Informe Dromedarios
Informe Dromedarios
Informe Dromedarios
David Perpiñán
Veterinario
MSc en Medicina y Cirugía Animales
PhD en Sanidad Animal
Diplomado por el Colegio Europeo de Medicina Zoológica (Herpetología, retirado)
RCVS Specialist in Zoo and Wildlife Medicine (retirado)
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INTRODUCCIÓN
En la década de los años 60 del siglo XX el turismo empezó a llegar a Lanzarote y fueron
en esas fechas cuando el dromedario se empezó a utilizar para dar paseos a los turistas
(se ha citado que el primer paseo fue en 1958 o 1959). En 1974, cuando se creó el
Parque Nacional (P. N.) de Timanfaya, los paseos en dromedario ya se realizaban en una
zona en el límite del parque, por lo que esta actividad pudo continuar en ese mismo lugar.
Actualmente, todos los dromedarios que existen en Lanzarote se dedican al turismo.
La bibliografía y la historia también indican que no existe una raza canaria. F. Fabelo
(2005) indica que las diferencias que se observaban entre animales traídos de África y
animales criados en Canarias no era genéticas, sino fenotípicas. De la misma forma, las
principales revisiones de razas de dromedarios no incluyen ninguna raza propia de
Canarias (véase por ejemplo Wilson 1997 y Nelson et al. 2015).
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Los “camellos canarios” han provenido siempre de dromedarios de África, aunque los
animales se reproducían en Lanzarote. Hace unos 40 años se empezó a producir un
mayor aislamiento de sus poblaciones debido a las restricciones de importación desde
África por motivos sanitarios. Esto demuestra que solo recientemente los dromedarios de
Canarias han podido sufrir cierto aislamiento reproductivo.
Figura 1. Dromedarios en las instalaciones del valle de Uga. Se observa una variedad morfológica
importante y poco compatible con la definición de una raza diferenciada. También se puede notar
cómo los animales echados buscan la sombra ofrecida por las paredes.
A pesar de que España cuenta con la única supuesta “raza” doméstica de dromedario en
Europa, la producción científica que ha salido de los “camellos canarios” ha sido muy
escasa, con solo entre 1 y 11 artículos en las últimas tres décadas, según un estudio.
Esto está por debajo de países como Francia, Italia, Reino Unido, Suiza o Alemania, y por
supuesto muy inferior a la de muchos países de África y Asia. De hecho, se han
encontrado muchos artículos sobre características de razas específicas de dromedario,
pero ninguno sobre la presunta “raza” canaria. Este dato también pone en cuestión la
existencia de una “raza” única de las Canarias.
Clasificación y características
Los dromedarios pertenecen a la familia Camelidae, que también incluye el camello
bactriano y los camélidos sudamericanos (guanaco, vicuña y sus formas domésticas, la
llama y la alpaca respectivamente). La características anatómicas de los dromedarios son
que tienen un estómago fermentador multicompartimentado, realizan la rumia (pero no
forman parte del grupo de los rumiantes) y tienen dos dedos en cada pie, con una uña
(no una pezuña) al final de cada dedo. Los machos tienen un divertículo palatino (dulaa)
que expanden cuando están en celo, nerviosos o estresados. Los machos pesan entre
400 y 600 kg y las hembras entre 300 y 540 kg. Son animales longevos que pueden vivir
hasta 50 años y algunas fuentes citan esperanzas medias de vida de 40-50 años, algo
que parece excesivo. Cuando se utilizan para trabajo, se suelen retirar a los 25 años,
aunque esto no se ha descrito para los dromedarios de Canarias. Los dromedarios
pueden ser agresivos, especialmente los machos en celo. Las hembras y los machos
castrados son menos agresivos. El dromedario puede infligir lesiones importantes en las
personas, especialmente mediante mordiscos, aunque también pueden escupir y cocear
en todas las direcciones.
Los dromedarios son animales muy resistentes y son famosos por su capacidad de pasar
largas temporadas sin beber agua. Sin embargo, pueden experimentar muerte súbita si
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se les hace trabajar en exceso. En condiciones naturales, los dromedarios pueden llegar
a viajar hasta 50 km el día en busca de comida. Normalmente pasan 6-8 horas al día
pastando en las horas menos cálidas del día y otras 6 horas las pasan rumiando durante
la noche.Actualmente se considera que el dromedario en estado salvaje está extinguido,
posiblemente incluso desde hace 2000 años. Por lo tanto, todo son dromedarios
domésticos o cimarrones.
