El Pensamiento Complejo en La Educación

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El pensamiento complejo en la educación

Luis Carlos Torres Soler


Matemático, Maestría en Ingeniería de Sistemas, Maestría en Ciencias de la Educación
Doctorante en Pensamiento Complejo, Multiversidad Mundo Real Edgar Morin
Docente-investigador Universidad Autónoma de Colombia
Coordinador del grupo de investigación CoInteS
e-mail: [email protected]

Resumen— Este escrito recoge un conjunto de reflexiones surgidas del proceso


investigativo al realizar el doctorado en Pensamiento Complejo. Las reflexiones no
corresponden a una investigación en particular, sino al producto de la observación de
procesos educativos, los cuales proyectan pocas estructuras de pensamiento que
faciliten entender la complejidad de diferentes situaciones. La incertidumbre, la
complementariedad y las crisis están en todas las organizaciones y en situaciones que
a diario se abordan. En el aula también existen; allí se clarifican conceptos, se
elaboran relaciones para un aprendizaje significativo, para mejorar la cognición y la
creatividad. Todo esto requiere estructurar esquemas mentales adecuados en procura
de gestionar conocimiento, mediante procesos investigativos.
Palabras clave: cognición, creatividad, educación, pensamiento complejo.

Complex Thought in the Education

Abstract— This paper contains a set of insights that have emerged from the
investigative process to be PhD in complex thought. The reflections do not correspond
to an investigation in particular, but the product of observation of educational
processes, which project few thought structures that facilitate understanding the
complexity of different situations. Uncertainty, complementarity and crises are all
organizations and situations dealing on a daily basis. In the classroom also exist; There
is clarify concepts, is elaborated relationships for a learning significant, to improve the
cognition and the creativity. All this requires structuring schemes mental appropriate
in attempts of manage knowledge, through processes research.
Keywords: cognition, creativity, education, thinking complex.

Introducción

La sociedad es cada vez más compleja en este tiempo, pues se encuentra “atada” al
desarrollo tecnológico y a las diferentes herramientas de las tecnologías de la información y
las comunicaciones (TIC), las cuales se emplean en procesos educativos. En estos, es
imprescindible que haya una transformación con el fin de que surja conciencia por el
ambiente, se amplíe la convivencia, el respeto por los demás, el desarrollo de la creatividad
y la cognición, entre otros; es decir, que el ser humano se desenvuelva en distintas
dimensiones, reflexione, critique, sintetice y desarrolle mecanismos para una mejor calidad

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de vida.

En la década de los años 19702, la formación de profesionales se fortalecía por la moral, la


ética y la razón, aunque la educación era tradicional: el docente trasmite una temática y el
estudiante la recibe de forma pasiva. La educación sigue así en varios contextos y haciendo
hincapié en la memoria, buscando proyectar aprendizaje de diferentes aspectos. La
estructura del pensamiento es lineal, lógico, racional, y prima la lógica en que a cada causa
existe un efecto, y solo existen dos posibles valores: verdadero o falso.

En todo el entorno, las dinámicas hacen surgir cambios inesperados, así que se altera la
percepción del entorno, siguiendo los mismos caminos, basados en una lógica que no
permite plantear alternativas nuevas. Hoy día, los profesionales, quizá por falta de
conocimiento, no comprenden situaciones que poseen algún nivel de complejidad. La
formación requiere cambios. Es importante que las nuevas generaciones no padezcan las
mismas secuelas que llevan a no poder formular problemas, sintetizar información, abstraer
fenómenos, observar detalles ocultos, reflexionar y criticar lo que reciben.

Muchas teorías desarrolladas al respecto tienen algo de verdad. Algunas poseen


incertidumbre, ambigüedad, simultaneidad, contradicción. Con sus capacidades, el ser
humano busca otras, plantea nuevos paradigmas, nuevos enfoques, para dilucidar lo que
percibe. Sin embargo, la estructura de pensamiento provista por los procesos educativos
tradicionales no conducen a construir una conciencia que luche por el ambiente, que
desarrolle la creatividad, que mejore los procesos cognitivos y perceptivos que posee el ser
humano.

La realidad es que aun con mirada unidimensional se han logrado nuevos modos de vida,
pudiendo ser mejores. Hoy día, las tecnologías de la información y las comunicaciones
(TIC) generan cambios en los procesos para hacer ciencia, nuevas formas de trabajo,
nuevos métodos para el aprendizaje y la enseñanza, porque toda tarea requiere mayor
oportunidad, menor tiempo y mayor información.

