Técnicas Microbiológicas Apropiadas

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 24

MORFOFISIOLOGIA VEGETAL

GUIA N°1: NORMAS DE BIOSEGUIRDAD EN EL LABORATORIO DE


MICROBIOLOGIA

PEDIAÑO ALVAREZ GEOVANY RAFAEL


PERALTA MOJICA ANDREA CAROLINA
RINCON VELASQUEZ LAURA VALENTINA
ROBLES MORENO KAREN ROCIO
ROSADO LÓPEZ DANIEL RICARDO
SÁNCHEZ GUIZADO ESTEFANNY ESTHER
TOBIAS OROZCO LUZ SANDYS
VENCE PARRA DOLLYS NAYELIS
VILLALBA PAEZ YEIMIS MILENA

DOCENTE
IBARRA RONDÓN ALDO JESÚS

UNIVERSIDAD POPULAR DEL CESAR


FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD
MICROBIOLOGÍA
VALLEDUPAR/CESAR
2021
1. Describa las políticas normativas en el ámbito nacional e internacional que
reglamenta la implementación de las normas de bioseguridad.
2. Explicar los lineamientos en materia de bioseguridad para la evaluación del
riesgo microbiológico en los laboratorios
3. Mencione las técnicas microbiológicas que se consideran apropiadas para
reducir los riesgos durante el trabajo en los laboratorios de microbiología.
4. ¿Qué nivel de bioseguridad representan los laboratorios de microbiología en la
universidad popular del cesar? Argumente su respuesta con base en la
dotación e infraestructura propia de nuestros laboratorios.

Técnicas microbiológicas apropiadas

12. Técnicas de laboratorio

Los errores humanos, las técnicas de laboratorio incorrectas y el mal uso del
equipo son la causa de la mayoría de los accidentes de laboratorio y las
infecciones conexas.
En el presente capítulo se compendian los métodos técnicos destinados a evitar o
reducir al mínimo los accidentes más comunes provocados por esos factores.

Manipulación segura de muestras en el laboratorio

La recogida, transporte y manipulación de muestras en el laboratorio entrañan un


riesgo de infección para el personal.

Recipientes para muestras

Los recipientes para muestras pueden ser de vidrio o, preferiblemente, de plástico.


Deben ser fuertes y no permitir fugas cuando la tapa o el tapón estén
correctamente colocados. En el exterior del recipiente no debe quedar ningún
material. Los recipientes han de estar correctamente rotulados para facilitar su
identificación. Los formularios de petición de examen de la muestra no se
colocarán alrededor de los recipientes, sino por separado, preferiblemente en
sobres impermeables.

Transporte de muestras dentro de la instalación

Para evitar fugas o derrames accidentales, deben utilizarse envases/embalajes


secundarios (por ejemplo, cajas) equipados con gradillas, de modo que los
recipientes que contienen las muestras se mantengan en posición vertical. Los
envases/embalajes secundarios pueden ser de metal o de plástico, pero deben
poderse tratar en autoclave o ser resistentes a la acción de los desinfectantes
químicos; de preferencia, el cierre debe tener una junta que garantice la
estanqueidad. Deberán descontaminarse periódicamente.

Recepción de las muestras

Los laboratorios que reciban un elevado número de muestras deben destinar un


local o zona especial con este propósito.

Apertura de los envases/embalajes

El personal que recibe y desempaqueta las muestras debe conocer los riesgos
para la salud que entraña su actividad y debe estar capacitado para adoptar
precauciones normalizadas (2), particularmente cuando manipule recipientes rotos
o con fugas. Los recipientes primarios de las muestras deben abrirse en una CSB.
Se dispondrá de desinfectantes.

Uso de pipetas y dispositivos de pipeteo

1. Debe utilizarse siempre un dispositivo de pipeteo. El pipeteo con la boca


estará prohibido.
2. Todas las pipetas tendrán tapones de algodón para reducir la
contaminación de los dispositivos de pipeteo.
3. Nunca se insuflará aire en un líquido que contenga agentes infecciosos.
4. No debe mezclarse el material infeccioso aspirando y soplando
alternativamente a través de una pipeta.
5. No se expulsarán a la fuerza los líquidos de una pipeta.
6. Son preferibles las pipetas aforadas con una muesca superior y otra
inferior, ya que no exigen la expulsión de la última gota.
7. Las pipetas contaminadas deben sumergirse completamente en un
desinfectante adecuado contenido en un recipiente irrompible y permanecer
en él durante un tiempo suficiente antes de tirarlas.
8. Debe colocarse un recipiente para las pipetas usadas dentro (no fuera) de
la CSB.
9. No deben utilizarse para pipetear jeringuillas provistas de aguja
hipodérmica.
10. En vez de agujas, existen dispositivos para abrir los frascos tapados con un
diafragma que permiten usar pipetas y evitar el uso de agujas y jeringuillas
hipodérmicas.
11. Para evitar la dispersión del material infeccioso que caiga accidentalmente
de una pipeta, se recubrirá la superficie de trabajo con material absorbente,
que se desechará como residuo infeccioso una vez utilizado.

Técnicas para evitar la dispersión de material infeccioso

1. A fin de evitar que su carga caiga prematuramente, las asas


microbiológicas deben tener un diámetro de 2–3mm y terminar en un anillo
completamente cerrado. Los mangos no deben tener más de 6cm de
longitud para reducir la vibración al mínimo.
2. Para evitar el riesgo de que se produzcan salpicaduras de material
infeccioso al flamear las asas en el mechero de Bunsen, se utilizará un
microincinerador eléctrico cerrado para esterilizar las asas. Es preferible
utilizar asas desechables que no necesitan volver a ser esterilizadas.
3. Al secar muestras de esputo debe procederse con cuidado para evitar la
creación de aerosoles.
4. Las muestras y los cultivos desechados destinados a la autoclave o a la
eliminación se colocarán en recipientes impermeables, como las bolsas de
desechos de laboratorio.La parte superior se cerrará (por ejemplo con cinta
de autoclave) antes de tirarlas a los recipientes para desechos.
5. Las zonas de trabajo se descontaminarán con un desinfectante apropiado
después de cada periodo de trabajo.

