Love-Interest - TSoB PDF

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TRADUCCIÓN:

Capítulo

UNO
Las cuatro paredes de mi celda son espejos.
En el techo parpadea una luz roja y destellos de color carmesí rebotan
alrededor de la habitación. Rojo, ¿eh? Es algo repentino, teniendo en cuenta
que la última revisión fue hace solo un par de semanas. Sonrío a la luz, y mi
sonrisa se ve reflejada en las infinitas versiones de mí mismo que me rodean.
La luz parpadea de nuevo.
Caigo y me coloco en posición de flexión. El piso de cemento es tan frío que
mis manos se entumecen, y después comienzan a arder. Arriba, abajo. Arriba,
abajo. Un mechón de cabello marrón oscuro cae sobre mis ojos. Ese color será
lo primero que cambien de mí.
Si soy elegido, claro.
Si es que soy lo suficientemente bueno, por supuesto.
En la flexión número nueve me levanto de un salto. Rechinando mis dientes,
agarro mi camisa y la levanto sobre mi cabeza. La voz del coordinador de
eventos del CIA suena a través de mi mente: Cuando eres examinado,
enorgullécete de mostrar el cuerpo que has trabajado tan duro para crear.
Todos ustedes son jóvenes increíblemente hermosos, y deberían saborear la
oportunidad de mostrar a todos lo apuestos que son.
Aprieto la camisa en mis manos por un segundo (sólo un segundo)
aplastándola bajo mi agarre. La adrenalina bombea a través de mi torso y mis
brazos, haciendo que se sientan eléctricos. Arrojo la camisa a la esquina de la
habitación, luego bajo mis ojos y me obligo a hacer lo que ellos quieren que
haga cada mañana: mirar al chico/ hombre/ lo que sea en que me he
convertido.
Las incontables horas que he pasado entrenando obviamente han tenido
un impacto. Aún así, estoy lejos de ser perfecto. Quiero decir, tengo
abdominales, que tomaron una eternidad en aparecer, y estoy orgulloso de mis
brazos. Pero mi piel es blanca como un Stormtrooper de Star Wars, tengo un
lunar en mi cadera izquierda del que soy muy consciente y mi pecho se está
poniendo peludo. ¿Cuándo pasó eso? Toco mi ahora velludo pecho. Genial,
otra cosa de la que preocuparse. Ojalá pudiera decirme a mí mismo que no es
nada, que arreglarán cualquier falla que tenga si soy elegido, pero no puedo.
Otro chico fue despedido una vez porque dijeron que su nariz no era agradable.
Si una nariz de forma extraña es suficiente para ser rechazado, estoy seguro
que mi pálido, extrañamente velludo cuerpo no se queda atrás.
No me quejo de mi cara. No es horrenda ni nada, solo es algo aburrida.
Además, está destinada a ser cambiada. Cierro los ojos y trato de deshacerme
del deprimente pensamiento. Para lograrlo, necesito ser positivo.
Sin embargo, he trabajado malditamente duro en mi cuerpo. Abro mis ojos,
después flexiono mi bíceps y sonrío. Definitivamente he ganado músculos
desde el último examen, y espero no estar muy grande físicamente para ser un
Bueno. Todas las pruebas súper divertidas y súper rigurosas de personalidad
que nos hacen hacer aquí han demostrado que Bueno es mi tipo. Pero han
cometido un error. Yo, ¿un Bueno? Sí, claro. Seguro, intento ser amistoso y no
me gusta herir los sentimientos de las personas, pero eso no significa que sea
un príncipe de Disney.
La luz parpadea de nuevo. Bajo mis pantalones, quedando vestido
solamente por un bañador azul cielo. Mientras tiro los pantalones lejos, mi
puerta sisea y se abre. Me estremezco y alzo una mano, mi antebrazo protege
mis ojos de la blancura cegadora del pasillo.
Salgo y me detengo frente a mi puerta. Los otros ya están parados frente a
sus celdas. El piso de este pasillo es de cemento blanco, pero las paredes y el
techo son espejos largos y lisos.
Docenas de chicos son visibles, todos vestidos con los mismos bañadores
que yo. La mayoría están ocupados mirándose a sí mismos, arreglando su
cabello, practicando sus sonrisas, o flexionando sus bíceps, pero unos pocos
están viendo de lado a lado, evaluando la competencia. Esos son las
amenazas.
No hablamos.
Lo sabemos muy bien.
—Giren —suena una voz aguda.

Con un sonido de arrastre, giramos a la izquierda y miramos hacia el pasillo.


Delante de mí hay un hombre tan ridículamente grande que instantáneamente
pierdo todo el orgullo que tengo en mi cuerpo y seriamente me pregunto por
qué siquiera lo intento. Su espalda es músculo sobre músculo sobre músculo.
¿Cómo entrena siquiera esos músculos? ¿Yoga extremadamente complicada?
Resulta que la espalda pertenece a un no tan complicado tipo llamado
Robert. Él dice que ese nombre le fue dado a él por sus padres biológicos, pero
eso es una gran mentira. No somos el resultado de familias amorosas: fuimos
tomados, probablemente de niños, de familias que no podían cuidar de
nosotros. Algunas personas creen que nuestros padres fueron engañados para
entregarnos, creyendo que íbamos con una familia que nos quería. Otros creen
que nos vendieron al LIC. Me inclino hacia la primera porque el pensamiento es
reconfortante, y para mí, eso es más importante que la verdad.
A diferencia de Robert, todo lo que tengo es un número: 412.
Robert es un Malo sin lugar a duda. Es evidente en la voluptuosidad
destruye-confianza de su espalda y en el irregular tatuaje tribal que cubre su
hombro derecho. Incluso quienes están a cargo aquí deben pensar que él es
cien por ciento Malo, pues alguien en el límite como yo nunca obtendría
permiso para destruir su tan llamada sana apariencia como él lo hizo. Me
atrapa mirando y su labio superior se curva en una mueca.
—Ahora pueden avanzar a la sala principal.

Mis pies avanzan pesadamente por el cemento helado mientras caminamos


por el pasillo. Moviéndonos lentamente, pasamos a través de un conjunto de
puertas de vidrio escarchado hacia una larga habitación rectangular. No hay
ventanas, así que la única luz proviene de los largos tubos fluorescentes que
están a lo largo del techo. La luz es solo un poco demasiado brillante, el dial
giró una fracción muy lejos.
En el frente de la habitación hay una gran pantalla. Al lado de ella está el
coordinador de eventos, un hombre delgado vestido con una camisa negra a
metida dentro de unos pantalones gris oscuro. Usualmente, él es la
personificación del aseo masculino, pero hoy su cabello corto está
desordenado, levantándose en mechones puntiagudos desiguales, y sus
pantalones están algo arrugados.
—Hola, chicos —dice —. Sé que no estaban esperando un examen hoy, y
lamento tanto hacerlos hacer esto, pero es una especie de emergencia. Una
joven particularmente importante ha mostrado signos de que está lista para
seleccionar un compañero, así que dos de ustedes tienen que ser enviados de
inmediato. Estamos buscando a un típico chico Bueno y a un misterioso Malo,
de alma torturada.
¿No lo hacen siempre?
—Cinco Buenos y cinco Malos de este piso han sido identificados como una
pareja potencial, así que, obviamente, serán examinados. Y chicos, sé que este
examen es noticia de última hora, pero soy su amigo, así que pueden confiar
en mí cuando digo que, si su número está en la pantalla, está ahí por una
razón. Significa que nuestro complejo algoritmo de compatibilidad ha concluido
que ella se enamorará de ustedes si pasan tiempo con ella. ¿No es genial?
Ahora, veamos quién pasó a la siguiente ronda.
La pantalla parpadea y los números aparecen. Escaneo la lista, mi corazón
se acelera. Vamos…
¡Sí!
Mi número está ahí, justo en el medio. ¡Gracias complejo algoritmo de
compatibilidad! Retiro todas las veces que dije que tus resultados eran falsos.
Ha pasado más de un año desde la última vez que apareció mi número y desde
entonces, me he comprometido totalmente a ser el Bueno perfecto. Ahora
descubriré si eso es suficiente para tener éxito, o si estoy destinado a morir
antes de que me den la oportunidad de luchar por mi vida.
—Los Buenos por la puerta de la izquierda, Malos a la derecha. Si no están
seguros de cuál es su disposición no pasa nada, el color de su número les dirá.
Buenos son azules, Malos son Rojos.
Mi número es azul, confirmando mis sospechas: creen que soy un Bueno.
Rápidamente echo un vistazo a los otros chicos elegidos. Ignoro a los Malos,
porque ellos nunca escogen dos Intereses Amorosos del mismo piso, así que
éstos Malos jamás serán nada para mí. Todos los Buenos tienen cabello claro
y caras de niño. Ella tiene un tipo. Tres de ellos son como de mi edad, pero el
que está directamente frente a mí es mucho más joven, probablemente once o
doce. No tiene ninguna posibilidad de pasar este examen, pero va a ser
obligado a hacerlo de todos modos.
Aprieto mis manos en puños. Él no debería estar aquí. No puedo decir nada
ahora, porque si lo hago los dos seremos castigados, pero si fallo el examen,
voy a llevarlo a un lado y me aseguraré de que sepa que me preocupo por él.
El chico se arrastra hacia la puerta. Espero un segundo, los Buenos nunca van
en cabeza, y después me uno a la línea. Los paneles de vidrio se separan,
revelando una habitación cuadrada. Entramos.
Me tenso en la puerta. Al fondo de la habitación, de pie, hay un Stalker. He
visto uno en persona sólo unas pocas veces, pero encuentros fugaces han sido
suficientes para darme pesadillas.
Es un robot alto, alrededor de ocho metros de pie, con un cuerpo
descomunal, completamente negro. Pero esa no es la peor parte; ese honor va
para su cabeza, que luce como la de un maniquí: sin ojos, sin fosas nasales,
labios fruncidos. Ahora mismo, el cuerpo está totalmente negro, lo que significa
que justo ahora está inactivo. Mis latidos se estabilizan. No se puede mover a
menos que sus luces estén encendidas, así que este no está aquí para lastimar
a nadie. Está aquí para mantenernos en línea, y para recordarnos qué vendrá
tras nosotros si desobedecemos.
La puerta al fondo de la habitación se abre, y un hombre bajo y redondo
usando una camisa náutica con botones y pantalones negros entra. Me
matarían si me viera así. Un estetoscopio cuelga sobre sus hombros.
Engancha el estetoscopio en sus oídos, luego camina hacia el primer chico
que está flexionando su bíceps. El doctor ignora su exhibicionismo y presiona
la punta de metal del estetoscopio en el pecho del chico. Después de unos
momentos, el doctor cambia el estetoscopio por una cinta métrica y mide el
torso del chico. Fui el último en entrar a la habitación, así que estoy en el final
de la línea. Ahora siento como si eso fue un error. ¿Qué pasa si encuentran al
Interés Amoroso perfecto antes de que lleguen a mí?
Mientras espero mi turno, me paro con la espalda recta y mis puños
apretados. Después de lo que se siente como una eternidad, el doctor llama al
niño que tengo delante. El niño da un paso vacilante hacia el doctor, luego alza
sus manos. Es tan pequeño. El doctor estrecha sus ojos, y el niño deja escapar
un pequeño sollozo que rompe mi corazón.
—Enano —dice el doctor —. Fuera de aquí. Siguiente.

El niño escapa. Doy un paso adelante, tomando su lugar, y el doctor


presiona la punta del estetoscopio en mi pecho. El metal está helado, pero
mantengo mi cara libre de expresión. Aun así, no puedo controlar los latidos de
mi corazón, así que él debe saber que estoy sintiendo algo, incluso si no sabe
qué es. Probablemente, él asumirá que son los nervios, y eso es en parte
verdad, pero si he hecho bien mi trabajo jamás sospechará que estoy sintiendo
frustración o tal vez incluso enfado por la forma en que tratan al niño. Un Bueno
nunca sentiría cosas tan desagradables.
Él aleja el estetoscopio. —Brazos arriba.
Levanto los brazos sobre mi cabeza. Se inclina cerca y envuelva la cinta
métrica alrededor de mi pecho y lo aprieta, pellizcando mi piel. Él huele a
caramelo de canela y olor corporal.
Da un paso atrás. —Flexiona.
Inclino mis brazos hacia atrás, arqueo mi espina dorsal y flexiono mis bíceps
tan fuerte como puedo.
Mientras envuelve la cinta alrededor de mi bíceps derecho noto que hay una
línea azul dibujada en la medida. Debe ser para asegurarse que no soy
demasiado grande. Los Malos pueden ser tan musculosos como quieran,
mientras más grande mejor, de hecho. Para un Bueno, el objetivo es claro.
Necesito verme amigable y lindo, pero cuando me quito mi camisa necesito
estar marcado. Solo de una manera accesible, que no parezca que ejercito
mucho. Como si estos músculos aparecieron accidentalmente, el resultado de
jugar afuera con un labrador o buenos genes o algo así.
Mi bíceps derecho queda dentro de la medida aceptable, así que se mueve y
revisa el izquierdo.
—Buen trabajo —dice mientras suelta la cinta. Mi boca cae abierta un
centímetro antes de cerrarla. Nunca he sido felicitado por un doctor. Ni una sola
vez. —Ahora tensa —coloca su palma en mi estómago y presiona. Siento mi
propia firmeza contra su piel. Quita su mano y asiente hacia el pelo que cubre
mi pecho— Eso tendrá que ser arreglado. Los Buenos no pueden ser velludos.
Pero aparte de eso, tu cuerpo está en excelentes condiciones. Bien hecho.
Quiero saltar de arriba abajo, o golpear mi puño o hacer algo para demostrar
lo genial que sus palabras me han hecho sentir, pero me quedo quieto.
Se gira hacia el guardia. —Este y aquel. — Inclina su cabeza hacia el chico
al principio de la fila. En la esquina de mi visión, lo veo girar y mirarme,
midiéndome. Mantengo mi atención fija en los guardias, como si no verlo lo
borrase de la existencia -pueden avanzar. Los otros no están listos.
Me giro para enfrentar a mi competencia. Tiene ojos color avellana, y su
nariz y hombros están cubiertos de pecas. Parece un Bueno con un aspecto
nerd y caliente promedio.
Por mi bien, espero que eso sea todo lo que es.
—Tú primero —digo con un gesto hacia la puerta.

Cuando cree que no lo están observando, él entorna los ojos hacia mí. —
Qué amable de tu parte.
Parpadeo, sorprendido. Ni siquiera pensé que quizás él se sentiría ofendido
por la oferta. Obviamente, él cree que yo estaba siendo un sabelotodo o algo
así, pero realmente no lo era, fue solo instinto.
— Lo siento—digo—. No quise…
La puerta se abre. Él se burla una última vez, después pasa.
Repentinamente, la habitación está inquietantemente tranquila. Así que esto
es. Mi interrogatorio, también conocido como mi mejor oportunidad para salir de
aquí este año. Exhalo. Sé que estoy tan preparado cómo es posible estar, pero
no puedo quitarme la sensación de que mis mejores esfuerzos no son
suficientes, y que estoy condenado a pasar toda mi vida aquí. La idea me hace
temblar.
Después de una eternidad, la puerta se abre. Trago, y luego salgo. La puerta
se cierra rápidamente detrás de mí.
La habitación es sencilla, las paredes lisas y sin rasgos. Sentado en una
mesa de acero inoxidable está un hombre elegante con una postura
rígidamente perfecta y cabello gris sólido. A pesar del color de su cabello, sus
ojos son brillantes y su cara está libre de arrugas en su mayoría, así que decir
su edad exacta es difícil. Yo diría que finales de los treinta o principios de los
cuarenta.
Él gesticula hacia el asiento. —Felicidades por haber llegado tan lejos. Mi
nombre es Roger Craike, y soy el director del Complejo de Interés Amoroso.
Me llamarás Señor Craike o señor, nada más.
Él toma una tablet y comienza a deslizar. Me siento y miro a la pantalla. Ah.
Está lleno de informes de mis exámenes de integración mensuales. Como el
CIA está tan aislado, debemos tomar clases para mantenernos al día con la
cultura pop, y cada mes tenemos pruebas para asegurarnos de estar al día.
Usualmente son sobre grandes películas, series de televisión populares, y
canciones populares, que debemos saber de memoria en caso de ir a un
karaoke o de cantar con alguien. Para los Malos y algunos Buenos selectos, los
deportes están incluidos, pero yo no tengo que aprender nada de eso porque
decidieron que soy más del tipo de chico nerd. Gracias a Dios. De todos
modos, hacemos todo esto para que podamos "integrarnos perfectamente" con
el mundo real cuando llegue el momento. Sus palabras, no mías. Sé que mis
puntajes en las pruebas son buenos, pero les frunce el ceño como si hubiera
fallado a cada uno. ¿Por qué?
—Debería agradecerle señor —digo, tratando de alejar su atención de lo que
sea que esté mal con mis puntajes. Él sigue leyendo —. Por darme el equipo de
gimnasio y la comida. No me vería de esta forma si no fuera por usted.
—Nosotros proveemos el equipo, tú haces el trabajo —Sus ojos se deslizan
sobre mi cuerpo —. Y tú has hecho un trabajo excepcional. Te sorprendería
cuántos Buenos arruinan sus cuerpos al hacerse muy grandes ellos mismos.
Pero tú entiendes lo que significa ser un Bueno, ¿no es así?
Me encojo de hombros. —Eso espero.
Él inclina su cabeza hacia atrás y ríe. Recuperándose, se inclina hacia
adelante. —Tal vez, después de todo este tiempo, hemos encontrado un chico
genuinamente bueno.
O alguien lo suficientemente inteligente para saber cómo jugar al sistema.
—Suficientes cumplidos. Como el director del CIA, es mi trabajo asegurarme
que cada Interés Amoroso es el hombre o la mujer ideal para el trabajo. Así
que te voy a hacer unas preguntas para ver cómo de bien has empleado tu
tiempo aquí. ¿Estás listo para empezar?
Asiento.
—¿Qué disposición eres?

—Bueno.

—¿Por qué piensas eso?

—Todas las pruebas me dijeron que eso es lo que soy.

—¿Crees que cometieron un error?

Sí.
—No, no es eso —digo —. Es solo que se siente extraño llamarme a mí
mismo Bueno; se ve presumido. No soy perfecto de ninguna manera, pero creo
que soy una buena persona. Además, obviamente no soy un Malo. Soy bueno
haciendo reír a la gente, no manipulándola o intimidándola.
—Algunas personas dirían que hacer reír a alguien es manipularlo.

—Algunas personas —digo —, dirían que si la risa es una manipulación, es


la mejor que existe. Hace sentir bien a la gente. ¿A quién le importa cómo se
logra ese fin?
Él mira abajo y comienza a escribir algo en su tablet. La habitación se llena
con el sonido de las puntas de sus dedos golpeando la pantalla. Respiro a
través de mi nariz, después exhalo lentamente.
Finalmente, baja la tablet y la deja sobre la mesa. —Muchos Buenos me han
dicho que darían su vida para salvar a su rival si pudieran. ¿Estarías dispuesto
a hacer eso?
Miro hacia mis manos. La verdadera respuesta a esta pregunta es la razón
por la que sé que no soy un auténtico Bueno: no estoy listo para morir, y no
estoy dispuesto a dar mi vida por alguien más. Siempre he sabido que si
lograse salir del CIA lucharía tan duro como pudiera para asegurarme de tener
a la chica y sobrevivir. Es lo que más odio de mí mismo.
Me encuentro con su mirada. —Estaría dispuesto a hacerlo. Sacrificarme,
quiero decir. Lo haría en un abrir y cerrar de ojos.
Él sonríe. —¿Sabes qué creo? Creo que eres un gran actor. Sé que estás
mintiendo, sin embargo, me encuentro creyéndote. Es realmente un don raro.
Me tenso, y se extiende por todo mi cuerpo, con un terror frío que se arrastra
desde mis mejillas para fijarse en las cuerdas de mis hombros. Él lo sabe.
—Oh, no estés tan asustado; es algo bueno. Serás un espía, después de
todo, así que ser capaz de actuar es una de las habilidades más valiosas que
puedes tener. Y claramente eres un mentiroso natural. Pero no estoy
interesado en un actor que necesite memorizar líneas; necesitas ser capaz de
improvisar. Así que responde estas preguntas con el primer pensamiento que
entre en tu mente. Si pausas, fallarás. Ahora, ¿por qué piensas que tu
Escogida debería escogerte sobre tu rival?
—No lo hago. Solo espero que lo haga.
En sus ojos lo veo marcando las casillas.
¿Modesto? Sí.
¿Humilde? Sí.
—Elabora la respuesta.
—Quiero que ella escoja a quien sea que la haga más feliz. Y si ella es más
feliz con él, con gusto aceptaré mi destino.
¿Un completo blandengue? Doble sí.
Me imagino desnudo en una enorme sala de acero: el incinerador. Sintiendo
el seco aire frío en mi piel, el metal debajo de mis pies. La fracción de segundo
de agonía antes de que las rugientes llamas naranjas me conviertan en ceniza.
Deja de pensar en eso. ¡Concéntrate!
—Deben haber algunas cosas buenas sobre ti —dice —. Háblame de ellas.
—Soy bueno escuchando. Y puedo ser gracioso algunas veces, supongo.
—Si descubres a tu Escogida besando a tu rival, ¿qué harías?
Bajo mis ojos y saco las lágrimas. Cuando las siento tras mis párpados lo
miro, todo mi cuerpo irradiando dolor. Lo miro por un momento, abro mi boca
un poco y después giro la cabeza.
—La miraría así, después me iría. La próxima vez que la viera ella
probablemente se disculparía si me estuviera yendo, así que le diría que no me
tiene que dar explicaciones y que solo reaccioné de esa manera porque la amo
demasiado. Le diría que me alegro de que duela porque demuestra lo mucho
me importa.
—¿Lucharías por ella?
—Si tuviera que hacerlo, sí.
—¿Cuándo intentarías besarla por primera vez?
—No lo haré. Esperaré hasta que ella me bese. Pero la besaré en la mejilla
después de nuestra primera cita.
—¿Qué harías si ella te escribiera en medio de la noche y dijera que se
siente sola?
—Dejaría todo y correría hacia ella lo más rápido posible. Estaría ahí para
ella cuando sea que me necesite. Sin importar qué.
—Ahora, tengo una última pregunta, y de muchas maneras, es la más
importante, así que piensa por un segundo antes de responder. Si te
equivocas, serás rechazado.
Limpio mis palmas sudorosas en mis piernas. Aquí está. Una última
pregunta.
—Estoy listo —digo.
—¿Crees que te enamorarás de ella?
Sonrío, porque sé la respuesta, y eso significa que finalmente voy a salir del
CIA. No hay forma de que pueda equivocarme, porque la respuesta a esta
pregunta me ha sido enseñada cada día que he estado aquí.
—Eso no importa —digo —, ella es la heroína de esta historia, así que lo que
yo sienta es irrelevante.
Se inclina hacia atrás en su silla y sonríe.
—Correcto.
Capítulo

DOS
Craike se fue después de eso, dejándome solo en la habitación. Nunca me
dijo explícitamente que lo logré, así que no tengo ni idea de si pasé o de si
tengo que volver a mi celda para esperar hasta que otra chica esté lista. Por un
lado, parecía satisfecho con mis respuestas, pero también vio a través de
algunas de mis mentiras. ¿Sabe lo falso que soy? Definitivamente no me
enviará si lo sabe. Mi entrevista se repite en mi mente, con cada repetición
enfocándose en mis líneas más vergonzosas. Tuve una oportunidad y la
arruiné.
Con un silbido, la puerta se abre y una chica alta de cabello rubio liso entra.
Viste una camisa grande azul de franela, jeans rasgados negros y tenis
blancos. En sus manos está un iPhone blanco, el cual debe estar mostrando
algo fascinante ya que lo está mirando fijamente. Bajo uno de sus brazos hay
una pila de ropa doblada pulcramente. Ropa de hombre.
Pone la ropa en la mesa. —Vístete.
—Gracias. —Me levanto y agarro la camisa. Es una camisa de vestir blanca
y el material es suave y sedoso. Me la pongo. Se aprieta a mi cuerpo,
abrazando mis hombros y estrechándose en mi cintura.
—No es solo por ti. Es difícil trabajar cuando estoy distraída por…—
gesticula hacia mí mientras su voz va bajando. No estoy seguro si está
hablando de mis abdominales o mi entrepierna.
— ¿Gracias? —digo mientras abotono el segundo botón—. Es bueno saber
que puedo ser una distracción. —Subo los pantalones grises hasta mis caderas
y abrocho el cierre plateado. Después me siento. —Tal vez significa que tengo
una oportunidad después de todo.
Ella al fin levanta la mirada de su teléfono. —Hay esperanza. Ahora que eso
está listo, me gustaría hacer esto.

Levanta su mano, ofreciéndome los cinco.

Golpeo su mano, y ella sonríe.

— ¡Felicidades, hombre! —dice — ¡Lo lograste! Eso es algo muy importante.


Oh, debería presentarme. Soy Kaylee, tu entrenadora.

¿Mi qué?
—Tu entrenadora. Estoy aquí para darte consejos de amor, si los necesitas,
y créeme, probablemente los necesites. Soy tu consejera de relaciones
personales. Y, afortunadamente para ti, soy la mejor en lo que hago.

— ¿Y eso es?

—Hacer que mujeres jóvenes importantes se enamoren de falsos como tú.


Estaré contigo todo el tiempo, diciéndote qué decir, dándote instrucciones
sobre cómo actuar, ese tipo de cosas. Cuando te transforman, un dispositivo
como este —ella toca la mesa, lo que crea un holograma de una bola plateada
del tamaño de un guisante—, será inyectado detrás de tu oreja. Nos permite
mantener un seguimiento sobre ti y nos permite comunicarnos. Y no te
preocupes, esto no es Escuadrón Suicida, no es una bomba para detenerte si
te fugas. Tenemos Stalkers para eso. Esta pequeña belleza es principalmente
para poder asegurarme que no digas la cosa incorrecta. Durante muchas de las
conversaciones importantes que tendrás con tu Elegida, yo te digo que decir.
En esos días, tú solo eres mi linda marioneta. ¿Suena bien?

Cruzo mis brazos sobre mi pecho. El material sedoso ya se siente frío.

—Suena perfecto.

— ¡Genial! Y no es como si fuese a estar en tu cabeza todo el tiempo,


podrás tener algo de tiempo a solas con ella. Solo estoy ahí para momentos
importantes como las primeras citas, primeros besos, ese tipo de cosas. Los
momentos tranquilos son tuyos. También soy la persona a la que puedes
hablarle si quieres una estrategia. Ya sabes, un evento peligroso o algo que
dramáticamente la arroje a tus brazos. He visto una Elegida cambiar totalmente
de parecer sobre un chico debido a una estrategia bien planeada. Ahora, ¿no
quieres ver a quién has sido asignado?

También conocida como la chica que decide si vivo o muero.

— ¡Claro que sí!

— ¡Estupendo! ¿No es esto emocionante? Estás a punto de ver a la chica


con la que podrías pasar el resto de tu vida.

Pues, en ese caso, realmente espero que sea hermosa. ¿Por qué me está
mostrando esto? No es como si cambiase algo.

Desliza su mano a la derecha, y el pequeño dispositivo plateado se aleja y


es reemplazado por un holograma teñido de azul de una chica. Está mirando
algo en la distancia. Su cara es indescriptible, bonita en una forma que no se
destaca, aparte de las lindas pecas en su nariz. Su cabello marón está sujeto
en una cola de caballo.
No es una supermodelo ni nada, y por eso estoy agradecido. Se ve como
una chica agradable, normal.

Una chica que escogería a un chico Bueno.

—Su nombre es Juliet. Ella ha sido marcada como importante desde que
tenía cinco años, cuando hizo la prueba Mensa. La hemos monitoreado desde
entonces. Cuando tenía siete, comenzó a inventar, producir cosas que
personas con postgrado tendrían problemas. Su cerebro. . . su cerebro trabaja
de una forma mucho más adelantada que los demás. Las mejores
universidades del mundo han estado tratando por años que se inscriba con
ellos, pero ella las ha rechazado todas porque quiere tener una experiencia de
secundaria normal. Ella pertenece a un pequeño puñado de personas que
creemos que tienen más del 97% de probabilidades de llegar a la cima de su
campo escogido. Sus inventos darán forma a la vida de cada persona en la
Tierra algún día. O, al menos, eso es lo que piensan los peces gordos aquí.

Inclino mi cabeza a un lado y miro al holograma de Juliet de nuevo.

— ¿Por qué nos están enviando ahora?

—Ella acaba de comenzar a interesarse en chicos, probado por una serie


de, bueno, búsquedas de Google. Esperamos que tome su decisión antes de
que se vaya a la universidad.

Sigo mirando el brillante holograma de Juliet. De la persona que debo hacer


que se enamore de mí.

—Si sabes tanto sobre ella, ¿por qué le estás asignando dos chicos? —
pregunto— ¿No sería más fácil crear al chico perfecto para ella? ¿Como un
científico o algo?

La sonrisa de Kaylee vacila. —Quiero que me prometas algo, ¿de acuerdo?


No hables así delante del señor Craike. A él francamente no le gustan las
personas que hacen preguntas, y créeme, si tú no le gustas estás perdido.
Pero es una buena pregunta, así que la responderé. Enviar dos chicos es
mucho más efectivo que enviar a uno solo. Una de las razones es que la obliga
a tomar su decisión cuanto antes, estar en demanda tiene esa consecuencia.
La segunda razón es que intentaron enviar Solos y, bueno, no funcionó tan
bien. Hicieron un chico perfecto para cada chica, como un genio de la ciencia
para Juliet, ¿y sabes qué pasó?

—Ni idea.

—La Elegida ignoró al Interés Amoroso y se enamoró de una persona al


azar de su clase. Esto desconcertó a los científicos, pero tuvo mucho sentido
para mí. Yo nunca me enamoro de alguien predecible; me sorprende cada vez.
En serio, me enamoro de los peores chicos. Así que tener dos chicos en la
carrera en lugar de uno aumenta nuestras posibilidades. Ahora, ¿tienes más
preguntas? Después de la cirugía nuestras conversaciones serán
monitoreadas, así que no podré ser tan honesta contigo como lo puedo ser
ahora.

Me detengo por un segundo, pensándolo bien. Esta no es una oportunidad


que pueda permitirme desperdiciar.

— ¿Crees que ella me escogerá?

Kaylee se encoge de hombros. —Es posible. Para que ganes esto tienes
que presentarte como un hombre del que ella pueda depender. Su vida se va a
poner muy alocada, y lo sabe. Alguien bueno, seguro, y estable será algo
bueno para ella. Probablemente está buscando a alguien con quien pueda
volver a casa después de un día difícil quien le recuerde tiempos más simples.
Alguien que le cocinará la cena y cuide a los niños. Pero hay un problema.

Mi corazón ruge.

—Juliet no es, en pocas palabras, la típica Elegida. A ella le gusta agitar las
cosas. Es parte de la razón por la cual mis jefes están tan interesados en ella.
Cualquier persona sensata en su posición escogería un Bueno, pero Juliet es
atrevida. La mente innovadora que hace que valga la pena monitorearla es lo
que la hace tan impredecible. Es posible que ni siquiera le importen las cosas
que atraen a la mayoría de las personas o las presiones de la sociedad. No
dejes que su apariencia o sus sueños te engañen, hacer que Juliet te escoja va
a ser duro.

—Eso depende de mi rival. ¿Sabes quién es?

Asiente.

—Lo conocerás muy pronto. Él es bueno. Muy bueno. Cuando lo conocí usó
su encanto tan bien que casi me derrumbo en el acto. Es mucho más
encantador que tú. Deberías ser cuidadoso. Es letal.

—Tal vez estoy guardando el encanto para el verdadero trabajo.

Rueda los ojos. —Esperemos. Bueno, se me ha acabado el tiempo, me


tengo que ir. ¡Esta será la última vez que te vea mientras te ves así! Y no te
preocupes mucho sobre el procedimiento. Tienes suerte, creo que solo van a
hacer cambios superficiales, así que no debería doler tanto. — Toca el lugar
tras su oreja. — ¡Hablamos pronto!
Ella sale de la habitación, dejándome, otra vez, solo. Me siento por unos
minutos, mis dedos tamborileando en la mesa, mis piernas moviendose arriba y
abajo, mi postura volviendo a su posición natural.

Hay un ruido.

Miro al frente. Parado en la puerta está un chico. Es un Malo, eso es obvio,


pero no es como cualquier otro malo que haya visto. Es delgado, tal vez más
delgado que yo, pero sus bíceps llenan la chaqueta de cuero negra que está
usando. El cuello de su camisa gris es bajo, mostrando un pequeño tramo de
piel lisa. A diferencia de la mayoría de los Malos, quienes parecen preferir
cortes de estilo militar, su cabello es largo y elegantemente desordenado. Grita,
soy el guitarrista líder en una banda que no conoces porque no eres lo
suficientemente cool. Es negro azabache, sin embargo. Por supuesto que lo es.

Una red de luz roja aparece en la mitad de la habitación, separándonos. El


aire zumba con estática.

Él da un paso adelante y alza su mano de manera que las puntas de sus


dedos revoloteen un centímetro lejos de la luz. —Debe ser para evitar que te
mate.

—O que yo te mate a ti.

—No harías eso, ¿o sí? Eres mi rival, lo que significa que eres un chico
Bueno, y los chicos Buenos no matan otras personas. Es un placer conocerte.

ESTE CHICO TE MATARÁ.

La puerta se cierra detrás de él.

Rasca la parte de atrás de su cuello con una mano. —Supongo que quieren
que nos conozcamos antes de que todo comience.

—Supongo.

—Y, bueno, antes de que nos cambien. Aparentemente, todo esto —mueve
una mano enfrente de su cara —, está a punto de ser seriamente cambiado.

—No sé qué quieres que diga respecto a eso.

— ¿Podrías decir que lo sientes? Ya sabes, ofréceme algo de esa simpatía


de un clásico chico Bueno.

Sacudo mi cabeza. —Ya… ese no es realmente mi estilo.


Se reclina, evaluándome —Para ser un Bueno, no eres muy agradable, ¿o
sí?

Sonrío. — ¡Nop!

Él ríe. —Yo tampoco soy tan Malo. Pero oye, ¿qué se puede hacer? Tal vez
podríamos pedirles que cambien nuestras disposiciones.

—Eh, voy a adelantarme y pasar respetuosamente. La única razón por la


que querrías cambiar a estas alturas del juego es porque sabes que ella va a
escoger el Bueno.

Su cara cae, y mi sonrisa vacila, luego se desvanece. Todo lo que puedo


pensar ahora es en él de pie solo en el medio del incinerador.

Respiro profundamente, luego exhalo. No puedo pensar así de él. Siempre


he sabido que a quién sea que me enfrente debe morir, así que no puedo
comenzar a sentirme mal por eso ahora. No cuando la culpa podría distraerme
de mi meta. —Escucha, hombre, quiero decir que lo siento. Ojalá no tuviera
que ser así. No quiero que mueras.

Eso es una mentira.

Me está mirando con una ceja ligeramente levantada, pero la esquina de su


boca sigue temblando, muy cerca a una sonrisa. —Tal vez sí eres un Bueno
después de todo. Tal vez debería estar preocupado.

Agarra la silla y la balancea para que la parte alta del respaldar mire hacia
mí. Las piernas chillan contra el cemento. Luego se sienta, con su pecho
presionado contra el respaldo de la silla y sus manos sosteniendo su barbilla,
que está cubierta por una barba negra de varios días. Un largo tramo en su
mejilla derecha está completamente sin cabello.

Me mira a los ojos. Sus ojos son de un marrón terroso, tan


sorprendentemente normal que probablemente serán cambiados. El marrón es
muy aburrido para un malo. Espero estar equivocado, porque él ya es
increíblemente apuesto. Cualquier mejora solo aumentaría las probabilidades
de que ella se enamore de él a primera vista.

—Me di cuenta de algo —dice—. Este es el último momento que tenemos


para ser nosotros mismos. Tan pronto como nos llamen, dejaremos de ser
nosotros comenzaremos a ser Intereses Amorosos, con nuestras identidades
cambiadas para adaptarse a lo que ella quiere. Así que quiero aprovechar este
momento, el último momento de ser yo, y evitar toda esa mierda competitiva y
gastar un segundo diciendo lo que realmente creo. Y viendo que estás aquí,
quiero tener, como, una verdadera conversación contigo. Mi, no, nuestra, última
conversación. ¿Entonces qué dices? ¿Te gustaría hablar, hablar en serio,
conmigo?

Estoy un poco extrañado por su amabilidad, pero definitivamente no quiero


herir sus sentimientos, de manera que solo asiento.

—Estupendo. Entonces, ¿qué te hace funcionar? Pero en serio. No la


respuesta que le darás a Juliet. ¿Qué sientes realmente? ¿Sobre ti mismo,
sobre este lugar? Sobre cualquier cosa.

Puede usar esto en tu contra.

—Tu primero.

Asiente. —De acuerdo. Si tuviera la opción de hacer algo con el resto de mi


vida, me gustaría ser un paramédico. Me gusta la idea de la adrenalina, pero
también que sería capaz de ayudar a las personas. Estoy muy desilusionado
de que sea una profesión muy Buena para un Malo. Me gustan las películas de
cómics, pero no puedo tomar la molestia de leer los libros. Paso una
vergonzosa cantidad de tiempo pensando en mis padres. En realidad, la
cantidad de tiempo que paso pensando en ellos no es vergonzosa, pero lo que
pienso lo es. Me he convencido de que me robaron de ellos y que están allí
fuera justo ahora, buscándome desesperadamente. Sé que es mierda
optimista, pero no importa cuánto lo intente no me puedo quitar esa imagen de
ellos. Por último, la cosa que más me asusta de todo esto es que para que yo
sobreviva, tú tienes que ser destruido. Es decir, el mejor de los casos para ti si
pierdes es que borren tu mente, e incluso eso es improbable, así que
probablemente estaría mandándote a tu muerte. El hecho de que quiero que
pases por eso para que yo no hacerlo me aterroriza. Entonces… ¿qué hay de
ti?

Mi lado racional está diciéndome que mantenga mi boca cerrada, que use la
información que me dio para frustrar sus esfuerzos de hacer que Juliet se
enamore de él. También es posible que todo lo que dijo fue una mentira, una
manera de tener una ventaja antes que el juego haya comenzado realmente.
No debería confiar en él. Aun así, esta otra parte, más fuerte de mí está viendo
al chico enfrente de mí y viendo algo más que competencia. Alguien que sabe
cómo me siento. Alguien que ha pasado por todo lo que yo he pasado. Alguien
a quien no le tengo que mentir porque ambos sabemos lo que somos.

Miro a la mesa. —La mayoría de la gente piensa que soy una persona
amable, un Bueno genuino, pero sé que no lo soy.

— ¿Por qué?

—Sé. . .Sé lo que vale mi supervivencia y realmente todavía quiero vivir. Así
que supongo que todo lo que necesitas saber sobre mí es que soy capaz de
lastimarte para asegurar que gane. Soy peligroso, sé que lo soy. —Atrapo su
mirada y la mantengo. —Deberías tenerme miedo.

—Si no eres una buena persona, ¿por qué eres un Bueno?

—Ellos piensan que soy un Bueno, y no estoy en posición para corregirlos.


¿Crees que te dejarían cambiar si quisieras convertirte en Bueno? Tienen
planes y expectativas para todos nosotros, y yo quiero sobrevivir, así que he
aprendido a actuar como el chico que ellos quieren que sea. Hasta ahora ha
funcionado bastante bien.

La luz en el techo parpadea.

Él la señala. —Bueno, eso es para nosotros. Creo que esto es todo por
ahora. Así que dile adiós a esta cara, chico Bueno, y te veré allá afuera,
supongo. Y no te sientas mal por tratar de ganar. Creo que es la única manera
de sobrevivir a esto con nuestra cordura intacta. Vamos a darlo todo y
dejémosla decidir. De esa forma ella mata a uno de nosotros y ninguno de
nosotros tiene que sentir culpa. Porque yo no sería capaz de afrontar el haber
tenido algo que ver en tu muerte. Entonces, ¿tenemos un trato? ¿Ambos
daremos todo lo que tenemos? Sin arrepentimientos, sin echarse atrás, y sin
culpa cuando ella tome su decisión.

Ojalá mi cerebro funcionara así, como si solo pudiera decir sin


arrepentimientos o sin culpa y no sentirla después. Pero me conozco, y sé que
la culpa me aplastará si yo gano y él muere. Aun así, él quiere fingir que es así
de simple, que nuestras emociones pueden ser contenidas por un contrato
hablado, y estoy dispuesto a entretenerlo. Además, si soy totalmente honesto
conmigo, quiero seguir fingiendo mientras sea posible que no me importa en
absoluto que él podría morir debido a mí.

Así que acepto su oferta, y siento como si el concurso realmente hubiese


comenzado.
Capítulo

TRES
Estoy desnudo en una plancha de acero. No soy más que un pedazo de
carne. Carne para ser rebanada, cortada y convertida en algo utilizable. Todos
los recortes serán descartados.

Mis brazos y piernas están atados a la mesa, rodeados por bandas heladas
de acero inoxidable. Las bandas pellizcan mis muñecas y tobillos, tirando de
las hebras de cabello que atraparon cuando se cerraron de golpe. Arriba de mí
hay dos círculos de luz blanca. Un hombre usando una máscara de cirujano
avanza hacia mí sosteniendo un marcador negro. Coloca la punta del marcador
justo en el nacimiento de mi cabello, después lo arrastra a través de mi piel,
todo el camino hasta el centro de mis cejas. Cierro mis ojos lentamente y lamo
mis labios secos.

Inclina la cabeza hacia un lado, evaluando mi cara. Se adelanta y agarra mi


flequillo. —Cambiaremos su cabello. Y sus ojos. Coge la aguja.

Fuerzo mis ojos a seguir mirándolo. Como si mirarlo vaya a hacer que se
detenga.

Una enfermera mueve un artefacto de metal en forma de caja de modo que


cuelga sobre mi cara. Está unido a un largo brazo de metal que se conecta a
una máquina blanca que está al lado de la mesa. Miro directamente a los
extremos puntiagudos de dos brillantes agujas plateadas. Exhalo y trato, sin
éxito, de hacer que mi cuerpo deje de temblar.

— ¿Qué tan azul lo quieres? —pregunta la enfermera.

El doctor mira mi ojo derecho. Aunque está usando una máscara de cirujano,
puedo oler su aliento, el cual apesta como el fondo de un cubo de basura. Se
mueve y mira mi otro ojo.

—Tan azul como el océano. Quiero que ella piense en agua cuando lo vea a
los ojos.

— ¿Qué hay de su mandíbula?

Mueve su mano enguantada y agarra mi barbilla. Tira mi cabeza a un lado, y


sus dedos fríos recorren mi mandíbula. Su agarre se aprieta y lentamente gira
mi cabeza hacia el otro lado, de manera que estoy viendo a la pared con la
puerta. Es blanca y no tiene manija, como cada puerta en el CIA. Sus dedos se
aprietan más duro, como si intentara separar mi mandíbula de mi piel.
El agarre se desvanece, y mi cabeza vuelve a su posición.

—Necesita ser más fuerte. —Clava el marcador en la punta de mi barbilla. —


Tendremos que hacer una pequeña hendidura a esto.

— ¿Y su cuerpo?

— Puedo oírlos, saben — digo— ¿Y puedo sugerir algo? Siempre quise que
mis orejas estén niveladas. Están un poco desiguales, como pueden ver. Así
que tal vez podrían, ya saben, ¿arreglar eso?

—Silencio —dice bruscamente el doctor —. Hablas otra vez y haré todo sin
analgésicos.

Cierro mi boca, lamentando al instante mi decisión al hablar. ¿En qué estaba


pensando? Los Buenos no desafían a la autoridad. Nunca. Estoy nervioso, así
que espero que lo deje pasar, pero tengo que ser mejor. Errores como ese en
el mundo real me matarán.

Él resopla, luego coloca su mano en mi pecho y pellizca algo del pelo que
crece ahí.

—Esto —dice mientras hace un puño, agarrando unos mechones pequeños.


Su mano se levanta, y mi pecho se alza con él hasta que mis cadenas me
detienen. Sigue jalando hasta que arranca el pelo. Vuelvo a acostarme,
retorciéndome en agonía —, se tiene que ir. —Me golpea en el estómago. Mi
cuerpo se dobla, pero las cadenas me detienen y me devuelven a mi lugar. —
Aparte de eso, está en buena condición física. Sus músculos tienen la
definición adecuada para crear excitación.

— ¿Qué hay de su…? —La enfermera mira hacia mi entrepierna.

No no no.

— ¿Eres una niña? ¿Estás hablando de su pene?

Ella asiente.

—Bueno —él dice —. No es muy impresionante, ¿o sí?

Mis instintos aparecen, y de pronto todo lo que puedo pensar es salir de esta
maldita habitación. Ignorando el dolor en mis muñecas, jalo tan fuerte como
puedo, tratando de liberar mis manos. Todo lo que termino haciendo es
sacudirme. ¿Qué puedo hacer? No puedo solo acostarme aquí y dejarlos
hacerme esto. Empiezo a sacudirme y dar patadas, esperando
desesperadamente que pase un milagro y que algo se rompa y seré libre.
El doctor coloca su mano enguantada en mi pecho y presiona con fuerza,
deteniéndome. Mis latidos acelerados como un conejo golpean contra su
palma.

Él se inclina cerca. —Eso es lo que obtienes por insolente. Ahora, equipo,


¿están listos para empezar?

—Sí, señor —responden al unísono.

—Bien. Entonces comencemos con sus ojos.

El doctor toma la gran máquina blanca con ambas manos y la posiciona


sobre mi ojo derecho. Luego, con una sonrisa obvia tras su máscara y el brillo
en sus ojos, coloca una máscara sobre mi nariz y boca.

Negrura se arremolina.

Extiendo mis palmas.

Pateo mis pies.

Finalmente, el negro se apodera de mi.

* * *
Me siento, gritando. Pero no hay dolor. Alzo mis manos hacia mi cara y me
maravillo por la libertad de mis muñecas. La habitación en la que estoy es
como mi antigua habitación, pero las paredes son de yeso, no de espejos, y la
cama es suave. Un montón de ropa está en una pila desordenada en el piso.
Tal vez me las quité a mitad de la pesadilla.

Levanto la manta esponjosa. Estoy completamente desnudo, y todo ahí


abajo luce exactamente igual a como solía ser. Mi hombría todavía es mi
hombría. Sonrío, después muerdo mi labio. Mi pecho se ve raro. Cada pelo se
ha ido, dejándome sintiendo frío y algo de cosquillas. Corro mi mano a lo largo
de mi pecho. Se siente resbaloso. Mi piel también es unos tonos más oscuros
de lo que era antes, ahora es un bronceado de chico bueno de granja, y el
lunar que solía estar en mi cadera se ha ido.

Me deslizo fuera de la cama y me pongo un par de bóxers azules, luego un


par de pantalones de algodón. Mientras decido entre una camisa azul y otra
verde, la puerta se abre.

Es Kaylee. Está usando una camisa roja y negra y pantalones blancos


ajustados.

—Hola —dice, quitando un audífono blanco de su oreja. Cubre sus ojos


hasta que me pongo la camisa, la verde, sobre mi cabeza. Mientras estiro la
camisa hacia abajo, ella quita su mano y da un paso adelante —. Wow. Amigo,
deberías verte a ti mismo. No cambiaron mucho, pero en serio, lo que sí
cambiaron te hace ver mucho más genial. ¡Eres impresionante! —Mira detrás
de ella, verificando que no hayan muros en la costa, después busca algo en su
bolsillo.

—No se supone que debamos mostrarte espejos tan pronto después de tu


operación, pero esto no es un espejo así que debería estar bien. Hombre, amo
los tecnicismos.

Me pasa un iPhone blanco. Miro el reflejo oscuro que aparece en la pantalla.

El chico mirándome no soy yo. Su cabello es rubio dorado, sus ojos son azul
intenso y su nariz es perfectamente recta. También, su barbilla es
notablemente más pronunciada. De hecho, la primera cosa que alguien podría
notar sería su fuerte mandíbula. Es una versión idealizada de mí, lo que
deseaba cuando me sentía feo o indeseado. Soy yo a través de los ojos de
alguien que me ama.

Practico mi sonrisa. Oh Dios. Ahora está torcida, lindo toque. Miro más de
cerca, girando mi cabeza a un lado, prestando particularmente atención a mis
mejillas. No es posible. Son tenues y solo visibles cuando estoy sonriendo,
pero esto es inevitable: me dieron hoyuelos.

—¿Estás impresionado? —pregunta Kaylee.

Le devuelvo el teléfono. —Sí, luzco genial. Hicieron un trabajo excepcional.

No debí haber puesto suficiente esfuerzo en mi tono, ya que cruza sus


brazos. —Aún te estás recuperando, así que dejaré eso pasar. Ah, oficialmente
te han dado un nombre. Es Caden, C-A-D-E-N. Acostúmbrate a responder
cuando la gente te llame así.

Un nombre.

Tengo un maldito nombre.

Caden.

Lo pienso una y otra vez en mi mente hasta que empieza a sonar raro.

Mi nombre es Caden.

—Primero lo primero. Ya he arreglado tu hogar y seleccionado tus atuendos,


así que eso ya está listo. Todavía estoy trabajando en tus diálogos, pero ya he
imprimido los primeros y los tengo listos para ti. Todo lo que falta es una última
reunión con el señor Craike. Después tomaremos un vuelo a tu nuevo hogar.
¿No es emocionante? Finalmente vas a salir de aquí, Caden. —Golpea sus
palmas, lo que hace que sus brazaletes repiquen, luego hace un puchero. —
Oh, estoy algo celosa. Ahora, ¿tienes alguna última pregunta antes de que te
vayas? Puedes preguntarme cualquier cosa, solo recuerda que de ahora en
adelante lo que sea que digas será monitoreado.

—Hay una cosa que siempre me he preguntado —digo—. Me gustaría saber


por qué el CIA está tan enfocado en emparejarnos en la secundaria. Quiero
decir, ¿no sería mejor enviarnos cuando somos un poco mayores? Nadie
encuentra al amor de su vida cuando se es adolescente.

—No has leído novelas contemporáneas recientemente, ¿cierto?

Sacudo mi cabeza. —Prefiero ciencia ficción. ¿Por qué? ¿Qué tiene que ver
eso?

Quiero preguntarle por qué está actuando tan raro, pero la puerta se abre y
Craike aparece así que cierro mi boca de golpe. Los zapatos que está usando
están tan pulidos que brillan, reflejando la estridente luz blanca.

—Kaylee —dice, ofreciendo una sonrisa amplia —. Es un placer verte.

—El placer es mío, señor. Pero no asuste mucho a mi chico, ¿de acuerdo?
Lo necesito en condición de pelea. Va a conocer a Juliet más tarde hoy.

—No lo haré —dice Craike—. Lo prometo.

Me guiña y me tenso, porque si su tono no dio la idea de que estaba


mintiendo, el guiño definitivamente lo hizo. Lo que significa que lo que sea que
está por mostrarme podría ser absolutamente horrendo.
Capítulo

CUATRO
Kaylee me saluda, luego sale de la habitación. Cuando la puerta se cierra
detrás de ella, Mr. Craike da un paso adelante y toca la mesa. Luz azul estalló
de la superficie.
—Caden —dice, con su tono plano —. Luces mucho mejor.
—Gracias señor.
Él toca la pantalla y aparece un holograma granulado. El vídeo es oscuro y
un poco borroso, y el nivel de brillo es bajo. Visión nocturna, creo. El presiono
pausa, luego camino alrededor del escritorio hasta quedar detrás de mí. Sus
manos se deslizan hacia arriba, Luego caen sujetando con fuerza mis hombros.
Su colonia helada llena mi nariz. Quiero encogerme de hombros, quitarme sus
horribles y frías manos, pero mantengo mis hombros flojos.
Me empuja hacia adelante y me tropiezo cerca de la proyección. Mis ojos
concentrados, y me doy cuenta que estoy viendo un callado callejón.
—La cosa con los actores, Caden, es que ellos nunca pueden ser sinceros.
Así que déjame ser muy claro. . . Yo no confío en ti. Una vez fui un chico de
diecisiete años, y puedo recordar el fuego que tú tienes en tu pecho. El impulso
que te hace desafiar la autoridad. Así que sé que esos sentimientos no son
remotamente originales, y que, luchando contra mí, no contra nosotros, son
una batalla perdida.
Toca la pantalla y el holograma se descongela. Un hombre, guapo, con un
cuerpo delgado y gafas, corre por el callejón. Alcanza una puerta y golpea su
mano contra ella una vez, dos veces, tres veces antes de darse por vencido, se
da vuelta y levanta sus manos por encima de su cabeza. Supongo que es
agradable, porque está usando un suéter de punto abultado y solo emite ese
tipo de vibra.
—No te preocupes —susurra Craike —. Su rival ya fue elegido. Va a ser
asesinado de todas maneras. Decidimos que su muerte podría servir, bueno,
con propósitos demostrativos. Fuimos amables con él de esa manera. Su
muerte salvará muchas vidas.
—Por favor —sollozó el hombre —, déjenme intentarlo otra vez con otra
chica. Soy mucho mejor ahora. Sé que ganare si me dan otra oportunidad. ¡Por
favor, por favor!
Una gruesa figura totalmente negra paso la cámara y avanzó hacia él. La
expresión del chico se veía aterrada. Él se dio cuenta que fue atrapado por un
Stalker. El hombre gritó, luego la figura se movió imposiblemente rápido (Un
borrón oscuro) y lo tomó por la garganta. Los bonitos ojos se ampliaron, luego
aún más grandes, luego se salieron de sus cuencas.
Necesito ver esto, aun cuando se cómo va a terminar. Es horrible, y esto va
a seguirme por el resto de mi vida. Pero no puedo mirar lejos. Y no es solo
porque Craike está aquí y no puedo desobedecerle. Necesito mirar para saber
precisamente que me sucederá si no soy lo suficientemente convincente como
uno de los Buenos. Es el por qué. Creo. Este es el por qué he trabajado tan
fuerte. Para asegurarme que lo que le está pasando a este Bueno no me pase
a mí.
Parpadeo y sigo mirando.
La mano del Stalker se agarra con más fuerza. La piel del cuello del hombre
fluye hacia afuera y cubre la mano. El Bueno tose y se atraganta, ahogándose.
Su cuerpo todavía lucha por la vida, aunque debe saber que ha terminado. La
sangre brota cuando los dedos se hunden a través de la piel. Los ojos del
Bueno vuelven a su cráneo. Los dedos y el pulgar del monstruo se tocan,
aplastando la columna vertebral. Y eso es todo: el cuerpo del Bueno se arruga
y aterriza en el suelo frente a los elegantes pies negros. Su cabeza permanece
en su lugar, brotando sangre, apoyada en la mano fría de metal.
—Voltea, Caden.
Me giro y miro directamente a un musculoso pecho negro. Es suave y casi
sin rasgos, le faltan dos pezones y un ombligo, como la muñeca de una niña.
Pequeños ríos de pulsante luz blanca ondean a través de la piel, brillando casi
como la luz de las estrellas. Mi sangre se enfría, e inclino mi cabeza hacia
arriba. Una cabeza de metal negro inmóvil me está mirando. Miro los paneles
planos donde deberían estar los ojos y parece que algo me está mirando.
—Ahora —dice Craike.
La mano del Stalker se dispara y me agarra del cuello. Los dedos están muy
fríos. Mi cara comienza a arder. Pateo mis pies y meto mis uñas en el suave
metal, pero su agarre se mantiene firme.
Craike sonríe. Sus dientes inferiores son amarillos y abarrotados, todos los
pequeños dientes en ángulos extraños aplastados uno contra el otro. —Este es
un Stalker. Es el robot más avanzado jamás creado, la máquina de matar
perfecta. Si alguna vez te desvías del guion o intentas huir. Lo enviaremos a
buscarte. Y él te destrozará.
Los planos cristales negros me fulminan con la mirada.
—Suficiente —dice Craike.
El Stalker me libera y da un paso hacia atrás. Pequeños destellos de luz
corren por la punta de sus dedos desde el medio de su pecho, donde están un
grupo de resplandores de luz.
—No te estamos liberando. Te estamos enviando con un propósito, y
siempre serás nuestro. Incluso si ganas el concurso tú siempre trabajaras para
nosotros, dándonos toda la información sobre tu elegido que necesitamos.
¿Está claro?
¿Cómo podría ser más claro? Él bien podría haberme dicho que el resto de
mi vida será horrible sin importar qué. La muerte por incineración es una cosa
de pesadillas, pero la vida para un exitoso Interés amoroso no es exactamente
feliz para siempre. Después de ganar, el Interés Amoroso debe ser un socio
perfecto para evitar que su Elegido siga adelante.
Además, debe traicionar a una persona que lo ama todos los días. Fuerzo el
pensamiento hacia abajo, tratando de evitar que se vea en mis ojos.
—Cómo el cristal.
—De acuerdo. Ahora siéntate. Hay una última cosa que debemos discutir
ahora que sé que puedo confiar en ti.
Frotando mí bronceado cuello. Me siento. El holograma se desvaneció.
Craike se sienta también. —Quiero que me digas para que crees que el CIA
entrena al Interés Amoroso. Estoy seguro que un niño inteligente como tú tiene
algunas teorías. Responde con sinceridad o serás castigado.
Mi primer instinto es ignorar su amenaza y mentir de todas maneras, para
hacerle pensar que no lo he pensado tanto como lo he hecho. Pero es sabido
que es un excelente detector de tonterías, así que tengo que decirle la verdad.
—Yo creo que es todo sobre vigilancia —digo —. Solo a las personas súper
importantes se les asigna un Interés Amoroso, ¿verdad? Creo que quieren que
nuestra Elegida se enamore uno de nosotros, para así poder decirnos todos
sus secretos. Y luego decirles esos secretos a ustedes.
Él sonríe, pero sus ojos permanecieron fríos. —Sabes más que la mayoría.
¿Tienes alguna duda sobre nuestros motivos? La mayoría los tiene, y nosotros
no tenemos nada que esconder aquí. Un Interés Amoroso informado es un
Interés Amoroso efectivo.
Estoy sorprendido, pero no lo dejo ver. He pasado una gran parte de mi vida
tratando de averiguar para qué me entrena el CIA. Hace mucho tiempo que sé
que me están enseñando a ser una especie de espía, lo cual es obvio en
algunas de las clases que nos hacen tomar, pero nunca supe por qué. Pensé
que siempre mantendrían en la oscuridad casi todos los entresijos de sus
operaciones. Así es como son.
—Lo único que no entiendo —digo —, es por qué el CIA valora tanto los
secretos. Quiero decir, se ha hecho todo este esfuerzo. —Hago un gesto hacia
el Stalker. —Para crear este lugar y entrenar Intereses Amorosos, ¿solo para
espiar?
Craike pone sus manos sobre la mesa. —Déjame ponerlo de esta manera;
¿Cuánto crees que la gente está dispuesta a pagar por una información que
podría terminar una presidencia o destruir una compañía rival?
—¿Mucho?
—Mucho es correcto. Los Intereses Amorosos adquieren información para
nosotros, y luego nosotros vendemos ese conocimiento por más dinero que la
mayoría de gente gana en toda su vida. Sin embargo, te equivocas al asumir
que tratamos secretos, porque no lo hacemos. No te entrenamos para decirnos
chismes. —Escupe la palabra como si estuviera sucia. —Nos ocupamos de la
información. La información correcta puede ser verdaderamente devastadora si
se dirige con precisión. Te sorprenderá de cuán dispuesta está la gente a
entregar información que podría arruinar a las personas que aman. El CIA se
ha estado beneficiando del afecto de la gente durante siglos.
—¿Siglos? —pregunto. Pensé que como el CIA es de tan alta tecnología era
una organización bastante nueva.
Él asiente. —Si. El CIA ha existido por cientos de años, y tenemos centros
en once países. Casi todos los que consideras importantes o influyentes
tuvieron, o tienen, un Interés Amoroso al lado de ellos, escondidos a simple
vista.
Él toca la pantalla. El holograma aparece de nuevo. Él golpea, y una
fotografía en blanco y negro aparece. Es sobre un antiguo presidente el cual no
recuerdo el nombre. Está de pie en uno de los escalones de la casa blanca,
saludando a un grupo de personas. Junto a él está su esposa. Ella está
saludando a la multitud con una mano. Estoy seguro que la mayoría de
personas no notarían nada raro en ella, pero yo sé lo que ella es, es algo en su
helada sonrisa, es horrible. Ella no está ahí para apoyar al hombre que ama en
un gran día de su vida.
Ella es una espía.
La foto desaparece y es remplazada con un muro de imágenes. Cada una
similar a la del presidente; alguien importante, desde atletas hasta estrellas de
películas, están en una luz serena. Pero no son los únicos en los que me
centro. Me estoy centrando en sus parejas, los monstruos escondidos a simple
vista.
—Yo espero —dice Craike —, que el conocimiento de que ahora eres
miembro de la organización de espías más secreta y poderosa del mundo te
inspire a tomar las decisiones correctas cuando ingreses al mundo real. Vas a
hacer un buen trabajo allá afuera, Caden, lo puedo decir. No me refiero solo a
nosotros, sino al mundo: nos ayudará a mantener a todos a salvo de los pocos
que tienen un poder real y terrorífico. Si ella te escoge, eso es. —Él toco la
pantalla una vez más, y el holograma desapareció. —Ahora, vamos, es tiempo
de que te vayas.
Dejando al Stalker en la habitación, nos abrimos paso en un largo pasillo
lleno de celdas vacías. Caminamos a través de un conjunto de puertas dobles
a un pequeño patio. La hierba es de plástico y neón verde. Hay una palmera y
una pequeña fuente llena de peces koi blancos y naranjas. Cuatro enormes
fragmentos de espejos decorativos, cada uno fácilmente me doblan la altura,
han sido ensartados en la hierba.
En la sombra de un árbol, un grupo de chicos rechazados están parados,
charlando. Su decepción se nota en el hundimiento de sus hombros. Somos
una especie de amigos (bueno, tan cercanos a los amigos como se nos puede
permitir) que algún día podríamos convertirnos en enemigos mortales.
Aunque, sus caras me recuerdan algunos de los mejores recuerdos que he
tenido: viendo películas en la sala de recreo con 105, Levantando pesas con
304, y haciendo el tonto en clases de psicología conductual con 63.
He vivido con esos chicos desde que tenía once, que es cuando me mude
de mi casa de acogida al CIA. Puede que no sea amigo de todos, pero son lo
más parecido a la familia que tengo. Veo a 413 en el grupo. No somos amigos,
pero él vino al CIA la misma semana que yo, así que siempre tendremos ese
vínculo con nosotros, incluso si lo encuentro un poco molesto.
En su defensa, me presentó a Nicki Minaj y siempre obtendrá puntos por
eso. Claro, solo me mostró el video de "Anaconda" porque, bueno, Nicki y esos
bailarines. Pero la canción se quedó en mi cabeza, y luego la escuché varias
veces hasta que memoricé cada uno de los versos. Ahora ella es mi artista
favorita por un gran margen.
413 me saluda. ¿Debería de decirle adiós? ¿Qué se le dice a alguien que
probablemente nunca vuelva a ver otra vez? No puedo decir lo que quiero
decir, lo que es: gracias por mostrarme a Nicki, pero sigo pensando que eres
una herramienta.
—Si tú quieres —dice Craike —, puedes decirles adiós.
—Gracias señor.
Camino lejos de Craike y me aproximo a 413. El me ofrece su mano.
—¿Lo hiciste? —preguntó.
Asiento mientras sacudo su mano. Esto es… raro. Él usualmente es cómo
un hermano, y como tal, no creía que fuera capaz de un simple apretón de
manos. Por lo general, le gustan los saludos elaborados con golpes de nudillos
y golpecitos en la espalda. Ahora, sin embargo, estrechando su mano, parece
más suave y me preocupa que lo haya juzgado con demasiada severidad.
—Sip, lo hice —dije —. Parece que me voy de aquí.
Él debe odiarme por irme mientras él permanece atrapado aquí. Debe
pensar que yo se lo estoy restregando en la cara.
Él me tira en un abrazo. —Hazlo bien, hombre. Y quién sabe, tal vez en un
par de años estemos fuera y podamos invitarte a cenar o algo así. Ya sabes,
como la gente normal.
—Si, definitivamente.
Fuerzo la improbabilidad estadística de que eso suceda de mi mente, luego
regreso a Craike.
—Ellos te odian —dice.
Asiento. —Ellos están solo asustados. Rondan los dieciocho así que saben
que tienen un límite de tiempo. Porque todo el mundo sabe que el recinto
adulto es más selectivo que el nuestro. Nadie quiere quedarse en el CIA para
siempre. —Él entrecierra los ojos, lo que me hace darme cuenta. —Quiero
decir, nadie quiere envejecer sin ser asignado.
Ambos sabemos que esto no sucede. O eres elegido mientras eres deseable
o desapareces, ya sea para ser incinerado o, en casos raros, te borran la
memoria y reutilizado en algún otro rol, como un padre o hermano mayor o algo
así. Sin embargo, ser reutilizado está lejos de ser lo ideal, ya que dicen que te
quita toda personalidad, dejándote una capa de la persona que solías ser.
Ambos sabemos que ganar es la única forma de vivir una vida que vale la pena
vivir.
—El hecho de que yo haya sido elegido —continúo —, significa que tienen
una oportunidad menos de ser asignados cuando aún son jóvenes. Algunos de
ellos ya tienen sus formularios de transferencia. Tiene sentido que tengan
miedo.
—El miedo es inútil. Si quieren salir necesitan trabajar duro. Es el único
camino.
Fácil para ti decirlo.
Al final de otro pasillo largo y espejado hay un ascensor. Craike presiona una
tarjeta de plástico en la pared a la izquierda. Un panel cuadrado se ilumina,
mostrando una foto de Craike sobre las palabras ACCESO OTORGADO. El
sonido de las máquinas zumbando llena el aire.
Él se vuelve hacia mí. —¿Disfrutaste tu tiempo en el CIA, Caden? A veces
no puedo esperar para alejarme de un lugar, solo para salir y descubrir que
estaba más feliz de lo que pensaba.
Miro hacia el prístino pasillo reflexivo. ¿Extrañaré este lugar? De ninguna
manera. Pero me está mirando, así que sonrío y digo: —Claro, quiero decir,
estoy triste por dejar a mis amigos, pero estoy emocionado de finalmente vivir
la vida que nací para vivir. Para convertirme en el verdadero yo, ¿sabes?
Las puertas se abrieron. Caminamos dentro. Él coloco su tarjeta sobre la
pantalla al lado de los botones, luego presiono el botón que marca 1. El
elevador ascendió.
—Caden, la única persona que no puede engañar un mentiroso es un mejor
mentiroso. Y chico, yo puedo ver a través de ti.
Voltee a otro lado, mis mejillas sonrojadas.
Él se mantuvo mirándome. —Así que esperemos que Juliet no sea una
buena mentirosa.
—Sí, vamos.
Las puertas se abrieron, revelando un masivo hangar. Situado en el centro
de la habitación hay un jet blanco brillante. Dos trabajadores con monos grises
están tirando de las cadenas en la parte posterior de la habitación, abriendo
lentamente la puerta para revelar una larga pista de grava.
Y el cielo.
Se estira y sigue y sigue y sigue. Es malditamente interminable.
—No podemos ser interrumpidos mientras transportamos Intereses
Amorosos — dice Craike —. Y un jet privado es la forma más eficiente de
transporte discreto.
En frente de los escalones que conducen a la puerta del jet está Kaylee. Ella
me ve y comienza a saltar hacia arriba y hacia abajo, saludando de manera
extática.
¡Oye, Caden!
Su voz resuena a través de mi cabeza, limpia como el día, Sorprendido, doy
un paso hacia atrás. Ella ríe, luego presiona el espacio al lado de su oreja.

No te asustes delante de Craike, ¿de acuerdo? Es de mala educación.

¿Puedes escucharme?

Por supuesto que puedo. Esto es bueno, tenemos que practicar hablar
telepáticamente. Y no, no siempre puedo leer tu mente. Sólo pequeñas
ráfagas. Ahora te voy a abrazar.

Ella corre hacia mí y me abraza. Mis brazos se aflojan mientras aprieta, pero
mi evidente torpeza solo la hace agarrarme más fuerte. —Es tiempo. Vamos,
hombre ¡Sonríe! Finalmente estás saliendo de aquí. Vas a ir a una pequeña
población rural en Virginia llamada Mapletown. Tiene todas estas pequeñas
librerías y cafeterías, y es muy lindo. Te encantará allí.

La advertencia de Craike suena en mis oídos. Siempre serás nuestro.

—Estoy seguro que sí.

—Tienes que ver el interior del avión. Está adornado al máximo absoluto.
Estoy hablando de asientos de cuero, televisores de pantalla ancha, las más
nuevas consolas de juegos y, lo mejor de todo, una barra completa. —Ella
lanzó su brazo alrededor de mis hombros. —A lo mejor ¿una bebida o dos
calmaría esos nervios antes de conocer a Juliet? Dios sabe que el alcohol fue
probablemente inventado para ayudar a desdichados Romeos como tú, así
que, venga ya, ¡Vamos!

Subo los escalones, saltando arriba y abajo, intentando hacerme parecer


casi tan vertiginosa como Kaylee. Me imagino que es lo que haría un Bueno.
En lo más alto, vuelvo y miro hacia atrás. Craike me está mirando con los
brazos apretados sobre su pecho. Sus ojos son fríos y su boca se pone en una
mueca. —No olvides lo que te he dicho Caden.

Sobrepasa la línea y vas a morir.

—Nunca lo haré.

Luego entro por la puerta del avión.


Capítulo

CINCO
Kaylee no estaba jugando, el interior del avión era maravilloso. La alfombra
es del color de la crema, y solo hay cuatro asientos: enormes cosas de cuero
suave que se reclinan completamente. En la parte posterior del avión hay una
barra pequeña, y detrás hay un estante de vidrio con todo tipo de alcohol
imaginable. No se permitió el alcohol en el CIA, pero he visto suficiente
televisión para saber que se supone que es delicioso. La boca se me hizo
agua.
Dos asientos están ocupados. Una chica de aspecto impecable con su
cabello rojo recogido en un moño apretado se sienta en uno. Ella me atrapa
mirándola y sus cejas se fruncen, haciendo que sus gafas cuadradas se
deslicen por su nariz puntiaguda.
En el otro asiento está mi rival.
Pero ya no es él.
Sus ojos son ahora de un brillante color verde esmeralda. Su cara ha sido
reestructurada por lo que ahora su mandíbula es más fuerte y su nariz es
ligeramente más grande y recta. Sus pómulos son puntos altos debajo de sus
ojos y sus dientes han sido blanqueados para que sean increíblemente
blancos. Incluso el pequeño parche sin pelo en su mejilla se ha ido, y ahora la
cerda en sus mejillas parece casi una barba completa. Pensé que era guapo
antes, pero ahora está en una nueva liga. Antes, él era el guitarrista principal
de una banda de punk que no se daba a conocer mucho, pero ahora es el
cantante de ensueño de una banda de pop-punk de la corriente principal que
va a montar la línea entre lo lindo y lo sexy todo el camino al banco. Es solo...
sus ojos son tan vibrantes, y su cabello es tan perfectamente desordenado. No
puedo apartar la mirada.
—Judy. —Kaylee dice con un severo gesto de asentimiento a la recatada
muchacha.
Judy mueve su cabeza perezosamente hacia arriba y parpadea lentamente.
–Kaylee. Es tan bueno verte. ¿Cómo fue el funeral de tu último chico? Oí que
las flores eran hermosas.
Él y yo seguimos viéndonos el uno al otro.
–Necesito un trago —digo, y me dirijo hacia la barra. Lo paso y en cuanto lo
hago percibo un movimiento, se ha deslizado de su silla para seguirme.
Agarro la botella de whisky más elegante que pueda encontrar, una botella
cuadrada con una etiqueta azul, y comienzo a verterla en un pequeño vaso
cuadrado. El líquido ámbar se estrella contra el fondo de la taza.
Mi rival está detrás de mí. —Así que —dice él. Sus manos en sus bolsillos y
sus hombros ligeramente encorvados. —Me dieron un nombre. Quieren que
sea Dylan, pero puedes llamarme Dyl, si quieres. Lo prefiero. Se siente más
como mi elección, no de ellos, ¿sabes?
Me alejo de él y vuelvo la tapa a la botella. Mi agarre en ella se aprieta,
formando un sello apretado De los dos, él es más guapo. Por un amplio
margen. Después de todo lo que he hecho para convertirme en el Bueno
perfecto, puede ganar por sus bonitos ojos y su estúpidamente linda sonrisa.
Es una mierda.
Él podría protagonizar un show de CW, por gritar en voz alta ¡Es un modelo
de Abercrombie desaliñado! Él es…
Él me estaba mirando.
–Amigo –dice Dyl —¿Cuál es el problema?
Pongo la botella abajo y me vuelvo a mirarlo a la cara. El vidrio de la botella
repiquetea contra el granito de la barra.
–Has cambiado. Mucho.
Su boca se abre lentamente. —¿Eso es malo?
Sacudo mi cabeza. —No. Pero ya no luces como una persona real. Digo,
enserio, ¿Quién diablos tiene ojos de color verde brillante?
Él ríe. —Yo los tengo aparentemente. Ahora pásame un whisky, chico
bueno. Siempre he querido probarlo.
Me detengo ¿Debo hacer esto? El CIA no querría que lo hiciera. Miro por
delante de él y veo que tanto Kaylee como Judy se distraen con sus teléfonos,
así que sirvo una bebida y se la paso. Quieren que lo odie, y si puedo hacer
algo que va en contra de sus deseos, pero no me mete en problemas,
absolutamente lo haré.
Él me está mirando, sonriendo como si notara que vacilé, pero de todos
modos le serví la bebida. Maldición. Él lleva su bebida a sus labios y se
estremece. —Esto no huele a como me había imaginado.
Huelo el mío, que apesta a ácido quemado. Pensé que sería dulce y leñoso.
–Bien —dice él —. Es muy tarde para arrepentirnos. ¡Salud!
Nuestros vasos tintinean, entonces al mismo tiempo, tomamos grandes
tragos. Los tragos de líquido dejan mi boca en llamas, tosiendo golpeo el vaso
contra la barra. A través de los ojos llorosos veo a Dyl. Se ha doblado,
escupiendo sus pulmones. Se ve ridículo.
Me reí. Como una genuina risa.
No puedo recordar la última vez que reí de esta manera.
Él empezó a reír también, y de algún modo eso hizo todo mejor.
Me recupero y respiro hondo. Mi boca y mi tráquea están entumecidas y algo
frías. Se siente gracioso, pero algo agradable. ¿Es así como se siente estar
borracho? Dyl se endereza, sonriendo, mostrando su sonrisa con esos dientes
perfectos.
Él limpia sus ojos. —Te lo debo, hombre. Imagina eso, Juliet y yo en una
fiesta, yo un Malo, y luego ni siquiera puedo tomar un sorbo de whisky. ¡Sería
una burla!
Mi sonrisa de desvaneció cuando recordé por qué estoy en este avión. Por
qué existo. De lo único que debería reírme es de un chiste de Juliet. Sin ella
alrededor, no importa entonces sentir algo, cuando no estoy cerca de ella es un
desperdicio de energía. Pero también: ayudé a Dyl, que es algo que no puedo
permitirme hacer. Tiene razón, si hubiera escupido de esa manera frente a
Juliet, habría roto su personalidad de hombre rudo. Darle esa bebida fue un
error. Todo lo que puedo hacer ahora es esperar que no haya sido un gran
error que me arruine la vida.
—Caden, ¿Qué estás haciendo? —dice la voz de Kaylee en mi mente —. Te
dije que ese chico es peligroso. Él no es tu amigo. Repito. Él no es tu amigo.
¡Regresa a tu asiento ahora mismo!
Me deslizo junto a él y regreso por el pasillo. Cuando llego a mi asiento, me
siento y me abrocho la hebilla del cinturón de seguridad por encima de mi
cintura.
Desde el otro lado del avión, Kaylee me mira fijamente. Un mechón de
cabello dorado cayó fuera de lugar, y ahora cuelga delante de sus ojos, que
están llenos de rabia. La intensidad de su mirada me sorprende, y miro hacia
abajo a mi cinturón de seguridad.
–No seas idiota, Caden. Quiero ganar, para mostrarle a Judy que soy mejor
que ella. No dejes que él te destruya antes de iniciar.
¿Así que eso es todo lo que le importa? Genial. Me doy vuelta en mi asiento
dándole la espalda a Kaylee. El avión se está moviendo, y ahora estoy fuera
del CIA. Supongo que es un gran logro, pero todavía me estoy recuperando de
la reprimenda de Kaylee y de mi propia aversión, así que realmente no siento
nada.
Entrecierro los ojos y miro por la ventana. Todo lo que puedo ver es un largo
tramo de tierra marrón y entonces el cielo, la luz del sol es dorada e imagino su
olor, limpio y libre de productos químicos. Soy tan libre como lo seré ahora.
¡Santa mierda! El sentimiento, brillante y caliente, supera mi vergüenza.
Finalmente soy parte del mundo real. Tal vez no pueda hacer nada de lo que
quiero, pero definitivamente es mejor que antes.
Recuerdo a Dyl balbuceando después de que sorbió el whisky y sonrió. No
olvides lo que eres. La única razón por la que estoy en este viaje es para llegar
a Juliet. A pesar de que se siente así, no es un gran problema. En este
momento no soy nada, una página en blanco esperando ser llenada. No
debería sentir nada hasta que conozca a Juliet. Pero hombre, eso fue gracioso.
Él es chistoso.
Todo lo que tengo que hacer para sobrevivir es asegurarme de que ese niño
muera.
Mi sonrisa se desvanece.
Capítulo

SEIS
El avión aterriza en una pequeña pista privada en medio de una granja. El
vuelo pasó bastante rápido ya que, afortunadamente, había una pantalla de
televisión que bajaba del techo. Las únicas opciones eran películas de los
ochenta, así que vi El Club de los Cinco y luego el primer tercio de La Princesa
Prometida. Pero en su mayor parte pasé mi tiempo mirando por la ventana. El
campo sobre el que estábamos volando era tan grande y tan plano que me
fascinaba.

