La Muerte de Jesús y El Problema Del Dios Sufriente
La Muerte de Jesús y El Problema Del Dios Sufriente
La Muerte de Jesús y El Problema Del Dios Sufriente
Helmut Hoping
Profesor Facultad de Teología
Universidad de Freiburg - Alemania
Pues ¿cómo pudo Dios hacerse hombre sin sufrir ni morir? ¿Cómo va a poder sufrir
(apthēs kai analoíton)2. Eso mismo es lo que enseña Platón de lo divino, de la idea del
distinto5.
El Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, que se revela a Moisés en la zarza ardiente como
(beweglich). Se deja afectar por la acción del hombre, se arrepiente de haber creado al
ser humano (cf. Gn 6,6), se enoja cuando el pueblo que ha elegido rompe la alianza
(cf. Sal 85,2-8). El Dios de Israel intenta ganarse a su pueblo (cf. Os 4,1-3), sufre con él
1 Cf. K. LEHMANN, «Unterscheidung und Integration des Christlichen bei Romano Guardini», en
Guardini weiterdenken II (Schriftenreihe des Forum Guardini, vol. 8), ed. de H. Maier et. al. en nombre
de la Fundación Guardini, Berlin 1999, pp. 19-32.
2 Cf. ARISTÓTELES, Metafísica XII,7; 1073a 11.
5 Cf. J. GALOT, Dieu souffre-t-il?, Paris 1976; H. RIEDLINGER, Vom Schmerz Gottes, Freiburg/Basel/Wien
1983; T. E. FRETHEIM, The Suffering of God. An Old Testament Perspective, Philadelphia 1984; P. KUHN,
Gottes Trauer und Klage in der rabbinischen Überlieferung (Talmud und Midrasch), Leiden 1978; J.-D.
DÖHLING, Der bewegliche Gott. Eine Untersuchung des Motivs der Reue Gottes in der Hebräischen Bibel,
Freiburg/ Basel/Wien 2009; J. WEHRLE, Der leidende Mensch und der mitleidende Gott. Ein Beitrag zur
Anthropologie und Theologie des Alten Testaments, Münster 2012.
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(cf. Dt 32,36), siente celos de él (cf. Éx 34,14; Zac 1,14), atempera su propia ira y la
supera por medio del amor misericordioso (cf. Os 11,8s). Pero el Dios de Israel, que
es adorado como uno y único, no es un Dios débil. Tiene poder sobre la historia y
amor a los seres humanos (cf. 1 Jn 4,8). La religión cristiana es la religión del amor y
de Dios que le fue revelado a Moisés: «Dios es amor: quien conserva el amor
permanece con Dios y Dios con él» (1 Jn 4,16). El papa Benedicto XVI coloca este
«Nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tuvo» (1 Jn 4,16).
cristianos7. Pero «Dios ha demostrado el amor que nos tiene enviando al mundo a su
Hijo único para que vivamos gracias a él» (1 Jn 4,9). Jesús es el amor encarnado de
Dios. «Hemos conocido lo que es el amor en aquel que dio la vida por nosotros» (1 Jn
3,16). En el corazón del Crucificado reconocemos que Dios nos tiene cariño, que nos
«A través de la herida visible vemos la herida del amor invisible» (per vulnus visibile
Enlazando con esta frase el cardenal Walter Kasper habla del corazón de Jesús
libro, “La misericordia: clave del Evangelio y de la vida cristiana” (2012)10. A partir de su
para Juan Pablo II en un tema central de su pontificado. El papa polaco, que vivió
10 Cf. W. KASPER, Barmherzigkeit, Freiburg/Basel/Wien 2012 [trad. esp.: La misericordia, Sal Terrae,
Santander 2012].
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divina como el más elevado atributo de Dios, su suma perfección. Haciendo suya
«En el sagrado Corazón de Jesús reconocemos que Dios mismo tiene el corazón (cor)
predispuesto hacia nosotros los pobres (miseri) – en sentido amplio –, o sea, que Dios
Joseph Ratzinger en su Schauen auf den Durchbohrten. Versuch einer spirituellen Chri-
sufrimiento15. Pero ¿qué significa creer en un Dios misericordioso? ¿No implica esto la
pasibilidad divina?16
primeros siglos. Los docetas negaban que Jesucristo, quien a su juicio había asumido
de Cristo fue la razón que llevó a Arrio a negar su divinidad. Después de que el
con Dios Padre, esta posición dejó de ser ortodoxa. Los antioquenos atribuyeron el
16 Cf. R. FABER, Der Selbsteinsatz Gottes. Grundlegung einer Theologie des Leidens und der Veränderlichkeit
Gottes, Würzburg 1992; Th. G. WEINANDY, Does God Suffer?, Notre Dame 2000; P. KOSLOWSKI y F.
