Torres Alfonso 2019 Sistematización de Prácticas Educativas
Torres Alfonso 2019 Sistematización de Prácticas Educativas
Torres Alfonso 2019 Sistematización de Prácticas Educativas
Una de las tantas y odiosas exclusiones de nuestra sociedad, es la de los que “saben” y los
que “no saben”. Como lo señala Santos (2003; 2019), el problema principal de la ciencia
hegemónica (“abisal” la denomina dicho autor), y en particular de las ciencias sociales, es
su desconocimiento de otras formas de conocimiento, sean las que provienen de otros
campos de saber (las humanidades, la las artes), de otros sistemas culturales (la vida
cotidiana, las sabidurías ancestrales y populares) y de otras prácticas sociales (luchas y
movimientos sociales, profesiones prácticas como el trabajo social y la educación). Por ello
es que el autor insiste en que la ciencia, es a la vez, un sistema de conocimiento y un
“sistema de ignorancia”, de invisibilización, subyugación y eliminación de otros saberes.
Por ello, desde dicha concepción epistémica, son los científicos y los expertos quienes
conocen mejor sobre los diferentes campos y sobre todas las dimensiones de la realidad
natural y social. Considera que la gente común y corriente, los profesionales prácticos y
quienes ejercen oficios, “no saben” o su saber es limitado o erróneo; por tanto, debe ser
cuestionado y desechado en la investigación científica y en la toma de decisiones políticas.
Ello es evidente en el campo de la educación, donde los conocimientos provenientes de las
ciencias de la educación, de la pedagogía y de las investigaciones de los expertos, las que se
privilegian a la hora de elaborar políticas o definir tomar decisiones; casi nunca son tenidos
en cuenta los conocimientos de los profesores, quienes deben limitarse a informarse de
dichas disposiciones para aplicarlas dócilmente. Así, por ejemplo, las recientes reformas
curriculares que se han impuesto en países como Argentina, Brasil y Colombia, se basaron
en los documentos elaborados por los expertos internacionales y académicos nacionales
desconociendo la experiencia de los maestros y de las comunidades educativas.
Por el contrario, estos diagnósticos concluyen que el gran problema del sistema educativo
son los maestros (nombrados como “recurso humano”). Por ello, es que recomiendan
intervenir los procesos de formación inicial (carreras universitarias) y permanente, así como
apretar los mecanismos de evaluación a dichos profesionales, así como a las instituciones
educativas y a los estudiantes (éstos a partir de pruebas internacionales). Este desprecio del
conocimiento de los profesores también se expresa en la elaboración (por expertos) de
mallas curriculares que prescriben los contenidos y aprendizajes mínimos que deben
enseñarse en cada una de las áreas curriculares, vulnerando la autonomía docente.
Estamos convencidos que es necesario y urgente que los propios profesores recuperen los
saberes surgidos desde sus prácticas de transformación curricular, didáctica o institucional,
tanto para para fortalecer y mejorar dichos cambios, para comunicar los conocimientos a
otros educadores, y para contribuir al conocimiento y al pensamiento pedagógico. Esta
reconstrucción reflexiva de sus saberes, también puede contribuir al empoderamiento de
los profesores a la hora de tomar decisiones en sus instituciones escolares y fortalecer su
capacidad de incidencia en la definición y orientación de políticas educativas.
La pregunta ¿Para qué sirve la sistematización? es recurrente tanto para quienes desean
acercarse a estas metodologías con el ánimo de incorporarla en su prácticas sociales y
educativas, como por quienes escépticamente, buscan deslegitimar su potencial
investigativo. Basándonos en algunos autores (Jara, 1994; Cendales, 2004; Carvajal, 2006) y
en nuestras propias reflexiones, las principales argumentaciones al respecto, podrían
sintetizarse de la siguiente manera:
La participación en el proceso sistematizador no significa que todos hagan de todo sino que
las principales decisiones investigativas (porqué y qué sistematizar, cómo hacerlo, como ir
analizando e interpretando la información, cuándo y a quien ir comunicado los resultados,
qué hacer con lo que vamos comprendiendo, etc.) son tomadas por los propios miembros
de la organización. En la mayoría de los casos se forma una comisión responsable que rinde
cuentas e involucra cuando es necesario al colectivo en su conjunto.
