Tamizaje de Violencia

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Atención Integral

en Violencia de Género
Norma Técnica 2014

Anexo 1:
Preguntas de Tamizaje Universal 22
Indagación previa para reconocer posibles indicios de violencia de género. La evidencia cien-
tífica recomienda que “independientemente de la presencia o ausencia de indicadores de vio-
lencia, se realice un tamizaje de rutina”.
Un tamizaje de rutina comprende una intervención en la que el/la profesional de salud pregunta
sobre la posibilidad de la violencia para determinar con certeza la existencia de la misma
Los agente de salud deben “preguntar sistemáticamente a todas las personas que consulten en
nuestros servicios, sobre situaciones de violencia; esto favorecerá, la detección de cualquier
situación de violencia, lo que mejorará la atención, evitando la revictimización”.22
En este contexto la prevención de la violencia basada en género se enfoca en su desnaturali-
zación y en su adecuada identificación, objetivos iniciales claves para ser desarrollados tanto
en los espacios de las unidades de salud de primer nivel como en todos los niveles de atención
a través de herramientas determinadas con evidencia sustancial.
Para esto, los/as profesionales de la salud podrán usar como herramienta Preguntas de Tamiza-
je Universal. Esta es una herramienta que consta de dos grupos de preguntas:

• El primer grupo de preguntas de Tamizaje Universal pueden ser aplicadas a las y los
pacientes que van por primera vez y cuando el profesional de la salud tiene sospe-
chas de que la/el paciente es víctima de violencia de género o intrafamiliar. Estas
preguntas pueden ser aplicadas iniciando con texto introductorio donde el profesio-
nal de la salud socializa con la/el paciente sobre la gravedad del problema de vio-
lencia y como afecta a las víctimas y su entorno; en otros casos se puede aplicar sin
ningún texto introductorio.
• El segundo grupo de preguntas de Tamizaje Universal son circulares y busca generar
auto-reflexión sobre las experiencias de violencia vividas por las o los pacientes y el
entorno donde se han desarrollado. Esta preguntas también pueden ser dirigidas a
partir del conocimiento del caso que tenga el profesional de la salud
Las preguntas de Tamizaje Universal pueden ser utilizadas por las/os profesionales de la salud
de acuerdo a la pertinencia del caso. No es obligatorio realizar todas las preguntas estable-
cidas en esta herramienta e incluso pueden se pueden combinar los dos grupos con texto
introductorio y circulares de acuerdo al caso. Es necesario que las y los profesionales de la
salud realicen estas preguntas con el mayor respeto evitando el prejuicio, prejuzgamiento, y la
revictimización.

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1.- Preguntas con texto Introductorio
“La violencia en la vida de las mujeres es un problema frecuente y puede ser muy grave. Por
eso, de forma rutinaria pregunto a todas mis pacientes si han sufrido o sufren algún tipo de
violencia a lo largo de su vida”
Sin introducción
1. Le veo preocupada
2. ¿Cómo van las cosas en su familia?
3. ¿Tiene algún problema con su pareja?
4. ¿Siente que no le tratan bien en casa?
5. ¿Ha sentido miedo alguna vez?
6. ¿Le controla sus salidas?
7. ¿Se siente segura?
8. ¿Le controla el dinero?
9. ¿Le ha amenazado alguna vez?
10. ¿Tiene armas en casa?
11. ¿Se lo ha contado a algún amigo o familiar?
2.- Preguntas circulares: generan reflexión sobre la experiencia vivida y exploran
el entorno de las mujeres
¿Qué diría su madre si usted sufriera maltrato por parte de su pareja? ¿Qué dirían sus ami-
gas? ¿Y sus hijos?
Dirigidas
Ante la información obtenida de sus • “He revisado su historia y encuentro algunos as-
antecedentes pectos que me gustaría comentar con usted (re-
latar los hallazgos) ¿A qué cree que se debe?,
¿cree que todo está relacionado?

Ante síntomas emocionales • La encuentro nerviosa y triste, ¿tiene algún pro-


blema con su pareja?, tal vez con sus hijos o con
su trabajo?
• ¿Qué opina su marido de lo que pasa? , ¿Con qué
lo relaciona él?

