El Idioma Del Nuevo Testamento Semitismos en El Griego Del NT
El Idioma Del Nuevo Testamento Semitismos en El Griego Del NT
El Idioma Del Nuevo Testamento Semitismos en El Griego Del NT
manuscritos
griegos del
nuevo
testamento
P46
Introducción
Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos unos 14 siglos antes de que se
inventara la imprenta en el mundo occidental. El único método de reproducir la
Biblia fue, durante largos siglos, copiar su texto a mano. Todos los manuscritos
originales de las Escrituras se han perdido, por lo tanto, el Nuevo Testamento que
ahora tenemos es hecho a base de copias, las más antiguas de las cuales se
escribieron muchos años después de la muerte de sus autores originales. Es casi
seguro que ninguna de las copias que existen fue hecha de los escritos originales,
sino de otras copias; y en el proceso de recopiar las Escrituras durante siglos, en
manuscritos posteriores de la Biblia se filtraron algunos errores de copia.
Pero el proceso es diferente cuando se trata de obras que durante siglos han sido
escritas a mano y no tenemos los manuscritos originales. En este caso se necesita,
con frecuencia, una laboriosa comparación científica antes de que el erudito pueda
pensar que probablemente han llegado al texto original de cada pasaje.
Aunque sólo unas pocas de las miles de variantes en el Nuevo Testamento son
teológicamente significativas, ya que el teólogo cristiano y el estudiante de la
Biblia deben basar su fe en las declaraciones auténticas de los escritores de la
Biblia, es sumamente importante la tarea de procurar un texto digno de confianza.
En la antigua Grecia (del siglo XII aC) no existía una lengua uniforme que sea
común a todos los pueblos griegos, sino que existían diversos dialectos de un
mismo bloque lingüístico. Si bien muchos dialectos eran mutuamente
comprensibles había diferencias gramaticales, sintaxis sistemática y diferencias
fonológicas entre ellos.
Primeras variantes
Entre las variantes griegas registradas durante el período del siglo VII al II aC se
encuentran:
- El griego jónico-ático, hablado en el Ática (la región de Atenas), las islas Egeas,
la Jonia microasiática y las colonias jónicas de ultramar. Es el griego que mayor
relación tiene con el griego bíblico.
Entre las variantes lingüísticas podemos mencionar casos sencillos tales como:
En el griego occidental la a se mantiene, mientras que en el griego jónico-ático
pasa a ser h y otra vez a detrás de e, i aunque esto último solo suele darse en el
griego ático.
¿Qué son y qué diferencia hay entre el griego clásico, el griego koiné y el griego
moderno?
- El griego koiné: koiné significa común o sencillo. Este lenguaje es una variante
del griego clásico que actualmente tampoco se habla, y que algunos eruditos lo
han considerado como un idioma mezcla de cuatro dialectos (en su mayoría el
griego ático, jónico con matices del griego dórico y eólico).
Este es un lenguaje que se había extendido desde los años 330 aC por medio de
Alejandro Magno y se ha usado hasta el 500 dC en todos los pueblos sometidos
por el imperio griego y se sostuvo durante todo el imperio romano como lengua
internacional.
El griego koiné es un idioma inteligente que ha sido utilizado como base de
expansión para las relaciones internacionales del imperio greco-romano, de allí el
derivado "koiné" o "común para todos". Una referencia bíblica de esta afirmación
puede verse en Juan 19:19-20 en el título cabecera con el que crucificaron al
Señor Jesús que fue escrito en hebreo, en griego koiné “ellhnisti y en latín.
El que nos interesa es el griego koiné ático-jónico que fue el idioma con el que los
apóstoles judíos, los hermanos de Jesús y Lucas han escrito el Nuevo Testamento.
Estos judíos que creyeron en el Señor Jesucristo, siendo semitas, no difundieron
su idioma hebreo, ni el arameo, ni el griego clásico, sino el griego koiné, porque
este lenguaje era el ideal para expresar con precisión la sutil complejidad de la
Verdad de la doctrina del Señor Jesucristo. Estos hombres inspirados por el
Espíritu Santo, nos han dejado como legado mediante el griego koiné el
testimonio de la Verdad.
Es importante destacar que la antigua escritura en griego koiné era una escritura
corrida, sin separación entre vocablos, sin signos de puntuación, sin acentos y sin
tildes.
- El griego moderno: Este es el idioma que actualmente hablan los griegos, una
lengua rica, bien estructurada y que deriva del desarrollo evolucionado del griego
koiné.
