rigor y sobriedad, cercano al de un hombre de misión, con que
el Profesor Vare la marcó todos los actos de su vida. Hijo de familias italianas arribadas al
puerto de lquique, a raíz de su antigua prosperidad comercial, huérfano de padre muy
tempranamente, aprendió a establecer las diferencias exactas entre la comodidad de la
enseñanza particular y la popular Escuela Primaria Domingo Santa María. Desde aquí
inició el clásico recorrido de la clase media chilena de ese entonces, del liceo estatal al
bachillerato auspicioso y de allía la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile,
de donde se escapó en un día memorable abrumado por su escaso talento creativo o
"artístico ... " Su duda razonable entre Arquitectura y Geología, que le preocupara desde
su primera juventud, vino a resolverse cuando ya cursando el primer año, con la orientación
magnífica del Maestro-Fundador Don Humberto Fuenzalida, se sintió cómodo y en lo suyo
como si la Geología hubiera sido siempre su contraparte natural. Esta relación tan bien
dispuesta venía avanzando desde su adolescencia cuando practicaba el arte de los
andarines, a través de su Club de Exploradores "Huracán", a partir del cual toda la comarca
tarapaqueña la recorrió escalando y tragando desierto con una mochila hecha a mano .

Se le veía los fines de año ausentarse de los célebres prados del Pedagógico, martillo en mano, subiendo con motoneta hacia
los estratos marinos del interior de lquique ... Era así, una sabía mezcla de silencio y de acción que lo llevó desde la más
humilde ayudantía de su Escuela, esta vez ya en la Plaza Ercilla, hasta constituirse en uno de los profesores más queridos del
Maestro Fuenzalida, en cuyo escritorio heredado Juan solía recordarlo con admiración y cariño.

El hecho de que compartiera tantos años de convivencia con el arqueólogo de esta nota, logró interesarlo por esta disciplina y
por cierto a nosotros en la suya. Fue así que buscamos el cómo llevar a los escritos científicos esa singular combinación
empírica que practicábamos en la vida cotidiana, en los estudios formales que cruzábamos para saber si efectivamente
comprendíamos nuestras respectivas "materias".

Es fácil imaginar que recién egresados de la Universidad de Chile, el año 1962, acampamos en la cuenca del Serenal, enterrados
en la arena, para amanecer en el medio de un taller lítico prehistórico junto a los cerros con esos enormes geoglifos que
descubríamos desde los sacos de dormir. Allí reconstituimos el medioambiente antiguo con la presencia de antiguos cazadores.
Siguiendo el rol de las cuencas antiguas con recursos de agua y sus ocupaciones llegamos al Salar de Huasca el año 1965,
con vehículos prestados, en donde todos los talleres líticos estaban aún intactos. Por otra parte, por el año 1966 recorrimos el
litoral desértico, tras una hipótesis que conocíamos desde niños: los sitios arqueológicos costeros se concentran en torno a
vertientes antiguas cuyos orígenes geológicos desconocíamos.

Cuando comenzó a escribir su tesis profesional, tras su interminable estudio de la cuenca de Tagua Tagua, tenía en mente toda
la experiencia sustancial recogida allí durante la primera excavación multidisciplinaria (asociación finipleistocénica entre cazadores
y mastodontes). Conducida por sus amigos Julio Montané (Arqueólogo), Rodolfo Casamiquela (Paleontólogo) y Rómulo Santana
(Geomorfólogo). Como era de esperar, esta problemática era demasiado fascinante como para no continuarla en otras cuencas
de Chile Central. Así juntos, el año 1978, terminamos el trabajo de campo en Los Vilos - Que reo (asociación finipleistocénica
entre cazadores y caballos americanos), generándose aquí varios artículos multidisciplinarios coautoreados con el paleontólogo
Casamiquela.

De Que reo fue necesario volver al yacimiento de Tagua Tagua, dónde el año 1990, terminamos una primera etapa de campo
con el registro de un nuevo sitio de caza de mastodontes, cuyos resultados editados no alcanzó a conocer, pero si logró aportar
sus datos que expusimos en una conferencia dictada durante el Congreso de Arqueología de Temuco, oportunidad en que todo
el equipo nos acompañaba en plenitud: R. Casamiquela, V. Schiapaccasse y H. Niemeyer F.

En el transcurso del proceso de investigación, ya con datos más concretos, expusimos nuestra última ponencia sobre Tagua

XVII
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Tagua en el Simposio sobre el Cuaternario que organizó Carolina Villagrán el año 1993. Una
guía impresa coautoreada fue
nuestro penúltimo escrito, aunque los últimos aún están por publicarse y por cierto que tendrán
que ver con Tagu~ Tagua y el
Proyecto Puripica (FONDECYT 1930022) en el que, como coinvestigador, junto a M. Grosjean
e l. Cartagena, alcanzó a
muestrear y analizar en una grabación la columna estratigráfica del Holoceno Medio asociada
a campamentos arcaicos aún a
escasos días previos a su fallecimiento. Le correspondió a Mario Pino su discípulo y amigo, concluir
su trabajo en Puripica en
un gesto propio de antigua hermandad y reconocimiento al Maestro.

En verdad, Juan fue uno de los primeros académicos jóvenes, recién egresados de la Escuela de
Geología reclutados por Don
Humberto Fuenzalida para formar su equipo docente. Su tarea era enseñar Sedimentología y hacerse
cargo del recién instalado
Laboratorio de Sedimentología, actividades que mantuvo hasta su partida.

Basta una mirada a su evolución académica para reconocer en él a un investigador con una
muy sólida preparación en su
campo. La actividad docente que realizó a lo largo de los años en el Departamento de Geología
es ilustrativa del desarrollo
progresivo de sus conocimientos y habilidades. Estas incluyeron desde la Sedimentología y
la Patrología Sedimentaria, su
punto de partida, hacia otras áreas como la Petrografía Microscópica, la Geomorfología y la Fotogeolog
ía. Estas dos últimas
completaron el espectro necesario para transformarse en el especialista más connotado en
la problemática Geología del
Cuaternario. Algunos años dictó, así mismo, los cursos de Geología Marina y Geología General.
Esa amplia formación le
permitió realizar las destacadas contribuciones que le conocemos hasta ganarse el prestigio
que adquirió en los diversos
ámbitos hacia donde lo llevaron su capacidad y sus inquietudes científicas.

La versatilidad de Juan no sólo le permitió combinar su talento geológico y sus grandes conocimien
tos en Sedimentología,
Geomorfología y Geología del Cuaternario con la Arqueología, sino que le permitió hacer lo mismo
con disciplinas geológicas
muy diversas como la Geología Ambiental y el Riesgo Geológico. Sus conocimientos y el reconocimi
ento que adquirió en la
comunidad científica nacional lo llevaron a ser el geólogo que probablemente ha participado en
más proyectos de investigación
y estudios en disciplinas no geológicas, como Hidrología, Arqueología, Edafología, Ingeniería
y Sismología. Su participación,
en forma simultánea, en proyectos sobre Geología del Cuaternario, Arqueología y Suelos, demuestra
el gran entusiasmo que
tenía por su trabajo y su notable espíritu de colaboración y participación multidisciplinaria.

En el último año con nosotros "Juanito", como todos le decían con cariño en el Departamento,
se hizo cargo de la Sección de
Geología Ambiental, integrada por colegas de diferentes especialidades. ¿Quién mejor que
Juan podía dirigir expertos en
diversas líneas de investigación para dar respuesta a los complejos y variados problemas que
nos deparan la contaminación
ambiental y la protección del medio ambiente? Remontándonos ahora a más de 30 años, quién
podrá dudar del ojo certero del
Maestro Fuenzalida que lo eligió para integrar las filas de sus colaboradores en la gran empresa
de formar a los geólogos del
país.

En efecto, siempre lo percibimos en un ambiente de sumo respeto por su seriedad y responsabi


lidad, con señales inequívocas
de su rigor profesional. Se quedaba en su oficina hasta muy tarde para cumplir con sus múltiples
compromisos. Hombre de
pocas palabras, pero amante de la compañía de sus amigos. Consultado sobre cualquier tema,
tenía casi invariablemente una
opinión basada en sus profundos y precisos conocimientos. Sus observaciones o comentarios a
lo que observaba y escuchaba
eran escuetos, a veces tajantes, pero de una agudeza y una oportunidad impresionantes.
Nunca se le escapaban las
inconsistencias en la argumentación de los demás, por muy leves que fueran. A menudo las
"agarraba al vuelo" con algún
comentario bañado con un dejo de fina ironía, del más puro estílo de Juan Varela ...

El geólogo de esta nota no puede dejar de recordar el tiempo en que realizaba sus primeros
pasos en investigación en una
oficina contígua a la de Juan, ubicada en el zócalo de la Escuela de Geología. Allí en largas conversaci
ones sobre los problemas
que iban surgiendo en el desarrollo del trabajo, Juan, con algunos años más de experiencia, siempre
supo orientarnos con una
buena respuesta, con un buen consejo, y siempre demostró tener un juicio orientador y acertado,
propio del futuro maestro que
ya se percibía en él.

Pasados los años, los rumbos de cada uno se fueron distanciando hacia intereses y actividades
diferentes, y el tiempo se hizo
más escaso y las obligaciones mayores, pero siempre fue grato pasar a visitarlo para intercambia
r algunas palabras con él.
Palabras que a veces se transformaban en larguísimas conversaciones sobre los más diversos
temas que se iban enlazando
con increíble facilidad. En ellas, se podían reconocer esas cualidades percibidas décadas atrás.
Ahora, la profundidad de sus
conocimientos y su claridad de espíritu se sentían enriquecidos por la experiencia y la amplia
información que tenía sobre los
más diversos aspectos.

La última reunión científica en la cual Juan participó fue el Segundo Simposio Internacional de
Estudios Altiplánicos, del cual
este volumen da cuenta, en él se cubrieron varias áreas de su interés: Geología, Edafología, y Arqueologí
a. Esta fue, sin duda,
una magnífica oportunidad para reencontrarse con muchos de sus amigos, varios de los cuales
habían compartido algunas de
sus aventuras científicas, y conocer a otros investigadores que se sintieron profundamente honrados
de poder estar con él y
escuchar sus autorizados planteamientos. Es por ello que nos parece que éste es un excelente
lugar para rendir un homenaje
a quién tanto admiramos en vida y cuya presencia en este Simposio jerarquizó el rol de las Geociencia
s en la problemática de
las Tierras Altas del extremo norte del país.

XVIII
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Sin duda que no es fácil escribir un homenaje a un gran amigo y colega tan dilecto con quienes se compartió ciencia y
conciencia, creciendo siempre académicamente juntos, sin darnos cuenta siquiera que llegaría algún día indeseado en que los
mismos sedimentos que Juan tanto amó, lo llevarían hacia un "reino" subterráneo. Tenemos que aceptar que hemos sido
privados de su talento, de su camaradería casi misteriosa, de sus gestos de plena inteligencia que no podía ocultar en esas
marcas tan de él, dejando a nuestra generación con un profundo e irreemplazable vacio ..... .

Dr. Lautaro Núñez A., Arqueólogo, Universidad Católica del Norte.

Dr. Reynaldo Charrier G., Geólogo, Universidad de Chile.

San Pedro de Atacama, Santiago de Chile, Julio de 1995

XIX
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

OBRA ACADEMICA DEL PROFESOR VARELA

ARTICULOS EN LIBROS Y REVISTAS

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Revista del Instituto de Antropología, Universidad de Córdoba, Tomos 1y 111, Argentina.

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Vare la, J., 1983. Estudio petrográfico de una muestra de sedimento submarino de Bahía Almirantazgo (Isla Rey Jorge, Antártica)
y de una punta de flecha a la cual se le ha atribuído esa misma procedencia. Anexo 1 en Procedencia antártica inexacta de dos
puntas de proyectil! por Rubén Stehberg y Liliana Nilo. Instituto Antártico Chileno, Serie Científica Nº 30.

Rojo, M. y Varela, J., 1983. Estudio preliminar petrológico y geoquímico por uranio y fósforo de las fosforitas de Bahía Inglesa
(111 Región). Comisión Chilena de Energía Nuclear, Revista Nucleotécnica, Año 3, Nº 4.

Núñez, L., J., Varela, y R. Casamiquela, 1983. Ocupación Paleoindio en Quereo. Reconstrucción multidisciplinaria en el territorio
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Moreno, H., Thiele, R., Lahsen, A., Varela, J., López, L., y Vergara, M., 1986. Geocronología de rocas volcánicas cuaternarias
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XXI
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes
Moreno, H., Lahsen, A., Varela, J., Vergara, M., 1986. Edades K/Ar en rocas
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Moreno, H., Lahsen, A., Thiele, R., Varela, J. y López, L., 1986. Edades K-Arde
rocas volcánicas cuaternarias en el área del
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de Chile, Revista Comunicaciones, Nº 36, p.
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Núñez, L., Varela, J. y Casamíquela, R., 1987. Ocupación Paleoindio en el Centro


Norte de Chile: Adaptación circunlacustre en
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Moreno, H., Lahsen, A. y Varela, J., 1988. Antecedentes cronológicos de eventos


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Lahsen, A., Moreno, H. y Varela, J., 1988. Geocronología K-Arde rocas volcánica
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comprendida entre las nacientes de los
ríos Volcán y Yeso y San José de Maipo (Prov. Cordillera, Región Metropolitana).
V Congreso Geológico Chileno, Resúmenes,
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del río Maipo, aguas arriba de la localidad de
Queltehues (Región Metropolitana). V. Congreso Geológico Chileno, Resúmenes,
Rev. Comunicaciones, N2 39, p. 122.
López, A., Varela, J., Ayala, L. y Gómez, R., 1988. Geología de la hoya superior
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ARTICULOS EN CONGRESOS

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XXII
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Pino, M., Varela, J., Aplicación del Método de datación por hidratación de obsidiana al sitio arqueológico de Laguna de Taguatagua,
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Moreno, H., Varela, J., Depresión Central Santiago-Talca. Guía de Excursión IC3. V Congreso Geológico Chileno, 8 p., Agosto
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Astroza, M., Monge, J., Varela, J., Zonificación sísmica de la Región Metropolitana, V Jornadas Chilenas de Sismología e
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Valenzuela, L., Varela, J., Velasco, L., Corriente de Barro de Noviembre de 1987 en El Alfalfal, Chile. Primer Simposio
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OTROS TEXTOS

Juan Varela B. Capítulo Geología, en ¡Estudio Ecológico-Cuantitativo de la Fauna Hipogea en las Dunas de Concón-Quintero!
por Vladimir Hermosilla y Roberto Murúa. Boletín de Producción Animal, Vol. 4, Nº 1-2, p. 69-102.

Juan Varela B. La Asociación de Geólogos de Chile. Revista Geochile, Vol. 1, Nº 1, p. 4-5, Septiembre 1968.

Juan Varela B. Capítulo Geología en "Estudios Ecológicos en el Archipiélago Juan Fernández" por Eduardo Zeiss y Vladimir
Hermosilla. Boletín Museo Nacional de Historia Natural Nº 31, Abril 1971, p. 21-48, Imp. Taller Univ. Católica.

Juan Varela B. El Colegio de Geólogos de Chile. Revista Geochile, Nº 3, Agosto 1971, p. 6-7.

Juan Varela B. Estudio Estratigráfico-Sedimentológico de los depósitos de Laguna de Taguatagua. Prov. de O'Higgins. Memoria
para optar al Título de Geólogo. Depto. de Geología, Fac. de Ciencias Físicas y Matemáticas, Univ. de Chile, Junio 1976, 200
p.

Juan Varela B., Sonia Vogel B. Estudio Sedimentológico de la Muestra Meniques Corral P-4. Apéndice 1de Sitios arqueológicos
de la Laguna Meniques por H. Niemeyer y V. Schiapacasse. Tomo Homenaje al Padre Gustavo Le Peige. Univ. del Norte, Chile,
Diciembre 1976, p. 58-63. ·

Núñez, L., Vareta, J., Casamiquela, R. y Villagrán, C., 1993. Sitio de matanza de Mastodontes en Chile Central. Resúmenes,
Taller Internacional El Cuaternario de Chile y 53 Reunión Anual de Proyecto PICG 281: Climas Cuaternarios de América del
Sur, Universidad de Chile, Santiago, p. 75.

XXIII
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Varela, J., Núñez, L. y Casamiquela, R., 1993. Geología del Cuaternario de la región Central de
Chile entre Santiago y Laguna
de Tagua-Tagua. Guía de Excursión, Taller Internacional El Cuaternario de Chile y 5a Reunión
Anual del Proyecto PICG 281:
Climas Cuaternarios de América del Sur, Editorial B y B, Santiago, 24 p.

Varela, J. y varios otros autores, 1993. El Cuaternario de los Lagos del Sur de Chile. Guía de
Excursión, Taller Internacional El
Cuaternario de Chile y 5a Reunión Anual del Proyecto PICG 281: Climas Cuaternarios de América
del Sur, Editorial B y B,
Santiago, 123 p.

APUNTES DOCENTES

Juan Varela B., Hernán Contreras M. y Walter Luzio. 15 guías para las prácticas de Geología General
de la Ese. de Agronomía
de la U. de Chile. 1966-1971.

Juan Varela B. Guías para las Ayudantías del Curso Geología General de la Escuela de Ingeniería
Forestal de la Universidad
de Chile. 1966-1971.

Juan Varela B. y Ernesto Pérez D'A. Guías para las Ayudantías del Curso Geología General GL-1
01 del Depto. de Geología de
la Univ. de.Chile. 1971-1973.

Juan Varela B. Cuadro de Clasificación textura! y fichas de clasificación de sedimentos y rocas


sedimentarias para el curso
Petrografía Microscópica (GL-311) y Petrografía Sedimentaria (GL-413) 1974-1979-1981. Depto.
de Geología, Universidad de
Chile, Santiago.

Juan Varela B. Guías Nºs 1 ,2,3,4, y 5 del Curso de Fotogeología (GL-520) sobre los Temas: Control
de Visión Estereoscópica,
uso de Fotos Aéreas, Análisis de Drenaje, Tomo Textura y Geomorfología. 1980-82-84. Depto.
de Geología, Universidad de
Chile, Santiago.

Juan Varela B. y Santiago Castro. Guías Nos 1, 2, 3, 4A, 4B 5, 6, 7, y 8 del curso Geomorfolo
gía (GL-408) sobre los Temas:
Principios Fundamentales, Meteorización, Suelos, Remoción en masa. Actividad de los Ríos,
Aguas Subterráneas, Hielo,
Viento, Mar. 1982-84. Depto. de Geología, Universidad de Chile, Santiago.

Juan Varela, B. Bibliografía sobre métodos de laboratorio y análisis sedimentol ógico de


sedimentos v/s ambientes de
sedimentación. Curso Petrografía Sedimentaria GL-413. 1982-84. Depto. de Geología, Universidad
de Chile, Santiago.
MEMORIAS GUIADAS

Profesor Guía de la Memoria: Estudio de los minerales pesados de los depósitos de arenas
costeras entre Pichicui y Río
Toltén (Paralelos 32º a 39º L. S.) por Javier Manterola C. Depto. de Geología (aprobada en Diciembre
de 1979).
Profesor Guía de la Memoria: Prospección y evaluación preliminar de minerales pesados en
Depósitos Litorales del Norte
de Chile (18º- 32º Lat. S.) por Pedro llabaca U., Depto. de Geología (aprobada en Diciembre
de 1984).
Profesor Guía de la Tesis: Estudio Sedimentológico del Estuario del río Queule, IX Región! por
Carlos Rojas H., para optar
al grado de Licenciado en Ciencias con mención en Geografía, Facultad de Ciencias, Universidad
Austral de Chile, Valdivia
(aprobada en Mayo de 1983).

Profesor Guía de la Memoria: Definición de acuíferos y calidad química de las aguas subterránea
s de los valles de Aconcagua,
Ligua y Petorca (IV y V Región) por Carlos Parraguez. Depto. de Geología (aprobada en Junio
de 1985).
Profesor Co-guía (en conjunto con los Profesores Joaquín Monge y Maximiliano Astroza) de
la Memoria: Estudio de los
efectos del sismo del 31.03.85 en la zona costera de la VI Región, entre Santo Domingo y Pichilemu
por Pedro González
W., Depto. Ingeniería Civil, Univ. de Chile (aprobada, Diciembre de 1987).

Profesor Co-guía (en conjunto con los Profesores Joaquín Monge y Maximiliano Astroza) de
la Memoria: Estudio de los
efectos del sismo del 3 de marzo de 1985 en la zona de Melipilla a Padre Hurtado y Calera de
Tango por Carlos Sepúlveda
S., Depto. Ingeniería Civil, Univ. de Chile (aprobada en Enero de 1989).

Profesor Co-guía (en conjunto con los Profesores Joaquín Monge y Máximiliano Astroza) de
la Memoria: Estudio de los
Efectos del sismo del 3 de marzo de 1985 en la zona entre los 'ríos Tinguiririca, Teno y Mataquito
por Hernán Silva Bórquez,
Depto. Ingeniería Civil, Univ. de Chile (aprobada en Enero de 1989).

XXIV
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

INFORMES INEDITOS

Estudios de terreno y gabinete realizados por Juan Varela han dado lugar a aproximadamente unos 85 informes inéditos. De
estos se indican a continuación los más relevantes:

Varela, J., 1959. Columna litológica del pozo Sauquecito de la Dirección de Riego (Matilla). (Informe solicitado por la Empresa
Nacional del Petróleo, !quique). Enero 1959.

Varela, J., 1960. Descripción de muestras de rocas ígneas prejurásicas, precretácicas y postcretácicas (Norte Grande). (Informe
solicitado por la Empresa Nacional del Petróleo, !quique). Marzo 1960.

Varela, J., Cañas, J., Fuenzalida, R. y Davis, S. 1962. Report on the investigations of sedimentological techiques used in works
with the contract with the Empresa Nacional del Petróleo (ENAP). Report Nº 2, Sedimentology Laboratory, Depto. Geology,
Junio 1962.

Fuenzalida, H., Varela, J. 1963. Estudio de los Macrofósiles de la arenisca de Springhill en el área de Cerro Sombrero. Tierra
del Fuego. Informe Nº1 O, Lab. de Macropaleontología, Contrato con Empresa Nacional del Petróleo (ENAP).

Varela, J., Oyarzún, J. 1964. Informe Final sobre la arenisca Sprinhill. Informe Nº5 Laboratorio de Sedimentología, Contrato con
Empresa Nacional del Petróleo (ENAP).

Varela, J., 1973. Manual sedimentológico de obtención y procedimiento de muestras submarinas. Informe presentado al Comité
Coordinador de Oceanología de la Universidad de Chile durante las 111 Jornadas oceanológicas de la Univ. de Chile, realizadas
en Arica, Mayo 1973.

Hervé, F., Godoy, E., Parada, M .A., y Varela, J., 1984. Estudio Petrográfico microscópico de muestras del Seno Otway, península
de Bruswich (solicitado por ENAP). Noviembre de 1984.

Valdivia, M.S., Varela, J., 1984. Estudio Petrográfico de siete muestras de agregados para hormigones provenientes de la V,
VIII, X y Región Metropolitana (solicitado por IDIEM), Julio 1985.

Chiu, D., Varela, J., 1985. Informe Geotécnico de agregados para concreto en muestras de arenas y gravas de la zona de
Canutillar (X Región) (solicitado por ENDESA), Noviembre de 1985.

Moreno, H., Thiele, R., Lahsen, A., Varela, J., López, L., 1984. Estudio Geológico del Grupo Volcánico Antuco-Sierra Velluda.
Contrato 01 CB-03, ENDESA, Depto. de Geología, Univ. de Chile.

Thiele, R., Hervé, F., Parada, M.A., Godoy, E., Varela, J., 1985. Estudio Geológico Estructural Regional Tectónico. Escala
1:100.000, Proyecto Central Canutillar. Informe Final. Contrato 01 C806C, ENDESA, Mayo 1985.

Moreno, H., Varela, J., Lahsen, A., López, L., Munizaga, F., Sepúlveda, C., 1985. Geología y riesgo volcánico del volcán Osorno
º
y Centros Eruptivos Menores ubicados al norte del paralelo 41 20'. Escala 1:50.000. Informe Final contrato 01 CB-06C. ENDESA,
Julio 1985.

Varela, J., 1985. Estudio Geológico-Geomorfológico de los depósitos de relleno cuaternario del área de El Colorado, Colbún,
VIl Región. Escala 1:1 0.000 (solicitado por ENDESA al Depto. de Geología). Enero 1986.

Varela, J., 1986. Estudio Geológico-Estratigráfico de subsuperficie, de los rellenos cuaternarios de la zona del Pretil El Colo-
rado, Colbún, VIl Región (solicitado por ENDESA al Depto. de Geología). Enero 1986.

Varela, J., 1986. Estudio Geológico-Estratigráfico de subsuperficie, Fase 2, de los rellenos cuaternarios de la zona del Pretil El
Colorado, Colbún, VIl Región (solicitado por ENDESA al Depto. de Geología), Julio 1986.

Thiele, R., Lahsen, A., Moreno, H., Varela, J., Vergara, M., Munizaga, F., 1987. Estudio Geológico regional a escala 1:100.000
de la Hoya Superior y Curso Medio del río Bíobío (Convenio OICP-8601, ENDESA), Marzo 1987.

Moreno, H., Varela, J., Thiele, R., 1987. Estudio Geológico Regional a escala 1:50.000 del curso medio del río Bíobío (Convenio
OICP-8601 ENDESA), Abril 1987.

Varela, J., Thiele, R., Moreno, H., 1987. Estudio Geológico a escala 1:10.000 del área del Proyecto Raleo (Convenio OICP-
8601, ENDESA) Abril 1987.

XXV
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Varela, J., Thiele, R., Moreno, H. 1987. Estudio Geológico a escala 1:10.000 del área del Proyecto Pangue (Convenio OICP-
8601, ENDESA), Abril1987.

Varela, J., Moreno, H., Thiele, R., 1987. Estudio Geológico a escala 1:10.000 del área del Proyecto Aguas Blancas (Convenio
OICP-8601 ENDESA) Abril1987.

Varela, J., Moreno, H., Thiele, R., 1987. Estudio Geológico a escala 1:19.000 del área del Proyecto Huequecura (Convenio
OICP-8601 ENDESA) Abril1987.

Chiu, D., Varela, J., 1985. Estudio Petrográfico de una muestra de agregado para hormigón provenientes de la 11 Región.
Antofagasta. (Solicitado por IDIEM). Noviembre 1985.

Varela, J., Chiu, D., 1986. Descripción petrográfica microscópica y consideraciones acerca del origen de 21 muestras de la
zona de Magallanes (solicitado por ENAP). Enero 1986.

Varela, J., 1986. Estudio Geológico-Geomorfológico de los depósitos de releno cuaternario del valle del río Las Leñas en el
sector de Laguna del Yeso-Los Borbollones, VI Región (solicitado por CHILECTRA GENERACION). Junio 1986.

Varela, J., 1988. (Investigador Principal) y Alejandro López (Investigador Alterno), Informe Final Proyecto 0129 de FONDECYT
Caracterización Geológica Sedimentológica de Cuencas Andinas y su relación con la Producción y Transporte de Sedimentos
Fluviales. Mayo 1988.

XXVI
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

PRESENTACIONES AL
SEGUNDO SIMPOSIO INTERNACION AL DE ESTUDIOS ALTIPLANICO S

AREAS:.

CIENCIAS DE LA TIERRA Y MINERIA


CLIMA Y RECURSOS HIDRICOS
ECOSISTEMAS ACUATICOS
RECURSOS EDAFICOS
FLORA ALTIPLANICA.
FAUN,I\ ALTIPLANICA
ANTROPOLOGI A
BIOMEDICINA Y FIS!OLOGIA DE ALTI,.JRA
sapuv so¡ ua epua,ouoo Á B!OU9!Q ·oue¡d!mf 13
sapuv so¡ ua epuapuoo f.. Bf:>Ua!~ ·oue¡d!li'V 13
sapuv so¡ ua epua!ouoo Á epua!~ ·oue¡d¡¡¡y 13
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CIENCIAS DE LA TIERRA Y RECURSOS MINEROS Y ENERGETICOS


EN EL ALTIPLANO CHILENO

REYNALDO CHARRIER

DEPARTAMENTO DE GEOLOGÍA, FACULTAD DE CIENCIAS FÍSICAS Y MATEMÁTICAS,


UNIVERSIDAD DE CHILE, CASILLA 13518, CORREO 21, SANTIAGO, CHILE.

RESUMEN

El Altiplano-Puna es un elemento orográfico de la Cordillera de los Andes ubicado en el sector arqueado de esta cadena (Codo de Arica o de Santa
Cruz). Es, con el Tibet, una de las mayores mesetas elevadas de la Tierra. Alcanza en promedio los 3.700 metros sobre el nivel del mar y tiene cerca de
300 km de ancho y 1.500 km de largo. Se extiende entre los 15º y 27º de latitud S, desde la región de Ayacucho, Perú, hasta Copiapó, Chile. La historia
geológica de la región altiplánica chilena cubre un rango de unos 1.000 millones de años (Ma). Es una historia larga y compleja, tfpica de un borde
continental activo. Las rocas más antiguas, entre hace 1.000 Ma (Precámbrico) y unos 230 Ma (Triásico Superior), tienen escasa representación y la
historia de ese periodo está poco conocida. La historia posterior (Mesozoico y Cenozoico) se caracteriza por el desarrollo de sucesivos cordones
volcánicos que se desplazaron sucesivamente hacia el Este y cuencas sedimentarias en su borde oriental, en algunas de las cuales se generaron
hidrocarburos. La historia del Altiplano como bloque elevado se remonta a los últimos 25 millones de años de esta historia. En ese momento fuertes
presiones de la placa oceánica de Nazca habrían forzado al bloque altiplánico a elevarse cabalgando hacia el Este y el Oeste las rocas adyacentes
mediante dos sistemas divergentes de fallas inversas. Una actividad volcánica explosiva generó una extensa y gruesa cubierta de cenizas (Fm. Oxaya)
sobre la cual se desarrollaron los numerosos volcanes que confieren al Altiplano su característico paisaje. Los recursos mineros del Altiplano chileno son
de tipo metálico (yacimientos epitermales de Cu, Au, Ag, asociados a la actividad volcánica) y no-metálicos (Azufre, también asociado al volcanismo) y
sales (boratos, sal gema, yeso) y elementos químicos Litio, Boro, Tierras Raras), concentrados en los salares. Los recursos energéticos son: Energía
geotérmica, en las surgencias de aguas termales, y petróleo, localizado bajo el Altiplano. La existencia de yacimientos de Cobre Porfírico como
Chuquicamata no se excluye; sin embargo, estos se encontrarían debajo de la gruesa cubierta de cenizas de Fm. Oxaya, lo cual hace casi imposible su
reconocimiento. El cabal conocimiento de la historia geológica del Altiplano, de las implicaciones que tiene para el clima y la vida, el desarrollo y la
presencia de un bloque montañoso de la magnitud del Altiplano, y los diferentes tipos de recursos explotables que contiene y los efectos ecológicos que
su explotación puede acarrear, requieren de una intensa investigación interdisciplinaria. Esta, por la repartición política del territorio altiplánico, tendrá
sentido solamente si logra adquirir un caracter internacional.

ABSTRACT

The Altiplano-Puna is an orographic unit tocated in the arcuated central part of the Andean range. lt is with the Tibet one of the highest plateaus on Earth.
lts average altitude is near 3,700 m and is approximately 300 km wide and 1,500 km !ong. lt extends between 152 and 27º South latitude, that is, between
Ayacucho, in Perú, and Copiapó, in Chile. The geological evolution of this region covers a time span of more than 1,000 million years (Ma). lt is a long and
complex history characteristic for an active continental margin. The oldest rocks, with ages between 1,000 (pre-Cambrian) and 230 Ma (Late Triassic),
are scarcely exposed and the evolution of this time span is difficult to reconstruct. The younger Mesozoic and Cenozoic history is characterized by the
development of succesive volcanic ares that gradually shifted eastward and of backarc basins located to the East of the ares. The Altiplano began to
develope during the last 25 Ma of this evolution. At this moment strong stresses associated to the subduction of the Nazca Plate below the continental
margin causad the gradual uplift of the Altiplano block. This process was facilitated by the upthrusting of the Altiplano over the adjacent rocks along
systems of faults located at its sides. An explosiva acidic volcanic activity formed a thick and extended ash cover (Oxaya Fm.), that built the flatAitiplano
surface. On this surface developed the characteristic volcanoes of the Altiplano landscape. The mining resources of the Altiplano are metallic ores (Cu,
Au, Ag epithermal ore deposits associated to the volcanic activity) and non·metallic resources like Sulphur (also associated to the volcanic activity) and
different kinds of salts (borates, gypsum, common salt) and chemical elements (Borum, Lithium, and Rsre Earth Elements) concentrated in the salars.
The known energetic resources are Geothermal Energy, associated to hot spring activity, and Petroleum, deep below the Altiplano surface. The existence
of big porphyry copper deposits like Chuquicamata are not excluded in this area. However, if present, they should be found at rather deep levels below
the thick ash cover of the Oxaya Fm. The accurate knowledge of the geological evolution of the Altiplano, of the implications of the existence of the
Altiplano on the climate and on the development of lile, of the different exploitable resources, and of the environmental effects that this exploitation might
cause, is only possible if an intensiva interdisciplinary and international research activity is developed.

INTRODUCCION

El Altiplano, motivo central de este simposio, es un elemento orográfico, cuyo origen debe buscarse en complejos fenómenos
geológicos ocurridos en esta región durante los últimos 25 millones de años. Todos los temas que se analizan en este volumen,
se trate de los aspectos físicos del Altiplano o de !os aspectos antropológicos, pasando por el clima, la fauna, la flora y los
recursos naturales, deberán tomar en cuenta el hecho esencial que nos encontramos en una planicie que se elevó gradualmente
hasta cerca de los 4.000 m sobre el nivel del mar.

El objetivo de este artículo es, por lo tanto, no sólo presentar los aspectos relacionados con el área de las Ciencias de la Tierra,
sino también servir de introducción general a las demás áreas temáticas de este volumen, o sea, definir el entorno geográfico
y geológico de la región altiplánica. Deseo, además, exponer los aspectos esenciales de la geología del Altiplano y su formación,
así como referirme a los posibles recursos mineros y energéticos de la región y destacar los posibles nexos que existen entre
las Ciencias de la Tierra y las demás disciplinas que participarán en este simposio.

MARCO GEOGRAFICO Y GEOLOGICO

En la superficie terrestre existen regiones donde se produce una ruptura y separación de bloques de corteza o placas y
regiones donde los bloques de corteza se acercan o convergen y chocan o colisionan (Fig. 1). Las primeras corresponden a las
dorsales oceánicas, mientras que las cadenas de montañas se forman en las regiones de convergencia. En estas regiones de

5
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

convergencia pueden chocar dos bloques o placas de corteza continental, como en el caso de los Himalayas, o bien chocar
una placa de corteza oceánica con una de corteza continental. Esto último es lo que ocurre en el borde occidental de América
del Sur y que da origen a la Cordillera de los Andes. Esta región, además de los fuertes relieves, se caracteriza por intensas
actividades sísmica y volcánica.

En el borde occidental de América del Sur convergen la Placa Sudamericana, más gruesa y más liviana, y la Placa Oceánica de
Nazca, más delgada, pero más densa o pesada, que se hunde bajo la otra. Esta situación determina, por una parte, la existencia
de profundas depresiones como la fosa oceánica, de Atacama o de Perú-Chile, de casi 7.000 m de profundidad, y, a pocos
kilómetros, el desarrollo de notables relieves, que alcanzan frecuentemente a más de 6.000 m sobre el nivel del mar, y, por otra
parte, genera una intensa actividad sísmica y volcánica (magmática), asociada a la cual se originaron importantes cuerpos
mineralizados.

El Altiplano se ubica en el borde occidental del continente Sudamericano y forma parte de la Cordillera de los Andes. Se
encuentra en el sector de la cadena denominado Andes Centrales y precisamente en el sector arqueado de esta cadena, que
se denomina Codo de Arica o de Santa Cruz (Fig. 2).

El Altiplano es uno de los rasgos orográficos más destacados del cordón andino. Este elemento de la cadena, que compartimos
Argentina, Bolivia, Chile y Perú, al igual que la Cordillera de la Costa, en las zonas norte y central de Chile, o las Cordilleras
Occidental, Central u Oriental, en Colombia, es desde el punto de vista geológico una Unidad Morfoestructural. Esto significa
que sí trata de una unidad de morfología o relieve u orográfica, diferenciable de otras unidades contiguas, separadas entre si
por estructuras geológicas mayores, generalmente grandes fracturas o fallas, y que es de origen estructural o deformacional.

Existen en los Andes Centrales, como en el resto de la cadena andina, numerosas unidades morfoestructurales (Fig. 2). Una
sección a través de los Andes Centrales permitiría reconocer de Oeste a Este: La Cordillera de la Costa, la Depresión Central,
el Altiplano con el cordón volcánico en su borde occidental o Cordillera Occidental, la Cordillera Oriental y las Sierras Subandinas.

El origen del Altiplano por su ubicación en la cadena andina está estrechamente relacionado con el origen de esta cordillera.
Aquí ocurrieron una serie de complejos fenómenos, muchos de ellos aun poco comprendidos, que dieron origen a los Andes.
La existencia, en esta región de los Andes Centrales, de este"imponente elemento geográfico pone en evidencia que estos
fenómenos han tenido aquí mayor intensidad que en otros sectores, o bien, que aquí han tenido lugar fenómenos que no han
ocurrido en el resto de la cadena andina.

El Altiplano, incluyendo la Puna, es con el Himalaya una de las mayores mesetas o plateaus de la Tierra. Es una inmensa
altiplanicie o llanura elevada, que se encuentra a un promedio de 3. 700 metros sobre el nivel del mar. Tiene cerca de 300 km
de ancho y unos 1.500 km de largo. Se extiende desde los 15º hasta los 27º de latitud sur, o sea, desde la región de Ayacucho,
en Perú, hasta cerca de Copiapó, en Chile (Fig. 2).

En la superficie del Altiplano se encuentran extensas depresiones: Salares o cuencas endorreicas hacia el Sur, formados bajo
condiciones climáticas áridas con gruesas acumulaciones evaporíticas, salinas, como los salares de Arizaro, Uyuni, Coipasa y
Surire, y enormes lagos hacia el Norte, como el Poopo y el Titicaca.

La Cordillera Occidental corresponde al cordón volcánico andino. Tiene unos 100 km de ancho y está formada por volcanes
activos y volcanes extinguidos subrecientes, algunos de los cuales alcanzan alturas de más de 6.500 m, edificados sobre la
superficie plana de la parte oeste del Altiplano. Los volcanes más jóvenes y activos se ubican principalmente a lo largo del
límite internacional (Fig. 2).

Para comprender las magnitudes de esta masa cordillerana señalaremos que una sección o perfil de la Cordillera de los Andes
en la región central de Chile, entre Valparaiso y Mendoza, tiene un área de 500 km cuadrados, en cambio una sección de la
cordillera entre Arica y Santa Cruz tiene 1.800 km cuadrados.
ORIGEN DEL ALTIPLANO

La formación de una cadena de montañas como los Andes es un proceso muy complejo y su comprensión cabal es prácticamente
imposible. Explicar, además, en algún sector de ella la existencia de una masa elevada de la magnitud del Altiplano es aún más
difícil. Significa comprender una serie de situaciones presentes y pasadas. Por un lado, es necesario conocer una serie de
acontecimientos ocurridos en el transcurso de las últimas decenas de millones de años y, por otra parte, conocer la masa del
Altiplano, o sea, las variaciones de densidad en la horizontal y en la vertical, el espesor de la corteza en la región, las variaciones
de gravedad, temperaturas, el régimen de fuerzas que está actuando, velocidad del acercamiento entre la placa de Nazca y
América del Sur, ángulo con que se hunde la Placa de Nazca bajo el continente (ángulo de subducción).

HISTORIA GEOLOGICA DE LA REGION ALTIPLANICA CHILENA

A continuación se presenta una resumida y simplificada relación de la evolución geológica de la región en que hoy en día se

6
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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Placa del
Pacifico

Fig. 1. Distribución de las principales placas de la corteza terrestre, de las dorsales oceánicas y de las regiones de convergencia
o colisión de placas. En las zonas de convergencia entre placas oceánicas y placas continent~les se indica la actividad
volcánica asociada. 1. Volcanes activos, 2. Zona de convergencia de placas, 3. Dorsales oceánicas con indicación del
sentido de la expansión, 4. Movimiento relativo de/las placas.
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12•

18"

20"
PA CIF/CO

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Fig. 2. Mapa de ubicación del Altiplano en América del Sur y distribución de las unidades orográficas o morfoestructura/es del
sector arqueado de Jos Andes. CC. Cordillera de la Costa, DC. Depresión Central, PC. Precordillera, PD. Depresión
Preandina, A. Altiplano, CO. Cordillera Occidental volcánica, CE. Cordillera Oriental, SS. Sierras Subandinas. 1.
Volcanes, 2. Salares, 3. Lagos, 4. Zona de subducción. En el recuadro se indica el área de América del Sur representada
en detalle.
7
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

encuentra el Altiplano chileno, basada principalmente en los estudios regionales de MONTECINOS (1963), SALAS et al. (1966)
y MUÑOZ (en prep.), haciendo énfasis en los acontecimientos más recientes que, desde nuestro punto de vista, pueden ser
relevantes para explicar su origen.

Las rocas que constituyen la corteza terrestre son para los geólogos los testigos de lo que aconteció en el pasado en nuestro
planeta. Las rocas conforman, por lo tanto, una suerte de registro de los acontecimientos pretéritos, de tal modo que mientras
más ámplio y completo sea el registro geológico de una región, mejor podremos interpretar los acontecimientos sucedidos y
conocer las vicisitudes de la evolución geológica.

En la región altiplánica se conocen rocas que cubren un rango de edad de 1.000 millones de años (PACCI et al., 1980), lo cual
casi triplica el rango cubierto por las rocas presentes en otros sectores de los Andes Centrales. Lamentablemente el registro
geológico en este caso, si bien es amplio, no es muy completo para los periodos más antiguos de la historia.

Las rocas más antiguas de esta región corresponden a esquistos y gneisses, o sea, a rocas metamórficas. Son éstas, rocas
que originalmente fueron sedimentos o rocas volcánicas y que posteriormente han sufrido intensos procesos de deformación
asociados a fuertes calentamientos, que las transformaron completamente. La edad obtenida en Chile para estas rocas, agrupadas
bajo el nombre de Esquistos o Complejo Metamórfico de Belén, es de 1.000 millones de años (MONTECINOS, 1963; PACCI et
al., 1980).

La presencia de estas rocas en la región presenta un gran problema. No se ha podido precisar aún si pertenecen al borde del
núcleo antiguo del continente Sudamericano o si forman parte de un bloque alóctono de corteza, ajeno al continente, que
colisionó en un pasado muy lejano con América del Sur.

No existen en esta región rocas de edades intermedias entre 1.000 millones de años, o lo que los geólogos denominamos el
Precámbrico, y rocas paleozoicas, o sea, de menos de 600 millones de años.

Las rocas paleozoicas conocidas en la región permiten deducir la existencia de una ámplia cuenca sedimentaria marina, pero
no es posible aún afirmar cuáles fueron sus relaciones con el continente americano y con las rocas precámbricas. Esto es
precisamente lo que impide determinar si las rocas precámbricas forman un bloque alóctono o son una parte del borde del
núcleo continental.

Las rocas mesozoicas, correspondientes a la Era inmediatamente posterior al Paleozoico, se desarrollaron en un típico ambiente
de margen continental convergente, o sea, como explicaba anteriormente, en una región donde se encuentran y chocan una
placa de corteza oceánica con una de corteza continental.

Durante todo el Jurásico, e incluso desde fines del Triásico, hasta la mitad del Cretácico, es decir, durante un periodo de tiempo
de unos 140 millones de años, se desarrolló paralelamente al borde de América del Sur en la región aquí considerada un
extenso cordón magmático, con una importante actividad volcánica superficial, y una ámplia cuenca de sedimentación hacia el
Este del cordón (HARAMBOUR, 1990; MUÑOZ et al., 1988).

La actividad magmática mencionada produjo fuertes alteraciones en las rocas preexistentes causando la formación de una
serie de yacimientos minerales, conocidos a lo largo de la actual región costera.

En la cuenca de sedimentación se acumularon varios miles de metros de sedimentos (HARAMBOUR, 1990; MUÑOZ et al.,
1988), los que registraron las variaciones del nivel relativo del mar y el continente. Se conocen en ella depósitos que en un
comienzo fueron sedimentados en un ambiente continental y posteriormente en un ambiente marino, para terminar nuevamente
en un ambiente continental. Estas fluctuaciones reflejan, en un comienzo, tendencias de descenso o hundimiento del continente
acompañado con un ingreso del mar hacia esta cuenca y posteriormente tendencias de ascenso o alzamiento del continente
con retiro gradual del mar. El grano de los sedimentos allí acumulados presenta diferente grosor, desde materiales finísimos
hasta materiales muy gruesos. Esto nos permite deducir la energía de los agentes que los transportaron y concluir como
evolucionó la topografía o relieve de esa época. Las estructuras conservadas en esos sedimentos permiten conocer si el
ambiente era frío o cálido, continental o marino, y en este último caso si era profundo o somero, de aguas cálidas o frías e
incluso limpias o turbias, es decir, las características paleogeográficas de la cuenca.

Las condiciones ambientales de esta cuenca permitieron un desarrollo importante de actividad orgánica, la cual, bajo condiciones
apropiadas de presión y temperatura durante el enterramiento o recubrimiento de los sedimentos de la cuenca a medida que
proseguía la sedimentación, permitió la generación de hidrocarburos. Estos, al ir desarrollándose o madurando, migraron hasta
los reservorios definitivos a través de las rocas más permeables.

El término de esta cuenca y de la actividad del cordón volcánico se debió a un fuerte aumento en la velocidad de separación en
las dorsales oceánicas que produjo un aumento en la velocidad de convergencia entre la placa oceánica y el continente. Esta
mayor velocidad de convergencia habría generado una enorme compresión del borde continental causando la deformación de
las rocas del cordón volcánico y de los depósitos acumulados en la cuenca adyacente. Estos últimos se doblaron o plegaron y

8
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

se fracturaron o fallaron, permitiendo un fuerte acortamiento de todo el dominio afectado. Las rocas permeables plegadas y
falladas pasaron a constituir cuerpos susceptibles de almacenar los hidrocarburos generados en la cuenca, o sea, trampas de
petróleo.

Después de este evento compresivo no volverá a ingresar el mar en la región donde se desarrolló la cuenca del Jurásico-
Cretácico Inferior.

En el Cretácico Medio a Superior se desarrolló un nuevo cordón volcánico en una ubicación más al este que el anterior sobre
las rocas sedimentarias deformadas de la cuenca del Jurásico y del Cretácico Inferior. Esta actividad volcánica pudo provocar
una sobremaduración de los hidrocarburos contenidos en las rocas cercanas al cordón volcánico.

En el sector altiplánico mismo las rocas de este nuevo cordón magmático (volcánico) no están expuestas. Se las conoce en los
contrafuertes cordilleranos al pié occidental del Altiplano en la quebrada Tarapacá, al interior de lquique (HARAMBOUR, 1990)
y más al Sur en el sector entre Antofagasta y Calama (MUÑOZ et al., 1989).

En el Terciario, posiblemente Inferior, se desarrolló aparentemente un nuevo sistema de arco volcánico con una cuenca de
sedimentación a su lado oriental. Este par paleogeográfico de arco y cuenca de trasarco se desarrolló en una posición aún más
al Este que los anteriores, mostrando una migración de los cordones volcánicos y de las cuencas asociadas, similar a la que se
conoce para otros sectores andinos.

Los depósitos de este periodo, descritos por (SALAS et al., 1966; MUÑOZ, 1991 ), alcanzan espesores de más de 1.000 m y
corresponden a cuencas subsidentes de carácter esencialmente fluvio-lacustre (Formación Chucal) en las que hubo un fuerte
desarrollo de actividad orgánica. En ellos se han encontrado restos fósiles de vertebrados (CHARRIER et al., 1994).
Contemporáneamente con estos depósitos se inició una actividad volcánica ácida y explosiva en la región altiplánica. Estos
depósitos fueron probablemente deformados por un nuevo episodio compresivo hace aproximadamente 24 millones de años y
que parece c·orresponder al inicio del alzamiento del Altiplano.

En efecto, con aproximadamente la misma edad, se conoce para el borde oriental del Altiplano en Bolivia el inicio de un largo
y casi continuo proceso de deformación que hace cabalgar la masa altiplánica sobre rocas sedimentarias ubicadas a su lado
oriental (HERAIL et al., 1990; SEMPERE et al., 1990).

Gigantescas explosiones volcánicas dieron origen a un grueso y extenso manto de cenizas volcánicas que recubrieron a todos
los depósitos anteriores (Formación Oxaya, MONTECINOS, 1963; SALAS et al., 1966; Formación Altos de Pica, GALLI, 1957,
1968; GALLI y DINGMAN, 1962), cuyas edades están comprendidas entre 23 y 15 millones de años (GALLI, 1957, 1968;
GALLI y DINGMAN, 1962; LAHSEN, 1982; MUÑOZ, en preparación). Depósitos similares y de la misma edad se conocen en
el Sur del Perú.

Sobre estos depósitos volcánicos se desarrollaron, ahora en el Terciario Superior (Mioceno), nuevos depósitos sedimentarios
continentales de carácter esencialmente fluvial (Formación Lupica).

En el sector chileno se continuó el proceso de deformación con el desarrollo de fallas inversas que afectaron a los depósitos
volcánicos y fluviales suprayacentes y que permitieron el montamiento del bloque altiplánico hacia el Oeste sobre las rocas
adyacentes (MUÑOZ y SEPULVEDA, 1992; MUÑOZ y CHARRIER, 1996; CHARRIER y MUÑOZ, este volumen). La existencia
de dos sistemas de fallas inversas con inclinaciones que convergen bajo el Altiplano ubicados en ambos bordes del bloque
altiplánico, pone en evidencia que este elemento orográfico es una estructura compresiva, es decir, un bloque de corteza
elevado por fuerzas compresivas a lo largo de fracturas de cizalle o fallas (Fig. 3).

Los volcanes antiguos, erosionados e inactivos, y los volcanes recientes, con escasa o sin erosión y activos, algunos con
abundantes manifestaciones fumarólicas como el volcán Guallatire, que forman la denominada Cordillera Occidental, se
desarrollaron en la superficie del Altiplano por encima de la cubierta de cenizas mencionada.

Sobre esa cubierta se desarrolló también la cuenca que alojó a los 300 m de sedimentos de la Formación Layca y las cuencas
endorreicas denominadas salares, donde se acumularon gruesos espesores de depósitos evaporíticos.

RECURSOS MINEROS Y ENERGÉTICOS EN EL ALTIPLANO CHILENO

Uno de los objetivos esenciales de este simposio es conocer y analizar, por una parte, los diferentes tipos de recursos con que
se cuenta en la región altiplánica, que puedan favorecer su desarrollo, y, por otra parte, los aspectos asociados a ese desarrollo
que puedan comportar efectos negativos a la conservación de su ambiente.

A continuación se presenta un breve recuento de los aspectos mineros y energéticos de la región y se exponen algunas
consideraciones pertinentes a estos recursos en el Altiplano, dejando el análisis detallado a los expositores especializados en
el tema.
9
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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Fig. 3. Esquema ilustrando el mecanismo propuesto para el alzamiento del Altiplano con sistemas de facturas de cizalle a
ambos lados. Abreviaturas como en Fig. 3. F1. Fuerza compresiva debido al empuje de la Placa de Nazca, F2. Fuerza
de reacción ejercida por el continente en sentido contrario a F1. 1. Desplazamiento a lo largo de los sistemas de fallas
que limitan el Altiplano por ambos lados, 2. Sentido de aplicación de F1 y F2, 3. Movimiento de alzamiento del Altiplano
como respuesta a F1 y F2.

La explotación de estos recursos en esta región no tiene el mismo desarrollo que en otras regiones del pais, pero pueden
alcanzar con una adecuada investigación dimensiones interesantes.

Los recursos mineros se pueden subdividir en Metálicos y No-Metálicos, y los recursos energéticos, en Geotermia y Petróleo.

1. Recursos mineros metálicos

Los yacimientos conocidos en la región corresponden a depósitos epitermales asociados al volcanismo más reciente, que
se desarrolló sobre la cubierta de cenizas volcánicas de la Formación Oxaya (Fig. 4). En ellos la actividad volcánica, o sea,
los líquidos y gases sobrecalentados que se desprenden del magma, han producido intensas alteraciones en las rocas
prexistentes extrayendo de ellas ciertos minerales y concentrando otros, que pueden ser de valor comercial. Estos yacimientos
tienen generalmente altos contenidos de cobre, oro y plata, en distintas proporciones. Sus edades están comprendidas
entre 17 y 1,2 Ma (ERICKSEN y CUNNINGHAM, 1993).

El ejemplo más destacado en esta región de Chile es el yacimiento de Choquelimpie, cuya explotación se interrumpió
recientemente, que se ubica en el interior del antiguo volcán homónimo profundamente erosionado en el que están expuestas
las zonas de alteración mineralizadas (AGUIRRE, 1990). Otro yacimiento en el sector chileno es el de Quebrada Blanca-
Collahuasi, al interior de lquique. Ejemplos de yacimientos en los países limítrofes son: Orcocampa, Caylloma, Sucuitambo
y Santa Bárbara, en Perú, La Española, Berenguela, Carangas y Salinas de García Mendoza, en Bolivia, y, Pirquitas y
Salle, en Argentina (ERICKSEN y CUNNINGHAM, 1993) (ver Fig. 4).

Estos yacimientos son, generalmente, de tamaño pequeño. No alcanzan las dimensiones gigantescas de los yacimientos
denominados de Cobre Porfírico, como Chuquicamata, La Escondida o El Salvador. Estos últimos, si bien tienen también
un origen magmático, están asociados a un arco volcánico más antiguo y, por lo tanto, tienen una ubicación al Oeste del
cordón volcánico actualmente activo.

Yacimientos de Cobre Porfírico no se han encontrado en el Altiplano. Este hecho no significa que ellos y las grandes fallas
a las que se encuentran asociados no existan en esta región. De haberse desarrollado, se los debería encontrar bajo la
gruesa y extensa cubierta de la Formación Oxaya: Una tarea obviamente muy difícil.

2. Recursos mineros no-metálicos

Estos recursos se denominan también de rocas y minerales industriales (ver CHONG, este volumen), aun cuando también
pueden incluirse elementos en estado nativo como el Azufre. Los recursos de agua, si bien son uno de los aspectos de la
Geología Aplicada, son tratados en otra sección de este volumen y por ello no se los considera aquí.

También asociados a la actividad volcánica más reciente, se conocen en esta región importantes depósitos de Azufre,
generalmente ubicados en las cumbres de los volcanes y, por lo tanto, de difícil acceso. Estos depósitos se formaron por la
actividad solfatárica, o sea, producto de emanaciones de gases que se desprenden desde las cámaras magmáticas.

Una fuente importante de recursos mineros no-metálicos en la región son los salares, que concentran distintos tipos de
sales, como boratos en el Salar de Surire, sal gema, etc y elementos químicos disueltos en las salmueras, como el Boro,
el Litio, Tierras Raras, de gran interés en procesos de tecnología de punta.

10
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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Fig. 4. Distribución de yacimientos epitermales en el sector altiplánico, mostrando su relación con el volcanismo; basado en
ERICKSEN y CUNNINGHAM (1993). A. Distribución del volcanismo reciente, B. Yacimientos (se señala la ubicación de
algunos yacimientos importantes): 1. Orcocampa, 2. Caylloma, 3. Sucuitambo, 4. Santa Bárbara, 5. La Española, 6.
8erenguela, 7. Carangas, 8. Salinas de García Mendoza, 9. Choquelimpie, 1O. Quebrada Blanca-Collahuasi, 11. Pirquitas,
12. Salle.

RECURSOS ENERGÉTICOS

Los recursos energéticos a los cuales se hará referencia son: La energía geotérmica y el petróleo.

1. Energía geotérmica

La energía geotérmica es también el resultado de la actividad volcánica. Es su manifestación hidrotermal externa, o sea,
11
El Altiplano. Ciencia y conciencia en Jos Andes

que corresponde al escape del vapor de agua. Vapores de este tipo, junto con otras sustancias desprendidas de las
cámaras magmáticas de los volcanes, producen las alteraciones ya mencionadas en las cuales se pueden encontrar
yacimientos minerales de tipo hidrotermal y epitermal. Esto permite deducir que bajo un campo geotermal o de geyseres se
puede estar formando un yacimiento mineral.

La energía calórica que se desprende de estos campos como agua caliente y vapor, frecuentemente sobre calentado,
ofrece la posibilidad de transformarla en energía eléctrica.

Ef\_la región altiplánica chilena se conocen numerosos campos geotérmicos: Jurase, Surire, Puchuldiza, El Tatio, etc. De
éstos los más importantes (Surire, Puchuldiza y El Tatio) han sido estudiados detalladamente con el objeto de evaluar su
potencial energético (LAHSEN, 1976). De acuerdo con el autor mencionado el potencial energético de los tres campos
geotérmicos alcanza a, por lo menos, 50 Megawatts, de los cuales 17 Mw han sido comprobados por perforaciones efectuadas
en El TatiO.

Las aguas termales que emanan de estos campos ofrecen, además del natural interés turístico, la posibilidad de extrear
minerales y elementos de valor económico y de ser dessalinizada para uso agropecuario, recurso de gran valor en una
región esencialmente árida.

2. Petróleo

Los análisis paleogeográficos realizados hasta la fecha en los depósitos de la cuenca Jurásico-Cretácica de trasarco
sugieren que las zonas más apropiadas para la formación y acumulación de petróleo se encuentren en el sector altiplánico,
aproximadamente en la región limítrofe con Bolivia (MUÑOZ y CHARRIER, 1993). Esta es una conclusión que parece estar
respaldada por la existencia de surgencias de petróleo en el sector de Charaña, en Bolivia, lo cual indujo a la perforación de
un pozo de exploración, por parte de la empresa boliviana de petróleo (YPFB). ·

ASPECTOS INTERDISCIPLINARIOS DE LA INVESTIGACION EN CIENCIAS DE LA TIERRA

Con una historia geológica tan larga y compleja como la esbozada, con las implicaciones de diversa índole que tiene el
desarrollo y la presencia de un bloque montañoso de la dimensión del Altiplano y los diferentes tipos de recursos explotables
que contiene, son muchos los aspectos que requieren ser analizados y estudiados, y muy diferentes los métodos que se
requiere aplicar para su mejor conocimiento y comprensión.

Sólo en el ámbito de la Geología, la Geofísica, y los Recursos Mineros y Energéticos, son numerosos los puntos que requieren
de mayor investigación integrada: la estratigrafía, la tectónica, el volcanismo, la paleogeografía, el riesgo sísmico y volcánico,
la evaluación de los recursos mineros y energéticos, y las propiedades geofísicas de la corteza, por nombrar a algunos solamente
(para mayores precisiones respecto de estos temas ver los otros artículos del área Ciencias de la lierra).

Investigaciones de carácter esencialmente interdisciplinario son los estudios sobre el impacto ambiental que pueden tener las
actividades productivas mineras y de recursos energéticos, y el desarrollo de tecnologías metalúrgicas no contaminantes
(LIENQUEO et al., 1992). Especialmente delicada es la toma de decisiones respecto a la conveniencia de explotar o no un
recurso en desmedro o en beneficio, respectivamente, de ciertas condiciones ambientales, en una región donde, además, es
urgente definir planes de desarrollo.

El Altiplano tuvo un lento proceso de alzamiento, que se inició hace cerca de 25 millones de años. Este proceso produjo
necesariamente un aislamiento de la fauna y flora que allí existía. Estos organismos tuvieron que adaptarse gradualmente a las
nuevas condiciones climáticas y de altura o bien tuvieron que desaparecer. Este punto me parece interesante por cuanto entre
los grupos que actualmente pueblan el Altiplano podrían existir representantes de algunas lineas filogenéticas, que se iniciaron
antes del alzamiento, y otras inmigrantes. El registro paleontológico, tanto de la flora como de la fauna, es aun relativamente
escaso como para poder diferenciar estos grupos y para conocer el momento de su aparición en la región altiplánica. Los
primeros hallazgos de vertebrados fósiles en el Altiplano chileno se realizaron recién en los últimos años. Tampoco existen
estudios de palinología, disciplina que estudia los remanentes fósiles de polen y esporas en los depósitos geológicos. Estos
estudios, además de proporcionar información sobre la evolución y cronología del poblamiento florístico de la región, podría ser
de gran utilidad para conocer la evolución de su clima y a partir de ello conocer el momento en que la región alcanzó alturas que
modificaron las condiciones climáticas (ver PALMA-HELDT, este volumen).
Es importante señalar que, entre todas las especies que pueblan el Altiplano, el Hombre es una de las especies que hizo su
aparición después que el Altiplano alcanzó alturas similares a las que ostenta actualmente y que, por lo tanto, es un organismo
colonizador de la región.

AGRADECIMIENTOS

Este artículo es el producto de actividades desarrolladas en el marco del Proyecto de Investigación FONDECYT 1224-91

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

"Tectónica compresiva versus acreción magmática en la génesis del Altiplano chileno", financiado por la Comisión Nacional de
Investigación Científica y Tecnológica de Chile (CONICYT).

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14
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

GRADO DE COMPENSACION ISOSTATICA EN EL ALTIPLANO:


ANALISIS GRAVIMETRICO DE 2 Y 3 DIMENSIONES

GONZALO YAÑEZ (+), ALDO GIAVELLI (++)y JORGE CAÑUTA!#l

(+): SERNAGEOMIN, SANTA MARIA 0104 SANTIAGO


(++) SIPETROL S.A., TAJAMAR 183,4° PISO, SANTIAGO
(#): ENAP, AHUMADA 341, SANTIAGO
RESUMEN

En el marco de un proyecto de investigación destinado a establecer el estado de compensación isostática en los distintos segmentos de la convergencia
Andina, se ha completado una primera fase correspondiente al sector altiplánico. Análisis de dos y tres dimensiones en el dominio espectral, han
permitido establecer que casi la totalidad del Altiplano se encuentra compensado en forma local (tipo Airy). Esta compensación local es independiente de
la longitud de onda del rasgo topográfico involucrado, lo cual es evidencia de una ausencia de rigidez litosférica en la región. Flujos calóricos anómalamente
altos permiten explicar esta falta de rigidez.

Una modelación directa de la anomalía de Bouguer en un perfil representativo, entrega una estructura cortical con un espesor medio superior a 50 km,
y alcanzando valores cercanos a 70 km en la linea divisoria de aguas. Esta estructura cortical confirma la existencia de una compensación de tipo local
en la región altiplánica.

El máximo espesor cortical observado en el segmento sur del Altiplano, se interpreta como el producto del escape tectónico en dirección sur ante una
compresión de dirección E-W. La acumulación cortical en este segmento se habría visto favorecida por la presencia de un núcleo litosférico competente
inmediatamente al sur.

INTRODUCCION

La génesis y evolución de grandes cadenas montañosas como los Andes, ha sido motivo de permanente atención en el ámbito
de las Ciencias de la Tierra. Este interés, que puede remontarse a los tiempos de Darwin en el siglo pasado, se basa en el
hecho que un rasgo fisiográfico de estas características, representa una de las evidencias más concretas de la existencia de
actividad tectónica en un margen de convergencia entre placas litosféricas de dimensión continental. Si bien esta relación de
causa-efecto entre la convergencia de las placas de Nazca y Sud-América y la existencia del macizo Andino no admite mayores
dudas, aún no es posible resolver algunos procesos de segundo orden asociados al fenómeno orogénico fundamental. El caso
específico del Altiplano es aún más particular, ya que junto al cordón de los Himalayas en la frontera lndo-Asíatica, constituye
el relieve montañoso de mayores dimensiones en la superficie terrestre. La ubicación geográfica del Altiplano, en el sector de
máxima concavidad o flexura del margen de Sudamérica (Figura 1), ha dado origen a dos interpretaciones cuya relación causa-
efecto, en relación a la génesis del Altiplano, es antagónica. Una hipótesis, sustentada por Beck (1987) y Beck et al. (1993},
propone la existencia de una flexura continental previa al alzamiento del Altiplano. Al interactuar esta morfología continental
con la placa de Nazca, habría generado movimientos relativos convergentes en dirección de la ubicación del Altiplano, induciendo
así el engrosamiento cortical. En contraposición,lsacks (1988) propone el curvamiento del orógeno (oroclino), y en consecuencia
del margen continental, como producto de las condiciones mecánicas y termales de la litósfera continental y cuña astenosférica.
Dado el estado actual del conocimiento, no es posible discernir entre ambas hipótesis o alguna otra que intente recoger
elementos de estas posturas extremas. Una forma de ir avanzando en la solución de este problema central, lo constituyen
estudios tendientes al entendimiento de fenómenos asociados al proceso orogénico. Entre estos cabe mencionar, tasas de
alzamiento-denudación y la influencia de un factor climático altamente variable, comportamiento reológico de la litósfera conti-
nental, naturaleza y propiedades de la corteza inferior, proporción de aporte magmático y tectónico en el orógeno. Muchas de
estas preguntas son interdependientes y exigen de una visión interdisciplinaria para aproximarse a una respuesta correcta.
Uno de los factores que debe ser considerado constituye el elemento central de esta comunicación, las características y
propiedades de la corteza y manto continental desde el punto de vista de su respuesta gravimétrica.

Como parte del proyecto Fondecyt '93 #1930164, se ha completado una primera etapa de compilación y adquisición de información
gravimétrica y topográfica digital del segmento norte de Sudamérica, entre la 1a y 3a región. La cobertura actual en la zona
correspondiente al Altiplano permite efectuar un análisis parcial de esta información, con énfasis en la definición de espesores
corticales y estados de equilibrio del plateau Altiplánico. Este marco geofísico del área, permite a su vez hacer algunas inferencias
sobre los procesos geológicos y tectónicos que probablemente están relacionados a las particulares condiciones que dan
origen a un relieve de las características del Altiplano.

A continuación presentamos una breve descripción de la metodología utilizada para el análisis de la información gravimétrica.
En la siguiente sección analizamos los datos correspondientes a la región del Altiplano, con un procesamiento espectral de 3-
D que permite establecer el grado de compensación isostática del macizo en su conjunto. Con este antecedente, efectuamos
una modelación directa en un perfil perpendicular a la dirección estructural, afín de establecer una estructura cortical preliminar.
Finalmente analizamos estos resultados geofísicos en el contexto de la evolución geológica del Altiplano.
Método Gravimétrico: Aplicación a la determinación de comportamientos isostáticos y flexurales de cargas estáticas

Para estimar el espesor cortical y el tipo de compensación que opera en el segmento altiplánico de Los Andes, se analiza la

15
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

relación entre topografía y anomalía de Bouguer en el dominio de las frecuencias (para un desarrollo completo de la teoría
consultar, Turcotte & Shubert, 1982; Parker, 1972).

La anomalía de Bouguer para el caso de una respuesta isostática local (tipo Airy) ante la carga de una cadena montañosa
(Figura 2a) está dada por:

(1) G (k)=2 p g r Exp ( -kd) H(k) ó r/rc

donde:
g = Constante de Gravitación Universal
d = Cota Promedio de la Superficie Topográfica
re = Densidad cortical
M = r m-re = Contraste en densidad entre el manto y la corteza
k = número de onda
H(k) = Transformada de Fourier de la topografía
G(k) =Transformada de Fourier de la anomalía de Bouguer

Por el contrario, si la litósfera tiene cierta rigidez, la compensación isostática del orógeno tiene un carácter regional, provocando
una flexura de la litósfera de mayor longitud de onda que el relieve topográfico (Fig. 2b). La Anomalía de Bouguer en este caso
se deriva de la solución de la ecuación de una barra elástica delgada sometida a cargas distribuidas (Turcotte & Shubert, 1982).
H(k)
(2) G(k)=2pgrExp(-kd) (k 4 D) M/rc
1+---
órg
donde:
g = aceleración de gravedad
O = rigidez (parámetro flexura!)
O = EP/12(1-s 2 ); E= Módulo de Young; T =Espesor de la Placa; s =Razón de Poisson

Esta segunda ecuación que describe el comportamiento flexura! de la litósfera depende de 2 parámetros fundamentales, el
número de onda k = 2p/ 1 (!:longitud de onda) y la rigidez D. Cuando la rigidez tiende a cero, la ecuación (2) se reduce a la
anomalía de Bouguer para el caso de un medio compensado localmente (ecuación 1). Del mismo modo para relieves topográficos
de gran longitud de onda (k pequeño) la compensación también tenderá ser compensada localmente al tender a 1 el denominador
de ecuación(2). En términos concretos, para relieves topográficos con longitud de onda superior a algunas centenas de kilómetros,
la compensación debería ser local para espesores elásticos inferiores a 50 km. Para relieves de menor longitud de onda, el
grado de compensación isostática dependerá de la rigidez del medio. Esta rigidez es probablemente función de una serie de
parámetros entre las que destaca la litología, el gradiente geotérmico y los tiempos de sobrecarga (a mayor tiempo de sobrecarga,
comienzan a operar los efectos de relajación viscosa).

ANALISIS GRAVIMÉTRICO Y TOPOGRAFICO DEL NORTE DE CHILE

a. Gravimetría

La información analizada en este trabajo comprende aproximadamente 4500 estaciones gravimétricas, adquiridas por ENAP
en la Primera y Segunda Región dentro de sus programas de exploración, con niveles de precisión variables. Un número
importante de estas estaciones fueron posicionadas con GPS, con un error esférico de diámetro aproximado 30 m, lo que
permite estimar en +1- 6 mGal el error asociado a la Anomalía de Bouguer, el cual se considera aceptable para una escala de
trabajo de 1:500.000. Información gravimétrica adicional utilizada para esta compilación incluye estaciones de la base de datos
de la Universidad de Cornell (cedidos por profesor B. lsacks), Universidad Libre de Berlín, y digitalización del mapa de Anomalía
de Bouguer de Bolivia (compilado por Profesor J. Tellería). Los niveles de error y los parámetros usados en la reducción de
estos datos, son equivalentes a los descritos para el proceso y compilación de los datos nacionales, con una envolvente de
error inferior a 1O mGal. Este nivel de error es apropiado para estudios de carácter regional en donde interesa analizar señales
con longitudes de onda de varias decenas de kilómetros y amplitudes superiores a 100 mGal.

Para la obtención de la Anomalía de Bouguer, mostrada en Figura 3a, se usó una densidad media de 2.67 gr/cm 3 • Las medidas
fueron referidas al elipsoide de referencia WGS-84 y la corrección topográfica fue calculada en forma digital (Zhou et al., 1990),
considerando la base topográfica descrita en la siguiente sección.

En Figura 3a la Anomalía de Bouguer es representada en contornos a un intervalo de muestreo de 50 Mgal. Se incluye además
en esta figura la ubicación de las estaciones utilizadas para la generación del mapa de Anomalía de Bouguer (puntos grises),
y en forma superpuesta la topografía (fondo en tonalidades de grises).

16
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

-~

Fig. 1. Relieve del segmento sur-oeste de Sudamérica, imagen tridimensional.

b. Topografía

Se dispone de la topografía digital del margen occidental de Sudamérica correspondiente a la base de datos de la Universidad
de Cornell (cedida por el profesor B. lsacks). Este set de datos ha sido recopilado mediante la digitalización de cartas topográficas
y batimétricas a escalas en el rango de 1 :50.000 a 1 :500.000. Nosotros hemos reprocesado esta información a un intervalo de
muestreo de 0.02 grados en direcciones ortogonales (Norte y Este), lo que constituye un muestreo aproximado de 2 km. Esta
información topográfica digital ha sido utilizada en la generación de la Figura 1.

c. Análisis lsostático Espectral en 3-D

Mediante el uso del modelo digital de terreno es posible estimar la respuesta isostática de la carga representada por el relieve
cordillerano, de acuerdo a una compensación local tipo Airy en la cual a cada punto con relieve positivo se le asocia una raiz
con contraste de densidad negativo con respecto al manto litosférico.

Una extensión de la teoría presentada previamente para el análisis de un modelo isostático de 2-D, en el dominio espectral, es
utilizada para ver la respuesta isostática desde una perspectiva areal o de 3-D. Este proceso es efectuado mediante una rutina
del paquete GMT (Wessel & Smith, 1991 ), que utiliza como parámetros de entrada el modelo digital de terreno, la rigidez
3
cortical (en este caso igual a cero), y las densidades medias del océano, corteza y manto (1.0, 2.7, 3.3 [gr/cm ], respectivamente).

La Anomalía de Bouguer teórica que resulta de esta modelación isostática, es presentada en conjunto con la topografía en
Figura 3b. Esta figura puede ser comparada directamente con la Figura 3aque corresponde a la Anomalía de Bouguer observada.
En términos semicuantitativos se puede concluir que un modelo isostático permite reproducir en buena forma la Anomalía de
Bouguer observada. Lo anterior confirma la predicción relativa a que cargas con longitudes de onda superiores a 100 km
tenderán a estar compensadas en forma isostática. Sin e m bago, es interesante resaltar que sobre el Altiplano, relieves positivos
de longitud de onda inferior a 50 km, también se encuentran compensados isostáticamente. Esto es coherente con una litósfera
de muy poca rigidez, probablemente como producto del alto flujo calórico (- 80-90 mW/m') que caracteriza a la región altiplánica
(Henry & Pollack, 1988}. En los flancos del plateau, en dirección de la costa y el cratón Brasileño, se aprecian discrepancias
entre el valor teórico y el observado. Estas diferencias están relacionadas a un cierto grado de rigidez de la litósfera en estas
regiones. En el caso de la región de ante-arco, esta mayor rigidez está probablemente asociada a la cercanía de las placas
continental y oceánica, lo cual incide en un menor gradiente geotérmico y un soporte dinámico de la corteza continental por la
placa subductada. En la zona de precordillera, al oriente del Altiplano, la mayor rigidez está asociada a la cercanía del Cratón

17
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

'
1

Brasileño. De hecho, algunos autores (p. ej., Mpodozis & Ramos, 1989; Lyon-Caen et al., 1985) consideran
que el Cratón
Brasileño e&taría siendo subductado bajo el Altiplano ("a subduction").

Otros rasgo~ menores que se aprecian en la Anomalía de Bouguer teórica que no son reconocidos en la Anomalía
de Bouguer
observada, por lo general corresponden a localidades con falta de muestreo. Un caso particular constituye el salar
de Atacama
y el sector adyacente en dirección de la Sierra del Limón Verde en donde sí se cuenta con un set de datos relevante.
En este
caso, la Anomalía de Bouguer observada es inferior a la predicha para un medio sin rigidez, lo cual podría interpretarse
como
el producto de una corteza más delgada y una litósfera continental más competente. Cabe hacer notar que la
depresión del
salar de Atacama constituye un rasgo singular que puede extrapolarse probablemente hasta el Paleozoico con
evidencias
concretas d~ un ambiente lagunar de intraarco (Breitkreutz et al., 1992). En consecuencia, la hipótesis de una
corteza más
delgada que' el promedio de la región puede constituir un rasgo que ha sido preservado en el tiempo, condicionand
o la evolución
geológica del área. Evolución en la cual destacan el desplazamiento al Este del frente volcánico (p. ej., Mpodozis &
Ramos, 1989)
y el desarrollo del mayor espesor cortical de los Andes (y Anomalía de Bouguer) inmediatamente al Noreste del salar.
Nosotros
proponemos como hipótesis de trabajo que la mayor competencia litosférica de la región sería responsable de ambos
fenómenos:
inhibiendo el desarrollo del frente volcánico, e impidiendo la extensión al sur del Altiplano. La acumulación cortical
en el extremo
sur del Altiplano sería entonces el efecto combinado de una especie de muro de contención o "backstop" y el escape
tectónico
(Molnar & Tapponier, 1975) asociado a un acortamiento de dirección E-W, que relaja la energía potencial acumulada
en dirección
N-S. De hecho Assumpgao ( 1992) encuentra evidencias de una extensión de dirección N-S en la región altiplánica,
basado en
la distribución de mecanismos focales y mediciones de stress in-situ.

Fig. 2. A) Compensación Local (rigidez=O). La masa de superficie en tonalidad negra es compensada localmente
por una
masa de mayor dimensión en la vertical como producto de la diferencia en densidad; B) Compensación regional (rigidez
> 0). La masa de superficie en tonalidad negra es compensada re-gionalmente en profundidad.

d. Modelación gravimétrica de 2-D

Afín de contar con una primera estimación del espesor cortical en la región altiplánica efectuamos una modelación
directa de
la Anomalía de Bouguer. En Figura 3a se aprecia que la Anomalía de Bouguer asociada al Altiplano tiene una forma
elongada
de dirección N-S que permite efectuar un análisis en secciones de dirección E-W que sea representativo del
problema tri-
dimensional. Se efectuó una serie de modelaciones en secciones a diferentes latitudes encontrándose en general
que estas no
diferían fundamentalmente. En Figura 4 se presenta el modelo correspondiente al perfil A·A' (mostrado en la Fig.
3a), el cual se
considera representativo de la estructura cortical del Altiplano.

18
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

El modelo considerado utiliza un contraste de densidad corteza-manto de 0.4 gr/cm3. Para la placa oceánica consideramos
una geometría coherente con la actitud del plano de Benioff en la región (Cahill, 1990), y un contraste de densidad de 0.08 gr/
cm 3 . Este último valor es marginalmente superior al utilizado para el manto continental en consideración a los efectos de
contracción térmica (Turcotte & Shubert, 1982) asociados a un medio sujeto a temperaturas un 30% inferiores.

En Figura 4 se aprecia un espesor cortical que en gran parte del Altiplano supera los 50 km, alcanzando valores cercanos a 70
km en las inmediaciones de la divisoria de las aguas. Este espesor cortical podrla ser levemente inferior, al imponer un menor
contraste de densidad como producto de una cuña astenosférica menos densa que el manto litosférico.

Anomalía de Bouguer

Metros
5000

4500

4000

3500

3000

2500

2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
o

-500

-1000

290° 295°

Fig. 3a. Anomalía de Bouguer. En contornos Anomalía de Bouguer observada a un intervalo de 50 Mgal. Estaciones gravimétricas
en puntos grises. Topografía como fondo en tonalidades de grises.
19
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Anomalía lsostática

290" 295" fT
Metros
5000

4500

4000

3500

3000

2500

-2o· ~\C'ff
,,,g ·o/,··~ 1 r·. eo:
o ll 1 1 -~... ~~' 1 -20" 1 1
2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
o

-500

-25" 1 l•:::~~~.ft5¡y:•.;=rt~f"~ ~" ~ ,f íf.lfW*I't ~~-:-.


1
1 -25" •-1000

290" 295"

Fig. 3b. Anomalía lsostática tipo Airy derivada de la compensación isostática local de la topografía. En contornos anomalía de
Bouguer calculada a un intervalo de 50 Mgal. Estaciones gravimétricas en puntos grises. Topografía como fondo en
tonalidades de grises to utilizado es de -0.4 Grlcm', mientras que para la placa oceánica se considera una densidad
ligeramente superior a la del manto (+0.08 Grlcm').

20
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

250
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-150000
UJ
-200000
-100 o 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000
Distance (km)

Fig. 4. Modelación Gravimétrica de 2-D en perfil A-A'. Los cuadrados representan las observaciones, en línea llena respuesta
del modelo, y en línea segmentada respuesta isostática. El contraste de densidad corteza-manto utilizado es de -0.4 Gr/
cm•, mientras que para la placa oceánica se considera una densidad ligeramente superior a la del manto (+0. 08 Gr!cm3).

La estructura cortical es en primera aproximación análoga a la obtenida asumiendo una compensación local del tipo Airy y
calculada considerando un espesor de equilibrio de 33 Km (cuya Anomalía de Bouguer asociada está representada por línea
segmentada en Figura 4), salvo en el borde oriental, donde el espesor cortical resulta menor que el isostático, lo que podría
indicar la existencia de una componente elástica en este sector. Este resultado es coherente con el análisis previo de 3-D, en
el cual los relieves topográficos de longitud de onda de varias centenas de kilómetros están compensados en forma local, y
donde también se aprecié~.- una mayor rigidez en el borde oriental del Altiplano, asociada al Cratón.

CONCLUSIONES

En el presente trabajo se ha presentado un análisis cuantitativo de la estructura cortical del Altiplano y las características de la
compensación isostática del edificio Andino. Gran parte del Altiplano se encuentra compensado en forma local, incluso en
aquellos rasgos topográficos de pequeña dimensión. Esta particular situación es el producto de una rigidez practicamente nula
en la región altiplánica, probablemente como producto de un flujo calórico anómalamente alto. Discrepancias de una
compensación isostática del tipo local en los flancos del Altiplano se asocian a la presencia de la placa subductada en la región
de ante-arco y el cratón Brasileño al interior del continente.

El mayor espesor cortical y Anomalía de Bouguer del extremo sur del Altiplano se interpreta en términos de un escape tectónico
en dirección perpendicular a la dirección de mayor compresión (E-W). La "acumulación" cortical inmediatamente al norte de un
segmento de marcado carácter anómalo en la geología andina, en donde destacan la Península de Mejillones, el Salar de
Atacama, y el corrimiento al Este del frente volcánico actual, sugieren mecanismos comunes para estos fenómenos. Se postula
que la franja al sur de los 23º constituye un núcleo litosférico competente que se ha preservado en el tiempo y que actua como
un frente de contención ("backstop") para el colapso en dirección sur del Altiplano.

AGRADECIMIENTOS

La presente publicación es una contribución que forma parte del proyecto Fondecyt 93-94 #1930164 (Espesor cortical y
compensación de la Cordillera de los Andes y su relación con la segmentación del margen convergente de Sudamérica:
Transectas Gravimétricas).

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

REFERENCIAS

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1

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22
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

GEOLOGIA Y TECTONICA DEL ALTIPLANO


CHILENO

REYNALDO CHARRIER' y NELSON MUÑOZ"

DEPARTAMENTO DE GEOLOGÍA, FACULTAD DE CIENCIAS FÍSICAS Y MATEMÁTICAS, UNIVERSIDAD DE CHILE, CASILLA 13518,
CORREO 21, SANTIAGO, CHILE.
SOCIEDAD INTERNACIONAL PETROLERA S.A. (SIPETROL), CASILLA 123, CORREO 35, LAS CONDES, SANTIAGO, CHILE.

RESUMEN

El origen del Altiplano, en los Andes Centrales, es uno de los problemas más interesantes de la formación de los Andes. Se presenta una descripción de
la evolución geológica y tectónica del Altiplano chileno y se discute el significado, para comprender su alzamiento, de un sistema de fallas inversas con
vergencia al Oeste, detectado en el borde occidental del Altiplano chileno. Las rocas más antiguas de la región corresponden al Complejo Metamórfico
de Belén, datado en 1.000 Ma. El Triásico Superior - Neocomiano se caracteriza por el desarrollo del arco magmático de La Negra y la cuenca de
trasarco de Perú-Chile, cuyo depocentro se encontraría bajo el Altiplano occidental. La inversión de la cuenca en el Neocomiano superior produjo la
emersión definitiva de la región y desarrolló una faja plegada y corrida con vergencia oriental. Esta faja fue cubierta en el Cretácico Superior por
depósitos de otro arco volcánico (Fm. Panjuacha), al Este del anterior, que se correlaciona con el arco de Quebrada Mala, en Antofagasta. En el
Paleogeno superior se habría desarrollado una extensa cuenca sedimentaria que dió origen a las Fms. Putani y Chucal, de carácter fluvio-lacustre.
Sobre estas unidades se depositaron, en el Mioceno Inferior, las potentes y extensas ignimbritas de la Fm. Oxaya y la Fm. Lupica. Un evento compresivo
del Mioceno Medio a Superior en el borde Oeste del Altiplano, al norte de 192 30' lat. S. provocó el corrimiento con vergencia al Oeste de las rocas
precámbricas y jurásicas sobre las Fms. Oxaya y Lupica. Sobre estas unidades se desarrolló el arco volcánico actual y la cuenca en extensión de la
pliocénica Fm. Lauca. La existencia de una faja plegada y corrida convergencia al Este en el borde oriental del Altiplano, conocida previamente, y de un
sistema de fallas inversas convergencia opuesta en el borde occidental, recientemente detectado, pone en evidencia que este bloque es una estructura
compresiva y permite proponer que el alzamiento del Altiplano tuvo un control fundamentalmente estructural. La superficie altiplánica se habría nivelado
por procesos de erosión y relleno,' tanto sedimentario como volcánico, de una región deprimida formada entre la Cordillera Oriental, por un lado, y la
Cordillera Occidental volcánica y el alzamiento provocado por el sistema de fallas inversas convergencia al Oeste del borde occidental del Altiplano, por
el otro.

ABSTRACT

The origin of the near 4,000 m high Altiplano plateau, located in the Central Andes, represents one of the most interesting mountain building problems of
the Andean range. This article presents a decription of the geology and tectonic evolution of the chilean Altiplano and discusses the significance for the
uplift of the plateau of a westvergent thrust system located along its west margin. The oldest rocks in this region form the 1,000 Ma old Belén Metamorphic
Complex. The late Triassic lo Neocomian evolution is characterized by the development of the La Negra volcanic are and !he Perú-Chile backarc basin,
with a depocenter located below the western Altiplano. The inversion of the basin in the late Neocomian produced a definite emersion of the region and
developed an eastvergent thrust and fold belt. In the late Cretaceous this belt was unconformably covered by the deposits of a new volcanic are
(Panjuacha Fm.), shifted lo the east of the formar La Negra are, and correlated to the Quebrada Mala are in the Antofagasta region. During the Paleogene
a new volcanic activity and associated basins were developed. Here the fluvio-lacustrine Putani and Chucal Fms. were depositad. These units were
covered by the extensive flat-lying, ignimbritic early Miocene Oxaya and the Lupica Fms. A Middle to late Miocene compressive event caused along the
west margin of the Altiplano, north of 192 30' South latitude, the westvergent thrusting of the Oxaya and Lupica, Fms. by pre-Cambrian and Jurassic rocks.
On top of this units developed the Present volcanic are (Western Cordillera) and the Pliocene Lauca Fm. extensional basin. The existence of the
previously known eastvergent thrust and fold belt on the east side of the Altiplano, in Bolivia, and of the recently detectad westvergent thrust system on
its west side evidences that the Altiplano block is a compressive feature and suggests that its uplift was main structurally controlled. The flat Altiplano
surface was levelled by both the erosion of an old topography and filling by sedimentary and volcanic deposits of a depressed area located between the
Eastern Cordillera, lo the east, and the Western Cordillera and the thrusted and uplifted west margin of the Altiplano lo the West.

INTRODUCCION

El alzamiento de las cadenas de montañas se asocia generalmente con procesos de acortamiento cortical. Para explicar la
presencia en algunas cadenas de montañas la existencia de grandes plateaus como el Tibet y el Altiplano, es necesario, sin
embargo, recurrir a una combinación de procesos que consideren diferentes tasas de transporte de masa y energía, tanto en
la horizontal como en la vertical. Tales procesos se pueden clasificar en tres categorias: acortamiento estructural, adición
magmática y adelgazamiento litosférico (ALLMENDINGER, 1986).

Se han realizado varios intentos para explicar el alzamiento del Altiplano. SUAREZ et al. (1983) sugieren que el engrosamiento
cortical se debe a repetidos cabalgamientos en la corteza continental. Opiniones similares fueron expresadas por ROEDER
(1988) y REUTTER et al. (1988). ISACKS (1988) abogó por la idea de que el Altiplano es el resultado de engrosamiento cortical
producido por acortamiento tectónico y adelgazamiento termal de la litosfera. KONO et al. (1989) propusieron, en cambio, que
la adición de magma y el acortamiento cortical son los mecanismos que simultaneamente operaron durante el alzamiento de
este plateau. Estos autores sugieren que la adición de magma tuvo lugar principalmente en la mitad occidental del Altiplano,
mientras que el acortamiento cortical ocurrió en su parte oriental, es decir, en la Cordillera Oriental y las Sierras Subandinas.

El origen de los Andes está claramente relacionado con la subducción de la placa de Nazca bajo el borde occidental de América
del Sur. El Altiplano es parte de la cadena andina y, por lo tanto, su origen es el resultado de procesos asociados con la
subducción similares a los que se conocen en otras regiones de los Andes. La explicación del origen del Altiplano depende del
conocimiento de cómo tales procesos combinaron su intensidad y del orden cronológico con que cada uno actuó. Otro aspecto
importante de este problema es conocer el por qué aquí tuvo lugar una cierta combinación de procesos con una intensidad
23
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

diferente que en otras regiones de la cadena. FROIDEVAUX y ISACKS (1984), FROIDEVAUX y RICARD (1987) y ISACKS
(1988) presentaron detallados análisis de los aspectos relacionados con la subducción presente y pasada, las características
de la litósfera y astenósfera, y los balances de masa de las unidades comprometidas en la formación de un alto plateau
elevado, en general, y de la región altiplánica, en particular. La información geofísica sobre esta región es aún demasiado
escasa para permitir la proposición de modelos satisfactorios.

Con posterioridad a los trabajos mencionados han surgido importantes antecedentes sobre la estructura y evolución tectónica
de la región boliviana (HERAIL et al., 1990; SEMPERE et al., 1990) y chilena (MUÑOZ y CHARRIER, 1996), que ponen en
evidencia la existencia de dos sistemas de fallas inversas con vergencias divergentes en ambos bordes del Altiplano.

En este artículo se presenta un bosquejo de la geología de la región altiplánica chilena y de su evolución tectónica y
paleogeográfica y se analiza el significado y las implicaciones para el alzamiento del Altiplano de un sistema de fallas inversas
de alto ángulo con vergencia al Oeste recientemente reconocido en el borde occidental del Altiplano chileno. Si bien la estratigrafía
y la cronología de los eventos tectónicos de la región chilena es aún imprecisa, el conocimiento de la existencia de este sistema
de fallas inversas permite proponer un modelo estructural más realista para el alzamiento del Altiplano.

La existencia de fallas importantes en esta región fue previamente señalada por PACCI et al. (1980), quienes mapearon
algunas de ellas en la región de Belén - Ticnamar sin indicar el tipo de desplazamiento. PASKOFF y NARANJO (1983),
NARANJO y PASKOFF (1985) y DAMM et al. (1986) mencionaron, además, la existencia de fallas inversas con desplazamientos
importantes a lo largo del margen del Altiplano chileno al Este de Arica.

MARCO GEOGRAFICO Y GEOLOGICO

El Altiplano, incluyendo la Puna, es con el Himalaya uno de los mayores plateaus de la Tierra y el único ubicado en un borde
activo de subducción. Se ubica en el sector arqueado de la cadena denominado Codo de Arica o de Santa Cruz. Esta región
corresponde a la parte central de los Andes Centrales (GANSSER, 1973). Forma parte del segmento andino localizado entre
15º y 27º de latitud Sur, subductado con una inclinación de unos 30º y limitado hacia el Norte y el Sur por segmentos de
subducción plana, menor que 15º de inclinación (BARAZANGI y ISACKS,1976).

En esta región se han definido las siguientes unidades morfoestructurales, de Oeste a Este: La Cordillera de la Costa, la
Depresión Central, el Altiplano con el cordón volcánico en su borde occidental o Cordillera Occidental, la Cordillera Oriental y
las Sierras Subandinas (Fig.1 ).

El Altiplano, junto con la Puna, es por sus dimensiones el rasgo orográfico más destacado de los Andes Centrales y posiblemente
de todo el cordón andino. Corresponde a una inmensa altiplanicie que se encuentra a un promedio de 3. 700 metros sobre el
nivel del mar. Tiene cerca de 300 km de ancho y unos 1.500 km de largo. Se extiende desde los 15º hasta Jos 27º de latitud sur,
o sea, desde la región de Ayacucho, en Perú, hasta cerca de Copiapó, en Chile (Fig.1 ).

Para comprender la magnitud de esta masa montañosa señalaremos que un segmento de 1 km de largo en la Cordillera de los
Andes en la región central de Chile, entre Valparaiso y Mendoza, tiene un volumen de aproximadamente 500 km cúbicos,
mientras que un segmento de 1 km de largo en los Andes Centrales, entre Arica y Santa Cruz, tiene alrededor de 1.800 km
cúbicos.

En la superficie del Altiplano existen extensas depresiones. Estas corresponden, en la parte Sur, a cuencas endorreicas
evaporíticas formadas bajo condiciones climáticas áridas, como los salares de Arizaro, Uyuni, Coipasa y Surire, y a enormes
lagos hacia el Norte, como el Poopo y el Titicaca (Fig. 1).

La Cordillera Occidental corresponde al cordón volcánico andino Neógeno superior- Reciente. Tiene unos 100 km de ancho y
está formada por volcanes activos y extinguidos, edificados sobre la superficie plana de la parte occidental del Altiplano,
algunos de los cuales alcanzan alturas de más de 6.500 m. Los volcanes más jóvenes y activos se ubican principalmente a lo
largo del límite internacional.

Las Sierras Subandinas, la unidad morfoestructural más oriental de esta región, corresponden a una faja plegada y corrida con
vergencia oriental en la cual el acortamiento total es de por lo menos 21 O Km (SHEFFELS, 1990).

GEOLOGIA Y ESTRATIGRAFIA DEL ALTIPLANO CHILENO

En el Altiplano chileno se conocen rocas de edades pre-cámbrica, mesozoica y cenozoica. A continuación se describen las
unidades conocidas en la región y se bosqueja su evolución paleogeogrgáfica tomando en cuenta los antecedentes disponibles
para la región Norte de Chile.

Las rocas más antiguas de esta región corresponden a esquistos y gneisses de bajo grado con edades de 1.000 Ma (PACCI et
al., 1980), que se agrupan bajo el nombre de Esquistos o Complejo Metamórfico de Belén (MONTECINOS, 1969). Estas rocas

24
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

702 662

122

182

2411

• 1

v2
e:? 3
... ' -4

Fig. 1. Mapa de ubicación del Altiplano en América del Sur y distribución de las unidades morfoestructurales de los Andes
Centrales. CC: Cordillera de la Costa, OC: Depresión Central, SCO: Franja con Sistema de Fallas Inversas con vergencia
al Oeste, PC: Precordillera, PO: Depresión Preandina, A: Altiplano, CO: Cordillera Occidental volcánica, CE: Cordillera
Oriental, SS: Sierras Subandinas. 1. Volcanes, 2. Salares, 3. Lagos. En el recuadro se indica el área de América del Sur
representada con mayor detalle.

afloran a lo largo de una angosta franja ubicada a lo largo del borde occidental del Altiplano entre Socoroma y Ticnamar (Fig. 2)
y se encuentran cabalgando a rocas más jóvenes a lo largo de un sistema de fallas inversas de alto ángulo y vergencia
occidental (MUÑOZ y CHARRIER, 1996). Esta unidad se puede interpretar como un fragmento del borde occidental del cratón
Sudamericano o como una parte joven del Macizo de Arequipa (MPODOZIS y RAMOS, 1989), el cual podría ser un fragmento
de Laurentia, el núcleo precámbrico de Norte América, separado de la inflección de Arica en el Precámbrico más alto (570 M a)
(DALZIEL, 1993).

Durante el Triásico más alto y el Jurásico Inferior se desarrolló, a lo largo de la actual Cordillera de la Costa, el arco volcánico
de La Negra. Los productos del volcanismo engranaron hacia el Este con los depósitos de la cuenca marina de trasarco de
Perú-Chile (MUÑOZ et al., 1988, 1989; HARAMBOUR, 1990). El análisis de facies y de la capacidad oleogenética de los depósitos
jurásicos permite deducir un amplio desarrollo de la cuenca hacia el Este y que eventuales concentraciones de hidrocarburos
se podrían encontrar en subsuperficie bajo el Altiplano occidental (MUÑOZ y CHARRIER, 1993). El inicio de la regresión
marina se produjo en el Jurásico Superior (Kimmeridgiano). En algunos sectores de la cuenca, la sedimentación se prosiguió
durante el Neocomiano Inferior con la acumulación de gruesos espesores de sedimentos elásticos arenosos con niveles que
contienen especies de Trigonias del Cretácico Inferior (Fm. Livilcar; MUÑOZ et al., 1988, 1989) y conglomerádicos (Fm. Chusmiza;
25
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

HARAMBOUR, 1990). La regresión definitiva del mar en esta región coincidió con el comienzo de la deriva hacia el Este de
América del Sur al separarse de Gondwana. La inversión de la cuenca ocurrió en el Neocomiano superior. Esta deformación
desarrolló una extensa faja plegada y corrida con vergencia oriental en todo el ámbito de la cuenca de trasarco (MUÑOZ y
CHARRIER, 1996).

En la quebrada de Tarapacá, en el sector de Pachica, se conocen rocas volcánicas de edad cretácica superior, de composición.
principalmente ácida, agrupadas en la Fm. Panjuacha. Estas recubren discordantemente a los depósitos del Jurásico Superior
de la cuenca de trasarco (Fm. Quebrada Honda) y están intruidas por cuerpos datados en 80 Ma (HARAMBOUR, 1990). Estas
rocas pueden asignarse a una nueva distribución de los centros volcánicos, desplazados hacia el Este con respecto del arco
volcánico de La Negra. Este nuevo cordón volcánico corresponde-a la prolongación hacia el norte del arco de Quebrada Mala
conocido entre Antofagasta y Calama (MUÑOZ et al., 1989).

A fines del Terciario Inferior se desarrolló una extensa cuenca sedimentaria fluvio-lacustre con abundante desarrollo de actividad
orgánica (MUÑOZ, 1991) y con restos fósiles de mamíferos (CHARRIER et al.,1994). En ella se depositó, en el sector de
Surire, la Formación Chucal, cuyo espesor alcanza a más de 1.000 m, y posiblemente también la Formación Putani, en el
sector de General Lagos (SALAS et al., 1996; MUÑOZ, 1991) (Fig. 2). La tendencia subsidente que dio origen a esta cuenca
estuvo asociada a una intensa actividad volcánica explosiva de carácter ácido.

En el Mioceno (19 Ma) esta actividad volcánica explosiva dió origen a gruesos y extensos (más de 20.000 km cuadrados)
mantos ignimbríticos que recubrieron a los depósitos anteriores (Fm. Oxaya, en el Altiplano de Arica, SALAS et al., 1966; Fm.
Altos de Pica, en el Altiplano de lquique, GALLI, 1957, 1968; GALLI y DINGMAN, 1962), cuyas edades están comprendidas
entre 23 y 15 Ma (GALLI, 1957, 1968; GALLI y DINGMAN, 1962; LAHSEN, 1982; MUÑOZ, en prep.). Depósitos similares y de
la misma edad se conocen en el Sur del Perú.

Sobre. la Formación Oxaya se depositó la Formación Lupica (MUÑOZ, 1991 ), también de carácter fluvio-lacustre, expuesta
como imbricaciones tectónicas a lo largo de la franja Socoroma, Zapahuira, Chapiquiña, Belén, Lupica, Ticnamar (Fig. 2).

Un episodio compresivo (Mioceno Medio - Superior) desarrolló un sistema de fallas inversas de alto ángulo que afectaron a las
Fms. Oxaya y Lupica que permitieron el cabalgamiento del bloque altiplánico hacia el Oeste (MUÑOZ y SEPULVEDA, 1992;
MUÑOZ y CHARRIER, 1996), de una manera divergente con lo que estaba ocurriendo en las Sierras Subandinas en el borde
oriental del Altiplano en Bolivia.

Los volcanes, que forman la Cordillera Occidental, se desarrollaron en la superficie del Altiplano por encima de la cubierta de
Fm. Oxaya. Esta actividad volcánica es la que da origen a los campos geotérmicos de Jurase, Surire, Puchuldiza y El Tatio,
entre otros (LAHSEN, 1976), a importantes depósitos de Azufre y a los yacimientos de Cobre y metales preciosos, como el de
Choquelimpie (AGUIRRE, 1990).

Sobre esa cubierta se desarrolló también la cuenca que alojó a los sedimentos plio-pleistocénicos de la Fm. Lauca y los
depósitos evaporíticos acumulados en los salares, fuentes de boratos, metales escasos como el Litio, Tierras Raras, etc (ver
CHONG, este simposio).

CONSIDERACIONES SOBRE EL ALZAMIENTO Y EVOLUCION DEL ALTIPLANO

Los grandes plateaus como el Tibet y el Altiplano se caracterizan por dos rasgos morfológicos esenciales: 1. El enorme volumen
de corteza elevado, y 2. la existencia de una superficie plana. A continuación se discuten algunos aspectos que parecen
relevantes para explicar estos rasgos en el sector boliviano-chileno del Altiplano.

1. El alzamiento del Altiplano

El sistema de fallas inversas de alto ángulo con vergencia al Oeste, que compromete al basamento ("thick-skinned tectonics")
recientemente descubierto en el borde occidental del Altiplano chileno, al Norte de 20º Sur (MUÑOZ y CHARRI ER, 1996), es un
antecedente fundamental para comprender el alzamiento del Altiplano.

Las estructuras más occidentales del sistema se ubican en el borde oriental de la Depresión Central (Fig. 2). Estas pasan
gradualmente hacia el Norte desde una flexura con manteo hacia el Oeste, conocida a 19º 30' de latitud Sur y descrita por
MORTIMER et al. (1974), a un pliegue asimétrico convergencia occidental que presenta en su flanco frontal dos fallas inversas
que mantean al Este. Estas fallas afectan a la Fm. Oxaya y a las gravas sintectónicas asociadas (MUÑOZ y SEPULVEDA,
1992). Determinaciones K-Aren ignimbritas falladas que sobreyacen a la Fm. Oxaya dieron edades de 16,3 y 16,2 Ma. Niveles
de tobas que recubren a las unidades flexuradas y falladas fueron datadas por el mismo método en 8,2 Ma (MUÑOZ y
SEPULVEDA, 1992). La edad del episodio de fallamiento inverso se puede ubicar, por lo tanto, en el Mioceno medio a superior.

Las fallas más occidentales de este sistema se encuentran bien expuestas a lo largo de la franja prealtiplánica de Socoroma,
Zapahuira, Chapiquiña, Belén, Lupica, Ticnamar (Fig. 2). Estas forman un sistema de fallas inversas de alto ángulo que permitió

26
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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Fig. 2. Mapa de ubicación del Sistema de Fallas Inversas con vergencia al Oeste ubicada en el borde occidental del Altiplano
con indicación de las principales localidades mencionadas en el texto. En el recuadro se indica el área de América del
Sur representada en detalle. A: Argentina, B: Bolivia, C: Chile, P: Perú.

la superposición de rocas precámbricas y mesozoicas sobre depósitos terciarios (MUÑOZ y CHARRIER, 1996). Asociados a
estas fallas se generaron también depósitos de gravas sintectónicas bien expuestas a lo largo del sector pre-altiplánico ubicado
entre Soco roma y Ticnamar (borde occidental de Pampa Oxaya; Fig. 2), como la Fm. Huaylas y los Estratos de Caragua. Estos
últimos con restos de vertebrados del Mioceno Superior (SALINAS et al., 1991 ). Este sistema de fallas determinó la morfología
escalonada de la vertiente occidental del Altiplano.

En el borde oriental del Altiplano, en Bolivia, se ha determinado para el Oligoceno Superior- Mioceno Inferior (24 Ma) el inicio
de un largo y prácticamente continuo proceso de deformación que permitió el cabalgamiento de la masa altiplánica sobre rocas
sedimentarias ubicadas a su lado oriental (HERAIL et al., 1990; SEMPERE et.al., 1990). El resultado de este proceso es la faja
plegada y corrida con fallas de bajo ángulo y vergencia oriental de las Sierras Subandinas. Esta faja se habría iniciado con el
Corrimiento o Cabalgamiento Principal Andino (MAT) y el fallamiento habría progresado secuencialmente hacia el Este (SEMPERE
et al., 1990). Esta faja plegada y corrida sigue activa hoy en día (HERAIL, 1990) y se manifiesta, por una actividad sísmica
cortical superficial con mecanismos de foco correspondientes a fallas inversas de bajo ángulo (DORBATH et al., 1991 ).
SEMPERE et al. (1990) distinguieron, además, en el Altiplano boliviano una "faja" occidental separada de una "faja" oriental
por una Falla Limítrofe lntra Andina de vergencia occidental, ubicada al Oeste del MAT, a lo largo de la cual parte de la "faja"
occidental fue cabalgada por la "faja" oriental.

El desarrollo de la faja plegada y corrida de las Sierras Subandinas produjo un considerable aumento del espesor cortical de
esa región y un consiguiente alzamiento del relieve. El sistema de fallas inversas con vergencia al Oeste, que alcanzó a
exponer el basamento, recientemente reconocido en el borde occidental del Altiplano chileno, debió generar un alzamiento
equivalente.

La situación generada por la existencia de sistemas de vergencias opuestas, posiblemente relacionados genéticamente, a
ambos lados del Altiplano, pone en evidencia que los límites oriental y occidental de este elemento orográfico están determinados
por fallas inversas (Fig. 3).

En estas condiciones las fuerzas compresivas que actúan en este borde continental orogénico forzarían la corteza ya elevada
y posiblemente más liviana a seguir cabalgando la corteza adyacente más delgada que bordea por ambos lados el bloque
altiplánico.
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ALTIPLANO

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Fig. 3. Perfil Este-Oeste del Altiplano boliviano-chileno mostrando las diferentes unidades morfoestructurales y la relación
divergente de los sistemas de fallas inversas con vergencia al Oeste (SCO) en el borde chileno del Altiplano con
respe~to de la faja plegada y corrida de las Sierras Subandinas (SS). Abreviaciones como en Fig. 1.

Una vez establecidas estas condiciones el proceso de alzamiento debería continuarse hasta que se verifique un cambio mayor
en el régimer¡ de fuerzas (subducción), o bien hasta que la masa elevada no pueda sustentarse más y se produzca el colapso
del orógeno. :
'
2. Desarrollp de la superficie ailtiplánica

La superficie: plana del Altiplano, sobre la cual descansan los volcanes de la Cordillera Occidental es el resultado de un
emparejamiento de la topografía que existía antes de los 23 Ma (Oligoceno superior- Mioceno inferior), por erosión y relleno
sedimentario ;y volcánico.

En este periodo, los depósitos del Terciario Inferior habían sido parcialmente erodados y los productos resultantes se habrían
acumulado en una cuenca de antepaís. Los dominios donde se localizó el volcanismo, la región adyacente oriental y el antepais
fueron cubiertos a partir de 23 Ma por extensas y potentes cubiertas ignimbríticas (Fms. Oxaya y Altos de Pica), que completaron
el proceso de nivelación iniciado por la erosión y la sedimentación.

SEMPERE et al. (1990) concluyeron que la actual región altiplánica fue, hasta el Eoceno - Oligoceno medio, parte de una
cuenca de an~earco, pero que, con el súbito desplazamiento hacia el Este del frente de deformación tectónica hasta la posición
del Corrimiento Principal Andino, la región altiplánica quedó encerrada entre la Cordillera Oriental, en proceso de alzamiento,
y los remanentes del dominio volcánico del Terciario Inferior.

Esta situación se mantuvo a causa del ininterrumpido desarrollo de la faja plegada y corrida de las Sierras Subandinas, en la
parte oriental del Altiplano, y por el desarrollo de la Cordillera Occidental, volcánica, y el sistema de fallas inversas convergencia
occidental, aiOeste del Altiplano.

A pesar de que la actual superficie del Altiplano es casi plana es necesario señalar que durante el Neogeno Superior se
formaron ámplias cuencas subsidentes como las de la Fm. Lauca, de 300 m de espesor y de edad pliocénica, y de los grandes
salares. Así mismo, es necesario mencionar que la Fm. Lauca presenta evidencias de una deformación compresiva que no se
manifiesta en. los depósitos cuartarios.

Los depósitos acumulados en estas cuencas pone en evidencia una importante actividad de erosión y sedimentación. Estos
procesos tuvieron lugar, sin embargo, casi en el mismo lugar. Esto representa una diferencia esencial respecto del transporte
de sedimentos que se produce cuando la región erodada es un arco volcánico y el dominio de sedimentación es el dominio de
trasarco o de antepais. En estos casos los sedimentos acumulados en el trasarco sufren de repetidos transportes en la misma
dirección con las sucesivas inversiones y progresivos alzamientos de las cuencas. Esto último es lo que se podrla denominar:
Migración de los sedimentos en el sentido de la polaridad tectónica y magmática.

CONCLUSIONES

Los antecedentes expuestos permiten establecer las siguientes conclusiones:

1. El Altiplano boliviano-chileno está limitado por ambos lados por sistemas de fallas inversas con vergencias divergentes: Al
Este, por la faja plegada y corrida con fallas de bajo ángulo y vergencia oriental de las Sierras Subandinas, y, al Oeste, por
un sistema de fallas inversas de alto ángulo, con vergencia al Oeste.

2. La existencia de ambos sistemas de fallas con las características descritas, permite concluir que el Altiplano es una estructura
compresiva asimétrica generada por un aumento gradual del espesor de la corteza a causa de su fallamiento repetido.

3. El al:zamiento del Altiplano tuvo un control fundamentalmente estructural y, por lo tanto, la existencia de este plateau elevado
es esencialmente el resultado de procesos mecánicos.
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

4. La superficie altiplánica se habría formado, primero, por erosión de un relieve preexistente y, segundo por el relleno, por
depósitos sedimentarios y volcánicos, de una región deprimida y elongada, probablemente endorreica, desarrollada a partir
del Mioceno más inferior (24 Ma para la faja plegada y corrida del las Sierras Subandinas) y localizada entre la Cordillera
Oriental, por un lado, y la Cordillera Occidental volcánica y el alzamiento provocado por el sistema de fallas inversas con
vergencia al Oeste del borde occidental del Altiplano (entre 16 y 4 Ma), por el otro.

AGRADECIMIENTOS

Los antecedentes aquí presentados se obtuvieron durante el desarrollo del proyecto FONDECYT No 1224-91: "Tectónica
compresiva versus aeración magmática en la génesis del Altiplano chileno", financiado por la Comisión Nacional de Investigación
Cientflica y Tecnológica de Chile (CONICYT). Se agradece a la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) por el apoyo brindado
durante el desarrollo del proyecto mencionado.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

EL ALTIPLANO NORTE DE BOLIVIA:


EVOLUCION GEOLOGICA TERCIARIA

3
GÉRARD HÉRAIL1, PHILIPPE ROCHAP, PATRICE BABY , OSCARARANIBAR',
ALAIN LAVENU1, GEORGES MASCLE 2

1. ORSTOM, CONVENIO ORSTOM-DEPARTAME NTO DE GEOLOGÍA, UN IV. DE CHILE.


CASILLA 53390, CORREO CENTRAL, SANTIAGO, CHILE.
2. INSTITUT DOLOMIEU, UNIV. JOSEPH-FOURIER, 14 RUE MAURICE GIGNOUX, 31038 GRENOBLE, FRANCIA.
3. ORSTOM, APARTADO POSTAL 1711,6596 QUITO, ECUADOR.
4. YPFB, CASILLA 1659, SANTA CRUZ DE LA SIERRA, BOLIVIA.

RESUMEN:

El Altiplano es una de las estructuras características de los Andes centrales (Fig.1 ). Asociado al codo del Oroclino Boliviano se extiende desde el sur del
Perú hasta el norte de Argentina (Puna) entre 14° hasta 27° de latitud sur abarcando, en su parte central, Bolivia y las regiones septentrionales de Chile.
De unos 200 km de ancho, su altitud media es de 4.000 m aproximadamente. Se caracteriza por un engrosamiento cortical de unos 70 km (Wigger et al.,
1994).

Durante mucho tiempo se propuso, para explicar la geometría, estructura y formación de los Andes bolivianos, un modelo tectónico basado en la
sucesión de fases de extensión separadas por cortas fases de compresión. Con este concepto el Altiplano fue asimilado a una cuenca intramontana
abierta en extensión durante el Terciario (Martinez, 1980; Lavenu, 1986; Sebrier et al., 1988, por ejemplo). Pero muchos trabajos recientes han mostrado
el papel predominante de los acortamientos horizontales asociados a largas fases de compresión en la estructuración de la Cordillera (Roeder, 1988;
Baby et al., 1989; Sempere et al., 1990, 1991; Sheffels, 1990; Hérail et al., 1990; Baby et al., 1992, por ejemplo) pero también del Altiplano (Semperé et
al., 1990; Baby et al., 1990). Sin embargo, en lo que se refiere al Altiplano, estos modelos no explican de manera completamente satisfactoria ni los
grandes espesores de las series terciarias que localmente alcanzan 10.000 m en el sinclinal de Cerque, ni la geometría de la cuenca que las contienen.
Esto llevó a reconsiderar el conjunto de los datos de superficie y de subsuelo para proponer un nuevo modelo tectónico y sedimentario que explique la
geometría y naturaleza del relleno sedimentario (Rocha! et al., 1995).

Para explicar la geología del Altiplano hay que contestar a dos preguntas:

cuál es la explicación y cronología de la elevación en esta planicie, y


cuál es la evolución geológica de este segmento de los Andes que provocó el aislamiento de una porción de la cadena creando relieves que la
separaron, tanto del Pacffico como de la llanura amazónica, y quedó endorreica. En este trabajo se dará, mayor énfasis a la proposición de una
respuesta a esta pregunta.

LOS DOMINIOS ESTRUCTURALES DEL ALTIPLANO-NORTE DE BOLIVIA

En el norte de Bolivia (fig.1 ), el Altiplano se desarrolla al oeste de la Zona Plegada y Corrida de Huarina -ZPCH - (Sempere et
al., 1990) en el sentido estructural aunque, del punto de vista topográfico, la llanura altiplánica se prolongue más al este, en las
estribaciones de la Cordillera Oriental. La ZPCH, que constituye las estructuras más occidentales de la Cordillera Oriental
corresponde a una serie de pliegues y escamas con vergencia hacia el SW que afectan terrenos del Paleozoico y del Mesozoico
así como formaciones continentales sintectónicas del Cenozoico (Formación Salla-Luribay, Formación Aranjuez, ... ) asociadas
al funcionamiento de cabalgamientos con vergencia hacia el oeste. En la zona estudiada, la ZPCH está limitada al suroeste por
la falla Coniri.

En la región del Altiplano presentada en este trabajo (Fig. 2 y 3) se pueden distinguir, desde el este hacia el oeste, tres dominios
estructurales separados por fallas mayores (Rochat et al., 1995).

a. El piedemonte de la Cordillera Oriental. Está limitado al oeste por el sistema de falla de Chuquichambi, que lleva al
afloramiento toda la serie terciaria altiplánica (Fig. 2 y 3), y al este por los relieves de la Cordillera Oriental. La falla de Coniri
orientada N 150 convergencia oeste lleva los terrenos del Paleozoico de la Cordillera Oriental sobre los depósitos terciarios
del Altiplano. Esta falla separa dos conjuntos diferentes (Fig. 2): uno al oeste, que corresponde a la llanura de la Joya-
Toledo y cuenca del Poopo, donde las series terciarias no están deformadas y sobreyacen terrenos del Cretácico y del
Paleozoico, y otro al este donde las series terciarias estári fuertemente plegadas y donde emergen fallas inversas con
vergencia al oeste. Este último dominio, del punto de vista estructural, pertenece a la ZPCH.

Sin embargo, los relieves asociados a la activación de la falla de Coniri han sido erosionados y la falla está sellada por
depósitos cuaternarios, fluviátiles y lacustres bien desarrollados en la la llanura de la Joya-Toledo, pero que se extienden hacia
el este, al pié de la Cordillera Oriental (Fig. 2 y 3). El dominio situado al este de la Falla de Coniri está caracterizado por la
preservación de remanentes de superficies de erosión que se prolongan sobre el flanco occidental de la Cordillera Oriental
(Bowman, 1909; Walker, 1949; Servant et al., 1989; Sempere et al., 1990a; Hérail et al., 1993).

Las formas topográficas asociadas a estas superficies han sido reagrupadas en dos conjuntos: la Superficie Chayanta (Servant
et al., 1989) cuyos remanentes están conservados entre 4.300 y 4.700 m de altura y la Superficie San Juan de Oro (Servant et
al., 1989) ubicada entre 3.500 y 3.800 m recortando el Paleozoico de la Cordillera Oriental y, a veces, extendiéndose sobre los
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ALTIPLANO CORDILLERA ORIENTAL
(Faja Plegada y Corrida de Huarina)

Dominio de Mauri Sinclinal de Corque Piedemonte de


la Cordillera Oriental
(Cuanca Poopo)

Falla de Villa Flor Falla de Turco Sistema de la Falla de Sistema de la Falla de Coniri !!!
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Fig. 2. Corte geológico esquemático del Altipláno Boliviano. Ver localización en la Figura 1.
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

terrenos Cenozoicos de las cuencas sedimentarias. A diferencia de la Superficie Chayanta, la Superficie San Juan de Oro porta
localmente una cubierta sedimentaria fluviátil o lacustre datada, más al sur, en los alrededores de 9-1 O Millones de años
(Gubbels et al., 1993). En la región de Sica Sica (Fig. 3) los remanentes de la superficie de erosión que cortan la falla de
Eucaliptus están sellados por coladas no deformadas de shoshonitas cuyas edades se distribuyen entre 13 y 1O millones de
años aproximadamen te (Hérail et al., 1993) lo que indica que las fallas asociadas en esta zona al sistema de la falla Coniri no
fueron activadas posteriormente a esta fecha; también nos indican que las superficies de erosión sobre las cuales descansan
las coladas fueron elaboradas antes de estas fechas.

b. El sinclinal de Corque. Ubicada en el centro de la zona estudiada, esta estructura (Fig. 2), definida por Mayer y Murillo
(1961 ), es, por su tamaño y por el espesor de la serie que contiene, la más importante de esta parte del Altiplano. Ancha de
80 km, muestra al afloramiento toda la serie terciaria espesa de 10.000 m. Este sinclinal es disimétrico, su flanco este forma
un monoclinal buzando de 40° al oeste, que fué alzado por la falla de Chuquichambi, mientras que el flanco oeste está
deformado por una serie de pliegues hectométricos y transportado por la falla de Turco (Fig. 2). En la región de Villa
Nekketa el acortamiento, en su mayor parte, es absorbido por el juego del sistema de cabalgamientos de Chuquichambi,
mientras que sobre el flanco oeste, sólo se han formado estructuras compresivas menores. Más al sur, en la región de
Andamarca, la sísmica muestra que es al contrario, la expulsión del flanco oeste absorbe lo esencial del acortamiento
(cabalgamiento de Turco), mientras que el borde oriental, que toma una dirección NS, ha sido solamente reactivado en
transcurrencia dextral, ya que su oblicuidad es más grande con respecto a la dirección principal del desplazamiento orientado
N 040° (Fig. 3).

c. Dominio del Mauri. El dominio del Mauri (Fig. 3) está caracterizado por la extensión de los terrenos pliocenos y pleistocenos
poco deformados que sellan la falla de Turco. Sin embargo, la sísmica permite poner en evidencia, sobre estos terrenos
poco deformados, la existencia de dos cuencas separadas por un alto-relieve, el alto-relieve de Villa Flor, reactivado por la
falla de Villa Flor (Fig. 4). La cuenca oriental corresponde a la parte preservada de la cuenca Corque. La cuenca occidental
o cuenca Mauri, es un hemi-graben limitado al este por la falla de Villa Flor y llenado por sedimentos volcanodetríticos que
afloran, al norte, en la región de Berenguela. Esta cuenca ha sido ligeramente plegada, probablemente por una reactivación
en transpresión de la Falla de Villa Flor-San Andrés más occidental que la Falla de Turco (Fig. 2 y 3).

LAS SECUENCIAS SEDIMENTARIAS (FIG. 4).

Un gran número de formaciones sedimentarias han sido definidas en el Altiplano norte en función de sus facies y de sus
relaciones estratigráficas (especialmente Meyer y Murillo, 1961; Ascarrunz, 1973; Cherroni, 1974; Rodrigo y Castaño, 1975),
sin embargo estas relaciones son discontinuas y en este tipo de ambiente sedimentario las facies cambian lateralmente de
manera rápida de tal manera que la cronología no es muy precisa. Se han aportado precisiones cronológicas (Hoffstetter et al.,
1972; Evernden et al., 1977; McBride et al., 1977; Grant et al., 1979; Laven u, 1986; Swanson et al., 1987; Laven u et al., 1989;
Marshall et al., 1992; Saint André, 1994; principalmente) pero aún son incompletas. La compilación del conjunto de estos datos
permite agrupar las formaciones definidas en el Altiplano en tres megasecuencias sedimentarias cuya continuidad espacial
puede ser establecida localmente gracias a la sísmica.

a. Una secuencia Eocena-Oiigocena inferior (S1 en Fig. 4) representada por las Formaciones Tiahuanacu y Turco, al este
y al centro, y la Formación Berenguela, al oeste. En Chuquichambi (Fig. 4-Col. 2), único lugar en que afloran los niveles más
profundos, la secuencia empieza por argilitas rosadas evaporíticas que constituyen un nivel de despegue de cabalgamientos.
La Formación Tiahuanacu está formada por argilitas y areniscas rojas que evolucionan, en la parte superior de la serie,
hacia facies más gruesas provenientes del oeste (Semperé et al., 1990). La Formación Berenguela (Sirvas, 1964; Sirvas et
al., 1966; Jiménez et al., 1993; Geobol, 1994, 1995) está formada por areniscas rojas ricas en feldespatos que contienen, a
veces, gravas procedentes de la erosión de granitos rojos del zócalo precámbrico que, por lo tanto, ya estaban al afloramiento
(Martinez, 1980; Troeng et al., 1994; Tosdal et al., 1994).

Los espesores calculados en sísmica son de 3.000 m al centro de la cuenca de Corque (Fig. 4-Col. 2) y de 2.800 m en la
cuenca Poopo (Fig. 4-Col.1) ( Rochat et al., 1995). En la Cordillera Oriental esta secuencia no está presente; sólo algunos
restos de series de edad cretácica y eocénicas (?) se han conservado en discordancia sobre el Paleozoico.

Las facies superiores de la Formación Tiahuanacu han sido datadas en 29,2 ±0,8 Ma (Swanson et al., 1987), pero la edad de
la base no es conocida.

b. Una secuencia Oligoceno Superior-Mioceno Inferior (S2 en Fig. 4) que reúne las Formaciones Coniri y Kollu Kollu, al
este y al centro (Fig. 4-Col. 1 y 2), las Formaciones Mauri 1 a 5, al oeste (Fig. 4-Col. 4), y las Formaciones Azurita y
Huyllapucara (Fig. 4-Col. 3) en la parte meridional y occidental de la región estudiada. La base de esta secuencia está
marcada por la llegada de conglomerados. Sin embargo, la observación de cortes contínuos al paso de la Formación
Tiahuanacu a la Formación Coniri (como el de Villa Nekketa sobre el flanco este del sinclinal de Corque-Rosapat a; Fig. 5)
y la interpretación de la sísmica reflexión, muestran que aún en las zonas proximales, este paso es progresivo. Los
conglomerados que componen las facies proximales de la Formación Coniri proceden del este y son contemporáneos de la
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

activación de la Falla Coniri y de una reorganización del relieve ( Sempere et al., 1990), como lo muestran las discordancias
progresivas observadas en esta formación y debidas a la actividad de esta falla. Tales superficies de discordancia se han
reconocido en la base de la Formación Coniri pero su extensión es limitada (Ascarrunz, 1973) y parece razonable considerar
que la existencia de una superficie de discordancia de extensión regional que separaría las Formaciones Tiahuanacu y
Coniri no es fundada. En las zonas más distales la Formación Coniri se vuelve más arenosa (Formación Kollo Kollu) o
areno-arcillosa (Formación Ballivian). Sobre el flanco oeste del sinclinal, en la región de Turco (Fig. 2 y Fig. 4-Col. 3) la
Formación Azurita constituye el equivalente estratigráfico de la Formacion Coniri. También está representada por
conglomerados, pero estos provienen del oeste (y, por lo tanto, no hay cambio de polaridad de la alimentación en el paso de
una formación a otra) y derivan de la erosión del zócalo Precámbrico porque los clastos corresponden a cantos rodados de
granitos rojos y de gneis con granates, característicos del Precámbrico que aflora en la región (Troeng et al., 1994; Tosdal
etal., 1994).

Las mediciones hechas en la base de la Formación Coniri han dado edades de 25,5±1 ,7 Ma (Semperé et al., 1991 ), 25,2 Ma en
la base de la Formación Mauri (Lavenu et al., 1989), 18,4±0,5 Ma y 16±0,4 Ma en la Formación Kollu Kollu (Swanson et al.,
1987).

c. Una secuencia del Mioceno Medio (S 3 de la Fig. 4). En el piedemonte de la Cordillera Oriental y en el dominio del Mauri,
la secuencia del Mioceno Medio descansa sobre una superficie de erosión cuya edad es posterior a 16,6±0,4 Ma, pero
todavía es difícil precisar la duración de su elaboración. En cambio, en el sinclinal de Cerque, esta secuencia sobreyace en
continuidad sobre las formaciones oligo-miocenas.

El espesor máximo de esta secuencia alcanza 6.000 m en el centro del sinclinal de Cerque (Fig. 2 y 5) y disminuye hacia el
oeste. La multiplicidad de nombres de formaciones utilizadas hasta ahora ilustra la complejidad del relleno sedimentario y los
numerosos cambios de facies que lo caracterizan. La secuencia empieza con arenas y arcillas beiges con intercalaciones
conglomerádicas (Formación Caquiaviri) y se termina por limos y arcillas, localmente evaporíticas (Formación Rosapata). La
organización sedimentaria muestra que estos materiales se depositaron en ambiente distensivo.

En la cuenca Mauri, la secuencia sedimentaria se bisela adelgazándose hacia el oeste (Fig. 4-Col. y Fig. 5). Está constituída de
arenas grawackosas y tobáceas. Sobre el alto-relieve de Villa Flor, solamente los miembros superiores de la secuencia parecen
estar presentes. Al este, al pié de la Cordillera Oriental, el espesor de esta secuencia es muy inferior a la que tiene en otros
dominios (Fig. 4) y se presenta bajo forma de biseles sedimentarios que se adelgazan hacia la Cordillera (Fig. 5).

d. Una secuencia Mioceno Superior (S4 de la Fig. 4) cuya base, ligeramente diacrónica, se sitúa justo por debajo de la Toba
Callapa datada en 9,03±0,07 Ma (Marshall et al., 1992). Esta secuencia está marcada, en la cuenca de Cerque, por la
llegada de gravas (Formación Pomata al oeste del sinclinal de Cerque, Formación Crucero al este) procedentes de la
erosión del Paleozoico y por la presencia de discordancias progresivas que indican un régimen tectónico compresivo. En la
parte occidental la influencia de los aportes volcanodetríticos es clara. En el Piedemonte de la Cordillera Oriental, los
conglomerados asociados a discordancias progresivas, en las zonas deformadas, constituyen la base de la Formación
U mala.

e. Una secuencia pliocena (S5 de la Fig. 4) definida en su base por la "Toba 76" datada en 5,34±0,003 Ma (Marshall et al.,
1992). En el centro del sinclinal de Cerque (Fig. 4-Col. 2) así como en el centro de la cuenca Mauri y en la parte occidental
de la Cuenca de Cerque (Fig. 4-Col. 4 y Col. 3) esta secuencia está en continuidad con la megasecuencia del Mioceno
superior subyacente que, en estos sectores, no aparece deformado, mientras que en las zonas afectadas por las principales
fallas (Falla de San Andrés, Falla de Turco, Falla de Huaylamarca) es discordante (Martinez, 1980; Laven u, 1991) y además
presenta claros abanicos de sedimentación sintectónica (Rochat et al., 1995). En el Piedemonte de la Cordillera Oriental
(Fig. 4-Col.1) la secuencia pliocena (Formación U mala), progradante hacia el este está compuesta de limos lacustres con
intercalaciones de rodados procedentes de la erosión del Paleozoico. Hacia el tope predominan las facies finas lacustres.
En el dominio del Mauri, esta secuencia se compone enteramente de sedimentos volcano-detríticos (Formación Mauri 6)
que provienen del Oeste.

EL MAGMATISMO CENOZOICO.

Desde el Oligoceno hasta hoy, durante la orogénesis andina, el magmatismo se señala por el emplazamiento en el Altiplano
boliviano de tres tipos de rocas (Soler et al., 1992, 1993): rocas intrusivas o efusivas ácidas, rocas alcalinas y rocas shoshoníticas
a ultrapotásicas volcánicas o subvolcánicas. El primer grupo corresponde a intrusivos granodior'íticos o graníticos que se
emplazaron en la Cordillera Oriental entre 28 y 23,5 Ma, a rocas subvolcánicas, a dacitas que se emplazaron en la Cordillera y
el Altiplano entre 17 y 13 Ma y, por fin, en enormes volúmenes de ignimbritas emplazadas entre 10,5 y 2 Ma. El segundo grupo
corresponde a rocas alcalinas volcánicas emplazadas entre 28 y 21 Ma en la parte norte y central del Altiplano boliviano
(Formación Abarca, lavas de Tambo Tambillo, Formación Rondal...). El tercer grupo corresponde a rocas volcánicas shoshoníticas
y ultrapotásicas; el episodio más antiguo (28-24 Ma) es conocido solamente en la franja occidental de la Cordillera Oriental, en
la región de La Paz, mientras que los otros episodios (13-11 Ma, Plioceno y Cuaternario más joven que 1 M a) están representados
por emisiones de coladas volcánicas de extensión reducida.

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Fig. 4. Columna litoestratigráficas correlacionadas de los diferentes dominios estructurales del Altiplano norte de Bolivia (tomado de Rochat et al., 1995). 1: gneiss y granitos
rojos del Precámbrico; 2: series del Paleozoico; 3: pe/itas del Cretácico; 4: evaporitas; 5: argilitas; 6: areniscas; 7: conglomerados; 8 areniscas con lentes de
conglomerados; 9: pe/itas con conglomerados; 10: arenas grawacosas y tobáceas; 11: conglomerados y grawakas, 12: limos y lentes de conglomerados; 13:
superficie de erosión. S 1: Eoceno-Oligoceno inferior, S 2: Oligoceno superior-Mioceno inferior, S 3 Mioceno medio, S 4: Mioceno superior, S 5: Plioceno.
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

EVOLUCION TECTO-SEDIMENTARIA.

Durante el Eoceno-Oligoceno inferior el Altiplano corresponde - en la zona estudiada- a una cuenca alimentada por aportes
provenientes generalmente del oeste (Semperé et al., 1990), como lo muestran, tanto las direcciones de aporte como la
composición de los sedimentos. La presencia de clastos provenientes de la erosión del zócalo precámbrico en la Formación
Berenguela, muestran, que el Precámbrico afloraba ya en la parte occidental del Altiplano. A esta época, el territorio donde se
depositaba la Formación Tiahuanacu evolucionada en un ambiente de cuenca de antepaís asociada a relieves ubicados más
al oeste.

Entre 29 y 25 Ma, la cuenca altiplánica se estructura en régimen compresivo (Semperé et al., 1990). Al este los cabalgamiento
convergencia oeste del sistema de fallas Coniri (Fig. 2 y 4) llevaban los terrenos paleozoicos de la Cordillera Oriental sobre el
Terciario de la cuenca altiplánica y la alimentaban en sedimentos. Al oeste, los conglomerados de la Formación Azurita provienen
de la erosión del zócalo precámbrico. Las numerosas discordancias progresivas conservadas en la Formacion Coniri y sus
equivalentes, muestran que en esta epoca los bordes oriental y ocidental de la cuenca se deformaban en compresión y eran
fuertemente erosionados. Al mismo tiempo una cuenca detrítica, con aportes provenientes del este y del oeste a la vez,
perduraba en el emplazamiento del actual sinclinal de Cerque. Durante este período el Altiplano correspondía a una cuenca
deformada en compresión alimentada al este por la erosión de la Cordillera Oriental actual que se estaba elevando, y al oeste,
por la erosión de relieves que se levantaban más progresivamente y en los cuales el zócalo precambriano afloraba ampliamente.
Este régimen perdura hasta los alrededores de 16 Ma. Durante este período el Altiplano adquiere su morfología de cuenca
cerrada y, ya, seguramente endorreica.

Después de 16 Ma y antes de 14 Ma (según las dataciones actualmente disponibles) la geometría del dispositivo estructural y
sedimentario y las facies de los sedimentos muestran que existen en la parte central y occidental del Altiplano dos cuencas
fuertemente subsidentes, abiertas en transtensión y separadas una de otra como lo indica la composición de los sedimentos
que contienen:

la cuenca Mauri controlada por la Falla de Villa Flor que contiene sedimentos volcano-detríticos que vienen del Oeste y de
la erosión del arco magmático;
la cuenca de Cerque controlada por la Falla de Chuquichambi, en la que se acumulan sedimentos proporcionados por el
borde occidental de la Cordillera Oriental.

El funcionamiento de estos hemigrabens es contemporáneo con un episodio de emisión de lavas básicas particularmente
activo entre 14-13 y 11 -1 O M a y que es interpretado como desarrollado a la par con un régimen local transtensivo (Soler et al.,
1992).

Al mismo tiempo, la vertiente occidental de la Cordillera Oriental es sometida a una fuerte erosión que se traduce por la
elaboración de una superficie de erosión que recorta los principales frentes de cabalgamiento (Falla Coniri y Falla Eucaliptus)
que ya no son activos (Hérail et al., 1993}. Los productos de esta denudación se depositan en la cuenca de Cerque.

Entre 9 y 5,4 Ma las facies de relleno y los aportes volcanodetríticos procedentes del oeste cubren el alto-relieve de Villa Flor.
Este cambio en la sedimentación parece marcar el fin de la apertura de los hemigrabens. Las discordancias progresivas que
aparecen en los alrededores de 9 Ma (Fig. 4 y 5) son indicadoras de una deformación en compresión y muestran la iniciación
de la inversión del borde este de la cuenca de Cerque.

Al este del cabalgamiento de Chuquichambi el débil espesor de los sedimentos del Mioceno Superior (Fig. 5) atestiguan una
actividad tectónica reducida. La cuenca Poopo corresponde también a una cuenca en compresión que recoge los productos de
erosión resultantes de la estructuración del borde este del sinclinal de Cerque (Lavenu, 1986) y del fuerte levantamiento y
erosión de la Cordillera Oriental (Hérail et al., 1993).

La toba que define la base de la secuecia Pliocena es discordante sobre los relieves peneplanados (Fig. 4-Col.1 ). Al oeste y al
centro (Dominio 3 y 2), sólo queda una cuenca volcanodetrítica (Fig. 4-Col. 3 y Fig. 3-Col. 1), mientras que al este, en el
piedemonte de la Cordillera Oriental, la sedimentación es terrígena (Fig. 4-Col.1 ). Ninguna zona de mezcla entre estas dos
cuencas ha sido puesta en evidencia, lo que muestra que estaban separadas por los relieves generados por la inversión del
sinclinal de Cerque. Además, en el piedemonte de la Cordillera Oriental, los sedimentos pliocenos progradan hacia el Este. El
borde Este del sinclinal de Cerque, por tanto, no fué peniplanizado durante el Plioceno y parece que continúa estructurándose.

CONCLUSION .

A partir de 29-25 Ma en el segmento de los Andes actualmente ocupado por el Altiplano, empieza a organizarse una cuenca
alimentada, tanto por aportes del oeste como del este, a partir de los relieves que conforman la Cordillera Oriental. Los relieves
ubicados al oeste son heredados de la evolución anterior aunque estén reactivados mientras que los que se levantan al este
resultan de la activación de cabalgamientos con vergencia al oeste como el sistema de la Falla Coniri y cabalgamientos de la

40
Corte C1 de la Figura 3 Sistema de la Falla de Chuquichambi Sistema de la Falla Coníri
Cuenca de Corque Piedemonte de la Cordillera Oriental NE
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Fig. 5. Cortes geológicos esquemáticos (Rochat et al., 1995). Ver localización en la Figura 3.
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Cordillera Oriental. Esta evolución conduce a un endorreismo que es difícil datar con precisión, pero atestiguado por facies
evaporíticas desarrolladas en ambientes distales de formaciones síncronas de la Formación Coniri, como la Formacion Balivian
o de ciertos miembros de la Formación San Andrés. Todas las formaciones depositadas durante este evento, que dura hasta
alrededor de 16 M a, son generadas por la erosión de relieves formados por la actividad de fallas inversas. A partir de 16-14 Ma
en la parte centro-occidental del Altiplano, se abren, probablemente en transtensión, cuencas fuertemente subsidentes,
particularmente la de Corque, donde se acumulan series sedimentarias potentes de hasta 6.000 m. Las cuencas del Dominio
del Mauri son alimentadas por la erosión de los relieves del arco, en cambio, la cuenca de Corque recibe los productos de
erosión de la ladera occidental de la Cordillera Oriental donde se elaboran importantes superficies de erosión que eliminan los
relieves creados por las fallas del sistema Coniri.

A partir de 9-10 Ma el solevantamiento de la Cordillera Oriental se acelera (Benjamín et al., 1987; Marshall et al., 1993), lo que
provoca una fuerte disección de su ladera occidental y del borde del Altiplano (Hérail et al., 1993). Al mismo tiempo las fallas de
la parte central y occidental de la cuenca son reactivadas en compresión lo que se traduce por un acortamiento y una reducción
de la superficie ocupada por el Altiplano.

El predominio del acortamiento tectónico provoca un engrosamiento cortical que explica la elevación del Altiplano y es muy
probable que sea durante el periodo posterior a 1O Ma que se efectue la mayor parte del alzamiento. Datos paleobotánicos
indican que los restos de paleofloras encontrados en los sedimentos del Mioceno medio y superior del Altiplano son indicadores
de floras que sólo habrían podido desarrollarse en ambientes cálidos y húmedos de baja altitud ( Berry, 1918, 1922). Los datos
procedentes del estudio de las paleofaunas del Mioceno así como los primeros estudios de los isótopos estables del carbono
del esmalte de los dientes de macromamíferos herbívoros del Cenozoico del Altiplano de Bolivia hacen suponer también que
estas faunas vivían a baja altitud y que la mayor parte del solevantamiento es posterior al Mioceno medio (MacFadden et al.,
1995). Sin embargo, la existencia de sedimentos de origen glaciar de edad Plioceno superior en la cuenca de La Paz ( Laven u
et al., 1989) indica que en esta época la altitud del Altiplano estaba, ya, muy cerca de la actual.

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APORTE DE LA PALEOPALINOLOGIA AL CONOCIMIENTO DE LA EVOLUCION


CLIMATICA DURANTE EL ALZAMIENTO DEL ALTIPLANO

SILVIA PALMA-HELDT.

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS DE LA TIERRA, UNIVERSIDAD DE CONCEPCION,


CASILLA 3-C, CONCEPCION, CHILE
RESUMEN

La Paleopalinología, o sea, el estudio de los restos fósiles de granos de polen y esporas, conservados en las rocas sedimentarias y sedimentos, es una
herramienta estratigráfica. Permite por un lado, la interpretación del paleoambiente, la paleoecología y el paleoclima de las regiones donde se acumularon
los depósitos que contienen polenesporas y, por otro, permite la datación de las secuencias sedimentarias continentales, frecuentemente desprovistas
de otros elementos de valor cronoestratigráfico. Si bien es cierto que no existen trabajos paleobotánicos en la zona norte de Chile, se propone como
modelo de aplicación de la Paleopalinología en la evolución climática, los criterios y métodos ya comprobados en las cuencás terciarias de Chile centro-
sur. Se estima que mediante esta línea de investigación, se podría hacer un interesante aporte al conocimiento de las secuencias continentales del
Altiplano y a su evolución climática, al integrarla en proyectos multidisciplinarios en el Area de las Ciencias de la Tierra.

INTRODUCCION

La Paleopalinología es la rama de la Botánica que estudia el registro fósil de esporas de vegetales inferiores (algas, hongos,
briófitas y pteridófitas) y de granos de polen de vegetales superiores (Gymnospermas y Angiospermas). Es una ciencia
interpretativa y deductiva, que ha demostrado ser una excelente herramienta estratigráfica de especial utilidad en las secuencias
sedimentarias continentales. La Palinología y el registro de improntas y troncos, constituyen "verdaderos termómetros del
pasado" y ofrecen una base segura para interpretaCiones paleoambientales, paleoecológicas y paleoclimatológicas.

De modo indirecto, ya que los vegetales no son fósiles guías por tener rangos estratigráficos poco restringidos, se puede llegar
a edades relativas por correlación con otras asociaciones vegetacionales.

METODOLOGIA

Las interpretaciones correctas de un estudio palinológico se basan principalmente en un buen muestreo, un adecuado tratamiento
de laboratorio y un correcto análisis estadístico de los resultados. Es indispensable contar con la bibliografía especializada y la
experiencia del investigador.

Al conocerse la tafoflora (flora fósil característica de una zona) se puede deducir, sobre la base de las afinidades botánicas
actuales, el ambiente en él cual se desarrollaron los diferentes tipos de asociaciones vegetacionales, la paleoecologia y las
condiciones climáticas existentes.

Desde un punto de vista biológico entrega, además, valiosos antecedentes para el mejor conocimiento de la evolución de la
flora chilena.

La gran diversidad de los palinomorfos, granos de polen y esporas, permitió la creación y el desarrollo de la Palinología como
Ciencia. Estos presentan una morfología muy variada y característica para cada especie, una cubierta muy resistente que
facilita su preservación y fosilización, tamaño pequeño, en el orden de los 20 a 200 micrones, y son muy abundantes,
especialmente los de plantas anemófilas. Los granos de polen y esporas son muy frecuentes en secuencias sedimentarias de
grano fino como lutitas y areniscas finas y principalmente en carbones. En rocas muy oxidadas y meteorizadas los palinomorfos
se destruyen. Se ha comprobado que existe una relación entre el contenido polínico y la presencia de azufre y boro, en
secuencias que tendrían una marcada influencia marina.

ANTECEDENTES PREVIOS

El grupo de Paleopalinología del Departamento de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Concepción, cuenta con el interés
y entusiasmo de experimentados investigadores, la infraestructura y el personal de apoyo necesario. Es así como esta linea de
investigación ha mantenido continuidad en el tiempo desde 1976 a la fecha, a través de 3 convenios entre la Universidad de
Concepción y ENACAR (1976-1978; 1984-1986; 1987-1989); y de los proyectos FONDECYT 89/698, 89/00692 y 91/0309.

Sobre la base de numerosos registros palinológicos de la secuencia carbonífera de la cuenca de Arauco, muestreada desde
Cobquecura a Lebu (entre las latitudes 36º 10'S y 37º 37'S) se han podido interpretar las condiciones paleoecológicas para el
Paleógeno de Chile Central, que permitieron el desarrollo de una vegetación climax de pantano-costero, de clima subtropical
húmedo.

Durante el Neógeno cambió paulatinamente el clima a templado y templado-frío, persistiendo grados de humedad alta, y se
perfilan asociaciones vegetacionales cercanas a las recientes. Estas floras, de Oligo-Mioceno, se consideran contemporáneas

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

aunque con aigunas variaciones locales, debido probablemente a la influencia marina, de las secuencias sedimentarias de
Lonquimay (Formación Cura-Mallín, Miembro Río Pedregoso), los Estratos de Huequén-Angol, las cuencas de Lumaco, de
Labranza, de Pupunahue, de Catamutún de Osorno (Río Blanco y Cheuquemó), de Llanquihue y la cuenca carbonífera de
Magallanes.

Finalmente, se han hecho estudios palinológicos en el Pleistoceno del Alto Biobio, y existen investigacíones preliminares en el
Triásico del Vé'1-lle Inferior del Bio~Bio.