—¿Vienes Caden? —pregunta Kaylee.

Me desabrocho el cinturón de seguridad y fuerzo mi voz de Bueno. —Sí.

Cuando la puerta se abre, Kaylee agarra en el bar del avión 3 latas de Coca-
Cola deslizándolas dentro de su bolsa. Después, desembarcamos.

Fuera es llano y árido, el aire huele a azúcar quemada. Más allá de los
campos de hierba brillante y de las montañas verdes está el increíblemente
cielo azul. Me detengo en la parte superior de las escaleras, con las manos
sobre la fría barandilla de metal, maravillándome del mundo que tengo delante.
Todo es brillante y colorido; el sol está saliendo, asomando tras las montañas,
pero siento el aire en mi piel increíblemente cálido.

—Sí, sí —dice Kaylee que ya está fuera de los escalones parada frente a
una limusina blanca brillante—. El mundo es bello, qué increíble. Ahora
vámonos, quiero mostrarte tu casa, pasé mucho tiempo trabajando en ella
¡Necesito que la veas!

Bajo los escalones. Del otro lado del avión, Dyl está desembarcando.
Levanta una mano y me saluda.

No le devuelvo el saludo.

Al contrario, trepo a la limusina después de Kaylee. Dentro hay una fila de


asientos de cuero negro. Kaylee está sentada con la espalda contra la puerta.
Música clásica con cierto sonido metálico sale de un altavoz en el techo. Las
ventanas están tintadas tan oscuras que no puedo ver el exterior.

La limusina se pone en marcha y sale del camino hacia la carretera, Kaylee


abre una lata de Coca-Cola, llenando la limusina de aroma a azúcar.
—¿Puedo...? —Empiezo, luego cierro la boca. La soda, incluso la dietética,
es una sustancia prohibida en el CIA, y pedirla ahora se siente demasiado
fuera de lugar; es solo Kaylee, y ella está tan relajada que es fácil olvidar para
quién trabaja, pero es un error que no puedo permitirme. Kaylee es mi jefa, y yo
no soy libre, así que necesito andar con cuidado alrededor de ella.

Sonríe. —Oh, Dios mío, ¿alguna vez has tomado una Coca-Cola?

—No desde que llegué a la pubertad.

Mete la mano en su bolso, saca una lata y me la ofrece.

—Depende de ti, Caden. Puedes beberla si quieres, pero recuerda que


tienes que quitarte la camisa delante de Juliet en algún momento y tu cuerpo
está perfecto ahora. ¿Quieres arriesgarte a perder tu físico por una sabrosa
bebida?

Empujo todos los pensamientos que me dicen que tome la bebida y termine
esto de una vez, y sacudo mi cabeza. —No, tienes razón, he trabajado
demasiado duro para arruinarlo ahora.

Sonríe y vuelve a poner la Coca en su bolsa. —Buena elección. Solo para


mantenerte al día, ahora mismo vamos a ir a tu casa, al lugar donde vivirás
mientras estés compitiendo. Ah, y conocerás a tus padres, no son tus padres
reales, pero no creo que seas lo suficientemente tonto como para pensar eso.
En serio, algunos Intereses Amorosos se emocionan tanto como si los llevara a
ver a sus padres biológicos, es totalmente patético. Por cierto, ¿te acuerdas de
tus padres biológicos? Leí que algunas personas tienen recuerdos de su
infancia.

Miro mis manos. Mis únicos recuerdos son de padres adoptivos que solo
fingieron amarme porque era necesario para el desarrollo, luego paredes
acristaladas, guardias vestidos de rojo, y una promesa de una vida mejor si me
convertía en un mentiroso lo suficientemente bueno.

—Bueno —dice ella—. Supongo que no quieres hablar de eso, está bien. De
todas formas, conocerás a las personas que hemos elegido para ser tus
padres. No tenía ningún control sobre la mamá, pero yo elegí al papá. No es
que eso signifique mucho, ya que todos los buenos ya habían sido tomados.
Así que él es, mmm... un poco áspero. Me mantendría alejado de él tanto como
fuera posible, si fuera tú. — Mira su reloj. —Bien, son las cinco y media, lo que
significa que solo tienes un poco de tiempo para prepararte antes de que
empiecen las clases, y adivina quién va a estar ahí...

—¿Jennifer Lawrence? ¡De ninguna manera!

Pone los ojos en blanco. —No, desafortunadamente para ti, ella ya ha sido
emparejada. Ahora en serio, Juliet va a estar allí. Así que, en el camino, quiero
que leas esto.
Mete la mano en su bolso dorado brillante y saca unas hojas de papel unidas
por un clip negro. Echo un vistazo a las primeras páginas. Es como un guion de
película, solo mi nombre está en letras mayúsculas sobre algunos de los
diálogos. La página se titula "Primera Reunión."

Kaylee se inclina más cerca. —Este es tu guion. Obviamente, no puedo


predecir exactamente qué es lo que Juliet va a decir, pero la he estudiado por
un tiempo y puedo hacer una suposición bastante informada, sólo asegúrate de
mantener la idea de cada línea y de adaptarla a lo que ella dice. Toca todos los
puntos clave y saldrá bien. Craike me dijo que mostraste en tu entrevista lo
genial que eres actuando, ahora es el momento de usar esas habilidades. Las
necesitarás.

Hojeo las páginas, contando rápidamente diez. Cada una está llena hasta el
margen con guion, solo hay una página para nuestra primera reunión, pero hay
otras para cosas como la primera cita y el primer beso.

—¿Así que todo es falso?

—No hay tal cosa como falso. Por mucho que apeste admitirlo a veces, todo
lo que existe realmente existe y todo lo que sucede realmente sucede. ¿Te
parece falso? ¿El papel que estás sosteniendo no se siente sólido? Esto es
real, simplemente es inusual pensar en esto como un gran romance. Las
personas en esos casos nunca se juntan de la manera que esperan. Todo esto
con el CIA, conmigo y todo lo demás podría ser la configuración para tu
increíble historia de amor.

Sí, porque los mentirosos manipuladores son grandes parejas.

Ella jadea. Oh mierda, me escuchó.

—Lo siento —le digo—. Solo pensé que podría hablar con ella con mis
propias palabras.

—Hay mucho tiempo para eso, pero, confía en mí, una buena primera
impresión a menudo puede ser la diferencia entre ganar y perder. Hablando de
eso, cuando estés por ahí, quiero que siempre mantengas tus ojos en el
premio. El concurso terminará cuando quede claro que ella ha elegido a uno de
ustedes como su pareja. Básicamente, tan pronto como ella declare su amor
por uno de ustedes de una manera grande y significativa, se acabó, y el Interés
Amoroso rechazado será eliminado. Lo siento, me fui del tema. ¿De qué estaba
hablando?

—Primeras impresiones.

—Ah, sí, necesitas asegurarte desde el primer segundo que te presentas


como una opción romántica viable. Si no lo haces estarás luchando
constantemente una batalla cuesta arriba para que ella te vea como alguien al
que podría amar. Ahora, necesitas crear tu pasado.
—¿Mi pasado?

Pone los ojos en blanco y deja escapar un largo suspiro —Sí, Caden, tu
pasado. No le puedes decir que vienes del CIA ¿no crees? Cuando Juliet era
niña, poco después de que ella se luciese en la prueba Mensa, se colocó una
Planta en su escuela. Espera, sabes lo que es una Planta, ¿verdad?

Sacudo la cabeza. Tengo una idea bastante buena de lo es una Planta, pero
me gustaría escuchar lo que Kaylee tiene que decir sobre ellos.

—No son nada especial —continúa—. Solo son niños particularmente


buenos actuando. Los enviamos por un tiempo y luego regresan al CIA.
Cuando crecen se convierten en Intereses Amorosos, como tú. De todos
modos, esta Planta y Juliet se hicieron mejores amigos, pero luego su amable y
gentil padre murió en un accidente de navegación y tuvieron que mudarse. Fue
muy trágico. Tú eres ese chico, volviste a ella después de todos estos años. No
te preocupes, la Planta fue educada en casa, por lo que las únicas personas
que necesitas para mantener la continuidad son Juliet y sus padres. De todos
modos, hoy, en el colegio, puedes sorprenderla apareciendo de la nada. —
Toca el guión en mi regazo. —Lo que lleva a esta escena.

—Así que el nombre de esta Planta era Caden, ¿verdad?

—Sí, lo fue.

Ni siquiera mi nombre es realmente mío.

Me giro y miro por la ventana, esforzándome al máximo por deshacerme de


ese pensamiento antes de que me cause más daño. Todo lo que soy es un
Interés Amoroso. Sin eso, ni siquiera valgo un nombre.

—¿Qué pasó con el otro Caden?

—Oh, es algo gracioso, ¡en realidad ya lo conoces! Fue un Bueno contra el


que estuviste en la ronda final, para ser honesta, me alegra que Craike te haya
elegido, el otro tipo era un presumido. Pero eso ni siquiera importa. Tú eres el
verdadero Caden ahora, así que deja de hablar y comienza a leer. Necesito
que tu actuación sea perfecta, y, bueno, tú necesitas ser perfecto también,
obviamente. ¿Has visto lo que le hicieron a Dylan? Él es la cosa más caliente
que he visto. Te lo digo, un chico tendría que ser muy amable para hacer que lo
olvide.

Sus palabras persisten. Tú eres el verdadero Caden ahora. Ella tiene un


poco de razón, y me llena de algo así como confianza. A diferencia de mi
tiempo en el CIA, donde lo que querían de mí era un poco vago, ahora sé
exactamente lo que necesito hacer para sobrevivir. Necesito convertirme en
Caden, un divertido y agradable chico, y necesito hacer que Juliet se enamore
de mí.
Es lo que tengo que hacer.

***
La limusina se detiene frente una casa blanca. Está hecha de madera y
probablemente la mejor manera de describirla sea como pintoresca, pero eso
es ponerlo de manera caritativa. Tiene dos techos, uno que cubre el porche y
un segundo, más alto. La puerta frontal de madera lisa conduce a un pequeño
porche iluminado por el sol y cerrado por una barandilla blanca. Gran parte de
la pintura se ha astillado, revelando la madera oscura debajo. El patio delantero
está lleno de maleza, y el cubo de basura que se encuentra en el bordillo está
rebosando.

Kaylee está de pie frente a la casa radiante, orgullosamente presentándola.

—¿Qué piensas?

Cruzo mis brazos. Parece que una ráfaga de viento podría hacerla volar o
córtala en pedazos. Quiero decirle qué tan mala es, pero sé que no puedo.

—Es, bueno, una buena reparación. ¡Pero eso es genial! Es un buen


descanso de vivir en una nave espacial, esto se siente más real, ¿sabes?

Ella parpadea lentamente. —No actúes como un Bueno conmigo, Caden. He


estado dentro de tu cabeza y sé que no eres el chico que pretendes ser, no
tienes idea de cuánto esfuerzo lleva hacer que una casa se vea tan mal, y
quiero crédito por todo mi trabajo, lo hice porque debe parecerle entrañable a
Juliet. Tus padres ya están allí, bueno la mujer que pretenderá ser tu madre
biológica y el hombre es tu padrastro. No lo arruines, porque Juliet obviamente
recordará el accidente que mató a tu padre y sería casi imposible recuperarse
de un resbalón tan grande. Oh, otra cosa, no trates de estar muy cerca de
ellos, están bastante mal, recuerda, son personas que fueron consideradas no
aptos para ser Intereses Amorosos, por lo que tienen sus, um, mentes
renovadas. Desafortunadamente no se ha perfeccionado el proceso, y siempre
son un poco... bueno, ya verás. Y encima de todo eso, nunca tuvieron la
oportunidad de conocer a sus almas gemelas, así que tiene sentido que están
bastante rotos.

¿Almas gemelas? ¿Habla en serio? Un Interés Amoroso nunca pensaría que


su Elegido es su alma gemela. Podemos ser perfectos para ella, o al menos
podemos actuar como somos, pero la relación siempre está sesgada a su
favor. Un Elegido nunca se prueba para ver si un Interés Amoroso se
enamorará de él o ella. Siempre es al revés.

—¿Estás escuchando, Caden? —dice ella, apartándome de mis


pensamientos—. Esto es importante, ahora se hacen pasar por padres de
nuevos aspirantes como tú, pero están de duelo, recuérdalo, perdieron a la
única persona que amarán, por eso algunos de ellos pueden ser francamente
desagradables. Obviamente, no alrededor de tu Elegida, pero cuando solo eres
tú, sería sabio mantener tu ingenio sólo para ti.

—Te oigo fuerte y claro.

—Entonces vamos.

Salimos de la limusina a la cálida luz del sol, respiro profundamente. Un par


de gorriones vuelan cerca de la casa y sobre una camioneta amarilla.

Toco el metal de la camioneta calentado por el sol. Kaylee mete la mano en


el bolsillo y saca un llavero, me lo arroja y lo atrapo con una mano.

De ninguna manera.

—¿Esto es mío?

Mi entusiasmo se refleja en su sonrisa. —¡Claro que lo es! ¿Eres un buen


conductor?

—¡Soy el peor! ¿Pero a quién le importa?

—Bueno, empieza a practicar. A las chicas les gustan los chicos que pueden
manejar.

Me quedo mirando la camioneta. Esto es mío. —Muchas gracias, Kaylee, de


verdad.

En realidad, lo digo en serio.

Kaylee se apoya contra el capó de la limusina. —Eres un buen chico a


veces. Bien, Caden, esto es todo por ahora, sin embargo, estaré en contacto.
—Me da un abrazo y después de darme palmaditas en la espalda se aleja,
pero sigue sujetando mis bíceps. —Buena suerte hoy, te estoy apoyando y no
solo para poder mostrarle a Judy quién es la mejor entrenadora. Recuerda,
estaré de tu lado cuando las cosas se pongan difíciles, ¿de acuerdo?

—Por supuesto.

Ella frota mi bíceps derecho con una mano, luego suelta. —Oh, y una última
cosa, nos podremos comunicar a través del implante la mayor parte del tiempo,
pero si no respondo, puedes ponerte en contacto conmigo en este número. —
Busca en su bolso, saca una tarjeta de visita y me la da. Su número está
grabado en tinta plateada brillante. La muevo de lado a lado, maravillado por el
brillo. —Pero solo contáctame en una emergencia real, ¿de acuerdo? Tengo
una vida, recuerda.

—Anotado.
Ella asiente una vez, luego camina de regreso a la limusina. Cuando la
puerta se cierra, doy la vuelta y camino hacia la casa. Llego a la puerta y
golpeo mis nudillos en ella. Vale Caden, guardia arriba, pon cara de Bueno.

La puerta se abre, revelando a una mujer de treinta y tantos años. Es muy


guapa, con un rostro anguloso y ojos azul pálido. Es fácil pensar que podría ser
modelo, apreciada desde lejos, pero no es alguien que realmente me excite. Se
nota demasiada severa y, francamente, demasiada vieja para eso.

—Debes ser Caden —dice ella, su voz es plana.

—¡Ese soy yo!

—Bueno, bienvenido a este viejo hoyo de mierda. —Miro más allá de ella y
examino el lugar. Obviamente parecía un buen lugar en el pasado. El televisor
que se encuentra frente a un sofá marrón descolorido es cuadrado y una
antigüedad de verdad. La cocina está abarrotada y llena de platos cubiertos
con comida.

—¿Por qué no pudiste haber sido un Malo? —pregunta ella—. Siempre


consiguen mansiones, y ahora, por tu culpa, estoy atrapada en este basurero.

Vuelvo a mirar más allá de ella. —Lamento que no te guste, pero no es tan
malo, creo que es algo encantador.

Ella entrecierra los ojos y se pasa los dedos por el pelo enredado. —¿Así
que así es como va a ser? —Deja escapar un suspiro de cansancio. —Bueno,
tu habitación está en la planta de arriba y al fondo del pasillo. No hagas ningún
ruido, estoy viendo a la juez Judy.

Vuelve al sofá y se desploma.

Paso sobre una pila de ropa que huele mal en una pequeña habitación con
una escalera apretada. En la parte superior hay un largo pasillo con tres
puertas: dos dormitorios y un baño. Supongo que mi habitación es la que está
enfrente del baño en el extremo más alejado del pasillo. La perspectiva de que
sea mi habitación me hace sonreír. Esta es mi casa, no es mucho, pero es mía.
Solo para estar seguro, empujo suavemente la puerta de la habitación más
cercana a la escalera y miro dentro. Está destrozada, el piso cubierto de ropa
sucia y arrugada, cajas de pizza mohosas y otra basura.

En medio del desorden, en la cama, hay un gran hombre que parece un oso.
Obviamente solía ser un Malo: incluso dormido, su rostro se pone en un
gruñido. Está sin camisa, y su pecho es enorme, absorbiendo, una porción
masiva de la cama doble. Él gime, y yo rápidamente, pero en silencio, cierro la
puerta. Si un hombre así me viera mirándolo mientras duerme, no terminaría
bien para mí.
Llego a mi habitación y me detengo. Esto es todo. El momento que he
soñado siempre. No importa cómo sea, esta habitación tiene que ser mejor que
mi celular.

Abro la puerta. Es sorprendentemente simple. Un simple marco de cama de


metal con un colchón cubierto con una sábana azul está atascado en el rincón
más alejado de la habitación, un escritorio blanco está presionado contra la
pared opuesta, y una cómoda de madera está metida en la esquina. Las
paredes están desnudas, pero, afortunadamente, son de yeso, no de espejos.
Hay un solo espejo antiguo en la habitación, en la esquina lejana, pero puedo
girarlo si quiero y ¡finalmente podré dormir sin tener que mirarme!

Camino hacia la ventana y la abro. Afuera hay un pequeño tramo de techo


de tejas marrones, luego está el porche, el patio delantero y la carretera. Más
allá de eso hay un prado demasiado grande, rodeado por una cerca de alambre
de púas. Una vaca negra levanta la cabeza y mira en mi dirección, su
mandíbula se mueve hacia arriba y hacia abajo mientras mastica.

¡Esta será mi nueva vista! Cada mañana cuando me despierte, esto es lo


que veré, porque ¡esta es mi habitación! Es básica, cierto, pero desde luego no
es una celda. Es la habitación de una persona normal, y es toda mía. ¡Puedo
poner posters en las paredes! Probablemente tendrían que ser aprobados o
algo así, pero no puedo pensar en ninguna razón por la que Kaylee rechazaría
esa solicitud.

Me vuelvo y miro el escritorio. Junto a la computadora hay una pila de libros


revueltos, obviamente sacados de la biblioteca del CIA. De hecho, extraño ir
allí. No era una biblioteca completa, ya que la colección estaba estrictamente
regulada, con el mínimo requerido para dejarnos pasar como adolescentes
regulares. Aun así, había muchas cosas buenas allí si sabias como buscar. La
sección de ciencia ficción y fantasía era particularmente buena, probablemente
porque nuestro aprendizaje sobre Narnia o algo parecido era más seguro para
ellos que nuestro aprendizaje sobre el mundo real.

Sonrío al recoger el primer libro. Es una copia de El marciano, que leí al


menos cinco veces. Avanzo a través de la pila y encuentro un montón de los
libros en los que encontré refugio cuando las cosas empeoraban en el CIA:
Ready Player One, Neuromancer y Dune. Estos libros me ayudaron en épocas
bastante terribles, y solo ahora que estoy fuera me he dado cuenta de lo atado
que estoy a ellos. Todos son parte de mí, y estas copias, las exactas que leí en
el CIA, son las copias que quiero en mi estantería por el resto de mi vida.

Caden, ¿puedes oírme?

Claro que sí. Y Kaylee, gracias por los libros, estos... significan mucho para
mí.

¡Lo sé! Me dijiste que te gusta la ciencia ficción y yo sigo estas cosas.
Aun así, creo que deberías regresarlos, estoy fuera ahora, así que no los
necesito tanto como los chicos que todavía están allí. Sí, definitivamente
deberías recuperarlos.

Tonterías, Caden, si te importan mucho, me aseguraré de que haya nuevas


copias para la biblioteca, pero esos libros son tuyos ahora. De todos modos,
¿qué te parece el lugar?

Echo un vistazo alrededor de mi habitación. Me encanta.

¡Eso es genial! Ahora, tu uniforme escolar está en el armario. Dúchate,


aféitate y prepárate, ¿has memorizado el guion?

Todavía no, pero estoy trabajando en ello.

Bueno, ahora prepárate. ¡Ponte guapo para tu chica!

Abro el armario, revelando una cómoda con perchas plateadas. Hay


colgando cinco camisas blancas de manga corta con un logotipo azul marino
en el medio. Después hay un surtido de camisas de botones, algunas simples y
por lo tanto ponibles, pero hay un montón de cuadros. Oh dios mío, tantos
cuadros. Al lado hay dos chaquetas de traje, una negra y una azul marino, y
finalmente, hay una camiseta de algodón negra con una etiqueta verde familiar
en el pecho.

¿Starbucks? ¿Qué está haciendo aquí?

Oh sí, olvidé decírtelo, te conseguí un trabajo. ¿Eres bueno haciendo café?

Mmm, probablemente soy el peor de la historia ¡Nunca lo he intentado! Ni


siquiera pensé aprender, pero obviamente debería haberlo hecho. Yo...

No te estreses, Caden. No importa mucho, tengo a tu "mamá" para que


actúee como un padre de familia preocupado que quiere darte una razón para
que salgas de la casa después de la escuela. El gerente es un buen tipo, por lo
que te ha dado algunos turnos de prueba. Lo más importante, Juliet va allí
todos los días después de la escuela, así que tendrás mucho tiempo extra con
ella. Además, hará que parezcas responsable, lo cual es una gran cosa para un
Bueno. Tu primer turno es esta noche, pero aparte de eso, ¿qué piensas del
resto de la ropa? Traté de escoger cosas que pensé te gustarían.

Paso las manos por la ropa. Ningún artículo es azul cielo, no estoy seguro
de si ella me conoce lo suficiente como para adivinar qué tipo de ropa me gusta
usar, o por qué cree que soy un gran fanático de los cuadros, pero estoy
agradecido de que Kaylee se haya tomado el tiempo de hacer algo agradable.
Si le gusto, tal vez hará un mayor esfuerzo para mantenerme con vida.

La ropa es genial, muchas gracias.


No hay problema. Ahora vístete como un niño grande; estoy segura de que
puedes averiguar cuál es el uniforme escolar ¡Cambio y fuera!

Saco una camisa de vestir de manga corta de la percha, luego agarro una
camiseta interior blanca y un par de pantalones largos de color gris. Tomo un
par de calzoncillos Calvin Klein grises con la cintura blanca y salgo al pasillo.

En el pasillo, papá se rasca el estómago hinchado y peludo. Asqueroso.

—Conoce tu lugar —dice—. Y no tendremos ningún problema.

Empuja más allá de mí, trayendo consigo el fuerte aroma de su cuerpo.


Entra en el baño y patea la puerta para cerrarla detrás de él. Un ejército
certificable de insultos para lanzarle revolotea en mi mente, pero los fuerzo a
no salir. Él es grande y probablemente violento, pero yo soy fuerte, sé que lo
soy. Puedo con él. No es que alguna vez llegue a ese punto, porque nunca
podré desafiarlo.

Un Bueno volvería silenciosamente a su habitación y esperaría, así que eso


es lo que hago.

Una vez que estoy en mi habitación, coloco el montón de ropa en el extremo


de la cama y enciendo el ordenador. Es una laptop, elegante, gris e
impresionante. Se pone en marcha, abro Google y miro fijamente el cuadro de
búsqueda. Parece que podría buscar cualquier cosa, pero sé que mis
búsquedas serán monitoreadas. Tengo que asegurarme de que nunca busque
nada que pueda meterme en problemas.

Abro el cajón del escritorio y encuentro que está lleno de dispositivos. Cojo
un teléfono, Samsung, y lo meto en mi bolsillo. Debajo de un paquete de cables
hay un iPod con una funda azul. Debe de estar allí para que pueda escuchar la
música que le gusta a Juliet, pero probablemente pueda cargar algo de mi
propia música, incluida, por supuesto, toda la discografía de Nicki Minaj. Ha
pasado un tiempo desde que tuve una sesión de audición con auriculares en mi
habitación, así que debería tener otro pronto. Además, como siempre, aplicar
sus palabras a mi vida me permitirá robar un poco de su enorme confianza en
sí misma, y confianza es lo que necesito si voy a ganar esta cosa.

El inodoro se vacía y la puerta del baño se abre. Papá se marcha, todavía


rascándose el estómago. Está cubierto de pequeños copos blancos de Dios
sabe qué. Recojo mi ropa y entro al baño.

El hedor me golpea, tan espeso que puedo saborearlo. Mis ojos lloran, toso
y me atraganto.

Una risa masculina suena por el pasillo, hay una pausa, y una mujer le sigue
con una carcajada aguda.
Cierro la puerta de golpe, preocupado, por si el hedor infectara mi ropa,
reabro la puerta y tiro el uniforme a mi habitación. Luego me desnudo y me
meto en la ducha, una corriente de agua tibia gotea sobre mi cuerpo, me rocío
un poco de gel de baño en mi mano y lo froto en mi pecho, creando una
espuma blanca. Levanto mis brazos y lo froto en mis axilas. Me estremezco,
maravillándome de la falta de pelo de mis axilas. Al parecer, un Bueno no tiene
permitido cualquier vello corporal en absoluto.

El olor del gel azul neón, que es ligeramente como ponche de frutas, pero
principalmente como productos químicos, llena mis fosas nasales, cubriendo el
hedor de la mierda. Inclino mi cabeza hacia atrás y dejo correr el agua sobre mi
cabello y sobre mi cara. Se siente agradable, cálido y ligeramente refrescante.

A medida que la espuma recorre mi cuerpo, el olor vuelve con fuerza. Sonrío
¿Este es su intento de intimidarme? Es casi divertido. Sofoco una risita
mientras cierro los grifos del agua, froto la toalla a través de mi pelo para que
me salte encima de la frente, luego arrastro la toalla por mi pecho, limpiando
tanta agua como puedo, entonces la envuelvo alrededor de mi cintura y salgo
del baño.

En el pasillo está papá, vestido con mi uniforme. Obviamente es demasiado


pequeño para él, ya que la camisa está tensa a su mayor capacidad, uno de los
botones, el que está al lado de su ombligo, ha estallado y el botón de los
pantalones grises se desabrocha, está parado allí haciendo pucheros, con sus
muñecas tan flojas como puede y su trasero sobresaliendo. Oh, vaya, Kaylee
realmente no estaba bromeando acerca de estas personas.

—Mírame —dice, su voz aguda—. Soy Caden. ¿No soy un niño bonito?
¡Mírame caminar como pato! —Sacude su trasero y agita sus muñecas flojas
alrededor. —Entreno todo el tiempo, y yo...

Sostengo la toalla alrededor de mi cintura. Tengo que ignorarlo. Quiere que


rompa mi personaje, para revelar mi verdadero yo, y eso no es algo que pueda
hacer. Si dejo que vea mi ira, él gana, así que mantengo mis ojos bajos y entro
en mi habitación. Cierro la puerta y descubro, afortunadamente, que puedo
ponerle seguro. Deslizo el pestillo y dejo caer la toalla. Mi cara está tan
ardiendo que la sensación ha bajado por mi cuello hasta mi pecho, se siente
como si tuviera fuego.

Paso la mano por el pelo que gotea y respiro hondo por la nariz. Camino en
pequeños círculos sobre la alfombra. Hice lo correcto. Se siente horrible dejarlo
ahí sin decirle nada, pero fue la decisión correcta. Tengo que reconocerlo, esa
es la única manera de lidiar con cosas como estas.

El latido de mi corazón disminuye a su ritmo normal. Termino de secarme,


luego agarro un par de calzoncillos, rojo brillante esta vez, y me los pongo. Una
vez que estoy vestido, miro mi teléfono para ver la hora. Mierda, ¡debería haber
salido por la puerta hace dos minutos! Me pongo un par de calcetines, luego
zapatos de vestir negros. Listo. Hecho.

Doy un paso hacia la puerta, pero doy la vuelta y cojo mi guion del escritorio.
Tendré que leerlo en el bus.

Mi falso papá está en la cocina, todavía con mi uniforme, bebiendo de una


botella de cerveza. Toma un sorbo y me mira. —Lo luzco mucho mejor, ¿no
crees, Patty?

—¡Cállate! —grita de nuevo y toma el control remoto y lo apunta al televisor


la barra de volumen verde se desliza hacia arriba—. ¿No ves que estoy
ocupada?

—Bueno, me voy —digo con una ola de alegría, estoy actuando bien porque
tengo que hacerlo, pero una parte infantil de mí quiere molestar a este tipo,
¿cómo debería llamarlo? Estaba esperando llamarlos mamá y papá, para tener
un sentido de normalidad, pero eso obviamente no está en las cartas. Tal vez
podría llamarlo P, eso es perfecto porque técnicamente representa a papá,
pero también tiene un segundo significado, uno que solo yo sabré—. Hasta
luego, P.

P se burla de mí. —Contaré los minutos hasta que vuelvas.

Hago una mueca y me deslizo más allá de él, presionando mi espalda contra
la pared para evitar su contorno. No es gordo exactamente, solo sólido y huele
a la cerveza que está bebiendo, salada y ácida.

El autobús escolar está fuera de la casa, esperándome casi expectante.


Corro hasta la puerta del autobús, la conductora es una mujer negra baja con el
pelo liso. Me sonríe, y siento como la tensión sale de mis hombros, no todos
aquí son horribles.

—¿Primer día? —pregunta ella.

—Sí.

Tira de una palanca y la puerta se cierra detrás de mí.

—Siéntate en la parte de adelante, algunos de los chicos de la parte de atrás


pueden ser bastante salvajes con los chicos nuevos.

—Gracias.

Encuentro un asiento libre cerca de la parte delantera del autobús. Me siento


mientras el autobús entra en la carretera.

Estoy en camino, Juliet.


Capítulo

SIETE
La Academia Mapleton es una escuela privada elegante y moderna rodeada
por una cerca negra. Las ventanas brillan a la luz del sol. Es tan pintoresco que
podría ser un set. Pero no lo es. Me lo repito como un mantra. No es un set.
Esta escuela es real. Todo lo que está sucediendo es real, porque finalmente
estoy en el mundo real. Dyl y yo somos las únicas cosas aquí controladas por
el CIA.

Bajo del autobús y me tomo un momento para apreciar la belleza de la


escuela. Los edificios son obviamente nuevos, y todas las paredes son lisas y
están recién pintadas. No hay mugre, grietas o malas hierbas. Lechos de flores
llenas de rosales y otras coloridas flores que no tengo esperanza de identificar
están dispersas por el lugar.

¿Caden?

¿Si?

Soy Kaylee, obviamente. ¿Cómo te sientes?

Me siento un poco raro por saber que estás dentro de mi cabeza.

Supera eso ahora, necesitas estar en posición en veinte segundos. ¿Ves el


camino que lleva a la entrada de la escuela?

Delante de mí, más allá de la puerta abierta, hay un conjunto de escalones


de hormigón que llevan a un edificio color crema. Entre los peldaños y yo hay
un camino de hormigón moteado lleno de estudiantes que andan por ahí,
charlando o jugando al balonmano.

Lo veo.

¡Corre! Juliet está caminando por el pasillo. Necesitas estar afuera


esperándola. ¡Ve!

Corro hacia los escalones, esquivando y buceando entre la manada de


estudiantes. Todos ellos me fulminan con la mirada cuando paso. Una vez que
llego a los escalones me deslizo hasta detenerme. Hay tres escalones y luego
un par de puertas dobles azul marino.

Coloca tus manos frente a ti.


¿Que?

¡Solo hazlo!

Muevo mis brazos hacia adelante.

La puerta se abre y Juliet sale. Se parece a su holograma: hermosa de una


manera sencilla. Da un paso adelante, y su tobillo se tuerce en el primer
escalón. Ella se cae. Yo doy un paso hacia ella y se estrella contra mi pecho.
Su pelo vuela en mi cara, haciendo que mis ojos lloren y me pique la nariz.
Parpadeo para despistar unas lágrimas y la pongo de pie.

Sus manos permanecen en mi pecho, con las yemas de sus dedos curvadas
ligeramente sobre mis hombros. Ella mira hacia abajo, sus libros están en una
pila alrededor de nuestros pies. Se agacha, pero yo me muevo más rápido,
recogiéndolos. Se los paso y nuestros ojos se encuentran. Es hora de ganar
esta cosa. Mis ojos se ensanchan ligeramente, con un parpadeo de
reconocimiento.

—¿Juliet?

Aleja un mechón de cabello de sus ojos, metiéndolo detrás de su oreja. Me


mira con la cabeza inclinada hacia un lado y sus ojos entrecerrados. Es un
poco baja, su cabeza llega a mi pecho. Curiosamente, eso me gusta más de
ella. —¿Te conozco? —No suena desagradable, solo con curiosidad.

—Supongo que no —le digo, mirando hacia la parte superior de su cabeza—


. Solíamos ser amigos, pero ha pasado un tiempo y sabía que me olvidarías. —
Extiendo una mano y ofrezco mi mejor sonrisa. —Soy Caden.

Ella da un paso hacia atrás. Sus ojos se mueven velozmente, mirando mi


cara, estudiando cada detalle. Vamos Juliet, junta todas las piezas. Si no lo
haces, estoy jodido. Lentamente, se nota que todo va en encajando para ella y
su boca se abre de par en par, los extremos de sus labios curvándose en una
sonrisa.

—¡Cállate! ¿Caden? ¿Caden Walker?

—El único.

Ella chilla y se arroja hacia mí. Sus brazos se envuelven alrededor de mi


cuello. Huele a perfume floral. La abrazo presionándola contra mi pecho. Ella
es suave y cálida, tocarla se siente bien. No de una manera que tenga ganas
de quitarle la ropa, sino de una manera amistosa, como si estuviera realmente
feliz de verla y ella está realmente feliz de verme.

Nos separamos. —¿Así que me recuerdas?

Ella me golpea juguetonamente en el brazo.


—Eras mi mejor amigo Caden, nunca te olvidaría, solo que…

—¿No esperabas que estuviera aquí? Bueno, me esforcé por conseguir una
beca para pagar esto, lo hice y aquí estoy.

—¡Oh Dios mío, no quise decir eso! Solo quise decir que yo, um, no
esperaba que lucieras como…

Rasca la parte posterior de tu cuello. Asegúrate de que tu camisa se levante.


Muéstrale tu estómago.

Levanto una mano y me rasco la nuca. Por un segundo, y solo un segundo,


sus ojos se mueven hacia abajo y miran la parte de piel que se está mostrando,
luego ella mira al suelo. ¡Ella miró! ¿Pero le gustó lo que vio? ¿Son mis
abdominales lo suficientemente buenos como para impresionarla?

Meto mis manos en mis bolsillos y me muevo nerviosamente, dándole mi


mejor cara, con ojos de perrito bueno. —¿Como qué? No te estoy
decepcionando, ¿verdad?

Ella ríe. —Vamos hombre, sabes que eres guapísimo. Solías ser tan dulce
de pequeño, ¡y ahora eres un maldito deportista!

—Bueno, no lo seré por mucho tiempo —le digo—. Tuve que ayudar en la
granja del abuelo durante el verano. Pasar días montando caballos y
levantando pacas de heno tuvo este efecto secundario. Volveré a mi normal y
escuálido yo blanco pastoso en algún momento.

—No te disculpes, te ves muy bien, diferente, pero genial. Ahora, ¿cuál es tu
primera clase?

—Trigonometría.

Su expresión decae. —Oh, yo estoy en cálculo avanzado y realmente me


tengo que ir, pero te veré en almuerzo, ¿verdad?

—Absolutamente.

—Genial. Vamos, te mostraré la clase. Tienes al señor Corhedge, que es un


pequeño troll gruñón. Definitivamente no quieres llegar tarde el primer día o él
te hará pagar por el resto del año.

Juntos, caminamos por las puertas dobles y entramos en un largo pasillo.


¿No estaba yendo a algún lugar? Debería preguntarle dónde iba a…

¡DETENTE! Es Kaylee ¡No seas un idiota! Si ella recuerda a dónde iba se irá
y perderás un poco de tiempo con ella.

Cierro la boca. En el interior, los estudiantes están dando vueltas, agarrando


libros de las taquillas o en dirección a las aulas. Una niña con una gran melena
de pelo rizado y un delgado chico asiático se dan la mano frente al baño de los
chicos. Se miran a los ojos y parecen tan concentrados el uno en el otro que
apuesto a que podría gritarles y ni siquiera se darían cuenta. ¿Alguna vez
tendré eso con Juliet? ¿Alguna vez podré mirarla sin pensar en el hecho de
que solo nos conocimos porque soy un Interés Amoroso?

—¿Ya tienes tu casillero? —pregunta mientras se detiene frente a uno y lo


abre, dentro de este todos los libros están ordenados alfabéticamente, una foto
en blanco y negro de un hombre y una mujer, probablemente sus padres, está
atrapada en la parte de atrás de la puerta—. Si no lo tienes, necesitas ir a la
oficina del director antes de la clase, ¿Ya hiciste eso?

¡Estoy fuera de guion!

¡Improvisa, hombre! ¡Utiliza palabras!

—¿Algo anda mal, Caden?

—No, estoy bien, todo es un poco abrumador, eso es todo. Y no, no he ido,
acabo de llegar.

Mira su reloj. —Conozco la sensación. Baja por el pasillo y toma la primera a


la derecha, la puerta al final de ese pasillo es su oficina, regístrate y dirígete a
la clase.

—Lo haré.

Se muerde el labio inferior —Nos vemos por ahí, Caden. No puedo esperar
para ponerme al día correctamente.

—Yo tampoco puedo.

Ella sonríe, luego gira y se dirige por el pasillo. Mientras camina, la gente
alrededor de ella la mira. Una oleada de protección brota en mi pecho. ¿Es
esto amor? ¿Es así cómo se siente?

Después de haber sido registrado por el director, un hombre bajo y calvo con
un cuerpo demasiado firme, me da un apretón de manos y me asigna un
casillero. Cuando lo encuentro, veo que está justo al lado de Juliet. Por
supuesto.

La próxima vez que me la encuentro es durante el almuerzo. Está sentada


en el otro extremo del patio a la sombra de la capilla del colegio, con la espalda
contra la pared de piedra. A su lado se encuentra una delgada chica negra que
fácilmente podría ser modelo.

Me acerco a Juliet. —Hey.


Juliet sonríe. Maldita sea, ella es bonita. Tuve suerte. ¿Quién sabe? Tal vez
en un tiempo podría en realidad enamorarme de ella.

—Hola, Caden.

—Bueno, hola —dice la chica que podría ser modelo—. ¿Dónde has estado
escondiéndote toda mi vida?

—¡Natalie! —dice Juliet—. No es un pedazo de carne.

Oh, sí lo soy.

—No me escondo —le digo inquieto—. Solo estaba justo al otro lado del
país. Soy Caden, es un placer conocerte.

Ella me ignora y se vuelve hacia Juliet. —Él no es ÉL Caden, ¿verdad?

Juliet me mira a los ojos y entrecierra los suyos a la luz del sol brillante,
puedo sentir el calor en la parte posterior de mi cuello. —El único.

—Ahora sé por qué no dejabas de hablar de él —Natalie se vuelve hacia


mí—. Espera, ¿te sonrojaste? eso es tan adorable, ¡creo que moriré de ternura!

Juliet se levanta de la pared. —Vamos, Caden, pongámonos al día.

Nos detenemos en la esquina del patio y nos sentamos en un largo banco


plateado a la luz del sol. Ella se vuelve hacia mí.

—Caden, necesito que me des información, ¿Qué pasó después de que te


fuiste? Nunca respondiste a mis mensajes y ... —su voz se desvanece—. Lo
siento. Quería ser amable. Pero hombre, no me esperaba eso de ti. Siempre
que revisaba mi correo esperaba encontrar un mensaje tuyo, diciendo hola. Es
todo lo que quería. Pero lo que obtuve fueron cuatro años de silencio y un
montón de sentimientos de mierda. ¿Y luego apareces en la escuela sin previo
aviso? ¿De qué va todo esto?

Me rasco el interior de la palma de la mano. —Mamá dijo que nunca


volvería. Me dijo que era mejor olvidarte, así que eso es lo que intenté hacer.
Sé que no excusa para mi comportamiento, y lamento no haber respondido,
pero no me las arreglé tan bien estando lejos de ti.

—¿Así que me excluiste? ¿Por qué es eso mejor?

Abanico con una mano mi cabello, me imagino a Craike mirándome,


juzgando mi desempeño. —No puedo explicarlo, pero era un niño, y escribirte
me recordó lo mucho que deseaba estar sentado a tu lado. Traté de hacer
otros amigos, pero eso no funcionó; nunca hice clic con nadie tanto como yo
hice clic contigo. Y supe que si seguíamos hablándonos el dolor empeoraría,
así que fui un cobarde y paré. Lo siento, Juliet, y si pudiera volver al pasado, sé
que te enviaría un mensaje todos los días.

Ella mira sus zapatos negros de vestir, y su cabello cae sobre su cara. Sus
manos, que están salpicadas de pecas, están temblando. ¿Por qué está
sucediendo eso? ¿Qué estoy haciendo mal?

Me deslizo una pulgada hacia ella. —Pero estoy aquí ahora, Juliet, y si hay
algo que pueda hacer para compensarlo, lo haré.

—¿Cualquier cosa?

—Cualquier cosa.

Me da una sonrisa tímida. —Bueno, hay una cosa. Dentro de un tiempo este
trimestre —rueda sus ojos y suelta unas risitas—. No, es estúpido, olvida que
dije algo.

—Dije que haría cualquier cosa, Juliet. Lo digo en serio.

Dos pequeñas ráfagas de color rosa iluminan sus mejillas.

—Bueno, para mi proyecto de arte, necesito hacer un, mmm, retrato. Y


necesito a una persona. Y bueno, no hay muchos hombres dispuestos a posar
para mí, porque tiene que ser un, mmm, ya sabes…

Trago saliva y levanto ambas cejas. —¿De qué tan desnudo estamos
hablando?

Ella inclina su cabeza hacia atrás y se ríe. —Oh Dios ... solo sin camisa.
Puedo mirar fotos online para el resto de ti y... — Ella se ríe de nuevo. —Sé
que sueno un poco rara ahora, pero prometo que no lo soy. Soy como “Hola
Caden, no te he visto en mucho tiempo, ahora ven en mi casa y desnúdate por
mí”. Perdón. Olvida que dije eso.

Sacudo la cabeza. —Dije cualquier cosa, así que lo haré. Solo significa que
necesito mantenerme alejado de la cafetería —me acaricio el estómago—.
Necesito asegurarme de mantener esta figura, y aunque estaba deseando
dejarme ir, será un placer hacer esto por ti, Juliet.

—Gracias, Caden, de verdad.

La campana suena y ella se va de nuevo con sus amigos, dejándome solo


en el banco. La veo irse. Así que esa es la única chica con la que puedo estar.
Ella es bonita, y parece agradable. Podría ser mucho peor, supongo que tuve
suerte.

¿Qué tal lo hice?

La risa de Kaylee suena en mi mente.


Te invitó a su casa para desnudarte, tienes esto en bandeja.

Es lo que sospechaba, pero escucharlo confirmado me hace sonreír. Miro


hacia atrás a Juliet, está de vuelta con Natalie, quien se inclina hacia ella,
tratando de llamar su atención. Desde el otro lado del patio, Juliet levanta una
mano y me saluda. Yo sonrío y saludo de vuelta.

Eres hombre muerto Dyl.


Capítulo

OCHO
Voy de camino al Starbucks ubicado en la misma calle de la escuela cuando
una gota de lluvia golpea la parte posterior de mi cuello, frunzo el ceño y miro el
cielo; el día comienza a cambiar y el aire es denso y bochornoso, el cielo se
llena de nubes grises, la lluvia salpica contra el camino. Escondo mis manos
dentro de mis bolsillos y troto el resto del camino, pisando cuidadosamente
para no caer en el terreno mojado.
Busco la tienda y abro la puerta. Como parte de mi "educación cultural" en el
CIA me mostraron imágenes de Starbucks, pero nunca he estado dentro de
uno realmente, esta tienda coincide con la que vi en clase, con paredes de
madera, un mostrador brillante y una pizarra mostrando el menú, huele a
jarabe, granos de café y crema batida, lo respiro todo, ahora sé por qué este
lugar es popular, el mismo aire de este lugar es delicioso.
Sólo dos mesas están ocupadas, una por una pareja de ancianos que beben
capuchino, la otra está ocupada por un tipo de aspecto severo en un traje
afilado que bebe de una taza para llevar mientras ve su teléfono.
Un tipo negro rudo, tal vez a principios de sus treinta, en una playera negra
muy pegada y un delantal verde caminando alrededor del mostrador, tiene una
sonrisa ancha y sus ojos se iluminan, haciéndome sentir que él esta
genuinamente complacido por verme aun cuando todavía no nos conocemos.
Luce como si no fuera el único aquí que está actuando.
—¿Eres Caden?
—Si —le contesto, asintiendo con la cabeza.
—Bueno, bueno, soy Levi, el jefe aquí. Tu mamá me platicó sobre ti y me
hace feliz de que te unas a nosotros. —Me dice mientras junta sus manos en
un aplauso. —Así que, ¿trajiste tu uniforme?
Levanto mi mochila ligeramente.
—Genial, hay un baño al final del pasillo, ve a cambiarte y lava tus manos,
después regresa, recuerda, cuando estás dentro de ese uniforme tu
representas la compañía, así que sonríe todo el tiempo y nunca digas nada
rudo a ningún cliente, incluso si ellos son rudos contigo. Si puedes hacer esas
dos cosas, estarás bien.
¡Vamos! El ataque de después de clases va a comenzar en cualquier
minuto. Entro en el baño y elijo de un compartimiento, después de haberme
cambiado checo mi reflejo en el espejo horizontal largo, la playera es muy
pequeña y las mangas apretadas contra mis bíceps, que seguro es intencional;
empujo mi flequillo hacia abajo, dejo el baño llevando mi mochila en mis
manos.
—¡Ahí esta! —dice Levi—. Luces bien hombre, el negro es tu color. Ven
conmigo, te mostraré todo.
No hay nuevos clientes que entraran a la tienda mientras me cambiaba,
aunque un miembro más del personal ha aparecido, una chica con un
desordenado y nada llamativo cabello color café y una postura terrible que se
encuentra por la máquina de café, limpiando lentamente un colador de plata
con un trapo azul. Hay un pequeño hoyo en su nariz donde obviamente debería
estar un piercing, pero ella debió habérselo quitado para trabajar. Su etiqueta
de nombre dice que su nombre es Iris.
Levi me dirige a un almacén abarrotado. Las estanterías están llenas con
sacos de granos de café, filas de tazas y botellas de jarabe. Oh por dios, este
cuarto huele mejor que el resto de la tienda, respiro profundamente y doy un
suspiro feliz. Levi alcanza al lado de un saco de café un delantal verde doblado
que está envuelto en plástico.
—Eres talla mediana, ¿verdad? —me dice y yo asiento, me da el delantal y
el plástico cruje.
—Bien, tengo un montón de estos, pero nunca son usados, la mayoría de
personas que trabajan aquí son chicas o tipos que apenas y comen o se
ejercitan, será agradable tener otro hombre real aquí. Ahora póntelo y te
enseñare como usar la caja registradora. No te estreses, es fácil, si Iris pudo
hacerlo, estoy seguro de que tu podrás. Oh, y puedes dejar tu mochila aquí si
estás listo para comenzar.
El tiempo pasa muy lento, gruesas gotas de lluvia salpican contra las
ventanas, empapando sombrillas verdes fuera. Ha estado bastante tranquilo,
así que Levi me ha estado mostrando las cuerdas. Mi primer juicio sobre él es
rápidamente refutado, ya que obviamente es un genuino buen chico. Me
muestra pacientemente cómo usar la registradora y me explica lo básico
sobre la máquina de café, además me hizo el especial del mes, un late de
caramelo, asi que puedo sugerirlo a los clientes, es dulce y un poco amargo,
que es exactamente como me gusta mi café, así que no tengo que mentir
cuando digo que me gusta.
Estoy bebiendo el café cuando la puerta se abre, es Juliet. Está usando una
sudadera con capucha gris, pantalones de yoga ajustados color negro y botas
UGG. La lluvia humedeció su cabello haciéndolo oscuro y muy rizado,
colgándose casualmente sobre sus hombros. El frío ha hecho que su nariz se
torne roja y sus mejillas rosadas. Desearía que este no fuera nuestro primer
día, porque si esto sucediera después de que se estableciera una relación
coqueta, podría abrazarla para calentarla, la presionaría contra mi pecho, y ella
olería la colonia que Kaylee eligió para mí, una que aparentemente incluye una
nota o dos que Juliet ama. En este momento, sin embargo, necesito mantener
mi distancia, porque abrazarla sería mega-espeluznante, especialmente si se
da cuenta de que solo lo estaría haciendo para que ella pudiera olerme.
—¿Caden? —dice caminando adelante—. ¿Qué haces aquí?
Sus ojos cruzan de mi a Levi.
—Espera, ¿Conoces a Juliet? —pregunta Levi.
Asiento y él se gira hacia ella.
—¿Quieres el regular?
—Sí, gracias Levi —responde.
Levi toca la pantalla frente a mi, después va a la máquina de café y
comienza a espumear un poco de leche.
Juliet sigue mirándome.
—¿Así que trabajas aquí?
—Tengo que pagar las cuentas de alguna manera.
—Todavía no puedo superar esto —dice mientras mete la mano en el bolsillo
de su sudadera con capucha y saca una billetera de cuero verde—. No te he
visto durante tanto tiempo y ahora estás ... aquí.
Golpea su tarjeta de crédito contra el lector de tarjetas. Es aceptada.
—También es raro para mí —digo—. Pero es una rareza buena.
—¡Totalmente!
El recibo se está imprimiendo muy lentamente, me rasco el codo mientras
Juliet finge estar fascinada por una bolsa de granos de café cubiertos de
chocolate.
¿Dónde está Kaylee y por qué no me está dando una línea?
—Un mocha de menta alto —dice Levi colocando una taza humeante en el
mostrador, Juliet la toma, la acerca a sus labios y deja escapar un suspiro de
satisfacción.
—Gracias Levi, y gracias a ti también, Caden, te prometo que seré normal
más tarde, es solo que verte todavía me asusta un poco, quiero decir,
desapareciste durante tanto tiempo y ahora ¡trabajas en mi lugar favorito del
maldito planeta! Me tomará un tiempo convencerme de que no te vas a ir de
nuevo. Lo siento, no podré ser más normal.
—Toma el tiempo que necesites, Juliet. No iré a ninguna
parte.
Ella sonríe mientras se aleja.

* * *
Me desplomo sobre mi cama, los eventos del día se reproducen en mi
mente, llevo mi mano detrás de mi cabeza para estar más cómodo. Bueno, no
puedo estar realmente cómodo porque sigo usando mis fangosos tenis y no
quiero ensuciar mis sábanas, pero deshacer cordones apretados ahora sería
demasiado esfuerzo. Me comprometo agarrando una toalla del suelo y
metiéndola bajo mis pies. Una vez hecho esto, me tumbo de nuevo.
¿Dónde estaba? Ah, sí. Juliet
Su cara redonda. Su cabello, tan suave y tan oscuro; su perfume, como
flores que olía tan increíble mezclado con la lluvia en el Starbucks. La
salpicadura de pecas en su nariz y mejillas, su risa rápida y el calor de esta.
¿Es posible que alguna vez me quiera? ¿Por qué ella? ¿No es obvio para ella
que soy un mentiroso masivo? Por otra parte, ella me pidió que fuera a su casa
y me desnudara. No me lo pediría si no hubiera hecho al menos algo bien,
sonrío ampliamente. Ella es la chica perfecta; con el tiempo, podría
enamorarme de ella, y tal vez eso no sería tan malo, sé que ser un Interés
Amoroso significa que siempre tendré que mantener algunas cosas por ella,
pero ¿No sería mejor si la amara? Haría mi trabajo más fácil, y haría que esta
situación se sienta más normal. Pienso en ella y la posibilidad de desarrollar
sentimientos genuinos por ella, hasta que me duermo.

Un golpe suena en mi ventana, me siento e instintivamente coloco una


sábana en mi entrepierna, checo mi celular, son las 3:00 am. Bostezo dándome
vuelta, encaramado fuera de mi ventana está Dyl, vestido con una camisa
blanca lisa debajo de una chaqueta de cuero, unos jeans ajustados y botas
marrones. Él está agachado por lo que la totalidad de él es visible. Agarro una
camisa de donde la tiré cuando me fui a la cama. Como me acosté boca abajo
solo me deslizo fuera de la cama, dolorosamente consciente del hecho de que
mi mitad inferior está cubierta sólo por finos boxers azules.
Deslizo la ventana hacia arriba y lo miro fijamente.
—¿Qué estás haciendo?
Él mete la mano en su bolsa y saca una botella de cerveza
ofreciéndomela. —He probado esto, y hombre, necesitas probarla, es la
cosa más deliciosa que he probado hasta ahora, ponte algo de ropa y ven
aquí.
Lo miro con recelo.
—¿Cómo sabías donde vivo?
Él se ríe.
—Oh hermano, lo siento, ni siquiera pensé en eso, le pregunté a Judy y ella
me dijo tu dirección, le dije que tendría la mirada sobre ti, pero realmente es
porque estoy aburrido y esperaba salir.
Recojo un par de chinos del suelo y me meto en ellos. Necesito jugar esto
cuidadosamente. Dyl está aquí, por alguna razón, y esa razón no puede ser
porque quiere gastar tiempo conmigo, especialmente si Judy está involucrada.
No puedo pensar por un momento que él está aquí para ser mi amigo. Si Dyl
está aquí, significa que está jugando el juego.
Sólo me está subestimado. Piensa que puede jugar conmigo y no me daré
cuenta, oh hombre, voy a fregar el piso con él. Salgo por la ventana, él ya está
sentado en el borde del techo con sus piernas colgado. Me siento a su lado,
dejando un espacio de alrededor de media yarda por comodidad. Aún así, se
siente demasiado cerca. Me ofrece la cerveza y la tomo, esta fría y la etiqueta
del papel está empapada, así que se resbala debajo de mis dedos.
—¿Cuántas calorías tiene?
—Probablemente muchas.
Giro la botella para comprobar la etiqueta. Él entrecierra los ojos
—¿En serio? Vamos, hombre, una maldita cerveza no te convertirá en
Homero Simpson. ¡Vive un poco!
Lo miro, sus ojos son brillantes, llenos de alegría y entusiasmo, como si
realmente estuviera emocionado de que yo probara cerveza, está actuando, él
debe estar haciéndolo y es bueno. Tal vez necesito alcohol. Tomo un gran
trago. Sabe como mi nuevo padrastro huele: amargo y desagradable.
Haciendo una mueca fuerzo un trago y sonrío.
—Sí, esto es súper delicioso.
—¿La odiaste verdad? —dice mirándome.
—No dije eso.
—Vamos hombre, pensaba que no nos íbamos a mentir el uno al otro,
somos los únicos a los que podemos decirnos la verdad, ¿recuerdas?, no
tienes que mentirme sobre pequeñas cosas o sobre cualquier cosa realmente,
si no te gusta algo puedes decírmelo, puedo manejarlo.
—Bien, no me gusta, es amargo y sabe a meada aguada.
—Aquí vamos, el verdadero Caden se muestra a sí mismo. Además,
¿eres un experto en el sabor de meada aguada?
—No claro que no. ¿Por qué dices eso?
—Estoy siendo sarcástico Caden, supongo que no te enseñaron eso en la
escuela de los Buenos.
—Estaba siendo agresivo, Dyl. Estaba seguro de que te habían enseñado
eso. —Tomo otro sorbo de la cerveza. Esta vez, ahora que mis papilas
gustativas saben qué vendra, no es tan malo, su sabor es crujiente, como una
manzana, y la sequedad es agradable.
—En realidad —digo—. Esto es bastante bueno,
gracias.
—De nada.
Nos sentamos allí por unos momentos a la luz plateada de la luna, con las
piernas colgando en el aire, cada vez que se mueve el cuero de su chaqueta
hace un sonido crujiente. El viento cálido mueve su cabello, y ahora algunas
hebras largas y rectas se han salido de su lugar por detrás de sus orejas al
frente de su cara, frente a sus ojos increíblemente verdes. Sus cirujanos
hicieron un trabajo excepcional con él; me es difícil quitar mis ojos de su cara, y
está causando una extraña opresión en la garganta, dificultando la respiración.
—Así que conociste a Juliet hoy, ¿Cómo estuvo? ¿Era todo lo que nos
contaron que sería? ¿Fue el mejor momento de toda tu vida? —me dice
tamborileando sus dedos sobre su muslo.
El sarcasmo es fuerte en él.
—Salir del CIA fue el mejor momento de mi vida —le respondo.
Alza su cerveza hacia mí.
—Amén por eso.
Presiono el cuello de mi botella contra la de él.
—Pero fue lindo, ella luce como una chica genial, ¿Qué hiciste el día de
hoy? No estuviste en la escuela.
—Estuve planeando mi gran entrada, será épica, podrías estar desnudo
justo frente a de ella y ni siquiera se daría cuenta.
Sus ojos se abren.
—Oh vaya —digo con una sonrisa, tal vez es el alcohol o el hecho de que se
ve tan avergonzado, pero encuentro su error muy gracioso—. Lo arruinaste Dyl,
no te había mencionado que me pidió que modelara para ella.
Él asiente.
—Claro, eso fue una jodida mayor. No estoy hecho para toda esta mentira,
en caso de que no fuera tan obvio. —Toma un trago de su cerveza—. La
cerveza definitivamente no está ayudando.
—No importa —le digo—. Porque ella definitivamente me notaría si
estuviera desnudo frente a ella, soy algo espectacular.
—Bueno, mírate, bastardo presumido. Bien, te diré la verdad, estoy muy
emocionado por conocerla. ¿Qué piensas de ella? ¿Te gusta?
—¿Qué quieres decir?
—¿No escuchaste nada en el CIA? Quien le gusta a alguien no siempre es
fácil de explicar, hay algunos factores para la atracción, como la simetría de
caras y la definición muscular, pero la mayoría de las veces, la razón por la que
a alguien le gusta alguien es un gran misterio. Simplemente porque que te
hayan asignado no significa que te guste automáticamente, el amor es más
complicado que eso.
Agarro mi botella con fuerza.
—Entiendo eso, pero me preguntaste si importara, pero no lo es. Nuestro
Elegida tiene que enamorarse de nosotros, pero no tenemos que enamorarnos
de ellos. Nunca importa cómo nos sentimos.
—Bueno, eso es un montón de basura.
Parpadeo, sobresaltado; nadie habla así, especialmente no un Interés
Amoroso. Casi espero que un Stalker aparezca fuera de la oscuridad y
destroce a Dyl. Me estremezco y me cubro el pecho con mis brazos.
Él me mira.
—¿En serio no has pensado si te puede gustar? ¿No quieres enamorarte?
—Es bueno si nos enamoramos por nuestra Elegida, pero no parece que
cambie nada.
Nuestros ojos se encuentran, y él no mira hacia otro lado; por primera vez,
empiezo a preguntarme si el amor es, de hecho, necesario.
CAPÌTULO

NUEVE
Tengo una clase libre, debería estar estudiando, pero no lo haré, estoy
mirando la puerta, en cualquier momento, Dyl hará su movimiento para alejar a
Juliet de mí, ella está sentada a mi izquierda con su cabeza baja, mirando un
libro de texto, todos a su alrededor están charlando, pero, ella está leyendo,
mis labios se enroscan en una pequeña sonrisa, en cualquier momento entrará,
mi sonrisa se desvanece, todo mi cuerpo tiembla y mis rodillas rebotan hacia
arriba y hacia abajo, agarro mis muslos, amontonando el material sedoso de
mis pantalones, ¿Qué es lo que él va hacer?

Juliet comienza a escribir algo en su cuaderno, con la cabeza vuelta hacia


un lado, su cabello cae en el otro lado de su cara en una línea recta marrón, se
ve bonita, claro, pero mirarla no despierta nada en mí, es una observación, fría
y clínica ¿Por qué no se agita algo en mí? ¿Qué pasa conmigo? Ella me mira.

—¿Qué está pasando? —susurra —. Te ves asustado.

Levanto una sonrisa y miro hacia mi libro de historia, en el hay una foto de
un viejo tipo blanco que aparentemente es súper importante, según el libro
porque luchó por los derechos de las personas, pero no por el mío, al parecer.
Pongo mi mano sobre la leyenda y me esfuerzo para poder recordar su
nombre, empujo el libro lejos.

—Me estoy dando cuenta de cuán jodido estoy, no tengo ni idea de quienes
son la mitad de estas personas.

—Sé que parece aterrador, pero no es tan malo si separas y abordas cada
área por partes, en realidad me encanta, si quieres, puedes venir después de la
escuela y yo, ¿podría ponerte al día? Le dije a mis papás que apareciste en la
escuela ayer y les encantaría invitarte a cenar, solo si quieres, obviamente, y
sé que en realidad eres inteligente porque tienes una beca y no quise implicar
que...
—Juliet —le digo con una sonrisa —. Estoy realmente halagado, y podría
usar tu ayuda, pero no tienes que hacerlo si no quieres, estoy seguro de que
estás inundada de tus propias cosas.

—Quiero, en serio, sería un placer, además, no estaba preguntando, mamá


espera que vengas esta noche, entonces, ¿puedes hacerlo?

— No, no puedo, mi agenda está absolutamente llena.

Su cara cae.

— Oh, bueno tal vez en otro momento.

Me río.

—Juliet, ¡estoy bromeando! No me importaría si la misma Beyoncé quisiera


juntarse conmigo hoy, no me perdería una cena contigo y tu familia por nada.

—Ahora sé que estás mintiendo, cualquiera escogería a Beyoncé que una


cena aburrida conmigo y mi familia.

—No lo haría.

Ella sonríe.

Tienes suerte de que te hayas vuelto caliente, Caden. Si ella no se sintiera


atraída por ti, ya te habría rechazado.

¡Piérdete, Kaylee!

Ugh, bien

Ella se mira los pies.

—Así que, cena en mi casa esta noche, ¿a las siete?

—Perfecto.

—Bueno, porque papá ya lo ha organizado todo, hará pollo asado, espera,


no eres vegetariano ni vegano ni nada de eso ahora, ¿verdad?, sería genial si
lo eres, obviamente, tal vez debería haber hablado contigo antes de planear
todo.

—Suena perfecto.
—Genial.

—Genial.

En el almuerzo, me siento entre Juliet y la chica que podría ser modelo de


ayer, Natalie, tomo un bocado de mi simple sandwich de queso, mis padres no
envolvieron el queso correctamente, así que ahora está duro, agrietado, y de
color mostaza, pero era lo único en la nevera, aparte de una gran selección de
cervezas, cuando las vi me pregunté qué pensaría Dyl y eso me hizo sonreír,
juntos, podemos probarlas todas, Juliet se vuelve hacia mí.

—Todavía te ves nervioso, Caden, ¿hay algún problema?

Sacudo la cabeza.

—No, todo está bien.

—No necesitas mentirme, somos viejos amigos, ¿recuerdas?

Todo lo que hago es mentirte.

Me imagino diciéndole la verdad, sentándola y diciéndole lo que soy, con


quién trabajo y la verdadera razón por la que me veo como lo hago, ¿cómo
lidiaría con la revelación de que no soy el chico dulce y amable que ella cree
que soy? Su rostro, deformado por la rabia y la tristeza, llena mi mente, nada
podría ser peor que Juliet mirándome así, luego pienso en el Stalker, elegante,
negro e increíblemente fuerte, sosteniendo una cabeza entre sus manos.

Mi cabeza.

Mis ojos están cerrados, pero mi boca está abierta, mi lengua sobresale,
rosada y flácida, la piel de mis mejillas es pálida, un torrente de sangre brota
del muñón irregular de mi cuello, sobre mi cuerpo arrugado, la sangre ha
empapado mi ropa, haciendo que mi camisa blanca se adhiera a mis músculos,
mostrando la definición de mis pectorales y mis abdominales.

Por eso miento, no es mi elección, es lo que tengo que hacer.

—Nunca te mentiría, estoy cansado, eso es todo.

—Bueno, porque me dirías si algo te estuviera molestando, ¿verdad? Incluso


sea lo más pequeño, puedes decirme, como cuando éramos niños.
—Por su puesto.

El día avanza y Dyl aún no ha aparecido, después de la campana final, Juliet


me detiene antes de que suba al autobús.

—Así que esta noche, a las siete, ignora lo que dije sobre estudiar, fue una
excusa para conseguir que vinieras, pero esa soy yo, siendo valiente y diciendo
que quiero que vengas, aunque ya has dicho que sí, de todos modos, ¿tienes
carro?

—Si.

—Bueno, ¿quieres conducir o debo pasar por ti para recogerte?

— La cuestión es que solo obtuve mi licencia hace unas semanas y no


confío en conducir todavía, sé que suena patético, pero... cogeré el autobús,
estaré bien.

—De ninguna manera, Caden, acabo de tener una idea, ¿por qué no te
encuentro en tu casa y luego podemos caminar juntos? No puede estar lejos,
además, de esta manera, puedo mostrarte cuánto ha cambiado el pueblo
mientras te fuiste, será genial, es muy bonito por la noche ¿Te parece?

—Suena perfecto.

—Genial, te veo esta noche

* * *
Miro fijamente mi armario.

¿Que debería vestir?

Kaylee resopla.

¿No recibiste mi correo electrónico?, necesitas revisarlos, usa pantalones,


los zapatos negros que no son escolares, y la camisa blanca de manga larga
con los botones blancos, ya sabes, la bonita, deja los dos botones superiores
desabotonados, muéstrale un poco de tu escote de hombre, ¿tu pecho todavía
no tiene pelo?

Echo un vistazo dentro de mi camisa, la piel allí es lisa.


Por supuesto.

Bueno, entonces tal vez podrías deshacerte del tercer botón


accidentalmente o algo así.

¿Crees que le gustaré si ella piensa que no puedo vestirme?

Creo que ella pensará que eres sexy, y cariño, eso siempre funciona.

Me vestí con el atuendo que me dijiste que me pusiera, sólo deshago el


botón superior.

Peina tu cabello y he cambiado de opinión sobre los botones, abróchalos


todos, estás a punto de conocer a sus padres, así que debes lucir más
presentable y sexy, como un hombre de negocios caliente, además, no hay
presión, pero necesitas asegurarte de que le gustes, de lo contrario, todo esto
ha terminado, Juliet no va a estar del lado de un Bueno al que sus padres no le
gusta.

Agarro un peine y lo paso por mi cabello, separándolo hacia un lado,


asegurándome de que esté presionado sobre mi cuero cabelludo

¿Hay un guión para esto?

No, hay demasiadas variables para predecir la conversación, te envié por


correo electrónico unos pocos para iniciar la conversación, pero en su mayor
parte, estás solo, ¿estás listo para ir?

Echo un vistazo a mi teléfono, son las 6:05.

Nos reuniremos a las 6:30, Kaylee.

¿Y qué? eres un Bueno, tienes que llegar temprano, ahora saca ese buen
cuerpo tuyo, ¡y espera como un caballero!

Muevo la camisa para mostrar mi pecho, mi escote de hombre, resoplo


cuando entro en el pasillo, me detengo, luego me doy vuelta y tomo mi iPod,
pensando que si voy a esperar, puedo escuchar música, demás, las canciones
correctas serán como un mitin de última hora para mí, meto el iPod en mi
bolsillo y salgo de mi habitación, en la sala de estar, M y P están sentados
frente al televisor viendo las noticias, ver a M me hace preguntarme sobre los
Intereses Amorosos femeninos, nos mantuvieron separados, obviamente, así
que no sé mucho sobre ellas, supongo que son bastante similares a los
Intereses Amorosos masculinos, solo están entrenados para atraer hombres,
no mujeres.

D gira en su asiento.

—¿A dónde vas?

—Juliet me invitó a cenar

—Usa un condón — me dice y se rasca la barbilla, que está cubierta de un


nuevo crecimiento espinoso, un rio de salsa de pasta seca corre desde la
comisura de su boca hasta su mandíbula —. O no lo hagas, probablemente la
obligará a elegirte y eso es todo lo que quieres, ¿no?

M ni siquiera levanta la vista del televisor, me detengo frente a la puerta.

—Adiós.

Me ignoran.

Afuera, meto mis manos en mis bolsillos, protegiéndolos del ligero frio y troto
por el patio delantero, todavía no está aquí, obviamente, así que me siento e
inclino mi espalda contra la farola fuera de mi casa, el metal está frío y la hierba
húmeda, saco mi iPod y me coloco los auriculares aun ligeramente enredados,
voy directo al pop, Nicki, porque aunque me gustan otras cosas, necesito algo
optimista y enérgico en este momento, la canción que elijo es "Va Va Voom",
porque el ritmo es muy rápido, es muy bueno y me hace sentir imparable, es
como un golpe de azúcar, un sorbo de soda, dulce y delicioso, el coro golpea y
yo inclino la cabeza hacia atrás, así que esta es mi primera cita con mi Elegida,
toda mi vida he estado conduciendo a este momento, todo mi entrenamiento,
todo ha sido para convertirme en un tipo que puede tener a Juliet a sus pies,
yo…

Esperen.

Al otro lado de la carretera, a unos cinco pies de distancia, hay tres


camionetas negras elegantes, nunca los he visto por aquí antes, me pongo de
pie y las miro, algo brillante atraviesa mi mirada, inclino la cabeza y miro a
través de la brecha entre las camionetas, oh no.

Detrás de ellos hay una moto, eso es todo, esta es la gran entrada de Dyl.

¡MIERDA!
Me saco los audífonos y luego corro por el camino hacia las camionetas,
imaginando a Dyl y Judy dentro de uno de ellos, esperando el momento
perfecto para atacar.

— Te veo — siseo con los dientes apretados —. ¡Piérdanse!

Las furgonetas permanecen inmóviles, a la distancia puedo ver a Juliet


caminando por la calle, tiene los auriculares y está mirando hacia el suelo, así
que, afortunadamente, no me ha notado aún, corro de vuelta a través de la
carretera a mi posición, pero no quito los ojos de las camionetas, y mis manos
pegajosas se vuelven en puños, ¡eso es todo!

