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Universidad Iberoamericana Puebla

Repositorio Institucional http://repositorio.iberopuebla.mx


Maestría en Psicología Clínica y Psicoterapia Tesis

Conductas autodestructivas indirectas


en jóvenes universitarios y los bloqueos
en el ciclo de la experiencia

Zavala Aranda, Hilda Alejandrina


2019-05-03

https://hdl.handle.net/20.500.11777/4228
http://repositorio.iberopuebla.mx/licencia.pdf
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
PUEBLA
Estudios con Reconocimiento de Validez Oficial por la
Secretaría de Educación Pública
RVOE SEP-2.2.1.1-DNEP/662/02 DE FECHA 17 DE JULIO DE 2002

CONDUCTAS AUTODESTRUCTIVAS INDIRECTAS EN JÓVENES


UNIVERSITARIOS Y LOS BLOQUEOS EN EL CICLO DE LA
EXPERIENCIA

DIRECTOR DEL TRABAJO


MTRA. NORA GUADALUPE GURROLA SÁNCHEZ

ELABORACIÓN DE TESIS DE GRADO


que para obtener el Grado de
MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA Y PSICOTERAPIA

Presenta

HILDA ALEJANDRINA ZAVALA ARANDA

Puebla, Pue. 2019


Conductas Autodestructivas Indirectas en Jóvenes Universitarios y los Bloqueos en el
Ciclo de la Experiencia
Índice
Capítulo 1. Introducción
1.1. Planteamiento del Problema
1.2. Pregunta de Investigación
1.3. Objetivos
1.4. Importancia
1.5. Limitaciones
1.6. Definición de Conceptos

Capítulo 2. Marco Teórico


2.1 Salud Mental
2.2 Salud Mental en México
2.3 Conductas Autodestructivas
2.3.1 Conductas autodestructivas directas
2.3.2 Conductas autodestructivas indirectas
2.3.3 Conductas autodestructivas en jóvenes
2.4 Enfoque Gestalt
2.4.1 Influencias
2.4.2 Elementos del Enfoque Gestalt
2.4.3 Funcionamiento sano y Neurosis
2.5 Ciclo de la experiencia
2.5.1 Fases del ciclo de la experiencia
2.5.2 Bloqueos en el ciclo de la experiencia
2.5.2.1 Mecanismos de perturbaciones de límite: Perls
2.5.2.2 Resistencias al contacto: Kepner
2.5.2.3 Canales de resistencia: Erving y Miriam Polster
2.5.2.4 Alteraciones del límite: Yontef
2.5.2.5 Interrupciones en el ciclo de conciencia-excitación-contacto:
Zinker
2.5.2.6 Bloqueos en el ciclo Gestalt de Salama
2.5.2.7 Resistencias Gestálticas: Castanedo

Capítulo 3 Metodología
3.1 Sujetos de estudio
3.2 Instrumentos
3.2.1 Ficha de identificación personal
3.2.2 Instrumento para determinar la frecuencia de Conductas
Autodestructivas Indirectas.
3.2.3 Escala de autodestructividad de Kelley (validada por Ponce De León)
3.2.3.1 Antecedentes
3.2.3.2 Descripción del instrumento
3.2.3.3 Puntaje
3.2.4 Escala de Resistencias Gestálticas de Castanedo y Munguía (2013)
3.2.4.1 Referentes teóricos
3.2.4.2 Antecedentes
3.2.4.3 Descripción de la escala
3.2.4.4 Materiales
3.2.4.5 Administración
3.2.4.6 Calificación
3.2.4.7 Descripción de los puntajes
3.3 Procedimiento
3.4 Resultados y Análisis de Datos

Capítulo 4 Discusión
4.1 Conductas Autodestructivas Indirectas y Bloqueos en el ciclo de la experiencia
4.2 Relación de práctica clínica en OPTA con trabajo de tesis. Caso de Natalia
4.3 Recomendaciones en el manejo de los bloqueos gestálticos para el terapeuta
4.4 Conclusiones
Referencias Bibliográficas
Anexos
Anexo A. Ficha de identificación
Anexo B. Escala de Autodestructividad de Kelley
Anexo C. Escala de Bloqueos Gestálticos de Castanedo-Munguía (2013)
Anexo D. Plantilla de calificación de Escala Bloqueos Gestálticos de Castanedo-
Munguía (2013)

Lista de Figuras
Figura 1. Fases y Resistencias del Ciclo de la Experiencia de C. Castanedo (2001)
Figura 2. Bloqueos Gestálticos y Conductas Autodestructivas Indirectas (CAI)
Figura 3. Deflexión y Conductas Autodestructivas Indirectas (CAI)
Figura 4. Deflexión y Bloqueos Gestálticos

Lista de Tablas
Tabla 1. Puntuaciones Bloqueos Gestálticos Total y Conductas Autodestructivas Indirectas
Tabla 2. Puntuaciones Bloqueos Gestálticos
Tabla 3. Datos Descriptivos de la muestra
Tabla 4. Correlaciones
Capítulo 1. Introducción
Existen patrones de conducta conformados por hábitos que tienen efectos a corto y largo
plazo; cuando el efecto tiene un impacto importante en la vida diaria resulta más fácil
percatarse de estos hábitos ya que se presentan como crisis que ameritan atención inmediata.
Sin embargo, hay ciertos patrones de conducta que pueden pasar desapercibidos y que
contribuyen al desarrollo de estados de enfermedad, son considerados factores causantes de
decesos y forman parte de cierto estilo de vida. Estos patrones están determinados tanto por
las características de un individuo como por sus condiciones de vida, integración social y
ambiente. Se caracterizan por generar de manera no intencional consecuencias negativas,
aunque no de manera inmediata, y reciben el nombre de Conductas Autodestructivas
Indirectas (CAI).
Estas conductas han sido consideradas como actividades que sustituyen un suicidio
en tanto que atentan contra la vida del individuo, cuyos efectos no son inmediatos, sino que
se van presentando poco a poco a lo largo del tiempo. Tales conductas incluyen el consumo
de sustancias como el alcohol y el tabaco, el descuido y el desequilibrio en la forma de
alimentarse, el contagio de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no planeados,
así como la práctica de diferentes actividades que ponen en riesgo la vida como la conducción
de vehículos a exceso de velocidad por mencionar algunos. Además, la proliferación de
estilos de vida nocivos es uno de los aspectos que resultan en una mayor incidencia de
problemas de salud mental (Córdova, 2011).
Dentro del Enfoque Gestalt se puede describir un estado de enfermedad como una
pérdida del equilibrio de un organismo, una alteración en el contacto y una ausencia del libre
funcionamiento de la energía del individuo, lo cual se ve reflejado en un bloqueo, la falta de
flexibilidad para responder a situaciones diferentes y neurosis (Salama, 2007; Castanedo,
2013).
1.1 Planteamiento del problema
Tener una vida larga, productiva y de calidad es una de las aspiraciones del ser humano en la
actualidad; la salud es un elemento importante por considerar, a partir del cual se establecen
referentes de funcionamiento que permiten tomar decisiones orientadas a desarrollar un
determinado estilo de vida. Como parte de éste se encuentra la alimentación, el
mantenimiento de la salud, la higiene, la práctica de ejercicio, el trabajo, la recreación, las
relaciones, el manejo de dificultades diarias y la solución de conflictos. Sin embargo, los
patrones de comportamiento que conforman estilos de vida son en ocasiones poco saludables.
En el ámbito global, los gobiernos de los países realizan esfuerzos para mejorar la
salud de los individuos considerándola tanto un estado de ausencia de enfermedades como
de bienestar en el aspecto físico, mental y social según los señalamientos de la Organización
Mundial de la Salud (2007). En este sentido se promueven programas para desarrollar las
condiciones adecuadas de salud de una población. A nivel individual, implica llevar a cabo
una serie de acciones que conduzcan a dicho estado de bienestar. Un individuo mentalmente
sano es capaz de enfrentar las tensiones propias de la vida, trabajar de forma productiva y
fructífera a la vez que contribuye con su comunidad siendo consciente de sus propias
capacidades (Organización Mundial de la Salud, 2007). Sin embargo, en la vida cotidiana
ciertos hábitos o comportamientos pueden poner en peligro la salud y a la larga la vida: una
inadecuada alimentación, la falta de ejercicio, el consumo de sustancias nocivas, la
conducción negligente de vehículos, las conductas de riesgo en sexualidad y las adicciones
(Acevedo, 2007). Tales comportamientos reciben el nombre de Conductas Autodestructivas
Indirectas (CAI). Estas conductas son menospreciadas o pasan desapercibidas por el
individuo y/o por quienes le rodean, se realizan de manera inconsciente, tienen efectos a largo
plazo, tienden a repetirse y a aumentar en intensidad con el tiempo (González, 2006),
comprometiendo así la salud y la vida por lo que algunos autores las denominan suicidios
encubiertos (López Molina, 1993) o conductas suicidas (Ruiz, 2009).
Las Conductas Autodestructivas Indirectas (CAI) pueden estar presentes durante años
y producir efectos a largo plazo. Los individuos que presentan estas conductas no son
conscientes o no están interesados en estos efectos y tampoco las consideran como conductas
que pueden acabar con su vida (Farberow, 1980) y llevan a cabo prácticas sexuales de riesgo,
adicciones (tabaco y alcohol), inadecuadas prácticas de alimentación como la anorexia
además de la interrupción de tratamientos médicos (Silva, 2003). A su vez, el consumo de
alcohol y tabaco, la mala calidad de la nutrición, el sobrepeso y la obesidad son reconocidos
por la Organización Mundial de la Salud como factores de riesgo para la salud.
Se ha reportado que las Conductas Autodestructivas Indirectas (CAI) están
ampliamente presentes entre adultos jóvenes y estudiantes universitarios en Estados Unidos
(Kelly, Rollings, & Harmon, 2005; Schwartz, et al, 2011). En el 2009 Eaton y cols. reportaron
en la Youth Risk Behavior Surveillance (YRBS) del Centro de Control de Enfermedades de
Estados Unidos que durante ese año el 28.3% de los jóvenes condujeron en estado de
ebriedad o viajaron con conductores que habían consumido cantidades considerables de
alcohol; el 17.5% había llevado consigo un arma, 41.8% había consumido alcohol y 20.8%
había consumido marihuana. El 19.5% había consumido cigarrillos, el 77.7% no había
consumido al menos cinco frutas o vegetales al día y el 81.6% no había sido físicamente
activo. En los 12 meses anteriores a la encuesta, el 31.5% de ellos habían participado en
alguna pelea y el 6.3 % habían intentado suicidarse. Así mismo la morbilidad y los problemas
sociales se vieron incrementados debido a prácticas sexuales sin protección que derivaron en
embarazos no planeados e infecciones por VIH. En los jóvenes mexicanos el consumo de
alcohol generalmente se ha asociado con accidentes automovilísticos y el consumo crónico
de tabaco con el cáncer y enfisema pulmonar (Hernández, 2013). Además, en 2010 se
reportaron 519 muertes por accidentes automovilísticos ocasionados por el exceso de
velocidad, manejar alcoholizado o el uso del teléfono celular mientras se conduce (Cruz,
2011). En particular los trastornos relacionados por el consumo de alcohol de la población
masculina ocupan el sexto lugar en los años de vida ajustados por discapacidad (Gonzalez-
Pier y cols, 2006).
En México el 27 % de la población tiene entre 15 y 29 años, lo que equivale a 29.3
millones de personas (INEGI 2008, 2009). La esperanza de vida se encuentra entre los 72 y
77 años para hombres y mujeres respectivamente. En el pasado esta esperanza de vida se veía
comprometida por la presencia de enfermedades infectocontagiosas; sin embargo, en la
actualidad los padecimientos crónico-degenerativos van en aumento. Dentro de esta
categoría se encuentran los accidentes, las lesiones y los trastornos mentales (González-Pier,
et al, 2006). Como grupo de población, los jóvenes en México se encuentran expuestos a
desarrollar una enfermedad mental, donde el 15 por ciento va a presentar un primer episodio
entre los 19 y los 24 años. El panorama para cualquier población se complica por la falta de
información respecto a estos padecimientos y debido a que las personas no saben dónde pedir
ayuda ya que la mayoría de las veces llegan primero al médico general; esto retrasa la
detección, tratamiento y canalización de los pacientes haciendo que el tiempo entre la
aparición de síntomas y la recepción de ayuda sea considerable (Medina- Mora, et al 2003).
Estas situaciones se relacionan con la forma en que un individuo se trata a sí mismo,
la cual se refleja en una falta de autocuidado de su cuerpo, su alimentación y ejercicio, así
como la participación en actividades que implican el riesgo de perder la vida al manejar a
alta velocidad, la práctica de deportes extremos y la presencia de comportamientos agresivos;
todas estas formas son referidas como comportamientos que ponen en riesgo la salud
(Schwartz, 2011; Joshpitz, 2011). Dichas conductas representan un problema para el
individuo en tanto aumentan su frecuencia y se convierten en un estilo de vida con
consecuencias a largo plazo; en particular cuando se trata de una población, esta incidencia
repercute en un problema de salud pública cuando existe poca información y poca conciencia
de la condición de enfermedad al encontrarse normalizadas socialmente.
La salud puede describirse desde diversos puntos de vista; por ejemplo, en la Terapia
Gestalt se parte de la definición del ser humano como un organismo animal-humano-social
constituido por impulsos, apetitos y necesidades que está inmerso en una cultura y una
sociedad; en el equilibrio entre estos aspectos se encuentran el bienestar y la salud (Vázquez,
2005). Se considera que un organismo es sano cuando está presente, en conciencia, cuando
puede darse cuenta, cuando reconoce sus necesidades, establece contacto y deja el contacto
concluyendo una Gestalt (Salama, 2007). El funcionamiento sano es el Funcionamiento del
Yo donde el individuo puede responder a sus propias necesidades y a lo que viene del
exterior. Este funcionamiento incluye un proceso de interacción con el entorno para llegar a
la satisfacción de una necesidad a través de la formación de figuras de interés que se traduce
en una conducta y tiene como resultado el equilibrio entre organismo/entorno (Kepner,
2000). El proceso de resolver una necesidad física o psicológica se da en una secuencia de
fases denominada ciclo de contacto, ciclo de la experiencia o ciclo de autorregulación (Perls,
1976. Zinker, 2008). Este ciclo representa para el organismo una secuencia de conducta y
experiencia que resulta en la autorregulación y constituye un modelo que describe lo que se
necesita para una buena autorregulación (Kepner, 2000); además está constituido por una
serie de fases que conforman el ciclo de la experiencia: inician por la sensación, continúan
por conciencia, movilización de energía, acción, contacto y terminan en retraimiento (Zinker,
2008).
Cuando una necesidad no puede resolverse y el ciclo es interrumpido de manera no
consciente, éste no se concluye y se manifiesta en malestar organísmico y enfermedad. Las
fases bloqueadas o saltadas son el fundamento de una autorregulación organísmica
deficiente. A partir del modelo del ciclo de la experiencia se ubica el punto en que un
organismo se encuentra estancado; estos puntos reciben el nombre de bloqueos,
interrupciones o resistencias al contacto (Salama, 2007; Zinker, 2008, Kepner, 2000;
Castanedo, 2013).
Las Conductas Autodestructivas Indirectas (CAI) han sido abordadas para su estudio
desde diversas perspectivas: psicoanalítica, sociológica y de personalidad con el fin de tener
una mejor comprensión del fenómeno (López, 1993; Roberts, 1975; Kernberg, 2004). La
presente investigación se centra en uno de los elementos teóricos de la Terapia Gestalt, el
ciclo de la experiencia, para describir lo que sucede en un individuo que al poner en riesgo
su salud presenta estas conductas, desde la perspectiva de su funcionamiento organísmico
manifiesto en bloqueos gestálticos. Tanto las conductas autodestructivas indirectas como los
bloqueos gestálticos son identificados a través de escalas (Ponce, 2007; Castanedo, 2013) por
lo que es posible establecer parámetros descriptivos de una condición poco saludable como
las CAI en términos de una orientación gestáltica.
1.2 Pregunta de investigación
¿Cómo se describen las Conductas Autodestructivas Indirectas en referencia a los Bloqueos
Gestálticos que presenta una muestra de jóvenes universitarios?
1.3 Objetivos
a. Objetivo General
Describir las Conductas Autodestructivas Indirectas de jóvenes universitarios
según los Bloqueos Gestálticos que presentan para ampliar la comprensión de las
CAI de manera que permita realizar estimaciones de salud y generar propuestas
de estrategias para el trabajo terapéutico.
b. Objetivos Específicos
i. Identificar las Conductas Autodestructivas que presentan los jóvenes
universitarios según la Escala de Conductas Autodestructivas (Ponce,
2007).
ii. Identificar los Bloqueos Gestálticos en el Ciclo de la Experiencia que
presentan los jóvenes universitarios por medio de la Escala de
Bloqueos Gestálticos (Castanedo-Munguía, 2013)
iii. Explorar la relación entre Conductas Autodestructivas Indirectas y
Bloqueos en el Ciclo de la Experiencia que proporcionen elementos
descriptores para una mejor comprensión estas conductas a partir del
funcionamiento del individuo.
iv. En base al bloqueo detectado, generar sugerencias para la intervención
terapéutica.
1.4 Importancia de la Investigación
Las Conductas Autodestructivas Indirectas representan un problema social y de salud pública
en la población juvenil debido a que algunas de ellas derivan en accidentes de tránsito y
aumentan la mortalidad y morbilidad de este sector de la población. Por otra parte, al ser
poco evidentes los efectos que tienen algunas de estas conductas en el individuo a corto plazo,
se convierten a la larga en enfermedades crónicas, en incapacidades físicas y falta de vigor
físico necesario para llevar a cabo las actividades cotidianas lo cual genera un impacto en la
vida académica y en la calidad de vida en general.
En lo que concierne a la salud mental, la presencia repetida de Conductas
Autodestructivas en los jóvenes puede derivar en la edad adulta en diversos trastornos que
según el DSM IV-TR pueden incluir Trastornos de la alimentación, Trastornos relacionados
con sustancias, Trastornos del control de los impulsos, Trastornos del estado de ánimo,
Trastorno límite de la personalidad y Trastorno antisocial de la personalidad (Nader y
Boheme, 2004).
En general, la repetición y el aumento en la frecuencia de las Conductas
Autodestructivas Indirectas pueden conducir a un estilo de vida poco saludable según los
parámetros convencionales de salud, con consecuencias poco evidentes en un entorno social
y cultural donde los jóvenes no son sensibles a ellas lo que permite mantener una forma de
conducirse que les resulta normal. Identificar los Bloqueos Gestálticos que se presentan con
estas conductas permite describir la salud y la falta de ésta en términos del funcionamiento
organísmico dando lugar a una forma diferente de ver estas conductas que puede ayudar a
sensibilizar a las personas, disminuyendo la incidencia de las conductas autodestructivas
indirectas como camino propedéutico para la aparición de trastornos en la edad adulta. A la
vez se amplía el panorama de lo que se considera como no saludable en términos gestálticos
y desde un enfoque diferente a la psicopatología.
1.5 Limitaciones
El estudio de las Conductas Autodestructivas representa una complejidad que se refleja en la
dificultad para delimitar conceptualmente aquellas conductas que son Directas de las
Indirectas. El término autodestructivo se asocia, tanto en la literatura anglosajona como en la
latinoamericana, a vocablos como self-injury, self-harm y autolesiones por citar algunos, aun
cuando conceptualmente representan diferentes definiciones; tal disparidad representa una
dificultad para acotar el alcance de las CAI. Sin embargo, todos los anteriores conceptos
quedan fuera del alcance del presente trabajo.
En la literatura, se han señalado factores fisiológicos, de personalidad, sociológicos
(Hersch & Viscusi, 1998; Kelly, Donovan, et al., 2005) y familiares (Quiroga, 2011)
asociados a las Conductas Autodestructivas Indirectas. Se han realizado investigaciones con
jóvenes universitarios y Conductas Autodestructivas en relación con la impulsividad, la
agresividad, las habilidades sociales y el bienestar psicológico (López, 2006; Sánchez, 2007;
Trejo, 2005; Ulloa, 2008). La presente investigación busca ofrecer una descripción del
fenómeno de las Conductas Autodestructivas Indirectas tomando los Bloqueos en el Ciclo de
la Experiencia para buscar una mayor comprensión de tales conductas en jóvenes
universitarios.
En cuanto a la realización de la investigación, la principal dificultad radica en la
disposición de los participantes para proporcionar información respecto a hábitos que forman
parte de su vida privada y a la apreciación de la frecuencia de éstos en su vida cotidiana.
Además, las emociones que se puedan generar en el reconocimiento de dichas conductas
influyen en sus respuestas de manera que olviden contestar algún reactivo de la escala o lo
contesten doble. En tales casos, resultaría en la invalidación del material y la disminución
de la muestra. Aunque esto pudiera evitarse revisando el material cuando es devuelto, resulta
difícil ya que la aplicación es grupal y esto limita el tiempo disponible para hacer la revisión.
Otra limitante importante es que aun cuando se encuentren casos representativos de
alta autodestructividad según la escala, no se tenga una prevalencia clara de bloqueos
gestálticos, en cuyo caso se podría hacer una selección para tener una muestra que permita
desarrollar los objetivos planteados.
1.6 Definición de Conceptos
Autorregulación organísmica. Forma en que un organismo busca el equilibrio al interactuar
con el medio ambiente. Cuando es eficaz, el organismo toma del ambiente lo nutritivo y lo
asimila dejando de lado todo lo demás permitiendo el crecimiento (F. Perls, 1975)
Bloqueo gestáltico. Forma en la que se orienta la energía del organismo al disminuir el
contacto, bloquearse o anularse y que no necesariamente es patológica. También se le
denomina resistencia (Castanedo y Munguía, 2013).
Campo organismo/entorno. Los elementos organismo y entorno conforman una unidad
donde se interrelacionan de manera inseparable denominada campo; no tiene sentido referirse
a una función del organismo que sea completa sin su entorno (Vázquez, 2005)
Ciclo de la experiencia: modelo psicofisiológico de autorregulación organísmica que
describe el camino que recorre la energía de un individuo al ser movilizada para resolver una
necesidad. Señala una forma de funcionamiento sano en el individuo. Está conformado por
las fases de reposo, sensación, formación de figura, movilización de la energía, acción,
contacto y retirada (Castanedo, 2007).
Conducta autodestructiva. Acción llevada a cabo por un individuo que implica daño o
riesgo de daño infringido (Halwirth, 2004).
Conducta autodestructiva directa (CAD). Son aquellas donde el individuo se daña a sí
mismo, donde interviene la conciencia y puede haber o no una intención de morir. En este
tipo de comportamientos se incluyen los pensamientos y conductas suicidas, así como el
suicidio consumado (Farberow en Silva, 2003).
Conducta autodestructiva indirecta (CAI). Comportamiento que conlleva un riesgo para
la vida y la salud de un individuo caracterizado por su cronicidad, falta de conciencia de los
efectos a largo plazo e intenciones, donde el daño a sí mismo es una consecuencia indeseada
(Farberow en Silva, 2003).
Conducta de salud. Comportamiento que se lleva a cabo por un individuo para proteger,
promover o mantener su salud (Harris y Guten, 1979)
Contacto. Fenómeno que tiene lugar en el límite entre el organismo y su entorno donde hay
tanto consciencia sensorial como comportamiento motor; implica la actividad de reconocer
y hacer frente al otro, así como a lo que es nuevo o extraño (L. Perls, en Castanedo, 2000;
Vásquez, 2005).
Darse cuenta. Llamado también awareness o conciencia inmediata e implícita del campo
(Robine, 1999 en Vázquez, 2005). Proceso de estar en contacto con la propia experiencia
donde se involucra lo sensorial, lo afectivo y lo cognitivo y siempre se da en el aquí y ahora
(Yontef, 2009).
Deflexión. Bloqueo en el cual se desvía lo que surge en el aquí y ahora buscando evitar ya
sea encontrarse con una persona, una situación o tema que genera angustia. Se utiliza la
energía para evitar centrarse en sí mismo y en su lugar se le orienta de manera difusa en
asuntos secundarios del existir. Por ejemplo, al cambiar el tema de una conversación o el
curso de una interacción (Castanedo, 1988).
Escala de Autodestructividad de Kelley. Instrumento que determina el grado de
autodestructividad en las personas caracterizado por la impulsividad, el descuido, la rebeldía,
el comportamiento no sano, juicio pobre y gratificación inmediata (Ponce, 2007).
Escala de Bloqueos Gestálticos. Instrumento que permite identificar bloqueos en el ciclo de
la experiencia de un individuo: Desensibilización, Proyección, Retroflexión, Deflexión y
Confluencia tomando como referencia las fases del ciclo de la experiencia de Zinker. Estos
bloqueos representan rigidez en la configuración de la figura y la pérdida del equilibrio
homeostático del individuo como indicadores de funcionamiento no saludable (Castanedo,
Munguía, 2013)
Figura. Una necesidad emergente (Zinker, 2008); lo que emerge del fondo como cosa única
que atrae la atención del individuo (Wallen, 1989).
Gestalt o Guestalt: Configuración o patrón de un conjunto de elementos (Yontef, 2009).
También significa estructura, modelo, figura, forma. En psicoterapia se usa este vocablo
como una necesidad a ser satisfecha (Salama, 2007). Se forma según lo que más preocupa e
interesa al organismo (L. Perls, 1973 en Yontef, 2009).
Gestalten. Secuencia de figuras que se dan en el proceso de contacto (Vázquez, 2005). Plural
de gestalt (Castanedo, 2007)
Homeostasis. Proceso mediante el que un organismo satisface sus necesidades biológicas y
psicológicas, mantiene su equilibrio y de esta forma su salud en condiciones variables (F.
Perls, 1975)
Introyección. Bloqueo en el que un individuo invierte su energía al incorporar de manera
pasiva lo que su ambiente le da, desconociendo sus propias necesidades o preferencias, en su
lugar se orienta por normas y valores adoptados de los padres, las instituciones académicas,
religiosas o por la sociedad (Polster, 1994).
Neurosis. Estado de enfermedad donde el individuo se hace incapaz de tomar del ambiente
e interactuar con este debido a que su ritmo de contacto-retiro esta alterado y se ve reflejado
en la forma en que interrumpe sus procesos, en una forma rígida de responder ante situaciones
cambiantes (F. Perls, 1975).
Organismo. Término introducido por Goldstein para referirse a cualquier ser viviente que
posee organización y formas internas de autorregularse (Muñoz, 2008).
Organísmico. Relativo al organismo como un todo indivisible en su naturaleza dinámica
como ser biológico-social y espiritual que se interrelaciona con el entorno (Goldstein en
Castanedo, 2000).
Proyección. Bloqueo del ciclo de la experiencia en donde se hace responsable a personas y
objetos presentes en el ambiente de lo que es uno mismo, enviando partes de sí que no está
dispuesto a reconocer como propias (Castanedo, 2000).
Retroflexión. Bloqueo donde el individuo impone una restricción al libre flujo entre el sí
mismo y el medio; los impulsos y la energía inicialmente dirigidos hacia otra persona se
vuelven hacia sí mismo (Polster, 1994).
Resistencia. En terapia Gestalt es considerado como un bloqueador o desplazador de la
energía que puede darse en el sentido de una adaptación o una legítima protección y es un
sinónimo de Bloqueo Gestáltico (Castanedo, 2000).
Salud. Estado y proceso conformado por diversos grados de vitalidad y funcionamiento
adaptativo; sensación de bienestar psicológico y físico relacionada con un estilo de vida
conformado por adecuada alimentación, horas de sueño suficiente, ejercicio físico regular,
moderado o nulo consumo de alcohol, controles médicos preventivos y cumplimiento de
prescripciones médicas entre otros (Labiano, 2010).
Capítulo 2. Marco Teórico
En este capítulo se resalta la importancia de la Salud Mental y las Conductas
Autodestructivas como factores que inciden en la salud de los jóvenes universitarios; en
particular las conductas autodestructivas indirectas como elementos de un estilo de vida poco
saludable y ampliamente difundido entre la población juvenil. Además, se aborda la forma
en que se considera la salud y la ausencia de ésta en general y en términos propios del
Enfoque Gestalt tal como los bloqueos del ciclo de la experiencia.

