Lohana Berkins - Josefina Fernández - La Gesta Del Nombre Propio - Informe Sobre La Situación de La Comunidad Travesti en La Argentina (2013)
Lohana Berkins - Josefina Fernández - La Gesta Del Nombre Propio - Informe Sobre La Situación de La Comunidad Travesti en La Argentina (2013)
Lohana Berkins - Josefina Fernández - La Gesta Del Nombre Propio - Informe Sobre La Situación de La Comunidad Travesti en La Argentina (2013)
Lohana Berkins
Josefina Fernández
Coords.
nombre
informe sobre la
situación de la
comunidad travestí Ediciones Madres
en la Argentina de Plaza de Mayo
La gesta del nombre propio
Informe sobre la situación de la
comunidad travestí en la Argentina
Coordinadoras
Lohana Berkins y Josefina Fernández
ISBN 978-987-1231-72-0
Fecha de catalogación: 2 3 /0 7 /2 0 13
Bibliografía 131
Asociaciones 133
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La investigación se desarrolló en el curso del año 2005 y
contó con el apoyo económ ico de ASTRAEA F ou n d atio n y el
asesoram iento técnico del G rupo Fem inista Ají de Pollo; sin
estos im portantes aportes, la tarea nos h u b iera resultado m u
cho m ás com pleja. Esta investigación tuvo com o antecedente
el trabajo realizado desde la D efensoría del Pueblo de la C iu
dad de B uenos Aires, A djuntía en D erechos H um anos, cu an d o
ésta estaba a cargo de la D ra. D iana Maffía. C om o entonces, el
objetivo de A LITT fue d ar cuenta de la situación de vida del
las travestís, transexuales y transgéneros que residen en la C iu
d ad A utónom a de B uenos Aires y localidades de la provincia
de Buenos Aires, del d u ro itinerario que atravesam os quienes
adoptam os una identidad contraria a la esperada socialm ente,
pero tam bién de la fuerza con que asum im os la lucha p o r n u es
tros derechos.
Los resultados de la investigación m u estran la exclusión
que afecta a nuestro colectivo, la dificultad de acceder a la c o n
dición de ciudadanía, los problem as en el cam po de la salud,
la educación, la violencia policial, sexual y dom éstica. C o n d i
cionadas a conseguir n u estro sustento a través de la p ro stitu
ción, único m edio de subsistencia, nos vem os som etidas a una
serie de indignas situaciones que nos colocan en u n a extrem a
vulnerabilidad, d espojándonos de n u estra condición h um ana.
M odificaciones del cu erp o p ara atender n o sólo a nuestros d e
seos sino a la d em an d a de la clientela, exposición sistem ática a
situaciones violentas en las difíciles negociaciones para evitar el
contagio del SIDA y otras enferm edades de tran sm isió n sexual,
persecución y violencia policial a diario p ara negociar el “d iez
m o” correspondiente a la institución estatal que, haciendo uso
de la violencia “legítim a”, arrasa con cu alquier respeto m ín im o
a la dignidad. H em os intentado, no obstante, que cada uno de
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estos padecim ientos m uestre la o tra cara: la pelea co tidiana por
rem over los estereotipos que pesan sobre n o so tras y acceder al
ejercicio pleno de la ciudadanía.
Estam os convencidas de que el con o cim ien to se construye
a partir del diálogo entre p erso n as situadas de m a n era diversa
en el en tram ad o social y que la riqueza de esta p ro d u cció n co
lectiva deviene del aporte de distintas perspectivas acerca de las
relaciones sociales y sus consecuencias. Por consiguiente, en el
proceso de elaboración de esta investigación in ten tam o s in co r
po rar la m ayor variedad de voces posible y asegurar, en todas
las etapas, la particip ació n de p erso n as travestis, transexuales y
transgénero y sus organizaciones.
A g ra d e c e m o s en esp ecial, la d e d ic a c ió n y la c re a tiv id a d
de las c o m p a ñ e ra s trav e stis, tra n s e x u a le s y tra n s g é n e ro q u e
p a rtic ip a ro n de la ap lic a c ió n d el c u e s tio n a rio . E llas n o sólo
c u m p lie ro n sus ta re a s co n eficien cia y c o m p ro m is o , sin o
q u e c o la b o ra ro n a c tiv a m e n te p a ra s o lu c io n a r los in c o n v e
n ie n te s q u e se p re s e n ta b a n al m o m e n to de p r o b a r los in s
tru m e n to s de rec o le c c ió n d e d a to s en el tra b a jo d e cam p o .
A sim ism o , q u e re m o s a g ra d e c e r a las c o m p a ñ e ra s q u e n o s
o fre c ie ro n su tie m p o p a ra s e r e n c u e sta d a s y e n tre v ista d a s,
c o m p a rtie n d o sus e x p e rie n c ia s y m u c h a s veces u n o s rico s
m a tes co n n o s o tra s .
Un conjunto de organizaciones de defensa de los derechos
de las travestis, transexuales y transgéneros co laboraron con la
realización de la encuesta. En C iudad de B uenos Aires, la A so
ciación de Lucha p o r la Id en tid ad T ravestiy Transexual (A LITT)
y F uturo Transgenérico. En el co n u rb an o bonaerense, el M ovi
m iento A n tidiscrim in ació n de Liberación (MAL). En la ciudad
de M ar del Plata, la A sociación p o r la Igualdad de los D erechos
(A PID ). A lejandra Sardá nos acom pañó generosam ente en el
diseño del cuestionario.
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La participación de las personas y los colectivos m e n c io
nados incidió tanto en el desarrollo com o en las posibilidades
futuras de esta investigación. C onsideram os que las p o te n ciali
dades em ancipatorias del conocim iento se vin cu lan tan to con
las condiciones de p ro d u cció n del m ism o com o con los usos
que se pueden hacer de él. En este sentido, los contenidos de
esta investigación constituyen u n a h erram ien ta colectiva p ara
aquellas y aquellos que estén involucradas/os en la lucha co n tra
las opresiones y co ntra to d o s los fundam entalism os.
Vale consignar que esta investigación m u estra sólo una p a r
te del am plio universo de la com unidad travestí, transexual y
transgénero; asim ism o, reconocem os la ausencia en la m ism a de
la realidad de los travestis, hom bres tran s e intersex. C on estos
lím ites, esperam os que el libro sirva com o u n a h erram ien ta para
la construcción de la ciudadanía travestí, transexual y transgé
nero y, al m ism o tiem po, com o un insum o para la elaboración
de políticas públicas sensibles a la realidad de nuestros grupos,
para la am pliación de conceptos tales com o el de derechos h u
m anos y, en sum a, com o un aporte orien tad o a prom over la p le
na participación en una sociedad realm ente dem ocrática.
Para term inar, aun cu an d o hem os escogido utilizar las d e n o
m inaciones travestí, transexual y transgénero, respetam os c u al
quier o tra d en o m in ació n asum ida p o r n u estra com unidad.
Lohana Berkins
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Prólogo
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rreras absurdas p ara el ejercicio de los derechos elem entales
que se levantan para algunos sujetos p o r el m ero hech o de su
id en tid ad sexual.
La in to leran cia y la agresividad co n tra las travestis, la h u
m illación y la m arg in ació n son la resp u esta relu ctan te al revisar
la co n stru cc ió n de to d a s las sexualidades; en tonces aparecen
el te m o r a la in terp elació n de aquello que se cree u n d estin o
biológico, la p rep o ten cia del d o g m a im p u esto p o r la ciencia, el
d erecho y la religión que traslad an su p o d e r a la política. Las
travestis, desde la p rim e ra e ín tim a convicción de su id e n ti
dad, com ienzan la c a rrera de o bstáculos p ara la co n serv ació n
de sus derechos.
V isto en la extensión de los ú ltim o s años, creo q u e se ha
avanzado m uch o en el reco n o cim ien to de algunos de estos d e
rechos; p ero no es m e n o s cierto que, en algunos casos, q u ienes
lu c h aro n p o r ellos, com o N adia E chazú, ya n o están p a ra ejer
cerlos. Fue p o r N adia que co n seg u im o s que en el d o c u m e n
to de las travestis fig u rara su foto real, y no aquélla en la que
les exigían “parecer v aro n es”. Hoy, o tras co m p añ eras siguen
reclam an d o esos derechos. Así, gracias al trab ajo de L ohana
B erkins hem os co n seg u id o el acceso a subsidios de viv ien d a
y ta m b ién u n a resolución de la S ecretaría de E d ucación p ara
que, en to d as las escuelas de la ciudad, se llam e a las travestis
con un n o m b re aco rd e a su id en tid ad . M ó n ica León, p o r ci
ta r o tro ejem plo, h a lo g rad o d estrab a r los servicios de agua
p o tab le en el H otel G o n d o lín , d o n d e m u ch as travestis h acen
u n a experiencia de legitim ación de su vivienda (u n o de los
gravísim os pro b lem as con los que c o m ú n m e n te tro p iezan ). Se
p o d ría n citar m u ch o s casos, p o rq u e cada paso fue d ad o con
ellas arriesg an d o m u ch as veces su seg u rid ad , com o cu an d o
traz am o s un m ap a de conflicto y c o rru p ció n policial en las
com isarías de la ciudad.
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D esde el m o m en to en que saltaro n a la escena pública, en
ocasión de d iscu tirse el código contravencional, hasta la c o n s
tru cció n ciu d ad an a que las co m p ro m ete con m u ch o s o tros p r o
blem as sociales que exceden sus d em an d as p o r la iden tid ad , las
travestis se h an forjado a sí m ism as y le han p u esto n o m b re a
experiencias h u m an as que sólo ellas p u ed en n o m b ra r en p r i
m era persona. C om o trab a jad o ra de los derech o s h u m a n o s,
com o fem inista, com o co m p añ era de quienes h an p u esto su
saber y su sensibilidad en este libro, es p ara m í u n orgullo h a
b er sido invitada a su m arm e con este breve pró lo g o al sólido
trabajo con el que se fortalecen los cim ientos de la conciencia
igualitaria, de las libertades p en d ien tes, de u n m u n d o m ás h u
m ano que sin ellas n o sería posible.
Diana Maffía
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La gesta del nom bre propio
César Cigluitti (CHA), Nadia Echazú (OTTRA), Vanesa Piedrabuena (ATUC) y Belén Correa
(fundadora de ATTTA) durante la presentación del libro Crímenes de odio en la Legislatura
Porteña, junio de 2001.
Susana Andrea Guerra La 7 Culos Daniela La Santiagueña
Foto tomada en el Hotel Gondolin, donde las travestis eran explotadas. El mismo fue recuperado y es
administrado desde 1998 por travestis. Actualmente en el hotel se realizan actividades culturales.
Carina Lenchú La Pocha Mendoza Zuir Loi
Marlene Wayar junto a activistas del movimiento piquetero MTL (Movimiento Territorial de Liberación)
durante su performance "Ángel Travestí" Marcha del Orgullo GLTTTBI de 2003.
Fabiana Cascallar Julia La Peti
Activista de ALITT visita a una compañera travestí portadora de VIH internada en el Hospital Muñiz (en
sala de varones), año 2001.
Margarita
Celeste Rubi
Karen Jorgelina
Abril
Heidi Wendy
Micoiosa
Cher Jackeline
Daniela
Andrea de Lugano Princesa
Lourdes
Marisa de Lugano Miriam
Estrella
Daniela de Lugano Yanina
María José
Stefanía de San Martín Pamela
Marieta
Mónica de San Martín Andrea
Karina Ferguson
Sasha Ángela
Rosalinda
Carla Kustnier Flavia
Cecilia
Judith Marcela
Romi
La Rata Agustina La Pedro
Vivi
Silvana La Verde
Mary/Martin
Mariana Grisel
Yiyi
Barbi Giselle
Cristal
! Y .Ni jr
La activista Mónica León (izq.), junto a otras compañeras, reclama por los derechos de niños y
niñas travestis/transexuales. Foto tomada durante la Marcha del Orgullo GLTTTBI de 2000.
