Capitulo II y III
Capitulo II y III
2.1.1 Estado
Según Jaques Maritain, el Estado es una parte del cuerpo político de una sociedad,
estrictamente un grupo de instituciones gubernamentales, cuyo propósito es mantener
la ley, promover la prosperidad común, el orden público y administrar los asuntos
públicos.
Harold Laski en 1953 definió más llanamente al Estado como una corporación del
servicio público.
2.1.2 Gobierno
La palabra gobierno proviene del vocablo griego "kubernao" que significa pilotar un
barco o capitán de un barco. Se refiere a ejercer el control sobre algo.
Cabe señalar que el Estado y el gobierno son dos términos diferentes, el Estado es de
naturaleza permanente por sus elementos principales: población, territorio y poder;
mientras que los gobiernos son pasajeros y cambiantes. Aunque el gobierno concreta
al Estado y realiza las relaciones de poder.
La economía es una ciencia social bastante peculiar, ha tenido la pretensión del rigor
matemático e, incluso, de la predicción más allá de lo que usualmente reivindicarían
para sí las otras ciencias sociales.
En los clásicos quedó planteado el problema del valor, sus orígenes y su posible
medición, algo que pasará a ser elemento medular de toda teorización económica, en
cualquiera de sus vertientes. Al retomar las elaboraciones clásicas del valor, Marx
intentó subsanar algunas fallas en las teorías del valor de sus antecesores. Y, en
especial, al tratar de afinar la teoría del valor-trabajo. Marx logra darle mucho más rigor
a la teoría mediante la introducción del concepto “fuerza de trabajo”.
Ya en los años cincuenta del siglo XIX el economista alemán Gossen aporta los
primeros elementos de lo que luego, sobre todo en manos de Walras, Jevons y
Marshall, desde Lausana (Suiza), Austria e Inglaterra, y a las alturas de los años
setentas y ochentas de ese siglo, pasará a constituir el núcleo fundamental de la teoría
neoclásica. El viraje fundamental está en la teoría del valor: ésta migra desde el trabajo
o la fuerza de trabajo como fuente del valor, hacia la subjetividad humana,
particularmente el placer derivado del consumo, como origen de ese valor. Es el
desplazamiento de la teoría del valor trabajo, con sus implicaciones potencialmente
subversivas para el capitalismo, hacia la teoría del valor subjetivo, de la cual surge
incluso la ficción ideológica, sobre todo propalada por Samuelson en su célebre y muy
popular manual de economía– según la cual el consumidor es rey (la llamada
“soberanía del consumidor”), en cuyas manos está determinar hacia dónde caminan los
mercados, qué debe producirse y cuáles empresas e industrias florecen o decaen.
De manera que, por una parte, había sido mediante las entidades paraestatales que
el Estado mexicano había podido facilitarse en gran medida el cumplimiento del
mandato constitucional de erigirse en el rector absoluto del desarrollo económico y
social y, por otra parte, como consecuencia de la indiscutida titularidad en la rectoría de
ese desarrollo, el propio Estado había quedado sujeto a las dificultades de la eficiencia;
es decir, a las dificultades derivadas de la elección de los medios, las políticas y las
técnicas para cumplir con el mandato constitucional; y sujeto también a las vicisitudes
del beneficio, esto era, a las mayores o menores probabilidades de retenerlo o, en su
caso, de canalizarlo hacia el impulso del desarrollo de la sociedad que representa.
El sector paraestatal mexicano fue todo menos rígido y unívoco pues, por una parte,
se consideraban empresas, paraestatales todas aquellas que satisfagan cualquiera de
los siguientes requisitos:
1. Que el Gobierno Federal aportaba o era el propietario del 50% o más del capital
social o de las acciones de la empresa.
Por su parte, eran organismos descentralizados todas las personas morales creadas
por ley del Congreso de la Unión o decreto del Poder, Ejecutivo Federal, cualquiera que
sea la forma o estructura que adopten siempre que reunían los siguientes requisitos:
1. Eran operaciones mercantiles mediante las que una persona física o moral
llamada fideicomitente destina ciertos bienes a la realización de un fin lícito
determinado, encomendando esta realización a una institución fiduciaria.
2. SóIo podían ser fideicomitentes las personas físicas o jurídicas que tenían la
capacidad legal para hacer la afectación de los bienes que implicaba el
fideicomiso. y las autoridades administrativas y judiciales competentes, cuando
se trataba de bienes cuya guarda, conservación, administración, liquidación,
reparto o enajenación correspondía a tales autoridades o a las personas que
estas designaban.
3. Es la, Secretaria de Hacienda y Crédito Público la fideicomitente única de la
Administraci6n PUblica Federal Centralizada, de acuerdo con la Ley del
Presupuesto, Contabilidad y Gasto Público.
Como se podía advertirse, era sumamente difícil establecer con rigor las fronteras
precisas entre una y otra de las figuras que asume la intervención estatal en la
economía, como difícil es llegar al deslinde del ancho campo en que ha de interpretarse
el bien social en el marco de la filosofía, la técnica y la práctica de quienes encarnan
socialmente las atribuciones y las' decisiones de política del Estado en materia de
acción o intervención en la vida económica; si bien, por la forma y tipo de organización
es, pues, evidente la enorme flexibilidad que puede asumir la estructura paraestatal de
unas a otras unidades que la conforman.