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Ante lesiones físicas • Tengo alguna duda sobre esta lesión. ¿Puede ser
consecuencia de algún tipo de agresión sufrida
por usted?
• En muchos casos, el tipo de problemas que us-
ted presenta (cicatrices, fracturas antiguas o
actuales, hematomas, abortos espontáneos…)
son debidos a algún tipo de violencia que está
recibiendo la mujer, ¿es ese su caso?
El o la profesional de salud al terminar su entrevista de rutina, debe promocionar el conoci-
miento generalizado sobre la problemática de violencia de género para todo el público que
visita el servicio de salud haya o no encontrado indicios de violencia.
Además, se recomienda en esta norma lo que no debe hacer la o el profesional de la salud
durante el desarrollo de la entrevista de tamizaje:
• Violación de la confidencialidad.- Intervención delante de la familia, hablando con
lo colegas, discutiendo cuestiones en confidencia sin su consentimiento. Llamando a
la policía sin su consentimiento.
• Normalizando la violencia machista.- Fracaso al responder a la revelación del
abuso. Aceptando la intimidación como normal en las relaciones. Creer que el abuso
es resultado natural cuando las mujeres desobedecen a sus parejas varones.
• Trivializando y minimizando el abuso.- no tomar en serio los sentimientos de pe-
ligro de las mujeres que son víctimas de violencia. Asumiendo que si ha sufrido abuso
tantos años entonces no serán tan malos.
• Ignorando su necesidad de seguridad.- Fracaso en reconocer su sensación de
peligro. Fallo en preguntar ¿Se siente segura fuera de su casa?, ¿Tiene algún sitio a
donde ir si su situación empeora?
• No respetando su autonomía.- Prescribiendo divorcio, medicación sedativa, que se
vaya de su casa, terapia de pareja o participación de la policía sin su consentimiento
informado. Castigándola por no seguir su consejo.
• Culpando a la víctima.- Preguntándole que hizo para provocar la violencia de la cual
fue objeto. Focalizando en la víctima el problema. ¿Por qué no se va ya? ¿Cómo puede
soportar tanta violencia? ¿Por qué no deja a su agresor y ya?
El o la profesional de la Salud deberá tomar en cuenta estas recomendaciones a fin de no re-
victimizar o poner a la defensiva a la víctima de violencia durante la entrevista.

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Anexo 2: Tamizaje de violencia a niñas/os y adolescentes
I. Tamizaje de violencia a niñas/os y adolescentes
La violencia hacia niños, niñas y adolescentes debe examinarse desde las cuatro categorías
en las que usualmente se manifiesta. Por esta razón, los criterios del Departamento de Salud
y Servicios Humanos de los Estados Unidos para detección de violencia hacia esta población
se han clasificado en función de las distintas manifestaciones. A continuación, se encontrarán
criterios que facilitan la detección según el caso:
a) Considere abuso o negligencia en niños cuando encuentre las siguientes manifes-
taciones conductuales:
Niños:
• Presentan cambios comportamentales súbitos o cambios en la escuela
• No ha recibido ayuda para problemas médicos o físicos llevados a la atención de los
padres
• Tiene dificultades de aprendizaje o de concentración no atribuibles a causas físicas o
fisiológicas
• Siempre está alerta como preparándose para que pase algo malo
• Le falta supervisión adulta
• Es demasiado complaciente, pasivo o distante
• Va a la escuela temprano y se queda hasta tarde, no quiere ir a casa
Padres:
• Muestra poca preocupación por el niño
• Niega la existencia – o culpa al niño – de problemas en la escuela o la casa
• Pide a los profesores ser duros con los niños
• Mira al niño como malo, sin valor, o como una carga
• Demanda un nivel de logro académico o físico que el niño no puede cumplir
• Mira al niño para atención o cuidado y satisfacción de necesidades emocionales

Padres y niños:
• Raramente se tocan o se miran
• Consideran la relación enteramente negativa
• Dicen que no les agrada el otro

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b) Considere la posibilidad de abuso físico cuando encuentre las siguientes mani-


festaciones:
En el niño:
• Tiene quemaduras no explicadas, mordidas, morados, huesos rotos u ojos morados
• Se ven signos de morados o de otras marcas incluso al estar de vacaciones de la
escuela
• Se ve asustado de los padres y llora o protesta cuando debe ir a casa
• Se encoge ante la proximidad de adultos
• Reporta heridas o daños perpetrados por padres o adultos cuidadores
En el padre o el cuidador:

• Ofrece explicaciones de las heridas de niños de manera conflictiva, no convincente, o


no las explica
• Describe al niño como malo o de manera muy negativa
• Usa disciplina fuerte con el niño
• Tiene una historia de abuso en su propia infancia
c) Considere negligencia cuando vea las siguientes manifestaciones:
En el niño:
• Esta frecuentemente ausente de la escuela
• Pide caridad o roba dinero
• Le falta cuidado dental o médico, inmunizaciones o lentes
• Esta constantemente sucio y tiene mal olor corporal
• Le falta ropa en relación con el clima
• Abusa alcohol u otras drogas
• Dice que no hay nadie en casa que lo cuide
En el padre o el cuidador:
• Parece ser indiferente hacia el niño
• Parece apático o deprimido
• Se comporta de manera bizarra o irracional
• Abusa alcohol u otras drogas

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d) Considere la posibilidad de abuso sexual cuando encuentre las siguientes mani-
festaciones:
En el niño:
• Tiene dificultad para caminar o sentarse
• Se opone a cambiarse de ropa para educación física o a participar en actividades
físicas
• Reporta pesadillas o mojar la cama
• Experimenta un cambio súbito en el apetito
• Demuestra comportamientos sofisticados o inusuales sexuales, o da cuenta de cono-
cimiento inusual sobre sexo
• Se embaraza o contrae una enfermedad venérea, particularmente si tiene menos de
14 años
• Huye de casa
• Reporta abuso sexual
En los padres o cuidadores:
• Limitan el contacto del niño con otros niños, especialmente del sexo opuesto
• Son celosos o controladores de otros miembros de la familia
e) Considere la posibilidad de maltrato emocional cuando encuentre las siguientes
manifestaciones:
En el niño:
• Muestra extremos en el comportamiento, como muy complaciente o demandante, pa-
sividad extrema o agresión
• Es inapropiadamente adulto (cuida a otros niños, por ejemplo) o inapropiadamente
infantil (se golpea la cabeza o se mece)
• Está atrasado en su desarrollo emocional o físico
• Ha intentado suicidarse
• Reporta falta de cercanía con los padres
En el padre o cuidador:
• Constantemente culpa, empequeñece o habla mal del niño
• No le importa el niño y rehúsa ofertas de ayuda para los problemas del niño
• Rechaza al niño

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II. Tamizaje para Violencia Intrafamiliar


Dada la naturaleza de la violencia intrafamiliar, se recomienda un tamizaje a través de pregun-
tas que el personal de salud hará a la población que usa los servicios de salud.

Preguntas de Tamizaje Universal22


(Ver cuadro de Anexo 1)
El o la profesional de la salud deberá abrir el tema con algún comentario que señale compren-
sión como: “Debido a que la violencia es tan común en la vida de las mujeres, yo siempre pre-
gunto”. Aun si en esa primera vez la paciente no responde, ya ha recibido el mensaje de que el
personal de salud se preocupa y de que está consciente de que la violencia es una posibilidad
real. Esta preocupación validará sus propios sentimientos y reforzará su capacidad de pedir
ayuda cuando pueda o esté lista para hacerlo.
Las preguntas de rutina sobre violencia no sólo permiten identificar a las mujeres violentadas
que están acudiendo a consulta, sino también para evaluar el riesgo/seguridad de las que ya
han sido violentadas y para aumentar la conciencia de las que no han estado expuestas a re-
laciones de abuso. También son especialmente importantes para detectar a las que han salido
de una situación de abuso, abandonando al agresor o divorciándose, pues esto puede haber
aumentado el riesgo de sufrir agresiones.
Hacer preguntas sobre abuso puede parecerles difícil a muchos profesionales de la salud, aun-
que sólo sucede al principio, ya que una vez que se reconoce su importancia como una forma
legítima de ayudar en los procesos de salud-enfermedad, e inclusive para salvar vidas, la mayo-
ría de los y las profesionales superan sus dudas iniciales y se sienten más cómodos. Además, a
la larga se dan cuenta de que clínicamente hablando es lo mismo llevar a cabo un tamizaje de
rutina para detectar violencia que para detectar prácticas sexuales de riesgo, dietas tendientes
al aumento del colesterol o condiciones que propician el cáncer cervico-uterino.
Por último, es importante que se lleven a cabo preguntas de rutina cuando la pareja de la pa-
ciente se encuentre en un programa de rehabilitación de drogas o alcohol. Existen estudios que
indican que 75% de las esposas de alcohólicos han sido amenazadas de violencia y 45% han
sido atacadas por sus parejas/esposos alcohólicos. También, es de vital importancia evaluar
rutinariamente a las mujeres embarazadas.
La segunda perspectiva consiste en observar la presencia de indicadores clínicos que llevan a
considerar la posibilidad de violencia doméstica en la vida de una mujer. Considere la posibili-
dad si encuentra los siguientes indicadores:
a. Indicadores Generales