Juliet me alcanza y me saluda, su rostro es pálido y su cabello está


ligeramente rizado, esta vestida con una chaqueta hasta la rodilla, pantalones
ajustados y botas marrones, una bufanda azul rey está envuelta alrededor de
su cuello y un bolso marrón cuelga sobre su hombro, no soy un robot asi que
puedo decir que se ve súper linda, sin embargo, mi corazón sigue siendo
constante, y nada, ni remotamente bombas pequeñas rebotan a través de mi
sangre, ¿por qué?

Ella se detiene delante de mí, un aroma a vainilla llena el aire.

—Ya estabas esperando.

Me encojo de hombros.

—Qué puedo decir, estaba emocionado y estaba pensando que tal vez
podría conducir, está oscuro, y podría ser inseguro.

—Amigo, apenas está oscuro y he andado sola por aquí todo el tiempo,
¡vamos, no está lejos, y haces ejercicio! Además, me encanta jodidamente la
manera en que se ve la ciudad de noche. — Mira hacia mi casa— ¿Esta es tu
casa? Sus…

¿Ella acaba de decir jodidamente? ¿Mi palabrota favorita? Calma

—Parece una mierda —le digo—. Lo sé.

Ella sacude su cabeza.

—Iba a decir que es pintoresco, me gusta.

—Entonces, ¿estás lista para ir?


No seas mandón, Caden, ella está a cargo, recuerda.

Por suerte, ella asiente.

—Lo estoy, vámonos.

Las calles son tranquilas y vacías, así que caminamos en medio de la


carretera, sus zapatos hacen clic contra el piso, el camino está bordeado por
coches aparcados, la luna y las estrellas deslumbran en el cielo, las casas
desprenden un brillo dorado, tenía razón, la ciudad es hermosa por la noche,
me enloquece jodidamente; de vez en cuando miro por encima del hombro,
comprobando los coches aparcados.

—Estoy realmente contenta de que hayas vuelto, Caden.

—¿Qué te hace decir eso?

—Sólo este paseo, supongo, no es un gran problema ni nada, pero antes de


que regresaras, acepté el hecho de que ya no eras parte de mi vida, no me
gustó, pero lo acepte, asi que esto... um, es difícil de explicar, ¿pero se siente
como una ventaja? Como una película sobre nuestra relación que terminó, pero
ahora estoy en esta pequeña burbuja de futuro que te incluye, y me gusta,
estoy tan feliz de tener pequeños momentos contigo de nuevo.

—Me gusta estar de vuelta también, finalmente me siento real otra vez.

—¿Qué quieres decir?

—Siempre quise volver, siempre, todo lo que pasó entre la vez que te dije
adiós y ahora, no se siente como si realmente hubiera sucedido, como si el
chico que hizo esas cosas no era yo.

—¿Alguna vez pensaste en la última vez que nos vimos? Yo lo he


inmortalizado en un banco de cosas que pienso antes de acostarme.

Asiento con la cabeza.

—Pienso en ello todo el tiempo.

Te estás cavando un agujero.

Ella coloca su mano en su bolsillo, luego la saca y se rasca el brazo.


—¿Qué es lo que recuerdas de esa vez? ¿Cuál es la imagen en la que
piensas cuando lo recuerdas?

—Pues...

De la nada, una camioneta negra chilla a la vuelta de la esquina y comienza


a acelerar hacia nosotros, Juliet agarra mi muñeca y me tira hacia adelante,
juntos, saltamos de la carretera a la hierba

—¿Qué demonios? —su rostro está deformado— ¡Qué maldito!

La furgoneta nos alcanza y pisa los frenos, torrentes de humo gris se agitan
de abajo de la furgoneta y el olor a goma quemada me hacen cosquillas en la
nariz, la puerta se abre y tres chicos de aspecto áspero salen disparados, sus
rostros se estrechan en burlas idénticas, y tienen las manos en puños
apretados, uno de los chicos se acerca a nosotros, es calvo, y su cuerpo
compacto está vestido con una chaqueta de cuero, truena sus nudillos.

—Bueno, hola, es una bolsa encantadora la que tienes ahí, señorita, vale
mucho, ¿verdad?

Juliet agarra su bolso con más fuerza, me coloco frente a ella y la protejo
con un brazo, el hombre se ríe.

—Oh, ¿me vas a detener?

¡Esta es la gran entrada de Dyl, Caden! ¡Descarrílalo!

El tipo camina e intenta tomar a Juliet de la muñeca, ella salta fuera del
camino, si no hago nada, gana Dyl, aprieto mis manos en puños, esta es la
única vez en la que salirse del personaje es una opción viable, porque necesito
asegurarme de no seguir el plan de Dyl, espera que actúe como un Bueno, y
no puedo hacer lo que él espera que haga, Juliet está en peligro y una Bueno
recurriría a la violencia para protegerla, es la única vez que un Bueno lo haría,
por el rabillo del ojo veo un haz de luz, una moto, que viene hacia nosotros, Dyl
viene en camino para "salvarnos".

Doy un paso adelante y golpeo al tipo justo en la cara, su nariz se rompe


mientras un rayo de dolor salta de mis nudillos a mi muñeca, se tambalea hacia
atrás, pellizcándose la nariz, que está bombeando sangre, siento dolor puro
cantar bajo mi piel, agito mi mano en el aire, mordiendo mi labio para detener el
grito que quiere salir mi pecho, el chico que golpeé me está mirando.
—Mátalo —le grita a su compañero.

¡Mierda!

Los otros dos saltan hacia mí, levanto mis manos para proteger mi cabeza,
golpes vienen de todas partes y caigo, duro, al suelo, una bota con punta de
acero se clava en mi estómago tan profundo que siento como si tocara mi
columna vertebral, ruedo sobre mi espalda, una bota pisa mi pecho
fuertemente, agarro su pie y trato de hacerle tropezar, de traerlo a mi nivel para
poder golpearlo, pero otra patada golpea mis costillas y mis brazos se aflojan,
eso es todo, mis costillas se han roto, me hago bolita, Juliet se arroja a uno de
ellos y le da un fuerte puñetazo, se aferra a su espalda, lo golpea en la cara,
rasgándole las mejillas pero él la arroja lejos con una mano y cae, justo en el
pecho de Dyl, él la aparta del camino y le da un golpe perfecto al tipo que me
patea, lo golpea en la mandíbula y luego su puño continúa hacia abajo, el
matón gira y cae, el otro hombre se lo cobra, pero Dyl se recupera y envía un
golpe rápido a su garganta, el hombre tose y escupe, luego tropieza hacia atrás
y cae al suelo, Dyl se endereza, su pecho se agita, dentro y fuera, dentro y
fuera, levanta la mano, acomodando algunas hebras de cabello oscuro de
nuevo a su lugar, alguien debe haberle roto el cuello de la camisa en el caos
del ataque, porque ahora una línea irregular corta camisa, revelando su
clavícula y un tramo de piel pequeña, pero definitivamente notable, el no
parece notarlo, pero no puedo apartar la mirada. ¿Cuál es su propósito?

¿Judy lo hizo para mostrar su cuerpo? Miro la parte expuesta de su pecho y


mi boca se seca.

Dyl se gira y pasa por encima de mí para alcanzar a Juliet, que está sentada
en la hierba, se ve como un maldito superhéroe y también me salvó, me
estaban golpeando y él lo detuvo, todo lo que quiero es darle las gracias, pero
Juliet está allí, así que solo puedo mirar.

Le ofrece su mano a Juliet y ella lo toma.

—Gracias — dice ella—. ¿Quién eres tú?

—No importa, ¿estás bien?

Ella mueve la cabeza hacia arriba y hacia abajo.

—Bueno, fue estúpido de tu parte estar aquí sola, no lo vuelvas a hacer.


Él se aleja, ignorando su expresión atónita y agarra su motocicleta
levantándola donde la abandonó, balancea su pierna sobre ella y se sienta.

—Espera —dice ella—. No me hables así y no estaba sola, obviamente,


¡Caden está justo ahí! ¿Acaso tanta rudeza te ha puesto ciego?

Dyl me mira y se burla.

—Suficientemente cerca, ¿vas a Mapleton?

¿Suficientemente cerca? ¿Qué…?, respiro, no es él, en realidad no, esta es


la versión de Malo de Dyl, él no quiere decir lo que dice, está actuando, mi
corazón late más despacio.

—Si —le responde Juliet, hay un leve borde que define su voz

Bueno, pienso, él no me insultara, me alegro, porque si ella no hubiera dicho


nada, yo lo haría, y eso destruiría mi actuación.

— Genial —le dice, su voz es profunda—. Empiezo allí mañana, tal vez
podrías comprarme el almuerzo o algo así, me lo debes por salvarte.

—No te debo nada.

—Sigue diciéndote eso, cariño— le responde mientras hace girar su brillante


casco negro en sus manos.

Juliet frunce el ceño cuando Dyl se pone el casco, él prende el acelerador y


luego, sin otra palabra, cabalga en la noche, Juliet se para y el viento que
provoca la moto revuelve su cabello, me levanto de la carretera y me dirijo
hacia ella, pellizcándome la nariz para detener el sangrado.

—Oh, Dios mío, Caden —se apresura hacia mí y pone su mano en mi


cara—. ¿Estás bien? Espera, llamaré a una ambulancia.

—No hay necesidad, Juliet, estoy totalmente bien.

Necesito controlar esto, porque pasar la noche en el hospital no es ni lo más


parecido a algo romántico, además, necesito mostrarle que soy confiable y
seguro, necesito mostrarle que si ella hace planes estaré allí para ella.

—No duele tanto y sinceramente los hospitales me asustan, me curaré mejor


lejos de allí, confía en mí.
—¿Estás seguro?

—Absolutamente, sin embargo, llamaré a emergencias para asegurarme que


ellos estén bien.

Obtuvieron lo que se merecían, pero me imagino que a un Bueno le


preocuparían, no importa que ellos me golpearan aún más, el chico que golpeé
deja escapar un gemido que casi me hace sentir mal por él, aunque la palabra
correcta es casi, estoy bastante seguro de que él es la razón por la que mi
riñón izquierdo duele más que otros órganos, pretendo marcar el 911, luego
decirle al "operador" lo que pasó y nuestra ubicación, si pensara que realmente
necesitaban ayuda, llamaría a la línea real, pero supongo que sólo están
fingiendo ser heridos, incluso si llamara al número real, tendrían que irse antes
de que llegara la ambulancia, una vez que la "llamada" ha terminado, me dirijo
a Juliet.

—La ambulancia está en camino, sin embargo, no tenemos que estar aquí.

—¿De verdad? ¿No tendrán preguntas?

—Dijeron que está bien, me llamarán si necesitan más información,


podemos irnos.

Eso es mentira, pero afortunadamente se lo cree y nos dirigimos hacia su


casa. Una vez que llegamos Juliet abre la puerta, una mujer, presumiblemente
su madre está en la entrada, está vestida con una blusa de cuello alto de lana
color verde oscuro.

Su nombre es Daphne, llámala así, se sorprenderá de que lo recuerdes,


además, salúdala con un apretón de manos, a ella le gustan los saludos
profesionales.

—Daphne —digo mientras ofrezco mi mano—. Es un placer verla de nuevo

Ella me devuelve el saludo, luego se gira hacia Juliet, sus ojos se estrechan,
¿he hecho algo incorrecto?

—No te estreses —dice Juliet —. Estamos bien.

Daphne gira y me ve con recelo, levanto mis manos en rendición.

—Estoy bien lo prometo.


—No te ves bien Caden, ¡Vas a sangrar por toda mi alfombra! Juliet,
necesito respuestas ahora mismo ¿Qué te ha pasado?

—Bien, mamá, en el camino unos tipos trataron de tomar mi bolso, Caden y


un transeúnte los detuvieron, no es un gran problema, incluso Caden lo cree
así.

—¡Ciertamente es un gran problema! —dice sacando un teléfono de su


bolsillo—. Necesito llamar a la policía, ¿recuerdas cómo se veían?

—Mamá, por favor escúchame, terminaron mucho peor que nosotros, si


llamamos a la policía Caden podría meterse en problemas y todo lo que estaba
haciendo era protegerme, así que no quiero que hagas eso, además, si papá
se entera de esto, nunca me dejará salir, como siempre, ¿podemos por favor
olvidar esto? Confía en mí, es lo que quiero y es lo que Caden también quiere.

La expresión de Daphne se suaviza.

—¿Estás segura, Juliet?

—Lo estoy.

—Entonces está arreglado —dice poniendo sus manos en sus caderas y me


mira—. Jesús Caden, no has cambiado en absoluto, ven conmigo, te limpiaré
para la cena, ¡Ricardo! Baja una camisa de tu armario.

¿Qué significa que no he cambiado en absoluto? ¿Fue el primer Caden un


alborotador? ¿No debería haberme dicho Kaylee? Richard asoma la cabeza de
la cocina, tiene la misma cara redonda de Juliet, ojos amables y cabello
castaño súper corto.

—¿Qué?

—¡Me escuchaste! Ahora ven, Caden, sígueme, Juliet, pon la mesa.

La sigo por un largo pasillo, caminamos hasta un pequeño baño de azulejos


blancos, un escalofrío recorre a lo largo de mi espina al ver el baño, tan limpio,
tan similar al CIA. Me detengo en la puerta, mis dedos de los pies moviéndose
en la suavidad reconfortante de la alfombra del pasillo, el aire en mis pulmones
se sienten frío y húmedos, recuerdo mi celda espejada, las clases que me
parecieron una tortura y el constante sentimiento de temor que acompañaba
cada día en ese maldito lugar, Daphne está de pie frente a un espejo con
marco dorado, revisando un botiquín de primeros auxilios, mira hacia arriba y
entrecierra los ojos, lo hace exactamente de la misma manera que Juliet, una
expresión que se supone es severa, pero en realidad se ve linda.

—¿Qué estás haciendo? Entra aquí.

Me encojo de hombros, ahora estoy libre, y nunca volveré allí, así que no
hay necesidad de entrar en pánico, entro al baño y me detengo delante de ella,
se acerca y mira el corte en mi sien.

—Es sólo un rasguño, probablemente llevaba un anillo, ¿te duele la cabeza?

Obviamente.

—No está tan mal —le digo.

Ella abre el grifo.

—Eso es una buena señal, ahora lava la sangre y luego ponte esto en la
herida —me da una curita —. Estarás bien y se rápido que me muero hambre.

Richard le pasa una camisa y luego me la pasa a mí, empiezo a agarrarla,


pero su agarre en la camisa se aprieta.

—Para que lo sepas, la vida de Juliet ha sido tan pacífica desde que te
fuiste, pero apareces y un día después pasa esto, estoy empezando a pensar
que eres un imán de drama, Caden.

Suelta la camisa y sale del baño, cerrando la puerta detrás de ella, me quito
la camisa y me tomo un segundo para revisar si mi cuerpo tiene lesiones, hay
un moretón del tamaño de un puño en mi espalda baja, pero aparte de eso
estoy bien, probablemente debería decirle a alguien sobre el moretón, pero eso
podría significar que Juliet me envíe a casa y no puedo arriesgarme a eso, con
cuidado, me pongo la nueva camisa que es de vestir color azul marino con
botones negros, se siente suave y sedosa contra mi piel, salpico agua caliente
en mi cara y me froto hasta que mis mejillas se vuelven rojas, mi cara aún
parece extraña, demasiado perfecta para ser yo, aunque estoy cansado y
estresado mi piel luce bronceada y limpia, la piel debajo de mis ojos combina
perfectamente con el resto, no hay oscuridad, incluso con las lesiones, incluido
un pequeño corte en mi ceja derecha, luce bien, me salpico una vez más en mi
estúpida cara perfecta y salgo del baño.
En el comedor, Juliet y su madre están sentadas, charlando, entro y la
conversación se detiene, Juliet baja ligeramente la cabeza y sonríe, pero
extiende una mano y juguetea con su tenedor, su madre levanta una mano y
coloca su pulgar debajo de mi mentón, inspeccionándome como si fuera una
obra de arte, que supongo que soy, todo lo que me falta es la firma del doctor
en mi trasero, Richard entra con una bandeja que contiene un pollo dorado
asado, papas crujientes y zanahorias goteando con aceite, el olor hace que se
me haga agua la boca.

—Caden —dice mientras coloca la bandeja en el centro de la mesa, después


de sacar sus guantes de cocina, se acerca a mí—. ¡Mírate!

Aprieta mi hombro.

—¡Apenas te reconozco! Has perdido mucho peso, ahora siéntate, y veamos


si podemos hacer que recuperes un poco de esas libras

—¡Suena como un gran plan!

Me siento frente a Juliet.

—Entonces, ¿Qué te sucedió? —pregunta mientras corta el pollo —. ¿Por


qué estabas sangrando en mi alfombra?

—Sólo unos matones.

—¿Solo unos matones?

—Sí.

Juliet se inclina hacia adelante.

—No fue un gran problema, papá.

—¡Es un gran problema! ¿Crees que voy a dejarte salir por la noche sola
ahora que sé que los matones están vagando por las calles!

Juliet pone los ojos en blanco.

—Papá, tenemos compañía, ¿no puedes parar de ser sobreprotector por dos
segundos? Y mira esto —le muestra su puño, sus nudillos han sido raspados—
. Golpeé a uno de los chicos, no estoy indefensa.

Él baja su cuchillo y tenedor, se gira hacia mí.


—No te ofendas, Caden, pero esto es una conversación que necesito tener
con mi hija ahora mismo, Juliet, si las calles no son seguras, no vas a salir sola,
es así de simple.

—Richard —dice Daphne—. Está bien, créeme.

Juliet golpea su puño sobre la mesa.

—¿Por qué estoy siendo castigada cuando ellos me atacaron?

—No estás siendo castigada, te queremos a salvo.

Juliet arruga la servilleta que sostenía.

—Papá, déjalo, cenemos.

—Bien.

—Bien.

Daphne se vuelve hacia mí.

—¿Ves? —dice ella sonriendo con cariño—. A pesar de que te has ido por
tanto tiempo, algunas cosas no han cambiado, estos dos siguen luchando, es
un poco reconfortante, ¿no?

Yo me río

—Sí lo es.

Juliet deja escapar un pequeño estallido de risa y el humor de toda la


habitación se levanta, su padre me pasa una porción de pollo, dos papas y
media zanahoria, vierto una poco de salsa de una jarra con una vaca encima y
me sirvo una cucharada enorme de coliflor, luego, para terminar todo, tomo un
pan y lo muerdo, es suave y esponjoso, lo mejor que he probado en mi vida,
obviamente, el pan no estaba permitido en el CIA, prácticamente vivíamos de
pechugas de pollo al vapor y verduras verdes.

Whoa, Caden, cuidado con esos carbohidratos.

¿Esperas que no coma? Eso se verá raro

Bueno, solo ten cuidado con tus raciones.


El plato de Juliet coincide con el mío, y está comiendo con tanta ferocidad
que creo que está bien ignorar a Kaylee y hacer lo mismo, corto una gran
porción de pollo y me lo meto en la boca, es tan delicioso que sonreiría si mi
boca no estuviera tan llena.

—Dios mío, míralos a los dos —dice su papá—. Es como si nunca se


hubieran alimentado, lo prometo Caden, la alimentamos bien.

Juliet y yo nos miramos, sonreímos y volvemos a sumergirnos.

Después de la cena, me recuesto en la silla con las manos en el estómago,


Kaylee está hablando de algo, pero estoy tan lleno y soñador que no escucho,
las manos de Juliet descansan sobre su estómago extendido, se ve como si
estuviera embarazada.

—Papá, tengo algo que decirte.

Extiendo mi propio estómago.

—Bueno, Juliet, tengo algo que decirte.

Nos echamos a reír, sus padres ponen los ojos en blanco de la misma
manera.

—Iré por el postre—dice Daphne—. Aunque digamos que no creo querer


darle a cualquiera de ustedes azúcar, si es que encuentran esa broma
hilarante.

Sonríe, sé que ella no lo dice en serio, Juliet sigue mirándome, y cada vez
que la veo mirándola, vuelve la cabeza y finge que no estaba mirando.

Lo siento, Dyl.

Tu juego no funcionó.

Me pegaste.

Pero tú eres el que está en el suelo.


Capítulo

DIEZ
Después de la cena, Juliet me invita a dar un recorrido por su casa,
obviamente lo acepto, así que estoy siguiéndola mientras caminamos por el
borde de arenisca de su piscina, no había guión, así que he tenido que
improvisar, Kaylee escucha atentamente en caso de que me quede paralizado
ante alguna pregunta, pero en su mayor parte, estoy por mi cuenta, decido que
debo fingir estar emocionado y aturdido por su riqueza. Hasta ahora, creo que
lo he logrado, sumerjo mi mano en el agua.

Invítala a nadar, sería genial, para que vea tu cuerpo.

Es demasiado pronto, Kaylee, créeme

La casa de Juliet es una maldita mansión, es demasiado grande para las


tres personas que viven aquí, hay un gimnasio casi tan grande como los
privados en el CIA, una cancha de tenis, y una casa de huéspedes más grande
que mi casa, e incluso una sauna. Cada vez que veo algo nuevo me quedo
boquiabierto y Juliet se sonroja.

Ella se detiene y me enfrenta.

—Sé que es mucho, pero no es como si fuera heredado, tanto mamá como
papá han trabajado duro para tener todo esto.

Ella ha explicado eso cuatro veces ahora, su madre es una famosa autora
de libros de cocina, y su papá es abogado, mientras crecía, pasaba mucho
tiempo con sus abuelos, pero ahora que puede cuidar de sí misma, su relación
con sus padres ha mejorado, bueno, esa es la historia que cuenta, pero hay
algo en la forma en que ella lo cuenta que me hace dudar de ella.

—¿Te llevas bien con tus padres? —pregunto.

—Supongo, ellos casi me dejan hacer lo que yo quiera, mi papá lo intenta


controlar todo a veces, ¿pero qué padre no hace eso, cierto?
—Claro.

Ella jadea.

—Oh, Caden, lamento tanto hablar de los papás después de lo que te pasó,
es el colmo del egoísmo, quejarse de un padre controlador frente a alguien que
perdió el suyo, lo siento mucho.

Oh mierda.

¡Olvidé totalmente que ella piensa que mi papá está muerto! Parpadeo
rápidamente para llenar mis ojos con lágrimas.

—Está bien, Juliet, sucedió hace mucho tiempo, lo extraño, y siempre lo


haré, pero no es necesario tratar el tema con pinzas, tuve un padre que amé, y
luego él murió, apesta, pero sucedió.

Ella frunce el ceño.

—¿Tu padrastro es agradable?

Sacudo la cabeza.

—Es horrible, tomo la mayor parte del dinero de papá y lo echó a perder, por
lo que ahora tenemos prácticamente nada, está bien, sin embargo; no dejo que
me rebaje.

—Es un milagro que seas tan amable teniendo en cuenta lo que te ha


pasado, Caden, me estoy dando cuenta de que esto fue una mala idea, es
como si estuviera alardeando de tener todo esto cuando realmente no importa,
debes pensar que soy la más mala de todos los tiempos.

—Juliet, creo que eres increíble, y todo esto es alucinante, es divertido, en


serio.

Me mira con recelo, luego gira y comienza a alejarse, con los pies en
equilibrio sobre el borde de la piedra, la luz de la luna se refleja en el agua color
aguamarina, lanzando una extraña luz azul.
Mírala hasta que se dé cuenta.

¿Por qué? Eso es tan espeluznante.

Le gustará, confía en mí.

Miro hacia arriba y luego a Juliet, le toma unos segundos hasta que sus ojos
se encuentran con los míos y se sonroja.

—¿Por qué me miras así?

Me encojo de hombros.

—No puedo evitarlo

—Yo ... yo —balbucea ella. —No tengo idea de cómo responder a eso, así
que lo voy a ignorar, cierto, Caden, no puedo creer que casi olvide mostrarte mi
cosa favorita ¿Quieres ver mi lab?

—¿Tu qué?

—Lab... es la abreviatura de laboratorio.

—Lo sé, es solo que, um, no esperaba que tuvieras uno ¡Eso es tan genial!
Por supuesto que quiero verlo.

Nos alejamos de la piscina hacia un largo tramo de hierba, al otro lado hay
un cobertizo gris, abre la puerta y enciende la luz, revelando un enorme
espacio de trabajo desordenado. Hay tres bancos largos de metal espaciados
uniformemente sobre un piso liso de concreto, cada uno de ellos está lleno de
artilugios metálicos, placas de circuitos y piezas de ordenadores destrozados,
realmente parece el espacio de trabajo de un científico loco.

—Paso la mayor parte de mi tiempo aquí —dice ella—. Si alguna vez


necesito alejarme de todo y crear, aquí es donde vengo, me encanta hacer
cosas, ¿Qué piensas?

Junto a ella hay un estante de tubos de ensayo, cada uno está lleno de
líquido azul brillante, estoy realmente impresionado.
—Este es el lugar más genial que he visto en mi vida —le digo—. Es como
un museo, ¿puedo tocarlas?

—Si eres delicado, claro.

Cojo una cosa extraña y brillante como un guante, tiene la forma de una
mano, con los dedos conectándose a una correa de velcro negra que se ajusta
a mi muñeca, cada uno de los dedos es un cable delgado, al final de cada
cable hay una almohadilla plateada.

—¿Qué es esto?

Se apresura hacia mí y me la quita de los brazos como si pudiera


lastimarme, gentilmente lo coloca de nuevo en el banco.

—Esa es una de las pocas cosas en toda esta sala que podría matarte, lo
llamo "Los guantes de perno".

El nombre me recuerda al gel estático, un ungüento que tienen en el CIA, un


Interés Amoroso se lo pone en las manos o el torso antes de entrar en contacto
con su Elegido, de modo que cuando lo toca, el Elegido recibe una leve
descarga eléctrica. Afortunadamente, Kaylee decidió que no lo necesitaba, su
uso es increíblemente doloroso, ya que afecta al Interés Amoroso
constantemente antes de que sea lavado, casi lloré la primera vez que tuve que
ponerlo en mi pecho.

—Ahora oficialmente tienes mi atención —le digo.

—Estoy tratando de encontrar un dispositivo más eficaz para la defensa


personal, la idea es que uses el guante, y para activarlo, todo lo que tienes que
hacer es presionar a quien sea si te ataca, entonces ¡Zap! Envía electricidad a
través de ellos, eliminando la amenaza.

»La mayor parte del trabajo funciona, pero la cantidad de electricidad que
producen sería fatal para todas las personas, así que realmente no funcionan
en absoluto, porque no quiero crear algo que pueda matar a la gente. Estoy
apuntando, en cambio, a que solo dañe. Imagínate si lo hubiera usado esta
noche, pude haber detenido la pelea antes de que comenzara.

Señalo los tubos de ensayo llenos de líquido azul brillante

—¿Qué es eso?

—Oh, eso no lo he terminado todavía, pero se supone que es una alternativa


al protector solar, mi idea es que se aplique este gel una vez al mes y luego
tiene una protección completa contra los rayos UV. Adiós, quemaduras de sol.
Aún no funciona, pero estoy segura de que lo resolveré con el tiempo.

—Eso es increíble, Juliet, todo este lugar lo es, ¿Cuándo te convertiste en


una genio?

—Supongo que ambos cambiamos mientras estábamos separados, me puse


inteligente y tú te pusiste caliente.

Sus mejillas se enrojecen, luego señala la puerta.

—Pero eso es suficiente por ahora, ¿eh?

Pero apenas estoy escuchando, porque mi Elegida me llamó caliente.

—Todavía es el inicio—dice la voz de Kaylee en mi mente—. Pero eso se


parecía mucho a un jaque mate.

* * *
Estoy en la cama, mirando cómo avanza el reloj poco a poco, es media
noche, después de llegar a casa, limpié mi habitación, principalmente porque
aún estoy procesando mi tiempo con Juliet y se sintió bien estar haciendo algo
con mis manos, además, estaba tratando de averiguar qué decirle a Dyl si me
pregunta ¿Le digo que ella me llamó caliente? En este momento me inclino por
no decirle, porque aunque estamos compitiendo, no quiero hacerle daño
innecesariamente, puede que no sea un Bueno pero de cualquier manera no le
diré. Ahora el piso está libre de ropa, mi escritorio no tiene platos y todo ha sido
borrado, la habitación huele a los químicos de limpieza que usé, frescos y
afilados e incluso dejé dos botellas de cerveza que saqué de la nevera en mi
escritorio, en el caso, bueno, de que Dyl decida presentarse.

Suena un golpe en mi ventana ¡Sí! Me deslizo fuera de la cama, me pongo


una camisa y un par de pantalones de chándal, luego la abro. Dyl está allí, en
la oscuridad, sonriéndome, se ve tan diferente ahora que él no es Dylan el
heroico rudo, está sonriendo y sus ojos son anchos y amigables, no tan
estrechos como lo eran la última vez que lo vi, me gusta mucho mas esta
versión de él, lleva una camisa negra y jeans oscuros.

—Estás vistiendo de negro —le digo—. Qué sorpresa.

—¿Estás bien? —pregunta Dyl mirando mi cara.

¿Qué es esa mirada en sus ojos? ¿Es simpatía? Levanto mi mano y toco el
moretón en mi mejilla derecha, aparte de eso, está el corte en mi ceja, pero el
dolor se siente como un dolor de cabeza: Molesto, pero no herido. En realidad
ya lo había olvidado.

—Estoy bien —le digo mientras salgo, pasándole una cerveza—. Totalmente
bien.

—Bueno, estaba preocupado, les dije que no te atacaran, pero


aparentemente los atacaste, ¿Qué paso con eso? Se suponía que debían tratar
de asaltar a Juliet, pero cuando llegué allí era una pelea de verdad, tuve que
improvisar.

Inclino mi cabeza ligeramente, asintiendo.

—Me di cuenta de que era tu gran entrada, tenía sentido intentar


descarrilarlo, lo siento.

Él ríe.

—No lo sientas, no estoy enojado contigo, no puedo creer que lo hayas


golpeado en la cara. —Agarra mi mano y la levanta, simplemente la agarra,
como si no fuera gran cosa, como si estuviera bien, mira las heridas en mis
nudillos. —Eso es bastante rudo, Caden.

Él está literalmente tomando mi mano, me estremezco y apoyo mi mano en


mi muslo nervioso, mira sus propios nudillos.

—En realidad no los golpeé, todo estaba ensayado y no creerías cuánto le


gritó Judy al tipo que te golpeó, se suponía que te haría parecer débil en
comparación conmigo, pero terminó por herirte, y todo el mundo sabe que...

—Los hombres heridos son calientes —le digo, terminando su oración, esa
lección fue introducida en nosotros en el CIA, por lo que tiene sentido que Judy
estuviera enojada. Dyl me dio una ventaja y convertí su gran entrada en algo
positivo para mí, si yo fuera su entrenador, estaría muy furioso.

—Su nombre es Tom —continúa—. En realidad, es un gran chico, él estaba


tan molesto que tenía que golpearte, lo siento también Caden, realmente.

—¿Qué? ¿Por qué? Esto es una pelea, recuerda, una competencia.

—Lo es, pero no quiero ganar esto lastimándote, simplemente no.

—Dices eso ahora, pero cuando llegue el momento, nos estaremos sacando
los ojos, es la naturaleza humana

—La naturaleza humana apesta a veces.

Él no está en desacuerdo.

Se acuesta, su camisa negra se levanta un poco, mostrando un pedazo de


su estómago, tiene abdominales, no debería sorprenderme, todos los Intereses
amorosos los tienen, pero me sorprende su cuerpo, ¿Qué pensaría Juliet si nos
viera juntos sin nuestras camisas? ¿Qué cuerpo preferiría ella? Tengo la
sensación de que sería el de él, prefiero el suyo.

Se aclara la garganta.

—Hombre, necesitas acostarte y ver el cielo desde este ángulo, es genial.


Me acuesto a su lado, nuestras caras están separadas por solo tres tejas,
pero no nos miramos el uno al otro, estamos mirando hacia el cielo, es azul
marino, pinchado por diminutos puntos de luz plateada.

—Es hermoso —dice—. ¿Alguna vez soñaste con hacer esto mientras
estabas en el CIA?

Sacudo la cabeza, y él continúa.

—Yo sí, todo lo que quería era pasar horas buscando las estrellas, pensé
seriamente en ello casi todas las noches.

—Podríamos hacer eso ahora, si quieres, obviamente, no es una gran cosa,


pero literalmente podríamos mirarlo por horas, pero jno tenemos que hacerlo si
tienes otras cosas que hacer.

Él inclina su cabeza ligeramente y me mira, su mirada es un poco intensa,


así que miro hacia abajo, enfocándome en su cuello y su barba perfecta de tres
días, después de su barbilla, hay un largo tramo de piel suave que se arquea
hacia abajo hasta que alcanza el cuello de su camisa.

Me armo de valor, luego levanto la vista y encuentro su mirada. —Estoy


interesado si tú lo estás.

Porque es la verdad.

Nunca he estado más de acuerdo en mi vida.


Capítulo

ONCE
—¡Aquí está nuestro héroe!

Natalie sonríe mientras me acerco a la mesa. Ella está sentada sola, pero
mantiene la cabeza alta y su postura es perfecta, se ve perfectamente cómoda
en su soledad. Yo no tengo esta habilidad. Cada vez que me sentaba solo en el
CIA, estaba seguro de que todos me juzgaban. El hecho de que ella pueda
sentarse sola y que no le importe una mierda lo que piensen me hace respetar
las luces del día de su ser.

Me siento a su lado. En la mesa, un sándwich de jamón descansa sobre su


envoltura de plástico al lado de una botella de agua rosa metálica. Natalie es la
mejor amiga de Juliet, y como Kaylee me ha dicho en repetidas ocasiones, es
de vital importancia que ella me brinde el sello de aprobación.
Afortunadamente, Juliet eligió bien, ya que Natalie es amable y buena. Pasar
tiempo con ella es divertido, así que lo haría incluso si mi vida no dependiera
de ello.

—¿Ser golpeado es heroico ahora? —le digo —. Espera, llamaré a Spider-


Man por el teléfono, probablemente necesita saber esto.

Se ríe. Cuanto más veo de Natalie, más me doy cuenta de lo hermosa que
es. Su cara es (no puedo creer que esté diciendo esto) en forma de corazón, y
su piel es perfecta. Lo más atractivo de ella, sin embargo, es su constante
sonrisa, y su personalidad divertida / amable / cálida, que está en un nivel
superior.

—Entonces, ¿Dónde está Juliet? —pregunta Natalie —. Esta es la primera


vez que te veo sin ella.

—Baño.

Sonríe a sabiendas y recoge un trozo de zanahoria en rodajas en salsa de


aguacate y calorías.

—En serio, chico divertido, ¿cuál es la relación entre tú y ella? —Ella


muerde, y la zanahoria cruje ruidosamente.

—¿Qué quieres decir? Somos amigos.

Ella rueda los ojos.


—Por favor, puedes decirme la verdad. Ustedes dos son tan obvios. Quiero
decir, ustedes fueron asaltados ayer, y aún hoy los dos son todo sonrisas. Es
raro.

—¿Dijo algo sobre mí?

—No. Pero Juliet no es del tipo para hablar sobre lo que siente. Ahí viene.

Me giro y veo a Juliet caminando por el patio. Ella levanta una mano y
saluda, luego apunta a la fuente de agua. Camina hacia la fuente y se moja con
la pequeña linea de agua que se forma.

Natalie me da su mejor mirada de muerte. —No necesito decirte que si la


lastimas acabaré contigo, ¿verdad? Soy cinturón negro, para que lo sepas.
Podría aplastar tu cuello con un golpe si quisiera.

—Eso es extrañamente específico.

—Porque es específicamente lo que te haré si la lastimas. Voy a aplastar tu


cuello.

Un tipo se detiene frente a nuestra mesa. Él tiene cabello negro que cae
sobre su frente en rizos apretados. Su cara es larga, haciendo que sus ojos se
vean un poco tontos.

—¿Natalie? ¿Quién es éste?

Se sienta al lado de Natalie y al instante coloca su mano en su muslo. Tiene


un cuerpo enorme y voluminoso, fácilmente duplica el tamaño del suyo. Incluso
sentado, yo tengo que inclinar la cabeza un poco para encontrar sus ojos
marrones.

—Trevor —dice Natalie —, este es Caden. Caden, este es Trevor. Él es mi


novio.

Ella se desliza en el asiento para acercarse a él, un delgado cuerpo


acurrucado contra su torso gigantesco. Su mano sube por su muslo. ¿Saben
ellos siquiera que estoy aquí? Están a unas notas de música mala para ser una
película porno.

—Estaba diciendo que creo que Caden y Juliet tienen algo.

—Justo a tiempo —dice Trevor — Pensé que Jules iba a terminar siendo
una vieja solterona al ritmo al que iba.

Natalie le da una palmada en el brazo. —Trev, lo estás avergonzando. Y


Caden me estaba diciendo que solo son amigos. Y le creo totalmente.
Juliet llega a la mesa y se sienta a mi lado. Pronuncio la palabra "hola" y ella
sonríe y se pone un mechón de pelo detrás de la oreja. Ella hace eso mucho.
Yo me pregunto en qué está pensando cuando lo hace.

— ¿De qué están hablando?

—Solteronas - digo.

—Eso es extrañamente específico.

Natalie sonríe. Ella inclina su cabeza una fracción para mirar más allá de mí,
y la sonrisa se desvanece. Juliet también mira en la misma dirección. Sus cejas
se juntan.

Doy vuelta y le echo un vistazo.

Es Dyl.

Está usando el uniforme escolar, pero es un tamaño demasiado grande, ya


que la camisa blanca cuelga de su cuerpo desgarbado y los pantalones grises
descansan sobre sus caderas. El botón superior está desabrochado, y su
cabello es un lío oscuro y puntiagudo. Sus mejillas son cubiertas con barba
ligera aún, a pesar de que el código de vestimenta de la escuela prohíbe vello
facial. En realidad, probablemente evitó afeitarse porque es contra el código de
vestimenta. De cualquier manera, le pega.

Cruza el patio como si fuera el dueño del lugar, con la cabeza en alto y los
brazos nivelados con sus hombros. Encuentra un asiento vacío a la sombra de
un árbol y se sienta, luego busca en su mochila y saca un pequeño libro con
una cubierta de color azul pálido. Lo abre a una página marcada y comienza a
leer

Trevor lo fulmina con la mirada. — ¿Es eso poesía? ¿Quién coño lee
poesía?

Contengo una risa. Entonces me fijo en Juliet. Ella se inclina un poco hacia
adelante, su barbilla descansando en su puño. Sus párpados están ligeramente
cerrados. —Mucha gente lo hace. Cientos de libros de poesía se publican cada
año. Alguien debe leerlos.

—Te lo estoy diciendo —dice Trevor —. Solo hay tres tipos de personas que
leen poesía por diversión. Primero, profesores de inglés o especialidades.
Segundo, personas que quieren ser poetas. Tercero, las personas que quieren
parecer impresionantes. Viendo que ese tipo obviamente no está en la
categoría uno o dos, lo declaro en categoría tres. Caden sabe de lo que hablo.

Natalie le da un codazo de nuevo. —Solo porque eres más superficial que


Michael en la película de la bahía ...
—¿Alguno de ustedes ha oído lo que le sucedió? —pregunta Juliet —.
Todos en el baño estaba hablando de eso. Si eso me sucediera,
probablemente leería poesía también.

Dyl gira una página de su libro.

Me vuelvo hacia Juliet. —¿Qué fue lo que le sucedió?

—Es horrible, Caden. Su casa se quemó, y sus padres fueron, bueno, no


lograron salir. Entonces su rica tía lo adoptó, y por eso se mudó aquí. Vive en
una gran mansión en la costa. Creo que es muy valiente de su parte estar en la
escuela tan pronto después de lo que sucedió. Así que tal vez deberíamos ser
amables con él.

Entonces esa es la historia de su pasado. Clásico, doloroso y efectivo para


generar enormes cantidades de simpatía. Nadie superaría eso sin ser
torturado, y aunque sé que todo es mentira, no puedo mirar a Dyl de la misma
manera. Está actuando como si estuviera herido, y verlo lastimado me lastima.
Buen trabajo, Judy.

—Dejemos de hablar de eso —dice Natalie —. Me está haciendo sentir mal.


Y yo no he terminado de jactarme sobre mi increíble novio con Caden. —Ella
frota el pecho de Trevor. —Él irá a los Juegos Olímpicos. Todos los que lo
conocen lo dicen. Se espera de él desde que era un niño.

Él levanta su mano. Es casi del tamaño de un plato de comida. —Tengo


grandes manos. Y aún pies más grandes.

Mis ojos se mueven hacia un lado para echar un vistazo a Juliet. Ella todavía
está mirando a Dyl. Mi corazón comienza a tronar.

¡Quita la atención de él!

—¿Los Juegos Olímpicos? —digo, un poco demasiado fuerte —. Eso es


interesante.

Natalie sonríe y agarra la mano de Trevor.

—Sí, Trevor es un nadador, y es uno de los mejores en el país. Estilo libre


es su especialidad, lo que significa que es el más rápido de los rápidos. Irá
totalmente a los Juegos Olímpicos. En realidad, el carnaval de natación de su
escuela se acerca. No cuenta para nada, eso está muy por debajo de él, pero
aún va a nadar.

—Aww, bebé —dice, y le da un beso firme en la mejilla —. Amo cuando te


pones toda orgullosa. Pero sí, quiero decir, el carnaval no es mucho, pues ya
califiqué para nacionales. Ah, y oye, para que lo sepas, las nacionales están en
DC este año, por lo que eres bienvenida a venir a ver si quieres. Me gustaría
tener un pequeño escuadrón de animadores. De todos modos, suficiente sobre
mí. ¿Tú nadas, Caden?

—Prefiero correr, hay menos posibilidades de ahogarse. Además, menos


viejos en Speedos.

Él se ríe. —Eso es muy cierto. Pero deberías acostumbrarte, porque como


Nat dijo, el carnaval está por venir. Puedes mirar si quieres, es lo que todas las
chicas hacen, pero es más divertido estar en él.

Gracias, Trevor. Un carnaval de natación significa una cosa: una excusa


para quitarme la camisa delante de Juliet.

Caden! Esto es…

Tan perfecto, ¿verdad?

Sip, es increíble. Asegúrate de decir que sí, pero no parezcas demasiado


entusiasta o cualquier cosa.

—Sí, umm, eso suena genial. Vale la pena intentarlo, ¿verdad?

—¡Exactamente! ¡Me gusta tu actitud, hombre!

Juliet se mueve por primera vez desde que apareció Dyl. Ella tira de la parte
delantera de su camiseta.

—Me pregunto qué está leyendo. Se ve realmente concentrado.

Lo miro fijamente. Su cabeza está inclinada, y el libro está abierto en su


regazo. Su cara es casi serena. Me imagino una bomba estallando detrás de él
y él ni siquiera se estremece. Él da vuelta una página. ¿Qué está leyendo?
¿Qué combinación de las palabras podrían ser tan entretenidas? Quiero
caminar directo hacia él y preguntar. Me lo imagino levantando la vista de su
libro y sonriéndome.

Quizás lo vea esta noche. Quizás pueda preguntarle entonces.

Eso me hace sonreír.


Capítulo

DOCE
No puedo dormir. Estoy en mi cama con mi manta sobre mi cuerpo, dejando
mi cabeza y mis hombros desnudos expuestos. Mi techo es blanco, y una
enorme grieta lo recorre de un extremo al otro. Para pasar el tiempo, mis ojos
siguen el camino a medida que gira y gira en espiral sobre el yeso. Ronquidos
sonoros y graznidos de papá vibran a través de toda la casa.

El ruido es molesto, pero eso no es lo que me mantiene despierto. Hay dos


posibles explicaciones para mi insomnio actual: el primero es que estoy en el
medio de una pelea por mi vida y eso me estresa. Que tiene sentido. No puedo
evitar pensar que debe de haber algo más que pueda hacer para gustarle a
Juliet. Cada interacción con ella se quema en mi memoria, cada momento
tomado y escudriñado. ¿Estaba lo suficientemente amable? ¿La he
encantado? ¿Ella miró y pudo ver a un hombre con el que podría pasar el resto
de su vida? Además, ¿siquiera quiere conocer a su compañero de vida en este
momento? ¿O alguna vez?

La otra explicación es un poco más confusa: Dyl. Aunque estoy estresado


por el concurso, de vez en cuando pienso en él, o, más específicamente, la
perspectiva de que él me visite esta noche, y sonrío. No puedo evitarlo. Las
noches que me visitó fueron dos de las mejores noches de mi vida. Hablando
con él, no me siento en tanto conflicto. Él sabe lo que soy y yo sé lo que es.
Ambos sabemos que estamos en guardia, y los dos sabemos que estamos
mintiendo sobre cosas, entonces no siento como si me estuviera aprovechando
de él. Conmigo, él sabe lo que está obteniendo, sin embargo, sigue volviendo a
por más.

Oigo un gruñido, me giro y cierro los ojos. El techo gime y escucho un


cuerpo deslizarse hacia arriba sobre las tejas.

Pasos golpean el tejado.

La ventana suena.

Cierro los ojos más fuerte y me encojo en una pelota pequeña. Pero una
sonrisa se forma en mi cara. Sé que solo puede ver la parte de atrás de mi
cabeza, así que sonreír no importa. Él pensará que todavía estoy dormido. Está
afuera ahora, esperándome. Sé cómo se verá, y eso está haciendo que una
extraña sensación de vértigo gire en mi estómago.

El golpe suena de nuevo, más fuerte esta vez.


Me siento y mis ojos se encuentran con los suyos por un segundo. Su boca
está abierta, una señal de que todavía está sin aliento por la subida. Me rasco
el costado de la cabeza mientras salgo de la cama. Esta vez no me molesto en
vestirme antes de caminar a la ventana.

—Oye —digo mientras abro la ventana —. Te estás volviendo predecible. —


Tiro de mi pantalones. Espera, él no me está mirando. Sus ojos están en el
marco de la ventana, y está clavando sus dedos en la madera, quitándose el
barniz marrón. ¿Será porque estoy sin camisa? ¿Por qué no quiere mirarme sin
camisa? Subo mi bragueta. —Eso no es muy Malo de tu parte. —Paso un
suéter azul marino sobre mi cabeza. Antes de venir, probé un montón de
suéteres diferentes, para encontrar el correcto. Este se ajusta perfectamente,
presionando un poco contra mi cuerpo, mostrando una pista de mis pectorales
y bíceps.

Él rueda los ojos. Salgo por la ventana y me siento en mi lugar al borde del
tejado.

Él se sienta a mi lado. Sus manos largas y delgadas están juntas. —Estoy


cansado de ser Malo. Es una mierda, hombre. Todo esto. ¿Me has visto hoy en
la escuela?

—Por supuesto lo hice. Todos lo notaron. Más importante, Juliet


definitivamente lo hizo. Yo quería preguntar, ¿Qué estabas leyendo? Parecías
realmente interesado en eso.

Su rostro cae.

—En serio, ¿Te lo creíste tú también? Era estúpido y aburrido y yo lo odié.


Todo fue actuado, me siento tan falso. Incluso cuando estaba leyendo ese libro
aburrido como si fuera el octavo libro de Harry Potter, todo lo que podía pensar
era cómo no podía esperar para venir aquí esta noche. Es la única vez que me
siento como yo mismo. ¿Sabes lo que Judy quiere que haga? —Niego con la
cabeza —. Ella quiere que empiece a ser malo con Juliet.

—¿Qué?

—Sip, mañana en la clase de gimnasia necesito ser agresivo con ella. Tú


sabes que ella está tomando en defensa propia como una clase electiva,
¿verdad? Bueno, mañana se supone que debo lastimarla un poco.

Él me está diciendo demasiado. Una parte de mí quiere decirle que se calle,


que deje de confiarme su vida. Sé que no puedo hacer eso. Él ha expuesto su
suave bajo vientre, así que tengo que conseguir tantos éxitos como pueda. Es
quien se supone que debo ser.

—¡Eso es horrible! —digo —Y, francamente, estúpido. ¿Por qué Judy piensa
que eso hará que a Juliet le gustes?
—Aparentemente me hará parecer un alma torturada que está atacando
porque no puedo manejar todo el dolor épico y sexy que hay dentro de mí. Y
aparentemente eso hará que Juliet piense que puede arreglarme, ayudarme a
manejar, y eso la hará enamorarse de mí. No sé, mucho de eso no tiene
sentido para mí, pero ¿no sería necesario mucho más que un enamoramiento
para superar la muerte de mis padres?

—Lo que sea, Batman.

Él inclina su cabeza hacia atrás y ríe.

—Al menos no voy a darle diabetes. Y, como advertencia, como parte de mi


alma torturada, tengo que comenzar siendo malo contigo. Aparentemente eso
me hará parecer fuerte y te hará parece débil. Porque fuerte hoy en día
significa ser un idiota total. Sólo quiero que sepas que no digo en serio lo que
te digo por ahí afuera, es solo actuar. Yo pienso que eres un tipo genial.
Probablemente no lo escribí de todos modos; los guiones de Judy son casi
todas mis conversaciones porque tiene miedo de que lo arruine.

—¿Qué?

—Ella piensa que soy demasiado suave para ser un buen Malo y que estás
tomando la delantera por eso. Ella dice que tengo que hacerte parecer patético,
de lo contrario perderé y, bueno, sabes lo que pasará ¿Cuál es la estrategia de
Kaylee para ti?

—Ella no tiene una. Creo que piensa que lo estoy haciendo bien.

—¿Te ha dicho cuándo la vas a besar?

—Aún no. ¿Sabes cuándo lo harás tú?

—Sí, en la fiesta de disfraces al final del semestre.

—¿Qué fiesta de disfraces?

—Sí, va a haber una, estoy seguro de que lo escucharás pronto. Judy quería
que nuestra historia de amor tuviera un gran momento, por lo que envió una
donación al consejo escolar para financiarlo. De todos modos, voy a estar
vestido como un demonio. Mi disfraz es lo más ridículo que he visto en mi vida.
Es un dominó rojo de máscara y cuernos, y luego estoy sin camisa, con un par
de estas alas de murciélago puntiagudas unidas a mi espalda, y luego
pantalones de cuero rojo. Voy a parecer un tonto total. Además, tengo que
hacer tantos abdominales para quedar bien, mis abdominales duelen todo el
tiempo. Como, incluso ahora mismo, duelen. —Se da palmaditas en el
estómago. —Justo aquí.

—¿Y vas a besarla?


Se rasca el dorso de la mano. —Sí, lo haré.

Eso se queda colgando en el aire un rato.

—¿Estás ansioso por ello?

Él se mueve nerviosamente. —Supongo. Quiero decir, la única práctica que


tuve fue durante las clases de besos, así que estoy preocupado por arruinarlo.
Besar tiene que ser más que una habilidad física, ¿verdad? Porque sé sobre la
presión labial y cuándo usar la lengua y todo eso, pero ¿y la conexión? ¿Qué
pasa si lo arruino? Yo simplemente no pienso que un beso perfecto sea algo
que se pueda enseñar.

—Siento lo mismo. Ojalá hubiera una forma de mejorarlo.

Mi corazón está palpitando. ¿Puede él oírlo?

Dios, espero que no pueda escucharlo.

—Tengo una idea —dice, y se inclina hacia adelante, fijando sus ojos en el
horizonte oscuro. Está nervioso, como un cachorro emocionado. —Ven
conmigo.

Me quedo en mi lugar. —¿A dónde vamos?

—¿Alguna vez has paseado en coche? Y no estoy hablando en la limusina


de camino aquí. Estoy hablando de una unidad real, con el viento en el pelo, el
cielo sobre ti y el mundo frente a ti. Es la cosa más asombrosa en el mundo, y
me gustaría mostrártelo.

—Por supuesto que no. —Pongo mis ojos en blanco por mi propia
franqueza' —Quiero decir, no, no lo he hecho.

—¿Te gustaría?

Asiento con la cabeza. —Pero primero, necesito saber algo.

—Te diré cualquier cosa. ¿Qué pasa?

Exhalo, pero no se libera la sensación de estrechez y frío en mi pecho.


Tengo que advertirle sobre mí. De lo contrario, todo terminará en unas pocas
semanas y él estará muerto. La otra opción es que él esté jugando conmigo, y
si ese es el caso, necesito que sepa que no me estoy creyendo de su
actuación.

—¿Por qué me dijiste todo tu plan?

Él no parpadea, ni siquiera por un segundo.


—Huh —dice mientras sus ojos se abren —. Supongo que lo hice. Pon eso
en la lista de cosas estúpidas que he hecho.

—No mientas. Si fueras tan estúpido, nunca hubieras superado las pruebas
en el CIA.

—¿Crees que estoy jugando contigo?

—No soy un idiota, así que sí, creo que estás jugando conmigo. Sé lo que es
nuestra relación. Diablos, es todo lo que puedo pensar a veces. Y luego vienen
noches como esta y con mi guardia baja y empiezo a pasar buen rato hasta
que haces algo sospechoso como decirme todo tu plan y entonces me siento
como un idiota. Porque somos rivales, Dyl. Se supone que no debemos
llevarnos bien. Y si crees que no voy a usar todo lo que me acabas de decir
contra ti, entonces, bueno, creo que me subestimas. Confía en mí, no soy una
amenaza que puedes descartar.

Cierra la boca y gira hacia la izquierda. Cuando mira hacia atrás, sus ojos
están ligeramente vidrioso. —Eres una de las pocas personas en la tierra, con
quien puedo ser honesto. Sé que no es algo que puedas darme a cambio, y
está bien, es quien eres, pero no estoy hecho para mentir. Me convierte en un
hombre que odio. Así que, confía en mí, sé que podría darte el arma que me
dispara. Realmente lo creo. Pero no puedo seguir mintiendo a todo el mundo
todo el tiempo. Tú. . .eres un respirador. Decirte la verdad me mantiene cuerdo.

—Por favor no me llames un respirador.

Él mira hacia abajo y se muerde el labio inferior.

—Prefiero quemadura controlada —digo.

—Hecho. Ahora que eso está fuera del camino, QC ¿Quieres ir a dar un
paseo conmigo? Te prometo que no estoy jugando contigo y te prometo que no
te arrepentirás.

Asiento con la cabeza. —Muéstrame el camino.

Juntos, saltamos desde el tejado y cruzamos la hierba húmeda hacia su


auto. Es un convertible negro. No es elegante como la mayoría de los
modernos: es grande y cuadrado, y se ve un poco como un monstruo.

—Quiero uno —digo.

Él abre la puerta del pasajero para mí. Entro y me siento. puedo sentir el
cuero frío y suave incluso a través de mi suéter. Huele a seco, a tierra y
perfección.

—Te dejaría conducir —dice mientras se sienta en el asiento del conductor


—, pero Judy tendría un ataque absoluto. Ella piensa que este auto es como la
mejor manera de hacer que Juliet se enamore de mí. Algo como, ella echaría
un vistazo y al instante se arrojaría a mí. Si lo estrello, no necesitarían un
Stalker. Judy me desgarraría ella misma.

Me reclino en mi asiento. No hay reposacabezas, entonces mi cabeza se


sienta contra la parte superior del asiento. Doblo mi cuerpo ligeramente para
que mi mejilla descanse sobre el cuero.

—No quiero hablar de eso. Solo conduce.

Y conduce, vaya que sí. El mundo a mi alrededor se convierte en una


mancha de oscuridad, roto solo por los orbes dorados resplandecientes de las
farolas. Conducimos sobre un puente, muy por encima de un gran tramo de
agua azul profundo. Giro la cabeza y lo miro.

Está mirando hacia adelante, en su cara, una mirada determinada, la misma


que usó cuando leía el libro de poesía. Ambas manos se agarran con fuerza al
volante. Sin mover la cabeza, él mueve su mano hacia abajo para agarrar la
palanca de cambio, y su pie patea hacia adelante, cambio de marchas. El
motor hace un suave rugido y el carro se adelanta.

Verlo me hace sonreír.

Mis ojos se abren y me siento más derecho.

Mierda. Ohhhhhhh mierda.

Me gusta él.

El reconocimiento se cristaliza en mi mente, haciendo que cada encuentro


que he tenido con él tenga mucho más sentido que antes. O tal vez no es tanto
así, pero definitivamente siento algo por él. Algo más que lo que la mayoría de
los chicos sienten hacia otros chicos.

Lo imagino riéndose en el avión, luego me imagino mirándolo y recuerdo


cómo la visión de él riendo me hizo reír más fuerte. No, no hay necesidad de
mentirme a mí mismo. Me gusta. ¡Mierda! Me gusta. Buen trabajo, cerebro, no
puedes tenerlo, entonces decides que lo quieres. Típico.

Lo aterrador es que he sentido algo así antes, en el CIA. Fue por Toby, un
Bueno un año mayor que yo que tenía flequillo marrón y una voz profunda que
no coincidía con su cuerpo flaco en absoluto. Él me tomó como su protegido
cuando llegué por primera vez, e incluso insistió en llamarme Sam, porque su
filosofía era que todos deberían tener un nombre propio. No sabía que era un
enamoramiento en ese momento; estaba bastante seguro de que era
heterosexual. Solo pensé que realmente, realmente quería que le gustara,
porque era genial, popular y sabía más sobre Star Wars que nadie. Debería
haber sabido que lo que sentí que era realmente algo, ya que el mero hecho de
pensar en él fue suficiente para hacerme sonreír, y me puse duro cuando lo vi
quitarse la camisa antes de un examen.

Lloré cuando se fue, y luego los sentimientos se desvanecieron hasta que


prácticamente me olvidé a cerca de ellos. Solo pensé que era algo extraño que
sucedió una vez y que nunca volvería a suceder. Sin embargo, aquí estamos,
al comienzo de la segunda ronda.

Espera, ¿qué hay de Juliet? Me gusta, seguro. Ella es una chica


encantadora. Inteligente, divertida y hermosa. Pensé que podría enamorarme
de ella. Ahora parecen pensamientos ingenuos hechos por un niño ingenuo.
Con muchachos, es diferente. Siempre ha sido diferente, simplemente no me di
cuenta de lo diferente que era hasta ahora. Siempre me ha gustado cómo se
ven, y siempre me he sentido atraído hacia chicos con ojos brillantes o sonrisas
tiernas o mandíbulas con barbas en crecimiento. Con las chicas, siempre me
sentí muy consciente, como si fuera empujando mis pensamientos en una
dirección que no querían ir. Y ahora sé por qué me sentía así.

Exhalo, pero mi corazón aún late con fuerza. Esto es algo que le sucede a la
gente. No es sin precedentes. Es, como, algo legítimo. ¿Y esa cosa que le
sucede a la gente? Claramente me está pasando a mí. Porque, de repente,
todo en lo que puedo pensar es cómo sería sostener su mano.

Empujo el pensamiento lejos. No puedo pensar nada con Dyl ni con ningún
chico para el caso, así que esto tiene que mantenerse abajo. Este...
enamoramiento o lo que sea no puede ir a ninguna parte, porque Dyl no es
como yo. Las probabilidades de eso son muy, muy escasas.

Pero por el rabillo del ojo lo veo girar la cabeza y mirarme, justo cómo yo lo
miré a él.
ANTAGONISTA
Capítulo

TRECE
—¡Caden! —grita M. Me levanto y bostezo, rascando el pelo enmarañado
del costado de mi cabeza. En el CIA nos afeitaban cada tres semanas,
manteniéndolo corto. Estaba por tener un corte la semana que me fui, así que
esto es lo más largo que lo he tenido. ¿Cuánto tiempo he estado fuera? ¿Un
par de semanas? Reviso mi calendario: han pasado diecinueve días. —Alguien
está en la puerta preguntando por ti.

—Espera, ¿por qué te estoy esperando? —dice Kaylee desde el pasillo —.


Tú trabajas para mí, ¿recuerdas?

Pasos rápidos. Mierda. Me levanto de la cama y me pongo una camisa


blanca. Mi habitación es un desastre, así que recojo la ropa en el piso y la tiro
en el armario. El escritorio todavía está desordenado y mi cama está deshecha,
pero no tengo suficiente tiempo para hacer algo al respecto. Me enderezo
mientras mi puerta se abre.

Kaylee está parada en la puerta jadeando. Está usando un vestido celeste y


tacones.

—Caden, tenemos que hablar.

Trago duro, recuerdos de mis actividades nocturnas regulares: Dyl y yo, en


su auto, recorriendo la ciudad. Cada noche vamos a un algún lugar diferente.
Se convirtió rápidamente en la parte del día que más espero. Esa debe ser la
razón por la que está aquí, para gritarme por pasar tanto tiempo con él. O tal
vez se sintonizó con mis pensamientos no platónicos sobre él. Me encuentro
con su mirada.

— ¿Tenemos?

—Claro que tenemos qué. La fiesta de disfraces se acerca, y necesitamos


elegir tu disfraz. —Se sienta frente a la computadora. —Ahora, el tema es el
bien contra el mal. Entonces, obviamente, te vestirás como alguien bueno.
¿Tienes alguna idea?

Uf.

—¿Jesús? Él es uno de los buenos, ¿verdad?

Ella rueda los ojos.


—¡Ahora no es el momento de intentar ser gracioso, Caden! Esta fiesta es
un gran momento en el calendario social de la escuela. Además, Juliet tendrá
un disfraz. ¿Y sabes lo que eso significa?

—Honestamente, no tengo ni idea.

—¡Ella estará más abierta a las cosas! Por eso existen las fiestas de
disfraces. Hay algo que no debes olvidar, la mayoría de las personas siempre
se ven obligadas a ser ellas mismas, lo que es una mierda, por cierto. Con un
disfraz, Juliet tiene la oportunidad de hacer lo que tú y otros interesados en el
amor quieran y convertirse en alguien más. Y cuando eres otra persona, es
más fácil ser valiente y actuar como realmente quieres. Entonces, en esta
fiesta, creo que Juliet hará el primer movimiento. Apuesto a que ella besará a
uno de ustedes. Si apareces como Cletus, el Slack-jawed Yokel, las
posibilidades de que seas tú a quien ella bese van a bajar.

—¡Oh hombre, ese era el disfraz de mis sueños!

—Muy divertido. Ahora, ¿cuánta piel quieres mostrar?

Sus dedos tocan las teclas y aparece un cuadro negro en el monitor. Es un


programa que no reconozco. En la pantalla hay un personaje rubio en 3D, con
calzoncillos blancos de pie en un cuadro gris. A su lado hay una mesa llena de
ropa. Se parece a “Crea un personaje”, solo que alguien ha llegado a una
cantidad extrema de esfuerzo para asegurarnos de que este avatar se vea
súper mazado. Como el nivel de cómic de definición muscular absurda e
inalcanzable.

Arrugo la frente.

—¿Se supone que soy yo?

—Sí. Ahora, puedes ir como un ángel sexy. Es un clásico. ¿Cómo están tus
abdominales?

Ella extiende la mano, agarra el dobladillo de mi camisa y lo levanta.


Flexiono, haciendo que los músculos de mi estómago se estremezcan. ¿Es mi
cuerpo todo lo que soy para ella? ¿No he mostrado que mi punto fuerte, como
persona e interés amoroso, viene de mi mente, no de mi cuerpo? Si Juliet se
está enamorando de mí, seguramente no es porque tenga abdominales. Ellos
probablemente ayuden, claro, pero hay más de mí que eso, ¿verdad?

—Todavía están bien —dice ella —. Pero no tan buenos como solían ser.
Haz más abdominales.

El insulto pica, pero lo empujo.


—¿Crees que Juliet querría que estuviese desnudo? Eso es lo que está
haciendo Dyl. Debería ir con algo modesto pero divertido. La conozco, y eso es
lo que le gustará.

— ¿Cómo qué?

—Tú eres el que trabaja para una organización de espionaje que todo lo
sabe. Dímelo tú.

Ella rebota en su asiento.

—¡Caden! ¡Lo tengo! El favorito de Juliet es el personaje de Spider-Man. Ella


está obsesionada con él. Voy a ordenar ese disfraz. Así, no tendrás que estar
desnudo, pero aun así será sexy. ¿Cómo está tu trasero?

Ella me empuja y mira mi trasero. Me inclino ligeramente, sintiéndome como


un trozo de carne.

—Es bueno. Una de sus cosas favoritas sobre Spider-Man es su trasero. En


serio, la cantidad de veces que busca en Google 'Trasero de Spiderman' es
embarazoso. Pero ese culo tuyo será como un sueño húmedo para ella.

Asqueroso.

—Estupendo.

Ella se desliza de la silla y se pone de pie.

—Deberías estar agradecido de que me importe esto, Caden.

—¿Por qué tengo tanto que agradecer en esta vida que estoy viviendo?

Se cruza de brazos.

—¿Qué está pasando contigo? Nunca solías hablarme así.

Podría decirle tantas cosas. Podría decirle que, a veces, preferiría decir lo
que pienso y no una respuesta Buena memorizada de un guion. Que pasar
tiempo con Dyl me ha mostrado lo satisfactorio que es ser yo mismo, o que ser
Bueno está volviéndose más difícil.

La llamarada de desafío muere rápidamente, dejando una gigantesca


extensión de frío glacial, miedo en mi pecho. Un interés amoroso es lo que soy,
y es lo único que seré. Cuestionármelo, o dejar que la gente como Kaylee sepa
que lo estoy cuestionando, dará como resultado mi muerte. Estoy seguro de
que recordaré con cariño mis comentarios sarcásticos mientras me llevan al
incinerador. Me froto los ojos. —Lo siento, estoy cansado.

Ella claramente no fue engañada.


—Cuidado ahora, Caden. Lo estás haciendo bien, pero este concurso no ha
terminado todavía. De todos modos, realmente tienes mucho por lo que estar
agradecido. Al menos no eres un Solo.

—¿Por qué?

—Tienen que tener los rasgos de un Bueno y un Malo. ¿Piensas que tienes
que actuar? Deberías ver los obstáculos que esos pobres chicos tienen que
pasar. Además, tienen que estar obsesionados con sus Elegidos, hasta el
punto en el que no hacen otra cosa más que pensar en ellos. Al menos de esta
manera obtienes una apariencia de una vida fuera de tu relación con Juliet.
Como tu tiempo con Dylan.

Mis ojos se abren y una sensación de mareo se acumula en mis entrañas.

—Oh, no parezcas tan asustado, entiendo que se hicieran amigos, y eso


está bien. Solo se convertirá en un problema si interfiere con tu relación con
Juliet. Hablando de Juliet, ¿está funcionando? ¿Se está enamorando de ti?

—Umm, ¿creo que sí?

—Bueno, ¿te estás enamorado de ella? ¿Cómo te hace sentir?

—Ella ... ella me hace el hombre más feliz de la tierra.

Kaylee levanta una ceja.

—Espero que seas más convincente con ella. Ahora, es hora de que te
prepares para la escuela. Voy a conseguir el disfraz y lo dejare debajo de tu
cama. Estará listo para la fiesta el viernes. ¿No es esto emocionante?

* * *
Una enorme pancarta que dice “MAPLETON ACADEMY COSTUME
EXTRAVAGANZA” esta clavado en la pared. Debajo de las palabras, un diablo
masculino y un ángel femenino están posando y sonriendo. Junto a ellos están
las palabras BIEN VS. MAL escrito en plata y purpurina roja respectivamente.
Debajo de eso, Batman está golpeando al Joker y Harry Potter está lanzando
un hechizo sobre Voldemort. Parece una pancarta hecha por un niño de cinco
años usando recortes de periódico y una pistola de pegamento caliente.

Juliet y yo estamos de pie en el medio del pasillo, inspeccionando el cartel. A


nuestro alrededor, los estudiantes pasan corriendo. Es día de deportes, así que
todos están vestidos con polos azules y pantalones cortos de gimnasio.
Además, hace mucho calor, hasta el punto donde mi la camisa se pega a mi
espalda.

Me vuelvo hacia ella.


—Me pregunto qué lo convierte en una extravagancia.

Natalie y Trevor están detrás de nosotros. Su brazo está colgado sobre su


hombro, y se están echando miraditas el uno al otro. Su inconsciencia por el
resto del mundo se ha convertido en una especie de broma entre Juliet y yo.
Cada vez que obtenemos un segundo, les tiramos caras estúpidas y
esperamos hasta que respondan. Eso por lo general toma un tiempo.

—No dudes de la extravagancia de esta fiesta, Caden. ¡Va a estar fuera del
maldito control! ¡Estoy hablando de serpentinas, estoy hablando de ponche de
frutas, estoy incluso hablando de globos de diferentes colores!

Me río, pero es momentáneo. Estoy mintiéndole. Ella es hilarante y amable,


por lo que es fácil pretender que somos verdaderos amigos. Entonces recuerdo
quién soy y todo eso se viene abajo. No soy, ni seré nunca, su amigo.

Todo lo que alguna vez seré es la escoria que la manipuló para enamorarse
de él.

Ella frunce el ceño. —¿Qué pasa contigo? Eso sonaba falso y pareces
cansado.

No puedo dejar que se note nada, pero tengo ganas de gritar. Son dos
personas hoy que han visto a través de mi acto. Me estoy escapando, y
necesito subir mi juego si quiero sobrevivir. A partir de ahora, voy a ser amable
todo el tiempo y nunca voy a dejar que el verdadero yo se muestre. Cualquier
pensamiento o sentimiento que no encaje con el rol debe ser eliminado.

Me froto las mejillas.

—No te puedo mentir a ti, ¿verdad? Tienes razón, no he dormido bien por
alguna razón.

—Oh bueno, pensé que estabas enfermo o algo así. Porque, en caso de que
Trevor haya dejado que te olvides, el carnaval de natación es esta noche, y
sería divertido tener alguien para animarme por primera vez.

Sé atrevido, Caden. Pregúntale si es una cita.

La sangre corre a mis mejillas.

—Oh genial, sí. —Mi voz es un tono más alto de lo que suele ser, y parece
frágil. No necesito actuar nervioso porque estoy nervioso. Si la invito a salir
demasiado temprano y ella me rechaza, será difícil gustarle de la forma en que
necesito —Suena bien.

—¿Alguien dijo mi nombre? — pregunta Trevor —. Juro que escuché a


alguien decir mi nombre.
Juliet llega a su casillero y lo abre.

—Le estaba diciendo a Caden sobre el carnaval hoy. —Hace una pausa. En
el medio de su casillero, frente a los libros perfectamente organizados, esta una
rosa roja solitaria.

—Caden —dice Natalie, abofeteándome el brazo —¡Eres un encanto!

—No fui yo —le digo.

—Oh.

Presiono mi puño contra mi casillero. Dyl nunca me contó sobre la rosa. Y a


menos que Juliet tenga otro pretendiente, uno que aún no haya mostrado su
rostro, fue él quien dejó esa rosa. Sin embargo, no me lo contó. No puedo
culparlo, porque yo nunca le diría nada sobre lo que planeo hacer con Juliet,
pero, aun así, esto es notable. Él normalmente me dice todo.

Juliet deja el libro que tenía en las manos y cierra la puerta. Bien, pienso yo.
Dejó la rosa en el casillero, lo que significa que no le importa. O ¿tal vez ella la
está guardando para más tarde? Ojalá pudiera preguntarle cómo se siente
acerca de ello, pero eso llamaría más la atención sobre el gesto romántico que
hizo Dyl. Necesito actuar como si no fuera una gran cosa, a pesar de que todo
lo que puedo pensar ahora es en la estúpida flor roja.

—Estábamos hablando sobre el carnaval de natación —digo —¿Ya sabes a


quien voy a ganar esta tarde?

Trevor se ríe.

—Hombre, si me ganas, mi sueño estaría muerto, pero todavía sentiría pena


por ti. No tengo idea de qué tipo de castigo Natalie repartiría a quien me gane,
pero sé que sería brutal.

Nos alejamos del casillero y doblamos la esquina, y luego caminamos a


través de las puertas dobles en el gimnasio. Es una gran sala abierta con
paredes blancas y suelo de madera cubierto con tapetes azules. En las
paredes hay carteles de hombres y mujeres sudorosos y semidesnudos con el
cuerpo físico de culturistas rodeados por frases como PUEDES HACERLO y
VIVE TU SUEÑO.

En un círculo desordenado en el medio de la sala está el resto de nuestra


clase, también un hombre de pelo oscuro con un uniforme blanco de artes
marciales que se ve duro e incómodo. La tela no encaja bien, revelando algo
de su pecho pálido y peludo.

Detrás de él está Dyl. Él está estirando sus brazos, su rostro en una sonrisa
de Malo. Levanta los brazos por encima de la cabeza y se estira, mostrando los
músculos de su estómago. Como siempre, su cabello está despeinado y hay
círculos oscuros bajo sus ojos, pero de alguna manera lo hacen lucir bien.
Torturado, como él diría.

El instructor aplaude. El sonido retumba alrededor de la habitación,


haciéndome estremecer.

—Primero, vamos a hacer un poco de combate. Júntense en parejas y


mírense mutuamente en las esterillas. Y no vayan con nadie con quien estén
saliendo, esto es Autodefensa, no Sujetando-Manos 101. ¡Ahora vayan!

Dyl se mueve de su lugar y avanza hacia nosotros. Me congelo. Él nos


alcanza y me doy cuenta de que él está aquí por Juliet, no por mí. Mis mejillas
se enrojecen. Él no es él mismo en este momento. En este momento, él no es
mi amigo. Él es un Malo, y yo necesito ser un Bueno. Así son las cosas.

—Estás conmigo —dice, mirándola a los ojos.

—No lo estoy.

—Lo estás. Debes aprender a defenderte y puedo enseñarte. Ahora ven.

—¡Puedo defenderme!

—¿Es por eso que tuve que vencer a esos tipos por ti? Venga.

Me paro entre ellos. —Iré contigo, Juliet.

La mano de Dyl presiona mi pecho, sobre mi corazón. Puedo sentir el latido


golpeando contra su palma. Él empuja con fuerza, y tropiezo hacia atrás.

—Has hecho suficiente, amigo —dice —Ni siquiera puedes protegerte,


mucho menos a ella. Juliet, si quieres aprender a defenderte, ven conmigo.
Esta es tu última oportunidad.

Ella mete un mechón de cabello detrás de la oreja.

Y camina hacia él.

Natalie se apresura hacia mí. Ella está sonriendo, pero todo mi cuerpo está
temblando ira y tristeza y Dios sabe qué más. Él ganó.

