Métodos de Conservación - 16-04-21
Métodos de Conservación - 16-04-21
Métodos de Conservación - 16-04-21
Para lograr que una bebida alcohólica conserve sus propiedades y no se vea alterada ni su
composición ni su sabor,
es necesario conocer cuáles de ellas deben refrigerarse, guardarse en un congelador e, incluso,
cuáles es mejor conservarlas en lugares oscuros y frescos.
A continuación, te presentamos los mejores métodos de conservación.
EL VINO
es la bebida que se obtiene de la fermentación alcohólica total o parcial, del zumo de uvas
maduras.
El vino está formado por diferentes componentes, de los cuales el principal es el agua, que esta
presente entre un 82% y un 88%.
El segundo componente más importante es el alcohol, que surge gracias a la fermentación, y le
da cuerpo y aroma al vino.
La graduación del vino suele variar entre el 7% y el 17%, dependiendo del tipo de vino.
El resto de componentes aparecen en menor cantidad, como azucares, influyen en el sabor del
vino; taninos, que le dan color y textura al vino; sustancias volátiles, que constituyen parte
del aroma; ácidos,
Hay varias formas de clasificar los vinos, pero son dos las más conocidas, por el color del vino
y por su edad.
Dependiendo de la uva utilizada, podemos encontrar vinos tintos, blancos o rosados, pero si nos
fijamos en la edad tenemos vinos jóvenes, o vinos con crianza, dependiendo de la crianza que
haya tenido el vino en madera.
Clasificación por color:
• Vino tinto:
Un vino tinto, tiene una gama de colores entre rojo rubí y el morado. Se elabora con uvas
tintas, fermentando el mosto de la uva junto con la piel, ya que es ésta la que proporciona
el color.
• Vino blanco:
Este tipo de vino tiene una gama de colores que va desde el amarillo pálido hasta caoba.
En su mayoría se elabora con uvas blancas, pero puede darse el caso de elaboraciones
de uvas tintas, en las que el mosto no haya estado en contacto con la piel de la uva (en
Francia blanc de noir).
• Vino rosado:
El vino rosado tiene una gama de colores desde el rosa salmón, hasta tonos más
anaranjados.
Es muy habitual encontrar elaboraciones con uvas tintas, en las que el mosto está en
contacto con la piel, pero durante menos tiempo que en el caso de los vinos tintos.
También pueden encontrarse casos en los que se mezcla uva tinta y blanca.
Clasificación por edad:
• Vino joven:
Un vino joven no tiene apenas crianza en madera, menos de 6 meses. Podemos encontrar
vinos jóvenes tanto entre los tintos como entre los blancos o los rosados.
o Vino Crianza:
Normalmente debe tener una crianza de al menos 6 meses en madera, y hasta un
máximo de dos años en botella
o Vino Reserva: Son vinos con un mínimo de un año de crianza en madera y un
máximo de 3 años en botella.
o Vino Gran Reserva:
Deben tener un mínimo de dos años de crianza en madera y un máximo de 5 años
en botella.
dos clasificaciones anteriores no son excluyentes, pudiendo encontrar tintos jóvenes,
blancos con crianza, rosados jóvenes, etc.
una calidad mínima determinada, y cumpla con unas características determinadas, para
poder ser reconocido como vino con Denominación de Origen.
Los reglamentos de las mismas, contemplan, entre otras cosas, el tipo de uva que puede contener
un vino y en que porcentaje, la graduación alcohólica que pueden tener, la crianza mínima que
debe tener un vino para ser considerados jóvenes, crianzas, reservas o grandes reservas;
procedencia de las uvas, etc.
En la mayoría de las plantaciones dedicadas a la producción del vino
El pH es una medida de la acidez del vino, cuanto más bajo el pH (valores siempre
inferiores a 7) más ácido es el vino.
Por ejemplo,
en los pH de los vinos tintos entre 3,5 y 4.1, tan solo el 20 a 30 % de los antocianos
contribuyen al color, el resto se encuentra bajo formas no coloreadas.
Los vinos viejos son menos sensibles a las modificaciones de color por el pH.
Por otra parte, el nivel de oxidación del vino provoca reacciones en los Antocianos, de
forma que en condiciones de reducción (ausencia de oxígeno), se produce una
disminución del color del vino tinto llegando algunos Antocianos a volverse incoloros.