Uso de las cámaras de seguridad biológica

1. Habrá que explicar a todos los posibles usuarios el modo de empleo y las
limitaciones de estas cámaras (véase el capítulo 10), tomando como
referencia las normas nacionales y las publicaciones pertinentes. El
personal recibirá protocolos escritos o manuales de seguridad o de
operación. En particular, ha de quedar claro que la cámara no protege al
trabajador de derrames, roturas o técnicas incorrectas.
2. La cámara no debe utilizarse si no funciona correctamente.
3. La ventana de vidrio transparente no debe abrirse mientras se está
utilizando la cámara.
4. Los aparatos y materiales introducidos en la cámara deben reducirse al
mínimo y no deben bloquear la circulación del aire en la cámara de
distribución trasera.
5. No deben utilizarse mecheros de Bunsen en el interior de la cámara, ya que
el calor producido perturbará el flujo de aire y puede dañar los filtros. Puede
permitirse el uso de un microincinerador, aunque es preferible utilizar asas
estériles desechables.
6. Todo el trabajo debe hacerse en la zona media o posterior de la superficie
de trabajo y ser visible a través de la ventana.
7. El paso de personas por detrás del trabajador debe reducirse al mínimo.
8. El trabajador no debe alterar el flujo de aire al sacar y volver a introducir
repetidas veces los brazos.
9. Las rejillas de aire no deben estar bloqueadas con papeles, pipetas u otros
materiales, pues con ello se perturba el flujo de aire y puede provocarse la
contaminación del material y la exposición del trabajador.
10. La superficie de la CSB deberá limpiarse con un paño empapado con un
desinfectante apropiado una vez terminado el trabajo y al final del día
11. El ventilador de la cámara se encenderá al menos 5 minutos antes de
empezar el trabajo y debe seguir funcionando al menos durante 5 minutos
después de concluido el trabajo.
12. Nunca se introducirán papeles en las CSB.

Si se desea más información acerca de las CSB, véase el capítulo 10.

Técnicas para evitar la ingestión de material infeccioso y su contacto con la


piel y los ojos

1. Las partículas y gotículas de mayor tamaño (>5mm) que se desprenden


durante las manipulaciones microbiológicas se depositan rápidamente en la
superficie de las mesas y en las manos del trabajador. éste llevará guantes
desechables. Los trabajadores del laboratorio evitarán tocarse la boca, los
ojos y el rostro.
2. En el laboratorio no se deben conservar ni consumir alimentos o bebidas.
3. En el laboratorio no se colocarán objetos en la boca (lápices, goma de
mascar).
4. En el laboratorio no se aplicarán cosméticos.
5. La cara, los ojos y la boca deben estar protegidos con una pantalla o de
algún otro modo durante cualquier operación que pueda provocar
salpicaduras de material potencialmente infeccioso.

Técnicas para evitar la inyección de material infeccioso

1. La inoculación accidental debida a heridas por objetos de vidrio rotos o


astillados puede evitarse mediante prácticas y procedimientos cuidadosos.
El material de vidrio debe ser reemplazado por material de plástico siempre
que sea posible.
2. La inoculación accidental puede producirse como consecuencia de heridas
con agujas hipodérmicas, pipetas de Pasteur de vidrio o vidrios rotos.
3. El número de accidentes causados por agujas hipodérmicas puede
reducirse restringiendo al mínimo el uso de jeringuillas y agujas (por
ejemplo, existen dispositivos sencillos para abrir los frascos con tapón de
diafragma de modo que puedan usarse pipetas en lugar de jeringuillas y
agujas), o utilizando dispositivos especiales de seguridad para objetos
cortantes y punzantes cuando se hace imprescindible utilizar jeringuillas y
agujas.
4. Nunca deben volver a cubrirse las agujas. Los artículos desechables
deberán colocarse en recipientes resistentes a la perforación que tengan
tapa.
5. Las pipetas de Pasteur de vidrio deben sustituirse por otras de plástico.

Separación de suero

1. Sólo realizará este trabajo personal de laboratorio debidamente capacitad


2. El personal llevará guantes y equipo protector de ojos y mucosas.
3. Sólo una buena técnica permite evitar o reducir al mínimo las salpicaduras y
los aerosoles. La sangre y el suero se deben pipetear con cuidado en lugar
de verterlos. El pipeteo con la boca estará prohibido.
4. Una vez usadas, las pipetas se sumergirán por completo en un
desinfectante apropiado y permanecerán en él durante un tiempo suficiente,
hasta que se eliminen o se laven y esterilicen para volverlas a utilizar.
5. Los tubos de ensayo que se desea eliminar y que contienen coágulos de
sangre u otros materiales se colocarán, nuevamente con sus tapas, en
recipientes impermeables apropiados que se tratarán y esterilizarán en la
autoclave o se incinerarán.
6. Habrá que disponer de desinfectantes apropiados para limpiar las
salpicaduras y los derrames de material (véase el capítulo 14).

Uso de las centrifugadoras

1. El funcionamiento mecánico satisfactorio es un requisito de la seguridad


microbiológica del empleo de centrifugadoras en el laboratorio.
2. Las centrifugadoras se utilizarán según las instrucciones del fabricante.
3. Las centrifugadoras deben colocarse a una altura tal que los trabajadores
puedan ver la cubeta para colocar correctamente los soportes y los cestillos
4. Los tubos de la centrifugadora y los recipientes de muestras destinados al
uso en la centrifugadora deben estar fabricados de vidrio grueso o,
preferiblemente, de plástico, y deben inspeccionarse para detectar defectos
antes de usarlos.
5. Los tubos y los recipientes para muestras deben estar siempre bien
cerrados (con tapón de rosca si es posible) para la centrifugación.
6. Los cestillos deben cargarse, equilibrarse, cerrarse y abrirse en una CSB.
7. Los cestillos y los soportes se deben emparejar por el peso y equilibrar
correctamente con los tubos en su sitio.
8. El espacio que debe dejarse entre el nivel del líquido y el borde de cada
tubo de centrifugación debe ser especificado en las instrucciones del
fabricante.
9. Para equilibrar los cestillos vacíos se empleará agua destilada o alcohol
(propanol al 70%). No se empleará suero salino ni solución de hipoclorito
porque ambos productos corroen los metales.
10. Para los microorganismos de los grupos de riesgo 3 y 4 se utilizarán
cestillos de centrifugadora de cierre hermético (cestillos de seguridad).
11. Cuando se utilicen rotores de cabeza angular, debe velarse por que el tubo
no esté excesivamente cargado, ya que puede haber fugas del líquido.
12. El interior de la cubeta de la centrifugadora se inspeccionará a diario para
observar si existen manchas o suciedad en el rotor. Si éstas son
manifiestas, se deben examinar de nuevo los protocolos de centrifugación.
13. Los rotores y los cestillos de la centrifugadora deben observarse
diariamente para detectar signos de corrosión y grietas.
14. Los cestillos, los rotores y la cubeta de la centrifugadora deben
descontaminarse después de cada uso.
15. Después del uso, los cestillos se depositarán en posición invertida a fin de
vaciar el líquido utilizado para equilibrar.
16. Al utilizar centrifugadoras pueden expulsarse partículas infecciosas
transportadas por el aire. Esas partículas salen despedidas a una velocidad
demasiado alta para que las retenga el flujo de aire de la cámara si la
centrifugadora está funcionando en una CSB tradicional con abertura frontal
de las clases I y II. Si se colocan las centrifugadoras en CSB de clase III se
evita que los aerosoles emitidos se dispersen ampliamente. No obstante, el
empleo de una buena técnica de centrifugación y de tubos tapados
correctamente ofrece protección suficiente contra los aerosoles
infecciosos y la dispersión de partículas.