I. 77 organismos descentralizados.
2. Por unidad auxiliar se entiende aquella unidad económica que prestaba sus
servicios a uno o más establecimientos de la misma empresa, aún cuando
físicamente estaba separada de los establecimientos productores; por ejemplo:
las oficinas administrativas, depósitos y almacenes, unidades de distribución,
talleres de reparación y similares.
1. La relación de activos fijos brutos al valor agregado era de 1.15, lo que reflejaba
directamente la productividad de este renglón de los activos.
2. Los activos fijos brutos por persona ocupada ascendían a sólo 189 000 pesos.
4. Los intereses sobre préstamos intemos y extemos a corto, mediano y largo plazo
ascendieron a 1 495.5 millones de pesos, lo que representa un 3.2% de la
producción total bruta, un 7.9 % del valor agregado y un 3.5 pOl' ciento de las
ventas netas.
Sin embargo, de acuerdo a los distintos criterios de evaluación que se adoptaron frente
a las empresas públicas y que parecen no corresponder plenamente a la racionalidad
capitalista, no se podía demandar de estas el tipo ni el grado de eficiencia y
rentabilidad que se exigía de las empresas privadas. Algunas observaciones del
especialista René Villarreal que ilustraron a las empresas públicas fueron:
En otros términos, las empresas públicas generaron por una parte, bienes y
excedentes económicos que sirvieron de soporte para apoyar a los demás sectores de
la estructura productiva mediante la reducción de costos que representa para estos la
creación de infraestructura, el suministro de insumos y el suministro de servicios
públicos y, por otra parte, generaban condiciones favorables al empleo y la
participación de un buen segmento de los consumidores en el quehacer productivo.
Así, el sector paraestatal fue una ayuda eficaz en la reproducción del sistema de
mercado, lo que en términos del discurso presidencial equivalió a decir que "el sector
paraestatal fue el seguro de la ineficiencia del sector privado. Cuando fracasan
empresas importantes, el Estado tiene que recogerlas por la participación que tienen en
el desarrollo y en el empleo.
Además, había factores de índole técnica, política, social y financiera, que se sumaron
desfavorablemente y condicionaron la acción de las empresas públicas y pusieron en
entredicho su rentabilidad. Algunos fueron:
1. Fijación de precios, que les permitieran una rentabilidad adecuada para financiar
con sus propios recursos sus requerimientos de expansión.
El problema fue que, estando aún fresca la tinta de los volúmenes del Plan Global, el
propio Gobierno Federal comenzó a dar acelerados pasos de retroceso respecto de
sus propósitos y metas. En ese contexto, el cambio fundamental en las empresas
paraestatales tuvo que esperar, una vez más, una futura y mejor oportunidad.
2.3 La globalización
El primer estadio, explica Ohmae, se caracteriza por una actividad de exportación “de
largo alcance”, por parte de compañías esencialmente nacionales, que se mueven en
busca de nuevos mercados locales externos, estableciendo relaciones con
comerciantes y distribuidores locales. En el segundo estadio, la empresa asume ella
misma estas actividades de distribución. Luego viene el estadio tres, en el que las
sociedades con base nacional empiezan a hacerse cargo ellas mismas de la
producción, del marketing y de las ventas en algunos mercados externos considerados
claves. En el estadio cuarto, la empresa se mueve hacia una posición de verdadero
productor “interno”, sobre estos mercados, sostenida por un completo sistema que
comprende investigación y desarrollo e ingenierización.
Por otra parte, los diversos territorios sometidos a este nuevo modelo se volverían
sumamente interdependientes, al grado de manifestar evoluciones sincrónicas, más
que idénticas, en busca de la homogeneización.
turas productivas que se extienden, con los ciclos que se interconectan y se integran en
un red mundial.
Vale la pena mapear las principales teorías de la globalización, pues permiten aclarar
no sólo las condiciones en las que se forma la sociedad global, sino también, los
desafíos que se crean para las sociedades nacionales. Los horizontes que se abren
con la globalización, en términos de integración y fragmentación, pueden abrir nuevas
perspectivas para la interpretación del presente, la relectura del pasado y la
imaginación del futuro.
Por todo esto y vista desde una perspectiva histórica amplia, la globalización viene de
hace mucho tiempo y envuelve diversas formas de organización y dinamización de las
fuerzas productivas y de las relaciones de producción: acumulación originaria,
mercantilismo, colonialismo, interdependencia, transnacionalismo y globalismo. Son
varias, diferentes e interrelacionadas las formas por las que el capitalismo se
desarrolla, transforma y generaliza, a lo largo de la historia y de la geografía.
En suma, no se trata de pensar que la sociedad global ya estaba en Marx. Se trata sólo
de reconocer que algunas de las instituciones e interpretaciones desarrolladas en sus
escritos contemplan las dimensiones mundiales del capitalismo como modo de
producción y proceso civilizatorio. En el pensamiento de Marx y de algunos de sus
continuadores, pueden encontrarse recursos metodológicos y teóricos fundamentales
para la inteligencia de la globalización. Desde esta perspectiva, la sociedad global
puede parecer compleja y evidente, caótica y transparente, una totalidad problemática,
contradictoria, en movimiento.
El punto de vista de los tratadistas señalados en este artículo, nos llevan a reflexionar
sobre el presente y futuro del Estado-Nación, como forma de organización política.
