Todas Las Pec de Fundamentos Psicosociales Del Comportamiento Humano 1920
Todas Las Pec de Fundamentos Psicosociales Del Comportamiento Humano 1920
Todas Las Pec de Fundamentos Psicosociales Del Comportamiento Humano 1920
PECs
Francesc Gomez-Morales
[email protected]
https://sites.google.com/view/psicologia-uoc/
La Psicología Social Psicológica (PSP) adopta los fenómenos psicológicos individuales y los
fenómenos sociales como unidades de análisis separadas y trata de establecer
correlaciones entre ellos, de manera que se pueda determinar el impacto del estímulo social
en la reacción del individuo (Ibáñez, 2016). Dentro de la PSP, una orientación conductista
establecería la locura como un patrón de respuestas anomal respecto a una serie de
estímulos. La cordura vendría definida, por tanto, por el patrón estímulo social - respuesta
conductual mayoritario en la sociedad. Una orientación psicoanalítica destacaría cómo las
dinámicas psicológicas del individuo, originadas en los estadios infantiles, influyen en la
creación de grupos sociales, relaciones interpersonales y liderazgos. De esta manera, el
loco es aquella persona con un trastorno mental originado en la infancia que tiene
interacciones sociales disfuncionales que le impiden participar en la dinámica de grupos.
Por último, una orientación cognitiva haría énfasis en la manera cómo las personas
piensan (fenómeno psicológico) sobre el mundo social que les rodea (fenómeno social). Un
loco sería entonces una persona con una distorsión cognitiva, con una visión del mundo no
compartida con el resto que le conduce a tener una conducta extravagante y un aislamiento
social.
La Psicología Social Sociológica (PSS) aboga por una indisolubilidad del binomio
individuo-sociedad, de manera que uno no puede ser una variable del otro. La unidad de
análisis es la interacción social y el estudio se centra en las características de la vida
colectiva y en la configuración social de las personas (Ibáñez, 2016). Dentro de la PPS, la
corriente dominante es el interaccionismo simbólico (IS). Los seres humanos no
reaccionan a los estímulos de manera estrictamente fisiológica, sino que pueden ofrecer
una respuesta muy variable si interpretan un significado en el estímulo. Las interacciones
humanas se perciben siempre como estímulos y casi siempre esas interacciones tienen una
carga simbólica. Desde esta perspectiva, la percepción de locura (símbolo) estará ligada la
situación concreta (interacción): una persona puede interactuar con normalidad con otra de
la cual desconoce que tiene un diagnóstico de salud mental. Sin embargo, al conocer el
diagnóstico, el valor simbólico de la interacción cambia y, en consecuencia, cambia el
comportamiento (estigmatización, compasión…).
fenómeno social. Desde esta perspectiva, la locura es una palabra que “construye realidad”
y cuyo significado dependerá del contexto histórico. El trabajo y el ejemplo de miles de
“locos” activistas por la salud mental hace que el marco social de la locura vaya
evolucionando a lo largo del tiempo y los nuevos “locos” diagnosticados hoy se mueven en
un marco social que les ofrece posibilidades muy diferentes a las que disfrutaron los
diagnosticados 40 años atrás.
Bibliografía
Ibáñez García, T. et al. (2016). Fundamentos Psicosociales del Comportamiento Humano.
Barcelona: FUOC
testimonios como el siguiente: “Cuando engordas unos kilos, la gente rápidamente te dice
'has engordado' solo por el mero hecho de que se supone que es malo y te da la
enhorabuena cuando adelgazas” (López, 2019).
c. La atracción interpersonal
La atracción interpersonal es el primer paso para el establecimiento de una relación. Los
factores que influyen en su aparición son: la proximidad física, el atractivo físico y la
semejanzas de valores, actitudes y opiniones (Maestres Useche y Peñaranda Cólera,
2016). La gordofobia dificulta de manera clara a las personas gordas su capacidad de
atracción interpersonal. Posibles casos de discriminación laboral y autodiscriminaciones en
actividades de ocio (excursiones, gimnasios, discotecas…) pueden limitar la proximidad
física de las personas gordas con el resto de la población. En muchos casos, especialmente
en las mujeres, el sobrepeso supone una pérdida muy notable (en algunos casos absoluta)
del atractivo físico, por lo que estas personas puede encontrar dificultades para
interacciones de las que puedan surgir relaciones íntimas. Por último, en una sociedad
donde existe una creciente concienciación por los valores de una vida saludable, los
prejuicios sobre el sobrepeso como falta de disciplina alimentaria, pueden provocar también
pérdida de atractivo interpersonal de los gordos.