Uso de homogeneizadores, agitadores, mezcladores y desintegradores


ultrasónicos

1. No deben utilizarse homogeneizadores domésticos (de cocina) en los


laboratorios, pues pueden tener fugas o desprender aerosoles. Los
mezcladores y homogeneizadores de laboratorio de tipo Stomacher son
más seguros.
2. Los tapones y los recipientes o frascos deben estar en buenas condiciones,
sin deformaciones ni fisuras. Los tapones deben ajustar bien y las juntas
deben estar en buen estado.
3. Durante el funcionamiento de los homogeneizadores, agitadores y
desintegradores ultrasónicos se produce un aumento de la presión dentro
del recipiente, con lo que pueden desprenderse entre la tapa y el recipiente
aerosoles con materiales infecciosos. Se recomiendan los recipientes de
plástico, en particular de politetrafluoroetileno (PTFE), porque el vidrio
puede romperse y liberar material infeccioso, e incluso herir al trabajador.
4. Durante su utilización, hay que recubrir los aparatos con una funda fuerte
de plástico transparente, que se desinfectará una vez usada. Siempre que
sea posible, estos aparatos, con su funda de plástico, se utilizarán dentro
de una CSB.
5. Una vez terminada la operación, el recipiente se abrirá en una CSB.
6. Las personas que utilicen desintegradores ultrasónicos deben llevar
protección auditiva.

Uso de trituradores de tejidos

1. Los trituradores de vidrio deben sostenerse envueltos en una pieza de


material absorbente y con la mano enguantada. Son más seguros los
trituradores de plástico (PTFE).
2. Los trituradores de tejidos deben utilizarse y abrirse en una CSB.

Mantenimiento y uso de refrigeradores y congeladores


1. Los refrigeradores, congeladores y recipientes de nieve carbónica deben
descongelarse y limpiarse periódicamente; se eliminarán todos los tubos,
ampollas y otros objetos que se hayan roto durante el almacenamiento.
Durante la limpieza se debe utilizar protección facial y guantes de goma
gruesa. Después de la limpieza se desinfectarán las superficies interiores
de la cámara.
2. Todos los recipientes almacenados en refrigeradores y congeladores deben
llevar etiquetas bien claras con el nombre científico del contenido, la fecha
de almacenamiento y el nombre de la persona que los ha almacenado. Los
materiales sin etiquetas y anticuados deben tratarse en la autoclave y
desecharse.
3. Debe mantenerse un inventario del contenido de los refrigeradores y
congeladores.
4. No deben guardarse nunca soluciones inflamables en refrigeradores,
excepto si estos son a prueba de explosión. En las puertas de los
refrigeradores se colocarán advertencias al respecto.

Técnicas para abrir ampollas que contengan material infeccioso liofilizado

Conviene abrir con precaución las ampollas de material liofilizado pues, al estar
cerradas a presión reducida, la entrada brusca de aire puede dispersar el
contenido en la atmósfera. Las ampollas deben abrirse siempre dentro de una
CSB. Para abrir las ampollas se recomienda el siguiente procedimiento:

1. En primer lugar, descontaminar la superficie exterior de la ampolla.


2. Hacer con la lima una marca en el tubo, cerca de la mitad del tapón de
algodón o celulosa, si lo hay.
3. Sujetar la ampolla en un algodón empapado en alcohol para proteger las
manos antes de romperla por la marca.
4. Retirar con cuidado la parte superior y tratarla como si fuera material
contaminado.
5. Si el tapón sigue estando por encima del contenido de la ampolla, retirarlo
con una pinza estéril.
6. Reconstituir la suspensión añadiendo el líquido lentamente para evitar la
formación de espuma.

Almacenamiento de ampollas que contengan material infeccioso

Las ampollas que contienen material infeccioso no se deben sumergir nunca en


nitrógeno líquido, ya que las que estén fisuradas o mal cerradas podrían romperse
o explotar al sacarlas. Si se necesitan temperaturas muy bajas, las ampollas sólo
se deben almacenar en la fase gaseosa que queda por encima del nitrógeno
líquido. También pueden almacenarse los materiales infecciosos en congeladores
mecánicos o nieve carbónica.
Al retirar las ampollas del almacenamiento en frío, el personal deberá llevar
protegidos los ojos y las manos. Las ampollas conservadas por estos
procedimientos se descontaminarán por fuera siempre que se saquen del lugar de
almacenamiento.

Precauciones normalizadas en relación con la sangre y otros líquidos


corporales, tejidos y excreciones

Las precauciones normalizadas (que incluyen las «precauciones universales»


(19)) están concebidas para reducir el riesgo de transmisión de microorganismos
de fuentes de infección tanto reconocidas como no reconocidas (2).

Recogida, etiquetado y transporte de muestras

1. Se seguirán siempre las precauciones normalizadas (2); se usarán guantes


en todos los procedimientos.
2. La toma de sangre de personas y animales estará a cargo de personal
capacitado.
3. En las flebotomías, los sistemas convencionales de aguja y jeringuilla se
sustituirán por dispositivos de seguridad al vacío de un solo uso que
permitan recoger la sangre directamente en tubos de transporte o de cultivo
con tapón y que inutilicen la aguja después del uso.
4. Los tubos se colocarán en recipientes apropiados para el transporte al
laboratorio (véase el capítulo 15 para más información sobre los requisitos
de transporte) y dentro del laboratorio (véase en el presente capítulo la
sección sobre transporte de muestras dentro del servicio). Los formularios
de petición de examen se colocarán en bolsas o sobres impermeables
separados.
5. El personal de recepción no debe abrir estas bolsas.

Apertura de tubos de muestras y muestreo del contenido

1. Los tubos de muestras deben abrirse en una CSB.


2. Deben usarse guantes. También se recomienda proteger los ojos y las
mucosas (gafas de seguridad de tipo máscara o viseras).
3. Las prendas de protección se complementarán con un delantal de plástico.
4. Para sacar el tapón, éste se agarrará con un trozo de papel o de gasa con
el fin de evitar salpicaduras.

Vidrio y objetos punzantes y cortantes

1. Siempre que sea posible, se sustituirá el material de vidrio por material de


plástico. Sólo se utilizará vidrio duro especial para laboratorio (borosilicato);
se desechará todo artículo que esté astillado o agrietado.
2. No se utilizarán agujas hipodérmicas para pipetear (véase también el
apartado «Técnicas para evitar la inoculación de material infeccioso» en el
presente capítulo).
Extensiones y frotis para el examen microscópico

La fijación y tinción de muestras de sangre, esputo y heces para el microscopio no


destruye necesariamente todos los organismos o los virus de las extensiones.
éstas deben manipularse con pinzas, almacenarse cuidadosamente y
descontaminarse o tratarse en autoclave antes de eliminarlas.

