Conducta Animal 01
Conducta Animal 01
Conducta Animal 01
COMPRENDIENDO LA CONDUCTA
ANORMAL
Conducta
anormal
E l 16 de abril de 2007, el estudiante universitario Seung Hui Cho usó dos pisto-
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¿Qué es la psicología anormal? ¿Cómo han cambiado las explicaciones de la
conducta anormal a través del tiempo?
¿Qué criterios se usan para determinar conduc-
tas normales o anormales? ¿Cuáles fueron los primeros puntos de vista acer-
ca de las causas de los trastornos mentales?
¿Cómo las diferencias contextuales y culturales
afectan la definición de anormal? ¿Cuáles son algunas tendencias contemporáneas
en la psicología anormal?
¿Qué tan comunes son los trastornos mentales?
r Cho estuvo relacionado con tres incidentes de acoso en el Campus de Virginia Tech.
Los tres se relacionaban con alumnas en las que había desarrollado un interés breve
pero intenso. Sus contactos los realizó a través de mensajería instantánea en su
computadora. Les envió mensajes molestos, apareció sin invitación en el dormitorio
de una de ellas y dejó graffitis en su pizarra de anuncios. La policía del campus
amonestó a Cho para que detuviera sus contactos indeseados con ellas. Aparente-
mente, él accedió a tales amonestaciones.
r Tres profesores informaron que Cho era amenazador, que tenía una beta malvada
y que sus escritos a veces eran atemorizantes, obscenos y violentos. Sostienen que
tales escritos “desbordaban enojo”, eran gráficos y molestos, y tenían una violencia
macabra. Una profesora tuvo tanto miedo por su seguridad y la de los otros que
reportó a Cho en la oficina de asuntos estudiantiles, la oficina del director y con la
policía del campus. Cada unidad respondió que nada podía hacerse si Cho no había
amenazado de manera abierta a otras personas.
A la luz de estos reportes, ¿por qué se le permitió a Cho permanecer en el campus?
¿Por qué se le permitió comprar armas a pesar de habérsele diagnosticado una condi-
ción mental? ¿Por qué los profesionales de la salud mental no intervinieron más rápido?
Parece que hay varias razones. Primero, la reclusión civil, u hospitalización/reclusión
involuntaria, representa una decisión extrema que tiene implicaciones mayores para las
libertades civiles de un individuo. Nuestro sistema legal opera bajo la suposición de que
las personas son inocentes hasta que se demuestre que son culpables. Encerrar a alguien
antes de que cometa un acto peligroso viola potencialmente sus derechos civiles.
Segundo, a pesar de que este terapeuta probó estar en lo correcto al declarar peligroso a
Cho, los clínicos son notablemente imprecisos al predecir la peligrosidad. La investi-
gación muestra que los profesionales de la salud mental hacen un trabajo deficiente al
predecir la violencia futura; tienden a sobre predecirla (Buchanan, 1997).
Determinación de la anormalidad
Hasta ahora, implícita en nuestra discusión se encuentra la principal preocupación de la
psicología anormal: la conducta misma. Pero, ¿qué es exactamente la conducta anormal y
cómo definen los psicólogos un trastorno mental? El Manual diagnóstico y estadístico de
los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) (DSM-
Sistema de clasificación que se usa de manera más amplia, define la conducta anormal:
un síndrome o patrón conductual o psicológico clínicamente significativo que ocurre en
un individuo y está asociado con una angustia presente (p. e., un síntoma doloroso) o
incapacidad (p. e., deterioro en una o más áreas importantes del funcionamiento) o con un
riesgo significativamente elevado de sufrir muerte, dolor, incapacidad o una pérdida
importante de la libertad. (American Psychiatric associaton)
Angustia
Muchas personas que buscan la ayuda de terapeutas sufren angustia física o psicológica.
Diversas reacciones físicas se derivan de fuertes componentes psicológicos; entre ellos
están los trastornos como el asma, la hipertensión y las úlceras, así como síntomas físi-
cos entre los que se encuentran la fatiga, la náusea, el dolor y las palpitaciones cardiacas. La
angustia también puede manifestarse en reacciones emocionales extremas o prolongadas, de
las que la ansiedad y la depresión son las más prevalentes y comunes. Por supuesto, es nor-
mal que una persona se sienta deprimida después de haber sufrido una pérdida o decepción.
Pero si la reacción es tan intensa, exagerada y prolongada que interfiere con la capacidad del
urante la época
individuo para funcionar en forma adecuada, debería considerarse anormal.
victoriana, las mujeres
usaban de seis a ocho
Desviación
La desviación está relacionada de manera más estrecha con el uso de un promedio esta-
dístico. El criterio estadístico iguala la normalidad con aquellas conductas que ocurren
con mayor frecuencia en la población. La anormalidad, por lo tanto, se define en términos
de aquellas conductas que ocurren con menor frecuencia. La conducta extraña o inusual es
una desviación anormal de un estándar aceptado de conducta (como un acto antisocial) o
una falsa percepción de la realidad (una alucinación o delirio). Este criterio puede ser
subjetivo en extremo; depende del individuo que se somete al diagnóstico, de la persona
que lo realiza y del contexto cultural particular.