—No hay necesidad de parecer tan sombrío, Caden. No voy a ser tan dura
contigo.

—Lo siento, es que...—giro la cabeza y miro a Dyl y Juliet. Se están tocando.


Joder, joder, joder, se están tocando —, eso está sucediendo.

Natalie chilla y salta de un lado a otro.


—Oh, Dios mío, ¿estás celoso? Lo estás, ¿verdad? Esa es la cosa más
dulce que he visto en mi vida. ¡Desde que la conociste te gustó! ¡Lo sabía!
Ahora deja de ser tan obvio y lucha contra mí.

Levanto mis manos a los lados de mi cabeza cuando Natalie entra en


posición. Ella se mueve lentamente, dando grandes y amplios pasos. Sus
piernas se unen y ella sonríe.

—¿Listo? —pregunta.

—Estoy listo.

Ella se agacha y gira. Su espinilla golpea la parte posterior de mis


pantorrillas. Mis piernas vuelan y de repente estoy mirando hacia el techo.
¡Golpe! Mi espalda golpea la esterilla primero, luego la parte posterior de mi
cabeza, sacudiendo mi cerebro. Miro hacia el techo alto mientras mis pulmones
tartamudean por aire. Un dolor sordo se forma en el lugar donde me di el
primer golpe de cabeza. Natalie se acerca y me ofrece su mano. La agarro y
ella me pone de pie.

Está sonriendo.

—Eres más débil de lo que pareces.

A través de los ojos llorosos miro a Dyl. Está sosteniendo a Juliet cerca de
su cuerpo. Muy cerca. Toda la longitud de su cuerpo está presionada contra
ella. Sus manos están envueltas alrededor de sus muñecas, moviéndola a
través de los movimientos de un golpe. Su rostro está concentrado,
exactamente como el de él. Dyl levanta la vista un segundo, encuentra mis
ojos, y sus labios se curvan hacia arriba.

Luego vuelve su atención a Juliet.


Capítulo

CATORCE
Autodefensa fue la única clase que tuve con Juliet hoy, así que pasé todas las
otras clases planeando nuestro próximo encuentro. Tampoco vi a Dyl, y eso
hizo que todo fuera peor, tomé cada pedacito de autocontrol dentro de mí para
evitar salir corriendo del aula para localizarlos, ¿Y si estuvieran solos? ¿Y si
siguen mirándose como antes? Hay tantas posibilidades y todas apestan como
las bolas de un elefante.

Suena la campana del almuerzo, que indica el final del día escolar, porque
toda la tarde estará dedicado al carnaval de natación, salgo del aula, meto los
libros en mi casillero y salgo al patio, en nuestro lugar están Juliet, Natalie y
Trevor, apoyados en fila contra la capilla, me acerco a ellos y los saludo.

—Hola —les digo.

Juliet se levanta de la pared de piedra.

—Caden, perdón por no ir contigo a autodefensa, ese chico Dyl puede ser
bastante persistente, ¿eh? Me ha pedido que vaya con él, cada clase.

—Seguro que sí.

Trevor se me acerca.

—¿Traes tu traje de baño, Caden?

Mi cara cae. —Espera, ¿eso es hoy?

Sus ojos se abren. —No puedes ser en serio, ¡Hombre, te lo repetí, todos los
días durante las últimas dos semanas!

Me río, me doy vuelta y le muestro mi mochila.

—Estoy jugando contigo, Trev. Por supuesto que sí lo traje.

Deja escapar un suspiro.

—Bueno, ¿podemos ir a la piscina ahora?, quiero llegar temprano para estar


tan preparado lo más que sea posible.

—Suena como un buen plan.


Partimos por la calle tranquila. La escuela está en el límite de la ciudad, en lo
alto de colina, lo que significa que tenemos que caminar cuesta abajo para
llegar al Centro Acuático Mapleton. Es miércoles en la tarde, así que la ciudad
está bastante tranquila, la mayoría de las plazas de aparcamiento están vacías
y las tiendas están ocupadas solo por asistentes de tienda solitarios. Trevor y
Natalie van delante de nosotros, su brazo alrededor su hombro, mientras ella
sostiene una bolsa de gimnasio negra.

Me dirijo a Juliet.

—Entonces, ¿Dyl te enseñó algo? Tenía un poco de razón, sería bueno, para
que yo aprenda a defenderme.

—Sí, lo hizo. Me dijo que apuntara a los ojos o la garganta, que los golpes
son principalmente para alardear, y que un golpe rápido a los ojos de alguien
puede terminar una pelea en un segundo, es realmente inteligente.

— ¿Pueden ustedes dos estar tranquilos? —pregunta Natalie, está frotando el


antebrazo de Trevor—. Trevor necesita silencio total para entrar en el
ambiente.

Eh, Kaylee me escribió una conversación completa para tener con Juliet en el
camino a la piscina, ¿y ahora tengo que renunciar a ella? Respiro, piénsalo
racionalmente Caden. ¿Qué haría un Bueno? La respuesta me llega
rápidamente, un Bueno escucharía a la mejor amiga de su Elegida y
mantendría la boca cerrada.

Así que le disparo una sonrisa y cierro la boca, y el resto de la caminata


transcurre en silencio y con el tiempo, llegamos a la piscina. Está rodeada por
dos filas de gradas dañadas por el sol, el metal plateado opacado por años de
abandono. Justo después de la entrada hay un pequeño baño. Las personas
vestidas con uniformes escolares de diferentes colores están pululando
alrededor del lugar.

En el interior, el aire es espeso, húmedo y apesta a cloro. Trevor respira


profundamente llenando su enorme pecho, haciéndolo parecer aún más
grande. Su piel es de unos tonos más pálido de lo que normalmente es.

Natalie le frota los bíceps.

—Estarás bien amor, recuerda, esto es sólo una carrera de práctica para las
nacionales, esa es el que importa, solo concéntrate en pasar un buen rato.
Él salta hacia arriba y hacia abajo y sacude sus brazos.

—Sí, pero papá dijo que todo el mundo es cada vez más rápido, y el límite
para las pruebas olímpicas será al menos medio segundo más rápido que la
última vez, si no puedo bajar veintitrés ahora, cuando no hay presión, estaré
totalmente deshuesado en los nacionales.
—No te estreses —le responde—. Trev, lo tienes asegurado. —Sus ojos se
posan en mí. —Buena suerte para ti también, Caden.

—Cierto —dice Trevor—. Gracias chicas. Caden, estás conmigo.

Le quita la bolsa a Natalie y le planta un rápido beso en la mejilla, luego se


gira y camina por un largo pasillo.

Lo sigo.

— Así que, ¿cuál es el plan?

—Nos cambiaremos, luego tendremos que volver a salir y esperar hasta que
se nos llamen. Oh hombre, estoy tan nervioso.

—Sin embargo, sabes que tienen razón, ¿verdad? Estoy seguro de que lo
harás bien.

Él se ríe.

—Sí, hombre, eso espero, pero si quiero estar algún día en los Juegos
Olímpicos, necesito pasar un buen rato hoy. Sé que esta carrera no significa
mucho, pero conseguir veinticuatro o algo ahora sería una pesadilla, y sería
casi imposible recuperarse de eso, así que supongo que es normal estar un
poco nervioso.

Por delante hay un baño de ladrillo, en el interior, hay tres filas de bancos, dos
chicos sin camisa están en la esquina de la sala, charlando. Trevor deja su
bolsa en el banco más cercano, luego agarra la parte inferior de su camisa y se
la quita dejándola sobre su cabeza, me quedo boquiabierto un segundo antes
de apartar la mirada, tal vez es incluso más grande que Robert, el malo del
CIA. Él no esta tan destrozado como Robert, pero, aun así, Trev parece más
fuerte. Supongo que es porque sus músculos en realidad tienen un propósito;
no son para mostrarse como los de un Interés Amoroso. Me arriesgo a mirar
otra vez, su piel es muy pálida para alguien que nada todo el tiempo, tiene
pocos lunares oscuros que cubren su piel, uno debajo del pezón izquierdo y
otro al lado de su ombligo. Son imperfecciones, obviamente, pero también son
atractivas, su cuerpo es único en cierto modo, lo que el mío nunca será.

Sacudo la cabeza y el pensamiento se desaloja.

Me dirijo a un baño y me pongo mis pantalones cortos azules que terminan


justo por encima de mis rodillas, mantengo mi camisa puesta, porque si me voy
a desnudar, necesito hacerlo delante de Juliet.

Salgo, Trevor ahora lleva pantalones delgados grises, pero todavía está sin
camisa, mira hacia abajo a mi tronco y frunce el ceño.
— ¿En serio, hombre? ¿Estás usando pantalones cortos?

— ¿Qué hay de malo con ellos? Los tengo especialmente para esto.

— ¿No sabes cuánto te frenan? Me inquieto.

—No lo han hecho hasta ahora.

Agita la mano con desdén.

—Es genial, lo siento, a veces me olvido de lo que me importa, no importa


mucho a otras personas. Vamos a ver a los demás.

Nos lleva una hora que nos llamen, paso el tiempo en las gradas junto a
Juliet, viendo las carreras, ocasionalmente explorando la multitud en busca de
Dyl. Trevor se sienta en una fila delante de nosotros con su enorme cuerpo
inclinado hacia adelante, Natalie masajea sus hombros, ocasionalmente
frotándole la espalda y diciéndole ocasionalmente:

—Lo lograrás, bebé.

Un altavoz cruje.

—Chicos de diecisiete a dieciocho para el estilo libre número cincuenta.

—Somos nosotros —dice Trevor, y se pone de pie. Es algo raro porque Trev
ya no tiene camisa, y no puedo hacer que parezca que me estoy desnudando
en frente de Julieta deliberadamente.

Trevor presiona su nudillo en la frente.

—Dios, Caden, esto es como a pasos de ser bebé, ¿planeas nadar con tu
camisa? —Sacudo la cabeza. —Entonces no puedes venir a la piscina. Vamos,
quítate la camisa, date prisa.

¡Gracias! Agarro el cuello de mi camisa y lo aprieto por un segundo, como si


estuviera nervioso por quitármela. Luego la coloco sobre mi cabeza con un
movimiento rápido, cierro mis ojos mientras la guardo en mi mochila, usando el
movimiento como excusa para flexionarme un poco. Les doy un vistazo a las
chicas mientras cierro mi bolsa. Ambas están mirando fijamente, no,
mirándome boquiabiertas. La boca de Natalie está abierta y sus ojos están muy
abiertos. Juliet se está mordiendo el labio inferior.

—Joder, hombre —dice Trevor—. ¿Y dices que no levantas? Maldito


mentiroso.

Cruzo mis brazos, cubriendo mi pecho, un Malo sonreiría, tal vez incluso
montaría un espectáculo, pero tengo que ser torpe y estar incómodo, como si
mi cuerpo estuviera tan conmocionado como ellos.
—Yo... um, no es tan impresionante, ¿verdad?

—Eres impresionante —dice Natalie. — ¡Disfrútalo, hombre!

Me sonrojo en el momento justo, luego me rasco la nuca, tensando mis


músculos mientras me muevo, lo logré, me veré nervioso, pero aún mega sexy,
es una línea fina, pero es una de las técnicas del libro de texto de los Buenos y
lo he practicado innumerables veces, lo he conseguido, pero no puedo ver a
Juliet para ver si tuve el impacto deseado.

—Vamos, Tyson Beckford —dice Trevor—. Les has dado a las chicas
suficiente espectáculo.

Nos giramos y nos alejamos, cuando bajamos de las gradas, me vuelvo y


miro a Juliet, está susurrando algo a Natalie, lo que podría significar cualquier
cosa, podría estar hablando sobre, no sé, qué lindo / bonito / guapo soy, o
sobre cómo ahora cree que soy un enorme idiota sin clase por desnudarme
delante de ella, Trevor se acerca a mí.

—Podías llevar tu camisa a la piscina —dice, sus ojos se han iluminado con
alegría maníaca —. Pero deberías haber visto la cara de Juliet, vas a estar en
sus sueños esta noche y de nada por eso, hombre.

Me rasco el antebrazo.

—Soy tan obvio, ¿eh? ¿Crees que ella sabe que me gusta?

Llegamos al área de inicio de sesión, que es solo una fila de sillas de plástico
tomando el sol custodiadas por un hombre que sostiene un portapapeles,
escribe nuestros nombres y nos deja pasar. La mayoría de los lugares en
nuestra fila ya están ocupados, por muchachos en varias etapas de desnudez,
los reviso y me doy cuenta de que lo que estoy haciendo está fuera de lugar,
así que me dirijo a Trevor, también está mirando a los otros muchachos, pero
está bastante claro que los está evaluando como amenazas en lugar de,
bueno, apreciarlas de la manera que lo hago.

Advierte que me quedo mirando y señala dos asientos libres, nos dirigimos
hacia ellos y nos sentamos abajo. Mis ojos se abren cuando la piel desnuda de
mi espalda baja comienza a chisporrotear, salto hacia adelante y froto la parte
media de mi espalda con una mano. Me inclino hacia adelante para que mi
espalda no toque el respaldo, aun así, puedo sentir el calor del asiento a través
del delgado material de mis pantalones cortos.

—Para responder a tu pregunta, Juliet es la persona más inteligente que


conozco —dice Trevor, quien es aparentemente ajeno al fuego infernal en el
que está sentado—. Si me di cuenta probablemente ella ya lo sabe también.

Pero no lo has descubierto aún. Estas tan equivocado que duele.


Dyl sale del baño y comienza a caminar hacia nosotros, lleva una camiseta
negra y pantalones de chándal, y su cabello está barrido detrás de sus orejas,
llega al área de inicio de sesión y se registra rápidamente. Luego camina hacia
nuestra fila y coge el asiento justo al lado de la mía, me siento más derecho y
exhalo. Vamos hombre, no te ruborices, eso es vergonzoso. Pero está a punto
de quitarse la camisa, sé que lo está, y también estoy sin camisa, lo que hace
que todo el asunto se sienta peligrosamente sexy, como si pudiera agarrarme
en cualquier momento y besarme, finalmente descubriría cómo es tocar el
pecho desnudo de otro hombre, mi estúpido cuerpo me traiciona, me pongo un
poco duro y mis mejillas se calientan. Malditamente fantástico.

Dyl me mira, luego, en silencio, se levanta la camisa y la saca.

Su torso es incluso mejor de lo que pensé, no es como un Malo en el libro de


texto, porque no está como un fisicoculturista, pero me gusta lo que tiene
mucho más. Es delgado, pero tiene definido los músculos, marcando el trío
clásico de hot-boy de pectorales, abs y abdominales en V, además de sus
bíceps, dios, sus bíceps son una broma. La mayor parte de su torso es liso,
pero una pequeña cantidad de cabello oscuro cubre su pecho, no pensé que yo
era del tipo de persona que le agrada ese tipo de chicos, pero a juzgar por las
cosas erráticas que mi corazón está haciendo en este momento, lo estoy
totalmente. Con una sonrisa, Dyl se quita los pantalones de chándal, y me
pongo aún más duro ¿Imagínate si estuviéramos solos en un dormitorio y él
hiciera eso?

Se baja los pantalones de chándal y comienza a girar su hombro derecho,


ahora lleva traje de baño negro, está un poco apretado y lo hacen ver muy
bien. Están bajados lo suficiente como para mostrar la cintura verde de su ropa
interior, lo que Judy debe haberle dicho que hiciera. Llamar la atención sobre
sus abdominales y su ropa interior.

Este es un problema importante, porque ahora estoy completamente duro y


tendré que levantarme pronto. ¡Mierda! Lamo mis labios secos y trato de
pensar en otra cosa que no sea el pecho desnudo de Dyl, pero es como si
estuviera desprendiendo este extraño calor, y puedo sentir esta energía
extraña como el infierno, en el espacio entre nosotros.

Pedos, personas mayores cayéndose, cachorros, ancianos teniendo sexo.

Una bocina suena y Trevor se levanta, ¡Mierda! Pero pensar en las personas
mayores haciendo cosas desagradables entre sí ha sido un buen truco, y me
he calmado lo suficiente como para estar bastante seguro de que mi
entrepierna no llamará atención. Respiro hondo y me levanto junto a Trevor,
manteniendo mis ojos tan lejos de Dyl como pueda, en caso de que la mera
vista de él sea suficiente para causar una réplica de erección, aun así, su
pecho permanece en mi memoria. Me concentro en el hormigón moteado y me
esfuerzo tanto como puedo para desalojar la imagen.
El sol calienta mis hombros desnudos, haciendo que mi piel se sienta dorada,
copiando a Trevor, paso hacia la cuadra y contemplo el largo tramo de agua
azul que me espera. Ruedo mis hombros y me atrevo a mirar a Dyl.

Él me está mirando fijamente, me guiña el ojo, la bocina suena, y me


sorprende un segundo de confusión, Dyl salta hacia adelante, sus brazos
apuntados delante de él.

¡Ve, Caden, ve!

Doy un salto hacia adelante y me estrello contra la piscina, mi pecho golpea el


agua tan fuerte que al instante comienza a picar, pateo y me enderezo, pero
todos los demás ya tienen medio cuerpo de longitud delante de mí

Me guiñó un ojo, me guiñó un ojo, me hizo un guiño.

¿Por qué tendría que hacer eso?

Su rostro está atascado en mi mente, la inclinación segura de su barbilla


tersa, sus largas y oscuras pestañas, su sonrisa aterradora. ¿Notó que yo era
más grande de lo normal? Ignóralo. Es lo que tengo que hacer, pateo más
fuerte y saco mis palmas abiertas a través del agua, caigo en un ritmo y tomo
velocidad. Ahora estoy cerca de los demás, el azulejo de la pared está arriba,
doy una última patada y muevo mis manos hacia adelante.

Toco la pared, sin aliento, me levanto y tomo unos tragos de aire antes de
revisar el marcador. ¡Llegué quinto! ¡Oficialmente no perdí!

—No está mal para un novato —dice Trevor, está sonriendo.

— ¿Lo lograste?

—No estoy seguro, ¡pero creo que sí! Se sintió muy rápido

Nos damos los cinco, Trevor se levanta y sale de la piscina, me imagino


intentando copiarlo, me deslizare y pareceré un tonto incómodo, así que me
dirijo hacia la escalera, cuando llego a la cima, me doy cuenta de que Natalie y
Juliet están de pie en el borde de la hierba, sosteniendo toallas. Natalie grita y
corre a los brazos de Trevor, golpea su cuerpo y él la levanta

— ¡Veintitrés diez! —le dice—. ¡Te dije que lo harías!

— ¡Santa mierda!

— ¡Lo hiciste, bebé! Si puedes hacer eso de nuevo en los nacionales,


definitivamente harás para el equipo.

Llego a Juliet y me ofrece una toalla blanca.


—Gracias —digo, agarrando y frotando mi cabello.
Alguien me toca el brazo por un segundo, luego me empuja, me tambaleo unos
pasos a la derecha y Dyl toma mi lugar delante de Juliet, espero que ella lo
mire con indignación por empujarme, pero no lo hace y apenas puedo culparla.
Un goteado chico punk rock tiene el torso desnudo justo delante de ella, su
pelo se clava sobre su frente y hace que sus ojos se vean aún más verdes, casi
como si fueran esmeralda.

Dyl pone sus manos en sus caderas.

—¿Me vas a felicitar?

—¿Para qué? —pregunta Juliet — ¿Por un segundo puesto?

—La plata sigue siendo una medalla, así que sí, merezco un elogio,
especialmente cuando estoy compitiendo contra un titán por allí, ¿me vas a
felicitar o no?

—Decididamente no.

—Tenlo a tu manera.

Se da vuelta y se aleja. Pero la estoy mirando, y sus ojos se hunden por un


segundo en la espalda de él, quedándose en los dos hoyuelos de su trasero,
luego él se va hacia las gradas. Entonces me doy cuenta de que lo estoy
mirando, así que me doy la vuelta.

Oh mierda, pienso. Ella acaba de tener la oportunidad de mirarnos a ambos


sin camisa.

Y lo eligió a él.

* * *
Después del carnaval de natación, tengo un turno en Starbucks. Es casi lo
mismo que todos los otros turnos, yo tomando órdenes mientras Iris hace cafés
y Levi chifla alegremente, aunque es un buen día, la tienda sigue siendo
bastante tranquila y puedo decir que deprime y confunde a Levi. Me dijo que su
jefe lo culpa por el bajo rendimiento de la tienda y si continúa de esta manera,
será despedido. Así que pasa la mayor parte de su tiempo mirando a la puerta,
como si quererlo lo suficiente, hará que la gente se precipite en su tienda.

Me uno a él y paso la mayor parte de mi turno mirando ansiosamente a la


puerta, esperando a Juliet.

Ella no viene.
Capítulo

QUINCE
Es la noche antes de la fiesta y no puedo dormir. Mi disfraz está debajo de
mi cama, todavía en la caja en la que llegó. No me lo he probado, porque la
perspectiva de no lucir bien en el me asusta demasiado que pospuse probarlo y
lo seguí posponiendo, y ahora es el día antes de la fiesta y ni siquiera sé si mi
maldito disfraz encaja, soy un imbécil. Un total imbécil.

Suena un golpe.

Agarro mi almohada y la pongo sobre mi cabeza, probablemente sea solo el


viento o algo haciendo ruido contra la ventana, como siempre. Preferiría no
lidiar con la decepción que recibo cuando me doy cuenta de que, una vez más,
el techo está vacío. Ha pasado una semana desde la última visita de Dyl y no
hay razón para que él regrese, es lo mejor. El concurso se está calentando y
esa parte de mi vida se acabó. Duele, pero en el fondo sé que es lo mejor. No
puedo evitar ser yo mismo cuando estoy cerca de él, y eso es peligroso.

El golpe vuelve a sonar.

— ¡Amigo, levántate!

Sonriendo, me doy vuelta y miro por la ventana. Dyl está allí, vestido con una
camisa negra, con un botón suelto. Levanta la mano y hace sonar sus llaves.

Me incorporo ¿Quiero ir con él? No debería. Debería cerrar los ojos y


esperar hasta que se vaya. Es lo que haría un Bueno inteligente. Pero tengo
muchas ganas de ir. Más de lo que siempre he querido algo, tal vez incluso
más de lo que quiero ganar el concurso. Nunca pensé que quisiera algo más,
pero pensé que estas visitas se habían detenido por completo y ahora tengo
ganas de volver a hacerlo. Puede que sea una decisión estúpida, pero necesito
ver a dónde me llevará esta noche. Siempre lo lamentaré si no lo hago.

Me visto, luego me dirijo a la ventana.

—Ha pasado un tiempo —digo mientras me agacho por la ventana hacia el


techo, tratando de mantener mi voz plana, pero mi entusiasmo se abre paso,
encendiéndolo—. Estaba empezando a pensar que te aburrías conmigo.

—De ninguna manera, acabo de estar ocupado conspirando planes infames,


planes secretos muy nefastos, por lo que no trates de que te cuente sobre
ellos, Judy me arrancaría las bolas, pero lo siento por desaparecer así. De
hecho, extrañe nuestros viajes juntos, incluso si estaba demasiado estresado
para organizar uno.

Salto hacia abajo y aterrizo en el suelo con empuje. Dyl aterriza a mi lado.
Cuando se endereza, cruzo el patio delantero y me subo al asiento del
pasajero. Una vez dentro, me inclino hacia atrás y lo veo caminar hacia el
asiento del conductor.

—Tengo una pregunta. —Me dice mientras se sienta. — ¿No tienes vello en
ninguna parte? En el carnaval parecías un anuncio de salón de depilación. —
Cierra la puerta de golpe y enciende
motor. —Debe haber dolido.

—No más que haber cambiado el color de tus ojos.

— ¿Pero no vuelve a crecer?

—Creo que eliminaron los folículos, así que no, no lo hace, a Juliet le gusta,
y eso es lo importante.

—Es una pena. Te verías bien con el pelo en el pecho.

Me está mirando, y miro hacia otro lado para mantener mi atención lejos de
sus labios, que se curvan en una sonrisa.

— ¿Vamos a algún lado? — pregunto. Mi boca está seca, por lo que sale
algo rasposa. —O, ¿estamos conduciendo hasta el infierno por el gusto de
hacerlo?

Él se ríe mientras salimos a la calle.

— ¿Infierno? Jesús, Caden, creo que te estás volviendo más Bueno cada
vez que hablamos. ¿Qué le pasó al chico al que debería tener miedo?

—¿Crees que mis modales hacen que de menos miedo?

—Nunca pensé que dieras miedo. — Pero él sonríe, así que suena más
como elogio que un insulto. — Ni una sola vez.

Inclino mi cabeza hacia atrás y miro hacia las estrellas.

Él me guiñó.

En la piscina, me guiñó un ojo y no puedo dejar de pensar en ello. Quiero


preguntarle por qué lo hizo, pero él no lo mencionó y yo nunca lo haré. No
ahora, ni nunca. Eso sería como admitir que ese segundo me importó, y por
alguna razón, el pensamiento de él sabiendo eso me hace sentir todo inestable.
—Y para responder a tu primera pregunta —dice—, estoy aquí por dos
razones. El primero está a tu lado.

Miro el asiento a mi lado. En él, deslizándose, hay un iPod. Se conecta al


coche por un cable negro.

—Presiona play.

Ruedo mis ojos.

—No son Los Smith o Sufjan Stevens, ¿verdad?

Él ríe.

—De ninguna manera, hombre, son bandas de Buenos. Si estuviera siendo


Malo en este momento, estuviéramos escuchando Black Sabbath o Metallica.
Así que solo cállate y presiona play.

Toco la pantalla. Muestra una foto en blanco y negro, la portada de una


canción llamada "Midnight Show" de The Killers. La canción comienza con
sintetizadores, luego las guitarras entran en acción.

—Encontré la única manera de mejorar la conducción. Es música de rock


angustiosa. Judy lo cargó todo en mi computadora para Interés Amoroso, pero
resulta que realmente ame algo de eso. Apuesto a que también te gustará, así
que ahora me callaré y te dejaré escuchar.

Sigo mirando las estrellas a medida que se acercan, convirtiéndose en


líneas de plata contra el cielo azul marino. La canción es hermosa, una voz
ligeramente agresiva que canta una poesía pegadiza respaldada por guitarras
eléctricas. El cantante suena tan frustrado como a veces me siento.

La canción termina y abro los ojos.


Dyl me mira.

— ¿Te gustó?

Me encantó, pero no puedo evitar pensar que no es tan bueno como Nicki
Minaj. Nada es. Hay muchas razones por las que nunca le puedo decir eso, así
que me quedo callado.

—Lo tomaré como un sí. ¿Tienes una banda favorita, Caden?

Busco desesperadamente en mi cerebro una banda que él piense que es


genial.
—Oh no —dice Dyl —. Eres bueno, pero siempre puedo ver cuando sabes
una respuesta, pero la cambias. Tu frente se arruga por un segundo. Dime la
verdad, hombre. No te juzgare.

—Bien —le digo —. Nicki Minaj es mi favorita. Ella no es una banda, pero es
mi cantante favorita, y me imagino que eso es lo que estabas preguntando. Sé
que usa disfraces y cosas tontas a veces, pero es una gran forjadora de
palabras, quizás la mejor de todas, y escucharla me hace sentir que puedo
hacer cualquier cosa.

Aquí viene, él me va a juzgar porque es muy femenina, o porque es una


rapera, o porque. . .

—Huh —dice —. Buena elección. Me encanta su verso en "Monster". ¿Te


sabes esa? La canción con Kanye.

— ¡Si la sé! —digo —. Es una gran canción. Una de mis favoritas, en


realidad.

—Bueno, tendremos que ir por otro disco y escucharlo. Podrías pensar que
es la mejor forjadora de las palabras, pero mi voto para ese premio sería para
Brandon Flowers. Entonces, ¿quieres terminar su álbum? Apuesto a que te
gustará.

Asiento, y escuchamos todo el álbum. Durante las notas finales de la


canción final, Dyl saca el coche de la carretera. Más adelante hay un bosque
oscuro y espeluznante y un pequeño cobertizo de madera.

Yo cruzo mis brazos.

— ¿En serio? ¿Me trajiste a un cobertizo de asesinatos?

—No es un cobertizo de asesinatos, chico Bueno, es un cobertizo genial en


medio de la nada que encontré cuando estaba conduciendo y pensé que era
increíble. Y, como cada cosa increíble que encuentro, quería enseñártela.
Porque los dos estamos viviendo con tiempo limitado, y la vida debe ser vivida
mientras tengamos la oportunidad. —Me arroja algo. Es una linterna de plata.
Él está sosteniendo uno exactamente igual. Lo enciende, y un largo rayo de luz
dorada brota desde el final. —Estamos explorando.

Me vuelvo y miro el cobertizo.

—Hay un asesino o un cadáver en esa cosa.

Él sonríe.

—Posiblemente ambos.
Agarro la linterna con fuerza mientras dejamos la seguridad del auto y nos
dirigimos hacia el cobertizo. Mientras caminamos, mis pensamientos se
desvían hacia Kaylee. Seguramente ella ya habría dicho algo si estuviera
escuchando. Por lo general, solo se conecta cuando sabe que se está
entablando una gran conversación con Juliet, pero nuevamente ha aparecido al
azar unas cuantas veces, así que probablemente debería comprobarlo.

Hey, Kaylee, ¿estás ahí?

Nada.

—¿Qué estás haciendo? —pregunta Dyl —. Te fuiste por un segundo.

—Estaba comprobando si Kaylee está escuchando.

— ¿Y?

—Estamos solos. Y si no lo estamos, ella no está diciendo nada.

—Oh, genial.

El suelo es suave y blando, y cada paso envía una pequeña ola de barro
grisáceo por los bordes de mis zapatillas. En frente del cobertizo hay un
pequeño huerto de verduras y una tabla de cortar. Incrustado profundamente
en el bloque hay un hacha oxidada.

Dyl da el primer paso. La madera cruje bajo su peso. Se congela, todo su


cuerpo tenso. El único sonido es el susurro del viento a través de los árboles y
el ocasional chirrido de los grillos. Pone su palma plana sobre la madera oscura
y empuja. La puerta se abre, dejando escapar un chillido bajo. La luz de la luna
ilumina solo un pequeño tramo de la choza, y puedo ver la mitad de una mesa
de comedor de madera.

Dyl entra primero, su cuerpo encorvado, listo para saltar hacia atrás si el
asesino del hacha salta. Pero el cobertizo está quieto, y su cuerpo se relaja, su
postura vuelve a su habitual confianza. Su mano da vueltas en el marco de la
puerta y luego sonríe, sus dientes blancos brillan en la oscuridad.

Dirige su dedo hacia arriba y la luz naranja inunda el cobertizo.

—Rápido, entra antes de que alguien te vea.

Entro y él cierra la puerta detrás de mí. En el interior, hay pequeña


habitación cuadrada, con una mesa de comedor, dos sillas y un mostrador de
cocina vacío con un fregadero sucio lleno de platos. Un colchón apolillado y
una manta en forma de bola están presionados contra una esquina. El
mostrador está mohoso, y los grifos están cubiertos de óxido marrón
escamoso.

Dyl apaga las luces.

— ¿Qué estás haciendo? —pregunto.

Él sonríe.

—Es más sexy de esta manera.

Me dirijo hacia la puerta y la abro de un tirón. Sus cejas se fruncen y bloquea


mi camino con una mano.

—Sal de mi camino —le digo.

— ¿Qué?

—Dije que te apartes de mí camino.

Su brazo permanece en la puerta. —Amigo, cálmate, significaba que asi era


más sexy, como, que el miedo es sexy. Ese tipo de cosas ¿Qué crees que
estaba diciendo?

Solté el pomo de la puerta y lo enfrenté. Por primera vez, me doy cuenta de


que soy más alto que él, y me quedo mirando fijamente la punta de su nariz,
justo debajo de sus cejas cuidadosamente recortadas.

—No sé por qué me trajiste aquí, eso es lo pienso. Y por qué me tratas como
lo haces. Porque, Dyl, me estás tratando como si fuera un idiota y no lo soy. Sé
el juego que estamos jugando. Lo sé. Y actúas como si no fuéramos
competidores y me muestras cosas geniales, pero ¿cuándo se acabará? ¿Y
por qué lo empezaste? ¿Por qué me trajiste aquí? ¿Y por qué dijiste que
querías hacerlo más sexy para nosotros solos en una habitación pequeña?

Él está mirando al suelo.

Doy un paso hacia él.

— ¿Por qué me trajiste aquí, eh? Eres un gran fan de la verdad ¿Por qué no
me lo dices? ¿A qué le temes?

Él mira a su izquierda.

—Te traje aquí para besarte.

— ¿Estás bromeando?
Se chupa el labio inferior y me enfrenta. Parece que está sufriendo.

—No es así, es... —Se pasa una mano por el pelo y se gira. Una vez que
completa su pequeño círculo, camina hacia mí. —Voy a besar a Juliet mañana.
Y necesito practicar. Pensé que lo entenderías porque también necesitas
práctica. Te traje aquí porque nadie en la ciudad nos verá y me pareció una
buena idea. Pensé que podríamos besarnos como hacen las adolescentes en
comedias para prepararse para la realidad. Lo siento si eso es raro.

Aprieto mis manos y sigo mirándolo a los ojos. ¿Prepararse para lo real? Oh
Dios, él ni siquiera sabe qué tan real es esto para mí. La enorme realidad de
esto es que besarlo no es una opción en absoluto. Quiero hacerlo, claro, pero
nunca podré. Sería como si me pusiera voluntariamente en la cima de una
pendiente muy resbaladiza, con picos masivos cubiertos con alambre de afeitar
en la parte inferior.

— ¿Por qué querría que fueras bueno en besarla? —le digo, más para mí
que para él. Si digo palabras racionales, tal vez pueda forzarme a actuar
racionalmente. — ¿Pensaste por un segundo que el que no seas bueno
besando a Juliet sería algo bueno para mí? Somos competidores, Dyl. Por
encima de todo. —Señalo el espacio entre nosotros. —Por encima de todo
esto, esa es nuestra relación. Hombre, no debería tener que decirte estas
cosas. Realmente no debería. Pero tú y yo, no somos nada cercanos a los
amigos.

—Eres mi único amigo.

—No mientas. Ahora no. ¿Qué te hace pensar que querría ayudarte a hacer
esto, Dyl? ¿Te parezco suicida?

Él agarra mis hombros. Los sacudo, así que él mete sus manos en sus
bolsillos.

—Fui un tonto, está bien, y estaba mintiendo. Te traje aquí para besarte
porque quiero besarte, ¿de acuerdo? Quiero besarte porque quiero besar a
alguien, solo una vez, porque quiero hacerlo. Y tan pronto como uno de
nosotros comience a salir con Juliet, estará haciendo trampa y sé que ninguno
de nosotros hará eso. Pero todavía no somos suyos. Somos hombres libres. Y
yo, bueno, siento algo cuando estoy cerca de ti. No lo entiendo y no quiero
hacerlo, pero hay algo en ti que crea este impulso dentro de mí. Como, cada
vez que estoy cerca de ti no puedo evitar concentrarme en tu boca e
imaginarme cómo se sentirían tus labios contra los míos. Así que quiero
besarte, ¿de acuerdo? Es vergonzoso y extraño, pero quiero besarte.

Lo miro fijamente. Él es como yo, pienso. Él quiere besarme tanto como yo


quiero besarlo a él. Su espalda está ligeramente doblada, y su cuerpo delgado
está temblando. Me está mirando con los ojos muy abiertos, como si todo lo
que decidiera hacer a continuación fuera la cosa más importante que haya
sucedido en la tierra.

Por otra parte, podría ser un truco. Podría ser. Probablemente lo es.

—Sé que esto es un truco —le digo —. Pero no me importa. Quiero lo que tú
también quieres. Un beso de verdad. Hagámoslo.

—Gracias a Dios.

Doy un paso adelante y lo fuerzo hacia atrás para que su espalda esté
contra la pared. La sorpresa está en sus ojos, así que sonrío, luego me inclino
hacia adelante y presiono mis labios contra los suyos. Su barba es espinosa
pero sus labios son suaves, oh son suaves. Él se detiene, y me acerco aún
más para que nuestras frentes y pechos se toquen. Los dos estamos tragando
aire. Maldita sea, su piel es cálida incluso a través de la camisa. Sus manos se
mueven hacia arriba y sueltan el dobladillo de mi camisa. ¿Qué está haciendo?
Siento sus manos deslizarse debajo de mi camisa, donde se mueven a través
de mi estómago hasta mis caderas. Cada parte de mí que está tocando se
siente increíblemente increíble. Como, ¿quién sabía que el contacto de palma
con la cadera sería tan caliente? Pero lo es totalmente.

—Lo siento —dice, y sus manos se deslizan fuera de debajo de mi camisa


—. Me dejé llevar un poco.

—No me quejo, hombre.

— ¿Así que puedo seguir?

Lo miro a los ojos y asiento con la cabeza vigorosamente.

Él sonríe.

—Dulce.

Se inclina hacia delante y me besa de nuevo, esta vez más fuerte,


obligándome a retroceder un paso. Ya no está apoyado contra la pared, pero
ahora su cuerpo entero está presionado contra el mío. Sus manos pasan por
debajo de mi camisa, más altas que antes, hasta mis costillas. Levanto mis
manos y él tira mi camisa sobre mi cabeza. Solo tengo un segundo para
respirar antes de que él me bese de nuevo.

Yo debería parar. No, necesito parar.


Ignoro mis pensamientos y comienzo a desabotonar su camisa, revelando su
pecho. Una vez que se han deshecho todos los botones, sonríe, lo que me
derrite, luego se quita la camisa de los hombros y la tira.

Lo miro por un segundo, y él solo me mira.

—Dulce —dice de nuevo, luego me agarra por la nuca y lleva mis labios a
los suyos.
Se siente increíblemente increíble. Sabe azucarado, y huele a colonia, y su
cuerpo sigue rozando el mío, lo que me hace querer más de él. Más contacto.
Más de todo, en serio.

Oh Dios mío. ¡Este es Dyl! Mi Dyl ¡Y lo estoy besando!

Él comienza a besar mi cuello y yo me río.

Él tira su cabeza hacia atrás y sus cejas se juntan.

— ¿Estoy haciendo algo mal?

—No, es solo que definitivamente no necesitas práctica.

—Tampoco tú.

—Entonces, ¿deberíamos parar?

— ¿Quieres?

Sacudo la cabeza.

—Entonces, ¿por qué deberíamos?

Hay un millón de razones para parar.

Los ignoro a todos y lo beso.


Capítulo

DIECISÉIS
Arrepentimiento. Oh, maldito arrepentimiento, te he visto en televisión, pero
nunca tuve la oportunidad de sentirte en la vida real. Y hombre, realmente
apestas. Ruedo fuera de la cama frotando mis ojos mientras me muevo. Se
sienten secos, como si mis parpados estuvieran ásperos. Pero el
arrepentimiento post-enrollarse que la mayoría de las personas sienten en esos
programas de TV es después de que el personaje tiene sexo ya sea con un
amigo o con un extraño poco atractivo. Esto solo fue besarse. Literalmente
mantuvimos nuestros pantalones puestos, aun así, mi cabeza se siento como si
estuviera colapsando sobre sí misma. ¿Y si Kaylee nos vio hacer lo que
estábamos haciendo? ¿Cuál sería el castigo?

La imagen del Stalker sostenido mi cabeza pasa por mi mente solo que esta
vez, hay dos cuerpos drenados de sangre, uno en blanco, uno en negro. Su
mano libre se levanta revelando otra cabeza: la de Dyl. El Stalker presiona las
dos cabezas juntas de manera que los labios se tocan.

Me deslizo fuera de la cama y me doy cuenta que estoy completamente


vestido. Después de lo que paso en el cobertizo, sacarme la ropa se sentía
sucio. Así que escalé en la cama con toda mi ropa puesta y después de horas
repasando todos los eventos que tuvieron lugar, me quedé dormido.

Agarro mi toalla de donde está, toda arrugada en el suelo. Todavía está


húmeda. La lanzo sobre mi hombro y salgo al pasillo. D está caminando hacia
el baño usando solo unos boxers de seda rojos. Una toalla azul desteñida
cuelga alrededor de su cuello.

—Ni siquiera lo pienses— me gruñe.

Me escabullo en el baño y cierro la puerta. Él se estrella contra la puerta y


toda la habitación tiembla. ¿Fue eso lo correcto? Un Bueno no haría eso.
Respiro por mis fosas nasales. Una de las cosas que más me gustaron de
besar a Dyl fue la imprudencia, el sentimiento de ignorar el sentido común y
seguir mi instinto, mostrando mi dedo medio a las consecuencias. Pero la
noche se acabó y soy un Bueno, así que necesito actuar como uno. Voy a
bañarme tan rápido como sea posible, y después voy a disculparme con D
hasta que me perdone. Es lo que tengo que hacer.

Con eso en mente, me desvisto y paso a la ducha cubierta de cal. Mientras


cierro la puerta grita una cadena de insultos hacia mí. Es tan horrible que es
casi cómico y aunque es increíblemente desagradable, se merece crédito por
haber logrado ser sexista, racista y homofóbico en un espacio de diez
segundos. ¡Voy tan rápido como puedo! Doy vuelta al grifo hasta el tope, lo que
no hace nada para calentar el agua. Me preparo y me meto en el agua fría.
Lavo mi pecho, luego meto mi cabeza en la regadera, mojando mi cabello.

Apago los grifos y me quedo parado, temblando en la ducha. Él sigue


gritando. Agarro mi toalla, seco mi cuerpo tan bien como puedo, luego me
pongo mis viejos boxers. Los cambiare cuando llegue a mi habitación, pero sé
que va hacer una escena y prefiero no lidiar con él estando completamente
desnudo. Me enrollo la toalla alrededor de la cintura. Puedo hacerlo. He
trabajado muy duro para ser el Bueno perfecto, y todo lo que él quiere es
romper mi carácter. Si le demuestro lo enojado que me pone, él gana.

Abro la puerta y salgo.

Su rostro esta rojo como la sangre.

—Eres una pequeña mierda arrogante —dice —¡Yo iba de camino al baño y
tú entraste primero!

—Lo siento, señor, yo no. . .

Sus manos salen disparadas y me empujan en el pecho. Doy un paso hacia


atrás y agarro fuertemente la toalla alrededor de mi cintura.

— ¿Quién crees que tiene el control aquí, huh? — me pregunta —. Actúas


como si fueras grande e importante, pero no eres nada. Nadie espera que
ganes, así que yo soy el que importa, porque yo seré el que todavía estará vivo
en un mes. Créeme, estoy contando los días hasta que manden tu culo
perdedor y extravagante al incinerador.

Él entra en el baño.

Siento como me alejo de las vías del tren. Esto va a ser un desastre. Una
voz me dice que me detenga, que siga siendo bueno, pero es una voz tranquila
y suave. Sabe que ya me he ido.

—Yo.

Él da un paso atrás en el pasillo. Su cuerpo está inclinado hacia adelante y


su aliento huele a cerveza.

— ¿Qué dijiste?

—Me preguntaste quién creo que tiene el control aquí. Yo sé quién es. Soy
yo.

Él gruñe y salta hacia adelante. Sus dos manos golpean mi pecho, la fuerza
hace vibrar mis costillas. Doy dos pasos rápidos hacia atrás antes de que mis
pies no puedan seguir el ritmo y me hagan caer sobre mí. Aterrizo duro en mi
trasero. Su pie baja y presiona mi pecho, dándome una excelente vista de sus
nudosas uñas de los pies. Mechones de cabello negro descuidado sobresalen
desde la base de cada uno de sus dedos de los pies. Él menea su pie,
presionándome contra la alfombra.

— ¡Soy más fuerte que tú! Yo tengo el control ¡Pequeño marica!

— ¡No lo tienes! —escupí —. Yo soy el Interés Amoroso. ¡Yo soy el que


importa! ¡Eres un fracasado que está celoso de mí porque esto es tan bueno
como tu vida va a ser alguna vez! —Aparto su pie de mí. Pequeños residuos
de tierra quedan en mi pecho. —Tócame otra vez y me aseguraré de que te
incineren. ¿Lo entiendes? — Respiro y me siento. —En mi historia mi
verdadero papá está muerto, tú eres mi padrastro y puedes ser reemplazado
¿Lo entiendes, papá?

Él me mira.

—Entendido —murmura, su cara enrojecida. Se da vuelta y entra al baño.


Cierra la puerta suavemente.

Después de vestirme comienzo a calmarme, y la estupidez de lo que hice


empieza a hacer presencia. Me siento en la cama y descanso mi cabeza en las
manos. ¿Que está mal conmigo? Me salí del personaje, algo que jure que
nunca haría. Pero lo hice. Comienzo a temblar y mis ojos se llenan de lágrimas.
¿Qué pasa si sucede algo así cuando estoy con Juliet? Cuán rápido y violento
dejé de ser Bueno me atormenta.

Aun así, tengo que irme, así que me levanto. Cierro los ojos y respiro
profundamente, calmándome, luego bajo las escaleras. M está en la sala,
tumbada en el sillón, su cabeza apoyada sobre almohadas rojas. Los Doctores
está en la televisión. Abro la puerta y veo que el autobús se ha detenido en la
casa a dos puertas de la mía.

¡Mierda! ¡Olvidé mi disfraz!

Le lanzo una última mirada al autobús antes de corres de vuelta a casa a mi


habitación. Supongo que podría conducir si pierdo el autobús, pero realmente
no quiero porque conducir todavía me asusta. Dentro de mi habitación, recojo
la ropa sucia que había pateado anteriormente debajo de mi cama y la tiro.
Luego tomo una caja gris y la rasgo. Dentro esta mi disfraz de Spider-Man.

Lo agarro y lo meto en mi bolsa. Luego corro hacia el autobús. El conductor


del bus, cuyo nombre siempre olvido, me da una sonrisa amistosa, lo que me
tranquiliza un poco. Sin embargo, no es suficiente para calmarme, ya que el
recuerdo de mi maldito desastre épico perdura.

En la escuela, Juliet, Natalie y Trevor están de pie cerca del casillero de


Juliet.
—Oye, Caden —dice Juliet con una pequeña sonrisa — ¿Tienes tu disfraz
para la fiesta?

Abro mi casillero.

—No es una fiesta, es una extravagancia, ¿recuerdas? Y sí, lo tengo.

Se ríe y se aleja del casillero.

—Sí, tienes razón. Esto debería ser muy divertido. Pero oye, ¿puedo hablar
contigo por un segundo?

Uh-oh.

Asiento con la cabeza y caminamos hacia un lugar tranquilo al final de los


casilleros. Ella se apoya contra la pared. Normalmente, la posibilidad de tener
un tiempo individual con ella me haría sonreír. Pero ahora, como un efecto
secundario de mis actividades recientes, que claramente no han sido nada
Buenas, mis manos comienzan a temblar, las meto en mis bolsillos.

—Entonces, Caden —dice ella — ¿Recuerda que cuando recién llegaste


aquí, necesitaba a alguien que me sirviera de modelo?

Asiento lentamente. Kaylee escribió una escena sobre mí modelando para


Juliet, así que sé hacia dónde va esta conversación.

—Sí, ¿Estamos listos para comenzar? He estado haciendo muchos


ejercicios de pecho y he estado evitando las bebidas gratis en el trabajo para
asegurarme de que todo esto —Señalo hacia mi pecho—, esté listo.

—No, es que... No te lo tomes a mal, pero le pedí a Dyl que posara en tu


lugar. Ahora somos buenos amigos, por lo que verte mayormente desnudo
durante horas sería raro para mí, y creo que él me ayudaría a hacer bien la
tarea. De eso se trata, obtener una buena calificación. ¿Está bien?

Frunzo el ceño y mis hombros se desploman. En el guion, ella dijo que sí, y
yo modelo para ella. Kaylee incluso escribió algunas frases ingeniosas para
que yo las dijera mientras posaba. Ahora he perdido todo ese tiempo con ella.
No puedo evitar pensar que besar a Dyl, o mi espectáculo de esta mañana, fue
lo que causó esto.

—Juliet, lo entiendo totalmente. Haré lo que sea que te haga feliz.

La escuela pasa lenta porque todo en lo que puedo pensar es que Juliet
escogió a Dyl sobre mí. Estoy en blanco, ella lo eligió. Pienso en fingir estar
enfermo para poder irme temprano, pero eso es lo que haría el Caden que me
metió en este lío. Para que pueda volver a la competencia, necesito
comprometerme a ser completamente Bueno. Mis verdaderos pensamientos y
sentimientos son el enemigo, así necesito enterrarlos.

Después del almuerzo, me dirijo al pasillo hacia mi clase de inglés. Dyl


camina hacia mí, mirando su estúpido libro de poesía. Lo miro con furia. Él se
desnudará frente a Juliet. Me imagino la forma en que lentamente levantará su
camisa y se la quitará. La forma en que sonreirá mientras la levanta y la arroja.
Cómo se ondularán los músculos a lo largo de sus costillas mientras se
flexiona.

Pienso en agarrarlo por la camisa y empujarlo contra un casillero.


Presionaría mi antebrazo en su cuello, justo arriba de su clavícula. Imagino sus
ojos, abiertos y sorprendidos, y la forma en que su boca se abriría por un
segundo antes de sonreír y llamarme buen chico.

Él nunca se olvidó del concurso. Ni siquiera por un segundo. Todo el día he


estado distraído y él ha estado haciendo movimientos para alejar a Juliet de mí.
Quiero gritarle, preguntarle cómo puede besarme y luego seguir jugando como
si nada hubiera cambiado. En cambio, aprieto los puños y paso frente a él.

Después del último timbre, Juliet me está esperando fuera del salón de
clases. Está apoyada contra la pared, mirando a todos mientras salen corriendo
del salón.

—Hola —le dije mientras me acercaba a ella —. Es bueno verte.

Se muerde el labio y se aparta de la pared. Hacemos nuestro camino en el


pasillo hacia la salida.

—Caden, sabes que puedes decirme cómo te sientes realmente, ¿verdad?

Trago saliva.

— ¿Qué te hace pensar que no lo hago?

—Justamente la manera en la que has estado actuando hoy. Parece que te


molesta que haga la tarea de arte con Dyl, pero no quieres demostrarlo. Está
bien si estás enojado conmigo o lo que sea, pero por favor no pretendas sentir
algo que no sientes. Es lo que hace mi padre y no puedo soportarlo. ¿Prometes
que nunca me harás eso?

—Lo prometo — digo —. Bueno, de ahora en adelante, de todos modos. En


caso de que no sea tan evidente, no estoy hecho para mentir. Puedes ver a
través de mí. Así que sí, estoy un poco molesto de que estás haciendo la tarea
con Dyl porque estaba deseando pasar tiempo contigo. Es todo. Lo superaré.

—Gracias por ser honesto, Caden. Pero quiero que sepas que la razón por
la que estoy haciendo la tarea con Dyl es porque me gustas mucho, no al
revés.
— ¿De verdad?

—Sip, de verdad. Para hacer la tarea tendrías que estar medio desnudo.
Sería raro contigo porque, ya sabes, estarías sin camisa.

—No me importaría.

Demasiado audaz, Caden. ¡Ponte incómodo, rápido!

Mi sonrisa se cae.

—Sobre la cosa de estar sin camisa, quiero decir. Lo siento, estaba tratando
de sonar sexy y lo eché a perder. Finge que no dije nada.

Ella ríe.

—Está bien, Caden. Me gusta la idea de verte sin camisa. Es...es por eso
que pregunté en primer lugar. Pero, bueno, nuestra relación es diferente ahora.
Es más fuerte que solo atracción, o al menos creo que lo es. Así que no quiero
arruinarlo lanzando mucha lujuria, especialmente cuando estás desnudo y yo
no. Así que vamos a dejarlo caer, ¿de acuerdo? Hablando de dejarse caer,
Trevor y Natalie vendrán a mi casa antes de que la fiesta comience a
prepararse. ¿Quieres unirte a nosotros?

¿Dejarse caer? ¿Qué es esto, una canción de Pitbull?

Supéralo, Caden

—Como tú mandes, Juliet. Pero, ¿no me estaría entrometiendo?

Ella niega con la cabeza.

—Hombre, los dos te aman. Y yo... me gustas mucho, así que sería genial si
vienes. Nadie está siendo simpático al invitarte. Nos gusta pasar tiempo contigo
porque eres divertido y genial, por lo que es para nuestro beneficio tanto como
el tuyo. Además, podemos tomar un par de copas antes. Mamá está bien con el
alcohol siempre que no nos emborrachemos, así que nos consiguió una botella
de vino. Va a ser muy divertido, y quiero que vengas. Entonces, ¿estás de
acuerdo?

¿Estoy de acuerdo? Estoy tan seguro como me sea posible. Pensé por un
segundo que lo había arruinado todo, pero tal vez las pocas veces que el yo
real emergió no hizo tanto daño como pensé. Todavía tengo que ser muy
cuidadoso con lo mucho que dejo salir mi personalidad, pero no es tan
desagradable como lo había imaginado. No estoy fuera de la carrera todavía.

—Te sigo —digo.


Capítulo

DIECISIETE
La casa de Juliet está a solo un par de cientos de metros de la escuela, así
que los cuatro estamos caminando allí, siguiendo el camino pavimentado al
lado de la carretera. Cuando pasamos por debajo de las puertas de la escuela,
recuerdo el correo electrónico que Kaylee me envió anoche. Pensó que sería
una buena idea aprovechar mi amistad con Juliet para dañar su relación con
Dyl. Kaylee dijo que Juliet me escucharía siempre y cuando no pareciera un
"imbécil posesivo". Esas fueron sus palabras, obviamente, pero estoy de
acuerdo con el sentimiento.

Me vuelvo hacia Juliet.

—Entonces, ¿desde hace cuánto conoces a Dyl?

—No mucho. ¿Por qué preguntas?

—Parece que le gustas mucho. Es algo espeluznante.

— ¿Gustarle es espeluznante?

Oh chico. Mala jugada.

—No, por supuesto que no, quiero decir, apenas lo conoces y parece un poco
obsesionado. Que le gustes no es espeluznante en absoluto. Es lo más obvio
del mundo.

—JA. Pero entiendo lo que estás diciendo. Él es intenso. Creo que así es
como es él

Podría decirle tantas cosas sobre él. Pero mis sentimientos hacia él son muy
fuertes, y sé que si digo algo más me verá como egoísta y mandón. Bien podría
también empezar a quejarme de que el chico bueno nunca consigue a la chica,
así que cierro la boca.

Caminamos alrededor de un gran lago. En el medio del agua hay una fuente
que parece un pez de colores saltando que vomita agua de su boca. El lago
parece fangoso y ligeramente verde, parcialmente cubierto de hojas podridas.
El camino por el que estamos caminando es de color crema, lleno de grietas.
Los zapatos de Juliet producen un sonido de clic sofocado a cada paso.

— ¿Te gusta alguien, Caden? —pregunta Juliet —. Has estado aquí un


tiempo ¿Has visto a alguien con quien te podrías ver saliendo?
Ella me está dando sus mejores ojos de corderito y sus brazos se balancean,
sus dedos se curvan hacia adentro, haciendo un semi-puño. Esto es una
prueba. Ella está buscando información sobre mis sentimientos. Esta es una
buena señal. Significa que le importa.

Le disparo una sonrisa astuta.

—Tal vez alguien.

—No vas a decirme quién es, ¿verdad?

—Podría — digo —. Solo quiero asegurarme de que ella esté interesada en


mi primero.

Se salta para ponerse al par de Natalie y Trevor. Cuando los alcanza, se


detiene y me mira.

—Caden, ella probablemente esté esperando que hagas lo mismo. — Ella se


encoge de hombros. —Solo digo.

Ella se da vuelta y se pone en sintonía con Natalie y Trevor. Me llevo las


manos a los bolsillos y empiezo a silbar. Juliet me acaba de decir lo que quiere:
está interesada, pero quiere que haga el primer movimiento. Pienso en lo que
el CIA me enseñó sobre eso. Una de las mejores estrategias del Bueno es una
gran primera cita romántica. Está arreglado. Esta noche, en la fiesta, la invitaré
a salir.

En su casa, su madre abre la puerta. Está vestida con un elegante traje con
pantalón negro, pero su cabello rubio está revuelto, como si hubiera pasado los
dedos por él mucho.

—Caden —dice mientras paso por la puerta —. ¿No hay lesiones esta vez?

—Ninguna en absoluto.

—Estupendo. Ahora, te conozco desde hace mucho tiempo, así que no me


siento mal pidiéndote ayuda. Richard está en la cocina preparando algunos
bocadillos para ustedes. ¿Puedes ir y ayudarlo? Juliet, pon la mesa.

Juliet pone sus manos en sus caderas.

—Mamá, te dije que esto es algo simple.

—Disparates. No hacemos las cosas simples. —Señala a Natalie y Trevor. —


Ustedes dos pueden ir a ver la televisión si lo desean. Caden, Juliet, manos a
la obra.

Natalie y Trevor se miran a los ojos.

—Podría acostumbrarme a esto —dice Natalie.


—Yo también podría, nena. ¿Por qué crees que quiero ir a los Juegos
Olímpicos con tantas ganas? ¡Ganas una medalla y recibes el trato de estrella
de rock por el resto de tu vida!

— ¡Bueno, será mejor que ganes! Una chica podría acostumbrarse a este
estilo de vida. —Ella juguetonamente golpea su pecho. —Y te tengo mucho
cariño. No me gustaría dejarte por el hombre del próximo carril. Pero lo haré. Si
él te gana, esto se acaba.

Me dirijo a la cocina. Richard lleva un delantal y corta cuidadosamente un


trozo de salmón ahumado. Pequeños pedazos de gel rosa se adhieren al borde
de la cuchilla.

Él coloca el cuchillo en el mostrador de piedra blanca.

—Es genial verte de nuevo, Caden. ¿Pero no deberías estar fraternizando


con los jóvenes?

—Daphne me dijo que viniera y te ayudara.

Se limpia las manos con una toalla de cocina verde.

—Por supuesto que lo hizo. Eso no es un problema, ¿verdad?

— ¡De ningún modo! ¿Qué necesitas?

Él señala un cuenco blanco vacío. Al lado hay una bolsa de papas con sabor
a sal marina.

— ¿Puedes abrir eso y llevarlo a la mesa? Hay algunas salsas en la nevera,


¿Puedes tomar esos también? —Asiento—. Gracias, Caden, eres un
salvavidas.

Aprieto la bolsa y abro las papas, desatando un olor salado. Mi boca


comienza a babear mientras tiro las papas fritas en un tazón. Luego abro la
nevera y saco dos recipientes de plástico transparentes. Uno está lleno de
pasta marrón y el otro es verde, presumiblemente aguacate. Ambos se ven
delicioso y por supuesto ambos están fuera de mi alcance.

—Son hechos en casa — dice Richard mientras lava una manzana en el


fregadero —. La propia receta de Daphne. Créeme, una vez que los hayas
probado, también harás los tuyos desde el principio. Es mucho mejor que la
basura que venden en la tienda.

— ¡Apuesto a que lo es!

Llevándolos, salgo a la sala de estar.

Es una habitación amplia, con dos sofás de cuero marrón colocados frente a
un enorme televisor de pantalla ancha. En la pared a la izquierda del televisor
hay una enorme estantería de caoba. Uno de los lados está dedicado a libros
de texto legales gruesos, y el otro está lleno de libros de cocina brillantemente
cubiertos. Delante de los libros hay varias chucherías, como un pequeño cañón
dorado y una foto enmarcada de un bebé con un vestido blanco. Es como un
mural dedicado a su familia. Una pieza de arte minimalista está en la otra
pared.

En el sofá, Natalie está sentada encima de Trevor, besándolo. Su pelo ha


caído sobre sus caras. Me sonrojo cuando paso junto a ellos y coloco la comida
sobre la mesa de café. La única otra cosa sobre la mesa es un gran libro de
tapa dura lleno de fotos del océano. Lo abro, tratando de ignorar el besuqueo
que viene del sofá. Suena una risa áspera.

— ¿Supongo que no eres fan de las demostraciones públicas de afecto,


Caden?

— ¿Alguien lo es? —Abro el recipiente de salsa de aguacate. Huele celestial y


hace a mi estómago gruñir. De ninguna manera. Necesito pensar en mis
abdominales.

Trevor inclina la cabeza y me mira.

—Amigo, tengo una pregunta para ti.

—Lánzala.

—¿Alguna vez has besado a alguien?

—Trevor —dice Natalie, en tono severo —. No seas malo.

—No estoy siendo malo. Pero vamos, míralo, se ruborizó al vernos. Él es la


cosa más inocente que he visto en mi vida.

¿Qué debería decir, Kaylee?

No hay respuesta.

Me encojo de hombros.

—Está bien. Um, sí, lo he hecho. Besé a alguien, quiero decir. No soy tan
inocente como lo veo.

¿No es esa la verdad?

—No me lo creo ni por un segundo. ¿A quién has besado?

Dyl. Besé a Dyl, y posiblemente fue el mejor momento de mi vida.

— ¿Acaso importa?
—Lo hace, hombre. Quiero ser tu amigo y no sé nada de tu vida romántica.
¡Así que cuéntame! ¿Quién era ella? ¿Cómo es ella?

Su uso de la palabra "ella" me hace estremecer. Lo dijo con tanta confianza,


como si solo quisiera besar chicas. Sé que ese no es el caso, y que querer
besar a otro chico es perfectamente normal, pero parece que no lo sabe. ¿Qué
se supone que debo hacer, contradecirlo y hacer de esto un escándalo? Nunca
podría hacer eso porque soy un Interés Amoroso, pero el hecho de que ni
siquiera me diera la opción de ser gay me da ganas de lanzarle algo.

—También me gustaría saberlo, Caden — dice Natalie, su tono suave, como


si fuera patético a pesar de que ellos fueron los que iniciaron esta
conversación. Lo mencionaron y ahora me juzgan porque mi respuesta no es
satisfactoria para ellos. ¿Por qué es eso justo? —Si quieres decirnos, es genial.
Es bien si no lo haces. ¿Alguna vez has estado en una relación?

—Prefiero no hablar de eso. — Me aparto de la habitación. —Lo siento.

Regreso a la cocina. Richard está alcanzando el armario encima de la estufa.


Su cuerpo está completamente estirado, pero parece que no puede alcanzar la
olla que intenta agarrar.

—Te ayudo— digo. Me acerco y agarro rápidamente la cacerola. Luego se lo


paso a él.

—Gracias, Caden. Daphne realmente no estaba pensando cuando diseñó


este lugar. Pensó que dado que ella cocina mucho, ¡No importaría que yo no
pudiera alcanzar las cacerolas!

Me río.

— ¿Necesitas más ayuda?

—Si no es demasiado problema, hay una última cosa. ¿Puedes cortar este
apio por mí?

Un trozo de apio gigantesco está acostado en una tabla de cortar de madera.


Camino hacia allí y tomo el cuchillo de plata. Corté la cabeza, luego corté el
cuerpo en finas astillas.

Oye, Caden, es Kaylee. Lo siento, fui lenta, tenía una cita, pero estoy aquí
ahora.

—Tú y Juliet parecen llevarse bien — continúa Richard. El apio cruje bajo el
cuchillo. — ¿Hay algo que quieras preguntarme? Estoy aquí ahora.

—No estamos saliendo, si eso es lo que está preguntando. Solo somos


buenos amigos.
Él parpadea.

—Wow, no esperaba que fueras tan directo.

—Guardar secretos no es lo mío.

—Esa es una cualidad rara. Y si me respetas lo suficiente como para ser


sincero, te devolveré el favor. Creo que eres un buen joven, Caden, realmente
lo creo. Y pienso que serías amable con Juliet. Pero debes entender, es mi
trabajo asegurarme de que ella se convierta en la gran mujer que nació para
ser. Está destinada a la grandeza, debes saberlo, y, bueno, todos los chicos de
tu edad lastiman a las chicas con el tiempo. Simplemente lo hacen. Así que
quiero que pienses mucho sobre cuál es tu relación con Juliet, porque...

— ¿Papá? —Juliet está de pie en la entrada, mirándolo. — ¿Qué estás


haciendo?

—Estaba hablando con Caden acerca de...

—¡No puedo creerlo! ¡Caden y yo ni siquiera estamos saliendo y ya lo estás


asustando!

—Pero lo serán tarde o temprano. Veo la forma en que se miran el uno al


otro. No soy tan inteligente como tú, pero no soy idiota, Juliet.

—Puedes serlo a veces, papá. En serio, no sé lo que quieres de mí. ¡Quieres


que me case, pero no quieres que me acerque a los chicos o, Dios no lo quiera,
¡que tenga sexo! Es como si quisieras que estuviera sola, ¡pero también me
estás juzgando por no tener un novio serio!

Pone la olla que estaba sosteniendo sobre el mostrador.

—Tienes mucho potencial, Juliet. No quiero que tires todo por el primer chico
caliente que veas. — Se vuelve hacia mí. —No es que piense que estás
caliente, Caden. Estoy usando jerga para tratar de relacionarme con ella. Lo leí
en un libro.

—Papá, en serio, por favor deja de hablar.

—Solo estoy tratando de protegerte, Juliet. Eso es todo. Probablemente me lo


agradecerás…

—Caden — interrumpe Juliet —. Ven conmigo. Terminamos. Hecho.

La sigo fuera de la cocina hacia un pequeño pasillo. Las paredes están


forradas con fotos enmarcadas de las vacaciones en las que ella y su familia
estuvieron. En la más cercana a ella, Juliet está parada frente al Coliseo con su
brazo sobre los hombros de su madre.
En este momento, ella está apoyada contra la pared, su cabeza presionada
contra el yeso. Me apoyo en la pared opuesta a ella. Nuestras piernas están a
pulgadas de distancia.

Ella rueda los ojos.

—Me disculpo por él. Es dramático. Los dos lo somos, en cierto modo. Es
vergonzoso, probablemente pienses que soy una mocosa. Una mocosa
mimada y rica.

—Estaba siendo bastante raro. Estoy de tu lado, Juliet. No el de él. No ahora


ni nunca. Y no eres una mocosa.

—A veces eres demasiado amable conmigo —dice, pero su voz es suave.


Ella me mira —. Me hace sentir que puedo salirme con la mía.

—Es porque puedes. Podrías odiar Star Wars y todavía te perdonaría. No


puedo pensar en una situación en la que no esté de tu lado.

—Okay, eso no es verdad. No te gusta que pase tiempo con Dyl. Lo puedo
ver en tus ojos. Es como si estuvieras celoso.

¿Ella se dio cuenta de eso? Mierda, eso significa que necesito ser más
cuidadoso. Tengo suerte porque estar celoso de Dyl se ajusta a la persona que
he creado, por lo que no va a hacer que dude de mi personaje. Pero está
peligrosamente cerca de mis sentimientos reales. Y si he aprendido algo, es
que mis verdaderos sentimientos solo me lastiman.

—No estoy celoso de él. Estoy intimidado, creo. Él es un tipo aterrador.


¿Recuerdas cuando golpeó a esos tipos? No me gusta la idea de que pases
tiempo con alguien tan violento.

—No da miedo, es diferente. Él es diferente a cualquiera que haya conocido.


Por lo general, soy bastante buena para leer gente, pero con él no se me
ocurre nada. Quiero decir, él golpeó esos chicos, claro, pero ¿recuerdas ese
libro de poesía que estaba leyendo? Le pregunté al respecto, y él me dejó
tomar su copia. Está hecho jirones, y algunas de las líneas están resaltadas.
Los matones no leen poesía, Caden. Además, él solo golpeó a esos tipos para
salvarnos, ¿recuerdas? Me dijo que odia lastimar a la gente, pero que está
dispuesto a hacerlo cuando sea necesario.

—Eso es intenso. Te lo perdiste, pero lo vi cuando peleaba. Él estaba


sonriendo como un loco. Él lo estaba disfrutando.

—Oh. Eso es un poco raro.

¡Golpe crítico!
—De todos modos —dice ella —. No estás celoso de él, exactamente. Creo
que estás celoso de que pasemos tiempo junto.

Si voy a invitarla a salir esta noche, necesito comenzar a ser audaz.

—Estoy celoso de eso. Y no estoy avergonzado de sentirme así.

—Oh. —Ella sonríe. —No esperaba que fueras tan directo. Pero esta es una
fiesta, y no quiero hablar sobre Dyl en este momento. ¡Vamos, es hora de
entrar en nuestros trajes!

Me visto en un simple dormitorio de invitados. Es una habitación color crema


con una cama individual y un alto espejo independiente presionado en la
esquina. Con el spandex ceñido puesto, pero sin la máscara, me dirijo al
espejo. Me revuelvo el pelo, lo veo desordenado y practico mi expresión
burlona. Me veo bastante bien. No tan bien como Dyl probablemente lo hará,
pero el disfraz hace que mis músculos se vean más grandes de lo que
realmente son, y el azul del traje hace que mis ojos resalten.

Kaylee, ¿máscara puesta o no?

No la uses por ahora. Póntelo cuando llegues a la fiesta. Pondrá algo de


distancia entre el chico que conoce y el hombre realmente caliente que eres
ahora. Ella revisará tus pectorales y luego estará como, maldición... Espera,
ese es Caden.

Abro la puerta. Fuera, caminando justo al lado, está Juliet. Ella lleva un
vestido azul real con encaje blanco con volantes en el pecho. Hago una doble
toma. ¿Es realmente ella? Ahora que lleva una peluca blanca y lentes de
contacto azules, de alguna manera se ve más grande.

Sus ojos se mueven hacia abajo desde mi cara a mi pecho. Respiro y me


tenso, haciendo que mis pectorales y abdominales se vuelvan rígidos. Su
mirada se detiene en mi ombligo. Ojalá tuviera un vínculo con ella como con
Kaylee. Daría cualquier cosa por escuchar lo que ella piensa cuando me mira.

—Spider-Man — dice ella— ¡Dios mío, me encanta! —Ella se adelanta y


aprieta el material en mi pecho. Ella también pellizca un poco de piel y me
estremezco. Me inclino, colocando mi mano en mi carne punzante. Duele,
claro, pero lo dejo pasar porque los chicos heridos son calientes. —Oh, lo
siento, wow, esto es ceñido, ¿eh? Es tan bueno, tan detallado. ¿Dónde lo
obtuviste?

Me muerdo el labio inferior. Porque no tengo una maldita idea de donde


Kaylee consiguió este disfraz.

—En línea.

—Sí, pero ¿En qué parte?


Kaylee?

Solo di Amazon.

—Amazon, suficiente sobre mí. Eres Alicia, ¿verdad? Del País de las
Maravillas ¿Ella es buena o mala?

Finge que tiene una pestaña en la mejilla.

Pero no la tiene.

Es por eso que dije que finjas.

Me inclino hacia adelante y arranco suavemente un pelo imaginario de su


mejilla.

—Pestaña —le digo, y froto los dedos, liberando la pestaña inexistente.

Ella se sonroja y mira al suelo, así que supongo que el movimiento de Kaylee
fue un éxito.

—Gracias, Caden. ¿De qué estaba hablando? Ah, claro, si Alice es buena o
mala. Creo que es claramente una heroína, pero no es muy buena, ya que es
un poco loca. Aunque estaba esperando evitar una noche de personas
haciéndome esa pregunta.

Llámala bonita.

—No, solo fui yo el tonto. Es obviamente buena. Y te ves genial, Juliet. La


peluca y los ojos de contacto, te hacen ver... diferente.

—Ese es el punto de un disfraz, Caden.

—Sabes a lo que me refiero.

Su sonrisa cae.

—Lo sé. O al menos creo que sí. Eres mucho más fácil de leer que Dyl, pero
sigues siendo un misterio para mí, Caden Walker. Ahora veamos el horrendo
traje de parejas que Nat y Trev han inventado. Es posible que necesitemos un
cubo. Para, ya sabes, cuando vomitemos.

En la sala de estar, Trev y Natalie están tomados de la mano. Él lleva una


camiseta de baloncesto naranja y azul debajo de una chaqueta de cuero
marrón. Natalie lleva un polo de cuello V blanco y jeans azules, un tubo de
plástico está enganchado en sus fosas nasales.

—No —dice Julieta.

—¿Okay? —pregunta Natalie.


—Okay —responde Trevor.

Juliet y yo nos miramos.

—Vomito —decimos al mismo tiempo.

—¿No te gusta? —dice Natalie — ¿En serio?

Juliet la agarra por los antebrazos.

—No seas tonta, me encanta. Es repugnantemente lindo. Pero, ¿cómo


encajan Hazel y Gus en el tema?

—La gente no tiene que salvar el mundo para ser bueno — dice Trevor —.
John Green entiende eso, y yo también. Todo lo que tienes que ser es honesto
y amable, y entonces eres bueno.

Sus palabras resuenan en mi mente. Porque, según su criterio, soy una mala
persona.
Capítulo

DIECIOCHO
La fiesta es en el gimnasio de la escuela, pero la han tratado de cubrir con
serpentinas, carteles y luces de neón. Pero la realidad de la ubicación es obvia
por el sonido chirriante que hace el piso cada vez que alguien da un paso y en
el olor, como el sudor rancio, que cuelga sobre todo. ¿Por qué no solo
divertirse? Me pregunto. Una noche. Es la oportunidad perfecta para ignorar
todo y simplemente enloquecer.

Desearía poder ser ese chico. Realmente lo hago. Pero esta fiesta es un
gran evento, y necesito estar en mi juego siendo lo más Bueno posible. Un
error podría ser mi fin, así que necesito ser perfecto.

Juliet está a mi lado, balanceándose junto a la música. Sus labios rosados y


brillantes están presionados juntos. Podría besarla esta noche. Sería bueno si
lo hiciera, porque si Kaylee tiene razón, y ella usualmente la tiene, uno de los
dos la besara esta noche. Y debo ser yo. No es que yo la quiera besar, porque
no quiero, es solo estrategia. Pero la idea de Dyl besándola me hace apretar
mis manos en puños. La besaré para evitar que eso suceda.

Una canción pop comienza a tocar y Natalie agarra a Trevor por los brazos y
lo arrastra hacia la multitud. Los ojos de Juliet se centran en alguien. Sigo la
dirección de su mirada y veo una figura en la parte posterior del gimnasio
apoyada contra la pared, su figura proyectada en la oscuridad por la sombra de
las gradas.

Dyl.

Que empiece el juego, chico malo.