Equipo automático (desintegradores ultrasónicos, mezcladores vorticiales)

1. El equipo debe ser cerrado para evitar la dispersión de gotitas y aerosoles.


2. Los efluentes se recogerán en recipientes cerrados y se tratarán en la
autoclave o se eliminarán.
3. El equipo se desinfectará al final de cada sesión de trabajo, siguiendo las
instrucciones del fabricante.

Tejidos

1. Se utilizarán fijadores a base de formol


2. Se evitarán los cortes de material congelado. Cuando sea necesario, el
criostato estará protegido y el trabajador llevará visera de seguridad. Para
la descontaminación, la temperatura del instrumento se elevará a 20°C,
como mínimo.

Descontaminación

Para la descontaminación se recomiendan hipocloritos y desinfectantes de alto


nivel. Las soluciones de hipoclorito recién preparadas contendrán cloro disponible
a razón de 1 g/l para uso general, y de 5 g/l para limpiar derrames de sangre. Para
la desinfección de superficies puede utilizarse glutaraldehído (véase el capítulo
14).

Precauciones con materiales que puedan contener priones

Los priones, también conocidos como «virus lentos», se asocian a las


encefalopatías espongiformes transmisibles, en particular la enfermedad de
Creutzfeldt-Jakob (incluida la nueva variante), el síndrome de Gerstmann-
Sträussler-Scheinker, el insomnio familiar letal y el kuru en el ser humano; la
tembladera en el ganado ovino y caprino; la encefalopatía espongiforme bovina en
el ganado bovino, y otras encefalopatías transmisibles en el reno, el alce y el
visón. Aunque la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob se ha transmitido a seres
humanos, no parece que existan casos demostrados de infecciones asociadas al
laboratorio provocadas por ninguno de esos agentes. Sin embargo, es prudente
observar ciertas precauciones en la manipulación de material procedente de
personas y animales infectados o posiblemente infectados.

La selección de un nivel de bioseguridad para trabajar con materiales asociados a


las encefalopatías espongiformes transmisibles dependerá de la naturaleza del
agente y de las muestras que vayan a estudiarse, y se realizará en consulta con
las autoridades nacionales. Las mayores concentraciones de priones se localizan
en los tejidos del sistema nervioso central. Los estudios en animales indican que
también se encuentran concentraciones elevadas en el bazo, el timo, los ganglios
linfáticos y el pulmón.

Estudios recientes indican que los priones presentes en los tejidos de la lengua y
del músculo esquelético también pueden suponer un riesgo de infección (20–23).

Dado que es difícil conseguir la inactivación completa de los priones, es


importante insistir en que se utilicen instrumentos desechables siempre que sea
posible, así como una cubierta protectora desechable para la superficie de trabajo
de la CSB.

La principal precaución que hay que adoptar es evitar la ingestión de material


contaminado y la punción de la piel del trabajador. Además, se tomarán las
siguientes precauciones, ya que estos agentes no son inactivados por los
procesos normales de desinfección y esterilización del laboratorio:

1. Se recomienda encarecidamente utilizar equipo exclusivo, es decir, no


compartido con otros laboratorios.
2. Se llevará ropa protectora (batas y delantales) y guantes (de malla de acero
entre guantes de goma para los anatomopatólogos) desechables.
3. Se recomienda encarecidamente el uso de material de plástico desechable,
que puede tratarse y eliminarse como residuo seco.
4. No deben utilizarse procesadores de tejidos debido a los problemas de
desinfección.
Se utilizarán en su lugar frascos y vasos de boca ancha de plástico.
5. Todas las manipulaciones se realizarán en CSB.
6. Se tendrá gran cuidado para evitar la producción e ingestión de aerosoles,
así como los cortes y punciones de la piel.
7. Los tejidos fijados con formol seguirán considerándose infecciosos, aun
después de una exposición prolongada al formol.
8. Las muestras histológicas que contengan priones quedan sustancialmente
inactivadas por la exposición durante 1h al ácido fórmico al 96% (24, 25).
9. Los residuos del lugar de trabajo, incluidos los guantes, las batas y los
delantales desechables, se tratarán en la autoclave utilizando un
esterilizador de vapor para sustancias porosas a 134–137 °C durante un
ciclo de 18 minutos, o seis ciclos sucesivos de 3 minutos cada uno,
seguidos de incineración.
10. Los instrumentos no desechables, incluidos los guantes de malla de acero,
deben recogerse para ser descontaminados.
11. Los residuos de líquidos infecciosos contaminados con priones deben
tratarse durante 1h con hipoclorito sódico con 20 g de cloro libre por litro
(2%) (concentración final).
12. Los procedimientos de vaporización con paraformaldehído no disminuyen
los títulos de priones. Los priones son resistentes a la radiación ultravioleta.
A pesar de ello, deben seguir descontaminándose las cámaras por los
métodos habituales (formaldehído gaseoso) para inactivar otros agentes
que puedan estar presentes.
13. Las CSB y otras superficies contaminadas por priones pueden
descontaminarse con hipoclorito sódico (20 g de cloro libre por litro: 2%)
durante 1h.
14. Los filtros HEPA deben incinerarse a una temperatura mínima de 1000 °C
después de retirarlos. Otros pasos recomendados antes de la incineración
son los siguientes:
a. rociar la cara expuesta del filtro con laca para el cabello antes de
retirarlo;
b. introducir los filtros en bolsas durante su extracción, y
c. extraer el filtro HEPA desde la cámara de trabajo, de modo que la
cámara de distribución inaccesible no se contamine.
15. Los instrumentos se sumergirán en hipoclorito sódico (20 g de cloro libre
por litro: 2%) durante 1h, y a continuación se enjuagarán cuidadosamente
en agua antes de tratarlos en la autoclave.
16. Los instrumentos que no puedan tratarse en la autoclave pueden limpiarse
mojándolos repetidamente con hipoclorito sódico (20 g de cloro libre por
litro: 2%) durante 1h. Se enjuagará cuidadosamente a fin de eliminar los
residuos de hipoclorito sódico.

13. Planes de contingencia y procedimientos de emergencia

Todo laboratorio que trabaje con microorganismos infecciosos deberá establecer


precauciones de seguridad acordes con el riesgo que entrañen los
microorganismos y los animales utilizados.

En cualquier instalación que almacene o trabaje con microorganismos de los


grupos de riesgo 3 ó 4 (laboratorios de contención – nivel de bioseguridad 3 y
laboratorios de contención máxima – nivel de bioseguridad 4) es indispensable un
plan escrito de medidas de contingencia para hacer frente a los accidentes en el
laboratorio y en los animalarios. Las autoridades sanitarias nacionales o locales
deberán participar en la elaboración del plan de preparación para emergencias.