2.1 Salud Mental


La salud mental ha adquirido cada vez más atención en los últimos años. Esto se observa en
la cotidianidad donde los medios de comunicación difunden información relacionada con la
salud de las personas a nivel individual y como un asunto de salud pública a nivel social. La
Organización Mundial de la Salud define la salud de los individuos como un completo
bienestar físico, mental y social que está relacionado además con la promoción del bienestar,
con la prevención de trastornos mentales y el tratamiento y rehabilitación de personas con
trastornos mentales. La salud, más que la ausencia de enfermedad representa un ideal
respecto al cual hay diversos grados de aproximación.
El modelo actual de salud representa un concepto complejo constituido por factores
individuales y ambientales relacionados con el entorno ambiental, la economía y la sociedad;
por una parte, implica una sensación de bienestar, diversos grados de vitalidad y
funcionamiento y por otra las conductas orientadas a generar esa sensación de bienestar físico
y psicológico. La salud es un estado y a la vez un proceso en constante cambio donde los
hábitos de vida influyen en la calidad de vida y el bienestar físico y psicológico (Labiano, en
Oblitas, 2010).
El término salud mental implica en sí un planteamiento dualista donde la mente
psyche y el cuerpo soma aparecen separados; sin embargo, en la actualidad se sabe que existe
una estrecha relación entre ellos: las manifestaciones físicas tienen una etiología mental y los
trastornos mentales tienen en muchos casos una base orgánica (DSM-IV-TR, 2002). En este
contexto, existen parámetros que permiten dar cuenta de la salud de un individuo: malestar,
discapacidad, riesgo significativo de morir o sufrir dolor, deterioro de funciones y
adaptabilidad que implican “la manifestación individual de una disfunción comportamental,
psicológica o biológica” (DSM IV-TR, 2002 p. XIX). La salud mental representa entonces
una dimensión de la salud integral.
En el 2007, el Foro de la Organización Mundial de la Salud estuvo orientado hacia la
cohesión social para el bienestar mental entre los adolescentes donde se abordaron temas y
propuestas a nivel gubernamental a favor de desarrollar la salud mental y atender o prevenir
los trastornos mentales que afectan a la población juvenil. También fue señalado como parte
importante de la salud el autocuidado, que está relacionado con los hábitos de alimentación
– dieta balanceada y horarios estables de comida-; de la misma manera lo es la actividad
física, la búsqueda de atención médica adecuada y oportuna.
Se ha sugerido que es importante crear un ambiente social en el que se incluyan
factores que protejan la salud mental y disminuyan la exposición a factores de riesgo que
influyen en el desarrollo de un trastorno mental (Organización Mundial de la Salud/ Health
Behavior in School-aged Children, 2007). Entre los factores de riesgo que promueven
conductas poco saludables se encuentran la violencia, la exclusión social y el aislamiento
entre otros. Un factor protector del bienestar mental y que favorece la salud de los
adolescentes es el que está relacionado con los comportamientos y las habilidades
individuales. A mayor experiencia por parte de los jóvenes adultos durante su infancia y de
los efectos positivos de los factores de protección, es mayor la posibilidad de que logren
desarrollar y mantener la salud mental y el bienestar en las siguientes etapas de su vida. Así
también se asume que:
Los jóvenes con un sentido positivo del bienestar mental poseen
habilidades de solución de problemas, competencia social y un sentido de
propósito que puede ayudarlos a enfrentar los reveses de la vida, hacer frente
a circunstancias desfavorables, evitar los comportamientos de alto riesgo y
llegar a tener una vida productiva (De la Fuente, Medina-Mora y Caraveo.
1997 p. 4).

