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2021 T 107
Ezequías tuvo que enfrentar la amenaza del rey asirio Senaquerib. Aunque se preparó militarmente, confió principalmente en Dios. Cuando Senaquerib atacó Judá, Ezequías oró a Dios por ayuda. Dios respondió milagrosamente al destruir el ejército asirio y salvar a Jerusalén. Más tarde, cuando Ezequías enfermó gravemente, Dios también lo sanó milagrosamente a petición suya.
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Ezequías tuvo que enfrentar la amenaza del rey asirio Senaquerib. Aunque se preparó militarmente, confió principalmente en Dios. Cuando Senaquerib atacó Judá, Ezequías oró a Dios por ayuda. Dios respondió milagrosamente al destruir el ejército asirio y salvar a Jerusalén. Más tarde, cuando Ezequías enfermó gravemente, Dios también lo sanó milagrosamente a petición suya.
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Lección 7 para el 13 de febrero de 2021
El rey Ezequías tuvo que pagar las consecuencias de la unión de su
padre Acaz con los asirios. Salmanasar V y Sargón II, habían arrasado Israel y deportado a su población. Ahora, el nuevo rey asirio, Senaquerib, se dirigía contra Judá. Ezequías se preparó para el conflicto. Pero no cometió el error de su padre. Él confió en Dios como su apoyo para enfrentar al rey asirio. En medio de esta crisis, Ezequías tuvo que hacer frente a su guerra personal contra la muerte. La acción humana: La preparación para el conflicto. Isaías 36:1. La victoria de los asirios. Isaías 36:2-20. La acción divina: El amparo de Ezequías. Isaías 36:21-37:20. La derrota de los asirios. Isaías 37:21-38. Victoria y derrota de Ezequías. Isaías 38; 39. “Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó” (Isaías 36:1) Con la ascensión al trono asirio de Senaquerib, Ezequías vio una oportunidad para librarse del yugo asirio. Sin embargo, en 701 a.C., Senaquerib atacó palestina asolando el reino de Judá y tomando la ciudad de Laquis, muy cerca de Jerusalén. Túnel de Ezequías Ezequías hizo preparativos para la guerra fortaleciendo los muros, cegando las fuentes y excavando un túnel que aseguraba el suministro de agua a Jerusalén (2Cr. 32:1-6; 2R. 20:20).
Después de hacer todo lo que humanamente podía, confió
la victoria al único que podía defenderle: “con nosotros está Jehová nuestro Dios” (2Cr. 32:7-8). Un gran ejemplo para nosotros hoy. “¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela” (Isaías 36:10) Mientras sitiaba Laquis, Senaquerib envió al Rabsaces para intentar tomar Jerusalén atemorizando al pueblo y convenciéndoles para que se rebelasen contra Ezequías y rindiesen la ciudad. Isaías 36:6 No pueden confiar en Egipto CIERTO FALSO
No pueden confiar en Dios, ya que Ezequías lo ha
Isaías 36:7 ofendido derribando sus lugares de culto CIERTO FALSO
Isaías 36:8 No tienen ni siquiera jinetes entrenados para la guerra CIERTO FALSO
Isaías 36:10 Dios estaba de parte de Asiria CIERTO FALSO
Isaías 36:12 El prolongado asedio los matará de hambre CIERTO FALSO
Esta mezcla de verdades, medio verdades y mentiras no pudo convencer al
pueblo, que permaneció fiel a su rey, porque confiaban en el poder de Dios. La primera acción de Ezequías fue buscar orientación divina a través del profeta Isaías, y rogarle que intercediera por ellos (v. 2-5). La respuesta fue inmediata: Dios había oído la blasfemia asiria y un rumor haría que se alejaran de allí (v. 6-7). Efectivamente, tras conquistar Laquis, Senaquerib oyó un falso rumor sobre un ataque de los etíopes. Antes de retirarse de Judá, envió cartas amenazadoras a Ezequías (v. 8-13). Ezequías extendió estas cartas ante Dios. Al pedirle liberación, lo reconoció como Santo, Rey y Creador (v. 16). El rey solicitó la ayuda divina, no para su propio beneficio, sino para que Dios fuese conocido por las naciones (v. 20). “Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo” (Isaías 37:35) El propósito de Satanás era aniquilar Judá para evitar el nacimiento del Mesías y la redención del mundo. Si Senaquerib hubiese conquistado Jerusalén, habría conseguido su propósito. Al tiempo que grababa sobre el muro de su palacio la victoria sobre Laquis, Senaquerib alardeó de haber encerrado a Ezequías “como un pájaro en una jaula”. Pero no pudo decir que lo había derrotado, ni que había tomado Jerusalén. Del contingente que había dejado para asediar la ciudad, 185.000 soldados fueron muertos por un ángel (por supuesto, no dijo nada de esto en su mural). Al regresar a su ciudad el propio rey encontró la muerte. Dios había ganado. Toma de Laquis, grabado en el muro del palacio de Senaquerib “En aquel tiempo Merodac Baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, le envió cartas y un regalo a Ezequías, porque supo que había estado enfermo y que se había recuperado” (Isaías 39:1 NVI)
En medio de la crisis, Ezequías enfermó, e Isaías le
anunció que moriría. El rey se volvió a Dios con gran lamento, y Dios le escuchó y le concedió 15 años de vida. En su angustia, Ezequías solicitó una señal que confirmase este gran milagro. Y la señal fue un milagro en sí misma: el sol retrocedió al pedido de Ezequías (Isaías 38:8). Mientras el rey alababa a Dios por su curación, los astrónomos babilónicos observaban el extraño fenómeno. Al conocer la conexión de este suceso con la curación de Ezequías, el rey de Babilonia envió a sus mensajeros (Is. 39). ¡Qué oportunidad tan tristemente desperdiciada de ensalzar el nombre de Dios ante los sabios babilonios! “En los días aciagos, cuando todo parece conjurarse contra nosotros, tengamos fe en Dios, quien lleva adelante sus designios y hace bien todas las cosas en favor de su pueblo. La fuerza de los que le aman y le sirven será renovada día tras día” E.G.W. (El ministerio de curación, pg. 382)