Senectud

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CONCEPCION

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN


CARRERA DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

CICLO VITAL DE LA VIDA

SENECTUD
Integrantes:
Joaquín Cantero
Justino Coronel
Rolando Domínguez
Rocío Medina
Leticia Morales
Karen Romero
Arnaldo Rodríguez

Encargada de Cátedra:
Mg. Célica Beatriz Rondelli Santacruz

Trabajo Práctico de Psicología Evolutiva


presentado a la Facultad de Humanidades y Ciencias
de la Educación del primer año del segundo semestre.

SETIEMBRE 2019 CONCEPCION –


PARAGUAY
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FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
CARRERA DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

INTRODUCCION

¿Qué es envejecer? Para muchos, las perspectivas son tan sombrías que ni siquiera
quieren averiguarlo. En efecto, hoy muchos parecen ver en la vejez un estado de
existencia marginal. Temen perder la energía, el control, la flexibilidad, la movilidad
física, la memoria e incluso la inteligencia que, a su juicio, son cosas que acompañan al
envejecimiento. Desde el punto de vista social objetivo, la situación de algunos
longevos parece poco satisfactoria a los ojos del público general.

En el presente material, trataremos de contestar algunas preguntas concernientes a los


últimos años de vida. ¿Es realmente el anciano una “simple sombra” del adulto
vigoroso? ¿Cómo reacciona la gente ante la vejez? ¿Hay todavía un número de
personas que quiere morir antes que le llegue esa edad? ¿Qué recomendaciones
puede dar la psicología del desarrollo (y también los ancianos) a la sociedad sobre
cómo atender las necesidades de estas personas?

Aceptamos muchas actitudes y estereotipos respecto a ellos que conforman nuestras


ideas, acciones y políticas sociales, pero no necesariamente son verdaderos,
Dedicaremos la mayor parte del capítulo a los cambios físicos e intelectuales que
ocurren en la senectud y a las reacciones que emite el individuo ante ellos.

¿QUE ES LA VEGEZ?

La vejez es una categoría relativa, que varía con la esperanza prevaleciente de vida
para la población general y con la proporción de la población que ocupa el extremo
de mayor edad del espectro.

“ANCIANOS JÓVENES” FRENTE A “ANCIANOS VIEJOS”

A consecuencia de los cambios socioeconómicos, los psicólogos del desarrollo han


empezado a distinguir diversas categorías de adultos de más de 65 años.
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Ancianos jóvenes: de 60-69 años. Esta década marca del inicio de una transición
decisiva. A los 60 años casi todos los adultos deben adaptarse a una nueva estructura
de papeles, en un intento por afrontar las pérdidas y ganancias de la década.
Disminuyen los ingresos; los amigos y colegas empiezan a desaparecer. Las sociedad
reduce sus expectativas respecto a los que tiene esa edad: les exigen menos energía,
menos independencia y creatividad.

Ancianos de edad intermedia: 70-79años. Esta edad suele caracterizarse por la


perdida y la enfermedad. Los amigos y familiares mueren a veces un ritmo creciente.
Junto con una reducción de su mundo social, estas personas han de sufrir una menor
participación en las organizaciones formales. Los septuagenarios a menudo manifiestan
irritabilidad e inquietud. Sus problemas de salud tienden a agravarse más durante esta
década.

Con frecuencia se observa una disminución de la actividad sexual entre hombres y


mujeres.

Ancianos viejos 80-89 años. La mayor parte de los octogenarios tienen mayores
dificultades para adaptarse e interactuar con el ambiente.

Algunos necesitan un ambiente sin barreras y especial que les brinde a la vez privacía y
estimulación. Necesitan ayudan para conservar sus contactos sociales y culturales. La
vejez a esta edad ha sido descrita acertadamente como un “proceso gradual que
empieza el día en que uno comienza a vivir de sus recuerdos”

Ancianos muy viejos: 90-99 años. Es difícil obtener datos sobre su salud y
circunstancias sociales. Aunque algunos problemas de salud se agravan más, el
nonagenario puede modificar sus actividades para aprovechar al máximo sus
capacidades que todavía le quedan, la década novena de vida puede ser alegre, serena
y de realización. Cada grupo tiene problemas y capacidades especiales. Muchos
comparten en cierta medida los problemas relacionados con la edad: disminución de
los ingresos, mala salud y pérdida de los seres queridos. Pero tener un problema no es
lo mismo que ser un problema.