2.2 Salud Mental en México


Considerando la salud mental como un estado en el cual un individuo está en condiciones
inmejorables que le permiten desarrollar al máximo su potencial en su trabajo, en la relación
con otros y en la recreación, resulta preocupante la presencia de fenómenos sociales como
las diversas formas de violencia, el suicidio, el consumo de alcohol y otras sustancias ya que
ponen en riesgo la salud de la sociedad (De la Fuente, Medina-Mora y Caraveo, 1997).
La salud mental de una población está vinculada con la estructura y la organización
de la sociedad además de su propia psicología y dotación biológica; está íntimamente
relacionada tanto con la salud física del individuo como con la pobreza (Souza y Lenin 2011).
En este sentido al abordar el tema de la salud mental de una población se toma en cuenta por
una parte los factores propios de un individuo dentro de una sociedad tales como la
desnutrición, personalidad y carga genética y por otra se encuentran factores relacionados
con la condición del ambiente en el cual está inmerso: la contaminación ambiental, la
situación socioeconómica, la dinámica familiar, los fenómenos de migración y explosión
demográfica entre otros. Dichos factores tienen un papel importante en la iniciación, el
transcurso y la forma en que termina un malestar o trastorno.
El hombre como especie posee una gran capacidad de adaptación (Dubos 1974, citado
por De la Fuente, Medina-Mora y Caraveo 1997) y por ello puede llegar a adaptarse a
condiciones de vida extrema. Es de suma importancia señalar que en este proceso de
adaptación se puede ver afectada su salud favoreciendo la aparición de síntomas o limitando
su desempeño laboral (Cruz, 2008). En el ingreso de los jóvenes a la Universidad se dan una
serie de circunstancias que representan un desafío de adaptación a una nueva etapa de la vida.
El inicio de los estudios universitarios representa el debut en la vida adulta donde los jóvenes
se ven expuestos a nuevas responsabilidades y situaciones, ambiente social, retos y riesgos.
Es una etapa crítica del desarrollo que implica independencia, ampliación de su red social
con relaciones significativas de amistad o de pareja, conformación de la familia, expectativas
de conseguir un buen empleo y la consolidación de una vocación. Todo lo anterior puede ser
experimentado por algunos como eventos sumamente estresantes que junto con factores de
riesgo individual conducen al desarrollo de síntomas de patología mental (Santillán, 2017).
Se ha observado que más del 15% de los jóvenes mexicanos pueden presentar un primer
episodio de algún trastorno mental en un rango de edades que va de los 19 a los 24 años
(Medina-Mora, Muñiz, Benjet y Jaimes, 2003).
En la población general de México, uno de cada seis habitantes puede llegar a
desarrollar un trastorno mental. Entre los trastornos que se presentan con mayor frecuencia
están los síndromes depresivos y ansiosos, la epilepsia, la demencia, la esquizofrenia, las
adicciones y los trastornos del desarrollo infantil (González, 2005 en Souza y Lenin, 2011).
Los trastornos mentales causan pérdida de años de vida saludable (AVISA); según cifras
oficiales, entre los 15 principales están los trastornos psiquiátricos neurológicos, seis de los
cuales se vinculan con este tipo de trastornos, así como con patología adictiva, homicidios,
violencia, accidentes producidos por vehículos automotores, enfermedad cerebrovascular,
cirrosis hepática y demencias. Pero sólo la patología alcohólica y los trastornos depresivos
representan casi 18% del total que producen pérdida de AVISA. Para la Secretaría de
Salubridad y Asistencia, las principales causas de ello en México durante 1998 se
relacionaron con trastornos mentales vinculados a homicidios y violencia.
Los trastornos relacionados con alcohol y abuso de sustancias conforman un grave
problema de salud pública, reflejado en la afectación directa al desarrollo del capital humano
y social lo cual genera altos costos económicos, no sólo a través del sistema de salud, sino
también por vía de accidentes y lesiones, violencia y criminalidad, que tienen una alta
frecuencia y un impacto negativo considerable en el bienestar de las futuras generaciones. El
ingreso personal y la capacidad de las personas y familias para trabajar y contribuir a la
productividad nacional se ven afectados por la presencia de trastornos mentales (Souza y
Lenin, 2011).

2.3 Conductas Autodestructivas


Las Conductas Autodestructivas han llegado a tener relevancia en los últimos años debido a
que la repetición de tales conductas puede llegar a derivar en la muerte del sujeto que la lleva
a cabo, la mayoría de las veces sin una intención consciente de morir. Existen diferentes
modelos que abordan el estudio de estas conductas tales como el modelo comportamental, el
modelo biológico, el modelo psicoanalítico y de estimulación sensorial entre otros (Sánchez,
2007). Dentro del comportamiento autodestructivo se consideran todas las formas en que un
individuo puede dañarse a sí mismo Una forma de evaluar este comportamiento
autodestructivo es considerando el grado de mortandad y el número de episodios que se
presentan. Cuando se trata de un comportamiento autodestructivo directo se presenta el
suicidio (alta mortandad), la autolesión atípica o mayor y la autolesión común (baja
mortandad); en el comportamiento autodestructivo indirecto se observa la toma de riesgos
(alta mortandad), la anorexia en fase tardía, la embriaguez aguda, toma de riesgos sexuales,
abuso crónico de sustancias, bulimia y la falta de continuidad en medicación (baja
mortandad) (Walsh, 2008).
Las Conductas Autodestructivas pueden ser explicadas tomando en cuenta dos
aspectos: el primero, cuando se lleva a cabo una conducta que es interpretada cognitivamente
como poco favorable a largo plazo, pero con un resultado afectivo inmediato y agradable
como en el caso de fumar o comer en exceso; el segundo, cuando no se lleva a cabo una
conducta que debería realizarse pero que conlleva consecuencias afectivas negativas como
en el caso de ir al dentista o ahorrar (Kelley en Ramírez, 2004). En un modelo de
Autodestructividad propuesto por Baumeister, señala que el individuo al llevar a cabo ciertas
conductas no busca intencionalmente hacerse daño, sino que de manera accidental se derivan
resultados negativos. Esto puede ser debido a la percepción inadecuada de sí mismo o de los
recursos disponibles y a las estrategias poco efectivas para alcanzar metas. A este tipo de
conductas pertenecen las conductas de riesgo realizadas por jóvenes como conducir en estado
de ebriedad, las relaciones sexuales sin protección y el consumo de sustancias; en este sentido
los consumidores intercambian las sensaciones generadas en el consumo de las sustancias
que les permiten escapar de emociones desagradables propias de la vida cotidiana por los
efectos nocivos a largo plazo para la salud. La conducta autodestructiva ha sido definida
como un “término colectivo dado a un grupo de actos realizados por un sujeto que implican
daño o riesgo de daño infligido” (Halbwirth, 2004 en Ruiz 2009, p. 33). Se dice que el
individuo busca hacerse daño a sí mismo siendo consciente en diferentes grados acerca de la
intención de ello y sin perseguir ocasionarse la muerte de manera deliberada (Baumeister,
1988 citado en Ramírez, 2004).
La Autodestructividad Crónica (Kelley, et al, 1985, p. 573) ha sido señalada como
“una tendencia a llevar a cabo conductas que a la larga reducen las consecuencias positivas
e incrementan la probabilidad de experimentar las negativas”. Además, se ha propuesto que
existen ciertos componentes de Autodestructividad en las enfermedades psicosomáticas, la
práctica de juegos de azar, la prostitución y los deportes de alto riesgo (Achte, Blau,
Farberow, 1980 en Baird, 1981).
Existen dos criterios básicos para establecer diferentes tipos de Conductas
Autodestructivas: la cronicidad con que se presenta la conducta y la falta de conciencia de
los efectos autodestructivos y de las intenciones de sus acciones (Farberow, 1980 citado en
Baird, 1981). Las consecuencias de las conductas autodestructivas directas son evidentes ya
que se expresan en un daño físico parcial o total del cuerpo; sin embargo, las conductas
autodestructivas indirectas tienen efectos que no son tan evidentes y tan obvios porque no
son inmediatos. Además, en ocasiones, el medio en el que se presentan tiende a reforzarlas;
por ejemplo, el individuo que bebe más de la cuenta en una fiesta y se empeña en conducir
en estado de ebriedad, el boxeador profesional, conductas sexuales de riesgo, la anorexia e
interrupción de tratamientos médicos, entre otros (Baird, 1981; Silva, 2003). Autores como
Díaz, González, Minor y Moreno (2008) distinguen la conducta autodestructiva directa de la
indirecta en el sentido que la primera incluye además del suicidio consumado, los
pensamientos y las conductas suicidas en tanto que en la segunda se pone en peligro la vida
de manera reiterada sin intención de morir. A continuación, se abordan los dos tipos de
conductas autodestructivas para mayor claridad.

2.3.1 Conductas Autodestructivas Directas


Farberow, citado por Silva (2003), señala que las Conductas Autodestructivas Directas son
aquellas donde el individuo se daña a sí mismo, donde interviene la conciencia y puede haber
o no una intención de morir. En este tipo de comportamientos se incluyen los pensamientos
y conductas suicidas, así como el suicidio consumado.
Este tipo de conductas ha sido relacionado con la autolesión donde se ocasiona daño
de tejidos con diferentes objetos, sin intenciones de generar la muerte sino como una forma
de alivio emocional. Díaz (2008) citando a Doctors (2002), afirma que los pacientes que
practican la autolesión manejan hasta determinado momento la situación por lo que reflejan
un grado de control en su conducta, aunque también se cree que debido a una intensa emoción
como la ansiedad se produce una reacción violenta.
Otros autores, describen el comportamiento auto dañino como aquél que involucra un
daño inmediato de tejidos, donde los individuos deliberadamente se lesionan como en el
suicidio, los intentos recurrentes de suicidio o las autolesiones. Estos comportamientos se
pueden presentar en un solo episodio o en varios y también implican diferentes grados de
autolesión (Walsh, 2008).
Las dos formas más representativas de la conducta suicida son el intento suicida y el
suicidio. El suicidio propiamente es un proceso que tiene distintas etapas que va desde la idea
al acto mismo, aunque no necesariamente son secuenciales ni indispensables para el suicidio
consumado (González et al, 2002). El intento suicida es una forma fallida de acabar con la
propia vida que tiende a repetirse y que se relaciona con formas de llamar la atención,
particularmente en la población femenina (Taboada, 2007).
Otros autores señalan la Conducta Parasuicida como aquélla donde los pacientes se
automutilan por ejemplo al hacerse cortes en la piel, pero que no desean morir. En psiquiatría
“la automutilación ha sido considerada una autodestrucción localizada, con una falta de
control de los impulsos agresivos debida al deseo inconsciente de la persona de castigarse a
sí mismo o a un objeto introyectado” (Sadock y Sadock, 2008, p. 902). Los pacientes
psiquiátricos tienen una incidencia de autolesiones 50 veces mayor a la población en general
y cerca de un 30 % de los consumidores de sustancias tóxicas se autolesionan en ese mismo
sentido. En tales casos los que se provocan cortes argumentan motivos tales como ira contra
sí mismo o los demás, alivio de tensión y deseo de morir. Dichas conductas se asocian con
frecuencia a trastornos de personalidad (Sadock y Sadock, 2008).
En la actualidad existe controversia acerca de las implicaciones y el uso del término
autolesión; por ejemplo, en Gran Bretaña se denominan autolesiones deliberadas a todos los
episodios en los que se sobrevive, sin tener en cuenta la intención. Su utilización en
Norteamérica se refiere a episodios de lesiones corporales sin intención suicida,
especialmente si es repetitivo. Usualmente excluye a las sobredosis y a los métodos de alta
letalidad. Últimamente se está dejando de lado el adjetivo deliberada por cierta significación
peyorativa (Taboada, 2007).
En México se utiliza el término autolesión y extraoficialmente se sabe que el diez por
ciento de la población de adolescentes se corta, quema o golpea como formas diferentes de
practicar la autolesión; sin embargo, no se tienen cifras oficiales (Olivares, 2013).

2.3.2 Conductas Autodestructivas Indirectas


Farberow (1980) citado en Silva (2003) indica que en las Conductas Autodestructivas
Indirectas aun cuando no se pretende la muerte, sí existe un riesgo para la vida y la salud del
individuo. Caracteriza estas conductas como un síndrome de comportamientos
autodestructivos indirectos cuyos rasgos principales son la cronicidad de la conducta y la
falta de conciencia del individuo acerca de los efectos autodestructivos y de las intenciones
de sus acciones. Díaz, González, Minor y Moreno (2008) apuntan que en este tipo de
conductas no está implicada la intención de morir, pero la vida se pone en peligro y se ve
comprometida de una manera reiterada y frecuente, lo cual conduce a la autolisis del
individuo.
Se ha buscado definir estas conductas como un síndrome psicopatológico relacionado
con la autoagresión incluyendo aquellas que no son tan obvias como “las interrupciones de
tratamientos médicos, prácticas sexuales sin protección, las adicciones, la anorexia, el juego
y la práctica de deportes de alto riesgo” (Baird, 1981 p.652).
Quintanar (2003) citando a Clemente y González afirma que el comienzo de este tipo
de conductas es gradual e implican un sufrimiento prolongado, que asemeja a un martirio;
además de una falta de conciencia de sus efectos destructivos, la conducta está racionalizada,
intelectualizada o negada. El hecho de que dichas conductas se dan en un contexto social
que, a su vez, tolera y refuerza la conducta cuando se festeja la locuacidad del que bebe
alcohol y de quien fuma, hace que se pueda pasar por alto la posibilidad de que, a la larga
lleven a la progresiva eliminación del individuo (López Molina, 1993).
Dado que las Conductas Autodestructivas Indirectas (CAI) pueden derivar en la
muerte del individuo, han sido asociadas al suicidio y llamadas suicidios encubiertos por los
deseos subyacentes de morir (López Molina, 1993). Estas conductas de autoagresión reciben
también el nombre de comportamientos autodestructivos indirectos estables (CAIS); tomada
del término inglés Indirect Self-Destructive Stable Behaviour.
González Franco (2006, p.1), considera las Conductas Autodestructivas Indirectas
(CAI) como “un suicidio lento, inconsciente y a largo plazo siempre y cuando las conductas
se repitan y tiendan a aumentar la intensidad con las que se presentan.” Está visto que las
conductas autodestructivas en ocasiones terminan en la muerte biológica debido a la falta de
estimación de las conductas de pasaje al acto y de riesgo que están relacionadas con la
sexualidad, las adicciones y el cuerpo. Al presentarse dichas conductas se evita la aparición
de afectos y sensaciones debido a la prevalencia de alexitimia, en particular cuando están
asociadas con conductas antisociales en adolescentes (Quiroga y Cryan, 2004).
En la literatura existen diversos autores que incluyen dentro de las Conductas
Autodestructivas Indirectas (CAI) a las autolesiones o automutilaciones (daño directo del
tejido). Por ejemplo, Mendoza y Pellicer (2002) señalan que se consideran indirectas debido
a que no existe la intención de llegar a la muerte inmediata como en el suicidio, sino que
solamente hay perjuicio en el individuo; Ross, (1991) en Díaz, (2008) destaca que en estas
conductas hay un daño auto infringido de manera física ya sea como cortaduras, cabezazos,
golpes en los ojos o mordeduras, sin llegar a la muerte del individuo. Sin embargo, en esta
investigación se excluyen las conductas de este tipo y sólo se tomarán en cuenta las
Conductas Autodestructivas Indirectas (CAI) consideradas en la escala de autodestructividad
de Kelley y que no son tan evidentes y se presentan de una manera tan sutil que sus efectos
pueden pasar inadvertidos o donde el individuo le resta importancia al resultado de sus
acciones. En este sentido las Conductas Autodestructivas Indirectas (CAI) se refieren a la
forma en que un individuo se trata a sí mismo, lo cual se refleja en una falta de autocuidado
de su cuerpo, su alimentación y ejercicio; también se refieren a la participación en actividades
que implican el riesgo de perder la vida tales como manejar a alta velocidad, deportes
extremos, comportamientos agresivos.
En el libro Las Muchas Caras del suicidio de Farberow (1980), Litman explica que
las conductas autodestructivas indirectas son una manera de sobrellevar el dolor emocional,
evitar la depresión y como una experiencia mal encaminada hacia un triunfo masoquista al
haber sobrevivido al peligro. Otros autores señalan que hay una ganancia psicológica
secundaria que se obtiene cuando se provoca una expresión de simpatía o de hostilidad
(Clemente y González, en Silva, 2003).
Por otra parte, Casillas y Clark en González Franco, (2006) relacionan las conductas
autodestructivas indirectas con rasgos de personalidad, como la impulsividad, relacionada
con los Trastornos de la Personalidad del grupo B.

