Formas Dificiles Del Ingenio Literario

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invocación íntima y «agónica» que se nutre tanto en la


capacidad ineludible de soportar la duda como en la creencia
del Dios-amor y su enviado Cristo.
Ideas, dudas y creencias que asimismo se extienden
Formas difíciles de
a la imagen de la muerte en sus opciones de aniquila-
ción total o resurrección. Una mayor sensibilidad hacia
las razones (o afectividades) de la cordialidad y el amor
ingenio literario
le inspiran optar por la segunda, puesto que ninguna
de las dos constituyen evidencia, no sin entender, y re-
chazar una vez más, que la antropología de quienes con-
ciben la muerte como aniquilación total —la incorpora-
ción disgregada al universal proceso cósmico, que para
algunos desamparados de fe resulta la única salida, digo-
es crasamente reduccionista.
Concluye tan extraordinaria aventura del pensamien-
to, cuyo ejercicio dedicado a la «creencia» probablemen-
te sea el más intenso, original y contradictorio (por su
r
V/on la crisis de la literariedad no sólo se ha rechaza-
propia e ignota naturaleza) de cuantos pueda construir do el fructífero mito de la obra en sí —según la ajustada
la vocación de la verificable idea científica y el respeto expresión de Gustave Flaubert— sino que la poética se
a la magnitud de la Creación, que a unos inclina a la ha proyectado hacia otros campos vecinos como la pin-
agradecida alabanza y otros prefieren encogerse de hombros tura y la música. Surgen así investigaciones determina-
v poner un límite a su interrogación, con unas palabras das por la necesidad de extender los análisis más allá
de Alberto Magno, el santo medieval: «Numquid dura- del material verbal inmanente, considerado por los for-
ba?», «¿Es que voy a perdurar?». Expresa, ambigua e malistas como el objeto específico de la lengua literaria.
inteligentemente, si se va a perdurar en la memoria se- Esta vocación pluridisciplinar inspira la obra de Rafael
cular de los hombres o en otros espacios y tiempos. En de Cózar, Poesía e imagen\
Laín, como él mismo dice, las creencias tienen dudas, Parece evidente que la ruptura de las barreras entre
pero las soportan. las diversas manifestaciones culturales sirve como moti-
Y sobre todo yo quiero que el posible lector entienda vo estético a un sector importante del arte contemporá-
que es don Pedro Laín una auténtica vieja gloria viva neo y que la preeminencia del mundo de la imagen y
y en acto de entera lucidez, afirmación que, no por ob- de la percepción visual es uno de los rasgos caracteriza-
via, está de más en un mundo podrido por los reclamos dores del siglo XX. Aparecen también en nuestro tiem-
publicitarios y las diversas desinformaciones culturales po determinadas formalizaciones estéticas que se defi-
de masas. nen por la integración de los diversos códigos en una
zona de los lenguajes artísticos tradicionales: el cine, por
lo que tiene de totalizador, es el mejor ejemplo de ello.
Eduardo Tijeras Por otra parte, la correlación entre las diversas creacio-
nes artísticas se manifiesta en un proceso de formaliza-
ción de sus lenguajes.
Atendiendo a estos presupuestos, el trabajo de Rafael
de Cózar presenta una integración de las distintas artes,
no ya en la teoría estética —aspecto muy transitado en

' Sevilla, Ediciones El Cano de la Nieve, ¡99Í.