Se despega de la pared y se abre camino a través de la multitud hacia


nosotros. Se vistió exactamente como dijo que lo haría, solo que estaba
equivocado cuando dijo que se vería tonto. Muy equivocado. Está sin camisa, y
sus abdominales obviamente están trabajados, ya que su estómago está tenso
y definido, y cada pequeño bulto de músculo es claramente pronunciado. Sobre
sus hombros hay dos correas de cuero marrón, y unidas a ellas están un par de
alas de murciélago carmesí. Cuernos del mismo color sobresalen de la parte
superior de su cabeza.

Él sonríe.

Junto a él, me siento como un niño. Soy un niño disfrazado de superhéroe. Y


él es un hombre. Se irradia de él, en la inclinación de su barbilla, la forma
desigual en que camina, en su desigual sonrisa de yo-jodo-a-las-personas-y-te-
voy-a-joder.

—Hola —dice.

—Se te ha perdido parte de tu disfraz — dice Juliet. Pero su pecho sigue


subiendo y bajando. A ella le gusta él.

—Nadie parece quejarse —dice con un gesto de su mano. Él asiente con la


cabeza a un grupo de chicas al frente de la multitud. Se rompen en un ataque
de risitas y se agrupan, sus brazos y sus pechos se tocan mientras se
susurran. Sus ojos siguen revoloteando en dirección a Dyl. Quiero decirles que
retrocedan, porque no son parte de esta historia y nunca lo serán.

—Es mi deber —continúa —. Las personas que se parecen a mí deben


mostrar sus cuerpos. —Flexiona los bíceps. Las chicas chillan. ¿Quiénes son?
¿Fueron contratados por el CIA?

Vuelvo en mí. Él todavía está flexionándose. Maldita sea, sus bíceps son
enormes. Mi boca se seca.

—Bueno, no estoy impresionada— dice Juliet.

—No mientas, Juliet. No es atractivo. —Se acerca a ella. — Quieres


tocarme, ¿no? Pasar los dedos por mi cuerpo, sentir mis labios en los tuyos.
Está bien, Juliet. Quiero que me sientas también. Quiero que hagas lo que
quieras conmigo. —Él se aleja. —Solo pregunta, Juliet, y lo haré, sin
excepciones. Todo lo que tienes que hacer es preguntar, y yo soy tuyo.

Parpadeo mis ojos llorosos y trago saliva. Dyl guiña un ojo a Juliet, luego se
dirige hacia el grupo de chicas. Juliet lo mira mientras pasa. Sus ojos recorren
su espina dorsal, luego ella golpea sus labios.

— ¿Quieres un trago? —pregunto.

Levanta la vista del suelo y aparta un mechón de cabello de su cara.

—Umm, sí. Eso sería encantador, Caden. Gracias.

Me alejo de ella y me dirijo hacia la mesa principal. Está cubierto con una
lámina de plástico rojo y está lleno de bocadillos. Estúpido Dyl. Su oferta era
ardiente, seguro, y se necesitaría una persona fuerte para rechazar esa oferta
de alguien tan atractivo como él, pero Juliet es una persona fuerte. Ella dirá que
no. Al menos, espero que lo haga.

Un chico delgado con gafas cuadradas y cabello rubio me ve cuando me


acerco y me sonríe. Viste un chaleco morado y corbata sobre una camisa de
vestir blanca, y sostiene un micrófono en sus manos. Las mangas de su camisa
se han enrollado, revelando una manga de tatuajes en sus antebrazos.
—Hola —dice mientras tomo dos vasos de plástico.

Agarro las copas, haciendo que el plástico delgado se arrugue.

—Hey... Perdón, ¿te conozco?

Recojo el cucharón en el tazón de ponche, llenando la cuchara de metal con


líquido púrpura y un par de arándanos flotantes. Huele a azúcar derretido.

—Todavía no — dice —. Pero ese es el objetivo de todo esto, ¿no? ¿Para


conocer gente?

—Supongo.

—Y te he visto por la escuela y parece que eres...

Miro más cerca. Espera, ¿se está sonrojando? Lo está: sus mejillas están
rojas incluso en la oscuridad. Se muerde el labio inferior agrietado y me mira a
los ojos.

—Alguien con quien me gustaría pasar algún rato, si tú, hum, entiendes mi
deriva.

—Me tengo que ir —le digo, mirando mis dos tazas, que ahora están llenas.
—. Nos vemos, ¿tal vez?

Él sonríe.

— ¡Si... totalmente!

Me giro y camino hacia Juliet. ¿Qué fue eso?

Ella balancea su cabeza con el ritmo, y la luz rosada se refleja en sus ojos
vidriosos. Le doy una taza. Ella lo agarra y toma un sorbo.

— ¿Quién era ese?

— ¿Huh?

—Ese tipo que estaba hablando contigo. Parecía que él te estaba pidiendo
que salieran.

Mis cejas surcadas.

— ¿Él lo hizo?

—Bueno, ¿qué te dijo?


—Pensó que yo le parecía genial y que quería pasar algún tiempo conmigo...
si lo entendía. Huh, me estaba preguntando, ¿no? Wow, ni siquiera me di
cuenta.

Ella se burla.

—Los chicos pueden ser tan pesados a veces. Sí, Caden, él te estaba
pidiendo que salieras. ¿Vas a decir que sí?

Me congelo.

—No.

—¿Por qué no? —pregunta ella —. Caden, no es gran cosa si eres gay. ¿Lo
sabes verdad?

—Esto no es Tumblr, Juliet, los hombres heterosexuales existen aquí. Me


gustan las chicas.

Ella ríe, y el momento tenso pasa. Ufff.

—Lo siento — dice ella—. Sé que es un cliché horrendo, pero estás tan bien
arreglado, y tan guapo, y no es como si me importara si lo fueras, pero admito
que tenía curiosidad sobre tu sexualidad. Porque a veces no puedo decir si
estás coqueteando conmigo o si solo somos muy buenos amigos.

Invítala a salir ahora.

¿Qué?

Ahora mismo. Dile que te importaría porque entonces significa que no te


gustaría. Y te gusta.

—Somos buenos amigos —digo—. Pero eso no quiere decir que no estaba
coqueteando contigo.

No creo que mi corazón haya latido tan rápido alguna vez. Si me equivoco,
soy un hombre muerto. Además, Kaylee estaba escuchando. Ahora sabe lo
que honestamente pienso, y eso es absolutamente aterrador. Podría ser un
problema para mí en el futuro, pero no puedo enfatizarlo ahora. Necesito
concentrarme en Juliet.

—Oh— dice ella.

—Me gustas, Juliet. Siempre lo has hecho. Pero ya no soy un niño, soy un
hombre, y me gustas de una manera que nunca me había gustado alguien. Y
me encantaría salir contigo alguna vez.
Todo se ralentiza y todo lo que puedo pensar es en el CIA, con sus espejos
brillantes, luces de neón blanco y ropa ceñida. Fallé. Fallé, así que regresaré.
Estaba demasiado adelantado demasiado pronto y lo arruiné todo. Yo…

—Sí —continúa ella. Finalmente la miro, justo a tiempo para verla sonreír. —
¡Me encantaría salir contigo! Entonces no hay necesidad de estresarse. Escoge
algo para que hagamos y pregúntame correctamente, porque supongo que
esto fue un impulso y debe haber un plan. Además, no quiero pensar que me
invitaste para probar que no eres gay. Somos demasiado especiales para eso y
si terminamos juntos por un largo tiempo no quiero que esta sea la historia de
cómo me invitaste a salir por primera vez. Ay dios, es mejor que me vaya ahora
antes de que tenga un gran plan para nuestro futuro, como un cuaderno lleno
de doodles de la Sra. Walker o algo así. ¡Lo cual no! De verdad. Uf, mejor me
callo ahora. Voy a buscar a Nat y Trev. Entonces, adiós.

Ella se aleja corriendo.

¿Lo hice bien, Kaylee? Ella dijo que sí. Eso está bien, ¿verdad?

No lo sé. Es muy temprano para decirlo, pero parecía un poco insegura. La


cita a la que la lleves deberá ser un tremendo éxito.

Camino hacia la multitud. El ritmo que proviene de los altavoces masivos


hace que todo mi cuerpo vibre. Me deslizo entre dos chicas y de repente estoy
rodeado de cuerpos. Las características faciales solo son detectables cuando
las luces de neón parpadean. Rodé los hombros y me troné el cuello, luego
comencé a bailar. La música es buena y, finalmente, comienzo a alejarme,
centrándome solo en mis movimientos y el ritmo. Me paso los dedos por el
pelo, lo estropeo y me pierdo con la música.

¡CADEN!

¿Qué?

¡Juliet! ¡Ve por ella ahora!

Me abro paso entre la multitud. La gente me frunce el ceño cuando paso.

Ella está en la parte de atrás del gimnasio. Con Dyl. Solos. ¡Corre!

Finalmente salgo del mosh y me detengo al lado de la mesa de comida.


Puedo verla. No, puedo verlos. En la parte posterior del gimnasio, una espalda
musculosa y desnuda se retuerce contra ella. Las alas se balancean arriba y
abajo mientras chupa como un vampiro en la mancha de piel debajo de su
oreja. Ella está presionada contra la pared. Él aparta su boca de su brillante piel
blanca y pasa su mano por su cabello. Y luego se inclina hacia adelante y
susurra algo.

¡DETENLOS, CADEN!
Sus labios se tocan. Ella cierra los ojos y desliza su lengua en su boca. Mi
sangre se convierte en agua helada. A mí alrededor el sonido y el movimiento
de la fiesta continúan en cámara lenta, pero todo lo que puedo ver es a las dos
personas a la sombra de las gradas.

Besándose.

Lagrimas llenan mis ojos.

—¿Caden?

Parpadeo rápidamente y giro. Natalie y Trevor están caminando hacia mí.

—Oh hombre —dice Trev —. Eso es una mierda. Lo siento mucho, amigo.

Natalie alcanza a agarrar mi mano. Me alejo.

—¿Estás bien, Caden?

—Duraznito, Natalie. Yo solo... me voy a ir.

Para llegar a la salida, tengo que pasar a Dyl y Juliet. Pero todo lo que
puedo pensar es en la puerta, entonces me aparto de Natalie y Trevor y me
dirijo hacia las puertas dobles cerradas. Hay un tramo largo y vacío entre yo y
la salida. Cada paso parece que lleva una eternidad.

Me limpio los ojos cuando llego a la puerta.

—¿Caden?

Es Juliet.

La miro. Ella me está mirando por encima de su hombro desnudo. Ni


siquiera me está mirando, él todavía está besando su cuello. ¿Por qué no me
está mirando? Seguramente él está pensando en cómo me haría sentir esto.
Todo lo que puedo ver es el movimiento ondulante de los músculos de su
espalda mientras mueve sus manos hacia su rostro y los oscuros mechones de
su cabello. Él se aparta de su cuello, dándome un vistazo de su cara. Su boca
está abierta y sus párpados están ligeramente caídos.

Me limpio los ojos con el dorso de la mano y abro la puerta. Afuera hay un
largo pasillo. Está vacío, y la mayoría de las serpentinas que solían colgar del
techo se han caído y ahora yacen en el suelo. Todo está quieto.

¡Y el Premio de la Academia es para Caden Walker! ¡Hombre, luces tan


herido!

Lloro mientras las lágrimas se convierten en un sollozo completo.

¡Estoy lastimado! ¡La estaba besando! Estoy muerto, Kaylee.


Oh.

Irrumpí a través de las puertas en el aire fresco de la noche. A través de los


ojos llorosos miro hacia arriba y noto que la luna está casi llena, arrojando un
brillo plateado sobre el estacionamiento. De repente aturdido, regreso al
edificio. Allí, presiono mi espalda contra la pared de ladrillo y trato de tomar una
respiración profunda, pero todo lo que obtengo es un jadeo estremecedor.

Se tomaron el uno al otro por encima de mí.

Así que voy a morir.


Capítulo

DIECINUEVE
Estoy recostado en mi cama sobre mis cobijas, con mis manos descansando
en mi estómago, pensando en los dos besos más importantes de mi vida. El
primero, la noche que bese a Dyl. Segundo, Dyl besando a Juliet. No importa lo
que haga no puedo sacarme las imágenes de la cabeza. Mis piernas están
cruzadas, así que mi tobillo izquierdo está sobre el derecho. El frío aire de
otoño entra por mi ventana abierta.

Mi iPod descansa sobre mi pecho. Estoy escuchando a "hot fuss", el álbum


que Dyl y yo escuchamos en el carro. Todas las canciones son algo
románticas, pero no son canciones de amor, son demasiado violentas y teñidas
de tristeza para serlo. Aun así, no puedo evitar pensar que Dyl escogió
específicamente este álbum para que lo escucháramos. ¿Acaso escuchó estas
canciones y pensó en mí? ¿O solo le gustaron?

Una de las canciones se llama "Andy, eres una estrella" y es claramente


acerca de un amor platónico del cantante principal hacia un chico. Esa canción,
esa inclusión, es lo que no me puedo sacar de la cabeza y es la canción que he
escuchado más que ninguna otra. Seguramente Dyl conoce el significado de
eso. Quiero decir, nos besamos, y pareció que le gustó mucho así qué hay una
gran oportunidad de que sea un poco gay o bisexual. Un chico heterosexual no
podría besarme de la forma en que él lo hizo.

Caden, ¿estás despierto?

Me siento y retiro mis auriculares de mis oídos. ¿Cuánto tiempo estuvo


Kaylee escuchando? O, más importante ¿qué sabe ella ahora de mí? Debería
dejar de pensar todo el tiempo en Dyl, pero no es como si pudiera controlarlo.
Si pudiera deshacerme de los pensamientos, lo haría. Entonces probablemente
ahora ella sabe lo que pienso de él, pero no seré yo quien comience esa
conversación. Si quiere hablar sobre eso, entonces tendría que hacerlo, pero
por ahora parece estar satisfecha de que mis sentimientos no existen, y eso
está bien conmigo.

Si, lo estoy.

Genial. Aún no se termina, vístete.

¿Por qué? Se acabó. Ella lo besó. Estoy muerto.

Deja de ser melodramático, ya ni siquiera está con él. Puedes ir y hablar con
ella. Ah, y no uses una chaqueta. Te he hecho una pieza fija. Arreglé la parte
superior del mirador, así que espera mis instrucciones y luego haz todo lo que
digo. Si haces eso, ella se olvidará de Dyl. Créeme.
Casi me río ¿desde cuándo confiar en alguien es tan fácil? Me giro y miro
por mi ventana. El fuerte viento golpea los árboles y el aire huele a lluvia.

Me pongo de pie. Dyl no se da por vencido. Él todavía está jugando este


horrible juego. Incluso después de que nos besamos, todavía quiere que
muera. Después de todo lo que me dijo, cada momento que hemos compartido,
él no ha cambiado de opinión. ¿Voy a dejar que me mate? De ninguna jodida
manera. Si pierdo, será por culpa de Juliet. Dyl nunca me sacara del juego.

Me pongo una camisa gris y un par de pantalones de denim ajustados.


Luego calcetines y mis Chucks negros. El barro del camino al cobertizo todavía
está seco en las plantas. Lo golpeo para desalojar la mayor cantidad de lodo
posible, luego me arrastro por la casa y salgo a caminar. Me detengo en la
acera que da al prado. Las vacas están en el suelo, sus cabezas curvadas
hacia adentro. Solo una sigue en pie.

¿Y ahora, Kaylee? Haré lo que necesites.

Camina todo el camino hacia abajo por la calle. Luego, sube la colina, al
mirador.

Camino por la acera, más allá del lugar donde fuimos asaltados, hasta llegar
a la colina. Trepo por la reja cerrada, ignorando el letrero de CERRADO
DESPUÉS DE LAS 6 P.M. Un sendero pavimentado atraviesa el bosque,
subiendo por la colina. El bosque en sí está quieto, solo un montón de árboles
sin hojas, troncos caídos cubiertos de musgo verde borroso y montañas de
mantillo marrón y amarillo. El camino es empinado y mis piernas comienzan a
arder.

Cuando llego a la cima, estoy por encima de la ciudad. Se extiende frente a


mí, brillando dorado contra el cielo azul marino. Una pequeña caja elevada está
incrustada en la parte superior de la pared del acantilado: un mirador.

Juliet está apoyada contra la barandilla, mirando hacia la ciudad. Ella se


inclina hacia adelante, con los brazos doblados y la cabeza entre las manos.

Dile que estás aquí. No la asustes.

—¿Juliet?

Ella gira y me mira. Sus mejillas brillan y la punta de su nariz está roja. Ella
todavía está usando su vestido de Alice, pero sus pies están desnudos. Me
alejo de ella y me doy cuenta de que sus tacones altos están en el banco. Uno
está en posición vertical, el otro ha caído de lado.

—¿Caden?

Asiento y me subo a la plataforma de metal. La malla metálica se hunde un


poco por debajo de mi peso.

Ella se vuelve hacia mí, pero su mano permanece en la barandilla.


—¿Qué estás haciendo aquí?

—Vengo aquí cuando necesito pensar —digo—. ¿Y tú? ¿Qué estás


haciendo?

Ella mira hacia atrás sobre la ciudad. Me acerco a ella y sigo su mirada. La
ciudad parece mucho más grande de lo que pensé que era, lleno de tantas
casas. Veo la escuela, muchas cosas suceden allí, pero desde aquí, parece
nada, solo una pequeña mancha de luz. Me vuelvo para mirar a Juliet. Ella está
sosteniendo su cabeza en alto, y el viento está haciendo que su cabello
revolotee.

—Soy un desastre —dice ella. Su voz es una octava más baja de lo normal.
La chispa ligeramente estrafalaria que generalmente ilumina su tono falta—. Te
dije que saldría contigo y luego besé a Dyl. ¿Quién hace eso? Creo que solo
me sorprendió. Quiero decir, él siempre es coqueto cuando modela para mí,
pero no pensé que iba a salir nada de eso. Pero esta noche fue extra coqueto,
luego me llevó al lugar junto a las gradas y me besó y yo le devolví el beso. En
serio, ¿qué pasa conmigo? Debería haber dicho que no.

—No hay nada malo contigo, Juliet.

—¡Pero te veías tan lastimado! No quiero que nadie se sienta así.


Especialmente tú.

Miro hacia abajo, sacudiendo la cabeza.

—No te lamentes por hacerme sentir lo que siento. Ese fue un momento
triste, claro, pero me has hecho sentir muy feliz innumerables veces. Incluso si
rompes mi corazón, valdrá la pena. Eres especial, Juliet, y sé que vas a tener
chicos enamorados de ti toda tu vida. Nunca dejes que jueguen con tu mente.

—Eres muy amable conmigo —dice ella—. Sabes, estaba bien hasta que
apareciste. Y luego llegó Dyl y todo se volvió tan complicado.

No tienes ni idea.

—¿Te gusta? —pregunto—. Dyl, quiero decir.

—No estoy segura.

—¿Y yo te gusto?

—Te quiero, Caden. No estoy segura de sí en la forma en la que quieres que


lo haga.

Agarro fuertemente la barandilla.

—Quiero que te sientas cómo quieras sentirte, Juliet —Tamborileo mis


dedos contra el metal—. Entonces, ¿fue un buen beso? Somos amigos,
¡recuerda! Quiero que hablemos sobre esto.
—En realidad fue mi primer beso, así que no tengo nada para comparar.
Pero sí, fue muy agradable. Incluso sabía bien, Caden.

Yo resoplo.

—¿A qué (ruego que me cuentes) sabía?

—Ni siquiera sé, como chico, ¿supongo?

Caden, te hice una reserva para cenar en un elegante restaurante. Invítala a


salir.

—Oh, Juliet, decidí a dónde ir en nuestra cita. Reservé una mesa en...

Mario’s frente al agua. Siete y media, mañana.

Repito lo que Kaylee me dijo.

Julieta sonríe de oreja a oreja.

—¿Aún quieres salir conmigo?

—Por supuesto.

—¡Oh Dios mío! Pensé que había arruinado todo. ¡Me encanta ese lugar! En
serio, tienen esta pasta de pollo al pesto que es casi mi comida favorita —Sus
ojos se entrecierran—. ¿Cómo supiste?

—No lo sabía, supongo que tuve suerte. ¿Entonces ese es un sí? ¿Saldrás
conmigo?

—Sí, es un sí. Y Caden, siento besar a Dyl. No sé lo que estaba pensando.


Me enredo tanto en él que no me siento como yo cuando estoy cerca suyo,
¿sabes?

Lo sé, Juliet. Oh chica, lo sé.

—Vamos —dice ella—. Hace mucho frío aquí.

Salto de la barandilla. Ella viene detrás de mí.

Ella grita. Doy vuelta a tiempo para verla estrellarse contra el suelo. Está de
espaldas, sosteniendo su muslo. Su rodilla está roja y ensangrentada.

Quítate la camisa y dásela.

En el suelo, Juliet está gimiendo.

Tú le hiciste esto, Kaylee. Mi voz suena enojada.

Si. Muéstrale que la harás sentir mejor cuando se lastime a sí misma. Me lo


agradecerás más tarde, Caden.
Me saco la camisa y me agacho frente a ella.

—Caden, ¿qué estás haciendo? Está helado.

La miro a los ojos, y arrugó mi camisa para que parezca un trapo.

—Necesito detener el sangrado.

Ella asiente, dándome permiso, y le aprieto la camisa contra su rodilla


ensangrentada. Ella hace una mueca y suelta un siseo. Ato la camisa alrededor
de su herida, y luego coloco mi brazo debajo de sus rodillas.

—Agarra mi cuello —le digo—. Necesito sacarte de aquí.

Ella rodea sus brazos alrededor de mi cuello. Doblo mis rodillas y me


levanto. Ella es bastante liviana.

—No sé lo que pasó —dice en voz baja mientras comienzo nuestro


descenso—. Estaba bien y luego fue como si el suelo cambiara. Fue extraño,
Caden —Ella apoya su cabeza contra mi hombro desnudo—. Tengo tanta
suerte de que estuvieras aquí.

Ellos hicieron esto. Ellos la lastimaron.

Besa la parte superior de su cabeza y dile que todo estará bien.

Ignoro la voz en mi cabeza.

* * *
Suena un golpe fuerte en mi ventana. Me levanto de la cama y la abro. Dyl
se queda allí, mirándome. Han pasado unas pocas horas desde la última vez
que pensé en él, ya que mi ira contra Kaylee se ha estado gestando dentro de
mí, consumiendo todos los demás pensamientos. He golpeado mi almohada
tantas veces que ahora está flácida y llena de bultos.

—Tenemos que hablar —le digo mientras abro la ventana—. Fueron


demasiado lejos hoy. Ellos…

Miro su cara.

Sus ojos están hinchados y rojos. Su labio inferior se tambalea.

—Caden.

Mi enojo se derrite.

—Dyl, ¿qué pasa?

Sorbe por la nariz y se la limpia con la manga de la chaqueta.

—¿Puedo entrar?
Miro alrededor de mi habitación y me doy cuenta de que nunca ha entrado
alguien que me importe. De repente me doy cuenta del olor, que es como el
mío antes de ir a la cama: el sudor mezclado con mi desodorante, y está teñido
con el aroma ligeramente agrio de la ropa sin lavar. ¿Qué pensará sobre eso?
¿Creerá que soy sucio?

—Sí, hombre —le digo—. Por supuesto.

Él escala hacia el interior. Tan pronto como está dentro, cierro la ventana.
Eso hace que la habitación parezca aún más pequeña, y el aire se siente cálido
y apretado, recordándome la cabaña donde nos besamos. Aparto ese recuerdo
y vuelvo a abrir la ventana.

Él mira alrededor.

—Así que esta es tu habitación.

—Seguro que lo es.

Se limpia los ojos con la manga.

—Judy pasó la última hora gritándome. Aparentemente mi beso no fue lo


suficientemente bueno, y Juliet accedió a salir contigo. Ella piensa que se
acabó. —Se sienta en mi cama, lo que hace que el colchón chirree—. Así que
estoy oficialmente muerto.

Recuerdo cómo me sentí después de verlos besarse, y me doy cuenta de


que probablemente esté sintiendo la misma mezcla de ira, tristeza y odio a sí
mismo.

—No ha terminado todavía —le digo—. No estoy ganando, todavía tienes


una buena oportunidad como yo. —No estoy seguro si esa es la verdad, pero
es lo que él querría escuchar, y estoy dispuesto a mentirle, a hacerlo sentir
mejor.

—No lo hagas, Caden. Por favor, no quiero que me mientas esta noche.

—No estoy mintiendo. Es solo una cita, Dyl. Y ella dijo que disfrutaba
besarte. Además, sé lo que es besarte. Confía en mí, ella no lo olvidará tan
pronto. Entonces no ha terminado. Tienes que seguir luchando.

—¿Por qué debería? No podré vivir conmigo mismo si dejo que mi único
amigo muera, y la única otra opción es que ella te elija y luego estoy muerto de
todos modos. No puedo ganar y...

—Tenemos tiempo, Dyl. Este mundo es nuestro patio de juegos hasta que
ella haga su elección. Podemos hacer lo que queramos hasta entonces. No
está hecho. No te rindas. Yo... No seré capaz de manejarlo si te rindes. Tienes
que esperar.

Él traga saliva.
—No estoy seguro si puedo, Caden.

El silencio llena la habitación.

Me siento a su lado.

—Si necesitas algo —le digo—, solo pídemelo.

Él cruza sus brazos.

—Bueno, hay algo que quiero. ¿Puedo dormir aquí?

—¿Qué?

—No en tu cama, solo en el piso. No quiero volver a mi casa. Odio ese lugar,
es tan grande y mi tía falsa es terrible. Todo lo que quiero hacer es dormir aquí
esta noche. Por favor, Caden. Te prometo que no te molestaré.

¿Es esto falso? Mi instinto me dice que es real. ¿Qué podría esperar lograr
viniendo aquí así? Ser frágil e indefenso nunca es una buena estrategia. Eso
deja solo una opción, una que deseo desesperadamente sea cierta: quiere
pasar tiempo conmigo. Camino hacia mi armario, lo abro y saco una almohada
y una manta.

—Puedes quedarte —le digo—. Siempre y cuando no intentes nada.

Él abraza la manta y la almohada.

—Gracias —Coloca la almohada en el piso—. Por muchas cosas.

Salto a mi cama y me acurruco.

—De nada, supongo.

Él se acuesta en el piso. Me doy cuenta de que los dos estamos mirando el


mismo techo, el mismo al que he mirado innumerables veces.

—Tengo una pregunta para ti —le digo, girando la cabeza hacia un lado para
mirarlo—. ¿Por qué te gusto?

Él se enfrenta a mí.

—¿Qué?

—Por ejemplo, ¿por qué te gusta pasar tiempo conmigo? Siempre vienes a
mi ventana, pero no entiendo por qué. Yo solo... No soy Bueno, no de verdad,
así que no veo por qué te gusta pasar tiempo conmigo.

Se sienta y cruza las piernas.

—¿Estás hablando en serio?

Muevo mi cabeza hacia arriba y hacia abajo.


—Dios, Caden, eres una de las personas más agradables que he conocido.
Es por eso que me gustas mucho. En serio, eres mi mejor amigo. No es que
eso diga mucho, no tenía amigos de verdad en el CIA, pero creo que eso hace
que lo que tenemos sea aún más importante para mí. Déjame ser claro en esto:
eres mi primer verdadero amigo porque eres más amable conmigo que todos
los demás. Entonces, ¿qué demonios te hace pensar que no eres Bueno?

—Te lo dije antes, quiero ganar este juego, aunque sé lo que te pasará si
gano. No puedo ser bueno si pienso así. Simplemente no puedo serlo.

—Caden, lo que me pase a mí si ganas no es tu culpa. Tampoco es querer


ganar. Esa es la naturaleza humana. Entonces tú, mi buen amigo, eres
oficialmente Bueno. Fin de la historia. ¿Todo bien?

—Supongo.

Él vuelve a acostarse.

—De todos modos, deberíamos irnos a la cama, se está haciendo tarde.


Esto es raro, pero ¿te importa si me quito la camisa? No puedo dormir con eso.

Trago saliva.

—Uh sí, está bien.

—Genial. Descansa, Caden.

—Descansa.

Se quita la camisa, luego se da vuelta y, después de un par de minutos, se


duerme. Miro la pared con mi cuerpo vuelto lejos de él.

¿Caden?

¿Sí?

He visto esto suceder antes. Cree que te alejarás de Juliet por amabilidad
hacia él. Y luego, tan pronto como hagas eso, él se abalanzará. Tienes que
dejarlo ir.

Ojalá pudiera ser ese tipo. Ojalá pudiera ser despiadado y cortar todas las
conexiones con él. Ojalá pudiera dejarlo morir y luego continuar con mi vida
como si nada hubiera cambiado.

Pero eso no es lo que soy.

Capítulo
VEINTE
Estoy de pie frente a mi espejo vestido con una camisa blanca y pantalones
negros. El cinturón que rodea mi cintura está desabrochado, por lo que los
extremos sobresalen por encima de mi entrepierna y los tres botones
superiores de la camisa están abiertos, mostrando mi pecho liso.

Levanto mis manos para abotonar un botón y me doy cuenta que mis manos
están temblando. Busco algunas veces el botón, pero mis dedos se sienten
hinchados e inútiles.

Aww, mírate todo nervioso antes de tu gran cita. Es dulce. A Juliet le


gustará.

Y eso es lo que me pone nervioso.

Caden, no te sientas culpable ahora. Estoy segura que él lo haría si


estuviera en tu lugar. Termina rápidamente y luego déjalo fluir.

Respiro profundamente, lo que disminuye el temblor en mis manos, luego las


levanto y abotono los últimos botones. Me saco el cuello y lo envuelvo con una
corbata negra. Una vez que se hace correctamente, atado en un Windsor
completo perfecto, me miro a mí mismo una última vez. Me veo como un
perfecto chico Bueno, con un cabello rubio impecable, ojos soñadores de color
azul marino y una mandíbula heroica. A pesar de que me he visto así por un
tiempo, no puedo dejar de sorprenderme por lo perfecto que me veo. La
desconexión entre el chico Bueno del libro de texto que me devuelve la mirada
y el chico desordenado que realmente soy es asombroso.

Tomo la chaqueta que descansa al final de la cama y me la pongo. El traje


se adapta perfectamente, haciendo que mis hombros se vean anchos y mi
cintura se vea recortada. Toco el nudo de la corbata, moviéndolo hacia arriba
para que se apoye con mi manzana de Adán. Se siente como si me estuvieran
ahogando.

Un ramo de tulipanes te espera en la cocina. Son sus favoritas. Asegúrate


que no se te olviden. Y Caden, decidí dejarte tomar el control de la cita. Estaré
escuchando, obviamente, y estaré ahí si tienes preguntas, pero has
demostrado que puedes manejarlo por ti mismo. Así que voy a hacer palomitas
y observarte hacer lo que sabes, en realidad lo estoy esperando con ansias.

Gracias, Kaylee.

No te preocupes hombre, ve con todo.

Cepillo unos pocos mechones dorados de cabello hacia arriba y lejos de mi


frente. Así que estoy por mi cuenta para esta cita. Eso significa que, si lo
arruino, será mi culpa. Además, si va bien y Juliet empieza a enamorarse de
mí, yo soy el responsable de lo que suceda después.

¿Puedo hacer algo que podría matar a Dyl? Ya no estoy seguro de poder.
No sin destruir todas las partes de mí que me gustan. Extraño el viejo yo. Él
habría corrido hasta la cita y celebrado mientras Dyl es escoltado por el Stalker.
Estúpidos sentimientos, haciéndome todo suave.

Empujo la corbata más lejos. Iré a la cita. Es lo que haría Dyl si estuviera en
mi situación, así que lo entenderá. Dicho esto, no iré agresivamente por su
corazón, solo actuaré de la misma manera que siempre lo hago a su alrededor.
La cita seguirá siendo una victoria para mí, pero no una victoria tan drástica
que se olvide completamente de Dyl. Eso es lo mejor que puedo hacer por él.

Salgo de la habitación, en la cocina, M está mirando un jarrón lleno de flores


rosadas.

—Son encantadoras —dice ella, mirando las flores, no a mí. Ella pasa sus
dedos por uno de los pétalos, cepillándolo suavemente—. Así que obviamente
no son para mi beneficio.

Me detengo en el umbral de la cocina.

—No, no lo son. Pero probablemente pueda conseguirte algo si quieres.

Ella se ríe con una risa suave, y saca una sola flor del ramo y la presiona
contra su nariz.

—Esa es una muy buena oferta —dice ella mientras regresa su atención a la
televisión—, pero eso no es lo que quiero.

Ella está mirando la televisión ahora, así que sé que no responderá. Recojo
el ramo; un chorro fino de agua cae de los tallos verdes. Una vez que el arroyo
se convierte en un goteo, los saco del jarrón y camino hacia la puerta.

—Buena suerte —dice M—. No termines como yo.

Me detengo en medio de la puerta y la miro. Pero no puedo pensar en nada


que decir a eso, así que me escabullo hacia afuera y camino hacia la
camioneta. Abro la puerta y suavemente coloco las flores en el asiento del
pasajero

* * *
El viaje por la ciudad transcurre sin incidentes. Una vez que llego a la casa
de Juliet, aparco y camino hacia la puerta. Toco una vez. Tiro de mi puño para
golpear de nuevo y la puerta se abre.

Richard está de pie en la puerta, vestido con un traje azul marino sobre una
camisa de botones azul celeste y una delgada corbata negra. Su cabello ha
sido peinado y su postura es más erguida de lo que suele ser, como si usar
ropa elegante aumentara su confianza.

Él sonríe cálidamente. Sus dientes están ligeramente amarillentos como


muchos de los hombres de su edad, probablemente por tomar demasiado café.

—Caden —dice, haciéndose a un lado para dejarme entrar. Cuando lo paso,


me da una palmada en el hombro—. ¿De dónde sacaste ese traje? ¡Es
impresionante!

—Honestamente no recuerdo, ¿va a alguna parte?

Daphne baja por las escaleras. Lleva un vestido dorado y está sosteniendo
un bolso de cuero blanco con un broche dorado. Su maquillaje es impecable y
sus uñas están cubiertas de esmalte de uñas rojo brillante.

—Caden —dice ella, agarrándome por los bíceps y dándome un beso seco
en la mejilla—. Te ves tan apuesto. Lo siento, pero tenemos que correr.
Tenemos nuestras propias reservas en el restaurante George’s. Creo que Juliet
está en el cobertizo.

Ella pasa a mi lado y luego, juntos, se van. Los observo mientras cruzan el
patio hasta su auto, un Mercedes convertible plateado, y Richard le abre la
puerta. Levantando el dobladillo de su vestido, ella entra. La escena me hace
sonreír.

Me doy cuenta de que estoy actuando raro, así que me doy la vuelta y
camino por la casa vacía hacia el cobertizo, frotando mi mejilla con la manga
mientras camino. En el interior, puedo escuchar metal raspando contra metal.
Huele a goma quemada y humo ácido. Golpeo mis nudillos en la puerta de
metal, lo que hace un ruido sordo, pero el sonido de las máquinas continúa.

Abro la puerta.

—¿Hola?

Juliet está detrás de un banco, parcialmente oculta por una variedad de


artilugios científicos que no tengo ninguna esperanza de identificar. Lleva una
camiseta gris lisa y gafas de plástico que hacen que sus ojos se vean
absolutamente enormes. Sus manos están manchadas de grasa. Ella baja el
pequeño taladro que sostenía y los sonidos se detienen, haciendo que todo el
cobertizo sea silenciosamente inquietante.

—Gafas —dice, señalando un dedo. Ella sostiene un montón de cables


negros, mirando atentamente los extremos expuestos. Me giro en la dirección
que ella señaló y encuentro un estante lleno de gafas. Agarro un par, me los
pongo, me acerco a ella y le ofrezco las flores.

—Traje esto para ti —digo—. Parece tonto ahora, debería haberte dado algo
que realmente te gusta, pero…
—Son hermosas, Caden. Pero llegas temprano —dice ella—. Muy ansioso,
¿eh? ¿Muy emocionado por probar el pollo al pesto?

Sacudo la cabeza.

—No, estoy a tiempo. —Le muestro mi teléfono, que muestra la hora. Su


cara cae.

—¿Estás bromeando no? Lo moviste hacia adelante o algo así.

—¿Cuál es ese viejo dicho? ¿Sobre qué el tiempo vuela?

Ella deja caer los cables. Me doy cuenta de que son los Guantes
Relámpago. Solo que ahora son más oscuros, casi negros, y el mecanismo
base es más grande.

Los señalo.

—Guantes Relámpago, ¿verdad?

Ella asiente y se quita las gafas.

—Desde el ataque los he estado perfeccionando. Pero mierda, eso no


importa ahora. Caden, ven conmigo, necesito... —Ella mira sus manos
cubiertas de grasa. —Ducharme y, oh Dios, lo siento mucho, no puedo creer
que haya perdido la noción del tiempo.

Me río.

—Está bien Juliet, tomate tu tiempo.

Quiero preguntarle sobre su pierna, para ver si está bien, pero ella ya estaba
bastante sorprendida por el hecho de que se cayó y no quiero llamar la
atención sobre el conjunto. Es extraño, realmente quiero hacer algo bueno,
pero mis vínculos con el CIA me están impidiendo hacerlo. En su lugar, me
quito las gafas y las pongo de nuevo en el estante. Luego caminamos hacia la
casa.

Al ingresar ella dice: —Supongo que nunca has tenido este problema, ¿no?
Nunca has salido con una chica tan desorganizada como yo.

Lo siento, Caden, sé que dije que te dejaría hacer esto, pero no puedo
evitarlo. Asegúrate de decirle que no has salido con nadie. La hará sentir
especial. Está bien, me estoy callando ahora.

Entramos y nos detenemos junto a la puerta de su dormitorio.

Me rasco la nuca.

—Um, esto es algo raro de admitir, pero esta es mi primera cita. Supongo
que nunca conocí a nadie que me gustara lo suficiente. Hasta ahora.
—Huh —dice ella mientras entra en su dormitorio. Agarra un sujetador
blanco y un par de ropa interior de su cómoda. Me sonrojo y miro al suelo. Ella
me pasa y huele como a cabello quemado—. Estaré lista, como en, cinco
minutos. Puedes esperar en la sala si quieres. Bien, voy a dejar de hablar
ahora porque ya nos hemos retrasado lo suficiente.

Ella entra en el baño. Me apoyo contra la pared, la parte posterior de mi


cabeza descansa contra el frío yeso, mis zapatos se hunden en la alfombra.
Estoy a punto de ir a una cita con mi Elegida. Es extraño, porque debo haber
pensado en este momento casi todas las noches antes de quedarme dormido
mientras estaba en el CIA. En ese entonces, imaginé que sería sencillo: jugaría
mi papel, ella se enamoraría de mí y eso sería todo, nunca imaginé que me
sentiría mal por mí Elegida, o que estaría tan preocupado por lo que le pasará
a mi rival si gano.

Es mi primera cita, así que debería sentirme más emocionado y nervioso,


pero todo lo que siento es pena por ella. Ella está allí dentro, preparándose
para una cita con un chico que cree gusta de ella. En cambio, estoy yo, un
mentiroso extraordinario. Y, si las cosas siguen mi camino, ella pasará el resto
de su vida conmigo. Nunca tendrá una cita real o una pareja real. Se merece
una, pero tengo que quitarle eso sí quiero vivir.

Cuando sale, esta maquillada, y su piel brilla. Sus pestañas se han


extendido utilizando algún tipo de truco embotellado, y se ve fantástica. Lleva
un vestido azul marino salpicado de motas plateadas y círculos de diferentes
colores. No, no círculos. Planetas. Las motas de plata son estrellas.

Ella lleva un vestido espacial.

Es la mejor prenda de vestir que he visto en mi vida. Es lindo y divertido, y


hace que me duela más que nunca el futuro que le estoy quitando.

—¿Listo para irnos? —pregunta ella.

Sigo mirándola fijamente.

—Caden, ¿qué está pasando?

Miro hacia sus pies. Lleva tacones negros con correas delgadas que
envuelven sus tobillos. Me encuentro con sus ojos.

—Te ves hermosa, Juliet

Lo digo en serio.

Ella se sonroja.

—Gracias. Y tú también te ves bien, Caden. Muy elegante ¿Deberíamos


irnos?

Asiento con la cabeza, y caminamos por la casa hasta la cochera, donde nos
espera un Mazda dorado. Ella abre la puerta y entramos. El asiento del
pasajero está inclinado hacia la parte delantera del auto, sin dejar espacio para
las piernas. Tiro de una pequeña palanca debajo del asiento y se desliza hacia
atrás.

Ella enciende el motor.

—Papá compró esto para la familia, así aprendería a conducir uno manual
—dice ella—. Solo que no me preguntó si quería aprender manual, lo cual no
quería. Así que lo siento si el viaje es un poco agitado.

Lamento haberte interrumpido de nuevo, Caden, pero definitivamente debes


preguntarle sobre su familia. Es...

Kaylee, ¿en serio crees que no lo sé? Tengo esto bajo control.

Está bien, me detendré.

—¿Cómo te llevas con tu papá?

Ella pone los ojos en blanco cuando salimos de la cochera.

—Siempre hay fricción. Cada vez que uno de nosotros habla, molestamos al
otro. Sé que nos termina superando a ambos, pero no podemos detenerlo.

—Son demasiado similares, supongo

—Ouch. Pero probablemente tengas razón. ¿Qué hay de tus padres? ¿Te
llevas bien con ellos?

Pienso en M y en el gran profundo espacio en blanco que dejó en el sofá. Y


en D, el gran hombre oso que siempre apesta a alcohol. Luego pienso en el
gran espacio en blanco que son mis verdaderos padres.

—No sé. Ellos hacen sus propias cosas. Y yo solo estoy por allí.

—Me resulta difícil de creer: te tienen a ti, el hijo ejemplar de modales y


encanto, ¿y no les importa?

—Realmente no.

—Bueno, eso jode. Y que se jodan. Yo creo que eres genial.

Ella enciende la señal de giro y se detiene en la acera frente a un


restaurante bullicioso. Por el frente hay un pequeño balcón. Las luces se
envuelven alrededor de la barandilla, y brillan a la luz del sol que se desvanece.
En el interior, la gente se sienta en las mesas comiendo grandes platos de
comida italiana. Los camareros se visten de pato negro y se zambullen entre
las mesas, cargando platos de comida o sacando platos sucios. Respiro a
través de mi nariz. Huele a queso parmesano, tomates y ajo.
Salimos del auto y caminamos hacia la parte delantera del restaurante,
donde una chica con el cabello castaño brillante atado en una coleta alta nos
sonríe. Ella viste una camisa negra y una falda suelta.

—Hola —dice ella. Su acento es distinto pero desconocido, claramente de


algún país europeo. ¿Tal vez Suecia? Me está mirando expectantemente—.
¿Tiene una reserva?

—Sí, la tenemos. Bajo el nombre de Walker.

Ella revisa una carpeta negra. Sus ojos escanean la página por un segundo,
luego se iluminan.

—Ah, sí, señor y señora Walker, qué placer, ¿puedo llevarlos a su mesa?

—No estamos casados —dice Juliet—. Solo tenemos diecisiete años.

—Oh. Mis disculpas. Parece que se quieren mucho el uno al otro, irradia de
ti. Es algo bonito. Déjame llevarlos a su mesa.

Pasamos por el restaurante hacia un balcón de madera. Atravesamos filas


de mesas ocupadas hasta llegar a una que está posicionada en la esquina.

La camarera coloca dos portapapeles delante de nosotros.

—Tienen suerte —dice mientras saca un encendedor del bolsillo y enciende


una vela circular en el centro de la mesa—. Esta es la mejor mesa del
restaurante. Por lo general, se reserva por meses, pero hubo una cancelación
esta tarde. Me dijeron que se lo diera a la pareja más linda que vi. Los elegí a
los dos. —Ella sonríe, luego se va.

Nos sentamos. Me doy cuenta de que estamos bastante altos, con vista al
río. Las luces del restaurante se reflejan como esferas doradas en el agua
negra. La mesa más cercana a nosotros está ocupada por una familia de
cuatro. La más joven, una chica de pelo amarillo rizado, usa sus manos para
reorganizar los espaguetis de su plato en una especie de arte. Su pequeña
cara está manchada de tomate y sonríe, lo que me hace sonreír.

Recojo el portapapeles. Adjunto a la parte frontal de la misma en un elegante


papel dorado está el menú.

—Pide el pollo —dice Juliet. Ella está mirando fijamente el menú, y su


cabello se ha caído sobre su cara de la manera que siempre hace cuando mira
hacia abajo—. Confía en mí, no te arrepentirás. —Ella se ríe lentamente—.
Dios, mírame guiándote, Caden. Elige lo que quieras, ignórame. Obviamente
soy una fanática del control.

Coloco el menú frente a mí y apoyo mis manos sobre él. La llama de la vela
entre nosotros parpadea. Huele a vainilla.
—El pollo suena maravilloso.

Ella imita mi movimiento y encuentra mis ojos. Sus largas y delgadas manos
descansan sobre el papel. Es obvio que se ha lavado las manos, pero aun así,
un leve rastro de mugre negra es evidente en la parte superior de ellas. Sus
uñas están astilladas y dentadas.

Ella voltea el menú y mira hacia atrás.

—¿Así que hemos decidido? Ugh, ahora tenemos que esperar diez minutos
hasta que ella regrese para que podamos ordenar.

—Sí, me gustaría que hubiera un botón o algo que pudiera presionar para
decirle que estamos listos. Porque, la mayoría del tiempo no me importa
navegar por el menú, sé lo que quiero.

—¿Verdad que sí? Pero es un poco grosero no mirarlo, así que muchas
veces pretendo leerlo en caso de que estén viendo. Me imagino a un pobre
chef mirando desde la cocina que ha pasado horas diseñando el plato perfecto
solo para que las personas lo ignoren porque saben lo que quieren y nunca
cuestionan eso ni intentan algo nuevo. Debe ser desgarrador.

Miro hacia la cocina. Un hombre grande con el uniforme de un chef está


ladrando órdenes a un chico vestido de negro. Los hombros del chico están
encorvados, y sus ojos están semicerrados, casi como si estuviera haciendo
una mueca. Es como, por-favor-no-me-hables-y-déjame-hacer-mi-trabajo. El
chef ladra una última cosa, y luego el camarero sale corriendo de la cocina con
dos platos de pasta al vapor.

Miro de nuevo hacia el chef. Mi corazón no se rompe por él.

—Entonces, ¿cómo va Starbucks?

—Todo está bien. Es parte de mi rutina ahora, apenas lo noto. Sin embargo,
me siento mal porque Levi es un buen tipo, pero la tienda siempre es bastante
tranquila. Piensa que va a ser despedido. Es el único Starbucks en el planeta
que no siempre está lleno de gente.

—Es una pena. El café es excelente allí, todos lo saben, pero es una ciudad
pequeña y no hay mucha gente aquí que quiera gastar cinco dólares en café,
sin importar lo bueno que sea. Somos tipos de café instantáneo por aquí, por si
no te habías dado cuenta.

—Eso es algo dulce, en realidad.

—¿Dulce de una forma masculina o una forma femenina? ¿Es


impresionante o es lindo?

—Ambos.

Ella se ríe, echando la cabeza hacia atrás. Vuelve la camarera.


—¿Listos para ordenar? —pregunta, colocando una jarra de agua y dos
vasos en la mesa.

—Fettuccini de pollo al pesto—le digo.

—Yo también —dice Juliet—. Pero fue idea mía, no de él. Solo para que
sepas.

La camarera la ignora y agarra rápidamente nuestros menús.

—¡Excelentes opciones! Esto estará en un segundo.

Juliet respira satisfecha, y sus párpados se hunden ligeramente.

—Está bien, pregunta dos. ¿Cuál es tu comida favorita? Sé que parece una
pregunta aleatoria, pero acabamos de ordenar la mía y tengo curiosidad por la
tuya.

Lo pienso, luego decido ser honesto.

—Arándanos —le digo.

Ella se inclina hacia adelante.

—Te refieres a ¿Solo arándanos?

Me sonrojo.

—Sí.

Nunca podré explicarle esto, pero hay una razón por la que los arándanos
son mis favoritos. Son lo más parecido a los dulces que se permitía en el CIA,
por lo que siempre comí tantos como podía cuando estaban disponibles.
Incluso ahora, es con lo que termino cuando me siento con ganas de algo
dulce.

—Creo que son deliciosos —le digo—. Y son buenos para uno, así que no
me siento mal al comerlos. Es un ganar-ganar.

Ella entorna los ojos.

—Huh… Bueno, ahora sé más sobre ti, Caden, así que esta noche ya ha
sido un éxito. Ahora deberíamos hablar sobre el clima o algo así, ¿verdad?
Estoy bastante segura de que eso es lo que hace la gente normal en las citas.

—¿Por qué querría ser normal? Lo normal es aburrido. Quiero saber sobre
tus inventos.

Ella se arrastra hacia delante en su asiento.

—¿De verdad? Los ojos de la mayoría de las personas se vuelven vidriosos


cuando empiezo a hablar de cualquier cosa que se relacione con la ciencia. He
aprendido a evitarlo como tema de conversación.
—Estoy realmente interesado, Juliet.

—Bueno, si quieres saberlo, supongo que quieres escuchar sobre cosas


como los Guantes Relámpago, ¿verdad? Cosas que pueden hacer explotar
cosas o herir a la gente.

—¡Me conoces demasiado bien!

—Eres todo un chico. Bueno, estoy trabajando en un traje inspirado en Viuda


Negra. Ya sabes, ¿de los Vengadores? Ella puede hacer todas estas patadas
giratorias y esas cosas porque tiene un rango de movimiento completo,
¿verdad? Bueno, empecé a pensar en lo maravilloso que sería si fuera real.
Como, tener un traje que le permita a alguien moverse tanto como ella, pero
aun así estando completamente protegidos de las balas. Así que he estado
trabajando mucho en eso, y está casi terminado. Natalie me ha estado
ayudando con eso, en realidad, como modelo corporal. Pero ella todavía no me
deja dispararle cuando lo está usando por alguna razón. Supongo que ella no
confía en mí.

—¡Eso suena tan genial! Pero si vas a hacer un traje basado en uno de los
Vengadores, debería ser el de Iron Man.

Ella se ríe.

—Mi familia está bien, pero no somos multimillonarios. Oh, y hay otra cosa
en la que estoy trabajando que está muy bien. Sé que me vas a juzgar por este
nombre, pero soy una científica, no un anunciante. Como sea, los llamo Bomas
de Agujero Negro. Funciona como una granada, solo que la explosión puede
ser perfectamente cronometrada y contenida. Estoy tratando de hacerlo no
letal, pero en este momento es tan fuerte que puede vaporizar casi cualquier
cosa instantáneamente. La explosión que hacen se parece a un agujero negro,
de ahí el nombre. Tendré que llevarte al prado un día y presumirlo. Es bastante
alucinante.

—Eso suena asombroso.

Charlamos sobre nuestras películas favoritas hasta que la camarera vuelve


con dos platos humeantes. Ella coloca el primero abajo frente a mí. Es una
pechuga de pollo rebanada con una piel dorada y crujiente sobre una pila de
salsa verde y una cama de fettuccini fresco y brillante. Agarro mi tenedor y lo
entierro en el pollo. Corto un trozo pequeño y luego lo muerdo. El pollo es
tierno y húmedo, y la salsa es cremosa, salada y con un ligero sabor a nuez.

—Oh Dios —le digo—. Esto es lo mejor que he tenido en mi boca.

Su boca también está llena. Ella traga.

—¿Verdad? De nada. También agradéceme que no haya hecho una broma


sexual en ese momento. Pero esa es la única vez esta noche que te voy a
dejar ir tan fácil. Hazlo de nuevo, Caden, y voy a tener que ir por una línea de
golpe. Y confía en mí, va a ser glorioso.
Comemos en silencio, pero no es incómodo, está muy claro, es porque la
comida es deliciosa. Una vez que estoy a la mitad del plato, la miro. Ella está
cortando un pedazo de pollo.

—Oye, tengo una pregunta para ti.

Ella traga y se limpia la boca, a pesar de que no tenía comida.

—Dispara.

—¿Por qué te gusto?

Recuerdo cómo me sentí cuando le hice la misma pregunta a Dyl. Esa vez,
el mundo entero pareció desvanecerse mientras esperaba su respuesta. En
este momento, todo lo que puedo pensar es en el hecho de que su respuesta
nunca significará tanto para mí como la de Dyl. Él ya respondió a esa pregunta
correctamente, por lo que ella no tiene ninguna posibilidad.

Su ceja derecha se arquea.

—Esa es una pregunta cargada para una primera cita, ¿no?

—Lo siento. No tienes que responder si no quieres.

—No, está bien. Supongo que son muchas cosas. Sé que esto suena
superficial, pero hay algo en tu cara que me gusta. Tal vez sean tus ojos,
porque me recuerdan al océano, o tal vez es la forma en que siempre miras a
todos de una manera tan amigable, como si te importaran, aunque no sepas
nada de ellos. Me gusta cómo la forma en que me miras es diferente de cómo
miras a los demás, porque me hace sentir especial. Y me gusta tu cabello,
especialmente porque siempre está un poco desordenado, pero se ve bien, y
mentiría si no mencionara tu cuerpo, porque es ridículo. Pero lo que más me
gusta de ti es cómo me haces sentir. Me haces feliz cada vez que te veo.
Incluso cuando no estás cerca, pienso en ti y sonrío. ¿Es eso suficiente para ti?

Sería, si Dyl no existiera.

—Definitivamente lo es.

—Genial. Ahora terminemos de comer. No es tan bueno cuando está frío.

Terminamos nuestras comidas. A pesar de sus objeciones, pago y luego me


lleva a mi casa. Aparca delante de mi casa, luego caminamos hasta mi porche.
Una vez que estamos allí, ella se para frente a mí, balanceándose ligeramente,
con las manos cruzadas frente a ella.

—Eso fue muy divertido —le digo—. Tenemos que hacerlo de nuevo.

—Definitivamente.

Estoy viendo su lenguaje corporal. Ella se inclina hacia adelante y mueve


sus pies para que me señalen, lo que es bueno, pero sus manos aún están
juntas. En el CIA me enseñaron lo que significan estas dos acciones
separadas, pero nunca me dijeron lo que significan ambos al mismo tiempo.

Es demasiado arriesgado ir para un beso completo, así que doy un paso


adelante y la beso en la mejilla.

—En serio, Juliet —le digo—. Quiero hacer eso contigo por el resto de mi
vida.

—Whoa, más despacio. Fue una primera cita. No nos vamos a casar ni
nada.

—Tienes razón. Bueno, te veré mañana, supongo.

—Claro que lo harás.

Ella se da vuelta y se aleja.

—Oh, y Caden —me llama cuando llego a la puerta principal. Me giro y miro
por encima de mi hombro—. La próxima vez, dame un beso adecuado.

Ella abre la puerta de su auto y se sube. Sonriendo, entro a la casa. Está


oscuro, la única luz viene del televisor. M está dormida delante de ella. Los
ronquidos de D son suaves aquí abajo, pero el hecho de que puedo
escucharlos incluso tan lejos significa que son fuertes. Cierro la puerta y me
apoyo contra ella, los eventos de la cita se repiten en mi mente. La forma en
que ella sonrió. El sabor de la comida. Sus chistes raros, pero todavía
divertidos. La suavidad de su mejilla cuando la besé.

¿Cómo lo hice, Kaylee?

A ella le gustas mucho. Ya casi termina, Caden. Lo hiciste realmente bien.

De repente, Dyl es todo lo que puedo pensar. Su risa. Sus ojos. Él, en su
totalidad.

Kaylee dijo que lo hice bien.

Entonces, ¿por qué se siente como si hubiera fallado?


Capítulo

VEINTIUNO
Tan pronto como bajo del autobús, veo a Natalie y Trevor esperándome
junto a la puerta de la escuela. Los saludo y me dirijo hacia ellos. Es un día
cálido y ventoso, y hojas naranjas caen por el estacionamiento. No dormí
mucho las últimas dos noches, así que mi cabeza está confusa y mi cuerpo se
siente sin vida. Desafortunadamente, mi agotamiento no significa nada para el
CIA, así que tengo que pensar en una forma de despertarme antes de
responder una pregunta incorrectamente o hacer algo fuera de lugar. Ser
amable siempre es difícil, pero es casi imposible cuando todo es molesto y todo
lo que quiero hacer es dormir.
Tan pronto como llego, se inclinan hacia delante.
—Entonces —dice Trevor—. Necesitamos detalles.
—¡Los necesitamos! —replica Natalie—. Comienza desde el principio. ¿Qué
estabas vistiendo? Esperaba un Snapchat, pero Juliet nunca me envió uno.
Rápido, Juliet estará aquí en cualquier momento y necesito los detalles tuyos
antes de que ella me diga lo que realmente sucedió.
—Está bien, um, llevaba un traje. Camisa blanca, pantalón negro. Zapatos
de cuero.
Natalie sonríe
—Muy tradicional. Me gusta.
—¿Es eso lo suficientemente específico para esta autopsia?
Trevor luce como si lo hubiera golpeado
—¿Autopsia? Dios, no fue tan malo, ¿verdad?
—¡No! Es una expresión. La cita fue agradable. Hablamos un rato y
comimos comida deliciosa y luego pagué y eso fue todo. Creo que le gusto. Mi
única preocupación es que fui demasiado insistente.
Natalie cierra los ojos y luego los abre lentamente. Sus pestañas son largas
y abundantes, pero no tienen la obvia consistencia de la sustancia de la
máscara. Sus ojos tampoco son marrones, bueno, técnicamente lo son, pero
son más brillantes que la mayoría, casi del color de las almendras. Ella es
antinaturalmente bonita.
Chasquea sus dedos hacia mí.
—¿Por qué me miras así, Caden?
—Lo siento, estaba perdido en mis pensamientos.
—Bueno, no te vayas a enamorar de mí. No solo porque Trevor te asesinaría
si te atrevieras a pensar en tocarme, sino porque creo que a Juliet realmente le
gustas. Espera, aquí viene ahora, creo que se nos terminó el tiempo. —Apunta,
y veo a Juliet llegando en su Mazda dorado—. Ah, y no lo olvides, son las
nacionales esta noche. ¿Todavía quieres venir? Trevor nunca lo admitiría, pero
cree que eres un amuleto de la buena suerte. Significaría mucho para él si
vinieras.
Trevor sonríe.
—¡Lo admitiré felizmente! Eres mi amigo, Caden, y sería genial si vinieras.
Además, si ver a un nadador increíblemente guapo romper un récord mundial
no es un atractivo para ti, Juliet estará allí. ¡Así que podría ser tu segunda cita!
—¡Suena genial! —digo.
Juliet cierra la puerta de su auto y comienza a trotar hacia nosotros.
Y veo la camioneta. Es una camioneta naranja, algo así como la mía, y está
atravesando todo el lote, dirigiéndose directamente hacia ella. Y no está
desacelerando. El conductor es un niño que está gritando y que ni siquiera está
sosteniendo el volante; lo está golpeando como si eso fuera a arreglar algo. Oh
Dios, va tan rápido, ¡va a golpearla!
Empiezo a gritar su nombre y alguien me golpea en el hombro y giro, luego
caigo de rodillas. En el suelo, levanto la vista justo a tiempo para ver a Dyl
lanzarse en picada hacia Juliet. La agarra y la arropa contra su cuerpo. Los dos
salen volando justo cuando la camioneta pasa velozmente. Rebota sobre la
acera, luego golpea la valla de la escuela lo suficientemente fuerte como para
doblar el metal.
Santa jodida mierda, ¿eso acaba de suceder?
Las manos de Natalie están cubriendo a su boca, y Trevor tiene la
mandíbula floja.
—¿Qué diablos? —dice Trevor—. ¿Qué mierda realmente?
El conductor de la camioneta se acerca para ser recibido por un grupo de
estudiantes que se congregaron a causa del ruido. Está llorando, y tiene algo
de sangre en la cara, pero definitivamente está de pie y en movimiento, que es
lo importante.
Dyl y Juliet están en el piso, con Juliet sobre su pecho. Están mirándose a
los ojos. Él levanta su mano y aparta un mechón de pelo de su cara.
Oh.
Eso es lo que acaba de pasar. Era una actuación planeada.
Me dirijo a ellos, pero cuando los alcanzo, ni siquiera reaccionan. Dyl limpia
una lágrima de la mejilla de Juliet con su pulgar y le pregunta: —¿Estás bien?
Ella asiente, luego se levanta de su pecho y se para sobre sus temblorosas
piernas.
—Sí. Sí. Estoy súper.
Él se levanta rápidamente, luego le ofrece su mano.
—Ven conmigo. He querido mostrarte algo por un tiempo, y ahora es el
momento perfecto. Te ayudará, confía en mí.
Ella asiente lentamente y toma su mano.
***
Juliet y yo estamos apoyándonos en la valla que rodea la escuela,
esperando nuestro transporte a las nacionales. El padre de Trev, quien también
es su entrenador, ha organizado una limusina para llevarnos a todos al estadio.
Me alegro de que la escuela haya terminado, porque después del accidente,
las clases se cancelaron para que todos en el lugar pudieran recibir terapia. Mi
consejera siguió tratando de calmarme, diciéndome que los accidentes son
parte de la vida, y que debería estar tan agradecido que nadie resultó
gravemente herido. Ella claramente es buena en su trabajo, pero sus intentos
de ayudarme a procesar lo que sucedió no funcionaron en absoluto porque sé
que nadie estuvo en peligro. Bueno, excepto quizás yo, porque el juego de Dyl
fue un gran éxito. Sin embargo, ni siquiera podía imaginar en explicarle eso.
Además de eso, no puedo dejar de pensar en Dyl y Juliet hablando solos
después de la actuación. He estado tratando de mantener la boca cerrada,
pero es solo cuestión de tiempo antes de que me rinda y le pregunte a Juliet
sobre eso. Es un picor que tengo que rascar.
No debería preguntar.
Pero realmente quiero hacerlo
Me rindo
—¿A dónde fuiste?
Juliet se gira hacia mí.
—¿Huh?
Cruzo mis brazos.
—Con Dyl, después, ya sabes. ¿A dónde fuiste con él?
Caden, cálmate; eso no es asunto tuyo y está pareciendo como si estuvieras
celoso.
Juliet suspira.
—A ninguna parte, sinceramente. No fue nada, Caden. Yo estaba, bueno,
estaba tan agradecida con él por haberme salvado, que fui con él. Quiero decir,
lo viste, era como un jodido superhéroe. Una vez que la adrenalina se disipó
me di cuenta de lo extraño que debe haber parecido. Y lo siento por eso. ¿Pero
cómo rechazas una oferta de la persona que acaba de salvarte la vida?
Pero él no te salvó. Todo lo que hizo fue mentir.
—No hay problema, Juliet, fue una situación aterradora y la enfrentaste muy
bien. No tengo idea de cómo me las arreglaría si eso me sucediera a mí.
—Caden, si te parece bien, me gustaría dejar de hablar de eso ahora.
Honestamente, estoy extrañamente bien al respecto. Claro, fue aterrador, pero
tampoco es un gran problema, y no quiero dejar que arruine esta noche. ¿Está
bien?
¿Está bien? Realmente no. Quiero tomar este suceso para exponer a Dyl
por el mentiroso que es. Sin embargo, es demasiado arriesgado, ya que al
exponerlo podría revelarme. Entonces los dos moriríamos, y todo mi estrés
habría sido en vano.
Finjo como si cerrara mi boca con un candado mientras una limusina blanca
se detiene en la acera y se estaciona frente a nosotros. Los neumáticos hacen
crujir la grava. Natalie sale usando unos tacones altos plateados y un vestido
ajustado y brillante. Su cabello y maquillaje están perfectamente hechos. Juliet
y yo todavía llevamos nuestros uniformes escolares.
—Oh, mierda, ¿se suponía que era formal? —pregunta Juliet.
—¡Hola! —dice Natalie—. ¡Es solo el momento que podría moldear el resto
de la vida de Trevor! Pero obviamente no se les puede ayudar a ninguno de
ustedes dos, y estoy demasiado estresada para preocuparme de que estén mal
vestidos. —Cierra los ojos y respira por la nariz como si estuviera meditando—.
Bueno. Están a punto de entrar en un espacio sin negatividad, ¿de acuerdo?
Soy un desastre, y Trev está bastante nervioso, así que por favor sean
amables con él. Háganlo dudar de sí mismo y los echaré de la limusina.
La ventana de la limusina se desliza hacia abajo, revelando a Trevor. Su
cabello ha sido rapado súper corto, tanto que puedo ver el cuero cabelludo
pálido debajo de su cabello oscuro. Se inclina hacia adelante y asoma la
cabeza por la ventana.
—Hey cariño, sabes que puedo oírte, ¿verdad? Y no necesitas amenazarlos,
estoy bien. Mi estado mental es imperturbable.
Natalie se mete enojada de nuevo a la limusina con los hombros caídos.
Juliet y yo la seguimos. En el interior, se parece mucho a la limusina que
primero me alejó del CIA. Asientos de cuero, tiras de luz azul en el techo.
Trevor se sienta entre Natalie y un hombre que se ve exactamente igual que
Trevor en veinte años. Tienen el mismo brillo amistoso en sus profundos ojos
marrones y los mismos hombros anchos.
—Hola —dice el hombre que se parece a Trevor—. Soy Donnie, el padre de
Trev.
Él ofrece su mano. Noto que su musculoso cuerpo está cubierto con una
camisa verde hecha en casa con las palabras EQUIPO TREV escritas sobre el
pecho.
—Caden —digo mientras sacudimos las manos.
Se da vuelta, señalando el final de la conversación. Me giro hacia Trevor,
quien me está mirando.
—Hey —digo.
Él golpetea con sus manos sobre sus pantorrillas y exhala. Sus manos están
temblando.
—Hola, Caden.
Tengo una extraña realización: quiero que lo haga bien. Solo nos conocimos
porque soy falso, pero mi amistad con él es real. Me preocupo por él y
sinceramente quiero que logre su objetivo.
—Buena suerte hoy, hombre.
—Gracias.
—Está bien —dice Natalie—. No más charla. Estoy demasiado preocupada
de que alguien diga algo que lo ponga nervioso. Así que escuchemos música.
Presiona un botón en su iPhone y una animada canción electrónica
comienza a sonar. Reconozco la canción, pero no puedo recordar quién es el
artista.
El estadio está a poco más de dos horas y la limosina se mueve lentamente.
Paso el tiempo mirando por la ventana, pensando en Dyl. Nadie tiene permiso
para hablar, así que la única distracción real es la lista de reproducción de
Natalie, que, afortunadamente, es bastante buena.
Una vez que llegamos al estadio, los cinco salimos. La gente se mueve a
nuestro alrededor, avanzando hacia arriba y abajo de la calle, ignorándonos. El
estadio está iluminado por enormes columnas de luz blanca de focos anclados
al suelo. Caminamos hasta el mostrador, donde un hombre bajo está atrapado
dentro de una manchada caja hecha de plástico grueso y transparente. Su
expresión, que se parece alarmantemente como el emoticón decepcionado en
persona, no cambia cuando lo alcanzamos.
—Hola —dice Trevor—. Estoy compitiendo. Hoy, voy a nadar.
—Entradas e identificación, por favor. —Me detengo, porque no tengo un
boleto. De repente, me preocupa que deba tener uno y será realmente
vergonzoso admitir que no tengo. Afortunadamente, el padre de Trev da un
paso adelante y desliza un trozo de papel en la ranura del plástico.
Después de darle nuestras identificaciones de estudiante, el decepcionado
empleado de la piscina le da un montón de boletos al padre de Trev y
entramos. La habitación huele a cloro. La gente está corriendo por todas
partes, comprando bocadillos, yendo a sus asientos, tomando fotos. Todo el
lugar está zumbando.
—Esto es todo —dice Trevor. Detrás de él hay un largo pasillo. Un grupo de
muchachos que llevan bolsas de lona caminan hacia un conjunto de puertas
dobles color azul marino. Supongo que es la versión profesional del área de
inicio de sesión de la reunión de natación de la escuela.
—Gritaremos súper fuerte —dice Juliet.
—Ve a aplastarlos —le digo.
—Gracias chicos.
Natalie se lanza a sus brazos, presionando su cuerpo con fuerza contra él, y
le da un beso en sus labios abiertos. Donnie hace un gesto de mirar hacia otro
lado, pero está sonriendo.
—Puedes hacer esto, cariño.
—Gracias cariño.
Juliet y yo nos miramos. Ella sonríe, pero no dice nada. Nat y Trev se
separan, luego él y su padre se dirigen hacia los casilleros.
El resto de nosotros vamos en la dirección opuesta, hasta las gradas.
Nuestros asientos asignados están en la última fila, lo que nos da una
fantástica vista de toda la piscina. Los azulejos son azul cielo y el agua es
clara. Encima de la piscina hay serpentinas rojas y amarillas triangulares. En la
esquina de la habitación hay una pantalla gigante que muestra una versión más
grande de los eventos que suceden frente a mí. Pasa a los comentaristas, un
hombre y una mujer, que están sentados en una cabina. No tenía idea de que
esto era televisado, y por alguna razón eso lo hace parecer mucho más grande
y, por lo tanto, más aterrador. El estadio ya está casi lleno, lo que realmente
aumenta el nivel de intensidad. No sé lo que esperaba, pero obviamente este
es un gran asunto, y me parece un poco extraño que alguien que conozco sea
una gran parte de él.
Suena una trompeta, y un grupo de chicas musculosas en trajes de baño de
una pieza se acercan a los bloques de salida. Algunos de ellas balancean sus
brazos, otros juguetean con sus gafas o gorras de baño.
—Él ya tiene un buen tiempo —dice Natalie, más para sí misma que para
otra persona—. No necesita ganar. Solo necesita un buen tiempo
Juliet pone su mano en el muslo de Natalie.
—Va a ganar, ¿verdad?
—Eso espero.
Suena una trompeta y las chicas se zambullen en la piscina. Se deslizan en
el agua haciendo solo pequeñas ondas. Me rasco el pecho, recordando lo rojo
que estaba después de bucear durante el encuentro de natación de la escuela.
—Mi novio está ahí afuera —dice Natalie—. Podría ser una estrella al final
de la noche. Él estará en la televisión y todo. Pareciera que está haciendo lo
que nació para hacer, ¿sabes? Viviendo su destino.
—Suertudo —digo.
—Llegarás allí algún día, Caden. Puedo decirlo. Tienes un destino.
Miro todas las caras de la multitud. ¿Cuántos de ellos han aceptado que no
pueden tener todo lo que quieren? No muchos, supongo.
—El problema es que todos se sienten de esa manera.
Natalie frunce los labios.
Juliet está mirando hacia la piscina.
—Es muy extraño —dice—. Todo este mundo existe y yo ni siquiera lo
sabría si no conociera a Trevor. Es como si el mundo estuviera lleno de todos
estos pequeños mundos que solo le importan a algunas personas. Es un poco
agradable, pero un poco exclusivo de una mala manera. No estoy segura de
cuánto me gusta.
—Te estás poniendo un poco existencial, ¿no?
—Sí, ver a uno de mis amigos más antiguos vivir su mayor y más loco sueño
tiene ese efecto en mí. La gente siempre olvida, pero, de nuestro grupo, Trev y
yo nos conocemos por más tiempo. Tú y Natalie vinieron después. Trev ha sido
la persona más estable en toda mi vida. Y estoy tan malditamente orgullosa de
él. —Se inclina más cerca de mí, está casi gritando, así que puedo oírlo por
encima del sonido de la multitud—. Oye, quiero contarte algo.
—¿Qué es?
—Entonces, Dyl está teniendo una fiesta en su casa para celebrar el final del
semestre. Y él no quiere que vengas.
—No puedo decir que estoy sorprendido.
—Bueno, que se joda. Te estoy invitando. Quiero que vengas a la fiesta
conmigo.
La velocidad de mi latido se duplica y mi estómago se retuerce.
—¿De verdad?
Las luces del estadio hacen brillar su cabello oscuro. Sus ojos no dejan los
míos.
—De verdad. Te quiero allí conmigo.
¿Son tres citas suficientes para el CIA? ¿Están preparando el Stalker en
este momento?
—Entonces estaré allí.
Después de aproximadamente dos horas, Natalie se pone de pie y grita.
—¡Dios mío! —dice, mirando a Juliet—. ¡Él está ahí! ¡Él está ahí!
Señala hacia la piscina. Una hilera de chicos que lucen inquietantemente
parecidos se dirigen a la piscina. Trevor es el tercero por la derecha, y lleva un
traje plateado de calentamiento. Abre la cremallera de la chaqueta, luego se la
quita y la guarda en su bolsa.
Cuento a los competidores. Hay ocho de ellos. Trevor está saltando arriba y
abajo, con los brazos flojos contra su cuerpo.
—Esto es —susurra Natalie—. Todo ha llevado a esto.
Suena una trompeta, y los chicos entran en los bloques. Trev se agacha.
3.
2.
1.
El cuerno vuelve a sonar. Trevor se lanza hacia adelante, con los brazos
extendidos frente a él y el cuerpo erguido.
—Fue una buena zambullida —dice Juliet.
—¡Nada, chico hermoso! —grita Natalie.
Yo grito con ellas. En el grupo, parece que todos están nivelados. La
multitud grita y aplaude. Me llevo las manos a la boca y grito el nombre de
Trevor. La pared se acerca. ¡Vamos, Trev, vamos! Todos tocan la pared. Me
dirijo a la pantalla para ver a Trevor levantar su cabeza fuera del agua.
La cámara se está enfocando en él.
—¡Él ganó! —grita Natalie—. ¡Dios mío, superó los veintitrés!
Miro su tiempo, que se muestra en grandes números blancos en la pantalla:
22.89.
Ella inclina la cabeza hacia abajo y sonríe.
—Mi chico lo hizo.
Aplaudimos y animamos junto con todos los demás a medida que los
competidores salen de la piscina. Trevor mira a la multitud, sus ojos oscuros
revolotean de izquierda a derecha. Agitamos, pero sus ojos se mueven justo
sobre nosotros. Obviamente no puede distinguirnos de todas las caras en la
multitud, pero él sigue escaneando, buscándonos, lo que me hace sonreír.
Una mujer con una chaqueta ajustada y una falda aún más ajustada se
acercan a Trevor. Agita un micrófono negro frente a su rostro mientras un
camarógrafo se agacha frente a ellos.
—Felicitaciones —dice ella—. ¿Te das cuenta de lo que acaba de suceder?
Los dos están en la pantalla, con Trevor como punto focal. En la pantalla, de
alguna manera se ve diferente. Sus ojos son más claros y sus músculos son
más pronunciados. Su enorme pecho está cubierto de gotitas de agua. Se ve
como una autentica superestrella.
Se pasa los dedos por el pelo, sacudiéndose el agua.
—No, en realidad no.
La periodista le pone la mano en el hombro. Sus uñas se clavan en sus
músculos. Trev sonríe ampliamente, una sonrisa boba.
—Usted, joven, acaba de anotar un tiempo de seis décimas de segundo
debajo del punto de corte de las pruebas anteriores. ¡Así que creo que es
seguro decir que usted, Trevor Flagg, va a competir en las pruebas olímpicas!
La sonrisa de Trev se ensancha y sus ojos se iluminan.
—Wow, quiero decir, ni siquiera puedo... Wow. Eso es enorme. ¿Lo hice?
Oh wow, ¡en realidad lo hice!
La reportera se aleja.
—Y eso, espectadores, es la cara de un joven extraordinario que acaba de
cumplir sus sueños. Recuerden el nombre de Trevor Flagg: ¡pronto será un
campeón!
Una sensación peligrosa me llena. Si Trev puede alcanzar su mayor y más
loco sueño, ¿qué me impide hacer lo mismo? ¿Por qué no puedo encontrar
una forma de mantenerme con vida y asegurarme de que no maten a Dyl?
Aprieto los dientes. Estos pensamientos son inútiles y me hacen odiarme por
pensarlos. No soy Trevor. Él es libre, y yo soy un Interés Amoroso. No somos
lo mismo. Solo un idiota nos compararía.
—Lo ha hecho —dice Natalie—. Lo ha hecho.
Por alguna razón, su sonrisa se desvanece. Sus dientes se hunden en sus
labios y parece que no puede dejar de mirar a Trevor. Voy a preguntarle qué
sucede, pero ella me atrapa mirando y se sacude, la sonrisa regresa a su
rostro.
Capítulo

VEINTIDOS
Mi teléfono vibra, produciendo un sonido como una avispa enojada. Extiendo
la mano y lo agarro debajo de mi almohada. Es un texto de Juliet.
Emergencia. Repito, emergencia. Ven al parque en frente de la biblioteca.
Estamos aquí.
Estoy a punto de escribir una respuesta y mi teléfono vibra nuevamente.
En realidad no. Ve a la casa de Trev. Intenta razonar con él.
Balanceo mis piernas sobre el costado de mi cama y me siento. La llamo.
Suena dos veces, luego contesta—. ¿Hola?
—Hey, es Caden. ¿Qué pasa?
—Trev rompió con Natalie. Ella sigue diciendo que se va a suicidar, y no
creo que esté dramatizando. En realidad, necesito regresar con ella, para
asegurarme de que no haga nada tonto. Habla con Trev. Arregla esto.
Mi boca se abre. —Ummm, oh, está bien. Lo haré. Mándame un mensaje de
texto con su dirección.
Me pongo la ropa más cercana, un par de jeans negros y una sudadera roja,
y luego salgo corriendo de la casa hacia mi camioneta. La idea de conducir
hace que mis manos tiemblen, pero no tengo otra opción. Uso la aplicación de
GPS en mi teléfono para obtener las indicaciones, conduzco hacia la casa de
Trevor. Mientras manejo, pienso en cómo abordar esta situación. ¿Cómo me
mantengo en el personaje cuando Trevor está haciendo algo tan fuera del
suyo? Puedo decir que ser un Bueno en frente de él va a ser casi imposible.
Simplemente no puedo hacer otra cosa que ser brutalmente honesto con un
amigo que está tomando una decisión estúpida y que le va a arruinar la vida.
Una vez que llego a la casa, me estaciono y corro hacia la puerta principal.
Es un edificio pequeño y de poca altura. Las paredes color crema están
descoloridas. Toco a la puerta metálica.
El papá de Trev abre.
Me mira con recelo. —Caden, ¿verdad?
—Sí, ¿está Trev? ¿Puedo hablar con él?
—Está en el gimnasio. Te llevaré.
Me lleva a través de la casa hasta un conjunto de puertas dobles de vidrio
que se abren hacia un patio de azulejos anaranjados con una cinta de correr
vieja y un juego de pesas. Más allá del equipo hay una piscina de
entrenamiento. Trev está parado al lado de la máquina de pesas sosteniendo
una mancuerna. Está usando una camiseta color azul marino y pantalones
cortos de baloncesto. La camisa está oscurecida desde el cuello hasta la mitad
de su pecho.
Levanta la pesa, haciendo una mueca mientras se mueve. Clavo las uñas en
mis palmas.
—Hey, Caden —dice—. ¿Nat te envió?
—Juliet, en realidad.
—Lo imagine. ¿Cómo lo está pasando Nat?
— ¿Quieres que mienta?
Él pasa la pesa a su otra mano y la levanta. —Un poco.
—Bueno, no voy a hacerlo. No lo está pasando tan bien, hombre. Incluso
podría suicidarse.
Él levanta la pesa de nuevo.
Entrecierro mis ojos. —Ella era tu mundo, hombre. ¿Por qué hiciste esto? No
tiene ningún sentido.
Él coloca la pesa en el estante. El metal cruje.
—El amor es complicado, Caden. Más que cualquier otra cosa, eso es lo que
es.
—No contigo y Natalie. Son perfectos juntos, todos están celosos. Bien, lo
diré. Estaba celoso de ti. Quiero desesperadamente tener lo que tienes. ¿Y
solo lo tiraste? ¿Por qué?
Él finalmente encuentra mi mirada. Sus ojos están inyectados con sangre. —
La engañé, hombre. Y romper era más fácil que lidiar con ello. Es un infierno,
pero es más fácil.
Me cae como un puñetazo en el estómago, y toda la energía abandona mi
cuerpo. Me apoyo contra la pared para mantenerme erguido—. Whoa, um, está
bien. ¿Qué pasó?
— ¿Viste a esa reportera de anoche? ¿La sexy? Vino a buscarme en el
vestuario. Estaba tan emocionado por todo y ella me miró sensualmente. Y
luego me invitó al baño y siguió mirándome de esa manera, como si fuera el
hombre que quiero ser en el futuro, pero era como si fuera él en ese momento.
Como si ya fuera exitoso y famoso. Creo que ella podía imaginarse lo que
quería, así que me agarró y me llevó al baño, se puso de rodillas, me bajó los
pantalones y yo... no la detuve. Natalie nunca me había hecho eso; pensaba
que era asqueroso. Entonces me recargué y cerré los ojos y...
Su enorme pecho se mueve en un sollozo. Levanta sus manos y cubre su
cara.
Pongo mi mano en su hombro. Él no se mueve, así que la dejo allí—. Ella
podría entenderlo, hombre.
Se encoge de hombros y se da vuelta. —Sé que me perdonará. Pero es por
eso que no es justo para ella, hombre. No merece estar con alguien débil y
asqueroso como yo. Alguien que tiene relaciones sexuales en un baño, donde
la gente orina en los asientos y hace mierda. Estoy sucio y ella está limpia. Es
demasiado buena para mí.
Kaylee, ¿puedes ayudar?
Esto está fuera de mi área de especialización, Caden.
—No te des por vencido con lo que tienes. Todavía no. Habla con ella.
—No sé si puedo soportar el dolor. Me matará.
Doy un paso hacia él. —Lo que estás haciendo ahora la está matando. —
Hay enojo en mi voz, haciéndola profunda y temblorosa. Sus ojos se abren y da
un paso atrás—. Ahora mismo tienes una opción. Puedes quitarle algo de
dolor o puedes dejarla por su cuenta con todo eso. Todo depende de ti, Trevor.
Te aconsejo que tomes la decisión correcta, porque si no lo haces, tendrás que
lidiar conmigo.
Camino por la casa. Paso a Donnie, que está sentado frente a su
computadora. Sus ojos llorosos me siguen cuando paso.
Eso no fue muy Bueno, Caden.
Honestamente, realmente no me importa eso ahora.
Ella jadea. Pagaré por decir eso después, sé que lo haré, pero no puedo
preocuparme por eso ahora. Saco mi teléfono y miro la lista de contactos. Se
lee:
Juliet.
Y luego, debajo de ella:
Dyl.
Quiero llamar a Dyl, pero Kaylee está escuchando, así que presiono el
nombre de Juliet. Suena dos veces y contesta. — ¿Has razonado con él?
—Hice lo mejor que pude.
— ¿Fue lo suficientemente bueno? ¿Al menos te explicó por qué rompió con
ella? Creo que eso es lo que más le duele, ella piensa que lo jodió
magníficamente de una enorme manera que no puede recordar.
—No es algo que ella hizo, es algo que él hizo. Pero parecía estar aturdido.
Creo que es mejor que él mismo te lo diga, si quiere que lo sepas. Es bastante
privado, y yo mismo me siento raro sabiéndolo.
—Es justo. Caden, espera, Natalie quiere hablar contigo.
Escucho el sonido amortiguado del teléfono al pasar de una mano a otra.
— ¿Caden? —dice Natalie.
—Estoy aquí.
Ella deja escapar un suspiro cansado. — Juliet, quiero hablar con Caden en
privado. ¿Está bien? Caden, ¿estás solo?
Oigo una puerta cerrarse a través de la bocina.
Me doy vuelta. Estoy en la acera, rodeado de casas silenciosas. Dos
cuadras más abajo, una anciana está recortando un seto con un enorme par de
tijeras. Aparte de eso, toda la calle parece desierta. —Sí, lo estoy.
— ¿Hablaste con Trevor? —Su voz es suave—. ¿Te dijo si volvería a estar
conmigo? ¿Cómo… en el futuro? ¿O es oficialmente el fin?
—No me corresponde decirlo, Natalie. Lo siento mucho, no quiero arruinar
las cosas diciéndote algo que él no quiere que sepas. No podría vivir conmigo
mismo si empeorara las cosas entre ustedes.
Se escucha un fuerte sollozo. —Nunca solía haber algo que él no quisiera
que supiera —ríe con amargura—. Estoy muerta. Eso es, estoy muerta.
—Natalie, no te lastimes por esto. Es solo un chico, y aunque lo amas,
mejorarás con el tiempo. Comerás helado y verás películas que te hacen llorar
y luego estarás mejor. No te atrevas a matarte por esto.
—No me estás escuchando —dice ella, su voz fría e indiferente—. Si él me
deja, estoy muerta. ¿Entiendes lo que digo, Caden? Si Trevor termina conmigo,
estoy muerta.
Me imagino sus ojos perfectos, su piel impecable y sus dientes
imposiblemente blancos. La longitud extraordinaria, casi antinatural de sus
pestañas. Su impecable cuerpo de modelo.
Ella es como yo.
Ella es un Interés Amoroso.
Me obligo a decir—: Encuéntrame en el puesto de vigilancia.