HERMANNI (eds.), Der leidende Gott. Eine philosophische und theologische Kritik, München 2001.
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sufrimiento de Jesús. Se fue incluso un paso más allá y se afirmó que, con el Hijo de
diferencia de lo que sin cesar se afirma, los padres de la Iglesia en modo alguno
falseando con ello el testimonio bíblico sobre el Dios vivo. Más bien mantuvieron la
Antioquía habla de que Dios, que es impasible, se hizo pasible por nosotros: «El
Impasible que por nosotros se hizo pasible»19. Según Atanasio, el Logos encarnado se
que el Hijo cargó con nuestro sufrimiento, tampoco el Padre es impasible (ipse Pater
del concilio de Calcedonia (451)24. Probablemente ya antes del concilio de Éfeso (431)
theos, hagios ischyros, hagioa athanatos, eleison hymas.25. «Santo Dios, santo Fuerte, santo
Inmortal, ten misericordia de nosotros» Se trata del llamado trisagio, tal como sigue
Mientras que por regla general se consideraba que el trisagio iba dirigido a la
Trinidad, los cristianos sirios tenían a Jesucristo por destinatario del himno. El hecho
24 Cf. W. KASPER, Jesus der Christus (Walter Kasper Gesammelte Schriften 3), Freiburg/ Basel/Wien
2007, pp. 351s (ed. orig. 1974: pp. 281s) [trad. esp.: Jesús el Cristo (Obra Completa de Walter Kasper,
vol. 3), Sal Terrae, Santander 2013; la paginación coincide con la de la ed. alemana de 2007].
25 E. SCHWARTZ (ed.), Acta Conciliorum Oecumenicorum I 1,7,72.
26 Cf. TEÓFANES EL CONFESOR, Chronographia (Corpus Scriptorum Historiae Bizantinae 41), Bonn 1839,
A.M. 5930.
27 Cf. Expositio brevis antiquae liturgiae gallicanae I, De aius.
(hena tēs hagías Triádos peonthénai sarkí). Bajo la dirección de Juan Majencio, estos
forma que había alcanzado en el neocalcedonismo30: «Si alguno niega […] que es uno
solo y el mismo Señor nuestro Jesucristo, el Verbo de Dios que se encarnó y se hizo
hombre, y que de uno mismo son tanto los milagros como los sufrimientos a que
confiesa que nuestro Señor Jesucristo, que fue crucificado en la carne, es Dios
verdadero y Señor de la gloria y uno de la santa Trinidad, ese tal sea anatema».32
El intento de Juan Majencio, que viajó a Roma con una delegación del
verdaderamente y confesar por todos los modos que nuestro Señor Jesucristo, Dios e
Hijo de Dios, solo sufrió la pasión de la cruz según la carne, pero según la divinidad
permaneció impasible [...]. Mas aquellos que dicen que Jesucristo redentor nuestro e
Hijo de Dios sufrió la pasión de la cruz según la divinidad, por ser ello impío y
execrable para las mentes católicas, sean anatema»33. El sínodo romano de 862
luego en 1054. El papa depuso a Focio, a quien el emperador Miguel III había
30 DH 426.
31 DH 423.
32 DH 432.
33 Cf. DH 635-636.
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su ordenación.
indiferenciado supuesto de que Dios, a diferencia del ser humano, es impasible. Los
titubeantes rudimentos de los padres de la Iglesia para una teología del Dios (con)-
sustancia no era concebible ya una relación real (relatio realis) de Dios con el mundo34.
