Coliformes Totales y E. Coli
Coliformes Totales y E. Coli
Coliformes Totales y E. Coli
Contacto personal.
La bacteria E. coli puede viajar fácilmente de una persona a otra, especialmente cuando los
niños y los adultos infectados no se lavan las manos como corresponde. Los familiares de
niños pequeños con infección por E. coli tienen especial probabilidad de contagiarse.
También han ocurrido brotes entre niños que visitan un zoológico interactivo y en los
graneros de animales en las ferias del condado.
Factores de riesgo
La Escherichia coli puede afectar a cualquier persona expuesta a la bacteria. Sin embargo,
algunas personas son más propensas que otras a manifestar problemas. Los factores de
riesgo son los siguientes:
Edad. Los niños pequeños y los adultos mayores corren un mayor riesgo de padecer una
enfermedad provocada por Escherichia coli, así como complicaciones más graves a causa
de la infección.
Sistemas inmunitarios debilitados. Las personas que tienen sistemas inmunitarios
debilitados —debido al sida, o a medicamentos para tratar el cáncer o para prevenir el
rechazo de los trasplantes de órganos— tienen más probabilidades de enfermarse por la
ingestión de Escherichia coli.
Comer ciertos tipos de alimentos. Los alimentos más riesgosos son las hamburguesas mal
cocinadas; la leche, el jugo de manzana o la sidra sin pasteurizar; y los quesos blandos
elaborados con leche cruda.
Época del año. Aunque la razón no está clara, la mayoría de las infecciones por Escherichia
coli en los Estados Unidos se producen de junio a septiembre.
Disminución de los niveles de ácido estomacal. El ácido estomacal ofrece cierta protección
contra la Escherichia coli. Si tomas medicamentos para reducir los niveles de ácido
estomacal, como el esomeprazol (Nexium), el pantoprazol (Protonix), el lansoprazol
(Prevacid) y el omeprazol (Prilosec), puedes aumentar el riesgo de padecer una infección
por Escherichia coli.
Complicaciones
La mayoría de los adultos se recuperan de la enfermedad de la E. coli en una semana.
Algunas personas, en particular los niños pequeños y los adultos mayores, pueden padecer
una forma de insuficiencia renal que puede poner en riesgo la vida, denominada «síndrome
urémico hemolítico».
Prevención
No existe una vacuna ni un medicamento que pueda protegerte contra la enfermedad
causada por E. coli, pero los investigadores están estudiando posibles vacunas. Para reducir
las posibilidades de estar expuesto a la E. coli, evita los alimentos riesgosos y ten cuidado
con la contaminación cruzada.
Alimentos riesgosos
Cocina las hamburguesas hasta que alcancen los 160 °F (70 °C). Las hamburguesas deben
estar bien cocidas, sin que se vea ninguna parte rosada en la carne. Pero el color no es un
indicador confiable para saber si la carne terminó de cocinarse o no. La carne, en especial si
se cocina a la parrilla, puede tomar un color marrón antes de que esté cocida por completo.
Por eso es importante usar un termómetro para carnes a fin de asegurarte de que la carne
alcanzó, por lo menos, los 160 °F (70 °C) en la parte más gruesa.
Bebe leche, jugos y sidra pasteurizados. Todos los jugos en caja o en botella que se
conservan a temperatura ambiente probablemente están pasteurizados, incluso si la etiqueta
no lo dice.
Lava los alimentos crudos con cuidado. Lavar los alimentos no necesariamente eliminará la
E. coli, en especial, si se trata de verduras de hoja, las cuales proporcionan muchos lugares
para que las bacterias se adhieran. Un enjuague minucioso puede eliminar la suciedad y
reducir la cantidad de bacterias que puedan estar adheridas al alimento.
Evita la contaminación cruzada
Lava los utensilios. Usa agua caliente y jabón para lavar los cuchillos, las mesadas y las
tablas para cortar, antes y después de que entren en contacto con los alimentos frescos o la
carne cruda.
Mantén separados los alimentos crudos. Esto comprende usar distintas tablas para cortar
para la carne cruda y los alimentos crudos, como las verduras y las frutas. Nunca pongas las
hamburguesas cocidas en el mismo plato que usaste cuando estaban crudas.
Lávate las manos. Lávate las manos después de preparar o comer la comida, de ir al baño o
de cambiar los pañales. Asegúrate de que los niños también se laven las manos antes de
comer, después de ir al baño y después de tocar animales.