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la historia literaria— sino en los ejemplos que confir- los que, tras la segunda guerra mundial, continúan con
man esa función integradora. Para ello, el autor analiza esa preocupación por la visualización de la poesía, al
una variedad prodigiosa de géneros, un universo com- indagar en sus raíces, descubrió una extensa tradición
plejo constituido por aquellos elementos que Curtius de- repleta de ejemplos, que constituyen los precedentes his-
nominó «manierismos formales», y que son conocidos tóricos del formalismo vanguardista contemporáneo. Tales
también como «esfuerzos de ingenio», «artificios difíci- ejemplos forman el grueso del libro, que aparece estruc-
les» o «extravagancias literarias». Todos ellos pertene- turado en tres apartados: en el primero se concentran
cen a una especie de poética heterodoxa casi siempre algunos aspectos teóricos que sirven para fijar, a modo
olvidada o rechazada, tanto por los creadores como por de introducción, una base para la interpretación o expli-
los críticos. cación del contenido desarrollado en el apartado segun-
La actitud peyorativa, con la que han sido contempla- do. En éste analiza el proceso histórico de las formas
dos tales artificios a lo largo de la historia literaria — de artificio o esfuerzos de ingenio. El tercero, por últi-
relegándolos con frecuencia al papel de meros entreteni- mo, es un breve recorrido por la experimentación poéti-
mientos formales, fórmulas intrascendentes, ejercicios re- ca de la vanguardia española, Cada una de estas partes
tóricos, etc.— contrasta con otros puntos de vista que presenta un desarrollo muy bien trabado y organizado.
los vinculan con los valores mágicos de la escritura, sentidos La primera se inicia con algunas precisiones sobre las
esotéricos y con manifestaciones como la alquimia, la relaciones entre la escritura y el arte, el aspecto lúdico
cabala y la numerología. de éste y el tema de! manierismo como posible concepto
El autor admite que con este libro se instala en un de orden general definitorio de muchos artificios. Para
difícil contexto multidisciplinar para el que los criterios entender este concepto, Rafael de Cózar cree necesario
tradicionales resultan superados. Hay, sin embargo, un partir del presupuesto arte-imitación que desde Platón
hecho incuestionable y es Ja existencia de toda una tra- y Aristóteles se extiende en la historia del pensamiento
dición que, desde el siglo IV a.C. hasta el presente, ha estético hasta el siglo XVIII. Este suele ser un punto
desarrollado una serie de fórmulas con puntos en co- de partida de especialistas en filosofía estética que ex-
mún y en un proceso continuo, y que esa tradición no plican, en cierto modo, el arte moderno, a partir de la
parece haber tenido casi nunca un papel predominante ruptura con el citado presupuesto.
sobre la poética reconocida como ortodoxa. Partiendo Las transgresiones al citado principio están justifica-
de esta premisa, el autor se adentra en el campo de es- das desde el arte antiguo, pues si bien la ficción se cali-
tas formas difíciles de ingenio literario, desde su centro ficaba negativamente frente a la verdad, la verosimili-
de interés por las vanguardias, que se manifiesta ya en tud es ya en los teóricos griegos un claro atenuante, un
trabajos anteriores como Algunas notas sobre la vanguardia fundamento incluso de la existencia del arte.
y el surrealismo. A modo de introducción al andaluz José Rafael de Cózar relaciona el manierismo con el princi-
Maña Hinojosa2, Una aproximación a la vanguardia: Vi-pio del «arte-imitación» (Platón, Aristóteles, Calvino, Du
sualismo \\papd de Andalucía \ Algunas referencias so- Bellay o Vasari, entre otros) del que procede: se trata
bre el movimiento «postisla» a través de sus manifies- del arte elaborado a partir de la «manera», de la forma,
tos4, De la vanguardia al expenmentalismo en España', frente a la sustancia, frente a la materia. En palabras
Heterodoxos españoles. La poesía experimental'', Poesía
experimental en España. Algunas notas introductorias',
- En Andalucía en la Generación del 27, Sevilla, Publicaciones
etc. Como conclusión y explicación de estos trabajos, a de la Universidad de Sevilla, 1978, págs. 73-111.
Rafael de Cózar le interesaba señalar las raíces y los !
En Letras del Sur, 34 (1978), págs. 65-69.
4
fundamentos históricos de las vanguardias formales y En Erebea, 2, (1980), págs. 93-103.
de la experimentación poética contemporánea. Y si el •' En Encuentro con la Poesía Experimental, Bilbao, Euskal Bi-
interés inicial del investigador se centraba en aquellos dea, 19SI, págs. 75-98.