Plan de contingencia

El plan de contingencia debe prever procedimientos operativos para los siguientes


casos:

1. Precauciones contra catástrofes naturales, como incendios, inundaciones,


terremotos y explosiones
2. Evaluación del riesgo biológico
3. Medidas aplicables en caso de exposición accidental y descontaminación
4. Evacuación de emergencia de personas y animales de los locales
5. Tratamiento médico de emergencia de las personas expuestas y heridas
6. Vigilancia médica de las personas expuestas

14. Desinfección y esterilización

Para la bioseguridad en el laboratorio es fundamental disponer de conocimientos


básicos sobre la desinfección y la esterilización. Habida cuenta de que los objetos
muy sucios no pueden desinfectarse o esterilizarse rápidamente, es igualmente
importante comprender los conceptos básicos de la limpieza previa. A este
respecto, los siguientes principios generales se aplican a todas las clases
conocidas de microbios patógenos.

Los requisitos particulares de la descontaminación dependerán del tipo de trabajo


experimental y de la naturaleza de los agentes infecciosos que se estén
manipulando.

La información genérica que aquí se ofrece puede utilizarse para elaborar


procedimientos tanto normalizados como más específicos para hacer frente a los
peligros biológicos que existan en un laboratorio concreto.

Los tiempos de contacto con los desinfectantes son distintos para cada material y
cada fabricante. Así pues, todas las recomendaciones para el uso de
desinfectantes deben seguir las especificaciones del fabricante.

Definiciones

En la esfera de la desinfección y la esterilización se utilizan muchos términos


diferentes. Los siguientes se encuentran entre los más comunes en el campo de la
bioseguridad:

Antimicrobiano – Agente que mata los microorganismos o suprime su


crecimiento y proliferación.

Antiséptico – Sustancia que inhibe el crecimiento y el desarrollo de


microorganismos pero no necesariamente los mata. Los antisépticos suelen
aplicarse a las superficies corporales.

Biocida – Término general para cualquier agente que mate organismos.

Descontaminación – Cualquier proceso utilizado para eliminar o matar


microorganismos. También se utiliza para referirse a la eliminación o
neutralización de sustancias químicas peligrosas y materiales radioactivos.
Desinfección – Medio físico o químico de matar microorganismos, pero no
necesariamente esporas.

Desinfectante – Sustancia o mezcla de sustancias químicas utilizada para matar


microorganismos, pero no necesariamente esporas. Los desinfectantes suelen
aplicarse a superficies u objetos inanimados.

Esporicida – Sustancia o mezcla de sustancias químicas utilizadas para matar


microorganismos y esporas.

Esterilización – Proceso que mata o elimina todas las clases de microorganismos


y esporas.

Germicida químico – Sustancia o mezcla de sustancias químicas utilizada para


matar microorganismos.

Microbicida – Sustancia o mezcla de sustancias químicas que mata


microorganismos.
Este término se utiliza a menudo en lugar de «biocida», «germicida químico» o
«antimicrobiano».

Limpieza del material de laboratorio

La limpieza consiste en la eliminación de suciedad, materia orgánica y manchas.

Incluye el cepillado, la aspiración, el desempolvado en seco, el lavado o el fregado


con un paño y agua con jabón o detergente. La suciedad, la tierra y la materia
orgánica pueden albergar microorganismos e interferir con la acción de los
descontaminantes (antisépticos, germicidas químicos y desinfectantes).

La limpieza previa es fundamental para conseguir una correcta desinfección o


esterilización. Muchos productos germicidas sólo son activos sobre material
previamente limpio. La limpieza previa debe llevarse a cabo con cuidado para
evitar la exposición a agentes infecciosos.

Deben utilizarse materiales que sean químicamente compatibles con los


germicidas que vayan a utilizarse después. Es muy frecuente utilizar el mismo
germicida químico para la limpieza previa y la desinfección.

Germicidas químicos

Pueden utilizarse como desinfectantes o antisépticos muchos tipos de sustancias


químicas. Dado que el número y la variedad de productos comerciales es cada
vez mayor, deben elegirse cuidadosamente las formulaciones que sean más
indicadas para
las necesidades concretas.
La actividad germicida de muchas sustancias químicas es más rápida y eficaz a
temperaturas más altas, pero las temperaturas elevadas también pueden acelerar
su evaporación y degradarlas. Es preciso tener particular cuidado en el uso y el
almacenamiento de esas sustancias en las regiones tropicales, donde su tiempo
de conservación puede verse reducido a causa de las altas temperaturas del
ambiente.

Muchos germicidas pueden ser perjudiciales para el ser humano o el medio


ambiente. Se deben seleccionar, almacenar, manipular, utilizar y eliminar con
precaución, siguiendo las instrucciones del fabricante. En relación con la
seguridad personal,
se recomienda utilizar guantes, delantales y protección ocular cuando se preparen
diluciones de germicidas químicos.

Normalmente no se necesita recurrir a germicidas químicos para la limpieza


ordinaria de suelos, paredes, equipo y mobiliario, pero su uso puede ser apropiado
en ciertos casos para controlar brotes.

El uso correcto de los germicidas químicos contribuirá a la seguridad en el lugar


de trabajo y al mismo tiempo reducirá el riesgo que suponen los agentes
infecciosos.

En la medida de lo posible, el número de sustancias químicas germicidas que se


utilicen deberá ser limitado por razones económicas y de control del inventario, así
como para reducir la contaminación ambiental.
A continuación se describen las clases más utilizadas de germicidas químicos, con
información genérica sobre sus aplicaciones y sus características de seguridad. A
menos que se indique otra cosa, sus concentraciones se expresan en
peso/volumen.

En el cuadro 12 se resumen las diluciones recomendadas de los compuestos que


liberan cloro.

Cloro (hipoclorito sódico)

El cloro, oxidante de acción rápida, es un germicida químico de uso muy extendido


y de amplio espectro. Normalmente se vende en forma de lejía, una solución
acuosa de hipoclorito sódico (NaOCl) que puede diluirse en agua para conseguir
distintas concentraciones de cloro libre.

El cloro, especialmente en forma de lejía, es sumamente alcalino y puede ser


corrosivo para los metales. Su actividad se ve considerablemente reducida por la
materia orgánica (proteínas). Las soluciones madre o de trabajo de lejía
almacenadas en recipientes abiertos, particularmente a temperaturas elevadas,
liberan cloro gaseoso con lo que se debilita su potencial germicida. La frecuencia
con la que deben prepararse nuevas soluciones de trabajo de lejía depende de su
potencia inicial, del tamaño y el tipo de los recipientes (por ejemplo, con o sin
tapa), de la frecuencia y el tipo de uso, y de las condiciones ambientales. A título
de orientación general, las soluciones que reciban materiales con gran cantidad de
materia orgánica varias veces al día deben cambiarse al menos diariamente,
mientras que aquellas que se usan con menos frecuencia pueden durar hasta una
semana.