Hemos incluido las reflexiones de Levitt, Ohmae, Reach, Ianni y Moreno, que no en
todos los casos son estrictamente jurídicas, debido a que abordar el concepto de
globalización con herramientas exclusivamente jurídicas, no es la mejor manera de
llegar a resultados óptimos.
2.4 El neoliberalismo
1. Libertad personal
2. Propiedad privada
3. Iniciativa y propiedad privada de las empresas
Smith decía que cada capitalista al buscar su propio beneficio buscaba el de los
demás, por lo que no se requería la intervención del Estado en la economía. Pensaba
que la economía un orden natural. Afirmaba que las actividades del Estado debían
reducirse al mínimo y solo limitarse a:
Debido a la crisis capitalista de 1929 y sus efectos a nivel mundial, fue en 1936 que
John Maynard Keynes critica las ideas de Adam Smith en su Teoría general sobre la
ocupación, el interés y el dinero recomienda la intervención del Estado en la economía
con la finalidad de propiciar y fomentar la inversión y en consecuencia la producción, el
empleo y la demanda con el objeto de retardar la llegada de la crisis económica. A sus
ideas se les conoce como keynesianismo y estuvieron en boga de 1936 a finales de los
años 60.
El keynesianismo fue refutado por varios autores como Milton Friedman, quienes
basados en el neoliberalismo, se oponían a la intervención del Estado en la economía
porque tenía y seguía teniendo muchos efectos negativos en las sociedad, en especial
en la política económica keynesiana.
La privatización de empresas estatales fue una tendencia a nivel mundial ante los
problemas que enfrentaba el sector público en la década de 1970. La privatización y
desincorporación de empresas públicas fue un elemento esencial de las reformas
estructurales. Abrió espacio a la iniciativa privada y ayudó a corregir las finanzas
públicas. En México el proceso de privatización de empresas estatales tuvo lugar en
tres etapas; correspondientes a los sexenios que van de 1982 a 2000. En la etapa
inicial se promulgó la Ley Federal de Entidades Paraestatales clasificando los
organismos paraestatales en estratégicos, prioritarios; de tal suerte que se inicia la
privatización de empresas no prioritarias. La mayor parte de las cuales eran propiedad
de Nacional Financiera y Somex. En la segunda etapa se desincorporaron empresas
de manera generalizada, sin más límite que el de los sectores estratégicos de la
economía. La tercera etapa, una vez efectuada gran parte de la privatización de activos
públicos; se recurrió a las concesiones para la administración de activos públicos.
Referencias
● Amor, Daniel. The E-Busines, Revolution Living in an Interconnected World. Ed.
Prientice-Hall, Brasil, 2001.
● Del Águila Obra, Ana Rosa. Comercio Electrónico y Estrategia Empresarial. Ed.
Alfaomega, México,2001.
● Irabien, José. El Interenet en nuestras vidas. Ed. Mc-Graw Hill, México 2001.
● Loeviger, Lee. The Industrial Revolution in Law. Ed. Modern Uses of Logic in Law. Junio
de 1960.
● Moreno C. M. La globalización: su concepto e impacto en los sistemas jurídicos. Revista
UNAM. Seminario de Estudios Jurídicos Económicos.
● The Borderless Norld. Powwer and Strategy in the Interlinked Economy. Ed. Harper
Perennial. Nueva York, 1990.
● The Word of the Nations. Ed. Random House, Nueva York, 1992.
Capitulo III
En México, el cambio coincide con el inicio del gobierno del presidente Miguel De la
Madrid y el desprestigio de los excesos de los gobiernos priístas anteriores. Se
abandona la política progresista y nacionalista y se adopta una política de carácter
neoliberal.
A partir de 1984, tan sólo se privatizan ciertas empresas selectas, en su mayoría, como
se dijo, filiales de Nafinsa y de Somex, que se vendieron a los socios privados,
nacionales y extranjeros. Ése fue el caso de Dirona, Dicona, Forjamex, Sosa Texcoco,
etcétera. Se trataba de empresas rentables, y si el precio de la privatización fue
correcto es difícil saberlo. Podemos suponer que fue razonable, si bien con cierto
castigo. Este proceso fue un poco desordenado y casuístico, y definitivamente no tuvo
la transparencia que se hubiera deseado.
En esta etapa se vendieron 155 empresas de participación estatal mayoritaria, entre las
que cabe destacar Tereftalatos Mexicanos, que se vendió en 106 millones de dólares.
La siguiente etapa fue mucho más difícil, pues se trataba de vender empresas de baja
rentabilidad o de rentabilidad negativa o dudosa. Aquí fue necesario sanear a estas
empresas para hacerlas atractivas; otras fueron traspasadas a los sindicatos, como fue
el caso de varias que se vendieron a la CTM.
Sidermex, cómo se llegó a llamar al conjunto de las tres siderúrgicas en manos del
gobierno, estaba conformada por Altos Hornos, S.A., Fundidora Monterrey, S.A. y
Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas, S.A. de C.V.
La primera, Altos Hornos, S.A. (AHMSA), fue resultado de una promoción originalmente
privada durante la época de la II Guerra Mundial; enseguida fue tomada por Nacional
Financiera, que la promovió y apoyó en su crecimiento. Durante casi dos décadas fue
una de las filiales más rentables de Nafinsa.