pasión36. Sólo Martín Lutero llevó a cabo un cambio de paradigma en la cuestión del
Auschwitz que propone Hans Jonas.37 Después de las experiencias de las guerras y
los genocidios del siglo XX, en la teología maduró la convicción de que la noción de
un Dios impasible constituye una de las doctrinas más problemáticas del teísmo
solo el Dios sufriente puede ayudarle»38. Esta frase de Dietrich Bonhoeffer, citada con
sobre todo la Teología del dolor de Dios (1972), de Kazoh Kitamori39, y El Dios
cuestión del Dios sufriente. Por parte de la teología católica, Hans Urs von Balthasar,
caracterización de Dios como sufriente y crucificado 42. Para sustentar esta valoración
«Si quisiera pasar al contraataque, diría, sin embargo, que existe una tendencia
moderna …, que elabora una teología de la muerte de Dios que a mí, en el fondo, me
38 Cf. A. N. WHITEHEAD, Prozeß und Realität, Frankfurt am Main 1987 [trad. esp. del orig. inglés: Proceso
y realidad, Losada, Buenos Aires 1956]; Ch. HARTSHORNE, The Divine Relativity, Lasalle 19642; J. B. COBB
y D. R. GRIFFIN, Prozeßtheologie, Göttingen 1979; R. FABER, Prozeßtheologie. Zur ihrer Würdigung und
kritischen Erneuerung, Mainz 2000; ÍD., Gott als Poet der Welt. Anliegen und Perspektiven der
Prozesstheologie, Darmstadt 2003.
39 Cf. K. KITAMORI, Theologie des Schmerzes Gottes, Göttingen 1972 (ed. orig.: Theology of the Pain of God,
Richmond 1965) [trad. esp. del orig. inglés: Teología del dolor de Dios, Sígueme, Salamanca 1975].
40 Cf. J. MOLTMANN, Der gekreuzigte Gott. Das Kreuz Christi als Grund und Kritik christlicher Theologie,
München 1972 [trad. esp.: El Dios crucificado: la cruz de Cristo como base y crítica de la teología cristiana,
Sígueme, Salamanca 20103]. Para el problema del Dios sufriente en la teología protestante, cf. W.
MCWILLIAMS, The Passion of God. Divine Suffering in Contemporary Protestant Theology, Macon 1985.
41 Cf. H.-U. VON BALTHASAR, Theodramatik I-IV, Einsiedeln 1973-1983 [trad. esp.: Teodramática I-V,
ensucie igual que yo [...]. ¿Hasta qué punto me sirve entonces eso de consuelo en el
medida cabe presentar a Rahner como testigo contra una teología del Dios
sufriente45.
teología trinitaria de la cruz. A los intentos de pensar la cruz desde una óptica
trinitaria como el que lleva a cabo, por ejemplo, von Balthasar, Metz les reprocha
según Walter Kasper, si se parte de la Biblia, resulta imposible eludir la pregunta por
está que Dios comparte las experiencias que forman parte de la “condición humana”,
43 P. IMHOF y H. BIALLOWONS (eds.), Karl Rahner im Gespräch, vol. I: 1964-1977, München 1982, pp.
245s.
44 Cf. ibid., p. 246.
45 Cf. G. SCHWIWY, Abschied vom allmächtigen Gott, München 1995, p. 134; J. WÜST-LÜCKL, Theologie des
Gebetes. Forschungsbericht und systematisch-theologischer Ausblick, Freiburg (Suiza) 2007, pp. 230-233.
46 Cf. J. B. METZ, «Unterwegs zu einer nachidealistischen Theologie», en W. Bauer (ed.), Entwürfe der
Theologie, Graz/Wien/Köln 1985, pp. 202-233; ÍD., «Theologie als Theodizee?», en W. Oelmüller (ed.),
Theodizee – Gott vor Gericht?, München 1990, pp. 103-118; ÍD., «Plädoyer für mehr Theodizee-
Empflindlichkeit in der Theologie», en W. Oelmüller (ed.), Wovon man nicht schweigen kann. Neuere
Diskussionen zur Theodizeefrage, München 1992, pp. 125-137; ÍD., «Theodizee-empfindliche Gottesrede»,
en Íd., Landschaft aus Schreien. Zur Dramatik der Theodizeefrage, Mainz 1995, pp. 87-93 [trad. esp.: El
clamor de la tierra: el dramatismo del problema de la teodicea, Verbo Divino, Estella 1996]. Para la
cristología del Sábado Santo de Metz y su crítica a los proyectos de una teología de la cruz trinitaria,
cf. J.-H. TÜCK, Christologie und Theodizee bei Johann Baptist Metz. Ambivalenz der Neuzeit im Licht der
Gottesfrage, Paderborn/München/Wien/Zürich 20012, pp. 168-213.
