El Guardián Del Hielo

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El guardián del hielo

Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo. 
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol...
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil

           Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
Yo soy el guardián del hielo.

De Cosas del cuerpo

Es un poema en verso libre


Palabras claves (yo, el hielo, efímero y el sol)

Un hombre que por el zar se encuentra con un heladero de carreta averiad. Él le pide de
favor que le cuide o aguarde a su hielo. El ve que el sol es implacable y el hielo se derrite
fugazmente ante él sin poder hacer nada para impedirlo. Observa como formas hermosas se
derriten hasta solo asemejarse a montañas y planetas. Ama a las formas, sin embargo
reniega de lo efímero. El sol tirano le impone que se acostumbre a querer lo que rápido
desaparece, él acepta y así tomo el lugar del guardián del hielo.
Elementos del género lírico:
-  Objeto lírico: lo fugaz del ser
-  Temple de ánimo: resignación
-  Motivo lírico o tema: lo efímero del mudo y sí mismo
-  Hablante lírico: El yo poético
-  Actitud lírica: enuncitiva

PAREADO (DOS ESTROFAS)


La poesía clásica se apoya en cuatro ritmos:intensidad,tono,timbre y cantidad.
La definición de verso libre más amplia haría referencia a un tipo de composición que se libera del
corsé de la métrica clásica e intenta construir el ritmo poético a base de la repetición de otro tipo de
elementos, aunque esto no excluye el uso ocasional de elementos rítmicos clásicos a lo largo del
poema.
En la poesía moderna a veces se ha intentado distinguir entre verso libre y versículos, aunque con el
tiempo, ambos términos han venido a confundirse.
El término verso libre se empleó bien pronto de un modo amplio para caracterizar la métrica de un
poema moderno de aspecto “poco convencional” desde el punto de vista métrico.
A veces también se llama verso libre, erróneamente al verso que queda sin rimar en una composición
donde los demás versos (o la mayoría) sí que riman: eso es un verso suelto, no un verso libre.
Por último, habría que diferenciar también al verso blanco, un poema cuyos versos tienen ritmo de
cantidad, pero no tienen rima (ritmo de timbre). En un poema en verso blanco todos los versos
carecen de rima.
Por ejemplo, Pablo Neruda hizo sus Cien poemas de amor en versos blancos.  En la siguiente muestra,
todos son versos tetradecasílanos, pero no hay ritmo de timbre (sólo alguna “rima” ocasional ) :
Soneto LV
Espinas, vidrios rotos, enfermedades, llanto
asedian día y noche la miel de los felices
y no sirve la torre, ni el viaje, ni los muros:
la desdicha atraviesa la paz de los dormidos,
el dolor sube y baja y acerca sus cucharas
y no hay hombre sin este movimiento,
no hay natalicio, no hay techo ni cercado:
hay que tomar en cuenta este atributo.
Y en el amor no valen tampoco ojos cerrados,
profundos lechos lejos del pestilente herido,
o del que paso a paso conquista su bandera.
Porque la vida pega como cólera o río
y abre un túnel sangriento por donde nos vigilan
los ojos de una inmensa familia de dolores.
O el hermoso poema (uno de tantos) de Luis Cernuda en tetradecasílabos:
QUISIERA ESTAR SOLO EN EL SUR
Quizá mis lentos ojos no verán más el sur
de ligeros paisajes dormidos en el aire,
con cuerpos a la sombra de ramas como flores
o huyendo en un galope de caballos furiosos.
El sur es un desierto que llora mientras canta,
y esa voz no se extingue como pájaro muerto;
hacia el mar encamina sus deseos amargos
abriendo un eco débil que vive lentamente.
En el sur tan distante quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;
su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su oscuridad, su luz son bellezas iguales.
Algunos poemas de Vicente Aleixandre, también son, en realidad, poemas en verso blanco:
LOS BESOS
No te olvides, temprana, de los besos un día.
De los besos alados que a tu boca llegaron.
Un instante pusieron su plumaje encendido
sobre el puro dibujo que se rinde entreabierto.
Te rozaron los dientes. Tú sentiste su bulto,
en tu boca latiendo su celeste plumaje.
Ah, redondo tu labio palpitaba de dicha.
¿Quién no besa esos pájaros cuando llegan, escapan?
Entreabierta tu boca vi tus dientes blanquísimos.
Ah, los picos delgados entre labios se hunden.
Ah, picaron celestes, mientras dulce sentiste
que tu cuerpo ligero, muy ligero, se erguía.
¡Cuán graciosa, cuán fina, cuán esbelta reinabas!
Luz o pájaros llegan, besos puros, plumajes.
Y oscurecen tu rostro con sus alas calientes,
que te rozan, revuelan, mientras ciega tú brillas.
No lo olvides. Felices, mira, van, ahora escapan.
Mira: vuelan, ascienden, el azul los adopta.
Suben altos, dorados. Van calientes, ardiendo.
Gimen, cantan, esplenden. En el cielo deliran.
Para que haya ritmo de cantidad, recordemos, no es necesario que todos los versos midan lo
mismo;basta con que se vea que hay una distribución organizada, pautada de la mediad e los versos.
La lira clásica, por ejemplo, es un tipo de estrofa que combina versos de 7 y de once sílabas y que
tienen ritmo de cantidad. 7a 11B 7a 7b 11B es el esquema de la lira de Garcilaso:
Si de mi baja lira
tanto pudiese el son que en un momento
aplacase la ira
del animoso viento
y la furia del mar y el movimiento;
Dicho esto, podemos entrar a aclarar la confusión más frecuente.
El verso libre, según la definición más restricitva, sería aquel que tiene ritmo de timbre (rima) pero
no tiene ritmo cantidad (no hay armonía en el número de sílabas de los versos). He aquí unejemplo de
Vicente Huidobro:

Sobre la nieve se oye resbalar la noche


La canción caía de los árboles
Y tras la niebla daban voces
De una mirada encendí mi cigarro
Cada vez que abro los labios
Inundo de nubes el vacío
En el puerto
Los mástiles están llenos de nidos
Y el viento
gime entre las alas de los pájaros
Las Olas Mecen El Navío Muerto
Yo en la orilla silbando
Miro la estrella que humea entre mis dedos.
Pero generalmente, se llama también (impropiamente, para algunos) verso libre a los versículos.
Otros distinguen entre verso libre con predominio de combinaciones de versos de artre menor y de
arte mayor hasta el endecasílabo, y versículos, cuando predominan los versos de arte mayor.
El caso es, como decimos, que se ha generalizado la costumbre de llamarverso libre tanto a una cosa
como a la otra.
Y lo cierto es, que, en ocasiones, ambos conceptos se aproximan hasta prácticamente confundirse,
como en el ejemplo de Dámaso Alonso, un poema sin ritmo de cantidas y con rima, como el verso
libre en su definición más estricta… Pero con unas rimas formadas por palabras que reiterándose
marcan el ritmo al estilo de la definición restricitva de versículo.
MUJER CON ALCUZA
¿Adónde va esa mujer,
arrastrándose por la acera,
ahora que ya es casi de noche,
con la alcuza en la mano?
Acercaos: no nos ve.
Yo no sé qué es más gris,
si el acero frío de sus ojos,
si el gris desvaído de ese chal
con el que se envuelve el cuello y la cabeza,
o si el paisaje desolado de su alma.
Va despacio, arrastrando los pies,
desgastando suela, desgastando losa,
pero llevada
por un terror
oscuro,
por una voluntad
de esquivar algo horrible.
Sí, estamos equivocados.
Esta mujer no avanza por la acera
de esta ciudad,
esta mujer va por un campo yerto,
entre zanjas abiertas, zanjas antiguas, zanjas recientes,
y tristes caballones,
de humana dimensión, de tierra removida,
de tierra
que ya no cabe en el hoyo de donde se sacó,
entre abismales pozos sombríos,
y turbias simas súbitas,
llenas de barro y agua fangosa y sudarios harapientos del color de la desesperanza.
Oh sí, la conozco.
Esta mujer yo la conozco: ha venido en un tren,
en un tren muy largo;
ha viajado durante muchos días
y durante muchas noches:
unas veces nevaba y hacía mucho frío,
otras veces lucía el sol y sacudía el viento
arbustos juveniles
en los campos en donde incesantemente estallan extrañas flores encendidas.
Y ella ha viajado y ha viajado,
mareada por el ruido de la conversación,
por el traqueteo de las ruedas
y por el humo, por el olor a nicotina rancia.
¡Oh!:
noches y días,
días y noches,
noches y días,
días y noches,
y muchos, muchos días,
y muchas, muchas noches.
Pero el horrible tren ha ido parando
en tantas estaciones diferentes,
que ella no sabe con exactitud ni cómo se llamaban,
ni los sitios,
ni las épocas.
Ella
recuerda sólo
que en todas hacía frío,
que en todas estaba oscuro,
y que al partir, al arrancar el tren
ha comprendido siempre
cuán bestial es el topetazo de la injusticia absoluta,
ha sentido siempre
una tristeza que era como un ciempiés monstruoso que le colgara de la mejilla,
como si con el arrancar del tren le arrancaran el alma,
como si con el arrancar del tren le arrancaran innumerables margaritas, blancas cual su alegría
infantil en la fiesta del pueblo,
como si le arrancaran los días azules, el gozo de amar a Dios y esa voluntad de minutos en sucesión
que llamamos vivir.
Pero las lúgubres estaciones se alejaban,
y ella se asomaba frenética a las ventanillas,
gritando y retorciéndose,
solo
para ver alejarse en la infinita llanura
eso, una solitaria estación,
un lugar
señalado en las tres dimensiones del gran espacio cósmico
por una cruz
bajo las estrellas.
Y por fin se ha dormido,
sí, ha dormitado en la sombra,
arrullada por un fondo de lejanas conversaciones,
por gritos ahogados y empañadas risas,
como de gentes que hablaran a través de mantas bien espesas,
sólo rasgadas de improviso
por lloros de niños que se despiertan mojados a la media noche,
o por cortantes chillidos de mozas a las que en los túneles les pellizcan las nalgas,
…aún mareada por el humo del tabaco.
Y ha viajado noches y días,
sí, muchos días,
y muchas noches.
Siempre parando en estaciones diferentes,
siempre con una ansia turbia, de bajar ella también, de quedarse ella también,
ay,
para siempre partir de nuevo con el alma desgarrada,
para siempre dormitar de nuevo en trayectos inacabables.
…No ha sabido cómo.
Su sueño era cada vez más profundo,
iban cesando,
casi habían cesado por fin los ruidos a su alrededor:
sólo alguna vez una risa como un puñal que brilla un instante en las sombras,
algún cuchillo como un limón agrio que pone amarilla un momento la noche.
Y luego nada.
Solo la velocidad,
solo el traqueteo de maderas y hierro
del tren,
solo el ruido del tren.
Y esta mujer se ha despertado en la noche,
y estaba sola,
y ha mirado a su alrededor,
y estaba sola,
y ha comenzado a correr por los pasillos del tren,
de un vagón a otro,
y estaba sola,
y ha buscado al revisor, a los mozos del tren,
a algún empleado,
a algún mendigo que viajara oculto bajo un asiento,
y estaba sola,
y ha gritado en la oscuridad,
y estaba sola,
y ha preguntado en la oscuridad,
y estaba sola,
y ha preguntado
quién conducía,
quién movía aquel horrible tren.
Y no le ha contestado nadie,
porque estaba sola,
porque estaba sola.
Y ha seguido días y días,
loca, frenética,
en el enorme tren vacío,
donde no va nadie,
que no conduce nadie.
…Y esa es la terrible,
la estúpida fuerza sin pupilas,
que aún hace que esa mujer
avance y avance por la acera,
desgastando la suela de sus viejos zapatones,
desgastando las losas,
entre zanjas abiertas a un lado y otro,
entre caballones de tierra,
de dos metros de longitud,
con ese tamaño preciso
de nuestra ternura de cuerpos humanos.
Ah, por eso esa mujer avanza (en la mano, como el atributo de una semidiosa, su alcuza),
abriendo con amor el aire, abriéndolo con delicadeza exquisita,
como si caminara surcando un trigal en granazón,
sí, como si fuera surcando un mar de cruces, o un bosque de cruces, o una nebulosa de cruces,
de cercanas cruces,
de cruces lejanas.
Ella,
en este crepúsculo que cada vez se ensombrece más,
se inclina,
va curvada como un signo de interrogación,
con la espina dorsal arqueada
sobre el suelo.
¿Es que se asoma por el marco de su propio cuerpo de madera,
como si se asomara por la ventanilla
de un tren,
al ver alejarse la estación anónima
en que se debía haber quedado?
¿Es que le pesan, es que le cuelgan del cerebro
sus recuerdos de tierra en putrefacción,
y se le tensan tirantes cables invisibles
desde sus tumbas diseminadas?
¿O es que como esos almendros
que en el verano estuvieron cargados de demasiada fruta,
conserva aún en el invierno el tierno vicio,
guarda aún el dulce álabe
de la cargazón y de la compañía,
en sus tristes ramas desnudas, donde ya ni se posan los pájaros?
Los versículos -sgún la acepción más purista- o el verso libre en general, en su acepción más
corriente, construyen el ritmo, principalmente (pero no exclusivamente) mediante la repetición de otro
tipo de elementos: fonemas, sílabas, palabras, estructuras sintácticas…
En general, a este otro tipo de ritmo se une el uso aleatorio o parcial en los poemas de algunos rasgos
de alguno(s) de los cuatro ritmos clásicos (rimas ocasionales, ritmo de cantidad ocasional, etc).
Es decir, un poema en versículos no necesariamente renuncia a los cuastro ritmos clásicos y, en
especial, suele apoyarse bastante en la distribución de los acentos (ritmo de intensidad) para
completar el efecto rítmico de las otras repeticiones que atraviesan este tipo de composiciones.
Recurramos de nuevo a Cernuda. Este es un grandísimo ejemplo de poema hecho en versículos (que
no en verso libre, hablando en sentido riguroso):
DONDE HABITE EL OLVIDO
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Hay algunas rimas ocasionales, pero no hay voluntad de construir el ritmo del poema sobr el ritmo de
la rima. Algunos versos tienen la misma medida, pero no se aprecia voluntad de perseguir un efecto
rítmico constante con el ritmo de cantidad, su efecto sobre el poema trabaja a ráfagas, en alguos
momentos señalados, etc.
Las construcciones paralelísticas, las anáforas, las reduplicaciones, la repetición de palabras…, esos
son los auténticos elementos protagonistas (no exclusivos) de la vertebración del ritmo en este
sensacional poema.
Otro gran ejemplo, es este de César Vallejo, para mí, uno de los más bellos poemas que se hayan
escrito jamás:
Considerando en frío, imparcialmente…
Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina…
Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa…
Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona…
Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza…
Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo…
Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente…
Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito…
le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado… Emocionado…
L HABLANTE LÍRICO 
El hablante lírico

