HISTOLOGÍA
HISTOLOGÍA
HISTOLOGÍA
TEJIDOS FUNDAMENTALES
Juan Fernando Cediel, María Helena Cárdenas, Ananías García, Lilian Chuaire,
César Payán, Victoria Villegas, Carolina Sánchez
CAPITULO II
TÉCNICAS HISTOLÓGICAS
1.- OBJETIVOS
1.1.- GENERAL
1.2.- ESPECÍFICOS
2.- INTRODUCCIÓN
En histología (histo: tejidos; logos: estudio de), para realizar una adecuado análisis de
los diferentes tejidos, es necesario partir de un correcto procesamiento de los diferentes
tipos de muestra. Los procesos involucrados en la preparación de dicho tejidos en
conjunto se denominan técnicas histológicas, las cuales son realizadas por personal
experto en el campo de las histotecnología.
3.-FUNDAMENTOS DE HISTOTECNOLOGÍA
Dado que el grosor de un corte a veces es menor que el diámetro de muchas células, lo
que vuelve al tejido extraordinariamente frágil, es necesario adherirlo a una lámina de
vidrio para manipularlo con facilidad.
El producto final –es decir, la preparación montada- se conoce como corte histológico, y
suele prepararse mediante la técnica con parafina que se describirá detalladamente en
este capítulo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que existen otros tipos de
técnicas para preparar los diferentes tipos de cortes.
Las diversas técnicas para preparar los tejidos buscan que estos se asemejen a su
estado viviente natural. Con este fin se ha desarrollado una serie de etapas consecutivas
para el manejo de los tejidos: obtención de la muestra; fijación; deshidratación,
aclaración e infiltración; corte; montaje, y tinción.
El primer paso consiste en obtener el material biológico de estudio; con este fin existen
diferentes tipos de procedimientos más o menos invasivo, que oscilan desde el raspado
de las capas más superficiales del tejido –como el realizado en la citología cérvico-
vaginal- hasta la extracción completa del órgano, efectuada por métodos quirúrgicos.
Otra fuente de tejidos consiste en su obtención de un cadáver, mediante el
procedimiento de la autopsia.
El proceso de fijación tiene como objetivo preservar los tejidos deteniendo la autolisis, y
además permitir que los tejidos permanezcan sin cambios, luego de subsecuentes
tratamientos.
De modo ideal los tejidos se endurecen ligeramente, pero no se fragmentan,
permitiendo que las estructuras tisulares no se encojan, y permanezcan en una
disposición muy similar al estado in vivo.
El proceso de fijación puede lograrse por inmersión o por perfusión. La fijación deber
hacerse inmediatamente, ya que cualquier demora deshidrata el tejido, y acelera la
autolisis.
En la sección del fijador intervienen varios factores tales como las estructuras y
entidades que van a demostrar y los efectos a corto y largo plazo del almacenaje. Hay
numerosos tipos de fijadores, cada uno con sus ventajas y desventajas; sin embargo,
los líquidos más comúnmente usados, ya sean solos o en combinación con otros líquidos
o sólidos, son el alcohol, la acetona, la formalina y el glutaraldehído.
El alcohol absoluto preserva el glucógeno; sin embargo, causa distorsión del detalle
nuclear y comprime el citoplasma.
Aunque la fijación con formalina es universalmente aceptada como ideal, sus efectos son
considerados como de fijación suave.
Estos tres pasos secuenciales del procesamiento de tejidos tienen como fin remover toda
el agua que se pueda extraer de los tejidos, y reemplazarla con un medio que se
solidifique, para de esta manera facilitar el corte de dichos tejidos.
Inicialmente se lava la muestra con el fin de remover el exceso de formalina, y se
procede a deshidratar. Durante la deshidratación se prefieren los alcoholes isopropílico y
etílico, con la ventaja de que el alcohol isopropílico es más barato que el etanol, y no se
encuentra en la lista de sustancias controladas.
Seguidamente, se utiliza el xileno o xilol, que es uno de los muchos agentes aclarantes
que reemplazan el alcohol, siendo además miscible con la parafina. Generalmente se
utiliza el xilol, debido a su compatibilidad con muchos tipos y tamaños de especímenes,
en muestras que serán manejadas en la inclusión rutinaria en parafina. Otros agentes
aclarantes son el tolueno y el benceno.