• Historia clínica inconsistente


• Antecedente de presentar lesiones a diferentes edades de la vida

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• Visitas médicas repetidas
• Persona que se niega a dejar sola a su pareja durante la consulta
b. Examen físico
• Múltiples lesiones en múltiples sitios
• Lesiones serias, repetidas y en diferentes estadios de curación
• Lesiones se asemejan a una caída por las escaleras
• Lesiones por defensa
• Lesiones con patrón o marcas
• Quemaduras por fricción o por objetos
c. Psicológico
• Depresión, ataques de pánico, estrés postraumático
• Abuso de sustancias
• Trastorno alimentario
d. Médicos
• Dolor crónico, consultas inespecíficas y vagas
• Enfermedades psicosomáticas
• Infecciones de transmisión sexual, síntomas ginecológicos crónicos
c. Comportamiento
• Ansiedad desproporcionada a la severidad de las lesiones o por el contrario subestima-
ción de las mismas con negación, minimización de las lesiones
• Rechazo a hablar enfrente de su pareja
• Auto culpabilidad
• Posesividad, celotipia, sobreprotección por parte de la pareja del paciente
Mujeres embarazadas: El embarazo no protege a la mujer de la violencia de género, y al
contrario se convierte en factor de vulnerabilidad y riesgo, con efectos físicos y emocionales.
La mujer violentada desarrolla cuadros de estrés con angustia, depresión, y sentimientos de
aislamiento Los factores de riesgo para homicidio son mayores en mujeres maltratadas durante
el embarazo. Lo que más sorprende en este caso es que el responsable de la violencia es el
mismo copartícipe del embarazo quien tendría que contribuir al cuidado de la mujer y su bebé.
Los efectos son múltiples: aborto espontáneo, desprendimiento prematuro de placenta (abrup-
tio placentae), muertes fetales, infección de membranas amnióticas (corioamnionitis), parto
prematuro y recién nacidos de bajo peso. Las mujeres embarazadas maltratadas también son

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más proclives al abuso de drogas, provocando bajo peso al nacer, lo que se agrava en madres
adolescentes.
Los golpes directos al abdomen afectan a la madre y al bebé y pueden ocasionar: muerte fetal,
fracturas fetales, ruptura del útero, hígado o bazo de la madre, fracturas de pelvis y hemorragia
antes del parto.
El maltrato incrementa, también, la morbimortalidad materna al incidir en el retraso en los
controles prenatales y la limitación para detectar tempranas complicaciones. El impacto psi-
cológico de la violencia en la mujer embarazada provoca aislamiento social, baja autoestima,
angustia y depresión, que muchas veces puede conducir a intentos de suicidio o realización del
acto y a veces feminicidio.

III. Tamizaje de violencia para adultos mayores


El abuso de adultos mayores es un problema serio y creciente que puede observarse en varios
países. Este complicado problema engloba el abuso físico o la negligencia, el abuso psicológi-
co, y la explotación financiera. Si bien se han propuesto algunas teorías para explicar el abuso
de adultos mayores, una sola teoría puede no ser adecuada para describir un fenómeno mul-
tifacético. Algunos investigadores sugieren que la progresiva fragilidad y el declive cognitivo
del adulto mayor producen estrés en el cuidador, lo que puede llevar al abuso, o que una red
social disminuida tanto para el cuidador como para el adulto mayor aumenta la probabilidad
de abuso. Sumado a esto, el comportamiento provocativo o agresivo de los adultos mayores,
como aquellos que tienen demencia, puede gatillar una respuesta agresiva por parte de los
cuidadores.
La identificación de un set de factores de riesgo asociados con potencial abuso al adulto mayor
puede permitir a los médicos y trabajadores del sector de la salud una intervención temprana
para detener el abuso, pero no existe un consenso sobre los factores de riesgo.
Considere la posibilidad de abuso hacia adultos mayores cuando identifique alguno de los
siguientes indicadores:
a. El adulto mayor tiene temor de un miembro de la familia o un cuidador;
b. El adulto mayor usualmente mantiene una pobre higiene;
c. El adulto mayor presenta lesiones no explicadas, huesos rotos o quemaduras;
d. El adulto mayor aparece pobremente cuidado o mal tratado (negligencia);
Observa en el adulto mayor signos de restricción física tales como marcas en los brazos, usos
de correas de cama, correas en la silla, etc.