Como solución desinfectante general para toda clase de trabajos de laboratorio se


utilizará una concentración de 1 g/l de cloro libre. En caso de derrame que
conlleve un peligro biológico y en presencia de grandes cantidades de materia
orgánica, se recomienda utilizar una solución más concentrada, que contenga 5 g/l
de cloro libre.

Las soluciones de hipoclorito sódico, como la lejía de uso doméstico, contienen 50


g/l de cloro libre y por tanto deben diluirse a razón de 1 : 50 o 1 : 10 para obtener
concentraciones finales de 1 g/l y 5 g/l, respectivamente. Las soluciones
industriales de lejía tienen una concentración de hipoclorito sódico cercana a los
120 g/l y deben diluirse en consecuencia para obtener los niveles indicados más
arriba.

Los gránulos o comprimidos de hipoclorito cálcico (Ca(ClO)2) suelen contener


alrededor de un 70% de cloro libre. Las soluciones preparadas con gránulos o
comprimidos, que contienen 1,4 g/l y 7,0 g/l, contendrán entonces 1,0 g/l y 5 g/l de
cloro libre, respectivamente.
La lejía no se recomienda como antiséptico, pero puede utilizarse como
desinfectante de uso general y para sumergir materiales no metálicos
contaminados. En caso de emergencia, también puede utilizarse la lejía para
desinfectar agua para beber con una concentración final de 1–2 mg/l de cloro libre.

El cloro gaseoso es sumamente tóxico. Por esa razón, la lejía debe almacenarse y
utilizarse solamente en zonas bien ventiladas. Además, la lejía no debe mezclarse
con ácidos para evitar la liberación rápida de cloro gaseoso. Muchos subproductos
del cloro pueden ser nocivos para el ser humano y el medio ambiente, de modo
que debe evitarse el uso indiscriminado de desinfectantes a base de cloro, y en
particular de la lejía.

Dicloroisocianurato sódico

El dicloroisocianurato sódico (NaDCC) en polvo contiene un 60% de cloro libre.


Las soluciones preparadas con NaDCC en polvo a razón de 1,7 g/l y 8,5 g/l
contendrán 1 g/l y 5 g/l de cloro libre, respectivamente. Los comprimidos de
NaDCC suelen contener el equivalente a 1,5 g de cloro libre por comprimido. Uno
o cuatro comprimidos disueltos en un litro de agua darán aproximadamente las
concentraciones requeridas de 1 g/l o 5 g/l, respectivamente. El NaDCC se puede
almacenar de forma fácil y segura tanto en polvo como en comprimidos. El
NaDCC sólido puede aplicarse sobre las salpicaduras de sangre u otros líquidos
que entrañen un riesgo biológico, dejándolo actuar durante 10 minutos antes de
retirarlo. Después puede procederse a la limpieza minuciosa de la zona afectada.

Cloraminas

Las cloraminas existen en forma de polvo que contiene aproximadamente un 25%


de cloro libre. Al liberar el cloro a menos velocidad que los hipocloritos, se
requieren concentraciones iniciales más altas para obtener una eficacia
equivalente a la de aquéllos. Por otro lado, las soluciones de cloramina no son
inactivadas por la materia orgánica con la misma intensidad que los hipocloritos y
se recomienda una concentración de 20 g/l para situaciones tanto «limpias» como
«sucias».

Las soluciones de cloramina son prácticamente inodoras. No obstante, los objetos


sumergidos en ellas deben enjuagarse concienzudamente para eliminar todo
residuo de los agentes inertes que se añaden a los polvos de cloramina T
(tosilcloramida sódica).

Dióxido de cloro

El dióxido de cloro (ClO2) es un germicida, desinfectante y oxidante potente y de


acción rápida que a menudo tiene actividad a concentraciones inferiores a las
necesarias en el caso del cloro procedente de la lejía. La forma gaseosa es
inestable y se descompone en cloro gaseoso (Cl2) y oxígeno gaseoso (O2),
produciendo calor.
Sin embargo, el dióxido de cloro es soluble en agua y estable en solución acuosa.

Puede obtenerse de dos formas: 1) por generación in situ, mezclando dos


componentes distintos, el ácido clorhídrico (HCl) y el clorito sódico (NaClO2), o 2)
encargando la forma estabilizada, que después se activa en el laboratorio cuando
se necesita.

El dióxido de cloro es el más selectivo de los biocidas oxidantes. El ozono y el


cloro son mucho más reactivos que el dióxido de cloro y son consumidos por la
mayoría de los compuestos orgánicos. En cambio, el dióxido de cloro sólo
reacciona con los compuestos de azufre reducido, las aminas secundarias y
terciarias, y otros compuestos orgánicos muy reducidos y reactivos. Por
consiguiente, con el dióxido de cloro puede conseguirse un residuo más estable a
dosis mucho menores que cuando se utilizan cloro u ozono. Si se genera
debidamente, el dióxido de cloro, gracias a su selectividad, puede usarse con más
eficacia que el ozono o el cloro en los casos de mayor carga de materia orgánica.

Formaldehído

El formaldehído (HCHO) es un gas que mata todos los microorganismos y esporas


a temperaturas superiores a los 20°C. Sin embargo, no tiene actividad contra los
priones.

Su acción es relativamente lenta y requiere una humedad relativa de alrededor del


70%. Se comercializa en forma de polímero sólido (paraformaldehído), en copos o
comprimidos, o como formol, solución del gas en agua con aproximadamente 370
g/l (37%) y con metanol (100 ml/l) como estabilizante. Ambas formulaciones se
calientan para liberar el gas, que se utiliza en la descontaminación y la
desinfección de espacios cerrados como CSB y locales (véase más adelante el
apartado sobre descontaminación ambiental de locales). El formaldehído (un 5%
de formol en agua) puede utilizarse como desinfectante líquido.

El formaldehído es un agente presuntamente cancerígeno. Se trata de un gas


peligroso de olor acre que puede irritar los ojos y las mucosas. Así pues, debe
almacenarse y utilizarse con una campana extractora de vapores o en zonas bien
ventiladas.

Deben observarse las normas nacionales de seguridad de las sustancias


químicas.

Glutaraldehído

Al igual que el formaldehído, el glutaraldehído (OHC(CH2)3CHO) tiene actividad


contra formas vegetativas de bacterias, esporas, hongos y virus con y sin
envoltura lipídica. No es corrosivo y su acción es más rápida que la del
formaldehído. Noobstante, tarda varias horas en matar las esporas bacterianas.
El glutaraldehído suele suministrarse en forma de solución con una concentración
de unos 20 g/l (2%); algunos productos antes de ser utilizados necesitan ser
«activados » (alcalinizados) mediante la adición de un compuesto de bicarbonato
que se
suministra con el producto. La solución activada puede volver a utilizarse durante
1 a 4 semanas, según la formulación y el tipo y la frecuencia de uso. Las tiras
reactivas indicadoras que se suministran con algunos productos sólo dan una
indicación aproximada de los niveles de glutaraldehído activo disponible en las
soluciones en uso.