Por último, con el objeto de distinguir las células sobrepuestas en un tejido y la matriz
extracelular, los tejidos deben embeberse o infiltrarse en un medio apropiado que
permita realizar cortes en rebanadas delgadas. En la microscopía de luz, el agente de
rutina para embeber o infiltrar las muestras es la parafina. La parafina es una mezcla de
hidrocarburos sólidos derivados del petróleo, blanca o incolora, más o menos translúcida
e inodora. Al exponerla inicialmente al tejido se encuentra fundida, y luego por
enfriamiento se endurece. Existen varios tipos de parafina, cada uno con un punto de
fusión distinto; las parafinas más blandas tienen un punto de fusión a los 45° C, y
funcionan mejor con tejidos blandos tales como los tejidos conectivos del feto (véase
capítulo 6); mientras que las parafinas duras se derriten cerca a los 60° C, y son las
mejores para tejidos duros, tales como el tejido conectivo denso o el tejido óseo (Véase
capítulo 7).
Todo este proceso se realiza en unos recipientes denominados cassettes, los que por
medio de unas perforaciones permiten el intercambio de los diferentes fluidos (véase
lámina 2.1).
Una vez que se elimina el exceso de parafina, se monta el tejido embebido en una
máquina conocida como micrótomo que permite cortarlo finamente. Estos cortes de
meustra en parafina se efectúan con hojas de acero inoxidable.
Por el contrario, los especímenes neurológicos deben cortarse con un espectro de grosor
más amplio, de 6 a 20 micrómetros, ya que elementos tisulares elongados, tales como
nervios mielínicos, se ven mejor cuando los cortes son de mayor grosor.
Se han desarrollado micrótomos que permiten realizar cortes mucho más finos, hasta de
0.1 micras, que se denominan ultramicrotomos.
3.5.- MONTAJE
Las muestras son montadas en láminas de vidrio portaobjetos cubiertas con material
adherente, tradicionalmente albúmina. Con el fin de disolver la parafina, se utilizan altas
temperaturas y xilol y luego, concentraciones decrecientes de alcohol que buscan
rehidratar el tejido ya montado véase lámina 2.2).
3.6.- TINCIÓN
La laminilla cubreobjeto (véase lámina 2.2) que se coloca sobre la muestra no sólo
protege al tejido del daño, sino que además es necesaria para poder ver el corte con el
microscopio.
Existen varios tipos de tinción que se han desarrollado para ver muchos componentes
células y tisulares; muchos de ellos se han logrado empíricamente; sin embargo, se
busca evidenciar otras reacciones químicas, que se dan entre los colorantes y las
diferentes moléculas.
Se pueden agrupar en tres clases de tinciones que distinguen entre los componentes
ácidos y básicos de la célula; tinciones especiales que reconocen elementos particulares
intra y extracelulares, y sales metálicas que se precipitan en los tejidos y forman
depósitos metálicos en ellos.
Los colorantes ácidos poseen cargas negativas (aniones) que tienden a teñir las
sustancias cargadas positivamente, consideradas acidófilas (véase lámina 2.3). Por el
contrario un colorante básico cargado positivamente (catión) es afín con las sustancias
con carga negativa, descritas como basófilas (véase lámina 2.3).
La tinción empleada más a menudo en histología es una coloración compuesta por dos
colorantes: la hematoxilina y la eosina (véase lámina 2.3).
La hematoxilina –un colorante natural- fue usada por primera vez alrededor de 1863. En
combinación con sales de aluminio, hierro, cromo cobre es una tinción nuclear
excelente. El agente colorante activo, la hemateína, se forma por la oxidación de la
hematoxilina. Existen varios procedimientos para teñir con la hematoxilina, como el
método de Mayer y el de Harris. El método de Harris tiñe todas las estructuras tisulares,
núcleos, citoplasma y matriz extracelular. El método de Mayer es un procedimiento que
solamente tiñe los núcleos. A continuación describimos el método de Harris para teñir
las muestras con hematoxilina y eosina:
.- Se deshidrata y aclara la muestra a través de dos cambios de etanol al 95% cada uno,
luego etanol absoluto, y luego xileno; dos minutos en cada cambio.
Con esta tinción se obtendrán los núcleos en la gama de los azules y violetas, debido a
la basofilia que tiene el ácido desoxirribonucleico, asimismo, se teñirán algunos
componentes aniónicos citoplasmáticos como el RNA, algunas proteínas extracelulares y
otros como los glucosaminoglicanos.
Es importante tener en cuenta que al igual que la tinción con hematoxilina eosina,
existen otras coloraciones compuestas por dos o más de estos reactivos, como por
ejemplo la coloración de Van Gieson, o las coloraciones tricrómica de Mallory, tricrómica
de Masson (véase lámina 2.5) y la tricrómica de Heidenhain.
Con el fin de demostrar estructuras finas, como las prolongaciones celulares o las fibras
reticulares, se han desarrollado técnicas con sales metálicas que se precipitan y
evidencian este tipo de estructuras; dentro de estas coloraciones existen algunas con
plata denominadas coloraciones argénticas (véase lámina 2.14), como por ejemplo el
método de Bodian o el método de Bielchowsky, y coloraciones con sales de oro como el
método de Cajal.