ENVEJECIMINETO FÍSICO Y ENFERMENDAD

Una mirada en el espejo. Ver como uno va envejeciendo puede ser una experiencia
terrible. La piel pierde elasticidad muestra más arrugas, se reseca y se adelgaza en
años anteriores se formaron arrugas en algunos músculos; en la senectud, se deben en
parte a la perdida de tejido adiposo debajo de la piel. A menudo se rompen pequeños
vasos sanguíneos, produciendo ligeras marcas de color verde negruzco. Aparecen
manchas propias de la vejez; hay zonas cafés de pigmentación, llamadas por el vulgo
“manchas del hígado”

Los ancianos muestran un encorvamiento típico en su postura. Algunos ancianos


disminuyen de estatura un poco a causa de estos cambios del esqueleto y los
ligamentos. No se conocen bien las causas de los cambios físicos, Se suele decir que
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son universales e irreversibles. El ejercicio regular, una mejor alimentación y mejores


medios de superar el estrés pueden retrasar el envejecimiento; algunos factores del
envejecimiento son indudablemente genéticos. Pero aunque la herencia genética
interviene de manera importante en el proceso de envejecimiento, también existen
otros factores como ya veremos.

Sentidos: En general los sentidos pierden eficiencia al ir envejeciendo el sujeto. Tal vez
las deficiencias más graves corresponden a la audición. La tasa de ceguera y pérdida
de la agudeza visual también aumenta considerablemente después de esa edad. El
deterioro visual y auditivo ejerce importantes efectos porque se dificultan la percepción
y la capacidad de comunicarse. El sentido de olfato disminuye asimismo con la edad.
Ello puede ser, en parte, atribuible a una mala alimentación y a la falta de interés en la
comida, muy común ente los longevos.

Músculos, huesos y movilidad: El peso muscular merma con los años. Disminuye la
función muscular, y el músculo tarda más en alcanzar un estado de relajación tras el
ejercicio y la fatiga. La función muscular es menos eficiente si el sistema cardiovascular
no aporta suficientes nutrientes o si no elimina todos los productos tóxicos de
desecho. Disminuyen la coordinación de movimientos motores finos y velocidad del
tiempo de reacción. Los huesos se tornan menso densos, frágiles débiles; como son
más porosos, tienden a fracturarse y tardan más en sanar. Osteoporosis es el nombre
que se da a la disminución de densidad de los huesos, que da origen a la propensión
a la fractura.

Corazón, pulmones y otros órganos. El Corazón su funcionamiento se basa en la


eficiencia con todo el sistema cardiovascular, que presenta diversos problemas con el
pasar de los años. El resultado es una disminución de flujo máximo de sangre que
llega al corazón y que sale de él, mayor tiempo de recuperación tras cada contracción
y otras restricciones.

En la senectud, los pulmones a veces tienen menor capacidad total para captar
oxígeno.

También el sistema inmunológico cambia; la producción de anticuerpos alcanza su


nivel máximo durante la adolescencia y luego empieza a disminuir. El resultado es que,
en la vejez, existe menor protección contra los microorganismos y la enfermedad.

No podemos decir que el curso biológico y predecible de la naturaleza humana sea la


única explicación del envejecimiento físico.

En el caso de la mayor parte de las deficiencias sensoriales y de los efectos de los


órganos internos, los acontecimientos individuales desencadenan el proceso del
deterioro.

Por tanto, no es legítimo concluir que los cambios que acompaña a la vejez son
predecibles en su totalidad, El tipo de vida que llevamos, la clase de vida que se ha
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llevado, los accidentes que se han tenido y el número de años vividos se combinan y
constituyen un factor de envejecimiento, el cual difiere de una persona a otra.

SALUD, ENFERMEDAD Y ALIMENTACION

Los patrones de la enfermedad cambian a lo largo del ciclo de vida. Los adultos
mayores a menudo padecen afecciones crónicas, o sea enfermedades que ocurren en
forma repetida o que nunca desaparecen. Las afecciones crónicas más frecuentes son
artritis, cardiopatías e hipertensión, así como los problemas visuales y auditivos
mencionados antes. Los ancianos son además propensos a las lesiones y a las caídas
accidentales.