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La violencia genera crisis accidentales o circunstanciales – eventos externos, ajenos


al sujeto. Las crisis circunstanciales son aquellas crisis que se despliegan luego de que un
hecho las precipita; por ejemplo, la aparición de una enfermedad física en la persona o en
algún integrante de la familia; una muerte repentina; ser víctima de un hecho criminal o un
desastre (natural o provocado por el hombre); problemas económicos; divorcios destructivos;
guerras; situaciones prolongadas de estres, entre otros. Este tipo de crisis suelen ser difíciles
de sobrellevar y de resolver; dado que son de carácter imprevisible, accidental e inesperado; a
diferencia de las crisis de desarrollo, las cuales son esperables.
Desde la categorización médica, las personas que han sufrido victimizaciones violentas pueden
desarrollar:
a) Reacción a estrés agudo (CIE 10: F43.0) o trastorno de estrés agudo (DSM-IV):
Este es un trastorno transitorio, de gravedad importante, que aparece en personas sin otros
trastornos mentales, a partir de niveles excepcionales de estrés físico o psicológico, y gene-
ralmente remite en horas o días. El agente estresante puede ser una experiencia traumática
devastadora que implica una amenaza seria a la seguridad o integridad física del enfermo o de
persona o personas queridas (en el caso de la presente Norma, la violencia de género en sus
distintas manifestaciones puede generar este tipo de respuestas), o un cambio brusco y ame-
nazador del rango o del entorno social del individuo. El riesgo de aparición de este trastorno es
mayor si hay agotamiento físico o factores orgánicos (por ejemplo, en el adulto mayor).
Otros factores que influyen en la aparición y gravedad de este trastorno son la vulnerabilidad
y la capacidad de adaptación individuales, como se deduce del hecho de que no todas las
personas expuestas a un estrés excepcional lo desarrollan. Entre los síntomas característicos
puede observarse un estado de embotamiento con alguna reducción del campo de la con-
ciencia, estrechamiento de la atención, incapacidad para asimilar estímulos y desorientación.
De este estado puede pasarse a un grado mayor de alejamiento de la circunstancia (incluso
hasta el grado de estupor disociativo) o a una agitación e hiperactividad (reacción de lucha o
de huida). Generalmente, se presentan signos vegetativos de las crisis de pánico (taquicardia,
sudoración y rubor). Los síntomas suelen aparecer a los pocos minutos del estímulo estresante
(evento traumático) y desaparecen en dos o tres días (a menudo en el curso de pocas horas).
Puede existir amnesia completa o parcial para el episodio. 24

Consideraciones diagnósticas
Debe existir una clara relación entre el impacto de un agente estresante excepcional y la apa-
rición de los síntomas, que aparecen al poco tiempo o inmediatamente. Debe considerarse que
los síntomas:
a. Aparecen mezclados y variantes: embotamiento inicial, depresión, ansiedad, ira, desespe-
ración, hiperactividad o aislamiento, sin que uno de ellos predomine.
b. Se resuelven rápidamente, en unas horas en los casos en los que es posible apartar al
enfermo del medio estresante. En los casos en que la situación estresante es por su propia

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naturaleza continua o irreversible, los síntomas comienzan a apagarse después de 24 a 48
horas y son mínimos al cabo de unos tres días.
b) Trastorno de estrés post-traumático (F43.1)
El Trastorno de Estrés Post Traumático es una respuesta tardía a un acontecimiento estresante
o a una situación (breve o duradera) de naturaleza excepcionalmente amenazante o catas-
trófica. Se caracteriza por: episodios reiterados de volver a vivenciar el trauma en forma de
reviviscencias o sueños (flashbacks) que tienen lugar sobre un fondo persistente de una sen-
sación de "entumecimiento" y embotamiento emocional, de desapego de los demás, de falta
de capacidad de respuesta al medio, de anhedonia y de evitación de actividades y situaciones
evocadoras del trauma. En algunos casos presenta estallidos dramáticos y agudos de miedo,
pánico o agresividad, desencadenados por estímulos que evocan un repentino recuerdo, una
actualización del trauma o de la reacción original. Otro síntoma es la hipervigilancia, un incre-
mento de la reacción de sobresalto e insomnio. Puede acompañarse de depresión, ansiedad, e
ideaciones suicidas.
En una pequeña proporción de los enfermos, el trastorno puede tener durante muchos años un
curso crónico y evolución hacia una transformación persistente de los rasgos de personalidad.