El gobierno asumió pasivos por cerca de 6000 millones de dólares (2500 AHMSA, 1000
Sicartsa I y 2500 Sicartsa II), sin contar que en el cierre de Fundidora se absorbieron
pasivos por otros 2000 millones de dólares. Esta asunción de pasivos saneó
financieramente a las tres empresas, pero aun así se decidió liquidar a Fundidora y
privatizar a las otras dos. La operación de venta o privatización se realizó por la unidad
que se creó ex profeso para las privatizaciones en la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público.
Sería muy interesante que la SHCP hiciera públicas todas las cifras relativas a esta
operación. El bajo precio se explica en parte porque la privatización se hizo cuando los
Sobre la privatización, acaso valga la pena destacar un hecho: Ispat, gran consorcio
acerero indio, después de comprar Sicartsa II al precio antes mencionado, vendió el
molino de placa que formaba parte de los activos de la empresa –si bien no se había
instalado y continuaba empacado– a un precio del doble de lo que pagó por toda la
empresa.
3.1.2 Bancos
Se subastaron los bancos uno a uno, estableciéndose dos restricciones que parecían
entonces muy acertadas: no se venderían a bancos o a intereses extranjeros, ni
tampoco a sus antiguos propietarios. Las ventas se realizaron a grupos relativamente
nuevos que se apalancaron en exceso para la compra de los bancos.
En general, los precios de venta fueron razonablemente buenos. Los 18 bancos se
vendieron a precios que fluctuaban entre 2.5 y 5 veces el valor en libros registrado en
los bancos. Se obtuvieron casi 38 mil millones de nuevos pesos (casi 10 000 millones
de dólares).
En las décadas de los sesenta y setenta los ingenios azucareros estaban fuertemente
endeudados, con equipos viejos y una productividad deficiente. Esta situación fue el
resultado en gran medida del Contrato Ley de los Trabajadores y del Decreto
Azucarero que protegía a los ejidatarios y a los pequeños productores; esto adicionado
a un precio controlado y un precio internacional sin ventajas competitivas. Dado el
estado de cuasi quiebra de la mayoría de los ingenios, éstos se enfrentaron a la
disyuntiva de entregar las acciones al gobierno (Fideicomiso del Azúcar) o sujetarse a
procesos de quiebra; y procedieron a lo primero.
3.1.4 Fertilizantes
Fertimex, S.A., que producía a finales de los ochenta más de 3 millones de toneladas al
año, se divide en un sinnúmero de unidades y se privatizan sus diversas plantas.
Se vendieron trece unidades a distintos compradores, todas ellas por un valor de 317
millones de dólares. La unidad de Pajaritos (Coatzacoalcos, Veracruz) por sí sola se
vende en 151 millones. En todos los casos, los precios de venta fueron muy
castigados, en comparación con su valor en libros.
Al cabo de los años, no queda en pie ninguna de ellas (con la excepción de dos
pequeñas plantas). Los fertilizantes ahora se importan casi en su totalidad. La industria
desapareció, en gran medida porque el amoniaco vendido por Pemex tenía un precio
más alto que los propios fertilizantes producidos con este insumo. Hoy día, también la
planta de amoniaco de Pemex está abandonada.
3.1.5 Teléfonos
La venta se realizó en dos etapas. La primera comprendió el capital social por 2 085
millones de dólares, por 100% de las acciones comunes, reservando al sindicato 4.4%
del capital social. El resto se vendió a un grupo constituido por el Grupo Carso,
Southwestern Bell y France Cables et Radio.
La principal crítica que puede hacerse es que las tarifas se incrementaron antes de la
privatización y justo después, y aunque después han venido reduciéndose
gradualmente, aparentemente aún están por encima de las que privan en otras partes
del mundo.
3.1.6 Ferrocarriles
Se decidió la privatización integral por el Ejecutivo a principios de 1995, para lo que fue
necesario reformar el artículo 28 constitucional, que reservaba al Estado (sólo desde
1985) la operación de los ferrocarriles. Se derogó ese precepto y se promulgó una Ley
reglamentaria de los ferrocarriles, que contemplaba la privatización misma.
Se licitó cada ferrocarril. El primero que se privatizó fue el del Noreste, resultando una
licitación muy competida en qué Transportación Marítima Mexicana (TMM) y Kansas
City Southern (KCS, ferrocarril estadounidense de mediano tamaño) pagaron un precio
muy alto por el ferrocarril. Éste cambió su nombre a Transportación Ferroviaria
Mexicana (TFM) acuerdo en una sola postura y pagaron un precio muy bajo (apenas
arriba del precio mínimo establecido). El tercer ferrocarril se vendió a buen precio, así
como los dos pequeños restantes. Además hubo una terminal en el Valle de México,
propiedad de los tres grandes y del gobierno federal.
Se habla de que fue una privatización exitosa. En efecto, el gobierno obtuvo más de
2000 millones de dólares por ella; los ferrocarriles privados han invertido las cantidades
previstas y ha mejorado notablemente la eficiencia y fiabilidad del ferrocarril. Del
producto de las privatizaciones se formó un fondo de pensiones (el primero en México)
para los 50,000 jubilados de FNM hasta el momento de la privatización. El costo para el
gobierno consistió en la liquidación de la mano de obra no jubilada, 30,000 trabajadores
de 1990 a 1996, y otros 20,000 de 1997 a 1999. Este costo a lo sumo ascendió a 300
millones de dólares. Tan sólo 20,000 trabajadores fueron recontratados por los nuevos
ferrocarriles.
El organismo FNM en liquidación se quedó con activos que deben hacer frente a los
pasivos, la mayoría de ellos de carácter laboral.