Las soluciones de glutaraldehído deben desecharse si están turbias.

El glutaraldehído es tóxico e irritante para la piel y las mucosas; debe evitarse el


contacto con él. Debe utilizarse con una campana extractora de vapores o en
locales bien ventilados. No se recomienda en forma de pulverización ni de
solución para descontaminar superficies. Deben observarse las normas nacionales
de seguridad de las sustancias químicas.

Compuestos fenólicos

Los compuestos fenólicos, un grupo amplio de productos, figuran entre los


germicidas más antiguos. Sin embargo, los resultados de estudios de inocuidad
más recientes recomiendan restringir su uso. Tienen actividad contra las formas
vegetativas de las bacterias y contra los virus con envoltura lipídica y, cuando
están debidamente formulados, también son activos contra las micobacterias. No
tienen actividad contra las esporas y su actividad contra los virus sin envoltura
lipídica es variable.Muchos productos fenólicos se utilizan para descontaminar
superficies ambientales, y algunos (por ejemplo, el triclosán y el cloroxilenol) se
encuentran entre los antisépticos más usados.

El triclosán es común en los productos para el lavado de manos. Tiene actividad


principalmente contra las formas vegetativas de las bacterias y es inocuo para la
piel y las mucosas. Sin embargo, en estudios de laboratorio se ha observado que
las bacterias con resistencia inducida a bajas concentraciones de triclosán
también muestran resistencia a ciertos tipos de antibióticos. Se desconoce el
alcance de esta observación sobre el terreno.

Algunos compuestos fenólicos son sensibles a la dureza del agua y pueden


quedar inactivados con aguas duras; por esa razón, deben diluirse con agua
destilada o desionizada.

No se recomiendan los compuestos fenólicos para las superficies que entren en


contacto con alimentos ni en zonas en las que haya niños pequeños. Pueden ser
absorbidos por el caucho y también pueden penetrar en la piel. Deben observarse
las normas nacionales en materia de seguridad de las sustancias químicas.
Compuestos de amonio cuaternario

Muchos tipos de compuestos de amonio cuaternario se utilizan como mezclas y a


menudo en combinación con otros germicidas, como los alcoholes. Tienen buena
actividad contra algunas bacterias en fase vegetativa y virus con envoltura lipídica.
Algunos tipos (por ejemplo, el cloruro de benzalconio) se utilizan como
antisépticos.

La actividad germicida de ciertos tipos de compuestos de amonio cuaternario se


reduce considerablemente con la materia orgánica, las aguas duras y los
detergentes aniónicos. Así pues, es necesario tener cuidado en la selección de los
agentes empleados en la limpieza previa cuando se vayan a utilizar compuestos
de amonio cuaternario para la desinfección. En las soluciones de estos
compuestos pueden proliferar bacterias potencialmente nocivas. Debido a su baja
biodegradabilidad, estos compuestos también pueden acumularse en el medio
ambiente.

Alcoholes

El etanol (alcohol etílico, C2H5OH) y el 2-propanol (alcohol isopropílico,


(CH3)2CHOH) tienen propiedades desinfectantes similares. Son activos contra las
formas vegetativas de las bacterias, los hongos y los virus con envoltura lipídica,
pero no contra las esporas. Su acción sobre los virus sin envoltura lipídica es
variable. Para conseguir la máxima eficacia deben utilizarse en concentraciones
acuosas de aproximadamente un 70% (v/v): las concentraciones más altas o más
bajas pueden no tener tanto poder germicida. Una de las grandes ventajas de las
soluciones acuosas de alcoholes es que no dejan residuo alguno en los objetos
tratados.

Las mezclas con otros agentes son más eficaces que el alcohol por sí solo; por
ejemplo, el alcohol al 70% (v/v) con 100 g/l de formaldehído, o el alcohol con 2 g/l
de cloro libre. Las soluciones acuosas de etanol al 70% (v/v) pueden utilizarse en
la piel, las superficies de trabajo de las mesas de laboratorio y las CSB, así como
para sumergir pequeñas piezas de instrumental quirúrgico. Dado que el etanol
puede secar la piel, a menudo se mezcla con emolientes. Las friegas de alcohol se
recomiendan para descontaminar manos ligeramente sucias en situaciones en las
que no es posible o práctico lavarlas. Sin embargo, hay que recordar que el etanol
no tiene actividad contra las esporas y quizá no mate todos los tipos de virus sin
envoltura lipídica.

Los alcoholes son volátiles e inflamables y no deben utilizarse en las proximidades


de llamas desnudas. Las soluciones de trabajo deben almacenarse en recipientes
apropiados para evitar la evaporación. Los alcoholes pueden endurecer el caucho
y disolver ciertos tipos de cola. El inventario y el almacenamiento apropiados del
etanol en el laboratorio son sumamente importantes con el fin de evitar que se use
para aplicaciones distintas de la desinfección. Los frascos que contengan
soluciones con alcohol deben rotularse con claridad para evitar que sean tratados
en la autoclave.

Yodo y yodóforos

La acción de estos desinfectantes es análoga a la del cloro, aunque pueden ser


ligeramente menos susceptibles a la inhibición por la materia orgánica. El yodo
puede manchar los tejidos y las superficies del entorno, y en general no es
adecuado como desinfectante. Por otro lado, los yodóforos y las tinturas de yodo
son buenos antisépticos.

La povidona yodada es un agente de lavado quirúrgico fiable e inocuo, y sirve


como antiséptico cutáneo preoperatorio. Los antisépticos a base de yodo no
suelen ser adecuados para utilizarlos en material médico/dental. El yodo no debe
usarse en objetos de aluminio o cobre.

El yodo puede ser tóxico. Los productos orgánicos a base de yodo deben
almacenarse a 4–10 °C para evitar la proliferación de bacterias potencialmente
peligrosas en ellos.

Peróxido de hidrógeno y perácidos

Como el cloro, el peróxido de hidrógeno (H2O2) y los perácidos son oxidantes


enérgicos y pueden servir como potentes germicidas de amplio espectro. Son
también más inocuos que el cloro para el ser humano y para el medio ambiente.

El peróxido de hidrógeno se suministra en forma de solución al 3% lista para usar


o como solución acuosa al 30% que debe ser diluida hasta 5–10 veces su
volumen en agua esterilizada. Sin embargo, esas soluciones al 3–6% por sí solas
son relativamente lentas y limitadas como germicidas. Los productos disponibles
hoy en día tienen otros ingredientes para estabilizar el contenido de peróxido de
hidrógeno, acelerar su acción germicida y hacerlo menos corrosivo.

El peróxido de hidrógeno puede utilizarse para descontaminar las superficies de


trabajo del laboratorio y de las CSB, y las soluciones más potentes pueden servir
para desinfectar el material médico/dental sensible al calor. El uso de peróxido de
hidrógeno vaporizado o ácido peracético (CH3COOOH) para la descontaminación
de material médico/quirúrgico sensible al calor requiere equipo especializado.

