No Necesita Estudiar para Ganar Dinero

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No necesita estudiar para ganar dinero.

Un juego, para salir de la carrera de la rata, una carrera de la cuál hemos de elegir si
permanecemos en ella unas horas, unas enseñanzas o toda la vida, la carrera de la cuál la
mayoría de nosotros estamos sin poder salir, que el rendirse implica irse a la tumba con una deuda
eterna, y solo pagando la consecuencia de una finanza pobre y mala administración, pero, y si se
pudiera escapar de ese trágico destino al cual pareciera que por naturaleza todos nos debemos, y
se pudiera terminar con el estigma de la mentalidad pobre, de rechazar lo que nos sirve del padre
pobre y educado, pero atado a su destino, ahora para tomar partida de las enseñanzas del padre
rico, del cual las acciones que se aplaudan por él nuestro padre pobre las vea como la mayor de
las desilusiones. Que no sea una invitación para que un jefe con mentalidad de emprendimiento te
entreviste, te despida por considerar al trabajo como una forma de obtener dinero y no para
aprender, que el rico lo es porque hace dinero, no lo busca, que lo que puede parecer una
inversión de peligro y locura para el contador experimentado y anticuado es la puerta el éxito, que
el éxito, el secreto por tener dinero, por ser rico, es el que se descubrirá, aquí y ahora.