2.3.3 Conductas Autodestructivas en jóvenes


Se ha reportado a nivel mundial que los jóvenes-adultos y estudiantes preuniversitarios
participan en comportamientos de alto riesgo (Patterson, 2009; Young Et al, 2007; Youth
Risk Behavior Surveillance, 2010). Un joven participa en conductas de alto riesgo cuando
deja de lado un comportamiento más seguro y elige un comportamiento que de entrada es
gratificante pero también es peligroso (Zuckerman & Kuhlman, 2000, citados por Patterson,
2009). Dichos comportamientos representan un riesgo físico potencial para los individuos.
En un estudio reciente Schwartz et al, (2011) encontraron que entre los jóvenes
universitarios los comportamientos de alto riesgo más comunes fueron el uso de marihuana,
el sexo oral y el sexo sin protección; dichos comportamientos fueron reportados al menos por
el 30% de los participantes en el estudio. Los estudiantes preuniversitarios se involucran en
una amplia gama de comportamientos autodestructivos tales como el uso de drogas ilícitas,
de alcohol o nicotina; comportamientos ilegales o agresivos y prácticas peligrosas de manejo
(Kelly, Rollings, & Harmon, 2005). También se ha encontrado que se muestran más
propensos a la práctica de este tipo de comportamientos de alto riesgo, en particular los
atracones de comida y prácticas sexuales sin protección, que aquellos individuos de la misma
edad que no se encuentran en el medio escolar (Boyd, McCabe, & d’Arcy,2004; Bylund,
Imes, & Baxter, 2005; Paschall, 2003).
En México, a nivel nacional, el INEGI indica que, en el 2004, las principales causas
de muerte en jóvenes de 15 a 24 años tanto para hombres como mujeres fueron los accidentes,
homicidios, suicidios, tumores malignos, SIDA y enfermedades del corazón. Así mismo
señala que la principal causa de accidentes automovilísticos en México es la alta velocidad y
el consumo de bebidas alcohólicas en el momento de manejar.
En un estudio comparativo realizado el 2002 en dos universidades privadas de la
Ciudad de México acerca del consumo de alcohol y drogas, se reportó que en un período de
dos años aumentó el consumo de marihuana en un 45%; además los antidepresivos
aumentaron 4.25%, el consumo de tranquilizantes en un 1.09%, el de cocaína 1.94%, el de
hachís 1.1% y el de anfetaminas 0.2%. Se estableció que en promedio la prevalencia total de
las seis drogas más reportadas aumentó 1.5%. Sin embargo, los niveles de consumo de
alcohol permanecieron en niveles semejantes a los del estudio anterior (Pulido, Tovilla,
Lanzagorta, Espinosa, Mendívil, Calvo, y García, 2003).
La búsqueda de conductas de riesgo ha sido la de mayor incidencia dentro de las
conductas autodestructivas en jóvenes universitarios de 18 a 25 años (Maldonado, 2003).
Uno de los motivos de estas conductas es que las personas buscan el placer (Baumeister 1988,
citado por Maldonado 2003), en un estado de éxtasis donde llegan a olvidarse de sí mismos
y pierden conciencia de los límites sin que haya un deseo consciente de auto dañarse.
En un enfoque clínico del estudio de las conductas autodestructivas se reporta una
relación entre las conductas autodestructivas y la conducta antisocial como en el caso de
jóvenes argentinos (Quiroga, 2011) donde se establece una relación entre dichas conductas y
rasgos de impulsividad propios de la conducta antisocial. También Díaz y cols, (2008)
realizaron un estudio en adolescentes mexicanos que confirma la asociación de conductas
autodestructivas con algunos trastornos de personalidad en ciertos niveles; ambos estudios
identifican la presencia de las Conductas Autodestructivas como elemento característico de
la personalidad.
En la presente investigación se propone el estudio de estas conductas desde el
Enfoque Gestalt para dar cuenta de qué sucede en el funcionamiento del individuo cuando su
conducta no tiende hacia el equilibrio como forma de autorregulación por medio del Ciclo
de la Experiencia.

2.4 Enfoque Gestalt


Este enfoque -también denominado Terapia Gestalt- se ubica dentro de la Psicología
Humanista o Tercera Fuerza, que considera al ser humano como un ser capaz de tomar
decisiones orientadas a construir y mejorar su propia vida (Lahey, 2007). Forma parte del
movimiento del Potencial Humano que hace énfasis en la observación de la conducta en el
momento presente y el proceso del darse cuenta; además considera las dimensiones
fisiológica, cognitiva, motivacional y sociológica del organismo en interacción con su
ambiente (Castanedo, 2007).

2.4.1 Influencias
El Enfoque Gestalt toma de la Teoría Gestalt los conceptos de la percepción y la conducta
motora de la experiencia del individuo como elementos que organizan las necesidades más
importantes del organismo (Castanedo, 1988). Además, considera que un individuo organiza
lo que percibe en una totalidad significativa basado en el interés propio, su motivación y su
necesidad (Perls, 2007).
Los psicólogos de la Gestalt Wertheimer y Kohler se enfocan en la manera que se
organizan las sensaciones percibidas a través de los sentidos, es decir en la percepción
principalmente de figuras externas captadas a través de la vista y el oído (Wallen en Fagan y
Shepard, 1989). Su trabajo se describe en los siguientes principios gestálticos (Lahey, 2007):
• Figura-fondo: cuando se percibe un estímulo visual que llama la propia atención
convirtiéndose en el foco central se le llama figura; aquello que descartamos, que
dejamos de lado o lo que está a su alrededor recibe el nombre de fondo.
• Pregnancia: todo campo psicológico se encuentra tan bien organizado según lo
permiten las condiciones en un momento determinado; esto sucede aún en el peor
de los casos.
• Continuidad: tendemos a percibir continuidad en líneas y patrones. Esto no se da de
manera natural, sino que hay una tendencia a percibir líneas o patrones que siguen
un contorno suave como si fueran parte de una sola unidad.
• Semejanza: las cosas similares se perciben como relacionadas
• Cierre: hay una tendencia a crear percepciones completas y totales, llenando la
información sensorial que falta cuando se trata de figuras incompletas de cosas
familiares.
En sus inicios, la psicología de la Gestalt presenta una postura contraria a los enfoques
atomistas que le precedieron donde la percepción y los procesos mentales eran reducidos a
elementos o contenidos mentales; es considerada una teoría de la percepción, incluyendo “las
interrelaciones entre la forma del objeto y los procesos del perceptor” (Fagan y Shepherd,
1989 p.17). Asimismo, hace énfasis en el papel activo del perceptor, en los saltos de insight,
en el cierre, en las características de figura y fondo y en la fluidez de los procesos perceptuales
(Wallen (1957) citado por Fagan, 1989).
La Terapia Gestalt además de tener raíces en la psicología de la Gestalt, también las
tiene en el movimiento psicoanalítico freudiano, en Otto Rank, Karen Horney, Clara Happel,
Elena Deutch, Paul Schilder además de Wilhelm Reich por sus trabajos sobre la coraza
muscular (Vásquez, 2005). Los principios gestálticos de la percepción (las percepciones
orgánicas, las percepciones de los propios sentimientos, las emociones y las sensaciones
corporales) fueron relacionados con la motivación por Perls empezando a conceptualizar de
esta manera un “proceso mediante el cual el organismo logra satisfacerse en su ambiente
como un proceso de formación guestáltica esencialmente, en el cual hay cierto número de
subtotalidades…” (Wallen, 1989 p.17). La percepción figural de las Gestalten que se forman
en el cuerpo señaladas por Wertheimer y Kohler y en la relación del individuo con su
ambiente son elementos fundamentales para el terapeuta gestáltico. Además, la Terapia
Gestalt recibe una gran influencia fenomenológica y existencial a través de Laura Posner
Perls quien tuvo contacto con Martin Buber y Paul Tillich (Rosenfeld, 1978 en Yontef, 2008).
Ella en particular aporta sus conocimientos acerca de la dimensión corporal por su amistad
con Charlotte Selver y de las Teorías de la Percepción de la Psicología de la Gestalt (Vázquez,
2005).

2.4.2 Elementos del Enfoque Gestalt


Este enfoque posee un amplio marco conceptual que dan fundamento y dirección al trabajo
terapéutico; es un enfoque fenomenológico dado que busca que el individuo observe y
describa su experiencia haciendo énfasis en la sensación, la percepción, el pensamiento y la
conciencia. Además, se encuentra constituido por diversos elementos teóricos que orientan
las intervenciones terapéuticas y que están fundamentados en la conceptualización humanista
del individuo. Algunos de ellos se detallan a continuación:
El Campo organismo/entorno. Los elementos organismo y entorno conforman una
unidad donde se interrelacionan de manera inseparable denominada campo; no tiene sentido
referirse a una función del organismo que sea completa sin su entorno. Es la relación que se
da de manera constante donde el organismo y su entorno se influyen uno al otro. Esta
interacción es de índole física, psicológica y social (Vázquez, 2005).
Un organismo se relaciona con su ambiente y puede pasar del equilibrio al
desequilibrio de manera natural sin inhibir, programar o forzar las señales del organismo,
esto se denomina Autorregulación Organísmica (Perls, Hefferline y Goodman en Vázquez,
2005). Al utilizar el término organísmico, Kurt Goldstein enfatiza el organismo como un todo
indivisible en su naturaleza dinámica como ser biológico-social y espiritual que se
interrelaciona con el entorno (Castanedo, 2004).
Darse cuenta o awareness se refiere a poner atención o a tomar conciencia de
sensaciones, percepciones, emociones y actividad mental reflejada como fantasía; cuando
esto sucede, un individuo puede apropiarse de sus experiencias y hacerse responsable de sus
acciones y consecuencias (Castanedo, 1988).
Figura-fondo: distinción que surge en todo proceso perceptivo entre lo que está en
primer plano o relieve a lo que se denomina figura, y el ambiente en el que se encuentra
denominado fondo (F. Perls, 1975).
Fenomenología: dentro de la Terapia Gestalt, es una práctica donde la persona toma
distancia de su manera habitual de pensar y así puede distinguir entre lo que percibe y siente
en el momento actual y lo que aparece como parte del pasado, enfatizando la experiencia
directa y la experimentación (Yontef, 2009).
Holismo: visión de totalidad. En Terapia Gestalt el ser humano no es solo cuerpo,
mente o emociones ya que no existe un comportamiento puramente biológico, sino que es
una totalidad inseparable (F. Perls, Hefferline y Goodman en Vázquez, 2005). Este enfoque
incluye al individuo en su totalidad, sus relaciones y su ambiente al cual afecta y por el que
se ve afectado (Salama, 2007)
Teoría de campo: en Terapia Gestalt es un método de exploración que describe el
campo total del cual un evento forma parte actualmente. El campo es un todo donde las partes
se relacionan y se corresponden unas con otras de manera que no hay parte que esté fuera de
la influencia de lo que ocurre en otro lugar del campo. La persona y su espacio de vida
constituyen un campo (Yontef, 2009).
Presente: Ninguna vivencia o experiencia es posible si no es en el presente; cuando
una persona trabaja en Terapia Gestalt y empieza a referirse a su experiencia diciendo “ahora
me doy cuenta” empieza a ubicarse en el tiempo presente y a trabajar en una base
fenomenológica que le permite cerrar su Gestalt y alcanzar el balance organísmico entre otras
cosas (Perls, 2007).

2.4.3 Funcionamiento Sano y Neurosis


En el Enfoque Gestalt se considera a la conducta de un individuo “como reflejo de sus
relaciones dentro de este campo (organismo/ ambiente) … al considerársele como individuo
y como ser social.” (Perls, 2007 p.30) por lo que cuando una parte se ve afectada, el
organismo lo está también en su funcionamiento total. Este funcionamiento se ve alterado y
se presenta como neurosis en “un desequilibrio crónico de baja intensidad; una irritación
constante asociada al peligro y a la frustración, entrecortada por ocasionales crisis agudas
que nunca alivian la tensión” (Perls, Hefferline, Goodman en Vázquez, 2005)
Salama (2007) refiere que hay una forma sana de responder ante las propias
necesidades y los acontecimientos externos y la llama Funcionamiento del Yo. Se presenta
cuando el Yo es capaz de elegir, tiene un patrón de conducta flexible, no se agrede a sí mismo,
libera la energía bloqueada y busca satisfacer la necesidad apremiante. El Pseudo Yo,
reacciona sin observar, se conduce por patrones rígidos, no puede elegir al encontrarse su
energía bloqueada de manera que la retiene, agrede al Sí mismo y al Yo, no tiene conciencia
y sabotea al organismo de manera que no resuelve su necesidad. Un individuo integrado,
sabe lo que necesita, mantiene contacto consigo mismo y se acepta. Cuando interactúa con
otros puede pasar del apoyo ambiental al autoapoyo. Se reconoce como parte del medio,
establece contacto consigo mismo y con la realidad exterior. Vive conscientemente en el
presente, aquí y ahora. Es por lo tanto un individuo sano.
Otra forma de llamar al funcionamiento sano es madurez. Perls (1976), señala que
cuando se pasa del apoyo del ambiente al apoyo propio se da la madurez. El individuo pone
en juego su capacidad para hacer uso de sus recursos propios y moviliza su energía para
satisfacer sus necesidades enfrentándose al ambiente. Esta madurez es trabajada en la terapia
gestáltica al aumentar la tolerancia a la frustración y el abandono de la representación de
roles que no son él mismo, de los que se sirve para manipular el ambiente.
El proceso de la satisfacción de necesidades de un individuo es importante para su
supervivencia y la continuidad de su existencia en el aspecto biológico y psicológico, donde
interviene su capacidad para extraer del ambiente lo necesario para nutrirse ya sea alimento,
afecto, conocimiento. Este proceso se constituye por una formación y eliminación de
Gestalten; cada vez que se satisface una necesidad es eliminada y reemplazada por una nueva
según la jerarquía de dominio de manera continua y sin interrupciones, Wallen (citado en
Fagan y Shepard, 1989). En general se dice que un organismo es sano cuando está presente,
en conciencia, cuando puede darse cuenta y cuando reconoce sus necesidades; el organismo
establece contacto y después deja el contacto concluyendo una Gestalt, una necesidad. Un
organismo sano es capaz de orientarse, haciendo acopio de su atención y de su sistema
sensorial; utiliza los medios de su sistema motor para manipular el ambiente y así obtener lo
que necesita y completar la Gestalt (Perls, 1976). Salir de este camino implica hacer o dejar
de hacer cosas para evitar el contacto con lo desagradable, lo doloroso o bien con lo
agradable, lo placentero. Esto equivale a entrar en la neurosis. El neurótico, no alcanza a
distinguir sus necesidades dominantes ni tampoco puede manipular el ambiente para
satisfacerlas. La neurosis es una forma no sana de mantener la homeostasis entre el individuo
y su ambiente y para ello lleva a cabo diferentes maniobras para defenderse (Perls, 2007).
La neurosis también puede ser explicada tomando como base el concepto de
polaridades de la Terapia Gestalt; en este modelo se considera la conducta alterada como una
incongruencia donde dos elementos del mismo proceso psicológico se presentan como
dualidades que se oponen. La integración de dichas polaridades es el trabajo terapéutico que
orienta al individuo hacia la salud (Kempler en Castanedo, 2007). Otra forma de neurosis se
refiere a la presencia de demasiados asuntos inconclusos en la vida de un individuo; el ciclo
de contacto-retirada se rompe en su vida cotidiana, perdiendo la capacidad de hacer uso de
los recursos disponibles en el medio para la satisfacción de la necesidad y así hacer el cierre;
el neurótico se priva de su experiencia (Castanedo, 2007).
Por su parte Zinker (2008), señala que toda patología puede ser entendida como una
interrupción amplia y crónica del proceso en virtud del cual la persona avanza hacia la
satisfacción de toda su escala de necesidades. Por el contrario, en un individuo saludable, la
satisfacción de la necesidad que emerge como figura se da de manera fluida, en un ritmo
natural permitiendo el surgimiento de nuevas necesidades.
Un organismo mantiene su salud a través del proceso de autorregulación denominado
también homeostasis que le permite mantener el equilibrio al resolver sus necesidades. Por
el contrario, el organismo enferma cuando se queda demasiado tiempo en un estado de
desequilibrio, cuando falla el proceso de homeostasis y cuando no se satisfacen
adecuadamente sus necesidades, desarrollando de esta manera un estado de rigidez (Perls,
2007).
En la neurosis, hay una disminución o ausencia del libre funcionamiento de la energía
del individuo. Dicha condición se manifiesta de diferentes maneras: en la disminución de la
sensación, cuando el individuo no puede percibirla en el cuerpo; en la incapacidad para
reconocer las propias necesidades o confundiéndolas; cuando hay una dificultad para
expresar lo que se quiere decir o hacer. En general, la neurosis se presenta cuando hay una
alteración en el contacto, la diferenciación, la asimilación y en la satisfacción de la necesidad
(Salama, 2007).
Como enfoque terapéutico la Gestalt se centra en el desarrollo de las potencialidades
del individuo más que en el estudio de la patología (Vázquez, 2012). Sin embargo, un síntoma
es considerado una Gestalt incompleta, una necesidad no satisfecha que ocasiona un conflicto
psicológico relacionado con la expresión de emociones básicas como la agresión, amor, odio,
alegría, tristeza, rabia, entre otras (Castanedo, 2007). Por otra parte, Francesetti se refiere a
la Psicopatología como experiencia disfuncional (experiencia borderline, experiencia
depresiva, experiencia bipolar, experiencia narcisista entre otras) y Zinker señala que las
interrupciones en el ciclo de la experiencia se pueden relacionar con los trastornos propios
de la Psiquiatría (Castanedo, 1998).
Uno de los elementos teóricos del Enfoque Gestalt a partir del cual es posible generar
un trabajo terapéutico es el Ciclo de la Experiencia como un modelo del camino que recorre
la energía de un individuo al ser movilizada para resolver una necesidad. Un bloqueo en
cualquiera de las fases del ciclo representa un elemento que precisa ser atendido en terapia.