- Lanzarote a caballo, en Yaiza (carretera de Arrecife a Yaiza LZ-2, kilómetro 17). Este
negocio lleva años en litigio con los camelleros del P. N. y el ayuntamiento de Yaiza. Si
bien se le había prohibido ofrecer paseos en dromedarios (de hecho no lo anuncian en
su página web), los dromedarios observados están con su montura y preparados para
realizar paseos con turistas, por lo que se supone que vuelven a tener licencia para
operar esos paseos con dromedarios.
- Echadero de camellos, en Yaiza (carretera de las Montañas del Fuego LZ-67). Es el sitio
más famoso e importante en Lanzarote para hacer un paseo en dromedario. La mitad
del echadero se encuentra dentro del P. N. y la otra mitad se encuentra fuera.
Problemas dermatológicos
Se observa en la población de dromedarios de Lanzarote una elevada frecuencia de
aparición de callosidades en los puntos de presión de las extremidades y del pecho.
Estos callos se desarrollan por la combinación de tres situaciones anómalas que ocurren
en los dromedarios de Lanzarote:
2. Obligación que tienen los dromedarios de pasar muchas horas al día sentados sin
libertad para poder levantarse.
3. Acción de levantar el peso de los viajeros directamente desde el suelo, lo que pone
excesiva presión no sólo en las articulaciones, sino en la piel que cubre esas
articulaciones. La misma presión se produce cuando el dromedario tiene que bajar el
peso.
Los callos esternales se han descrito en la bibliografía y en los libros sobre enfermedades
de dromedarios, pero los callos en las extremidades no son tan frecuentes en
dromedarios de otras partes del mundo. Este tipo de lesiones son indicativas de una
condiciones adversas y únicas para los dromedarios de Lanzarote. Se ha descrito que la
ulceración e infección secundaria de la callosidad esternal suele estar causada por
cojeras y/o por pasar mucho tiempo tumbados (esto demuestra que pasar mucho tiempo
sentados es perjudicial para los dromedarios). Las lesiones se caracterizan por fibrosis
crónica, neovascularización y formación de tejido de granulación, así como bolsillos de
infección supurativa. Estas callosidades pueden desarrollar inflamación crónica y en
algunas ocasiones puede acabar en osteomielitis.
2. El dromedario tiene que levantar el peso desde el suelo, lo que supone un esfuerzo
sobre las articulaciones enorme.
3. El dromedario tiene que levantar el peso en frío. En ocasiones, los dromedarios (a los
que no se les permite levantarse hasta que no se suben los turistas) permanecen
sentados durante horas y, sin capacidad de calentar, el primer esfuerzo es levantar
desde esa posición sentada un peso de más del 30% de su propio peso corporal.
4. El trayecto que realizan los dromedarios incluye subidas y bajadas, lo que pone
todavía más presión a las articulaciones. Por lo tanto, las observaciones realizadas
indican un claro sobre-esfuerzo de las articulaciones, no solo al levantar y bajar peso,
sino también al subir y bajar terreno inclinado.
5. Los callos de presión comentados en el anterior punto son otra indicación del sobre-
esfuerzo que se deposita en las articulaciones.
6. Algunas fuentes escritas y orales han indicado que los problemas articulares son
importante en los dromedarios de Lanzarote. F. Fabelo (2005) comenta que los
problemas dermatológicos y los problemas musculoesqueléticos ocupan el 80% de la
atención veterinaria a los dromedarios de Lanzarote. El hecho de que no se hayan
encontrado documentos científicos o técnicos que hagan referencia más detallada de
este tipo de patologías se debe principalmente a que el “camello canario” apenas ha
generado publicaciones científicas.
Figuras 7-8. Sobre-esfuerzo de las articulaciones de los dromedarios al levantar (izquierda) y bajar
(derecha) peso. En la fotografía de la izquierda se estimó que el dromedario estaba levantando
más del 50% de su peso corporal (la persona de la derecha de la imagen llevaba un lastre con
peso adicional).
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Figura 9. Vista panorámica del Echadero de camellos de Yaiza. Se puede observar que los
camellos están siempre sentados hasta que tienen que levantar a los turistas. Se pueden ver los
sacos blancos que corresponden a lastres de peso para equilibrar ambos lados del dromedario.
Figura 10. Dromedarios bajando la empinada zona que les lleva al Echadero.
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Problemas de bienestar
Las fotografías antiguas muestran que los bozales se hacían de tela, pero en época
reciente se empezaron a utilizar bozales de alambre. Estos bozales de alambre se han
dejado de utilizar en el Echadero de camellos de Yaiza, seguramente a raíz de la polémica
generada por la publicación de algunos vídeos en la plataforma youtube donde se
denunciaba, entre otras cosas, el uso de este tipo de bozales (véase por ejemplo https://
www.youtube.com/watch?v=38Tg6GvonWo, consultado el 24 de noviembre de 2020).