***
Natalie está sentada en el banco de vigilancia, pasándose los dedos por el
pelo. Sus ojos están rojos pero sus mejillas están secas.
—Eres... —le digo mientras me acerco a ella.
—Soy un Interés Amoroso —dice—. Lo dije. Ahora tu entrenador no puede
meterte en problemas por revelarlo. No es como si importara de todos modos.
Probablemente ya estén programando el Stalker para que venga a buscarme
mientras hablamos. Conectando sus circuitos, planeando el ataque asesino.
¿Funciona así, Kaylee?
No hay respuesta.
Me siento junto a Natalie y pongo mi brazo sobre sus hombros.
Ella se acurruca en mi pecho. Su aliento es cálido y hace que mi camisa
revolotee. Ella huele dulce, como fresas. —Sospeché que eras uno tan pronto
como apareció Dyl. Siempre actúas raro a su alrededor. Cuando ambos
empezaron a cortejar a Juliet, lo supe con certeza. Además, el hecho de que
los dos son ridículamente guapos me dio una pista de lo que realmente eres.
La etiqueta me ofende. ¿Ella sabe lo que soy? ¿El término Interés Amoroso
me define? Si ella sabe que soy un Interés Amoroso, ¿sabe todo lo que
necesita sobre mí?
¿O soy algo más?
Miro hacia abajo a la parte superior de su cabeza. —También sospeché de
ti, al principio… cuando vi tus pestañas, porque son demasiado largas y
perfectas para ser naturales. Pero obviamente eres una mejor actriz que yo,
porque me engañaste. Estaba tan seguro de que estabas enamorada de
Trevor. Me hizo pensar que solo estaba siendo paranoico.
Ella aparta su cabeza de mi pecho y se encuentra con mis ojos.
—Lo amo. Con todo mi ser.
Pongo los ojos en blanco. —Está bien.
Ella parpadea una vez. —Lo hago, Caden. Lo amo tanto que ni siquiera
puedo decir si lo que siento es miedo porque probablemente voy a morir, o
pena porque lo amo y me dejó. Espera, ¿no te sientes así por Juliet? Debes ser
un actor bastante bueno, pareces muy enamorado de ella.
Cruzo mis brazos. —Quizás lo estoy. Soy un experto en hacer que la gente
se enamore, no en cómo se siente el amor.
—Aquí hay una prueba. Cuando estás aburrido, ¿en qué piensas?
Me muerdo el labio. —No lo sé. Muerte, supongo. La mía o la de Dyl.
Ella se inclina hacia mi pecho y olfatea. —Lo siento por ti, Caden. Pero no
tanto. Porque creo que esto duele más de lo que lo hará el incinerador. Creo
que averiguaré si eso es cierto lo suficientemente pronto.
—No hables así, no ha terminado. Él podría quererte de regreso. Él es quien
lo jodió, no tú. Tu entrenador debe saber eso.
—Sí, lo llamé, y él piensa que aún no se ha terminado. Aparentemente,
Kaylee le contó sobre tu conversación con Trev y lo enojado que estaba por
engañarme. No lo sé. Lo único que puedo pensar es que tal vez Trev sabe, en
el fondo, que nuestra relación comenzó bajo falsas pretensiones. Porque Trev
es un chico tan bueno, el mejor en realidad, y es tan raro de él que hiciera eso.
A menos que sepa que algo anda mal conmigo. Además, Caden, una chica...
una chica está muerta por mi culpa. Nunca hablo de eso, obviamente, pero lo
pienso constantemente y creo que me afectó. Sé que gané, pero cuando la
desaparecieron cambié tanto que ni siquiera estoy segura de si sigo siendo
amable.
—Eres extremadamente adorable, Nat. Y no hay nada malo contigo. Nada.
Has hecho lo que tenías que hacer para sobrevivir. Es admirable.
—Es muy amable de tu parte decirlo, Caden. Gracias. Pero es algo para lo
que debes prepararte si puedes, porque el CIA no nos prepara en absoluto
para saber cómo se siente ganar. Hacen que parezca que ganar será una gran
fiesta, pero en realidad no es así.
Me imagino a Dyl siendo llevado lejos, y sé que nunca podría prepararme
para eso.
—Y lo siento por esto —continúa—, pero tengo más malas noticias. Sin
embargo, debes escucharlo, porque podría salvarte la vida. Aquí va: Juliet está
planeando hacer su elección en la fiesta de Dyl.
El mundo entero se ralentiza.
— ¿Estás segura?
—Sí, está harta de jugar con ambos. No cree que sea justo para ninguno de
ustedes. Así que decidió que elegirá tan pronto como termine la fiesta.
Esto es bueno, Caden.
Empiezo a temblar. Me siento recto, tratando de contenerme, porque no
puedo dejar que Natalie sepa lo mal que me siento sobre esto. Ella espera que
yo esté feliz con eso, así que así es como debo actuar. A pesar de que ella es
un Interés Amoroso, todavía tengo que mentirle.
—Estás en la recta final —dice Natalie—. Y apostaría por ti. Dyl estará
muerto para el final de la semana.
Trago saliva. —Genial.
Ella encuentra mi mirada. —Tomo de regreso lo que dije antes: no eres tan
buen actor. Al menos no lo eres cuando estás escondiendo lo que realmente te
importa.
Capítulo

VEINTITRÉS
Para matar el tiempo, estoy haciendo flexiones en el piso junto a mi cama.
Arriba, abajo. Arriba, abajo. Mis músculos arden, desde mis muñecas hasta mi
pecho.
Necesito ser grande, necesito ser fuerte.
Mi lista de reproducción de "Los Mayores Éxitos de Nicki" está sonando a
través de los altavoces de mi portátil, porque esperaba que me distrajera. Pero
ahora incluso Nicki me recuerda a Dyl, y mi mente está atrapada en un ciclo
interminable de Juliet haciendo su elección. La imagino eligiendo a Dyl,
forzándome a aceptar que voy a morir. Luego me imagino que ella eligiéndome
a mí y tener que ver cómo arrastran a Dyl hasta su muerte.
No estoy seguro de qué es peor.
Me dejo caer por lo que mi cara está a una pulgada por encima de la
alfombra. Estoy tan cerca que puedo ver cada uno de los ásperos filamentos y
las pequeñas manchas blancas de polvo y suciedad que están profundamente
arraigadas en las fibras. Todo mi cuerpo comienza a temblar. Una gota de
sudor cae desde mí frente al piso.
Caden, necesitas ir a la cama. Mañana es un gran día.
No puedo dormir. Última oportunidad para asegurarme de que soy perfecto.
Tendrás ojeras y a nadie le gustan. Ve a acostarte. Es una orden.
Un golpe suena en mi ventana. Enderezo mis brazos haciendo la parte
superior de las flexiones y miro hacia adelante. Dyl está allí, agachado frente a
mi ventana. Está usando una camiseta negra, jeans ajustados y botas. Me
pongo de pie y camino hacia la ventana, rodando mi dolorido hombro izquierdo
mientras me muevo.
Abro la ventana.
— ¿No puedes dormir? —pregunto mientras me giro y presiono la barra
espaciadora, deteniendo la música.
—De ninguna manera. Estoy un poco estresado por mañana. Judy piensa
que si funciona bien recuperaré algo de terreno perdido. Entonces, el día
después de la fiesta, tengo planeado esta gran cosa. No puedo hablarte sobre
eso, obviamente, pero es tan genial. Ya estoy memorizando mis líneas.
Él no sabe que ella va a escoger mañana. Él no sabe qué tan cerca está de
la muerte. Debería seguir el juego, pero no puedo ganar con una ventaja
injusta. Simplemente no puedo.
—Dyl, no habrá un día después de la fiesta para uno de nosotros. Ella va a
hacer su elección mañana.
Su expresión cambio. — ¿Estás seguro?
—Estoy seguro.
—Yo... no he hecho lo suficiente. Si ella toma su decisión mañana, ella te va
a elegir. —Sus ojos se abren. — Voy a morir.
No puedo mentir. No puedo hacerlo
—Creo que sí —digo—. Dyl, yo…
—No, no voy a rendirme, y no creo que estés listo para renunciar por mí.
Somos inteligentes, así que podemos encontrar la forma de salir de esto. Si
nos aseguramos de que ambos somos realmente importantes para ella,
entonces tendrán que mantenerme cerca, ¿verdad? No lo sé, ¿quizás el CIA
podría reutilizarme como un hermano perdido hace mucho tiempo o algo así?
¡Vamos, hombre, empieza a proponer algunas ideas! La única forma de que
ambos sobrevivamos es asegurarnos de que los dos somos importantes para
la trama, entonces, ¿cómo podemos hacer eso? Tiene que haber una manera.
Quiero decir, si Cho Chang pudo llegar a la Batalla de Hogwarts, entonces
podemos superar esto. ¿Tal vez podríamos copiarle? Si de alguna manera
encuentro una manera de hacerme importante para la escuela, entonces me
mantendrán cerca. ¿Verdad?
—Simplemente no creo que esa sea nuestra historia. Créeme, desearía
poder decirte que funcionará, pero prometí que sería sincero. Y no funcionará.
Nuestra historia terminará con un claro vencedor, y tan pronto como sea
coronado, el otro debe desaparecer. Esa es nuestra historia.
Sus pupilas se contraen, y casi puedo ver los engranajes en su mente
procesando esto. Traga saliva, luego me mira. — Así que esta es mi última
noche con vida. Bien. Sabía que esto iba a pasar desde hace un tiempo, así
que no cambia nada. Pero, ¿podemos hacer algo divertido esta noche? No
quiero pasarla solo.
No seas estúpido, Caden. Podría matarte. Ha sucedido antes. No te vayas
con él.
—Kaylee cree que quieres matarme.
Dyl tiene la mandíbula apretada y los músculos de sus mejillas se contraen.
Noto algo raro: está afeitado. Lo hace parecer más joven y hace que sus ojos
de alguna manera parezcan más amables. Sus jodidas cejas perfectas están
ligeramente alzadas, y su piel es tan clara que parece que está brillando. Se
frota la barbilla sin pelo y me atrapa mirándolo.
—No voy a matarte, Caden. Ya ni siquiera estoy tratando de ganar. ¿Cuál es
el punto? Se acabó, lo sé. Me ganaste. Y estoy bien con eso, en serio. Pero
quiero disfrutar de este salvaje mundo por una noche antes de que me
quemen. No creo que sea demasiado pedir, dada la abrumadora cantidad de
mierda que he recibido.
Él tiene razón, no es pedir demasiado. —Bueno estoy de acuerdo —digo—,
pero tengo que cambiarme.
—Sabes, chico Bueno, no me opondría a un striptease de simpatía. Solo
digo.
Huh. Si pudiera confiar en él, me sentiría halagado. Pero esa línea sonaba
muy elaborada. Me imagino a Judy sentada sola en una habitación oscura,
escribiendo cosas para que Dyl me diga. ¿Todavía está jugando conmigo?
Por otra parte, ¿y si está siendo genuino? ¿Qué pasa si estoy tan hecho
mierda que ni siquiera puedo reconocer que legítimamente le gusto? La
perspectiva hace que mi corazón baile feliz. —¿Estás diciendo que te gustan
los hombres, Dyl?
—Estoy diciendo que me gusta el sexo, Caden. Y tomaré lo que pueda
conseguir.
Mirándolo a los ojos, jalo mi camisa sobre la cabeza y la tiro al suelo.
Enderezo mis hombros y tenso mi pecho, tratando de hacerme lo más
impresionante posible. Él me está mirando y de repente todo lo que quiero es
saber lo que está pensando. ¿Por qué no pregunto? Mi primer instinto es que
no puedo, y que soy estúpido incluso por considerarlo, pero ¿por qué no
puedo? Kaylee probablemente pensará que es extraño, pero Juliet no está aquí
y eso es todo lo que le importa, así que no hay una razón real para negarme
esto.
— ¿Qué piensas, Dyl? —pregunto. De repente, no sé qué hacer con mis
brazos. Entonces recuerdo que soy un Bueno, así que los meto en mis bolsillos
y le doy mis mejores ojos de cachorro—. De mí.
Se acerca a mí y el aire entre nosotros se llena de energía. ¿Me va a tocar?
¿Besarme? Dios, quiero que me toque. Lentamente, mira hacia abajo, su
mirada se mueve de mi cara a mi pecho, estudiándome. Su mandíbula se
aprieta.
Finalmente, su mirada se encuentra con la mía. —Creo que eres perfecto.
Trago saliva. Da un paso hacia atrás y se apoya contra el alféizar de la
ventana. Está siendo extraño, pero no estoy seguro de si pienso eso porque
realmente quería que él me besara y él no está, ya sabes, haciendo eso. Miro
más cerca y noto que sus ojos se han llenado de lágrimas. Está parpadeando,
tratando de detenerlas, pero es demasiado tarde, y comienza a sollozar.
—Dyl, yo... Espera, me voy a vestir.
Se cubre la cara con las manos, me doy la vuelta, tomo una camisa limpia y
me la pongo. Luego me pongo un par de pantalones vaqueros sobre mis
boxers y me giro hacia a él. Su labio inferior tiembla, y sus ojos están mirando
el marco de la ventana. Él ha cavado un pequeño agujero en la pintura,
revelando la blanca madera puntiaguda debajo.
—Lo siento —dice—. Es solo que me hiciste pensar en todo lo que me voy a
perder. Porque voy a morir, Caden. Voy a morir. Y ya no puedo pretender que
estoy bien, porque no lo estoy.
Oh, mierda
Mi corazón duele. —Lo siento mucho, Dyl.
Se aleja de alféizar de la ventana y se mueve hacia mí con pequeños pasos
vacilantes. No sé lo que está haciendo, pero luego levanta la mano y se limpia
la nariz antes de mirar al suelo. Creo que quiere que lo abrace, pero está
demasiado nervioso para preguntar. Doy un paso adelante y lo presiono contra
mí, envolviendo mis brazos alrededor de él. Se siente pequeño, y frío, y puedo
sentir sus huesos a través de su camisa. Pone su mentón sobre mi hombro y
solloza, así que muevo mi mano hasta la mitad de su espalda y lo presiono lo
más cerca posible de mí. Parece que nuestras costillas deberían deslizarse
entre los espacios de cada uno, llenando los huecos.
Pero no lo hacen.
Froto su espalda. —Está bien, Dyl. Piensa en todas las personas que han
muerto en toda la historia. Si lo han hecho, tú también puedes, ¿cierto? —Me
estremezco apenas las palabras salen de mis labios. Soy un maldito idiota.
Inhala. —Supongo.
Después de unos segundos, se aleja y se limpia los ojos. —Tengo una
pregunta para ti. ¿Te gusto? A Juliet no le gusté. ¿Pero a ti te gusté?
Por supuesto que me gustas. Me gustan tres cosas: Nicki Minaj, Star Wars y
tú.
—No hables de ti en el tiempo pasado. Solo... no lo hagas. Me gustas, Dyl.
Eres... eres mi persona favorita.
Sonríe como un niño, esperanzado y lleno de asombro. — ¿De verdad?
—De verdad.
Se limpia los ojos otra vez. —Está bien, eso me hace sentir un poco mejor.
He estado pensando mucho en el hecho de que ella te eligió sobre mí. Como,
¿qué significa eso? Le di a la competencia todo lo que tenía, y aun así no fue lo
suficientemente bueno. ¿Qué significa eso sobre mí como persona?
—Significa que soy un mejor actor que tú. Un mejor mentiroso. Eso es. Solo
gané porque soy una mala persona.
—No estoy seguro de eso, Caden. Hay algo acerca de ti, algo que se
adentró en mi cerebro y se enganchó tan profundamente. Y puedo ver por la
manera en la que Juliet te mira, que ella también lo piensa. Tienes esta cosa
sobre ti, un factor X si quieres. Sea lo que sea, es fuerte.
Levanto una ceja. —No me siento fuerte. Me siento confundido la mayor
parte del tiempo. Pero pensé que querías hacer algo divertido esta noche. Y
esta conversación esta tan alejada de la diversión cómo lo es posible.
Entonces, ¿tienes algo planeado?
Él asiente. —Es una sorpresa. —Da un paso al exterior. Lo sigo, caminando
por el aire fresco de la noche.
Cuando alcanzamos el auto, toca el capo. — ¿Qué crees que harán con
esto? Una vez que, bueno, ya sabes.
—No lo sé.
Pero es una mentira, porque tengo una idea. Se le dará al próximo Malo.
Ese auto probablemente ha pasado por algunos aspirantes como él. Y,
después de mañana, se le dará a otro.
—Vamos a ignorar todo eso —dice—. A partir de este momento, ¿de
acuerdo? Vamos a ignorar el hecho de que estoy a punto de morir y
disfrutemos de nosotros mismos.
—Estoy aquí para ti, Dyl. Haré lo que quieras.
—Ten cuidado con tus palabras, Caden. —Está sonriendo—. Todavía no he
probado muchas cosas y prefiero no morir virgen.
Golpeo la puerta. —Por favor, detente con las bromas. Se siente como si
estuvieras jugando conmigo, y no puedo manejar eso. Asi que, por favor, Dyl,
escúchame y detente.
Lo que no digo es cuánto lo quiero, o cuánto deseo creerle. Ojalá pudiera
agarrar su mano y llevarlo de vuelta a mi habitación. Una vez allí, le quitaría la
ropa y lo besaría y seguiríamos hasta que estuviéramos debajo de las sábanas,
sudorosos y exhaustos. Pero no puedo. No puedo confiar tanto en él.
—Estoy diciendo lo que siento, Caden. Créeme, no es un guion. Judy
prácticamente se rindió conmigo. Ella ya está planeando para el próximo Malo.
Así que tengo el lujo de poder decir lo que pienso. Pero entiendo que tu no, así
que me detendré.
Quiero pasar esto, olvidar lo desconfiado que soy, incluso si es solo por un
segundo, así que tomo su iPod desde el espacio que está entre nosotros y
presiono Reproducir.
Me acurruco contra el asiento.
Él conduce.
Las estrellas se desdibujan sobre nosotros.
Después de un tiempo, estaciona el auto y abro los ojos. Delante de
nosotros hay una feria, un tramo de brillantes luces amarillas y rosas. Una
enorme rueda de la fortuna gira en el fondo. El aire huele a azúcar quemado,
tierra y pasto recién podado.
Lo miro con furia. —Estamos en público, Dyl.
— ¿Y qué?
— ¿Crees que soy un idiota? ¿Qué pasa si Juliet está aquí y nos ve juntos?
¿Qué pasa si alguien de la escuela nos ve? Pensarán que es una cita. Si esto
es algún tipo de táctica para intentar arañar tu camino de vuelta, yo…
Golpea su frente. —No lo pensé, hombre, honestamente. Parecía divertido.
—Llévame a casa, Dyl.
— ¿Qué?
—Yo... no puedo hacer esto. Quiero ir a casa.
Recuerdo lo que le dije a Trevor, sobre quitarle el dolor a los demás, sobre
cómo es más valiente quitarles algo de dolor, soportarlo, que dejarlos solos.
Los hombros de Dyl están ligeramente encorvados y sigue parpadeando, como
si esperara no darse cuenta de lo que estaba haciendo.
Previniéndose a sí mismo de llorar.
Porque no soy el único que siente que hay cosas que necesitan ocultarse. Él
es la persona con la que soy más como mi verdadero yo, pero aún minimizo
algunas cosas, como mis sentimientos por él, cuando estamos juntos. Ahora sé
que está haciendo algo similar: restar importancia a cómo se siente con
respecto al mañana.
Abro la puerta del auto y salgo. —Que se joda. —Cierro la puerta de golpe.
Mis zapatos se hunden en el suelo húmedo—. Vámonos. No me importa si nos
ven.
— ¿Estás seguro?
Asiento, sale y cierra la puerta detrás de él. Comenzamos a caminar a través
de la feria.
—No estés tan cerca —le digo mientras me acerco a un puesto. Paso los
dedos por el pelo de un oso de peluche que está en exhibición—. No me
importa si nos ven juntos, pero no soy activamente suicida.
Levanta sus manos en señal de rendición. — Como tú digas, chico Bueno.
Le entrego un billete de cincuenta dólares a una mujer joven y alegre, y ella
me da seis bolas de malabarismo y dos de veinte. —Consigue meter una
pelota en el contenedor y gana un premio —dice ella—. ¡Consigue más y
obtienes mejores premios! ¡Buena suerte!
Le entrego tres de las bolas a Dyl, luego apunto y lanzo. La pelota golpea el
medio del contenedor y rebota. ¡Maldición!
—Novato —dice Dyl. Él apunta. Sus ojos se entrecierran como lo hacen
siempre cuando se preocupa por algo, y sostiene la pelota junto a su cabeza,
con los bíceps flexionados. Incluso a través de la chaqueta se ve fantástico.
Noto que estoy mirando su brazo, y la sangre corre a mis mejillas. Doy un
puntapié a la tierra sucia mientras lanza la pelota. Él consigue meter la pelota.
Tiro otra vez. Pierdo.
Cruza sus brazos. —¿Estás fingiendo ser malo en esto? Ya sabes, ¿para
hacerme sentir bien conmigo mismo?
Le enseño el dedo.
Él lanza y rebota fuera. La grieta en su perfección me hace querer reír, pero
mantengo mis labios cerrados.
Ahora es mi turno de lanzar de nuevo. Vamos, impresiónalo. Muéstrale que
eres bueno en algo. Lanzo la pelota. Esta vez fallo por completo.
Consigue meter la pelota. Por supuesto que sí. Alza su puño cuando lo hace.
—Felicitaciones —dice la chica—. Puedes elegir de la pared trasera.
Dyl se inclina hacia atrás y mira a la pared como un erudito. —Sorpréndeme.
La chica le entrega a Dyl un peluche de dinosaurio rosa. Él lo aprieta y
suena. —Lo que siempre he querido. Gracias.
Ella ríe. —De nada.
Nos alejamos.
— ¿Te gusta mi dino? —pregunta—. Estoy pensando en llamarlo Sr.
Abrazos.
Frunzo el ceño. — ¿Hablas en serio?
Levanta una ceja, luego se acerca a una familia que está haciendo fila en
frente del puesto de algodón de azúcar, dejándome solo. Les hace señas con
la mano para llamar su atención y luego comienza a hablar con los padres. Una
niña pequeña, tal vez cuatro años, se esconde detrás de las piernas de su
padre. Dyl se agacha, luego le ofrece a Sr. Abrazos. Ella extiende la mano y la
arrebata de sus manos, luego regresa a su lugar seguro. Los padres se ríen, y
luego Dyl vuelve a mí con las manos metidas en los bolsillos.
—Eso fue lo más alejado de Malo que he visto —le digo—. Fue, me atrevo a
decirlo, adorable.
Él me da una mirada de jódete. Así que lo olvido.
—Vamos a la rueda de la fortuna —dice, señalando la estructura que está
encima de todo. Es grande y blanca, y luces de color caramelo se han unido a
cada carro.
Inclino mi cabeza hacia arriba. Es realmente alto. ¿Qué pasa si uno de los
carruajes se rompe? Moriríamos ¿Vale la pena un paseo tonto?
Dyl lo está mirando con los ojos muy abiertos.
Trago saliva y me limpio las palmas sudorosas en los muslos. —No me
gustan las alturas, pero es tu decisión, hombre.
—Entonces vamos.
La fila dura unos veinte minutos. Nos mantenemos un poco separados por si
alguien de la escuela nos ve. Ya tengo una mentira planeada si nos
encontramos con alguien: estoy aquí con un grupo, pero ninguno de ellos
quería ir en la rueda de la fortuna, así que voy solo. Estar al lado de Dyl es una
coincidencia, ni siquiera lo reconocí. No es mi mejor mentira, pero es poco
probable que tenga que usarla. Ya envié un mensaje de texto a Juliet para ver
dónde está, y ella está en casa estudiando. También verifiqué con Nat y Trev, y
ambos están ocupados. Nat está en una firma de un autor en DC, Trev está
entrenando. Dyl no tiene otros amigos, así que no hay peligro con él, y no estoy
seguro de que alguien más nos conozca lo suficiente como para saber que este
emparejamiento es inusual. Incluso pueden pensar que estamos en una cita y
no importarles para nada. Me gusta esa idea.
Me apoyo contra la fría barandilla y observo a Dyl mientras él observa a la
multitud. Él mira a todos, pero parece más interesado en mirar más hacia las
parejas.
Llegamos al frente de la línea y me mira. —Sabes, la única forma en que
puedes saber, cuando estás en público, si alguien es una pareja es si están
tomados de la mano. Como, estamos juntos, pero nadie piensa que somos una
pareja. Pero si nos tomáramos de la mano, lo harían.
—Supongo. ¿Cuál es tu punto?
—Bueno, tal vez es porque nunca he sido lo suficientemente cercano de
alguien para tomar su mano, pero parece que la gente solo lo hace para
demostrarles a los demás que están en una relación. Parece que dicen,
"Jodánse, extraños, encontré a alguien y tú estás solo, y quiero que sepas
eso". ¿Sabes?
— ¿Tal vez se gustan mucho el uno al otro? Tal vez solo quieren sostener la
mano de la persona que aman y les importa un comino lo que piensen los
demás.
Él inclina su cabeza hacia un lado. —Realmente eres un Bueno, ¿no?
—No, no lo soy.
—Alguien que no sea, al menos parcialmente Bueno, no habría dicho eso,
Caden. Simplemente no lo habrían dicho.
— ¡Siguiente! —grita a un hombre con un traje azul. Pagamos en el puesto,
luego caminamos hacia el vagón. Subo primero y me siento en el banco de
madera. Dyl se sienta a mi lado, más cerca de lo necesario. Supongo que sería
bastante difícil explicar esto como una coincidencia, pero bueno, ahora es
demasiado tarde. La pequeña cabina se balancea hacia adelante, luego se
balancea hacia atrás. Agarro fuertemente la barandilla, y mis palmas sudorosas
se enfrían contra el metal.
Dyl se ríe. —Te ves tan asustado, hombre. ¿Alguna vez has estado en uno
de estos?
Niego con la cabeza. —Nop.
Caden, ¿qué diablos estás haciendo? Me voy por un rato y ahora he vuelto
y, ¿tú estás haciendo esto? ¿Por qué? ¿No sabes que esto se parece mucho a
una cita?
Entonces, ¿qué pasa si es así, Kaylee?
Háblame así de nuevo y yo...
Se está muriendo, y quiere hacer esto conmigo. Una vez que se haya ido,
prometo que seré un perfecto Interés Amoroso. Pero ahora mismo, necesito
estar aquí para él.
Podría estar tratando de obtener fotos de ustedes juntos o... Está mal,
Caden. En muchos niveles. No deberías estar haciendo esto con él.
Bueno, lo estoy haciendo, Kaylee. Lo siento.
No puedo estar aquí para esto. Solo debes saber que creo que estás siendo
un idiota. Un enorme idiota.
Dyl me está mirando. Como siempre, me tranquiliza y me engaña
haciéndome pensar que todo está bien, aunque toda la evidencia apunta a lo
contrario. — ¿Kaylee?
—Sí. Ella piensa que soy estúpido por hacer esto contigo.
— ¿Tú te sientes estúpido por hacerlo?
Nuestros pies se levantan del suelo.
Niego con la cabeza.
Subimos más alto en el aire y agarro la barandilla con más fuerza. La
multitud se empequeñece, y luego es reemplazada por el horizonte. En la
distancia están las luces de la ciudad, pero también hay un montón de cielo
azul marino.
—Es hermoso —dice.
El carro se estabiliza, y de repente no es tan aterrador. Muevo una mano
para posarla en el asiento entre nosotros. Sus ojos se mueven hacia abajo y se
centran en ella, y su manzana de Adán se balancea arriba y abajo. Parece
nervioso, como si no estuviera seguro de qué hacer ahora que estamos tan
cerca. Inmediatamente sé que él no va a hacer un movimiento, pero a la
mierda, estamos aquí, y quiero que este momento sea algo más de lo que es
actualmente. Supongo que ese es el problema con Dyl: lo que tenemos ahora
no es suficiente para mí. Yo, con mayúsculas, QUIERO MÁS.
—Sabes —digo. Mi voz está temblando—. Tú y yo, somos muy cercanos.
Tal vez no estamos enamorados, pero somos cercanos, ¿verdad?
—Por supuesto. ¿Cuál es tu punto?
—Si quieres sostener la mano de alguien, yo sostendré tu mano.
—¿Así que tomarás esa bala?
—Con alegría. En serio, Dyl, me has enseñado muchas cosas buenas, así
que, si hay algo que pueda hacer por ti esta noche, me gustaría hacerlo. Y
estaría mintiendo si dijera que no quería probarlo. ¿Así que vas a sostener mi
mano o no?
Él mueve su mano.
Y la coloca encima de la mía.
Volteo mi mano para que nuestras palmas se toquen. Su piel es áspera,
pero su agarre es suave. Nuestros ojos se encuentran cuando nuestros dedos
se entrelazan, y él sonríe como si dijera una broma. Y eso me hace sonreír
también.
Lo he besado.
Pero esto se siente más cercano.
La Rueda del Fortuna sigue subiendo y la luna se hace cada vez más
grande y todo parece como si nunca dejara de subir.
Pero soy más inteligente de lo que son mis sentimientos.
Y sé que viene el descenso.
Capítulo

VEINTICUATRO
Estoy mirando al espejo en mi habitación. Estoy usando una camisa blanca,
pantalones negros y zapatos de vestir. Jugueteo con el botón superior.
¿Cuánto escote debería mostrar, Kaylee?
Nada, obviamente. Abotona todo el camino hacia arriba. Y usa corbata.
Tienes que ser el chico mejor vestido de la habitación.
Era una broma.
Bueno, fue muy divertido, Caden. Ahora date prisa, quiero que llegues
temprano. Es dulce, como si estuvieras entusiasmado con esta fiesta.
Abrocho el botón superior. Oye, tengo una pregunta. ¿Qué pasa con nuestra
relación si Juliet me elige?
Bueno, no hablaremos tan a menudo, porque quitarán tu implante. Sin
embargo, todavía tendrás mi número de celular, y siempre puedes llamarme si
tienes alguna pregunta. Entonces me convierto en una libre, consejera de
relaciones siempre accesible. Es un gran servicio. Muchas personas se
beneficiarían si tuvieran a alguien como yo en su vida. Realmente lo harían.
Es bueno saberlo. Y oye, gracias por ayudarme con todo esto.
Es mi trabajo, Caden. No tuve elección. Pero eso es dulce. Gracias.
Una vez que estoy vestido, salgo de mi habitación y me dirijo hacia mi
camioneta. Cuando la alcanzo, abro la puerta. En el asiento del pasajero hay
un ramo de tulipanes rosas.
¿Para mí? Que dulce.
Kaylee no responde, así que cierro la puerta y enciendo el motor. Luego
conduzco hasta la casa de Juliet.
Juliet y Natalie están sentadas en los escalones de la entrada de la casa de
Julieta. Juliet lleva un vestido blanco con volantes. Es lindo, y se ve genial, pero
no es nada comparado con su vestido espacial. Natalie se ve
característicamente impresionante en un vestido verde ceñido. Me estaciono
frente a ellas y ambos se levantan y caminan hacia el auto. Sus tacones hacen
clic en el camino de entrada.
—Te ves hermosa —le digo, entregándole los tulipanes. Juliet los acerca a
su cara e inhala profundamente.
—Gracias, Caden. Son encantadores.
Se suben al asiento trasero y se abrochan el cinturón de seguridad.
—¿Conoces el camino? —pregunta Natalie.
—Seguro.
—Entonces vamos.
Giro el volante y salgo a la carretera.
Juliet se gira hacia mí. Su cara está cubierta con maquillaje sencillo,
haciendo que su piel se vea más pálida de lo normal, y sus labios son
brillantes. — ¿Así que ahora te sientes cómodo conduciendo? Antes no lo
estabas.
—Sí, ahora lo estoy. Ahora que lo estoy haciendo, no es tan aterrador.
Ella mira por la ventana. —Sí, y es liberador ¿verdad?
—Más que nada en el mundo.
Cierra su boca y agarro el volante. Mis palmas están húmedas por el sudor,
lo que hace que el plástico esté resbaladizo. Ésta amable y encantadora chica
va a matar a alguien hoy. Nunca sabrá lo que ha hecho, pero eso no evitará
que sea cierto. Y, si gano, tendré que pasar el resto de nuestra vida juntos
sabiendo que su elección mató a Dyl.
—¿Cómo estás, Natalie? —pregunto, en un intento fallido de dejar de pensar
en todo lo que va a cambiar esta noche.
Levanto mi vista y la miro por el espejo retrovisor. Sus brazos están
cruzados y sus hombros están encorvados. Ella levanta sus ojos y se
encuentra con mi mirada. —Estoy haciéndolo tan bien como puedes
imaginarte, Caden. Pero no importa. Esta noche, lo recuperaré.
—Ella está bastante segura —dice Juliet.
—Estoy segura porque conozco a Trevor, y por mucho que él no lo crea en
este momento, sé cómo piensa. Sé exactamente por qué está haciendo lo que
hace.
—¿Pero no estás enojada? ¿Por lo que hizo?
—Honestamente, no me importa que me haya engañado. Sé que se supone
que debo estarlo, porque he sido bombardeada por todos los programas de
televisión, pero no quiero escucharlos. No voy a dejarlo porque un grupo de
escritores de televisión me dijo que era lo correcto. Todo lo que importa es que
todavía lo amo.
El GPS ladra una orden, y me detengo en la calle de Dyl. —Entiendo porque
piensas así. Si yo amara a alguien, les perdonaría cualquier cosa. De ahí viene
lo incondicional, ¿verdad? No es incondicional a menos que hagan algo malo.
Es solo incondicional.
—Correcto.
Julieta sonríe. —Correcto. Además, Nat, si él te rechaza, podemos
emborracharnos bastante.
—Jules, estoy de acuerdo contigo. Si mi charla con Trev no funciona, me
convertiré en un desastre del tamaño de una supernova.
Aparco el automóvil y tomo una respiración profunda.
Juliet frota mi brazo. — ¿Listo?
De ninguna maldita manera, quiero decir.
Asiento con la cabeza. — Sí.
La casa de Dyl es un enorme edificio de un piso con paredes blancas y
muchas ventanas. Los arbustos de color verde oscuro bordean el camino de
piedra que conduce a la puerta de entrada. Filas de autos están estacionadas
alrededor de la cuadra, llenando la calle. Más adelante, un grupo de chicos con
traje está apoyado contra un convertible plateado. Nos miran mientras
pasamos. O, más exactamente, miran a Juliet y Natalie. Uno de ellos silba, y
Natalie y Juliet le lanzan una mirada feroz.
Los brazos de Natalie están cruzados. —¿Quién sabía que Dyl tenía tantos
amigos? No parece hablar con nadie aparte de ti, Juliet.
Ella se encoge de hombros. — Hay muchas cosas sobre ese chico que no
entiendo.
Subimos los escalones hasta la puerta de entrada. Un hombre negro con un
traje está parado allí, su enorme cuerpo bloqueando toda la entrada.
—Nombres —dice. Sus ojos se centran en un portapapeles.
Julieta da un paso adelante—. Juliet Stringer.
Sus ojos se mueven hacia abajo en la lista, luego mueve su mano hacia
arriba y raspa su pluma sobre el papel. Por supuesto que ella está en la lista. Él
gira su cuerpo y Juliet cruza.
—Caden Walker —digo.
Él escanea la lista. No voy a estar en ella. ¿Por qué lo estaría? ¿Por qué Dyl
me lo haría fácil?
El guardia levanta la mano y desliza el bolígrafo sobre el papel otra vez. —
Avanza —gruñe.
Me apresuro a pasar junto a él y Juliet me toma de la mano. Ella está
radiante. El pasillo es largo y blanco, iluminado por luces circulares incrustadas
en el techo. Los pisos son de madera brillosa y barnizada. Un perchero
sobrecargado se encuentra al lado de la puerta. Así que estoy dentro. ¿Pero
por qué Dyl haría eso? Tal vez realmente se dio por vencido en la prueba.
O tal vez solo quiere pasar tiempo conmigo.
Juliet suelta mi mano. — ¡Caden, estamos dentro! Y esta fiesta... pensé que
iba a ser una fiesta típica de adolescentes o algo así, pero, por Dios, esto es
ridículo. Quiero decir, él tiene un jodido portero. ¿Cómo puede permitirse esto?
—¿Quién sabe? ¡Vamos a pasar un buen rato!
—Buena idea.
Natalie se une a nosotros, y caminamos por el pasillo hacia la música
estruendosa. Pasamos a través de una puerta corrediza de vidrio a una gran
sala de estar. En el centro de la sala hay una mesa de comedor repleta de
bandejas pequeñas e inmaculadas. Hay pequeños quiches, rodajas de salmón
ahumado y tartas de bayas del tamaño de un bocado. La gente usando ropas
formales, trajes negros impecables para los hombres, vestidos de noche para
las mujeres, están de pie en pequeños círculos alrededor de la mesa, ya sea
conversando o mordisqueando en los entremeses. Mi boca se llena de agua.
Una mujer de mediana edad con cabello del color del oro, como el metal, se
acerca a nosotros. Lleva un vestido negro ajustado que cuelga, revelando su
clavícula y su escote claramente mejorado quirúrgicamente. Un collar de plata
cuelga alrededor de su cuello. Su postura es rígida, casi incómodamente
erguida, y su sonrisa es amplia, pero parece genuina.
—Hola —dice ella—. Soy la tía de Dylan. Él ha estado viviendo conmigo
desde…, bueno, ya sabes. ¿Y quién eres tú?
Está mirando solo a Juliet, que se mueve nerviosamente, sus dedos
agarrando su vestido. —Soy Juliet.
— ¡Dios mío, lo sabía! Por tu aspecto, lo sabía. Dyl habla de ti todo el
tiempo, con tus preciosos experimentos científicos. Está tan enamorado, es
dulce como la miel.
Juliet echa la cabeza hacia atrás. —¿Él qué?
—Nunca lo había visto tan enamorado de alguien como de ti. —Se lleva las
manos a la boca—. Ay, va a estar tan enojado si se entera de que te lo dije. Sé
que tiene su personalidad de gran alma torturada, pero créeme, en el fondo es
un gran blandengue. Ahora, discúlpeme, tengo que irme antes de decir
cualquier cosa que lo vaya a avergonzar.
Ella se aleja, yendo directamente hacia otro pequeño grupo de chicos. La
miran boquiabiertos cuando los alcanza. Juliet está mirando al suelo, su
expresión es alarmantemente ilegible. Espera, ¿ese fue el guión? ¿Tal vez Dyl
todavía está luchando?
Natalie está escaneando a la multitud. —¿Alguna señal de Trev?
—No puedo verlo —me giro hacia Juliet—. ¿Quieres una bebida?
Juliet asiente, y doy un paso y me acerco a un camarero que sostiene una
bandeja de plata llena de copas de champán. Tomo dos vasos y le paso uno a
Natalie, luego le doy el otro a Juliet. Doy vuelta y tomo otro, murmurando
gracias al camarero mientras levanto el vaso de la bandeja.
—Pero ahí está Dyl.
Bajo mi vaso. Está de pie en la puerta, mirándonos. Lleva una chaqueta
negra sobre una camisa de vestir blanca y una corbata negra delgada. Su
cabello ha sido empujado hacia arriba y sobre su frente, por lo que se alza
como una ola. Los asistentes a la fiesta a su alrededor detienen lo que están
haciendo y lo miran boquiabiertos, pero él los ignora a todos, manteniendo su
atención fija en nosotros. Su boca se curva en una sonrisa torcida. Le devuelvo
la sonrisa, a pesar de que está fuera de lugar. No puedo evitarlo
—Lo lograste —dice. Él se acerca a nosotros, y ahora es mi turno de mirar
hacia el piso. Aquí vamos, él va a ignorarme otra vez, creo. Observo que sus
zapatos brillantes apuntan en mi dirección. Levanto la vista y veo que me está
mirando. Sus labios se curvan en una pequeña sonrisa, como si tuviéramos un
secreto, y él me ofrece su mano.
—Eres Caden, ¿verdad?
—Si.
Nos damos la mano.
—Me alegra que hayas venido —me suelta y besa a Natalie en la mejilla.
Luego se enfrenta a Juliet.
—Juliet, te ves hermosa.
—Hola, Dyl.
—¿Podemos hablar?
—Escucha, Dyl…
—Está bien —interrumpo. Juliet levanta una ceja y suena su voz en mis
oídos. Esa fue la voz que usó conmigo cuando me dijo que no podía hacer el
proyecto de arte conmigo. Entonces es la voz que usa cuando está a punto de
decepcionar a alguien. Y si va a decepcionar a Dyl, se acabó el juego. Él
necesita tiempo para recuperar algo de terreno. No quiero que me supere, pero
tampoco quiero que este sea el final. Tal vez si hablan, Juliet reconsiderará su
decisión de decidir esta noche. —Escúchalo.
Juliet descruza sus brazos. —Bien, vale. Nos vemos más tarde.
Se alejan, dejándonos a Natalie y a mí solos. Tan pronto como se mezclan
con la multitud, Natalie me da una palmada en el pecho. —¡Caden! ¿Qué estás
pensando? ¡Simplemente dejaste que eso suceda!
—Sí, pero, um, le mostrará que no me siento amenazado por él, lo cual es
bueno para mí. Créeme, sé lo que estoy haciendo.
Sus párpados se entrecerrados me dicen que ella es escéptica. —Está bien,
pero ten cuidado, ¿de acuerdo? Aún no has ganado.
—Anotado. Gracias, Nat.
Tomo un sorbo de mi champaña, que sabe dulce y crujiente, como una
manzana verde poco madura. Está bien, pero obviamente no es champán real.
Más bien, es una versión no alcohólica. Probablemente sea injusto
compararlos, pero no es tan buena como la cerveza. Natalie y yo caminamos
hacia la cubierta de madera. Un DJ con rastas rubias y verdes se ha instalado
en la esquina. La música electrónica ruidosa está bombeando de los altavoces
negros grandes debajo de su mesa. Un grupo de chicos está parado a su lado,
tratando de llamar su atención.
La plataforma se reduce a un pequeño tramo de piedra arenisca antes de
terminar en una piscina infinita. Dos chicos y dos chicas ya están nadando. Las
chicas llevan sujetadores con volantes y ropa interior. Están sentadas en los
hombros de los muchachos, riendo como si este fuera el mejor momento de
sus vidas. Los chicos se mueven uno hacia el otro, y luego las chicas se
agarran entre sí y comienzan a luchar.
—Se ve divertido —le digo, señalándolos.
Natalie frunce el ceño. —¿Por qué no te les unes?
Yo bebo mi bebida. —No traigo mi traje de baño.
—¿Qué es eso sobre los trajes de baño? ¿Estás hablando de lo bien que me
veo en el mío?
Una mano cae mi hombro. Me volteó y veo a Trevor. Sus mejillas están
cubiertas por barba de hace un par de días, y sus ojos están inyectados en
sangre. De alguna manera, su enorme pecho parece más pequeño, como si
estuviera desinflado.
—Hola, hombre —le digo. Natalie cruza sus brazos—. Los dejaré solos.
—No tienes que hacerlo —dice, pero la ignoro y camino hacia la piscina. Me
siento en el borde y miro al horizonte. Me quito los zapatos y los calcetines y
sumerjo mis pies descalzos en el agua.
Detrás de mí, grupos de personas bailan bajo las luces. En la piscina, una
chica con un sujetador rojo nada hasta su amiga, y se sientan en el escalón.
Miro sus cuerpos prácticamente desnudos. ¿Te excitan? Tienen todo por lo que
un hombre debería sentirse atraído hacia una mujer.
Alejó mi vista de ellas. Los chicos ahora están solos. El alto y larguirucho
con pelo rojo agarra al otro y lo empuja debajo del agua. Se hunden, luego
ambos se levantan, escupiendo en busca de aire. La pelirroja se ríe, luego se
lanza al otro chico y lo derriba. No es musculoso, y su piel es pálida, pero me
parece que no puedo apartar la mirada de él.
Recuerdo la atracción que sentía hacia otros chicos en el CIA. Toby
excluido, nunca sentí nada particularmente fuerte por nadie. Pero en general, lo
sentía cada vez que un chico guapo me sonreía, o cuando tenía la suerte de
estar con alguien sin camisa. Así que lo sentía, claro, pero no lo entendí, y
pensé que se detendría cuando conociera a mi Elegida. Nos encontraríamos, y
los sentimientos extraños que tenía se irían. Luego nos casaríamos y
tendríamos bebés, y haría todas las cosas que se supone que debo hacer.
Creo que pensé que era heterosexual solo porque todos me trataban como si lo
fuera, y nadie me dio la oportunidad de pensar lo contrario.
Hablando de chicos que me atraen, Dyl aparece en la sala de estar. Un
segundo después, Juliet baja de la escalera y se enfrenta a él. Toca su mano,
lo que hace que mi corazón acelere, y luego se separan. Ver eso me llena con
un extraño, desanimado sentimiento. Como… estoy alegre de que ella lo alejó,
pero también estoy un poco abatido por el hecho de que él está esforzándose
mucho y fracasando. ¿No puede ella ver lo que yo veo en él?
Juliet se dirige hacia el baño, y Dyl solo se queda allí, su postura más
decaída de lo habitual. Respira, lo que lo anima un poco, y luego se da vuelta y
sube las escaleras, presumiblemente de vuelta a su habitación.
Me vuelvo a poner los calcetines y zapatos y me pongo de pie. Dyl, mi Dyl,
está actualmente arriba, solo. Si este es realmente el final, necesito verlo una
última vez. No hay muchas cosas en la vida que realmente necesite, pero
pasar tiempo con el verdadero Dyl una última vez es definitivamente una de
ellas. Hacer esto probablemente no sea la mejor idea, pero Juliet está en el
baño, así que tengo un poco de tiempo. Mientras me mueva rápido, todo estará
bien. Es imprudente, claro, pero si tengo cuidado no arruinará mis posibilidades
con ella.
Con eso en mente, regreso a la fiesta. Cuando llego a la escalera, miro
alrededor rápidamente para asegurarme de que nadie está mirando, luego me
agacho bajo la pequeña cadena negra que bloquea la entrada. Una vez que he
pasado, vuelvo a comprobar y me doy cuenta de que nadie se ha dado cuenta
de que estoy incumpliendo una regla de la fiesta. Están demasiado
obsesionados con ellos mismos. Sonriendo, subo las escaleras.
En la parte superior de las escaleras, está tranquilo y silencioso. La escalera
conduce a una gran área abierta con dos sillones de cuero blanco frente a una
chimenea. Una mesa de futbolín está en la esquina. En el otro extremo de la
habitación hay una sola puerta. Está entreabierta, la luz está encendida y se
escucha débilmente música punk. Mis zapatos hacen clic contra la madera
pulida mientras cruzo la habitación. Cuando llego, golpeo una vez, lo que hace
que la puerta se balancee un poco hacia adentro.
—¿Juliet? —pregunta.
—Inténtalo de nuevo —le digo.
—¿Caden? ¿Qué estás haciendo aquí?
—Quería verte.
—Oh. Um, está bien. Dame un segundo, me estoy vistiendo.
Meto las manos en los bolsillos. No hay duda, esto es extraño. Es una
grande e importante noche, la más grande de todas, de verdad, y debería estar
con Juliet. En cambio, estoy aquí, y no podría estar más feliz. De hecho, me
sorprende que Kaylee no me haya dicho que me detuviera. Por lo general, las
cosas que me hacen feliz la molestan.
Todavía estoy aquí, Caden. Solo para que sepas.
Oh. Sabes lo que voy a hacer, ¿verdad? ¿Tu silencio significa que no hay
problema contigo?
Ella suspira. Sigo pensando que eres un gran idiota, pero no puedo
detenerte, así que haré un trato contigo. Te dejaré hacer esto, pero este debe
ser tu último movimiento con él. ¿Me escuchas? Este es el final de ustedes
dos. Incluso si la prueba no termina esta noche, esto es todo. No más paseos
en carro, nada más. Has hecho todo lo que te pedí, así que te daré algo de
tiempo para terminarlo, pero tan pronto como bajes las escaleras, todo habrá
terminado, ¿está bien?
De acuerdo.
Genial. Ahora les voy a dar un poco de privacidad. Tienes diez minutos,
Caden. Haz lo que tienes que hacer, y luego te quiero abajo con Juliet.
Eres la mejor, Kaylee. En serio.
Lo sé, Caden. No me hagas arrepentirme.
La puerta se abre, revelando a Dyl. Él ahora está vistiendo pantalones
blancos y una camisa blanca. La camisa está desabrochada, mostrando su
pecho. Entrecierra sus ojos, y se necesita todo el autocontrol dentro de mí para
no mover mis pies. Todo lo que mi cerebro quiere que haga es caminar hacia
adelante, agarrarlo de su camisa y besarlo. Se tambalearía hacia atrás hasta
que sus piernas golpearan la cama y nos caeríamos juntos y...
Sus cejas perfectas se fruncen y comienza a abotonarse la camisa,
silenciando mi impulso de besarlo. —¿Qué estás haciendo aquí, Caden?
Por alguna razón, está enojado, y tratar de besarlo ahora podría resultar en
que rompa mi nariz. He decidido confiar en él, pero eso no significa que de
repente él sea incapaz de lastimarme.
—Juliet te está buscando —dice—. No deberías estar aquí. Deberías estar
con ella.
—Te lo dije, quería verte.
La arruga entre sus cejas se vuelve más profunda. Espera, su expresión no
es de enojo, sus ojos son demasiado suaves para eso. Lo que él siente es
preocupación. Por alguna razón, él está preocupado por mí.
—Dyl, sé lo que estoy haciendo. Ella está en el baño, así que tenemos un
poco de tiempo. No tenemos mucho, pero es mejor que nada. ¿Quieres que
me vaya?
Él mira hacia atrás, revisando el vestíbulo.
—No, no quiero que te vayas. Adelante.
Se mueve a un lado y entro a su habitación. Cierra la puerta detrás de él y le
pone llave. A medida que el candado hace clic en su lugar, me pregunto por
qué lo hizo: ¿es porque somos Intereses Amorosos y no podemos ser vistos
juntos, o es porque sabe lo que estoy a punto de hacer y quiere privacidad?
Realmente espero que sea la segunda opción.
—Lo siento si parecía raro antes —dice—. Estoy confundido. Esto es tan
diferente a ti.
Pausa. — ¿Qué quieres decir?
Se pasa la mano por el pelo. Su camisa ahora está completamente
abrochada, pero aún se levanta un poco, dándome un vistazo de su estómago.
Ahora entiendo por qué a los Intereses Amorosos se les enseña a hacerlo; es
una excitación bastante grande. —Es solo que, bueno, normalmente sigues
todo el guión. Cada vez que Juliet está cerca, siempre eres el perfecto Bueno.
Pero el perfecto Bueno no estaría aquí. Estaría abajo, con Juliet. Y sin
embargo... estás aquí.
Asiento con la cabeza. —Aquí estoy. De nuevo, si quieres que me vaya, me
iré.
Él sonríe. —No me estoy quejando, para nada. Vale la pena notarlo, creo.
Entonces, ¿qué piensas de mi habitación? ¿Sabes ahora por qué el CIA pasó
tanto tiempo diseñándola? ¿Está… no lo sé, haciendo que te enamores de mí?
Miro alrededor de su habitación. Es mucho más grande que la mía, y es
realmente de un jodido adulto. Ese es mi primer pensamiento: está es la
habitación de un hombre, no la de un niño. Quiero decir, ¡hay arte en la pared!
No es un póster de película o algo así sino, ¡arte real! Su cama es el doble que
la mía, y la cobija es de color gris claro, enterrada debajo de almohadas color
gris oscuro. Un e-reader está en la mesita de noche, al lado de una brillante
lámpara de cromo.
La mejor parte de la habitación, sin embargo, tiene que ser la ventana.
Ocupa la mayor parte de la pared del fondo, y está enmarcada por cortinas
color marino de aspecto suave. A través de la ventana puedo ver árboles y el
cielo nocturno.
—En realidad, sí, funciona bastante bien. Quiero decir, no me hace
enamorarme de ti, pero sé más sobre ti ahora. Por ejemplo, ahora sé que
prefieres los libros electrónicos a los libros impresos, monstruo.
Él ríe. —Eso es realmente cierto. Los libros impresos son muy pesados y
siempre los arruino, lo que me hace sentir mal. ¿Qué más?
Señalo su tocadiscos. —Todavía escuchas discos, por alguna razón.
—Todo se trata del sonido, hombre. No hay nada como eso. ¿Algo más?
Asiento hacia su cama. —Tu cama es doble de grande.
—¿Y qué significa eso exactamente?
—Significa que quieres a alguien. O tal vez estoy analizándolo demasiado.
Simplemente podrías querer el espacio extra. No lo sé.
Si quiero hacer un movimiento, esta es mi única oportunidad. ¿Cuánto
tiempo ha pasado desde que Kaylee se fue? Tal vez cinco minutos. Eso me
deja con solo cinco minutos más para pasar con él. Y platicar es agradable,
pero estamos solos en su habitación. Repito: estamos solos en su habitación, y
él me ha dicho dos veces ahora que no quiere que vaya. Esta es la mejor
oportunidad que tendré.
—Hey, ¿Dyl?
Me mira. —¿Sí?
—Voy a hacer algo, y si quieres que pare en cualquier momento, puedes
decírmelo, ¿de acuerdo?
Todo lo que hace es asentir, por lo que extiendo la mano y tomo su muñeca.
Me quedo allí por un segundo, mi pulgar dibujando círculos sobre su piel,
esperando ver si mi toque es aceptable. Él no se aleja ni dice nada. En cambio,
una linda sonrisa ilumina su rostro. Lo jalo hacia adelante, por lo que está
directamente frente a mí, y luego lo agarro por los hombros. Se ha vuelto
suave, dócil, y hace tanto calor. Lo aprieto tal vez un poco más fuerte de lo
necesario, solo para sentir lo firme que es, y parece que le gusta, porque se da
por vencido ligeramente, sus rodillas se relajan. Lo guío hacia atrás unos pasos
hacia el lugar donde lo quiero, con su espalda presionada firmemente contra la
ventana.
—¿Esto es bueno? —pregunta.
—Es perfecto.
Coloco una mano sobre el vidrio frío al lado de su cabeza y luego me inclino
hacia adelante hasta que casi nos estamos tocando. —¿Estás bien con esto,
Dyl?
Él asiente. —Lo estoy.
Me inclino hacia adelante y lo beso. Él me devuelve el beso, más lento de lo
que lo hizo en el cobertizo. A diferencia de la última vez, no tengo ganas de
arrancarle la ropa, pero esto... esto es mejor. Más suave. Más amable. Más
como si finalmente hubiera encontrado una forma de expresar cuanto me
gusta.
Cierra sus labios y retrocede un poco. Sus manos están en mis caderas, sus
dedos juegan con el borde de mi camisa. Inhalo, tomando un poco de aire muy
necesario.
—Se nos acabó el tiempo —dice.
Quiero decir que está equivocado, pero sé que tiene razón. Segundos es
todo lo que tengo, así que lo beso nuevamente. Él me devuelve el beso, pero
es diferente… más ligero, vacilante. Él cierra sus labios y frota mis brazos.
—¿Caden?
—¿Sí?
—Tenemos que irnos.
Aprieto mi mano en un puño y lo golpeo contra la ventana. — Sí. —Presiono
mi frente contra la suya.
—Te daré algo de tiempo —dice—. Te daré un par de minutos para
encontrarla, y luego seguirá el juego. ¿Y oye, Caden?
—¿Sí?
—Estoy apostando por ti.
Cierro los ojos y aprieto la frente contra la suya un poco más. —Yo también
estoy apostando por ti.
Toco el cristal una última vez, luego doy un paso atrás. El aire lejos de él se
siente frío, y sé por qué: nunca volveré a estar tan cerca de él. Ese beso fue
para nosotros. Quiero decirle algo, decirle lo mucho que desearía no estar
compitiendo contra él, o lo mucho que quiero que sea mi novio. Pero ya he
pasado más tiempo del que debería haber estado aquí, y él tiene razón. No
puedo quedarme.
De alguna manera, salgo de su habitación sin mirar atrás.
Y el gran final comienza.
Capítulo

VEINTICINCO
Desciendo por la escalera y escaneo la multitud en busca de Juliet. Miro
alrededor de un hombre alto vestido con un mal traje y la veo. Ella está de pie
frente a la piscina con los brazos cruzados. Me acerco.

—¡Juliet! —la llamo, mientras abro la puerta de la piscina—. ¡Ahí estás!

Se da vuelta, me mira y me da la sonrisa más grande que le haya visto.

—¡Caden! —dice ella—. ¡Te estaba buscando! ¿Dónde estabas?

—¡También te estaba buscando! Supongo que nos perdimos.

—Huh. De todos modos, estoy tan contenta de haberte encontrado porque


tengo noticias. Dyl invitó a un grupo de científicos a esta fiesta. O, su tía lo hizo.
Aparentemente ella tiene un montón de conexiones en la industria. Esto es,
como, algo que realmente cambia la vida, así que, si logro que alguno de ellos
piense, siquiera, en darme una pasantía, esto podría cambiar el resto de la
mía. En serio, Caden, este podría ser el comienzo de mi carrera. ¡Mira, mira,
ahí! —Señala a un hombre indio que está de pie junto al ponche—. Ese es
James Batra. Él es el hijo de Jairam Batra, y ambos trabajan en Harvard. Mira
eso, el maldito Jame Batra en la misma fiesta que yo. —Agita el cabello con su
mano.

Esto es. . .inesperado. Los científicos obviamente saben que Dyl todavía
está jugando. ¿Y si no lo está? ¿Y si sólo quería hacer una última cosa linda
para Juliet? Eso es algo que él haría. ¿Pero por qué no me lo dijo? No. Él me
habría dicho si sólo estuviera tratando de ser amable, así que todavía está
compitiendo. No puedo estar enojado porque, después de todo, le dije que
siguiera luchando, pero supongo que no esperaba que lo intentara con tanta
fuerza.

—¿Debería hablar con él? —pregunta Juliet. Parpadeo, luego me doy


cuenta de que está hablando del científico—. No quiero parecer excesivamente
emocionada o nada, aunque sí lo estoy. ¿Qué debería hacer, Caden?

—Sé tú misma. Es suficiente.

Su mirada se suaviza.

—Eres increíble, lo sabes, ¿verdad? Esta cosa increíble está sucediéndome


y lo primero que quería hacer era decírtelo. Sé que no hemos definido nuestra
relación, pero me gustas mucho, y...

¡Bésala ahora! ¡Quiere que lo hagas!


Yo…

¡Bésala ahora mismo! No estoy preguntando, Caden.

Me acerco para que nuestros cuerpos casi se toquen. Sus ojos se abren,
pero ella no se aparta.

—Caden, ¿qué estás…?

Me inclino hacia adelante, ladeando mi cabeza. Mis labios están a punto de


tocar los de ella. Me detengo, porque yo...

Sigue, Caden. Si te detienes ahora voy a...

Sé lo que harás, Kaylee.

Cierro los ojos y la beso. Sus labios son aún más suaves que los de Dyl, y
más dulces. Se siente agradable, tierno y suave. Sin embargo, no estruja mi
pecho como lo hace besar a Dyl, y una parte de mí sabe que nunca lo hará.
Ella inclina su cabeza hacia un lado y me besa de nuevo, su mano curvándose
contra mi pecho. Me alejo y la miro a los ojos.

Esto es todo: la gran final. ¿Estoy haciendo esto? ¿Puedo hacer esto? Las
lágrimas se forman en mis ojos y parpadeo rápidamente para deshacerme de
ellas antes de que Juliet lo note. Me duele el corazón y el dolor es tan fuerte
que casi me pone de rodillas. Tengo que hacer esto. No tengo otra opción. Él
debe saber que no tengo otra opción, al igual que no tuvo más remedio que
seguir luchando por Juliet. Ya puedo decir que me odiaré por el resto de mi
vida si abro la boca. Pero la peor parte de todo es que sé, y creo que siempre
lo he sabido, que cuando llegara este momento lo haría.

—Te amo, Juliet —le digo. Mi voz sale clara y fuerte, justo como la
practiqué—. Creo que siempre lo he hecho, desde que te conocí hace tantos
años. Y ahora te digo todas las cosas que desearía haber tenido el coraje de
decirte desde antes. Si quieres que sea tu novio, todo lo que tienes que hacer
es preguntarme.

Ahí. Está hecho.

Ella cierra sus ojos—. Caden, también me gustas, y quiero ser tu novia, y no
tienes idea de lo feliz que me siento ahora que dijiste eso. Pero como dije, hay
mucha gente aquí que podría comenzar mi carrera y eso me importa mucho.
Así que sé que va apestar escuchar esto, pero ¿estaría bien si hago una pausa
en esta conversación y hablo con ellos?

—Juliet, me molestaría si no lo hicieras. Ve por todo. Sé que lo harás. Estaré


esperando.

Ella sonríe, respira profundamente y cruza la habitación. James Batra


levanta la vista de su taza de ponche y le sonríe. Ella le estrecha la mano y
comienzan a hablar.
Necesito sentarme. Me siento mareado y aturdido, como si pudiera
desmayarme en cualquier momento. Eso estuvo muy cerca. La noche aún no
ha terminado, y no me ha dado un sí concreto, lo que significa que la prueba no
ha terminado. Por ahora, Dyl está a salvo, que es lo único que importa. Aun
así, la sensación de mareo persiste y sé que si no me siento pronto vomitaré.
Casi mato a Dyl. ¿Cómo podría hacerle eso? ¿Qué está mal conmigo?
Escaneo la multitud. ¡Sí! ¡Ahí! Al otro lado de la cubierta hay un asiento libre.
Doy un paso hacia allí.

Las luces se apagan y un piano comienza a tocar. Todos se quedan


totalmente quietos. Un reflector se prende, revelando a Dyl. Está de pie al final
de la plataforma vistiendo un traje completamente blanco. Una sola rosa roja
está en su mano. Él avanza hasta detenerse en el centro de la luz.

Oh no.

—Juliet —dice Dyl. Lleva un micrófono, así que su profunda voz retumba por
toda la habitación—. ¿Dónde estás?

Juliet coloca su taza sobre la mesa y camina a la cubierta. Todos han


detenido lo que estaban haciendo para verlos.

—Dyl, ¿qué estás haciendo?

Él avanza hasta detenerse justo frente a ella. El reflector se mueve,


iluminándolos a ambos. Parece como si ellos dos fueran las únicas personas
en la cubierta.

—Hay algunas cosas que quiero decirte, Juliet, pero es difícil, porque estás
usando ese brillo labial que te pones a veces, dependiendo de lo elegante que
quieras ser. Solo soy un chico parado frente a ti y eres tan hermosa que nunca
me canso de mirarte. —Se lame los labios y sonríe—. Robaría una corneta
francesa azul si quisieras una, porque no sé cómo dejarte. Si me estuviera
casando con otra persona, diría tu nombre en el altar. Nuestra historia es épica,
Juliet. Y sé que cada una de todas las formas posibles de decir "Te amo" ya se
ha dicho, y es por eso que no intenté ser original. Pero te amo, Juliet. Y espero
que me ames también.

Él le ofrece la rosa.

La multitud se inclina hacia adelante

— Yo. . .yo. . .—balbucea Juliet—. Lo siento, Dyl, realmente lo siento. Pero. .