En últimas fechas ocurrieron dos eventos que arrojaron nubes adicionales al supuesto
éxito de la privatización: 1) TFM, el ferrocarril más importante, se volvió 100%
propiedad extranjera, pues TMM vendió su 51% a Kansas City Southern de México,
S.A. de C.V.; y 2) Ferromex adquiere del Grupo Carso 100% del capital de Ferrotur,
con la intención de fusionar los dos ferrocarriles en uno solo. El resultado será que el
sistema ferroviario contará con dos ferrocarriles 100% extranjeros y dos
mayoritariamente nacionales.
3.1.7 Aeropuertos
Se concluyó la privatización con la venta de 15% del capital social de los tres grandes
grupos al consorcio operador Asur (del sureste), GAP (del Pacífico) y GACN (del centro
norte), pagándose por los tres grupos 450 millones de dólares. El resto del capital
social se habría de colocar en la bolsa de valores. A la fecha, tan sólo se ha colocado
85% restante de dos de los tres grupos, a precios mejores de los previstos. Del tercer
grupo aún resta por colocar 49% del capital social.
En general, los grupos han cumplido con sus compromisos de inversión y los
aeropuertos operan razonablemente bien. El problema de esta privatización es que
cuando ASA era prioritaria no costaba nada al gobierno, antes al contrario, le
proporcionaba importantes ingresos: cerca de 1 000 millones de pesos al año. Y esto, a
pesar de que con los excedentes de los 35 aeropuertos rentables se pagaban los déficit
de los 22 aeropuertos perdedores. Hoy día ASA, con las ganancias del aeropuerto de
la Ciudad de México, mantiene a los aeropuertos deficitarios que no se han trasladado
a los gobiernos estatales.
Las líneas aéreas han sido objeto de una verdadera danza entre privatización y
estatización. Las dos compañías se iniciaron como empresas privadas, pero su gradual
endeudamiento resultó en que el gobierno las absorbió para asegurar su permanencia.
• Canalizar adecuadamente los escasos recursos del sector público hacia las áreas
estratégicas y prioritarias
3) Hubo casos en que los ingresos que se enteraban directamente al fisco, como en el
caso de los aeropuertos, desaparecieron contra futuros ingresos vía el impuesto sobre
la renta, los cuales se difieren mucho por las posibilidades de amortizar los valores de
compra y las inversiones
Sumando los dos primeros rubros, los gastos sobrepasan los ingresos recibidos por la
privatización. En cuanto al rubro de la modernización y el de la mayor eficiencia en la
operación privada, difícil es lograr un juicio objetivo al respecto. Tomando una serie de
privatizaciones diversas hechas hasta 1993, Rafael La Porta y Florencio López de
Silanes concluyen que sí mejoró la rentabilidad con la privatización. Pero existen
muchos ejemplos, sobre todo en los bancos, que indican que la operación por parte de
los empresarios privados resultó ser menos eficiente.
Referencias
Estado deberá asumirse como una institución ejemplarmente eficiente que pueda abatir
sus costos de producción y operación (Parguez, 2002). En estos dos postulados
encontramos una incompatibilidad debido a que el Estado debe asumir únicamente
actividades que no son susceptibles de mercado, es decir, aquellas que dadas sus
características no son rentables; consecuentemente, su producción u operación en
muchos de los casos tenderá a arrojar aparentemente magros resultados en virtud de
que muchas de estas actividades, de carácter social, no arrojan flujos financieros
directos aun cuando pueden arrojar beneficios de manera indirecta a través de los
efectos multiplicadores en la economía.
La privatización creciente del sector paraestatal estuvo más vinculada al logro de atraer
capitales a la economía, disminuir el déficit presupuestal y el pago de la deuda que a
mejorar la eficiencia de las mismas. Con el proceso de privatización surgieron los
detractores del mismo; éstos argumentaban que se incurrían en costos importantes
para la sociedad mediante precios más altos, sueldos más bajos y menores ingresos
para el gobierno. No obstante, existen algunos estudios que mencionan que estos
efectos para el caso de México no se dieron y cuando ocurrieron se debió más a la
regulación inexistente, a las políticas de reestructuración previas y a la falta de
contratos debidamente estructurados, elementos que en su momento dieron por
resultado fracasos en algunas privatizaciones como fue el caso de las carreteras y el
sistema bancario.
Privatizar las empresas estatales, pensando en las fallas del Estado, sería tan sólo caer
en el otro extremo constituido por las fallas del mercado. Con un Estado cada vez más
reducido incapaz de consolidar estrategias de crecimiento, seguramente las empresas
que hoy se concentran con capital nacional serán en el futuro víctimas de los grandes
conglomerados internacionales bajo un escenario de economía abierta.
3.3.1 Consecuencias económicas de la privatización
Básicamente, el análisis en esta parte estará situado en tres aspectos: el déficit fiscal,
la deuda pública y la balanza de capitales.
Las variaciones positivas del balance corriente se explican de manera sencilla por las
transferencias que realiza el gobierno federal a dichos organismos de seguridad social
y que, cabe mencionar, van en aumento (para 2003, las transferencias del gobierno
federal al IMSS eran aproximadamente de 1% del PIB y en el caso del ISSSTE del
0.30%).