Como epílogo; no cabe duda de que la Paleopalinología ha adquirido paulatinamente en Chile el reconocimiento y el apoyo que
se merece, y !que los resultados obtenidos auguran importantes conclusiones en la investigación de la Estratigrafía, de la
Paleoclimatolra y de la Pateoeoologia del Miplano.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

HALLAZGO DE UNA GIGANTESCA AVALANCHA DE


DETRITOS DEL CENOZOICO SUPERIOR EN OXAYA, REGION DE TARAPACA

JOSÉ ANTONIO NARANJO

SERVICIO NACIONAL DE GEOLOGIA Y MINERIA


CASILLA 10465, SANTIAGO, CHILE

RESUMEN

Durante el Mioceno superior se produjo un colapso gigantesco en la flexura de Oxaya, a los 18º 25'S, el cual generó una avalancha de detritos de
características excepcionales. A pesar de que la erosión, su morfología y estructuras superficiales aún se conservan, no obstante, debido a sus dimensiones,
sólo fue posible reconocerla a través de una imagen satelital de buena resolución. La avalancha mullicompuesta en 2 etapas, se transportó de Este a
Oeste, cubriendo un área de más de 800 km 2, con un volumen total removido del orden de los 100 km3 • El fenómeno se desarrolló con un alto grado de
movilidad y fluidización, considerando los coeficientes de fricción aparente (H/L) en el intervalo 0,064 - 0,056 y un índice de distancia excesiva de
transporte (Le) de hasta 48,2 km. Las condiciones topográficas y de inestabilidad tectónica, sumadas a la presencia de materiales ignimbríticos son
causas favorables únicas para generar una de las avalanchas de detritos más grandes del planeta.

ABSTRACT

During the Late Miocene, a giant debris avalancha was produced through the collapse of ignimbrite piedmont deposits at Oxaya in the westem margin of
the Altiplano (18º 25'S). The deposit and scar features are partially modilied by e·rosion. The ava lanche travelled to the West, covering an area of the arder
of 800 km 2 , with a total volume estimated in 100 km 3 • The apparent coefficient of friction (H/L) range between 0.064- 0.056 and the excessive travel
distance index (Le) reaches 48.2 km, indicating high mobility and fluidization for the avalancha. The orographic and tectonic instability conditions at the
western Altiplano margin, in addition to the presence of a thick ignimbrite plateau are unique to favour ene of the largest debris avalancha of the world.

INTRODUCCION

El piedemonte andino a lo largo del desierto de Atacama, se caracteriza por la presencia de extensas y potentes acumulaciones
de sedimentos producidos por la erosión de la cordillera a medida que se fue alzando. Los flujos ignimbríticos intercalados, han
permitido datar a estos depósitos generados a partir del Oligoceno, sobre los cuales se desarrolló un proceso de pedimentación
durante el Mioceno superior (Naranjo y Paskoff, 1985).

Aunque las características morfológicas del piedemonte andino son homogéneas a lo largo del desierto de Atacama, al norte
del paralelo 20º 30'S (Pica), exhibe rasgos de deformación y modificación que no se reconocen más al sur. Uno de estos rasgos
corresponde a una avalancha de dimensiones gigantescas localizada al norte de la pampa de Oxaya, a los 18º20'-18230'S y
69 945'-70915'W, entre las quebradas de U uta y Azapa (Fig. 1). El objetivo principal de este trabajo es la descripción e interpretación
geológica de esta avalancha, que afecta, fundamentalmente, a depósitos ignimbríticos de la parte alta del piedemonte. Dada la
preservación y dimensión de la avalancha, su identificación se hizo mediante el uso de una imagen satelital de buena resolución
(Fig. 2).

MARCO GEOLOGICO

Los depósitos del piedemonte están acumulados sobre un sustrato rocoso, localmente definido como Formación Lupica (sedimentitas
y volcanitas del Cretácico Superior-Terciario inferior), que se expone en la parte oriental del área de estudio (Fig. 3).

Las unidades del piedemonte quedan representadas por niveles que pueden alcanzar espesores de varios centenares de
metros, correspondientes a conglomerados brechosos en los niveles inferiores (Formación Azapa). Los niveles sedimentarios
superiores son de exposición más prominente y muestran importantes intercalaciones de depósitos ignimbríticos (Fig. 3) que
han sido denominados Formación Oxaya en la región de Arica (Salas et al., 1966; Vogel y Vila, 1980) y Formación Altos de Pica
en la región de !quique (Galli y Dingman, 1962, Galli, 1968). Estas formaciones constituyen una gran unidad principalmente
sedimentaria, de edad óligo-miocena y representan los productos de denudación del orógeno andino (Mortimer y Saric, 1972, 1975;
Naranjo y Paskoff,1985).

En el área estudiada, los depósitos correlativos del pediplano de Atacama, el cual sella la morfología del piedemonte, están
constituidos por conglomerados de rodados lávicos andesíticos y arenas de la Formación El Diablo (Tobar et al., 1968).

Estos depósitos se relacionan con la aparición y erosión de un volcanismo andesítico que, en la parte oriental del área, está
representado por la caldera Quevilque (denominada caldera "Sapahuira" por Katsui y González, 1968), al sur de Socoroma
(Fig. 3).
En la cuenca del río Tignámar, al sur de la caldera Quevilque, se distingue un relleno de gravas de más de 200 m de espesor,
correspondientes a la Formación Huaylas (Salas et al., 1966). Sobre ella se emplazó la ignimbrita Huaylas del Plioceno inferior
(Naranjo y Paskoff,1984; 1985) según estos autores, con posterioridad a los 9 Ma y antes de la depositación de la Formación

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Fig. 1. Localización del área que incluye las gigantescas avalanchas de Oxaya.

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Fig. 2 Imagen satelital compuesta de bandas 4, 5 y 7, donde se aprecia la cicatriz de poco más de 10 km de diámetro (a)
abierta hacia el oeste. El depósito de avalancha (b} está obliterado por el sinuoso curso de la quebrada U uta (e).

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LEYENDA

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~
lgnimbrita de cenizas y pómez (Plioceno) / - Margen de caldera

~~:"&:>~1 Conglomerados y gravas de rellenos pliocenas Depósitos de arrastre de cicatriz


~' Falla: Indica bloque hundido
(Formación Huaylas)
~. Rumbo y monteo de capas lgnimbrfticas
~ Depósitos de avalancha 2 /

f;=~;~¡ Depósitos de avalancha 1 • Capa lgnimbrftica horizontal

~ ""' Cicatriz de avalancha


~ Piedemonte Andino: Conglomerados y gravas de glaciplanación
~ correlativos con el volcanismo andesftico (Formación EI'Diablo) ..-¡í\ Cicatriz de deslizamiento
•••
~::;:! Volcanis~o andesftico mioceno (Caldera Quevilque) =Escarpe
r ; ' l Piedemonte Andino: areniscas, gravas, conglomerados
L.:.J e lgnimbritas del Oligo·Mioceno (Formaciones Azapa y Oxaya) '"' .:::::::. Red de drenaje
~ Sedimentitas del Cretácico Superior a Terciario Inferior ;;---("' Ubicación aproximada de perfil
~ (Formación Lupica)
'"' Altura en metros

Fig. 3. Geología simplificada del piedemonte andino en el extremo norte de Chile. Las avalanchas se originaron, principalmente,
en los niveles ignimbríticos superiores de la Formación Oxaya.

Huaylas, en el extremo norte de Chile se produjo una etapa de disecación intensa, responsable de la generación de quebradas
profundas de hasta 2.000 m. A causa de las altas pendientes de los flancos de estas quebradas y de la inestabilidad de los
materiales que conforman los depósitos de relleno del piedemonte, durante el Cuaternario se han producido numerosos
deslizamientos, que no sólo caracterizan los flancos de las quebradas de U uta y Azapa (Fig. 3), sino que también son comunes
al este del área (Hauser, 1993).

En el sector Pampa de Oxaya, las unidades del piedemonte muestran una intumescencia o antiforma de orientación axial
N309 W, llamada flexura de Oxaya, en cuya zona de éharnela, se presentan varias fallas normales de rumbo paralelo al eje de
la antiforma. Los planos de falla se orientan al este y oeste, constituyendo algunas estructuras de graben. Sin embargo, hacia
el sur, a la latitud 199 15'8, se ha reconocido que algunas estructuras pertenecientes a este sistema de fallas, exhiben una clara
vergencia al oeste, habiéndose generado como consecuencia de un sistema de empuje en esa dirección (Muñoz y Sepúlveda,
1992).

49
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CARACTERISTICAS DE LA CICATRIZ Y AVALANCHA DE DETRITOS

La fuente de origen .de la avalancha corresponde a una cicatriz multicompuesta formada en dos etapas: el colapso de la
primera desencadenó la segunda avalancha. La cicatriz 1 se distingue, principalmente al sur de la quebrada Cardones (Fig. 3).
La cicatriz 2 está mejor conservada con forma de herradura abierta al oeste y de poco más de 1O km de diámetro, está
bordeada por un escarpe de 1.000 m de altura. Las dimensiones y rasgos característicos diversos de las cicatrices y depósitos
de avalanchas se exhiben en la tabla 1. El escarpe de la cicatriz 2 se excavó en la cicatriz 1 , removiendo el sector norte de ésta.

Ambas avalanchas se transportaron en descenso directo hacia el Oeste. Del mismo modo que las cicatrices, la avalancha 2
arrasó el depósito de la avalancha 1. Los depósitos tienen un ancho máximo conjunto de 20 km y fueron emplazados sobre la
superficie del piedemonte, constituído por la Formación El Diablo (Fig. 3).

La mayoría de los rasgos morfológicos de los depósitos están obliterados por efecto de la erosión. Sólo se ha podido determinar
espesores máximos para la avalancha 2 del orden de 150 m al SW de Poconchile, a 37 km del escarpe de su cicatriz. Con
relativa clari dad, se distinguen parcialmente los escarpes de borde del encajonamiento del depósito 2 labrado en el depósito 1.
1
Por otra parte, los rasgos superficiales de ambos depósitos han sido modificados, a causa de la sobreimposición de una densa
1
.

red de dren¡je.

! H/L Avalanchas no volc;ánicas


1

0.1
~*
Avalanchas volcánicas *

0.01~--------~------~--------~--------~--------~--------
~

0.0001 0.001 0.01 0.1 10 100


V(Km3)

Fig. 4. RelaJión entre el coeficiente de fricción aparente (HIL) respecto del volumen (V) de las avalanchas de Oxaya (*)y
com~aración con los campos de avalanchas volcánicas y no volcánicas conocidas (de Ui, 1983). .
1

Le
(Km)
100

*
*
10

0.1
0.0001 0.001 0.01 0.1 1 1o 100
V(Km3)
Fig. 5. Diagrama de relación entre la distancia de transporte excesiva (Le) y el volumen (V), según Ui (1983}, avalanchas
volcánicas y no volcánicas. Se destaca que las magnitudes de Le para las avalanchas de Oxaya serían las mayores
conocidas, indicando su alta movilidad.

!'iO
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLA 1.
RESUMEN DE DATOS DE LAS AVALANCHAS DE DETRITOS DE OXAVA

Avalancha 1 Avalancha 2

Area de la cicatriz (km 2 } 97 133


Profundidad máx. de la cicatriz al quiebre (km) 0,8 1,O
, Volumen (V) removido (km 3 ) 36 65
Elevación del punto más alto de la cicatriz (m s.n.m.) 3.250 3.300
A:;ea de acumulación de detritos (km 2 } 2.300 530
Elevación al pie del depósito de avalancha (m s.n.m.) 1.000 . 350
Máxima altura (H) descendida (m) 2.250 2.950
Largo de la cicatriz (km) 13 13
Ancho del la cicatriz (km) 7,5 12
Largo del depósito de avalancha (km) 43 60
Pendiente original del terreno O, 15 (8,52 ) O, 15 (8,52 )
Distancia máxima de transporte (L; km) 35 53
Coeficiente de fricción aparente (H/L) 0,064 0,056
Distancia excesiva de transporte (Le= L-H/tan 32°) (km) 31,4 48,2

Internamente, los depósitos son similares entre sí, pues las fuentes de orígen para ambos son los mismos niveles ignimbríticos
superiores de la Formación Oxaya. Los sectores de cerrillos están contituídos por megabloques intensamente fragmentados y
triturados, típico de depósitos de grandes avalanchas de detritos (cf. Siebert, 1984). El depósito de la avalancha 1 es ligeramente
matriz-soportado; el de la avalancha 2, en cambio, se aprecia levemente más enriquecido en bloques.

MOVILIDAD DE LA AVALANCHA

Los indicadores de movilidad como la máxima diferencia de altura (H) y la distancia máxima de tranporte (L), también señalados
en la tabla 1 y definidos por Ui (1983), así como la razón H/L, denominada "coeficiente de fricción aparente" (Siebert et
al., 1987), son funciones del volumen de la respectiva avalancha. Este último varía entre 0;20- 0,05 para avalanchas volcánicas
(Siebert, 1984). En consecuencia, los coeficientes de fricción H/ L de 0,064 y 0,056 para las avalanchas 1 y 2, respectivamente
(Tabla 1}, sobrepasan los campos de las avalanchas de detritos, volcánicas y no volcánicas, conocidas, cuando se relacionan
con sus respectivos volúmenes (Fig. 4). Esto permite comprobar la alta movilidad para las enormes masas colapsadas.

Esta característica de las avalanchas de Oxaya se ve enfatizada en la Figura 5, donde se muestra que las distancias excesivas
de transporte (Le= L- Hitan 32 2 ; Hsu, 1975), son de 31,4 y de 48,2 km para las avalanchas 1 y 2, respectivamente (Tabla 1).
Estos valores son claramente mayores en relación con la mayoría de las avalanchas de detritos conocidas y de volúmenes
comparables.

EDAD DE LAS AVALANCHAS

Las avalanchas de Oxaya se emplazaron sobre el pedimento de edad miocena superior. Esto implica que su edad máxima
queda limitada aproximadamente a los 9 Ma (Naranjo y Paskoff, 1985).

Por otra parte, el encajonamiento profundo de los cursos de agua como las quebradas de Lluta y Azapa, se produjo sobre el
pediplano y claramente afectó a las avalanchas, como se observa en los alrededores de la sinuosidad de Poconchile. La
quebrada Cardones, de la misma edad que las anteriores, fue parcialmente cubierta por la ignimbrita Huaylas, datada en 4, 4
y 4, 8 Ma (Naranjo y Paskoff, 1985).

En consecuencia, la etapa de incisión profunda que afectó al pedimento y a las avalanchas, se originó antes del Plioceno. Por
lo tanto, se puede concluir que las avalanchas de Oxaya se desarrollaron en el Mioceno superior, aproximadamente entre los
9 y 4,8 Ma. ·

DISCUSION Y CONCLUSIONES

Las etapas de la evolución del orógeno y piedemonte andino son relativamente constantes a lo largo del desierto de Atacama
(Naranjo y Paskoff, 1985). Sin embargo, el segmento altiplánico septentrional de Chile, muestra rasgos morfológicos como la
flexura de Oxaya, que indican una evolución más compleja. En este sentido, el segmento aludido constituye una unidad

51
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

orogénica diferente al resto de los Andes centrales.

El oroclinal altiplánico u "oroclinal Boliviano" (Carey, 1958) constituye uno de los mayores orógenos de la Tierra, sólo compa-
rable a los Himalayas (lsacks, 1988). No obstante, por su condición de margen de subducción y a diferencia del orógeno
asiático, en el Altiplano andino se han generado calderas de colapso, generadoras de ignimbritas. Estas han conformado
grandes plateau cuyas propiedades estructurales permitieron la formación de la flexura de Oxaya y posteriormente, la generación
de un colapso de las dimensiones aquí descritas.

De lo anterior se deduce que las condiciones del Altiplano andino son únicas para haber formado tan enormes avalanchas y,
por lo tanto, podrían corresponder a las más grandes conocidas en el planeta.

Finalmente, se concluye que las condiciones de inestabilidad a escala orogénica son el efecto de pulsos de alzamiento que han
ocurrido en forma discontínua y en lapsos relativamente breves en términos geológicos. Uno de los últimos grandes pulsos de
. alzamiento, en el segmento altiplánico, habría ocurrido durante el Mioceno superior, entre los 9 y 4,8 Ma.

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52
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

LOS. RECURSOS NO METALICOS


DEL ALTIPLANO CHILENO. UNA REVISION

GUILLERMO CHONG DIAZ

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS GEOLOGICAS, UNIVERSIDAD CATOLICA DEL NORTE


CASILLA 1280, ANTOFAGASTA, CHILE

RESUMEN

Se presenta una revisión, desde el punto de vista geológico, de los recursos No Metálicos en el Altiplano de Chile, incluyendo una revisión somera de los
distintos tipos de depósitos y presentación de algunos antecedentes de tipo minero - comercial. Son establecidas precisiones respecto a los conceptos
de No Metálicos y Altiplano. Algunos de estos recursos son conocidos y explotados desde hace más de un siglo, sin embargo, se está en un proceso de
conocimiento de nuevos depósitos. El avance industrial, el descubrimiento de menas hasta ahora desconocidas en la región, el éxito de algunas
empresas, el potencial de los depósitos y un interesante mercado doméstico, regional e internacional, conforman un atractivo panorama minero-
comercial.

ABSTRACT

A geologiéal re vis ion of the Non-Metallic deposits in the Chilean Altiplano is presentad. lt is also included a slight re vis ion of the difieren! type deposits and
a few commercial aspects are discussed as well as precisions about the Non- Metallic and the Altiplano concepts. Sorne of the described resources are
known for more than a century, but new discoveries and industrial concepts are in progress. The industrial projection, the discovery of minarais unknown
up to now in the region, the successful development of mining enterprises, the reserves, potencial andan interesting domestic, regional and international
marketing define an attractive mining comercial futura for the Non-Metallic ores.

INTRODUCCION

Una revisión de los recursos mineros No Metálicos en el Altiplano Chileno es un aspecto novedoso en el contexto geológico del
pais. Esto no implica un desconocimiento del tema, toda vez que varias menas de esta naturaleza son explotadas desde el
siglo pasado. Sin embargo, la realidad, potencial, beneficio y mercado de algunos de estos minerales es un campo apenas
explorado.

El presente trabajo está, necesariamente limitado en su enfoque ya que el tema es de amplio espectro. Descripción de yacimientos,
exploración, prospección, beneficio y estudios de mercado representan un campo de investigación e industrial que recién está
cobrando actualidad como un conjunto. Consecuentemente, se presenta aquí un resumen amplio sobre las características
geológicas de estos recursos en el Altiplano Chileno, complementándolo con antecedentes y comentarios acerca de su
potencialidad económica actual y futura.

DEFINICION DE CONCEPTOS

Para enfrentar el tema con propiedad, estimamos necesario hacer algunas precisiones de los dos conceptos que son muy
explícitos en el título de este trabajo: Altiplano y No Metálicos. Si bien se trata de términos que aparecen profusamente en la
literatura especializada, ambos poseen amplia flexibilidad en su tratamiento e interpretación. Por esta razón se ha preferido
describirlos de la manera como son empleados aqui.

No Metálicos: Actualmente, este término está siendo reemplazado, sistemáticamente, por el de Rocas y Minerales Industriales
o, simplemente, por el de Minerales Industriales. Un mineral industrial es descrito como cualquier roca, mineral u otra sustancia
de ocurrencia natural de valor económico, excluyendo las menas metálicas, combustibles minerales y piedras preciosas (Bates
& Jackson, 1987). Sin embargo, la rigidez de esta definición ha ido perdiendo actualidad debido al acelerado avance de la
industria, que cada vez tiene requerimientos más específicos y sofisticados. De acuerdo a esto, menas que califican perfectamente
como "metálicas"; materiales que aceptan la definición de piedras preciosas, productos manufacturados y asociaciones de
productos manufacturados y naturales, son descritos como Minerales y Rocas Industriales, en abierto desacuerdo con la
definición planteada. Así, Bates in Lefond (1983), considera que el concepto de mineral industrial está bien definido, pero no así
sus límites. En el presente trabajo adoptamos este criterio amplio de clasificación.

Altiplano: Este término es de uso amplio en aspectos geológicos, geográficos, sociales e incluso, en el lenguaje cotidiano.
Como resulta lógico, ha sido principalmente descrito en Bolivia, mientras que en Argentina se emplea preferentemente el
término Puna, y en Chile se habla, indistintamente, de Altiplano, Puna, Alta Cordillera e incluso Andes. Este importante rasgo
continental, identificable por sus especiales características geológicas, geomorfológicas y climáticas, ha ·sido descrito (U.S.
Geological Survey, 1992) como serie de cuencas altas y continuas ubicadas entre la Cordillera Oriental y Occidental, e incluyendo
parte de éstas en su ensamble geológico. La característica principal es una serie de cuencas intramontañas de antearco que
reciben sedimentos de cordones plegados y sobreescurridos, producto de acortamientos y engrosamientos de la corteza.

Esta unidad se extiende, aunque con algunas diferencias significativas, en territorio de Argentina, Chile y Perú (Figs.1 y 2). En
este trabajo se entiende como Altiplano a una unidad geológico - morfológica, caracterizada por un basamento paleozoico -
53
El Altiplano. CienCia y conciencia en los Andes

69° 66° 65°

FIG.1
LEYENDA
170
PERU
o CENTROS DE EMISIONES
DE IGNIMBRITAS

VOLCANES (CORDILLERA
OCCIDENTAL)
-

182

o 5~ 100
1 1
Km

192

BOLIVIA
202

ARGENTINA

ANTOFAGASTA
24 2

54.
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes
mesozoico - cenozoico, sobre el cual se dispone una cubierta volcánica sedimentaria del Terciario Superior con pendiente
regional hacia el Oeste. En esta cubierta se emplazan sistemas volcánicos del Terciario Superior al Holoceno. Estos volcanes
constituyen parte de la Cordillera Occidental y sus cumbres. más altas sirven de límite político con los paises vecinos. El
conjunto está severamente tectonizado, especialmente por fallas NS y EW, siendo las primeras las que interrumpen su continuidad
hacia el Oeste. Esta unidad, distribuída en las Regiones de Tarapacá y Antofagasta, tiene una vergencia hacia el Oeste que, a
la latitud de Arica, hacen que prácticamente alcance hasta la costa. La altitud del "plateau" volcánico sedimentario es del orden
de 4.000- 4.500 m, mientras que las cumbres volcánicas superan, en su mayoría, los 5.000 m. Sus características son bastante
diferentes a lo largo de su extensión Norte-Sur y donde se puede observar, en forma más completa y con todos sus elementos,
es en la Segunda Región de Antofagasta (Fig. 2). De acuerdo a esta descripción es como en el presente trabajo se emplea el
término Altiplano.

RECURSOS NO - METALICOS EN EL ALTIPLANO CHILENO

Estos recursos, en el Altiplano Chileno, son de amplia distribución y variedad y, con seguridad, su estudio geológico y exploración
aumentarán significativamente su actual proyección económica. Algunas menas son conocidas desde larga data, como en los
casos de Boro y Azufre.

La variedad y potencial de reservas están asociadas a diferentes procesos geológicos y sus materiales y rocas derivadas. Los
procesos, ordenados por su importancia relativa, son el volcanismo, tanto el actual como el del Terciario Superior; formación de
Salares y Lagos Andinos (en el sentido de Chong, 1988); los procesos de diagénesis en sedimentos lacustres y la alteración,
meteorización u otros procesos geológicos de rocas del basamento.

Volcanismo: Los procesos volcánicos aportan, en forma directa, productos que constituyen rocas o minerales industriales,
como es el caso de vidrios (perlita y obsidiana) y cenizas, o rocas (pómez, tobas, lavas). Las aguas termales generan depósitos
de boratos, carbonatos, sulfatos, cloruros y otros elementos de importancia económica subordinada. Las fumarolas producen
Azufre. A su vez, en forma indirecta, la alta gragiente geotérmica permite que las aguas meteóricas produzcan una lixiviación
cuantitativa y cualitativamente mayor de las rocas del marco geológico. En este caso, las salmueras transportan y depositan
diversos elementos en las cuencas lacustres y evaporíticas.

Salares y Lagos Andinos: En el Altiplano existen numerosas cuencas que tienen orígenes tanto tectónicos como debido a
procesos volcánicos, como entrampamiento por coladas de lavas o formación de calderas. Estas cuencas, como niveles de
base locales, y debido a condiciones geológicas y climáticas específicas, se han convertido, desde el Terciario hasta hoy, en
lagos que, en muchos casos, han evolucionado, y evolucionan, a cuencas evaporíticas. Los aportes son tanto superficiales
como subterráneos. Chong (1984, 1988) los define como Lagos y Salares Andinos basando la diferenciación en la razón de
superficie inundada permanentemente y aquella que permanece con costras salinas. Esta diferencia es sólo de corte académico,
puesto que durante el Invierno Altiplánico, conocido también como "Invierno Boliviano" o "Invierno Chileno" en los meses de
Diciembre a Febrero, estas cuencas son inundadas por precipitaciones torrenciales.

La naturaleza del subsuelo, geotermalismo y volcanismo hacen que las aguas que llegan a estas cuencas sean esencialmente
salobres y su evolución en las cuencas las convierte en salmueras. En ellas se enriquecen en diferentes iones, algunos de los
cuales tienen un significado económico como es el caso de cloruros, carbonatos y sulfatos de Potasio, Litio, Sodio, Calcio y
Magnesio.

Procesos diagenéticos en sedimentitas lacustres: Durante el Terciario Superior- Cuaternario, una característica constante
de los procesos geológicos fue la formación de cuencas lacustres en ambientes volcánicos. Esta situación se tradujo en
aportes combinados a las cuencas, de elementos terrígenos y volcánicos y la formación de diferentes tipos de sedimentitas
biogénicas, químicas o elásticas. La posterior diagénesis incluye procesos que conducen a la formación de diversos elementos
de valor económico como las dolomitas. Asimismo, se pueden producir efectos combinados en que interaccionan determinados
sedimentos, la descomposición de algunos de ellos (vidrio volcánico, por ejemplo) y salmueras enriquecidas en elementos
específicos. En este esquema, por ejemplo, Asher- Bolinder in US Geological Survey (1992) describe la posible formación de
hectorita y/o smectita a partir de la intervención combinada de vidrio volcánico, salmueras enriquecidas en Litio, sedimentos
lacustres enriquecidos en Calcio y Magnesio. A través de procesos como los descritos se han formado, en el Altiplano Chileno,
depósitos de arcillas y diatomitas.

Alteración, meteorización u otros procesos geológicos de rocas del basamento: En rocas del basamento que infrayace
a la cubierta volcánica-sedimentaria altiplánica, se pueden observar numerosas zonas de alteración hidrotermal. Procesos
posteriores de meteorización, en climas áridos a semi-áridos, determinan que algunos de los minerales de alteración sean
transformados en otros derivados y de importancia económica. Este es el caso, por ejemplo, de la transformación de alunita en
"alunógenos" como los sulfatos de Aluminio y Magnesio. También puede presentarse el caso de rocas densamente silicificadas
que son potenciales menas de sílice. Se ha mencionado, en rocas antiguas del basamento, como los Esquistos de Belén, la
formación de variedades de asbestos (crisotilo) como producto de metamorfismo (Ruiz y otros, 1965).

55
. FIG. 2

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GU 1LLERMO CHONG DIAZ 1 1993.

ESQUEMA DEL ALTIPLANO CHILENO ENTRE LOS 22º- 24º SUR

1) BORDE ORIENTAL PRECORDILLERANO. 2) CUENCAS PREANDINAS (SALARES). 3) ZONACION DE SALARES, SECTORES CON PLAYA-LAKER. 4) VERTIENTES CON
DEPOSITACIONES DE TRAVERTINO. 5} SALARES INCLUYENDO INTERCALACIONES DE ROCAS VOLCANICAS (ALTAS CONCENTRACIONES SALINAS: L 1, K, MG. 6) DOMOS VOLCA-
NICOS. 7) VALLES PROFUNDOS. 9) ALGUNOS VOLCANES CONTROLADOS POR FALLES. 10) VOLCANES ANTIGUOS ERODADOS (MIOCENO). ZONAS DE ALTERACION. 11) DRENA-
JES CON PENDIENTES REGIONAL AL OESTE, PERO CON VARIACIONES EN EL "PLATEAU". 12) BLOQUES DEL BASAMENTO SOLEVANTADOS TECTONICAMENTE. 13) "PLATAFOR-
MA" O "PLATEAU DEL TERCIARIO INFERIOR (ROCAS VOLCAN/CAS Y SEDIMENTARIAS CONTINENTALES). 14) FUMAROLAS Y ACTIVIDAD VOLCANICA (AZUFRE). 15} SALARES O
LAGOS SALINOS EN CUENCAS VOLCANICAS (CALDERAS O ENTRAMPAMIENTOS POR LAVAS). YACIMIENTOS DE BORATOS Y SULFATOS. (16) AGUAS TERMALES EN SALARES.
17) CUENCAS INCLUYENDO LAGOS Y SALARES. 18} ESTRATO-VOLCANES PLIOCENO-HOLOCENO. 19) SISTEMAS REGIONALES DE FALLAS N S, ALGUNAS CONTROLANDO
EMPLAZAMIENTOS DE VOLCANES CORTADOS POR FALLA. ALGUNAS FALLAS INVERSAS SUBORDINADAS. 20) BASAMENTO P2 - M2 - CZ.
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ANTECEDENTES DE RECURSOS NO METALICOS EN EL ALTIPLANO CHILENO

Las alternativas para referirse a los recursos No Metálicos en esta región, son variadas. Se puede, por ejemplo, optar por una
simple enumeración o listado, ordenarlos de acuerdo a sus proyecciones económicas, o clasificarlos por su origen geológico o
sus usos. En este caso se presenta un cuadro con el listado de los No Metálicos que se transan en el mercado internacional,
destacando aquellos conocidos en el Altiplano Chileno. Posteriormente, se hace una descripción muy general de los distintos
depósitos. Finalmente, se discuten, brevemente, algunas alternativas económicas.

Rocas y Minerales Industriales ( = No Metálicos )*

Alunita Manganeso
Arcillas Meerschaum,
Arenas y Gravas Micas
Asbestos Nefelina (Sienita de)
Azufre Nitrógeno (Compuestos de)
Bario (Minerales de) Olivino
Bauxita (Materiales de ) Perlitas
Bituminosos (Materiales) Pirofilita
Boro y Boratos Pómez y Cenizas
Bromo Potasa (Potasio)
Cal Rocas dimensionadas
Calizas y dolomitas Rocas fosfáticas
Carbonato de sodio Sal
Cromita Sílice
Diamantes Sulfato de sodio
Diatomitas Talco
Estaurolita Tierras Raras y Torio
Estroncio Titanio
Feldespatos Trípoli
Fluorespato y Criolita Vermiculita
Glauconita Wollastonita
Grafito Yeso y Anhidrita
Kainita y Minerales Asociados Yodo
Litio (Materiales de) Zeolitas
Magnesita y Materiales Asociados Zirconio y Hafmio
----------------

*Las menas destacadas con negrita y subrayadas corresponden a aquellas que se conocen o se estiman están presentes en
el Altiplano Chileno, incluso aunque no tengan una calidad reconocida de yacimiento.

Alunita: En la zona altiplánica existen numerosas zonas de alteración hidrotermal emplazadas en rocas del basamento. En
algunos casos la alunita, un sulfato doble de Potasio y Aluminio [~ Al 6 (OH) 12 •(S04 ) 4], asociada a natro-alunita (cuando el
Potasio es parcialmente reemplazado por Sodio), es un mineral común en el ensamble de alteración. Debido a efectos de
meteorización, en ambientes áridos a semi-áridos, en los cuales hay una intervención parcial de ácido sulfúrico, la alunita se
transforma en "alunógeno" que es un sulfato hidratado simple de Aluminio.

Depósitos de este tipo se conocen principalmente en la parte alta del Valle de Lluta en los sectores conocidos como Sausine y
Millune. Aquí el "alunógeno" aparece asociado con sulfatos de Magnesio y de Hierro y las reservas son significativas.

Arcillas: Estudios geológicos de orientación económica de las secuencias lacustres de la zona altiplánica, han demostrado
una potencial importancia. Así, algunas variedades de arcillas corresponden a bentonita cálcica, constituida por minerales
arcillosos del grupo de la montmorillonita. Estas han sido definidas por Difracción y Fluorescencia de Rayos X y análisis térmico
diferencial. Se ha concluído que se trata de bentonitas cálcicas provenientes de la desvitrificación de cenizas y vidrio volcánico.

En el caso del Altiplano las arcillas se encuentran asociadas a sedimentitas lacustres y, especialmente a diatomitas. Su modo
de yacimiento es el de horizontes desde decimétricos a métricos, horizontales, de colores verdes y amarillos en tonos claros,
intercalados con limolitas, diatomitas, calizas, arenas, conglomerados y rocas volcánicas. Los depósitos se encuentran
especialmente incluídos en el Miembro Chapuma de la Formación Huaylas (Salas y otros, 1966). Yacimientos importantes se
conocen en la Quebrada de Huaylas y asociados a las diatomitas del yacimiento de Bocanegra. En el Valle de Lluta las
caracteristicas geológicas de la región son favorables para la exploración en búsqueda de nuevos yacimientos.

Arenas y Gravas: Sólo por incluírlo como un recurso presente, se menciona que en las numerosas y profundas quebradas que
drenan el Altiplano, existen arenas y gravas que pueden ser empleadas como materiales de construcción.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Azufre: Con dos excepciones que sólo pueden nombrarse como inventario, el Azufre en Chile está relacionado con el volcanismo
del Pleistoceno-Holoceno y la totalidad de los yacimientos se ubican en la zona altiplánica. De acuerdo a Corto - lntec (1989}
la naturaleza explosiva del volcanismo tardío es importante porque define una buena preparación de la roca para la circulación
de los fluidos que formarán los yacimientos. Asimismo, estiman que la concentración de los depósitos en determinados sectores,
está asociada a la naturaleza del basamento que, específicamente, incluiría rocas sedimentarias evaporíticas ricas en sulfatos.
Finalmente, en el mismo trabajo, se considera que depósitos más antiguos, pero siempre en los mismos ciclos volcánicos,
pueden ser removilizados para formar cuerpos de alta ley.

Los distritos azufreras suman más de treinta con distintas categorías de reservas, y se ubican entre las latitudes de Arica a
Copiapó. Distritos importantes en la Primera Región son Tacora, Putre y Sillajuaya; en la Segunda Región, Aucalquincha,
Purico, Carcote, Plato de Sopa y, en la Tercera Región, Gorbea y Maricunga.

Boro y boratos: El Boro y los boratos como recurso económico se ubican exclusivamente en el norte de Chile agrupados en
tres tipos de depósitos y dos alternativas de subproductos. La posibilidad de mayor importancia económica, comprobada y
potencial se encuentra en los Salares Andinos. En estas cuencas evaporíticas existen reservas de gran volumen representadas
por concentraciones de boratos de Calcio y Sodio (ulexita), que se presentan en horizontes desde decimétricos a métricos, en
núcleos y diseminados en sedimentos. Su origen es volcánico en una estrecha asociación con actividad de fuentes termales.

Estos depósitos han sido explotados durante más de un siglo, pero en forma esporádica y, los de mayor importancia, nombrados
de sur a norte, son los Salares de Surire, Ascotán, Quisquiro y Aguas Calientes.

Calizas y Dolomitas: Las calizas tienen una amplia distribución significativa en las sedimentitas lacustres de los lagos cuaternarios
y terciarios del Altiplano, aunque no constituyen por sí un recurso económico. Como sucede en la mayoría de estos casos, el
carbonato de Magnesio está presente en cantidades variables junto al carbonato de Calcio. Durante los procesos de diagénesis,
la calcita y la aragonita suelen disolverse y migrar, mientras que se produce la precipitación del carbonato de Magnesio dando
origen a las dolomitas. Otra posibilidad, poco común, es que la dolomita sea un precipitado original. Esto sucede exclusivamente
durante la desecación de lagos someros.

En la zona del Valle de Azapa, a unos 20 km de Arica, emplazada en una secuencia riolítica terciaria, se presenta un importante
lente de sedimentitas lacustres que incluye horizontes de dolomitas, junto a arcillas, diatomitas (?) y margas.

Diatomitas: Las diatomitas tienen un origen orgánico y se incluyen entre los sedimentos silíceos biogénicos. Corresponden a
algas, unicelulares (Clase Bacillariophyceae), que tienen como característica específica que las paredes de sus células están
constituídas por sílice del tipo ópalo. Esta sílice es una variedad hidratada cuyos contenidos de agua pueden variar en rangos
de 4 a 8%. La concentración de masas formadas por las "frústulas" o caparazones de estos diminutos organismos forman
grandes depósitos descritos a veces como Tierra de Diatomeas, Trípoli o Kieselguhr.

En el Altiplano existen diatomitas lacustres, asociadas a las secuencias volcánicas. Su formación está relacionada con la
abundante sílice provista por los procesos volcánicos tan predominantes de esa región. Se las encuentra con diferentes grados
de pureza y tamaño en yacimientos, desde altitudes de más de 4.000 m, hasta prácticamente en la costa, en salares y lagos
actuales también se encuentran presentes. Las secuencias lacustres en que están insertas incluyen variedades de arcillas,
margas, carbonatos y otros elementos sedimentarios poco conocidos, naturalmente asociados a la sedimentación lacustre y
sus fuentes de aporte. Algunos yacimientos del Altiplano son de edad cuaternaria y a ellos deben agregarse los de formación
actual. Otros depósitos corresponden al Terciario Superior.

Yacimientos de importancia se encuentran principalmente en la zona altiplánica de la Primera Región y algunos son actualmente
explotados constituyendo la base de una sólida industria minera en Arica. Es el caso, por ejemplo, de los yacimientos Nevermann,
inmediatamente fuera del radio urbano de Arica y Bocanegra, en el Valle de Lluta, a unos 50 km de la misma ciudad. En ambos
casos se trata de depósitos de gran pureza (del orden de 85% de sílice en Bocanegra) y reservas importantes. Depósitos
inexplotados de importancia se encuentran en las profundas quebradas que cortan el Altiplano, como Lluta, Azapa, Allane,
Huaylas y otras. Comparados con estos depósitos, los ubicados y conocidos en la zona altiplánica de la Segunda Región,
tienen un valor subordinado.

Las diatomitas constituyen uno de los recursos No Metálicos de mayor importancia económica de la zona altiplánica por su
calidad, por su abundancia, y la proyección de su actual industrialización.

Litio, Potasio, Sal, Sulfato de Sodio, Yeso y Anhidrita: Estos elementos se describen en conjunto porque están asociados
en las salmueras y costras salinas de los Salares Andinos.

El Litio y el Potasio están presentes en forma de trazas como cloruros, en las salmueras de los Salares Andinos y se estima que
provienen de la lixiviación de rocas volcánicas ácidas. Su alta concentración en el Salar de Atacama, convierte a éste en el
mayor depósito de estos elementos en salmueras, el mundo. Sin embargo, su presencia en el resto de los depósitos del
Altiplano Chileno, no tiene un significado económico.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Elementos como sal, sulfato de Sodio, yeso y anhidrita aparecen en las costras de los salares, normalmente en los bordes y
depositados en una zonación en función de su producto de solubilidad. A su vez, la sal está presente en las costras, pero
mayoritariamente en las salmueras. Yeso y anhidrita también están presentes en secuencias lacustres. Estas sales no tienen
significado económico actual con la probable excepción del sulfato de Sodio que puede beneficiarse como sub-producto o
como mena, pero en este último caso, en salares muy específicos.

Ha sido mencionada la presencia de carbonato de Sodio (Salares de Huasca, Tara, Quisquiro, Pujsa y otros), sin embargo, no
existe una información técnica confiable que avale esta posibilidad.

Manganeso: En diversos lugares del Altiplano de Arica como, por ejemplo, en la zona de Quebrada Huaylillas, existen cuerpos
irregulares y vetiformes de Manganeso, principalmente pirolusita. También hay mineralización de Manganeso asociada a
depositación volcánica en cuencas evaporíticas y lacustres. Estos recursos son muy poco conocidos en calidad y cantidad de
reservas.

Perlita: La perlita es una variedad de vidrio volcánico ácido a intermedio que se caracteriza por su estructura ("de cebolla") y
por incluir un contenido de agua variable entre 2 - 6%. Al ser calentada se expande hasta veinte veces su volumen.

Siendo la perlita de origen exclusivamente volcánico, su presencia en el Altiplano debería darse por descontada, sin embargo,
no ha sido nunca descrita avalada por datos confiables. Recientemente se ha descubierto un depósito de especiales caracterís-
ticas en el sector de Pampa Colorada, unos 40 km al NNE de Arica, área del Paradero San Martín del F.C. Arica- La Paz.
Consiste en un material homogéneo de granulometria de arena y con estructuras de depositación eólica (una paleoduna?).
Este material ha sido sometido a test químicos y físicos de perlitas y los resultados estarían confirmando que se trata de este
tipo de vidrio.

Pómez y Cenizas: Estos dos materiales, de origen exclusivamente volcánico, se encuentran ampliamente repartidos a lo largo
y ancho del Altiplano Chileno, asociados al volcanismo actual y al del Terciario Superior. Sin embargo, esta distribución es
errática y no existen antecedentes confiables o sistemáticos de exploración y/o prospección, que permitan establecer la calidad
y cantidad de estos depósitos.

Piedras ornamentales y dimensionadas: La acción combinada de actividad volcánica y sedimentación lacustre determina la
formación de diversas rocas que pueden usarse o ya han sido empleadas como dimensionadas y/u ornamentales. Las más
conocidas son las tobas riolíticas usadas como material de construcción y recubrimientos, especialmente en la Segunda Región
de Antofagasta (Toconao). Estas rocas se obtienen de las secuencias volcánicas del Terciario Superior. En este mismo esquema
deben mencionarse las variedades de rocas carbonatadas bandeadas generadas en vertientes termales y conocidas como
"travertinos". Un caso muy especial son las rocas sedimentarias químicas de origen lacustre constituidas por grandes cristales
de aragonita y con muy vistosos colores anaranjados y amarillos en distintos tonos.

Las tobas riolíticas, usadas como piedras de construcción, se encuentran prácticamente en todo el Altiplano aunque con
distintas calidades. Los travertinos son de distribución dispersa y esporádica y algunos depósitos interesantes se encuentran al
este del Salar de Punta Negra, en la Segunda Región. Los depósitos de aragonita han sido descritos exclusivamente en la
zona de Pincha!, en la Segunda Región de Antofagasta.

Sílice: En diversas zonas de alteración hidrotermal y yacimientos metálicos del Altiplano, la silicificación puede ser un proceso
principal afectando, en muchos casos en forma pervasiva, a las distintas rocas. Algunas de éstas pueden ser consideradas
como fuentes de sílice, la que también se encuentra en variedades opalinas y calcedónicas asociada a sedimentitas lacustres.
El potencial minero de este recurso es muy poco atractivo en el estado actual de su conocimiento.

PROYECCION MINERO- ECONOMICA DE LOS RECURSOS NO METALICOS DEL ALTIPLANO CHILENO

En los últimos veinte años en que se viene hablando en Chile del "despegue" de los No Metálicos, se han obtenido logros
importantes. Muchos de ellos obedecen a circunstancias o a iniciativas aisladas más bien que a resultados de una política
sistemática, aunque se hacen significativos esfuerzos para definirla y establecerla. En este aspecto, la zona altiplánica chilena
juega un rol de fundamental importancia por la variedad, cantidad y calidad de sus reservas.

Como antecedentes para elaborar una política de esta naturaleza, se deben tener en cuenta debilidades y fortalezas de una
minería de este tipo y en una región de tan especiales características.

Como debilidades se debe considerar el desconocimiento que se tiene de los distintos tipos de yacimientos y depósitos; la
naturaleza propia de los No Metálicos cuyas especificaciones son muy exigentes y variadas, sumando la dificultad de su
escaso valor agregado en la mayoría de los casos; la desventajosa ubicación unida a las dificultades operativas en altura y de
accesos; falta de estudios sistemáticos de mercado tanto doméstico como regional e internacional y, en casos, el impacto
ambiental.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

En el caso de las fortalezas se deben tomar en cuenta la calidad, variedad y volumen de las reservas; la gran cantidad de usos
y consecuente demanda, la posibilidad de poder establecer industrias mineras sobre la base de generar productos combinados
usando otros No Metálicos de amplia distribución en el norte de Chile, e incluso en paises limítrofes; la ubicación de los
potenciales centros de producción que se ubican en un interesante radio de mercado regional sudamericano y las demandas
que tendrán los grandes centros mineros que se están poniendo en marcha actualmente.

REFERENCIAS

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Lefond, S. (Editor), 1983. Industrial Minerals and Rocks. Baltimore: Port City Press: 1446 p.

Ruíz, C., Aguirre, L., Corvalán, J., Klohn, C., Klohn, E. y Levi, B., 1965. Geología y Yacimientos Metalíferos de Chile. Santiago,
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Occidental. Bolivia. U.S. Geological Survey Bulletin 1975: 1 -362.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ASPECTOS GENERALES DEL CLIMA EN EL ALTIPLANO SUDAMERICANO

PATRICIO ACEITUNO

DEPARTAMENTO DE GEOFISICA, FACULTAD DE CIENCIAS FISICAS Y MATEMATICAS,


UNIVERSIDAD DE CHILE
CASILLA 2777 - SANTIAGO- CHILE

RESUMEN

Se describen las principales características del clima en el Altiplano sudamericano. Los efectos de la altura determinan fuertemente las condiciones
climáticas de esta región. En la superficie, éstas se caracterizan por niveles bajos de presión atmosférica (aproximadamente 620 hPa a 4.000 m s.n.m.),
una densidad del aire considerablemente inferior al valor correspondiente a nivel del mar y niveles reducidos de humedad atmosférica. Además, la
temperatura del aire es relativamente baja y su ciclo diario muestra una considerable amplitud como resultado del fuerte calentamiento diurno asociado
a la alta radiación solar y de la considerable pérdida radiativa nocturna desde la superficie. La precipitación, que muestra un marcado carácter episódico,
se concentra durante el verano austral (Diciembre-Marzo), cuando la circulación atmosférica regional favorece la advección de vapor de agua desde la
cuenca amazónica. Los eventos de precipitación se asocian en su mayoría a tormentas locales de origen convectivo que se desarrollan durante la tarde,
como resultado del fuerte calentamiento radiativo de la superficie.

ABSTRACT

The most relevan! characteristics of climate in the South American Altiplano are described. Topographic effects associated with the high elevation of this
region explain most of its climatic conditions. Al the surface, these conditions are characterized by low levels of atmospheric pressure (around 620 hPa
at 4.000 m a.s.l), air density considerably lower than the corresponding value at sea level, and reduced atmospheric humidity. Moreovel, air temperatura·
is relatively low and its daily cycle has a large amplitude, resulting from the surface heating associated with strong solar radiation and the intensa
radiative cooling during the night. Rainfall concentrates during the austral summer (December-March), when the regional atmospheric circulation favors
advection of water vapor from the Amazon basin. Rainfall episodes occur mostly in association with local convective thunderstorms which develop in the
afternoon as a result of the intensa surface heating by solar radiation.

INTRODUCCION

El sector de tierras altas de América del Sur, denominado Altiplano, se localiza en los Andes centrales, entre 15° y 21 os,
aproximadamente. Su elevación sobre el nivel del mar, cercana a 4.000 m, condiciona la existencia de características climáticas
únicas en el continente, las cuales sólo tienen un equivalente en las tierras altas del Tibet.

Se presenta aquí una revisión de los aspectos más relevantes del clima en esta región del continente. Teniendo en cuenta la
importancia de la precipitación en el Altiplano como fuente del recurso hídrico para la región árida del sur de Perú y norte de
Chile, se analiza con particular énfasis las características del régimen pluviométrico y los mecanismos que explican su variabilidad.

La discusión que sigue se refiere a condiciones climáticas en lugares bien expuestos del Altiplano con altitudes cercanas a
4.000 m sobre el nivel del mar. Efectos locales asociados al relieve o a la presencia de lagos o salares determinan la existencia
de condiciones locales significativamente diferentes de las que más adelante se describen.

PRESION ATMOSFERICA Y DENSIDAD DEL AIRE

La presión atmosférica en el Altiplano, a 4.000 m s.n.m., es aproximadamente un 40% inferior al valor observado a nivel del
mar. La densidad del aire también disminuye por efecto de la altura. Así, considerando pares de valores presión-temperatura
de (1.01 O hPa, 20°C) y (630 hPa, 1oo C) como representativos de las condiciones medias a nivel del mar y sobre el Altiplano,
se determina que la densidad del aire en esta última región es un 35% inferior al valor a nivel del mar, el cual es cercano a 1.2
kg/m 3 • En particular, la menor concentración de oxígeno atmosférico en el Altiplano es causa de diversos efectos fisiológicos en
personas y animales no adaptados a este ambiente.

PROCESOS RADIATIVOS

El régimen anual de la radiación solar disponible a nivel de superficie en el Altiplano está condicionado por factores geográficos
y meteorológicos, entre los cuales destacan su localización en el trópico, su elevación y el régimen de nubosidad.

La cercanía del Altiplano al Ecuador implica que la amplitud del ciclo anual de la radiación solar es relativamente moderada.
Así, en toda la región altiplánica, la ra{!iación diaria por unidad de área horizontal en el tope de la atmósfera en diciembre es
sólo 1. 7 veces mayor que el valor homólogo en junio. Como referencia se indica que en latitudes de 30°, 40° y 50°S este mismo
cuociente es aproximadamente 2.3, 3.5, y 7.0, respectivamente.

La nubosidad relativamente más abundante durante el verano austral (diciembre-marzo) determina que en la mayor parte del
Altiplano la radiación global mensual a nivel de superficie alcance el máximo anual hacia fines de la primavera austral (noviembre).
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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Fig. 1. Ciclos anuales de temperatura máxima diaria (a), temperatura mínima diaria (b) y amplitud térmica diaria (e) en tres
estaciones del Altiplano sudamericano: Puno {15° 50' S, 70° 01' W, 3.852 m), Desaguadero (16° 39'S, 69°00' w, 3.850
m) y Oruro (1 r 58' S, 67' W, 3. 708 m). ·

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Debido a la considerable elevación del territorio altiplánico, la atmósfera local tiene un menor espesor óptico total de elementos
absorbentes y dispersantes de la radiación solar, lo que contribuye a un aumento relativo de la radiación solar global
(directa+difusa). En particular, la menor capacidad de absorción de la radiación solar en la atmósfera sobre el Altiplano se
traduce en un aumento relativo de la componente ultravioleta del espectro solar, a nivel de superficie. Mediciones realizadas
entre Putre y Arica, indican que la radiación ultravioleta UV-8 (305 nm) disminuye desde el Altiplano hacia la costa con una tasa
cercana a 4.5% por kilómetro de desnivel tanto en verano como en invierno (Cabrera et al., 1994). Esta estimación, de carácter
preliminar, indica que durante días despejados la radiación ultravioleta en la región altiplánica supera en aproximadamente
20% el valor registrado a nivel del mar.

Mediciones del índice de reflexión de la radiación solar global en la superficie (albedo) realizadas en Visviri sobre suelo seco
cubierto de tola y en un bofedal indicaron valores cercanos a 18% y 23%, respectivamente (H. Fuenzalida, comunicación
personal).

La menor densidad de los gases de efecto invernadero en la atmósfera altiplánica hace que ésta sea más transparente a los
flujos radiativos en el rango infrarrojo del espectro. Esto determina una menor contra-radiación atmosférica y un acelerado
enfriamiento nocturno de la superficie.

TEMPERATURA

En el Altiplano la temperatura media junto a la superficie es relativamente baja, lo que constituye un importante factor limitante
en el desarrollo de la vegetación. En la atmósfera libre la temperatura disminuye con la altura a una tasa cercana a 6.5 °C/km.
En la pendiente andina el gradiente es menor, como resultado de la transferencia de energía desde la superficie. Así, por
ejemplo, en el sector andino meridional de Perú por encima de 1000 m sobre el nivel del mar, la temperatura media disminuye
aproximadamente 5.SOC por kilómetro (Frare et al., 1975).

Los ciclos anuales de las temperaturas extremas diarias y de la diferencia entre ambas (Fig. 1) reflejan la importancia del
forzamiento radiativo del clima altiplánico. Así, la condición tropical de la región y el aumento de la nubosidad durante el verano
austral justifican la pequeña amplitud del ciclo anual de temperatura máxima (Fig. 1a) cuyo valor más alto se presenta a fines
de la primavera (noviembre) en asociación con el máximo anual de radiación solar global.

La temperatura mínima diaria presenta un ciclo anual de mayor amplitud (Fig. 1b) el cual está condicionado en parte por la
fluctuación a lo largo del año de la pérdida radiativa nocturna desde la superficie. Esta se atenúa durante el verano debido a la
intensificación del efecto invernadero en la atmósfera provocado por el aumento de la nubosidad y de la concentración de
vapor de agua.

El régimen descrito para las temperaturas extremas diarias condiciona la existencia de una variación anual bien definida en la
amplitud térmica diaria (Fig. 1c), la cual es máxima durante el invierno y mínima a fines del verano austral (febrero).

VIENTO

La Fig. 2 muestra un perfil de la componente zonal (este-oeste) del viento a lo largo de la costa del Pacífico durante enero y
julio. Durante el invierno austral (julio), cuando la corriente en chorro subtropical se encuentra en su posición más septentrional,
la región altiplánica queda bajo la influencia de los vientos relativamente secos del oeste. Durante el verano, la corriente en
chorro es relativamente más débil y se desplaza hacia el sur, de modo que el límite entre el sector con predominio de un flujo
con componente del este y la zona de los oestes en latitudes más altas se localiza sobre la región altiplánica.

El activo desarrollo de nubosidad convectiva en la parte sur de la cuenca amazónica y sobre el Altiplano, durante el verano (Fig.
4a), condiciona el establecimiento de una circulación anticiclónica en la tropósfera superior, alrededor de un centro de alta
presión denominado alta de Bolivia (Gutman y Schwerdtfeger, 1965; Virji, 1981) cuyo centro se localiza sobre el territorio
altiplánico.

El régimen de viento cerca de la superficie está fuertemente condicionado por la topografia local. El desarrollo de brisas de
valle-montaña y aquellas asociadas a la presencia de lagos y salares generan circulaciones locales que pueden apartarse
considerablemente del flujo atmosférico de gran escala en la región.

HUMEDAD ATMOSFERICA Y PRECIPITACION

Las masas de aire que llegan a la región altiplánica tienen en general un contenido relativamente bajo de humedad, debido a
su origen en niveles elevados. Por otra parte, el ambiente frío predominante, por efecto de la altura, implica una menor capacidad
de retención de vapor de agua. La humedad absoluta es considerablemente menor durante el invierno austral cuando predomina
sobre el Altiplano un flujo del oeste desde el dominio del anticición del Pacífico suroriental. Durante la temporada de lluvias, en
el verano austral, los niveles de humedad absoluta y relativa aumentan como resultado de la advección de masas de aire
desde la cuenca amazónica. Esta condición del ciclo anual de la humedad del aire en el Altiplano se advierte parcialmente en
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(Ref. Kessler, 1974)

Fig. 2. Componente zonal del viento (E-W) a lo largo de la costa oeste de América del Sur, en mis, durante enero y julio
(adaptado de Kessler, 1974). Valores positivos indican viento del oeste, y negativos, viento del este.

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Fig. 3. Valores medios horarios de razón de mezcla en Visviri (17.5° S, 69.5 o W; 4.070 m s.n.m.) entre octubre de 1993 y abril
de 1994.
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ENERO
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Fig. 4. Radiación infrarroja emergente durante enero y julio (fuente de datos NMC- CAC). Los valores mínimos_ de radiación
en el trópico se asocian a las bajas temperatura en la parte superior de las nubes cumuliformes.
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la Fig. 3, que muestra la evolución de la razón de mezcla (razón entre densidad del vapor de agua y densidad del aire seco) en
Visviri entre octubre de 1993 y abril de 1994. La razón demezcla aumentó desde valores inferiores a 2 gr/Kg en octubre hasta
máximos del orden de 9 gr/kg en los periodos más húmedos. Se advierte, además, una significativa variabilidad intra-estacional
del contenido de vapor de agua en la atmósfera.

El régimen pluviométrico en el Altiplano se relaciona con el ciclo anual de la nubosidad convectiva en la región tropical del
continente. Así, las lluvias se concentran en el verano austral (diciembre-marzo) cuando el núcleo de nubosidad convectiva
alcanza su máxima intensidad y extensión hacia el sur (Fig. 4a). Durante el resto del año, cuando la actividad convectiva se
desplaza hacia la región noroccidental del continente (Fig. 4b), la lluvia es escasa y los raros eventos de precipitación se
asocian a perturbaciones atmosféricas provenientes de latitudes medias.

La distribución espacial de la precipitación en el Altiplano no es homogénea. El marcado gradiente pluviométrico en la


dirección N-S, con montos progresivamente decrecientes hacia el sur, se relaciona con el esquema de circulación zonal
promedio durante el verano (Fig. 1a), donde se aprecia que la parte norte del Altiplano queda en promedio bajo la influencia del
flujo de aire húmedo desde el este. En el sector sur, en cambio los procesos de advección de masas de aire desde la cuenca
amazónica son menos frecuentes, y por lo tanto la precipitación es menor;

La ocurrencia de precipitación en el Altiplano tiene un marcado ciclo diari() (Fuenzalida y Rutllant, 1987; Aceituno y
.. Montecinos; 1993), lo cual pone en evidencia la importancia del forzamiento radiativo de la misma. La lluvia se presenta
_generalmente durante horas de la tarde en la forma de intensos chubascos asociados a un rápido desarrollo de nubosidad
:convectiva. El análisis de la variabilidad interdiaria de la precipitación durante la temporada de lluvias muestra su naturaleza
episódica (Aceituno y Montecinos, 1993), con alternancia de periodos húmedos y secos. Esta estructura temporal, que también
se advierte en la Fig. 3, se asocia con fluctuaciones en la posición e intensidad de la alta de Bolivia. En, particular, se ha
determinado que durante los periodos húmedos en el sector norte del Altiplano chileno, la alta de Bolivia se presenta anormalmente
intensa y desplazada hacia el sur (Fig. 5), en relación a su posición durante los periodos secos (Aceituno y Montecinos, 1993).

En cuanto a la variabilidad de la precipitación en escalas de tiempo mayor, los registros hidrometeorológicos más extensos
(precipitación en La Paz y nivel del Lago Titicaca en Puno) no presentan evidencias de una tendencia secular bien definida,

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Fig. 5. Altura geopotencial de 200 hPa durante eventos de precipitación (a) y durante periodos secos (b) en la parte norte del
Altiplano chileno. Las alturas geopotenciales están en expresag~s como la diferencia, en metros, SQ/Jre 12.000 m
(adaptado de Aceituno y Montecinos, 1993).

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

aunque sí muestran una fuerte variabilidad inter-anual e inter-decadal. Por otra parte, diversos estudios han establecido que
durante los eventos El Niño o durante la fase negativa de la Oscilación del Sur la precipitación en el Altiplano suele ser
deficitaria (Thompson et al., 1984; Francou y Pizarro, 1985), aunque esta asociación parece ser menos significativa que en
otros sectores del continente (Aceituno, 1988).

COMENTARIOS FINALES

Debido a la gran elevación y extensión del Altiplano sudamericano sus condiciones climáticas son únicas en el continente y se
caracterizan por bajas temperaturas, valores reducidos de presión, contenido de vapor de agua y oxígeno atmosférico, una
mayor radiación solar global a nivel de superficie, incluyendo la componente ultravioleta, y una menor concentración de gases
de efecto invernadero. Esta condición climática particular hace del Altiplano un valioso laboratorio natural para estudiar formas
de adaptación de la vegetación y de la vida animal a los ambientes de altura.

El vapor de agua que genera la precipitación en el Altiplano proviene principalmente desde la cuenca amazónica. La lluvia, de
tipo episódico y con un marcado ciclo diario en su ocurrencia, se presenta preferentemente en horas de la tarde durante el
verano austral, en asociación con un flujo del este en niveles troposféricos cercanos a la superficie.

El sostenido crecimiento de las ciudades en la franja árida costera adyacente al Altiplano, así como el aumento de la actividad
minera en esta región, imponen una fuerte presión sobre el escaso recurso hídrico disponible, el cual proviene en forma casi
exclusiva de la precipitación en el Altiplano y del almacenamiento subterráneo (recursos de agua fósil). Teniendo en cuenta el
factor limitante que esta situación representa para el desarrollo de esta región, es importante avanzar en el conocimiento de los
mecanismos que determinan la variabilidad del régimen pluviométrico en el Altiplano. Esta tarea es particularmente necesaria
como un antecedente en el análisis del impacto local de un eventual cambio climático global, así como de los posibles efectos
sobre el régimen pluviométrico altiplánico, del proceso de deforestación en la cuenca amazónica.

AGRADECIMIENTOS

El autor agradece a Humberto Fuenzalida y Aldo Montecinos por sus valiosos comentarios y sugerencias al manuscrito origi-
nal. Algunos de los resultados analizados en este trabajo provienen de investigaciones financiadas por los proyectos IPGH-
93.26, Fondecyt 90-1245 y Fondecyt 1930789.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Aceituno, P., 1988. On the functioning of the Southern Oscillation in the South American sector: Part 1: surface climate. Mon.
Wea. Rev., 116, 505-524.

Aceituno, P. y A. Montecinos, 1993. Circulation anomalies associated with wet and dry periods in the South American Altiplano.
pp. 330331 en Preprints: Fourth lnt. Conf. on S. Hemisphere Meteor. and Oceanography. Hobart- Australia, 22 march- 2 abril,
1993.

Cabrera, S., S. Bozzo y H. Fuenzalida, 1994. Primeras mediciones de radiación UV en Chile con resolución expectral media.
Presentado al Journal of Photochemistry and Photobiology.

Francou, B. y L. Pizarro, 1985. El Niño y la Sequía en los altos Andes centrales (Peni y Bolivia). Bull. lnst. Fr. Et. And., Vol. XIV,
N°11-18.

Frare, M., J.Q. Rijks y J. Rea, 1975. Estudio agroclimatológico de la zona andina. lnforrne Técnico. Proyecto interinstitucional
FAO/UNESCO/OMM en Agroclimatología. 375 p.

Fuenzalida, H. y J. Rutllant, 1987. Origen del vapor de agua que precipita en el Altiplano de Chile. pp. 6.3.1 a 6.3.4 en Anales
de 11 Congreso Interamericano de Meteorología. Buenos Aires- Argentina. 30 Noviembre- 4 Diciembre 1987.

Gutman, G. y W.S. Schwerdtfeger, 1965. The role of latent and sensible heat for the development of a high pressure system
over the subtropical Andes, in summer. Meteor. Rundsch., 17, 1-7.

Kessler, A., 1974. Atmospheric circulation anomalies and level fluctuations of lake Titicaca. Bonner Met. Abh. 17., 361-372.

Thompson, L.G., E. Mosley-Thompson y B. Morales, 1984. El Niño- Southern Oscillation events recorded in stratigraphy of the
tropical Quelccaya ice cap, Peni. Science, 226, 50-53.

Virji, H., 1981. A preliminary study on summertime tropospheric circulation patterns over South America estimated from clouds
winds. Mon. Wea. Rev., 109, 599- 612.
69
sapu\f so¡ ua epua,ouoo Á epua!::> ·oueld!mt 13
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

HIDROLOGIA DEL SECTOR ALTIPLANICO CHILENO

CARLOS SALAZAR MENDEZ

DEPARTAMENTO DE CONSERVACION Y PROTECCION DE RECURSOS HIDRICOS,


DIRECCION GENERAL DE AGUAS, MINISTERIO DE OBRAS PUBLICAS,
SANTIAGO, CHILE

RESUMEN

Se presenta una visión general de los aspectos más relevantes vinculados a la hidrología de las cuencas altiplánicas, ubicados entre los 17º 30' y 22º00'
de latitud Sur. Se efectúa un análisis general del comportamiento de la precipitación y caudales, entregándose, a través de un balance hfdrico, la oferta
del recurso. Un análisis general de la calidad del agua señala la potencial aptitud para el aprovechamiento de estos recursos hídricos.

ABSTRACT

This paper presents the hydrological characteristics of the Chilean Altiplano, between 17º 30'S and 22º 00' S. Seasonal and spatial variations show
hydrological patterns, rnass balance point out water availability and water quality determine water consumption aptitude.

HIDROLOGIA SUPERFICIAL

Hidrografía.

La zona que abarca el presente reporte contempla las cuencas altiplánicas, que se ubican entre los 179 30' y 22 9 00' de latitud
Sur, abarcando las Regiones 1 y 11 del país.

Las cuencas que se ubican en la meseta altiplánica sobre una angosta faja, cuya cota media fluctúa entre los 4.000 y 4.300 m
s.n.m., son de dos tipos: cuencas arreicas y endorreicas. Dentro del primer grupo se encuentran las cuencas de los rios
Caquena, Lauca, Cancosa e lsluga-Cariquima, y del segundo se tienen las cuencas de los salares de Huasco, Coposa, Michincha,
Ollagüe, Carcote y Ascotán (Fig. 1).

El clima predominante es el de estepa de altura, que abarca prácticamente toda el área, lo que, unido a la calidad de los suelos,
ha condicionado la vegetación a especies capaces de resistir bajas temperaturas.

En el Cuadro N9 1 se presentan las características hidrográficas más importantes para las cuencas señaladas.

Precipitaciones.

La precipitación dentro de las cuencas altiplánicas presenta una variación espacial asociada a efectos de carácter orográfico;
distinguiéndose una variación, no muy marcada, entre la meseta y aquellos puntos más elevados. También, es posible detectar
un efecto latitudinal, apreciándose una disminución de la precipitación de Norte a Sur.

La precipitación media anual varía desde 400 mm en el extremo Norte hasta unos 150 - 200 mm en el sector Sur de la zona
descrita (Cuadro N9 1).

Respecto a la variación estacional se observa que el comportamiento de la precipitación es, en términos generales, similar a lo
largo de la meseta altiplánica, con una importante concentración de la precipitación anual en los meses estivales (Noviembre
-Marzo), que fluctúa entre 90% y 95% (Fig. 2). En relación a la variación interanualla precipitación fluctúa entre alrededor de
O, 1 y 2 veces el promedio anual.

Caudales.

El régimen hidrológico está fuertemente influenciado por las precipitaciones estivales las cuales, dada la elevación de la zona,
se depositan en forma de nieve en los sectores más elevados, permitiendo la continuidad del régimen hidrológico, lo que se
traduce en cursos de agua permanentes.

En el sector Norte existe una mayor variabilidad estacional, debido a la mayor influencia de las precipitaciones estivales, la que
se reduce notablemente hacia el Sur (Fig. 3).

Los caudales específicos (caudal por unidad de área) corroboran lo señalado, observándose que los rendimientos decrecen de
Norte a Sur desde unos 3 (l/s/Km 2 ) a 0,6 (l/s/Km 2 ). Resulta clara la mayor productividad que generan, en términos globales
estas cuencas, comparadas con algunas cuencas que drenan hacia el Océano Pacífico, las que presentan escurrimiento

71
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SALAR
SURIRE

• 20230'
68º30'

Límite cuenca
- - - lsoyeta (mm/año)
Fig. 1. Cuencas altiplánicas entre 17º 30' y 22º de latitud lsolínea Evapotransp. (mm/año)
(
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

permanente a lo largo de casi todo su curso (Cuadro Nº 2).

Considerando, que en el caso de cuencas cerradas la evaporación se constituye en el uso-consumo del recurso disponible, en
el Cuadro Nº 3 se presentan los valores de productividad (caudales específicos), que muestran magnitudes comparables con
las indicadas en el Cuadro Nº 2.

Balance hídrico

Sobre la base de los resultados recopilados y procesados por la Dirección General de Aguas (DGA) es posible advertir que una
alta proporción de la precipitación media que ingresa a las cuencas altiplánicas es consumida a través del proceso de evapo-
transpiración natural, dicha proporción oscila entre un 75% y 90%.

De lo anterior, se desprende que la escorrentía total dispone de una fracción significativamente menor, que varía entre el 1O y
25% de la precipitación.

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Fig. 2. Precipitación media mensual (mm)

CUADROW1.
CARACTERISTICAS FISIOGRAFICAS DE LAS CUENCAS

CUENCA SUPERFICIE COTA PRECIPITAC. CAUCES


(Km') MEDIA ANUAL PRINCIPALES

RIOCAQUENA (*) 1268 4230 300-400 CAQUENA,COLPACAGUA


YCOSAPILLA

RIOLAUCA (*) 2406 4295 150-400 LAUCA, GUALLATIRE


Y DESAGUADERO

SALAR SURIRE 537 4150 250-300 SURIRE


RIO ISLUGA CARIQUIMA (*) 2171 4200 150-300 ISLUGA, CARIQUIMA,
MAUQUE
RIOCANCOSA (*) 502 4325 150-250 CANCOSA,OCACUCHO
SALAR HUASCO 1374 4125 150-250 PIGA, COLLACAGUA
SALAR COPOSA 1088 4000 150-200 QUEBRADA PABELLON
SALAR MICHINCHA 298 4340 150-200 O. YABRICAYITA, Q. UJINA
SALAR OLLAGÜE (*) 320 4050 100-200 QUEBRADA AMINCHA
SALAR ASCOTAN 1435 4100 100-250
SALAR CARCOTE 525 4100 100-250

(*) Cuencas que drenan fuera del territorio nacional.

73
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CUADROW2.
CAUDALES ESPECIFICOS

CUENCA SUPERFICIE (Km 2) CAUDAL (Q) (m 3 /s) q (1/s/Km 2 )

RIOCAQUENA (') 1.268 3,67 2,89


RIO LAUCA (') 2.406 2,46 1,02
RIO ISLUGA (') 470 0,50 1,06
RIO CARIQUIMA (') 1.701 1,68 0,98
RIOCANCOSA (') 502 0,30 0,60
OLLAGÜE (') 320 0,30 0,93
RIO LLUTA (2) 3.447 1,44 0,41
Q. CAMARONES (2) 4.767 0,59 0,12
Q. CAMIÑA (2) 3.350 0,61 0,18
O. AROMA (2) 1.481 0,25 0,17
Q. TARAPACA (2) 1.644 0,39 0,23
Q.QUIPISCA (2) 716 0,11 0,15
RIO LOA ALTO (2) 1.977 0,53 0,26
RIO SALADO (2) 2.384 0,80 0,33

(1 ): Cuencas Altiplánicas (2): Cuencas con drenaje al Océano Pacífico

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Fig. 3. Caudales medios mensuales (m 3/s)

CUADRO N°3.

CUENCAS CERRADAS

CUENCA SUPERFICIE (Km 2 ) EVAPOR. (m 3 /s) Q ES PE C. (l/s/Km 2 )

CHUNGARA 257 0,70 2,72

SURIRE 537 1,84 3,43

HU ASCO 1.374 0,65 0,47

COPOSA 1.088 0,64 0,47

MINCHINCHA 298 0,18 0,60

CARCOTE 2.019 1,90 0,94


-- --·---- -

74
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Para el caso de cuencas cerradas, cuya base de equilibrio la constituyen los salares, la escorrentía es nula, por lo que la
evaporación representa el uso - consumo del recurso restante, correspondiendo al flujo de escorrentía total del sistema. Este
flujo muestra una mayor variabilidad, oscilando entre 10% y 43% del total de la precipitación sobre la cuenca (Fig. 4).

En el Cuadro NQ 4 se muestran las componentes del balance hídrico para las cuencas de la zona, realizado sobre la base de un
período estadístico de 20 años (1961-1981).

En términos globales la disponibilidad de los recursos hídricos en la zona se presenta en el Cuadro NQ 5.

350

300

E
,S

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Fig. 4. Balance hídrico

CUADRO N"4.

BALANCE HIDRICO

CUENCA SUPERFICIE PRECIPITACION ESCORRENTIA EVAPTRANSP. EVAPORACION

CAQUENA Y 1.268 336 91 245 -


OTRAS

LAGO 257 341 o 215 86


CHUNGARA
RIO LAUCA 2.406 249 32 201 6
LA UCA

SALAR SURIRE 537 251 o 143 108


ISLUGA 2.171 236 31 205 -
CARIQUIMA

RIOCANCOSA 502 190 19 171 -


SALAR HUASCO 1.374 175 o 160 15
SALAR COPOSA 1.088 169 o 151 18
SALAR 298 195 o 176 19
MICHINCHA

SALAR OLLAGÜE 320 184 30 154 -


CARCOTEY 2.019 162 o 124 30
ASCOTAN

FUENTE: Balance Hídrico de Chile, DGA. 1987


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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CUADRO N°5.
DISPONIBILIDAD DE RECURSOS HIDRICOS (m 3/s)

TIPO 1 REGION 11 REGION TOTAL

CAUDAL SUPERFICIAL 9,18 0,30 9,48


EVAPORACION SALARES 4,44 2,45 6,89
ERROR ESTIMACION 3% 6% 6%

11. HIDROGEOLOGIA

La potencialidad hidrogeológica del sector altiplánico chileno está esencialmente ligada a la geología. En la zona se desarrolla
un sustrato constituído por rellenos volcánicos cuaternarios y terciarios compuestos por coladas, tobas, brechas andesíticas e
ignimbritas. Dicho sustrato presenta una permeabilidad secundaria, asociada principalmente a procesos de fracturamiento que
se han desarrollado en este tipo de formaciones. Las características indicadas permiten la existencia de procesos de infiltración
y transmisión del recurso hídrico a través de estas unidades (DGA, 1986). Estos sectores, generalmente constituídos por
rellenos cuaternarios, no consolidados, volcano-clásticos, que alcanzan espesores de 100 m o más almacenan el recurso
hídrico y son actualmente explotados.

Para aquellos sectores donde se dispone de antecedentes hidrogeológicos, la productividad de los pozos resulta bastante
significativa, consignándose de alta a muy elevada (DGA, 1986), con valores superiores a 1O m3/hr/m. Cabe destacar que se
dispone de pocos antecedentes que permitan generalizar esta situación, debe mencionafse que el sector altiplánico presenta
un interesante atractivo desde el punto de vista hidrogeológico, lo que se ha traducido en un fuerte incremento de solicitudes de
área de exploración de aguas subterráneas que la DGA ha recibido en los últimos años.

111. CALIDAD DE AGUAS

La información disponible en el área de análisis es bastante escasa y permite, en términos generales, disponer de una visión
preliminar de las características principales de la constitución química de las aguas. En el Cuadro Nº 6 se presenta una síntesis
de calidad de las aguas en cursos donde se dispone de antecedentes para tal efecto. A partir de estos valores se establece la
aptitud de las aguas, considerando uso para agua potable y/o riego sobre la base de las normas de calidad de aguas vigentes
(NCh 409 y NCh 1.333 Of. 78); en el Cuadro Nº 7 se muestra esta situación.

CUADROW6.
CALIDAD DE AGUAS (mg/1)

CUENCA CAQUENA COSAPILLA LA UCA CHUNGARA SURIRE PIGA COLLACAGUA ISLUGA

PH 7,9 7,2 7,8 7,4 7,6 7,6 8,0 8,0

C.E. 1.245 274 690 230 563 500 520 1.185

C03 o o o o o o o o
HC03 258,9 52,1 227,0 65,8 182,1 234,8 244,0 182,5

Cl 154,1 9,1 39,0 40,0 47,6 21,3 28,4 93,1

S04 70,1 139,0 44,6 65,0 62,4 86,4 367,4

Ca 44,4 14,5 38,0 17,2 39,3 34,0 42,0 70,1

Mg 62,9 11 '1 38,0 10,7 26,7 20,6 23,0 64,0

K 15,2 4,8 8,1 3,9 11,7 7,8 7,8 18,6

Na 103,2 26,2 64,0 12,8 34,3 46,0 59,8 90,9

B 3,2 1,0 1,6 0,7 1,4 0,9 - 2,0

As 0,08 0,04 0,04 0,01 0,07 0,01 - 0,05

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CUADRON"7.
SITUACION ACTUAL DE LAS CUENCAS

CUENCA SITUACION

CAQUENA Muestra excesos en conductividad, cloruros, Boro y


Arsénico. Restringiendo su uso en riego, y no siendo
apta para el agua potable.

COSAPILLA Mejor calidad que el río Caquena, aunque el nivel de


Boro restringe su uso en riego.

LA UCA Buena calidad, ligero exceso en Boro puede restringir


levemente en riego.

SALAR SURIRE (VERTIENTES) Exceso en As no la hace apta para agua potable, la


presencia de B limita su uso en riego. Alguna
información sobre el río Surire indica que sus aguas
no son aptas para el agua potable, debido a la
presencia de As y restringe su uso en riego por el By
laC.E.

RIO PIGA No presenta restricciones para agua potable; se


detecta B, restringiéndo su uso en riego.

RIO COLLACAGUA Muestra una situación similar al río Piga.

RIO ISLUGA Presenta excesos en conductividad, sulfatos, Na y B,


que restringen su uso para riego. No se detectan
excesos en As.

SALAR DE CARCOTE V ASCOTAN Exceso en conductividad, sulfato, Boro y Arsénico en


ciertos puntos.

AGRADECIMIENTOS: El autor desea expresar su profundo agradecimiento a la lng. Srta. Tatiana Cuevas V. por su valiosa
colaboración en el desarrollo de este trabajo.

REFERENCIAS

DGA, 1986. Mapa Hidrogeológico Nacional.


DGA, 1987. Balance Hídrico de Chile.
INYGE LTDA., 1991: Análisis y Planificación de los Recursos de Agua en la 11 región de Antofagasta, ESSAN S.A.
INYGE LTDA., 1991: Análisis de los Recursos de Agua de la región de Tarapacá. Intendencia, 1 región.
PEÑA, H. y SALAZAR, C., 1992. Calidad de las Aguas, Depto. Estudios y Planif. Dirección General de Aguas, MOP.

77
sapuv so¡ ua epua!::>uoo f.. epua!~ ·oue¡d!JIV 13
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

HISTORIA DEL LAGO TITICACA DURANTE


EL HOLOCENO

PHILIPPE MOURGUIART (1 ), JAIME ARGOLLO (2) DENIS WIRRMANN (3)

(1) ORSTOM, CP 9214, LA PAZ, BOLIVIA


(2) INSTITUTO DE GEODINAMICA Y LIMNOLOGIA, FACULTAD DE CIENCIAS GEOLOGICAS, UMSA, LA PAZ, BOLIVIA
(3) ORSTOM, BP 1857, YAOUNDE, CAMEROUN

RESUMEN
Mediante el uso de una función de transferencia que considera las asociaciones de ostrácodos ha sido posible reconstruir con precisión la evolución de
los paleoniveles del lago Titicaca durante los últimos 8.000 años. Las variaciones bruscas de nivel han debido afectar profundamente la vida de las
poblaciones ribereñas.

ABSTRACT
A transfer function using ostracod assemblages of Lake Titicaca (Bolivia) sediments has permitted !he palaeohydrological reconstruction of this basin
during the last 8,000 years. Abrupt changes in the Evaporation 1 Precipitation ratio may have played an importan! role in !he human settlement.

INTRODUCCION

La historia (y la prehistoria) de las poblaciones humanas a orillas del lago Titicaca, es muy compleja y agitada. Los etnólogos,
etnohistoriadores y arqueólogos han probado la existencia de importantes movimientos de poblaciones de un lugar a otro
(Bouysse-Cassagne, 1992; Bouysse-Cassagne et al., 1992; Morlon, 1991; Ponce Sanginés et al., 1992). Algunas de estas
migraciones probablemente encuentran su origen en cambios rápidos del clima regional. El objetivo de este artículo no es
poner en paralelo todas las transformaciones aparecidas en las civilizaciones prehispánicas con variaciones del clima regional
bien identificadas, ya que las fechas obtenidas son, en los dos casos y por el momento, demasiado fragmentarias e imprecisas.
Nos contentaremos con presentar los resultados adquiridos con ayuda de una función de transferencia ostrácodos/nivel del
lago Titicaca y, a partir de éstos, sugerir un comienzo de reflexión sobre el tema: el hombre andino y su medio ambiente.

LOS DATOS - EL METODO

El Altiplano es una cuenca endorreica de 190.000 km 2 , 200 km de ancho en promedio y se extiende aproximadamente 1000 km
de Norte a Sur. La parte Norte de este sistema está ocupada por el lago Titicaca (aprox. 8.500 km 2 , 3.809 m de altura) y su
cuenca vertiente (aprox. 48.840 km 2 ). Si bien el volumen en agua del Titicaca es importante, del orden de 900 km 3
(Wirrmann, 1991 ), su nivel está muy fuertemente influenciado por las variaciones interanuales en el régimen de las precipitaciones
(Antúnez de Mayolo, 1992). Se conservarán en la memoria los años 1983 (año seco) y 1986 (año húmedo). El hecho que el lago
Titicaca responda casi instantáneamente a toda modificación de la intensidad de las precipitaciones sobre su cuenca, es
particularmente interesante para un geólogo. Quedan por definirse en el pasado sus paleoniveles.

Los ostrácodos son microcrustáceos esencialmente bénticos que viven en estrecha dependencia con su micro medio ambiente.
Son sensibles a la naturaleza del substrato (granulometría), a la presencia en las aguas de herbarios, a las fuentes de alimento
(plancton, por ejemplo) y al contenido de Oxígeno disuelto. Todos estos términos están relacionados a la altura del agua
(Mourguiart y Roux, 1990). Para verificar esta relación puramente cualitativa, hemos recurrido a un análisis factorial en
componentes principales {115 muestras actuales que provienen de los lagos Titicaca, Poopó y del Sur U pez fueron introducidas
en la AFC). El empleo de una regresión lineal múltiple cuya calidad se da por el coeficiente de regresión (Fig. 1), permite en
seguida el paso de la asociación de ostrácodos fósiles al parámetro altura de agua en el momento del depósito en los sedimentos
de esta asociación.

LOS RESULTADOS

La función de transferencia establecida así, fue probada en los datos obtenidos a partir de 2 sondeos realizados en el lago
Titicaca:

- el testigo TD1, obtenido a 19m de agua en la parte oeste del lago Huiñaimarca,
- el testigo TJ, obtenido a 50 m en el lago Chucuito, en la bahía de Yunguyo.

Los datos brutos "paleoprofundidades" se dan en Fig. 2. A fin de comparar los resultados entre éstos, es necesario, en un
primer tiempo, volverlos homogéneos. Se transforma la escala altura de agua en una escala altura del plano de agua. La etapa
siguiente consiste en verificar, a partir de fechas 14C, si los grandes acontecimientos identificados son síncronos (Fig. 3).

79
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

14
y=0,9537x +0,1475
12 R =0,98
10
8
6
4 •

o2 V: ... 1

-2 '
-2 o 2 4 6 8 10 12 14
Fig. 1. Resultados de la regresión lineal múltiple (profundidades estimadas versus profundidades medidas).

ALTURA DE AGUA

o 10 20 o 10 20 30
0+-----~----~----~----~ 0+---~--~--~--~~~--~

3870 ± 80

5300 ± 50
5350 ± 40
100

5970 ± 70
4.165 ± 75
100 200 5890 ± 45

300 ~ ~ 6360 ± 70
8100 ± 280
1 1 S
sondeo TJ
sondeo TD1

200 1
muestra (cm)
1 400 l S
muestra (cm)
7710 ± 180

Fig. 2. Datos brutos de la función de transferencia asociaciones fósiles de ostrácodos lpaleoprofundidades de agua

80
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

DISCUSION

En los dos testigos, los depósitos que contienen ostrácodos cubren un tramo de tiempo de aproximadamente 8.000 años B. P.
Ambos presentan una laguna en sus cimas, lagunas ocasionadas por el método de extracción con ayuda del extractor de
. testigos Mackereth (Mourguiart et al., 1992). Las evoluciones batimétricas de los testigos son notablemente comparables. Los
niveles sedimentarios precedentes a la aparición de las faunas sedimentarias encierran cristales de yeso (Wirrmann et al., 1988).
Lo que significa, en el caso del testigo TD1, una desecación de esta parte del lago Huiñaimarca (entorno tipo Salar) y, en el
caso del testigo T J, un descenso de agua de al menos 54 m del nivel del lago Chucuito (Fig. 4) alrededor de 8.000 años P.
(entre 8.100 ± 280 y 7.710 ± 180 años P.).

Poco después, la fauna aparece en los dos testigos, o, en otros términos, la parte Oeste del Huiñaimarca está nuevamente en
agua (al menos episódicamente; Mourguiart et al., 1992) y el nivel del Gran Lago sube. Luego, el nivel medio de las dos
cuencas fluctúa alrededor de un nivel bajo (aproximadamente a 3.789 m de altura en la parte oeste del Huiñaimarca y de 3.760
- 3764 m de altura en el lago Chucuito) y esto hasta una fecha enmarcada por dos fechas sobre el testigo T J: 3.930 ± 490 y
3.870 ± 80 años B. P. Durante cerca de 4.000 años, el entorno del lago Huiñaimarca es comparable al actual lago Poopó. El
Gran Lago ha conservado un carácter oligohalino con algunas fases de aumento de la salinidad de sus aguas (principalmente
hacia 5.700- 5.300 años B.P.). Hacia 3.900 años B. P., los dos planos de agua suben enormemente (+14m al nivel de la TD1
y + 22-23 m a nivel de la T J). Este cambio hidrológico tan importante, es sinónimo de un cambio climático abrupto a nivel
regional (Mourguiart et al., 1992). A partir de este instante, y hasta la cima de los testigos (aprox.1.900 años B.P.), las dos
cuencas se comunican por medio de estrechos vía la fosa de Chúa (Fig. 5}, con excepción de un acontecimiento (edad
estimada 2.400 años B.P.) presente en los dos testigos e igualmente marcada en otros sondeos (por ejemplo, testigo TE;
Mourguiart et al., 1992). Las aguas de la parte oeste del lago Huiñaimarca son de tipo oligohalino. Se obtuvieron informaciones
adicionales de otros sondeos (testigos TB2, TG1, TC1 ,... )que permiten completar el esquema de evolución, en 3 cuencas, del
lago Titicaca durante el Holoceno, pero hasta ahora no hemos podido delimitar, por medio de fechas, el último ascenso que ha
llevado los tres planos de agua al mismo nivel (contexto actual del lago Titicaca). Sabemos, a lo más, que este estado no ha
sido alcanzado antes de 1.500 años B.P.

3750 3770 3790 3810


o+- o

100 40

200 80

300 120

400 - ' - - - - - - - - - - - - - - - - ' - 160


sondeo TJ sondeo TD1

Fig. 3. Evolución de/lago Titicaca (lagos Chucuito y Huiñaimarca) durante el Holoceno.


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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

15º45

tN
16º

16º15'

el lago Titicaca alrededor


de 8000 años B.P.

c=1 límite actual 16º 30'


l____j del lago Titicaca

30Km
16º 45'

69º30' 69º15' 69º 68º45'

Fig. 4. Ellago Titicaca alrededor de 8.000 años B. P.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

152 45

tN
162

162 15'

el lago Titicaca alrededor


de 2000 años B.P.

F. 1 límite actual
del lago Titicaca lago
162 30'

Huiñaimarca

1 sin derrame de agua

162 45'
30Km

692 30' 5' 692 68245'


Fig. 5. El lago Titicaca alrededor de 2.000 años B. P.

83
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

En resumen, la historia del lago Titicaca durante los 8.000 últimos años, es una historia compleja caracterizada por la importancia
de estas fases de bajos niveles. Algunos de estos acontecimientos fueron correlacionados en períodos de "tipo El Niño"
(Martín et al., 1992, 1993), parcialmente frecuentes antes de 3.900 años B.P. y más esporádicamente después. Hasta última
fecha, el hombre ha vivido en un entorno difícil, principalmente de caza, pesca y ganadería. La recurrencia similar a fases
climáticas secas ha impedido todo desarrollo de la agricultura. A partir de 3.900 años B. P. el contexto cambia. Las precipitaciones
aumentan en la cuenca del Lago Titicaca, la agricultura puede aparecer: es la aparición de las civilizaciones andinas (Bouysse-
Cassagne, 1992). No obstante, una fase seca, muy importante, se instala en el Altiplano alrededor de 2.400-2.300 años B.P.
Se intenta correlacionar esta sequía con la desaparición brutal del imperio pre-incaico Tiwanaku. Recordemos que en tiempos
del esplendor de Tiwanaku y más allá, la altura de la superficie del agua se encuentra por el sitio de la TD1, alrededor de 3.804
m y en el lago Chucuito, alrededor de 3.788- 3.795 m (cf. Fig. 5). Es entonces perfectamente posible imaginar importantes
tierras cultivadas (tipo camellones) hoy en día sumergidas y, por qué no, la existencia de ciudades o pueblos alrededor del lago
Chucuito, sumergidos actualmente bajo 15 a 20 m de altura de agua. Gracias a nuestros datos, podemos avanzar que el mito
de la ciudad sepultada no es tal.

CONCLUSION

Una función de transferencia ostrácodos/batimetría nos permitió volver a trazar con precisión la evolución paleo-hidrológica del
lago Titicaca durante los últimos 8.000 años. Este ha funcionado en cuencas, separadas o no, que pudieron tener características
muy diferentes (altura de los planos de agua y química de las aguas) en ciertas épocas. La interpretación paleoclimática, que
se desprende de estos cambios paleohidrológicos, ha permitido abordar bajo un dia nuevo, el problema del hombre andino y
de su entorno.

REFERENCIAS

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

LA INFLUENCIA DE LA ALTA DE BOLIVIA EN LAS PRECIPITACIONES


EN EL PERU

HERMENEGILDA MANRIQUE OLIVARES

SERVICIO NACIONAL DE METEOROLOGIA E HIDROLOGIA- PERU


APARTADO POSTAL 1308, LIMA, PERU

RESUMEN

El comportamiento de las precipitaciones en el Perú tiene relación con el desplazamiento de la Alta de Bolivia incrementándose cuando ésta se desplaza
al Noroeste y se encuentra intensificada o cuando se desplaza hacia el Sureste y se interrelaciona con la banda de Convergencia del Atlántico Sur o
sistemas frontales. Durante la sequía del período lluvioso 1989-90 la Alta se desplazó hacia el Norte y Este, no fue posible identificarla en las imágenes,
porque la convección no estuvo organizada alrededor de ella, más bien fue frecuente la presencia de vientos del Oeste los que propiciaron estabilidad
atmosférica en los trópicos. Se observó que la Corriente en Chorro estuvo menos intensa y la Zona de Convergencia del Atlántico Sur se presentó en
forma esporádica.

INTRODUCCION

El territorio peruano por su orografía está dividido en tres regiones naturales teniendo un comportamiento pluviométrico diferente
en cada una de ellas, registrándose la mayor cantidad de precipitación en la Región de la Selva.

El régimen de precipitación en el Perú tiene un marcado carácter estacional el cual está plenamente relacionado con la actividad
convectiva cuando se desplaza hacia el Sur en el Verano Austral. Durante este período es muy frecuente la presencia de
eventos violentos tales como avenidas, deslizamientos e inundaciones y sequías que han ocasionado ingentes pérdidas humanas
y económicas.

Diferentes estudios que se han venido desarrollando desde los años 60 hasta la actualidad, han demostrado la presencia de un
intenso sistema Anticiclón-Vaguada cuasi estacionario que se localiza en los niveles altos de la atmósfera, cuyo núcleo se
localiza alrededor de los 17ºS y 65ºW y es más conocido como La Alta de Bolivia que se extiende sobre la mayor parte de
América del Sur, así también es considerada como el mayor indicador del régimen de verano.

Algunas característica de la Alta sobre el Perú han sido vistas en casos de exceso y deficiencia de precipitación, Cornejo (1983)
analizó las precipitaciones características del evento "El Niño" en el período del 20 al 30 de Marzo de 1983 en el Noroeste del
Perú donde notó la presencia de un sistema cuña-vaguada que se ubica sobre América del Sur, Manrique (1991) relacionó el
desplazamiento del núcleo de la Alta durante los períodos lluviosos 1988 al 1990 encontrando influencia significativa en el
comportamiento de las precipitaciones.

DATOS

Se han utilizado datos diarios y mensuales de precipitación de los períodos lluviosos 1985-86, 1988-89, 1989-90 de 50 estaciones
meteorológicas distribuidas en el territorio peruano, información del Satélite Geoestacionario GOES, flujos pronosticados,
análisis de altura del CMN de Washington, datos diarios de la localización del Centro de la Alta publicados por el Instituto
Nacional de Pesquisas Espaciais -INPE- desde los años 1988 hasta 1990 y estadísticas de las emergencias ocurridas en el
Perú de esos años elaboradas por Defensa Civil.

RESULTADOS

En el año 1986 el Lago Titicaca registró el nivel más alto de este siglo y durante ese período lluvioso (1985-86) las precipitaciones
se presentaron intensas y copiosas registrándose valores sobre lo normal, afectando incluso toda la región sur del país.

En las imágenes satelíticas, flujos pronosticados y análisis de la CMN, se observó el desplazamiento del Núcleo de la Alta
sobre toda esa Región Sur y la interrelación con los sistemas frontales.

Los periodos lluviosos 1987-88 y 1988-89 se caracterizaron por ser húmedos, con significativas precipitaciones, registrándose
eventos violentos. Fue entonces muy frecuente observar incursiones de la Alta sobre el territorio Peruano llegando incluso
hasta la región central disminuyendo las precipitaciones en la región sur del país. Cuando esto ocurre se ha observado una
Corriente en Chorro bastante intensa que se localiza cerca de 35ºS y en algunas otras ocasiones al Norte de Chile con
velocidades de hasta 55 nudos.

Se observó un mayor desplazamiento hacia el Este y Sureste colocándose al Noroeste de la Zona de Convergencia del
Atlántico Sur que descendió al Sur de su posición normal. Esta interrelación con la Banda ocasionó precipitaciones más
intensas con consecuencias catastróficas.

85
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

El período lluvioso 1989-90 se caracterizó por un desplazamiento de la Alta hacia el Norte y Este y no fue posible identificarla
con frecuencia en las imágenes, porque la convección sobre la parte central no estuvo organizada alrededor de la Alta, más
bien se observó la presencia de vientos del Oeste estabilizando los trópicos.

La corriente en Chorro se presentó menos intensa y se localizó entre 40º a 45ºS, fueron muy pocos los frentes que ingresaron
al continente. La Zona de Convergencia del Atlántico Sur estuvo menos intensa de lo normal presentándose esporádicamente.
En este período se produjo una de las sequías más severas que azotó al Perú y a otros países de América del Sur.

BIBLIOGRAFIA

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CLIMATOLOGIA DE LA PUNA DE ATACAMA


Y SU RELACION CON LOS RECURSOS HIDRICOS

HUGO ROMERO, ANDRES RIVERA y PATRICIO FERNANDEZ


DEPARTAMENTO DE GEOGRAFIA, UNIVERSIDAD DE CHILE

INTRODUCCION

En el margen oriental del Desierto de Atacama, subiendo desde Antofagasta hacia la Cordillera de los Andes, un progresivo y
maravilloso cambio se aprecia en el paisaje. Las formas redondeadas, con múltiples colores y descubiertas de toda vegetación,
empiezan a intercalarse con grandes conos volcánicos, profundas quebradas, fosas tectónicas cubiertas de blancas sales,
cerca de las cuales se alimentan aves y mamíferos, de pastos y agua que escurre tímida desde la cordillera.

En algunos de esos parajes, el hombre ha vivido desde hace miles de años, primero recolectando frutos y cazando auquénidos,
para luego cuando su desarrollo cultural le permitió sortear los avatares de la naturaleza, quedarse a cultivar y domesticar
animales.

En este vasto territorio altiplánico de Antofagasta, coexisten hoy en día, las mismas culturas que se sedentizaron hace más de
4.000 años, junto a las mejores expresiones de modernidad, como son la ciudad de Calama y la mina de cobre de Chuquicamata,
las cuales embebidas de un espíritu de progreso y crecimiento, usan y manejan los recursos naturales, en una búsqueda
creciente de rentabilidad y optimización económica.

Con el pasar de los años, el cambio en los sistemas naturales ha sido constante, en un contexto casi permanente de escasez
de agua, lo que ha acentuado la competencia por su detección y aprovechamiento.

San Pedro de Atacama, Ascotán y los salares, entre otros lugares de interés, representan el esfuerzo milenario, del hombre y
la naturaleza, en alto sinergismo y complementación, por lo que son percibidos en Chile y el extranjero, como sitios casi
mágicos, en muchos casos al nivel de las grandes expresiones de la cultura Inca en Perú o Tiahuanacu en Bolivia.

En base a estas características, el turismo se está transformando en una actividad de grandes perspectivas económicas, lo
que ha traído consigo un aumento de la población flotante, la compra de tierras indígenas por afuerinos y un aumento en la
demanda del agua.

Por otro lado la modernización económica del país y la existencia en el altiplano de numerosos recursos naturales, en especial
mineros, ha generado un aumento de las inversiones productivas, lo que también se ha traducido en una mayor demanda de
agua.

La falta de trabajo en los asentamiento poblados altiplánicos, la aculturización de sus habitantes y las grandes potencialidades
que reflejan las ciudades, ha aumentado la emigración a Calama y Antofagasta, lo que se suma a un importante crecimiento
demográfico de las mismas, por las crecientes actividades económicas ligadas a la producción. Todo lo anterior, también se ha
traducido en un aumento de la demanda de agua.

Este es el marco donde se desarrolla el presente trabajo, en el cual el cambio climático y la tendencia árida, se contraponen al
crecimiento de las actividades económicas, lo que se ha traducido en variados problemas culturales y sociales de los habitantes.
La intención de los autores, es describir cómo ha sido la evolución y situación climática actual, los principales problemas
detectados y las proyecciones que se avizoran.

PALEOCLIMAS FINI-PLEISTOCENICOS

La región altiplánica de Antofagasta, se caracteriza por su gran dinamismo tectónico y volcánico, factores esenciales en la
constitución de su estructura en el Cuaternario.

Según Abe le (1991 ), las formas del Altiplano de Chile entre los 18° y los 24° de Lat. Sur muestran una mantención de condiciones
hiperáridas desde el Mioceno Superior. Dicha aridez se manifiesta en la escasa disección de las ignimbritas allí depositadas y
en que la mayor parte de los salares y lagunas, tienen distintos niveles de cota sin que hubiesen desaguado a nivel superficial,
por lo que siempre han sido embalses endorréicos.

Durante el Pleistoceno, la región fue cubierta a lo menos tres veces por glaciares, los que tuvieron un mayor desarrollo en las
vertientes Este de la Puna, lo que implica un aporte de humedad proveniente desde el interior del continente.
Dichas glaciaciones, requirieron un significativo aumento de precipitaciones, condición que, no fue sincrónica con el Late
87
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Glacial Maximum (LGM) entre los 23.000 y 18.000 A.P., por lo que según Garleff Stingl (1987), en dicho período se dió una
mayor aridización, fruto de un mayor descenso de la línea del Permafrost.

Entre los 17.000 y 15.000 A. P., Messerli et al. (1993) plantean un aumento de las precipitaciones del orden del 60 %, con un
componente de verano y orígen en la circulación atmosférica del Este. Esta mayor humedad, pero en un ambiente frío, condujo
a la recarga de agua subterránea en la cuenca de Atacama.

Durante el Glacial tardío (15.000-11.000 A.P.), Messerli et al. (1993) constataron la formación de grandes cuerpos de agua
subterránea y extensos lagos superficiales, los cuales son sincrónicos con el Paleolago Tauca, en el Sur del Altiplano Boliviano.
Los aumentos de precipitación fueron del orden del 120 %, también con componente de verano. El polen típico de los Andes
bolivianos encontrado en los estratos de dicho periodo en las lagunas Lejía y Tuyagto, evidenciarian un transporte por la
circulación del Este.

En base a dichos planteamientos, se postula un cambio de condiciones secas y frías imperantes en el Máximo Glaciar (LGM)
hacia húmedas en el Glacial Tardío, lo que en términos climáticos significaría un aumento de las lluvias de verano, de fuente
Este.

Las evidencias paleohidrológicas provenientes del Altiplano Peruano-Boliviano, indican que entre 12.500 y 11.000 A.P. los
Paleolagos (Tauca) cubrieron un área 4 veces más extensa que en la actualidad, lo que indicaria un aumento de 30-50% de las
precipitaciones anuales. Estas tendrían su origen en lluvias tropicales de verano, asociadas al desplazamiento hacia el Sur, de
la Convergencia Intertropical (Seltzer, 1993).

Esto significa en términos climáticos, que la componente zonal de la circulación atmosférica fué poderosa. Las precipitaciones
conectadas a los vientos del Oeste fueron más intensas para las latitudes medias, pero su influencia no significó cambios al
Norte de Copiapó (2]0 Sur).

De los antecedentes recopilados, queda clara la alta variabilidad climática de finales del Pleistoceno en la región, pero se
ratifica una tendencia de sequedad a pesar de los episodios húmedos.

EL HOLOCENO Y SUS DISTINTOS ESTADIOS EN RELACION CON LA ARQUEOLOGIA

La densa vegetación, la abundante vida animal y los recursos hídricos, fueron la base para las primeras culturas de cazadores
y recolectores, que probablemente llegaron al Altiplano Atacameño al final del Pleistoceno, cerca de los 13.000 A. P. (Núñez,
1992).

Durante el Holoceno temprano, el clima tuvo un carácter templado y húmedo, con unos 3,5° C más que las temperaturas
actuales de verano, evidenciada por la aparición de suelos profundos unos 500 metros más arriba que en la actualidad. Estas
condiciones favorecieron la aparición de los primeros cazadores y recolectores en la primera ola de ocupación Paleoindia.

En dicho periodo se dió también una importante recarga de los acuíferos, algunos de los cuales son aprovechados hoy en día.

Entre los 8.500 y 4.800 A. P., según Núñez (1992) escasos sitios arqueológicos muestran una baja ocupación, constituída por
cazadores y recolectores. Este período, es considerado como con un clima con mayores temperaturas que las actuales y gran
sequedad, definido como un puzzle arqueológico.

Entre los 5.000 y 3.000A.P. el óptimo climático, implicó un aumento de los asentamientos humanos, que combinaron la caza y
la recolección, como actividades económicas. En torno a dicho periodo se encuentran también las primeras evidencias de
domesticación de camélidos, lo que significa un uso óptimo de los recursos de los distintos pisos altitudinales, así como gran
intercambio entre la costa y el interior.

Entre los 3.000 y 2.000 A. P. hay algunas evidencias de decrecimiento en las precipitaciones, compensadas por la domesticación
y la irrigación en el oasis de San Pedro de Atacama. Se constata menor recurrencia del "Invierno Boliviano" y la reducción de
la precipitación líquida de carácter ciclónico .

Desde los 2.000 A.P. hasta la actualidad, las condiciones áridas han prevalecido, lo que ha implicado disminución de los
recursos hídricos y abandono de algunos poblados. Las actividades se redujeron a los oasis más estables, tales como San
Pedro, Chiu Chiu, Lasana y otros que se abastecen de sistemas hídricos provenientes de la Cordillera.

Un caso particularmente ejemplificador del impacto de los cambios climáticos sobre los asentamientos poblados altiplánicos,
es el de TULOR. Sitio arqueológico trabajado por el padre Le Paige y excavado por arqueólogos de la Universidad de Chile
(Ana Maria Barón, actual alcaldesa de San Pedro y Javier Tamblay), quienes han dado en 2.000 años antes del presente, el
periodo de inicio de su abandono.

88
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Las primeras actividades agrícolas allí localizadas, se basaron en la recolección de los frutos del Algarrobo y Chañar, así como
del cultivo del maíz y la crianza de llamas.

Tulor se localiza a unos 5 kilómetros al Sur de San Pedro de Atacama, en el sitio donde el río San Pedro pierde fuerza y su
cauce pierde pendiente, inundando un sector fértil. Este punto está justo al Este de las menores alturas de la Cordillera de la
Sal, por lo que la intensidad de los vientos locales es mucho mayor allí que en otros de los ayllos de San Pedro.

Cuando el clima comenzó nuevamente a revertirse, a los 2.000 A. P., la mayor sequedad, aportó mayor cantidad de arenas y
polvo las cuales fueron arrastradas por fuertes vientos provenientes del llano de la Paciencia, volcándose dentro de la cuenca
del Salar de Atacama, justo frente a Tulor. Este proceso natural implicó la formación de una duna, la que progresivamente
avanzó en dirección del Ayllo, comenzando su cubrimiento.

Los habitantes, construyeron una muralla defensiva, la que fue impotente ante la fuerza de las arenas, por lo que definitivamente,
debieron abandonar las casas y tierras de cultivo, desplazándose un poco más al Norte a los otros sectores fértiles del oasis.

A esa altura de la historia, los atacameños, ya habían logrado un nivel cultural agroalfarero, con sistemas de regadío y
domesticación, por lo que no desaparecieron, tal como ocurrió con sus antepasados del período Paleoindio.

En la actualidad, sólo es posible apreciar una mínima parte del sitio arqueológico, la que ya ha sido descubierta por las arenas,
que siguen su camino de destrucción hacia el Sur-Este, donde el frente de avance tiene más de 5 metros, que caen verticales
sobre el desierto y el resto del ayllo de Tulor.

Esa porción visible, muestra los signos de 2.000 años de abrasión, por lo que murallas de originales 2,5 metros, hoy sólo
muestran 30 centímetros de altura.

Según Messerli et al. (1993) el fenómeno de El Niño, es una posible interpretación climatológica a los hallazgos paleoecológicos
descritos en el último período.

En términos de síntesis, parece probable que el inicio del upwelling (surgencia) de aguas frías en el Este del Pacífico después
de los 5.000 A. P. (Enfield, in Messerli et al., 1993) sea correlacionable con el aumento de la sequedad en el desierto costero,
que avanzó progresivamente dirección del Altiplano, el cual sólo se abastece en la actualidad, por precipitaciones estivales
tropicales, sin afectar el hiperárido desierto central y costero del Norte de Chile. Esto ha implicado que después de los 2.200
A. P., y bajo los 3.500 m s.n.m., no se ha dado más que una recarga parcial de los acuíferos, con escasa cubierta vegetacional
y progresiva aridización.

TOPOCLIMATOLOGIA ACTUAL

El Altiplano Chileno es el margen meridional-occidental del Gran Altiplano Sudamericano Peruano-Boliviano. Como tal, sus
características climáticas generales, tienen igual génesis y dinámica temporal. Sin embargo, su carácter marginal, implica una
especificidad y diversidad marcada, respecto del resto de la región altiplánica.

El conjunto de los elementos diferenciado res del Altiplano de la Región de Antofagasta, lo definen como un sector transicional,
entre los dos grandes sistemas climáticos que afectan a gran parte del país. El continental-estival, desde la región altiplánica al
norte, y el frontal-occidental, desarrollado progresivamente en dirección al Sur. En cualquier caso, el componente continental-
estival representa un porcentaje variable entre el 80 y 50 % del total de precipitaciones del área .

Las precipitaciones que en cada verano afectan al Altiplano, tienen su orígen en los alisios que acarrean gran cantidad de
humedad proveniente desde el Atlántico Tropical, la cual es transportada por la circulación continental ligada a la Alta de
Bolivia. Esta configuración coincide con la presencia de intensa actividad convectiva, en especial sobre las cadenas montañosas,
producida por fuerte radiación basal, con un gradiente vertical de temperatura superadiabático en los primeros 500 a 1.000 m
sobre la superficie, generándose convección húmeda y precipitación (Fuenzalida y Rutllant, 1986).

Sobre el Altiplano de Antofagasta, la combinación de trayectorias zonales a 500 Hp y una fuerte convección térmica, posibilitan
la advección de masas de aire relativamente húmedas desde el NE y Este, precipitando.

Las trayectorias de masas de aire continental, son dirigidas al sur y forzadas por la presencia de la Cordillera, por lo que los
sectores Occidentales de la misma y bajo el nivel de inversión térmica, se mantienen con predominio anticiclónico. Sin em-
bargo, en algunos puntos logran sortear la gran barrera orográfica de los Andes a través de portezuelos, valles y fosas tectónicas.
Es en estas condiciones, cuando factores locales, tales como la fuerte convección producida en lagos, lagunas, salares y
fosas, se liga con la advección relativamente húmeda del NE y Este. proceso que alimenta la convección húmeda y la precipitación.

En la última década, se han detectado fuertes eventos lluviosos en los años 1975, verano de 1984 y verano de 1987. Desde
dicha fecha a la actualidad, se ha vivido una prolongada sequía, con inusuales nevazones invernales, en los años 1983, 1992
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

y 1993. Estas últimas parecen ser causadas por una ciclogénesis de barlovento que afecta a frentes que se desplazan de Norte
a Sur.

Se postula que la incidencia del fenómeno El Niño, implica menores precipitaciones estivales de origen Norte y Este y mayores
lluvias invernales en la región altiplánica de Antofagasta. El incremento de las precipitaciones invernales y primaverales, de
origen frontal occidental, pueden alcanzar un carácter catastrófico en la costa del Pacífico, produciendo in usuales nevazones
en la cordillera de los Andes.

Al año siguiente de la ocurrencia del fenómeno El Niño, se restablecen las condiciones "normales" de circulación, las que junto
a eventos cálidos en el Atlántico, han implicado fuertes precipitaciones estivales de orígen continental, tales como en 1984 al
año siguiente del mayor Niño del siglo (82-83).

La mantención de condiciones similares a las de años Niño, por períodos de tiempo prolongado, implicaría períodos de sequía
en el Altiplano, acompañados de mayores temperaturas, tales como los observados en la última década (Rivera y Romero,
1993).

ASPECTOS HIDROLOGICOS

Las cuencas altoandinas de la región en estudio, se caracterizan por ser del tipo endorreicas, donde es posible encontrar en
sus depresiones salares y sectores lagunares importantes, las que son irrigadas temporalmente, dando orígen a vegas y
bofedales, que ofrecen una importante dinámica ecológica tanto desde el punto de vista de la capacidad de carga de avifauna
y fauna terrestre silvestre, como para la sustentabilidad en el uso antrópico de estos significativos recursos de pastoreo y
desarrollo de ganado auquénido. Estas cuencas se desarrollan en la zona de la Puna de Atacama, presentándose también
hacia el norte, como es el caso de las cuencas de los salares de Ascotán-Carcote, y hacia el sur la del Salar de Punta Negra
(CONSECOL, 1986).

Es importante señalar que estas cuencas altoandinas, presentan los mayores' montos potenciales de aprovechamiento de
aguas, fundamentalmente dEl sus napas confinadas. Sin embargo, los montos de recarga están en función de altas variaciones
de los aportes hídricos, tanto del punto de vista temporal como espacial. Lo anterior ha llevado a diferentes autores a postular
que ciertos sectores del Altiplano de la región poseerían aguas calificadas como fósiles, pues provendrían en sus orígenes, de
las paleolagunas que aquí se desarrollaron, bajo condiciones climáticas más húmedas que las que actualmente se conocen.

Respecto al análisis químico, los recursos hídricos que están disponibles en la Región de Antofagasta, son en su gran mayoría
no potables, por el alto contenido de diversos componentes tóxicos (Arsénico y Boro), los cuales se encuentran ligados
fundamentalmente a rocas volcánicas cenozoicas que prevalecen en el territorio andino oriental, particularmente de centros
volcánicos más recientes o con actividad latente. El Arsénico estaría principalmente relacionado con el volcanismo andesítico,
mientras el Boro, lo estaria particularmente con el volcanismo riolítico a dacítico. Ambos se incrementarían extraordinariamente
en áreas de volcanismo latente activo, como en el caso de las aguas de los géyseres de El Tatio (ESSAN 1992).

Las contaminaciones por sólidos disueltos, con la inclusión de cloruros y sulfatos, resultan de baja cuantía en las cabeceras de
las hoyas altoandinas y se incrementan gradualmente en la medida del avance de los recursos hídricos aguas abajo.

Las aguas subterráneas poseen una característica hidroquímica bastante similar a las aguas superficiales, con importantes
cantidades de Arsénico, Boro, sulfatos, cloruros y sólidos disueltos. Estas aguas no son en general de gran profundidad y
cuando se trata de aguas subterráneas con recorridos cortos o poco distantes, poseen una buena calidad química, superior a
la de el o los probables acuíferos más profundos de menor calidad inferida.

FACTORES HUMANOS Y SU RELACION CON EL RECURSO HIDRICO

En la región de Antofagasta cohabitan dos estilos de vida que tienden a ponerse cotidianamente en conflicto. Por un lado en los
sectores costeros, se desarrollan los más importantes asentamientos poblados de la región, con una dinámica propia de las
grandes urbes minero-industriales en expansión y crecimiento constante. Destaca la ciudad de Antofagasta, inserta dentro de
una comuna que alcanza una población de 226.749 habitantes (SIECOM, 1992). Otro centro urbano de importancia es Calama,
cuya población comunal es de 120.602 habitantes (SIECOM, 1992),1a que continúa en un desarrollo permanente ligado al
crecimiento y expansión de la Gran Minería del Cobre, fundamentalemente de la División Chuquicamata.

Este crecimiento via industrialización y expansión derivada fundamentalmente de la actividad minera cuprífera y sus economías
de escala y urbanización asociadas, tiende a contrastar notariamente con la dinámica económica de los sectores altiplánicos,
donde la actividad principal se resume en el desarrollo agrícola de pequeños oasis y/o en la actividad pastoril que en función de
las características climáticas e hidrológicas anteriormente explicitadas, hace que los habitantes hayan asumido la transhumancia
como forma de vida desde tiempos prehispánicos.

Según el estudio de INYGE (1991), existe una mala utilización del agua en las comunidades agrícolas, debido al uso de

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

técnicas arcaicas de cultivo y de deficientes técnicas de riego, lo que otorga una baja rentabilidad económica a los cultivos.
Dentro de estos centros poblados, destaca San Pedro de Atacama, localizado en la cabecera norte del Salar de Atacama, que
basa su actividad económica en la producción agrícola y pastoril, las que pueden calificarse como de subsistencia.

Caso aparte es el turismo, implementado por afuerinos con reciente pero floreciente desarrollo. De hecho en la actualidad
existen numerosos proyectos de inversión turística, construcción de hoteles y camping, que permitan satisfacer a los más de
25.000 turistas que anualmente llegan a San Pedro (comunicación verbal Municipalidad de San Pedro de Atacama).

En las márgenes orientales del Salar de Atacama se desarrollan también pequeños pueblos {Toconao, Peine, y Camar), los
que subsisten basados en un relación muy rica entre hombre-naturaleza, que se desarrolla en conjunción a una fuerte herencia
del pasado atacameño de los habitantes.

Estos pueblos altiplánicos están sufriendo un proceso de depresión sociocultural que tiende a adoptar características
preocupantes. Por un lado la falta de fuentes de trabajo permanentes y bien remuneradas. Por otro, una estructura de propiedad
que no se acomoda al desarrollo agrícola moderno, dificultando el acceso a nuevas tierras a los potenciales agricultores
jóvenes, lo que asociado a una escasez de agua casi permanente, hace que la población joven emigre a los centros urbanos-
industriales donde por falta de capacitación y que por el propio rechazo del habitante citadino a los inmigrantes, no accedan a
mejores oportunidades laborales, engrosando así los círculos marginales de pobreza de las ciudades.

PROBLEMATICAS ACTUALES EN RELACIONAL RECURSO HIDRICO

Las problemáticas actuales en lo que se refiere al recurso hídrico, pueden resumirse como los conflictos generados entre los
demandantes de agua locales y la escasa y variable oferta de este recurso. Como demanda de agua se entiende, toda aquella
agua tanto potable como no potable que es requerida para el surgimiento y estabilidad tanto de los procesos productivos como
de los asentamientos poblados de la región, en una dimensión temporal. Pueden definirse así, los siguientes sectores de
demanda: Demanda para procesos industriales mineros y no mineros de agua fresca, principalmente para la Gran Minería de
Cobre y su actividad industrial anexa, como por ejemplo, Chuquicamata y Minera Escondida; demanda para consumo urbano,
manejada principalmente por la Empresa de Servicios Sanitarios de Antofagasta ESSAN, la cual surte de este recurso a las
ciudades regionales; demanda de consumo de agua potable para las comunidades altipánicas y para sus actividades agrícolas,
las que son satisfechas localmente.

La oferta del recurso se entiende, como toda aquella agua (tanto superficial como subterránea), que en función de sus montos
y calidades físico-químico-biológicas, satisfacería los requerimientos de los potenciales demandantes del recurso hídrico.

La demanda de agua de los sectores industriales y urbanos ha sufrido un aumento considerable en los últimos años, en función
del crecimiento progresivo de las inversiones en el sector minero-extractivo, como asimismo del crecimiento de las ciudades.

Las demandas actuales y futuras (proyectadas al año 2000), de agua, pueden resumirse en la siguiente tabla:

TABLA 1.
DEMANDA DE AGUA EN LIS

SECTOR AÑO 1.990 AÑO 2.000

MINERO- INDUSTRIAL 2.833 6.065


URBANO (1) 1.003 1.055
AGRICULTURA (2) 6.793 S/D

(1) Incluye Antofagasta, Mejillones, Ca/ama, Tocopilla, María Elena, Pedro de Valdivia y Coya Sur.
(2) Incluye Hoya del Río Loa y Hoya del Salar de Atacama, junto a otras extracciones menores. (Fuente: /NYGE, 1991).

Esta demanda de agua, constrasta con la producción potencial de agua de la hoya del Río Loa, (principal fuente de extracción
del recurso líquido), que asumiendo una precipitación del 50% de probabilidad de excedencia, asciende a 9.473 lts {INYGE,
1991).

El resto de la oferta de agua es aportada por la hoya del Salar de Atacama, cuyas aguas se utilizan en la agricultura de las
comunidades que se encuentran en las inmediaciones del Salar.

Por tanto no existiría un déficit importante, entre la oferta del recurso hídrico y la demanda del mismo, dentro de un contexto
global y actual de desarrollo, salvo en pequeños poblados como Quillagua, que por localizarse en los sectores terminales del
curso del Río Loa, reciben exiguos aportes del recurso hídrico, lo cual imposibilita su desarrollo agrícola.
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Sin embargo, dada las actuales restricciones para el consumo de agua potable en algunos centros poblados como asimismo
del aumento futuro de la demanda de agua para los sectores minero-industrial y urbano, los sectores altoandinos, en especial
los salares y ríos altiplánicos, se presentan como alternativas importantes para la satisfacción de eventuales déficits de agua,
lo cual podría afectar negativamente, tanto a las comunidades altiplánicas espacialmente asociadas, como al delicado equilibrio
ecológico de los ecosistemas andinos constituidos fundamentalmente por una rica variedad de avifauna estacional y de diversas
poblaciones de fauna terrestre. Cabe agregar que la demanda se incrementa en forma constante, sin tomar en cuenta las
enormes variaciones temporoespaciales que posee la oferta de recursos hídricos en la región.

Dentro de los nuevos proyectos en estudio destinados a la satisfacción de la demanda de agua, tanto mineroindustrial como
urbano, se pueden destacar por su envergadura los siguientes:

a) Extracción de agua subterránea por parte de CODELCO Chile, División Chuquicamata, en la cuenca Ascotán Carcote,
localizada en la cuenca alta del Río Loa, aproximádamente 230 km al noreste de Calama. Este proyecto que actualmente
se encuentra en la etapa de prospección, contempla la extracción de unos 1200 1/seg, los cuales serían acueductados
hacia los nuevos megaproyectos que tiene en carpeta la compañía (Mina Radomiro Tomic, El Abra).

b) Construcción de una represa para el consumo de unos 240 1/seg de agua potable que se conduciría a Antofagasta, por
parte de la Empresa ESSAN en el sector del río Putana, uno de los afluentes principales de agua dulce al río San Pedro,
que surte de agua a la comunidad homónima. Dicha extracción se proyecta en base a un canje de aguas con las comunidades
de San Pedro.

e) Extracción de agua, por parte de ESSAN, en la cuenca del Salar de Tara en una fracción aproximada de 1000 1/seg, para el
abastecimiento de agua potable de Antofagasta. Debido a que el Salar de Tara presenta una gran biodiversidad, se encuentra
dentro de las áreas protegidas de CONAF.

CONCLUSIONES

Los habitantes de la Puna de Atacama son de origen Atacameño o Aymara. Sus niveles educacionales son elementales. Sin
embargo, su conocimiento del territorio, su dinámica y procesos naturales, es evidentemente mayor que la de los afuerinos. Lo
más interesante, es que las perspectivas epistemológicas de los habitantes, tienen muy poco que ver con las concepciones
modernas de la civilización occidental, basadas en el desarrollo científico-técnico.

Lo primero que destaca es el elevado nivel de sincretismo. La combinación y simbiosis de la fé católica, con elementos culturales
nativos de larga data y origen prehispánico, se grafican en sus ritos, experiencias y formas de enfrentar la vida.

Por otro lado, la relación que ellos tienen con su medio ambiente, es radicalmente distinta al que se puede observar en
regiones más transculturizadas o donde priman valores economicistas.

El alto nivel de sinergismo, con el que analizan y se explican los procesos naturales, sobrepasa una concepción holista clásica.
Lo que para la ciencia moderna tiene carácter objetivo, en cuanto a objeto de estudio, para ellos no es más que una extensión
de sí mismos en su entorno.

El significado asignado a los astros, nubes, ríos, montañas y suelos, posee un carácter "sobrenatural" y por ello muy distinto y
lejano a lo que la ciencia podría otorgarles.

En este sentido es de fundamental importancia considerar estas características antes de emprender cualquier estudio, proyecto
de planificación o inversión económica en el sector.

Las crecientes proyecciones de la demanda de agua potable para Antofagasta y la red urbana regional, deben ser enfrentadas
con una optimización de los recursos actualmente en uso. El reciclaje y el uso de fuentes alternativas de abastecimiento,
impediría los desequilibrios culturales o ecológicos, de las comunidades del Altiplano.

Ante la propuesta de INYGE (1991) de redirigir hacia usos más rentables las aguas que se pierden por el mal uso agrícola e
inadecuadas técnicas de riego en los oasis atacameños, se debe fomentar la discusión y participación de la comunidad toda,
a la luz de las características culturales de sus habitantes y considerar que la competencia por los recursos naturales puede
provocar mayores trastornos sociales, en especial por la posible emigración de las poblaciones locales hacia los centros
urbanos regionales y su consiguiente marginalización social.

Las intenciones de ES SAN, de canjear aguas a cambio de un uso más óptimo de las mismas con las comunidades atacameñas,
requiere de la participación plena e informada de los involucrados. Pero más importante, requiere la definición de un plan de
desarrollo agropecuario para las comunidades locales, que considere la modernización agrícola y las técnicas de riego de los
habitantes, con el fin de evitar las consecuencias de una creciente demanda urbana y de posibles restricciones hidrológicas
impuestas por los cambios climáticos.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

La tendencia al aumento del turismo y actividades conexas, obliga al Estado, a través de la Municipalidad y Gobierno Regional,
a tomar un rol activo en la planificación de la expansión urbana, en especial definiendo la real capacidad de carga del oasis. Un
plan regulador para San Pedro, es la alternativa más próxima. Sin embargo, su realización debe considerar las características
culturales y naturales de la zona.

La posibilidad de prospección y extracción de aguas subterráneas, parece una de las mejores opciones. Sin embargo, el
análisis de recarga realizado por Messerli et al. (1993), plantea el carácter fósil de muchas de ellas, puesto que tienen una
recuperación mayor a 40 años. De hecho varias napas actualmente en uso, fueron recargadas entre los 11.000 y 7.000 A. P. Lo
que indicaría que se está haciendo uso o se proyecta usar aguas no renovables.

Otra alternativa estipulada por ESSAN, es el aprovechamiento de aguas de los salares tales como Tara. Si bién no existe
población en esa zona, la gran biodiversidad que sustentan dichos ecotonos, en un ambiente de alta variabilidad interanual y
dependencia de las precipitaciones, obliga a realizar detallados estudios de las líneas de base involucradas.

La actual legislación de aguas, si bien contempla medidas de información y control, no expresa la alta especificidad que existe
en una zona como la descrita. Los trámites para aprobar o rechazar peticiones de agua deberían contemplar evaluaciones
detalladas de impacto ambiental, la que no debe concentrarse sólo en aspectos típicos de la zona central o del sur de Chile,
sino que debe contemplar los factores culturales y de cambio climático específicos de la región altiplánica.

Las empresas que trabajan o solicitan peticiones de agua, deberían informar e incorporar a los habitantes locales en sus
quehaceres, para evitar conflictos innecesarios o abusos de poder.

CODELCO y la Gran Minería del Cobre tienen una demanda proyectada muy elevada, lo que obliga a prospectar nuevos
recursos. Dichas prospecciones debieran contemplar el funcionamiento del sistema en su conjunto y no debieran entrar en
competencia con comunidades que poco o nada pueden hacer frente a su poder político y económico.

De mantenerse la tendencia creciente de demanda de agua por parte de la minería, industria y ciudades y adicionando las
perspectivas de aridización y escasez de recursos hídricos debido a los cambios climáticos milenarios, el sistema podrá colapsar
a corto plazo.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ESCENARIOS PALEOHIDROLOGICOS Y PALEOCLIMATICOS DE LOS


ULTIMOS 30.000 AÑOS EN EL ALTIPLANO BOLIVIANO

JAIME ARGOLLO
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GEOLÓGICAS
FAC. DE CIENCIAS GEOLOGICAS, UMSA.
CASILLA 12198, LA p¡:.;z, BOLIVIA

INTRODUCCION

El sistema hidrológico de los altos Andes bolivianos (16°-22° S.) incluye la zona de los glaciares donde las precipitaciones son
de tipo nival, la zona de piedemonte (4.200-4.700 m de elevación) donde se producen intensas precipitaciones torrenciales
durante el verano (estación de lluvias), y las cuencas amplias localizadas en el Altiplano que incluye de norte a sur las cuencas
de los lagos Titicaca y Poopo y las cuencas evaporíticas de Uyuni y Coipasa.

Estos sistemas están controlados por climas estacionales contrastantes. Durante la estación húmeda (verano austral), los
vientos del E sobre los Andes centrales son favorables a frecuentes penetraciones del aire húmedo de la Amazonía, lo que
causa lluvias torrenciales. Durante la estación seca (invierno austral), cuando la zona de convergencia intertropical se desplaza
más al norte, las fluctuaciones de vientos del W sólo permiten penetraciones esporádicas de aire húmedo de la Amazonía,
produciendo precipitaciones débiles y esporádicas.

BALANCE HIDROLOGICO

Durante el Cuaternario tardío, las fluctuaciones de los glaciares y las variaciones de los niveles de agua de los lagos, son muy
variables y complejas.

Fluctuaciones de glaciares

Las fluctuaciones de los glaciares durante el Cuaternario reciente están bien marcadas en la morfología de los antiguos valles
glaciares. La cronología fue establecida en base a dataciones radiocarbónicas de sedimentos orgánicos (turbas). Cuatro o
cinco grupos de morrenas han sido identificados en estos valles.

Un primer grupo de morrenas se sitúa a 1.000 metros por debajo de los glaciares actuales, cuya edad es posterior a 23.000,
27.000 y 26.700 años AP, en las Cordilleras de Apolobamba, Real y Cochabamba, respectivamente.

Un segundo grupo de morrenas resalta en la morfología de los valles. Estas trabajan depósitos glaciares anteriores, lo que
demuestra la magnitud de este evento, que se produce con fecha posterior a 15.500 años AP. Este evento constituye el último
máximo glaciar en los Andes de Bolivia.

Un tercer grupo, próximo al precedente en altitud, pero bastante alejado en distancia horizontal, se encaja en los valles glaciares,
cuya posición cronológica no es conocida todavía.

Otro grupo bastante cerca del precedente, se ubica anterior a 10.500 y 10.000 años AP.

Un último grupo de morrenas glaciares, con características morfológicas muy recientes, se sitúa a una centena de metros por
debajo de los frentes glaciales actuales (Pequeña edad del hielo de los siglos 14 al 18). Estas morrenas se hallan por encima
de los depósitos pantanosos del Holoceno.

Fluctuaciones de los niveles lacustres

Los estudios realizados por diferentes autores, tanto en el Altiplano Sur como en el Altiplano Norte, indican para este período
. dos o tres niveles lacustres altos, 80 m en las cuencas meridionales (Servant y Fontes, 1978), antes de registrar un balance
negativo durante el Holoceno, 40 m para el lago Titicaca (Oiiveira Almeida, 1986; Wirrmann et al., 1987)

Las evidencias del período lacustre Minchin, bien expuestos en el Altiplano Sur, están representados por depósitos de sedimentos
arcillo-arenosos más o menos calcáreos y niveles de estromatolitos.

Todavía no se conoce bien la evolución paleoclimática del lago, pero los estromatolitos en los puntos más altos indican que las
aguas se hallaban a más de 80 m por encima del nivel lacustre actual. Las dataciones obtenidas a partir de conchillas ubican
un paleolago posterior a 27.000 años AP.

El descenso del nivel del lago Minchin, posterior a 22.000 y anterior a 15.000 años AP, está marcado por depósitos de gravas
que reposan sobre las arcillas lacustres.
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

El episodio lacustre Tauca, está representado por arenas finas, limos, y niveles de conchillas. El nivel máximo de las aguas se
halla a más de 70 m por encima del nivel actual. Las dataciones obtenidas sobre conchillas y calcáreos lacustres, sitúan este
episodio alrededor de 11.500 años AP.

Otro depósito anterior a la desecación del lago Tauca, ha sido datado en 10.020 y 10.380 años AP lo que sitúa este período al
final del Pleistoceno e inicio del Holoceno.

El pasaje Pleistoceno - Holoceno está caracterizado, en el Altiplano Sur, por la desecación parcial de los lagos, mientras que en
el Norte la evolución paleobatimétrica ha sido muy compleja. Un estudio sedimentológico de testigos obtenidos del lago Titicaca
(Wirrmann et al., 1991) ha sido subdividida en cinco fases:

a) Un descenso del nivel del lago desde 10.500 hasta 7.700 años, estableciéndose a los 9.000 años un nivel de 15m más bajo
que el nivel actual.

b) La disminución del nivel del lago alcanza a 50 m en el lago grande entre 7.000 y 7.250 años. El lago Titicaca se separa en
dos pequeñas cuencas sin comunicación.

e) Un período de nivel lacustre bajo (10 y 45 m) respecto del nivel actual ocurre entre 7.250 y 4.000 años.
Posteriormente un lento y progresivo aumento del nivel del lago está marcado por especies de Ostrácodos de agua dulce
y por conchas de moluscos y de restos de carófitas.

d) Después de una fase de disminución de nivel, corto pero importante, ocurre un aumento progresivo y el nivel se establece
alrededor de 1O m por debajo del actual, entre 4.000 y 2.000 años. Las aguas devienen dulces después de 3.600 años. Al
final de este período la comunicación entre las dos cuencas vuelve a establecerse.

e) El lago Titicaca establece su nivel actual entre 2.000 y 1.000 años AP y el río Desaguadero se convierte en efluente.

DEPOSITOS FLUVIATILES

Los depósitos fluviátiles del Cuaternario reciente están bien conservados en la mayor parte de los valles no glaciares. El
estudio sedimentológico de estos depósitos muestra que los caudales superficiales han evolucionado durante los últimos
30.000 años entre un régimen torrencial favorable a la erosión y un régimen más regular favorable a la acumulación de sedimentos
finos.

Tres fases mayores de erosión generalizadas han sido observadas en casi todos los sitios estudiados. La primera es
inmediatamente posterior al último máximo glacial y se sitúa alrededor de 17.000 y 13.500 años AP. Las otras dos son de edad
Holocena, situados entre 7.500 y 6.000 años AP y luego de 1.500 a 500 años AP.

Tres fases mayores de acumulación de sedimentos finos fueron datadas, una anterior a 17.000 años AP, otra entre 13.000
7.500 y 6.000 - 1.500 ó 500 años AP. La primera de estas tres fases es poco conocida todavía. La segunda fase se subdivide
en tres unidades: a) de 13.000 a 10.000 con desarrollo de turbas poco espesas, lo que indica que la humedad en el fondo de
los valles no fue muy marcada; b) una reactivación de la profundización de los ríos se observa hacia los 10.000 años; e) entre
9.500 y 8.000 años, las turberas se han desarrollado ampliamente en el fondo de los valles.

La fase hidroclimática datada entre 6.000 y 1.500 ó 500 años AP está caracterizada por una extensión de turberas entre 6.000
y 4.500 años AP. Posteriormente medios muy fluctuantes de sedimentación se instalan en los valles, marcadas por una extensión
episódica de las turberas, erosiones locales, disección de los flancos de los valles, episodios de sequía (turbas carbonizadas).

INTERPRETACIONES PALEOHIDROLOGICAS Y PALEOCLIMATICAS

Existe un conjunto de argumentos que sugieren la contemporaneidad entre las fluctuaciones del nivel de los lagos, las oscilaciones
glaciales, y la sedimentación fluviatil. Los resultados obtenidos por Hastenraht y Kutzbach (1985), indican que durante los
períodos de extensión lacustre Minchin y Tauca, las precipitaciones habrían sido superiores a los actuales en 300 ó 200 mm/
año como promedio. En otro trabajo, Kesler (1985), propone que el alto nivel lacustre del episodio Tauca se debió a precipitaciones
30% superiores a las actuales sobre la cuenca del Altiplano.

El aumento de la superficie de agua de los lagos y al mismo tiempo, el aumento de las pérdidas por evaporación, exige que el
sistema sea mantenido por precipitaciones importantes o por el aporte de otras fuentes.

Servant y Fontes (1978), sugirieron que las aguas de fusión de los glaciares, podían ser buenas proveedoras de agua para los
lagos. Hastenrath y Kutzbach (1985) estiman que la cantidad de agua de fusión proveniente del último pleniglaciar es insuficiente

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

(equivalente a 20 mm de agua por año aproximadamente) para provocar la elevación de los niveles lacustres, proponiendo
entonces, el incremento de las precipitaciones como la causa principal de la mayor acumulación de agua en los lagos y del
avance de los glaciares, y no así la disminución de la temperatura.

Tomando en cuenta estos resultados, se puede proponer una interpretación paleoclimática aproximada de las oscilaciones
glaciares y lacustres para los últimos 30.000 años.

La extensión del lacustre Minchin probablemente contemporánea con el episodio glaciar de 27.000 y 18.000 años AP,
correspondería a un período muy húmedo, ligado a precipitaciones mucho más importantes que en la actualidad.
Condiciones bastantes áridas, caracterizan el último interestadial y el interlacustre.
Una aumento sustancial de las precipitaciones marca la subida del nivel de los lagos y el último máximo glaciar.
Globalmente, el período posterior al último pleniglacial está caracterizado por la instauración de condiciones climáticas
secas y húmedas. Traducida ésta por dos fases de deglaciación y probablemente dos fases de desecación del lago Tauca.
Durante el Holoceno (últimos 10.000 años), hasta alrededor de 3.600 años AP, parecen mantenerse condiciones climáticas
relativamente secas (glaciares reducidos, bajos niveles lacustres, desarrollo de turberas).

Posteriormente se instalan en forma progresiva condiciones climáticas más húmedas. Los niveles lacustres suben, los glaciares
avanzan (pequeña edad del hielo). Medidas físicas e isotópicas de los testigos de hielo de la Cordillera de Quelcaya (Perú),
confirman que, durante el último empuje de los glaciares, entre 1.500 y 1. 720 años DC, el clima era húmedo (Thompson et al.,
1985).

Desde entonces, el retorno a condiciones climáticas más secas explicaría el retroceso de los glaciares hasta el presente.

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limnológico actual, Lago Titicaca. Edición ORSTOM-ISBOL, La Paz, Bolivia.

97
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

GLACIOLOGIA E HIDROLOGIA DE GLACIARES


EN LA CORDILLERA REAL DE BOLIVIA

P. RIBSTEIN y B. FRANCOU

ORSTOM, CP 9214, La Paz, Bolivia

RESUMEN

Desde 1991, se han reunido datos hidrológicos y mediciones del balance de masa del glaciar de Zongo, en la Cordillera Real de Bolivia. Se trata de un
3
glaciar de 2.1 km 2 situado dentro de una cuenca de 3 km • Los escurrimientos presentan una fuerte variabilidad estacional, con valores importantes
durante la estación de lluvias y valores muy bajos en julio y agosto. Estos resultados se deben a que la estación de lluvias es también la estación más
cálida y presenta los valores más altos de radiación solar que llegan al límite de la atmósfera. La comparación de los balances hidrológicos y glaciológicos
muestra que la sublimación es débil, comparada con el derretimiento, en el valor de la ablación total. Desde 1973, datos hidrométricos permiten obtener
20 años de escurrimiento del glaciar. En esta serie, los escurrimientos más fuertes son la consecuencia de los eventos ENSO (El Niño Southern
Oscillation) de 1982, 1987 y 1991.

ABSTRACT

Mass balance measurements and hydrological data are obtained since 1991 from the glaciar of Zongo, in the Cordillera Real of Bolivia. This glaciar has
an area of 2.1 km 2 , in a 3 km 2 catchment. The runoff is characterized by a larga seasonal variability, with the highest ratas during the rainfall season, and
very small values in July and August. Reasons are to be found in the larga amount of solar radiation coming from the limit of the atmosphere and in the
high temperaturas during the rainfall season. The comparison of glaciological and hydrological balances shows the small rate of the sublimation, com-
parad with meltwater in the ablation amount. Hydrometrical data since 1973 allow to reconstruct 20 years of the glaciar runoff. The largest monthly
discharges appear alter the ENSO events of 1982, 1987 and 1991.

INTRODUCCION

El recurso en agua procedente de los glaciares es de gran importancia para las zonas situadas al pie de los Andes; sin
embargo, ha sido poco estudiado. Los procesos hidrológicos que corresponden a glaciares de la zona temperada son bastante
bien conocidos (Young, 1985), pero son diferentes a los de los glaciares de latitudes bajas, debido a la especificidad del clima
tropical: fuerte variabilidad estacional de las precipitaciones, gran cantidad de energía solar recibida que conduce a valores
relativamente altos de radiación y de temperatura; la coincidencia de la estación de las lluvias, donde se produce la acumulación,
y de la estación cálida con ablación máxima, vuelve compleja la interpretación de los balances (Kaser et al., 1990).

Desde 1991, se realiza un estudio glaciológico e hidrológico en la Cordillera Real, parte de la Cordillera Oriental de Bolivia. Este
trabajo completa el trabajo de inventario de los glaciares bolivianos llevado a cabo por Jordan (1991 ). El principal glaciar
estudiado es el glaciar de Zongo, en el macizo del Huayna Potosí. Es un glaciar de 2.1 km 2 , en una cuenca de drenaje de 3 km 2
(Fig. 1), que pertenece a la cuenca amazónica de los Andes. Se extiende sobre una vertiente, de sur a este, entre 6.000 y 4.890
m.

Las primeras observaciones glaciológicas (Francou et al., a publicarse) e hidrológicas (Ribstein et al., a publicarse) están en
curso de publicación. En el presente artículo, recordaremos los principales resultados insistiendo sobre la interpretación de la
serie reconstituida de 20 años de balances hidrológicos.

BALANCE DE MASA DEL GLACIAR

Un glaciar es una masa de hielo que se alimenta de agua sólida, transforma esta agua en hielo y la restituye en forma líquida
(caudal río abajo del glaciar) y en forma de vapor (sublimación/evaporación). A escala anual, la alimentación predomina en la
región alta del glaciar (zona de acumulación), mientras que la ablación es dominante en la región baja (zona de ablación). La
línea de paso entre las dos zonas es denominada ELA ("Equilibrium Line Altitude").

La ELA se ubica en promedio alrededor de los 5200 m en el glaciar de Zongo. El balance de masa es estudiado a partir de 15
balizas repartidas sobre la zona de ablación. Tres balizas son situadas en zona de acumulación a 5.600 m. El dispositivo
glaciológico es completado por algunas mediciones de acumulación y de densidad en grietas y pozos. Las balizas de la zona
de ablación son leídas cada mes, al mismo tiempo que 5 pluviómetros totalizadores de 2.000 cm 2 de diámetro permitiendo
una buena estimación de las precipitaciones entre 5.200 m y 4.800 m.

El año hidrológico comienza en septiembre. Dos años hidrológicos completos de observación permiten sacar algunas conclusiones
válidas al nivel de los glaciares de la Cordillera Real de Bolivia. El primer año 1991-1992 se caracterizó por una situación ENSO
(El Niño-Southern Oscillation), que en los Andes centrales está asociada a un déficit pluviométrico y a una desviación positiva
de las temperaturas (Thompson et al., 1984; Francou y Pizarro, 1985; Tapley y Waylen, 1990). En la estación de la Plataforma
de Zongo (4.770 m de altura, al pie del glaciar), se observaron 686 mm de precipitación en 1991-1992, lo que representa un
77% del promedio interanual (886 mm) correspondiente al período 1970-1993. Este déficit es particularmente marcado a partir
del mes de marzo. En la estación de El Alto (4.071 m de altura, 30 km del glaciar), próximo a La Paz, la temperatura media fue

99
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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Fig. 1: Posición de los diferentes equipos en el Glaciar de Zongo. 1: Cumbre, 2: Límite de cuenca, 3: baliza de balance, 4:
sondeo en la zona de acumulación, 5: estación hidrométrica, 6: pluviómetro totalizador, 7: termógrafo, 8: pyranómetro.

de 6.7°C, valor muy próximo al promedio interanual desde 1970, pero hubo una desviación positiva importante de las temperaturas
de diciembre a junio (Cuadro 1). En 1992-1993, los valores de temperatura y de precipitación están próximos a los valores
medios en las estaciones de referencia. El promedio de los valores en los pluviómetros totalizadores (916 mm en 1991-92,
1.060 mm en 1992-93) muestra que el glaciar recibe aproximadamente 20% más de lluvia de lo que se mide en la estación
Zongo, o sea un promedio interanual de aproximadamente 1.1 00 mm, precipitado a nivel de la ELA.

La Fig. 2 representa la evolución mensual de las precipitaciones (promedio de los pluviómetros totalizadores), de la ablación
(precipitación menos el balance medio que se mide en las balizas) y de los caudales observados río abajo. Como se puede
notar en esta figura, la ablación y los caudales son mucho más fuertes el primer año que el segundo. Esto se debe a que
(jurante la estación de lluvias 1991-92 las temperaturas eran más elevadas y había menos precipitaciones, por lo tanto, más
radiación solar que llega sobre el glaciar debido. a la disminución de la nubosidad.

El carácter estacional de la ablación es muy marcado, con fuertes valores (balances muy negativos) de octubre a diciembre y,
el primer año, de marzo a mayo. Los valores de ablación de junio a agosto son muy bajos e incluso hay una acumulación
(precipitación superior a ablación) en agosto debido a importantes caídas de nieve. Esta estacionalidad se explica primero por
la radiación al límite de la atmósfera que presenta un máximo en diciembre y un mínimo en junio (Cuadro 1). La estación real
de acumulación es muy corta, en enero y febrero principalmente.

Integrando sobre el conjunto de la superficie del glaciar las mediciones de balance realizadas en las balizas, se puede calcular
el balance neto del año. Los resultados son de -1.38 m de agua para el año 1991-92 y de +0.02 m de agua para 1992-93. Los
valores del balance en función de la altura permiten determinar la posición de la ELA: está situada a 5.300 m el primer año y a
5.1 00 m el segundo.
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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Fig. 2: Precipitación, Escurrimiento y Ablación total en el Glaciar de Zongo (septiembre 1991-agosto 1993). La ablación total
se calcula por la precipitacion en el glaciar menos el balance medio que se mide en las balizas integrado sobre el
conjunto de la superficie del glaciar. ·

BALANCE HIDROLOGJCO

La estación hidrométrica principal está situada a 4.830 m de altura y a 300m de distancia del frente del glaciar. Las zonas fuera
del glaciar principal presentan una superficie total de 0.9 km 2 , o sea 23% de la superficie total de la cuenca de drenaje, y están
compuestas esencialmente de morrenas y acantilados rocosos. El equipo hidrométrico comprende un limnígrafo para registrar
las variaciones de nivel de agua y un vertedero triangular que permite una transformación inmediata de los niveles en caudales.

Los resultados hidrológicos confirman los resultados glaciológicos: la simultaneidad de los períodos de acumulación y de
derretimiento y la alta diferencia entre los dos años (ver Fig. 2).
6 3
El volumen anual escurrido fue, el año ENSO 1991-92, de 5.38 x 106 m3 , y el del segundo año de 3.24 x 10 m • Los caudales
máximos instantáneos son importantes, ya que se observó 1.07 m /seg. en diciembre de 1992. Los caudales más fuertes no
3

están relacionados a precipitaciones fuertes, pero en cambio aparecen durante períodos bastante secos, con un cielo claro y
una fuerte radiación solar.