Mariana Lucy
La Manzana Atilia Peralto
Andrea La iza
Carola
Fernanda Marcela Aroca
La Negra
La Finca de Jujuy Yeni La Narciso
Dalila
La Pelín Joana
Analía
Carla Natalia
Isis
Mirella Gabriela
Valkiria
Katy La Osa
Marlene Dietrich
Lorena Morena
La Lucero
Bárbara Yon Uruguaya
La Luciana
Cindy Giselle
La Solución
Bulada Yanette
La Alexis
Puré de Araña Juana
Verónica
Tatiana Alejandra Pipi
Daniela
Josefina Alison
Britney
Cucha Paula La Uruguaya
Rosalinda de Boulogne
Norma Gilardi, secretaria de ALITT, y Diana Sacayán de MAL durante el curso de capacitación de la
encuesta realizada por ALITT para esta publicación.
Lorena Andrea Galarza Caro
Lucy Ayelén
Tata
Mariela LaTucumana Maya
La Pipina
La Daiana Marcela La Cley Silvana
Cynthia Loreley
La Sandrita
Wendy Marisa
Laura LaTití
Liliana Martina
Claudia Maradona
Carola Giselle Fleitas
La Berraco
Sandra Barreto Daiana
Imán Colbi
Cecilia Carla Aráoz
Fabiana La Pachi
Claudia La Matías
Luisa
La MericoTucumana Andrea La Dieguita
María Fernández Lorena
Sandra
Jessica Gabriela Katrina
M AR
D EL
PLñTR
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zaron. Ú ltim a vez del patio, últim a vez de los perros, ú ltim a vez
de m i herm ano: últim a vez de todo, y después de eso, nada.
O tra vida. En o tra parte.
U n día, leyendo las necrológicas m e entero de que p o r fin
m e he m uerto, atrap ad o en una casa que convertí d u ran te años
en m i refugio y m i tum ba. Respiro aliviado, m ientras pienso
cóm o quitarm e o tra vez de encim a el infierno tripartito. Las
m iradas de los otros. Las palabras de los otros. Y m i cuerpo.
M auro Cabral
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Travestismo y violencia policial
Cada 100 de nosotras, 86 h em os p a d e c id o
algún tipo de violencia policial
N adia Echazú
Buenos Aires, 11 de enero de 1997
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o federal, la tarea de rep rim ir actos no previstos p o r el C ódigo
Penal de la N ación. Los edictos no fo rm an parte del derecho
p enal sino del derecho adm inistrativo. Existentes aú n en varias
provincias del país, estas figuras, claram ente an tico n stitu cio n a
les, son aplicadas p o r las fuerzas policiales sobre lo que todavía
se conoce con el no m b re de contravenciones. D os de ellas ata
ñen directam ente a las travestis, sancionadas am bas en el año
1949: el A rtículo 2° F, a través del cual serán reprim idos “los que
se exhibieren en la vía pública con ropas del sexo co n trario ” y
el A rtículo 2o H, a través del que serán tam b ién reprim idas “las
personas de u n o u o tro sexo que públicam ente in citaren o se
ofreciesen al acto carn al”. A través de los edictos, la policía tie
ne la facultad de actu ar com o juez en p rim era instancia; puede
deten er y apresar a las/os contraventoras/es p o r d eterm in ad o s
p erío d o s de tiem p o .1
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I § t iiiimees, fu n d am en talm en te, p ara la dero g ació n d e los
tílíto s * n la Clindad A utónom a de Buenos Aires, que las trav es-
y ti am exuales com ienzan a organizarse. D etrás de e sta lucha,
H jp p n tres las expresiones organizativas m ás destacad as o rigi-
üftlmt íiir Un grup o en tendió que la organización d eb ía g irar
ti! (ni tu i ü la reivindicación del ejercicio de la p ro stitu c ió n y a la
I ttffMecución de la m ism a. O tro g ru p o vio en la p ro stitu c ió n
P iiini alternativa ocasional a ser ab an d o n ad a g rad u alm en te,
m= me se accediera a otras fuentes de ingresos. Por ú ltim o ,
BÍíIhi quienes situaron en el centro de la m ovilización, la lu ch a
jM»i .! («‘conocim iento estatal y social de la id en tid ad trav esti y
- nal. En cualquier caso, com o se señaló, los intereses de
lilü s lies expresiones confluyeron en la derogación de los edic-
|n§ to m o expresión de la discrim in ació n , segregación y m a rg i
na- ion del colectivo.
Si bien estos edictos fueron derogados en la C iu d ad de Bue-
ños Aires en el año 1998, en ocasión del otorg am ien to de su
mü¡ m om ia2, en la provincia de B uenos Aires, o tro de los espa-
* !■ de los que se ocupa este inform e, siguen vigentes en la Ley
Hn \ i En efecto, en el C apítulo III (que lleva p o r título “C o n tra
bi M oralidad Pública y las Buenas C o stu m b res”), el A rtículo 66
sríiala que será sancionado con p en a de m u lta del cincu en ta
I di) al cien (100) p o r ciento del h ab er m ensual del agente de se
guí idad (A grupam iento C om an d o ) de la Policía de la provincia
ilr Buenos Aires y con arresto de trein ta (30) a sesenta (60) días,
v en su caso clausura p o r el m ism o térm in o a quien, con ánim o
' I a ciudad de Buenos Aires, capital de la República A rgentina, careció, hasta el año 1997,
tli- autonom ía de gobierno. Es en ese año, cuando el C ongreso N acional aprueba una Ley
Nucional que reglam enta dicha autonom ía, establecida en la Reform a constitucional de
A p artir de ese m om ento, los ciudadanos eligen p o r voto directo al Jefe de G obier
no de la ciudad y a un cuerpo propio de legisladores que reem plazan al antiguo Consejo
I teliberante.
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de lucro, prom oviere o facilitare la co rru p ció n o p ro stitu ció n de
m ayores de edad, sin distinción del sexo y au nque m ediare el
consentim iento de éstos.
A sim ism o, el m ism o C ódigo C ontravencional destaca en el
m ism o capítulo, A rtículo 68, que será p en ad o con u n a m ulta
de entre el quince (15) y el cuarenta (40) p o r ciento del h ab er
m ensual del agente de seguridad (A g rupam iento C o m an d o ) de
la Policía de la provincia de Buenos Aires, y arresto de cinco (5)
a trein ta (30) días, la p ro stitu ta o el hom osexual que se o fre
ciere públicam ente, d an d o ocasión de escándalo o m o lestando
o produjere escándalo en la casa que habitare. Por su p arte, el
A rtículo 69 indica, una vez m ás, que será sancionado con m u lta
del veinte (20) al sesenta (60) po r ciento del h ab er m ensual del
agente de seguridad (A grupam iento C o m an d o ) de la Policía de
la provincia de Buenos Aires y arresto de diez (10) a trein ta (30)
días, el propietario o encargado del hotel o casa de alo jam ien
to o establecim iento com ercial, cuando en sus dependencias se
produjere escándalo con m otivo del ejercicio de la pro stitu ció n
o p o r actitudes o prácticas viciosas de hom osexuales.
C om o si no fuera suficiente con estos artículos, la m ism a ley,
en su C apítulo V II titu lad o “C o n tra la Fe Pública”, contiene el
A rtículo 92 que prevé u n a m ulta para quien, en la vida diaria, se
vista y haga pasar com o perso n a de sexo contrario. D icha m ulta
varía entre el veinte (20) y el sesenta (60) p o r ciento del h ab er
m ensual del agente de seguridad (A grupam iento C om an d o ) de
la Policía de la p rovincia de Buenos Aires, y clausura, en caso de
que se utilizare com ercio o local para la infracción, de diez (10)
a sesenta (60) días.
A unque hay im p o rtan tes diferencias entre aquellos lugares
en que los edictos h an desaparecido y aquellos en los que se
m antienen, la iden tid ad travestí y transexual sigue siendo c ri
m inalizada y el abuso policial es m o n ed a corriente.
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Nos van a llevar hasta en el supermercado
El Estado y el Código de Convivencia Urbana
Instituto Nacional contra la Discrim inación
Ministerio del Interior
M FN: 0147
Fecha de Denuncia: 27/11/00
Número de Denuncia: 0147
Apellido y Nombres: Interviene:
N ° de Documento y Tipo: Edad:
Profesión: Travestí Dirección:
Localidad: Provincia:
CP: TE:
Denunciado: personal de seguridad ferroviaria
Ámbito de Discrim inación: Estación Lomas de Zam ora
Causa: sexo Apellido y Nombre
Dirección: Localidad:
Provincia: CP: TE:
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“¿qué pasa?”, a lo que éste responde quién era él, “soy el
m arido” y el denunciado dice “seguro que vos sos el fio lo
y a este travestí me lo voy a levantar” a lo que la pareja
responde “ella no se prostituye, a ella la mantengo yo, ten
go comprobantes laborales”, la denunciante pide a su p a
reja que se tranquilice y se retira. E l denunciado los sigue
y se identifica como de la policía de Lom as 11, diciéndole
que a ella se la lleva detenida por travestí, la denunciante
le solicita le muestre la credencial a lo que se niega. La
denunciante le solicita a su pareja que busque un policía
uniformado, este se retira y el denunciado, aprovechando
la situación, comienza a agredirlo verbalmente exhibien
do un arma en su cinturón y diciendo cosas como “yo soy
un policía y vos sos un travestí y no tenés derecho a nada
y te voy a llevar preso y voy a hacer con vos lo que yo
quiera”. Después de eso se retira diciendo que va a llam ar
a un m óvil y no regresó más.
Firm a:
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ron con la nueva norm ativa. U na vez aplicada ésta, la policía
labró sólo 367 actas, la m itad de las cuales fueron archivadas
o desestim adas p o r la Justicia C ontravencional, debido a que
110 en cuadraban en n in g u n a de las prohibiciones del C ódigo
de Convivencia U rbana. En aquellas que dieron lugar a p ro c e
sam ientos, todos/as los/as afectados/as tuvieron, p o r p rim era
vez, derecho a defenderse a diferencia de la situación anterior,
cuando la policía p o d ía aplicar arrestos de hasta 30 días, en la
mayor parte de los casos sin que las personas im plicadas p u d ie
ran apelar.
Esta situación, sin em bargo, no d uró dem asiado tiem po.
Los sectores m ás conservadores de la sociedad im p u g n aro n el
uuevo sistem a, sobre to d o en lo referido a la oferta de sexo en
la calle que el nuevo código ya no reprim ía, p o r estim ar no sólo
que era dem asiado perm isivo sino que debilitaba el p o d e r de
la policía. Las presiones fueron continuas y, finalm ente, en el
mes de julio del m ism o año 1998, la Legislatura de la C iu d ad de
Buenos A ires m odificó el C ódigo en cuestión con la aprobación
de la Ley N a42 (BOCBA n° 488, 17/7/98) y la in tro d u cció n del
A rtículo 71.
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En adelante, se toleraría la pro stitu ció n callejera, pero de
m anera reglam entada. En otros térm in o s, si bien no se p ro h i
bió la oferta de sexo en la calle, ésta fue lim itada p o r m edio
de figuras com o ru id o s m olestos y alteración al ord en público.
Según el m encionado artículo, p ro stitu tas y travestis no p o d rán
alterar la tranq u ilid ad pública frente a casas, tem plos y escuelas.
Se considerará que hay alteración a la tran q u ilid ad cu an d o las
personas que ejercen la p rostitución p ro voquen ruidos, p e rtu r
ben el tránsito de personas o vehículos o cu ando trabajen y se
concentren en un m ism o lugar. La m odificación que in tro d u jo
el A rtículo 71 no habilitó a la policía p ara deten er a quienes lo
violaran, los efectivos debían, p o r el contrario, dar aviso al fis
cal responsable de im p artir las instrucciones del caso. C o n fre
cuencia, com o es fácil suponer, ello n o ocurría. En el lugar del
aviso al fiscal, la policía com enzó a exigir una coima5.
3 Se denom ina coim a al d inero que la policía obliga a pagar, en este caso a las personas
en situación de prostitución, a cam bio de no labrar el acta contravencional.
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todos los vecinos preguntando “¿acá vive una travestí?” (Yo
había entrado y cerrado la puerta). Pido la intervención de
la Defensoría del Pueblo. Me amenazó con hacerme la vida
imposible hasta que abandone la jurisdicción de ellos.
Firma:
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pro stitu ció n o no, serán detenidas p o r la policía o, a riesgo de
ello, deberán recu rrir al pago ilegal de dinero.