Hacia fines del siglo XIX comenzó una nueva era con el descubrimiento y la
publicación de documentos no literarios, escritos mayormente en papiro pero
también en alfarería (ostracones). Estos documentos eran cartas y esquelas de
gente común, anuncios públicos, facturas y recibos, contratos y licencias. El
griego de estos documentos es sorprendentemente parecido al del Nuevo
Testamento.
El Nuevo Testamento revela que el idioma griego común también era rico en
palabras de origen extranjero.
Del latín tomó: centurio, “capitán”, que aparece como κεντυρίων [kenturíôn] en
el Nuevo Testamento (Marcos 15: 39), y que a veces se usa en vez de la legítima
palabra griega ἑκατοντάρχης [hekatontárchês];
census, “impuesto”, κῆνσος [kênsos] (Mateo 17: 25); titulus “título”, τίτλος
[títlos] (Juan 19: 19, 20).
Además del latín, otros idiomas prestaron palabras a los escritores del Nuevo
Testamento, como γάζα [gáza] “tesoro” (Hechos 8:27), que viene del persa;
κύμινον [kúminon], “comino” (Mato 23:23), del malayo; βύσσος [bússos], “lino”
(Lucas 16:19, Apocalipsis 18:12), del fenicio; βάϊον [báïon], “rama de palmera”
(Juan 12:13), del egipcio; νάρδος [nárdos], “nardo”, del sánscrito; y ῥέδη [rhédê],
“carruaje de cuatro ruedas” (Apocalipsis 18:13), del celta.
Recibieron un nuevo significado muchas palabras que son del griego clásico. Por
ejemplo, λαλιά [laliá], que en la literatura clásica significa “vano parloteo”,
“locuacidad”, recibió la nueva definición de “dicho”, “lenguaje” (Mateo 26:73;
Juan 4:42; 8:43); δαιμονίον [daimoníon], el “dios” de los autores clásicos, llegó a
significar “espíritu malo”; y κοίμησις [koímêsis], “sueño natural”, se le dio la
acepción de “muerte” (en Juan 11:13 aparece en el caso genitivo τῆς κοιμήσεως
[tês koimêseôs] “del reposo”).
Aunque debe hacerse todavía un estudio mucho más amplio para poder
comprender bien el griego koiné en todos sus aspectos lingüísticos, los resultados
de años de estudio han aclarado muchas dificultades. Algunos elementos se
destacan entre los que los eruditos han usado en estudios comparativos para
explicar el koiné.
Las obras helenísticas escritas en prosa, como las de Polibio (m. c. 120 a.C.),
escritas antes de que el dialecto ático experimentara un resurgimiento en los
círculos literarios del mundo de habla griega, han ayudado a los eruditos a
comprender el koiné. Algunos escritores del período imperial – tales como
Diodoro (m. c. 20 a. C.) y Plutarco (m. c. 120 d. C.) – también escribieron en el
idioma griego del pueblo común. Son valiosas especialmente las obras
de Filón (c. 20 a. C. – 50 d. C.), ya que, como Pablo, fue un judío que adquirió
su erudición fuera de Palestina y escribió en griego. La Carta apócrifa de
Aristeas (de fecha incierta) y las obras del historiador judío Josefo (m. c. 100 d.
C.) también sirven para establecer comparaciones en los estudios lingüísticos del
koiné.
Sin embargo, la principal ayuda para comprender las expresiones del Nuevo
Testamento ha sido proporcionada por los escritos acerca de la vida cotidiana,
encontrados en papiros y ostracones. Estos documentos descubiertos por millares
en los basureros de las antiguas ciudades egipcias y como relleno en los vientres
de los animales momificados que se adoraban, proporcionan un cuadro acertado
de la vida diaria y el lenguaje del pueblo común de Egipto en los tiempos del
mundo helenístico y romano. Se trata de decretos oficiales y reglamentos,
peticiones de particulares, quejas y pedidos, archivos de transacciones
comerciales, licencias matrimoniales, certificados de divorcio, testamentos y
cartas de toda especie imaginable. Las cartas escritas en estilo natural y sin
artificios tienen un valor especial, pues dan a conocer una multitud de expresiones
usadas en la vida cotidiana de la antigüedad. Muchas de ellas fueron escritas por
esposos a sus esposas, por hijos a sus padres, por amigos, esclavos, soldados,
oficiales y estudiantes.
Es lamentable que estos documentos, que se han convertido en verdaderos tesoros
para una mejor comprensión del Nuevo Testamento, sólo se hayan conservado en
el clima seco de Egipto. Si tuviéramos un material semejante procedente de Asia
Menor, Siria o Grecia, no hay duda de que proyectaría más luz sobre el koiné,
pues probablemente había diferencias dialectales en esos territorios.