2.5 Ciclo de la Experiencia


Ante una situación o acontecimiento, un individuo puede responder de manera sana,
resolviendo sus necesidades, las situaciones y tensiones que se le presentan, puede mostrarse
flexible y puede adaptarse a las circunstancias de la manera que le resulte más favorable. La
energía que el organismo moviliza para satisfacer una necesidad recorre un camino al que se
le denomina Ciclo de la Experiencia. Éste se encuentra dividido en fases para fines
descriptivos ya que las fases del ciclo no se presentan de manera tan definida en la realidad;
sin embargo, resulta útil en la comprensión del fenómeno como modelo de funcionamiento
organísmico (Kepner, 1992) y es conocido también como proceso de autorregulación
organísmica.
El ciclo de la experiencia puede ser definido desde varias perspectivas (Kepner,
2007): considerándolo desde la perspectiva del campo organismo/entorno el ciclo es una
secuencia de interacción entre ambos; si se considera al ciclo de la experiencia como un
fenómeno, entonces puede decirse que se trata de una figura que emerge, algo que capta
nuestra atención de tal manera que la traemos al primer plano; es decir, es el surgimiento de
una necesidad a resolver. Otra perspectiva es tratar el ciclo como una conformación de
conductas y experiencias secuenciadas que lleva a la autorregulación que implica fluidez y
una naturaleza continua del proceso. Una más implica el ciclo de la experiencia como un
modelo que pretende describir lo que se necesita para la buena autorregulación.
Salama y Castanedo, (1991) sostienen que el ciclo de la autorregulación organísmica
o ciclo de la experiencia es un modelo psicofisiológico, un proceso dirigido a lograr el
objetivo final de satisfacer alguna necesidad, es decir, el proceso que lleva al contacto.
Zinker (2008) llama ciclo conciencia-excitación-contacto al ciclo de autorregulación
del organismo y lo define como el proceso por cuyo efecto una figura se desarrolla,
entendiéndose como figura una necesidad emergente. Así en una persona se presenta un ciclo
psicofisiológico que inicia con una sensación que se lleva a la conciencia haciendo aparecer
la figura, se hace contacto asimilando lo necesario y retirándose posteriormente; al final la
figura se destruye y pasa al fondo. La conceptualización de este ciclo pretende reproducir
cómo los sujetos establecen contacto con su entorno y consigo mismo; este ciclo consta de
varias fases que se suceden una a otra sin interrupciones en condiciones saludables.
El ciclo inicia en reposo y emerge de una Sensación que al ser identificada pasa a ser
Conciencia de manera que permite la Movilización de la Energía y así llegar al satisfactor.
Para manipular el medio se lleva a cabo una Acción que termina en el Contacto. El organismo
llega a una fase de cierre y retirada cuando la necesidad es cubierta para entrar por último al
reposo. Este proceso no termina nunca ya que cada vez que se cierra una Gestalt aparece una
nueva necesidad en forma de Gestalt abierta (Quitman en Castanedo y Murguía, 2011)

2.5.1 Fases del Ciclo de la Experiencia


En la cotidianidad, las necesidades surgen y se resuelven sucesivamente en una serie de pasos
que reciben el nombre de fases. Dichas fases se utilizan con fines descriptivos teóricos ya
que en la realidad no se presentan de manera tan definida (Kepner, 2007).
En los inicios del Enfoque Gestalt, este ciclo de la experiencia fue descrito en cuatro
fases de contacto: pre-contacto, contacto, contacto final y post-contacto por Pearls, Hefferline
y Goodman (Vázquez, 2005).
Por su parte, Salama, (2007) divide el ciclo en ocho fases, organizándolas en zona
interna y zona externa:
• Reposo: es el punto de inicio de una nueva experiencia. Es el vacío fértil donde puede
emerger una necesidad e iniciar así una gestalt.
• Sensación: es el punto donde se identifica físicamente una necesidad; se manifiesta
como una tensión y se le llama momento de darse cuenta. Es corporal o psicológica.
• Formación de figura: se le pone nombre a la necesidad estableciéndose como figura,
haciéndose consciente del objetivo de la sensación.
• Movilización de la energía: se le llama también energetización ya que se reúne la
energía indispensable para resolver la necesidad.
• Acción: se lleva al organismo hacia la satisfacción de la necesidad o el objeto
relacional. Se actúa en este momento en contacto con la zona externa.
• Precontacto: se identifica el objeto relacional para contactar. El organismo localiza la
fuente de satisfacción y se dirige hacia ella.
• Contacto: se establece el contacto pleno con el satisfactor y se experimenta la unión
con el mismo. El organismo obtiene placer ante la necesidad que está satisfaciendo
• Poscontacto: en esta etapa se inicia la desenergización, buscando el reposo junto con
los procesos de asimilación y de alienación de la experiencia, dentro del continuo de
conciencia.
En los últimos 50 años, Joseph Zinker dentro del Instituto Gestalt de Cleveland ha
desarrollado seis fases que constituyen el ciclo de la experiencia y que a su vez son la base
del trabajo de Celedonio Castanedo (Castanedo, 2007). El ciclo de autorregulación
organísmica o ciclo de la experiencia se presenta en toda persona como un ciclo
psicofisiológico, es decir, la persona experimenta tanto necesidades físicas como
psicológicas. En un ejemplo de necesidad fisiológica, este ciclo se presenta de la siguiente
manera:
• Inicia con la fase de sensación que implica el registro a través de los sentidos como
una sensación de sequedad en la boca
• Cuando se es capaz de nombrar estas sensaciones se convierten en conciencia lo cual
permite la comprensión de la necesidad y de lo que se debe hacer para resolverla,
entonces se dice que la sensación corresponde al hambre que se experimenta
• En tanto se tiene más clara la necesidad, el cuerpo se mueve, se desplaza haciendo
acopio de su energía, entrando en la fase de movilización de la energía.
• Para la siguiente etapa, se llevan a cabo actividades que permitan resolver la
necesidad entrando así en la etapa de acción.
• Por último, al tomar del medio lo necesario para satisfacer la necesidad, se lleva a
cabo un proceso psíquico llamado contacto.
• Se tiene conciencia de la satisfacción de la necesidad llegando así a una etapa de
retirada donde el organismo se relaja y pierde interés en la figura surgida al inicio
del ciclo, pasando ahora a ser el fondo. Esta etapa es importante porque permite cerrar
la gestalt y permite también la formación de nuevas gestalten (Zinker, 2008).
En un individuo integrado el proceso de formación y eliminación de gestalten se lleva a cabo
de manera continua y sin interrupciones (Wallen, en Fagan y Shepherd, 1989). El organismo
genera un movimiento que inicia con el reconocimiento de una necesidad, a través de una
serie de fases y finaliza con la satisfacción de la necesidad usando sus propios recursos para
completar el ciclo y volver de esta manera al equilibrio; esto sucede de manera inconsciente
en un estado de salud y le permite al individuo desarrollar su propio potencial (Castanedo,
1997) pero cuando las necesidades no se resuelven se manifiestan como malestar
organísmico y enfermedad (Kepner, 2000) y se denominan bloqueos en el ciclo de la
experiencia.

2.5.2 Bloqueos en el Ciclo de la Experiencia


Ante una necesidad o diversas circunstancias, un organismo puede responder de manera poco
saludable donde no permite que la energía fluya en su ciclo de la experiencia, ocasionando
un bloqueo. Perls (1976) llama a este bloqueo el camino a la neurosis que se manifiesta
cuando el individuo mantiene una serie de relaciones desgatadas, es incapaz de renunciar o
de dejar tareas que sobrepasan sus propias posibilidades e incapaz de abandonar situaciones
que ya no cubren más sus necesidades.
En otras palabras, en lugar de que un individuo complete una Gestalt al satisfacer una
necesidad y permitir que la energía recorra el ciclo de la experiencia, el individuo responde
de diversas maneras: no reconoce o percibe cuál es esa necesidad, deja de hacer contacto con
su sensación y se conecta solamente con sus ideas (sus debería), atribuye al medio externo o
a otros lo que en realidad le es propio, percibe inadecuadamente sus necesidades al
confundirlas con las de otros, moviliza su energía hacia sí mismo en lugar de satisfacer su
necesidad o se queda en la sensación sin permitir el cierre de la Gestalt.
En ocasiones el individuo no encuentra lo necesario para satisfacer su necesidad en
su entorno. O bien, resuelve su necesidad llevando a cabo conductas que generan respuestas
hostiles del entorno o con conductas no apropiadas para resolver dicha necesidad (Kepner,
2007). Estas formas de responder le permiten al individuo hacerles frente a las situaciones
que se le van presentando en su vida. Dichas formas son también llamadas estrategias de
afrontamiento y son “procesos psicológicos automáticos que protegen al individuo frente a
la ansiedad y las amenazas de origen interno o externo. El individuo suele ser ajeno a estos
procesos y a su puesta en funcionamiento” (DSM-IV-TR, 2002, p. 900). Las formas en que
enfrentamos situaciones que podemos percibir como amenazantes o conflictivas también son
llamadas mecanismos de defensa. (Zinker, 2008). Sin embargo, algunos gestaltistas, como
Croker y Swanson (1981, 1988) rechazan el término “mecanismo” por considerarlo
peyorativo y con una connotación negativa respecto a las formas en que se bloquea el
contacto además que pertenece más al paradigma positivista y se aleja de la teoría
organísmica, propia del Enfoque Gestalt; en su lugar Swanson los llama estados de frontera
disfuncionales.
Diversos autores han definido estos bloqueos o interrupciones en el ciclo de la
experiencia, a continuación, se mencionan algunos de ellos.

2.5.2.1 Mecanismos de perturbaciones de límite, Perls (2007).


Se denominan también Perturbaciones a los recursos que permiten al organismo interrumpir
el contacto y forman parte de la función del Yo (Perls, Hefferline y Goodman en Vásquez,
2005); Perls los describe como interferencias al proceso de crecimiento y considera cuatro
mecanismos:
• la introyección, se presenta al tomar patrones, actitudes, formas de pensar y actuar
del ambiente sin digerir ni asimilar; al tragar esto de manera indiscriminada, pasa a
ocupar un lugar en nosotros como un parásito, sin ser realmente propio. En este caso
el individuo que introyecta corre el riesgo de no desarrollar su propia personalidad o
de desintegrarla. Perls (2007, p 45) señala que al introyectar “corremos el límite entre
nosotros y el resto del mundo tan demasiado hacia adentro de nosotros mismos que
casi no queda nada de nosotros”.
• En la proyección hay una tendencia a llevar hacia el ambiente lo que en realidad es
parte del sí mismo, es decir de manera inversa a lo que sucede en la introyección. En
esta perturbación, el individuo no se hace responsable de sus deseos y sentimientos,
sino que se los adjudica a otra persona o a objetos presentes en el ambiente. Es el
individuo que diciéndose perseguido en realidad quisiera perseguir a otros. En la
proyección se renuncia a aspectos de la propia personalidad que son difíciles de
tolerar.
• La confluencia se presenta cuando el individuo se siente parte del ambiente al grado
que no se distingue de éste. Sus límites desaparecen sintiéndose identificado, poco
diferenciado de los demás y sin darse cuenta hasta dónde es de sí mismo y hasta dónde
es de los demás. No es capaz de hacer contacto con los demás ni consigo mismo.
• La retroflexión se define literalmente como volverse atrás intensamente en contra. El
individuo que retroflecta se hace a sí mismo lo que le gustaría hacer a otros,
manifestando una conducta autodestructiva. Al retroflectar una conducta, la energía
y la actividad son dirigidas hacia adentro del individuo en lugar de hacia afuera de él
para manipular el ambiente y lograr satisfacer las necesidades propias. La base de
este mecanismo radica en la confusión acerca del sí mismo (self) ya que el retroflector
es incapaz de distinguir qué es el mismo y qué no es él mismo, qué es el sí mismo y
qué es autoimagen.
Todos estos mecanismos tienen en común la desintegración de la personalidad y la falta de
coordinación entre pensamiento y acción.

2.5.2.2 Resistencias al contacto, Kepner (2000).


Señala que una autorregulación organísmica deficiente se basa en las fases que son
bloqueadas o saltadas. Describe los bloqueos con un enfoque corporal:
• la desensibilización es la fase donde se minimiza y amortigua la experiencia del
cuerpo por lo que se vuelve menos accesible para la conciencia; el sentido de realidad
se pierde. Puede darse por medio de una atención selectiva, una interferencia en la
respiración y contracción muscular crónica. La persona puede estar desensibilizada
tanto para el placer como para el dolor, llegando a experimentarse un sentimiento de
que todo en la vida es igual, que falta vivacidad. Algunos buscan salir de este
adormecimiento a través del hedonismo, las drogas, el alcohol, búsqueda de peligro,
de riesgo y crisis o el ejercicio físico intenso. La desensibilización dirigida al propio
sentido del sí mismo es conocida clínicamente como despersonalización; cuando la
desensibilización está dirigida hacia los órganos de percepción del entorno,
desconectándose del mundo, se conoce clínicamente como disociación.
• En la proyección hay un desfase entre la experiencia corporal y la experiencia del sí
mismo, por lo que el impacto de la sensación corporal se ve minimizado en la
conducta de una persona. Por ejemplo, un individuo expresa: el hombro está tenso o
mi hombro está tenso, en lugar de me entieso.
• La introyección, se presenta como una interferencia en la movilización de la energía
en forma de falta de fuerza y vitalidad, así como una conducta que no tiene fuerza ni
presión.
• La retroflexión es el proceso donde se inhibe o distorsiona el movimiento; se hace a
uno mismo lo que estaba originalmente destinado al entorno. Un ejemplo de conducta
retroflexiva es cuando el movimiento hacia el entorno es inhibido físicamente y es
contrarrestado por una fuerza equivalente en los grupos musculares opuestos; el
golpeo estaría dirigido hacia uno mismo (suicidio, automutilación, lastimarse a uno
mismo). Otra forma de retroflexión se basa en el temor al rechazo y a la crítica donde
se sustituye al sí mismo por el entorno, haciéndose a uno mismo lo que se quiere
obtener del entorno; por ejemplo, al sostenerse a uno mismo en vez de pedir a otros
que nos sostengan o felicitarse a uno mismo cuando se busca la aprobación de los
demás. Aquí se inhiben las acciones involucradas en la búsqueda de contacto.

2.5.2.3 Transacciones de la Resistencia Erving y Miriam Polster (1994).


Son formas en que un individuo desvía su energía reduciendo las posibilidades de interacción
plena de contacto con el ambiente. Estas formas pueden ser:
• Proyección: se da cuando el individuo rechaza partes de sí mismo y los adjudica al
ambiente, renunciando a la parte de conducción de la energía que le corresponde y
sintiéndose impotente para efectuar algún cambio por sí mismo.
• Introyección: se presenta ya sea porque el individuo tiene una capacidad baja de
discriminación del medio o porque éste es benigno para él, por lo que no se preocupa
de aclarar cuáles son sus necesidades e incorpora de manera pasiva lo que el medio
le ofrece, sean reglas o valores que provienen de padres, escuela o sociedad. Como
resultado el que introyecta renuncia a su sentido de identidad.
• Retroflexión: se presenta cuando el individuo declina influir sobre el medio,
abandonando cualquier intento por interactuar con él; se convierte a sí mismo en una
entidad aislada y autosuficiente, reinvirtiendo su energía en un sistema
exclusivamente intrapersonal e imponiendo severas restricciones al tráfico entre el
ambiente y él.
• Deflexión: se presenta al interactuar el individuo con el ambiente independientemente
de cómo salgan las cosas, lo cual resulta en la mayoría de las veces para mal o
acertando por casualidad. Puede ser que no invierte suficiente energía para obtener
una retribución saludable o que al invertirla se dispersa y se desperdicia. Se enfría el
contacto real, donde se toma a risa lo que se dice; en el diálogo con otra persona se
evita la franqueza, se va por las ramas y se prefieren las emociones débiles a las
intensas.
• Confluencia: se presenta cuando el individuo sigue los caminos trillados, lo que le
reporta un gasto mínimo de energía al dejarse llevar por la corriente, sin diferenciarse
de lo que hay en el ambiente. No distingue sus necesidades y no acepta que pueden
ser muy diferentes a las de otros; deja de ser autónomo y libre.

2.5.2.4 Alteraciones del límite Yontef en Salama (2007).


Reconoce los siguientes bloqueos:
• el Aislamiento, se pierde la conexión o el darse cuenta de la importancia de los demás
para el sí mismo cuando el límite se hace impermeable; se dice que la persona es
demasiado impermeable a las experiencias.
• Proyección se presenta cuando se atribuye al exterior lo que es interno
confundiéndose el sí mismo con el otro; resulta patológico al no darse cuenta y al no
hacerse responsable de lo que se pone en el otro.
• Introyección, no hay discriminación o asimilación del material ajeno y se absorben
valores, creencias, reglas, autoimagen, definición de roles teniendo como resultado
una base de carácter con conductas rígidas que se repiten y no permiten responder a
las necesidades actuales del individuo.
• Retroflexión, se divide al sí mismo y se sustituye por el ambiente haciéndose a sí
mismo lo que se quiere hacer al otro.
• Deflexión denominada así por Salama (2007) se evita el contacto o el darse cuenta al
no expresar o al no recibir.
• Fusión, el límite entre el sí mismo y el otro es difuso lo que dificulta la separación y
distinción entre ellos.