é
En Dada-Surrealismo, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Uni-
movimientos que, desde los inicios del siglo XX, desa-
versidad, 1986, págs. 102-110.
rrollaron la proyección espacial de la palahra, así cerno 1
En Canerue, 6, Málaga ¡74S9), págs. ¿55-/72.
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de Claude Gilbert Dubois, es «el arte de amanerar la la poesía y las artes plásticas, en la medida en que to-
materia, ya sea que esté compuesta de palabras, colo- das ellas participan de la mimesis. Estas interrelaciones
res, formas arquitectónicas o duro mármol»8. aparecen estudiadas en algunos gramáticos y retóricos
Rafael de Cózar está a favor de la idea de Curtius, alejandrinos y de épocas posteriores como Zenodoto, Aris-
según la cual la tendencia manierista es una constante tarco, Dionisio de Halicarnaso y Crisóstomo de Prusa,
de actitudes anticlásicas a lo largo de la historia de los que en su Olímpica —al igual que Lessing en su Laocoonte—
estilos9. No niega, por otra parte, la postura de Haus- discute las diferencias y analogías entre la poesía y la
ser, que aplica el término manierismo a una etapa con escultura. Luciano desarrolla esta misma controversia
características definidasl0 ni las precisiones de Orozco en Somniun, obra de gran difusión en la teoría estética
en tomo a la dificultad de separar los recursos del ma- posterior.
nierismo y del barroco o barroquismo". Sin embargo, Rafael de Cózar demuestra que la actitud de algunos
lo que se deduce de su trabajo es que el manierismo de estos autores hacia la dificultad y la oscuridad, el
no es exclusivo de ningún período, aunque en alguno de juego y el diseño verbal, la poesía realizada a base de
ellos estos artificios se vean favorecidos, de la misma recurrencias gráficas, es algo más complejo que un pu-
forma que en otros momentos históricos se vinculan con ro esfuerzo retórico gratuito, y que es precisamente el
la heterodoxia. En los ejemplos estudiados, el artificio manierismo alejandrino, desprovisto de una concepción
técnico manierista tiene su representación en los versos peyorativa, el punto de arranque de la investigación. Los
polilingües, el lipograma, la repetición sistemática del primeros textos en los que aparecen estos recursos son
ritmo, la paranomasia, etc. las Antologías y una de las manifestaciones más desta-
A continuación se estudian las relaciones entre estos cadas, el caligrama. Del caligrama se han señalado los
artificios y la magia, el hermetismo, la cabala, la alqui- precedentes de los mándalas hindúes y la inscripción de
mia, ios talismanes literarios..., todo ello como introduc- «Dueños», del siglo IV a.C, encontrada en Roma cerca
ción de la parte más importante del libro: el desarrollo del Quirinal. Entre sus primeros cultivadores se ha se-
histórico de estas formas de ingenio desde las raíces griegas ñalado a Simias de Rodas, Licofrón, Sotades, Aratus, Teócrito
hasta los inicios de la vanguardia. Se inicia, así, este de Siracusa y Dosiadas de Creta.
segundo apartado, con un estudio del período alejandri- En la literatura latina —base evidente para el desa-
no (323-31 a.C), de la poesía griega en la época romana rrollo de las «formas difíciles» en las literaturas vernáculas—
(31 a.C-313 d.C) y de la literatura cristiana bizantina (313-527), Cózar distingue tres momentos: el primero, representa-
como momentos históricos en los que se fundamentan do por la tradición romana en torno al siglo III a.C,
estos procedimientos expresivos. en clara relación con el período alejandrino y la litera-
En la época alejandrina, como ha demostrado Arman- tura griega; un segundo momento, situado tras el perío-
do Zarateu, se asientan las bases de esa concepción de do clásico y coincidiendo con el inicio de la llamada «de-
la literatura que provoca la aparición de los primeros cadencia» y los primeros cristianos —etapa en la que
autores de caligramas, entre otras formas difíciles, cla- se encuentran los autores hispanorromanos calificados
ro síntoma no sólo de Ja importancia de la retórica y como formalistas y retóricos de la oscuridad—; y un tercer
la técnica en la búsqueda de la dificultad de la expre-
sión, sino también del esfuerzo por rivalizar con las otras
artes, especialmente con la pintura. Por otra parte, era * El manierismo, Barcelona, Península, 1980, págs. 15-23.