Antes se hablaba de la cultura, ahora existen variadas culturas. También conviven lo


particular y lo general, lo singular y lo universal, el orden y el desorden, que no han
encontrado la organización [Neira, 1999], pues están ahí y no es posible la organización sin
todos a la vez.

Se progresa tecnológicamente, aunque no cognitivamente. A cada momento surge

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conocimiento. Existen distintos conflictos sociales. Interesa la inclusión. Muchos aspectos
buscan mejorar la calidad de vida con poco interés en la educación, por tanto, no se dirige a
que los estudiantes generen ideas creativas que podrían llegar a dar grandes resultados.

La complejidad existe en diversas situaciones, y la educación no impulsa su comprensión.


Se requiere hacerlo desde distintas dimensiones, tener mayor visión de los fenómenos,
emplear varios enfoques que ayuden a determinar cuáles situaciones suscitan problemas y
por qué.

La educación y las instituciones educativas sienten los efectos de la complejidad, que no es


obstáculo para seguir adelante; sin embargo, no es posible llegar tan lejos con las mismas
metodologías y didácticas. Entonces, el reto es generar capacidades para la adaptación a las
demandas de la sociedad, porque no se debe esperar a que los problemas nos avasallen.

Este ensayo se divide en tres partes: (1) aspectos de la complejidad; (2) el pensamiento
complejo; y (3) la educación holística. Se pretende, entonces, generar otras reflexiones del
lector.

Aspectos de la complejidad

Los docentes están atónitos por la diversidad de aspectos que suceden en el aula. El
conocimiento evoluciona y alguna verdad pasa de lo simple a lo complejo [Torres, 2007].
En esta era de la información el interés de los estudiantes es muy diferente al de hace unos
veinte años, así que los procesos educativos deben orientarse en otra estructura distinta; sin
embargo, por los avatares, la incertidumbre y la dinámica en distintas dimensiones, surgen
riesgos de un aprendizaje débil [León & Latas, 2007].

La complejidad existe y el ser humano busca reducirla al estudiar el todo por partes. Como
Morin [1996] lo indica, “la aspiración a la totalidad es también a la verdad, y el
reconocimiento de la imposibilidad de la totalidad es una verdad muy importante, por lo
cual la totalidad es, a la vez, la verdad y la no verdad”. En pocas palabras, no es que existan
contradicciones a una idea o teoría; deben existir para hallar la verdad, la cual no es única.
Cada fenómeno o situación debe estudiarse como un todo, no separarse en partes [Lewin,
1995].

Se habla de una acción educativa integral que genere competencias, que mejore

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concepciones mentales que permitan comprender la totalidad del ser; pero solo es ilusión,
depende de varios aspectos del entorno que afectan los procesos educativos.

Cada proceso, situación, fenómeno, debe analizarse de manera holística. Este término
proviene del lexema "holos", que significa totalidad, uno solo. Intentar una comprensión
holística requiere concebir distintas dimensiones, varios enfoques; en particular, no
fragmentar el todo, determinando su propia complejidad; además, el todo está en cada parte
y las partes forman el todo [Milgram, Fogelman-Soulie & Havelange, 1991]. Y el todo
siempre es más que la suma de ellas.

En otras palabras, al estudiarse el comportamiento de cada parte no se llega a reconstruir el


todo, puesto que el todo (totalidad) solo es comprensible en su relación con las partes que
lo componen; por tanto, el análisis de las partes por separado no lleva a determinar el todo y
se pierde, muchas veces, la concepción de diferentes propiedades. Así, el enfoque o visión
holística elimina la visión newtoniana-cartesiana de la realidad, paradigma mecanicista que
aún prima en varios contextos, que lleva al reduccionismo del pensamiento, que está
influenciado por la lógica binaria-cartesiana que no permite sino dos posibles valores:
verdadero y falso. Además, el reduccionismo simplifica el todo para inferir cosas que no se
corresponden con la realidad [Doval, Santos, Jorge & Crespo, 1993], siendo que son varios
los valores de verdad que puede tomar una proposición.