Esta situación conduce a algunas organizaciones de trav es
tís, conjuntam ente con otros grupos y perso n as independientes,
a la presentación de u n habeas corpus preventivo. En el m ism o,
se señala lo siguiente:
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integridad física e inclusive contra nuestra vida; persecu
ciones; lesiones; privaciones ilegítimas de libertad; y hasta
pedidos de nuestra recaudación para evitar las acciones
anteriormente mencionadas. Con las arbitrarias amena
zas y detenciones se viola en form a atroz, además de las
garantías constitucionales del debido proceso, numerosos
derechos y libertades contenidos en la Constitución N a
cional como en la de la C iu d a d de Buenos Aires, así como
en los tratados con jerarquía constitucional que rigen en
nuestro derecho, a saber: derecho a la libre circulación,
seguridad personal, p rin cip io de reserva y de legalidad,
derecho a la no discrim inación por orientación sexual,
derechos sexuales, derecho a la dignidad, integridad per
sonal y derecho al trabajo.
I Para la elaboración de este apartado se utilizó m aterial proveniente del debate público
que se hiciera en ocasión de las reform as que se intro d u jero n en el C ódigo de C onvivencia
i !i b.ina en el año 2004. Se utilizaron, fundam entalm ente, las intervenciones de las d o c to
ra* M argarita Bellotti y M arta Fontenla.
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Lejos de garantizar la protección de to d as/o s las/os h a b ita n
tes de la C iudad frente a los avances cada vez m ás avasalladores
de los poderes del E stado sobre sus derechos, especialm ente a
p a rtir de las últim as dictad u ras terroristas, las reform as del año
2004 parecen intro d u cirse específicam ente p ara la defensa de
algunos grupos. Se trata de un cam bio que atropella los d ere
chos que la C o n stitución de la C iudad garantiza a los sectores
m ás desprotegidos: los y las pobres y, especialm ente, las m u je
res y travestis y transexuales en situación de prostitución.
La represió n del ejercicio in d iv id u a l de la p ro stitu c ió n ,
ta n to en la versió n del año 1999 com o en las refo rm as p r o
p u estas en 2004, co n trav ien e la C o n v en ció n p ara la R ep re
sión de la T rata de P erso n as y E x p lo tació n de la P ro stitu c ió n
A jena, ap ro b ad a p o r las N aciones U n id as en 1949, de la q u e
A rg en tin a es país s ig n a ta rio 5. En el m ism o sentido, la C o n
v en ció n de N aciones U nidas de 1979, ta m b ién ratificad a p o r
n u estro país e in c o rp o ra d a a la C o n stitu ció n , se p ro n u n c ia
a favor de elim in a r to d a fo rm a de d isc rim in a c ió n c o n tra las
m ujeres. P or o tra p arte, el actu al C ó d ig o y las refo rm as del
año 2004 violan el p rin cip io de ig u ald ad y n o -d isc rim in a -
ción, ta n to la ig u a ld ad form al - ig u a ld a d ante la le y - com o la
ig u ald ad m aterial y sustancial, q u e exige la acción del E stad o
p a ra com pensar, en alg u n a m ed id a, d esig u ald ad es sociales,
económ icas, sexuales y cu ltu rales, y p o sib ilita r el ejercicio de
los derech o s garan tizad o s.
C o n referen cia a la C iu d a d A u tó n o m a de B u en o s A ires,
las n o rm a s existen tes so b re la “o ferta d e sexo en la vía p ú
blica” violan los A rtícu lo s 38 y 39 de la C o n stitu c ió n de la
50
C iudad. D ich o s artíc u lo s estab lecen , p a ra p e rso n a s ad u ltas
el p rim e ro y p a ra n iñ a s y n iñ o s el seg u n d o , la o b lig ació n de
la C iu d a d de a m p a ra r a las v íc tim as de la e x p lo tació n sexual
—no de p e rse g u irla s— , de b rin d a r serv icio s de aten ció n y
a d o p ta r m e d id a s p a ra p e rs e g u ir su tráfico. T odos estos obje-
livos no son c u m p lid o s y, en lu g ar de ellos, se ofrece re p re
sión.
Estas propuestas de reform as norm ativas tran sg red en los
.irtículos 11 y 12 de la C o n stitu ció n de la C iudad, que co n d e
nan la discrim inació n y garantizan el derecho a la identidad.
I ,o m ism o sucede con el A rtículo 13, que consagra la garantía
de la libertad y p ro h íb e to d a n o rm a que im plique, expresa o
tácitam ente, peligrosidad sin delito, cualquier m anifestación de
derecho penal de autor o sanción de acciones que no afecten
derechos individuales ni colectivos.
Asim ism o, las reform as vu ln eran p o r acción y o m isión el
A rtículo 17 de la C o n stitu ció n de la C iudad, que establece que
"la C iudad desarrolla políticas sociales co o rdinadas p ara supe-
iür las condiciones de pobreza y exclusión m ed ian te recursos
presupuestarios, técnicos y h u m a n o s” y “asiste a las perso n as
• mi necesidades básicas insatisfechas...”
N uestro país h a consagrado el sistem a abolicionista. Sin
em bargo, desde la época de los tristem en te célebres edictos p o
li* i.iles, se ha perseguido a las m ujeres y travestis que ejercen la
l-iostitución.
La m édula de las reform as propuestas resp o n d en a cuatro
t» 'in eptos claves: crim inalización de la pobreza; crim inaliza-
t ió ii de las diferencias sociales, sexuales, culturales, de orien ta-
i i - *n sexual y de identidad; crim inalización de las y los ex p lo ta
51
una vida digna, se reprim e a las personas en situación de p o
breza.
Son precisam ente las personas en estado de p ro stitu ció n
que ejercen su actividad en la vía pública, las m ás pobres entre
quienes se en cu en tran en esa situación.
52
d o n e s referidas en el p árrafo precedente, la au to rid ad preven-
tora sólo p o d rá p ro ced er al inicio de actuaciones p o r decisión
de un representante del M inisterio Público Fiscal y “en ningún
caso procede la contravención en base a apariencia, vestim enta
o m odales”.
El repudio a la aprobación de estas reform as n o se hizo es
perar. D iversas organizaciones de travestis, transexuales, fem i
nistas, de m ujeres en situación de p rostitución, de ven d ed o ras/
es am bulantes, de derechos h u m an o s y del ám bito social en ge
neral convocaron a una m ovilización frente a la sede de la Legis
latura de la C iudad de Buenos Aires. La p ro testa fue rep rim id a
por la policía y fuero n detenidas y encarceladas 15 personas, to
das activistas. D os de ellas, M arcela M anagua y C arm en Infrán,
eran m ujeres en situación de pro stitu ció n que p erten ecen a la
A sociación de M ujeres M eretrices A rgentinas de la C iudad de
Buenos A ries (A M M A R -C apital). O tro de los d eten id o s fue un
activista gay, Jorge Nievas. C on la carátula “P rivación ilegítim a
de la lib ertad ”, estas personas co n tin ú an hoy encarceladas6.
El día laboral siguiente a esta m ovilización, se le negó el in
greso a la legislatura p o rteñ a a u n a activista travestí que tra b a
ja allí. El agente de seguridad que se en co n trab a en la p u erta
de acceso al lugar, refirió que se le había o rd en ad o no p erm itir
el ingreso de dicha em pleada. C on N° de A ctuación 4367/04,
la afectada realizó la d en u n cia p ertin en te ante la D irección de
Asistencia a la V íctim a de la Subsecretaría de D erechos H u m a
nos de la C iudad de Buenos Aires y a la D efensoría del Pueblo
de la C iudad de B uenos Aires. La resolución p o sterio r a esta d e
nuncia fue recibida el día 28 de ju lio del m ism o año (2004); en
(> La m ovilización se realizó el día 16 de julio de 2004. A la fecha de esta segunda edición
todos los detenidos d u ran te esta protesta recuperaron la libertad. [N. del E.]
53
ella se señalaba que el m otivo por el que el V icepresidente I o de
la Legislatura de la C iu d ad de Buenos p rohibió el acceso a la d e
nunciante era que “en la Legislatura había u n clim a de n e rv io
sism o porque se rean u d ab a la sesión luego de los incidentes del
viernes pasado d u ran te los cuales el perso n al de la in stitución
y, en especial, el de seguridad, habían afrontado los em bates ex
tern o s de la violencia. A fin de ap o rtar a la tran q u ilid ad in tern a
y habida cuenta de que la denunciante p o d ría tener en el día de
la fecha algún en fren tam ien to no deseado, se estim aba p referi
ble protegerla y proteger la tran q u ilid ad in tern a justificando su
ausencia y que no ingresara p o r esa vez a su lugar de trabajo, el
que se respetaría sin objeciones (fs2)” (R esolución n° 3598/04,
D efensoría del Pueblo de la C iudad de B uenos Aires).
U na vez más, p o rta r identidad travesti es, en la perspectiva
de algunos representantes del pueblo de la C iudad de B uenos
Aires, sinónim o de crim inalidad. ¿Por qué quiere el legislador
proteger a la em pleada de la legislatura? ¿Por qué a ella? Es cier
to que en la m ovilización po sterio r a las últim as m odificaciones
introducidas al C ódigo de C onvivencia había organizaciones
de travestís; pero tam bién las había de com pañeras en p ro stitu
ción, de vendedoras/es am bulantes, de fem inistas, de o rg an is
m os de derechos h u m an o s, de estudiantes secundarios y u n i
versitarios, entre otras m uchas más. ¿Por qué quería proteger a
esta em pleada? La ú n ica razón posible era que ella es travesti y,
p o r lo tanto, responsable de los “em bates externos de violencia”
que afectaron a los/as otros/as em pleados/as de la legislatura,
los/as que no son travestís, no im p o rta si son estudiantes, in te
grantes de organism os de derechos h u m an o s o fem inistas. Pero
para agravar m ás aun las cosas, el m ism o legislador se co m p ro
m etía a respetar el lugar de trabajo de la em pleada; esto es, a
no despedirla, pese a los “em bates externos de violencia” que,
54
subrepticiam ente, le adjudicaba p o r ser travesti. ¿Por qué, sino
p o r esta razón, d ebería el legislador p ro m eter respeto p o r el lu
gar de trabajo?
55
fiscal quien, al ser inform ado, o rdenará el lab rad o del acta c o n
travencional. C o rresp o n d e preguntarse: ¿de qué sirve entonces
la previsión legal? La policía p o d rá seguir utilizando esta c o n
travención com o “caja recaudadora”; la única diferencia es que
en lugar de “am en azar” al oferente o al d em an d an te de sexo con
labrar el acta, le advertirá que “llam ará al fiscal”, con la obvia
aclaración de que éste “o rd en ará el labrado del acta”.
A continuación p u ed en describirse las situaciones m ás
com unes, habitu alm en te relatadas p o r las travestis que se e n
fren tan con la policía en la calle. La policía intercepta en la calle
a u n a travesti/transexual y, según su arb itraria consideración,
son dos los escenarios posibles:
56
en entrevistas individuales, la m ayor p arte de las actas que se
labran en la calle y que están vinculadas al ejercicio de la p ro s
titución p erten ecen a travestis y transexuales. Pero tam bién, los
m ism os funcionarios revelan que las m ujeres en situación de
prostitución eligen el cam ino de la coim a en v irtu d de, al m e
nos, dos razones. Por un lado, algunas de ellas trabajan bajo el
gobierno de un p roxeneta que, ante la posibilidad de perder por
un tiem po los ingresos de su mujer, prefiere coim ear a la policía.
La segunda razón está vinculada al hecho de que, en térm inos
com parativos, las m ujeres en p ro stitu ció n cu en tan con una fa
m ilia de la que, habitualm ente, son sostenes y a la que, adem ás,
se le oculta la situación de p ro stitu ció n en la que se encuentran.