La garantía de la participación depende tanto de los previos procesos organizativos vividos
por la organización como de los espacios de capacitación que la misma sistematización vaya
creando. Los participantes deben irse familiarizando con técnicas de recolección y
organización de información, con procedimientos para “escribirla” e interpretarla, así como
para irla comunicando y debatiendo con otros.
Tales prácticas son mucho más que la sumatoria de los objetivos, actividades, actores, roles
y procesos organizativos, en los que generalmente se centran las evaluaciones
institucionales. Están condicionadas por los contextos político, social y cultural donde
surgen, se formulan y ejecutan; involucra y a la vez produce diversos sujetos individuales y
colectivos; despliega acciones (intencionales o no) y relaciones entre dichos actores;
construye un sentido, una institucionalidad, unos significados y unos rituales propios, una
cultura institucional; a su vez es percibida de modos diferentes por sus actores, quienes
actúan en consecuencia de modos diferentes no siempre confluyentes; produce efectos
(previstos o no) sobre el contexto en el que actúa; está sujeta a contingencias y al azar
propio de la vida social misma.
En fin, la sistematización debe producir una lectura que vaya más allá de los relatos de sus
actores, que involucra elementos y factores no "previstos" o "vistos" por ellos, que
complejicen su previa mirada sobre la práctica. Para ello, es necesario explicitar y fortalecer
los supuestos interpretativos de las diferentes perspectivas de actor, así como las bases
teóricas de quienes realizan la sistematización a través del estudio riguroso, la consulta a
especialistas y la discusión a lo largo del proceso.
Con base en las aportaciones de otros colegas (Guiso, Ramírez, Bernechea, González y
Morgan) y en las reflexiones propias, sintetizo algunas ideas acerca de las prácticas sociales
transformadoras, el conocimiento que se puede generar desde ellas, la experiencia y los
saberes que provienen de esta, las narrativas y su interpretación, y los alcances del
conocimiento producido por la sistematización.
Ello requiere, por lo general, reuniones entre los interesados, en los que se puntualizan los
argumentos y requerimientos para llevar a cabo la sistematización. Cuando es de un
proceso o acción colectiva, se definen los responsables de impulsarla, así todos los demás
vayan a participar de una u otra forma.
Ello implica acordar uno o varios ejes temáticos en torno a los cuales se organiza y desarrolla
la reconstrucción narrativa de la práctica ¿Cómo se define? Para nosotros es una decisión
más política que metodológica, y está supeditada a los intereses y razones vitales que
llevaron al colectivo, organización o institución a realizar la sistematización. Por ello,
consideramos que debe partir de la pregunta siguiente: ¿Cuáles son las preguntas o
cuestiones que se está planteando como organización en este momento histórico?
Así mientras que en una investigación académica las preguntas devienen de los estados de
arte y de su relevancia para el campo disciplinar o de estudios en los que se ubica, y para la
Investigación Acción Participativa, se derivan de problemáticas pertinentes para la
población, en la Sistematización, los ejes en torno a los cuales se focalizará la reconstrucción
del pasado son los desafíos que el colectivo lee desde su presente y sus opciones de futuro.
Una vez definidos los ejes temáticos y preguntas que guiarán la sistematización, se procede
a la reconstrucción descriptiva y narrativa de la experiencia compartida, a partir de las
fuentes y técnicas que se decidan para ello. Las primeras hacen referencia a aquellas
personas, documentos, objetos, lugares y actividades que conservan memoria de la
experiencia; las segundas a los dispositivos a los que acudimos para “activar” los relatos
desde las fuentes seleccionadas.
DIMENSION DIMENSION
PEDAGOGICA FORMATIVA
METODOLOGIAS ACOMPAÑAMIENTO
Unidades Integradas Reuniones de reflexión,
Montaje obra de teatro EXPERIENCIA planeación y evaluación.