En la vejez, disminuye la capacidad de superar el estrés y, al mismo tiempo, crece el


número de eventos productores de estrés. Los factores socioeconómicos, la raza y el
sexo intervienen en la aparición de la enfermedad durante la senectud.

La gran mayoría de fallecimientos entre los mayores de 65 años son atribuibles a tres
categorías: enfermedad cardiovascular, cáncer y accidentes. Las tasas son más altas
para los hombres que para las mujeres en las tres categorías.

Alimentación: En parte la mala salud de los ancianos puede deberse a una dieta
inadecuada o una alimentación insuficiente. Los ancianos no requieren tanta comida
como los adultos jóvenes. Pero los hábitos alimentarios de la vida persisten en la
senectud y, en consecuencia muchos ancianos tienen exceso de peso.

A medida que envejece el cuerpo va perdiendo la capacidad de aprovechar las diversas


clases de grasa contenidas en los alimentos. La grasa que no se utiliza se almacena en
el cuerpo, incluso a los largo de las paredes de las arterias. Se endurece allí y forma
placas que aminoran el flujo de sangre hacia el corazón A este estado se le llama
aterosclerosis, o endurecimiento de las raterías, y es la causa de muchas cardiopatías
que prevalecen en la vejez.

Con la edad, los cambios en huesos y músculos exigen una modificación de la dieta.

Con el envejecimiento disminuye también el tono muscular de los intestinos, y a


menudo presenta el estreñimiento. Los nutriólogos recomiendan añadir alimentos ricos
en fibra, como el salvado, e ingerir suficiente cantidad de agua a fin de conservar una
buena función intestinal.

CAMBIOS PSICOLOGICOS

En ocasiones los cambios físicos los obligan a hacer grandes ajustes psicológicos.

Con envejecimiento se van eliminando muchos vínculos afectivos, los ancianos sufren
la pérdida ya sea por fallecimiento, de su pareja, de otros familiares allegados, de sus
amigos e incluso, a veces, de sus propios hijos, con lo que se suma el al dolor de la
muerte de un ser querido, una progresiva situación de aislamiento afectivo.
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Cada fallecimiento les recuerda que pronto puede ser el turno de ellos. Los vínculos
con los hijos se suelen debilitar con la edad, así que lo ven con escasa frecuencia, y
cuando conviven con ellos se sienten como una “carga”.

Como resultado a este tipo de factores se acumulan situaciones en las que


predominan las vivencias de desarraigo y abandono, de falta de expectativas de cara al
futuro; de soledad, de aburrimiento, inutilidad y de frustración afectiva, que pueden
llevar al anciano a situaciones de desesperanza y de fracaso.

La frecuencia de enfermedades, la pérdida progresiva de prestigio, poder social y


adquisitivo, la inactividad e incluso la sociedad hacen que los ancianos tiendan a
refugiarse en su pasado, ya que en muchos casos es lo único que les queda, pues el
presente y el futuro pierden su valor frente a lo que ocurre con los jóvenes.

No obstante, la vejez puede ser una época de la vida tan feliz como las otras. Todo
depende, en muchos casos, del propio proyecto de vida desarrollado con anterioridad.

Muchas personas se han destacado por su equilibrio emocional y por una actividad
gratificante.

Enfermedades más frecuentes en mayores de 65 años

1. Hipertensión Arterial 6. Cardiopatía isquémica


2. Artrosis 7. Reumatismos inflamatorios
3. Bronconeumopatías 8. Demencia senil
4. Insuficiencia cardiacas 9. Depresión
5. Enfermedad vásculocerebral crónica

¿CÓMO OCUPAR EL TIEMPO LIBRE EN LA VEJEZ?

El trabajo es para algunas personas la única actividad que les produce interés. Cada
persona, y según sus propias tendencias, amplía su círculo de actividades en intereses,
de modo que, al llegar a la vejez, pueda ocupar el tiempo tan amplio que tiene a su
entera disposición. Resulta fundamental planificar todo este tiempo libe a fin de sacarle
el máximo provecho posible. La mayor parte de los ancianos, salvo graves
impedimentos físicos se encuentran en disponibilidad de fortalecer y ampliar
progresivamente actividades.