El peróxido de hidrógeno y los perácidos pueden ser corrosivos para metales


como el aluminio, el cobre, el latón y el zinc, y también pueden descolorar tejidos,
cabellos, piel y mucosas. Los objetos tratados con ellos deben enjuagarse
concienzudamente antes del contacto con ojos y mucosas. Siempre se
almacenarán alejados del calor y protegidos de la luz.

Descontaminación de espacios y superficies


La descontaminación del espacio, el mobiliario y el equipo de laboratorio requiere
una combinación de desinfectantes líquidos y gaseosos. Las superficies pueden
descontaminarse con una solución de hipoclorito sódico (NaOCl); una solución
que contenga 1 g/l de cloro libre puede ser apropiada para la limpieza general,
pero se recomiendan soluciones más potentes (5 g/l) cuando se trate de
situaciones de alto riesgo. Para la descontaminación de espacios y superficies, las
soluciones de lejía pueden sustituirse por fórmulas que contengan un 3% de
peróxido de hidrógeno (H2O2).

Las salas y el equipo pueden descontaminarse por fumigación con formaldehído


gaseoso, que se obtiene calentando paraformaldehído o hirviendo formol. Este
procedimiento es sumamente peligroso y debe ser realizado por personal
especialmente adiestrado. Todas las aberturas del local (ventanas, puertas, entre
otros) deben cerrarse con cinta adhesiva o un material análogo antes de que se
desprenda el gas. La fumigación debe efectuarse a una temperatura ambiente de
al menos 21 °C y una humedad relativa del 70% (véase también el apartado sobre
descontaminación de CSB en este capítulo).

Tras la fumigación, la zona debe ventilarse completamente antes de permitir la


entrada de personal. Toda persona que entre en la sala antes de la ventilación
habrá de llevar mascarillas respiratorias apropiadas. Para neutralizar el
formaldehído puede
utilizarse bicarbonato amónico gaseoso.

La fumigación de espacios reducidos con vapores de peróxido de hidrógeno


también es eficaz, pero requiere equipo especializado para generar el vapor.

Descontaminación de cámaras de seguridad biológica

Para descontaminar las CSB de las clases I y II se dispone de aparatos


autónomos que generan, ponen en circulación y neutralizan formaldehído gaseoso
de forma independiente.

Si no se dispone de ese equipo, debe colocarse la cantidad apropiada de


paraformaldehído (concentración final de 0,8% de paraformaldehído en el aire) en
una sartén sobre una placa eléctrica caliente. En una segunda placa caliente,
también dentro de la cámara, se coloca otra sartén con bicarbonato amónico en
una cantidad un 10% mayor que el paraformaldehído de la primera sartén. Ambas
placas deben estar enchufadas fuera de la cámara para que se pueda controlar su
funcionamiento desde el exterior. Si la humedad relativa es inferior al 70%,
también debe colocarse una sartén con agua caliente en el interior de la cámara
antes de sellar los bordes de la ventana frontal con cinta adhesiva fuerte (cinta
aislante, por ejemplo).

Sobre la abertura
frontal y el orificio de evacuación se fija con cinta adhesiva una lámina de plástico
grueso, con el fin de asegurar que el gas no pueda filtrarse a la sala. Los orificios
de penetración de los cables eléctricos que pasan por la abertura frontal también
deben cerrarse con cinta aislante.

Se enciende la placa con la sartén de paraformaldehído y se apaga cuando se


haya evaporado totalmente. La cámara se deja en reposo durante al menos 6
horas.

Entonces se enciende la segunda placa y se permite que el bicarbonato amónico


se evapore. En ese momento se apaga la placa y se enciende el ventilador de la
CSB durante dos intervalos de unos dos segundos para permitir que el gas de
bicarbonato amónico circule por el interior. La cámara se dejará en reposo durante
30 min antes de retirar el plástico de la abertura frontal y del orificio de salida de
aire. Antes de volver a utilizar la cámara se limpiarán sus superficies con un paño
para eliminar los residuos.

Lavado y descontaminación de las manos

Siempre que sea posible, se llevarán guantes apropiados cuando se manipulen


materiales biológicos peligrosos. A pesar de ello, los guantes no obvian la
necesidad de que el personal se lave las manos de forma regular y correcta. Las
manos se lavarán después de manipular materiales biológicos peligrosos y
animales, y antes de abandonar el laboratorio.

En la mayoría de las situaciones, un lavado concienzudo de las manos con jabón


normal y agua basta para descontaminarlas, pero en las situaciones de alto riesgo
se recomienda utilizar jabones germicidas. Se formará espuma abundante con el
jabón y se frotarán bien las manos, durante un mínimo de 10 segundos; a
continuación, se aclararán en agua limpia y se secarán con una toalla de papel o
un paño limpio (también se pueden utilizar secadores de manos de aire caliente).

Se recomiendan los grifos accionados con el pie o el codo. Cuando no existan,


debe utilizarse una toalla de papel o paño para cerrar los mandos de los grifos con
el fin de evitar volver a contaminarse las manos ya lavadas.

Como ya se ha dicho, pueden realizarse friegas con alcohol en las manos para
descontaminarlas cuando estén ligeramente sucias y no se pueda lavarlas con
agua y jabón.

Desinfección y esterilización por calor

El calor es el agente físico más utilizado para la descontaminación de patógenos.


El calor «seco», que no es en absoluto corrosivo, se utiliza para tratar muchos
objetos de laboratorio que pueden soportar temperaturas de 160 °C o más durante
dos a cuatro horas. La combustión o incineración (véase más adelante) es
también una forma de calor seco. El calor «húmedo» es especialmente eficaz
cuando se utiliza en autoclave.

La cocción no necesariamente mata todos los microorganismos o patógenos, pero


puede utilizarse como tratamiento mínimo de desinfección cuando no puedan
aplicarse o no estén disponibles otros métodos, como la desinfección o
descontaminación química, o el tratamiento en autoclave.

Los artículos esterilizados deben manipularse y guardarse de forma que se


mantengan descontaminados hasta que se vuelvan a utilizar.

Tratamiento en autoclave

La aplicación de vapor de agua saturado a presión (tratamiento en autoclave) es el


medio más eficaz y fiable de esterilización.

 Manual de Bioseguridad en el Laboratorio. 04 – Técnicas microbiológicas


apropiadas. (17 de noviembre, 2011) Estrucplan.com.ar
Recuperado de: https://estrucplan.com.ar/manual-de-bioseguridad-en-el-
laboratorio-04-tecnicas-microbiologicas-apropiadas-parte-2/
https://estrucplan.com.ar/manual-de-bioseguridad-en-el-laboratorio-04-
tecnicas-microbiologicas-apropiadas-parte-1/

También podría gustarte