Tomada de Ramírez-Cedillo, 2007
Algunas de las medidas anteriores tenían como objetivo estabilizar la economía, aun a
costa del crecimiento. Chossudovsky (1988), a diferencia de lo que comentaba Salinas
de Gortari, mencionaba que la única alternativa viable para los países del tercer mundo
con problemas de deuda es la condonación de la misma; asimismo, argumentó que las
negociaciones de la deuda implicaban reestructuraciones económicas que se
constituían en verdaderas camisas de fuerza que impedían buenos resultados.
Sin embargo, para otros la crisis vivida en 1994, si bien puede asumirse como un
problema con ciertos matices de carácter político que causaron la inestabilidad del
sistema y los resultados conocidos, no fue el elemento detonante de los desequilibrios:
Un aspecto medular del intercambio de deuda externa por interna radica en el costo de
una y otra, situación que es preocupante cuando la política económica del gobierno
consiste en el manejo de altas tasas de interés que inciden directamente sobre el costo
de la deuda interna. En el corto plazo, y salvo que se diera la reforma eléctrica, no se
aprecia que esta política de altas tasas de interés tenga un viraje hacia la baja; por lo
tanto, estaremos en condiciones de un mayor servicio de deuda.
Cuando un país como México, no ofrece condiciones productivas que puedan ser
rentables a la inversión extranjera, es necesario brindar una tasa de interés más
atractiva que considere el riesgo país, a menores condiciones de rentabilidad en el
Sector Productivo.
En cuestión de deuda, tanto interna como externa, así como la contingente, es claro
que seguimos en niveles de endeudamiento similares a los observados en la década
de los noventa. En 2003, se cuantifica una deuda total de 33.45% del PIB, cantidad
similar a la observada en 1994; a diez años de distancia seguimos teniendo la misma
cantidad de deuda total, con la única diferencia que la deuda externa se ha disminuido
de 22.7 a 12.8% con respecto del PIB.
Si bien es cierto que el nivel de deuda del 33.45% del PIB constituye una fuerte
presión para las finanzas públicas, esta cantidad tan sólo es aproximadamente la mitad
de la deuda total, a la que en un momento dado se puede llegar a enfrentar el país.
Guillén (2004), en una estimación conservadora para el año 2002, considera que la
deuda total es de aproximadamente el 66.4%:
Por su parte, la inversión de cartera hasta 1988 correspondía tan sólo a valores
emitidos en el extranjero; cabe señalar que para 1986 tan sólo por parte del gobierno y
a partir de 1987 también por el sector privado no bancario. En 1989, se empieza a
reportar una participación importante de flujos de inversión hacia el mercado
accionario; pero va a ser hasta 1991 cuando la captación de inversión extranjera de
cartera se ponga a funcionar a su máxima capacidad, bajo tres mecanismos
principalmente: mercado accionario, valores en moneda nacional y valores emitidos en
el extranjero (como se puede apreciar en la gráfica 10).
Referencias
Artículo 1o.- El presente ordenamiento tiene por objeto reglamentar la Ley Federal de
las Entidades Paraestatales en lo que toca a la constitución, organización,
funcionamiento, control y extinción de las entidades paraestatales. En lo no previsto en
la mencionada Ley y este Reglamento, se estará a lo dispuesto por el artículo 1o. de la
misma.
III. Entidades Paraestatales: las que con tal carácter determinan la Ley Orgánica de la
Administración Pública Federal;
Artículo 4o.- Los servidores públicos que se designen en los términos del artículo 33
de la Ley, para ejercer las facultades que impliquen la titularidad de las acciones o
partes sociales que integren el capital social de las empresas de participación estatal
mayoritaria, no deberán encontrarse inhabilitados para desempeñar un empleo, cargo o
comisión en el servicio público, y deberán tener la experiencia necesaria para el
adecuado cumplimiento de la función que se les encomienda.
Capítulo II
Salvo que por los fines o características particulares de una entidad se requiera que se
constituya por ley o decreto del Congreso de la Unión o se trate de un organismo
descentralizado, el Ejecutivo Federal autorizará la constitución de entidades
paraestatales por conducto de la Secretaría de Programación y Presupuesto, la que
emitirá la resolución respectiva.
IV. Levantará el acta de entrega – recepción de los bienes y recursos del organismo, y
Artículo 9o.- Una vez ordenada la extinción de un fideicomiso público que conforme a
la Ley reúna las características de entidad paraestatal, la Secretaría de Programación y
Presupuesto o a indicación de ésta, el Comité Técnico del fideicomiso de que se trate,
emitirá los lineamientos conforme a los cuales se llevará a cabo el proceso de extinción
II. La entidad que será fusionada levantará el inventario de sus bienes y someterá al
dictamen del auditor designado al efecto por la Secretaría de la Contraloría General de
la Federación, los últimos estados financieros;
Artículo 11.- Para llevar a cabo la transferencia de entidades a los gobiernos locales,
la Secretaría de Programación y Presupuesto, con la intervención de la coordinadora
de sector, elaborará y formalizará con las entidades federativas los acuerdos de
coordinación respectivos en el marco de los Convenios Únicos de Desarrollo, a fin de
establecer las acciones que conforme a la naturaleza de la entidad de que se trate,
deban efectuarse.
III. Se suscriba el documento por el que se formalice la entrega recepción de los bienes
y recursos de la entidad.
Artículo 12.- Para la enajenación de los títulos representativos del capital social que
sean propiedad del Gobierno Federal o de una o más entidades paraestatales, en los
términos del artículo 68 de la Ley, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
procederá a la designación, en su caso, de la sociedad nacional de crédito que será la
responsable de practicar la enajenación respectiva.
