Reparacion Ligamentos
Reparacion Ligamentos
Reparacion Ligamentos
1. Introducción
Los ligamentos son estructuras del aparato locomotor formadas por fuertes haces de
colágeno paralelos más una cantidad variable de fibras elásticas, que se distribuyen de
forma característica uniendo dos huesos adyacentes y alrededor de articulaciones, y que
varían en tamaño, forma, orientación y localización.
2. Morfología
Macroscópicamente, la mayoría son anatómicamente distinguibles como estructuras
homogéneas en forma de banda o cordón, densos, blancos, brillantes y tensados entre sus
puntos de inserción. Si se inspeccionan con más detalle, se pueden apreciar los fascículos
de fibras paralelos. También pueden encontrarse formando refuerzos capsulares, donde son
prácticamente indistinguibles. Los ligamentos en sí mismos están por lo general
pobremente vascularizados. El principal aporte sanguíneo se localiza en una capa de
revestimiento llamada epiligamento en el caso de los extraarticulares y membrana sinovial
en los intraarticulares, que se continuará con el periostio en la inserción ósea. Al
microscopio, el epiligamento puede ser extremadamente celular, y posee vasos y nervios
encargados de la sensibilidad y de la propiocepción. De forma característica, las estructuras
con fibras paralelas como los ligamentos, presentan además un patrón ondulado, importante
para la amortiguación ante el estrés mecánico ya que permite un ligero estiramiento del
ligamento sin daño en sus fibras (figura 1). Otra estructura morfológica y mecánicamente
importante es la transición ligamento-hueso en el sitio de inserción, denominada entesis.
Las entesis se pueden clasificar como fibrosas (indirectas) o fibrocartilaginosas (directas).
La fibrosa se forma de la perforación ósea de las fibras de colágeno (fibras de Sharpey),
como la inserción tibial del ligamento colateral medial (LCM) de la rodilla.
3. Histología y bioquímica
Embriológicamente, los ligamentos se forman a partir del mesénquima, precursor de todos
los tejidos conjuntivos del organismo. Se puede distinguir entre tejido conjuntivo laxo
(escasas fibras entrelazadas) y denso (alta densidad de fibras entrecruzadas), y entre
irregular, si la orientación de las fibras es anárquica, y regular, si la orientación es
homogénea y/o paralela, como es el caso de tendones, ligamentos y aponeurosis.
Histológicamente se diferencia una parte celular y otra extracelular. Las células se
clasifican en fijas, fibroblastos encargados de la síntesis del colágeno y la homeostasis de la
matriz extracelular (MEC), y móviles, fundamentalmente células inflamatorias. La MEC
incluye las fibras y la sustancia fundamental (SF). La SF es una estructura viscosa,
translúcida y altamente hidratada que rodea los componentes celulares y fibrosos del tejido
y cumple funciones de soporte estructural, homeostasis y metabolismo. Está formada por
agua, proteínas y otras macromoléculas denominadas glucosaminoglicanos (GAGs).
Aproximadamente dos tercios del peso del ligamento es agua, perteneciendo el resto a
proteínas (colágeno - 25% aproximado del peso total; 80% del peso seco-, elastina, GAGs),
células (fibroblastos) y otras sustancias3. Las fibras de colágeno están formadas por una
triple hélice de cadenas polipeptídicas ? unidas mediante puentes de hidrógeno4. Presentan
un aspecto ondulado y están orientadas según el eje mayor del ligamento. Su principal
función es proporcionar resistencia a los tejidos, aunque también se implica en funciones
inmunogénicas, quimiotácticas y de diferenciación celular. Existen 18 tipos y sólo el
colágeno tipo I representa alrededor del 90% del colágeno corporal total. Éste, muy
frecuente en el sistema músculo- esquelético, el tipo II, típico del cartílago, y el tipo III,
predominante en piel y estructuras vasculares, son los que se consideran más aptos para
soportar cargas y tensiones.