Algunas peculiaridades del Griego del NT
No puede afirmarse que todas las expresiones y palabras del Nuevo Testamento
hayan pertenecido al idioma griego común. Algunas tienen una procedencia
claramente hebrea o aramea, y otras son creaciones nuevas que sólo se encuentran
en la Biblia. Estas últimas palabras a veces son llamadas voces Biblicae, “palabras
bíblicas”. A principios del siglo XX los eruditos las contaban por centenares, y
con frecuencia creían que eran creaciones del apóstol Pablo y de otros escritores
bíblicos; pero como muchas han sido descubiertas en papiros y en otros
documentos antiguos, sólo hay en el Nuevo Testamento unas pocas de esas
palabras que todavía no se han hallado en escritos extrabíblicos.
Algunos ejemplos de esas palabras son:
– 1. El substantivo femenino ἀντιμισθία [antimisthía] “recompensa”,
“retribución”. Aparece dos veces en el NT:
(1) Romanos 1:27
y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se
encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos
hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su
extravío. – τὴν ἀντιμισθίαν [tên antimisthían] acus. sing.
Lucas 20:21 Gospel of Luke, f 71v, 13th century, (Gregory-Aland 449; Scrivener
evan. 449; von Soden ε 330): this volume contains the Gospels of Luke and John.
http://www.bl.uk/manuscripts/Viewer.aspx?ref=add_ms_4951_f001r#
Algunas palabras griegas del Nuevo Testamento, no son más que transliteraciones
de términos hebreos, tales como:
Chester_Beatty
Cualquiera que lea el griego bíblico puede reconocer diferencias en estilo literario
dentro del Nuevo Testamento. El que sabe poco griego, que lee sin dificultad lo
que escribió Juan, quizá se desespere cuando trate de leer la segunda Epístola de
Pablo a los Corintios o la Epístola a los Hebreos. Los autores del Nuevo
Testamento pertenecían a diferentes estratos sociales y habían pasado por diversas
clases de instrucción y educación. Esas diferencias del ambiente de donde
procedían se reflejan en su lenguaje. Algunos usaban las formas más sencillas del
griego familiar, mientras que otros procuraban expresarse en forma literaria en su
estilo y expresiones.El griego más sencillo del Nuevo Testamento es el del
Apocalipsis, en tanto que el más refinado y elegante estilo se aprecia en la
Epístola a los Hebreos. Los escritos de Lucas están muy cerca de esta epístola por
la excelencia de su estilo, y las cartas que llevan el nombre de Pablo quizá sigan a
continuación. El Evangelio de Marcos está en el extremo opuesto, o sea, escrito
en un lenguaje muy sencillo. E autor se preocupó más por el importante contenido
de su estudio que por la forma literaria. De todos los autores del Nuevo
Testamento, Marcos es el que usa mayor cantidad de palabras extranjeras.
Entre éstas hay términos semíticos:
“Entonces Pedro dijo a Jesús: Maestro (ῥαββί [rabbí ], del hebreo Ro [rab]
“rabino”), bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas,
una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías” (Marcos 9:5)
– En los relatos paralelos Lucas (9:33) usa el título griego ἐπιστάτης [epistátês]
“maestro, “amo”, “Señor”, y Mateo (17:4) usa κύριος [kúrios] “Señor”.
“Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le
dijo: Maestro (ῥαββουνί [rabbouní ], voz aramea, “mi maestro”, ) que recobre la
vista” (Marcos 10:51)
“Y decía: Abba (ἀββα [abba] “padre”, del arameo [‘ab] “padre”), Padre,
todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo
quiero, sino lo que tú” (Marcos 14:36)
“Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi (ταλιθα κουμ [talitha koum],
del arameo ʓ ʬ [taleh] y Ro [kowm]); que traducido es: Niña, a ti te digo,
levántate” (Marcos 5:41)
“Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te
cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con
verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo (Gr. κῆνσος [kênsos],
latín: census) a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?” (Marcos 12:14).
“Respondiendo él, les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: ¿Que
vayamos y compremos pan por doscientos denarios (Gr. δηνάριον [dênárion],
latín: denarius) , y les demos de comer?” (Marcos 6:37).
“Y el centurión (Gr. κεντυρίων [kenturíôn], latín: centurio) que estaba frente a él,
viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este
hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39).
Un amante del griego culto no podría haberse sentido satisfecho con las muchas
palabras extranjeras del Evangelio de Marcos ni con su indudable uso monótono
de la conjunción καί [kai], “y”, “también”. En estos aspectos los autores de los
otros Evangelios han proporcionado un texto mucho más fluido.