La comparación de las precipitaciones y de los escurrimientos río abajo del glaciar subrayan el carácter regulador de la masa
de hielo. Antes de que la estación de lluvias comience realmente, aparecen caudales importantes en octubre y noviembre; y los
escurrimientos siguen siendo importantes mientras que las lluvias son débiles de marzo a mayo. Al centro de la estación de
lluvias los coeficientes de variación de los escurrimientos diarios de un glaciar son mucho más bajos que los de una cuenca de
drenaje pluvial con la misma superficie y sometida al mismo régimen de precipitación, como ya lo habían mostrado Fountain y
Tangborn (1985) sobre los glaciares del hemisferio norte.

Partiendo de la hipótesis de un coeficiente de escurrimiento fuera del glaciar de 0.8, se obtiene, para las precipitaciones
6 3
observadas, el volumen escurrido que no concierne al glaciar: 0.66 x 106 m3 en 1991-92 y 0.76 x 10 m en 1992-93. La
diferencia con el volumen anual escurrido, reducido al 2.1 km del glaciar, proporciona el espesor de agua sacado por el
2

derretimiento en toda la área deJ glaciar: 2.25 m el primer año, 1.18 m el segundo. Estos valores deben compararse con los
101
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CUADRO 1
VALORES MENSUALES DEL ESCURRIMIENTO DE 1991 A 1993, DEL ESCURRIMIENTO PROMEDIO DESDE 1973,
DE LA RADIACIÓN SOLAR AL LfMITE DE LA ATMÓSFERA, DE LA TEMPERATURA DE 1991 A 1993
Y DE LA TEMPERATURA MEDIA DESDE 1970 EN LA ESTACIÓN DE EL ALTO.

Sep Oct Nov Die Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago An
E (91-92) 88.1 230 274 342 192 185 243 194 179 52.7 28.2 32.8 170.1
E (92-93) 67.8 152 234 201 114 114 116 66.8 65.1 42.2 29.2 31.2 102.8
E medio 81.9 159 244 239 197 201 184 137 94.2 56.7 40.2 49.4 140.3

Ho 404 439 456 460 458 448 422 377 334 312 321 358 399

T (91-92) 5.8 7.6 8.0 8.6 7.6 7.8 7.8 7.6 7.1 5.0 3.8 4.0 6.7
T (92-93) 6.3 7.5 8.1 8.5 7.2 7.9 7.2 7.3 6.3 4.5 4.2 4.7 6.6
T media 6.3 7.7 8.4 8.1 7.5 7.5 7.5 7.0 5.8 4.1 3.8 5.0 6.6

E: escurrimiento en 1/s·\ Ho: radiación solar que llega al límite de la atmósfera (Wm·2 ); T: temperatura en grados Celsius en la
estación de El Alto.

valores del balance neto del año, con la ecuación:

balance neto = precipitación - ablación = precipitación - sublimación - derretimiento

Con -1.38 m de balance neto para 0.916 m de precipitación, se obtiene una ablación total de 2.30 m en 1991-92. Comparando
este valor a los 2.25 m de derretimiento, se deduce que la sublimación fue despreciable en relación al derretimiento. Este
resultado está confirmado en 1992-93, incluso si la sublimación es demasiado débil, en relación a la precisión del cálculo, para
ser deducida del simple balance hidrológico. Hastenrath (1978) ya había notado valores bajos de sublimación sobre el casquete
de Quelccaya en Perú.

VEINTE AÑOS DE ESCURRIMIENTO DEL GLACIAR

Para la gestión de las centrales hidroeléctricas situadas aguas abajo del glaciar y que pertenecen a la COBEE (Compañía
Boliviana de Energía Eléctrica), se hacen dos lecturas diarias del nivel del agua del torrente emisario del glaciar, en una
estación ubicada aguas arriba del laguna Zongo.

Los caudales diarios obtenidos por un modelo a partir de las dos lecturas diarias presentan un coeficiente de correlación de
0.95 (600 observaciones) con los caudales diarios observados en la estación hidrométrica de 1991 a 1993. Como las
observaciones de nivel de agua existen desde 1973, se pudo obtener una serie de 20 años de escurrimiento del glaciar. El
cálculo de los caudales se hizo a nivel diario, pero los valores son utilizados a nivel mensual. Para llenar las lagunas y aumentar
así el número de años con información, fue utilizada una correlación a nivel mensual entre los escurrimientos y las temperaturas
medias en la estación de El Alto (coeficiente de correlación r=0.85; 226 observaciones). Solamente para 14 meses se obtuvo la
información de esta manera, de un conjunto de 240 meses de escurrimientos del glaciar.

La Fig. 3 presenta la serie de escurrimientos obtenidos de esta manera, con las temperaturas medias de la estación de El Alto
y los valores del índice de oscilación del sur (lOS). Estos tres parámetros están representados en medias móviles sobre 12
meses, con el objeto de atenuar la variabilidad estacional. Los caudales más fuertes aparecen en el transcurso de los períodos
más calientes, que corresponden a los acontecimientos ENSO (1982, 1987, 1991 ), caracterizados por lOS fuertemente negativos
(diferencia de presión entre Tahiti y Darwin, en valores centrados reducidos). Pero el análisis de la Fig. 3 muestra que el
desfase entre los puntos de escurrimiento y los lOS más negativos es variable: es superior a un año en 1987-88, mientras hubo
un desfase muy bajo en 1991-92.

El ENSO de 1982-83 ha sido el más fuerte observado y ha producido los escurrimientos más importantes del glaciar,
correspondiendo a temperaturas a menudo superiores de más de dos veces a la desviación estandard de las temperaturas
medias mensuales en la estación El Alto.

El ENSO de 1977 es mucho menos marcado, pero se debe observar que el período 1976-1978 presenta muchas lagunas de
observaciones de los niveles de agua y los valores mensuales han sido pues obtenidos a partir de las temperaturas medias
mensuales de la estación de El Alto.

En fin, la serie de 20 años de escurrimiento nos permite situar los escurrimientos observados de 1991 a 1993 en relación a los
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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Fig. 3: Medias móviles sobre 12 meses del caudal del glaciar (serie obtenida por cálculo), dellndice de Oscilación del Sur-
/OS- (eventos ENSO con áreas rayadas) y de la temperatura media en la estación de El Alto.

promedios mensuales (Cuadro 1). En el transcurso del episodio ENSO de 1991, los escurrimientos fueron particularmente
fuertes en diciembre y de marzo a mayo. En cambio, de 1992 a 1993, los déficits más importantes aparecen de enero a abril.
En promedio, los caudales más elevados aparecen en noviembre, mientras que la radiación ya es fuerte y poco atenuada por
la nubosidad pues la estación de las lluvias aún no ha llegado.

CONCLUSION

Por primera vez, resultados hidrológicos y glaciológicos permiten analizar el funcionamiento de glaciares en la parte central de
los Andes. Existe simultaneidad del período de acumulación (estación de lluvias) y del período de ablación (estación caliente),
incluso si los escurrimientos más fuertes tienen tendencia a aparecer en noviembre-diciembre, justo antes de los meses más
lluviosos (enero-febrero). La sublimación parece ser poco importante en relación al derretimiento de la nieve y del hielo. En fin,
valores fuertemente negativos del índice de oscilación del sur, que definen acontecimientos ENSO, están unidos a una desviación
positiva de las temperaturas y a escurrimientos significativamente más importantes del glaciar.

AGRADECIMIENTOS

Este estudio pudo ser realizado gracias al apoyo logístico proporcionado por la COBEE (Compañía Boliviana de Energía
Eléctrica) y a la participación de F. Quispe, R. Vargas y R. Saravia. Los autores agradecen también a E. Tiriau por su importante
contribución en el trabajo de terreno y en el análisis de datos.

REFERENCIAS

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586.

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103
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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Ribstein, P., Tiriau, E., Francou, B. y Saravia, R., a publicarse. Tropical climate and glacier hydrology: a case study in Bolivia.
Submitted to Journal of Hydrology.

Tapley, T.D. y Waylen, P.R., 1990. Spatial variability of annual precipitation and ENSO events in western Peru. Hydrological
Sciences Journal 35(4): 429-446.

Thompson, L.G., Mosley-Thompson, E. y Morales-Arnao, B., 1984. El Niño-Southern oscillation events recorded in the stratig-
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Association of Hydrological Sciences (IAHS), Wallingford, Publ. N° 149: 3-23.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

GEOQUIMICA DE AGUAS EN EL ALTIPLANO.


UNA APROXIMACION

HUGO ALONSO C.

DEPTO. DE QUIMICA, UNIVERSIDAD CATOLICA DEL NORTE, ANTOFAGASTA.

RESUMEN

Las aguas del Altiplano y Precordillera presentan un amplio rango en su composición química que va desde la propia a fusión de nieves hasta salmueras.
Los principales procesos que tienden a salinizarla son la evaporación, producto de un clima muy árido que puede conducir hasta depositación de sales
(salares), el volcanismo Plioceno-Cuaternario a través de la interacción agua/roca volcánica y, en menor grado, la mezcla con fluídos magmáticos. La
meteorización de rocas como fuente principal de sólidos se realiza a alta y baja temperatura, alteración meteórica e hidrotermal, respectivamente.

ABSTRACT

Waters from Altiplano and Precordillera present a huge ranga in their chemical composition, covering from melted snow to brines. The main processes
which tend to increase water salinity are evaporation, as a consequence of this highly arid climate and which may contribute to salt deposits (salars),
Pliocene-Quaternary volcanism through water-volcanic rocks interaction and, in a lower degree, the mixture with magmatic fluids. The weathering of
rocks as principal source of salutes take place at high and low temperaturas, meteoric and hydrothermal alteration, respectively.

INTRODUCCION

Hay dos acepciones que se utilizan en nuestro país para el término Altiplano. Una es geológica y otra ecológica.

En su acepción geológica el Altiplano es una extensa unidad morfoestructural que ocupa el NE de Chile, SE de Perú, NO de
Argentina y mitad occidental de Bolivia conformando una gran cuenca de 200.000 km 2 y de 4.100 a 4.600 m de altura. Se
encuentra flanqueado por dos cordilleras, denominadas en Bolivia como Cordillera Oriental y Cordillera Occidental,
correspondiendo esta última a la Cordillera de los Andes en Chile. Las rocas son volcánicas, intrusivas y sedimentarias con
edades desde el Paleozoico al Cuaternario. El material predominante son ignimbritas sobre las cuales se ha sobreimpuesto
aparatos volcánicos del Plioceno-Cuaternario, los que, junto a eventos tectónicos, originaron cuencas donde se implantan
lagunas y salares. El volcanismo en el borde occidental ha sido muy intenso, presentando manifestaciones actuales como
fumarolas, geyseres y vertientes termales.

El concepto de Altiplano en una acepción ecológica corriente, se utiliza para referirse al área geográfica, particularmente
precordillerana, donde ocurren formas de vida estable ligadas en distintas maneras a etnias indígenas. Para efectos de este
trabajo se utilizará el término Altiplano en su acepción geológica y Precordillera para la ecológica.

CARACTERISTICAS QUIMICAS DE LAS AGUAS Y SUS CAUSAS.

La composición química de las aguas del Altiplano y Precordillera es muy variada, en un rango de calidad que va desde la
propia afusión de nieves hasta salmueras, predominando un carácter salino que limita su aptitud de uso {Alonso y Vargas,
1985, 1988). A ello se agrega la presencia por sobre normas internacionales, de elementos contaminantes, como Arsénico en
agua potable y Boro en riego (Alonso, 1992).

Dos agentes principales condicionan su carácter químico: clima árido y volcanismo.

Clima. Las precipitaciones ocurren desde Diciembre a Marzo con valores que en Bolivia van desde 150 a 500 mm, disminuyendo
hacia el sur; y en el Altiplano de la 11 Región, de 200-250 mm anuales, disminuyendo hacia el oeste con el descenso de altura.
La evapotranspiración potencial es mayor que la pluviometría, informándose en Bolivia valores entre 1.000 a 1.500 mm/año, lo
que origina una alta evaporación. La temperatura en invierno desciende hasta -30ºC y presenta variaciones diarias de hasta
35ºC.

Volcanismo. El Norte de Chile entre los 17° 30' y 28° 30' S (Arica a Vallenar) tiene una superficie aproximada de 225.000 km 2
de la cual35.000 km 2 son de rocas volcánicas cuaternarias (Fig.1 ). A ello se agrega la presencia de unos 420 centros volcánicos,
varios de ellos en cierto grado de actividad. Manifestaciones de volcanismo reciente son las surgencias de aguas termales,
geyseres y fumarolas.

GEOQUIMICA DE AGUAS EN ZONAS VOLCANICAS.

En zonas, como el Altiplano, donde interactúan variados agentes y procesos salinizantes no ha sido fácil identificar la parte que
corresponde al volcanismo en la composición química de aguas. Dado que la principal característica de un área volcánica es el
flujo de calor, un criterio sería considerar su mayor temperatura respecto a un valor de fondo (2 a 5°C sobre la media anual).

Una aproximación a los mecanismos químicos involucrados se ha hecho por dos vías. Una experimental, lixiviando rocas en

105
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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Fig. 1. Volcanismo del Plioceno al Cuaternario en losAn- Fig. 2. Mapa de Ubicación de los depósitos salinos del
des del Norte de Chile (Lahsen, 1982) norte de Chile, sur-oeste de Bolivia y nor-oeste de
Argentina (Vi/a, 1975)

distintas condiciones operativas, en especial diferentes temperaturas (EIIis y Mahon, 1964; Ewers, 1977; Seyfred y Bischoff,
1979). Otra, estudiando sistemas geotermales entre los cuales cabe mencionar por su interés para Chile, los trabajos en El
Tatio, 11 Región (Cusicanqui et al., 1975; Giggenbach, 1978) y en Puchuldiza en la 1 Región (Mahon y Cusicanqui, 1980).

De los resultados experimentales y de campo, puede deducirse lo siguiente:

a) Los solutos provienen mayoritariamente de alteración de rocas volcánicas por reacción con agua a alta y baja temperatura,
alteración meteórica e hidrotermal respectivamente. Ello es válido para componentes mayores (Sodio, Potasio, Calcio,
Magnesio, Cloruros y Sulfatos) como menores (Litio, Rubidio, Fluor, Boro). Si bien estos últimos tienden a concentrarse en
el fundido residual durante la cristalización magmática, lo que induciría a postular un origen profundo, su alto contenido en
rocas como las riolitas, abundantes en el Norte de Chile, favorece su fuente desde ellas.

b) La contribución de fluídos derivados de un cuerpo magmático profundo puede estimarse escasa, del orden del5-10%. La
transferencia de solutos desde el fluído denso que asciende hacia el agua meteórica que desciende, ocurriría a una
profundidad en la cual la presión de vapor de la fase magmática igualaría la presión hidrostática del agua. La mezcla
resultante continúa su interacción con la roca en su movimento subterráneo. Estos procesos se ven favorecidos por
fracturamientos tectónicos que facilitan el movimiento de fluídos.

PROCESOS DE SALINIZACION EN CUENCAS CERRADAS.

En el Altiplano y Precordillera existen numerosas cuencas cerradas con superficie variable, desde unos pocos hasta varios
miles de km2 (Fig. 2) y en cuya parte más baja se ubican lagunas y salares que pueden tener una compleja historia geoquímica.
La sucesión de eventos de precipitación de sales en períodos geológicos secos y de su redisolución en épocas húmedas, entre
los cuales se intercalan frecuentemente episodios volcánicos, se reflejan en la columna estratigráfica. En ésta suele encontrarse
estratas salinas a distintas profundidades que constituyen fuentes de solutos, en especial para aguas subterráneas.

106
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

La salinización de aguas en estas cuencas es producto de dos mecanismos. Uno es el de incorporación de solutos como
consecuencia de reacciones químicas de alteración de rocas. Otro, posterior, es el de su concentración por evaporación que
puede llegar hasta la precipitación de sales. Para ambos procesos se ha propuesto diversos modelos físico-químicos cuyos
resultados se comparan con observaciones de terreno (Garrels y Mackenzie, 1967; Hardie y Eugster, 1970; Al Droubi, 1976;
Risacher y Fritz, 1991 ).

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES.

La composición química de las aguas del Altiplano y las que de allí drenan superficial y subterráneamente hacia la Precordillera,
es producto de variadas causas. Sobre la composición original de las precipitaciones va sobreimponiéndose una serie de
procesos que la enriquecen en solutos, tales como alteración meteórica e hidrotermal de rocas, posible mezcla con fluidos
magmáticos, redisolución de antiguas evaporitas y concentración de sales por evaporación. No todos estos procesos ocurren
forzosamente en un lugar o con igual intensidad.

Considerando las fluctuaciones del ciclo hidrológico, la información hidroquímica es válida sólo para las condiciones de la toma
de muestra. El carácter químico más probable de una corriente o laguna es el resultado estadístico de un número adecuado de
medidas, lo que obliga a un seguimiento suficiente en el tiempo y su relación con variables meteorológicas y eventualmente
con manifestaciones de volcanismo eruptivo. El muestreo de sedimentos de drenaje e identificación de sales asociadas, debe
ser incluído dentro de lo posible, ya que actúan como integradores de esas fluctuaciones.

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')

107
sapuv so¡ ua epua,ouoo f. epua!Q ·oue¡d!mf 13
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

EXPOSICION AL ARSENICO DE LA POBLACION


ATACAMEÑA

SANCHA, A.M., VEGA, F., FUENTES, S., VENTURINO, H., BARON, A.M., MORENO, V., SALAZAR, A.M.

DEPARTAMENTO EN INGENIERIA CIVIL, FACULTAD DE CIENCIAS FISICAS Y MATEMATICAS, UNIVERSIDAD DE CHILE,


CASILLA 228·3, SANTIAGO CHILE

RESUMEN

El propósito del estudio fue cuantificar la presencia de arsénico en el agua utilizada por la población atacameña; determinar los niveles de Arsénico total
y Arsénico inorgánico en orina y detectar lesiones dérmicas atribuibles a la ingestión de Arsénico. De los 2979 habitantes residentes en 13 pueblos
atacameños, 761 participaron voluntariamente en el estudio. Se determinó la concentración de arsénico en las fuentes de agua de la población y este
antecedente se usó para clasificar la población en tres grupos de acuerdo al nivel de arsénico del agua de consumo: elevado (300- 800 ¡.tg/L), moderado
(1 00. 300 ¡.tg/L) y bajo (2- 100 ¡.tg/L). Los tres grupos son similares respecto a dieta, estilos de vida y características socio-demográficas. La concentración
media de arsénico inorgánico y metabolitos excretados por los tres grupos fue 427 ¡.tg/L, 192 ¡.tg/L ,y 96 ¡.tg/L, respectivamente. La prevalencia de
lesiones cutáneas (hiperpigmentación) para cada uno de los tres grupos resultó ser 20,6%,13,3% y 6,3%. Se observó una clara relación exposición·
respuesta entre concentración de As en el agua de consumo y frecuencia de lesiones dérmicas. La escasez de efectos observados en la salud de la
población atacameña puede ser explicada por diferencias en la susceptibilidad a los efectos del As debido a una mayor capacidad de detoxificación por
metilación que puede estar influenciada por factores genéticos, dietéticos o de estilo de vida.

ABSTRACT

The purpose of the study was to determine the levels of total and inorganic As in urine and to detect skin lesions attributable to Arsenic ingestion. Of the
3,000 inhabitants residing in 13 settlements, 761 participated voluntarily in !he study. The As concentration was determinad in surface water sources in
the area, which was used to classify !he population in three groups, according to the level of As in the water supply: high (300-800 ¡.tg/L), medium (100-
300 ¡.tg/L) and low (< 100 ¡.tg/L). The three groups are similar with respect to diet, lifestyle and sociodemographic characteristics. The mean urinary
concentrations of inorganic arsenic and metabolites excretad by the three groups were 427 ¡.tg/L, 192 ¡.tg/L and 96 ¡.tg/L, respectively. The most frecuent
adverse skin effect was hyperpigmentation with a clear exposure - response relationship between Arsenic concentration in drinking water and !he
frecuency of this dermallesion. The prevalence of cutaneous lesions for each of the three groups is 20.6%,13.3% and 6.3% respectively. The paucity of
observad health effects may be explained by the difference in atacameñan susceptibility to effects of As due to increased detoxification of Arsenic by
methylation which may be influenced by genetic or dietary and other lifestyle factors.

INTRODUCCION

Los pueblos de Ayquina, Camar, Caspana, Cupo, Chiu-Chiu, Lasana, Peine, Río Grande, San Pedro de Atacama, Socaire,
Talabre, Toconao y Toconce se sitúan en una zona cuyos suelos y recursos hídricos están naturalmente contaminados con
arsénico.

La bibliografía clásica señala que la ingestión de aguas contaminadas con Arsénico se asocia con trastornos cardiovasculares
y efectos adversos en la piel incluyendo hiperqueratosis e hiperpigmentación y en algunos casos cáncer de piel. Recientemente
la ingestión de Arsénico se ha asociado también a cáncer de riñón, vejiga, hígado y pulmón (Smith et al., 1992).

Durante los años 1989- 1991 la Universidad de Chile, en conjunto con el Instituto de Salud Pública, desarrolló en la zona
atacameña un proyecto de investigación con apoyo dellnternational Development Research Centre de Canadá cuyo objetivo,
entre otros, fue evaluar la exposición al Arsénico de la población atacameña.

El principal mecanismo de contaminación natural con Arsénico, en esta zona, es el proceso de solubilización de los materiales
geoquímicos de origen volcánico, constituyendo el agua el principal medio de transporte del tóxico, llegando por esta vía al ser
humano y a los alimentos que se producen en la zona.

METODOLOGIA

l. ETAPAS DEL PROYECTO

i) Estudio del conocimiento, actitudes y prácticas de la población atacameña respecto a fuentes de agua y alimentación. Este
estudio se hizo a través de encuestas a 642 familias atacameñas que entregaron información sobre:
Características de la población atacameña para determinar la composición de la muestra del estudio clínico.
Fuentes de agua y dieta alimenticia de la población atacameña para seleccionar las muestras de agua, vegetales y suelos.

ii) Determinación de presencia de Arsénico en el ambiente atacameño: agua, suelos y alimentos.

Las muestras de agua fueron preservadas con HCI bajo refrigeración a 4°C y las muestras de vegetales fueron almacenadas
a -20°C.

109
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLA 1.

DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACION ATACAMEÑA

PUEBLO NUMERO DE HABITANTES


HOMBRES MUJERES TOTAL
N % N % N %

Ayquina 50 1,68 51 1.71 101 3,39


Camar 43 1,44 48 1.61 91 3,05
Caspana 132 4,43 142 4,77 274 9,20
Cupo 16 0,54 21 0,70 37 1,24
Chiu-Chiu 133 4,46 114 3,83 247 8,29
Lasa na 79 2,65 68 2,28 147 4,93
Peine 101 3,39 95 3,19 196 6,58
Río Grande 36 1,21 44 1,48 80 2,69
San Pedro de
Atacama 481 16,15 474 15,91 955 32,06
Socaire 148 4,97 171 5,74 319 10,71
Talabre 41 1,38 35 1,17 76 2,55
Toconao 188 6,31 196 6,58 384 12,89
Taconee 34 1,14 38 1,28 72 2,42
1482 50,49 1497 49,51 2979 100,00
---- ---·-

TABLAN°2.

EDAD Y TIEMPO DE RESIDENCIA MEDIA DE LA POBLACION ATACAMEÑA

PUEBLO EDAD TIEMPO RESIDENCIA


(años) (años)
X S.D. X S.D

Ayquina 29,96 23,79 29,75 23,92


Ca mar 20,76 18,51 18,29 17,56
Caspana 24,94 19,53 24,94 19,53
Cupo 26,07 23,57 26,07 23,57
Chiu-Chiu 25,44 20,37 20,60 18,05
Lasana 30,74 21,68 23,82 20,10
Peine 29,37 21,41 26,10 22,76
Río Grande 23,79 20,81 23,24 20,84
San Pedro de Atacama 29,97 23,13 23,76 22,84
Socaire 25,41 21,30 25,33 21,24
Talabre 20,86 19,10 18,65 17,79
Toconao 25,32 20,40 23,08 21,12
Taconee 23,72 19,74 22,64 19,38
~-
~-

iii) Estudio de los efectos de la ingestión de Arsénico en la población atacameña.

Este estudio ~e hizo en terreno a través de muestreo de orina, cuestionario clínico y examen ffsico para detectar lesiones de
la piel y alteraciones vasculares periféricas.

Las lesiones de piel investigadas correspondieron a placas leucomelanodérmicas e hiperqueratosis palmar y plantar. Las
alteraciones vasculares bajo estudio fueron enfriamiento, palidez, disminución del ritmo cardíaco y lesiones indicativas de
falta de irrigación en extremidades distales.

La población examinada incluyó 761 sujetos; 726 habitantes de 13 pueblos atacameños y 35 sujetos de Huatacondo,
tomado como pueblo control.

110
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

11. ESPECIACION ANALITICA DEL ARSENICO.

La especiación analítica del Arsénico se hizo por generación de hidruro (HGMS) (Perkin Elmer21 00 - MHS 20).

En el caso de muestras de aguas se analizó el Arsénico total y el Arsénico trivalente en presencia de pentavalente (Yamamoto
et al., 1981; Hinners, 1980).

A las muestras de vegetales y suelos se les determinó, Arsénico total después de digestión con HN03 1 H2S0 4 1 HC104 •

En el caso de muestras de orina, la técnica analítica usada permitió el análisis de la concentración total de Arsénico y de los
compuestos de Arsénico inorgánico (trivalente As (111) + pentavalente As (V) y de sus metabolitos (ácido monometilarsónico
MMAA (CH 3AsO(OH} 2} y ácido dimetilarsínico DMAA ((CH 3}3 As+ CH 2COOH). El Arsénico de origen marino ácido trimetil
arsénico TMAA (CH 3 As+CH 3As+CH 2COOH) fue calculado por diferencia (Farmer et al., 1990; Vahter et al., 1986; Subramanian,
1988; Norin etal., 1981).

RESULTADOS Y DISCUSION

i) Estudio del conocimiento, actitudes y prácticas de la población atacameña respecto a fuentes de agua y alimentos.

En la Tabla 1 se muestra la distribución por sexo de la población atacameña y en la Tabla 2 la edad media y tiempo de
recidencia de esta población. Se puede observar que San Pedro de Atacama es el pueblo más populoso con 32,06% del
total de la población y Cupo es el menos poblado con 1,24% No hay diferencias estadísticamente significativas en la
distribución por sexo de la población.

Los antecedentes de edad y tiempo de residencia de la población en estudio presentan una gran dispersión por el hecho
que en esto pueblos viven solamente niños y ancianos ya que aquellos en edad reproductiva abandonan el lugar en busca
de trabajo.

TABLA3.
CONCENTRACION Y ESPECIACION DE ARSENICO EN EL AGUA DE CONSUMO DE LA POBLACION ATACAMEÑA

LOCALIDAD FUENTE AGUA ESPECIACION DE ARSENICO EN EL AGUA J.! giL


As total As (V) As (111)

Ayquina R. Toconce 823 739 84


R. Linzor 383 383 ~ 7,6
Q. Turi 573 573 ~ 11,5
Camar O. Camar 447 447 ~ 8,9
Caspa na O. Caspana 9 - -
Cupo Q. Cupo 124 124 ~ 2,5
Chiu-Chiu R. Loa 254 254 ~ 5,1
R. Toconce 772 772 ~15,4
Lasa na AL Toconce (Linzor) 372 372 ~ 7,4
R. Loa 230 220 10
R. Siloli 141 141 ~ 2,8
Peine O. Peine 100 100 ~ 2,0
Río Grande R. Río Grande 80 80 ~ 1,6
San Pedro de Atacama R. Vilama 619 619 ~12,4
R. San Pedro 172 131 40,7
Socaire Q. Socaire 220 220 ~ 4,4
Tal abre Q. Talabre 26 26 ~ 0,5
Toconao Q. Onar-Jérez 19 19 ~ 0,4
R. Silapeti 15 15 ~ 0,3
Toconce R. Toconce 363 363 ~ 7,2

Huatacondo* Q. Tamentica ~ 1 - -
Q. Cautemisca ~ 2 - -
Q. Huatacondo ~ 2 - 1 -
.. • Control

111
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLA4.

CONCENTRACION DE ARSENICO EN VEGETALES CULTIVADOS EN LOS PUEBLOS ATACAMEÑOS

VEGETAL ARSENICO EN VEGETAL ARSENICO EN AGUA DE RIEGO


llQ/g base fresca mgiL

Repollo 0.054 0.172


0,033 0,220
0,715 0,619

Rábano 0,207 0,172


0,938 0,619

Acelga 0,156 0,220


0,520 0,619

Betarraga 0,218 0,002


0,282 0,172
0,718 0,619

Papa 0,040 0,172


0,044 0,220

Ajo 0,018 0,090


0,050 0,220

Arveja 0,030 0,002


0,162 0,172
0,044 0,220

Cebolla 0,036 0,002


0,106 0,172

TABLAS.
CONCENTRACION DE ARSENICO EN SUELOS DE HUERTOS PARA CULTIVOS

SUELO DE HUERTOS ARSENICO


llQ/g

San Pedro de Atacama (Condeduque) 220,5


San Pedro de Atacama (Larache) 448,0
Toconao 93,0
Socaire 180,5
Caspana 86,0

Huatacondo* 64,0

* Pueblo Control

112
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLAS.
CONCENTRACION MEDIA DE ARSENICO URINARIO Y SIGNOS DE HIPERPIGMENTACION EN LA POBLACION ATACAMEÑA

POBLACION ATACAMEÑA QUE CONSUME AGUA CON CONTENIDO ELEVADO DE ARSENICO


300 - 800 llQ/L

PUEBLO POBLACION POBLACION POBLACION CON SIGNOS CONCENTRACION MEDIA DE

GENERAL EXAMINADA DE HIPERPIGMENTACION ARSENICO DE ORINA ¡.tg/L

(N) (N) (%) (N) (%) As Total As inorgánico

Ayquina 101 35 34,65 9 25,7 1146,1 622,1

Ca mar 91 30 32,97 5 16,7 1051,0 668,7

Chiu-Chiu 247 49 19,84 7 14,3 802,1 333,2

Lasana 147 49 33,33 7 14,3 545,0 262,6


Sn. Pedro Atac. 955 181 18,95 53 29,3 674,8 378,3
Taconee 72 30 41.67 7 23~3 424,9 297,8

POBLACION ATACAMEÑA QUE CONSUME AGUA CON CONTENIDO MODERADO DE ARSENICO


100 - 300¡.t giL

PUEBLO POBLACION POBLACION POBLACION CON SIGNOS CONCENTRACION MEDIA DE


GENERAL EXAMINADA DE HIPERPIGMENTACION ARSENICO DE ORINA ¡.tg/L

(N) (N) (%) (N) (%) As Total As Inorgánico

Cupo 37 24 64,86 4 16,7 175,9 74,7


Peine 196 39 19,90 4 10,3 413,3 231,9

Socaire 319 69 21,63 9 13,0 594,9 30,6


Caspana 274 86 31,39 9 10,5 75,3 27,3
Rfo Grande 80 25 31,25 o o 428,6 185,1

Talabre 76 51 67,11 5 9,8 262,1 141,5


Toco nao 384 58 15,10 3 5,2 75,2 30,6

POBLACION ATACAMEÑA QUE CONSUME AGUA CON CONTENIDO MINIMO DE ARSENICO


< 21lQ/L

PUEBLO POBLACION POBLACION POBLACION CON SIGNOS CONCENTRACION MEDIA DE


GENERAL EXAMINADA DE HIPERPIGMENTACION ARSENICO DE ORINA ¡.tg/L

(N) (N) .(%) (N) (%) As Total As inorgánico

Huatacondo 35 o 0,0 46,8 12,2

113

'
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Las principales quejas con respecto a calidad de agua, expresadas por los atacameños, se refieren al sabor y dureza del
agua, ellos no están preocupados por el problema que representa la presencia de Arsénico en su ambiente.

La dieta de los atacameños, se basa en carnes, granos y escasos vegetales y frutas cultivados en la zona. Consumen
frecuentemente alimentos marinos en conserva por su costo y facilidad de almacenamiento, dado que no cuentan con
energía eléctrica para la conservación de sus alimentos.
ii) Determinación de presencia de arsénico en el ambiente atacameño: agua, suelo y alimentos.

En la Tabla 3 se muestra la concentración de Arsénico en el agua utilizada por los atacameños tanto para su consumo como
para riego. En la mayoría de los casos el Arsénico es pentavalente excepto en las fuentes que abastecen San Pedro de
Atacama, Lasana y Ayquina donde el agua presenta Arsénico (111) y Arsénico (V). Algunas de estas localidades mostraron
los más altos porcentajes de habitantes con signos de hiperpigmentación ocasionados por hidroarsenicismo.

La concentración de Arsénico en algunos vegetales y suelos cultivados en la zona se muestra en Tablas 4 y 5, respectivamente.
En estos resultados es interesante observar las diferencias en los niveles de Arsénico para la misma especie vegetal
dependiendo de la calidad del agua utilizada en el riego.

iii) Estudio de los efectos de la ingestión de arsénico en la población atacameña.

El estudio clínico reveló que el único signo de arsenicismo en la población atacameña es la presencia de placas
leucomelanodérmicas en grado variable de acuerdo al nivel de Arsénico del agua de consumo. El grupo control Huatacondo,
no mostró estos efectos. San Pedro deAtacama, Ayquina yToconce mostraron la más alta tasa de signos de hidroarsenicismo
(Tabla 6).

El nivel de As total y As inorgánico y sus metabolitos medidos en la orina de la población atacameña (Tabla 6) en general es
bastante alto. En el caso de Huatacondo el nivel de Arsénico total está dentro de los valores considerados normales.

CONCLUSIONES

El agua de consumo de los pueblos atacameños contiene Arsénico, preferentemente en forma de As (V).

Los vegetales cultivados en la zona presentan variadas concentraciones de Arsénico, dependiendo del lugar y del agua de
irrigación.

El examen físico reveló que el16,0% de la población presenta signos cutáneos resultantes de ingestión de Arsénico. En los
pueblos que utilizan agua que contiene As(lll) y As(V) se observó una más alta ocurrencia de signos de hiperpigmentación
(23, 1%). Estos hallazgos sólo pueden considerarse como evidencia sugerente ya que se basan en las observaciones
hechas a través de un examen físico dermatológico. El análisis estadístico de los resultados muestra diferencias
estadísticamente significativas en la presencia de signos de hidroarsenicismo de acuerdo a edad y tiempo de residencia del
sujeto.

La orina de la población atacameña presenta una concentraciones media de Arsénico total de 506,1 ¡.~.g/L con un rango de
75,2-1146,1 ¡.t.g/L. Este contenido de Arsénico en orina es muy superior a los valores normales de referencia señalados por
la Organización Mundial de la Salud para personas no ocupacionalmente expuestas.

AGRADECIMIENTOS

Los fondos para desarrollar este estudio fueron otorgados por el lnternational Development Research Centre de Canadá
(Grant 3P-88-0247).

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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115
sapuv so1 ua epua1ouoo f.. epua!::> ·oue¡dmv 13
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CARACTERIZACION DE LA CALIDAD SANITARIA


DE AGUAS DE BOFEDALES Y VEGAS DEL AREA ANDINA CHILENA.

G. CASTILLO 1, M. CASTR0 2 , M. BAHAMONDESY y V. LORCA'

1. DEPTO. INGENIERÍA CIVIL, UNIVERSIDAD DE CHILE. CASILLA 228-3, SANTIAGO, CHILE.


2. DEPTO. ANTROPOLOGÍA, UNIVERSIDAD DE CHILE.
3. GRUPO DE INVESTIGACIONES AGRARIAS, GIA, SANTIAGO, CHILE.

RESUMEN

El área andina del norte de Chile se caracteriza por presentar un clima desértico-estepárico, donde los escasos recursos hídricos existentes han dado
lugar a sistemas vegetacionales saturados de agua, conocidos como vegas y bofedales. Los usos de los sistemas son brebaje de ganado, riego de
pastizales y en ciertos lugares, fuente de agua para consumo. Se desconoce la calidad sanitaria de estas aguas, aunque la población aledaña percibe
problemas de salud en relación al agua. En este trabajo se analizó in situ, aguas de bofedales y vegas de la zona, incluyendo las fuentes de agua (ojo
de agua), y se las clasificó según presencia/ausencia de contaminación de origen fecal. Los resultados indicaron que el 38% (25/66) de las aguas eran
de buena calidad sanitaria y aptas para todo uso; el 62% (41/66) objetables para consumo humano y el 33% (22/66) de calidad incierta para riego
superficial. Los niveles de organismos indicadores detectados en las aguas confirmaron la necesidad de tratamiento para consumo humano, y definieron
su idoneidad para uso irrestricto en agricultura.

ABSTRACT

The Chilean northern Andes area exhibits a climate described as desert-steepe type. The scarce hydric resources have generated water saturated
systems know as meadows or open planes. These systems are used as animal beverage water, orchids irrigation and -sometimes- even as human
drinking water. The sanitary quality of such waters remains unknow, eventhough the sorrounding population feel water related health problems. This
research reports on the «in situ» analysis of these waters, including water origin sources (water «eyes»). Results were measured in terms of presence/
absence of fecal pollution indicators. Results show that 38% (25/66) of samples were lit for drinking water purpose and any other use; 62% (41/66) could
not be used as human drinking water, and 33% (22/66) had an uncertain quality (no lit for raw eating crop irrigation). Fecal indicator organisms leve!
measured in these waters stressed the need for water treatment prior to human consumption, but al so defined its fitness for irrestricted agri~ultural uses.

INTRODUCCION

Las áreas precordillerana y altiplánica de la zona andina chilena se caracterizan por presentar clima desértico de altura (BWH)
y estepárico de altura (BSH), respectivamente, donde el agua es un recurso escaso. El régimen hídrico, conformado por
afloramientos que dan origen a ríos y vertientes, ha condicionado la existencia de sistemas vegetacionales conocidos con el
nombre de bofedales y vegas, que se establecen en un ambiente edáfico principalmente orgánico, caracterizado por una
condición hídrica de saturación permanente (Castro et al., 1993).

Los bofedales, conformados por especies de juncáceas en cojines, predominan en la 1• Región; en tanto que en la 11• Región,
la predominancia corresponde a vegas, estrata herbácea diferenciada de acuerdo a distintos niveles de salinidad. Este tipo de
vegetación es utilizada para pastoreo de ganado camélido-bovino, que corresponde a la principal actividad productiva de una
reducida población aymara y de otras entidades pobladas de la zona. Por la lejanía e inaccesibilidad del lugar, prácticamente
no se tiene antecedentes sobre la calidad de las aguas, desde el punto de vista de contaminación bacteriológica, situación que
ciertas comunidades de la zona perciben como responsable de problemas de salud (Sancha et al., 1992).

La falta de suministros de calidad sanitaria apta para el consumo humano, es una situación común para la gran mayoría de las
poblaciones rurales en el mundo (WHO, 1981 ), principalmente en poblados dispersos localizados en zonas remotas, donde es
difícil establecer sistemas de tratamiento y control rutinario de la calidad del agua.

Pensando en esto, el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá {IDRC) ha estado incentivando a
nivel mundial el uso de metodologías simples que permitan calificar en el terreno, la calidad sanitaria de las fuentes de agua
(Dutka y El Shaarawi, 1990}.

En el presente estudio se presentan antecedentes sobre una evaluación preliminar de la calidad bactereológica de bofedales
y vegas del área andina de la primera y segunda región de Chile, realizada mediante un sistema simplificado, propiciado por
IDRC, que se ha estado aplicando en sistemas rurales de las zonas central y sur del país (Castillo y Duarte, 1992). El trabajo
forma parte de un catastro sistemas acuáticos de altura realizado para la Dirección de Aguas (Castro y col. 1993,} y corresponde
a una colaboración del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de
Chile, a dicha investigación. Los resultados del estudio se presentan a continuación.

METODOS

Area de estudio. Las muestras fueron recolectadas desde afloramientos y aguas corrientes de bofedales y vegas de la zona
andina, considerando características del uso y manejo de pastos y aguas (Fig. 1). Durante tres campañas, realizadas entre
febrero y abril de 1993, se analizaron en terreno, un total de 66 muestras, 32 en la 1§ Región y 34 en la 11ª Región. En paralelo
117
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

A
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24 8. MAL PASO
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25 O. DESAGUADERO
28 i. PARINACOTA
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37~ ~33
27 8. CHUAIGUAYLLA
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31 O. VISYIRI
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32 O. CHAf;IUPALCA
33 i. ULLUNE
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35 i. CASTILLUMA
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53 11. COLLACAGUA /
54 11. LAOUNILLAS
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18 Y PUTANA
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71' 700 ... ... 67'

Fig. 1 Ubicación de las muestras estudiadas A. Región de Tarapacá; B. Región de Antofagasta.

118
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

se recolectaron 17 muestras duplicadas, las que fueron enviadas al laboratorio para su análisis por metodología convencional.

Procesamiento de la muestras. Para el análisis de las muestras se utilizó el método de la cinta de papel del H2 S, descrito por
Manja et al. (1982), modificado por Castillo (1992), consistente en la recolección de 100 mi de muestra en un frasco de vidrio
estéril, conteniendo una tira de papel filtro impregnada con una mezcla de química, previamente desecada. Posterior a su
recolección los frascos se mantuvieron a la temperatura ambiente y durante cinco días se controló el cambio de color (de
incoloro a negro) de la cinta de papel. Las muestras que registraron coloración negra (en cualquier grado) se clasificaron como
positivas. En el intertanto, los frascos fueron remitidos al laboratorio, donde mediante técnicas estandarizadas se verificó la
presencia de bacterias indicadoras de contaminación: coliformes totales y coliformes fecales. Las muestras paralelas fueron
analizadas por su contenido en ambos indicadores, mediante metodología estándar (S. Methods, 1989).

Calificación
Con los resultados de verificación del ensayo del H2S procedió a una calificación sanitaria de las aguas, según el siguiente
criterio:

Clase A: Buena calidad bacteriológica por presentar ausencia de color y de bacterias coliformes totales y fecales.
Clase 8: Calidad bacteriológica incierta por presentar presencia de color negro y bacterias coliformes totales, en ausencia de
bacterias coliformes fecales.
Clase C: Mala calidad bacteriológica por presentar presencia de color negro y bacterias coliformes totales y fecales.

Las muestras analizadas por metodología rutinaria fueron clasificación según su aptitud para agua potable y uso en riego
según los criterios establecidos por norma nacional (NCh 409 Of. 84 y NCh 1333 Of. 78 del Instituto Nacional de Normalización
(INN, Chile).

RESULTADOS Y DISCUSION

En las Tablas 1 y 2 se presenta una relación de los datos obtenidos en el estudio de terreno. Estas incluyen procedencia de las
aguas (según nomenclatura DGA), identificación de los bofedales y vegas, entidades pobladas usuarias, uso principal de los
sistemas, presencia/ausencia de indicadores de contaminación (según metodología simplificada) y su calificación sanitaria.

Del total de muestras analizadas 37,9% (25/66), fueron calificadas en la categoría A, consideradas de buena calidad sanitaria
por no detectarse bacterias del grupo coliforme; 28,9% (19/66), correspondieron a la categoría B, de calidad bacteriológica
incierta, por presentar bacterias coliformes totales y ausencia de coliformes fecales, y el 33,7% (22/66) se agrupó en categoría
C, por contener coliformes totales y fecales. Cabe destacar el alto porcentaje de las muestras catalogadas dentro de las dos
últimas categorías, 62,1% (41/66), cuya calidad es considerada no apta para consumo humano.

Los sistemas calificados en la categoría A, correspondieron principalmente a recolecciones efectuadas directamente en


afloramientos, o sectores muy cercados a ellos, y a cursos de rápido escurrimiento, en zonas poco pobladas, desde donde se
obtiene preferentemente agua para consumo humano. Los sistemas de las categorías By C coincidieron con áreas de mediano
y activo pastoreo y actividad humana, donde la presencia de coliformes totales (categoría B) y coliformes de origen fecal
(categoría C), indican pérdida gradual de la calidad del agua para consumo directo y para otros usos menos restrictivos, como
regadío o brebaje de animales.

La comparación de los datos obtenidos por región indica que los sistemas de la 11• Región presentan mejor calidad sanitaria que
los de la 1• Región. Tal como se observa en la Fig. 2, el 78 % de las vegas analizadas en la región de Antofagasta calificaron
dentro de la categorías A y 8, mientras que en los bofedales de la región de Tarapacá, ambas categorías representan sólo el
56%. Cabe señalar que en esta última, las entidades pobladas se encuentran en sectores relativamente cercanos, sobre los
4.000 m s.n.m., aledaños a los bofedales, donde se mantiene actividad de pastoreo permanente durante todo el año. En tanto,
en la 11• Región, los asentamientos humanos se localizan alrededor de los 3.000 m s.n.m., y las vegas se encuentran en
sectores más altos y bastante alejados de los pueblos. En esta región, en consecuencia, la transhumancia -rotación estacional
del ganado- cobra más importancia al analizar los factores que incidirían sobre la calidad del agua.

Los resultados cuantitativos de coliformes totales y fecales de 17 muestras recolectadas en ambas regiones se muestran en la·
Tabla 3. De ellos se desprende que el nivel de contaminación es relativamente bajo, por lo que se pueden considerar como
fuentes de agua potable de calidad sanitaria de buena a regular (NCh7770f. 71. IN N); sin embargo, la gran mayoría (13/17) no
cumple con los requisitos de calidad bacteriológica para agua potable, estipulados por la norma chilena en vigencia (NCh 409
Of.84. IN N). En ambos casos, estos resultados corroboran la caracterización obtenida de los ensayos simplificados realizados
en el terreno (Tablas 1,2), sobre la necesidad de aplicar algún tipo de tratamiento de descontaminación, previo al consumo. Por
otro lado, estos datos indican que las aguas son aptas para el riego de todo tipo de especies vegetales, incluídos cultivos
restrictos como verduras y frutos crecidos a ras de suelo (NCh 1333 Of.78. INN).

En una zona desértica, remota, inaccesible, sujeta a bruscos cambios diurnos de temperatura y otros factores climáticos
119
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLA 1.
CARACTERIZACION SANITARIA BOFEDALES 1• REGIO N • CHILE

MUESTR FECHA CUENCA SUBCUENCA NOMBRE USUARIO* usos CT CF CLASE


NI

24 04/93 ALTIPLANIC L.Chungará Mal Paso Ajata pastoreo + + e


25 Río Lauca Desaguadero Parinacota pastoreo - A
26 Río Lauca Parinacota Parinacota pastoreo - - A
27 Río Lauca Churiguayo Guallatire pastoreo - A
28 Río Lauca Ancuta Ancuta pastoreo + + e
30 Río Lauca (1) Nasahuento/Chall. Nasahuento pastoreo + + e
31 Río Lauca (1) Visviri Visviri pastoreo + - B
32 Río Lauca (1) Chañupalca Chañupalca pastoreo + - B
33 Río Lauca (1) Ulluni Chañupalca pastoreo - - A
34 Río Lauca (1) Pacharaque Caquena pastoreo + - B
38 Río Lauca (1) Caquena Caquena pastoreo + + e
29 Río Lauca (1) Huaylas Putre pastoreo + + e
35 RIO LLUTA Río Lauca (1) Castilluma Grande Col pitas pastoreo + - B
36 Río Lauca (1) Pauta Choquinanta Pauta pastoreo + - B
37 Río Lluta Alto Ancocalane Ancocalane pastoreo + + e
39 ALTIPLANIC Río Lauca Misitune Misitune pastoreo + + e
40 Río Lluta Japu Guallatire pastoreo + - B
41 Río Lauca Paquisa Guallatire pastoreo - A
42 Salar Surire Salar Surire Surire pastoreo - - A
45 Río Lauca (2) Jalsuri lsluga pastoreo + + e
43 Sencata/Sacaya Parajaya Pansuta Ancochulpa pastoreo - - A
44 Sencata/Sacaya Paserijo Vi lacayo pastoreo + + e
46 Sencata/Sacaya Chuyuncane Chuyuncane pastoreo + + e
47 Sencata/Sacaya Umiña Ancuaque pastoreo + + e
48 05/93 PAMPA DEL Qbda. Tarapacá Cóndor Chojona Cultane pastoreo + - B
49 TAMAGURAL Qbda. Tarapacá Tangani Cultane Pastoreo + B
50 Qbda. Tarapacá Aguas Calientes Lirima pastoreo + + e
66 RIOLOA Río Loa (3) Copaquire Copaquire pastoreo + - B
51 Río Loa Alto Chal vire Lirima pastoreo + + e
52 ALTIPLANIC Sencata/Sacaya Canto Cancosa pastoreo - - A
54 Salar Huasca Lagunillas Cancosa y Li pastoreo + + e
53 Salar Huasca Coyacagua + + e
55 Salar Huasca Huasca Grande Hu asco pastoreo - - A

56 Salar Coposa Coposa Coposa pastoreo - - A

SIMBOLOGIA CT: COLIFORMES TOTALES CF : COLIFORMES FECALES

CLASE A BUENA CALIDAD BACTEREOLOGICA- AUSENCIA DE CONTAMINACION FECAL


B CALIDAD BACTEREOLOGICA SOSPECHOSA- CONTAMINACION INDETERMINADA
e MALA CALIDAD BACTEREOLOGICA- CONTAMINACION FECAL

(*) : Entidad poblada


(1) : entre límite Perú, Bolivia y río Lauca
(2) : antes río Guallatire
(3) : entre río Salado y Quebrada Barrera
120
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLA2.
CARACTERIZACION SANITARIA VEGAS 11• REGION -CHILE

MUESTR FECHA CUENCA SUBCUENCA NOMBRE USUARIO* usos CT CF CLASE


NI

01/93 SALAR DE Salar Atacama Tulan Peine pastoreo - A


2 ATACAMA Salar Atacama Tarajne Peine pastoreo + + e
3 (1) S. Pta. Negra De Las Zorras Peine Abandonad- - A
4 (4) Aguas Calientes Aguas Calientes Socaire pastoreo - - A

5 SALAR DE S. Atacama Cas Socaire pastoreo - - A


6 ATACAMA S.Atacama Tal abre Tal abre pastoreo + - B
7.8 (4) S. Aguas Caliente Sucultur Tal abre pastoreo - - A
9 (4) S. Aguas Caliente Chamaca Tal abre pastoreo + B
10 (4) S. Aguas Caliente Pili o Río Negro Tal abre pastoreo - - A
11.12 (2) Salar Tara Tara Talabre pastoreo - - A
13 (2) Salar Tara Poquis Tal abre abandonad - - A
14 (4) Lag. Parico Quepiaco Talabre pastoreo - - A
15 SALAR DE Río San Pedro Lican Río Grande pastoreo + + e
18 ATACAMA Río San Pedro Putana Río Grande pastoreo + - B
y Machuca
16 RIO LOA Río Loa Alto Tatio Caspana pastoreo - - A
17 Río Loa Alto Tatio Campament Caspana pastoreo - A
19 Río Loa Alto lncahuasi Caspana pastoreo + + e
20.21 02/93 Río Loa Alto Cabana Tocones pastoreo + - B
22 Río Loa Alto Caspana Caspa na pastoreo + - B
23 Río Loa Alto Ayquina Ayquina pastoreo + - B
57 05/93 (3) Salar Carcote Cuchicha Ollagüe pastoreo + + e
58 RIOLOA Río Loa Alto Chalhuire Ollagüe pastoreo - - A
59 (3) Salar Ollagüe Amincha Amincha pastoreo + + e
60 (3) Salar Ollagüe Delinca Ollagüe pastoreo + + e
61 (3) Salar Ascotan Cebollar Ollagüe pastoreo + + e
62 (3) Salar Ollagüe Al concha Ollagüe pastoreo + - B
63.64 (3) Salar Ollagüe Puquios Ollagüe pastoreo + B
65 ALTIPLANIC S. Michincha Ujina Ujina abandonad - - A

SIMBOLOGIA CT: COLIFORMES TOTALES CF : COLIFORMES FECALES

CLASE A BUENA CALIDAD BACTEREOLOGICA- AUSENCIA DE CONTAMINACION FECAL


B CALIDAD BACTEREOLOGICA SOSPECHOSA- CONTAMINACION INDETERMINADA
e MALA CALIDAD BACTEREOLOGICA- CONTAMINACION FECAL

(*) : Entidad poblada


(1) : endorreica: Salar de Atacama-vertiente Pacífico
(2) : fronteriza: Salar de Atacama-Socompa
(3) : fronteriza: Sal~r Michincha-Río Loa
(4) : endorreica: Entre fronteriza y Salar de Atacama

121
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CALIDAD SANITARIA BOFEDALES


AREA ANDINA 1 REGION CHILE

~(29.4%)
e (44.1%) ·:·:·:·:·:·:·>:·:·:·:·

A: AUSENCIA DE CONTAMINACION FECAL


a«J -s (28.5%)

- n=34
8: CONTAMINACION INDETERMINADA
C: CONTAMINACION FECAL

CALIDAD SANITARIA VEGAS


AREA ANDINA 11 REGION CHILE

CJV
.
.. A (46.9%)

•= 32
A: AUSENCIA DE CONTAMINACION FECAL
B: CONTAMINACION INDETERMINADA
C: CONTAMINACION FECAL

Fig. 2 Comparación de la calidad sanitaria de los bofedales y vegas de las Jll y JJB Regiones de Chile, respectivamente.

TABLA3.

CALIDAD BACTEREOLOGICA VEGAS V BOFEDALES SECTOR ANDINO 1• V 11• REGIO N • CHILE

REGIO N NOMBRE CT NMP/100 ML CF NMP/100 ML CALIFICACION CALIFICACION


AGUA POTABLE * RIEGO**

1• CondorCho 23 6 no apta apta


Tangani 13 <2 no apta apta
Aguas Calientes 6 6 no apta apta
Chalhuire 240 240 no apta apta
Canto <2 <2 apta apta
Lagunillas 13 13 no apta apta
Huasco 240 62 no apta apta
Huasco Grande <2 <2 apta apta
Coposa <2 <2 apta apta

11• Cuchicha 700 23 no apta apta


Chalhuire 6 <2 apta apta
Amincha 700 62 no apta apta
Delinca 240 23 no apta apta
cebollar 6 6 no apta apta
Al concha 6 <2 no apta apta
Puquios 62 <2 no apta apta
Uji na <2 <2 apta apta

* NCh 409 Of.84, INN, Chile CT : COLIFORMES TOTALES


NCh 1333 Of.781NN, Chile CF : COLIFORMES FECALES
'--·

122
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

adversos, prácticamente sin perturbación antrópica, como es la región andina del norte, se asume que las aguas naturales
podrían ser consideradas «pristinas••; sin embargo, los antecedentes presentados fundamentan el sentimiento de los escasos
habitantes de la zona, al responsabilizarlas del origen de ciertas infecciones que los aquejan. En conclusión, este estudio
presenta nuevas evidencias de la importancia de contar con sistemas simples para controlar la calidad del agua en el terreno,
y tomar las precauciones necesarias para el aprovechamiento de los recursos hídricos, sin riesgos para la salud (WHO, 1981 ).

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo fue parcialmente financiado por el lnternational Development Research Centre (IDRC), Canadá, a través del
proyecto CF:3P-01 00-04.

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123
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

SIGNIFICADO DE LA ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO DE ECOSISTEMAS ACUATICOS


Y ZONAS ECOTONALES ALTIPLANICOS PARA SU EVALUACION,
GESTION AMBIENTAL Y CONSERVACION

HERMANN A.MÜHLHAUSER

UNIVERSIDAD DE CHILE, FAC. DE CIENCIAS, DEPTO. DE CIENCIAS ECOLOGICAS, CASILLA# 653,


SANTIAGO, CHILE

RESUMEN
Los Andes Centrales, que se extienden desde Cajamarca (07°50' S) en Perú hasta Antofagasta en Chile (23° 38' S) y Catamarca en Argentina (27"50' S),
se caracterizan por una preponderancia de grandes altiplanicies ubicadas por sobre los 3.500 m s.n.m., las cuales reciben el nombre de Puna o
Altiplano. En esta región, se desarrollan ecosistemas de altura de características muy peculiares. Las comunidades vegetales y animales de aquellos
sistemas ubicados en la vertiente occidental del macizo Andino, responden a condiciones ambientales extremas, con una estación lluviosa corta, con
fuertes variaciones diurnas de la temperatura(> 20 oc), las cuales pueden ir bajo el nivel de congelación, especialmente en la noche. Estándo influenciadas,
además, por los efectos más intensos de la radiación solar, baja presión de oxígeno y suelos inmaduros, no diferenciados, aguas con alto contenido
salino e influencia de volcanes activos en su entorno. Nuestros estudios se desarrollan al interior del Parque Nacional y Reserva Mundial de la Biósfera
Lauca. Como ejemplos de ecosistemas de altura se han investigado el humedal de Parinacota (18° 12 S- 69° 17 W), ubicado a 4.390 m s.n.m. y
humedales en los lagos Chungará (18° 14' S, 69° 09' W), ubicado a 4.570 m s.n.m. y Cotacotani (18° 11' S, 69° 13' W), ubicado a 4.530 m s.n.m. El
humedal de Parinacota y otros más pequeños en el entorno del lago Chungará son explotados en ganadería por pequeñas comunidades indígenas de
la etnia Aymara asentadas en su alrededor. En las comunidades naturales se han caracterizado algunas relaciones entre el tamaño del sistema (humedal,
lago), las características hidrológicas y las dimensiones ecotonales, especialmente en relación a los parches del humedal y diferencias en la diversidad
biológica. Los sistemas presentan una notable riqueza en especies, tanto en formaciones vegetacionales (más de 20), como en las asociaciones
animales; existiendo en los sistemas acuáticos algunas diferencias de composición en fauna bentónica e íctica entre los subsistemas lóticos y lénticos.
Del bofedal de Parinacota se ha desarrollado un modelo empírico de valorización utilizando mediciones energéticas en diversos niveles tróficos.

ABSTRACT
The Central Andes is the subregion of Peru, Bolivia and Northern Chile and Argentina that extends from Cajamarca in Perú (07°50' S) to Antofagasta in
Chile (23° 38' S) and Catamarca in Argentina (27" 50' S). The most remarkable feature of this subregion is the formation of very high plateau lands, the
Altiplano or Puna. Spreading elsewhere in the high plateau, are distinct ecosystems (lakes and wetlands), with well developped land/water, and water/
water ecotones. Altiplano wetlands are ideal pasturas for nativa camelids (Llama, Alpaca), and sheep. In the Altiplano, plan! and animal communities and
man itself, are adapted to extreme environmental conditions. He re, there is an asymmetry of rainfall and temperatura, with the Pacific slopes drier and
cooler than the eastern slopes.The present report is basad on data derived from Parinacota, a Puna wetland ecosystem (4,390 m a.s.l.), and wetlands
around Puna lakes Chungará (4,530 m a.s.l.) and Cotacotani (4530 m a.s.l.), both located at National Park and UNESCO Biosphere Reserve Lauca (18°
12' S; 69° 17' W). Human Aymara small communities are sparsed around and in the wetlands. Al present the dominan! subsistence activity is raising of
llamas, alpacas and sheep based on natural vegetation. So lar traditional, low-intensity management techniques that have succesfully maintained or
enhanced the functions of local wetlands and land/inland ecotones had been identified. Fundamentals of plant and animal communities had been studied
in connection to a better management. The relationship between wetland size, hydrologic features, dimensions of the ecotone and biodiversity, plan!
nutrients and abiotic characterisitics was also studied. Results showed over 20 plant associations in the wetland. Aquatic benthonic fauna shows a
noticeable species richness. Qualitative and quantitative differences exists between lotic and lentic fauna. The investigation shows that in Parinacota
wetland an assimilative capacity for nutrients and dissolved solids exists. To identify parameters of wetland patches and ecotones that need to be better
understood, in connection to valuation and management, a descriptiva conceptual modal is developped. The modal is supported with calorimetric
measurements of energy trapped in the principal trophic levels described.

INTRODUCCION

El paisaje predominante en los Andes Centrales corresponde a un altiplano (> 3.500 m s.n.m.), también conocido como
Puna. El Altiplano chileno se encuentra ubicado en el borde sur-occidental de este plateau andino. Esparcidos a través de este
semidesierto frío y principalmente por sobre los 4.000 m s.n.m., se ubican diversos ecosistemas acuáticos, predominando
lagos y humedales, también conocidos como bofedales o vegas). Estos bofedales constituyen sistemas peculiares los cuales
soportan una economía de pastoreo de subsistencia para pequeños asentamientos nativos de la etnia Aymara. El pastoreo de
la «alpaca» y la «llama« se realiza en esta zona desde antes de la conquista española (Santoro y Chacama, 1982).

Tradicionalmente la Puna ha sido una importante vía de paso entre la costa, las tierras altas y hacia el Este más allá de los
Andes. Sin embargo la falta de interés por los pueblos del valle en colonizar estas tierras altas ha favorecido no sólo la
continuidad étnica sino que también la supervivencia de humedales y lagos con una intervención antrópica mínima. Los objetivos
·de este trabajo se relacionan con los aspectos fundamentales de la estructura y función de humedales y lagos de alta altitud en
el Altiplano chileno, en relación con su evaluación ambiental, su manejo y su conservación.

DESCRIPCION DEL AREA DE ESTUDIO

El estudio se llevó a cabo en el Parque Nacional y Reserva Mundial Unesco de la Biósfera, Lauca (18° 03'; 18° 27' S; 69° 02;
69° 39 W). La base de datos fue colectada en el humedal de Parinacota (18° 12 S; 69°; 69° 17' W; 4.300 m s.n.m.) y bofedales
ubicados en el entorno de los lagos Chungará (18° 14' S; 69° 09' W; 4.570 m s.n.m.) y Cotacotani (18° 11' S; 69° 13' W; 4.530
m s.n.m.).

127
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Fisiografía y Clima: Las tierras altas en la cuenca del Lauca consisten de amplias llanuras {ubicadas sobre 4.000 m s.n.m.),
delimitadas por cadenas montañosas, especialmente en el este y el oeste. Algunas de las montañas exceden los 6.000 m de
altura. El humedal de Parinacota cubre un área de 21 km 2 , el resto de los humedales estudiados no supera un área de unas
pocas ha. Los lagos tienen áreas de 19,25 km 2 y 6,0 km 2 , respectivamente.

La fisiografía presente de la Cuenca del río Lauca ha sido determinada por el volcanismo activo plio-pleistocénico de los
Payachatas (volcanes Parinacota y Pomerape) que acumuló en el sector grandes masas de andesitas (González, 1966).

Para la región andina central Salas et al. {1966) han descrito nueve unidades fisiográficas. Parinacota, Chungará y Cotacotani
se ubican en la unidad denominada Puna.

El clima: Es frío y seco. Las temperaturas diarias oscilan comúnmente hasta 30° C en el transcurso de 24 horas (especialmente
durante los meses de invierno). Sin embargo, las temperaturas en la región varían con la altitud así como con características
topográficas locales. Usualmente la temperatura desciende bajo cero durante la noche todo el año.

El régimen anual de precipitaciones está caracterizado por lluvias intensas durante el verano (Diciembre a Marzo) y un periodo
seco largo que se extiende de Abril a Noviembre (Burgos, 1979). Los registros de precipitación en tres estaciones meteorológicas
en la cuenca del Lauca para un período de veinte y seis años (1963 - 1989) fluctuaron en un rango entre 750 mm y< 100 mm.
Los valores máximos se obtuvieron en Enero (media= 123,2 mm), Conaf (1986). En la Puna un régimen de pluviosidad
irregular es también característico (Ottonello & Ruthsatz, 1982; Vila & Muhlhauser, 1986; Muhlhauser, en prensa).

Los Suelos: Los suelos hidromórficos predominantes en el humedal de Parinacota y el entorno de los lagos Chungará y
Cotacotani son derivados de ceniza volcánica con horizontes obscuros y arenosos. Los tipos dominantes, que son comunes
para toda la región meridional de la Puna árida (Beek & Bramao, 1968) son: regosols inmaduros, lithososls, alluviales y solon-
chaks. Los patrones de paisaje local, y la acción del viento, drenaje, erosión y vegetación sobre este humedal dan las condiciones
para la remoción y acumulación de depósitos de suelo en rangos de profundidad entre unos pocos cm y más de 1 m. Sobre el
suelo, y dependiendo de la fisiografía local existen depósitos de restos vegetales de profundidad y grado de mineralización
variable. (Troncoso, 1983; De Carolis, 1986; Conaf, 1986).

Hidrología: El drenaje de la cuenca endorreica, superior del rio Lauca (495 km 2 ) comprende varios subsistemas dispuestos en
un patrón altitudinal, formando un continuo entre el lago Chungará en la cuenca más alta (280 km 2) y lagunas de Cotacotani
más el bofedal de Parinacota (cuenca de 100 km 2 ) ubicados aguas abajo (Kiohn,1972). Los principales tributarios son el rio
Chungará (flujo medio: 400 1/s), para el lago Chungará; los rios Benedicto Morales (flujo medio: 100 1/s) y Encuentro (20 1/s)
para lagunas Cotacotani; río Desaguadero (flujo medio 150 1/s) para el humedal de Parinacota. Este sistema inter-conectado es
drenado por el rio Lauca (300-1.000 1/s). Este rio desagua finalmente en el salar de Coi pasa localizado en Bolivia. Los parámetros
de calidad del agua se indican en el Cuadro 1.

Vegetación: La formación vegetacional de los bofedales corresponde a la de una pradera de alta altitud, con una cobertura de
50 a 100 %. La mayoría de las especies son xerofitas y están adaptadas a las condiciones ambientales extremas de la Puna
altoandina. La comunidad de plantas herbáceas cubre un 37 % del área del bofedal. El Cuadro 2, muestra las especies
dominantes. Se ha descrito 24 combinaciones de 16 especies de herbáceas y de matorral para el área del bofedal de Parinacota
(Troncoso, 1983; Caviedes y Serey, 1992). La mayor parte de la biomasa vegetal coresponde a Oxychloe andina (Juncaceae),
una geófita, rizomatosa de hojas cortas y duras. Esta planta sólo crece sobre los 4.000 m con un patrón vegetativo específico
del tipo parche y forma parte de 11 combinaciones de plantas en el humedal. Los parches de vegetación están espacialmente
estructurados en forma de "colchones". El tracto central consiste de Oxychloe andina combinada con Werneria pygmea, W.
pinnafitlda, Distlchia muscoides y Gentlana prostata. En áreas más secas del bofedal devienen dominantes dos especies de
Graminae: Festuca sp. y Deyeuxia sp. La comunidad de plantas acuáticas tanto en los lagos como en los humedales está
caracterizada por una vegetación sumergida dominada por Myriophillum elatinoides, Azolla foliculoides, E/odea Potamogeton,
Potamogeton pectina tus, Cal/itriche stagnalis y la especie emergente Deyeuxia sp. En el ecotono tierra/ agua se hacen dominantes
dos especies del matorral: Parastrephia quadrangularis y Parastrephia lepidophylla. La composición florística varía dependiendo
de la pendiente, flujo de agua y orientación. Taxonómicamente se puede considerar como endémicas de la Puna a los siguentes
géneros de plantas encontrados en el humedal de Parinacota (Kalin Arroyo, 1982): Oxychloe, Azore/la, Gentiana, Werneria y
Parastrephia. La vegetación en los humedales de alta altitud depende fundamentalmente de las condiciones hidrológicas. En
un gradiente desde terreno seco a zonas inundadas en el ecotono, la estructura de la biomasa de O. andina mostró diferencias
significativas: En el borde más seco, aguas arriba, el cual se inunda ocasionalmente por períodos de tiempo cortos, se encuentra
una biomasa pequeña. La biomasa máxima se observa en áreas que son inundadas frecuente o permanentemente (Cuadro 3).
Las zonas ecotonales del humedal puede tener una alta biodiversidad. Sin embargo debido a factores locales, la biodiversidad
puede ser difícil de predecir (Holland et al., 1990). Los ecotonos en humedales altoandinos no son una excepción. Acá la mayor
riqueza en especies está asociada con áreas permanentemente inundadas, mientras la menor biodiversidad se observa cerca
del borde que limita con el sistema terrestre semidesértico.

Fauna de Invertebrados Acuáticos y Peces: Los subsistemas lóticos y lénticos en la Reserva Lauca son ricos en fauna
acuática. Los invertebrados están representados principalmente por crustáceos, insectos y gastrópodos. El valor más importante

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CUADRO 1.
CAMBIOS EN PARÁMETROS DE CALIDAD DE AGUA EN UN GRADIENTE EN LA RESERVA DE LA BIÓSFERA LAUCA.
VALORES MEDIOS DE TRES LOCALIDADES EN CADA ZONA e (1 D.S.)

Zona pH Conductividad Sólidos Total-N Mhos/cm g/1 g/1 25°C


suspendidos

Chungará 9.1 1400.0 1'11* 574,00 (0.2) (112.0) (0.026) (5,26)

Laguna 8.2 850.9 0.026 434.09 (0.0) (7.0) (0.001) (6.15)


Cotacotani

Aguas arriba 8.2 .845.0 0.027 439.77 (0.3) (15.4) (0.005) (45.86)
Parinacota

Zona media 8.0 742.6 0.021 386.36 (0.4) (47.8) (0.006) (39.10)
Parinacota

Aguas abajo 8.5 680.0 0.011 344.31 (0.7) (58.6) (0.002) (25,08)
Parinacota

* = Sólidos disueltos totales

de los invertebrados acuáticos en los humedales es el papel que tienen en el soporte sostenido de la cadena trófica (Murkin &
Wrubleski, 1988). En bofedales como Parinacota y lagos como Chungará y Cotacotani los invertebrados acuáticos están
mayoritariamente asociados con Macrófitas y detritus vegetal. La abundancia de los grupos dominantes de invertebrados
pueden ordenarse como sigue: Desmenuzadores (Anfípodos); Pastoreadores (caracoles de los géneros Tafia y Ancyl/us);
filtradores y colectores (quironómidos, Diptera); Hemiptera, Coleoptera, Odonata, Tricoptera y Efemeroptera; otros consumidores
Anélidos, Hirudlneos (sanguijuelas), Oligoquetos. Los peces están representados en los humedales por dos especies, un
pequeño bagre (Trichomycterus /aucaensis, "suche'), dominante en los sistemas lóticos y Orestias sp, "corvinilla", un
ciprinodóntido, dominante en los sistemas lénticos. Se observan diferencias en la abundancia, biomasa y diversidad de las
comunidades de invertebrados acuáticos entre ambientes lóticos (fluviales) y lénticos (lacustres). La trofodinámica muestra
que T. /aucaensis y Orestias sp; consumidores tope en sistemas lóticos y lénticos respectivamente, se alimentan de presas
totalmente diferentes. T. laucaensis consume preferentemente Anfípodos y Orestias sp zooplancton y Dipteros quironómidos
(Vila, no publicado). Aunque el paisaje acuático en los bofedales y zona litoral de los lagos aparece muy monótono, existen
diferencias finas y leves entre los ambientes lénticos y lóticos. Por ejemplo, en los canales del humedal donde el flujo de agua
está en un rango entre 0,2 y 0,4 m/s, las especies vegetales dominantes son: Myriophillum elatinoides, Elodea potamogeton,
Potamogeton pectina tus y Minulus luteus. En las lagunas donde el flujo del agua está en un rango entre 0,05 y O, 1 m/s las
plantas dominantes son: Rannuncu/us sp, Azolla fillculo/des y Lemna giba (De Carolis, 1986). Un patrón de distribución similar
se observa con la fauna acuática. En los canales los grupos dominantes son: raspadores y desmenuzadores (Anfípodos y
Tricópteros). En las lagunas predominan los filtradores (Zooplankton y Dípteros Quironómidos). En la red de canales las
lagunas pequeñas funcionan como nodos, conectando una red de diferentes cursos de agua. Sugerimos que las lagunas (en
verdad, expansiones de los canales) tienen un rol en los bofedales como ecotonos agua/agua. Ciertamente se requiere de
mayor investigación para probar esta hipótesis.

Otros Vertebrados: En estos sistemas de alta altitud es posible encontrar tres especies de Anfibios: Pleurodema marmorata y
Telmatobius peruvlanus (Leptodactilidae), y Bufo spinolosus (Bufonidae). Los humedales de alta altitud de la Puna son también
un refugio para una rica avifauna. Muchas de estas especies de aves son migratorias (Sallaberry, comunicación personal).
Especies imporiantes son la "tagua gigante" (Fulica gigantea), que es endémica. El "pato jergón chico" (Anas flavirostris). La
"guayata" ( Chloephaga melanoptera) y la "gaviota andina" (Larus serranus). Hasta ahora las relaciones tróficas entre las
comunidades de vertebrados e invertebrados acuáticos, anfibios y aves no han sido investigadas. Ocasionalmente dos roedores
entran desde el sistema terrestre al bofedal, se trata de: Lagidium viscacia (vizcacha) y Phyllotis boliviensis (lauchón orejudo).

Pastoralismo: La economía indígena de la Puna ha sido tradicionalmente definida como pastoral y la evidencia arqueológica-
antropológica lo sostiene (Ottonello y Ruthsak, 1982; Castro, 1982, 1992, en prensa). En la actualidad la Economía pastoral en
la región del Lauca es sostenida por camélidos y ovejas. Sin lugar a dudas la "Llama" (Lama glama) y la «Alpaca•• (Lama
pacus) son los animales más comunes en el Altiplano ya que suplen de lana, transporte y ocasionalmente carne a las comunidades
pastoriles locales. La localización de los asentamientos humanos depende por lo tanto de las condiciones ambientales locales
y de los movimientos de sus rebaños. De acuerdo a Rotondaro (1992), en los sistemas estudiados existe un pequeño asentamiento

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CUADR02.
ESPECIES DOMINANTES DE LA COMUNIDAD DE PLANTAS EN LOS HUMEDAlES ANDINOS DE ALTA ALTITUD DE LA RESERVA
DE LA BIÓSFERA, LAUCA.

Especies Familia

Agrostis tolucensis Graminae


Azolla filiculoides Azollaceae
Carex incurva Cyperaceae
Distichia muscoides Juncaceae
Festuca rigescens Graminae
Hypocheris taraxacoides Compositae
Lachemilla diplophylla Rosaceae
Oxychloe andina Juncaceae
Werneria pygmea Compositae

Werneria pinnatifida Compositae


Werneria spathu/ata Compositae

CUADR03

BIOMASA DE OXYCHLOE ANDINA, UNA ESPECIE HERBÁCEA DOMINANTE EN UN GRADIENTE EN PARINACOTA, UN HUMEDAL
ANDINO DE ALTA ALTITUD. .
VALORES MEDIOS DE 1OLOCALIDADES EN CADA ZONA o 1 D.S.

Zona Biomasa Vegetal


kg/ha

Cuenca superior/ecotono del bofedal 3250


inundado en época lluviosa (367)

Zona Media 5800


inundada todo el año (556)
excepto al final de la estación seca

Zona baja 7000


permanentemente inundada a (486)
través del año
-------

urbano (Parinacota), una aldea que es ocupada sólo durante festivales religiosos y dos tipos de asentamientos tradicionales:
Composiciones con casa, bodegas y corrales. Estos son asentamientos permanentes. La gente considera a estos asentamientos
permanentes como su hogar. Un segundo tipo de asentamiento tradicional es el ccpuesto» de pastoreo; éstos son unidades
habitacionales aisladas y que se distribuyen en el perímetro del bofedal. Están ocupados temporalmente dependiendo de la
disponibilidad de pasturas. Las familias individuales poseen varios puestos, moviéndose de uno a otro durante el año. La
propiedad de la tierra es privada o comunal. El desarrollo pecuario por las distintas familias es realizado en una franja de
pasturas delineada por límites físicos tales como: cuencas, cimas, rocas, etc. La franja incluye territorios de humedal y semidesierto
seco. Los rebaños se mueven alternadamente por diferentes pasturas localizadas en el humedal y en la zona seca.

EVALUACION AMBIENTAL Y MANEJO

En los humedales de la Reserva de la Biósfera Lauca existen cerca de 10.000 cabezas de ganado de camélidos y ovejas.
Troncoso (1983) y De Carolis (1986) han investigado la capacidad de carga para las pasturas localizadas en el humedal de
Parinacota. Concluyen que la asociación vegetal: Oxychloe andina- Wemeris pygmaea- Deyeuxia curvula tiene la mejor tasa

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

de conversión para la cría de ganado. En una primera aproximación entrega una carga sustentable de 2,03 llamas/ha/año. Sin
embargo el humedal estaría soportando una sobrecarga de 2,06 a 3,53. Para conservar el bofedal, el cual de otra manera
tenderia a desaparecer por un uso no sustentable, los pastores nativos utilizan técnicas blandas de manejo (Castro, en prensa).
Estas metodologías han conservado o incrementado exitosamente las funciones del los ecotonos en los humedales de alta
altitud. Las técnicas de manejo están relacionadas principalmente con métodos de regadio. Virtualmente cada característica
estructural y funcional de los bofedales está directa o indirectamente determinada por la hidrología (Carter, 1986; Bedford y
Preston, 1988). Muhlhauser (en prensa) ha evidenciado de que los bofedales constituyen ecosistemas frágiles muy dependientes
del agua. Sin embargo, los Aymara pueden constreñir o expandir los ecotonos tierra/agua, utilizando técnicas de regadío
simples y apropiadas. Un nuevo parche de humedal puede desarrollarse en un lapso de cuatro años de adecuado manejo (De
Carolis, 1986).

Modelo conceptual para el ecosistema de humedal de alta altitud: Este modelo ha sido desarrollado utilizando la estructura
fundamental de flora y fauna natural del bofedal de Parinacota. La construcción del modelo está aún en progreso. Ha sido
complementado con mediciones energéticas, calorimétricas en los distintos niveles tróficos de la trama alimentaria. Mediciones
de Piranómetro dieron un valor de 4,18 x 1013 kcal/ año. Mediciones calorimétricas en parches vegetacionales del humedal de
Parinacota dieron valores alrededor de 2,55 x 1011 kcal/año. La vegetación acuática dió valores de 1,28 x 101 O kcallaño.
Consumidores tope como Orestias dieron valores de 2, 77 x 108 kcal/año. T. laucaensis entregó un valor de 2,23 x 105 kcal/
año. Esta aproximación parece adecuada para evaluar cuantitativamente cualquier modelo propuesto. Sin embargo, la verdadera
pregunta es: ¿Cómo valorar los humedales andinos de alta altitud? Hasta ahora la disciplina de la Economía Ecológica ha
desarrollado algunas aproximaciones para la valoración práctica de los ecosistemas (Constanza, 1991; Constanza et al., 1992;
Muhlhauser, enviado). En la valoración, se deberán tomar decisiones acerca de la preservación de hábitat, biodiversidad, así
como los intereses de las poblaciones humanas locales. De este modo se estaría alcanzando metas para un manejo
ambientalmente adecuado del sistema. La aproximación, por otra parte, debiera ser válida para los distintos escenarios en los
cuales el uso sostenido de los bofedales y su entorno sea llevado a cabo. Proponemos una aproximación muy práctica cual es
el concepto de «Salud del Ecosistema» (sensu Constanza et al., 1992), asociado al uso de una moneda común tal como
Energia o Flujo de Nutrientes (C, N, P).

CONCLUSION

Los humedales andinos de alta altitud o bofedales han sostenido un pastoralismo como una economía básica de subsistencia
antes y después de la conquista española hasta nuestros días. Los bofedales son ecosistemas peculiares, donde la vegetación,
la fauna e incluso el hombre están adaptados a condiciones ambientales extremas. Del presente estudio se puede concluir lo
siguente:

La composición florística incluye varias especies endémicas de plantas, existentes sólo en la Puna.

En los humedales estudiados, la fauna de invertebrados acuáticos constituye un eslabón fundamental y crítico de la unión
entre los recursos productores primarios/detritus del ecosistema y los consumidores secundarios de orden superior,
incluyendo: peces, anfibios y aves acuáticas.

Los parches de humedales altoandinos y sus zonas ecotonales (tierrra/agua o agua/agua) constituyen sistemas frágiles,
altamente dependientes del régimen hidrológico local, y no pueden ser manejados aisladamente de: el drenaje de la
cuenca superior, los sistemas terrestres semiáridos ubicados en su entorno, ni de los ecosistemas ubicados aguas
abajo del humedal. El conocimiento adecuado de las condiciones hidrológicas en la región es un factor clave en la
conservación de los humedales altoandinos.

Otros factores importantes son aquellos relacionados con tasas de mineralización y reciclamiento de materia orgánica y el
rol del anillo microbiano en condiciones de alta altitud. También un conocimiento adecuado de los ciclos biogeoquímicos y
del flujo de energía.

Prever la necesidad de reconciliar los usos tradicionales de los recursos existentes en estos humedales lagos y lagunas de
alta altitud con las presiones de la sociedad mayor urbana ubicada en pisos altitudinales más bajos. Tales presiones se
traducen en mayores demandas de agua para uso potable regadío mineria y producción de electricidad.

Un conocimiento apropiado de la estructura y funciones de los humedales andinos de alta altitud debería entregar mecanismos
para un uso sustentable de sus recursos.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

COMUNIDADES BENTONICAS DE LAGUNAS ALTIPLANICAS Y


SU RELACION CON LA ACTIVIDAD TROFICA

MATILDE LOPEZ M.

DEPARTAMENTO MANEJO DE RECURSOS FORESTALES


FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS Y FORESTALES UNIVERSIDAD DE CHILE

RESUMEN

Se estudiaron varias lagunas salinas del altiplano caracterizando sus parámetros químicos y comunidades bentónicas, especialmente la abundancia de
diatomeas relevantes en la dieta de flamencos. Se destacan las fluctuaciones químicas y bióticas en el año, comparando estaciones de invierno y
verano. Se encontraron relaciones entre tamaños de especies de Surirella y concentraciones de sílice en las aguas. Existe una específica relación
trófica entre diatomeas y 2 especies de flamencos {Phoenicoparrus andinus y Ph. Jamesi). Los resultados indican que la estabilidad de las asociaciones
diatomológicas está dada no sólo por la homogeneidad ambiental de las lagunas sino además por la actividad de los flamencos. En el delicado equilibrio
de las lagunas altiplánicas se discute el rol de la particular cadena trófica definida como nutrientes --> comunidades bentónicas ---> flamencos. El
conocimiento de sus fluctuaciones naturales serviría de base para estimar efectos de origen antropogénico.

ABSTRACT

Salina altiplanic lakes were studied by describing their chemical parameters and benthic communities, specially the amount of diatoms suitable to be
eated by flamingoes. The annual chemical and biotic fluctuations were estimated by comparing summer and winter samples. A relation was found
between the size o! Surirella and the sílica concentrations in water. An special trophic relation exist between diatoms and 2 species of flamingoe
{Phoenicoparrus andinus and P. jamesi). The stability o! diatom associations would be determinad not only by !he homogeneus environmental param-
eters o! !he lagoons, bu! also by !he activity o! flamingoes. On !he basis of !he gentle equilibrium o! altiplanic lakes, !he role o! the particular trophic chain:
nutrients --> benthic communities ---> flamingoes is discussed. The knowledge o! this natural fluctuations would be useful for estimations o! further
anthropogenic effect.

ANTECEDENTES

El término «Salar» identifica a cuencas cerradas (sin drenaje), con alta evaporación que excede el monto de agua aportada por
los afluentes a la cuenca. Incluye una serie de espejos lacustres, cuerpos lagunares y llanuras con poca profundidad de sus
aguas y depósitos salinos o con materiales elásticos parcialmente cementados por sales.

La salinidad tiene su origen principalmente en la alta evaporación, en otros casos, las sales son aportadas por los efluentes, o
ambas situaciones contribuyen al acopio de sales.

Los lagos y lagunas salinas no sólo son importantes desde el punto de vista económico, sino que constituyen indicadores
sensitivos de un pasado tectónico y de eventos climáticos pretéritos. Presentan una amplia variedad de composiciones salinas
y rangos de concentración de las mismas; Beadle (1974), discutió un criterio para distinguir aguas salinas de dulces, marcando
el límite en 5.000 ppm de sólidos disueltos y basándose principalmente en la tolerancia biológica. El límite superior estaría
dado por la solubilidad del mineral más soluble en equilibrio con las salmueras residuales. Estas salmueras pueden alcanzar
concentraciones cercanas a 400.000 ppm de sólidos totales disueltos.

El ecosistema de salares y lagunas está considerado como extremadamente frágil debido a la escasez de recursos hídricos
superficiales. La poca profundidad de sus cuerpos de agua plantea que estudiar las comunidades planctónicas y bentónicas no
puede hacerse como dos subsistemas separados. Ocurre aquí, por influencia del viento, una remoción alta de sedimentos
(••winnowing») que pasan a integrar parte de la masa biológica flotante en un lapso no mayor de 8-10 horas, día a día (López,
1980).

Debido a que los principales componentes del microbentos de los sedimentos son algas silíceas, el objetivo de este estudio fue
visualizar si existen algunas regularidades cuantificables en su distribución y cómo se relacionan las mismas con los siguientes
niveles tróficos. Especial énfasis fue dirigido a la determinación de sílice, biomasa, y distribución areal de diatomeas del género
Surirella (Turpin), debido a la importancia que revisten como items alimentarios del flamenco Andino (López, 1988).

UBICACION GEOGRAFICA DE LOS CUERPOS DE AGUÁ'MUESTREADOS

Se visitaron lagunas y salares altiplánicos entre los 17° y los 23° Lat. Sur, en una serie de expediciones efectuadas entre 1980
y 1985. En la Tabla N2 1, se resumen datos sobre ubicación y elevación sobre el nivel del mar, de los cuerpos de agua
estudiados (Krstulovic y Roa, 1985).

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TABLA 1.
UBICACION GEOGRAFICA DE LOS CUERPOS DE AGUAS ESTUDIADOS

SALAR O LADO LATITUD{S) LONGITUD{W) ELEVACION M S.N.M. PROVINCIA

CHILE
Salar de Atacama 23° 41" 68° 08' 2303 El Loa
{Laguna Salada)
Salar de Carcote 21 o 18' 68° 20' 3691 El Loa
Salar de Ascotán 21° 29' 68° 23' 3722 El Loa
Salar de Pujsa 23° 12' 67° 32' 4525 El Loa
Saiar de Surire 18° 48' 69° 04' 4200 Parinacota

BOLIVIA
Lago Soledad 1]044' 67° 22' 3718
Laguna Hedionda 21° 34' 68° 03' 4121 Sud-Upez
Laguna Colorada 22° 11' 67°47' 4278 Sud-Upez
Laguna Uru-Uru 18° 05' 6]006' 3693

MATERIAL Y METODOS

1. PARTE BIOLOGICA

a) Técnicas de muestreo:

Este prodimiento fue extendido a todos los cuerpos de agua estudiados. Las muestras oscilaron desde 1 hasta 8.

Se procedió a trazar sobre los sedimentos del fondo, una figura de 1 m2 entorno.

En los vértices y el centro del mismo se tomaron las muestras de sedimientos co~1 sacacorte triangular de área 6,9 mm 2
y con una profundidad de 5 mm (Hurlbert y Chang, 1983). Se tomaron e muestras· de cada punto señalado del cuadro y
luego esta muestra compuesta (345 mm 3 ), se guardó en un frasquito plástico, donde fueron fijadas con formalina al 5% Las
muestras se extrajeron, al inicio o al final del día, evitando así las horas de mayor viento.

b) Limpieza de Material:

Se procedió la siguiente forma para eliminar la gran concentración de carbonatos presente en la mayoría de las muestras:

1. De los frascos plásticos con material fijado se sacó 3 mi.


2. Se agregó 6 mi de ácido clorhídrico concentrado (HCL para remoción de carbonatos.
3. Se dejó reposar por algunos minutos, hasta que hubo disminuido la efervecencia producida.
4. Se centrifugó por cuatro minutos, se eliminó el sobrenadante y se lavó con agua destilada dos veces, repitiendo la
centrifugación.
5. Se traspasó el material centrifugado a un vaso de precipitado agregando 6 mi de ácido nítrico (HN0 para remoción y
3
eliminación de material orgánico.
6. Los 40 mi resultantes se reducen a 20 mi por ebullición bajo campana. Se colocan bolitas de ebullición en el fondo del vaso
de precipitado que ayuda a disociar conglomerados de materia orgánica e inorgánica por medio de choques.
7. Se agregó dicromato de potasio K2 Cr2 07), para ayudar a eliminar restos de materia orgánica de las diatomeas.
8. Se lavó y centrifugó (como en punto W 4), hasta alcanzar un pH cercano a la normalidad.

e) Preparación de placas con material fijado.

Se tomaron 2,5 mi con una pipeta Staempel (automática). A cada porta objetos (1 O) se le agregaron 5 gotas (0,24 mm 3 ) del
material (sedimento limpio) calentando hasta sequedad. El calefactor (hot plate) estaba graduado a 35° C. Luego de reducir
la temperatura, se procedió a fijar las muestras en Hyrax y cubrir con un cubreobjetos. Posteriormente se dejó a Temperatura

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ambiente por 24 horas para que la preparación adquiera firmeza. Luego se sellaron los bordes del cubreobjetos con barniz
de uñas transparente y se procedió a rotular.

Este procedimiento se realizó para cada estación de muestreo dentro de cada laguna, es decir, se prepararon diez placas
por estación de muestreo.

d) Descripción de dos especies de Surirella.


Surirella sella Frenguelli (Husted)

Valvas grandes fuertemente heteropolares. El área central hialina presenta una modificación muy marcada, variando desde
un forma elíptica hasta una casi lineal estrecha. Numerosos ejemplares presentan una leve torción. Se las puede encontrar
abundantemente en las lagunas poco profundas de los salares, especialmente en aquellas con aguas sulfatadas sódicas.

Sus dimensiones oscilan en:


Eje apical: 50 a 220 ¡.1m
Eje transapial: 54 a 129 J.lr. 1 (Servant -V. y Blanco, 1984)

Surirella wetzeli (Husted)

Valvas elípticas simétricas en el eje apical. Area central prolongándose estrecha hacia los ápices. Estrías muy finas. Costas
completas 2,5 en 1O J.lm. Tamaño:

Eje apical: 75 a 150 ¡.1m


Eje transapial: 30 a 85 J.lm
Esta especie difiere principalmente de S. Sella, por la estrecha simetría de su área central (López, 1980).

e) Recuento de algas silíceas y estimación de biomasa.

Para el recuento de las preparaciones se utilizó un microscopio Watson Microsystem 70, bajo aumento de 400 X. Se
observaron 50 campos ópticos distribuidos al azar en cada preparación. Se recontaron todas las especies de Surirella sella
y S. Wetzeli de cada campo, midiéndose además los ejes apicales y transapicales.

Estas mediciones se efectuaron debido a que existe una relación entre el contenido de carbono y el tamaño de la célula
(Paasche, 1960; López, 1977). En las lagunas del Salar de Atacama y Surire, se procedió a calcular la superficie-área
promedio para cada especie, aplicando la fórmula de la elipse. Para conocer que superficie ocupan los individuos recontados
en la muestra total analizada de cada laguna, se multiplicó por la superficie-área promedio. Esta relación matemática
encierra los siguientes supuestos:

a) Que todos los individuos recontados estaba uno aliado del otro, sin sobreposición, y
b) Que todas las valvas (integrando o no el frústulo) yacen en forma horizontal.

2. PARAMETROS QUIMICOS

a) Técnica de muestreo.

Las muestras de agua se colectaron haciéndolas coincidir con las distintas estaciones de muestreo para sedimentos. Se
utilización botellas plásticas de 500 mi y se determinaron concentraciones de Si0 2 , Ca+ 2 , Mg+2 , CaC0 3 (S0=2 , C0=2 y
HC0 3). Todas las determinaciones se efectuaron con los métodos señalados por el Standard Methods for the examination
of water and wastewater (APHA, 1981 ); a excepción de la determinación de sílice en agua, que se efectuó por un método
colorimétrico y con las siguientes especificaciones:

Puede ser usado por muestras que contengan de O, 1 a 100 mg/1 de sílice. Muestras que contengan más de 100 mg/1
deberán ser analizadas por procedimientos gravimétricos estandares (Govet, 1961).

RESULTADOS

1. PARAMETROS BIOLOGICOS

a) Análisis a Macroescala.

De la Tabla 2 se desprende que en la Salar de Atacama ambas especies de Surirella muestran mayor abundancia en
• invierno que en verano.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLA2.
CALCULO DE LA SUPERFICIE AREAL DE 2 ESPECIES DE SURIRELLA

Laguna Especie
112
Etapical
mm)
1t2Eje
transapical
(mm)
Sup-Area
(mm 2 )
Nº indiv.
por mm 2

Salada salar de
Atacama
Verano S. Wetze/í 0,03346 0,02095 0,00220 454
S. Sella 0,03792 0,01884 0,00224 446
Invierno S. Wetzelí 0,03351 0,01790 0,00188 529
S. Sella 0,03292 0,01646 0,00188 584
Salar de Surire S. Wetzeli 0,02926 0,01759 0,00161 617
S. Sella 0,02375 0,02160 0,00161 618
Salar de Ascotán S. Wetzeli 0,04281 0,03216 0,00432 321
S. Sella 0,03022 0,01656 0,00157 636
S lar de Carcote S. Sella 0,03269 0,03091 0,00314 318
Salar de Pujsa S. Sella 0,04764 0,02536 0,00379 263
Laguna Hedionda S. Wetzeli 0,04157 0,03600 0,00470 212
Laguna Soledad S. Wetzeli 0,03757 0,02600 0,00306 325
Laguna Uru-Uru S. Wetzeli 0,04157 0,03600 0,00470 370
Salar de Atacama S. Wetze/i 0,04658 0,03490 0,00515 194
(afluente) S. Sella 0,04690 0,04048 0,00712 130

En el curso escurrente a la laguna salada se encontró menor abundancia en ambas especies.

El número de individuos por mm 2 , se mantiene dentro del mismo rango de abundancia, en las diferentes lagunas abarcando
desde 1r a las 23° Lat. Sur y en transecto altitudinal que oscila entre los 2.300 m s.n.m. (prealtiplano) y los 4.500 m s.n.m.
(Altiplano).

En el Salar de Surire la biomasa total de Surirella corresponde a 34,35 mg de C por mm 3 •

TABLA3.
CALCULO DE BIOMASA PARA DOS ESPECIES DE SURIRELLA. FLUCTUACIONES TEMPORALES Y ESPACIALES

Especies
Localidad Estaciones S. sella S. wetzeli Nº total cels. MgC/mm2
Salar de Atacama V-1 37 134 171 4,07
V-2 114 70 184 6,32
Enero V-3 47 169 215 8,38
V-4 11 235 247 7,95
V-5 2 15 17 0,02
V-6 2 22 23 0,04
V-7 1 27 269 12,70
Total 39,48 ·
1-1 44 1 64 208 6,15
1-2 115 170 285 12,74
Agosto 1-3 221 90 212 6,01
1-4 24 178 202 4,39
1-5 32 106 138 2,41
1-6 1 12 13 0,01
1-7 7 202 209 6,10
Total37,81

Salar de Surire P-1 25 221 246 6,82


P-2 35 176 211 6,82
Septiembre P-3 22 111 133 2,02
P-4 19 151 170 3,32
P-5 99 114 213 3,34
P-6 98 119 217 3,59
P-7 86 118 204 6,28
P-8 126 90 216 4,00
Total34,35

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TABLA4.
ANALISIS QUIMICO DE AGUA (ppm)

Conductividad
so =4 co=3 HC03 Ca•2 Mg•2 Si02 pH Dureza Tº
Micromhos/cm
!!!
)>
;;
Salar de Atacama -s·
iii
:::J
S'
Laguna Salada 2 20-8-83 2,224,03 52,40 164,68 902,86 908,26 58,58 8,10 5.992,07 10,0 22,506 (')
Laguna Salada 3 20-8-83 2,321,94 52,40 128,35 1.025,62 901,06 59,79 8,05 6.268,93 9,0 -- (j)'
:J

.....
Laguna Salada 4 09-1-83 1.306,11 --- 272,16 422,24 507,66 75,23 -- 3.143,41 20,0 66,000 o
iii'
w
(1)
Laguna Salada 6 20-8-83 2.307,13 52,40 169,52 1.037,49 905,86 59,58 8,15 6.318,37 11 ,O -- '<
o
o
Laguna Salada 7 20-8-83 1.875,98 51,21 181,63' 839,50 725,65 64,00 8,15 5.082,38 10,0 :J
o
(j)'
:J
o
¡¡¡·
Lagunas Superficiales al <D
:J
Salar de Atacama
g
Vertiente en Peine 1-80 657,60 20,70 41,40 298,50 103,20 -- 7,70 -- -- -- 5"
a.
Vertiente en Tilo Monte 1-80 576,00 33,00 98,40 260,50 144,50 -- 8,00 -- -- -- <D
(/)

Lag. Central Salar Surire 9-83 -- 84,00 128,10 250,00 72,00 19,80 -- 55,54 -- --
Lag. Central Salar Carcote 9-83 -- -- -- 0,08 0,01 -- -- -- -- --
2.980,00 200,00 60,00 260,00 7,50 3.400,00

NOTA: Números en Laguna Salada corresponde a estaciones de muestreo.


El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

b) Análisis a microescala
De la Tabla 3, se puede visualizar que en el Salar de Atacama las algas son más pequeñas en invierno que en verano,
expresado en términos de biomasa total, estos valores son 37,81 mg C por mm 2 y 39,48 mg de e por mm 2 , respectivamente.

2. PARAMETROS QUIMICOS.

Se entrega con detalles (Tabla Nº 4) los parámetros químicos de las lagunas del Salar de Atacama, Surire y Carcote, por ser
lagunas de concentración y fluctuaciones anuales de Phoenicoparrus andinus (Hurlbert y Keith, 1979).

En el Salar de Atacama lo más relevante, se refiere a las concentraciones de sílice, Calcio y bicarbonato comparando la
situación estival (llamada «invierno Boliviano») y el invierno propiamente tal.

Si se comparan los datos especialmente, en época de invierno encontramos que el Salar de Surire tiene aproximadamente un
tercio de la concentración de sílice que el Salar de Atacama y la décima parte o menos respecto al Magnesio. La dureza total
es de 2 órdenes de magnitud menor.

Introducción los datos de Carcote, encontramos que la concentración de Magnesio es un tercio menor que el Salar de Atacama
y la de Calcio es un orden de magnitud menor.

DISCUSION

En la Tabla 2, se observa que el número (Na) más alto de individuos por mm 2 , para ambas especies se presenta en el Salar de
Surire, sin embargo corresponde a individuos con pequeña superficie -área. El número más bajo de las mismas, corresponde
a muestra del afluente a la laguna salada del Salar de Atacama. Estos últimos valores (194 Surirella Wetzeliy 130 S. Sella) son
los que más se aproximan a los informados por Hurlbert y Chang (1983}, donde se reporta una densidad de 11 o individuos por
mm 2 en los sedimientos superficiales de la laguna Puripica - Chico, Bolivia. En las otras lagunas bolivianas y chilenas se
observa una distribución regular en el número de individuos por mm 2 •

Comparando dos períodos de muestreo, en la laguna salada del Salar de Atacama, se puede decir que en verano estas
especies están mejor representadas por ejemplares más grandes que durante el invierno. Comparando ambas especies entre
si, Surirella Sella mantiene individuos de tamaño relativamente constantes en ambas épocas, a diferencia de S. Wetzeli, la cual
muestra frústulos más pequeños en invierno que en verano.

Relacionando las variaciones temporales de tamaño, con el contenido de sílice (Si0 2}, se puede ver que el mayor aporte (por
efecto de las lluvias) de sílice al salar se produce en el verano, de allí que se podría inferir que durante este período las algas
cuentan con más materia prima para construir frústulos de mayor tamaño. Asi existiría también una mayor cantidad de biomasa
expresada como mg de carbono por mm 3 en los sedimientos del fondo.

INTERACCION DIATOMEAS- FLAMENCOS

Muchos de los cuerpos de agua altiplánicos son lugares de alimentación o sitios de importancia poblacional para las tres
especies flamencos sudamericanos que coexisten habitualmente allí. Hay una clara correlación entre la existencia de altas
salinidades, diatomeas y presencia de Phoenicoparrus andinus y Ph. Jamesi. La otra especie Phoenicopterus chilensis utiliza
sectores con sedimientos y también áreas con fondos endurecidos o arenosos y aguas con salinidad medianas a bajas,
incorporando en su dieta preferentemente planctontes e invertebrados bentónicos tales como copépodos, anfípodos, quirinómidos,
coríxidos y Artemia salina, siendo ésta la más omnívora de las 3 especies (Hurlbert et al., 1984.)

Existen pocas evidencias experimentales de como la estructura y el funcionamiento de un ecosistema acuático se alteraría por
la desaparición de una o más especies de aves que se alimentan habitualmente allí. Hurlbert y Chang (1993) realizaron un
experimento para delimitar el rol de los flamencos en la determinación de la flora diatomológica bentónica. Sus resultados nos
indican que existiría una modificación sustancial de aquella, comparando áreas exluídas y no exluídas.

Por otra parte, en muestras de excrementos del flamenco andino y sedimentos, obtenidos de tres lagunas de diferentes ubicación
en el Salar de Carcote (López,1988} se encontró una distribución bimodal para algas provenientes de las tecas y unimodal para
aquellas de los sedimientos. La explicación de esta distribución se basa en que los espacios inter-lamelares del filtro alimentario
de Ph. andinus miden de 300 a 600 pm por 140 a 1.200 .um y que esta especie ingiere partículas de 100 a 500, um o más
(Servant-Vildary, 1984). Con este rango de tamaño, los flamencos comerían diatomeas y hasta estados inmaduros de insectos
o microcrustáceos (Jenkin, 1957; Hurlbert et al., 1991 ). Estos últimos quedarían retenidos mecánicamente entre las !amelas del
pico, ayudando a la sujeción de las algas más pequeñas.

Por otra parte estudios sobre los contenidos estomacales de flamencos provenientes de la laguna Colorada de Bolivia y de dos
lagunas saladas chilenas, mostraron una impresionante similitud de tamaño de las diatomeas. Esto no se debería a un tipo de
alimentación selectiva de Ph. jamesi, sino más bien a la similitud de la microflora en los lagos de composición química idéntica
140
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

y a la selección mecánica de los lamelas bucales (Patrick, 1968).

Servant- Vildery (op. cit) estudiando la flora de los sedimientos superficiales de la laguna Colorada, encontró que ésta era
similar a lo encontrado por Patrick (op. cit.), aproximadamente 20 años antes. Así, los flamencos podrían tener un doble efecto
en mantener estas asociaciones diatomológicas sin grandes variaciones en el año (similar diversidad especifica) por:

1o La remoción que efectúan en los sedimientos, evitando que las vainas gelatinosas de las algas azul verdes (Cyanophyta),
formen masas densas similares a jaleas, y

2° La fertilización con sus deyecciones de las áreas que frecuentan, permitiendo que, en épocas de baja presencia, estos
nutrientes favorezcan el crecimiento de las asociaciones diatomeológicas.

Un hecho se suma en favor de estas hipótesis. En febrero, época durante la cual los flamencos son particularmente abundantes,
en la Laguna Colorada, existen asociaciones de diatomeas comparables a aquellas de mayo que es una época poco favorable
a los flamencos. Así mismo, muchas de estas diatomeas son dispersadas, por las aves, siendo devueltas por defecación en
otras lagunas distintas a aquellas donde fueron comidas, contribuyendo a la homogeneidad estructural en todas las lagunas.

CONCLUSIONES:

En el caso de las tres especies de flamencos Altiplánicas se pueden alcanzar algunas generalidades:

a) Todas ellas obtienen su alimento por filtración el sedimento limoso del fondo de las lagunas. La profundidad máxima para la
obtención del alimento es inferior a 1m.

b) Las 3 especies presentan diferentes sistemas de búsqueda y preferencias alimentarias. El tamaño de los items alimentarios
retenidos está determinado por el tamaño del sistema de filtros de cada especie.

e) La salinidad de las aguas, jugaría un rol fundamental en la calidad de las asociaciones diatomológicas. Así las especies de
Phoenicoparrus se verían favorecidas por altos niveles de sales y decrecimiento de estos niveles determinaría la presencia
de Phoenicopterus chilensis.

En este delicado ambiente lagunar la evolución trófica ha conducido a una especialización doble. Existiendo una parte mecánica
de obtención, manejo e ingestión del alimento, particular de cada especie, y otra parte bioquímica que requiere de un estudio
más experimental como proyección futura.

REFERENCIAS

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

MICROORGANISMOS DE AMBIENTES EXTREMOS:


SALAR DE ATACAMA, CHILE

VICTORIANO CAMPOS PARDO

MICROBIOLOGIAAMBIE NTAL.INSTITUTO DE BIOLOGIA


FACULTAD DE CIENCIAS BASICAS Y MATEMATICAS, UNIVERSIDAD CATOLICA DE VALPARAISO
AVDA. BRASIL 2950- VALPARAISO, FAX: 212746

RESUMEN

El estudio de zonas áridas y de ambientes extremos presenta cada día mayor interés, debido a la expansión de los desiertos ya sea por el impacto
antropogénico o por situaciones climáticas. El conocimiento de microorganismos procariotas en ambientes extremos tiene importancia tanto por el
conocimiento mismo de los microorganismos presentes como por las estrategías que deben desarrollar para pervivir en estos ambientes o por el papel
que desempeñan en ellos. En el presente trabajo se presentan los resultados de 10 años de investigación sobre estos microorganismos en el área del
Salar de Atacama y zonas de influencia como el Talio. Se seleccionaron diferentes estaciones, en las que se determinaron parámetros físico-químicos,
y se realizó recuento, aislamiento e identificación de los microorganismos procariotas. Los resultados muestran poblaciones bacterianas heterogéneas,
representadas por diferentes grupos de microorganismos: halotolerantes, halófilos, Archaebacteria, Cyanobacteria y termófilos, entre los grupos
más significativos.

ABSTRACT

The study of arid zones and extreme environments is of increasing interest due lo the expansión of deserts because of anthropogenic impact or by
climatic situations. The knowledge of prokaryotic microorganisms in extreme environments is importan! in itself in terms survival strategies and roles such
microorganisms play in their habita!. In this work we present results of 1O years of research on microorganisms from the are a of the Salar de Atacama and
the Talio. Sampling stations were selected and physico-chemical parameters determinad; in addition, bacteria! counts isolations and identifications were
performed. Results show heterogeneous bacteria! populations representad by difieren! groups of microorganisms: halotolerant, halophilic bacteria,
Archaebacteria, Cyanobacteria and thermophilic bacteria among the most significan! groups.

INTRODUCCION

Numerosos autores han tratado de definir qué se considera ambiente extremo. Brock (1979), lo define como una condición bajo
la cual algunas clases de organismos pueden creer, mientras otras no pueden, de esta manera, ambiente extremo puede ser
definido taxonómicamente. Así, encontraríamos ambientes con una alta diversidad de especies y ambientes denominados
extremos, donde los grupos taxonómicos han desaparecido.

Desde un punto de vista pragmático Kushner (1980) estudia todas aquellas características comunes de los ambientes qu se
han definido como extremos, como son: altas temperaturas, bajas temperaturas, altas radiaciones, elevadas concentraciones
de metales pesados o de agentes químicos nocivos, altas concentraciones de sal, baja disponibilidad de agua, pobreza de
nutrientes, etc., o combinacion de estas características.

La biota presente en este tipo de ambientes adquiere importancia debido al escaso conocimiento de algunos grupos, a sus
características muy particulares o las estrategías que deben desarrollar para superar el "stress" y al papel que juegan los
organismos procariotas en el establecimiento de las cadenas básicas para la vida.

El desierto de Atacama se extiende de Este a Oeste desde la Cordillera de Los Andes hasta la costa. En esta pendiente
presenta dos pliegues importantes que originan la Cordillera de la Costa, por Occidente y la Cordillera de Domeyko, en el
Oriente confirmando una depresión llamada "La Gran Fosa" con una longitud de 900 km. en el sentido Norte-Sur y 90 Km. entre
la Cordillera de los Andes y la de Domeyko. Así, el Salar de Atacama se encuentra ubicado en el seno de una gran cuenca
cerrada de 85 km. de largo por 50 km. de ancho (Fig. 1-2). Se trata del mayor Salar de Chile con una superficie de 3.000 km 2 ,
localizado a 23º30' latitud Sur y 68º15' latitud Oeste y a 2.230m. sobre el nivel del mar. Distintas zonas del Salar reúnen
condiciones con características extremas como: alta salinidad, altas radiaciones electromagnéticas (UV), altas temperaturas,
sequedad y áreas con disponibilidad de agua.

MATERIALES Y METODOS

Recuento y Aislamiento de Microorganismos procariotas.

En las primeras expediciones se realizó un amplio muestreo determinando características físico-químicas tales como: temperatura
máxima y mínima, pH, salinidad, conductividad, luminosidad y características químicas de los cuerpos de agua, lo que permitió
establecer 7 estaciones de muestreo que presentaban características diferentes, una de ellas en el límite N-E fuera del Salar,
en el Tatio, por ser una zona de géisers de particular interés. Las estaciones fueron las siguientes: Valle de La Luna (VL), Zona
de Polígonos (ZP), Yerbas Buenas (YB), Laguna de Tebenquiche (LT), Pozas Camino Toconao (PT), Tilopozo (Ti) y Tatio (Ta).

Los microorganismos fueron aislados de muestras de suelos, aguas, sedimentos y rizósfera. Los recuentos de viables se
143
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

68 230

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Lagun~inquiche

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rniiiiiiiii 1001- 3000m. 23º45' 1 1 ,' JJ~ 1 \ ,.,! \, / J! f 1T 1
ISSJ >3000m

Fig. 1 Localización geográfica del Salar Fig. 2 Contorno del Salar de Atacama y posición
de Atacama y perfil de alturas. relativa de estaciones de muestreo

realizaron plaqueando (O, 1 mi) del homogenizado de diluciones decimales hasta 1o-4-6 de las muestras de suelo, sedimento y
rizósfera. Las muestras de agua se sembraron en forma homogénea (0, 1 mi) por placa y en duplicado. Además se filtraron in
situ utilizando membranas volúmenes de 100, 50 y 1O mi. Las membranas fueron depositadas en placas con diferentes medios
selectivos.

Para el recuento y aislamiento de los microorganismos se utilizaron los medios de cultivo: (MH) de acuerdo a Quezada et al.
(1984), (SG) Sehgal y Gibbons, (EIM) Eimkjellen, (HH) Halococcus y Halobacterium, (BG-11 ), (D) medio modificado de Costenholtz
y medio (CAS).

Con el fin de diferenciar los tipos de halofilismo, el medio (MH) fue preparado a las siguientes concentraciones de sales totales:
5%, 10%, 15%, 20% y 25%. Para el aislamiento y cultivo de las bacterias halófilas extremas se utilizó el medio (MH) con 25%
de sal, suplementado con penicilina (500.00 Ul/ml) de acuerdo a Torreblanca et al. 1986). Las bacterias halotolerantes fueron
identificadas de acuerdo a Marquez et al. (1987). Las cianobacterias fueron cultivadas en el medio BG-11 e identificadas de
acuerdo a Rippka (1979).

Las bacterias, sembradas en placas, en bolsas selladas, fueron incubadas a 28ºC por 4 a 7 días, exceptuando las halófilas
extremas que fueron incubadas por 15 días a 37ºC. Las colonias se aislaron al azar de las placas y fueron sub-cultivadas en el
mismo medio para asegurar su pureza. Las cianobacterias fueron cultivadas a la temperatura del laboratorio y con luz. Para
asegurar la mantención de los ceparios, se han mantenido las cepas paralelamente a -70ºC, liofilizadas y no liofilizadas a 5ºC.

Para la caracterización de las cepas, en general, se realizaron unas 11 O pruebas, entre morfológicas y culturales, fisiológicas,
bioquímicas, nutricionales y de sensibilidad a los antibióticos.

Para el análisis numérico de halófilas, se seleccionaron 107 pruebas que se codificaron en forma binaria. El grado de semejanza
entre las diferencias cepas se obtuvo mediante el uso de coeficientes de apareamiento simple s.m (Sokal y Michener, 1958) y
el de Jaccard S. (1908). La técnica de agrupación (UPGMA) y el coeficiente de correlación cofenética se realizaron de acuerdo
a Sneath y Sokal (1973).

El contenido de ácidos grasos de las cepas seleccionadas como cepas tipo, se analizó adicionalmente por cromatografía
144
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

gaseosa. Se realizó microscopia electrónica tanto de barrido como de transmisión de acuerdo a los objetivos, y se determinó el
contenido de (G+C) por cromatografía líquida de alta resolución.

RESULTADOS

Número total de microorganismos y géneros determinados.

Los estudios realizados en diferentes desiertos permiten deducir que la baja cantidad de materia orgánica, en este tipo de
suelos, corresponde fundamentalmente a la aportada por los microorganismos Así, se describen, para el Sahara, valores de
2,0x1 03 -1 ,5x1 os, para el Kara Kumi, valores de 8,6x1 04 -6, 7x1 05 , para el Sonora de 1,5x1 os y para el Monjave de 2,9x1 os-
1,6x107.

Halófilos moderados determinados en el Salar de Atacama pueden encontrarse en Campos et al. (1990), Prado et al. (1991) y
Valderrama et al. (1991 ). En la Tabla Nº 1 se muestran algunos datos determinados para diferentes tipos de muestras en el
Salar de Atacama.

Un porcentaje superior al35% de los aislamientos corresponde a microorganismos halófilos. Se ha logrado identificar 9 géneros
de bacterias halófilas moderadas y de halotolerantes. Por otra parte, se logró aislar el Género Halomonas, descrito como de
extremada tolerancia a la sal, anteriormente aislado de salinas solares.

Sin embargo, cepas de halófilas moderadas, correspondientes a bacilos, Gram negativos, móviles y oxidasa negativos y de
Vidrios, que no correspondieron con las características de las cepas tipo de colección, continúan en estudio para definir su
clasificación; con la posibilidad de determinar nuevas especies.

Asimismo, se han aislado y se encuentran en estudio más de 200 cepa que cumplan las características básicas de halófilas
extremas (Archaebacteria).

El estudio de la rizósfera de dos de las especies vegetales más abundantes alrededor de la laguna de Tebenquiche, nos ha
permitido identificar los microorganismos que cumplen un papel preponderante en la solubilización de fosfatos y producción de
vitaminas, esenciales para el desarrollo de estas species vegetales.

Los géneros que ha sido posible identificar entre las bacterias halófilas moderadas corresponden a: Marinomonas, Vibrio,
Alteromonas, Marinococcus, Acinetobactery Micrococcus. Entre las bacterias halotolerantes los géneros: Bacillus, Pseudomo-
nas-Deleya, Micrococcus, Acinetobactery Stafilococcus. Entre las cianobacterias se ha logrado verificar la presencia de Anabaena,
Gloeothece, Synechococcus, Gloecapsa, Nostoc y Oscillatoria.

Se encuentran en estudio todas aquellas cepas que no correspondieron a las características de las cepas tipo de colección y
las halófilas extremas.

CONSIDERACIONES

Por su localización a más de 2.000 m sobre el nivel del mar, por sus características geológicas y composición química, por sus
posibilidades en recursos hídricos, el Salar de Atacama corresponde a un modelo único, y el estudio de su biota es objeto de
múltiples posibilidades científicas.

Por otra parte, el incremento constante de las zonas áridas en el mundo, por causas climáticas o antropogénicas, requiere el
mayor esfuerzo científico-tecnológico para su control, manejo y recuperación.

Microorganismos como los descritos son de interés no sólo ''per se" por sus peculiares características que les permiten adaptarse
a condiciones extremas. Bacterias, como las halófilas extremas ubicadas en el reino primario o rama propuesta como
Archaebacteria (Woese, 1987) han suscitado gran interés en los últimos años. Se advierte un creciente interés en descubrir las
posibles aplicaciones de bacterias extremófilas, que incluya producción de nuevos polímeros, obtención de enzimas o estudios
de cromóforos, o de particularidades de los mismos referidos a su funcionalidad en condiciones de "stress", determinado por el
pH, salinidad o temperatura.

En la actualidad, mayor conocimiento de las cianobacterias, adquiere gran importancia, particularmente por su producción de
toxinas de alto poder, capaces de provocar la muerte o daño crónico a vertebrados terrestres y acuáticos y a invertebrados
acuáticos y zoo-plancton. Ha causado alarma la ocurrencia de "blooms" con la producción de microcistina, especialmente, en
reservorios de agua para bebida. De ahí, el interés de estudiar estos organismos en ambientes donde el recurso agua sea
limitado.

Los proyectos de investigación, en el salar de Atacama, nos han permitido, por una parte, aislar numerosas cepas de bacterias
halófilas débiles, moderadas y extremas y, adicionalmente, halotolerantes y cianobacterias; por otra, describir por primera vez

145
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLA 1.
RECUENTOS TOTALES DE MICROORGANISMOS EN EL SALAR DE ATACAMA Y TATIO

Lugar Tipo Valor Promedio


de de Microorganismos Totales
Muestreo Muestra (/mi de Hp o gr. suelo)

TEBENQUICHE (LT) Agua 6 X 104


TILO POZO (Ti) Agua 2 X 1Q4
POZAS TOCONAO (PT) Agua 2 X 104
RIO Y. BUENAS (YB) Agua 1 X 104
TATIO (Ta) Agua 5x1Q2 1

TEBENQUICHE (LT) Rizósfera 5 X 105


1

TEBENQU ICHE (LT) Sedimento 5


5 X 10 1

POLIGONOS (ZP) Suelo 7 X 1Q4 '


VALLE DE LA LUNA (VL) Suelo 4
1 X 10
- - - -~
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estos grupos, en ambientes tan particulares como los señalados, contando con la posibilidad
de encontrar nuevas especies
bacterianas. Al mismo tiempo, los estudios en curso nos permitirán determinar las potencialid
ades aplicadas de estos
microorganismos.

La participación de ecólogos, botánicos y químicos, en los grupos de trabajo, nos permite visualizar
las interacciones en la
biota, y entre ésta y el medio físico, de importancia en la comprensión global de estos ambientes.

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo fue financiado con aportes de DGI-UCV, FONDECYT, PNUD y STIFTUNG-VOLKSWA
GENWERK.
REFERENCIAS

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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147
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

RECURSOS EDAFICOS DEL ALTIPLANO, 1 REGION

WALTER LUZ lO

FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS Y FORESTALES


UNIVERSIDAD DE CHILE, CASILLA 1004, SANTIAGO, CHILE

RESUMEN

Los estudios sobre los recursos edáficos en la zona deberían orientarse hacia el conocimiento de las características físicas respecto a la posición que
ocupan en el paisaje. En este sentido la evaluación de los gradientes y taludes en relación a los suelos que los conforman son de gran importancia para
determinar la conservación del recurso suelo. Dentro de las caracterizaciones deben considerarse, además, los aspectos químicos mineralógicos,
teniendo presente la vegetación exisente, con el fin de abordar la conservación de los recursos de una manera sistemática e integral.

ABSTRACT

The rescarch activity on edaphic resources of the altiplano should be orientad to the knowledge of the physical features of the soils according to their
location in the landscape. Thus, gradients and taluses evaluation in relation to their soils is of great importance to preserve the soil resource. The
characterizations should also include chemical and mineralogical aspects, taking into account the existing vegetation in order to undertake resource
preservation in a systematic and integral manner.

RECURSOS EDAFICOS DEL ALTIPLANO

El recurso suelo en el Altiplano ha sido descrito y evaluado sólo en muy contadas ocasiones, esencialmente como un componente
del ecosistema, y más, escasamente aún, como un cuerpo natural independiente.

Esta situación se debe a que los estudios de suelos normalmente están dirigidos a conocer, delimitar y evaluar a aquellos que
se encuentran en zonas con alguna potencialidad agrícola, lo cual evidentemente no ocurre en el Altiplano. Diferente es la
condición de los valles sobre los que existen diversos estudios de suelos, generalmente en las secciones medias y bajas. La
potencialidad agrícola de los suelos del Altiplano es limitada por varias razones:

1. Las bajas temperaturas medias del suelo impiden la germinación y desarrollo de la mayoría de las especies cultivadas.

2. La limitada disponibilidad de agua para establecer cultivos de riegos.

3. La escasez de población y de asentamientos humanos. Esto determina que los cultivos que se practican tengan sólo el
carácter de huertos familiares de subsistencia.

Por lo tanto, el estudio de los suelos no debe enfocarse hacia una meta meramente de utilización agrícola, sino más bien como
el conocimiento y evaluación de un recurso que forma parte de una geomorfología metaestable susceptible de degradarse con
excesiva facilidad.

En este contexto el conocimiento de las propiedades físicas y morfológicas de los suelos y la vegetacion asociada a ellos
aparece como un objetivo de significación pues las plantas colaboran en la estabilización del subsuelo, a través de su sistema
radical que promueve la formación de agregados permanentes y en la superficie como una cobertura que impide o disminuye
los movimientos de remoción en masa.

Por los motivos expuestos en el punto anterior se puede deducir que la información disponible no es abundante y se concentra
en unos pocos informes, la mayoría de los cuales tienen 15 o más años de antigüedad.

El valle de Lluta tiene un reconocimiento de suelos realizados por el Ministerio de Agricultura (Díaz et al., 1957) que posteriormente
fue actualizado por INDERCO en 1981. El estudio de suelos de la Quebrada de Camarones fue realizado en 1958 por Díaz y
Meléndez como parte de los trabajos que realizaba el Ministerio de Agricultura. Igualmente, un sector del valle de Azapa fue
reconocido por Funes en 1970.

Cabe recalcar que estos estudios sólo comprenden las secciones medias y bajas de los valles por lo cual no proporcionan
antecedentes de los sectores Altiplánicos.

Con relación al conocimiento que se tiene de los recursos edáficos del Altiplano propiamente tal, los primeros antecedentes
provienen de Wright y Astudillo (1962), donde analizaron las características más relevantes y las potencialidades de los bofedales
aún cuando no hay descripción de perfiles de suelos y tampoco hay datos de análisis físicos y químicos de ellos.
Posteriormente Díaz y Wright publicaron «Soils Of The Arid Zone of Chile» (Soils Bulletin Nº 1, de FAO, 1965). Este trabajo

151
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

proporciona antecedentes generalizados sobre los suelos del sector con un mapa esquemático y algunas descripciones de
suelos que se toman como suelos modales. Sin embargo, en este informe no hay datos de propiedades físicas y químicas, de
tal forma que las conclusiones carecen del apoyo analítico adecuado.

En 1976, Fajardo y Ortiz realizaron un inventario de los recursos naturales en la 1 Región y publicaron un mapa de suelos 1:
500.000 donde se identifican los principales suelos del Altiplano. Sin embargo, la escala de trabajo y de publicación no permiten
un conocimiento detallado de los suelos.

Finalmente Luzio y Vera {1982) realizaron un estudio de suelos en el Altiplano dentro del proyecto análisis de los ecosistemas
de la 1 Región de Chile para la Corporación del Fomento de la Producción. En este informe se analizan el clima, los suelos, la
vegetación y los recursos forrajeros en capitules independientes. El enfoque del estudio es ecosistémico ya que los suelos se
describieron y analizaron en función del ecosistema del cual formaban parte. Constituyen el primer estudio que cuenta con
análisis químicos y físicos por horizontes en cada suelo.

ACTIVIDADES ACTUALES Y PROYECCIONES FUTURAS

Desde 1982 a la fecha no existen antecedentes de nuevos estudios o prospecciones de los suelos del Altiplano, por lo cual el
conocimiento de este recurso continúa siendo escaso y restringido a pequeños sectores. Además, es muy difícil realizar una
adecuada evaluación del recurso sin contar con datos sobre las propiedades químicas y físicas de los suelos.

Considerando que la potencialidad agrícola de la Región es muy limitada, el estudio de los suelos debería orientarse hacia el
conocimiento de las características físicas en relación a la posición que ocupa en el paisaje. La distribución de tamaño de
partículas, la estabilidad de agregados, los porcentajes de retención de agua, la cuantificación y distribución de fragmentos
gruesos constituyen algunos temas que son relevantes para poder evaluar la mayor o menor susceptibilidad de los suelos a
deteriorarse.

En este mismo sentido la evaluación de la gradientes y taludes en relación a los suelos que las conforman son de gran
importancia para determinar la conservación del recurso suelo. Se puede deducir fácilmente la estrecha asociación que debe
existir entre los estudios edáficos y los estudios geomorfológicos pues el comportamiento de los suelos dependerá finalmente 1'-
de cual sea el segmento del paisaje que se encuentran ocupando.

Se entiende también que dentro de las caracterización de los suelos, tienen cabida aspectos químicos y mineralógicos que son
importante para evaluar su comportamiento. Estos dicen relación con la disponibilidad de elementos nutrientes y el tipo de

~
mineral de arcilla dominante de la fracción tierra fina.

Finalmente, los estudios vegetacionales deben asociarse a los estudios edáficos con el fin de abordar la conservación de los
recursos de una manera sistémica e integral. Este enfoque adquiere relevancia si se considera que los ecosistemas Altiplánicos
son por naturaleza muy frágiles y muy susceptibles de degradarse si algunos de los componentes del ecosistema se activa en ••
forma desproporcionada.

REFERENCIAS

Díaz., C. et al., 1957. Reconocimiento del Valle del río Lluta. MINAGRI- DECORAF. Agricultura Técnica XVIII N° 2: 305- 354.

Díaz, C. y Melendez, E., 1958. Reconocimiento de suelos de la Quebrada de Camarones. Minagri-Decoraf. Agricultura Técnica
XVIII No2: 78-109.

Díaz, C. y Wright, C., 1965. Soils of the arid zone of Chile. FAO Soils Bulletin N° 1, 46 p. y Appendix, 42 p.

Fajardo, M. y Ortíz, A., 1976. Inventario de los recursos naturales por el método de percepción del satélite Landsat. IREN-
CORFO y Serplac 1 Región. Informe IREN 36, 2 Vol.

Funes, M., 1970. Informe agrológico del sector cerro Chuño, valle de Azapa (Arica). Servicio Agrícola y Ganadero. MINAGRI.

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Capítulo 2: 84-168.

Luzio, W., y Vera, W. ,1982. Características de los suelos en los ecosistemas de la 1 Región. En: Sociedad Agrícola Corto Ltda.-
Universidad de Chile: Análisis de los ecosistemas de la 1 Región de Chile. Informe para la Corporación de Fomento de la
Producción, 45-119

Wright, C. y Astudillo, J., 1962. Los bofedales: Bog peats of semiarid chilean Altiplano. FAO Quarterly Report, 1962.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

LOS SUELOS DE ALTURA


DE LA RE PUBLICA ARGENTINA: LA PUNA

JOSE R. VARGAS GIL y CARLOS O. SCOPPA

CENTRO DE INVESTIGACIONES Y RECURSOS NATURALES DE CASTELAR


INTA, ARGENTINA

RESUMEN

La totalidad de los suelos de altura de la Argentina (+2000 m s.n.m.) se encuentran localizados en el límite occidental del país en el ámbito de la cordillera
de los Andes. Han sido reconocidos, clasificados y cartografiados en escalas 1:500.000 y 1.1.000.000 por el Atlas de Suelos de la República Argentina
donde se observan 2 ámbitos diferenciados: el meridional y el septentrional.

El primero, consiste en una alternancia de áreas llanas y montañosas que se extiende desde Bolivia hasta los 27º S, mientras el segundo se conforma
exclusivamente de un relieve montañoso que llega, desde esa latitud hasta el Cabo de Hornos. Asimismo mientras en la Puna existe una vegetación
característica, en el septentrional ésta casi no existe. En ambos sectores el RHS es arídico, en algunos casos ústico y el RTS es mésico y/o frígido y aún
crítico dependiendo de la altura y la latitud.

Atendiendo a su relativa importancia social y económica se describen sólo los suelos de la Puna en relación con las 3 grandes unidades geomórficas que
la conforman: relieve montañoso, llano (subdividido en función de su estabilidad y el elemento geomórfico fundamental) y eólico.

Los suelos dominantes del relieve montañoso son los Entisoles a los cuales siguen los Molisoles, en los sectores más empinados, y Aridisoles. En las
áreas llanas lo son los Aridisoles y Entisoles, en algunos casos sódicos y levemente salinos, e Histosoles en sectores diferenciados. Por último las áreas
de relieve eólico están caracterizados por diferentes subgrupos de Entisoles exclusivamente.

ABSTRACT

All the high altitude soils of Argentina ( + 2000 m a.s.l.) are located in the west border of the Country within the ambit of the Andes Cordillera, and they have
been surveyed, classified and mapped at 1:500.000 and 1:1.000.000 scale for the Atlas de Suelos de la República Argentina where two different ambits
are observad: the southern and the northen.

The first one, Puna, consists of an alternation of plain and mountainous areas that spread from Bolivia up to 27º S, while the second one consists of an
" exclusively mountainous relief reaching, from that latitude, to Cabo de Hornos. Likewise, as in the Puna there is a characteristic vegetation, in the
southern ambit there is almos! none and in both, the SMR is aridic, in some cases ustic, and the STA is mesic, frigid and critic depending on altitude and
latitud e.

Considering its relative social and economic importance, only !hose soils corresponding to the Puna sector were described which is done in relation with
the 3 great geomorphic units included in it: mountain relief, plain (subdivided according to its stability and the geomorphic mainly) and eolic.

The dominan! soils of the mountain relief are the Entisols, following the Molisols in the more steep sectors, and Entisols while in the plain areas, dominan!
soils are Aridisols and Entisols in depressed sectors. Finally, the areas of eolic relief are characterized by difieren! subgroups of Entisols exclusivelly.

INTRODUCCION

Los suelos de altura en la Argentina están vertebrados en la cordillera de los Andes, con tres ámbitos de representatividad bien
manifiestos, Puna, Andes Arídicos y Andes Patagónicos (Fig.1 ).

El septentrional, Puna Argentina, con componentes de montaña y llanura, que desde Bolivia llega por el sur hasta la latitud de
27º S, los otros, en el centro y sur del país son más estrechos y están restringidos únicamente al relieve montañoso (Fig. 1).

2.1. Suelos de formas estabilizadas antiguas

Piedemontes, conos coluvie-aluviales y llanuras (a veces aterrazadas), se constituyen un escalón topográfico, preservados de
la acción geomórfica actual, por cobertura vegetal de matorral arbustivo, la presencia de suelos bien desarrollados y con
pavimento de desierto.

Los suelos dominantes son Paleargides típicos, Paleargides vértices y Paleargides petrocálcicos, que tienen perfiles poco
profundos, horizonte argílico denso y a veces discontinuidad a una plancha de tosca. En el extremo norte se encuentran
Paleargides ustólicos.

2.2. Suelos de formas estabilizadas recientes

Se trata de conos coluvie-aluviales de bajo ángulo, de formación reciente, escasamente protegidos por cobertura vegetal,
cuyos suelos tienen poco desarrollo. La superficie está cubierta en grado variable por acarreo, susceptible de movilizarse por
agua como por viento.
153
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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ANDES ARIDICOS
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Fig.1. Ambitos de distribución de los suelos de altura en la Argentina. ANDES PATAGONICOS

154
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Los suelos más comunes son los Cambortides típicos, acompañados por Torrifortentes thapto cámbicos cuando el suelo
soporta un acarreo fino y en capas, y Torriortentes thapto cámbicos cuando el acarreo es pedregoso.

Cerca de las áreas bajas se encuentran Haplargides ácuicos y Cambortides ácuicos.

2.3. Suelos de áreas bajas

Este ambiente lo forman las áreas de desagüe activas del sistema de avenamiento y las áreas de influencia de los reservorios
naturales donde ellas llegan. '

Se puede diferenciar las bajadas en cauce, los derrames y las llanuras fluviolacustres.

2.3.1. Bajadas en cauces

Las vías de desagüe definido, tienen cauce formado y barrancas que se levantan a altura variable. Ellas se formaron por
profundización del acuce a medida que los cursos buscan su nivel de base.

Los suelos de esta unidad corresponden al ambiente de terraza, que en los ríos mayores se manifiestan en dos niveles (Río
San Antonio de los Cobres, Quebrada de San Sana, Río Santa Catalina y otros), de ellas la mejor expresada es la terraza
superior coetánea con la terraza única de los arroyos menores.

Los suelos dominantes son Entisoles y Aridisoles: Torrifluventes, con capas aluviales bien expresadas, Torriortentes cuando se
trata de suelos pedregosos y Haplargides.

En las proximidades a la desembocadura se encuentran Suelos Sódicos débilmente salinos (Natrargides ácuicos).

2.3.2. Derrames

Sin control de cauce, el agua se moviliza en forma difusa desparramándose en abánicos. Los suelos juveniles son Torrifluventes
y Torriortentes y son frecuentes los suelos sepultados, Torrifluventes thapto cámbicos, Torriortentes thapto cámbicos, las
acumulaciones de acarreo se van encimando progresivamente hasta el momento en que el agua decide un cambio de curso.

2.3.3. Llanuras fluviolacustres

Se encuentran en el fondo de los valles amplios y bolsones, debido al tipo de drenaje centrípeto, el eje es ocupado por un río
o arroyo que lleva sus agua a distancias cortas a una laguna o un salar. Los salares corresponden a antiguas lagunas que se
fueron secando en forma progresiva. En la parte húmeda de la Puna existen todavía Lagunas como la de Pozuelos y Guayatyoc;
hacia el Sur, por ser cada vez más árido, sólo se encuentran salares: Arizaro, Pocitos, del Hombre Muerto, Antofalla y otros.

Todos estos suelos han sido reconocidos, clasificados y cartografiados en escala 1:500.000 y 1:1.00.000 en el Atlas de Suelos
de la República Argentina y 1:2.500.000 en el de Grandes Grupos, donde se presenta toda la información edáfica del país (ver:
INTA- CIRN, 1990; Godagnone y Salazar, 1993; Vargas, 1974; Vargas y Culot, 1980}. En la información de las provincias
occidentales se pueden ver, las unidades de suelo de altura, como se integran en el paisaje, cual es su composición, su
clasificación taxonómica.

En esta contribución se centrará la atención en la Puna Argentina, por la importancia social y económica que ésta tiene para la
región noroeste y el país en su conjunto.

CONSIDERACIONES GENERALES

La Puna Argentina es un elevado macizo, prolongación natural del Altiplano boliviano-peruano. En el éste está limitada por las
sierras de Aguilar, Chañi, Acay, Pastos Grandes y Laguna Blanca. El límite occidental está formado por volcanes terciarios y
cuaternarios, distribuidos irregularmente en las proximidades a la Cordillera de Domeyko en territorio Chileno.

La Puna es un área elevada sobre los 3.200 m s.n.m. y la contorman sierras y cordones separados por amplias llanuras y
depresiones (bolsones).
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Las cadenas montañosas están constituidas preferentemente por materiales Paleozoicos y Mesozoicos, escasamente recubiertos·'·"-
por material detrítico de meteorización. Los bolsones y valles puneños son depresiones cerra~~s. o parcialmente cerradas,
rellenas por sedimentos Cuaternarios, en cuya parte más baja se encuentra un curso seco, una laguna o un salar.

El clima como factor formador de suelo tuvo variaciones importantes; durante el Cuaternario, alternaron ciclos húmedos y
secos responsables de la acumulación de sedimentos aluviales y eólicos y de procesos de edafizaCión más o menos· intensos.
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CRIORTENTES VITRANDICOS
1 TORRIORTENTES TIPICOS
UDIVITRANDES LITICOS

CRIORTENTES LITICOS
2 CRIORTENTES TIPICOS
HAPLARGIDES BOROLICOS

TORRIORTENTES LITICOS
3 TORRIORTENTES TIPICOS
CAMBORTIDES LITICOS
CADENAS
TORRIORTENTES LITICOS MONTAÑOSAS
4 TORRIORTENTES TIPICOS
CAMBORTIDES LITICOS

TORRIORTENTES LITICOS
5 CRIORTENTES VITRANDICOS
HAPLARGIDES BOROLICOS

TORRIORTENTES LITICOS
6 CRIORTENTES VITRANDICOS
UDIVITRANDES LITICOS
ROCA

7 PALEARGIDES TIPICOS
PALEARGIDES PETROCALCICOS

CAMBORTIDES TIPICOS
TORRIFLUVENTES THAPTO CAMBICOS PIEDEMONTES
8 TORRIORTENTES THAPTO CAMBICOS

HAPLACUEPTES TIPICOS
FRAGIACUEPTES AERICOS
LANURASDE
9
MEDIFIBRISTES HIDRICOS INUNDACION

10 SUELOS INDIFERENCIADOS SALINAS


USTOCREPTES TIPICOS
CONOS
11 HAPLUSTOLES TIPICOS
ARGIUSTOLES TIPICOS ALUVIALES

Fig. 2. Distribución de los suelos en la Puna Argentina.


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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

El clima actual en la parte llana se caracteriza por la concentración de lluvias de verano, que de 350 mm en el norte decrecen
a 50 mm en el sur. La temperatura media anual es de BºC, con heladas prácticamente en todo el año y vientos intensos y
constantes, más frecuentes a fines del invierno. La evapotranspiración potencial es de 567 mm, únicamente en el norte hay
exceso de agua en los meses de enero y febrero.

La altitud permite diferenciar el régimen crítico por encima de 4000 m s.n.m. y frígido por debajo de este nivel. El régimen de
humedad de los suelos en la zona no montañosa es arídico a excepción del extremo norte algo más húmedo, donde se hace
ústico, este mismo régimen tienen las laderas de la Cordillera Oriental en el faldeo homónomo. El régimen de temperatura es
mésico.

SUELOS (Fig. 2)

1. Suelos del relieve montañoso

Esta designación incluye cadenas montañosas, cerros y colinas que sobresalen de la llanura puneña.

Por encima de los 4000 m s.n.m., donde las temperaturas medias anuales no superan los BºC, se presentan preferentemente
Entisoles: Criortentes líticos (con la regolita en menos de 50 cm de profundidad y abundante rocosidad en el perfil y en
superficie), Criortentes típicos (con regolita maciza); en ambos suelos la litología de la roca subyacente y de la regolita es muy
variable en naturaleza y composición. En zona de rocas volcánicas se encuentra Criortentes vitrándicos.

En los sectores menos empinados con mayor abundancia de sedimento fino, se encuentran Molisoles: Crioboroles vitrándicos,
Crioboroles ácuicos y Aridisoles: Haplargides líticos borólicos y Cambortides borólicos y Paleargides borólicos.

Por debajo de los 4000 m s.n.m. abundan Entisoles: Torriortentes líticos y Torriortentes típicos, ambos suelos pedregosos con
o sin discontinuidad a la roca firme.

Las áreas restringidas de deshielo y en las vertientes que dan lugar a vegas, a distintas alturas, se encuentran histosoles;
Criofibristes y Borofibristes; se trata de turbas de agua fría que derivan de gramíneas cespitosas.

2. Suelos de áreas llanas

En el sector extramontañoso, se pueden diferenciar formas estabilizadas antiguas, formas estabilizadas recientes y las áreas
bajas a cada una de las cuales corresponde diferentes asociaciones de suelos.

Los suelos más representativos son: Torrifluventes típicos, Torrifluventes ácuicos, Haplargides mélicos, Suelos turbosos:
Medifibristes fluvacuénticos y a medida que se salinizan, Halacueptes trágicos, Fragiacueptes, Calciortides y Salortides típicos
y ácuicos.

3. Acumulaciones eólicas actuales

Médanos activos se distribuyen en distintos ambientes, alcanzando incluso las laderas de serranías que sirven de freno al
movimiento de viento. El proceso de desertización es acelerado y las áreas afectadas por erosión eólicas crecen progresivamente.

Los suelos más comunes en áreas de acarreo de arena son: Torripsamentes thapto árgico, Torripsamentes thapto cámbicos.
En ambiente de médanos estabilizados, Torripsamentes típicos y, en la zona más húmeda, Ustipsamentes típicos.

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen al Agrónomo Rubén Godagnone la importante información brindada en relación con información y
aplicación de los Sistemas de Información Geográfica.

REFERENCIAS

Godagnone, R. y Salazar, J.C. 1993. Mapa de Suelos de la República Argentina, escala 1:2.500.000. Instituto de Suelos, CIRN.
INTA, en SIG (ILWIS). .

INTA-CIRN. 1990. Atlas de Suelos de la República Argentina. Tomo 1, pp. 1-729 y Tomo 11, pp. 1-677.

Vargas Gil, J.R., 1974. Suelos de la República Argentina. Geologisch institut. Universiteit Gent, Bélgica, pp. 1-195.

Vargas Gil, J.R. y Culot, J.P., 1980. Los suelos de la Puna. IX Reunión Argentina de la Ciencia del Suelo; Paraná, pp. 1065-
1075.

157

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

LA VEGETACION EN EL ALTIPLANO

ROSA NEGRETE CORDOVA

FACULTAD DE CIENCIAS QUIMICAS Y FARMACEUTICAS,


UNIVERSIDAD DE CHILE
VICUÑA MACKENNA 20, CASILLA 233, SANTIAGO 1, FAX (562) 222 7900

RESUMEN
Para preservar las riquezas naturales renovables de la zona del Altiplano, es necesario profundizar en el conocimiento de las mismas, con el fin de
evaluar su verdadero potencial y promover su aprovechamiento racional por parte del hombre nativo, mejorando sus condiciones de vida sin abandonar
sus tradiciones.

Hasta el momento la mayoría de los estudios sobre los recursos vegetales se han orientado hacia una prospección cuantitativa. En el futuro proponemos,
además de continuar en esta línea, ampliar las investigaciones con una visión más cualitativa determinando el valor nutritivo de las especies designadas
como alimenticias y forrajeras, y las verdaderas propiedades farmacológicas y posible toxicidad de las plantas medicinales, relacionándolo con la
composición química. Esto permitirá valorizarlas, dándoles el respaldo científico que permita su correcta aplicación, en un caso, como alimento y, en el
otro, en el campo terapéutico.

ABSTRACT
A deeper knowledge of the natural renewable resources of the Altiplano is necessary to preserve them and evaluate their actual potential and also
promete their rational use by nativa men, improving their lile quality without altering their traditions.

At present most studies about vegetable resources have been orientad towards a quantitative survey. For the futura we propase to continua with what has
been done and to widen the research activity toa more qualitative approach, thus determining the nutritiva value of both food and forage species, the real
pharmacological properties, and the posible toxicity of medicinal plants, and finally relating them with their chemical composition. This will permit to give
them a scientific validation to use it correctly as food oras a therapeutic medium.

LA VEGETACION EN EL ALTIPLANO

La relativa inaccesibilidad de la precordillera y particularmente del Altiplano, significó el aislamiento de estas regiones de la
influencia de los núcleos urbanos de la Costa Chilena. Esta situación terminó de manera abrupta alrededor de 1950 con la
construcción de caminos de acceso que unieron las planicies Altiplánicas con la ciudad de Arica. La ruptura del aislamiento
determinó fuertes movimientos migracionales desde el Altiplano y la precordillera hacia este núcleo urbano en su activo proceso
de industrialización con fuerte requerimiento de mano de obra y de servicio doméstico. Esto se tradujo en un abandono de las
formas tradicionales de uso de la tierra, especialmente por los jóvenes de ambos sexos. Por otra parte, la facilidad de acceso
también determinó una mayor demanda de productos agropecuarios del interior y al mismo tiempo una mayor presión sobre los
recursos naturales.

Es de suma importancia preservar estos recursos naturales y dar a sus habitantes nuevas formas de desarrollo que les permita
subsistir alcanzando mejores condiciones de vida, sin abandonar sus tradiciones.