Esto las conduce a resolver el problem a p o r el cam ino que resul
ta, de alguna m an era, el más sencillo o m enos perjudicial para
ellas. Si no pagan la coim a, corren el riesgo de que sus fam ilias
“descubran” la tarea que realizan cu an d o llegue la citación a sus
casas o no p u ed an p ro p o rcio n ar a sus fam iliares los recursos de
supervivencia necesarios. Esta situación no es co m p artid a p o r
las travestis, quienes, en palabras de tales funcionarios, “carecen
de familia, no tien en hijos a quienes m a n ten er y p o r ser su vida
bastante m ás d u ra que la de m ujeres en prostitución... tienen
menos que p e rd e r” y, p o d ría agregarse, pu ed en p o r ta n to asu
mir aquello p o r lo que sus organizaciones vienen trab ajan d o :
no coim ear a la policía, pelear p o r derechos. C laro que esto trae
sus consecuencias, el acoso policial es una de ellas.
Pero aun en aquellos casos en los que el cam ino seg u id o po r
l,i policía es el que d icta la ley, la arb itraried ad y la violencia no
tícjarán de estar presentes. En efecto, una vez labrada el acta, la
travesti o transexual “co n trav en to ra” será citada en su d o m icilio
particular. A hora bien, dado que, precisam ente com o resu ltad o
*!(’ la discrim inació n social que p adecen travestis y tran sex u a -
57
les, estas suelen m udarse co n tinuam ente de las pensiones y h o
teles en los que residen, cu an d o llega la citación, ellas ya no se
hospedan allí. Por o tro lado, incluso cu an d o la residencia d ecla
rada sea la m ism a, puesto que la policía am biental, responsable
de llevar la notificación, preg u n ta p o r el n o m b re de D N I de la
com pañera, nom bre que sus cohabitantes n o conocen, se la da
com o desconocida.
C om o resultado de ello, la d en u n cia original te rm in a en un
pedido de captura p o r el que debe pagarse u n a elevada m u l
ta, que difícilm ente p u ed a ser abonada p o r las denunciadas. Lo
que com enzó siendo u n a sim ple contravención, te rm in a con el
título de “delito”.
58
G orriti, casi Cabrera, estaba el oficial antes mencionado
con una chica a la que había labrado un acta — elfalcon
había ido a perseguir a otras chicas. Cuando me ve, deja
a la chica y comienza a correr hacia donde estaba yo. E n
tonces me bajo de la camioneta y le digo al muchacho que
se vaya y se fue. E l oficial llega furioso y mi dice estás de
viva, lo dejaste ir. Le dije (si me tenés que hacer un acta,
hacémela, yo no te la voy a f i r m a r É l me hizo un acta que
me negué a firm ar. Entonces, me dijo ‘te voy a pegar un
tiro en la cabeza, total sos un travesti, quién te va a pagar.
Bórrate ya . Le dije ‘no te emperrés conmigo porque se te
escapó el de la camioneta yo no tengo la culpa. Anda a
trabajar, a vos te están pagando un sueldo. E l fiscal me dijo
que vos únicamente me tenés que hacer un acta, no tenés
que amenazarme ni venir a pegarme’, a lo que respondió
^4 m í el fiscal me chupa la p ija . Luego paró testigos para el
acta y yo me fu i.
Ayer 13 de abril, aproximadamente a las 1:30 hs. de la m a
drugada, me encontraba con otras tres chicas en Cabrera
y Thames, cuando llegó un patrullero en el que se encon
traba el mismo oficial, ahora de uniforme, junto con otros
dos policías. Se bajó del patrullero y me dijo: ‘Te dije que
en mi zona no te quería ver. Te voy a liq u id ar’. Entonces
empecé a caminar y me tomó del brazo izquierdo deján
dome el moretón que exhibo. Le dije ‘a m í no me agarrés,
si tenés que hacer algo haceme un acta. Seguí caminando
y lo vi desenfundar el revólver y me dijo ‘p arate ahí o te
disparo’, ante lo cual me dio pánico por su cara desafora
da y corrí, crucé Córdoba, él también con el arma en la
mano y corrí otras cuatro cuadras y me logró alcanzar en
Jufré al 600 — cerca de mi casa—, me pegó una patada en
las piernas para que me cayera y me puso el revólver en
la cabeza. Le dije ‘d ispará, si me querés matar, matame y
59
respondió diciendo ‘te voy a procesar, te dije que conmigo
no te metieras’. Me llevó caminando por Jufré hasta el 600
insultándome y agrediéndome, allí vi una puerta con luz
y empecé a golpearla pidiendo auxilio, diciendo que me
estaba pegando un policía y que era vecina suya. Salió un
hombre con un revólver en la mano y una cachiporra de
policía al que el oficial le dijo que me llevaba detenida.
E l hombre le explicó que había escuchado gritos de a u xi
lio de una señora y el oficial le dijo: ‘No es una señora,
sino un puto’. Cuando intenté hablar con el celular me
dijo estás incomunicada y te estoy procesando’, a lo que
le dije que ‘p or qué voy a estar incomunicada si me tenés
que hacer un acta y me manoteó el celular aunque no lo
gró sacármelo. Siguió hablando con el señor y le pidió que
llamara a un patrullero, que finalm ente vino. Delante de
los demás policías y del vecino, le dije que no lo iba a de
nunciar por coimero. ‘Vos te emperrás conmigo porque no
te dejé coimear al de la camioneta’. Me dijo que hiciera la
denuncia que él me iba a denunciar por falsas calumnias,
‘a ver a quién le creen. Finalmente, me llevó a la Seccional
25 donde me labraron un acta por violación de domicilio
—yo no entré al domicilio, pedía auxilio desde la puer
ta— y resistencia y atentado a la autoridad (interviene
el Juzgado Correccional a cargo del Dr. Eduardo Etcha-
rran, Secretaría n° 25). Los compañeros de la Seccional
le dijeron: ‘Te dijimos que no traigas a nadie, que tenés
que hacer actas, nada más’. Entonces se fue. M i amiga
contadora M arina Hernández (a la que logré llam ar por
el celular, quien vive en Paseo Colón X X X ) le preguntó al
Principal Muño quién era el oficial y él le dijo que no se lo
iba a decir. He radicado denuncia penal por cohecho y por
amenazas con intervención del Juzgado Correccional n° 6
sito en Lavalle 1638”.
60
También en los hospitales, la escuela, la calle
El 91.4% de las travestis y transexuales encuestadas para este
estudio fue víctim a de algún tipo de violencia a lo largo de su
vida; no se registran diferencias destacadas po r edad. La situa
ción de violencia m ás m encionada —se solicitó un m áxim o de
tres situaciones posibles— fueron las burlas/insultos, seguidas
p o r agresiones físicas, discrim inación y, en cuarto lugar, el ab u
so sexual. Las burlas o insultos, en general, consisten en desca
lificar la identidad travestí m ediante el uso de apelativos tales
com o “trabuco”, “travesarlo”, “trava” o el uso del m asculino para
llam ar a la agredida. Si bien la com isaría es el sitio en el que, en
p rim er grado, las travestis y transexuales recibieron algún tipo
de violencia (casi el 70% de las entrevistadas lo afirm an), la calle
es otro de los lugares destacados en lo que a violencia se refiere.
El 85.8% de las encuestadas afirm ó h ab er recibido agresio
nes p o r parte de la policía. C o n fo rm e au m en ta la edad de las
encuestadas, au m en ta la p ro p o rció n de víctim as de abusos p o li
ciales. El tipo de abuso policial m ás m en cio n ad o es la detención
ilegal, seguida p o r los golpes p erp etrad o s p o r perso n al policial
y la exigencia de coim as.
M ientras el año 1998 se configuraba com o u n escenario en
el que la lucha del colectivo travestí había podido separar traves-
tism o de prostitución, identificando a ésta com o resultado de la
discrim inación y exclusión social de las que son víctim as en razón
de su identidad, la posibilidad de que el com ercio sexual vuelva a
ser penalizado en el año 1999, es valorada por las m ism as orga
nizaciones com o aquello que soldará nuevam ente, al m enos en
la práctica policial, identidad travestí y prostitución. Las travestis
serán detenidas aun cuando no estén trabajando en la calle. Si la
prostitución volvía a ser una figura punitiva, entonces, aunque de
m anera encubierta, el travestism o m ism o sería penalizado.
61
La policía sigue reprimiendo,
las travestis seguimos organizándonos
Los prim ero s registros disponibles de den u n cias d atan del año
1995, cuando aún existían en la ciudad de Buenos Aires los
Edictos Policiales. U na de las principales tareas de las o rg an i
zaciones travestis/transexuales fue an im ar y aco m p añ ar a las
com pañeras travestis a d en u n ciar distintos tipos de abusos; así
en co n traro n una m an era de com enzar la lucha co ntra la d iscri
m inación, la segregación y el m altrato.
U n total de 200 denuncias anuales integran el archivo de
A LITT en el perío d o 1995-98, el 92% refieren a situaciones de
abuso y violencia policial (1% del total de las situaciones de v io
lencia). En su m ayoría, se trata de u n tip o de den u n cia en la que
no se consigna la id en tid ad travesti. En efecto, la d en u n cian te
se presenta con el nom bre que p o rta en el D o cu m en to N acional
de Identidad, no existiendo pista alguna sobre su iden tid ad de
género. Por entonces, el esfuerzo más im p o rtan te estaba puesto
en convencer a las com pañeras travestis de denunciar, vencer el
m iedo a la policía, hacer conocer los ám bitos judiciales d onde
debía hacerse la denuncia, etc.
A p a rtir del año 1998, el im pacto organizativo com ienza a
verse. Se registra u n total de 300 denuncias anuales y ya no es
sólo la policía la acusada; se sum an, entre otras, la d iscrim i
nación en la escuela, en el hospital, la situación de desem pleo,
etc. Todo esto indica que las travestis em piezan a representarse
com o sujetas de derecho, de derecho al trabajo, a la salud, a la
educación, en fin, a u n a vida digna.
U n dato im p o rtan te es que, a diferencia del p erío d o antes
referido, las denuncias consignan, casi en su m ayoría, el n o m
bre fem enino de la denunciante.
62
En la Ciudad de Buenos Aires, a los veinticinco días del
mes de ju lio de 1998, siendo las dos y veinticinco horas,
comparece una persona quien dice llamarse (nombre mas
culino), con domicilio en Independencia X X X de Capital
Federal, quien manifiesta: que le avisaron a su domicilio
el viernes 24-07-98, que a la madrugada María, quien
se llama (nombre masculino), fu e ferozmente golpeada y
detenida en la comisaría N°50, que llamó a la comisaría
después de las 19:00 hs. y le comunican que se encontraba
detenida y que era por atentado y resistencia a la autori
dad, sin agregar más datos. La persona que informa de la
detención manifiesta que se la querían llevar de la calle
y como se resistió le pegaron en la vía pública. Que a las
00:30 hs. fueron a su domicilio y no la encontraron, como
así tampoco en la zona donde trabaja y también sus am is
tades desconocen su paradero. No teniendo nada más que
agregar se da por cerrado el acto.
63
Dom icilio: Ottawa 4150 José C. Paz (C P ) 1665
T E 02320-442270
Recepcionó
Firm a Aclaración FM
64
m últiples abusos provenientes de las agencias del Estado. En el
cam ino han apren d id o a reco n o cer sus derechos y defenderlos y
se han aliado con otros gru p o s y organism os en ten d ien d o que,
si efectivam ente el pacto social de la m o d e rn id ad es un pacto de
exclusión, entonces, la única respuesta a él es la alianza de las/
os excluidos.