Los valores binarios no son solo de la lógica booleana, no se eliminan en la práctica


educativa, en particular se considera correcto o incorrecto; no se permiten aproximaciones.
La instrucción en el aula, debe considerar distintas dimensiones: cognitiva, afectiva,
emocional, las cuales no poseen esos valores absolutos de sí o no, sino valores que no se
acoplan y poco se distinguen, puede afirmarse que son difusos.

El enfoque holístico considera cada objeto o situación según distintas dimensiones y todas
las interacciones que posea. Es decir, busca ver el todo y cada una de sus componentes que
se hallan interrelacionadas y con diversas dinámicas, sin separar las partes ni apartarlas del
entorno [Morin, 2010].

El todo es unidad. Por ejemplo, el ser humano es un todo, cada órgano no funciona sin el
resto; podría hacerlo, en un tiempo muy corto y sin toda su funcionalidad. No se conoce el
cerebro, no se sabe quiénes somos [Doval et al, 1993]. Hay que observar un fenómeno
considerando al sujeto observador parte de aquel, como un todo [Morin, 2001]. Un

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fenómeno depende de la visión del sujeto observador. Las características que se perciben
dependen del propósito, del enfoque y de los intereses. El análisis del fenómeno está sujeto
a la estructuración de pensamiento que se posea, es decir, el que construye los diferentes
procesos en la educación.

¿Cómo conceptualizar la corriente de un río, si precisamente no se está en el río? ¿Qué


afecta la percepción de los objetos? ¿El sujeto es parte de la realidad? ¿Qué tipo de
complejidad se percibe?

El pensamiento complejo

Reducir los problemas se hace de forma general, sin proveer la relevancia necesaria en
varias situaciones, puesto que deberían abordarse como un todo, desde diversas
dimensiones y enfoques [Morin, 2000]. Lo que se puede percibir no se comprende de
manera unidimensional; en la realidad existen varias dimensiones. La comprensión de las
situaciones supone la existencia de estructuras que interpreten las dinámicas, el caos, la
incertidumbre, pues, de cierta forma, existe multitud de variables interrelacionadas, y aquí
existe complejidad, aunque no se percibe completa.

El pensamiento complejo conduce a ver el todo en diferentes dimensiones. El conflicto


armado en Colombia debe explicarse desde las crisis sociales y el dominio de unos pocos
sobre la mayoría. Del partido que sube al poder y el no cumplimiento de promesas. Del
acoso de impuestos a los pobres y la excepción para los ricos. De la poca educación en lo
público y del costo alto en las instituciones privadas.

El pensamiento complejo conduce a gestionar conocimiento según lo biológico, cultural,


espiritual, lógico, lingüístico, social e histórico, entre otros aspectos. El pensamiento
complejo de Morin argumenta, entre otras cosas, que se está en un nivel prehistórico
respecto al espíritu humano y se requiere comprensión de la complejidad para civilizar el
conocimiento [Santos, 2000]; además, que siendo el universo una mezcla de caos y orden,
el sujeto observador y el objeto observado son partes inseparables. Sugiere ver todo
fenómeno de manera integrada, pese a que existan emergencias e interacciones. Un análisis
debe realizarse de manera holística.

Ser holista significa concebir los sistemas como un todo, con toda su complejidad, su
entorno. El pensamiento complejo ayuda a captar, civilizar y ampliar el conocimiento de
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los fenómenos [Morin, 2002]. Pese a que el conocimiento avanza, que se está en otra era, la
era de la información, sigue la ceguera ante la complejidad, las incertidumbres y el caos.

Hoy día, es necesario sustituir el paradigma disyuntivo/unidimensional por un paradigma


de distinción y conjunción, que diferencie sin desarticular, asocie sin reducir, ya que un
pensamiento mutilante conduce a no comprender en su totalidad los fenómenos [López,
1997].

La complejidad es un tejido de elementos heterogéneos interrelacionados; concibe lo uno y


lo múltiple. Es un tejido de acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares,
los cuales constituyen el mundo fenoménico. La complejidad está presente en el cerebro, el
ser humano, la sociedad, la naturaleza y el cosmos.

En los procesos sociales, la complejidad exige que la educación tome nuevos rumbos para
su comprensión, pues está en su entorno. Un pensamiento para comprender la complejidad
debe incluir un proceso de construcción del saber, de cómo establecer interrelaciones, en la
propia aula; es decir, partir del mismo docente. El sistema educativo posee complejidad por
los actores, los procesos y su función de transformar a los mismos seres humanos, por las
dificultades al evaluar, pues hay ambigüedad, incertidumbre y caos.