Una de las formas de lograr futuras perspectivas económicas para la zona, sin dañar la estrecha vinculación del hombre con el
medio que lo rodea, es precisamente conocer este medio y tratar de desarrollarlo al máximo aprovechando los recursos
naturales renovables. En este contexto el acrecentamiento de las actividades agropastorales parece especialmente aconsejable
y una de las formas de realizarlo sería favoreciendo la reproducción de las mejores especies forrajeras autóctonas. En esta
forma se estaría protegiendo el recurso natural vegetal junto con aumentar la actividad ganadera, hasta la fecha principal
fuente de subsistencia para esta población.
En la investigación realizada en la Comunidad Toconce, zona precordillerana de Antofagasta, por Aldunate et al. (1981 ), llama
la atención el hecho que de todas las especies vegetales recolectadas por los investigadores un 61 ,9% fue designado como
forrajera, lo que corrobora el carácter eminentemente ganadero que la región ha tenido desde épocas prehistóricas. Queda la
duda si realmente estas especies son forrajeras por sus características nutritivas o porque la carencia de alimento para el
ganado lleva a que cualquier especie se considere como tal. Son muchos los vegetales que se designan dentro de este rubro
y que, desde el punto de vista taxonómico, se podrían catalogar dentro de los grupos de plantas con principios activos
farmacológicamente potentes como lo son los alcaloides; seguramente éstas son consideradas como forrajeras cuando están
secas, es decir, cuando su actividad farmacológica es reducida a una mínima expresión, ya que si se consumieran frescas
podrían ser altamente tóxicas. También podría indicar, que se ha desarrollado en animales como liamos y viscachas una
resistencia a la toxicidad de ciertos principios activos como es lo que sucede, por ejemplo, conStipa subaristata (Gramineae),
n.v. «paja vizcachera••, «sikuya blanca», con respecto a la cual varios indígenas consultados coiciden en señalar que esta paja
es consumida por los liamos y vizcacha, siendo venenosa para los burros. De esto se puede concluir que es necesario determinar
cuáles son las especies forrajeras con real valor nutritivo, cuyo consumo favorece el crecimiento y mantención del ganado, de
modo de privilegiar su cultivo dando un efectivo apoyo al desarrollo económico de la zona. Del total de las especies forrajeras,
161
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

dos tercios se encuentran en el TOLAR y en la RIBERA. A pesar de que la VEGA tiene un bajo número de especies con este
atributo, su utilidad forrajera es inmensa debido a su extensión y cobertura vegetal continua.

Otro rubro de utilización importante es el alimenticio. Las plantas con este uso representan en la localidad de Toconce (11
Región) el14,9% del total de la vegetación registrada. Más de la mitad de ellas crece en el TOLAR y MEDANO. Están constituida
por frutos, raices y rizomas de plantas típicas de estas altitudes. También sería de sumo interés hacer una evaluación del valor
nutritivo de estas especies con el fin de seleccionarlas y favorecer su cultivo.

Siguiendo la idea de la explotación de los recursos renovables de la zona con el fin de aumentar sus ingresos, sin duda el
conocimiento de la flora autóctona medicinal constituye uno de los patrimonios más promisorios y valiosos del Altiplano. En el
mismo trabajo recién mencionado, sobre la flora de Toconce, de acuerdo a los usos asignados por los lugareños, las especies
medicinales aparecen después de las forrajeras en orden de importancia. Al contrario de lo que ocurre con estas últimas, la
mayor potencialidad medicinal se encuentra en los pisos de mayor altitud. Es asi como seis de las nueves especies que crecen
en el PANISO pertenecen a esta categoría. El TOLAR, por presentar el mayor número de especies, tiene también la mayor
cantidad de plantas medicinales. Otro piso que merece destacarse es el MEDANO, en el que se le atribuyen efectos curativos
a más de las mitad de sus vegetales. La distribución de las especies medicinales en el área revela que éstas se concentran en
sustratos secos ya que los hábitat más húmedos como la VEGA y RIBERA son los que tienen menos plantas con propiedades
terapéuticas, siendo más ricas en recursos forrajeros. Esta característica da especial relevancia al conocimiento científico de
estas especies, el que permitiría seleccionarlas con mayor actividad farmacológica con la finalidad de promover su desarrollo
aprovechando los terrenos con menos disponibilidad de agua, y así destinar los más húmedos a la obtención de plantas
forrajeras y alimenticias.

Los primeros reconocimientos florísticos de la zona altiplánica provienen de Meyen (1834) y de Philippi {1860) . Antecedentes
importantes acerca de la secuencia altitudinal de las formaciones vegetacionales zonales en los Andes Chilenos a la latitud de
Arica, son los aportados por Schmithusen (1956, 1957) y por Pisano (1965). Posteriormente Gunckel (1967) analiza la fitonimia
de las plantas atacameñas, fundamentalmente sobre la base de colecciones de Socaire y datos bibliográficos. Su interés se
centra principalmente en el aspecto lingüístico relacionados con los nombres vernaculares. En las últimas dos décadas, el
conocimiento florístico de la región ha sido enriquecido notablemente con las contribuciones de investigadores como: Ricardi
{1962), Matthei (1963), Ricardi y Marticorena (1966), Ricardi y Weldt {1974). Otra publicación al respecto es la de Serracino et
al. {1974) quienes analizan la flora silvestre y su utilización, de la zona Guatin (San Pedro de Atacama). Navas (1976) en un
ameno artículo publicado en El Cronista, (Revista de la Universidad de Chile) relata su viaje a lsluga, la ciudad sagrada de los
aymaraes. Aldunate et al. {1981) publican los resultados de una interesante investigación realizada en la precordillera de la
región de Antofagasta en el área correspondiente al pueblo de Toconce. Otro trabajo donde se analiza la vegetación de un
transecto altitudinal que va desde Turi (3.1 00 m) a cerro León (4.250 m) en el costado occidental de los Andes del Norte de
Chile (22°06'- 22°22' S: 68°15'- 68°07'W) es el realizado por Villagrán et al. (1981 ). En esta investigación se dan los valores de
cobertura total de la vegetación del transecto, los que varían desde 2,5% en el extremo altitudinal inferior a un 35,7% a 4.000
m s.n.m. Además se diferencian cuatro zonas fisionómicas, incluyendo seis asociaciones: 1) «Pre-puna» (2. 700 - 3.150 m
s.n.m.) caracterizada por una cobertura de subarbustos xerofíticos que incluyen dos asociaciones: Acantholippia deserlicola-
Franseria meyeniana la que se encuentra sobre los arenales de Turi; y Franseria meyeniana-Helo gyne macrogyne-
Helianthocereus atacamensis restringida a barrancos y cañones o desfiladeros. 2) «Puna» {3.150-3.850 m s.n.m.)
fisionómicamente dominada por arbustos, presentando una vegetación más alta, incluye las asociaciones Fabiana densa -
Baccharis boliviensis, y Junellia seriphioides- Baccharis incarum - Lampaya medicinalis. 3) La zona «Aitoandina» localizada
por encima de la «Puna•• incluye las asociaciones de Fabiana bryoides -Adesmia horrida, Oxalis exigua- Mulinum crassifolium.
4) El «Subnivel•• de las altas montañas, semidesértico posee una vegetación pobremente desarrollada. Sólo tres especies se
encuentran en el límite vegetacional alto (4.380 m s.n.m.).

Otra investigación importante donde se analiza la vegetación de un transecto altitudinal que va desde la Sierra de Huaylillas
(1.540 m s.n.m.) hasta el cerro Guane-Guane (5.200 m s.n.m.), en la vertiente occidental de la Cordillera de los Andes (18°-
19ºS) es la Sierra de Huaylillas (1.540 m s.n.m.) hasta el cerro Guane- Guane (5.200 m s.n.m.), en la vertiente occidental de la
Cordillera de los Andes ( 18°-19º S) es la realizada por Villagrán et al. (1982). En este trabajo se aplica la metodología fitosociológica
y la de análisis de gradientes. Se dan valores de cobertura total de la vegetación la que varía desde O, 1% en el extremo
altitudinal inferior limítrofe del desierto de Atacama, hasta 70% a 4.000 m s.n.m. en la transición entre la Precordillera y el
Altiplano. Las principales formaciones fisionómicas, incluyendo cinco asociaciones y tres subasociaciones, son los siguientes:

1.- Formación desértica, entre 1.540 y 2.800 m incluyendo la asociación Atriplex microphyffum - Franseria meyeniana. 2.-
Formación de Tolar, entre 3.000 y 4.000 m s.n.m. incluyendo la asociación Fabiana densa- Baccharis boliviensis- Diphlostephium
meyenii. 3.- Formación de Pajonal, entre 4.000 y 5.000 m s.n.m. incluyendo las asociaciones: i) Parastrephia lepidophyffa
santelices, en la transición entre el TOLAR y el PAJONAL, ii) Parastrephia lucida- Festuca orlhophylla, en las planicies altiplánicas
y iii) Festuca orlhophylla, en las laderas de los cerros que emergen del Altiplano. Castro et al. (1982), hacen un completo
estudio de la flora de los Andes de Arica. Se me11cionan 225 especies autóctonas, de las cuales un 74,3% tienen nombres
vernáculos, 68,8% uso reconocido y 44,9% son forrajeras. En cuanto a las especies de uso medicinal, éstas constituyen el30%
de la flora utilizada. En una encuesta realizada con 36 personas de diferentes sexos, edades y localidades, se mencionan un
total de 38 usos terapéuticos. Se hace referencia a 23 publicaciones. Una importante investigación, es la realizada por Kalin
162
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Arroyo et al. (1984) quienes estudian la flora de la Cordillera de los Andes del interior de Vallenar entre el área de Conay y las
cuencas de Laguna Grande y Laguna Chica (1.600 - 4.300 m s.n.m.) (28°30' - 20°00'S y 69°45' - 70°15'W), provincia de
Huasco, 111 Región, Chile, basándose en materiales colectados y observaciones hechas en dos expediciones efectuadas en los
veranos de 1981 y 1983. Se incluyen descripciones breves, datos sobre hábitat y rangos altitudinales determinados a base de
registros tomados a intervalos de 50 m de altura, para un total de 281 especies. Se da a conocer nuevos límites sur de 5
especies. Se propone la nueva combinación Gentianella gilliesii (Gils) Marticorena y Arroyo.

También se han realizado trabajos de Herborización en la Precordillera y el Altiplano del sector Las Cuevas del Parque Nacional
Lauca. Elaboración de la Carta de Vegetación (formación vegetal y especies dominantes) del Altiplano de la provincia de
Parinacota, entre Caquena y Guallatire. Línea Base Ambiental y Monitoreo de los Recursos Biológicos en la Cordillera y el
Altiplano del Salar de Maricunga, provincias de Chañaral y Copiapó, Región de Atacama y de la Cuenca Superior de Guatacondo
y los Salares de Coposa y Michincha, provincia de !quique, Región de Tarapacá. Monitoreo Ambiental del Altiplano en un sector
de la Reserva Nacional de Las Vicuñas, provincia de Parinacota, Región de Tarapacá. Revisión de la Carta de Vegetación
Regional, a escala 1:250.000 de todo el Altiplano de la Región, ubicación y descripción de los humedales (vegas y bofedales)
en la 1 y 11 Región de Chile (Faúndez, 1993).

Para los tres principales cinturones de vegetación (los matorrales del desierto, los Andes y los Altos Andes) en el Norte de los
Andes chilenos sobre el desierto de Atacama, sobreviven seis transectos, cada uno con un ancho aproximado de uno a cuatro
grados de latitud, localizados a 18°S, 19°S, 21 as, 24°S, 26°S, 28°S, donde existen 769 especies de plantas vasculares
pertenecientes a 290 géneros (Kalin Arroyo et a/.,1988). En cuanto a estudios fitoquímicos y farmacológicos, en general son
escasas las especies que han sido analizadas, entre los principales trabajos realizados tenemos el estudio químico de Senecio
romarinus Phil. var ascotanensis (Phi!.), recolectado en Toconce y realizado por Morales et al. (1982), quienes aislaron lactonas
sesquiterpénicas del tipo eremofilanólidos identificados como: 1-oxo-8-idroxi-1 0°-H-eremofilanólido (lstanbulina A) p.f. 248° y
1-oxo-8-H-1 0-H-eremofilanólido (lstanbulina B) p.f. 167°. Otra publicación respecto a este tema es la de Morales et al. (1986).

Otro trabajo con una especie recolectada en Toconce es el de Rivero et al. (1982) quienes analizaron el extracto etanólico de
Mulinum crassifolium Phi/., Umbelliferae, aislando: la escopoletina y los ácidos anísico, verátrico y ferúlico. Otra publicación
relacionada con estos resultados es la de Riveros et al. (1984).

También ha sido estudiada por Loyola et al. (1989a) Parastrephia quadrangularis de la cual se ha aislado una nueva flavona
identificada como 5, 7 -dihidroxi- 3,8,3' ,4'-tetrametoxiflavona, además de escopoletina, umbeliferona y p-cumaroiloxitremetona.
Otra especie de la flora de Toconce es Chersodoma jodopappa la que ha sido investigada por Morales et al. (1985) de la cual
se han obtenido dos lactonas sesquiterpénicas del tipo eremofilanolido. 6B-hidroxi-8B-dihidroxi-1 OB (H)-eremofil-7 (11 )-en-8,
12-olido. Además de un alcaloide pirrolicidínico.

Otra especie recolectada en Toconce y que ha sido sometida a una investigación química por Loyola et al. (1982) es Senecio
graveolens Weed. (Chachacoma) de la cual se han aislado el dihidroeuparin; acetildihidroeuparin; 5- acetil-salicilaldehido y la
3(3'-hidroxi-isopentil)-4-hidroxiacetofenona. En una publicación posterior de Loyola et al. (1985b) se mencionan además de los
productos ya indicados otros compuestos como 4-hidroxi-3-(isopenteno-2-il)-acetofenona y 3-hidroxi-2,2-dimetil-6-acetilcromano.

La actividad antihipertensiva de un compuesto aislado de Senecio graveolens Weed. (chachacoma), identificado químicamente
como 5-acetil-6-hidroxi-2-isopropenil-2,3-dihidrobenzofurano, ha sido comprobada por Cerda (1986). La prueba se realizó en
ratas con hipertensión neurogénica, inducida mediante lesiones electrolíticas bilaterales del núcleo del tracto solitario (NTS).
La administración del compuesto, vía sistemática, produjo una disminución de las presiones sistólica, diastólica y media (P a
M), llegando ésta a algunos casos, al valor control. Estos resultados confirmarían el efecto antihipertensivo de esta nueva
droga, aplicada en síndrome hipertensivo agudo. Su probable mecanismo de acción podría ser a través de B- receptores. Otras
especies, estudiadas bajo el aspecto químico son Trichocereus chilensis (Morales y McLaughlin, 1989). Mulinum crassofolium
(Loyola et al., 1990a, 1990b, 1991 ). Diplostephium cinereum, donde se investiga la composición química del exudado resinoso
y Polylenis tarapacana y P. besseri (K'nua) en las que se investigan los flavonoides y su acción microbiana (Henríquez, 1993).

Desde un punto de vista biológico se ha investigado el efecto tóxico sobre Tripomastigotes de Trypanosoma cruzi «in vitro»
(González et al., 1990).

PROYECCIONES FUTURAS

Para preservar las riquezas naturales renovables de la zona, es indispensable tener un profundo conocimiento de las mismas,
que permita evaluar su verdadero potencial y promover su aprovechamiento racional por parte del hombre nativo, con el fin de
mejorar sus condiciones de vida sin abandonar sus tradiciones.

Hasta el momento, los principales estudios sobre los vegetales se han orientado hacia su prospección cuantitativa considerando
además, los beneficios que el hombre logra de los mismos. Hacia el futuro proponemos, además de continuar en esta línea,
extender las investigaciones a un aspecto más cualitativo, en el sentido de determinar el valor nutritivo de las especies designadas
como alimenticias y forrajeras y realizar una prospección de las plantas medicinales orientada a averiguar tanto sus verdaderas
163
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

propiedades farmacológicas como su posible toxicidad, relacionándolas con sus constituyentes químicos, con el fin de valorizarlas,
dándole el respaldo científico que permita su correcta aplicación terapéutica.

La implementación de este tipo de investigaciones, favorecerá el desarrollo sustancial de esta zona, afectada directamente por
la escasez de recursos nutricionales y medicinales.

BIBLIOGRAFIA ...--··

Aldunate, C., Armesto,J., Castro, V., y Villagrán, C., 1981. Estudio Etnobotánico en una comunidad precordillerana de Antofagasta:
Taconee. Bol. Mus. Nac. Hist. Nat., Chile, 38: 183-223.

Castro, M., Villagrán, C., y Kalin Arroyo, M.T., 1982. Estudio etnobotánico en la Precordillera y Altiplano de los Andes del Norte
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

FLORA ANO VEGETATION OF NORTHERN CHILEAN ANDES

MARY T. KALIN ARROYO (1), FRANCISCO A. SQUEO (2), HEINZ VEIT (3),
LOHENGRIN CAVIERES (1), PEDRO LEON (1), ELIANA BELMONTE (4).

(1) Departamento de Biología, Facultad de Ciencias, Universidad de Chile, Casilla 653, Santiago, Chile.
(2) Departamento de Biología, Facultad de Ciencias, Universidad de La Serena, Casilla 599, La Serena, Chile.
(3) Lehrstuhl für Geomorphologie, Universitat Bayreuth, Germany.
(4) Universidad de Tarapacá, Arica, Chile.

Correspondence to:

Dr. Francisco A. Squeo, Depto. Biología, Universidad de La Serena, Casilla 599, La Serena- Chile • Fax: 56 (51) 204383,
Phone: 56 (51) 204369-401, E-mail: [email protected]

ABSTRACT

In northern Chilean Andes two rainfall patterns are found: a summer rain region (17°-24°S) anda winter rain region (25°·32°S). The transition between
both rain regions (24°-25°S) correspond also with the driest area ('arid diagonal').

The Andes Mountains started to emerge in the Upper Tertiary. The existence of high mountains in the Miocene/Piiocene, together with the likely birth of
the cold Humboldt-curren! at about this time, led to an aridization of northern Chilean Andes. The Quatemary with its generally dry conditions is charac-
terized by the occurrence of relativa moist phases during the glacials. The models, concerning the northwards or southwards shift of climatic belts (e.g.,
the westerlies) during glacial periods, are discussed.

The flora of northern Chilean Andes include 865 plant species, 21% of these especies are endemic to Chile. In the winter rain region exist twice higher
endemism than the summer rain region. Species richness decreases by 80% and cover by 50% ovar the very severa rainfall gradient from 18°S to 24•8.
Perennial herbs are most abundan! in areas of highest rainfall, annual herbs gain greatest prominence in areas of intermediate aridity, while woody
species are more frequent under extreme dry/warm and extreme dry/cold conditions.

Four vegetation belts can be distinguished along northern Chilean Andes: a) Pre-alpine belt (also callad Desertic or Pre-Puna belt) located at lower
elevations, b) Subalpine belt (or Puna belt), e) Low Alpina belt (the cushion belt), and d) High Alpine belt.

At 18•s flowering occurs year round with two marked peaks, before and alter the rainy season. For the winter rain site at 33•s. flowering extends from
September through early May, with a peak in mid-summer (January). The flowering periods of individual species are 4 times longar at 18•s comparad with
33•s. The anemophily increases towards drier areas. The biotic pollination is primarily carry out by díptera and himenoptera in both summer and winter
rain regions.

Temperatura plays a role in determining lite forms and, in consequence, the physiognomic similitude among vegetation belts. Tall species are less cold
toleran! than ground-level species in both summer and winter rain regions. Tall species have supercooling capacity; in constrast, all ground-level species
have freezing tolerance as the main mechanism of resistance to cold temperaturas. Also in both regions, shrubs showed lower stomatic conductance to
water vapor, lower photosyntetic rates and lower water potential than perennial herbs.

Consequences of global climate changa on the flora and vegetation of northem Chilean Andes are discussed.

RESUMEN

En los Andes del norte de Chile se encuentran dos patrones de precipitación: una región con lluvias de verano (17°-24°S) y otra región con lluvia de
invierno (25-32•S). La zona de transición entre las lluvias de verano e invierno (24-25•S), coincide con la parte más árida ('diagonal árida').

La Cordillera de los Andes comenzó a levantarse en el Cenozoico Superior. La existencia de altas montañas en el Mioceno/Plioceno, junto con el
probable nacimiento de la Corriente de Humboldt en este tiempo, determinó el comienzo de la aridización de los A!1des del norte de Chile. El Cuaternario
fue en general seco pero con fases relativamente húmedas durante las glaciaciones. Se discuten los modelos de desplazamiento hacia el Norte o hacia
el Sur de los cinturones climáticos (p.e., los 'westerlies') durante los períodos glaciales.

La flora de los Andes del norte de Chile posee 865 especies, 21% de estas especies son endémicas a Chile. En la región de lluvia de invierno existe el
doble de especies endémicas que en la región de lluvia de verano. La riqueza de especies disminuye un 80% y la cobertura un 50% en el severo
gradiente de precipitación entre los 18°S y 24•s. Las hierbas perennes son más abundantes en áreas con mayor precipitación, las hierbas, anuales
aumentan en importancia en áreas de aridez intermedia, mientras que las especies leñosas son más frecuentes bajo condiciones árido/cálidas y árido/
frías.

Cuatro pisos de vegetación se pueden distinguir en los Andes del norte de Chile: a) el piso Pre-andino (o piso Desértico o Pre-Puna) localizado a bajas
elevaciones, b) el piso Subandino (Puna), e) el piso Andino Inferior (el piso de los cojines), y d) el piso Andino Superior.

La floración a los 18•S ocurre a lo largo de todo el año con dos máximos marcados, antes y después de la estación de lluvia. Para el sitio con lluvia de
invierno a los 33•s, la floración se extiende entre Septiembre hasta principios de Mayo, con un máximo a mitad del verano (Enero). Los períodos de
floración de especies individuales son 4 veces más largos a los 18•S comparado con los 33•s. La anemofilia incrementa hacia las áreas más áridas. La
polinización biótica es principalmente realizada por dípteros e himenópteros bajo los dos patrones de precipitación.

167
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

La temperatura tiene un papel importante en determinar las formas de vida, y en consecuencia la similitud fisonómica a lo largo de los pisos de
vegetación. Bajo los dos patrones de precipitación, las especies altas son menos tolerantes a las bajas temperaturas comparados con las especies que
crecen a nivel del suelo. Las especies altas poseen la capacidad de sobre-enfriar; en contraste, todas las especies que crecen al nivel del suelo poseen
tolerancia al congelamiento como principal mecanismo de resistencia a bajas temperaturas. También en ambas regiones los arbustos muestran menor
conductancia estomática al vapor de agua, menor tasas de fotosíntesis y menores potenciales hídricos comparados con las hierbas perennes.

Se discuten las consecuencias del cambio climático global sobre la flora y vegetación de los Andes del norte e Chile.

Palabras claves: Andes del norte de Chile, clima, paleoclima, riqueza de especies, endemismo, forma de vida, tolerancia al frío, intercambio de gases,
cambio global.·

INTRODUCTION

The northern Chilean Andes Mountains rise abruply from a narrow lowland area bordering the Pacific Ocean to elevations over
6,000 m. The highland present a steep climatic gradient providing a good scenario to inquire about evolution of the flora and
their adaptations to different environmental constrains.

In this chapter the high-altitude, mountainous environment of northern Chile will be discussed, in terms of their climate, paleohistory,
species richness, vegetation, reproduction and ecophysiological adaptations.

l. Climate in the northern Chilean Andes.

Extremely arid climates in western South America extend from 15° S in southern Perú to around 30°8 in Chile. In lowlands of
these regions, annual rainfall average is usually lower than 100 mm (Fig. 1). At low elevation, between 1JOS and 25°8, anriual
precipitation is between 0-10 mm. In this absoluta desert, vegetation is present, only around few river valleys and in areas
exposed to coastal fog.

The Chilean-Peruvian Desert is a 'rain shadow' and a 'cold air' desert (Rauh, 1983). The present climate is determinad by three
major factors: a) the annual behavior of the Intertropical Convergence situated over equatoriallatitudes (Gómez & Little, 1981)
which brings moisture from the northeast ('easterlies'), b) a Polar front bringing precipitation from the west ('westerlies'), ande)
the Humboldt Current - Niño/Niña events (Zinsmeister 1978; Aceituno et al., 1993). As a consecuence of the interplay of these
parameters, northern Chilean Andes can be can be divided in two regions: a) a winter rain region, south of 24-25°8 (rains
occur during winter, as snow over 3,000 m, and summers are warm and dry), b) a summer rain region, north of 24°8 (rains
occur during summer, and winters are cold and dry). There is a small overlap between these two rainfall patterns in the driest
area in between, the 'Arid Diagonal'.

Air-temperature is reduced by 6.5°C/1 ,000 m in the northest Chilean Andes (Fig. 2). For instan ce, mean annual temperatura at
Murmuntane (3,280 m) is 9.7°C, while at Parinacota (4,395 m) is 2.5°C.

ANNUAL
PRECIPITATION
(mm)

..¡. / /
~,o~ 3000/
~,. / ,'
~'v<i; 1000 (:-/,'
,/.'-','
/

LATITUDE (0 S)
Fig. 1. Mean annual precipitation related to elevation and latitude in northern Chile (from Arroyo et al., 1988)

168
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

o
20-

15º 23
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10º ::::=-18
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o 2000 4000 6000


ELEVATION (m)

Fig. 2. Mean temperature plotted against elevation for areas between latitude 18° and 24°S in northern Chilean Andes (from
Arroyo et al., 1988).

11. Andes Mountain Paleohistory

Emergence of the Andes. The strong uplift of the Chilean Andes started in the Upper Tertiary, accompanied by volcanic activity
since the Miocene sorne 23 my B.P. (Mortimer, 1975, 1980; Zeil, 1979). The existence of high mountains in the Miocene 1
Pliocene, together with the likely-birth of the cold Humboldt-current at about this time, led to an aridization of northern Chilean
Andes (Herm 1969; Paskoff, 1979; Mortimer 1980; Naranjo & Paskoff 1985; Alpers & Brimhall 1988; Arroyo et al., 1988).
Favored by the high elevation, glaciations of the Altiplano probably occurred as early as Pliocene (Ciapperton, 1979). The
Quaternary with its generally dry conditions is characterized by the occurrence of relative moist phases. The number and the
age of such periods is not well known. However, a simple model with the alternation of humid glacials and dry interglacials can
no longer hold true. As can be seen for the Upper Pleistocene, strong climatic fluctuations, especially variations of the moisture
regime, occurred during one single glacial period, which reflected by glaciar variations and changes of the Altiplano lake-levels.
in light of these facts, the established models of the past decades, concerning the northwards or southwards shifl of climatic
belts (e.g., the westerlies) during glacial periods, have to be discussed in much more detail.

Pleistocene-Holocene climates. From the Altiplano in Perú and Bolivia three to five pleistocene periods with increased mois-
ture are documented by glacier advances. The Mid- to Upper Pleistocene periods of glacier advances seem to correspond with
higher levels of Lake Titicaca (Dobrovolny 1962; Servant 1977; Ballivian et al., 1978; Hastenrath & Kutzbach, 1985; Lauer &
Rafiqpoor, 1986; Seltzer, 1993). During the Last Glacial Maximum (around 20,000 yr B. P.) the maximum temperature depres-
sion reached about 6-JOC. In spite of this, the prevailing dry conditions led to the formation of only small glaciers and low lake
levels on the Altiplano. More humid conditions are documented > 28,000 yr B. P. (Minchin Period) as well as during lateglacial
times (Tauca Period, 3-4°C colder). They have been interpreted as an intensification or slight southward shift of the tropical
easterly winds (Kessler, 1984, 1991 ). A moist late glacial period with high lake levels is also documented in the Argentine and,
Chilean Andes until 30°S (Veit & Stingl 1991; Grosjean et al., 1991; Veit, 1993a, b; Garleff et al., 1993; Messerli, et al., 1993).
The more humid conditions in Chile south of 27ºS at this time have their origins from intensified westerlies (Veit, 1993a). A
stronger influence of the westerlies in the south and of the easterly winds in the north led toa narrowing of the 'Arid Diagonal'.
However, the dry core of the 'Arid Diagonal' persisted in its present position around 24°S.

The increased moisture on the Altiplano led to intensified runoff, which is documented by the down-cutting of the rivers. This
holds true, for example, in the Río Lluta Valley, east of Arica at Poconchile, where 14C-dates of ancient valley floors show the
beginning of this process around 16,000 yr B. P. (Veit, 1993b). Similary one might interpret various 'humid' indicators in the
Atacama desert as effects of runoff from the Altiplano and not of increased precipitation in the Atacama itself. Thus, the 'Arid
Diagonal' apparently has a long Pleistocene to Tertiary history and is nota very recent feature (e.g. Ochsenius, 1982).

169
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Comparad to lateglacial times, the climate became drier at the transition to the Holocene, but was relatively moist until 7,500 yr
B. P. This is indicated by the levels of Lake Titicaca, that remained rather high (Wirrmann & de Oliveira, 1987), and by the activity
of alluvial fans and by soil formation above 2,500 masl in the Norte Chico (Veit, 1991, 1993b) and at 23°8 (Messerli et al., 1993).
From 7,500 yr B. P. on, the climatic conditions in the Andes became significantly drier. With the exception of a probably very short
moisture oscillation in the Mid-Holocene, these dry conditions prevailed until3,700 B.P., indicated by a fall of Lake Titicaca of
about 50 m below the present level, the lack of activity of alluvial fans and by soil erosion processes in the Norte Chico. From
3,700 yr B.P. on, the climate became slightly moisture and cooler in the Norte Chico and approached to the present arid to
semiarid conditions. At the Altiplano a similar trend of climatic evolution is indicated by the rise of Lake Titicaca, though palyno-
logical findings at 23°8 (Messerli et al., 1993) indicate drier conditions from 2,200 yr B. P. on.

111. Species Richness

Endemic patterns: The total number of species in northern Chilean Andes (not including the desert preAndean shrubland) is
865 representing 16.9% of the Chilean flora (Table 1). 21% of these species are endemic to Chile. Now, in the same relativa
area (JO latitude), the winter rain region (25-32°8) has twice more endemism to Chile (27% versus 14%) and twice more
endemism to the respective rain region (19% versus 10%) than the summer rain region (17-24°8). These differences could be
a consequence of the continuity of the Altiplano flora to the north inside the same rain pattern, and migration. Despite these
differences, the high endemism in northern Chilean Andes (ca.14%) shows that recent evolution in situ occurred.

Latitudinal patterns: 8pecies richness drops off by 80% from 18°8 (heaviest summer rain in northern Chilean Andes) to 24°8
(lightest sumer rain) (Table 2); whereas, number of species increases to the south with an increase in winter rains. Arroyo et al.
(1988) showed that, under similar thermal conditions, species richness was positively correlated with precipitation. Under both
precipitation regimes, as aridity increases, trends for fewer species per genus and fewer genera per family are seen (Table
2).Thus fewer species or fewer genera have been able to survive in the most arid regions, and/or less local speciation exists.
These latitudinal changes in species richness also reflect reduced north-south species migration there on account of the abso-
luta desert extending above 3,000 m at 24°8 (Arroyo et al., 1982; Villagrán; 1983).

Altitudinal patterns: Flora of the two rain regions show different responses to elevation. In the summer rain region, the
maximum number of species occurs at mid elevation (Fig. 3); while on the winter rain region species richness decreases with
increase in elevation. Additionally, at the same elevation, the number of species decreases towards the 'Arid Diagonal' where
the east-west precipitation gradient is most pronounced and a absoluta desert exists.

TABLE 1.

ENDEMISM PATTERNS IN NORTHERN CHILEAN ANDES (NO INCLUDING THE DESERT PRE·ANDEAN SHRUBLAND).
DATA ARE FROM THE 'FLORA DE CHILE DATA BASE' BASED IN 112,000 RECORDS OF
HERBARIUM COLLECTIONS ANO THE LITERATU RE.

Latitudinal Range Rain Patterns Total Chile Endemic 8pecies


8pecies to the rain region
numbers

17°00' to 24°59'8 8ummer 523 71 13.6% 51 9.8%


25°00' to 31°59'8 Winter 449 121 26.9% 84 18.7%
17°00' to 31°59'8 both 865 182 21.0% 119 13.8%

TABLE2.
COMPARISON OF THE NUMBER OF SPECIES PRESENT (SPECIES RICHNESS) AT DIFFERENT
LATITUDES IN THE NORTHERN CHILEAN ANDES. DATA FROM ARROYO ETAL. (1988)

8ummer rain Winter rain

18°8 19°8 21°8 24°8 26°8 28°8

Number of species 391 219 164 77 144 270


Number of genera 195 138 110 55 90 162
8pecies/genus 2.0 1.6 1.5 1.4 1.6 1.7
Number of familias 64 53 37 30 42 58
Genera/family 3.0 2.6 3.0 1.8 2.1 2.8

170
El Altiplano. Ciencia y conciencia en Jos Andes

111. Vegetation

Cover: There is also a clear reduction in total plant cover with aridity (Fig. 4). In the wettest areas in the northern Andes, total
cover does not exceed 50%. However, at 24°8, less than 20% of the total surface is covered. Arroyo et al., (1988) found that
plant cover was positiva correlated with species richness, showing that increases in aridity also affect plant biomass.

Life forms: Dividing the altitudinal gradient in three elevation levels (2,000-3,000 m, 3,000-4,000 m and 4,000-5,000 m), Arroyo
et al., (1988) showed that life form composition changas along the aridity gradient (Table 3). Comparing the wet and arid
extremes of the summer rain region, perennial herbs are underrepresented at the arid extreme in the three elevations. Contrary
to expectations, annual herbs did not increase with greater aridity. Annuals were significant less representad in the driest (2,000-
3,000 m) of the three elevations. Woody species, in contrast, tend to be more highly representad as aridity increases; the trend
is clear in the driest elevation and where aridity is overlaid with cold stress (4,000-5,000 m).

In the elevation gradient, a lower fraction of annual species are present at the highest elevation along all the latitudinal gradient,
suggesting less tolerance to low temperaturas. The higher proportion of annuals at midelevation in 21-24°8 suggests that the
annual habit is adaptad in arid climates up to a certain moisture limit.

TABLE3.
LIFE FORMS ON NORTHERN CHILEAN ANDES. DATA FROM ARROYO ET AL. (1988).

18-19°8 21-24°8 26-28°8

2,000 - 3,000 m

8hrubs & trees (28) 40.6% (7) 70.0%+ (62) 42.5%

Perennial herbs (24) 34.8% (2) 20.0%+ (41) 28.1%

Annual herbs (17) 24.6% (1)10.1%+ (43) 29.4%

(69 spp.) (10spp.) (146 spp.)

3,000 - 4,000 m

8hrubs & trees (70) 32.4% (32) 36.0% (54) 35.8%

Perennial herbs (1 07) 49.5%ac (32) 36.0%bd (61) 40.4%cd

Annual herbs (39) 18.1 % (25) 28.1% (36) 23.8%

(216 sp) (89 spp.) (151 spp.)

4,000 - 5,000 m

8hrubs & trees (25) 17.4%ac (32) 37.6%bd (25) 26.0%cd

Perennial herbs (107) 74.3%a (43) 50.6%b (48) 50.0%b

Annual herbs (12) 8.3%a (10) 11.8%a (23) 24.0%b

(144 spp.) (85 spp.) (96 spp.)

Same letters show no significant differences with G-test, + =G-test not applicable.

Vegetation belt: Despite the existence of a disruption in the latitudinal distributions of the Andean taxa around determining
floristic differences between the summer and winter rain regions (Arroyo et al., 1981; Villagrán et al., 1983), four vegetation belts
can be distinguished on a physiognomic basis along northern Chilean Andes (Fig. 5): a) Pre-alpine belt (also called Desertic or
Pre-puna belt) located at lower elevations, is a low shrubland with few tree species present in wet areas, b) Subalpine belt (or
Puna belt): dominated by shrubs, e) Low Alpine belt: dominated by sub-shrubs and grasses, also cushion species are present,
and d) High Alpine belt (8ubnival or Alpine desert belt): the highest vegetation belt, permafrost is usually close te the soil
surface, only a few species forming small rossetes and grasses are present (Ruthsatz, 1977; Villagrán et al., 1981, 1983;
8queo et al., 1994).
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

140

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z 20 19° S
24° S

2000· 3000· 4000·


2500 3500 4500
ELEVATION (M)

Fig. 3. Variation in number of speeies (speeies riehness) with elevation at different latitudes in northern Chi/ean Andes. Summer
rain regían (so/id eire/es), winter rain regían (open eire/es) (from Arroyo et al., 1988).
50

30
~ 19° S
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21° S
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24°S

2000- 3000· 4000-


2500 3500 4500
ELEVATION (M)
Fig. 4. Variation in plant eover (% of ground vegetated) with elevation at different latitudes in northem Chilean Andes. Summer
rain regían (so/id eire/es), winter rain regían (open eire/es) (from Arroyo et al., 1988).
IV. Phenology

Phenological data of summer (18°8) and winter (33°8) rain sites are comparad using data from sampling stations in the Sub-
alpina vegetation belt (Fig. 6). At 18°8 flowering occurs year round with two marked peaks, one in October-November befo re the
rainy season, anda second in March-April after the end of the rainy season. Above 4,000 m, there is so me decrease in flowering
during the colder months (Belmonte & Moscoso, 1985). The flowering periods of individual species are 3.8 months in average.

For the winter rain site at 33°8, flowering extends from September, immediately at snow-melt, through early M ay, with a peak in
mid-summer (January). In addition to the seasonal differences, the flowering periods of individual species are shorter on the
winter rain site (one month on average). At 30°8 and in the last three vegetation belts (between 3,000 and 4,500 masl) flowering
extends only from Novemberto May (Squeo, et al., 1994), suggesting that differences because of increasing in aridity may also
occurs.

V. Pollination

Total importance of anemophily in the flora increases towards drier areas (26% of the flora at 22°8) in comparison with wet
areas (21.7% at 18°8, and 19.3% at 30% 0 8) (Arroyo et al., 1983). Arroyo et al. (1987) showed that biotic pollination is primarily
carry out by diptera and himenoptera in both 18°8 and 33°8 (Fig. 7). However, dipterans are the most frequent visitors at 18°8
(ca. 50% of the total flora), while plant visit by hymenopterans and dipterans are very similar in the winter rain site. Plant visit by
butterflies are lower than 10% at 18°8 and close to 20% at 33°8. Hummingbird (higher at 18°8) and coleoptera (higher at 33°8)
are the visitors less representad. These differences in pollinators between summer and winter regions could be related with
different biota sources and differences in energetic requirements of the pollinators.
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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Summer Rain Region Winter Rain Region
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6000
High Alpine Belt 5000
5000
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18º 20º 22º 24º 26º 28º 30º 32º

LATITUDE SOUTH

Fig. 5. Vegetation belt on the western side of the northern Chílean Andes (from squeo et al., 1994).

VI. Ecophysiological patterns

No ecophysiological data are available from the summer rain region in northern Chilean Andes, but information available from
the Páramo vegetation in Venezuelan Andes (S 0 N) could be used as representativa of the summer rain region.

Temperature: Temperatura plays a role in determining life forms and, in consequence, the physiognomic similitude among
vegetation belts. Data from Venezuelan Páramo (S 0 N, a wet summer rain region close to the Puna) and north-central Chile
(30°S) show that tolerance to low temperatures increases with elevation at the same rate as decreases in mean annual tem-
perature (Goldstein et al. 19S5; Squeo et al. 1996). That is, plant species growing at higher elevations are more tolerant to low
temperatu res.

182 S 1 35 2 S

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Month Month

Fig. 6. Percent of species of al/ families present in flower (so/id eire/es) as eompared with pereent of Compositae (open eire/es)
in flower flower at 1BºS (3,400 m, 36 spp.) and 33ºS (2,500 m, 42 spp.) (from Arroyo et al., 1990)
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Temperature and plant height: At the same elevation (4,200 m), plant height and lethal temperature was positively correlated
in the Páramo (Squeo et al., 1991). Asimilar pattern was also found at 30°S, where injury temperature was 2.5°C lower in small
plants (<cm height) than in tall plants (Squeo etal., 1996).

Cold resistance mechanisms: Two main cold resistance mechanisms are present in plants inhabiting high mountains: a)
freezing avoidance (e.g., supercooling capacity, insulations) and b) freezing tolerance (Rada et al., 19S5a, Korner and Larcher,
19SS; Scheibe and Beck, 1990; Squeo et al., 1991, 1996). Freezing tolerance provides a best protection to the plants against
cold injury, but freezing avoidance, that can endure plants for a few hours, does not decrease their photosynthetic capacity.

Tall species, at both soN and 30°8, have supercooling capacity preventing ice formation in their tissues (e.g., Polylepis sericea,
Espeletia spp., Adesmia hystrix, Tetraglochin alatum); in constrast, all ground-level species have freezing tolerance as main
mechanism resistance to cold temperaturas (e.g., Azore/la spp., Adesmia spp., Viola spp.) (Goldstein et al., 19S5; Rada et al.,
19S5a, 19S5b, 19S7; Azócar et al., 19SS; Squeo, et al., 1991, 1996). This pattern probably exists because during the growing
season the lowest, night-temperatures occur at ground-level.

Gas exchange: Similar to found for the Páramo plant species at S0 N (Goldstein and Meinzer, 19S3; Rada, et al.,in press),
shrubs at 30°S showed lower stomatic conductance to water vapor, lower photosyntetic rates and lower water potential than
perennial herbs (Table 4). All of the studied species showed a reduction in stomatal conductance to water vapor, closing stomata
at midday suggesting that this is a common mechanism to overcome the strong water stress. Plant species at 30°S showed
lower water potential than at S0 N.

TABLE4.
MEAN OF GAS EXCHANGE PARAMETERS FOR SHRUBS ANO PERENNIAL HERBS FROM
302 S {3,350 M A.S.L.) (RADA ET AL IN PRESS, SQUEO ANO AZÓCAR, UNPUBL DATA.)

n= number of species, g= leaf conductance to watervapor (mmol m- 2 S·')), A= C02assimilation rate (J.l mol m- 2 S-'), Y= Water
potential (MPa), Mean ±SD. In parenthesis are showed maximum values of g andA, and minimum values of Y.

n g A y

Shrubs 3 12S±54 1.4±0.5 -4.3±0.7


(199±91) (2.9±1.2) (-5.1±0.9)
Perennial
herbs 4 223±11 3.5±1.0 -2.S±0.5
(325±66) (5.0± 1.S) (-3.6±0.6)

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POLLINATION VECTORS

Fig. 7. Pollination mechanisms at 18°S (2,000- 5,000 m, 128 spp.) and at 33ºS (2,200- 3,900 m, 127 spp.). A= wind pollinated,
S= without visits; visited by díptera (D), by hymenoptera (H), by lepidoptera (L), by hummerbird (T) and coleoptera (C)
(modified from Arroyo et al., 1987).

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

VIl. Perspectives.

Global Climate Change: According to present global circulation models (GCMs), temperatura and precipitation in the earth are
changing (Schlesinger & Mitchell, 1987; Stouffer et al., 1989). Arroyo et al. (1993) predicted that between 30° and 18°S, the
mean annual temperatura will be 2.3°C higher in 2030 than in 1958. In the same period the atmospheric C02 concentration will
be doubled. This increment in mean annual temperatura is equivalent to a decrease ot 354 m in elevation. What do these
temperatura changes mean tor vegetation? Alpine vegetation would be torced to move 350 m upward in 72 years!. The lite
spans ot many woody species and high-elevation cushion plants extend longer than 72 years.

GCMs also predict a reduction in precipitation at mid-latitudes on the west side ot South America in contrast to the global
precipitation trend (that would increase between 7 and 11 %) (Schlesinger & Mitchell, 1987). The amount ot precipitation and
latitudinal limit between summer and winter rain regions will change same than in the past, as discussed in the paleoclimate
section. The summer rain region will increase in precipitation and its south limit will extend turther than 24°S; in contrast,
precipitation in the winter rain region will decrease. Alpine vegetation would have to m ove severa! degree ot latitude south within
72 years!

The 'simplest' option tor any species to cope with rapid global warming, either short-or long-lived, should be that ot tracking its
preterred temperatura and precipitation through migration. Arroyo et al. (1993) suggest that the most important tactors tor a
successtul migration in a rapidly changing temperatura and precipitation environment are dispersa! capacity, presence ot polli-
nators in migration sites, and recruitment.

Spatial heterogeneity: Existence ot spatial heterogeneity in the Andes Mountains could help to reduce long distance migra-
tions problems. Squeo et al. (1993) showed that under the same macroclimatic conditions, different thermal environment are
present at 30°5. Thermal refugies (e.g., rocky sites, equatorial facing slopes) are used by tall shrubs while, in areas with snow
accumulation in winter, woody cushion species are more abundant. In the Altiplano at 18°S, Polylepis torest are al so located in
rocky sites ot equatorial facing slopes, similar to Polylepis sericea in the Venezuelan Páramo (Rada et al., 1985a). These
thermal differences between polar and equatorial facing slopes also determines differences in phenological and reproductiva
processés in sub-shrubs from central Chilean Andes at 33°S (Rozzi et al., 1989).

The previous studies on plant species inhabiting northern Chilean Andes have heavely rely on a basic descriptiva analysis. New
studies and long term monitoring are still essential to know how these changes will affect the high alpine plant communities.
lntormation about most ot ecological and ecophysiological mechanisms and processes operating in these communities is still
insufficient.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

QUIMICA DE PRODUCTOS NATURALES DE LA FLORA PRECORDILLERANA


ANDINA DE LA 11 REGION DE CHILE

LUIS A. LOYOLA M. y JORGE BORQUEZ R.

LABORATORIO DE PRODUCTOS NATURALES


UNIVERSIDAD DE ANTOFAGASTA, CHILE

La Química de Productos Naturales ha despertado siempre el interés de los científicos y en las últimas décadas ha experimentado
un desarrollo espectacular debido a los avances en las técnicas de extracción, separación y medida de parámetros físico-
químicos, así como por los nuevos conocimientos en métodos sintéticos, la consolidación de nuevos conceptos y por su
aplicación en campos interdisciplinarios. La Química de los Productos Naturales, debido a la gran variedad de tipos de compuestos
por ella estudiados, ha sido precisamente la actividad que ha propiciado el desarrollo y constante perfeccionamiento de los
métodos instrumentales y ha constribuido de forma decisoria al esclarecimiento de aspectos fundamentales de la Química
Orgánica.

En el momento actual, dos de los problemas más interesantes de la Química de los Productos Naturales, la determinación
estructural y la síntesis total, son en ciertos casos un trabajo rutinario debido al cúmulo de datos existente en la bibliografía. Por
ello existen grupos de trabajo en esta disciplina que dirigen sus esfuerzos hacia áreas inexploradas, abriendo así un enorme
abanico de posibilidades para la investigación en productos naturales.

Sin embargo, la actividad clásica del aislamiento y estudio estructural de los metabolitos secundarios sigue teniendo un enorme
interés. Son muchas las razones que pueden aducirse para justificar la continuada labor investigadora en este aspecto de la
Química de los Productos Naturales y, entre esas razones, las más importantes son aquellas que se refieren al intrínseco
interés químico-orgánico de estos compuestos y los derivados del estudio de las causas de su formación, sígnificado y funciones
en el ser vivo que lo produce.

La ínvestigación en productos naturales se ve fomentada y mantenida en constante actualidad por el hecho de que muchos de
los productos sintetizados por microorganismos, vegetales e insectos son compuestos de interesantes propiedades
farmacológicas, de control del medio ecológico y una fuente renovable de materias primas de indudable interés económico.

Además de las razones señaladas anteriormente, el estudio de la composición química de los organismos vegetales está
justificado hoy en día por su empleo en la resolución de problemas de sistemática botánica. Los caractéres químicos de una
planta constituyen datos fiables sobre los cuales establecer una correcta clasificación botánica y la químiotaxonomía es una
parcela científica en constante auge, en la que la Química de Productos Naturales juega un papel fundamental y decisivo.

Desde el año 1978 el Grupo de Productos Naturales de la Universidad de Antofagasta ha venido desarrollando una línea de
investigación que pretende estudiar la flora autóctona de la 11 Región desde un punto de vista químico con el objeto de aislar,
purificar, caracterizar y determinar las estructuras moleculares de los metabolitos secundarios que estas plantas biosintetizan.
Las plantas han sido seleccionadas de acuerdo con sus antecedentes químicos, botánicos, biológicos y de la medicina popular
llevándonos a centrar el estudio fundamentalmente en especies de las familias Asteraceae, Umbelliferae y Verbenaceae,
significando el aislamiento de numerosos metabolitos secundarios: lactonas sesquiterpénicas, diterpenoides, alcaloides,
flavonoides, cumarinas y derivados de la p-hidroxiacetofenona.

En los últimos años, disponiendo de un número importante de productos naturales, hemos iniciado los estudios de evaluación
de la actividad biológica de estos metabolitos, así se han obtenido resultados de sus efectos anti- Trypanozoma cruzi, efectos
antioxidante y de toxicidad general de algunos de ellos. Los resultados serán presentados desde un punto de vista químico y
desde un punto de vista biológico.

Desde un punto de vista químico hemos estudiado las siguientes especies botánicas, indicando en cada caso los productos
naturales aislados y la referencia correspondiente. La clasificación botánica fue realizada por el Prof. Clodomiro Marticorena
del Departamento de Botánica de la Facultad de Ciencias Biológicas y Recursos Naturales de la Universidad de Concepción.

ASTERACEAE
Senecio graveo/ens (chachacoma}: derivados de la p-hidroxiacetofenona:
- Dihidroeuparin
- 3-Hidroxi-2,2-dimetil-6-acetilcromano
- 4-Hidroxi-3-(isopenten-2-il)-acetofenona
- 3-(3'-Hidroxiisopentii)-4-Hidroxiacetofenona (2)*
- 5-Acetilsalicilaldehido (1} (Loyola et al., 1985).

* Los Números corresponden a las fórmulas de Fig. 1


179
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Senecio viridis (moco-moco o mocara):

- Dihidroeuparin
- 2,2-Dimetil-6-acetilcromano

Senecio rosmarinus: Lactonas sesquiterpénicas del tipo eremofilanólida y un compuesto aromático:

- Oxo-1 OBH-eremofila-7-( 11 )-en-8, 12-olida (3)


- 1-0xo-8&-hidroxi-1 0&-H-eremofilanólida
- 1-0xo-8& H-1 O&H-eremofilanólida
- Acetovanillona (Morales et al., 1986)

Senecio phylloleptus:

-3-(3'-hidroxiisopentii)-4-Hidroxiacetofenona
- 2,2-Dimetil-6-acetilcromano.

Chersodoma jodopappa: Lactonas sesquiterpénicas del tipo eremofilanólida y un alcaloide pirrolicidínico:

- 6B-Hidroxi-8BH-eremofila-7(11 )-en-8, 12-olida


- 6B,8B-Dihidroxi- 1OBH-eremofila-7(11 )-en-8, 12-olida
- Senkirkina (Morales et al., 1985)

Parastrephia quadrangularis: 2 cumarinas simples, un derivado de p-hidroxiacetofenona y un nuevo flavonoide.

- Escopoletina
- Umbeliferona
- p-Cumaroiloxi tremetona
- 5,7 -Dihidroxi-3,3' ,4',8 -tetrametoxiflavolla, (Layo la et al., 1985a)

Parastrephia teretiuscula: 2 flavonopides.

- 5,4'-Dihidroxi-7,3'-dimetoxiflavanona
- 5,3'4'-Trihidroxi-7 -metoxiflavanona

Parastrephia phy/icaeformis: 2 flavonoides y una cumarina simple.

- 5,4'-Dihidroxi-7 -metoxiflavona (genkwanina)


- 5,4'-Dihidroxi-7,8 -dimetoxiflavona
- Escopoletina

Baccharis boliviensis: flavonoides y diterpenoides.

- 5,3'-Dihídroxi-6,7,8,4' -tetrametoxiflavona
- 5, 7 ,4'-Trihidroxi-3,6,8,3'-tetrametoxiflavona
- 5,4'-Dihidroxi-3,6, 7,8,3'-pentametoxiflavona
- 7,4'-Dihidroxi-5,6,8-trimetoxifllavona
- 5,4'-Dihidroxi-6, 7,8,3'-tetrametoxiflavona
- 15,16-epoxi-trans-clerodano-3,13(16),14-trien-17-ol (4)
- 17-succinoiloxi-ent-cleroda-3,13(16), 14-trien-15, 16-óxido
- Acido 3,15,16-epoxi-trans-cleroda-3,13(16),14-trien-17-oico (Morales et al., 1990)

Haplopappus rigidus (baylahuén): 1 flavonoide y 2 diterpenoides.

- 3,5,7-Trihidroxi-8,4'-dimetoxiflavona
- 18-Acetil-neo-sagittariol (5)
- B-0-Xilopiranósido de manool (6)

UMBELLIFEREAE

Molinum crassifolium (chuquicán o chuquicandia): Diterpenoides con un nuevo esqueleto carbonado que hemos denominado
"mulinano"

180
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

- Acido mulínico (7)


- Acido isomulínico (8)
- Acido 17-acetoximulínico (9)
- Acido mulinénico (10) (Loyola et al., 1990a, 1990b, 1991).

VERBENACEAE
Lampaya medicinalis (lampayo): Cuatro flavonoides, p-hidroxiacetofenona y un diterpenoide:

- 5-Hidroxi-7,3' ,4'-trimetoxifavona
- 5,4'-Dihidroxi -7,3'-dimetoxiflavona (velutina)
- 5-Hidroxi-7,4'-dimetoxiflavona
- 5,4'-Dihidroxi-6, 7,3'-trimetoxiflavona (cirsilenol)
- p-hidroxiacetofenona
- Genipina.

Verbena orígenes (rica-rica):

- B-Sitosterol.

Las plantas estudiadas fueron recolectadas en la zona de Toconce y El Tatio al interior de Ca lama, 11 Región, Chile. Crecen en
condiciones muy particulares de un microclima de grandes diferencias de temperatura entre el día y la noche, con dos inviernos
anuales y a una altura sobre el nivel del mar sobre 3000 metros. La mayor parte de ellas, son utilizadas con fines medicinales
por los lugareños para contrarrestar el efecto de la "puna o soroche", la tos, la diabetes, como ocurre con los casos respectivos
de la "Chachacoma, "Tola" y "Chuquicán".

En un análisis de los resultados de importancia química se destacan los compuestos aislados con estructuras moleculares
nuevas, tales como diterpenoides, derivados de p-hidroxiacetofenona y flavonoides, cuyas estructuras se representan a
continuación.

Especial mención requieren los productos aislados de Mulinum crassifolium, que corresponden a un nuevo esqueleto reordenado
de diterpenoide que hemos denominado MULINANO. La numeración de los carbonos es la del tipo labdano, por considerar
que biogenéticamente puede ser derivado de este tipo de diterpenoide.

La elucidación estructural de los productos naturales se realizó mediante el uso intensivo de modernas técnicas espectroscópicas,
tales como UV, IR, EM, RMN 1 H, RMN 13C, DOR, DC, análisis elemental, actividad óptica, análisis de difracción de Rayos-X, etc.

Desde un punto de vista biológico, y atendiendo a la disponibilidad de cantidades adecuadas de algunos productos naturales,
en nuestro laboratorio se ha iniciado el estudio del efecto tóxico o lítico sobre tripomastigotes de Trypanosoma cruzi "in vitro",
con medición de la toxicidad general; del efecto antioxidante de flavonoides en la peroxidación de aceite de pescado; y del
efecto hipotensor a nivel preclínico de derivados de la p-hidroxiacetofenona.

Se evaluó el efecto anti- T. cruzi, usando técnicas standard, de unos 25 compuestos puros aislados de especies de Parastrephia,
Senecio, Baccharis, Chersodoma, etc.

La evolución del efecto tripanosomicida se realizó en las siguientes condiciones:

Se infectó ratas de la cepa C3H con T. cruzi de la cepa Tulahuén.


Después de 7 días se sangró el animal, la sangre infectada se mezcló con heparina y se diluyó con suero fetal bovino hasta
obtener una densidad de tripomastigotes de 2 x 106/ml.
Se determinó la concentración tripanosomicida mínima por microtitulación en placas de poliestireno, comenzando con una
solución de 1 mM.
Como control negativo se usó una suspensión de parásitos en Kreb's Ringer glucosa y como control positivo una suspensión
de parásitos más violeta genciana (1 0·3 M) en Kreb's Ringer glucosa.
La aplicación se mantuvo a 4º C durante 24 horas. Transcurrido este tiempo se evaluó el efecto, contabilizando al microscopio
(25 campos x 400) el número de tripomastigotes vivos por campo.
Se asignó la actividad como(+++), (++),(+)o(-) para efecto marcado, efecto moderado, efecto leve, o sin efecto; cuando
se observó cero, de 1 a 5, de 6 a 1O, ó de 11 a 20 tripomastigotes vivos por campo, respectivamente.

181
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Los resultados más relevantes obtenidos hasta ahora se muestran en la tabla siguiente.

TABLA 1:

ACTIVIDAD ANTI T. CRUZZI DE PRODUCTOS NATURALES (O,SmM)

Compuestos Efectos

p-cumaroiloxitremetona +++
3-hidroxi-2,2-dimetil-6-acetilcromano ++
4-hidroxi-3-(3'-isopentil)-acetofenona ++
2,2-dimetil-6-acetilcromano +
4-hidroxi-5-isopentil-3-hidroxiacetofenona +
4, 5-dihidroxi-3,3', 6, 7 ,8-pentametoxiflavona ++
6B,8B-dihidroxieremofilanólida +
1-oxo-8H-eremofilanólida +

El estudio de biotoxicidad de los productos naturales aislados permitió determinar el grado de toxicidad evaluando el parámetro
LOso• considerando que un producto no es tóxico si presenta una LOso mayor que 1000 ppm. Es necesario señalar que este
bioensayo; que utiliza un pequeño crustáceo "Artemia salina", se fundamenta en el principio básico que "TOXICIDAD NO ES
OTRA COSA QUE EFECTO FARMACOLOGICO A DOSIS ELEVADAS". Esto significa que un material tóxico a una dosis
puede tener un efecto fisiológico importante una dosis menor.

Los productos naturales de mayor toxicidad corresponden a:

- 5,4'-0ihidroxi-7,3'-dimetoxiflavon a
- 5,3' ,4'-Trihidroxi-7 -metoxiflavona
- 5,4'-0ihidroxi-3,6, 7 ,8,3'-pentametoxiflavona
- p-Cumaroiloxitremetona
- Oihidroeuparin

siendo dihidroeuparin, aislado de Senecio graveolens y Senecio viridis, el compuesto que muestra mayor dosis tóxica (LOso
15.3 ppm). El derivado acetilado de este producto mostró poseer una mayor L0 5 al bioensayo (LOso 11.13 ppm).
0

TABLA2:
ACTIVIDAD BIOTOXICA FRENTE A ARTEMIA SALINA

COMPUESTO LD50

Oihidroeuparin 15.30
Oihidroeuparin acetilado 11.13
5,4'-0ihidroxi-7 ,3'-dimetoxiflavona 116.30
5,3' ,4'-Trihidroxi-7 -metoxiflavona 486.00
p-Cumaroiloxitremetona 196.40
5,4' -Oih idroxi-3, 6, 7 ,8,3 '-pentametoxiflavona 129.30

182
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

OH

~' rt]
0~--....___CHO
o
OH

2
SENECIO GRAVEOLENS

o
o

SENECIO ROSMARINUS BACCHARIS BOLIVIENSIS

OH OR

~H
/

AcO
5 6 R= beta - xilopiranósil
HAPLOPAPPUS RIGIDUS

,,
,''

7: R= Me
9: R=CH,0Ac MULINUM CRASSIFOLIUM 10

183
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

En relación al estudio biológico de los derivados de la p-hidroxiacetofenona, aislados de dos especies de Senecio: la 6-hidroxi-
2-isopropenil-5-acetil-2,3-dihidrobenzofurano {dihidroeuparin) y la 4-hidroxi-3-(2'-isopentenil)-acetofenona. Los resultados
muestran que estos productos presentan:

Un efecto hipotensor del orden de +1- 30% en todos los modelos biológicos utilizados, sin efectos significativos en la
actividad cardíaca y respiratoria.

Un efecto relajador de la musculatura lisa de tráquea y arteria aorta de rata, del orden del 20 al 30% Este efecto es similar
e incluso mejor que el logrado por el Salbutamol, utilizado como referencia y que se emplea para aliviar las crisis asmáticas.

Un efecto significativo de inhibición del transporte del aminoácido L-histidina en intestino de rata.

Un efecto diurético (natriurético y kaliuretico) en los modelos biológicos usados.

El mecanismo de acción de estos metabolitos es mediado por el sistema adrenérgico(beta)-adrenialtociclasa-AMP cíclico y


es independiente del Calcio.

Los resultados obtenidos con los ensayos de los derivados de la p-hidroxiacetofenona, en diferentes modelos biológicos (anfibios,
reptiles y ratas) muestran que poseen un buen efecto hipotensor, logrado a nivel vascular, actuando a nivel de la musculatura
lisa de los vasos sanguíneos y que se refuerza con una acción diurética. Adicionalmente presentan un efecto relajador de la
musculatura lisa de tráquea de rata, provocando broncodilatación.

Las evidencias obtenidas nos permiten augurar un buen futuro para la utilización de estos metabolitos en seres humanos que
presentan patologías hipertensivas o asmáticas, ya que los ensayos realizados en los modelos biológicos muestran efectos
similares o mejores (menores efectos secundarios) que las drogas utilizadas como referencia y que actualmente son ocupadas
por la medicina y terapeútica.

REFERENCIAS

Loyola, L.,A., Pedreros, S.,L. y Morales, G., 1985. p-hydroxyacetophenone derivativas from Senecio graveo/ens, Weed. Phy-
tochemistry, 24 (7) 1600-2.

Loyola, L.,A., Naranjo, S.J. y Morales, B.,G., 1985 a. 3,8,3', 4-tetramethoxy-5,7-dihidroxyflavone, from Parastrephia quadrangularis.
Phytochemistry, 24 (8) 1871-2.

Loyola, L.,A., Morales, G., Rodríguez, B., Jiménez, J., De la Torre, M., Perales, A., y Torres, M., 1990a. Mulinic and isomulinic
acids rearranged diterpenoids with new carbon skeleton from Mulinum crassifolium. Tetrahedron, 46: 5413.

Loyola, L.,A. Morales, G., De la Torre, M.C., Pedreros, S. y Rodríguez, B., 1990b. 17-acetoxymulinic acid, a rearranged diterpenoid
from Mu/inum crassifolium. Phytochemistry 29: 3950.

Loyola, LA., Morales, G., De la Torre, M.C., Pedreros, S. y Rodríguez, B., 1991. Mulinemic acid a rearranged diterpenoid from
Mulinum crassifolium. J. of Nat. Prod., 54: 1404

Morales, G., Bórquez, J., Mancilla, A., Pedreros, S. y Loyola, L., 1985. Constituentes of Chersodomajodopappa. J. of Nat. Prod.
49 (6) 1140-1.

Morales, G. Bórquez, R.J., Mancilla, P.A., Pedreros, T.S. y Loyola, L.,A., 1986. An eremophilanolide from Senecio rosmarinus,
Phytochemistry. 25 (10) 2442-14.

Morales, G., Mancilla, A., Gallardo, O., Trujillo, R. y Loyola, L.,A., 1990. Diterpenoids and flavonoids from Baccharis boliviensis.
Bol. Soc. Chil. Quím. 35: 257.

184
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ESTUDIO DE PLANTAS MEDICINALES, DE DISTINTAS REGIONES DE BOLIVIA,


CON ACTIVIDAD ANTIPARASITARIA
ELFRIDE BALANZA, VICTORIA MUÑOZ, ALCIRA ANGELO, EMMA RUIZ, ERIC DEHARO
IBBA CP717, LA PAZ, BOLIVIA
ALAIN FOURNET, CHRISTIAN MORETTI, MICHEL SAUVAIN
ORSTOM, CP 9214, LA PAZ, BOLIVIA.

RESUMEN

En Bolivia como en el resto de las poblaciones de nuestro continente en vias de desarrollo, son numerosas las enfermedades parasitarias. Mas aún, los
medios terapéuticos no son siempre satisfactorios y son inaccesibles para la mayoría de los bolivianos.

Una manera de llegar a moléculas activas y originales es la confirmación de la actividad de varios extractos de plantas utilizadas en la farmacopea
tradicional de las zonas tropicales. Las fracciones activas de los metabolitos son obtenidos a través de la extracción, aislamiento y purificación.

En nuestro laboratorio desde hace un tiempo, se están desarrollando programas de estudios basados en el conocimiento etno-farmacológico que han
revelado componentes potenciales, enfocados hacia las distintas parasistemias como el Paludismo, la Leishmaniasis y el mal de Chagas.

De la Cuatresia sp, una Solanaceae, se obtuvo el alcohol, n-hentriacontonol, con actividad antipalúdica in vivo para las cepas de Plasmodium berghei y
P. v/nckel.

De las Simarubaceae, fue extraído la cedronina, un quasinoide con amplias actividades biológicas como la antitumoral, la antiviral y sobre todo la
antipalúdica con actividad in vivo e in vitro.

De Pera benensis se obtuvieron naftoquinonas cuyos productos activos son la plumbagina, la 3,3-biplumbagina y la 8,8-biplumbagina con actividad
leishmanicida in vivo. Del extracto de la Peschiera van heurkil se obtuvieron los alcaloides dímeros como la conodurina, la gabunina y la conoduramina
que muestran fuerte actividad bacteriana y leishmanicida in vitro.

De Munnozia maroniise obtuvo una sesquiterpenolactona que es la dehidrozaluzanina C con actividad significativa contra la Leishmaniasis tanto in vivo
como in vitro y poco significativa para Trypanosoma cruzi.

De Ga/ipea Jongiflora se han obtenido varios alcaloides quinoleicos con excelente actividad leishmanisida tanto in vivo como in vitro, empleando
concentraciones bajas para el tratamiento, en comparación con los fármacos antimoniales comunmente usados en la terapia de la Leishmaniasis. Por
las propiedades que muestran, estos productos han sido objeto de la obtención de una patente.

ABSTRACT

As in all developing regions of our continent, in Bolivia there are many parasitic diseases and few therapeutic solutions. Not only that, but medicines are,
in many cases unsatisfactory and unavailable for the majority of Bolivians.

One effective way of obtaining active and original molecules is by confirming the activity of plan! extracts, from plants which are used in the traditional
tropical pharmacy. Active fractions from metabolites are generated following standard procedures of extraction, isolation and identification.

Etnopharmacological research programs have been carried out for ten years in the IBBA (Instituto Boliviano de Biología de la Altura). Importan! results
have been achieved revealing potential components against parasitic disease such as malaria, leishmaniasis and Chagas disease.

The alcohol n-hentriacontonol with in vivo antimalarial activity for Plasmodium berghei and Plasmodium vinckei strains was obtained from the Cuatresia
sp (Solanaceae).

From the Simarubaceae family, cedronine was extractad. This quasinoide demonstrated wide biological activity including antitumoral and antiviral activi-
ties, but over all it showed a remarkable in vivo and in vitro antimalarial activity.

From Pera benensis naphtoquinones were obtained. The active products found were plumbagina, 3,3 biplumbagine and 8,8 biplumbagine which showed
an in vivo leishmanicidal activity.

From Peschiera van heurkil, dimeric alkaloids as conodurine, gabunine and conduramine were obtained. All of the alkaloids showed both strong bacteri-
cida! and in vitro leishmanicidal activity.

The Munozia maronii was also studied at the ISBA and sesquiterpene lactone was obtained as a dehidrozaluzanin C. lt showed a significan! activity
aginst leishmaniasis both in vivo and in vitro.

From Ga/ipea /ongiflora various quinoleic alkaloids were obtained. The activity of !hose alkaloids against leishmaniasis both in vivo and in vitro, was
excellent. Treatment using low concentrations showed better results than antimonial medicines usually prescribed in the experimental leishmaniasis
therapy. lt is worth mentioning that a patent for these products was obtained.

185
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

INTRODUCCION.

El amplio territorio boliviano se divide geográficamente en tres zonas nítidamente diferenciadas. La primera zona esta comprendida
entre la cordillera Real u Oriental y la cordillera Occidental que enmarcan al Altiplano boliviano (3.800 m s.n.m.). Esta zona está
constituida por importantes cumbres nevadas que llegan a los 6000 m y representa aproximadamente el 28 % del territorio
nacional con una extensión estimada de 307.000 Km 2 •

La segunda zona geográfica corresponde a los valles interandinos de climas templados y humedad intermedia. La tercera zona
esta representada por las inmensas planicies orientales que comprenden bosques y sabanas surcados por ríos caudalosos.

El territorio boliviano esta constituído en algo más del 70%, por el territorio no andino, el que paulatinamente incrementa su
población debido a la migración desde los altiplanos. Estas poblaciones no escapan a las endemias parasitarias del mundo
tropical, entre ellas tres grandes parasitosis: la leishmania,el paludismo y la enfermedad de chagas, que son causas muy
frecuentes de trastornos en la salud y que llegan a índices preocupantes que conllevan a consecuencias sociales diversas.

Por otro lado la disposición de drogas antiparasitarias de primera línea son escasas y el acceso a ellas, son practicamente
prohibitivos debido al elevado costo que significa el tratamiento, además de la toxicidad que presenta y el poco conocimiento
de la existencia de estos medios terapéuticos.

Los gastos en salud de los países de Centro y Sud América no sobrepasan los 5 dólares americanos por habitante. Como
consecuencia lógica las autoridades en salud, no pueden poner en marcha campañas de prevención y mucho menos de
tratamiento, por lo que creemos de urgente necesidad, encontrar nuevas formas terapéuticas. La búsqueda de substancias
naturales activas y originales, es una forma alternativa de sustitución; estas substancias son seleccionadas de plantas usadas
en la medicina tradicional de las zonas tropicales, donde los pueblos primitivos han adquirido conocimientos muy profundos
sobre las propiedades medicinales y técnicas de uso de una gran variedad de plantas pertenecientes al medio ambiente.

Estos conocimientos en América del Sur, fueron transmitidos por los aborígenes, agrupados en el seno de diversas tareas, por
las misiones y viajeros españoles. Sin embargo, este tipo de información debe ser considerada con moderada precaución,
pués la descripción de plantas y patologías que tienen que ser tratadas, son a menudo incompletas o falsas. Por lo mismo, el
estudio de plantas medicinales no pueden estar separadas de estudios minuciosos etnobotánicos actualizados incluyendo las
prácticas médico religiosas.

Estamos conscientes del peligro inminente de la lenta destrucción de la biosfera, una de las partes más afectadas es la que
corresponde a los organismos vegetales. La devastación por parte del hombre y la consecuente desaparición de los bosques,
especialmente los bosques pluviales, que son los más ricos desde el punto de vista de la biodiversidad; por lo tanto, la preservación
del medio ambiente es prioritaria. Sin embargo, evitar usofructo de los recursos naturales, no guarda relación con las crecientes
necesidades generadas por la explosión demográfica y sus consecuencias alimentarias y de salud.

Bolivia presenta una flora cuya endemicidad es una de las mayores del mundo (6) 6.000 especies vegetales por 10.000 Km2,
pero no sólo es rica en flora nativa si no también por la existencia de etnias, las que son poseedoras de un conocimiento original
del medio natural. Estos conocimientos se ven amenazados por los permanentes cambios que sufren todas estas zonas,
debido a la acción de cambios ecológicos, humanos y también por fenómenos de aculturización de las sociedades indígenas.

Del conjunto de estas aseveraciones, nació la necesidad de formar un grupo multidisciplinario de investigadores, que ya se
encuentran trabajando por una década en el estudio de plantas, estando a la fecha lo suficientemente equipados como para
efectuar proyectos ambiciosos. El objetivo primordial de este grupo es aprovechar al máximo el conjunto de datos recabados,
bajo programas de estudios basados sobre conocimientos étno-farmacológicos, para evidenciar la actividad de los componentes
potencialmente activos.

Es en este sentido, que las investigaciones realizadas, comienzan mediante los estudios de los recursos naturales utilizados
por las diferentes étnias establecidas en las distintas regiones de nuestro país.

ETNIAS Y SU LOCALIZACION TERRITORIAL

Los grupos étnicos con los que se tienen relaciones son los Chacobos, Alteños, Mosetene y Chimanes.

Los Chacobos estan localizados en el departamento del Beni, en la provincia Mamare, en la región del Alto lvon; esta región se
caracteriza por su clima húmedo y caliente, la precipitación media anual es de 1656 mm, la temperatura media es de 26 - 2r
C, la época de lluvia corresponde a los meses de diciembre a mayo y la época seca corresponde a los meses de junio a octubre
(1,11).

Los grupos étnicos de los Mosetenes y de los Chimanes, se encuentran asentados en diferentes localidades de la región
subtropical del Norte del departamento de La Paz y el Beni. Se caracteriza por ser una zona subtropical en estado primario (11 ),
186
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

bosques muy húmedos, la precipitación excede los 2000 a 2100 mm, también existen bosques subtropicales, donde la
precipitación no excede los 1250 mm. La biotemperatura media anual varia entre 23 a 24ºC. Los Alteños, se encuentran
localizados en la provincia de Mizque del departamento de Cochabamba cuya temperatura media es de 18. 7°C y la precipitación
pluvial de 487 mm. Esta región se caracteriza por sus montes espinosos templados, con vegetación xerofítica. La fauna esta
constituída por especies endémicas, que se encuentran en peligro de extinción (7, 11 ).

LEISHMANIASIS

Es una infección parasitaria que se inicia por la inoculación de protozoarios del género Leishmania, transmitido a través de la
picadura del mosquito del género Phlebotomus.

Varias especies de Leishmania pueden ser desarrolladas en cultivos in vitro, bajo las formas de amastigote y promastigote e in
vivo por infección de animales con cepas diferentes de leishmania bajo la forma de amastigotes en ratones y hamster.

Cada especie presenta diferente sintomatología clínica; desde la forma cutánea que es la más común, caracterizada por una
pápula eritematosa; la forma muco-cutánea que empieza como una simple úlcera cutánea, para luego de un periódo de meses
o años, la lesión evoluciona a nivel de mucosa, produciendo la destrucción de los tejidos, especialmente de la nariz y la boca;
y finalmente la Leishmaniasis Visceral, que incluye fiebre, indisposiciones y una hepatoesplenomegalia muy importante, llevando
a una super infección y posteriormente la muerte.

ENFERMEDAD DE CHAGAS (Tripanozomiasis americana)

El chagas es transmitido por un protozoario del género Trypanozoma, mediante la defecación de un insecto Triatoma infestans,
o más comunmente llamado Vinchuca, la fase aguda de la enfermedad se manifiesta por tres signos clínicos, la hipertemia,
hipoesplenomegalia y adenopatias asociadas con edemas palpebral. La forma crónica aparece tardiamente y se caracteriza
por disturbios de órganos huecos principalmente corazón, esófago e intestino grueso. La localización parasitaria generalmente
es única, y es poco frecuente encontrar pacientes con cardiopatía y megaesófago a la vez, esto puede ser atribuído a una
especificidad de cepa (3).

PALUDISMO

El paludismo es una eritrocitopía, transmitida por un mosquito del género Anopheles mediante la inoculación de un hematozoario
del género Plasmodium. La sintomatología asocia estados febriles, y el cuadro clínico puede complicarse a partir de una
encefalitis febril aguda que tiene consecuencias graves. Esta parasitosis, está entre las de primordial investigación, según la
OMS existen 11 Omillones de casos el ínicos por año. La mortalidad esta evaluada y probablemente sub estimada en 2 millones,
de los cuales más de la mitad son niños (10).

En el afán de combatir cada una de estas parasitemias mediante la quimioterapia, vemos que los medios disponibles son
pocos, en algunos casos ineficientes y en otros presentan una alta toxicidad, produciendo efectos colaterales como infecciones
renales, hepáticas, neurológicas y hematológicas (glucantime y pentostan). Del mismo modo las sales de la Pentamidina
(Lomidina y Pentacarinat) pueden producir síncopes cardiacos, epilepsias e inducción de la diabetes. El alopurinol, una droga
común para el tratamiento de la artritis, está siendo usada como suplemento de las sales de antimonio en cuatro centros; en el
Perú, Venezuela, Colombia y Bolivia, usando el protocolo común.

En lo que concierne al tratamiento de la enfermedad de Chagas, se limita al Nifortimox (Lampid) y el Benzonidazol (Radonil}, de
muy elevada toxicidad. Las cepas de los parásitos son inconstantemente sensibles, además que la actividad de las drogas se
revela en el curso de la fase aguda y es prácticamente nula en la fase del estado crónico.

En cuanto a la quimioterapia del paludismo, se considera que debe ser constantemente estudiada, debido a la permanente
mutación que sufre este parásito frente a los diferentes farmacos antimaláricos.

INVESTIGACION SOBRE LA OBTENCION DE MOLECULAS ACTIVAS DE PLANTAS BOLIVIANAS

El interés por investigar nuevas moléculas se encuentran en pleno avance, de esta manera ciertas substancias naturales
recientemente puestas en evidencia muestran que son eficaces tanto en pruebas in vivo como in vitro.

CUATRES/A SP

De una solanacea, de la región oriental de Bolivia, se obtuvo el alcohol n-hentriacontanol con actividad antipalúdica in vivo.
Para las cepas de Plasmodium berghei y P. vinckey, el alcohol fue probado a una concentración de 50 mg/kg, determinando
una inhibicion del 94%. Se utilizó como control la cloroquina (2).

187
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

PERA BENENSIS

Buscando nuevas formas activas, se ha logrado la identificación de un árbol llamado por los indios Chimanes Apaiñiki, usado
para el tratamiento de la leishmania e identificado como Pera benesis una Euphorbiaceae; mediante pruebas preliminares se
obtuvieron extractos de quinonas de las cortezas del tallo y raices, desplegando una actividad in vitro a una concentración de
1O ag/ml contra las tres formas de promastigotes de tres especies de Leishmania: L. brasiliensis, L. amazoniensis y L. donovani
y otras tres cepas de Trypanosoma cruzi. Los componentes activos de la corteza del tronco han sido identificados por bioensayos,
lográndose el aislamiento de tres componentes, la plumbagina, la 3,3 biplumbagina y la 8,8 biplumbagina, que son componentes
muy potentes con una IC90 de 5 ag/ml en las tres especies de leishmania. Estos estudios fueron confirmados in vivo en formas
intracelulares en amastigotes con la plumbagina 1,inhibiendo 16,5% a una concentración de 1O ag/ml.

La plumbagina presento una IC90 a 5°g/ml. en seis cepas de la T. cruzi en, la forma epimastigote, en cambio la 3,3 y 8,8
biplumbagina, fueron debilmente activos contra el mismo parásito (5).

PESCHIERA VAN HEURK/1

Es un arbusto abundante en las zonas del bosque húmedo tropical como la región del Chapare en el departamento de
Cochabamba, (fueron usadas hojas y cortezas del árbol), del que se aislaron 20 alcaloides dimeros, de los cuales tres son los
que presentan actividad; la conodurina, la gabunina y la conoduramina. La n-dimetil-conodurina (gabunina), mostró mayor
actividad contra la Leishmania braziliensis, a una concentración de 10°g/ml. La conodurina 1 y 3, mostraron actividad moderada
a concentraciones de 100 y 25 og/ml respectivamente. De la misma manera la conodurina 1 y conodurina 3, mostraron una
actividad bactericida para microrganismos gram positivo y gram negativo (S. aureus, E. coli, P. aeroginosa y B. subtilis) (8).

MUNOZ/A MARON/1

En la búsqueda permanente de componentes activos contra las parasitemias, se ha investigado las hojas de Munozia maronii
una Asteraceae, planta herbácea abundante que crece a altitudes de 1500 a 3000 m s.n.m., en las regiones sub-tropicales
andinas, esta planta no es conocida en la medicina tradicional. En un muestreo del extracto de esta hoja, mostraron actividad
in vitro a concentraciones de 25 og/ml en tres especies de Leishmania, del extracto etéreo mediante eluciones cromatográficas
se obtuvo una sesquiterpen lactona, que es la dehidrozaluzanin C, aislada por primera vez como un producto natural, y mostró
significativa actividad en la forma promastigote. EIIC90 para 1Ocepas fue de 5 ag/ml., para la especie Leishmania panamensis
y L. donovanifue de 50 y 25 °g/ml, respectivamente.

El efecto in vitro del dehidrozaluzanin C, se probó en 15 cepas de Trypanosoma cruzt, después de 24 horas en contacto con la
droga, muestra actividad inhibitoria en todas las cepas, eiiC90 varia completamente de 5 a 50 ag/ml. Finalmente después de 72
horas de contacto con el mismo compuesto, fueron inhibitoria una concentración de 2,5 ag/ml, el Nifortimox y la Benzonidasol
no mostraron actividad inhibitoria contra las formas de epimastigote de Trypanosoma cruzi por debajo de 25 °g/ml.

Este estudio demuestra que la eficacia del uso de estas drogas contra los parásitos no es siempre evidente, por lo que es difícil
determinar la actividad de las drogas ya sea in vitro como in vivo. La actividad in vitro de la dehidrozaluzanin C en la leishmaniasis
y la trypanozomiasis, indican que su eficacia va acompañada de una alta toxicidad y el mecanismo de acción es aún desconocido
(9).

GALIPEA LONG/FLORA

Es un árbol de la familia Rutaceas, propio de las tierras bajas húmedas y de las zonas sub-andina de Bolivia, del material
vegetal se obtuvieron doce alcaloides quinoleicos activos sustituidos, los cuales fueron identificados por espectroscopía. El
objeto de este estudio fue la evaluación y demostración de este alcaloide en ratones BALB/c infectados con cepas de leishma-
nia cutanea, la L. amzoniensis con diferentes grados de infectividad y una cepa virulenta de L. venezuelensis.

La infección en las patas de los ratones ha sido usada como modelo de experimentación y la droga de referencia es una sal de
Antimonio, el Glucantime. La evaluación preliminar toxicológica de los alcaloides quinoleicos dados a los ratones, indicaron
que la droga tiene índices terapéuticos razonables, con una dosis letal de 50% mayor de la dosis activa. No existen signos
aparentes de toxicidad de la droga, no se observa en ninguno pérdida de peso, ni caida de pelo, sólo un efecto inflamatorio
cerca de la zona de administración del alcaloide. ·

Los alcaloides con excelente actividad leishmanicida tanto in vivo como in vitro, emplean concentraciones bajas para el
tratamiento, en comparación con las drogas de referencia (4).

CONCLUSION

El interés de investigar nuevas moléculas activas leishmanicidas, anti-maláricas y anti-tripanosómicas están en pleno progreso,
de esta manera ciertas substancias naturales recientemente están siendo puestas en evidencia. Cuando se prueban plantas

188
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

de Etnias instaladas desde hace mucho tiempo con conocimientos muy profundos sobre las propiedades medicinales, se
encuentran buenos resulatados, particularmente podemos mencionar como ejemplo a la planta Galipea longíflora usada por el
grupo étnico Chimanes para el tratamierito de la leishmaniasis cutánea. Las posteriores investigaciones realizadas sobre esta
planta, confirman sus excelentes propiedades curativas; este hecho nos incentiva a un esfuerzo mayor que debe proseguir en
el propósito de aislar nuevas moléculas activas que podrían servir de modelo a la síntesis eventual de nuevos medicamentos.
La medicina moderna valoriza el precioso capital del saber acumulado por los grupos étnicos que habitan las regiones tropicales,
en la búsqueda de conocimientos de nuevas plantas activas y su tratamiento para las endemias localizadas en dichas regiones.

Consecuentemente, el esfuerzo debe proseguir con el propósito de aislar substancias activas para coadyuvar en el tratamiento
de muchas enfermedades que son causa de mortalidad en América y particularmente en nuestro país.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

LA IMPORTANCIA DE LOS INDICADORES BIOLOGICOS


EN LA RECONSTRUCCION DE PALEOAMBIENTE:
El caso de la Llareta y la Queñoa

ELIANA BELMONTE

DEPARTAMENTO DEARQUELOGIA Y MUSEOLOGIA, FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES,


ADMINISTRATIVAS Y ECONOMICAS, UNIVERSIDAD DE TARAPACA, ARICA.

RESUMEN

Se analiza la importancia de los rasgos morlológicos de la epidermis foliar y del tejido conductor de tallos y raíces en la identificación de fragmentos
vegetales rescatados de contexto arqueológico.

Si el estudio etnobotánico considera estos rasgos morlológicos como indicadores biológicos válidos, se puede contribuir a la comprensión de procesos
culturales no totalmente entendidos, tal como el desplazamiento humano entre Altiplano y áreas costeras que han caracterizado a las poblaciones que
habitaron los diferentes pisos altitudinales del extremo norte de Chile.

La multiplicidad de usos reconocidos desde tiempos prehispánicos en especies de larga vida propias del Altiplano, como la Llareta (Azore/la compacta,
Umbelliferae; combustible y medicinal) y la Queñoa (Po/ylepís tarapacana, Rosaceae; material de construcción, combustible y vestimenta), las convierte
en indicadores etnobiológicos relevantes si se recuperan de niveles altitudinales distintos del lugar de donde son originarias, en contexto arqueológico.

ABSTRACT

The importance of the epidermic and vascular tissues in !he identification of plan! remains recovered from archeological context is analizad.

lf these features are usad as biological indicators, ethnobotanical studies may help in !he study of cultural processes no! fully understood, as human
movements between difieren! altitudinal levels: Altiplano, precordillera and the coastal area in the northern part of Chile.

Llareta (Azore/la compacta, Umbelliferae) and Queñoa (Po/ylepís tarapacana, Rosaceae) are two wild species whose distribution is limitad lo the
Altiplano, over 4,000 m a.s.l. Since prehispanic periods they have had recognized multiple uses such as fuel and building material, respectively. Thus, it
is importan! to identify them in an archeological context as they are recovered from difieren! ecological floors other !han their natural habita!.

LA RECONSTRUCCION DEL MEDIO AMBIENTE

Reconstruir el entorno ambiental de las sociedades que nos precedieron y su interrelación con ellas es un proceso que requiere
de elementos que provengan de múltiples enfoques (Hastorf y Popper, 1988). En este proceso, variada es la naturaleza de los
indicadores utilizados hasta la fecha, así como la fuente de obtención de datos; de allí que sean múltiples también los resultados
obtenidos. Sin embargo, aún no han sido incorporados algunos indicadores que provienen del ámbito biológico como aquellos
que toman en consideración los rasgos morfológicos del tejido vegetal, como parámetros válidos (Belmonte et al., 1988; 1993).

En los últimos 10.000 años se han sucedido diversas y complejas tradiciones culturales en el norte de Chile. Durante este
tiempo, el hombre habitó e hizo uso simultáneo de diferentes ambientes entre el Altiplano y la costa, en una sucesión entre una
economía simple de caza-recolección y el sedentarismo que derivó en la urbanización y el desarrollo de sociedades más
estables. Todo lo anterior, basado en la comprensión detallada que el hombre tuvo del ambiente y en el desarrollo de estrategias
particulares que permitió la adaptación a ambientes estresantes (Dauelsberg, 1959; Rivera, 1991; Santero y Núñez, 1987}.

La variada documentación acerca del desplazamiento humano entre las tierras altas y bajas en el área centro-sur andina, se
basan en datos antropológicos, arqueológicos, biológicos, geológicos, etnohistóricos, etc. (Arévalo, 1993; Masuda, 1980; Murra,
1975; Núñez, 1976, 1987; Pease, 1980; Rivera, 1975; Rivera y Rothhammer, 1986; Santero, 1993; Schiappacasse y
Niemeyer,1975). Aún así, quedan aspectos prioritarios por resolver, como la antigüedad del patrón de complementariedad
económica puna-costa y su proceso de desarrollo (Mujica et al., 1983}. Tampoco se conoce la forma del desplazamiento ni
cómo se realizó la comunicación entre los diferentes pisos altitudinales a lo largo del tiempo. Este es un campo interesante de
estudio debido a que, si bien se han planteado diversas hipótesis que tienden a explicar su funcionamiento (Mujica et al., 1983;
Murra, 1975; Schiappacasse y Niemeyer, 1993), aún hay fuentes de información no ampliamente utilizadas, como el material
carbonizado y otros restos vegetales asociados a fogones de sitios arqueológicos (Wheeler et al., 1986; Hastorf y Popper, 1988;
Pearsall, 1989).

La naturaleza de los indicadores utilizados en el estudio del desplazamiento humano es diversa y está en consonancia íntima
con la problemática en la que está inserta; de allí sus limitaciones. Muchos de los indicadores culturales utilizados podrían ser
considerados más difusos o indirectos si los contrastamos con los indicadores biológicos, uno de los cuales podría ser aquellos
basados en la morfología vegetal. En este último caso, debido a que los rasgos morfológicos considerados más estables de las
especies se pueden medir y cuantificar, la identificación taxonómica que se logra es fidedigna, especialmente si se trabaja con
material arqueológico fragmentado (Dilcher, 1974).
En contraste y a modo de ejemplo, el indicador cultural utilizado para verificar que Tiwanaku fue un período caracterizado por

191
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

sociedades colonizadoras de enclaves y no conquistadora de grandes territorios, se basa en el carácter de los asentamientos
Tiwanaku. Otra de las situaciones en las que se ha aplicado indicadores culturales fue al interpretar la interrela,ción entre
diferentes pisos altitudinales en la área centro-sur andina (Murra, 1975). Este autor plantea la existencia de un ccarchipiélago
vertical» sobre la base de colonias ubicadas en las tierras bajas a lo largo de un gradiente de oriente a occidente y que se
relacionan con un área nuclear (circum-Titicaca). La red interconectada que se establece, es expresión de la complementariedad
ecológica o control vertical entre pisos, también llamado ccverticalidad» por Mujica et al. (1983). Los indicadores culturales que
sustentarían este planteamiento se relacionan con acceso a bienes producidos, o presencia de material artístico-religioso
manufacturado en un determinado piso.

En otro sentido, Santero (1993) define patrones de asentamiento en sociedades arcaicas con un enfoque que trasciende el
modelo clásico, integrando aspectos sociales y tecnológicos para explicar la estructuración y organización del patrón de
asentamiento. Aunque la idea de colonias es motivo de debate a nivel arqueológico y aún quedan aspectos prioritarios por
resolver, como la antigüedad del patrón de complementariedad económica puna-costa y su proceso de desarrollo debido,
justamente, a la naturaleza de los indicadores utilizados, la idea central de desplazamiento humano sigue vigente.

Otros indicadores culturales, como los geoglifos y los petroglifos, contribuyen a evidenciar y comprender la interrelación entre
pisos altitudinales en relación al desplazamiento caravanero. El desplazamiento de caravanas de hombres y llamas entre
distintos ecosistemas del perfil costa-altiplano habría mantenido una red de tráfico interregional, estimulado por las producciones
especializadas y que se reflejan en estas rutas que contactaban las tierras altas con el litoral (Briones y Chacama, 1987;
Núñez, 1976). A nivel costero, para entender la estrategia de pesca dentro de la adaptación a la vida marítima, el indicador
establecido es el tipo de anzuelo utilizado: de cactus o de concha (Dauelsberg, 1972; Masuda, 1980; Murra, 1975; Schiappacasse
y Niemeyer, 1975).

En la medida en que estos indicadores culturales ayuden a responder una parte de los problemas planteados, mayor necesidad
habrá de ensayar otros indicadores más directos, como podrían ser los indicadores biológicos. De esta forma se complementan
los enfoques provenientes de un amplio espectro de información. Por todo lo anterior, constatar la efectividad de nuevos
indicadores biológicos, abre grandes expectativas para la interpretación de datos y en particular, si se aplican en la comprensión
de una problemática pendiente, como es el desplazamiento humano.

Un indicador biológico de interés taxonómico es aquel basado en la morfología vegetal, particularmente del tejido epidérmico.
Estudiando la relación entre el número y tipo de células estomáticos y células ordinarias del tejido epidérmico, por unidad de
área, se obtiene el patrón estomático, que se utiliza fundamentalmente cuando se trabaja con epidermis foliar. Junto con
aquellas estructuras, también es importante considerar número y tipo de prolongaciones o tricomas epidérmicos, la disposición
de las células en el tejido, así como el espesor, engrosamiento y tipo de pared celular. Establecer este patrón obliga a trabajar
con microscopía fotónica a fin de rescatar detalles morfológicos y estructurales (Dilcher, 1974; Korschgen, 1980; Metcalfe,
1950).

En general, la estructura, composición y disposición de las células en el tejido vegetal se conservan en el tiempo, lo que se ha
ratificado con los estudios histológicos tendientes a caracterizar e identificar fragmentos de hojas de coca y otras especies
vegetales, recuperadas de bolsas de ajuar funerario de contexto arqueológico (Molina y Torres, 1989; Molina et al., Ms.).
Basado en el mismo principio, se han obtenido buenos resultados al trabajar con fragmentos vegetales contenidos en tecas de
camélidos recuperados de sitios arqueológicos del norte de Chile (Belmonte et al., 1988; Belmonte et al., 1993).

A nivel foliar, otro patrón interesante de interés taxonómico es el de venación, que requiere de una magnificación mucho menor
para su estudio, debido a que la tinción de safranina utilizada, tiñe adecuadamente toda la nervadura (venas primarias, secundarias
y terciarias). De esta forma, se puede identificar con gran precisión, restos o fragmentos arqueológicos de origen foliar (Dilcher,
1974; Molina y Torres, 1989).

El análisis de los restos orgánicos que dejaron los grupos humanos que se movilizaron, cualquiera haya sido la modalidad de
desplazamiento, sea traslado vertical o traslado estacional, da evidencia de un uso efectivo de un recurso determinado, previa
selección y reconocimiento de sus beneficios (bondades). Dada la multiplicidad y especificidad de usos descritos desde tiempos
prehispánico para la Llareta (Azore/la compacta) y la Queñoa (Polylepis tarapacana) (Castro et al., 1982; Girault, 1987}, podría
esperarse que ambas especies, por ser formas de larga vida cuyo rango de distribución está confinado a un piso altitudinal
determinado y que caracterizan la vegetación sobre los 4.000 m (Arroyo et al., 1982; Villagrán et al., 1982), hayan sido trasladadas
por el hombre, por sus propiedades excepcionales como combustible por ejemplo. De haber sido así y siguiendo la metodología
señalada por Core et al. (1979); Wheeler et al. (1986) y Pearsall (1989), pueden ser recuperadas de fogones, como material
carbonizado.

Los fragmentos carbonizados son trozos fundamentalmente de tejido conductor de las plantas y es por ello que la identificación
taxonómica del material de contexto arqueológico esté asegurada, debido a la estabilidad de caracteres de las células que
componen este tejido y a la distribución espacial en el tejido mismo. Aspectos tales como longitud y diámetro de las células
conductoras, espesor de la pared, tipos de perforaciones, presencia' de vasos resinosos, tipo de rayos parenquimáticos, son

192
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

rasgos que, al ser comparados con material de referencia, permiten la identificación (Core et al., 1979).

Aunque la idea de trasladar especies a distancia sobre una base económica no tiene mucha aceptación hoy en día, recurrir a
las notas documentadas sobre la Llareta, ayuda a valorar las características únicas de esta especie. Girault (1987) ha recogido
la siguiente información en relación a los Kallawayas, famosos médicos andinos itinerantes de los Andes, quienes han mantenido
hasta hoy día su cultura y comunidad altamente integrados, debido a la situación aislada de su territorio:

« ... es muy resinosa y de ella se sirven en muchas partes los mineros para encender hornos y quemar metales de plata; echa
de si una resina en su superficie o costra en tiempo de secas o soles ardientes; es de tal suerte esta resina que donde quiera
que se pegue como la dejen por algunos días hace ampollas, escoriaciones, levanta sarpullidos y gran comezón ... "

Aún más, y en relación a los usos descritos por los habitantes de los Andes de Arica, Castro et al. (1982) recogier.la siguiente
información:

"··· indudablemente esta especie es distinguida en la zona como el combustible de mejor calidad. La especie también es
notable por sus propiedades medicinales ... » (Castro et al., 1982).

En cuanto a la Queñoa (Queuña, Keuña, Girault,1987), por ser el único recurso leñoso del Altiplano, también se podría pensar
en un traslado antrópico, con el propósito de ser utilizado, entre otros, como combustible. También se le asigna importancia
como material de construcción o en artesanía (Castro et al., 1982), así como para fortificar el corazón ... «Y aunque hoy, por las
labores tan seguidas que se traen en el cerro, no se halla rastro que hubiese tenido arboleda, cuando lo descubrieron le
hallaron muy poblado de unos árboles que llaman quinoa, y de su madera se edificaron las primeras casas de este asiento» ...
«Un árbol grande, muy bueno para leña y carbón» ... »La resina que se desprende del tronco o de las ramas se mastica tal cual
para fortificar el corazón» (Girault, 1987).

Con lo planteado anteriormente y en relación a Polylepis, es más débil sostener su efectividad como indicador de desplazamiento
humano entre pisos altitudinales. Esto, debido a que en el norte de Chile, dos son las especies presentes, P. besseri y P.
tarapacana; la primera presente en precordillera y la segunda, en el Altiplano. Aunque ambas especies no comparten distribución
altitudinal (Arroyo et al., 1982; Belmonte y Moscoso, 1975; Villagrán et al., 1982) y algunos rasgos foliares las distinguen,
difícilmente pueden ser diferenciadas a nivel ele fragmento de contexto arqueológico. Muchos rasgos morfológicos epidérmicos
y vasculares son compartidos a nivel de género y no son especie-específicos (Simpson, 1979). Esto puede conducir a error de
interpretación debido a que P. besseri habita el piso puneño (Villagrán et al., 1982) y no existen zonas de sobreposición con P.
tarapacana, árbol característico de la vegetación andina, sobre los 4.000 m.

Si el hombre se desplazaba entre pisos altitudinales, ¿qué elementos llevaba consigo? Pensar en la posibilidad de trasladar
trozos de Llareta no resulta extremadamente audaz si se piensa en los altos rendimientos calóricos de su combustión, más
aún, si contaban con recuas de animales para estos efectos. Por otra parte, y apoyando la idea de movimiento humano, están
las reales necesidades de combustibles efectivos y de altos rendimientos calóricos en áreas donde se trabajaron los metales
(Girault, 1987; Núñez, 1987; L. Alvarez, com. pers.), situación que apoya la idea de traslado de recursos vegetales entre pisos
altitudinales. Por último, utilizar Llareta es reconocer en ella sus propiedades combustibles particulares e implica discriminarla
frente a otras especies que también cumplen esa función, si bien no alcanzan los niveles calóricos de esta planta endémica,
propia del piso altoandino.

En conclusión, sugiero que la Llareta y la Queñoa son buenos indicadores etnobotánicos para estudios de reconstrucción de
paleoambientes, porque si son identificados de entre el material carbonizado, sea de fogones o de otras áreas de un sitio
arqueológico ubicado en un piso altitudinal, diferente del de su origen, ayudaría a entender otros aspectos del desplazamiento
que hizo el hombre entre el Altiplano y las tierras bajas.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

LA FAUNA ALTIPLANICA

LUIS ALBERTO RAGGI SAINI, M.V; D.M.V.

FACULTAD DE CIENCIAS VETERINARIAS Y PECUARIAS,


UNIVERSIDAD DE CHILE

RESUMEN
El Altiplano de la 1 Región de Chile, mantiene un conjunto de especies animales de características únicas, especialmente adaptadas a las extremas
condiciones ambientales y de altura. Estos grupos representan especies de singular interés, siendo el Altiplano un laboratorio natural, catalogado como
Reserva de la Biosfera y un ecosistema de gran valor como reserva biológica.

ABSTRACT
The chilean Andean high plateau maintains a group of animal species with very particular characteristics, specially adaptad to survive under extreme
climatic and nutritional conditions. This species are of special interest, being the high Jands a naturallaboratory, with a great biological value.

LA FAUNA ALTIPLANICA

Se define a la fauna de los Andes como escasa, sobre todo cuando se la compara con la de las grandes cuencas que se
extienden a sus pies. Tal pobreza faunística viene determinada por las dificultades que plantea la vida en las grandes alturas,
dificultades que sólo ha podido superar un número relativamente reducido de especies. A la escasez de alimento, que ya de por
sí constituye una limitante para el número de animales que pueden habitar una zona, se unen las grandes variaciones térmicas
diarias, con temperaturas nocturnas que descienden hasta los 20 grados centígrados bajo cero. Además, a medida que se
asciende, el aire se hace mucho más seco y las radiaciones solares más intensas, por lo que los habitantes de altura deben ser
capaces de resistir la desecación y la fuerte insolación. Como si lo anterior no fuese ya una fuerte limitante hay que agregar el
hecho de que en las capas más altas de la atmósfera hay una menor cantidad de oxígeno, de forma que un animal no adaptado
a estas condiciones se encuentra frente a un desequilibrio fisiológico difícil de enfrentar. En general, las especies adaptadas a
la vida en las grandes alturas disponen de una gran cantidad de mecanismos homeostáticos que permiten su vida en este
ambiente en extremo desfavorable.

Las dificultades anteriormente señaladas son la principal causa de que el número de especies altoandinas sea relativamente
reducido, pero esta condición, sumada a su asombrosa adaptación, las hace particularmente interesantes y muy importantes
desde el punto de vista de la biodiversidad.

Para los anfibios, que no disponen de un eficaz sistema regulador de la temperatura corporal y cuya piel no los protege contra
la desecación, los dos problemas básicos que han debido superar para colonizar los Andes son la sequedad ambiental y las
bajas temperaturas nocturnas. Para ello, algunas especies han adquirido una piel muy resistente que limita la pérdida de agua,
aunque la mayoría han optado, por una solución más fácil, consistente en abandonar sus hábitos parcialmente terrestres y
desenvolver toda su vida en el medio acuático, donde la humedad es permanente y los cambios térmicos menos acusados.

Los reptiles sí disponen de una piel capaz de impedir la deshidratación en una atmósfera seca, por lo que la escasa humedad
de las grandes alturas no constituye un factor limitante para ellos. Sin embargo, les falta, como a los anfibios, la homeotermia
o capacidad de mantener constante la temperatura de su cuerpo. El principal problema para los escasísimos reptiles andinos
es el de las bajas temperaturas, por ello habitan solamente en aquellas laderas más soleadas, lo que les permite, junto a otras
adaptaciones fisiológicas, liberarse del sopor y torpeza que les impone el frío.

Para las aves las bajas temperaturas son menos importantes que para los anfibios y reptiles, y el problema básico lo constituye
la escasez de alimento y de lugares adecuados para nidificar, esto último lo solucionan adaptando su vida al suelo o a las rocas.
El problema de la alimentación lo solucionan adoptando hábitos alimentarios específicos a las condiciones de altura, además
disminuyen considerablemente su gasto de energía, evitando las horas de mayor frío y aprovechando corrientes de aire para
el vuelo por lo que generalmente utilizan el planeo.

Los mamíferos andinos no son muy numerosos en especies, pero como en el caso de los anfibios, reptiles y las aves; existen
muchos ende mismos. Los herbívoros más abundantes. son, como en todas partes, los roedores. Entre los grandes herbívoros
los cérvidos están representados por los huemules (Hippocamelus antisensis), aunque sin dudas los ungulados más típicos de
las alturas andinas son el guanaco (Lama guanicoe) y la vicuña ( Vicugna vicugna), Estas dos especies, guanaco y vicuña, son
miembros de la misma familia que los camellos, al igual que la llama (Lama glama) y la alpaca (Lamapacos), también andinos,
pero que sólo se conocen en estado doméstico.
En el capítulo de los mamíferos predadores hay que incluir en primer lugar al puma (Felis concolor), cuyas huellas han sido

199
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

encontradas hasta los cinco mil seiscientos metros de altura.

La extraordinaria complejidad de los Andes da lugar a la formación de numerosas depresiones cuyo fondo está ocupado por
lagos y lagunas. En ellas reinan condiciones muy distintas de las generales en la gran cordillera y constituyen verdaderas islas
ecológicas, con una fauna y una flora peculiares y sin igual en el mundo. Algunas de estas masas de agua son verdaderos
mares interiores suspendidos a casi cuatro mil metros sobre el nivel del mar, como el lago Titicaca, entre Perú y Bolivia. Otros
son lagos más pequeños que, sin embargo poseen un interés extraordinario por ser el último refugio de alguna especie en
particular, como el lago Chungará.

Algunas de las lagunas poco profundas de los Andes tienen un gran concentración de sales. Esta característica las hace poco
apropiadas para la gran mayoría de las aves, aunque para algunas altamente especializadas, como los flamencos, resultan
muy favorables. De las seis especies vivientes de flamencos, tres habitan en el entorno conformado por el Lago Chungará, las
lagunas Cotacotani y el Salar de Surire, son el flamenco Chileno (Phoenicopterus chilensis), el flamenco andino (Phoenicoparrus
andinus) y el flamenco de James (Phoenicoparrus james1). La primera es considerada por algunos autores como una especie
de flamenco rosa, de amplia distribución, y la tercera es el más escaso de los flamencos del mundo. Tanto es así, que entre los
años 1924 y 1957 se creyó que el flamenco de James se había extinguido. En enero de 1957 se redescubrió la especie, por
naturalistas chilenos, en la laguna colorada, en Bolivia, donde tiene su asiento la única colonia de cría conocida.

En relación a los camélidos sudamericanos, se sabe que su relación con el hombre se remonta al menos hace 6.000 años,
pues en yacimientos prehistóricos fechados entonces aparecen ya numerosos huesos de llama y de guanaco. De los cuatro
camélidos que hoy pueblan Sudamérica, dos especies son domésticas y otras dos son silvestres. Por extraño que pueda
parecer en un grupo de animales que lleva milenios domesticado, no es mucho lo que se sabe del comportamiento de los
camélidos americanos, y sólo últimamente se empieza a insistir en el estudio de estos animales.

En general, los camélidos sudamericanos son fuente de fibra, carne y trabajo en los ambientes adversos que caracterízan
écosistema altoandino de la Puna de Argentina, Bolivia, Chile y Perú. La mayoría de estos recursos están en manos de las
comunidades campesinas que representan una población numerosa y necesitada de atención y desarrollo económico, para
ellos los camélidos son una opción de primer orden.

En Chile existen actualmente las cuatro especies de camélidos sudamericanos: vicuña, guanaco, alpaca y llama. De ellas, sólo
la llama y la alpaca son domésticos y constituyen la principal fuente de ingresos del pueblo Aymara, través de la venta de fibra
y carne.

La apaca tiene una población aproximada de 34.316 animales y la llama 72.665 animales, distribuidos a lo largo del territorio
nacional. De esta masa total, más del 95% se encuentra en el Altiplano de la 1 Región, sin embargo existen evidencias que
durante el imperio incaico se criaban en zonas más bajas, distribuyéndose hasta Chiloé por el Sur.

La política del actual Gobierno, pretende reforzar e impulsar el desarrollo sustentable del habitante del medio rural, respetando,
tanto las restricciones propias del ambiente como las tradiciones y costumbres de sus habitantes.

Generalmente, las prácticas de producción tradicionales de un grupo humano son el resultado de la obsevación y del conocimiento
del medio y de los recursos disponibles. Por esto, cualquier plan que se propongá sobre la ganadería como una estrategia para
mejorar el estándar de vida de la población, debe estar acompañado de un conocimiento cabal del medio y de los sistemas
ganaderos en uso. El sistema ganadero que se desarrolla en el ambiente altoandino tiene características propias diferentes a
otros sistemas ganaderos del país.

Las condiciones del ambiente de los bofedales altiplánicos y estepa altoandina, hacen que este ecosistema sea calificado
como frágil, por lo tanto, cualquier modificación que se proponga para el mejoramiento ganadero corre el riesgo de desarmonizar
el sistema y conducirlo al fracaso, con el consiguiente daño para la fauna y la población del lugar. Por otra parte la ganadería
en el Altiplano adolece de técnicas adecuadas de manejo y nutrición, lo que se traduce en baja productividad, baja fertilidad,
alta mortalidad embrionaria, alta mortalidad de crías y animales adultos, escasos rendimientos económicos, incorporación de
animales no tradicionales y finalmente deterioro progresivo de la calidad de vida y del medioambiente.

Lo anterior plantea que la falta de conocimiento cientifíco y técnico sobre el ambiente, sobre el manejo de camélidos
sudamericanos domésticos y silvestres y de la capacidad de la pradera natural, está generando ya un problema de deterioro
ambiental.

Las especiales características fisiológicas de estos animales permite su crianza y explotación en medioambiente s
extremadamente extremos desde el punto de vista climático y nutricional, dicho en otra forma, prácticamente no existen otras
especies de animales domésticos que puedan sobrevivir, producir y reproducirse eficientemente en las grandes alturas.

En la zona altiplánica, cubriendo 138.000 hectáreas de la cordillera de los Andes, junto al límite con la república de Bolivia, se
extiende el Parque Nacional más alto del mundo, entre los 3500 y los 6300 metros sobre el nivel del mar. Se llama Parque

200
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Nacional Lauca. Encima de la planicie cubierta de pastos duros que amarillean en otoño, sobresalen los conos de diversos
volcanes que a sus faldas presentan espejos de agua y lagos donde se desenvuelve una intensa vida animal.

Con variantes climáticas y de altura cada vez más pronunciadas, el paisaje se prolonga y renueva por más de mil kilómetros,
desde aquella zona donde Chile se junta con Perú y Bolivia hasta Copiapó, en la Región de Atacama.

Otro inmenso Parque, ellsluga, se extiende por otras 174.744 hectáreas a unos veinte kilómetros de la parte más meridional
del Lauca. En ambos el paisaje es similar y las especies son casi las mismas, sobresaliendo en este último la gran riqueza de
la cultura y tradiciones que se conservan en el poblado que dio nombre al parque, justo en la falda del famoso volcán lsluga.

En estos ambientes viven millares de animales de muy diversas especies. Para la región de Tarapacá se describen 7 variedades
de anfibios; 17 de reptiles; 237 de aves y 67 de mamíferos, resultando evidente la cantidad de animales que habita la región.

Esta región posee características geoclimáticas extremas, en la que las condiciones de vida se han acomodado a un clima muy
duro, con cambios próximos a los 30 grados de temperatura entre la máxima y la mínima y con temperaturas que aún en
verano, por las noches alcanzan hasta 6 grados centígrados bajo cero.

Para el observador común, recorrer este ecosistema es un incansable y constante encuentro con cientos de interesantes
especies, a veces en notables cantidades de ejemplares. No se crea sin embargo, que existe una densidad muy alta de vida
silvestre en cuanto a número de individuos. Es necesario recordar que el área es desértica.
----
Puede decirse con propiedad que, Chile es una «Isla» con respecto al subcontinente sudamericano, ya que el desierto nortino,
la cordillera de los Andes, el océano Pacífico y la Antártica, forman <<barreras» naturales a los desplazamientos, migraciones o
colonización de especies animales y vegetales.

La 1 Región de Tarapacá, que tiene una extensión de 5.807.207 hás (el 7.7% de la superficie continental de Chile), posee
características singulares y relevantes en su flora y su fauna, que le permite destacar con respecto al resto del país.

Esta región se ubica en el extremo norte de la <<Isla», por lo cual se concentran en ella muchas especies que habitan en
Sudamérica con amplios rangos de distribución, pero no en el resto de Chile debido a las barreras que presenta. Por ello, al
revisar la distribución de los vegetales y animales podrá notarse que un número significativo de ellos es exclusivo de la región.
También es posible encontrar otros que se distribuyen en todo el país o en sectores definidos del mismo. Para clarificar esta
situación, se pueden tomar como ejemplo las aves, las cuales gracias a la movilidad sirven perfectamente para la explicación.
Se nota claramente que aquellas que habitan la costa y las aguas continentales no son exclusivas de la región, es más,
muchas de ellas habitan hasta la Antártica o la XII Región, ya que su hábitat forma un corredor uniforme a lo largo de todo Chile.

Otro de estos corredores se verifica en la zona altoandina, la cual termina en la 111 Región. Es así como aves especializadas de
la Puna se distribuyen uniformemente a través del Norte Grande. Otro grupo menos especializado, el que se podría denominar
como aves de montaña, vive tanto en la Puna como en la alta cordillera que llega hasta la región Metropolitana, VIl Región o
aún más al sur.

Existen aves insectívoras, granívoras y omnívoras que necesariamente utilizan los valles como hogar, por lo cual el desierto
interior les constituye una barrera difícil de salvar, más aún cuando no poseen hábitos migratorios. Estas son las aves que
generalmente sólo habitan la 1 Región de Chile, abarcando su distribución general las naciones de Bolivia y Perú.

La alta variedad de ellas sitúa a Tarapacá como la Región de Chile que cuenta con el mayor número de especies de avifauna,
siendo considerada como una zona relevante desde el punto de vista de la biodiversidad.

El parque Nacional Lauca es de muy reciente existencia, pues fue creado en el año 1970, teniendo desde esa fecha una
evolución sostenida. En 1974 se establecen los primeros controles para la protección de sus recursos, elaborándose en 1978
el primer plan de manejo y desarrollo. Paralelamente, se implementó dentro de sus territorios, el Programa de Conservación de
la Vicuña, lográndose rescatar a la especie de su casi total extinción.

El sistema Nacional de Areas Silvestres Protegidas en Chile, reconoce a este Parque Nacional como una de sus unidades
prioritarias dentro del contexto de desarrollo de un sistema bien representado biogeográficamente. La razón se encuentra en la
valiosa mezcla de recursos culturales y naturales, los que ubicados en el medio andino, adquieren un valor nacional que debe
conservarse para que futuras generaciones dispongan de lo que hoy se percibe como valioso y que debe heredarse con la
mínima alteración.

La característica del parque Nacional Lauca, de proteger valores únicos, ha motivado que fuera declarado parte integrante de
la Red Mundial de Reservas de la Biosfera, lo que no sólo significa un importante reconocimiento internacional, sino que una
responsabilidad que impulsa a mejorar las técnicas que permitan su protección. Esto, sumado a que su superficie original fue
modificada para dar paso a una mejor representación de categorías de manejo.

201
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Al iniciarse los trabajos de planificación del Lauca, se fijó como objetivos del parque la conservación de recursos biológicos de
altura únicos en Chile. Ahora, sin embargo, los objetivos de conservación, que aún se mantienen, tienen como fin ineludible el
garantizar la sobrevivencia de la cultura Aymara y de aquella$ especies que se presentan en peligro de extinción-o vulnerables.

Entre las variedades de animales altoandinos en peligro de 13xtinción figuran las siguientes:

Suri o Ñandú (Pterocnemia pennata)


Pato Cortacorrientes (Merganetta armata)
Guanaco (Lama guanicoe)
Gato Colocolo (Felis coloco/o)
Puma (Fe lis concolor)

Entre las especies altoandinas vulnerables figuran las siguientes:

Flamenco Chileno ( Phoenicopterus chi/ensis)


Parina Grande (Phoenicoparrus andinus)
Parina Chica (Phoenicoparrus james1)
Tagua Gigante (Fulica gigantea)
Pato Puna (Anas puna)
Vicuña ( Vicugna vicugna) ,
Taruca o Huemul del Norte (Hippocamelus antisensis)
1

1
1
1

202
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

FAUNA DE VERTEBRADOS DEL ALTIPLANO:


UN ANALISIS COMPARATIVO EN EL EXTREMO NORTE DE CHILE
PEDRO E.CATTAN,MV.DRSC

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS BIOLOGICAS ANIMALES.


Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias. Universidad de Chile.

RESUMEN

La 1Región de Chile, presenta distintos mesohábitats que contienen una variada fauna de vertebrados. El análisis de esta fauna demostró que el 40%
de ella está representada en el Altiplano, el cual presenta comparativamente la mayor riqueza específica. Destacan aquí, los ambientes de lagunas por
su alta diversidad, a pesar de su pequeño tamaño. Al considerar las áreas efectivamente ocupadas se encontró una relación significativa entre número
de especies y tamaño del área. La elevada proporción de especies características (muy frecuentes) determina la importancia de esta Región para la
biodiversidad del país. Palabras Claves: Biodiversidad, Mesohábitat, 1Región, Chile

ABSTRACT

Severa! mesohabitat are distinguishable in the 1Region of Chile. All of them exhibit a vertebrate fauna mostly composed by bird species. In the Andean
high plateau inhabits 40 per cent of that fauna, making this mesohabitat the richest in species diversity. Within the plateau sorne particular environments
such as lakes are remarkable due to the high species richness notwithstanding the small size of the area. A statistically significan! regresion was found
between number of species and area, when considering the real size of the area occupied by the fauna. The high proportion of species named «Charac-
teristics» makes the se mesohabitats very importan! to the biodiversity of the country. Key words: Biodiversity, Mesohabitat, Northernmost Chile.

El Altiplano chileno es una meseta que se ubica aproximadamente entre los 17º 30' y 23º 00' Lat S y los 68º 30' Long O a una
. altitud media de 4.000 m s.n.m. (ver De Carolis 1987 para la caracterización climática y vegetacional). Las condiciones
climáticas y del suelo del sector hacen que sus ecosistemas sean calificados como frágiles determinando la existencia de una
fauna especialmente adaptada a la vida en altura. Sin embargo, esta fauna es muy variada, particularmente en las aves, las
que alcanzan en la 1Región la mayor diversidad del país. Esta región tiene especial importancia porque constituye la parte más
septentrional de una «isla», considerando a Chile como tal, desde el punto de vista biogeográfico. Por esta razón es posible
encontrar en la región diversas especies que habitan otros macrohabitats sudamericanos, pero que por las barreras geográficas
(desierto, cordillera) no se internan en el territorio. Esto probablemente ha provocado altos niveles de endemismo en la biota
terrestre del país (Simonetti et al., 1992). Sin embargo, la tasa de endemismo también parece ser alta en el extremo norte del
país (Giade & Núñez, 1983). Un gran número de 713 taxa son exclusivos de la región al menos en los lugares donde no existen
corredores definidos. Se pueden identificar dos de estos elementos geográficos a este nivel: 1) el litoral uniforme que recorre
todo Chile continental y 2) la zona altoandina que alcanza aproximadamente hasta los 27º 30' lat. S (111 Región) de la cual forma
parte el Altiplano propiamente tal. En este corredor se distribuye una fauna especializada donde también es posible encontrar
endemismos, en particular en aquélla asociada a pequeños habitats islas (lagunas o salares). Puesto que los estudios sobre
endemismos en Chile, son escasos (Simonetti et al., op cit.), no es posible referirse a ellos en propiedad. Sin embargo, dada la
mayor frecuencia y abundancia determinadas especies en particulares hábitats es posible hacer una distinción con ellas,
considerándolas como especies características de estos lugares.

Por otra parte, en la 1 Región se encuentran varias regiones ecológicas. Según Di Castri (1968), están representadas en el
extremo norte: la región desértica litoral, la desértica interior, la tropical marginal y la tropical de altura. Gajardo (1992) distingue
11 formaciones que podrían ser consideradas como habitats diferentes. Glade y Núñez (op cit.) han resumido los antecedentes
de flora y fauna de acuerdo a seis regiones ecológicas, las cuales pueden analogarse con las de Di Castri (op cit.) si se
descarta la región «mar abierto» y se agrupan en una sola, las regiones «litoral>> y «cordillera costera>>.

Con estos antecedentes, se intenta en el presente trabajo hacer una comparación de la biodiversidad de vertebrados entre el
Altiplano y el resto de los habitats del extremo norte. Si consideramos su extensión, debería mostrar la mayor riqueza específica,
pero por su condición de corredor, el número de especies características de él será menor comparativamente con otros hábitats
que denoten una más clara calidad isleña.

Se utilizó el resumen de fauna de la 1Región preparado por Glade y Núñez (1983), conservando su particular clasificación de
ecosistemas, puesto que al no entregar antecedentes de la metodología para clasificar los ambientes, sólo algunos de estos
pueden ser homologables con los de otras proposiciones. Se consideraron cuatro mesohabitats: 1) el Altiplano con una extensión
útil para el trabajo con la fauna de 1760 km 2 que incluyen el bofedal (730 km 2 ) y el resto de habitats (1 030 km 2 ); 2) la precordillera,
en particular las quebradas y zonas de cultivos con una superficie estimada en 420 km 2 ; 3) el desierto interior, sólo con los
valles transversales y una superficie de 960 km 2 y 4) la franja costera con 680 km 2 • Las especies características fueron aquéllas
que aparecían consignadas para un solo mesohábitat y no figuraban más allá de la 111 Región del país. En este tipo de análisis
existen numerosas fuentes de error: la distribución real más amplia de un taxón pocas veces está bien conocida. El usar
grandes extensione~ de terreno como hábitats globales, tiende a corregir esto (Mares 1992). Los problemas taxonómicos

203
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

influencian el análisis en el nivel más fino, pero, al nivel grueso de este trabajo se espera que su influencia sea mínima.

Del total de 277 especies consignadas para los hábitats terrestres de la 1 Región 112 (40,4 %) habitan el Altiplano. Si consideramos
que las características son 73, entonces sólo el 34,8 % de sus especies se encuentran en otros habitats o regiones del país. Al
comparar las especies características del Altiplano con las características del resto de los hábitats se encuentra que sólo hay
1,2 veces más especies características en los otros lugares de la región (Tabla 1). Resaltan los reptiles, que no comparten
ningún taxon con otros hábitats.
TABLA 1.
DIVERSIDAD TAXONOMICA COMPARADA ENTRE ALTIPLANO Y EL RESTO DE LAS ZONAS ECOLOGICAS, 1 REGI?N.

Categoría Taxa por mesohábitat (N)


Taxonómica especies
Altiplano otros habitats compartidas

Aves géneros 50 104


especies 84 132
spp caract. 52 66 38
Anfibios géneros 3 2
especies 5 2
spp caract. 4 2 20
Reptiles géneros 2 8
especies 3 11
spp caract. 3 10 o
Mamíferos géneros 15 19
especies 20 20
spp caract. 14 10 30
Total géneros 70 133
especies 112 165
spp caract. 73 88 34,8

El análisis de los cuatro mesohabitats por separado revela que el Altiplano posee mayor riqueza específica en todos los
grandes taxa, aún cuando la relación número de especies características/total de especies, es mayor para el mesohabitat de
desierto= 0,74 (60/81) que para el Altiplano= 0,65 (73/112) (Tabla 2). Como se esperaba, esta relación es comparativamente
baja para el sector litoral= 0,20 (12/60) por su carácter de corredor. También en este caso, la relación especie/género se acerca
a la unidad en el habitat de desierto, 1,05 (81/77) lo que implica una concentración de géneros monoespecíficos y una tendencia
fuerte al endemismo. Curiosamente, el valor de la relación fue casi el mismo, para el Altiplano como para el litoral 11,60 (112/
70) y 1,62 (60/37), respectivamente.
TABLA2.
DIVERSIDAD TAXONOMICA POR REGIÓN ECOLOGICA, 1 REGIÓN

Categoría Taxa por mesohábitat (N)


Taxonómica
Altiplano Precordillera Desierto Litoral

Aves especies 84 16 61 55
spp caract. 52 12 44 10

Anfibios especies 5 1 1 o
spp caract. 4 1 1 o
Reptiles especies 3 2 8 1
spp caract. 3 1 8 1

Mamíferos especies 20 5 11 4
spp caract. 14 2 7 1

Total géneros 70 21 77 37
especies 112 24 81 60
spp caract. 73 16 60 12

204
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Al tomar en forma separada los ambientes del Altiplano, destacan algunos hechos. En primer término aparece el bofedal en
segundo lugar en cuanto a riqueza específica, superado por el ambiente «planicie» que corresponde principalmente a sectores
amplios de pajonal, superiores en área al bofedal. También se destaca la alta diversidad de los lagos y lagunas (21 especies),
a pesar de su muy pequeña extensión (es el hábitat más pequeño de los considerados). En tercer lugar resalta la baja diversidad
de los salares. Sólo tres especies se consignan en el hábitat, el cual, si se exceptúa el desierto propiamente tal, es el más pobre
en términos de biodiversidad (Tabla 3).
TABLA3.
DIVERSIDAD TAXONOMICA EN EL ALTIPLANO, 1 REGIÓN.

Categoría Taxa por ambiente (N)


Taxonómica
Bofedal Laguna Salar Roquerío Planicie

Aves especies 26 21 3 4 30
spp caract. 19 11 2 o 20

Anfibios especies 5 o o o o
spp caract. 4 o o o o
Reptiles especies o ·o o o 3
spp caract. o o o o 3

Mamíferos especies 5 o o 7 8
spp caract. 3 o o 5 6

Total géneros 21 15 2 9 27
especies 36 21 3 11 41
spp caract. 26 11 2 5 29

Aún cuando los hábitats difieren mucho en tamaño geográficamente (ej. desierto interior vs lagunas), la realidad es diferente al
considerarlos en función de los lugares que ofrecen alternativas para el desarrollo de vida. Tomando entonces las dimensiones
señaladas anteriormente se realizaron regresiones del número de especies, especies características y géneros sobre el área
determinada como efectiva en cada hábitat. El modelo de mejor ajuste fue el lineal y sólo se encontró una relación estadísticamente
significativa entre el número de especies total y el área (r=0,91 ;R2=84%;P=0,028) (Figura1 ). Las otras no fueron significativas
=
aún cuando el valor de r fue alto para ambas (especies características: r 0,84; R2 = 71 %; P = 0,07; géneros: r = 0,75; R2 =
=
57,4%; p 0,13).
84

74

64
111
w
o
w
a.
111 54
w
00
z
44

34

24
1 1 1· 1 1 J 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
420 620 820 1020 1220
AREA (KM')
Figura 1. Regresión del número de especies sobre el tamaño de los mesohábitats de la 1Región. Y=-29 +O, 10X
205
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

De los datos presentados destacan los siguientes hechos: la 1 Región de Chile presenta sin dudas la avifauna más diversa del
país {216 especies de aves «terrestres» de 436 descritas para el país). También su fauna de vertebrados muestra un menor
nivel de daño: de los 722 taxa de vertebrados descritos en Chile (Simonett et al., 1992) 243 presentan problemas de conservación
en Chile {Giade, 1988) lo que alcanza al33,6%; comparativamente, en la 1Región el valor es de sólo un 19,6% (55 taxa de 280),
sin considerar los peces continentales. Este antecedente debe ser considerado para los planes de conservación de biodiversidad
a nivel nacional. Al respecto, cuatro de las 11 formaciones ecológicas descritas por Gajardo (op. cit.) presentes en la Región, no
están representadas en el Sistema Nacional de Areas Silvestres Protegidas, lo que puede ser grave para la mantención de la
diversidad faunística de la zona. En cuanto al Altiplano, este presenta la mayor riqueza específica y comparte en promedio el
34% de sus especies con otros hábitats del país, lo que lo transforma en un lugar de particular interés biológico, en particular
por las especials condiciones de adaptación que impone a las distintas formas de vida (Raggi, 1993, in litt.). Resaltan dentro de
esta región ecológica, los lagos y lagunas, responsables del mayor número de especies características.

No se dispone de datos suficientes sobre las densidades de la fauna de la 1 Región como para incorporar este elemento en un
análisis más completo. Este antecedente cobra particular importancia al momento de considerar la diversidad por comunidades
y también las eventuales declinaciones de algunas poblaciones las que pueden llegar al estado de «ecológicamente extinguidas»
(Conner, 1988). Cifras recientes muestran enormes diferencias entre las abundancias de algunas especies de aves. Estas
cifras son indicadoras de las especies de mayor interés conservacionista. Así en los extremos, en 1990 en el lago Chungará se
contabilizaban 8.940 Taguas gigantes (Fulica gigantea) por una parte y sólo seis Caitis (Recurvirostra andina). En Surire en
fecha similar se anotaban 5.892 flamencos chilenos (Phoenicopterus chilensis) contra 318 ejemplares de Parina chica
(Phoenicoparrus jamest). En cuanto a mamíferos, los datos sobre algunas poblaciones demuestran un declinación leve en el
período 1990 - 1992, le que debe ser investigado (CONAF, 1 Región, datos no publicados).

El Altiplano es una extensa meseta de los Andes que forma parte del más extenso macrohabitat «Secano» (drylands) establecido
por Mares {1992) para Sudamérica y de la misma manera como este autor clama una mayor atención para las tierras secas del
continente, es necesario insistir en la rica biodiversidad que se sostiene en este mesohabitat, para asegurar su mantención
futura.

AGRADECIMIENTOS

A CONAF 1 Región, por facilitar datos no publicados sobre censos de fauna en distintos ambientes de la zona. A. Raggi
gentilmente entregó bibliografía particular.

REFERENCIAS

CORPORACION NACIONAL FORESTAL 1993. Censos de fauna de la 1 Región, In litteris.

Conner, R.M., 1988. Wildlife populations: minimally viable or ecologically functional? Wildlife Society Bulletin 13: 80-84.

De Carolis, G., 1987. Descripción del sistema ganadero y hábitos alimentarios de camélidos domésticos y ovinos en el bofedal
de Parinacota. Tesis lng. Agr., Univ. Chile, 261 pp.

Di Castri, F., 1968. Esquisse écologique du Chili. En: Delamare C. y Rappoport E. (eds) Biologie de L' Amérique Australe.
Editions CNRS. París 4: 6-52.

Gajardo, R., 1992. La vegetación natural de Chile: proposición de un sistema de clasificación y representación de la distribución
geográfica. Depto. de Silvicultura. Univ. Chile, 52 pp.

Glade, A., 1988 (ed.). Libro Rojo de los vertebrados terrestres de Chile. Corporación Nacional Forestal, 65 pp.

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206
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

PRINCIPALES PROBLEMAS DE LAS AVES ACUATICAS


EN EL ALTIPLANO BOLIVIANO

ELIANA FLORES

CASILLA 499, LA PAZ, BOLIVIA

RESUMEN

La destrucción de los humedales y la contaminación de las aguas por desechos mineros, urbanos e industriales que se vierten sin tratamiento, ni control
está afectando negativamente a las poblaciones de aves acuáticas en el Altiplano boliviano, principalmente en el lago Poopó, laguna Uru Uru y río
Desaguadero. En ambos casos los problemas son causados por el Hombre, pero es probable que estos problemas están siendo acentuados por una
prolongada sequía.

Las Reservas de Fauna de Ulla y Eduardo Avaroa, una vez que estén implementadas, serán de importacia para proteger humedales altoandinos,
especies acuáticas y migratorias. Queda por establecer una área de protección para Rollandia micropterum en la parte boliviana del Lago Titicaca y la
realización de estudios en toda su cuenca para concocer su estado de conservación y tomar medidas para su restauración.

Términos Claves: Conservación, desechos tóxicos, lagunas andinas, aves acuáticas.

ABSTRACT

Polution and habita! alteration are the most importan! problems for bolivian altiplanic wetlands and waterfowl. Both cases are man-made problems but
drought is getting worse this problem. The Poopo Lake is the most polluted by toxic waste from the mines. No studies were found to asses its status of
conservation but fishery almos! disappeared.

Two protected areas will provide efectiva protection for wetlands and waterfowl, the Ulla Ulla and Eduardo Avaroa Reserves that will be implementad
soon. There are no protected areas in the bolivian side of the Titicaca Lake, it became priority to provide protection for the short-winged grebe (Rollandia
micropterum) an endemic species of this basin. As soon as possible, the stauts of conservation of the Titicaca basin, that include the Desaguadero River
and the Lakes Poopo y Uru Uru, should be assesed and restoration measures should be taken.

Key Words: Conservation, toxic waste, altiplanic wetlands, waterfowl

INTRODUCCION

La contaminación de las aguas y el deterioro de los humedales son los principales problemas para la conservación de las aves
acuáticas. La contaminación de las aguas por desechos mineros, urbanos e industriales que se vierten sin ningún tratamiento,
ni control está afectando negativamente a las poblaciones de aves acuáticas en el Altiplano boliviano. De la misma forma, el
deterioro de los ambientes acuáticos por drenaje o la destrucción de la vegetación adyacente es otro gran problema para la
gran diversidad biológica de los humedales altoandinos. En ambos casos los problemas son causados por el hombre, pero es
probable que estos problemas están siendo acentuados por una prolongada sequía (Lorini y Liberman, 1983)

Ultimamente se ha denunciado en la ciudad de Oruro, situada en el Altiplano central muy cerca del lago Poopó, la aparición de
malformaciones congénitas en recién nacidos que son hijos de obreros de las fundiciones mineras y empleados municipales
que trabajan en contacto con la basura. El Dr. Germán Revollo del Servicio de Neonatología del Hospital de Gineco-Obstetricia
de la Caja Nacional de Salud, ha realizado un estudio en el que presenta varios casos de malformaciones, entre estas los fetos
acéfalos que nacen muertos (PRESENCIA, 1993). Aunque no ha sido comprobado es muy posible que estas anomalías se
deben a la contaminación de las aguas por plomo. Si los casos de malformaciones por contaminación de las aguas son tan
graves en seres humanos; cuáles serán los efectos sobre la fauna y la vegetación. Hasta ahora se ha estudiado muy poco y
sólo lo que se refiere a la ictiofauna. No existen inventarios con colecciones de referencia para la ciudad de Oruro y sus
alrededores incluyendo el río Desaguadero, el lago Uru-Uru, y el lago Poopo. Por estos motivos, se hace necesario establecer
el estado actual de estos ambientes acuáticos mediante un relevamiento de la vegetación asociada y de la fauna de vertebrados
relacionados con los humedales.

CONSERVACION DE LOS HUMEDALES Y LAS AVES ACUATICAS

Este artículo identifica los problemas para la conservación de los humedales y las especies de aves amenazadas; está basado
en recopilación de información publicada y en observaciones personales de la avifauna del Altiplano boliviano. Se presenta en
forma breve algunas alternativas para mitigar los impactos negativos en la conservación de las aves acuáticas.

Area de estudio

El Altiplano boliviano es una extensa meseta que se extiende sobre 2.000 km de largo y 200 km de ancho y cuya altitud varía
entre los 3.700 m s.n.m. hasta 4.600 m (Lavenu, 1991 ). Esta meseta se encuentra entre dos ramales de la cordillera de los
Andes, la cordillera Oriental o Volcánica que sirve de frontera natural con la República de Chile y la cordillera Real u Occidental
donde se encuentran los principales yacimientos mineros del país. En esta planicie, los lagos Tititcaca, Uru Uru y Poopó unidos
207
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

por el río Desdaguadero forman la cuenca cerrada o lacustre. Hacia el norte existen algunos ríos de deshielo que desaguan en
el lago Titicaca y centerares de lagunas glaciares en la cordillera Real. Hacia el sur del Altiplano se encuentran los salares,
siendo el Salar de Uyuni, el más extenso del continente con 28.000 Km 2 y un potencial enorme en minerales de Litio, Boro y
otros elementos valiosos; los salares de Coipasa, Empexa y aquellos de los Lípez localizados en el extremo sur de país, son
menos extensos, pero muy importantes para la avifauna; en particular, estos últimos como sitio de nidificación de los flamen-
cos.

La Avifauna del altiplano boliviano

En la región altiplánica se han registrado 126 especies de aves, con sólo tres endemismos (Remsen y Traylor, 1989); existen
60 aves entre especies estrictamente acuáticas y aquellas que dependen de los humedales.

Altiplano Norte. En la Reserva Nacional de Ulla Ulla se han registrado 77 especies de aves (Serrano y Cabot, 1982) de las
cuales 42 se encuentran en las lagunas o en los bofedales siendo más numerosas en verano, posteriormente se reportaron un
total de 85 especies (Cabot, 1990); en la misma área Rivera y Hanagarth (1982) registran 41 especies, de las cuales el 60 %
depende de los ambientes acuáticos, sean ríos, lagunas o bofedales.

Altiplano Central. En el lago Titicaca, Dejoux (1991) ha registrado 49 especies de las cuales 30 están estrechamente ligadas
al lago, sin embargo, este estudio no es exhaustivo. Se cuenta con algunos registros de especies para varias localidades en los
Depto. de La Paz y Oruro (Cabot y Serrano, 1986, 1988; Parker y Rowlett, 1984), pero con la excepción del estudio de Rocha
y Peñaranda (MS 1993) para Huaraco y un trabajo sobre conservación de flamencos (Campos, 1987) no hay inventarios de
flora y fauna para el río Desaguadero, los lagos Uru Uru, Poopó y Coipasa.

Altiplano Sur. El conocimiento de la avifauna del Altiplano sur se refiere a la Reserva Andina de Fauna Eduardo Avaroa (REA)
localizada en la Prov. Sur Lipez del Opto. de Potosí, donde se han registrado inicialmente 46 especies (Cabot y Serrano, 1982)
y posteriormente 61 especies que en su mayoría se aglomeran en los ambientes acuáticos (Rocha, 1990). El inventario de las
lagunas salinas de la REA (Flores, 1986) destaca la laguna Colorada porque es el sitio de nidificación más importante para
Phoenicoparrus jamesi, el flamenco más raro del mundo y el único lugar donde nidifican tres especies de flamencos (Flores,
1986; Hurlbert y Flores, 1988). Se ha estudiado la ecología, abundancia y distribución de los flamencos (Hurlbert, 1978, 1981,
1982; Hurlbert y Keith, 1979) y recientemente se ha realizado el Diagnóstico del estado de los Recursos Naturales en la región
de La REA (IE-MNHN-CEEDI, 1990) y el Estudio de Impacto Ambiental del Proyecto Geotérmico Laguna Colorada (CEEDI-
LIDEMA, 1989).

Los estudios antes mencionados coinciden en que las aves acuáticas son un importante componente de la comunidad aviar y
que los humedales son de gran importancia para su supervivencia, no sólo para especies residentes sino también para especies
migratorias (Serrano y Cabot, 1982; Hurlbert et al., 1984).

Según Remsen and Traylor (1989) en el Altiplano boliviano existen tres especies endémicas: el zambullidor no volador (Rollandia
micropterum) restringida a la cuenca cerrada del lago Titicaca, la choca gigante (Fulica gigantea) habitante de las lagunas
glaciares del Altiplano norte, y el mine rito de la puna ( Geositta punensis), una especie terrícola. No se conoce el estado actual
de sus poblaciones pero es probable que el zambullidor no volador este siendo afectado por la contaminación de llago Poopo,
mientras que la choca gigante está protegida en la Reserva de Ulla Ulla y el mine rito de la Puna en la REA. Otras especies aun-
que no son exclusivas de Bolivia son endémicas de la región como la parina chica (Phoenicoparrus james!), la parina grande
(Phoenicoparrus andinus), y la choca cornuda (Fu/ica cornuta) cuya protección estaría asegurada si no fuera por el problema
para el medio ambiente del proyecto de utilización geotérmica que será detallado posteriormente.

Los humedales del Altiplano boliviano.

Para la conservación de los humedales del Altiplano boliviano se debe tomar en cuenta no solamente los aspectos legales de
la protección, sino también, se debe establecer medidas de control ambiental en las ciudades y en las instalaciones minero-
industriales que estarían degradando la calidad del agua. Por consiguiente, los humedales prioritarios para su conservación
son aquellos que están bajo la directa amenaza de actividades humanas, que debido a la utilización de sus aguas en forma
masiva pueden estar sujetos a desecación o drenaje y también aquellos humedales cuya modificación constituye una importante
alteración del habitat. Con estos criterios se han identificado los siguientes ambientes acuáticos que requieren acciones
inmediatas:

La laguna Colorada. La laguna Colorada que se encuentra en la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa (REA);
esta laguna ha sido declarada el primer sitio Ramsar en Boli~ia porque constituye un humedal único en el mundo debido a sus
particulares características físico-químicas, biológicas y ecológicas. La conservación de la laguna Colorada y sus alrededores
están bajo la amenaza del proyecto de utilización geotérmica para la producción de energía eléctrica, este proyecto ha sido
declarado de prioridad e interés nacional mediante la Ley N2 793 del19 de febrero de1986.

El Estudio de Impacto Ambiental determinó, entre otras cosas, que el vapor fuera reinyectado para alimentar los acuíferos y que
se tratara las sales tóxicas de Arsénico y otros minerales para que no se acumulen en el suelo y se expandan con el viento

208
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

afectando grandes extensiones. Se espera que las medidas de prevención y mitigación del impacto sean tomadas cuando se
coloquen las turbinas y se comience a producir energía eléctrica.

La Reserva Eduardo Avaroa no ha sido implementada todavía, no cuenta con un plan de manejo que asegure la adecuada
protección de las lagunas y de las especies de flora y fauna endémica, sino también que determine las zonas de uso en el área.
Por estos motivos se hace necesario la elaboración de un plan de manejo que contemple la investigación, el turismo, el
monitoreo ambiental, pero en particular los aspectos de mitigación y control del impacto ambiental del proyecto geotérmico. La
Reserva puede ser un importante centro de investigación y monitoreo ambiental de humedales salinos altoandinos debido a su
ubicación geográfica entre la frontera con tres países: Bolivia, Chile y Argentina, así como, debido al conjunto tan diverso de
lagunas salinas, a la flora y fauna asociada a éstos humedales y a los semidesiertos, sin embargo, la inaccesibilidad del área,
la escasez de población y el clima extremadamente frío constituyen factores negativos para la permanencia de personal
durante todo el año.

El Salar de Uyuni. El salar de Uyuni está amenazado por los planes y proyectos para la explotación del Litio en la desembocadura
del Río Grande de Lipez, donde se encuentra la colonia de nidificación de flamencos más grande de todo el Salar, se hace
necesario un Estudio de Impacto Ambiental antes de la fase de inversión que determine los efectos negativos en el habitat de
los flamencos y además una zonificación del área que compatibiliza las modalidades de uso del suelo: explotación de Litio,
extracción de sal, turismo, conservación de flora y fauna, protección del paisaje, y usos tradicionales.

El Lago Poopo. El Lago Poopo está siendo afectado desde la época de la colonia por las aguas que, desde los ingenios
mineros de unas 120 minas, vienen cargadas de metales pesados tóxicos (plomo en altísima concentración, plata, cobre,
cadmio y otros), se estima que la producción pesquera ha disminuido en un 78.5% llegando virtualmente a desaparecer en
1993, motivo por el cual los pescadores indígenas aymaras y Uro Muratos han pedido que se vede la pesca (La Razón, 1993).
El impacto real sobre la flora y la ornitofauna del lago es desconocido, pero ya se dejan sentir los efectos indirectos por los
pobladores del área aledaña al lago y se ha denunciado que se están cazando parinas para substituir la pesca (La Razón
1993). Rocha y Peñaranda (1993) encontraron un individuo juvenil de Nycticorax nycticorax muerto sin causa aparente en
Huaraco, es probable que la causa de su muerte sea debida a la ingestión de peces contaminados. Sin embargo, la causa de
la muerte de los especimenes de Bubulcus ibis y Egretta thula encontrados muertos en el Altiplano sur (Rocha, 1990), puede
ser las extremas condiciones climáticas que no corresponden con su rango de distribución. Así mismo, la causa de una gran
mortalidad de flamencos juveniles en la laguna Colorada en 1986 pudo deberse a factores climáticos, cuando algunos lugares
de alimentación permanecieron congelados limitando así, en el tiempo de forrageo de las parinas (Hurlbert y Flores, 1988b).

El Lago Titicaca. Ellago Titicaca es el humedal más importante del Altiplano boliviano debido a sus características geológicas
e hidrológicas (Lavenu, 1991) y sobre todo por su alto endemismo en ictiofauna (Lauzanne, 1991 ), sus extraordinarios batracios
gigantes (Vellard, 1991) y el zambullidor no volador; y teniendo en cuenta la importancia de sus ruinas arqueológicas acuáticas
(Carlos Ponce Sanjines, com. pers,) y su valor paisajístico merece un esfuerzo coordinado entre Perú y Bolivia para su
conservación, sin embargo, no existe ningún área protegida en la parte boliviana del lago, ni siquiera una área sujeta a manejo;.
aunque no todas las actividades humanas impactan negativamente en él, como es el caso de la recuperación de los camellones
para cultivos (Osvaldo Rivera, com. pers.), sería deseable establecer una zona de protección efectiva de las especies endémicas.

CONCLUSIONES

Los problemas causados a los humedales y a la avifauna probablemente son irreversibles en el Lago Poopó, por lo tanto, se
deben realizar estudios para su mejor conocimiento y restauración. Aún estamos a tiempo para proteger efectivamente la
avifauna acuática en las Reservas de Ulla Ulla al norte del Altiplano boliviano y en la Reserva Eduardo Avaroa al Sur, una vez
que las medidas propuestas para la mitigación de impacto del Proyecto Geotérmico sean efectivas. Siendo el lago Titicaca el
humedal más importante de la región, se recomienda no solamente el establecimiento de un área protegida sino también una
campaña de educación ambiental en la población local que incluya medidas de control para hacer un uso sostenible de los
recursos del lago. El lago Poopo y el Salar de Uyuni requieren de estudios para establecer su estado actual de conservación,
y como además existen proyectos para la explotación petrolífera y minera en sus zonas de influencia, se deben realizar los
estudios de impacto ambiental antes de la fase de inversión de los proyectos extractivistas.