Un apunte final para resaltar que la categorización en la que se basa la gordofobia no puede
considerarse un fenómeno inherente a la naturaleza humana, sino que tiene una estrecha
vinculación con el momento histórico específico (finales del siglo XX y principios del XXI) y
el tipo específico de sociedad (la sociedad global de consumo posmoderna). La gordofobia
puede darse gracias al concurso omnipresente de los medios tradicionales y sociales, con
los cánones físicos que promueven, así como de los actores políticos globales reconocidos
como la OMS, con su gran capacidad de prescripción: “la OMS la considera la epidemia del
siglo XXI” (López, 2019).
Bibliografía
López, A. (2019, 3 de julio). Gordofobia: cómo el culto al cuerpo está generando una gran
discriminación. Recuperado de
https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2019-07-03/gordofobia-culto-al-cuerpo-di
scriminacion_2102006/
Ortí, A. (2019, 12 de febrero). Gordofobia: ¿Qué hay detrás del odio a las curvas?.
Recuperado de h ttps://elpais.com/elpais/2019/02/05/buenavida/1549376946_960756.html
Sen, C. (2019, 3 de junio). Gordofobia: ¿Cómo afecta y por qué debes combatirla?
Recuperado de
https://www.lavanguardia.com/vivo/lifestyle/20190603/462581112574/gordofobia-como-afect
a-combatirla-discriminacion.html
En el ámbito evaluativo, la actitud pro-menas establece que los menas “no son peligrosos,
están en situación de peligro” y que la situación “no es un problema, sino una ventana de
oportunidad” (OCSPI, s.f.), invirtiendo así los argumentos contrarios. Los ex-MENAs, ponen
de relieve “la dura historia personal que arrastran” y las condiciones de vida que sufre cada
uno de ellos (La Vanguardia, 2019). Estas evaluaciones, que ponen el foco en el individuo,
hacen suscitar sentimientos de comprensión y solidaridad a través de la empatía. En
cambio, la actitud anti-mena hace evaluaciones del colectivo sin entrar en las diferencias
individuales, asociándolos con la “delincuencia” aunque matizando que lo hacen “sin querer
criminalizar ni generalizar” (El País, 2019). Una evaluación de los menas como amenaza
despierta el miedo y la agresividad. Los posibles sentimientos de vergüenza por racismo
quedan amortiguados porque se presentan “hechos objetivos” sin intención de generalizar.
Por último, en el ámbito conductual, la actitud pro-mena propone una actuación de presión
sobre tres poderes públicos: el ejecutivo (creación de un plan nacional), el legislativo
(aplicación de la ley) y los medios de comunicación (bloqueo al populismo). La actitud
anti-mena se decanta por el acoso al gobierno en el ámbito institucional (VOX), revertir el
código penal a fórmulas arcaicas más represivas y la eventual expulsión de los extranjeros
del territorio nacional.
2. Coherencia intra-actitudinal
En el caso del teniente de alcalde Batlle, se puede observar un claro caso de disonancia
cognitiva. Por un lado, la orientación política de Batlle no deja lugar a dudas de su absoluta
adhesión a los Derechos Humanos y el Estado de Derecho, pero las circunstancias le llevan
a tener que adoptar una conducta que entra en contradicción con los mismos. Esta es una
situación de acuerdo inducido ya que existe un consenso social para ser “incoherentes”
(supremacistas) en la resolución del problema de los menas y restringir sus derechos. La
estrategia de Batlle para reducir la disonancia es disimular el cambio de actitud mediante
eufemismos como "retorno asistido con acompañamiento y voluntario" en sustitución de
deportación y con reinvenciones de los derechos humanos como “el interés superior del
menor es estar con su familia” (Martín, 2019). El medio de comunicación que recoge la
actuación de Batlle, al enmarcarla con otras políticas similares en el resto de España y en
Francia, estaría utilizando la interacción de grupo como medio para reducir la disonancia
en sus lectores, que podrían sentirse incómodos porque un periódico progresista justifique
actitudes racistas.