9
conocida ya la descripción literaria de objetos artísti- Curtius, E.R., Literatura Europea y Edad Media Latina, Madrid,
Fondo de Cultura Económica, 1976, 2 vols.
cos, como se pone de manifiesto en el escudo de Aquiles 10
Hauser, A.: Historia social de la literatura y el arte, Madrid,
en La ¡liada. Se pretendía reproducir con la palabra los Guadarrama, 1978, 3 vols.
11
efectos de las artes plásticas y reconstruir el objeto uti- Orozco, E.: «Estructura manierista y estructura barroca en la
lizando el lenguaje como elemento visual a partir de su poesía», en Historia v estructura de la obra literaria, Madrid, C.S.l.C,
1971, págs. 97-115. "
distorsión. Al igual que otros tratadistas antiguos, Aris- ¡1
Zarate, A.: "Los textos visuales de la época alejandrina", en Dis-
tóteles planteó en su Poética las relaciones existentes entre positio, Michigan Umversity Press (1978¡, vol. 3, n.° 9, págs. 353-366.
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momento, que culmina en el «renacimiento carolingio». importante autor de laberintos, Rábano Mauro. Autores
Como en el estudio de la literatura latina, el autor acu- de laberintos son también José Escoto y el monje Vigi-
de a las antologías en busca de los materiales más cer- lan, precursor de la poesía concreto-visual, como ha se-
canos a estas formas difíciles. Entre los autores latinos ñalado Romera Castillo14.
se detiene especialmente en Quinto -Ennio, Virgilio, Ho- Después de unas anotaciones sobre el manierismo en
racio y Ovidio. De Horacio interesan especialmente sus el mundo hispánico y de un estudio de la proyección
ideas teóricas en el tema de las relaciones entre pintura visual de la literatura hebrea, se revisan los acrósticos
y poesía, que se ha sintetizado en su principio «ut pictu- y sus variantes, los retrógrados, jeroglíficos, artificios
ra poesis»", idea tal vez interpretada en sentido enga- de fundamento visual, juegos de combinación y dispara-
ñoso hasta Lessing, pues si Horacio no era partidario tes, y las obras de los primeros preceptistas españoles,
de los géneros cerrados, ello no implica una confusión en el tránsito de la Edad Media al Renacimiento. Se men-
entre sistemas distintos, a pesar de sus evidentes inte- cionan, así, la Gramática Castellana, de Nebrija, el Arte
rrelaciones. de poesía castellana de Juan del Encina y el Prohemio
Cózar destaca la importancia del tarraconense Mar- e carta al condestable de Portugal, del Marqués de San-
cial, de Tertuliano y, ya en la temprana Edad Media, tillana. En todas ellas aparecen referencias interesantes
de Porfirio y Ausonio. a estos temas.
Porfirio realizó, además de varios caligramas en senti- Entre los teóricos renacentistas y barrocos se estudia
do estricto —un altar, una siringa, un órgano—, un buen a Sánchez de Lima, Díaz Rengifo, López Pinciano, Luis
número de laberintos que incluyen a su vez otras for- Alfonso de Carvallo, Juan de la Cueva, Francisco Cásca-
mas, retrógrados o anacíclicos, serpentinos y ecos. Y si les, Juan de Jáuregui, Gonzalo Correas, Juan Caramuel
el altar tiene clara conexión con los de Dosiadas o Vesti- y F, Paschasius.