Josefina Fernández
65
Carta a Nadia Echazú
N ad ia:1
Esta es m i c a rta pública p a ra d esp ed irm e de vos, com o
n os d esp ed im o s las travas, sin lág rim as, p o rq u e no nos da*;
sab em o s a qué n o s aten em o s, q u e lo ú n ic o positivo es lo v i
v id o (p o r eso lo v iv im o s co n tra v ien to y m area), lo que sem
67
b ram o s y lo que o bsequiam os. Pienso en tus ojos y los m íos
cu an d o m e dijiste “qué lin d o que viniste”, com o si h u b iera ca
bido o tra posibilidad, nos co m u n icam o s en el ú n ico m o m en to
de ho sp ital que tuvim os p ara n o so tras a solas, n i el en ferm ero
se atrevió a in te rru m p irn o s en n u estra “ileg alid ad ”. Eso nos
bastó. Luego, ya sabem os, vin o el ru id o de m u ch a gente d e m a
siado superficial p ara n o so tras dos. De lo ap ren d id o a tu lado,
que es m ucho, au n q u e yo te criticara a veces y o tras no, m e
queda solo u n a deu d a (creo): aclararle al m u n d o “co n o cid o ”
que n o te llore p o rq u e fue tu decisión; d esap arecer p rim ero
de lo público p ara o rg an izar tu m uerte, cosa que hiciste de
to d o s m o d o s m al ¡porque no organizaste un carajo! Y eso, te
cuento, m e enojó. N o o rganizaste el silencio necesario p ara
cerrar cuentas con los tuyos, que com o to d o s los “n u estro s”
creen que p u ed en , en base a no sé qué m an d ato , ad u eñ arse
de n o so tras después de la traició n , el olvido, la in d o len cia y el
tiem p o de ausencias insalvables. C reen que p u ed en arreb atar
n u estro s cu erp o s com o b o tín de g u erra y llevárselos ocu lto s
en tre las ropas p ara v en erarlo s a oscuras, yo te h o n ro igual a
la luz del día y sin tu cu erp o secuestrado. Yo te extraño, te ex
trañ a ré siem pre, pero te festejo p o r co n o certe, p o rq u e lograste
evitar el p atetism o al que tem ías (al que tem em o s). Te fuiste
en tu sano juicio, antes de lo que to d o el m u n d o se va, cansada
de que te niegu en el futuro... Q uienes n o saben ni u n a pizca
de esto no en tien d en de suicidios sanos, de m u ertes buscadas,
del descanso anhelado.
M e com prom eto a in ten tar ad u eñ arn o s de nosotras, p la n
tearnos objetivos desde la infancia hasta la vejez; p ara que otras
N adias vivam os sin p en sar en la m uerte, siem pre, com o lo h a
cías vos, sin pen sar en planes de m ortajas si no en m uchas otras
68
m añanas despertando, p en san d o en to d o lo que vam os a hacer
el día de hoy. Un beso enorm e, sin lágrim as culposas.
71
Las definiciones de salud y enferm edad a n terio rm en te m e n
cionadas im plican que los individuos y/o g ru p o s acceden a u n a
vida saludable en tanto satisfacen sus necesidades, identifican
sus deseos y aspiraciones, cuentan con las capacidades necesa
rias p ara incidir sobre sus condiciones de vida individuales y
colectivas y tienen posibilidades de llevar adelante sus proyec-,
tos de vida. Estar saludable constituye un proceso que abarca
toda la vida de las personas y que se define de acuerdo a dife
rentes valores culturales y distintas subjetividades.
Si se tom an en cu en ta las posibilidades que tiene la co m u
nidad travesti, transexual y transgenérica de llevar adelante una
vida saludable en ciudad y provincia de Buenos Aires, es nece
sario considerar dos registros: p o r un lado, el sistem a público
de salud con sus posibilidades y lim itaciones y, p o r el otro, la
lucha p o r el respeto de derechos que son sistem áticam ente v u l
nerados p o r el Estado.
En este trabajo, la m irad a estará p u esta tan to en el sistem a
de salud de la C iudad A utónom a de Buenos Aires, el co n u rb an o
bonaerense y M ar del Plata —las tres zonas relevadas d u ran te
esta investigación— com o en la m ovilización de la co m u n id ad
travesti, transexual y transgenérica para exigir su derecho a la
salud en u n contexto m arcado p o r la desigualdad social.
72
m ercancía que se adquiere a través de m ecanism os de m erca
do. Esto afecta particularm ente a las travestis, que son tratadas
com o ciudadanas y consum idoras de segunda.
Resulta necesario señalar que la defensa del derecho a la
salud no se lim ita sólo a los servicios públicos; se extiende ta m
bién a los prestadores privados que reproducen la inequidad en
la m ateria, pro p o rcio n an d o a esta com unidad u n a atención de
m e n o r calidad y, a m enudo, cobrándole más que a otros grupos
de población.
La violencia institucional y las discrim inaciones de género
atraviesan las prácticas de las instituciones hospitalarias tanto
públicas com o privadas. Las travestis son especialm ente afecta
das p o r estos m odos de operar.
E ntre las b arreras m ás significativas de los servicios públi
cos de salud (hospitales y centros barriales de atención de la
salud) que m en cio n an las compañeras travestis, se en cu en tran
las dificultades burocráticas, por ejem plo, las dificultades para
o b ten er tu rn o s de atención debido a la mala organización de
los hospitales al respecto. También señalan com o u n obstáculo,
la espera el día de la consulta, que puede extenderse p o r v a
rias horas en salas de espera atestadas, sin asientos suficientes
y desde horas tem p ran as de la m adrugada. Estas dos barreras
afectan de m an era diferente a los grupos sociales que d ep en d en
exclusivam ente de la red asistencial pública para la atención de
su salud.
En el caso de las travestis, hay obstáculos adicionales que se
vinculan con la falta de respeto y las discrim inaciones h ab itu a
les p o r parte del p erso n al de salud, tan to adm inistrativos/as y
trabajadores/as sociales com o médicos/as y enferm eros/as.
El respeto a la in tim id ad y la confidencialidad son co n sid e
raciones difícilm ente atendidas en el sistem a de salud pública.
73
Lo que ocurre a las travestis es que los prejuicios del personal de
salud producen un m altrato sistem ático hacia ellas.
En general, los/las trabajadores/as de la salud no rep aran en
la dignidad que, com o personas, tienen las travestis. Tanto en las
consultas com o en las internaciones, la atención que reciben se
topa frecuentem ente con prejuicios que im piden ab o rd ar ad e
cuadam ente sus necesidades. Las com pañeras travestis refieren
ocasiones en las que m édicos/as o enferm eros/as se h an negado
a atenderlas p o r su condición de travestis. A sim ism o, las o rg a
nizaciones h an intervenido p ara asegurar la atención apropiada
de la salud de com pañeras a las que se ha negado o dem o rad o el
tratam ien to adecuado de diversas afecciones.
A las deficiencias generales que afectan al sistem a de salud
pública, a m enu d o se su p erp o n en la d iscrim inación y el ab an
dono, p o r lo que las travestis son afectadas p o r su id entidad de
género y p o r su condición de pobreza:
74
nos Aires. Ingresó al hospital casi sin pulso y en grave estado.
Los médicos decidieron operarla el viernes entre las 7:15 hs.
y las 10 hs. de la mañana. Desgraciadamente pierde la vida.
E l jefe del Hospital Santojanni denuncia al Hospital de La
Matanza por mala praxis y abandono de persona. Como si
se tratara de una burla, los restos de la compañera fueron re
tenidos hasta hoy lunes 21 a la tarde porque supuestamente
se perdieron los papeles; si no fuera por compañeras y fa m i
liares que se acercaron a la morgue y presionaron en la co
misaría, iba a ser cremada porque figuraba como N N . Una
vez más este Estado de mierda, segregacionista y asesino se
cobra la vida de una compañera travesti, de una persona
pobre, que sólo reclamó hasta último momento ser asistida
médicamente, derecho que supuestamente está garantizado
en “nuestra querida” Constitución.1
75
vesti resu ltan u n a razó n ad icional p ara c o n c u rrir ta rd ía m e n te
a las institucion es de salud. Así lo m e n cio n a u n te stim o n io
recogido p o r B arreda y sus colaboradores: “O d io cu an d o te
atiende u n em pleado en la v entanilla (que te están v iendo) y
te dice con el n o m b re de v arón, ¿acaso 110 ve que estoy vestida
de m u jer?”.2
C om o ya se m encionó, las prácticas institucionales d iscri
m inatorias del sistem a de salud pública y las condiciones de
vulnerabilidad que afectan a la población travesti inciden en la
tendencia a d em o rar la consulta de salud. En general, las in te
racciones entre las com pañeras travestis y las instituciones es
tatales están atravesadas p o r la desvalorización co n tin u a de la
identidad travesti. N o resulta extraño, en consecuencia, que las
travestis tien d an a re c u rrir al sistem a público de atención de la
salud cuando sus condiciones de vida están seriam ente afec
tadas p o r severas dolencias. La atención de la salud, entonces,
tiene lugar m ayorm ente en condiciones aprem iantes que difi
cultan el tratam ien to y/o la recuperación.
En la encuesta que se realizó d u ran te el año 2005, se observa
que casi la m itad (45%) de las com pañeras entrevistadas m e n
ciona no controlar reg u larm en te su estado de salud. E ntre las
que han respondido negativam ente, la d iscrim in ació n (33.1%),
seguida p o r el m iedo a los controles (22.9%) y la falta de tiem po
(17.8%) son algunos de los m otivos a los que aluden p ara expli
car la falta de cuidado de su propio bienestar. E ntre las m enores
de 21 años, aum en tan las m enciones al m iedo (47.6%) y entre
las m ayores de 31, to m an im p o rtan cia la vagancia, la apatía o el
sim ple “no tengo ganas”.
76
Vamos a la calle y allí nos curamos
Subjetividad y salud
77
otros trabajos tam bién se en cu en tran en el m ercado inform al,
sin reconocim iento de n in g ú n derecho laboral, en ocupaciones
de baja calificación y rem uneración.
En el cam po de la educación, a p esar del d eterio ro de las
in stitu cio n es educativas p ú b licas y de las co n d icio n es la b o ra
les en los últim o s años en la A rgentina, aún sigue vigente la
relación que se establece en tre el nivel de co n o cim ien to s y el
g rad o form al alcanzado, co n la m ayor o m e n o r p o sib ilid ad
de acceder al m ercad o laboral. Por o tro lado, el m ayor acceso
al co n o cim ie n to se v in cu la con una m ayor capacidad p ara el
cu id ad o de la salud, u n a m ás clara identificación de los riesgos
y m ás au to n o m ía p ara to m a r decisiones in fo rm ad as. En re la
ción al colectivo travesti, la am plia m ay o ría n o ha co n clu id o
el ciclo secu n d ario de ed u cació n form al y cu en ta con m u ch o s
m enos años de esco larid ad que el resto de la p o b lació n de la
C iudad y del G ran B uenos A ires. Por o tro lado, las co m p a
ñeras refieren la existencia de prejuicios y u n g ran tem o r a la
d iscrim in ac ió n com o o b stácu lo s p ara in c o rp o ra rse al sistem a
educativo (Ver capítulo sobre educación). Todo ello p erju d ica
las posibilidades colectivas p a ra ejercitar u n m ejo r cu id ad o de
la salud y tam b ién lim ita la capacidad p ara elu d ir los o b stá c u
los b u ro crático s y to m a r las decisiones necesarias p ara in c o r
p o rarse al sistem a de salud.
Las condicio n es hab itacio n ales son, a m e n u d o , m uy p re
carias y en m uchos casos existen dificultades de acceso a s e r
vicios básicos. En la C iu d ad A u tó n o m a de B uenos A ires, las
co m p añ eras travestís resid en m ay o ritariam en te en hoteles o
p en sio n es (59.6%), d o n d e d eben co m p a rtir el b añ o y la cocina
y no cu en tan con servicio de calefacción p rovisto p o r el hotel.
En el G ran B uenos A ires, las co m p añ eras tie n d e n a vivir en
78
casas antes que en hoteles: el 51.2% m an ifestó vivir en su p r o
pia vivienda y el 28.4% en viv ien d a alquilada. Lo m ism o p asa
en M ar del Plata, d o n d e el 53.7% dijo resid ir en u n a v iv ien d a
alq u ilad a y el 22% en v ivienda pro p ia. Sin em bargo, al ser c o n
su ltad as estas últim as acerca de las co n d icio n es de sus v iv ie n
das, resp o n d iero n , con frecuencia, que eran p recarias (p o rq u e
no co n tab an con algún servicio o p o r el tip o de m ateriales co n
que estaban co n stru id as).
Las travestis tran sitan u n am biente social d o n d e la d isc ri
m inación y la travestofobia son registros p erm an en tes de los
espacios en los que se desenvuelven. U na característica que d i
ferencia al travestism o de otros gru p o s o p rim id o s es que m u
chas veces no e n cu e n tran co n ten ció n en sus fam ilias, ya que
m uchos/as de sus fam iliares se cu en tan entre las p ersonas que
no respetan su identidad.