.—Sus cejas se fruncen. La boca de Dyl se abre y sus ojos se llenan de
lágrimas. Él sabe que ya está hecho. Él sabe que ya terminó—. Todo esto, no
es para mí. ¡Era todo para ti! Y no quiero ser una actriz en el espectáculo de tu
vida. Soy yo misma, Dyl. Y por encima de todo eso, lo siento, pero amo a
alguien más, y quiero estar con él. No quiero estar contigo. Ni ahora, ni nunca.

Juliet se gira y se aleja. En el brillante resplandor del foco, la cara de Dyl cae
y sus hombros se hunden.
El juego ha terminado.
Capítulo

VEINTISEIS
Tiro mi vaso. Golpea el suelo, y no hago nada más que observar como el
líquido se derrama en la cubierta de madera. Alrededor de mí, bufidos de risa
estallan.

¡Felicidades, Caden! Eso es suficiente para ellos. Se acabó. ¡Ganaste! Y lo


siento por amenazarte antes, solo pensé que necesitarías un empujoncito extra
para cerrar el trato. Ahora, tengo una cita, así que me tengo que ir. ¡Bebe algo!
¡Celebra! Lo has hecho bien.

Eso es suficiente. Van a matar a Dyl.

El chico que se paró fuera de mi ventana, el chico que me condujo a través


de la noche, el chico que está obsesionado con la música rock y que es mucho
más agradable que yo, el tipo de chico que debió ser un Bueno. Lo imagino
esperando fuera de mi cuarto, enmarcado por mi astillada ventana de madera.

Y está a punto de morir.

Necesito procesar esto. Gané. Dyl será ejecutado. Todo va tan rápido. El
mundo es demasiado ruidoso, brillante y cruel y no puedo centrarme en nada
porque Dyl, mi Dyl, está a punto de ser asesinado. Es tan horrible, casi
abstracto, como si no pudiera pasar realmente. Pero pasará. Un Stalker lo
llamará, y si él corre, lo decapitaran.

Me arrodillo y recojo el vaso roto. Dyl sale del centro del reflector y se abre
paso entre la muchedumbre burlona hacia la salida. Atraviesa la puerta y sale
de mi vista.

Camino hacia la mesa y pongo el vaso encima. Y mientras lo hago me doy


cuenta de que mi mano está temblando violentamente. ¿Por qué me siento
así? Esto era lo que quería. Todo el tiempo, desde que llegue al CIA, esto era
lo que quería. Ganar. Sobrevivir.

Pero ahora que lo tengo ya no lo quiero. De hecho, lo odio.

Quiero al chico que venía a mi ventana en la noche. Lo quiero completo, y lo


quiero conmigo.

Juliet aparece entre la multitud.

—Caden, ¿qué pasa? Parece como si hubieras visto un fantasma.

— ¿A Dónde fue Dyl?


—Su tía me dijo que fue al puesto de observación. Ella lucía tan molesta
conmigo y yo…

—Él se va a suicidar. Necesito ir. Ahora.

Sus ojos se abren. —Oh, Dios. Iré también.

Juntos corremos entre la fiesta para ir de regreso a la casa. Me detengo en


la cocina. Camino hacia el bloque de madera lleno de cuchillos con
empuñaduras plateadas. Tomo el más pequeño, me doy la vuelta y corro
detrás de Juliet.

Salimos de la puerta frontal. ♡ toma mi brazo.

— ¿Por qué tomaste el cuchillo?

Me encojo de hombros.

— Ahora no podemos hablar. Vamos.

Kaylee, ¿estás ahí?

Por suerte, no hay respuesta.

Alcanzo la camioneta y abro la puerta. Juliet está de pie con sus brazos
cruzados. Sus zapatillas están haciendo un agujero en el suave piso.

—Caden, ¿Qué demonios estás haciendo? ¿Cómo sabes lo que Dyl hará?
Él no estaba seguro de si conocía tu nombre al inicio de la fiesta, ¿y ahora
estás enojado porque lo rechacé?

—No puedo explicarlo, Juliet. No tengo tiempo.

—Eso no lo puedes decidir tú. Te dije que ésta era una gran noche para mí y
luego Dyl la arruinó y ahora tú la estas poniendo peor. Caden, me estas
asustando.

—Soy un mentiroso, Juliet. También Dyl. Debería de estar asustándote. Es


la emoción más racional que sentir cuando estas cerca de mí.

Lágrimas inundan sus ojos. — ¿Qué quieres decir? Te dije que quería estar
contigo y ahora estas volviéndote loco porque obviamente has cambiado de
opinión y ya no quieres estar conmigo.

—No es eso. Confía en mí. —Inhalo profundamente. ¿Estoy haciendo esto?

Me imagino a Dyl, desnudo, una lágrima corriendo por su mejilla. Fuego


naranja siendo lanzado contra él. Cerrando sus ojos como si lo estuviera
aceptando, pero su labio inferior está temblando. La imagen toma la decisión
por mí. No quiero vivir una vida donde Dyl esté muerto y yo sea un mentiroso.
Ya no puedo ser un Interés Amoroso, así que lo haré: voy a sacrificar todo
por lo que he trabajado para darle una oportunidad de sobrevivir. Pondré mi
cabeza al lado de la suya en la guillotina.

No tengo opción.

Es quien soy.

—Soy un Interés Amoroso, Juliet. También Dyl. Casi toda nuestra vida
hemos pertenecido a una compañía que monitorea gente importante como tú.
Ellos quieren que te enamores de uno de nosotros y así podremos espiarte por
el resto de nuestras vidas. Les contamos tus secretos, y luego ellos los venden.
Para estar seguros de que cumplimos, ellos matan a quien no sea elegido. Lo
queman como basura.

Ella asiente, su mirada es intensa. Sus ojos están mojados.

— ¿Escuchaste lo que dije, Juliet? —grito— ¡He estado espiándote! ¡Te he


estado mintiendo todo este tiempo! ¡Soy la peor maldita persona que has
conocido!

La confesión me abruma, y de repente mis ojos se llenan de lágrimas. Me


inclino hacia adelante, mi pecho está pesado, pongo mi cabeza en el volante.
Soy un estúpido, tan estúpido. ¿Qué gano con llorar? Nada. No puedo
rendirme, incluso si lo quisiera. Necesito salvarlo. Inhalo profundamente. El aire
huele a plástico.

Una mano toca mi espalda baja. Me retuerzo y levanto la mirada, esperando


ver una cara sombría y sin ojos. No es un Stalker. Es Juliet. Sus labios están
presionados y sus mejillas brillantes.

—Caden —dice. Está temblando, pero su tono de voz es suave—, si lo que


dices es verdad eso significa que, porque te escogí, van a matar a Dyl. ¿No es
así?

Asiento, mi fuerza regresando a mí. Limpio mis mejillas con rudeza.

—Ellos lo harán —digo—, pero creo que él se va a suicidar antes de que


puedan. Yo. . . Yo lo conozco, y es demasiado orgulloso para dejar que lo
maten. Esa es la razón por la que tengo que ir. Necesito salvarlo.

Ella camina al otro lado de la camioneta y se sube.

— ¿Qué estas esperando? —pregunta— ¡Conduce!

Pongo mi pie en el acelerador y nos alejamos de la fiesta.


Capítulo

VEINTISIETE
Estamos conduciendo a través de calles silenciosas hacia el mirador. Juliet
se ha volteado en su asiento, así que puedo ver su espalda. Sus hombros
están encorvados, haciéndola lucir pequeña. Ocasionalmente sus hombros se
mueven y ella deja salir un pequeño sollozo, y cada vez que escucho el sonido,
tan suave y débil, una llamarada de dolor me golpea. Podría decir algo que la
hiciera sentir mejor, pero no puedo pensar en algo que logre arreglar esto. Así
que solo conduzco y trato de no pensar en que soy responsable de que
convertir a una dulce y maravillosa chica en esa cosa que sufre al lado mío.

Ella se voltea hacía mí. Sus mejillas están brillantes.

—Al decirme lo que acabas de decirme, ¿tú…?

— ¿Te puse en peligro? Lo hice, y lo siento mucho. Pero probablemente


ellos no te mataran. Creen que eres lo suficientemente importante para CIA. No
es una cosa que todos tengan, solo la gente súper importante. O, al menos,
gente que ellos predicen que se volverán importantes algún día. Dudo que
noten esa oportunidad, así que eres la que está más a salvo. Lo siento, de
todos modos. Por eso y por todo lo demás.

— Así que este es el verdadero Caden, ¿huh?

Asiento lentamente. —El único e irrepetible.

Ella observa fuera de la ventana, poniendo su espalda hacía mí otra vez.

Llegamos al estacionamiento. El único auto en el largo lugar de concreto es


el convertible negro de Dyl. Está estacionado, descuidadamente, sobre dos
lugares. Un escalofrío helado llena mi sangre.

Juliet se sienta recta. — ¿Quieres que vaya contigo?

Sacudo mi cabeza. —No puedes. No sé cómo Dyl va a actuar. Los Intereses


Amorosos rechazados son famosos por ser violentos, les gusta dejar el mundo
con una explosión. Dyl no va a hacer eso, como sea, al menos no creo que lo
haga. Solo…iré.

Sé lo que tengo que preguntar, pero cada parte de mí piensa que es


demasiado para ella. Es horrible, pero no tengo otra opción.

—Y necesito que hagas algo por mí, bueno, por nosotros. Sé que me odias,
y lo comprendo, pero Dyl y yo vamos a tener que escapar. ¿Puedes regresar a
tu casa y traer tanta agua y comida como sea posible? Llena la parte trasera de
la camioneta con lo que pienses que nos ayudará a sobrevivir. Dyl y yo vamos
a desaparecer totalmente, así que necesitaremos suministros. Por favor, Juliet.
Sé que no es justo pedirte esto, pero créeme, es mi única opción. No puedo
dejar que lo maten.

Juliet asiente. —Lo haré —sonríe irónicamente—. ¿Sabes? Me preguntaba


si todo lo que me estaba pasando era demasiado bueno para ser cierto. Seguía
negándolo, pero en el fondo sabía que algo raro estaba pasando. Nadie había
mostrado algún interés romántico en mí antes, así que debí saber que era
mentira. Debí saberlo.

Ouch. Quería decirle que ella merecía solo cosas buenas, pero no tenía
tiempo. Dyl me necesitaba más que ella ahora.

— ¿Así que lo harás? —pregunto.

—Lo haré. Te veo aquí en veinte minutos.

—En diez.

Me bajo de la camioneta y cierro la puerta detrás de mí. Entonces me meto


las manos en los bolsillos y troto todo el camino hacía el mirador.

¿Kaylee?

Nada.

Mis dedos agarran la empuñadura del cuchillo. Necesito sacar los implantes,
y rápido. Ahora que he decidido que no dejaré que maten a Dyl, el pensamiento
estará corriendo por mi mente constantemente. Tratar de alejar la idea solo
hace que regrese con más fuerza. Si Kaylee decide escucharme le tomará un
segundo darse cuenta de lo que estoy haciendo.

Y luego todo se acabará.

Si puedo sacar los implantes, puedo comprarnos un poco de tiempo. No


mucho, pero es mejor que nada. Además, Kaylee me dijo que no eran bombas,
¿pero desde cuando le preocupa a CIA decirnos la verdad? No soy un idiota y
no confío en ellos. Los implantes necesitan salir.

Salgo del bosque para encontrar la cima del área.

Dyl está parado en la barandilla, su espalda hacía mí, las puntas de sus pies
colgando en el borde. Sus brazos están estirados a lo ancho, y sus ojos
mirando las estrellas.

— ¡Dyl! —llamo.

— ¿Caden? — Me mira sobre su hombro. El viento juega con su cabello. —


¿Qué demonios estás haciendo aquí?

—Podría preguntarte lo mismo.

—Voy a terminar todo, Caden. Debería ser obvio.


Me subo a la plataforma. —No lo hagas.

Se voltea, de cara al pueblo. — ¿Por qué no? No hay nobleza en dejar que
mis dueños me rebanen como un maldito animal. De esta forma le puedo quitar
a Craike lo de ser un asesino.

Doy un paso adelante. —Dije que no lo hagas. Le dije a Juliet lo que soy. Lo
que somos. No puedo dejar que te maten, Dyl. Así que huyamos. Traigamos el
auto y escapemos de todo. Estoy tan muerto como tú sino corremos, así que
baja de esa barandilla y ven conmigo. Por favor.

Brinca a la plataforma y camina hacia mí. Toma mis hombros. — ¿Te


rebelaste?

—Lo hice.

Él sonríe. —Maldito idiota —la sonrisa desaparece y deja mis brazos—.


Espera, no es por, um, la cosa gay, ¿o sí?

Se siente como un golpe en la cara. Sé instantáneamente que lo que temí, lo


que desesperadamente esperaba que no fuera verdad, es de hecho una
realidad: estaba jugando conmigo. Cada momento que compartimos era parte
de su estrategia para destruirme. Siempre he sabido que era una posibilidad,
pero aquí está, mi pesadilla confirmada. No le gusto. Sus visitas en la noche.
Los viajes en su coche. El beso en el almacén. Estaba todo planeado.

Apenas suprimo un lloriqueo. — ¿Qué quieres decir con la cosa gay?

—La, ya sabes… cosa. Judy sospechaba que tú, bueno, eras lo que eres. Y
ella sugirió jugar contigo con la esperanza de disminuir tus esfuerzos para que
Juliet no se enamorara de ti. Y estaba funcionando, ambos nos dimos cuenta
de que estabas dando pasos hacia atrás, pero Juliet obviamente ya había
tomado una decisión. No te estoy diciendo esto porque quiera lastimarte,
porque no quiero. Solo quiero estar seguro de que no estas tirando tu vida por
algo que no era real. Eres un chico increíble, y eres mi amigo, pero no estoy
enamorado de ti. Y no… yo no soy gay. Me gustan las chicas.

Una carcajada se escapa de mis labios. Es totalmente falsa, pero soy un


buen actor y él se la cree. — ¿Escuchaste lo que dijiste, Dyl? ¿Qué en el
mundo te hizo creer que después de todo lo que he pasado quiero estar
enamorado?

Él se rasca la nuca. —No lo sé.

—Me estoy rebelando porque no soy, ni tampoco quiero ser, el tipo de


persona que deja que un amigo muera. Eso es. Sí, seguro, me atraes.
Supongo que eso me hace gay. No estoy avergonzado de ello. No confundas
eso con esto, porque no estoy enamorado de ti, Dyl. Esto no es un gesto
romántico. Solo no quiero que mueras, porque no lo mereces. ¿Entendido?

Y de esta forma, soy un mentiroso de nuevo.


—No importa por qué lo estás haciendo, Caden. Lo que importa es que lo
estás haciendo. No… no tengo idea de cómo puedes ser tan valiente. Estas
arriesgando todo para salvarme. Es más de lo que merezco.

— Probablemente sea cierto. Ahora, siéntate y cállate. Necesito sacar tu


localizador.

Se sienta en la banca y yo saco el cuchillo de mi bolsillo. Él mira la cuchilla y


su boca se abre. — Has planeado todo esto, ¿no?

—No realmente. Pero estoy complacido de que parezca que tengo un plan.

Toco un lado de su estúpidamente hermosa cara y empujo su cabeza para


que se ladee, con su mejilla flotando cerca de su hombro. Mis dedos presionan
la piel al final de la frente hasta que siento un bulto. Se contrae del dolor.

Muevo el cuchillo y lo pongo encima del bulto. —Esto va a doler.

Dyl presiona sus dientes y cierra los ojos. Levanto el cuchillo. Dolerá como el
infierno, y aun así no me siento mal por eso. Quizá porque sé que tiene que
hacerse. O quizá una parte de mí quiere hacerlo sufrir. Se siente como
venganza. Yo. . .

Un fuerte sollozo suena por mi mente. Es una voz. De mujer, para ser
precisos.

Kaylee.

Oh no.

Lo… Lo… siento tanto, Caden. Estaba revisando y escuché todo. Sé lo que
estás haciendo.

Me alejo de Dyl. Mi cuerpo entero se debilita. No, no, no. El cuchillo se siente
frío en mis manos. Los ojos de Dyl buscan en mi cara.

Kaylee, por favor…

El Stalker está en camino. Lo siento tanto, Caden. Adiós.


PROTAGONISTA
Capítulo

VEINTIOCHO
— ¿Qué pasa? —pregunta Dyl. Está apoyado sobre la barandilla,
sosteniendo su cabello lejos del bulto donde su localizador fue insertado—
¿Por qué paraste?

Mi corazón está latiendo rápidamente y mi cabeza se siente perdida, como si


todo a mí alrededor estuviera cayéndose. Un sonido como dos platillos
golpeándose suena en mis oídos. Aprieto mis manos en mis sienes, tratando
de callar todo por un segundo para poder saber qué hacer.

Bajo mis manos. —Es Kaylee. Lo sabe.

Se voltea y patea la barandilla. Mueve su pie y la golpea de nuevo.

—Eso significa que Judy sabe también; Kaylee debió decirle.

—No cambia nada, Dyl.

Pero eso no es cierto. Esto cambia todo. Esto significa que no hay vuelta
atrás para mí. Esto significa que estoy arriesgando mi vida por el chico que me
engañó para que me enamorara de él.

Aunque sepa esto, no se siente tan mal, porque mirándolo a él ahora,


sabiendo lo que ha hecho, aun haría lo que sea para salvarlo. Soy
probablemente el más grande idiota del planeta, pero no puedo borrar el afecto
que le tengo, incluso aunque él no tenga afecto por mí.

Oh wow, él no tiene afecto por mí.

Aun así, no dejare que el CIA lo mate.

Solo qué: Ouch.

Él se pone en la posición otra vez y ladea su cabeza. —Tienes razón. Solo


hazlo.

Posiciono la hoja de nuevo justo al lado del bulto. Empujo la cuchilla dentro,
y Dyl grita y me aleja con sus dos manos. Doy unos pasos hacia atrás. Sangre
está saliendo de la herida, corriendo desde su cara a la chaqueta.

Toma un profundo respiro que llena su pecho, y vuelve a su posición. —


¿Así que el Stalker está viniendo?

—Sip.
Arruga la tela de sus pantalones. —Entonces necesitamos apurarnos. Solo
hazlo ¡Vamos, hombre, hazlo!

Un corte rojo irregular se ve en su frente. Doy un paso adelante y miro más


de cerca. Buscando en la herida hay unos pequeños cables rojos. Muevo mis
dedos hacía arriba para agarrarlos, jalando gentilmente. Dyl ruge, mostrando
todos sus dientes.

— ¡Para! —llora, empujándome en el pecho otra vez. Me alejo, levantando


mis manos. Está temblando—. Lo siento, Caden, lo siento, es mi cerebro. Está
conectado o algo. No puedes sacarlo. No puedes. Si lo jalas me arruinarás. —
Sus ojos se llenan de lágrimas— Voy a morir.

La mitad de su rostro está cubierto de sangre. Necesita terminarse, pero no


quiero continuar lastimándolo, así que me alejo.

Empiezo a desabrochar mi camisa. —Entonces tendremos que confiar en el


CIA.

— ¿Qué estás haciendo?

—Necesito detener la sangre. Es algo que me enseñó Kaylee.

Jalo mi camisa fuera de mi hombro y la tiro. Luego me quito mi camiseta, y


arrugándola se la entrego. —Presiona esto contra la herida ¿puedes caminar?
— pregunto.

Asiente, y coloca la camiseta en su herida y la presiona. Se queja cuando el


material blanco se vuelve rojo.

Recojo mi camisa del piso y troto el camino hacia la calle. Dyl me sigue. Mi
teléfono suena y mientras corro lo saco de mi bolsillo y miro la pantalla. Es un
mensaje de Juliet: Estamos aquí, apúrate.

¿Qué quiere decir con “estamos”?

— ¡Vamos! —grito, y apresuro mi ritmo. Alcanzamos la planta baja de la


colina, donde Juliet está sentada en el asiento de conductor de mi camión. Las
luces están encendidas, y proyectan dos rayos blancos de luz a través del
oscuro estacionamiento. Corro hacia la camioneta y abro la puerta.

Trevor está sentado en los asientos traseros. —Hola —dice con una gran
sonrisa. Su cabello esta levantado y está vistiendo una chaqueta café de
cuero—, escuché que eres un fugitivo ahora.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunto.

Natalie saca su cabeza del asiento trasero. Está vistiendo una camisa negra
y unos jeans, pero su cabello aún está perfectamente estilizado y su maquillaje
inmaculado; sus ojos están sombreados y sus labios cubiertos en un labial
rosa-pálido. —Estoy aquí también. Todos decidimos que no te dejaremos morir.
Oh y solo para que sepas, Trev sabe acerca de mí. Tuve que decirle.

Trevor se encoje de hombros. —Soy un infiel, ella una mentirosa. Pero


estamos felices y enamorados, es todo lo que importa.

—Aw, bebé —dice Natalie, y le planta un beso rápido en su mejilla.

Ahogo un grito de frustración. — ¿No ves lo que acabas de hacer? ¡Ahora


todos vamos a morir!

Los ojos de Natalie se abren con sorpresa. —Sí, moriremos, si no dejas de


quejarte. Ahora apúrate.

Quiero seguir discutiendo, pero me doy cuenta que es estúpido, así que
brinco al asiento delantero. Dyl sube después de mí, manteniéndose entre
Trevor y Natalie. Ambos lo miran como si fuera una pieza de arte confusa. Él
mira hacia sus pantorrillas algo incómodo.

— ¡Vamos!

Juliet pone su pie en el acelerador y la camioneta avanza.

Natalie cruza los brazos. — ¿Tu entrenadora sabe que te has rebelado? —
Dyl y yo asentimos—. Mierda, eso significa que ya estamos perdiendo el
tiempo. Juliet, necesitas conducir tan rápido como puedas y llevarnos tan lejos
de la ciudad como sea posible.

Juliet presiona con más fuerza el acelerador y la camioneta avanza más


rápido.

—Sé que quizá esta sea una opinión impopular en este momento —dice
Trevor—, pero, ¿No deberíamos ir a un lugar público, como una plaza o algo, y
después llamar a la policía?

Estoy mirando por la ventana hacia la tierra plana y estéril del exterior. —El
CIA tiene suficiente dinero para sobornar a cualquiera. La policía no nos puede
ayudar.

—Podemos hacer un video explicando lo que te sucedió y lo subimos en


línea, y…

—La gente lo ha intentado —dice Dyl—. Todos murieron, y todo el asunto


fue cubierto tan rápido que fue como si nunca hubiera existido. Fueron
torturados por días antes de ser enviados al incinerador, y dicen que les
bajaron la temperatura a esas personas, así su muerte tomaba más tiempo.
Diría que es una tontería, pero escuché los gritos. Tomó horas. Mi punto es que
el CIA no quiere que nadie se dé cuenta que existe, y nunca dejarían que el
mundo lo sepa, nunca. Y cada considerable manera de esparcir lo que pasa ha
sido intentada, y todas han fallado. Nuestra mejor opción es escondernos y
esperar que se den por vencidos o se olviden de nosotros.

Trevor se acuesta en su asiento y suspira. —Supongo que has pensado más


sobre esto que yo. Todavía es tan complejo, no puedo comprenderlo.

— ¿Entonces por qué estás aquí? —Quería sonar curioso, pero suena muy
grosero. Presiono mis labios, entonces me doy cuenta que no importa que
hiciera algo que no fuera lindo. El CIA quiere matarme, de todos modos, no hay
razón para volver a ser un Bueno. Me volteo y miro a la ventana como si mi
vida fuera el Titanic a punto de hundirse.

No tengo que pretender que soy alguien que no soy otra vez.

Trev se contrae del dolor. —Bueno, eres mi amigo, Caden, y no voy a dejar
que un grupo turbio de personas te trate como esclavo o te mate. Y Natalie,
bueno, ella es la persona más importante en el planeta para mí. Haré lo que
sea para protegerla—ve sobre su hombro—. Y Dyl está bien también, supongo.

— ¿Así que hay un lugar donde podamos ir? —pregunta Juliet—Como, un


lugar donde personas se hayan escapado de ellos.

Sacudo mi cabeza. —Hasta donde sabemos, nadie ha logrado escapar del


CIA. Un Stalker siempre los atrapa. Siempre.

— ¿Qué es un Stalker? —pregunta Juliet.

—Es una máquina para matar —dice Dyl—. Esta designada con un
propósito: mantener a los Intereses Amorosos vigilados.

—Específicamente, por favor.

—Es un robot —digo—. Un robot lo suficiente fuerte para destrozar a las


personas. También son unos rastreadores expertos, y son tan rápidos que dan
miedo. Hasta ahora, ellos tienen un historial perfecto de atrapar los Intereses
Amorosos que han huido. Nadie se escapa de un Stalker.

—Pero ellos no son nosotros —dice Natalie.

—Todos piensan eso —dice Dyl—. Todos piensan que ellos son la
excepción.

—No, ella está en lo correcto —digo—. Ellos nunca han tenido que
enfrentarse a nosotros. Tenemos un plan.

El silencio cae en el auto. Juliet alcanza una señal de alto y la camioneta se


ralentiza al paso de una tortuga. Ya estamos a las afueras de la ciudad, y
después de ésta vuelta hay un largo camino rodeado de potreros. Doy un
vistazo al espejo retrovisor.

Fuera de la oscuridad, un rostro sin ojos aparece. La franja de sombras se


despliega, revelando todos lo Stalkers en su horrorosa gloria. El pequeño río de
luz en sus pechos resplandece como luciérnagas en la oscuridad. Sus pies sin
dedos se acercan.

— ¡Vamos! —grito aterrorizado, mi mano golpeando el volante— ¡Vamos!

Los ojos de Juliet ven los míos, luego su mirada sigue la mía hacía el espejo
y su boca cae en un grito silencioso. Planta su pie en el acelerador y la
camioneta se desliza en la esquina, sacando humo. Patinamos hacía el carril
opuesto. Ella lo domina completamente y la cabina entera vibra mientras
avanzamos.
Capítulo

VEINTINUEVE
— ¿Todavía nos están persiguiendo? — pregunto.

Hemos estado conduciendo por más de cinco horas. Mis ojos se sienten
secos y pesados, como si estuvieran siendo empujados fuera de mi cabeza.
Mis manos están entumecidas, y el vello de mis brazos erizado. Miro por
encima de mis hombros. Detrás de mí solo puedo ver una masiva pared de
oscuridad. Veo hacía la izquierda y veo que la tierra está estéril y plana,
rompiendo con dicha rutina solo cuando unos árboles ocasionales pasan.

Trevor se inclina hacia adelante. Está sonriendo. Rechino mis dientes. Él no


debería estar aquí. Él debería estar a salvo, en su cama, durmiendo. También
Juliet y Natalie.

— ¿Quieres una gomita de gusano? —pregunta Trevor, ofreciéndome una


bolsa llena de dulces color neón. Esta masticando con la boca abierta—. Son
buenos. Y necesitas mantener tu azúcar elevado. Ya casi es tiempo de que
cambien de cond…

—Estoy bien —interrumpe Juliet. Sus ojos rojos e hinchados—. En serio.

—No, él está en lo correcto —digo—. Necesitamos cambiar. —Tomo un


gusano de la bolsa y lo aviento a mi boca. Muerdo con fuerza, cortando su
cabeza. Siento la energía azucarada arrastrándose por mi sangre, corriendo a
mi corazón y estableciendo los temblores de mis brazos—. Hagámoslo ahora.
Estaciónate, y ambos corremos a los lados y luego regresamos. Tomará dos
segundos.

—Estará ahí afuera, Caden —dice Dyl—. Pudo habernos atrapado si quería.
Está haciendo lo que ellos siempre dicen que harían. Atormentándonos.

Me estremezco. —Lo sé. Pero terminará en serio si nos estrellamos. Al


menos de esta forma tenemos una oportunidad.

Juliet pone su pie en el freno y la camioneta se ralentiza. — ¡Ahora! —dice.

Brinco y aterrizo en el suelo. Tomo unos rápidos pasos para recuperar mi


balance, luego doy vuelta y corro hacía el frente de la camioneta. Juliet me
pasa. Alcanzo la puerta delantera, la cual está abierta.

Natalie grita, alto y fuerte.


Levanto la mirada.

El Stalker sale de la oscuridad.

— ¡Caden! —grita Juliet— ¡Metete!

Salto dentro de la camioneta y golpeo mi pie en el acelerador. Por favor, Por


favor, Por favor. La camioneta avanza. Tomo el volante y doy vuelta, y la
camioneta regresa a la carretera. El viento azota contra la puerta abierta. En el
espejo retrovisor la pared oscura avanza, cubriendo al Stalker. Levanta su
cabeza de maniquí y encuentra mi mirada mientras la oscuridad cubre su cara.

Con una mano, alcanzo y cierro la puerta. El sonido vibra en toda la cabina,
entonces cae el silencio.

—Está jugando con nosotros —dice Natalie—, pero eso es algo bueno,
¿cierto? Nos da tiempo. Solo necesitamos un plan, y Juliet, eres la única que
puede pensar algo con todo esto. Así que necesitas dormir, porque te
necesitamos con toda tu energía mental para sacarnos de esta.

—Estoy bien —dice Juliet—. Puedo pensar y seguir vigilando.

—Nat tiene razón, necesitamos que duermas —digo—. Hemos ganado, así
que hazlo.

Me mira por unos segundos, luego abre su boca. Sus cejas se arrugan y
hace un puchero antes de voltearse y recargar su cabeza en el asiento. ¿Por
qué está actuando tan extraño? Me doy cuenta: esa fue la primera vez que le
dije lo que tenía que hacer. El poder de nuestra relación ha cambiado, y ahora
ella no sabe que esperar de mí. Quiero explicarme con ella, decirle que no soy
una persona horrible, solo no soy el chico sumiso que pensó que era. Quiero
decirle que sé que este cambio puede ser sorpresivo para ella, pero que soy
todavía el chico que solía ser, solo que mejor, porque ahora puedo decir lo que
realmente pienso y siento.

Quiero que conozca a mi yo verdadero.

Abro la boca, pero ella cierra los ojos y pretende estar dormida. Si ella no
quiere hablar, necesito respetar eso. Es la única forma que puedo reconstruir
una cosa parecida a una relación con ella.

—Después de Caden, yo conduciré —dice Natalie—. Luego Trev, Luego Dyl.


Y luego el círculo se repite. Y sé lo que estás pensando Trev, pero he
conducido un auto contigo y sé que eres un conductor decente. Mucho mejor
de lo que piensas que eres, de todos modos. Así que puedes conducir solo por
unas horas. Estarás bien.

Trevor rasca su antebrazo. —Sí, porque “bien” es exactamente cómo


describiría nuestra situación actual.
* * *
Han sido ocho horas desde que empezamos a correr, y el medidor de gas ha
empezado a alertar en rojo. Lo he visto relampaguear tantas veces que ahora
está quemando mis retinas y la imagen permanece incluso cuando cierro los
ojos.

Dyl está conduciendo, y yo estoy en medio del asiento trasero, aplastado


entre Natalie y Juliet. No importa como intente acomodarme, mis muslos
siempre terminan tocando a una de ellas. Juliet no me ha dirigido la palabra
desde que estoy en el asiento trasero, y cuando la volteo a ver ella siempre
voltea la cara y ve hacia la ventana.

—Necesitamos detenernos —dice Dyl. Su voz es más profundo y grave que


lo usual— ¿Estas segura que hay una estación más adelante?

Juliet mastica su labio inferior. —No importa, porque esa cosa no nos dejara
recargar la gasolina. Pero podemos hacer algo. Vamos, chicos, sé que todo lo
estamos pensando.

—No estoy pensando nada —digo—. ¿Qué estás tú pensando? Tú eres la


genio.

Quise decirlo como un cumplido, pero como todas las cosas que digo
recientemente, sonó muy grosero.

Juliet juega con un largo mechón de su cabello. Sus dedos largos,


ligeramente rosas tiemblan. —Pienso que debemos pelear.

—Yo no estaba pensando eso —dice Dyl—. Es una máquina de matar. No


hay manera de poder enfrentarla. No la hay. Nos destrozara a todos. Había un
video que nos enseñaron, en el CIA, de eso rompiendo la cabeza de un Bueno
con sus propias manos. Es imparable.

—Tengo armas —ella dice—. Están atrás de la camioneta. Mientras Nat y


Trev estaban llenando la camioneta fui a mi laboratorio y tome alguno de las
cosas con las que he estado trabajando. Tomé tu traje, Natalie, y Las Bombas
de Hoyo Negro y El Guante Rayo y otras cosas. Podemos pelear si planeamos
nuestro ataque. Si nos quedamos sin combustible y nos atrapa estamos
perdidos. Si planeamos antes al menos podemos atraparlo.

— ¿Cuál es el plan? —dije

Juliet sonríe. —Yo digo que lo hagamos explotar —pone sus palmas
juntas—. Las bombas son lo suficientemente fuerte para hacerlo. Si puedo
llegar al detonador y lo ponemos en su camino, puedo destruir al Stalker. Sé
que puedo. Todo lo que necesitaremos es un edificio para escondernos
mientras plantamos la bomba.
Dyl suspira. — ¿Cómo sabremos que una bomba funcionará?

Ruedo los ojos. — ¿Qué más podemos intentar, Dyl? ¿Debemos rendirnos y
morir? Si eso es lo que tú quieres hacer hazlo, pero yo quiero al menos intentar
algo, y este es el mejor plan que tenemos.

—No, tienes razón —dice—. Lo siento. Espera, ¿estabas diciendo que


necesitaríamos un edificio? Porque mira. —Él apunta hacía su ventana. El sol
está saliendo lentamente, y contra el cielo rosa se ve el contorno de un
granero—. ¿Servirá ese?

Juliet asiente. —Es perfecto. Bien, necesitamos hacer esto ahora. ¿Todos
están listos para correr? Dyl y Caden, necesito que sean la carnada. Nat y
Trev, corran en la dirección contraria en caso que todo salga mal, ¿entendido?

—Espera, ¿Qué? —dice Natalie— ¿Qué haremos nosotros?

—Cuando la camioneta se detenga, aléjense de nosotros. Caden, corre


atrás y encuentra la mochila negra. Esa es la que tiene las bombas. Tómala y
corre hacía el granero.

El granero se acerca rápidamente.

— ¡Detente, Dyl! Hazlo ver como si el combustible se agotó.

Dyl pisa el freno y la camioneta se detiene. Trev agarra la manecilla de la


puerta, abriéndola, y brinca afuera; Juliet lo sigue. Yo salto fuera detrás de
ellos. Me volteo por un segundo y observo la carretera. En la distancia hay una
figura solitaria. Baja su cabeza y se pone en posición de correr.

Quito la lona de atrás de la camioneta y empiezo a buscar la mochila. Natalie


y Trev saltan fuera de la carretera y corren al bosque. Subo por una pila de
ropa, luego una pila de latas, luego mis dedos tocan una lona rasposa. Tomo
una de las correas y jalo, revelando una mochila negra. Me volteo. El Stalker
está como a cuatrocientos metros y se acerca con rapidez. Juliet y Dyl están en
frente del granero, donde Dyl está jalando un tablón de madera, tratando de
abrir la puerta.

Deslizo la bolsa sobre mi hombro y corro. La bolsa se agita cuando mis pies
golpean la hierba húmeda. Dyl tira la tabla de madera y la puerta del granero se
abre, crujiendo mientras se mueve. Los alcanzo apresuradamente y le paso la
bolsa a Juliet.

— ¿Es ésta? —pregunto, mi voz suena dura por falta de aire.

—Es esa. —Sus ojos se abren más— ¡Ahora muévete!

Miro hacía donde ella está mirando. El Stalker está al lado de la camioneta.
Está inclinado, sus dedos negros tocando el fondo. Se levanta, alzando el
camión de la carretera como si no pesara nada. El Stalker se detiene ahí por un
momento, todavía con la camioneta sobre su cabeza.

Luego se voltea y nos ve.

Tomo a Dyl por la camisa y lo aviento unos pasos adelante. Esto lo saca de
su estupor y empieza a correr. Juliet nos sigue mientras el Stalker tira la
camioneta. Al elevarse corta el aire entre nosotros.

Avanzo mientras unas piedras naranjas borrosas caen al lado del granero,
mandando un montón de astillas de madera. La camioneta cae en el otro lado
de la pared y se derrumba, tirando vidrios y desprendiendo un punzante olor a
gasolina. Fuego naranja se extendió por la cubierta, arrojando humo negro.

Juliet se arrodilla al lado de la destrucción y abre la mochila.

— ¡Aléjate! —Llamo mientras me pongo de pie— ¡Puede explotar!

Me ignora y sigue buscando en la mochila. — ¡Sí! —dice mientras saca una


cosa como una caja. Lo pone en el piso y presiona un botón. Una luz a lado se
vuelve de roja a verde. Luego saca una cosa pequeña negra como una pluma
que estaba puesta en medio del dispositivo. Sonriendo, toma un manojo de
ramitas y cubre el objeto con eso.

A través del humo, el Stalker aparece. Juliet se aleja, uniéndose a nosotros.


Estamos pegados a la parte trasera del granero. Ofrezco mi mano a Dyl. Él la
toma. Su palma está fría y sudorosa.

La puerta separada de la camioneta esta incrustada en el suelo. El Stalker la


golpea. La puerta vuela, da vuelta una vez, luego cae y se entierra profundo en
el suelo, levantando pequeños pedazos de tierra café.

Dyl suelta mi mano y avanza. La cabeza del Stalker gira sobre su eje hacia a
un lado, viéndolo a él.

—Tómame —dice Dyl, su voz es ronca. Golpea su puño en el pecho—.


Déjalos, tómame a mí. —El sonido de su puño golpeando su carne es lo único
que se escucha en el granero. O al menos eso me parece.

Noto que sus pies están cruzados, y se está moviendo lentamente hacia la
izquierda. Directo a la bomba.

El Stalker se pone en posición de correr.

— ¡Ahora!

El Stalker se transforma en un borrón en la oscuridad, su mano estirándose


para alcanzar a Dyl. Juliet presiona su pulgar al final de la pluma. La mano
agarra a Dyl de la camisa y lo tira, llevándolo al suelo.
Un vértice de morado y negro intenso emerge del suelo, arremolinándose
viciosamente. El aire se vuelve frío, como si todo el calor hubiera sido
succionado fuera del cuarto. Un vórtice de colores ha envuelto al Stalker, quien
cree que se puede salvar por su mano fuera del vértice.

Con un chasquido, la bola de colores se dobla sobre sí misma. La mano


desprendida del Stalker es todo lo que quedo. Se cae, luego se posa sobre la
ennegrecida, y latente tierra.

— ¡Oh mi Dios! —dice Juliet. Brinca de arriba abajo y me abraza—


¡Funciono! ¿Sabes las ramificaciones de esto, Caden? He descubierto una
forma de contener una explosión. Todo el poder destructivo, nada de riesgos.
El potencial de esto…

Dyl todavía esta tirado boca abajo en el piso. Oh no. La paja que esta
alrededor de él esta roja por la sangre. Su sangre. Hay mucha.

Voy para decir algo, pero mi garganta se cierra y me congelo. Por favor, Por
favor deja que este bien. Juliet me libera.

Ella ve a Dyl. —De ninguna manera. No ahora.

Me arrodillo a su lado.

— ¿Dyl? —digo suavemente. Lo agarro del hombro y lo volteo sobre su


espalda.

Su nariz está sangrando, y su cara está pálida y sudada. Abre su boca, y su


manzana de adán sube y baja.

— ¿Caden? —dice

Sus ojos se cierran.


Capítulo

TREINTA
Dyl está recargado contra un árbol usando una chaqueta enrollada como
almohada. Su cabeza se cae hacia la izquierda y sus ojos están cerrados, pero
está respirando. Estamos en medio de un bosque azul-grisáceo, rodeados de
árboles blancos suavemente descortezados. Estoy sentado a su lado con mis
piernas delante de mí, esperando a que despierte. Una persona cuerda estaría
sentada en frente del fuego con los demás, donde está cálido y seco, pero
quería estar ahí cuando despertara. Se mueve y me pongo recto.

—Hola —digo suavemente mientras me acerco a él.

Mira hacia abajo, a su pecho. Estaba sin camisa, pero la mayor parte de su
pecho está cubierta por una almohadilla blanca. Cuando el Stalker lo arrojó al
suelo, la fuerza fue tan poderosa que le arranco piel. Su rostro se vuelve
blanco, y su cabello esta húmedo y presionado en su frente. Demonios, el CIA
tenía razón. Los chicos heridos son sexys.

Lo bueno, los cortes son algo superficiales, un poco más que raspaduras, y
Natalie piensa que se desmayó por la impresión. Mientras estaba cargando a
Dyl fuera del granero, Juliet invadió la destrucción de la camioneta por comida
y reservas. Se las arregló para salvar unas latas de comida, alguna ropa
quemada, y un bote lleno de medicinas y cerillos.

Levanto una píldora blanca, Tylenol, hacia los labios agrietados de Dyl.

—Aquí —digo—, te quitará el dolor.

Él quita mi mano. —Estoy bien. Puedo soportar el dolor. —Se frota el


brazo— El frío es un poco más difícil de soportar. ¿Puedes traerme una
camisa?

Me pongo de pie y quito las hojas de mi pantalón. Luego camino a través del
bosque con los otros. Trevor y Natalie están acurrucados juntos en el piso, con
el brazo masivo de Trevor cubriendo la mayor parte del torso de Natalie. Juliet
está sentada en una larga piedra cubierta de musgo, sus piernas colgando en
la orilla. Su cabello esta suelto y está jugando con unos cables: el Guante
Rayo. Sus cejas están ceñidas y sus labios apretados.

Ella deja los cables y me alcanza una lata abierta de frijoles. Me los ofrece.
— ¿Frijoles horneados? —pregunta—Están fríos y terribles, pero me
hicieron sentir un poco mejor. Quizá funcione contigo.

Tomo la lata y la llevo a mis labios. Lleno mi boca con los frijoles con sabor
metálico. Trago, luego pongo la lata de vuelta en la roca.

—Caden —dice Juliet—. He decidido perdonarte.

Limpio mi barbilla con mi manga. ¿Cómo puede perdonarme tan rápido?


¿Cómo puede ella superarlo cuando yo ni siquiera he empezado a perdonarme
por lo que le hice?

—No tienes que hacer eso, Juliet.

—Lo sé. Pero he decidido que quiero hacerlo. Así que te perdono. Estamos
bien.

—No tienes idea de lo que significa para mí —dije.

Estoy siendo totalmente honesto.

—Creo que lo sé —dice—, por eso te estoy perdonando. Pero suficiente


acerca de eso. ¿Cómo esta Dyl?

—Está despierto. Y está bien, supongo, considerando lo que le pasó. Se


puede mover, al menos. ¿Cómo estás tú?

—Estoy bien. No genial. Solo bien. Estoy tratando de encontrar una forma
para salir de esto con vida. Para hacer eso, necesito saber más acerca del CIA.
Nat me dijo algo, pero tu memoria está más fresca, así que me gustaría hacerte
algunas preguntas. ¿Qué tanto sabes al respecto? ¿Ellos espían las personas
que creen importantes, cierto? ¿Por qué? ¿Qué es lo que ganan?

Cruzo mis brazos. —Juliet, ellos no le dicen a los Intereses Amorosos todo.
Estamos en una base estricta de lo que necesitamos saber.

—Entiendo eso, pero alguien tan inteligente como tú debe saber algunas
cosas sobre sus operaciones. Por favor, Caden, esto es importante. Si nos
vamos a escapar de ellos, necesito saber más.

Me siento. —Bien. Todo lo que sé es que venden la información que


colectan. Eso es lo que Mr. Craike, el líder de la organización, me dijo. Me
preguntó cuánto to pensaba que alguien pagaría por información que podría
destruir a un presidente.

—No —dice—, ellos no pueden…

— ¡Pero ellos lo hacen! Esto se vuelve más profundo, si tú piensas en


alguien que ha sido una celebridad, hay posibilidad de que hayan tenido, o
tengan, un Interés Amoroso a su lado. Ahí está el problema, Juliet. Ellos han
estado aquí por siglos. Él me mostro un holograma de todos los Intereses
Amorosos a través de los años, y había cientos de ellos. Esta gente ha estado
al acecho en el fondo de la historia por generaciones, colectando secretos para
que el CIA la venda. Vivimos en un mundo donde una pieza de información
puede matar carreras o empezar guerras. La gente del CIA ha estado
aprovechándose de esto por años.

Ella asiente, asimilando todo. —Es de hecho algo ingenioso. Claro que las
personas van a compartir sus secretos con las personas que aman. Ese es el
punto de tenerlos ahí en primer lugar. Lo que hace el CIA es asqueroso, pero
es ingenioso. Dicho eso, creo que he encontrado su punto débil.

—Soy todo oídos.

—Los secretos son su negocio, pero su existencia misma es un secreto.


Imagino que sus clientes son pocos, o quizá no saben de dónde el CIA saca la
información. Mi punto es que los que conocen la existencia de los Intereses
Amorosos son peligrosos para el CIA. Esa es la razón por que ellos nos
quieren matar tanto. Si se conoce que ellos están usando a sus seres queridos
para espiar a las personas, ellos perderán todo su poder. Si encontramos una
manera de decirle al mundo sobre los Intereses Amorosos, entonces…

—Un Stalker vendrá…

Sus ojos se iluminan cuando me interrumpe. —Ese es el punto, Caden.


Siempre llegamos a la amenaza de los Stalkers. Sin ellos, el CIA solo sería…
personas. Y esa es la cosa que con la tecnología (tanto como la amo) se
convierte en basura. Estoy segura que ellos tenían su forma de mantener a los
Intereses Amorosos en línea antes de inventar a los Stalkers, pero ahora estoy
segura que están perdidos sin ellos. Si encontramos una manera de destruir a
los Stalkers, tendremos suficiente tiempo para que los Intereses Amorosos
salgan. Necesitaremos muchos de ellos para hacerlo, pero eso destruirá al CIA
de una vez.

Respiro en el claro y fresco aire. Es tan lindo, tan fácil, para ser real. Si este
plan fuera factible alguien más lo hubiera intentado. —Bueno, quizá eso es
cierto. Pero todo lo que sé ahorita es que necesitamos movernos.

Pero ya puedo sentir su idea arrastrarse en mi cerebro, encontrando un lugar


para quedarse y enrollarse. Podemos pelear. Tomo una camisa negra de la pila
detrás de la cabeza de Trevor y me dirijo con Dyl.

Está parado con las manos en sus bolsillos. Agarro con más fuerza la
camisa. Este chico me engañó, y trató con todo lo que pudo de matarme.
Debería de querer patearlo. Aun así, la vista de él me recuerda a nuestras
noches juntos. Fue falso. Pienso. Todo fue falso. No puedo extrañar esos
momentos por que no fueron reales, y no puedo seguir tratando a Dyl como si
fuera el chico que creí que era.
Le paso la camisa y él la toma con una mano.

—Es de Trevor —le digo—, así que probablemente esté un poco grande.
Pero es negra, creí que te gustaría. —Hago una mueca, no será tan fácil dejar
de ser amable con él. — Necesitamos movernos —digo, mi tono duro—
¿Tienes problema con eso?

Niega con la cabeza. —No, no la hay. Estoy bien.

— ¿Me estas mintiendo?

— ¿Ya no confías en mí?

—Solo… ponte la ropa. Nos vamos.

Manteniendo el contacto visual conmigo, se pone la camisa sobre su


cabeza, retorciéndose cuando el material toca su pecho. Una vez que esta
puesta, se acomoda su cabello.

— ¿Cuál es el plan, Caden?

Nos reunimos con los demás. Natalie y Trevor están de pie ahora. Ella se
está estirando, y él está bostezando de una forma que se ven todos sus
dientes.

—Necesitamos un nuevo auto —digo—, así que necesitamos salir del


bosque y comprar uno.

Trevor se aclara la garganta. —Debemos estar cerca de Brookman Bay. Es


una ciudad algo tranquila, pero tiene un estanque genial. Papá solía llevarme
ahí a reuniones a veces. Estoy seguro que tiene varios vendedores de autos
usados, es esa clase de ciudad, una que huele a desesperación.

—Ellos rastrearán mi tarjeta si la uso —dice Juliet—tengo dos mil en


efectivo, pero los vendedores no aceptaran esa cantidad sin ningún detalle,
sería muy riesgoso. Así que debemos usar la tarjeta y correr tan rápido como
podamos.

— ¿Pero hacía donde vamos a correr? —pregunta Dyl

Juliet se voltea y me ve, sus ojos muy abiertos y cuestionándome. Yo


asiento lentamente.

—Ya no vamos a correr —dice—. Vamos a luchar contra ellos.


Capítulo

TREINTA Y UNO
Juliet y Trevor fueron escogidos para comprar el auto. Les sugerí que
compraran el segundo más barato, porque así no parecerían desesperados,
sino conscientes por el presupuesto. Todos se ofrecieron para ir, pero esa
pareja fue seleccionada porque una pareja blanca y heterosexual es la menos
destacable y por esa misma razón, la pareja menos memorable, en caso de
que alguien decida interrogar al vendedor. Trevor fue escogido en vez de Dyl y
yo, ya que figuramos que estarían buscando a gente con nuestra descripción,
no la de él. Además, de todos nosotros él se ve como el mayor, lo que podría
ser una ventaja. Juliet también nos dijo, que legalmente, uno de nosotros
necesita tener dieciocho para poder registrar el auto. Así que todo lo que
podemos hacer es tener la esperanza de que el vendedor se salte ese paso, o
que encontremos un poco más superficial. No es lo ideal, pero no tenemos otra
opción.

Mientras esperamos, Natalie insiste en que removamos nuestros implantes.

Así que estoy de pie en el bosque, en ropa interior para no manchar con
sangre la única ropa que tengo, con el cinturón de Dyl enrollado en mi boca.
Natalie avanza, sujetando un cuchillo. Mis dientes se entierran en el cuero.
Tiene un sabor seco y terroso.

—Esto no va a funcionar —dice ella, blandiendo el cuchillo—. Eres


demasiado alto, tendrás que acostarte.

Dyl se mueve de un lado al otro. Ha creado un pequeño camino por el


abono.

—¿Cómo sabes que va a funcionar? ¿Cómo sabes que no va a alborotarlo?

Me saco el cinturón de la boca. ¿Por qué se preocupa tanto? Antes quería


que muriera, ¿y ahora está preocupado por mi seguridad? No tiene mucho
sentido. Sí, traté de matarlo también, pero al menos al final retrocedí. Él nunca
dudo en su plan de terminar conmigo, así que no le importo. Pero eso no
explica porque se ve tan preocupado ahora, o por qué tomó mi mano cuando
se la ofrecí en el momento que nos enfrentamos al Stalker.

—Voy a estar bien, Dyl.


Natalie se toma el cabello, revelando su cuero cabelludo. Una larga y
punteada cicatriz es visible arriba de su oreja. Se curva, siguiendo la forma de
su cráneo.

—Después de que Trevor me escogiera, fui devuelta al CIA por última vez y
lo removieron. Aparentemente los reutilizan, lo que es demasiado asqueroso
como para pensarlo. El punto es que sé que va a funcionar. Su cicatriz no va a
ser tan linda como la mía, pero no morirá, Dyl, lo prometo. Caden, por favor
recuéstate.

Pongo el cinturón de vuelta en su lugar y me recuesto sobre el afloramiento


rocoso. Me acuesto en el borde, de manera que mi brazo derecho cuelga en el
aire. Muevo la cabeza hacia un lado y Natalie apoya la punta del cuchillo contra
mi piel. Cierro los ojos.

—¿Listo?

Asiento.

El costado de mi cabeza explota. El cuchillo se hunde una vez, y otra, y otra,


partiendo mi piel y sacando la gelatinosa roja carne debajo de esta. Cada parte
de mi esta helada, menos el costado de mi cabeza, que quema como el
infierno. El cinturón se siente como si estuviera bajando por mi garganta,
ahogándome, así que trato de escupirlo, pero está atascado y no logro hacerlo,
empiezo a ahogarme. Dos pesos presionan mis brazos, la sensación más
fuerte que el dolor. Abro mis ojos, y a través de las lágrimas veo una cara
borrosa. El rostro se desvanece, y luego vuelve a aparecer. Mi visión se vuelve
más clara, y un par de ojos verdes se encuentran con los míos.

Dyl.

Él golpea mi hombro.

—Ya terminó, hombre.

Pestañeo y tomo asiento. Un dolor agudo se clava en mi cerebro.

—¿Está afuera?

Él asiente y comienza a desabotonar su camisa. Sus temblorosos dedos


buscan a tientas, hasta que al final termina rompiendo la camisa. Observo su
pecho por un segundo, y luego bajo la mirada a mis manos.

—Está listo —dice él—. Ahora muévete, necesito que me saquen el mío.

Ruedo a mis temblorosos pies, y luego caigo hacia adelante. Mi pecho se


golpea contra un árbol y me aferro a él mientras todo el mundo vibra. El bosque
salta de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha. Aprieto la dura y fría
madera y tomo aire. El zarandeo en las esquinas de mi visión gradualmente
vuelve a la normalidad. Respiro profundamente, y me alejo del árbol. Dyl grita,
y el sonido me duele más que el cuchillo.

Doy traspiés hacia él. Cuando lo alcanzo pongo mis manos en sus hombros
desnudos y lo sujeto, justo como él me sujetó a mí. La boca de Natalie es una
línea firme, y sujeta el cuchillo con firmeza. Ella mueve la punta del cuchillo, y
una pequeña bola cae del corte. Cae sobre la roca con un click.

Cojo la mano de Dyl y jalo de ella para ayudarlo a sentarse. Él se balancea,


pero permanece recto.

—¡Estamos de vuelta! —grita Juliet. Ella y Trevor avanzan por el bosque


hacia nosotros. Ambos están sonriendo—. ¡Y estuvimos excelentes! Bueno,
Trev lo estuvo. Nos consiguió un gran trato en el auto, y además tuvo la gran
idea de traerles ropa a ustedes dos y unas tiendas para dormir. Nosotros… —
Al llegar donde estábamos, se queda en silencio.

Trevor levanta las manos, revelando tres bolsas negras de tela que están
llenas hasta el tope.

—Es solo un poco de sangre, Jules, van a estar bien. No dejes de contar la
historia, es excelente. Verán, la chica de la tienda era…

—Amor, amo tus historias, pero este definitivamente no es el momento —


interrumpe Natalie con una mueca.

Él suspira.

—Está bien. El auto salió cuatro mil, así que tuvimos que usar la tarjeta de
crédito. Entonces imaginamos que podríamos gastar todo lo que quisiésemos,
viéndolo como que ellos sabrán que estamos aquí de todas formas. Así que
Jules y yo nos fuimos de juerga y les compramos un montón de mierda,
muchachos.

Jules me tienden una bolsa plástica.

—Estos son para ti, Caden, espero que te queden.

La abro y hecho un vistazo al interior de esta. Es una chaqueta de lona a


cuadros, una camiseta gris, un par de pantalones de mezclilla oscuros, y unas
botas de vestir negras, el tipo de botas que aman los hípsters. Ella me mira
expectante, sus ojos bien abiertos.

—Gracias, Juliet —digo—. Se ven geniales, de verdad.

Ella junta sus labios, luego voltea y camina de vuelta en dirección a los otros.

Yo me adentro en el bosque y me cambio. Las botas están un poco


ajustadas, quizás una talla muy pequeña, y me pellizca los dedos, pero el
material es suave y el dolor que ha estado construyéndose en la parte baja de
mis pantorrillas comienza a mejorar. Todo lo demás me queda perfectamente.
Camino de vuelta al claro. Dyl está usando una camisa azul y sujeta una
chaqueta negra de cuero. El costado de su cara está cubierto en sangre,
pegando finos mechones de su oscuro pelo a su cuero cabelludo.

Juliet recoge su bolsa con utensilios.

—Ustedes dos necesitan limpiarse antes de que volvamos al pueblo.


Pasamos un arroyo cuando veníamos hacia aquí —ella apunta hacia su
izquierda—. Límpiense la sangre, y ahí nos podremos ir.

Dyl y yo recorremos el bosque. Yo soy el que guía el camino.

Él se sube sobre un tronco podrido.

—¿Todavía te duele? El corte, me refiero.

—¿A qué más podrías referirte?

—Muchas cosas, supongo.

Llegamos al arroyo del que Juliet estaba hablando. El agua tiene solo una
pulgada de profundidad, una fina corriente de agua limpia desplazándose sobre
rocas oscuras. Dyl me mintió. Debería ignorarlo, o hacer algo, decirle que
nuestra amistad se terminó. Estamos solos en ese callado bosque, así que es
fácil pretender que él no es la persona que en realidad es. Que este es solo
otro momento, como nuestro beso o los trayectos en coche. Pero no es otro
momento, así que tengo que empezar a tratarlo como la persona que de
verdad es.

Él se sube las mangas de su camiseta, y se arrodilla a un lado del agua. Yo


hago lo mismo, sacando con mis manos un puñado de agua helada y rociando
mi cara. El agua cae rojiza. El contacto hace que el dolor sea el doble, y aprieto
los dientes. Dyl sumerge sus manos en el agua y luego frota su piel sangrienta.
Está temblando y sus ojos llenos de lágrimas. Empiezo a decir algo para
aliviarlo, y luego recuerdo todo lo que ha hecho. Así que, en vez, saco un
puñado de agua y lo arrojo a la herida en el costado de mi cabeza. El agua
golpea mi carne y se siente como un millón de picaduras de abeja. Toda la
energía abandona mi cuerpo y caigo sobre mis rodillas.

Inhala.

Exhala.

Vuelvo a abrir los ojos.

Dyl me está mirando.


—¿Te encuentras bien?

Asiento con la cabeza.

Él se arrastra hacia adelante, levantando su mano.

—Te faltó un lugar.

Mi cabeza se sacude hacia atrás.

Él levanta una ceja.

—Ese movimiento fue platónico, lo juro. Soy un chico ayudando a su amigo


que tiene sangre en su rostro.

Ruedo los ojos.

—Estás tan lleno de mierda. Para de pretender que te caigo bien en lo


absoluto, Dyl. Solo se tú mismo. Es por lo que hicimos todo esto, así que
podrías también ser honesto.

Me pongo de pie, usando mi mano izquierda para encontrar el último lugar


con sangre seca. Entierro mis uñas en él, quitándola. Se siente viscoso y se
adhiere a los bordes de mis uñas.

Me alejo del arroyo de vuelta al claro, donde los otros están esperando en un
pequeño círculo. Todos se han cambiado a ropas más casuales, pantalones de
mezclilla, camisetas y chaquetas. Juliet tiene puesto una sudadera rosa pálido
bajo un abrigo gris que le llega hasta los muslos. Sus manos están cubiertas
por guantes sin dedos.

Una rama detrás de mí chasquea. Me doy la vuelta y veo a Dyl de pie, una
pequeña mota de sangre en su frente.

—Te falto un lugar —digo antes de entrar al lugar—, amigo.

Sentados en una roca, a un lado de un charco de sangre están nuestros


rastreadores. Doy un paso hacia ellos.

—¿Cuál es el mío?

Natalie apunta al de la derecha.

Me agacho y cojo una roca que es más o menos el doble de grande que mi
puño. Está cubierta de polvo y mantillo. Me detengo a un lado de mi rastreador,
levanto la roca y lo golpeo. El orbe se rompe con un crujido satisfactorio.
Levanto la roca nuevamente. El orbe no es más que una maraña de pedazos
de metal finos como la cáscara de un huevo, pequeños cables rojos y polvillo
plateado.
—¡Detente! —grita Juliet. Ella agarra mi mano y la sujeta con fuerza—. ¡No
los rompas!

—¿Por qué no? —pregunta Dyl—. Parece entretenido.

—Sí —digo—. Además, los están usando para rastrearnos, ¿recuerdas?


Necesitan desaparecer, ¿verdad?

Ella rueda los ojos.

—Sip, los están usando para rastrearnos, pero también son nuestra única
opción de encontrar el CIA, y no puedo hacerlo si los rompes.

—No te sigo.

—Piénsalo, Caden. Están enviándole señales al CIA. Eso significa, que si


tuviera la tecnología correcta, podría usar los rastreadores para rastrearlos a
ellos. Para que mi plan funcione, tendremos que atacar al CIA directamente, y
no podemos hacer eso si no sabemos dónde está.

Dyl hace una mueca.

—Oh, sigues en este sueño. Es bueno saberlo.

Natalie da un paso hacia adelante, y toma el orbe, para meterlo en el bolsillo


delantero de su chaqueta.

—Tenemos que irnos. Como dice mi mamá, podemos pelear en el carro.


Pero, para que conste, estoy de acuerdo con Juliet.

Las chicas chocan sus nudillos, y luego caminamos desde el área hasta la
carretera. Estacionado en el lado, hay un pequeño auto rojo. La pintura se ha
desteñido, y la ventana del asiento del copiloto está agrietada.

Juliet abre la puerta de adelante.

—Caden, ¿te gustaría sentarte al frente? Me gustaría hablar contigo.


Necesito hurguetear tu cerebro en busca de más información sobre el CIA.

—Seguro.

Camino alrededor del frente del carro hacia la puerta del copiloto. En la
ventana está mi reflejo. Mi piel pálida, y bolsas debajo de mis ojos del tamaño
de Godzilla. Mi cabello cae sin fuerzas sobre mi frente, y los comienzos de una
barba irregular están creciendo en mis mejillas. Levanto una mano para tocar
mi espinosa cara, mis dedos recorriendo mi mandíbula.

Trevor me pilla observándome a mí mismo y esboza una sonrisa burlona.


—Ya no eres tan atractivo, ¿Huh? No te preocupes, todos nos vemos como
la mierda.

—No es eso —digo, mirando más de cerca. Por primea vez desde que
puedo recordar, el muchacho mirando de vuelta hacia mi iguala la imagen que
tengo de mí—. Me veo humano. Es raro, pero me gusta.

—Claro que sí. Ahora súbete.

Abro la puerta y me meto en el interior al mismo tiempo que se cierra el


maletero. Aire caliente sale del tablero. Me abrocho el cinturón.

Juliet echa a andar el motor.

—¿Están todos listos?

El silencio le responde.

—Voy a tomar eso como un sí. —Ella gira la señal para doblar y se mete en
la vacía carretera. — Vámonos lo más lejos que podamos de aquí. Y ahí
podemos idear un plan.

* * *
Nos detenemos al anochecer y estacionamos a un lado de la carretera,
luego encontramos un pequeño lugar libre y vamos a armar las tiendas que
Trevor y Juliet compraron.

Ahora, estamos todos amontonados alrededor del maletero, mirando las tres
bolsas.

—Esto es incómodo —dice Trev—. Debimos haber comprado cuatro. Nat y


yo obviamente vamos a compartir, pero…

—Puedo dormir afuera —dice Dyl—. Está bien.

—No seas tonto —dice Juliet—. Te vas a congelar. Caden y yo hemos sido
amigos por… —Ella cierra los ojos lentamente, y luego vuelve a abrirlos—. En
realidad, quiero hacerlo sola. Lo siento, pero no podré dormir de otra manera. Y
estoy tan cansada que eso es todo lo que quiero hacer. No puedo pasar otra
noche sin hacerlo.

—Armémoslas —digo—. Podemos decidir más tarde. Estoy congelándome.

Llevamos las tiendas a un pequeño y circular lugar, donde las dejamos caer.
Es un amplio trecho de pasto corto, roto por grandes rocas color gris. Las
sombras de las rocas manchan de negro algunas partes del húmedo suelo.

Trev mira hacia el rosáceo cielo.


—Creo que se va a oscurecer pronto. Tenemos que armar, ahora.

Cojo una tienda para dos personas, y camino hacia el borde del área.
Cuando termino de armar la tienda base, me doy cuenta que el resto también
ha terminado y están sentados en frente de una fogata. Dyl no está con ellos.

—¿Cómo vas Caden?

Dyl está apoyado contra una de las rocas, con las manos en sus bolsillos. Se
separa de la roca y se acerca a mí. Comienzo a alisar la lona plástica.

—No necesito ayuda —digo.

—No es eso, sé que no necesitas ayuda. Es solo que acabo de darme


cuenta que estaría muerto si no fuera por ti.

Dejo caer la lona, y cruzo su mirada con la mía.

—Oh.

—Y me di cuenta que no quiero ser un idiota con la persona que salvó mi


vida.

—No seas dramático, Dyl.

—No estoy siendo dramático, Caden. O estamos en una situación dramática


y yo estoy actuando acorde a esta. Solo quería decir que lo siento por haberte
manipulado cuando estábamos compitiendo. Eres un tipo agradable, no, un
buen tipo, eso es a lo que me refiero. No te lo merecías.

Usando mi pie, empuja la última clavija en el blando suelo. Se hunde con


facilidad. Esto es una disculpa, lo que supongo es algo bueno, pero duele
porque es la confirmación de que todo por lo que pasamos estaba programado.

—Acordamos desde el comienzo —digo—, que íbamos a darlo todo. Dar tu


todo significó manipularme, lo entiendo, Dyl.

—Quiero preguntarte algo.

Me rasco el antebrazo.

—Dispara.

—¿Me habrías salvado de todas formas si hubieras sabido lo que estaba


haciendo? ¿O me salvaste solo porque pensaste que estábamos enamorados?

—Nunca pensé que estábamos enamorados.

—Dime la verdad, Caden. Conozco tu verdadero yo lo suficiente como para


saber cuándo sacas al “chico amable”.
Aprieto los puños y siento la sangre apresurarse a mis mejillas. Me limpio la
punta de mi nariz con la manga de mi chaqueta.

—No sé qué es lo que quieres que te diga. Sí, Dyl, estabas comenzando a
gustarme de una forma en la que nadie lo ha hecho antes, y sí, pensé que
quizás te gustaba de vuelta, y fue aterrador y emocionante. Así que, no sé qué
habría hecho si no me gustaras como lo haces, o si no fueras particularmente
especial para mí. Y si este es el caso, entonces estoy contento de empezar a
sentirme de esta manera por ti, porque no quiero ser el tipo de persona que
deja a alguien inocente morir. Simplemente no quiero. Y si los sentimientos por
ti fueron los que me hicieron despertar y ver lo que está bien y lo que está mal,
entonces siempre voy a estarte agradecido, sin importar como termine todo
esto.

Él me está mirando.

A la distancia, el fuego chisporrotea, una chispa naranja en medio de todo el


brumoso azul.

Él rompe el contacto visual y camina pasándome en dirección a la fogata.


Me hago a un lado para dejarlo pasar. Él se detiene y se da vuelta a mirarme.
Se mete las manos a los bolsillos de su chaqueta.

—Para que lo sepas —dice. Su voz está temblando—. Eres un muchacho


lindo, Caden. Estoy seguro que harás a un suertudo chico muy feliz algún día.

—Um, ¿Gracias?

—Sé que lo harás, porque yo… A mí me gusto el tiempo que pasamos


juntos. Quizás partió como una mentira, pero disfruté pasar tiempo contigo. De
hecho, fue lo más entretenido que he hecho. Pensé que deberías saberlo. —Se
da la vuelta y se dirige a la fogata.

Siento como la sonrisa se aproxima y no tengo poder para detenerla.

Así que en medio del bosque:

Mi estómago se llena de mariposas.


Capítulo

TREINTA Y DOS
—¿Puedes pasar el spaghetti, Caden?

Estamos todos sentados alrededor de la fogata. Sujeto un spaghetti cubierto


en ceniza y calentado al fuego. Uso un tenedor plástico para sacar la última
mordida. El spaghetti es básicamente pastoso, pero, aunque suene raro me
gusta el sabor. Trago y luego le paso la lata a Juliet.

Ella la toma en silencio y comienza a comer, con rápidas y grandes


bocanadas.

Vuelve mi atención a las parpadeantes llamas naranjas y muevo mis manos


hacia el frente de mí para poder calentarlas. El tronco más grande en el centro
del fuego, está de color gris y lleno de cenizas, pero el final de este que se
encuentra fuera del fuego permanece intacto.

—Juliet tiene razón —digo—. Podemos pelear contra ellos.

Dyl murmura algo bajo su respiración.

—Habla más fuerte, Dyl.

—Dije, que también podemos morir intentándolo.

—Quizás lo hagamos. Estoy adentro, pero esa es mi elección, y no quiero


arrastrar a ninguno de ustedes si no quieren. Así que, Dyl, si tú o cualquiera de
ustedes no quiere pelear, puede marcharse. No les tendré rencor.

Dyl deja una lata de frijoles sobre el pasto, y luego se limpia las manos en
sus pantalones.

—Si me marcho y te atrapan, te torturarían lo más que puedan para saber de


mi paradero. Yo… Yo no podría soportar eso, saber que te están torturando
solo para encontrarme. Pero esa no es la única razón por la que me quedaré.
También quiero pelear.

—Igual que yo —dice Natalie—. Más de lo que jamás he querido algo.

—Estoy aquí por Natalie —dice Trev—. Por lo tanto, haré todo lo que ella
quiera. Así que parece que yo también pelearé.

Juliet se pone de pie.


—Esto parece una decisión demasiado seria como para hacerla durante una
comida. —Ella saca su teléfono del bolsillo y vuelve a colocarle la batería—.
Pero como sea. Voy a tratar de averiguar a donde se envía la señal de los
rastreadores. Y después podemos ir hacia allá. Traté por un largo rato anoche
y creo que estoy bastante cerca de encontrarla. Denme un par de horas y la
tendré.

Después de seis agonizantes horas en las que lo único que hicimos fue
esperar, Juliet vuelve. Ella tiene una amplia sonrisa en su rostro mientras sujeta
el teléfono a un lado de su cara. Me pongo de pie despacio. No hay forma.

—Lo encontré —dice ella—. Lo hice.

Me apresuro a llegar a su lado, tomando sus manos para ver la pantalla.


Está en Google Maps, y una luz roja está parpadeando. El CIA. Observo la luz
parpadeante, mis manos apretándose con tanta fuerza que las uñas se
entierran en mi piel. Pasillos de espejo. Cristal.

El infierno en la tierra.

Recuerdo quien solía ser. Luego conocí a Dyl y todo cambió. Estoy recién
comenzando a descubrir quién soy, y es todo porque pude salir de allí.

¿Y estoy a punto de volver?

Los otros se ponen de pie y se reúnen a nuestro alrededor, cada uno de


ellos tratando de echarle un vistazo a la pantalla. Juliet vuelve a meterse el
teléfono al bolsillo.

—Queda como a un viaje de dos días hacia el este de aquí. —Saca el


rastreador y se lo ofrece a Dyl. — Aquí tienes, puedes romperlo. Tengo la señal
bloqueada, así que ya no sirve para nada.

Dyl lo toma y lo coloca en el suelo. Un rápido pisotón y listo.

Natalie suspira.

—Juliet, estoy impresionada que hayas encontrado el CIA, pero ¿qué vamos
a hacer cuando lleguemos? Solo somos cinco. Y tiene robots asesinos, un
ejército de soldados que odian las cosas felices, e incluso quizás apoyo militar.
¿Cómo vamos a pasar todo eso? Nos dispararán afuera de las paredes y luego
nos quemarán. A todos nosotros.

—No, no lo haremos —digo—. Porque no todos nosotros vamos a entrar. No


al principio, al menos. Quieren llevarme adentro para quemarme, ¿verdad? —
Natalie y Dyl asienten—. Digo que los dejemos. De esa forma, estaré dentro y
puedo encontrar una manera de liberarme y dejarlos entrar a ustedes.
Entonces, juntos, usaremos las armas de Juliet para ganarles.
—Es arriesgado —dice Dyl—. No me gusta. Quizás deberíamos seguir
pensando…

—¡No tenemos más tiempo! —digo—. Sentarnos aquí es arriesgado, porque


en cualquier momento un Stalker podría encontrarnos y rompernos en
pedazos. Al menos de esta forma tenemos una oportunidad, incluso si es una
mala. Si se te ocurre algo mejor, haremos eso. Pero si no, esto es un hecho.
¿De acuerdo?

Él suspira.

—Está bien.

—Está arreglado —dice Juliet—. Nos marchamos en media hora.

* * *
Diez minutos después, estoy de pie en una rocosa costa de un pequeño
arroyo. Me quito la camiseta, dejo caer mis pantalones y me meto al agua.
Todo mi cuerpo se tensa. Está jodidamente helado. De todas maneras, tengo
que deshacerme del letargo que me controla para poder sobrevivir a la batalla
que se aproxima a gran velocidad. Puedo hacer esto. Tres. Dos. Uno.

Me agacho en el arroyo. El agua que es tan helada que duele cuando


alcanza mi pecho. De todas formas, hay una claridad satisfactoria al dolor. Este
dolor, al menos, es fácil de entender. Sigo bajando hasta que estoy
completamente de manera horizontal. El agua rodea mi cara. A través de un
espacio en los árboles, puedo ver el cielo gris.

—¿Hola? —llama una voz.

Me siento y presiono mis rodillas a mi pecho mientras Juliet avanza al área.


Su cabello esta suelto y con nudos, y una toalla rosada está amarrada a su
cintura, sus piernas están al descubierto.

Ella se detiene al verme.

—Oh, Caden, no sabía que estabas aquí —ella sonríe—. Iba solo a lavarme
el rostro. Y ¿tú estás en el agua? ¿Por qué?

Me paso los dedos por mi húmedo cabello.

—Parecía una buena idea. Ahora que lo hago, me doy cuenta que de hecho
fue la peor idea que he tenido nunca.

Ella se ríe, avanzando hacia una suave roca en la orilla. Se sienta en ella y
sus pies tocan el agua.
—¿Puedo preguntarte algo? He estado pensado mucho sobre ello y no creo
que sea capaz de concentrarme hasta que sepa la respuesta.

—Puedes preguntarme lo que quieras, Jules.

—¿Amas a Dyl?

Mis mejillas se encienden y bajo la mirada al agua. Está clara como el cristal.

—No sé lo que es el amor.

—Vamos, ya sé que es verdad. Apenas puedes apartar la mirada de él. Lo


amas, ¿no es así?

No puedo seguir mintiéndole. No después de todo lo que ella ha hecho por


mí.

—Creo que lo hago —digo—. Pero, de todas formas, no importa. Él me


engaño para que desarrollara sentimientos hacia él como parte de la
competencia. Quería que cayera por él para así alejarme de ti. Lo más
aterrador es que estaba funcionando. Estaba dudando si es que podría hacer
cualquier cosa para matarlo. Si no hubieras hecho tu elección cuando la hiciste,
hubiera perdido y estarías con Dyl.