Capítulo III
Artículo 14.- Cuando el nombramiento del titular de una entidad paraestatal
corresponda al Ejecutivo Federal o a sus dependencias, la persona en quien recaiga
dicho nombramiento, deberá:
I. Reunir los requisitos a que se refieren las fracciones I y III del artículo 21 de la Ley;
II. Tener una experiencia no menor de 5 años en el desempeño de cargos de alto nivel
decisorio;
IV. No desempeñar algún otro empleo, cargo o comisión oficial o particular que de
alguna manera obstaculice su función.
Artículo 15.- Los titulares de las entidades paraestatales, con el objeto de garantizar
que la conducción de éstas se sustente en criterios de eficiencia, eficacia y
productividad, y de alcanzar las metas y objetivos de los programas institucionales
respectivos, deberán instrumentar y ejecutar en sus términos los acuerdos que dicte el
órgano de gobierno; cumplir con las disposiciones aplicables; establecer indicadores de
gestión y sistemas adecuados de operación, registro, información, seguimiento, control
y evaluación de las operaciones de la entidad; instrumentar y supervisar el
cumplimiento de programas de modernización, descentralización, desconcentración,
simplificación administrativa y de capacitación actualización y entrenamiento de
personal, establecer, con autorización del órgano de gobierno, los sistemas de
administración de personal e incentivos, así como vigilar que los distintos niveles de
servidores públicos de la entidad, desarrollen sus actividades con sujeción a lo
establecido en este artículo.
Artículo 16.- El órgano de gobierno será presidio conforme a los siguientes criterios:
I. En las entidades consideradas como estratégicas y en las prioritarias que determine
el Ejecutivo Federal, el titular de la coordinadora de sector deberá presidir el órgano de
gobierno, y
IV. También podrán fungir como miembros del órgano de gobierno, representantes de
los sectores privado o social que por su experiencia vinculada con la producción de los
bienes o la prestación de los servicios, objeto de la entidad, puedan contribuir al logro
de los objetivos de la misma.
En tales casos, éstos constituirán una minoría significativo en el seno del órgano de
gobierno.
Los mencionados integrantes del órgano de gobierno acreditarán ante el mismo a sus
respectivos suplentes, los que fungirán como miembros en la; ausencias de aquéllos.
El nivel jerárquico de los servidores públicos que integren el órgano de gobierno deberá
corresponder, cuando menos, al de Director General de la Administración Pública
Centralizada o su equivalente en el caso de los miembros propietarios y al de Director
de Area en tratándose de los suplentes.
I. Se reunirá una vez cada tres meses, cuando menos, de acuerdo con un calendario
que será aprobado en la primera sesión ordinaria del ejercicio, pudiendo además
celebrar las reuniones extraordinarias que se requieran;
III. Para la validez de las reuniones del órgano de gobierno se requerirá de la asistencia
de por lo menos la mitad más uno de sus miembros, así como que la mayoría de los
asistentes sean representantes de la Administración Pública Federal;
IV. Las resoluciones del órgano de gobierno se tomarán por mayoría de los miembros
presentes, teniendo el presidente voto, de calidad para el caso de empate, y
V. La falta de asistencia injustificada de los servidores públicos a las sesiones a que
sean convocados, dará lugar a la aplicación de las sanciones previstas en la Ley
Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos.
Artículo 19.- Todos los miembros del órgano de gobierno deberán emitir su voto sobre
los asuntos que se desahoguen en las sesiones respectivas, salvo que se encuentren
impedidos para ello, en cuyo caso el interesado hará valer tal circunstancia, lo cual se
asentará en el acta respectiva.
Artículo 21.- En los fines que a los comités o subcomités técnicos especializados les
señala el artículo 56 de la Ley, quedan comprendidas las funciones de apoyo al
seguimiento de programas especiales, a la instrumentación de los procesos do
modernización, al aprovechamiento de equipos e instalaciones y al seguimiento de la
atención de las recomendaciones derivadas de las auditorías externas e internas así
como las que formulen los comisarios.
En todos los casos los comités o subcomités que se constituyan deberán presentar al
órgano de gobierno un informe de los resultados de su actuación.
Artículo 22.- La operación de las entidades paraestatales se regirá por los programas
sectoriales en cuya elaboración participen y en su caso por los programas
institucionales que las mismas formulen y aprueben sus órganos de gobierno, en
congruencia con los objetivos y prioridades del Plan Nacional de Desarrollo.
Para la ejecución de los programas a que se refiere el párrafo anterior, las entidades
elaborarán, programas anuales a partir de los cuales deberán integrarse los proyectos
de presupuesto anual respectivos.
Igualmente los órganos de gobierno emitirán los criterios y políticas de operación que
las entidades deban observar, tomando en cuenta la situación financiera de las mismas
y los objetivos y metas a alcanzar.
Será obligación del presidente del órgano de gobierno, verificar que en los criterios de
operación que se definan, se observe lo dispuesto por tanto en los párrafos anteriores,
como en los artículos 47 y 48 de la Ley.
En el caso de las importaciones que requieran efectuar las entidades, deberán utilizar
líneas de crédito del exterior.