Este fenómeno se manifiesta de manera rápida en los vinos recién fermentados, donde su
color se ve atenuado, pero especialmente va apareciendo con una mayor intensidad,
aunque más lentamente, en la fase de crianza oxidativa (crianza en botella).
Lo que ocurre es que el oxígeno también puede aumentar y estabilizar a los Antocianos si
cuenta contando con la presencia de otras sustancias a las que se asocia (polimerización),
manteniendo por tanto su color inalterable.
Por ejemplo, ciertos tipos de Antocianos pueden formar con metales como el hierro, cobre,
aluminio, magnesio, etc., complejos de color azul a verdoso. Una reacción que también es
característica de otros polifenoles, como son los taninos (La llamada "quiebra azul o negra"
de los vinos tintos es la polimerización de taninos con hierro).
La presencia de sulfitos (anhídrido sulfuroso) en los vinos tintos, también produce una
fuerte decoloración de los antocianos, mediante una reacción totalmente reversible, que
puede suponer una pérdida temporal de la intensidad de color. Este fenómeno se observa
con frecuencia durante el embotellado de los vinos, donde se realiza una fuerte adición de
anhídrido sulfuroso para garantizar su estabilidad en la botella, produciendo entonces una
fuerte disminución de color y con un matiz poco vivo, más apagado, debido a la
decoloración de los Antocianos de color rojo vivo.
Sin bien, con el transcurso del tiempo en botella el vino puede recuperar el color rojo y su
viveza, cuando se produce cierta descomposición del sulfuroso por reducción, volviendo
de nuevo la intensidad y el tono de color original.
Por otro lado, durante la crianza de los vinos tintos en barrica se produce la siguiente
disyuntiva: por una parte, la presencia de anhídrido sulfuroso libre es conveniente para
garantizar la estabilidad microbiana del vino y también para evitar excesivas oxidaciones,
y por otra parte, el anhídrido sulfuroso, como hemos visto, "secuestra" los Antocianos, que
participan en el color. Por este motivo, los enólogos recomiendan mantener el nivel mínimo
posible de anhídrido sulfuroso libre, incluso acudiendo a la aplicación de otras medidas
complementarias antimicrobianas, como pueden ser la estricta limpieza de los materiales
o las bajas temperaturas, con objeto de mantener el vino durante la crianza, con la mayor
cantidad posible de Antocianos.
Los antocianos también pueden combinarse con otros compuestos fenólicos, tanto en el
mosto (antes de fermentar) como en el vino, alterando el color de éste en un fenómeno
conocido como de coopigmentación, donde se produce un aumento de la cantidad de color,
conocido como "efecto hipercromo", así como también un cambio de tonalidad hacia el
color púrpura y azul, llamado "efecto batocromo". Estos polifenoles que intervienen se
llaman coladores, pudiendo ser las siguientes: ácido cafeíco, ácido caftárico, catequina,
epicatequina, flavonas, miricetina, quercetina, kaempferol, y otros compuestos como
vitexina, isovitexina, elagitaninos, etc.
Una característica empírica de estos coopigmentos es que son visibles en las propias uvas,
ya que son los responsables de la coloración característica de los granos de uva tintas,
presentando un tono intenso y azulado que no se corresponde con el del vino elaborado,
y ello es debido a que parte de los antocianos están coopigmentados en el hollejo,
rompiéndose esta estructura cuando la uva se airea en el estrujado. En los vinos jóvenes,
donde existe un ambiente más bien reductor, por ausencia de largas crianzas oxidativas
(en barrica) los coopigmentos se forman de nuevo y pueden ser responsables de un 40
por 100 de su intensidad de color, así como de su tonalidad violácea.
Los fenómenos de coopigmentación se favorecen a bajas temperaturas y también con
graduaciones alcohólicas reducidas.
Por último, los antocianos también pueden combinarse con las levaduras, durante la
fermentación del vino o antes de ella, apareciendo unos compuestos muy estables e
incoloros, que posteriormente con la oxidación se colorean de tonos anaranjados. Esta
coloración naranja también puede darse tras la fermentación con el alcohol (etanol) o cierta
degradación del azúcar (ácido pirúvico).