Y pareciera caótica la presentación con la que se da a conocer este texto, que es un indicativo de
la misma sorpresa que le produce a la gente cuando lee títulos como este y retratado en el mismo
libro como una cautelosa invitación para el público, a que se acerquen a disfrutar de este material
que se ha escrito con el culmen de la obra de Robert T. Kiyosaki, que no es una obra de
superación personal común en a que se presenta a un límite de éxito como la cima a la que toda
persona debe aspirar. Este libro es una invitación a la reflexión con tintes de dejar a la libre
interpretación para elevar y desarrollar el potencial financiero que cada uno de nosotros posee en
esta vida. Porque ninguno puede andarse caminando libremente, o al menos en este sistema
actual en el que vivimos con una forma tan especial de hacer las cosas, porque el dinero es un
medio tan necesario y tan complicado de manejar. Y este no se refiere precisamente a su método
de obtención, que bien puede estar sujeto a la forma más honrada del trabajo, si es que se trata de
valores y recompensas bien planeadas a lo largo del tiempo para cosechar una fortuna, también
pudimos habernos referido a la manera nada ética de robar y hacer sufrir al prójimo. Pero no
estamos aquí para hablar solo de valores y de lo que ético o no, si no para tratar asuntos de dinero,
es verdad que las personas debemos obedecer y mantener una línea sobre lo que es correcto o
no, aunque de esto esté disfrazado en varias ocasiones con pequeñas y sutiles jugadas que
pueden hacer la diferencia entre firmar una sentencia de pobreza para toda la vida o ser el
administrador perfecto al que todo el dinero le es suficiente para solventar hasta sus caprichos.
Seamos claros, en el libro se menciona que la gente critica a nuestro modelo a seguir debido a que
posee la inteligencia necesaria para que las corporaciones, que no son edificios ni nada parecido,
si no un conjunto de documentos legales, para evadir a lo que los yanquis tanto ansían, porque si,
es una nación libre y por supuesto que fomenta el trabajo y que sus habitantes posean lo que más
desean a cambio de un pequeño tributo, solo que hay un obstáculo que ha permanecido, el
complejo del gobierno por apelar al pensamiento de Robin Hood y quitarle a los ricos lo que tienen
para darle a los menos afortunados, aunque a los menos afortunados (clase media o baja) les
cueste una fortuna mantener el seguro de vida. Aunque hay que ser honesto y no dejarse liar por la
palabrería de los más altos mandos capitalistas y protagonistas de las conspiraciones actuales, si
es verdad que Bill Gates o el astuto Soros tienen tanta fortuna e inteligencia para hacer de imperio
más allá del dinero, cómo es que no se les ha quitado nada para satisfacer las necesidades que
otros igual de oportunistas e inteligentes. Bueno, para responder a ello debemos recurrir a lo que
se menciona en el texto, saber cómo administrar lo que se tiene y no tirar por la borda la
enseñanza de nuestros padres ricos, cuya enseñanza va mucho más allá de la aparente fortuna
por una mísera paga al comienzo de nuestras labores más elementales, trasciende como una
lección para que se aprenda a no perseguir el dinero como el oxígeno, de lo contrario solo
terminaríamos en una cámara de vacío en la que nosotros mismos hemos quedado atrapados por
buscar interminablemente al dinero o sus beneficios que este puede traer, atesorar lo que solo se
sueña no es más que quiere cubrir las carencias emocionales que todos tenemos, y que nos
dejamos llevar por las emociones, es verdad, ya lo dijo Robert, somos humanos y las emociones
son lo que nos caracteriza y nos otorgan esa humanidad, pero el dejarse guiar y pensar bajo la
influencia de las emociones no es lo mejor, en un porcentaje alto de las decisiones más
importantes que se deban tomar en la vida y que dependan de ese sentir, de la química que nos
compone y no del raciocinio que todos portamos, terminará por acumular y no administrar.
Acumular y administrar son opuestos fáciles de diferenciar a simple vista, en qué podemos ver esa
abismo que está situado entre ellos, pues, en que observemos a nuestros pares, a las personas
con quienes congeniamos, y por qué no, a nosotros mismos, no es de negarse que muchas veces
se desea el bien de los demás como una ilusión a querer aspirar a un estilo de vida más cómodo,
sin tantas presiones, al que alguna vez vimos a nuestros compañeros tener el artículo prestigioso o
que sus facilidades económicas les daban para mantenerse fuera del estrés que tantas vidas está
costado en este instante, a la pandemia del pensar en qué gastaré, de dónde lo obtendré, en qué
trabajo me postularé, que voy a hacer si me despiden, regresaré a la universidad para estudiar y
especializarme en una materia que aunque pueda no ser de mi agrado me servirá para por lo
menos aspirar a un puesto de trabajo más alto. La realidad no caduca, somos los mismos seres
frágiles y mal administrado que hace medio siglo, los tiempos no han cambiado mucho, pero su
percepción de ellos sí, con esto me refiero a la gran influencia que tiene la evolución de nuestro
alrededor a un paso agigantado, el estar sufriendo por los gastos, por un estilo de vida que de
manera certera está escrito en las páginas de Padre rico padre pobre, que casarse, tener una
familia, dedicarse a otras actividades que antes parecieran involución, realmente no lo son, son
ilusiones creadas a partir del mal manejo de estímulos concretos y reales. Para poner en contexto,
el abordaje de la sociedad occidental y lacerada por el sistema y sus obedientes componentes,
está guiando al caos y por ello mucha gente piense en quitarse la vida por ya no tener dinero, por
pensar que las finanzas son solo cuestión que personas que estudiante en un área específica, que
el mantener el pensamiento arcaico de que la sociedad debe obtener buenas calificaciones y como
consecuencia tendrá un buen empleo, una carrera exitosa, se jubilará con honores, no dependerá
de un programa de gobierno para solventar sus gatos cuando este sea viejo y su familia lo deseche
como basura porque ha dejado de ser sistemáticamente útil, es ese pensamiento que tacha la
obra, deja de aplaudir los logros superfluos y concreta más por el penar y la reflexión antes que
presumir una buena nota, y si, muchos de los genios están en un nivel socioeconómico bastante
bajo y no debería ser así. Ahora, ese pensamiento que se mantiene hasta nuestros días, del cual
así como se menciona en sus páginas lo hemos escuchado más de una vez, lo crucial no es
cosechar buenas notas en un colegio, y concuerdo fielmente que el estudio, la formación
académico y el gran aporte los docentes son vitales, pues por ese conocimiento se ha logrado
tantos hechos y varios hitos alcanzados a lo largo de nuestra historia, pero aprender sobre cómo
educarse en cuestión financiera es ocupación de pocos y preocupación de muchos. Se ven como
siempre en los centros educativos que la gente admira materias para apostar que su hijo será un
médico exitoso o un ingeniero fantástico, sin saber que los médicos están fuertemente presionados
porque su labor es ardua y la paga no corresponde a lo que ellos deberían percibir como cuelo.
Para muestra un botón, en nuestra realidad mexicana vemos como abundan los consultorios de
médicos particulares, que incluso tienen un empleo en el seguro social y salen de él pasando por
una noche complicada o una mañana ajetreada, para pasar el resto de su tarde al seguir ateniendo
pacientes y cobrando en muchas ocasiones tarifas que no van de acuerdo a su dedicación. Lo
anterior es una muestra seleccionada del material para demostrar que no por ser profesionista en
una carrera socialmente reconocida con alto valor, la vida se tiene asegurada. Una cosa es segura,
leemos lo que se presenta por conocer cuál es el secreto para tener una vida de ricos, y no solo
para gastar como ricos en promociones, ventas del año que todo esperamos con emoción por un
bien fin atomizado. El secreto es ese, un cúmulo de enseñanzas que nos ayudan a entrenar
nuestro comportamiento, a aprender a pensar y ejercer a la finanza como una materia de la vida
diaria, de la que podemos ser pasantes al alcanzar nuestro éxito o seguir recursando hasta que se
nos haga entender que el aquí y el ahora es para adaptarse, y una vez cumplido lo mencionado
hacer y manjar al antojo con las limitaciones que nuestra propia codicia florezca. No hay que
desilusionarse, es veraz lo que se escribe, podemos ser objetivo y llenar una lista con cosas por
hacer, pero es sería como resolverle la vida a todos, por qué no mejor se sientan las bases, los
principios que pueden ayudar a las personas y que cuidadosamente están contenidos casos
particulares con los que nos sentimos identificados al cometer un acto como malgastar lo que
siente, que en cuento se posee un suelo el tener dinero es efímero, que entre más percibamos un
pago mayores serán nuestros pagos, que pensemos que la solución a todo será la idea de ganarse
la lotería y que mucha gente que se la gana termina sin un centavo al poco tiempo después, o que
solo un cierto número de personas puede aspirar a las riquezas materiales porque se nació pobre y
pobre debemos morir. Ya se ha visto, es una cachetada con guante de piel, si por cariñosa he de
calificar a la lección, para ser rico hay que pensar como rico, no creerse rico solo por obra y gracia
de la caridad anhelada que lo más probable es que nunca llegará. Existe un grave problema,
queremos llevar nuestros vacíos con dinero, que la felicidad que buscamos nos la otorga una casa
para vivir y que mientras un astuto contador, fiscal, empresario o recaudador de impuestos, hacen
maravillas con olas riquezas propias o las de alguien más nosotros nos hundimos en la miseria de
pensar que todo lo que gana es para gastarse y no se enseña el principio de la inversión, del
cuidado de los viene s para que aquellos factores pasivos y activos sean visto como lo que son y
no como lo que creemos que sea, que el falso muro del fin no es más que un gasto adicional a la
carga, y que lo que bien se puede ahorrar y destinar para una mejor oportunidad se consumió en
fracción de segundos. El hacer esta actividad requiere un balance delicado entre estar seguro delo
que se hace y no esperar demasiado. Se critica en el libro de Robert que el interés por hacer que a
gente se preocupe por si dinero y se ocupe ates de los problemas le lleguen como agua de alberca
al cuello, es que no se cuenta con un programa para enseñar a los niños a manejar el dinero, y que
por ello se ha lanzado como introducción un juego llamado Cashflow, Con el fin de salir de una
apología, la carrera de la rata y demostrar que se puede salir de ese constante círculo en un
tiempo decente y no estar dando vueltas como ratones esperando que los gatos astutos que ya
conocen el ir y venir del recurso dinero nos tomen la delantera. Y no se trata de una competencia
en la que se tenga que aplastar a los contrincantes con tal de obtener una fortuna, se trata de
derrotar a ese pensamiento, el cual es posible de abolir desde los 19 años o mucho antes, de no
depender de un padre pobre y que su visión de la vida, aunque respetable, nos pretenda apartar de
la codicia que poseemos naturalmente, de aquello que anhelamos y tendemos a “pensar solo en
nosotros mismos”, que la mentalidad de la gente que se ha superado va mucho más allá de regalar
el poco dinero que se tiene, de pagar a los demás antes de sí mismo y dejar al último las cosas
que bien pudieron haberse solucionado en tiempo y forma. Y en manos de quién dejamos nuestro
dinero, necesitamos métodos que se comporten como corporaciones que nos ayuden a gestionar
los recursos, de destinar los fondos necesarios, de pagarse a sí mismo, de entender lo que
significa arriesgar por comprar y vender, que se puede trabajar con mucho sin necesidad de ser
dueño de nada para no meterse en problemas, pero sin dejar de hacerse responsable.