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210
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

EVOLUCION Y DESARROLLO DE LA GANADERIA CAMELIDA


EN EL ALTIPLANO DE LATINOAMERICA

JULIO SUMAR KALINOWSKI

Facultad de Medicina Veterinaria y Estación de Altura de «La Raya»,


Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

RESUMEN
El presente artículo corresponde a una reseña histórica de la evolución y desarrollo de la ganadería camélida en el Altiplano de latinoamerica, desde la
época pre-hispánica, durante la invasión europea y la época colonial virreina!, hasta el redescubrimiento de la alpaca y la industrialización de sus
productos en la época republicana.

ABSTRACT
The present article is a historical review of the evolution and development of the South American Camelids in andean high plateau of Latín America, from
the pre-hispanic times, the european colonization and the Virreynal regime, till the rediscovery of the alpaca and the industrial use of their products during
the republic.

INTRODUCCION

La mayor población que dió origen a los Indios Americanos, debe haber venido de S iberia, y su ingreso a través del Estrecho
de Behring ocurrió probablemente 40.000 - 30.000 años AC, y ya por los 12.000 - 10.000 AC muchas poblaciones, con una
diversidad tecnológica alta, estuvieron ya diseminadas en el sub-continente Sudamericano (Salzano y Calleagari-Jacques,
1988). Varias investigaciones arqueológicas, señalan con certeza, que los camélidos sudamericanos viven en su actual hábitat,
hace por lo menos unos 10.000 años; los restos óseos y las pinturas rupestres de camélidos encontrados en la cueva de
Lauricocha (Junín, Perú), a 4.000 m s.n.m., están datados entre 10.000 y 8.000 A.C. Los grabados en la cueva de Toquepala
{Tacna, Perú), indican que los camélidos ya eran objeto de caza por el hombre hace más de 9.500 años (Wing, 1975; Wing, 1977;
Kent, 1988).

Evidencias paleontológicas indican el origen norteamericano de los camélidos, que probablemente migraron a Sudamérica,
hace aproximadamente 3 millones de años ( Webb, 1978). En cuanto a la domesticación, Wing (1977) resumió la evidencia
zooarqueológica de que ya por los 5.000 años A.C, se encontraban camélidos domesticados en los valles serranos de Ayacucho
y Lauricocha (Perú). Así mismo, la mayor concentración en la utilización prehistórica de camélidos y su intensificación temprana
se produce en la Puna, no en los valles de la sierra o de la costa. El centro o centros precisos de domesticación no han sido
plenamente identificados aún. Latcham (1922) ha sugerido que la evidencia de la domesticación de camélidos se puede
encontrar en el Altiplano peruano-boliviano y Wing (1977) también sugiere que se hagan más trabajos en el área del lago
Titicaca, que hasta la fecha no se han desarrollado sistemáticamente.

LOS CAMELIDOS EN LA EPOCA PRE-HISPANICA

Uno de los documentos más importantes para reconstruir y entender algunas de las características de la crianza de alpacas y
llamas, es el libro «La Organización Económica del Estado Inca» de John V. Murra (1978, 1978a), donde en sendos capítulos
se describen los rebaños y los tejidos hechos con fibra de camélidos. Este documento se basa en escritos etnohistóricos de las
épocas de la conquista y colonial; sin embargo, mucho antes del establecimientó del Imperio Incaico, numerosas y diversas
culturas asentadas a lo largo de la cordillera de los Andes, incluyendo su vertiente occidental hasta la costa del Pacífico,
dependieron, en una u otra forma de los Camélidos domésticos y silvestres, dándoles riqueza y posición social, proveyéndoles
de bienes y servicios, que incluían sacrificios religiosos, transporte, medicina y cuestiones de augurio. La arqueozoología de
Sudamérica nos indica, por ejemplo, que las llamas fueron criadas y utilizadas intensamente por varias culturas de la costa del
Pacífico, que se desarrollaron en el Horizonte Temprano (400- 1.400 AC) y en el Horizonte Medio (550- 900 DC) (Shimada y
Shimada, 1985; Guerrero, 1986).

Fué durante la vigencia del Imperio Inca, que los camélidos llegaron a su máxima expansión y desarrollo, siendo considerados
técnicamente de propiedad delinca, así como pertenecientes a los Centros Religiosos, y en algunos casos de propiedad de las
comunidades e individuos. Tal como lo dijo el todopoderoso Virrey don Francisco de Toledo (Acosta, Joseph de., [1590]1962)
quién después de recorrer el vasto territorio del agonizante Imperio de los Incas, con la misión especial del rey de España, de
sentar las bases de toda la futura organización económica y social de la colonia, «( ... ) que dos cosas tenia de sustancia y
riqueza el Piru (sic), que era el maíz y el ganado de la tierra». Al hablar del «ganado de la tierra» se refería a las alpacas y
llamas, nombradas así para distinguirlos de los animales propios del Viejo Mundo.

Teniendo en cuenta que en todo el territorio del Tahuantinsuyu, sólo existían la llama y la alpaca como animales domésticos
mayores, y que éstos tenían solamente a los camélidos silvestres y algunos géneros de venados como competidores herbívoros,
se considera que el número de alpacas y llamas, fué muy grande. Todos los testigos de la invasión Europea, hablan de lo

211
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

numerosos que eran los camélidos en aquella época, aunque no siempre distinguieron claramente entre las especies domésticas
y silvestres. El Cronista contador Agustín de Zárate ([1555]1947), de quién se dice que fué un historiador profesional, por su
objetividad, imparcialidad y a veces excesiva fidelidad, refiriéndose al número de camélidos escribió lo siguiente:

«( ... ) en este reino del Peru, habia suma grandisima de ganado domestico, y bravo, urcos, carneros y pacos, vicunas y ovejas,
llamas de tanta manera que asi poblado como lo que no era andaban llenos de grandes manadas, porque por todas partes
habia y hay ex el entes pastos para que bien pudiese criar, y es de saber que aunque habia tanta cantidad, era mandado por los
reyes, que son graves penas ninguno osase matar ni comer hembra ninguna y si lo quebrantaban, luego eran castigados".

El historiador boliviano Jesús Lara (1966) ensaya una aproximación del número de camélidos existentes en el Tahuantinsuyu,
partiendo del número de animales sacriticados en las fiestas religiosas, llegando a estimar en 23 millones de llamas y 7
millones de alpacas.

El ganado que pertenecía a la Religión se mantenía aparte de los demás, en campos de pastoreo especiales, como también
aquellos del Inca, no permitiéndose que se entremezclasen. Al respecto nos dice el Cronista Bernabé Cobo ( [1653]1956):

«( ... ) La misma division tenía hecha el Inca de todo el ganado manso, que de las tierras, aplicando una parte a la Religión, a si
otra y a la comunidad otra y no solo dividio y separo cada una destas partes sino también las dehesas y pastos en que se
apacentasen, de modo que anduviesen en dehesas distintas sin que se pudiese mezclar; las cuales dividio e hizo amojonar en
cada provincia. Las dehesas de la Religión y del Inca se llamaban Moyas de la Religión y Moyas delinca.»

El ganado era enviado a los mejores pastos bajo el cuidado de pastores especialmente seleccionados llamados «michic», que
tenían varios ayudantes. El pastor en jefe, o mayordomo del distrito era denominado «llama-camayoc», y el oficial de aparto
o división «phattachiri»; tenían personal práctico en amansar las llamas para la carga, a quienes llamaban «yachachiri». En
la vecindad de las aldeas, se construían grandes corrales cchuyhua o llamacancha» para encerrar a los animales de trabajo,
y a los corrales de aparto se les demoninaba «cachicallanca». Los animales después de la aparta, eran marcados y señalados
según sus dueños o representantes de éstos. Se perforaba una o ambas orejas y por las heridas se pasaban hilos de lana de
diferentes colores, con o sin borlillas. Esta operación llamada «chimpuni» se hacia delante del «phattachiri» y se castigaba
con la muerte a la persona, cualquiera, sindicada de cambiar o destruir la señal. Esta operación de marcación o señalamiento
se efectuaba en el mes de Ccoya Raymi (Setiembre 22 a Octubre 22). En algunos ceramios Mochicas que representan a las
llamas, se puede observar unas muescas triangulares en las orejas de los animales, muy similares a las que se usan actualmente
para numerar e identificar a los animales.

Los incas dividían a los animales en rebaños de alpacas y llamas, y a su vez eran divididos en rebaños de hembras con cría,
hembras jóvenes y de machos, poniendo especial cuidado en seleccionar animales por sus diversos colores. Cuando en un
grupo de color determinado, nacía un animal de otro color, éste, al llegar a la edad del destete, se cambiaba al grupo a que
correspondía por su color, teniendo los incas especial cuidado de seleccionar para la reproducción, los machos que demostraban
tener más desarrollada· esta facultad. Los incas destinaban para la reproducción un macho por veinte a veiticinco hembras
(Latcham, 1922). La clasificación de los animales por el color de su lana tenía objetivos utilitarios; si los colores en una manada
eran diversos, implicaba mucho trabajo apartar y matizar los diversos vellones al quererlos utilizar. La lana de los rebaños
estatales se acumulaba en depósitos y se distribuía a los campesinos, que debían hilarla y tejerla para ellos mismos y para el
estado; otro uso de los animales estatales era su sacrificio en ceremonias auspiciadas por el Inca, aunque por lo común los
animales inmolados eran proporcionados por los rebaños de la Iglesia (Murra, 1978).

En cuanto al manejo de las pasturas, ponían especial énfasis en el riego, especialmente en los años poco lluviosos o de
sequía. Al respecto Garcilaso de la Vega ( [1609]1976), nos dice:

«( ... ) Tambien abrian acequias para regar las Dehesas quando el otoño detenia sus aguas; que también querian asegurar los
pastos, como los sembrados, porque tuvieron infinitos ganados. Estas Acequias para las Dehesas se perdieron, luego que los
españoles entraron en la Tierra, pero viven oy rastros dellas».

En cuanto a enfermedades, una era especialmente muy maligna, la sarna o cccarachi». Los incas adoptaron medidas radicales
para extirpar esta enfermedad; al aparecer los primeros síntomas de la enfermedad, el animal o animales enfermos, eran
enterrados vivos en hoyos cavados para este propósito a bastante hondura. El ganado sano se traladaba inmediatamente a
otra localidad y todo el pasto del lugar infestado, era quemado.

La alpaca, como animal especializado en la producción de finísima fibra, se desarrolló principalmente en la zona de la meseta
del Collao (territorios de Bolivia, norte de Chile, y Perú). Desde el momento en que el mayor número de alpacas pertenecían al
estado, la fibra cosechada de las esquilas era guardada en grandes almacenes o depósitos, de donde se distribuía a todas las
familias, las que tenían la obligación de tejer sus propias ropas, y otras destinadas al estado (como tributo), mediante tejedores
especializados, que fueron los cccumbl camayoc» y las ccacllas», que hilaban y tejían a tiempo completo para el estado. Toda
esta inmensa producción textil, era guardada en depósitos especialmente construídos para ello, y que se encontraban repartidos
en todo el Tahuantinsuyo, asombrando a los conquistadores por su número y tamaño. Entre los testigos oculares figura Jeréz

212
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

o Xeres ( [1534]1947), secretario de Pizarra, quien escribió que:

«( ... )en Cajamarca había casas llenas de ropa liada en fardos arrimados hasta los techos, que los cristianos tomaron las que
quisieron y todavía quedaron las casas tan llenas que parecía no haber hecho falta la que fue tomada»

Otro Cronista que participó en la conquista, Pedro Pizarra ([1571]1965), escribió 40 años más tarde:

«( ... )no podre decir los depositas vide de ropas y de todos generas .... y vestidos que en estos reynos se hacian y usaban que
faltaba tiempo para vello y entendimiento para comprender tanta cosa».

Ahora bien, ¿con qué propósito los incas tenían almacenada tanta cantidad de ropa? La respuesta está en la práctica de la
«reciprocidad•• y el «intercambio•• en el mundo Andino. Al referirnos al Tahuantinsuyo, y hablar del sistema económico que lo
sustentó, debemos tomar en consideración que los incas carecieron del uso del dinero, que el trueque representaba su mercado,
y que la riqueza se apoyó en la posesión de varios recursos con los que pudieron dominar y controlar aspectos económicos y
políticos. Según Rostworowski (1988), los incas tuvieron acceso a tres fuentes de ingreso: la fuerza de trabajo, la posesión de
tierras y la ganadería estatal. El resultado del control de estos recursos, se manifestó en bienes acumulados en depósitos (de
alimentos, ropa, armas, etc.) y que les permitió controlar lo que se llama «Reciprocidad», que no es otra cosa que la clave de
todo el sistema organizativo andino, y que posibilitó no sólo la expansión territoral, sino, el mantenimiento del engranaje del
régimen.

Todos los habitantes del Tahuantinsuyo, desde el más humilde campesino que cumplía con la prestación de servicios a su
curaca, hasta el príncipe más soberbio, recibían, y con ello se consideraban «bien pagados», tanto telas como vestiduras
(Murra, 1978a). El reparto y distribución de tejidos (así como de alimentos y otros bienes), era parte de una política redistributiva
mediante donaciones a los diversos señores étnicos, a los jefes militares, a las huacas, etc. En general, todo el que tributaba u
ofrendaba algo, recibía algo a cambio, según su posición social, pero que siempre incluía algún tejido. Cuando las poblaciones
conquistadas ofrecian donativos a los generales cusqueños, tenían que necesariamente contener tejidos; así, cuando fueron
vencidos los chimúes, mandaron a sus vencedores «tejidos, conchas de mar y veinte doncellas•• (en ese orden estricto).

Con la lana de la alpaca y llama (técnicamente se les conoce como fibra) se hizo una gran variedad de textiles. Los «cumbis••
eran telas finas confeccionadas en telares grandes y verticales, y los «ahuasca••, telas domésticas de cualquier color, toscas
y gruesas. A pocos años de la invasión española, la calidad y belleza de estas telas, hizo que se las comparara ventajosamente
con las europeas. Según el Cronista Bernabé Cobo:

«( ... )era cosa de espanto ver su hechura sin parecer hilo alguno».

Los cumbi camayoc confeccionaban tejidos asombrosamente suaves como la seda, magistralmente teñidos de colores vivos y
muchas veces con trama de algodón, adornados con plumas, cuentas de conchas marinas y hebras de oro y plata. Un privilegio
real o de la corte, fué el uso de telas confeccionadas con lana de vicuña, considerada entre las más finas del mundo; para ello,
solo el Inca ordenaba los llamados «Chacos•• o cacerías reales, donde se las atrapaban vivas para esquilarlas, soltándolas
luego a su medio natural (Sumar, 1992a).

Igualmente las llamas eran objeto de una crianza y selección especializada, ya que debían servir como animales de carga, y
eventualmente productores de carne. La llama servía para el transporte de diversos alimentos, leña, sal, minerales, etc., e
inclusive personas con impedimentos físicos (cojos, jorobados). La llama fue el elemento integrador de la economía a lo largo
y ancho del Tahuantinsuyo, y sirvió al igual que el caballo en Europa, a la conquista y consolidación del más grande imperio de
América (Sumar, 1977).

Los camélidos contribuían también con otros múltiples usos, como los cueros que ablandados con la grasa de llama, se hacían
las ojotas; asimismo, las tajllas estaban ligadas con correas de cuero de llama. Los huesos servían para fabricar instrumentos
para los telares, y el estiércol seco, takia, sirvió para fundir metales, por la gran temperatura que produce al paso forzado del
aire, así como combustible en las cocinas, especialmente en las punas, donde no existe ningún tipo de árboles y el carbón de
hulla era desconocido. Hay también información que el estiércol sirvió de fertilizante para el cultivo de la papa amarga, la
quinua, cañigua, etc.

LOS CAMELIDOS EN LA EPOCA DE LA INVASION EUROPEA

Es posible que el primer Camélido andino en ser visto por los europeos, fué el guanaco (Lama guanicoe), en ocasión del
descubrimiento del Estrecho de Magallanes en 1520, pués en el diario de esa expedición y refiriéndose a los primeros indios
patagones vistos por ellos, se dice lo siguiente: <<iban vestidos de cueros de antas, pero son (sic) como camellos sin comba».

Sin embargo, parece ser que el conquistador don Francisco Pizarro y sus huestes, al llegar por primera vez a las costas
peruanas, específicamente a Tumbes, entre los años de 1527 y 1529, vieron por primera vez a las llamas, según relato del
Cronista Miguel de Estete ([1533]1947):
213
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

«( ... )En este pueblo comenzaron a ver las ovejas que hay en aquellas tierras y de ellas metieron algunas en el navio que los
indios le dieron de su voluntad ... con mucha alegría el dicho Capitán Pizarro con su gente se volvió a Panamá a dar la nueva
nueva de lo que habían visto ... »

Es el año de 1532, indiscutiblemente, cuando Pizarro y su tropa desembarcan en Tumbes y fundan la primera ciudad española
en el Perú (San Miguel de Piura), y luego marchan a Cajamarca, es que tuvieron un mayor contacto con estos animales
desconocidos hasta entonces para ellos. Cuentan los Cronistas que Atahualpa, enterado de la marcha de los españoles hacia
Cajamarca, les envía de presente un número de llamas. Y es después en el campamento de Atahualpa, que los europeos
tuvieron la oportunidad de ver miles de estos animales, tal como nos cuenta el Cronista Francisco de Xerez, al describir el
saqueo al campamento del Inca:

«( ... }El Gobernador mando que soltasen todas las ovejas, porque era mucha cantidad y embarazaban el real, y que los cristianos
matasen todos los dias cuantas hobiesen menester.»

Al estudiar los diversos documentos escritos por los Cronistas, encontramos que éstos hacen muy raramente la distinción entre
las cuatro especies domésticas y silvestres de camélidos sudamericanos. Siendo soldados la mayoría de los Cronistas y estar
involucrados en las guerras, vieron a los camélidos como alimento, dando muy buena cuenta de ellos. Esto dificulta en cierta
medida, una mejor interpretación de la situación de la crianza en esa época (Sumar, 1992).

Mientras acompañaba a Hernando Pizarro a Pachacamac, en el primer año de la invasión, Estete observó que algunas de las
«ovejas» eran de pequeña estatura y tenían lana muy fina. Esta pareceria ser la primera mención de las alpacas.

Debido al derrumbamiento y quiebra del orden político, social y económico en el Tahuantinsuyu por efecto de la conquista, el
número de camélidos domésticos declinó notablemente. Durante las guerras de conquista y la guerras civiles entre españoles,
todos los bandos, tirios y troyanos, sacrificaron indiscriminadamente cientos de miles de llamas y alpacas, para su abastecimiento
de carne y otros usos. El Principe de los Cronistas, Pedro Cieza de León ( [1553] 1967), refiriéndose a estas matanzas nos
dice:

«( ... )Dios, nuestro sumo bien, crió en estas partes tanta cantidad del ganado que nosotros llamamos ovejas, que si los espaiíoles
con las guerras no dieran tanta priesa a lo apocar, no había cuanto ni suma lo mucho que por todas partes había••.

En la relación de Francisco de Xerez, considerada cronológicamente como la primera crónica sobre la conquista del Perú, se
comenta el mismo hecho diciendo:

«( ... ) En toda esta tierra hay mucho ganado de ovejas. Entre los españoles que con el Gobernador estan se matan cada día
ciento y cincuenta, y parece que ninguna falta hace ni harían en este valle [Chincha] aunque estuviesen (sic) un año en el».

Sabemos también por varios cronistas de los refinados gustos de los españoles, al consumir solamente la carne de animales
tiernos o «corderos de la tierra». Otros aun más exquisitos solo gustaban de los tuétanos, y así nos los dice el Cronista
Cristóbal de Molina, el chileno ( [1533]1968}:

<<( ... )Asimismo, como cada español cargo de tan gran cantidad de gente de servicio, para que comiezen, era menester no
guardar orden en los ganados, y así lo hacian en tanto grado que acontecio muchas veces algunos españoles, para solamente
sacar los tuetanos, matar diez o doce ovejas».

También los europeos apreciaban considerablemente las piedras bezoares que se hallaban en el estómago e intestinos de los
camélidos, y sacrificaban gran número de ellos, para extraerlos y usarlos en sus prácticas médicas y contravenenos.
Constantemente, los galeones españoles, en sus partes de carga, reportaban cientos de arrobas de estas piedras bezoares
(Sumar, 1992}. A todo esto habría que anadir que, como consecuencia del descuido de la crianza de estos animales, se
propagó una gran epidemia de «karacha o carachi» que es la sarna sarcóptica, de la cual nos dice Garcilaso de la Vega, en
sus Comentarios reales de los Incas:

''( ... ) En el tiempo del Visorrey Blasco Núñez de Vela, año de mil i quinientos i cuarenta i cuatro i cuarenta i cinco, entre otras
plagas que entonces hubo en el Perú, remanecio en este ganado la que los indios llaman karache, que es sarna, fue cruelisima
enfermedad, hasta entonces nunca vista( ... ). Fue mal muy contagioso; despacho, con grandisimo asombro y horror de indios
y españoles las dos tercias partes del ganado mayor y menor, a paco y huanacu. Dellas se les pego al ganado bravo, llamado
huanacu y vicuna, pero no se mostró tan cruel con ellos por la región más fría en la que andan, y porque no andan tan juntos
como el ganado manso».

Finalmente, la introducción al Tahuantinsuyu de los animales domésticos europeos (equinos, vacunos, cerdos y ovinos), desplazó
a los camélidos, a los lugares más marginales de pastoreo, como son las altas punas de los Andes. Como lo señala Flores
Ochoa (1982), la distribución espacial de alpacas y llamas en pisos ecológicos considerados marginales e inapropiados para
otro tipo de animales domésticos, es el resultado de la política de dominación y de la cultura de la conquista española.
214
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

LOS CAMELIDOS EN LA EPOCA COLONIAL-VIRREINAL

Muy poca es la información que disponemos sobre crianza de camélidos en esta época de dominio español, que duró casi tres
siglos; recientemente los archivos y bibliotecas nacionales y extranjeras, están siendo objeto de escrutinio para desentrañar
esta época que nos tocó vivir.

Lo cierto es que la cultura de dominación española se impuso en todas las actividades de los pobladores nativos, entre las que
se cuenta la ganadería; con el correr de los años se fueron introduciendo más especies y razas de animales domésticos, al
mismo tiempo que se fué relegando a las zonas más remotas y marginales de pastoreo, a los camélidos y sus pastores, zonas
que eran consideradas inhabitables para el hombre y los animales, quedando en manos de las etnias indígenas, predecesoras
de las actuales comunidades campesinas. Otra forma de imposición económica, fué la presión ejercida sobre los dueños de
rebaños, para que se deshagan como puedan o vendan los «carneros de la Tierra y compren de los españoles, las ovejas de
Castilla».

Incluso, la Iglesia durante este período, directamente interesada en recabar diezmos de la producción agrícola que cosechaba
productos originarios de España, que eran los únicos a los que gravaba este impuesto, prohibió el consumo de carne de
camélidos y de cultivos andinos a fin de reforzar la introducción de productos exóticos provenientes de Europa {Velarde, 1992).
Comunidades eminentemente alpaqueras como los Lupakas, vieron decrecer sus hatos en forma deliberada, por ventas que
hacían a los mineros de Potosí o a los frailes, tal como lo dice Pedro Gutiérrez Flores { [1572]1970) en su «Relato de la Visita
Secreta en la Provincia de Chucuito»:

«{ ... )se quexaron que a como lo avian comben ido tan barato valiendo el precio que tienen ... en lo cual han sido muy dannificados
los indios deste pueblo de más de que el ganado de la comunidad se lo vendió al dicho Agustin a precios bajos y no al que valia
en aquel tiempo que es el que tienen declarado mayormente que todo el ganado que les veridió fue escogido y por mejor que
tenian».

A partir de éste período se inicia una fuerte asociación entre pastores y ganado, iniciándose la creación de mitos y rituales en
torno a la vivencia y crianza de estas especies. En la mayoría de los casos, los camélidos llegan a constituir el único sustento
económico de las poblaciones campesinas de altura.

Las primeras ovejas de Castilla, denominadas así para diferenciarlas de las llamadas «ovejas de la Tierra», fueron traídas al
Perú en 1536. En 1556 se vendían ya en las plazas del Cusco ovejas a 40 pesos la cabeza, y a 50 las escogidas. Conforme se
reproducían, el precio de las mismas fué bajando. En 1590 las ovejas en pié valían 8 reales y 1O las selectas. Lo importante de
este hecho es que la lana de oveja era «tanta que casi no tenía precio, que valía 3 a 4 reales la arroba». Se demuestra así el
rápido crecimiento de la masa ganadera ovina, en detrimento de los camélidos {Garcilaso Inca de la Vega, [1609]1976).

La burocracia colonial articuló la mayor parte de los modos de producción que permitieron aumentar los caudales de los reyes
de España. Los Obrajes que fueron impuestos por los españoles en todas sus colonias del continente Americano, procesaron
preferentemente la lana de ovino, y marginalmente se ocuparon de la fibra de los camélidos; el procesamiento de la mayor
parte de la fibra producida por los cada vez menos numerosos camélidos, fueron procesados textil mente por los mismos indios,
para su vestimenta, abrigo, costales, sacos, sogas, alforjas, etc.

En cambio los europeos no españoles mostraron otra actitud hacia los camélidos; así, Buffón (1789), el naturalista francés,
escribió de ellos lo siguiente:

«{ ... ) Es muy notable que siendo doméstica en el Perú, en México y en Chile, el Llama y el Alpaca, como son los caballos en
Europa, o los Camellos en Arabia, apenas los conozcamos, y que después de más de dos siglos que los españoles reinan en
aquellas vastas regiones, ninguno de sus autores no hayan dado una historia individual ni una descripción exacta de estos
animales, que sirven diariamente, pues aunque según dicen, no se les puede transportar a Europa ni aun hacerlos de las
montañas sin perderlos, o al menos de verlos padecer dentro de breve espacio, habiendo literatos en Quito, Lima y otras
muchas ciudades, hubieran podido dibujarlos, descubrirlos, disecarlos».

En el mismo texto de Buffón se hace referencias a que el Rey Católico mandó llevar vicuñas a España con el fin de que se
propaguen, pero que ninguna sobrevivió al clima europeo; dice textualmente:

«( ... )La grande utilidad que se saca de su lana (Vicuñas domésticas o alpacas) hizo que los españoles procurasen naturalizarlas
en Europa, a cuyo fin transportaron a algunas a España para hacerlas poblar; pero aquel clima las probó tal mal que murieron
todas (... ) Insisto sobre el asunto, porque imagino que estos animales serían una exelente adquisición para la Europa, y
producirían más utilidades reales y efectivas que todo el metal del Nuevo Mundo, el cual no ha servido sino de cargarnos con
un peso inutil, pues en otro tiempo se nos daba por un grano de oro o de plata lo que hoy nos cuesta .un onza de 'estos mismos
metales». Continúa diciendo:

«( ... )De esta lana de Vicuña se hacen exelentes guantes y medias y también mantas y tapices de gran precio, siendo esta lana

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

tan cara como la seda, de suerte que este sólo género forma una rama en el comercio de las Indias Españolas, pués ni el
Castor de Canadá, ni la Cabra de Siria, ni la oveja de Calmiquia, dan un pelo tan bello y precioso».
El relato continúa indicando que desde los años 1568-1569 tenían en España fábricas de paños de vicuña, de los cuales había
abundancia y exedían en finura, suavidad y duración a los mejores que se hacían en Europa, y aun a los que en fábricas
extranjeras se hacían con la misma lana de vicuña, porque estas se mezclaban con algodón y lana refina, lo que no se hacía
en la fábrica de Guadalajara.

El sur andino en el siglo XVIII, se articulaba en base a la producción minera del alto Perú, Arequipa, Cusco, Potosí y el norte de
Argentina se integraban como unidad comercial, intercambiando varios productos como panes de azúcar, aguardiente, tejidos
de los Obrajes, vellones de fibra de alpaca y llama, etc. Con la decadencia de la minería éste circuito empieza a degradarse y
colapsa definitivamente con la formación de la nuevas repúblicas emergentes de las guerras de independencia de España. En
casi trescientos años de coloniaje decayó no sólo la agricultura, sino que para evitar la competencia y por política de sobre-
protección a la producción lanar ovina se menoscabó, hasta casi desaparecer, la floreciente actividad del pastoreo aborigen y
su textilería.

Al término del Virreynato e inicios de la República, quedaban en el territorio peruano solamente 440.000 alpacas y algo más de
1 millón de llamas (Sumar, 1992).

EL REDESCUBRIMIENTO DE LA ALPACA Y LA INDUSTRIALIZACION EN LA EPOCA REPUBLICANA

Durante la revolución industrial de Inglaterra y a pocos años de la independencia de España, se envían los primeros embarques
de fibra de alpaca y llama a nuevos mercados, especialmente ingleses y se inicia una espectacular demanda por ésta materia
prima, por lo que el sur peruano y Bolivia se articulan en el mercado internacional.

El milagro se inicia en Bradford, Inglaterra, con un modesto fabricante de telas llamado Titus Salt (Bentley, 1988). Este, nacido
de una familia de agricultores en 1803, se unió a su padre quién dejó la tierra y se dedicó a la clasificación de lanas en la ciudad
de Picadilly, Bradford en 1822. El éxito de Titus Salt se debió a las innovaciones que introdujo en el uso de nuevas y raras fibras
en la manufactura de telas de lana peinada, especialmente alpaca y mohair. En 1836, encontró algunos fardos sucios de lana
de alpaca, que habían sido olvidados en un rincón oscuro de un almacén de Liverpool. Al tiempo que sus dedos se deslizaban
por una mecha de esas fibras, supo inmediatamente que estaba frente a una fibra de gran potencial y compró el lote a 8 d. la
libra.

Viendo que las fibras sucias y desaliñadas, después de ser batidas, limpiadas y peinadas, podían ser transformadas en telas
de lujo de la más alta calidad, en el período de tres años, la importación de lana de alpaca subió a la cantidad de dos millones
de libras, a un precio de 2/6d la libra. En los años siguientes, su fábrica produjo millones de yardas de las telas más finas de
alpaca del mundo. Para el año de 1850, la reputación de Titus Salt, como fabricante de telas finas, en su fábrica de Bradford,
no tenía rival en Europa y América. En 1869, fué nombrado Barón de Inglaterra. La Tabla 1, nos muestra la exportación de fibra
a Inglaterra, debido al descubrimiento de las cualidades textiles de la tibra de alpaca y de su uso.

TABLA 1.

EXPORTACIÓN DE FIBRA A INGLATERRA (MILES DE LIBRAS)

Año Fibra

1835 184,40
1839 1.458,16
1840 1.650,00
1855 1.446,70
1857 2.359,01
1858 2.688,13
1873 4.024,68
1874 4.619,78
1926 5.385,60
1927 6.273,96
1973 6.435,88

Fuente: Sumar, J. (1986)

Esta circunstancia especial de la gran demanda de fibra de alpaca por la industria inglesa, da inicio a un nuevo período en la
explotación y crianza de camélidos; se forman las primeras explotaciones comerciales, se consolidan los grupos compradores-
exportadores en Arequipa y se liga a los mercados la producción de las economías campesinas de los pastores de altura.
Desde esa época se desligan el proceso de producción de la comercialización e industrialización, siendo considerada como

216
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

una actividad extractiva por los comerciantes y procesadores de fibra.

En la segunda década del siglo XIX ya se puede apreciar en la ciudad de Arequipa muchas empresas comercializadoras
extranjeras especialmente inglesas y francesas. En 1824, se designa al primer cónsul británico en Arequipa. En el período que
va de-1830 a 1870 aparecen filiales de empresas extranjeras, así como empresas independientes de inmigrantes extranjeros,
incrementándose el número de casas comerciales en el período 1870-1900 (Fiores-Galindo, 1977).

La industria textil en el Perú, se inicia en 1859, al instalarse la fábrica de Lucre en el Cusco (de Romaña, 1993). Posteriormente,
aunque sin mucho éxito otras fábricas del Cusco, inician con la textilería de alpacas, tales como Marangani y U reos. Es a partir
de la década del 70, cuando el gobierno otorga incentivos a la industria textil de Arequipa, que se instalan fábricas modernas y
se inicia la exportación de tops e hilados. Las industrias peruanas han progresado y han desarrollado notablemente, exportando
tejidos de punto y tejidos planos, de exelente calidad que satisfacen el mercado internacional.

Desde al año 1800 a la fecha, existen dos modalidades de comercialización de la fibra de alpaca, que consistían en las Ferias
Anuales y Ferias Semanales. La primeras, llegaron a constituir factores importantes para el intercambio comercial, pués se
compraban grandes lotes, ofertados por las haciendas ganaderas, directamente a los representantes de los grandes comerciantes
con sede en Arequipa; era la llamada «fibra de finca», con predominancia hasta un 85% de fibra de color blanco. En cambio en
las Ferias Semanales aunque ocupaban un lugar secundario, se ofertaba en pequeños lotes, la producción de los miles de
pequeños campesinos, equivalente alBO% de la producción nacional; a esta fibra se le llamada «de colecta», donde intervienen
una serie de agentes intermediarios, que a su vez ofertaban variados productos regionales de origen urbano. La modalidad de
acopio en el caso de la fibra de llama es de «colecta>>, pues dicho animal es criado en casi el 100% por las comunidades
campesinas. Con la construcción del ferrocarril del sur, se establecen sucursales en los principales centros poblados que se
ubican en su recorrido. Esta forma de comercialización con algunas variaciones, se mantiene en la actualidad. Todavía se lleva
a cabo la Feria de Macusani (Puno, Perú), que se celebra el 8 de diciembre y en donde tradicionalmente se fija el precio de la
fibra para la próxima campaña. La producción estimad.a de fibra de alpaca y llama para 1990, es de 3.100 TM y 303 TM
respectivamente. A partir de 1985 ya no se exporta fibra en bruto, por lo que los hilados han pasado a constituir el 37,67% de
las exportaciones, los tejidos el 8,75% y los semi-procesados el 53,58% del total de fibra de alpaca y llama exportada (FIDA,
1990).

El mismo sistema de comercialización existe en Bolivia; según la JUNAC (citado por Rodríguez (1991 ), la fibra de alpaca (204
TM en 1988) tienen el siguiente destino: 11% a uso doméstico, 1,3% a rescatistas extranjeros, 45,5% a los artesanos y 42,2%
aiiNFOL y otras industrias. La de la llama (445 TM para 1988) tiene el siguiente destino: 64,4% al uso doméstico, 15,4% a
rescatadores extranjeros, 6,9% a artesanos y 13,3% a INFOL y otras industrias. La empresas más importantes que procesan
fibra de camélidos en Bolivia, son: la Hilandería de Pulacayo, dependiente de la Corporación de desarrollo de Potosí, FOTRAMA
y la Industrias Textiles Forno.

En el caso de Chile, donde su masa ganadera de alpacas y llamas se encuentra concentrada en la zona altiplánica de la 1
Región, con población humana de origen aymara, su pequeña producción de fibra (9 TM de alpaca y 11 TM de llama) era en el
pasado, orientada a paises vecinos, y una muy pequeña parte de la producción se utilizaba por la artesanía local. Al crecer el
interés en los camélidos, por acción del gobierno y algunas ONG's, en los últimos 12 años, la producción se orienta en su casi
totalidad a una creciente y próspera industria artesanal semi-industrial, localizada en Arica (Bonacic et al., 1991 ). En Argentina,
los volúmens de exportación de fibra de camélidos, fluctúa entre 20 y 150 TM (Frank, 1991).

Adicionalmente, otro producto importante de los camélidos domésticos lo constituye la carne; de ella se sabe de sus características
nutritivas similares a otras carnes rojas, con la ventaja de sus bajos niveles de grasa y por ende de colesterol. La alpaca y
llama, son especies muy aptas para la producción de carne en términos de rendimiento de carcasa (52-59%) y conversión de
pastos. Según los últimos estudios, el factor de conversión a Unidades Ovino en términos de requerimientos de pasturas es de
1,O en alpacas y de 1,5 en llamas, mientras que la relación de peso vivo es dos a tres veces más alta (San Martín y Bryant,
1987). Sin embargo, respecto a otras carnes rojas, la carne de camélidos tiene poca capacidad competitiva en el mercado, por
los distorsionados hábitos de consumo de los paises andinos; su precio es inferior en un 30-50% al precio de la del ovino, por
lo que es consumida solamente por la población de más bajos ingresos. Una excepción la constituye el norte de Chile, donde
viene desarrollándose un mercado preferencial y creciente para éstas carnes.

Otra modalidad en el consumo de la carne de camélidos domésticos, es el <<charqui», que desde muy antiguo fué la forma de
transportar y conservar la carne por largo tiempo, teniendo más aceptación que la carne fresca, entre las poblaciones rurales
y ciudades. En el Perú y Bolivia, una buena parte de la producción de carne de camélidos, es transformada en charqui.

En referencia a la evolución del número de camélidos domésticos en America Latina, después de haber llegado a su máxima
expansión y desarrollo durante la vigencia del Imperio Inca, las poblaciones de éstos animales declinaron, hasta llegar a menos
de 500.000 alpacas y 1 millón de llamas en el Perú, y poblaciones aun más bajas en Bolivia, Chile y Argentina, habiendo
desaparecido del Ecuador. Es posible que en las primeras décadas del siglo XIX, con la exportación de fibra al mercado
internacional, se haya incrementado esta población, aunque variando ciclicamente, de acuerdo a los precios también cíclicos
y especulativos de las fibras de alpacas y llamas.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

La Tabla 2 nos muestra la población actual de camélidos domésticos (alpaca y llama), en los países latinoamericanos.

TABLA2.
POBLACION DE ALPACAS Y LLAMA EN LOS PAISES LATINOAMERICANOS

PAIS ALPACAS LLAMAS TOTAL

ARGENTINA 5.000 150.000 150.000


BOLIVIA 324.336 2.022.569 2.346.905
CHILE 30.657 66.383 97.040
PERU 2.687363 1.070.541 3.757.904

TOTAL: 3.047.356 3.309.493 6.356.849

Fuente: TEA 1991; Ministerio de Agricultura del Perú, Of. de Estadística Agraria, 1991; Frank, 1992; Rodríguez, 1992.

Del total de alpacas y llamas existentes en el mundo, el 59,1% corresponde al Perú, el37,0% a Bolivia, el2,4% a la Argentina,
y el 1,5% a Chile. Sabemos que existen poblaciones en USA, Nueva Zelanda, Australia, Inglaterra, Canadá, etc., pero son
poblaciones cuyo número no es significativo. Un dato importante, es que el Perú posee el 88,2% de las alpacas del mundo.

Los rebaños de alpacas y llamas en las áreas mayores de pastoreo, en los países andinos, parecen haber alcanzado un
equilibrio natural con su ambiente, en competencia con otros animales domésticos y el hombre. Creo que la mayoría de las
regiones están o han sobrepasado el límite de su capacidad de carga. En Chile la población está creciendo, por el interés
puesto en la crianza de éstos animales y por la transferencia de rebaños a otras zonas de crianza como a la zona central y sur
(Bonacic et al., 1991 ). En Bolivia, se espera que en los próximos cinco años la población se incremente en una tasa aproximada
de 1,5%, siempre y cuando las condiciones climáticas sean favorables (Rodríguez, 1991 ). En el Perú, la población se mantiene
sin un crecimiento vegetativo considerable, y en cambio se están abriendo nuevas zonas de crianza en las sierras del norte y
centro. En la Argentina, se avizoran perspectivas muy favorables para los camélidos, pasar.do por dos vías diferentes: la cría
en áreas extrapuneñas y la evolución de la actividad tradicional (Frank, 1991 ). El Ecuador ha iniciado una política de rescate de
las pocas poblaciones de llamas y alpacas declaradas en vías de extinción, e importación de alpacas de Chile y Perú (Vasco,
1991 ).

Aquí es pertinente referirnos a la introducción de camélidos a otras regiones, fuera de los Andes sudamericanoc. Sin embargo
me referiré primero a un pequeño ensayo escrito por William Walton en 1811 y editado en 1e18; el autor describe las cuatro
especies de camélidos, con muy interesantes datos históricos. Concluye hablando de la domesticación de la vicuña y sus
cruzamientos con los «otros carneros peruanos••, y del mejoramiento que se podría hacer en Inglaterra de los ovinos Merino y
South-Down, cruzándolos con alpacas y vicuñas.

En 1858, Charles Ledger desembarcó en Sidney, Australia, alrededor de 274 animales, entre alpacas y llamas, que salieron del
Perú y Bolivia, por el puerto la Caldera de Chile (Vietmayer, 1979). Ruíz de Lavison (1863), hace un recuento de las introducciones
de alpacas y llamas a Europa a mediados del siglo XIX, y la presencia por lo menos de éstos animales en los jardines zoológicos
de Madrid, Londres, Bruselas, Colonia, Frankfurt, Florencia, Amberes, París, etc. Uno de los más importantes embarques,
organizado por Eugene Rohen, con 108 alpacas, 1O llamas y 1 vicuña, llegó a Francia, con solo 72 animales. Otro embarque
salió del Puerto de Guayaquil, Ecuador, en 1863, como regalo del Presidente de ese país García Moreno, a Francia, arribando
47 llamas. En 1867, el peruano Alviña, introdujo desde Bolivia, alpacas y llamas a Montevideo, Río de La Plata y a Río de
Janeiro (Aiviña, 1872). Se intentó también la introducción a Inglaterra, Alemania, Estados Unidos y Cuba. Por diversas razones,
la cría de estos animales no prosperó más allá de algunos ejemplares en zoológicos, parques de aclimatización y jardines.

Introducciones en el presente siglo han sido más exitosas, como la introducción a Estados Unidos de Norteamérica por el año
de 1930, aunque en número muy reducido. A partir de 1979, Chile, país libre de la Fiebre Aftosa, exportó animales a USA,
España, Israel, lrak, Brasil, Nueva Zelandia, Francia, Australia, Ecuador y Canadá.

La apertura de un mercado para la fibra de la alpaca y la instalación del ferrocarril Mollendo-Arequipa-Puno-Cusco (1868-
1908), que tiene un efecto capital en el desarrollo de la ganadería del Altiplano peruano y boliviano, determinan que también la
alpaca sea explotada en forma comercial, bajo el sistema de crianza extensiva, en grandes extensiones de pasturas llamadas
«Haciendas", racionalizando la crianza, aunque con tecnología aplicada a el manejo de ovinos (de Romaña, 1993). En 1920, la
compañía ferroacarrilera, gestiona la venida del veterinario escosés, Coronel Robert Stordy, para que realice investigaciones
sobre las limitaciones al desarrollo de la ganadería ovina y de alpacas; para ello, el gobierno peruano, crea la «Granja Modelo
de Chuquibambilla, en Ayaviri, Puno. Sin embargo, fué Harry Presten, quién en ese entonces contribuyó científicamente al
conocimiento de las enfermedades de las alpacas. En 1932 se gradúa en Altor, Francia, Alberto León Fontenoy, con una
exelente tesis sobre «Les Auchenides", siendo luego profesor de las Universidades de San Marcos y La Melina.

218
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Por la misma época, L. Maccagno, pública «Los Auquénidos Peruanos». El23 de Junio de 1950, se crea la Granja Modelo de
Auquénidos de «La Raya», donde se realizó la más importante contribución al conocimiento científico y tecnológico de la
alpaca y llama, así como los primeros trabajos en vicuñas. En La Raya trabajaron y produjeron interesantes publicaciones: L.A.
Calderón, Z.R. Gallegos, P.J. Gallegos, José Toledo, Manuel Moro, Mauricio San Martín, A. Vallenas, E. De La Vega, S. Fernández-
Baca, etc. En Bolivia se distingue Armando Cardoso, con la publicación de su libro «Auquénidos en 1954». En la Argentina,
Elías Romero, publica su libro en 1927 y posteriormente, Pablo Link (1941) escribe sobre las fibras de los camélidos.

Las entidades que han venido desarrollando consistentemente trabajos de investigación y generación tecnológica en camélidos
domésticos en el Perú, incluyen al IVITA de La Raya, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, La Universidad
Nacional del Altiplano de Puno, La Universidad Agraria «La Molina••, la Universidad San Antonio Abad del Cusco, y el INIAA;
además de ellas, existen un multivariado conjunto de ONG's, que por su origen y orientación diversa plantea un panorama
bastante heterogéneo de efectos muy diluídos y microlocalizados.

En Bolivia, destacan el Instituto Boliviano de Tecnología Agropecuaria (IBTA), con su estación experimental de «Patacamaya••
y otras como Ulla-UIIa, Tomave, Cosapa y Belén; el Instituto de Fomento Lanero (INFOL), y las Corporaciones Regionales de
Desarrollo, en especial CORDEOR, así como organizaciones campesinas (AIGACM) y ONG's. En Chile destacan la Universidad
de Chile, la Universidad de Tarapacá en Arica, la Universidad de Valdivia, el Instituto de Investigación Agropecuaria (INIA), el
Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP), la Corporación Nacional Forestal (CONAF), estas últimas tres,
dependencias del Ministerio de Agricultura, así como la Asociación de Criadores de Alpacas y Llamas, y algunas ONG' en la
que destaca el Taller de Estudios Aymara, TEA, con su ámbito de acción en la 1 Región.

En la Argentina, importante labor cumplió el Campo Experimental de Abrapampa (Jujuy) deiiNTA; figuran también la Dirección
Nacional de Fauna (DNF), algunas Universidades como la Universidad Católica de Córdoba y el CONICET, así como la ONG,
Fundación Camélidos Sudamericanos (FOCASUD), que poseen programas de desarrollo, fomento e investigación en camélidos
(Frank, 1991 ).

Finalmente, la crianza de camélidos sudamericanos domésticos, se caracteriza por niveles bajos de producción y productividad.
Sin embargo, esto no es tan grave si se considera las fuertes limitaciones del medio ambiente en que se realiza este tipo de
producción; tales son las grandes distancias, las bajas temperaturas, la baja tensión de oxígeno, la sequía, la ausencia .de
servicios, etc. Los principales factores limitantes en la producción de camélidos, son la disponibilidad de alimentos, la condición
sanitaria, y la capacidad genética de los animales, afectada por problemas de consanguinidad. En cuanto a la comercialización
de los productos de la alpaca y llama, la intermediación es mencionada como una de los problemas más importantes, que es
un sistema obsoleto, debiendo buscarse nuevos mecanismos de comercialización. Si a lo anterior agregamos el limitado
volumen de oferta de los productores y la estacionalidad de la oferta de la fibra, podemos entender que al capital comercial no
le interesa invertir en la actividad productiva de la alpaca, limitándose únicamente a una labor netamente extractiva, puesto que
así obvia los costos de producción de la fibra.

Los exedentes obtenidos en el proceso de comercialización no son revertidos en la mejora de la producción de la alpaca, sino
en otros sectores productivos, exigiendo al Estado que se preocupe de mejorar la enseñanza y tecnificación de la producción
de la alpaca. El sector comercial e industrial de la alpaca, no ha contri bu ído en absoluto en el mejoramiento de la crianza, y más
aun no se considera que tengan responsabilidad frente a esta problemática (Velarde, 1991 ).

Asimismo, con la procupación mundial sobre la degradación ambiental y la agricultura no-sustentable, es tiempo de evaluar el
rol de las alpacas y llamas, en los ecosistemas frágiles de las grandes alturas. Los camélidos son probablemente el ganado
rumiante más apto ecológicamente. La historia de una constante hostilidad y negligencia hacia éstos animales, ha significado
que nunca alcancen su gran potencial inherente, ni tengan el status global de otros rumiantes, como el ovino y las cabras.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CARACTERISTI CAS FISIOLOGICAS Y PRODUCTIVAS DE LOS CAMELIDOS


SUDAMERICANOS DOMESTICOS

LUIS ALBERTO RAGGI SAl NI. M.V; D.M.V.

FACULTAD DE CIENCIAS VETERINARIAS Y PECUARIAS, UNIVERSIDAD DE CHILE.

RESUMEN

Los camélidos sudamericanos domésticos, llama y alpaca, representan la principal fuente de sustento de los habitantes del Altiplano. Las características
anatómicas y fisiológicas de estos animales les permiten sobrevivir y producir en condiciones ambientales extremas ya que se encuentran adaptados
para enfrentar las bajas temperaturas, la menor presión parcial de oxígeno y la baja calidad nutricional de los pastos altoandinos.

ABSTRACT

The domestic South American camelids, llama and alpaca, represents the most importan! source of food and dress for the people of the andean high
plateau. The anatomical and physiological characteristics of these animals allows them to survive in the extreme conditions of low temperatura, hypoxia
and nutritional low quality vegetation of the south american highlands.

INTRODUCCION

El crecimiento poblacional representa uno de los mayores desafíos para el desarrollo del ser humano. La explosión demográfica
ha transformado a la alimentación, en particular la humana, en uno de los puntos cruciales, principalmente en lo que se refiere
a la obtención de proteína. Por otra parte y como consecuencia del crecimiento de las ciudades producto de las migraciones
desde el sector rural, es que el recurso agropecuario se ha visto disminuido en espacio y mano de obra, constituyéndose hoy
en día, el tema de la protección del medioambiente y el impacto ambiental en aspectos que involucran a todas las actividades
del hombre.

Por las razones anteriormente expuestas es que se deben aumentar los horizontes de la explotación animal para nuestro
beneficio. Además, se debe orientar esta explotación hacia animales que no compitan con la especie humana en la obtención
de sus recursos nutricionales. Son los rumiantes los que cumplen en mejor forma el requisito de ser «no competitivos••, ya que
utilizan un recurso primario vegetal y que en algunas especies de rumiantes es marginal, para convertir estos alimentos en
proteína de buena calidad a través de la carne y leche entregando, además, lana, fibra, cuero y estiércol.

Los Camélidos Sudamericanos (CSA) han cumplido y cumplen en la actualidad, un papel importante en la economía de un
vasto sector de la población que habita los Andes Altos. El estudio de su biología y el desarrollo de su crianza, han dependido
exclusivamente del esfuerzo de un pequeño grupo de investigadores del área Andina (Argentina, Bolivia, Chile y Perú), con
muy poca atención del entorno humano de sus respectivos países. Así mismo, el hecho de su relativo aislamiento y su poca
dispersión hacia otras zonas del mundo, ha mantenido a estos animales fuera de los alcances de un escrutinio e interés
científico internacional; aunque hoy en día, el mundo exterior a los Andes va mostrando un creciente interés por los CSA. La
falta de conocimiento de estos animales, ha tenido pobres resultados tecnológicos y económicos, y por ello no han podido
demostrar su gran potencial como fuente de sustento de grandes masas de población, quedando relegada su utilidad al
poblador altiplánico, hecho que además los ha situado muy por debajo del status global a que han llegado otros rumiantes,
como los bovinos, ovinos y aún los caprinos. Se debe también tener en cuenta, que la crianza animal no sólo debe ser
económicamente rentable, sino, ecológicamente viable, por lo que los CSA encuadran perfectamente en lo que se ha llamado
«super especies», con cualidades muy interesantes: ecológicas y económicas.

Existen actualmente cuatro especies de CSA, dos de las cuales son silvestres (Guanaco y Vicuña) y dos son domésticas
(Alpaca y Llama). Chile cuenta con las cuatro especies distribuidas de diferente forma en su territorio continental. El mayor
volumen de investigaciones se ha llevado a cabo en alpacas, existiendo menos información sobre la llama y la vicuña y
prácticamente nada en la especie guanaco.

Desde el punto de vista pecuario centraremos la información en los camélidos sudamericanos domésticos alpaca y llama, ya
que las especies silvestres vicuña y guanaco se encuentran protegidas, no existiendo actualmente la posibilidad de una
explotación privada de este recurso, hecho que no implica que el estado vislumbre posibilidades de explotación futura.

CARACTERISTICAS FISIOLOGICAS DE LOS CAMELIDOS SUDAMERICANOS DOMESTICOS

Los Camélidos Sudamericanos presentan una serie de características biológicas, que los diferencian del resto de los mamíferos,
las que les permiten adaptarse a ecosistemas áridos y a la altura. De este modo, Vallenas (1970) afirma que la fisiología
cardiovascular y respiratoria presenta condiciones propias, que han permitido a estos animales enfrentar las situaciones extremas
que el medio les impone, compensando eficazmente la hipoxia a la que están sometidos. Urquieta y Martínez (1992) señalan
que los Camélidos, mantenidos en la altura, tienen el mismo gasto cardíaco que los animales ubicados a nivel del mar, sin

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

embargo su frecuencia cardiaca es menor; disponiendo además de una gran superficie de intercambio y transporte de gases,
lo que facilita la disponibilidad de oxígeno tisular. Por otra parte, los camélidos poseen glóbulos rojos elípticos y de pequeño
tamaño y no circulares como los demás mamíferos, presentando un elevado recuento de células rojas totales con una vida
media de 60 días, es decir, la mitad del tiempo estimado para el glóbulo rojo humano.

Otra característica fisiológica que presentan los camélidos, es su mecanismo de regulación térmica, que les permite mantener
su temperatura corporal en un rango de variación más amplio que el de otras especies (De Carolis, 1987). A nivel del Altiplano,
la respuesta termorreguladora se relaciona fundamentalmente con una condición de frío, dadas las bajas temperaturas y
presencia de vientos imperantes en la zona. Gran parte de la resistencia a estas condiciones externas son producto de la
presencia de una cubierta de fibra que los aisla del medio ambiente, la que se combina con actitudes conductuales o de
manejo, que determinan que los animales en forma natural busquen zonas protegidas y permanezcan agrupados durante la
noche (Crossley, 1989). En relación a la respuesta al calor se sabe que estos animales presentan una alta eficiencia en los
mecanismos economizadores de agua.

Un aspecto fisiológico muy relevante de los camélidos sudamericanos, que los diferencia de los otros rumiantes y los hace
aptos para habitar ecosistemas áridos, es la eficiencia de su sistema digestivo. Sus características digestivas los convierten en
las especies mejor adaptadas para aprovechar la vegetación escasa y fibrosa de los ecosistemas de montaña. Lo anterior se
debe a la selectividad que estos animales realizan en la pradera; al mayor tiempo de retención de los alimentos en el tracto
digestivo; a la mayor frecuencia de contracciones estomacales y ciclos de rumia cortos; a la amplia relación flujo salival y
tamaño estomacal y a la presencia de sacos glandulares en el estómago (Fiórez, 1973).

Además de una anatomía y fisiología digestiva diferente a la del resto de los rumiantes, los Camélidos Sudamericanos tienen
un patrón de comportamiento de pastoreo diferente, que los hace aptos en ecosistemas con praderas degradadas. Entre las
principales características relacionadas con el pastoreo, se encuentran la pequeñez de las patas, con una almohadilla plantar
que sostiene en forma balanceada un cuerpo ágil y liviano, lo que disminuye el deterioro de la pradera por pisoteo. Por otra
parte al realizar la prehensión de pastos no lo hacen jalando o arrancando como otros rumiantes, sino que llevan a cabo un
corte que conseNa mejor el estrato herbáceo (Bustinza, 1986).

En relación a las características reproductivas más relevantes, se puede señalar que las pariciones son exclusivamente diurnas,
con el objeto de asegurar una adecuada temperatura ambiental al recién nacido, además presentan una gestación prolongada
y de una sola cría, lo que permite el nacimiento de individuos bien desarrollados (Fernández-Baca, 1971 ). Las características
anteriormente señaladas, representan importantes adaptaciones al medio extremo del Altiplano.

Un antecedente importante de destacar es que todos los Camélidos Sudamericanos poseen el mismo número de cromosomas
(2N = 74), característica que está muy relacionada con la capacidad de cruzas fértiles entre especies (Bustinza, 1984). Por otro
lado, no existe dimorfismo sexual en los miembros de esta familia.

CARACTERISTICAS PRODUCTIVAS DE LOS CAMELIDOS SUDAMERICANOS DOMESTICOS

La crianza de Camélidos Sudamericanos domésticos, es decir, la llama y la alpaca, constituye una actividad económica de gran
importancia para un vasto sector de la región altoandina de Bolivia y Perú, principalmente, y en menor grado, de Argentina,
Chile y Ecuador.

La explotación de los Camélidos se lleva a cabo siguiendo sistemas tradicionales, no siempre eficaces, lo que impide alcanzar
su verdadero potencial genético. De este modo, Raggi (1992) señala índices productivos bastante bajos, tales como: 45% de
natalidad; 30 % de mortalidad de las crías en año lluvioso y 16 % en año seco; 10% de mortalidad en adultos; peso vivo
promedio de 50 kg; rendimiento de la carcaza 54 % y peso de vellón a la esquila 1,6 kg.

Los principales productos que se comercializan, derivados de estas especies domésticas son: la fibra, la carne, los cueros y las
pieles sobre todo de nonatos. En el caso de la llama por su mayor tamaño y fortaleza, también se utiliza como animal de carga,
cumpliendo un papel importante en el transporte en aquellas áreas rurales carentes de vías de comunicación.

La fibra posee características singulares, principalmente en el caso de la alpaca, que permite que ésta tenga una cotización
alta en el mercado internacional convirtiéndola en el producto de principal importancia. Algunas de estas características son:
una gran finura con un rango de 20 a 43 micras; una resistencia hasta 3 veces superior a la lana de oveja, suavidad al tacto,
gran poder aislante y una amplia versatilidad textil (FIDA, 1990).

La carne es otro de los productos que se obtiene de los Camélidos domésticos. La llama y la alpaca son muy aptas para la
producción de carne en términos de conversión de pastos. Sin embargo, ésta tiene poca capacidad competitiva en el mercado
respecto a otras carnes rojas, por el hábito de consumo que existe en los países andinos. Así, los precios son un 30 % a un 50
% inferiores al precio de la carne de ovino. Esto nos indica la necesidad de llevar a cabo estudios sobre las características
nutritivas del producto, así como del desarrollo de tecnologías mejoradas para la obtención, procesamiento, conseNación y
comercialización. La carne también se comercializa seca (charqui), modalidad campesino - artesanal de procesarla, lo que

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

permite guardarla por más tiempo y comercializarla en otras zonas y momentos más oportunos. En los últimos años se ha
experimentado el procesamiento de charqui mediante una tecnología campesina mejorada, que se ha comercializado en los
centros mineros y en los barrios de inmigrantes de las grandes ciudades (FIDA, 1990).

Los cueros y las pieles se comercializan en forma fresca o salada. El mejor mercado es el de las crías abortadas y las muertas
alrededor del parto siendo muy apreciadas en el mercado internacional. El proceso al que están sometidas las pieles depende
de la calidad de la materia prima y de la curtiembre. Artesanalmente se confeccionan juguetes, gorros, zapatillas, cojines y
tapices. Las pieles de mejor calidad se usan para prendas de vestir, colchas y cameros o sobrecamas (FIDA, 1990).

Por último no queda más que destacar la importancia de los camélidos para el mundo andino, considerando que existen en
forma natural sólo en esta zona de Sudamérica, constituyéndose en un depósito de biodiversidad. Además, los camélidos
domésticos representan un recurso pecuario insubstituíble para los habitantes del Altiplano y potencialmente representan, con
una adecuada explotación, fuentes de divisas por los altos precios que los animales y sus productos alcanzan en el mercado
internacional.

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225
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ESTRATEGIAS REPRODUCTIVAS DE LOS CAMELIDOS


SUDAMERICANOS EN EL ALTIPLANO

BESSIE URQUIETA M.

FACULTAD DE CIENCIAS VETERINARIAS Y PECUARIAS,


UNIVERSIDAD DE CHILE, SANTIAGO

RESUMEN

Este trabajo es una revisión general que cubre brevemente algunos aspectos particulares de la reproducción de los Camélidos Sudamericanos que
habitan en el Altiplano andino. Algunos de los aspectos aquí señalados dicen relación con la conducta social de la vicuña, conducta reproductiva de la
alpaca, llama y vicuña, incluyendo: pubertad, conducta de apareamiento, mecanismo de ovulación, gestación y parto.

ABSTRACT

This report is a general review covering briefly sorne particular aspects on reproduction of South American camelids living in the Andean high • plateau,
such as social behaviour of the wild vicuña, reproductiva behaviour of alpaca, llama and vicuña, including: puberty, mating behaviour, ovulation mecanism,
gestation and parturition.

INTRODUCCION

La mayor parte de la investigación científica realizada en los Camélidos Sudamericanos (CSA), tanto en estudios generales
como específicos sobre reproducción, ha sido desarollada en la alpaca y, en un grado mucho menor, en la llama. Las vicuñas
han sido estudiadas principalmente desde un enfoque ecológico y/o etológico, habiéndose reportado sólo recientemente algunos
estudios sobre reproducción.

CONDUCTA SOCIAL

Los Camélidos (Sudamericanos) tienen una estructura social bien definida (1 ), la cual se ha mantenido inalterada y ha sido
estudiada en detalle en las especies silvestres. Así, se han reportado similares conductas en vicuña del Altiplano peruano y
chileno (2,3,4).

Las vicuñas se organizan principalmente en dos formas sociales diferentes: los grupos familiares y los grupos de machos
solteros. Mucho menos frecuentes, aunque descritos, son los machos solitarios (2,3,4).

La composición de un grupo familiar es un macho adulto, varias (desde 1 o 2 hasta 8) hembras adultas y sus crías recientes
(menores de un año). La familia vicuña mantiene su territorialidad a través de todo el año, siendo el macho quien defiende el
territorio de alimentación de la intromisión de animales vecinos y de los grupos de machos solteros. Esta defensa la impone
generalmente sólo por su conducta dominante; sin embargo, en ocasiones también agrede a los intrusos persiguiendo, escupiendo
y mordiéndolos. La composición individual de cada grupo familiar y los límites de sus territorios varían sólo levemente a lo largo
de las distintas estaciones y de los años.

Los grupos de machos solteros no tienen territorios propios y deambulan pastoreando entremedio de las áreas ocupadas por
los grupos familiares. El tamaño y la composición individual de un grupo de machos varía continuamente, al no tener cabecilla/
s fijo/s. En términos generales, un macho juvenil permanece en el grupo por alrededor de tres años, hasta que es capaz de
conquistar un territorio y hembras e iniciar vida familiar.

CONDUCTA REPRODUCTIVA

Los CSA son considerados usualmente como reproductores estacionales en su hábitat altiplánico natural. Su temporada nor-
mal de apareamiento en este ambiente ocurre en los meses más cálidos y húmedos, cuando el forraje es más abundante, En
la alpaca, se ha reportado una temporada reproductiva que va desde fines de noviembre hastas inicios de mayo (5); en la
llama, la estación de cruza se extiende durante todo el verano e inicio del otoño (6). Aparentemente, la actividad sexual estaría
determinada por el tipo de manejo; en la crianza extensiva, por la disponibilidad de forraje hacia fines del período de gestación
y primeros meses de vida de los recién nacidos (7). Cuando machos y hembras se mantienen juntos durante todo el año, como
ocurre con mayor frecuencia actualmente en los rebaños de alpacas y llamas del Altiplano chileno, los nacimientos se concentran
en el período diciembre-marzo. Cuando las hembras vacías se mantienen separadas de los machos y se permiten los servicios
sólo una vez al mes, tanto machos como hembras se muestran sexualmente activos durante todo el año (8}.

Entre las especies silvestres se ha reportado una estación reproductiva para las vicuñas del Parque Nacional Lauca desde
mediados de febrero a mediados de abril (4}, mientras que en Pampa Galeras (Perú), estaría algo desplazada, correspondiendo

227
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ésta al período marzo-mayo (9).


Una evaluación de la estación reproductiva en guanacos y vicuñas confinados en zoológicos, relativa a las tasas de nacimiento,
ha indicado que éstos ocurren mayoritariamente entre septiembre y octubre en el Hemisferio Norte y principalmente en marzo
en el Hemisferio Sur (1 0). Esto estaría en concordancia estacional con lo observado en su ambiente natural.
PUBERTAD

El establecimiento de la pubertad en los CSA ocurre alrededor del año de vida en la hembra, mientras que en el macho se
alcanza más tardíamente, alrededor de los dos años. La actividad sexual, seguida de ovulación y fertilización, ha sido observada
en hembras alpaca a partir de los 12 meses de edad (11). Como la fertilidad y las tasas de nacimiento están estrechamente
relacionadas con el peso corporal al momento del apareamiento, se ha indicado un peso de 33 kilos como crítico para el éxito
reproductivo en la alpaca de un año (12). Las prácticas de crianza generalmente retardan las cruzas hasta los dos años de
edad, tanto en hembras alpacas como llamas. Las hembras vicuñas de un año de edad son sexualmente receptivas (9), sin
embargo, sus tasas de fertilidad a esa edad son naturalmente muy bajas (2). Las hembras vicuñas confinadas en zoológicos
han parido sus primeras crías a la edad promedio de tres años (13).

Los machos alpaca comienzan a mostrar interés sexual y están aptos para montar hembras receptivas alrededor del año de
edad, habiéndose reportado una edad promedio de 10,3 meses (14). Sin embargo, la mayoría de estos machos juveniles
tienen adherencias pene-prepuciales que impiden la cópula normal y esta condición es considerada como una característica
de inmadurez. La liberación de estas adherencias se completa aproximadamente a los 14 meses de edad, cuando el peso
corporal es alrededor del70% del peso adulto (14). Este proceso podría estar relacionado con los niveles de testosterona en
los machos prepúberes aunque se han determinado concentraciones plasmáticas de testosterona en machos de 11 meses de
edad similares a los niveles encontrados en adultos (15). Se han reportado, además, correlaciones altamente positivas entre
edad, peso corporal y peso testicular, habiéndose detectado aumentos significativos en los pesos corporal y testicular entre los
18 y 24 meses de edad (16). Estudios de histología testicular han demostrado que la aparición de lumen en los túbulos
seminíferos de alpaca ocurre a los doce meses y la primera observación de espermatozoides es posible a partir de los 15-18
meses (14, 17). A esta misma edad puede observarse en los cortes histológicos células de Leydig con actividad secretora
aparente (17). En llamas se han observado los primeros espermatozoides en los túbulos seminíferos a la edad de 22 meses
(18). La práctica general es postergar el uso de los machos para encaste hasta que cumplan los tres años de edad.

En la vicuña se ha reportado que los testículos de un macho juvenil de alrededor de 16 meses de edad, en el mes de julio, eran
inactivos, pero en un macho de dos años de edad, a mediados de marzo, estaban produciendo espermatozoides en forma
activa (2). El mismo autor observó también aumento, tanto en el peso como en el tamaño testicular en los machos de dos años,
aun cuando éstos no alcanzaban los valores encontrados en adultos.

CONDUCTA DE APAREAMIENTO

Alpacas, llamas y vicuñas muestran un patrón de apareamiento similar, en el que se distinguen dos fases: una inicial, de
cortejo, seguida por aquella de la cópula (19). Durante la primera, el macho persigue e intenta montar a la hembra, prolongándose
sólo pocos minutos si la hembra está receptiva. La segunda, en cambio, es de una duración mayor y más variable.

Las hembras no presentan un ciclo estral definido. Cuando están en celo muestran una conducta peculiar en presencia del
macho; ya sea adoptan una posición prona cuando se les aproxima el macho, o bien, se acercan a parejas en cópula y adoptan
dicha posición o se mantienen en la cercanía. Sólo ocasionalmente se observa a hembras en celo montando a otras hembras
(20, 21 ). Durante la cópula las hembras muestran una actitud pasiva. Las hembras que no están en celo rechazan al macho
corriendo y escupiéndolo.

Los cambios conductuales son mucho más evidentes en los machos que en las hembras. Durante ambas fases de apareamiento,
el macho emite ruidos guturales característicos (9, 19, 20).

La cópula la realizan en posición recumbente; el macho se ubica sobre y levemente detrás de la hembra, mostrando cambios
deliberados de posición durante la inserción peneana y la finalización de la monta (9, 19, 20).

Durante el coito, el macho vicuña presta poca atención a los otros miembros del grupo familiar, sin embargo, es capaz de
interrumpir la cópula para alejar a otro macho o grupo de machos invasores de su territorio (2).

La cópula tiene una duración promedio bastante prolongada en todas las especies camélidas sudamericanas. En alpaca se ha
reportado rangos desde 1O a 50 minutos (21) y desde 8 a 25 minutos (22), siendo el tiempo promedio de cópula calculado en
el último estudio citado de 18,4 minutos. En llamas, se ha informado un tiempo promedio de cópula de 23,7 minutos, con un
rango de 3 a 65 minutos (19) y en la vicuña se ha estimado en alrededor de 30 minutos (9).

OVULACION

Las hembras camélidas se clasifican dentro de la categoría de ovulado ras inducidas, habiéndose reportado que la ovulación es
228
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

un evento normalmente gatillado por la cópula en la alpaca (5, 21 ), la llama (23) y en la vicuña (24)

Se ha estudiado el efecto de diferentes estímulos de apareamiento en la inducción de ovulación, así como el de diversos
tratamientos hormonales relacionados con esta respuesta ovárica. Se ha comunicado que en la alpaca la ruptura folicular
ocurre alrededor de 26 horas después del estimulo coital y puede ser inducida por una inyección única de gonadotrofina
coriónica humana (hCG), en dosis tan bajas como 15 U.l., ocurriendo la ovulación a las 24 horas después de su administración
(5). La misma dosis de hCG fue suficiente para causar la ovulación en el 50% de las llamas así tratadas (23).

Servicios únicos con machos intactos o vasectomizados provocaron la ovulación en un 77 a 88% de las hembras alpacas (21 ).
Los mismos autores encontraron que aumentando a 3 el número de servicios con machos intactos en 24 horas, o, interrumpiendo
los servicios 5 minutos después de su inicio, no se afectó significativamente la tasa ovulatoria (21 ). Otros investigadores, sin
embargo, han observado un aumento en la ocurrencia de ovulación directamente relacionada con el tiempo de duración de la
cópula (22).

Se ha reportado, además, que alrededor de un 20% de las alpacas fallan en presentar respuesta ovulatoria posterior al servicio
con machos enteros o vasectomizados (21 ). Lo anterior varía de acuerdo al status reproductivo y la edad de la hembra, siendo
33% en hembras lactantes y 74% en hembras de un año con peso corporal de 35 Kg o más (25).

La ovulación en ausencia de cópula ocurre en una cuantía variable. En alpacas se ha reportado una tasa de ovulación espontánea
de 5% (21 ); en otro estudio, se encontró un 43% (22). En ambos casos, el esquema experimental implicó la exposición de las
hembras a machos celadores, aunque sin permitir la consumación de la cópula. Las tasas ovulatorias en hembras que recibieron
sólo el estímulo de monta, ya sea por machos provistos de un mandil protector en la zona genital o por otras hembras, fueron
bajas y no difirieron de aquellas observadas en hembras no cubiertas (21 ). En la llama, se ha comunicado que las ovulaciones
espontáneas ocurren ocasionalmente y parece ser un evento más frecuente durante el máximo de la estación de montas (3 de
20 hembras controladas) (23). Ovulaciones múltiples ocurren en alrededor del 10% de las hembras alpaca luego del servicio
natural (21 ).

La ovulación es seguida por la formación del cuerpo lúteo (CL) y la actividad ovárica, juzgada por el número de CL presentes
en cada ovario, es similar, ya que la tasa de ovulación en el ovario derecho no difiere de la observada en el ovario izquierdo en
la alpaca (21 ). El CL alcanza su máximo tamaño y actividad secretora alrededor del día 7 a 8 post ovulación, evaluado por los
cambios en su tamaño y en la producción y secreción de esteroides. En ausencia de preñez, la actividad del CL declina
rápidamente, observándose desarrollo de nuevos folículos en los ovarios. Este patrón de actividad luteal post monta estéril es
similar en alpacas, llamas y vicuñas (26). Se ha reportado que la regresión del CL es completa a los 18 días post monta estéril
en la alpaca (26), en la llama no preñada la vida funcional del CL es 16 días o menos (23), siendo en la vicuña alrededor de 12
días (24).

Se ha comunicado efectos luteolíticos diferentes entre los cuernos uterinos derecho e izquierdo en la alpaca, indicándose que
la actividad luteolítica del cuerno derecho es sólo local, mientras que aquella del cuerno izquierdo tiene tanto efecto local como
sistémico (27).

GESTACION

Las tasas de fertilización en la alpaca aparecen relativamente altas, habiéndose encontrado valores entre 70% a 80% a los 3
días post monta natural (21, 28). Sin embargo, la mortalidad embrionaria durante el primer mes de gestación es también muy
alta, reportándose que sólo la mitad de los oocitos fertilizados sobreviven más allá de los 30 días. Las tasas de fertilización
disminuyen desde 70% al día 3 a 35% en los días 28 a 31, mostrando cambios leves desde ese momento en adelante (28). Se
ha reportado tasas de mortalidad similares en alpacas primerizas de un año y en adultas, exceptuando aquellas lactantes,
siendo la incidencia de pérdida embrionaria significativamente menor en las últimas (25).

Aún cuando ambos ovarios son igualmente activos, la mayoría de las preñeces cursan en el cuerno uterino izquierdo, tanto en
la alpaca (28) como en la llama (29). La migración de embriones desde el cuerno uterino derecho al izquierdo es común en la
alpaca, como se ha evidenciado por la presencia de CL en el ovario derecho y de embrión en el cuerno uterino izquierdo (28).

La duración de la gestación en los CSA es de alrededor de once meses en las cuatro especies. En la alpaca, el período
promedio de gestación es 342 y 345 en las razas Huacaya y Suri, respectivamente (20). En llama, de 31 Oa 350 días (6). En la
vicuña silvestre se estima en 11 meses y en aquellas confinadas se han registrado períodos gestacionales de 346 a 356 días
(13).

A pesar de la ocurrencia de ovulaciones múltiples, los nacimientos múltiples son muy poco comunes en los CSA, aún cuando
las gestaciones dobles sí se observan durante el primer mes de gestación en la alpaca (20).

La placenta de los CSA es difusa y epiteliocorial. El CL aparece necesario para la mantención de la preñez, siendo la principal
fuente de progesterona durante todo el período gestacional (20).

229
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Los partos ocurren generalmente en la mañana, período más templado del día en el Altiplano y los recién nacidos se secan al
calor del sol, ya que las madres no lamen a sus crías luego de su aparición. El proceso completo de parto toma alrededor de 3
horas y generalmente ocurre con la hembra en posición erguida sobre sus cuatro extremidades. La retención placentaria y
distocias son poco comunes, no habiéndose observado placentofagía (20).

Estudios tendientes a conocer las tasas de natalidad de los rebaños de alpacas y llamas de la zona de bofedal de Parinacota,
en el Altiplano chileno, indicaron un valor promedio de 62% de crías nacidas en relación al número de hembras encastadas,
con un rango de 40% a 70-80% (30). Cabe señalar que esta información se obtuvo a través de encuestas directas a los
productores.

POSTPARTO

Las hembras generalmente aceptan al macho dentro de las 48 horas de ocurrido el parto, aunque la regresión del CL y el
desarrollo de folículos no se observa en los ovarios hasta alrededor del día 6 postparto. La involución uterina toma alrededor de
15 días en la alpaca y 20 días en la llama. Esto significa que para una mayor eficiencia de apareamiento, las hembras no
debieran encastarse hasta por lo menos quince días después del parto.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ESTRATEGIAS NUTRICIONALES DE LOS CAMELIDOS


SUDAMERICAN OS EN LAS ZONAS ALTOANDINAS DEL PERU

FELIPE SAN MARTIN

CENTRO DE INVESTIGACIONES, IVITA LIMA-PERU

RESUMEN

Llamas, alpacas y ovejas pastorean en forma conjunta en muchos rebaños del Altiplano andino, la información disponible en relación a selectividad,
consumo voluntario y digestibilidad, muestran que los camélidos están mejor adaptados que las ovejas a las duras condiciones ambientales de la región
altoandina.
Palabras clave: camélidos Sudamericanos, selectividad, consumo, digestión.

ABSTRACT

Llamas, alpacas, and sheep graze jointly in many herds in the Andes. Avaliable data on diet selectivity, voluntary intake, and digestion revealed that the,
South American Camelids are better adapted to the hard enviroment of the Andean region than are sheep.
Key Words: South American Camelids, selectivity, intalke, digestion.

INTRODUCCION

Los Camélidos Sudamericanos (CSA) domésticos están asociados con la zona de puna en altitudes entre 3.600 a 5.000 m
s.n.m., incrementándose la crianza de alpacas a partir de los 4.000 m. Así, en una encuesta de productores en los departamentos
con mayor población de CSA en el Perú, se observó que en altitudes superiores a 4.300 m la proporción de las especies fué
61% para CSA, 30% para ovinos y 2% para vacunos.

Según la composición del componente primario en los sistemas de crianza, se distinguen aquellos donde la crianza de ovinos
y CSA se manejan en conjunto y aquellos donde los ovinos y alpacas son manejadas separadamente. El primer sistema es
característico de comuneros y pequeños y medianos productores, quienes poseen la mayor población de CSA en el Perú
(78%).

Las praderas naturales de la sierra del Perú se estiman entre 21.315.000 a 24.015.000 ha. De éstas el 88% se encuentran
localizadas en la zona altoandina y especialmente en la sierra sur (55%).

Para los Andes Centrales, Wilcok y Bryant (1984) clasifican hasta nueve asociaciones vegetales; mientras para la región sur
Farfán et al. (1988) identifican ocho tipos de asociaciones vegetales (Cuadro 1).

CUADRO 1.
ASOCIACIONES VEGETALES EN LA ZONA ALTOAN DI NA DEL PERÚ

PASTIZAL DE ZONA SECA

1) Festuca dolichophylla - Muhiembergia fastigiata


2) Festuca rígida
3) Festuca ortophylla
4) Stipa obstusa - Stipa ichu
5) Calamagrostis amoena
6) Scirpus rigidus

PASTIZAL DE ZONA HUMEDA

7) Oistichia muscoides
8) Festuca dolichophylla - Plantago tubulosa

233
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

La zona altoandina se caracteriza por precipitaciones pluviales variables que van de 500 a 1.000 mm siendo el norte más
lluvioso que el centro y el sur. Las precipitaciones, por lo general, vienen entre los meses de diciembre a marzo, período donde
la precipitación puede alcanzar un 40-60% del total anual. En el sur árido llega al 60-70%. A este período le sigue un período
largo de sequía completa (7-8 mm).

Además de los factores de altitud y precipitación, los suelos son pobres con disponibilidad marginal de nutrientes, la presión
parcial de oxígeno y dióxido de carbono se encuentran reducidas en un 40% con respecto al nivel del mar; la temperatura
media es baja con una gran variación diurna, las heladas son frecuentes y pueden ocurrir en cualquier estación del año. Bajo
estas condiciones la productividad es baja y los CSA presentan ventajas sobre otras especies por su uso eficiente sobre el
ecosistema altoandino.

El presente documento intenta examinar los mecanismos de adaptación de los CSA a las praderas altoandinas en lo referente
a la selectividad, consumo y eficiencia digestiva. Se hace comparaciones con el ovino por ser la especie con quien comparte el
nicho ecológico.

SELECTIVIDAD.

Comparaciones entre llama, alpaca y ovino señalan que estas tres especies tienen diferentes estrategias en su comportamiento
alimenticio (Cuadro 2).

CUADR02.
COMPOSICIÓN DE LAS DIETAS (%) DE LLAMA, ALPACA Y OVINO DURANTE LOS PERÍODOS SECO Y LLUVIOSO
EN LOS ANDES DEL PERÚ

Grupo de plantas Período seco Período lluvia Promedio

Llama Alpaca Ovino Llama Alpaca Ovino Llama Alpaca Ovino

Gramíneas altas 38 24 17 45 28 20 42a 1 26b 18C


Gramíneas cortas 51ab 38a 43ab 42ab 29a 66a 46 34 54
Total de gramíneas 89a 62b 61b 87a 56b 86b 88 59 74
Plantas parecidas
a las gramíneas 6 2 3 5 1 1 6a 2b 2b
Herbáceas 4b 35a 35a 7b 42a 13b 6 38 24

En las praderas altoandinas la llama tiene una alta selección de gramíneas altas y fibrosas. Así mismo, realizan una menor
selección de hojas en comparación con la efectuada por alpaca y ovino (San Martín, 1987). Esta característica selectiva es
también observada por Cardozo (1954) y Franklín(1982), quienes indican la alta preferencia de la llama por forrajes secos altos
y fibrosos. Estudios sobre consumo de agua y su relación con el consumo de materia seca señalan una relación más estrecha
en llamas que lo observado en alpaca y ovino (Cuadro 3).

CUADR03.
RELACIÓN CONSUMO DE AGUA (1) Y CONSUMO DE MATERIA SECA (KG) EN OVINO, ALPACA Y LLAMA

Dieta Ovino Alpaca Llama

Rastrojo de Avena y Quinua 2.14 al 2.24 a 1.59 b


Rastrojo de haba 2.22 a2.27 a 1.69 b

1. Letras diferentes en fila indican diferencias estadísticamente significativas (P<0.05)


-----

Estas peculiaridades selectivas de la llama, sumada a su distribución en zonas altoandinas más áridas (250 a 450 mm), son
indicativos que estos animales están más adaptados para ambientes áridos.

El ovino, bajo las mismas praderas, muestra una mayor selectividad de hojas y gramíneas cortas que alpacas y llama. Por otro
lado, la alpaca muestra una selectividad intermedia entre llama y ovino. Así mismo, estos estudios señalan a la alpaca como un
234
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

animal altamente adaptable con capacidad a variar su selectividad de plantas en las praderas de acuerdo a la disponibilidad del
forraje. Esto también es observado al evaluar los índices de similaridad entre las dietas de alpaca, llama y ovino en la época
seca (Cuadro 4). Así, en la pradera F. dolicophyl/a (Fedo) el índice es alto entre alpaca y ovino mientras que en la pradera F.
rígida el índice es alto entre llama y alpaca.

CUADR04.
INDICES DE SIMILARIDAD(%) ENTRE LAS DIETAS DE LLAMA, ALPACA Y OVINO EN
TRES PASTIZALES DIFERENTES EN LOS PERÍODOS DE SECA Y LLUVIA

Animal Pastura Pradera Festuca Pradera Festuca i


1

Cultivada dolichophylla rígida


Seco Lluvia Seco Lluvia Seco Lluvia


Llama vs Alpaca 99 94 67 59 84 51
Llama vs Ovino 75 73 60 55 61 60
Alpaca vs Ovino -----·-
76 74 83 61 70 59

CONSUMO
Los valores comparativos sobre consumo voluntario entre CSA y ovinos, tanto en condiciones estabulada como al pastoreo
(Cuadro 5), señalan consumos inferiores en CSA del orden del 30%. Estas diferencias se deben a factores asociados tales
como el mayor tamaño corporal y el relativo menor requerimiento de energía en los CSA (Schneider y col., 1974; Engelhardt y
Schneider, 1977). Estos factores conllevarían a los CSA, como se señaló anteriormente, a ser menos selectivos que los
animales pequeños (ovinos) y tener un menor potencial de consumo (Meyer y col., 1957; Jarmann, 1974).

CUADROS.
CONSUMO COMPARATIVO ENTRE CAMÉLIDOS SUDAMERICANOS (CSA) Y OVINO

ESTABULADO MS,% PV<1l

Alpaca Ovino Diferencia, %<2l


X± DE<3 l X±DE
1.83 ± 0.46 2.29 ± 0.61 20

Llama Ovino Diferencia, %


X±DE X±DE
2.0 ± 0.18 3.3± 0.77 39
MO, g/Kg PV.75 <4l
Llama Ovino Diferencia, %
X±DE X±DE
52.8 ± 3.87 83.2 ± 12.97 36
PASTOREO MS, g/Kg PV.75 <5l

Llama (LL} Alpaca (A) Ovino (O) Diferencia, %


X±DE X±DE X±DE LL-OA-0
46.8 ± 10.90 50.0 ± 9.24 68.1 ± 18.7 31 26

1 Materia seca, porcentaje del peso. 2 [(Consumo ovino- consumo CSA)I consumo ovino] x 100.
3 Promedio ±desviación estándar. 4 Gramos de materia orgánica por kg de peso metabólico.
5 Gramos de materia seca por kg de peso metabólico

El menor volumen de los compartimentos 1 y 2 (C1-C2) en CSA, por unidad de peso metabólico, comparado con el volumen del
rumen-retículo del ovino, y el mayor tiempo de retención de la digesta en el tracto digestivo de los CSA(San Martín y Pryant,
1988), son también factores que por estar altamente relacionados con el consumo (AIIison, 1985; Thorton y Minson, 1972)
determinan la menor ingestión que se registra en los CSA comparado con el ovino.

235
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

La eficiencia alimenticia, que describe la relación producto obtenido por alimento consumido, de manera general, es determinado
principalmente por el nivel de consumo. Así, en animales del mismo peso, aquél que consuma más será el convertidor más
eficiente. Así mismo, especies con menores requisitos de mantenimiento serán mejores convertidores, toda vez que menor
proporción del alimento consumido se dirigirá a cubrir estos requerimientos y mayor a los aspectos productivos. Soto (1989}
sometió a engorde estabulado con concentrado a llama, alpaca y ovino (Cuadro 6). Los resultados muestran mejores ganancias
de peso, consumo y conversión en el ovino con respecto a los CSA. Estos resultados, si bien favorece a los ovinos, deben ser
críticamente analizados considerando el área ecológica en que los CSA se crían. Así, los CSA se crían en áreas donde la
disponibilidad y calidad del forraje es pobre durante la mayor parte del año. Por lo tanto, en esas condiciones, el menor
potencial de consumo así como la mayor capacidad digestiva sobre alimentos de pobre calidad (como veremos más adelante)
hacen de los CSA animales ecológicamente más eficientes.

CUADROS. 1

GANANCIA DE PESO DIARIO, CONSUMO DE ALIMENTOS Y CONVERSION ALIMENTICIA EN LLAMAS, ALPACAS Y OVINOS

lndices Llama Alpaca Ovino

Ganancia de peso, g/d 177.0 113.0 190.0


Consumo, % peso vivo 2.6 2.3 4.6
Conversión alimenticia, Kg/Kg PV 9.8 10.8 7.5
L____ ------- ----- ----- ------- --- -

EFICIENCIA DIGESTIVA
Revisando las pruebas de digestibilidad entre alpaca y ovinos (San Martín y col., 1985) hallaron que las digestibilidades de la
materia seca, proteína cruda y fibra cruda de las dietas experimentales con un contenido proteico igual o menor a 7.5% fueron
superiores en alpacas, mientras que los valores fueron similares cuando las dietas experimentales tuvieron un contenido
proteico igual o superior a 10,5% (Cuadro 7).

CUADRO?
COMPARACIÓN DE LOS PROMEDIOS DE COEFICIENTES DE DIGESTION (%) ENTRE ALPACA Y OVINO EN FUNCION DEL NIVEL
DE PROTEINA EN LOS ALIMENTOS ESTUDIADOS.

Proteína cruda en los alimentos, %


< 7.5 > 10.5
lndices Pruebas Alpaca Ovino Diferencia Pruebas Alpaca Ovino Diferencia
(n) (alpaca-ovino) (n) (alpaca-ovino)
Materia seca 7 63.7 ±8.5 56.0± 3.9 7.7 9 60.8 ± 11.0 62.0 ± 10.7 -1.2
Proteína cruda 5 42.1 ±2.0 36.1 ± 15.6 6.0 9 60.0± 7.3 61.9± 5.9 -1.9
Fibra cruda 9 67.7±1.2 61.9± 11.4 5.8 9 57.5 ± 15.2 58.5 ± 13.2 -1.9

San Martín (1987), al evaluar diferencias en la capacidad digestiva entre llama y ovino, proporcionando dietas de diferente
calidad nutritiva en términos de proteína y energía, así como dietas isoproteicas con diferentes niveles de fibra (Cuadro 8), halló
que, en ambos experimentos con la excepción del tratamiento alta calidad nutritiva, la llama tuvo mayores coeficientes de
digestibilidad que el ovino. En conclusión, estos datos sugieren que los CSA son más eficientes que los ovinos en la digestión
de alimentos de mediana y baja calidad.

Debido a que uno de los factores limitantes de la utilización de la celulosa es su lenta tasa de degradación microbial, el tiempo
de retención de las partículas alimenticias en las cámaras fermentativas del estómago es de crucial importancia.

236
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CUADROS.
COEFICIENTE DE DIGESTIBILIDAD(%) DE OVINOS Y LLAMAS EN FUNCIÓN DE LA. CALIDAD DE LA DIETA.

Tratamientos
Bajo Medio Alto Promedio
Coeficiente de digestión Ovino Llama Ovino Llama Ovino Llama EEI2l Ovino Llama Significiencia

Materia orgánica 41 51 52 60 75 73 1.3 56 62 E** T** ExT*


Fibra detergente neutro 33 43 32 43 40 40 2.2 35 42 E** ExT*
Fibra detergente ácido 42 47 34 40 41 46 2.1 39 44 E* T*
Proteina cruda 19 24 37 38 73 68 1.9 43 43 T**
1. Alto: 15% de proteína cruda (PC) y 3.2 Mcal de energía digerible/Kg de materia seca (ED). Medio: 11% PC y 2.8 ED. Bajo: 7% PC y 2.2 ED.
2. Error estándar de los promedios. 3. E = especies; T= tratamientos; ExT= interacción especies por tratamientos; **= P<0.01; *=P<0.05.
Fuente: San Martín (1987).

Estudios comparativos entre CSA y otros rumiantes (suborden Pecora) señalan que los CSA retienen al alimento en el tracto
digestivo por un mayor tiempo. Así, Flórez (1973) encontró un mayor tiempo de retención del alimento en alpacas ( 50.3 h en
comparación a los ovinos 43.2 h). San Martín (1987), en un estudio comparativo entre llama y ovino (Cuadro 9) señala un
mayor tiempo de retención de partículas en llama {62 h) que en ovinos (41 h). Asimismo, Clemens y Stevens (1980), en un
estudio comparativo entre 10 especies de mamíferos, encontraron que las llamas retienen partículas grandes por un período
de tiempo mayor que el vacuno y el caballo. Heller y col. (1986) señalan que el tiempo de retención en llamas para partículas
de 0.2-1.0 cm es de 52 h, mientras que para partículas de 2.5-4.0 cm es de 60 h.

CUADR09.
PROMEDIOS ESTIMADOS DE LA TASA DE PASAJE DE LA FASE SOLIDA EN LLAMA Y OVINO.

lndices Ovino Llama


Retículo-rumen, %/h (K 1) 4.6 3.5
Tiempo de retención
en Retículo-rumen, h (1/K 1) 22.0 29.0
Aparición de las primeras partículas
marcadas en heces, h 12.0 19.0
Tiempo de retención total, h 41.0 62.0

Blaxter (1963) establece que la máxima digestión ocurre unicamente si el pasaje del alimento es más lento a nivel de las
cámaras fermentativas, permitiendo así que el alimento sea expuesto al ataque microbial; en cambio, cuando la tasa de pasaje
es incrementada, hay una depresión en la digestibilidad de los alimentos de pobre calidad. Por otro lado, la digestibilidad de los
alimentos de alta calidad es relativamente inafectada por el tiempo de retención en el rumen-retículo. A su vez, ésta es
compensada a nivel post ruminal (Schneider y Flatt, 1975; Van Soest, 1982).

El mayor tiempo de retención de los alimentos en los CSA explicaría, en parte, esta mayor capacidad de digestión de la fibra.

Con respecto a la tasa de pasaje de la fase líquida en los C1-C2 de los CSA comparada con la de los ovinos, San Martín (1987)
encontró una tasa de pasaje más rápida en llama (10.4%h) que en ovino (7.7%h). Asimismo, Clemens y Stevens (1980)
encontraron que la llama posee una tasa de pasaje más rápida de los fluídos y partículas pequeñas que el vacuno y el caballo.
Heller y col. (1984) por otro lado, determinaron que los tiempos de retención de los fluídos en el C1-C2 y en el tracto digestivo
fueron de 9. 7 y 36.2 h, respectivamente. Maloy {1972) observó un flujo de la fase líquida más rápido en el estómago del camello
que en novillo de la raza Cebú.

La más rápida tasa de pasaje de la fase líquida es CSA comparada con la de las especies del suborden Pecora, puede ser
producto de la alta relación entre el flujo salival y el tamaño del C1-C2 en los CSA (Ortiz, 1971) Así, Owens e lsaacson (1977)
señalaron que el principal determinante de la tasa de pasaje de la fase líquida parecería ser la cantidad de saliva deglutida. El
menor tiempo de retención de la fase líquida en CSA podría traducirse en una mayor eficiencia del crecimiento microbial en el
C1-C2, asegurando que sólo una mínima cantidad de energía sea destinada para mantenimiento de la población microbiana
(lsaacson y col., 1975; Hespel y Bryant, 1979; Orskov, 1982).
237
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Además del factor tiempo de retención, la mayor eficiencia de digestión en los CSA puede ser debida a la mayor frecuencia de
contracciones en el estómago y ciclos de rumia, la más amplia relación flujo salival y tamaño del estómago y presencia de
sacos glandulares en el estómago. Estas peculiaridades del sistema digestivo de los CSA permitirían una más eficiente
maceración, mezclado y absorción de la digesta. Por otro lado, la mayor digestibilidad de los alimentos de baja calidad por los
CSA podría también deberse a la habilidad de estos animales de mantener una mayor concentración de NH 3 en el C1-C2
comparado con el ovino (Engelhardt y Schneider, 1977; Hinderer y Engelhardt, 1975). Esto proveería a los CSA más Nitrógeno
disponible para la síntesis microbiana, mejorando la digestibilidad.

CONCLUSION

Al evaluar comparativamente la selectividad, consumo y eficiencia digestiva de los CSA y el ovino, podemos notar grandes
diferencias que favorecen a los primeros para sobrevivir y producir en condiciones medio ambientales muy difíciles.

Los CSA han podido adaptarse a estas condiciones por su capacidad a seleccionar especies predominantes a las zonas
altoandinas; soportar mejor el estrés hídrico; poseen un mayor tiempo de retención de los alimentos fibrosos, pre requisito a
una mayor eficiencia para la digestión de alimentos con un alto contenido de celulosa y por último; tener un menor potencial de
consumo. De esta manera sobreponerse a las limitaciones nutricionales de las praderas altoandinas caracterizadas por la
pobre disponibilidad de forraje y contener nutrientes altamente diluidos por carbohidratos estructurales.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

EL CAMPESINADO ALTOANDINO
DEL NORTE DE CHILE
MILKA CASTRO LUCIC

DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA,
UNIVERSIDAD DE CHILE

RESUMEN

Se presenta una síntesis de la situación de los campesinos andinos, en general, y de Chile, en particular. Efectuando una revisión de las formas de
organización económica y social que sustentaron la vida en el ecosistema andino se contraponen algunas acciones de desarrollo impulsadas desde los
estados nacionales. Específicamente, para el caso de Chile, se revisan causas y efectos de algunas vías de «integración" de estos espacios naturales
y culturales al desarrollo nacional, las que más bien han representado una amenaza para la reproducción de ambos ambientes.

ABSTRACT

This papar presents a synthesis of the general situation of the andean peasant, and in particular about those ones in Chile. Starting from a review of the
economic organization forms that support the livelihood on the andean ecosystem, and sorne state development actions. Specifically, in the case of Chile,
there is a review on the causes and effects of sorne ways of «integration" of these natural and social spaces, to the national development. lt assumes that
these ways have been a serious threat to reproduction of natural an cultural environment.

EL ECOSISTEMA ANDINO

Las montañas y las tierras altas representan aproximadamente el 36% de la superficie de la Tierra; en ellas viviría el1 O% de la
población del mundo, aunque un número muy superior depende de alguna forma de los recursos de las montañas (Fairbridge,
1968; Messerli, 1983, en García-Ruiz, 1990).

El continente sudamericano es atravesado de Norte a Sur por una inmensa cadena montañosa: la ecoregión andina. En 7.200
km de recorrido por siete países, ocupa más de 502 de latitud y una superficie de 200 millones de hectáreas, con una población
que sobrepasa los 30 millones de habitantes, y que se caracteriza por tener los ingresos más bajos de Latinoamérica (Tapia,
1993).

En esta ecoregión, el autor citado distingue, en un. macronivel, cuatro condiciones ambientales diferentes: la primera, más
húmeda, se extiende desde Venezuela hasta el sur del Ecuador y norte de Perú; luego la región, con humedad variable, que
llega hasta el nudo de Vilcanota en Perú y la región oriental de los Andes en Bolivia; continúa una zona de alto riesgo climático
y productivo, en el Altiplano que ocupa territorios al sur de Perú y la región occidental de Bolivia alrededor del lago Titicaca;
finalmente los Andes meridionales, de menor uso agrícola, que se extienden por todo el territorio entre Argentina y Chile.

Este gran ecosistema de montaña presenta, por tanto, múltiples condiciones microclimáticas y una gran riqueza en biodiversidad,
esto es, variedad de genes dentro de las especies, variedad de especies dentro de una región, y variedad de ecosistemas. La
riqueza actual es producto de millones de años de evolución, de culturas humanas que se adaptaron al entorno local descubriendo,
usando y modificando recursos bióticos locales. Muchos ámbitos que ahora parecen naturales llevan la marca de milenios de
habitación humana, de cultivo de plantas, y de recolección de recursos. La biodiversidad, fue model~:~da además, por la
domesticación e hibridación de variedades de cultivos y animales de cría.

Estas prácticas estuvieron en la base de un estilo de vida andino, donde los segmentos comprendidos en el área, eslabonados
e incorporados a un régimen de interacción sociopolítica y pluriétnica, controlaban una multiplicidad de ambientes de producciones
diversificadas (Núñez, L. en este mismo volumen). Los creadores de las culturas de montañas muestran la magnitud del
esfuerzo humano transformador del medio y aprovechador de las más precarias condiciones de sobrevivencia; esto ha llevado
a sostener que la presencia del hombre andino es requisito para la conservación de ese medio transformado a lo largo de
siglos (Ortega, 1983).

También la diversidad cultural puede ser considerada como parte de la biodiversidad (WRI.UICN.PNUMA., 1992). La sociedad
andina se ha manifestado culturalmente en una variedad de acciones que han representado soluciones a los problemas de la
supervivencia en los diferentes ambientes -prácticas de manejo de la tierra y agua, selección de cultivos, dietas alimenticias,
estructuras sociales, lenguaje, creencias religiosas, la música, y el arte; todas estas manifestaciones culturales mediatizan las
relaciones del hombre con el medioambiente. ·

Las relaciones que se establecieron con las sociedades nacionales, remiten tanto a las formas de articulación como a los
efectos de esas relaciones. Para un análisis de los efectos en el proceso de integración, además de la articulación económica,
se debe entender las vinculaciones de las comunidades con el Estado, las relaciones de los campesinos con los sectores
dominantes y dominados, las cuestiones culturales, las ideologías y las cuestiones étnicas (Plaza, 1981; Quijano, 1979; Cotler,
1978, en Gonzáles de Olarte, 1984). En este trabajo se analizarán algunas de estas vinculaciones, y los efectos en el campesinado
altoandino.
243
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

EL CAMPESINADO

La preocupación por el sector se ha plasmado en un debate acerca del destino del campesinado en América Latina, a partir de
los sesenta, cuando comienzan a imponerse formas económicas industrializadas y modernas, y cuando el modelo de sustitución
de importaciones perdía su relevancia histórica y la modernización capitalista de la agricultura no lograba resolver los problemas
alimenticios de la mayoría de los países (Archetti, 1981). Es entonces cuando emerge el campesino en el escenario político, y
se inician reformas agrarias para solucionar un problema de productividad y control de la tierra. La discusión teórica sobre el
destino de esta población se polarizó: a) en un lado han estado quienes sostienen que el campesinado desaparecerá como
consecuencia del desarrollo del capitalismo {proceso de descampesinización); b) por otro lado, se sostiene que el campesinado
posee formas económicas propias capaces de asegurar su reproducción aún dentro de una economía capitalista (proceso de
campesinización). En el primer caso los campesinos perderían el control de sus recursos productivos -tierra, agua- y pasarían
a engrosar el segmento de asalariados en las industrias rurales o urbanas; en el otro caso, los campesinos persistirían siendo
funcionales al sistema capitalista. Sin dudas, esta discusión tiene sus efectos en las políticas que se desarrollen para el sector.

Los habitantes andinos, comparten las características de las sociedades campesinas donde la familia constituye la unidad
básica multifuncional de organización social, siendo la labranza de la tierra y la crianza de ganado el principal medio de vida.
Subordinados cultural y políticamente a poderosos agentes externos, el campesinado denota una relación estructural asimétrica
entre productores de excedentes y los que los controlan, se les reconoce como sujeto de demandas y sanciones por quienes
detentan el poder (Shanin, 1976; Wolf, 1975). El campesinado en general constituye un segmento del sector agrícola donde la
mayor parte de la población vive en condiciones de pobreza, lo que ha llevado a los economistas del desarrollo a sostener que
sólo el análisis de la economía del campesino permitirá saber más acerca de la economía de ser pobre. Como sea, para estos
teóricos el problema podría resolverse mediante la transferencia de capital y tecnología, dado que estas poblaciones habrían
agotado sus posibilidades tecnológicas (Schultz, 1981 ).

Lo cierto es que el concepto de modernización del agro, en sentido amplio comprendería el conjunto de transformaciones en
las estructuras y relaciones socioeconómicas de la agricultura, que tendería a profundizar el carácter capitalista del régimen de
producción agrícola (Gómez y Pérez, 1981 ). Esta expansión del capitalismo en el agro, se ha traducido en una creciente
utilización de insumas tecnológicos y equipos modernos, difusión de nuevas formas empresariales de carácter netamente
mercantil, aumento del trabajo asalariado dentro del total de la fuerza de trabajo agrícola, monetarización generalizada de las
relaciones económicas, aumento de la producción comercializada. En países vecinos las experiencias de la modernización, no
han tenido los resultados esperados, el campesino no responde a las expectativas de los técnicos, resultado que fundamentaría
el volver la mirada hacia las concepciones del campesino andino acerca de las formas de producción. Mientras que en las
sociedades complejas lo económico parece funcionar como un campo de actividad autónoma (Godelier, 1967), en estas
sociedades campesinas de base indígena tales actividades forman un campo donde convergen aspectos políticos, religiosos,
culturales y familiares. Además, mientras menos complejas sean las estructuras productivas más dependerá la eficacia de un
sistema tecnológico de la diversidad de las condiciones naturales sobre las cuales se ejercen, entonces el sometimiento a
normas técnicas será el factor que asegure el éxito de la producción; estas normas, a la vez, pueden corresponder a las
técnicas cotidianas o, a técnicas mágicas 1 • Otro aspecto generalmente no considerado en los llamados proyectos de desarrollo
es la diferenciación campesina, fenómeno que explicaría la diversidad de expectativas económicas. Finalmente, y relacionado
con lo anterior cabe señalar que no está terminada la discusión acerca de las necesidades o motivaciones que están detrás de
un ''techo" o límites de la producción campesina, así como de las posibilidades reales de aumento de su producción.

Algunos estudios realizados en Bolivia, revelan que se ha llegado a confirmar la hipótesis que a menor superficie disponible por
una familia campesina, es mayor la intensidad de cultivos, mientras que cuando la superficie va en aumento, la inversión en
tecnología químico-biológica y en mano de obra, disminuyen en la producción por hectárea. Esto ha llevado a sostener que el
campesino adopta tecnologías -semilla mejorada, fertilizantes químicos-, no con el objetivo de incrementar sus ingresos
monetarios, sino principalmente para compensar el recurso escaso, la tierra, y mejorar sus rendimientos para asegurar de ese
modo un "nivel normal de subsistencia" (Urioste, 1975). En algunas experiencias colombianas, se han obtenido conclusiones
semejantes; sería la necesidad de "mantener un mínimo de subsistencia" lo que llevaría al productor a ligarse al mercado de los
insumas de producción más tecnificados, donde el factor precio actúa como una seria limitante en el incremento de los ingresos
campesinos (Moncayo y Rojas, 1979). Por último, en Perú, son numerosos los estudios que analizan el impacto negativo de la
incorporación de nuevos recursos y tecnología; se cuestiona la irracionalidad de como éstos han sido impuestos, generando en
el largo plazo, un impacto negativo para la mayoría de la población, y un beneficio sólo para sectores muy reducidos; además
de generar una depredación sistemática de los recursos naturales (Mujica, 1993).

En Chile, las políticas dirigidas a introducir la modernización agrícola en los espacios altoandinos a través de la inserción en el
mercado ha ocurrido por decisión individual de las unidades campesinas o de familias que se instalaron en la ciudad. Sólo
cuando se instaura en 1990, el gobierno elegido democráticamente, el Estado elabora un programa de apoyo a los pueblos
indígenas los que, en diversos estudios, han sido incluidos dentro de áreas pobres del país. Se implementa entonces el plan a

La técnica cotidiana se basa en el trabajo diario, y consiste en una serie de procedimientos definidos prácticamente para dominar un fenómeno. En tanto que la
técnica mágica corresponde a un conjunto de procedimientos en que se mezclan y combinan experiencias de la vida cotidiana con un conjunto determinado de
acciones, instrumentos y prácticas que buscan dominar fuerzas sobre naturales para producir efectos de la naturaleza y sociedad (González Casanova, 1987).

244
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

través del sistema Concurso de Proyectos, con el objetivo preciso de superar la pobreza. Una evaluación de los resultados
obtenidos señala que dados los mecanismos de asignación de recursos, los beneficios llegaron a la población menos pobre en
términos relativos, produciendo una marginación de los segmentos que se ubican en los niveles más bajos (Bahamondes et al.,
1992)2 •

Los sectores que se han visto favorecidos, en la zona rural del norte del país, por el modelo económico de libre mercado, han
sido la gran minería y la producción agrícola mercantil en valles bajos. Estos sectores bajo la legislación vigente han entrado en
relaciones competitivas con la población altoandina fundamentalmente por aquellos recursos productivos realmente escasos,
como es el agua, situación a la que nos referiremos más adelante.

LA POBLACION DEL NORTE DE CHILE

Un análisis demográfico de la población andina de la 1 y 11 Región, señala que los campesinos -aymaras y atacameños3
ascienden a 10.000 habitantes aproximadamente\ cifra que comúnmente genera la indiferencia de planificadores y economistas
hacia la presencia de los campesinos de los Andes chilenos. Acá retomamos lo señalado en los párrafos iniciales referente a
que, como acontece en todos los espacios productivos de montaña, existe un número muy superior de población que depende
de los recursos producidos en el espacio altoandino.

En el Cuadro N2 1, se entrega información demográfica de la 1y 11 Región, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas,
(INE).

De acuerdo a la información del último censo, 1992, la población aymara en todo el territorio nacional ascendería sólo a
48.477 personas (1 N E, 1992). La diferencia con la cifra entregada para la 1y 11 Región por las organizaciones andinas, provendría
de deficiencias en la aplicación de la encuesta5 •

En el Cuadro N2 1, se puede observar que hubo una disminución de población en la zona altoandina entre 1982 y 1992, en las
comunas de Putre y General Lagos, provincia de Parinacota. Lo mismo ocurrió en las comunas de Huara y Camiña, en la
provincia de !quique; ambas de la 1 Región. En la 11 Región, la disminución se produjo en la comuna de Ollagüe, provincia de El
Loa.

Un notable proceso de disminución de población de los pisos altos, de acuerdo a cifras censales, ocurre a mediados del
presente siglo en la zona correpondiente a la actual provincia de Parinacota, Región dé Tarapacá. Al analizar los factores que
estarían incidiendo en este fenómeno, aparecen dos hechos relevantes que tienen lugar en las décadas de los años cincuenta
y sesenta. El primero, lo constituyó el auge comercial de la ciudad de Arica como consecuencia de la liberación de impuestos
aduaneros, conviertiédose en un gran polo de atracción como fuente laboral. Más tarde se sumarían las expectativas por una
educación tanto de mejor calidad, como por las posibilidades de poder continuar estudios superiores. El otro hecho que incidió
en este drenaje de población del ámbito rural, fue la puesta en práctica de políticas integracionistas que se tradujeron,
principalmente, en construcción de redes viales y mejoramiento de la educación rural.

Lo cierto es que, sea que la población bajó a la ciudad, o que los encargados del desarrollo de la región comenzaron a recorrer
con mayor frecuencia la zona andina, se hizo más evidente el encuentro de dos culturas, una de las cuales había permanecido
relativamente aislada, desarticulada y subordinada a la otra.

La población andina ha buscado en la ciudad mejores condiciones de vida, mediante la incorporando en los ámbitos económico
y cultural. En esta incorporación a la sociedad occidental, el camino no ha sido fácil, destacan al menos dos situaciones: a)
cuando se suspenden las franquicias para la ciudad, la situación socioeconómica, inicia un proceso gradual de deterioro, b) el
otro factor lo constituye la discriminación del hombre andino; no ha estado ausente la actitud racista, y por sus rasgos físicos y
culturales se les reconoce como "indios", con una marcada connotación peyorativa.

Este proceso, en cierto modo, está siendo replicado al interior de !quique; ciudad que goza de franquicias similares a las
otorgadas a Arica. Pero, ahora con un problema mucho más gravitante, el tráfico, distribución y consumo (en las ciudades) de
cocaína, y el involucramiento de la población andina en tal problema.

2 El estudio corresponde a una evaluación de los proyectos productivos financiados por FOSIS·CEPI, para las poblaciones aymara, atacameña, rapa nui, pehuenche,
mapuche, huilliche y kawaskar. ·
3 La propia población andina que se encuentra asentada en la cuenca del Loa y del Salar de Ata cama, 11 Región, ha promovido un reconocimiento legal como etnia
atacameña.
4 Las organizaciones andinas han señalado que la cifra real sería de 60.000 personas entre la 1y 11 Región.

5 Algunas famlias aymaras han manifestado que al momento de la encuesta declararon no identificarse con el grupo étnico homónimo. Eso parece haber ocurrido
en las comunas de general Lagos y Putre, donde la población es preponderantemente campesina: el número de habitantes que se identificó con el grupo étnico
aymara es menor que el total de sus habitantes. En la 11 Región la población atacameña tampoco habrfa reconocido tal filiación.

245
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CUADRO 1.
ANTECEDENTES DEMOGRÁFICOS PARA LA 1Y 11 REGIONES DE CHILE. FUENTE: IN E.

REGIO N POBLACION
PROVINCIA
COMUNA TOTAL. AYMARAS
1982 ¡ 1992 %Cree. 1992 0
/o

1 Región !
Tarapacá 275.144 339.579 23,42. 15.461 78,78
Provincia
Arica 147.744 170.304 15,27 7.903 40,27
1

Comunas !
Arica 147,013 169.456 15,27 7.774 39,61
Camarones 731 ; 848 16,01 129 0,66
Provincia
Parinacota 4.443 3.815 -14,13 1.812 9,23
Comunas
Putre 3.356 2.803 -16,48 804 4,10
General Lagos 1.087' 1.012 -6,90 508 2,59
Provincia
lquique 122.957 165.460 34,57 6.246 31,83
'
Comunas l
'
'

lquique 110.991 i 151.677 36,66 3.897 19,86


Hu ara 2.171 1.972 -9,17 405 2,47
Camiña 1.488 1.422 -4,44 257 1,31
Colchane 1.499 1,555 3,74 828 4,22
Pica 1.796 2.512 39,87 307 1,56
Pozo Al monte 5.012 6.322 26,14 472 2,41

11 Región
Antofagasta 341.702 410.724 20,20 4.164 21,22
Provincia
Tocopilla 38.224 38.645 1'10 242 1,23
Comunas
Tocopilla 22.202 24.955 12,40 176 0,90
María Elena 16.022 13.600 -14,74 66 0,34
Provincia
El loa 103.633 125.079 20,69 1.820 9,27
Comunas
Cal ama 100.401 121.807 21,32 1.783 9,09
Ollagüe 654 443 -32,26 12 0,06
S. P. Atacama 2.578 2.829 9,74 25 0,13
Provincia
Antofagasta 199.845 247.000 23,60 2.102 10,71
Comunas
Antofagasta 186.341 228.408 22,58 1.925 9,81
Mejillones 4,417' 6.315 42,97 65 0,33
Sierra Gorda 782; 1.425 82,23 10 0,05
Taltal 8.305 10.852 30,67 102 0,52

TOTAL 606.846 750.303 21,64 19.625 100,00

246
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Además de las situaciones causales de la migración señaladas anteriormente, y que no pretende desconocer otras, en este
trabajo queremos llamar la atención sobre un nuevo factor de expulsión, de gran trascendencia por las implicancias que ha
tenido. Nos referimos a la mercantilización del agua. Se está frente a un proceso de pérdida de derechos consuetudinarios; el
destino del agua para usos no agrícolas, está generando además, como se verá más adelante, un proceso que no sólo afecta
a la población.

Pero, ¿qué transformaciones puede generar este movimiento poblacional? En el caso del Altiplano, preferentemente pastoril,
la migración produce una readecuación de la fuerza laboral. Generalmente, la familia se dirige a la ciudad en forma cuasi
definitiva, dejando las tierras y en ocasiones los animales, bajo el cuidado de un pastor. La relación contractual puede asumir
las siguientes modalidades: a) aparcería o mediaría (los beneficios consisten en el reparto por mitad entre el dueño de los
pastos y del ganado, y el pastor, de las crías nacidas vivas); b) la retribución al pastor consiste en el derecho otorgado para
apacentar su propio ganado, adicionalmente se le otorga un pago complementario en especies alimenticias; e) pago en salario.
Otro tipo de migración recurrente es la compra o arriendo de terrenos en pisos más bajos sector precordillerano, desde donde
se puede mantener el control directo sobre la zona altoandina o altiplánica.

En la zona precordillerana la migración, sea por razones laborales o educacionales, se traduce generalmente en el traslado de
uno o más miembros de las unidades campesinas a la ciudad bajo diversas modalidades: temporal, permanente, o definitiva.
Una de las formas más generalizadas la constituye la radicación permanente en la ciudad del padre y de los hijos, para efectos
de incorporación al campo laboral y educación respectivamente 6 •

En la situación señalada, la mujer ha asumido un rol básico en la reproducción de las actividades agropecuarias. Considerando
que este sector productivo está más próximo a la ciudad que el altiplánico, y reproduciendo un viejo patrón de control de más
de un espacio productivo, la mujer ha asumido el compartir su tiempo entre el campo y la ciudad. Ha surgido así, una modalidad
de migración temporal, preferentemente femenina, que llamaremos pendular, es un ir y venir entre la costa (ciudad) y precordillera
(espacio productivo), regulado por el ritmo de las actividades productivas -siembra, riego, cosecha, ceremonias propiciatorias-,
y que logra la reproducción del ciclo económico. La falta de fuerza de trabajo la compensa recurriendo, tanto a las relaciones
andinas de cooperación, como al contrato de mano de obra asalariada. La mujer tiene, por tanto, una papel relevante en la
definición de cómo participa la unidad familiar en los procesos de producción, distribución, circulación y consumo del producto.
Destina una parte al abastecimiento de la unidad familiar radicada en la ciudad, y otra al intercambio y mercado. Como una
verdadera estrategia de adaptación emerge en este nuevo contexto, la fuerza de trabajo femenina, reproduciendo así el patrón
tradicional de control de diferentes espacios productivos en distintos pisos ecológicos.

Este mecanismo de adaptación rural-urbano conlleva, sin embargo, como es de suponer, un proceso de desarticulación y
reorganización de las instituciones que han regido el funcionamiento de las actividades comunales, como también ha significado
que el proceso de endoculturación de los niños y jóvenes en la ciudad tenga como consecuencia la no reproducción de la
cultura andina.

AGRICULTURA Y GANADERIA EN LOS ANDES.

Un análisis de la población andina no puede dejar de remitir, por tanto, a las formas de ocupación de diferentes espacios donde
se levantó la unidad de esta sociedad, a través de instituciones que regularon la articulación económica, religiosa y cultural,
utilizando diversas formas de complementariedad entre asentamientos humanos.

En la 1 Región, el campesinado andino mantiene, bajo nuevas estrategias por cierto, el control sobre tres pisos ecológicos
claramente diferenciados: a) cálidos valles costeros con posibilidades de diversificación de la producción, especialmente en las
cabeceras 7 ; b) quebradas en el sector precordillerano (3.000-3.500 m), restringidas tradicionalmente a la producción de maíz y
papas, algunas hortalizas, y cultivos introducidos -como la alfalfa para el ganado ovino. Los variedad de los productos que cada
asentamiento campesino logra enviar al mercado depende de las condiciones agroclimáticas de cada zona; así por ejemplo, en
el interior de la ciudad de Arica, predomina el orégano, y hacia el sur, al interior de la ciudad de !quique, es notable la producción
de ajo; e) el Altiplano (3.800-4.500 m.), en sentido latitudinal norte-sur presenta dos posibilidades productivas. Desde el límite
con Perú hasta el Salar de Surire las posibilidades productivas están dadas por la abundancia de agua corriente y calidad del
suelo, permitiendo la formación de extensas áreas de bofedales donde se reproducen favorablemente alpacas, llamas, y
ovejas; las bajas temperaturas han impedido el desarrollo de la agricultura. Hacia el sur, entre el sector del volcán lsluga y
Pampa Lirima, además de la ganadería se ha practicado al agricultura de secano en laderas de cerros y de riego.

En la 11 Región, los asentamientos humanos se localizan alrededor de los 3.000-3.500 m s.n.m. en quebradas y oasis, donde
existen condiciones favorables para el desarrollo de la agricultura y la ganadería. La calidad de los pastos, vegas salinas

6 Los efectos de la educación en la cultura aymara son analizados en este mismo volumen por B. Guerrero.

7 El patrón tradicional comprendfa el control directo desde pisos altos; al interior de la ciudad de Arica en los valles de Lluta y Azapa la población andina que reside
de preferencia en la ciudad, está procediendo a comprar tierras para destinarla a cultivos mercantiles.
247
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

preferentemente, ha determinado que el tipo de ganadería se restrinja a la explotación de liamos y ovinos. Por sobre esta cota,
y dadas las hostiles condiciones climáticas, el uso de vegas y bofedales altoandinos sólo se puede practicarse durante la
época estival.

En ambas Regiones, la agricultura que se practica en suelos aterrazados, contenidos por diferente tipos arquitectónicos de
andenes, constituye una respuesta tecnológica a las características del relieve, la inclinación y exposición de las laderas, y las
formas que presenta la pendiente -cóncava, convexa o recta (Castro et al., 1991; Azócar, 1992). Los sistemas de riego son
similares en sus tramos de captación y conducción, las variaciones, a nivel de poblados se presentan en las formas de aplicación
del riego intrapredial. En términos generales se han distinguido cuatro formas predominantes: "inundación" de terrazas,
conteniendo el agua mediante el levantamiento de los bordes de las áreas regadas; "por surcos", el agua corriente recorre la
terraza a través de diferentes diseños, hechos en su interior; por "derrames", el agua corre libremente en terrenos más bien
planos y de muy suave pendiente; "chipayas", escurrimiento lento de pequeños caudales a través de finos surcos que van
conectando cada planta y que permite la circulación permanente por un tiempo aproximado a 8 horas en terrenos de pendiente
suave (Castro et al., 1992).

RECURSOS PRODUCTIVOS, PASTOREO, Y CONFLICTOS EN LA ZONA ALTOANDINA EN EL NORTE DE CHILE

Los componentes de la naturaleza se convierten en recurso sólo si se combinan dos condiciones: el recurso tiene que satisfacer
una necesidad humana y poseer una utilidad dentro de una forma de vida, es decir ser un imperativo social. El sistema
productivo incorpora generalmente la ayuda de servicios prestados por trabajadores que suplementan los esfuerzos de la
familia, constituyéndose el trabajo en un acto de carácter múltiple: económico, político y religioso a la vez (Godelier, 1980). Esta
definición nos permite establecer que en el espacio andino, es a partir de la dominación occidental que se habría iniciado la
confrontación de dos modelos diferentes de organización socieconómica, ecológica e ideológica, poseedores de visualizaciones
y conceptualizaciones del universo, valorizaciones y percepciones de la naturaleza diferentes, en estrecha relación, por tanto,
con la estructura de comportamiento cultural producto éste de los fines políticos y económicos definidos por cada sociedad
(Varesse, 1979).

En consecuencia, los componentes de la naturaleza tienen un valor en el ecosistema natural, pero además contienen un valor
que ha sido otorgado por el hombre, quien mediante la incorporación de técnicas materiales y representaciones ideacionales,
se fue apoderando de porciones de aquélla. Aceptamos que las culturas son dinámicas, cambian, se adaptan constantemente
al entorno natural y social pero, al analizar los cambios impuestos al campesinado andino considerado como un sujeto que en
el ejercicio de sus actividades productivas ha ido creando y recreando toda su dimensión cultural, tendríamos que explicar qué
ha sucedido y podrá suceder cuando ha perdido o perderá el control sobre aquella porción de la naturaleza a la que ha dotado
de significaciones. Desde otro ángulo, respecto de la tecnología, cuando por efecto de la migración, aculturación o imposición
de nuevas técnicas desaparece aquella parte del conocimiento andino mediatizador, de la cultura de estos sujetos, qué efectos
ha generado o generará sobre otros ámbitos de la cultura.

En los Andes chilenos, en un pasado remoto, es posible que las intervenciones humanas pudieran considerarse insignificantes
en relación con los procesos dominantes de la naturaleza, sin embargo existe consenso que a partir del siglo XVI, junto con la
colonización se inició un proceso de introducción de especies de plantas, animales, y tecnologías que fueron transformando los
patrones andinos de uso de los recu(sos. Actualmente, este proceso estaría llegando a niveles de intervención tal, que han
puesto en peligro los procesos básicos de la naturaleza, así como la sobrevivencia del hombre en ciertos espacios altoandinos.

Al momento de explicar la vigencia del uso o del abandono de ciertas zonas, y dado que se trata de una zona limítrofe,
pareciera conveniente efectuar una mirada retrospectiva a las formas de uso y control. En Chile, el episodio de la guerra del
Pacífico (1879) constituye un hito relevante en la conformación de actual estructura social andina. La memoria colectiva retiene
aquellos episodios de abandono y apropiación de predios como consecuencia de las emigraciones que se produjeron cuando
los territorios peruanos y bolivianos fueron anexados por Chile. La nueva legislación que se impuso no reconóció el derecho
consuetudinario de las formas de tenencia comunal de los recursos, se trató por tanto de una incorporación forzada al sistema
de propiedad privada. Fue así como surge un modelo de tenencia individual al que debe articularse el antiguo sistema
organizacional andino, basado en la división y unificación territorial e institucional-división en mitades, ayllus, estancias, unidades
conyugales.

La inconsistencia de la base material e institucional ha tenido especial repercusión en las zonas de pastoreo altoandino 8; la
rotación de pastos naturales y la complementariedad forrajera entre miembros que pertenecen a una misma red de parentesco,
que sólo es posible si se mantiene el control comunal, se enfrenta al modelo de propiedades individuales que lentamente va
incorporando la delimitación cercada. Los conflictos por establecer límites han llegado a tal punto que hasta hoy no ha sido
posible otorgar títulos de propiedad 9 • La privatización sí se ha efectuado en los pueblos de la precordillera; aunque han inscrito
sus andenes individualmente, se ha mantenido el control comunal a través del uso y manejo del agua por autoridades elegidas
y reconocidas y de un cuerpo de normas y sanciones.

8 Una sfntesis sobre el control de recursos en el Altiplano de la Región de Tarapacá es entregado por H. González, en este mismo volumen.

9 La información obtenida en el Ministerio de Bienes Nacionales, da cuenta de la imposibilidad de entregar estos títulos debido a los conflictos entre familias. En
nuestro trabajo de campo hemos sido testigo de las dimensiones que alcanza la disputa por la tierra entre parientes.

248 .
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

En el ejercicio del derecho consuetudinario sobre los pastizales se requería de cierta flexibilidad en las demarcaciones. El
patrón de pastoreo contempla un proceso de domesticación en el que el hombre siguiendo, manteniendo los hábitos alimenticios
de los animales 10 , le impone ciertos circuitos de acuerdo a los territorios a los cuales puede acceder. La demarcación ha estado
representada por señales en el paisaje o accidentes geográficos reconocidos por la población. El sistema de herencia otorgaba
a todos los hijos derechos sobre los pastos; no obstante, las prácticas de residencia patrilocal, la mujer al salir del núcleo de
origen no perdía estas prerrogativas toda vez que podía contar con los pastos de su comunidad de origen.

La explotación ganadera de camélidos y ovinos en Chile, se extiende entre el límite con Perú por el norte (17º50' L.S. aprox.)
hasta el límite sur del Salar de Atacama (24º L. S. aprox.), sobre los 3.000 m, en ambientes asociados a zonas de anegamiento
permanente que dan origen a sistemas vegetacionales donde las variaciones florísticas, bofedales y vegas, tiene directa
relación con la presencia de una menor o mayor salinidad, respectivamente; esto determina, a su vez, de alguna forma, la
presencia o ausencia de una especie de camélidos; las alpacas sólo se encuentran en ambientes de bofedales, en tanto que
los liamos y ovinos se adaptan a ambos ambientes. El hombre andino ha controlado estas áreas y ha practicado patrones de
rotación en micro y macro espacios.

Un recurso fundamental en el desarrollo agropecuario andino en aquellas zonas enfrentadas a la aridez, como es el caso del
norte de Chile, ha sido el recurso hídrico y por ende el manejo dado por el hombre. Esta región que, como señaláramos más
arriba, forma parte de uno de los centros de origen y domesticación de numerosas especies, y que constituye en sí un ecosistema
natural riquísimo, se encuentra amenazada frente a las crecientes demandas de agua para ser usado en actividades mineras
y agrícola -empresarial (en valles costeros), y en las ciudades, principalmente (Castro et al., 1991 ). Existen evidencias que una
consecuencia directa de la situación ha sido el abandono irremediable y definitivo de espacios productivos de zonas altas, que
es donde se encuentran precisamente las fuentes de agua. Estos campesinos que han basado su actividad en la ganadería,
han perdido los derechos sobre el agua.

Uno de los factores causantes de la expulsión poblacional se encuentra eri la reducción o desaparecimiento de la base material
de subsistencia de las unidades productivas. A diferencia de lo sucedido con otras etnias del sur del país, los territorios andii"JQS
nunca fueron atractivos para un desarrollo capitalista de la agricultura, sí lo fueron para la explotación minera y para aquella
agricultura al servicio de la minería. El interés de grandes y medianos inversionistas sí provocó tempranamente conflictos al
momento de capturar un recurso fundamental para la producción minera: la mano de obra indígena. La historia andina también
da cuenta de disputas por los escasos cursos de agua necesarios para la extracción minera, o para la producción agrícola en
zonas de menor altitud, destinadas a la reproducción de la población humana y animales de transporte y carga (Larraín, 1974;
Villalobos, 1979).

Hoy, han aumentado las demandas como consecuencia del modelo de desarrollo vigente. El agua que da origen y permite la
reproducción de las praderas naturales del Altiplano, ha ido experimentando mayores presiones externas, lo que ha provocado
un proceso de desecamiento de extensas áreas de vegas y bofedales.

Aunque las poblaciones indígenas parecieran tener, actualmente, un mejor escenario para reclamar sus derechos -bajo el
alero de una ley indígena 11 , lo cierto es que existen una serie de mecanismos menos visibles, por los que se continúa socavando
la base económica de los pastores de tierras altas. Por ejemplo, en el Altiplano, las familias han perdido, indirectamente, el
control sobre los pastizales debido a las políticas de conservación de la fauna nativa, especialmente la vicuña, especie que en
los años setenta se encontraba en peligro de extinción y que hoy sobrepasaría los 40.000 cabezas. La presencia de estos
animales en vegas y bofedales, ha significado que consuman aquellos pastos que, de acuerdo al derecho consuetudinario
indígena, son de su propiedad, pero que sin embargo al no tener los títulos respectivos los deja sin derechos reconocidos ante
la ley. Gran parte de estos territorios quedaron dentro de zonas protegidas. Observamos que la población andina se subordina
una vez más a las políticas del Estado. Enfrentados a esta nueva situación los campesinos, como estrategia de sobrevivencia
han optado por reducir la masa ganadera para asegurar su reproducción. La presencia de las vicuñas ha tenido repercusiones
como era de esperar, en el sistema de movilidad del ganado: los pastizales que el pastor abandonaba temporalmente -de
acuerdo al patrón tradicional para permitir la recuperación del forraje-, son consumidos por la fauna protegida 12 , por lo que al
retornar se va encontrando con una débil capacidad forrajera. En el caso de la precordillera, al interior de la ciudad de Arica, los
campesinos han protestado, sin éxito, por la invasión de guanacos en sus predios agrícolas.

1O De acuerdo a la disponibilidad anual de pastos, en el sector de Ca quena y Parinacota (Región de Tarapacá) los animales inician por su cuenta el traslado, en
micro espacios, asf como entre pisos de mayor altitud, debiendo el pastor estar atento a seguirlos y guiarlos hacia las zonas que controla. De aquf que el
conocimiento que el pastor posee de los hábitos alimenticios, lo lleve a sostener que el ideal de terrenos es una 'cinta' que incluya del 'seco" y el 'bofedal'
11 Durante el gobierno del Presidente Aylwin (1990-1994), se implementan en Chile una serie de acciones, producto éstas de las presiones de las organizaciones
indfgenas del país, destinadas a lograr un reconocimiento legal de sus derechos.

12 Un problema derivado de la reproducción de vicuñas en tierras de las familias andinas, se presentará al momento de distribuir las ganancias que genere la
explotación de la lana de estos animales.

249
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

La zona andina de la Región de Antofagasta, dispone de un régimen de lluvias menor que


Tarapacá 13 , y se ha visto más
afectada por la extracción y canalización del agua para el uso en la minería del cobre, y consumo
en las ciudades. Como
consecuencia de ello, se ha iniciado un proceso de desecamiento de vegas especialmente en la
cuenca del río Loa. Aunque se
reconoce el caso de las vegas de lnacaliri como la mayor evidencia (Aidunate, 1985; Cavieres,
1985) 14 , lo cierto es que hemos
podido observar una serie de sitios donde la extracción está generando efectos similares.

Los conflictos por el recurso hídrico se centran como señaláramos anteriormente, en el Altiplano
donde se encuentran las
fuentes de agua. El principal recurso forrajero, formaciones vegetacionales conocidas como vegas
y bofedales -teóricamente
corresponden a ambientes de humedal-, están condicionados precisamente por la existencia
de un suministro más o menos
constante de agua. Estos constituyen la base alimentaria de una variada y exclusiva fauna.

Las vegas corresponden a una estrata herbácea de baja a mediana altura (5-1 00 cm), en una superficie
con escaso micro relieve,
y cursos de agua restringidos; en tanto que los bofedales poseen un microrelieve fuertemente ondulado,
con una compleja red
de canales, y/o naturales cursos de agua. En la 1 Región predominan los bofedales, en tanto que
en la Región de Antofagasta
predominan las vegas. Los humedales presentan respecto a los sistemas zonales del entorno una
diversidad biológica elevada,
con un mayor número de especies vegetales (Castro et al., 1993).

Aún cuando pareciera que las demandas por un reconocimiento de los derechos de los pueblos
indígenas ha tenido eco en
Chile 15 , el aumento de las solicitudes de derechos de agua para la explotación minera ha llegado
a constituir una presión tal por
el recurso hídrico, que se ha constituido en una amenaza no sólo para la sobrevivencia del la población
andina, también lo es
para el ecosistema natural. La constatación de esta situación significó que la autoridad correspond
iente se viera obligada a
modificar el actual Código de Aguas (Ley 19.145). Esto, en órden a prohibir exploraciones y nuevas
explotaciones de aguas en
terrenos públicos o privados de zonas que correspondan a acuíferos que alimenten áreas de vegas
y bofedales en las regiones
de Tarapacá y Antofagasta. Para implementar esta legislación se hizo necesario disponer de
un catastro que consignara la
identificación, ubicación geográfica y caracterización de todas las vegas y bofedales de ambas
Regiones. En el Cuadro Nº 2,
se han representado todas las cuencas, y se muestra el listado con el número de vegas y bofedales
que fueron localizadas
(Castro et al., 1993).

Siguiendo la secuencia de las cuencas en sentido norte-sur, se aprecia que, debido a una mayor
disponibilidad y calidad de
agua, la concentración de bofedales y vegas se encuentra en la 1 Región. Es, además, en el
extremo norte de esta Región
donde se localizaron los bofedales de mayor extensión. Si bien, en la 11 Región, las cuencas del
Río Loa, Salar de Atacama,
y Altiplánica, concentran un total de 137 humedales (32%), cabe señalar que la superficie es
menor, con predominancia de
vegas. Los bofedales, escasos, se encuentran en mayores altitudes. El estudio, que incluyó una
caracterización botánica en
una muestra de 117 humedales, constató que de 52 humedales de la 11 Región, sólo 8 (15%)
correspondían a la categoría
bofedal, el resto pertenecía a diferentes tipos de vegas en función de su altitud y el grado de salinidad.
En tanto en la 1 Región,
de 65 humedales (56%}, 36 (55%) pertenecían a la categoría de bofedales (salinos y no-salinos)
(Castro et al., 1993).

Los humedales, en sus formaciones de vegas y bofedales, han constituido el centro de la economía
pastoril altoandina. El
aprovechamiento energético de pastizales por el ganado en zonas donde éstos constituyen
el único recurso potencial ha
estado regido por diferentes modalidades de uso. Aunque el sistema normativo de control sobre
aquellos por parte de grupos
de familias emparentadas haya sufrido algunos cambios -como hemos señalado anteriormen
te- las modalidades de uso se
mantendrían. El ciclo anual de pastoreo contempla una tipología de humedales de acuerdo a estacionali
dad y tiempo de uso,
esto significa por un lado, que el pastor trasladará sus animales de acuerdo a los ciclos anuales
que perciba desde su estancia
-características climáticas de la zona (lluvias en verano-nieve en invierno)- , hacia zonas altas
o bajas~ El tiempo de uso se
refiere al tiempo que el ganado puede permanecer en un lugar considerando la percepción de
capacidad de carga que posea
el pastor. Así, una tipología de uso se puede resumir en cuatro formas: a) uso permanente, aclarando
que siempre es posible
tener que complementar los pastos, especialmente en épocas críticas (aunque siempre con rotación
dentro de un área); b) uso
estacional (invierno-verano); e) temporal, por cortos períodos entre humedales relativamente
cercanos, d} en tránsito, esta
modalidad tiene especial importanci a en las rutas establecida s para el traslado del ganado,
especialm ente para el
aprovisionamiento, cuando deben recorrer hasta 100 kilómetros (Castro. et al. MS).

13 Por sobre la cota de los 2.000 m aprox., las precipitaciones estivales provenientes de la Hoya Amazónica,
llegan hasta los 23°50' LS aprox., sector Salar de
Atacama, como límite máximo (Gaete, 1974).

14 Véase en este mismo volumen un estudio sobre conflictos por agua en la 11 Región, de C. Aldunate.
Con financiamiento de FONDECYT se trabajará durante
1995-1996, en los humedales de la 11 Región (Castro, M. y M. Bahamondes).

15 Los grupos étnicos han entrado en movilización; en América Latina los movimientos indígenas han
traspasado las fronteras nacionales y han creado verdaderas
coordinaciones internacionales como demandas y programas altamente definidos (Mires, 1991 ).

250
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CUADR02.
VEGAS Y BOFE DA LES DE LA 1 Y 11 REGIONES.
FUENTE: CASTRO ET AL. 1993.

Cuencas Vegas y bofedales

N!l %

1 Región

Río Cosapilla 52 12.0


Río Lluta 32 7.4
Lago Chungará 9 2.1
Río Lauca 48 11.3
Salar de Surire 1 0.2
Río Camarones 3 0.7
Río Parajalla 2 0.5
Ríos lsluga-Cariquima 41 9.4
Río Sacaya (Cancosa) 21 4.8
Salar Huasco 21 4.8
Salar Coposa 2 0.4
Pampa Tamarugal 38 8.7
Sub total 270 62.3

11 Región

Salar Michincha 7 1.6


Salar Ollague 5 1.1
Salar Carcote 5 1.1
Salar Ascotan 4 0.9
Río Loa 41 9.4
Salar de Atacama 49 11.3
Altiplánica 47 10.8
Salar Punta Negra 6 1.3
Salar Pajonales 1 0.2

Sub total 165 37.7

Total 435 100.0

251
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Un análisis de estudio de pastoreo en humedales estaría incompleto sino mencionáramos los efectos de la aplicación de
técnicas de conducción y almacenamiento -canales y represas- en el manejo del agua, con la finalidad de lograr, tanto la
reproducción de las especies vegetales que lo conforman como la ampliación de la superficie. Por ejemplo, de acuerdo a la
pendiente que posea el área cubierta por bofedales, se construyen canales -surcos que se abren en la compacta vegetación-
para permitir que la circulación del agua llegue a toda la superficie; y, cuando el espacio lo permite, siempre utilizando las
pendientes, construyen canales unos metros alejados del borde para iniciar un riego constante hasta que aflore la vegetación.

Es evidente, por tanto, que cuando el hombre andino deja de manejar el agua al interior de un humedal, éste sufre rápidamente
una reducción de su superficie.

CONCLUSIONES

Los procesos que están teniendo lugar en el ecosistema altoandino, pueden llegar a generar impactos ambientales insospechados.
Podríamos reflexionar por ejemplo, sobre los efectos de un desecamiento progresivo en el proceso de desertificación, en la
pérdida de diversidad de especies naturales y de productos agrícolas, en las consecuencias de una disminución de los volúmenes
de agua requeridos por los sistemas de riego andino en los valles precodilleranos de menor altitud, en el abandono de tierras
productivas y en el empobrecimiento del campesinado andino. La reflexión podríamos extenderla a una hipótesis de Mires
(1991 ), respecto de que estaríamos frente a una modernidad, que más bien presenta manifestaciones destructivas para la
sociedad indígena, en cualquiera de sus formas: civilización, progreso, desarrollo e, incluso, revolución.

Estos hechos constituyen un desafío para quienes sostienen que es posible que un Estado que ha optado por un sistema
político económico regido por las leyes del mercado, pueda lograr una planificación que, coordinando acciones, pueda llegar a
establecer prioridades, y responder a los objetivos de lo que se ha llamado desarrollo sustentable, y que además sea capaz de
incorporar las demandas de la indianidad en sus discursos sobre el porvenir.

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253
sapuv so¡ ua etouapuoo f. et~ua!Q ·oue¡d!mf 13
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

LOS RECURSOS AGROPECUARIOS


DEL NORTE DE CHILE AL TIEMPO DE LA INVASION EUROPEA.

LAUTARO NUÑEZ A.

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ARQUEOLOGICAS Y MUSEO


UNIVERSIDAD CATOLICA DEL NORTE, SAN PEDRO DE ATACAMA, CHILE.

RESUMEN

El autor, a través de un pormenorizado recuento de prácticas de domesticación y uso de plantas y animales, y uso de suelos en una diversidad de
ambientes complementarios en el norte de Chile, muestra como aquellos están en la base de un estilo de vida andino del sur en todos los segmentos
comprendidos en el área fueron eslabonados e incorporados a un régimen de interacción socio política y pluriétnicas; relaciones caracterizadas más por
la transacción que el conflicto. Dentro de esta estrategia, el control ejercido por cada señorío sobre una multiplicidad de ambientes, y por tanto, sobre
producciones diversificadas, eran claves al momento de articular con "mayor certidumbre las complejas redes de interacción caravaneras", otro de los
pilares de esta organización socio espacial.

ABSTRACT

By means of a detailed account of domestication practicas and of plan!, animal and land use in a variety of complementary environments in northern
Chile, this paper shows how such environments are at the base of south andean way of lile, in which all !hose segments comprised in the area were linked
and incorporated to a socio political and multiethnical interaction regime; such relationships can be characterized by transactions rather than conflict.
Within such strategy, control exerted by each "señorío" over various environments and therefore over diversified productes, was a key element to
articulate with more certainty the vast network of "caravaneers" interaction, another of the pilars o! this socio-spatial organization.

INTRODUCCJON

Para la mayoría de los tratadistas del área, el mundo andino no es sólo el piso de altura que usualmente se asocia a las
altiplanicies, sino una armónica articulación de sus extremos costeño y selvático a partir de un núcleo altiplánico-valliserrano
de interacción (Murra, 1965; Núñez y Dillehay, 1979). En este mosaico de ambientes articulados: desierto costero, oasis de
neblinas, valles bajos regados, valles serranos con mayor humedad estival, y páramos andinos de altura, la complementaridad
en términos de explotación y traslado de recursos fue el rasgo más decisivo para la culminación de un estilo de vida andino del
sur en donde todos los segmentos del transecto fueron eslabonados e incorporados a un régimen de interacción sociopolítica
y pluriétnica, entre fronteras «blandas» más cercanas a la transacción que al conflicto, inmediatamente antes de la expansión
in ka.

Los datos se han reunido aquí en una síntesis, calibrada de acuerdo a la naturaleza de este evento multidisciplinario, con el
objeto de entender procesual mente cómo el norte de Chile, en su contexto interandino, llegó a constituirse en esa época en un
territorio con recursos «insulares», pero a su vez integrados por regímenes de Señoríos, sustentados en productos agrarios-
pecuarios y sus derivados, cubriendo un espacio muy similar al hectareaje actual.

DOMESTICACION DE RECURSOS.

Por ahora los estudios paleobotánicos apuntan a reconocer que la mayoría de los cultígenos conocidos antes de los europeos
fueron controlados desde formas silvestres en la vertiente oriental de los andes (Parodi, 1966; Cárdenas, 1969). Habrían
arribado a las tierras fértiles del Altiplano, oasis-valles piemontanos, y valles cálidos costeños, durante el flujo y reflujo
trashumántico y emigracional, a lo largo del transecto Oriente-Altiplano-Océano Pacífico, a través de poblaciones arcaicas
tardías y formativas, circa 4.000 a 2.400 años a. P. (Lynch, 1989; Núñez, 1983). Se acepta que al inicio de la ocupación europea
los cultígenos de mayor valor económico ya estaban sometidos a una intensa explotación, con escasas posibilidades de
ampliar el elenco doméstico conocido.

Algunos productos tan especializados al ambiente hiperárido, como la foresta de Prosopis sp. (algarrobos y chañares) pudo
conducirse y explotarse con intervención humana. Por otro lado, la presencia inequívoca de maíz en los valles y oasis bajos
como Tarapacá yTiliviche, en contextos arcaicos algo anteriores a los 4.000 años a. P., sugiere que más de algún producto del
Complejo Tropical Semitropical pudo readaptarse antiguamente en los ambientes de los Valles Occidentales (Núñez, 1989).
Del mismo modo, ciertas variedades de quinoa (Chenopodium sp.) y papas (Solanum sp.) pudieron readaptarse o extenderse
a la faja altiplánica aledaña a las cabeceras de los Valles Occidentales inducidos por tempranas poblaciones arcaicas y formativas.

Es claro que la identificación de los procesos de domesticación de cultígenos locales y/o regionales, requiere de más investigación,
al tanto que los primeros estudios vinculados con la. emergencia de antiguos estilos de vida pastoralista parecen ser más
auspiciases.

En efecto, la domesticación de camélidos salvajes ocurrió en los Andes Centrales por los 5.000 años a.P. (Lavallee et al.,
1982), iniciándose desde esta época el control gradual de rebaños de llamas (Lama glama), paralelo a la pervivencia de
camélidos salvajes utilizados en términos de cazas: guanacos (Lama guanicoe) y vicuñas (Lama vicugna). A partir de esta
255
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

experiencia la crianza de llamas implantará las técnicas de esquila, hilado y textilería de lana, generando un conjunto de
cambios sustanciales entre las poblaciones ubicadas sobre los 2.500 m de altura, optimizándose la habitabilidad en los ambientes
de la Puna Normal. Pero, también estos cambios sucedieron independientemente en los territorios más hóstiles, de la Puna
seca y salada (Troll, 1958; Núñez, 1989).

Al respecto, ahora se entiende que la domesticación de camélidos, ocurrió en locis del Centro Sur Andino, dando inicios a la
crianza, tal como se ha propuesto para la subárea Circumpuneña. Por los 3.500 m s.n.m. en donde la quebrada de Puripica
(NE de San Pedro de Atacama) concentra recursos excepcionales, se ha determinado con criterios osteométricos y culturales
la existencia de las primeras prácticas de domesticación de camélidos por los 4.800a 4.100 años a. P. (Núñez, 1989}. Se trata
de la implantación de los primeros intentos protopastoralistas en contextos arcaicos de caza y recolección, con repercusiones
sincrónicas en el río Loa (sitio Kalina), en donde también se generó un arte rupestre muy correlacionado (Aidunate et al., 1986}.