El hablante lírico es el que transmite sus sentimientos y emociones, el que habla en el poema
para expresar su mundo interior. El hablante puede adoptar las siguientes actitudes líricas:

*Actitud de canción o carmínica: es la actitud más plenamente lírica, en que la expresión de


los sentimientos predomina en forma casi absoluta. La calificación de carmínica procede de
carmen, que en latín significa canción. Un ejemplo:
No sé lo que he soñado
en la noche pasada;
triste, muy triste debió ser el sueño
pues despierto la angustia me duraba.
(Gustavo Adolfo Bécquer, español).

*Actitud enunciativa: aquí el hablante lírico entrega sus sentimientos solo a través de la


descripción de un hecho concreto. Un ejemplo:
A recorrer me dediqué esta tarde
las solitarias calles de mi aldea
acompañado por el buen crepúsculo
que es el único amigo que me queda.
(Hay un día feliz, de Nicanor Parra, chileno).

*Actitud apelativa o apostrófica: en esta situación el poeta reta, interroga o dirige la palabra
al objeto lírico esperando una respuesta de él, aunque sea un ser sin vida. Ejemplo: Pura,
encendida rosa,
émula de la llama
que sale con el día,
¿cómo naces tan llena de alegría
si sabes que la edad que te da el cielo
es apenas un breve y veloz vuelo?
(Francisco de Rioja, español).

El objeto lírico

La inspiración surge del objeto lírico, es decir, algo que al poeta le produce algún tipo de
sentimiento o emoción, que él expresa a través de su obra. Puede ser la persona amada, un
lugar que le traiga recuerdos, la primavera, la patria o hasta objetos comunes, como el caldillo
de congrio o la cebolla, a los que se canta en algunas Odas de Pablo Neruda.

En la misma línea, pero ligeramente diferente, es el motivo o tema de la obra poética, es decir,
la situación, idea, emoción o sentimiento en torno al cual se construye el poema. Por ejemplo,
en Me gustas cuando callas, del mismo Neruda, el objeto lírico es la amada y el tema o motivo
es el miedo a su pérdida.

Versos, estrofas y rimas

Los poemas siguen un ritmo en que las palabras se relacionan tanto por su sonido como por
su significado. Por eso, se dice que ellos poseen una estructura compuesta
por versos, estrofas yrimas. Además, tienen diversas formas métricas, es decir, distintas
medidas de los versos.

Los versos son palabras o conjuntos de palabras sujetas a una medida, cadencia o ritmo, que
es una distribución de sonidos y acentos agradable o grata al oído. Según el número
de sílabas métricas (diferentes de las sílabas gramaticales) los versos se llaman: tetrasílabos
(cuatro sílabas); pentasílabos (cinco sílabas); hexasílabos (seis sílabas); heptasílabos (siete
sílabas); octosílabos (ocho sílabas); eneasílabos (nueve sílabas); decasílabos (diez sílabas);
endecasílabos (once sílabas) y dodecasílabos (doce sílabas).