nus, la «Siringa» de Porfirio debe relacionarse con la La influencia italiana impulsa el desarrollo de las pre-
de Teócrito. Cózar revisa las versiones que de este autor ceptivas en el siglo XVI, Una de las primeras es El arte
han realizado César Cantú, Ludovico Lalanne, Carbone- poético en romance castellano (1580) de Sánchez de Li-
ro y Sol, Bertrand Guegan, Armando Zarate y recurre ma. El preceptista, que sigue la doctrina métrica italia-
directamente a fuentes como la Patrología Latina de Migne.na sin apartarse de Horacio, valora como forma de má-
Junto a Porfirio, Ausonio es presentado como el autor ximo artificio la sextina. Las rimas internas —consideradas
más interesante del siglo IV, pues aunque no realiza ca- por Herrera vicios indignos— las denomina «marañas».
ligramas, es quien difunde el centón sistematizándolo y Mucho más interesante es el Arte Poética Española, con
dándonos ciertas reglas, aparte de otros muchos artifi- una silva forüssima de consonantes comunes (1592), de
cios, como versos con final monosilábico, enigmas nu- Juan Díaz Rengifo, que es la primera preceptiva españo-
merales, versos polilingües, textos inconexos, poemas le- la que presta atención a estos artificios.
treados, etc.
Entre los preceptistas y gramáticos, estudia a Teren-
ciano Mauro, Flavio S. Charisil, autor de Artis Gramma- 13
Con el titulo Ut poesis pictura han publicado un libro Anto-
ticae y sobre todo a Marciano Cápela, al que se debe nio García Berrio y María Teresa Hernández, en el que se lleva
una enciclopedia literaria titulada De Muptiis Philologiae a cabo una actualización poética de la teoría humanística de ¡as
et Mercurü, de fondo alegórico y de enorme influencia artes plásticas; se analiza la poética textual de un discurso plásti-
co; se estudian la semántica y la pragmática de la comunicación
en la Edad Media. visual, la retórica del realismo y las relaciones entre la gramática
Del renacimiento carolingio al siglo X aparecen como del texto artístico y ¡a poética del imaginario visual. (García Be-
rrio, A.-Hernández Fernández, T. Ut poesis pictura. Poética del ar-
autores destacados Alcuino de York, ideólogo y creador te visual, Madrid, Tecnos, 1988).
de la escuela más significativa del visualismo cristiano 14
Romera Castillo, ].: «Poesía figurativa medieval: Vigilan mon-
en este período; el español Teodulfo, obispo de Orleans je hispanolatino del s. X precursor de ¡a poesía concreto-visual»,
y principal poeta del renacimiento carolingio, defensor en Anuario 1980. Actas del III Simposio de la Sociedad Española
de Literatura Genera! y Comparada, Madrid, S.E.L.G.C, 1980, págs.
del concepto alegórico y esotérico de la poesía; y el más 138-155.
137 LmuraS
Al igual que Shepard|: y otros investigadores, Cózar Francisco de Masdeu, Narciso Campillo, Manuel de la
considera la Phüosophia antigua poética (1596) como una Revilla, Eduardo de la Barra, Manuel Milá y Fontanals,
de las mejores poéticas de esta etapa, y a su autor, Alonso Mario Méndez Bejarano y Eduardo Benot. Se presentan
López Pinciano, uno de los humanistas más destacados más tarde los principales autores en el estudio de las
en la teoría literaria española del Renacimiento, Entre formas difíciles para acercarse finalmente a los antece-
las formas difíciles, el Pinciano cita el enigma y los «grifos», dentes cercanos del formalismo vanguardista. Siguiendo
«cuya dificultad no nasce de los vocablos, los cuales son a Miguel D'Ors16, se fija en la atención que le presta-
claros, sino del labyrinto y enredo dellos», Se refiere ron al caligrama los tratadistas alemanes del siglo XVIII
igualmente a la empresa, al emblema y al «llamado Hie- como Friedrich Redtel, Christian Friedrich Hunold y Jo-