Por ejemplo, Mateo evitó κράβαττος [krábbatos], “una camilla”, “una cama”
(palabra extranjera de dudoso origen, empleada por Marcos), y en su lugar usó la
palabra griega correcta: κλίνη [klínê] :
Lucas empleó un griego más elegante que el de Marcos y Mateo; casi no usó
palabras de procedencia extranjera. En vez de los vocablos latinos equivalentes a
“impuesto”, “capitán”, “centavo”, “azotar”, empleó términos griegos
apropiados. La construcción de sus frases también muestra un uso más refinado de
las cláusulas griegas. Une las oraciones subordinadas con las principales mediante
formas participiales o por pronombres relativos. Lucas siempre define claramente
el sujeto de la oración, pero Marcos usa con frecuencia el pronombre “él” en
forma ambigua.
Lucas y Mateo narran ciertos relatos omitidos por Marcos, en donde se advierte el
uso de un griego más refinado en el primero que en el segundo. Lucas se expresa
mejor en griego en aquellas partes de Hechos donde informa como testigo
presencial, que en su Evangelio y en la primera parte de Hechos donde basa su
narración en el testimonio escrito u oral de otros. La forma como Lucas se expresa
en griego revela que tuvo una instrucción muy buena; a veces se aproxima al
estilo clásico.
Pablo también demuestra en sus cartas que conocía el uso culto del griego, y sus
expresiones y la elección de palabras revelan a veces que estaba bien
familiarizado con el ático clásico. Sus epístolas manifiestan claramente su
educación en la ciudad universitaria de Tarso, y que conocía bien los mejores
escritos de su tiempo. Las siguientes palabras literarias, tomadas del gran número
de las que aparecen en sus epístolas, demuestran esto, aunque su excelencia se
pierda en la traducción:
(1) δίψος° [dípsos], “sed”. – “En trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre
y sed (δίψει [dípsei] dat. sing. neutro), en muchos ayunos, en frío y en desnudez”
(2 Corintios 11:27).
“El único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno
de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno.
Amén” (1 Timoteo 6:16).
(4) ἐλευθερία [eleuthería], “libertad”. – “Porque el Señor es el Espíritu; y donde
está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Corintios 3:17).
A veces Pablo usa recursos literarios impresionantes para que sus palabras sean
gratas al oído. La lectura en griego de Romanos 12:3 muestra cuán notablemente
empleaba las palabras ὑπερφρονεῖν
[huperphroneîn], φρονεῖν [phroneîn] y σωφρονεῖν [sôphroneîn].
“λέγω γὰρ διὰ τῆς χάριτος τῆς δοθείσης μοι παντὶ τῷ ὄντι ἐν ὑμῖν
μὴ ὑπερφρονεῖν παρ’ ὃ δεῖ φρονεῖν ἀλλὰ φρονεῖν εἰς τὸ σωφρονεῖν ἑκάστῳ ὡς
ὁ θεὸς ἐμέρισεν μέτρον πίστεως”.
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que
no tenga más alto concepto (ὑπερφρονεῖν [huperphroneîn]) de sí que el que debe
tener (φρονεῖν [phroneîn]), sino que piense (φρονεῖν [phroneîn]), de sí
con cordura (σωφρονεῖν [sôphroneîn]), conforme a la medida de fe que Dios
repartió a cada uno” (Romanos 12:3). La belleza literaria de este versículo se
pierde en la traducción.
“βλέπετε τοὺς κύνας βλέπετε τοὺς κακοὺς ἐργάτας βλέπετε τὴν κατατομήν.
ἡμεῖς γάρ ἐσμεν ἡ περιτομή οἱ πνεύματι θεοῦ λατρεύοντες καὶκαυχώμενοι ἐν
Χριστῷ Ἰησοῦ καὶ οὐκ ἐν σαρκὶ πεποιθότες”.
(1)Capítulo 5:8
ἔμαθεν [émathen] “aprendió” y ἔπαθεν [épathen] “padeció”.
καίπερ ὢν υἱὸς ἔμαθεν ἀφ’ ὧν ἔπαθεν τὴν ὑπακοήν
kaiper ôn huiós émathen aph’ hôn épathen tên hupakoên
(2)Capítulo 13:14
μένουσαν [ménousan] “permanente” y μελλουσαν [mellousan] “por venir”.
οὐ γὰρ ἔχομεν ὧδε μένουσαν πόλιν ἀλλὰ τὴν μέλλουσαν ἐπιζητοῦμεν
ou gar echomen hôde ménousan polin alla tên méllousan epizêtoumen
Lit: “porque no tenemos aqui una permanente ciudad pero la por venir buscamos”
“porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir”
(RV-1960)