Sin embargo, sí se han observado estos bozales de alambre en los dromedarios de
Lanzarote a caballo.
Los bozales de tela son actualmente utilizados en el Echadero de camellos. Si bien sus
efectos no parecen ser tan nocivos sobre los dromedarios como los bozales de alambre,
también producen problemas, ya que impiden la rumia normal e impiden otros
comportamientos normales que los dromedarios realizan con la boca. Por ejemplo, se
observó un dromedario sacudiendo repetidamente la cabeza debido a que tenía algo en
la boca y no se lo podía quitar a causa del bozal. Tampoco hay que olvidar que los
dromedarios del Echadero de camellos comparten con los de Lanzarote a caballo las
causas que facilitan las estereotipias, como por ejemplo incapacidad para mostrar
comportamientos normales e importantes.
Figura 11. Dromedario con bozal de alambre donde se muestra compresión de los nostrilos,
compresión de labios y otras partes de la cara y estereotipias orales con la lengua. El grado de
malestar en este animal es elevado. A muchos de estos animales se les deja sin comida durante
muchas horas al día.
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Figura 13. Estereotipias orales en
un dromedario con un bozal de
alambre, donde también se
pueden observar callosidades en
las patas. Estos animales pasan
todo el día atado a un poste y en
ninguna de las visitas se ha
podido observar que se les
proporcione sombra, comida o
agua durante todas las horas que
están en esta zona de exhibición.
En este caso este animal puede
ponerse de pie, pero en otras
ocasiones esto se impide
mediante “entrenamiento” o
mediante unos dispositivos
cogidos a las extremidades que
les impiden físicamente ponerse
de pie.
Figura 14. Dromedarios realizando la rumia. Se puede observar que, a diferencia del dromedario 1,
el dromedario 2 no puede realizar la rumia de forma apropiada, pues el bozal le impide abrir la
boca tal como lo haría un dromedario en condiciones normales.
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2. Apatía y otros comportamientos anormales
Todos los dromedarios del Echadero de camellos están permanentemente sentados y (en
ocasiones) atados; los de Lanzarote a caballo están atados pero pueden ponerse de pie,
aunque generalmente también están sentados. En cambio, cuando los animales tienen
cierta libertad, como en las instalaciones del valle de Uga, tan sólo el 25% de los
dromedarios está sentado. Además, cuando estos dromedarios se sientan suelen
seleccionar zonas de sombra, mientras que ni los animales del Echadero de camellos ni
los de Lanzarote a caballo tienen sombra durante todo el día.
Figura 15. Instalaciones en el valle de Uga. Cuando a los animales se les da la oportunidad de
elegir, la mayoría prefieren estar de pie. Cuando se sientan, más del 50% de los animales lo hacen
buscando lugares con sombra. Ninguno de los cercados dispone de zonas importantes de
sombra, por lo que los animales la buscan arrimándose a las paredes.
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Figura 16. Dromedarios en Lanzarote a caballo. Se puede observar falta de sombra, falta de
interacción social, falta de libertad de movimientos e incomodidad para tumbarse debido a la
presencia de la silla. Estos animales pasan en este estado alrededor de ocho horas al día.
Figura 17. Dromedario cogiendo tierra con la boca, un comportamiento anormal que puede estar
motivado por la falta de opciones para desarrollar el comportamiento normal de búsqueda de
comida.
En ninguna de las tres zonas evaluadas se proporciona cobijo o sombra a los animales.
Tan solo en las instalaciones del Valle de Uga los animales pueden obtener algo de
sombra si se arriman a las paredes de los cercos y edificios, algo que intentan hacer
cuando tienen oportunidad. La ausencia de sombra y cobijo debe considerase como una
falta de bienestar, ya que el dromedario no se puede proteger de una situación
meteorológica adversa.
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OTRAS CONSIDERACIONES
3.
Figura 18. Dromedario sentado sobre sus propias heces en Lanzarote a caballo.
B) Existe una falta de información acerca del carácter agresivo de estos animales y de la
causa del uso de bozales. Estas explicaciones no están en el museo que se encuentra
adyacente al Echadero de camellos. Cabe destacar que F. Fabelo (2005) menciona que
antiguamente “eran habituales los incidentes ocasionados por la conducta agresiva de
los animales, accidentes que podían ser incluso mortales, sobre todo durante el celo de
los machos…”. También se debe comentar que el bozal solo impide una forma de
agresión, ya que como comenta F. Fabelo (2005) el camello también puede causar daño
golpeando con su cabeza, dando coces con sus cuatro extremidades en todas las
direcciones o aplastándonos con su cuerpo.