roglyfico tan usado de los egipcios». hannes Grüvel, entre otros. No ratifica, sin embargo, la
Luis Alfonso de Carvallo defiende en El Cisne de Apo- opinión D'Ors, según la cual el caligrama español más
lo (1602) la presencia de figuras y dibujos por razones antiguo sería el poema de José Rodríguez, titulado «El
didácticas y Juan de la Cueva en su Ejemplar Poético miriñaque» y publicado en 1857. Un ejemplo más anti-
(1606) considera la complicación y el ingenio como nove- guo sería el «Poema en forma de cucurucho» publicado
dades acordes con los nuevos tiempos. por Tomás Rodríguez Rubí en 1838. Rafael de Cózar re-
Francisco Cáscales, con sus Tablas poéticas (1617) produce varios ejemplos de laberintos, recogidos por Car-
—fusión de preceptos aristotélicos y horacianos— se si- bonero y Sol y otros autores, que constituyen para él
túa en la línea conceptista, mientras que el Discurso poético los precedentes más claros de las vanguardias del siglo
(1624) de Juan de Jáuregui, asume una posición interme- XX. El estudio de éstas constituye la tercera y última
dia en la polémica entre Lope y Góngora. parte del libro. Se intenta ofrecer aquí una visión gene-
En el Arte de la lengua española castellana (1626) de ral de cómo la voluntad integradora de las artes se ha
Gonzalo Correas, se incluyen, entre otras formas difíci- hecho realidad en nuestro siglo.
les, el enigma, la paranomasia, el «parómion», el barba- Entre los precedentes de estos movimientos, Rafael de
rismo y el hipérbaton. Cózar sitúa en Mallarmé la raíz simbolista de la van-
l7
Sin embargo, es en la Póesis Artificiosa (1674) de F. guardia. Como ha demostrado Raimond , desde Baude-
Paschasius donde se detallan las diversas formas artifi- laire, Rimbaud y Mallarmé existe una línea que condu-
ciosas estudiadas en este desarrollo histórico: aparecen ce, a través de la vanguardia, hasta Bretón en un proce-
así los poemas en eco, los enigmas, el emblema, el car- so de continuidad por encima de las rupturas de los is-
men corolario, el caballístico, el aritmético, el músico, mos. Rafael de Cózar considera el formalismo como la
el pangramáíico, el alfabético, el serpentino, el cúbico, vía hacia la integración de las artes, y sostiene que el
el acróstico, etc. futurismo, con Marinetti, y el cubismo, con Apollinaire,
A la vista de estas teorías y de los ejemplos que las constituyen los primeros reflejos de la experimentación
sustentan, Rafael de Cózar considera como manierismos formal del lenguaje. Después de valorar el papel de es-
formales más destacados en los siglos XVII y XVIII los tos movimientos y del dadaísmo, pasa a considerar las
siguientes: el caligrama, el enigma, los jeroglíficos, los vanguardias en España. Distingue para ello entre una
emblemas, acrósticos, laberintos, retrógrados, logogrifos, primera vanguardia, en la que incluye el novecentismo,
anagramas, cronogramas, concordantes y correlativos, ar- el ultraísmo, el creacionismo y el surrealismo de los del
tificios de repetición o eliminación, centones y polilingües. 27 y una segunda vanguardia que corresponde al visua-
Al final de este período hace una referencia a la utili- lismo y la poesía experimental.
zación de estos recursos por escritores hispanoamerica-
nos como Sor Juana Inés de la Cruz, Juan Pérez de Mo- 15
Shepard, S.: El Pinciano v las teorías literarias del Siglo de
ya y Baltasar de Vitoria. A continuación estudia las fuentes Oro, Madrid, Gredos, 1962.
16
de la vanguardia en los siglos XVIII y XIX, deteniéndo- El Caligrama, de Simmias a Apollinaire (Historia y antología
de una tradición clásica), Pamplona, Eunsa, 1977.
se en la consideración que merecieron los artificios en 17
Raimond, M.: De Baudelaire au surréalisme, París, José Corti,
las preceptivas de Ignacio de Luzán, Mayáns y Sisear, Í933.