Artículo 26.- Sin perjuicio de las atribuciones que conforme a la ley correspondan a las
autoridades competentes, los precios y tarifas de las entidades, se fijarán conforme a
los criterios de eficiencia económica y saneamiento financiero. Al afecto:
Los órganos de gobierno de las entidades podrán modificar los precios y tarifas de
cada uno de los bienes y servicios, de conformidad con los criterios establecidos en
este artículo, informando de ello a la coordinadora de sector y a la Secretaria de
Hacienda y Crédito Público con un mínimo de cinco días hábiles de anticipación.
Artículo 27.- Los convenios de desempeño que se suscriban entre el Gobierno Federal
y las entidades para asumir compromisos de cumplimiento de metas y objetivos,
deberán ser congruentes con los establecidos en los programas institucionales
correspondientes.
Artículo 28.- Para los efectos de la aprobación de las políticas, bases y programas a
que se refiere la fracción VII del artículo 58 de la, Ley, los órganos de gobierno sólo
estarán sujetos a lo dispuesto por las leyes de Obras Públicas y de Adquisiciones,
Arrendamientos y prestación de servicios relacionados con Bienes Muebles, según la
materia y a sus respectivos reglamentos.
IV. Vigilar que las entidades paraestatales conduzcan sus actividades conforme al
programa sectorial Correspondiente, así como que cumplan con lo previsto en el
programa institucional;
V. Promover y vigilar que las entidades establezcan indicadores básicos de gestión en
materia de operación, productividad, financieros y de impacto social, que permitan
medir y evaluar su desempeño;
VI. Con base en las autoevaluaciones de las entidades opinar sobre su desempeño
general.
XI. Solicitar y verificar que se incluyan en el orden del día de las sesiones de los
órganos de gobierno de las entidades, los asuntos que consideren necesarios;
XIII. Las demás inherentes a su función y las que les señale expresamente la
Secretaría de la Contraloría General de la Federación, en el ámbito de su competencia.
Sin perjuicio de lo anterior, los parámetros que se establezcan para verificar, medir y
evaluar el desempeño de las entidades, deberán considerar el grado de eficacia,
eficiencia y productividad con el que hayan alcanzado sus metas y objetivos.
I. Entidades de Servicio Institucional, aquéllas que cumplen una clara función social,
mediante la prestación de servicios públicos, la realización de actividades de promoción
del desarrollo, de investigación, salud y educación, el cumplimiento de una función de
regulación del mercado, distribución del ingreso o bien de desarrollo social o regional, y
II. Empresas Públicas, a las que en virtud del tipo de bienes o servicios que producen,
tienen objetivos preponderantemente económicos y que en consecuencia se sujetarán
a criterios de rentabilidad financiera.
Artículo 32.- Tanto el órgano de gobierno como el titular de la entidad deberán
proporcionar oportunamente a los comisarios públicos la información y documentación
que requieran para el debido cumplimiento de sus funciones.
Artículo 33.- Los comisarios públicos, sin perjuicio de la intervención que al respecto
corresponda a otras áreas de la Secretaría de la Contraloría General de la Federación,
podrán realizar visitas a las entidades en que hubiesen sido designados, con el
propósito de verificar el cumplimiento de las obligaciones y responsabilidades a cargo
de ellas, y en su caso, promover las acciones correspondientes para corregir las
deficiencias u omisiones en que hubieren incurrido las mismas.
Los titulares de las entidades otorgarán a los comisarios públicos las facilidades que
requieran para el adecuado cumplimiento de estas tareas.
Artículo 34.- El órgano interno de control, tendrá acceso a todas las áreas y
operaciones de la entidad y mantendrá independencia, objetividad e imparcialidad en
los informes que emita.
El órgano interno de control además de las tareas a que se refiere la fracción III del
artículo 62 de la Ley, llevará a cabo o, en su caso, promoverá la realización de
auditorías integrales que permitan verificar el desempeño general de las entidades,
considerando para tal efecto sus objetivos, características específicas y recursos
asignados, así como el contexto en el que desarrollan sus operaciones.
El Registro contará con una base de datos, la cual se integra con la información que
ingresen los organismos descentralizados o, en su caso, por el responsable del
proceso de desincorporación, de acuerdo con los actos o documentos que deban
registrarse en el mismo.
Artículo 36.- Además de los actos y documentos a que se refieren los artículos 24 y 25
de la Ley, se deberá inscribir en el Registro el documento en el que conste que se ha
concluido con el proceso de desincorporación correspondiente.
Artículo 41.- Habrá un folio por cada organismo descentralizado. El folio será la
constancia de inscripción del organismo en el Registro, la cual surtirá efectos legales
desde la fecha en que se expida.
Artículo 42.- Cada organismo descentralizado contará con una sección en el Apartado
de Administración, en la cual constaran todos los asientos relativos a las inscripciones
que hubiera tramitado ante el Registro.
El Apartado de Administración se organizará conforme a lo siguiente:
III. Acuerdo o instrumento equivalente que señale las bases para la desincorporación
de la entidad y, en su caso, del documento en el que conste que se ha concluido dicho
proceso.
Artículo 43.- Las consultas públicas al Registro se realizarán a través del sistema
electrónico y serán gratuitas. Lo anterior, sin perjuicio de lo establecido en las
disposiciones aplicables.
Artículo 45.- Las inscripciones en el Registro sólo podrán ser modificadas por la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, por conducto de su unidad jurídica.
TRANSITORIOS
Transitorio
Transitorios
Primero. El presente Decreto entrará en vigor al día siguiente al de su publicación en el
Diario Oficial de la Federación.