A m enudo, las representaciones sociales asocian al trav es
tism o con u n a ru p tu ra del o rd en establecido y de las n o rm as
m orales de la convivencia. C om o se ha dicho en el capítulo s o
bre violencia, esta sanción social se expresa a través de las ag re
siones de p articu lares y de fu n cio n ario s/as del E stado (especial
m ente de los/las agentes de policía). Tam bién las condiciones
del trabajo callejero im plican, con frecuencia, la exposición a
am bientes hostiles que in ciden en el tipo de com plicaciones de
salud de las com p añ eras travestis. Juegan en co n tra —p o r m e n
cio nar algunos factores— las condiciones clim áticas, la v io len
cia social y el abuso policial.
La hostilidad del sistem a público de salud p ro d u ce la b ú s
queda de estrategias alternativas de atención de la salud. Las
com pañeras con frecuencia recu rren a m édicos/as p articu lares
con quienes h an establecido relaciones de confianza, p ero en
los consultorios p articu lares no se po seen quirófanos ni condi-
79
d o n e s suficientes cuando hay que interven ir p o r algún acto de
violencia.
D iana Sacayán se refirió a esta cuestión d u ran te u n a e n tre
vista a m ediados de julio de este año: “N o van al hospital p o r
que saben que interviene la policía. En ese caso se van a la calle
y ven cóm o se pueden curar. Tam bién tenem os relación con un
m édico el cual sí atiende casos no sólo de violencia callejera
sino que tam bién casos de abusos sexuales en los cuales no se
quería d en u n ciar”.
U na consideración aparte m erecen las intervenciones de
transform ación del p ro p io cu erp o que caracterizan la ex p erien
cia com o travestís. Por u n lado, la desvalorización social de su
identidad, la expulsión del sistem a de salud y del m ercado de
em pleo form al inciden en las posibilidades de acceder a p ro
fesionales e instituciones confiables para la realización de las
distintas intervenciones (inyección de siliconas, im plantes de
prótesis, cirugías, tratam ien to s horm onales).
El 87.7% del total de las com pañeras travestís consultadas
han m odificado su cu erp o sin registrarse diferencias p o r edad y
localidad de residencia. E ntre ellas, el 82.2% se inyectó siliconas,
el 66.3% realizó tratam ien to s horm onales y el 31.8% se im p lan
tó prótesis. La m ayoría se realizó m ás de u n a m odificación. La
cantidad de m odificaciones no au m en ta con la edad, las jóvenes
se realizaron en prom edio la m ism a can tid ad de m odificacio
nes que las mayores.
Es necesario ten er en cu en ta los ám bitos en los que las m o
dificaciones de sus cu erp o s tienen lugar. El 97.7% de las co m p a
ñeras que se inyectaron siliconas y el 92.9% de las que realiza
ron un tratam ien to h o rm o n al señalan que estas intervenciones
se realizaron en un dom icilio particular. En el caso del im p lan
te de prótesis, el 35.7% refiere que co n cu rrió a un consultorio
80
particu lar y el 59.5% a u n a clínica privada. En estos casos, con
m ucha frecu en cia, no existen condiciones ad ecu ad as de asep
sia, no hay in te rn a c ió n ni control p o ste rio r de la interv en ció n y
tam poco se o b tie n e u n recibo p o r el pago.
El ejercicio de la pro stitu ció n incide en las m odificaciones
corporales, ya que hay atrib u to s físicos que son valorados por
los clientes. D e esta m anera, la c o n stru cció n de sus cu erp o s está
atravesada p o r la tensión entre los p ro p io s deseos y los co n d i
cionantes del c o n su m o prostibular.
Los sistem as de salud de la ciu d ad y la p ro v in cia de Bue
nos Aires no c u e n ta n con profesionales ni p ro g ram as que c o n
sideren las necesidades de atención de la salud, que derivan de
las intervenciones corporales p racticad as p o r las travestis. M ás
bien, la atención de com plicaciones derivadas de estas in ter
venciones están signadas p o r el prejuicio acerca de la superfi
cialidad de estas m odificaciones y no p o r el debido respeto a la
identidad.
Este contexto da cu en ta de la ten sió n que p ro d u ce vivir en
u n en to rn o que sistem áticam ente está ju zg an d o y san cio n an d o
las acciones de las travestis. La co n tin u a ho stilid ad social re
quiere invertir m u ch a energía en las estrategias de su p erv iv en
cia y tam bién tiene u n im pacto significativo en la subjetividad,
a través de la travestofobia in ternalizada.
Estas condiciones de vida se v in cu lan con las dificultades
p ara llevar adelante prácticas efectivas de cuidado. C o n frecu en
cia, la precariedad en que viven las travestis afecta la atención a
las m anifestaciones corporales que in d ican un desequilibrio en
el estado de salud. Las travestis son u n a población vulnerable
en relación con su salud p o r razones sociales, políticas y e co n ó
micas; y además, p o r el im pacto de estos co n d icio n am ien to s en
sus subjetividades.
81
La posibilidad de so rtear las barreras institucionales, co m
p ren d er los requisitos necesarios para acceder al sistem a de sa
lud pública —y a las políticas sociales en g eneral— y m odificar
prácticas institucionales excluyentes tienen estrecha relación
con la capacidad de asociarse a otros/as en igual o sim ilar situ a
ción. En este sentido, la m ovilización del colectivo travestí p ara
luchar p o r el pleno reconocim iento de sus derechos es de vital
im portancia. Las organizaciones han ejercido u n a fuerte p re
sión en algunos espacios institucionales de salud y han aco m
pañado las dem andas individuales de m uchas com pañeras.
D iana Sacayán, activista del M ovim iento A n tid iscrim in a
torio de Liberación (M AL), reflexiona —en la entrevista citada
an terio rm e n te— sobre su pro p ia experiencia de reclam os al sis
tem a de salud y la im p o rtan cia de la organización colectiva:
Más que con mi acto individual tiene que ver con la actitud
de denunciar. Y a su vez, esto también se relaciona con un
montón de actitudes individuales que sefueron visualizando
a través de las denuncias de las compañeras travestís. Y esto
también tiene que ver con la lucha que viene desarrollando el
Movimiento G L T T B en todos los espacios institucionales. O
sea, la injerencia política que ha tenido en los últimos tiem
pos el Movimiento G L T T B en la Ciudad Autónoma, porque
esto no me pasó en la provincia de Buenos Aires. Nosotras
tenemos una organización que se dedica a las cuestiones de
violencia sobre todo las que estén relacionadas con cuestio
nes genéricas y con diversidades sexuales, pero nos relacio
namos muchísimo con grupos y organizaciones o individuos
que tengan que ver con la lucha por el reconocimiento de las
identidades de género y el reconocimiento de los derechos
para las diversidades de las minorías sexuales.
82
La comunidad travestí frente a la epidemia de
VIH-SIDA
83
El Dr. Y paraguirre relató d u ran te una entrevista la histo ria
de la u n id ad en relación a la aparición de pacientes travestis:
84
la práctica su propia sexualidad. Se comienza a articular
una organización de ayuda dentro del hospital con la con
cepción de que detrás de una persona enferma existía un
problema social importante. Esto era más fuerte con las
travestís porque eran muy abandonadas. Los pacientes ho
mosexuales y heterosexuales eran más contenidos. En el
caso de las travestís no respondía la fam ilia incluso con
el fallecimiento, había cuerpos que ni siquiera eran recla
mados. En el hospital M uñiz el equipo de trabajo se hace
efectivamente transdisciplinario, se conforma una “cultu
ra M u ñiz”, donde se transita de una fuerte discriminación
inicial de los médicos ( “putos de m ierda1) a comentarios
sobre que tenían “unos lomos espectaculares que ninguna
mujer podría tener”, lo que muestra la interpelación a la
propia sexualidad. Actualmente el equipo de enfermería es
muy profesional, sumamente comprometido y abnegado.
Fue un largo aprendizaje. Lo importante fue que en esos
tiempos (alrededor de 1995) las travestís se estaban empe
zando a organizar para la lucha de sus derechos.
85
Silencios públicos, muertes privadas:
el impacto de las relaciones no protegidas
86
ventivas en un contexto de desvalorización social y precarias
condiciones de vida.
C uando a la discrim in ació n de la p ro p ia id e n tid ad travesti
—p o r parte de la sociedad en general y de las instituciones de
salud en p articu la r— se sum a el estigm a vinculado con la infec
ción p o r V IH -SID A , m uchas com pañeras travestis decid en no
seguir los tratam ien to s, aunque estén fo rm alm en te disponibles,
o solicitan tratam ien to en form a tardía. Este fen ó m en o tal vez
se vincule con la falta de expectativas respecto del fu tu ro en u n a
sociedad hostil y con la relación en tre in stitu ció n h o spitalaria y
m alos tratos. D iana Sacayán co m entó al respecto que “sabiendo
o presum iendo, tam b ién de m an era prejuiciosa, las co m p añ e
ras, de que bueno, ya está. P or ahí alguna vez fu ero n [al h o sp i
tal] y les dijeron que sí, que tenían H IV y bueno, se dejan m orir.
Yo conozco m uchas com pañeras, que las veo. Y ya n o hay caso
de recom endarles que vayan. No, se dejan m o rir”.
En base al listado de travestis fallecidas en los últim o s 5
años, referido p o r las encuestadas, en el 62% de los casos se
m enciona al SIDA com o causa del fallecim iento. C abe destacar
que la incidencia de los fallecim ientos a causa del SIDA es aun
m ás alarm ante con sid eran d o que en nuestro país el tratam ien to
está form alm ente disponible de m an era gratuita.
87
de La Matanza, provincia de Buenos Aires. E l del M uñiz
ocurrió hace como dos años y medio atrás y el del Parois-
sien harán cuatro o cinco meses. Fui a hacer una consulta
por Consultorios Externos del Servicio de Neumonología
en el Hospital M uñiz, para que me dieran el tratamiento
profiláctico de la tuberculosis, recomendado por mi mé
dica. Como la médica no se encontraba en el hospital, me
atienden en otro consultorio. Bueno, yo entro al consulto
rio, le comento más o menos cuál es el tratamiento que yo
vengo a hacerme por recomendación de mi médica. Entro
al consultorio, estábamos hablando lo más bien, yo le digo:
“M i caso es así. La doctora ya lo viene estudiando”. Y el
chico agarra y me dice: “Bueno, está bien. ¿Nombre..”. C o
mienza a tomarme todos los datos. Y le digo: “M i nombre
de D N I es tal, pero si no te es mucha molestia me podrías
llamar por mi apellido”. O sea que ni siquiera le dije que me
llamara por mi nombre genérico. Y el tipo sigue hablando
y me dice: “Bueno, tu caso ya más o menos lo sé, seguí el
tratamiento y venite dentro de tanto y tanto tiempo”. Y me
dice: “Bueno macho, está bien”. En esos términos me habla.
Y cuando yo le digo: “Discúlpame, recién te acabo de decir
que te voy a pedir que no me llamés por mi nombre, que
nada más me llamés por mi apellido, por favor respeta-
me. Porque yo por más que presuma que vos sos semejante
marica — así se lo dije— no te estoy diciendo mariquita,
maricota ni nada. Te digo doctor. A sí que por favor a vos
te pido que me llames por mi apellido”. Y entonces me dice:
“Bueno mirá, si no te gusta como te atiendo, andá y que
te atiendan en otro lado porque yo no te voy a atender”. Y
entonces le digo: “No, vos me tenés que atender. No es que
no me gusta. Te estoy reclamando que no me discrimines
por ser travestí”. Y el tipo me dice: “¿Vos qué te pensás?”.
88
Y ahí yo empecé a gritarle al tipo y el tipo se histeriqueó y
mandó a llam ar gente para que me saquen del consulto
rio. Y ahí vino una asistente social que fue quien salió de
testigo por una denuncia que yo hice al Hospital M uñiz
en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.
La Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires se
expide con unas recomendaciones para el hospital diciendo
que es necesario que tengan un perfeccionamiento a través
de cursos en el área de cuestiones de género. La denuncia
la hice a todos los médicos desde el director del Hospital.
Yo me seguí atendiendo en el hospital y hubo una asistente
social que se porto muy bien, o sea que hay gente dentro
del hospital que tiene voluntad. Lo que sí, la queja y el re
clamo nuestro es con respecto al trato institucional hacia
la comunidad travestí. Como sucede también en muchos
otros casos, personas inmigrantes. Después de la denuncia
no tuve problemas, al contrario se cuidaban mucho más.