3. Discursos
El discurso que podríamos llamar “políticamente correcto” se fundamenta implícitamente en
la creencia generalizada en la sociedad occidental surgida tras la Segunda Guerra Mundial
de que todos los humanos tenemos los mismos derechos. La segunda creencia
fundamental es el Estado de Derecho, en el cual todos los ciudadanos se rigen bajo la
misma ley, con una separación de poderes que garantiza que la confección, ejecución y
aplicación de dichas leyes no es abusiva. Dentro de este discurso “igualitarista” se
enmarcan diferentes tipos de argumentos. Por un lado, los argumentos vivenciales de
discriminación y desatención de la asociación de ex-MENAs (La Vanguardia, 2019) y por
otro los argumentos retóricos del OCSPI que se caracterizan por invertir los argumentos
anti-menas. De esta manera, hablan de oportunidad donde los otros otros ven amenaza y
afirman que “no son peligrosos, están en situación de peligro” (OCSPI, s.f). También están
dentro de este discurso igualitarista las organizaciones que trabajan en el país de origen, si
bien sus argumentos son de tipo pragmático (Migrar es un derecho (...) pero no queremos
ver más muertes” (Colell, 2019).
testimonio como argumento. Sin embargo en un caso se pretende construir una realidad en
la que los derechos de los menas sean respetados y en el otro una realidad donde los
menas no existan. Ambas realidades, si bien no son contrapuestas, son alejadas.
La ideología sería este marco de referencia, esta agenda de debates sobre el tema, que
deja fuera de manera sistemática otros posibles debates y otros posibles temas (Gil y
Vitores, 2008). El caso más llamativo, en la polémica de los menas, es la total ausencia de
la realidad en el país de origen (Colell, 2019) o de la experiencia de los ex-MENAs. Estas
perspectivas, que de alguna manera deberían tener un puesto relevante al tratarse de
afectados en primera persona, quedan marginadas y fuera de los discursos. En mi opinión,
así es como se manifiesta una ideología concreta: en quién tiene voz y quién no, en cómo
se discuten los temas (con leyes, con indicadores cuantitativos, en base a intereses
económicos) y en cómo no se discuten (con historias individuales, con contexto social, con
intereses humanos).
Bibliografía
Andolz, S. (2019, 19 de julio). Una bomba de relojería. Recuperado de
https://www.elperiodico.com/es/opinion/20190719/articulo-sonia-andolz-acogida-tutela-meno
res-bomba-rejojeria-7561545
Criado, M.A. (2018, 20 de junio). Los refugiados devuelven más de lo que reciben.
Recuperado de https://elpais.com/elpais/2018/06/20/ciencia/1529516744_661988.html
Eldiario.es (2019, 6 de septiembre). Los 10 bulos sobre migrantes que han intentado colarte
este verano. Recuperado de
https://www.eldiario.es/desalambre/bulos-migrantes-intentado-colarte-verano_0_939306314.
html
El País (2019, 24 de julio). Vox pide información en Valencia sobre menores extranjeros
“ante el aumento de la inseguridad”. Recuperado de
https://elpais.com/politica/2019/07/24/actualidad/1563979310_513821.html
OCSPI, Observatorio Criminológico del Sistema Penal ante la Inmigración (sin fecha).