El sistema educativo debe transformarse para ayudar a comprender la complejidad que está
a su alrededor, por tanto, debe dejar a un lado la lógica lineal, buscar otras estrategias,
analizar lo que pasa en el entorno y proyectar procesos para que los individuos mejoren sus
esquemas mentales.

Educar, en este tiempo de continuas dinámicas, en el que persiste la incertidumbre, debe ser
tal que los estudiantes estructuren una visión holística; y, para ello, sin más demora, deben
establecerse procesos que mejoren lo cognitivo, afectivo y conductual hacia esa visión
global y compleja. Es decir, ofrecerles adecuados medios para la construcción e
interpretación del mundo, que accedan a la información y cómo la aplican. No solo por el
incremento de la complejidad, sino también para establecer relaciones con la simplicidad, a
fin de tener claridad de juicio y de ideas [Santos, 2000].

La necesidad de un pensamiento complejo surge cuando hay límites, carencias,


insuficiencias, producto de un pensamiento simplificador; que exige construir una manera
de pensar diferente, que establezca un dialogo con el objeto que se estudia, que comprenda
su complejidad, que integre y no separe, pese a que existan ambigüedades e incertidumbres.

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Un enfoque holístico requiere concebir en distintas dimensiones lo que sucede; no obstante,
hay sucesos que surgen al azar. En el aula, los estudiantes arguyen no entender, quizá por
falta de sinergia, motivación, observación, por distintas razones que no es fácil determinar;
o simplemente porque no surge la empatía entre el docente y el estudiante. En el aula se
deben introducir procesos nuevos para generar competencias, porque la dinámica de los
mercados exige profesionales con altas capacidades.

Varios aspectos influyen en el comportamiento de cada estudiante y docente en el aula, en


particular para el aprendizaje. El docente debe establecer estrategias para explotar
capacidades de reflexión, crítica, síntesis, etcétera. Es decir, el proceso educativo debe
propender a que el estudiante sea más activo, que desarrolle habilidades para el
autoaprendizaje y la autonomía, propender por una visión holística que establezca un
equilibrio entre aprendizaje y evaluación; de inclusión, diversidad cultural y civilidad.

Los comportamientos cambian, no tienen un fin. Y aunque requieren reflexión y no


continuar con creencias disyuntoras y una cultura cerrada, sin explicar el porqué, es decir,
debe surgir la intención de cambiar para hallar otros resultados muy diferentes a los de
siempre. Es decir, debe buscarse que el individuo se prepare para una necesidad futura, sea
competitivo y, al mismo tiempo, creativo e innovador. Además, que sea sensible y
responsable más allá de sus posibles capacidades. Esto lleva a entrar en una posible
dimensión afectiva, emocional; y no centrarse en el desempeño académico; todo dentro de
un enfoque holístico para un aprendizaje significativo.

Lo holístico exige equilibrio entre el aprendizaje, la información y el desarrollo cognitivo,


para hallarles solución a los problemas. Además del desarrollo intelectual, debe existir el
desarrollo emocional, estético, moral, etcétera, con miras a un autoaprendizaje y
conocimiento de sí mismo.

Además de equilibrio e inclusión, debe existir interrelación amplia con la realidad; en esta
se expresará lo aprendido, espacio donde se relaciona el conocimiento con sucesos,
experiencias y visiones. En el aula, las asignaturas hoy están separadas, las competencias
separadas, los objetivos separados, el método es lineal, la evaluación determina más la
memoria y los errores que se cometen que lo que se aprende, por no nombrar otros
aspectos, pudiéndose inferir que no existe relación entre la educación y las demandas de la
sociedad.

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Y por los profundos desequilibrios existentes se afecta el desarrollo del pensamiento, los
sentimientos, los valores y actitudes. En el aula prevalece el análisis sobre la síntesis, la
competición sobre la cooperación, lo cual genera una crisis social, que no mira necesidades
ecológicas, morales y espirituales del ser humano.

Se puede determinar que los estudiantes no ven a la institución y al aula como un punto
para el aprendizaje, la indagación, el desarrollo de capacidades, el trabajo en equipo, sino
un lugar que genera sujetos con un saber que según los escenarios que ocurren, podría no
servir a la comunidad [Santos, 1995].