La cultura, que no pierde finalidad a esta edad, ya que la auténtica cultura está dirigida
a completar la propia formación.

También es este un buen momento para desarrollar hobbies que se emprendieron en


otras épocas y, sobre todo, para afianzar lazos afectivos con otras personas. Puede ser
una buena época para viajar, para leer, para disfrutar, parea disfrutar de los
interesantes conocimientos que han acumulado con la experiencia.

LA VIVENCIA DE LA MUERTE
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El envejecimiento y la vivencia de la muerte suelen estar íntimamente relacionados. A


medida que la vida avanza, el aviso de fin se hace cada vez más insistente.

Cuando una persona se entera que va a morir entra en una especie de shock, y los
mismo le ocurre a las personas que la quieren. Luego, tanto el afectado como sus
seres queridos entran en un proceso de cuatro fases:

1. Rechazo
2. Autocompasión
3. Rebelión
4. Aceptación
Estas cuatro fases no son estrictas. Hay personas que pasan de la primera a la
última directamente; otras, sólo bien una de ellas. Muchos son los factores que
influyen en la actitud de las personas ante la muerte. La fe, el creer en Dios y la
esperanza de una vida futura confortan, dan entereza y resignación a la hora
de enfrentarse con la muerte y soportar la pérdida de seres queridos; hay
personas que han vivido alejadas de todo lo divino, y al acercarse a sus últimos
días necesitan reencontrase con Dios.
COMO PROTEGER AFECTIVAMENTE AL ACIANO
El anciano, debido al deterioro que sufren todas sus funciones físicas y
psíquicas debe amoldarse a unas limitaciones personales, y por otro, a las
limitaciones que le impone su medio social. Dejar al anciano que siga viviendo
en “su mundo”, que hable de su vida, sus recuerdos tranquilamente, sin que
nadie ele interrumpa o se burle de él, es esencial para que no se sienta
desplazado afectivamente: toda su vida, en cierto modo, vuelve a tener sentido
y un sentido vivísimo, además, desde el momento en que interesa a los jóvenes.
La ancianidad se convierte así en el momento en que mayor gratitud se siente
por haber vivido.
Cómo tratar a los ancianos con respeto, atención, cariño e integración en la
vida de cada día.
La sociedad excluye a los ancianos y ellos mismos parecen en muchos casos
dispuestos a arrinconarse en el furgón de cola, el de los menos activos. Desde
esas dos dimensiones complementarias debemos contemplar la situación: qué
podemos hacer por el colectivo de los viejos y qué pueden hacer ellos por sí
mismo. Para empezar, una de las asignaturas pendientes de esta sociedad que
envejece a un ritmo que demógrafos, economistas y psicólogos no dudan
calificar de preocupante, es cómo cambiar la imagen del envejecimiento, paso
indispensable para que tanto las personas que entran en esa fase vital como la
sociedad en general modifiquen sus actitudes ante los ancianos.
EL MITO DE LA ETERNA JUVENTUD
Cuando alguien, refiriéndose a una persona mayor dice “Que bien, que joven
está”, implícitamente está afirmando que lo bueno, en realidad, es ser joven. Lo
demás son apaños. Está manifestando que lo que se aprecia socialmente es la
juventud y que ser viejo no es un valor, sino casi un defecto. Otra frase
reveladora: “En mis tiempos”, da a entender que su oportunidad, su sitio, ya han
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pasado: que no hay un hueco relevante para los ancianos. Poco a poco, se va
asentando la presunción, cuando no la convicción, de no pertenecer a éstas
época. Así, la persona mayor se siente excluida y cada día confirma que va
perdiendo relevancia social.
Pero ser viejo tiene sus cosas positivas. Sin ir más lejos, sentirse protagonista de
su propia evolución como persona y, más que nunca un importante miembro
de la comunidad a la que pertenece.
UNA DECISION PERSONAL
En realidad, ¿Qué es ser viejo? La mayoría de las definiciones subrayan los
aspectos deficitarios negativos: la vulnerabilidad, la propensión a las
enfermedades, la progresiva marginación, el acercamiento de la muerte. El
envejecimiento es un hecho ineludible, pero el considerarse agotado en
régimen de bajas revoluciones y al margen de las cuestiones que afectan a la
sociedad en su conjunto, es una opción estrictamente individual.