2.5.2.5 Interrupciones en el ciclo conciencia-excitación-conducta, Zinker (2008).


Describe cada bloqueo según las fases entre las que se presenta:
• Interrupción entre retirada o retraimiento y sensación, se observa en una persona que
a partir de una etapa de retirada no puede volver a su propia experiencia sensorial ya
sea porque se encuentra disociada o en un estado profundo de retraimiento en sí
mismo donde parece que no escucha a su cuerpo y puede llegar a comer
excesivamente, pasar hambre o volverse incontinente como en los estados
indiferenciados de la esquizofrenia. También se puede observar esta interrupción en
estados depresivos graves y de conversión.
• Interrupción entre sensación y conciencia, la persona no entiende, no sabe qué
significan las sensaciones que registra en su cuerpo ocasionándole miedo: una
persona en una situación de ansiedad puede interpretar la hiperventilación y
taquicardia como síntomas de ataque cardíaco. También se pueden vivenciar como
parálisis temporarias o anestesias en el caso de una persona que padece histeria. Una
persona que experimenta una interrupción en este punto no es capaz de articular una
sensación corporal con una emoción, por ejemplo, un hombre que experimenta
tensión y rigidez muscular en brazos (sensación) no logra identificarla como un
sentimiento de ira.
• Interrupción entre conciencia y movilización de la energía. La persona sabe lo que
tiene que hacer, pero no logra reunir la energía necesaria para llevarlo a cabo. Se
expresa como miedo a la excitación o a sentir emociones fuertes tales como ira, amor,
ternura, agresividad, sexualidad. Fisiológicamente se observa en una respiración poco
profunda que disminuye su oxigenación y su energía. Se presenta en intelectuales y
en individuos obsesivo-compulsivos.
• Interrupción entre movilización de energía y acción. La persona contiene su energía,
sabe lo que desea y tiene la energía, pero no la dirige para conseguir lo que necesita,
sino que la desvía o puede no reconocer la energía existente. Puede ser debido a que
está detenido por racionalizaciones, temores al fracaso o al ridículo, al disgusto o
reprobación de los demás.
• Interrupción entre acción y contacto. La persona habla y hace mucho, pero no asimila
su experiencia. Su energía se encuentra dispersa y no sirve a algún propósito en
particular; puede experimentar sensación de vacío, de superficialidad en su mundo
interno y se siente fuera de contacto con su mundo externo. Trata de compensar este
vacío con exceso de actividad sexual, comida o adicción a las drogas. Trata de
intensificar las sensaciones como una forma de contacto consigo mismo, donde se
reconoce a sí mismo.
• Interrupciones entre contacto y retirada. Se observa como una incapacidad para dejar
de moverse, para hacer un cierre del ciclo y poder iniciar uno nuevo. En este punto el
individuo pasa por alto sus sensaciones de cansancio y/o satisfacción y busca
continuar el contacto con lo que sobreviene un embotamiento; interrumpe el sentido
de bienestar propio y se mantiene en alerta y en acción.

2.5.2.6 Bloqueos en el ciclo Gestalt de Salama, (2007).


Además de las fases del ciclo de la experiencia que propone, señala también la zona interna
y externa a saber:
• Postergación: se localiza en la fase de Reposo; la persona deja el cierre de la Gestalt
para otro momento.
• Desensibilización: se presenta en la fase de Sensación cuando el individuo refiere no
sentir, su sensibilidad está bloqueada; éste manifiesta problemas de contacto sensorial
entre su organismo y las necesidades que les surgen ya que bloquea sus sensaciones.
No puede sentir y ser consciente de cuáles son sus necesidades, se dice que está en
las ideas ya que la desensibilización sensorial conduce a la intelectualización; no se
da cuenta de lo que sucede en su medio interno y tampoco en su medio externo. Este
bloqueo se presenta como consecuencia del miedo a sufrir de manera que el sujeto se
niega a experimentar cualquier sensación capaz de ocasionar malestar interno.
• Proyección: se presenta en la fase de Formación de Figura, cuando la persona no tiene
clara la figura, es decir no identifica su necesidad como propia, sino que se la adjudica
a otros; al proyectarla en otros, dice que la necesidad es de los otros.
• Introyección: se presenta en la fase de Movilización de la energía cuando el individuo
dice “debo de” y “tengo que” que son parte de su Pseudo Yo.
• Retroflexión: se presenta en la fase de Acción y significa que el paciente lleva hacia
dentro de él mismo su energía, en lugar de dirigirla a satisfacer su necesidad o hacia
el objeto relacional.
• Deflexión: se presenta en la fase de Precontacto cuando la persona evita que la energía
localice el objeto relacional y se dirige hacia objetos sustitutos.
• Confluencia: cuando la persona pierde sus propios límites con los de los demás se
presenta el bloqueo en la fase de contacto.
• Fijación: se presenta en la fase de Poscontacto cuando la persona no puede evitar que
la energía continúe su recorrido y se desenergetice.
Cuando el individuo puede reconocer su neurosis, Salama (2007) señala que tiene conciencia
de enfermedad y está en condiciones de iniciar un trabajo terapéutico.

2.5.2.6 Resistencias Gestálticas: Castanedo (1998, 2013)


En base al ciclo de la experiencia de Zinker, señala que las resistencias son formas de energía
que disminuyen el contacto, lo bloquean o lo anulan y se pueden presentar en el proceso de
darse cuenta. Estas resistencias son desplazadores o bloqueadores de la energía que no
permiten que la persona pueda utilizar al máximo su potencial. Establece que un organismo
presenta mecanismos de defensa que han sido elegidos por alguna razón para mantener un
equilibrio aparente y se sirve de ellos para protegerse de amenazas. Estas resistencias se
presentan entre las diferentes fases del ciclo y son:
• Desensibilización: se presenta entre la fase de reposo y sensación; En esta fase el
individuo puede darse cuenta de lo que sucede dentro y fuera de él por medio de sus
sentidos, pensamientos, sueños; sin embargo, cuando se presenta la resistencia impide
el uso de estos: una persona desensibilizada puede ignorar señales internas o externas
y ponerse en peligro (dependiendo del contexto) por ejemplo, cuando no percibe el
dolor físico o el dolor emocional. Lo que indica que la resistencia es biopositiva o
bionegativa según represente una ventaja o desventaja respectivamente, para el
individuo.
• Proyectar: se presenta entre la fase de Sensación y de Darse Cuenta (formación de
figura). La naturaleza del darse cuenta está determinada por la fuerza de las
sensaciones. Este darse cuenta comprende lo que un individuo puede percibir de sí
mismo, de otros y de su entorno; depende de la conciencia de lo que percibe, hace,
siente, piensa o recuerda y que a su vez está influenciada por su habilidad para
concentrarse. A mayor habilidad para concentrarse se tienen más posibilidades de
formar figuras claras que lleven a la satisfacción de la necesidad. Esta fase se bloquea
con la Proyección. En este mecanismo el individuo evita hacerse dueño de su realidad
y hace responsable a otros o a circunstancias de lo que le sucede. Pone en el ambiente
las emociones o actitudes que le parecen inaceptables.
• Introyectar: esta resistencia se presenta entre la fase de Darse Cuenta y la fase de
Movilización de la Energía (Excitación). Movilizar la energía se traduce en la
capacidad del individuo para llevar a cabo un trabajo y está orientada por el darse
cuenta de sus sensaciones. Para que un individuo se desarrolle es necesario que se
nutra del entorno; esto implica tomar lo que le resulte nutritivo y discriminar lo que
no le sirve en un proceso de digestión y asimilación. Cuando toma un elemento sin
desestructurarlo equivale a engullir sin masticar y así introyecta; significa poner
dentro del individuo, elementos (reglas, principios, prohibiciones, costumbres, estilos
de vida) del ambiente escolar, familiar, religioso, social, económico y político sin
haberlos digerido o asimilado. Esto provoca un desequilibrio en el funcionamiento y
en el comportamiento de la persona, dirigiendo su vida por los debería de otros en
lugar de localizar su propia energía. El individuo deja de mover la energía para estar
en la experiencia, vivenciarla y se dedica a la actividad mental, intelectualizando.
• Retroflectar: esta resistencia se da entre la fase de Movilización de la Energía y la
fase de Acción. El individuo vuelve la energía hacia sí mismo y no hacia el ambiente;
en lugar de manifestar un sentimiento que aparece –rabia o frustración- y comunicarlo
a la persona adecuada lo que hace es dirigir la agresión hacia sí mismo. Esto sucede
en la depresión y los trastornos psicosomáticos, por ejemplo, el asma y las úlceras.
• Deflectar: Aquí la energía se orienta en situaciones secundarias de la existencia en
lugar de enfrentar una situación o a una persona en particular; se utiliza para evitar
centrarse en sí mismo. En una persona se observa cuando comunica cosas imprecisas,
generales, orientadas al pasado, hablando de algo en lugar de a alguien, cambian el
curso de una interacción o de una conversación. Implica desviar lo que surge en el
presente. Se presenta entre la fase de Acción y Contacto.
• Confluir: Se presenta como una unidad en una falta de diferenciación entre el self de
las personas y el ambiente. El individuo que presenta esta resistencia está de acuerdo
con los demás en lo que dicen, sienten y piensan, no contradice y tampoco presentan
nada original. Limitan su creatividad, escapan al contacto por la confrontación y dejan
de enriquecerse de la experiencia. Tienen dificultad en el proceso de diferenciación
(unión/separación). Etimológicamente significa juntarse. Se asemeja a una
amalgama donde no es posible diferenciar cada componente. Se observa entre la fase
de Contacto y la fase de Resolución, Retirada o Cierre.
Figura 1. Fases y Resistencias del Ciclo de la Experiencia de C. Castanedo (2001)
Con autorización del Dr. Celedonio Castanedo
Capítulo 3. Metodología

La presente investigación de tipo descriptivo (Hernández, 2009) se llevó a cabo en la


Universidad Iberoamericana Puebla con la participación anónima de dos grupos de alumnos
de la licenciatura de Psicología del período Otoño 2013 en el transcurso de un día de clase.

3.1 Sujetos
Se llevó a cabo un muestreo intencional o de conveniencia, con grupos cautivos.
En total participaron 37 estudiantes universitarios de dos grupos de la Licenciatura de
Psicología, de entre 20 y 39 años y originarios de diferentes partes de la República Mexicana.

3.2 Instrumentos
Se aplicaron cuatro instrumentos, que se describen a continuación:
3.2.1 Ficha de identificación que recopila las características de la población tales
como: edad, sexo, lugar de nacimiento, estado civil y personas con las que vive. El correo
electrónico se solicitó de forma opcional para quien estuviera interesado en conocer sus
resultados (Anexo A).

3.2.2 Instrumento para determinar la frecuencia de Conductas Autodestructivas


Indirectas. Se presentan 20 conductas y se solicita que se señale la frecuencia con la que se
realizan: Más de tres veces por semana, Una vez a la semana, Una vez al mes, En ocasiones
y Es algo que no me sucede. Está elaborado en base a las conductas que se presentan en la
Escala de Conductas Autodestructivas de Kelley utilizada en esta investigación (Ver Anexo
A).

3.2.3 Escala de Autodestructividad de Kelley.


a. Antecedentes
Esta escala fue diseñada para medir el grado de autodestructividad en las personas e
inicialmente se introdujo como una medición del comportamiento autodestructivo donde se
señalan como características la impulsividad, el comportamiento poco sano, el descuido o
falta de interés y la rebeldía. Así también fue presentada como una medida de
comportamiento cuyos parámetros describen una tendencia general de caer en actos cuyos
resultados en el futuro pueden ser de dos tipos: 1) el aumento de la probabilidad de
experiencias negativas y 2) la disminución de la posibilidad de tener experiencias positivas
(Kelley y cols, 1985, citado en Sánchez, 2007).
Posteriormente, se propuso como un instrumento diagnóstico de la Personalidad
Autoderrotista (Sharp y Schill, 1995) en el que un individuo presenta un patrón de
comportamiento que acepta el dolor y el sufrimiento impuesto por los demás mostrándose
demasiado pasivo; sin embargo, su inclusión como categoría diagnóstica del DSM IV
finalmente fue descartada por falta de investigación (Barlow y Durand, 2001) y se sugirió
que la Escala de Autodestructividad Crónica (CSDS) de Kelley fuera utilizada más como una
medición de la impulsividad, juicio pobre y gratificación inmediata que como instrumento
diagnóstico de personalidad (Sharp y Schill, 1995).
Por otra parte, en una investigación acerca del enojo, conductas autodestructivas y
riesgo suicida en adolescentes llevada a cabo por Lozano Lazo (1996) se usó la Escala de
Autodestructividad de Kelley que constaba de 20 afirmaciones donde se incluían subescalas
tales como la falta de control emocional, descuido de la salud, conductas adictivas y
respuestas emocionales adictivas. Con esta escala se evaluaron las conductas que ponen en
riesgo la salud física o mental de un individuo, que pueden derivar en suicidio y son llevadas
a cabo de manera voluntaria (Lozano, 1996). En este caso, el instrumento estableció tanto la
frecuencia como la peligrosidad de la conducta.
Por otra parte, instrumentos similares al de Conductas Autodestructivas de Kelley se
han utilizado en diferentes investigaciones relacionados con diversos temas tales como
recompensas demoradas e inmediatas (Maldonado, 2003), estilos de crianza (García, 2005)
bienestar psicológico (2006), satisfacción laboral (Fernández, 2007), impulsividad (Sánchez,
2007) y autoconcepto (Godínez, 2010) entre otros.

b. Descripción del instrumento


La Escala de Autodestructividad de Kelley inicialmente constaba de 189 reactivos que
reflejaban tanto comportamientos como actitudes que incluyen la falta de cuidados, falta de
planeación, pobre mantenimiento de la salud y evidencia de trasgresión. Posteriormente se
tradujo al español, después al inglés y al tenerse nuevamente en español, se aplicó a 184
sujetos por disponibilidad lo cual permitió una validación cualitativa y cuantitativa de la
prueba (Ponce, 2007 citado por Sánchez, 2007).
En una segunda aplicación se administró a 627 sujetos por disponibilidad y de
diferentes estados de la República. En ambas ocasiones se solicitó escoger una entre cinco
respuestas posibles desde completamente de acuerdo hasta completamente en desacuerdo.
Se realizó un análisis de confiabilidad tanto de la prueba en su totalidad como de las
subescalas. Se obtuvo un valor de 0.845 para el alfa de Cronbach de la prueba total.
Para efectos del presente trabajo se utilizó la escala de Autodestructividad de Kelley
validada por Ponce (Sánchez, 2007) sin hacer uso de las subescalas (Anexo B).

c. Puntaje
• Los reactivos se califican del 1 al 5. (Totalmente de acuerdo=5, de acuerdo=4,
Indeciso=3; En desacuerdo=2; Totalmente en desacuerdo=1).
• Los reactivos se califican de manera inversa en el caso de los números siguientes: 4,
9, 11, 14, 15, 17, 18, 27, 29, 32, 33, 36, 37, 38, 39, 44, 50 y 57.
• Se suman las calificaciones de los ítems y se obtiene una puntuación total.
• Para la puntuación total se tienen los siguientes baremos:

Puntuación Autodestructividad

0 - 114 Baja

115 - 171 Moderada

172 - 285 Alta

3.2.4 Escala de Bloqueos Gestálticos Castanedo-Munguía (2013).


a. Referentes teóricos
Es un instrumento que permite identificar los bloqueos en el ciclo de la experiencia de un
individuo, elaborado por Celedonio Castanedo y Gabriela Munguía (2013), tomando como
referencia las fases del ciclo de la experiencia de Zinker. Para cada fase del ciclo corresponde
un bloqueo: Sensación-Desensibilización; Conciencia-Proyección; Acción-Retroflexión;
Contacto-Deflexión; Cierre-Confluencia. Estos bloqueos representan rigidez en la
configuración de la figura y la pérdida del equilibrio homeostático del individuo; en términos
de salud-patología se considera que, a mayor cantidad de bloqueos, mayor neurosis. La escala
ayuda a saber si el paciente es candidato a Psicoterapia y también puede ser considerada
como una guía para el trabajo terapéutico para el cual se sugiere dejar pasar un tiempo de
seis meses como mínimo entre test y retest.

b. Antecedentes
El trabajo de elaboración de la escala se basó en una muestra nacional de 426 personas cuya
media de edad fue de 24.5 años donde el 29.1% fueron varones y el 70.9% fueron mujeres.
El manejo estadístico determinó el bloqueo de Desensibilización como el que puede ser
medido con mayor precisión. Además, se encontró que en el contexto de la cultura mexicana
el bloqueo de Introyección no representa una forma patológica de funcionamiento por lo que
se ha excluido del instrumento como tal.

c. Descripción
Consta de 33 reactivos donde se manifiesta el grado de acuerdo o desacuerdo con cada una
de las afirmaciones. Éstas se encuentran distribuidas de manera aleatoria y se refieren a cinco
bloqueos del ciclo de la experiencia: Desensibilización, Proyección, Retroflexión, Deflexión
y Confluencia. Presenta opciones de respuesta tipo Likert, con valores de 0 a 4. Los Bloqueos
presentes en un individuo se encuentran asociados a la neurosis.