Consideraciones diagnósticas
Primeramente, debe haber un acontecimiento traumático. Además del trauma, están presentes
evocaciones o representaciones del hecho como recuerdos o imágenes durante la vigilia o de
ensueños reiterados. Si bien no son esenciales para diagnóstico, suele observarse síntomas
como desapego emocional claro, con embotamiento afectivo y la evitación de estímulos que
remiten al trauma. Los síntomas vegetativos, los trastornos del estado de ánimo y el compor-
tamiento anormal contribuyen también al diagnóstico, pero no son de importancia capital para
el mismo.

Intervención en crisis
Los métodos por los cuales se auxilian a las víctimas de una crisis a lograr su recuperación son
conocidos genéricamente como técnicas de intervención en crisis, y tienen un par de propósitos
esenciales:
a. Restablecer la capacidad del individuo para afrontar las situaciones de estrés en las que se
encuentra.
b. Proveer asistencia a estos individuos para reordenar y reorganizar su mundo social destrui-
do.
Existen otros enfoques útiles para el abordaje del trauma y crisis emocionales con matices
distintos a intervenciones comunes, por ejemplo; los primeros auxilios emocionales o trauma-
tología emocional y la psicoterapia breve, intensiva y de urgencia.
Para guiar las actividades terapéuticas es necesario que el terapeuta posea un esquema teó-
rico que organice sus observaciones e interacciones con las víctimas. Un modelo útil se basa

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en considerar al individuo en términos de un organismo biopsico-sociocultural que interactúa


con su medio ambiente con el objeto de – continuamente– recuperar su nivel homeostático.
Las reacciones de crisis que ocurren después del impacto de violencia están relacionadas con
las siguientes variables:
• Edad, sexo, grupo étnico, nivel socio-económico.
• Estructura de la personalidad y estado de salud psicológica.
• Mecanismos habituales de defensa.
• Intensidad de los múltiples estresores que aparecen después del impacto.
• Disponibilidad y educación de las redes de apoyo social.
• Extensión del significado de las pérdidas personales experimentadas.
• Recursos de ayuda de emergencia disponibles.

Integrando esta información y usándola en beneficio de cada individuo se puede estimar los
problemas que cada víctima habrá de enfrentar y su manera usual de resolverlos apoyándolo a
lograrlo en mejores condiciones.

Principios clínicos rectores de una intervención en crisis:


Oportunidad: La terapia breve de urgencia con tiempo limitado, es el tratamiento que se elige
en situaciones de crisis; el proceso de ayuda para que las personas puedan recuperar el equili-
brio después del incidente puede tomar en promedio de 1 a 6 semanas. Puesto que la experien-
cia de crisis es un periodo de alto riesgo para la persona como para su familia, se requiere que
la ayuda esté disponible de modo inmediato y en una ubicación de fácil acceso. El énfasis en la
oportunidad se calcula para reducir el peligro y, al mismo tiempo, para capitalizar la motivación
del paciente para hallar un nuevo planteamiento (lo mismo de actitud que conductual) para
enfrentarse con las circunstancias de la vida.
Metas: Ayudar a la persona a recuperar un nivel de funcionamiento equilibrado que tenía
antes del incidente que precipitó la crisis o potencialmente creativo que le permita superar el
momento crítico.
Valoración: Es importante que la valoración abarque tanto la fortaleza como la debilidad de
cada una de los sistemas (Perfil CASIC: Conductual, Afectiva, Somática, Interpersonal y Cogni-
tiva) implicados en la crisis. La información acerca de qué está vulnerable en la vida de una per-
sona se complementa con la información acerca de qué es aún funcional. Las fuerzas y recursos
sociales pueden y deben utilizarse para ayudar a una persona a arreglárselas con la crisis.27

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