—Esa es parte de la razón por la que te estoy ayudando —dice Juliet—. Por
mucho que apeste ser un Interés Amoroso y todo, ser engañado para
enamorarse de alguien es bastante horrible también. Así que estoy haciendo
esto por toda la gente allá afuera que merece enamorarse de gente que
genuinamente los ame también. Nadie merece que le mientan por toda su vida.

Mi pecho comienza a doler.

—Lo único que puedo decir es que lo siento. Nunca seré capaz de arreglar
todo esto.

—Gracias por la disculpa, Caden, en serio. Como sea, ¿no es normal que
una chica hetero se enamore de un chico gay? Todas las comedias románticas
lo tratan como un rito de iniciación, algo por lo que todas las chicas deben
pasar. Eres lindo y amable y demasiado bueno como para ser real. Al menos
puedo tachar eso de la lista.

—Yo… —No me gusta existir para enseñarle una lección, y me molesta que
piense que está bien ponerme una etiqueta. Como si porque me gustaran los
chicos tomo automáticamente ese rol en su vida. Que de repente me convierto
en el personaje secundario de su historia y no el héroe de la mía.

Ella se inclina hacia adelante.


—Pero Caden, necesitas saber algo. Tus sentimientos si importan, porque a
Dyl también le gustas. Todos se dan cuenta.

Sacudo la cabeza.

—No. Todo fue falso.

Ella se ríe.

—Dios, los muchachos pueden ser tan tercos a veces. Ese chico está
enamorado de ti, Caden. Es obvio para todos menos para ustedes dos. Él…

—A él le gustan las chicas, Juliet. Él me dijo que no es gay y que le gustan


las chicas.

Ella entrecierra los ojos.

—Caden, detente y piénsalo un segundo. Hay tres posibles explicaciones


por las que él podría haberte dicho eso. Quizás está mintiendo; lo ha hecho
antes, así que podría estar haciéndolo otra vez. O, ya sabes, podría ser bi.
Absolutamente podrían gustarle las chicas y tú, así que no descartes esa como
posibilidad. También podría estar en negación. El mundo se está poniendo
mucho más amable, pero salir del clóset es todavía algo importante, y el
proceso es distinto para todos. Quizás todavía no está listo para admitir como
se siente.

Me hundo más en el agua. Todo lo que está diciendo es demasiado bueno


para ser verdad. Si le gustara a Dyl, ¿por qué no puede tan solo decirlo?

Me rasco la parte de atrás del cuello.

—Se siente raro estar hablando de esto.

—Qué bueno, eso significa que es raro para los dos. Caden quiero que
sepas, que en caso que estés tan ciego por el amor como lo estuve yo, hasta el
punto en que no puedes ver lo obvio: a él le gustas.

—¿Cómo estás tan segura?

—¿Recuerdas que dije que no podías quitarle la vista de encima? Bueno,


tan pronto como desvías la mirada, lo primero que él hace es voltearse a verte.
Solo dura segundos, pero soy una científica. Me doy cuenta de los detalles más
pequeños. Es lo que hago. —Ella se desliza de la roca y se limpia las manos.
— Bueno, necesito estar lista así que iré a buscar mi propio lugar. Gran día
mañana ¿huh?

—El más grande.

—Te veo luego, Caden. Piensa sobre lo que te dije.


Como si pudiera pensar en algo más.
Capítulo

TREINTA Y TRES
—Come, Caden —dice Dyl—. Necesitas tener fuerzas.
Todos siguen durmiendo, o al menos pretenden que lo hacen, así que solo
estamos los dos, sentados en frente de una moribunda fogata. El sol se pone
en el horizonte.
Estamos a dos horas de distancia del CIA, lo que significa que, tan pronto
como el sol comience a ponerse, empezaremos la última parte de esta
travesía. Primero viajaremos en coche hasta llegar a una distancia óptima para
caminar hasta el CIA, luego entraré por la puerta y gritaré hasta que me
capturen.
Dyl me está ofreciendo una lata de atún. La cojo y abro la tapa, saco una
gran bocanada y la meto en mi boca. El pescado tiene un sabor salado, pero se
siente más contundente en comparación con lo otro que he comido
últimamente, y le sienta bien a mi estómago, restaurando montones de
preciada energía. Tomo otro mordisco, y le paso la lata.
Él niega con la cabeza.
—De ninguna manera, hombre. Estarás en más peligro, así que eres el que
necesita estar más fuerte.
—También estarás en peligro…
—Deja de ser tan terco, Cade, y comete el maldito pescado.
Hago una mueca, pero saco los últimos pedazos de todas formas. Me lo
trago y luego subo la mirada al cielo.
—¿Cuánto falta para que se ponga el sol? Pareciera como si se estuviera
tomando un siglo.
—Así es. —Él estira sus brazos hacia el frente— ¿Quieres practicar con los
Guantes Relámpago otra vez? Podría ponerme una armadura en el pecho y así
podrías atacarme, pero de verdad.
Bajo la mirada a mi mano derecha. Alrededor de ella hay un guante
compuesto de cables. Las almohadillas son de un azul eléctrico. Levanto mi
mano hacia mi rostro y le doy vuelta a mi muñeca lentamente, maravillado ante
la creación de Juliet.
—Probablemente es muy tarde. Aprendí lo más que podía, no tiene sentido
cansarme solo para mantener mi mente tranquila.
—Esperemos que tengas razón. —Él se inclina hacia adelante y recoge un
palo. Golpea las cenizas sobrantes del fuego de la noche anterior. Un tronco
rueda, enviando un rocío de pequeñas chispas naranjas. — Extraño lo que
solíamos tener.
Inclino mi cabeza hacia el lado y entrecierro los ojos.
—¿A qué te refieres?
Él se encoje de hombros.
—Era agradable, ya sabes, cuando éramos amigos, o lo que haya sido
nuestra relación. Cuando podía aparecerme en tu ventana tarde en la noche
para pasar el rato. Me gustaban esos tiempos, bueno, mucho más de lo que
me gustan estos. ¿No sientes lo mismo?
Sacudo la cabeza.
—En realidad no. Dyl, pasé toda mi vida pretendiendo ser alguien que no
soy. Es solo ahora que en realidad puedo decir lo que pienso y lo que siento.
¿No sabes lo importante que es eso para mí? Esas noches contigo fueron las
mejores noches de mi vida, pero no fueron reales. Así que prefiero el ahora.
Él me mira. Su mirada casi desesperada.
—Por favor no mueras esta noche, Caden. Por favor.
—No lo haré.
Vuelvo mi atención al fuego.
—Sabes —digo—, si todo esto sale bien, podrías convertirte en paramédico.
Si todavía es lo que quieres.
Él deja caer el palo que estaba sujetando y me mira.
—No pensé que te acordaras de eso.
—Bueno, lo hago.
—Yo…
Escuchamos el sonido del cierre de una de las tiendas abriéndose. Dyl cierra
la boca y yo enderezo mi espalda. Es Juliet. Su cabello está esponjoso y con
encrespado, y su nariz rosada. Ella sale de la tienda.
—Así que aquí están mis muchachos —dice mientras se para—. Mis dos
chicos. No saben lo orgullosa que estoy de ustedes.
No puedo pensar en nada para decirle, así que miro el fuego. Ella camina
pasándonos en dirección al bosque.
—Ella se merece algo mejor —dice Dyl—. Que nosotros.
La observo mientras se marcha con su rara, media doblada manera de
caminar.
—Seguro que sí.
—Buenos días —llama Trevor. Su cara se asoma del interior de la tienda, y
está sonriendo como un bobo. Puedo ver sus musculares hombros desnudos.
Los delgados brazos de Natalie enrollados alrededor de su cuello. Ella deposita
un suave beso en su cuello.
Él se da la vuelta y la besa, y luego sale de la tienda.
—¿Juliet está haciendo pis? —pregunta él mientras baja su puntiagudo
cabello—. Porque necesito ir.
Mientras lo dice, Juliet emerge del bosque. Trev sonríe y camina hacia ella,
sus enormes manos desabrochando su cinturón. Natalie se mueve hacia
delante y se arrodilla a mi lado.
—Sabes que no tienes que seguir con Trev —digo—. Si no quieres.
Ella toma asiento.
—No puedo hacer esto sin él. Una vez que todo esto termine, veremos
donde nos llevan las cosas, pero por ahora, necesito que estemos juntos. No
puedo hacer esto sola.
Ella se da cuenta del Guante Relámpago y alza una ceja.
—¿Ya lo estás usando?
Asiento.
—Trato de familiarizarme con él lo más posible. Si un Craike o un Stalker o
cualquier persona lo ve antes de que me saque el guante de lana, entonces
ganarán y seré incinerado. Todo depende de mí entrando con el guante y que
nadie se dé cuenta.
—El sol se está poniendo —interrumpe Dyl—. Y para que sepas, la regla era
tonta. En realidad, no tenemos que hacer esto ahora mismo si no te sientes
preparado, Caden.
Me encanta la forma en la que dice mi nombre. CaYYYYden. Lo dice en una
forma en la que solo él puede hacerlo.
Sacudo la cabeza y me pongo de pie.
—No, la razón por la que pusimos una fecha fue porque siempre
pospondríamos esto si pudiéramos. Nunca nos sentiremos cien por ciento
listos. Así que hagámoslo. Juliet, ¿estás lista para ir?
Ella niega con la cabeza.
—Necesito cambiarme. Y tú también, a menos que quieras enfrentarte al
hombre con la camiseta con la que dormiste. Todos, arréglense y luego nos
iremos en cinco.
Dyl y yo nos dirigimos a nuestra tienda. Solía ser mía, y Dyl pasó la mitad de
la noche durmiendo afuera. Al final me di por vencido y dejé que
compartiéramos, así que ahora es nuestra. Ambos pausamos en frente de la
entrada.
—Tú primeo —dice él—. Yo vigilaré.
—Está bien.
Ingreso a la tienda y alcanzo mi pila de ropa. La tapa de la tienda suena.
Dyl está de pie allí.
Me trago una respiración.
—¿Qué estás haciendo?
Él da un paso al frente.
—Solo esto.
Él toma mis muñecas y las baja hasta que quedan a los lados de mis
caderas. Luego da otro paso más cerca, de forma que su pecho queda casi
tocando el mío, inclina su cabeza y cierra los ojos. Sus labios presionan los
míos. Esperan ahí por uno, dos, tres segundos. Él cierra sus labios y se aleja.
Abro los ojos. ¿Cuándo los cerré? Su frente está presionada contra la mía, y
sus manos sostienen mis manos.
Nos quedamos así por un momento, solo respirando.
Él se separa un par de centímetros. A esta distancia, sus ojos son
verdaderamente espectaculares. Son verdes, claro, pero también están
moteados con otros colores muy diferentes; algunos claros, como el césped,
otros casi negros.
Me muerdo el labio.
—¿Qué fue eso?
Él se agacha y recoge una camiseta y una chaqueta.
—Ningún incentivo —dice mientras se quita la camiseta vieja. Pasa la
camiseta fresca por sobre su cabeza. Luego envuelve la chaqueta, una oscura
que parece estar echa primordialmente de bolsillos, alrededor de su flexible
cuerpo. Es una talla demasiado grande y la cuelga, pero de alguna forma hace
que se vea cool—. No tuve ningún incentivo, Caden. Ninguno.
Él levanta la tapa de la tienda y sale al exterior.
Es por esto que hago lo que estoy haciendo. ¿Vale la pena?
Demonios, claro que sí.
Me quito la camiseta vieja y luego me pongo una camiseta gris limpia, y mi
chaqueta a cuadros. Estoy sonriendo. Le gusto le gusto le gusto. Es real. No
soy un niño tonto persiguiendo algo que no puedo tener nunca. Eso se sintió
real.
Ahora necesito salvarlo. Todo lo que tengo que hacer es destruir una
organización que ha estado operando por más de un siglo, y que está armada
con la más sofisticada maquinaria asesina del planeta. Me paso los dedos por
el cabello, haciéndolo más puntiagudo, y luego salgo de la tienda.
No tienen oportunidad.
Afuera, todos están listos. Trevor tiene puesta una chaqueta de cuero café y
pantalones de mezclilla de diseñador. Natalie usa unos pantalones ajustados
de color negro y un suéter rosa que le queda grande. Juliet está usando unos
pantalones de mezclilla ajustados y una chaqueta azul con el cierre subido
hasta su cuello. No se ven como rebeldes; se ven como un grupo ordinario de
chicos.
Juliet avanza hasta el carro y se mete al asiento del conductor. Dejo que
Natalie, Trevor y Dyl se suban en la parte trasera, y luego me subo yo.
Me abrocho el cinturón de seguridad.
—Es gracioso, estoy a punto de ir a un escenario donde la muerte es
bastante probable y aun así tengo que abrocharme el cinturón.
Juliet enciende el motor.
—Eso es bueno. Significa que no eres un idiota. ¿Has visto las estadísticas?
Hay tantas muertes al año que podrían haber sido previstas si hubieran usado
el cinturón. —Ella presiona su pie en el acelerador y el auto se mueve hacia
adelante.
—Juliet —digo—. ¿Sabes que eres increíble?
Ella se voltea a verme. El viento que proviene de su ventana mueve su
cabello.
—¿Qué?
—Dije que eres asombrosa. Quiero que sepas que eso es lo que pienso de
ti.
—Gracias, Caden.
—Yo también creo que eres asombrosa, Jules —dice Trevor—. Espero que
sepas que eso es lo que pienso.
—Lo hago. Gracias, Trev.
El silencio cae sobre el auto, volviéndose tan grueso que requeriría algo muy
importante como para romperlo. Juliet mira hacia el frente, sus ojos medio
entrecerrados, sus hombros encorvados, sus manos sujetando el manubrio a
las nueve y tres en punto.
Ella se parece a Dyl. Son mucho más parecidos de lo que se dan cuenta,
ambos intensos y confiados. Apuesto que la mayoría de los chicos en la
escuela no tienen ni idea que Juliet es un prodigio de la ciencia, aunque es la
mejor en toda la escuela. A ella no le importa que nadie sepa lo talentosa que
es. Es también increíblemente valiente, y ya salvó mi vida una vez al destruir al
Stalker. No lo sabía antes, pero ahora entiendo porque el CIA quería
monitorearla.
Me anido en mi asiento y observo por la ventana. El bosque pasa como un
borrón.
Después de quizás una hora y media, los árboles comienzan a ponerse más
delgados, dejando espacios de aire nebuloso y gris en medio de los suaves
troncos blancos. Hacia adelante hay un largo trecho de tierra plana. La niebla
llena el aire, y la escarcha del césped brilla.
Juliet se mete a la orilla de la carretera y detiene el auto.
—Aquí es donde te dejamos —dice—. No podemos arriesgarnos de conducir
a campo abierto. Bueno, hasta que abras la puerta.
Me bajo del auto. Empujo mis brazos enfrente de mí, sintiendo el
satisfactorio chasquido de mis vertebras al posicionarse en su lugar.
Juliet camina alrededor del frente del auto y se detiene enfrente de mí.
—Dame tu mano, Caden. La que tiene el guante.
Levanto mi mano con el guante. Ella la recoge y comienza a hacerle unos
arreglillos a los cables. Luego presiona un botón sobre mi muñeca. Una luz
azul brilla de la base del mecanismo. Con un zumbido los cables comienzas a
brillar de un color azul neón.
—Ahí —dice ella con una sonrisa orgullosa—. Funciona a la perfección.
Ella me entrega un par de guantes grises de lana.
Me pongo el izquierdo en mi mano libre, y luego dudo.
—¿El contacto no lo activará?
Ella sacude la cabeza.
—Nop. Necesitas presionar bastante fuerte para hacer que funcione. Así,
presiona con fuerza a lo que quieras electrocutar. Va a estar bien.
Lentamente, pongo el guante de lana sobre los cables, y flexiono los dedos.
Juliet da un pequeño golpe sobre mi hombro.
—¿Estás nervioso?
Por supuesto.
—Sí, lo estoy.
—No deberías estarlo. Lo tienes bajo control, Caden.
Ella aprieta mi hombro una vez más, y camina de vuelta al carro y se mete
en su interior.
Dyl avanza hacia mí y me ofrece su mano. La tomo con mi mano libre y las
sacudimos. Hay demasiadas palabras y no hay el tiempo suficiente para decir
todo lo que quiero decir, así que el silencio se siente correcto. Una vez que se
aleja, Natalie me da un abrazo apretado, luego me deja ir y se une a Juliet en el
interior del auto.
—¿Por qué tanto silencio? —dice Trevor—. Caden está a punto de arriesgar
su vida, por el amor de Pete. —Él me da un abrazo brusco. — Ve a aplastarlos,
Caden. Sabes que lo harás. Y Dyl, que me ayude Dios, si no abrazas a este
glorioso chico ahora, voy a tener que golpearte.
—Si tengo que hacerlo —dice Dyl con una sonrisa avergonzada. Parece un
Bueno. Él avanza hacia mí y extiende sus brazos. Doy un paso hacia adelante,
el me agarra y me atrae contra su pecho. Huele a fogata y champú de coco.
Algunos sedosos mechones de su sedoso cabello se presionan contra mi
rostro. En mi oído, él susurra: —Hazlo por nosotros.
Nosotros.
No él. No yo.
Nosotros.
Quiero preguntar si se refiere a nosotros dos, o nosotros cuatro, pero él me
deja ir y se devuelve al auto. Dyl, el Dyl real, se refirió a la pareja del yo real y
el Dyl real como un nosotros. Si eso no me da fuerzas, nada lo hará.
¿O está hablando de nosotros como Intereses Amorosos? Quizás eso es a
lo que se refirió, así como que tengo que hacer sufrir a todos los bastardos del
CIA en beneficio de cada uno de los niños que fue forzado en esa infernal
existencia. Quiero preguntarle, para saber bien a que se refirió, pero ya está
subiéndose al auto.
Camino hacia un lado de la carretera, y me quedo de pie en el pantanoso
suelo. El motor del auto se enciende. Las luces iluminan el camino que debo
seguir: el camino que me llevara directamente hacia el CIA. No miro hacia atrás
mientras escucho el sonido de las yantas girando en el pavimento. Luego el
silencio crece y crece.
Y estoy completamente solo.
Capítulo

TREINTA Y CUATRO
Detenerse no es una opción. Sé que no lo es. Aun así, mi estómago está
prácticamente rogándome que me dé la vuelta y corra en dirección al bosque.
De todas formas, continúo, marcho con mi cabeza en alto en dirección al lugar
donde es bastante posible que muera.

El aire es tan helado que puedo ver mi aliento. Es denso y blanco; como
humo. No puedo creer que estoy regresando voluntariamente. Solía pensar que
la única forma de volver sería muerto en una bolsa, o como el prisionero de un
Stalker.

Pero aquí estoy, caminando de vuelta al CIA. Ya puedo verlo. Es más


pequeño de lo que pensaba, solo un edificio cuadrado, no más grande que una
casa. No hay nada más alrededor por millas, excepto por un ocasional árbol
solitario, así que sé que este es el lugar correcto. Además, probablemente son
los nervios, pero hay una extraña sensación de pesadez en el aire, un peso
constante que me tira hacia abajo. Como si no supiera que hay algo
verdaderamente malo en este lugar.

Mis pies hacen chirriantes sonidos mientras se golpean contra la carretera.


Aligero mis pasos y el sonido se suaviza. ¿Cuántos pasos he dado desde que
dejé a los otros? Me volteo y miro hacia atrás. La línea de los árboles está a
más o menos trescientas yardas de distancia, aunque es difícil decir por la
tenebrosa oscuridad. Vuelvo hacia adelante y examino el CIA. Está a media
milla de distancia.

Ahora que estoy más cerca, puedo ver que el edificio cuadrado da a una
pasarela, la cual está protegida por una alambrada. He estado aquí antes. Este
es el bunker, de aquí me sacaron cuando fui asignado a Juliet.

Me rasco el bulto de hueso que conecta mi mano con mi antebrazo. Los


cables se me escapan por debajo del guante de lana y bajo la manga de la
chaqueta para cubrirlos.

Aparece en mi mente el sonriente rostro de Dyl. Su sonrisa real, genuina, no


la que aprendió en el CIA. La que alcanza mis ojos, y los ilumina. La sonrisa
que tenía cuando estaba fuera de mi ventana. Mi vida ha tenido tanta
oscuridad, pero son las chispas de alegría, como su sonrisa, en las que ahora
pienso. Besos. Risas. Amistad. Esas son las cosas que quiero recordar, y las
que más espero.

Supongo que eso me hace optimista.


Supongo que eso me hace amable.

Emerge una reja de cadenas con un nudo de alambre de púas sobre ella.
Alcanzo la verja y enrollo mis dedos alrededor del frío metal.

Es el momento de actuar, Craike.

—¡Ayúdenme! —grito tomando todas las frustraciones que siento y


canalizándolas en una causa diferente. Mis ojos se llenan de lágrimas—. ¡Por
favor! ¡Necesito ayuda!

Arriba de la reja hay una cámara de seguridad negra. Esta girada, y el lado
refractivo me da la cara. Una luz se enciende cubriéndome con un círculo de
luz blanca.

Salto y apunto a la cámara.

—¡Ahí! ¡Sé que pueden verme!

Unos cuantos tensos minutos después, la puerta del edificio se abre y sale
Craike, usando un traje negro con una corbata amarillo canario. En sus
delgadas manos lleva un revolver plateado. Avanza a través de la entrada y
apunta.

Directo hacia mí.

Un borrón negro sale de la puerta y se detiene justo frente a mí. Miro


directamente al pecho del Stalker, a una pequeña galaxia de titilantes luces
donde debería ir su corazón.

Ahí es donde apuntaré.

Craike se detiene junto al Stalker y sujeta la pistola con firmeza, apuntando


directamente entre mis ojos. Una ráfaga de viento abre su chaqueta, revelando
una segunda pistola amarrada a su cintura.

—Caden —dice—. Bienvenido otra vez, te extrañamos.

—Antes de que hagas cualquier cosa, por favor escúchame —digo—. Me


obligaron a rebelarme. No quería huir, pero Dyl me engañó para que lo hiciera.
Vine a entregarlo a cambio de mi libertad.

—Esperas que yo, de todos los demás, ¿crea que has dejado de amarlo así
de rápido?

Mi cara se cae.

—Estaba ilusionado, y él jugó conmigo. Sabes que el amor puede hacer que
la gente actúe irracionalmente, pero soy más inteligente que mis sentimientos,
y ahora sé que todo era una fantasía. Quiero volver a la realidad. Así que, por
favor, todo lo que quiero es que dejemos esto en el pasado. Soy un buen
Interés Amoroso, debiste haberlo visto, así que soy valioso para ti. Déjame
decirte donde está Dylan y después podemos…

Él aprieta una contraseña en una pantalla junto a la entrada. La luz en esta


parpadea y la puerta se abre.

Doy un paso hacia adelante.

—Entonces, ¿tenemos un trato?

Él sonríe.

—Láncenlo.

¿Qué?

Las manos del Stalker se apresuran a agarrar mi cuello y moviéndose a un


costado, me manda dando vueltas por el aire. Acelero en dirección al piso y mi
cara se hunde en el pasto, llenando mi boca de pedazos de tierra y sangre
tibia. Pongo mi mano en el suelo y me pongo de pie. Mi boca está llena de un
líquido caliente y salado. Escupo, rociando el césped con rojo.

—Otra vez.

Unas manos agarran la parte trasera de mi camiseta y me levantan. El cuello


de mi camisa se entierra en mi garganta y un botón de mi chaqueta cae, y
rueda por el suelo. Estoy sobre el piso, y mi cuerpo se tensa contra el material
de mi ropa. Las manos que me sujetan me sueltan, y sigo al botón hacia abajo.
Ni siquiera tengo tiempo de levantar mi mano derecha para proteger mi cabeza
antes de caer. Mi nariz y mis bolas son las que reciben la mayor parte del
golpe, y mi nariz expulsa dos chorros idénticos de sangre. En cuanto a mis
testículos, bueno, se sienten como mini supernovas de dolor, enviándolo
directamente hacia mis entrañas, a esa parte detrás de mi estómago. Me
encojo, lloriqueando como un perro pateado.

Fallé. Yo…

Unos dedos se enroscan en mi cabello y lo tiran. Grito retorciendo mis pies.


Craike. Lo mataré. Quiero electrocutarlo, ahora; lo quiero más de lo que nunca
he querido antes. Aun así, dejo el guante de lana donde está, y lucho con las
lágrimas que caen por mi rostro.

La parte trasera de mi cabeza es empujada, y aterrizo duro sobre mis manos


y rodillas.

Craike se está burlando de mí, de pie a casi una yarda de distancia,


apuntando su pistola a mi cara. Instintivamente levanto las manos, como si
rendirme fuera a salvarme.
—Cuando fuiste liberado la primera vez —dice Craike—, te dije lo que
hacíamos con los rebeldes. Y eres un chico inteligente, Caden, así que creo
que sabes que estás a punto de morir, sin importar cuáles eran tus intenciones
al venir aquí. Pero en caso de que estés confundido, te explicaré lo que está a
punto de pasar. Te voy a llevar al incinerador —se voltea y presiona sobre la
pantalla de la pared. Es touch y veo sus dedos. El código que ingresa es:
2484972. Fácil—. Y te vas a quemar.

Me doy cuenta de que la única razón por la que no esconde su contraseña,


es porque piensa que no voy a sobrevivir lo suficiente como para usarla. Trago,
y noto que mi boca está seca.

La puerta se levanta, y Craike me sujeta por la camiseta y me pone sobre


mis pies. Se gira y coloca una mano en mi espalda. Con un empujón, tropiezo
hacia adentro. Un jet blanco espera en el interior del bunker. Él presiona la
punta de la pistola contra mi columna, y el metal se entierra en mi vértebra.

Tengo solo un truco más bajo mi manga: ser yo mismo. Quizás si dejo de
actuar como el dócil y sensible niño que espera que sea, estará lo bastante
entretenido para dejarme vivir un poco más. Podría darme un poco de tiempo
para terminar mi misión.

Llegamos al elevador plateado, y Craike presiona su tarjeta plástica contra la


pared junto a la puerta. Las máquinas comienzan a sonar, las puertas se abren
y él se da la vuelta hacia mí. Está tan cerca que percibo un olorcillo de su
gélida colonia.

—Entra.

Me subo al elevador y me volteo de cara a las puertas abiertas. Afuera, el


portón de metal gigante baja lentamente. Pasado eso, la luna comienza a
nacer. El Stalker se contonea al interior, con su frío antebrazo presionado en mi
hombro. Giro mis muñecas haciéndolas crujir. Las puertas se cierran.

El elevador desciende, representado por las luces blancas que pasan afuera
y el usual sentimiento de estar hundiéndose. Craike se rasca la punta de la
nariz.

—Bueno, esto es incómodo —digo.

Ambos me ignoran.

La puerta se abre, y el Stalker me coge del brazo, es un agarrón lo


suficientemente fuerte como para dejar un hematoma, y me empuja hacia el
corredor del espejo. El instinto me hace tratar de retroceder y alejarme de este
lugar infernal, pero el Stalker me sujeta con demasiada fuerza, y no puedo
moverme. Relájate. Respira profundo. Está bien. Después de esto, nunca más
volveré aquí. De una forma u otra, esto es por mí y el CIA.
Un guardia vestido de rojo se acerca a nosotros. Está sujetando un largo
bastón negro. Me doy la vuelta y me encuentro con mi propio reflejo.
Mirándome de vuelta hay un hombre joven y delgado con el cabello
desordenado y los hombros caídos. Me toma un segundo notar que ese chico
soy yo. Me veo más Malo de lo que nunca he sido, y hay una intensa y dura
mirada en mis ojos. No me parezco para nada al chico que era cuando vivía
aquí.

Me encanta.

—¿Está todo bajo control, jefe? —pregunta el guardia.

—No me hables —ladra Craike. Avanzamos por el corredor. El guardia se


sube al elevador y la puerta se cierra.

Aparte de los elevadores, hay solo una puerta en este piso al final del pasillo
y está hecha con cristal negro.

La alcanzamos, y Craike pasa su tarjeta. Los dos paneles de vidrio se


separan, uno arriba y otro abajo, revelando un gran cuarto. En el cual las
paredes y el techo parecen ser de un cristal café. Una enorme alfombra de oso
polar descansa en el suelo frente a un escritorio de cristal decorado con un
laptop. La boca del oso polar está abierta en una mueca, mostrando su lengua
roja y sus dientes puntiagudos. Una pared está dedicada completamente a un
librero de cristal lleno de libros empastados en cuero. Y en la pared derecha, a
la distancia, hay una chimenea que alberga bolas de fuego azul. Aun así, el
cuarto está congelado.

Craike camina alrededor de su escritorio y se sienta en una silla de cuero y


hace un gesto hacia la silla pequeña al otro lado del escritorio.

—Por favor, toma asiento, Caden. Y no te preocupes en cuanto a manchar


mis muebles con sangre. Ya arreglé para que sean limpiados una vez que te
vayas. Mis visitas que son Intereses Amorosos rebeldes suelen ser sucios.

—Sin ofender, pero no quiero saber sobre tu vida sexual.

Sus ojos resplandecen y su boca se curva en una sonrisa. El Stalker me


suelta, me sobo el brazo amoratado y camino hacia el asiento. Mis zapatos
chasquean al chocar con el suave, brilloso cristal. Él me observa.

Tomo asiento. La silla es firme y respaldada, forzándome a sentarme rígido y


derecho.

—¿Quién habría pensado que trabajaste en un video de Lady Gaga?

—He escuchado que eres un fan de ella.

Me río y cruzo mis brazos.


—¿Por qué estamos aquí, Craike? ¿Qué quieres de mí?

—¿Tienes prisa por llegar a tu ejecución? No te preocupes, Caden, en


menos de una hora ya no estarás con nosotros. Lo que quiero, es conversar
contigo por unos segundos. Trato de entender a la gente, Caden; eso es lo que
hago. Por eso me gustaría charlar contigo, de hombre a joven, antes de que
mueras.

Me encojo de hombros.

—Bueno, aquí estoy. Haz tus preguntas.

Él juega con su corbata.

—¿Cómo piensas que conseguí este trabajo?

Nunca había pensado en eso. Nunca. En mi mente, él siempre había tenido


el puesto y eso era todo. Siempre lo tuvo y siempre lo tendría.

—¿Te graduaste con honores de la escuela del terror de Hitler?

Él chasquea la lengua.

—Conseguí este trabajo porque lo quería, Caden. Era, y todavía es, mi


trabajo soñado. Y no es porque esté mentalmente enfermo y disfrute
asesinando adolescentes. Disciplinar a los Intereses Amorosos es la peor parte
de mi trabajo. Disfruto manejándolos y vendiendo la información que ustedes
nos consiguen. Esa es mi pasión. Me encanta descubrir esa pepita de
información y dársela al cliente perfecto, y luego relajarme y ver como caen los
imperios. No tienes idea de lo mucho que he formado al mundo. De muchas
maneras soy la persona viva más influenciable, incluso si nadie sabe mi
nombre.

—¿Cuál es tu punto?

Él suspira y masajea sus sienes.

—Mi punto, Caden, es que estás tan determinado en convertirme en tu


antagonista, en convertirme en la persona que te impide tener lo que quieres,
pero ese no soy yo. Solo soy un hombre haciendo su trabajo, un trabajo que un
sinfín de gente ha hecho antes de mí y que un sinfín hará después. No eres
especial para mí, no te guardo rencor, ni tampoco me importa tu pequeña
historia de amor. No te conozco lo suficiente como para que me importe.
Incluso tuve que buscar tu nombre en el sistema cuando te vi gritando en la
entrada. Y luego entras aquí como si fueras un gran héroe, y eso no es lo que
eres para mí. A lo más, eres un empleado sin la suficiente inteligencia para
saber dónde está su lugar. No eres más que un pedacito de mierda que trata
de evitar que haga mi trabajo. En la historia de mi vida, tú eres el antagonista.
¿Te das cuenta?
Asiento.

—Puedo verlo, pero no cambia nada. Me gusta Dylan, y quizás incluso lo


ame, y tu estas impidiéndome estar con él. —Me imagino a Dyl riéndose.
Quieren matarlo. —Así que voy a destruirte.

Los ojos de Craike se iluminan.

—Sabes, me gusta el tú real. Es luchador. Es atractivo. Como sea, tus


acciones tienen un precio, y pareces estar dispuesto a pagarlo. Lo respeto,
pero tengo una última pregunta. Sabes que las personas homosexuales
necesitan Intereses Amorosos, ¿verdad? No tiene sentido para mí que no nos
hayas dicho tu orientación sexual, entonces podríamos haberte asignado a
alguien más apto.

Pestañeo. No es algo que haya pensado alguna vez, y ciertamente no era…


Espera. Es un truco. Está tratando de confundirme, de jugar conmigo. ¿No es
así?

—Si piensas que eso es por lo que hice lo que hice —digo—, entonces no
estabas prestando atención. Quiero ser libre.

Craike se inclina hacia adelante y deja la pistola sobre su escritorio. El metal


resuena sobre el vidrio.

—La única libertad en la vida es la muerte, como estarás a punto de


descubrir. Es tiempo de irnos. Camina hacia tu muerte como un hombre,
Caden. Te daré eso. Vamos, ponte de pie y terminemos con esta pequeña
rabieta.

¡AHORA!

Me quito el guante y me lanzo por la pistola.


Capítulo

TREINTA Y CINCO
El Stalker se mueve como un borrón, atravesando la habitación en un latido.
Dolor brota en mis omoplatos y él está detrás de mí, doblando mi brazo detrás
de mi espalda. Tengo una oportunidad antes de que saque mi brazo de su
lugar. Solo una. Me doy la vuelta, y empujo con la palma de mi mano abierta, la
que está cubierta por el Guante Relámpago, al orbe pulsante de luz donde
debería estar el corazón del Stalker. Aprieto los dientes y gruño, poniendo toda
mi fuerza en el golpe.

Su cabeza de maniquí se ladea hacia abajo para mirar la mano que está
tocando su pecho.

El guante zumba y brilla en un azul eléctrico, enviando una gigantesca


cantidad de electricidad directo al “corazón” del Stalker. El robot suelta un
espasmo, su brazo sale volando y golpea la silla, que se rompe. Alejo mi mano.
Los cables están calientes.

En el pecho del Stalker, la constelación de luces disminuye, luego se apaga


por completo y su cuerpo se pone rígido. Su cabeza baja hasta que su mentón
toca su pecho, sus rodillas colapsan, y su gran cuerpo cae chocando contra el
suelo. ¡Crack! Una fisura con forma de relámpago aparece en el cristal.

Me doy la vuelta y Craike se abalanza hacia adelante en busca de la pistola.


Tomo su muñeca justo cuando toca el mango.

El Guante Relámpago se activa nuevamente. Craike tiembla y cae sin


fuerzas sobre su escritorio justo encima del arma. Gracias, Juliet. Lo empujo
hacia arriba tomando la pistola con mi mano libre, la apunto hacia él y mi dedo
tirita en el gatillo. Si lo aprieto ahora, su cabeza explotará.

Él gruñe y me mira, sus ojos se abren aturdidos.

Presiono la pistola en su cien.

—Abre la puerta principal —La presiono con más fuerza—. ¡Ahora!

—Como desees.

Craike se pone de pie y abre su computadora. Camino alrededor del


escritorio con la pistola apuntando a su corazón.

—Sabes que estás siendo grabado —dice—. Diría que tienes alrededor de
un minuto antes de que los guardias inunden el lugar y te bañen en balas.
—¿Qué fue lo que una vez me dijiste sobre los actores? No te creo. No hay
forma de que tengas cámaras en tu oficina privada. Ahora, abre la puerta o te
disparo.

Él aprieta las llaves. Una casilla en el costado de la pantalla muestra la


cámara de seguridad, a unos pies de distancia frente a la puerta principal, esta
se abre revelando el bunker. Doy un paso hacia adelante y electrocuto a Craike
nuevamente, que cae de cara sobre el escritorio y se queda inmóvil. Bajo el
arma, luego recupero mi teléfono del bolsillo y comienzo a escribir el mensaje.

Juliet. Está abierta. Contraseña 2484972. De prisa.

Vamos para allá.

Pongo el teléfono de vuelta en mi bolsillo y apunto la pistola a Craike. Incluso


si parece como si estuviera desmayado, sé más que nadie que las apariencias
engañan.

Reviso la pistola y veo que está cargada, pero tiene solo una bala.
Cuidadosamente, trato de abrir sus gavetas en busca de más municiones, pero
están todas con llave. Un escaneo rápido por su librería no revela nada que
pueda contener balas. Así que solo tengo un tiro. Más vale que lo aproveche.

Le hecho una mirada al computador. En el material de las cámaras, veo a


mis cuatro amigos pasando a través del jet. Alcanzan el elevador y Juliet
presiona el código en el teclado. Vamos… ¡Sí! Las puertas se abren.

Craike tiene el rostro turbulento. Su cara está pálida y un lado está


manchado con sangre, aun así, tiene dibujada una sonrisa enorme.

—Los trajiste hasta mí —ríe—. Gracias por eso.

Presiono la pistola contra su cien.

—Dime donde guardas los Stalkers.

Él sigue riéndose, aguda y maniacamente. Lentamente se aleja del escritorio


y se pone de pie.

—Siéntate —rujo.

Alinea sus hombros y sus ojos se encuentran con los míos.

—No vas a dispararme. Eres solo un Interés Amoroso.

—No lo soy. —Bajo la pistola y apunto a su rótula.

Incluso si he pasado por el mismo infierno. Incluso si me han dicho lo poco


que vale mi vida. Incluso si soy gay. Incluso si el mundo quiere que me
doblegue y acepte que quien soy, me hace insignificante. Esto es verdad:
—¡Soy el protagonista, maldito!

Aprieto el gatillo.

Un brote de sangre oscurece sus pantalones de vestir, y él cae. Fue el


movimiento perfecto del protagonista. Fue violento, seguro, pero Craike
sobrevivirá y así no tengo una muerte atribuida a mí. Soy el héroe porque solo
lo herí cuando él me habría matado. Se recuperará de esta, lo que significa que
yo también.

Paso mis dedos por su brillante cabello, luego cierro el puño y levanto su
cabeza hacia arriba.

—Dime dónde están o te mataré. Lo haré. Siempre pensaste que podías ver
a través de mí, Craike. Bueno, ¿estoy actuando ahora? ¿Lo estoy?

Él aprieta sus dientes.

—Está bien —escupe—. Están en el décimo piso. Buena suerte en llegar en


una pieza.

Meto mi mano a su bolsillo y saco dos pañuelos arrugados junto a su


billetera. Tomo la tarjeta llave de su cartera, luego la dejo caer junto con los
pañuelos a un lado de su cabeza.

Levanto mi camiseta y froto mi cara con ella, limpiando la sangre hasta que
mi piel se siente pura y limpia. Me quedo con el arma incluso si ya no me
quedan balas, si soy lo bastante convincente, cualquiera que se acerque
automáticamente pensará que está cargada. Salgo al corredor, que por suerte
sigue vacío, y corro hacia el levador con la tarjeta plástica pegada a mi húmeda
palma.

El elevador suelta un ruido y las puertas se abren. Dentro están Natalie,


Trev, Dyl y Juliet. Todos se ven pálidos y sudados.

Trevor grita: —¡Este lugar es alucinante!

Todos lo ignoran. Natalie está usando un traje negro ajustando, el mismo


que estaba colgado en el garaje de Juliet, y lleva el cabello sujeto en una coleta
alta. Subo al elevador y aprieto el botón con el número diez.

Las puertas se cierran.

Me muevo hasta el fondo del ascensor hasta llegar al lado de Dyl.

—Hola —digo.

—Hola.

Juliet se aclara la garganta.


—Así que, ¿los Stalkers están en el piso diez?

Asiento.

El elevador se detiene y las puertas se abren. Afuera hay un pasillo largo. El


camino hacia la derecha, lleva a una puerta de cristal gris que esta custodiada
por dos guardias. Uno de los guardias levanta la mirada. Se ve joven, adivino
que debe estar en sus veintes y tiene una cara amistosa, ojos cafés bien
abiertos y labios pálidos. El otro es un principiante ridículo.

Volteo mi cabeza y miro hacia el otro lado del pasillo que se extiende por
casi quinientas yardas, y luego da la vuelta hacia la izquierda. No podemos
correr, nos dispararían antes de que llegáramos a la esquina. La brillante luz
neón hace que mis ojos lagrimeen.

Los guardias gritan algo, y luego se abalanzan hacia adelante, sus manos
alcanzando sus armas.

Natalie embiste pasando por mi lado, corre sacando sus brazos y dando
grandes zancadas hacia los guardias. Los alcanza antes de que ellos puedan
sacar sus armas, y con fluidez, cae al suelo enviando una patada de barrida.
Su tibia choca contra las pantorrillas del guardia de la derecha, quien levanta
sus brazos y colapsa. Natalie lleva su atención al otro guardia entrecerrando
los ojos mientras se mueve. Ella esquiva su golpe y envía una rápida punzada
a su garganta. La cara del guardia se pone roja y cae sobre sus rodillas
sujetándose la garganta con las manos. Natalie se agacha y recoge las armas
de sus cinturones.

Se levanta.

—Gracias, chicos.

Ella se gira, mostrando una sonrisa. Luego avanza por el pasillo rumbo a
nosotros y le entrega una de las pistolas a Juliet.

—Cariño —dice Trevor—. Eso fue lo más rudo que he visto en mi vida. Te
amo tanto.

Él la toma de sus hombros y le da un beso en la mejilla. Natalie se jala la


manga del traje.

—Es más fácil gracias a esto, porque sé que soy a prueba de balas, así que
tienen que agradecerle a Juliet también.

—De ninguna forma —dice Juliet—. Eso lo hiciste tú, Nat. Pero ya fueron
suficientes felicitaciones, tenemos trabajo que hacer.

—De acuerdo —dice Natalie.


Saco la tarjeta del Sr. Craike de mi bolsillo y la apunto a la pantalla.

—Esperemos que sea la llave maestra.

El semblante de Trevor cambia y salta frente a Natalie.

Bang.

Bang.

Mis oídos resuenan y Trevor colapsa. El guardia al final del pasillo también,
su sangre rocía la pared de espejo detrás de él. Sus ojos ruedan hacia atrás de
su cabeza mientras su boca se abre y su lengua sale por sus hinchados labios.
De la pistola de Natalie sale humo.

—No —dice Natalie. Sus brazos tiemblan.

Una extensa parte del medio de Trevor faltaba, como si alguien hubiera
introducido una gran pala en su pecho. Su cuerpo convulsiona y la sangre brota
de su boca, cubriendo sus labios y mandíbula. No… no se ve bien. Nadie
podría sobrevivir a eso. Quizás Trevor todavía no está muerto, pero no va a
sobrevivir.

—No —dice Natalie. Está observándolo y jalando de su cabello. Él se queda


inmóvil, pero Natalie aún no se da cuenta. Oh dios, Natalie todavía no se da
cuenta—. No. Soy a prueba de balas. La armadura… es… es… ¡Trevor, idiota!
¡Trevor!

Ella mira hacia abajo y ve el cadáver. Su boca se abre, pero no emite


sonido.

—Tenemos que irnos —dice Juliet. Si está sufriendo por lo que le ocurrió a
Trevor, no lo muestra en su rostro. ¿Cómo puede ser tan práctica? Trevor está
muerto. Paso tan rápido y es tan bizarro que no puedo creerlo, incluso si acaba
de pasar justo en frente de mí. Trevor, el chico que hizo una broma estúpida
solo hace unos segundos, ahora está muerto.

—Ahora —dice Juliet—. O estaremos todos muertos…

Juliet coge a Natalie del brazo y la jala hacia adelante. Veo cómo se van.
Las vísceras de Trevor son visibles y su sangre está salpicada en las pareces.
Está…

Dyl toma mi muñeca y me saca de mis pensamientos.

—Caden, tenemos que irnos. ¡Vamos!

Dejo que me tire hacia adelante y luego corremos por el pasillo.


Capítulo

TREINTA Y SEIS
Presiono la tarjeta contra la pantalla y aparece la cara de Craike. La hoja de
vidrio baja, hundiéndose dentro del piso. Juliet va primero, sosteniendo la
pistola en frente y entramos siguiéndola.

—Oh por… —dice Juliet.

Al final de la habitación hay un pequeño ejército de Stalkers. Filas y filas de


ellos, todos de pie, perfectamente quietos. Están todos inactivos. En la parte
trasera del cuarto, en un gabinete de cristal, hay un Stalker hecho de plástico
blanco. Es más grande y fornido que los otros. Mi primera suposición es que es
un prototipo.

El resto de la habitación está ocupada por un laboratorio misteriosamente


similar al de Juliet, aunque es uno mucho más limpio, está lleno de bancos de
plata cubiertos con equipo científico pulcramente organizado: tubos de ensayo,
tablas de circuitos y microscopios.

Sentado en uno de los escritorios, mirando a través de un microscopio, hay


un hombre con una blanca y larga bata de laboratorio. Tiene un reducido
cabello marrón y, su cara está demacrada y huesuda. Además de lentes
cuadrados posados al final de su nariz, que hacen que sus ojos marrones
luzcan mucho más grandes de lo que realmente son.

Me pongo delante de los demás, protegiéndolos con un brazo, y él levanta la


mirada del microscopio.

—No hay necesidad de eso, Caden. No voy a herir a nadie.

—¿Cómo sabes mi nombre?

Se levanta y se dirige hacia nosotros, caminando alrededor de un dispositivo


peculiar. Es una almohadilla circular, aproximadamente de una yarda de
diámetro, que emite una columna de luz azul suave. La base de la almohadilla
está pegada a un grueso cable gris que se conecta a una computadora.

—Por supuesto que se tu nombre —dice—. Tu destruiste dos de mis más


importantes avances en la historia de la humanidad. Dos de mis creaciones.
Mis hijos. Tú los masacraste. Así que cuando marches al incinerador, y
créeme, lo harás, lo veré con una sonrisa en mi rostro.

—¿Qué pasó con lo de no herir a nadie?


—No te mataré yo, idiota. —Se gira a hacia Juliet y hace una reverencia. —
Hola, querida Juliet. Me llamo Dr. Scheinman y estoy increíblemente
emocionado por conocerte. Una mente como la tuya, bueno, como la mía, es
más rara que una en un millón. En el futuro, tu crearas tanto como yo he
creado. —Sus ojos se enfocan en el Guante Relámpago en mi mano derecha.
—Ya lo has hecho. Hay que tener un arma extraordinaria para destruir mis
extraordinarias armas. Y tu hiciste esto con un mínimo de entrenamiento en el
cobertizo de tu patio. Tienes tanto potencial, Juliet, y si te asocias con una
organización que puede suministrarte los recursos adecuados, conquistarías el
mundo. —Sus ojos se iluminaron. —Hablando de eso, si continúas creando
como lo haces, mis empleadores se interesarán en contratarte. De hecho, creo
que ya lo están. Los otros deben morir, pero tú puedes vivir si te nos unes.

Juliet se cruzó de brazos.

—Gracias, pero no gracias. No tengo ninguna intención en crear cosas que


potencien la esclavitud.

Ladra una risa áspera.

—¿Pero estas dispuesta a matar personas? Vamos, Juliet, eres una


creadora, como yo. Eres lo más posiblemente cercano a esos seres, a los que
todos esos imbéciles religiosos rezan. Eres una diosa, Juliet, una inventora. No
importa lo que las personas inferiores hagan con lo que haces, todo lo que
importa es que lo hiciste.

—Te equivocas, eso es todo lo que importa. Además, tú eres un asesino, sin
ofender, pero no hay forma en que tome consejos vocacionales de ti.

—¿A cuántas personas mataste? — gruñe Dyl—. Tu creaste a los Stalkers,


¿cierto? Ellos capturaron a Intereses Amorosos y los trajeron devuelta para que
murieran. No, no Intereses Amorosos, ellos capturaron chicos. Chicos que
ahora están muertos por tu culpa. Eres asqueroso.

El científico rodó los ojos.

—Y tú eres un tonto crédulo, pero no importa. Lo que sí importa es que…

Me doy cuenta de lo que está haciendo. Está dando otro lento paso hacia la
izquierda, hacia la luz azul.

—¡Deténganlo! —grito.

Es muy tarde.

Salta dentro de la luz y los puntos azul neón, iluminan cada una de sus
articulaciones.
En la parte trasera del cuarto, uno de los Stalkers se enciende. El hombre
camina hacia adelante y el Stalker imita sus movimientos, avanza hacia
nosotros.

Dyl se lanza hacia adelante con sus brazos extendidos, vuela a través de la
luz azul y sus brazos se aprietan alrededor del frágil torso del hombre. La luz
parpadea a rojo mientras ambos traspasan la columna, golpeándose en el piso
y girando.

—¡Quítate de encima! —grita el Dr. Scheinman. Dyl lo empuja lejos y se


levanta. El científico permanece en el suelo.

El Stalker está parado en medio de la habitación, ridículamente derecho,


pero inmóvil. Ahora está totalmente oscuro.

Ladeo mi cabeza a un lado y camino hacia el Dr. Scheinman.

—¿Los controlabas?

Lagrimas llenan sus ojos.

—¡Ellos no son menos por tener que ser controlados por mí! Son el futuro.

—Son marionetas —digo. Se encoge como si lo hubiese golpeado. —Solo


gigantes y tenebrosas marionetas.

Recuerdo la cabeza del Bueno siendo arrancada e imagino la mano de este


hombre presionando, haciéndolo.

—¡No! —grita. —¡Son genios traídos a este mundo! ¡Son perfección! ¡Son
míos!

—Cállate —dice Juliet, caminando a su computadora—. Dime tu contraseña.

Él me mira, y entonces dice:

—Es Layla. Es mí…

—A nadie le interesa —suelta Juliet, poniendo su pistola en la banca.


Escribe la contraseña y la pantalla se enciende. El ruido de sus dedos
tecleando es el único sonido en la habitación.

Juliet se aleja y pone sus manos sobre su boca.

—¿Qué es, Juliet? —digo.

Ella mira hacia arriba.

—No puedo acceder a los archivos. Escaneó mis huellas y apareció un


mensaje de error. Dice que el control del programa solo puede ser operado por
el Dr. Scheinman. Es el único con un nivel de autorización lo suficientemente
alto.

¿Qué significaba eso? ¿Por qué se veía tan triste?

—No lo entiendo —dice Dyl.

Juliet está temblando.

—Significa que ese hombre. —Mira hacia el doctor. —Es la única persona
en el mundo que puede controlar a un Stalker.

—Por supuesto que soy el único —dice el Dr. Scheinman —¿Creías que
alguien tan inteligente como yo, confiaría en la más secreta organización de
espías del mundo? Hice esto para mantenerme a salvo. Si ellos pudiesen
deshacerse de mi lo harían en abrir y cerrar de ojos. Me asegure de…

Su voz se fue apagando mientras se daba cuenta de lo que iba a pasar.

Me giro hacia Juliet.

—Dame la pistola, Juliet.

La cara de él cae. Juliet sacude su cabeza.

—Caden...

—Solo… solo dame la pistola ¿bien?

Agarra la pistola, dándomela por el mango y cuando lo tomo, ella me mira


los ojos.

—Lo que piensas está bien —dice —. Hay que hacerlo, es la única forma de
detenerlos. Deshaciéndonos de él salvaremos a muchas personas, Caden. Es
necesario hacerlo, si no puedes, yo lo haré.

El científico está en sus manos y de rodillas, lloriqueando. No pienses en


eso. Pasa sus dedos por su reducido cabello, luciendo tan pequeño y débil,
humillado en el suelo. Alcanza su billetera y saca una fotografía desgastada y
hecha jirones con las esquinas amarillentas. Es una mujer sosteniendo a una
niña.

Apunto el arma hacia él. ¿Puedo hacerlo? No sé si puedo, pero sé que debo.
Le fallé a Trevor y necesito mantener a los demás a salvo. Esto me destruirá,
mas debo hacerlo para protegerlos. Si alguien tiene que perjudicarse, debo ser
yo.

Debo ser yo.

Debe hacerse.
—Por favor —balbucea —, tengo una…

Un arma se dispara. Miro abajo y veo sangre brotar del corazón del doctor.
Jadea, entonces cae de boca contra el piso y un círculo rojo aparece en su
espalda.

Pero yo no dispare. ¿Cómo? Levanto mi mirada y veo a Natalie apuntando


su humeante arma hacia él.

—Él tomó más de mí —dice —. Y puedo sobrevivir a esto. Tú probablemente


no podrías. Has hecho tanto, Caden, pero no eres el único héroe en esta
historia. Así que juguemos según nuestras habilidades, ¿sí? Tú nos dices que
hacer y yo trataré con cualquiera que se ponga en nuestro camino, ¿bien?

—Tienes razón —digo. Mi cerebro está en otra parte, pero necesito


concentrarme —. Bien, Juliet, tienes que explotar a los Stalkers, en caso de
que estemos equivocados.

Juliet corre hacia los Stalkers al final del cuarto. Cuando los alcanza, desliza
su mano dentro de su mochila y saca una bomba. La pone en el suelo y
empieza a juguetear con los cables.

Dyl está de pie a mi izquierda, observándome.

—Lo merecía, Caden.

Miro al cuerpo deshecho a mis pies.

—Lo sé, hombre. Lo sé.

—Chicos —dice Juliet mientras camina hacia mí —. La bomba esta lista,


¿debería detonarla?

Todos asentimos y Juliet presiona su pulgar. Con un rugido, aparece un gran


remolino morado y negro que se devora el ejército de Stalkers. El colorido
vórtice instantáneamente los sacó de la existencia, dejando solo algunas partes
destrozadas y humeantes.

—¿Ahora qué? —pregunta Natalie.

Todos me miran.

Solo tengo una idea y es arriesgada, pero es lo que haría un protagonista.

Me aclaro la garganta.

—Hay una última cosa. Pero ustedes, chicos, no tienen que hacerlo si no
quieren. — Miro a mis amigos y sé que ellos me seguirán, así que sonrío. —
Vamos a terminar esto de una vez por todas.
Capítulo

TREINTA Y SIETE
El cuerpo de Trevor sigue en el pasillo.

Los ojos de Natalie se llenan de lágrimas al verlo, pero sigue caminando.

El guardia también sigue en el lugar donde murió, desplomado contra la


pared con su cabeza inclinada hacia adelante. Hay tanta muerte aquí y los
estoy guiando de vuelta. No pude mantener a salvo a Trevor y no pude matar al
científico. No puedo cometer más errores.

Trotamos hacia adelante.

Una vez que estamos todos dentro del elevador, Juliet presiona el botón que
dice 1. El elevador emite un zumbido mientras sube.

—Tendremos un funeral para él —dice Dyl —. Cuando seamos libres.

—Por los dos —digo, pensando en el científico. Recuerdo al guardia —. No,


para todos ellos.

Se detiene el elevador y las puertas se abren. Un guardia está parado en el


medio del pasillo. Jadea y alcanza su bastón.

—No —grita Juliet —¡Tú, idiota! ¿Por qué estás aquí?

Él camina hacia adelante. Natalie levanta su arma.

—Tú —digo con un golpe de mi dedo índice —. Es cuatro contra uno. Y te


mataremos. Si quieres vivir te sugiero que juegues al muerto o que te quites de
nuestro maldito camino.

Él suelta su bastón. Choca contra el piso. —Está bien. Por favor no me


lastimen.

Mientras nos acercamos, me estiro y agarro su muñeca. La luz de mi guante


parpadea y su cuerpo se tensa. Él se cae encima de mí. Lo bajo al piso y
avanzo a la oficina de Craike. Presiono la tarjeta contra la pantalla y los
paneles de vidrio se separan.

Craike está desplomado contra el vidrio del estante para libros al lado de su
escritorio. Sus ojos cerrados, sus piernas estiradas delante de él.
—Su computadora está aquí —digo apuntándola—. Juliet ¿Puedes
averiguarlo?

Ella asiente y camina a través del cuarto hacia la laptop. Pasa encima del
cuerpo masivo del Stalker y se inclina hacia adelante para mirar el monitor. Sus
dedos tecleando, llenando el cuarto con el sonido de los clicks.

Natalie está mirando a Craike cautelosamente.

Camino hacia ella. —Solo quiero decir gracias. Ya sabes, por lo que pasó en
el laboratorio.

—Tú eres un montón de cosas, pero no eres un asesino, Caden. Matarlo te


hubiera destruido. Yo, bueno, solo deseo que hubiese sufrido un poco más. Así
que no necesitas agradecerme. Para ser honestos, estoy feliz de haber sido
quien hizo que pagara por todo lo que ha hecho. Yo…

—¡Hey, chicos! —Juliet interrumpió —. Lo he encontrado. Enc…

Un zumbido de estática llena el aire y una red de luces rojas aparece


enfrente del escritorio. Juliet mira hacia arriba y se da cuenta de que está
atrapada. Me giro hacia el señor Craike. Sus ojos están abiertos ahora y está
sosteniendo un bolígrafo de plata. O lo que parece un bolígrafo. Su pulgar está
presionando uno de los extremos.

Usando su mano libre, Craike busca dentro de su chaqueta y saca un arma.


Él la apunta hacia Juliet. Mi mente viaja a cuando me recibió en las puertas. Él
tenía dos armas. Una en su mano y una atada a su cintura. Tomé la primera,
pero olvidé la segunda.

Levanto mi arma. Estoy sin balas y él probablemente sabe eso, pero


necesito hacer algo.

—Suéltala —gruñe Craike.

—Ok —digo. Me arrodillo y coloco el arma en el suelo. El brazo de Craike


está temblando y su agarre en la pistola se está haciendo flojo, como si
estuviera luchando para mantenerla derecha. Por eso y el modo en que sus
párpados se están cayendo, supongo que él está a pocos minutos de
desmayarse. Solo necesito distraerlo. Me levanto y pongo mis manos sobre mi
cabeza —Se acabó. Solo pon el arma abajo y…

Craike hace una risa dura. —No se ha acabado aún, Caden. Hay algo que
debes saber antes de que des por terminado esto.

Un arma se dispara. La red de luces suelta chispas, entonces vuelve a la


normalidad. Natalie está sosteniendo su arma, apuntando directo al señor
Craike. Ella le disparó. Era un buen plan, pero con la barrera arriba él era
intocable.
—Como estaba diciendo —dice Craike —. Tú puedes escucharme o puedo
matar a Juliet. Depende de ti.

—No harías eso —digo —. Ella es muy importante.

—¡Ella no es nada ahora! Sabe acerca de nosotros, así que ella nunca será
de confianza para ninguno de nuevo. Y si ella no le cuenta a nadie sus
secretos, nunca me pagarán. Debido a ti, ella es desechable. Pero eso no es lo
que quiero decirte. Tengo algo que decirte acerca de Dylan.

Me giro y miro a Dyl. Él está de pie con los brazos cruzados. ¿Qué podría
posiblemente saber Craike acerca de él que podría causarme daño? ¿Qué más
podría estar él escondiendo?

—No tienes nada —dice Dyl —. No me conoces.

—Mírame, Caden —dice Craike —. Quiero ver como el horror se hunde en ti.
Mira a otro lado y le dispararé a ella.

Inhalo un suspiro, me giro y lo miro.

—Nunca íbamos a matar a Dyl. ¿Crees que gastaríamos nuestros recursos


innecesariamente? Solo transportamos los Intereses Amorosos no
seleccionados a otro país, les borramos la memoria y los dejamos intentar de
nuevo hasta que son elegidos. Toda tu pelea ha sido por nada.

Está mintiendo. Debe estarlo. Él siempre miente. Estudio su cara, tomando


nota del tintineo de sus ojos y de la anchura de su sonrisa, me doy cuenta de
que dice la verdad. Está haciendo lo que siempre hace, destruyendo un imperio
con una pieza de información perfectamente dirigida. Todo lo que me trajo
aquí, todo lo que he hecho, era para salvar a Dyl y él ni siquiera estaba en
peligro. Personas murieron porque era un tonto crédulo.

—Eso fue hermoso —dice Craike —. Recuerda cuan estúpido has sido
mientras te lamentas.

Gira la pistola hacia Juliet y tira del gatillo. Su mano se afloja y su cabeza se
recuesta. Esta inconsciente. Solo aguantó lo suficiente para hacer lo
impensable.

Juliet choca contra el piso, su cuerpo alarmantemente flojo. Me apresuro y


me arrodillo delante de ella. No puedo tocarla por la barrera, pero me acerco lo
más que puedo.

—¿Juliet? —¿La habrá golpeado? Era lo suficiente cerca, pero…

Un circulo de sangre aparece entre su pecho y su hombro.

NO, NO, NO, NO, NO.


Es mi culpa, es mi culpa, es mí... .

Sus ojos se abren y toma un largo respiro. Ella está bien. Usando su mano
derecha, se levanta a si misma e inspecciona su herida.

—Juliet —digo —. Necesitas llegar al bolígrafo y bajar la barrera. Entonces


te sacaremos de ahí.

—Oh por Dios ¿No crees que sé eso?

Cierro mi boca. Con una mueca, ella se arrastra a si misma hacia adelante,
moviéndose hacia el bolígrafo. Se empuja adelante otra pulgada y colapsa.
Vamos, Juliet, levántate. Estas casi ahí. Sus brazos están temblando, pero
logra empujarse un poco más cerca. Con un desesperado impulso, agarra el
bolígrafo. Presiona el botón en la cima y la barra desaparece.

Natalie y yo nos apresuramos hacia adelante. Alcanzo a Juliet y me inclino a


su lado. Natalie va directo a Craike. Esta inconsciente, pero, de todos modos,
ella toma el arma de su descuidado agarre. Luego, lo agarra por el cabello y
estrella su cabeza contra la estantería. Lo empuja atrás y vuelve a estrellarlo.

Envuelvo mis brazos alrededor de Juliet y me levanto. Ella es


sorprendentemente liviana. Sus dedos fríos se revuelven en contra de mi
camisa, pero su agarre es débil. Un agujero limpio se abre a través de su
hombro y su camisa esta empapada de sangre. Tal vez pensé muy rápido, tal
vez ella no está bien.

Ella mira dentro de mis ojos y sus parpados revolotean.

—¡Juliet! —digo —. Hey, quédate conmigo ¿ok? Escucha, te quiero. ¿Está


bien? Te quiero. Bien. Te quiero.

Sus ojos se cierran.

—¡Juliet! —Puedo sentir su aliento en mi cuello. No está muerta. No aún, por


lo menos.

—¡Debemos movernos! —grito.


Capítulo

TREINTA Y OCHO
El video de la cámara muestra a los Intereses Amorosos inundando los
pasillos. Los guardias que están de servicio son rápidamente superados en
número. Ella lo hizo. Juliet malditamente lo hizo.

—Caden —dice Dyl —. ¿Qué quieres hacer ahora? No me mientas.

Nunca lo haré.

—Es horrible —digo —. Pero quiero irme ya. Juliet no tiene mucho tiempo.
Podemos encontrar una forma de salvar a los otros luego. —Miro abajo, a
Juliet. —No puedo dejarla morir, Dyl.

—No morirá —dice él —. La herida es mala pero no morirá por eso. El hecho
de que este aun respirando significa que la bala no llegó a sus órganos vitales,
lo que es bueno, obviamente. Tenemos tiempo suficiente para salvar a los
otros Caden, ella no morirá. Confías en mí ¿no?

—Lo hago —digo —. Así que lo haremos.

—¿Es eso lo que de verdad deseas?

Asiento.

Él sonríe. —Te creo.

—Bien. La llave esta en mi bolsillo. No la voy a bajar, así que te toca hacerlo.

Él se mueve a mi lado y desliza su mano en mi bolsillo. Saca la tarjeta, luego


coloca su mano en mi hombro y lo aprieta. —Gracias, Caden. ¡Vamos!

Me sueltan y corremos por la puerta. Natalie se nos une.

Llegamos al elevador, Dyl presiona el botón que marca el 2 y las puertas se


cierran. El elevador desciende. Juliet está temblando. Finalmente, las puertas
se abren.

De pie afuera, hay un grupo de unos treinta chicos. Todos estaban


amontonados alrededor de la puerta, cada uno presionando hacia adelante.
Todos están usando la misma camiseta azul claro ajustada que está grabada a
fuego en mi cerebro. La memoria de la fría, sedosa y constrictiva sensación de
ellas me hace temblar.

—¡Nos salvaron! —llora uno, un chico grande. Las mangas de su camisa


habían sido cortadas para revelar sus grandes bíceps. Miro arriba. Oh, guau,
es Robert, el de espalda gigantesca. Sus ojos se humedecen. —Somos libres.
¡Vamos, chicos, aplaudan por ellos!

Ellos empiezan a aplaudir y vitorear. Sus caras contorsionadas en sonrisas,


una expresión que se siente como un golpe en mi intestino. Trevor. Juliet.
¿Valía la pena dejar que ellos fueran disparados para que estas personas
pudieran sonreír? ¿Lo era realmente?

—¡Vamos! —dije.

Se apresuran adentro y llenan el elevador. Estoy presionado al final. Dyl


coloca su mano en mi hombro de nuevo. Su palma golpea con cada latido de
su corazón. Hombre, él tiene un corazón fuerte. El más fuerte que he sentido.
Me concentro en el sonido. Cada latido individual. Su corazón sigue latiendo,
así que todo estará bien.

Alcanzamos el nivel superior, las puertas se abren. Dos guardias


descienden, sus bastones alzados. La cara de uno de los chicos se rompe
debajo del metal negro, pero otra toma su lugar. Empuja al guardia al piso y
todos se abalanzan sobre él, pateando y arañando. El otro guardia grita, alto y
fuerte, mientras es arrastrado al piso. La multitud se calma, dejando a los
guardias como un desastre sangriento.

Me giro hacia Dyl. Su labio inferior está temblando y sus manos están
hechas puños. Sus ojos están rebosantes de lágrimas. No puede morir. No Dyl.

—Necesitas irte —digo —. También Juliet y Natalie. Dyl, si regresas puedo


volver y…—Mis ojos se deslizan abajo al cuerpo del chico. Su frente esta
aplastada hacia adentro como un huevo sancochado caído, revelando
fragmentos de su cráneo y cerebro. Ese pudo haber sido Dyl. O Juliet o Natalie.
—Debo liberar a los demás. Es lo que Juliet querría.

Él levanta una ceja. —No hay forma de que vuelvas ahí tú solo.

—Has hecho lo suficiente —dice una voz profunda. Es Robert. Sus manos
están en sus bolsillos —. Dame la llave. Puedo seguir desde aquí. Los cuatro
de ustedes pueden irse y yo liberaré a los otros.

—Gran plan —digo —. Pero no puedo confiar en ti... pareces demasiado


interesado. —Escojo al chico parado al lado de Robert, un chico de cabello rojo
rizado y con principios de barba. Es claramente un Bueno. —¿Irías con él?
Solo para asegurarte de que no intenta nada.

Él asiente. Dyl le da la llave.

—¡Entonces ve!
Ellos se giran y corren al elevador. El resto de los Intereses Amorosos están
corriendo hacia la masiva puerta abierta. Juliet está en mis brazos, Natalie a mi
izquierda y Dyl a mi derecha.

—¿Listos? —pregunto.

Corremos.

Pasamos a través de la puerta abierta hacia la noche fría. El cielo es azul


marino y el aire se siente cargado. Alcanzamos nuestro carro. Natalie se sube
primero, luego, gentilmente, acuesto a Juliet en el asiento trasero, de modo que
su cabeza está apoyada en el regazo de Natalie. Dyl se monta en el asiento del
conductor. Una vez que estoy seguro de que Juliet está a salvo, me subo y me
siento.

Mientras me abrocho el cinturón, Dyl se gira hacia mí. —Caden, ¿quieres


dar un paseo?

Lo imagino de vuelta en el techo, sentando a mi lado, mirándome a los ojos,


preguntándome la misma pregunta. En ese entonces, la idea de manejar con él
era emocionante. Una pequeña muestra de libertad, de rebelión. Miro a través
del parabrisas, el mundo es tan largo y vasto. Puedo ir a donde sea. Ahora
estamos realmente manejando, ahora somos realmente libres.

No es emocionante.

Es estimulante.

—No hagas de esto una gran cosa, Dyl. Solo maneja.

Él pone su pie en el acelerador y el mundo se esfuma.


EPÍLOGO
UN AÑO DESPUÉS

Me doy la vuelta, inclinando mi cabeza para concéntrame en la suave luz


solar que fluye a través de la ventana de mi habitación. Puedo ver mi jardín. Es
pequeño, es cierto que no es mucho para mirar, pero es realmente importante
para mí. La simple repetitiva tarea de mantenerlo aclara mi cabeza cuando las
cosas van mal, lo cual era bastante frecuente. Esos episodios se sienten
distantes ahora. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que tuve que
usarlo? No lo sé con exactitud, pero mi jardín es prácticamente pura maleza
ahora. Lo tomo como una buena señal y sonrió.

Podría pasar mi día tratando de arreglarlo, porque no iré a mis conferencias


y di una excusa de mierda para escapar de mi turno en la biblioteca esta
noche. La excusa de este año era el funeral de mi abuela, el cual es,
oficialmente, la última vez que puedo usar esa. Pero ese es un problema para
el Caden del futuro, no para mí.

Miro sobre mi hombro. Dyl está sobre su espalda, sin camisa, su brazo
extendido debajo de mi almohada. Él tiene el día libre también, salió de su
pasantía en el hospital. Está usando calzoncillos negros, sé que lo está, pero
su parte inferior está cubierta por una sábana blanca, así que es fácil
imaginarlo completamente desnudo. Si quisiera, claro.

Su pecho se alza, llenándose con aire, y cae. Sus bíceps son más delgados
que antes y su estómago es suave, extendiéndose un poco fuera de sus
pectorales. Como yo, él perdió sus abdominales bastante rápido después de
liberarnos del CIA. No importa, él es todavía lo más hermoso que he visto.
Pienso en el momento en el avión, cuando lo mire viéndose tan diferente y
como él no siendo él me lastimó.

Ahora, no cambiaría nada de él. Me inclino adelante y coloco un suave beso


en su frente húmeda, mis labios presionando bajo los mechones oscuros de
suave cabello. Después doy vuelta y agarro los pantalones que descansan en
una pila en el piso al lado de la cama. Muevo mi trasero hacia adelante y los
pongo sobre mis pantorrillas. La cama cruje. Labios se presionan gentilmente
contra la mitad de mi espalda desnuda, junto con los cañones de la barba
mañanera de Dyl. Hace cosquillas, así que sonrió.

Me besa de nuevo, esta vez en la parte de atrás de mi cuello. Los suaves,


ligeramente húmedos, toques se mueven hacia mi hombro.

—¿Estas consciente de la hora? —pregunta calmadamente. Mordisquea mi


hombro.
—Extremadamente.

—Entonces tienes suerte de ser lindo.

Me paro y salto dentro de mis jeans. Una vez que el cinturón esta
abrochado, me volteo.

Él se está frotándose los ojos. —No puedo creer que ha sido un año. Un
locamente increíble año. Vuelve a la cama, Caden. Te quiero… —él toca su
pecho –, justo aquí.

Lucho con la urgencia de acostarme a su lado y descansar mi cabeza en su


pecho. Él estará cálido y acariciará mi cabello y… ¡enfócate, hombre! He
estado pensando en esta mañana por semanas y no quiero arruinarla ahora. –
De hecho ¿estaba pensando que podríamos ver el amanecer? Si lo haces,
prometo que haremos lo que quieras por el resto del día.

Él se ríe. —¿Cualquier cosa que quiera? Wow ¡Alguien se siente valiente


esta mañana! ¿Qué pasa si te digo que quiero pasar toda la mañana
escuchando todas las razones del por qué Nicki es, de hecho, la peor rapera
del mundo?

Agarro una almohada y lo golpeo con ella en la cabeza. —¡Toma eso


devuelta!

—¡Nunca!

Jalo la almohada para golpearlo de nuevo, pero entonces él toma mi muñeca


y me empuja a la cama riéndose. Estoy encima de él ahora, mirándolo abajo.
Es tan malditamente lindo que tengo que besarlo una vez.

O tal vez dos.

Después del tercer beso, me giro un lado de modo que estoy acostado al
lado de él. —No estaba bromeando, Dyl. De verdad quiero ver el amanecer.
¿Estás de acuerdo?

Él asiente. —Por supuesto.

Me paro mientras él se pone un par de jeans oscuros.

—Hey —dice —. Hablando de planes, estaba pensando en invitar a Nat y a


Jules para acá esta noche. Podríamos hacer una buena cena, ver que están
haciendo. —Rebota fuera de la cama. —¿Suena bien?

—Eso suena genial —digo —¿Sigue Jules con ese cantante? ¿Tú sabes, el
de los rastas?
Él sacude su cabeza. —Nop, ella está con un biólogo marino ahora. Tan
pronto como lo dijo pensé que seguramente estaba con un Interés
Amoroso, pero luego recordé cuan increíble somos.

Juntos, caminamos fuera del cuarto y pasamos por la cocina. Es sencilla,


con encimeras de madera y una cocina antigua de gas, pero lo amo. El plato
blanco para horno que usó Dyl anoche para hacer la lasaña, sigue en la
encimera, entre la pila de libros de la biblioteca y un recipiente de madera con
frutas. Abro la puerta de vidrio y salgo a nuestro porche. El cielo está
despejado y brillantes gotas de roció se posan en la barandilla de madera.

La vista es de las montañas que rodean nuestra propiedad. Alcanzo la


buhardilla y pongo ambas manos en la fría madera. Él me imita.

Dos pequeños arboles están creciendo al lado de la casa, justo enfrente del
tanque de agua gris de concreto. Uno por Trevor y uno para los demás. El de
Trev es un arce rojo. El otro es un olmo.

Dyl estornuda y frota su nariz. Nunca lo dejare y creo que él lo sabe. El


precio para que estuviésemos juntos fue muy alto para mí, por lo que nunca me
rendiré en lo nuestro. Pero ese es un problema para otro, más oscuro, día.
Ahora mismo, él me hace más feliz de lo que nunca he sido.

Miro arriba. El cielo es realmente azul hoy. Sin nubes e inmenso.

—Hey —dice Dyl. Él no está mirando el cielo. Me está mirando, sonriéndome


con esa sonrisa arrogante de chico malo—. Te amo.

Sonrió tan grande que probablemente está torcida.

No me importa.

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