89
una ambulancia porque yo armé un escándalo.
Me dejaron en una camilla y se estaban comunicando con
la ambulancia, pero no de la manera que tendría que ha
ber sido porque yo estaba con una herida. Entonces, yo aún
consciente empiezo a reclamar. Empecé a gritar: “¡Que me
lleven, que me lleven, que me lleven!”. Si ahí no tenían qui
rófano que me llevaran a otro hospital. Entonces ahí me lle
van al Hospital Paroissien de la provincia de Buenos Aires,
donde también me llevaron sin ningún tipo de informe sobre
cuál era mi situación. Por eso la intervención quirúrgica se
retrasó como una hora, porque tuvieron que hablar con el
médico de la sala de primeros auxilios.
Los médicos de la guardia del Paroissien se comunicaron con
los médicos del Hospital Ferrer para que dieran el informe
de cómo había sido la cosa.
Entre tanto estuve en un pasillo cuarenta minutos, una hora,
esperando a que se decidan a llevarme al quirófano. Cuando
me llevan y lo primero que la doctora hace es pronunciar el
nombre correspondiente a mi D N I y me dice: Bueno tal,
quedate tranquilo que ya te vamos a operar”. Bueno, a esto
yo respondo y le digo que por favor me llame por mi apellido,
que mi nombre era Diana pero que si le molestaba mucho,
que me llamara por mi apellido. La doctora no se acordaba
de mi nombre, pero al fin a l comenta mi hermana que cuan
do terminó la operación me cacheteaban para que reaccio
nara y me decía: “Despertate Déborah”.
También me sentí violentada cuando tenía que entrar al
quirófano y las chicas me llamaban por mi nombre de D N I.
Pero no era una agresión tan fuerte como la que sufrí por el
médico del Hospital Muñiz, que no me quería atender por
ser travestí. Me pareció mucho más duro. Me marcó más a
90
mi porque ahí sentí una violencia ejercida desde miii noi
mativa. En cambio en el Paroissien sentí que era por igno
rancia que lo hacían. Una vez operada fu i trasladada a una
sala de varones, solicité traslado a otro hospital porque me
di cuenta de que ahí faltaban insumos, porque había con
flicto y estaban de paro, allí había otro problema no por mi
condición travestí solamente.
Finalmente no me trasladaron y me dieron el alta porque
ya estaba muy bien. A los dos días, intervino la Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación porque se comunicaron
distintas organizaciones, una a la cual yo pertenezco (M o
vimiento Antidiscriminatorio de Liberación) y otras con las
cuales nosotros trabajamos como A L I T T y el Área de Estu
dios Queer.
91
Los cuerpos de la universalidad
Educación y tavestismo/transexualismo
93
esta ilusoria noción inclusiva y universalista. Ilusión u n iv ersa
lista que co m p o rta u n a doble cara: universal en sus contenidos
y universal en sus alcances. Es decir, la educación pública p re
tende, desde su carácter laico, b rin d ar una form ación integral
despojada de los prejuicios y los particu larism o s de un sector
de la sociedad; y a la vez, desde su carácter universalista, ex ten
der el derecho (e incluso la obligatoriedad) de la educación a
todas las personas.
Esta universalidad, com o puede suponerse, m uestra sus lí
m ites a la hora de pensar, p o r ejemplo, las relaciones entre e d u
cación y sexualidad. “D e esto no se habla” pareciera ser el le
m a.1
C uando la escuela “habla” de sexualidad, lo hace g eneral
m ente, asociándola a la reproducción, siendo m ateria de estu
dio de las ciencias biológicas. Así, la sexualidad, si es que se
encara, es vinculada a la relación sexual y ésta, a su vez, es e n
ten d id a com o coito heterosexual, enfatizándose los aspectos
“peligrosos” del sexo: el peligro de los em barazos no deseados y
el peligro de contagio de ETS-SIDA. La sexualidad se define, a
fin de cuentas, com o algo practicad o ocasionalm ente (y no sin
altos “riesgos”) y no com o algo que se es. La escuela reproduce
y m antiene el ideal fam iliar m onogám ico y heterosexual. Pero
en ese m ism o m ovim iento de reproducción ideológica, calla los
procesos que ella m ism a genera p ara lograr dichas co n stru ccio
nes.
La escuela delim ita qué es y qué no es de su incum bencia.
Q ué educación universal im p arte y qué “m alas educaciones” ig
nora, evita, sustrae del discurso escolar. Y con ello, qué cuerpos
94
escucha y reconoce y cuáles disim ula y excluye. Así, com ienza
a entenderse p o r qué el 64% de las travestis encuestadas que
dicen haberse reco n o cid o en dicha iden tid ad antes de los trece
años, no term in ó la prim aria. Vale aclarar que entre aquéllas
que lograron te rm in a rla p rim aria, m enos del 20% com pletó los
estudios secundarios. A co ntinuación, dos testim onios recogi
dos durante la encuesta, enfatizan el problem a:
2 El colocar entre com illas la palabra deserción responde a la asociación de este térm ino
con una cierta voluntad que, tal com o precisam os en el texto, estaría ausente en los casos
analizados.
95
elección personal de ab an d o n ar los estudios e incluso se aleja
de los m otivos de “deserción” presentes en o tro s grupos socia
les, com o la necesidad económ ica de ingresar al m u n d o laboral.
Así lo dem uestran los siguientes testim onios:
96
cam bios de escuela, rep eticio n es de añ o y “d esercio n es” o
expulsiones, p o n e de relieve u n d e te rm in a d o p a tró n sexual
que la escuela su p o n e universal. U n univ ersal con c o n te n i
d o s concretos: n iñ o s y n iñ as claram en te d iferen ciad o s, pero
a la vez con u n a sex u alid ad “la ten te”, invisible, q u e n o d eb ie
ra m an ifestarse en el ám b ito escolar. N iñ o s y n iñ a s q u e n ad a
tie n e n que p re g u n ta rse acerca de su p ro p ia sex u alid ad p o r
qu e la resp u esta v e n d rá sola en el fu tu ro : el d eseo p o r el sexo
opuesto.
El cuerpo de la universalidad, al cual las travestis en su in
fancia y adolescencia no se acom odan, d eterm in a los reco rri
dos escolares fru strad o s y la experiencia tem p ran a (tal vez la
prim era) de la discrim inación.
Cuerpos silenciados...
97
com isaría y la calle— en la lista de lugares en los cuales ellas h an
recibido agresiones.
En el tran scu rso de la experiencia escolar, las trav estis/tran -
sexuales h an en fren tad o to d o s los m ecanism os de d iscrim in a
ción: la escuela ha acallado a este colectivo, la escuela ha h ab la
do p o r él de un m odo en el cual no se reconoce; y la escuela,
una vez que las h a descubierto “diferentes”, las ha excluido.
98
cual, a lo sum o, in ten tan red u cir el d añ o (y con ello, la visibili
dad) bajo el ala de su protección, pero (en n in g u n o de los casos
entrevistados) desde u n a to m a de posición o u n “blanqueo” y
puesta en discusión de u n a situación que se presenta claram en
te conflictiva.
99
colarización. M ás que u n a identidad de género definida, en la
infancia y adolescencia las travestis entrevistadas percibían que
“eran diferentes” y es en to d o caso el en to rn o (escolar, fam iliar)
quien n o m in ab a esa diferencia.
100
Me creía solo en el m undo, me creía la única.
101
La vuelta a la escuela
102
grupo, com o en la sociedad: en tre ellas m ism as ha p ro d u cid o
u n a tom a de conciencia respecto de cuáles son los derech o s y
cóm o son avasallados. Es esto tam b ién lo que viene obligando
a la sociedad a refo rm u lar las concepciones y prejuicios que se
tienen del colectivo y a escuchar sus reclam os.
Al respecto, se reproduce p arte de la entrevista realizada a
una activista travesti que concluyó sus estudios secu n d ario s y
que, a p a rtir de u n caso de d iscrim in ació n en el estudio de M a
gisterio, sentó u n antecedente fu n d am en tal p ara todas las tra-
vestis/transexuales: el derecho de ser tratad as de acuerdo a su
identidad.
103
entender. Yo muy fresca le dije que quería seguir estudiando,
que no había terminado la escuela. “Ah, qué bien, qué ma
ravilloso, qué divino”, dice la vicedirectora, entonces yo le
respondo: “Espere, yo quiero hacer una aclaración, yo tengo
unos papeles, que están en regla (porque yo ya sabía que
estaban en regla), pero simplemente esos papeles no figuran
con mi identidad, mi identidad es tal” (...) Entonces cuando
yo termino de hablar, me dijo que aguardara un segundo
y cuando volvió me dijo: “Mirá, hay un pequeño inconve
niente: no hay vacantes’. Cuando el día anterior había ido
Josefina, diez minutos antes había ido. A h í ya me incorporé
con furia: “Mirá, yo no quiero creer que esto es un acto de
discrim inación’ (...) y además yo le agregué “No hay ningún
impedimento para que yo estudieentonces ella, ante tanta
vehemencia me dijo “Bueno, vení el jueves”.
Yo ya estaba deprimidísima porque a veces las partes que
se obvian de estos relatos es que esto realmente te afecta a
vos: otra vez me sentí expulsada de una institución, otra vez
situada en esa adolescencia donde había sido expulsada sin
ningún tipo de explicaciones. Incluso ya oscilaba entre vol
ver a ir o no, para qué.
E l jueves decido ir, me llevo todos los papeles para no dar es
pacio para que me dijeran nada. Llego, le toco el vidrio y me
dice que espere. La verdad es que el tiempo de espera no sé
si fueron un minuto, diez, o dos horas, pero a m í se me hizo
interminable. Entonces ella sale y me dice que la acompañe,
me lleva a un lugar donde era la celaduría y les dice “Por
favor, anótenla a ella”. Yo de momento quería dar gritos,
saltos y una auxiliar dice: “Lohana, yo voy a ser tu precepto-
ra y para m í es un gusto”. M i prim er día fue así, fatalísimo.
Cada paso era “voy, no voy. Que se corte la luz, que me pise
104
un colectivo”, eran así, cosas tremebundas. “Que hagan un
paro, que se caiga el c o le g io E ra n más o menos como 10
cuadras y cada pasito era así.
La primera clase de qué puede ser: de psicología y qué se le
ocurre decir al profesor, que cómo nos llamamos y quién nos
había puesto el nombre. Y yo dije Lohana y que no sabía
quién me lo había puesto, cuando en realidad me lo había
puesto yo, pero ya de entrada como declaración me parecía
grosso.
Los primeros meses fueron medio insoportables porque eran
800 miradas sobre mí, para ver si hablaba, comía, esas co
sas; pero después, como ya formaba parte de su cotidianei-
dad... Listo, no pasaba más nada (...) A sí fue el inicio. Pero
todo lo que empezó con obstáculos luego se convirtió en una
de las más bellas experiencias, incluso mucho, mucho más
superior a mi antigua escolaridad, donde en realidad había
algo que faltaba para vivir plenamente, disfrutar de algo que
a m í me gustaba como era estudiar y era que en realidad mi
identidad estaba oculta o no estaba... Que no era yo misma.
Eso para m í fu e fuertísimo.
Cuando había que elegir una delegada escolar, de todo el
colegio, yo gané por el 80 % de los votos, y ya todo el mundo
sabía que era travestí. Para m í fue una experiencia mara
villosa (...) Y me eligieron para decir el discurso fin a l de
la escuela. Yo no podía hablar sólo de m í o de ser travestí,
pero en un momento yo le puse que agradecía a la escuela
la oportunidad que me había dado, pero sobre todo que se
había dado de convivir con la diferencia.
(...) Las luchas no son en vano, para m í la organización y
la lucha son fundamentales para un cambio, de cualquier
sociedad, de cualquier situación. Y tienen [las travestis más
105
jóvenes] otros permisos que no hemos tenido y otras liberta
des que no hemos tenido. Las luchas van dejando cambios
profundos, seguramente (...) Y la participación en términos
políticos no sólo ha transformado nuestra propia realidad
sino que ha tamizado los prejuicios de la sociedad. Nosotras
como activistas políticas, cualquier organización de traves
tis, vamos tamizando todas esas discriminaciones. Yo me he
encontrado discutiendo en foros educativos con maestras, y
escucharon mi visión cuando antes nunca la hubiesen te
nido. No te digo que hayan salido en masa, pero bueno, va
modificando.