La estrofa es un conjunto de varios versos, los cuales comparten alguna característica de


ritmo, medida o rima. Puede ser un número fijo o variable de versos. Las estrofas se clasifican
en: pareado (dos versos); terceto (tres versos); cuarteto (cuatro versos); quinteto (cinco
versos); sextina (seis versos); séptima (siete versos); octava (ocho versos), décima (diez
versos) y soneto (catorce versos), entre otras formas de combinación.

La rima es la igualdad o repetición de sonidos a partir de la última vocal acentuada en dos o


más versos. Se divide en consonante o perfecta y en asonante. En la primera, todos los
sonidos, vocales y consonantes, riman, porque son iguales, como en el siguiente ejemplo:

La más bella niña


de nuestro lugar
hoy viuda y sola
ayer por casar
(La más bella niña, de fray Luis de Góngora y Argote, 
español).

En la rima asonante las palabras finales del verso tienen iguales la vocal acentuada y la última
vocal fuerte (a, e, o). Ejemplo:

A la quinta, quinta quinta


de una señora de bien
llega un lindo caballero
corriendo a todo correr
(Romance anónimo).

También existen los versos sueltos, que no tienen rima, y losversos libres, los cuales no se
ajustan a ninguna medida. Un ejemplo de esto último es el poema Walking arround, de Pablo
Neruda, en que todos los versos tienen distinto número de sílabas.

Verso libre
El verso libre es la forma de expresión poética que se caracteriza por su alejamiento intencionado de
las pautas de rima y metro que predominaron en la poesía europea hasta finales del siglo XIX. Por tanto,
es una forma muy próxima al poema en prosa y la prosa poética, de los que se distingue visualmente
por conservar la disposición tipográfica en líneas sangradas propia del verso.

Historia[editar]

El verso libre nace en la segunda mitad del siglo XIX como alternativa a las formas métricas
consagradas por la tradición, como elsoneto y la décima. El primer poeta notable que lo practica es Walt
Whitman, que se inclina por un tipo de verso irregular de gran extensión (el versículo), inspirado en la
versión inglesa de la Biblia.

Algunos poetas simbolistas franceses, como Gustave Kahn y Jules Laforgue, que lo introdujeron en


Francia, adaptan esta forma de expresión a sus necesidades, separándose así del
preciosismo parnasiano, cuyas formas sentían agotadas. Stéphane Mallarméresume así su postura:

Asistimos ahora a un espectáculo verdaderamente extraordinario, único, en la historia de la


poesía: cada poeta puede esconderse en su retiro para tocar con su propia flauta las tonadillas
que le gustan; por primera vez, desde siempre, los poetas no cantan atados al atril. Hasta
ahora –estará usted de acuerdo- era preciso el acompañamiento de los grandes órganos de la
métrica oficial. ¡Pues bien! Los hemos tocado en demasía, y nos hemos cansado de ellos.

En la concepción simbolista, el verso libre no supone una pérdida de la musicalidad del poema,
sino un enriquecimiento de la misma, al preferirse el ritmo sutil y complejo al compás monótono del
verso tradicional. Años más tarde, Luis Cernuda retoma esta argumentación:
Si en el verso hay música, mi preferencia se orientó hacia la «música callada» del mismo.

En la poesía española, el verso libre cobra por primera vez importancia en el Diario de un


poeta recién casado de Juan Ramón Jiménez. A partir de entonces, se consolida como forma
de expresión común en la generación del 27 y siguientes. En los últimos años, el cansancio del
versolibrismo ha producido una reacción significativa de regreso al verso medido (rimado o
blanco), notoria en la producción de autores como Luis Alberto de Cuenca, Luis García
Montero o Miguel Ángel Velasco.

Con independencia de dicho cansancio, las reticencias contra el verso libre de autores
como Antonio Machado y Agustín García Calvose centran en dos aspectos:

 con demasiada frecuencia, se llama verso libre a lo que no es sino prosa presentada


visualmente de forma equívoca.

 la libertad a la que alude el término no debe entenderse como despreocupación de la


musicalidad, que es condición constitutiva del verso. Es célebre la advertencia en este
sentido de Machado:

Verso libre, verso libre,

líbrate mejor del verso

cuando te esclavice.

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