47 Cf. W. KASPER, Der Gott Jesu Christi (Walter Kasper Gesammelte Schriften vol. 4), Freiburg i.B. 2008,
p. 305 [trad. esp.: El Dios de Jesucristo (Obra Completa de Walter Kasper, vol. 4), Sal Terrae, Santander
2013; la paginación coincide con la de la ed. alemana].
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sufrimiento para que este afecte a Dios en lo más íntimo de él, en su corazón y, a
pesar de ello, Dios siga siendo Dios?48 Richard E. Creel aborda la pregunta por la
obra Divine Impassibility (1986) es una respuesta crítica a la filosofía del proceso. La
tesis de Creel reza: un Dios que conoce nuestro sufrimiento –no solo el hecho de que
sufrimos, sino también qué y cómo sufrimos– debe ser pasible, aunque, por esencia,
sea inmutable.
para ser más exactos, desde la cruz de Cristo, contemplando a aquel al «que
conocía el destino padecido por Juan y era consciente del peligro que le aguardaba
misión que le había sido encomendada y entregó su vida en rescate por muchos (cf.
antes bien, afecta al interior de Dios, es una escena entre el Padre divino y su Hijo
encarnado. La cruz de Jesús muestra que el sufrimiento «está cerca del corazón de
Dios»50, que Dios mismo se ve afectado por la pasión y muerte de su Hijo y comparte
48 Cf. ibid.
49 Cf. R. E. CREEL, Divine Impassibility. An Essay in Philosophical Theology, Cambridge 1986.
50 H. U. VON BALTHASAR, Gott und das Leid, Freiburg i.B. 1984, p. 15 [trad. esp.: «Dios y el sufrimiento»:
amor del Padre, como se pone de manifiesto a la luz de la resurrección 51. La pasión
Especial relevancia para la teología y la piedad católicas tuvo a partir del siglo
de Jesús, Haurietis aquas (1956), subraya el Papa Pío XII, que en Jesucristo los
sufrimientos de la persona divina del Hijo de Dios encarnado 53. Y el Papa Juan Pablo
II, en su encíclica sobre el Espíritu Santo, Dominum et vivificantem, habla del «dolor
de Dios», que «en Cristo crucificado recibe su plena expresión humana». Y luego
prosigue: «En Cristo sufre Dios, rechazado por la propia criatura» 54. Con el hoy
controvertido como la afirmación de que «Cristo murió (en la cruz) por nuestros
pecados» (1 Cor 15,3). En su Hijo, Dios no se limita a ser solidario con el sufrimiento
51 Cf. W. KASPER, Der Gott Jesu Christi, op. cit., pp. 309-312.
52 H. U. VON BALTHASAR, Gott und das Leid, op cit., p. 7.
53 Cf. PÍO XII, Encíclica Haurietis aquas (15 de mayo de 1956), en AAS 48 (1956), pp. 309-352, espec. 322-
329.
54 JUAN PABLO II, Encíclica Dominum et vivificantem sobre el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y del
mundo, n. 41.
55 Cf. H. HOPING, «Wie heute vom Tod Jesu sprechen? Der Opfertod Jesu als Mitte des christlichen
Glaubens», en G. Häfner y H. Schmid (eds.), Wie heute vom Tod Jesu sprechen? Neutestamentliche,
systematisch-theologische und liturgiewissenschaftliche Perspektiven (Festschrift für L. Oberlinner),
Freiburg i.B. 2002, pp. 81-101; V. HAMPEL y R. WETH (eds.), Für uns gestorben. Sühne – Opfer –
Stellvertretung, Neukirchen-Vluyn 2010.