138

Aunque como movimientos en teoría distintos, Rafael


de Cózar considera el letrismo y el concretismo como
dos eslabones en la continuidad de la vanguardia tras
Sologuren: nueva
la segunda guerra mundial, si bien más en la línea del
dadaísmo que del surrealismo. Otros movimientos y con-
ceptos, como espacialismo, poesía fonética, happening,
están ligados a éstos hasta el punto de que en la prácti-
estación
ca no es fácil distinguirlos. Tras la segunda guerra mundial
se produce la recuperación de las vanguardias como es-
píritu de ruptura con el pasado y propuesta de una nue-
va concepción del mundo. En este contexto sitúa al pos-
tismo y a «Dau al Set», sometidos ambos a una difusión
clandestina y tolerada que terminaría por agotarlos, La
magia, el mundo oculto, la influencia de Ernst, Klee, Miró,
un concepto de la plástica cercano al de escritura, el
pensamiento de Nietzsche, Freud, el existencialismo son
—para Rafael de Cózar— las coordenadas comunes a ambos J j a obra poética de Javier Sologuren ha puesto siem-
movimientos y a las vanguardias de esos momentos. En pre en evidencia la amenaza del silencio, pero la línea
los años sesenta, junto al auge de la poesía testimonial, continua que traza le ha tomado constantemente la de-
se observa una cierta renovación del vanguardismo la- lantera. Su reciente poemario, Vn trino en la ventana
tente, pero será en la década de los setenta cuando se vacía, significa otro paso en ese sentido y, sobre todo,
difunda la poesía experimental y visual. Como sucedía una estación más en la excelencia de su poesía.
con los movimientos vanguardistas, las revistas desem- El título —incógnita y principio— es, como en otros
peñan una función capital en la difusión de esta poesía. casos de la obra sologureniana, profundamente signifi-
Destacan así Poesía 70 en Granada, Parnaso 70 de Ma- cativo y sus elementos se hallan relacionados a núcleos
drid; hit de Soria; la colección «El toro de Barro» de de sentido reconocibles en toda su obra. El sutil poder
Cuenca, dirigida por Carlos de la Rica; la revista y ter- de lo sugerido tiene nuevamente en un libro de este poe-
tulia Artesa de Burgos; el grupo y revista Marejada de ta una función organizadora del conjunto y el impreciso
Cádiz; el grupo «Imago Poética» de Logroño; Kurpil de destino de una clave. El «trino» evoca el canto y, en se-
San Sebastián; Nordés de La Coruña; el «Grupo Base 6» gunda instancia, la palabra. La «ventana» delimita el es-
en Salamanca; Orgón de Madrid, etc. Se incluye final- pacio y, como ya lo hemos anotado para otros momen-
mente una nómina de autores y de artículos sobre poe- tos de su producción, se convierte en un elemento me-
sía concreta y experimental española, referencias biblio- diador entre el sujeto y el paisaje contemplado por éste;
gráficas y el conjunto de ilustraciones y figuras a los pero a un nivel connotativo mayor es equivalente del es-
que se alude a lo largo del libro. En él, como se ha ana- pacio enmarcado de una página. Con el adjetivo «vacía»
lizado en este comentario, se sintetiza el proceso histó- el poeta redondea una imagen de ausencia que de inme-
rico de los manierismos formales desde el siglo IV a.C. diato afecta a los términos anteriores en dos sentidos:
hasta las vanguardias de nuestro siglo y la formulación el canto, o la palabra, son emitidos para nadie y su exis-
de la poesía visual o experimental en la posguerra. tencia, por tanto, es inútil; o, sencillamente, el canto es
una aspiración que no llega a concretarse. El «trino»,
además, es un sonido que no queda inscrito y desafía
Francisco Gutiérrez C.
* Javier Sologuren. Un trino en la ventana vacía. Madrid, Ediciones
del Tapir, 1992; 47 págs.

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