Cada persona decide paulatinamente, a veces por simple hastío, otras por
convencimiento, que reducirá drásticamente su ritmo vital, que no hará deporte,
ni aprenderá informática, ni viajará, ni practicará el sexo. En otras palabras, cada
uno, en decisión personal e intransferible, establece cuándo “es viejo para…” No
es lo mismo un jubilado que sigue con sus paseos y acude regularmente a la
piscina, sigue la actualidad leyendo diarios, frecuenta a sus amigos y familiares,
va al cine o al teatro, juega al ajedrez, participa en un taller de escritura, milita y
colabora en una ONG o partido político, que otras cuyas únicas reseñables son
dormir, ver la TV, jugar a cartas y quejarse de sus enfermedades ante sus
compañeros pensionistas.
INTEGRAR A LOS MAYORES
Respeto, atención y cariño son los tres principios básicos en la relación con
nuestros mayores.
RESPETO en su momento psicofísico, a su ritmo propio, a sus valores y
concepciones, a sus comportamientos, a sus deseos y querencias, a su propia
organización de la vida. Ello no implica estar de acuerdo siempre con ellos
cosas y habría que distinguir dónde está la frontera entre lo estos
desencuentros afectan a la vida de los no mayores. El consenso es la fórmula
más deseable. De todos modos, los mayores tienen derecho a elegir cómo
quieren vivir, porque inmiscuirnos e imponer nuestros criterios equivale a un
abuso y a una falta de respeto a su libertad.
La ATENCION al anciano será siempre desde una escucha abierta, positiva y si
juicios de valor ni prejuicios. Esta atención lleva implícita la dedicación de un
cierto tiempo para escuchar cómo está esa persona mayor, cómo vive, qué
quiere, que le gusta, como percibe sus recuerdos y experiencias. Esta actitud es
muy diferente a la de oír las batallitas del abuelo” La escucha de la que
hablamos es humana y está teñida de aprecio, consideración, cercanía y
acompañamiento.
Ya en el último de los tres principios citados, el CARIÑO debemos
proporcionárselo a los mayores en grandes dosis, porque en esta edad se
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valora más que nunca el afecto, la sensibilidad que dejamos escapar a menudo
por la servidumbre que mostramos ante la seriedad, el trabajo, el sagrado
concepto del deber, los prejuicios, la timidez y la vergüenza. Pero no nos
referimos a un cariño ensimismado o ñoño, sino más bien a ese cariño que se
trasmite a través de ese interés por lo que les ocurre a nuestros mayores, por el
respeto, la escucha, ese tiempo de dedicación…y que se traduce en nuestros
gestos, nuestra mirada, nuestro tono cálido a la hora de dirigirnos a ellos.
IMPORTANCIA DEL DIALOGO
El dialogo y la solidaridad intergeneracional son los resortes insustituibles para
promover el aprovechamiento de la riqueza cultural de las personas de edad
avanzada y la mejora de su autoestima, además para sentar las bases de una
óptima integración de los mayores en la sociedad. Ser mayor no debe constituir
un obstáculo para ser feliz. El camino deseable sería ir hacia un envejecimiento
saludable, porque hacernos mayores no es sinónimo de enfermedad, y uno de
los retos de nuestra época es vivir más, pero también mejor.
Independientemente de la edad cronológica de un individuo, su “interés por la
vida” es el factor clave de la existencia y no sólo depende de esa persona, sino
también de las redes sociales en las que funciona su vida.
La madurez de la experiencia nos dice que las barreras que surgen a lo largo de
la vida no pueden impedir nuestro desarrollo; al contrario representan una
invitación a replantearnos los límites de nuestra creatividad o como diría P.
Freire a darnos cuenta de que somos seres en transformación y no en
adaptación. A ser conscientes de lo devastador de los enfados y de las actitudes
negativas y pesimistas.

CONCLUSION

Al concluir este material y explorar todos los cambios físicos y psicológicos que
conlleva la senectud rescatamos que todas las personas, sin importar la edad,
reflexionen y se sensibilicen sobre el proceso de envejecimiento y la necesidad de
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promover una cultura que favorezca la aceptación y el reconocimiento de esta etapa


de la vida, con la intención de prepararse para vivirla en forma plena y satisfactoria.

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