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de la expiación y el sacrificio: uno ha muerto por todos, ha dado su vida, a fin de que
sacrifico está sentada en el banquillo de los acusados: Jesús no murió para redimir a
los seres humanos, sino para enseñarnos cómo vivir56. También en la teología existen
por nuestros pecados, sino a causa de la culpa en transformar sin más el mensaje
bíblico de que Cristo murió pro nobis, por nuestros pecados, en la afirmación de que,
en el Gólgota, Dios llevó a cabo una expiación pro semetipso, por su propia culpa,
Pero retornemos a la pregunta por el Dios sufriente: con razón elige Walter
cristología de la kénosis. Con ella Kasper pretende no sólo superar las limitaciones de
también, anclar el sufrimiento de Dios en el kenótico amor divino. Dios debe ser
Rahner defiende Kasper el hablar de tres sujetos o centros de acción divinos, pero,
junto con Tomás de Aquino y Bernard J. F. Lonergan, insiste al mismo tiempo en que
la conciencia divina tiene que ser única. Pues la diferencia entre las tres personas
56 Cf. F. NIETZSCHE, Der Antichrist. Fluch des Christentums, en Íd., Werke in drei Bänden, ed. de K.
Schlechta, vol. 2, Darmstadt 1977, p. 1197 (A 35) [trad. esp.: El anticristo: maldición sobre el cristianismo,
Alianza, Madrid 20113].
57 Cf. K.-P. JÖRNS, Notwendige Abschiede. Auf dem Weg zu einem glaubwürdigen Christentum, Gütersloh
20052, pp. 286-341; H. HALBFAS, Glaubensverlust. Warum ich das Christentum neu erfinden muss,
Ostfildern 20113, pp. 47-56.
58 Cf. H. BLUMENBERG, Matthäuspassion, Frankfurt/Main 1988.
59 Cf. también W. KASPER, «Prólogo a la nueva edición», en Íd., Jesus der Christus, op. cit., pp. 9-29,
espec. p. 20.
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divinas radica exclusivamente en la relacionalidad del amor entre ellas60. «Lo último y
lleva en el caso de Kasper a suponer la existencia de tres sujetos en Dios, cada uno de
ellos con su propia conciencia y libertad62. Distintas son las cosas en el caso de que se
la experiencia que los seres humanos vivieron con Jesús de Nazaret, con su vida,
pero también la ira. El Dios de Israel y del judaísmo rabínico es un Dios que se deja
designa aquí un amor kenótico, un abajamiento de Dios a los seres humanos, sino la
60 Cf. W. KASPER, Der Gott Jesu Christi, op. cit., pp. 441-445.
61 W. KASPER, ibid., p. 445.
62 Cf. H. HOPING, «Deus Trinitas. Zur Hermeneutik trinitarischer Gottesrede», en M. Striet (ed.),
Íd. (ed.), Monotheismus Israels und christlicher Trinitätsglaube, pp. 155-198; ÍD., «Monotheismus und
Schöpfungsdifferenz. Eine trinitätstheologische Erkundung», en P. Walter (ed.), Das Gewaltpotential
des Monotheismus und der dreieine Gott, Freiburg/Basel/Wien 2005, pp. 132-153. Al respecto, véase H.
HOPING, «Die Selbstvermittlung der vollkommenen Freiheit Gottes. Kritische Anmerkungen zu
Magnus Striets trinitätstheologischem Vorstoß», en ibid., pp. 166-177.
64 Cf. W. KASPER, «Prólogo a la nueva edición», en Der Gott Jesu Christi, op. cit., p. 28.
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su Hijo, que fue crucificado por nosotros y resucitó «al tercer día». Si se toma en
concebir un Dios en devenir, que llegue a ser “sí-mismo” sólo a través de la creación
y la historia. Con esto, se trata de concebir al Dios que se deja afectar interiormente
por su creación y por la historia humana, y que determina a estas además, a alcanzar
presencia de Dios. La eternidad del Dios creador y con poder sobre la historia no
puede ser concebida como negación del tiempo. El concepto clásico de la eternidad
de Dios, según el cual esta es entendida como un estado atemporal y todo lo que
cambia está, por eso, inmutablemente presente ante Dios66, tendría como
eternidad divina sólo puede ser pensada como presencia de Dios a todos los
semejante presencia de Dios posibilita que este se vea afectado interiormente por la
suerte de sus criaturas, en especial por la del ser humano: es decir, por la vitalidad
de la vida, pero también por la muerte; por la alegría de los seres humanos, pero
65 Cf. E. JÜNGEL, Gottes Sein ist im Werden, Verantwortliche Rede vom Sein Gottes bei Karl Barth. Eine
Paraphrase, Tübingen 19864 (orig. 1965).
66 Cf. BOECIO, Trost der Philosophie, ed. bilingüe latín-alemán, Darmstadt 1981 3, libro V, pp. 263-275