BLOQUEOS REACTIVOS
Desensibilización 1, 6, 11, 16, 21, 26
Proyección 2, 7, 12,17, 22, 27,31, 33
Retroflexión 3, 8, 13, 18, 23, 28
Deflexión 4, 9, 14, 19, 24, 29
Confluencia 5, 10, 15, 20, 25, 30, 32

d. Materiales
A. Protocolo con preguntas para participantes (Anexo C).
B. Plantilla de calificación de resultados (Anexo D).
C. Tabla General de bloqueos del ciclo de la experiencia y grado de patología (Anexo
D).

e. Administración
Esta prueba puede ser aplicada en forma individual o grupal. El tiempo promedio de
aplicación es de 15 a 20 minutos.

f. Calificación
• Calificar en la plantilla cada respuesta según corresponda:
Respuesta Puntuación
Nada de acuerdo 0
Algo de acuerdo 1
Bastante de acuerdo 2
Muy de acuerdo 3
Totalmente de acuerdo 4

• Sumar la puntuación de cada bloqueo.


• Anotar puntuaciones en la tabla general de bloqueos (Anexo D) y establecer si
presentan un índice alto, moderado o normal para cada bloqueo.
• Hacer la suma total de las puntuaciones y determinar un índice normal, moderado o
alto de funcionamiento.

g. Descripción de los puntajes


• Cada bloqueo tiene su tabulación que corresponde a índice alto, moderado o normal
como se muestra en la tabla general de bloqueos en la hoja de calificación de la escala
(Anexo D).
• Los bloqueos que presentan índices moderado y alto se consideran como indicadores
de malestar y en consecuencia de necesidad de apoyo psicológico. Aplica el mismo
criterio para la puntuación total.
• A mayor cantidad de bloqueos con puntaje moderado y alto se presenta mayor
patología. En otras palabras, a menor puntaje en los bloqueos se tiene mejor salud.
• Se considera que la presencia de un bloqueo en el inicio del ciclo de la experiencia
(Desensibilización) representa mayor gravedad ya que implica una dificultad en el
inicio de la formación de figura al no saber cuál es la necesidad que se tiene; entonces
la energía está detenida y el funcionamiento general del individuo se ve afectado.

3.3 Procedimiento
La investigación se llevó a cabo en varias etapas:
A. Se realizó la búsqueda de los instrumentos en medios electrónicos e impresos. Se
seleccionó el instrumento de Conductas Autodestructivas Indirectas validado por
Ponce debido a la validez de contenido. De dicho instrumento se realizó una
adaptación para la puntuación final y su interpretación. Se hicieron pruebas piloto
para checar la comprensión de los ítems y se corrigió la redacción de algunos. Se
determinó la confiabilidad por el método de estabilidad (Hernández, 2009).
B. El instrumento del Enfoque Gestalt, la escala de Bloqueos Gestálticos de Castanedo
y Munguía (2013), se seleccionó en consideración a su accesibilidad tanto para la
aplicación como para la calificación. Es un instrumento de nueva creación, generado
en un contexto mexicano y proporcionado directamente por los autores -Celedonio
Castanedo y Gabriela Munguía- en un taller de Resistencias Gestálticas, quienes
dieron su autorización verbal de los mismos para ser utilizado en el presente trabajo
de tesis.
C. Para la realización de la investigación se gestionó el permiso para la aplicación de los
instrumentos y la autorización respectiva fue concedida por la titular de la materia en
curso. La aplicación de los instrumentos se llevó a cabo en forma grupal dentro del
salón de clases en dos horarios diferentes en el transcurso del mismo día.
D. La aplicación de los instrumentos tomó un tiempo de respuesta aproximado de 40
minutos. Para ello se entregó un paquete con los cuatro instrumentos distribuidos en
cuatro páginas y dispuestos en el siguiente orden: ficha de identificación, reporte de
frecuencias de CAI, escala de Bloqueos Gestálticos y escala de autodestructividad de
Kelley. Se llevó a cabo de manera autoadministrada y en general hubo buena
disposición de los participantes.
E. Al final de la investigación se enviaron los resultados a los participantes que así lo
solicitaron, vía correo electrónico.
En general el desarrollo de la investigación se dio en una forma tranquila y se tuvo buena
participación de los estudiantes.

3.4 Análisis de Datos


Se llevó a cabo procesamiento de los datos con Estadística Descriptiva que permitió la
caracterización de la población. La muestra estuvo compuesta por 37 estudiantes de dos
grupos de la Licenciatura de Psicología con una edad promedio de 22 años y un rango de 20
a 39 años. Se anularon los resultados de 5 participantes por errores al contestar o por estar
incompletas las respuestas de los instrumentos. La muestra entonces quedó constituida por
32 estudiantes (n=32) donde la mayoría son solteros (96.87%; n=31), son católicos (81.25%;
n=26), son mujeres (93.75%; n=30) y viven con su familia (75%; n=24).
Las Conductas Autodestructivas que se presentan con mayor frecuencia (una vez a más de 3
veces por semana) son:
• Quedarse despierto hasta tarde, aunque
tenga que levantarse temprano al día siguiente 59%
• Manejar un auto a alta velocidad 28%
• Consumir alcohol en exceso 15%
Además, sólo en ocasiones o nunca el 97% de la población se realiza un examen físico
completo.
Las conductas de salud que se presentan con mayor frecuencia (de una a más de 3 veces por
semana) son:
• Respetar los horarios de alimentación 88%
• Cumplir sin problemas con plazos de tiempo establecidos 78%
Sólo en ocasiones o nunca, el 85 % fuma más de un paquete de cigarros al día y consume
sustancias ilegales comunes, el 75% hace cosas peligrosas por la emoción de hacerlo y el
69% consume alcohol en exceso.
En general se observan conductas de malos hábitos de sueño, conductas de riesgo al manejar
a velocidad excesiva y consumo de alcohol al menos 1 vez por semana. Prevalece el cuidado
de la alimentación y la responsabilidad por compromisos establecidos. El consumo de tabaco
y sustancias ilegales se da de manera ocasional o no sucede, al igual que el alcohol.

Tabla 1 Puntuaciones Bloqueos Gestálticos Total y Conductas Autodestructivas Indirectas

Baja Moderada Alta M+A

Conductas 31% n= 10 66% n= 21 3% n= 1 69%


Autodestructivas
Indirectas (CAI)
Bloqueos Gestálticos 94% n=30 6% n=2 0 6%
Total

Los resultados muestran que el 69% de la población presenta Conductas Autodestructivas en


un rango moderado a alto.
En contraparte la puntuación total de los Bloqueos Gestálticos indica que el 94% de la
muestra se encuentra en un rango normal, es decir en una condición de salud.

Tabla 2 Puntuaciones Bloqueos Gestálticos (n / %)

Normal Moderada Alto M+A

Desensibilización 27 / 84% 4 / 13% 1 / 3% 16%

Proyección 29 / 91% 3 / 9% 0 9%

Retroflexión 25 / 78% 7 / 22% 0 22%

Deflexión 20 / 63% 8 / 25% 4 / 12% 37%

Confluencia 21 / 66% 6 / 19% 5 / 15% 34%

De las puntuaciones de cada Bloqueo se observa que el resultado más alto es Deflexión con
37% (n=12) sumando puntuaciones Moderada y Alta (se suman ambas puntuaciones ya que
son representativas de estados de patología en mayor o menor grado).
Tabla 3 Datos Descriptivos de la muestra

n Media Desviación Mínimo Máximo


estándar
CAI 32 134.72 34.157 82 257
Bloqueos 32 30.00 14.420 8 67
Desensibilización 32 4.69 3.971 0 16
Proyección 32 4.09 2.933 0 11
Retroflexión 32 5.16 3.602 1 15
Deflexión 32 9.06 4.257 3 18
Confluencia 32 7.00 5.205 1 20
La puntuación media de las CAI se encuentra en el rango Moderado.
La puntuación media de los Bloqueos se encuentra en un rango Normal.

Tabla 4 Correlaciones

Variables Correlación de Pearson


Bloqueos Gestálticos – CAI 0.293
Bloqueos Gestálticos – Edad - 0.323
Bloqueos Gestálticos – Vivir con familia - 0.254
CAI – Edad - 0.302
CAI – Vivir con familia - 0.232
Deflexión – Bloqueos Gestálticos 0.745
*Deflexión – CAI 0.398
Deflexión – Edad - 0.302
Deflexión – Vivir con familia - 0.129
Nota 1 El bloqueo de Deflexión es el único que presenta una correlación significativa con las CAI

Todos los bloqueos presentan una correlación significativa con la puntuación total de
Bloqueos, es decir que conforme aumenta un bloqueo, aumenta también su puntuación total
de bloqueos (Desensibilización =0.624, Proyección =0.663, Retroflexión =0.766, Deflexión
=0.745, Confluencia =0.781).
Figura 2 Bloqueos Gestálticos y Conductas Autodestructivas Indirectas (CAI)
r = 0.29 Correlación débil

DEFLEXIÓN Y CAI
300

250

200
CAI

150

100

50

0
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20
DEFLEXIÓN

Figura 3 Deflexión y Conductas Autodestructivas Indirectas (CAI)


r= 0.398
DEFLEXIÓN Y BLOQUEOS GESTALTICOS
80

70

60

50

40

30

20

10

0
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20

Figura 4 Deflexión y Bloqueos Gestálticos


r=0.745
Capítulo 4
Discusión
El presente trabajo tuvo como objetivo ofrecer una descripción del fenómeno de las
conductas autodestructivas tomando como referentes los bloqueos en el ciclo de la
experiencia que corresponden a elementos teóricos de la Terapia Gestalt. Se exploró la forma
en que un individuo bloquea el contacto en el ciclo de la experiencia para ampliar la
comprensión de las conductas autodestructivas, por lo que son explicadas en términos del
bloqueo al cual corresponde.

4.1 Conductas Autodestructivas indirectas y Bloqueos en el ciclo de la


experiencia.
La identificación de deficiencias en cualquiera de los aspectos de un estilo de vida de
un individuo brinda la posibilidad de tener una vida más plena y saludable. Esta identificación
también puede ser orientada hacia la determinación de patrones de conducta que contribuyen
al desarrollo de patologías y al aumento del riesgo de morir; entre estas conductas se
encuentran las CAI que ponen en peligro la vida ya sea por descuido o por realizar actividades
de riesgo. De los resultados con mayor frecuencia se presentan las Conductas
Autodestructivas Indirectas con el bloqueo del ciclo que las describe y son:
CAI Bloqueo Descripción
Normalmente no desayuno Desensibilización Alteración en el registro de la sensación
de hambre

Aun cuando tengo que Fijación Se percibe como una necesidad de estar
levantarme temprano, me constantemente en movimiento; hay
gusta estar despierto hasta dificultad en el registro de la fatiga y el
tarde sueño (Zinker, 2008)

Cuando un organismo enferma entra en un estado de autorregulación que se ve


interrumpido, es decir entra en la neurosis. En el presente trabajo, la neurosis se ve reflejada
en la prevalencia del bloqueo de deflexión y puede describirse como la desviación de lo que
emerge; otra forma de deflectar también implica orientar la energía hacia puntos secundarios
de la existencia del individuo y utilizarla para evitar centrarse en uno mismo. Esto se puede
observar por ejemplo cuando se modifica el curso de algo en una conversación o de una
interacción para evitar entrar en una situación o en contacto con una persona no deseada; la
persona habla de cosas abstractas, superficiales, generales y cuando habla de algo o alguien
del pasado en lugar de lo que sucede en el presente y relacionarse con quienes se encuentra
en el momento; en otras palabras el individuo deja de estar completamente implicado con sus
sentidos y emociones -el contacto consigo mismo- y deja de interactuar -contacto con los
otros o con lo que está en el contexto- en la experiencia del aquí y ahora. En la patología
está relacionado con conductas de histeria y despersonalización (Castanedo, 2007). Un
individuo que deflecta es un individuo que no asimila su experiencia: tiene sentimientos
difusos, habla y hace mucho, está disperso y distraído lo cual le da una sensación de irrealidad
interna; por ejemplo, si come, no saborea la comida. Puede experimentarse como alguien con
sensaciones de vacuidad y superficialidad que se traducen en sensaciones corporales de vacío
en el pecho o en el abdomen. Estas sensaciones son compensadas con excesos de actividad
sexual, comida, drogas buscando experimentar sensaciones intensificadas que le permitan
una forma de contacto consigo mismo. En la deflexión la energía que se difunde por lo tanto
no es descargada y el individuo no puede nutrirse de ello (Zinker, 2008). Encontramos este
tipo de conductas en ítems de la Escala de Autodestructividad de Kelley del tipo:
• Como demasiado
• Consumo o he consumido drogas ilegales más comunes.
Así mismo en términos de la Escala de Autodestructividad de Kelley la deflexión
puede estar relacionada con situaciones que se dan externamente a la persona, como dejadas
al azar y que se presentan como una forma de desviar el curso de algo para evitar una
situación desagradable; ejemplos de este tipo encontramos en los siguientes reactivos:
• En mi tiempo libre me gusta perder el tiempo
• No cumplo con plazos de tiempo establecidos
• Olvido citas importantes a las que quería llegar
• Hago promesas que no cumplo
• No doy continuidad a los proyectos
• Suelo descuidarme
• No hago lo que mi doctor o dentista me recomiendan
• Tengo problemas en mantenerme al corriente con el papeleo y pagos
• Frecuentemente llego tarde a eventos importantes.
Por otra parte, en referencia a los resultados del presente trabajo donde el segundo
bloqueo más frecuente es la retroflexión, se le considera como la forma gestáltica de la
expresión de las CAI relacionadas con la consecuencia de un daño directo al individuo.
Castanedo (2007) describe la retroflexión como volver la hostilidad contra sí mismo; por
ejemplo, en lugar de expresar lo que se siente en determinado momento (puede ser ira,
insatisfacción) y hacérselo saber a la persona con quien se suscita dicha emoción, el individuo
llora, experimenta sensaciones en el estómago, dificultad para respirar (somatización) o se
deprime. Dirige la agresión como forma de energía hacia sí mismo y la consecuencia de no
dirigir su energía hacia los otros es que deja de alimentarse de la energía de otros lo que
compensa con su independencia, autoconfianza y el hacer sus cosas por sí solo en lugar de
que otros lo hagan por él. Otra forma de retroflectar es contenerse; (Zinker, 2008).
Una emoción no expresada y vuelta hacia sí mismo aumenta la probabilidad de una
descarga intensa y desmedida en el ambiente (acting out), lo que se traduce en una conducta
de riesgo reflejada en la Escala de Autodestructividad de Kelley en ítems como:
• manejar un carro a alta velocidad
• hacer cosas peligrosas
• es importante vengarse cuando te hacen algo malo
• usar casco arruina la diversión de un paseo en motocicleta
• me gustan los trabajos que contienen un factor de riesgo
• una pelea ocasional le da virilidad al hombre
• usar anticonceptivos es muy problemático
• hago cosas que sé que van a terminar mal