Gracias a la organización, la sociedad nos ve como acto-
ras de discurso y entonces por supuesto, muy lentamente, las
instituciones van tambaleando. Y eso va en beneficio no sólo
de las niñas travestis sino de la propia sociedad.
106
Boletín Oficial N° 1642 - 03/03/2003
R E S O L U C IO N E S
Secretaría de Educación
R E S O L U C IÓ N N ° 122
R E C O M IÉ N D A S E A L O S E S T A B L E C IM IE N T O S E D U
C A T IV O S D E L A C .A .B .A Y A L A S D E P E N D E N C IA S D E
L A S E C R E T A R ÍA D E E D U C A C IÓ N , Q U E S E G A R A N
T IC E E L R E S P E T O PO R L A ID E N T ID A D D E G É N E R O ,
D IG N ID A D E IN T E G R A C IÓ N D E L A S P E R S O N A S P E R
T E N E C IE N T E S A M IN O R ÍA S S E X U A LE S .
107
lar se encuentra solucionada por voluntad de la conducción
del mismo, esta Secretaría hace suya la recomendación de
la Defensoría del Pueblo, a fin de que se garantice, en el sis
tema educativo de la Ciudad, el respeto por las libertades
individuales, en el marco de las prescripciones del artículo
11 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires y artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional;
Que, conforme lo señalara la Corte Suprema de Justicia de
la Nación, en los autos González de Delgado, Cristina y
otros d Universidad Nacional de Córdoba s/ Recurso de
Hecho, en el voto del Dr. Enrique S. Petracchi “La igualdad
ante la Ley surge del Art. 16 de la Constitución Nacional;
de la Declaración Am ericana de los Derechos y Deberes del
Hombre (Art. II); de la Declaración Universal de los Dere
chos Humanos (Art. 7o); de la Convención Am ericana de
Derechos Humanos (Art. 24); del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (Art. 26)” “La prohibición de la
discrim inación está consagrada expresamente en la Decla
ración Americana de los Deberes y Derechos del Hombre
(Art. II...'sin distinción de raza, sexo, idioma, credo”), en
la Declaración Universal de Derechos Humanos (Art. 7o
que veda “toda discrim inación” sin aditamentos); continúa
diciendo que “el derecho a la educación está contemplado
en el Art. 14 d éla Constitución Nacional; en el Art. X I I de
la Declaración Americana sobre los Deberes y Derechos del
Hombre (con expresa mención a la igualdad de oportuni
dades en todos los casos)”;
Que, conforme tiene dicho la Cámara Nacional de Apela
ciones en lo C iv il Sala G de la Capital Federal, en los autos
Ferro, Celestino s/ Información Sumaria que “Sin descono
108
cer el principio de unidad, inm utabilidad y obligatoriedad
del nombre, frente a la pretensión de declaración de iden
tidad de la persona, debe prim a r una postura flexible que
analice las dificultades concretas que ocasione la diferencia
de nombre o apellido en cada caso”;
Que en la Declaración aprobada por la Legislatura de la
Ciudad de Buenos Aires el 11 de mayo del 2000, referidas
a incluir en Jornadas de No Discrim inación y en Cursos de
Capacitación Docente temas relativos a las minorías sexua
les para superar conductas homofóbicas se manifiesta que:
“la educación debe contribuir a generar una ética social
donde lo que se juzgue sean las acciones de las personas y
no sus identidades, donde lo que se penalice no sea la d i
ferencia sino los actos que verdaderamente atenten contra
la convivencia social; que una sociedad democrática debe
aceptar la diversidad y una auténtica igualdad de oportu
nidades, que a su vez se base en el ejercicio pleno y efecti
vo de los derechos humanos y civiles por parte de todos/as
los/as habitantes ya que los valores democráticos incluyen
aprender a convivir con quienes son distintos/as y la dispo
sición a reformar las normas pensadas para la mayoría si
éstas no atienden a los intereses de las m inorías”;
Que, conforme lo expresara la Defensoría del Pueblo de la
Ciudad de Buenos Aires, “la universalidad de los derechos
humanos debe expresarse en prácticas flexibles que asegu
ren su ejercicio por parte de sujetos muy diversos, ya que
anteponer la rutina administrativa expidsaría a segmentos
muy vulnerables del acceso a h ciudadanía p len a )
Por ello, en uso de atribuciones que le son propias,
109
E L S E C R E T A R IO D E E D U C A C IÓ N
R E S U E LV E :
110
sean reconocidos. Situaciones com o las que se m en cio n an en el
ám bito educativo sientan un antecedente y plan tean un espacio
de negociación desde el cual la iden tid ad travesti sea reco n o ci
da com o tal en éste y otros ám bitos.
111
Esto se vuelve especialm ente visible cu an d o se analiza la
principal ocupación de las travestis encuestadas ten ien d o en
cuenta la edad. Se observa así que para las travestis m ás jóvenes
el ejercicio de la p rostitución constituye casi la ú n ica fuente de
ingresos posible.
El deseo de ser travestí no trae aparejado de suyo la elección
del ejercicio de la p rostitución. P or el contrario, sería p ertin en te
preguntarse si se puede hablar de una “elección” de la p ro stitu
ción, ten ien d o tam bién en cu en ta que aquéllas que no ejercen
la prostitución realizan trabajos en la m ayoría de los casos de
form a independiente, lo cual visibiliza la exclusión del cam po
laboral a la que el colectivo travesti/transexual está expuesto.
El an udam ien to entre travestism o y p ro stitu ció n que fre
cuentem ente se percibe en la sociedad (y las consecuencias de
ello, com o la crim inización de la iden tid ad travestí y la exposi
ción a situaciones de riesgo p ara la salud) se d esarm a cu ando la
pregunta es ¿qué querría hacer o ser?:
112
N uevam ente, lo que aparece en tre las travestis/transexuales
es el tem o r a ser d iscrim inadas. A sim ism o, la falta de educación
form al se presenta com o un obstáculo p ara h acer del ejercicio
de la prostitu ció n u n a elección y n o un m an d ato inapelable.
A ún a sabiendas de que el hecho de ser u n a “travestí ed u ca
d a ’ no garantizaría u n a inserción laboral, puesto que la d iscri
m inación p o r la id entidad genérica p o d ría llegar a presentarse
tam bién en los ám bitos de trabajo, la educación sin em bargo se
vuelve un pilar sobre el cual ganar seguridad com o personas y
com o grupo.
113
dichos condicionam ientos com o violaciones de los derechos
hum anos que las conciernen com o personas. V iolaciones que
se sostienen a p a rtir de un supuesto cuerpo de la universalidad
que no las contiene, que p reten d e invisibilizarlas y las excluye.
Renata Hiller
114
ANEXO GRÁFICO
Observaciones metodológicas
115
co. En el G ran Buenos Aires estuvo a cargo el M ovim iento A n
tidiscrim inación y de Liberación (MAL) y en la ciudad de M ar
del Plata, ADIB fue la organización que asum ió esta tarea.
La m uestra quedó con fo rm ad a p o r travestis residentes en
M ar del Plata (13.8%), en el p rim e r cordón del G ran Buenos A i
res (29.1%) y en la C iudad A utónom a de Buenos A ires (57%).
Generales
Localidad de Residencia
14%
116
Edad actual
3% 1%
25%
46%
Localidad de origen
6% 1%
50%
30%
117
Educación
19%
24%
32%
¿Estudia en la actualidad?
□ si DlSlo Ü N s /N c
118
Las que no estudian en la actualidad,
¿desean completar sus estudios?
□ s¡ D N O B N s /N c
119
Vivienda
Tipo de vivienda
31%
37%
□Propio □ De una amigo/a
0 D e un familiar
30%
120
Motivos por los que no tiene a su nombre el contrato de
alquiler
12%
11%
38%
7%
32%
IDN s / Nc
121
Condiciones de la vivienda
122
Trabajo e ingresos
Principal ocupación
□ No
123
Solvencia de los gastos mensuales
36%
1%
□ sí D N o H N s /N c
124
Envía dinero a sus familiares
2%
49%
49%
□ Sí ü No BNs/Nc
Salud
40% 59%
□ Sí ¡ i No ■ Ns/Nc
125
Motivos de no control
Discriminación 1 ',>~1 33,1
Miedo l ~l 22.9
Tiempo | | g
Dinero [ 111
0 204060
¿Modificaste tu cuerpo?
12%
□ Sí ■ No
126
Tipo de modificación realizada
Una 36,7
í 20,5
L_____
20 40 60
127
Ámbito en el que fue intervenida según tipo de operación
35,7
Tratamiento hormonal
0,9
Inyección de siliconas
20 40 60 80 100
Situaciones de violencia
2%
128
¿Sufrió abusos policiales?
2%
86 %
I Sí D no B N s /Nc
Burlas / insultos
Agresiones físicas
Discriminación
Abuso sexual
0 20 40 60 80 100
129
Lugares de agresión
Comisaría j 69,6
” En la calle 69,2
Escuela 39,9
Hospital 28,3
En el vecindario i 17,4
En un boliche 117,4
En el transporte público 12
Otros ¡31,5
o 20 40 60 80
0 20 40 60 80 100
130
Bibliografía
131
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m eteo Libros; B uenos Aires; 2002.
132
Asociaciones
133
Asociación Civil Gondolin
Contacto: Mónica León (presidenta)
Tel.: 15-5804-3633
Mails: [email protected], [email protected]
Dirección: Aráoz 924 (CP. 1414)
134
Mail: [email protected]
Dirección: Av. Rivadavia 3412
Desalambrando
Contacto: Laura Eiven
Tels.: 4362-2470/4361-3643
Mail: [email protected]
Dirección: Maipu 631,1o 15
www.desalambrando.com
Futuro Transgenérico
Contactos: Marlene Wayar (coordinadora general),
Paula Ortiño (secretaria general)
Tel.: 6310-7430
Fax: 4954-1100
Mail: [email protected]
Dirección: Carranza 1546 (CP. 1414)
135
IGLHRC (Comisión Internacional de los Derechos Humanos para
Gays y Lesbianas)
Contacto: Alejandra Sardá (coordinadora para América Latina y el Caribe)
Tel.: 4961-3531
Mails: [email protected], [email protected]
Dirección: Córdoba 2645, 8o piso dep. 25 (CP. 1187)
www.iglhrc.org
La Fulana
Contacto: María Rachid
Tel.: 4867-2752
Mail: [email protected]
Dirección: Av. Rivadavia 3412
www.lafulana.org
136
Madres de Plaza de Plaza de Mayo - Línea Fundadora
Tel.: 4343-1926
Mail: ¡[email protected]
Dirección: Piedras 153,1°"A"(C1070AAC)
www.madresfundadoras.org.ar
Otras Ovejas
(Ministerios Multiculturales con Minorías Sexuales)
Tel.: 4314-5989
Mail: [email protected]
Dirección: Lavalle 376, 2o piso "D" (CP. 1047)
www.othersheep.org
Pañuelos en Rebeldía
(equipo de educación popular, áreas de género)
Contacto: Claudia Korol (coordinadora)
Mail: [email protected]
Red GLBTT
Tels.: 4954-5599 / 4951 -6742
Mail: [email protected]
Dirección: 25 de mayo 67,4o piso (CP. 1002)
137
Mail: [email protected]
Dirección: Corrientes 2038
www.rojas.uba.ar
Bai-Ben
(Gays y Lesbianas en la Pcia. de Buenos Aires)
138
Tel.: (0222) 743-0019
Dirección: Olavarrieta 1080 (CP. 7240), Lobos
Homo Sapiens
(Asociación para la defensa y promoción de los derechos de las mi
norías sexuales)
Tel./Fax: (0223) 494-7025
Mail: [email protected]
Dirección: Av. Independencia 1101,4°"A", Mar del Plata
139
Dirección: Calle 53 N° 653, (B1900BBA), La Plata
140
Los/as autores/as
141
M auro Cabral. H istoriante.
m aulesel@ gm ail.com
142