Los proteoglicanos constituyen alrededor del 1% del peso seco y están formados por una
proteína principal, a la que se asocia un gran número de cadenas de GAGs. Son moléculas
con una gran hidrofilia, lo que produce un efecto osmolar. Gracias a esto, mantienen las
características de la MEC. Los GAGs más frecuentes en el tejido conjuntivo son: condroitín
sulfato, heparán sulfato, queratán sulfato y ácido hialurónico. Otros autores les atribuyen
funciones de resistencia ante fuerzas de compresión. Las fibras de elastina son delgadas,
largas y se agrupan en haces. Tienen una alta elasticidad, es una molécula hidrofóbica, y
proporciona cierta capacidad de elongación. Representa cerca del 5% del peso seco, aunque
esto puede variar, como en el ligamento amarillo del raquis, que contiene más elastina
incluso que colágeno (1:4), una propiedad más típica de tendones (1:50). Existen otros
componentes mucho menos abundantes y con funciones de tipo inflamatorio, entre los que
destacan glucoproteínas como la actina, la integrina, la laminina o la fibronectina.
• Fase I: es una fase muy corta, en la que el ligamento sufre una elongación rápida
ante fuerzas proporcionalmente muy pequeñas, fruto de la capacidad de absorción de
energía atribuible fundamentalmente a la ondulación y al reclutamiento progresivo de
fibras.
La cicatrización de los ligamentos intraarticulares, por otra parte, suele ser deficitaria por
diversos motivos, como una vascularización precaria, un ambiente sinovial que impide la
adecuada formación del hematoma y el soporte estructural de fibrina de la cicatriz y a
factores mecánicos que impiden la aproximación de los extremos. Por este motivo, el
abordaje terapéutico de las lesiones de ligamentos intraarticulares suele decantarse por un
tratamiento quirúrgico reconstructivo, como en los casos del LCA o el LCP.
6. Perspectivas
terapéuticas
En ocasiones, las lesiones ligamentosas deben
repararse en quirófano para obtener un resultado
óptimo, especialmente en circunstancias donde
no existe contacto entre los dos extremos del
ligamento roto. Esto puede verse en ligamentos
intraarticulares como el LCP o LCA de la
rodilla, pero también cuando existe una
interposición de tejidos como en la lesión del
ligamento colateral cubital de la articulación
metacarpofalángica del pulgar (figura 2). Sin embargo, en muchas otras, la curación se
produce sin necesidad de reparación quirúrgica, restableciendo la función normal de dicho
ligamento.
Estudios en animales sobre lesiones en la sustancia media del LCM, han concluido que no
hay diferencias significativas entre tratamiento conservador y quirúrgico con o sin
inmovilización, incluso alguno ha mostrado la superioridad del tratamiento conservador9, lo
que ha producido un cambio en el paradigma de manejo clínico de las roturas de ligamentos
desde la reparación quirúrgica con inmovilización, al tratamiento conservador con
movilización precoz controlada. No hay técnica actual alguna que repare completamente el
ligamento tras su lesión. En la práctica clínica se han utilizado diferentes estrategias, como
la movilidad controlada de la articulación, la reparación quirúrgica directa y el uso de
injertos. Para conseguir mejorar la calidad de los tejidos ligamentosos cicatrizados y
restablecer la funcionalidad previa, se están explorando en la actualidad nuevas técnicas
basadas en la bioingeniería y la ingeniería tisular.
• Factores de crecimiento: son pequeños polipéptidos sintetizados por una gran variedad
de células del sistema inmunológico y músculo-esquelético que se unen a receptores
celulares produciendo respuestas biológicas específicas. El interés actual por estas
sustancias radica en la posibilidad de modificar favorablemente la respuesta inflamatoria
mediante su administración local.
Algunos de los factores de crecimiento más estudiados son el PDGF, TGF-? y ß, EGF o el
IGF-1. Estos factores actúan sobre los fibroblastos y células de la inflamación estimulando
la síntesis de colágeno tipo I y III, fundamentalmente.
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