En esta era de la información, se hace necesario conformar comunidades de aprendizaje


[Castells, 1998], para ahondar en el conocimiento, para el desarrollo social y por los
beneficios de las diferentes dinámicas. No hay que olvidar que en esta era de la información
los recursos cognitivos son más importantes que los materiales, así que los procesos
educativos deben desarrollar capacidades para mejorar los resultados; en este caso, un
aprendizaje significativo para que todo individuo esté listo para la sociedad del
conocimiento.

Las comunidades de aprendizaje deben ser inclusivas; tener procesos que restrinjan los
comportamientos negativos, que favorezcan la relación con el entorno y de cada individuo.
Pues la interacción entre todos favorece el desarrollo de habilidades comunicativas para
articular el aprendizaje dialógico. Entonces, las comunidades de aprendizaje ayudan a la
transformación social de las instituciones y de la misma comunidad, y por tanto, de la
educación.

Una transformación en la educación no se logra con normas, debe realizarse a partir de


sensibilización, del diseño de estrategias, del análisis del contexto, de la formación de todos
los actores (docentes, directivos, padres, etcétera), y de mejora en la evaluación. Esto exige
un aprendizaje compartido para gestionar el conocimiento. Por tanto, se requiere acción
social para impulsar y fortalecer la transformación no solo de procesos en el aula, sino
construir ambientes que conduzcan por caminos en que puedan desarrollarse habilidades y
capacidades.

Debe entenderse la educación como un medio en que cada individuo cambia su


comportamiento, en lo cognitivo, lo ético y social, según la demanda de la sociedad, y le
permite adaptarse para sobrevivir.

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La educación holística

La educación debe formar al ser humano de manera integral: con el saber, el ser y el hacer;
y esto solo es posible por la interacción de diferentes elementos. Varios procesos realiza el
cerebro, que se desconocen, pero este es el motor que controla la gestión del conocimiento;
es el que determina los comportamientos, qué emociones sentir y de qué forma, cómo
percibir lo que existe en el entorno según las diferentes situaciones. Según Morin [2000], el
cerebro es el eje para el desarrollo de competencias y estrategias, además de procesos
comunicativos que facilitan la interacción con los demás miembros de la sociedad. Por
tanto, la educación debe desempeñar el papel para estructurar un todo dinámico, abierto,
flexible, reflexivo, crítico y creativo, entre otras características del pensamiento.

Se perciben comportamientos, emociones, sensaciones, cualidades y detalles ocultos, que


en algunas situaciones requieren creatividad, la que no se potencia en los procesos
educativos, al igual que la reflexión, la observación, la síntesis, la comprensión de la
complejidad, la determinación de incertidumbres y azares [Salas, Rojas & Jiménez, 1998].
Por tanto, hay que desarrollar un pensamiento sistémico y, en lo posible, ir más allá para
lograr el pensamiento complejo.

Para ello, deben tomarse en cuenta los estilos cognitivos que poseen los estudiantes, factor
que exige acciones en la formación orientadas a la diversidad e interacción en distintas
dimensiones y que resulte en un aprendizaje significativo.

Valdría la pena proyectar énfasis en educación holística, con amplia reflexión, que se
adecue a las estrategias de enseñanza según los estudiantes; por tanto, deben construirse
situaciones para un aprendizaje significativo y un ambiente que no produzca bloqueos
mentales, que motive, que no infunda temor o miedo, y, todos trabajando en equipo, que se
evalúen las ideas y que se hagan realidad.

La educación, debe ser holística, modelo integral y funcional que mediante estrategias
genere capacidades y habilidades de acuerdo con la realidad. Debe poseer un conjunto de
estrategias para gestionar conocimiento, formar integralmente a la persona con sus
respectivas diferencias, que facilite construir esquemas mentales estructurando el
pensamiento; no solo con una lógica, sino que permita otras: difusa, modal, temporal, que
le faciliten evaluar con un pensamiento abierto y flexible percepciones, sensaciones,

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sentimientos, características y cualidades del entorno, entre muchos aspectos.

En la educación, el docente tiene tendencia analítica, sigue una disciplina, trasmite


conocimiento, olvidándose de facilitar momentos para la reflexión, la síntesis, la
observación; tiende a que los estudiantes memoricen [Castillejo & Colom, 1987], lo que
debe cambiar a fin de desarrollar todas sus capacidades cognitivas: percepción, cognición,
observación, creatividad, imaginación, etcétera.