Contra la criminalización de los niños, niñas y adolescentes extranjeros dentro y fuera de los
sistemas de protección en el Estado Español. Recuperado de
https://www.scribd.com/document/421952096/Manifiesto-del-Observatorio-Criminologico-del
-Sistema-Penal-ante-la-Inmigracion
recientes y, por tanto muy cambiantes y controvertidas, todas las normas que regulan la
conducta, la percepción, el pensamiento o los deseos de las personas en cuanto al alquiler
de gestantes. Una muestra de esa variabilidad del proceso de normalización sería la
controversia parlamentaria sobre la ley (Valle, 2019) así como el contraste entre los
términos utilizados para describir la práctica por uno y otro bando: desde la visión del
fenómeno como “realidad monstruosa” (Coronado Sopeña, 2018) o mercantilización del
cuerpo de la mujer (Crespo, 2017) a la “regulación de la gestación por substitución”
defendida por el partido liberal (Valle, 2019).
Precisamente porque nos encontramos ante un hecho novedoso y polémico, es fácil que las
personas tiendan a crear categorizaciones, frecuentemente simplistas, que orienten su
percepción sobre el asunto. Es lo que denominamos estereotipos (Ibáñez García, 2016).
Por lo general, ante una cuestión en disputa, las personas tienden a tomar partido por una u
otra opción, con mayor intensidad en función de cuánto más crítico sea el tema para la
construcción de su propia identidad. De hecho, incluso la manera de denominar el
fenómeno ya supone la creación de un primer estereotipo básico. “Vientres de alquiler” hace
una doble categorización: por un lado reduce el fenómeno a una transacción mercantil y por
otro reduce a la gestante a la parte de su cuerpo que es de provecho en la operación. Sin
duda será un estereotipo que asumirán fácilmente las personas igualitaristas,
anticapitalistas y feministas, como la activista de derechos humanos recogida por Coronado
Sopeña (2018) o los partidos políticos que menciona Crespo (2017). Por otra parte, la
palabra “gestación subrogada” también es un estereotipo en sí mismo, ya que reduce el
fenómeno a una mera “substitución” de una persona por la otra y a la vez reduce la
complejidad del proceso a la simple gestación, omitiendo que se compromete el derecho a
la identidad del bebé y así como los derechos como madre de la gestante. Este estereotipo,
que apela a la libertad de las personas para relacionarse entre ellas y al derecho a ser
padres de los que no pueden tener hijos, tiene especial acogida en las personas con fuerte
mentalidad de defensa del libre mercado, del individualismo y de la moral utilitarista, algo
común en las filas del partido liberal que pretende la legalización (Valle, 2019).
Es a partir de los estereotipos que las personas generamos los prejuicios, que son juicios de
valor sobre el exogrupo (Ibáñez García, 2016). Desde el simple estereotipo ya recogido en
el nombre “vientres de alquiler” es fácil elaborar el prejuicio de que el fenómeno solamente
es un negocio de ricos y que los implicados están mercantilizando el cuerpo de la mujer. Por
el contrario, desde el estereotipo “gestación subrogada” fácilmente se puede acusar a los
que defienden lo contrario de prohibicionistas, de limitar las posibilidades de la ciencia y de
falta de empatía con los que no pueden tener hijos y necesitan una gestante sustituta para
poder ser felices.
Influencia social
3. El debate “vientres de alquiler - gestación subrogada” y los
procesos de influencia social.
No existe un único proceso de influencia social, sino diferentes fenómenos como la
normalización, la percepción social, la conformidad, la innovación y la obediencia (Feliu i
Samuel-Lajeunesse, 2016). En el caso del debate “vientres de alquiler - gestación
subrogada” vemos todos estos procesos implicados en la lucha por el establecimiento de un
discurso dominante. Esta lucha de poder explica la gran polarización que existe en las
posiciones.
por lo que muchas personas e incluso medios de comunicación podrían alinearse con ellos
(proceso de conformidad) por sumisión o identificación, es decir, por miedo a que no se les
considere progresistas o simplemente porque se identifican con el grupo y no quieran que
esta cuestión les aleje del mismo. De igual manera, las personas que priorizan la igualdad
de derechos sobre la economía de mercado también pueden conformarse con esta postura
mediante un proceso de interiorización, puesto que entenderán y verán razonables los
argumentos basados en la protección de la dignidad de la mujer.