4.2 Relación de práctica clínica en OPTA con trabajo de tesis. Caso de


Natalia
En el trabajo con pacientes del OPTA se observó en el equipo de supervisión, una alta
prevalencia de pacientes con conductas autodestructivas tanto directas como indirectas. Estos
casos pertenecían a diagnósticos de trastorno de personalidad límite (27 por ciento) tal como
se observa en el caso de Natalia, cuyo nombre ha sido modificado para preservar la
confidencialidad de su identidad.
• Paciente femenino de 31 años de edad, originaria del Distrito Federal, divorciada y
madre de una niña de 12 años y un varón de 2 años de parejas diferentes.
• Es de complexión delgada viste de manera sencilla, con maquillaje sobrecargado en
los ojos, se presenta regularmente a 19 sesiones en adecuadas condiciones de higiene
y aliño.
• Se dedica al comercio de productos lácteos, estudia una licenciatura en negocios en
línea. Estudios previos a término de licenciatura en finanzas sin certificado.
• Practicante de la religión mormona de 2 años atrás a la fecha, invitada por tías
maternas.
• Su madre enviuda hace 23 años; su padre fallece en accidente automovilístico cuando
ella tiene 8 años. Su madre es quien cuida de sus hijos desde pequeños y con quien
ha compartido de manera intermitente la vivienda.
• Económicamente solvente.
• En el inicio de las sesiones en proceso de divorcio y demanda por pensión alimenticia
con los padres de sus hijos.
• El motivo de consulta es por problemas en la relación de pareja; dos semanas antes
de acudir a consulta termina una relación con un hombre norteamericano M, miembro
de su comunidad religiosa, a quien conoce y se relaciona por internet en el lapso de 2
meses.
• Describe su relación con M como tormentosa y refiere infidelidad de él mientras
vivían juntos en Cholula.
• En el transcurso de las sesiones presenta ansiedad fluctuante y codependencia
mostrándose complaciente con la terapeuta. Dificultad para mantener el contacto
visual.
• Se muestra contenida en la mayoría de las sesiones, racionaliza sus emociones.
• En la forma de relacionarse con sus parejas termina las relaciones con la intención de
evitar que ellos la dejen y cuando sabe que tienen una nueva pareja los busca para
que regresen con ella, lo que sucede en varias ocasiones. Hay una falta de límites en
sus relaciones y una actitud ambivalente. Refiere violencia verbal y física con el padre
de su hijo.
• Tiene rasgos obsesivos, es puntual, controla y manipula; tiende a ser perfeccionista y
se autocritica duramente. Postura corporal rígida.
• Presenta mecanismos de idealización-devaluación en la relación con sus parejas
• Proyecta en los demás su situación profesional actual insatisfactoria
• Se observan introyectos provenientes en su mayoría de la madre
• Presenta arranques de ira intensa cuando se siente frustrada. Tiende a contener el
enojo en otras ocasiones.
• Relaciones sexuales ocasionales, sin protección.
• En la 10ª sesión manifiesta cutting en situaciones de ansiedad extrema y de
inestabilidad afectiva.
• Alta resistencia para ir con el psiquiatra.
• Diagnóstico Multiaxial
Eje I: Distimia. Hacia el final de las sesiones problemas de alimentación.
Eje II: Trastorno de Personalidad Límite
Eje III: Desbalance hormonal en tratamiento médico. Gastritis
Eje IV: Problemas relativos al grupo primario
Eje V: 60 al inicio. 68 al final
En un análisis del caso, posterior al proceso terapéutico, las Conductas Autodestructivas
Indirectas que se identifican en la paciente se presentan en el siguiente cuadro:

CAI BLOQUEO
No beneficiarse profesionalmente por falta de título Deflexión
(Falta de planeación)

Se relaciona con parejas que la dañan y no establece Retroflexión y


límites confluencia
(Obtención de consecuencias negativas)
Promiscuidad sexual Retroflexión
(Conducta de riesgo)

Contener el enojo Retroflexión


(Bajo mantenimiento de la salud)

Resistencia para asistir con el Psiquiatra Deflexión


(desobediencia a tratamiento médico)

Gastritis Retroflexión
(Bajo mantenimiento de la salud)

Falta de petición de la pensión alimenticia al padre de sus Deflexión


hijos
(falta de planeación, descuido de deberes)

En este caso, se puede usar la escala de bloqueos gestálticos para identificar la presencia de
conductas autodestructivas indirectas, específicamente si se encuentra la deflexión.
Es importante poner a discusión el hecho de que las resistencias o bloqueos no
necesariamente son indicadores de una patología. Cabe preguntarse entonces si la conducta
expresada en el bloqueo es adaptativa o corresponde a lo que está viviendo el individuo en
ese momento particular; además el individuo se sirve de una resistencia para preservarse de
algo. Castanedo (2007) señala que la resistencia es energía que se moviliza para protegerse
o con un sentido adaptativo. Cuando esta energía disminuye el contacto, se anula o se bloquea
es cuando se convierte en una resistencia y es posible aprender a manejar para sí mismo de
manera que deje de ser un desplazador o bloqueador.

4.3 Recomendaciones en el manejo de los bloqueos gestálticos para el terapeuta.


En la Terapia Gestalt se busca que un individuo responda de manera cada vez más
adaptativamente, más saludablemente. El terapeuta puede trabajar a partir del concepto de
resistencias gestálticas considerando que éstas antes de ser resistencias son formas de energía
que pueden desplazarse hacia la adaptación o hacia una protección verdaderamente legítima
que se convierte en resistencia cuando disminuye el contacto, se anula o se bloquea. El
terapeuta Gestalt busca que la persona aumente su capacidad de contacto al utilizar al
máximo su energía (Castanedo, 2007).
A. Cuando he trabajado en este enfoque, me he preguntado cómo puedo identificar el
bloqueo que conozco en teoría pero que no sé cómo se ve en el paciente y entonces
me he preguntado ¿cómo le hago? ¿En qué me tengo que fijar, que he de observar?
Tomando en cuenta diferentes autores se proponen algunos elementos que pueden
orientar esta tarea.
Al tener acceso a la experiencia de un individuo en el trabajo terapéutico se considera todo
lo que sucede en él durante la sesión –en el presente- y se ve reflejado en un tipo de conducta
verbal o no verbal que es observable y descriptible. Se puede mantener un diálogo interno
personal en este sentido:
• En qué parte del ciclo de la experiencia se encuentra: ¿Qué hace? Cómo se
acomoda en la habitación, cómo se mueve o cómo permanece inmóvil, cómo está
sentado. ¿Mueve constantemente sus piernas, su pie? ¿qué está viendo? ¿hace
contacto visual? ¿Puede identificar sus emociones, su estado de ánimo? ¿Puede ubicar
la sensación en su cuerpo?
• Bloqueo de desensibilización: ¿Qué siente? ¿Puede describirlo?
• Bloqueo de Introyección ¿Qué piensa? Lo que piensa es de él o de quién viene
(padres, maestros, religión). ¿Distingue la diferencia entre pensar y sentir?
• Bloqueo de proyección ¿A quién atribuye su situación personal, sus problemas?
• Bloqueo de retroflexión ¿Cómo respira? ¿Está llorando en lugar de enojarse con
alguien? ¿Está somatizando?
• Bloqueo de deflexión ¿Qué está evitando, para qué hace algo que aparentemente no
necesita?
• ¿Qué recuerdos trae al presente? ¿Qué percibe?
• En general, al detectar cualquier bloqueo, después se pregunta cómo lo hace y para
qué lo hace.
El trabajo como terapeuta es dirigir la atención del paciente hacia lo que hace –o deja de
hacer-, cómo lo hace y para qué lo hace en el transcurso de la sesión y preguntando
continuamente ¿de qué te das cuenta?; de esta manera se promueve una conciencia
ininterrumpida o continuum de conciencia como lo llama Castanedo (2007). Una parte
importante de este proceso es que el individuo descubra la manera en que interrumpe su
funcionamiento, es decir que aprenda a reconocer sus resistencias y en una forma más
amplia que reconozca las necesidades que dan organización a su conducta y cómo evita
experimentarlas en el presente (Kepner y Brien, 1989).
B. Una forma de identificar el funcionamiento saludable de un individuo es posible de
la siguiente manera:
• Si la conducta del paciente responde a la situación presente y no a situaciones
similares del pasado en cuyo caso serían obsoletas y desadaptativas
(Castanedo, 2007). Puede ser que un individuo responda manifestando una
resistencia; mientras esta resistencia no sea en automático y rígida, puede ser
adaptativa y saludable.
• Si la conducta es la forma de resolver una necesidad auténtica del individuo y
no un intento por complacer a otros.
• Si establece contacto consigo mismo y con el medio (los otros, lo que hay en
el campo). Si no es así, entonces hay que reconocer cómo lo interrumpe
determinando en qué fase del ciclo de la experiencia se bloquea.
En resumen, tomando como referencia el ciclo de la experiencia se dice que un individuo
permanece saludable cuando resuelve sus necesidades primero identificándolas al estar
atento, reconociendo qué necesita en el momento presente, dándose cuenta y después
haciéndose cargo de ellas, siendo responsable. Esto es posible al hacer uso de sus propios
recursos, al tomar del ambiente lo que le es necesario, al soltar lo que ya no requiere
permitiendo que se lleve a cabo el cierre de la Gestalt.
C. Generar conciencia del bloqueo que se genera en sí mismo o en las relaciones con
otros individuos; es facilitada al dirigir la atención:
• Hacia lo que hace su cuerpo-conducta motriz. Es observada directamente en
el lenguaje corporal; la voz, la forma de sentarse, de mirar y el movimiento de
las partes de su cuerpo. El individuo se concentra en sus sensaciones físicas.
El terapeuta trabaja con el cuerpo pidiendo que se concentre en las sensaciones
y que permanezca en ellas de manera que vaya aprendiendo como es tener
determinada sensación. Por ejemplo, esto puede ayudar al individuo a
identificar una emoción al focalizar su atención en el movimiento de sus
manos permitiendo la expresión congruente y apropiada del sentimiento.
• Hacia lo que hace su mente-conducta simbólica. Hace alusión a sucesos
mentales: la ensoñación, la imaginación y el pensamiento. Aunque no es
observable directamente por el terapeuta, es posible ponerla de manifiesto al
trabajar por ejemplo con la visualización de un diálogo con una persona o
varias. El terapeuta entonces se encarga de observar los movimientos y
sentimientos que se presentan durante la visualización como representación
simbólica de un problema.
• Hacia lo que sucede o deja de suceder con otras personas- conducta
interpersonal. Son las conductas que se dan entre organismos aislados al
atravesar las fronteras psicológicas de contacto al hacer uso entre otras cosas,
del tacto, la audición, la visión y la vocalización. La intención del trabajo del
terapeuta está orientada a que el individuo experimente con conductas
interpersonales que intensifiquen el contacto para que por ejemplo pueda
descubrir cómo se aparta de los demás (Kepner y Brien, 1989).
• Por ejemplo, algunas formas de trabajar en terapia la retroflexión es permitir
la expresión de la emoción en una forma controlada, que no tiene que ser
destructiva puede ser en una carta, en un juego de roles, en el relato o en la
vivencia de la fantasía donde queden de manifiesto la forma en que actúa el
individuo cuando no expresa lo que realmente está sintiendo o pensando. Sin
embargo, en el trabajo con las emociones es importante considerar cómo se
presenta la emoción en el momento: si está desbordada ayudar a contener para
que la conducta CAI deje de repetirse; si es una emoción contenida (a veces
por temor a manifestar la ira a personas importantes como familia o amigos)
que se presente de manera que su energía pueda fluir. Generar conciencia de
cómo esta conducta se da en automático y corresponde más a una reacción
que a una forma sana de responder. La forma sana tiene que ver con el
reconocimiento de lo que se está sintiendo y con encontrar una forma de
expresarlo sin hacerse daño a sí mismo. Es importante que el paciente se
entrene en la tolerancia de experimentar la emoción por muy desagradable que
le resulte. En palabras de Perls (1966), es necesario que el paciente pueda
ampliar su continuum de conciencia al quedarse con el sentimiento y soporte
el dolor psíquico para que pueda salir del momento en el que está atorado.
• Posteriormente identificar que hay en la emoción y ver qué necesita el
paciente que no se esté dando a sí mismo.
• Estas sugerencias no están enfocadas al trabajo con patologías severas.
D. En Terapia Gestalt se pueden sugerir vías de trabajo que buscan promover la
satisfacción de una necesidad o cierre de una Gestalt; sin embargo, no es posible
predecir el resultado ya que la forma en que un individuo buscará el equilibrio al
resolver sus necesidades depende de la creatividad del individuo y el ajuste que haga
será tan original como él mismo (Castanedo y Munguía, 2011). Resulta importante
cuestionarse si la resistencia es algo rígido y /o congelado, si responde al aquí y ahora
y si está fuera de la conciencia (Vázquez, 2005). En esta modalidad, no se califica,
se juzga o se analiza o se intenta modificar lo que va presentando el paciente, como
en este caso son las resistencias; al contrario, estas resistencias pueden ser utilizadas
para el trabajo terapéutico de manera que le permitan conocer sus formas de
respuesta, para qué lo hace y en qué situaciones.
E. El paciente puede utilizar posteriormente sus habilidades de darse cuenta de su
resistencia y aprender a manejarla posteriormente para evitar crisis y desgaste a largo
plazo (Shub, 2003). Se puede también explorar la utilidad de la resistencia en relación
con las metas del individuo (Wheeler en Clarkson y Carichia, 2009). Cuando se
trabaja en Terapia Gestalt se busca desarrollar una conducta que permita a un
individuo captar la información relevante de su interior y del campo externo de
manera que pueda actuar tomando en cuenta la información de la que dispone. El
paciente tiene entonces una serie de posibilidades entre las cuales elegir, inclusive la
de continuar con una conducta que representa consecuencias negativas para sí mismo
en una Conducta Autodestructiva Indirecta; así es posible tomar decisiones en
conciencia que le permitan al individuo llevar una vida más sana y una existencia
realizada.
F. En esta investigación se abordó la conducta manifiesta. Para futuras investigaciones
sería interesante considerar las emociones que se presentan al momento o antes de
manifestarse la conducta. Otra investigación estaría orientada a describir para qué
deflecta un individuo que presenta una Conducta Autodestructiva Indirecta, explorar
si es un ajuste que responde a una necesidad emergente y cuales serían esas
necesidades. En un estudio de caso se podría ver a un individuo en su propia forma
de deflectar en sus circunstancias particulares. Por otra parte, sería interesante buscar
en una población más numerosa y que ya de por sí muestra alta incidencia de
Conductas Autodestructivas Indirectas, observar cómo se relaciona con los Bloqueos
del Ciclo de la Experiencia y ver si coincide con los resultados del presente trabajo.

4.4 Conclusiones
Las conductas autodestructivas indirectas están presentes se presentan en un rango moderado
a alto en esta población de jóvenes universitarios.
La Autodestructividad se presenta en relación a la obtención de consecuencias negativas,
conductas de riesgo y deterioro de la salud física, en una frecuencia de al menos una vez por
semana.
Los bloqueos que se presentan en rangos moderado a alto y son objeto de atención clínica
son la deflexión, la confluencia y la retroflexión en orden descendiente.
Las CAI tales como la obtención de consecuencias negativas a largo plazo pueden ser
explicadas en términos del enfoque Gestalt como deflexión en cuyo caso la energía que se
invierte en hacer contacto no es suficiente o la energía invertida no es encauzada
adecuadamente por lo que se desperdicia al estar dispersa. Un individuo que deflecta evita
centrarse en sí mismo y puede percibir su experiencia como un fracaso, a la vez se siente
agotado y mal retribuido. La deflexión también se observa como un temor a enfrentar una
situación, se desvía la energía hacia puntos secundarios de la existencia para evitar la
angustia; esto representa una situación tóxica o bionegativa del bloqueo.
En todo caso, los resultados de esta investigación aplican sólo a esta muestra y no
podrá establecerse una generalización de éstos a otras poblaciones.
En el Enfoque Gestalt un bloqueo en el ciclo de la experiencia puede ser visto como
una forma de responder ante una situación determinada, cualquiera que sea, y no puede
abordarse como algo aislado; en el trabajo terapéutico las conductas autodestructivas
indirectas pueden observarse como respuesta a una circunstancia particular del individuo, en
forma de conductas que evitan el contacto y o bien como conductas que se presentan de
manera fija, inflexible y repetitiva sin importar la situación generando un estado de neurosis.
Las Conductas Autodestructivas Indirectas representan un estilo de vida que
corresponde a una cultura pobre en salud mental ampliamente extendida entre los jóvenes
universitarios. Desde la Terapia Gestalt “las conductas son una forma de ser-en-el-mundo”
(Castanedo, p.231) y se pueden trabajar desde el darse cuenta a partir de dos perspectivas:
como alternativa para dar solución a un problema y como alternativa que busca la prevención.
En el primer caso, con el propósito de preservar la vida: generar conciencia en los jóvenes
acerca de la cronicidad de las conductas y la rigidez en la forma de reaccionar ante situaciones
diferentes que permita salir de las Conductas Autodestructivas Indirectas que ponen en mayor
riesgo la vida. En el segundo caso, trabajar el darse cuenta en los jóvenes ayuda a disminuir
la probabilidad de desarrollar una patología con consecuencias en etapas de vida posteriores;
este trabajo se da al generar conciencia de la forma en que se evita el contacto (bloqueo),
facilitando el proceso de interacción del individuo con el medio y la puesta en acción de sus
propios recursos. De esta manera se puede crear un estado de equilibrio, auto preservación
y crecimiento para transitar de una forma más sana la etapa de vida universitaria.
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