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C) Podría existir un exceso de horas de trabajo en estos animales. En Lanzarote a caballo
no pude comprobar si los mismos animales son usados cada día de la semana o si al
menos se les da descanso dos días a la semana. Para el Echadero de camellos F. Fabelo
(2005) comenta que hay 288 licencias, pero que en el P. N. solo puede haber 210
ejemplares simultáneamente. Esta proporción permitiría que cada camello solo trabajase
cinco días a la semana, pero para ello se debería dar la situación que todos los camellos
estén sanos y puedan trabajar, algo que no parece probable, debido a lo descrito
anteriormente sobre problemas físicos, debido a que es normal encontrar animales
enfermos en cualquier explotación de animales y debido a que en las visitas realizadas
incluso se observó un animal cojo que era utilizado para los paseos. Por lo tanto, podría
ser que en temporadas de alta demanda haya animales trabajando más de cinco días a la
semana.
D) Tal como apunta F. Fabelo (2005), “…existe un enorme vacío legal en lo que se refiere
a los registros ganaderos, guías de movimiento, condiciones que deben cumplir los
sacrificios (ya que no se permite el sacrificio en mataderos), identificación animal, etc.”. Si
bien han pasado 15 años desde este escrito y las condiciones han podido cambiar de
alguna manera, no se pudo observar ni se tiene conocimiento de que los animales se
“jubilen” tras pasar ciertos años trabajando. De hecho, los números ofrecidos por F
Fabelo en el 2005 (288 licencias para trabajar más otros 100 dromedarios que han de
quedarse en los establos por no tener licencia) son compatibles con otras fuentes que
detallan en unos 400 animales la cabaña de ganado camellar en la zona de Yaiza. Se
desconoce si parte de esos 100 dromedarios son animales “jubilados”, pero no se tiene
constancia de que en la isla existan mataderos homologados para el sacrificio de
dromedarios. No hay que olvidar tampoco que algunos de estos dromedarios también
viajan de forma temporal a la península para realizar otras actividades, como por ejemplo
participar en las cabalgatas de reyes en Navidad.
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problemas dentales. La expresión de comportamientos sociales del punto 7 está
gravemente comprometida mientras los animales están trabajando, aunque los animales
del valle de Uga tienen más posibilidades de expresar sus comportamientos. El punto 8
se evaluó en el valle de Uga, donde se observó algún animal aislado, pero en general los
dromedarios se mantenían en grupo. Para el punto 9 se observaron estereotipias orales
en algunos animales con bozales de alambre en Lanzarote a caballo y en algunos
animales estabulados en el valle de Uga. Hay que decir que los bozales de tela de los
animales presentes en el Echadero de camellos impedía correctamente la visualización
de posibles estereotipias orales, aunque parecía evidente que esos bozales no suponían
tantos problemas para el animal como los bozales de alambre. En todos los lugares
evaluados había una falta evidente de enriquecimiento ambiental. Las formas de
entrenamiento (punto 10) no se puedo evaluar, aunque los animales del Echadero de
camellos obedecían a sus camelleros.
6.2. Ectoparasitismo
6.3. Endoparasitismo
6.4. Diarrea
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CONCLUSIONES
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Se impone por lo tanto un replanteamiento en profundidad del uso turístico de los
dromedarios de Lanzarote. Una posibilidad es acabar con esta actividad, que genera una
falta marcada de bienestar en los animales y solo busca atraer turismo por el hecho de
subirse al animal y no por el hecho de apreciar el P. N.; además, es discutible si un animal
tan peligroso debería utilizarse para este fin. Otra opción es mejorar considerablemente
las condiciones que sufren estos animales, para lo que este informe apunta numerosos
aspectos donde incidir, entre los que están evitar un sustrato tan abrasivo, dar libertad
para que el animal pueda levantarse y buscar sombra, comida y agua cuando quiera,
regular el peso máximo que puede llevar cada animal, regular y tipificar la jornada laboral,
y evitar que ese peso se levante desde el suelo, entre otras muchas recomendaciones.
Considerando la brevedad y superficialidad de las visitas que realicé y el hecho que éstas
se produjeron en temporada de covid-19 sin casi turistas en la isla, podría ser que una
evaluación más detallada fuese necesaria para valorar más en detalle la problemática de
los dromedarios en Lanzarote. Es probable que una inspección en temporada alta pueda
detectar más problemas. Esa evaluación debería tener acceso a la forma de manejar y
entrenar a los dromedarios, a las causas de muertes de la población, a la condición de
las articulaciones de los dromedarios, al análisis de las horas, días, viajes y cargas que
realiza cada animal y al procedimiento que se sigue una vez que se determina que el
dromedario ya no es apto para el trabajo. De especial importancia es evaluar las
patologías articulares y los métodos de entrenamiento.
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