Ciertas conductas sexuales, la delincuencia y el homicidio, son ejemplos de actos que
nuestra sociedad considera anormales. Pero las normas sociales están lejos de la
estabilidad y los estándares conductuales no pueden considerarse absolutos. Los cam-
bios en nuestras actitudes hacia la sexualidad humana brindan un ejemplo de primera
calidad. Hoy en día muchas revistas y películas estadounidenses exhiben abiertamente el
los pianos y las mesas tenían cuerpo humano desnudo; los programas de entretenimiento nocturno que muestran
extremidades. Las personas que gente exhibiendo la parte superior o inferior del cuerpo sin ropa son de amplio interés
no se adherían a estos códigos periodístico. Varias escenas sexuales se difunden de manera explícita en películas con
de conducta se percibían como clasificación adecuada para mayores de 17 años, y las mujeres tienen mayor libertad de
inmorales. cuestionar los roles sexuales tradicionales y de actuar con mayor asertividad al iniciar el
acto sexual. Dichos cambios en la conducta hacen difícil apegarse a estándares abso- lutos
de normalidad.
Sin embargo, algunas conductas en general pueden juzgarse anormales en la mayoría
de las situaciones. Entre éstas están la desorientación severa, las alucinaciones y los deli-
rios. La desorientación es una confusión relacionada con la identidad,
el lugar o el tiempo. Las personas que están desorientadas no saben
quiénes son, dónde están o en que época histórica viven. Las alucina-
ciones son falsas impresiones, agradables o desagradables, que afectan
a los sentidos. Las personas que tienen alucinaciones pueden escuchar,
sentir o ver cosas que no están ahí realmente, como voces que los
acusan de acciones viles, insectos caminando por sus cuerpos o apari-
ciones monstruosas. Los delirios son creencias falsas que el individuo
sostiene con empeño a pesar de la evidencia objetiva contradictoria. Un
delirio de grandeza es la creencia de que uno es un personaje glo- rioso
como Jesucristo o Juana de Arco; un delirio de persecución es una
creencia de que uno es controlado por otros o es víctima de una
Las normas sociales usualmente afectan nuestras conspiración.
definiciones de normalidad y anormalidad. Cuando las
normas sociales empiezan a cambiar, los estándares que se Disfunción
utilizan para juzgar conductas o roles también cambian. Aquí
vemos cuatro enfermeros en una ocupación En la vida diaria, se espera que las personas cumplan varios roles, como
predominantemente femenina. En el pasado, ser enfermero estudiantes o maestros; como trabajadores y cuidadores; como padres,
pudo haber generado estereotipos acerca de su amantes y cónyuges. Los problemas emocionales a veces inter- fieren
masculinidad. Los cambios de roles en el trabajo, los con el desempeño de esos roles, y la disfunción de rol resultante puede
pasatiempos, los deportes y otras actividades se están usarse como un indicador de anormalidad. Por lo tanto, una forma de
volviendo más aceptables con el tiempo. evaluar la disfunción es comparar el desempeño del indivi- duo con los
requerimientos del rol.
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Peligrosidad
Predecir la peligrosidad de los pacientes hacia sí mismos y hacia otros se ha convertido en
Una parte inevitable de la práctica clínica desde la suprema Corte de California decretó en 1976 (Tarasoff vs.
Regents of the University of Califor- nia, 1976) que los terapeutas tienen la responsabilidad de evaluar
la peligrosidad de los pacientes (para sí mismos y para otros) y de proteger a la víctima en cuestión,
los psicólogos han tratado de diseñar procedimientos para evaluar el riesgo y establecer cuáles
acciones debe efectuar un terapeuta para cumplir con el “deber de proteger”. Cierta- mente, el caso
de Cho representa un ejemplo gráfico de la necesidad de los profesionales de la salud mental por
evaluar con precisión el riesgo de violencia. Sin embargo, como veremos en un capítulo posterior, ésta
es una tarea difícil. A pesar del miedo a la violencia en una persona que sufre un trastorno mental, es
una rareza estadística (Corrigan 2005). "Además predecir la peligrosidad no es fácil y no hay un
criterio bien
definido correlacionado con la misma. Uno de los factores de riesgo más grande, por ejemplo, es la
conducta violenta previa (como los intentos de suicidio y las agresiones físicas). Sin embargo, como
sabemos, Cho no evidenció alguna de éstas en su historia.