Se acepta que el valor de la crianza de camélidos, por sobre la cacería, en los Andes Centro-Sur Bolivia, Sur Perú, Norte
Chileno, y Noreste Argentino), no sólo se comprometió con los primeros logros civilizatorios (Ponce, 1970; Núñez, 1974), sino
que sustentó una economía pecuaria prestigiosa en las tierras medias y altas, basada en la oferta de dieta cárnea, artesanía
textil, fertilizantes, uso de cuero, lana y hueso, incluyendo el tráfico de cargas, al punto que la pervivencia actual de los
ganaderos aymaras mantiene a los camélidos domésticos como un soporte básico.

En este sentido Murra (1965) no estuvo lejos al apuntar tempranamente que la crianza de llamas, en las tierras altas, fue un
logro andino (prácticas locales de domesticación), asociado al proceso de agriculturación de tubérculos y granos, constituyendo
una combinación agropecuaria típica para el Altiplano sensu lato.

En suma, las evidencias de Puripica (Núñez, 1989) y aquellas del río Loa Medio (Druss, 1978) indican que el proceso de
domesticación de camélidos condujo a las primeras crianzas de protollamas desde los 4.000 años a. P. a lo largo de los 2.500
a 4.000 m, articulándose estacionalmente en estos transectos las vegas forrajeras de ríos y quebradas de la pendiente puneña
occidental con el tolar alto andino (ver recientes estudios de esta naturaleza a cargo de A. Benavente e l. Cartagena).

Después de esta crianza experimental se sabe con certeza que ya existían rebaños de llamas domésticas, como recurso
económico dominante, asociadas a labores agrícolas y metalúrgicas en quebrada Tulán al SE de Peine (Salar de Atacama) por
los 3.200 años a. P. (Núñez, 1992a). De modo que a la llegada de los españoles, las tierras altas y medias de la 1y 11 Región ya
contaban con algo más de 3.500 años de experiencia ganadera. El hecho de que esta crianza haya sustentado el proceso
sociocultural formativo en los albores de la civilización circumpuneña sin ciudades, advierte la importancia de este recurso en
términos de apoyar el primer poblamiento extensivo en las tierras altas, de carácter más estable al norte del río Loa y más
estacional en la vertiente occidental de la puna de Atacama a raíz del régimen de menos habitabilidad en la estación invernal.

Evidencias de crianza de llamas en contextos formativos antiguos, post arcaicos, se han ubicado en el extremo sur del Salar de
Atacama, a través de la fase Tilocalar, asociada a asentamientos pastoralistas, datados entre los 3.200 a 2.400 años a.P.
(quebrada Tulán 1vegas de Tilocalar), con repercusiones sincrónicas por el río Loa Medio a través de sitios como ChiuChiu-200
(Benavente, 1985; Arias et al., 1991 ), Aquí el recurso pecuario se asocia al uso de algodón y más textilería de lana, cuando ya
el manejo trashumante de llamas estaba consolidado, incluyendo el establecimiento maduro de circuitos caravaneros trasandinos
conectados incluso con las Selvas Orientales. La presencia en esta época pre 2.400 años a. P. de maíz, calabaza y crianza de
llamas como labor agropecuaria dominante (ausencia aún de alpacas), señala la orientación ganadera de los primeros
asentamientos complejos de las tierras altas y medias de la Puna de Atacama (Loa Medio y Tulán), anteriores a los pueblos de
la Cultura San Pedro, los que optaron por radicarse en los ayllos de San Pedro, donde se combinó mejor el fenómeno esta vez
más agrario que pecuario.

La sincronía de estos eventos agropecuarios formativos como Tulán 54-85 y ChiuChiu 200, con los asentamientos complejos
altiplánicos de Chiripa, Pukará, Wankarani y Tiwanaku antiguo, demuestran que la sociedad andina del Centro-Sur se sustentó
en una matriz agropastoralista-ceramista antigua y común, en donde el rol de la cría de llamas fue el mayor agente de cambio
y desarrollo desde el lago Titicaca a la Puna Chileno-Argentina y su hinterland aledaño.

Aunque se deberían esperar otros locis de domesticación de camélidos en la serranía y altiplanicie de Arica, se ha propuesto
que la riqueza de fauna herbívora permitió contar con una alta provisión de recursos cárneos cazados, tanto de camélidos y
ciervos andinos, sincrónicos a eventuales procesos de domesticación aún no bien definidos (Santoro, 1989}. La presencia de
cerámica con desgrasante vegetal temprano, datada en el Altiplano ariqueño por los 2.500 años a.P. estrecha una cerrada
correlación con pueblos crianceros de llamas también de antigua data comunes en el Altiplano nuclear (Santoro, 1989).

Se acepta que en los Andes sureños existió menos domesticación de animales en relación a otros territorios y mucho más
control sobre cultígenos silvestres orientados al paso de la recolección a la horticultura. Pero, con todo, el cambio ganadero fue
más cualitativo surgiendo con ello más complejidad sociocultural y económica. De hecho la crianza limitó el dominio exclusivo
de las prácticas de caza y estrechó el régimen de movilidad a territorios más acotados, disponiéndose de más excedentes para
complementar con los recursos diferenciados de valles más cálidos localizados entre el Altiplano y el Pacífico. La diversidad de
productos en términos de reciprocidad interpisos fue una ventaja del incipiente manejo del traslado de gent~s. ideas y cargas

256
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

a través del movimiento caravánico. Debe recordarse que los hombres cargan durante 8 horas aproximadamente 20 kilos por
distancias de no más de 20 kms. Así, la caravana sobrepasa estos guarismos en términos que sólo una tropa de 12 llamas
cargadas alcanzan, de sol a sol, una carga total del orden de 500 kilos conducidos por un hombre. La domesticación esta vez
de camélidos especializados en el desplazamiento de cargas de larga distancia fue otra de las ventajas del manejo ganadero
alto andino.

RECURSOS PUNEÑOS (2.500 • 4.000 m s.n.m.).

El proceso de explotación de recursos alteños constituyó el llamado <<Complejo Cordillerano» (Lumbreras, 1970), cuyo soporte
productivo fue la combinación de prácticas agrícolas de altura con crianza de llamas, en donde sus mejores exponentes
andinos se localizaron entre los valles serranos y el Altiplano tarapaqueño. Incluye a los oasis, quebradas intermedias- altas y
puna atacameña en territorios comparativamente de alturas más moderadas.

El <<Complejo Cordillerano•• conforma idealmente un conjunto de cultivos andinos de alturas Chenopodium quinua (quinoa o
quinua), Chenopodium pallidicaule (kañahua), Solanum tuberosa (papa), Oxalis tuberosa (oca), Trapalum tuberosa (mashuas),
Ul/ucus tuberosa (ullucu), Estos productos se correlacionan estrechamente con prácticas agrícolas de secano, con escasos
recursos de agua permanente, adaptados a contrastes térmicos, sequías periódicas, variación estacional y uso de complejos
ingenios destinados a regadío con agua de lluvia (camellones). Su distribución guarda relación con el territorio altiplánico típico
en donde cultígenos como el maíz tienen severos límites adaptativos (Núñez, 1974).

Hasta ahora no se cuenta con datos confiables para reconocer arqueológicamente a los cultivos <<cordilleranos•• durante el
período arcaico y formativo antiguo. Se sabe que el acceso a alimentos vegetales, silvestres o domésticos, se acentuó desde
las etapas tardías del período arcaico. En el ámbito de la Puna de Jujuy (Inca Cueva), por los 4.130 años a. P. se han registrado
restos de cortadera y cactáceas llamadas airampo y pasacana (Castro y Tarragó, 1992), localizados también en depósitos y
coprolitos de asentamientos arcaicos y formativos de la Puna de Atacama, constatándose su consumo humano entre Jos 5.000
a 3.000 años a. P. (Núñez, 1989). Desde esta época (4.000 a. P.) se conocía bien el uso de churqui y algarrobo en ambas
vertientes de los Andes, pero las vainas de cebil (Anadenanthera macrocarpa), eran colectadas exclusivamente en la vertiente
oriental trasandina (NOA), para ser luego redistribuida por ambas vertientes de la Puna. Se aprueba que algunos cultivos tan
alimenticios y funcionales como las cucurbitas (Lagenaria siceraria) también se multiplicaron en ambas vertientes, tal como lo
ha expuesto Fernández Distel (1980), aunque se ha cuestionado un registro de maíz en contextos arcaicos más antiguos
(Huachichocana).

Es muy probable que varios de los cultivos económicos conocidos durante períodos más recientes hayan sido domesticados
en las postrimerias del período arcaico medio y tardío. Por ejemplo, desde los 6.000 a. P. el régimen de cultivos en los ambientes
templados comenzó en los Andes Centrales (Valle de Ayacucho), a través del control de tuberculos tales como papa oca
( Oxalis tuberosa), Olluco ( Ullucus tuberosus) incluyendo tal vez quinua ( Chenoeodium quinua) y maíz (Zea mays) (MacNeish,
1969}.

Pese a la falta de información regional se ha reconocido en la Puna Seca de Arica la presencia de tempranos tubérculos
cosechados por los 4.000 años a.P. Se trata de oca o apilla (Oxalis tuberosa), Ulluco o papalisa (Ullucos tuberosus) e isaño
(Tropae/um). Aunque podrían ser domésticos y/o silvestres, es sintomático que por esta época hay un mayor acercamiento al
control de tuberosas típicamente andinas (Santero y Chacama, 1982).

Después del período arcaico la explotación de los recursos <<cordilleranos•• se acentuó considerablemente. En efecto, los
pueblos altiplánicos formativos (desde los 3.200 años a. P.}, tales como Chiripa, Wankarani y Tiwanaku 1, manejaban cultivos de
tubérculos microtérmicos como la oca, ullucu, isaño o añu ( Tropaelum), papa tetraploide, quinua y kañahua ( Chenopodium
pallidicaule}.

A nivel de estos territorios, alejados de la subárea Circuntitikaka, poco se sabe sobre los cultivos <<cordilleranos•• más antiguos
en los oasis de la Puna de Atacama. A juzgar por los datos recobrados en las primeras aldeas agropastoralistas de Chiuchiu-
200 (Benavente, 1985) y Tulán 54 y 8 (Núñez, 1992a), entre los 3.200 a los 2.400 años a. P., se han registrado restos de maíz,
cucurbitas, ají y quinua, pero de escasa frecuencia, en relación por ejemplo al consumo más masivo de vegetales silvestres
alimenticios como las raíces de totora, juncos y frutos de cactáceas (Núñez, 1989).

De acuerdo al traslado de excedentes <<cordilleranos•• a nivel de interpisos, el uso de estos recursos a comienzos de la era
alcanzó hasta enclaves costeros de extrema lejanía. El registro de subproductos de llamas y quinua en la boca del río Loa, en
un escenario hiperárido, indica la gran extensión de los patrones de circulación especializados de bienes hacia lugares distantes
de los núcleos de las tierras altas.

Por otra parte, el registro de papas altiplánicas en un cementerio algo posterior a los 300 años a.C., asociado con tejidos
Tiwanaku (TR 40-B), demuestra también que estos eran traídos en el flujo caravanero desde las tierras altas nucleares al valle
bajo de Tarapacá.

257
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Un aspecto distintivo del «Complejo Cordillerano» es su sometimiento a técnicas de conservación que facilitaron gradualmente
la estrategia de circulación de excedentes a lo largo de patrones de tráfico de larga distancia. Se conoce que en las tierras altas
la productividad agropecuaria pasó a superar los límites de conservación a través del descubrimiento de técnicas de deshidratación
de tubérculos y carne (charqw), aprovechando las heladas nocturnas en ambientes secos bajo fuerte insolación diurna (papa-
chuño y oca-caya). El evitar la putrefacción y alivianar el peso de las caravanas, con un tercio menos en términos de carga,
facilitó el traslado interpisos. Tanto las técnicas de molienda (harinas) como el tostado de quinua y maíz también sirvieron para
la especialización de las labores del caravanero.

Entre los 2.300 a 3.000 ms.n.m. se establecen fajas de transición donde cultígenos «tropicales» y «cordilleranos» han convivido,
tal como se advierte en la actualidad. En los valles serranos intermedios y oasis piepuneños, como los del Salar de Atacama,
se observa cierta combinación advertida en la convivencia de papa, maíz y quinua, tal como lo vieron los cronistas en los oasis
atacameños y valle de Copiapó (Bibar, 1966). Sin embargo, aunque algunos productos como el maíz lograron adaptarse a
oasis altos como Socaire (3.250 m s.n.m.), ya en el Altiplano tarapaqueño no fue posible su plena reproducción (4.000 m
s.n.m.).

A la llegada de los europeos al norte de Chile, no advirtieron evidencias de uso de plantas alucinógenas locales, pero si ya
estaba generalizada las prácticas del consumo de coca. Los datos arqueológicos regionales advierten que hasta los 800 a 900
años d.C. aún existía un sofisticado equipamiento para inhalar sustancias alucinógenas, en especial entre los pueblos apegados
al Noroeste Argentino. Sin embargo, no se han registrado plantas locales aunque se han llevado a cabo estudios tendientes a
evaluar esta situación. Los alucinógenos referidos tempranamente en el sitio Las Conchas, cerca de Antofagasta por Llagostera
(1979), han sido invalidados por Wassen y Bondeson (1979-1980). Aunque hasta ahora no hay datos que prueben que las
plantas alucinógenas fueran locales, recientemente C. Torres (comunicación personal) ha registrado escasísimos árboles de
Vilca (Anadenanthera) en el oasis de San Pedro de Atacama, pero no se ha constatado su uso en términos de data prehistórica.
Por esta razón, es más probable a la luz de los datos actuales, que el mayor stock de alucinógenos (cebi~ fue traficado hacia
los oasis piemontanos desde la Vertiente Oriental del Noroeste Argentino (Pérez Gollan, 1993; Núñez, 1991; Torres et al.,
1991 ).

Las investigaciones en Inca Cueva, en la región de Jujuy, han demostrado la presencia de cebil, reconocido como Anadenanthera
columbrina var. cebi/ o Anadenanthera macrocarpa (Fernández Distel, 1980). Se le reconoce como cebil en Argentina y vi/ca o
vil/ca en Perú y Bolivia. Su distribución más austral se limita en la provincia de Córdoba, pero se extiende hasta la yunga del
este de Bolivia (Cárdenas, 1969). Al evaluar los rasgos botánicos de Inca Cueva y Huachichocana (zona de Jujuy), se desprende
que existió desde los 4.130 años a.P. un notable tráfico interregional de vegetales de uso ritual y doméstico. Ciertamente allí
hay restos de: conchas del Pacífico (gastrópodos y pelecípodos); algarrobo (Prosopis chilensis) procedentes de bosques extra
locales; restos de Prosopis ferox, P. Alba y P. Nigra de la quebrada de Humahuaca; lagartos (Tupinambis rufescens), tortuga
de tierra (Geochelone chilensis), sisal (Agave sisalane) de la Región Chaqueña; mates o calabazas (Lagenaria siceraria),
bambuáceas, valvas de mutélidos de agua dulce, guacamayo (Aramilitaris), pecari ( Tayassu tajacu) y Anadenanthera macrocarpa,
de las Selvas Orientales (Fernández Distel, 1980).

Obviamente que el alto stock de Anadenthera en las tierras bajas trasandinas podría explicar en parte el alto flujo de contactos
socioculturales entre el NW Argentino y los oasis Piemontanos desde el período arcáico tardío a la culminación de la cultura de
San Pedro inmeditamente antes y después de la influencia Tiwanaku.

En general, debe tenerse en mente el rol dominante de la vertiente oriental como producción de plantas medicinales, mágicas
y alucinógenas: 1/ex, Banisteriopsia, Tabaco, Datura y Coca. En efecto, el tráfico y uso de Coca (Erythroxylum coca), post
prácticas de inhalación, ayuda a comprender mejor esta situación (Cárdenas, 1969). A través de la secuencia regional se ha
verificado su uso desde el primer flujoTiwanaku, pero con mucho mayor énfasis durante el período de Desarrollo Regional
Tardío (Focacci, 1982). Se le empleó aún en tiempos históricos en ambientes tan distantes al Altiplano, como en la costa
hiperárida de Paposo.

Fuera de algunas estancias en el valle de Azapa, no habría ninguna otra referencia histórica en cocales que puedan considerarse
locales (Trellez, 1980). Rostworowski (1975) ha señalado la existencia de cocales en los valles yunqas del Perú, pero no se ha
identificado su cultivo en los Valles Occidentales al sur de Arica. Como es conocido, estas plantaciones son compatibles con las
tierras bajas al Oriente del Altiplano Boliviano (Cárdenas, 1969). De estos lugares se registra etnohistóricamente un notable
tráfico que se introdujo hacia la vertiente occidental, derivado de la circulación de bienes, cuando la conexión entre pueblos
tardíos, inmediatamente pre incaicos, ocurrió con el Altiplano más que con el Noroeste Argentino: del cebil a la coca.

Sin embargo Murra (1972) sugirió que los cocales de Quivi (a 50 km de la costa), no más alto de los 1000 m, antes del control
lnka, habían pertenecido a los yungas costeños. Rostworowski (1975) ha destacado el acceso que tenían los chichanos al
comercio de coca, donde funcionaba como valor unitario. Estos cultivos se habían emplazado en los Valles Occidentales sur
Peruanos, en cotas de los 300 a 1000 m desde el sur de lea a Arica (en el piso de Chaupiyunga). Aunque Rostworowski (1975)
aseguró que en los valles de Arica habían cocales locales, estos si ocurrieron fueron cultivos mínimos y aún no hay constataciones
en los valles menos tropicales de más al sur, los cuales al igual que los asentamientos del Altiplano debían contactarse directa
o indirectamente con los grandes cocales del oriente (Diez de San Miguel, 1964).

258
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Hasta ahora no se ha estudiado qué clase de hojas son las registradas arqueológicamente. Se reconocen en bolsas más
refinadas con decoración muy recargada (V.gr.: Pica-8), y las hojas son grandes y pequeñas. En algunos casos, como ocurre
en Playa Miller-9 (Focacci, 1982) éstas son menudas y recuerdan las descripciones conocidas de la coca cultivadas en la
vertiente del Pacífico (Thupa coca). Dauelsberg (comunicación personal) ha sugerido que efectivamente algunos restos de
terrazas estrechas, ubicadas en el valle de Azapa, podrían fijarse en un medio ecológico adecuado para este cultivo, acorde a
lo descrito por Rostworowski (Ob. cit.). No obstante estos enclaves costeros bajos, el oriente del Altiplano fue el área de mayor
explotación y de allí su redistribución masiva en el área Centro-Sur andino inmediatamente antes de la expansión lnka.

Durante la Colonia continuó una compleja red de conexiones que aún en el siglo XIX abastecía de coca a los changos costeños
de Paposo, en el rincón más periférico del desierto de Atacama (Phillipi, 1860).

Se puede apreciar que de continuar la ausencia de productos locales extensivos, tanto de alucinógenos como de coca, estos
debieron insertarse en la red del tráfico trasandino constituyendo este último el rasgo más tardío que cubrió el vacio parafernálico
y ritualístico dejado por el cebil trasandino del NOA (Pérez Gollan, 1993).

El ingreso del flujo del coca pareciera en efecto comprometerse con enclaves adozados al Altiplano Meridional, tal como aún
ocurría con la comunidad de Caspana en el interior del río Loa. Bertrand (1884) se refiere a las prácticas de intercambio de
coca por productos elaborados, en oportunidades en que grupos trasandinos de Quetena, Lipez, Tupiza y Santa Catalina,
alcanzaban dicho pueblo del Loa. Esta amplia distribución del tráfico de coca se apoya en el principio de que a más distancia
de su zona de cultivo aumenta el valor de las tasas de contraparte. Por otro lado, los excedentes costeños del mar y sus valles
semitropicales eran lo suficientemente cuantiosos como para compensar las transacciones. En este sentido, las comunidades
que tenían acceso a los cocales habían afianzados su carácter de «hojas-monedas», en operaciones casi monopólicas basadas
en trueques deseados por densas poblaciones de la vertiente occidental (Brush, 1974). Los poseedores de coca podían
intercambiarla para proveerse de alimentos y otros bienes foráneos, tal como aún pervive en los Andes (Custred, 1974).

RECURSOS VALLESTEROS (0-2.500 m s.n.m.).

Los componentes más comunes del así llamado «Complejo Tropical Semitropical», involucra a los cultivos maiceros y sus
asociados, articulado con espacios más restringidos de carácter forestal y forrajero, dispuesto en valles y oasis cálidos cercanos
al Pacífico. Se suma a las cuencas húmedas con napas freáticas superficiales que dan lugar a bosques de Prosopis sp. en
donde alcanzan extensiones mayores a los Valles Occidentales que cruzan al desierto desde el sur del Perú al borde oriental
de la cuenca del Salar de Atacama. ·

Los frutos alimenticios de uso humano y forrajero procedentes de los bosques de algarrobo (Prosopis julifora) y tamarugo
(Prosopis sp.}, se localizaron desde tiempos post pleistocénicos en los valles y cuencas cerradas del nivel de base de Pampa
del Tamarugal y Salar de Atacama (este último recién trasladado al área de Toconao), persistiendo junto al molle o pimiento
(Molle schinus}, cuyos frutos son usados para condimentos y bebidas por los valles, bajo los 2.500 m s.n.m. Por otro lado, tanto
en los oasis y valles tarapaqueños bajos, como en los oasis atacameños, proliferó el bosque de chañar ( Geoffrea decorticans),
cuyo fruto, pukaro, también es molido como el algarrobo con fines alimentarios. El potencial de estos recursos forestales se
asoció directamente al Complejo de cultivos Tropicai-Semitropical.

Al considerar los cultivos del total de la secuencia de los valles cálidos, incluyendo los observados por los primeros europeos,
se logra un listado considerable: ají, algodón, frejoles, maíz, zapallos, calabazas, yuca, camote, etc. Se suman los frutos de
pakay, algarrobo, chañar, tamarugo, lúcuma y aún se pudieron cultivar papas y quinua, según se desprende de las detalladas
observaciones de Bibar (1966} en el valle bajo de Copiapó, a pesar de que ambos cultivos son más comunes en las tierras
altas. Se propone que ya desde tiempos prehistóricos se traficó harinas, granos de maíz (Zea mays), frutos de algarrobo
(Prosopis ju/iflora) y chañares ( Geoffrea decorticans}, para la elaboración de chichas. Obviamente que ninguno de los productos
antes referidos, salvo quinoa y papa fueron cultivados en las tierras altas. El acceso a recursos para la preparación de bebidas
alcohólicas motivó el traslado de varios productos bajos y aún de chicha preparada. En verdad, la transformación del maíz en
chicha sigue siendo relevante para las ceremonias tradicionales, tal como se observó entre las comunidades Caraybambinas
del sur Peruano (Fujii y Tomoeda, 1981 ). Labores especializadas en la confección de Chicha se ha identificado en la costa sur-
Peruana, la cual era intercambiada con productos agrarios, chaquiras y lana (Rostworowski, 1975). Hasta ahora los frutos de
chañar, algarrobo y maíz desgranado constituye <<riqueza» entre las comunidades altiplánicas, y con ello se pueden transar
múltiples operaciones como un valor de tasa, comparable al uso de ••monedas», porque sin ellos no habrían libaciones rituales
en las festividades del calendario andino.

En general, todos estos productos eran cultivados por agricultores locales o directamente por colonos de tierras altas (Murra, 1972),
incluyendo su envío por operaciones de trueque a las ••Provincias de la Sierra», según se constata en múltiples referencias
coloniales (Cobo, 1893; Alcedo, 1967; Cosme Bueno, 1951 ).

El paso de cultígenos domésticos del Complejo Tropical y Cordillerano Oriental del Noroeste Argentino a los Valles Occidentales
y Circumpuna podrían haber ocurrido a través de sitios intermediarios o estaciones transitorias de la Alta Puna, como las
Cuevas de Huachichocana, con evidencias vegetales ubicadas en el límite arcaico-formativo datado a los 3.450 años a.P.:

259
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

calabazas, maíz, maní, papa, oca, algarrobo y cactáceas (Fernández Diste!, 1985). Aunque se ha considerado
que estos
cultígenos «Semitropicales» debieron domesticarse en la Vertiente Oriental de los Andes (Núñez, 1974), se han
localizado
diversos /ocis, como la emergencia de frejoles domésticos entre ocupaciones arcaicas de los Andes Centrales, datados
por el
VI milenio a. P. (Kaplan y Lynch, 1973). Claro está que se desconocen otros /ocis más cercanos, pero, a lo menos
se sabe que
los primeros cultivos de maíz eran de forma «moderna» cultivados selectivamente entre ocupaciones arcaicas
más tardías y
datadas en el oasis de Tiliviche por los 6.000 a 4.000 a. P. El registro de polen de maíz quebrada de Tarapacá, por
este mismo
tiempo, confirma el antiguo registro de este cultígeno (Meighan et al., 1979).

Esta bien constatado que en el oasis de Tiliviche el consumo de cuyes domésticos (Cavia sp.) junto a maíces de
la variedad
Chucutuno chico, Capio chico chileno y raza Altiplánica, en un contexto arcaico, ocurrió por los 6.000 a 4.000
años a.P.,
arribados morfológicamente domésticos desde las regiones del oriente altiplánico. Es decir, estos valles y oasis bajos
comienzan
por este tiempo a ser intervenidos por los hombres con miras a incrementar la producción de alimentos, complementa
do con
caza-recolección interior y explotación costeña (Núñez, 1989).

El conjunto de cultígenos «Semitropicales» de los valles y oasis bajos es más variado que el «Cordillerano» y
depende de
técnicas de regadío en valles cálidos con posibilidades de lograr más de una cosecha por ciclo anual. En las tierras
bajas de
Arica, junto al Pacífico, hay constancia que los cultivos de algodón (Gossipium sp.), camote (Hipomoea batata),
calabazas
(Lagenaria sp.) y mandioca (Manihot utilissima) fueron conocidas entre los 3.670 y 2.790 a. P. (Muñoz, 1982). Por
otro lado, el
temprano uso de las fibras de algodón ( Gossypium arboreum), adaptado en las tierras bajas, dará lugar al desarrollo
de una
textilería singular en los ambientes cálidos de los valles y oasis costeños, pero no logró ser usado masivamente
puesto que la
producción de lana de camélidos era abundante como parte del patrón circulatorio de bienes desde tierras más
altas.
Durante el período formativo, por los 3.000 a los 2.400 años a. P., el maíz ya está cultivado extensivamente en la
quebrada de
Camarones (Niemeyer y Schiappacasse, 1969). Es decir, los cultivos de los valles costeros de la región de
Arica junto al
Pacífico se consolidaron ya por los 2.530 años a. P., a través de tubérculos tales como camote y yuca, asociado
a calabaza,
zapallos (cucurbitas) y mucho maíz (Muñoz, 1982, 1989; Niemeyer y Schiapacasse, 1969).

La excelente adaptación del maíz a los valles cálidos permitió su irradiación masiva desde las cabeceras a las desembocad
uras
de los ríos. Su registro en enclaves desérticos Costeños al sur de !quique (Núñez y Moragas, 1977) y sus abundantes
registros
funerarios de Arica y Tarapacá (Santo ro y Chacama, 1982), demuestra que por los 2.800 a 3.300 años a. P. este
cultivo estaba
bien asentado en los valles bajos, con cosechas excedentarias trasladadas a asentamientos carentes de recursos
agrarios, en
la costa árida entre Pisagua y la boca del río Loa. La reciente datación de maíz en un contexto estratigráfico sellado,
datado a
los 2.700 años a. P., en un depósito aldeano de la fase Tilocalar, en el extremo sur del SalardeAtaca ma, confirma
la apreciación
de una especialización interregional maicera en los valles y oasis baio los 2.500 m.

Por los 2.480 a 2.500 a. P. el valle de Tarapacá contaba con cultivos dominantes de maíz, porotos (Phaseolus luna tus
y vu/oaris),
algodón y recolecta de pimiento (Schinus molle), pacay {lnga feullet), y vainas de algarrobo, de acuerdo a las
evidencias
constatadas en Pircas y Caserones (Núñez, 1983). Sin embargo, aparecen en pircas restos minoritarios de tuberosas
ofrendadas
en fosas: añu (Tropaelum sp.) restos de ul/ucu en pisos de Caserones y abundantes ofrendas de tiestos con semillas
y harina
de quinua en los cementerios asociados a estos asentamientos. También hay registros intrusivos de maní (Arachis
hipogaea)
y zapallo (Cucurbita máxima) en uno de los cementerios de Tarapacá en contextos formativos (Núñez, 1974). Pareciera
que
junto a los cultivos locales (maíz) se agregaron al registro otros arribados en el movimiento caravánico (maní, papas,
etc.). En
este sentido el cultivo de quinua en tierras más abajo de los 2.500 m no deja de ser un problema que merece mayor
atención.
Su presencia en tumbas inmediatamente preincaicas de Pica y más antiguas en las cercanías de Huarasiña
(Caserones/
Tarapacá 40 A y 8), indica la posibilidad de trueque y/o cultivación local. No está demás señalar que hay datos históricos
de su
presencia en Quillagua, por los 800 m de altura, válido para el siglo XVIII. El registro de quinua en contexto arcaico
Chinchorro
debe revisarse estrictamente porque ahora se sabe que junto a esas tumbas de Arica, se dispusieron otras más
tardías (V.
Standen, comunicación personal).

Aún tardíamente por los 2.200 - 2.300 años a. P., entre contextos formativos con cuerpos con turbantes, se consumió
carne de
vicuña, viscachas, y abundante quinua y algarrobo entre ocupaciones de cultivadores de cucurbitas y maíces,
en el valle de
Tarapacá. Posteriormente, en el valle de Tarapacá se advierte durante la fase Tiwanaku el registro de ofrendas
de vainas de
algarrobo consumidas de acuerdo al análisis de coprolitos con otros productos locales. Se asocia a la explotación
del bosque
local la cultivación de paliares, maíz, cucurbitas y el arribo por trueque de maní (Arachis hipogasa) quinua y papa
chuño. Estos
eventos son sincrónicos al comienzo de la era (400-600 años d. C.).

Estas experiencias se prolongaron más al sur. En efecto, la presencia en la quebrada baja de Guatacondo, en pisos
de la aldea
formativa, de vestigios de maíz, frejoles, cucurbitas y vainas de algarrobo, por los 90 años d.C. viene a confirmar la
prolongación
más al sur de la expansión de estos cultivos, ahora ratificada con las recientes investigaciones en otros núcleos
cercanos,
minero-aldeano, localizado en Ramaditas (G. Graffan, comunicación personal).

De lo expuesto, se acepta que hasta ahora no se conocen ocupaciones con antigua crianza de llamas en el Altiplano
ariqueño
y tarapaqueño, pero es probable que eventos sincrónicos como los registrados en la Puna de Atacama, hayan sucedido
en la

260
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

base de la sociedad formativa sobre los 2.000 m. Esta correlación entre ganaderos serrano-altiplánicos y los valles bajos de la
región tarapaqueña es evidente a partir de evidencias localizadas en los valles de Azapa, Tarapacá, Guatacondo y el Loa. Aquí,
entre ambientes muy cálidos, hay presencia inequívoca de contactos con pueblos de !lameros y caravaneros que accedieron
a los pisos más bajos del habitat natural de los rebaños de llamas.

Entonces, una de las características más relevantes del Complejo Tropicai-Semitropical, es el uso de cultígenos y arboledas en
ambientes cálidos con crianza de cuy doméstico y escasa presencia de llamas. Aspecto este último que requiere de un análisis
más explícito.

La crianza de llamas y su derivación el tráfico caravanero se involucró con poblaciones que ocuparon pisos entre 2.500 a 4.000
m., pero no fue posible su adaptación masiva en el medio desértico de menor altura: «La carga que lleva de ordinario un
carnero de estos, será de cuatro o seis arrobas y siendo viaje largo, no caminan sino dos o tres leguas, o cuatro a lo largo.
Tienen sus paradas sabidas (... ) donde hay pasto, y agua allí descargan y arman sus toldos, y hacen fuego y comida (... )
Cuando no es más de una jornada, bien lleva un carnero de estas ocho arrobas más, y anda con su carga, jornada entera de
ocho a diez leguas (... ) Los pacos a veces se enojan y aburren con la carga, y échanse con ella sin remedio de hacerlos
levantar; antes se dejarán hacer mil piezas que moverse, cuando les da este enojo (... ) El remedio que tienen los indios
entonces, es parar y sentarse junto al paco, y hacerle muchas caricias, y regalalle hasta que se desenoja y se alza, y acaece,
esperarle bien dos o tres horas a que se desempaque y desenoje( ... ) De la carne de este ganado hacen charqui o cecina, que
les dura largo tiempo, y se gasta por mucha cuenta; usan llevar manadas de estos carneros cargados como recuas (... ) La
carga que lleva de ordinario un carnero de estos será de seis o cuatro arrobas, y siendo viaje largo, no camina sino dos o tres
leguas, o cuatro a lo largo (... ) Es todo ganado, amigo de temple frío, y por eso se da en la sierra y muere en los llanos con el
calor. Acaece estar todo cubierto de escarcha y hielo este ganado, y con eso muy contento y sano (... ) Dales un mal como
sarna, que llaman caracha, de que suele morir este ganado» (Acosta, Ob. cit.: 208, 212).

A pesar de las dificultades en el medio árido, las caravanas accedieron hasta el litoral. Otros documentos hacen referencia a lo
anterior ratificando que: << ... Para poder cumplir tenia Reinoso sacado los indios, i el ganado en los pastos más cercanos de
esta ciudad (Arica), que no son buenos sino para pocos días ... » (Dagnino, 1909:91 ). También podemos afirmar que los descensos
caravánicos pre europeos hacia los Valles Costeños ocurrieron durante las temporadas entre siembra y cosecha. Al parecer en
ningún caso durante el verano. Así, se desprende de un documento también de Arica referido por Dagnino (1909 :45): ••Cuarenta
indios, catorce de llabaya i veinteseis de Tarata i Putina, jurisdicción de esta ciudad, están como de costumbre viniendo a este
puerto los seis meses de invierno para hacer las izangas para los arrieros que acarrean al azoque de S.M. a la Villa de Potosí
i Oruro; por ser el verano aquí muy enfermo para ellos, no asisten más ... >> Lejos del <<temple frío>>, en la región de Arica y Tacna
se reconoce la caracha, una infección que aumenta en las llamas que ocupan ••tierras calientes>> (Cúneo, 1903). Ciertamente,
la mantención de caravanas en los Valles Ariqueños, a raíz del cabotaje colonial de azogue, provocó patologías que fueron
tratadas con ungüentos locales. Pérez de Torres (en Dagnino, 1909:37) ratifica esta situación: ••Estos pimientos sirven para
curar los carneros que cargan por toda esta tierra( ... ) con estos pimientos los purgan, a la sarna que les sale entre las piernas
la curan con manteca de azufre caliente>>.

A pesar de lo anterior, a raíz de este flujo de azogue desde Arica al Altiplano, se concentró en este ambiente árido-tropical, un
alto stock de llamas de carga, repitiendo en mayor escala el tráfico pre-europeo bajo otras motivaciones. El modo de las
operaciones de traslado durante la colonia temprana consistía en mantener las caravanas en pisos algo más altos, para
establecer el descenso sincronizadamente, evitando estadías largas en el valle cálido costeño. Dagnino (1909:94) transcribe al
respecto el siguiente documento: ••Este ganado de la tierra es muy embarazoso de manejar, y le tienen sus dueños cuarenta
leguas de aquí, donde hay pastos; y no pueden estar en otra parte mas cerca por ser lo demas hasta aqui arenales, y por esta
causa no le pueden sacar de los pastos sino es teniendo la carga muy cierta; y estando lo, han menestar para subir a los dichos
pastos, y sacar los indios que lo han de bajar, y llegar a este valle, veintecinco o treinta días; que es causa forzosa y sin
remedio ... >>

Estas consideraciones en términos de desajustes biológicos en distintos ámbitos costeros-desérticos del área andina podrían
invalidar la presencia estable de mantención de llamas en valles y oasis cálidos en épocas prehispánicas. Sin embargo, se
sabe que la presencia de llamas, para alimento y carga, fue de fundamental importancia en los valles desérticos-costeros del
Norte del Perú, durante el Período 111 (Shimada, 1980). En la fase Cajamarca Medio se advierte un incremento que fluctuó
desde el uso de carne a una mayor intensificación del traslado de cargas (Ob. cit.). Verdaderos stock de huesos fueron identificados
con estos fines (Pozorski, 1976).

No es aún conocido con certeza si: 1) alguna sociedad costera tal como los Moche y la posterior Chimu, mantuvo su propio
servicio de caravanas que se extendía de la costa a las altiplanicies adyacentes; 2) eran grupos altiplánicos que operaban las
redes de caravanas orientadas a las sociedades costeras, o 3) este litoral era simplemente un área ••pasiva>> para las recuas
del Altiplano. Dada la continuidad de los registros de huesos de llamas, que a menudo aparecen en los asentamientos costero
(V.gr.: asentamientos Moche y Chimú), no sería sorprendente que la primera alternativa fuera la correcta.

De ser así, surgen nuevas preguntas: ¿De dónde proviene la llama costera?, ¿fueron mantenidas en la costa y además en el
Altiplano? o ¿los rebaños de la costa eran reemplazados de vez en cuando por arribos de gentes del Altiplano? Si los grandes
261
El Altiplano . Ciencia y conciencia en los Andes

rebaños se mantuvieron en la costa, ¿dónde eran mantenidos?, ¿en el


fondo del valle donde se producían las cosechas? Con
respecto a estas preguntas las actuales investigaciones en los Andes Septentr
ionales y Centrales, han clarificado esta controversia
en relación a que los camélidos pudieron soportar un ambiente desértico
con un alto nivel de permanencia y efectividad
(Shimada, 1980).

Por otro lado, la presencia en el valle bajo de Tarapacá (Caserones) de


restos de huesos, cuero, lana, cuerpos completos y
densas capas de guano sobre pisos de estructuras destinadas al encierro,
señalan que no sólo se trata de animales de carga
a raíz del gran grosor de sus cojinetes, sino que además hay restos óseos
de cuerpos jóvenes y naonatos que se criaron in situ
(B. Hesse, comunicación personal). Estas evidencias se han fechado entre
los 400 a.C. a 400 d.C. y fundamentan un patrón de
crianza en cautiverio, emplazado en un ambiente hiperárido. La data arqueoló
gica ha planteado que esta crianza, obviamente
de muchísimo menor escala en relación a los rebaños propiamente
andinos, era mantenida como fuente de alimentación
deseada y para recuas de carga. Su forraje, distinto al andino, se basó
en desecho de cosechas de maíz y matorrales locales
de Sorona (Tessaria absinthioides), Pillalla y vainas de algarrobo (Prosopi
s juliflora), comunes en la quebrada de Tarapacá.
Estos indicadores coinciden con la data etnográfica, por cuanto hasta
ahora hay corrales bajo sombra en el valle, cerca de
Caserones, donde se crían llamas jóvenes traídas desde el Altiplano, forrajead
as con estos recursos locales.
En las etapas posteriores los registros continúan con más o menos densidad
, pero lo relevante es que durante el período Medio
hay enterramientos Tiwanacoides en el valle de Azapa con múltiples registros
de llamas (l. Muñoz, comunicación personal). Tal
concentración se ha reiterado en el poblado San Lorenzo, en el mismo
valle, a 15 kms. de la costa, a través de ofrendas
ceremoniales de la fase Maytas, datada a los 790-980 d.C. (1. Muñoz,
comunicación personal). Depósito a modo de zonas de
corrales con extensos pisos compactados con guano de llamas fueron
excavados en el poblado de Cerro Sombrero (Muñoz,
1989). Se ha señalado que este sitio fue un verdadero terminal de tráfico
caravanero, datado entre los 1300 a 1450 d. C. Estos
pisos de corrales, en el borde de alto del valle de Azapa, ubicados junto
al Pacífico, son elocuentes y definitivamente nos
indican que las llamas se habían adaptado al ambiente desértico como
fuente de alimento selecto y básicamente como recuas
del tráfico interregional. Por otro lado, huellas de caravanas, corrales con
coprolitos de llamas y los diseños de geoglifos, son
evidencias inequívocas de su paso por el desierto chileno (Núñez y Briones,
M. S).
Las fuentes etnohistóricas han dado cuenta de rebaños de llamas en ambiente
s costeños, que confirman la crianza local pre
europea (Rostworowski, 1975; Murra, 1972). Flores Ochoa (1982) anota
que esta permanencia pudo ser temporal a raíz de las
operaciones de traslado de bienes con las tierras altas. Por todo esto,
su mantención fue el resultado de dos situaciones
bivalentes: 1) experiencia local en mantención de recuas y crianzas
del patrón de cautiverio antes referido, para fines de
alimentación, ceremonial y tráfico caravanero, y 2) conservación de caravana
s de mayor escala, que transitaban a lo largo del
perfil regional, desde las tierras altas, tal como lo detecta Murra (1972)
entre Juli y la costa a través de circuitos de 50 días.
En relación al primer punto, Rostworowski (1975) ha documentado en
Acari y Atico (Sur Perú) que los Caciques locales
poseían llamas propias, claramente individualizadas del ganado importad
o. En las lomas costeras del Sur-Peruano se fijaron
pastizales y bosques que eran explotados con un criterio multiétnico, tanto
por agrupaciones locales y llame ros que descendían
durante las etapas de sequía. El arribo a las lomas de Cañete (1568) de
grupos Yauyos ratifica esta situación (Rostworowski,
1975).

Obviamente que el manejo de caravanas se optimizó en las tierras altas


donde se generó su adaptación habitual. De esta
manera, a lo largo de la secuencia, desde las aldeas tempranas hasta
el surgimiento de los llamados Reinos Altiplánicos
(Lumbreras, 1970), debió especializarse su uso en términos de carga,
de acuerdo a su control gradual. Es decir, existió una
clara orientación hacia el perfeccionamiento de machos cargueros, con
énfasis en recorridos de larga distancia, a lo largo de
distintos medios ecológicos, incluido el desértico.

En general, hay varias ventajas por cuanto se mantenían recuas frescas


de relevos, eran conducidas por escasos arrieros y
permitían trasladar cargas con un desgaste de energía muy inferior al
empleado por la acción humana. Este principio es aún
reconocido por las comunidades andinas que hoy persisten en su uso
a raíz de su alta eficiencia.
En las tierras altas del sur del Perú, se ha observado que las llamas
de cargas especializadas sustentan cargas en cortas
distancias del orden de los 68 kilos y en largos recorridos con un rango
entre 45 a 20 kilos cada uno. Si un solo hombre arrea
12 llamas puede trasladar media tonelada de charqui, mientras que individua
lmente se limita a 40 kilos, al tanto que su costo de
energía puede ser más si lleva personalmente la carga. Al expresar
estas cifras en caravanas de más de 100 llamas la
capacidad de carga pasa a ser excepcional. Este principio explica su superviv
encia durante la Colonia cuando fue sometida a
requerimientos de carga minera y cabotaje bajo el modelo mercantilista.

CONCLUSIONES.

Al tiempo de la invasión europea el territorio conocido hoy como Norte


Chileno estaba espacial y políticamente organizado en
varios Señoríos que manejaban la explotación y traslado de sus recursos
entre las comarcas aledañas y aquellas de mayor
densidad ubicadas al otro lado de la cordillera (Hidalgo, 1972; Martínez
, 1988; Núñez, 1992b). Cada Señorío demarcó su
territorio tratando de incorporar al espacio étnico original más diversidad
ambiental, tan suficiente como para lograr productividad

262
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

diversificada y especializada, a fin de articular con mayor certidumbre las complejas redes
de interacción caravaneras. Los
Señoríos de Arica, Tarapacá-Pica, Loa Medio-Superior, oasis de San Pedro de Atacama y altiplánicos
-tarapaqueños, en orden
de menor a mayor altitud, manejaron sus respectivos recursos dentro de redes internas y externas
de interacción complementaria.

La costa fértil y desértica desde Arica a Taltal estaba poblada con ocupaciones permanentes,
pero más dependientes de los
Señoríos agrarios interiores; vivían preocupados de exceder para mantenerse en las redes de
interacción: tráfico de pescados
y mariscos secos, conchas, algas, etc. Estos recursos no debieron ser exiguos puesto que los
europeos muy tempranam ente
lo articularon dentro de las redes del caravaneo esta vez mercantilista (Martínez, 1988).

En los valles y oasis bajos que cubren el espacio cálido o desértico típico, desde el valle de
Lluta al Loa Medio (0-2000 m
n.s.m.) los cultivos más rotativos de regadío (chacaras) dieron lugar al desarrollo del Complejo Tropicai-Se
mitropical: calabazas,
zapallos, frejoles-pallares, frejoles-vulgares, ají, etc., siendo el cultivo de la triade frejoles,
ají y maíz el que ocupó mayor
espacio productivo. Dentro de la triade y a juzgar por la altísima disposición de ofrendas en
cementerios formativos de algo
antes a la era, como Alto Ramírez (Valle de Azapa) y las ofrendas del oasis de Pica para algo
antes de la invasión europea, se
puede proponer que el mayor hectaraje de los valles bajos se orientaba al cultivo especializado
del maíz (Erices, 1977; Núñez,
1974). En el caso del oasis de Pica, éste fue exclusivamente maicero de acuerdo a sus condicione
s climáticas, la alta frecuencia
en las ofrendas y maíces localizados en escondrijos de paseanas caravaneros hallados en el
Salar de Pintados entre el oasis
y el Pacífico (Núñez y Briones, Ms.). La presencia de tuberosas y yuca parece ser intrusiva, derivado
del tráfico con el Altiplano
y oriente respectivamente, al tanto que a la abundante presencia de quinua podría asignársela
a un eventual cultivo adaptado
a las tierras bajas.

Se asocian a esta productividad el manejo forestal de algarrobales, mollares, tamarugales y


chañares, incluyendo la cría de
cuyes y mantención de rebaños de llamas del patrón en cautiverio, vinculado con un uso selectivo,
ritual y caravanero.
En las tierras altas equivalentes a las cabeceras de los valles Occidentales aledaños al Altiplano
tarapaqueño (2500 - 4000 m
s.n.m.) se logró una virtual combinación de los Complejos Tropicai-Semitropical y Cordilleran
o. Aquí se integraron los suelos
usualmente preparados en aterrazamientos artificiales bajo riego canalizado y lluvias estivales
con cultivos maiceros y de
tubérculos, en conjunto con crianza de llamas del patrón serrano (Arica - Loa Superior). Se
advierte aquí más estabilidad
ocupacional sin abandonos estacionales a pesar del rigor invernal.

En el Altiplano tarapaqueño propiamente tal, desde los páramos de Arica al Loa Superior (4000-4500
m s.n.m.), se consolidó el
Complejo Cordillerano típico, con cultivos más extensivos de tubérculos y granos de quinua, asociados
a la más densa crianza
de camélidos conocida en el área in tofo, estrechamente correlacionada con el «costeo» trashumánt
ico hacia las cabeceras de
los Valles Occidentales.

En los oasis piemontanos de la Puna de Atacama, entre los oasis de Río Grande y Tilomonte
(borde oriental de la Cuenca de
Atacama) los recursos pecuarios (camélidos) se combinaron con cultivos del Complejo Tropical
Semitropical: cucurbitas, maíz,
ají y frejoles con posibles readaptaciones de quinua en los oasis bajos, incluyendo la implantació
n de tubérculos (papa) junto a
maíces resistentes en oasis de mayor altura como Socaire.

El potencial agrario de acuerdo a la actual pervivencia de cultivos nativos en los oasis atacameño
s piemontanos, se dió a
través de la especialización del regadío de inundación sobre chacaras de maíces localizadas
en huertos semisombreados por
arboledas de Prosopis sp., controlándose mejor los procesos de erosión, evaporación y salinación.
Este potencial agrario
aunque con más distancia entre siembra y cosecha que los Valles Occidentales cálidos, se complemen
tó bien con la crianza
estacional de densos rebaños de llamas (más que en los Valles Occidentales) junto a zonas húmedas
y en vegas restringidas
a los arroyos, forraje «Salado» de breas, rica-rica, cachillullos, grama y otros pastos magros de
los bordes del Salar, los únicos
conocidos antes del arribo de la alfalfa europea. Completó la dieta herbívora el consumo de
frutos de chañar y algarrobos
ensilados durante el fin de la estación cálida y la challa o desecho de los maizales. Durante
el ciclo anual trashuman te estos
rebaños merodeaban por los <<pastos de cerros•• y vegas de la Alta Puna incorporándose a
los oasis cuando la estación fría
exigía el retorno a los lugares más cálidos de pastoreo alternativo, ubicados en los oasis y vegas
de los salares bajos. Esta
combinación de recursos cultígenos <<Cordilleranos» y ••Tropicai-Semitropical» observado en los
oasis atacameños dió estabilidad
y prestigio a los Señoríos del Loa Medio-Superior y de los oasis atacameños.

El hecho de que la totalidad de los recursos identificados en todas las comarcas analizadas se
hayan mantenido y multiplicado
bajo estrictas estrategias de bodegaje, dado el desarrollo de una cultura del acopio de reserva, da
cuenta de la crítica disponibilidad
de recursos a raíz de la reiteración de períodos de escasez y abundancia entre ciclos secos y
húmedos. De este modo, estos
••islotes verdes» restringidos en el medio de enormes despoblados, mantenían una riqueza agropecuar
ia ••oculta» que sustentó
nada menos que el paso de varios ejércitos de miles de invasores durante el siglo XVI.

La implantación de funcionarios, hacendados y mineros españoles, desde el Siglo XVI y comienzos


del XVII, en estas mismas
comarcas, significó a su vez la radicación de recursos foráneos en donde el clima sustentó la
innovación del uso de los suelos
indios por la imposición de semillas y animales traídos de España. En las tierras bajas de
los Valles Occidentales y Oasis
Atacameños se incorporaron exitosamente: alfalfa, olivos, frutales, vid y trigo como cultivos también
dominantes. No obstante,
263
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

en las tierras más altas sobre los 2.500 m, se mantuvo el recurso andino preexistentes: Complejo Cordillerano porque hasta allí
se ejerció menos presión europea, resultando en última instancia un área étnica de refugio que hasta hoy presenta los
componentes Cordilleranos más genuinos.

En suma, una de las consecuencias más dramáticas de la ocupación europea lo constituyó la rápida transformación de la
organización del espacio correspondiente a los Señorios Regionales preincaicos (Hidalgo, 1972; Núñez, 1992b), los que
articulaban en un todo, el «mundo» andino sureño, eslabonado entre la costa y la vertiente oriental de los Andes (Murra, 1972;
Núñez y Dillehay, 1978), en donde las tierras altas y serranas mediatizaba a través de los traslados caravaneros el flujo
circulatorio de bienes, que fuera interceptada durante la invasión y colonización europea.

En efecto, el impacto de los cambios agropecuarios impuestos por los europeos se caracteriza por la variedad de los nuevos
cultígenos y la sensible transformación del uso de los suelos. En el piso de valles y oasis templados la adaptación de cultígenos
tales como las arboledas de cítricos, melocotón, olivos, albaricoques; las nuevas legumbres como: col, nabo, arveja, zanahoria,
habas, cebollas, ajo, cebada, avena, centeno y principalmente el trigo, son señales inequívocas de una sustancial reorientación
agraria a partir del Siglo XVI. Estos cambios van aparejados con la nueva implantación pecuaria: caballos, mulas, burros,
vacunos, ovinos, caprinos, porcinos, gallinas, patos, etc.

Son estos dos aportes integrados, andinos y europeos, los que deben tenerse en mente cuando se evalúa la naturaleza de los
recursos autóctonos del norte del país bajo situaciones post conquista (Dollfus, 1981). Los recursos agropecuarios del norte
chileno (1 y 11 Región) se vinculan hasta ahora con los remanentes étnicos aymaras y atacameños, insertos en procesos de
continuidad (V.gr. ideología) y cambios (V.gr. asentamientos sedentarios obligados post Toledanos), con componentes
socioculturales de difícil lectura desde las visiones citadinas. Es decir, toda intervención tras innovaciones científico-tecnológicos
cruza primero la zona de conocimiento real de estas poblaciones y sus modos de articular sus recursos, además de la recepción
de sus propias propuestas en términos de etnodesarrollo. Tal orientación en términos de comprender sus aspiraciones y
reinvindicaciones étnicas marcaría la exacta diferencia entre el siglo XVI y XXI.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ARQUEOLOGIA DE LOS ANDES

CALOGERO M. SANTORO V.

DEPARTAMENTO DE AROUEOLOGIA Y MUSEOLOGIA,


FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES, ADMINISTRATIVAS Y ECONOMICAS,
UNIVERSIDAD DE TARAPACA, CHILE.

RESUMEN

La visión contradictoria que se tiene de los pueblos indígenas americanos: exaltación de lo antiguo y negación del presente, le permite al autor
situar la crítica a la arqueología dedicada a reconstruir y relatar secuencias culturales, de escaso poder explicativo y funcional a Jos intereses
ideológicos de las modernas naciones americanas. La propuesta del autor es hacer una arqueología que trate de explicar las razones que
impulsaron la evolución de los pueblos. Estableciendo un contrapunto entre argumentos difusionistas y de los que se desprenden de su
propuesta, avanza en la explicación de la interacción Altiplano-Costa durante el período formativo. Su hipótesis desplaza la atención desde la
esfera de la complementariedad económica a la esfera ideológica y política.

ABSTRACT

Starting from the dichotomic approach that has been held of american indigenous people that is: exaltation of past and denial of present, the
author makes a critic to archaelogy which only rebuilds and narrates cultural sequences. This approach has a limitad explicativa power and it is
functional to ideological interests of modern american nations. This papar attempts to make an archaeology that deals with the reasons that
impeled people's evolution. Establishing a counterpoint between diffusionism arguments and !hose arising from the author, he explains the
interaction between highplateau and the coast during formativa period. The hypothesis transfers the attention from economic complementarity
to ideological and politicallevels.

INTRODUCCION

En el contexto de este Simposio Internacional de Estudios Altiplánicos, una presentación sobre la arqueología de los Andes no
puede soslayar la cuestión indígena actual y el rol que le cabe a la arqueología en la nueva etapa de integración indígena a la
vida nacional. En esta ponencia se hace una evaluación crítica del rol que ha jugado el conocimiento arqueológico en la
perpetuación de la posición discriminatoria adoptada por las naciones americanas en relación a las poblaciones indígenas. Se
sugiere una alternativa distinta que se evalúa a través de un período de la historia cultural pre-colombina o pre-europea de la
región Centro-Sur Andina.

Hace ya más de 40 años después que expresara sus gastronómicos deseos ante la monumentalidad de las ruinas de Macchu
Picchu, que Neruda, declaraba en su poema alusivo, del Canto General [1989 (1950): 41-43]:

Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.


A través de la tierra juntad todos
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche,
como si yo estuviera con vosotros anclado,
contadme todo, cadena a cadena,
eslabón a eslabón y paso a paso,

Acudid a mis venas y a mi boca.


Hablad por mis palabras y mi sangre.

En contraste, Rigoberta Menchu, entre muchos otros en América, cree que ha llegado la hora que sean las propias minorías,
silenciosas por tanto tiempo, las que hablen por sí mismas. Y como Diamela Eltit (1989:41) señala:

Rigoberta considera su testimonio, antes que nada, como


un relato colectivo, es decir, por su boca está
hablando su pueblo, la voz de su pueblo,

lo que Rigoberta expresa de la siguiente manera:

... no soy la única, pues ha vivido mucha gente y es la


· vida de todos los guatemaltecos pobres y trataré de dar
un poco mi historia. Mi situación personal engloba
toda la realidad de un pueblo.

Este deseable cambio de interlocutores, aún posible en el caso de las minorias étnicas, es una oportunidad que está vedada
para los pueblos cuyas historias ya no es posible constatar directamente; de los que sólo podemos rescatar y conocer sus
269
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

sistemas de creencias, de organización política y económica a través de fragmentarios restos arqueológicos, únicos testimonios
de sus modos de vida interrumpidos en el tiempo. Con propósitos distintos a las inspiradas intenciones de Neruda, la arqueoelogía
ha intentado, entre otros objetivos, ser voz de esos pueblos, especialmente de aquellos que no tuvieron los instrumentos
tecnológicos, como la escritura, para relatar de su propia historia.

Por más de cien años, entonces, los arqueólogos se han dedicado a reconstruír historias locales, regionales y continentales
que en algunos casos se remontan a más de un millón de años. El conocimiento generado ha jugado un rol fundamental para
reafirmar orígenes geográficos y culturales de pueblos y naciones que buscan sus raíces en un pasado remoto para reforzar
identidades étnicas contractuales y soportar plataformas políticas de reivindicaciones territoriales, ideológicas, étnicas, etc.

La historia precolombina de los pueblos nativos americanos no ha quedado al margen de este tipo de manipulación política.
Varias de las modernas naciones americanas enfatizan sus raíces indígenas como parte de sus orígenes pero, trasformado en
pasado casi mítico y ensalzado en los símbolos y emblemas de identidad nacionales. Paradojalmente, estas naciones han
evolucionado en franca oposición y discriminación de los descendientes más directos de aquellas raíces autóctonas.

Vista así las cosas, el mensaje que quiere transmitirse es que la historia de América tiene un pasado muerto o arqueológico de
época pre-europea al que le sucede una época moderna que perdura hasta la actualidad. En esta concepción hay una
contradicción fundamental: lo indígena, por un lado, es valorado en tanto se mantiene como referente mitológico, pero no se
reconoce ninguna relación entre ese pasado y las actuales minorias indígenas.

En la definición de la identidad chilena, por ejemplo, se rememora idílicamente al pueblo mapuche, que peleó por más de 200
años contra los invasores españoles y chilenos (dicho sea de paso, este fue el pueblo indígena que por más largo tiempo
mantuvo su guerrera resistencia y oposición a la invasión extranjera), pero su integración y participación en la vida nacional
recién comienza a reconocerse y legislarse. Situación parecida ocurre en el ámbito local cuando se insiste en el rostro moreno
autóctono del norte de Chile y de Arica en particular, con un referente abstracto remoto que no se relaciona directamente con
la etnia aymara actual.

En Perú, por su parte, desde principios de este siglo se comenzó a conceptualizar la identidad nacional a partir de raíces
indígenas referidas también a gloriosos e imaginarios tipos de la vida en el imperio incaico. De esta manera, lo indígena, pero
lo antiguo, lo mítico, se esgrimía como un elemento primordial en la fisonomía nacional y pasaba a ser el referente fundamental
para algunas corrientes de pensamiento. Sin embargo, no se establecía nexo directo entre aquellas raíces y las aún pauperizadas
poblaciones indígenas que habitan en el país, ya que se les consideraba cultura degradada, sin posibilidades de historia futura.
Excepciones a esta posición fueron autores del género literario de la Novela Indigenista y, la importante influencia intelectual de
personajes como Mariátegui quienes lucharon por la reivindicación indígena (Arguedas, 1981:192 y ss; Cornejo Polar, 1989:127
y ss.).

Recientemente, lwasaki (1989:76) ha señalado que esa manera de tratar la herencia indígena sólo. habría proveído a las clases
altas del Perú «el recurso intelectual que les permitió forjar una identidad ficticia». Las propuestas de Mariátegui, derivadas del
socialismo cuya ideología aparecía perfecta para el programa de reivindicación indígena, se califican ahora como una perspectiva
«desde arriba« (lwasaki 1989:78). Mariátegui y otros estaban convencidos, sin embargo, que su perspectiva del problema era
«realmente» «desde adentro» (Cornejo-Polar, 1989:138).

Evidentemente una arqueología dedicada a reconstruír un pasado completamente muerto para reafirmar los supuestos principios
mitológicos de las naciones modernas, al margen y en oposición de las minorías étnicas actuales es una postura que es
necesario abandonar.

Desconocer la aún vigente heterogeneidad étnica .de las naciones americanas es insistir en la construcción de una realidad
ficticia cuyas contradicciones y conflictos entre sus verdaderos componentes aflorarán en el futuro.

Una opción más atractiva es seguir el camino enunciado por Neruda y transformar la arqueología en una voz más activa y
dinámica que demuestre la complejidad y heterogeneidad de la cultura y creación humana desarrollada en los distintos territorios
de América antes de la invasión europea en el siglo XVI. Esta opción, sin embargo, podría contradecirse por lo señalado por la
Menchu, en cuanto a la legitimidad de esta voz y la validez real de las historias que pudieran contarse a partir de la interpretación
de los restos materiales, dado que son estudiados con los métodos clásicos de la arqueología.

Esta metodología se desprende de la cosmovisión ideológica de la cultura occidental moderna, autoidentificada fundamentalmente
como científica. Esta perspectiva científica enfatiza los aspectos más materiales y funcionales de la cultura humana como son
la tecnología, la economía, la organización social, considerados como instrumentos indispensables para un modelo de hombre
hacedor u Horno Faber, en los términos de Van Kessel (1989). En esta visión los aspectos ideológicos como la religión y los
sistemas de creencias se consideran como epifenómenos y se les relega a un plano muy secundario en el análisis histórico.

En la cosmovisión andina, en contraste, siguiendo a van Kessel (1989) el hombre no se autodefine con un rol hacedor como en
la cultura occidental, por el contrario se considera parte de la naturaleza, donde asume una función de partero o Horno Maíeutícus:

270
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

es decir la concepción de trabajo en el hombre andino no significa confeccionar objetos sino cultivar procesos biológico-
naturales.

Otro aspecto que merece considerarse en este marco general de discusión dice relación con el escaso nivel explicativo alcanzado
por la arqueología dedicada a relatar secuencias culturales.

Esto significa ordenar en el tiempo y en el espacio a pueblos o culturas que evolucionaron de formas simples de vida a formas
más, o menos complejas. Sin desconocer la importancia y validez de estas secuencias arqueológicas su problema radica en el
hecho que no considera modelos o hipótesis que expliquen cómo y por qué ocurrieron los cambios culturales. Vale decir, cuales
son los elementos culturales y medioambientales que determinan que un tipo específico de sociedad evolucione hacia modos
más simples o más complejos de organización.

El análisis que sigue a continuación integra las aspiraciones de Neruda y las de una arqueología que no sólo relata la historia
de pueblos olvidados, sino también trata de explicar las razones que promovieron su evolución a través del tiempo. Se incorpora
en esta perspectiva, también la necesidad de reconocer la importancia de los aspectos ideológicos e igualarlos a los factores
materiales y funcionales, como elementos críticos para explicar procesos de cambio cultural.

Debo señalar que esta no es la mejor, ni la única, ni la última manera de hacer arqueología. Es simplemente una alternativa
distinta que trata de legitimar su posición en la medida que no sólo describe los fenómenos históricos culturales, sino que trata
de explicar las leyes o principios que gobiernan los procesos de cambio en las sociedades humanas.

ESTUDIOS ARQUEOLOGICOS EN EL ALTIPLANO, CONSIDERACIONES GENERALES

El análisis de los pueblos que habitaron y habitan las regiones más altas de los Andes no puede ser considerados en forma
aislada. Concebirlos de esa manera, como unidades geográficas y étnicas independientes como las plantas y los animales
adaptados a ese tipo de parajes, no es el camino teórico y metodológico más correcto.

El carácter de «laboratorio natural excepcional» del Altiplano, enfatizado en los objetivos de la convocatoria de este simposio
no tiene, para el estudio de la cultura, la misma relevancia que para las disciplinas como la biología, la zoología, etc, especialmente
cuando se refiere al problema de la adaptación de los seres vivos a grandes altitudes.

Desde un punto de vista teórico general, incluso sociedades tan aisladas como las de Polinesia, en el Pacífico, mantuvieron
cierto nivel de interacción.

Desde el punto de vista de la adaptación humana el Altiplano andino dede ser conceptual izado como un territorio continuo con
sus flancos occidental y oriental que descienden hacia el Pacífico y el Atlántico, respectivamente. Esta macro región constituye
un heterogéneo mosaico ecológico donde la necesidad de complementar recusos de los distintos pisos altitudinales desde la
costa o la ceja de selva hasta el Altiplano, ha sido esencial en la evolución de las sociedades andinas.

De esta manera, estudiar las sociedades altiplánicas como un fenómeno aislado de adaptación cultural a ambientes de altura
representaría una visión parcial de la totalidad de la realidad social. Dicho de otro modo, la adaptación cultural a los territorios
alto andinos deber ser analizada desde una perspectiva macro regional que incluya el Altiplano y pisos ecológicos adyacentes.

Esta percepción del problema, aunque distinta a la perpectiva más focalizada de las otras disciplinas participantes en este
simposio, no significa, sin embargo, que no puedan establecerse importantes niveles de colaboración científica, como hemos
intuido durante el curso de esta semana.

La interación de pueblos altiplánicos con pueblos de los territorios bajos o yungas es un proceso que cuenta con más de tres
milenios de historia. Pueblos altiplánicos y yungas-costeros (referidos estos últimos a aquellos que habitaban la región costera
y los valles semi-tropicales del sur peruano y norte de Chile} establecieron distintos niveles de interacción que afectaron sus
esferas de organización política, económica e ideológica.

Teniendo en mente los aspectos deseables de una arqueología moderna mencionados más arriba (es decir, relato de una
historia con énfasis explicativos y la consideración de aspectos políticos, económicos e ideológicos), analizaremos un período
de interacción entre pueblos altiplánicos y yunga-costeros. Este período corresponde a la época del surgimiento de complejidad
social en las sociedades locales (yunga-costeras) a través de un proceso que dio paso al surgimiento de sociedades más
estratificadas.

Este proceso de cambio se habría iniciado durante la segunda mitad del segundo milenio antes de Cristo, es decir hace más de
tres mil años atrás y se conoce como Período Formativo.

INTERACCION ALTIPLANO-COSTA DURANTE EL PERIODO FORMATIVO

Esta interacción involucró a grupos altiplánicos localizados en la región alrededor del lago Titicaca donde también se consolidaban
271
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

nuevas estructuras estratificadas de organización social (por lo tanto también de nivel Formativo). Este proceso está mejor
testimoniado en la región circum-Titicaca, a través de arquitectura monumental asociada a grandes centros ceremoniales, con
pirámides y esculturas antropo y zoomorfas. Estos centros habrían servido, entre otras funciones, para respaldar o sostener el
sistema de desigualdad social que se gestaba. Los grupos formativos altiplánicos debieron estar constituídos por élites que
ocupaban estos centros ceremoniales, con poder político y económico (riqueza) suficiente para ordenar y financiar la construcción
de las obras monumentales, todo lo cual reforzaba su posición diferenciada del resto de la comunidad.

Otra expresión del poder y riqueza de estas élites altiplánicas radicaba en su capacidad para controlar el tráfico de productos
y bienes de pisos ecológicos alejados de sus centros. Esto pudo incluir, por ejemplo, conchas marinas,. algas, hojas de coca,
frutas y otros elementos exóticos. El uso y consumo de estos elementos aumentaban y reforzaban el prestigio y estatus social
de las élites altiplánicas.

Por su parte en los sitios, arqueológicos de valles y costa del Pacífico, del sur peruano y norte de Chile (área Centro Sur
Andina), se han identificado una serie de elementos transportados desde el Altiplano lo que incluía productos tales como lana,
charqui, tejidos con diseños polícromos, cerámica, objetos de cobre, oro, entre otros.

Desde la perspectiva de una arqueología más descriptiva que explicativa, la introducción de estos elementos ha sido interpretada
como evidencias de difusión o influencia cultural.

El uso de modelos difusionistas para explicar el cambio cultural en áreas periféricas, como la región yunga costera, a partir de
la INFLUENCIA de centros más complejos, como aquellos de la región circum-Titicaca, ha sido uno de los modelos teóricos
más recurridos en arqueología. Se asume la existencia de complejos y poderosos centros desde los cuales se difundieron
nuevos sistemas tecnológicos - como la práctica de la agricultura, el uso de metales, la preparación de alimentos, etc - nuevos
sistemas políticos y organización social, y nuevos sistemas ideológicos y de creencias.

El problema de los modelos difusionistas es que no definen con claridad el contexto en la cual los elementos foráneos se
integran dentro de la cccultura influida•• y como estos elementos intervienen en la transformación de esta sociedad.

En el caso específico de la región Centro-Sur Andina, esta perspectiva difusionista ha dominado las hipótesis propuestas para
explicar el cambio cultural durante el período Formativo, a consecuencia de la influencia o difusión proveniente del Altiplano
durante el período Formativo, vale decir entre ca. 1500 a.C. y los primeros siglos de nuestra era.

Se sugiere que la ccinfluencia altiplánica••, habría llegado como efecto del desarrollo de algún mecanismo de complementariedad
ecológica, que permitiera a los altiplánicos acceder a los recursos de los valles y costas del Pacífico. En particular, se ha
sugerido que durante esta época Formativo se habrían establecido las bases de uno de los mecanismos de complementariedad
ecológica y política que se encontraba en operación al momento del contacto con los europeos en el Siglo XVI.

Este mecanismo o modelo de organización económica tenía como peculiaridad que cada grupo altiplánico, dependiendo de su
capacidad económica y demográfica, explotaba directamente los recursos de los pisos ecológicos de ambas vertientes de los
Andes, a través de colonias que eran mantenidas por un sistema de turnos o mit'a.Estaban obligados a estos turnos todos los
miembros de la comunidad, que en algunos casos los llevaba a vivir a varios días de viaje de su pueblo de origen . Este habría
sido el caso, por ejemplo, de los mitm'as o colonos de la región circum-Titicaca que habitaban en los valles costeros de Arica al
momento del contacto con los europeos, en el Siglo XVI. ,

Consecuentemente, siguiendo el argumento difusionista, las condiciones políticas y económicas cambiaron en la región yunga
costera, durante el período Formativo, por efecto de los nuevos sistemas de vida traidos por los altiplánicos. Estos contrastaban
con los modos más simples de las poblaciones de cazadores recolectores yunga costeros.

Este cambio social habría ocurrido, de acuerdo a posiciones difusionistas más radicales, por reemplazo directo y total de
poblaciones, es decir los flujos migracionales altiplánicos habrían presionado y obligado a las poblaciones locales a emigrar
hacia otras regiones. Una posición difusionista menos drástica sugiere una situación de misceginación cultural donde los
aportes de origen altiplánico se habrían integrado a la matríz cultural de las sociedades yunga-costeras.

En cualquiera de los dos casos mencionados, el sistema de organización económica de control directo de pisos ecológicos
complementarios habría sido el mecanismo que trajo a las poblaciones altiplánicas a los valles y costa del norte de Chile y sur
peruanó, tres mil años antes del Siglo XVI. Esto significaría que la evolución de las estrategias de adaptación económica de las
sociedades andinas no varió mucho en el tiempo. Esta situación resulta muy improbable considerando la magnitud de cambios
que afectaron otras esferas de la cultura andina en épocas posteriores al Formativo.

Por otro lado, dentro de este esquema de análisis difusionista, independientemente del mecanismo o red de interacción establecido
entre altiplánicos y costeros, esta perspectiva no alcanza a explicar de qué manera la influencia foránea, plasmado en los
elementos de intercambio, influyeron en el cambio social de las poblaciones costeras.

272
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Las evidencias arqueológicas que sustentan la relación Altiplano-costa durante el Formativo corresponden fundamentalmente
a conspicuos elementos con fines de estatus y prestigio social entre los que destacan:

a) tejidos especiales y adornos personales,


b) figuras zoomorfas de cobre y más raramente pequeñas placas y discos de oro y cobre.

A mi juicio, estas evidencias son insuficientes para sugerir que el cambio social ocurrió por efecto de un reemplazo total de
poblaciones, como sugieren las posiciones difucionistas más radicales y tampoco, parecen indicar que la interacción entre
costeros y altiplánicos se estructuró, en esa época, bajo un mecamismo con fines de complementariedad económica.

En consecuencia, quisiera postular una hipótesis alternativa que trata de establecer que la interacción que puso a estas
poblaciones en una situación de relación cultural se desarrolló más por el lado de la esfera ideológica y política, que por la
esfera de la complementariedad económica, como ha sido sugerido hasta ahora.

En segundo término se trata de evaluar de qué manera los elementos foráneos se integraron en el proceso de cambio de las
sociedades locales, como efecto de un proceso de relaciones de influencia mutua.

El intento de los grupos altiplánicos por tratar de afianzar el tráfico de bienes exóticos provenientes de la costa parece coincidir
con el proceso de cambio social que se gestaba entre los grupos costeros,

Probablemente, la presión ejercida por los grupos altiplánicos para obtener estos bienes exóticos incentivó o aceleró el proceso
de cambio social entre los grupos locales. Los costeros, por su parte, en la medida que tuvieron la posibilidad de obtener, en
intercambio, bienes y objetos exóticos traídos desde el Altiplano pudieron marcar y reforzar las diferencias de estatus que se
gestaban.

¿Fue entonces la obtención y uso de estos objetos lo que originó que comenzaran a establecerse diferencias de estatus entre
los miembros de las comunidades yunga costeras? o, por el contrario, ¿Vinieron estos elementos exóticos simplemente a
reforzar una situación de diferenciación social iniciada con anterioridad?.

Desafortunadamente, los datos arqueológicos disponibles son insuficientes, por ahora, para favorecer una de estas hipótesis.
Creemos, sin embargo, que éste es un buen camino para establecer parámetros que ayuden a explicar los procesos de cambio
social como el que se discute.

Sin embargo, dada la naturaleza de las evidencias aqueológicas, es posible discutir el contexto y función social en el cual
pudieron incertarse los objetos de origen altiplánico. Su calidad de elementos exóticos señala en primer término que cumplían
funciones de estatus y prestigio social. Al mismo tiempo, es muy probable que encarnaran toda una simbología ideológica
nueva rodeada por un corpus de conocimientos esotéricos. Tanto el tráfico de los bienes exóticos, como su uso y los conocimientos
esotéricos asociados debió ser controlado por la élite de las sociedades, como ha sido observado, por ejemplo, entre los
caciques en Centro América y Las Antillas (Helms, 1987). De ello dependía su prestigio social y, consecuentemente, su
permanencia en una posición social diferenciada.

Es probable, también, que el uso de estos elementos y conocimientos esotéricos de origen altiplánico fuera acompañado por
una serie de comportamientos adicionales que en su conjunto formaban parte de las expresiones de identidad social propias de
las élites altiplánicas.

Dicho de otro modo, las élites yunga-costeras fueron creando un nuevo código de identidad social que claramente los separaba
y distinguía del resto de su población y, que al mismo tiempo, los acercaba e identificaba más con las élites altiplánicas en un
proceso que podría corresponder a lo que Schortman y Urban (1987) denominan ccconvergencia étnica••.

Este proceso de convergencia cultural de las élites costeras pudo ocurrir a través de la incorporación de símbolos de status,
manejo de conocimiento esotérico y, adopción de patrones de comportamiento de origen altiplánico los qué en su conjunto no
sólo eran extraños a la comunidad costera, sino también definían una identidad propia a las élites locales. Mientras la élite local
tendía a adoptar patrones de comportamiento altiplánico, la comunidad local mantenía patrones de comportamiento e identid~d
de tradición más local.

Estas consideraciones se pueden contrastar con los siguientes aspectos de los datos arqueológicos:

1) Los elementos de origen altiplánico presentan una restringida distribución, asociada a particularizados individuos en los
cementerios muestreados.

2) El resto de la población fue enterrada con ofrendas menos sofisticadas de origen local.

3) Los elementos foráneos no sirvieron para funciones utilitarias o domésticas. Por el contrario, se trata de objetos bien

273
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

elaborados, cuyas características no se repiten sistemáticamente.

4) No se han constatado instalaciones domésticas (como poblados o campamentos habitacioriales) de poblaciones altiplánicas.

Otro aspecto que debe ser considerado en este análisis es el bajo nivel de energía y riqueza invertida en la elaboración de las
tumbas de las élites yunga constaras. Esto significa mínima elaboración del lugar donde fueron enterrados los individuos y
escaso número de elementos exóticos acompañados como ofrendas. Esta situación puede ser interpretada como un reflejo del
sistema político y económico, que podría caracterizarse de la siguiente manera: La estructura de diferenciación social era
marcada por elementos de origen altiplánico que jugaban un rol preponderante. Esto significa, al mismo tiempo, que la élite
dominante no contaba con poder económico suficiente para invertir en una mayor cantidad de elementos exóticos para ser
ofrendados o sacrificados en las tumbas, como así también, para invertir en estructuras arquitectónicas monumentales
individuales.

Es probable, entonces, que el poder de estas élites fuera de carácter político dependiente sensiblemente del estatus y prestigio
demostrado por los líderes. Esto habría derivado, en gran medida, de la capacidad de los líderes locales para interactuar con
las élites de los grupos altiplánicos y obtener los bienes exóticos y conocimientos asociados que eran usados como símbolos
de poder político e ideológico. ·

Otro aspecto que debe ser considerado, en este análisis de la estructura social se refiere a la construcción de túmulos funerarios
que aparecen en la segunda mitad del período Formativo, es decir entre 500 años a.C. y los primeros siglos de nuestra era.
Estos montículos se armaban con gruesas capas de distintos tipos de plantas aprisionadas con piedras y alternadas con capas
de arena y en algunos casos como en el valle de Azapa, llegan a medir más de 4 metros de altura y más de 40 metros de
diámetro. Los túmulos pequeños eran individuales, mientras que los grandes albergaban un buen número de individuos. No
todos ellos recibieron ofrendas de objetos exóticos (Santoro, 1992).

Aunque los túmulos más grandes representan la acumulación de sucesivos montículos más pequeños, la construcción de una
de estas unidades requirió del esfuerzo de un grupo mayor que una unidad familiar. Probablemente, estas obras eran organizadas
y subsidiadas por los líderes locales con el objeto de crear una imagen de identidad y reconocimiento del orden social que se
simboliza en estos montículos funerarios y los objetos de estatus y prestigio que acompañaban a los individuos de más alta
jerarquía. El hecho que los túmulos incluyan individuos de distinto rango podría interpretarse como el efecto manifiesto de crear
una imagen de identidad colectiva, como ocurre en sociedades con relaciones sociales asimétricas (Shanks y Tilley, 1982: 152).
En la medida que los distintos segmentos de la comunidad participaban en la construcción e inhumación directa en los montículos
se creaba una imagen de «igualdad» que distorcionaba o disfrazaba la verdadera realidad social. De esta manera la participación
en este rito funerario colectivo pudo funcionar como un mecanismo para reproducir y legitimar el orden de desigualdad social
que se gestaba durante el período Formativo.

CONCLUSIONES

La problemática teórica y metodológica que encierra el período Formativo es de gran relevancia no sólo para la arqueología,
sino también para las ciencias sociales en general. Durante este tipo de período las sociedades humanas cambiaron de
sistemas igualitarios de organización social a sistemas estratificados. No existe en la actualidad ninguna sociedad humana que
pueda mostrarnos cómo y por qué ocurrieron estos cambios. Esto significa que este problema, de gran relevancia en la historia
social de la humanidad, debe ser enfrentado fundamentalmente a través de estudios arqueológicos en regiones donde sea
posible constatar este proceso.

El caso analizado acá es relevante, no sólo entonces para entender la evolución de las sociedades andinas en su sentido más
amplio, sino también para tratar de comprender los principios que han gobernado este tipo de cambios en las sociedades
humanas.

En términos más específicos las evidencias analizadas de la interrelación entre los grupos altiplánicos y yunga costeros parecieran
indicar que los gérmenes de la diferenciación de estatus sociales, como en el caso de las élites yunga costeras, no estuvo
determinado por un acceso diferenciado a los recursos económicos. Dicho de otro modo, las élites yunga costeras basaban su
posición de supremacía sobre la base de elementos exóticos de prestigio, respaldados por un corpus de conocimientos esotéricos
controlados por ellos mismos. Si estas interpretaciones son correctas contradecirían una postura teórica distinta que señala
que el control del poder económico fue esencial para el desarrollo de la desigualdad social (Earle, 1991 :8). Es decir, de acuerdo
a esta postura teórica, todo el sistema político e ideológico que respaldaba a las sociedades formativas yunga costeras era
consecuencia que las élites controlaban una parte importante de los recursos económicos de la comunidad. Las evidencias
arqueológicas disponibles son insuficientes para favorecer una de estas dos alternativas.

Este tipo de análisis sin embargo, nos da no sólo la oportunidad, parafraseando a Neruda, de hablar por la boca muerta de
aquellos pueblos olvidados, sino también permite explicar las razones del cambio social.

Otro aspecto que se desprende de la interacción entre grupos altiplánicos y costeros es el hecho que las sociedades locales,

274
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

de menor tamaño y complejidad social que los grupos altiplánicos, habrían procesado internamente, de acuerdo a sus necesidades
políticas, ideológicas y económicas, los efectos o la influencia altiplánica.

Este contexto sirve de gancho para entregar un comentario final sobre cómo podría conducirse la relación entre la sociedad
mayor y las minorias étnicas indígenas de Chile, que podría canalizarse a través de un proceso integrador universal como
señalaba José María Arguedas (1981 ), donde el destino de los grupos participantes no sea definido por una élite dominante,
con una posición etnocéntrica de superioridad.

Uno de los aspectos claves es reconocer y otorgarle la posibilidad a cada uno de los grupos interactuantes de autodefinir su
posición frente al todo, sin intenciones hegemónicas. La modernización de los pueblos indígenas incluye un abanico enorme
de posibilidades en lo tecnológico, idiomático, político, ideológico, etc, cuyas alternativas deben ser elegidas por los propios
interesados. Para que esto ocurra deberían establecers los espacios políticos, económicos, educacionales, ideológicos, etc.
que garantizan una integración «autogestionada», en los términos señalados por Tolvanen (1992:70), en relación a las minorías
étnicas de Canadá.

El reconocimiento de una sociedad totalizadora y pluralista por todos los grupos sociales y étnicos interactuantes, la «totalidad
concreta>> que señala Cornejo Polar (1981 :22) permitiría vivir, en la nación soñada por Arguedas, sin egoismo y compartiendo
distintas «patrias>>

REFERENCIAS

Arguedas, José María, 1981. Formación de una Cultura Nacional lndoamerica. Siglo XXI, México.

Burgos Debrary, Elizabeth, 1984. Me Llamo Rigoberta Menchu. Ediciones Casa de las Américas, Cuba.

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Eltit, Diamela, 1989, Rigoberta Menchu: Cultura y resistencia. Rulpa Dungun 6:41-43. Centro Estudios de la Mujer, Santiago.

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275
sapuv so¡ ua epuapuoo f. epua1o ·oue¡d!mf 13
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

DISPONIBILIDAD, ACCESO Y SISTEMAS DE TENENCIA DE LA TIERRA


ENTRE LOS AYMARAS DEL ALTIPLANO DE LA 1 REGION DE TARAPACA

HECTOR GONZALEZ CORTEZ

TALLER DE ESTUDIOS ANDINOS (TEA) DE LA CORPORACION DE ESTUDIOS NORTE GRANDE,


ARICA, CHILE.

RESUMEN

El autor pone de manifiesto cómo en el área altiplánica de la Región de Tarapacá, las exigencias impuestas por la ganadería, ha llevado a la población
andina aymara a desarrollar un sistema de acceso y control de los pastos y organización parental funcional a aquella. Del mismo modo, muestra cómo
el derecho consuetudinario, encargado de regular el acceso y control de los recursos, es incompatible con el derecho positivo nacional, lo que se ha
traducido en conflictos intra e inter comunidades sucesoriales.

ABSTRACT

This paper shows that for the development of the cattle raising in the highplateau, people has had to establish both a particular system of access and
control of grazing land and a functional kinship system. In the same way it shows that customery law which regulates access on control of resources is
incompatible with nationallegalism. This confrontation has generated intra and inter community conflicts.

INTRODUCCION

El sector rural de la 1 Región es habitado mayoritariamente por campesinos de origen aymara, los que mantienen diferentes
sistemas de tenencia de la tierra según el área geográfica en que se ubiquen. La diferencia más gruesa se establece entre el
espacio altiplánico y el de valles (altos y bajos). En el primero existe un tipo de tenencia colectiva, asociada a la ganadería; en
el segundo, uno de tipo individual, relacionado con la agricultura bajo riego.

Como nos han enseñado los etnohistoriadores, no se puede comprender el mundo andino sin la articulación que sus habitantes
hicieron desde temprano (sea por ocupación directa o intercambio), de diferentes zonas geográficas, no sólo de Altiplano .y
valles, sino también de selva y costa. Aunque no tenemos aquí espacio para detallar, esta vieja articulación económica de
distintos espacios ha recobrado fuerza, afectando también el manejo que los actuales campesinos aymara hacen del recurso
tierra. El ejemplo de la nota muestra que el problema de la tierra, para muchos aymaras altiplánicos, no se reduce solamente
a ese solo espacio, sino a la articulación de varios, lo que posibilita una economía familiar «diversificada••. Pero, como este
simposiun está dedicado sólo al Altiplano, me referiré solamente al problema de la tierra en esta área.

Frente al evidente retroceso de las grandes marka o grandes comunidades históricas, su ausencia o todavía no probada
existencia en algunas áreas, actualmente la tenencia de la tierra se sustenta en un nuevo tipo de comunidad, la que podemos
denominar como «sucesorial••. Estas últimas se pueden definir operacionalmente como un grupo -de tamaño variable- de
personas que poseen, administran y usufructuan de manera mancomunada, de acuerdo a derechos sucesorios que se transmiten
generalmente por vía paterna, un determinado espacio territorial -también variable- en las tierras altas de la 1 Región de
Tarapacá, donde mantienen sus explotaciones ganaderas (y agrícolas en algunas áreas).

NUMERO DE COMUNIDADES SUCESORIALES

No tenemos todavía un catastro definitivo del número de comunidades sucesoriales. El Cuadro Nº 1 resume, de manera
aproximada, la situación en las comunas de G. Lagos, Putre, Colchane y Pica en sus sectores altiplánicos.

CUADRO N2 1.

COMUNIDADES SUCESORIALES Y POBLACIÓN

N2 de Total Familias Total Personas


Comunidades Residentes Residentes
Nº % N!! % Nº %
G. Lagos 48 28,2 249 28,6 947 29,7
Putre 72 42,4 160 18,4 511 16,0
Colchane 40 23,5 424 48,9 1.596 50,1
Pica 10 5,9 36 4,1 134 4,2
'
Totales 170 100,0 869 100,0 3,188 100,0

Fuente: Archivo Documental TEA, Censo Población de 1982

277
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

La mayor parte de estas comunidades (un 70,6%) se concentra en el área altiplánica norte (comunas de G. Lagos y Putre), las
que reúnen solamente un 45,7% de la población y un 47,0% de las familias. Esto muestra una mayor subdivisión en el Altiplano
norte, un área que estuvo de mayor manera y más antiguamente relacionada con ciertos procesos históricos regionales (como
la definición de límites con Perú, la construcción del ferrocarril Arica-La Paz, la presencia de azufreras, venta de llareta, migración
a Arica con la creación del Puerto Libre y la Zona Industrial, etc.).

En cambio, en el área sur, que se mantuvo relativamente más aislada, persistieron hasta hace algunos años incluso grandes
comunidades históricas (como Cariquima e lsluga) con estancias, ayllos y sayas articuladas en un pueblo central o marka, las
que se encuentran todavía en un proceso de subdivisión en comunidades o predios menores.

DISPONIBILIDAD DE TIERRAS

El tamaño de las comunidades es muy variable: desde unas pocas decenas (principalmente de bofedales) hasta varios miles
de hás. (principalmente de estepa andina). El Cuadro Nº 2 reúne información sobre la extensión promedio de poco más del
50% de las comunidades sucesoriales aymaras, en las tres comunas que concentran el mayor número de ellas.

CUADRO N9 2.
EXTENSIÓN PROMEDIO DE 110 COMUNIDADES SUCESORIALES

Casos Superficie Has.


Nº % Hás % Promedio

G. Lagos 43 39,1 88.275 18,0 2.052


Putre 48 43,6 86.276 17,7 1.797
Colchane 19 17,3 314.900 64,3 16.573

Totales 110 100,0 489,451 100,0 4.450

Fuente: Servicio de Impuestos Internos, 1Región, Archivo Documental TEA.

Se observa que, mientras en General Lagos y Putre el tamaño promedio es de 2.052 y 1. 797 hás, respectivamente, en Colchane
el tamaño medio llega a las 16.573 hás. Estas diferencias entre uno y otro sector, a pesar de la subdeclaración que pudiera
existir, muestran nuevamente que el Altiplano sur registra una menor subdivisión histórica de las comunidades coloniales, por
lo que las neocomunidades presentan un mayor tamaño.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta además que el Altiplano sur presenta menos y más dispersos recursos forrajeros
que el norte. El Cuadro Nº 3 permite comparar la situación entre ambas áreas respecto de la distribución de la superficie de
bofedales, el recurso forrajero más rico, y los animales.

CUADRO N2 3.
DISTRIBUCIÓN DE BOFEDALES (HAS.) Y MASA ANIMAL (EN %)

Bofedales Masa Animal %


Comuna
Hás. % Alpacas Llamas Ovinos

G. Lagos 8.300 17,4 44,1 35,7 44,1


Putre 31.613 66,2 45,8 22,7 17,6
Col chane 7.840 16,4 10,1 41,6 38,3

Totales 47.753 100,0 100,0 100,0 100,0

Fuente: Archivo Documental TEA


L _ _ _ __ _ _ _ _
--~
-·-- --

El Altiplano sur concentra sólo el 16,4% de los bofedales, el 1O, 1% de las alpacas, el 41 ,6% de las llamas y el 38,3% de los
ovinos. Esto muestra que, por ser los recursos forrajeros mucho menores y más dispersos que en el Altiplano norte, las
extensiones necesarias para la ganadería camélida tienden también a ser mayores en el Altiplano sur.

278
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

De todas maneras, sea en el Altiplano norte o en el sur, la ausencia de una fragmentación más acentuada o continua de las
propiedades de uso ganadero, que destruya la comunidad y signifique una disminución del tamaño de las propiedades ganaderas,
tiene que ver con la naturaleza del patrón de manejo pecuario. En todas partes, aunque de distintas maneras según sea la
situación de cada sector particular, el manejo pastoril supone la combinación del uso de diversas asociaciones vegetales en
distintos momentos del año y de manera diferenciada según se trate de llamas, alpacas u ovejas.

Este sistema de manejo del ganado requiere la disposición de amplias extensiones de terrenos, que incluyan distintas asociaciones
vegetales: el hok'o (el bofedal), el waña (el tolar) y el zuni (el pajonal del cerro). La combinatoria específica se da según el
sector que se trate, pero el régimen de pastoreo supone la existencia de dos o las tres asociaciones vegetales, las que
producen forrajes de distinta calidad y en diferentes momentos del año, lo que se combina, a la vez, con las aptitudes específicas
de las especies animales que producen: llamas (tolar y pajonal), alpacas y ovinos (bofedal).

Lo anterior supone que una comunidad sucesoria! de ganaderos, debe asegurar la mantención de este sistema si no quiere ver
afectada la estabilidad de los rebaños que se manejan dentro de ella. De esta manera, existiría, por así decirlo, una superficie
«mínima•• hasta el cual teóricamente podría descender el tamaño de la propiedad, sin arriesgar la reproducción de la masa de
ganado controlada por sus miembros. Obviamente, esta superficie mínima «teórica•• dependerá de las características de cada
región donde se encuentren, en términos de la oferta y la calidad de los recursos forrajeros disponibles.

ACCESO A LA TIERRA

Por definición, cada familia perteneciente a una de estas comunidades posee derechos de pastoreo sobre las tierras del
común. En las comunidades sucesoriales la pertenencia y membrecía grupal se reconoce por descendencia y los derechos
sucesorios provienen de uno o más antepasados, generalmente en línea paterna. Al estar insertos en el sistema nacional, esta
adscripción y su reconocimiento se establece por una combinación de normas consuetudinarias e instrumentos legales de
diverso tipo, lo que puede originar también situaciones de conflicto interno (entre grupos familiares de una misma comunidad)
o externo (entre comunidades vecinas).

GRAFICO 1.
EVOLUCIÓN DE LA COMUNIDAD DE CHUJLLUTA

Año Situación
1

1877 Testamento Diego Huaylla


1911 1a lnscripci6n
1941 2• Inscripción

CUADRON 2 4.
SITUACIÓN ACTUAL DE CHUJLLUTA

1a Ultima N!! Familias Ausentes


Localidad Comunidad Subdi- Super- inscrip- Familias
inscrip-
Sucesoria! visio- ficie residen- Tropas
ción ción con con
nes (hás) tes
(Año) (Año) ganado ganado
Nasahuento Pampa Challuma (1) 778,0 1911 1940 2 2 5 7
Chujluta Chulula-Chujlluta (1) 2.345,0 1911 1940 19 6 17 14
Col pitas Cholula-Colpitas (2) 6.099,0 1911 1941 9 4 7 9
Cota paica (1) 2.457,0 1911 1941 5 1 3 7
Chacapalca (1) 1.600,0 1941/F 1986/F 2 1 1 o
Nota: F = Inscripción Fiscal
Fuente: TEA
--------- ---~
-----

A objeto de ejemplificar, en el Gráfico N2 1 y en el Cuadro N2 4 presentamos el caso de la localidad de Chujlluta, ubicada en la


comuna de General Lagos, en la provincia de Parinacota.

Antiguamente todo lo que hoy abarca la localidad de Chujlluta pertenecía a un gran ayllo denominado Cosapilla, lo que se
desprende de un testamento de 1877, donde Diego Huaylla lega a tres sobrinos y tres nietos una gran propiedad llamada
Cholula. A comienzos del presente siglo, aparecen como herederos de la propiedad los hijos de Juan Huaylla (uno de los
279
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

sobrinos en favor de quien testa Diego) y, por ese momento, la propiedad se encontraba subdividida en dos sectores: Cholula,
propiamente tal, y Lavacollo, a cargo de los dos hermanos varones (Eugenio y Basilio), ya que las hermanas se habían casado
en otras partes y se fueron a vivir con sus respectivos maridos. En 1911 se efectúa la primera inscripción en el registro de
propiedades chileno, acción que estuvo a cargo de Eugenio, quien inscribe sólo para sí e incluye toda la propiedad bajo un solo
nombre: Cholula. Desde ese momento, Basilio y sus hijos quedan sin papeles sobre el sector que ocupan (Lavacollo), aunque
siguen viviendo en él. Posteriormente, a la muerte de Eugenio y,aprovechando un momento en que se proceden a reinscribir
muchas propiedades en el Altiplano chileno, la viuda de Eugenio vende a sus tres hijos varones y entrega, además, una porción
de terreno a una persona de Putre que se encargó de realizar toda la tramitación. De esta manera, la antigua propiedad se
subdivide en Cholula Chujlluta (que queda para Fortunato), Cotapalca (paraAnacleto), Cholula Colpitas (para Juan) y Chacapalla
(para Luciano Jirón) . Este último terreno era habitado desde antiguo por la familia Poma, la que nunca inscribió para sí, por lo
que el Fisco lo hizo suyo en 1941. Por este problema, Jirón devuelve, bajo la forma de venta, Chacapalla a los Huaylla, quienes
posteriormente la venden a un ganadero de otro sector que actualmente se encuentra instalado en Lluta. De esta manera,
sobre esta propiedad existen dos dueños con papeles (la persona de LLuta y el Fisco chileno), pero no los ocupantes desde
tiempos «inmemoriales» (la familia Poma). Asimismo, Cholula Colpitas, abarca una parte del antiguo Cholula y todo Lavacollo,
donde hasta ahora se encuentran instalados los herederos de Basilio, los que no cuentan con papeles de este sector que
ocupan. Así, Juan no ha podido ocupar completamente la propiedad, sólo utiliza temporalmente un sector de ella, y debió
instalarse en otro sector vecino (Pampa Challuma) que comprende una pequeña franja cedida por sus otros hermanos y,
principalmente, una parte de Nasahuento, que pertenecía al padre de su esposa. Esto último le ha provocado muchos problemas
con sus parientes políticos, quienes no le reconocen derechos a una hermana que «Se fue a vivir con su marido>>. Con este
apretado recuento anterior, además del cuadro, el lector puede verificar muchas de las observaciones generales que se hacen
a continuación y en los siguientes apartados.

Normalmente, al casarse las mujeres se trasladan a vivir a otra comunidad. Pero, a veces pueden permanecer dentro de la
misma comunidad si existen troncos familiares distintos o una distancia genealógica suficiente como para separar un mismo
tronco familiar y posibilitar así alianzas matrimoniales en su interior. Esta norma general, obviamente, dificulta que se puedan
hacer efectivos los derechos provenientes por el lado de la esposa o de la madre, ya que la relación con los ocupantes de esa
«otra» comunidad o propiedad sería altamente conflictiva. De hecho, aunque puden reconocerse, el uso efectivo de estos
derechos es escaso. Esta situación, que es incongruente con la legislación nacional que reconoce derechos por ambas vías,
revela la existencia de un derecho consuetudinario comprensible sólo a partir de la estructura marcadamente patrilocal de la
sociedad aymara.

Sin duda, existen excepciones a la norma patrilocal. Pueden ocurrir casos en que las mujeres casadas se instalan en su
comunidad de origen, sea porque no tienen otros hermanos varones o éstos se han ido, sea porque la situación de su marido
es muy precaria en su respectiva comunidad (a veces de países vecinos). De esta manera se fundan ramas parentales aparte
del o los troncos familiares originarios. La irregularidad de esta situación, sin embargo, siempre es recordada de la siguiente
manera: «Ah, esos llegaron como yernos», con lo que se advierte su posición de parientes «por alianza».

TENENCIA DE LA TIERRA

Por tratarse de ganaderos, el sistema de tenencia se asocia directamente con el manejo pastoril. La tenencia de la tierra dentro
de una comunidad sucesoria! es de tipo colectivo. Esto es, el grupo de residentes descendientes de los propietarios originales
manejan sus rebaños al interior de los terrenos de la comunidad.

A veces, especialmente si se distinguen dos o más pastales dentro de una misma comunidad, distintas familias pueden ocupar
espacios diferentes dentro de la misma, residiendo en distintos o el mismo caserío. Cuando esto ocurre, las tierras de la
comunidad pueden haberse dividido en términos de su apropiación económica y ser esta situación un paso previo a la subdivisión
(de hecho o legal) de la comunidad.

Normalmente, dentro de una comunidad existen menos tropas o rebaños de animales que familias residentes (véase Cuadro
Nº 4). Los individuos, aunque pueden formar hogares residenciales diferentes, funcionan como una familia extendida
(generalmente un padre e hijos casados) para el manejo de una tropa común y efectúan los arreglos necesarios para su
pastoreo.

Sin embargo, aunque el pastoreo pueda ser manejado en conjunto, existe un sistema de tenencia animal marcadamente
individual, por el que, no sólo cada hogar, sino también cada miembro de él, tiene y distingue sus propios animales dentro del
rebaño común. El Cuadro Nº 5 que resume datos de la comuna de Colchane, permite ejemplificar lo anterior.

280
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CUADRO N°5.

DISTRIBUCIÓN DE LA TENENCIA INTERNA DEL REBAÑO


(EN 35 EXPLOTACIONES GANADERAS DE LA COMUNA DE COLCHANE)

Propietarios del Rebaño N!! de Casos %

Sin animales 2 5,7


Sólo del Jefe de Hogar 2 5,7
Del Jefe de Hogar y Esposa 5 14,3
De Padres, e Hijos 21 60,0
De Padres, Hijos y Allegados 5 14,3

Totales 35 100,0

Fuente: Taller de Estudios Andinos


'

Este sistema, que permite la presencia de varios subpropietarios dentro del rebaño de una explotación, puede alcanzar más
allá del círculo de la familia nuclear, facilitando la mantención de ganado por parte de personas radicadas fuera del Altiplano.
Así, individuos que han migrado definitivamente tienen la posibilidad de conservar derechos en sus comunidades de origen,
objetivándolos a través de la mantención de animales (a veces se trata de sólo unas cuantas cabezas) en la tropa de sus
parientes (generalmente los más directos: padres y hermanos). Esto se ve facilitado, sin duda, por el tipo de propiedad comunal,
mediante acciones y derechos, que prevalece en el sector.

Lo anterior tiene como consecuencia la siguiente constatación: los «comuneros» aymaras no son sólo los residentes, sino
también una alta proporción de personas que, pese a migrar definitivamente, siguen manteniendo derechos. Así, los campesinos
«residentes» son sólo una fracción de los «comuneros» aymaras, así como sus explotaciones son también una fracción del
total de explotaciones de una comunidad.

TIERRAS Y POSESION LEGAL

La comunidad sucesoria! andina no está amparada legalmente. Aparte de que existe un buen número de ellas que fueron
declaradas fiscales, de las que tienen títulos la mayoría no se encuentran actualizados. Además, por tratarse de títulos que
arrancan de la primera década de este siglo (muchos reinscritos en la de los '40), los límites son bastante difusos o poco claros,
existiendo casi siempre superposiciones entre una comunidad y sus vecinas. La carencia de títulos o su no actualización y los
litigios limítrofes, han generado múltiples conflictos intra e intercomunitarios.

De esta manera, cualquiera sea el tamaño de las comunidades, existen dos aspectos que son prácticamente generales a todas
ellas y, por tanto, se presentan tanto en el Altiplano norte como en el sur. Primero, lo que ya se ha mencionado, y que tienen que
ver con la presencia de diversos conflictos, sea al interior de las comunidades o entre ellas, respecto a límites o derechos sobre
la tierra (actualmente también, por extensión, respecto de las aguas). Segundo, que sus derechos sobre los recursos tierra y
aguas están precariamente amparados por las normas positivas nacionales, lo que las hace muy vulnerables a la expropiación
de los mismos de parte de terceros.

Asimismo, las diferencias existentes entre distintos sectores, permite pronosticar que su legalización no podrá ser un proceso
homogéneo y que las complicaciones variarán entre una zona y otra.

Por otra parte, al finalizar el apartado anterior vimos que cuando se trata el sector altiplánico no se puede prescindir de las
relaciones que individuos instalados en otros sectores agrícolas o en ciudades siguen manteniendo con la tierra comunal y con
los miembros residentes. Esta constatación, sin duda, complicará también cualquier intento de regularización de los títulos de
dominio de estas comunidades.

En estos aspectos -y en otros-, aún dictada la Nueva Ley Indígena, este pueblo sigue esperando nuestra comprensión y
respeto a su especificidad cultural y una alta dosis de solidaridad con sus justas demandas. Por otra parte, tampoco se debe
olvidar que, además de contenidos económicos, en la vida comunal concurren también dimensiones socio-organizativas,
ideológicas y religiosas.

AGRADECIMIENTOS

Este estudio fue financiado por el Proyecto FONDECYT 91-0595.


281
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

SISTEM AS ECONO MICOS DE LOS AYMARAS DEL ALTIPLANO DE LA REGIO


N DE
TARAPACA E INTERVENCION PUBLICA Y PRIVADA PARA EL DESAR ROLLO

HANS GUNDERM ANN KRÓLL

TALLER DE ESTUDIOS ANDINOS {TEA) DE CORPORA CIÓN DE ESTUDIOS


Y DESARRO LLO NORTE GRANDE

RESUMEN

Una rápida revisión de los principales cambios que cruzan y tensionan a las economías
campesinas del Altiplano chileno, y una mirada crítica a las
acciones que han emprendido agentes públicos y privados (estado, organismos
no gubernamentales y organizaciones étnicas), le permiten al autor
situar, lo que en su opinión son los temas pendientes en el desarrollo económico de
las poblaciones altiplánicas, a saber: el desarrollo como etnodesarrollo;
propuestas tecno-productivas adecúadas; clara percepción de la situación socio-econó
mica de la población, y su tratamiento en una dimensión que
trascienda el Altiplano.

ABSTRAC T

This paper gives a brief review of principal changes that are crossing and stressing
peasant economies in the chilean highplateau. The author also
establishes a critica! view on private and public policies that have been held in the
area, and finally he stands the aspects that have to be considerad in
the andean development, like development as ethnodevelopment, adequate techno-prod
uctive proposals, clear perception on population socioeconomic
situation and their treatment in a dimension that has to go beyond the highplateau
context.

INTRODUCCION

A) Las caracterí sticas principal es de estas economías rurales ubicadas en las alturas
andinas de la Región de Tarapacá
son:

• Se trata de productores silva-agropecuarios. Se dedican a la crianza de camélidos


y en algunas zonas cultivan ciertos
productos hortrcolas y cultígenos andinos (quinoa y tuberosas). Integran a sus economía
s, asimismo, diversos ingresos no
prediales.

• En general, se trata de productores pobres. Por ejemplo, dos comunas exclusiva


mente altiplánicas, las de General Lagos
y Colchane, son las más pobres de Chile.

• Son productores andinos. Es decir, actúan sobre sus recursos productivos mediante
tecnologías y en pos de producciones
provenientes, en gran medida, de una tradición agraria andina.

• Son productor es agrícolas andinos pobres, pero, al mismo tiempo, se encuentra


n sujetos a intensos procesos de
transformación.

B) Las principal es tendenci as de cambio en curso son:

• Un proceso de transformación bastante avanzado de paso de economías con un


alto componente de producción para el
consumo a economías fuertemente mercantilizadas. Ello se verifica al examinar
el mercado de productos campesinos
(fibra, carne de camélidos, horticultura de ajos, artesanías), los mercados de trabajo
a los que accede la población aymara
(agrícolas en zonas bajas y actividades terciarias en los urbanos), el mercado de
bienes de producción y consumo humano
(alimentos industriales, vestuario y calzado, etc.), y el mercado de servicios (inserción
creciente en circuitos de comercio y
transporte).

• La complejización de las economías campesinas del Altiplano. Hay un aumento


de la variedad de actividades y rubros
económicos en los que se ocupan. A partir de ello, se diversifica y complejiza
el sistema económico y la estructura de
ingresos: en lo silva-agropecuario se produce el desarrollo de la producción hortícola
(el Altiplano sur); en lo económico se
verifica la ampliación de actividades (hacia el transporte y el comercio) y en cuanto
a la estructura de ingresos, además de
las situaciones recién expuestas, se visualiza un aporte constante por el lado de
los subsidios estatales.
• La recomposición de los espacios étnicos y sociales: la articulación de Altiplano, valles
y ciudad. La del Altiplano no es una
sociedad aislada. Por el contrario, hay una relación y flujos bastante dinámicos de
bienes y personas al interior de las zonas
campesinas, pero especialmente entre éstas y las ciudades costeras de Arica e lquique.
La historia de los cambios necesarios
para que esta macro tendencia haya sido posible incluye dimensiones: cultural-e
ducativas (logro del bilingüismo o
monolingüismo castellano y una escolarización masiva), sociales y políticas (avances
en la «ciudadanía•• aymara luego de
lograrse un mayor conocimiento de derechos civiles, de ampliarse el manejo de
información y oportunidades, de tener
acceso a políticas públicas de apoyo y promoción, de beneficiarse de la acción de
organismos de la sociedad civil, etc.) y
económicas (la mencionada mercantilización de sus economías ya que era necesario
que lo que producían y consumían o
su fuerza de trabajo pudiera relacionarse más directamente con el capital, con la
costa y las ciudades para hacer posible la
integración).
283
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

• Una economía altiplánica al servicio de la recomposición de los espacios sociales. Expresa con cierta claridad lo anterior la
ausencia de relaciones con el mercado de crédito y capital. No hay inversiones para el Altiplano. Los escasos excedentes
campesinos se dirigen hacia los valles agrícolas y principalmente la ciudad. También, el no abandono de posesiones,
propiedades y actividades en el Altiplano. El Altiplano drena excedentes de población, pero no es abandonado, se recomponen
los modos de vivir y producir allí, pero no necesariamente se descompone.

C) Un balance tentativo de los anterior nos indicaría:

a) Que son economías rurales cada vez más integradas regionalmente.

b) Que son economías sujetas a fuertes presiones de cambio, tanto externas como internas.

e) Que son economías campesinas funcionalizadas a un proceso más basto de integración social y de expansión de los
espacios socio-étnicos.

d) Que no necesariamente se debe tener sobre el particular una opinión pesimista, ya que por esta vía el Altiplano ha dado
salida a presiones y tensiones internas muy tuertes (tierra/población, aislamiento/integración). Desde luego, es también
difícil, por los costos sociales y culturales implicados, tener una opinión decididamente optimista.

e) En relación con todo ello, queda la interrogante si ésta es una transición, una etapa más o menos prolongada de amortiguación
de un proceso de descomposición final, producto de la fuerza, la vitalidad o la capacidad de resistencia de los aymaras para
la mantención de una sociedad campesina en parte de sus tierras originarias, o bien se trata de un proceso de recomposición
y síntesis socio-étnica moderna.

LA ACCION PRIVADA Y ESTATAL EN EL ALTIPLANO RESPECTO A LA POBLACION AYMARA

A) El Estado

• Los municipios. Actualmente les corresponde intervenir en una serie de aspectos vitales en la existencia de la población
altiplánica (en salud básica, en educación, en ciertos servicios básicos y dotación de infraestructura, en los subsidios a la
pobreza, en la planificación de la acción del Estado a nivel local, etc.). En el desarrollo de estas misiones se detectan varios
problemas: baja capacidad técnica y de gestión, pocas capacidades de propuesta, falta de legitimidad para jugar un rol
cobrdinador y moderador de la acción pública, etc.

• Diversos organismos sectoriales también alcanzan el Altiplano. Por lo general, se dedican a hacer lo suyo, en el momento
que lo estiman oportuno, de la manera que consideran necesario, 1 en los lugares en que estiman que su intervención es
posible y necesaria. Suelen ser el ejemplo de la descoordinación.

• Las universidades en el Altiplano tienen poca o ninguna presencia. Su presencia, cuando la hay está centrada en estudios
básicos. Se detecta ausencia de verdaderos programas. Cuando los ha habido normalmente no han tenido continuidad. Se
denota asimismo la falta de un rol de liderazgo o siquiera de vigencia en cuanto a conocimientos y generación de propuestas
respecto a un qué hacer en el Altiplano por parte de los agentes del desarrollo o sus propios habitantes.

B) Los organismos no gubernamentales

• Su presencia en el Altiplano es relativamente reciente. Algunos de ellos denotan en su acción sobre las circunstancias
materiales difíciles de su pobladores un cierta sensibilidad para la innovación de contenidos, búsqueda de nuevos caminos,
innovaciones en cuanto a metodologías de trabajo, búsqueda de medios de efectiva promoción social, etc. En comparación
con otros organismos su acción es alentadora, ya que buscan salir del cerco del automatismo y de girar sobre caminos
trillados y poco efectivos.

• Sin embargo, también tienen limitaciones y problemas en relación al desarrollo campesino y étnico en el Altiplano. Los
principales se refieren a roles que cumplen (algunos son meros ejecutores de acciones estatales, son prolongaciones de la
acción estatal, prolongando sus problemas); por lo común, su intervención logra un alcance muy local; suelen tener
capacidades de propuesta limitadas y, salvo excepciones, hay una baja capacidad de influir sobre el Estado y otros agentes
del desarrollo.

C) Las organizaciones campesinas en el Altiplano y la autogestión

• Hay cambios en el protagonismo y participación de las organizaciones locales y sectoriales presentes en el Altiplano.
Aparentemente, habría cada vez menos conductas indiferentes a la acción de distintos agentes de desarrollo que intervienen
en el área: hay más participación, rechazo, resistencia o involucramiento que antes frente a la presencia de tales agentes.

284
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Por lo tanto, se hacen evidentes conductas activas. Esto se relaciona con:

• Ciertos cambios en la organización campesina del Altiplano. En los últimos años han proliferado organizaciones de varios
tipos y que ubican sus objetivos a varios niveles. Por relación a la base organizativa local preexistente, hay ahora una
situación hasta cierto punto remozada.

• Sin embargo, hay evidentes limitaciones y problemas de las mismas organizaciones, locales, gremiales o económicas
existentes para satisfacer un protagonismo más relevante en relación a su propio desarrollo como campesinos: en general
tienen un pormenorizado conocimiento de su realidad y problemas, pero mantienen grande~ dificultades de transformación
de ese conocimiento y experiencia en demanda formulada técnicamente; en relación con lo anterior, manifiestan una
relativamente baja capacidad de gestión; presentan enormes problemas para saltar del plano local al de la microregión o
zona para enfrentar proyectos de mayor envergadura y se detecta la permanencia de actitudes que aceptan e incluso
fomentan paternalismo y asistencialismo de parte de agentes externos, locque contribuye al inmovilismo y a la pérdida de
participación real.

LOS TEMAS PENDIENTES

Hay diversas cuestiones que se refieren al desarrollo económico de los pobladores del Altiplano hasta ahora no abordados o
que requieren, en cuanto a ópticas y direcciones de trabajo, una mayor o más urgente atención. Una enumeración no exaustiva
de ellos es la siguiente:

A) Un enfoque del desarrollo como «etnodesarrollo» buscando recuperar la constatación obvia que la población del Altiplano
es aymara en su totalidad. Las líneas preferentes de lo que podríamos llamar etnodesarrollo del Altiplano, con énfasis en lo
económico serían las siguientes:

• La consolidación de territorios donde puedan gestarse niveles de autonomía de gestión y acceso a recursos. Es decir, una
dimensión etno-política y espacial. Esto tiene que ver con los recursos productivos y económicos y su control sobre ellos
dentro de lo que podría llamarse territorios étnicos. En el norte es particularmente sensible el tema del agua, los recursos
mineros en tierra indígena y los recursos turísticos como cuestión emergente en muchas zonas. Está también el asunto de
las reservas naturales.

• El crecimiento económico adecuado a las condiciorfes de hoy. En tales territorios o comunidades es imperativo contar con
proyectos productivos sólidos y competitivos. Ello se liga a cómo no ser engullido por el mercado, cómo llegar a ser una
fuerza económica frente a presiones externas. Se debe aspirar a un objetivo de desarrollo de largo plazo consistente en el
fortalecimiento económico de la etnia aymara. Lo anterior no, podría darse desprendido de otros macro-componentes:

• El desarrollo organizativo. Se debe aspirar a que hayan organizaciones sólidas, a varios niveles: arraigadas a nivel local y
con fuerza para la promción y defensa de sus intereses. No sólo organizaciones cupulares. Se debe aspirar a que la solidez
se dé desde la base. Es de importancia, asimismo, la relación entre organizaciones que permita generar consensos y
acción compartida. Las redes de organizaciones de base son deseables en este sentido.

• El desarrollo ideológico y cultural. Hay aquí varios temas válidos para los distintos segmentos de poblaciónes indígenas
regionales, incluidos los del Altiplano. Está el de la lengua. Lengua e identidad se complementan perfectamenete y suelen
ir de la mano. Está el acceso y manejo de medios de comunicación. Por cierto, está también el acceso a la historia: desde
las historias locales hasta la búsqueda de cambios en las historias oficiales.

• La legalidad y juricidad. Es decir, se debe aspirar a que las poblaciones del Altiplano, como los demás congéneres aymaras
y atacameños puedan contar con instrumentos legales para la defensa y promoción de los derechos económicos, sociales,
culturales y civiles que les corresponden.

B) La necesidad de adecuación tecno-productiva. Es dramática la ausencia de propuestas de desarrollo tecnológico y productivo


para altas montañas sub-tropicales como las del Altiplano. El asunto reviste su complejidad. En ellas se ha protagonizado
una historia y cultura agraria de miles de años, por lo que no se trata de proponer o innovar sobre la nada, sino que el primer
dato de la realidad es el de una cultura principalmente pecuaria desde la que partir. El desafío es desarrollar respuestas
viables desde esta tradición pecuaria y no a pesar de ella. Esta es una cuestión que, además, tiene que plantearse en
términos más modernos, más de las realidades de hoy.

C) La necesidad de adecuación socio-económica. Lo técno-productivo es sólo una dimensión. Hay que imaginar seriamente
respuestas consistentes con la naturaleza de estos sujetos sociales: campesinos pobres aymaras y atacameños. Se trata
de gente con pocos recursos, muchas veces expoliados por las redes de mercado de las que forman parte, viviendo en
zonas aisladas, con sus recursos productivos amenazados, etc.

D) Un tema relativamente nuevo es la necesidad de atender una dimensión socio-espacial más amplia que el mero Altiplano.
285
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Las ideas y la acción para el desarrollo indígena debe integrar la nueva realidad socioespacial indígena. No puede y no
debe ser sólo lo silva-agropecuario y no puede y no debe ser sólo lo rural.

El desafío para una iniciativa como la de la Universidad de Chile en el campo de los estudios altiplánicos es el que este
conocimiento pueda jugar algún rol en relación al etnodesarrollo de los pueblos indígenas de las altiplanicies nortinas chilenas.
Enfrentando las complejidades y contradicciones que muy resumidamente se han señalado.

AGRADECIMIENTOS

Este estudio fue financiado por el Proyecto FONDECYT 034-91

286
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

EL ABUELO SACRAMENTO PANIRE


Relato de la defensa de las aguas de Turi

CARLOS ALDUNATE DEL S.

MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO, SANTIAGO, CHILE.

RESUMEN
Se relata una experiencia, exitosa, de defensa de las aguas pertenecientes al pueblo de Ayquina, en el Altiplano de la Región de Antofagasta. La acción
organizada de los habitantes del poblado y el apoyo legal y eclesial, permitieron declarar improcedente la solicitud hecha por un organismo público para
reglamentar el acceso y uso del agua, cuya propiedad era reivindicada por los habitantes del pueblo. Se logra de esta forma revertir, en parte, la pérdida
por desecamiento de extensas áreas de vegas, como ya aconteció en otros lugares de la región

ABSTRACT
The papar shows a successful experience lo defend water rights of Ayquina people, in the highplateau of Antofagasta Region. By means of an organizad
action of inhabitants and the legal and eclesial support, a solicitud e made through a public organism in arder to regulate obtaining and using of water, was
declarad unrighteous. This action reverts partially the process of dissecation of nativa vegetation.

INTRODUCCION

Son conocidas las voces de alerta que se han dado acerca de la conservación del frágil ecosistema que existe en el Altiplano
chileno.

Hay, sin embargo, aspectos mucho más importantes de este problema que son desconocidos por la gran mayoría de nuestros
compatriotas e incluso por las autoridades de la nación. Nunca será demasiado tarde para denunciar un proceso histórico que
no sólo pone en peligro nuestro patrimonio, sino también parte importante de la identidad cultural del país; responsabilidades
morales de las que tendremos que rendir cuenta en el futuro por sus insospechadas consecuencias.

Hace ya más de cien años que las aguas del Altiplano y las quebradas altas de Tarapacá y Antofagasta, se están desviando y
captando para alimentar los enclaves urbanos y la industria minera establecidas en el desierto nortino. Muy pocos saben que
decenas de familias andinas debieron abandonar Ojos de San Pedro cuando sus aguas se consumieron en el Ferrocarril de
Arica a La Paz; que las fecundas vegas de lnacaliri, que alimentaban cientos de camélidos se secaron para beneficiar la
industria del cobre; que la explotación de las minas de azufre de Cabana envenenó todo el ganado que pastaba en esa región;
que los pastores de Colana tuvieron que abandonar sus estancias ganaderas cuando la minería del cobre se apropió de sus
aguas, convirtiendo esas vegas en un salar. Para continuar con ejemplos más recientes, se debe citar a las poblaciones
andinas de las quebradas altas y Altiplano de Arica que sufren año a año cuando hay sequía, pues los agricultores de los valles
y la ciudad amenazan con llevarse el agua de los lagos y altas cuencas de los ríos. Los pobladores de Lirima han dado una
heroica aunque infructuosa lucha en la defensa de sus aguas, y los de Taconee hoy ven sus molinos de agua en ruinas y deben
hacer fatigosos turnos para regar sus chacras. Por último, aunque haya muchos otros casos que citar, ahora se ha represado
el río Loa a la altura de Quinchamale, con lo cual la agricultura de Lasana y Chiu Chiu se ha resentido enormemente y la vega
de Chiu Chiu ha sufrido menoscabo considerable. La cuenca del Loa, lleva hoy casi exclusivamente agua del río Salado, que
es dañina para la agricultura. En Calama, esta actividad ha casi desaparecido y donde el fenómeno adquiere ribetes de
dramatismo es en Quillagua, pueblo exclusivamente agrícola, que se encuentra en proceso de desaparecer.

La nueva ley indígena, que se encuentra en trámite en el Parlamento, se hace cargo de este problema. Sin embargo la
Dirección de Aguas, en abierta contradicción con la política de protección auspiciada por el mismo Gobierno, está una vez más
tratando de extraer más aguas del río Taconee, obligando a los últimos comuneros de dicha localidad a emigrar a Calama.

Si este proceso continúa, la voracidad de los enclaves extractivos y urbanos del desierto secarán por completo el ecosistema
altoandino del norte de Chile, el que será abandonado. Cuando la ciencia y la tecnología reaccionen produciendo agua para
mantener estos asentamientos, ya será demasiado tarde. Estarán definitivamente perdidos miles de años que el hombre
andino demoró en domesticar el desierto. ¿Que responderemos a los ciudadanos del futuro cuando nos demanden la pérdida
de recursos humanos, naturales y culturales de esta parte del país?; ¿Cómo justificaremos la sobrepoblación de las ciudades
del desierto a expensas de pastores y agricultores que se vieron obligados a abandonar su identidad y dignidad, pasando a
engrosar la lamentable fila de cesantes urbanos sin destino?; ¿Que diremos cuando nos enrostren el despoblamiento
irresponsable de nuestras fronteras?

En estos tiempos, cuando científicos de todo el mundo están ocupados en conocer y tratar de reproducir las sofisticadas
técnicas y conocimientos adaptativos desarrollados por los pueblos del Altiplano andino, que permitieron a esta área ser en
épocas prehispánicas, una de las mas ricas y pobladas de América, debemos revitalizar, antes que sea irreparable, parte de
este legado cultural y dar un llamado de alerta acerca de este proceso de desintegración.

287
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

En esta oportunidad, continuando con la línea iniciada por la Revista Chungará (Nº14, 1985), nuestro propósito es presentar un
testimonio de lo que ha sido la lucha por el agua en una localidad de raigambre indígena de la cuenca del río Salado, en la
Región de Antofagasta. Estamos convencidos de que hoy día los antropólogos debemos revisar nuestros trabajos en el sentido
de valorizar las iniciativas, métodos y sistemas propios de las comunidades indígenas para vincularse con la sociedad mayoritaria.
Este es un intento por cumplir con este propósito, tratando el caso de la comunidad de Ayquina, cuyos esfuerzos por conservar
sus tierras y aguas llevan más de un siglo, a pesar de la agresión constante de poderosas fuerzas de empresas privadas y del
mismo Estado por arrebatárselas.

ANTEQJ:DENTES

La Región del Río Loa Superior se ubica en las cotas superiores de la Segunda Región y comprende la cuenca superior de este
río y sus tributarios, principalmente, los ríos San Pedro y el Salado con sus afluentes, Toconce y Caspana. La puna y quebradas
altas de esta región, situadas sobre los 3200 m s.n.m., corresponden a la estribación meridional del Altiplano, que aquí adquieren
una fisionomia intermontana. En estas subregiones se encuentran numerosas vegas de altura, entre las que se distinguen las
de Ojos de San Pedro, lnacaliri y Colana -hoy secas-, y Cabana, a lo largo del Río San Pedro y las del Tatio, en las nacientes
del río Salado. Aquí se encuentran los asentamientos de Cupo, Paniri, Toconce y Caspana.

Las quebradas intermedias de esta Región forman un plano inclinado que baja al desierto, entre los 3000 y los 3200 m s.n.m.,
En esta sub región, en las riberas del río Salado, se encuentran el pueblo de Ayquina y la vega de Turi.

Aunque en estas localidades existen asentamientos prehispánicos desde épocas muy tempranas, es durante los períodos
tardíos (posteriores al 1000 d.C.), cuando se advierte una densidad poblacional mayor y la ocupación de todos los nichos
habitables del Loa Superior. En esta época se ubican una cantidad de poblados aglutinados, así como varias centenas de
hectáreas aterrazadas artificialmente, que demuestran una indudable vocación agrícola en sitios donde hoy resultaria imposible
pensarla por la extrema escasez de agua que caracteriza a esta región en la actualidad.

El pueblo de Ayquina y la vega de Turi forman un sistema de asentamiento de indudable raigambre prehispánica, que está
articulado en torno a las vegas que mantienen una considerable masa ganadera de camélidos, ovinos y caprinos. Diseminadas
en la vega, hay alrededor de tres decenas de estancias, donde viven permanentemente unas setenta personas cuidando el
ganado y cutivando en «potreros» algunas legumbres y granos, y muy especialmente alfalfa para forraje. Turi es de los pocos
lugares donde se puede cultivar trigo en la región. Cada familia que habita una estancia, posee también una casa en el pueblo
de Ayquina, donde asiste principalmente a las fiestas comunales así como para cuidar de las chacras que cultivan en «la
Quebrada>> del río Salado, vecina al pueblo. Estas melgas aterrazadas se riegan con agua de vertientes naturales, porque el
agua del río es extremadamente salobre. Algunos ayquineños poseen además tierras en las quebradas altas de Paniri, hoy
bastante abandonadas por la escasez de agua y la lejanía del lugar.

RELACION DE LA DEFENSA DE LAS AGUAS DE TURI

Con fecha 3 de Diciembre de 1907, treinta y cinco vecinos, representando a las familias de la comunidad de Ayquina, encabezados
por «SU principal>>, don Sacramento Panire y debidamente representados por un abogado, inscribían a nombre de la comunidad
mencionada, en el Conservador de Bienes Raíces de Antofagasta, una propiedad que les pertenecia desde épocas inmemoriales.
Se trataba de la «vega Alquina>>, hoy conocida como vega de Turi, de una cabida aproximada de 72 Km 2 y cuyos deslindes
quedaban consagrados, al sur, el río Ayquina; al norte, el Nevado de Panire; al oriente, Turi, con sus baños, casas y jentilar de
Turi; y al poniente, el Ynga y el puente natural de Chiu ChiU>> (inscripción de fojas 1056, número 1551 del Registro de Propiedades
del Conservador de Bienes Raíces de Antofagasta, correspondiente a 1907, re inscrita a fojas 217, número 240 del Registro de
Propiedades del Conservador de Bienes Raíces de Calama, correspondiente al año 1932, ver Anexo 1).

Aún no sabemos qué motivó a la comunidad de Ayquina a efectuar esta engorrosa tramitación legal en épocas tan tempranas.
Solicitaron el dominio de las vegas y un extenso territorio, que involucra el pueblo de Ayquina y sus chacras, que también
ocupan desde hace siglos, en la quebrada del río Salado. Es muy probable que ya en esta época, la aparición de la gran
minería del cobre, el auge de los enclaves del desierto y las vías de comunicación, hayan sido percibidas por la comunidad de
Ayquina como una amenaza para sus intereses y hayan procedido a adelantarse a los hechos. Las demás comunidades
andinas de la cuenca del Loa aún no se han ocupado de regularizar la situación de sus tierras, las que técnicamente pertenecen
al Fisco chileno.

A fines del siglo pasado se habían comenzado a extraer las aguas de las quebradas altas de la región, para abastecer las
instalaciones del Ferrocarril de Antofagasta a La Paz. Con este proceso, se secaron las vegas Ojos de San Pedro y otras de los
sectores altos, donde pastores de Toconce y Ayquina tenían sus estancias y criaban cientos de cabezas de ganado. También
en ese entonces se construían en el área increibles caminos que trepaban por los cerros en busca de la codiciada llareta
(Azore/la compacta), combustible natural que alimentaba el proceso industrial del cobre. El importante mineral de Chuquicamata
hacia prospecciones en las nacientes de los ríos Siloli, Toconce y Linzor, rastreando nuevas y mejores fuentes de abastecimiento
de agua para las faenas extractivas e industriales y la poblacion flotante de la mina.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

No es de extrañar entonces, que los lugareños hayan visto amenazados sus recursos básicos y la mantención de su sistema
ancestral de vida y sobrevivencia. Acudieron así a proteger aquel recurso que entonces vieron más amenazado y probablemente
estimaban más importante. En efecto, la vega de Turi, única fuente de forraje permanente de la localidad, forma parte de un
sistema que permite a los ayquineños mantener una economía agroganadera estable. Para «mantener» el ganado en temporadas
de sequía, se recurre a la vega, cuyos pastos no son de muy buena calidad y al «potrero», sembrado principalmente con alfalfa,
con el fin de proveer forrajes ricos en nutrientes que alternan con la vegetación arbustiva del área.

En los años venideros, los pastores del Salado asistieron inermes a una sostenida expoliación de sus recursos: la llareta se
agotó en los sectores altos hasta alcanzar niveles de extinción, obligando a las comunidades de Toconce y Caspana a repartirse
las escasas reservas de este combustible tan importante para la sobrevivencia en altura. Las necesidades de Antofagasta,
Calama, Tocopilla y Chuquicamata, hicieron necesario recurrir a las nacientes de las aguas de los ríos de buena calidad,
secando los cursos intermedios y vegas adyacentes y obligando a los campesinos a hacer fatigosos turnos para regar sus
chacras. Este proceso, que ya se extiende por un siglo, ha producido un continuo despoblamiento de las quebradas altas; los
integrantes de las comunidades que habitan este ector están continuamente emigrando a Calama o Chuquicamata, atraídos
por aparentes mejores expectativas las que pronto ven frustradas, engrosando el número de ciudadanos sin trabajo estable
que viven en condiciones marginales.

A mediados de la década de 1980, surgió una nueva amenaza para las comunidades del río Salado. Ante la continua necesidad
de agua por parte de los centros urbanos y mineros, CODEI..CO y el Servicio de Obras Sanitarias de la Región de Antofagasta,
con el fin de captar más fuentes, inició trámites ante las autoridades competentes para hacer prospecciones de las ya escasas
reservas de agua de la zona. En las antiguas vegas, ya secas, de lnacaliri y Ojos San Pedro se practicaron nuevos sondeos
para investigar la posible existencia de napas profundas o aguas fósiles. En las vegas de Turi, cuya cobertura vegetal ya está
muy menguada a raíz de la continua extracción de las aguas en las quebradas altas y puneñas, lo que constatan los lugareños,
también se iniciaron prospecciones e investigaciones para captar sus aguas subterráneas y superficiales.

Con el objeto de tranquilizar a los lugareños que habitaban las estancias de la vega, la Dirección de Bienes Nacionales les
ofreció títulos gratuitos de dominio sobre los espacios que ocupaban sus casas, corrales y potreros de cultivo. Por su parte, la
Dirección General de Aguas les aseguraba la propiedad de derechos de agua proporcionales al caudal que regaba la vega,
para ser aprovechados en sus cultivos. Las aguas sobrantes quedarían libres para ser apropiadas por el Servicio Nacional de
Obras Sanitarias, con el fin de entubarlas en las cañerías y aumentar el abastecimiento de los centros urbanos. Si esto se
hubiera llevado a cabo, habría significado el fin de la vega de Turi y con ello, la base de sustentación de la comunidad de
Ayquina. De nada hubieran servido las estancias y sus pequeños potreros sin la masa ganadera que justificaba este especial
patrón de asentamiento.

Es probable que las autoridades hayan desconocido el título legal de dominio que amparaba la propiedad de todas las vegas
de Turi, en favor de los sucesores de aquellos 35 comuneros que las habían inscrito a su nombre hacia ochenta años. Desde
un punto de vista legal, sin embargo, si los comuneros hubiesen cedido a la presión de las autoridades aceptando la nueva
titulación de sus exiguas posesiones, no sólo habrían perdido el resto de la vega, sino también la propiedad de todas las aguas
que la riegan, que también les pertenecía por entero. En efecto, de acuerdo a la normativa legal vigente a esa fecha (artículo
520 del Código Civil y 20 del Código de Aguas), las aguas que nacen corren y mueren dentro de una misma heredad, pertenecen
a sus dueños. Al desconocerse el título antiguo que amparaba toda la vega, donde nacían y morían los cursos de agua, se
aceptaba el desmembramiento del título en varias posesiones. Entonces, las aguas perderían la especial característica que
exigía la ley y pasarían a ser bienes suceptibles de aprovecharse por otras personas que lo solicitaren.

El Servicio Nacional de Obras Sanitarias inició, apoyado por la Dirección General de Aguas, un procedimiento judicial, cuyo
objetivo final era otorgar derechos de agua a los usuarios de los potreros de cultivo de Turi, propiciando formar una comunidad
entre ellos con tal objeto. En sus alegaciones, las autoridades se referían a los lugareños como «agricultores», desconociendo,
o queriendo desconocer que su principal actividad de sustentación era la ganadería, y que ésta necesitaba vitalmente de la
vega para ser mantenida. Agua, vega, potreros de alfalfa y campo, forman el ciclo ganadero que la comunidad de Ayquina
mantiene en sus estancias de Turi y que justifica su permanencia en esta región desde épocas muy remotas.

La comunidad no se resignó ante esta amenaza. Requirieron asesoría legal y exhibieron los antiguos títulos de propiedad
sobre la vega y sus aguas, guardados celosamente junto con otros documentos en la «maleta del alcalde», cuya custodia se
trasmite junto con el cargo. Las autoridades sostuvieron que éstos no amparaban a los actuales ocupantes, pues ellos «carecían
de personalidad jurídica». Con ello, trataban de demostrar que los actuales usuarios de la vega y sus aguas no eran los
descendientes de los antiguos propietarios, sino que se trataba de un grupo de personas que ejercían sus derechos de manera
independiente y sin amparo legal alguno. Este mismo argumento había sido esgrimido y con éxito, para que los servicios
públicos se apropiaran de las aguas de Lasana, Chiu Chiu, Calama y Quillagua. Otro alegato de los demandantes consistía en
desconocer el título común de la vega, sosteniendo que su pretendido valor estaba negado en la práctica por los propietarios,
quienes habían establecido propiedades individuales sobre cada una de las estancias.

Entonces, era necesario probar ante la justicia que existía una continua e ininterrumpida posesión, uso y goce de las vegas de
Turi y sus aguas, y que los actuales poseedores de estos derechos eran descendientes de aquellos que figuraban en el título
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

de propiedad de 1907. Se demostraría así la existencia de una sóla propietaria de la tierra y sus aguas desde aquella época:
una comunidad hereditaria formada por todos los descendientes de los antiguos propietarios.

La comunidad de Ayquina se organizó con tal objeto: Se reunió la Junta de Vecinos para adoptar los acuerdos necesarios, se
autorizó al Presidente de esta entidad para iniciar los trámites judiciales y representar a la comunidad en el respectivo juicio; se
solicitó la asesoría de un abogado especialista que había obtenido importantes éxitos en casos similares; se revisó y restauró
·todo el antiguo sistema de apachetas que fijaba los límites de la propiedad, reponiéndose los hitos deteriorados; se designó a
una comisión para que con el concurso de todas las familias, especialmente sus miembros más ancianos, se trazaran las
antiguas genealogías que vincularían las actuales generaciones con los abuelos mencionados en el título de dominio; se
solicitó la ayuda de la Prelatura Apostólica de Calama con el fin de obtener la ayuda económica que significaba un juicio en la
ciudad de Calama.

Con estos antecedentes y preparativos, la comunidad de Ayquina se opuso a la pretensión del Director General de Aguas de
constituir una Comunidad de Aguas entre los vecinos de Turi, pretensión improcedente, ya que las aguas de Turi eran, en su
totalidad, de propiedad de la comunidad hereditaria formada por los actuales ocupantes. Después de un litigio de algunos
meses ante el Segundo Juzgado de Letras de El Loa-Calama, con fecha 19 de Mayo de 1987, la Juez Titular de dicho juzgado
declaraba improcedente la solicitud de la Dirección de Aguas (ver Anexo 2). Establecía que la vega y sus aguas pertenecen a
«Un sólo propietario, la Comunidad de Turi o Vegas de Ayquina» y que la parcelación que en esta propiedad se ha hecho de 78
posesiones, es sólo «una simple distribución del trabajo dentro de la Comunidad».

El 4 de Agosto siguiente, se reunía toda la comunidad alrededor de la vertiente donde mana el agua que alimenta la vega y la
vida de Turi. Más de trescientas personas, junto a los principales de la comunidad, el Obispo Prelado de Calama, los funcionarios
y abogados que habían participado en el juicio, celebraron con una «boda» este significativo hecho que permitía, nada menos,
que la sobrevivencia de una comunidad andina en sus tierras originales.

Por ello, en la parte más importante de la ceremonia se agradeció a Dios, a la Virgen Guadalupe de Ayquina; se pagó a los
cerros, al agua, a la tierra; se hicieron los sacrificios y vilancahas ancestrales. Se pidió perdól"); se recordó y agradeció a los
antepasados.

Honorio Ayavire, Presidente de la Junta de Vecinos, dijo las palabras siguientes:

••Nos hemos reunido en este hermoso día de agosto para darle gracias a Dios y a nuestra Madre Guadalupe de Ayquina y a un
grupo de personas que supieron sentir nuestra necesidad y angustia por una tierra y sus aguas que es tan nuestra como el
corazón de cada persona.

Todo esto comienza hace miles de años cuando nuestros antepasados bajaron de la alta puna a un ambiente más adecuado,
porque los recursos vegetales se deslizan por el fondo de las quebradas y las vegas, y se hacía más fácil el pastoreo y la caza
de animales, que en un principio fue la llama que prestó y presta gran utilidad a los habitantes de esta tierra. Una de estas
vegas es Turi y qué mejor testigo que estas ruinas que tenemos cerca de nosotros. Con el correr de los años, nuestros
antepasados se dieron cuenta de la gran riqueza que les entregaba la tierra que tenían al frente de ellos y comenzaron a
utilizarla para el ganado y la agricultura.

La historia nos dice mucho, y es por eso que sentimos un profundo agradecimiento por aquellos primeros pobladores que yo sé
que nos están escuchando y miran con alegria el triunfo de sus hijos. Así llegamos al año 1907 cuando un visionario hombre,
don Sacramento Panire, inscribe en el notario público y conservador de bienes raíces estos terrenos.» (De El Mercurio, Calama
5 Agosto 1987).

AGRADECIMIENTOS

Este estudio fue financiado por el Proyecto CONICYT/ FONDECYT 1022-88

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

DOCUMENTOS ANEXOS

ANEXO 1. INSCRIPCIÓN EN CONSERVADOR DE BIENES RAICES DE CALAMA

AÑO 1965 Copia Reg. P.B.R. Año 1932 Fjs. 217

REINSCRIPCION DE MINUTA DE SACRAMENTO PANIRE Y OTROS

No 24C.- Calama, veintiuno de Diciembre de mil novecientos treinta y dos.- A solicitud de don Pantaleon Panire, procedo a
reinscribir en el presente Rejistro, la Minuta siguiente:- "El Notario Público y Conservador de Bienes Raíces del Departamento
que suscribe, certifica: que a fojas mil cincuenta y seis bajo el número mil quinientos cincuenta y uno, del Rejistro de Propiedades
del Conservador a su cargo del año actual se encuentra la siguiente inscripción: Antofagasta, tres de Diciembre de mil novecientos
siete.- Consta de minuta presentada ante mí, con fecha diecisiete de Octubre último que bajo el número ciento veintisiete y en
una foja útil se agrega al final del presente Registro en comprobante de esta inscripción que los señores Sacramento Panire,
Pantaleón Panire, Timoteo Saire, Isaac Palalo, Eugenio Panire, Sacramento Saire, Abaldo Saire, Nazario Levea, Ignacio Panire,
Eusebio Panire, Elias Choque, Salomé Choque, Santiago Choque, Marcelino Ayavire, Bias Cruz, Felix Cruz, Leocardio Berna,
Anselmo Lobena, Marcos Ayavire, Cristóbal Ayavire, Matias Ayavire, Enrique Berna, Agapito Anza, Mariano lngla, Vicforino
Lobena, Rafael Sare, Ciriaco Berna, Catalina Berna, Felipe Ayavire, Manuel Ayavire, Antonio Ayavire, Cecilio Cruz, Mamani,
José María Yunfla y León Choque; son dueños desde antes de la vigencia en este territorio del Reglamento del Conservador de
Bienes Raíces de un retazo de terreno denominado "La Vega Alquina" ubicado en la subdelegación de Calama, de este
Departamento que mide once mil ochocientos metros de largo por seis mil cuatrocientos cuarenta metros de ancho y cuyos
deslindes son: al Sur, el río Aiquina; al Norte, el Nevado de Panire; al Oriente, Turi con sus baños casas y jentilar de Turi; y al
Poniente, el Yuga y el puente natural de Chiu-Chiu. He procedido a esta inscripción en conformidad a lo dispuesto en el artículo
cincuenta y ocho del Reglamento del Conservador de Bienes Raíces, habiéndose publicado aviso en el diario "El Comercio" de
esta ciudad de fecha veintidos de Ocubre último y haberse fijado los carteles respectivos.- Requiere y firma la presente inscripción
don Rafael Muñoz, abogado, y de este domicilio, como encargado de los señores Sacramento Panire, Pantaleon Panire, Isaac
Palalo, Eujenio Panire, Timoteo Saire, Sacramento Saire, Ubaldo Saire, Nazario Leves, Ignacio Panire, Eusebio Panire, Elias
Choque, Salomé Choque, Santiago Choque, Marcelino Ayavire, Bias Cruz, Felix Cruz, Leocadio Berna, Anselmo Lobena,
MarcosAyavire, Enrique Berna, CristobaiAyavire, MatiasAyavire,AgapitoAnza, Mariano lngla, Victorino Lobena, Rafael Saire,
Ciriaco Berna, Catalina Berna, Felipe Ayavire, Manuel Ayavire, Antonio Ayavire, Cecilio Cruz, Manuel Mamani, José María
Yunfla y León Choque, vecinos de San Pedro de Atacama.- Doy fé.- R. Muñoz.- Samuel Donoso.- C.- Conforme con su
original.- Antofagasta, nueve de Diciembre de mil novencientos siete.- Samuel Donoso.- Hay un sello Notarial. Conforme con
su original que devolví al requirente, quién para constancia firma.- Doy té.- Firmado: Panta León Panire. Enrique Lira Silva.-
N.C.- CONFORME CON SU INSCRIPCION ORIGINAL ESTA SEGUNDA COPIA, CORRIENTE A FOJAS DOSCIENTAS
DIECISIETE, BAJO EL NUMERO DOSCIENTOS CUARENTA DEL REGISTRO DE PROPIEDADES DEL CONSERVADOR
DE BIENES RAICES DE ESTE DEPARTAMENTO DE EL LOA, A MI CARGO PARA EL AÑO MIL NOVECIENTOS TREINTA Y
DOS. Calama, siete de Enero de mil novecientos sesenta y cinco.
Amoldo Wunkhaus Ried.
N. P. y C. Públ.

ANEXO 2. SENTENCIA DEL SEGUNDO JUZGADO DE LETRAS DE EL LOA·CALAMA

Calama, diecinueve de mayo de mil novecientos ochenta y siete.

VISTOS:

Que a fs. 7 se presenta el Director General de Aguas, don Eugenio Lobo Parga, solicitando se cite a comparendo para organizar
la Comunidad de Aguas del Canal San Luis, derivado de las Vertientes Turi y sus ramales, se declare establecida la existencia
de la referida Comunidad, se fijen los derechos de los comuneros en el agua, se aprueban los estatutos que regirán la Comunidad,
elegir el Directorio y en definitiva se disponga que la resolución que apruebe la existencia de la Comunidad y los derechos de
los comuneros, se reduzca a escritura pública, conjuntamente con el comparendo y los estatutos, si hubiere acuerdo, todo ello,
en razón de carecer los usuarios de una organización legal. Adjunta a su presentación nómina de los usuarios del canal de la
referencia, que incluye los predios beneficiados y los respectivos derechos de aprovechamiento.

A fojas 1, rolan estatutos de la Comunidad.


A fojas 4, rolan derechos de aprovechamiento sobre las aguas de los usuarios.
A fojas 26, se llevó a efecto el comparendo de estilo en el que se solicitó por los representantes de la Dirección de Aguas, se
accediera a las peticiones formuladas en la presentación de fs. 7 y se considerara el nuevo listado que acompaña en el que
constan los nombres de los propietarios, el RUN o RUT, con iniciación del hectareaje efectivamente explotado.