Proyecto de familias solidarias Vida cotidiana
Una vez se tiene organizada la información a partir de matrices, cuadros de relación y/o
esquemas; se inicia un proceso de recomposición parcial de los datos, seleccionando
aquellos aspectos (categorías) más relevantes para dar respuesta a las principales preguntas
y objetivos del estudio, que permitan la elaboración de un primer informe descriptivo de la
situación analizada.
Aunque no se han formulado rutas taxativas para interpretar los datos, es posible identificar
algunas pautas generales que pueden guiar dicho proceso:
Una vez se ha realizado un primer documento descriptivo como resultado del proceso de
análisis, se sugiere una lectura en profundidad de dicho informe con el fin de identificar un
conjunto de aspectos transversales que permitan la comprensión de la experiencia
analizada. Se trata de ejes definidos de acuerdo con los propósitos de la sistematización o
investigación, y que son considerados por el equipo sistematizador como relevantes.
Una vez se han definido los ejes temáticos, se elabora un primer esquema explicativo para
identificar los aspectos sobre los cuales se propone profundizar, esto es, las relaciones entre
categorías relevantes y las tesis que el equipo sistematizador logra plantear. Como se trata
de una tarea colectiva, la presentación de estos esquemas explicativos se somete a la
discusión grupal, con el fin de enriquecer las lecturas y puntualizar las orientaciones para el
proceso interpretativo.
▪ Consulta teórica para ampliar las tesis y los ejes temáticos.
Teniendo en cuenta las nuevas versiones de los esquemas y tesis explicativas, se inicia un
estudio a profundidad de los documentos existentes2 (síntesis descriptivas, cuadros de
análisis); el cual se va articulando con la consulta de textos teóricos y de elaboraciones
conceptuales afines, que permitan ampliar y profundizar las reflexiones.
En todos los casos, los resultados de una sistematización o investigación deben ser
socializados a través de diferentes medios, según a los colectivos sociales a los que se les
quiere hacérselos llegar. En primer lugar al conjunto de integrantes de la organización o
institución, que si bien es cierto han participado en los diferentes momentos del proceso y
ha venido enterándose de los avances, son los primeros interesados en conocer los
resultados globales; en segundo lugar a otros colectivos e instituciones que trabajan en el
mismo territorio o campos temáticos (participación, educación popular, trabajo con
desplazados, etc.); en algunos casos, se busca poner en discusión el conocimiento generado
en espacios académicos institucionales (investigadores, profesores universitarios).
2 En algunos casos el equipo puede considerar relevante el acopiar nueva información, lo que
supone la implementación de diferentes técnicas de reconstrucción de información: entrevistas,
registros de campo, grupos de discusión, entre otros.
En nuestras experiencias de sistematización hemos acudido a las siguientes estrategias y
dispositivos de comunicación. En todos los casos se produce un informe escrito que da
cuenta del proceso metodológico vivido, de la reconstrucción descriptiva del proceso y los
ejes temáticos acordados y de una interpretación en torno a los ejes problemáticos en los
que se realizó la interpretación crítica. En casi todos los casos, dicho documento se editó
como libro, procurando la mayor claridad y sencillez en el lenguaje, lo cual no le quita
profundidad a lo expuesto.
Una buena sistematización no solo permite comprender mejor la práctica en cuestión, sino
que también abre nuevos interrogantes sobre la misma, que posibilita nuevos procesos de
producción de conocimiento. En varios casos la sistematización llevó a que la organización
social o institución incorporara como un área de acción permanente la investigación o la
sistematización permanente de algunos de sus proyectos.
Bibliografía
Guiso, A. (1999). “De la práctica singular al diálogo con lo plural. Aproximaciones a otros
tránsitos y sentidos de la sistematización en épocas de globalización”, en: La Piragua # 16,
México, CEAAL
________ (2004). “Entre el hacer lo que se sabe y el saber lo que se hace”, en: Aportes # 57,
Bogotá, Dimensión Educativa
Jara, O. (1994). Para sistematizar experiencias, Alforja, San José de Costa Rica