Es decir, para flexibilizar el pensamiento, la educación debe adaptarse a las dinámicas, al


ambiente, donde se correlacionan todas las dimensiones de la vida. Es decir, hay que
motivar en todas las dimensiones del ser, en especial, entrenar y desarrollar ambos
hemisferios del cerebro, lo que permitiría comprender distintas situaciones complejas y
conducirá a la construcción de esquemas mentales flexibles.

Se debe realizar un trabajo pluridimensional para satisfacer todos los receptores de los
distintos sentidos del ser humano:

a) Reflexionar y reconocer limitaciones, eliminar los prejuicios por posibles


esquemas sin estructura.
b) Direccionar acciones para una actuación holística y mejorar la acción del
aprendizaje.
c) Potenciar cualidades que poseen los estudiantes.

El docente debe buscar siempre innovar, sobre todo en esta sociedad del conocimiento. Una
buena idea puede ser establecer distintas estrategias, que empleen la tecnología para el
desarrollo cognitivo y otras capacidades o habilidades que poseen los aprendices. Y como
la sociedad es cada día más compleja, surgen nuevas situaciones en el entorno y las
soluciones a buscar deben ser diferentes de las tradicionales, lo que requiere nuevas
estrategias, tanto para la trasmisión del conocimiento como para aprender.

El computador se puede emplear para establecer nuevas estrategias cognitivas, con miras a
mejorar capacidades y aptitudes y, desde luego, ampliar la observación, las analogías,
ideas, asociación que se concreta al emplearse los dos hemisferios del cerebro a la vez.

Una educación holística, muy necesaria en esta era de la información o sociedad del
conocimiento, no es emplear un nuevo método educativo; se trata simplemente de tener una
visión integral de cada una de las situaciones y fenómenos. Adicional a la misma
educación, se debe también buscar ir más allá; es decir, establecer interrelaciones y ampliar
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tiene sus principios [Sonnier, 1985] que se sintetizan en:

 El desarrollo humano y en potenciar su capacidad ilimitada para aprender.

 Los múltiples caminos se deben reconocer para gestionar conocimiento, uno


de los cuales es la experiencia.

 El aprendizaje es no solo del estudiante sino del docente también.

 Propender al aprender a aprender y al aprender a desaprender.

 Una formación en ciudadanía global, respeto a la diversidad, educación


ecológica y sistémica, y toma de conciencia planetaria.

Reflexión final

Con una sociedad cada día más compleja, los individuos requieren capacidades para
aprender autónomamente, comprender la complejidad que existe, gestionen conocimiento y
realicen investigación en beneficio de la misma sociedad.

El desarrollo intelectual es el propósito del ser humano, y el docente debe hacerlo para
beneficio de sus estudiantes y para comprender cada situación de forma holística. Debe
tener curiosidad, observación, reflexión amplia, con el fin de entender los distintos
fenómenos que debe abordar. Y las acciones del docente deben encaminarse a ser
holísticas, con el fin de emplear los dos hemisferios del cerebro, no solo uno.

Los avances tecnológicos deben emplearse para el desarrollo de los procesos cognitivos;
con estrategias que faciliten construir esquemas mentales que permitan la comprensión de
la complejidad de cada situación.

En el aula se debe motivar a los estudiantes a que lean y escriban, que potencian
capacidades de síntesis y reflexión; además, debe inducirse a que investiguen, conformando
equipos y estableciendo momentos para ahondar en el conocimiento mediante un dialogo.

La globalización de las economías y el desarrollo tecnológico exigen innovar, lo cual no es


posible con esquemas mentales débiles, es decir, desde los primeros años de estudio de los
aprendices debe estructurarse el pensamiento de manera holística, es decir, se comprenda el
todo, no parte por parte. Además, el currículo debe poseer interconexión entre asignaturas,

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de corte holístico; lo que exige una comunicabilidad amplia que facilite abordar estrategias
para un aprendizaje significativo.

El conocimiento es dinámico, incierto, sin límites, y aunque en distintas áreas existe mucho
bien estructurado, en los procesos educativos es necesario que el docente encamine al
estudiante a que reflexione, se critique, genere nuevo conocimiento e investigue para que su
aprendizaje tienda a ser significativo. Si se sigue con un pensamiento que reduce, margina,
separa, lineal, no habrá motivación para el autoaprendizaje y autoestima.

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