Al comparendo concurrió con fianza de rato el abogado don Fernando Dougnac Rodríguez, en representación de la Comunidad
de Turi o Vegas de Ayquina, cuya actuación fué ratificada a fs. 120 de autos, quien viene en oponerse a la formación de la
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El Altiplan9. Ciencia y conciencia en los Andes

Comunidad de Aguas solicitada por la Dirección General de Aguas, en atención a que de conformidad al artículo 20, inciso 2°
del Código de Aguas, aquella sería improcedente, toda vez, que, su representada es dueña de todos los derechos de
aprovechamiento de las aguas de la Vertiente de Turi, por lo que no se darían los presupuestos del artículo 186 del precitado
cuerpo legal. Indica que se trata de una sola persona propietaria del derecho en referencia.

A fojas 40, se recibió la causa a prueba.


A fojas 63 y siguientes, rola testimonial rendida por la Comunidad Turi y Vegas de Ayquina.
A fojas 66 y siguientes, 88 y siguientes, la Dirección de Aguas acompañó prueba documental.
A fojas 71 y siguientes rola la documental rendida por la opositora.
A fojas 128 vta. los autos quedaron en situación de fallo.
A fojas 130, se decretaron diversas medidas para mejor resolver, las que se cumplen a fs. 154 vta., trayéndose los autos para
fallo.

CONSIDERANDO:

1º.- Que, a fs. 7 se presentó el Director General de Aguas, solicitando se citara a comparendo a las personas que indica, a
objeto de formar la Comunidad de Aguas del Canal San Luis, derivado de las Vertientes de Turi y sus ramales, se declarare
establecida la Comunidad, se fijaran los derechos de los comuneros en el agua, se aprobaran sus estatutos y se eligirá el
Directorio respectivo.

2°.- Que, con fianza de rato a fs. 24 se presentó por la Comunidad de Turi o Vegas de Ayquina, don Fernando Dougnac
Rodríguez, cuya actuación fué ratificada a fs. 120 de autos, oponiéndose a la formación de la Comunidad señalada en el
motivo precedente, aduciendo que en la especie no se darían los presupuestos del artículo 186 del Código del ramo, ya
que, se trataría de un propietario, la Comunidad de Turi, todo ello, en concordancia con el artículo 20 del Código de Aguas.

3°.- Que, a fs. 71 y siguientes, la opositora acompañó en parte de prueba, certificado de dominio vigente, de hipotecas y
gravámenes, de interdicciones y prohibiciones y de litigios que dicen relación con la propiedad que rola inscrita a fs. 217,
bajo el N° 240 del año 1932 en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces, documentos todos, que no
fueron objetados por la contraria y que con los antecedentes agregados a los autos, permiten al Tribunal concluir que
efectivamente no se dan en la especie los presupuestos que contempla el artículo 186 del Código de Aguas.

4°.- Que, de la nómina de usuarios presentada por la Dirección de Aguas, ninguna de las personas allí incluídas ha reclamado
la existencia de algún derecho vulnerado.

5°.- Que, en la Inspección ocular practicada por el Tribunal, a fs. 134, se ha consignado en ella la existencia de 78 parcelas, lo
que en nada obsta a la conclusión a que se ha arribado en el motivo tercero de la presente sentencia, por cuanto ello solo
puede implicar una simple distribución de trabajo dentro de la Comunidad de que dan cuenta los documentos rolantes a fs.
71 y siguientes.

6°.- Que, el dominio de un inmueble se prueba con la inscripción conservatoria pertinente.

r.- Que, de acuerdo a la documentación señalada anteriormente, no han existido parcelaciones o subdivisiones en la heredad
que se alega está constiuida por un sólo propietario, la Comunidad Turi o Vegas de Ayquina.

Y, visto demás, lo dispuesto en los artículos 1698 del Código Civil, 144, 170, 680 y siguientes del Código de Procedimiento Civil;
20, 177, 178, 179, 186, 188 y disposiciones transitorias del Código de Aguas, se declara que no ha lugar a la formación de la
Comunidad de Aguas, solicitada a fs. 7.

Regístrese, notifíquese y archívese en su oportunidad.

Dictada por doña Gloria Solís Romero, Juez Titular del Segundo Juzgado de Letras de El Loa-Calama, autoriza doña Judith
Guzmán Martínez, Secretaria Titular.

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CULTURA Y EDUCACION EN EL ALTIPLANO

BERNARDO GUERRERO

UNIVERSIDAD ARTURO PRAT,


IQUIQUE, CHILE

RESUMEN

La posibilidad de plantear la educación como un ámbito en el cual se puede expresar y recrear una cultura, requiere, en el caso de poblaciones indígenas
que el Estado nacional reconozca que, para sus planes educativos, subyace una cultura que define una particular relación con la definiciones culturales.

ABSTRACT

The posibility to gel a planned education where indigenous culture could be expressed and reproduced, requires the national state recognition for its
educativa plans of cultural particularities, specially on !hose aspects relatad with natura.

INTRODUCCION

El tema de la educación tiene que ver con la pregunta del tipo de.sociedad que queremos. En otras palabras, la educación que
implementamos o que consensuemos, según sea el caso, tiene que ver con la sociedad que queremos construir.

El el caso de la cultura andina, esta pregunta presenta sus complejidades y también sus contradicciones. Esto es así ya que la
pregunta por el tipo de educación que quieren los Aymaras jamás se les ha formulado a los propios campesinos. Esta pregunta,
por lo general, transita por el corrillo de los especialistas que han visto, entre otras tantas cosas, el tema de la educación, como
si fuera este un problema técnico, y que, en consecuencia, requiere del concurso de cuadros técnicos.

Pero, aún más allá del tópico del "especialismo académico" pero muy ligado a éste, el tema de la educación parece ser tratado
como si fuera una entidad autónoma, con vida propia, y en consecuencia, desligado de otras esferas de la vida social.

El divorcio entre educación y cultura, es el que permite que el tema de la educación sea tratado como ente autónomo, y esto
tiene muchas consecuencias como trataremos de ver más adelante. Pero antes detengámonos en una breve discusión acerca
del concepto de cultura.

CULTURA Y EDUCACION: UNA CARACTERIZACION CONCEPTUAL

La noción de cultura, al igual que la de sociedad, puede ubicarse en su génesis como producto de la modernidad emergente en
el Siglo XIX. En este sentido es conveniente prestar atención al paradigma que las ilustra desde atrás y que le da sentido y
coherencia.

La modernidad y su discurso suponen la desconstrucción de un paradigma anterior que poseía una visión del mundo diferente
a la actualmente vigente. La construcción del paradigma moderno basado en la negación del anterior y en la afirmación de la
razón como única forma de acceder a un tipo de conocimiento definido como válido y acompañada de una metodología
también llamada científica.

Este paradigma en sus múltiples manifestaciones es esencialmente dicotómico. Se construye sobre las dicotomías entre razón
y emoción, mente y cuerpo, masculino y femenino, y sobre todo en la diferencia entre cultura y naturaleza, y en las que los
primeros de estos elementos son definidos como superiores. Consecuentemente con lo anterior, la modernidad se irguió
también como cultura universal y aún más, como cultura superior, y creyó hallar en la idea del progreso el motor y sentido de la
historia.

La cultura, en contraposición a la naturaleza, se definía como algo vivo, del hombre, antropocéntrico, y relegó a la naturaleza
al reino de lo inanimado, sin vida. Esta concepción es la que ha logrado legitimar la conquista y explotación de éste.

El concepto de cultura más que definirla al modo de la modernidad -al modo de la antropología clásica- con sus consiguientes
adjetivos que todos conocemos, debe primero que nada referirse a la visión del mundo que la trasciende. En otras palabras
queremos rescatar acá el concepto de cultura como una forma de percibir las relaciones sociales, las cosas y su entorno. Es
también la cultura un modo de conocer. Al respecto Morris Berman (1982) habla de los modelos cognitivos de enfrentar el
mundo.

"La visión del mundo que predominó en Occidente hasta la víspera de la Revolución Científica fue la de un mundo encantado.
Las rocas, los árboles, los ríos y las nubes eran contemplados como algo maravilloso y con vida, y los seres humanos se

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

sentían a sus anchas en este ambiente. En breve, el cosmos era


un fugar de pertenencia, de correspondencia. Un miembro de
este cosmos participaba directamente en su drama, no era un
observador alienado. Su destino personal estaba ligado al del
cosmos y es esta relación fa que daba significado a su vida. Este
tipo de conciencia -fa que llamaremos en este libro "conciencia
participativa"- involuc ra coalición o identificación con el ambien
te, habla de una totalidad psíquic a que hace mucho ha
desaparecido de escena".

Esta conciencia es fa que también animó y sigue en parte animan


do, a los Aymaras de antes de fa llegada de los españoles, y
en cierta medida a los de fa actualidad. Para el hombre occiden
tal, sin embargo, ahora existe otro tipo de conciencia: "... puede
. describirse mejor como un desencantamiento, una no participa
ción, debido a que insiste en fa distinción rígida entre observador
y observado. La conciencia científica es una conciencia alienada
: no hay una asociación ectásica con fa naturaleza, más bien
hay una total separación y distanciamiento de ella. Sujeto y
objeto siempre son vistos como antagónicos. Yo no soy mis
experiencias y, por lo tanto, no soy realmente parte del mundo
que me rodea. El punto final lógico de esta visión del mundo es
una sensación de reificación total; todo es un objeto ajeno, distinto
y a parte mí" (Berman, 1982).
Esta visión del mundo "racionalista" no tiene nada que ver con
aquella visión del hombre andino que sustenta otra sensación
con la naturaleza. Para el hombre andino, ésta tiene vida y por
lo general, se fe otorga una dimensión sagrada. Frente a ella la
relación es de respeto.

El hombre andino al poseer una conciencia participativa según


Barman, percibe a fa naturaleza como una entidad que posee
vida propia, y que no está necesariamente a libre disposición
de él. Cosa contraria ocurre con el hombre moderno que ve a
naturaleza como muerta y como fuente inagotable de riqueza.

Por otro lado, Van Kessef (1987), profundiza más aún lo anterior
. El habla de fa existencia de una ideología autónoma y de una
ideología heterogénea. La primera correspondería a lo que Berman
flama la conciencia participativa y fa segunda a fa conciencia
desencantada. Van Kessef dice:

"El universo del hombre arcaíce sobrepasa fas estructuras económ


icas y políticas. Este hombre entra en un diálogo con la
naturaleza, personificada, independiente, autónoma, características
que tiene también aquel otro elemento que entra en juego
en este diálogo: el Mundo Divino. Por eso es necesario conside
rar aquí fa ideología en una perspectiva más amplia, como una
cosmovisión mitológicamente fundada, implicando las relacion
es de los hombres con el mundo divino (divinidad, antepasados,
etc.), con fa naturaleza (el espacio vital que impone sus leyes
y sus exigencias al hombre) y finalmente las relaciones sociales
en sentido amplio. La ideología comprende sistemas de valores
primarios que constituye la motivación fundamental dentro de
fa sociedad". Continúa Van Kessef: "La sociedad moderna encuen
tra su motivación fundamental en una ideología autónoma,
es decir, que su norma primaria y su valor fundamental es el
hombre mismo y ningún otro fuera de él. No se respalda en un
orden sobrehumano, cósmico, preestablecido, sino que se basa
conscientemente sobre una visión ideológica del hombre
según el cual él mismo es responsable del orden humano (moral)
y material (económico), orden cuya creación progresiva e
histórica él considera como su deber fundamental y en fa cual
ocupa un fugar central y decisivo. Por eso, tiene conciencia del
tiempo del tipo histórico. En una sociedad motivada por una
ideología autónoma, el hombre encara el mundo no-humano,
controlando, dominando, explotando".

Pero no se piense que esta mentalidad descrita por Berman


y Van Kessel es algo que ya no existe. Pese al proceso de
chilenización en que se ha visto envuelta la sociedad andina,
aún es posible encontrar elementos de esa forma de ver y de
concebir el mundo. Los actos religiosos tradicionales aún mantien
en mucho de fa conciencia participativa. En otro plano,
citamos un párrafo de una carta que dirigentes andinos dirigiero
n a fa autoridad política de fa región protestando contra un plan
de lluvias artificiales. Escriben:

"Nuestro conocimiento campesino nos señala que las lluvias


tienen un proceso natural de apareamiento entre fas nubes
hembras de fa costa y las nubes machos del Altiplano y para su fecunda
ción es necesario no interrumpirlas, ya que paulatinamente
se va generando un ciclo climático propicio para las precipitaciones
normales". 1
En otras palabras estamo s hablando de un modelo cognitivo aún
presente.
La educación en el marco de lo descrito anteriormente tiene que
ver con fa forma como ésta ayuda a socializar y a reproducir
la cultura de fa sociedad. En otras palabras, y desde esta perspec
tiva, la distinción entre cultura y educación es bastante sutil.

EDUCACION Y CHILENIZACION

El estado chileno al posesionarse de fa región del Norte Grande


, necesita hacer coincidir fas fronteras entre lo geográfico y lo
cultural. Los Aymaras, en consecuencia, deben ser chilenizados.
Y el principal instrumento para elfo es y ha sido la educación
impartida por la escuela y por profesores no andinos.

1 Carta de la Junta de Vecinos Nº 7 de Chucuyo-Parinacota,


dirigida al intendente Regional de Tarapacá, 12 de Febrero 1992.

294
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Los macizos, profundos y sistemáticos procesos de chilenización en que se han visto envueltos
los Aymaras desde 1890 a la
actualidad, marca una doble tendencia. Por una parte, son víctimas del llamado Holocausto
al Progreso, y por otro lado, se
empieza a generar un reavivamiento de la conciencia étnica, reavivamiento que no está exento de
paradojas y de contradicciones,
pero que señala un punto de articulación en torno a lo Aymara bastante interesante 2 • Aquí el tema
de la educación ha sido de
vital importancia por cuanto se empieza a hablar desde conceptos tales como educación andina,
currículum pertinente, hasta
educación bilingüe intercultural.

Fueron primero las organizaciones no gubernamentales y las organizaciones indígenas, y luego


las universidades las que
empezaron a discutir el tema. Todas ellas compartían el mismo disgnóstico acerca de la necesidad
de una educación adecuada
al medio, pero muy pocos relacionaron con el tema del currículum, a la cultura3 ·

Lo anterior significa internalizar la visión del mundo andino a una propuesta educativa, cuestión
que no es tarea fácil. Y no lo
será en la medida en que el asunto educativo andino sea sólo resorte de los educadores nacionales
que, armados de buena
voluntad, en este caso por sí sola no es buena, y en algunos casos puede ser hasta negativa.

Algunos han creído solucionar el problema del currículum andino y de su relación con la cultura,
haciendo explícitas variables
de la tradición oral andina4 • Los cuentos han sido acá una fuente primaria de información. Pero,
en muchos de los casos sólo
se ha caído en una suerte de "folklorización" de la cultura andina.

Otro elemento también de importancia tiene que ver con la ausencia de las organizaciones campesina
s y de la comunidad en
el diseño del currículum andino. Este, como ya hemos dicho, parece ser sólo terreno para
especialistas o científicos. No
obstante, pese a lo anterior se tropieza también con dificultades o con la existencia de ciertas
condiciones tal cual apunta
Alvarez (1987). Este autor dice: "... que una propuesta educativa articulada a partir de una propuesta
curricular intercultural,
sólo podrá tener sentido si se inserta en un proyecto campesino, dotado de una dirigencia gremial
fuerte y clara, que asuma
como problema principalísimo el rescate de un propio saber étnico y proyecte éste hacia el escenario
regional; y cuando digo
proyectar pienso en demostrar la legitimidad de lo andino como estilo de vida y en aportes
sustantivos al desarrollo y a la
construcción de un nuevo tipo de sociedad en que sea posible la coexistencia de grupos culturales
tan diferentes como el
urbano criollo y el Aymara".

CONCLUS IONES

No se trata de pensar en una sociedad Aymara cerrada en si misma. Las interrelaciones entre
esta sociedad y la nacional son
múltiples y. más que evidentes. Los procesos migratorios a veces sin retorno, producto de la
chilenización, señalan que la
educación andina debe también ser capaz de preparar a los Aymaras para su desempeño en
la ciudad.
Pero el punto es que, en la actualidad, la educación sólo tiene como norte la sociedad nacional
y no la andina. Urge pues, un
proyecto educativo que desde la matríz de la racionalidad andina sea capaz de conjugar los elementos
culturales de la sociedad
chilena con la autóctona.

Lo anterior no es tarea fácil, y en la elaboración de una propuesta educativa es indispensable la


participación de la comunidad
andina organizada.

REFERENCIAS

Alvarez, J., 1987. Educación para el Desarrollo Andino: Una propuesta curricular bicultural
para las escuelas Aymaras de
Tarapacá. Cuadernos de Investigación Social, Nº 24, CREAR, lquique.

Berman, M., 1982 El Reencantamiento del Mundo. Ed. Cuatro Vientos, Santiago.

Podestá, J., 1993. Tradición oral Aymara y educación. Buscando nuevos caminos. Revista de
Investigaciones Científicas y
Tecnológicas, Serie Ciencias Sociales, Nº 2, Departamentos de Ciencias Sociales, Universidad
Arturo Prat, lquique.
Van Kessel, J., 1987. Lucero del Desierto. Universidad Libre de Amsterdam, CREAR, lquique.

2 Este pareciera ser el caso de las organizaciones Aymaras surgidas a partir del año 1989 adelante.
Siendo las principales el Centro Cultural Aymara, Aymar-
Markas, PachaAru, y otros aglutinados en torno a la comisión Especial de Pueblos lndfgenas (CEPI).
3 .Este pareciera ser el caso de Jos investigadores del Centro de Investigación de la Realidad del Norte
(CREAR). Al respecto ver los trabajos de Juan Podestá y
Juan Alvarez.
4 Ver trabajo de Juan Podestá "Tradición oral Aymara y educación. Buscando nuevos caminos".

295
sepuv SOJ ue epue!::>uoo Ji epue!::> ·oue¡d!ll'v' 13
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ARTE ANDINO, REFLEJO DE UNA CULTURA. 1

JUAN M. CHACAMA R. y LUIS BAlONES M.

DEPTO. ARQUEOLOGIA Y MUSEOLOGÍA, FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES,


ADMINISTRATIVA S Y ECONOMICAS, UNIVERSIDAD DE TARAPACA.

RESUMEN

Los autores demuestran como las expresiones artísticas andinas, entendidas como manifestaciones culturales que en gran medida reflejan a la
cultura
que las produjo, pese a la conquista española, continuó manifestándose, ahora, asociado a la iconografía religiosa católica; siendo, además, un excelente
reflejo de los diversos períodos que se suceden en el área andina, de ahí su valor como documento válido para la historia.

ABSTRACT

This paper shows how andean artistic expressions understood as cultural statements which reflect the culture where they arise, in spite of european
conquest, have continuad reproducing, but now associated to catholic religious iconography. Besides, because it reflects difieren! historical periods,
it is
considerad as a very valuable document to know about the andean history.

PRESENTACION

Quizás, arte, no sea el término más apropiado para designar diversos tipos de manifestaciones producidas en el mundo
andino, especialmente prehispano. Conocida es por todos la intencionalidad conceptual que subyace en la iconografía textil
andina; la vinculacion de sistemas de rutas caravaneras con arte rupestre (Geoglifos), la relación de arte parietal como esquemas
mágico-religioso, etc, en fin, en los Andes, las expresiones generalizadas bajo la terminología de arte son más allá de un arte
por el arte o arte como expresión individual; son manifestaciones culturales que en gran medida reflejan a la cultura que los
produjo. Esta tradición de reflejar conceptos mediante expresiones <<gráficas», se estima tiene una profundidad tan antigua
como la historia humana en la región; existen algunas evidencias de arte parietal que se remontan al octavo milenio antes del
presente. Sin duda, tan arraigada forma de expresión, luego del contacto andino-europeo, encontró en el arte virreina! una rica
veta de expresión. Una vez que la sociedad colonial del Siglo XVI y comienzos del XVII se hubo completamente establecido en
la América andina, se abrieron espacios para la participación de artistas andinos en diversos trabajos de carácter artístico como
escultura, murales, pinturas de caballete, e incluso en arte mayores como la arquitectura. La lectura que procede a continuación
trata entonces del arte virreina! regional como un reflejo de la sociedad andino-europea que lo produjo.

La ponencia es resultado de los proyectos: <<Pintura Mural en los Andes» (O.E.A. - U. de Tarapacá, 1993) y, <<Ariquilda 1, Alto
Ariquilda 1, Cº Unita, tres sitios con arte rupestre ... » (Universidad de Tarapacá, 1992-93).

ARTE VIRREINAL EN EL EXTREMO NORTE

Manifestaciones de arte virreina! en el extremo norte de Chile son posibles de apreciar en arquitectura, murales, tallas en
madera y algo de pintura de caballete; el conjunto de tales expresiones está caracterizado por el ambiente religioso en el cual
se enmarca, o dicho de otra manera, es en la construcción y ornamentación de los templos católicos de la sierra. y Altiplano de
la región donde fue plasmada esta expresión artística con mayor fuerza.

A partir de las primeras misiones instauradas en la región a fines del Siglo XVI y durante todo el XVII, se levantan una serie de
templos destinados a la evangelización de los lugareños, lamentablemente el paso del tiempo y sobre todo la actividad sísmica
de la región, no han permitido que ejemplos de esta época permanezcan en la actualidad (Chacama et al., 1992). Las evidencias
más tempranas, hoy visibles, corresponden al Siglo XVIII y están muy vinculadas con el estilo artístico conocido como Barroco
Andino y/o Barroco Mestizo (Briones, y Vilaseca, s/a; Chacama et al., ob. cit; Chacama et al., 1988-89; Montandon, 1967).

Fig. 1. San Isidro Labrador, Arcángel San Miguel. Iglesia de Pachama, Sierra de Arica. Segunda mitad del siglo XVIII.

297
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

El Barroco Andino o Mestizo es conocido en América como una variante del estilo Barroco llegado de Europa, que se caracteriza
por la introducción de elementos nativos especialmente flora y fauna, esto, debido a la participación de artistas indios en la
exornación de los templos (Gisbert, 1980; Macera, 1977;_Mesa y Gisbert, 1978 en el arte mural.

La asociación de la divinidad cristiana con la divinidad solar, el concepto del hombre puma, entre otros, son temas prehispanos
insertos en un contexto de iconografía cristiana. Tales temas han sido detectados tanto en las regiones altoandinas y circunlacustre
(Gisbert, 1980) como en las cabeceras y Altiplano de los valles occidentales del norte de Chile (Chacama et al., 1988-89). Si
bien es cierto, aún se encuentra en discusión el orígen prehispano de alguno de estos temas v.gr. La Sirena, es indudable que
tales representaciones formales alientan el recuerdo de una mitología prehispana; poniéndola en relieve y coactuando en el
mismo nivel de los temas iconográficos cristianos. De esta forma, a través de un «documento» visual, es posible percibir que en
la sociedad colonial del Siglo XVIII, en la región, existe un sustrato de marcada tendencia andina el que, conjuntamente con
expresarse a través de estructuras sociales y económicas, busca también un espacio en el arte. En este caso la expresión de
este sustrato andino pone en relieve una estructura ideológica, intimamente religiosa y, lo expresa en el vehículo de la religión
predominante de la época, vale decir, el templo católico.

El Siglo XIX se caracteriza en toda la región andina por el término del régimen colonial y surgimiento de las repúblicas. La
nueva clase criolla emergente vuelca gran parte de su admiración hacia Europa, y con ello, a los conceptos artístico y culturales
que allá se producen. La planificación urbana y los estilos arquitectónicos empleados en las grandes capitales: Lima, Santiago,
La Paz, son un buen reflejo de la aceptación de los cánones culturales venidos de Europa, el Neoclasicismo es el patrón casi
indiscutido, es una autoreafirmación de la tendencia cultural del momento. Esta forma de ser, visualizada a través de la adopción
del Neoclasicismo, llegó también a los lugares más apartados del entonces sur del Perú, hoy extremo norte de Chile. Como
estilo, el Neoclásico se víncula más con temática de Santos que con imágenes bíblicas, rehuye de la ornamentación exhuberante
del Barroco, y es más simple en sus líneas, es en síntesis más «culto», menos «popular••, más «occidental», menos «india»;
reflejando en gran medida el espíritu de la sociedad criolla de la época con la necesidad intrínseca de ser más europeo que
americano. Al finalizar el Siglo XIX, el gran auge de construcción y ornamentación de templos comienza su decadencia; la
población valluna motivada por el auge salitrero abandona los campos dirigiendo su atención a la oficinas salitreras; posteriormente
la Guerra del Pacífico cierra un ciclo de crecimiento en la construcción y ornamentación de los grandes templos de Tarapacá
y Arica
/J:<'lii:i'i:?.::::_-,"
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Fig. 2. Santa Rosa de Lima, San Pedro, San Roque. Iglesia de Cariquima, Puna de /quique, Siglo XX
Durante el Siglo XX las consecuencias de la Guerra del Pacífico y el posterior proceso de chilenización de los territorios
incorporados al Estado de Chile influyen notablemente en un cambio del eje de la acción eclesiástica; la acción pastoral
católica centra su interés en el mundo urbano y los centros salitreros, quedando la pastoral andina relegada a un segundo
plano. Esta situación es notoriamente percibida a través de la ••lectura» de las manifestaciones de arte: sólo capillas y pequeños
templos fueron construídos en la región, especialmente en el Altiplano.

~ ¿\_
~

Fig. 3. Imágenes de Modernidad y Nacionalismo. Iglesia de Cotasaya, Puna de /quique, Siglo XX


Otro aspecto relevante de este proceso y que puede ser percibido a través de manifestaciones artísticas es el reposicionamiento

298
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

de lo tradicional compartiendo íntimamente espacios con la religión católica; a lo menos así se ha podido «leer» en el arte
mural existente en pequeñas capillas del Altiplano de lquique, sector lsluga. La ausencia de presencia secular contínua provocó
en el área mencionada, la utilización de íconos no cristianos en la exornación de los murales del templo. Según Espinosa y
Chacama (MS), tales íconos son el reflejo de un nuevo orden de cosas: la modernidad y los nuevos valores patrios que el
Estado chileno comienza a proponer en la región.

En esta apretada síntesis respecto al desarrollo del arte virreina! regional, hemos querido ofrecer más que una visión de
desarrollos estilísticos a través del tiempo, una visión del arte como reflejo de la cultura que lo construye y a la vez resaltar su
existencia como documento válido para la interpretación de la historia. En este contexto, la visión regional de esta expresión
artística resulta necesariamente sesgada puesto que sabemos que los procesos histórico culturales a los cuales hacemos
referencia abarcan una región aún mayor, una macro región cultural conocida como Area Centro Sur Andina que integra a los
actuales países de Perú (extremo sur), Bolivia (occidente), Argentina (noroeste) y Chile (extremo norte).

UNA INVESTIGACION INTERREGIONAL

Motivados por obtener un conocimiento integral a nivel de área, durante el bienio 86-87, se formó un equipo de investigación
interregional, conformado por la Universidad de Tarapacá y el Instituto Boliviano de Cultura, instituciones que a través del
patrocinio de la Organización de Estados Americanos empezaron con un estudio binacional de la Pintura Mural. Por su parte
el Perú a través del Centro de Estudios Andinos, Cuzco, consigue un financiamiento de la Fundación Ford y pasa a integrar el
equipo en formación; así, bajo el proyecto Catastro Evaluación y Estudio de la Pintura Mural en el Area Centro Sur
Andina, se lleva a efecto un estudio multinacional, enfocado bajo una metodología conjunta y llevado a cabo por tres distintos
paises a través de respectivas instituciones.

La investigación realizada generó como resultado un completo panorama de la pintura mural en el área en cuestión. Se ha
obtenido un catastro, relevainiento y documentación de casi la totalidad de los murales existentes. Hoy como corolario a esta
investigación se está editando el libro: Pintura Mural en los Andes, que contiene los ejemplos más representativos de cada
país, constituyendo un valioso aporte tanto para investigadores como para público general.

A partir de la buena experiencia lograda en el estudio de murales, la Organización de Estados Americanos decide continuar
con el patrocinio de este equipo multinacional. Desde inicios de este año Chile, Bolivia y Perú bajo el proyecto Arte y Patrimonio
en la Ruta de la Plata; ha proseguido el estudio de las manifestaciones artísticas producidas en el área, esta vez bajo el
parámetro de la influencia y dinámica que provocó la industria argentífera de Potosí, visualizada a través de las rutas de
embarque y desembarque de bienes desde y hacia el cerro rico.

Paralelamente a los contenidos académicos de esta investigación, el equipo participante ha estado de acuerdo en valorar en
su justa medida la conveniencia de abordar determinados temas a través de una óptica multinacional por parte de países que
comparten una historia y devenir común.

REFERENCIAS

Briones, L. y P. Vilaseca. Pintura religiosa en Tarapacá. Fe y color en el desierto. Ed. José Ortega, Arica S/A.

Chacama, J., L. Briones y G. Espinosa, 1989. El arte mural en las iglesias coloniales de la primera región y la tradición pictórica
andina en extremo norte de Chile. Diálogo Andino N° 7-8, Opto. Antropología, Geografía e Historia, Fac. Estudios Andinos,
Universidad de Tarapacá, Arica.

Chacama, J. y L. Briones, 1992. Iglesia española-templo andino. Revista Campuslquique, año 111, N" 20, Dirección General de
Extensión y Comunicaciones, Universidad Arturo Prat, lquique.

Chacama, J, G. Espinosa y P. Arévalo, 1991. Arquitectura religiosa en la sierra y puna de la primera región Chile. Documentos
de Trabajo, Nº 6, Depto. Arqueología y Museología, Facultad de Ciencias Sociales, Administrativas y Económicas, Universidad
de Tarapacá, Arica.

Espinosa, G. y J. Chacama. Templos religiosos del norte de Chile y la identidad cultural andina. Un estudio iconológico de
pintura mural. (MS).

Espinosa, G. y J. Chacama. Pintura mural en el extremo norte de Chile y el proceso de chilenización (MS).

Gisbert, T. y J. de Mesa, 1974. La pintura mural en Sudamérica. Ed. SYSTEM VERLAG, Vaduz, Liechtenstein.

Gisbert, T., 1980. Iconografía y mitos indígenas en el arte. Gisbert y Cia, Libreros Editores, La Paz.
Macera, P., 1977. El arte mural cusqueño. Siglos XVI-XX. Trabajos de Historia, Cap. 2. Instituto Nacional de Cultura, Lima.

Mesa, J. y T. Gisbert, 1978. Monumentos de Bolivia. Gisbert y Cía, Libreros Editores, La Paz.

Montandón, R., 1967. El Barroco en la sierra de Tarapacá. Anales de la Universidad de Chile, No 141-144, Santiago.

299
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

EL ALTIPLANO ECUATORIAL ANDINO


ESTUDIOS SOBRE SU ESPECIFICIDAD CULTURAL

SEGUNDO E. MORENO YAÑEZ

DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOG IA- PUCE


CASILLA 17-01-2184- QUITO- ECUADOR

RESUMEN

A partir de la interrogante de cuáles son los mecanismos de cohesión de los espacios sociales sobre los cuales descansa
una construcción territorial que
evoluciona a largo plazo hasta constituirse en un espacio nacional, el autor pasa revista a una serie de antecedentes
referidos a la ocupación productiva
de diversos espacios en los Andes ecuatorianos en la época prehispánica, para concluir que, si bien no es posible
hablar de un estado aborigen en los
Andes Septentrionales, en el camino de su construcción predominó el control sobre las formas de intercambio que
el control sobre los recursos agríco-
las. Por otra parte, en el presente el redescubrimiento de la cuestión indígena así como la directa y activa reivindicación
de sus derechos, han puesto de
manifiesto la persistencia de la adecuación histórica entre ambiente, técnicas, estructura social y visión de mundo
de estos pueblos.
ABSTRACT

Starding from the question about the cohesiva mechanisms of social spaces where it has built a territory changing
long time up to establish a national
space, this paper reviews time up lo establish a national space, this paper reviews severa! antecedents relatad
to productiva occupation of difieren!
spaces of the ecuatorian Andes in prehispanic time to conclude that even though it is not possible to speak of an origin
state ind the Septentrional Andes
in its conformation the control over interchanges prevailed rather than control on agricultura! resources. Besides, the
rediscovery of indigenous matter, as
well as the direct and active demands of historical fitness between environment, social structure and sight of world
of this people.

«Algunas de estas montañas están siempre cubiertas de nieve y de hielo soplando además en el verano unos
vientos que
vienen del Sur y que ocasionan muchas molestias a los habitantes. Cuando yo partí de Guayaquil para ir
a Quito, pasé la
Montaña de Chimbo, que tiene una altura de más de cuarenta millas y está casi deshabitada ..... Pero cuando
hube alcanzado
la cima me estuve largo rato mirando y remirando esos extraños y maravillosos lugares y me pareció divisar algo
así como una
visión de ensueño».
Girolamo Benzoni, 1572

ANDINOAMÉ RICA SEPTENTRIO NAL Y SU ESPECIFICIDAD CULTURAL

Aunque varios autores de la Kulturkreislehre o del Difusionismo fueron los primeros en usar el término «área»
o algún otro
sinónimo, como un espacio geográfico, es la antropología cultural norteamerica na la que establece un conjunto
de «áreas» a
partir de la dispersión de <<rasgos» o ••elementos culturales», transformado s en una suerte de patrón que permite
delimitar
empíricamen te ámbitos geográficos y, dentro de ellos, estudiar la distribución espacial de los elementos culturales,
de modo
que se puedan configurar centros o ••áreas nucleares», «periferias» y ••áreas intermedias». Son conocidas
la aplicación de
estos conceptos por Kirchhoff (1943), dentro de una teoría culturalista sincrónica, para definir ••Mesoamérica••
desde el punto
de vista de una perspectiva etnológica e incluso etnohistórica como una macro-área de <<América nuclear••, así
como la inter-
pretación diacrónica de Bennet y Bird (1949) de los Andes Centrales bajo el nombre de <<área de contradicción•
• como una
forma de configuración , uso y dispersión de indicadores culturales determinados, a su vez, por condiciones medioambien
tales
que corresponden a macro-sistem as definidos.

Es importante señalar, como asevera Lumbreras (1981: 13 y ss.), la necesidad de dar al área cultural una dimensión
temporal
que implique las condiciones de producción y los recursos del medio ambiente, de los que dependerán, en última
instancia, las
variaciones culturales. Desde este punto de vista no es importante que un elemento cultural se haya originado
local o externa-
mente; lo que se busca es entender cómo un elemento cultural se inserta en un contexto económico-so cial y cómo
funciona en
una o varias condiciones ambientales. En este sentido el concepto de <<área•• se refiere a la solución dialéctica
generada entre
las colectividade s humanas y su medio ambiente, y no se trata de la simple superposición mecánica de una ••cultura••
sobre un
territorio.

Bajo este concepto ••Area Andina•• o más adecuadame nte ••Andinoamérica•• se entiende, según Lumbreras
(1981 :16), el
••territorio ocupado por los pueblos cuya relación con el medio ambiente se resuelve a través de una constante
mar cordillera
bosque tropical, que configura una racionalidad económica integracionista de corte transversal al eje geográfico
de la Cordille-
ra••.

A pesar de que existe una clara identidad andina, la región está determinada por una pluralidad de contrastes
ambientales y
geo-morfológ icos desde los desiertos y estepas hasta los valles tropicales, diferenciación escalonada longitudinalm
ente, al
relacionarse en forma diferenciada el litoral marítimo, la Cordilllera de los Andes y sus estribaciones orientales,
gracias a las
diversas condiciones del medio ambiente y a la intervención humana que desarrollará su capacidad productiva.

301
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

el Ecuador y
Entre las seis áreas de Andinoamérica, la denominada Septentrional Andina comprende el sur de Colombia, todo
desierto de Sechura, la sierras de Ayabaca y Huancabamb a en Piura y con probables
el extremo norte del Perú con límite en el
hacia el sur. Por ubicarse en la región equinoccial, es una zona con característica s ecuatoriales, en
extensiones tempranas
con una costa tropical muy definida. Esta
donde la altitud de la Cordillera constituye un importante factor climático, combinado
Gracias a la
situación ofrece a la región profundos contrastes climáticos y una enorme diversidad en los recursos naturales.
la Cordillera en dos ramales principales, el territorio de Andinoaméric a Septentrional comprende tres regiones
formación de
tropical, la Sierra con valles interandinos y
perfectament e marcadas: la Costa húmeda y con un régimen agrícola típicamente
de Montaña» que ocupa la «Terra Firme» alta de la Amazonía. Es importante señalar
variedad de climas, y el Oriente o «Ceja
de Montaña
que en Andinoaméric a Septentrional, donde el Ecuador cruza a los dos ramales de la Cordillera Andina, la Ceja
de «Antisuyo» no como el levante de los Andes, sino como
ocupa ambas vertientes, por lo que se podría redefinir el concepto
situada en las vertientes orientales y occidentales de la Cordillera (Lumbreras, 1981:55 y ss.; Sauer,
una doble región húmeda
1965:206; Salazar, 1988:80).
avanza-
El Area Septentrional Andina, desde las épocas formativas tempranas, logró estructurar un esquema de organización
a.C.-2.000
do, con la combinación de la pesca, agricultura, cerámica e inicio de un proceso de urbanización (Real Alto, 4.000
desde la más
a.C.), por lo que es posible afirmar que la geografía transversal de los Andes equinocciales ha determinado,
específicas de adaptación humana al medio ambiente y maneras de utilizarlo dentro de modalida-
remota antigüedad, formas
(cfr.
des de complementa ridad ecológica, así como un original desarrollo de su economía y de la organización socio-política
Deler et al., 1983).

DINAMICA ADAPTATIVA E INTEGRACION EN LOS ANDES ECUATORIALES


histórico
Dentro de una concepción de «dinámica adaptativa», la adaptatividad es, más que un estado permanente, un evento
(Knapp, 1988: 14-16). Si se seleccionan
relacionado con un entorno natural y con los contextos socioeconómicos y demográficos
que afectan
en los sistemas agrícolas de los Andes tropicales la temperatura y las heladas, como los factores más importantes
adaptativas, una clasificación bajo estas categorías podría incluir: elevaciones subalpinas (sobre los
la elección de estrategias
categoría subalpina corresponde en
3.600 m), zonas frías (entre 2.000 y 3.600 m) y pisos subtropicales {bajo los 2.000 m). La
ra anual menor de 6 grados, cubierta de pajonales helados
los Andes ecuatoriales a la región del páramo, con una biotemperatu
frías donde
y, como la Puna peruano-boliviana, apta para el pastoreo. Bajo las elevaciones subalpinas se hallan las zonas
resulta posible el cultivo de una amplia gama de productos, especialmente las papas, quinua y otros tubérculos
y, a menudo, el
zona fría baja
maíz. Una clasificación más detallada identifica una región fría alta dominada por el cultivo de papas, y una
este último nivel la temperatura media fría y las posibles heladas impiden, hasta casi los 2.000
asociada al cultivo del maíz. En
superior de los
m, el cultivo de productos subtropicales. La altitud antes mencionada puede ser considerada como el límite
, la
pisos subtropicales y de la doble cosecha del maíz y donde se encuentran el algodón, la caña de azúcar y, antiguamente
coca (Knapp,1988:18-20).

dos cordilleras
El volcanismo y la Región Andina del Ecuador están íntimamente relacionados, pues el armazón primitivo de las
capa de materiales volcánicos, los que han rellenado los valles interandinos y los han
ha sido recubierto por una densa
transversalm ente con pequeñas cordilleras o «nudos••. Sobresale entre ellos el nudo del Azuay, no sólo por su
fragmentado
. Según
altura, sino porque se ha constituido en la línea divisoria entre dos subregiones geomorfológicamente diferenciadas
ecuatoriana dominan los productos del volcanismo cuaternario y de las glaciaciones
Sauer (1965:279-280), en el norte de la Sierra
extensas fallas
pleistocénica s y gigantescos nevados con una altura que sobrepasa los 6.000 m coronan, a lo largo de
estratos sedimentario s del Mioceno,
longitudinales, los bordes del Callejón lnterandino. En cambio, en el sur, se distinguen
del volcanismo pliocénico extinguido ya en el Pleistoceno, al contrario
cubiertos parcialmente por mantos lávicos y piroclásticos
del volcanismo septentrional que perdura hasta la actualidad.

conocimiento,
Los Andes ecuatorianos han sido objeto de estudio desde la Misión Geodésica del Siglo XVIII (1736-1746) y para su
son importantes las contribucione s de naturalistas y geógrafos extranjeros como Jorge Juan y Antonio de
desde entonces,
(1814-1825) y Hans Meyer {1907); particularmen te
Ulloa (1978), Charles Marie de la Condamine (1986), Alexander von Humboldt
del Ecuador••, 1892, de Wolf (1975) y la «Geología del Ecuador>• de Sauer
deben ser mencionadas la «Geografía y Geología
(1858),
(1965). Entre las obras de ecuatorianos merecen citarse la «Geografía de la República del Ecuador•• de Villavicencio
de A costa Solís ( 1968) y el varias
las investigaciones vulcanológica s de Martínez ( 1929-1933), los trabajos sobre fitogeografía
veces editado manual de «Geografía del Ecuador>• de Terán (1979).

de
Con un claro concepto de ecología cultural presenta Knapp (1988) las características agronómicas de la modalidades
el propósito de reconstruir el uso prehistórico de los
cultivo, en su obra <<Ecología cultural prehispánica del Ecuador••, con
Murra (1975) y
recursos y el modo de asentamiento en los Andes ecuatoriales. La zonificación vertical andina propuesta por
al caso ecuatoriano como «microvertica lidad•• (1978), parece ser un producto social y no sólo el resultado
traducida por Oberem
haber jugado
de factores ambientales. La dicotomía entre pendiente y llanura y sus relaciones con la fertilidad del suelo podrían
temperatura y
un papel más importante en los asentamientos andinos ecuatoriales que la simple zonificación en función de la
de la altitud sobre el nivel del mar.
práctica como
A pesar de que el Ecuador pertenece a la primera ola de formación de los Estados nacionales, su afirmación
1

302
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

nación es un fenómeno más reciente, por lo que es necesario explicar los mecanismos de cohesión de los espacios sociales
sobre los cuales descansa una construcción territorial que evoluciona a largo plazo hasta constituirse en un espacio nacional.
Deler (1987) intenta responder al cómo y por qué de la individualización nacional ecuatoriana en el espacio andino y subraya
la cohesión precoz del núcleo central quiteño. Insiste además el autor en la importancia de la Sierra o Altiplano y del comercio
interior en la estructuración del espacio nacional, al contrario de otros estudios que privilegian la economía costeña
agroexportadora.

En esta línea de reflexión Deler et al., (1983) en su estudio «El manejo del espacio en el Ecuador. Etapas claves», confirman
que el espacio efectivamente controlado por las sociedades que tienen a Quito por su núcleo político no disminuye de siglo en
siglo sino que se agranda, al mismo tiempo que gana en cohesión y personalidad nacional. Además de relatar la historia de la
organización del espacio ecuatoriano, se trata de establecer los marcos generales de las épocas-clave y demostrar cómo se
produjeron estas transformaciones. En la Epoca Colonial, por ejemplo, Quito y la Sierra dominaban el espacio; Guayaquil era
la salida portuaria indispensable en el cuadro de las relaciones con la metrópoli. A comienzos del Siglo XX la zona central del
espacio nacional asociaba una parte importante de los Andes del norte y del centro con la cuenca del río Guayas, mientras que
los Andes australes y la Costa central y norte ocupaban una posición periférica. La Amazonia, al este de los Andes, aunque ha
sido objeto de constantes reivindicaciones del Ecuador sobre su soberanía de derecho, estaba debilmente controlada. A lo
largo del presente Siglo, junto al reforzamiento de área central articulada por el eje Quito-Guayaquil, se ha dado una integración
de los espacios periféricos como soporte a la expansión demográfica de los últimos cuarenta años.

EL ALTIPLANO ANDINO ECUATORIANO: HISTORIA ABORIGEN DE LARGA DURACION

Aunque Lathrap (1970) sugiere que la Amazonía pudo haber desempeñado un papel en el poblamiento inicial de Andinoamérica,
los datos arqueológicos permiten suponer que el Altiplano se constituyó, hace unos 13.000 ó 14.000 años, en el más antiguo
«habitat» del hombre en los Andes ecuatoriales. De acuerdo con el modelo del complejo adaptativo» el hombre parece haber
ocupado rápidamente el Callejón lnterandino. Los resultados de las investigaciones arqueológicas en Ellnga de Salazar (1979,
1980) ponen de relieve la utilización por los cazadores y recolectores del páramo alto como un espacio económico de explotación
temporal, lo que supondría el modelo de adquisición de recursos en diferentes pisos ecológicos en épocas muy tempranas.
Una tradición tecnológica semejante presentan la cueva de Chobshi y los sitios del páramo de Cubilán, datados hacia el 7.500
a.C.

Como es ampliamente conocido, la cultura Valdivia (4.000-2.000 a.C.), en la Costa ecuatoriana, es la culminación del proceso
que relacionó la agricultura con la manufactura cerámica y que produjo las primeras aldeas organizadas (Marcos, 1988). En la
Sierra una comunidad aldeana desarrollada es Cotocollao, lugar situado al norte de Quito, cuyo asentamiento se inició hacia el
1.500 a.C. y fue abandonado mil años después ante una inminente erupción volcánica. Según Villalba (1988), Cotocollao se
sustentaba de la agricultura, cacería y recursos lacustres y ejercía un amplio intercambio regional particularmente con las
zonas tropicales del nor-occidente y con los páramos del Antisana, los que proporcionaban basalto y obsidiana.

También en los Andes ecuatorianos del sur los grupos representativos del Formativo Medio (2.200-1.500 a.C.) y Tardío (1.300-
600 a.C.) demuestran una acentuada dependencia de la agricultura, mientras su patrón de asentamiento corresponde a la
típica «aldea neolítica» del Nuevo Mundo. Cerro Narrío (2.100-1.800 a.C.) gracias a la investigaciones de Collier y Murra
(1982) muestra una gran interacción entfe la Sierra meridional y la Costa ecuatoriana, así como hacia la Ceja de Montaña
Oriental y aun en dirección a la región norandina del Perú actual.

Además de las relaciones anteriormente mencionadas, esta fase presenta estrecha semejanza con Cotocollao. En el intercambio
de bienes exóticos ocupa lugar preferencial la concha Spondylus, cuyo circuito ceremonial andino estaba orientado de
noroccidente a suroriente, con rutas paralelas al mar y con contactos hacia la Sierra, particularmente con Cerro Narrio, lugar
que posiblemente se transformó en centro de su distribución hacia el Altiplano peruano. Este proceso tuvo su contrapartida con
la introducción de la obsidiana en el circuito de intercambio entre zonas ecológicas complementarias y con conexiones
transversales hacia la Costa a través de los valles interandinos (Marcos, 1986:25-50).

El Desarrollo Regional en la Sierra central y norte del Ecuador es poco conocido por falta de datos provenientes de investigaciones
científicas, vacío cronológico entre el 500 a.C. y 950 d.C., que posiblemente se debe también a una intensificación de la
actividad volcánica, la que tuvo como consecuencia una fuerte mengua demográfica que duró hasta finales del primer milenio
de la era presente, época a la que corresponderían nuevas migraciones procedentes de la región amazónica.

Aunque se han subrayado diversos rasgos de homogeneidad, una nueva Antropología prehispánica del Ecuador (Moreno
Yánez, 1988b, 11: 9-134) pone de relieve que la formación de los pueblos aborígenes durante el período de Integración (600
d.C.-1.500 d.C.) en Andinoamérica Septentrional fue desigual, con formas de producción comunales que se encontraban en
diferentes grados de transición hacia regímenes sociales con características estatales: proceso autóctono que fue desvirtuado
con la invasión incaica y posterior conquista europea. ·

Entre las sociedades tribales de la Zona lnterandina comprendida entre los ríos Patía y Chota, los Pastos y Quillacingas
formaban densos poblados con agricultura de excedente y artesanías textiles de algodón que intercambiaban en sus mercados.
303
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

El comercio estaba organizado por los «mindalaes», negociantes que saldaban sus contratos con mantas y oro. Los complejos
cerámicos estudiados por Uribe (1977-78) y denominados Capulí (800-1.500 d.C.), Piartal (750-1.250 d.C.) y Tuza (1.250-
1.500 d.C.) demuestran intensas relaciones tempranas con la costa del Pacífico, una pronunciada estratificación social y un
marcado énfasis en las manifestaciones rituales. Un modelo análogo se da en el Ecuador meridional donde los Paltas fueron el
más importante grupo tribal; su cacique es evocado por los españoles como el «capitán» de una confederación tribal organizada,
probablemente, en forma transitoria y con fines defensivos (Caillavet, 1985; Moreno Yánez, 1988b,ll:100-104).

El análisis documental sobre Quito, considerado como un «señorio étnico», demuestra según, Salomon (1980) que su impor-
tancia, más que política, fue económica, gracias a su situación privilegiada en el núcleo de un extenso complejo vial, a la
existencia de un centro de intercambio económico y a su condición de residencia de una colectividad de «mindalaes» o indios
mercaderes, circunstancias todas ellas que coincidieron para hacer del Quito aborigen un enclave donde concordaron factores
económicos a nivel local e incluso interzonal. Con Quito estaban asociados los cacicazgos de los cercanos valles de los Chillos
y Tumbaco, variables en su tamaño, pero con estructuras sociales uniformes. Casos semejantes fueron los señorios étnicos de
Panzaleo, en la comarca del valle de Machachi; de Sigchos, Angamarca y Pillaro, asociados en un circuito serrano de intercam-
bio que se prolongaba hacia las tierras bajas del occidente y hasta las estribaciones orientales de los Andes. Latacunga fue el
centro más importante de la zona, la que anexionada al Tahuantinsuyo se convirtió con Tomebamba y Quito en un centro
administrativo incaico (Moreno Yánez,1988b, 11:64-84).

En la Sierra Central la nación de los Puruhaes desarrolló una agricultura con amplios sistemas de riego y con el acceso, gracias
a las colonias de «camayocs», tanto a zonas subtropicales, donde cultivaban coca y explotaban madera, como a los páramos
noroccidentales donde explotaban, en forma multiétnica, las salinas de Tomabela. También el intercambio comercial estaba en
manos de los «mindalaes», cuya principal granjería era la jarcia de cabuya, la que se trocaba con sal proveniente del Litoral
ecuatoriano (Moreno Yánez, 1988b, 11 :84-96).

Los grandes señoríos étnicos de Andinoamérica Septentrional, a finales de la Epoca Aborigen, se integraron en confederacio-
nes por razones de intercambio mercantil o para defenderse de peligros externos, lo que posibilitó la emergencia de una
autoridad con poder reconocido sobre la confederación. Es conocida la denominada por Jijón y Caamaño (1952) «Liga de
Mercaderes» manteños, con un centro rector en Salanno y con su circuito de intercambio de la concha Spondylus y otros
bienes que comprendía, no sólo la Costa ecuatoriana sino gran parte del Litoral marítimo peruano y que completaba al antiguo
circuito mercantil con la Sierra meridional ecuatoriana. En esta última región el sistema de alianzas de los Cañaris alcanzó su
culmen ante la invasión incaica, pero su sometimiento al Tahuantinsuyo no fue quizás el resultado de victorias militares, sino un
convenio con quienes habían controlado desde hacia más de un milenio la distribución del «mullo» la Spondy/us prínceps,
insignia panandina del culto a la lluvia, al agua y a la fertilidad. (Marcos, 1986:25-50).

Más estable fue la confederación de los pueblos Caranquis, Otavalos, Cochisquies y Cayambis, probablemente pertenecientes
a una sola nación, pero divididos en cuatro señorios étnicos regionales, ubicados al norte de Quito. Además de un idioma
común, presentan, entre otros, dos aspectos de un legado cultural: las pirámides o ••tolas», algunas de ellas con rampas de
acceso, y los montículos funerarios con pozo. Varias son las investigaciones arqueológicas que se han llevado a cabo sobre
esta región y entre las publicaciones merecen especial mención: ••Cochasqui: estudios arqueológicos» (3 vols.) compilados y
dirigidos por Oberem (1981 ); y el informe definitivo <<Excavaciones en Cochasquí, Ecuador, 1964-1965» editado por Oberem y
Wurster (1989); ••El proceso evolutivo en las sociedades complejas y la ocupación del período tardío Cara en los Andes
Septentrionales del Ecuador» de Athens (1980); y el útil ••Inventario arqueológico preliminar de los Andes Septentrionales del
Ecuador» elaborado por Gondard y López (1983).

Aunque gracias a los estudios arqueológicos y etnohistóricos de Plaza (1976; 1977) y Larraín (1980) y a los aportes de Espino-
sa Soriano (1983), es evidente el papel de los curacas de Cayambe como jefes militares de la confederación durante los quince
o más años que duró la alianza contra la invasión incaica, es todavía difícil clarificar si algún señorío étnico particular detentó
alguna preeminencia sociopolítica. Estas conclusiones no ofrecen fundamentación empírica para reconocer en Andinoamérica
Septentrional la existencia de un estado aborigen preincaico. Hoy es posible aseverar que, aunque no existió un estado abori-
gen en los Andes Septentrionales, el desarrollo de la sociedad hacia la constitución del mismo estuvo predeterminado por la
mayor importancia dada al control sobre las formas de intercambio que al dominio sobre los recursos agrícolas. Una nueva
forma de organización política sólo se hizo presente con Atahualpa, último Inca del Tahuantinsuyo y verdadero fundador del
Estado quiteño (Moreno Yánez,1981:156-162; 1988a 1:23-31).

Varias consideraciones arqueológicas permiten a Meyers (1976) deducir que el proceso de la conquista incaica de la Sierra
ecuatoriana se realizó en tres fases: la primera incluyó el territorio al sur del nudo del Azuay, la segunda llegó hasta la zona
próxima a Quito y la tercera abarcó el área más boreal del Altiplano ecuatoriano. La larga permanencia en el sur puede ser
confirmada con la intensidad de la influencia incaica en la cerámica y con la existencia de monumentos incaicos sin carácter
militar (Fresco, 1984). La concentración de fortificaciones en el área norte de Quito permite conjeturar una agitada época de
conquistas y una breve consolidación de la cultura incaica en las regiones septentrionales del Callejón lnterandino (Plaza, 1977;
Moreno Yánez, 1981:133 y ss.).

304
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

URBANISMO Y CAMPESINADO EN LOS ANDES DEL ECUADOR

No se puede entender la consolidación del dominio colonial español si se prescinde del desarrollo del sistema urbano, el que
casi en su totalidad fue establecido en la Sierra sobre antiguos asentamientos incaicos. Desde el Siglo XVI a su cabeza está la
ciudad de Quito, sede de una gobernación y más tarde capital de la Audiencia. A partir de Quito se organizó el dominio de un
espacio que practicamente abarcó la totalidad de Andinoamérica Septentrional. Pronto se sucedieron otras creaciones urba-
nas, de modo que a cada una de las hoyas interandinas correspondía un centro español con funciones administrativas, religio-
sas y económicas, ya que a partir de los asentamientos urbanos se organizaron la producción de las tierras y el intercambio
orientado al beneficio de los centros españoles. El campo dominado por los centros urbanos se transformó en la principal
fuente de ingresos para los habitantes de la ciudad hacia la cual convergen, desde entonces, todos los canales de acumulacion
de capital. (Defer et al., 1983:79-83; Borchart de Moreno, 1981 :193-274).

La mayoritaria población indígena de la Sierra tuvo que readecuarse a las nuevas formas de dominio exógeno. Su producción
agrícola, pastoril y artesanal dependía, desde entonces, del colonizador, pues por la encomienda y el tributo se alienaron sus
excedentes de producción y trabajo a favor de los españoles. Diversos fueron los mecanismos de enajenación de las tierras
indígenas y de formación de latifundios: base territorial para la constitución de la hacienda como sistema económico autónomo,
a la que pronto se asociaron las manufacturas textiles u obrajes (Borchart de Moreno, 1989:139-166; Moreno Yánez, 1989:93-
136). La sociedad indígena expresó su rechazo a la dominación mediante la huida a regiones inhóspitas, la migración a centros
poblados y haciendas y aun la subversión armada que tuvo sus manifestaciones más numerosas en el Siglo XVIII, las que
iniciaron una tradición de lucha que alcanzará hasta el Siglo XX (Moreno Yánez, 1985).

La historia oficial privilegiará a la sociedad como la metrópoli que domina sobre la periferia rural. Una visión de la «Historia del
Reyno de Quito en la América Meridional» escrita a finales del Siglo XVIII por Juan de Ve lasco (1960), o de la «Historia General
de la República del Ecuador» redactada un siglo después por González Suárez (1969-1970) son ejemplos de que la historia se
ha hecho casi exclusivamente en los centros dominicales del colonialismo interno. En los últimos años, sin embargo, son
numerosos los estudios que analizan la ciudad desde otros puntos de vista. Un ejemplo de interés es «El espacio urbano en el
Ecuador. Red urbana, región y crecimiento» publicado por el CEDIG (1987) y que rescata especialmente a Jos actores de la
vida urbana. Parecida aseveración se puede hacer sobre varias publicaciones del Municipio de Quito.

Como se pone de relieve en «Antropología Ecuatoriana. Pasado y Presente» (Moreno Yánez, 1992), solamente en el Siglo XX
la Sociología y posteriormente la Antropología transformarán a la sociedad rural en protagonista de su propia historia. Con un
afán de denuncia el movimiento indigenista es el primero que defiende los derechos conculcados por la explotación del traba-
jador agrícola especialmente en los latifundios y haciendas. Jaramillo Alvarado en su obra «El indio ecuatoriano» (1983),
publicada en 1922, exalta el pasado histórico de la raza indígena y condena los resulados negativos de la explotación, como
fruto de una defectuosa estructura económica y social. El influjo de este autor persistió en los estudios sociales, en la literatura
y en el arte. Su más importante discípulo, Rubio Orbe (1956) introdujo en las Ciencias Sociales un modelo de estudio antropológico
que respondía al desarrollo de políticas indigenistas. Esta línea ha perdurado y está representada por la mayoría de trabajos de
los esposos Costales y Peñaherrera (1957, 1967-1971 ), quienes consideran la cuestión indígena como un conflicto intercultural
impuesto foráneamente.

También las obras del Buitrón demuestran una clara tendencia indigenista, dirigida a la búsqueda de pautas de desarrollo y de
integración a la sociedad nacional. Entre sus obras es la más importante «Cómo llegó el progreso a Huagrapamba?» (1966):
guía práctica para los trabajadores del desarrollo de la comunidad, con especial referencia a las actividades artesanales y al
funcionamiento del mercado.

Bajo el influjo de las categorías de «regiones de refugio», «proceso dominical» y «colonialismo interno» de Aguirre Beltrán se
desarrollaron varios estudios sobre comunidades tradicionales. Son representativos: «Relaciones interétnicas en Riobamba.
Dominio y dependencia en una región indígena ecuatoriana» de Burgos (1970) y «Relaciones interétnicas en Otavalo, Ecua-
dor. Una nacionalidad india en formación?», de Villavicencio (1973).

Las reflexiones sobre el colonialismo interno, la teoría de la dependencia y el influjo del materialismo histórico fueron, en 1970,
el sustrato de una amplia discusión sobre la inserción del campesinado dentro del capitalismo. Son una muestra representati-
va: «Ecuador. Cambios en el agro serrano» (FLACSO-CEPLAES, 1980), «Campesinos y haciendas de la Sierra norte» (Farga
y Almeida, 1981 ), «Guamote: campesinos y comunas» (lturralde, 1980), y el ensayo teórico y orientador de Guerrero (1975)
sobre la hacienda precapitalista. Dentro de estas perspectivas el volumen «Ecuador agrario» (Chiriboga et al., 1984a) agota un
período de investigación científica sobre el agro serrano y señala otras realidades por investigar: la lucha campesina, la politización
de las nacionalidades indígenas, los problemas inherentes a la migración y otros.

Los movimientos sociales y aun políticos a nivel andino obligan también en el Ecuador a un retorno de las Ciencias Sociales
hacia Andinoamérica, en la que se descubre la persistencia de una adecuación histórica entre el medio ecológico, las técnicas
productivas, las estructuras sociales y la visión del mundo de las comunidades campesinas e indígenas. Abre el debate el
trabajo interdisciplinario «Comunidad andina: alternativas políticas de desarrollo» (Rohn et al., 1981 ), cuyos planteamientos
serán posteriormente ampliados en «Estrategias de supervivencia en la comunidad andina» (Chiriboga et al., 1984) y en las

305
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

aplicaciones a estudios de caso sobre la Sierra central ecuatoriana en «La trama del poder en la comunidad andina•• (Sánchez
Parga, 1986). Completan esta tendencia los estudios de Ramón «La resistencia andina: Cayambe 1.500-1.800•• (1987) y «El
poder y los norandinos•• (1990), que explican las estrategias sociales a largo plazo en la adaptación de los proyectos andinos.

Los hechos últimos, sin embargo, han rebasado las espectativas de los estudios académicos. El levantamiento indígena de
junio de 1990 demostró la capacidad de convocatoria y el alto grado de organización del movimiento indígena ecuatoriano
(Aimeida et al., 1991; Moreno Yánez y Figueroa, 1992). De allí la necesidad de ofrecer respuestas válidas a las justas aspiraciones
de desarrollo digno y autogestionario no sólo de los campesinos e indígenas, sino de todos quienes buscan las raíces milenarias
del pueblo andino, no para revivir el mito del eterno retorno, sino para evolucionar con el aporte de otros pueblos y culturas que,
a lo largo de los siglos, han intentado vivir el concepto de que la cultura no es otra cosa que la respuesta original de un pueblo
a su ecología y a su historia. ·

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

BASES BIOLOGICAS DEL MAL DE


MONTAÑA CRONICO

CARLOS MONGE
UNIVERSIDAD PERUANA CAYETANO HEREDIA.
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES DE ALTURA Y DEPARTAMENTO DE CIENCIAS FISIOLOGICAS.

MARIA DEL PILAR FORTUNIC.


INSTITUTO ANDINO DE ESTUDIOS DE POBLACION EN DESARROLLO.

RESUMEN

Se presenta una interpretación del Mal de Montaña Crónico basada en conceptos de Biología Evolutiva analizando el desarrollo de la vida animal en
función de la evolución del oxígeno atmosférico. Esta interpretación se presenta haciendo una breve mención de las velocidades evolutivas desde la
aparición de la vida hasta nuestros días. A través del tiempo, la concentración de oxígeno ambiental ha aumentado en forma progresiva a nivel del mar.
Habiendo sido ocupado el habita! de altura en época muy reciente de la escala evolutiva, la baja concentración de oxígeno de este habita! representa un
gran reto a nivel biológico que afecta la vida de animales y humanos. La capacidad adaptativa a la altura resulta así limitada y la pérdida de esta
capacidad es lo que se conoce como el Mal de Montaña Crónico.

Palabras claves: Evolución, Mal de Montaña Crónico, Biología Evolutiva, Adaptación a la Altura.

El mal de montaña crónico fué considerado por Carlos Monge Medrana, quien lo describió en 1925, como una pérdida de la
aclimatación a la altura (Monge Medrana _m. ;al., 1928). Esta afirmación no ha perdido vigencia a través del tiempo mas plantea
la necesidad de dar una explicación de carácter biológico que de una mayor perspectiva a las interpretaciones clínicas en
particular y a los problemas de salud en general. Presentamos una concepción de la Enfermedad de Monge basada en los
antecedentes de biología evolutiva de la adaptación a la altura de animales y humanos que creemos explica la limitada capacidad
de ciertos mamíferos y aves de adaptarse a un ambiente hipóxico (Monge C. y León-Velarde, 1991).

Desde el punto de vista evolutivo, la antigüedad de la Tierra se calcula en cuatro mil ochocientos millones de años (4800'000,000
años). Hasta aproximadamente 3 mil millones, había muy poco oxígeno en la superficie de la tierra. Alrededor de los 2.8 mil
millones, la aparición de las algas azulverdes permitió que ellas utilizaran la luz solar (fotosíntesis) y formaran oxígeno el cual
era utilizado en la oxidación de los constituyentes de los mares, de modo que la concentración efectiva permanecía muy baja.
A partir de los 2 mil millones de años, la producción de oxígeno supera su utilización y la concentración en la atmósfera terrestre
aumanta lentamente hasta los mil millones de años, para luego ascender en forma rapidísima hasta llegar a los niveles actuales
(Ver figura 1.)

Los primeros seres vivos se originaron en el mar hace unos 4 mil millones de años y vivieron casi en ausencia de oxígeno. Son
unicelulares y carecen de núcleo Reciben el nombre de procariotes. A. partir de los 900 millones, se forman los organismos
también unicelulares pero llamados eucariotes por tener núcleo. Estos organismos utilizan el oxígeno para su respiración
(aerobios) en contraste con los que no lo utilizan (anaerobios). La gran ventaja del oxígeno como combustible biológico es
debida a que su utilización produce muclío más energía que cuando la respiración se hace en un medio sin oxígeno. En este
caso, el proceso recibe el nombre de fermentación. Hace unos 700 millones de años hacen su aparición los organismos
multicelulares. Hace 600 millones, hay gran reproducción de animales marinos primitivos. Alrededor de 400 millones de años
atrás, se inicia la invasión de la tierra por artrópodos (escorpiones) y aparecen peces, anfibios e insectos. Hacia los 280
millones de años, los continentes están unidos en lo que se llama Pangea y hacia los 230 millones se inicia su separación
(deriva continental). Es en esta época que aparecen los dinosaurios y hace 181 millones hacen su aparición las aves y mamíferos.
Para los 135 millones se extinguen los dinosauros y muchos animales marinos. Ahora los continentes están bien separados. A
partir de los 63 millones de años hay gran radiación de mamíferos y aves y ya los continentes están ocupando aproximadamente
su posición actual. Hace 2 millones aparecen los primeros humanos primitivos (Horno) y se extinguen los grandes mamíferos.
Hace 1O mil años aparecen las primeras culturas humanas y es alrededor de esa época o antes que el humano penetra en
Norteamérica desde Asia.

Para tener una idea más cercana a nuestra vida en la tierra y de como evolucionó nuestro planeta desde que se formó hasta
nuestros días, podemos imaginarnos que ocurriría en el tiempo si todo la historia de nuestro planeta ocurriese en un día (24
horas). Asumamos que la Tierra comienza inmediatamente después de las 12 de la noche de ayer. A las 8 de la mañana
aparecen los primeros seres vivos llamados procariotes. A las 8 de la noche se forman los eucariotes que ya necesitan oxígeno.
A las 9 de la noche ya hay animales multicelulares. A las 1O PM la vida fuera del agua se inicia y muchos animales viven en
tierra. Faltando 35 minutos para media noche (24 horas) aparecen los mamíferos terrestres. Podemos ver así que después de
una lenta evolución de vida primitiva y acuática, rápidamente se invade la tierra y más rápido aún se multiplican y mueren
enormes animales como los dinosaurios y nos sorprende ver como los mamíferos y otros animales que ahora nos acompañan
se han reproducido cuando casi se nos terminaba el dia. Más dramática aún resulta calcular que los Andes se formaron
faltando solo 10 minutos para el final del día y que el hombre ingresó al continente americano faltando 3 segundos para llegar

311
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Fig. 1. CONCENTRACION DE OXIGENO

Oxígeno, ml/1
200
Costa

150

100

50

Mar

0~---_j
o o o 3.4 4.0
Altura, Km

Sao/o Fig. 2.\ Sao/o= f (Altura, Km)


100
1

95 r---
·~
90

85 ~....
~
Arequipa

80 ......._

Cuzco
Puno
75

70
1 1 1 1
o 1 2 3 4 5
Altura, Km

312
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

a nuestro día evolutivo (Tomado y modificado de Whitfield, 1976).

Si recordamos que la concentración de oxígeno en la atmósfera se acumuló lentamente durante largos períodos y que sólo en
épocas recientes de la vida evolutiva la concentración aumentó grandemente, veremos que existe un paralelismo entre la
evolución del oxígeno ambiental y la evolución biológica en nuestro planeta. Este paralelismo no es accidental y se explica
porque el oxígeno es el elemento de la naturaleza que rinde más energía vital desde el punto de vista bioquímico.

Es interesante también observar que la concentración de oxígeno en el mar es baja porque este gas se disuelve poco en agua
y además porque la gran cantidad de sal del agua marina hace que el oxígeno se disuelva menos. El agua de río tiene mayor
concentración de oxígeno y la máxima concentración se encuentra en tierra junto al mar. Durante la evolución, los animales se
formaron en agua de mar primero, luego invadieron los ríos y de allí salieron a tierra cerca del mar. Las montañas de nuestro
planeta son de formación reciente, los Andes se levantaron hace aproximadamente 18 millones de años atrás. Cuando subimos
a la altura, baja la concentración de oxígeno en la atmósfera que respiramos y podemos ver entonces que después de millones
de años de evolución animal con oxígeno creciente en agua y tierra, los animales y los humanos que ascienden a las montañas
y se establecen en ellas, tienen que respirar un aire empobrecido en oxígeno, lo cual significa un gran desafío (Monge y
Whlttembury, 1976)

La respiración pulmonar se inicia hace aproximadamente 400 millones de años atrás (Hicks y Wood, 1989) en vertebrados
terrestres y esta compleja función evoluciona a nivel del mar. La concentración de oxígeno que existe en el aire que respiramos
a nivel del mar está muy por encima de la necesaria para saturar de oxígeno la sangre de vertebrados terrestres. Esto significa,
que a nivel del mar, disponemos de un exceso de oxígeno que lo utilizamos en el ejercicio, durante el sueño, en emergencias
y en otras condiciones. En la gran altura esto no ocurre porque la concentración de oxígeno en el aire es insuficiente para
saturar la sangre con este gas y no contamos con el reservorio adicional que existe a nivel del mar. Desde el momento que
ascendemos por encima del nivel del mar, la saturación de oxígeno en la sangre desciende por debajo del nivel cercano a
100%, propio de la atmósfera normóxica (Figura 2.)

Esta situación existe aún en animales que consideramos nativos de la altura y también en la gente que nace y vive en la altura.
Los animales, como los camélidos, que presentan capacidades ancestrales para habitar las grandes alturas, tienen mecanismos
llamados adaptativos que les permiten una vida normal a pesar de tener su sangre poco saturada con oxígeno. El humano y
aquellos animales, como perros, gatos, caballos y otros que llegaron a los Andes durante la Conquista Española, no tienen los
recursos naturales de las llamas y de otros animales que han adquirido las capacidades especiales para la altura. A estos
últimos, se les llama animales adaptados genotípicamente porque transmiten a sus descendientes sus capacidades genéticas
especiales que mantienen aún a nivel del mar. El humano y los animales con adaptación fenotípica no transmiten sus capacidades
para vivir en la altura a sus descendientes. El fenotipo es una capacidad temporal y reversible pues es cierto que al nacer en la
altura los humanos adquieren capacidades que los ayudan a vivir en ella (Frisancho, 1993), pero estos, no las transmiten a sus
descendientes. Estas capacidades se desarrollan en el transcurso de la vida individual y pueden contribuir a la selección
natural pero no se transmiten directamente a la descendencia.

Un error frecuente es creer que existen animales solo de altura y otros solo de nivel del mar. En realidad la mayor parte de
animales y también los humanos pueden vivir en ambos medios geográficos, pero hay unos con mayores capacidades que
otros y también aquellos que presentan capacidades genéticas que los consideramos los mejor capacitados.

Siendo la presión de oxígeno atmosférico a nivel del mar de aproximadamente 150 mmHg y la presión necesaria paré! saturar
la sangre de 100 mmHg, podemos preguntarnos la razón por la cual, durante la evolución, se ha sacrificado un tercio de la
presión de oxígeno a nivel pulmonar. Debemos recordar que el vacio dejado por el oxígeno es llenado por el equivalente en
presión de anhídrido carbónico que permite a los vertebrados terrestres una alta concentración del ión bicarbonato en los
líquidos extracelulares. El bicarbonato es el gran defensor del pH sanguíneo. Vemos así como el diseño de los vertebrados
terrestres está hecho para la vida a nivel del mar donde se economiza al máximo la presión de oxígeno para dar cabida a la
necesaria alta presión de anhídrido carbónico.

Si consideramos que la vida humana en la altura ha permitido una alta reproducción y el desarrollo de grandes culturas
parecería contradictorio este desarrollo en presencia de un desafío ambiental tan grande como el descrito arriba.

Nuestros estudios (Winslow y Monge C., 1987) han mostrado que el hombre joven puede hacer una vida satisfactoria en la
altura, probablemente utilizando sus recursos de adaptación por nacimiento o por migración pre-puberal a la altura (Frisancho,
1993). Como la vida media humana ha ido aumentando progresivamente en el curso de la historia, al aumentar la esperanza de
vida por encima de los 40 años, el reto no sólo estriba en vivir en la altura sino también en la edad.

Conforme aumenta la edad se da un progresivo aumento del hematocrito que establece el cuadro de policitemia excesiva,
acompañante fisiopatológico de la Enfermedad de Monge que conduce a la pérdida de la adaptación a la altura como la
describiera este autor (Whittembury y Monge, 1972; Sime et al., 1972; Arregui et al., 1990; Monge C. et al., 1992). Hemos
demostrado en forma secuencial, que la causa de este in'cremento del hematocrito se debe a que el poblador de altura no tolera
la disminución de la función ventilatoria pulmonar que ocurre normalmente con la edad. El diseño de nivel del mar impide este

313
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

fenómeno en el habitat normóxico y muestra la limitación adaptativa pulmonar en la altura. El cuadro revierte a nivel del mar
mostrando así como el diseño biológico, al cual nos hemos referido, es comprobado a nivel clínico completando así las
observaciones originales de Monge Medrano. Nuestros recientes estudios epidemiológicos muestran que la Enfermedad de
Monge constituye un serio problema de salud en los paises Andinos con habitantes que trabajan a gran altura. (Arregui et al.,
1990a, Arregui et al., 1990b, Arregui et al., 1991; Monge C. et al., 1992; Leon-Velarde et al., 1990; León-Velarde et al., 1990,
León-Velarde, 1993; León-velarde et al., 1993; León-Velarde, en prensa; León-Velarde y Arregui, en prensa).

Consideramos que esta integración desde la biología evolutiva a la fisiología comparada, a la fisiopatología, a la enfermedad y
a su recuperación, constituyen un modelo que muestra como las ciencias fundamentales son necesarias si se desea avanzar
en los niveles aplicativos de las ciencias de la salud. No es saltando etapas como mejor se consiguen los objetivos pragmáticos
que nos imponemos en beneficio de la salud social.

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314
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

¿ES EVITABLE LA ENFERMEDAD AGUDA DE LA MONTAÑA, «PUNA»?

ROBERT W. TORRANCE (OXFORD UNIVERSITY) Y HUGO DONOSO (UNIVERSIDAD DE CHILE)

CENTRO DE INVESTIGACION EN SALUD OCUPACIONAL, ACHS.

ANTECEDENTES

Un individuo sano, en buenas condiciones de salud, se encuentra en perfecto equilibrio con su entorno y en un estado de
régimen estacionario, es decir, está adaptado. Al trasladarse a un ambiente distinto, específicamente a grandes elevaciones
terrestres, pierde su adaptación, también su equilibrio orgánico y no mantiene el estado estacionario, configurándose un síndrome
conocido desde muy antiguo con el nombre de enfermedad aguda de la montaña, «soroche» o «puna». El trastorno varía en
severidad por diversos factores, entre los que se cuentan la elevación por sobre el nivel del mar, la edad y la condición física.
Sus principales manifestaciones son: sensación de falta de aire, anorexia, vómitos, mareos, fatigabilidad desacostumbrada,
alteraciones del sueño y cefalea (1-9).

La principal característica del medio ambiente de altura, aunque no la única, es su menor disponibilidad de oxígeno (OJ Esta
última condición, o hipoxia, se acompaña en los individuos expuestos de un aumento en la ventilación pulmonar (VE) que se
hace más rápida y profunda elevando la presión parcial de 0 2 alveolar (PAOJ Este aumento ventilatorio, presente desde los
primeros días en la altura, constituye la adaptación primaria del organismo a la exposición a la altura y es posiblemente el
ajuste fisiológico más importante a este particular medio ambiente (1 0). Sin embargo, aunque eleva la (PA0 2 ) al mismo tiempo
elimina anhídrico carbónico (C0 2 ) modificando la condición ácido-básica al hacer descender su presión parcial alveolar (PA
C0 2), modificando la relación HCOjC02 en la ecuación de Henderson-Hasselbalch (#)con elevación del pH y la consiguiente
alcalosis {11 ).

(#) pH = pK + log HC0 3• (base)/ C0 2 (ácido)

La situación precedente representa un problema para el organismo, básicamente el defender simultáneamente su nivel de
oxígeno y el equilibrio ácido-básico, asunto que resuelve excretando bases por el riñón y elevando el ion cloro (CI') que ocupará
el espacio dejado por el ion HC0 3·. Es precisamente en esas horas, coincidiendo con la alcolosis y el bajo nivel de Cl·, cuando
se hace presente la enfermedad de la altura o puna. La pregunta que se plantea entonces, es si efectivamente la enfermedad
de la altura es producida por la acalinidad y la carencia de cloro. En otras palabras, se trata de saber si el déficit agudo de Cl·
al trasladarse a la altura es el causante de la enfermedad aguda de la montaña como lo pensara John Scott Haldane en 1922
(12) quien al referirse al trastorno señalaba lo siguiente:

«La disminución en la disponibilidad de bases parecería ser muy importante, pero el proceso es evidentemente más bien
lento», agregando más adelante que «posiblemente la aclimatización pueda acelerarse grandemente por la administración de
cloruro de amonio». Si así fuera y considerando los días que demora en corregirse la falta de cloruro con una dieta normal, la
acción primaria a realizar sería proporcionar Cl·, lo que se fundamenta en que el organismo no dispone de depósitos de Cl· a los
cuales recurrir para elevarlo con rapidez.

La mineria a grandes alturas en Chile, a diferencia de otros paises andinos, se caracteriza por tener que trasladar de manera
regular y repetida a contingentes de trabajadores entre sus hogares en la costa y sus labores en la montaña. Dicho problema
es de un gran interés práctico en Salud Ocupacional, puesto que la enfermedad aguda de la montaña se presenta en forma
repetida cada vez que se sube y que además compromete la capacidad física de trabajo.

En resumen, el nivel de adaptación ventilatoria al llegar a la altura no se alcanza de inmediato y se logra cuando el aumento
ventilatorio inicial se estabiliza a un nivel más alto (ver anexo). Este ajuste demorado en la VE se debería a que la excreción
renal de bases es lenta. Una estrategia para acelerar la corrección de la alcalosis que demora la adaptación ventilatoria sería
el aportar el ion Cl· administrando oralmente cloruro de amonio, lo que presumiblemente evitaría la aparición del mal de
montaña o puna. Se trata de establecer un método para prevenirlo aportando el ion Cl· necesario durante el ascenso y no
hacerlo como un tratamiento después de llegar a la altura.

ENFERMEDAD AGUDA DE LA MONTAÑA V CLORURO

El estado normal de un individuo bien aclimatado a la altura fue muy bien descrito hace años por Mabel Fitzgerald, integrante
de la expedición a Pikes Peak en 1913 (13) junto con John Scott Haldane y otros famosos investigadores, quien midió la PAC0 2
y calculó la PA02 en grupos de hombres y mujeres que habían vivido en Colorado a elevaciones hasta de 4.3 km, registrando
además cambios en el pH, HC03·y el ion Cl·.

En la expedición al Monte Kamet (14), posteriormente en estudios en cámara hipobárica (PB 347 mmHg) {15) y en pilotos de
315
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

aviones antes de que se usaran las cabinas presurisadas (16), se cumunican efectos beneficiosos que siguen a la administración
de NH4 CI consistentes en disminución en la PAC02 y de la cianosis, con aumento al mismo tiempo de la PA0 y de la capacidad
2
de trabajo. Sin embargo, no todos los estudios apoyan la tesis de Haldane sobre los efectos beneficiosos del NH CI en el
4
manejo de la enfermedad aguda en la montaña. Sobre el particular una comunicación de destacados expertos sobre el tema
(17), concluye que tiene escasos o nulos efectos, lo que estimamos discutible por lo inadecuado del grupo control. Al respecto,
consideramos justificado repetir la investigación, la que idealmente se podría hacer en Chile aprovechando la oportunidad que
ofrece la creciente actividad minera.

Se dice que la alcalosis respiratoria descompensada que sigue a la exposición a la altura se corrige por la excreción renal del
anión (HC03 ·) Mejor aún, se puede decir que la gran diferencia iónica se atenua al elevarse el ión Cl· y así ocupar el espacio
dejado por la disminución de ión HC03·. Esta forma de plantear el cambio ácido- básico proporciona una mejor comprensión del
trastorno y destaca la afirmación de J.J. Cohen (18) relativa a que «el riñón necesita suficiente cloruro para corregir una
alcalosis respiratoria descompensada». Al respecto, el cambio en el Cl· o en HC0 · que produce al día es sólo alrededor de
3
un 5% del total que en última instancia se produciría y sólo alrededor el 13% de Cl· captado es retenido sin Na+ (19). Un
descenso en el ión Cl· de 1Om Eq produce una caída equivalente del anión HC03- en 1O MEq dando respuesta a la interrogante
sobre la causa que limita la velocidad de aclimatación a la altura,que no es otra cosa que la velocidad con que se pueda
suministrar el ión Cl·.

Se podría decir que un individuo al llegar a la altura se encuentra escaso de 0 y marcadamente alcalino por la eliminación de
2
C0 2 que sigue al aumento de la VE sin que el HC03· disminuya en igual proporción lo que eleva el pH que sólo se normaliza por
la excreción renal de HC03 ·• En suma, con relación a la normalidad de nivel del mar el individuo se encuentra en un estado
caracterizado por un bajo PAC0 2 y un bajo HC0 3· en alcalosis respiratoria no compensada, hipocápnico sin que un descenso
compensatorio del HC0 3·1ogre normalizar el pH (11 ). Lo importante es saber a que niveles estarán los valores de PAC0 y de
2
HC03· cuando se alcance la completa aclimatación a la nueva mayor altura, en la que estos valores se estabilizan a un nivel
propio de la condición de completa aclimatación a esa mayor altura. Inicialmente la PAC0 en la altura no cae lo suficiente y el
2
ión HC03· escasamente apenas baja algo.

La enfermedad aguda de la montaña es gatillada por la menor disponibilidad de 0 , a lo que se agrega el déficit de Cl·
2
contribuyente a entorpecer el aumento de la VE al retardar la corrección de la alcalosis respiratoria. La relación entre la
enfermedad aguda de la montaña, el cloruro y el metabolismo ácido-básico podrían ser bastante irrelevantes. Lo importante es
que la duda puede resolverse fácilmente anticipando la correcCión de los cambios ácido-básicos agudos administrando el
NH4 CI antes de que el individuo llegue a la altura y dejando sin modificar la falta de 0 pero observando cuidadosamente si la
2
enfermedad aguda de la montaña desaparece o es detenida. Además, puede hacerse un control del pH en la orina, la que se
torna ácida si el trastorno ácido- básico se corrige.

La corrección de los trastornos ácidos-básicos constituye un hecho cotidiano de rutina en la medicina de cuidados intensivos
(11) y el cálculo de la dosis de NH4 CI se encuentra en textos de farmacología y artículos de fisiología sobre el tema. Son
aspectos esenciales a considerar la magnitud de la dosis, la que en un individuo sano es del orden de 1O a 20 gramos, los que
son absorbidos desde el intestino en alrededor de 3 horas. Debe tenerse presente que el NH CI se usa por vía oral desde hace
4
mucho tiempo sin mayores problemas, aunque puede producir naúseas si no se usan cápsulas entéricas recubiertas, o disolviendo
en agua en cantidad de cuarenta veces su propio peso. Sobre el particular en la primera edición del texto de farmacología de
Goodman y Gilman (20) se consigna: «El método más conveniente de administrar el NH CI es en tabletas entéricas recubiertas
4
o en cápsula, cantidades entre 8 a 12 gramos diarios, divididas en dosis a las horas de comida. En muchas ocasiones, el NH CI
4
debe administrarse durante varios días para producir los efectos deseados» Por la vía, oral el NH CI no es tóxico, aunque si lo
4
es por vía endovenosa. El hígado tiene una gran reserva para convertir NH + en urea cuando es absorbido desde el intestino.
4

Para calcular la dosis adecuada de NH4 CI uno puede usar una norma general, aunque los individuos muy probablemente
varían en la cantidad que ellos necesitan lo que hace necesario algún método para juzgar si la dosis es o no la adecuada. Si no
la fuera, el riñón tratará de mantener un nivel apropiado de Cl· en la sangre conservando el Cl' de la dieta y excretando en su
lugar HC03 •• La orina en esa circunstancia permanecerá alcalina. Un método simple de control podría ser el medir el pH de la
orina para' decidir si es necesaria una mayor cantidad de NH4 CI después de la dosis administrada antes del ascenso, la que ya
debería haberse absorbido. El uso del pH de la orina para juzgar dosis adicionales permitiría que se involucrara un mecanismo
de retroacción, exactamente como sucede normalmente con el riñón. Sólo se trata de ayudar al riñón de nuestros mineros
proporcionándoles Cl· adicional debido a los frecuentes cambios de altura a que están sometidos, situación que difícilmente se
podría esperar que la evolución la hubiera anticipado. Al respecto, el pH urinario medido a la llegada a la mina Escondida a
3.100 m sobre el nivel del mar, es más alcalino q1,1e 48 horas después, lo que indicaría un cambio adaptativo a la altura.

La dosis recomendada de NH4 CI para evitar la enfermedad aguda de la montaña, o «puna», es aproximadamente la siguiente:

3,5 gramos por cada 1.000 m de ascenso


50 mg por Kg de peso por cada 1.000 m de ascenso

316

~
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Tomado oralmente el efecto del NH4 CI sobre la VE comienza dentro de una hora y se desarrolla durante 2 a 4 horas según
Haldane (12). En consecuencia, una recomendación razonable sería administrar el NH 4 CI al partir a la altura. Hay que reconocer
que el NH 4 CI no puede esperarse que sea un tratamiento y tampoco puede esperarse que ayude a quienes han permanecido
largo tiempo en la altura a una misma elevación.

Si la corrección del pH detiene la aparición del trastorno, entonces habremos cubierto un largo camino para evitar la enfermedad
aguda de la montaña. Esta se produce porque nosotros no apuntamos directamente a normalizar el pH y corregir la hipoxia. La
enfermedad se acompaña de una combinación de hipoxia con elevación del pH, junto a un nivel de PAC0 superior al que
2
correspondería para esa altura. Mirado desde este punto de vista, no debería sorprendernos que elevando la PAC0 se agrave
2
la enfermedad aguda de la montaña, puesto que esto intensifíca una de las anormalidades mencionadas, ya sea debido a la
PAC0 2 , o a la alcalinidad, por sobre lo deseable.

El objetivo es que el individuo al momento de llegar a la altura alcance un estado ácido-base igual al encontrado en condiciones
de una completa aclimatación, y de este modo evitar el trastorno. Se trata de un procedimiento comparable al usado en
competencias deportivas, en las que se administra previamente NaCI para prevenir los accidentes por pérdida exagerada de
NaCI secundaria a la profusa sudoración producida por actividad física intensa en un clima seco y caluroso. Esta es una
práctica estándar en el atletismo, y hoy día no se concibe que un corredor de maratón fracase en la prueba por un déficit de
aporte de NaCI, como fue el caso años atrás de Ji m Peters en las Olimpiadas de Canadá. El atleta ingiere NaCI porque sabe
que lo necesitará para reponer las pérdidas por el sudor. El sujeto que se traslada a la altura debe igualmente saber que él
también necesitará almacenar Cl· extra para proporcionar la cantidad requerida por el organismo al trasladarse a la altura. El
que se traslada a ese medio ambiente debe incorporar Cly con ello corregir el déficit nutricional que acompaña al cambio
ambiental. En efecto, la enfermedad aguda de la montaña puede considerarse una enfermedad nutricional por carencia de Cl·
En consecuencia, su tratamiento requiere tomar una gran dosis de NH 4 CI al momento de trasladarse a la altura, de modo que
el organismo pueda mantener su equilibrio salino con la ingesta habitual de Cl· en la dieta.

En un programa para la mantención del equilibrio orgánico, tanto en el montañista como en nuestros mineros es necesario
considerar dosis repetidas de NH 4 CI cuando se trasladan a grandes alturas, y dosis opuestas de NaHC0 al bajar a la costa, o
3
al campamento base respectivamente. La aclimatación a la altura es una condición dinámica que se pierde, por lo menos en
parte, en muy pocos días. Por lo tanto, la condición de aclimatación necesita, aparte de normas simples, una permanente
vigilancia.

ACETAZOLAMIDA (DIAMOX) ®

El uso de NH 4 CI es diferente a la profilaxis de la enfermedad aguda de la montaña usando Diamox ® (acetazolamida). Esta
última droga no considera alcanzar un estado de aclimatación normal al trasladarse a gran altura, lo que sí puede lograrse con
la administración adicional de Cl· sin esperar que el Cl· requerido sea proporcionado por la dieta habitual.

La acetazolamida es sin duda una profilaxis efectiva contra la enfermedad aguda de la montaña (21-23). Su eficacia puede
atribuirse al aumento de la VE, mejor oxigenación durante el sueño y el ejercicio, al aumento del flujo sanguíneo cerebral,
disminución en la formación de líquido céfalo raquídeo, excreción de bicarbonato, a su acción diurética, o a la combinación de
las posibilidades nombradas. La baja del ion HC03· y al mismo tiempo del Na• que sigue a una buena dosis de acetazolamina.
Si la excreción de NaHC03 se repusiere por NaCI oral, la corrección sería perfecta. Por supuesto que el NH CI oral hace el
4
mismo trabajo sin comprometer al riñón, por los menos así lo creemos.

Una observación interesante es que el cociente respiratorio en sujetos tratados con acetazolamida disminuye (23), lo que
concuerda con lo observado en nativos residentes a gran altura muy bien aclimatados a la altura (24). La pregunta que surge
es: ¿Cómo se compara la administración de N4 CI con el uso de Diamox?

La acetazolamida hace excretar al organismo Na• y K• con bicarbonato, de modo que el efecto que tiene sobre los iones fuertes
del organismo es el de disminuir la fuerte diferencia iónica al reducir estos dos cationes (Na• y K•). La fuerte diferencia iónica se
corrige bien por la reducción de cationes, pero el total de iones fuertes en el organismo se reduce bajo los niveles que deberían
tener en la altura, entonces el organismo debe esperar al NaCI de la dieta para corregir la diferencia. En contraste, el NH CI
4
provee Cl· sin requerir un catión fuerte y por lo tanto consigue disminuir la gran diferencia iónica aumentando aniones sin
interferir en los cationes. En otros términos, corrige el déficit de Cl· sin reducir el total de iones fuertes.

El organismo en general trata de mantener muy constantes a sus cationes fuertes: variaciones naturales en la gran diferencia
iónica se presentan principalmente en los aniones fuertes y dan una reacción oscilante entre Cl· y HC0· en la que el HC0·
3 3
ocupa el espacio dejado por el Cl·. Nos parece que el NH 4CI apunta directamente a la médula del problema al mejorar sin más
trámites la deficiencia en Cl·.

En síntesis, el individuo que llega a la altura es deficitario en 0 2 y Cl·. La carencia de 0 2 se acompaña de un aumento en la VE
produciendo inicialmente alcalosis respiratoria descompensada. Estudios controlados sugieren que bastan 3 semanas para
restablecer el equilibrio ácido-básico, con el mayor cambio en la primera semana en la altura (25). La alcalinidad inicial retarda
317
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

un mayor aumento de la ventilación, lo que se logra una vez corregido el déficit de Cl· que posibilita compensar la alcalosis
respiratoria y consecuentemente elevar la PA0 2 • La corrección del déficit de Cl· se obtiene más rápidamente administrando Cl·
y la mejor forma de hacerlo es con el NH 4 CI en tabletas entéricas recubiertas. De esta manera se espera alcanzar la óptima
corrección de la hipoxia que acompaña a la exposición a la altura y al mismo tiempo evitar la aparición de la enfermedad aguda
de la montaña. El hecho que el Diamox ® mejore a la enfermedad aguda de la montaña, sugiere que el NH 4 CI también podría
hacer lo mismo.

RESPUESTAS FISIOLOGICAS AL TRASLADARSE A LA ALTURA

TIPOS DE RESPUESTAS

SISTEMA INMEDIATAS A LARGO PLAZO

Pulmonar Aumenta la VE Aumento adicional de la VE

Acido-básico pH se eleva, se altera H03·/C02 pH se normaliza


(baja PAC0 2) se normaliza HC03-/C02
(excreción renal de bases)

Cardiovascular Frecuencia cardíaca sube Frecuencia cardíaca sube


Gasto cardíaco sube Gasto cardíaco baja
Volumen latido no cambia Volumen latido disminuye

Hematológico Volumen plasmática baja Volumen plasmático baja


Aumenta el hematocrito Aumenta el hematocrito
Glóbulos rojos no cambian Glóbulos rojos aumentan
Hemoglobina no cambia Hemoglobina aumenta

Tejidos No hay cambios Capilarización ¿Aumentada?


(nivel celular) Enzima 2,3-DPG aumenta
Mitocondrias aumentan
Enzimas aeróbicas aumentan
Glicógeno muscular aumenta

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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319
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

PALEOEPIDEMIOLOGIA GENETICA DE POBLACIONES ANDINAS:


8.000 AÑOS DE EVOLUCION

FRANCISCO ROTHHAMMER Y RODRIGO MORENO

DEPARTAMENTO DE BIOLOGIA CELULAR Y GENÉTICA, FACULTAD DE MEDICINA, UNIVERSIDAD DE CHILE.

RESUMEN

En este trabajo se analiza la evolución de la morbilidad obtenida de momias de nueve culturas precolombinas, que se desarrollaron en la región de Arica,
desde hace más de 7.000 años, comparada con la actual.

En la población de Arica actual, destacan afecciones del aparato circulatorio, tumorales, respiratorias y las producto de accidentes y violencias, en
cambio, en las culturas prehispánicas, prevalecen enfermedades del aparato osteoarticular, infecciosas y las nutricio-metabólicas, que reflejan diferencias
en estilo de vida de sobrevivencia.

Los cambios en la prevalencia de la espina bífida, osteoma auditivo, neumonía, enfisema pulmonar y osteoartritis a distintos niveles vertebrales, entre
otras enfermedades, permiten ejemplificar cambios étnicos, de actividades productivas y de organización social que se asocian a la evolución humana
desde el cazador-recolector hasta el agrícola aldeano.

Las poblaciones prehispánicas de la región de Arica, han permitido evidenciar la evolución de la interacción enfermedad, individuo y cultura, desde la
perspectiva desarrollada por la epidemiología genética.

Los primeros cazadores que poblaron la región actualmente habitada por indígenas de habla Aymará vivían en aleros rocosos ubicados en la precordillera
a 3000m de altura, hace aproximadamente 10.000 años. Los sitios arqueológicos de Las Cuevas (7590 AC), Tojotojone (7900 AC), Hakenasa (6390 AC)
y Patapatane (621 O AC) entregaron evidencia de que estos paleoindios confeccionaban puntas de proyectil de obsidiana, basalto, cuarzo, y cazaban
camélidos americanos, que en esa época eran numerosos en la región (Daulsberg, 1983). Hacia 6.000 AC, se produjo un avance glaciar en el Altiplano,
que hizo inhabitable esta zona. Aproximadamente en la misma época los primeros pescadores y mariscadores aparecieron en la costa cercana a la
desembocadura de los ríos San José y Camarones. Los pescadores usaron primero anzuelos de concha y luego anzuelos confeccionados con espinas
de cactus, provistos de carnada, posiblemente en la medida en que la pesca con anzuelo de concha se hacía menos eficiente (Bird, 1963). Se ha
postulado que los primeros pescadores eran descendientes de paleoindios cazadores , que adaptaron su tecnología a la explotación de recursos
marinos. Particularmente interesante es la existencia de una fase cultural llamada Chinchorro (6000-2000 AC) que se caracterizó por la práctica de la
momificación artificial siguiendo una técnica sorprenjentemente elaborada. Esta característica e información arqueológica y bioantropológica hacen
pensar en contactos con, o migraciones provenientes de la foresta tropical (Rivera and Rothhammer, 1991 ). Entre los años 2000 y 1000 AC se desarrollaron
alrededor del Lago nticaca las culturas de Pukara, Wankarani y Chiripa, que a su vez dieron origen a la cultura de nwanaku, alrededor del año 350 DC.
Antes de este período sin embargo, a partir de 1500 AC, grupos altiplánicos posiblemente provenientes de la cultura Pukara, introdujeron en los valles
la agricultura incipiente y se miscegenaron con los grupos pescadores que habitaban la cabecera de los valles dando origen a las fases Azapa 1300-500
AC y Alto Ramírez 500 AC-400 DC. La influencia de Tiwanaku comenzó en los valles con las fases culturales de Cabuza y Maitas (400 a 1100 DC).
Posteriormente durante las fases culturales de San Miguel y Gentilar (1000 a 1400 DC), se produjo un desarrollo cultural regional. Después de la caída
del Imperio nwanaku y poco antes de la llegada de los Conquistadores, se desarrolló en el altiplano la cultura Inca, que naturalmente también ejerció
influencias sobre los aldeanos del Valle de Azapa. Paralelamente, con el desarrollo de la agricultura y de la artesanía en los valles, siguieron subsistiendo
en la zona costera, los pescadores cuyos últimos descendientes fueron descritos por los cronistas españoles como muy primitivos y recibieron el nombre
de changos.

Es un hecho sabido que las enfermedades que afectan a un individuo reflejan tanto su constitución genética como el ambiente biogeográfico y sociocul-
tural en que vive, y naturalmente la interacción entre estos factores. Luego, la comprensión cabal de la nosología surge natural e indivisiblemente de la
trilogía: enfermedad, individuo y cultura, objetivo de la epidemiología genética y contexto en que se desarrollará este trabajo.

Las exhumaciones de momias de los valles de Arica por diferentes investigadores, ha motivado la realización de descripciones antropológico-físicas y de
publicaciones tanto sobre enfermedades específicas. como de morbilidad en general, y aspectos demográficos. La información obtenida, tiene la
particularidad de provenir de cuerpos momificados, permitiendo estudiar la estructura mórbida de estas culturas, no sólo en los huesos como es
frecuente en la antropología física, sino también en los tejidos y órganos blandos preservados. Además, describe en forma más confiable la estructura
poblacional, en cuanto al sexo y edad de los individuos. Este material proporciona una buena oportunidad para estudiar en poblaciones humanas, la
relación entre enfermedad, individuo y cultura aplicando un enfoque cronológico.

En este trabajo, se presentan los resultados de un estudio paleoepidemiológico evolutivo basado en los registros de autopsias de momias de las
poblaciones prehispánicas de la región de Arica pertenecientes al Departamento de Arqueología de la Universidad de Tarapacá y cedidos gentilmente a
uno de nosotros (FR) por el entonces director del Departamento Prof. Guillermo Foracci. Hemos incluido la información disponible sobre la población
actual de Arica con fines comparativos.

MATERIAL Y METODO

Las descripciones realizadas por los especialistas del Departamento de Arqueología de la Universidad de Tarapacá, entregan
información de 649 momias pertenecientes a nueve culturas: Chinchorro, Azapa, Alto Ramírez Tardío, Cabuza, Tiwanaku,
Maitas, San Miguel y Gentilar. Restos no asignados culturalmente son agrupados bajo la denominación «Desconocida», y la
población chilena actual se identifica con el nombre de Arica.

Cada grupo muestra! fue considerado como una población diferente. La asignación individualizada del sexo y la edad separadas
por población, permite obtener información demográfica sobre la distribución etaria segmentaria en porcentajes (menores de
un año y en los rangos de edad entre los 1 a 14, 15 a 44 y mayores de 45 años) y la edad máxima en cada una. Además, se
hace el cálculo de la esperanza de vida al nacer con técnicas demográficas. La esperanza de vida al nacer y la edad máxima

321
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

se expresan en años.

No existiendo consenso sobre los grupos etarios en las descripciones paleodemográficas, en este trabajo se consideran
segmentos etarios usados en estudios biomédicos que nos facilitan la comparación y extrapolación de los resultados con
poblaciones vivas. Se estimaron otros indicadores demográficos según las siguientes fórmulas: a) lndice de dependencia
(ID)=(menores de 15 años+ mayores de 45 años)x100, dividido por la población entre 15 y 44, b) lndice de fertilidad (IF)=total
niños menores de 5 años x 100, dividido por el total de mujeres entre 15 y 44 años, e) lndice de masculinidad de la población
general (IMPG) = total de hombres x 100, dividido por el total de mujeres, d) lndice de masculinidad de la población fértil
(IMPF)= total de hombres entre 15 y 44 años x 100, dividido por el total de mujeres entre 15 y 44 años.

Los resultados son presentados en tres tablas sinópticas, que incluyen la información de la mortalidad de la provincia de Arica
actual y la distribución por sexo de la población chilena, expresadas y calculadas del mismo modo que en las poblaciones
prehispánicas.

Las descripciones de morbilidad de las momias de Arica, fueron agrupadas en categorías, según la clasificación de las
enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y expresadas en porcentajes para cada cultura. Su ordenación
es decreciente según el grado de participación genética en su determinación. Esta es mayor en las tumorales y menor,
naturalmente, en las producidas por accidentes y violencias.

El porcentaje de descripciones por individuos, se calculó a partir del número total multiplicado por 100 y dividido por el número
de individuos. La frecuencia de morbilidad en categorías para cada cultura, se obtuvo utilizando como numerador el total de
afecciones de la categoría y como denominador el número de individuos con descripciones mórbidas de dicha cultura, pudiendo
su suma ser mayor de un 100% en culturas con más de una descripción por individuo.

El caudal de información es presentado en dos tablas sinópticas, que incluye además, la información de la mortalidad de la
provincia de Arica actual, y la distribución por sexo y las causas de muerte correspondiente a la población chilena general,
expresadas y calculadas del mismo modo que en las poblaciones precolombinas, para que sirva de referencia comparativa en
el análisis.

RESULTADOS

Las características antropológicas de todas las poblaciones, se describen en la Tabla 1, permitiendo tener una orientación de
sus relaciones temporales y especiales, además del desarrollo alcanzado por dichas poblaciones. En la Tabla 2, se señalan las
características de las poblaciones en cuanto a la utilización de la información inicialmente obtenida, enmarcando la validez y
limitaciones del presente estudio. El buen estado de conservación de los restos estudiados se evidencia en esta Tabla, donde
se observa un alto porcentaje de momias estudiadas y con determinación del sexo y un bajo porcentaje en mal estado. Por otro
lado, la proporción de momias con descripciones, señaladas en esta Tabla, es variable y no guarda relación evidente con su
estado de conservación. La Tabla 3 describe los indicadores demográficos, que identificamos en orden temporal como, Arcaico,
Arcaico Tardío, Andino y Moderno.

El Arcaico, incluye las culturas Chinchorro, Azapa y Alto Ramírez. Tiene 14 a 32% de menores de 15 años, más de 50% de
población entre 15 y 44 años, una esperanza de vida al nacer de 24 a 32 años, un índice de fertilidad (IF) menor que 53%. Los
índices de masculinidad en la población general (IMPG) y en la población fértil (IMPF), son similares en magnitud y menores
que 110%. Llama la atención que en Alto Ramírez, no se registran menores de un año de edad.

El Arcaico Tardío incluye sólo a Alto Ramírez Tardio con más de 60% de menores de 15 años, 40 a 45% entre 15 y 44 años, ID
entre 250 y 500 %, eiiF superior a 250%. EIIMPG es mayor que 11 O% y se duplica en la población El Andino, considera las
poblaciones Cabuza, Tiwanaku, Maitas, San Miguel, Gentilar y Desconocida. Posee entre 25 y 51% de menores de 15 años,25
y 35% en adultos de 15 a 44 años, una esperanza de vida al nacer de 20 a 23 años, ID de 11 O a 150% y un 1F de 100 a 240%.
EIIMPG es menor que 110% y disminuye en la población fértil, salvo para la cultura San Miguel y Desconocida en que supera
el 110% en la población general y aumenta en la población fértil, remedando lo ocurrido en el patrón Arcaico Tardío.

El Moderno de Arica actual, tiene menos de 1O% de menores de 15 años, más de 20% de población entre 15 y 44 años, sobre
70% de mayores de 45 años, la esperanza de vida al nacer es de 58 años, ID mayor que 500% eiiF alrededor de 230%. El
IMPG es mayor que 110% y se duplica en la población fértil, como en el patrón Arcaico Tardío.

La Tabla 4 consigna las descripciones de morbilidad de las momias estudiadas en cada cultura. Las descripciones por individuo
en todas las culturas precolombinas, fue mayor de un 100%, salvo en Chinchorro. Los valores más altos se presentan en Alto
Ramírez Tardio, Tiwanakú y Maitas, que a su vez tienen los mayores porcentajes de descripción mórbidas. El promedio de los
porcentajes de población menor de 15 años esta disminuída en un 1O% y para el sexo incrementada en la misma magnitud, en
las momias con descripciones con respecto a la población general; pero con las mismas tendencias en cada cultura. El índice
de masculinidad de momias con descripciones, es en un 15% mayor que el total de la muestra (IMPG}, siendo menor en las
culturas Alto Ramírez, Alto Ramírez Tardío y Tiwanaku, y mayor en San Miguel, Gentilar y Desconocida.
322
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLAW1
CARACTERISTICAS ANTROPOLOGICAS Y CULTURALES

N!! CULTURA DATACION HABITAT DESARROLLO

1 Chinchorro 6000-1500 AC Costa Arcaico


Cazador
Recolector

2 Azapa 1300-500 AC Valle Agrícola


Temprano
Semi aldeano

3 Alto Ramírez 500AC-400 DC Valle Agrícola


(A.R.) Temprano
Semialdeano

4 A.R. Tardio1 400-550 DC Valle Agrícola


Temprano
Semialdeano

5 Cabuza 400-700 DC Valle Agrícola


Aldeano
6 Tiwanaku 400-1200 DC Valle Agrícola
Aldeano
7 M a itas 700-1100 DC Valle Agrícola
Aldeano

8 San Miguel 1000-1300 DC Valle Agrícola Tardío


Costa Aldeano

9 Gentilar 1200-1400 DC Valle Agrícola Tardío


Costa Aldeano

10 Desconocida 400-1300 DC Valle Agrícola


Costa Aldeano
11 Arica 1987 DC Valle Industrial
(Contemporáneo) Costa Urbano
'--------- --------

Las frecuencias de las categorías de morbilidad de cada cultura, se muestran en la Tabla 5. La población Chinchorro, no incluye
patologías de órganos blandos que han desaparecido en el proceso de momificación artificial. Cabe hacer notar que en la
población de Chile actual, destacan afecciones del aparato circulatorio, malformaciones y lesiones producto de accidentes y
violencias. En cambio, en las culturas prehispánicas, prevalecen enfermedades del aparato osteorticular e infecciosas.

A continuación señalaremos en las culturas prehispánicas, las afecciones más relevantes por categorías mórbidas según el
grado de determinación etiopatogénica.

1. Alta determinación genética, alcanzan una frecuencia de hasta un 30%, los tumores son raros, se describen en Azapa
(tumor en tibia) y San Miguel (lipoma). Con menor frecuencia en Cabuza (tumor de ojo) y en Maitas (carcinoma metastásico).

Las malformaciones se observan en Maitas, San Miguel y Alto Ramírez, en que predominan el prognatismo y espina bífida.
Defectos vertebrales del mismo tipo, se evidencian además en Chinchorro, Azapa, Cabuza y Gentilar, con menor frecuencia.
Existe una momia con malformación del paladar, perteneciente a la cultura Maitas.

2. Multifactoriales, con interacción de factores genéticos y ambientales en forma variable. Tienen frecuencias de hasta un
76%. Las infecciones respiratorias como la neumonía predominan en Azapa, Alto Ramírez, Cabuza y Tiwanaku, en cambio
en Gentilar son más frecuentes las infecciones óseas. Afecciones del aparato osteoarticular son frecuentes. En Chinchorro
predomina el osteoma auditivo. Procesos inflamatorios y degenerativos articulares como artritis y osteortritis, están presentes
en Alto Ramírez Tardío, Cabuza, Gentilar y Desconocida; y tienen predilección por la columna cervical en Maitas y de la
región lumbar en San Miguel. Llama la atención, que no estén presentes en Tiwanaku. Enfermedades por problemas de
nutrición y metabolismo, se manifiestan en Alto Ramírez Tardío. Se observan alteraciones nutricionales óseas, como la
hiperostosis esponjosa y cribas que también se observan en Chinchorro y Gentilar; pero con preponderancia secundaria.
La patología circulatoria está presente en Alto Rimírez, donde predomina la cardiomegalia. Con respecto al aparato respiratorio,

323
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLAW2
DISTRIBUCION CULTURAL DE LAS CARACTERISTICAS DE LAS MUESTRAS

CARACTERISTICAS CULTURAS*
DE LAS MUESTRAS 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

N total de momias 91 48 39 40 130 37 144 54 21 45 592


%estudiado 96 100 100 95 98 100 99 94 100 93 100
% sexado 83 88 95 63 80 75 61 81 67 76 100
%descrito 24 58 74 53 62 49 65 52 67 40 95*
%mal estado 33 9 8 27 18 5 17 9 2 20 o
. Ver correspondencia en Tabla 1
Causas de muerte para Chile (1987), sin considerar aquellas no evidenciables en momias

TABLAW3
DISTRIBUCION CULTURAL DE LOS INDICADORES DEMOGRAFICOS

CARACTERISTICAS CULTURAS*
DE LAS MUESTRAS 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

% < 1año 9 15 o 14 14 19 15 16 14 13 6

% 1-14 años 18 17 14 50 33 25 25 26 29 35 3

% 15-44 años 71 57 69 28 43 44 43 46 43 41 19

% > 45 años 2 11 17 8 10 12 17 12 14 11 72

Edad máxima ** 50 50 60 50 60 50 55 50 50 50 85

Esperanza 24 25 32 16 22 22 23 22 23 20 58

l. Dependencia 41 74 46 260 132 129 133 117 133 147 757&

l. Fertilidad 50 53 30 567 121 100 118 140 133 240 233&

IMPG* 85 71 106 120 70 67 78 114 100 125 117&

IMPG** 86 80 140 233 56 55 73 120 33 160 216&

. Ver correspondencia en Tabla 1


Edad inicial del quinquenio máximo
lndice de masculinidad en la poblacion general
lndice de masculinidad en la poblacion fértil (15 a 44 años)
& Chile (1987)

se observa enfisema en Tiwanaku y antracosis y adherencias en Cabuza. La afección digestiva más frecuente es el
megacolon en la cultura Desconocida. Con menor frecuencia se presentan afecciones de órganos hematopoyéticos,
como en Alto Ramírez Tardío donde aparece la esplenomegalia, y de órganos genitourinarios, como la hidronefrosis
presente en Azapa. Afecciones renales se presentan en Alto Ramírez Tardío y Tiwanaku.

3. Con predominio medio ambiental. Constituye hasta un 22% de la morbilidad. Entre las causas maternas, el parto
prevalece en San Miguel, Cabuza y Tiwanaku. Entre las afecciones debidas a accidentes y violencia, pre.dominan las
producidas por agresiones de carácter grave, siendo frecuentes en las culturas Desconocidas, Azapa y Alto Ramírez.
En Maitas predomina la fractura nasal.

324
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

4. La categoría otras y mal definidas, no permite la atribución etiológica y alcanza la mayor frecuencia en Alto Ramírez Tardío
con un 29%.

Algunas descripciones antropológicas que no corresponden a procesos patológicos y constituyen parte de la variación poblacional,
anatómica normal, no se agruparon con las anteriores. No sobrepasan el 20% del total de las descripciones en las culturas
donde aparecen, por ejemplo en Alto Ramírez Tardío, Cabuza y Tiwanaku alcanzan el 5%, en Maitas el 20% y en San Miguel
el 15%. Entre las más frecuentes tenemos los orejones con un 13% y agujero esternal con un 6% en Maitas. Este último,
también está presente en Cabuza (1 %). El metopismo, aparece en Cabuza, Maitas, San Miguel y Tiwanaku con frecuencias
inferiores al 5%.

DISCUSJON

La capacidad descriptiva y explicativa de la paleopatología, ha estado habitualmente restringida entre otros factores por el
estado de conservación del material humano a estudiar, las limitaciones del material óseo para informar sobre afecciones de
otros órganos, el sesgo cultural y el asincronismo de los restos que generalmente obtenidos de cementerios crean un marco de
duda sobre la representavidad del conjunto de evidencias en estudio y naturalmente la confiabilidad de los diagnósticos
paleopatológicos. El presente trabajo reúne dos ventajas sobre otros en su género. La primera es que fue realizado en momias,
de las cuales se puede obtener una mayor cantidad de información antropológica y patológica. La segunda guarda relación con
la metodología utilizada, que considera un análisis conjunto de la estructura poblacional (paleodemografía) y de las enfermedades
(paleopatología) de diversas culturas que habitaron una misma región, pudiéndose evidenciar la relación entre factores biológicos
y ecológicos, que no siempre pueden ser descritos o reconocidos en individuos o en poblaciones en forma separada. Esto
último, aplicado a poblaciones extintas, donde la interrelación genético-ambiental debe haber sido más directa y por ello más
importante, constituye la mejor aproximación al enfoque de la epidemiología genética.

No está demás recalcar, que pese a las observaciones anteriores, el material antropológico de poblaciones extintas, tiene
restricciones que le son inherentes, como es el hecho de representar a los individuos fallecidos y enterrados en el cementerio
en el contexto social y cultural al que pertenece, que permiten en la exhumación su reasignación. Sin embargo, es evidente que
sólo pueden morir y ser enterrados individuos presentes en la población, por lo cual, la estructura poblacional de los muertos
refleja en cierta medida, la estructura de la población viva. La consideración de estos hechos, debe hacernos evaluar y analizar
con una visión distinta la información paleoepidemiológica obtenida.

De la información antropológica, se puede destacar el extenso período de la historia comprendido en este estudio, lo que
posibilitó incluir culturas con diversidad en la distribución geográfica y desarrollo cultural alcanzado en la región de Arica. Si
bien, la costa y los valles de Azapa, no están muy distantes, la aridez y la escasez del recurso hídrico, deben haber constituído
barreras que limitaron la dispersión de las primeras culturas en dicha región, lo que al parecer logró ser superado con el
desarrollo agrícola.

Las tres primeras culturas, Chinchorro, Azapa y Alto Ramírez, son las más antiguas y duraderas. Alto Ramírez Tardío, corresponde
al período de decadencia de la cultura homónima. Luego, se suceden desarrollos culturales de menor duración, en los cuales
se hace evidente la influencia de las culturas altiplánicas que usualmente se asocian con corrientes de migración. Las culturas
San Miguel y Gentilar, corresponden a desarrollos regionales post-Tiwanaku, asociados a una mayor distribución geográfica.

La población identificada con el nombre de «Desconocida», incluye un conjunto de momias cuyo contexto no permite su
adjudicación a las culturas anteriores. Finalmente la «cultura>> de Arica actual, de tipo occidental industrializada, permite su
comparación con las culturas prehispánicas, de manera que se puede apreciar mejor la relación enfermedad, individuo y
cultura.

Los patrones poblacionales señalados anteriormente, evidencian una estructura etaria de tipo maduro para el patrón Arcaico,
alcanzando las mayores esperanzas de vida al nacer y menores índices de dependencia entre las culturas prehispánicas con
mejores condiciones aparentes de vida que en los otros períodos precolombinos. Estos podrían ser debido a su medio de
subsistencia, basado en la caza y recolección, en un ambiente con abundancia de los recursos alimenticios, que permitiría una
dieta más variada y completa.

La ausencia de menores de 1 año de edad en la cultura Alto Ramírez correspondería a un patrón cultural, que ignora a recién
nacidos o lactantes fallecidos, no reconocidos en la misma categoría social que el resto de la comunidad. Esta práctica es
común entre los aborígenes chilenos.

El patrón Arcaico Tardío, es muy particular, con un cambio notorio del anterior y más aún tratándose de una misma cultura como
es la de Alto Ramírez, en su fase de declinación. Representa una explosión demográfica, que se evidencia por su alta proporción
de menores de 15 años y alto índice de fertilidad, esto obviamente repercute en un mayor índice de dependencia y disminuye
la calidad de vida, lo cual probablemente llevó a su sustitución en el área.

325
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLA N°4

INDICADORES DEMOGRAFICOS DE LAS MOMIAS CON DESCRIPCIONES ANTROPOLOGICO MORBIDAS

INDICADORES CULTURAS
DEMOGRAFICOS
EN PORCENTAJES 1 2 3* 4 5 6 7 8 9 10 11
--
Descripciones
por momia 100 132 134 157 136 150 143 107 128 133 100
Descripciones
mórbidas 24 58 74 53 61 46 60 43 67 40 95
< 15 años 14 29 17 57 34 44 18 25 29 33 9
< 15 años PG& 27 32 14 64 47 44 40 42 42 48 9
Sexo conocido 77 93 97 67 90. 83 88 79 93 95 100
Sexo conocido PG 83 88 95 63 80 75 61 81 67 76 100
IM* 89 73 75 75 69: 50 82 144 117 240 117
IMPG 85 71 106 120 70 67 78 114 100 125 117

*Alto Ramírez Tardío


&PG: población general
*lndice de masculinidad

TABLAW5

PERFIL MORBIDO DE CADA CULTURA EN PORCENTAJES

CULTURAS

CATEGORIAS 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

Tumoral - 4 o o 1 o 1 4 o o 20
Malformación 9 7 10 5 2 6 30 26 7 o 2
Infecciosas 9 46 41 29 30 76 10 9 29 17 4
Nutrición y metabolismo 23 7 14 33 1 o 9 22 21 17 2
Organos hematopoyeticos - o o 5 1 o o o o o o
Aparato circulatorio - 4 24 o 11 6 o o 7 11 29
Aparato respiratorio - 7 3 5 20 29 1 o o 5 12
Aparato digestivo - 14 3 o 12 6 2 o o 17 7
Aparato genitourinario - 7 o 5 1 6 o o o o 3
Maternas - 4 3 o 6 6 2 o 7 o o
Accidentes y violencias - 14 10 9 7 6 10 4 7 22 12

Alto Ramírez Tardío


No incluye patología de órganos blandos sustraídos en la monificación artificial.

326
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Las culturas con patrón Andino, son bastantes homogéneas y se corresponden con una estructura etaria de transición, con
índices moderados de dependencia y fertilidad, salvo la denominada «Desconocida». Esta última tiene un mayor índice de
dependencia y fertilidad que las otras, reflejando de esta forma la heterogeneidad de su origen.

Finalmente, la cultura chilena de Arica presenta una estructura etaria que corresponde a una población en envejecimiento, con
una mayor población sobre 45 años y la más alta esperanza de vida al nacer, que traduce el efecto de una menor mortalidad
infantil.

Existe una correlación entre la duración de cada cultura en el área de Arica, que señalamos en la Tabla 1, y los patrones
demográficos descritos. Luego parece existir una correspondencia adaptativa de cada cultura en, su relación biológica y
ecológica, con su continuidad como entidad cultural en el área geográfica que utiliza.

Los índices de masculinidad de la población general (IMPG) y de la población fértil (IMPF) incrementan sus valores absolutos
desde la población Chinchorro hasta Alto Ramírez Tardío, y nuevamente desde Cabuza hasta Gentilar, señalando una cierta
correlación entre estos períodós y la permanencia de un determinado patrón demográfico a través del tiempo.

El envejecimiento de la población, permite su aparición y alta prevalencia. A su vez, las enfermedades circulatorias y los
accidentes, traducen el estilo de vida que caracteriza ~ la civilización occidental. Sin embargo, es preciso considerar para
cualquier comparación que la causa de muerte en la población actual, se hace en base a un sólo diagnóstico por individuo
obtenido del certificado de defunción.

En las culturas prehispánicas, la mayor preponderancia del componente genético, se expresa en relación a las malformaciones.
De éstas, las más difundidas son los defectos vertebrales, del tipo espina bifida de herencia autosómica dominante, que
alcanza su mayor frecuencia en la cultura Maitas. Esta afección tamP.ién es descrita en poblaciones canoeras prehispánicas
del Sur de Chile. El prognatismo que también tendría una herencia autos__ómica dominante, está presente en las culturas Alto
Ramírez, Maitas y San Miguel. '\
'
Una momia de la cultura Maitas presenta una fisura labiopalatina, que ha: sido descrita en otras momias prehispánicas del
Norte de Chile. (Munizaga, 1961). ·

La descripción de un tumor ocular en una momia de una año de edad de la cultura Cabuza, podría corresponder a un
retinoblastoma hereditario, por su precocidad. Las afecciones principalmente ambientales son menos variables en frecuencia.
Sin embargo, están ausentes en la cultura Chinchorro.

Existe por otro lado un predominio de accidentes y violencias, del tipo infanticidio, en lo que hemos llamado cultura Desconocida.
Especialmente la presencia de fracturas nasales, producto de golp¡¡¡ directo a corta distancia o intencional, puede reflejar
violencia debida a distensiones sociales o rituales propias de socieda.des jerarquizadas como Maitas, en que existía una casta
de orejones que aparentemente gozaban de privilegios socio-económicos.

Algunas categorías que presentan etiología multifactorial pueden asociarse en algunos casos con posibles estilos de vida. La
presencia del osteoma auditivo que caracteriza a la cultura Chinchorro, se relaciona con un habitat litoral y el uso de sus
recursos. Cabe destacar que el buceo ha sido sindicado como factor asociado al desarrollo de esta patología (Standen et al.,
1985). En cambio, los procesos osteoartríticos localizados preferentemente en columna cervical en Maitas y lumbar en San
Miguel, pueden asociarse a distintas actividades laborales agrícolas y de carga.

La patología infecciosa en Chinchorro, no es tan frecuente como las afecciones de la nutrición y metabolismo y corresponde a
lesiones causadas por la treponematosis cuya connotación antropológica y social es distinta a las causas infecciosas como la
neumonía, que predomina en las otras culturas, y que se relaciona con el hacinamiento y la mala aireación (Fontana et al.,
1983).

En Alto Ramírez, las afecciones mas características son las del aparato circulatorio especialmente la cardiomegalia que podrían
indicar presencia en los valles de Arica de individuos nacidos y criados en eiAitiplano. El aparato respiratorio se ve comprometido
en forma característica en dos culturas que se suceden, Cabuza y Tiwanaku; pero no con infecciones respiratorias agudas
como· la neumonía, sino con patología respiratoria inflamatoria crónica como el enfisema en Tiwanaku, y la antracosis y las
adherencias pulmonares en Cabuza. Estas patologías indicarían en el caso actividades de minería con inspiración de polvo y
en segundo caso a la presencia de humo en las habitaciones. Ambas actividades están asociadas a estilos de vida sedentarios
en el cual se intenta un buen aprovechamiento de los recursos y el espacio urbano. En este contexto, también se inscribe la
preponderancia de patología osteoarticular, debida a las exigencias de las actividades agrícolas, o el cargar bultos que cuelgen
de la cabeza, cuello o los hombros.

327
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

AGRADECIMIENTOS

Dedicamos, este trabajo a la memoria de los indígenas ariqueños que anónimamente permitieron, a través del estudio de las
enfermedades en sus cuerpos, obtener esta información que esperamos contribuya a un mejor crecimiento y solución de las
dolencias que hoy afectan a sus descendientes.

Financiado a través del Proyecto Fondecyt 1931028.

REFERENCIAS

Bird, J., 1963. The cultural sequence of the northen chilean coast. In Handbook of South American lndians. J. H., Steward (ed.)
pp. 587-594, New York, Cooper.

Daulsberg, 1983. Tojo-Tojone: Un paradero de cazadores arcaicos. Características y Concecuencias. Rev. Chungará, 11:11-
31.

Fontana, D., Allison, M. J., Gerszten, E., Arriaza, B., 1993. Enfermedades respiratorias agudas en los habitantes precolombinos
del Norte Grande de Chile. Rev. Chungará 11:153-160.

Munizaga, J. R., 1961. Labio leporino en una población precolombina de Chile. Antropol. Fís. Chil. 2:49-51.

Organización Mundial de la Salud (OMS}, 1978. Manual de clasificación estadística internacional de enfermedades. Traumatismos
y causas de defunción. OPS, Washington.

Rivera, M .A. y Rothhammer, F. , 1991. The Chinchorro people of northern Chile 5000 AC-500 DC. A review of their culture and
relationships. lnt. J. Anthrop., 6:243-255.

Standen, V., Allison, M.J., Arriaza, B., 1995. "Osteoma del conducto auditivo externo: Hipótesis en torno a una posible patología
laboral prehispánica. Rev. Chungará, 15: 197-209.

328
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CAPACIDAD DE EJERCICIO Y ACTIVIDAD LABORAL


EN CONDICIONES DE HIPOXIA HIPOBARICA INTERMITENTE

PABLO CASANEGRA, JORGE JALIL, SANDRA BRAUN


GASTON CHAMORRO, FERNANDO SALDIAS, ROBERTO RODRIGUEZ, MIGUEL MORALES

DEPARTAMENTO DE ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES


PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DE CHILE

INTRODUCCION

La actividad laboral en grandes alturas, sobre todo relacionada con minería, es cada vez más frecuente en nuestro país. Los
sistemas de trabajo están compuestos por turnos con días de trabajo en altura seguidos por un número de días de descanso a
nivel del mar o bajo los 2000 metros sobre el nivel del mar (msnm). Son así comunes, por ejemplo, los esquemas de 4 x 4, 7 x
7o10x10.

La capacidad de trabajo físico máximo disminuye aproximadamente 1% por cada 100 metros sobre los 1500 msnm y retorna
rápidamente a los valores observados a nivel del mar después de un período prolongado en la altura (Levine et al. 1992). A
alturas entre 3000 y 4000 msnm el consumo máximo de oxígeno siempre será menor que el alcanzado a nivel del mar (Sutton
et al., 1993). La exposición crónica, al igual que la exposición aguda, al ambiente de hipoxia hipobárica intermitente en estos
esquemas laborales de altura podría determinar modificaciones en la capacidad de ejercicio de estos sujetos.

Diversos estudios han evaluado la capacidad aeróbica en la altura bajo exposición aguda y han sido conducidos principalmente
con el objetivo de optimizar la capacidad aeróbica en atletas (Adams, et al. 1975). Sin embargo, pocos trabajos han evaluado
la capacidad aeróbica en sujetos expuestos a hipoxia hipobárica intermitente en forma crónica, como es el caso de trabajadores
en minería de altura. En nuestró país, Donoso et al. (1971) estudiaron comparativamente la capacidad de ejercicio con
bicicleta ergométrica en un grupo de nativos aymaraes de altura, un grupo de obreros urbanos y un grupo de atletas de
selección (1) y Santolaya et al. (1973) midieron la capacidad aeróbica en nativos aymaraes residentes de altura en el altiplano
chileno (2).

En el presente trabajo hemos evaluado la capacidad máxima de ejercicio después de un período prolongado(> 2 años) bajo un
mismo régimen de trabajo en la altura en una muestra de trabajadores chilenos en la Primera Región. También hemos estudiado
la hipótesis de que existen diferencias significativas entre el primer y último día de trabajo en altura.

METO DOS

Diseño del estudio. Los sujetos fueron estudiados en forma prospectiva en tres oportunidades en un período de 6 semanas:
a) a nivel del mar (Arica) durante el período de descanso entre el segundo y cuarto día abajo, b) el primer y e) cuarto día en su
sitio de trabajo en un laboratorio especialmente acondicionado en la localidad de Choquelimpie en el mineral de Vilacollo a
4500 msnm. Se realizó microhematócrito en reposo en las 3 condiciones.

Sujetos estudiados. Fueron seleccionado 34 sujetos al azar de un grupo de 120 trabajadores del mineral de Choquelimpie,
Vilacollo (Arica, Primera Región). Estos sujetos laboraban por al menos 2 años en el mismo sistema de turnos (4 días trabajando
a 4500 msnm durante 12 horas y durmiendo a 3500 msnm seguidos de 4 días de descanso en Arica, a nivel del mar).

Las características del grupo están señaladas en la Tabla 1. Se excluyeron sujetos con antecedente de cardiopatía mediante
historia clínica y ECG y también sujetos con enfermedad respiratoria, hepática o renal.

Protocolo de ejercicio. Se utilizó un protocolo de ejercicio en treadmill (protocolo de Bruce) hasta un nivel máximo definido
por el propio sujeto (sensación de no poder continuar más). Se utilizó un equipo Quinton Q 4000.

Durante la prueba se monitorizó cada 3 minutos presión arterial con manguito de mercurio en el brazo derecho"y en forma
continua ECG en 3 derivaciones y frecuencia cardíaca. Además se determinó también en forma continua saturación arterial de
oxígeno con oximetría transcutánea en el lóbulo de la oreja con un saturómetro Ohmeda 11.

Las mediciones se hicieron en ejercicio submáximo (6 minutos) y máximo.

Análisis estadístico. Los datos se presentan como promedio ±error standard. Se utilizó análisis de varianza para mediciones
repetidas con test de Newman-Keuls para comparaciones posteriores y también regresión lineal.

RESULTADOS

Microhematocrito. No se modificó al subir a 4500 msnm (50± 0.4, 49 ± 0.5 y 50± 0.5% a nivel del mar y a 4500 msnm los días
329
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLA 1
CARACTERISTICAS DE LOS SUJETOS ESTUDIADOS (N = 34)

Edad (años) 35± 1


Peso (Kg) 76±2
Talla (cm) 171 ± 1
Tiempo de trabajo en ese sistema (meses) 28.5 ±2
Nacidos en altura(%) 7 (21%)

TABLA2
DURACION DEL EJERCICIO Y SATURACION ARTERIAL DE OXIGENO(%, N= 34)
'
nivel del mar 4500 msnm 4500 msnm
día 1 día 4

Duración (segs) 931 ± 36 775 ± 18• 778 ± 18•


Sat 0 2 reposo 97 ± 0.2 88 ±3• 91 ±0.5•
Sat 0 2 6 min 97.4 ± 0.2 84.6 ± 1• 86 ± 0.7•a
Sat02 ej máx 96 ±0.3 b 83 ±0.7• 83 ± 0.8•b
------------

• =p < 0.05 vs nivel del mar


a = p < 0.05 vs reposo
b = p < 0.05 vs reposo y 6 minutos

TABLA3
FRECUENCIA CARDIACA (1/min) EN REPOSO Y EJERCICIO (N = 34)

nivel del mar 4500 msnm 4500 msnm


día 1 día4

Reposo 64±2 79±2. 73±3•


6 minutos 113 ± 3 a 126 ± 3 •a 122 ± 3 •a
Ej máximo 179 ± 3 b 164±2•b 165 ± 2 •b
----

• = p < 0.05 vs nivel del mar


a= p < 0.05 vs reposo
b = p < 0.05 vs reposo y 6 minutos

TABLA4
PRESION ARTERIAL (mm Hg) EN REPOSO Y EJERCICIO (N = 34)

nivel del mar 4500 msnm 4500 msnm


día 1 día4

Sist reposo 119 ± 2 117 ± 2 119 ±2


Sist 6 minutos 137 ± 3 a 134 ± 3 a 139 ± 3 a
Sist ej máximo 157 ± 3 b 152 ± 3 b 153 ± 3b
Diast reposo 79±2 78± 1 81 ± 1
Diast 6 minutos 81 ± 2 80±2 85± 1
Diast ej máximo 85±2a 90±4c 85±2

• = p < 0.05 vs nivel del mar


a = p < 0.05 vs reposo
b = p < 0.05 vs reposo y 6 minutos
e = p < 0.05 vs 6 minutos

330
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

1 y 4, respectivamente).

Saturación Arterial de Oxígeno. La saturación arterial de oxígeno disminuyó significativamente en la


altura en condiciones de
reposo (F =9, p < 0.01), ejercicio submáximo (F =128, p < 0.01) y máximo (F =156, p < 0.01},
con niveles importantes de
desaturación en ejercicio submáximo y máximo (Tabla 2).

Capacidad Aeróbica. La capacidad aeróbica medida como duración del ejercicio fue normal en
condiciones de normoxia.
Hubo disminución significativa de por lo menos 2 minutos en la duración del ejercicio al subir (F
= 21.9, p < 0.01 ), sin diferencias
entre el primer y cuarto día. Aún en la altura la capacidad aeróbica de este grupo sobrepasó
los 12 minutos habituales del
protocolo de Bruce (Tabla 2).

Frecuencia Cardíaca. A 4500 msnm la FC en reposo fue mayor (F=17, p < 0.01) y sus incremento
s fueron menores en
ejercicio submáximo (F=12, p < 0.01) y máximo (F=28, p < 0.01 ). No se observaron diferencias
significativas en este parámetro
en ejercicio entre los días 1 y 4 en la altura (Tabla 3).

Presión Arterial. La presión arterial en reposo y ejercicio en la altura fue similar a lo observado
a nivel del mar, con leve
aumento de la presión diastólica en ejercicio máximo el primer día en altura (Tabla 4).

No se observó correlación entre duración del ejercicio y microhematocrito, FC de reposo, PA ni


sat 0 2 en reposo o ejercicio. La
edad y la FC máxima se correlacionaron inversamente con la duración del ejercicio, solamente
a nivel del mar (r=- 0.49, p =
0.003 y r::0.44, p=0.009, respectivamente). Estas correlaciones desaparecieron en la altura.

DISCUSION

Nuestros datos evalúan el impacto de la actividad laboral en condiciones de hipoxia hipobárica


intermitente sobre la capacidad
de ejercio a largo plazo en trabajadores. Aún cuando no disponemos de datos basales de los sujetos,
al momento de comenzar
en la faena conocemos en todos ellos el tiempo total trabajado con el sistema de turnos descrito.

Los principales hallazgos de nuestro estudio se refieren a la excelente tolerancia al ejercicio isotónico
después de un período
prolongado de hipoxia hipobárica intermitente y a la disminución mínima pero significativa de la
capacidad aeróbica en la altura
el primero y cuarto día.

No podemos descartar aquí un sesgo de prevalencia-incidencia o estudio exclusivo de los «sobrevivie


ntes», asumiendo que
aquellos trabajadores con mala tolerancia a la altura hubieran abandonado el trabajo previament
e.
Es interesante la similitud del tiempo de ejercicio y la frecuencia cardíaca máxima entre el primero
y cuarto día. Sabemos que
el primer día los síntomas de enfermedad aguda de altura son más frecuentes e intensos y la
fatiga es de alta prevalencia lo
que tiende a disminuír la capacidad de ejercicio. Lo esperado en estos sujetos era una disminución
mayor el primer día que el
cuarto. Nuestros hallazgos diferentes tienen varias explicaciones: población bastante sana- ninguno
de ellos tenía poliglobulia
- y habituada a esta actividad. No hemos cuantificado en estos sujetos los síntomas de enfermeda
d de alturas el primer día,
pero podrían haber sido más leves y menos frecuentes que con la exposición aguda a condicione
s semejantes. Este fenómeno,
un llamativo reporte bajo de síntomas de enfermedad aguda de alturas el primer día de trabajo
en altura, lo hemos observado
recientemente en otro mineral con altura y condiciones semejantes.

Una consecuencia de esta similitud fisiológica entre el primero y último día desde el punto
de vista clínico es que no es
necesario ser estrictos en utilizar solamente el primer día como un marcador de adaptación al
ejercicio en esta situación, ya
que existe una «ventana•• de por lo menos 4 días, bajo este sistema de turnos.

REFERENCIAS

Adams WC, Bernauer EM, Dill DB, Sornar JB. 1975. Effects of equivalent sea level and altitude
training on V02 max and
running performance. J. Applied Physiol. 39:262-265.

Donoso H, Apud E, Sañudo MC., Santolaya R., 1971 Capacidad aeróbica como índice de adecuidad
física en muestras de
poblaciones (urbanas y nativas de la altura) y en un grupo de atletas de selección. Rev. Méd.
Chile, 99:719-731.
Levine, B.D. Roach, R.C, Houston, C.S., 1992. Work and training at altitude. En Hypoxia and
Mountain Medicine, Editors
Sutton, J.R., Coates G and Houston CS, Queen City Printers lnc, Burlington, Vermont, pp:192-201
.
Santolaya R, Donoso H, Apud E; Sañudo MC., 1973. Electrocardiograma y capacidad aeróbica
en nativos residentes de altura
del altiplano chileno, como índice de aclimatación. Rev. Méd. Chile, 101:433-448

Sutton, JR., 1993. Sea level lessons from high altitude research. En Hypoxia and Molecular
Medicine, Editors Sutton JR,
Houston CS and Coates G, Queen City Printers lnc, Burlington, Vermont, pp:203-218.

331
sapuv so¡ ua epua,ouoo f. epua!::> ·oue¡d!JI\f 13
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ARTERIAL CHEMORECEPTORS IN TISSUE CULTURE:


MORPHOLOGIC ANO PHYSIOLOGIC ASPECTS.

J. ALCAYAGA.

LABORATORIO DE NEUROBIOLOGIA, DEPARTAMENTO DE BIOLOGIA


FACULTAD DE CIENCIAS, UNIVERSIDAD DE CHILE

INTRODUCTION

Arterial chemoreceptors are involved in the generation of both respiratory and cardiovascular reflexes (for review see Fitzgerald
and Lahiri, 1986) in response to changes in the chemical composition of the blood (for review see Eyzaguirre et al., 1983). This
sensory system conveys signals from receptor cells (type-1 cells), located in the carotid and aortic bodies, to the central nervous
system through pathways involving sensory neurons located in the nodose (vagus nerve) and petrosa! ganglia (glossopharyn-
geal nerve). Actually, there is extensiva agreement on the idea that generation of chemosensory activity is the result of synaptic
control of sensory fibers by neurotransmitters released from type-1 ce lis, initially activated through -at least- two different mecha-
nisms (López-Barneo et al., 1988; Biscoe and Duchen, 1990; González et al., 1992). However, because of the technical difficul-
ties of recording from nerve endings (Hayashida et al., 1980), the ways in which different stimuli converge at the level of sensory
endings and sensory fibers are scanty known, thus leaving the understanding of chemosensory encoding atan intuitiva stage.

Another possible way to understand chemosensory encoding is to study the responses of sensory neurons both isolated and in
clase relation with type-1 cells (Goldman et al., 1987; Alcayaga and Eyzaguirre, 1990). In this reduced system, synaptic activity
generated near the soma could be recordad by means of intracellular electrodes and correlated with natural chemosensory
stimuli. The tissue culture technique, capable of placing the cellular components of the chemosensory system in a closer
relation, appears as a more promising wav to achieve this goal (Goldman et al., 1987; Alcayaga and Eyzaguirre, 1990)

METHODS

Sensory neurons were obtained from rat nodose and carotid bodies were the source of type-1 cells. Tissue was extractad,
placed in ice-chilled modified Hanks' solution (mHBSS; Ca•2Mg•2 -free), trimmed, rinsed, cut into pieces and dissociated in
mHBSS; supplemented with 0.2% collagenase, 0.05% trypsin an9 150 U/mi DNAse. Dissociation, carried out at 37ºC under
constant agitation, was ended after 35-60 min by addition of trypsin inhibitor (0.1 %) and excess serum (1 0%), and incubating for
1O m in. Cell suspension was centrifugad, suspended in culture medium and seeded in substrate-covered dishes. Carotid body
cells and sensory ganglion cells from the same species were mixed directly in the culture dishes. The substrates used were
collagen, fibronectin, poly-L-Iysine or laminin, while media were either Medium 199 (M199), Ham's F-12 or Eagle's minimum
essential medium, all supplemented with 1O% horse serum, 1O% fetal bovine serum and nerve growth factor (15 ng/ml). The
interactions between substrate and media were surveyed in 24-well multiplates, while cultures for recordings were placed in 35
mm Petri-dishes.

Morphological inspection of coarse culture traits and general cellular morphology was achieved by phasecontrast microscopy,
while detailed examination was accomplished at the electron microscopy (EM) level.

Electrophysiological recordings, with conventional Current clamp microelectrode (20-70 M n) techniques, were performed while
superfusing the culture dish with 95% 0 2 5% C0 2 equilibrated Earle's solution (EBSS). Chemosensory stimulation was achieved
by local application of buffered (PIPES; 10 mM) acidified EBSS (pH 6.5) from a glass pipette ("'10uM tip) located near the
recordad cell (from 50-100um), and delivered by controlled amplitude and duration pressure pulses.

RESULTS

Morphology of chemosensory constituents in tissue cultures.

A.· Pure sensory ganglia and carotid body cultures.

i) Sensor:y neurons: nodose and petrosa! ganglion neurons presentad similar size and survival rates irrespective of substrate
or culture media; M199 enhanced proliferation of non-neuronal cells more than other media. During the first 48-72 hrs, most
isolated culturad neurons (>99%) lacked processes remaining round or oval, with 25-100um in majar diameter (Fig. 1A).
Only a small population of neurons (<0.5%) attached to the substrate in patches devoid of non-neuronal background pre-
sentad neuritas during this period (Fig. 18). However, unequivocal observation of the processes of neurons laying over non-
neuronal background was precluded by cellular background density. After about 4-6 days, the non-neuronal background
became confluent, making identification of single neuronal processes uncertain. At this culture time, round to ovoid birefrin-
gent neurons over non-neuronal background were frequent (Fig.1 C) and dark, larger neurons could be also observad within
the non-neuronal surroundings (Fig.1 D). The number of this last type of neurons was highly variable from dish to dish,

333
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ranging from infrequent to common. After 7-1 Odays in culture, some patches of confluent background tended to detach from the
substrate and retract forming small to large pieces of organized tissue.Cultures could be maintained for up to 60-75 days,
with neuronal death occurring throughout this period.

Electron microscopic examination of nodose cultures showed that neurons over non-neuronal background were directly in
contact with the culture medium. Deeper in the reorganized tissue, cross-section profiles resembling neuronal processes
could be seen, while connective tissue cells and undifferentiated mesenchymal cells constituted the major cellular popula-
tion.

ii) Type-1 cells: EM examination of rat carotid body cultures showed that type-1 cells survived in culture for at least 9 days.
Although tissue dissociation times were maintained to obtain isolated cells, type-1 cells were always found in small clusters
devoid of type-11 (sustentacular cells). Longer culture periods (up to 45 days) revealed the presence of type-1-like cells, but
almost devoid of dense-cored vesicles. The rest of the cellular population looked much like what was seen in nodose
cultures, but neurite profiles were not found.

B.- Sensory ganglia and carotid bodies co-cultures.

Morphologic examination of ce-cultures showed characteristics similar to those observed in pure nodose and carotid body
cultures. Thus, at the EM level, rat ce-cultures appeared as the simple addition of pure culture traits, except for an increase
in the number of cross-section profiles appearing as neuronal processes. Membrane densifications, intracellular vesicles or
other specializations regarded as indicative of synaptic contacts were not found in any of the cultures, even though no
exhaustive examination was conducted.

Fig. 1. Petrosa/ ganglion neurons cultured with M199 on po/y-L-Iysine subtstrace. A: 3-day culture neurons laking processes.
8:3-day culture neuron with a single bifurcated neurite. C:6-day culture neuron /ying over non-neuronal background. The
nucleus and nucleo/us are prominet. 0: 6-day o/d culture showing both bright (sma/1 arrow) and dark (large arrow)
neurons. Bar= 100 um.
334
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ELECTROPHYSIOLOGY OF SENSORY NEURONS IN TISSUE CULTURES.