El discurso prohibicionista tiene una idea fundamental: existe una realidad supranacional y
universal, incuestionable e inviolable (los derechos humanos) que tiene el poder de limitar el
alcance de los deseos individuales y de la economía de mercado. Para reforzar este
discurso se mencionan casos de evidente mercantilización, se recuerda el precio de la
conquista de dichos derechos y los peligros de no respetarlos. Todo esto para justificar
finalmente que no se puede “convertir el deseo en un derecho” (Abellán, 2017).
El movimiento garantista se puede considerar minoritario desde la óptica legal y además
porque ellos mismos no dudan en reconocerse como víctimas: “nos insultáis, nos
ninguneáis, nos agredís” (L’Associació Drets Sexuals i Reproductius, s.f.). Uno de los
mecanismos de captación de nuevos miembros para esta minoría se puede observar en el
caso que explican Garofano y Cabrera (2016), cuando los vecinos simpatizan con la pareja
que quería alquilar un vientre y se ponen de su parte: “ellos tienen derecho a ser padres”.
Bajo mi punto de vista se trataría de un ejemplo de la Teoría de la autocategorización de
John Turner (Feliu i Samuel-Lajeunesse, 2016), ya que la gente “se pone en la piel” de los
que no pueden satisfacer su deseo. Esta idea del “derecho a la paternidad” se opone
diametralmente a la idea básica del discurso prohibicionista, según el cual no todos los
deseos son convertibles en derechos. El discurso garantista, por tanto, hace énfasis en la
importancia suprema de la individualidad, del respeto a su diversidad y sus deseos, sin que
se vea limitada por principios universales ("queréis imponernos vuestra ética”) y enfatizando
la libertad personal para adquirir cualquier tipo de compromiso y asumir las consecuencias:
“desconfiáis de nuestra capacidad de decidir” (L’Associació Drets Sexuals i Reproductius,
s.f.).
5. Disonancia cognitiva
Se consideran disonancias cognitivas según Festinger (1957; citado en Ibáñez García et al.,
2016) aquellas incoherencias en las creencias del individuo y entre sus creencias y sus
acciones. Tanto en uno como en otro grupo se pueden observar estas disonancias. Por
ejemplo, cuando Alicia Miyares afirma que “las salvedades no necesitan una legislación”
(Abellán, 2017) está admitiendo que pueden existir casos en los que los derechos humanos,
que son la base de su razonamiento, no apliquen. Sin embargo decide que, a diferencia de
otras situaciones similares, esta situación particular no necesita ser legislada. Se observa
claramente como utiliza la minimización del problema (utilizando la palabra “salvedades”)
para conservar la coherencia del pensamiento.
En el ámbito garantista, existe una disonancia evidente en el discurso que recoge
L’Associació Drets Sexuals i Reproductius (s.f), ya que por un lado acusa a los
prohibicionistas de “imponer una ética” y en el mismo texto afirma que “legalizar es la opción
ética”, sin ver que en este caso ellos estarían imponiendo su propia ética a los demás. La
manera que tienen de compensar esta disonancia es sobrevalorando los resultados finales:
“la gestación subrogada (...), bien regulada, sólo trae felicidad”. Lo cual demuestra que, en
el fondo, a pesar de que digan lo contrario, la cuestión ética no es relevante para ellos, lo
importante es que unos individuos puedan satisfacer sus deseos.
Bibliografía
Abellán, C. (2017, 30 de abril). Alicia Miyares: "La gestación subrogada es una trampa en la
que no deberíamos caer". Recuperado de
https://www.huffingtonpost.es/entry/alicia-miyares-la-gestacion-subrogada-es-una-trampa-en
-la-que_es_5c8ac876e4b0f374fa9a1969.
L’Associació Drets Sexuals i Reproductius (s.f.). Mujeres a favor de la gestación subrogada
responden al manifiesto “No somos vasijas”. Recuperado de
http://lassociacio.org/mujeres-a-favor-de-la-gestacion-subrogada-responden-al-manifiesto-n
o-somos-vasijas/.