Y es por ello, que todo lo que aprendemos de quienes elegimos como nuestro padre rico y pobre
deber ser una selección con pinzas, de no recurrir al arriesgado calzador para hacer que las cosas
embonen por capricho y no por el planificar, de no esperar demasiado y tampoco aventurarse sin
suponer primero los peligros que no pueden evitarse, de ser lo suficientemente valiente y aceptar el
reto de creer en uno mismo, que de las virtudes y valentía de cada uno es como se logran las
metas y se persiguen los sueños que parecen muy complicados, como dice nuestro “adinerado”
protagonista que habla a través de las enseñanzas que le dejaron las personas que lo rodearon,
ser rico no se trata solo de almacenar, se trata de pensar y creerse rico porque se ha peleado lo
suficiente como para serlo. Para romper con esa cadena y forma de proceder de quitar a los que
más tiene, como un socialismo deformado y que sea cual sea su proceder terminará por poner en
mejor posición a unos cuentos, de quitar es venda de los ojos y ver que ser rico es tener dignidad,
reclamar lo justo y no venderse toda la vida para enriquecer los bolsillos de terceros, que el secreto
para ser rico es trabajar para serlo, y por trabajar entiéndase mucho más allá de ir a una jornada de
8 horas con un superior que detestas y con compañeros que te ponen el pie, que la realidad es
mucho más allá de una educación exitosa, importante, pero no suficiente en el campo. Ser rico no
es una búsqueda en un manual, es una lucha, por primero dejar de creer en que un libro te
resolverá los problemas.

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