A. Pure sensory ganglia cultures.

Nodose and petrosa! sensory neurons in culture presentad passive and active electrophysiological properties (Fig. 2) similar
to those previously reportad for whole ganglia, except for a reduction in petrosa! neuron afterhyperpolarization (AHP). Action
potentials evoked by depolarizing currents could be separated into two distinct categories, based on the presence of an
inflection (hump) in the repolarizing phase of the potential. Sensory neurons responded to long lasting depolarizing pulses
with single (40%), double (20%) or multiple spikes (40%), unc.orrelated to the presence of a hunip in the action potential.
Most neuróns (>97%) were devoid.of spontaneous activity, which appeared to be independent of any of the electophysiologically
measured parameters. · ·

Acid stimulation of both petrosa! and nodose neurons had inconsistent effects on the membrana potential, ranging from
ineffective (Fig. 3C) up to 5-10 mV depolarizations (Fig. 3A) or hyperpolarizations (Fig. 38). Regardless of these effects on
resting membrana potential, acidification also blocked evoked action potentials in a substantial population of neurons (Fig.
3), effect that could be overcome by increasing the depolarizing current. · · ·

B. Sensory ganglia a·nd carotid bodies co-cultures.

Passive electrophysiological properties of nodose and petrosa! ganglion neurons were largely unaffected by the presence of
a
carotid body cells (Fig. 2), except for minor significativa (p<0.05) change in input resistance and time constant in .nodose
neurons (not shown) and a·larger action potential overshoot (Os) in petrosa! neurons (Fig 28). Conversely, spontaneous
activity was 2.5 times higher in ce-cultures than in pure nodose ganglia cultures, with action potentials preceded by a slow
depolarizing phase, while petrosa! ganglion neurons showed low spontaneous activity in both culture conditions. Despite the
low spontaneous activity, co-cultured petrosa! neurons presentad increased repetitiva firing (72%) in response to long-
lasting pulses, with a reduction of single firing neurons (14%).

60~------------------------~ 60

40 40

20 20

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Vm Os AHPa AHPd . Vth': ··;,l- . ··.:·Vh1' 'ro;•:: os AHPa AHPd Vth
. Fig. 2. Electrical propierties of nodose (A) and petros~l (8) ganglion neurohs cultured (white) or co-cultured with carotid body
cells (lined). Resting membrane potential (Vm), action potential overshoot (Os) and threshold (Vth), and·after hyperpo-
larization amplitude (AHPa) measured in mV; after-hyperpolarization (AHPd) measured in ms.

335
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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Fig. 3. Effects of acid stimulation (pH 6.5) on Vm and 1 Hz evoked action potentials of cultures nodose neurons. A: acid
aplication (bar) hyperpolarized the neuron and inhibited evoked action potentials; end of stimulation lead to cell repolar-
ization and recovery of activity after 11 s de/ay. 8: a neuron depolarized and partially blocked by acid stimulation, with
restitution of Vm and activity short after stimu/us cessation. C: Recordings of single depolarizations prior (pale trace) and
during (dark trace) acid stimulation. Stimulation blocked evoked action potential, although Vm was not affected and
depolarization reached Vth.

336
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

A B
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sooms

Fig. 4. Acid-evoked (250 ms, pH 6.5.) responses in co-cultured neurons. A: Nodose neuron depolarized by 3 consecutive acid
pulses, increasing the maximal depolarization and the repolarization time witch increasing ejection pressure. Spikes in
record correspond to filtered action potentials, showing higher frequency discharge at higher depolarization (12 psi). 8:
high speed rendition of data in A, showing similar step depolarization induced by acid despite the increase in ejection
pressure (9vs. 12 psi). Higher acid delivery by increased pressure lengthened the depolarization, and increased fre-
quency of action potentials. C: petrosa/ ganglion neuron, paced at 1 Hz, stimulated by a single acid pulse (lower panel)
depolarized and discharged a train of action potentials. Neuron repolarization was devoid of spontaneous action poten-
tials.

337
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Acid stimulation had similar effects in membrana and evoked action potentials of about 75% of the tested cocultured neu-
rons, with response occurrences similar to those already described for pure cultures. However, the remaining co-cultured
neuronal population presentad specific acid induced responses, characterized by an increased spontaneous frequency
discharge, a large membrana depolarization or both (Fig. 4). In rat co-cultures an increased frequency discharge could be
evoked in the absence of membrana depolarization. 8oth the magnitude of the depolarization (Fig. 4A,B) capable of gener-
ating action potentials once threshold was attained (Fig. 4) and the repolarization rate, depended on the amount of acid
delivered (Fig. 4A,B). However, petrosa! neurons showed a rapidly adapting response (Fig. 4C) whose maximal amplitude
depended on the amount of acid solution applied to the cellular surroundings; within 500 ms it reached a stable membrana
potential slightly higher than the pre-stimulation level, that was maintained during the rest of the stimulation period. Occa-
sionally, co-cultured petrosa! neurons did not respond to the first acid pulse, developing the response from the second pulse
on. In rat co-cultures acid-evoked responses appeared after 10-15 days, while in cat petrosa! neurons they were presentas
early as after 6 days.

DISCUSSION

Carotid body ce lis and both nodose and petrosa! ganglion neurons could succesfully withstand the dissociation process and the
culture conditions used in these studies. Although the cells survived for extended periods (up to 75 days), sorne morphological
properties of type-1 cells (dense-core vesicle count) and the number of neurons decreased during the culture period. Type-1 cells
from carotid body explants maintained their main morphological traits (Goldman et al., 1987) and histochemical properties in
tissue culture (Nurse, 1987, 1990).

Thus, the observad morphological decay (reduced dense-cored vesicles count) may reflect a lack of necessary growth factors
or nutrients in the environment, because culture conditions were not fully optimizad. lt should be mentioned, though, that
previous studies were based on rat and rabbit neonatal tissue cultures (Goldman et al., 1987; Nurse, 1987, 1990), while our
cultures were preparad from adult animals. Hence, species and age differences may account, at least in part, for the discrep-
ancy. On the other hand, EM examination of co-cultures neverrevealed the presence of synaptic contacts between neurons and
type-1 cells, thus reducing possible trophic influences between the carotid body and the sensory neurons (Monti-Bioch et al.,
1983). Despite the lack of synaptic contacts, the number of cross-section profiles resembling neuronal processes was in-
creased in nodose-carotid body co-cultures, suggesting that glomus tissue enhances neurita extension. Neuronal processes
growth enhancement by glomus tissue has been also been reportad in nodose-carotid body pairs transplanted into the chicken
choriallantoic membrana (Gual et al., 1991 ).

Electrophysiological properties of culturad neurons were similar to those reportad for in vitro cat nodose (Gallego and
Eyzaguirre, 1978; Puizillot and Gambarelli, 1989) and petrosa! ganglion neurons (Belmonte and Gallego, 1983), thus indicating
that surviving neurons retain most of their fully developed properties. The presence of fast and «humped» action potential
neurons indicate that the cultures were representativa of the ganglia population (Gallego and Eyzaguirre, 1978; Belmonte and
Gallego, 1983), although the distribution of the population responses was not studied. The most striking difference was the
absence of long-lasting AHP in petrosa! ganglion neurons, but the reduction of AHP duration is one of the known effects of
peripheral axotomy in petrosa! neurons (Gallego et al., 1987; Belmonte et al., 1988). Thus, the reduced AHP duration may.
reflect the lack of target tissue reinnervation by sensory neurons, a fact also revealed by EM inspection of co-cultures. The firing
characteristics of nodose neurons in culture were unaffected by the presence of carotid body cells, while the number of repeti-
tive-firing petrosa! neurons increased in the co-culture. Petrosa! chemoreceptor-related neurons with myelinated fibers (A)
respond with single action potentials, while the non-medulated chemoreceptors (C) tire repetitively (Belmonte and Gallego,
1983). The reduction of single firing neuron population in petrosa! ganglionco-cultures may reflecta reduction of A-chemorecep-
tor neurons or a change in their electrophysiological characteristics by effect of glomus tissue. The latter appears as the most
likely explanation because of the presence of specific acid-induced responses in the co-cultures. Moreover, it has been shown
that electrophysiological properties of dorsal root ganglion neurons are relatad to their sensory modality (Koerber et al., 1988).

Acid stimulation produced inconsistent effects on membrana potential but blocked evoked action potentials in a substantial
population of neurons in both culture conditions. This blockage of evoked action potentials, overriden by increased depolarizing
stimuli, has been described in other culturad neurons (Gruol et al., 1980) as well as in Ranvier's nodes (Hille, 1968). A small
population of co-cultured neurons responded to acid stimulation in quite a distinct way increasing their spontaneous activity
when present, or being depolarized up to threshold were they began to discharge. The depolarizing responses, resembling
receptor potentials, are similar to those recordad from spontaneously discharging sensory terminals whithin the carotid body
(Hayashida et al., 1980). However, both sensory neurons responded with multiple action potentials when threshold was attained
resembling carotid C-chemoreceptor neuron responses (Belmonte and Gallego, 1983). Thus, the slow acid induced responses
recordad in the co-cultures could be the result of the activation of C-type neurons synaptically relatad to carotid body type-1 cells.
Nevertheless, a change in electrophysiological properties of culturad A-type neurons cannot be ruled out.

ACKNOWLEDGEMENT~

Work supported by Grant FONDECYT 1133-92, Grants NS05666 and NS07938 from the Nationallnstitutes of Health, and
Grant AHA 860662 from the American Heart Association.

338
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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339
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

MODULATION OF ARTERIAL CHEMORECEPTOR ACTIVITY ANO ITS


CONTRIBUTION TO THE HYPOXIC RESPONSE

P. ZAPATAAND R. ITURRIAGA

LABORATORY OF NEUROBIOLOGY,
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DE CHILE

ABSTRACT

The increased ventilation of mammals exposed lo high allitude is a reflex response to hypoxia, since it is absent alter cutting the afferences from the
arterial chemoreceptors (carotid and aortic bodies). The carotid body afferents have a resting level of chemosensory discharges under normoxic condi·
tions, whích is transiently suppressed by breathing pure oxygen for a few seconds. On the contrary, the rate of chemosensory discharges is exponentially
increased by reducing the partial pressure of oxygen.

Dopamine is present wilhin the glomus cells of the carotid bodies of all mammals, from where it is released when the entire animal or the isolated carotid
bodies are acutely exposed to hypoxia. We have observad that application of dopamine (or dopamine analogues) to carotid bodies (in situ or superfused
in vitro) briefly decreases or suppresses their chemosensory discharges, although a delayed excitation may be observad alter desensitization or block-
ade of the inhibitory effect. The intravenous administration of dopamine results in a transient reflex reduction of ventilatory movements in humans, cats,
dogs, rabbits, goats and rats. On the contrary, application of dopamine antagonists transiently increases the frequency of chemosensory discharges
recorded from carotid bodies and also induces a transient reflex increase in ventilation in the entire animals.

The above observations point to an apparent discrepancy: while dopamine appears to be an inhibitor of chemoreceptor activity, its ralease is increased
when carotid body chemoreceptor discharges and reflex ventilation are stimulated by hypoxia. We observad that alter blockade by domperidone of
dopamine effects, the excitatory chemosensory responses to cyanide were not reduced or suppressed, but -on the contrary- slightly enhanced. This
supports the idea that dopamine is a modulator released from glomus cells exposed to hypoxia, that brakes the degree of excitation of the carotid body
and thus limits the extent of the reflex hyperventilation of the animal.

Key words: arterial chemoreceptors, carotid body, chemoreflexes, dopamine, modulation, ventilalion.

RESUMEN

El aumento de la ventilación de los mamíferos expuestos a la altura es una respuesta refleja a la hipoxia, que desaparece al cortar las aferencias desde
los quimiorreceptores arteriales (cuerpos carolfdeos y aórticos). Las aferencias carotídeas presentan descargas en condiciones normóxicas, que
desaparecen transitoriamente al respirar oxígeno puro por pocos segundos, pero que aumentan exponencialmente al reducir la presión parcial de
Oxígeno.

Hay dopamina en las células glómicas de los cuerpos carotídeos de todos los mamíferos, desde donde se libera cuando el animal o la preparación
aislada se expone agudamente a la hipoxia. Hemos observado que la aplicación de dopamina y sus análogos a cuerpos carotídeos (in situo superfundidos
in vitro) disminuye o suprime brevemente sus descargas quimiosensoriales, aunque puede haber excitación retardada después de la desensibilización
o bloqueo del efecto inhibitorio. La dopamina intravenosa produce hipoventilación transitoria refleja en humanos, gatos, perros, cabras y ratas. Por el
contrario, los antagonistas dopaminérgicos producen aumentos transitorios de la frecuencia quimiosensorial carotídea y de la ventilación.

Las observaciones anteriores muestran una discrepancia aparente entre los efectos inhibitorios de la dopamina sobre la actividad quimiorreceptora y su
liberación cuando las descargas quimiosensoriales y la ventilación refleja son estimuladas por la hipoxia. Observamos que después del bloqueo por
domperidona de los efectos de la dopamina, las respuestas quimiosensoriales excitatorias al cianuro no estaban reducidas o suprimidas, sino -por el
contrario- discretamente potenciadas. Esto apoya la idea que la dopamina es un modulador liberado por las células glómicas expuestas a la hipoxia, que
frena la excitación del cuerpo carotídeo y así limita la hiperventilación refleja del animal.

Palabras Claves: Cuerpo carotídeo, dopamina, modulación, quimiorreceptores arteriales, quimiorreflejos, ventilación.

THE ARTERIAL CHEMORECEPTORS ANO REFLEX ADJUSTMENTS IN VENTILATION

Ventilation is acutely increased when animals are subjected to a decrease in the availability of oxygen to the tissues. Thus,
when sea-level resident mammals are exposed to high altitude, they increase their ventilation to compensate for the reduced
oxygen pressure {hypobaric hypoxia).

The hyperventilatory response to any kind of hypoxia {hypoxic, hypoxemic, stagnant or cytotoxic) is absent when the neural
afferences from the arterial chemoreceptors (carotid and aortic bodies) have been severed (see Serani & Zapata, 1981; Fitzgerald
& Lahiri, 1986; also Fig. 2). Thus, this is a reflex response to arterial chemoreceptor stimulation by hypoxia.

Recordings from the carotid body afferent nerve supply (carotid nerve or Hering's sinus nerve, a tiny branch of the glossopha-
ryngeal nerve) reveal a resting level of chemosensory discharges under normoxic conditions (Eyzaguirre & Zapata, 1984). They
are transiently suppressed by breathing pure oxygen for a few seconds (Dejours, 1962). On the contrary, the rate of chemosensory
discharges is exponentially increased by reducing the arterial pressure of oxygen, either by reducing its concentration in air
inhaled or decreasing the barometric pressure (Eyzaguirre & Zapata, 1984; Fig. 1). The relationship between the frequency of
chemosensory discharges and the arterial pressure of oxygen may be modified by other chemical constituents of the blood
(carbon dioxide, hydrogen ions) or physical conditions of the circulation through the carotid bodies (flow, osmolarity, tempe·ra-
ture) (Eyzaguirre & Zapata, 1984).
341
CNS

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Pa02 fx IENG ph Pa02

Fig 1. Sequential events between arterial chemoreceptor excitation and pulmary ventilation. Top, anatomical diagram; middle, flow chart; bottom relationships between
events. BV, blood vessel; CNS, central nervous system; di, diaphragm; EMG, electromyogram; ENG, electroneurogram; ix, frequency of chemosensory discharges;
GC, glomus ce//; IEMG, integrated electromyogram; /ENG, integrated electroneurogram; Pa0 , arterial pressure of oxygen; ph, phrenic nervi; VI, inspiratory minute
2
volume; x, chemosensory neuron.
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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/ / _____________
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bcn
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L-------==== ========- Co
log [DA] log [DA]

Fig 2. Dose-response curves for chemosensory (left) and ventilatory (right) effects of dopamine (DA; abscissae, in logarithmic
sea/es). Ordinates, frequency of chemosensory discharges (f) and tidal volume (Vr) 8, basallevels. Co, control condi-
tions, ant, after treatment with dopaminergic antagonists; bcn, after bilateral carotid neurotomy. The slight depression of
ventilation observed in response to large doses of dopamine after bcn (and persistent after bilateral aortic neurotomy,
thus attaining complete peripheral chemo-and barodenervation) is a consequence of increased pressure of cerebrospi-
nal fluid (Cushing's effect).

Co
DA
1
Ir------ Co

fx VT

/ - - - - - - - . bcn
/
/
/
/
/
/
8 1------L--- / --------------------- + ban

log [NaCN] log [NaCN]


Fig 3. Dose-response curves for chemosensory (left) and ventilatory (right) effects of sodium cyanide (NaCN; abscissae, in
logarithmic sea/es). Ordinates, frequency of chemosensory discharges (fx) and tidal vo/ume (Vr) 8, basallevels. Co,
control conditions; DA, during intravenous infusion of dopamine; bcn, after bilateral carotid neurotomy; + ban, after
additional bilateral aortic neurotomy.

343
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

The carotid and aortic bodies are very small organs, but they are extremely well vascularized and innervated. The parenchyma
is constituted essentially by glomus cells, nerve terminals and sustentacular cells (Eyzaguirre et al. 1983}. Although the carotid
body blood vessels receive sympathetic innervation, the nerve endings making synapses with the glomus cells were confirmad
to be of sensory nature (Hess & Zapata, 1969). Thus, the carotid body is conceived of as a composite receptor, where the
natural stimuli act upon the glomus cells, which in turn ralease a transmitter that excites the chemosensory nerve endings (Fig.
1).

Severa! substances which serve as transmitters elsewhere have been found in carotid body tissues, mostly stored within
glomus cells. The presence, ralease and actions of acetylcholine have been well documentad (Eyzaguirre & Zapata, 1968a, b,
e). The presence of catecholamines within carotid body tissues has also been demonstrated (Zapata et al., 1969); in most
species, dopamine is predominan! over noradrenaline and adrenalina (Zapata, 1982). This les us to focus our attention on the
role that dopamine may play in the control of the generation of chemosensory discharges within the carotid bodies.

DOPAMINE ACTIONS WITHIN THE CAROTID BODY

Dopamine is present in the carotid bodies (precisely within glomus cells} of all mammalian species so far studied. lt is present
there even after interrupting the sensory and sympathetic innervation of these organs, (Hanbauer & Hellstron, 1978). Glomus
cells are endowed with all the enzymes required for dopamine synthesis (Fidone et al., 1983). Dopamine is released from
glomus cells when the entire animal or the isolated carotid bodies are acutely exposed to hypoxia of whichever nature (Fidone
et al., 1982b; Hanbauer & Hellstrom, 1978). Moreover, prolongad hypoxia results in large increases in carotid bobies dopamine
content, consistently more pronounced than those of other chemical constituents (Hanbauer et al., 1981 ).

Only after 3 hours of exposure of rabbits toan hypoxic environment (1 Oor 14% 0 2) in N2 , their carotid bodies exhibit an increase
in the rate of dopamine synthesis when 3 H tyrosine is used as precursor, but not when H DOPA is used as precursor (Fidone et
3

al., 1982a). This points to an activation of tyrosine hydroxylase activity within the glomus cells. This enzymatic activation has
been found to be due to an hypoxic stimulation of gene expression, revealed by an increased concentration of the messenger
RNA for tyrosine hydroxylase (Czyzyk-Krzeska et al., 1992).

The possibility that dopamine could play the role of the excitatory transmitter between glomus cells and chemosensory nerve
terminals was indeed attractive. lnitial attempts to explore this possibility consisted of testing the effects of systemic intravenous
or local intraarterial injections of dopamine upon the rate of chemosensory discharges recordad from the carotid nerve or upon
ventilation (Fig. 2). However, the direct effects of dopamine upon the chemosensory nerve endings may be masked by its
vasoconstrictor and vasodilating effects upon carotid body blood vessels. This was solved by using a superfused carotid body
preparation in vitro, where vascular effects are absent. Working with carotid bodies excised from cats, we observad that bolus
injections of dopamine into the superfusing fluid evoked transient reductions in the resting rate of chemosensory discharges, an
adequate dose producing a brief arres! of chemosensory impulses (Zapata, 1975). However, when dopamine intrastream
injections were repeated at short intervals or given in large doses, a desensitization of the inhibitory effect was observad in the
in vitro preparation, after which large doses of dopamine were able to induce excitatory effects.

In order to attain a pharmacological characterization of the receptors involved in the chemosensory effects of dopamine, we
moved to carotid body preparations in situ, where desensitization does not occur. There, we observed that the inhibitory effects
of dopamine were mimicked by its analogues apomorphine and amantadine (Liados & Zapata, 1978a), but not by adrenalina,
noradrenaline or adrenergic agonists (Liados & Zapata, 1978b). Otherwise, the inhibitory effects of dopamine were not reversed
by either alpha-(phenoxybenzamine, phentolamine) or beta-adrenergic (propranolol, dichloro-isoproterenol) blockers (Liados &
Zapata, 1978b). However, the inhibitory actions of dopamine Were reversed by phenothiazines (chlorpromazine, perphenazine)
and butyrophenones (haloperidol, spiroperidol, well known dopaminergic antagonists (Liados & Zapata, 1978a; Fig. 2). Thus,
the inhibitory effects of dopamine upon chemosensory activity are not mediated by alpha- or beta-adrenoceptors, but by specific
dopaminoceptors. However, delayed excitatory chemosensory responses to large doses of dopamine may be observad after
treatment with dopaminergic blockers, these excitatory responses are partly explained by alpha-mediated vasoconstriction of
carotid body blood vessels.

Later observations contributed to a further characterization of the dopaminoceptors involved in the carotid body inhibition by
dopamine. Specific D-2 blockers, such as benzamides (metoclopramide, sulpiride} (Zapata et al., 1983), thioxanthenes (alpha-
flupenthixol) (Docherty & McQueen, 1978) and aralkylpiperidines (pimozide, domperidone) (Aminoff et al., 1978; Zapata &
Torrealba, 1984) were effective antagonists of dopamine induced chemosensory inhibition.

The fact that the frequency of chemosensory discharges is immediately increased after application of spiroperidol (Liados &
Zapata, 1978a), sulpiride (Zapata et al., 1983) and domperidone (Zapata & Torrealba, 1984) suggests that the generation of
carotid body sensory Impulses is under a tonic inhibitory influence exerted by a continuous ralease of dopamine from glomus
ce lis.

344
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

MODULATORY ROLE OF DOPAMINE

The above observations point to an apparent discrepancy with regard to the role of dopamine in the control of chemosensory
discharges. Dopamine appears to be mostly an inhibitory agent of chemoreceptor activity, but its release is increased when the
carotid body chemoreceptor discharges and reflex ventilation are stimulated by hypoxia. The release of an excitatory agent from
glomus cells exposed to hypoxia may be well understood, but that of an inhibitory agent is difficult to seize.

The effects of dopamine infusions upon carotid chemosensory responses to hypoxic stimuli have been studied in pentobarbitone-
anesthetized cats (Cárdenas & Zapata, 1980}. Basal chemosensory activity was maintained at reduced levels during dopamine
infusions. Hypoxic reactions were tested by dese-response curves to cyanide, a substance that produces cytotoxic hypoxia
through interference with the electron transport chain within cells. While the sensitivity to NaCN was not modified, the reactivity
to this hypoxic agent was reduced for small doses, but enhanced for large doses (Fig. 3). This dual action of dopamine suggests
a modulatory role, by which the carotid chemosensory responses to slight hypoxic stimuli are inhibited, while those to intense
hypoxic stimuli are potentiated. The modulatory role exerted by dopamine at the level of arterial chemoreceptors had been
proposed previously (Zapata, 1977).

The above hypothesis has been sustained by experiments of Hsiao et al. (1989}, in which they recordad chemosensory dis-
charges from single carotid nerve fibers in chloralose anesthetized cats successively exposed to hyperoxia, normoxia and
hypoxia. In the three conditions, the basal frequencies of chemosensory impulses were increased after treatment with the
dopaminergic antagonist domperidone.

Recently, we {lturriaga et al., 1993) have been studying the effects of domperidone upon the strength and time course of the
carotid body chemosensory excitation provoked by brief inhalations of 100% N2 (to displace 0 2 from the airways and blood) and
intravenous injections of cyanide. After domperidone blockade of the effects of dopamine (exogenous or released from glomus
cells), the chemosensory responses to cyanide were not reduced or suppressed, but -on the contrary- slightly enhanced. This
supports the idea that dopamine is a modulator released from glomus cells exposed to hypoxia, that brakes the degree of
excitation of the carotid body and thus limits the extent of the reflex hyperventilation of the animal.

DOPAMINE ACTIONS UPON VENTILATION

The impulses generated from the carotid and aortic bodies are continuously impinging upon the medullary ventilatory centers
(Fig. 1) and thus they contribute to establish the level of ventilation under resting conditions. This so called <<peripheral
chemosensory drive•• can be abruptly interrupted by ventilating the animal with pure 0 2 (a test proposed by Dejours, 1962) or by
injecting dopamine intravenously (Zapata & Zuazo, 1980). The Chemosensory drive is mostly dependent on the afferent activity
from the carotid bodies, with a negligible contribution of the aortic bodies under normoxic eucapnic conditions (Eugenin et al.,
1989). Thus, the brief reduction in ventilation of the entire animal evoked by the sudden withdrawal of the peripheral chemosensory
drive may be used as an indirect evidence of the inhibition of carotid chemosensory impulses.

In the intact pentobarbitone-anesthetized cat, the intravenous infusion of dopamine results in a reflex reduction in the amplitude
of ventilatory movements, an effect which is no longer observad after severance of the carotid nerves (Zapata & Zuazo, 1980;
Fig. 2). A similar reduction in ventilation has been observad in humans receiving infusions of dopamine within a clinical dosage
range (Welsh et al., 1978), an effect that is reversed after administration of haloperidol (Bainbridge & Heistad, 1980). A transient
reduction in ventilation is also observad in pentobarbitone-anesthetized rats in response to intravenous injections of dopamine,
an effect which is no longer observad after bilateral section of the carotid nerves (Cárdenas & Zapata, 1981 ). Contrariwise, the
injections of spiroperidol (Zapata & Zuazo, 1982) and domperidone (Zapata & Torrealba, 1987) to intact cats are followed by
immediate but transient reflex increases in ventilation, which are ascribed to the sudden blockade of the tonic inhibition exerted
by dopamine at the level of the carotid bodies.

Brief hypoxic challenges -such as those induced by short periods of inhalation of 100% N2 (hypoxic hypoxia) or intravenous
injections of boluses of NaCN (cytotoxic hypoxia)- result in brief increases in pulmonary ventilation. By studying the changes in
the dese-response curves of the ventilatory effects of NaCN in intact cats and after sections of the aortic and carotid nerves, in
different sequences, it has been shown that ventilatory reactions to hypoxic excitation are entirely reflex responses originated
from the arterial chemoreceptors and that the carotid bodies are their main sources (Serani & Zapata, 1981; Fig. 3). Therefore,
a comparison of the dese-response curves describing the ventilatory chemoreflexes induced by NaCN in intact cats befo re and
after administration of domperidone, a dopaminergic blocker that does not cross the blood-brain barrier will reveal if these
ventilatory reactions are limited or shortened by the release of endogenous dopamine by the carotid bodies challenged by
hypoxic episodes.

MODULATION OF CHEMORECEPTORS BY EXPOSURE TO HIGH ALTITUDE

Now, what about prolongad hypoxic challenges, like those that occur after climbing to high altitude and sojourning for weeks or
months over there?
345
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

The initial hyperventilation exhibited by lowlanders on their first ascents to high altitudes is mainly derived from the hypoxic
stimulation of their carotid bodies. However, awake cats exposed for 3-4 weeks to isocapnic hypoxia (simulated altitude of 5.5
km) present respiratory alkalosis during room air breathing, but their hypoxic ventilatory responsiveness becomes reduced
(Tatsumi et al., 1991 ). When these cats were anesthetized (with chloralose and urethane) and subjected to simultaneous
recordings of carotid chemoreceptor activity and ventilation during progressive hypoxia, reduced chemoreceptor responsive-
ness and attenuated chemosensory translation into ventilation were found. Thus, the diminished hypoxic ventilatory response
observad in chronic hypoxia is contributed by both peripheral and central factors. The attenuation of chemoreceptor function in
humans after long term exposure to high altitude is well known. Thus, after 3 to 39 years of residency at an altitude of 3,100 m
(Leadville, Colorado, USA) the parameter A, defining the hyperbolic regression of minute ventilation on alveolar pressure of 0 2 ,
is reduced to 43% of that observed in residents at an altitude of 1,600 m (Denver, Colorado, USA); interestingly, the value was
further reduced to 9.6% in natives living at 3,100 m altitude (Weil et al., 1971 ). The blunted respiratory response to hypoxia of
native highlanders is well known.

8oth rabbits exposed to hypobaric hypoxia (raised in Cerro Paseo, Peru, 4,300 m altitude} and to normobaric hypoxia (kept in a
chamber) for 3-6 months exhibit a pronounced enlargement of their carotid bodies (Smith et al., 1986). When animals are
transferred from sea level to high altitude, the carotid bodies are enlarged in cattle, guinea-pigs and rabbits, but not in llamas
and alpacas (Heath et al., 1985). Long-term exposure of rats to hypoxic hypoxia (atmosphere of 10%02 + 90% N2 ) produces
within 2 days a sizeable increase in the dopamine content of their carotid bodies, which attins 5.4 times basal levels after 4
weeks, at which time the protein content of those carotid bodies has increased only to 2.8 times normal values (Hanbauer et al.,
1981 ). Significan! increases in rat carotid bodies size and weight are observad within 1 week of exposure to this atmosphere.
They result from cell hypertrophy and hyperplasia.

Which is the meaning of the increased content of dopamine -an inhibitory agent- within an enlarged and highly stimulated
organ? lt appears that the restraining of chemosensory discharges may become more importan! for the functioning of the
arterial chemoreceptors during the adjustment of ventilation toa chronically hypoxic environment. Searching forthe chemosensory
and ventilatory effects of dopaminergic blockers under those circumstances might contribute to provide an answer.

ACKNOWLEDGEMENTS
Thanks are due to Mrs Carolina Larraín for her help during the preparation of this document and the illustrations.

Work supported by grant 1930645 from FONDECYT.

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348
1
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

DYNAMICS ANO ENDOCRINE COMPONENTS OF THE CARDIOVASCULAR RESPONSE TO


ACUTE HYPOXAEMIA IN THE LLAMA FETUS COMPARED TO THE SHEEP FETUS

DINOA. GIUSSANI*, RAOUELA. RIQUELME#, HUGH H. MCGARRIGLE*, FERNANDO A. MORAGA,


CRISTIAN R. GAETE, EMILIA M. SANHUEZA, MARK A. HANSON* & ANISAL J. LLANOS.
f
DEPTO. DE MEDICINA EXPERIMENTAL, CAMPUS ORIENTE, FACULTAD DE MEDICINA.

#DEPTO. DE BIOQUIMIGA-BIOLOGIA MOLECULAR, FACULTAD CIENCIAS QUIMICAS FARMACEUTICAS,


UNIVERSIDAD DE CHILE, CASILLA 16038, SANTIAGO 9, CHILE, ANO

*DEPARTMENT OF OBSTETRICS & GYNAECOLOGY, UNIVERSITY COLLEGE LONDON, LONDON WC1 E 6HX, U.K.

INTRODUCTION

A major stimulus for high altitude perinatal research has come from the clinical observations that at altitude newborn babies are
gene rally small in size (Kruger and Arias-Stella, 1970; Tejerina et al., 1971) and the rates of prematurity and neonatal mortality
are high (McCiung, 1969). Although other characteristics determining birthweight and neonatal outcome in man also vary with
altitude, such as socio-economic status and availability of medical care, several studies in man controlling for these variables
(Grahn et al., 1963; Mazess, 1966) and animal studies (Chiodi, 1962; Johnson & Roofe, 1965) have provided evidence support-
ing the concept of direct effects of the hypoxia of lite at high altitude.

The fetus obtains its oxygen through the utero-placental and umbilical circulations and achieves tissue oxygenation via the
distribution of oxygenated blood to the different organs within its body. Much physiological and clinical research has therefore
been focused on the control and development of the fetal cardiovascular system. Our current understanding of the effects of the
hypoxia of lite at high altitude on the fetus has thus been gained from comparisoi')S of the fetal cardiovascular responses to
acute hypoxaemia between highland and lowland species. Much of this knowledge in lowland species has been obtained from
experiments in the sheep fetus and in highland species from experiments in the llama fetus.

CARDIOVASCULAR RESPONSES TO ACUTE HYPOXAEMIA IN THE SHEEP FETUS

The late-gestation sheep fetus mounts a coordinated response to an episode of hypoxaemia which is characterized by a
gradual increase in arterial blood pressure with a transient bradycardia (Boddy et al., 1974) and an increase in fetal heart rate
variability (Dalton et al., 1977; Parer et al., 1980). In addition, the combinad ventricular output (CVO), the sum of right and left
ventricular outputs, is redistributed towards the cerebral, myocardial and adrenal circulations, shunting blood flow away from the
peripheral circulations (Cohn et al., 1974; Peeters et al., 1979). Umbilical and placenta! blood flow is maintained during hypoxaemia
(Cohn etal., 1974).

Control of the fetal cardiovascular responses to acute hypoxaemia involves neural responses, which are usually rapid in onset,
and endocrina responses which develop more slowly. Greater information relating to the control of any specific cardiovascular
response may thus be obtained, in the first instance, by determining its rate of onset.

Continuous measurement of heart rate responses during hypoxaemia has revealed that the bradycardia occurs within 2-3
minutes of the start of the challenge. lnitially, measurements of the redistribution of CVO occurring during hypoxaemia were
achieved by the use of radio-labelled microspheres. Because blood flow determinad in this way can only be measured at the
time when the microspheres impact in the tissue, this technique only gives the experimentar a snapshot of the blood flow
through that organ at the time of the injection. In contrast, continuous measurements of blood flow in specific circulations may
now be obtained via implantad transit-time flow transducers (see Burton and Gorewit, 1984). These Transonic flow probes
(Transonics, lnc. lthaca, NY) give a direct and continuous measure of flow, independent of flow profile and vessel cross-
sectionál area. Rapid changas in blood flow which may occur, for example at the onset of a hypoxaemic challenge, may be _
studied in detail using them.

Through implantation of Transonic flow transducers around a carotid and a femoral artery in the late gestation sheep fetus it has
been possible to demonstrate that, whilst calculated carotid vascular resistance (blood pressure/ carotid blood flow) is main-
tained during hypoxaemia, there is a large, fast increase in femoral vascular resistance soon after the onset of the hypoxaemic
challenge (Giussani et al., 1993a; Fig. 1). Furthermore, femoral vascular resistance remains increased throughout the duration
of the hypoxaemic period.

The rapidity with which the initial bradycardia and the abrupt increase in femoral vascular resistance occur, suggests that they
are reflex in natura. This has been confirmad and extended by studies involving the characterization of the afferent and the
efferent pathways through which these responses may be mediated. Denervation techniques have revealed that aspects of the

349
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

1 NORMOXIA 1 HIPOXIA 1 NORMOXIA 1

··~~~
220

200-
Fetal heart rate
180
(beats per minute)
i;]p~:
t Io<oo<(o=l4)
160
-- Dener..,ated (n=12)
140

120.
~ill!i::¡¡:¡¡¡¡¡
50.

,. -w]._:::l~~~.:­
li'~~J"''"/~
45
Perfusion pressure
(mmHg)
40.

35

.,j :~t',T11!~
~w-l'
V(la'...,;,lan

femoral
,:, .
4-


¡:¡
:::;.~ r~+&f1~fi~,
, , · · s:::::¡:¡:¡¡:!:¡¡ ~
tíO 120 180

Time (minutes)

·Fig. 1. Fetal heart rate, perfusion pressure and vascular resistance in intac and carotid-sinus denervated f1'Jtuses during acute
hypoxaemia. Values shown are mean+S.E.M. From Giussani et al. (1993a) Journal of Physiology 461, 431-449, with
permission.

fetal cardiovascular responses to hypoxaemia are mediated principally via the carotid, and not the aortic, ch«3moreceptors since
section of the carotid sinus nerves alone prevented the initial bradycardia and the fast increase in femoral vascular resistance at
the onset of hypoxaemia (Giussani et al., 1993a; Fig. 1), but these responses persisted in aortic denervated fetuses (Bartelds et
al., 1993). In addition, it has been shown that the bradycardia is mediated vi a vaga!, cholinergic efferents using pharmacological
blockade in animals (Parer, 1979; Giussani et al., 1993a) and even in man (Caldeyro-Barcia et al., 1966) and the initial femoral
vasoconstriction via sym¡Jathetic, a adrenergic efferents (Giussani et al., 1993a)

·- Maintenance of the peripheral vasoconstriction during hypoxaemia in the fetus involves endocrina components (see Hanson,
1989; Giussani et al., 1994a) Severa! investigators have shown that during hypoxaemic stress there is an increase in plasma
concentrations of vasoconstrictors such as catecholamines (Jones and Wei, 1985), arginine vasopressin (Piacquadio et al.,
1991), angiotensin 11 (Broughton-Pipkin et. al., 1974), neuropeptide Y (Petraglia et al., 1989) and endothelin-1 (lsozaki et al.,
1991 ).

In addition, the effects of hypoxaemia on the peripheral circulation may be direct. However, the role playedl by factors such as
adenosine, PGI 2 and NO have currently only been discussed in the adult and neo natal circulation (Marriott and Marshall, 1990;
Tenney, 1990; Walker and Brizzee, 1990).

CARDIOVASCULAR RESPONSES TO ACUTE HVPOXAEMIA IN THE LLAMA FETUS

350
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

The llama (Lama glama), a species adapted to the hypoxia of lite at high altitude, demonstrates genetic adaptations which
persist even after generations at sea level. Among other adaptations the adult has a leftward shift in its oxygen dissociation
curve toa position near that of the fetal llama curve (Meschia et al., 1960). This shift increases the 0 2 affinity of adult haemoglobin
at lower 0 2 partial pressures and increases the blood 0 2 content but it also necessitates a lower P0 2 in the tissues for unloading
the 0 2 carried. In addition, the llama fetus will be exposed to hypoxaemia if its mother is resident at altitude. lt has been shown
that high-altitude newborn infants display evidence of enhanced erythropoiesis (Ballew and Hass, 1986) supporting the sugges-
tion that the high-altitude fetus has a lower arterial P0 2 than the low-altitude fetus. Teleologically, it is therefore reasonable to
speculate that the llama fetus may have strong, protective neuro-endocrine responses to acute hypoxaemia, ensuring a power-
ful redistribution of the evo to the vital organs.

Recent microsphere studies have reported that the llama fetus responds to acute hypoxaemia at 0.8 of gestation with a pro-
nounced fall in peripheral blood flow (Riquelme et al., 1992). Since the peripheral vasoconstriction in hypoxaemia in the llama
fetus is pronounced compared to that observed in the sheep fetus either a stronger chemoreflex and/or greater endocrina
response, shunting blood flow away from the periphery, is implicated. Recent studies ha ve therefore adopted a strategy which
concentrates on three different, but related issues: a) the dynamics of the peripheral vasoconstriction during acute hypoxaemia,
to examine the rate of onset of the response, in the llama fetus; b) arterial blood samples have been taken during hypoxaemia
to assay for concentrations of vasoconstrictor hormones such as vasopressin and angiotensin 11, and for plasma concentrations
of adrenocorticotrophic hormone (AeTH) and cortisol which have been reported to modulate vasoconstrictor action at the
peripheral blood vessels; e) finally, these studies ha ve been performed in llama fetuses at 0.6-0. 7 of gestation to assess whether
the peripheral vasoconstriction is present earlier in gestation.

Changes in heart rate and blood pressure. Reductions in fetal Pa0 2 by ca 50% and haemoglobin oxygen saturation to <20%
by maternal inhalational hypoxia in the llama at 0.6-0.7 of gestation results in a rapid, transient bradycardia andan increase in
perfusion pressure (Giussani et al., 1993b). This hypoxaemic response is similar to that observed in the late-gestation sheep
fetus but contrasts with the cardiovascular response measured in the sheep fetus at 0.6-0.7 of gestation in which a tachycardia
or no change in heart rate and no increase in arterial blood pressure are observed during hypoxaemia (lwamoto et al., 1989).
This suggests a mature cardiovascular response to hypoxaemia in the llama fetus, even at 0.6-0.7 of gestation.

Redistribution of the CVO. Measurement of organ blood flow by microspheres and regional blood flow by chronically im-
plantad ultrasonic flow transducers has demonstrated that the evo in the 0.6-0.7 gestation llama fetus does undergo central-
ization. Microsphere studies in the 0.6-0.7 gestation llama fetus confirmed that whilst cerebral vascular resistance is main-
tained, a fall in myocardial anda pronounced increase in peripheral vascular resistance is observed during hypoxaemia (Giussani
et al., 1993b; see Figs. 2 & 3). However, whilst adrenal blood flow remains unchanged in the 0.8 gestation llama fetus, (Riquelme
et al., 1992), this increases significantly in the 0.6-0. 7 gestation llama fetus (Giussani et al., 1993b)

eontinuous measurements of carotid vascular resistance in the llama fetus have demonstrated that this tends to increase
during hypoxaemia and thus contrasts with the fall in carotid vascular resistance calculated in the sheep under the same
conditions (Fig .2; see Giussani et al., 1993a). The carotid arteries supply blood to circulations in the head in addition to the
cerebral vasculature. Although the contribution from blood flow changes in muscle and skin in the head were not assessed
separately, an increase in common carotid vascular resistance may result from the combined effects of a vasoconstriction in the
head carcass with an initial hyperaemia to the brain, driven by an increase in perfusion pressure, which is not maintained during
hypoxaemia.
The ability of the llama fetus to redistribute blood flow away from the periphery during hypoxaemia is further underlined by
examining continuous changes in the femoral circulations. Femoral blood flow falls and femoral vascular resistance increases
rapidly following the onset of the hypoxaemic period. The rate of onset of this femoral vasoconstriction is similar to that seen in
the sheep fetus and suggests that it is neurally-mediated (Fig.3). In addition, since the femoral vasoconstriction in the 0.6-0. 7
gestation llama fetus is 5 times greatet that in the late gestation sheep fetus, either a stronger chemoreflex and/or mature
endocrina response is implicated.

ENDOCRINE CHANGES DUR/NG HYPOXAEMIA IN THE 0.6-0.7 GESTATION IN LLAMA FETUS

ACTH and cortisol. During hypoxaemia fetal plasma AeTH increases without a significant increase in maternal plasma AeTH,
even though both maternal and fetal Pa, 0 2's were reduced significantly. In contrast similar increases in plasma concentrations
of cortisol were measured in the maternal and fetal llama circulations during hypoxaemia. 8oth the increases in plasma AeTH
and cortisol in the llama fetus at 0.6-0.7 of gestation during hypoxaemia are within the range obtained in the sheep fetus during
late gestation (Giussani et al., 1993c) suggesting a comparatively strong adrenocorticotrophic response in the llama fetus
earlier in gestation. Furthermore, the dissociation between the maternal and fetal adrenocorticotrophic response to hypoxaemia
in the llama suggests that the increase in fetal AeTH is not due to increased maternal AeTH. That AeTH does not cross the
placenta has been reported by Jones and Robinson (1975) in sheep. Since maternal and fetal cortisol increased to similar
concentrations in the llama during hypoxaemia, a greater sensitivity of the maternal over the fetal adrenal cortex to circulating
levels of plasma AeTH is suggested. Alternatively, increases in fetal plasma cortisol levels may occur during hypoxaemia via
pathways in addition to those involving increases in plasma AeTH levels such as the direct action of hypoxaemia on the adrenal

351
E1Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

CEREBRAL CAROTID

~
uz,.__
1.2 Llama 1.8
~] 1.6
~~
(1.)0
1:4 Llama

l
1.2
~-
~.5 1.0
~S 0.8
<bb
~::e
0.6
0.4
;;>S
us
Cl.l .._, o 15 45
0.2 o 30 60 90 120 150 180 Time (min)
~
HYPOXIA HYPOXIA
Fig. 2. Changes in cerebral and carotid Vé ¡;cular resistance in the llama fetus during acute hypoxaemia. Diagram on the left
shows the results obtained from mi, :rosphere measurement and diagram on the right from continuous measurement of
blood flow with ultrasonic flow tran: :ducers. Fetal sheep data taken from Giussani et al., (1993a) ancf fetal llama data
taken, in part, from Guissaniet et al, (1993c).

CARCASS FEMORAL
--
Llama
u~
z,.__
30 40~

~]
Cl.)ell
....
(1.)0
o
25
20
30~
20
Llama
~~
~-=
15 10~
~S 10 o..l
<bb
~::e
;;>S 5. lOl
us
Cl.l .._, Ol o
1 Sheep
o o
~ 15 45 30 60 90 120 150 180 Time (rnin)

HYPOXIA HYPOXIA
Fig. 3. Changes in carcass and femoral v.s :;cular resistance in the llama fetus during acute hypoxaemia. Diagram on the /eft
shows the results obtained from míe ·osphere measurements and diagram on the right from continuous measurement of
blood flow with ultrasonic flow tran: 1ducers. Notice that the increase in femoral resistance in the sheep fetus is itself
significant when the sea/e of the dn wing is expanded as in fig.1. Fetal sheep data taken from Giussani et al., (1993a)
and fetal llama data taken, in part, f ·om Giussani et al., (1993c).

cortex and or dueto stimulation of cortisol n )ease during acute hypoxaemia vi a an ACTH-independent carotid chemoreflex (see
Giussani et al., 1994b) ·
Although a cardiovascular role for increas11d plasma concentrations of ACTH and cortisol during acute hypoxaemia has not"
been demonstrated conclusively, there is se me evidence suggesting that increased plasma cortisollevels modulates the action
of other vasoconstrictor hormones such a:, catecholamines and, in particular, angiotensin 11 at the peripheral blood vessels
(Tangalakis et al., 1992; Walker et al., 199~ ).

Vasopressin and Angiotensin 11. In shee :l plasma, AVP circulates in low concentrations in the fetus but its concentration is
increased greatly in hypoxaemia (Raff et al. 1991; Giussani et al., 1994c). In contrast, resting plasma renin activity and plasma

t
All concentrations are high in the fetus (Brc ughton-Pipkin et al., 1974) and although renin secretion is increased in the sheep
fetus during periods of hypoxaemia and as¡ 1hyxia (Wood et al., 1990), the magnitud e of the response of the ronin-angiotensin
system is small compared to other vasocor :;trictor systems.

In the 0.6-07 gestation llama fetus a prono11nced increase in plasma AVP concentration, without a significant rise in maternal
plasma AVP, was measured during acute hy :¡oxaemia (Giussani et al., 1993c Fig. 4). In the 0.6-0. 7 gestation llama fetus resting
plasma concentrations of AVP were ca. 4 ti1 nes, and the maximum concentration in plasma AVP during hypoxaemia was ca.7
times, that in the sheep fetus, even in late ~ •3station (Fig. 4). In contrast, although resting and hypoxaemic plasma concentra-
352

ll
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

-8
..-.
.._ 200
NORMOXIA (lh) HIPOX IA ( 1 h)

U/Y
RECOVERY (lh)

8
01)

150
=.
O fetal sheep (n=8)

~ 11 fetal llamas (n=6)

~ 100
C\S
8 50

-
~
CZl
c'd
o
early (15 min.) late (45 min.)

Fig. 4. Plasma concentrations of AVP (pglml) in 0.6-0.7 gestation llama fetuses


and in 0.8-0.9 gestation sheep fetuses using
the same RIA and with fetuses subjected to the same degree of hypoxaemia. Samples
were taken after 45 minutes of
normoxaemia, after 15 (early) and 45' (late) minutes of hypoxaemia and after 45 minutes
of recovery. Fetal sheep data
from Giussani et al., 1994c and fetal/lama data from Giussani et al., 1993c.

tions of All were much higher in the llama fetus than in the adult llama, neither maternal
or fetal plasma All increased significantly
during the hypoxaem ic episode. 8oth resting and hypoxaemic plasma All concentra
tions were similar between llama and sheep
fetuses. These findings suggest that plasma AVP and All concentrations during
hypoxaemia in the fetal circulation are not due
to increases in maternal plasma AVP and All respectively. Furthermore, that the
pronounced increase in fetal plasma AVP, and
not in All, may contribute to the intense peripheral vasoconstriction observad in
the llama fetus during acute hypoxaemia. lf this
is true one would expect a greater effect of AVP-receptor antagonists than All- receptor
antagonists on the periphera l vasocon-
strictor response during acute hypoxaemia. In accordance with this we found that
pre-treatment of fetuses With the Al!- receptor
antagonist sar1-ala 8 -angiotensin 11 did not affect the increase in perfusion pressure
or the femoral blood flow response during
hypoxaemia. The effects of AVP-receptor antagonist pre-treatment on the cardiovas
cular response to acute hypoxaem ia in the
llama fetus await investigation.

In summary, the cardiovas cular response to acute hypoxaemia in the llama fetus
appears to be mediated by similar but stronger
neuroend ocrina mechanis ms to those operating in fetal sheep. The rapidity with
which the bradycard ia and the increase in
femoral resistance occur suggests a carotid chemoreflex component. Furthermo
re, since the peripheral vasoconstriction is
much greater in the llama fetus than in the sheep fetus a strong chemoreflex
and/or endocrina response is implicated. The
pronounced increase in plasma AVP, but not in All, may contribute to the intense
peripheral vasoconstriction, ensuring a power-
ful redistribution of the CVO as part of a protective mechanism against the reduced
oxygenation of high altitude.
D.G.A. was supported by an Astor Foundation Fel/owship and The Royal Society.
Support was also obtained from Fondecyt (grant No. 1931 033)
and The We/lcome Trust. We are grateful for the excel/ent technical assistance
of Carlos Muñoz, Francisco Barahona, Daniel Prado, Hernán
Riquelme and Bernardo Barra/es.

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sapuv so¡ ua 'B!:lUa!:>uo:> f. epua1o ·ou&Jd!ll\f Ji


El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ONTOGENY OF CORTISOL SECRETION BY THE ADRENAL GLAND IN THE FETAL LLAMA


(Lama glama)

RAQUEL RIQUELME**, GERTRUDIS CABELLO e, MARCELA VERGARA a,,MICHELLE TOWSTOLESS d,


MARELYN WINTOUR b, ANISAL LLANOS* ANO MARIA SERON-FERRE a.

Departamento de Medicina Experimental, Campus Oriente, Facultad de Medicina, Universidad de Chile.


Departamento de Bioquímica y Biología Molecular, Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Universidad de Chile.
a Departamento de Ciencias Fisiológicas, Facultad de Ciencias Biológicas, Pontificia Universidad Católica.
b Howard Florey lnstitute, University of Melbourne, Victoria 3052, Australia.
e Departamento de Biología y Salud, Facultad de Ciencias Universidad de Tarapacá.
d Department of Chemistry and Biology, Victoria University of Technology, Footscray, 3011, Australia.

ABSTRACT

Fetal glucocorticoids play a key role in the differentiation and maturation of severa! fetal organs and tissues and prepare the fetus for extrauterina
lile. A
great deal of information has been gathered regarding the pattern of glucocorticoid production and its regulation in fetuses of lowland species. In
contras!,
the adrenal function in fetuses of species that have evolved at high altitude is unknown. Due to the hostile environment where the newborn
of a high
altitude species has to live, we hypothesized that the fetal adrenal function of these animals should have an importan! role in the adaptation
of the
neonate to this harsh milieu. As a first step towards establishing this hypothesis, we studied the ontogeny of fetal adrenal function on the llama
(Lama
glama) a domestic species that lives and reproduces at high altitude. In order to reach our aim we firstly identified cortisol, corticosterone and
possibly
aldosterone as corticoids synthesized by the fetal adrenal gland in vitro. Secondly, we determinad fetal adrenal cortisol secretion in vitro from very
early
in gestation up to 0.8 of gestation. Lastly we measured in vivo plasma concentrations of cortisol and ACTH during the last third of gestation in catheterized
llama fetuses. These measurements show that ACTH is present in the fetal circulation and cortisol plasma concentration rises as gestational
age
increases. Our data suggest that fetal adrenal cortisol secretion in the fetal llama shows a basal temporal pattern similar to that observad in other
species,
particularly in the fetal sheep. Whether a stressful situation elicits a more pronounced cortisol response in the llama fetuses remains to be elucidated.

INTRODUCTION

In fetuses of lowland species, fetal corticosteroids play a major role during gestation by participating in the differentiation and
maturation of most fetal tissues and organs that prepare the fetus for extrauterina lite {Liggins, 1976). In addition, a lot is known
about patterns of glucocorticoid production and its regulation throughout gestation {Wintour et al., 1975, Silver and Fowden, 1989).
In contrast, the adrenal function in fetuses of species that have evolved at high altitudes is unknown. The low atmospheric
oxygen partial pressure and the major changes in ambient temperatura during the day constitute a hostile environment for the
animal species that live at 4000 meters or more over sea level. Therefore, we hypothesized that in fetuses of species that have
evolved in high altitudes the fetal adrenal gland should have an important role in the adaptation of the neonate to this harsh
milieu. As a first step towards establishing this hypothesis, we studied the ontogeny of fetal adren al function in the llama (Lama
glama), a domestic species that lives and reproduces at high altitude. Since this species has a very long gestation (345 days)
(Condorena et al., 1938, Fowler, 1989) we followed three experimental strategies to reach our aim. Firstly, we identified cortisol
as a glucocorticoid synthesized by the fetal adrenal gland in vitro. Then we measured fetal adrenal cortisol secretion in vitro
from very early gestation to about 80% gestation. Lastly we measured in vivo, plasma concentration of cortisol and ACTH during
the last third of gestation in catheterized llama fetuses.

MATERIAL ANO METHODS

In vitro studies.

Llama fetal adrenals were obtained from llamas sacrificad at the slaughterhouse in Arica. (Llamas are an important source of
meat in the north of Chile, Perú and Bolivia). The fetuses were rapidly removed and were carried in ice to the laboratory. There,
the fetuses were weighed and thereafter the fetal adrenals were dissected and weighed. In all cases the time interval between
the killing of the animal and processing of the samples was less than 90 min. A total of 29 fetuses were used in these experi-
ments.

a) ldentification of glucocorticoids secreted by the fetal llama adrenal.

Two fetuses, weighing 2380 and 5100 g respectively, were used in this experiment. About 100 mg of adrenal glands minces
from each fetus were incubated separately during two hours at 37 ºC in 2 mi Krebs-Ringer-glucose 95% 0 , 5% C0 buffer
2 2
(KRBG) with 1Ox 106 cpm of 3 H-pregnenolone (New England Nuclear, Boston, MA). At the end of two hours the reaction was
stopped by freezing. Befo re assaying, the samples were thawed and known amounts of cold steroids {aldosterone, cortisol,
corticosterone, progesterone, 18-0H corticosterone, deoxycortisol, 11-0H progesterone, DOC, 17-OH progesterone, 11-
0H progesterone, 11 ,20-diOH progesterone and 11-0H androstenedione) were added to the incubation medium as interna!
standards. The medium was extracted, washed and evaporated and the extracts were dissolved in 100 ut of mobile phase
and chromatographed in an HPLC Watters model 441, equipped with a Bondapak C-18 or Alltech columns andan UV
357
:1 Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

detector with a 254 nm filter, following a procedure previously described (Aavanal et al., 1987). The eluate was collected in
1 min fractions. The fractions that con 1ined radioactiva peaks that coeluted with the interna! standards were evaporated to
dryness, resuspended and rechromat >graphed. The criteria used to identify a radioactiva peak as corresponding to a par-
ticular steroid was co-migration with ti e respective cold standard in the two different chromatographic systems.

b) In vitro production of cortisol.

Adrenal glands from 29 fetuses, weigl t range 17 to 6300 g were used in this experiment. Once the glands were dissected
free of connective tissue, they were WE ighed in an analytical balance. The glands were finally minced with a razor blade and
2 aliquots from 20 to about 100 mg of issue were weighed and then incubated at 37 ºC with 2 mi of KABG. The incubation
lasted 30 min, and the medium was e 1anged at 15 and 30 min. Cortisol was measured in the incubation medium by AlA.
Aesults were expressed as cortisol pn duction (ng per 30m in per 100 mg of tissue). The optimal weight of tissue to be used
in the incubation was determinad by ir ;ubating separately 20, 30, 50, 100 and 200 mg of fetal adrenal minces from a large
fetus. lt was found that production of < >rtisol was linear between 20 to 100 mg of tissue.

In vivo studies.

These studies were performed in catheter .zed fetal llamas. The llamas were purchased in Arica and brought to Santiago, upon
arrival they were housed in a open yard ar ':1 they had access to food and water ad libitum. Prior to starting the experiments they
were accustomed to the study cart and to he laboratory. Twenty six llamas and their fetuses (fetal weight 2200 - 7800 g) were
catheterized under anesthesia and strict e ;eptic conditions as previously described (AIIer et al., 1989, Benavides et al., 1989).

Fetal arterial blood samples for hormone a Jalysis (3 mi) were collected without anticoagulant during surgery and from 1-1 Odays
after surgery using sterile procedures and ransferred into chilled polypropylene tubes with EDTA (1 mg/ml). The blood samples
were centrifugad in a microcentrifuge Ep~ mdorf (12000 rpm x 1 min). Plasma was separated, aliquoted and stored at -20 ºC
until the hormones were assayed by radie mmunoassay (AlA). All samples were collected between 0900-1200 hrs.

All animal care procedures and experime tation were conducted in conformity with Guiding Principies for Aesearch lnvolving
Animals and Human Beings of the Americ m Physiological Society.

Hormone assays.

Cortisol was measured by AlA using a mel tod previously described (Parraguez et al., 1989). The assay was performed directly
in aliquots 50 ul of plasma diluted with 0.1 \/1 phosphate-buffered saline, pH 7.4, and heated at 60 ºC to destroy the transcortin.
The assay range was 0.06-2.00 ng of corti .ol per tu be. lnterassay and intraassay coefficients of variations were 11.9 and 4.8%
respectively.

ACTH was meas ured directly in 100 ul pla .ma with an adrenocorticotropic hormone radioimmunoassay kit (ACTH-PA, CIS Bio
lnternational, France), that uses an antist rum against ACTH 1-24. lnterassay and intraassay coefficients of variations were
5.0% and 5.8% respectively.

Statistical Analysis.

All resultare expressed as mean± SEM. C >rtisol and ACTH changes during gestation were tested by one way ANO VA followed
by a Newman-Keuls test. A difference wa~ considerad significan! when the P value was equal or less than 0.05.

RESULTS.

In vitro studies.

a.- ldentification of corticoids secretee by fetal llama adrenal gland.

Fig. 1 shows the separation by HPLC of the mixture of interna! standards added to one fetal adrenal incubated with 3 H-
pregnenolone. As shown in Fig. 2, the adrenal of the youngest fetal llama studied (2380 9, about 60% gestation), actively
transformad tritiated pregnenolone int· , several radioactiva steroids. There were several radioactiva peaks, sorne of them
coeluting with sorne of the standards. : imilar results were obtained in the incubation of the second fetal adrenal gland (not
shown). Table 1 shows the retention tir te of the standards and the coeluting counts, before and after rechromatography in
a second system differing in the mobile phase, or column or in both for both fetal adrenals. This table shows that cortisol and
corticosterone and probably aldostero 'e comigrated with their respective standards in the two chromatographic systems.
This allowes to identify synthesis of co liso! and corticosterone and probably aldosterone and 11 , 20-diOH progesterone by 1111
the two fetal llama adrenal glands stuc 1ed. The peaks that initially coincide with 11 -OH progesterone and 17-0H progest-
erone on the second chromatography noved very differently from the interna! standards. No attempt was made to identify
progesterone.
358
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLE N21.
3 H-STEROIDS SYNTHESIZED BY FETAL LLAMA ADRENAL GLANDS INCUBATED WITH,
3
H-PREGNENOLONE AFTER HPLC SEPARATION.

Fetal adrenal 1 (Fetal weight 2380 g)

1chromatography (1) 11 chromatography (2)


Retention time (min) Steroid
Steroids Standard 3 H-Steroid
Standard 3H-Steroid Synthesized

Aldosterone 14.2 13.2 11.08 12.7 +-


Cortisol 23.9 22.8 6.1 6.5 yes
11-0H-A4 28.0 26.3 27.7 27.7 +-
Corticosterone 27.6 26.5 47.7 47.7 yes
11 ,20-diOH-P4 50.8 46.8 41.6 41.3 +-
11-0H-P4 76.7 70.6 63.7 61.0 no
17-0H-P4 81.2 74.9 74.5 56.5 no

Fetal adrenal 2 (Fetal weight 5100 g)

1 chromatography (3) 11 chromatography (4)


Retention time (min) Steroid
Steroids Standard 3
H-Steroid Standard 3H-Steroid Synthesized

Aldosterone 11.4 11.5 19.8 19.0 +-


Cortisol 19.6 19.2 36.8 37.0 yes
11-0H-A4 24.0 23.5 33.2 41.0 no
Corticosterone 27.6 26.5 47.7 47.7 y es
11 ,20-diOH-P4 38.9 37.9 70.5 70.5 +-
11-0H-P4 45.5 43.9 no
- -
17-0H-P4 53.5 51.4 139.3 111.6 no
Mobil phase (1 ): MeOH:Hp (50:50). MeOH: methanol
. Mobil phase (2): MeOH:Hp (45:55), THF 2.0%. THF : tetrahydrofurane
Mobil phase (3): MeOH:Hp (45:55). THF 2.5%.
Mobil phase (4): MeOH:Hp (40:60). THF 2%.
Flow rate was 1 ml/min in all cases.
For further details see text.

f ~~ .ii!
u
~

~
~

~ 8
~

i
~
~

<4- Retentlontlme(mln)
l
rlnjectlon

Figure 1. Optical density at 254 nm of the in tema/ steroid standards after HPLC of the extract of adrenal gland incubation from
a llama fetus weighing 5100 g.
359
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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200- ~
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"'u *
100-

20 40 00 00 100 120
Retentlon time (mln)
Figure 2. Radioactivity pattem of 3H-ste. oids eluted after HPLC of the extract from the incubation of fetal adrenal gland minces
of same fetus shown in Fig. 1 "'ith 10 x UJ cpm of3H-pregnenolone.
801
1


00! ••
~ ••
1401 1
;::

.l!!

~~e: ~ •
~
201 ;(.'

1000 3000 5000


Fetal body weight (g)

Figure 3. Relation fetal body weight anc fetal adrenal gland weight in llama fetuses during gestation. Best fitting equation by
curvilinear regression was y= 8. 3124 vx-
57.8444; r =O. 949: n 46; P <O. 05. =
180

~ ,.. 120
,s

·ª r
il

~- 60

<150 250-3600 4800-6300


Fetal body weight (g)
Figure 4. Cortiso/ production «in vitro" 1 'Y fetal adrenal minces in three groups of llama fetuses, grouped by ranges of fetal
body weight. Bars represents nean ± SEM cortiso/ production x 100 mg tissue x 30 min in each group. Production
cortisol by the youngest fetus~~s (< 150 g) is higher than the other groups * P < 0.05. Equiva/ency between body
weight and gestational age: < f8%, 48-66% and 72-81% respective/y.
360
\
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

600

500

400

-.e
~
300
~
1200
¡¡;:

100

o
().2 4-10
Days alter fetal surgery

Figure 5· Plasma ACTH concentration of catheterized fetal/lamas (weight range 4800-6450 g, 69-79% gestation, n = 5) 0-2,
and 4-1 O days after fetal surgery.

30

*
= 20
.e
.S
o
1
¡
Q. 10

o
220().3750 4100·6100 >6600
Fetal body welght (g)

Figure 6.· Plasma cortisol concentration of catheterized fetal llamas 0-2 days grouped after surgery up according to fetal
weight. Approximate gestational ages are: 58-67%, 69-79% and > 82%. Bars represent mean± SEM plasma corti-
sol. Older fetuses had higher plasma cortisol concentration compared with the others groups .. P < 0.05.

b.· In vitro production of cortisol by the fetal llama adrenal.

To assess changas in adrenal weight with gestational age we constructed a relationship between fetal adrenal weight and
fetal weight. As seen in Fig. 3, there is a faster growth of the fetal adrenal early in gestation, that follows the equation y =
8.3124 .Jx- 57.8444 in which y= fetal adrenal weight in mg, and x =fetal body weight in g. The fetal llama adrenal gland
produces an important amount of cortisol expressed by unit of tissue from early in gestation (Fig. 4). In addition, the
production of cortisol decreases throughout gestation. We arbitrarily grouped the fetuses in three groups according to their
weights: less than 150 g (range 17-137 g, less than 48% gestation n=10); between 250-3600 g, about 48%-66% gestation
(n=14) and between 4800-6300 g, 72-81% gestation (n=5). Cortisol production in younger fetuses was higher than in the
36.1
.'!1 Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

two other groups (P < 0.05).

In vivo studies.

Measurements of plasma ACTH and · ortisol in the fetal circulation show that both hormones are present in fetuses at about
60% gestation. Fetuses weighing 22< Oto 3050 g, about 58-67% gestation (n=3) had 260 ± 126 pg of ACTH/ml.between 0-
2 days after surgery. Similar values v ere obtained in older fetuses (weight range 4800 to 6450 g, about 69-79% gestation
n=5) (Fig. 5). These fetuses were foil ~wed severa! days after surgery. We found that plasma ACTH decreases in only one
fetus (Fig. 5). In the same fetuses, th{ plasma concentration of cortisol remained constant during this time interval (data not
shown). When fetal cortisol was mea¡ ured Oto 2 days after surgery (Fig. 6), the plasma concentration of cortisol was higher
in fetuses > 6600 g, over 79% gestati m, indicating that fetal plasma cortisol increases with gestational age as assessed by
body weight.

DISCUSSION

Our study addresses severa! aspects of t 1e fetal llama adrenal function throughout gestation. Firstly, we showed that the fetal
llama adrenal has the steroidogenic capa :ity to transform pregnenolone into cortisol, corticosterone and probably aldosterone.
Consistent with these findings, the fetalll; ma adrenal synthesizes and secretes cortisol very early in gestation. Proportionately
to the weight of the gland, the secretion ls maximal early in gestation and decreases thereafter, remaining at relatively low
values throughout most of gestation. Me; surements of cortisol in plasma show that concentration of cortisol remains more or
less constant between 58% and 79% ges ation, to increase again as term approaches. In addition, our data show the presence
of ACTH in plasma at 58 % gestation.

This communication represents the first 1aper addresing the issue of steroid secretion by the fetal llama adrenal. We demon-
. strate synthesis of cortisol, corticosteror ~} and tentatively aldosterone. Other possible intermediates were detected but not
identified conclusively. Overall these~ resu ts show that about 48% gestation, the enzymes necessary to synthesize cortisol and
aldosterone are presenf in the llama fetal 1drenal gland. The presence of 4-3 keto steroids suggest an active 3beta-ol dehydro-
genase, and the presence of cytochrom >S P450-11 OH and P450-17 OH. The previous findings show that the llama fetal
adrenal gland has the capacity to synth1 size cortisol. In addition, it secretes cortisol very early in gestation. The pattern of
secretion of cortisol changes with gestatic ·1al age. The youngest llama fetuses studied showed a very large secretion of cortisol.
This secretion of cortisol remained low th oughout most of gestation. Although we detected a tendency to increase in the older
fetuses (>6 kg) we could not obtain enou~ 1fetuses of this weight or larger to confirm the data. This pattern of cortisol production
agrees with observations in other species In sheep, Wintour et al., (1975) showed that cortisol and aldosterone are secreted by
fetal adrenals at 30% gestation. In the fet• 1sheep the triphasic pattern of cortisol biosynthetic capacity correlatas with changing
levels of messenger A NAs for P-45017a md P-450scc(Tangalakis et al., 1989). Murphy (1982), proposed that the human fetal
adrenal also secretes more cortisol /g we ght at early gestation (16 weeks, 40% of gestation). In sheep and humans, secretion
of cortisol decreases thereafter to increa: e again at term (Wintour et al., 1975, Murphy, 1982). ·

The results obtained by measuring plasrr t cortisol in the llama fetus are consistent with the former interpretation. Although the
samples were taken very close to surgery and therefore are affected by the stress caused by the procedure, they all were under
comparable conditions. lf we look at plas na cortisol concentration 0-2 days after surgery, at three gestational ages (assessed
by body weight) we observe an increase il• plasma cortisol in the older fetuses. lt is not known whether cortisol crosses the llama
placenta. However, on thirteen occasiom , on which maternal and fetal samples were collected simultaneously, 0-2 days post-
surgery, there was no correlation betwe( n cortisol values in maternal and fetal plasma. This increase can be interpretad as
indicating an increased capacity of the fet 11 adrenal to secrete cortisol. This is consistent with the limited in vitro data in cortisol
production obtained at this age. An addit onal explanation, that does not contradict the former one is that the fetal adrenal of
older fetuses is able to responcfto the ~ CTH released by stress. These findings are similar to the increase in fetal adrenal
function at late gestation found in sheep 1Uanos et al., 1979, Wintour fll. §l}., 1975, Challis et al., 1984), human (Murphy, 1982)
and rhesus monkeys (Serón et al., 1985). Measurements of ACTH show a high concentration in the days following surgery. We
cannot tell from these data whether the 11< ma fetuses responds to surgery with an increase in ACTH, since the concentration of
ACTH did not decrease after surgery. Re~ >onses to stress with ACTH secretion has been shown to be present in the fetal sheep
since 53% gestation (Rose et al., 1981). n the fetal sheep, at this age the increase in ACTH is not followed by an increase in
cortisol (Jones etal., 1977, Brooks and C 1allis, 1987). During the period in which the ovine fetal adrenal is quiescent, in terms:
of cortisol production, ACTH must be infL 3ed for twelve to twenty-four hours in order to increase mANA levels for P-450= and
P-450m, and to increase plasma cortisol e ·mcentrations in ovine fetal plasma (Tagalakis et al., 1990, 1992). The zona fasciculata
cells at this period are cytologically imm 1ture, but can be matured by a 24h lnfusion of ACTH (Perry et al., 1992). Specific
experiments should be designed to answ ~r the question of the fetal llama ACTH response to stress.

In summary, our data shows that the lla1 1a fetal adrenal gland synthesizes and secretes cortisol since early in gestation. In
addition our data suggests that fetal ad enal cortisol secretion shows a temporal pattern similar to that observed in other
species, particularly in the fetal sheep.

Supported by Grants 193-1033 from ~ONDEC (T, WHO LID 2-92, and Howard Florey lnstitute and NH and MRC, Australia.

362
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ACKNOWLEDGEMENTS.

We thank Mr. Carlos Muñoz for technical assistance, Mr. Juan Se arpa for doing the H PCL separation and Ms. Susana Alfa ro for
typing the manuscript.

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363
\'

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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

ESTUDIO COMPARATIVO DE LA FUNCION RESPIRATORIA EN NIÑOS BOLIVIANOS DE LA


ALTURA Y DEL TROPICO.INFLUENCIA DEL ESTADO NUTRICIONAL Y ANTROPOMETRICO

ENRIQUE VARGAS PACHECO+, MERCEDES VI LLENA CABRERA+, HILDE SPIELVOGEL+,


PHILIPPE OBERT++,ANA MARIA DE QUIROGA+, GUY FALGAIREITE++++, ESPERANZA CACERES+,
HAN C.G. KEMPER+++, JEAN COUDERT++, CRISTINA GONZALES+.

+ INSTITUTO BOLIVIANO DE BIOLOGÍA DE ALTURA.


++ LABORATOIRE DE PERFORMANCE MOTRICE, AUBIERE, FRANCE
+++ UNIVERSITEIT VAN AMSTERDAM, 1081 BT, THE NETHERLANDS
++++ LABORATOIRE DE BIOMÉCANIQUE ET DE BIOLOGIE, NICE, FRANCE.

ABSTRACT

The present paper has two aims: firstly, to analyse the factors which contribute to the respiratory function o! children who are exposed to different
ecological environments, altitude and tropics, and o! different nutritional status; secondly to verify normal values previously established, by means o! a
comparativa study, for functional exploration in the pulmonary pathology o! children.

Lung volumes o! 4 groups o! children are comparad. The children are o! prepubertal age and live at high altitude (La Paz, 3.700 m, barometric pressure
495 mm Hg) and in the lowlands (Santa Cruz, 420 m, barometric pressure 760 mm Hg).

The high altitude group GA (n=67) was studied at the Instituto Boliviano de Biología de Altura (I.B.B.A.) and divided into 2 subgroups: GA 1 which
consisted o! children o! high socio-economic level (n=23) and GA2 with children o! low socio-economic level (n=44). The lowland group GB (n=71) was
studied at the Centro Nacional de Enfermedades Tropicales (CENETROP) and also divided into 2 subgroups: GB1 consisting o! children with high socio-
economic level (n=43) and GB2 with 28 children o! low socio-economic level.

Anthropometric measurements include: Weight (P), Height (T) upper arm circumference (CSB) and Skin folds taken at 4 different locations. Based on
these measurements the following parameters were calculated: Body fat mass, lean body mass, and body mass index (IMC = Weight Kg/height m 2 ).
Sexual maturation was assessed according to the Tanner stages, by orchidometry and by quantification of testosterone in saliva.

Spirometry includes measurements o! vital capacity (CV), maximal expiratory volume per one second (FEV1 ), functional residual capacity (CRF), re-
sidual volume (VR), total pulmonary capacity (CPT) and the different percentages o! comparison used for physiological interpretation.

The results show higher values for the lung volumes of the 2 groups of high altitud e children (GA 1 and GA2) in comparison to the 2 lowland groups (GB1
and .GB2, p<0.001) as well as comparad in percent o! normal sea level values (p<0.001 ).

On the other hand it has to be pointed out that the 2 groups o! low socio-economic level children (GA2 and GB2 ) are significantly smaller than the high
socio-economic level children (GA 1 and GB1 ), in fact their overall growth is delayed by 2 years.

The antrhopometric measurements suggest that the physical development of prepubertal children depends rather on socio-economic level and nutritional
status than on exposure to hypobaric hypoxia.

lt seems that high altitude hypoxia per se does not affect the growth of prepubertal Andean children and that the development of pulmonary function is
accelerated due to structural adaptation to the hypoxic environment starting at an early age. The influence of nutritional factors, however, should not be
excluded and more exhaustiva studies relating.

Key words: High altitude - Tropics - Prepuberty- Lung volumes - Socio-economic level - nutrition - anthropometry - growth.

RESUMEN

Nuestro propósito tiene una doble finalidad, en primer lugar hacer un análisis de los factores que contribuyen en la función respiratoria de niños
expuestos a diferentes ambientes ecológicos, altura y trópico y de diferente estado nutricional; en segundo lugar, un estudio comparativo permite ratificar
los valores de referencia establecidos con el fin de efectuar una exploración funcional en patología respiratoria infantil.

Se comparan los volúmenes pulmonares de 4 grupos de niños en edad pre-puberal habitantes de altura, (La Paz, 3.700 m. sobre el nivel del mar,
Presión Barométrica: 495 mmHg) y de tierras bajas (Santa Cruz, 420 m.s.n.m., Presión Barómetrica: 760 mmHg).

El grupo de la altura GA (n = 67) fue estudiado en el Instituto Boliviano de Biología de Altura (I.B.B.A.), y dividido en 2 subgrupos: GA 1 que corresponde
a niños de nivel socio-económico alto (n=23) y GA2 de nivel socio-económico bajo (n = 44). El grupo de tierras bajas GB (n = 71) fue estudiado en
CENETROP, y dividido en 2 subgrupos: GB1 formado por niños de nivel socio-económico alto (n = 43) y GB2 de nivel socio-económico bajo (n = 28).

Las medidas antropométricas incluyen: Peso (P), talla (T), circunferencia superior del brazo (CSB), y el pliegue cutáneo tomado en 4 localizaciones
diferentes. A partir de estas medidas fueron determinadas: la masa grasa corporal, masa magra corporal e índice de masa corporal (IMC = Peso Kgs/
talla en m2 El grado de maduración sexual fue obtenido de acuerdo con Tanner, por orquidometría y la cuantificación de testosterona en saliva.

El estudio realizado por espirometría, incluye la medida de la capacidad vital (CV), el volumen espiratorio máximo por segundo (VEF,), la capacidad
residual funcional (CRF), el volumen residual (VR),Ia capacidad pulmonar total (CPT), y los diferentes porcentajes de comparación entre estos parámetros,
válidos para una interpretación fisiológica. •

Los resultados evidencian cifras mayores para los volúmenes pulmonares en los dos grupos de niños de altura (G1 y G2 ), tanto en comparación con los
2 grupos de tierras bajas (GB1 y GB2, P<0,001 ), como en comparación porcentual de los valores de referencia para el nivel del mar (P=<0,001 ). Por otra
parte, es de remarcar que los dos grupos de niños pertenecientes a familias de bajo nivel socio-económico (GA2 y GB2) son significativamente rflas
pequeños comparados con los grupos GA1 y GB2, su crecimiento en términos generales es menor en 2 años.

365
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Por los datos antropométricos parece ser que el' •Jsarrollo físico en niños en edad pre-puberal depende más del nivel socio-económico y nutricional que
de la exposición a la hipoxia hipobárica.

Parece ser que la hipoxia de altura per se no ale ta el crecimiento de los niños andinos en edad pre-puberal y que el desarrollo de la función pulmonar
tiene una aceleración en función a la adaptación e: 'ructural al ambiente hipóxico desde edad temprana. Además consideramos que los factores nutricionales
no pueden ser excluidos siendo necesario futurc 1 estudios más completos de la función pulmonar.

Palabras Claves: Altura- Trópicos- Pre-pubert; d- volúmenes pulmonares- niveles socio-económicos- malnutrición- antropometría y crecimiento

INTRODUCCION

La homeostasis representa la más alta e 1pacidad biológica, pues en su mecanismo principal, facilita las condiciones óptimas
de funcionamiento celular (Ciaude Berna d, 1866). Esta cualidad de los seres humanos permite que el habitante nativo, residente
permanente de la altura cuente con un perfecto equilibrio fisiológico a pesar de la hipoxia ambiental, resultante de la baja
presión barométrica, la baja temperatura y sequedad del ambiente, características predominantes del clima altiplánico durante
la mayor parte del año (1 ).

Entre esta numerosa población que hab a por encima de los 3.000 m sobre el nivel del mar, y cuyo mayor porcentaje mundial
se halla en Los Andes, se encuentran o >Vi amente los niños que en una gran proporción deben hacer frente a contrastes de
orden socio-económico, además de los actores ambientales mencionados.

Al igual que en la etapa perinatal, los per odos pre-puberales, son épocas donde el niño es particularmente vulnerable, pues su
organismo debe soportar un desarrollo 1onderal, gonadal y psicomotriz al mismo tiempo.

Hasta el presente, muchos trabajos han sido publicados sobre la función respiratoria en la infancia y adolescencia a nivel del
mar, (3), (4), (14), (30). Por el contrario, pocos trabajos han sido realizados en niños habitantes de altura (2), (1 0), (11 ), (15),
(31 ), (35), (38) y tal vez menos aún comr arándolos con datos de niños del nivel del mar (14), (30), (42). Nuestro propósito tiene
una doble finalidad, en primer lugar ha :er un análisis de los factores que tienen parte en la función respiratoria de niños
expuestos a diferentes ambientes ecoló! 1icos, altura y trópico y de diferente estado socio-económico y nutricional. En segundo
lugar, dados los hallazgos previos, se i npone la necesidad de sentar las bases para establecer valores de referencia que
permitan efectuar una evaluación funcic 1al respiratoria en niños habitantes de altura.

GRUPOS HUMANOS Y METODOS

Se comparan los volúmenes pul mona re~ de 4 grupos de niños en edad prepuberal habitantes de altura, (La Paz, 3. 700 m sobre
el nivel del mar, Presión Barométrica: ¿ }5 mmHg, temperatura ambiental media 16 ºC) y de tierras bajas tropicales, (Santa
Cruz, 420 m. sobre el nivel del mar, Pr iSión Barométrica: 760 mmHg, temperatura ambiental media 26 ºC). El estudio fue
realizado en época de invierno (meses le Julio-Agosto).

El grupo de la altura (GA) comprendié 67 niños los que fueron estudiados en el Instituto Boliviano de Biología de Altura
(I.B.B.A.) y fue dividido en 2 subgrupo~ GA1 que corresponde a niños de nivel socio-económico alto y GA2 de nivel socio-
económico bajo.

El grupo de tierras bajas (GB) fue estud ado en el Centro Nacional de Enfermedades Tropicales (CENETROP) y dividido a su
vez, en 2 subgrupos: GB1 formado por liños de nivel socio-económico alto y GB2 de nivel socio-económico bajo.

El pasado y el presente estado nutriciol•al de éstos 4 grupos fue motivo de una encuesta especializada, complementada por
una serie de medidas antropométricas. 1 stas incluyen: la talla en centímetros, el peso en kilogramos, la circunferencia superior
del brazo (CSB). Se utilizó un calibrado: de Harpenden para medir los pliegues cutáneos a nivel del bíceps, tríceps y regiones
subescapular y suprailíaca. La masa gt 1sa corporal (MGC) fue calculada mediante la ecuación de Durnin y Rahaman (9), a
partir de esta variable y del peso corpon 1se pudo cuantificar la masa magra corporal (MMC). El índice de masa corporal (IMC),
fue obtenido de la relación: Peso Kgsfn lla en m2 • El grado de maduración sexual fue determinado de acuerdo con Tanner (39)
y solo los niños en edad prepuberal (est tdío 1 de Tanner, orquidometría < 6 mi) fueron incluídos. Por otra parte 11 niños obesos
del grupo GB1 fueron excluidos del estt dio.

Los parámetros hematológicos fueron ot len idos de una muestra de sangre venosa mínima del pliegue del codo, la concentración
de la hemoglobina fue medida según el método de Drabkin y el hematocrito por el método del microhematocrito.

En todos los niños seleccionados se re¡ lizó un estudio espirométrico completo con el objeto de conocer la función respiratoria
a través de los volúmenes y capacidadel pulmonares. Previamente los niños se familiarizaron con la metodología del laboratorio
y especialmente con el espirómetro (n arca Collins de 9 litros, tipo modular con analizador de Helio incorporado). Para el
examen, cada niño estaba sentado confc tablemente para ejecutar las maniobras respectivas. El mejor de tres trazados obtenidos
para cada volumen, fue escogido para: u análisis.

En todos los niños se midieron los sigui e ntes parámetros respiratorios: la capacidad vital pulmonar (CV), el volumen espiratorio
366
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

forzado en un segundo (VEF,}, la capacidad residual funcional (CRF), con la cual se calculó el volumen residual (VR), finalmente
se obtuvo la capacidad pulmonar total y las relaciones útiles entre éstos parámetros expresados en porcentajes, como ser el
VEF, /CV y VRJCPT.

La interpretación de los valores absolutos de todos los datos obtenidos se realizó en función de la talla, y también fueron
expresados en porcentaje de los valores de referencia obtenidos para niños del nivel del mar (33) según las ecuaciones de
regresión establecidas por Geubelle para la CV, CPT, VR y la CRF, de acuerdo con Thieman para el VEF,. La relación VR/CPT
fue corregida según Strang y VEF, /CV según Solymar. Las comparaciones entre los diferentes grupos fueron realizadas por
análisis de varianza (ANOVA) sobre los datos expresados en porcentaje de los valores de referencia. El criterio de significación
fue fijado en p<0.05.

La temperatura ambiente y la del espirómetro, así como la presión barométrica fueron registradas para cada maniobra de
manera a efectuar el cálculo del factor de corrección respectivo para las condiciones BTPS.

Cinco niños de los grupos GB fueron excluídos del análisis estadístico de los valores espirométricos, porque, nacidos en la
altura recientemente migraron a tierras bajas.

Con el objeto de cumplir con las normas de ética y lograr una mejor cooperación, fue necesario obtener un consentimiento
escrito de los padres.
TABLA 1
CARACTERÍSTICAS ANTROPOMÉTRICAS (Respiration 43: 330-335, 1982)

GRUPO GA1 GA2 GB1 GB2 ANO VA


n 23 44 43 28

Talla( cm) 140(7) 131 (5) 141 (5) 132(6) A:NS,ESE<0.001


AxESE:NS
Peso(kg) 37(9) 30(4) 36(5) 31 (4) A;NS,ESE<0.001
AxESE:NS

MGC(%) 21.3(5.8) 16.5(3.3) 21.3(4.5) 17.8(3.6) A:NS,ESE<0.001


AxESE:NS

MMC(kg) 29(5) 25(2) 28(3) 25(3) A: NS, ESE<0.001


AxESE:NS

CSB(cm) 19.5(2.2) 17.4(1.2) 18.7(1.3) 17.8(1.3) A:NS,ESE<0.001


AxESE<0.05
IMC(kg/cm2 ) 18.6(2.9) 17.2(1.7) 17.9(1.8) 17.6(2.2) A:NS,ESE<0.05
AxESE:NS

= = =
Valores medios± DS. n número de sujetos. A= Altura. ESE Estado Socio Económico. MGC Masa Grasa Corporal. MMC
= =
= Masa Magra Corporal. CSB Circunferencia Superior del Brazo. IMC lndice de Masa Corporal. ANOVA Análisis de =
varianza. NS = No estadísticamente significativo.
TABLA2·
VALORES HEMATOLÓGICOS

GRUPO GA1 GA2 GB1 GB2 ANO VA


n 23 44 43 28

Hematocrito "'o 45.9±2.8 45.7±2.1 42.4±2.3 39.9±2.1 GA 1 vs GA2 N.S.


G81 vs GB2 *
GA1 vs GB1 **
GA2 vs GB2 **

Hemoglobina, g/1 150±9 153±8 135±9 128±12 GA 1 vs GA2 N.S.


GB1 vs GB2 N.S.
GA1 vs GB1 **
GA2 vs GB2 **

Valores medios± DS. n = número de Sujetos. * P<0,01 •• P<0,001


367
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Fig. 1 Fig. 2
LA PAZ (3600 m.)
3000 LA PAZ (3700 m.) SANTA 1 ~UZ (420 m.) 1200 '

P< 0.001
1000
SANTA CRUZ (420 m.)

g 2000
~ 600
.... el
¡!!
> "'e
¡;;

~ !!!
z
600
¡f
"'"'
~ ~ 400

200

14 o 131 14 132 TALLA (cm) 14o 131 141 132 TALLA (cm)
37 30 36 31 PESO (Kg) 37 30 36 31 PESO (Kg)
0 NIVEl SOCIO ECONOMICO ALTO • NIVEL SOl <l ECONOMICO BAJO 0 NIVEL SOCIO ECONOMICO ALTO • NIVEL SOCI•O ECONOMICO BAJO

No se realizaron tests específicos sobre E1origen étnico, sin embargo basados en el apellido de los niños se puede afirmar que
son niños mestizos (español o aymara o E :3pañol o quechua) con un predominio español en los niños de nive:l socio-económico
alto.

RESULTADOS.

Las características antropométricas de le ; 4 grupos de niños son presentados en la Tabla 1. En ambos grupos (GA y GB) los
niños de nivel socio-económico alto fue on más robustos y con mayor masa muscular que los niños dEl bajo nivel socio-
económico.

La masa grasa corporal (MGC) en porce ·¡taje y la masa grasa corporal en kilogramos fueron idénticas en los niños de nivel
socio-económico alto en ambas alturas. Estos hallazgos muestran que el efecto del status socio-económico es altamente
significativo (p<0.001) y que la altura no t me efecto sobre las dimensiones antropométricas en los niños en edad pre-puberal.
Altura y nivel socio-económico no tienen nteracciones significativas excepto sobre la circunferencia superior del brazo (CSB).

Los resultados de los exámenes hematof )gicos que se presentan en la Tabla 2, muestran un hematocrito en porcentaje y una
hemoglobina en g/1 significativamente su~ w3riores (p<0.001) en los niños de la altura (GA) comparados con el grupo de niños de
tierras bajas (GB). Por el contrario no hut ., diferencia significativa entre los grupos GA 1 y GA2 para las cifras de hematocrito y
de hemoglobina, mientras que si observé mos los valores comparando GB1 y GB2 la hemoglobina no tiene mayor diferencia,
pero para el hematocrito los valores son nás elevados en el grupo GB2 (p<0.01 ).

El análisis de los resultados de la funciór pulmonar (Tablas 3y4 y Figuras 1y2) muestra lo siguiente:

Los valores de los volúmenes pulmonare¡ difieren significativamente entre los grupos de altura (GA) y los de tierras bajas (GB),
tanto en valores absolutos como cuando ¡e hace la comparación con los valores de referencia del nivel del mar (Tabla 3). Las
cifras muestran un marcado aumento de la capacidad vital; cuyos valores absolutos son netamente mayCires en los grupos
GA 1 y GA2, en la tabla 3 se aprecian inc 1so los valores de referencia del nivel del mar (33) marcados en paréntesis, a pesar
de la diferencia de talla, que en términos :le porcentaje (Tabla 4) tiene una diferencia muy significativa (p<0,001).

El parámetro que muestra más diferencié es el volumen residual, tanto en valores absolutos como en términos de porcentaje
(p<0,001 ), aquí también debe ser motivo ~e análisis la diferencia de superficie corporal (peso y talla) de los niños estudiados y
muy especialmente, la influencia que par ~ce tener el nivel socio-económico.

Los niños de nivel socio-económico alto d) tierras bajas (GB1) tienen valores de la función pulmonar que son muy próximos de
las cifras standard del nivel del mar, con o podría esperarse (P = N.S.), mientras que los niños del grupo GB2 muestran un
aumento tanto del volumen residual (VR), como de la capacidad residual funcional (CRF) cuando se los compara con los niños
del grupo GB1 (p<0,001).

DISCUSION

Tanto en la altura como en tierras bajas, le s criterios para establecer una clasificación del nivel socio-económico de cada grupo
seleccionado fueron: un conocimiento de 1 lugar de residencia del niño, el tipo de hábitat familiar, la situación profesional y
económica de la familia y el tipo de estab ·~cimiento escolar frecuentado por el niño (escuela privada o públic:a), estos criterios
son los más utilizados en los países en de: arrollo para establecer una buena correlación entre nivel socio-económico y nutrición.
368

,,
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

TABLA3
VALORES ABSOLUTOS DE LA FUNCIÓN PULMONAR EN FUNCIÓN DE LA TALLA
(DATOS DE LOS 4 GRUPOS CORREGIDOS A BTPS)

GRUPO GA1 GA2 GB1 GB2


n 23 44 43 28

CVml 2758 ±450 2634±343 2403±308 2140 ± 295


(2319) (1938) (2319) (1978)

VRml 1103 ± 231 1160 ±208 640 ± 120 739 ± 194


(636) (526) (636) (573)

CRFml 1920 ± 363 2079 ± 383 1462 ± 239 1510 ± 257


(1277) (1048) (1277) (1 072)

CPTml 3861 ± 681 3794 ± 551 3043 ±428 2879±489


(3001) (2497) (3001) (2550)

VRICPT% 28,5 ± 3,9 30,5±3,0 19 ±4,5 25,2±4,9


(17.1) (17.1) (17.1) (17.1)

VEF1 mi 2282 ± 371 2253 ± 332 2072 ±237 1792 ± 279


(1831) (1536) (1831) (1567)

VEF1/CV% 84.5 ± 4.2 85.9 ±4.2 86.3 ± 4.4 84.7 ± 4.5


(84.6) (84.6) (84.6) (84.6)

Valores medios ± OS, n = número de sujetos


cv : Capacidad Vital
VR : Volumen Residual
CRF : Capacidad Residual Funcional
CPT : Capacidad Pulmonar Total
VEF1 : Volumen Respiratorio Máximo por segundo
Entre paréntesis valores de referencia del nivel del mar

TABLA4
VOLÚMENES PULMONARES DE LOS 4 GRUPOS
(PORCENTAJE CON RELACIÓN A LOS VALORES DE REFERENCIA DEL NIVEL DEL MAR, SEGÚN LA TALLA*)

GRUPO GA1 GA2 GB1 GB2


n 23 44 43 28

CVml 118 ± 10 <0,001 135 ± 13 103 ± 11 N.S. 107 ± 10


VRml 175 ± 37 <0,001 220±37 100 ± 19 <0,001 138 ± 34
CRFml 151 ± 28 <0,001 198 ± 37 113±1<0,001 140 ± 19
CPTml 129 ± 13 <0,001 151 ± 15 101 ± 10 <0,001 113 ± 12
VR/CPT% 134 ± 22 N.S. 145 ± 18 89 ± 26 <0,01 119 ± 29
VEF1 mi 124 ± 12 <0,001 146 ± 18 112±9N.S 111 ± 8
VEF1/CV% 104±5 N.S. 108 ± 5 107 ± 5 N.S. 107 ±5

Valores medios ± OS, n = número de sujetos


CV : Capacidad Vital
VR : Volumen Residual
CRF : Capacidad Residual Funcional
CPT : Capacidad Pulmonar Total
VEF1 : Volumen Espiratorio Máximo por segundo
* Quanjer, P. H. y Colaboradores (33)
369
¡1 Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Las medidas antropométricas utilizadas s m las clásicamente utilizadas en antropometría nutricional. El análisis estadístico del
peso y de la talla muestra que ambos lug Lres, altura y llano, los niños de nivel socio-económico alto fueron significativamente
(p<0,001) de mayor estatura y peso y tuv •3ron un índice de masa corporal más elevado (p<0,05) que los niños de nivel socio-
económico bajo. La comparación del pes >y la talla de GA 1, GA2, GB1 y GB2 con las cifras standar de los percentiles dados
por el NHCS (19) y de las normas latine americanas al respecto (25), muestra que los niños de los grupos GA1 y GB1 se
encuentran en el rango normal de los niñ JS correctamente alimentados de la misma edad.

En cambio, los niños de los grupos GA2 y '3B2 son más pequeños y más delgados que los standards mencionados, en realidad
se llega a establecer que su crecimiento • sico está retrasado aproximadamente en 2 años. A pesar del nivel socio-económico
(p<0,05), el índice de masa corporai'(IMC ¡para todos los niños de nuestro estudio se encuentra en el rango normal (34), (36),

Algunos autores coinciden en señalar quo ·en niños con bajo peso y talla en relación con su edad pero con peso relacionado a
su talla, el retardo de crecimiento sería e resultado de un pasado de malnutrición, el cual puede haber ocurrido en la primera
infancia (5), (28), (29), (37), (40). Este pl }de ser el caso de los niños de los grupos GA2 y GB2 en nuestro estudio.

La circunferencia superior del brazo y el p .egue cutáneo tomados en sitios seleccionados (biceps, tríceps y áreas subescapular
y suprailíaca) reflejan reservas proteino-E nergéticas (13), (23), (24) y son ampliamente usados en antropometría nutricional.

Varios estudios realizados en niños han 1 ~emostrado que estas reservas se encuentran deprimidas en la restricción proteino-
energética (6), (12), (17), (24), (32). En n ¡estro estudio y en ambos ambientes de altura los niños de los grupos con alto nivel
socio-económico tienen una circunferen :ia inferior del brazo y una masa corporal (calculada de los 4 pliegues cutáneos
mencionados) mayores que en los niños ·le bajo nivel socio-económico (p<0,001 ).

Probablemente la mejor y más simple for na conocida de aclimatación a la altura es la eritrocitosis fisiológica o aumento de los
glóbulos rojos por unidad de volumen s~ nguíneo. En nuestro estudio los 2 grupos de niños de altura muestran un aumento
significativo tanto de hemoglobina como 1 !el hematocrito con relación a los niños de tierras bajas, es de remarcar que entre los
grupos GB1 y GB2 se aprecia una dife encia muy significativa (p<0.001 ), especialmente cuando se toman en cuenta los
valores relacionados a la superficie corpc ral y en porcentaje de acuerdo a los valores del nivel del mar.

Si comparamos los valores de CV y VR e aumento de éste último es mayor, como ya fuera demostrado en estudios realizados
en adultos (7), (8), (21 ), (22), (41) y (4: ) considerando incluso, que se produce primariamente y constituye un verdadero
proceso estructural de adaptación (21) E1aumento de éstos dos parámetros condiciona una elevación tanto de la capacidad
pulmonar total (CPT) como de la capacida 1residual funcional (CRF), ambos parámetros favorecerían directamente una adecuada
ventilación alveolar y por lo tanto una mej .r difusión alvéolo-capilar que en niños residentes de altura es mayor que en niños del
nivel del mar (42). Tratándose de niños n 1rmales, el incremento de la relación volumen residual/capacidad pulmonar total (VR/
CPT) no significa un fenómeno de atrapé 1niento aéreo, pues paralelamente existe un volumen espiratorio forzado (VEF1 ) y un
índice de permeabilidad bronquial (VEF/< .V) normales, por lo tanto, probablemente se relaciona con un aumento de la superficie
de contacto alveolar.

En nuestros grupos GA2 y GB2, de baje ; recursos económicos, se encuentran niños de origen aymara y quechua en forma
predominante a los mestizos, mientras< ue los grupos GA1 y GB1 son más bien de origen europeo predominante. En este
sentido nuestros resultados concuerdan :on los hallazgos de Greska y Haas y colaboradores (16), (18).

Nosotros pensamos que el aumento de 1 t capacidad vital y del volumen residual en los niños de los grupos GA 1 y GA2 puede
ser atribuido a una aceleración en el de .arrollo de la función pulmonar relativa a la estatura, en efecto, nuestros resultados
muestran una diferencia significativa (p< ).001) entre los grupos GA y GB especialmente para VR y la CRF.

Ahora bien, cuando comparamos los vale es de VR y CRF en función de la talla dentro del grupo de niños de altura encontramos
que para GA2 el aumento de estos pará netros es también significativo (p<0.001 ).

Un hallazgo sorprendente fue que esta r 1isma diferencia existe entre los grupos de la zona tropical. Esta diferencia en parte,
podría ser atribuida, a un predominio del •xigen aymara quechua entre los niños de bajos recursos económicos; por otro lado,
la influencia de los factores nutricionales no puede ser excluida puesto que existen estudios que mencionan los efectos de la
malnutrición sobre la estructura pulmon u en animales de experimentación (20), (26), (27), y los datos antropométricos de
nuestro estudio muestran que los niños le bajos recursos económicos, tanto en La Paz como en Santa Cruz sufren de una
deficiencia nutricional marginal, pero de ninguna manera son malnutridos. Sin embargo, es necesario complementar estos
estudios con tests genéticos y especialn ente, con la medida de índices de la retracción elástica pulmonar.

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen la colaboración lel Director de CENETROP en Santa Cruz, Dr. Benjamín Rivera y a los Directores y
Padres de Familia de los Colegios: Fran• o Boliviano y la Unidad Educativa ••Hernando Siles» de La Paz, así como del Colegio
La Salle y Colegio Amboró de Santa Cn z..
370
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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372
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes•

PATOLOGIA DEL SISTEMA NERVIOSO


EN LAS GRANDES ALTITUDES

ZDZISLAW JAN RYN

UNIVERSIDAD JAGUELLONA, COLLEGIUM MEDICUM, CRACOVIA-POLONIA

ADAPTACION DEL SISTEMA NERVIOSO

El sistema nervioso se caracteriza por su alta sensibilidad para la hipoxia. La hipoxia crónica, que existe durante una larga
permanencia en las alturas, produce cambios de adaptación de carácter biológico. Como resultado se observa un aumento de
la tolerancia del organismo para hipoxia y también una disminución de la sensibilidad por la falta del Oxigeno.

El cerebro humano desarrolla diferentes mecanismos de compensación y adaptación. Hensel y Hildebrandt (1964). presentan
la opinión, de que la esencia de la aclimatación se ubica exactamente en los cambios en el sistema nervioso. Los habitantes de
las grandes alturas son menos sensibles a la estimulación oxigenia en comparación con los habitantes de los valles (Lefrancois
et al., 1968, 1970; Paz-Zamora et al., 1974). Estas características tienen naturaleza permanente y hereditaria.

El ascenso a una altura moderada de 2000-3000 metros sobre el nivel del mar provoca normalmente una reacción en el
sistema nervioso central, que se manifiesta solamente en la esfera emocional. Se observa entonces las reacciones apático-
depresivas (en 80% de los sujetos) o eufórico-impulsivas (en 20%). Los disturbios en esta esfera son, por lo común, los únicos
síntomas de la hipoxia que no podemos confirmar en otras pruebas y parámetros fisiológicos o clínicos (Ryn, 1971 ).

En la primera fase de aclimatación dominan los síntomas de la activación del sistema simpático. Después crece la tensión en
ambas partes del sistema autónomo y solamente en los habitantes de las grandes alturas se observa una constante prevalencia
en el sistema parasimpático. Es este uno de los más importantes mecanismos de adaptación para la vida en ambiente montañés.

En la primera fase de aclimatación en las alturas el flujo sanguíneo cerebral aumenta, después disminuye (desde 77 milílitros
por minuto por 100 gramos hasta 57 milílitros, según Poy, 1969). Pero esto no significa una hipoxia cerebral. El cerebro, gracias
a otros mecanismos de compensanción, recibe una adecuada cantidad del oxígeno necesario para su funcionamiento normal,
hasta una altura de 4000 m.s.n.m.

EDEMA CEREBRAL DE ALTURA

En la patología cerebral de altura indudablemente el edema cerebral de altura (ECA) se presenta como aspecto más serio.
Según Pennie (1975), el edema cerebral y pulmonar de altura (EPA) son las formas extremas del mal de montaña agudo
(MMA), que causan la muerte en las alturas a la gente joven, sana y capaz de realizar un gran esfuerzo. Con frecuencia se
menciona la presencia simultánea de edema pulmonar y cerebral de altura (Houston, 1960, 1972; Hultgren et al., 1962).

CUADRO CLINICO

El edema cerebral de altura se desarrolla en las personas jóvenes, que suben a las alturas de 4 a 5 mil metros s.n.m. en un
corto tiempo. La velocidad de ascensión favorece el desarrollo de esta enfermedad (Ciarke y Duff, 1976). Entre los factores que
predisponen al edema cerebral se menciona el gran esfuerzo físico, la baja temperatura y alta humedad del ambiente y
también la sensibilidad individual para la hipoxia.

El comienzo del ECA es rápido y su curso agudo. La mayoría de las descripciones de los casos refieren un final fatal (Singh y
Roy, 1957; Clarke y Duff, 1976; Ryn, 1977, 1977a). El diagnóstico es relativamente fácil. Aparte de los síntomas de mal estado
general y diferentes molestias físicas, dominan los disturbios mentales y neurológicos. Con mucha frecuencia se observan
fuertes dolores de cabeza, vértigo, naúseas, aversión a la luz, ataques de excitación motora,· insomnio, miedo, amnesia,
alteraciones en la orietación en el espacio, tiempo y situación, alucinaciones visuales o auditivas, temblor o convulsiones,
ataxia, paresis o parálisis. La última fase es el coma. La muerte puede ocurrir inesperadamente sin graves síntomas somáticos
(Hajdukiewicz y Ryn, 1983).

Según Clarke (1983, 1985) ECA se presenta en dos formas clínicas: edema durante aclimatación y edema por extrema altitud.
De esta la primera es más frecuente y se presenta en el1 a 2% de los visitantes a las alturas entre 4500 y 5500 metros s.n.m.
El síntoma más común es un fuerte y continuo dolor de cabeza que paraliza la actividad motora y mental. A menudo los
primeros síntomas se relacionan con la esfera psíquica: desequilibrio emocional, intranquilidad, irritabilidad, conductas
inadecuadas, ilusiones y alucinaciones, desorientación. En fase avanzada predominan somnolencia, estupor y coma. Con
frecuencia se presenta la respiración irregular de tipo Cheyne- Stokel particularmente en la noche. La recuperación es posible,
pero los estados de coma conducen a la muerte en 60-70%. Se conocen casos mortales durante el sueño, sin síntomas
antecedentes.
373
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Un criterio práctico sería: si una persor a en la altura parece ebria, esto significa con gran probabilidad, que sufre edema
cerebral.

Las observaciones y experiencias de los médicos de muchas expediciones muestran que acetazolamide (Diamox), es el único
medicamento que facilita aclimatación · previene el mal de montaña agudo y edema cerebral de altura. Normalmente se
recomienda tomar oralmente 250 mg. d 1 Acetazolamide, dos veces por día, durante 3-4 días antes de ascensión (Bradwell,
1984). En el tratamiento de ECA se recor 1ienda también oxígeno y Dexamethasone (o Betamethasone) (Re1nnie, 1975; Clarke,
1988). No se recomienda los diuréticos, ·ampoco opiaceos y depresores respiratorios.

La experiencia alpinista muestra que el 1 rétodo más efectivo es bajar al paciente lo más pronto posible. A veces un descenso
de unas centenas de metros puede salv tr la vida.

PREVENCION

Los factores comunes en el desarrollo 1 el ECA son ascenso rápido y excesivo esfuerzo físico, por eso se recomienda una
aclimatación gradual y buena preparaci< 11 física antes de la expedición.

ASTENIA CEREBRAL DE ALTURA

Muchos autores y médicos de las exped Giones a altas montañas señalan la posibilidad de diferentes alteraciones mentales y
neurológicas también después de la ex¡ ·~dición (Ryn 1977, 1988; Clarke, 1988). Estos datos justifican la sugerencia que los
alpinistas afectados por los traumas d ' altura pueden desarrollar daños cerebrales permanentes. Estas observaciones
controvertidas motivan formular la pregu 1ta ¿Si escaladas a las extremas alturas sin el uso de Oxígeno pueden causar daños
cerebrales o no? (West, 1986).

Ochenta eminentes alpinistas polacos, ~ trticipantes en las expediciones al Hindu Kush, Karakorum, Himalaya y a Los Andes,
fueron examinados en el Departamento le Psiquiatría de la Academia de Medicina en Cracovia, en los años 1971-1985.

Los resultados de estas investigaciones indican, que los factores traumáticos de las grandes alturas provocan no solamente
alteraciones funcionales en el sistema n :rvioso central, sino también en algunos casos, daños permanentes. Este síndrome,
que se puede definir como astenia cere Jral de altura (ACA), representa una forma particular de lesión orgánica del sistema
nervioso central.

CAUSAS

Los factores más importantes en el desa rollo de astenia cerebral de altura son: hipoxia como resultado de baja presión parcial
del oxígeno en el aire. Las condiciones r ecesarias predispuestas son: duración de estancia en las grandes alturas, tiempo de
practicar alpinismo, el síndrome orgánicc cerebral agudo y la respiración de tipo Cheyne-Stokes en el curso del mal de montaña
agudo y también la deterioración de altu a.

FORMAS CLJNICAS

Los síntomas axiales de ACA se relacior 1m con la esfera intelectual, emocional e instintiva. El cuadro psicopatológico permite
diferenciar tres formas clínicas: caracter ~pática, encefalopática y neuroplégica. En el tipo caracteropático el compromiso fun-
damental es de la esfera temperamenl d y caracterológica en forma de agitación, irritabilidad, explosividad, desequilibrio
emocional, dificultades en la concentra ión de la atención y problemas sexuales. El tipo encefalopático se caracteriza por
presencia de síntomas de lesión focal del• erebro: asimetría de los reflejos tendinosos, asimetría palpebral, nistagmo y limitaciones
en el campo visual. En los casos con el eL adro neuroplégico se observa síntomas de disfunción en el sistema nervioso periférico.

El carácter orgánico de estos síndromE ~~ fue confirmado no solamente por su cuadro y su dinámica, sino también en los
resultados de las pruebas psicológicas ) los registros electroencefalográficos.

En conclusión se puede afirmar, que el m ll de montaña agudo conduce a edema cerebral de altura, o al revés esta complicación
en casos severos puede producir lesión e rgánica del cerebro. Los resultados de estos estudios, todavía únicos, representan un
gran valor práctico, especialmente para li prevención en los alpinistas. Confirman ellos la opinión expresada por Jack Longland,
de que las grandes alturas matan lentan ente al ser humano.

ASPECTO PSICOLOGICO

En el Himalaya pereció casi toda la ge 1eración de destacados alpinistas polacos. Hasta los años noventa en más de 120
expediciones polacas, 39 personas perc eron la vida. La causa más frecuente de la muerte eran los disturbios del organismo
causados por el mal de altura (EPA o EC A).

374
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Por eso, una gran importancia tiene el aspecto psicológico del alpinismo, pues es el deporte de más alto riesgo. Lo está
practicando la gente que posee las predisposiciones psíquicas especiales. Ocurre que para muchos alpinistas la vida no
constituye el máximo valor. Ellos realizan los ascensos para satisfacer a sus extraordinarias necesidades de emociones fuertes,
para acercarse al límite entre la vida y la muerte, y a veces, para vivir, una vez en la cumbre, el éxtasis de altura. Resulta que
la satisfacción de estas necesidades es más fuerte que el instinto de autoconservación. Es difícil no emitir una paradoja!
reflexión sobre que es la muerte y no la vida lo que representa para los alpinistas el valor supremo.

En la práctica del alpinismo se ponen de relieve dos contradictorios comportamientos y necesidades humanos: el heroísmo y
el masoquismo. No es fácil comprender la intrepidez del alpinista, en el fondo solitario, que con un piolet se propone escalar el
Everest, si no existe el objetivo superior de tal acción. El fuerte elemento místico y religioso en las sensaciones de los alpinistas
abre ante nosotros nuevas posibilidades para conocer y comprender los verdaderos motivos de la práctica de este deporte.

Como consecuencia de la permanencia en grandes alturas se producen las sensaciones negativas, físicas y psíquicas, a
veces muy dolorosas. Liberarse de ellos, huir del tormento al éxtasis, es sólo posible en las situaciones extremas, en el estado
de «vértigo•• de gran altura, a menudo cuando el conocimiento está perturbado. El alcance a esta dimensión de sensaciones -
ambivalentes del tormento y del éxtasis - constituye uno de los más fuertes motores empujando al hombre a la práctica del
alpinismo. Y así se expresa la dimensión psicosomática de este deporte.

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375
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El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

NUESTRA EXPERIENCIA EN RESIDENTES PERMANENTES DE ALTURA:


11
CALIDAD DE LA ACLIMATACION 11

RAIMUNDO SANTOLAYA B., LUIS SALAZAR C., MARIO SANDOVAL M.,


RAIMUNDO SANTO LAYA C. RUBÉN AL FARO T.

CENTRO DE INVESTIGACIONES ECOBIOLÓGICAS Y MÉDICAS DE ALTURA (CIEMA).


CODELCO- CHILE. DIVISIÓN CHUQUICAMATA.

El trabajo que presentamos muestra los resultados de algunos parámetros obtenidos por nuestro Centro desde 1977, y otros .
recogidos con anterioridad, trabajando entonces para la Universidad de Chile y apoyados por CORFO. El orden de la presentación
pretende sistematizar nuestras investigaciones, en relación al concepto de calidad de la aclimatación, natural o adquirida, en
grupos de residentes permanentes de altura.

Todos nuestros trabajos son programados y prospectivos, no utilizan datos de fichas clínicas, y en la mayoría de ellos se
mantiene el seguimiento de las poblaciones estudiadas, añadiendo investigaciones complementarias. Aunque en algunos
trabajos se persigan objetivos específicos, siempre se privilegia el estudio abarcador, existiendo un protocolo mínimo de
investigación: historia y examen físico completos; antropometría; exámenes completos de sangre venosa; gases y equilibrio
ácido-base en sangre arterial; Radiografía de Tórax; ECG de reposo y espirometría completa, lo que nos permite comparaciones
cruzadas individuales o grupales.

En la Figura 1 enfatizamos la compleja ecuación hombre-altura, que obliga a una adecuada definición de sus elementos.
Aunque existen otras características en los diversos ecosistemas de altura según su ubicación geográfica, que determinan el
clima local (temperatura, humedad, régimen de lluvias, etc.), lo definitorio es el descenso de la presión barométrica y su
consecuencia, la disminución de la presión inspirada de Oxígeno, dependientes del nivel de altura.

Fig. 1.

<P.B. HOMBRE
<P.B.

<P.B. <P.B.

Las experiencias que hoy esbozamos se desarrollaron en la 1y 11 Región de Chile (Tarapacá y Antofagasta), en asentamientos
humanos ubicados a distintos niveles de altitud: pueblos del bofedal de lsluga (1 Región, 3650 a 4100 m), con laboratorio
ubicado en Colchane (3650 m.); Socaire, pueblo del Salar de Atacama (11 Región, 3450 m.); Caspana (11 Región, 3260 m),
Ollagüe, pueblo ferroviario en el altiplano chileno-boliviano (11 Región, 3818 m.); Aucanquilcha, mina de Azufre, (11 Región, 5960
m.), con campamento en Amincha (4100 m.), vecino a Ollagüe; y Chuquicamata (2800 m), gran enclave minero de cobre de
CODELCO-CHILE, ubicado en el desierto marginal de altura de la 11 Región en donde se encuentra nuestro laboratorio base.

Pero además del nivel de altura, es el hombre estudiado el que debe ser acabadamente definido: nativo o no de ella; desarrollo
total o parcial en la altura; perteneciente o no a las razas andinas ancestrales, con mayor o menor apego al estilo andino
tradicional; rural o urbano; pastor, agricultor o minero; residente permanente de altura o con descensos de frecuencia variable
a tierras bajas o a la Costa.

Las poblaciones estudiadas en lsluga, Ollagüe, Socaire, Caspana y Aucanquilcha responden a la definición de nativos andinos
indígenas con desarrollo total en la altura y residencia permanente en ella. Sin embargo, sus estilos de vida y actividades son
diversas: lsluga; pastores nómadas y agricultores; Caspana y Socaire agricultores atacameños tradicionales; Ollagüe, funcionarios
municipales y del ferrocarril, agricultores, trabajadores de las Borateras de Ascotán; Aucanquilcha, mineros del Azufre.
377
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Los escolares de Chuquicamata estudie los son todos nativos con desarrollo total en la altura y residencia casi permanente en
ella, pero ajenos casi en su mayoría a la ~ razas andinas y con un fuerte mestizaje indoeuropeo. Su estilo do vida es occidental,
en un ambiente con niveles variables de •;ontaminación ambiental. Los adultos de Chuquicamata son un grupo heterogéneo de
trabajadores o familiares residentes cas permanentes de altura, en un 60% nativos de ella, con clara definición de su actividad
laboral (mineros y no mineros). Este gn po presenta un fuerte mestizaje, característico de las poblaciones: del Norte de Chile.
Su estilo de vida es el propio de un ene ave minero y su nivel económico social es muy superior a los estándares nacionales,
particularmente en lo referido a cobert 1ra de salud. El grupo de Chuquicamata corresponde a residentes permanentes de
altura, situación distinta a la que ocurre :on los hombres que laboran en muchos enclaves mineros, habitualmente residentes
a nivel del mar y que acceden a la alt1.ra por períodos variables: diariamente, 4 días en altura y 4 a nivel del mar, y otros
modelos.

La aclimatación natural, individual o rae al, o la adquirida por muchos años de residencia en la altura, es un proceso holístico,
integral. No se juega a un sólo parám 1tro, sino que es un mosaico de variaciones delicadas, con tendencias genéricas y
variables individuales, que aportan sus cuotas para mejorar la eficiencia de todo el organismo en su exigente hábitat, y es,
como decía Hurtado< 10) "probablemente :m los niveles moleculares, bioquímicos, celulares y tisulares doncle se encuentran los
aspectos más importantes de este efici mte comportamiento", englobadas en una particular integración neuroendocrina.

En el hábitat de altura todo el hombre s 1 modifica, pero los cambios más relevantes y mejor conocidos ocurren en 20el "sistema
respiratorio", entendiendo por tal toda:, las estructuras y funciones vinculadas directamente con la respiración< ), proceso
bioquímico y celular, generador de ene1 ')Ía para la vida, dependiente del aporte de oxígeno. La respiración, utilización de 0 2 y
depuración de C0 2 , es vital para todas ras células del organismo y ocurre en la intimidad de su citoplasma y organelos. Este
proceso fundamentalmente vinculado ·1 la mitocondria, es un concepto que es necesario enfatizar cuando se analiza la
aclimatación y/o adaptación a la altura. El sistema respiratorio, así planteado, puede sistematizarse en los siguientes niveles:

1. Captación de Oxígeno : 1 lector tórax-corazón-pulmón, bajo regulación ventilatoria neurohumoral.


2. Transporte de Oxígeno : l angre-circulación.
3. Entrega Tisular de Oxígeno : < apilarización-intersticio.
4. Utilización celular de Oxígeno : 1 iitocondria.

La dificultad de investigar los niveles til ocelulares hacen que la mayoría de los estudios se refieran a los niveles de captación
y transporte de 0 2 • Estas investigacione ;, generalmente puntuales, pretenden muchas veces interpretar y t~xplicar la globalidad
del proceso oculto a través de la punta visible de un iceberg.

Finalmente, los análisis se realizan utili •ando los valores promedios de las poblaciones estudiadas, lo que muestra tendencias
grupales, pero la dispersión respecto dt esta cifra obliga a recordar que la aclimatación es un proceso individual, con equilibrios
particulares en cada caso.

En este resumen destacaremos los pa ámetros más importantes de nuestros estudios.

CAPACIDAD VITAL

En 4 poblaciones adultas de sexo mascLiino estudiadas, constituídas por residentes permanentes de Chuquic:amata, (trabajadores
mineros y no mineros), lsluga y Ollagü 1, los valores de Capacidad Vital (C.V.) superaron ampliamente las cifras consideradas
normales a nivel del mar (teórico de 1 nudson, según talla y edad para cada caso)< • ). Los grupos presentaban un rango
11 17

amplio de edades a excepción de los n ltivos de Ollagüe que eran menores de 40 años. Los valores promedios se entregan en
la Tabla 1 y Figura 2.
TABLA N° 1

CAPACIDAD VITAL (mi BTPS Y GOMO% DEL VALOR TEORICO DE KNUDSON) EN POBLACIONES RESIDENTES
PERMANENTES DE DIVERSAS ALTURAS.
-
c.v. c.v.
n mi D.E.
% Knudson
BTPS

Chuquicamata
No Mineros 276 5070 117.1 13.9
Mineros 132 4710 111.3 13.2
-
lsluga 57 5450 129.5 12.7
-
Ollagüe 33 5210 126.0 11.8

378
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Fig. 2

CAPACIDAD VITAL EN HOMBRES RESIDENTES


PERMANENTES DE DIVERSAS ALTURAS

C.V. TEORICA
C.V. (lts) KNUDSON

5
4,14
4

oV • F ,,,.,.,,,, .. , ,,,, ,,,,, • '/

NO MINEROS MINEROS NATIVOS NATIVOS


CHUQUICAMATA ISLUGA OLLAGÜE

Hallazgos similares se encontraron en 2 poblaciones de mujeres adultas normales:

n C.V. mi BTPS %Knudson D.E.

Chuquicamata 327 3610 116,5 13.2

lsluga 423 790 121,6 15.0

Al comparar el grupo de mineros de Chuquicamata con los no mineros entre los 30 y 69 años, cuyas tallas y edades eran
similares, se observó una C.V. significativamente mayor en los no mineros (p < 0.0005). Esta diferencia se evidenció en todos
los decenios de edad (p < 0.0001 ), con un deterioro progresivo con la edad, mayor en los mineros. El grupo minero está
constituido por trabajadores normales de la fundición y concentradora del mineral de Chuquicamata, reiterando que no obstante
el deterioro de su Capacidad Vital respecto de los no mineros, ésta sigue siendo francamente superior a la norma internacional
de nivel del mar.

Estos valores elevados de C.V. forman parte de un incremento de la Capacidad Pulmonar Total (C.P.T.) de lo~ residentes
permanentes de altura y de sus nativos. Esto se ratificó en un grupo de 45 hombres nativos residentes de Chuquicamata que
presentaron los siguientes valores promedios: C.V. 128% respecto de Knudson, Ventilación Voluntaria Máxima (V. V.M.) 141%
y una C.P.T. de 7520 mi BTPS (130% del teórico), con un Volumen Residual (V.R.) aumentado, estudiado con la técnica del
Helio: V.R./C.P.T. 106%.<21 >

Finalmente al comparar los nativos de Ollagüe con nativos del Nepal residentes a 3.800 y 3.700 m respectivamente, con tallas
y edades similares, los valores de C. V. no demostraron diferencias significativas (5195 y 5250 mi BTPS respectivamente), pero
el volumen calculado del tórax fue significativamente superior en los nativos de Ollagüe (p<0,0045).<2 >

CAPACIDAD DE DIFUSION PULMONAR

La Difusión Pulmonar (DLCO) fue estudiada en 77 hombres (edad promedio 36.8 años, rango 18-73) y 20 mujeres (edad
promedio 32 años, rango 13-47) residentes permanentes de Chuquicamata. la muestra de hombres corresponde a trabajadores
y ex-trabajadores del mineral de Chuquicamata, sin descartar a los fumadores, siendo 22 de ellos deportistas con entrenamiento
habitual (ciclistas y andinistas).<21 >
379
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

El estudio se realizó en un equipo Colli ¡s DL 520 computarizado, que incluyó el estudio completo en cada caso: Volumen
residual, capacidad pulmonar total, etc. L )S valores de DLCO reales, según la técnica de la respiración única (sb), consideraron
la corrección para hemoglobina según Di ·takara. La fórmula de Ferris utilizada por el computador del equipo introduce el factor
presión barométrica. Los resultados se 1xpresan en unidades absolutas mllmin/mm Hg y como porcentaje del valor teórico
según Gaensler.

DLCO % Gaensler rango


ml/min/mn Hg

Hombres 55.0 183 133-260

Mujeres 42.4 198 149-264

Se dividió el grupo de hombres entre nati 10s de altura con desarrollo total en ella (45) y los de desarrollo a nivel del mar (32) sin
que hubiera d.e.s en sus valores de DLC D expresados como porcentaje del valor teórico (184% y 183% respectivamente). Al
dividir el grupo total entre los deportist1 1s (22) y el resto (55) se observó una d.e.s (p<0.01) en la DLCO (197% y 178%
respectivamente). Esta diferencia se deb il fundamentalmente al hallazgo de DLCO significativamente mayores (p<0.01) en los
sujetos deportistas con desarrollo a nivel :!el mar (n = 14; DLCO 199 %) respecto de los no deportistas con desarrollo a nivel del
mar (n = 18; DLCO 170 %) (Figura 3).

Fig. 3

DLCOsb (% DEL TEORICO) EN 77 HOMBRES RESIDENTES PERMANENTES


DE CHUQUICAMATA (~ !lOO MTS) SEGUN LUGAR DE DESARROLLO Y ACTIVIDAD FISICA

1• DEPORTISTAS i i NO DEPORTISTAS 1
DLCOsb% *P < 0.01

Z!)
~fl. * *

2D

18)

100
14)

1:D

100

80
NATIVOS Al WRA NATIVOS N. DEL MAR TOTAL

Estos resultados demuestran que todos 1 's residentes permanentes estudiados en Chuquicamata poseen DLCO muy superio-
res a los considerados normales a nivel e ul mar y que en ellos el entrenamiento físico sistemático aumenta la DLCO, alcanzan-
do niveles muy significativos en particula en los que hicieron su desarrollo a nivel del mar. Este hallazgo avalaría la práctica de
ejercicio físico en la altura para lograr un 1mejor caliélad de aclimatación, especialmente en el nacido y desarrollado a nivel del
mar.

Es atingente recordar aquí que el increm• 'nto de la DLCO en el residente permanente de altura no se debe exclusivamente a un
factor de membrana (mayor superficie ce n un intersticio más fino) sino que también al componente de difusión intracapilar que
es proporcional al volumen de sangre er los capilares pulmonares.

Los hallazgos señalados a nivel pul mona ·deben interpretarse asociados a lo relatado por otros autores: discretas a moderadas
elevaciones de la presión de arteria pulr 1onar (Peñaloza; Cerro de Paseo 4320 m)(1 4l (Cudkowicz; La Paz 3600 m)<3 l; mejoría
del cuociente ventilación-perfusión de vé 1tice a base (Cudkowicz), debido a la hiperventilación clásica del hombre de la altura
en equilibrio con la hipertensión pulmom r descrita.
380
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

Por lo tanto el pulmón del nativo residente permanente de altura posee características que le permiten enfrentar mejor su rol de
capacitación e intercambio de Oxígeno, siendo clásico el estudio de Velásquez<25> que demuestra que la gradiente alvéolo-
arterial de oxígeno en Morococha (4650 m) es apenas de 1 a 2 mm Hg, comparada con 6.5 o más a nivel del mar.

GASES Y EQUILIBRIO ACIDO-BASE EN SANGRE ARTERIAL

Estos parámetros, tan relevantes en los estudios de altura, fueron evaluados en diversos grupos de hombres y mujeres normales
residentes permanentes de altura< 19>:

Lugar n Edad Promedio rango


(años)

Chuquicamata 2800 mts.

Hombres No Mineros 314 40 18-77

Hombres Mineros 130 43 30-59

Mujeres 396 38 16-76

Nativos Indígenas

Ollagüe 3818 mts. 18 25 16-37

Aucanquilcha 5960 mts. 6 32.8 19-54


- - - -- ----

El grupo de Aucanquilcha corresponde a trabajadores de la mina azufrera de Aucanquilcha, que laboran a 5960 m., lugar donde
se realizaron las muestras de sangre arterial. Estos trabajadores residían en el campamento de Amincha a 4100 m. y subían
diariamente a sus faenas en la cumbre.< 18>

En la Tabla 2 y Figura 4 se resumen los valores promedio y la desviación estándar entre parentesis de los parámetros más
importantes: pH, presión arterial de oxígeno (Pa0 en mm Hg), presión arterial de anhídrido carbónico (PaC0 en mm Hg) y
2 2
exceso de base (B. E. en mmol/lt). En este resumen no se anotan los demás parámetros estudiados, ni la distribución según
grupos etarios.
TABLAW2
VALORES PROMEDIO DE pH, Pa02, PaC02 Y B.E. ARTERIALES EN RESIDENTES PERMANENTES DE DIVERSAS ALTURAS.

Lugar pH Pa02 Pa02 B.E.

Chuquicamata
No Mineros 7.4 61.1 29.5 -4.8
' (0.018) (4.2) (2.2) (-1.45)

Mineros 7.4 60.9 28.3 -5.4


(0.021) (4.8) 2.4) (-1.48)

Mujeres 7.4 61.4 28.35 -5.5


(0.019) (4.8) (2.5) (-1.44)

Ollagüe 7.4 58.0 29.4 -5.2


(0.022) (4.2) (3.2) (-1.69)

Aucanquilcha 7.4 34.5 < 27.6 -5.9


(0.029) (3.4) (2.4) (-1.0)

381
f:l Altipl~no. Ciencia y conciencia
.
en los Andes
.
J '

¡ .
Entre los muchos comentarios que se 1educen de esta experiencia deseamos destacar lo siguiente:

1. Todos los grupos presentaron un pi:- :similar, idéntico al normal de nivel del mar, lo que es concluyente para definir su
condicion de perfecto equilibrio con fl medio..ambiente de altura. . .
1 . .. ·.
2. Los niveles de presión arterial de o Ügeno presentan significativas diferencias entre los grupos, dependiendo de la
altura de residencia. Todos los indi 1iduos estudiados realizaban vida normal sin limitaciones de actividad física, a
pesar de poseer valores de Pa0 2 mL y inferiores a los normales de nivel del mar.' Ello es particularmente impactante en
los trabajadores de la mina de Aucé ¡·,quilcha, quienes realizaban trabajo pesado a 5960 m con PaO., promedio de 34.5
mm Hg en reposo (rango 30-39), val· res que a nivel del mar son casi incompatibles con la vida. Podemos concluir q1,1e
cuando se trata de residentes perman ntes de altura, la Pa02 baja refleja el impacto del descenso de la presión barométrica
por un lado y el ahorro de gradiente a ~livel pulmonar por otro: Sin embargo, no indica necesariamente que exista hipoxia a
nivel celular, puesto que existen fundar :¡entales modificaciones en las etapas siguientes del sistema respiratorio, que aseguran
un aporte satisfactorio de 0 2 a nivel rr ~tocondrial. . .. .

3. La PaC02 no mostró difere·ncias sigr /ficativas entre los grupos residentes en las diversas alturas, inclusive después de la
corrección etaria, presentando todo: ~ellos valores francamente inferiores a los considerados normales a nivel del mar
(Figura 5). Sin embargo, existió difer ¡~ncia significativa en el promedio de la Pa0 2 , entre los residentes de Chuquicamata
respecto de los de Ollagüe. Ello refle ft el distinto patrón ventilatorio del residente permanente de altura, que presenta una
mayor ventilación alveolar respecto .de la fisiología de nivel del mar. Sin embargo, es sorprendente que la ventilación
::~~uo~~r reflejada en 1~ Pa~0 2 , no pre lente en estos resident_e~ perm_anentes de altura 1,1n descenso proporcional al nivel de
. ,¡
4. Todos los grupos estudiados present< :fon valores promedios negativos de B. E., sin llegar a O en ningún individuo (Figura 6).
Este hecho, unido a los antes expues ,¡>s representa un patrón característico del residente permanente de altura que mirado
desde la fisiología de nivel del mar se ja rotulado como una alcalosis respiratoria (PaC02 baja) compensada completamente
(pH 7.4) por una acidosis metabólica (B. E. negativo ó déficit der base).
. 1.
~~;
' -

Fig. 4 !:
...----------...:;.·· Jr--.:.:....;._,._ _ _ _ _:....;.,..,.,;...,;,.._ _ _ _ _ _:....;.,..,...:...,__ _:....;.,..,._ _ _ _,
11
pH, P02 y pC02 ARTERIAL ~S EN HOMBRES RESIDENTES PERMANENTES DE DIVERSAS ALTURAS
t-----------.~ . . . . 1
mm Hg :i· pH
120 8
pH

100

80

60

40 p02
pC02

20

·o o
N. del Mar jChuquicamata Ollagüe Aucanquilcha
o ¡ 2800 3818 5960 mts.

~----------------,~----------~------~--------------~--~
l
,¡;_
~
"fRANSPORTE DE OXIGENO ¡:
,1
~~ ' '

El transporte de Oxígeno depende de ~cantidad y calidad de la hemoglobina y del débito cardíaco, y, obviamente, de la
cantidad de oxígeno disuelto en el p ~sma, que se equilibra con el Oxígeno transportado por la hemoglobina. Esta
. . . . ~ .
382 .

,,
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes.

Fig. 5

pH, Pa0 2 y PaCQ 2 (mmHg) ARTERIALES EN HOMBRES RESIDENTES PERMANENTES DE DIVERSAS ALTURAS*

' ;

pH Pa0 2 PaC02
• Chuquicamala 2800 mts (n=151)- Ollagüe 3818 mts (n=18). Ajuste por edad 16 a 38a

Fig. 6

EXCESO de BASE (mmol/1) en HOMBRES RESIDENTES PERMANENTES DE DIVERSAS ALTURAS

. -2

-4

-6

-8

-10
No Mineros Mineros
N. del Mar Chuquicamata Ollagüe Aucanquilcha
o 2~800· ....... ·.:"··; ···3'.818 . 5.960 mts .

383
ll Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

relación está dada por el particular com¡1ortamiento de la curva de disociación de la hemoglobina, que se modifica, como
es bien conocido, por numerosos factor :~s fisiológicos y patológicos. En la altura, ya Hurtado<a> describió la desviación a
la derecha de está curva, que años des¡1ués Torrance< 23>y Lenfant< 12>, demostraron era debida al incremento del2,3 DPG
del glóbulo rojo. Los estudios realizado~ en residentes permanentes de altura han demostrado que el débito cardiaco es
semejante al observado en residentes 111~ nivel del mar.

En todas nuestras investigaciones realiz lmos sistemáticamente la evaluación de hemoglobina, macro y rnicrohematocrito.
En este resumen sólo nos referimos a l1 ·~>valores de microhematocrito dado que en las primeras investigaciones (pueb-
los del Bofedal de lsluga. Socaire) fue 1 1 único parámetro analizado.

En la Tabla Nº 3 entregamos los resulta• los de microhematocrito en poblaciones de hombres residentes permanentes de
diversas alturas< 16>:

TABLAN 2 3.
MICROHEMATOCRITO (%) EN HC IMBRES NORMALES RESIDENTES PERMANENTES DE DIVERSAS ALTURAS

Lugar AltL a n Prom. D.E. Rango


m % %

Chuquicamata 28 o
-Escolares 78 48.1 3.1 41.0-55.8

-No Mineros 359 52.4 3.4 41.8-63.8

-Mineros 138 52.1 3.3 41.5-61.0

Caspana 32 o 42 52.4 4.0 45.3-70.0

Socaire 34 o 21 49.2 3.1 44.0-56.Ei

lsluga 36 0-
41 o 62 47.9 3.6 37.0-55.0

Ollagüe 38 8 29 53.2 4.7 46.7-64.0

Aucanquilcha 41 0-
59 o 6 62.0 7.3 54.0-75.0

Existe la tendencia a asumir, como hechc inexorable y dogmático, el alza del hematocrito en forma proporcional a la altura de
la residencia. En nuestra opinión esta visié 11 ha "hipertrofiado" el rol del hematocrito en la aclimatación a la altura, desconociendo
o subvalorando otras modificaciones. Ade 1nás, ha pretendido correlacionar en forma matemática, el valor del hematocrito para
una altura determinada sin definir la poblac Ión estudiada, sus particulares hábitos y estilo de vida, como asimismo las condiciones
de su medio ambiente.

Nuestros estudios de poblaciones nos h~ n llevado a plantear, desde hace muchos años, que en un mismo nivel de altura se
encuentra una fuerte dispersión de los va 'lres de hematocrito en los individuos estudiados y que los mejor aclimatados no son
aquellos que poseen los valores más altc :¡ del mismo.

De los datos anotados en la Tabla No 3 re 1ulta destacable que los nativos indígenas del Altiplano de lsluga, que representan el
modelo ancestral de pastores nómadas, ¡1oseen valores de Hto similares a los de nivel del mar e inferiores a los encontrados
en Chuquicamata (p<0.001 ), que residen 1000 m más abajo, aunque con modelo de vida distinto y expuestos a contaminación
ambiental (Figura 7). Reafirma nuestra te: .ls de que se trata de un grupo de óptima aclimatación, los resultados obtenidos en la
prueba de ejercicio máximo que se come 1tarán más adelante.

PRUEBA DE EJERCICIO MAXIMO

De todas las actividades que puede realiz tr un individuo, la actividad muscular (ejercicio físico) es la de mayor gasto energético
y por lo tanto, la que demanda un mayor e msumo de Oxígeno. La prueba de ejercicio máximo es la única evaluación fisiológica
que permite valorar la función integral d1 •1 sistema respiratorio antes descrito, tanto a nivel del mar como en la altura. Esta
prueba, que obliga a la medición de mú tiples parámetros para una interpretación adecuada, refleja tanto la normalidad o
384
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

deterioro de los niveles antes analizados en este resumen (captación y transporte de Oxígeno) como los niveles tisulares y
celulares a cuya intimidad nonos referiremos. Mencionaremos 2 ejemplos para destacar la trascendencia de estos niveles tiso-.
celulares: el incremento de la mioglobina en los nativos residentes permanentes de altura (Hurtado 1937)<17! y el franco incremento
de la capilarización en tejido muscular demostrada en diversas poblaciones de nativos de altura<24>. Estas modificaciones
aseguran un aporte de oxígeno mitocondrial más abundante y eficiente que el que podría inferirse a partir de los valor~s de P0
2
arterial, analizada con criterio de nivel del mar.

En nuestra rutina la prueba de ejercicio máximo contempla la medición de frecuencia cardíac:a (F.C.), frecuencia respiratoria,
volumen espirado, consumo de Oxígeno (V0 2 ), eliminación de anhídrido carbónico, cuociente respiratorio y rendimiefltO (W
expresado en Watt). A estas mediciones realizadas en cada carga se agrega la medición de ácido láctico venoso al comenzar
y finalizar la prueba. El objetivo fundamental de nuestro protocolo es la medición directa, a nivel del máximo trabajo realizable
(W Máx), de todos estos parámetros, fundamentalmente de la F.C Máx alcanzada y del consumo de Oxígeno máximo (V0
2
Max) o Cí'ipacidad aeróbica.

Una capacidad aeróbica disminuida puede deberse a una enfermedad en cualquiera de los niveles del sistema (enfermedad
bronquial obstructiva; estenosis mitral, anemia, etc .. ) o a una mala "adecuidad física" ("fitness") (obesidad, sedentarisnio). En
la altura, la disminución de la misma puede deberse también a una mala aclimatación a ella en el residente permanente y, al
impacto agudo hipóxico, en el recién llegado.

En la Tabla No 4 se anotan los valores promedio más importantes y la desviación estándar ()obtenidos en 24 nativos indigenas
de lsluga y en ~O de Ollagüe; en 25 choferes de extracción de Chuquicamata y en 21 trabajadores de Chuquicarria~a que
practican deporte competitivo en forma habitual< 15•22>·

Fig. 7

· HEMATOCRITO (micro) EN POBLACIONES


DE HOMBRES RESIDENTES PERMANENTES DE DIVERSAS ALTURAS

65

50

35
Chuquicamata 2800 lsluga 3650-4100 Ollagüe 3818 mts.

Durante el desarrollo. de la conferencia se analizó en detalle, en numerosas diapositivas, el comportamiento de Jos diversos
parámetros entre los grupos ~studiados y los valores considerados normales por Astrand a nivel del mar< 1>. : .

De nuestras experiencias. resulta evidente que los nativos indígenas estudiados en el bofedal de lsluga y en Ollí'igüe,
residentes permanentes en un nivel de altura semejante (alrededor de 3800 m.), ostentan valores de consumo de Oxígeno
máximo (V0 2 Máx) similares a los considerados normales por Astrand en poblaciones sanas de nivel del mar. Cifras
semejantes se obtuvieron en trabajadores deportistas de Chuqüicamata· que residen 1000 metros más abajo. Sin em-
bargo, el grupo de choferes de extracción del minera! de Chuquicamata muestra valores promedio muy inferiores tanto
en términos absolutos como por Kg de peso. Como se aprecia en las figuras 8 y 9, los nativos de lsluga presentan
escaso deterioro de su V0 2 Máx con la edad, comportamiento muy distinto al observado en los choferes. Como señalamos
con anterioridad, el grupo de nativos de lsluga presentaba valores de hematocrito similares a los de nivel del mar, lo que

,.o 385 ··: .. , .. '· :. ~


,

1 1Altiplano. Ciencia y conciencia en los.Andes

asociado a .los valores de ·consumo de 0: :fgeno obtenidos reflejan su excelente estado de aclimatación. Si este hematocrito
"baJo" hubiera correspondido a ''anemia"~ or carencias nutricionales, esta condición habría impedido alcanzar este rendimiento
a ese nivel de altura. ' · · ·

TABLA N°4
'
ALGUNOS PARI ~ETROS OBTENIDOS EN PRUEBA DE EJERCICIO MAXIMO
EN RES ·J)ENTES PERMANENTES DE DIVERSAS ALTURAS.
1

.. ~HUQUICAMATA ISLUGA OLLAGÜE

ChofE f·.es Deportistas Nativos Nativos

Edad 40.1 32.4 ·. 30.8 26.4


años (6.7
1
~
'
(9.8) (10.6) (6.0)

lndice prr 119. ~­1'' 106.0 94.2 . 97.6


(%) (11.: ¡! (9.9) (6.9) (12.1)

· V0 2 Máx 230 ¡ 3020 2664 2300


ml!minSTPD (40: ) . (518) (257) (300)

V02 Máx
ml/min/Kg

WMáx
29.:
(5.(

16!
! 43.3
(8.0)

. 229
44.8
(4.8)

195
. 43 ..8
(9.5)

Watt (24 1 '(31) : (12)

WMáx 2.1 3.3 3.3


Watt/Kg (0.3 1¡ 1 (0.53) (0.25)

FCMáx 17· 179 179


(12. ¡1 (9.4) (1 0.3)
t
·'
'
. Fig. 8
....----------r
~. _________ _____..:....__________,
CAPACIDAD AEROBICA {V02 ~jAX) EN mi STPD/min/Kg v/s EDAD EN NATIVOS DE ISLUGA RESIDENTES
PEF ~r~ANENTES DE ALTURA. COLCHANE 3650 mts.
~--------------r------------------~----------------~
V02 MAX (ml!min/Kg) n =24
70

60

50

40

30

. 20

10

o
% 20 25 30 35. 40 45 50 55 60
EDAD (años)

.__
==
__________ rango normal nil ~1 del mar ~strand
·:-------..,.--_..;..- _ ____ _______
...:.__ ____.
386
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

. Fig.9

CAPACIDAD AEROBICA (V02 MAX) EN mi STPD/inin/Kg v/s EDAD EN CHOFERES DE EXTRACCION


. . RESIDENTES PERMANENTES DE ALTUR_A. CHUQUICAMATA 2800 mts.•

70.

60

50

40

30

20

10


15 20 25 30 35 40 45 50 55 ·60
EDAD (años)

_ rango normal nivel del mar Astrand *Obreros Santiago(Donoso y cols. 1971)
,

En el grupo de choferes (Figura 9) la mala capacidad aerÓbica no es imputable a la residencia en altura (impacto hipóxico),
dado los valores descritos en los grupos ae nativos del Altiplano y en los trabajadores de Chuquicamata que realizan a9tividad
física sistemática. La deficiente capacidad aeróbica de los choferes se explica por su ma.la adecuidad física, debiqa a su
sedentarismo extremo y a sus malos hábitos de alimentación. Esta condición, su mala capacidad aeróbica, es compartida con
trabajadores chilenos de Santiago, como quedó demostrado por Donoso<5l y cols. (4) y cuyos valores promedio segú~ grupo
¡
1
. Fig. 10 ;

FRECUENCIA CARDIACA MAXIMA v/s EDAD EN CHOFERES DE EXTRACCION RESIDENTES .


PERMAI\IENTES DE ALTURA CHUQUICAMATA 2800 mts.

F.C. máx./minuto n =28 ·

220

180

160

140

120
15 20 25 30 35 40 45 50 55 60
EDAD (años) . . . , .
. ..
~·: .·;~ .·~ ~ ·~-~,.

_ _ _· F.C. máx. teórica =220 • edad


387
,.

·E ~ltiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

etario se inscriben en la Figura 9. Los dele *eos hábitos de vida de los choferes se reflejan también en sus valores de lndice
peso/talla (lndice P/T), cuyo promedio está francamente alterado (119.3%), respecto de los demás grupos. En su oportunidad,
realizamos un estudio antropométrico com ~leto (peso, talla, masa grasa, perímetro muscular braquial) en los 437 choferes de
extracción demostrando en el 64 % de ell ?.S. niveles de sobrepaso y obesidad, asociado a un incremento progresivo de su
masa grasa con la edad, lo que no ocurrió .éon los nativos indígenas.

Finalmente en la Figura 1O se demuestra •l~e el comportamiento de la frecuencia cardíaca máxima en relación a la edad fue
similar al de nivel del mar en los sujetos e~ peor rendimiento (choferes). En los nativos indígenas las frecuencias cardíacas
máximas tendieron a valores inferiores a los de nivel del mar, fundamentalmente en las poblaciones más jóvenes y con
mejores rendimientos (Figura 11 ). Este cor tportamiento impide la aplicación del nomograma de Astrand en estas poblaciones,
para la medición de la capacidad aeróbica ~m forma indirecta, a partir de pruebas submáximas.

Fig. 11

FRECUENCIA CARDI.\CA MAXIMA v/s EDAD EN NATIVOS DE ISLUGA RESIDENTES


PEAl tAN ENTES DE ~LTURA COLCHAN E 3650 mts.

F.C. máx./minuto n:: 24


220

220

180

160

140

120

EDAD (años)
- - - F.C. máx. teórica e; 220 • edad
L-.---------- - •,,---.....;...----------,------------------~
ir
Nuestra experiencia nos ha llevado a plante que la óptima calidad de aclimatación a "las alturas habitables" (Monge Medrano)< 13>,
se encuentra en los nativos indígenas, ap< .¡jades a su estilo de vida ancestral. Todo ello obliga a proseguir las investigaciones
globales en el hombre andino cuya perfe, :ta aclimatación se identifica también con las particularidades de su estilo de vida
tradicional que, en lo substancial, deberís imitarse en los residentes permanentes de altura de asentamientos mineros o no
mineros. .

El progresivo desarrollo de la minería en ; llturas cada vez mayores plantea numerosas interrogantes tanto fisiológic;as como
relativas a la salud, calidad de vida y proc ;jctividad de esos trabajadores .. Estas poblaciones, habitualmente de nivel del mar,
son sometidas a un modelo de residencia i i~ermitente en la altura y con estilos de vida que en conjunto representan la antípoda
del equilibrio alcanzado por el nativo andill<:>.

El estudio global, sistemático y el seguimiE pto de estas poblaciones representan un reto para la investigación actual, contando
con la fisiología del nativo andino como refE rente insustituible para una evaluación adecuada de la calidad de su aclimatación(9).

388 .¡

•.t
El Altiplano. Ciencia y conciencia en los Andes

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